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PDF Morfologia Del Suelo
PDF Morfologia Del Suelo
El suelo incluye los materiales próximos a la superficie que difieren del material rocoso
subyacente como resultado de interacciones, a través del tiempo, entre el clima, los
organismos vivos, los materiales parentales y el relieve. Aunque el contacto con la roca
puede ser muy neto, más frecuentemente el suelo pasa gradualmente en su margen
inferior a la roca consolidada o a materiales terrosos virtualmente desprovistos de raíces,
animales o indicios de cualquier actividad biológica. El límite inferior del suelo es entonces
el límite inferior de la actividad biológica que generalmente coincide con la profundidad
común de arraigamiento de la vegetación nativa perenne. Este concepto, aunque
aparentemente claro, no es del todo preciso y no existe aún un consenso total sobre su
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Una visión diferente del suelo es la derivada del otro enfoque posible, ya mencionado
arriba, que se apoya en el rol o función que el mismo cumple. Con este enfoque y en su
acepción más tradicional, suelo es el medio natural en que crecen las plantas. Este
significado, tan antiguo como la misma palabra suelo, es aún muy común y de interés
práctico obvio. Tal definición es sin embargo objetable del punto de vista científico por
cuanto depende de algo ajeno al suelo propiamente dicho y porque ya se vio que otros
substratos naturales pueden sustentar plantas. Aunque existen muchos usos posibles del
suelo, el mayor interés de la humanidad por el mismo deriva del hecho de que le sirve de
sustento a las plantas que suministran alimentos, fibras, medicinas y otros productos
necesarios para el hombre.
Al margen de las consideraciones precedentes, debe mencionarse que Jenny (1941) hizo
énfasis en lo que constituye un rasgo muy importante de los suelos, al establecer que
estos son siempre anisótropos o sea que la secuencia de propiedades a lo largo de una
línea vertical no es la misma que a lo largo de líneas paralelas a la superficie del terreno.
En tal sentido, las propiedades del suelo son vectoriales puesto que su variación depende
de la dirección en que se evalúan. Esta anisotropía es el resultado de la meteorización de
las rocas que dan origen a los suelos y de la reorganización, translocación y concentración
de los constituyentes más móviles, bajo las influencias bioclimáticas, que dan lugar a la
diferenciación del suelo en capas denominadas horizontes.
A la luz de estos conceptos (Brewer, 1964) dio la siguiente definición del suelo:
Los horizontes que constituyen el suelo, originadas por los procesos de formación del
mismo, se estudian con mayor detalle en el curso práctico de Edafología (ver "Manual
para la Descripción e Interpretación del Perfil del Suelo"). Pero como el conjunto de estos
horizontes constituye la unidad básica de estudio para la caracterización, la clasificación y
la evaluación de los suelos, se necesita una definición breve de esos horizontes y del
conjunto de los mismos que constituye el perfil del suelo:
El suelo (a) (Depto. De Cerro Largo) es de escasa profundidad y posee solamente un horizonte A
apoyado directamente sobre la roca parental (granito). Es un suelo algo excesivamente drenado.
El suelo (b) ejemplifica a los suelos fértiles de mayor aptitud agrícola y ganadera (Depto. De
Colonia). Posee un horizonte A rico en humus y de textura media sobre un horizonte B enriquecido
en arcilla pero que no limita el crecimiento radicular. Su drenaje es moderadamente bueno.
Horizonte A
Figura 1 (a) Suelo superficial sobre
granito, sin horizonte B; el horizonte A
se apoya sobre la roca parental,
Horizonte R
mediante una transición abrupta.
Horizonte C
El suelo (c), algo pobremente drenado, posee un perfil fuertemente desarrollado, con un horizonte A
moderadamente oscuro, un horizonte E fuertemente eluvial y por debajo un horizonte B enriquecido
en arcilla, de estructura gruesa y poco favorable para el desarrollo radicular. La lenta permeabilidad
del horizonte B provoca excesos de humedad en la zona radicular durante el invierno y a la
formación de una napa temporaria en el horizonte E que permanece saturado durante el período de
excesos hídricos.
El suelo (d), del Departamento de Rivera es de los más profundos del país y se caracteriza por su
horizonte A de textura franco arenosa y un espesor de 60 cm o más, por debajo del cual se observa el
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horizonte B de acumulación de arcilla iluvial y textura franco arcillo arenosa. Este suelo es bien
drenado, fuertemente ácido, de bajo contenido de materia orgánica y baja fertilidad.
