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Modos de hacer

Arte crítico, esfera pública y acción directa

Un proyecto editoria l de
Paloma Blanco, Jesús Carrillo,
Jordi Claramonte, Marcelo Expósito

A.F.R.I.K.A. GRUPPE - NICOLAS BOURRIAUD - DOUGLAS CRIMP - MICHEL DE CERTEAU - ROSALYN DEUTSCHE
NINA FELSHIN - FIAMBRERA OBRERA - HALFOSTER - ALEXANDER KLUGE YOSKAR NEGT - LUCY R. LIPPARD
NE PAS PLIER - RECLAIM THE STREETS - MARTHA ROSLER · ®TMARK · FLORIAN SCHNEIDER

Ediciones Universidad de Salamanca


Modos de hacer
Arte crítico, esfera pública y acción directa
R
Un proyecto ed itorial de ,
1
Pa loma Bla nco, Jesús Carril lo, RESERVA - PRESTAMO
Jordi Claramonte, Ma rcel o Expós ito
1
SOLO EN SALA
1

A.F.R.I.K.A. GRUPPE · NICOLAS BOURRIAUD · DOUGLAS CRIMP · MICHEL DECERTEAU· ROSALYN DEUTSCHE
NINA FELSHIN - FIAMBRERA OBRERA - HAL FOSTER - ALEXANDER KLUGE Y·OSKAR NEGT · LUCY R. LIPPARD
NE PAS PLIER · RECLAIMTHE STREETS - MARTHA ROSLER · ®TMARK · FLORIAN SCHNEIDER

Ediciones Universidad de Salpmanca


MODOS DE HACER:
ARTE CRÍTICO, ESFERA PÚBLICA
Y ACCIÓN DIRECTA
A.F.R.LK.A. GRUPPE - PALOMA BLANCO - NICOLAS BOURRIAUD
JESÚS CARRILLO - LUC CARTON - JORDI CLARAMONTE
DOUGLAS CRIMP - MICHEL DE CERTEAU. ROSALYN DEUTSCI-IE
MARCELO EXPÓSITO - EA.Q. (FREQUENTLY J\SKED QUESTl ONS)
N!NA FELSHJN - HAL FOSTER - BRIAN HOLMES - JOHN JORDAN
ALEXANDER KLUGE - LUCY R. Lil'l'ARD - OSKAR NEGT
GÉRARD PARIS · CLAVEL - RECLAIM THE STREETS. MARTHA ROSLER
®TMARK - JAVIER RUIZ - FLORIAN SCHNEIDER
ANTONIO UG!DOS - l'vW..lKA ZÉDERJ

MODOS DE HACER:
ARTE CRÍTICO, ESFERA PÚBLICA
Y ACCIÓN DIRECTA

Un proyccro edicorial de
PALOMA BLANCO, ] ESÜS CAruuuo, ]ORDI 0.AR.MfONTE y MA.RCELO Exrósrro

EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

...___

FOCUS, 6

Traducción:
t
P:ilom,1 Blanco (Nina Fdshinl. Palom:1 Blinco _1· Jesús Carrillo (LucJ R. Llppardl. Jesús
Grrillo y Jonli Claramonrr (Hal Foncrl. Jesús Grrillo (Oouglas Crimp. Martlu Rosler,
Florian Schneidcr). Lilia Friciro l,\l=ndcr IJuge )' Osk:ir Ntgt}. Marcclo Expósito ~- _loroi.
Claramonre (Ne pas plier - B1-i•n Hohncs). Marcdo Expósiro (Ne pas plier - Luc Carron y La creac1on de nuevos conceptos es producto del
otros, Reclaim tl,c Scrtccs-.JohnJordan). Marcdo 8pósiro y Jesús Carrillo (Rosal¡-n ifturschd, esfuerLo coleaivo [y no de decisiones meramente
Jordi Cbramonc• (Nicolas Bourriilud. aú.i.k.o. gmpp< • Sonia Brünul.. ®TMark}, individuales]. Si las situaciones históricas cambian
Alejandro Pescador /Michel de Certeou) adapuda por Jonli Clar.unónce.
realmente, surgirán nuevas palabras de acuerdo con
las nuevas circunstancias.
Esca ,dicióu ha sido «aliz.ad.a
por_el C,nrro de Focogral,a ALEXANDER Kl.UGE Y ÜSKJ\R NEGT
d, la Unil'crsidad de ~alamanca C'.
Coordinación tdirorial: ·---- .. ·lti::
.••··
.
. Pr,. ,',J ;. ·•·
-- _. - . r .·<:t--
Cristina Zelich
Alb<r·ro Marrin
. :: : '' ·:_,l ~ =:·:' ~:, ¿Qué piensas de eso?
i. , .:· ~'! ~_, . i No mucho... venga, larguémonos de aquí
. { ! '·.-.-:.:.- •. -~
© Dé los re.ros: CONAN EL BARBARO
los aucorcs

LA rrdefi11irid11 dr In esprrificid,,d rspnrinl de Oougla.s Crimp


~l 199:1 M~ssachumrs ín,cirnre ofT«hnologr

Agomfobin de Rosalyn Oeutsdic


11:> 1~96 Massochuscm lns1i1urc oíTechn~logy
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1
Dr /n¡ ¡mlrtitns roridinn,u dr oposirio11 de Michd de ~nc•u
1
Q 1996 D. R. Unil'crsid.d lbcroamcric:an•
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1 /;J¡ifim 1tlnrio1111/ de Nicolas Bourriaud
C 1998 Les prcsses du ré.:I

1 ltl Oc rodos las ediciones en castdl:1110. pora csra rccorilación:


I• Ediciones Universidad de Salamanca
! aparrado 31S
l1 E-37080 Salamanca (E.ipaiia)

.\,
1
1
j
!.• edición: enero 2001
ISBN: 84-7800,892-6
Depósito Lcsol: S. 46-2001

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Impreso en E.ipai1a-Prin1ed in Spain
GrJJica, Varona. Salam:mca
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Todos IM dm•d,01resrm1dos.
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1,. putdr rtprotl11rinr ni m1111mith'll'
1i11 prrmiso t'«lito d,·
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Edi,·iouts Uni1'r"rsit/ntl dr .'v,lnnhtllctr

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Índice

PRESENTACIÓN: Paloma Blanco, jesús Carriffo, jmdi CLammonte,


Marce/o Expósito................ ...... .................................................... . 11

l. EXPLORANDO EL TER.RENO
· Paloma Blanco (incro<lucció n): Explorando el terreno ................ 23
• Lucy R. Lippard: Mirando alrededor: dó nde estamos y dónde
podríamos estar.............. ................................. ............................. 51
• Nina Felshin: ¿Pero esto es arce? El espirirn del arte como
activismo.................................................................................. ... 73
· Ha/ Fostet~ Recodificaciones: hacia una noción de lo político en
el ane contemporáneo ........................ ..................................... 95

Il. EsPACIAUDAD Y ARTE l'ÚBI.ICO

• Jmís Can-iílo (in troducción): Espacialidad )' arce público ........... 127
• Douglns Crimp: La reckG nición de la espcciÍlcidacl espacial........ H .'l
• Martha Rosler. Si vivieras aquí.................................................... 173
· Florian Sch11eide1~ Hackeando la frontera ............... .................... 205

III. EsFERA PÚBLICA Y PR,\CTICAS A NTAGO NISTAS

A1nrcef() Expósito (introducció n): Vivir en un tiempo y Ltn lugar y

(acaso) representar nuestra lucha. Para introducir (y problcrnatizar)


la relación encre esfera pública y práccicas anragonisrns ..... ........... 2 17
· Alexander Kfuge .J' Oskttr Negt: Esfera pública )' expe riencia.
Hacia un análisis de las esferas públicas burguesa y proletaria .. ..... 227

9
fNOICE

Nepasplier Presentación
Brian Holmes: No doblar: desplegar ..•........................................ 273
Lite Ca11on, Antonio Ugidos, Malika Zéderi, Brian Holmes,
Gémrd Paris-Clavel: Reinvenrar la educación popular................ 281 PALOMA BLANCO, JESÚS CARRILLO, } ORDJ CLARAMONTE,
• Rosahm Deutsche: Agorafobia ..................................................... 289 MARCELO E XPÓSITO

• Reclaim the Streets


Javier Ruiz: Redaim the Sueets!: de la crítica del espacio público
a la resistencia global.................................................................... 357
]0/111 ]ordnn: El arte de la necesidad: la imaginación subversiva del
movimiento de oposición a las carreteras y Redaim the Streecs.... 370
]ohn ]01-dnn: El olor a carnaval: la revolución está en el aire........ 376
Este libro trata de una amplio especcro de prácticas artíscicas y poi/ricas
IV. MODOS DE HACER q ue cubre desde el arte público y el arre critico a la intervención y la acción
directa. Lo hace en cuarro secciones: la primera, a modo de introducción,
· ~ .fordi Claramonte (introducción): Modos de ha~r...................... 383 incorpora escritos que ofrecen perspectivas generales a partir de puntos de
• Jvfichel de Certeau: De las prácticas cotidianas de oposición....... 391 vista c:specíficos y diversos; las tres restantes se arciculan en rorn·o a puntos
• Nicolas Boun·iaud: Estética relacional......................................... 427 clave: la espacialidad, lo político y lo cotidiano.
• A.fr.i.k.a. gruppe (Sonja Briinzels): Dos ejercicios tácticos para La inexistencia de un marco conceptual o escécico, o incluso ideológi-
hacerse con el espacio público ...................................................... 447 co, que defina claramente el terreno por el que nos movemos, hace necesa-
• ®TA1ark: Un sistema para el cambio.......................................... 461 ria una conscanre reflexión crítica, canco sobre la propia práctica como sobre
• Rafael]iménez ''Falo" (entrevistadu por Jo,-di Clammonte) la interpreración de la misma. Este libro preccnde ofrecer algunos texros
Del flamenco como arte modal.................................................... 467 clave de un debate que se libra a muchas bandas simulcáneamence y que
• F.A.Q. (Freqitent(y Asked Questions} ......................................... 473 delata la confluencia de muchas cradiciones artísticas, diversas poscuras polí-
ticas y numerosas corrientes teóricas. Lo que cienen en común codos ellos es
la búsqueda de unas nuevas coordenadas para la acción -sea ésta asumid~ o
no explícicameoce como arcfstica- sobre el medio social y el reflejar prácci-
cas con tendencia al desplazamiento y a no quedar conscreñidas dentro de
los campos de producció n cultural prefijados.
Las ~uacro secciones de libro: Explorando el terreno, Espadfllid.ul y
arte público, Esfera pública y prdcticas antago11istas y Mo~s de hm·er, son
cuatro catas disrincas sobre problemas comunes, de modo que ni se escape,
en la medida de lo posible. ninguna dimensión fundamental, ni se reduzca
la complejidad del debate a la búsqueda docrrinaria de una única piedra filo-
sofal. Los escritos recogidos son de naturaleza muy diversa y permicen diver-
sos niveles de lectura: reflexiones sobre la práctica propia y sobre la ajena, ·
análisis críticos del debare arcístico contemporáneo, ensayos de filosofía polí-
tica y teoría social }' hasta ·formas ele escricura que se presentan de forma

10 11
P,\LOMA BLANCO, JESús CARRD.LO. JORDI Cl..AA_,,MONTE. MARcEl..o E.xrosrro . PRESENTACI ÓN

manifiesta como p ráctica en sí mismas. En cualquier caso, sobre este úlámo En esca primera sección se abordan distiruas genealogías y cartografías
aspecto. cabe precisar que este proyecto parte tácitamente de un principio que se han trazado contemporáneamente en torno a este conjunto de prác-
irrenw1ciable: no asumir y cuescionar categorizaciones y divisiones clásicas y
aún hoy dominantes entre teoría/p ráctica, arce/escritura, etc. Toda imerven-
ción en d medio social, sea cual sea la forma de mediación que se elija, es de
ticas que nos ocupan, muy marcadamente desde el prisma artístico. Son
prácácas en las que l_a naturaleza pública de las obras y la intención de sus 1
realizadores y realizadoras de ir más allá de la expresión individual da pie a
facto una prácáca que tiene potencialmente efectos poUticos, una coma de la formulación de estéticas críticas otiemadas a la bús_q ueda consciente de
posición, y nuestro libro. aun dentro del pluralismo que hemos buscado, lo
es. Pluralismo, pues entre las contribuciones a este volumen es posible
efectos sociales y políticos. 1 1
Nos aproximamos al contexto en que se desarrollan ~seos trabajos, así
encontrar solapamientos constantes, discrepancias radicales, paralelismos
como a sus caracter/sticas generales más fundamentales, a trav6 de
inesperados, encuentros incómodos, contradicción e incluso antagonismo,
lo que hace: más que pertinenle el estar codos ellos articulados en un libro.
"Explorando el terreno", u n ensayo introductorio donde se ordenan tex-
tos y conceptos y se recorren dos posibles genealogías que se han ido hilan-
1
Daremos ahora noticia de los textos y vectores en cada una de las sec- do a propósito de esta variada constelación de prácticas identificadas den-
ciones. tro del arre público y el activismo artístico. Este ensayo da paso a uila de
estas propuestas genéricas, la de la teórica y activista Lucy R. Lippard, en
1
"Mirando alrededor: d6nde estamos y dónde pode/amos estar" (1995),
EXPLORANDO EL TERRENO que luego desarrollar/a en Tht L11re of tht Local. Tlu Senses of Pillee hi a
Multicmttred Socitty (New Press, Nueva York, 1997). En este escrito -q ue
Creemos necesario comenzar aclarando que somos conscientes del peli- se enmarca en el debate en torno a la categorización de un arte ptíhlico de
gro de contribuir al así llamado "colonialism o culturar al limitarnos en esca
sección introductoria a una selección d e texcos exclusivamente norteameri-
1111evo glnero por parte de Suzanne Lacy, en su fundamenta.l Mapping the
Tt"ai11. Nt111 Genre P11blic Art-, desde su p articular posición, ciertamente
1
canos, silenciando, de ese modo, la tradición crítica europea, latinoamerica- romántica y comprometida con posturas del activismo de los 60 y 70, se
na o, simplemente, no estadounidense. La razón principal de nuestra elec-
ción es lo densamente anículado que ha estado el panorama crítico
norte:unerícano en lo que respecta a las relaciones entre arre, política y acti-
pasa revista a los distintos m odos de hacer arte "público" en el panoram a
contemporáneo, ensayándose una clasificación de los mismos que a su vez 1
pretende ofrecerse como una propuesta p ara el futuro. Le sigue un texto
vismo en un periodo de tan importantes cámbios sociales y cul turales como d e Nina Felshin: "~Pero esto es arte?" (1995), la introducción a su impor-
ha sido el de los últimos treinta alios. Aunque dichos parámetros no puedan
ni deban ser aplicados acríticamente a nuestra situación, dada la idiosincrá-
tante proyecto editorial Bttt Is lt Art? The Spirit ofArt As Activism, en el
que se discuten hipótesis sobre las fuentes de esta m1t va forma culturnl
1
tica concepció n de lo artístico y lo pollcico del otro lado del Atlántico, híbrida, de estas nuevas prácticas de activismo cultural que tienen sus ral-
muchos de los temas aU/ planteados, como la disolución de la tradición de ees activistas en los 60 y en el legado del conceptual, cobran fuerza con el
a.rce polltico articulado en corno al concepto marxista de clase y su sustitu- desarrollo de las prácticas artísticas críticas de los 70, se expanden en los
ción por un m ovim iento artístico de resistencia pluriforme que cuestiona 80 y llegan a ser gustosamente aceptadas y asimiladas por los museos y las
desde su interior los mecanismos de exclusión y homogeneización del capi- instituciones culturales en los 90. Aqul se nos introduce al trabajo prácti-
talismo global, pueden ser de enorme utilidad para enfocar las cuestiones co de una diversidad de artistas y colectivos que vienen trabajando sobre
derivadas de nuestro entorno contemporáneo. Este desequilibrio se verá sol- este terreno durante las últimas décadas.
ventado en las demás secciones, fundamentalmente en las dos últimas,
"Esfera pública y prácticas antagonistas" y "Modos de hacer", más clara-
1 Decimos bú.squed:i romdmrr en canto en cuamo asumimos que toda pr:ictie:> social
mente europeas en las que se incluyen textos de autores d e origen alemán,
(nrt/Jticn inclusive) ácne implicaciones d r este orden, como yo hemos afirmado; lo que carac-
francés e inglés, de modo que la trama teórica se hace extensible también al rc:riuría aqudlas prácrias que aquí ua1.1mos es la conscienci• que m uestran sobre su dimen-
ámbito europeo. sión social y polítie:>.
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12 13

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PALO•u BL,NCQ. jESl'S ÚRIUU.0, JoROI Cl.AR,\MONn. MARCEl.0 E.xrósnu PRESENTACIÓN

Para cerrar esta sección, se incluyen dos apartados ("Hacia · una Esl>ACIAUDAD Y ARTE PúBlJCO
noción de lo polírico en el arre concemporáno• y "Lecciones de resistencia
cultural") de una de las obras fundamentales de Hal Foster: .&codings. Art, Esta segunda sección aborda la transformación radical de la dimensión
Spectack and Cultural Politics, un texto central e n el debate teórico de los espacial de la práccica artística de los últimos creinra años a través de unos
80 en romo al "arte político" y su redefinición respecto a lo que Foster textos que, partiendo inicialmente de la especificidad del campo aníscico,
denomina las "prácticas postmodernas críticas o de resistencia." En él su reflexionan sobre sus límites, los ponen a prueba y finalmence los desbordan
autor nos remite a la nueva coyuntura de los años 80, una época en que la hacia un ámbito más amplio y difuso de la práccica política. Como se apun-
que '3 confusión de cultura y base socio-económica bajo la égira del capi- ta en el ensayo incroducrorio, la historiadora del ane Rosalind Krauss, a
talismo exigía un repensamienco general del arte polh:ico-crítico. De este comiem:os de' los 80, iba a detectar en ciertas prácticas artísticas de vanguar-
modo frence a un arre polícico encerrado en un código retórico que repro- dia desde finales de los 60, como el mi11imal o el sire-specific. una transfor-
duce las representaciones ideológicas dictadas desde el poder, Foster hace mación en la noción de espacialidad que ella definió como de campo expan-
incapié en la necesidad de una prácrica que exceda las pretensiones de dido. Ésca era una espacialidad concexcual y dialógica cuyo sentido no parcia
beneficio y recodificación del capital, un 'arce con una política', lo que de la obra en sí, como en el modernismo~ clásico, sino de sus relaciones múl-
vendrá a llamarse un arte pom11oderno et/rico o de reiistmcia, que interven- tiples con el entorno y el espectador. Según Krauss, la obra parecía así libt:-
ga direcramente en el campo de la culcura. la culrura entendida como lugar rarse por fin de su aumnomía formal y composicional y entraba en diálogo
de conflicto y de concesración desde el que llevar a cabo una investigación abierto con el mundo.
crítica de los procesos y aparatos que concrolan las representaciones cuJru- EJ artículo de Douglas Crimp "La redefinición de la contextuaJidad
rales, una práctica transgresora y resistente que busque transformar y con- espacial" () 992), que abre esta sección, describe los límires y las cuestiones
testar los sistemas dados de control de la producción simbolica y de circu- que deja abiertas esta ruptura espacial cal como se proyecta desde la tradición
lación de los procesos de significación, si bien, como ya destaca Foster, se anlscica modernista, al enfrentarse con las coordenadas sociales y polític.as de
hace esencial que esas prácticas lleven consigo una efectividad macerial un espacio público concreto. Su análisis del debate sostenido respecto a la
dentro de la totalidad social evitando de este modo quedarse reducidas a obra de Richard Serra, en especial alrededor del desmantelamiento de Tilted
meras intervenciones reapropiadas y recodificadas dentro del gran espacio Are, pone de manifiesco la naruraleza política de todo espacio y de toda inrer-
ideológico de dominación. vención proyectada sobre él, incluidas aquellas que pretenden reinterprecar su
especificidad desde un aparentemente inocuo punto de vista estético.
En el segundo de los textos Foscer ya incroduce el concepto del uOtro",
de los grupos sociales minoritarios, el "otro social" objeto de apropiación y Como se viera en la sección anterior, desde finales de los 70 se han ido
recuperación ideológica y comercial por parte del sistema dominante que perfilando un nuevo tipo de practicas artísticas que parten de una reflexión
busca codificar, consumir y erradicar la 'diferencia', social, sexual,... para crítica sobre las condiciones específicas del espacio. Éste no se concibe ahora
ejercer así un mayor control social, un 'monopolio del código' que, según como la intersección de una serie de vecrores abstractos, sino como el campo
Foscer, debe ser cuestionado y resisrido desde una práctica cultural )' políti- de acción de los distinros grupos sociales que lo habitan o domi nan, sic:ndo
ca rransgresora y resistente, proponiendo dos modelos a este respecto: el con- conside.rado el trabajo del arte como un acco inscrico políticamente en dicho
cepto de lo mmor desarrollado por Deleuze y Guarrari y el concept0 de revo- territorio. El texto de Marcha Rosler uSi vivi~ras aquJ" (escrito para cm:
l11ció11 mlturai elaborado por Frcdric Jameson. De esce modo Fos1er nos da
las pauras en corno a un cerna que desarrollará más carde en los 90 en su arcí- ! Como ~ explica m:ís ampliameme en alguno! pasajes del libro. el concepto de
cuJo "'El arcisca como emógrafo" en el que se adviene del peligro del mece- 111od~min110 en la teorfa e historiografta es1é1ici est:1dounidcnsc llc,•J implícitas unas conno-
nai.go ideológico llevado a cabo desde las insciniciones, de la codificación taciones muy parácularcs que teóricos como Clcmcm Grccnberg formularon. En adcla,m,
111odtr11i1mti y 111odm1iJt11 Se usar::in en c:Ste scnrido. ¡• han de ser ncccsarianw111e distingidos
auromácica de la diferencia y de la posibilidad de que este tipo de crabajos se de ino&midJrd, cérmino rdacionado con la tradición de lo 1corfo poli,ici europea. En cual-
conviertan en un nuevo género escérico aJ servicio del especcáculo codiciado qui(r c:i.so. el conrei.-ro donde se utilizan cada uno de estos ,erminos )' las anotaciones edito-
por los museos e instiruciones culturales. riales lllllfcarán la paura de su inrerprccación a lo largo dd volumen. ·

14 15

lt
f

PALOMA BLANCO, j ESLiS C~RRIUO, JoROt ~RMIOITTE, M~RCELO E:.xrósrro PJtESENTACIÓN

libro, actualizando un tcxto publicado en 1991) describe un proyecto en d ne un productivo equilibrio entre, por un lado, el empeño por recuperar la
que se prerendía poner al día d potencial político del arte al comprometer- cradición dispersa de las múltiples prácticas hls1óricas en que la gente ha
se con una cuestión de espacialidad pública con creta, inten1ando peone:abi- expresado el descontento, la protesta, el rcchaw, la oposición (prácticas con
lizar así las fronteras entre los respectivos espacios de la galería y de la vida o sin articuJación política concreta: el movimiento obre.ro, pero también el
de las personas sin hogar3 de la ciudad de Nueva York. En dicho proyecto, trabajo de la fantasía y otros procesos de simbolización o de identificación
Jf You Livtd Htre (Si vivieras aquí. Dia Art Foundacion, 1989) se proponía colecriva, a través de la organización autónoma de la experiencia), y por otro, .

'
el espacio del arte como un ámbito al servicio de una reivindicación de tipo el panorama de pluralización del espacio político que d ciclo de luchas
político y social. El último tcxro, "Hackeando la frontera" (cscrico para este scscncayochiscas manifestó de forma irreversible.
libro), desarrolla este vector de intervencionismo critico sobre el espacio una
El escenario de desarrollo y hegemonía de lo que Kluge y Negt llama-

'
vez que se ha superado la barrera que separa galería y mundo y se plamca 1~
ron mttvaS esferas p1íblícns tÚ prod11cción indmtria/izadas es precisameme
acción en el ámbito general de lo social. En el proyecto expuesto por Florian
donde hoy quedan enmarcados los movimientos de oposición y ancago-
Schneider se pone la reflexión sociológico-crítica acerca de la espacialidad
nistas, cuya actividad vienen a abordar el resto de los textos en esta sección.
contemporánea al servicio de unas prácticas que pretenden subvertir de facto
los modos de opresión derivados de·la economía espacial proyectada desde
el poder. En este caso, el loms específico del arte deja de ser la galería, para
Sea en aquellas prácticas de trabajo político alternativo, que buscan no sólo
una rcapropiación, sino fundamenralmente una rede6nición radical del
f
espacio público o que pugnan por el desarrollo de un movimiento de resis-
ser el lugar mismo del conflicto y de la resistencia.
tencia• global alternativo al proceso dominante de globaliz.ació n (así
Redaim 't he Streets y d movimiento de oposición global ancicapicalisrn.),
EsFERA PllBLICA Y PRÁCTICAS ANTACONISfAS sea en el cipo de trabajo político que artisras y colectivos potencian hoy de

En la tercera parte del libro la cuestión de la espacialidad se abre a con-


muy diversas maneras, de acuerdo con una concepción ampliada del tra-
bajo "estético" que (re)escablez.ca vínculos con los movimientos sociales de
oposición, con las expresiones de auronomía social y de proresta en la vida
e
sideraciones más generales acerca de la actualidad del espado polfrico en las
sociedades del capitalismo avanzado. AJ fondo, la función política que las cotidiana (así Ne pas plier), la cuestión, hoy como ayer, sigue siendo cómo
prácticas antagonistas en todos los niveles de la actividad social jut-gan en el trabajar, desde diversas tradiciones o imaginarios, incluso desde la contra-
cuestionamienro del orden imperanre; recortada sobre dlo, la problematiia- dicción, por procesos sociales que impugnen de forma radical eJ orden de
ción de las tensiones entre activismo (aróslico) y prácticas de crítica institu- dominación existente.
cional y d~ las representaciones visuales. Oskar Negt y Alexander Klogc rea- Esta caracterización muy esquemática del presente no debe hacernos
lizaron con &fara príblka y expn-inicia (1972). eje de esta sección, un obviar algo: la coexistencia de formas de lucha no puede establecerse sino
verdadero clásico de teoría política, en su cuestionarniento radical de la sobre la aceptación de la heterogeneidad del espacio público contemporá-
esftr(l pública burguesa, canco en su configuración histórica real como en d neo. De este principio -partió la cr(rica estadounidense Rosalyn Deutsche en
tipo de fachada de legitimación del orden social que sigue brindando su tipi- su ensayo "Agorafobia" (1996) para acometer sus sistemáticos análisis y crí-
ficación idealizada. Su argumento cenera! es que no es posible acome1cr una ticas, no solarnence de la tipología de espado público que está siendo con-
reestructuración radical de la vida y del orden social aceptando d manteni- formada en este nuevo esradio del capitalismo, sino rambién de la función
mienro de la esfera pública burguesa. Su opción por caracrerizar la esfera aquiescente o reproductora de dichos procesos que ha venido a jugar el arte
pública proletarill como anragonismo absoluto frcnre a la publicidad bur- (ocasionalmente mal llamado •público") )' sus instituciones. Deursche insis-
guesa, lejos de cualquier tipo de fecichización de términos o espíritu totali- te, por lo demás, en la cenrralidad de las prácticas de crítica de la represen-
zador en su planteamiento de alternativas al orden liberal-burgués, mantie- ración visual acometidas por el feminismo postmodtmisra de las últimas
décadas a la hora poner en solfa no solamente las ideologías ncoconsen:ado-
·' Pmo11ns ,;,, hogar: maduci,nos así en este libro el término in~lcs hom,/,ss propl,, que ras, sino también las metáforas espaciales del postmodernismo crítico, los
~ refiere• bs ~rsonas que residen en 12 ciudad ' sin techo·, en bs c:aiks. rimes nostálgicos y excluyences, vinculados a un imaginario político caduco,

16 17
PALOH-\ BLANCO, )ESÜ$ CARRILLO. ]ORDI CL\JLUJONTE. MARCElO ExPósn-o PÚSENTACIÓN

de cienas formulaciones de la nueva críáca urbanística, de los geógrafos o de Finalmeme, con "F.A.Q. (Frequemly Asked Questions)" se presenta un
los críticos e historiadores de arre de izquierda en los Esrados Unidos, -así texto derivado de una experiencia de pensamiento colectivo y coral, concreta-
como de algunos paladines del nuevo activismo arrístico. do en una batería de historias que se relacionan con cuestiones relevantes para
d funcionamiento y las perspectivas de los trabajos de intervención táctica.

Mooos DE HACER
CODA
En esca sección final se recogen parre de las consideraciones previas,
ranro sobre las expropiaciones y reapropiaciones de la espacialidad como Nos parece que las prácticas arcíst.icas y de activismo polícico sobre las
sobre la aniculación de esferas públicas de oposición, para analizarlas y con- que aquí se traca están fi.mdamencalmente afectadas por una serie innume-
trastarlas desde el campo de las tácticas y los modos de hncer. concepros éstos rable de desplazamiencos y trueques. Se trata de prácticas q ue han recorrido
derivados de la obra de Michel de Cert.e au que pretenden ·recuperar para la -aún lo esrán haciendo- un u echo social y político enormemente abierto y
teoría y la práctica crírica ámbitos como el de la polítü·a de los sin-pofitica e . variado: ampliando concexcualidades, articulándose polícicamente superan-
incorporar por canco miríadas de comporcamiencos y reacciones cotidianas do los modelos clásicos d e organización, deshaciéndose del modelo de arcis-
al acervo de lo política y estéticamente relevante e incervenible. ca-auror y de la separación entre obra }' pt'tblico, ecc. Quizá por esca inesta-
bilidad fundacional tienden a mostrar en o·casiones una ciena distancia encre
Para dio, se inicia la sección con algunos de los escritos fundamenrales lo que anuncian y los efectos que consiguen. Son craba,ios que enuncian un
del cirado de Ceneau, incluidos en su obra capital L'bwmtúm du quotidim discurso con el claro propósito de superarlo en la práctica o qL1c, por el con-
(publicado en 1974), a parcir de los cuales se derivan una serie divergence de trario, manejan unos references teóricos y políticos de altos vuelos que nunca
inrerpreraciones y aplicaciones posteriores que dan cuenca de los encuencros resultan dd rodo actualizados o que incluso son radicalmente desvirruados.
)' desencuentros entre teorías y prácticas en el debate (are/seico y polltico) Es pues imprescindible tomar en cuenca la necesidad de un desplazamienco
comemporáneo. conscanre a la hora de reAexionar sobre su funcionamiento mismo, su efec-
Un vector claro de derivación de este modelo es el que nos ofrece Nico- tividad plástica y política, su "peligrosidad'' acaso. Desplazamiemos que par-
las Bourriaud en su Estética rel.t1cio11al (1998), del que ofrecemos una selec- een de asumir la necesidad de no convertir lo que son decisiones o compor-
ción. La relevancia de Bourriaud no estriba tanro en las aportaciones teóricas ramienros de estricto carácter concexcual, pol!tico, históricamente
que realiza -aunque ciertamente es una recopilación inceligence de tenden- determinado, en formulismos, esteticismos o estilismos ahiscóricos, por ené-
cias- como en que represenra la posibilidad muy real de una reducción al sima vez universalizados, desenraizados: evitando y criticando su permanen-
ámbito de las galerías de arte y del museo, o en general Uf! reenmarq11e y recu- re cosificación en una Historia del Arre mecanicista, lineal, perfecrnmence
peración insdcucional, de todas las prácticas resultantes de la consideración de esm1cmrada y compartimenrada -que aún hoy domina con muy diferentes
la vida cotidiana como arena de: incervención artística}' política. caras, algunas incluso precendidamenre progresistas-, donde encajarían muy
bien en el mapa ejemplarizante de grandes autores y obras maestras. En cual-
Interpretaciones de los presupuestos de de Cerreau complecameme quier caso, creemos que ~s importante distinguir en esce punto dos tareas
opuestas a la que hace Bóurriaud son las que nos proponen los grupos de bien diferentes, incluso diríamos que ancagónicas: si la rarea de la hisro1-io0
arcisras y activistas de quienes a cominuación se d a noticia: ®TMark y grafía dominante es recuperar las disonancias, normalizando lo que en su
a.f.r.i.k.a. gruppe, destacables por su trabajo táctico en niveles y contextos momenco fueron rupruras, la nuestra es revisar el pasado arrancándolo de las
muy diferentes. pero siempre situándose en los ámbitos y medios mismos de manos de la Hiscoria con mayúscul;is, revelando la manera en que decermi-
la experiencia colecriva. En este mismo sentido, pero desde una perspectiva nadas prácticas o propuestas constituyen rupturas en el devenir ordenado de
complemenraria, se incluye una emrevista realizada a Rafael Jiménez "Falo", la narrativa normalizadorn. Y esto. no debemos olvidado. con un frn inme-
cantaoi· Aamenco, en la que es posible encontrar algunas claves para la com- diato: criticar y actualizar las prácticas históricas de oposición, para ser capa-
prensión del Aamenco como colección de modos de hacer. ces de arcicular hoy nuevas rupturas }' nuevos antagonismos.

18 19
PAlOMA BLANCO, Jesús cwuuo, JORO! Ct.AIIAMONTE. MAAcao E.'<J'OSITO

Por lo demás, parece inevitable a toda producción cultural en el seno


del espectáculo el tener siempre que contemplar y jugar la baza de una posi-
ble anulación y esterilización. Ello hace preciso aún, desde nuestro punto de
visea, otro orden de desplazamiento: aquel que dicta la necesidad de esca-
--
--
motear a la vista ciertos factores relacionados con la efectividad misma del
trabajo, partiendo de no fjmicar las pe.rspecúvas propias. ni los objetivos.
Una enseñanza que hemos extraído de reflexionar en conjunto sobre decer-
rnipados referentes de vanguardia y de tardovanguardia, y también de la pro-
pia gesración de csre libro, es la siguiente: ya no es eficnscguir cifrando todo
el "peligro" de determinadas prácticas en su capacidad de sorprender. epatar,
provocar y escandalizar, pues finalmente todos nuestos ancestros han acaba-
do con mayor o menor dignidad reducidos a la sección de genialidades más
. o menos simpáticas de esos parques temáticos que son los museos. loman-
do nora de esta moraleja, y siendo conscientes de la complejidad del mundo
contemporáneo y del espacio social y político actual -lo que en este libro
hemos querido reflejar-, nos dirigimos al fracaso más absoluto si no somos
capaces de articular prácticas de oposición y antagonistas que manejen
--
--
objetivos y perspectivas múltiples, y que sepan mostrarse con distintos
camuflajes allá donde operen. No conviene que el adversario conozca feha-
. ciencemente cuál es nuestro mapa de operaciones cuando nos movemos I
pegados al terreno. Aunque suele ser bueno dejar que lo piense.
Explorando el terreno

--
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Explorando el terreno

PALOMA B LANCO

Este libro toma como objeto de análisis una vasta constelación de prác-
ticas que abarcan buena parte de los desarrollos del arte público, el arre cri-
tico y pollcico, asf como las prácticas más cerca.nas al activismo y la acción
directa. Sus métodos, estrategias y tácticas, fines y problemáticas más funda-
mentales, serán tratadas y d iscutidas a lo largo de este volumen.
En esca primera sección del libro, a modo de introducción, nos centra-
remos en el contexto arcfstico y político estadounidense, por ser quii.á el
ámbito en el que con más claridad se han visto los desarrollos y contradic-
ciones que jalonan esta historia, asf como también el que mayor bibliografía
e l1istoriograffa ha generado. Trataremos de rastrear dos posibles líriens genea-
wgicas de este tipo de prácticas. Hay que advertir en cualquier caso que esrns
líneas genealógicas de las que nos vamos a hacer eco no son nece.~ariamence
exduyen res entre sí ni niegan a su vez ocras posibles visiones historiográficas:
no son, en términos absolutos, "la Historia" del arce público, aunque sea
hano significativo que sus rasgos más relevantes se hayan establecido como
una suerte de visión dominante en diversas historiografías al uso (incluso
en los ámbitos "alrernarivos" hay visiones o posiciones más establecidas
q ue otras, y nunca por pura casualidad). Cabe llamar la atención sobre el
hecho de que otros pasaj~s de este mismo libro, se presemen a sí mismos
o no explícitamence como recensiones hiscoriográficas, suponen cuando
menos un buen maóojo de ohws posibles hiscorias, linajes y filiaciones.
Incluso los propios eres texcos que hemos traducido en esca sección, aun-
que provengan de un marco cultural e histórico semejante, establecen sus
propias referencias históricas y filiaciones que no son siempre coinciden-
tes, remoiuá.ndose en algunos casos a momencos alejados de la frontera
simbólica de los años 60.
l'AlOMA BlANCO EXPLORANDO El TERRENO

La primera de las líneas genealógicas que queremos reflejar a conti- amplios segmencos de la población o ignoraban conflictos pasados o presentes
nuación, tiene que ver con los ·trabajos llamados de aru público, funda- (nada es nuevo en el mundo del ane público). El cannon in the park vio
mentalmente depend ientes de la espacialidad en un principio y cada vez cómo su terreno le era usurpado por el "arte elevado~ en los 60, cuando los
más tramados con una contextualidnd que a su vez_se ha ido haciendo más espacios exteriores, al aire libre, particularmente en las áreas urbanas, llega-
compleja y mulridimensional. Los orígenes de esta tradición se han situa- ron a ser vistos como un nuevo espacio potencial de exhibición del arre mos-
do hist~riográficarnente en el mÚzimal y su comprensión expandida de la trado previamente en galerías y museos. En su versión más dnica, este
espacialidad: estamos por tanto en el ámbito de las vanguardias "frías", preo- impulso estaba motivado por el deseo de expandir el mercado de la escultu-
cupadas por las componentes formales de la obra. Esca primera genealogía se ra, y ello, cómo no, incluía el patrocinio de las corporaciones empresarial_es.
verá más detallada, y finalmente desbordada, en la segunda sección de este Éstas advirtieron rápidamente la capacidad del arte para realzar espacios
libro. públicos tales como plazas, parques y sedes empresariales, su efectividad
Una segunda linea genealógica no~ remitiría a una historia del arte cri- como una forma de revitaJizar el interior de las ciudades que estaban comen-
tico, una posibilidad que arrancaría de prácticas más "calienres", más direc- zando a colapsarse bajo el peso de los crecientes problemas sociales. De este
tamente .relacionadas con el arce politizado de los 60 y 70. Sus orígenes modo, el arte en los espacios públicos se promocionó como un medio de "reva-
inmediatos se situarían en el activismo de los 60 y en_el legado de cieno arte lorizar" el medio urbano. · ·
conceptual, continuando por el importante papel jugado por el performnnce En este ambiente se crea en 1967 en Estados Unidos el mencionado Art
árt y las prácticas feministas de los 70, para desembocar en los múltiples ·in Public Places Program del NEA, y con él toda una serie de programas de
desarrollos alcanzados por este tipo de prácticas en los años 80-90, prácticas subvencfones al arte por parte del fatado y los gobiernos locales'. La crea-
todas ellas destinadas a constituirse como esfera ptíblica de oposición. A su vC7., ción del NEA se da en el contexto de aparición de los programas y est.ruc-
esta segunda genealogía verá ampliados algunos de sus puntos clave, y será turas públicas dedicadas a la cultura que tienen lugar en Europa y en Esta-
complejizada y problematizada, en la tercera se~ción de este libro. dos Unidos durante el periodo posterior a la II Guerra Mundial. Así, en
Finalmente, analizaremos en conjunto algunos de los resultados y las 1945 arranca el Arts Council británico, el Ministerio de Cultura francés lo
tendencias de ambas genealogías. hace en 1959 y el NEA en 1965. Una vez que el Congreso vota su aproba-
ción, las nuevas instituciones nacen autogestionarias, independientes a nivel
operativo d_cl poder político y sujetas sólo a una ratificación periódica por
parre del Congreso.
J. DEL ARTE EN LOS ESPACIOS PÚBLICOS AL ARTE DEL LUGAR Las fundaciones gubernamentales parecían auspiciar la participación
democrática y promover lo público en lugar de los intereses privados. Se bus-
Los PROGRAMAS DE ARTE PÚBLICO DEL NATIONAL ENDOWMENT FOR THE ARTS caba alcanzar estos fines· por medio de la selección de una serie de represen-
cantes cívicos y de las artes elegidos por el alcaJde de la ciudad correspondien-
. Dependiendo de cómo se comience el relato, el arce público tiene una
te, quien, "como representante de todo el pueblo", fue inicialmeme design_ado
historia que puede arrancar con las pinturas en, las cavernas o ser tan recien-
para autorizar las decisiones del NEA a nivel local. El final de los 60 y comien-
te como el Art in Public Places Program (el programa para el Arte en los
zo.~ de los-70 se convier<e en el gran momento de arranque de una colección
Espacios Públicos) del Nacional Endowment for the Ares (Fundación Nacio-
de "ane cívico", en un primer estadio más implicada en referencias y justifica-
nal para las Arres, NEA).
ciones internas a la Historia del Arce que con la propia ciudad o la historia cul-
Una versión de la historia que comienza con el declive de lo que Judich tural de sus habitantes. Pero tal proceso cumplirá al menos con el fin declara-
Baca llama la idea del arte público como ca,mon in the park (literalmente "el do del NEA, en el sentido de "dar acceso al público al mejor arte de nuestro
cañón en el parque"), una concepción del arce público que funcionaba a base
de elementos tales como esculturas dedicadas a glorificar lugares comunes de
· la hisroria nacional o popular, y que muy a menudo, por cierto, excluían a
1 lomamos esce balance de Mary Jane Jacobs, "Oucside rhe Loop", Culture in Aaion:
A Public Art Progrnm ofSmlpmrr Chicago, Bay Pres,, Seauk 1995. 1
2-i

. -· - - - ·- - -- -- -- -

1
EXrLORANOO U TERRENO

tiempo fi,era de fas paredes del museon2 • Escas obras, encargadas la mayoría de De acuerdo con Fuller. a comienros de los 70 algunos artistas y admi-
las ve= a parcir de maquetas que se asemejaban por lo general a una versión nistradores más críticos comenzaron a diferenciar entre arte público, una
a pequeña escala de las obras habituales en las colecciones de anc, trasladaron escultura en un espacio público, y arte en los espacios p1íblicos más interesa-
la experimcia privada del museo al epacio exterior. Los festivales, reuniones y do en lás connotaciones de la localización o el espacio destinado para la obra.
otros lugares de asamblea tradicionales se convinieron en epacio, mplementa- De hecho, ya en 1974 el NEA comienza a poner el acento en !a necesidad de
rtos para el arte, pero dichos lugares y sit11acio11es, en ta11to acti11idade, comunales, que la obra sea también "apropiada para el emplazamiento ii1mediato", y en
no se vieron, por lo gmeral, rejlejadar o integradas en el arte que ks 'i:aía''. Así, y· corno a 1978 los candidatos y candidatas a sus subvenciones eran alencadas
puesto que escas obras eran monumentos indicativos de la manera personal de a "aproximarse de 1111 modo creativo al amplio abnnico de posibilidades pam el
trabajar del anisca más que monumentos culturales "simbólicosn de la comu- arte en sit1111cioues p1Íblicas"4• Vemos pues claramente cómo el NEA va adap-
1iidad que los recibía, todo el debate público que suscitó su aparición se cen- tándose, abriendo su concepto de "espacialidad", apostando por propuestas
tró en el "estilo" arcíscico (ane abstracto versus ane figurativo) en lugar de en que integraban el arce en el emplazamiento y que con ello iban más allá del
los "valores públicos" específicos que dichas obras hubieran podido conllevar. tradicional objeto-con-pedestal adapcable a cualquier localización. Igualmente
Durante los años 70 se generalizó el consenso en torno a estos p rogra- irán incluyendo earthworks, arte medioambiental y medios no tradicionales
como róculos, neones, etc.
mas de subvenciones dedicados al arce, y esto, combinado con el dinero pro-
cedente del sector privado, dio una base sólida de apoyo al arce público. La El arce site-spec(fic, como comenzó a llamarse al arce en los espacios
magnitud de los encargos creó una alternativa viable al sistema de galerías públicos, se encargaba con destino a un espacio en particular, teniendo en
para algunos artistas. cuenca las cualidades físicas y visuales del emplazamiento. Debiclo a que
Pero con el tiempo, y en función del interés por explicar escas obras a un éste se convirtió en un elemento clave en d arce público, los mecanismos
público cada vei más exigente, surgió una nueva casca de administradores dd por los que las obras eran encargadas tambié n sufriero n una revisión. De
arce que se especializa.ron en mediar encre los arriscas (formados básicamente este modo, en los 80 el NEA intentó promover la participación directa del
én la ideología modernista del individualismo y la innovación), a los cuales se a.rtisca en la elección y planificación del emplazamiento y la instalación de
sumaban en la gesr.ión los distintos rcpresenranres del sector público. De esce la obra: así, en corno a l 982 los programas del Visual Am and Design
modo, la colaboración con otros profesionales del mundo del arte, la invesci- (Diseño)' Artes Visuales) alentaban "/a interacción de artistas visuales y dise-
gación y la interacción consultiva con los grupos cívicos y las comunidades, se ñadores profesio11ales 11 través de la explomción ,1' desarrollo de nuevos modelos
convirtió en un hecho cada vei más común, llegándose induso a formar equi- colaborativos"). Scocr Burton, uno de los artistas p1íblicos más reconocidos
pos de anistas, arquitectos, diseñadores y paisajisr.as. Sin embargo, salvo en cir- en este periodo, creía que" lo que /1111rq11itect11ra o el diseño eienen en C(lm1Ín
cunstancias excepcionales, raramente se llegó a materializar codo el potencial es su f1111ció11 social o contenido... Probablemente la forma culminante del arte
creativo y cooperativo de esms eqµipos. El aumento de los encargos y el mayor ptíb/ico smi a/gima clase de planificación social, del mismo modo que los
examen al qu.e se vieron someridos trajo consigo una mayor burocrati-zación, earthworks 110s esrdn conduciendo a ,ma nueva noción del 11rte como arqui-
tectura del p11isaje"6 .
que irá constmyendo lo que la comisaria Patricia Fuller ha idencificado como
"el escablishmenc dtl arte pzibiíco... una gmn familia de artistasy admi11istradom. Finalmente, al cie~po que la práccica maduraba, Los artistas dfrigieron
Todo esto parece haber CJ'l!ado 1t11 aparato fimdamenralmente preompnM por su su mención hacia los aspecros histórico,, ecológicos y sociológicos del empLaza-
propia supervivencia y reprodiicció11" 3. rnimto, aunque por lo general sólo metafóricamenre, ~in comprometer a los
ptiblicos de una forma suscancialmeme difercnce del modo en que lo hacía
el museo.
! Para una maror información véase el cexro de Suzanne Lacy, "Culrural Pilgrimages
and Mecaphoric Journeys"', en Suzanne Lac)' (ed.J, Mnppi11g th, Ttmún .. N,1t• Cmre Pub/ir
Arr, Bay Press, Searde, Washingron, 1995, pp. 19-46. Apat'eció también ligcramcnrc craru- • /bid. Las siguienres líneas están basadas en las recensiones de Jacobs.
formado en P11blic .Arr Re,1ir11•, primavera/verano r vernno/ocoño 1993. ; /bid
1 6
· Cirada en M:in' Jane Jacobs. op. ár. Scocr Bnnon. en D,sign Qunrterl:,. n° 122, 1983.

26
EXPLORANDO E L TERRENO
PALOMA BLANCO

A finales de los 80 el arte público se había convertido co un campo


reconocido. Se comenzaron a desarrollar ciclos de conferencias y un modes-
to cuerpo de literatura crítica que trataba en su mayor parte sobre remas
burocráticos y administrativos, considerando las complejidades de la inte-
racción entre los artistas visuales y el público7• Las líneas maestras del NEA
de 1979 insistían en la necesidad de establecer "los métodos para aseg11mr una
La debaúda falta de responsabilidad pública no debía resu.lcar can
extraña. Como señala Suzanne Lacy, desde el comienw el arce público se
había alimentado de su asociación con d istintas instiruciones y, por exten-
sión, con el mercado del arte. Aunque la implamaci6n de los programas
para la financiación del arce público y su presencia fueron procesos gradua-
les, como también lo fueron los intentos de teorizar y pro'fundizar en las
'
'
respULsta informada ~ la comunidad al proyecto"8 • Tales indicaciones se condiciones de contextualidad de la obra, la mayo ría de los arriscas se aco-
ampliaron en 1983, afiadiendo la planificación de actividades para ª educary modaron al sistema csrablecido de los muscos y continuaban conccnmmdo
prepa,-ar a la comunidad" y "plane.< destinados a la implicació11, prepm'tlción .Y su atención en la opinión de crhicos de arce y expertos museísticos. De este
didÍIJgo con la comunidaá. Es significativo comprobar cómo hacia el modo. los aspectos didácticos del arce fueron relegados a los departamentos
comienzo de los 90 el NEA llegaba incluso a alentar "acti11it:ÚuÚs educativas cducacivos m useísticos. "lo que hicieron muchos arzistns f11e lanzarse en pam-
qrie invitm n la implicación dt la commzitúu/'9• caldns a 1111 l11gnre invadirlo con 11na ohm", comenta JeffKclley. "La sice spe-
cificiry, dt hecho, comistln más bien en In imposición de una especie de zona

'
Sin embargo, la crisis económica, los crecientes problemas urbanos y el incorpórea del museo m lo que _ya em de antmumo un contexto con s1u propios
rampante neoconservadurismo impusieron un cierro tono de recelo respec- significados, es decir, 1111 lugar [site]"11 • C uando artistas, administradores y
to al arce "moderno" y trajeron consigo roda una serie de a raques hacia el arte críticos volvieron su mirada hacia esta progresión que habla tenido lugar

'
publico y sus fuentes de financiación. Una serie de situaciones conflictivas desde los objetos en los museos a los objetos en los lugares públicos, y de
marcaron los últimos años de la década de los 80, siendo la más reseñable, ahí a las instalaciones síte specific, articularon obras de arte con ciertas pre-
sin duda, la controversia en torno al Ttlted Arr de Richard Scrra, cuando los 1cnsioncs "sociales y polícicas", pero sin abandonar el marco csencialmence
usuarios de las oficinas circundantes de la Plaza Federal de Nueva York, don-
de se instalo la escultura, pidieron que fuera retirada de su emplazamiento.
Todo ello condujo en parte a un debate accrc:i de la necesidad de desarrollar
formalista. Encendiero n la emergencia de la.~ nociones colaborativas en el
arce como un simple reflejo del trabajo ele los "equipos de discfio", mode- 1
lados de acuerdo con las prácticas arquitectónicas. Oc hecho, la mayoría de
una mayor responsabilidad püblica por parce de los artistasio. los aniscas públicos q ue desarrollaron su obra vinculados a esta progresión

7
histórica, trabajaron de forma conjunta, y casi exclusivamente, con paisa-
jistas, diseñadores y arquitectos.
1
El resulcado de csras series de conferencias puede verse en el libro de JdTrc)' L.
Cruickshank y Pam KonJ1, Going 1'11blic: .A Fiekl Guide to Dtvelopmems i11 An n11d Puhlir Marcando un claro contraste con la filiación anterior, según afirma
Pwes, publicado por el Aru Exrcruion Servicc en coo~ración con d Visual Ans Program
del NEA. N ina Fclshin, "las discusiones sobre lo que se ha venido n llama,· el nuevo
1 Mary Jane Jacobs, op. dt. género de arce público han incl11ido la noción de comunidad o de p,íblico
• El clnilo del programa de :me público del NEA ha vari•do, reOciando los C3mbios como constit11yenies mismos del l11gú .l' han definido al artista p1íblico como

'
aconrecidos en este Ollllpo: del inicial An in Public Places (aneen espacios públicos) se pasó aquel o aquella myo trabajo es sensible n los amntos, necesidades e interem
al Visual Anists' Public Projms (proyectos públicos de anisas visuales). C'"..ad.i cambio sugic~ com1111itarios" 1~.
una concicnci3 crcciemc de las funciones)' resultados del arte en los emplaz.amicmos públicos.
"Lo q11e ha r111nhiado rtcimm11mte afirma Ben Kubli. progr:unador olicial del NEA o la 11ae-

'
sidnd de m,mttner un dMlogo am ti p,íhliro n, ti npncio p1lbliro _r rttlDt'rlr n11arro punto dr visrn
sob,~ lo que /111 de m· In fimcid11 del nrti,ra". Vemos pues cómo a cada paso se v:a tramando una
concepción de comextualidad y csp•cialid.id más compleja )' muhidimcnsional, cómo se va
entendiendo que era nc:cc=io incluir en fo concepción pública de la obra om.s dimensiones,
como la hi~rori:i de ese espacio o las connomcioncs sociales que lo ci.racreri,.on. Algunos con-
ccpms fundamenrales en esca línea J' SlL< posceriorcs dcurrollos ser:ln abordados en la segunda
th, Pub/ir lllftrm. 02 Capo Prcss, Nucv:a York, 1989: )' tambifo a la discusión y las reftren-
cia.< críticas mencionadas en Oouglas Crimp, "La redcfinición de la especificidad espacial", 1
sección de este libro. · en me volumen.
11
10 E.xisre w,a gran cantidad de bibliografla sobre el tema: nos limitaremos aquí a remitir Ciado e.n ucy, op. tir.
al texto de Roberc Scorr, " Tilud An-: Encm)' of tl,e Pcoplc?", en Arlene R.aven (ed.). Art ;,, I! Nina Fclshin, ..¿Pero esto es anc?... jncluido en esta sección.
1
28 29

e
EXrtORANDO EL TERREN(l

HACIA 1.A DEFINICIÓN DE UN NUEVO GENERO DE ARTE POBLJCO el áculo de un congreso que se llevó a cabo en el College An Associarion
Conference en febrero de 1992, dirigido por Leonard Humrer y Suzanne
La evolución de estas prácticas artísticas públicas com prometidas no Lacy, en el qu e se incluían conferenciantes como Suzi Gablik, Richard
:e encuentran una formulación teórica clara hasca finales de los 80. En los
meses de marzo a mayo de 1989 tiene lugar el programa llamado City Sites:
Artists mid Urbnn Stmtegies, ·pacrocinado por el California College of Ares
Bolean, Guillermo Gómez Peña, Daryl Chin, Mary Jane Jacobs y Patricia C.
Phillips. De:;de este momento, el n uevo género de arte público resultó codi-
ficado y concexcualizado, y empezaría a cobrar auge.
and Crafi:s, en colaboración con el Oakland Ares Council, en d que se reú-
nen d iez arciscas: Adrian Piper, Helen y Newton Mayer Harrison , John Mal-
pede, Mierle Laderman Ukeles, Judith Baca, Allan Kaprow, Suzanne Lacy,
PONER EL ARTE EN SU LUG,lR
lviarie Johnson-Calloway y Lynn Hershman. Hablaron de sus obras relacio-
nadas con comunidades particulares )' asw1tos específicos, que también serví-
De inmediato surgen numerosas cuesciones alrededor de cales intentos
an como prototipos _d e relaciones entre el trabajo artíscico y una amplia varie- de s(ncesis dirigidos a articular un nuevo modelo viable de arre público, en la
dad de problemáticas sociales y políticas; discutieron sobre las estrategias
medida en no siempre se acierta a la hora de conocer las principales diferen-
desarrolladas para llegar a públicos más amplios; hablaron de localizaciones
cias estratégicas y metodológicas abrazadas por los artistas. La etiqueta de
directamenre vinculadas con su comunidad o con el contenido de sus traba-
m1evo género dt! nrtt: p,ib/ico, a la hora de establecer un linaje de las nuevas
jos, desde los albergues de las personas sin hogar a las escuelas demencales, las
prácticas 1:n cuestión, pone un énfasis confuso en sus vínculos con la anterior
mujeres )' su problemática, los sindicatos obreros... Junco a las conferencias,
concepciól) del arte público, a expensas de otras caracterísricas igualmente
los artistas tomaron parre en actividades que ellos mismos habían preparado,
definitorias de d ichas prácticas, como puedan ser, sobre codo, las metodolo-
como programas para la gente anciana, talleres sobre la recogida de desechos,
gías orientadas hacia el proceso, cuyos orígenes pueden encontrarse en otras
pe1:fom1n11ces con mujeres, trabajos en colaboración con escudiamcs... desa-
diversas fuentes. Como advierte Felshin, es imponantc señalar también que
rrollando procesos de colaboración y d iálogo. Los periódicos locales publica-
el denominado nuevo genero de arce público no siempre desafía al cipo de
ron arrkulos y exploraron los asunros sociales cracados por los conferencian-
obra a paréir de la cual sus teóricos proclaman que se ha desarrollado. Se
tes. Las series de City Site.r se convirtieron así en el modelo para un nuevo
podría afirmar que la noción expandida o inclusiva de süe, del lugar, cal y
género de arte público, socialmenre comprometido, conscientemente reflexi-
como es delineada por los teóricos del nuevo genero de arce público, forma
vo acerca de los medios empleados, sobre la necesidad de desarrollar una
parce de un impulso o deseo de contextualización más amplio que ha influi-
pedagogía arásrica y de vincula1· el rrnbajo con comunidades especificas.
do en muchos sectores del arce, así como en la culcurn en sentido amplio,
El propósito original del programa era reflexionar en romo a las cone- desde finales de los 60. Esta nueva orientación del concepto de lugar, según
xiones existentes entre los arriscas invitados. Si tal )' como las obras mismas, la crírica y accivisca feminista Lucy Lippard 13, escaria relacionada direcramen-
pero también la literatura crítica generada y los proyectos comisariados parc- cc con la necesidad de hacer frence a las actitudes ancihiscóricas de la sociedad
elan sugerir, escaba tomando forma una nueva dirección en el arce público, la acrual y su desvinculación de las problemáricas sociales, con la urgencia de
siguiente cuestión era plantearse si los conceptos críticos del momenro pro- a.Izar la voz por la necesaria vinculación del arte con la polícica y los asuntos
porcionaban un marco apropiado en el cual considerar estas "nuevas'' prácti- sociales. De este modo, Lippard se centra en el concepto de cultura uniéndo-
cas arrísricas. El California College of Arrs and Crafts y el Headlands Cenrer lo al de lugar, el lugar encendido como emplazamiento social con un conre-
for the Ans organizaron un simposio en el mismo año cirulado Mnppiug the nido humano, y desde ahí postula la necesidad de un arre comprometido con
Terrain: New Gmre Pub/ir Art, subvencionado por la Rockefeller Foundarion. los lugares sobre la base de la particularidad humana de los mismos, su con-
la Gerbode Foundation, el NEA, la Napa Concemporary Ares Foundation y tenido social y cultural, sus dimensiones prácticas, sociales, psicológicas, eco-
el deparcamento de educación del San Francisco Museum ofModem Arr, en nómicas, políticas... Frente al policicismo en ascenso y en un mundo ''cnren-
el que ios parricipanres consideraron asumas entre los que se incluía la nece-
sidad de desarrollar w1 lenguaje crítico que identificara)' evaluarn este cipo de 1
·' Como veremos en el mcco "Mir:rndo alrededor: dónde estamos )' dónde podríamos
obras, vinculando sus aspiraciones sociopolíricas y esréricas. fure fue rambién estar", éll C>'telibro.

:11
EXPlORANOO EL TERRENO
PAlOMA BlANCO

te de cultura", para Lippard se hace necesario profundizac en la: relación del experimentador - informador - analista - activista.-En este esquema se nos
1:::
arte con la sociedad, reinstaurar la dimensión mítica y cultural de la expe- presenta un continuo de posiciones que no son fijas o determinadas, sino
riencia "pública''. De este modo el artista, a través de su trabajo eón la comu- que están delineadas en función de diferentes propósitos, permitiéndonos
nidad, puede ayudar a despertar en el paisaje social su sentido latente- de investigar de un modo más cuidadoso las estrategias estéticas posibles. En
lugar: una preocupación que, en efecto, caracterizaría a muchos arcisras desde cu~quier época un artista pued e operar en un puntó diferente del espectro
los afios _60. Como afirma Jeff Kelley en "Common Work", o quizás desplazarse entre distintas posiciones: ·

"mientras que 1111 emplaMmimto rep1·esmtJI las propiedades f/sicas que co1mi- PÚBLICO
PRIVADO
t11_yen un !rtgar s11 mnsa, _espacio, l11z, dumciú,z, localiuzdó11 )' procesos mate•
ria/es, 1111 lugm· representa las di111msio11es prdcticas, vemdwlas, psü:ol,Jgicns,
sociales, c11lt11rales, reremo11iales, ét11icns, eco11ó111icas, políticas e húwricas de
dicho miplaMmimro. Los empl112.11111imtos so11. como los marco., foicos. Los
Artista experimentador
Artista informador
Artista analista
Artista activista
.e:
lugam son lo que /J.ma tales marcos y los hacen .fimcio11ar. Los emplazamien- r
tos so11 como mapa.< o millas, mientms q11e /ns lugares son las reservns de conte- Stt~ietívidad y empatía: el artista como e>.7>eri'mentador. Según L1cy, en
nido h11ma110, como la memoria o los jardines. U11 emplnzamie11to es 1Í.til y u11 un arte más trad icional la experiencia subjetiva del artista queda representa-
l11gar es 11tilizado. U11 enzplazamie11to 11111do se abmuiona, y ÚJs lugarts aba11- da en un objeto visual; tal subjetividad se considera algo fundamental para
do11ados son millas"14 • el arte. Aun denuo de este modelo, el arte conceptual y la performance ayu-
Estaríamos hablando entonces de un arte tkl l11g111·, de unas prácticas daron a aislar el proceso del arte, sustituyendo, de hecho, objeto por proceso.
en las que el concepto de contexto, de espacialidad, va estando más y más Lacy sugiere comenzar investigando la capacidad de mediación e interacción
acabado para llegar incluso a incluir las conflictualidades po!lticas, sociales, que los artist~ visuales pueden i portar a la agenda pública, valorando cómo
económicas... del lugar con el que interactúa. estas capacidades les permiten relacionarse con públicos más amplios. Eu
aquellas obras que tienen lugar, en un sentido amplio, dentro del dominio
de la experiencia, el artista penetra en el territorio del otro y presenta sus
DISTINTOS MODOS DE HACER ARTE PÚBLICO. observaciones sobre la gente y los lugares a través de un informe que proce-
El PAPEL DEL Y DE LA ARTISTA Y DEL PÚBLICO de de su propia interioridad. De este modo, continúa Lacy, se convierte en
un medio para la experiencia de ocros, y la obra en una metáfora de dicha
Son muchos ·los modos de hacer y entender este tipo de arte público, relación.
así como son muchos los modos de categoriiarlo y pensarlo. Lippard aco- Aunque se tiende a clasificar la subjetividad como algo apolítico, una
mere una interesante clasificación en "Mirando alrededor: dónde estamos y

e::
de las mayores contribuciones del pensamiento feminista en las décadas
dónde podríamos estar". pasadas fue considerar que la experiencia individual, tiene unas profundas
Suzanne Lacy15 nos ofrece ocra aproximación, moscrándonos un análi- implicaciones sociales. La experiencia se ha manipulado al servicio de la
sis de los posibles papeles llevados a cabo en este tipo de prácticas tanto por publicidad y la política, -por ejemplo, donde los productos y los polfricos se
parte del artista como del público, los distintos grados de implicación que vinculan al deseo y a los valores. De acuerdo con Lacy, la experiencia priva-
pueden desarrollar, realizando un diagrama que estructura las prácticas desde da ha perdido su autenticidad en el ámbito público y quizás el arte, al menos
lo privado a lo público: a partir de una concepción del y de la artista como simbólicamente, puede devolvérnosla. Hacer del artista el medio de expre-

"Common Work'", en M.appi11g th, Umtin, op. cit, p. 142.


14 Jeff Kellc:y.
sión de todo un grupo social puede considerarse un acto de profunda empa-
áa. Donde no existen criterios fijos para afrontar los problemas sociales más
urgente.~, sólo podemos contar con nuestra propia capacidad para sentir y ser
e
ll Véase Lac)', "Debared Territof)O Toward a Critica) l.anguage for Public An", en
testigos de la realidad que nos circunda. Esta empatfa, asegura Lacy, es un
M11pping The Trnnin. N,w C,mrt' Public Art, op. cit., pp. 171-185. Los párrafos q u e siguen
son una larga recensión de los principales argumencos de Lacy. servicio que los arriscas ofrecen al mundo. C:
31 33
,
PALOMA BLANCO EXrLORAN[)O EL T E Rl<EN<l

Infimnacióll revelada: el artista como informador. En el papel de infor- imágenes como tales. De este modo, el arre de análisis proviene de la his-
mador, el artista no se cemra sencillamente en la experiencia sino en su ree- toria del arce conceptual de los 60. cuando los artistas exploraban la des-

::e , laboración, una recapitulación que supone narrar una situación: reúne roda
la información posible con el fin de hacerla accesible _a otros. Llaman nues-
tra atención sobre algo. Las prácricas del anisrn como informador varían
dependiendo de ciertas líneas de inrencionalidad. Algunos anistas mera-
materialización del objeto artístico y su remacerialización en-el mundo de
las ideas.

::e mente ref!-~;rm lo que existe sin asignarle valor alguno; hay quienes infom1an,
ejerciendo una selección más consciente de la información. El artista como
informador se compromece con un público no sólo para informarle sino
Comtnr,,endo commsos: el artista como activista. El ülrimo paso que de
la mano de Lacy podemos dar nos llevaria del análisis al activismo, un posi-
cionamienco del artista en el que la práctica artística se contextualiza en
situaciones locales, nacionales o globales, y el público se convierte en parti-
también para persuadirle. Es quizás por esca razón que cuando algunos artis- cipante activo. Martha Rosler ha explorado la ciudad de Nueva York por lo
tas entran por primera vez en el campo sociopolíáco a menudo adoptan esca general como una artista analista, pero su obra puede decirse que da un paso
función. Informar implica pues una selección consciente, aunque no nece- hacia el acávismo. lfYou Lived Her'f!... 1<\ un conjunto heterogéneo de expo-
sariamente un análisis, de la información. siciones y en0:1emros que tuvieron lugar en la Día fue Foundacion de Nueva
SiÚ1-11cio11es y soluciones: el artista como analista. De la información o pre- York, reunió la obra de arr.i~1:as y activistas que hacían frente a la actual cri-
sentación de información al análisis sólo hay un paso, pero d cambio que sis social estadounidense en relación a la escasez de viviendas en la ciudad.
implica en el papel dd artista es enorme. En los dos primeros modos de tra- Algunos trabajos consideraban la manera en que los aniscas se habían encon-
bajo, experimentar e informar, observamos un énfasis en las capacidades trado inmersos en la especulación inmobiliaria y la ineficaz poi/cica de habi-
intuitivas, receprivas, experimentadoras y observadoras del arásra. Quienes tabilidad urbana. El análisis sobre la provisión de alojamiento y la situación
comienzan a analizar situaciones sociales a cravés de su práccica aníscica de las personas sin hogar se vio complemencado con la propuesta de toda
asumen una serie de habilidades que normalmente escán más asociadas al una serie de intervenciones que sirvieron como diferentes modelos para el
trabajo de las ciencias sociales, el periodismo de invesrigaci6n o la filosofía. activismo.
Tales actividades, siempre de acuerdo con Lacy, sicúan a cales anisras en una
posición de colaboración con muy diversas actividades inceleccuales, y des- De este modo, los arriscas se convierten en ,·11taiizadow p11ra el cambio,
vían nuestra apreciación estética hacia la valoración de la forma o el sig- posicionándose como ciudadanos activistas. D iametralmente opuestos a las
nificado de sus construcciones reóricas. prácticas estéticas del arrisca individualista y aislado, lo que Lacy llama ''la
conscrucci6n de consensos" lleva consigo la necesidad de desarrollar un con-
A la información sigue inevirablemencc el análisis. A mediados de los junto de capacidades normalmente no asociadas con la práctica del am:.
80 los fotógrafos concemporáneos en Estados Unidos y otros países pasaron Con el fin de tomar una posición respecto a la agenda pública, el artista debe
de la simple observación, por ejemplo de los desastres medioambienrales, actuar en colaboración con la gente, y a parcir de una comprensión de los
a la teorización polícica. En 1986 se consriruyó la Atomic Photographers sistemas y las inscicuciones sociales. Debe aprender cáccicas completamen-
Guild para llevar a cabo proyectos relacionados con las problemáticas aso- te nuevas: cómo colaborar, cómo desarrollar públicos específicos y de múl-
ciadas a la energía nuclear. Por e,jemplo, la obra de Richard Misrach Bravo ti ples eser-aros, c6mo cruzar hacia otras d isciplinas, cómo elegir empla-
20: The Bombing of the American Wést presenca una irónica proposición zamientos que resuenen con un significado público y cómo clarificar el
para convertir un campo de pruebas militares para bombas atómicas en un simbolismo visual y del proceso a gente no educada en el arce. En ceras
parque nacional.
Cuando el artista adopta una posición de analista, el trabajo sobre: 16 Ver JfYo11 Litnd Her~... Th,· Ciry i11 Ar,, Th,ory. tmd So,:;,,¡ AcrMm,. A Projm bt

la imaginería visual se suscituye a menudo por un énfasis sobre el texto M11rth11 Rosler, Discussions in Conrcmporary Culture n" 6, Brian Wallis (cd.), Bay Press J'
verbal en la obra, desafiando de esre modo las convenciones de belleza. Su Dia An Found:nion, Scarrlc \' Nueva York, 1991 . Hemos inchúdo en la segunda sección de
análisis asume un carácter escérico desde la i:oherencia de ideas o desde su nuestro libro una recensión · harto sig.nificariva de e~tc proyccro, como "$¡ vjvicrJs aquí" . .
Toda la segunda sección consis,e en una reflexión amplia de las problemáticas asociad"s a las
relación co11 las _imágenes visuales, en lugar de expresa~lo a tmvés de las relacio nes entre arte, espacialidad )' acción social.

