Desde que el apóstol Pablo le dijo a los Efesios que se pusieran la armadura de Dios, los escritores cristianos han usado el simbolismo del soldado como un llamado a estar preparados y ser valientes. Pero cuando Sabine Baring-Gould, un predicador y maestro de escuela de treinta y un años, escribió «Firmes y adelante», simplemente quería escribir una canción de marcha para sus niños de la escuela. Más tarde se excusaría por el himno: «Fue escrito con mucha prisa, y temo que algunas de las rimas sean defectuosas». Whitmonday era un día festival para los niños en Yorkshire y los niños de Baring-Gould en el pueblo molinero de Horbury tenían que caminar hasta el pueblo vecino para juntarse con otros niños para la celebración. «Yo quería que los niños cantaran mientras marchaban de una villa a la otra pero no podía pensar en nada apropiado», comentó Baring-Gould, «así que me senté una noche y resolví el asunto escribiendo algo yo mismo».