Horizonte A
Figura 1 (c) Suelo fuertemente
Horizonte E desarrollado, de drenaje limitado
por su horizonte Bt muy pesado y
compacto y con un horizonte E muy
Horizonte Bt lixiviado entre los horizontes A y B.
Horizonte A
Figura 1 (d) Suelo muy
profundo, ácido, de baja
fertilidad y bajo contenido
de materia orgánica
Horizonte Bt
Horizonte Cr -
arenisca algo
alterada
El suelo (e), del Depto. de Flores, ejemplifica a los suelos de textura pesada, con alto contenido de
arcillas expansivas, que frecuentemente presentan una transición fuertemente ondulada entre los
horizontes A y C. El primero es de alto contenido de materia orgánica y color negro, en tanto que el
segundo, de color pardo es rico en carbonato de calcio (nódulos blancos en la fotografía).
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El suelo (e), del Depto. de Flores, ejemplifica a los suelos de textura pesada, con alto contenido de
arcillas expansivas, que frecuentemente presentan una transición fuertemente ondulada entre los
horizontes A y C. El primero es de alto contenido de materia orgánica y color negro, en tanto que el
segundo, de color pardo es rico en carbonato de calcio (nódulos blancos en la fotografía).
Horizonte Ck
El suelo (f) ejemplifica a los suelos pobremente drenados de muchas planicies aluviales donde el
desarrollo del perfil está influido por la napa freática, próxima a la superficie al menos durante buena
parte del año. Ello se refleja en el subsuelo de color gris (horizontes Bg y Cg) por la reducción del
hierro, en tanto que el color negro del horizonte A indica un alto contenido de carbono orgánico,
común a este tipo de suelos. El horizonte B en este caso no muestra acumulación de arcilla y el suelo
no posee diferenciación textural como en la mayoría de los suelos profundos de drenaje libre
Horizonte A
Horizonte Bwg
Figura 1 (f) Suelo con influencia
freática. El horizonte A es oscuro y
humífero, el B es estructural y los
Horizonte Cg
horizontes B y C están gleizados
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Otras propiedades del suelo, como los regímenes de humedad y temperatura se estudian
mediante la observación de los cambios a través del tiempo en puntos representativos
seleccionados.
Finalmente, muchas propiedades del suelo deben determinarse mediante técnicas
analíticas de laboratorio; es el caso de las propiedades físicas, químicas y mineralógicas.
El conocimiento integral del suelo requiere en consecuencia tanto de los estudios de
campo como de los de laboratorio.
Un concepto de suelo diferente al considerado hasta ahora – y que es el que se manejará
en el curso - es el utilizado por la ingeniería, para la que el suelo es esencialmente un
regolito o un material no consolidado, cualquiera sea su profundidad o modo de
formación.
Horizontes C: horizontes o capas, excluyendo roca consolidada, que han sido poco
afectados por los procesos edafogénicos y que carecen de las propiedades de los
1 Pureza, intensidad y matiz (en inglés “value”, “chroma” y “hue” respectivamente) son términos utilizados en la notación del color
de suelo por medio de la carta de colores Munsell. Ver detalles en el “Manual para la descripción e interpretación del perfil” y en
el libro sobre Propiedades físicas del suelo del curso de Edafología.
2 Gleización: reducción del hierro por anaerobiosis durante la formación de suelo, con o sin eliminación del hierro así reducido
Se consideran aquí dos situaciones diferentes: (1) horizontes en que dominan las
propiedades de un horizonte principal o mayor pero que poseen propiedades
subordinadas de otro, y (2) horizontes en los que diferentes partes poseen propiedades
reconocibles de dos horizontes principales.
El primer caso es el de horizontes transicionales entre dos horizontes mayores, por
ejemplo entre el A y el B, entre el B y el C, etc. Tales horizontes transicionales se
identifican con las dos letras mayúsculas con que designan los dos horizontes
involucrados, como AB, EB, BE o BC. La letra utilizada en primer lugar es la que designa
al horizonte cuyas propiedades dominan en el transicional. Un horizonte AB posee tanto
propiedades del A suprayacente a él como del B subyacente, pero se asemeja más al A
que al B. En algunos casos, este tipo de nomenclatura puede utilizarse aún si uno de los
horizontes involucrados no está presente: así, un horizonte puede identificarse como BC
aún sin que exista un horizonte C en el perfil, pero se presume de manera fundada de que
el horizonte en cuestión es transicional al material asumido como parental del suelo.