'1-J
35
EXPLORANDO EL TERRENO

palabras, los anistas activistas cuestionan la primacía de la "separación" Desde dentro hacia afuera, los círculos concéntricos que establece La.cy
como una postura artística y acometen la producción de significados consm- son:
mada con el p,íblico17•
l. O rigen y responsabilidad.
2. Colaboración y codesarrollo.
fa PÚBLICO 3. Voluntarios y ejecutantes.
4. Público inmediato.
A este nivel de análisis, centrado en el posicionamiento del arrisca, pode- 5. Público de los medios de masas.
mos añadir ahora otra categorización centrada en_el público. 6. Público del mito y la memoria.

En distintos momentos de la hisroria del arce se ha entado de desafiar 1. Origm .Y mpo111abilidad. Si representamos la génesis de la obra como
la supuesta pasividad del público. por ejemplo con los happmings, cuando d un punto en el centro del circulo, radiando hacia afuera, en primer lugar nos
público y sus movimientos a través del cmplaz.amicnco de la obra se consi- enconuaríamos con los individuos o grupos que asumen diferentes grados
deraban parte de la obra misma. Los críricos y crfticas contemporáneos, de responsabilidad en dicha obra. La. génesis y la responsabilidad van apare-
siguiendo el ejemplo de la práctica anlstica, han comenzado a deconstruir la jada~ en este modelo, siendo el cenero equivalente al ímpetu creativo. Desde
idea de público, las más de las veces en relación con líneas especificas de este cenero, cuya base varía de obra a obra, surgen imágenes y estructuras
identidad de género y raza, y menos a menudo en relación a la clase social. (aunque no necesariamente el significado, que se completa en la recepción
Pero la relacirin del público con el proceso de la obra no está siempre dara- de la obra). El centro del círculo son aquellas personas sin las cuales la obra
mente articulada en ciertos análisis contemporáneos dirigidos a dirimir su no podría existir.
idemidad o composición. Lo que nos interesa ahora no es simplemente la
composición o identidad del público sino hasta qué grado su participación 2. Colaboración y codesarrotlo. El siguiente circulo, partiendo del centro,
forma e informa la obra de arte, cómo fa11ciona como paru integral dt! la ind uye a quienes coiaboran o codesarroUan la obra, las personas cooperan-
tstrttctura de la obm18• tes que han invertido tiempo, energía e identidad en la obra y que partici-
pan profundamente en su autoría. A menudo son tanto los artistas como los
Lacy acomete uno de los posibles análisis del público bajo la forma de
miembros de la comunidad, sin cuya colaboración la obra no podría ir m:ís
una serie de drculos concéntricos permeables que demarcan sendas esferas,
allá. No obstante, en este nivel de implicación, la pérdida de un solo miem-
organizadas de tal forma que permiten un continuo movimiento de wia bro, aunque pudiera tener una implicación seria en la obra, n·o alterarla dra-
esfera a otra. Con la dara intención de no jerarquizar, tal descripción nos
máticamente su carácter esencial.
permite desarrollar, en este modelo centrado en el público, una• noción de
interacrividad que iniciamos en la sección previa. Es importante señalar aquí, remarca Lacy, que cales divisiones son de
algún modo arbitrarias y se movilizan con el fin de clarificar nuestra idea
sobre el público. En realidad, quienes es·tán en d cenero y el primer círculo
•· Un interesame libro que sirve de complem,mo a esta visión final dd :me aaivista
n el de Nina Fdshin (ed.), B111 Is Ir An? TheSpirir o/An 111Arrivis111. &¡• Press. Se:11tle, 1995.
no siempre están claramente definidos, y lo que es más importante, en una
cu:,,a imroducción hemus incluido en esta misma sección bajo el Úlulo "¡Pero nto es anc? obra activamente participativa el movimicnro que existe entre los disrinros
El cspfriru dd an, como activismo". niveles de compromiso se proyecta en el sistema propuesto. Cuanto mayor
'" En esre orden de cosas continua remos movicéndonos en el marco reflexivo estable- es la responsabilidad asumida por individuos o grupos, más central es su
cido por Suzanne Locy, al que nos v,:nimos refüiendo. Esro no quier, decir que ém1 sea '3 papel participativo en la génesis de la obra. Los usocios colaboradores" se
única posibl, forma de tomar en consideración la cuestión dd público. En la tercera s,cción convienen en elemenros más o menos centrales al tiempo que la obra
se ampl/o precisamemc, y se problema1iu. la noción d, "p,iblico dd arce", principalmcnre
en el ensayo de Rosalyn Deuuche. donde no se rrata de un público nnpirito que participa o
encuentra su fonna final.


no en la construcción de la obra de arte. sino de cómo la obra de arte puede ro11s:truir s11
p1ib/icQ, criticando de esta forma cxplícirameme las limicaciones del án:llisis de "el público• 3. Voluntarios y t!}tcutanttJ. En el siguiente nivel nos encontrarfomos a
que sr da en ciertas práctic:is de los 60 y 70 que aquí estamos meando. los voluncarios y ejecutantes, aquellas personas sobre, para y con qui~nes s~

37
1
rAI.O~IA &LANCO E::-;rLORANDO EL Tf.RRENO

crea la obra. En el proyecto de Danny tvlardnez para Culture i11 Artio11, este que observa una perfom1a11ce de Los Angeles Poverry Deparcmenc
nivel estaría representado por los aucobuses replems de miembros de la (LAPD) 19 puede sentirse inspirada y acudir a un taller o servir como excrn

:e comunidad que desfilaban en dos vecindarios de Chicago. Incluiría a los


miembros de la comunidad y a los representantes de varias organizaciones
q tle voluntariarnenre organizaron el desfile en que la obra consisría.
en una perfimia11ce. Siguiendo el criterio del LAPD, que incluye la volun-
cad de dedicar todo el tiempo necesario que su labor requiere y un cieno
nivel de habilidad teatral, cualquier persona del público podría moverse

:e 4. Público inmediato. Otro nivel del círculo comprende a quienes tie-


nen una experiencia directa de la obra. Este sería el nivel de lo que tradi-
progresivamente hacia el centro de generación y responsabilidad de la
obra. En estas obras públicas a tan amplia escala, muchas de las cuales
existen durante largos periodos de: tiempo, también tiene lugar el movi-
cionalmente se ha llamado el público, la gente que atiende una pe,for- mienro contrario, cuando las circunstancias o los intereses mueven a los
mance o visita una instalación. Debido a las características completamente y las participantes hacia un círculo más exterior ~n el que permanecen
abiercas de las obras de arte basadas en la comunidad, quienes acuden a la como m iembros del público comprometidos e informados. Este modelo
presentación final de la obra o a su exposición a menudo están más com- dora al público de capacidad de actuar, en lugar de simplemente ofrecerle
prometidos en la misma que, por ejemplo, quienes visitan un museo. identidad.
Entre quienes visitan el Vietnam 1,éteranf Atfemorinl de Maya Lin cada año,
Como hemos visto, las reflexiones sobre esta primera genealogía de las
hay un gran número de veteranos de la Guerra del Vietnam v sus familia-
res, lo que le da al muro un profundo sentido de compromis~ a nivel expe- prácticas que nos ocupan nos han ido llevando hacia grados mayom de
riencia!; dio supone un imporcame valor a la hora de considerar la efecti- implicación de la comunidad en la obra y una mayor presencia en la misma
vidad de la obra. Encre el público del Bretevi/1~ 's Little Toltyo Project de de sus conflictos reales. Es momento pues de abordar una segunda genealo-
Sbcila Levranr se cuentan quienes han vivido }' trabajado en el lugar donde gía en la que esca "contextualidad expandida" se abre hacia consideraciones
la artista intervino, y cuyas palabras )' experiencias están plasmadas en el más abiertamente políticas.
hormigón bajo sus pies.

5. P1íblico de los medios de mmns. Los efectos de la obra a menudo 11. EL ARTE EN EL INTERES PÚBL!C~0 :
continúan más allá de la exposición o pe1forma11ce de arre público inrerac- UNA HISTORIA ALTERNATlVA DEL ARTE CRITICO
ti".º• y se magnifica el público que experimenta la obra a través de repor-
ca¡cs o documentos. Esre nuevo nivel de público incluye genre que lee Si en la primera parte de este cexro hemos rastreado una primera línea
sobre la obra a través de los periódicos, la ve en la televisión o acuden a genealógica que arrancaba del arre público y derivaba a_rravés de una con-
visitar las exposiciones documentales. Expanden el alcance de la obra y for- cepción de la espacialidncl que cada vez se va haciendo más compleja y mul-
man parte más o menos integral de su construcción, dependiendo de la
intención del artista. 19 El LAPO es un grupo que trabaja fu,,damencalmcnic la ¡m:(ormrmce, creado por

John Malpcdc. quien estudió filosofía y fue un anista de re1formm1ce en los 70. Visirando
6. P,.íb!ico del mito y la memoria. Esce nuevo nivel de público porta la Los Angeles durante la preparación de las O limpiadas del 84, se quedó horrorizado por el
obra de arce a través del tiempo como mico }' memoria. En este nivel la obra rratamicnto que daba la policía a las personas sin hogar, a quienes vinualmente escondían
de arre se conviene, en la literatura del arre o en la vida de la comunidad, en para "embellecer'" la ciudad. En respuesta a esta simación. comenzó a trabajar con d I nncr
una posibilidad frecuente de recuerdo o celebración. Cicy Law Cemer. En 1985 fundó d LAPO (Departamemo de Pobreza de Los Angeles. un
juego de palabras con nombre popular dd cuerpo de policía de la ciudad. Los Angeles
Un demento fundamental a tener en cuenra en la construcción del Police Deparrment), el primer grupo performance en la nación formado principalmente
público es su namraleza fluida y flexible. En ninguno de estos niveles pro- por gente sin hogar. Véase el arcículo de Linda Frye Burnham, .. Hands Across Skid Row:
John Malpede"s Performance Workshop fer che: Homeless of L.A.", en~,.,;,. rhr Pub/ir
puestos la participación puede entenderse ·como prefijada, )' dependiendo
lmernt. op. rit, pp. 55-88.
de los criterios que establezca la obra los parricipanres se mueven de un lado !ll Denominación que remamos del libro de Arlene Raven (ed.). Art ÍJ/ thc P11blic l11r,·-
a O[ro dentro de los distintos niveles. De este modo, una persona de la calle rrlt, op. ár.

39
r

EXPLORANDO El TERRENO
PAI.OMA BLA N CO

cidimensional, d ebemos señalar también la posibilidad d e establecer una estilo de polftica activismo cultural. El activismo rnltuml puede definirse de
segunda línea genealógica que arrancaría de una serie de prácticas dirccra- una ma11tl'tl sencilla como el uso de medios cult11rnú1 pnm tratar·de promo11e-r
meme relacionadas con una consideración del arte como d emento fundador
de una esfera pública de oposición, con una visión activista de la ctdtum.
cambios sociales. Relacionado con los programas acrivistm iniciados por artis-
tas, mmicos, esC1"Ítores y otros prod11ctore1 cult11ralts, tal activismo seííala In
interrelación entre la critica rnlturttl_y el compromiso político"11•
t
De este modo podríamos hablar de una historia altmu,tiva del arte crí-
tico en la que esrarfan incluidas aquellas prácticas que u adicionalmenre, o
al menos en el momento de su gestación, fueron sitúadas en los márgenes ·
t
ÜRfGENES ACTMSTAS E INfUJENCIAS DEL CONCEPTUAL
del discurso establecido por su vinculación con una visión crítica de la rela-
c_ión en tre la cultura inscinicionaliz.ada y la d emocracia participativa, pr;ic-
trcas c¡ue buscaron enmarcar y fomentar la discusión y el debate desde con- Podemos comenzar una aproximación a esta historia situándonos a
textos sociales y políticos, explo rando conceptos como "lo público" y el finales de los 50, cuando los artistas desafían las convenciones de las galerí-
espacio con una intención claramente política. Este conju nto de prácricas as y los museos a rrav6 d e los happmint1 y ocros experimencos. Afian
supusieron un claro desafío a los paradigmas establecidos del modernismo: Kaprow ha contado su versión:
a la concepción de la figura d el arrista como genio aislado, libre y aucosufi- "ÚJs artiuas u npropillro11 del medio real:, 110 del esr11.dio, de los despmiicios )' 110
cieme, independien te del resco de la sociedad; a su visión del ane definido di' /111 fi11m pinmrm _y nufnnoles. lncorpomron temologúts q11t no hnbúv1 sido 11ti-
en función de su autonomía y autosuficiencia, un Arte con una oriemación lizadm m el ttnt. lt1co1¡,omro11 ti comportnmimro, ti rim1po. la tcologln y los 011111-
no_-rclacional, ~o-interacciva, no-participativa, centrado en la visión y su tos pollticos. En poco titmpo, el didlogo se despinzó de co11our 1111/s _y mds sobre lo
epistemología espectacular, en la que el concepto de público queda reduci- qur tm el aru n la fommlación dt preg,111t11s sobre q11é era úr vid;,, ti significado
do al de mero observador-espectador de objetos mercancilizables, una rela- dt la vida"u_
ción entre obra de arte y público establecida sobre el paradigma de la "sepa- De este modo artistas como Kap row desplazaron el empl:narnienco d el
ración" encre objeto y sujeto. significado estético desde las expresiones privilegiadas del mista a las expe-
Para todas estas prácticas la reordenación de los parametros de la cul-
tura se conyierce en una necesidad polltica básica, asumiendo que esca Larca
riencias comunes de los y las participantes. Es así como, ya en los 50, el espa-
cio del arte comienz.a a "comple1arse" con gente, procesos, polltica, mensa- t
política no puede limitarse al coto privado de la "culturan, siendo uno de jes, recuerdos, instituciones, acontecimientos, experiencias, comunidades y
sus objetivos principales el hacer frente a la vez a los mecanismos de poder ouos fenómenos de la vida cotidiana.
polltico y económico, incluyendo entre eUos a los sistemas de comunica- No fueron éstas las {micas reacciones a la estética modernista y a su pro-
ción de masas que conforman y definen nucsrras nociones dd mundo. fundización en el formalismo estético: el arre conceptual planreó, a su vez.,
Podríamos de este modo hablar de toda una clase de formas culrusaJes q ue el significado de una obra de arte rcsidia no en el objeto autónomo, sino
híbridas emre el mundo del arre, el del activismo político y el d e la orga- en los procesos intelectuales que están en su origen. El ensayo de Felshin que
niz.ación comunitaria.
incluimos más adel:mre en esca sección, y que ya hemos citado, da cumpli-
Esca segunda línea genealógica del artt critico, entendida en este caso da cuenta de la imporcancia del conceptual a la hora de enrendcr desarrollos
como el arte en el inttrls príblico, enlazaría claramente con el anterior aná- posteriores.
lisis de Lacy del artista como activista. De este modo, lo que vincula a estos
procesos con un espacio o lugar público no es tamo su presencia física en
dichos espacios como su interacción con las fuerzas sociales, políticas y
económicas que dan forma a la vida d e la comunidad. Como expone cla- !I Brian Wallis. "Democracy and Culrural AC!ivism•. en Brian Wallis (ed.). Dm1omrr1<
ramente Brian Wallis en "Democracy and C ultural Activism", •en la medi- A Projm b, Group Mnrn-iaL Oi~ons in Comcmporary Culture nº 5, Bay Press ¡· Oia Aic
Foundati~n, Se:ude y Nueva York, 1990, p. 8.
da tn que este att-i11ismo se ha visto por necesidad rs:trechammte relacionado
con la c1Y!ación de inuigeneJ legihlr.1 y efectivas, podemos llamar a este n11evo !: C irado en Lacy. "Cultural Pi)grimagcs and Mecaphoric Journqs. op. rir. 1

- - -- - - -
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1
1
PALOMA BLANCO EXrLOR.~NOO EL TER1tEN0

EL PERFORivlANCE ARTY EL ARTE FEMINISTA DE LOS 70 Como señala Nina Felshin, en una época u otra, muchos de estos arris-
cas han hecho referencia a temas que inceresan de un modo directo a las
Las prácácas artísricas que tienen su origen en el clima democrático y mujeres, incluyendo el sexismo, los derechos reproductivos, la lesbo_fobia, la

:e creativo de finales de los 60 y comienzos de los 70 ejercieron una influencia


muy significativa sobre las posteriores evoluciones de aquellas más compro-
mecidas social y polícicamence.
violencia sei...-ual y doméstica_. el SIDA, la cuestión de las personas sm hogar
y la vejez. El arte feminista encuenua un imeresant~ marco t~ódco en_el t_r~-
bajo d e Judy Chicago, quien se cuenta enue las am scas ferrumstas mas v1~1-
bles de la época, junco a ouas como Miriam Schapiro, Arlt.,ne Raven,_ Sheila
El performnnce sigue en pane las consignas sobre demiateria/ización
Levrant de Breneville, Mary Beth Eclelson, June Wayne y Lucy L1ppard.
de la obra que había impuesro el conceptual, pero incorporará a su vez
Chicago pensaba que la identidad femenina autorizada a través de las desfi-
cuestiones absolutamente claves corno la presencia, comprometiendo la
guraciones o descripciones engañosas de la ~ulrura pop_ular ~odía ser con•
corporeidad del arrisca, y ocasionalmente del público, en la· ejecución
crarresrada aniculando unas nuevas construcciones de la 1denndad en el arte.
misma de la obra2.l. Veremos luego en los textos inclufdos en la tercera sec-
En ese proceso, las mujeres artistas y algunos y algunas otras artistas ii1tere-
ción de este libro cómo escas cuestiones han llegado a entrar, de forma
sadas en las minorías étnicas comenzaron a .considerar sus identidades, una
:a directa o indirecta, en la práctica de movimientos de acción directa como
Rcclaim the Streers2; .
Por orra parte debemos destacar la importancia que en ese momento
de las claves para el nuevo análisis político. como un tema central en. sus _esté-
ticas, de un modo aún no definido. Ambos grupos romaron conc1enc1a de
que sus comunidades de orioen eran su principal público. Artistas como
cobra la presencia del arre realiz.ado por muieres, especialmente el arce de
::8 marcado signo feminista, gestado a comienz.os de los 70. "Lo personal es
político» es uno de los lemas centrales introducidos por el feminismo. La
Judith Baca trabajaron en ;hettos y barrios con problemas específicos,
luchando para aunar la estética altamente desarrollada de las escuelas de ar~e
con la escécica de sus propias culturas. Enfatiz.ando.su papel como comL111l•
revelación personal, a t ravés del arce, podía convertirse en una herramien- cadores, estos arcistas buscaron crear un lenguaje ardsrico que pudiera ~~blar
ta política. Esto trajo con.sigo que la aurobiografia y otros temas que hasta con su gente. Su obra reflejaba el puente entre d iversas cLdturas. Casi mva-
ahora no se consideraban relevantes (incluyendo cuestiones de clase, riablemente ello les conducía al activismo. De acuerdo con Yolanda Lópei,
sexualidad, género, raz.a) se introdujeran en el arre de los 70. Las h istorias "en ,mn ipocn m la q11e el Estado se ha desintegrado hasM elp'.mto de que ya n~
autobiográficas )' la imaginería que las acompañan sirvieron para situar lo atientÚ las necesidades de la geme, los y las anistns q11e trabn;nn en la ,mmm,-
personal en un contexto polfrico, para encender e iluminar las visiones dad necesitan tÚsan-o/Lar conscimtemmte cnpacidatks criticas y orgmiizativns
sociales por medio de las historias personales. De este modo, el arte femi- entre la genrt con q11ie11 tmbnjnn". Por esto fueron l_lamados c~mm1miry nrti~ts
nista se traz.ará como principales objecivos: concienciar, invitar al diálogo (arriscas comunitarios) y el establishment de la crínca rechaz.o comar en seno
y transformar la cultura, la politiz.ación de lo personal como proceso de su obra.
autoestima, de autoconciencia del sujeto, un paso más para la · coma de
coriciencia colectiva. Moverse en el sector ptíblico a través de la uciliz.ación del espacio
público, incluyendo los medios de masas, se va a convertí'.· en a~go inev!ca-
ble para los arriscas que buscan informar e inducir el camb10 social. Debido
B Para una discu,ión sobre d p,ifom11111ce art de los 70, véase Rosclcc Goldberg, a su implicación como activistas, las arriscas feministas estaban fundamen-
Pt~fim111t11c,: Livr An 1909 to ,¡,~ l'm,111, Abrams, Nueva York, 1979, especialmente pp.
98-125. talmente preocupadas por la efectividad de su trabajo. Te~í~ unas con:ep-
1
' Decimos "de forma directa o indirecta" porque no queremos incurrir en simplifica- ciones bastante elaboradas sobre la narurale'La de un publico expandido,
ciones ni mecanicismos a la hora de tratar las relaciones entre prácticas arústicas )' acción induyendo ideas concretas sobre cómo alcanzarlo, cómo consoli~~r- su

:a polícica, ni tampoco de favorecer visiones "estccizadoras" de la acción politica. Pero Nina


Fdshin analiza mur bien cómo en el dima de concesración de los años 60 y comienzos de
los 70 se forjaron codo cipo de práeticas de acción e imervcnción en espacios públicos
mcdianrc el uso del cuerpo )' la presencia, ramo en arce como en otros cipos de pr.iaicas de
aceptación de un material y de unas temáticas nu~v~s y a _me_nudo d1fic1lc:s,
y ase.,aurar su transformación y cambio como el obJenvo p1:mc1pal de _la ~b.r~.
La colaboraáón era una p ráctica imprescindible. con unas mmensas pos1b1li-
orden polfrico, clima de donde surgen vínculos }' comaminaciones múlciplcs. dades, subrayando los aspecms relacionales del arce.
,,
EXrLORANOO EL TfRRENO
PALO~JA BLANCO

Hay otros artistas políticos que se encontraban trabajando también en bortisras cobraron un mayor peso al tiempo que las instituciones políticas,
tales temáticas y de acuerdo con todos estos principios durante los años 70. cada v,::z. más conservadoras, amenazaban con ataques constitucionales a los
Los artistas marxistas en particular utilizaban la fotografia y el texto para derechos de las mujeres sobre la reproducción y el cuerpo. En estas décadas
formalizar y an_alizar su trabajo. Crearon una vinculación dialogada con el los artistas trabajaron de nuevo con asuntos como la violencia de género,
público entrevistando a trabajadores, construyendo narrativas colectivas y haciéndose eco de los precedentes establecidos por las artistas feministas de
exhibiendo estas narrativas dentro de la comunidad de trabajo. los 70, pero ahora, entre quienes realizaban tales obras, se observaba una
presencia mayor de artistas hombres.
De este modo, durante los 70 se produjo un intercambio considerable,
pero a menudo desconocido, entre artistas "étnicos", feministas y marxistas, El tercer factor está muy vinculado al segundo. Los esfuerzos censores
particularmente en la cosca oeste de Estados Unidos, siendo difícil atribuir de los políticos confabulados con el fundamencalismo conservador se cen-
la génesis de determinadas ideas a un grupo o a otro. Exisáan artistas que traron en el colectivo de artistas femenino, "étnico" y homosexual. Estos ata-
eran miembros simultáneamente de más de un grupo, que alcanzaron con- ques sobre obras de arce públicamente visibles, la mayoría de las ~uales eran
clusiones similares desde distintas posiciones estratégicas, y dichas conclu- temporales o fotográficas, como las de ~app.lethorpe o S~rrano, mtentaron
siones sobre la naturaleza del arre como comunicación y la articulación de crear un ambiente profundamente hostil hacia el arte crlnco._
públicos específicos forman en gran parte la base de este arte en el imerés Finalmente, el intc"rés por las nuevas formas de ,me público y crírico
piíblico que hemos rastreado brevemente en esta segunda genealogía. se vio reforzado por las profundas crisis contemporáneas en lo que a la.
salud y la ecología se refiere. Preocupados por el SIDA, la co'.uaminación
y la descrucció11 medioambiental, numerosos y numerosas .ams.tas_ comen-
III. ACTMSMO CULTURAL YCRfTICA DE LA REPRESENTACIÓN zaron a buscar nuevas estrategias para provocar la conc1enc1ac1ón. Los
artistas afectados por .la crisis del SIDA llevaron su enfermedad literal Y
En los afios 80, cuatro factores fundamentales conAuyeron para estre- figurativamente a la galería, y los activistas realiz.aron. ~cciones en la calle
cltar la distancia entre las dos genealogías que hemos introducido, haciendo inspiradas por las pe,formances y otras formas de acc1on de l~s. 60 Y 70,
así posible un arte más efectivo y cercano a los intereses sociales. Vamos a renovando no obstante en profundidad en muchos casos las v1e¡as formas
desgranar estos factores, siempre dentro del marco sociocultural que nos de hacer política y de intervenir en el espacio publi~o. _La crisis medioam-
hemos marcado en este artículo y esca sección del libro y haciendo hincapi~ biental se convirtió también en uno de los temas principales de estas prác-
en su clara vinculación con el conrexro norreamericano. ticas artísticas en diversos medios, incluyendo el foco-texto, pinturas, ins-
Primero, la renovada discriminación racial 11 la violencia contra las talaciones y performances.
"minorías", relacionada con la reacción neoconse~adora que tiene lugar en En relación a todos estos factores- de crisis en lo político y reorganiza-
los 80 en Estados Unidos. Dichas minorías tuvieron que luchar por un ción en lo anísrico es importante_destacar el trabajo de colectivos de arriscas
nuevo poder político y la arciculación de su voz pública hasta lograr que se como las Guerrilla Girls o Group MaceriaP\ de los que se da cumplida noticia
prestara atención a sus problemas específicos, si no en la agenda política, si en el texto de Nina Felshin. Asimismo resulta destacable otro colectivo de
entre el publico estadounidense. La afirmación de la diversidad crac consigo mujeres cuya formación en 1991 se hace eco de la problemá~ic.1 del mo'?1en-
profundas cuestiones sobre la cultura misma. Los artistas visuales, pardcipes to: la Women's Accion Coalition (WAC: Coalici6n de mu¡eres en acc16n},
en los intercambios internacionales artísticos y literarios, expresaban los cuya estrategia de actuación combina factores como la creatividad, la educa-
cambios que se estaban produciendo en las expectativas culturales de la gente ción, la logística y la planificación, así como la aparición en los me.dios de
de color de codo el mundo. "Lo geogrdfico es político" se convirtió en uno de
los nuevos credos de los artistas críricos.
comunicación. En su declacación de principios afirman:
e:
Un segundo factor dentro del conservadurismo político de los 80 y "Sobre las Guerrilla Girls, v~asc Elizabcth Hess, "Guerrilla Girl Powcr: Why the Art
comienzos de los 90 fue el intento de circunscribir las aportaciones que
habían logrado las mujeres durante las décadas previas. Las fuerzas amia-
World Needs a Conscience". en Bm 1, lt Arti'. op. át.: sobre Group Materia!. Democm~~ A
Pmjm ~, G.-011p Maurial, op. cit. e:
45
EXPI.ORANOO EL 1"ERRENO

")l'-'lJC es 1111n alia11ZL1 abierta de mujeres entregt1da a la accia11 directa m /o; temas úsi la atención de la gente está puesta e,i los medios de masas. emoncet tienes que
que 11fecrm1 a los derechos de todos las mujeres. S011111s tes1igos de las arrua/es pre- encontmr famws de imrod11cirte m lor media, y 110 sólo en las sl'cciones de 111'te
siones eco¡¡ómicas, culturales)' politims que limiti111 las vidM de Lu mujeres y del de periódicos _v revfruu. Necesitas luchar ,1 brllZIJ partido cou asuntos que impli-
terrible efecto de esttlJ limitacio,m. \\::í!C imiste en elfin dr la humofabia, el racis- ca/l a toda 11nn com1111idnd... Por otra parre esto rambié11 indim que mcfsira-
mo. los prejuicios religiosos y la viok-11cia contra las mujeres. Hacemos hincapié en mos entmdn· lo drásticmnente que ha cambiado mmtro mttido de lo que es
los derechos de toda mujer a 111111 buena ate¡¡ció11 sanitaria, al cuidado de los niños público. \,¡.mos el espacio público como algo a travb de lo q11e u pasa. nv como
y 11i1íat J' la libertad re¡,1·od11ctiva. Ejerceremos. 1111estro poder ci-eativo para lanzar 1111 lugar do11de co11gregarse. .. ¿Se estt! evnporando el espacio ji-eme a nuesrror

:ti una resfrtmcia 11isible_v extrao1-di11aría"21;.

A raíz de la devastación que ha producido dentro del mundo del arte,


ojos? ¿&tá desapareciendo el espacio piíblico pam el debate de las ideas dcmo-
míticas? Y si es así ¿cómo vamos a hacerpam crear espacio?... Teuemos (los m·ti.<-
tm) que insistir en crear tm espacio dentro de la sociedad para la discusióu de
la crisis del SIDA ha generado _también un amplio corpus aráscico, numero- las ideas en las q11e estamos i11tern,1dos e i11teresadat, _¡, de estq forma trabfliar
sas exposiciones y un activismo vivo y efectivo enne artistas y profesionales por l,1 posibilidad de 1111,1 soáedad demomítica"18•
del arce. Además de Gran Fury, podemos destacar organizaciones como la
Visual AJOS y DIVA-TY (Danm Interfering Video Acrivisc Television), una Las-estrategias de los accivisras en los medios d e comunicación cierca-
coalición de realizadores de vídeo conet:tada con ACT UP. Visual AIDS menre han ejercido una gran influencia, pero, como sugiere Nina Felshin,
comenzó su trabajo en 1989 buscando un hacer crecer el concienciarniento debería señalarse que en su uso de escos medios y del lenguaje que les
en corno al SIDA, canto denrro como fuera del mundo del arte, y entre sus acompaña, los artistas activistas escán quizás también en deuda con lo que
proyectos mejor conocidos escá el evenco anual Day Without Art (El día sin se vino a llamar arce postmodernista crítico o de resistencia19. Dichas prác-
arce) y el proyecto de la cinca roja17• Todos estos· grupos uriliz..1n las escra- ticas buscaban desvelar las incerconexiones encre poder y conocimienro en
cegias del ceacro de gueHilla. la inscalaci6n, la tergiversación... para llamar la las representaciones sociales. De acuerdo con John Robercs, se erigen no ya
atención sobre la crisis del SIDA }' las prácticas racistas )' sexiscas denc~o y como una crfcica de la representación dominance, sino de la represenración
fuera del mundo del ane. misma como proceso, y la función polícica de tales prácticas consistió en
moscrar cómo las represencaciones de la realidad y la verdad son parciales
Todos estos procesos arcfscicos no sólo esrán dorados de un gran y están ideológicamence motivadas30 • Es pues en el ámbito de la comuni-
potencial accivisra a través de la participación popular, sino que muchos y cación y la producción de signos donde se encuentra el campo de batalla
muchas de esras activistas culturales, además, hacen uso de los medios de
en estos años.
comunicación como vehículos efeccivos para implicar al público. Frente a
la progresiva desaparición del espacio físico como lugar de la imeracción D e ese modo nos encontramos con artistas que utilizan distintas formas
social, buscan una nueva clase de espacio público desde el que accuar: los de producción y modos de expresión (obras que combinan foto- cexco, foto-
medios de comunicación de masas. La atención pública.se dirige hoy día a grafías construidas o proyectadas, vídeos, cexcos críticos, apropiaciones ...),
los medios de comunicació_n y distribución masivos: TV. periódicos, revis- pero que coinciden en su utilización del espacio público, la representación
tas, música, películas, vídeo ... Nuestra experiencia contemporánea de la social y las intervenciones sobre el lenguaje arcíscico mismo. Esce cambio en
realidad es conformada a través de los medios de comunicación. Como la práctica lleva consigo un cambio en la posición: el y la arrisca se con-
afirma el activista David Avalos, viene en un manipulador de signos más que en un producror de objetos de
ane, y el espectador en un lector activo de mensajes más que en contempla-
16 dor pasivo de la estética o en un consumidor de lo espectacular.
Véase Traer Ann &soglor, "Louder Than Words: A WAC Chronicle", en Bur is Jr
Arr. op. cit.
i ; Para ampli•r d rema se puede consuliar, entre orras muchas referencias, las siguien- !.$ David Avales, "Cultural Paniciparion", en DemO(l'flCJ< A Proj,ct ~y Grtmp ,Mat,ria/,
ces: Ann Cve1kovich, "Video, AIDS, and Accivism", en Gram H. Kescer (ed.), Arr. Actil.'in11 op. cir.
& OppoJitiOll(t/ir_¡, Ersnysf,vm Afurimng,. Dukc Universicy Press. Durham y Londres. 1998); :?'> Véas;; Hal FoS(er. Rtíoa'i11gs. Art, Sptc/{lc/c a11d Culruml Politics, Bar Press, Scanlc.
Richard Meyer, "Tbis 1s co Enrage You: Gran Fury and che Graphic of AIDS Activism", en 1985.
But Is]¡ Arr>. op. cit.; Jan Zita Grovcr, "AJDS: Public lssues, Public Aic"', en Pub!ic Art Iss,ies. JO John Robens, Pom11od,n,im,, polirics ,md ,1rt, Manchescer Universicy Prcs.1, Man-
1992: Douglas Crimp )' Adam Rolsmn, AIDS Demo Gr,tpbia, Bay Prcss, Seaclle. 19 90. chescer, 1990.
CUESTIONES DE EFECIT\·1DAD
P,\LOMA BLANCO EXPLORANDO EL TERRENO

encontrándose con el mismo destino que el conceptual y tantos otros van-


a:
Las investigaciones y el trabajo de artistas como Daniel Buren, Micha-
el Asher, Hans Haacke y Marce! Broodcl1aers se centran principalmente en
el marco institucional y en la lógica económica de la producción y distribu-
guardismos que finalmente se vieron refü1cidos y absorbidos por ~l mundo
del 'arte establecido.
Como afirma Avrom Finkelstein, miembro de los colectivos Silence=
o:
ción del obje_to artístico. En sus escritos críticos y en las obras mismas, estos Death Project y Gran Fury, .,.
anistas, emre otros, asociados a lo q ue se denominó en los años 70 crítica "la co11111nidad del arte ha co,;trib11ido mucho, pero se ha quedado corta en lo t¡lle
institucional, buscaron revelar los modos por medio de los cuales la produc- respecta a m verdntÚl'II responsabilidad mltwnl en una crisis como [/,1 del SIDA},
ción y recepción del arte se encuentran institucionalmente predeterminadas, cua,ulo fa i11famuuión q11e presema edti tan ele11adame11te codificada. Cteo q11e
recuperadas, utilizadas. Otros como Barbara Kruger, y en los 80, vinruladas
al postmodernismo critico y responsables de su giro crítico feminista, a tra-
dim,timdo aq11f estos temas m formm codificadm _Y en estos circulos m11y elitistas
estamos si,,,imdo ,.ea/mmtl' n los patrones del m-re, la gente que estd s11bvmcio-_
na11do estos enmmtrus, la r1111esm1 que acompaña esto y un mo11tó11 de acomed-
e:
vés de distintas colisiones de imágenes y textos buscan disipar la naturaleza
especulativa de las representaciones que someten a la mujer a la mirada uní-
voca del sujeto masculino, dando la bienvenida a la espectadora femenina en
el público de los hombres. Por su parre, una obra como la de Jenny Holzer
mientos mlt11ralts"31 •
Sería necesario pues ir más allá de la crítica de la representación y de los
signos dominantes y ofrecer alternacivas, abrir espacios de oposición y conflic-
e:
sigue una estrategia "situacionista": por medio de una gran variedad de sig- to más allá de esa esfera de los intercambios simb6lic:os, entrar de lleno en la
nos presenta opiniones, credos, anécdotas de un modo que a un tiempo arena política y desarrollar un desafío claro y radicalmente democrático a la
manifiesta el funcionamiento del poder dominante en el discurso cocidiano figura del poder dominante y sus construcciones interesadas32• Como afirma-
y lo confuJ1de por medio de una exposición completamente anárquica, que ba Lippard en 1989, "gmn parte del llamado arte critico esttf tan masticado:v pre-
descontextualiz.a y desnivela lugares comunes. digerido .Y ts tan predecible como gran parte del arte de izquierda. Una vez que la
Es obvio que la obra de estos artistas busca desorientar la ley, poner el vida se redttu n imágenes y espectámlos para 111111 a11diencin pasiva, la imagen se
lenguaje en ·crisis, mostrar cómo las diferentes ideologías nos posicionan y convierte tn el locus del diablo, y una olvida que los actores reales están acmando
nos pervierten como sujecos del discurso. No obscante, en la limitación que
han demostrado tener escas prácricas arcisticas se revela una de las constan-
dará.f y en frente de las escenas~33• Lippard critica, encre otros, el "remedio
homeopático para el arte" de Hans Haacke, ya que, según ella, "si gastamos
toda nuestra energía en 'pmmtar el marco'y el 'dismrsu' ele la mlturn Mmi11ante,
e:
tes den.rro del mundo del arre: lo que eu un principio se muestra como una
critica a la institución del arce y a sus lenguajes, termina por ser bien recibi-
do en el complejo galería/museo, recuperado como orro ejercicio de van•
guardia más, como una mera manipulación en lugar de una transformación
¿q11ié11 va a tstar ahífi,ern experimentando con alttmativas y esmchando a quie-
11es están siwa(ÍQs vnluntaria o i11vol11ntariamente en los m,frgenes?".
De esre modo, este arte crítico debe ir más allá de una mera "revolu•
e:
activa de signos sociales.
Estas prácticas corren el riesgo de ser reducidas en la galería/ museo
de un acto de subversión a una forma de exposición, convirtiéndose la
ción de palacio", debe operar más allá de lo que Gramsci llamaba una "vacu-
na patológica", inmunizando a la institución frente a las críticas q ue se le
inuoducen en pequeñas dosis controladas, evitando conformarse implícirn-
e:
obra menos en un ataque a la separación de la práctica social y cultural mente con abastecer al público con nociones sobre la forma de cambio y/o
que en otro ejemplo de ella, y el artista menos en un agente deconstruc- solidaridad social que puede ser concebida, pero sin hacer nada por mediar
rivo de la insricución que en un "experto" sobre la misma. Debemos seña- políticamence sus buenas intenciones.
lar cómo la mayoría de los artistas "posunodernistas comprometidos"
política y/o socialmente presentan sus obras en muchos casos demro de
los emplazamiencos tradicionales del mundo del arte, y sus obras termi-
31 En d debate "AIDS and Democracy: A Case Smdy", en Dtmocmry. A Projert 5,~
Gro11p Matrrinl. op.cir., p. 284.
nan siendo adquiridas por influyentes coleccioniscas e importantes muse- _,i Se hace necesaria pues la construcción de una esfera pt"oblico de o posición )' alrema-
os a altos precios. De este modo, irónicamente, la mayoría de ellos ter-
minan formando parre de la, cLtltura dominante que buscaban desafiar,
tiva, ,ema sobre el que se profundizm,í en la sección tercera.
-'-' Lucy R. Lippard, "Both Sides Now: A Reprise", Hmsirs, nº 24, 1989. e:
-l9
Donald Kuspic reconoce el valor y efectividad de la obra de protes-ra de Mirando alrededor:
artistas como Haacke, que con su obra nos recuerda las realidades socialmente
opresivas en las que toma parce el arte, unas obras en las que la aclaración o reve- dónde estamos y dónde podríamos estar'
lación de escos procesos se conviene en "rema", mientras que la efectividad de
sus escándalos doéumentales deriva en no poca medida del semido de la pro--
porción, y el humor, con d que ve la ironía de su propia participación en el sis- LUCY R. LIPPARD
tema que él acusa. Si bien su crabajo representa una imponame contribución,
según Kuspit, en su dependencia de las mismas técnicas de "distorsión" que las
empleadas por los relaciones públicas corporarivos, eligiendo los mismos
"hechos")' omitiendo otros, manipula al espectador al hacerle aceptar su versión
de la realidad. Kuspit señala el peligro de que este arte que se supone dirigido
hacia d cambio social termine sirviendo a los propósitos de los que 8 llamarla
un galle,:Y l~fiism (izquierdismo de galería), es decir, el establecimiento de una
identidad pollrica en el mundo del arce que tiene una ambigua significación en
He pasado gran parre de mi vida mirando, pero apenas he mirado lo
el mundo más amplio; un arte separado de las problemas reales del mundo real,
que ocurría a mi alrededor. La historia y el mundo del arte "progresan" con-
una traición a las necesidades reales de los miembros individuales de la multi-
centrándose en un punto de fuga inventado, perdiendo de ese modo las pers-
tud solitaria que conforma la sociedad actual, )' una traición al pocencial del arce·
pectivas cíclicas y panorámicas. Y por supuesto no es fácil ser visionario en
para encontrarse real y directamente con esas necesidades.
medio de la niebla. Mientras tanto, la frase de Hazel Henderson, "piensa glo-
De este modo la consideración política de este tipo de prácticas necesitaría ba/mmre. actúa wca/mmte" se ha convenido en un dogma, en una idea tan
hacerse más exigente. Si las prácticas representacionalcs son insuficiemes, ello es utilizada e imporrance como para seguir siendo cierra. No obstante, la
en parce debido a la limitación de su propio trabajo a la hora de ~ idenciar el noción de lo local, del escenario, de la situación y de la localidad, el lugttr en
funcionamienco de las instituciones destinadas a recoger y ordenar las produc- una palabra\ no ha prendido en la corriente dominante del arte; ya que en
ciones simbólicas de la alta culrura, pero en parre rambién porque a ralz de la el accual sistema ele distribución el lugar del arce debe ser relarivamente gene-
progresiva implicación de arciscas y colectivos con las comunidades y los agen- ralista )' ajeno a la política y al sufrimiento si quiere atraer a un número sufi-
tes políticos reales se va haciendo evidente que es preciso llegar a ocras formas de ciente de compradores.
producción y distribución del trabajo anlstico. Frente a un arre público «com•
La amnesia social y las actitudes antihistóricas que caracterizan a nues-
prometido" recodificado y absorbido por las instituciones culcurales, surge la
necesidad de una vuelta a la protesta pública y a la acción directa, no de un tra sociedad afectan también por lo general al mundo del ane. "Cada vez mds
modo acrírico que dé por bueno el accivismo político más rradicionaJ, sino
1 Nota de la cdicora. Escc ensayo fue publicado origi11almem c bajo el cículo "Looking
haciendo por incorporarle toda la complejidad y riqueui de macices que las prác-
Around: Where We ke, Where We Could Be", en Suzanne Ley (ed.), ivfnppi11g rh, Tenni11.
ticas aníscicas han asumido como propias. En la cuarta sección de este libro se Ntw Gmrr Pub/ir An, Bay Prcss, Scanlc, 1995, pp. 114-130. Como se indica más abajo, el
tratará precisamente de esas derivas en que las prácticas arústicas han llegado a volumen citado es el resulrado del simposio homónimo coordinado por S11zannc lacy álre-
un terreno con1LÍn con otras proceden ces a su va. del activismo polírico, que vie- dedor de la expresión "arre piiblico de nuevo género" (l'éase irifm, nota 19. Se recomienda la
nen también huyendo de una concepción exm:madamence pobre de lo políti- lectura dd rc:x10 inrroduccorio de Lacy a dicho volumen: "Cuhural Pilgrimages 3nd Melap•
co, por inmumencal y unidimensional. Es a cravés de tales procesos de cruce y horic Jo urncvs"). Es en el conrcxco de t:U debate que Lipp3rd va a aludir a dicha expresión
en difcn:mcs pasajes de esre escrito. Los argumemos aquí expuestos, según nos recordó la
crítica mutua que pueden resultar enriquecidos canto el accivismo político que
mi<ma amor•, serfan b semilla d e un libro que publicaría dos aüos d espués: Th, L,,,., o/rhr
tendría que hacer su discurso más rico como las prácticas artíscic:as que cendrí- Loen{. Tht &me ofPlace i11 n M11irice11terrd Soány, New Press. New York, 1997. Traducción
aJl que asumir un grado de articulación y conexión política que las llevasen más de Paloma Blanco )' Jesús Carrillo.
allá del limbo de.buenas intenciones en que aún quedan buena parre de los artis- ~ NdE. En la versión original se juega con variantes sobre la paJ3bra "!~cal": local,.
tas que iremos viendo en estas páginas. /0<>r1io11, /oc,,li!V, para finalmem c llegar a la noción de "lugar··, place.

50 51

t
A!IRANDO ALREDEDOR: DÓNDE ESTAMOS Y DÓNDE l•OD RiAM OS ESTAR
LUCY ft. LIPl'ARO

parece q11e el c,1mbio es todo lo que ha_v... No exme w1 Jentida de p1·ogreso que El auge creciente de lo "m ulticultural" (y de lo transculmral e imercul-
logre dotarnos de sentida o de profimdidad o de hacernos m1tir herede1-0J J' here- rural) en la última década ha abierto nuevas vías para la comprensión de la
dems del pmndo" 3• Pero, quizás porque estamos en un momento retrospecti- increíblemente compleja política de la naturaleza. A pesar de que la gente
vo de la historia aproximándonos al final de u11 milenio y habiendo pasado (y las ideologías) a menudo se olviden por complero det arte que trata sobre
el quimo centenario del acontecimiento más celebrado del colonialismo, la tierra y el paisaje, los concepros de cultura y lugar son de hecho insepara-
muchos y muchas de nosotras estamos volviendo la mirada hacia atrás bus- bles. Como ha observado Kenneth Helphand, los paisajes (que yo definiría
cando un terreno sólido desde el cual dar un salto hacia un futuro en pleno como un lugar visto desde la distancia) "porta,_ 1 tm /egadoJ' una e11se1í1111Z11"
cambio. Parece significativo que lo que el historiador Lawrence Grossberg capaz de generar 'i11ia "ci11dadanía que toma forma a través del paisaje"6.
llama "las piedms angulares de la i11uestigació11 histórica~ puedan ser también
consideradas como piedras angu1ares del arte al que está dedicado este libro4 :
"ap1'eciació11 de' la diftreizcúz, comprensión del contexto y capllCidad tÚ lkunr a
Las narraciones nacionales, globales o colectivas, se hacen especialmen-
te accesibles a través de la propia historia familiar, simplemente preguntán-
donos por qué nos mudarnos de barrio, de ciudad, de estado o de país. por
s::
en/Jo juicios críticos compamtivos a partir de la empatla y la evidencia"\
Es obvio que la crisis ecológica es en gran medida responsable de la
preocupaci_ó n actual por el lugar y el contexto, pero lo es también la nostal-
qué encontrarnos un trabajo o lo perdemos, por qué nos casamos y con
quién, por qué perdimos contacto con ciertos parientes y con otros no.
Podemos tomar como punto de partida, por ejemplo, investigar simple-
s::
gia pwvocada por la pérdida de ra/c.es. La raíz griega de la palabra "ecología" mente acerca del lugar donde vivimos o donde crecimos. ¿Quién vivió anees
significa hogar, un lugar difícil de encontrar hoy en día. Precisamente debido
ahí? ¿Qué cambios se han llevado a cabo o has llevado a cabo? ¿Cuándo se
construyó tu casa? ¡Qué dicen los archivos del condado al respecro? ¿Cómo
a que mucha gente en el mundo no vive en su hogar, el planeta se está con-
virtiendo para muchas personas en un hábitat imposible. Del mismo modo encaja todo ello-con la historia local? ¿Se ha reevaluado o se ha depreciado?
¿Por qué? ¿Cuándo se mudó ru familia? ¿De dónde venía y por qué se mudó?
que hemos perdido nuestro lugar en el mundo, también hemos perdido el
¿Qué gente habitaba el territorio originalmente? ¿Tu familia recuerda su his-
respeto por la tierra y por ello la maltratamos. Al carecer de un sentido de
toria en esa zona o en alguna otra? ¡Tus parientes viven cerca? ¿Qué ha cam•
comunidad microcósmica, somos incapaces de proteger nuestro bogar
macrocósmico global. ¿Puede un arte interactivo y procesual "devolver a la
gente al hogar" en una sociedad caracterizada por lo que Georg Lukacs llamó
biado desde tu juventud? ¿Por qué? ¿Qué relación tiene el interior de cu casa
con el exterior? ¿Cómo refleja su estilo y su decoración la formación cultu•
ral de tu familia y su lugar de procedencia? ¿Tiene garaje? ¿Césped? ¿Jardín?
a::
"carencia trasce11de11tal de hogar"?
¿La vegetación es local o importada? ¿Hay agua suficiente para mantenerlo?
Nunca desde el arte regional de los años 30 había habido tanta gente ¿Hay animales? Y a nivel más general, ¿estás satisfecho o sacisfecha con el pre•
interesada en mirar a su alrededor y en dejar constancia de lo que ven o les sente? Si no lo estás, ¿sientes nostalgia por el pasado o SlL~piras por el futmo?
gustaría ver en su entorno a través de algo que llaman arte. Alguna.~ de Y así sucesivamente.
estas personas han querido ir más allá canco de la función reAexiva de las
Preguntas como escas pueden precipicar una cade~a de recuerdos per-
formas convencionales de arre, como de la función de protesta de gran
sonales y culturales, pueden permitir conectar historias interrelacionadas,
parte del arte activista. Artistas, escritores, escritoras y activistas observan
poner en evidencia el funcionamiento del· poco conocido siscema de clases
la relación entre la gente y su propia relación con la gente que es diferen-
americano, sacar a la IU2. las_ divisiones raciales, de género y de c~lcura, a la
te, entre la gente y el lugar, entre la gente, el lugar, la flora, la fauna y, ahora
ve-z. que fundamentos vitales en común, informarnos sobre el uso/abu.m de
también obligadamente, la atmósfera; una manera de comprender la his-
la cierra, sobre la geografía, el medioambiente y la planificación urbana y
toria y el futuro. hacernos comprender, por último, la experiencia de la naturaleza que ha
hecho del "retorno" a _e lla algo tan mítico. Cuando se lleva la investigación
) Lamence Groosberg, diado en George Lipsitz, Jim, Pnsmg,,. Univcrsity of Minne-
soca Press. Minneapolis, 1990. p. 22.
"º"'
1 NdE. Este libro: se refictt a ftlapping the Tt-11-.-,i11, véase supra, l.
6 Kenne1h Helphan, en Kcnnech Helphan y Ellcn Manchesrcr, Colo.-ado: Visiom of1111
; Jhid.• p. 24. Amnic1111 lmuluap~, Boulder. Rinchart, 1991, pp. xxiv-x.'CV.

52 53
e
LUCY R. LIPPARD
MIRM,00 ALREDEDOR: DÓNDE ESTAMOS Y DÓN[)E PODRÍAMOS ESTAR

sobre la pertenencia a una practica artística parricipaciva, puede llegarse a de "su lugar", la mayoría no renía ninguno; las excepciones fueron dos muje-
imaginar la visión colectiva del lugar, una que no~ haga entender hasca qué res Navajo, criadas al modo tradicional, y un hombre cuya &milia había vivi-
punto los habitantes humanos escán involucrados en d medioambienre, do durante generacioncs. en una gran ja en el sur de Illinois.). Pero incluso
además de ser simplemente sus invasores (aunque esto también debe rener- aunque podamos localizarnos a nosotras y nosotros mismos, ello no signifi-
se en cuenca). Según Wendell Berry, d autor que ha escrito de un modo más ca necesariamente que conozcamos nuestra posición dentro de ese lugar o
evocador sobre el lugar Americano, "los concepw.s de país, de patria)' tÚ hogar nuesua relación con él. Algunas de nosotras y de nosotros hemos adoptado
:e me/en simplificarse en la idea de 'entorno: es deci,; lo que nos rodea. Al pasar
a concebir 11uestro l11ga1; nuestra parte del 111,mdo, como 'entorno: como lo que
nos rodea, estamos establecimdÓ una profimda división entre éste y nosotros
lugares que sólo son nuestros psicológicamente, definiéndose n uestro lugar
como un ámbito sentido pero invisible.

mismos"i. Frente a los pueblos indígenas de este hemisferio, imbuidos en la cierra


(y que la transformaron paulatinamente durante miles de años), los invaso-
La inmersión real en el mundo depende de una familiaridad con el res europeos vieron el mundo natural como algo que saquear, conqlliscar,
lugar y con su historia muy rara en la actualidad. Un buen modo de enten- explotar y mercantilizar. Trajeron consigo la negación, una enfermedad que
der el lugar donde hemos acerrizado es idenc,ificar las fuerzas económicas e alÍn prevalece entre muchos de sus descendientes. Nunca se reconocieron las
históricas que nos han llevado a donde estamos, en solicario o en compañía. causas del agocarnienro de los recursos, de la desaparición de los bosques y
La cultura, como decía un arcista contemporáneo, no es de dónde somos: de la tierra cultivable en el "viejo mundo", de modo q ue los viejos hábitos
es de dónde venimos. Si nos mirarnos a nosotros mismos con una mirada fueron simplemente trasladados al "nuevo mundo». Aunque ya se propagó
critica, como parte de un concexto social, como habitantes, consumidores, un sentimiento colectivo di; pérdida a finales del siglo XIX, cuando se acabó
espectadores o turistas, podremos llegar a entender nuestro papel en los pw- de parcelar la mayor parre de la cierra cultivable, la mayoría de la gente en
cesos naturales que determinan nuestro fururo. Del mismo modo, el estudio los Estados Unidos aún quiere creer que nuestros recursos, el agua, el suelo,
del lugar nos da acceso a una experiencia direcca del territorio (lo que lla- los bosques, el combustible, el oxígeno son infiniros. En relación con esto se
mamos "naturaleza"), así como a una conciencia de la política ecológica y a haya la escasa atención que despierca el modo en que se estructuran los espa-
una toma de responsabilidad respecto al futu~o. cios rurales y urbanos y cómo afecta a nuestra psicología nacional. (El his-
JeffKelley ha establecido una diferencia entre la noción de lugar y la de toriador John Srilgoe afirma que en la Nueva lnglarerra colonial las ciudades
emplazamiento, que se popularizó a finales de los años 60 en relación a la planificadas bajo excrañas se consideraban un foco de desorden y "con
escultura site-specific: "El emplazamiento se refiere a ÚJs propiedades foicas qt1e muchas probabilidades de ,dbergar inestabilidad a 11ivel civily eclesiástico"9).
constitiiym im lugm: .. mimrras que los lugares son los rr:dpientes tÚ lo lmma110»8. Hoy día, de acuerdo con Rosalyn Deutsche, la consideración del espa-
Aunque lugar y hogar no son sinónimos, un lugar tiene siempre algo de cio en tanto reflejo de las relaciones de poder (producidas por las relaciones
hogar dentro de sí. En la frialdad de estos tiempos, el concepto de lugar con-
·serva una cierta calidez. La consecuencia es que si sabemos cuál es nuestro
sociales) "ertá en la agenda política como nunca lo había estado antes''1 Esta º.
preocupación la reconocemos en arcistas que durante años han estado "enfo-
lugar entonces conoceremos cosas sobre él; sólo perteneceremos realmente a cando" los barrios, los cenrros comerciales, los parques y otros contextos
un lugar si lo "conocemos" en el sencido l1istórico y experiencia!. Pero poca sociales. Sin embargo, el cono general no es excesivamente esperanzador.
gente en la sociedad norteamericana contemporánea conoce su lugar. Me he visro sorprendida por tres fenómenos recientes relativos al acto de
(Cuando pregunté a unos veinre esrudiantes universicarios que me hablaran nombrar. En primer lugar, el impulso postmoderno (ahora con más de una
década de antigüedad y con capacidad retroactiva) ha engendrado una
7
Wcndd Berry. The Uusmli11g ofAw,rim: C,,/,111,: nndAg,·iculture, Sierra Club Books. plétora de exposiciones, anículos y libros con el titulo: re-visar, re-visionar,
San Francisco, 1986, p. 22.
• Jeff Kellcy. "Arr in Place", en Htadla11ds Joumal, Hcadlands Cenrer fo, the Arn. San ·• John R. Srilgoc. Commo11 Lmuis,·apeof.rlmtricn: 1580 ro 1845, Yale Universiry Press,
Francisco. 1991, p. 34. Aunque ya csraba trabajando sobre esre tema ames de leer el trabajo New Havcn y Londres, 1982. p. 45. '
de Kelley sobre d lug-Jr, 6te resultó de una gr-.m utilidad para mis invescigacioncs, así como
Sll versión mas amplia aú11 no publicada.
'° Rosal}-n Deu1sche, "Uneven Devdopmem: Public A.rt in Ncw York Ciry''; en RusseU
Fer.\Uson et-al. (eds.). Out Ther,, The New Museum, Nueva York, 1990, p. 119.

54 55
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LUCY R. urrARD

re-trazar, re-pensar, re-fotografiar. En segundo lugar, los tirulos de las expo-


MIRANDO ALREDEDOR: DONDE ESTAMOS \" DONDE PODRÍAM OS ESTAR

costumbres d e los indios, aunque ésros fueran eliminados en el camino 11• El


siciones que tienen la tierra y la naturaleza como tema están adoptando un resurgimiento reciente del interés por la culrura nativa (un proceso que
!
·1 tono melancólico e incluso apocalíptico: por ejemplo, Agaimt Natttll, The comenzó en los 60) se debe en parte a la fuerza y el orguJlo que siente el
•.
Demomliztd Landscape. The U11nutki11g of Natw'i!, Lost lllusúms, y Utopia, indio por haber sobrevivido, y en parte a su rabia por el coste que ha paga-
Post-Utopia. En tercer lugar, los términos "territorio", "tierra", "terreno" y el do su cultura, su salud y sus tierras. Pero también es producto de la con-
"trazado de mapas" se encuentran de un modo omnipresente tanto en la teo- ciencia extendida entre los estad ounidenses d e origen europeo acerca del fin
ría como en la práctica. El mapa como concepto micro/macro visual ha des- de un sueño de quinientos años de colonialismo. La búsqueda del lugar es la
pertado siempre gran interés en los artistas. y particularmente en los arrjsras búsqueda mítica del axis mu11di, de un lugar donde quedarse, de algo a lo
"conceptuales" y "de la tierra" de 1965 a 1975. Por un lado, mapc:ar/explorar que aferrarse. (Como ha afirmado el artista Seneca Peter Jemison no es la
el terreno puede considerarse wia incitación a la medición, al trazado de bandera sino el mástil y el águila en su parte superior lo que cuenta para su
barreras, de fronteras, de 2.onas, y al despliegue de otros inscrumemos de gente, pues conectan tierra y ciclo, cuerpo y espíritu). Al mismo tiempo, es
posesión. Pero por otro, los mapas nos dicen dónde estamos y nos muestran necesaria una des-ideafüación de la naturaleza y de las actirudes nativas hacia
hacia dónde nos dirigimos. la naturaleza ya que todo lo que es elevado a un pedestal puede verse fácil-
Entender nuestra geografía cultural es condición necesaria para poder mente arruinado de nuevo.
reinventar la narura.lcza. Necesitamos dejar de negar la diferencia y de fingir Un arte comprometido con el lugar debe formar parte de un proceso
un confuso universalismo que enmascara y sosriene profundas divisiones más amplio. Oleadas cada vez más grandes de personas exiliadas atraviesan
sociales. Debemos prof11ndiz.ar en el conocimiento de nuestras relaciones esta tierra y hemos convenido en nómadas incluso a qujenes eran su~ habi-
con los demás, como parte de una etologla cultural, y tomar conciencia de tantes originarios. La población inmigrante en los Estados Unidos (todos
nuestra posición como artistas y trabajadores y trabajadoras culturales res- nosotros y nosotras) carece de un centro y de un modo de orientación. Ten-
pecto a problemas tales como la falta de vivienda. el racismo y el derecho a demos a pensar que nuestros ancestros si lo tcnlan, pero mi familia, por
la tierra, al agua, a la propia cultura y a la religión, hayamos o no trabajado ejemplo, estuvo desplazándose constantemente de un lado a otro, siendo
aJguna vez. directamente con estos asunros. Debido a sus vinculaciones pocas las generaciones que permanecieron en un mismo lugar desde el 1700
mutuas, el hecho de ignorar uno de estos problemas supone no entender los en addame. C uando una escultora cuyo trabajo se vincula con su lugar dice:
demás. No obstante, esca roma de conciencia requiere una extensa investi- "ti lugar ts aque/Jo que has abandonaáo" 12 , no estoy segura de si se refiere a
gación visual y verbal (y local) que no está incluida en la educación ardstica "codo lo que te queda" o a "todo lo que has dejado atrás".
tradicional. Deben incorporarse necesariamente los estudios multiculturales Aunque el arte se ha utilizado frecuentemente en el pasado como un
a roda práctica artística que aborde la historia)' el lugar. Si sólo se estudia la medio de propaganda al servicio del colonialismo y del expansionismo (espe-
historia del hombre blanco, el lugar permanece oculto. Por ejemplo, en un cialmente durante la marcha hacia el Oeste en el siglo XIX) y aunque gran
seminario sob_re la tierra que llevé a cabo en Colorado, me encontré con la parte del arte público contemporáneo sirve aún como propaganda de las
necesidad de abordar en su conjunto el modo en el que la tierra había sido estructuras de poder existentes (especialmente del dcsarrollismo y la banca), en
utiliza.da y concebida por sus habitantes originarios. la trágica historia de los esta sociedad no tenemos un m edio mejor de reimaginar la naturaleza, de
nativos y la lucha continua por las concesiones de tierra mejicana, c:I papel negociar, utifü.ando las palabras de Oonna Haraway, "los términos en los que el
jugado por los granjeros negros, por los vaqueros, por los trabajadores del amor por la 11at11mkui poárin formar parte de la solución en vez de ser parte de
ferrocarril y agricultores chinos, el imemamiem o en campos del desieno de las imposiciones de la dominación colonialy de la destrucción medioambientar 13•
los estadolmidenses de origen japonés durante la 11 Guerra Mundial.
La América blanca se ha visto profundamente afectada (tan profunda- 11 V6inse, por ejemplo, los libros de Jack Wc•therford, incluido lndí1111 Gíum.
11 Mary Ann Bonjomi, ú1111ing h & coming Ahout, Western Nevada Community
mente que a menudo no se muestra en la superficie) por las tradiciones terri--
roriales de las culruras de narivos y mestiros. Los colonos heredaron empla- Collegc, Carson City, 1989. s/p.
2.an1ie11cos y técnicas agrícolas y sobreviviemn medianre d aprendi2.aje de las
13 Donna J. Haraway, "A Cyborg Manifcsto". en Donna J. Haraw•y, Simminns,

Cyburg, nnd l\7omm: Tbe Rá11umtion ofNntm~, Roudedge, Ncw York, 1991, pp. 16~-65. t::
56 57
LUCY R. UPP,\RD MIR,\NDO ALREDEDOR: DÓNDE ESTAMOS Y DÓNDE l'ODkfA~IOS ESTAR

La clase media alta (a la que pertenecen la mayoría de los arcisras) tien-


de a confundir lugar con naturaleza, porque riene los medios y el riempo
libre necesarios para sacisfucer_su ansia de ver mundo, de viajar a lugares lle-
nos de belle-za, exotismo y curiosidades, de poseer segundas residencias en
playas, monrañas y granjas abandonadas. Pero los medios urbanos son tam-
bién lugares, aunque conformados de un modo diferente, más propensos a
., ·;.',; engendrar subjetividades múltiples que facilitan la comunicación interculru-
ral y que, de hecho, son el resulrado de dicha comunicación entre culturas.
.-~
~-; ;-
·-· · · ';
Aquellos de nosotros · que actualmente vivimos en una gran ciudad nos
! ~
.i:,:; , vemos enfrenrados a un enorme espejo siempre que salimos al e."terior. Nos
·. 'i_.
refleja a nosotros y a q uienes, como nosotros, vivimos en un mismo terri-
torio. A menudo, nuestras apariencias y nuestras vidas difieren, pero no
podemos mirdlllos en el espejo sin ver también al resto. James Baldwin da
en el clavo cuando, al hablar sobre la namraleza recíproca de la comuni-
cación cultural, afirma: "si yo no soy quien tlÍ pensabas que era, entonces ni
tampoco tres q11im pensabas" 14.
La dialéctica entre lugar y cambio es un punto de cruce de un gran
potencial creativo. Acmalmeme estoy experimentando con las ideas hasca
aquí esbozadas como herramientas de enseñanza, como formas a partir de
las cuales profesoras, profesores y estudiantes pueden colaborar para
cnconcrar su lugar. Un número creciente de artistas se están viendo impli-
ca4os en ideas similares. De un modo inrerdisciplinar y multiculcural, esca
línea de invescigación y producción se relaciona con contextos y conte-
nidos, en lugar de con estilos y corrientes. Mis modelos son art.istas cuyas
ideas de lugar y de historia incluyen a la gente y quienes forman el ger-
men de gran parte del arre interaccivo o de "nuevo género": desde el Great
\f4zl/ of Los Angeles de Judith Baca [fig. 1), que reúne grupos de adoles-
centes procedentes de distintos orígenes cultu rales para crear un mural
sobre la hisroria no-blanca de California, a la obra de Mierle Laderman
Ukeles con el Departamento de Limpieza de Nueva York (fig. 2] que nos
muestra cómo nos mantenemos a nosotros mismos y cómo gescionamos
nuesrros desechos (y con quién); y desde la exploración a pequeña escala
dél fenómeno de las personas sin hogar de John Malpede a los intencos
Fig. 1: Judith F. Bac:i, Tht Gm1tWl11llo/LosA11g,!ts, 1976-<:onónuando. Se trata del proyec1_0
de un mural si,uado a lo largo dd canal de conrrol d,e la corriente del río Los Angolos y reali- realizados por Newton y Helen Mayer Harrison por recobrar el medio-

=-
1
zado durante varios veranos por ciemos de adolesccmes. Este pmyecro está siendo oonducido ambiente a gran escala. Los artistas visionan un proceso que resulca en
y dirigido por Baca junco con la colaboración del Cuerpo de Ingenieros, la ciudad. los políti- una obra de arte.
1'
cos locales. profesores, antropólogos. discimos miembro, de las bandas locales d e adolescences
v el sistema de jus ,icia criminal, enrn: orcos. Su estrJ«:gia apunra hacia el activismo polfrico y
i
=, Ía educación a crnvés del ane, rcpresenrando las luchas y bs aporcaciones realizadas por la " James Baldwin. "A Talk co Teachers" (1963). en Rick Simonson )' Scott W alker
población indígena, las minorías inmigram es )' las mujeres, desde la prehiscoña hasra los 50. (eds.). GrnywolfA11mJtd: M11!1ic11l111ml Lirmuy, Graywolf Press, Saint Paul, 1988, p . 8 .

