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Ciudadania cultural El derecho a la cultura 158 Narilena Chaui traer la “conciencia correcta” al pueblo, para que la cultura Popular se vuelva revolucionaria (en la perspectiva de las Vanguardias dg izquierda) 0 para que se vuelva sostén del Estado (en la persp, ectiva de los populismos de derecha). Asf como la valoracién de fa cultura popular no implica que todos estemos en el mismo barco, la desvalorizacién de ta cul. tura popular tampoco significa que todos estemos en él. Por eso mismo, vale la pena cambiar el enfoque del tema. Gracias a los andlisis y criticas de la ideologia, sabemos que el lugar de la cultura dominante es bastante claro: es el lugar a partir del cual se legitima el ejercicio de la explotacién econdmica, de la dominacién politica y de la exclusion social. Este lugar también hace que la cultura popular sea mas nitida; es aquello que elaboran las clases popula- tes y, en particular, la clase trabajadora, segun lo que haga e! polo dominante, como repeticién 0 como rechazo, dependiendo de las condiciones histéricas y de las formas de organizacién populares. Il. La cultura como derecho: Ia idea de ciudadania cultural Lo dicho arriba sugiere que quizas la pregunta mas interesante sea: équé puede hacer la cultura cuando es tratada desde el punto de vista de la democracia? éQué seria una cultura de la demo- cracia y una cultura democratica? éCuales son los problemas de un tratamiento democratico de la cultura, esto es, de una cultura de la democracia? éY de la realizacion de la cultura como vision democratica, 0 sea, de una cultura democratica? Estas preguntas sefalan cuales serian, al menos en un principio, los problemas 4 enfrentar. En primer lugar, el problema de la relacién entre cultura y Estado; en segundo lugar, la relacién entre cultura y mercado; en tercer lugar, la relacién entre cultura y creadores. Si examinamos el modo en que el Estado opera en Brasil podemos decir que, en el abordaje de la cultura, su tendencia es Cult tura, democracia 'Y Socialismo 159 tic? No porque el estado este ocupad | on i girigente, Sino Por el Modo mismo en 10 por éste o a ac yitura. Tradicionalmente, busca capturar we el Estado ff" Ja cultura bajo el pretexto de ampliar e} tee Creacién oo transtormando la creacién social en aie Cultural operat como doctrina e irradiarla a toda Ia Bane para stad se presenta como productor de cultura, Bee 7 alidad nacional al quitar de las clases sociales antay pe ugar donde la cultura efectivamente se realiza. Hay iia alidad de accion estatal, mas reciente, en que el Estado propane el ‘abordaje moderno de la cultura” y considera arcaico presentarse como productor oficial de cultura. Por modernidad, jos gobernantes entienden los criterios y la ldgica de la industria cultural, cuyos patrones el estado busca repetir a través de las instituciones gubernamentales de cultura. De esta manera, pasa terior de ta cultura rigiéndose por los patrones en el primer caso, se ofrecia como productor gira mod a operar en el in del mercado. Si, e itradiador de una cultura oficial, en el segundo caso el Estado ce como un mostrador que atiende demandas y adopta los medios masivos de comunica- cién, en especial el patron de ta consagracién de lo consagrado. Si imaginasemos otra relacion de los organos estatales con la cultura, tal vez deberfamos retomar la concepcion antropolo- ca, m4s amplia -la cultura como practica social que instituye un campo de simbolos y signos de valores ¥ comportamientos~ agregando ademas que hay campos culturales diferenciados a él interior de la sociedad, en consecuenci, diferenciados i ° division social de las clases y por !