El segundo caso, menos frecuente, es el de horizontes que poseen en alguna parte
atributos de un horizonte mayor (por ejemplo E) y en otras las de otro horizonte (por
ejemplo B). Tal horizonte se designa E/B, colocándose en primer lugar la letra que designa
al horizonte que ocupa mayor proporción. Otros ejemplos posibles serían B/E, B/C, etc.
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Letras minúsculas se utilizan como sufijos para designar clases específicas de los
horizontes principales. Tales símbolos y sus significados se enumeran seguidamente.
a. Material orgánico fuertemente descompuesto.
Este símbolo, usado con el O, indica el mayor grado de descomposición de los
residuos orgánicos que constituyen dicho horizonte.
b. Horizonte genético enterrado.
El símbolo se usa en suelos minerales para indicar horizontes genéticos formados
antes de ser enterrados por depósitos posteriores a la formación del suelo.
c. Concreciones o nódulos.
Este símbolo se usa para indicar una acumulación significativa de concreciones o
nódulos cementados, aunque el agente cementante no puede ser sílice. El símbolo
no se usa cuando las concreciones o nódulos son de calcita o dolomita, pero sí
cuando están enriquecidos en hierro, aluminio, manganeso o titanio.
d. Restricción física para las raíces.
Este símbolo se emplea para indicar capas restrictivas para las raíces, de origen
natural o debido a la acción del hombre, en materiales o sedimentos no
consolidados. Se incluyen las suelas de arado, sedimentos basales densos u otros
materiales compactados.
e. Material orgánico de descomposición intermedia.
Este símbolo, usado con el O, indica materiales orgánicos de grado intermedio de
descomposición (inferior al indicado por el símbolo a).
f. Suelo helado.
Indica que el horizonte o capa contiene hielo permanente y obviamente es propio de
suelos de climas fríos. No se usa para calificar capas estacionalmente heladas o
cuando el material posee temperatura permanentemente menor de 0º C pero no
contiene hielo (por ser muy seco por ausencia de agua).
g. Gleización fuerte.
Este símbolo indica que el hierro ha sido reducido y eliminado durante la formación
del suelo o que la saturación permanente lo ha preservado en forma reducida. Las
capas con gleización poseen un color de intensidad igual o menor a 2 3 y pueden
tener abundantes concentraciones redox (nódulos y concreciones de hierro y
manganeso). La baja intensidad del color se debe al color del hierro reducido o al
color de granos no recubiertos de arena y limo de los cuales el hierro ha sido
eliminado. El símbolo g no se usa para materiales de suelo de baja intensidad de
color como es el caso de horizontes E, excepto si poseen una historia de exceso de
agua.
h. Acumulación iluvial de materia orgánica.
El símbolo se usa con el B para indicar la acumulación de complejos iluviales y
amorfos de sesquióxidos y materia orgánica dispersables. El componente
sesquioxídico recubre las partículas de arena y limo y en algunos casos llega a
ocluir los poros del horizonte o a cementarlo. El símbolo h se usa también en
Al utilizar los sufijos enumerados en el párrafo anterior como subíndices de las letras
mayúsculas que identifican los horizontes principales del suelo se aplican las siguientes
reglas.
Los sufijos se ubican inmediatamente después de la letra mayúscula.
Sólo excepcionalmente pueden usarse más de tres sufijos.
Cuando se necesita usar más de un sufijo, las letras siguientes – si son necesarias
– se escriben en primer lugar: a, e, h, i, r, s, t y w. Estas letras no se utilizan nunca
combinadas entre sí, excepto en horizontes designados como Bhs o Crt.
Si se necesita más de un sufijo y el horizonte a calificar no es un horizonte
enterrado, los símbolos siguientes – si se usan – se escriben en último término: c, d,
f, g, m, v y x. Algunos ejemplos: Btg, Bkm, Bsm.
Si un horizonte está enterrado, el sufijo b se escribe al final.
sesquióxidos lleva el símbolo apropiado (g, k, n, q, y, z u o), pero si además posee arcilla
iluvial t precede al otro símbolo. Por ejemplo: Btg.