58 59

/ ,
.

r .

...
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.
LUCY R. urrARD
MIRM•DCI ALREDEDOR: DÓNDE ESTAMOS Y DÓNDE PODRÍAMOS ESTAR

"Cualquier ripo n11evo de prdctica artística tendrá que tmer lugar al menos par-
cialmente fi1era del m11ndo del arte. Y aunque remite dijkíl establecerse en el
mtmdo del arte, ws territorios menos cirmmcritos son los mds c11rgados de peligro.
F11em, la mayoría de los artista.< no son ni bien recib_idos 11i efecti11os, pero dentro
hay u11a cdpml.i sufoca11te en kt q11e se engaña a los artistas h11ciéndoles semi,1e
importantes por hacer sólo lo que u esperaba de ellos. Seguimos hablandfJ de
'fonnas nuevas' porq11e lo 1111evo ha sido el fetiche fe11ilizador de ÚJ vm1g11111·di,1
desde que se separó de In i1!fa11tería. Pero quizás estas nuevas formas sólo puedm,
sl!1· encontradas en las mergías sociale1 110 reconocidas 111/n como arte" H,.

No todas las diversas formas (aunque no lo suficiememenre diversas


aún) que han recibido el nombre de "arte público" son merecedoras de cal
tirulo. Yo definiría el arte público como cualquier tipo de obra de libre acce-
so que se preocupa, desafía, implica, y tiene en cuenta la opinión del pt'1bli-
co para quien o con quien ha sido realizada, respetando a la comunidad y al
medio. El resto es obra privada, no importa lo grande o expuesta o molesrn
que sea, o lo muy de moda que esté. Con el fin de esclarecer el momento en
el que nos encontramos, he realizado una lista provisional de los oéneros
existentes dentto del arte que se ocupan del tema del lugar. No se ~ata de
Fig. 2: Micrlc Laderman Ulcdes, 1imch Sn11it11tio11: !imrd-shnkt Ritunl, 1978-79, Nueva York. establecer categorías rígidas ya q ue muchas de ellas se solapan:
A mediados de los 70 Ukelcs comienza a examinar el papel de la mujer en diversos campos.
E.sto le conduce a considerar los distintos sistemas por los que la sociedad se mantiene a sí Obras concebidas para exposiciones de interior convencionales (insta-
misma. Tottrh S,mitntion es el nombre de una performance llevada a cabo por 10da la ciucbd laciones, fotografías, arte conceptual, y propuestas de proyectos) que hacen
de Nueva York, mediamc lo que Ukelcs trata de denunciar el traro falto de respeto )' consi-
deración al que se ven-sometidos los trabajadores del departamento de recogida de basuras
de Nueva York. De este modo durante un periodo de once meses, Ukeles conversó con los
trabajadores, recosiendo su opinión sobre su situación, )' vcs1.ida con su mismo uniforme de
referencia a la comunidad, la historia o el medio local. Ejemplos son: Chi-
cago Storits de Deborah Bright y Nancy Gonchar, la propuesta del Boulder
C,·eek Project de Newton y Hclen Mayer Harrison y la obra Bmvo 20: The
e:
color naranja se dedicó a recorrer los cinco dislritos de la ciudad, dando la mano a cada uno Bombi11goftheAmtrican Wtst de Richard Misrach.
de los craba,iadores del departamento. A cada vez les daba las gracias. d•ndo lugar a una rela-
Arte público tradicional de exteriores (no "pltmk art" (arce dejado caer),
ción de rcspcro y agradecimiento ent~ ella r los trabajadores. De este simple gesto surgió
codo un complejo conjunto de exposiciones. acontecimientos)' análisis. · · como cuando se coje una obra, se aumenta de tamaño y se deja caer en el

OóNDE ESTAMOS
emplazamiento) que pretende llamar la atención sobre las características
específicas o las funciones de los lugares en donde interviene, ya sea en loca-
fü:aciones predecibles como parques, pla= de edificios bancarios, jardines
e:
de museos y campus de colegios (como el monumento a la minería en Frosc-
Llevo mucho tiempo peleando con estas ideas. En 1967 escribí que el
arte visual se mantenía en suspenso en un cruce de caminos "qut mt~Y bieu
burg, Maryland, de Andre~ Leicester; el Memory Path de Athena Tacha en
Sarasota, Florida; y el P~opk 's History of Colorado de Barbara Jo Revelle, en
a:
puede co11vertirse en dos caminos hacia un mismo l11g11r: el arte como idea y el Denver), o en lugares inesperados y algunas veces inaccesibles, tales como
·arte como acción .. . El arte visual sigue ¡ient:ÚJ visual a1111q11t sta invisible o
visio11m·io" 15 • En 1980 escribí:
calles, escaparates, una cabaña en el bosque, un campo de golf, una oficina,
un supermercado, un cráter en ·un desierto, un barrio residencial (tal como
los paisajes y las civilizaciones imaginarias para "Gente Menuda" de Charles
a::
, i Lucy R. Lippard, "The Demaceriafüaáon of An•. en Cf11111gi11g, E.P. Dunon. Nuev2
11' Lucy R. Llppard. "Hot Po1a1oes: An and Policics in 1980". ~n Block, n• 4. 1981. p. 17.
York, 1971, p. 255.

60 61

/
I lUCY R. llPPARP

Simonds y la House ofthe Future de DaYid Hammons en Charlesron, Caro-


lina del Sur). Este grupo incluiría también ún arre público innovador y cier-
ros,monumencos subvencionados oficialmente. con fines sociales y con refe-
renéias locales. como el Vietnam ~temm A.femaría! de Maya Lin y el mural
MIRANDO AlREDEDOR: DÓNDE ESHiJOS Y DÓNDE PODRJAMOS ESTAR

Little Tokyo de Barbara Kruger en el Museum ofConcemporary Arr de Los


Angeles.
Obras de arre site-specific en el exrerior, a m enudo hechas en colabora-
ción o de carácter colectivo, que implican a la comunidad en la ejecución,
en la recogida de información y en el funcionamiento real de la obra: Encon-
tramos ejemplos en las paredes oficialmente reservadas al grnffiti; el Green
Chair Project de Joel Sisson en Minneapolis; Pullman Projects de Olivia Gude
y Jon Pounds en Chicago; el Border .Ai-t \'v'orkshop en San D iego y Tijuana; el
A.frican American Heritage Museum de Dr. Charles Smich en Aurora, IUinois;
y las obras realizadas por muraliscas progresistas.
Instalaciones públicas de inrerior de carácter permanence, doradas a
menudo de alguna función relacionada con la historia de la comunidad,
como son los murales de correos por rodo el país y la obra de Housron Con-
i will, Estella Conwill Májozo y Joseph De Pace The Rivm en el Schomburg

1
Cenrer for Research in Black Culrure en N ueva York. En esre grupo rambién
se incluyen los proyectos en los que se hace una referencia específica a la his-
toria de la comunidad J' vinculados a procesos educativos en marcha, como
el Chinatoum HistOI")' Project de Nueva York y el parque industrial nacional
de Lowell, Massachusens.
Pe1forma11ces o rituales al margen de los espacios tradicionales del arre
que reclaman la atención sobre el lugar, sus hiscorias y sus problemas, o en
general sobre la identidad y experiencia compartida en común. Al igual que
los carteles en la calle, las pinradas con plancillas o los adhesivos, escas obras
funcionan a menudo como un -" arce que hace despertar", un catalizador de
la acción colecciva. Ejemplos: las Thm \~eks in Ma)' de Suzanne Lacy en Los Fig. 3: Guillermo Gómez-Peñ• y Coco Fusco, The Ytm· ~fthe Whiu Be11r (T,,.o U,,diJcovmd
Angeles y The l'éar of the Whiu Bear de Guillermo Gómez Peña y Coco .A111m11dim Vúir Madrid), 1992. Duranté tres día.1 los artisras vivieron clcncro de una habica-
Fusco en disrincos lugares de los Estados Unidos)' Europa [fig. 3]. ción a modo de gran jaula en la Plaza del Descubtimienco de Madrid. España. Di,fnLUidos
como indígenas, en un espacio complerado con su cclevisión, ordenador, ... , represemaron los
Arte que trabaja a favor de una coma de conciencia medioambiental y papeles ·aucémicos y u-adicionales' auibuidos uadicionalmcnte a los indígenas. Los sorprendi-
por la mejora y reivindicación de zonas baldías, centrándose en la historia dos especradores podían pagar para verles ejecutar las danza, tradicionales así como para mmar
natural, realizando parques y limpiando la comaminación. Un ejemplo de fo1ografías de ran cxm,ños indígenas. Esta performance parodiaba la forma" en la que los ·con-
esto es el Time Landscape ofNew l'Qrk Ci9• de Alan Sonfisc. quisiados' habían sido devudto> a Espaüa y moscrados a los 'exploradores', criticando de éS!e
modo las celebraciones del quimo centenario de la conquisca de Criscóbul Colón. Más de la
Arce político directo y didáctico que trata públican1ence asumos locales mirad de los espeaadores confundieron la función crícica de la perfom1ance con una exposi-
o nacionales, especialmente mediante señalizaciones sobre medios de trans- ción científica. Este trabajo fue recreado en orros países y concexms durance los dos siguicmcs
porte, parques, edificios o por la carrerera, que marca emplazam.ienros, acon- años. indu~ndo una performance en el Museo de Historia Namral de Chicago.

62 63

/
LUC\' R. l.lrPARO MIRANDO /\LREDEDOR: DONDE ESTAMOS \' IJQND E l'Ul)RIAMOS ESTAR

tecimientos e historias invisibles. Tenemos·algunos ejemplos en el proyecto Durante escas últimas décadas algunos artistas se han aventurado en d
de señalizaciones de REPOhistory en el Lower Manhartan, el Sa.,1 Diego bus contexto público y han realizado un arte interactivo, participativo, efectivo
project de David Avalos, Louis Hock y Elizabeth Siseo [fig. 4] y los Host Pro- y afectivo, relacionado con los lugares y su gente. Desde finales de los 50 se
jects de Hachivi Edgar Heap ofBirds, llevados a cabo en múltiples siáos. han llevado a cabo intentos de utilizar las forma.~. los materiales, la partici-
pación, el contexto y el contenido (por ejemplo los happmings de Allan
Kaprow, Clacs Oldenburg y Carolee Scbneeman) como un modo de escapar

. . :=s--~---~,~.-~(;- ~~ -~. ~:¡ • ·· • • . - ·~ .. ~~i~~~-~~.~~is..i:?-:~.-:1


de las galerías y museos. En los años 60 el gerundio (la forma gramatical que
implica procesualidad) se convirtió en escultura y comenzó a salpicar, a incli-

~ . 1
narse, a colgarse, a extenderse, a actuar, a mutar y a movilizarse". Alrededor
de 1966 existía ya un conjunto definido de obras que cuestionaban las
escructuras por las cuales el ane existe en el mundo: los micos modernistas,
su estatuto de mercancía, los efectos sobre la ecología, la dominación mas-
culina y blanca, el objeto de lujo. la audiencia especializada de clase alta}' el
confinamiento cultural de los mismos arcistas.
Paralelo al desarrollo desde los años 60 de un artl: experimental social-
mente comprometido ha surgido un movimiento aún frágil que lucha por la
democracia cultural y que ha reconocido en el arte algo ütil, aunque no
necesariamente utilitario. Gracias en parte al arce de mujeres que desde
comienzos de los 70 ha subrayado la importancia de las estructuras sociales
corno campo de innovación formal (en la actualidad existen más mujeres
Fig. 4.: Dnvid Av:ilos, Louis Hock y Elisabeth Siseo, \~/come to Amnicn ·s Fi11m 1imrist P/m,.
totion, 1988. Mcdianrc d despliegue de un b""" número de carteles en el espacio publiciario que hombres que hacen y escriben sobre arte público participativo) se ha
de los aurobuscs y de ciemos de pos1m por roda la ciudad, en los periódicos, . ..se denuncia d experimentado una importante ampliación de la noción de arte público,
abuso al que se 'Vl!n somc1idos los mabajadores inmigranrcs sin papeles de la ciudad. dedicados conviniéndose ésce en una fuence de educación y de entretenimiento, y
en su mayoría a =liur los trabajo~ en el scaor de los servicios. Esto Licne lugar C'l1 d momen- además de pensamiento crítico.
to en el que se estaba celebrando en la ciudad de s.~n Diego la famosa Super Bowl, lo que supu-
so una gran cobcrrur.i adicional de los medios de comunicación pan el plU)-'tCIO. A finales de los 80, sorprendentemente, este ímpetu se fue aceptando
dentro la corriente dominante aunque sin Uegar a reconocerse sus anrccc-
dcntes culturales e ideológicos. Pero de hecho es aún poco el "arte público
Emisoras móviles de radio, televisión o medios impresos de acceso de nuevo género" que se hace por ahí. Las relaciones entre artista y comuni-
público, cintas de audio y vídeo, pos1ales, cómics, guías, manuales, libros
de artisca y carteles. Ejemplos a destacar son el libro y los carteles real.iza-
dos por Carole Condé y Karl Beveridge con Sindicatos Canadienses, la
dad han sido normalmente sólo transitoriamente monógamas. El arrisca
(que puede vivir in situ o haberse lanz.ado en paracaídas sobre el terreno)
sigue su camino una vez acabada la obra, mientras que la comunidad n veces
e:
no llega a implicarse suficientemente en la concinuación o extensión del pro-
televisión de acceso público de Papee Tiger, el arte reali2.ado para acompa-
yecto. Han sido ya demasiados las artistas que albergando la esperanza de
ñar manifestaciones como el A!DS quilt y d Spectacle ofTransfonnation en
Washington, D.C. ayudar a cambiar el mundo haciendo un arte orientado a sensibilizar a un
público cada vei. más amplio y en lugares cada vei. más accesibles han vista
Acciones de carácter itinerante o encadenadas que implican a ciudades
enteras o que aparecen por todo el país de un modo simultáneo para subra-
yar o vincular asuntos acruales. Ejemplos son las plantillas de John Fekner
sus ilusiones frustradas por la burocracia que acompaña a todo el proceso.

17 NdE. La :alusión •I gerundio se aplica porque en el original en inglés 10dos c., ms


a:
en el Bronx, Nueva York; el ShlUÚJw Projea, una conmemoración nacional proa:sos arásricos se califian mcdiance esra forma verbal: saittm11g. knni11g. hnngi11g, fol-
del día de Hiroshima: y los ideogramas de carretera de Lee Nading. ding, straching, ncring our.

64 65
a:
LLICY R. urt•ARO MIRANUO ALREDEDOR: DÓ NDE EST AMO~ \' l>ÚNO~ l' l llll\ Í.\ MOS ESTAR

~El arte público quema" según opina un arcisLa público muy resperado y veinte años (especialmente el arte del paisaje efí;,.ero de finales de los 60 )'
comprometido desde hace mucho tiempo. Otra arásca me dijo que estaba comienzos de los 70, y d arce feminista de orientación espiritual de los 70),
acabada en lo que al arte público se refiere, tras crabajar durante varios años me he sentido esperanzada por su variedad y simulcáneameme decepciona-
en un p royecto q ue estaba complecamence aprobado y subvencionado , hasta da por sus limitaciones com unicacivas. Como afirma Helen Mayer Harrison,
la hora en que apareció una orden oficial para rerirarlo de escena. Arriscas 19
~110 hemos hnblatÚJ la t'OZ del río: culri1111r In humildad" • Los aspectos inte-
idcalisras en t0do el país están siendo sofocados y sofocadas por las formali- ractivos del arce-sobre-el-lugar que se han desarroUado durance los últimos
dades burocráticas, conviniéndose en mártires de la esperanzadora causa de años pueden haber sido frágiles y de carácter tentativo, pero se encuentran
un arte verdaderamente público. interactivo, participativo y p rogresista. El en proceso de floración y escán construidos sobre una noción renovada de la
dinero y la energía que debería emplearse en la educación mutua y colectiva memoria, preparados para florecer si podemos crear un contexto de bienve-
de arriscas y burócratas parece que no está disponible. · nida fuera-del-arce en el q ue puedan avemurarse10•
De toda la gente sobre la que he escrito en mi columna sobre arce, polí-
tica y com unidad desde 198 J 18 la gran mayoría sigue en activo. La colabo-
ración y el apoyo organizativo mucuo parece que sean capaces de mantener ÜóNDE PODR.iAMOS ESTAR
vivas sus energías, mienrras que el "éx.iro" y la atracción por los lugares de
exposición convencionales tienden a debilitar la implicació n del artista con No existe razón alguna para corcar los lazos q ue vinculan a ~~te arre con
la genre. Algunos artistas afamados de tendencia progresista han podido su hogar en la com unidad, que en el peor de los_ ~sos le conmmen y r~~u-
Uevar su mensaje a un público más nu meroso, aunque eso no quiere decir lan y en el mejor comparten sus intereses, ofrec1endole apoyo y una crmca
mponsnble. Bien al concrario, la carea h_a de ser mulciplicar los vínculos _que
más amplio, al rener mayor acceso a los medios de comunicación.
lo conectan con comunidades y p úblicos participativos y con otros amscas


El rren de alca velocidad de la novedad en el mundo del arre, que a "marginados", de modo que la idea del arte pase a ser por fin parre del
menudo recompensa sólo lo que es "nuevo" en la superficie e ignora a quie- centro: no de un centro elicista escondido de la visión pú blica, sino de un
nes están en la brecha d u rante codo el camino (a menos que sus productos centro accesible en el que los y las participantes sean atraídas desde todos los
sean comercializables), es parcialmente responsable del agoramiento existente &entes del arre y de la vida.
entre los arriscas públicos, así como rnmbién lo es el clima político y econó-
mico actual. A pesar de que fracase a la hora de conseguir sus objecivos, sin
19 He.l en Mavc:r Harrison, ,n el simposio Mappiug rlN Ttmri11: N~11• Gmrr Publit Art,
embargo, este arte de "golpea y huye" (o que "se escurre cuando lo abrazaS-) organizado por el éalifornia Collc¡;c ofAm and Crafrs, Oaklancl. 14 de noviembre de 1991
ofrece alguna.~ pistas imeresanres acerca de las nuevas posibilidades del arte (véase sup,n, noca I].
en la vida cocidiana. )11 NdE. Par«e oporiuno subr2y;ar que esras úhimas reflniones de Lippard ponen de

manifimo algunos de los problemas rn:ú acuciantes en ,orno a lo qu_e se _ha veni~o llam~~-
El arce de vanguardia está siempre avanzando, mecafóricamence, hacia do "n uevo género de anc público", a saber, fa necesaria y a menudo mc:x,stcme vmculacton
un rerritorio "nuevo", pon iendo a p rueba ~nuevos" parámetros y exigiendo y colaboración íncima, panicipariv-• enn e anisia y comunidad, que • mcrm~o se redu_ce a
"nuevos" paradigmas. Queda por ver si el "nuevo" género de arce público una mera cr2nsmisión de da,os informativos, históricos ... sin más 1rascendenc1a; la nccd 1dad
podrá trascender los limires (y la demanda comercial de novedad) que alber- de q ue estos procesos de colaboruci6n iniciados poi el mbajo en común de arrisca )' ~omu-
gan o aprisionan a aquel arte que pretende avanzar hacia el mundo. Aunque nidad sean r~menre rrabajos enfocados hacia su au,ogcstión. con una clara prnyecc,ón de
fururo, llegando a convenirse en herramienras d e tr2h2jo apropi3das por la comunidad rruís
he mili:z.ado esra palabra canto como cualquiera, he logrado comprender que
que en proyectos que cumplen con la ominiprcsente necesidad de no~cdad del mundo esta·
un arce verdaderamente público no neccsica ser "nuevo" para tener valor, ya blecido dd arte, con viniéndose, en muchos cosos, en ac1os o monra¡es prnducto del saber
q ue los concextos sociales y los públicos can cruciales para su formación están acomodaticio y oportunista del :uústa -compromccido" de moda. Es1a t~ntlcn~ia s_i¡¡uc_una
siempre cambiando. Al examinar el arte ecológico realizado en los últimos próspcr2 moda que acrualmcme esci llegando a nuesrro país r que ~•10 el cernun_o arte
público", un términ o ampliamcnre inclusivo, engloba a una gmn varredad de craba1os que
deberían someterse a un rigu,oso e=en ames de colifu:arsc cnmo "públicos". o al menos
'" En mis columnas dedicadas principalmente a este rema en el Villagr ~ókt, /11 TINSt debttian cspccificu qué entienden por -público": el lugar donde se emplaza, el contenido,
Timrt y en Z /1/,1g,i=.i11c. su fonna. el dominio p1\blico...

66 67

·• -·-- - - - -- - - - - -
MIRANDO ALREDEDOR; DONDE ESTAMOS y opNof. PODRÍAMOS ESl',\R.
LUC\' R. LIPPARD

Con el fin de influir en la peKepción, debemos proyectar ideas y formas preparados, conocen muy poco o nada sobre la historia de los intentos ~e
sobre los modos de ver y actuar de la gente en su hogar y en sus entornos: en derrumbar los muros. El hecho es que necesitarnos cambiar el sistema ba¡o
los museos, parques e instituciones educativas. Las ideas surgen del diálogo, el que vivimos y hacer arte como ciudadanos y como trabajadores <ld arte.
cuando la mirada d e una persona se ilumina al reconocer el modo en que otra Disponemos de los ingredientes pero aún nos falta hi receta. Cuan_ros más
utiliza las imágenes: El arte mismo, como chispa desmaterializada, como acto cocineros haya, más gente utilizará los ingredientes de un modo diferente.
de reconocimiento, puede convertirse en un catalizador en todas las áreas de la Podríamos estar "enseñando" el arte futuro, no lo que ya se ha hecho y no
vida una vez que se separa del confinamiento culrural de la esfera del merca- necesariamente en las instituciones. Podríamos estar propagando las fuentes
do. La redefinición del arte y del artista puede ayudar a sanear una sociedad y los contextos de un arte que aún no ha sido r~aliza~o._ A~uí es donde
alienada de sus fuerzas vi cales. Como ha afirmado Lynn Sowder, u tkbmws ak- entran en _juego los componentes multiculturales e mterd1sc1plmares del arte
ja,· 11t1estro pemamiento de la idea de hacer un gm,, aru pa;-a la gentey trabajar absolutamente cruciales.
co11 Út gmte para cl'ear un al'tc que sea gmnde"21 • El feminismo y el activismo La culcura es aquello que define un lugar y su significado para la gente.
han creado modelos, pero apenas hemos profundizado sobre la complejidad La culrura ªPolítica y la "falta de cul~a".en l_a que la mayorla d n~sotros y
con la que el arte podría imeraccuar con la sociedad. 7
nosotras vivimos en los Estados Umdos mev1tablemence nos de¡a sm lugar.
. Para cambiar las relaciones de poder inherentes en el modo en el que d Aetualmence, en los 90, algunos artistas se han aventurado a dar a cono~er un
arce se produce )' distribuye en la actualidad, necesitamos continuar buscando sencido de cultura más amplio, como algo que forma parte de nuescras vJdas Y
nuevas formas ente11rtdas como energím sociaks a,ín 110 reconocidn.r como ane. que no es jerárquico sino remporal y fluido. C ierto arte se ha convercido en un
Algunos de los intentos más interesantes son aquellos que reenmarcan prácti- catalizador o vehículo para el intercambio en igualdad entre culturas, ayu~:ín-
cas o lugares no-necesariamente-artísticos mirándolos a través de los ojos del donos a encontrar nuestros "yoes" múltiples en oposición a los estereotipos
arte. Ésca, también, es una idea que tuvo origen a mediados de los años 60. En unidimensionales. Independientemente de la clase o la _diferencia de oportu-
esa época, ese "mirar al entorno" era resultado de un rechazo al arce como nidades, codos escondemos múltiples identidades: filiaciones religiosas y polí-
''objeco precioso", como una cosa más con la que llenar el mlllldo. La idea con- ticas o su ausencia, un bagaje culmral y geográfico, un escado marital o paren-
siscla entonces en mirar hacia lo ya ex:isrence en el mundo y transformarlo en
arce por el proceso de ver, nombrar y señalar en lugar de producir.
tal, una ocupación, etc. El aprender a ucilizar estas identidades múlciples Y no
sólo llegar a conocemos a nosotros mismos, sino trabajar y participar de ~
modo afectivo y emotivo con las realidades de los otros, es una de las (eccJO•
.e:
Si bien el conjunto de problemas que acompañan a cualquier incursión
fuera del escud.io ha alejado a muchos artistas del nuevo o del viejo género ncs que puede ofrecer l1ll arce interactivo. Un.o de los gr~pos d: _uaba¡o que
de arte público, ningún arrisca que se haya avenrurado en él vuelve sin haber participaron en el simposio Mapping the Terram,_ r~umla: la este~zca da fo~tt
experimentado un cambio o sin haberse visto enriquecido. a las relaciones entre la gente. Las co11stantes negoetaciones q11e consttttt!en la t11da
so11 mirtimladas de nttevo y liberadas m el mte. No puedes hacer trabttJO de comu-
¿Cómo podemos introducir estos cambios en la educación del arte, en 11idná a menos q11e esmches y 11tilices la intuición".
la estructura de la carrera de un artisra, en las posibilidades de una vida dedi-
cada al arce que merezca la pena para quienes sienten la tentación d e tales Comunidad no significa entenderlo todo sobre todo el mundo y resol-
ver todas las diferencias; significa aprender cómo trabajar dencro de las dife-
riesgos? Con pocas excepciones, las escuelas y los depanamenros de ane en
este país aún ensefian una noción de la función (o la falta de función) del rencias mientras éstas cambian y se desarrollan. La conciencia crírica es un
proceso de reconocimieñto tanto de las limitaciones como de las posibilid_a-
arce anclada en el siglo XIX. Existen pocos cursos que traten sobre "el arce
en un contexto sociain22 • en su mayoría perecen por la presión de las visio- des. Necesitamos colaborar con grupos de gence pequeños y grandes, social
nes convencionales. La mayoría de los estudiantes de arte, incluso los mejor y políticamente especializados ya_ infon~ados e in~ersos en los problem".5- Y
necesicamos enseñarles a dar la b1envemda a los amstas, a comprender como
el .4ne puede concretar y hacer visibles sus objetivos. Al mismo ciempo, nece-
'. '. Lynn Sowder. declaraciones en el ~imposio Mnppi11g rh, Temti11 {véase supra, n. !].
sitamos colaborar con aquellas personas cuyo pasado y cuyo futuro no nos
-- El chulo procede de un curso real11.ado en el Darginton Hall en Dcvon {Gran Bre-
tafia) a comienzos de los 80. Ya desapareció. pero la idea se ha extendido a diversos centros
son familiares, rechazando la insidiosa noción de "diversidad" que simple-
de enseñanza estadounidenses. mente neutraliza la diferencia. Empatía e intercambio son las palabras clave.

68 69

lt:
e:
MIR¡\NOO ALREDEDOR: DÓNDE ESTAMOS Y DÓNDE PODRÍAMOS EST.,R

Incluso para los trabajadores del arre interactivo poseedores de las ideas dienres con el resto de ella: porque la naturaleza lo incluye todo, incluso a la
correcras el elitismo es un hábito difícil de evicar. Nada que excluya los recnología, creada por los humanos, que son parre de la naturaleza.
lu~res de la gente d~ color, las mujeres, las lesbianas, los gays o la gente cra-
ba¡adora puede considerarse inclusivo, universal o curativo. Para encontrar ¿Cómo sería un arce producido por la imaginación y cómo serían las
la mtalidad debemos conocer y respetar a codas las panes. respuestas de sus espectadores o usuarios? ¿Cómo podría el arce activar la
acción y los valores locales? Con las subvenciones y los recursos adecuados,

=- De e~te -~odo, necesitamos tramar una relación y una teoría recíproca


de la mulnphc1dad sobre quiénes somos, cuá.l es nuestro lugar y cómo afec-
ta la cultura ~ nuestro medio. Necesitamos saber más sobre el modo en que
nuestro traba10 afecta o no afecta a la gente expuesta a él, si comunica o no
}' sobre el modo en que lo hace. Esto también puede construirse mediante la
los artistas públicos podrían poner en funcionamiento espacios sociales y
políticos· en los que vincular todas las energías; en los que podrían concre-
tarse el diálogo, las alternativas o la oposición. Esto puede relacionarse con
-las ya conocidas estrategias mediante las cuales los artistas "enmarcan'' algu-
na realidad previa, que cobra un nuevo relieve a través de la intervención de
educación experimental tanto en· la historia del arre como en la formación un arce que llama la acención sobre sus condiciones de existencia. Las form~
de jóvenes arriscas (los dos tipos de enseñanza permanecen separados de un de arte "parasitarias", corno los carteles intervenidos, pueden cener presencia
modo absurdo en la mayoría de las escuelas). física en la culrura dominante, al tiempo que la desafían polícicameme, cre-
Volviendo a la noción de lugar, el am: no puede ser un instrumenco ando territorios abiertamente concesrararios que exponen las verdaderas
par~ centrar J' enraizar a menos que sea el artista mismo quien se cencre y se identidades de los lugares y los espacios exim:ntes y su función en el control
arraigue. Esto no quiere decir que las personas alienadas, desorientadas, social. Otro conjumo de posibilidades es el arre que activa la conciencia de
nómadas (por ejemplo, la mayoría de nosouos) no puedan hacer arce. Pero un lugar marcándolo sutilmente sin alterarlo de un modo sensible: un folle-
tm cierto tipo de lug-.ir, aunque sea portátil, debe yacer en nuestro interior. to-guía, paseos a pie o signos que indican una di~e~ción y ~ediante los cua•

=-::ft Quizás podremos ser lo suficientemente afortunados como para poseer un les se da paso a la historia de una casa o una fam1ha, se sugieren !as profun-
pedazo de "nacuralez.a" aJ que hincar el diente. Quizás la ciudad nos sea lo didades de un paisaje o el ca.rácrer de una comunidad.
suficientemente sacisfucroria. Quizás el esrudio sea la guarida donde lame- El artista es o deberla ser generoso. Pero sólo pueden dar lo que reciben
mos nuestras heridas, concebimos nuescras imágenes, planeamos nuevas de sus fuentes. Creyendo como creo que la conexión con el lugar es un com-
estrategias y reunirnos las fuerz.as necesarias para salir de nuevo con fuerza. ponente necesario y fundamental para sentir d~ un modo cerc~no ~. la gen~e,
Quizás las limicaciones de la galería de marfil y de las páginas de las revistas a la tierra, me pregunto qué lograrla hacer posible que los aniscas devolvie-
de arte están impidiendo el desarrollo de un arre que sueña con lanzarse sin ran" los lugares a las gentes que hace tiempo que no los ven. Porque la ~ie~ra
miedo a las calles, a lo desconocido, con encontrarse y mezclarse con otrJs unida a la gente, su presencia y su ausencia, es lo que hace resonar el pa1saie,
vidas. · Las alternativas riel}en que surgir orgánicamente a parcir de las vidas y las expe-
riencias de los arristas. Y no lo harán a menos que quienes están explorando
Como "visionarios", los arriscas deberían ser capaces de proporcionar
t~na nueva vía de tra~ajo que se oponga a la visión rapaz de la naturaleza que escos ''nuevos" cerricorios creen un amplio conjunto de opciones. El anisca
tiene la cultura donunance, con el fin de reinscaurar las dimensiones mírica debe participar en el proceso canco como dirigirlo, tiene que "vivir allí" de
Y cultµral de la experiencia "pública" y, al mismo tiempo, hacernos cons- algún modo: físicamente, simbólicamente o ernpáticamente''.
c_iences de las relaciones ideológicas y las consuucciones históricas que cons- 1
ncuye~ el luga~. Nec~sicamos artistas que nos guíen por medio de respuestas
sensonales y cmcsréucas a través de la topografía, que nos conduz.can hacia
la arqu~ología y l~ r~urrección de una hisroria social basada en la tierra, que ~ NdE. El artista se conviene asi en una especie de canalizadores do fuerzas. en org,t•
nos muescren mulnples lecturas de lugares que sianifican diferences cosas nizador-cooperador de los múlciplcs ac,orcs sociales. csrableciendo redes de colaboración )'
para diferences gentes y en épocas diferentes. Pode~os aprender mucho de parricipación, y el arre se ve u:msformado en una prác,ica ele diálogo e imcrcambio. en un
proceso crcaci~o que ca1aliza la reclamación y la reapropiación del "lugar", la construcción
las culcuras llamadas de una forma irónica "primitivas", encre orras cosas a de comunidad. Esre imaginario de cooperación nos conduce así a lo que más tarde llama•
comprendernos a nosotros mismos como parre de la naruraleza, incerdepen- remos un "arre ele rdacionc:s''.

70 71
¿Pero esto es arte?
e::
El. espíritu del arte como activismo 1

NINA fELSHJN

El PROCESO DE CAMBIO

Con un pie en el mundo del ane y otro en eJ del activismo político y


los movimientos sociaJes, surgió a mediados de los 70 una curiosa mezcla de
prácticas artísticas que se expanden en los 80, para alcanzar niveles masivos
de difusió n e institucionalización en los 90. Estas n uevas prácticas de acti•
vismo cuhuraJ se han convenido en el tema de conferencias y artfculos, de
1 exposiciones y proyectos vinculados a comunidades y patrocinados por
l' : museos. Además, este fenómeno está dando ímpetu y contenido a varias
rcvisras y organizaciones, lo que trae consigo un correspondiente aparato crí-
tico y teórico en el que se planrean muchas cuestiones aún por responder.
Gran parce del arce del siglo XX ha sido producido, distribuido y con-
sumido dencro del contexto de lo que reconocemos como "mundo del arte".
e:
Lo que ha impuJs:ido a sus protagonistas ha sido fundamentalmenre la bús•
queda de la expresión-personal y los objetos resultantes se han interpremdo,
en la mayor pane de las ocasiones, como producto de dicha expresión. Hasta
finales dt: los 60, el formalismo - una de las úJtimas manifestaciones del
modernismo- se hallaba en trayectoria ascenden te entre la critica de arce.
Pretendta distinguir distintos tipos de arte en función de elementos autorre:
ferenciales, enfatizando no sólo la pureza de cada género con respecto a otras
e:
disciplinas, sino también el carácter separado de la cultura en relación a las

1
Not~ de la edirora. E<1e artfculo conscimye la introducción de Nin a Felshin • su pro-
e:
yecto editorial Bttr Is ft ArT? Tht Spirit ofArras Artivism, Bay l'ress, Semle, 1995. Hemos
abreviado los pasajes que m el original hadan referencia cx¡,Ucica a rexcos dd volumen que
inrroducfa. Traducción de Paloma Blanco. e:

- - - -- - - - -- - - - -· - - --le
e:
t
1
NINA FHSHIN

otras áreas de la vida. No obsrame, a parcir de finales de los 60 se iban a pro-


ducir una serie de carnbjos en el mundo del arte que no eran sino un refle-
jo de los cambios que estaban teniendo lugar en d "mundo real".
La práctica culcural híbrida a la que nos referimos aquí se ha desarro-
¡PERO ESTO ES ARTE? EL ESPÍRITU DEL ARTE C(>SlO ACTiV ISMO

hora de valorar su impacco2 • Adopcen una forma temporal o permaneme., el


proceso de creación es tan importante en dichas actividades como su mani-
festación visual o física.
Se puede decir, pues, que las prácticas culrurales activiscas son esencial-
llado a parcir de estos cambios. Estas prácticas activistas, que cobran forma meme colaborativas, una colaboración que se convierte en participación
tanto a partir del "mundo rear como del mundo del arre, han caralizado los pt'1blica cuando los arriscas logran incluir a la comunidad o al público en el
impulsos estéticos, sociopolícicos. y tecnol6gicos de los últimos veimicinco proceso. Esta estrategia tiene la virtud de convertirse en un catalizador críti-
años, en un intento de desafiar, explorar o horrar las fronteras y las jerar- co para al cambio y la capacidad de estimular, de diferentes maneras, la con-

-
1 quías que definen tradicionalmente: la cultura tal y como ésta es representa- ciencia de los individuos o comunidades participantes. A menudo, los pro-
da desde el poder. Estas prácticas culturales suponen la plasmación última de yecms de artiStas activistas están fuertemente vinculados a los movimientos
la urgencia democrática por dar voz y visibilidad a quienes se les niega el spciales implicados direcramenre en los problemas de los que este arte se
derecho a.una verdadera participación y de conectar el arre con un público ocupa. El implicar en el proceso a la administración municipal, a organiza-
más amplio. Surge así de una unión del activismo político con las tenden- ciones comunitarias o a otros grupos activistas, a sindicaros de trabajadores,
cias estéticas democratizadoras originadas en el conceprual de finales de los a universidades, a especialistas medioambientales, iglesias, artistas, profesio-
60 y comienzos de los 70. nales del arre e incluso a otros arrisras acciviscas en sus proyectos, no sólo per-
mite ampliar el público y la base de apoyo, sino que contribuye idealmente
Destaquemos algunas de sus caractetísticas principales. El arre activista también a asegurar el éxirn a largo plazo del proyecto comunitario que se ha
es, en primer lugar, procesual tanto en sus formas como en sus métodos, en marcado como objetivo. En las obras dirigidas a grupos específicos como las
el senti_do _de que en lugar de estar orientado hacia el objeto o el producto, mujeres, personas sin hogar, estudiantes de secundaria, ancianas, miembros
cobra s1gmficado a través de su proceso de realización y recepción. En segun- sindicales, trabajadores del servicio de limpie2a, víctimas de la violencia
do lugar se caracteriza por tener lugar normalmence en emplazamientos sexual, etc., frecuentemente cales grupos toman parte activa junco con los
públicos y no desarrollarse dentro del contexto de los ámbitos de exhibición artistas en las diStimas actividades mediante el diálogo, la historia oral, la
habituales del mundo del arte. En tercer lugar, como práctica, a menudo perfonnnnce y el diseño conjunto de carteles e, incluso, mediante la realiza-
toma forma de intervención temporal, performancts o actividades basadas en ción de prácticas ardsricas de tipo tradicional.
la pe1fo_mutnce'. acontecimientos en los medios de comunicación, exposicio-
La participación se convierte de este modo en un proceso de autoex-
nes e mstalac1ones. Una cuarta caracteríscica es que gran parre de ellas
emplean las técnicas de los medios de comunicaci6n dominantes, utilizan- presión o autorrepresencación protagonizado por coda la comunidad. A tra-
do vallas publicitarias, carreles, publicida.d en autobuses y metro y material yés de tales expresiones cre-,uiyas, los individuos son dorados\ adquiriendo
adicional insertado en periódicos con el fin de enviar mensajes que subvier-
tan las intenciones usuales de estas formas comerciales. Por 1ílrimo, se dis- ! NdE. Suzannc Lac¡•, en un ardculo titulado "Spc:ik Easy'', po.~cula tres mancr:u de

tinguen por el uso de métodos colaborativos de ejecución, tomando una valorar el "éxim" de su obra, una valoración muy útil a modo de ejemplo, Ésias son: prime-
ro, examinar la calidad de la experiencia de la p,rfor111a11ce parn los parcicipamcs )' d públi-
impo~tanci~ central la investigación preliminar y la actividad organizativa y co (valor como c;xpcriencia): segundo, evaluar el potencial de estas redes de trabajo en 10rno
de orientación de los participantes. Estos métodos se inspiran frecuence- a la pvfom1a11,,"como modelos que puedan.ser aplicados a o,ros asunros )' circunstancias
m~nte en modos de hacer provenientes de fuera del mundo del arce, lo que (valor como modelo que va más allá): y tercero, valorar la duración, la c.~censión de la vida
es un m_odo de ase~urarse la participación del público o de la comunidad y de los procesos que se ponen en movimien10 por la pe,_fo1·111nnc, (continuidad). En Nm•.r.rt
de d1smbuu. con cierta efectividad su mensaje al ámbito público. El grado Exn111i11t1·. octubre 1982, pp. 7 y ss.
J NdE. En el original se utiliza el término m1poiveri11g, que desde ahora rrnduci,c:mos
en que estas estrategias --colaboración entre arriscas, participación pública y
por dot11r. Por nn¡wwerm,111 se emiende el proceso por el que una comunidad se dorn de la
el empleo de las tecnologías provenientes de los medios ck comunicación en capacidad de amogesrionar sus conflic10s y emplear sus capacidades. En relación con el ane
la distribución de la información- sirven y se incorporan de un modo satis- activista se ha encendido corno la creación de mé10dos o herramiemas de 1r;1bJjo eieciivas que
factorio a los fines activistas de la obra será el indicador fundamental a la pued.m Ser continuadas por la propia comunidad. Es10 define al artista como un ageme caca-

74 75

t
NINA FELSJ-IIN - ¡PERO ESTO ES ARTE? EL ESPIRITU OH ART E COhfO ACTll'ISMO

paulacinamente voz, visibilidad y la conciencia de formar parce de una coca- diantil y una contraculrura emergente. se fue evolucionando hacia un cuestio-
lidad. mucho mayor. Lo personal, de este modo, pasa a ser político y el cam- namiento general de la autoridad, los valores y las instituciones del poder esta-
bio se hace posible, incluso si inicialmente sólo se p(Od!-}ce en el incerior de blecido. La predicción de McLuhan en el sentido de que la proliferación de las
la comunidad o en la conciencia pública. Como afirma Jeff Kelley, en este tecnologías eleccrónicas aumentarían la participación cultural, estaba a punto
arre activista la participación puede converci_rse en "w1 proceso de diálogo que de comprobarse. Nacieron el discurso antibelicista en pro de la libertad, el
cambia ta11to al participante como al anisra"•. mm,imíenro ecologista y los discursos de liberación sexual, racial y étnica.
Cuañdo los "sin voz» exigieron ser escuchados gran parce de esca resist.encia y
. Este cipo de trabajos se constituyen así como un efemplo de práccica
de esce disentimiento tomó forma de activismo. Un tipo de organización alter•
cultural viable que por un lado se inspira)' saca provecho de la cultura popu-
nativa de la expresión pública fue consolidándose paulatinamente a través de
lar y política, de la tecnología y de la comunicación de masas provenientes
las protestas y manifestaciones a las que se unieron manifestaciones creativas
"del mundo real", y por otro es heredera de las experiencias provenientes dd
de rebeldía como el teatro de guerrilla )' la~ intervenciones mediáticas espe-
ámbito artístico: el arce conceptual y el postmodernismo crítico. En conjun- cialmente concebidas para llevarse a cabo en el ámbito de lo público. Lo que
to estas prácticas están expandiendo de un modo creativo las fronteras del
el activista Abbie Hoffman describía como "la calle":
arte y el público y redefiniendo el papel del artista. En este proceso parecen
sugerir una respuesta apropiada a la cuesrión planteada en nuestro irónico Pam los estadotmidmses de clase media In en/le es 1111 s{mbolo ~1rem11dammrt
ff

título "¿Pero esto es arte?": pero ¿eso importa? impo11a11teporq11e todo tu proceso de experimmtació11 de 111 wlt11m estd mmwza•
do a mantenerte fi,era de la calle... La idea es ma11tmer 11 todo el mrmdo dentro
de ,11sa. De modo que, ct1n11do tt pones a desafiar 11 los poderes, te enrnmtms ine-
~ICES ACTIVISTAS EN LOS 60 vir11blt1nm1t al borde de la indifermcín, pngtmtd11dote n ti mi.<mo: '¡Deher/11
timr por lo stgt1ro y q,;edanne m /ns acer11s o debe,-fa lanzarme n ÚJ calle?' V q11ie-
"Estd wrgimdo 1m11 nueva forma de 'polític11'y bajo u11as fannas que a1Í11 110 reco-
11es st la11za11 n la ,ni/e m primer lugar son ÚJs lideres. Los q11e ns1mw1 los mnyo•
nocemos. El marto de esurr u ha convertido en mur cabina de voto. La parricipa- m riesgos, ÚJs q11e finnlmmte efornutrd11 cambios m In sociedad. No sólo est~r
ció11 televisiva en las Marchas por út Libertad, -en /11 gum-a. e11 1A revob1ció11, 1A habúmdo de la Ci1lle como una calleflsica, la calle real... es t11mbié11 la calle de lo
co11t11111Ílurcíón y otros aconudmim.tos, estd c11mbid11dow todo"s. q11e 1/nmábamos 'homrio de máxima a,ulimcia; debido nl imparto de /11 TV' •
6
IC
La generación que creció en la década del conformismo social y en el A finales de los 60, los y las activistas hablan aprendido de la experien·
contexto del miedo al "otro" derivado d e la Guerra Fría llegó a su mayoría
de edad en los años 60. Tomando como punto de partida el Movimiento por
cia del Movimienco por lo·s De~echos Civiles que los nuevos medios de
comunicación podían ser utilizados en beneficio propio. Se vio claramen- IC
los Dered,os Civiles, la Guerra de Vietnam, el creciente movimiento cstu- te cómo los periódicos, y especialmente la televisión, podían no sólo trans-

li1.ador que invesriga y pone en funcionamiento junto con la comunidad - co/,,bamtivnmmrr


diremos en addantc- una serie de modos y mecanismos de relación que rcfuera:n los podrm
mitir noticias e imágenes, sino también incitar al debate y finalmente influir
en la opinión pública. No es sorprendente, pues, que quie,ies lideraba.n el
Movimiento po'r los Derechos Civiles aprendieran a. organizar manifestaciones
ac:
y confrontaciones dirigidas expllctimanete a los medios de comunicación.
de la comunidad. Se trata también de que la comunidad afectada sea capn finalmente de
amorrepresemarse o auroexprcsarse, creando un nuevo orden simbólico propio adecuado a las
necesidades de la comunidad. En e.uos procesos .colaborarivos se erara de articular esuucruras
Como afirma la fotógraf~ Vicki Goldberg. "el Movimiento por los Dei-echos
Civiles probó que la cobert11ra de Íos medios de comunicación era 1111n palanca
a:
y modos de imervcnción que establezcan una serie de modos de relación con las nc«sidades con la mal mover el mundo"7 .
de los ruferenccs agcnre.s r sectores sociales impliados, establecer redes de trabajo y colabora-
ción. tramar víncuJo~. complicidades. explorar formas operativa~ de incorporación de comu.-
nidades, colectivos o grupos reales como parce integral del proceso artístico. 6 Abbie Hoffman, citado en Derek Taylor, Ir \\7m fo1t11t)' ½-1m Agn Tod1tJ', Bantam
a:
' Jelf Kdley, "The Body Politics of Suzanne Lacy," en But Is /t Arr.', op. cit.• pp. 221-249. Press, Londres. 1987. p. 239.
' Marshall McLuhan y Quemin Fiore, Th, M,diu.m J, ,J,, Mmagr, Bamam Books. ? Vicki GolJL,.,rg. "Rememkring the Faces in the Civil Righrs Srrugglcs", en New lork
Nuevo York)' Toronro, 1967, p- 22_ Ttnw, 17 julio 1994, H31.

76 77
NIN,\ f ELSHIN ¿rERO ESTO ES ARTE? El ESPIRITL' DEL ARTE COMO .'\CTIVISMO

En los 60 y 70, un buen número de grupos políá cos y cónrraculrurales LA EXPERIENCIA CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
se comprometieron con una forma de aci:ivismo performarivo profunda-
mente creativo y concienciado del papel de los medios de comunicación. La manipulación de los medios de comunicación -mediante su utili-
Entre ellos cabe destacar la organización por la defensa medioambiental zación directa o mediante la apropiación de la imaginería visual diseñada
Greenpeace y los Yippíes (Youch Internacional Parcy) liderados por Abbie específicamente para el consumo de estos medios se convirtió en un rasgo
Hoffman8 • Aunque estos grupos no tenían conei-ión con el mundo del arre omnipresente en los 80 que continuó siendo explorado en los ~O, a~r_en-
y no se identificaban necesariamente como artistas, su uso creativo de las diendo los y las acáviscas de los sofisticados métodos de mm·ketmg utiliza-
imágenes emplazadas públicamente y los acontecimientos performativos dos en .Madison Avenue, en las grandes corporaciones empresariales esta-
designados para atraer la atención de los medios de comunicación prefi- dounidenses e incluso en la Casa Blanca. "Por rnanto q11e tal activismo ,-e
guraban el empleo de métodos similares por el activismo anísáco actual. ha visto i,zvolucrado por necesidad en la creació11 de imágenes legibles)' efecti-
"Utilizan~ Ílls lmwmientas de Madison Avenue... ya que Madiso11 Avenue es vas escribe Brian Wallis podemos llamar 'activismo cuínmi/' t1 este nuevo esti-
efectiva en lo que hace", Hoffman se convirtió en pionero del uso estratégico lo de poíltica," lo que él define como "el uso de los medios cultumles para t!'fl-
de los medios de comunicación a parcir de la visión defendida concemporá-
neameme por McLuhan acerca del poder de la comunicación de masas9•
tar de efectuar el cambio sociaf' 1 º.
Des~e los 80 la manipulación mediática iba a convirrirsc: en un rasgo cenera! Aunque gran parte de los artistas aún proyectan el potencial _de su o~~a
del activismo tanto por parce de la derecha como por la izquierda. acávisra a uavés de la participació n directa, cada VC'L son más quienes unli-
zan los mc:clios de: comunicación como vehículos para implicar al público.
Tales artistas desafían y utilizan las técnicas de educación y de: distribu-
ción de la información de los medios de masas siguiendo dos estrategias
fundamentales, aunque algunas veces se combinen ambos métodos. En
primc:r lugar, muchos artistas acciviscas imitan las form_as y las conven-
ciones-de la publicidad comercial ucilizadas por los medios, con el fin de
8 distribuir información y mensajes activistas que uno no espera encon-
Para una buena recensión sobre Grcenpeace, con relación a los Yippies como •~tro
de guerrilla activista, ver Sccvcn Durland, "Wimess: The Cuecrilla Thearer of Grecnp~ce",
t rarse en dichos canales. La urilización del espacio comercial emplazado
1·eimpreso de High P"for111a11c( 40, 1987, en Arlcne Raven (ed.), Arr i11 rk P11blic J11r"m. públicamc:nce garantiza a la obra un público amplio y div~r~o. Además,
Da Capo Press, Nueva York, 1993, {19891, pp. 31-42; para ampliar la información sobre al apropiarse de imágenes y texc~s d1reccos de gran efecuv1d_ad eso sí,
Abbie Hoffman, sobre la imporranda de los medios de comunicación en relación a su acli- debidamente marizados mediante la ironía y el humor, se evita el len-
vismo creativo, véase "Media Froking'', en Thr Dm11111 Re1•irw 13, n°4, verano 1969, pp. 46-
guaje didáctico o de confrontación típico d:I activi~~o tradic!o•~al, a la
51 , ¡• "Mum1m of.,he Sirecrs", en 1-:ahl and Neumaie, (eds.), Cultura i11 Co11tmtio11, Bar
Prcss, Scatdc, 1995, pp. 134-40. (NdE. El concepro de _vippit ~ remonra a la fundación del vez que se estimula la capacidad interprc:canva y crmc~ del publico _res-
YIP (Young lnrerna1ional Parcy) en la nochcvieja de 1967-68, }' juega con el doble ~mido pecro al universo mediático que le rodea. Algunos amscas y ~okrnvo~
de la palabra inglesa pnr~y. como ficsra y como parado, cuyos porravoas principales fueron como Diggs [fig. l], G roup Material, el Anise and Homele~s. Collabora-
Abbie Hoffman )' Jerry Rubin. Como afirmaba Rubin, "¡Tndo p=illm, ha d, saber cómo tive y Condé y Bcveridge, han combinado c:lemencos del ~ct1~'.smo popu-
puede t•nknr del 1urmo d, In culmrn '}lll i11rmra dmmir!". Rubín ¡• Hoffinan csraban con-
lar participativo con las técnicas de los medi~s de comu111~ac1on: ~n estos
vencidos de que del solo hécho de que se informase plíblicimenre de sus ac,ividadcs oposi-
roras ya resultnrfa un efccro de cambio social y de las conciencias. Como afirma Rubin, • e/ casos, es el grupo participante quien determina y confecc1o_na la torm~ _Y
medio d,· ,·omm1imo'ó11 110 rmmmirr i1oricinl si110 'Jlll /ns nra. llll nro11terimímro ,u, sucede el concenido del canc:I, la valla publicitaria o la foconarrac1va, y al uc1l1-
hmra qur ,1p,1rtrr c11 la pautalla. ,111011c,s se 1111(/V( miro... Es igual fo qur p11,dn11 derir dr noro- zar tales medios de masas los recepcores potenciales son mucho más
tro,. Lm i111dge1w 1011 lar 1¡1,e haw, la hi,rorin". en Dó11de les d11,le .Y por q11;, },./11111111/ d, g11,-.. amplios.
ri·illn di' la com1111it·acióll, cdirado por a.f.r.i.k.a. gruppe, Virus, Barcelona, 2000 (en prensa
cuando se redacra csra noca)] .
'' Abbie Hoffman .. "Media Freaking", en The Drama Review 13, n°4, verano 1969. 'º Brian Wallis, "Democracy and Cultural Accívism", en D,•momu:v. A Pro)~,, /,y G'roup
p. 49. Mmeri,1/. Bay Press )' Dia An Founda,ion, Seacde Y Nueva York. 1990. p. 8.
::::1 78 79
r

NINA FELS HIN


¿PERO ESTO ES ARTE? El ESPÍRITU DEL ART E C:O M O A C T IVISMO

_ ......• ~ - ~. .. . .... # ..

.. ~'

Fig. 1: Peggy Dig_llS, Dome.tic Vio/mrr Milkr,111011 Projm. 1991-92. Sabiendo que los su~ r-
mercados es un lugar mil)' frceucnrado por mujcr6. Oigss uriliu los en~ de los anones
de leche para incluir cuatro mensajes difcrenrcs sobre la violencia )' los abusos a los que se
ven sometida.1 las mujeres, incluyendo en ellos una dirección }' un ceMfono de ar uda al que
pueden acudir.en c:iso de necesimlo. De esre modo Diggs uriliu las posibilidades que le
ofrece un producto de conswno diorio como un modo de d=dar públicamemc el proble-
ma de la violencia fumiliar en los EEUU.

En segundo lugar, adquiere relevancia como estrategia ards1ica el apro-


vechamiento político de la cobertura misma proporcionada por los medios
de comunicación convencionales. Grupos como Gran Fury [fig. 2], WAC
[Women's Action Coalicion) y al coleccivo de San Diego formado por David
Avalos, Louis Hock y Elizabeth Siseo, reconocen en la televisión y en los
e:
nuevos medios fuentes poderosas que pueden ser provocadas y manipuladas,
canto para comunicar su mensaje a un público mucho más amplio, algunas
veces a codo el país, como para hacer detonar la controversia y extender el
debate público. Para ellos, así como para las Guerrilla Girls, Lacy y Ukcles,
la cobertura de los medios de comunicación es una parce integral de su obra.
La imervención estratégica de los activistas en los medios de comuni- Fig. 2: Gran Fury, Nn1• York Crimt>, periódico de cuatro hojas r_c:ilizado por Gran F,'.ry.
e:
cación ha cenido indud¡iblemente una gran repercusión. Debemos señalar J 989. Gran fury se apropia de los m :unos ranto gráfico.< como upo~ráficos del ~m• lo~k
en este punto que, como discutiremos más wde, en su uso de los medios y 1ima. edi,ando un ~riódico rirubdo Ntw lórk Crimt> en el que se ediran una sene de am-
culos escritos por los miembros de ACT UP con un conicnido cxplíci1.amemc polhícu. Em
del lenguaje que: les acompaña, los arriscas activistas posiblemente están periódico fue repartido a la geme durancc u_n_a manifcs1ación d~I col~1iv~ en el N~w York
en deuda con ese "arce postmodernisca crítico" de los 80 que tenía como Cirv Hall en 1989. Esre mismo reamo es uohudo en 1999 por Recla11n rhe Sums , colec-
objeto de análisis primordial el papel de los medios de comunicación en la tiv¿ dd que h..bl=mos ,,., b ,eraro sección. que editó su propio periódico .E,,adi11g
conformación de las representaciones culrurales dominantes. Sra11daim frente al conocido E,,,11i11g Srm,dnrds.

80 81

IL''
¿ P ERO E5T0 ES ARTE/ El ESl'íRITL1 DEL ARTE CO MO A<.:T I VIS~IO
NINA FEl.SHIN

EL LEGADO DEL ARTE CONCEPTUAL


de los 70, la perfomumce fue adoptada por muchos artistas. Los artistas
aoiviSta.S emplean las acrividades performativas por muchas razones, pero
a
sobre todo porque su apertura e inmediatez invita a la participación pública
Al igual que ocurrió en el activismo social general, los artistas de finales
y porque su caciccer espectacular puede actuar como un imán para los
de los 60 comenzaron a cuestionar las prácticás aucoritarias y exclusiviscas
de.l propio mundo artístico, ta.oto en lo relativo a sus instituciones como a medios de comunicación.
sus estrategias estéticas. En 1969, por ejemplo, la Arr Workers' Coalition El arre feminisra, a cravés de una gran variedad de medios, se ha hecho eco
(AWC) ya estaba establecida. Constituida inicialmente como una organiza- de los problemas e intereses de un nuevo feminismo emergente dando forma
ción en defensa de los derechos de los artistas (aunque también funcionó cstécica al credo "lo personal es político~, una idea que guió gran parte del arre
como un grupo de oposición a la Guerra del Viemarn), exigía, entre otras activista en su examen de la dimensión ptíblica de la experiencia privada.
cosas, una mayor parricipación y represencación de los y las arrisras dentro Muchas artistas feminisras adoptaron el pe,formrmce art en los 70 resignifican-
de la escrucrura de los museos, una mayor representación de: las mujeres y do el género de acuerd~ con 1~ esuatcg!as del f~minismo. ~ inceresa_nce des~a-
de las minorías en exposiciones y colecciones permanentes y una mayor car cómo escas escrateg1as, segun Lucy Lrppard, incluyen la co/aboractón, e! di,i-
responsabilidad poi/cica por parce de las instituciones• 1• logo y un cumio11amiflll0 co11sta11te tÚ /aJ 1UU11ci~nes esti~cas y soci~, )' un nul!oo
i. La AWC, disuelta a finales de 197 1, es probablemente la organización respeto por el p1íblico". Hemos de señalar también que, mdependien~ei_nence de
de artistas mejor conocida, pero no fue la única. Existieron ocros grupos que dichas arciscas hayan surgido en los 70, 80 o 90, los cernas femmrstas y ~e
involucrados activamente en la protesta contra la guerra y en asuntos femi- género han alimencado la producción del arre acti_vista d~ ~n modo predom1-
nistas desde dentro del mundo del arte. Lo significativo de AWC es que nanre. No es de extrañar, por canco, que las prácncas amsucas de los 70, que
muchos de sus miembros eran artistas conceptuales. La critica del objeco de hicieron un uso creacivo de las metodologías feministas para abordar crítica-
arce y de las estrategias estéticas formalistas llevada a cabo por el conceptual, mente el problema de la aucorrepresemación, la roma de conciencia del propio
y su deseo de acortar la distancia entre arte y público y entre arce y vida, pue- poder y la idenridad comunitaria, hayan proporcionado tan importantes prece-
den ser viscos como c:l equivalente en el mundo del arce de la ucgencia que dences para el activismo contemporáneo.
se estaba viviendo en el "mundo real" de una mayor participación, apertura
El desprecio por el objeto de arte y su siscema de dimibuci6~ en forma
y democratización de las instituciones existentes.
de mercancías que caraccerizaba al concepcual, su deseo de expandir l~s fro~-
Otros dos movimientos ardsticos que surgieron en el clima democráti- cc:ras estéticas y su énfasis en las ideas por encima de lo formal o la defini-
co y creativo de finales de los 60 y comienzos de los 70 son el pe,formanct ción visual, condujo a los artistas conceptuales a experimentar con coda dase
an y el arte feminista. Al igual que el conceptual, han ejercido ·también una de materiales y formas no permanéntes, baracas y reproduccibles, incluyen-
significativa influencia sobre una parre importante del arte activista acrual. do fotocopias y otros sistemas de comunicación no anísricos, instrucciones
El arce de la pt!rfarmmu:e es una forma híbrida, efímera, que conlleva un aleo (para ser ejecutadas por otros), vídeo, instalaciones_)' performa'.:ces, así com,?
grado de cruce de disciplinas y está dorado de una gran capacidad para impli- proyectos clelibcradamenre efímeros, codo ello enra12.ado : ''. el .n:iundo real .
car al público. Como cal, no sólo abre las fronteras esréricas dentro de las Los proyectos a menudo exigían un cierro grado de pamc1pac1on por pa1·ce
anes visuales, sino que también desafía las del ceacro tradicional. Aunque la del espectador o espectadora y frecuentemente tenían lugar fuera de lo.s
pt!,fom1ancl! mvo una gran eclosión en los 70, cambién merece señalarse un emplazamiencos tradicionales del arre. La pieza de Robert Barry !é_iephn11c
modelo más temprano que riene un papel relevante en esce orden de cosas. Piect de 1969, por ~emplo. escaba acompañada de una afirmacron e~ el
A finales de los 50, Afian Kaprow introdujo la idea del happmi11gcomo una cacálogo que <leda: "Durante In e,,:posición, trataré de cor1'.mlica,· te!tpdttca-
forma de perfomi,mcc parricipativa en la que canco el público como el mate- mmtt 111111 obra di! artc, la nammkza de la CllaÍ es 111111 se/'11! di! pmsam,mtus
rial de la vida cotidiana, objetos, actividades, funciones, experiencias, se con-
que 110 son aplicables al lmguaje o la i,nagm"11• En otro ejemplo de finales de
sideraban maceriales viables para d arte. Más carde, en los 60 y a comienzos

1! Como se cira en d arrículo de JeffKelley "Thc Body Polirics ofSuz.anne L1cy", capi•
11
Lucy R. Lippard., -Th, An Workers' Co3licion: Noca Hisrory", en Sh,dio lutem11-
! rio1111I 180. nº 927. noviembre 1970. pp. 17 1-174. mio 8 de Bur /1 ir Arr?, op. dt., pp. l'.!l-249.

l 82
83

l
f'JJNA FELSHIN
¿PERO ESTO U ART[? EL ESPfRITU OH ARTE COMO 1\CTIVISMO

los 60, Joseph Kosuth realizó una serie de trabajos en periódicos y revistas en Las obras que incorporaron el significado histórico o referencias no flsj.
los que se buscaba destacar cómo "la i11materialidad de la obra se acmnía y cas a su emplazamiento de cualquier tipo represencan una noción más desa-
cualquier posible co1Jexión co11 úz pintura se tmtll con rigor. La. nueva obra no rrollada de site specifid~v. Roben Smithson y George Trakas se cuentan e~tre
está relacionada con tm objeto precioso. es accesibl.e a tanta gmte como estl Íl1te- estos artistas que respondieron a los aspectos no form~es dd l~gar. S'.111th·
rest1da; no es decorativa, 110 tiene n,1da q1te ver con la arquitectura; puede ser son , en un buen número de obras escultóncas de caracter med1oamb1ental
ll.evada tanto a casa como al museo pero no fi,e hecha pema11do en ninguno de al aire libre, reclamaba emplazamientos destinados a la acumulación de dese-
los dos sitfos" 13• chos industriales para subrayar la necesidad de dar soluciones constructivas
a la d evastación del entorno. Mientras tanto, Trakas producía esculturas rela-
En estas y otras reacciones a la estética exclusivista del formalismo, el . cionadas con emplazamiencos tanto interiores como exterio res incorporan·
::f conceptual planteó la idea de que el significado de una obra de arte reside
no en el objeto autónomo, sino en su marco contextual. La idea de que el
do referencias a la historia local. Al igual que otros artistas influidos por el
pensamiento conceptual y, en su caso, por las formas híbridas que confluyen
contexto físico, institucional, social o conceptual de una obra es lo que en la perfimnanu, Trakas concibía su obra co?tando a priori con el esp~cca-
consriruye su significado influyó en much~s de los desarrollos que siguie• dor. M uchas de sus esculturas, por ejemplo, mcorporan puentes y cammos
ron en los 70, incluyendo las nociones expandidas de escultura y arte accesibles y el espectador h a de abandonar su pasividad tradicional para con-
público. vertirse en un participante activo cuyas percepciones espaciales pueden verse
La importancia de la coocextualización llega hasta el punto de que un alteradas al interacrurar con la obra.
buen número de críticos, criticas y arciscas han llegado a considerar que el El debate sobre el "nuevo ane público" se ha centrado en corno a la iden-
arte activista es "el nuevo arte público", y que el contexto representa un reh• tificación del concepto de comunidad o de público como lugar [site] }' la carac•
namiento de la noción de site speciflcity (especificidad espacia]) tal y como terización del artista público como aquel cuyo trabajo es esencialmente sensi•
se ha venido aplicando en la escultura y el arce público. Inicialmente, site ble a los problemas, necesidades e intereses que definen esa entidad esquiva Y
specifir. se refería a una relación formal integral entre la escultura y el empla- difícil de definir que es ese lugar. Seglin esta definición, arte público sería todo
zamien co, una relación según la cual la obra no podía ser separada de su aquel arte dotado de un cierto compromiso político al que se le presupone una
entorno. A finales de los 60 y comienzos de los 70 se instalaron este tipo de localización pública y una recepción participativa. El problema con esca defi•
obras en paisajes remotos, en entornos urbanos y en galerías y muscos. En nición tan abierta es que en su esfuerzo por articular un nuevo modelo viable
contraste con el notorio turd ilz the ¡,laza, una variedad de arte público q ue de arte público, a menudo fracasa a la hora de discinguir las diferencias estra·
a menudo· consistía en poco más que una versión a gran escala de una obra tégicas y metodológicas con que los y las artistas abordan su trabajo. Quienes
de estudio, el arre público site-specific tenla una relación real con su con• p roponen un "nu~o arte público" según este principio ta~_ la.xo tienden a
texto y, supuestamente, cambién con la gente con quien iba a enfrentarse•~. poner en el mismo saco a artistas que emplean estrategias act1v1stas de ~arácter
Es significativo sefíalar cómo la General Serviccs Administration, que admi· procesual con otros fenómenos artísticos que sólo las adoptan superfic1alme11-
nistra las propiedades del gobierno federal y está encargada de solicitar la te. Por otro lado, el hecho de q ue una obra esté situada en un emplazamiento
realización de obras de arre para sus nuevos edificios, tomó conciencia del público, en término.~ ~clusivarnente físicos, no garantiza la comp~ensión ~i la
nuevo pensamiento en corno al arte público y cambió el nombre de su pro- participación pública. Ni siquiera cuando esa obra es de conceni,do políuco,
grama a mediados de los 70, reemplazando el término Fine Arts in New arce político no es sinónimo de arte activista.
Federal Buildings por el de Arc-in-Archiceccure (programa de arte en la
A pesar de que el d ebate sobre el "nuevo arce público" no ig_nora t~tal-

=-
arquicectura).
mente la diversidad de las influencias que confluyen en él, el térmmo mismo
eleoido hace énfasis en un linaje de arte público a expensas de otros rasgos
1
·' Procedentt de una afirmacion de Kosmh en el cacálogo de la exposicion ]111m11,y 5- igi.:lmence definitorios, como pueden se~ las met~d?logías ~rocesuales,

=-
31, 1969, presentada en d 44 Easc 52nd Scrcct, Nueva York. 1969. cuyos orígenes deben rastrearse en un ámbito m uy disnnto. Es importante
14
La frase h1rd i11 thr p!azn fue acur,ada por James Wincs, 1111 anista que trabaja en el
señalar además que el llamado "nuevo arte público" no reemplaza y ni
campo de la arquirecrura.

