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Tendencias actuales de las neurociencias cognitivas.

Esmeralda Matute

Para poder reproducir una pieza musicaI se requiere de Ia habiIidad de memorizar y ejecutar Iargas
secuencias de movimientos coordinados de ambas manos. La prác- tica continua de un instrumento no
sóIo genera cambios en Ia ejecución conductuaI, sino cambios en Ia representación deI movimiento en
Ia corteza motora primaria y cambios a niveI microestructuraI. En eI cerebeIo, Ia práctica puede generar
un incre- mento en eI número de sinapsis de Ias céIuIas de Purkinje y deI número de céIuIas gIiaIes. De
Ia misma manera, en Ia corteza motora puede aumentar eI número de si- napsis (SchIaug, 2006). Se ha
referido que Ios músicos presentan un mayor grosor deI cuerpo caIIoso, cuando iniciaron eI
entrenamiento alrededor de Ios cinco años de edad (SchIaug, Jancke, Huang et al.,f995). Esta estructura,
está constituida por un conjunto de fibras que conectan en especiaI, áreas homóIogas de Ios hemisferios
cere- braIes, de taI modo que estabIecen un víncuIo de comunicación funcionaI entre eIIos. Para Ia
ejecución de una meIodía escrita en una partitura, Ios músicos estabIecen una comunicación entre eI
sistema visuaI, auditivo y motor, de taI forma, que pueden reaIizar una actividad automatizada precisa,
requieren además, deI recIutamiento de un patrón mnémico reIacionado con Ios símboIos y Ias regIas de
Ia notación musicaI.
En suma, eI procesamiento musicaI requiere de Ia participación de una ampIia red de estructuras
cerebraIes, Ias más reIevantes son a niveI de Ia corteza cerebraI, Ias áreas temporaIes, parietaIes y
frontaIes, sujetas aI tipo de subproceso reque- rido, Ia región primaria invoIucrada. También, otras
estructuras reIacionadas con otros procesos como Ia atención y Ia memoria se aúnan a dicha red.

Los efectos deI entrenamiento musicaI se evidencian en Ios músicos, tanto a niveI conductuaI como en
eI funcionamiento cerebraI. Los músicos aprenden a escuchar diferencias de tono imperceptibIes para
personas sin entrenamiento musicaI, desa- rroIIan una aIta precisión en Ia actividad motora fina e
imaginación auditiva, entre otras cosas. Schön et al. (2004), por su parte, observaron que Ios músicos
muestran mayor precisión, no sóIo en Ia detección de incongruencias meIódicas de Ia música, sino
también en incongruencias de tono en eI habIa. La interpretación de Io anterior considera que eI
entrenamiento musicaI, aI refinar Ia red de procesamiento de fre- cuencias, faciIita este tipo de
detección de incongruencias meIódicas y de eIementos prosódicos deI Ienguaje.
Los músicos son capaces de detectar pequeños cambios en Ia información audi- tiva,
incIuso a niveI preatentivo, en especiaI cuando Ia estructura deI sonido es re- Ievante en
términos musicaIes (Tervaniemi et al., 2006). EI cerebro de Ios músicos sufre una
reorganización funcionaI producto deI entrenamiento en distintos proce- sos invoIucrados
en Ia música, que refleja Ia capacidad pIástica deI cerebro. Así, es posibIe observar que
para Ia discriminación de tonos musicaIes en comparación con eI estado de reposo, en
Ios no músicos se activan Ias áreas temporaIes superiores deI hemisferio derecho,
mientras que en Ios músicos se activan Ias izquierdas. De manera semejante, en Ios no
músicos se activa eI cerebeIo izquierdo (que proyec- ta aI hemisferio derecho), en tanto
que en Ios músicos Ia activación es biIateraI. Sin embargo, en ambos grupos se activan Ias
áreas temporaIes mediaIes e inferiores que se han reIacionado con Ia comprensión de Ia
meIodía (Parsons, 2006). EI en- trenamiento musicaI induce cambios
anátomo−funcionaIes en Ias regiones auditivas secundarias deI pIanum temporaI en Ios
músicos y se sabe que estas áreas sirven como procesadores espectrotemporaIes que
permiten Ia percepción de moduIacio- nes acústicas tanto en eI habIa como en Ia música
(Meyer, EImer & Jäncke, 20f2).
En términos generaIes, se ha postuIado que eI niveI de especiaIización hemisfé-
rica para eI procesamiento musicaI es menor en Ios músicos que en Ios no músicos, ya que mientras
que Ios no músicos utiIizan estrategias sintéticas y gIobaIes para su procesamiento, en Ias que eI
hemisferio derecho juega un papeI importante, Ios músicos además de éstas, utiIizan estrategias
anaIíticas asociadas en esencia con eI hemisferio izquierdo (Gates & Bradshaw, f977).

Como se refirió con anterioridad, Ia práctica continua de un instrumento


no sóIo genera cambios en Ia ejecución conductuaI sino cambios
anatómicos y fun- cionaIes en estructuras que participan en Ia
programación motora, como Ia corte- za motora primaria y eI cerebeIo,
además de estructuras que comunican a ambos hemisferios, sobre todo en
eI cuerpo caIIoso.
En Ios músicos se estabIece una fuerte comunicación entre distintos
sistemas sensoriaIes, de taI manera que, eI cerebro puede traducir Ia
música experimenta- da a niveI sensoriomotor (sucesión de patrones de
movimientos) a música oída y viceversa. De esta manera, Ios pianistas
refieren que aI escuchar una sonata, sien- ten sensaciones en sus dedos y a
Ia inversa, escuchan Ia meIodía que ejecutan de modo inconsciente con sus
dedos sobre una mesa (AItenmüIIer, 2002). Por otra parte, cuando Ieen una
partitura, en reaIidad no Ieen Ias notas, sino que tararean Ia meIodía
(Barquero−Jiménez & Payno−Vargas, 200f).
Los cambios pIásticos que ocurren en Ios músicos debido a su
entrenamiento también repercuten en otros procesos como eI Ienguaje.
De esta forma, eI proce- samiento de Ios cambios de tono en Ienguajes
tonaIes son decodificados por Ios músicos con mayor precisión a niveI
subcorticaI por Ios coIícuIos inferiores. Por

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