Subdivisiones verticales
Generalmente un horizonte o capa designada con una única letra o una combinación de
letras necesita ser subdividido. Los números arábigos utilizados para ello siempre siguen a
la letra o conjunto de letras. Dentro de un horizonte C, por ejemplo, pueden establecerse
subdivisiones identificadas como C1, C2, C3 y así sucesivamente. Si la parte inferior del
horizonte está gleizada pero no la superior, las designaciones serían, por ejemplo: C1 - C2
- Cg1 – Cg2 o C – Cg1 – Cg2 – R.
Estas convenciones se aplican cualquiera sea el propósito de la subdivisión. En muchos
suelos, algunos horizontes que podrían identificarse con un único conjunto de letras se
subdividen sobre la base de características morfológicas evidentes, tales como el color, la
estructura o la textura. Estas subdivisiones se numeran de manera consecutiva,
comenzando la numeración con 1 en cualquier nivel del perfil en que cambie cualquiera de
las letras símbolos. Así, se debe usar Bt1 – Bt2 – Btk1 – Btk2 y no Bt1 –Bt2 – Btk3 – Btk4.
Asimismo, un horizonte homogéneo en su morfología puede subdividirse con fines de
muestreo para detectar posibles diferencias que no se reflejan en rasgos visibles. Por
ejemplo un horizonte Bt2 espeso, puede subdividirse en Bt21 – Bt22 – Bt23 –Bt24.
Discontinuidades
En los suelos minerales, se utilizan números arábigos como prefijos para indicar
discontinuidades; tales números, cuando resultan necesarios, preceden a las letras que
identifican a los horizontes principales: A, E, B, C y R.
Una discontinuidad es un cambio significativo en la distribución por tamaño de partículas o
en la mineralogía que indican una diferencia en el material a partir del cual se formaron los
horizontes y/o una diferencia significativa en la edad del material, excepto si tal diferencia
en edad está identificada por el sufijo b. Los símbolos de discontinuidades se emplean
solamente cuando contribuyen sustancialmente a una mejor comprensión de las
relaciones entre los horizontes. Diferencias menores como las que frecuentemente se
observan en sedimentos aluviales estratificados no se consideran discontinuidades
excepto cuando ocurren cambios muy importantes en la distribución del tamaño de
partículas entre estratos.
Cuando un suelo se ha formado enteramente en una sola clase de material, se omite el
prefijo en el símbolo de los horizontes: todo el perfil es material 1. De manera similar, el
material de la parte superior de un perfil formado en dos o más materiales contrastantes
superpuestos se entiende que es el material 1, pero el número se omite y la numeración
comienza al nivel del segundo material con el número 2. Las capas subyacentes
contrastantes se numeran consecutivamente y aún si la capa por debajo del material 2 es
similar en su naturaleza a la 1, se la designa como 3 en la secuencia. Los números indican
un cambio en el material y no el tipo de material.
Conforme a los principios indicados, una secuencia de horizontes del perfil de un suelo
formado sobre dos materiales entre los que existe una discontinuidad podría ser:
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Figura 2. Izquierda: Suelo poco desarrollado; horizonte A apoyado sobre roca. Derecha: Suelo
joven, poco desarrollado; capas aluviales y horizonte Ap.
Figura 3. Izquierda: Suelo de clima subhúmedo de estepa con B no iluvial (Bw); posee un
horizonte calcáreo (Ck). Derecha: Suelo de clima frío y vegetación forestal (hoja caduca) con
horizontes eluviales e iluviales bien diferenciados en su morfología.
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Figura 4. Izquierda: Suelo con de clima mediterráneo, de verano muy seco e invierno húmedo,
con horizonte A de color claro y masivo, Bt bien desarrollado de color rojizo y estructura
prismática y C más claro y masivo. Derecha: Suelo de clima frío y vegetación forestal de
coníferas, con horizonte B (Bhs) de acumulación de compuestos orgánicos y sesquióxidos.
Figura 5. Suelo de clima tropical húmedo, muy desarrollado del punto de vista químico por su
meteorización muy intensa, pero poco diferenciado en su morfología. Horizonte A poco
evidente y Bo de concentración residual de sesquióxidos de hierro y aluminio.