=- 84 85
NINA FELSHIN ¿rERO ESTO ES ,\RTE' EL ESPÍRITL' DEL ARTE CO~lll ACTIVISMO

siquiera desafía el tipo de "arte público;, que sus teóricos consideran supera- La erosión de la democracia, debido tanto al de~mancelamienro de los
do. Yo sugeriría más bien que la noción expandida o inclusiva de site, tal y programas sociales como a la promoción de iniciativas que favorecían a los
como es delineada por teóricos del ''nuevo ane público", forma parre de un ricos durance los años de la administración Reagan-Bush, condujo a una
impulso o deseo de contextualización más amplio_, que se puede rastrear polarizacióri crecience entre ricos y pobres, entre los poderosos y los que
desde final.es de los 60 tanto en muchos secrores del mundo del arce, como caredan de poder, entre la izquierda y la derech_a. Los activistas de izquierda
en el de la cultura en su sentido más amplio. También pienso que los oríge- se movilizaron en torno a temas mucho más diversos que antaño, como foe-
nes de este cambio hacia una estética más abierta dentro del mundo del arte ron la crisis nuclear, la intervención de Estados Unidos en Centroamérica, la
se encuencran principalmente en el conceptual, y después en los proyectos derrota de la Enmienda de la Igualdad de Derechos y la amenaza al derecho
imerdisciplinares postmoderniscas. al aborto, el fenómeno de las personas sin hogar, el silencio clamoroso del
Lamentablemente, la crítica del capitalismo llevada a cabo por el con- gobierno federal en respuesta a la crisis del SIDA, la censura y el abandono
ceptual no consiguió realmente abolir el objeto de arre o socavar el sistema cada vez mayor de sectores de la sociedad que ya estaban marginados de
de mercado. Como lo demuestran los ejemplos de Barry )' Kosuch, el conte- antemano. Los activistas de la derecha protestaban, por su lado, contra el
nido del arre conceptual no acabó de adopr.ar totalmente los mérodos y las abono y ejercían presiones para lograr una política pública en apoyo a sus
formas de la filosofía democrática que le~inspiraba, de tal modo que nunca convicciones sobre la moralidad pública y privada. El mundo del arte
llegó a considerar las cuestiones sociales y polfcicas como un objeto real- estaba, por su pane, "fuera de juego" debido a los muchos ataques sufridos
mente viable. As/ pues, aunque las ambiciones y estrategias del concepcual (desmantelamiento del sistema de financiación pública, censuras, etc.].
fueran democráticas, sus trabajos siguieron cristalizando en formas de arte En muchos aspectos, el mundo del anc de los 80 rel-lejaba el "mundo
esencialmente exclusivas y fuera del alcance de cualquiera que no pertene- real" que acabamos de describir. Los pasos tentativos dados en los 70 hacia
ciera a dicho mundo. A pesar de ello, las implicaciones derivadas del con- un clima más democrático fueron completamente revocados por un énfasis
ceptual han tenido un gran alcance, ayudando a crear un clima en el mundo renovado en los intereses del mercado: el estatuco de la obra de arte como
del arre que ha propiciado que los artistas que llegaron después se decidie- mercancía, el cu.lro al artista individual, el prcscigio del coleccionismo, ele-
ran a completa.r la'i·evolución que el conceptual puso en marcha. vándose las relaciones públicas y la manipulación de los medios de comuni-
Se podría decir que el conceptual ayudó a pavimentar el camino hacia cación a cotas hasta entonces inimaginables. "Los artistas masculinos siguie•
el postmodernismo y proporcionó un marco estructural firme para las prác- ron siendo los dueños de la escena hasta finales de los 80 (algunos de ellos
ticas de arte activista. adquirieron una enorme fama y riqueza de la noche a la mañana), notándo-
se en el mundo del arce el contragolpe dado al feminismo con el resulcado
de una aparente desaparición repentina de los avances logrados. Las Guerri-
StNTESIS EN LAS PRACTICAS lla Girls se formaron en 1985 en respuesta directa a este contragolpe [fig. 3]
y el Group Material se unió para hacer referencia al elitismo cultural del
No obstante, a pesar de su aparición a mediados de los 70, no fue hasta mundo del arte y cuestio nar "toda la mlwra q11e hablamos dado por sentada,"
los 80 cuando el arte accivisca realmente encontró su plena juscificación en invitando a los demás a hacer lo mismo. La formación de Group Material en
1, .
1, respuesta a las fuerzas conservadoras que dominaban canco el mundo políti- 1979 es significaciva pues hacía ver que aunque el conceptual (en el que está
=(11 co como el mundo del arce, la presencia creciente de los mécodos activistas
canro en la izquierda como en la derecha, la influencia persuasiva de los
enraizada su filosofía colectiva) pudiera haber cambiado el clima del mundo
del arte en los 70, las práeticas exclusivistas aún prevalecían. Para nuestra
medios de comunicación y la consolidación de las relaciones públicas15• perspecríva actual está claro que la intensificación de las poscuras elitistas en
los 80 justificaba plenamente el trabajo del Group Material.
:ít ,; Par, una incere,ante d.iscusión en torno a la desacrivación de la democracia frente al En reacción a escas corrientes conservadoras dentro y fuera del mundo
crecim iento del acávismo en la izquierda y la derecha en los 80, véase Brian Wallis, Dnno- del arte, un·número crecieme dé anistas comenzaron a trabajar en torno a la
cm~x op. cit., pp. 5-10. · esfera de lo político a lo largo de los últimos veinte años. Han vuelco sobre

86 87
NINA FELSHIN ¿PERO ESTO ES ARTE? EL ESPÍRITU DEL ARTE COMO ACTIV ISMO

A lo largo de los 80, los artistas posanodernistas emplearon la crítica


feminista de la representación y la ampliaron a una crítica más general de las
representaciones culturales dd poder. Muchos de esros artistas utilizaron las
técnicas de los medios de comun icación propios de la cultura dominante,
principalmente la fotografía, con el fin de reevaluar cr/cicamente los códigos
ímplícitos en 1a representación. El lenguaje desarrollado por algunos de ellos,
especialmente Jenny Holzer y Barbara. Kruger, ha influido, sin duda, en
muchos artistas activistas posteriores. Pero el arte poscmodernista compro-
metido politicameme se exhibía, en la mayoría de los casos, dentro de los
emplazamientos tradicionales del mundo del arce, siendo en su mayor
parte literal y figurativamente inaccesible al público general. La participa-
ción a través de la interpretació n, una estrategia clave en el arte activista,
es imposible si la ambigüedad y la oscuridad, a pesar de lo provocativo que
se muestre estética e intelectualmente, impiden su comprensión. Es más,
el arce postmodernista crítico fue adquirido po r coleccionistas y museos a
precios desorbitados y algunos de sus realizadoras tuvieron como repre-
sentantes a las galerías comerciales más destacadas del SoHo. Se puede
decir que, irónicamente, la mayoría de ellos se zambulleron en la cultura
Fig. 3: Las. Guerilla Girls y el coleccivo WAC en una manifcscación en d Sol-lo en las puer• dominante que buscaban desafiar, y al hacerlo encontraron el mismo des-
ras del Museo Guggcnlicim, 25 de junio de 1992, Nueva York. La acción tuvo lugar después tino que el conceptual.
de pa.sar unos cnamos meses pidiendo por teléfono. carm. r fax la inclusión de las mujeres
110-blanc.1s )' no-europeas, de las mujeres arcisras, en la exposición de inauguración del Pese a que las merodologfas y las intenciones respectivas del conceptual,
mu.seo, exigiendo una labor de comisariado m:is abierta y diversa. del postmodernismo crítico o de resistencia .y del arte activista difieren, y
aunque no deberían ser vistos como movimientos sucesivos, existe un hilo
com(m que los atraviesa. La crítica conceptual de las instituciones del arce y
muchos de los temas que preocupaban a activistas políticos y grupos de de l.as estrategias estéticas formalistas, la crítica de la representación por el
izquierda de los 60-70, incluyendo la crisis nuclear, el imperialismo, la inter-
vención en Centroamérica, el medioambience, el fenómeno de las personas
postmodernismo y las prácticas del arte activista son igualmente políticas en
su cuestionamiento de las representaciones culturales dominantes, estando
IC:
sin hogar y la gentrificación16, la política racial, étnica y sexual, las políticas todas ellas interesadas en J>Oner en evidencia las configuraciones del poder.

J-
de la identidad en los 80 y en el multiculturalismo de los 90 y, por supuesto,
la crisis del SIDA & interesante señalar cómo en los 80 el STDA politizó el
De algún modo, en las tres se encuentran implícitas algunas de las cuestio-
nes planteadas por Group Material, cuya propia práctica sirve para vincular
el conceptual de los 70 con el poscmodernismo de los 80: "¿Qiié tipo de pollti-
a:
i mundo del arte en un grado muy similar a como lo hiw el feminismo en los

1
. 1
70, aunque de un modo mucho más penetrante y omnipresente. La acepta-
ción institucional del arte político alcanzó su punto álgido en 1993, cuando
el 'Whicney Museum of American Are dedicó su prestigiosa Bienal a roda
ca orimta los compromisos y l11gares eom11nes aceptados sobre el ar-te y la rnltm-a?
¿A q11i intereses sirven estartonvenciones c11/t11rales! ¿Cómo se pródttcc la mlmm
y para qniin se lleva a cabo!'17•
a:
clase de arce comprometido política y socialmente. Para los arriscas activistas ya no se trata simplemente de adoprar un
conjunto de escrategias estéticas más inclusivas o democrácicas, o de abordar
16 NdE. Para es•·~ concepto en roelas sus implicaciones, véas,, el 1cxto de Jesús Carrillo los problemas sociales o políticos bajo la forma de una crítica de la repre-
en esrc volumen, asl como sus comemarios incorporados al cexto de Martha R~sler "Si vivie-
ras aquí"'. especiahnencc not:1 8. 17 Group Material, "On Democracy", en Democmc_K op. dt., p. l.

88 89
NIN.~ FEtSHIN ¡PERO ESTO ES ARTF.? El ESPiRITL1 DEL ARTE COMO ACTl\'1 $,\ 10

sencación deni:ro de los confines del mundo del anc. En su lugar, los artistas
activistas han creado una forma cultural que adapta y activa los elementos de
cada una de escas prácticas estéticas crícicas, unificándolos orgánicamente
con elementos del activismo y de los movimientos sociales. No contemos
con limitarse simplemente a realizar preguntas, se comprometen en un ;#i
proceso activo de representación, imencando al menos "cambiar las reglas ;· •1< .
- •• ', ·"! J ,:1 ..
del juego", dotar a individuos y comunidades, y finalmente estimular el
cambio social.
Pero ¿logran algún éxito? ¿Y cómo se puede afirmar el impacto de pro-
yectos que a menudo luchan por resultados difíciles de medir, cales como esti-
':'_~ ..~··· -
tt;
mular el diálogo, reforzar la conciencia o dorar a una comunidad? Si bien
.,:z ~
estos objetivos son pasos imporcances en el proceso de cambio social, lo q ue
empuja a los artistas activistas es la necesidad de establecer relaciones y meca- . - ... .
nismos desde denuo de la comunidad para ayudar a asegurar el impaeto a
largo plazo de su trabajo. Esto es especialmente importante para quienes !
llevan a cabo su trabajo en otras ciudades o en el extranjero. "Dtscifrar dó11de i
!
tstd el ekmmto clavt'', como afirma un coreógrafo del American Fesrival
Projecr ffig. 4]. es una forma de hacerlo: es decir, identificar a las personas de
la comunidad local con cuyo apoyo se asegura el impacto y la continuidad de
los proycaos18• Más allá del método seguido, los artistas activisras serán más
eficaces en canto sean capaces de estimular la continuidad del proceso de:
Fig. 4: La dirccrora artís1.ic:a Liz L:rman (en el centro de la imagen) y la. Bailarina., de la
participación pública que su obra ha pucsco en funcionamiento. Tercera Edad, 1981. En 1975, Lerm•n creó una dani:i. sobre la muerte de su madre con
gente proudemc de un ccmro de ancianos del Washingron D.C. Permanecieron rrab:1jando
junios, acruando y enseñando, hasrn 1993, momento en el que se lmcgraron con orr0,5 pcr-
MIRANDO HACIA EL FUTURO formcrs que mabajab:an con Lerman para ere.ir una compañia en la que se reunía gcnrc pro-
cedente de ,odas la., generaciond. la Liz Lern¡an Dance Exchange.
Podemos pregunrarnos: ¿cuál es el futuro del arce activista? Sólo se
puede asegurar que estará vinculado a los ciclos del ámbito político. Tanto el
activismo político como el arre activista parecen florecer, como lo hicieron en los 90. No obstante, es interesante observar cómo, de las prácticas exami-
durante el contragolpe conservador de los 80, cuando la participación públi- nadas aquí, dos de ellas (Gran Fury y WAC) han desaparecido más o menos,
ca en el proceso democrático queda restri ngida repencinamente y cuando la una tercera (Guerrilla Girls) se está enfrentando a una crisis de idcntidad 19
sociedad se polariza descaradamente entre los poderosos y lo no poderosos, y una cuarta (Group Material) está repensando su futuro. Estos últimos
quienes son escuchados y quienes son silenciados. Aunque el clima polltico aconcecimienros no señalan ciertamente el fallecimiento <tel arte activista,
en Estados Unidos cambió con la elección de Clinton en 1992, hasta la fecha simplemente sugieren que éste, al igual que el activismo político, está ínti-
sus promesas electorales permanecen por lo general incumplidas. Es fácil mamente relacionado con el contexto en el que surge. Los tiempos cambian,
adivinar que el acrivismo polltico y el arte activisra continuarán floreciendo la política gubemmenral en el exterior cambia, la interna hace estragos, la

11 Llz Lerman, cicada en el ensayo de Jan Cohcn-C ruz, "TI,c American Fcsrival Project: 19
NdE. En estos mamemos se puede visicar su pá¡,~na •~b, en la que el grupo de arriscas
Performing Difference, Discovering Common Ground", capimlo 4 de But 11 ls Arr?, op. dt.. identidad a mvés de la venia de c:unisctas con su logocipo,
parccai dirimir sus con/liaos de
pp. 117-140. micnmu que las acruaciones reales se echan de meno, <h1<p://www.gucrrillaghls.com>.

90 91

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11
¡PERO ESTO ES ARTE? EL ESPIRITU DEL ,\RTE c .oMO ACTIVISMO
NINA FEL~H!N

nan Foundation, anteriormente un gran soporte de las exposiciones y adquisi-


rabia se enfría, la frustración y la_desesperación se expanden, los objetivos
ciones de ane contemporáneo, incluyendo algunas de naturaleza política!2• El
necesitan ser reevaluados y las prácticas reconfiguradas, y, de un modo que
artículo comenta también la tendencia, general entre las corporaciones y las
quizás nos sorprende, hay artistas activistas que deciden volver a otros modos
fundaciones en los últimos anos, a dirigir sus anteriores subvenciones para las
má.s "tradicionales'" de hacer arce.
anes hacia programas sociales. Ya en 1994, el Vi/Lage ¼ice informaba de un
Dado que los artistas que aquí tratamos se alinean con los temas del cambio en el NEA y en el paso de una política de financiación de las arces que
"mundo real", quizás resulte irónico el hecho de que la mayoría mantenga apoyaba a artistas individuales a otra que subvenciona proyectos basados en la
una relación continua con el mundo del arte. Cada relación es única, algu• comunidad que son esencialmente educativos (r apolfricos)!3• Esta tendencia
nas má.s complejas o problemáticas que otras. Los museos y los espacios era vista como un medio de evitar la controversia, as/ como el síntoma de un
alternativos patrocinan sus proyectos, las agencias artísticás y las fundaciones cambio general en los modos de subvención pública. Un dato paralelo es la
los subvencionan, las escuelas de arte los contratan y los críticos de arre cscri• moda creciente entre los museos de los 90 a invitar a artistas comprometidos
ben sobre ellos. Una parte importante de esce tipo de obra trata de no ser en proyectos basados en la comunidad. ·
permanente, pero parce de clJa ha sido presentada, o en algunos casos incluso
coleccionada, por importantes museos estadounidenses, europeos y canadien•
En su libro sobre el arte activista en torno al SIDA, Douglas Crimp y
Adam Rolston lamentan el hecho de que el arte crítico postmodernisra rara-
ses, y algunos y algunas artistas son representadas por galerías comerciales.
Un colectivo ya mencionado ha participado en una Bienal del Whimey mente llevó a cabo su "promesa implícita de romper co11 el mmeo _y el mercndo
Museum, as( como en la Documenta de Kassel y en la Bienal de Venecia, tres
pnra acometn· n11evos temflS y encontrnr n11evos p1íblícos"24• Citan el arte activis-
ta de ACT UP como una excepción al carácter cxclusivi~'ta de la mayor/a del
de los acontecimientos artfscicos más prestigiosos.
arce poscmodernisca políticamente comprometido. Ahora, unos años después
Pero al igual que el activismo político en los 90 se esrá viendo rransfor. de este análisis, queda claro qué el arte activista en torno al SIDA, que inclu-
mado por las condiciones políticas do-esca década, el arte activista también está ye el trabajo de Gran Fury, no iba a ser el único. El arce activisca está en plena
siendo reformado por el mundo del arte de los 90, una entidad radicalmente efervescencia, como su proliferación actual claramente indica. Pero debido a
diferente de la que era en los 80. Al final de los 80, el mundo del ane estaba su crecience aceptación por parte de las insticucione.~ durante los 90, los arcis-
en ruinas. El. mercado había quebrado y el senador Jesse Helms y ouos perso- tas activistas han de tener mucho cuidado para evitar lo que Crimp y Rolsron
najes de la derecha habían declarado la guerra a la culn1ra y al NEA10• Las sulr consideran "el desti110 de /11 m11yo1· pmte de las prdcticns nrtlsticas Cl'íticas... la
vencipnes públicas y privadas se habían agorado como resultado del declive capncídad tkl mundo del nrte de adoptadas y neutraliznrlns"25• Sólo si son capa•
económico, las controversias de la censura y el cambio en los patrones de las ces de conservar una mirada crítica y sin componendas sobre sí mismos y las.
fundaciones. Tras el cierre de muchas galerías comerciales y en respuesta a lo intenciones de su trabajo, lo que no siempre es fácil, los artistas acciviscas
limitado de las oportunidades institucionales, los arriscas en los 90 han demos• podrán probar que la aceptación y el apoyo por parte del mundo del arte no
trado un interés renovado en formas no comercializables de arte, como las es el beso de la muerte para las prácticas de arte criticas. Si tales artistas encien•
instalaciones, y en prácticas basadas en la pe,fomumce y el activismo. den que mantener un pie en el mundo del arte es un medio de mantener el
Junto a la eclosión del arte activista en los 90, estamos comenzando a ver ouo pie más firmemente plantado en el mundo del activismo polícico, enton•
fundaciones culturales y artísticas dedicadas a programas sociale.<i. "In LA., ces el ane activista permanecerá en un terreno sólido, asegurando de este modo
Political Activism Beats Out Policical An," es el encabez.amiento de un arcícu• la viabilidad continua de este vivo fenómeno cultural.
lo que apareció en el New York Times en marzo de 199421 . El artículo informa
sobre un importante cambio acaecido en la política de subvenciones de la l.an·
!! La Lannan Founda1ion rambirn proporcionó apoyo a la reubicación de la ex.posi-
ción renospccúva de Roben Mapplethorpe después d e que fuera cancelada en la Corcoran
-"' NdE. Sobre Jesse Helms y d ataque neoconmvador al NEA J' al ane cri1ico en los 80, Galle')' of A:rr en 1989.
.!3 Susan Suugis. "Dolbrs and Censorship". en Village Voicr, 18 enero 1994, p. 4.
véase el cexm de Rosalyn Deutsche en esce volumen, "Agorafobia, espccialmen1e nora 69.
] t _lonachan Rabinowitt, "In L.A.. Political Activism Ika1< Out Political Art". en Ner,•
.,_. Douglas Crimp y Adam Rolsron•.1UDS Demo Gmphics. Bay Pres.~, &O!clt, 1990. p. 19.
J-órk Time,, 20 marro 1994. · "/bid_, p. 19.

92 93
Recodificaciones 1: hacia una noción de-lo polí-
tic? en el arte contemporáneo

H.-U. FOSTER

Tomemos en consideración dos fechas emblemáticas: 1983, centenario


de la muerte de Marx, y 1984, el temible año de la dístopía de Orwell. ¿De
qué modo pueden enmarcar la política cultural del presente? P3ra muchos,
la prime.ra señala el fracaso del marxismo como ciencia histórica, ofrccién-
dosenos canco desde la derecha como desde la izquierda, distintos cipos de
pose-marxismo que proclaman el fin del dominio de las ideologías y de lo
cconómko. "1984" se incardina en una cadena de significantes muy dife-
rente (cocalicarismo, comunismo...) que nos recuerdan, canto para los con-
servadores como para los progresistas, "el peligro inminente" del marxismo
en canco sistema social, haciendo una lectura reaccionaria que tiende a redu-
cir codo socialismo al estalinismo.
De ese modo, "1983" y "1984" solo sirven para enmarcar el presente
como momento de polaridad ideológica y de dislocamienco histórico. Pero
aunque la idea del dislocamiento tiene valor en canto que describe con exac-
titud el carácter febril de una conciencia histórica cuyos síntomas enconcra-
mos en rodas parres: el consumo que hace de la historia un pt'1bl.ico alit:na-
do a través de imágenes ofrecidas por los medios y la profusión del pastiche
en el arce, la arquitectura, la liceramra y el cine;~ la diagnosis de dichos sín-

1 Nora de la cdi1ora. El texto siguiente corresponde a los ensa)'os "For a Concept of


che Political in Conccmporal'}' An" y "Readings in Cuhur:il Rcsiscence· conrcnidos en el
libro del mismo autor &rodi11gs. Art, Sp,ctarl, a11d Politics, Bar Prcss, Se:itdc, 1985, pp. 121-
139 y 139-157, n:spcc,.ivamente. El primero se oír.ce ímeg,·o y el segundo cxtracrndo. Tra-
ducción de Jesús Carrillo )' Jordi Claramonre.
! Ver, por e~mplo, Frederic Jamcson, "Posmodcmismo y sociedad Je consumo" en La
Pom1odm1idad. Hal Foncr. cd. Nliró,;. Barcelona, 1985, pp. 165-187.
:fl 95

¡
---L.
HAI. FOSTER RE.CODIFICACIONES: HACI.~ UNA NOCIÓN DE lO l'C'LÍTICO

tomas nos puede llevar a engaño. ¿Es esta fragmentación una ilusión o es una capaz de negar la racionalidad capicalisca y persegujr la autonomía indivi-
tt
ideología por sí misma? ¿Es d síntoma de una lamentable esquizofrenia cul- dual. A pesar de los síntomas recientes de proletarizacióo, las nuevas fuerzas
cural, o es d signo de una sociedad en la que la diferencia y la discominui- sociales - las muje~, los negros, los movimientos gay, los grupos ecologistas,
dad desafían de hecho toda idea de totalidad y continuidad? los estudiantes - bao dejado clara la importancia que han obtenido el g¿ne-
De momento, quedémonos sólo con la idea de dislo~ción, ya que ha ro y la diferencia sexual, la raza y el tercer mundo, la revolución ecológica y ·
sido ésta la que ha llevado a que se cuestione comemporáneamente la corre- la relación enue poder y conocimiento, hasta el punto de que el concepro de
lación entre lo cultural r lo político, enrrc lo social y lo económico. Este clase, para sobrevivir, haya de articularse en relación a dichos términos.
cuestionamiento se manifiesta a menudo a modo de crítica de los conceptos Como resultado, el interés de la reflexión teórica se ha desplazado de la con-
marxistas de clase y medios de producción, estimulado por el creciente reco- sideración de la clase como sujeto de la historia hacia una exploración de la
nocimiento del papel que juega lo cultural en la sociedad. Las líneas siguien- construcción cultural de la subjetividad, pasando de la identidad económica
tes pretenden ser una reflexión acerca de escas cuestiones, cal y como han a la diferencia social. En pocas palabras, la lucha polftica se ve ahora ante
sido abordadas en el último arte poi/rico occidental. ¿De qué modo el cues- todo como un proceso de "articulación d iferencial" 4•
cionamiemo del concepto de clase afecta a la representación que hace el rea- De un modo similar, el arce político no se concibe ya tanto como repre-
lismo social de los agentes de la historia? ¿Cómo incide la crítica del apara- sentación del sujeto de clase (a la manera del realismo social) sino como crí-
to productivo en programas m odernos, cales como el produaivismo, que tica de los sistemas de representación social {sti posicionamiento respecto al
incitan a su rransformación cultural? Y ¿De qué modo, si aceptamos que lo género, los estereotipos émicos, etc.). Tal transformación implica un cambio
·' cultural domina lo social, afecta esta invasión a la posición estratégica del de posición y función del arrisca político. En mayor o menor medida, codos
arte político? Es decir, si éste ya no se puede concebir como representativo los tlíscursos modernos que concebían el arte como un instrumento de
de una clase, ni como materialmente productivo, ni como culturalmente transformación revolucionaria (desde los producrivistas a Barthes, pasando
vanguardista ¿cómo y dónde puede situarse el arte político? por Brecht, Benjamín y Ttl Q11t/) suscribían el modelo marxista de la con-
Los conceptos marxistas. por muy cientfficos y aurocr/ticos que sean, tradicción csrructural. Según este modelo, todo modo de producción (como
tienen limitaciones históricas, y esto es particularmente manifiesto en el caso el capitalismo de mercado) conlleva un conjunto especifico de fuenas pro-
del énfasis marxista en el papel de la clase (proletaria) como agente de la his- ductivas y de relaciones sociales (trabajador y empresario, proletariado y hur-
toria y los medios de producción como el objeto de la lucha social. Estos dos gues/a). AJ desarrolJarse las fuerzas productivas, las r~laciones sociales tende-
temas - el de la agencia social y fa interpretación produccivista - son el objc:- rían a resquebrajarse, o como escribe Marx (en Una contribucidn a la crítica
co cemral de la critica contemporánea al marxismo, y no lo son menos en la dt la economía política, 1853): "Escas relaciones sociales, de ser formas de
reflexión acerca del arce político actual. desarrollo de la..~ fuenas de producción pasan a convertirse en gril!etes. Es
entonces cuando llega el momento de la revolución social."
Según Marx, d trabajador es quien produce el mundo y q uien debe
recuperar los medios de producción en manos dd capital en nombre de una Si re-escribimos este modelo productivista a modo de programa polltico,
nueva colectividad. Por multitud de razones (divisiones radicales en la divi- la tarea del arrisca está bien clara. Tal como escribiera Benjarnin en El autor
sión internacional del trabajo, el carácter serial de la cultura de masas, la como productor (Gramsci apunta cosas similares respecto al intelectual), el artis-
recuperación de pollricas corporativistas) ést_o sólo ha ocurrido de w1 modo
parcial, de modo que los marxistas se han visco obligados a reflexionar acer-
ta debe "reflexionar sobre su posición en el proceso de producción," rc.~iscirse
a la cultura apropiacionista de la burgues/a, migrar a la revolución de clase
(proleraria) y trabajar desde allí para cambiar los medios de producción. En vez
e:
ca de si sigue-siendo el obrero en su puesto de trabajo el detonante del cam-
bio social. De hecho, para André Groz., el agence revolucionario de hoy sería
la "no-clase de no-rrabajadores" quc:3, libre de la ideología productivista, es
de "hablar" en nombre de esta nueva fuena social, debe alinear su práctica
"con" su producción. De, este modo el artista pasa de ser "un proveedor del e:
4
Ernesto ladau, "'Socialism', the 'che People-, 'Oemocracy': Transformariou of Hcge-
'Ver Andró Gorz. Fnm,.efl to the llíorki11g Class. Sourh End Pr<'SS, Bosron. 1982. monic Logic", Social Tat 7, 1983.

96 97

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IHL f05TER RECODIFICACIONES: HACIA l!NA NOClúN DE l.\l rounc,,

:a aparato productivo a un ingeniero que coruidera que su labor es adaprar dicho


aparato a los fines de la revolución proleraria"5• No puede negarse la impor-
Las fuerzas sociaJes progresistas occidemales no pueden definirse
acrualmeme en relació n al "hombre productor" por dos razones. Desde el
tancia histórica de este programa. En la práctica, hizo mucho y de variadas pumo de vista histórico, las mujeres, los negros, o los escudiances estuvieron
maneras (en el productivismo ruso, en la Bauhaus...) para enmendar la divi- durante mucho tiempo subordinados en lo que respecta a la producción,
sión del traba_jo cultural: para convertir a los trabajadores en productores de excluidos de la misma y desplazados en el ámbito del consumo o de la cul-
arte y liberar al arrisca y al intelectual de la "posición imposible" de "benefac- tura. Desde el punto de vista social, el campo de batalla de estas fuerzas polí-
tor y patrono ideológico"6• El programa del arre p roductivo también fue ticas no es tanro los medios de producción como el código culcural de repre-
socialmente muy efectivo al redefinir formas que se habían hecho o excesiva- sentación, no tanto el homo economims como el homo significans. Por
mente genéricas (como la esculrura académica) o meramente reflexivas (como ejemplo, aunque el patriarcado y el racismo sean estructurales en casi todos
la pintura cubista). Y, finalmente, lo hizo mucho en el ámbito de la teoría, los ámbicos laborales, han de ser aprendidos primero en instituciones culcu-
tanto al desacreditar la división banal del arre en represencacional y abscracro, raies como es la escuela o a través de los medios de comunicación. Tales ins-
como al diseminar una concepción del significado como algo producido acti- ácuciones nos somecen de un modo desigual a una emucrura social cuyo
vamente y no como algo pasivamente (inscirucionalinente) recibido. centro sigue siendo el varón blanco. Por ello, es ahí, en esas instituciones,
Pero cal como era expresada, sin reconocer debidamente las complejas donde ha de ejercerse la resistencia a cales prácticas patriarcales y racistas. Es
mediaciones que ello implica, esca concepción produccivisra del arce rendía cieno que cales insciruciones están regidas por el capical y que sirven a sus
fiicilmente a una visión cecnocrática e instrumental de la cultura. Debido a intereses al construir cipos sociales "ajuscados" 1º. Pero, si en cualquier modo
una insuficiencia dialéctica, indujo a una serie de falacias: la idea brechciana de producción, sea éste capicalista o no, la condición "última" sigue siendo
de que la negación de las convenciones burguesas (tales como el ilusionismo "la reproducción de sus condiciones de exiscencia"11 , entonces será funda-
pictórico) supone ya de por sí una crítica política, o la barthesiana de que el mental el somecimienro culcural a través de instituciones cales como la escue-
arre produccivista está exento de ideología al ser una actividad im bricada en la o los medios de comunicación y·a que: "al consumir el código, de hecho,
lo real. (Barches: "el oprimido hace el mundo y tiene únicamente un len- estamos reproduciendo el sistema"•~.
guaje . (político] accivo y transitivo; el opresor lo conserva, su lenguaje esca El marxismo, por ello, se enfrenta a dos desplazamiencos: de la idea de
cerrado, es intransitivo, gestual, cearral: es Mico)7. Finalmente, el modelo del un sujeto de la historia concebido en términos ele clase a interesarse por la
arce como actividad productiva puede verse asimilado fácilmente por un producción del sujeto social a través de la historia (o de la subjetividad como
productivismo per se en el que "roda esperanza revolucionaria se vea ligada al sujeción) y de centrarse en los medios de producción (del valor de uso y del
mito prometeico de las fuerzas productivas," cuya "liberación" se confunde valor de cambio) a interesarse en los procesos de circulación y'en los c_ódigos
'con la "liberación del hombre" 6• Las teorías que tienen como objeto central de consumo (el valor de incercambio sígnico) 13. Es únicamence a la luz de
los modelos de producción posiblemente no son capaces de dar cuenta del
· significado cultural del consumo (o del consumo de.significado)9, o de la
importancia histórica de la diferencia social y sexual (en relación a otras cul- dt r11111bio tco11ómico n, ioalor dr uso, como mommro dtl rirlo prod11mvo), si1Jo dtl conmmo comi•
turas o en el interior de la nuestra). dtmdo romo mmsfomlllCÍÓTJ del ioakir dr iJJtermmbio rco11ómico m vnlor dt interrmnbio slgniro':
Trad. Charles l.cvin.
1" El modelo marxista explica el patriarcado y el racismo como un dcmenco estruc-
s Waltcr Benjamin, "Thc Auchor ~. Produccr," en &fa.rio,u, ~- Pctcr Dcmcn, rrad. tural de los modelos de producción anliguos )' de formaciones sociales residuales aunyue
Edmund Jcphcorr rNcw York: Harcoun Bracc Jovanovich, 1978), pp. 220-38. El modelo de activas en la nuestra. Ver Jameson, Th, Polítiml Uncomciom, CorneU Univcrsicy l're,s, ldmc'á,
trabajador para el arrirui es, por supuesto, un modelo masQJlino. 1981, pp. 89- 102.
6
Uiid. 11
louis Althus.scr, "Ideología y aparacos ideológicos de Estado" en LmÍII y la Filosofia,
; Roland Banhes, "El mito hoy," Mitologúu. Siglo XXI, Madrid, 1980. Era, México, 1970.
A Jcan Baudrillard, Thr Mirror ofProductio11. Tdos Press, Se. Louis, 1981, p. 60, p. 21. ,: Levin, "lnuoduction", en Política/ Eco110111y ofthe Sig11, op.cir. noca 9, p. 5.
'' Ver Baudrillard. For ,r Critique ofthe Politicnl Eco110111v ofrhc Sig11, Telos Press, Se. louis. l.l No hay duda de que esce es un modo perverso de leer la afirmación de Alrhusser
1981. p. 113: "&u es elproc,so d,, co11m1110 co,uidmuio como 1111 sint'11111 de w/or,k imeraimbio acerca de que "La historia es un proceso sin ufos ni suicco," i.c., sin una dinámica producti-
sfg11ico, 110 del co1w1mo tal como lo defi11e /11 econo111í11 polífic11 mulicio11ai (In 1rcoJJvenió11 del valor va ni una personalidad de clase específica. ·

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HAL FOSTER RECODIFICACIONES: HACIA UNA NOCION DE LO POLITICO

dichos desplazamientos como puede comprenderse la posición del ane polí- poder se b~a en el consentimiento social, garantizado por una ide~logía de
lt
tico en relación con la totalidad de lo social. Si el arce político ya no puede clase o de estado, a una teoría en la que el poder opera a través de un con-
concebirse en las sociedades tardo-capitalistas simplemente como repre- crol técnico que "disciplina» nuestro comportamiento·(}' por supuesco nues-
sencación de un sujeto de clase (en canto "mensaje~ vehiculado a rravés tro cuerpo). Tal como lo concibiera Michel Foucault, dicho control no se
de los medios del arte), o como un instrumento dd cambio revolucionario produce primordialmente mediante representaciones ideológicas que nos
(en tanto "trabajo" realizado sobre el aparato productivo), ello no se debe mistifican en términos de idenádad individual o de condiciones reales, sino
tanto al fallo de ambos programas como a la existencia de condiciones nue- de regímenes sociales (que operan en las .escuelas, la empresa, etc.) que
vas de las que ninguno de los dos puede dar cuenta de un modo específico. estructuran 'materialmente nuestras vidas. Aunque ambas teorías del poder
En poc~ palabras: la clase es el constructo de una praxis social especifica intentan dar respuesta al _modo en que el individuo se inserta en la sociedad,
y no un dato histórico omnipresente y susceptible de ser representado este desplazamiento (si lo concebimos como cal) ayuda a aclarar el porqué se
(tal como aparece en el realismo socral). Además, puede que aunque el apa- debaten tanto hoy en día las cuestiones de la representación y de la sexuali-
rato productivo pueda ser transformado culturalmente, no sea éste la única dad, de la determinación simbólica frente a la económica y los "sistemas
clave del poder político. totales." De hecho, hoy sólo podemos repensar la posición e importancia dd
arce: político teniendo en cuento estos temas.
Ello no significa que el artista político no pueda hablar en nombre de
!' !
los oprimidos o alinear su producción con la del anisca. Es indudable que el
problema de las políticas de la representación es de carácter estrictamente EL LUGAR DE LA CULTURA
concexcual: lo que puede parecer radical en SoHo puede ser contrarrevolu-
cionario en la Nicaragua sandinista 14• Una reconsideración de lo político no En las sociedades burguesas generalmente se considera la culmra como
significa por tanto desechar ningún modo repr~entacional, sino cuestionar algo autónomo y separado de la producción material. El marxismo hereda
más bien usos específicos y efectos materiales: problematizar la creencia en este modelo polarizado de lo cultural y lo económico aunque haciendo énfa-
la verdad de un cartel de protesta, del realismo del documental fotográfico o sis en la interacción estructural existente entre ambos. El modelo de base y
de la colectividad en un mural callejero. Esca reconsideración no significa supercsrrucrura ha dado pie a numerosas vulgarizaciones: por ejemplo, a la
i
1,
tampoco negar la necesidad de transformar el aparato productivo, sino idea de que lo cultural refleja pasivamente lo económico (aduciendo, por
1' tomarlo como un programa histórico concreto (ni siquiera hacia 1937, ejemplo, que la naturaleza subjetiva y abstracta del arte moderno es expresión
cuando Benjamin publicó El atttor como prodt1etor, la reacción polltica con- direcca de un proceso de reificación capitalista). Pero este modelo también ha
tra el programa productivista de la Unión Soviética era absoluta, y el propio estimulado revisiones tan importantes como es la teoría althusseriana de que
'1 Benjamín iba a pasar pronto de la prógnosis revolucionaria al mesianismo lo económico sólo tiene valor determinante "en última instancia"; de que, aun-
, ·,
! ,' melancólico) o, de otro modo, como un proyecto que debe ser re-escrito de que toda coyuntura histórica esté sobredeterminada, sigue estando regida por
acuerdo a la coyuntura del presente. Puesto que el aparato productivo ha una "estructura dominante," y de que la relación de causalidad existent~
'.
' ' cambiado de un modo claro bajo el capitalismo multinacional, es posible entre lo económico y lo cultural no es directa ni expresiva, sino "estructural"
que la intervención en el conswno de imágenes mediáticas pueda tener (es decir, que los distintos niveles de una formación social se relacionan a
ahora un mayor valor crítico que la creación de otras nuevas. través de diferencias y contradicciones y no mediante identidades)1 \
El reconsiderar el proyecto del arte: político no sólo ':5 necesario para Historiadores y antropólogos· han sefialado las limitaciones históricas
comprender la conexión entre los desplazamientos sufridos por los concep- dd modelo base/superestructura argumentando que otros periodos y otras
tos de clase y producción, es también imprescindible para relacionar ambos culturas son difícilmente susceptibles de ser medidos por su rasero16. (Jean
con un tercer desplazamiento: el que va de una teorla que piensa que el
1)Ver. en panicular, AJrhusscr en Pam lttr ti mpit11l, Siglo XXl. México, 1969. cap. 9.
" NdE. Nour la fecha dd tcxm. previa a la caída del muro de Berlín ¡• durante la n,yo- 16 Ver Ma.shall Sahlins. C11ltm-. 1111d Pmctical &11,011, UniversÍ!}' of Chicago Pre.1.s,
• lución ,andinista en Nicaragua. Chic:ago, 1976.

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HAL f05TER
RECODIFICACIONES: HACIA UNA NOCIÓN DE LO POLÍTIC O

Baudrillard ha sugerido, por ejemplo, que n uestra sociedad, basada como


los grupos sociales. Según dicha lógica, la hegemonía de las representaciones
está en la equivalencia entre signos y mercancías, reme la "ambivalencia" que no puede ser contescada únicamente mediante la lucha de clases convencio-
rige el intercambio simbólico en las sociedades primitivas). Del mismo nal, puesto que la hegemonía opera a rravés de la sujeción culru,.ú, tamo o
modo, los sociólogos, tanto marxistas como no marxistas, han explorado los más que mediante la explotación económica. Esta es una de las razones por
aspectos de la existencia que este modelo había dejado en la sombra: el tra- la que el psicoanálisis laé:aniano y la crítica foucaulriana de los aparatos dis-
bajo doméstico (subrayado por feministas como Ch.ristine Delphy); los espa- ciplinarios sociales parecen can cruciales para la teoría política contemporá-
cios )' prácticas de la vida diaria (Henry Lefebvre); las "mitologías" de la nea. AJ considerar la cultura corno un lugar de conflicto, la estrategia a seguir
naturaleza humanal' del sentido común utilizados por los medios d e comu- es por tanto la de una resistencia neo-gramsciana o interferencia - aquí y
nicación (Barthes), ere.
ahora - al código· hegemónico de las representaciones culturales y regímenes
A pesar de su profund idad crítica, todas estas posturas aún consideran sociales (se haya o no de leer este código estrictamente según el libro mar-
que lo cultural )' lo económico son ámbitos (serni)aurónomos relacionados xista del capital).
entre sf por la ideología. Se preocupan del desenmascaramiento de esca sepa- La segunda posición respecto a esta conmutación de lo cultural y lo eco-
ración y de los silencios que se derivan de ella, pero no se plantean una nómico, aunque más radical, es también más débil. En esta postura (que pode-
potencial reintegración entre ambos. Y sin embargo, ésta parece ser la reali- mos denominar, "de fin de partida" Baudrillariano) nos enfremamos a un sis-
dad con que nos enfrentamos hoy en día: la ruptura de la antigua oposición tema cocal anee el cual la resistencia es tocalmenre fütil, ya que no solo está
emuctural entre lo cul tural y lo económico debido a la "comodificación" de "comodificado" lo culrural (una "índuscriá', según el diagnóstico de la escuela
la primera y a la "simbolización" de la última. "Hoy", defiende Baudrillard, de Frankfurt), sino que lo económico se ha convertido en el "lugar principal
"el consumo define un escenario en que los bienes se producen ya como sig- de producción simbólicá'18• De acuerdo con esto, la burguesía no necesita ya
nos, como valor sígnico, y donde los signos (la cultura) se producen como de la cultum tradicional para consolidar su ideología o conservar su poder. La
mercandas."
mercancía ya no necesira del disfraz de valor personal o social para sometemos
Nada de /,o q11t se produce o inurcambia en la arrun/idad (objetos, sm,icios, merpos, a sí: se ha converrido en su propia excusa, en su propia ideología. El capital ha
sexo, c11lturn, conocimiento, etc.) puede ser tÚscodificado exc/11sivamente como signo, peneuado incluso en eJ interior del signo hasta el punto de que la resistencia
11i medido 1/nicamenre como mercancla; to® aparece en e/ comexro de 1111a economía al código a través del código es estrucruralmeme imposible. Peor aún, dicha
polftic11 general m la q11e la imtancia detemli11a11te es.... i11disolubleme11te dual [mer- resistencia puede incluso colaborar en la acción del capiral.
cancía y signo], y dual e11 el sentido tÚ qut so11 abol.Uos comQ tÚtermi11ación específi-
ca mmque 110 en c111111tQ forma' 7• Este úlcimo punto se ve más claramente al tomar como ejemplo la "crí-
cica de la representación" que tan importante es en el arre y en la crítica
Ahora bien, si de hecho hay una con mutación de lo cult ural y lo eco- (post)modernos. En cales praccicas, puede que se cuescione el valor episte-
nómico, ello debe enrenders~ políticamente como parre de una problemáti- mológico de las representaciones (por ejemplo, el valor de verdad documen-
ca nueva y no, desde el punto de vista ético, mediante la dpica condena o tal de la fotografía) y se deconsrruyan las formas ideológicas del significado.
celebración de la mercantilización del arte o de la fusión encrc alta y baja cul- ¿Pero en beneficio de quien se desvanece el valor de verdad y se deconscruye
turas. Básicamente hay dos posiciones contrapuestas que adoptar respecro a el significado? En términos prácticos es probable que ruchas prácticas no
esca problemática, una más radical que la otra.

::8 Según la primera, lo cultural no es estrictamente un efecto de la deter-


minación económica o un reflejo ideológico (de los valores codificados de
18 Sahlins, p. 2 11. "Para noso1ros la producción de bienes es a la ve, el código privile-

giado de la producción )' transmisión simbólica. El carácter único de la sociedad burguesa


una clase, por ejemplo), sino que es un lugar de contescación tanto dentro no radica en d hecho de que el sistema económico se escape de la decenninación simbólica,
sino en que d simbolismo económico es esrrucruralmente decerminance.' Esca afirmación
de las inscicuciones culturales como frence a ellas, en que tienen cabida todos bauclrillaiiana puede leerse rambiéo desde un punto de visra marxista. Para Alchus.:er, el que
lo económico "sea la inscancia decerminamc en último término" no significa ncccsariamcn-
11 ,c que lo económico sea siempre decerminame per u. sino que determina qué ámbiro de una
Baudrillard, Política/ Eco110111y oftheSign, pp. 147-48. formación social es el dominante. En nuestro caso esce ámbito es ev.idcntemcntc el cultural.

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sólo agudicen nuestra incapacidad "esquizoide" de pensar nuestro presente, liviandad del kitsch, no podía ni impedir la "comodificación", ni su destila-
sino que colabore también en el proceso de erosión de los modos tradicio- ción de valor estético podía servir como sustituto de los significados sociales
nales que está llevando a cabo el capital (la familia }' la comunidad, o inclu- perdidos. Puede que las negaciones estéticas. inherentes a la estrategia de la
so la ciudad y el estado-nación en el capitalismo multinacional) 19• vanguardia en alguna ocasión estimularan cierta práctica social -como en el
arte de Breche donde "la confusión ideológican se convierte en contestación
_La posición respecto a los efectos del capital es inevitablemente ambi- pollcica- pero dichas excepciones confirman la regla: si la vanguardia no fue
valente, ya que si bien el capital nos libera de estrucruras represivas cales
un agente dd capital, al menos sí estuvo ambivalentemente a su servicio.
como la comunidad tradicional, nos coloca en otras nuevas o re-codificadas
(como la ciudad en serie). Del mismo modo, sólo cabe la ambivalencia Dicha complicidad con el capital no es consecuencia de la defensa van-
respecto a un diagnóstico del capital en el que se oscila enrre la celebración guardista de la idea burguesa de progreso histórico. En general, el programa
radical de su inrensidad y la nostalgia por las estructuras que está disolviendo. de la vanguardia moderna consistfa en la transformación rotal o en el cam-
A pesar de codo, encontramos un punto de acuerdo con esca posición: la ver- bio anárquico (de ahl. su celo por el nuevo mundo-objeto de la modernidad)
dadera radicalidad es siempre la del capital, puesto que no sólo derermina las más que en la mejora social. No, la convergencia entre vanguardia y capital
nuevas ,formas simbólicas en que vivimos sino que destruye las antiguas. El explica la simultaneidad de sus ideologías de utopía y trasgresión, alentando
capital es un agente de shock y trasgresión, más que lo pudiera ser cualquier ambas claramente la modernización de la vida mbana occidental. ¡Qué ha
vanguardia; lo que hace que la utilización de tales escracegias en el arte sea hipotecado, pues, la trama de la ciudad de un modo más rotal que las "uto-
tan redundante, como fútil parecía su resistencia. Lo que se necesita, enton- pías" de la arquitectura moderna, verdaderas tab11/ns msa.s para el desarrollo
ces, es una práctica que de algún modo exceda las pretensiones del capital capitalisca?21 • Sin embargo, el ser vi~io dado por la vanguardia al capitalismo
-su capacidad omnívora de beneficiarse y de descodificar- sin acceder a la fue ambivalente y, en ciertos momentos, incluso subversivo para sus intere·
nostalgia de la cultura de mandarines, por un lado, o a las estrategias de mar- ses. De todos modos actualmente parece totalmente superflua haciéndose
ginalidad y nihilismo, por otro. evidente que la cultura burguesa ha sacrificado a la vanguardia misma q ue
un día le sirviera de provocación: "esra imellígmtsia independiente, crítica y
La relación del arte moderno con el capital es mucho más compleja y
ambigua de lo que se desprende de esta posición -capicalógica". T.J. C lark progresista fue llevada a la muerte por su propia clase"22•
recienremence ha enmarcado la misma en términos de ambivalencia: mien- Tal concepción "radical" del capirnl no sirve de gran cosa hoy en día
tras la vanguardia traMgrésora (dadaista, surrealista) vio "en las condiciones como estrategia crítica. Poco más se puede hacer que soporrnr la lógica del
de confusión ideológica y violencia provocadas por el capital una ventaja capital o, de algún modo, pasar a su otro lado -lo que o bien supone un
para el arce'', "deseando tomar parte de la desordenada labor general de nega- retraso indefinido (por ejemplo, el socialismo solo puede llegar después de
ción", el modernismo formalista grccnbergiano sostenía que el arce debla que el capitalismo haya penerrado el espacio psicológico y geopolítico en
"susrituir los valores que el capitalismo habla vaciado"20• El difícil arte for- su totalidad) o una crítica al capiral fascinada por sus discontinuidades e
malista que G reenberg propon/a frente al alejandrinismo de la academia y la incensidades (un ejemplo de esta crítica celebrativa se puede encontrar en el
arre que imita mímicamente a los medios para "capitalizar" sus especc.ácu-
los). Dicho programa lleva al nihilismo, tal como anunciara Jean-Franc;oi:S
•• El ejemplo clásico es el desgane del ,.,,_lor de uso por d valor de cambio en la ~qui- Lyota rd al apuntar que la l iquidación capitalista de las formas sociales debe
volcncia abmactu impuesto por la economía moncrarisra. Baudrillard ha relacionado dicho
proceso con el desgaste del rcfereme (en el cscrucruralisrno) )' del significado (en el poS1cs- "licuarse aún más"2\
rruc1uralismo): "todo lo que queda econ6mica y culruralme111e es un •;uego" de signifian-
ces (celebrado por programa< culturales tales como el de 7;/ Que(). Ver, acere, de lo re.loción
e111re el capital)' la critica de la rcprcscnr.:,ción, Jamcson, "Periodi1.ing 1hc Slxcics", en The 60 !> Ver M:u,fredo l:1.furi. Arrhitttwrr mu( Utopía: Dtsigu mu! Capiraliu Devtlopmmt,
1uithn111 Apolog)', Sayn,s Srephanson, Annowicz., Jamcson, eds., Universicy of Minncsoca MIT Prcss, C:imbrigdc, 1976.
Prcss. Minneapolis. 1984. !.! CJarl;, p. 148.
20
T J. Cfark, "Clcmenr Gnxnbergs Thcory of An," Critica/ lnquiry, vol.9, nºl, p. 145, !! Jcan-Fram¡:ois Lyor:ud, Dn disposirifi p11lsiom1rfs. 10/1 8. P:uís. 1973. p. 37. Para
pp. 154- 155. . ~•otard, el capitalismo es mucho m:u radical que el socialismo, desde el momento qll< el

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HAL FOSTER RECO1.11FIC/\CIONES : HACIA UNA NOCIÓN DE lO roLiTJCO

En lo que respecta al programa trasgresor de la vanguardia, se puede Jaro estimuJar. La trasgresión vanguardista de hecho supone la existencia de
decir que está culcuralmenre determinado y que está ligado históricamente a un limite a la experiencia cuJmral más allá del cual se encuentra "lo escan-
un modelo producávista (corno cuando alude a un "cambio del aparato") daloso, lo feo y lo imposible" (lo sagrado, de algún modo). En unas socie-
que se corresponde con una concepción simplista de la ideología que la con- dad tan escruccurada como la del capitalismo monopolista, tal límire e.'l'..ÍStía:
sidera como una mera codificación de creencias de clase (como cuando pre- un afuera' "namrar, un continente en tinieblas en el que se internara Mr.
tende "transgredir las convenciones"), y con una liviana idea del arte corno Kurrz con ·grave riesgo de su conciencia (por no mencionar el detrimento del
instrumento de cambio revolucionario. En pocas paJabras, los proyeccos ocro). En dicha sociedad la rrasgresion tenía un poder estratégico: piénsese
capitalógicos y transgresores deben ser dejados a un lado a favor de la pri- solamente en la provocación que llevara a cabo el primicivismo moderno, al
mera posición (comrahegemónica y de resistencia) descrita anteriormente, devolvernos aquelJo reprimido por el imperialismo europeo bajo la forma de

=-:e con el fin de no ver la sociedad como un "sistema total", sino como una
coyuntura de prácácas, muchas de ellas contrapuestas, en donde lo cuJcural
es una arena en que es posible la contestación. Si este análisis es correcto,
solo será en estos términos -en tanto práctica de resistencia o interferencia-
como se puede concebir lo político en el ane contemporáneo occidentaÍ.
desafio a la superioridad y auconomía de las cradiciones culmraJes occiden-
tales. Una uasgresión ral tiene mucho menos efecto en una sociedad como
la nuestra en q ue han sido harridas en gran medida las viejas estructuras del
yo, la familia, la clase, la religión y la nación (a pesar de la virulencia con que
reaparecen bajo la forma de: antimodernismo, nacionalismo o fundamenta-
lismo religioso).

DE LA TRASGRESIÓN A LA RESISTENCIA
De un modo parecido, la liberación social con la que maridaba la van-
guardia tan1bién ha perdido su objeto histórico. Foucaulc incluso llegó a
argumentar que la "liberación", en ranto opuesto a la represión, en ningún
No existen temas fijos o genéricos en el arre poi/rico: codo es especifi-
modo libera, sino que por el contrario estimula la sujeción cultural a través
cidad histórica y posicionamiento cultural. Por ello, el reconsiderar el esca-
tus de la vanguardia no supone cuestionar el componente crítico que pudie- de los discursos del yo y de la sexualidad. &í, por ejemplo, Foucaulr incer-
prcca el psicoanáJisis como un aparato disciplinario mediante el que el suje-
ra tener en el pasado, sino por el comrario ver como puede ser reinscrica en
to se pone en discurso por medio de la "confesión," internalizándosc el con-
el presente como discurso crítico y de resistencia. La imporrancia de ral repo-
trol social a través de la "conciencia"15. La resistencia, por otro lado, no
sicionamienco está implícita en el valor metafórico (militar) de ambos tér-
implica tanto la existencia de tal límite e hipotérica liberación, como la pues-
minos: avant ga1-de implica una trasgresión revolucionaria en los frentes
social y cultural, mientras que resistmcia sugiere un conflicto inmanenre ta en marcha de una estrategia deconstructiva basada en nuestro posiciona-
dentro o detrás de los mismos~•. miento aquí y ahora como sujetos integrados en un entorno de sign'ificados
cuJcuralcs y d isciplinas sociales. Tal prácrica se muestra escéptica respecco a
El concebir la resistencia en este sentido no significa proclamar la cualquier verdad trascendente u origen natural situado más allá de la ideo-
"muerte" de la vanguardia (tal como lo hace la derecha) sino poner en cues- logía (como proponía la vanguardia) y respecco a cualquier representación
tión la validez en el presente de dos de sus principios: el concepto escrucru- que proclame una "liberaciónt en vez de una sujeción o un conflicto, por
ral de "limite" cultural como algo a derribar, y la política de "liberación medio del deseo, como hiciera a menudo la poütica contraculrural de los_60.
social" como programa que el arre de vanguardia debe de algún modo emu-

:e socialismo cscá imbuido de valores rc:volucionarios que en su celo e imención son casi reli-
l ) Ver Hútoria dr la u;,.,,nlidnd; vol. 1, Siglo XXI. Madrid, 1995. Foucaulc es crucial
para entender d paso de la trasgresión vanguardista len el lenguaje, es decir, las convencio-
giosos: el capical no se arrodilla anee tales creencias. Ddeuu se burla de sus "crisis: "Nadie ha nes culrurales y sociales) a la resistencia al somcrimienro (medianre las disciplinas, es decir,
mueno nunca de contradicciones. Y cuanco más se quiebra el capiralismo, más csquiroide la.< formas de conocimiemo por las que el poder conoce n su.~ súbdiros). pueslo que escá
se vuelve y funciona mejor a la americana." Ver El Allli-rdipo: capitalismo .Y m¡uimfiwia. implícito en la rrayccrnria misma de su pensamiento (desde sus primeros libros sobre la locura
Paidos, Barcelona, 1998. a lo, úlrimos acerca de la =-ua~dad y las prisiones). En panicular, Foucauli describe en deta-
1
.¡ En esre sentido, la esrraiegia culcural de la vanguardia es can anacrónica como la lle cómo el somerimiento ricne q ue ver no ramo con la constirución de $ujeios coherentes
esrratcgia policica del sec,or vanguardisca del leninismo y su acaque al escado. como con las disciplinas que reciculan rndo el siscema social y que organiuin los cue1·pos.

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RECODIF ICACIONES: HhCIA UNA NOCIÓN OE L(l rou1·1c;:o
HAL FOSTER

El paso de un modelo de uansgresión vanguardista a uno de resistencia ciertas modificaciones respecto al énfasis en el co~Jtexto. este modelo nos
crítica no es meramente teórico. Históricamente debe verse en relación a las puede ayud ar a encender la imaginación radical y apocalíptica de la van-
diferentes condiciones que han dado forma a la producción y la recepción guardia -su simultánea estrategia transgresora y de deseo utopisca- en el
de arte en los .últimos 100 años. Puede que esta interpretación coyuntural primer cuarto del siglo XX.
vaya en contra de nuestras ideas preconcebidas. Por ejemplo, se piensa la Nos ayuda del mismo modo a comprender nuestra distancia respecto a
vanguardia como oposición a la academia y como transgresora de los límites ella, en tanto que nuestra coyuntura económica ya no es la misma. Muchos
y maneras de la cultura de salón de la buena sociedad. Del mismo modo se anistas y críticos ven el presente enz.arz.ado en d fin de partida de la ironía
concibe el arte crírico o de resistencia como en conflicto permanente con la vanguardisca, ante el cual las únicas respuestas posibles son la parodia pasiva
cultura moderna oficial, tal como se nos ofrece tanto en los medios de comu- o el rechazo p uritano. Sin embargo, yo diría que habitamos una coyuntura
nicación e institucionales como en la modernidad canónica {la que está en nueva -no (es importance subrayar esto, dada la alarma generalizada respec-
los museos). Sin embargo, estas oposiciones son parciales, abstractas, más to al poscmodcrnismo) u na ruptura episcémica, sino un nuevo orden social
moralistas que analíticas (en términos de b ueno y malo) y más formales que formado por elementos heterogéneos que requiere un nuevo posiciona-
históricas (se re¡m:senca la vanguardia como simple negación y el am· for- miento en el arte político. En este sentido podemos adoptar el esquema del
malista como simplemente autónomo). En pocas palabras, dichos términos campo triangulado, teniendo en cuenca sin embargo, que.en la coyuntura
culturales deben ser encendidos de un modo dialéctico, deben ser nueva- presente los principios dominantes no son la academia sino la cultura de
mente concexrual iz.ados y ser leldos a través de una periodización de la cul- masas, no es la segunda revolución industrial sino una tercera (que, además
tura en relación a los modos económicos y las formaciones sociales. de la energía nuclear y la información electrónica, no anuncia una época
Frederic Jameson ha propuesto un modelo (derivado en parte de Ernest "poscindustrial" sino una totalmente industria.1)28: y finalmente no es la revo-
Mande!) en el que se enciende la historia mod erna del capital en tres lución del primer o segundo mundos, sino la rebelión del tercero: una rebe-
momentos distintos: una econom/a de mercado que, al erosionar las for- lión frente al neo-colo nialismo q ue puede relacionarse, aunque de un modo
mas tradicionales mediante su equiparación como mercancías, permitió el abstracto, con la rebelión de las mujeres frente al persistente patriarcado, al
surgimiento de un primer modernismo negativo; un capitalismo de mono- de las minorías frente al racismo, al de la naturaleza frente a su dominación
polio cuyas estructuras monolíticas estimularon los lenguajes privados e incontrolada, cte. ~9 •
irónicos del modernismo clásico; y un capitalismo multinacional en cuyo Este nuevo ámbito revela una nueva etapa en el avance del capital, y nos
espacio mediático, a la vez homogéneo y disco1J,tinuo, salen a la luz las indica q ue los códigos estructurales que prccendía transgredir la vanguardia
esquizc,ides producciones poscmodernas16. A pesar de s u esquematismo, o bien ya no existen, o no son defendidos del mismo modo por la cultura
est_e modelo coyun tural pone en evidencia el hecho de que ningún hegemónica. En este nuevo ámbito global de acción del capital, puede que
momenco cultural es total o definitivo (como parecen implicar los térmi• no haya límite natural que transgredir (lo que no significa que no exista un
nos "modernismo" y "posrmodernismo") o reflejo de un modo económico ámbito exterior a dicha estrucrura, o ámbitos culturalmente orros). En este
separado de sí. El modelo aplicado a la modernidad puede ampliarse a caso, la estrategia modernista· de la trasgresión debe dejar paso a una nueva
modo de campo triangulado respecto a tres elementos principales que son: estrategia crítica de resistencia desde el interior. Tal modelo nos permite tam-
la academia, entendida como un código represivo formad o por conven•
ciones burguesas y aristocráticas; la segunda revolución industrial, con sus
tecnologías de reproducribilidad y movilidad; y la revolución socialista
bién comenzar a pcriodiz.ar las estrategias de trasgresión y resistencia respec-
tivamemc en términos de modernidad y poscmodernidad. Por ejemplo,
e:
canto las estrategias de resistencia como las postmodcrnisras hacen énfasis en
(la rusa, principalmente) como modelo de transformación culturaP 7 • Con las representaciones culturales más que en abstracciones utópicas y analizan

1" Ver Jameson, "Periodizing the Sixties".


1' Esca coyuncura fue descrira en estos términos por Perry Anderson en "Modernicy Ver Emst Mandel. Lnre Capiralism, NLB, Londres. 1978. p. 387.
!ll
inversión de estas revuelcas en el posr-60 a manos del capicalismo revirali1.ado es
:!'t La
and Revolucion," una ponencia presentada en el congreso "Manúsm and che [m:e rprecuion
un r=a que no puede trararse aquí adccuadamencc.
of Culture," Urbana, Illinois. Julio 1983.

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HAI. FOSTER

las filiaciones sociales de los texros en vez de proponer una anárquica ne!!.1-
ción del arte. De nuevo, hemos de dejar conscancia de que se erara de de~-
RECODIFICACIONES; HACIA UNA NOCION DE lO POI.IT ICO

la idea de clase casi de un modo ontológico. Esto es así porque en e.meo arce
. de protesta se sustenta en una oposición -entre dos intereses o clases, como
l
rrollos basrante heterogéneos, de simples tendencias que, no obstante, el ane . los burgueses y los trabajadores- cuyas formas de enunciado respetan las
político debe intentar articular. Es aquí, cal vez, donde podemos halJar una divisiones institucionales de la sociedad, los "espacios» dados. Tanto las for-
analogía con el viejo programa del artista ucomo productor»: del mismo mas transgresoras como las de resistencia, juscamem e pretenden intervenir
modo en que éste se veía impelido a negarse a alimentar el aparato produc- en cales espacios, sean ~cos culturales o de otro tipo. Piénsese, en el caso del
tivo y a lanzarse a cambia.ria., el arrisca político de hoy se ve impelido a Do arre de trasgresión, en los programas productivistas de los.años 20 y, en el
reproducir las representaciones )' formas genéricas dadas, y a investigar los caso del ane de resistencia, en la e~i:érica siruacionista de los 60 o las estrate-
procesos y aparncos que las controlan. gias texruales de los 8031 • ·

Ciertos aspecros de esca práctica son evidentes en la obra de muchos B modelo upresentacional" de arre político, sin embargo, puede ser aún
artistas actuales. Me vienen inmediaramente a la memoria dos: Hans Haacke válido para la expresión orgánica de ciertos grupos sociales específicos, cuan-
)' Martha Rosler, cuyas criticas respectivas a la "industria museística» y a la do existe una colectividad polícica auténtica que: representar. Por supuesto,
dominación de los medios están ahora de acrualidad·iº. El considerar tales este modelo aún aparece en el debate artístico contemporáneo. Pero, despla-
::1 prácticas como meramente pasivas no significa únicamente caer en una
falsa oposición (activo/pasivo, práctico/teórico) sino también DO com-
zado y sin base en este ámbito, se le traca a menudo de un modo fetichista,
como si se echara de menos el poder perdido de la imagen, o irónicamente,
prender el posicionamienro del arte crícico en nuestra cultura. Por mucho como si tal modo de representación.no fuera sino la encarnación de la inge-
que los ideólogos de la derecha y de la izquierda se increpen muruamenre nuidad o la futilidad histórica. Obligado a mostrar ostentoriamente su des-
en público, las operaciones del poder poi/rico real o bien quedan en la venturada reducción a lo gestual y al clichc, este arte polícico se hace paró-
sombra o son tan espectaculares que ciegan la mirada crítica. De hecho, dico e, incluso, sumiso. Al menos desde un punto de visea teórico, el uso
puede que la carea del arce crítico no sea únicamente resistir frente a sus irónico del arte polícico pre.sencacional puede llevarse hasta una posición
operaciones, sino también ponerlas en evidencia por medio de una provo- deconstructiva q ue d isuelva el valor de verdad o poder de cohesión de coda
cación "térrorisra": literalmente poner ame la luz pública sus operaciones rcpresencación política dada. Aunque el cine de God;ard es canónico a este
de vigilancia o de control de información, o, por d contrario, negarles el respecto, las obras de Barbara Kruger y Vico Acconci nos ofrecen también
poder incimidatocio que pretenden. ejemplos inreresances. Y sin embargo, esta em·ategia godariana, propuesta
como alternativa al arte político genérico, puede que sea otra convención
¿Emonces, cual es la función del ane polfrico ho)' en día? En el pasado, más necesitada de crítica, otra ruptura más provocada por el mundo de
este término genédco servía para calificar un tipo de arce no-modernista que,
d a pesar de su voluntad activista, operaba dencro de los códigos tradicionales
de presentación pasiva de la obra del artista ante el público (un ejemplo es
simulaciones puesto en marcha por el capirnl.
El arce político prc:sencacional sigue siendo problemático, y esto es así
el realismo social en sus ml'tlriples manifestaciones). Esce arre "presencacio- porque dende a representar las prácticas sociales según parrones icónicos
nal" contrasta con los modelos antedichos de arce político trasgresor y de ideales32• Por muy genéricas que sean las prácticas sociales del obrero indus-
resistencia que .pretenden respecrivamence transformar y contestar los sisee- uial, can pronco como son representadas como universales y uniformes, dichas
mas de producción y de circulación dados. El primero raramente cuestiona imágenes se hacen ahiscóricas y por tamo ideo.lógicas. Es en dicho instante
su propia teoría o desafía la plausibilidad de sus representaciones. En sus for-
mas social-realistas y, a menudo, también en las de agitación política, roma 31
Por supuesco 1amt>ién habla protesta en el arre de los 60, pero nún así ésrn tenía
menos que ver con la presemación de reivindicaciones (de clase) que con la ocL1pación de .
espacio inscirucional en nombre de grupos marginales cales como lo Mgros, las mujeres, los
·" NdE. De. nuevo llamamos la acención del leaor respecto al comexm aróstico-crfrico jóvenes, los pobres o las vícrimas de la guerra.
de mediados de los 80 a que se refiere Foscer en que Haacke y Rosler csraban plameando una .l! Ello no implica negar la importancia de ,ales representaciones corno medio de con-
pr-Jcrica aráscica como crítica de la inscirnción del arce )' su pre1endida ncuualiclad )' auro- vocacoria por un grupo polícico. E.-üsce un momento de uropía en coda ideología, como afü-
nomfa. ma Jam~son.