@ pluralidad 6° oY eft Mientos sociales. En esta vision multiple Cién incluso antropoldgica, se vuelve eviden A hecho y de derecho, de que el Estado produzca cul Estado pasa a ser visto como uno de 10S elementos I" se ofte los patrones de consumo de | tegrantes de 160 Marilena Chaui la cultura, es decir, como una de las maneras en las que, en condi. ciones hist6ricas determinadas y bajo los imperativos de la divisién social de clases, una sociedad crea para sf misma los simbolos, los signos y las imagenes del poder. Es producto de la cultura y no productor de la cultura. Y es un producto que expresa la divisi6n y la multiplicidad sociales. Podemos rechazar, ahora, la perspectiva estatal que adopta la légica de la industria cultural y del mercado cultural, considerando la cultura como un campo especffico de creacién: creacién de ta imaginacién, de la sensibilidad y de la inteligencia que se expresa en obras de arte y obras de pensamiento, cuando buscan superar criticamente lo establecido. Este campo cultural especifico no puede ser definido por el prisma del mercado, no sdlo porque éste opera de acuerdo al consumo, la moda y la consagracién de lo consagrado, sino también porque reduce esta forma de la cultura a la condi- cién de entretenimiento y pasatiempo; contraria al sentido creador y critico de fas obras culturales. No es que la cultura no tenga un lado Iidico y de ocio que le es esencial y constitutivo, sino que una cosa es percibir lo Iudico y el ocio en el interior de la cultura, y otra es manipularla para que se reduzca a eso, superfiua, un postre, un lujo en un pais donde los derechos basicos no estan atendidos. Es necesario no olvidar que, bajo la ldgica del mercado, la mercancia “cultura” se vuelve algo perfectamente mensurable. La medida esta dada por el numero de espectadores y de venta, es decir, el valor cul- tural deriva de la capacidad para agradar. Este pardmetro tiene otro sentido mds: indica que la cultura se considera de acuerdo al resul- tado, al momento en que las obras son expuestas como espectaculo, dejando a la sombra lo esencial, esto es, el proceso de creacién. Qué serfa una relacién nueva con la cultura, en la cual la considerdramos desde su proceso de creacién? Implicarfa enten- derla como trabajo. Tratarla como trabajo de la inteligencia, de la Sensibilidad, de la imaginacion, de la reflexion, de la experiencia Cultura, democraciay socialisma 161 y como trabajo en el interior de} tiem, pate astitucion social, deter PO. Implicaria if gacome Oe 7 dcterminada, por lo tanto, poe nes materiales de su produccién, 1 Bor las dic rabai» como sabemos, es la accién que prod , gracias a la transformacién de jo eed Ia algo in ms gl trabajo libre modifica y va més alla de lo es a et la cultura produce cambios en nuestras xperiencias inme- giat0Ss abre el tiempo some 7 nuevo, hace emerger lo que todavia 10 fue hecho, pensado ni dicho. Captar la cultura como trabajo significa, eM fin, comprender que el resultado cultural (la obra) se ofece a otros sujetos sociales, se expone ante ellos, se ofrece como algo a ser recibido por ellos para ser parte de su inteligen- cia, su sensibilidad y su imaginacién; para ser retrabajada por los receptores, sea porque la interpretan, sea porque una obra suscita ig creacion de otras obras. La exposici6n de las obras culturales le resulta esencial; existen para ser ofrecidas a la sensibilidad, la per- cepcién, la inteligencia, la reflexion y la imaginaci6n de los otros. 8 mercado cultural explota esta dimension de las obras de arte; las hace espectaculo y las somete al show business. Si el Estado no es productor de cultura ni instrumenta su con- sumo, équé relacién puede tener con ella? Puede concebiria como un derecho del ciudadano y, a partir de ello, garantizar e! derecho de acceder a las obras culturales que se producen, particularmente, €l derecho a disfrutarlas, a crear obras, eS decir, produciras. ¥ @ derecho a participar de las decisiones sobre politicas cuiturales- ies? Si const r {Qué significa el derecho a product obras cure deraramos la cultura como el conjunto ; Entonces suponer que este derecho significana, Se promueve el derecho de todos 2 ser pintores. C208 ttos, un dia u otto, siente ta voluntad d& pane i cultural ave Suache, un dibujo, y podria establecerse 0"? Pe 162 