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ANTES de fijar mi opinión u fijar posición respecto a la interposición de una solicitud de

Convocatoria para un Revocatorio Presidencial. Debemos darnos un paseo por estas


consideraciones muy bien señaladas: en PRIMER LUGAR: La Constitución (Art. 72 CRBV)
contiene las siguientes exigencias para su procedencia:
1. Que haya transcurrido la mitad del periodo para el cual fue elegido el funcionario. El Tribunal
Supremo de Justicia ha aclarado que la mitad del período debe contarse a partir de la fecha de la
toma de posesión del cargo, no desde la elección (Sentencia N° 1139 de la Sala Constitucional del
5 de junio de 2002).
2. Que sea solicitado por un número no menor del 20% de los electores inscritos.
3. Que concurran al referéndum un número no menor del 25% de los electores inscritos.
4. Que vote a favor de la revocatoria del mandato un número igual o superior de los electores que
eligieron al funcionario.
Esto lleva al analisis de que la Constitución prevé dos etapas para que se lleve a cabo un
refepublicadéstatorio:
 La primera relativa a la solicitud del referéndum por el 20% de los electores
 y la segunda referente a la votación a favor o no del referéndum con una participación del
25% de los electores.

Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE), instancia que ha sido declarada por el
Tribunal Supremo de Justicia como la reguladora de la materia hasta que la Asamblea Nacional
dicte la ley correspondiente (ver sentencia de la Sala Electoral Nº 72 del 19 de mayo de 2004, y
sentencias de la Sala Constitucional, números 2073 y 2341, respectivamente, del 4 y 25 de agosto
de 2003), ha añadido otros requisitos diferentes a los establecidos en la Constitución.
En este sentido, la Resolución Nº 070906-2770 del 06 de septiembre de 2007, que hace referencia
a las “Normas para Regular el Procedimiento de Promoción y Solicitud de Referendos
Revocatorios de Mandatos de Cargos de Elección Popular” (publicada en la Gaceta Electoral N°
405, de fecha 18 de diciembre de 2007), establece que la solicitud de referéndum debe hacerla una
agrupación de ciudadanos o una organización con fines políticos nacionales o regionales, y no
directamente el 20% de los electores inscritos, como establece la Constitución. Esto viola los
artículos constitucionales 62 y 72 que prevé su participación directa del elector en este tipo de
procesos.
Según esa normativa, sólo si esa solicitud es aprobada, para lo cual se establece un procedimiento
complejo y sujeto a la aprobación del CNE, empieza el procedimiento constitucional para que el
20% de los electores directamente exprese su deseo de ir a referéndum, cuando es por allí por
donde se debía empezar según la Constitución y no agregar una etapa previa de solicitud de
grupos políticos o ciudadanos, no prevista en nuestra Constitución.
A esto se añade que los electores para expresar su voluntad de referéndum revocatorio deben
acudir a los centros que establezca la Junta Nacional Electoral, donde deben manifestar su
voluntad a través de su firma y huella dactilar en un lapso máximo de tres días, en la fecha y
horarios estipulados por el CNE.
Si el número de electores que acude es del 20%, una vez hecha la verificación correspondiente, el
CNE debe declarar procedente la solicitud y convocar el referéndum, que se debe llevar a cabo
dentro de los 90 días continuos siguientes.
En total, el procedimiento hasta que el CNE convoque el referéndum toma 228 días, o sea, casi
ocho meses, contando los lapsos máximos establecidos por la normativa del CNE.
A todo esto, se añade que la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia exige por el principio
de la mayoría que el número de votos a favor de la revocatoria resulte superior al número de
electores que voten en contra de la revocatoria (sentencia de la Sala Constitucional del 5 de
diciembre de 2003, ésta exigencia, a diferencia de las antes comentadas, puede considerarse válida
en virtud de la aplicación del principio democrático que da prevalencia a la voluntad de la mayoría
sobre la de las minorías (artículo 5 CRBV).
Así, salvo por este requisito, la regulación vigente en materia de referendo revocatorio es en parte
inconstitucional, no sólo porque viola la reserva legal al no estar establecida por el poder
legislativo, justificándose en una omisión de la Asamblea Nacional que ha durado más de 16 años
sin razón alguna, avalada por el Tribunal Supremo de Justicia, sino también, porque va en contra
del artículo 72, al agregar una etapa y trámites no previstos en él, y además, restringir el derecho a
la participación ciudadana directa que establece la Constitución en esa norma y en el artículo 62,
al exigir que el procedimiento sea iniciado por grupos de ciudadanos o por organizaciones
políticas, y no por los mismos electores.
Como consecuencia de ello, parte de la normativa vigente rompe con dos principios sagrados del
Estado de derecho: el de legalidad y el de separación de poderes, y además limita un principio
fundamental para la democracia: la manifestación de la voluntad popular y el derecho a elegir a
los gobernantes de su preferencia, y por tanto, también a revocarlos.
Respecto de esto último, debe destacarse que, aunque puede parecer lógico que el CNE establezca
la manera en que esos electores presenten su iniciativa o solicitud, no la puede someter a
requisitos adicionales a los constitucionales, y pese a que también tenga sentido que haya límites
al referéndum revocatorio para que no sea usado como un mecanismo de desestabilización, debe
regularse dentro de los parámetros constitucionales y sobre todo, no someterlo a trámites
engorrosos, cuyo cumplimiento y aprobación dependen de la discreción de un poder público.
El problema que se plantea es que mientras tanto no entre en vigencia la ley, que está discutiendo
en la actualidad la Asamblea Nacional, rige la normativa antes descrita, que complica el
procedimiento constitucional más que desarrollarlo, como en cambio correspondería." Los
requisitos constitucionales que deben prevalecer sobre una norma sub legal del CNE, les da la
ventaja para de facto declarar improcedente tales solicitudes al CNE. , apresuradamente lo hayan
hecho. Basados en su irrita potestad de hacer normas inconstitucionales solo por beneficiar un
sector político.
Sabiendo que al ser declarada la solicitud improcedente, por estar corriendo una programación de
unas elecciones regionales (La vez pasada la solicitud hecha por Capriles y los “Maduro vete
ya”, estando en proceso la organización de acuerdo a la constitución unas elecciones regionales.
Lo cual fue motivo para que aquel CNE lo declarara improcedente).
Trayendo a colación, en una oportunidad se escucho decir al Dr, David Morales Bello (Los
propios y extraños lo calificaban como la Biblia Jurídica del Parlamento Nacional) afirmar: Hay
dos cosas que desdicen de un político:
1) Perder su reputación
2) y perder el sentido del ridículo. Pues bien estos nuevos individuos peticionantes se
ganaron otro, se ganaron el peor de todos, el de traidor. Y lo digo por la firme convicción
de que esa apresurada acción le quita del camino un escenario que resultaba fatal para el
régimen. Porque cuando se tenía hasta el 10 de enero de 2022 para interponer la solicitud,
no esperaron a hacerlo después de las regionales? Demasiado evidente.

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