110 111

HAL FOSTEI: RECODIFICACIONES: H/\CIA UNA NOCIÓN OE LO ~01.ÍTICO

cuando se pone en evidencia la retórica del arce presencacional, ya que cuanto como un escándalo que el otro es estructuralmente necesario, en. cuanto
más pretende radicarse en lo real, figuras más claramente retóricas utiliza. Hoy define los límites del texto social burgués -lo que es (a)social, (a)normal,
en día no puede existir una representación pura y llana de la realidad en el (sub)cultural. En otras palabras, d orden es producido en corno al posicio-
mundo occidental: la historia, la política, la sociedad, solo pueden constituir- namiento del otro, por el cual (a nivel sociológico) se le hace marginal y
se textualmente. El arte político genérico cae frecuentemente en la falacia de la (a nivel histórico) se le deja suspendido como exótico o "primitivo". Los este-
imagen verdadera, y de ahí hay un solo un paso hasta d modelo de arce polí-
tico axiológico en que nombrar y juzgar significan lo misma33• La política se
ve, entonces, reduCida a la ética -a idolatría o iconodastia- J' el arte a ideolo-
gía pura y simple, en vez de a la crítica de la misma.
reotipos excluyentes que convierten efectivamente al otro en un "puro obje-
to, un espectáculo, un clown" (Barthes) han constituido uno de los modos
principales de este orden de control. Pero esta estereotipación permite ope-
e:
raciones de resistencia en las que la imagen de la sujeción se convierte en un
Este error del a rce proviene de la ideología concebida de un modo ide- signo de identidad colectiva. Las operaciones de nuestro régimen social
alista, como un corpus prefijado de creencias de ciase (una ficción que las actual son más sofisticadas. Aunque aún dependan de la sujeció n, ya no
hace más reales y estables que lo serían de otro modo). La ideología debe dependen sólo de la exclusión. (Como ha argumentado Foucault, la exclu-
encenderse, como de hecho lo hiciera Marx, menos como una cuestión de sión tanto del loco, como del criminal o del desviado, no resulta suficien-
"falsa conciencia o de orígenes de clase que como de límites estructurales o temente productiva de conocimiento y de poder). Hoy el otro es también
clausura ideológica impuesra e ideada por una posición de clase sobre la tota- retomado, procesado en su diferencia misma a través del orden de reconoci-
miento, o simplemente reducido a lo mismo.
lidad de lo social"·'4• Aquí debemos distinguir, por tanto, entre un "arte polí-
tico" que, enclaustrado en su código retórico, se limita a reproducir repre-
sentaciones ideológicas, y "un arce con polírica" que, preocupado por el
Banhes anotó dos formas características de esca recuperación: la inocu-
lación en la que el otro es absorbido sólo en la medida necesaria para volverlo
e:
posicionamiento escruccural del pensamiento y por la efectividad material de inocuo; y la incorporación, donde el otro deviene incorpóreo por medio de
su prá.crica dentro de la totalidad social, busca producir un concepto de lo su representación (aquí la representación funciona como un sustituto de la
político de relevancia para el presente. Indudablemente el acce.~o a este con- presencia activa, nombrar equivale a desconocer). Tal recuperación se efcc-·
cepto es difícil y provisional, pero eso mismo puede ser la prueba de su espe- túa en parce en el arce (por ejemplo en la focograffa document:tl de Walkcr
cificidad y la medida de su valor. Evans que domestica a los "otros sociales" como los pobres, o en la arqui-
tectura pseudovernacular de Robert Venmri que se apropia de las formas
indígenas de colectividad para sus propios propósitos), pero su principal
LECCIONES DE RESISTENCIA CULTURAL35 campo de operaciones es la cultura de masas.

[...] Consideremos, por ejemplo, la recuperación de las subculturas. Dick


Hebdige ha dado detalles sobre dos modos en los que son capturados estos
En su obra El mito ho_¡, (1957) Roland Banhes define al (pequeño) bur- otros en particular: "1) la conversión de los signos subculturales (vestidos,
gués como un "hombre incapaz de imaginar a.l ocro...el otro es un escánda- música, ere.) en objetos producidos masivamente (esto es, la forma mercan-
lo que amenaza su exi~tencia misma"36. Y, sin embargo, es precisamente cía); 2) el "etiquetado~ y la redefinición de la conducta desviada por parte de
los grupos dominantes: la policía, los medios de comunicación, los poderes
'" Ver Bardm. "Escrimra poi/cica.·· El gmdo cero de la e1a·it111r1, Jorge Alvarcz, Buenos judiciales (esco es, la fornía ideológica)·;7 • No obstante, estas dos formas -la
Aíres. l 967. comercial y la ideológica- son una sola; convergen en la forma de la mer-
·" Frederíc Jameson. F,,b/es n.fAgrmitm: W_í111dh,1111 uwis. tbe J.1odmúst 111 Fas<in, Uni- cancía-signo, por medio de la que el otro es socialmente subjetificado
vmity ofCaliforni". Berkeley. 1979. p. 17.
(sujetado) como signo y convertido en comercialmente productivo en tanto
·" NdE. A panir de aqui d ccxro corresponde a "Readin¡;s in Culrural Rc.,is1enc,:. per-
renecientc al mismo Rccodi11g,. Art. Spectnd.e, C11lt111ttl Politia. Bay ·Prcss, Seattlc. 1985, mercancía. D e este modo el otro (subculcural) es a la vez controlado en su
pp.157-181, en forma exrracrada. '
·"· Robnd Banhes Jofitologím, 1980. ·' " Oick H ebdige, S11bc11ft111~. Methuen. Londres, 1979, p. 94.
1::
112 113

t
I•
HAl FOSTER RECODIFICACIONES: HACIA UNA NOCIÓN DE LO POlÍTI CO

reconocimiento y dispersado en su mercantilización. Y en la circulación nuestra esfera pública, "nos convierte en cadáveres parlantes"4º. Y podernos
de esta imagen-mercanda el poder y el conocimiento penetran las fisuras y ver que lejos de un "despojo" cultural, la cultura de masas representa una
los márgenes del campo social. La diferencia es así usada productivamente. extraordinaria expansión de lo burgués, aunque sea de un modo "exnomi-
De hecho, en un orden social que no· parece dejar nada fuera de sí (y que nado", no nombrado como tal. No por esto más coherente culturalmente, la
debe cometer sus propias transgresiones para redefinir sus límites) la dife- burguesía deviene con ello ramo menos frágil (Barthes: "Cualquier estudian-
rencia es a menudo fabricada en interés del control social y la renovación te puede denunciar y de hecho denuncia el carácter burgués o pequefio-burgués
de las mercancías. de tal o roa/ forma". Foucaulr: "Creo que cualquier cosa puede ser deducida del
Todas estas técnicas de recuperación dependen de una operación maes- fenómeno general de la dominación de la clase burgzma")41 •
tra: la apropiación, que es al ámbito culnrral lo que la expropiación es al Contra esta operación de apropiación, ¿qué prácticas de resistencia son
ámbito económico. La apropiación es tan eficaz porque procede por una posibles? En el frente contracultura] la vieja consigna izquierdista-liberal
abstracción en la que el contenido o el significado específico de un grupo llama a "apoderarse de los medios", pero esta escrategia ignora la dominación
social se convierte en una forma cultural general o en el estilo de otro grupo. inscrita en las formas mismas de los medios (es decir, el hecho de que estruc-
Barthes llamaba "mito" a este proceso: mralrneme no podemos responderles)42 . En el frente cultural nos encontra-
"(el mito) es construido a parril' de una cadena semiológfra qur exisrla anw que mos que el modernismo crítico, con su voluntad de hacer opaco el medio y
11: es un sisteinn semioúigko de segundo 01rú11. Al¡llt!IUJ que era u11 signo ...en el abrir el signo, puede ser considerado como contra-mítico, al menos en su
primer sistema droime 1111 mero significante m el segwuio"J8. primer momento. Pero ya sea como una totalidad formal que refleja crítica-
mente el sistema putativamente total del capitalismo (el modelo adorniano
En los medios de comunicación de masas estas apropiaciones se hallan de arte y música) o ya sea corno negación que busca dejar al descubierto un
::9 tan generali:z.adas que hasta parece que carezcan de agence que las realice,
corno también parecen no dejar rastros las marcas de su origen social o de su
mundo construido como crisis (el modelo de Breche), el modernismo criti-
co es carnbién víctima del mico, del mismo modo que el primer modernis-
valor de uso, que son por lo general horradas. En efecto, los med.ios de masas mo recalcitrante (especialmente en su recepción americana) se ve reducido a
transforman los signos específicos de los discursos sociales antagónicos en
:ti una narrativa normal y neutral que nos habla. Las expresiones colectivas son
así no sólo apropiadas sino también "desmanteladas y vueltas a montar"39,
un formalismo, y el segundo, un modernismo antagónico, resulta abstraído
como significante vacío de "arce político". ¿Con qué nos deja esto? Barthes
en 1957 ofrecía este diagnóstico:
rernotivadas y retransmitidas. (El mico, escribe Barthes, es "discurso robado
y restaurado", "no colocado exactamente en su lugar.") De este modo, los A decir llt!rdad, la mejor arma contra el mito es q11izds mitificar a m vez, y pro-
grupos sociales son silenciados; o peor aún son transformados en consumi- ducir un mito artificial: esu mito reconstituido co,¡stituird de hecho una m,eva

=-
dores seriales, consumidores de sinrnlacros de sus propias expresiones. Oyen lo mitología... Todo lo que se 11ecesira es 11sarlo como p1111ro de parrida pam 1111a rer-
que ellos mismos dicen en un eco falso (distorsionado, mediado) al que no cmt ctldma stmiológica, tomando m significación como etprimer tém1i110 de tm
pueden responder y que bloquea estructuralmente ulteriores expresiones. stgimáo miro0 .

Aquí reside la función tamo económica como disciplinaria de los micos "Puesto que el mico nos roba, ¿por qué no robar al mito?" Esta miti-

::8 de la cultura de masas: funcionan como sustitutos de la expresión social


activa y como coartadas para la dirección consumista. Apropiarse de signi-
ficación secundaria es el motivo político de buena parte de la apropiación

ficados colectivos y retransmitirlos como significantes "populares", dividir y to Barthes. Mitologw.


conquistar, mercantiliz.ar y hacer circular. De este modo la cultura de masas, 41 Barthes "Change thc object irsdf" en lmagt-Mmi.-Te,.·t, Hill and Wang, Nueva

York, 19n. p. 166. lmagm-M,ísica-Te>.w; Michel Foucaulr. Power/K110wledg,. Panthcon


Books, Nueva York, 1980, p. 100.
·" Barthcs, Ibídem. 4! Baudrillard. "Requiem for thc medía" en Polirical Eco11omy ofrht Sign. La nueva tec-
39
John Brenkman, "Mass Media: From colleccive oxperíence coche culture of privací- . nología del ord~nador sólo p4rrc, abrir la posibilidad de reciprocidad.
zation, Social Text J (Invierno 1979) 94-109. 43 Barthes, Mirologí4s.

ll4 115
HAL FOSTER RECOOIFICACIONES: HACIA UNA NOCIÓN DE LO POltTJCO

de imágenes que se da en el arte contemporáneo (al menos cuando pre- La práctica subcultura! difiere de la conrracultural (de los movimientos
tende ser crítico) 44; algunos puntos polémicos como la disolución del aura estudiantiles de los 60, por ejemplo) en tamo que.se ocupa en recodificar los
y la mercamilización del arre, los mitos privilegiados de la originalidad y signos culturales más que en proponer un programa revolucionario propio.
la intencionalidad, etc. son cuestiones que deberíamos tener presentes. Lejos de considerarla una categoría sociológica inerte, debemos aprehender
Robar el mito, de esta manera, no supone tanto rehacer el proceso mítico las prácticas subculturales como una actividad textual. Plural y simbólica, su
por el cual los signos son apropíados por los medios de masas como opo- resistencia se ejerce a través de una "transformación espectacular de toda una
nerse a/o recomponer ese proceso. Básicamente, en arte, el "robo de mitos" serie de mercancías, valores, actitudes del sentido común, etc"47, a través de
busca restaurar el signo original a su contexto social o hacer imposible el un paródico collage de los signos privilegiados de género, clase y raza que son
signo mfrico, abstraído, para reinscribirlo en un sistema contra-mítico. En cuestionados, confirmados y "asimilados". En este bricolage se ponen en evi-
el primer caso, el signo resulta reclamado por su grupo social, en el segundo, dencia la naruraleza falsa de estos estereotipos, así como el carácter arbitra-
el signo reapropiado es rastreado, reevaluado y redirigido45 • Idealmente, tal rio de los lineamientos sociales y sexuales que definen. A la vez estos signos
arte mítico-crítico circula con los signos de los medios de masas como para (que, como hemos destacado antes, a menudo funcionan como sustitutos de
tener una circulación social, pero se Íimita a un nivel táctico, no siendo ni la presencia social activa) son reconvertidos en un "artificio genuinamente
cómplice con las funciones de los media, ni sólo anárquico, no funcio- expresivo", capaz de resistir, al menos en un primer momento, los circuitos
nando realmente como un contragolpe estilístico ni como una "verdadera" económicos y discursivos establecidos. Los mitos mediáticos, los signos-mer-
representación de sus cuestiones. En alguna parce ya he escrito acerca del cancía, los símbolos de la moda, los que "hablan a todos para así devolver
primer tipo de prácticas y su relación con fuerzas sociales contra-hegemó- mejor a cada cual a su sitio"48 . Lo subculcural juega con esta discriminación
nicas (feministas, tercer mundo, gays); y cómo para resultar discursiva- codificada -para cuestionarla quizás, para confundirla ciertamente. Ni den-
menee eficaces deben conectarse las prácticas arást\cas, con esas otras prác-
ticas de resistencia46. Aquí quiero explorar brevemente el segundo tipo de
prácticas, las contra-míticas, tanto en términos de lo subculrural como de
tro ni fuera del texto social (en su submargen por así decir) lo subcultura!
expresa sintomáticamente sus límites y aporías. Una presencia ligeramente
escandalosa, "esrropea" la consistencia de este texto precisamente porque
e:
la actividad artística. permite una experiencia específica de las c9ntradicciones sociales, una expe-
riencia que es a la vc-z colectiva y rupturista.
~ NdE. Recordamos al lector d concex10 de arte crfrico de la reprcsent.ición cont.em- Diferente pero no del todo "otra cosa', lo subcultura! atrae sin embar-
poráneo a es1e 1ex10: Barbara Kruger, Vícror Burgin, e1c. go la atención sociológica. De hecho, a menudo se lo menosprecia en tanto
◄l Existen. por supues10, usos menos críticos de la "apropiación" en d am, reciente, espectáculo de la sujeción, pero resulta que ésta es precisamente su táctica:
dos de los cuales deberían ser des1acados aqul. El primero sigue un• estética "his1oricisro". provocar a la cultura dominante para que lo nombre, de modo que al hacer-
Sus •propiaciones, incluso siendo eima-artíslicas, son subsumidas bajo d discurso del arte o
la moda y por ello es1ecizan más que polirizan. Esca es1ecización es finalmente una máscara lo se nombre a si misma. Sin duda, la oposición subcultura! es finalmente
"un disfraz aurácico para la mercancla" (Benjamín Buchloh) y/o una coanada vanguardista parcial (rara vc-z se eleva a lo político y a menudo asume los signos de la
para convertir lo his1órico en un objeto de consumo. El ocro uso de la apropiación también · dominación social y sexual) aun así y aun cuando se la reduce a un gesto o
es1eriza pero bajo el disfraz crítico de la "textualidad" . Pese a que quizás pueda reapropiarsc se la abstrae en términos de estilo, la oposición subcultural se mantiene
de signos, fracasa a la hora de accrrizarlos matcrialmenrc. Resultan así desplazados de su sis- como un malestar, una duda. En términos de Baudrillard: reviste los signos
cema original pero no lkgan a ningún sistema contra-mítico, d signo deviene aquí un mero
significante en un juego ccxcua.l de lo mismo. Es1e "juego" -un aspecto ideológico del y las mercancías con una ambivalencia simbólica que amenaza el principio de
(pos1)emuc1uralismo- ignora la materialidad del significado y por eUo repite la abmacción
del mico en otro registro, también, como veremos. replica 12 "circulación de signos" caracce- re, con la pelea por el concrol y d posicionamienro del cuerpo en términos políticos e ideo-
rlsrica de nuestra economía policico-culcural. lógicos; tiene que articular las relaciones enue sus propios accos menores de desobediencia y
41
' Más arriba en esca misma selección de escricos en "Para un concepto de lo político
las peleas mayores -que definen el cuerpo, y que desmanºcelan y renuevan sus representacio-
en el arce concemporáneo". Como Norman Bry,on escribe (en Visión y Pintura, Yale Uni- nes. de orro modo sus accos serán insignificantes.
versicy Press, New Havcn, 1983): "La prác1ica anística no puede considerar que sus disrup- <7 Hebdige p. 116.
ciones de las diversas convenciones semá.nücas estén de por sí conectadas, au.comátkamen- 8
' Baudrilllard, pp. 50-5 l.

116 117

---- - - -- - -- -- -- -- --------- - - -- - --

R
HAL FOSTER RECODIFICACIONES: HACIA UNA NOCIÓN OE LO POLfTICO

equivalencia sobre el que se basa nuestro intercambio social y económico49 • En el orden econdmico lo esencial es el dominio de la acumulación, de la apro-
Sabe que no puede transformar este código, pero puede fetichizarlo hasta el piación de la plusvalía. En e/ orden de los signos (de la mltura) lo decisivo es el
extremo en que ese mismo carácter de fetiche se haga evidente. Puede tam- dominio de/ gasto, es deci1; el dominio de la trallSU!tanciación del valor de cam-
bio econdmico en valor de cambio síg11ico, basado en 1111 monopolio del códígo. Las
bién quizás destacarse como una diferencia (o al menos como una desafec-
clases domi11ames siempre han asegurado m dominación sobre los valores sigrúcos,
ción simbólica) respecto al código. refiriéndose a los fondamemos foz las sociedades arcaicas o tradicionales) o aspi-
Paradójicamente, sin embargo, es precisamente esto lo que conlleva la rando (en el orden capitalista b11rg11is) a sobrepasm; rmscmder y consagrar m pri-
recuperación, puesto qu·e nuestro sistema socio-económico requiere "dife- vikgio econdmico en 11n privilegio umidtico, porque este zíltimo representa el mds
rencia", una diferencia que codificar, consumir }' erradicar. Jacques Arali avanzado estadio de dominacidn. Esta ldgica, que vuelve a desplegar la ldgi.ca de
plantea la contradicción (¿o acaso es una dinámica?) de esta manera: clase y que ya no es definida por la propiedad de los medios de produccidn sino por
ws
el domi11io de p1Y1wos de Iignificacidn... activa 11n modo tk produccidn radi-
Ningu11a sociedad organizmla puede ccimr si,z tstruch~rar un lugar en su i11terior calmmte diferente tki de la prod11ccidn material...)2•
para las diferencias. Ninguna economía de intercambú, se desarrolla sin reducir raks
difmncias a In fomza de la produccidn masiva o m serie. La auto-dtstmccid11 del Tradicionalmente el papel de la burguesía se ha entendido en función
capitalismo yace en ma misma contrrulircidn... : una ansiosa b1ísqu~da tk In difirm- de su control directo de los medios de producción y su dirección efectiva de
cia perdida, dentro de 1111a /Jgica de la cual la difm:ncia misma ha sido excluida"°. las relaciones sociales a través de las instituciones culturales y los aparatos de
estado. No obstante, como hemos destacado antes, este papel ha llegado a
Esta ansiosa búsqueda puede no sólo comprometer la recuperación de depender directamente y en no menor medida _del "control de los procesos
la diferencia (social, sexual, etc.) perdida o reprimida; puede también pro- de significación". Este cambio, un giro en el la naturaleza de la hegemonía
mover la fabricación de falsas diferencias, diferencias codificadas para el con- burguesa, fue una respuesta a la resistencia ofrecida por parte de fos produc-
sumo. Y si la diferencia puede ser fabricada, también puede serlo la resisten- tores, por ejemplo el proletariado. Sus consecuencias, sin embargo, se extien-
cia. Aquí aparece la posibilidad de que la marginalidad crírica sea un mito, den hasta nuestros días, puesto que este giro supuso un cambio en la natu-
un espacio ideológico de dominación donde, bajo el disfraz del romanticis- raleza de la producción social: el medio económico y cultural, una vez
mo liberal, la verdadera diferencia es erradicada y una diferencia anificial es separados en el orden burgués, han llegado a subsumirse el uno en el otro
creada para ser consumida. (en términos de Baudrillard la forma mercancía y la forma signo se han
En nuestro sistema de mercancías, modas, estilos y obras de arce... es unido en un único código: el del valor de signo-cambio)53• Ya hemos hecho
diferencia lo que consumimos. Baudrillard: "el signo objetó ni se da ni se notar cómo la burguesía, confrontada por el proletariado, empezó a aban-
intercambia: es reapropiado, retenido y manipulado por sujecos individuales donar sus propias formas culturales (de hecho su propia coherencia cultural)
como un signo, es decir, como una diferencia codificada. Aquí se halla el y cómo esca "rendición" le permitió liberar sus iniciativas económicas y
objeto de consumo" 51 . Aquí se halla también el objeto de la fascinación: llegar a nuevas formas de dominación. Ahora necesitamos investigar su
puesto que es la naturaleza arbitraria, artificial de este código -su facticidad "monopolio del código", puesto que ésta es ahora la forma decisiva de con-
fetichista, no su naturalidad míti~- lo que se nos impone, lo que nos con- trol social, la forma que, como cualquier otro orden patriarcal, debe ser cues-
trola. Exponer su falsa naturaleza, manipular sus diferencias apenas consri- cionada y resistida desde una práccica cultural y política.
tuye resistencia, como se suele creer, simplemente significa que eres un buen Para Baudrillard, la crítica marxista de la forma mercancía y el valor
jugador, un buen consumidor. de cambio pertenece sólo a la fase "productivistá' del capital. Para la fase
"consumista", en la que literalmente consumimos las diferencias codificadas
49 lbid. p.150, "Sólo la ambivalencia (como mpmra dd valor, como otro aspecro o
en signos-mercancía, la crítica debe extenderse a la forma signo y al valor
algo más allá del valor de signo, y como emergencia de lo simbólico) supone un desafio a la de signo-cambio. Las dos lógicas son similares porque ambas son abstractas.
legibili~ad, a la falsa transparencia del signo...Lkva a In eco11omía política tkl sig110 a rm pu11ro
muerto.
10 Jacques Amli, "Introduction to Bruits", Social Tc:t 7, (Primavera y Verano 1983) p. 7. ;~ lbid. pp. l 15-116.
11 Baudrillard, p. 65. ;3 Ibid. pp. 113-114.

118 119
HAL FOSTER RECODIFJCJ\C!ONES: HACIA UNA NOC10N DE LO PÓL(TICO

Las mercancías se producen y se intercambian en relación a un mercado sus manipulaciones abstractas, "atrapados en el aspecto sistematizado, codi-
(donde adquieren una equivalencia) y no en relación a los individuos o al ficado, diferencial y ficticio del objeto"57• Cuando sacuden el signo, cuestio-
mundo: no en relación a su valor de uso. Lo mismo sucede con los signos: nan el código, pueden sólo manipular significantes dentro del mismo y por
producen significado y valor en una relación diferencial con otros signos, no ello replicar su lógica, sin llegar a desmantelarla. Esto no supone que quiera
como expresión humana ni como representación de cosas en el mundo ~no hacer la f.í.cil acusación de que el arte mítico-crítico sea ahora sólo otra cate-
en relación con el referente (o finalmente con el significado)54• Este proceso goría dentro del museo o que el bricolage subcu!tural sea continuamente
por el cual el material simbólico es abstraído y reducido es lo que Barthes reciclado como moda, pero sí supone cuestionar si tal apropiación es de
entendía como la operación misma del mito; y es este mismo proceso lo que hecho una contraapropiación, un replicado deconsuuctivo, o simplemente
para Baudrillard representa la lógica misma del signo-mercancía -una lógica una reproducción del código, una mayor fragmentación del signo. Puesto
de dominación que es así inscrita no sólo en nuestros sistemas de produc- que, de nuevo, el código es definido como "libre juego y concatenación de
ción y consumo sino también en nuestros sistemas de comLLOicación: significantes" y ¿cual es la agencia de esta circulación de signos fragmentados
si no es el capital?58 .
Todas las estrategias represivas y reductivas dr ws sisumas dr podrr mán ya pre-
sentes en la lógica interna del signo, así como /,o están las estrategias drl vaÚJr de ¡Qué estrategia puede entonces interferir en este código o descodificar-
cambio y la economía política. Sólo la revolución tota, uoritica y práctica, puede lo? Según Baudrillard, es la pureza y la uniformidad de nuestro sistema de
mta11rar lo simbólico por encima del signo y el vawr. incluso los signos deben objetos-signos lo que nos fascina. Esta pista jumo, con el hecho de que lo
ardef5• que consumimos en el código es la diferencia de objetos-signos, sugiere que
estamos ante una cuestión de fetichismo:
¿Pero qué estrategias incendiarias debemos seguir? En este sentido la
reapropiación deviene problemática no sólo porque implica una verdad, más
Algo como ,m deseo, un deseo perverso, el deseo del código es aqul sacado a la luz:
es un deseo relacionado con la naturaleza sistemdtica de ÚJs signos, inclinado ha,eia
allá de la ideología, y un sujeto (un crítico o un artista, por ejemplo) Hbre
ella prtcisammte a través de lo q11e esta naturaleza sistemdtica niega y restringe al
del lastre de la ideología, sino también porque se predica la reapropiación
exorci.Z4r !As contradicciones que emergen de ÚJs procesos de trabajo reales -igual
siguiendo la lógica misma del signo, no una crítica de la misma. De hecho, que la mruet11ra psicológica pervma del fetichista se organiza, m el objeto firi-
las dos prácticas de crítica del mito "son generadas en el espíritu de uno de chisra, alrededor dr ,ma marca, de la abstracción de una marca que niega, res•
los dos.términos que comprende (el signo): es decir, sea en el nombre del sig- tringe y exQrcÍ.Z4 1A diferencia de los sexos59•
nificado (o del referente: es la misma cosa) que es preciso entonces liberar de
Como en el narcisismo del niño, la perfección del código nos excluye,
su encorsetamiento por el código (del significante) -o en el nombre del sig-
nos seduce -precisamente porque parece ofrecer "otra cara o un más allá" de
nificante, que debe ser liberado entonces del significado"56. Esto equivale a
decir que la primera práctica, el movimiento para reclamar el signo apropia- la castración y el trabajo. El primer punto de resistencia entonces, radica
do para su grupo social, puede sucumbir a un idealismo del referente, de la en insistir en la realidad de la diferencia sexual y sobre el hecho de que los
verdad, el significado o el valor de uso (como si escas cosas, una vez. abstraí- signos-mercancía son productos del trabajo. Así también, pese a que tanto la
das, pudieran ser fácilmente restauradas); y la segunda práctica, el movi- sexualidad como la representación responden a un régimen social específico
miento para remitificar o reinscribir el signo de la cultura de masas, puede
quedar comprometida por un "fetichismo del significante.~ Que esta prácti- 57 lbid, p. 92.
ca refleja una pasión por el código es algo obvio en el t.rabajo de muchos ~ Fredric Jamcson ha descodificado los momentos cstructuralisras y poscescruetura-
artistas de la reapropiacíón, bricokurs de la subcultura: virtuosos del código, listas en términos del capital d e este modo: "En el primer momento la reificación "liberaba"
estos connoisseurs son sus mejores productores/consumidores, seducidos por el Signo de su referente, pero ésta no es una fuerza que pueda ser liberada impunemente.
Ahora en un segundo momento, continua su trabajo de disolución, penetrando el interior
del Signo mismo y liberando el Significante del Significado (Signified), del proceso de sig-
54 lbid, p. 66. nificación en sí (mcaning). Vcáse Sayrcs, Stephanson, Aronowitz y Jameson, cds., Tht sixrits
15 Jbid, p. 163. without Apology. Universicy ofMinncsota Prcss, Minneapolis, 1984.
56 59 Baudrillard, p. 92.
lbid, p. 159.

120 121
HAL FOSTER REC001FICACIONl:.S: HACIA UNA NOCIÓN DE lO POLfTICO

y a un "monopolio del código", debernos insistir en que este régimen, nunca De hecho en lo menor"110 hay sujeto: sóÍQ hay agenciamientos colectivos de pre-
uniforme, es un texto de relaciones conflictivas de producción, y que este ferencú/'63. (Ejemplos de lo menor podrían incluir el Gospel negro, el reggae
"monopolio", nunca total, es constantemente puesto a prueba por modos de o la ficción latinoam"ericana surrealista). Esto supone una "muerte del autor"
significación contrarios. Puesto que es la negación de estas condiciones irre- que quizá resulta novedosa para nosotros: una experiencia postindividual
gulares la que proporciona al código de los signos-mercancía su cualidad basada menos en la dispersión de la subjetividad que en la articulación de
fetichista como sistema; y es a su vez este carácter sistemático d que le per- una colectividad, de un modo que no se cifie a las categorías normativas de
mite codificar prácticas sociales en el presente y borrarlas del pasado. Final- la cultura mayor. (Como dice Lyotard, las minorías "no son criticas, son
mente pues, es esta incesante codificación semiótica -por la cual roda acti- mucho 'peor'; 110 creen.") En este rechazo de la cultura mayor está la posibili-
vidad política y simbólica, nueva y vieja, se reduce a otra forma, lenguaje o dad de que las tradiciones y los lenguajes, por ella reprimidos, puedan retor-
estilo, en el código- la que debe encontrar resistencia y ser sobrepasada o nar. Es este "masa confusa" lo que Deleuze y Guattari nos urgen a expresar:
desviada de alguna manera.
Incluso si 11tta lmgua es IÍnica, es atln una masa confusa, una mezcla esquizofré-
Brevemente, quiero sugerir dos modelos quizás contradictorios que nica, 1111 traje de arleqttfo m el qtte difermtes fttnciones del lmgu,ije y distintos
parecen útiles a este respecto: el concepto de /.o mmm· desarrollado por centros tÚ poder actuan -aireandq lo que puede y 110 puede ser dichq, Ha;1 q11e
Deleuze y Guattari y el concepto de revolución mlturalelaborado por Fredric hacer jugar ,ma fimción cqntra la otra, poner m j11egq ÚJs coeficientes de territo-
Jameson. En mi uso aquí "lo menor" representa una práctica cultural que rialidad y de relativa desterritorialización. Jndrisq si es mayor, una kngua es
sobrepasa canto la lógica (diferencial) del código como las categorías con- capaz tÚ 11n uso immsiuq q11e la prolongan en líneas de fi,ga cremiva.s... cabe dis-
po11er el carácrrr oprimido de esta lengua contra su cardcter qprnqr, encontrar sus
vencionales de la sociología60• El concepco de "revolución culcural" plantea
p1111tos tÚ no-cultura y mbdesa"q/Jo, las zonas de tercer mundo lingüístico a tra-
una actividad crítica que reactiva la historia conflictual de los sistemas-signo vés tÚ las a111ks 111111 lengua tscapa, 1111 animal se cruza, se injerta a otro, rm agen-
y que permite irrumpir a través de la lógica (ahistórica) del código, así como ciamiento es conectndo...hay q11t saber crear 11~ devenir-meno,»',.
del discurso formalista de las disciplinas académicas61 •
Lo menor entra en juego precisamente aquí porque es inocente de
Para Deleuze y Guattari lo menor (y no se trata precisamente de un jui-
cualquier pasión por el código. Resistente a las apropiaciones semióticas., es
cio de valor) es un uso intensivo y a menudo vernacular de un lenguaje o una
capaz de exponer la misma masa confusa que el código quiere exorcizar. Pero
forma que distorsiona sus funciones oficiales o institucionales. Como ejem-
lo menor debe hacer algo más que arruinar o sobrepasar al código como sis-
plo citan la escritura de Kafka -esto es, la de un "otro" (un judío) en un len-
tema; debe también poder desmantelarlo en el tiempo, esto es, debe poder
guaje dominante (alemán) en un sitio extraño (Praga). A diferencia de otros
conectar con otras prácticas menores del pasado. Sólo cuando está en cone-
discursos o estilos de la cultura mayor (burguesa), la menor no tiene ningún
xión con esas fuerzas "no sincrónicas" ("lo objetivamente 'no sincrónico' es
deseo de "cumplir una función de lenguaje mayor, de ofrecer (sus) servicios
aquellc que está lejos y resulta extraño al presente, que incluye tanto restos deca-
como lenguaje del estado, como lengua oficial"62• Sin embargo, y por esro
dmtes como, sobre todo, pasados incompletos, que aun no han sido 'aparcados'
mismo, no juega con el aura romántica de lo marginal (por el contrario, lo
por el capitalismo")65 puede lo menor devenir críticamente efectivo de un
menor se diferencia de lo marginal, de su engañosa crítica posicionada en
modo verdaderamente intemporal en el presente. Es en este punto que que-
relación al centro) ni se dedica a romantizar tampoco al individuo (rechaza
remos considerar la noción de revolución cultural -como un modo de res-
el arreglo edípico ~el artista individual enfrentándose a la tradición paternal).
taurar la complejidad conflictual de los modos de producción y los sistemas
sígnicos, que se puede entresacar de la historia misma de la cultura mayor

=t
60 "Una lir~ratura mmor no e; In lírernt11m de 111111 kngua menor. sino la liternmr11 qiu

111111 minaría h¡¡ce m 111111 lmgua mayor". Vcáse GiUes Delcuze y Felix Guattari, What iJ a
63
Minor Literamre, Mississipi Review 31, 1983, pp. 16-27. lbid. p. 27.
1, 61 64
Vcáse Fredric Jameson, The Politict1l Unconscious, Comell University Press, lmaca, Delcuzc y Guanari, p. 27.
65 Emst Bloch, "Nonsynchronism and Dialccrics" en Gmnan Critiq,u 11, Primavera
1981, pp. 96-97
'•1 Dcleuze y Gnattari. p. 18. 1977, p. 31.

122 123
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-l
HAL FOSTER

i'
-l
(la historia de los vencedores, como diría Benjamín) y a su va como un
modo de descodificar cómo nuestro propio modo de dominación explora
¡
todos los modos de producción y sistemas sígnicos, viejos y nuevos, para sus
propios propósitos66 • Las dos operaciones pueden ir de la mano. Puesto que
la iluminación de los elementos no-sincrónicos (esto es, elementos incom-
pletos en formaciones sociales pasadas, elementos residuales en las actuales)
puede muy bien provocar la irrupción de elementos menores (fuerzas emer-
gentes, antagonistas, revolucionarias) en el presente y viceversa. Teorética-
mente al menos, tal irrupción no se jugaría bajo el control del código, esca-
paría a la recuperación, precisamente porque esros viejos y nuevos signos
cuestionarían el código como sistema-signo absoluto. (Tampoco se trataría
de revalidar tal o cual modo arcaico: por el contrario, la coexistencia contra-
dict~ria de modos en cualquiera de los presentes culturales sería subrayada).
En esta reescritura critica, en esta revolución culrural, cualquier modelo de
la historia como serie de "etapas" discretas y necesarias, o cualquier teoría de
un momento social como sistema total (así un "código" o una "industria cul-
tural") se revela como lo que es: una falacia, una ideologla en la que, siguien-
do el ejemplo del código, un modo (por ejemplo, el capitalismo avanzado)
es tomado ,equivocadamente como una final y su rasgo dominante (la reifi-
cación de las mercancías) como un absoluto.
Aquí surgen importantes tareas tanto para la crítica como para el arce:
es preciso que la crítica (re)aprehenda en el trabajo (histórico) de las prácti-
cas artísticas los conflictos revolucionarios (entre sistemas de signos y final-
mente, quizá, entre clases) que la obra resuelve o replantea67; por su parte, es
imprescindible que el arte se dedique a exponer más que a reconciliar escas
contradicciones en el presente, o que incluso las intensifique. Lo que pro-
pongo no es del todo nuevo: es básicamente lo que Nietzsche llamaba una
"genealogía" y lo que Foucau!t llamó "la insurrección de los saberes subyu-
gados"68. Pero lo que debemos enfatizar es la necesidad de co,ucrar lo ence-
rrado (lo no-sincrónico), lo descalificado (lo menor) y lo que aun está por
venir (lo utópico, o mejor, lo deseado) en prácticas culturales concertadas.
Puesto que finalmente será esta asociación la que pueda resistir la cultura
mayor, sus apropiaciones semióticas, sus categorías normativas y su historia
oficial.

66
Baudrillard, p. 120. Estoy aquí en deuda con Jamcson.
67
Veáse Jameson, pp. 98-99.
68 Foucaulr, p. 8 J.

124
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Espacialidad y arte público
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Espacialidad y arte público

)ESOS CAruuuo

El discurso poscmoderno está inundado de metáforas espaciales frente


a la lógica temporal y evolutiva típica de la modernidad. Como herencia del
estructuralismo, las ciencias humanas contemporáneas, desde la sociología a
la teoría crítica y artisdca, se han convenido en verdaderas mpologías. El sig-
nificado, tal como lo manejan estos saberes, sería indistinguible de la posi-
ción, del lugar q ue ocupa el signo dentro de un sistema de relaciones, inde- l.
pendientemente de la existencia de un hipotético referente exterior o previo
a dicho sistema. El mismo término "metáfora" que hemos utilizado, y que
tan querido es por el postestructuralismo, es etimológicamente un indicador
espacial de movimiento. Su uso frecuente dentro del discurso postmoderno
pretende señalar el componente dinámico, fluido , inestable y agonístico del
sistema y la caracterización de toda topología como tropología: como lógica
del cambio, de la indeterminación, de la apropiación, del desplazamiento y
de la diseminación, que reintroduce el vector temporal e histórico en el
esquema.
No hay d uda de que el pensamiemo "posr" (postmoderno, postesm1c-
turalista y postalthusseriano, en una Jisca casi infinita) ha favorecido una
interpretación no doctrinaria de la compleja interacción entre viejas y nue-
vas espacialidades en el muitdo contemporáneo y ha permitido analizar de
uno modo mucho menos rígido los cambiantes modos de control espacial
de los flujos poblacionales típicos de la época "postcolonial" y "post-telón de
acero". Tampoco se puede negar que el radical escepticismo del "post"
frente a los grandes metacliscursos, así como su reivindicación de una lógica
de la diferencia, han sido muy útiles para la articulación de posiciones tácti-
cas vinculadas a la practica coricliana que no impliquen un colonialismo ideo-
lógico ni una inscrumemalización estratégica de los conflictos particulares.

127

1
j_
-
JESÚ5 CARRILLO (5PAC IALIDA0 Y ARTE PÚBLICO

Además, la noción antiesencialisra, relacional, pcrformaciva y diseminadora expandido"'. Según Krauss, el mínima/ de Carl André y la site speáficity
ti:!
del espacio que implica este pensamiento ha dado instrumentos a1 nuevo (especificidad espacial) reivindicada por artistas como Roben Smithson o
accivismo a la hora de diseñar intervenciones radicales sobre d mismo que Richard Serra paredan jugar con esa nueva noción de espacialidad. Como
van más allá del rígido binarismo narural/culrural, escrucrura/superestructu- precisara más tarde Miwon Kwon, sin embargo, la ruptura no era tan radi-
ra, público/privado, etc. El problema mayor que plantea el "poscismon radi- cal. M icncras el minimaf recurría a una conto..'tllalidad relacional y percep-
ca en que difícilmente se presta a legitimar una posición écica, polícica o esté- cual puramente abstracta, los site-specific manejaban unos conceptos de ori-
tica concreta, ya que su lógica es precisamente la de descubrir el carácter ginalidad y de presencia equivalentes a los de la obra clásica, aunque éstos se
contingente -político- de las junturas que forman tales grandes narracivas. proyectaran sobre el entorno espacial concreto -sometido, eso sí, a un inten-
Es más, el pensamiento "post" se hace sistemácicamente conservador del so proceso de abstracción- en vez de situarse en la materialidad o relaciones
status quo, o ciego a las condiciones reales de la existencia, cuando intenta formales de la obra en sí2. Dando la razón a Krauss, el boom del arte de ins-
ir mas allá de su función deconstructiva. Sin embargo, y a pesar de que su talación desde mediados de los años 80 parecía marcar la superación defini-
rechazo de la lógica causal y su tendencia a identificar la realidad con sus tiva de la noción de espacio escultórico surgida en el Renacimiento y la ins-
fluidas manifestaciones discursivas puedan llevar a un confusionismo d isua- tauración d e un espacio dialógico y vivencia! dependiente de la experiencia
sor de todo posicionamiento político, su anarquismo epistemológico ha del espectador. Sin embargo, este espacio estaba concebido predominante-
facilitado el manejo sin prejuicios de un insrrumental teórico y analítico mente en términos fenomenológicos y dejaba de lado toda reflexión ideoló-
enormemente útil en la crítica de los sistemas d ominantes y que usan hasta' gica o política sobre la experiencia y sobre el espacio expositivo mismo que
sus más fervientes opositores. entraban en juego. Conremporáneamence, artisras como Hans Haacke o
Fred Wilson introducirían en su obra una reflexión sobre el contenido sim-
IC
La proliferación del pensamiento merafórico-espacial típico del post•
bólico y político del espacio de la galería y sobre la instintción arr/stica en su
modernismo ha restado especificidad a la noción tradicional de espacio,
conjunto, pero de algún modo, seguían vinculados can to espacial como
dejando de identificarse éste con la categoría absrracta y universal que
temáticamente a una reflexión metaartíscica que parecía expandir la tenden-
enmarca el pensamiento o con la entidad física concreta sobre la que se
cia del mundo del arce a pensarse a sí mismo más que a disolver sus Hmitcs.
apoyan nuestros p ies y se realizan nuestras acciones. El espacio ha pasado
a convertirse en el tablero de operaciones construido o proyectado dis- En su ensayo sobre el caso Tifted Are, Douglas Crimp, editor de la revista
cursivarnente desde las estrategias del poder, un poder o poderes que se October duran ce muchos años, activista político en el frente del SIDA y agudo
-despliegan primordialmente mediante la territorialización y la continua crítico de la institución aróstica en general, narra con la vivacidad de un testi-
distribución y redistribución de posiciones espaciales: dentro-fuera, cen-
t ro-margen, contigüidad-fractura, patria-frontera, etc. En este sentido, el
go directo las desventuras de la vanguardia estadounidense en su búsqueda del
campo expandido descrito por Krauss. Crimp nos describe el rosario de fraca-
sos experimentados por el incansable Richard $erra en su enfrentamiento
e
espacio pasaría de ser un a priori a ser una construcción, un producto
generado a partir de la acción, interacción y competición enue los distin- involuntario con las instituciones públicas y privadas que controlaban el espa-
tos agentes. Sin embargo, el reconocimiento de la compleja variedad y. cio público donde quería instalar unas obras en principio concebidas para el
fluidez espacial contemporáneas frecuentemente ha llevado a su acepta- mismo. El inccrés del texto de Crimp radica, entre otras cosas, en que parce del
ción pragmática -como es el caso de la ·"tercera vfa" preconizada por el compromiso del autor con la radicalidad del debate modernista de finales de
sociólogo británico Anthony Giddens- en tanto consecuencia de proce- los 60 -comienza recordañdo su excitación al visitar una exposición minimal
sos impredecibles y caóticos sólo abordables en sus marufescaciones y celebrada en un garaje del SoH o en 1968- y en su sincera reflexión -d.esde
nunca en su raíz. · dentro- acerca de las fallas estructurales que separan la experimentación arrís-

Rosalind Krauss fue una de las primeras teóricas en trasladar la reflexión 1


Rosalind Krauss, "La escultura en el campo expandido", en La Pos:modn-nidad, Hal
postmoderna sobre el espacio a la crítica artística, al detecrar la presencia de
Fostcr (ed.), K:iirós, Barcdona, 1985, pp. 59-75.
una nueva concepción abierta, contextual y fluida de la espacialidad en la ! Miwon Kwon, "Onc Place Aftcr Anochcr. Nomon Site Spccificity", en Octob~r. n•
escultura producida a partir de los años 60, que ella denominó de «campo 80, primavera 1997, pp. 85-111.

128 129

____l.._
E::SPACIAL!DAD Y ARTE PÚBLICO
JESÚS CARRILLO

tica sobre el espacio de las fuerzas reales que lo c.omrolan y tiranizan fuera de campos como la antropología culcural o la teoría postcolonial. La obra de
los lúnites concepmales del modernismo y de los muros de la galería. autores como Pierre Bourdieu o Homi Bhabha demuestran las ·posibilidades
de la aplicación del paradigma espacialista a la-interpretación de las relacio-
. . . En ~u desc~ipción'. Serra aparece como una víctima tanto de su pro- n~ humanas'. Su aproximación metafórica al concepto de espacio les per-
p10 1deal1smo e mgenu1dad como de la mala salud de un espacio público mite salear del ámbito de la literatura y el arte al de la interacción social con-
usurpado, demoniz~do y utilizado con fines privados o estatales. Crimp creta y viceversa, en tanto productos culturales dotados de idéntico nivel de
reconoce que la críuca a la fetichización de la obra y la mercancilización realidad. Más atraído por el funcionamiento inexorable de los mecanismos
del arte implícita en la especificidad espacial de la obra de Serra estaba de representación social Pierre Bourdieu, y más atento a las nuevas y múlti-
limitada en su raíz pues, según las palabras de Daniel Buren que cita, "si ples formas lu'bridas surgidas en la época postcolonial Homi Bhabha, ambos
hay un desafio posible no puede se1· en el ámbito de lo formai sino en de la tienden a considerar el espacio como una construcción cultural y la cultura
base, en el nivel del arte y no en el nivel de las formas dadas al arte". Pero como una conglomerado de relaciones espaciales, generándose una espiral en
incluso a pesar de esos límites, Crimp ve en Serra la voluntad de realizar la que ambos términos se solapan y acaban confundiéndose. La materialidad
un arte público pertinente, aquél conectado con los modos de producción y "entidad espacial" de la cultura que defienden estos autores, frente a la
locales -describe a este respecto el caso de Terminal, en la ciudad acerera prioridad descrita por el marxismo clásico de una hipotética "realic\ad social"
de Bochum en Alemania-. Según Crimp, sus fracasos sucesivos no eran de la que ésta solo sería un epifenómeno, es algo difícil de negar hoy en día
tanto consecuencia de los errores estructurales en la estrategia del artista, cuando sentimos más que nunca el poder de las representaciones en la con-
como de la degradación del espacio público mismo que hace imposible la figuración de la vida cotidiana. Es más, una separación drástica entre lo real
recepción posi~iva de su obra. El compromiso úlcimo con el ethos y la lógi- y ~us represencaciones sería episcemológicamente débil y políticamente ine-
ca del Modermsmo, del que el autor se siente biográficamence partícipe, le fectiva. Sin embargo, la consideración de la cultura como una entidad omni-
lleva a reconocer el valor -la especificidad política- de la obra de Serra a p_otcnte y autónoma, generadora de sus propias reglas y coordenadas espa-
pesar de, o incluso gracias a, su vulnerabilidad frente a las instituciones ciales, que acabe desplazando indefinidamente el análisis de las "condiciones
públicas y privadas que pretenden boicoteada. materiales de la existencia", lleva frecuentemente, como apunta en su texto
Sin _embargo, la especificidad política de la tradición vanguardista sobre las fronteras Florian Schneider, a conclusiones apocalípticas o sancio-
estadoumdense a la que alude Crimp al final de su ensayo no deja de ser nadoras de la visión dominante, que funcionan como anteojeras en la bús-
coyuntural, consecuencia de una reacción no prevista por el artista, quien, queda de una posible salida del impasse.
no debemos olvidar, había concebido su obra dentro de unos presupuestos . En _el cap~tulo anterior vimos cómo Ha! Foster descubría los límites y
en los que la especificidad era más un detonante estético que un compro- p~1gros 1mplíc1tos en la adopción masiva por el debate artístico contempo•
miso con la dimensión política del espacio. Si bien Serrase aleja de la con- raneo de los presupuestos de la nueva antropología cultural en sustitución de ·
cepción meramente paisajística del espacio que predomina en el land art la lógica del Modernismo, cuya consistencia metodológica y autonomía crí-
contemporáneo y pretende desbordar con su obra los límites y constreñi- tica Foster parece echar de menos4• El nuevo artista etnógrafo es una especie
mientos de los espacios respectivos del arte y de la vida, su actitud no deja de canógrafo que traslada sobre el papel el espacio/cultura del "otro" según
de tener altos ingredientes de mesianismo y de elitismo formal y concep- las c°?~denadas de la nueva teoría social, conviniéndose la galería o sala de
tual ~ue revela~ su compromiso con los principios del modernismo green- expos_1oones en una verdadera sala de mapas en d.onde se desplíega la epi-
berg1ano: el artista como héroe, el arte de vanguardia como último reduc- derrrus cultural de aquel "otro" anee la mirada, entre curiosa y culpable, del
to de 1~ cultura y la reflexión sobre el propio medio (en este caso el espacio) espectador occidental. Estamos de acuerdo con Foster en que la espacializa-
encaminada a alcanzar niveles cada vez más altos de abstracción, como ción de la cultura que reflejan estas cartografías vuelve a cosificar y fijar el
:fl lógica de la producción artística. .
El arce de los 90 parece aprender La lección e intenta salir del cul-de-sac 3 Homi Bhabha, The Locntion ofC11lt11re, Routledge, Londres y Nu~va York, 1994.

al que había llegado. la reflexión modernista sobre el espacio en Ttlted Are 'Ha! Fostcr desarrollaría este punto en su más reciente "The arcis, as ethnographer",

:fl mediante la absorción del debate que sobre el rema se está produciendo en en The m11rn ofrl~ real, MlT, Cambridge Mass., 1996.

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:tt
JESÚS CARRILLO ESPACIALIDAD Y ARTE PÚBLICO

espacio del "otro", un espacio en el que está metafóricamente encerrado y fronterizas un poder respecto al mundo masculino desconocido en el ámbi-
que le determina, mientras que el artista sigue adoptando la actitud del via- to rural. Pero la frontera imprime estas transformaciones en el cuerpo de un
jero emógrafo, móvil y capaz de llevarse consigo las imágenes de su viaje. modo traumáúco, cuando no directamente leca!: "La frontera es una metdfa-
Un ejemplo de esta actitud la tenemos en Perfimning the Border (La fron- ra de la división artificial entre lo productivo y lo reproductivo, entre la mdqui-
tera en acción, 1998) un vídeo de Ursula Biemann en el que se combinan el na y el cuerpo orgánico, entre el merpo natural y el cuerpo colectivo, entre lo
documentalismo comprometido clásico con unas alcas dosis de teoría post- sexual y lo económico, entre los conceptos de masmlinidad y femininidad. Pero
moderna sobre el espacio. El punto de partida de Biemann es el cuestiona- la frontera es también el lugar donde la di.fominación de tales distinciones desa-
miento del espacio, ·en este caso la frontera, como construcción artificial y ta la violencia".
como simulación puesta en marcha por el poder para expandir sus operacio- Este trabajo es "contextual" en un modo que no lo era la obra de Serra,
nes. En su vídeo pretende poner en evidencia que ésta -la frontera- no tiene en tanto las circunstancias sociales y biográficas que definen ef espacio pasan
una entidad más allá de las prácticas a que induce y de los tipos de subjetivi- a ser el objeto mismo de la obra. Sin embargo, la obra de Biemann tiene un
dad que genera. Si todo espacio se define por las prácticas que le "dan lugar", carácter estrictamente testimonial y, paradójicamente si cenemos en cuenca
ello es más aún así en la frontera pues ésta solo existe por su relación con el su título, no está conectado con ninguna "performatividad" más allá de
acto de cruzar: "Bertha: En cierto modo la frontera necesita ser cruzada para aquella que documenta y su difusión en el mundo artístico y académico a
hacerse rea/., si no serla sólo 1ma construcción dismniva [. ..] ¿Cómo cruzas tú?, través del vídeo y el texto que lo acompafia. Es un trabajo sobre el espacio
¿en inglés?, ¿en español?, ¿en spanglish?, ¿con un pasaporte americaflQ?, ¿dando el que aplica con precisión al análisis de lo concreto los instrumentos teóricos
salto?, ¿como turista?, ¿como inmigrante?, ¿como mujer de clase media?, ¿como elaborados por el pensamiento poscestructuralista y postcolorúal: la inespe-
criada? Existen todos estos modos de o-uzar y es de ese modo que la frontera se cificidad de los espacios, la performacividad generadora de realidad, el cuer-
rearticula a través de las relaciones de poder que produce el maarla". po como lugar de las operaciones del poder, etc. Este tipo de trabajos de
Esca noción "pcrformativa" de la frontera pretende mostrar que ésta no carácter documental son capaces diseminar el conocimiento de lo intersti-
es ta11to la línea geográfica imaginaria que separa los países, como una heri- cios de nuestro sistema y de estimular una coma de conciencia.acerca de los
da en los cuerpos y psiques de los individuos, especialmente de aquellos mismos, pero no ensayan ni proponen modos de hacer en los que los suje-
cuyas condiciones de vida les impulsan a atravesarla clandestinamente. El 1os maltratados de la frontera pudieran pervertir e invertir tal estado de cosas
vídeo de Biemann también nos presenta la frontera como una pieza dentro produciendo una rcsignificación de tal espacio.
del mecanismo perverso del· sistema de producción capitalista que es capaz Indudablemente, el espacio cobra sentido y valor político dentro del sis-
de sacar beneficios incluso de aquellas situaciones ilegales que provoca, como tema simbólico general de la cultura y, a pesar de la nostalgia de Poseer, es
es el caso de las "maquiladoras": empresas de montaje de productos infor- absolutarne.n te absurda la búsqueda de espacialidades abstractas y neutras
máticos que se nutren de la mano de obra baraca que proporciona la pobla- canco en el ámbito del purismo formal, como encontramos en la postura van-
ción de la frontera, necesitada de dinero para pagar a las mafias que hipo- guardista desde Mondrian al mínima/, como en el del utopismo político de
téticamente les introducirán en los Estados Unidos. Las maquiladoras finales de los 60. Igualmente, es innegable el hecho de que la tecnología y los
convienen tanto a los Estados Unidos como a México y han producido un modos de vida derivados del capitalismo avanzado, cal como describe Fredric
espacio doblemente fronterizo ya que la rápida industrialización y capitali- Jameson, imponen una resignificación y una redistribución del valor del espa-
zación del.territorio supone un radical cambio de modos de vida respecco al cio can drástica como las que supusieron la formación del Estado moderno o
sustrato campesino tradicional. · la expansión colonial en el pasado 5• Las redes tecnológicas del capitalismo
Ursula Biemann descubre que la frontera también implica una política contemporáneo, nos previene Florian Schneider en el texto que incluimos, no
de gériero, siendo la explotación de las dóciles mujeres de la sociedad patriar- son panacea de un espacio sin fronteras, sino que, por el contrario, son en sí
cal mexicana uno de los fundamentos de las industrias maquiladoras. Sin
embargo, la entrada masiva de población femenina en el mundo del trabajo 1 Fredric Jameson, "Po.,modernismo y sociedad de co nswno", en Ln Posmodemidnrl,
supone una gradual transformación del sistema, adquiriendo las mujeres op. cit., pp. 165-187.

133

1
JESÚS CARRILLO ESPACIALIDAD Y ARTE PÚBLICO

mismas inscauradoras de nuevas fronteras, tanto más efectivas cuanto más que operan en las comunidades locales cradicionales8 • Esto que Deutsche
invisibles son sus mecanismos de control. Como apunta Nigel Thrift en este estudia respecto a la comunidad gay neoyorkina puede aplicarse igualmente
mismo sentido, la progresiva transformación de la ciudad en foco organiza- al modo en que se comportan las comunidades de inmigrantes, gitanos o
dor de la globalización económica y de la comunicación tiene como efecto la gentes sin hogar que resignifican constantemente el espacio urbano hasca
pérdida de su especificidad local, en tamo en cuanto la articulación de su provocar la desconfianza y la sospecha de la opinión pública oficial que, de
espacio no parece derivarse de la práctica de los habitantes de ninguna ciudad inmediato, diseña estrategias de desplazamiento y "recuperación" de dichos
en particular, sino de la circulación fluida del capital intemacional6• espacios. Se podría decir que la apertura de las fronteras económicas de la
Nuevos accesos y nuevas murallas vienen a definir los bordes de la ciu- ciudad ha conllevado la proliferación de otras en el interior, más frágiles y
dad del mismo modo que las nuevas funciones económicas modifican sus Au- menos estables que las antiguas fronteras nacionales y que a la vez que mar-
jos internos. En este contexto, la mayoría de la población urbana se ve siste- ginan y aíslan carnbién dan origen a nuevas espacialidades, nuevas posicio-
máticamente desalentada de participar en los procesos de construcción social nes y nuevas reivindicaciones.
del espacio, siendo eliminados los mecanismos de producción o intercambio . Como vimos en la primera sección, desde los años 80 ha aparecido un
simbólico tradicionales, que sobreviven come folklore acarconado, sólo úcil cipo de arte político comprometido con esa nueva topografía, que se ha unido
para el consumo turístico o para la propaganda populista. Cualquier otro al esfuerzo por inver~ el proceso de progresivo desplazamiento y alienación
modo de expresión grupal o comunitaria es inmediatamente demonizado o que conllevan las políticas espaciales dominantes. En principio vinculados a
vehiculado institucionalmente de modo que el Estado y las instituciones afi. la denuncia de la actitud oficial conrra el SIDA y a la reivindicación feminis-
nes acaban monopoliz.ando la construcción y ocupación del espacio. El arte ta, tales artistas reaccionaron contra el monopolio estatal y financiero sobre el
público municipal que ha inundado recientemente nuestras plazas es el mejor espacio público apropiándose y subvirtiendo los vehículos institucionales de
ejemplo, como se pone en evidencia al pasear por nuestras ciudades. En él se ocupación simbólica del mismo mediante carteles pseudopublicicarios y
cosifica y tipifica la particularidad local como espectáculo. paneles electrónicos de información económica, como los de Jenny Holzer y
Sin embargo, la identificación de la espacialidad contemporánea con la Manha Rosler en Times Square [fig. 1). El impacto social de tales interven-
derivada de la ·actividad de los grupos dominantes, como parece deducirse de ciones ha sido, sin embargo, muy desigual y, salvo excepciones, sus huellas
los estudios del propio Jameson, nos da, como afirma Marcha Rosler, una sólo se conservan en los libros de arte que manejamos, pasando a formar parce
imagen parcial cuando no directamente celebratoria de tal estado de cosas. del museo sin paredes del que es tan difícil escapar.
Saskia Sassen nos recuerda que la proliferación de minorías marginales enor- Recientemente, se van haciendo más frecuentes las propuestas artísticas
memente internacionalizadas es una consecuencia de la globalización tan y las intervenciones más o menos derivadas de ese ámbito que pretenden
importante para la definición del espacio urbano contemporáneo como lo estimular la capacidad de los habitantes urbanos de recuperar su espacio de
pueda ser la internacionalización del flujo económico7• Rosalyn Deutsche ha vida o que se han unido a los movimientos sociales en sus reivindicaciones.
llamado la atención recientemente acerca de la proliferación de «construcción Estos casos parecen suponer una resurrección de la vieja vocación mragé de
de mundos" por parce de dichas comunidades marginales dentro del espacio la vanguardia y de la tradición contestataria de la inteltigentzia artística. Sin
aparentemente común. «Mundo" es entendido aquí canto en el sentido feno- embargo, en muchas ocasiones dicha cooperación responde a la penuria eco-
menológico y metafísico como en el político y designa un conglomerado de
:1 experiencias trabado a través de relaciones interpersonales, hábitos y meca-
nómica y, por tanto, a la posición dentro de la ciudad que los artistas no vin-
culados al mercado comparten con sus vecinos. Sea como fuere, lo cierto es
nismos de aucorreconocimiento, distinción y representación similares a los que el trabajo colaborativo y sobre el terreno parece permitir una articula-
ción efectiva de la práctica artística en el espacio social, ofreciendo así una
::t " Nigel Thrifi:, "A Phamom Statc? Incernacional Money. Elecuonic Nctworks and Glo-
bal Citics", Spatinl Formntiom, Sage Publications, Londres, 1996, pp. 213-256.
salida del callejón en que el último modernismo y las cartografías postmo-
dernas habían metido a la reflexión estética sobre el espacio.
7 Saskia Sasscn, "Globalizacion and the Formacion of Claims", en Joan Copjec y
Michael Sorkin (eds.), Givi11g Gro,md. The Polines ofPropi11qi,ity, Verso, Londres y Nuaa
York. 1999. pp. 86-105. 8 Rosalyn Deucschc, "Reo.sonable Urbanism", en ibid., pp. 175-207.

134 135
:::1
ESPACIALIOAD Y ARTE PÚBLIC O
JESÚS CARRILLO

El proyecto que nos describe Marcha Rosler en "Si vivieras aquí es uno

l
de ellos, aunque el carácter límite del grupo social con que d que se traba-
jaba - por extenso que sea el número de personas sin hogar- y la carencia de
infraesuucruras que secundaran el esfuerzo conjunto de artistas y afectados
haáa dificil la puesta en marcha de un hábico de producción de espacio con
posibilidades de éxito: homekss suena demasiado parecido a hopeless. Marcha
Rosler tiene una de las trayectorias más largas dentro del acúvismo artístico
estadounidense como crítica y como artista, centrándose-su trabajo por lo
general en la denuncia de la siruación de las mujeres, de las minorías étnicas
y de las clases. trabajadoras en su país.
La vinculación de su trabajo con una noción espacial que va más allá de
lo metafórico o lo documentalista se evidencia en el título de la exposición
amológica que celebró en diversos puntos de ,Europa (en Barcelona en nues-
tro caso) en los años 1999-2000: Posiciones m el mundo "a/ 9• La alusión a lo
"real" del mundo en el que se sitúa la coloca explícitamente en oposición a las
postUras postmodernas que desplazan indefinidamente la aprehensión de lo
real hasta hacer de él una presencia difusa, una figura mítica sólo a tener en
cuenta en términos discursivos. A pesar de que el lugar de Si vivieras aquí no
fueran los callejones habitados por los sin hogar, sino el local de la D ia Are
Foundacion en SoHo, y que el libro publicado por Bay Press recogiendo las
conferencias y debates producidos con tal ocasión se distribuya incernacio-
nalmeme entre un círculo restringido de individuos normalmente no afecta-
dos por el desahucio, ello no quita que, como apunta Rosalyn Deucsche en el
ensayo que adjunta al mismo, supusiera al menos una radical resignificación
et
del espacio ardscico y de sus relaciones con el entorno social'º· Ello era parti-
cularmence cierto teniendo en cuenca que en nombre de una rehabilitación
de lo público algunos artistaS como Armajani no tuvieron escrúpulos e.n cola-
borar con su obra en el proceso de especulación urbanística responsable de la
siruación de las personas sin hogar que el proyecto de Rosler denuncia 11 •

• Con motivo de dichas cxposicione$ el MU5cu d'Art Contcmporani de Barcdono


publicó un catálogo con material visual y critico de 5ll obra: Marrha Rosl,r. Posicio11ts tn a
mundo mil. Catherinc de Zcgher (ed.), Macba, Barcelona, 2000.
'º Rosalyn Deutsche, "Altcmarivc Spacc", en Jfyo11 livtd Hm. Tht City in Arr. The-
ory 1111d Sorial Anivism. A projtct by Manha Ros/,r, Brian Wallis (cd.), Bay Prm y Dia An
Founda1ion, Scanlc y Nueva York, 1991, pp. 45-67.
11 Marcha Rosler en el ensayo que da origen al que publicamos en este volumen, "Frag-

mcnts of a Mcuopolian 'viewpoinr" (introducción al proyecto JfYo11 Li11td Hm. .. ) y sobre


ce
todo Rosalyn Dcurschc en un texto en el que nos detendremos má.s abajo, "Unevcn Dcve-
lopmcor: Public An in New York Ciry", dan cuenca de la muy polémica colaboración que
Fig. l. Martha Rosler, Horuing is a Hunra,r Righr, Times Squart, Nueva York 1990. numerosos a.rñscas pre$iaron aJ proycCLo e$pecul:11ivo de Bacccry Park, uno de los casos m•~

136 137

--- -------- - --- - --


JESÚS CARRILLO ESPACIALIDAD Y ARTE PÚBLICO

Durante unas semanas, el material colgado en las paredes de la galería y las


charlas y mesas redondas llevadas a cabo en su espacio artístico se dedica-
ban a exponer y a debatir el problema de la falta de hogar en la ciudad de
Nueva York. Ciertamente, la mayoría de cales obras no superaban el esta-
dio documentalista que vimos en Ursula Biemann, pero, a pesar de que los
organizadores, como la misma Martha Rosler, perteneciesen al mundo del
arce, algunos de los participantes eran gente sin hogar o víctimas de unas
condiciones de vida degradadas que, en algunos casos, ya habían protago-
nizado movilizaciones de protesta y reivindicación frente a la adminjscra-
ción municipal.
No era ésta la primera vez que el mundo del arte se preocupaba de la
situación de los mendigos de Nueva York y denunciaba la precaria ocupa-
ción del espacio a que se veían abocados debido a los procesos especulati-
vos favorecidos por el ayuntamiento. En 1986 el arrisca de origen polaco
Krzysztof Wodiczko ponía en marcha su proyecto The Home/ess Projecrion:
A Proposal far the City ofNew Yo1·k (La pro;1ección sin hogar: propuesta para
la ciudad de Nueva York) por el que pretendía proyectar sobre las estatuas
de prohombres de la patria que adornaban Union Square imágenes de los
mendigos y deshauciados que habitaban la. plaza y que habían sido vícti-
mas del proceso de espeku/ación 12 salvaje y de desplazamiento poblacional
ocurrido en los alrededores de la plaza durante los años 80 bajo el signo de
la "revitalización". La Home/ess Projection aún encendía d arre activista
dentro de una lógica puramente representacionalisca centrándose su traba-
jo en la superposición de las imágenes que definen oficialmente lo públi-
co y las de los sin rostro, aquellos que constituyen lo obsceno de lo social
[fig. 2]. Sin embargo, el artículo que en aquel año dedicara Rosalyn Deucs-
che al proyecro de Wodiczko en el número 38 de la revista Octobe1; iba a
marcar el tono critico del nuevo arte público que derivaría eres años más

claros de utilización del '"arre público" institucionalmente sancionado como punt3 de lanza
de las políticas urbanísticas dominanrcs en Nueva York duranre los 80 intereses privados
cubiertos por políticas públicas dd gobierno municipal que ambas autoras se han dedicado
a criticar sin rregua.
" Se utiliza conscientemente el término "espckulación" provinientc, como "okupa-
ción", del lenguaje combativo utilizado por los grupos de contestación a las poüricas espe-
culadoras urbanas contemporáneas en nuestro país. µ utilización de este término implica,
además de un posicionamiento por parte del autor, el asumir la referencia al desplazamien-
to poblacional de los centros urbanos por la joven burguesía profesional presentes en el
término anglosajón "gmtrificntion", sin equivalente en castellano, y que, en cien:,. medida,
se contienen en el uso común de "espekulación".Véase nuestro comentario sobre el término
"gmtrificntion" incluído en el ccxco de Rosler, noca 8. Fig. 2 . KrzymofWodiczko, Homeless Projmio11, Union Square. Nueva York 1986.