Marilena Chaui dispusiese por las ciudades talleres de pintura, clases y grupos de pintura. Esta politica no garantizaria el derecho a producir obras de pintura, promoveria un hobby, un pasatiempo, y, en el mejor de los casos, una ludoterapia. éQué es la pintura? La expresién del enigma de la mirada y de lo visible: el enigma de un cuerpo vidente y visible, que realiza una reflexién corporal porque se ve viendo; enigma de las cosas visibles que est4 simultaneamente alla afuera, en el mundo, y aqui dentro, en nuestros ojos; enigma de la profundidad, que no es una tercera dimensién al lado de Ia altura y de la anchura, sino aquello que no vemos y, no obstante, nos permite ver. Enigma del color, pues un color es sdélo una diferencia entre colores; enigma de la linea, pues al ofrecer los limites de una cosa no la cierra sobre si, sino que la coloca en relacién con todas las otras. El pintor inte- rroga estos enigmas y su trabajo es dar a ver lo visible que no vemos cuando miramos el mundo. Si, por lo tanto, no todos son pintores, pero practicamente todos aman las obras pictéricas, éno seria mejor que estas personas tuviesen el derecho a ver las obras de los artis- tas, disfrutarlas, acercarlos a ellas? éNo le corresponderia al Estado garantizar el derecho de los ciudadanos a tener acceso a la pintura? Ahora, estas mismas personas, que no son pintores ni escul- tores ni bailarinas también son productoras de cultura, en el sentido antropolégico del término: son por ejemplo sujetos, agentes, auto- res de su propia memoria. éPor qué no ofrecer condiciones para que puedan crear formas de registro y preservacién de su memoria, de la cual son sujetos? éPor qué no ofrecer condiciones tedricas y técnicas para que, conociendo diferentes soportes de la memoria (documentos, escritos, fotografias, filmicos, objetos, etc.), puedan preservar su propia creacién como memoria social? No se trata, por lo tanto, de excluir a las personas de la produccién cultural sino de, extendiendo el concepto de cultura mas alld del campo restringido de las bellas artes, garantizarles que, en aquello que son sujetos de sus obras, tengan derecho a producirlas de la mejor manera posible. z Curtura, democracia y Socialismo 163 ain nte, él derecho a la participacién En las decisiones ra a es e! derecho de los ciudadanos de interveni de an ¢ 1a \ineas culturales y de los presupuestos oe la a santa tanto el acceso como la produccién de Mie ns giudadanos- a ta, entonces, de una politica cultural definida por la idea ef eaania cuttural, en la que la cultura no se reduce a lo super- al entretenimiento, a los patrones del mercado, a la oficialidad nati (que es ideologfa) sino que se realiza como derecho de jos ciudadanos, derecho a partir del cual la division social de cases, 0 '@ lucha de clases, pueda manifestarse y ser trabajada. En agercicio del derecho a la cultura los ciudadanos, como sujetos sociales politicos, se diferencian, entran en conflicto, se comu- rican @ intercambian experiencias, rechazan formas de cultura, crean otras nuevas y movilizan todo e! proceso cultural. Afirmar la cultura como derecho es oponerse a la politica neo- liberal, que abandona la garantia de los derechos, y que los trans- forma en servicios vendidos y comprados en el mercado y, por lo tanto, en privilegios de clase. ll. Consideraciones sobre la democracia y el socialismo: la politica cultural como cultura politica ia. En primer luge democracia eS el algo necesanio 1 régimen pol la democracia Algunos rasgos caracterizan a la democrack la legtimidad y la necesidad del conflicto. la Unico régimen politico en el que el conflicto no es Ge exorcizar, ocultar 0 eliminar, sino que vivifica €! tio, porque, al contrario de otras formas politicas, oe tene la peculiaridad extraordinaria de ser el Unico regmen Que el confiicto es constitutive d ®S un obstaculo, es un elemento constitut! Cratico, Esta tal vez sea una de las mayores orignal democracia.

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