138 139
JESÚS CARRILLO ESPACIALIDAD Y ARTE PÚBLICO

tarde en Jf You Lived Here... 13• En vez de un análisis de la tradición acti- lista. Sin embargo, Rosler matiza este marxismo clásico mediante la intro-
vista de la vanguardia, Deutsche dedicaba su artículo a describir detallada- ducción de términos metafórico-espaciales como "fortaleza" o "frontera"
mente los factores económicos y sociales específicos que estaban provo- extraídos del discurso antropológico y geográfico para describir realidades
cando la reconfiguración urbanística de Manhattan y a denunciar los socioeconómicas.
intereses económicos, tanto del ayuntamiento como de los constructores, Los términos "fortaleza'' y "frontera" son también fundamentales en el
cuya consecución estaba ocasionando una dislócación del equilibrio texto en que Florian Schneider describe las actividades de la red Nadie es ile-
poblacional de la zona. La relación del arce con la ciudad no se concebía gal (Kei11 Mensch ist 1/legat} en Alemania. El trabajo de Schneider va más allá
ya, como ocurría con los proyectos de Serra, como una absorción abstrac- de lo intentado por Rosler desde el momento en que ha sido capaz de crear
ta de los vectores espaciales específicos de un lugar, que se plasmaría des- una infraestructura de trabajo que disemina y reproduce mediante acciones
pués en un artefacto aún más abstracto, sino en el análisis de un problema coordinadas la reivindicación de una espacialidad libre y sin fronteras fren-
concreto de espacio urbano, concebido éste en términos sociales, econó- te al sistema de apartheid universal organizado por el globalismo capitalista
micos y políticos concretos sin someterlos a ningún proceso de abstracción contemporáneo. Aunque inicia su ensayo aludiendo al valor mítico de la
formal, produciéndose finalmente una respuesta artística encaminada a idea de frontera, lo que le va a ocupar no van a ser tanto las metáforas o for-
movilizar a la opinión pública respecto al mismo. El arrisca, como apunta maciones discursivas, sino las realidades sangrantes que pretenden regular el
la performe1· Suzanne Lacy, no es un "creador de sociedad" como se arroga movimiento de inmigrantes hacia Europa y Estados Unidos. Para Schnei-
presuntuosamente Serra, ni un mero espejo pasivo de la misma, sino un der, las fronteras y las fortalezas que las preservan son los mecanismos de
miembro de la comunidad que no puede aislarse de las condiciones del opresión y de mantenimiento de la desigualdad por antonomasia en el
espacio que habita, ni debe eludir las responsabilidades éticas y políticas mundo contemporáneo. Paradójicamente, la fragmentación y división que
que implica su posición en dicho espacio 1~. imponen se ve reforzada por la operación de unos me_canismos de control y
Junto a Rosalyn Deutsche, Marcha Rosler ejemplifica perfectamente vigilancia de carácter universal y transfronterizo. De ese modo, mientras el
los presupuestos teóricos y políticos en que se sustenta la discusión sobre capital y sus guardianes se mueven por un espacio fluido y sin obstáculos,
arte y espacio público en la critica contemporánea estadounidense. Rosler el flujo espacial humano se ve constreñido por barreras cada vez más efec-
parte del presupuesto marxista desarrollado por Henri Lefebvre de consi- tivas. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son,
derar el espacio de la ciudad como imagen de una realidad económica que, para Schneider, los operadores principales de esta situación paradójica. La
a su vez, se corresponde con una realidad geopolítica, la del sistema capi- fetichización de la tecnología en Occidente como promesa de un virtual
talista avanzado imperante en Occidente. El espacio de la ciudad no sería espacio sin fronteras tiende a ocultar su acción como perfecta fortaleza de
ya el mundo por antonomasia de la experiencia moderna que describe la vigilancia del mundo real.
fenomenología, ni el lugar de encuentro de intereses contrapuestos que Sin embargo, esta cerceza no lleva a Schneider a una demonización de
defiende el liberalismo, sino la plasmación· espacial de las desigualdades y los medios tecnológicos de comunicación. Es más, la red Nadie es ilegal,
distinciones derivadas del sistema económico y político del sistema capita- cuyas actividades describe en el texto, es posible y funciona a través del uso
intensivo de estos medios. Esto es así porque Schneider no concibe la red
1' El arcículo "K.rzyszcof Wodiczko's Homtkss Projmion and the Site of Urban 'Rcvi-
tecnológica como un hieorético mundo en sí, prometido o presente, autó-
ralizacion··• fue publicado más carde en Caro! Squiers (ed.}, The Critiral lmage. Essays 011 Co11- nomo y sin consrreñimientos, sino exclusivamente como un modo de coor-
tm1pomry Photogrnp,l~y, Lawrencc & \Visharc, Londres, 1990; y finalmente en el volumen dinar la acción de distintos grupos e individuos sobre el mundo real, un
que compila los principales ce,,cos de Deutsche sobre las temáticas que aquí traramos: Evic- mundo dominado por las fronteras, muchas veces guardadas por esa misma
riom. Art and Sp11ti11l Poliri.es, The MIT Prcss, Cambridge Mass., 1996. No pocos argumen- tecnología. Si bien la red activista que describe Schneider podría aparecer
tos de este texto original son recuperados y desarrollados por la autora en "Agorafobia", tra- como -pro rotipo utópico de una espacialidad perfecta: heterogénea, difusa y
ducido en la cercera sección de nucscro volumen.
14 Suzanne Lacy. "Fracrured Spacc". en Arlene Raven (ed.) , An in r/,, Public lntemt, descentralizada, ésta no pretende imponerse como "mundo" más allá y por
UMI, An11 Arbor y Londres. 1989, pp. 287-301. encima de la acción de los grupos e individuos en sus territorios particulares.

140 14 1
JESÚS CARRILLO

Las caravanas y acampadas que organiza la red son acontecimientos en el La redefinición


mundo real que tienen lugar en la herida misma -como acenadamente
denomina a la frontera Ursula Biemann- que lo perturba frente a los espe- de la especificidad espacial 1
jismos de globalidad y espacialidad sin límites propagados por la ideología
· dominante. La fiesta, la celebración del libre intercambio humano cobra
sentido político al tener lugar en el terreno mismo que lo niega, al proponer DOUGLAS CRIMP
una espacialidad distinra a la definida por la frontera.

•Sé que In eset1/t11ra no tiene el mismo ptíblico q11e p11edan tener ÚJ poesfa o el cine
experimental Tienen gran a11diencia, sin embargo, los prod11ctos que dan n la
gmre aquello que sup11estamenre necesita y que no tratan de darle mds de lo q11e
es capaz de entender' (Richard Serra, "Apumcs ampliados desde la calle-punto
de vista").
"Espreferible ser enemigo delp11eb/o q11e de la realidad' (Pier Paolo Pasolini, "J6ve-
nes infelices").

El lugar era un viejo guardamuebles de la alta zona oeste de Man-


hatean utilizado como almacén por la galería de Leo Castelli; el motivo,
una exposición organizada por el escultor minimalista Robert Morris, y el
momento, diciembre de 1968. Allí, esparcidos sobre el suelo de cemento y
apoyados o colgados de las paredes de ladrillo, apa.recían objetos que desa-
fiaban rodas nuestras expectativas respecto a .Ja forma que debía tener una
obra de arte y el modo en que debía ser expuesta. Es difícil transmitir la con-
moción que se produjo entonces, dado que este tipo de manifestaciopes no
sólo han sido finalmente asimiladas en el ámbito de la estética oficial, sino que,
acrualmenre, forman parte de la historia del movimiemo de vanguardia, una
historia que hoy se considera clausurada. Sin embargo, para muchos de los
que comenzamos a reflexionar seriamente sobre el arce precisamente gracias
a tales asaltos a nuestras expectativas, la vuelta a lo convencional en los años
80 sólo podía parecernos falsa y una traición a los procesos de pensamiento
que con respecto al arte habíamos puesto en marcha en aquel entonces.

1
Nota del editor. Este texto es una traducción de "Redefining Sice Specificity" ( 1992),
incluido en On rhe Musmm's Ruim, MIT, Cambridge Mass., 1993, pp. 150-199. Traducción
de Jesús Carrillo.

142 143
OOUGLAS CRIMI'
U. REOEFINICIÓN OE LA ESPEC IFIC IDAD ESl'.SCIAL

suelo Serra había salpicado plomo fundido dejando que se solidificara en ese
mismo lugar. El resulrado no era en absoluto un objeto, no tenía forma ni
masa definidas y tampoco creaba una imagen legible. Por supuesto, se podía
decir que Serra lograba la negación de categorías que pocos años antes
Donald Judd atribuyera a lo que consideraba la obra contemporánea por
amonómasia: "ni pinti,ra ni esculmra" 3• Podíamos interpretar también que al
ocultar la _línea donde el muro enlazaba perpendicularmente con el suelo
Serra oscurecía una de nuestras senas convencionales de orientación en el
espacio interior, reclamándolo así como fundamento de un nuevo tipo de
experiencia perceptiva. Pero nuestra dificultad con Splashing provenía de
intentar imaginar la continuidad de su existencia en el mundo de los obje-
tos artísticos. Ahí estaba, pegado a la estructura de un viejo almacén de la
alta zona oeste, condenado a ser abandonado allí para siempre o a ser desin-
crustado y destruido.
"Trasladar la obra es tÚstmirla". Con esta afirmación $erra intentaba
redirigir la discusión en una audiencia pública celebrada para decidir el des-
tino de Tilted Are'. La escultura de Serra había sido encargada por la Admi-
nistración de Servicios Generales (GSA) en el programa Arte en la Arquitec-
Fig. l. Richard Sma, Splashing. Instalación en el almacén Castelli, Nueva York, diciembre tura e instalada permanentemente en la plaza del edificio federal Jacob K.
de 1968. Javits en el bajo Manhatcan durante el verano de 1981 [fig. 2). En 198 S, un
nuevo administrador regional del GSA declaraba estar reconsiderando la
presencia de la obra en dicho lugar y se pr~guntaba si no podría ser trasla-
Es por ello que intentamos una y otra vez recuperar dicha experiencia y
hacerla accesible a quienes pasan complacidos sus sábados por la carde en las
dada a otro sitio. En la audiencia, artistas y museólogos entre orros, se opo-
nían a tal decisión, testimonio tras testimonio, apelando a la especificidad
o
galerías del SoHo viendo cuadros que huelen a óleo fresco y esculturas que espacial a que se referían las palabras de $erra. La obra había sido concebida
de nuevo están fundidas en broncd. para aquel lugar, construida en aquel lugar y entrado a formar parte de él
alterando la naturaleza del mismo. Trasladarla significaría, ni más ni menos,
Posiblemente ninguno de los artefactos que había en dicho guarda-
que la obra dejaría de existir. Pero a pesar de su pasión y elocuencia tales ces-
muebles desafiaba tanto nuema noción de objeto artístico como Splashing
rimonios no lograron convencer a los adversarios de Tilted Are. Para éstos la
(Salpicadu,-a, 1968) de Richard Serra [fig. l). En la unión entre d muro y el

" NdE. Rosalind Krauss señaló igualmence la importancia que ruvo la obra del joven seriedad y radicalidad del debate de vanguardia sobre la naruraba de la obra de arte y las
$erra en la galería de Leo Casrelli en la reddinición de la espacialidad concemporánea. condiciones de su exhibición. En ambos casos, el contexto en que se produce el desafío de
Comienza su ensayo "La escultura en el campo expandido", en la Posmodernidad, Hal Fos- expectativas y el cuescio.,namicnto del objeto artístico es el del círculo restringido de ofician-
ter (ed.), Kairós, Barcelona, pp. 59-75. describiendo una perplejidad similar frcmc a la obra tes de la vanguardia, cal como describe Crimp en su visica al almacén de Lec Casrclli.
3 Donald Judd, "Specific Objects." en Arts Yearbook, nº 8, 1965, p. 74.
Mnry Mús de 1978, que le sirve para consrarar el uso de una nueva noción espacial (y de
escultura en su conjunto) en el arre de vanguardia desde los 60. El concexro en que escñben
Krauss y Crimp es, sin embargo, bastante difcremc. El rc::xto de Kra~ fue publicado origi•
nariamence en la revisca Ocroba en 1979, mientras que el de Crimp fue escñro hacia 1992.
4 La afirmación literal de $erra en· esta ocasión fue: "Quitar Tilted Axe es, por tanto,

dtsm,irlo"; vrnc Clara Weyergraf-Serra y Marcha Buskirk (eds.), The Dmmcrioll of Ti/red
Are: Docmnmts, MIT Prcss, Cambridge Mass., 1991, p. 67. El juicio para el uaslado de Til-
a

En esos crece años se pudo asistir al desmamelamiemo apresurado del ñnglado modernista ted Arr se celebró del 6 al 8 de marzo en la Sala Ceremonial del Tribunal lmernacional del
y su rápida sustitución por la vuelca a la pintura figurativa y a los mareñales nobles en la Comercio, One Federal Plaza, Nue-va York, anee una ·c omisión compuesta por la.< parre,
escultura. Es desde este extremo desde el que Cñmp proyecta su visión nostálgica sobre la implicadas y asesores del mundo del arre. Se decidió por cuacro vocos a uno trasladar la obr,1.

144 145

1
OOUGLAS CRIMP LA REDEFINICIÓN DE LA ESPECIFICIDAD ESPACl,\L

obra entraba en conflicto directo con el lugar conviniéndose en un obstácu-


lo tanto para la visión normal como para la función social de la plaza y, por
supuesto, sería mucho más placentero contemplarla en el espacio abierto del
campo. Allí, presumiblemente, sus dimensiones no se impondrían con tal
violencia al entorno y el color de la superficie herrumbrosa del acero armo-
nizaría con los tonos de la naturaleza. ·
La incomprensión generalizada demostrada por el público respecto a la
especificidad espacial que proclamaba Serra es la misma que manifestaba res-
pecto a la radicalidad de los principios estéticos de un momento histórico de
la práctica artística. Que "trasladar la obra es destruirla'' era algo evidente
.....~• para cualquiera que hubiera visto en Splashing la materialización concreta de
•;:.: .......:.:=r- tal afirmación y esa era, para sus defensores, la base conceptual de Tílted Are.
Sin embargo, no se podía esperar de ellos que explicaran en el reducido espa-
....... .,...v.· ~ . \
·· cio de un testimonio judicial una compleja historia cuya ocultación al públi-

l)~t ·.. __._._____. ..:.·,


.,, ~

'°:.;:. ., --~~,~,::;,.,},!~
co general era deliberada. La ignorancia de la gente es, por supuesto, una
ignorancia inducida. No es sólo que se mantenga la producción cultural
como privilegio de una minoría, sino que ni a las instituciones del arce ni a
las fuerzas a las que sirven les interesa siquiera diseminar un conocimiento de
dichas prácticas radicales en el público especializado. Esto es particularmente
cierro en el caso de aquellas cuyo fin es la crítica materialista de los funda-
mentos de esas mismas inscituciones. Tales prácticas tienen como fin revelar
las condiciones materiales de la obra de arce, su modo de producción y recep-
ción, los apoyos institucionales que permiten su circulación y las relaciones
de poder que representan dichas instiruciones: en una palabra, todo aquello
que esconde el discurso estético tradicional. Aún así, estas prácticas han sido
inmediatamente recuperadas por ese mismo discurso en tanto reflejo de un
episodio más del desarrollo continuo del arre moderno. Muchos de los defen-
sores de Tilted Arr, entre ellos los representantes de la política artística oficial,
sostenían una concepción de especificidad espacial que reducía ésta a una
categoría puramente estética. Pero la especificidad espacial de Ti/ted Are se
refiere ante todo a un lugar público particular. El material de la obra, su esca-
.-'~j ._. ~. -, ·~ .<,

=-
··t ➔-F.t~~~~-'
..
la y su forma no solo intersectan con las ca.racterísticas formales de su entor-
~ .: ~ • ' : :: ' :. ,. ~ _;•.¡· t~~
"'l"• • • no, sino que también se cruzan con los deseos y principios de un público muy
... ,
.
.· .
..· .
(t . diferente de aquel que se conmocionaba y aprendía del arte radical de fines
de los 60. La traslación que hace Serra de las implicaciones radicales de Splas-

=- Fig. 2. Richard Serra. Tilud A,-c. Federal Plaza, Nuev.i York.


~~~:... ~=-.
~ •• . l . ;
hing al ámbito público, asumiendo deliberadamente las contradicciones que
implica dicho traslado, constimye la especificidad real de TiltedArc5.

S NdE. La especificidad de la obra de Serra cs. como apunta Crimp aquí, la de la bre-
cha e.xiscence encre la espacialidad normalizada de la vida cocidiana. )' la espacialidad radical

146 147
DOUGLAS CRIMP LA REOEFlNICIÓN D E LA E5PECIF!CIDAD ESPACIAi.

Cuando la especificidad espacial fue introducida en el arre contemporá- La incapacidad de André para ver la singularidad de "los tipos genéri-
neo por el minimalismo de mediados de los 60 lo que se cuesúonaba era el ide- cos de espacio" con los que trabajaba ejemplifica la incapacidad del mínima!
alismo intrínseco en la escultura moderna, su complicidad con las expecraúvas para generar una crítica totalmente materialista del idealismo moderno. Esa
del espectador respecto a las leyes internas de la escultura. Los objetos minimal crítica, que se inició en la producción artística de los años siguientes, con-
redireccionaban dicha consciencia hacia sí misma y hacia las condiciones del llevaría a la ve:z. un análisis y una resistencia a la insúcucionalización del arre
mundo real que la fundan. Se partía de que las coordenadas de percepción no dentro del sistema de comercio representado por los espacios enumerados
se establecían exclusivamente entre el espectador y la obra, sino emre el espec- por André. Si las obras de arte moderno no exisrían en relación a un lugar
tador, la obra y el lugar en que ambos habitaban. E.sro se llevaba a cabo elimi- específico, siendo por ello consideradas autónomas, sin hogar, esa debla ser
nando totalmente las relaciones internas del objeto o haciendo de tales rela- también la precondición de su circulación: del estudio a la galería comercial,
ciones una función de mera repetición estructura!, "~ una cora ~mir~ otm"6 . de allí al ámbito privado del coleccionista, y por fin al museo o al hall de una
Toda relación se percibía entonces como conúngeme y dependiente del movi- gran empresa. La condición material real del arte moderno, enmascarada tras
miento temporal del espectador en el espacio que compartía con el objeto. De su pretensión de universalidad, era, por tanto, la de un bien de lujo enor-
ese modo, el objeto pertenecía a su espacio, si éste cambiaba también lo haría memente especializado. Generado bajo el capitalismo, el arte moderno está
la interrelación entre objeto, contexto y espectador. Tal reoriencación de la inmerso en el mismo sistema de consumo del que nada puede escapar total-
experiencia perceptual del arce convenía al espectador, de hecho, en el sujeto mente. Al aceptar acríticamente los "espacios" de circulación de consumo
de la obra, mientras que bajo el reinado del idealismo modemism esca posición institucionalizado del arce, el mínima! no podía revelar ni resistirse a las con-
privilegiada volvía en último término al artista, el generador único de las rela- diciones materiales ocultas del arte moderno.
ciones formales de la obra. La acusación de idealismo que se dirigía a la escul- Dicha labor fue retomada en la obra de artistas que radicalizaron la idea
tura moderna y su ilusoria indeterminación espacial quedó, sin embargo, de especificidad espacial, artistas tan diferentes como Daniel Buren, Hans
incompleta. La incorporación del lugar dentro del ámbito de la percepción de Haacke, Michael Asher, Lawrence Wciner, Robert Smithson y Richard
la obra sólo logró extender el idealismo del arte a su entorno espacial. El lugar Serra. Su contribución a una crítica materialista del arre y su resistencia a la
se entendía como específico exclusivamente desde el punto de visea formal, era ''desintegración de la c11/tura en objetos dt consumo" 8 fue siempre fragmentaria
un espacio abstracto, estetiz.ado. Carl André proclamó que si anteriormente la y provisional y sus consecuencias limitadas, siendo objeto de oposición o
escultura dcri~a de la forma, la estructura derivaba ahora del lugar. Interro- mistificación sistemática y, finalmente, pervertidas. Lo que hoy queda de
gado acerca de las consecuencias de trasladar sus obras de un lugar a ocro, su esca crítica es, por un lado, una historia que no debe perderse, y por otro,
respuesta fue: "M? estoy obsesionado con la ringularidad ~ ÚJs /14garrs. No creo una p rácticas marginales y vacilantes que luchan por sobrevivir en un
que los espacios sean tan singulares. Pienso que hay tipos genéricos tk espacio con mundo del arte más centrado que nunca en el valor comercial.
los que trabajar de un modo u otro. De ese mfJtÍo, no supone un problema Tl!al el
No pretendo recuperar d icha historia aquí, sino únicamente indicar
lugar concreto dontk vaya a estar una obra"i. André enumeró dichos espacios: que es preciso tenerla en cuenta si queremos e.ntender el Splashing de
"dentro de la gakrla, dmt1·0 tk lugares privatks, dmtro tkl mweo, tkntro ~ gran- Richard Serra y lo que iba a producir después. No es necesario recordar los
Ms espacios públicos y en exteriores tk vari.os tipos". peligros que conlleva el separar las prácticas artísticas del clima social y polí-
úco en las que ruvieron lugar y debería ser suficiente mencionar en este caso
derivada de la reflexión vanguardista. Según ello, d conflicto es un elemento deccrminame que Splashing fue prodqcido y exhibido en l 968. El pasaje que sigue, escri-
en el contexto real de la obra. Serra, sin embargo, no parece asumir totalmente esto úlcimo to por Daniel Buren un mes después de los acontecimientos de mayo y
al defender la especificidad de su obra como razón suficiente para jusrifiau su permanencia. publicados en septiembre del mismo año, pueden hacernos recordar la cons-
Esca parece ser, según se desprende del análisis de Crimp, la paradoja esencial de su lógica, ciencia política de los artistas del periodo:
ya que si asumiera esta especificidad polírica y conflictiva no esperaría que las instituciones
con las que se enfrenta le dieran finalmente la razón asimilando su obra como plausible.
6 Donald Judd, op. cit, p. 82. 8
Walcer Benjamín, "Edward Fusch, Colleccor and Hiscorian", en One-W',ry Strut, New
7
Cicado por Ph¡illis Tuchman. "An inrerview wich Car! Andrc", -en Anfonm, 7, nº 1O, Lcft Books, Londres, 1979, p.360 [versión cascellana: "Eduard Fuchs, coleccionista e hisco-
junio 1970., p. 55. riador", en Di.mmos i.m,rn,mpidos 1: Filosofla del amy de la historia, Taurus, Ma~rid, 1973).

148 149
DOUClAS CRIMP LA REDEFINICIÓN DE LA ESPECIFICIDAD ESPACIAL

"E, posible encontrar desaflos a la tradición desde el siglo XIXy nwcho ames. Siu El estatus exrraordinario que se ha concedido a la obra de arte en la
embargo, desde entonces han ·aparecido )' desaparecido innumerables mulícíones, modernidad es en parce consecuencia del mito romántico del artista consi-
academicismos, nuevos tabrles y nueva.< escuelas. ¿Por qui? Porqr~ los fenómenos derado como un productor especializado en grado superlativo y único en su
contra los que lttcha el artista son IÍnicamente epifenómmos, o para ser más preci• género. Los minimalisras ya reconocieron que este mito oscurece la división
sos, son sólo las s11perestr11ctur1ZS construidas sobre 1A base que condiciona el arte y .social del trabajo. La manufactura especializada de la escultura tradicional y
es el arte. El arte ha cambiado sus tradiciones, su.< academicismos, sus tabríes, s1~ lo enormemente fecichizado de sus materiales fueron principios atacados
escuelas, etc., cien veces cuanto menos, porque el cambio sin fin está m la vocación radicalmente por el minimal mediante la introducción de objetos ordinarios
de aquello que estd en la mpei:ficie y, m tanto 110 toquemos la base, obvíammte fabricados industrialmente. Los rubos fluorescentes de Dan Flavin, las cajas
nada f11nda111ental cambia. de aluminio de Donald Judd y las placas de metal de Car! André no eran en
Ése es el modo en que cambia el arte y ése es el modo en que existe la Historia del ningún modo producto de la mano del artista. Serra también había recurri•
Arte. El artista desnfia al caballete cumulo"pinta unn mperficie demasintio gran• do a materiales industriales en sus primeras esculturas, pero trabajaba sobre
de para ser apo)'f1da en él y después desafla nl caballete y a la nueva superficie ni esos materiales él mismo o con ayuda de sus amigos. Cuando utilizaba el
adoptar rm lienzo que es n m vez un objeto y sólo un objeto; y después aparece el plomo en una escala asequible a la manipulación individual produjo piezas
objeto a realizar en lugar del objeto dado, y después el objeto móvil o 11n objeto de torno y vaciados que aún evidenciaban la actividad del artista, aunque la
üitramportnble, etc. &to es sólo mmcíonar u11 ejemplo, pero se trata de demostmr
mayoría de los procesos que Serra empleó diferían de la manufactura tradicio-
que si hay tm desafio posible no puede ser en el ámbito de lo fimnal, sino en In
nal del cincelado, modelado y soldadura. Pero cuando Serra instaló Strike
base, m el nivel del artey no m el nivel de las fonnas dadas al artl'9 •
(Huelga) en la Lo Giudice Gallery de Nueva York en 1971 su procedimien-
La terminología marxista del texto de Bureo le sitúa en una tradición to de trabajo cambió. Strike era una plancha de acero de una pulgada de gro-
política muy diferente a la de sus colegas estadounidenses. Es más, Buren ha sor, ocho pies de alto y venticuacro pies de largo que pesaba casi tres tonela-
sido entre los artistas de su generación el más sistemático en el análisis del das. Sin embargo, la plancha de acero no era la obra. Para convertirse en la
arte en relación a su base ideológica y económica, y es por ello quien ha lle- escultura Strike, la plancha de acero tenía que ocupar su lugar, asumir su
gado a una conclusión más radical: los cambios del arce han de ser "básicos", posición encajada en la esquina del espacio de la galería, biseccionando el
no "formales". A pesar del crabajo continuado de Richard Serra sobre las ángulo recto en que se unen los dos muros. Pero la habilidad del arrisca no
"formas dadas al arte", éste ha incorporado importantes elementos para una renfa nada que ver con la realización de esta simple operación. El tonelaje
crítica materialista del mismo. Entre ellos se incluye su atención al proceso del acero requería un proceso industrial distinto del de la mano que había
y división del trabajo, a la tendencia del arre a ad.apearse a las condiciones de producido la plancha. Ese proceso, conocido como rigging, conllevaba la
consumo y a la fal$a separación entre las esferas pública y privada en la pro· aplicación de las leyes de la mecánica y la utilización de maquinaria para
ducción y recepción del arte. Aunque la obra de Serra no es sistemática ni
consistente en este sentido, incluso la manera contradictoria en que ha Ri11eifrt¡111 Timn. 6-10 septiembre 1985, p. 6A. El concejal dijo: "El problema es la distan-
tomado una posición crítica ha producido reacciones que van desde la per- cia real wstente entre la gente normal -mis voamces y la mayoría absoluta- y la elitista
plejidad y el escándalo a la violencia. Su determinación a construir su obra comunidad anistica, que decide hacer algo porque todos han invertido en determinados
fuera de los confines de la inscirución arclscica le ha valido frecuentemente la artisras". El caso mejor documentado es el del "2rtido Demócrata Cristiano de Bochum
oposición de las aut0ridades públicas o de sus sustitutos, que han manipu· (Alemania) en contra de Terminal (l 977); véase T,rminal 11011 Richard Se1-ra: Eine Dok11111t11•
illrion ÍII 7 Kapiu/11, Museum Bochum, Bochum, J 980, y mis reflexiones más abajo en este
lado con prontitud la incomprensión del público a favor de sus intenciones
mismo cexro. Además, muchos encargos otorgados a $erra nunca se han construido, debido
censoras 10• a la oposición de arquitectos o funcionarios municipales. Entre ellos, obras para la Pennsyl•
varua Avenue Devclopment Corporation en Washingron D.C., el Centre George Pompidou
9 Daniel Burcn, "Pcur-il Enseigner l'Art?", en Gakrie des Arts, septiembre 1968. en París y obras al aire libre en Madrid, Mari (Alemania) y Peoría (Illinois). Sight Poinr
'º Ha habido varios intentos de quitar la obra de $erra de lugares públicos. Poco des- 0971-1975). encargada para el campus de la Wcsleyan Universicy, no fue levantada allí.
pués de que se anunciara la decisión de quirar Ti/red Are. d ayuntamiento de San Luis inuo- Sobre las dificultades de Serra para erigir su obra en público, véase mi "Richard Scrra's Urban
dujo una propuesra que de ser aprobada permitiría plantearse la eliminación de Trv11i11 Sculpmre: An lnrerview", en Richard Serra: /ntm,iews, Etc. /970-1980, The Hudson River

di (1974-1982), una obra de Serra en el centro de la ciudad, según el diario de la ciudad The Mu.,eum, Yonkers, Nueva York. 1980, pp. 163-187.

150 151
e
DOUCLAS CRJMP L A REDEFINICJON DE LA ESPECIFIClllAD ESPAC IAL

"colocar [el material} m condicioTU's y posición adecuadas para su uso" 11 • A par- Este conllieto entre los produccos de la industria pesada, que no están
tir de Strike, la obra de Serra requeriría el trabajo profesional de otros, no normalmente disponibles para el consumo de lujo, y los lugares de exposición,
sólo para la producción de los elementos mateóales de la esculrura sino tam- la galería comercial y d museo se intensificó al desarrollar Serra las implica-
bién para "la realización misma" de la esculrura, es decir, para colocarla en ciones de Strike hasta llegar a la negación total de la función normal del espa-
las condiciones o posición adecuadas para su uso, para transformar el mate- cio de la galería. En vez de inspirarse servilmente en las condiciones formales
rial en escultura. Esta dependencia absoluta de la fuerza de trabajo industrial de los espacios, corno estaban comenzando a hacer las obras de especificidad
(una fuerza que encontraba una resonancia parcicular en el título de la escul- espacial asociadas a ideas puramente estéticas, las esculruras de $erra no tra-
tura) cualifica la producción de Serra a partir de comienzos de los 70 como bajaban con los espacios, sino contra los espacios. Los enormes muros de
pública, no sólo porque las dimensiones de las obras habían aumentado dra- plancha de acero de Strike, Cimiit (Circuitos, 1972) y Twim (Gemelos, 1972)
máticamente, sino también porque el lugar de producción ya no era el ámbi- cobraron dimensiones nuevas en Síice (Corte, 1980), Waxing Am (An-os cre-
to privado del estudio del artista. El lugar donde la escultura se erigiera serla cimus, 1980), Marilyn Monroe-Greta Garbo (1981) y Waíl to Wa/l (De pared
el lugar de su producción, y esta producción conllevaba el trabajo de otros, a pared, 1983). Las mismas dimensiones fueron también asumidas por las
no del artista12• obras en planchas de acero horizontales Deíineator (Delimitador, 1974) y Ele-
La caracterización de la obra de Serra como machista, excesiva, agresiva y vator (Elevador, 1980) y los bloques de hierro forjado de Span (Lapso, 1977)
opresiva, busca devolver al artista a su csrudio, reconsciruirle como el únjco y StqJ (Paso, 1982). Al forzar estas obras los limites extremos de la capacidad
creador de la obra y, por tamo, negar el papel de los procesos industriales en la estrucrural, espacial, visual y de circulación, apuntaban hacia un tipo distin-
misma. Mientras que toda escultura a gran escala rcqwere tales procesos, e to de especificidad espacial del arce: su origen histórico específico en el inte-
incluso la manufucrura de la pinrura y el lienzo los necesitan, el trabajo que se rior burgués. Ya que si la forma histórica de la obra de arte moderno se con-
ha invertido en ellos nunca es accesible en la contemplación del producto aca- ccb!a por funcionar como adorno del espacio interior privado, y el visitante
bado. Tal trabajo ha sido mistificado por la labor "anística" del autor y crans- del museo siempre podía imaginar un cuadro de Picasso o una escultura de
formado mediante la magia de éste en un bien de lujo. $erra no solo rehusa Giacomerci de nuevo en el espacio privado, era mucho menos cómodo ima-
oficiar las operaciones mistificadoras del anc, sino que insiste en confrontar al ginar un muro de acero dividjendo en dos el cuarto de estar de uno. El "inte-
público con materiales que de otro modo nunca aparecerían en estado bruto. rior privado" ya no sería nunca un lugar apropiado para la escultura de Serra,
Los materiales de Serra, a diferencia de los utiliudos por los escultores mini- y de ese modo lograba una victoria más sobre otro de los espacios del arte:
malistas, son materiales únicamente utilizados como medios de producción y mediante la utilización y el modo de empleo de materiales de la industria
que normalmente aparecen transformados en productos acabados o, más rara- pesada. Al mismo tiempo, los espacios institucionales de exposición, sustitu-
mente, en los anefacros de lujo que son las obras de aneu. • tos del domicilio privado, aparecían como determinantes, restrictivos 'y radi-
calmente consrreñidorcs de las posibilidades del arte.
11 Según el ~bsrtri Englñ/1 New C,,1/~tz Dirtio,,,,ry, Springficld, Mass., 1979, p. 989. Para cuando $erra instaló estas últimas obras en galerías privadas y
12
NdE. Cuando $erra concibió escas obras, la reivindicación del proceso frcnre a la muscos, ya había transferido gran parte de su actividad al entorno natural y
aurorla absoluta y epifánica del arcisca tenia un claro .sentido aitico fuenre a los paradigmas urbano. La misma falta de plausibilidad de las obras de interior, metidas con
imperantes. Sin embargo, la división del trabajo que esro presupone sigue conservondo, tras
calzador en diáfanos espacios blancos, impone los términos de una expe-
la apariencia de proccsualidad, una diferenciación clara enrre el artista (que sigue siendo
Sem) y aquellos individu<n anónimos que producen )' montan 12 obra.
l.\ En el volumen 2 de El Cnpital, Karl Marx divide la masa rotal de bienes de consu-
riencia de la escultura francamente pública dentro de los confines de un
lugar normalmente privado. De hecho, $erra invinió el sentido que toma
a:
mo en un sistema de dos apartados con el fin de explicar la reproducción. El primero cscl generalmente la-esculrura al aventurarse en el espacio público, sentido que
formado por los medios de producción: materia bruw, maquinaria, construcción, ere. El un crítico describió con resignación en pocas palabras: « Todo lo que podemos
segundo agrupa a los bienes de consumo. ManisU'IS posteriores han añadido a este esquema
un tercero, que incluye los bienes de lujo, el ane y las armas. Sobre 12 relación encre ane y
armas, ver Emes, Mandcl, Lare Cnpiralinn, trad. al ingl~ por Joris de BttS, Verso, Londres.
1978, especialmente el capítulo 9, "The Perffi2Dcnr Arms Economy and Lace Capitalism" "A. Goldin, "The Esthccic Ghetto: Some Thoughcs about Public Are", en Art i11 Ame-
[versión castellana: E1 capillllismo 111rdío, Era, Mexico, 1979]. rica 62. nº 3, mayo-juruo 1974, p. 32.

152 153

1
LA REOEFINICJÓN DE LA ESPECIFICJOAO ESJ'ACtf\l
OOUGLAS CRIMP

hacer es colocar arte privado en lugares públicos"14• Reacio, como veremos, a


aceptar esta idea calcificada de privado vel'Sus público, Serra insiste en rrasla-
dar de algún modo a la galería las lecciones aprendidas en la calle. En este
proceso, al visitante de la galería (Marilyn Monroe-Greta Garbo tiene como
subtítulo Una escultura para visitantes de galerías) se le hace craumáticamen-
te consciente de las limitaciones de la galería y del estrangulamiento que
ejerce sobre la experiencia dd arte. Al invertir los términos y convertir a la
galería en rehén de la escultura, Serra desafía la autoridad de la galería y la
transforma en un lugar de conflicto. El que los .términos de este conflicto
dependen en parce del debate entre lo privado y lo público como lugar del
arte se hace evidente en Slice, instalada en la galería de Leo Castelli en Gre-
ene Street, Nueva York, en 1980 [fig. 3). La esculrura, una curva continua
de planchas de acero de diez pies de alto y alrededor de 124 pies de largo,
desgajaba el profundo espacio de la galería para descansar en las dos esqui•
nas de una de las paredes. De ese modo, el espacio quedaba dividido en dos
áreas incomunicadas entre sí, una de ellas en el lado convexo de la curva, que
podríamos designar como público, y un área "privada" en el interior cónca-
vo. Al entrar en la galería desde la calle, el visitante seguía la curva parricn•
do de un expansivo espacio abierto para verse conprimido del modo más
absoluto allí donde la curva.se acercaba a la pared longitudinal para, final-
mente, volverse a abrir hacia el muro de fondo de la galería. La sensación era
la de estar en un exterior, excluido de la función real de la galería, de ser inca-
paz de ver sus operaciones, sil oficina y su personal. Al abando_n ar la galería
y volver a entrar por la puerta del hall, el visitante ahora estaba "dentro",
confinado en la concavidad de la curva, cómplice de los traeos comerciales
de la galería. Al experimentar los dos lados de S/ice como dos se.nsaciones
espac:;iales extraordinariamente diferentes, ninguna imaginable desde la otra,
también se experimentaba la relación, siempre presente pero nunca verdade-
ramente visible, entre la galería como un espacio de la visión y como un
espacio de comercio. Al instalar una obra que no podía participar de las posi•
bilidades comerciales de la circulación de bienes de consumo, Serra era
capaz, no obstante, de hacer formar parte de la experiencia de la obra la con•
dición misma de la galería, aunque fuera de un modo abstracto y sensorial.
Pero las posibilidades de romper el poder que tienen las galerías para deter-
minar la experiencia artística son extraordinariamente limitadas, al depender
de la voluntad de la misma inscirución a la que se cuestiona. Lo mismo ocu- .':, ~ '.

rre, por supuesto, con los muscos incluso aunque esros últimos pueden ale-
·1 ::

·11
. : •
~

gar una mayor neutralidad con respecto a todas las prácticas aráscicas, inclu- -·~·· ....·~ --~·;..··:_¡• ..,_·_ ...e.e._;_;_:.=
so a aquellas que cuestionan la privatización de la cultura como una forma
de propiedad. El museo, sin embargo, en la benevolencia de su neutralidad, Fig. 3. Richard Scrra, Slice. Instalación en la galería Leo Casrelli, Nueva York, 1980.

154 155
DOUGI.AS CRIMP LA REDEFIN ICION DE LA ESPECIFICIDAD ESPACIAL

simplemente sustituye el concepto comercial de la galería del bien de con- hexagrama con plancha de base, ángulo, rectos invertido,), una circunferencia
sLLmo privado por la noción ideológicamente construida de una expresión con un borde angulado de acero de veimiseis pies de diámetro, incrustada
individual privada. Ello ocurre porque el museo como institución está cons- en la superficie de la calle [fig. 4], La mitad de la circunferencia era una
tituido para producir y mantener una Historia del Arte reificada basada en línea delgada, de una pulgada de grosor, la otra mitad, la del borde del
una cadena de maestros geniales, que o&ecen cada uno su visión privada del ángulo, tenía siete pulgadas de anchura. Desde la distancia, al nivel de la
mundo. Aunque su obra no participa en este mico, Serra es consciente de calle, la obra era invisible. Sólo cuando el espectador se situaba sobre ella la
que dentro del museo será interpretada de ese modo: obra se materializaba. En pie dentro de su. circunferencia el espectador
podía reconstruir su volumen escultural, medio hundido en el suelo. Exis-
"En toda mi obra se revela el proceso de construcción. Las tkcisio11es mauriales, tía, sin embargo, una segunda manera de verla, también desde la distancia,
formaks J' contextuales se hacm evidentes. El hecho tÚ hacer pateme el proceso desde la que la obra era visible de otro modo. El callejón daba a unas esca-
tecnológico despersonaliza y desmitifica la idealí=ión tÚ la obra tkl esrn/Jor. leras que llevaban a una calle adyacente más elevada; desde allí la calle de
La obra no entra m el dmbito ficticio del 'maestro: .. Mis obras no contienen abajo parecía un lienzo sobre el que se había dibujado un círculo de acero.
ninguna autorrefirencialidad esotérica. Su construcción te 11.eva a su ettructura Esta lectura de la figura contra el suelo le preocupaba a Serra mucho más
y no a la persona del al'tisra. Sin embargo, tan pronto como colocas tu obra m
que la reconstrucción del volumen material dentro del suelo que mencio-
el museo invariablemente crea autorrefirencialidad, incluso aunque ltta no sen
nábamos antes, pareciéndole que.evocaba el tipo de pictorialismo en que la
impllcita. La cuestión de cómo fonciona la obra no u pregunta. Cuak¡uier ciase
de disyunción que pueda pl'etender la obra queda eclipsada. El problema tÚ la escultura siempre tiende a caer, un pictorialismo que él pretendía derrocar
atttorreferencialidad no existe una vez que la obra entra en el dmbito público. con la pura materialidad y duración de la experiencia de su obra. Es más,
El tema es cómo la obra altera ttn lugar dado, no la identidad de m autor. Una este pictorialismo ilusorio coincidía con otro modo de leer la escultura que
vez que las obras son instaladas m mi espacio ptlblico, pasa11 a ser respomabili- Serra no había previsto y que representaba para él el engaño fundamental
dad de la gmte" 15• frente al que quería posicionar su obra. Tal engaño era el de la imagen de la
_obra frente a la experiencia real de la misma.
Cuando Serra se desplaz6 fuera de las instituciones del arre, lo hizo El lugar donde emplazó To Encirc/e.. . era, cal como lo describió Serra,
muy lejos. Ocurrió en 1970. Robert Smithson había construido el Spiral "siniestro, utilizado por los delincuentes tk/ ba"io para desmontar los coches q11e
]etty en el Gran Lago Salado en Ucah; Michael Heizer había labrado Do11- habían robado" 17• Obviamente, estos "delincuentes del barrio" no estaban
hle Negative en el Virginia R.iver Mesa de Nevada; Serra mismo estaba pro- interesados en contemplar una escultura fuera ésta pictórica o no y era un
yectando Shift (Deslizamiento), una gran obra al aire libre en King Counry, error por parte de Serra el pensar que alguien del mundo del ane se intere-
Canadá. A pesar del imerés generado por el desarrollo de estas obras sitas sara lo suficiente por una escultura como para aventurarse en aquel rincón
en la naturaleza, Scrra acabó considerando insatisfactorios estos lugares tan "siniestro" del Bronx18• La obra existía, por tanto, en la forma en que existen
aislados. Como artista urbano que trabaja con materiales industriales, pron-
to descubrió que no le interesaba el vasto y profundamente mistificado pai-
saje americano y, mucho menos, el pathos y el heroísmo de trabajar aislado
del público. "No, preferiría ser más vulnerable y tratar con la realidad de mi
17
18
!bid., p. 168.
NdE. El caso de esta obra es el que muestra de un modo más palmario la., contra•
e:
diciones radicales otistentes en el proyecto de Serra y los límire., de su concepción de espe-
propia situación vitat' 16• Serra negoció con los funcionarios del ayunta-
miento de Nueva York un lugar en la ciudad, y por fin le dieron permiso
para construir una obra en un callejón del Brorut. Allí, en 1970, Serra cons-
cificidad espacial, tan conmeñidorcs como aquellos que él critica dentro de la ins1icudón
anística. Su obra se inserta en el callejón del Bronx carente de referencias y esperando úni-
cameme que alguien del mundo civiliu,,do al que penenece venga a a salvarle. Su única rela-
e:
truyó To Encirck Base Plate Hexagram, Right Angks lnverted ( Circundar 11n ción con el sido es de no pcnenencia, una no pertenencia que no es percibida por Serra en

11
Richard Serra, "Extended Nares from Sighr Point Road", Richard Sm-11: &unt
términos positivos, sino como una lacra que en último término condena a la obra a ser cono-
cida y difundida únicamente a través de fo1ograffas, desvinculándola por canto de su hipo-
tética especificidad. Si bien Semi quiere salir de la galería, pretende para su obra un lugar lo
e:
Sculpmre in Europe 1977-1985, Galerie m, Bochum, 1985, p. 12. su6cientcmeme cenual, "co1111,ficimt, demidad ,fr tráfico urba110" {infra, noca 23) como para
16
Serra citado por Crimp en Richard Serra's Urban Sculpture, op. cit., p. 170. convenirse en espectáculo.
lt:
156 157

1
DOUGLAS CRIMP LA REDEFINICION DE LA ESPECIFICIDAD ESPACIAL

las obras siras en la naturaleza para la mayoría de la gente: como documen-


'
tos, forografl'as. Se rransfieren al discurso institucíonal del arte mediante la
<;
reproducción, uno de los medios más poderosos a través de los que el arte ha
sido absrraído de su contexto en la era moderna. Para Serra, el fin principal
.....
1 - ~
.r era derrocar el consumo sustitutivo del arre, o más aün, derrocar todo con-
sumo y reemplazarlo por la experiencia del arte en su realidad material:
- . _¡ ...

"Si reduce, la em1Ít11m al formaw plano de la fowgrajla, sólo te qttedas con 1m


residuo de ÚJ que te intema. Estás negando la experiencia temporal de la obra. No
sólo más redttdmdo /11 em1lt11m a 11na escala diferente pm-a ser consumida, mds
negando tambíl11 el contenido real de la obra. Co11 la mayoría de la esrolt11ra al
mmos, la experimda de la obra es inseparable del lugar m que reside la obra. Al
margm de dicha condidón, toda o:perimcia de la obra es 1111 espejismo.
Pero podría omrrir que la gmte quisiera conmmir la m:11lt11ra del modo m qtte
conmmm la pint11ra: a travls de fatograjlas. La mayor/a de los fotógrafos toman
inspiración de la publicidad, donde la prioridad está m ÚJgrar una alto conteni-
do de imagen para una fácil lect11ra gmáltica. A mi me interesa la experiencia de
la esc11l.mra m el lugar m q11e reside"19•

El intento de reforzar la diferencia entre un arte para el consumo y una


:::1 escultura para la experiencia clirecta en el lugar en que habita, le envolvería
constantemente en polémicas. La primera obra que Serra propusiera para
una localización totalmente pública nunca obtuvo permiso para ser instala-
da en el lugar para la que fue concebida. Tras ganar en 1971 un concurso
para realizar una escultura en el campus de la Universidad Wesleyan en
Middletown, Connecticut, el Sight Point. (Ptmto de vista, 1971-75) de Serra
fue finalmente rechazado por el arquitecto de la Universidad por "ser dema-
siado grande y estar demasiado cerca del edificio histórico de la Universidad'2º.
Por supuesto, lo que quería Serra era, precisamente, dicho tamafio y dicha
proximidad. Sight Point forma parte de una serie de obras a gran escala que
emplean los principios de construcción basados en la fuena de gravedad que
ya había utilizado en otras obras tempranas. Pero debido a sus nuevas
dimensiones y su situación en un ámbito público estas esculturas no emple-
aban ya tales principios con el fin exclusivo de oponerse a las relaciones for-
males de la escultura moderna. Ahora entraban en conflicto con otra forma
de construcción, la de la arquitectura de su entorno. En vez de jugar la fun-
ción subsidiaria de adorno, foco o realce de los edificios cercanos, éstas pre-
tenden hacer que el paseante relea críticamente el entorno de las esculturas.

=- Fig. 4. Richard Serra, To Encirck Base P/aJe H=igram, Righ1 Angks i1111med.
El Brorn<, Nueva York, 1970.

158
19
!bid.• p. 170.
"' !bid., p. 175.

·-· -- - -- - - - - -- -
DOUGLAS CR!MP LA REDEFINIC!ÓN DE LA ESPECIFICIDAD ESPACIAL

Al revelar su proceso de. construcción únicamente a partir de la experiencia


activa de una percepción secuencial, las esculturas de Serra están denun-
ciando implícitarnence la tendencia arquitectónica de reducir todo a una
imagen fácilmente legible concentrada en la fachada. Era dicha reducción a
la fachada, el producto pictórico de la mesa de dibujo de los arquitectos y el
lugar de su maestría expresiva, aquello que el arquitecto de la Universidad
Wesleyan quería proteger para el "edificio histórico" del campus21•
Cuando se le preguntó a Serra qué había perdido Sight Point al colo-
carse en el patio de atrás del Stedelijk Museurn de Arnscerdam, simplemen-
te respondió: "Lo que pasó con Sight Pointfe que perdüJ mda n, relación con
un modelo de circulación que era un factor determinante en su /ocalwzción ori-
ginaria en la Wi>slryan"21• Reconocía Serra que, recluido en un museo, el arte
público tenía únicamente una función de realce estético, habiendo sido sus-
traido de los parrones de circulación normales y colocado en un metafórico
pedestal ideológico:

"Normalmmtt se te conceden l11gares dorados de co11notacio11es úúoMgicas, tksde par-


quts a edificiostÚgrantÚs emprmu, i11Cl11ido el clsped o la p!az,a en qw: éstos se expan-
tkn. Es difldl m/Jvertir dichos contextos. /;sta es la razón tÚ que haya ra11ros 11m111-
tostes tÚ empresa e1l la Sexta Avenida, tanfQ artt mak, tÚ p!az,a que apma a lBM)'
da menta tÚ su actitud hacia la cultura... No exi.m ningún lugar neutro. Todo co11-
texto tiene su marco y sus comwraciones itÚoMgicas. Es sólo CU4Sri.ón de grado. Única-
mente exijo 1111a condición, y es que haya densidad tÚ trdfoo h11111a110 ,e.i.

Era cal densidad de flujo humano lo que Serra encontró en Terminal


(1977), erigida en el centro mismo de la ciudad alemana de Bochum en el
nudo central del rráfico urbano. "Los coches no se tQpan con ti sóÚJ por un pie
y medio"24 [fig. 5). Terminal es una consrrucción compuesta de cuatro plan-
chas traperoidales idénticas de acero Cor-Ten, de cuarenta y un pies de altu-
ra. Las planchas fueron realizadas en la acerería Thyssen en la ciudad vecina
de Hatcingen, en el distrito industrial del Ruhr del que Bochum es una de IC
las ciudades más importantes. Aunque Termina/ fue construido inicialmen-
te para la Documenta 6 de Kassel, Serra hizo la obra para su destino definí-

21
Sobre este cerna, véase Yves-Alan Bois, "A Piccoresquc Scroll and Clara Clara", en
Ocrobrr, n° 29, verano 1984, pp. '32-62; rambién Richard Scrra )' Pecer Eisenman, "lnter-
vicw", en Skylin,, abril 1983, pp. 14-17.
22
Citado en Crimp, "Richard Scrra's Urban Sculpture", op. cit., p. 175.
lJ Jbid., pp. 166, l 68.
2
' Richard Serra, en Annetc Michelson, Richard Serra y Clara Wcyergraf, "The Films
of Richard Serra: An lnterview", en Oaober, nº lo', ocoño 1979, p. 91. Fig. S. Richard Serra. T=inal, Bochum, Alemania, 1977.

160 161
=
OOUGLAS CRIMP LA REDEFINICIÚN DE LA ESPECIFICIDAD ES PAC IA L

tivo, en parte porque quería que se localizara en el centro dd distrito acerero


donde se habían produádo las planchas25. Esta especificidad social del lugar,
causaría un gran furor contra Ttm1inaf-6 • ,.,_ -! r-- .

• --- •
- - .•J

• • -f'- "'-
• •
Al principio, la obra produjo una respuesta bastante común en la escul-
tura de Serra: grttjfitis que la identificaban como un water o adviniendo
sobre la presencia de ratas, cartas a los directores de los periódicos locales
deplorando el gran gasto que: habla supuesto para las arcas de: la ciudad y
manifestando lo feo e inapropiado de la obra. Al crecer la controversia y
f
t ~,_-~.. . ~
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•• -
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¡;,:;,;,.~ , ""
acercarse las elecciones, el Partido Demócrata-Cristiano (CDU) se apropió ~,-
del tema para su campaña política contra los firmemente: atrincherados
socialdemócraras, que habían optado por adquirir la obra para la ciudad.
Compitiendo por los votos de los trabajadores del acero, que co nstituían
un gran bloque del electorado, el CDU imprimió carteles electorales que
mosuaban una fotografía de Terminal montada sobre la de una acerería. El
eslogan decía:"No puule ser siemp" as/. CDU para Bochum" [fig. 6). En las
objeciones a Terminal expuestas por los demócratacrisrianos encontramos
muchos de los temas que van a detonar las esculturas públicas de Richard
Serra en el futuro, sobre todo en tanto en cuanto su vocabulario abscracco
intersecta con circunstancias sociales y materiales concretas. Merece la pena,
en este sentido, citar la nota de prensa difundida por el CDU declarando su
posición respecto a Terminal:

"Quienes apoym1 Terminal aluden a su gran vakJr simbólico pam tl dimito tkl
Rlmr m gmmzly para Bochum m particular, ZIJTUJJ carhonmu J acnmzs por oxr-
lencia. Nosom,s memos, sin nnbargo, que t11A esmlrum carrce de las et111/idades 11
tsenciales quepmnitirlan que foncioTUJJe rtabnmu como un slm.bolo. El acero ts 1111
=JI maurial especial C11Ja producción rtquinr gran habilidady prrpanuión ramo pro-
fesional como técnica. Vimtalmm~, este matm11/time posibilidmks ilimitadas pam
1

ti tratamiemo diformciaáo tanto tÚ los objetos más ptquefios como de los mds gmn•
des, tanto de Úls for11111S más simples como de Úls nuis expresivasy artlsticas. ,,...,.
,....,,,.,...•. . .
.
.~ .
..... ,
.....
l j !bid. En esta cntrcvisa, en el conieno de una discusión sobre la pcücula de Scrra y
Weyergraf StttbnifUSt11b1verlt (1970), Serra cuenta su experiencia trabajando en las acererÍ:ls.
Esta peücula se filmó en el lug:ir en que se f.ibñc::iron las planchas de Trrminal. aunque se
tomó durante el forjado de Btrlin Block far Q,ar/i, Chapli11 (Bwqu, berli111J pam Charli,

• ='8'AHuM
Chapli11, 1977).
l<> NdE. Posiblemente la obra funcionase mucho mejor en Kassd de lo que nunca lo
hiccra en Bochum. La reacción de la población y de las fuerzas políticas de la ciudad acc~
ra respecto a la obra no pueden ser achacidas a Scrra, pero si puede culpárscle por la igno-
rancia que demucsrra respecro a dicha especificidad sociopolírica. La ignorancia e incom-
prensión de la población y auroridadcs de Bochum respecto a la lógica de la obra de Scrra
no es menor que la de Scrra respecro al lugar en que colocó su oba. Fig. 6. C,rr,l ,/moral del Partido Cristia110 Dtmócrata Alemdn dt Bochum, Bochum, 1979.

162 163
DOUCLAS CRIMP LA REDE.FJNIC IÓN DE LA ESPECI FICI DAD ESPACIAi.

Crumos que esta esmlrura no expresa nada de esto, ya que partee 111111 viga ror¡,e para significar valentía y elegancia, resistencia y durabilidad y la ilimitada
y medio acabada. Ningún trabajador tUl acero la reconqcma positivamente J capacidad del acero para ser objeto de un tratamiento sutil y adquirir una
con orgullo.
forma expresiva. En pocas palabras, debe ser enmascarado hasta llegar a ser
El 1110 tkl acero implica uakntia y ekgancia t11 rotÚJ ripo tk co,utmcciones y no irreconocible por quienes lo producen. La obra de Serra rechaz.1 de plano
mo111m1mraliditd monstru()sa. La escultt11'l1 causa terror porque m torpe masivi- encarnar este simbolismo implícitamente autoritario, que transformaría el
dad no estd compensada por otras malidades. El acero es también 11n mniLTial que acero de materia prima, aunque procesado el acero es aún una materia prima
significa, m gra11 medida, durabilid;,d y resistencia a la <ncidació11 y ello es upe• dentro de la esuucrura económica capicalisca29 , en un símbolo de lo inven-
cialnume cierto en el acero producido m Boch11m. Sin nnhargo, esta esmln,ra, cible. Por el contrario, Serra presenta a los obreros dd acero el producto
hecha só/,o tU acero simpk, time ya 1t11a apariencia hem,mbrosa y cochambrosa.
mismo de su trabajo alienado, sin enmascararlo con ningún simbolismo. Si
El acero es 11n material altameme cualificada tkriuatÚJ tkl hierro y 110 11na matt•
ria prima. Sin embargo, esta esmlmra da la impmión tk esto úlrimo... como si
Terminal repele a los obreros y se burlan de ella, es porque han sido ya alie-
faera extra/do dirt(t4mmu de la tierra sin ningún mztamimf4 especial~ nados de su trabajo. Aunque produjeron las planchas con que está hecho u
otras similares, nunca las han poseído. Los trabajadores no tienen por tanto
Si, como proclaman sw defensores, la esroltura simbo/iz,a el carbón J el acero, tUbe ninguna razón para enorgullecerse o identificarse con ningún producto del
favorecer la posibilidad tk 111111. idmtificación positiva a aquellos a quime; afma: •acero.Al pedir al artista que diera a los obreros un símbolo positivo, el CDU
a las ci11dada.11os de esta zona y, especialmente, a los trabajatÚJrts del acero. Cne•
le estaba pidiendo realmente que creara una forma simbólica de consumo,
mos qm ninguna de las caracttrlsticas mmci<madas fa1111rece un desafio o una
identificación positi1111s. Nos ttme1110s qm ocurrird jt/.Stamtntt wconmuio y que
ya que el CDU en ningún caso desea pensar en el obrero como cal, sino
el rtchau y la bur!A no hardn sino intensificarse con el tiempo. Ello no sów serla como uo consumidor-30.
,m lastre para esta escultura, si110 rambi111 para totÚJ el arte modemo. Tal 110 puede La mera de una "política cultural responsable" que, según el CDU de
ur la meta de una polltica C11lt11ral responsabk"27• Bochum, no lastrara las "obras de arce moderno", coincide con la política
oficial de los Estados Unidos respecto al arce público durante los últimos
No es necesario hacer mención de la hipocresía de los demócratacris- veinte afios. Al parcir de la asunción de que el arte es exclusivamente un
tianos al pretender representar los intereses de los trabajadores del acero, en modo de expresión individual, tales políticas sólo se interesan por el modo
un momento en el que la clase obrera alemana estaba su&iendo la política de transferir cal arce al ámbito público sin ofender la sensibilidad de la gente.
brutal de este partido. Los acereros no se dejaron engañar y los socialdemó·
eraras manruvieron el poder en esca rcgión 28• Lo que nos importa aquí, sin
embargo, es que se apelara a que el arte público debe dorar a los trabajado-
res de símbolos a los que referirse con orgullo y con los que identificarse
positivamente. Detrás de esta demanda se esconde el requisito de que el
19 Al proclamar que el acero no er2 una materia prima porque es un deriwdo del hie-
rro, el CDU intenta mistific.ir el luga, del acero en la producción capitalista aludiendo a la
distinción narural/anificial. El acero es, por supuesto, un producro de primer aporrado sefia-
o:
lado por Marx, utilizado par.i conmuir los medios de producción (supra, nota 12).
artista reconcilie simbólicameme al obrero del acero con las condiciones lO • A todo arpira/i.sro, 1,, masa 11,ra/ tk los nn!Mfaáom, ccupnumáo los myos propios. no sr
brutales de trabajo a las que está sujeto. El acero, el material con que traba- Ir apartun <0mo trabajaá,,m sino como consumidores, posttáom dr w:fom dr cambio (salArios).
jan diariamente los ciudadano_s del Ruhr, debe ser utilizado por el artista sólo dinm,, q11r imrrrnmbian por lo birnrs que ll w11tk" [Karl Marx, "Contribución a la cr!rica de
la economía politic.i", en Escritos eco11dmicos varios, Grijalbo, Bnrcclona, 1975]. En el perio-
do de posguerr.i en Alemania, los intenros de reconciliar a la clase trabajadora con sus con-
17 Nora de prensa de los represencances del CDU e.n el ayuntamiento de Bochum,
diciones sociales se han producido prccismiente en el ámbito simbólico, incluyendo el del
reproducido en T"1ninal vo11 Richard Srrra, op. cit.. pp.35-38. le.nguaje mismo. De ese modo, palabras cales como Arllliur (obrero) y Arbeitkfasse (clase
8
' Desde 1982, en que el CDU llegó al poder en Alemania, el paro se ha elevado • una obrera) han dcs:,parecido del di.scurso oficial, puesto que se considera que Alemania es una
cjfra récord uas la TI Guerra Mundial. En 1985 había 2,2 millones de parados ttnsados y sociedad sin clases. En esca sociedad sólo cxistenArbeimehmtr (empleados) y Arb,itgeber (los
1,3 millones más esrimados. El golpe más duro se ha producido en la zona del Ruhr en que que dan empico). la ironfa de esca uampa ling(Hsrica es la pérdid, que produtt en los tra•
se localizan las induscria., pesodas. En ocrubre de 1985 la Federación de Sindicaros Alema• bajadores. quienes saben pcrfcctaménte que son ellos los que dan trabajo (Arbtitgtbtr) y que
nes organiui una semana de protesta conu:i la poUtica económica del CDU coincidiendo el empresario es quien lo recibe (.Arbtimehmer). En este clima no puede sorprender que el
con un enttndido debate en el Bundescag. En este dclr.uc, la oposición atacó al CDU por
contribuir a la desintegración de las condiciones soci21es de Alemania.
partido de derechas no vea el arre sino como un modo más de enmascaramiento de las con-
diciones sociales. e:
164 165
DOUGLAS CRIMr LA REDEFINICION DE LA ESPECIFICIDAD ESPACIAL

En un ensayo que lleva el sugerente árulo "La sensibilidadpersonal en el espa- tenacidad es esa a la que se rinde tributo? ¿A la de los trabajadores que inten-
cio público", John Beardsley, quien trabajaba para el programa Arte en luga- tan desesperadamente mantener su dignidad frente al desempleo? ¿O a la de
res públicos y a quien se le había encargado que escribiera un libro sobre d la sociedad incluyendo los comerciantes, las compañías del acero y los sindi-
tema, nos explica cómo puede hacerse para que las preocupaciones privadas catos cuya generosidad contribuyó a la obra que irá adonde sea necesario con
del artista sean del gusto de la gente: tal de asegurarse que los trabajadoces nunca reconozcan la naruraleza de las
fuerzas económicas que se alían contra ellos? Tal vez el CDU de Bochum
"Una obra de arte puede cobrar significa.do para el público n incorpora un conte- tampoco encontraría en los Steelmakers de Sega! un símbolo adecuado de la
nido que interese a la gente del lugar o si asume una fonci1J11 úlentificablt. Tam- valencia y elegancia del acero -la obra, después de todo, es de bronce-, pero
bién puede favo,-ecerse la asimilación si se incúrye ÚJ obra dentro de u11 programa se puede decir sin temor a equivocarse que cumple su requerimiento princi-
md.s amplio de mejoras. En el primer caso, el que tenga un co11tenido o foución pal: que la escultura reconcilie a los obreros con las brutales condiciones de
reconocible,, pmnite que la gente se 1-elacio11e con la obra aunq~ SIi esriw no les su crabajo dándoles algo con lo que identificarse. La manipulación de dicha
sea familia,: En el segzmdo caso, la i.de11tidad de la obra queda mbnunúla en 1111a identificación y el hecho de que el orgullo de los trabajadores sólo sea un
f1111ció11 p1,blica 1.ntis amplia qtte ayuda a asegurar su validez. E11 ambos en.sos, la
::9 sensibilidad individual del artista se debe pftsenrar de manera que se estimule la
empatfa del ptlblico"31 •
medio para hacer más tolerable su esclavirud, es precisamente lo que pre-
tende la política cultural31.
Ni que decir tiene que tal política cultural, ya sea la de la derecha ale-
Uno de los primeros ejemplos aludidos por Beardsley de empacía con- mana o la de las instituciones artísticas de los Estados Unidos, encuentra
seguida a cravés de un contenido reconocible implica a un público muy muchos más problemas en las esculturas públicas de Richard Serra. Los con-
parecido al de Terminal: servadores estadounidenses, que luchan contra las subvenciones públicas a la

=- "[George] &gal consiguió un encargo de la co11cejaifa de arte de la :uma de ¼u11g¡-


town. Visitó ÚJ ciudady sus acemlas quedando profondammte impresionado por
las chimeneas de /Qs altos homos. Deddió que el tema de su esm"11ra foera el de
11nos trabaja.dom en /Qs altos hornos, utilkando como modews a Wayman Para-
more y a Peier Kolby, dos hombres sekcciona.dos por el sindicato entre sus miem-
cultura, se oponen categóricamente a la obra de Serra, seguros de que cuan-
do todos los encargos artísticos provengan del sectGr privado ya no existirá
espacio para tales "objetos malignos" (el Ti/ted Are de Serra recibe este apelati-
vo en un artlculo) 33• Los burócratas culturales pretenden parecer, sin embar-
go, más tolerantes, esperando que "la escultum de Serra gane finalmente 1m
bros. El encargo coinddió con una severa crisis económica en Youngstown dumnte
mayor grado de aceptación entre su comunidad' 34•
la cual se cerraron 1111 gran mlmero defactorías que dejaron sin trabajo a unos diez Entre las defensas más comunes de las que se escucharon en la audien-
mil trabajadom. Sin embargo, la realización de la escultura se convirtió en una cia pública de marzo de 1985, estaba la de que una obra de arte difícil nece-
cuestión de orgutlo cívico. Donaron dinero muchos comndos y fo,ulaciones wca- sita tiempo para integrarse en su público. Se convinieron en un leit-moriflas
les, y rma de las compañías acereras pmtó una caldera m desuso. Los sindicatos alusiones a precedentes h istóricos de obras actualmente canónicas que cau-
ayudaron a la fabricación e instalación de la obra. Nadie p~de dudar que la cali-
dad del tmia foe la caitsa de este flujo de apoyo público. La gente de ¼ung¡town
3 ~ Louis Ahhusser ha descrito las funciones de lo que llama "aparntoJ ideológico; d,
deseaba un monumento a su industria principal incluso aunque ésta estuviera

=-
dem1mbdi1dose ante elws. La obra Sceelmakers (Los productores de acero) de Estndo", enrre los que incluye la culrura, definida como "In r,producción dt las condiciones de
.Segal es un tributo a m terutcúlaá'. producción". Para que tenga lugar dicha producción ha de asegurarse "la sujeción de los tm•
bajadom a la ideología dominantt". Así, um de las funciones del artefacto cultural respecto
a los obreros sería la de enseñarles a soportar su sujeción. "Ideología)' aparatos ideológicos
Es verdaderamente una política arástica cínica aquella q ue salva un de Es,ado" [versión caStellana en Lmin y In Filosofia, Era, México, 1970],
monumento que mistifica el trabajo en los altos hornos cuando la circllD5- " D. Stalker y C. Glymour, "The Malignant Objecr: Thoughrs on Public Sculpture" ,
cancia real de los obreros es la de pasar a engrosar las filas del paro. ¿Qué en The P11bli, lntrrm, nº 66, invierno 1982. pp. 3-21. Otros araques neoconscrvadores en
Edward C. Banficld, The Democratic Muse: Visual Arts and rhe P11blic lnt,mt, Basic Books,
Nueva York, 1984, y Samuel Llpman, "Cultural Policy: Whither America, Whithcr Govern-
31 John Beardsley., "Personal Sensibiliáes in Public Spa="· en Artfonim 19, n°10, m enr?", en The Nnv Criterion 3, nº 3, noviembre 1984, pp. 7-15.
junio 1981, p. 44. 34 John Bcardsley, "Personal Sensibilitics", op. cit., p. 45.

166 167
LA REDEFINICIÓN DE LA ESPECIFICIDAD ESPACIAL
1 DOU GlAS CRIMI'

tildado de egoísta y agresivo, considerándose que Serra había antepuesto sus
11 saroo escándalo en su época. Pero tal apelación al juicio de la historia supo-
deseos y necesidades a los de la gente que había de vivir con su obra. Sin
nía de hecho un rechazo a la misma, una negación al momento histórico en
que Tilted Are se enfrentaba a su público en coda su especificidad, a la vez
que una negación del rechazo intransigente de la naturaleza universal del arte
embargo, en tanto en cuanto nuestra sociedad se construye fundamental-
mente sobre el egoísmo y sobre el principio de que las necesidades de cada
uno entran en conflicto inevitablemente con las de los demás, la obra de
-
-
por parte de Serra, ya que decir que Tilted A,., resistiría el juicio del tiempo
Serra no hada sino hacernos presente la verdad de nuestra condición social.
significaba reclamar una posición idealista. La importancia genuina de Ttlted
La política de consenso que asegura el buen funcionamiento de la sociedad
Are debe entenderse por el contrario analizando la crisis que precipitó den-
se sustenta en la creencia de que, aunque cada individuo es único, todos
tro de la política cultural establecida.
Tilted Are se consrruyó en un lugar público muy particular. Se encon-
traba en una plaza flanqueada por un edificio oficial del gobierno que alber-
podemos vivir en armonía si aceptamos el benefactor papel regulador del
Estado. La función real del Estado, sin embargo, no es tanto la defensa del
ciudadano en su individualidad, sino más bien la defensa de la propiedad pri- -
ga oficinas y por el Tribunal Estadounidense de Comercio Internacional. La vada, es decir, la defensa del conflicto mismo entre los individuos35 • Dentro ..
plaz.a es adyacente a Foley Square, sede de los tribunales federal y estatal de
Nueva York. TiltedArc se situaba, por tanto, en el cenero mismo de los meca-
nismos del poder estatal. El edificio federal Jacob K. Javits y su plaza son ver-
de esta política de consenso se supone que el artista ha de jugar un papel dis-
tinguido, ofreciendo su "sensibilidadprivada y 1ínica" convenientemente uni-
versalizada para reforzar el sentimiento general de armonía. La razón de que
-
daderas pesadillas del desarrollismo urbano: oficiales, anónimos e inhuma-
nos. La plaza es un área vada y desierta cuya única función es proyectar
tráfico humano dentro y fuera de los edificios. Hay una fuente en una esqui-
se acusara a Serra de egoísmo frente a ouos arriscas que sitúan arm6nicamen-
te su usmsibilidadprivada en un lugar público" reside, en primer lugar, en que
su obra no parece reflejar su sensibilidad privada. Una vez más, cuando la
-
..
na pero no puede utilizarse ya que la corriente de aire producida por el efec-
to túnel de los edificios inundaría la plaza de agua. La escultura de Sena, un
muro de acero de doce pies de aleo, 120 de largo e inclinado ligeramente
hacia el edificio de oficinas y el tribunal de comercio, barre el cenero de la
obra de arce rehusa jugar el rol prescrito de reconciliar ilusoriamente las con-
cradicciones, se convierte en objeto de escarnio. Un público que ha aprendi-
do a aceptar socialmente la atomización de los individuos y la falsa dicotomía
entre esfera pública y privada no puede enfrentarse directamente con la reali-
-
plaza dividiéndola en dos parcelas distintas. Al emplear un material y una dad de su situaci6n. Cuandó una obra de arte público rechaza los términos
forma que contrasta radicalmente con el estilo internacional vulgarizado de de la política de consenso auspiciada por el aparato de Estado, la reacción
los edificios federales y el diseño beaux-arts de los viejos tribunales de Folcy tiende a ser de censura. No es de extrañar que el poder coercitivo del Estado,
Squarc, la escultura imponía su absoluta diferencia en el conglomerado de la
arquitectura cívica del entorno. Proponía al paseante una experiencia espa-
cial totalmente nueva que se contraponía a la eficiencia sosa establecida por
disfrazado de procedimiento democrático, actuara con prontitud sobre Ti/ud
Are. En el juicio-espectáculo montado para justificar el desmontaje de la obra,
las voces que más ferozmente se opusieron a Tilud Are fueron las de los repre-
-..
los arquitectos de la plaza. Aunque Tilt~dAre no interrumpía el tráfico nor-
mal - los caminos más cortos entre los edificios y la calle quedaban libres- se
implantaba contundentemente dentro del campo público de la visión. AJ
reclamar e incluso imponer atención sobre sí, los trabajadores y los ocros
sentantes del Estado, desde jueces a altos dignatarios de la administración
federal cuyas oficinas se encuentran en el Federal Building36.

JS Los tatos fundamenralcs al respecto son los primeros cscri1os de M1trx sobre el Esrn-
-..
peatones debían abandonar su ajetreada carrera para seguir una ruta dife-
rente e involucrarse en los planos curvos, los volúmenes y las líneas de pers-
do y la sociedad civil, especialmente "La cuesrión judía" [versión castdl:ma en Karl Marx,
amtDJ d, j 11wnrud. FCE.. México, 19821, Vé= r.imbitn la rclntcrpreución de la relación

pectiva que determinaban el lugar como el lugar de la escultura. cnuc Estado y sociedad civil y la importancia del consenso en la obra de Antonio Gramsci.
..
AJ reorientar el uso de la Federal Plaza que pasó de ser un espacio de
control de tráfico humano a un sitio escultórico de nuevo Serra estaba utili-
zando la escultura para secuestrar un lugar, para insistir en la necesidad de
,IG !':ira cua.lquiera que haya seguido el caso la audiencia pública de Tilted Are fue unn
burla. El uibunal estaba presidido por William J. Diamond, Administrador Regional de los
Servicio.1 Generales de la Admínisrración. que eligió a 10.1 otros cuatro asesores y quien no
sólo había pedido públicamente que se quitase la obra, sino que había hecho circular peri•
-
ciones en este sentido y buscado testigos ¡nra ello. Aunque dos tercios de los tcsrigos esraban

-
que el arce realice sus propias funciones en ve2 de aquellas que le asignan las
a favor de que se mamuviese Tilud Arr, los asesores nombrados por Diamond rccomend~-
instituciones y los discursos que lo gobiernan. Por esta razón, Tilud Are fue

169
168

111

- DOUGLAS CRlMr

Desde el momento en que Tilted Are se instaló en la Federal Plaza en


LA REDEFINIC10N DE LA ESPF.CJFICIDAD ESPAC IAL

Sería necesariapor ntpZJesto una bomba más grande que las 11tilizadf!S hasta ahora
1981, el alto juez del Tribunal Americano de Comercio Internacional, Edward para una destrttcción efectiva, pero ello es posibley en los tlltimos tiempos nos espe-
D. Re inició una campaña para quirarlo37• Apelando ladinamente a la impo- ramos lo peor en el sectorfederal La mayorla de la gente expresa opiniones en m,es-
tencia de la gente para controlar su degradado entorno social en una ciudad en tra contra violmtammre o a través de gmffitis. El muro -perdón, el Tilted Are- es
que el poder está en manos de los propietarios del suelo, el _juez Re hiw la pro- utilizado por los graffiteros máJ que malq11ier otro muro. Muchos de los graffiti
mesa engañosa de futuras actividades sociales que no podrían tener lugar hasta mán hechos en d otro lado de modo que 110 podemos verlos.
que no se quitara de la plaza el muro de acero. Muchos oficinistas fumaron El merotÚo co11 fines delictivos es otro probkma a añadir, y tenemosproblemas con
tmficantes de drogas que no podm1os ver desde nuestro lado del edificio. Por cierto,
peticiones para la desinstalación de Tilted Are con la acusación de que el eli- a nosotros sólo nos concierne el ala fadem/ del edificíu'9• ·
tista mundo del arte.les había endosado uno de sus experimentos. Pero el juez
y sus colegas funcionarios tenían una concepción del público bastante dife- El mero hecho de que una escultura haya podido ser el detonante de
rente a aquella imagen idílica en la que la gente se reuniría plácidamente para una declaración can explícita del desprecio que el Estado tiene por el públi-

=-
oír música durante su hora de la comida. Por un lado, el público consistía para co, le da una función histórica de importantes consecuencias. Nosotros
ellos en un conjunto de individuos compedcivos que podían ser manipulados hemos puesto públicamente por escrito, para codo quien quiera leerlo, el
para luchar entre sí por las migajas de una accividad social que se les ofrecía hecho de que el sector federal solo espera lo peor de nosocros, que codos
deshonestamente. Por otro, era un temible grupo de individuos ocultos al otro somos merodeadores potenciales, graffiteros, traficantes de drogas y terroris-
lado del muro, acechando en espera de que el juez dejara la protección de su tas. Desde el momento en que Tilted Are puede convertirse bajo la mirada
despacho y se aventurara en el ámbito público. En una de sus cartaS de queja paranoica de un guardia de seguridad en una "pantalla de explosión" y desde
al GSA, el juez Re exponía sus miedos explícitamente: "No es en absoluto de el momento en que la estética radical de una escultura realizada para un
importancia menor la pérdida de una vigilancia efectiva. El emplazamiemo del lugar específico ha podido ser imerprerada como lugar de acción política,
muro qw. cru.za la p!azA oscurece la vista del personal de seguridad, de moda q11e podemos decir que la esculcura pública ha alcanzado un nivel de éxito
no tienen modo de saber que ocurre al otro '4do del mismo"38• nuevo. Este éxito consiste en la redefinición del lugar de la obra de arte como
La acritud del juez Re hacia la gente se hizo más evidente durante la lugar de lucha política. Decidido a "ser vulnerable y negocia,· con la realidad
audiencia del GSA a través del testimonio de uno de esos vigilantes de segu- de w situación vítaf', Richard Serra se ha encontrado de nuevo enfrentado a
ridad. Su declaración merece ser citada ya que transmite claramente la esca- las contradicciones de dicha realidad. Al negarse a encubrir tales contradic-
lofriante mirada que el Estado proyecta sobre sus ciudadanos: ciones, Serra corre el riesgo de desvelar la verdadera especificidad del lugar,
su especificidad política40•
Mi i11tención principal aquí es presentarles ÍoI aspectos, desde elpumo de viJta de
la seguridad, que afectan a la ejecución de n11estros deberes. El Asco es ÚJ que _yo
llamarla un obJtácuw o impedimento para la seguridmi. EL inco11venienu mayor
que le veo es que crea un efecto depantalla de tl.-pÚlsíón... r~ne 120pieI de largo
y doce de alto y está orientado hacia Úls edificios federales. La C11rvat11ra fromai
time 1111 diseño comparable a los ingmioI que 11Jan los expertos en bomhas para
r~foraar la onda exparuiva. :. Su fimción es la de dirigir las expÚlsiones hacia arriba.
El muro podría proyecrar la explosió11 hacia arriba y hacia el ángulo que ocupan
los dos edificio., federales.

ron su desinstalación. La descripción detallada dd caso, jumo con los infrucruosos incencos
judiciales de Serra de paralizar la decisión del GSA, se encuentra en Wcycigraf-Serra y Bus-

=-
kirk, The Destn1ctio11 ofTiúedAre, op. cit.
37 !bid., pp. 26-29. . 9
-' !bid.. p. 117.
>• /bid., p. 28. 40
Nc!E. Respecco a esie punto véase tc.xto de imroducción a esta sección.

170 171
G
Si vivieras aquí1

MAKrl-lAROSLER

Al pasear un día de estos por cualquier ciudad es muy posible que nos
encontremos con gente viviendo en la calle. lndependienremente de lo lim-
pia, elegante o cuidada que esté, es muy probable que una ciudad tenga este
ópo de población. Al hablar de las personas sin hogar o del chabolismo no
nos estamos refiriendo sólo a ciudades como Lima o Soweto, sino a cual-
quier urbe de Estados Unidos o Inglaterra, a Moscú o a Varsovia. Es un
hecho incontrovertible el que en los albores dd siglo XXI mucha gente se ve
aún abocada a vivir en la calle. ¿Cómo es posible que esto ocurra cuando los
medios de comunicación no paran de celebrar e! triunfo de nuestro modo
de vida occidental? ¿Qué puede hacerse al respecto?2
A pesar de que millones de personas de todo el mundo carecen de un
hogar estable contra su voluntad, muchas de ellas nunca aparecen en las esta-

1 No!ll del editor. Este texto es una visión revisada por la autora del ensayo original-

menrc publiado bajo el titulo "Fragmcnu of a Mcrropolitan Viewpoint", en Brian Wallis


(ed.). lf You Livtd Hm. Th, City in Art, Th,ory, and Sorial Arrivism. A Projm b7 Marthn
Ros/rr, Bay Prcss y Dia An Foundation. Scattle y Nueva York, 199 l , pp. 15-45. Traducción
de Jesús Carrillo.
' NdE. Un inicio til, en el que se llama la atención sobre un problema social y no un
debate arús,ico es caracrcrlstico de la cnfáóa posición de Roslcr en "el mundo real" (véase
texto de introducción a esta sección). El difícil engranaje entre "el mundo del arte" y ese
"mundo real", evicando en la medida de lo posible la proyección de posruras paternalistas o
la mera búsqueda de legitimación ideológica es el objeto del proyecto lfYo11 Liv,d Hm.. . ,
donde se pretcnd!a hacer dd espacio artístico un imbi10 de discusión sobre las condiciones
de vida de las personas sin hogar t!n Manhanan. Uno de los mt!ritos mayores del proyecru
e
de Rosler en lfY011 Liwd Herr.. . , que aquí se describe, radica en haber desafiado la hipor<'•
rica 11eutralidad y auronomía del espacio expositivo, la galería. cuyos asépticos muros con,-
ticuyen una de las fronteras simbólicas más efectivas de la culrura concemporánea.

173

1
7

MARTHA ROSLER SI VIVIERAS AQU i

dísticas. El llamado Tercer Mundo está repleto de genre sin la esperanza de del mismo) pueden interpretarse como métodos para neutralizar problemas
lograr un día un alojamiento adecuado. La carencia de hogar o la infravi- de desorden urbano tales como el desplazamiento poblacional, la delincuen-
vienda es la situación normal en muchos países cuya población rural se ve cia callejera o los disturbios urbanos por otros medios que no fueran el faci-
forzada a migrar a las ciudades, donde existe la única oportunidad de encon- litar a la gente una vivienda o de asegurarle un sueldo digno. Sin embargo,
trar trabajo, aunque a menudo por debajo del nivel de subsistencia. El deno- no fue hasta los 80, bajo la administración Reagan, cuando en Estados Uni-
minado "ejérciro laboral de reserva" se hacina en campos de chabolas o en dos se decidió abandonar definitivamente estos fines sociales. Como res-
::11 condiciones de vida deplorables. puesta a los disturbios callejeros de los años 60 una parte imporrante del
urbanismo poscmoch:rno -la creación de fortalezas urbanas para las personas
Estos campamentos se aceptan como rasgos permanentes de la vida en
el Tercer Mundo; pero la vida en ellos está caracterizada a la vez por la repre- privilegiadas es el mejor ejemplo- refleja y reproduce la creciente preocupa-
sión y la constante amenaza de su destrucción por parte de las autoridades. ción pública por el desorden ciudadano. Aunque la página editorial que el
En muchos lugares, como en la Sudáfrica del apartheid, tales campamentos New York Times dedica periódicamente a las personas sin hogar se titula "La
se toleran -a pesar de que se consideran indeseables nidos de polución- por nueva Calcuta~ el problema en Estados Unidos es muy diferente al que se
pura necesidad política, aunque somecidos siempre a un estricto control y puede dar en el Tercer Mundo, donde, entre otras cosas, la vida cotidiana
vigilancia, y sus habitantes no se consideran gente.sin hogar. En estos luga- está mucho menos enredada en la trama monetarisca. El presente texto se
res también existen individuos sin techo: huérfanos, adolescentes fugados de concentra en las personas sin hogar y en los factores que provocan su situa-
casa, inmigrantes recién llegados, gente sin las relaciones necesarias como ción en Estados Unidos.
para encontrar un lugar seguro donde vivir, alcohólicos o discapacitados
mentales y otras categorías de "indeseables". Este concingence consciruye un
problema policial y son frecuentemente objeto de asistencia social o de evan- LAS PERSONAS SIN HOGAR Y LA FORMA DE LA CIUDAD
gelización, pero el interés que despiertan no va mucho más lejos, pasando a
constituir en· la práctica parte del escenario urbano. La ciudad ha de considerarse tanto una entidad material como una

=-
serie de procesos o de principios rectores. La ciudad, cualquier ciudad, es un
En el Primer Mundo, estos contingentes problemáticos (entre los que conjunto de relaciones a la vez que una concentración de construcciones: es
se encuentra la persistente población okupa de las ciudades europeas) fueron un lugar geopolítico. Más que una simple intersección de representaciones
reducidos y desplazados durante el periodo de posguerra dotándose a la en conflicto, la ciudad está compuesta de múltiples realidades que raramen-
población, tanto a la integrada y socialmente producciva como a la mental o te se cruzan y que cuentan desigualmente en los modos en que la sociedad
físicamente discapacitada, de una residencia subsidiada por el Estado, aun• se representa así misma3• La ciudad es un lugar de creación de significados
que en algunos casos fuera precaria. Sin embargo, durante las dos úlcimas produccivos; un espacio que es asimismo producido, tal como apunta el filó-
décadas los cambios de política económica operados ante todo en Estados sofo social francés Henri Lcfebvre:
Unidos y Gran Bretaña han producido tal número de población desplazada
que el problema de las personas sin hogar ha vuelto a ser preocupante. Este "El espacio mtra m s11 totalidad m el modo moderno de prod11cción capitalisra: se
proceso, aunque ralentizado en el Segundo Mundo (el antiguo Bloque del utilim pam producir plusvalía. . . La fdbricn 11rbana, con sus rmíltiples redes de
Este) por el socialismo de Estado, ha emergido recientemente en Europa comtmicació11 e intercmnbio, forma parte de los medios de prod11cción... El capi-
central y la antigua Unión Soviética.
En el mundo desarrollado las personas sin hogar se han convcrcido en ; NdE. Rosler se niega a considerar la ciudad como el mero espacio abierto a la libre
una realidad sociopolícica considerable en las últimas dos décadas. La per- competencia rcpresencacional de los discimos grupos que la habitan preconizado por las ceo-
sistencia de tal situación aparentemente inestable dora de una cierra lógica rías que aplican las leyes de libre mercado al análisis socioculcural. La ciudad está formada
por fronteras que separan, aíslan y ocultan ramo o más que por representaciones múlciples
inexorabk al tratamiento del problema como si fuera una cuesción de plani- coexistentes. Citando a Lefebvre, Roslcr piensa que la representación de la ciudad es, en gran
ficación urbana, de diseño estético u otras consideraciones arquitectónicas. medida, monopolio dd capicalismo y resultado del desplazamiento de la capacidad repre-
Muchas de las directrices del urbanismo de postguerra (incluida la carencia sentacional de c:,rros grupos.

174 175
SI VIVIERAS AQlli
MARTHA ROSLER

talismo )' el neocapitalism.o han producido tanto nacional como internacional- Corrigiendo los elementos social y económicamente reduccionistas del
argumento de Jameson, el artículo de Mike Davis "Urban Renaissance and
ce
mente un espacio abstracto ref'U!jo del m1111d.o de "los negocios... En este espacio,
cuna de la acumr,lación, lugar de la ,-u¡ueza, objeto de la Hi.rtoria y centro del the Spirit of Postmodernism" (El renacimiento urbano y el espíritu del post-
espacio histórico, la ciudad ha hecho eclosión". modernismo) señala hasta qué punto el Bonavenrure es un ente extraño en
el centro urbano de Los Angeles. De hecho, el vasco nuevo complejo Bun-
En otras palabras, a pe.,ar de que a primera visra pudiera parecer un ker Hill, del que forma parte el Bonavencure, está literalmente separado
cúmulo de estructuras heterogéneas alineadas mediante calle., y avenidas, la por murallas de una ciudad cada VC'Z más tercermundista y proletaria.
ciudad no es sino la imagen de la realidad económica de la sociedad que la Escribir, como hace Jameson, la historia del postmodernismo, es decir, de
ha producido. Antiguamente, los talleres de producción manufacturera esta- la vida contemporánea teniendo en cuenca únicamente la vida y la expe-
ban inmersos dentro de la trama urbana. Actualmente, la economía esta riencia de los ricos y privilegiados, como mínimo significa dar una visión
dominada por megacorporaciones encaminadas a la creación de beneficios parcial de la hisroria6.
más que a la de productos, conectando con prácticas de venta rápida a esca-
El postmodernismo, cal como lo inscribe en la ciudad la clase domi-
la global. Éstas sitúan el lugar de producción en un sitio, la planea de ensam-
nante, se caracteriza por el desarrollo de fortalezas de gran altura. John Port-
blaje en otro, yendo de un lugar a otro del mundo según la mano de obra
man, el arquicecro y constructor del Bonavenrure, se inició con el Peachrree
sea ~ás barata y los impuestos y rasas de la seguridad social más bajos. Entre
Plaza de Aclanra, una ciudad cuyo rehabilitado cenero urbano ha merecido
tanto, en Estados Unidos la exploración de los individuos en el mercado
el sobrenombre de "la fortaleza''. Tales forrale7.as contienen hoteles, oficinas,
negro de trabajo, a menudo inmigrantes sin papeles y en su mayoría muje-
residencias y museos -como el nuevo museo de arte contemporáneo de Bun-
res y niños, ha vuelto a una escala inaudita desde la época clásica del abuso ker Hill- destinados a alojar y entretener al sector profesional y ejecutivo
laboral a comienzos del siglo XX. Escas discontinuidades can exageradas,
desgajado del entorno del decadente centro urbano7•
propias del mundo postmoderno, han dado un giro irónico al viejo eslogan
que afirma que "las calles pertenecen al pueblo". Hoy en dia, la calle se ha con- El concepto de fortaleza está relacionado con el de frontera. El geógra- IIC
vertido en un ámbito imaginario4• fo urbano Neil Smirh ha tratado por extenso el concepto de frontera en
canco metáfora del crecimiento urbano. El mito fronterizo ha estado opera-
Fredric Jameson, en su influyente ensayo "Postmodernism, or che tivo en la vida estadounidense desde eJ comienzo, pero sólo recientemente se
Cultural Logic ofLate Capitalism" (El Postmodernismo, o la lógica cultural
del capitalismo avanzado)S, diseñó un modelo teórico de ciudad postmo- 6 NdE. Esta crítica a Jamcson parece absolutamente pertinente, pues su análisis críri-
derna. Su monumento paradigmático es el Hotel Bonavcncure de Los co de la esquizofrenia -que es un problema de desbordamiento de los mecanismos de auto-
Angeles, que él describe como "representación imposible del espacio del nuevo rrepresentación que regulan la identidad- típica de la sociedad postmoderna ignorn total•
mundo del capital multinacional". Según Jameson, el hotel era un mundo mente a aquellos grupos siruados al otro lado de la muralla, quienes no tienen acceso a los
interior en el que quedaban excluidas las bases de la realidad externa. mecanismos de representación y menos aún a su desdoblamiemo esquizoide. Sin embargo,
las condiciones de su existencia son consecuencia del "capitalismo avaniado" canto o más que
el postmodernismo.


• NdE. La definición de la calle como un "ámbito imaginario" tiene que ver con el ; NdE. La problemática disposición del museo, como de cualquier otro institución
prog~ivo vaciamiemo del cenero urbano como lugar de producción, imercambio o resi- concebida a partir de nociones de esfera pública derivadas de la Ilustración, en el frag-
dencia en Estados Unidos. pasando a ser una mera imagen para ser comemplada desde el mentado entramado urbano. poscmoderno, aparece claramente en el caso del Museum of
coche de camino hacia d ma/L Sin embargo. esa ..imagen" csci habirada por individuos sin Contemporary An de Los Angeles, situado en Bunker Hill, una mole de granico física-
hogar, cobijados en paradas de autobús y callejones o tumbados en los bancos de los jardi- mente incrustada en el centro urbano de Down Town Los Angeles )' carente de cualquier
nes, carentes en absoluto de capacidad de ocupación simbolica (y no solo simbólica) del relación, que no sea la de defensa amurallada, respecto a la vida urbana que le rodea. que
lugar en que viven. consiscc, fundamemalmente, en el populoso mercado chicano. El Bunker Hill acumula
5 Fredric Jameson. Porm1odtrnis111, Or the Culmra/ Logic ofLau Capitalim1, Duke Uni- una gran cantidad de "ane públjco": fuentes vanguardistas y esculturas de dimensiones
versicy Press, Duchan,. 199 l [versión castellana: El posnnodernismo, o In lógica culwrnl tkl monumentales, infinitamente superiores a las del entorno, siendo, sin embargo, una zona
Ctlpitalimw av1111uido, Paidos. Barcelona. 1991; también La Posmodemidad. Trocea, Madrid. de ocupación casi nula aparte de los oficinistas de camino hacia sus coches o los eventua-
1998]. les visitames del museo.

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MARTHA ROSLER SI VIVIERAS AQUÍ

ha abierto paso en el discurso "gentrificador"8 de los países desauollados de límites entre vida privada y pública, tema éste sobre al que volveré más tarde,
codo el mundo. Según esta metáfora, el centro de la ciudad es a finales del una eliminación que, intencionalmente o no, permite un control social
siglo XX una nueva frontera urbana y quienes lo habitan son "nativos" en mayor, aunque éste sea menos agresivo.
espera de ser desplazados por "pioneros urbanos", héroes populares de nues-
Antiguamente, incluso en las épocas en que el mito de la social civil
tros días. Neil Smith señala que la frontera de hoy en día es una frontera del
estaba salpicado periódicamente por revueltas y delincuencia urbana, la
beneficio: "Mientras que la frontera del riglo XIX rignificaba la culminación de
buena sociedad podía disfrutar con cierta seguridad de la talle y de las insti-
la expansión geográfica absoluta como expresión primario de la acumulación
tuciones públicas gracias a una adecuada acción policial y al funcionamien-
de capital, la gentrificació11 )' la rehabilitació,11 representa el ejemplo más acaba-
to de mecanismos sociales de segregación de clase y raza enormemente efec-
do de rediferenciación del espacio geográfico dirigido hacia ese mismo fi11".
tivos. La sociedad contemporánea, debido a los cambios producidos en los
En el periodo de transición de los afios 60, los campus de las nuevas flujos de información y población y a su adhesión de iure a un ideal iguali-
universidades y los edificios públicos de Estados Unidos comenzaron a pare- tarista -al menos en el consumo- carente de una base económica que per-
cerse a fortalezas diseñadas con el fin de controlar a los estudia.mes en un mita su puesta en práctica, ya no sanciona aquella versión de la cadena del
:ta caso y repeler las revueltas urbanas en el otro:- Recientemente se ha llegado a
la solución mucho más sofisticada de evaporar todo aquello que tradicional-
ser por la que cada uno ocupaba un lugar fijo y reconocible. Es más, tal
como ejemplifica el discurso de Margaret Thatcher, los llamados conserva-
mente se definía como espacio público. Las fortalezas u~banas no compren- dores desafían la noción misma de sociedad:
den ya edificios aislados sino zonas enteras (El Bunker Hill de Los Angeles,
el Battery Park de Nueva York) o ceneros urbanos (Aclama) ocultando su "Pimso q11e hemos pasado 1ma lpoca en la que u ha dado a entender a la geme
carácter de fortaleza al diluirse inocentemente en el plano de la ciudad, para- q11e si tenían ,m problema ahí estaba elgobierno para solucionarlo: si moy m difi-
petándose tras pomposas fachadas o dentro de patios de palmeras que escon- mltadts me dnrdn una mbvenció11, si no tengo casa, el gobierno me dará cobijo.
den sofisticados medios de vigilancia invisibles. La discontinuidad espacial y Proyeerándou así los problemas sobn la sociedad. Pero tal sociedad no existe, sól.o
el desdibuja.miento de los límites, junco con la dispersión de los centros de existen hombres, mujem y familias" (Margarec Thatcher, en Womans Own, .31
producción indusrrial y de imágenes, son los rasgos definitorios de la socie-
octubre 1987).
dad postmoderna. La discontinuidad aparece como una disolución de los
Aunque la teoría social del marxismo se tambalea no se puede rechazar
del todo el análisis que hace Marx de los efectos de la capitalización de la
8
NdE. El término inglés "gemrifienti,m", que originariamcnce se refiere a un proceso fuerza de trabajo. Según se desprende de la paulatina transformación de todo
social ocurrido en la lnglam-ra de la Revolución lndusuial por el que la burguesía enrique- valor social en valor monetario descrita por Marx, aquello que sustituiría
cida abandonó la ciudad y se instaló en cierras temporadas del año en las áreas turales trans-
finalmente a la sociedad sería, sin duda, el dinero. En esta misma línea de
formando los modos de explotación y residencia en las mismas, carece de un equivaleme en
castellano (por eso optamos por utilizar aquí este neologismo: "genrriñcación"). En la acrua- destrucción de los valores sociales el homólogo de Margaret Thatcher,
lidad se aplic'! justamente al proceso contrario. es decir. al proceso ocurrido desde Anales de Ronald Reagan, definía Estados Unidos como aquel lugar donde cualquiera
los 70 que supone la vuelta de la burguesía suburbana a los centros históricos de las ciuda- podía hacerse rico. Lo que la sociedad no da puede y debe comprarse.
des, provocando simultáneamente una recapitalización de los mismos y una expulsión o pau-
perización de la población local. Este proceso se produce, como apunra Neil Smich, d~.ncro La disolución del ideal de "sociedad" ha traído como consecuencia no
::19 de una redefin ición general de la función de la ciudad como centro de comunicaciones en el
capitalismo avanzado y refleja una nueva polarización social del espacio urbano que acoge a
sólo una apatía ciudadana puesta de manifiesto en el creciente absentismo
electoral, -particularmente agudo en_la gente de color, lo que refleja la
un grupo social adinerado ;umo a ot~o marginal. Estos procesos son animados por los ayun- acción de factores raciales a la par que económicos- sino también una des-
tamientos con el fin de rccapital.iz.ar el suelo urbano y acrecentar los ingresos procedentes de
trucción de los principios de responsabilidad y justicia social, corolario del
la multiplicación de los serv_icios. Como describe Rosler. el vaciamiento de población local
conlleva simultáneameme su sustitución por una imagen espectaculari2.3da de lo popular y colapso de la esfera pública. Lo que se escá operando aquí no es sino una
folclórico. V 6ise a este respecro, de Neil Smith, The New Urbnn Fromier. Gentrificarion 1111d justificación de la creciente división entre ricos y pobres, entre quienes han
the Rev1111chfrt Ci1y, Roudedge, Londres, 1996, y David Lay, The New Middk C/ns; a,u/ d,, nacido con todos los privilegios y quienes son cada vez. más excluidos de
Rm1aki11g ofthe Ceutmi Ciry, Oxford Universiiy Press, Oxford, 1996. los m ismos.

178 179

11
SI VIVIERAS AQUf
MARTHA ROSLER

Esta nueva visión de la sociedad se manifiesta claramente en una tácti- rre en los parques públicos utilizados para la realización de espectáculos de
ca muy común en la planificación de los centros urbanos. Con el fin de revi- masas tales como los conciertos de rock) a través de la especcacularización de
talizar los barrios comerciales dd centro, muchas ciudades estadounidenses la Historia mediante parques temáticos y reconstrucciones historicistas, y
han construidos pasajes elevados: galerías comerciales suspendidas entre sobre todo por efecto de la televisión. Museos y jardines públicos cobran
los edifi~ios que conducen a atrios repletos de servicios, bancos y hoteles. entrada e incluso se cierran temporalmente para ser alquilados a grandes
El centro de Toronto está repleto de tales pasajes -elevados y bajo cierra compañías o para la celebración de bodas de la aira sociedad. La accesibili-
interconeetados por el metro. dad y el flujo de cuerpos en los lugares públicos se ven interrumpidos por el
creciente flujo de significación comercial. Recientemente, el parque temáti-
Puede que estas galerías cerradas se expliquen como modo de proteger- co ha invadido y sustituido al centro histórico en ciudades de Inglaterra,
se del crudo invierno y el tórrido verano que interfieren en la actividad Estados Unidos y, sin duda, de otros países, modelando sus principales recla-
comercial y bancaria de Toronto, Minneapolis o Houston. Pero me llama la mos a partir del museo de arte, la sala de conciertos o Disneylandia.
atención que la justificación principal para la creación de ceneros comercia-
les en la periferia sea la eliminación de los peatones de la calle. Al convertir- Entretanto, e irónicamente, los viejos suburbios residenciales, aquéllos
se la calle en un lugar exclusivamente destinado al tráfico motorizado bajo el donde la gente comenzó a escapar de la "sociedad" que la ciudad represen-
control de intensos mecanismos de vigilancia, queda abandonada en manos taba, están decayendo y son ahora habitados por las personas sin hogar y
de los servicios de mantenimiento o como escenarÍO de espectáculos ocasio- quienes han sido desplazadas del centro por el proceso de gentrificación.
nales. De un modo acelerado la calle se está convirtiendo en un espacio resi- Ya he sefialado que esca reorganización del espacio forma parte de un
dual habitado por quienes carecen de hogar o los marginados sociales: quie- nuevo modelo social que desprecia e ignora las nociones de inclusión y de
nes no pueden comprar u ofrecer servicios. La creación de "espacio residual" parcicipación. La segregación de las clases sociales -incluyendo las razas-
es tan consustancial a la producción social de significado en la vida moder- lleva a nueva demonización del "pobre" de la calle, pero ahora en un con·
na como lo pueda ser el espacio construido. "La calle" es actualmente aquel texto de población que ya no es en su mayoría ni urbana, ni rural, ni pro-
espacio vacío en el que se relega a los desposeídos. El espacio residual se loca- vinciana, sino suburbana. A la vez, todos los ciudadanos, con excepción dé
liza afü donde solla residir la sociedad. los más privilegiados, ven cómo su dinero va a parar a los ricos no urbani-
Los antiguos espacios públicos han sido recodificados como interiores tas. Este cisma social ayuda a comprender el desinterés generalizado respec-
arquitectónicos, como son los atrios cubiertos de los hoteles de Portman o to a los procesos de gobierno. Un número creciente de pobres, clase obrera
las sedes de las grandes compañías, a menudo adornadas por jardines selvá- y (por ello) gente de color están dejando de votar. Las guerra.~ económicas y
ticos que sirven para ocultar las cámaras de vídeovigilancia. Conveniente• cultl.J!3les han logrado la despolitización de los grupos (relativamente) mar-
mente internacionalizado (hay tiendas de Benetton en rodas parres) y aisla- ginales, lo cual, según anunciaban los miembros de la Trilateral a mediados
do de su entorno real, este nuevo ágora es un espacio radicalmente contrario de los 70, era la única solución a lo que ellos definían como crisis de gober-
a la esfera pública, intensamente patrullado por los servicios privados de nabilidad de Estados Unidos. De ese modo, el dinero de _hecho compra el
seguridad y ajeno a los derechos fundamentales de expresión y reunión que derecho a votar de cada individuo.
hasta hace poco constituían el mito fundacional del contrato social estadou- Los residentes en las ciudades de Estados Unidos, excepto cal vez en
nidense9. el sur, pagan más cont¡ibución fiscal de lo que reciben en servicios. Sin
Los lugares de ocio público están paulatinamente comercializándose y embargo, Nueva York, la ciudad más grande del país, entró en bancarrota
restringiéndose su uso como lugares destinados a dicha función (como ocu- en 1974. El diario conservador y populista neoyorkino Daily News resu-
mía memorablemente la respuesta oficial sobre este hecho en un llamativo
titular: "Ford dice a la ciudad: muérete". La crisis fiscal se resolvió median te
9 NdE. En el texto de Florian Schncidcr que sigue al de Roslcr en este volumen, uno
la venta de los intereses bancarios e hipotecarios de la ciudad (que habían
de los mecanismos de poder actuales más frecuentes es la creación de una sensación de ausen-
cia de límites. Como Schneider, Roslcr llama la atención sobre d hecho de que eras dicho
tenido un papel fundamental en la crisis). Esto permitió una recapitali-
ar,.,= consumista se esconden las cámarns de vídeovigilancia. zación masiva de la propiedad inmobiliaria de Nueva York, sobre todo

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MARTHA R05LER SI VIVIERAS AQU [

gracias a la progresiva "manhanización" de Manhanan. La ciudad puso la Hasta una época reciente, a los individuos que vivían en las calles se les
alfombra de bienvenida a las grandes fortunas internacionales, dio la pata- identificaba como mendigos, vagos o vagabundos, herencia de la imaginería
da a quienes no podían pagar el alquiler y, no por casualidad, disolvió los de la Gran Depresión. La imagen típica del vagabundo era la de una perso-
sindicatos de trabajadores municipales. El Nueva York de los 90 evitó una na pobre y normalmente percibida como varón, alcohólico, de paso y de
nueva crisis fiscal gracias a la increíble subida de la Bolsa sita en la ciudad, ninguna raza en especial (aunque muy probablemente caucásico). Este este-
y pudo así, como otras ciudades, invertir en las nuevas tecnologías de la reotipo ha derivado desde los años 80 en la imagen de un tipo degradado,
información. No obstante, "no hay dine.ro" para la gente sin hogar y la discapacitado psíquicamente, maloliente y peligroso: alguien fugado de un
población en estado de necesidad. manicomio. Las mujeres sin hogar, o "señoras del saco" [bag Jadies], han
pasado a ser una imagen popular; Lucie Ball representaba a una de ellas en
la televisión. La dimensión real del problema en el caso de las mujeres se
LA IMAGEN DE LOS SIN HOGAR difumina eras la imagen degradada de la mujer soltera sin hogar, madre o
prostituta y, por ello, drogadicta o transmisora del SIDA. Muchas mujeres
La carencia de hogar, como cualquier ocro problema social, es objeto de ancianas son frecuentemente desahuciadas y empujadas a la calle al no ser
representaciones contradiccorias. La imagen de las personas sin techo ha suficientes sus ingresos fijos para asegurarles la mera subsistencia. La imagen
sufrido sucesivas metamorfosis durante las últimas décadas. De hecho, antes extendida de la loca que vaga por las calles es del mismo modo inadecuada
no se consideraba a los vagabundos [displaced] como víctimas de la falta de a la situación real de escas mujeres. Joyce Brown, la sin hogar que comó su
hogar hasta que criscaliz.6 esca idea y se diseminó el término "personas sin nombre, "Billie Boggs", de la calle en que vivía, alcanzó temporalmente la
hogar" [homeless] a comienzos de los 80. Los estadounidenses enseguida fama a finales de los 80 (dando incluso una conferencia en 'Harvard antes de
comenzaron a ser conscientes del problema de escas personas sin hogar y volver a las calles) ai' convertirse su caso en un hito judicial, cuando un tri-
hacia mediados de la década ya aparecía en los periódicos y en las tertulias bunal se pronunció contra la reclusión fonosa de los vagabundos en refugios
de televisión. Sin embargo, en general, la actitud frente a este sector de la o asilos. Sin embargo, apenas se habla de lo poco que ofrecen tales asilos a
población ha sido objeto de cambios y mitificaciones, no siendo nunca espe- gente como Billie Boggs para aliviar sus problemas psíquicos o para satis-
cialmente bencvolente10• facer las múltiples carencias que tienen escas mujeres.
La carencia de hogar, el desahucio y el desarraigo han estado presentes Al aumentar dramáticamente el número y por ello la visibilidad de las
en la vida desde siempre: la guerra, el trabajo del jornalero rural o la vida personas sin hogar en codo el país durante los 90, su imagen se diversificó
cocidiana de las personas desfavorecidas son buenos ejemplos. En el oeste cubriendo un espectro más amplio de población que incluía vagabundos,
americano del siglo XIX la carencia de hogar era consecuencia de factores mayoritariamente negros, pobres residentes en el centro, veteranos de gue-
tales como la estructura parcelaria, totalmente distintos a los que la causan rra, mujeres y niños de la calle y refugiados venidos del interior del país y de
actualmente. Hacia mediados del siglo XX el carácter crónico de la falta de zonas campesinas deprimidas, incluyendo grupos familiares en muchos casos
hogar ya había desaparecido de Estados Unidos gracias a los programas fede- de raza blanca. Cuando los medios de comunicación descubrieron al indivi-
rales de vivienda y a la expansión económica que minimizaron su número duo sin hogar, lo relacionaron con estas familias blancas desperdigadas por
hasta el punto de que pudieron ser asimilados bajo el concepto genérico de los estados interiores de Estados Unidos. Mientras canco, al hombre sin
pobreza. hogar urbano y sin familia o al sin hogar de raza negra, fuera hombre o
mujer, frecuentemente se le olvidaba o desubjetivizaba.
10
NdE. En consonancia con la idea ameriormencc expuesta sobre el monopolio de la A la persona sin hogar y al pobre se les ignora por completo en la nueva
capacidad de representación, la figura del individuo sin hogar -tanro o más que su circuns•
rancia real es descrita aquí como una proyección de la ideología dominante, no como una
economía acelerada. Se han convertido en espectros, figuras manipulables
emanación espontánea del modo vida de unos individuos de1enninados. Tiene que ver, por que concentran las representaciones de la paranoia colectiva que anterior-
ramo, má.s con los cambios en los intereses y expectativas de la sociedad capicalisca que con mente vehiculaban la amenaza roja o el peligro amarillo. Puede que alguien
la posibilidad de estos grupos de dotarse a sí mismos de una imagen. dé unas monedas a una de escas personas y puede que merezca la compasión

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MARTHA ROSLER SI VIVIERAS AQUl

y la caridad ocasional, sin embargo estos sentimientos positivos son fácil- Según la que parece ser la versión oficial del problema, Ronald Reagan
mente revocables. Como afirmara recientemente un joven perteneciente al contaba al periodista de televisión David Brinkley, en una entrevista en
grupo de los privilegiados: "Bueno, tal vez un día foeron personas...». Al desa- diciembre de 1988, que la gente dormía en la calle porque quería. A pesar
consejar sistemáticamente la caridad individual las autoridades municipales, de la calma oficial sobre la realidad económica, Estados Unidos tiene la tasa
los estadounidenses han acabado sufriendo un "cansancio de la compasión», más alta de pobreza del mundo industrializado (Times, 18 diciembre 1988)
dejando de estar de moda ya el dar limosna a unos mendigos a quienes se y el cenero de control de enfermedades informa que el número de muertes
percibe ahora como delincuentes o maleantes. por congelación se ha duplicado en la última década.
La cifra de personas sin hogar, tal vez tres millones en todo el país, es
un tema polémico, pues los criterios que definen esta situación son difíciles
de establecer: ¿es voluntaria o involuntaria?, ¿es temporal o de larga dura- LA CARENCIA DE HOGAR Y EL PODER SOCIAL
ción?, y si es temporal ¿cuánto tiempo hay que estar sin casa para ser tenido
en cuenta? Por no hablar de los sistemas de recuento. Por ejemplo, al calcu- Las personas sin hogar son objeto constante de pseudosoluciones bru-
lar la población que utiliza los albergues de caridad, ¿se ha.de contar a todo tales que minan su energía y frustran cualquier esfuerzo de autoafirmación
el que entra?, ¿se tiene en cuenta al que lo hace de un modo recurrente o sim- colccciva. Incluso la caridad de quienes intentan echar una mano, como
plemente se hace un recuento de cabezas cada noche? aquellos que incluyen habitaciones destinadas a estas personas en las nuevas
bibliotecas públicas, confirma hasta qué punto hemos aceptado el carácter
Fueron los poderes conservadores los que iniciaron la polémica acerca inevitable de esta situación. Pero ¿por qué hemos de aceptar la incapacidad
· del número de personas sin hogar con el fin de contener y sembrar la con- del Estado para hacerse cargo de los desposeídos? Muchas organizaciones y
fusión en torno a este problema y así difuminarlo políticamente. Eminentes grupos religiosos atienden las necesidades de las gentes sin hogar invirtiendo
comentaristas y funcionarios de derechas o han intentado minimizar las gran emcidad de esfuerzo voluntario. Pero incluso los mejores y más meti-
cifras de personas en esta situación o les han responsabilizado personalmen- culosos de cales esfuerzos se ven cremendamence desbordados. Los servicios
te de la misma. Por ejemplo, se representa al individuo sin techo como un que durante años se habían ocupado de los "antiguos vagabundo"s" se están
discapacitado social sin remisión, un estado que se pone de manifiesto en su hundiendo ante la avalancha de los nuevos sin techo. Es más, tal ayuda difí-
enajenación, en su consumo de drogas y en su bajo grado de autoestima, sus- cilmente puede fortalecer a las personas sin hogar en tanto grupo. ¿Cómo se
tituyéndose de este modo los efectos por las causas. Cínicamente se le estig- puede remediar entonces su situación y combatir las campañas de desinfor-
matiza por carecer de lazos familiares, como si no fueran las condiciones mación lanzadas contra ellas?
adversas que constituyen y determinan la carencia de hogar las que real-
mente debilitan los lazos sociales. El New l'órk Post, por ejemplo, cuando era Aunque los activistas han logrado el reconocimiento del derecho a
propiedad de un promotor inmobiliario, escribió en uno de sus editoriales: votar de los vagabundos (ya que uno no podía votar si no tenía domicilio)
"La idea de que la carencia de hogar es un problema económico, resultado de la quien no tiene hogar continúa sin formar parte de la base electoral y, por
falta de casas accesibles... es totalmente falsa. Las familias que utiiiun los albe,·- tanto, ningún legislador le representa. Es difícil movilizar a las personas más
gues lo hacen genera./mente por causas q11.e no tienen tanto que ver con el dinero débiles socialmente y mucho más a este grupo disperso de indigentes. No
como con una disfunción social profunda: ignorancia, drogadicción, apat!a. .. n obstante, gentes sin hogar se han unido con éxito en diversas ciudades. Las
(8 octubre 1989). mujeres han demostrado·ser grandes organizadoras en este sentido: En Esta-
dos Unidos y en varios países latinoamericanos y africanos las mujeres sin
No se puede negar que la población de la calle incluye a drogadicros y hogar han sido capaces de organizar con éxito a los desposeídos, que ha
analfabetos además de desesperados, locos y rufianes. Pero el describir tal menudo viven precariamente en colonias de chabolas. Sin embargo, la orga-
población sólo por escas características sin comar noca pormenorizada de sus nización más efectiva sigue teniendo lugar ames de su desahucio. Después
causas y sin esbozar un plan para reconstruir o expandir los servicios socia-


son mucho más débiles.
les que tan drásticamente han sido reducidos no constiruye una mera cuan-
tificación o descripción, se trata de una esencialización oportunista.

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r
MARTHA ROSLER SI VIVIERAS AQUi

LA POBREZA, EL RACISMO Y LA RESPUESTA SOCIAL do viviendo y disfrutando su ocio unos cerca de otros en los "renacidos" cen-
tros urbanos. Pero en ellos también se concentran obreros de escasos recur-
La mitad de quienes no tienen hogar en Estados Unidos son niños y sos e inmigrantes indocumentados de cualquier país que normalmente se
niñas (el 39'5 % del total de los indigentes del país lo son) y esta proporción encargan de los servicios más básicos. El término genrrificación se acuñó
va creciendo cada día. Son sin embargo quienes tienen menor capacidad de cuando comenzó a invertirse capital en algunas ciudades de Estados Unidos
hacer frente al trauma psíquico de la dislocación y la esrigmarización social. en los 70 y viene a designar la transformación de los barrios obreros y las
Las niñas y niños vagabundos y sus familias -en su mayoría encabezadas por áreas industriales en zonas residenciales destinadas a la clase profesional y
mujeres solteras- son predominantemente negros o mestizos. En este con- empresarial, reduciéndose dramáticamente tanto la cantidad de viviendas
texto, el racismo se está convirtiendo en uno de los instrumentos más pode- accesibles a la clase trabajadora como el sitio disponible para la instalación
rosos, duraderos y políticamente útiles para impedir el acceso a la vivienda. de pequeñas tiendas artesanales.
La población de color se concentra en las ciudades del centro del país y el
La gentrificación requiere un proceso de descapitalización anees de que la
82% de los afroamericanos viven en zonas urbanas. Sin embargo, durante reinversión pueda producirse. Por un lado, los propietarios y los bancos reti-
los años 80 en Nueva York los hogares de fumilias con pocos recursos y de
ran su dinero de la zona, y por otro, los ayuntamientos reducen sus servicios.
color han retrocedido tanto en ocupación inmobiliaria como en sus ingre- de bomberos, hospitales, escuelas y mantenimiento general. Cuando la recapi•
sos. Un informe del Congreso muestra que los negros tienen el doble de talización o gencrificación tiene lugar, muchos de los habitantes originarios ya
posibilidades de ·que se les deniegue una hipoteca y, como otros estudios se han visco forzados a marcharse o bien viven en condiciones ínfimas. Muchos
muestran, el doble de posibilidades de que se les niegue trabajo a parcir de de los residentes que no habían sido desplazados de sus hogares por el aban-
una cualificación equivalente. El racismo no sólo ha ayudado a que se· pro- dono y la falca de inversión lo son finalmente por la gentrificación. Algunos de

:tt duzca una situación social carastrófica, sino también a justificar soluciones
ficticias al problema de la droga, el crimen, la carencia de hogar y el SIDA.
ellos se hacinan en casa de amigos o familiares, en apartamentos ya de por sí
depauperados, o se ven abocados a vivir en las calles.
En los últimos veinticinco afios una gran proporción de casas de alqui•

:ti PRODUCIR "LAS PERSONAS SIN HOGAR": GENTRJFICACIÓN Y DESALOJO


ler se ha convertido en vivienda de propiedad debido en ocasiones a la pre-
sión fiscal. Muchas viviendas unifamiliares reconvertidas en pensiones en los
periodos de crisis también han sufrido esta reconversión y lo mismo ha ocu-
El ciclo de decadencia, ruina y abandono, al que sigue un renacimien- rrido con los hoteles baratos del centro urbano. Estos hoteles, que habían
to mediante una rehabilitación, renovación y reconstrucción, puede parecer sido construidos para albergar a trabajadores de paso en la ciudad y también
un proceso natural. Sin embargo, la caída y auge de las ciudades no es con- a vagabundos y alcohólicos, se han vaciado y devuelto al mercado para ser-
secuencia sólo de ciclos económicos y de crisis fiscales sino también de polí- vir a una clase social totalmente diferente. Sólo en Nueva York se perdieron
ticas sociales. Según el urbanista Peter Marcuse, la carencia de hogar es con- cien mil plazas de este tipo de alojamiento entre los 70 y los 90. Sencilla•
secuencia de tres factores interrelacionados: la estructura mercantil de la mente no hay más siclo que la calle para este tipo de inquilinos depaupera•
vivienda, la distribución de los recursos y la política gubernamental.

=-
dos, entre quienes se cuenta un gran número de ancianas indigentes.
Muchos centros urbanos sufrieron una gran decadencia por la falta de No hay por tanto una causa única o simple que explique la gran expan-
inversión y el abandono a lo largo de los 60 y 70, cuando la burguesía huyó sión del número de gente viviendo en las calles, ya sea en los suburbios o en
hacia los suburbios. Hacia finales de los 70 la clase media comenzó paulati- los ceneros urbanos. Factores a tener en cuenca son el paso de una economía
namente a volver a lo que sus voceros denominaron el "renacimiento urba- productiva a otra no productiva basada en la industria financiera e inmobi-
no". Pero los beneficiarios de este renacimiento a menudo no incluían a liaria, las políticas del gobierno y la creciente diferencia de ingresos entre
quienes ya vivían allí. La nueva y próspera clase profesional, técnica y ejecu- ricos y pobres. Si a ello unimos el cambio ideológico que se ha operado en
tiva se ha ido asentando en los centros urbanos creando un cinturón de ser- las concepciones mismas de lo público y la ciudad, nos daremos cuenca de
:8 vicios igualmente profesional. Ejecutivos, abogados y consejeros han acaba- lo árduo que es el intento de encontrar soluciones al problema.

186 187
SI VIVIERAS AQUf
MARTHA ROSLER

estadounidenses ·recibían el 67'8% de los ingresos familiares, el porcentaje


Gt:
LA IMAGEN GLOBAL: POBREZA Y POÚTICA
más alto de la historia. El New York Times informaría que entre 1978 y
1986 los ingresos medios del 25% de las familias más pobres disminuyeron
El enmascaramiento de la concentración de capital uas la idea de una
en un 10'9 o/o mientras que los del 25% de las familias más ricas crecieron
economía de libre mercado triunfó con la elección de Ronald Reagan, cuya
en un 13'85%, aumentándose su trozo del pastel del 41 '6% al 44%. La

-=
presidencia supuso un recorre drástico en la inversión social, utilizando para
porción de riqueza nacional acumulada por el l % más rico pasó de un 9%
justificar la urgencia de este proceso el déficit público que, de hecho, creció
dramáticamente durante su mandato. Además de apelar al enorme déficit a un 11%.
público, la administración Reagan puso en marcha estrategias políticas diri- Los informes del Congreso muestran que a finales del los 80 el 71 7 %
gidas expresamente a destruir lo que quedaba del Estado de Bienestar. El
comentarista conservador Kevin Philips, en su libro The Politics ofRich and
Poor: Wealth and the American Electorate in rhe Reagan A.fiermath (La políti-
ca de ricos)' pobres: la 1-iqueza y el electorado estadounide1ue despuis de Reagan,
1990), describe en detalle los cambios producidos en la riqueza y la maqui-
de la riqueza nacional estaba en manos del l 0% de las familias, mientras que
el restante 90% solo poseían el 28 '2%. Si se excluye de estas cifras el valor
de la vivienda -la mayor fuente de riqueza para la mayoría de los estadouni-
denses la concentración es aún mayor, de modo que el 10 % de la población
posee el 83'2% de toda la riqueza privada, mientras que el 90% restante sólo
-=
naria ideológica que los provocó: "Frecuentemente, la aceleración de la desi- posee el 16'7%. Hacia 1990, poco menos de un millón y medio de perso-
gualdad económica era mds el resultatÍIJ de una política objetiva que de una nas poseían más del doble de riqueza que los 212 millones restantes. La dis-
coincidencia". Al evaluar el libro de Philips en el New }órk Times, Denis paridad entre ricos y pobres ha continuado creciendo, siendo así que los
Wrong destacaba que "fo.e más la convicción ideoMgica que la pura avaricia lo pobres están peor económicamente que en los 70 y que el coste de la vivien-
que movió a ÚJs asesores de Ronald Reagan a reducir los impuestos, cambiar las da se está llevando una proporción cada vez mayor de los ingresos totales de
leyes fiscales, suprimir el contr0l estatal sobre la vida financiera, cortar el gasto la gente. Enue tanto, el sistema de asistencia social se va desmantelando. Las
en servicios sociales, elevar las tasas de interés y aumentar la deuda pública para consecuencias de esta situación no se pueden saber aún ya que están tempo•
cubrir el déficit presupuestario". ralmente mitigadas por la baja tasa accual de desempleo.
Pero la ambición reveló ser un camuflaje perfecto. El imaginario colec- Las mujeres ocupan aún el peldaño más °bajo de la escala económica,
tivo de los 80 tomaba como modelo las imágenes ahamente sexualizadas de haciéndose cada vez más cierta la llamada "feminización de la pobreza". Las
hedonistas hombres y mujeres de negocios. Series como Dallas o Dinastía mujeres de color son más pobres que las blancas y los hogares encabezados
se hicieron famosas no sólo en Estados Unidos sino también, uno uas ouo, por mujeres son predominantes entre los que se encuentran por debajo del
en el resto de los países del mundo. La identificación popular con la ima- umbral de pobreza. A la creciente desigualdad en los ingresos por hogar ha
gen de poder que destilaban los hombres de negocios, los empresarios e correspondido un similar incremento en la desigualdad de distribución de
incluso los contables -quienes en otras épocas habrían sido vistos como salarios, durante un periodo en el que la compensación monetaria por cargo
gentes de poco fiar, vacíos y enormemente aburridos- facilitó la concentra- ejecutivo ha sufrido un agiganramiento sin precedentes, apenas recogido
ción masiva de la riqueza. Se pasó del populismo igualitarista de épocas por los medios de comunicación. Según Kevin Philips, mientras que la
pasadas a la ostentación más gozosa. La estructura impositiva sufrió una media salarial de un trabajador se incrementó sólo de trece mil a ventiun
reforma regresiva y, tras la reforma de la ley fiscal, la oficina de presupues- mil dólares en el periodo que va de 1978 a 1988, el sueldo de un ejecutivo
tos del Congreso informó que el I 0% 'de los hogares más pobres pagarían saltó de 373 mil a 773 mil, habiendo decenas de altos ejecutivos ganando
en 1988 un 20% más que en la década anterior y el 10% de los hogares más sumas de ocho cifras. De ese modo, en los últimos veinte años la paga por
ricos pagarían un 20% menos. hora de un ejecutivo ha pasado a ser de veinticinco a treinta y seis veces
mayor que la de un trabajador productor. En los 90, la compensación
La consecuencia principal del reaganismo fue que en los 80 los extre-
monetaria de los ejecutivos llegó a alturas inimaginables. Lo que esto signi-
mos de riqueza y pobreza se agudizaron mucho más que en la década ante-
fica es que los ricos se hicieron mucho más ricos a expensas de los trabaja-
rior, hasta alcanzar las cotas más airas de coda la historia estadounidense.
dores medios y. de los pobres.
Según el Centro de Presupuestos y Política, en los años 80 el 40% de los

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MARTHA ROSLER SI VIVIERAS AQUi

El reaganismo también se cebó en la vivienda. Durante la década de los La imagen convencional de la ciudad postmoderna, con sus fortalezas,
80, el gobierno federal literalmente se retiró de la construcción, producién- sus ghmos de pobreza y sus epidemias de droga y SIDA, refuerza ciertamen-
dose cortes presupuestarios en la edificación pública destinada a los menos te la idea de frontera urbana y desanima cualquier intento de solución,
favorecidos que redujeron los rreima y siete billones de dólares de 1981, incluso parcial, de la pobreza y la falta de hogar. Para los y las artistas, quie-
cuando Reagan llegó al poder, a dieciseis billones en 1985 y a siete billones nes a menudo comparten los mismos espacios urbanos de las personas
en 1988. Estas operaciones de recorte presupuestario fueron acompañadas menos favorecidas, la imagen de las calles degradadas puede alimentar cier-
de una fuerte campaña propagandística contra la vivienda pública y sus to ideal romántico de bohemia, pero por el hecho de comp.irrir. el espacio
usuarios. A la vez, la estructura fiscal comenzó a favorecer la propiedad &en- con esos grupos a menudo se ven tanto en la posición de víctimas como en
te al alquiler dando subvenciones que nunca se mencionan cuando se pone la de perpetradores en los procesos de planificación urbana y en el desalojo
en cuestión la beneficencia pública. resultante. En las dos últimas décadas estos procesos se han utilizado como
La solución para los males urbanos no está a la vuelta de la esquina, la bisagra que permite el retorno de las clases medias al centro de la ciudad.
pero podemos propagar una nueva imagen de la ciudad que favorezca la con- Es irónico, sin embargo, que los y las artistas mismas sean finalmente des-
servación de los vecindarios. La falta de representación de los pobres y los plazadas por los mismos profesionales adinerados -su clientela- que les
trabajadores en los foros públicos y en los ámbitos de poder se refleja en la siguieron a los nuevos barrios "chic"~
erradicación ·de su discurso de la historia de la ciudad y su olvido en los pla-
Desde un punto de visea absrracto se podría argumentar que los y las
nes urbanísticos tanto públicos como privados. Debería considerarse la
artistas, especialmente quienes tienen familia, albergan la necesidad particu-
vivienda como un principio social y no como una oporrunidad de, lucro.
lar de tener casa y taller una al lado del otro. Lo especial de tales circunstan-
Para ello es necesaria la activación de las bases y la creación de coali- cias podría justificar la existencia de ciertas ayudas fiscales que permitiesen
ciones. El activismo requiere una amplia gama de respuestas, desde la acción el asentamiento o permanencia de los y las artistas en ciertas zonas que han
callejera y las manifestaciones pasando por el urbanismo, los csrudios acadé- puesto de moda, como el SoHo de Nueva York. Pero la situación real de la
micos y los libros y articules divulgativos. El ajuste de la imagen puede pro- planificación urbana, el empobrecimiento masivo, el modo en que se emple-
ducirse tanto mediante simulaciones de ordenador o mediante la pega de an los fondos públicos y se utiliza físicamente a los y las artistas, hacen muy
carteles, o pintadas en casas abandonadas. cuestionables estos argumentos. (Una película de Yvonne Rainer, The Man
Who Envitd Womm, incorpora elementos documentales acerca del drama de
la vivienda de artista en el Lower East Side de Nueva York, en el frustrado
Los ARTISTAS EN LA CIUDAD intento de conseguir casas subvencionadas).
Los y las artistas han sido siempre foco de organización y moviliza-

=-
¿Cuántos modos de co.nvenccr y persuadir tenemos a nuestra disposi-
ción? ¿Cómo se puede representar la vida soterrada de la ciudad que es, de ción de vida social. La ciudad es su hábitat por antonomasia. Pero ¿cómo
hecho, la vida de la mayoría de sus habitantes? ¿Cómo se pueden sacar a la responden ante los problemas de vida ciudadana y ame la carencia de
luz las dificultades de los inquilinos, la carencia de hogar y las alternativas a vivienda en que están implicados, si dejamos a un lado su participación en
la planificación urbana practicada acrualmente? ¡En qué modo se implican proyectos patrocinados por las mismas inmobiliarias? Tales fueron las cues-
los artistas.en dar forma a la imagen y al modelo viviente de la ciudad?11 • tiones que dieron forma al proyecto J/You Lived Here... Sus debates públi-
cos dieron la oporrunidad de hablar y conversar a artistas, gente de la
comunidad y a cualquiera que se sintiera implicado en el proceso de pla-
11
NdE. Aquí.se planrea la autora la gran cuestión de cómo el}' la arrisca pueden inter- nificación urbana, desde activistas y okupas a universitarios, periodistas y
venir en la transformación de este estado de cosas. La pregunta traslada la función del artis-
ta al ámbito de la construcción de imágenes: "¿E11 qui modo u implica11 los y las artistas m
dar forma a la imagm y al modelo vivimu de la ciudad!' Por principio se sima al y a la artis- acaparan dich;i capacidad: el artista puede intervenir en la imagen de la ciudad y de la per-
ra como agentes en el ámbito de la representación, lo que, siguiendo con la argumentación sona sin hogar en canto tiene capacidad social para ello. Uno de los fundamentos y la tarea
anceriormence expuesta por Rosler, les alinea con los sectores dominantes de la sociedad que más dificil del proyecto de Rosler es el suspender cal d ivisión de roles.

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MARTHA ROSLER SI VIVIERAS AQUI

concejales. En las tres exposiciones se mostraban diversos materiales que V ISIONES DE LA OUDAD
ilustraban los fundamentos de la vida urbana. Los participantes -artistas y
no artistas, entre quienes se incluían grupos comunitarios, sin hogar y acti-
vistas- exponían sus ideas a través de los medios más diversos: vídeos, pelí-
Parece n ecesario formular de nuevo los argumentos a favor del género
documental. El reconocimiento del valor político de la imagen y la idea, aún tJ:
cwas, fotografías, panfletos, carteles, pinturas y dibujos, paneles, cómics, polémica, de la diferencia han provocado una crítica filosófica de las preten-
poemas e instalaciones. siones de transparencia y objecividad de las noticias, los documentales y de
la fotografía, crícica ésta que se produce en el contexto de un creciente dis-
Por supuesto, muchos y muchas artistas están involucradas en el acti-
canciamienco entre imaginario y significado social en la totalidad de la cul-
vismo directo. Trabajan con gente sin hogar en albergues, pensiones o fuera
tura. Incluso los documentales del pasado, que han cobrado un nuevo sig-
de las estructuras institucionales; producen carteles y obras de cem:itica urba-
nificado a través de los libros de texto y de historia del arte, son objeto de
na o se implican en activismo político de cualquier cipo. Hay quienes traba-
constante reinterpretación.
jan con las personas sin hogar en proyectos para solucionar este problema
1 buscando evidenciar el carácter absurdo deJa respuesta oficial. El "problema" dd documencal radica en la__desconfianz.a que tiene el
' ..
mundo del arte por los formatos populistas, desconfianza a veces justificada
Una de las funciones sociales del arte es la de dar una imagen precisa
y otras veces producto exclusivamente del esnobismo profesional. ¿Quién no
1 y definir los rasgos de un cuadro social difuso. Uno de los aspectos m ás
comparte un sabio escepticismo respecto a la propaganda de lo evidente que
destacados de la vida posrmoderna es la erradicación de la hisroria y la pér-
caracteriza al mito d e la transparencia documental? Sin embargo, la inten-
dida de la memoria colectiva. La vida social está compuesta de multitud de
ción agitadora del documentalismo activista no es p rueba suficiente de su
imágenes contrapuestas y momentáneas que una vez. desgajadas de su par-
culpabilidad, al menos fuera del tribunal del esteticismo formalista.
ticularidad espacio-temporal pasan a unirse a otras muchas imágenes con-
geladas en el tiempo. Las imágenes, bajo la apariencia de capturar la his- Serla irónico que la teoría nos impidiese a quienes buscamos una com-
toria, tienden a eliminar toda diferen cia y a convertirse en la contrapartida prensión más compleja de la experiencia y del significado el dar testimonio
del dinero en el ámbito de la información , ocultando las diferencias reales en apoyo de la justicia social. Las prácticas documencales son práccicas socia-
mediante la superficialidad (y la falta de historicidad) de su lógica. Muchas les que producen significado dencro de un contexto específico. El rechazo de
y muchos artistas y crlticos se enfrentan a esta política dislocadora de la determinadas prácticas documentales no debe suponer una negación del
im agen a través de un análisis crítico de la significación . Tales prácticas género documentalista en su conjunto. Sin embargo, el campo de m inas cri-
pretenden contener temporalmente el flujo d el discurso público (o de lo tico que rodea a aquellas prácticas acusadas de empirismo requiere una cui-
que pasa por serlo), pero a pesar de ser cruciales para reoriencar la com- dadosa negociación. Los y las acrivistas siguen reconociendo la importancia
prensión de lo social existen otros modos de abordar la significación urba- del testimonio documental, el testimonio visual incluido, para su defensa del
na. D ebemos repensar la ciudad d e nuevo para darnos cuenta de que se cambio social. Pero la toma de conciencia del lugar y del tiempo concretos
trata de algo más que d e una mera serie de relaciones o de una acumula- desde los que se habla se ha convertido en el requisito necesario y absoluto
ción de construcciones o, incluso, de un espacio geopolítico concreto. Una para cualquier documental que pretenda tener significado social. Este requi-
ciudad es un conjunto de procesos históricos en continuo desarrollo, lo sito permite el uso de infinitas formas inventivas sin eliminar por ello aqué-
que es lo mismo que decir que la ciudad encarna y protagoniza una histo- llas de derivación histórica. De un modo natural, el ámbito de discusión
ria. Es por ello que la particularidad local y las historias urbanas coman pasa de ser el•objeto aróstico -la fotografía, la pellcula, el video, el cuaderno
valor crítico en la elaboración de concra-represencaciones de la ciudad. En de dibujos o la revista- a ser los procesos sociales y de significación que son
este senado, el género documen tal, repensado y reutilizado desde este su concexto. Una de las estrategias profundas del proyecto Jf You Lived
punto de vista, aparece como uno de los modos esenciales, si bien no el Here... era el desarrollar y expandir el potencial del género documental.
único, de aproximarse al cerna.
El retrato documental de un miembro de un grupo social, como es el
de las personas sin hogar, percibido a través de una composición alejada de
estereotipos, logra hoy el mismo fin que cuando se iniciaron las primera~

192 193
MARTHA ROSLER SI VIVIERAS AQLif

prácticas fotográficas de documentalismo social: al panicularizarse al indivi- En la exposición átulada Homeless: The Street and Other vénues (Sin
duo se le h umaniza. La fotografía indica la existencia de una persona cuyas hogar: la calk y otros lugares de encuentro), d~tro del proyecto IJYou Lived
circunstancias materiales están en contradicción con su humanidad. Cuan- Here.. . , dos textos si ruados en la pared, uno jwno al otro, defendían y ataca-
to más extrema sea su situación, tanto más valor expresivo temirá la imagen. ban respectivamente el hacer fotografías de quienes no rienen hogar. Uno de
A veces esta situación es invisible y es la reflexión conceptual proyectada ellos, un fragmento de un texto mío sobre la fotografía documental, critica la
sobre la imagen por el espectador la que opera. Sin embargo, la proyección "fotografía de la vícrirnan por apenas servir de nada respecto al fin que hipo-
psicológica plantea el problema de que tendemos a identificar los rasgos que téácamente sus realizadores se habían impuesto, es decir, lograr el apoyo del
imaginamos en la persona o su situación con aquello que realmente esrá público, escandalizar y movilizar a la gente en demanda de cambios. Por el
"alú". Por esa razón,-cuanco más obvia sea la imagen, cuanto más se adecue contrario, puede reforzar el sentido de superioridad de los espectadores o pro-
a los prejuicios del sentido común, tanto menos tendrá que decirnos. Esto vocar paranoia social. Especialmente en el caso de los sin hogar, espectadores
no nos debería servir de excusa para abandonar la producción de imágenes, e individuos retratados nunca coinciden, reproduciéndose así la situación de
ya que· es el contexto, ya sea verbal o icónico, asociado a la imagen ella •·nosotros mirándoles a ellos". En el ouo teicro, "On Photographing the
misma concebida como cexco el que sitúa ~ significado más allá del ámbito Homeless" (Fotografiar al sin hogar), el fotógrafo Mel Rosenthal defendía esta
de la proyección psicológica. práctica. A pesar de que le inquietaba personalmente el hecho de fotografiar
a gente en situaciones extremas, personas que, aunque dieran su consenti-
El documentalismo a diferencia de los "focografía de calle", que consti-
miento, posiblemente no tendrían ni idea de cómo iban a ser utilizadas esas
tuye una práctica totalmente diferente- raramente confía exclusivamente en
fotos, sin embargo tenía la sensación de que aquellas imágenes de ·personas
las imágenes para contar su historia. El desarrollo de un sofisricado focopcrio-
reales nos podían sacar del enrumecimiento que muchos y muchas sentimos.
dismo comercial y profesional, así como la asimilación· de rodo tipo de foto-
Al reconocer que en nuestra cultura la fotografía política es reprimida al
grafía dentro del canon normalizador del mundo del arte, han allanado la
entrar en la galería, Rosenthal roma en cuenta el valor crucial del contexto.
senda a una práctica fotográfica que pasa por documencalismo social con el fin
Sus proyectos no están nunca orientados al circuito de la galería y el museo e
de acortar el camino que separa la calle de la galería de arte. La mano mortal
.insisre en que es reduccionista el pensar que no existe ningún modo de
del "universalismo" ha dejado caer codo su peso sobre el hombro del docu-
mediación encre quienes viven una situación determinada y quienes la con-
mentalismo, de modo que con la coartada de desvelar la igualdad intrínseca de
templan. Alcxander Kluge, d irector cinematográfico y abogado de los medios
todo ser humano la obra documencal se convierte frecuentemente en w1a
de comunicación, en una entrevista defendió las mediaciones participativas
1
excusa para el espectáculo. Ésta es la base de una de las críticas más frecuentes
frente a las mediaciones de apoyo en relación al desalojo de unos okupas en
:9 al documentalismo, particularmente al de subgénero exótico, una forma de
antropología que tras una máscara de humanismo aborda aquello que está
/ debajo~ fuera de los már~enes familiares de la sociedad occidencal desarrolla-
Alemania Occidental13. Según apunta Kluge, tiene que haber espacio para un
tipo de práctica artística comprometida que no tenga que sumergirse necesa-
riamente en su objeto. Es interesante señalar, sin embargo, que Bienvenida
da (Brasil o Bensonhurst). Uno de los problemas de la representación de la ciu-
Matías en Loisaida (el Lower East Side de Nueva York en hispano) y Netcie
dad es el contar algo que no implique una traición a la gencc12•
Wild en Vancouver fueron invitadas a vivir en las comunidades sobre las que
2
estaban realizando sus documentales: Madas en El corazón de Loisaida y Wild
' NdE. Éste es un tema espinoso que, como se comprueba en los párrafus que prece- en The Right to Fight (E derecho a luchar). Ambas aceptaron.
den )' que siguen, preocupó a los organizadores y panicipantcs del proyecro, y especialmen-
te a Marcha Rosler, pues el documentalismo ha sido acusado de consagrar y cristalizar la
separación entre quienes conrrolan los mecanismos.de representación y quienes se convier- planteada en un ensayo que tiene ya el carácter de verdadero clásico, donde acuñó el térmi-
ten en su objeto, en especc,lculo. Tal como estaba planteado el proyecco J/Yo11 Lived Here..•, no que aquf menciona: "In forograftn d, In 11/ctimn": "in, around, and afterchoughrs (on docu-

:8 donde los y las artistas se cuestionan desde el principio su labor dentro del campo de la repre-
sentación, el rema del documentalismo, o una reflexión crítica sobre el mismo, era inevita-
mentary photograpby}", Th", Wí>rks, The Nova Scocia College of An and Design, Halifax,
1981; reimpreso en Richard Bolton (ed.), Th, Comm ofM,múug. Critica/ HiJrorí,s on Pho-
ble. Rosler, a pesar .de su reiterado escepticismo personal respecto al género, se niega a cier rogmphy, The MIT Prcss, Cambridge, Massachusms, 1990.
en una fácil descalificación categórica e, incluso, crea un espacio dentro de lf Yo11 Lived ,; NdE. Reproducida parcialmente en la parce final del texto de Alexander Kluge y
Her,. .. para la exposición y debace de sus múláple manifesracioncs. La postura de Roslcr escá Oskar Negt incluido en este volumen. "Esfera pública y experiencia".

194 195

L
T

M AR'rHA ROS LER Si VIVIERAS AQUf

Por último, no se puede negar que, al margen del modo en que se inser- imágenes de un carácter claramente ficticio. Greg Sholette puso en eviden-
taran las obras de If You Lived Here... en el cejido social, el lugar de exposi- cia el voyeurismo e imperialismo del documentalismo fotográfico al incor-
ción sigue siendo una galería de arte, aunque estuviera transformada en porar la foto de Jacob Riis Po/ia Station Lodgers. .. in the m.st 47'" Street Poli-
parre. Nuestra intención no era simplemente crear un contexto para la ce Statúm (Los inquilinos de la comisaria de policia... en la comisaría de fa Calle
recepción de un conjunto de "fotografías del otro", sino que pretendía poner 47 Oeste) en un relieve esculpido que redirigía la interpretación hacia la
en consideración del modo má5 simple posible una serie de situaciones: la expresión facial de la-figura femenina principal. Por casualidad, esta misma
carencia de hogar y la infravivienda nunca suficientemente descritas o teni- foto de los años 1890 estaba colgada a la entrada de la instalación produci-
das en cuenta. Simultáneamente, el proyecto también pretendía apuntar da por el Chinatown History Project consistente en una compleja vivienda-
modos en que la comunidad artística puede ocuparse de estos temas. El pro- cocina. Esta obra hacía un análisis detallado de las narrativas de vida en Chi-
blema de la gente sin hogar, como todos los problemas sociales, existe den- natown, tanto durante su historia como comemporáneameme. Su
tro de una marea de representaciones contradictorias. La reelaboración y exposición consistía de textos murales, folletos para el público y una pro-
·recontextualiz.ación de su imagen ha de tener lugar en un ámbito social más yección de vídeo y diapositivas ilustrando los diferentes grupos de la zona y
amplio donde se produce la sistemática marginalización de éste. No es posible la actual organización multirracial de los alojamiemos.
cambiar la realidad social sin desafiar las imágenes estereotípicas existentes.
La misión prioricaria de IfYou Lived Here... era precisamente ésa. En muchas de las obras y de un modo especial en los vídeos, sus reali-
zadores y realizadoras hacen declaraciones e incluso tornan sus propias vidas
Muchas obras del proyecto utilizaron como medio el documental como tema. Estoy pensando en los vídeos 2371 Secorid Avenue y en Life in
tradicional en cine, fotografía y vídeo. Merece la pena analizar cómo se the G: Giwanus gentri.fied, realiz.ados por jóvenes hispanos neoyorkinos con
posicionaron algunos de estos realizadores y realizadoras ante el "proble- la ayuda del Educational Video Center; y en las fotografías y documentos
,. ma. del documentalismo". Muchas de estas obras se ofrecían como contri• expuestos por la fotógrafa Marilyn Nance sobre el edificio de Brooklyn de
bución activa a un debate polfcico y no estaban en absoluto producidas propiedad municipal en que vivía, donde documentaba el juicio contra el
por gentes que buscaran un distanciamiento profesional respecto al tema. ayuntamiento ganado por los inquilinos14•
La variedad era norma: algunas de ellas no parecían cuestionarse •particu-
larmente su modo de producción y se limitaban a hacer su trabajo, mien• Otro ejemplo totalmente distinto de autoproducción de significado es
eras que otras películas y vídeos tenían un carácter claramente accivisca. el del grupo Homeward Bound (De vuelta al hogar), que montó una ofici-
Incluso los fracasos pueden ser instructivos y muchas obras represenr¡iban na en la galería (y participó en los debates) en defensa del grupo y de otras
batallas perdidas.
Algunas obras, especialmente las fotográficas, estaban sesgadas estraté•
personas sin hogar. En la zona de su oficina colgaban los retratos que de los
miembros del grupo habfa tomado el verano anterior la fotógrafa Alcina
Horcsman durante una acampada de cien días ante el ayuntamiento, reali-
s:
gicamente. Dan Higgins produjo una variante humorística de sus retratos de zada en demanda de servicios para las personas sin hogar, periodo durante el
obreros en sus Onion Portmits (Retratos cebolla) en donde los habitantes de
la ciudad de Winooski ("cebollá' en el idioma indio local) en Vermont, reu•
nidos en grupos en distintos lugares, desde el cuartel de bómberos hasta la
iglesia o el bar, llevaban en la mano una, dos o más cebollas. De un modo
cual regiscraban a los viandantes para votar. El tono artístico de los reuatos
de los miembros de Homeward Bound hacía que cobraran un nuevo signi-
ficado en el espacio de aquella oficina. -=
indirecto, Higgins hacía referencia a los vínculos sociales existentes en la ciu- 14 NdE. Esta enumeración de ejemplos casi agota la tipología de esrraiegias posible;
dad obrera de Winooski, actualmente sometida a un fuerte proceso de gen-
que pueden rrolizar los y las arristaS al trabajar dentro de la crítica del paradigma represen•
trificación. mcionalisra. El caso más extremo, y que ha tenido un gran éxito en la práctica ardscica de los
Algunos fotógrafos y fotógrafas mostraron su rechazo coral al docu- 90, es el de redirigir el enfoque etnográfico a uno o una misma, bajo pretexto de no proyec-
tar miradas colonizadoras sobre ningún otro. Al margen de las buena.~ imenciones y del valor
mental "humanista", por la multitud de subtexcos ocultos que contiene,
de algunos casos, esta práctica lleva a una esquizoide combinación de narcisismo y alienación
especialmeme en relación a las mujeres. Rhonda Wilson, de Binningham, en de sí que acaba transformando el entorno social en una infinita sala de espejos deformances
su serie de carteles sobre las mujeres sin hogar en Gran Bretaña, sólo utilizó en que el y la anista no dejan de mirarse.

196 197
MARTHA ROSLER SJ VIVIERAS AQU(

Sr VIVIERAS AQUf obras artistas no profesionales, pobres o sin hogar, que compartieron espa-
cio con las obras de los niños y niñas del Colegio de la Ciudad de Nueva
Cada una de las tras exposiciones del ciclo JfYou Lived Here... encar- York dirigidos por profesoras y profesores-artistas comprometidos con el
naba una línea de argumentación distinta acerca de los fundamentos de la problema. El Grupo del Manicomio, venido de Adama, levantó tres refu-
vida urbana. Además, nuestra intención era crear un ambiente diferente al gios. Uno en el Lower East Side, en el lugar en que se había demolido una
que ofrece la galería de arte. Por toda la sala y a cierra altura se alineaban grá- vieja casa de alquiler el día anterior y que fue a su vez rápidamente derriba-
ficos estadísticos y planos cubriendo el espacio de la galería que se suele con- . do por el ayuntamiento. Se construyó otro para alojar a un par de personas
siderar inúciJ. Aunque la carencia de hogar era el tema central de JfYou Lived que vivían bajo el Puente de Manhattan en Brooklyn y un tercero en la gale-
Here... , sólo una de las exposiciones estaba dedicada enteramente a ello, la ría que permanecería hasta que acabase la exposición, en que fue trasladado
titulada: Homeless: The Street and Other Yénues. La primera muestra, Home- a Brooklyn jumo a otras chabolas okupadas (cuando las construyen latinos
ftont (El fi-ente de la vivienda), se concibió como un conjunto de representa- caribeños se llaman "casitas") [fig. 1). El texto mural en esta exposición era
ciones de barrios en disputa. El título frente tk la vivienda alude a una zona del urbanista Peter Marcuse y decía: "La falta de hogar no existe porque no
de guerra, siendo la pérdida de hogar una.de las consecuencias de tal con- fancio11e el sistema, sino porque lse es el modo en que fimcio'na".
flicto. La exposición ofrecía una visión de la vivienda en peligro, sobre todo
La tercera exposición: City: Vísiom and Revisions (La ciudad: visiones y
la urbana, ofreciendo ayuda a los inquilinos e inquilinas en lucha ponién-
doles en contacro con grupos de vecinos militantes y organizaciones de
revisiones), intentaba avanzar hacia la solución de los problemas urbanos:
desde nuevos diseños de vivienda en el interior urbano a viviendas para
ayuda legal. Algunas de las batallas del ft-ente de la vivie1uki se han dilatado y
enfermos de SIDA y para mujeres y niños sin hogar, hasta incluso visiones
algunas escaramuzas se han perdido de un modo evidente, pero tanto los
utópicas de la ciudad. En esta exposición se concebía la producción de espa-
éxitos como los fracasos han de ser analizados.
cio urbano como resultado tanto de decisiones en materia social y económi-
En esca primera muestra, los gráficos estadísticos colocados en la parte ca como de una compleja "metasignificación". En ella participaron arquitec-
alta del muro de la sala se intercalaban con anuncios inmobiliarios que tos y equipos de urbanistas. No todas las revisiones de la ciudad reflejaban
publicitaban viviendas luj~sas en Manhattan en un tono enormemente pre- victorias. El lema elegido se tomó en este caso de la revuelta estudiantil de
tencioso: utilizando la prosa y el verso de la ganancia y la pérdida. Se dejaba mayo del 68: "Bajo los adoquines, la playa". El romanticismo de esta frase 1

constancia del carácter truculento de la respuesta oficial a la crisis de la puede cal vci excusarse en tanto en cuanto nos recuerda que el paisaje cons-
1
vivienda mediante una frase atribuida al alcalde de Nueva York, Ed Koch, truido consta de las dos cosas, y que el problema del cuerpo, del placer y, por 1

que aparee/a pintada en rojo en el muro trasero de la galéría: ';Si no puedes ello, de la liberación, no puede separarse de una consideración racional de la
permitirte vivir aquí, vae!' Homefi·ont pretendía preparar el escenario pa.ra vida urbana.
abordar la falta de hogar en la segunda muestra: Homeless: The Strut a,,d A lo largo de codo el proyecto se hizo un esfuerzo continuado por difu-
Other ¼nues.
minar las fronteras entre dentro y fuera, entre el espacio de la galería concebi-
Lo importante en esta exposición era no reproducir las dicotomías de do como una gran habitación cuadrangular y como un mundo aparte, como
las que parten la mayoría de los debates sobre la falta de hogar: unosotros una zona de connotaciones esteticistas. En cada una de las exposiciones se dis-
frente a ellos". Por esa razón se invitó a diversos grupos a participar en la tribuían por la galería sillones y alfombras situados frente a los monitores de
muestra. Homeward Bound mantenía una oficina donde organizaba talleres vídeo y en las paredes aparecían colgados carteles y otras obras cuyas dimen-
en los que, por un lado, se intentaba estimular el desarrollo de movimientos siones recordaban el haber sido concebidas para instalarse en la calle.
tendentes a mejorar la calidad de vida y a adquirir la capacidad de defenderse En una sala de lectura se ofrecía una gran variedad de material: desde
legalmente ante las autoridades municipales, y por otro lado, se pretendía un octavillas convocando manifestaciones a folletos informativos para los
reposicionamiento de las personas sin hogar con respecto a las imágenes inquilinos y la gente sin hogar, activistas y voluntarios. Se ofrecían tam-
dominantes que de ellas tiene la sociedad, ya que la mayoría no está en la bién álbumes de fotos, estudios históricos, libros académicos y teóricos y
posición de poder enfrentarse a dichos estereotipos. Además, exhibieron sus presentaciones de proyectos. Esca sala de lectura fue reconfigurada y repina

198 199
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1
MARTHA ROSLER SI VIVIERAS AQUl

tada para cada exposición y, en su diseño original, las paredes era móviles
pues montaban sobre ruedas.
Además de la sala de lectura, en la exposición Homeless se ofrecía la ofi-
l-Dti'il.[S:,t-f<;:, 8<l ST: N..
SY:7I+i i ~, N'J1 WJRY'. cina de Homeward Bound, una lista de instituciones que incluía desde
THf albergues públicos y privados a puntos de comida gratuitos y un panel con
folletos informativos sobre asesoramiento y empleo a disposición del públi-
co. Homeward Bound organizó reuniones en el refugio siro en la galería y
sus miembros participaron en las mesas redondas junto con miembros del
albergue de La casa de Emaús.
Mucha gente vio realmente las expos1c1ones como una fuente de
información y utilizó la biblioteca tal como se había pretendido y algunos
profesores y profesoras trajeron a sus alumnos y alumnas. Sin embargo,
muchos y muchas profesionales del mundo del arte interpretaron el pro-
yecto como un rechazo de lo artístico. Aunque la mayoría de la obra
expuesta cenia indicada su autoría, y su marco y colgaba limpiamente de
un muro en el que se habían colocado las etiquetas identificativas corres-
pondientes, sus principios organizativos derivaban del debate, no artístico,
que he descrito aqu/. Curiosamente, el carácter abierto de las exposiciones
no guscó a algunos críticos y críticas que se habían descacado anterior-
mente por su desprecio de los principios modernistas.
Me sorprendieron los prejuicios rígidos e inconscientes presentes en algu-
nos críticos con respecto al público artístico. A pesar de habernos pasado vein-
te años reflexionando sobre el sistema del arce, se produjo una amnesia selec-
tiva que hizo olvidar a muchas personas que el público del arte no es una
entidad fija, sino que está en continuo proceso de cambio, como cualquier
ocro colectivo. Mucha gente, arciscas y esrudiames de arre inclusive, vinieron
al SoHo, visita.ron las galerías de la Dia y contemplaron las exposiciones. Ade-
más, los diversos grupos que realizaron las exposiciones y participaron en las
mesas redondas trajeron consigo una gran cantidad de público: trabajadores
parroquiales, concejales, niños de las escuelas de la ciudad de Nueva York,
estudiantes universitarios, arquitectos, urbanistas, activistas, abogados, gentes
sin hogar, voluntarios, re_a]izadores de vídeo y cine, pintores, poetas, muralis-
cas, escultores, periodistas gráficos y fotógrafos artísticos. Cada uno de los actos
del proyecto: exposiciones, recitales de poesía, proyecciones cinematográficas,
talleres y mesas redondas se publicitaron separadamente y codos ellos desper-
taron el interés de la gente. Algunas de las occavillas del proyecto no mencio- a:
Fíg. 1. Panorama general de la galería de la Día Art Foundaáon en Nueva York durante las naban la conexión artística y muchos artículos en periódicos de tirada regular
exposiciones Homeless: Thc Sn·ut a11d other ¼11ut1 (arriba} y City Viriom muí &visiom perre- ni siquiera mencionaban el aspecto artístico. La heterogeneidad generó hete-
necienres a Si 11ivieras aqut', 1989. rogeneidad y la gente trajo a sus amistades [fig.2].

200 201
e::
lt:
M A RTHA ROSl ER
SI VI V IERAS AQUf

El corazón del proyecto era la falta de hogar y se dejaron de lado


muchos remas cruciales en el debate acerca la vida en la ciudad. No se con-
sideró directamente, por ejemplo, el rema del diseño arquitectónico o la con-
cepción del interior doméstico. No obstante, el proyecto y el libro que le
Open forum acompañó continúan estimulando a lectores de todo el mundo a reflexionar
sobre cómo participar, aunque sea en pequeña escala, en un movimiento

1!.. [.é
m~ -" ~ rm,-!ffi. "F~1 ::: ;$, ; $ , mr:m .{ffi.. -!'fil. activista a gran escala que incluya a los y las artistas y que traiga consigo un
.ru~!sl.Wlliil~~~ ltt .llel.!Jle. .. J!llliill!!!!!l etl!.:!!!.I análisis cómplejo de los espacios y de la identidad y vida modernas.

ARTISTS'
LIFE/WORK:
Housing and Community
for Artists
Tuesday, March 14,
6:30 PM
• Jero Nesson, ArtistSpace. Boston
• Marllvn Nance, photographer, Brooklyn
•·Adrienne Leban, artist, Manhattan
• Joe Giordano, artist. Department 01 Cultural Attairs
Moderator: Mai.hall Berman, author
T!1esespeakers will beg1i1 the forum, and then the !loor wi/1 be open toalf -
p}ease come speak out on thís issue!
::9 155 Mercer Street NYC ..,......Ho.,,,...a "'~

::8
Fig. 2. Cartel anunciador de una de las mesas redondas celebradas durante Si uiuimn aquí, 1989.

202 203
::8
r

lt:
Hackeando la frontera•

FLORIAN SCHNEIDER

El sueño de abolir las fronteras es, por supuesto, mucho más antiguo
que Internet. El mico de la frontera ha estado siempre ligado al de su amplia-
ción, superació n y expansión. Dentro del proceso de globaliiación contem-
poráneo parece que las fronteras que separan los Estados nacionales tienden
de algún modo a desaparecer, aunque sólo en lo que respec;,ra al flujo de bie-
nes y capital, no de personas. Las fronteras se nos muestran como el labora-
torio de las nuevas tecnologías de control, conviniéndose las nuevas fronte•
ras poscmodernas o postnacionales en las alambradas de un nuevo sistema de
apartheid a nivel mundial.
A pesar de ello, Internet basa su atractivo en la promesa de que la dise-
minación mundial de las nuevas tecnologías eliminará todas las barreras que
separan a la gente. Muchos _críricos han desenmascarado esta retórica reve-
lando lo que tiene de escapismo frente al capitalismo realmente existente,
cuando no de campaña promociona! del bárbaro neoliberalismo actual.
Existe sin embargo un error aún más peligroso: considerar la Red, como hace
mucha gente, como un territorio "altemacivon al "mundo real" o como un
espacio donde puede hacerse realidad el libre despliegue de una comunica-
ción sin cortapisas. Las fronteras son entidades invisibles e intangibles y a
este respecto Internet y las diversas redes de comunicación son el escenario
de nuevas políticas fronteriias.

11
1
Nora del editor. Este escrito es una versión ampliacLi del original "Hacking thc border".
ceno infunru1úvo sobre la red Kri11 Mmsh ist Jll~al. publicado en el Workbook dd cncuenrro
Th, Ne:a Fiw Mimaes 5: Tartiral M,dia Ewm, Amstcrdam y Ronerdam. 1999 (vé~ illfo,.
nora 7). Traducción de Jesús Carrillo.

205
HACKEAN OO LA FRONTERA
fLORIAN SCHNEIDtR

Resulta irónico que el telón de acero fuera sustituido tan rápidamen- por la caridad o la compasión, sino que son temas que nos conciernen a
te por nuevas fronteras basadas en el uso estratégico de modernos métodos todos y a todas. No se trata de un sueno ingenuo, sino de una realidad acce-
de observación y de sofisticadas tecnologías de vigilancia. De este modo, sible: la globalización no es un fenómeno que se pueda tomar o dejar y su
contemplamos la proliferación de inmensas bases de datos descentralizadas desarrollo determina muy directamente el rango y la libertad de cada cual en
cales corno el Schengen Infomiation System (SIS)~ complementadas por sus su vida cocidiana3 .
filiales nacionales, las denominadas SIRENE, o de un archivo de huellas Está claro que se ha de hacer algo más que rezar y ensalzar las preces
digitales que almacena los datos de todos aquellos que buscan asilo. ¿Cuál de las nuevas tecnologías o cultivar la ilusión de que es posible mante-
es la relación entre todos estos fenómenos? A lo largo de la frontera aJe- nerlas al margen del control del Estado. Conc~ptual y prácticamente, las
mana con Polonia y la República Checa montan guardia policías armados redes de información se han convertido tanto en el campo de operaciones
con codo tipo de instrumental tecnológico: dispositivos de radar conecra- de un régimen cuyo fin es controlar la vida de los individuos como en el
dos al sistema de posición global (GPS), cámaras detectoras de calor e vehículo de la autonomía, de la singularidad y del libre flujo de ideas,
infrarrojos, etc.. actividades y, sobre todo, de gente misma. Esta última concepción implica
Comprobamos, por tanto, cómo la antigua frontera va evolucionando, campos y posibilidades nuevas y, con ello, nuevos desafíos políticos, éticos y
plegándose sobre sí misma: se van cartografiando las zonas fronterizas y el estéticos:
interior de las ciudades, los trenes, las autopistas y las redes de comunica-
• Investigar y atacar los mecanismos de colaboración cransnacional y las
ción. Las fronteras avanzan trasladándose a los países vecinos, expandiendo
redes de control y vigilancia postgubernamentalcs.
el sistema de control hacia un modelo zonal, que tendría como cenero el
espacio Schengen y un cordón de países sometidos a intensa vigilancia alrede- • Explorar las ni.levas subjetividades surgidas del cruce de fronteras, más
dor. fatos esfuerzos vienen apoyados por una propaganda intensiva que allá del aburrimiento del nomadismo académico entre congresos que,
estigmatiza a las minorías, difama a la emigración y la movilidad humana y en la mayoría de los casos, conlleva la humillante mendicidad de visa-
empuja o convence a las poblaciones locales a colaborar y administrar dicho dos e invitaciones.
régimen de fronteras. · • Conectar las estrategias artísticas y las intervenciones políticas, el acti-
Pero, ¿existe todavía la posibilidad de tomar en serio la promesa liber- vismo mediático y la militancia en la "vida real".
taria. de la red o de reelaborar productivamente toda la serie de malentendi- • Ensayar y desarrollar conexiones y modos de enlace entre los nuevos
dos que esta promesa conlleva? Si es así, ¿cómo podemos reclamar para todas movimientos sociales y los conflictos, tal como pueden ser la lucha de
las personas lo que sólo le está permitido a una minoría dotada de recursos las personas sin papeles por permanecer en los países de acogida o la
para viajar y establecerse con libertad? Nuestra meca es lograr un acceso libre resistencia en los países de origen. ·
para todas las personas en la VIDA REAL: la abolición de las fronteras y la
libertad. de movimientos sin exclusiones. Escas peticiones no vienen dicradas • Debatir y propagar un nuevo abolicionismo que luche contra cual-
quier noción de frontera y discriminación dentro y fuera de los ago-
nizantes estados nacionales.
' El tratado de Schengen fue firmado por miembros d e la Unión Europea con el fin
de constiruir un espacio común de seguridad y control del Aujo de personas; el ~spacio
Schmgm establece una radical distinción emrc los habitantes de los países firmanrcs que
adquieren una total libertad de movimiemos frente a los de otros países, especialmente d e
países en desarrollo o de Europa del Este. El tratado incluye acuerdo s más estrictos de extra· 3 NdE. Schneider quiere dejar clara aquí la relación d e su activismo por una abolición
dición y lucha comra el terrorismo que obligan particularmente a los países ribereños como
de las fronteras con el "mundo real" y no con la aparente ausen cia de fronteras en la Red.
España o Italia a ejercer un mayor control en sus fromeras. Dicho rigor se va imponiendo
Inte rnet se propone pues como un insrrumemo para la coordinación de acciones o para el
paulatinamente a los países candidatos a ingresar a la Unión; como es el caso de Po lonia,
desarrollo de campañas informativas más que como un mundo alcernativo hacia el que des-
donde se esrá procediendo a la deportación de mulúcud de rumanos y ucranianos. colera-
dos hasta entonces. plazar los deseos de libenad imposibles en el mundo real.

206 207

11·
,.,
fLORJAN SCHNEID ER H A CKEANDO LA F RONTERA

CAMPA1'1A NADIE ES ILEGAL El éxico de Nadie es ilegal tuvo como consecuencia el inicio de: una cam-
paña basada en la actividad de decenas de redes locales en codas las grandes
En el verano de 1997, tres o cuatro docenas de activistas políticos, ciudades de Alemania. Pero, apane de esto, no existía ningún tipo de maqui-
activistas medi'áticos, fotógrafos, directores de cine y arciscas publicamos naria o escrucrura cenrralizada. Medianre circulares de correo, cada grupo
el manifiesto Nadie es ilegal en el Espacio h!brido de la Documenta X: trabajaba según sus circunstancias específicas .concentrándose en los temas
<hnp://www.concrasc.org/borders/kein>4 • Algunos de nosotros y nosocras más diversos: esconder y ayudar a inmigrantes ilegales, ocupación de iglesias,
nos conocíamos de antiguo, desde los movimientos sociales de los años 80 organización de debates públicos o semipúblicos sobre la inmigración ilegal
o comienzos de los 90, cuando comem.aban a ensayarse nuevos modos no y de actividades de protesta frente a las deportaciones. Se celebraban con-
funcionales de combina,r arce y política, cales como los "comités de salud gresos nes veces al año en los que los discincos grupos intercambiaban expe-
pública"S. Pero otros y otras se conodan por primera vez nas haberse riencias y discutían meras en común, prácticas y problemas, ere.
comunicado hasta entonces exclusivamenre por correo elecuónko. Este En 1998 se organizaron tres grandes acontecimientos de carácter nacio-
encuentro pudo tener lugar, por supuesto, gracias a un uso sin prejuicios nal para toda Alemania con el apoyo escrucrural de la red Nadie es ikgal: la
de las nuevas tecnologlas. Nadie era realmente un experco, pero codos tení-
amos curiosidad por enriquecer y expandir nuestra simbología política clá-
"Caravana por los derechos de los refugiados y los inmigrantes", iniciada ori-
ginalmen te por la Asociación de Derechos H umanos de Brcmen. Pocas
,;
sica: la puesta en marcha de páginas web, correo electrónico, estaciones de semanas antes de las elecciones alemanas de septiembre y bajo el lema: "No
radio en la red, intercambio de vídeos, vídeoconferencias con cient os de tmnnos voto, pero voz¡{', la caravana recorrió más de cuarenta ciudades de codo
participantes o, incluso, la retransmisión de manifestaciones mediante el el país. La acción conjunta fue secundada por varios cientos de grupos: orga-
uso de teléfonos móviles6• nii.acione.~ de ayuda al exiliado, asociaciones de solicicances de asilo e inmi-
grantes y simpatizantes: <htcp://www.humanrighcs.de/caravan>. El segundo
4
acto se trataba de una acampada en la frontera germano-polaca, que está des-
NdE. Al aludir a su vinculación con insciruóoncs anlscicas Wl imporrantcs e influ-
yentes como la Documenra, Schneider pone en evidencia su falra de prejuicios doc:uinarios
crita más extensamente en: <hnp://www contrast. org/borders> o en la pági-
respecco a lo que debe ser el :ímbico del activismo anístico. La infracsrrucrura del mundo del na web de n5m37.
arce cxisrente es para Schncider uno de los lugares desde los que proyectar la accividad, aun-
que eUo no implica que su labor se restrinja a ára ni que la considere el "espacio" por amo-
nomasfa del mismo, como OCUITÍa con el "arce crític<> de galería" de los 80 y 90. l..A ACAMPA.DA .DE 1999: EN CONLRA DEL SISTEMA DE FRONTERAS
S NdE. Al mencionar los "comfr~s de s2lud pública", organi-z.aeiones de la época del
EUROPEO Y NORTEAMERICANO
"Terror" de la Revolución Francesa. Schncidcr está haciendo una o.lwión irónica a las acri:
vidades organizadas en 1993 en protes1a por los pogromos conrra los inmigrantes de Ros-
1ock, Mannheim, Hoyerswerda, etc. En es10s nuevos "comités". alrededor de 300 músicos. Con el fin de reclamar la libertad de movimienco y acceso para codas
arriSfas )' acriviscas de todo ripo recorrieron disúntas ciudades de Alemania. Según Sch- las personas, la campaña Nadit es ikga/ volvió a trasladarse por segunda vez
ncider, esre primer intento de acción coordinada fue un desasne debido a la falta de a la frontera de Alemania con Polonia y la República Checa. Entre el 7 y el
mediación política, pero por otro lado las conexiones y conractos a que dio lugar lo con-
verrirínn en el acontecimiento de cs1e cipo más imporianre de los 90. En él logró unirse el
espíriru de la cuhura pop con el activismo político, difundiéndose un mensaje de libera- 7 NdE. NSM3 es el nombre de la 1erccra conferencia orgo.nizada por NSM ( The Next

ción enrrc una población juvenil que csraba siendo progrcsivamenre colonizada por los Fiw Mi11urn) en Amsterdam y Rorrerdam en 1999 bajo el dtulo Tacricirl Mtdia Evmt
grupos neonazis. (Ena,n,m, sobre /01 mrdios tdui,01) en la que participaron activistas artíscicos )' mediáticos de
~ NdE. La "fascinación" por los nuevos medios de comunicación que compartieron todo d mundo. En relación con el congreso se públicó un Wórkbook en el que los disrintos
quienes forjaron la red Nndie e; ilegnl de nuevo revela la ausencia de posiciones maximalis1as grupos pr=nrabo.n su rrabajo. El 1ext0 prc:3<:nte, como ya hemos dicho al comienzo, proce-
sobre el valor ideológico de la tecnología e/picas de la Escuela de Frankfurr y presentes en el ,1
de de este libro de trabajo, y también esd disponible en la web de Nadie il,g,1!. N5M sur-
1 mismc> Fredric Jameson en la posición de Schneider. La tecnología que refuerza los nuevos gió en 1993 a parcir del primer congreso organizado bajo dicho nombre y se ccnrra en el an:Í•
mecanismos fronteri?Os cambien puede ser utilizada con el fin de conccsrarlos. Una de las lws críric<> de los medios y b discusión de modos de activismo ardscico. Agrupa a individuos
ambiciones de la red es la de ampliar la pre:scncia de la concesración policía en el ámbito tec- y grupos interesados en esros temas pero carece de una cscrucmra instintcional concreta. Más
nológico. información en <http://www.nSm.org:,.
I'
208 209

r

fLORIAN SCHNEIDER
HACl(EANOO LA FRO NT ERA

J 5 de agosto de J 999, alrededor de 1400 acrivisw de diversos países, dos


inmigrantes, ocupamos cemporalmcnre las barracas de la policía fronteriza,
burros ~ un número indeterminado de perros se reunieron en una acampa-
organizamos competiciones de natación en el río que sirve de frontera y fies-
da en Z1t~u, a pocos centenares de metros de la froncera. Se planeaba reali-
taS mvt que, como el año anterior, acabaron de confundir a los guardias.
zar conex10nes con otras acampadas simultáneas por toda Europa y los Emi-
dos Unidos mediante Internet, teléfonos móviles, correo ordinario e Algunas de las acciones dieron lugar a acalorados debates miencras que
intercambio personal. El lema del encuentro, Hacking tht Border (Hackean- orras sólo sirvieron como liberación de adrenalina. Pero no codo fue fiesta y
~ laJro11ttra), hada referencia al papel central que jugaran las fuerzas mediá- teatro. Los réfugiados dd albergue invitaron a los activistas a visitarlos y pre-
uc~s junto a lo~ militantes de "la vida realn. Invitamos a acampar y a contri- pararon un panel exponiendo sus demandas, entre las que se encontraba algo
buir de cualqwer modo posible a los y las activistas que ucilizaran radios 0 tan básico como un aumento del cupo de papel higiénico. Se entró en con-
v{~e?s po~tiles, webtr0s clccicos, guerrilleros de la comunicación, dj's, tacto con las autoridades locales y con las agrupaciones sociales y políticas de
mus1cos, artistas... la wna, y todas las actividades fueron recogidas en el periódico electrónico
Hackea11do la fto11tera: dmp://www.contrast.org/borders/camp>. La con-
En la a~~pada de 1998 habíamos logrado con éxito en Sajonia Orien-
junción de acciones educativas radicales con medios estéticos y simbólicos

tal que policía estatal, los funcionarios municipales y la policía fronteriza
convirtió la acampada en una intervención social en el espacio público, en
se cuesttonara? sus políticas e incluso cambiaran algunas de sus posiciones.
donde activistas, arriscas y población local se vieron impelidos a interactuar.
Nuestras manifestaciones y marchas y una fiesta rave de treinta y seis horas
Durante un periodo breve pero intenso se pudo hacer tangible el hecho de
hicieron relajar el control de algunos puestos aduaneros de la frontera ger-
que las zonas olvidadas de los márgenes nacionales son realmente uno de los
mano-polaca. _Aquel año, nuestros esfuerzos incluían música gratis y espec-
focos fundamentales de conflicto social.
táculos de radio para las personas deportadas a Goerlirz., un baile en la calle
la instalación de una radio de campaña, ataques a los centros de reunió~ Estos actos y 1!1 campaña de la que forman parte hicieron particular
nazis, una gran "regata ancirracista" en el rlo Neisse y una carrera ciclista en énfasis en lo inaceptable de que eJ aparato institucional que apoya tales pro-
Goerlirz destinada a favorecer un caso de "cruce secreto" de la fronrera. La cesos siga creciendo: la administración de extranjería, la legislación alemana
distribución de un periódico de la acampada pretendía manifestar nuestras contra las personas inmigrantes y contra quienes solicitan asilo, el sistema
demandas a las poblaciones cercanas a la fromera y asumir la responsabili- Schengen y todos los demás esfuerzos encaminados a evitar la entrada de per-
dad de nuestras acciones. La nota trisre del asunto fue que contribuimos a sonas refugiadas e irunigrantes o a expulsar a quienes ya escin aquí. Pero más
una manifestación espontánea en Freiberg (en la frontera germano-checa) en que oponernos a estas cosas, esta campaña intenta promover la solidaridad y
la ~ue muri~ron siete al~ano-kosovares y veintiuno quedaron gravemente la desobediencia civil contra la legislación y la cultura antiinmigración8 •
hendos, debido a un accidente de coche, tras haber sido perseguidos por la Queremos hacer publicidad acerca de la posibilidad real de tratar de
policía fronteriza.
ocro modo a la gente que quiere entrar en Europa por la razón que sea: esca-
Lo mismo que en la intervención de 1998, en la de 1999 se pretendió pando de la guerra, de la persecución, del abuso sexual o social o simple-
perturbar la cómoda atmósfera que normalmenre rodea la denuncia y deten- mente para reorientar sus vidas. En este sentido, estamos totalmente en desa-
ción de personas refugiadas e inmigrantes, una aanósfera que permite incluso cuerdo con los hipócritas liberales que distinguen entre los solicitantes de
la persecución legal de los raxistas que les prestan sus servicios. Nuestra imen- asilo "político", a quienes dan la bienvenida, y los refugiados "económicos",
ción era int~enir en el lugar donde prosperan las fuerzas policiales armadas a quienes rechazan. Tenemos la convicción de que TODA la gente tiene el
docadas de 1~ental tecnológico propio de un estado de emergencia y derecho de vivir donde quiera y del modo que quiera. Las fronteras impiden
donde el ~cismo campa a sus anchas, dando alas a los neofascistas que coo-
rrolan mediante el temor el espacio público de muchas ciudades de Alemania • NdE. Aqui Schncider deja claro que la finalidad de las acampadas va más allá de la
Oriental y atacan impunemente los albergues para refugiados. Durante la percurhación espeaacul:tr y punrual de la dinámica normal de la frontera. El fin último es la
acampada pretendimos invertir la situación e instalamos en la plaza del mer- diseminación de wia conciencia cnuc la población -incluso entre los mismos agentes fron-
cado un monumento al "Fluchthelfer" las personas que ayudan a escapar a los terizos- que contrarreste la ideología anciinmigración y xenófoba que prolifera animada por
las insciruciones y encamada en su ext~mos por los grupos neonaz.is.

210
211
T ---
ftORIAN SCHNEIDER HACKEANDO LA FRONTERA

la libertad de movimicnco y de acceso a la "fortaleza europea" y por tanto


deberían desaparecer.
La red ha previsto la celc:braáón de cuacro acampadas más para el vera-
no del 2000. Una en lcalia; otra, organizada por un grupo anarquista pola-
co en la frontera ucraniano/eslovaca; otra más en Alemania, en Brandem-
burgo, cerca de la frontera polaca; y una última en la &oncera entre: M6cico
y Estados Unidos: <http://www.border.eu.org;,.
La red Nadie es ikgal está proyectando otro tipo de incervc:nciones
además de: las acampadas. Una de: ellas es la ficcicia anexión de la ciudad
fronceriza de: Zittau, c:n Sajonia, a Polonia en el 2002. Con el fin de: vol-
ver del revés la situación, se rc:parció entre los habirances de Zirrau un
documento falso, con membrete del Ministerio del Interior de Dresde y
firmado por un inexistente Secretario de Estado, en el que se les informa-
ba de que, debido a las peticiones hechas al Parlamento alemán por org:i-
nizaciones de alemanes revisionistas expulsados de Checoslovaquia tras la
11 Guerra Mundial, se había vuelto a medir el territorio con el resultado de
que la nueva frontera corría ahora a 5'24 kilómetros al Oeste de Zittau.
Los ciudadanos de Zittau pasar(:m por canco a ser habitantes de Polonia 2
parcir del 2002, dándoseles un nuevo pasaporte tras aprobar un examen de
idiomas en el que se demostrara su voluntad de convenirse en verdaderos
ciudadanos polacos.
Otra intervención es la titulada Todo lo que quiero es un eclipse total tÚ
sol. El día anees del eclipse total de: 1999, cuando el pánico milenarista esta-
ba en auge, se colocaron carteles anunciando una proyección de vídeo en la
que se documentarla el impacto del eclipse: en Alemania. El video mostraba
una Alemania hundida en el frío y la oscuridad, resultado de una conjunción
astral. Muchos alemanes habían decidido escapar teniéndose que enfrenw
de repente con la realidad opresiva de los campos de detención, las barreras
fronterizas y el cruce ilegal. Tras la lógica irritación inicial, los asistentes par-
ticiparon en un debate acerca del racismo y la exclusión.
Por último, se est:I desarrollando la campaña Tdcticas tÚ resistmria.
Alianza antideponaddn llevada a cabo por el grupo Ttatro invisiblr. <hccp://
www.deportation-alliancc.com>. Se erara de una campa.ña para denunciar
la colaboración de las líneas aéreas en los procesos de deportación. En Ale-
mania, d objerivo de las intervenciones es Luft:hansa, y en Holanda, KLM
[fig. 1). Se utilizan tácticas como la del Vuelo jllSU> contra la tkportación, grupo
que hizo su primera aparición pública en la Feria Europea dd Turismo de
marzo del 2000. Frence al stand de Lufthansa, cinco azafatos deganrememe Fig. l. lnugen de la campaña de Deporuúon-Alli211ce contra KLM.

212 213

r
fLORI AN SC HNEIDE.R

vestidos y dos pilotos de uniforme hadan una demostración pr:kcica de


cómo se realiza la deportación. Un deportado fue arado a una silla de ruedas
y se le puso un casco de moro en la cabeza. Se reparrió más información en
folleros en apariencia iguales a los de Luft:harua-Zeitung. La rripulación re.i-
liz.ó demostraciones similares frente a los stands de Air France, Swiss-Air,
Sabena y Tarom, para acabar en el stand de Turqu/a, donde se enfi-e.nraron a
un pollrico alemán de alto rango portando pancartas en las que se Ida: "La
deportación es tonura. La tkporración es asesinato. Derecho de miámcia para
todos yd'. Para frustración del agregado cultural de Turquía, la inrervención
de Vuelo justo acaparó la atención de roda la prensa.
La práctica de deportación demostrada en esta ocasión no es en abso-
luto exagerada. Hace un año, el sudanés Aamir Ageeb murió en un avión de
Lufthansa en viaje hacia El Cairo. La guardia fronteriza le puso un casco en
la cabeza, le ató las manos y los pies, abusando de él hasta que se asfixió. tste
es sólo un caso entre muchos. Tras cuatro semanas de acciones y campañas
informativas en Las que se ha entrado en contacto con pasajeros y miembros
de las rripulaciones, la compañía comienza a preocuparse acerca de su ima-
gen pública e incluso empieza a negar su participación en este cipo de depor-
taciones forzosas.
En colaboración con arrisras de otros pa/ses se está trabajando en sen-
das campañas contra Iberia y Bricish Airways [fig. 2].

Fig. 2. R.cdiseiio y ajuste de ideoádad corporaáva de lberio, dentro de 12 ampaña Deporu-


áoo-Alliancc.

214
III
Esfera pública y prácticas
.
antagon1stas
Vivir en un tiempo y un lugar y (acaso)
representar nuestra lucha. Para introducir
(y problematizar) la relación entr:e esfera
pública y prácticas antagonistas

MARCELO Exl'óSJTO

tc
l. "No podeis filmar nuestra lucha". A comienzos de los 70, Alexan-
der Kluge filmaba en la ciudad de Frankfurt una película que vendría a ser
una suerte de transposició n en imágenes de un libro de teoría poHtica que
había publicado en 1972 en colaboración con Oskar Negt. Una de las
diversas capas de su film-palimpsesto nos muestra un agitado escenario
ciudadano donde cónviven la celebración colectiva del carnaval' y las car-
gas policiales ·en el desalojo de un edificio okupado. Tras haberse acercado
originalmente al colectivo que okupaba el edificio y pedirles colaborar en
los prolegómenos de la previsible acción policial, con el fin de documen-
tar una lucha que sostiene la exigencia de legitimidad por restituir el valor
de uso al espacio público en la ciudad frente a los intereses de explotación
privada, la respuesta inicial que obtuvo fue tajante: no podemos permiti-
ros filmarnos, para ello habríais de ser parte de nuestra lucha. La respues-
ta de Kluge: si exigis el control sobre la representación de vumra lucha no
podús haurkJ m términos excluymw de propiedadprivada; por lo demás, es
un error político negar toda posibilidad de transmisión de la experimcia, y
pedimos que rm1111ciemos a nuestra posible función específica como cineastas
en favor tÚ la lucha inmrdiata, como si la acción politica urgente fuese la única
forma de oposición legítima y factible. Sea como fuere, una negativa que ten-
e
dría que resultar comprensible para quien había analizado con sistemati-
cidad implacable, en el libro aludido, la compleja trama tÚ bloqueo, explo-
tación y exclusión de las formas de vida y experiencia especificas de los grupos
sociales subaltemos, imp11esta históricamente a través de los mecanismos de
mediación política de la esfera pública burguesa tamo en su versión realmen-
te existente como m m formulación idealizada.

217
______,,,,,,..-

MARCELO EXPÓSITO VIVIR EN UN TIEMrO Y UN LUGAR Y. . .

Se nos muestra finalmente el desalojo, bajo una premisas que, como en Esa urgencia se llama hoy, entre otros nombres, necesidad y deseo de
el resto del film, constituyen un "un concentrado de transgresúmes contra el restituir la autonomía social a partir de la experiencia real de los sujetos,
presunto realismo de la visión usual', una negación explícira de la transparen- impugnar y superar la institucionalización de regímenes políticos escleróti-
cia de la represemación, a presentar como forma inmediata aquello que no cos, basados en formas jerarquizantes de representación de la "voluntad
es sino un constructo necesariamente d iferente de la experiencia vivida, popular" que operan absrrayendo y bloqueando las posibilidades de organi-
organizando dicha experiencia en una mediación que, no obsrante, quiere zación autónoma de la experiencia. En los textos de Javier Ruiz y John Jor-
· evitar la abstracción neutralizadora del conflicto político, evitar la explotación dan que nos hablan de su particular experiencia de panicipación en los dis-
del sujeto filmado, y que afirma por el contrario la voluntad políticamente tintos periodos del grupo de acción política extraparlamencaría Reclaim che
articulada de mantenerse vinculada a la experiencia y al desarrollo de las Screets, desde la crítica y subversión del espacio llamado público hasta el
luchas sociales reales: es decir, que busca contribuir a su vez a la producción movimiento de resistencia global en curso, lo que lace es precisamente esa
de nuevas experiencias, de lucha y oposición. · vieja voluntad emanciparoria, ahora articulada en un escenario nuevo: el
escenario de extrema heterogeneidad del espacio político contempordneo. Si hay
Páginas atrás, refiriéndose a la posición de los y las artistas cuyas prácti-
cas se insertan en los conflictos en la esfera pública, Marcha Roslcr trataba algo que el ciclo de luchas sesentayochistas puso en evidencia de forma irre-
versible, es la imposibilidad de volver a pensar las luchas sociales en los térmi-
explicicamence la polémica sobre la representación afumando la posibilidad de
una "representación participatit¿a" frente a las formas de represenración domi- nos de un imaginario político plagado de sujetos universales y contradicciones
principales y secundarias subsumiendo todas las luchas y antagonismos sociales en
nantes del humanismo liberal que enmascaran la explotación simbólica y
material de la miseria del sujet0 subalterno. En breve, el lector o lectora obser- una concepción avejentada del antagonismo de clase, de organizaciones centrali-
vará que Brian Holmes, por la asociación Ne pas plier, habla de una suerte de zadas y de eternos retrasos en la focha prevista para el día de la revolución, con
paradójica "representación directa" para referirse al rrabajo de realización de la espera112,1Z puesta siempre en el día después. fste es el escenario social y polí-
imágenes políticas mediante un modo de producción basado en principios tico en el que hoy operan las prácticas de oposición y antagonistas que man-
colaborativos con quienes son protagonistas y parre interesada en los conflic- tienen vigentes las aspiraciones emancipatorias2.
tos y también un modo de difusión que simultáneamente les dote de visibili- El trabajo teórico de Rosalyn Deutsche ha constituido durante los
dad pública en sus términos propios y de la posibilidad de producir una sub- años 80 una ejemplar crítica radical de las formas espaciales y urbanas pro-
jetividad autónoma (de ahí el énfasis en la idea de co-producción y en la ducidas por el capitalismo avanzado, y señaladamente de la función de las
diseminación del sentido en la distribución social de las imágenes) 1• Más ade- instituciones artísticas y de cierto "arte público" en los procesos de gentri-
lante, sobre la base de los "modos de hacer", se hablará de la crisis (y negación) ficación3: procesos de espekulación, explotación, exclusión articulados en
de las "prácticas represencacionales", con visras a atajar cualquier neutralización la configuración del espacio llamado público. "Agorafobia" constituye una
poi/rica de las situaciones reales de las luchas, de los conflictos, pero también en síntesis de este proyecto crítico, que en sus plameamient.os más radicales
general de las prácticas cotidianas mediante su estetización o sometimiento a las incluso lo desborda. Las consideraciones sobre lo que podrlamos denomi-
constricciones del marco institucional del arre. Por diversas e incluso contradic- nar "modo de producción espacial" del capitalismo en su estadio avanzado
torias que puedan ser estas formulaciones, subyace en codas ellas el reconoci- son aquí indisociables de una interpretación del espacio polltico como irre-
miento de un planteamiento fundamental: hablar de la representnción en ténninos mediablemente heterogéneo y pl11ricéntrico, de la esfera piíblica como una mul-
:!I estéticos, no es ni más ni menos que encarar problemdticas de índole profondamente
polltica, asumir en cualquiera de los casos, parafraseando a Ne pas plier, que se
tiplicidad de espacios constitutivamente recorridos por la contradicción y el

trata de un debate cttJ'ª urgencia se encuentra siempre en otro h,gar. 3 Otra cuestión pcninenre de indicar aquí sería la distinción enrrc los términos "opo-

sición" y "antagonismo" que, de acuerdo con Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, introduce
1 Rosalyn Deursche en "Agorafobia", y qué diferemes tipos de identidad polírica y concepción
Sobre el concepto de empowermmt como dotación, fortalecimiemo o reforzamiemo
de grupos sociales o comunidades específicas mediante determinadas prácrica< de a1te público de la conflicrualidad implican. Véase Deutschc en este volumen, nora 13.
crítico, véase el rexto de Paloma Blanco en esre volumen y sus noras editoriales a] de N ina ~ El sentido dd rénnino inglés gmtrification se perfila en d rexto de Jesús Carrillo en
Felshin. · este volumen, y especialmente en sus noras editoriales al de Marcha Rnsler.

218 2 19

o
e:
VIVIR EN UN TJEMPO Y UN LUGAR Y• ••
MARCHO EXPÓSITO

conflicta4. El fundamento feminista de la crítica de Deursche le ha llevado momentos de este libro, por superado, insuficiente o ineficaz en canco que
consecuentemente a poner en solfa lo que ella interpreta como un latente institucionalmente asimilado. Sea cual fuere la posición que se come en tal
deseo de restitución de la totalidad social, o la vuelta a una idealidad eman- debate, cabe advertir que una enseñanza ineludible de este y otros textos de
ciparoria que corresponde a un imaginario político reductivo y excluyente, Deutsche es la siguiente: con coda seguridad, no se traca canco de considerar
en formulaciones y metáforas espaciales del postmodernismo crítico, de la apriorísticamente algún tipo de esencia crítica del resultado del trabajo· del
historia del arre, la geografía y el urbanismo críticos de izquierda en Estados arre, sino más bien de comprender toda obra y práctica estética en términos
Unidos. No es poco relevante en este-orden de cosas que Deursche busque contingentes, necesariamente sometida a las condiciones específicas de los
atajar tales derivas mediante la afirmación en términos feministas de un contextos donde su producción, difusión y recepción tienen lugar. Frente a
modelo de crítica de la representación que a su vez. es criticado en otros

4 Tales formulaciones las esr,iblece Dcutsche sobre la base de conrribuciones que


proceden principalmente de la filosofía política europea: Kluge y Neg1, Chama! Mouffc,
Ernesto laclau, Claude lefort, Etienne Balibar, e1c. Podríamos decir que en es1c aspecto del
diversas críticas sobre la percinencia o eficacia política de cal o cual práctica,
la premisa anterior serviría para afirmar dos aspectos. El primero, que una
práctica artística crítica puede (y probablemente requiera) ser sometida a un
proceso constante de resignificaci6n\ aunque por supuesto sea también cier-
to su contrario: puede ser en todo momento ahiscorizada, descontextualiza-
da, neutralizada, recuperada y puesta al servicio de la legitimidad política de
-=
trabajo de Deutsche opera una cie rra simplificación en la uaducción al contexto estadouni-
dense. En lo que se refiere a la diferenciación esrricta que ella establece entre los nuevos las instituciones y sus funciones de reproducción social. En segundo lugar,
movimientos sociales y las estructur:lS organi2.ativas de los partidos pollticos )' la política ins- la complejidad del mundo actual, la heterogeneidad del espacio político y la
titucional, cabe recordar que en d contexto europeo la problem:itica asociada a la esfera fragmentación de la esfera pública hacen muy difícil considerar que ningu-
pública de las formas partidistas es más compleja: en el ámbito pol!tico-instirucional d e na práctica arástica crítica se dé en alguno de estos procesos en estado "puro"

-=
~ucs~as sociedades, no se trata solamente de que se dé una falra de articulación de la cxpe- o que podamos movilizar criterios unidimensionales de eficacia o rentabili-
nenc1a de las gentes a través de las estructuras organizativas de los partidos políticos, sino qut
dad política: probablemente el único apriorismo aceptable en este orden de
aquéllos llamados tÚ izquierda co11stil11ym r,n tipo dt cris111lir,nció11 tÚ txpmmcin org1111i:uztivn
d,I movimiemo obrero qttt hoJ• ofecm en 111111 forma n/imado. En muchos aspectos, más que cosas sería el tomar en consideración que cualquier práctica artística crítica
de oposición cabría hablar casi de un proceso hi516rico de dnidmtificncióll de la idealidad tiene hoy efectos complejos e incluso contradictorios en su intervención en la
emancipatoria de las gentes con tales formas organizativas. Pero no se debe perder nunca de esfera pública. Valorarlos en sus justas dimensiones es, consecuentemente,
vista que los partidos políticos no han sido en nucsrro contexto ti w1ico resultado de la auto- otra rarea ineludible, explícitamente política.
organización del movimiento obrero ni d e la experiencia emancipatoria de las clases trabaja-
doras. La relación entre los movimientos emancipatorios acrualcs )' la política institucional Todo lo antedicho vincula incxtricablemente en términos estrictamente
y representativa es u11 asunto tratado también explícitamente en los textos que aquí publica- políticos las cuestiones "estéticas" sobre inmediatez/mediación a la configu-
mos sobre Ne pas plier y Reclaim the Strects. Se observará que en este orden de cosas se ración actual de la esfera pública.
muestran planrcamientos en algunos aspectos muy similares; en otros, divergentes.
Por lo demás, la vindicación que Deutsche ofrece de los movimientos asociados a las Para acabar este primer breve enc11adre introductorio, resta decir que
"políticas de la identidad" frente a las viejas formas de oposición relacionadas con el m,irxis- a la luz de cales problem áticas podemos reenfocar un aspecto concreto de
mo clásico necesirarfa también de un reajuste, por utilizar una expresión amable, a la luz de las reflexiones que en plena fase final del ciclo sesentayochista Negt y
lo sucedido en los 80 y los 90. Que las luchas basadas en las políticas de identidad havan Kluge vertían a propósito de las formas de representación política de la
contribuido a rearticular las luchas emancipatoria.< en el mundo contemporáneo, no es óbice
esfera pública burguesa vs. los mecanismos de identificación y representa-
para asumir también que una de sus derivaciones importantes haya sido asimismo el recon-
ducir la producción de subjetividades alternativas hacia el marco liberal, reconvirtiéndose en
no pocos casos en meras afirmaciones de formas de vida urbana "diferentes" (diferentemen-
ción de la esfera pública antagónica que ellos llamaron proletaria, así como
acerca de las formas de organización de experiencia inmediata y mediata.
e:
te folclorizadas) y de un hedonismo individualista que ha sustiruído a la articulación políti- Sugerían que la representación política burguesa jerarquizante opera median-
ca transformadora. Como afirmó la teórica feminisra Teresa de Laureris, hay quienes han re una abstracción de la experiencia real, haciéndola ascender, conectándola
reconvenido principios como "lo person al es político" en "lo personal m lugar tÚ lo políti-
co". El reconocimiento de que no hay vudra arrás al envejecido imaginario polltico de la
5 Así hacen oportunamente Roslcr en "Si vivieras aquí" y Dcmsche en "Agorafobia",
izquierda no es excusa suficiente para la celebración del cinismo y la autocomplacencia. Estas
consideraciones a pie de página tienen un sentido especial cuando pensamos en el ámbito
específico del arte contemporáneo.
al arajar las críticas a las que son sometidas, respectivamente, ciertas prácticas de documen-
tafomo social y d e crítica feminista de la represemación visual. e:
220 221

r
MARCHO EXPÓSITO.
VIVIR EN U N TI E MPO Y UN LUGAR Y...

con una imagen mistificada de totalidad social, con el fin de reproducir capitalismo producen y explotan el contexto de vida, "el trabajo productivo
la explotación y el bloqueo del contexto de vida de las clases subalternas. [como hasta ahora lo conocíamos}pierde su centralidad en elproceso de produc-
Las formas de representación de una esfera pública autónoma y antagónica de ción, mientras el 'obrero social' (es decir, el complejo de funciones de cooperación
las formas de_esfera pública dominantes, deberían operar por tanto justo al en los procesos de trabajo aportadas a las redes productivas sociales) asume una
•contrario: en un sentido radical, es deci1; hacia abajo, conectantÚJ en todo posición hegemónica"8: un nuevo estado de cosas donde el trabajo intelectual
momento con las raíces de la experiencia real de las gentes. ¿Formas de media- y las formas cooperativas en la producción del trabajo socialmente necesario
ción y representación (política, estética) que desciendan reforzando la capa-
cobran asimismo una especial relevancia.
cidad de la base social para producir y organizar una experiencia real y pro-
pia? Puede que no se trate exactamente de inmediatez, pero si ese cipo de Es en este escenario donde han de ser consideradas necesariamente las
mediaciones y rep[esentaciones (que no sólo no bloquean o exploran, sino nuevas formas de arte "público", de intervención en el dominio social o de
que conectan con la experiencia social y contribuyen a su reproducción) exhibición estetizada de la vida. Considerando el modelo de legitimación
pudieran o tuvieran que darse, quizá no deberíamos limitarnos a adjeti- clásico de acuerdo con el cual la esfera cultural es un ámbito escindido.de lo
varlas, sino que necesitaríamos llamarlas de un modo distinto que a las for- social y de lo político, las prácticas estéticas que operan en relación directa
mas hasta hoy dominantes6• con el contexto de vida parecen aportar a priori una crítica y superación
explícita del modelo clásico de autonomía del arte y de separación de esfe-
2. El arte en la era de la explotación industrializada de la vida. Ya a ras. Ahora bien, es necesario tener en cuenta lo siguiente: a pesar de que las
comienzos de los 70, Negt y Kluge describían la consolidación .de una nueva instituciones de la cultura sigan sostenidas por la fachada de legitimación
esfera pública originada en los modos de producción del capitalismo avan- que les otorga el modelo clásico burgués, de acuerdo con el cual la cultura se
zado. Lo que llamaban nuevas esferas p,íbb'cas de producción buiustrializada se considera un bien social y sus instituciones un espacio prepolítico (o ajeno a
diferenciarían de la esfera pública clásica de la burguesfa (con la que conver- la política) de libertad abstracta, la realidad es que dichas instituciones hace
gerían en muchos aspectos, en otros se opondrían) fundamentalmente por tiempo que cumplieron su proceso de integración en los aparatos de las
su forma de procesar la experiencia social, por su tendencia a e>.-plorar directa- industrias de la conciencia: lo que se siguen presentando corno espacios de
mente elpropio contexto de vida. Toni Ncgri nos habla sustancialmente de lo educación y libertad, son también (parte de los) dispositivos sociales desti-
mismo cuando explica que en su fase postfordista el capitalismo ha extendi- nados a profundizar en la explotación de la vida mediante la producción del
do la fábrica a todos los ámbitos de la vida social: ello significa "la subsun- ocio industrializado. Una parte importante del arte actual implicado en la
ción de toda /.a sociedad en el proceso de acumul.ación del capital )1 por consi- exhibición estetizada de modos de vida, de subjetividad, que trabajan en el
guiente, el fin de la posición central de la clase trabajatÚJra fabril como sede de ámbito de "lo real", deberían considerar seriamente la posibilidad de estar
emergencia de la subjetividad revolucionaria"7• La insistencia de K1uge y Negt asimismo cumpliendo un rol subsidiario en la extensión de la explotación de
en el término proletaria para designar el tipo de experiencia ligada a la pro- la vida cotidiana.
ducción y para la esfera pública antagonista y autónoma cobra de esca forma
Un artista o grupo de arriscas puede elegir rechazar de plano su inser-
una dimensión que nos permite eludir la posible fetichización y reificación ción en el marco institucional artístico y por el contrario trabajar direcca y
del término. Si las nuevas esferas públicas asociadas al estadio avanzado del exclusivamente sobre el terreno, vinculado de forma estrecha a una comuni-
dad que lucha contra procesos de exploración y espekulación en su barrio;
6
Ahora bien. no se trata en absoluto, como hace una parce impon-ame de la imtlli- sin embargo, ello no evitará que una institución cultural o museo, dejado
g,msin artística y poütica, de llamar de orra manera a más de lo mismo, sino que "la crrndó11 caer en la zona como punta de lanza del proceso de "revitalización", pueda
d, nu,1101 co11c,ptos ts producto dtl ,sfii,rzo colarivo {y "º ,ú dtcúio11,s i11dividuaks]. Si /ns estar ofreciendo actividades o programas que celebran e imponen una suer-
:ti simaciones hútóricas cambin,i realment,, mrgirá11 1111evaspalabras d, nc11trdo con las 1111,vns cir-
crmsrancias" (Negc )' Kluge).
7
te de mulriculturalismo y convivencialidad abstracta, paradójicamente inser-
ros en .un entorno fracturado por los conflicros migratorios y étnicos, mien-
Toni Ncgri, "lncerpreración de la situación de clase, ho)C aspecros metodológicos",
en Félix Guattari y Toni Negri, Las 1,erdad,s nómadas & General lmellea, podn· constimymu,
comunismo, Akal. Madrid, 1999.
• /bid.. p. 91.

222 223
,

-=
MARC ELO EXPÓSITO VIVIR EN UN TIEMro y UN LUG AR Y. •.

tras el diario conservador local contribuirá a imponer la compresión de


dichas fracturas como una mera cuestión de orden público; sobre codo dicho
artista o artistas no evitarán q ue el discurso institucional de la cultura tenga
una cerrible fuerza de penetración social, incluso en su propio entorno F
extrainsátucional. Aquel o aquella otra arcisca, motivada por las nuevas for-
mas de vida urbana y de subjetividad, vindicará su presencia crítica en el
marco institucional clásico: pero lo que aparece como una celebración de la
vida cotidiana y de las subjeávidades "diferentes", podría contribuir asimis- -=
-=
mo al proceso de integración de las formas de vida más que a subvertir dis-
positivos represenracionalcs y fetichizadores. Aquellos otros, empeñados en
restituir las práccicas dialógicas en el seno institucional, con el fin de forzar

-=s:
la radicalización del marco institucional como un marco democrático,
podrían olvidar que si relevante es acajar las formas de exclusión antidemo-
cráticas en el seno institucional, más lo es la jcrarquización tácita que el
modelo institucional de cultura impone hacia afoera, sancionando qué se
considera culturalmente relevante y qué tipos de debates sociales son acep-
tables, y en qué términos. Este paisaje esbozado nos sirve para remitirnos de
nuevo a la cuestión de la complejidad social y del espacio político contem-
poráneo. Más que a soluciones basadas en el rescahlccimienco de un mapa
rcductivo de binarismos, en términos de oposicion o complcmcncariedad:
dentro/fuera de la institución, teoría/práctica, acción directa/ prácticas
reprcsencacionales... lo que necesitamos es con roda probabilidad superar -==
divisiones y exclusiones, no mediante la palabra o el voluncarismo, sino
mediante la acción política articulada, q,~ coordi11e voluntades y también est4•
hlezca vínculos entre aspiraciones emancipatorias en tados los órtÚnes, vlnculos
e:
qrte en ningún modo aspirm a reprod11cir el co1zsenso y la pacificación social, sino
que, bien al contrario, contribuJ•an a la articulaci.ón del co11flicto y del 11nt11go-
nismo, incluso en el seno de /Qs propios movimientos y proyectos ema11cipatorios.
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,,.,) .......,. e::
-=e:
Como no pocos han afirmado, la extensión de los nuevos modos de explo- N' -~l
tación conlleva asimismo nuevas contradicciones sociales y nuevas potencia- ',
lidades de subversión emancipacoria.

El film de Alexandcr Kluge y Edgar Reirz que constituye una peculiar


adaptación de las ideas expresadas en Esfera pública y experiencia, tiene un
titulo: En casos <Ú extrema necesidad, el término medio co11duce al tksasr:n:.
Imágenes de la opo5ición exuaparlamemaria alemana en el film de Alexandcr Kluge y Edgar
Rcirz, In Gefahr u,ui Gro<strr nor bringt drr Minel,ueg dm Tod (1974), reinccrpreudas en el
programa rdcvisivo JO vor I I, de Kluge, en los años 80,

224 225

r
4iiiif'

Esfera pública y experiencia.


Hacia un análisis de las esferas públicas
burguesa y proletaria1

Al.EXANDER l<LUGE Y ÜSKAR NEGT

Procesos electorales, ceremonias olímpicas, la intervención de un grupo


especial de operaciones de la policía; una inauguración teatral, se consideran
eventos públicos. Otros acontecimientos de enorme significación pública
como la educación infantil, el trabajo en la fábrica o ver televisión entre las
cuatro paredes de la propia casa, se consideran acontecimientos privados.
Las experiencias sociales colectivas de los seres humanos que se producen
realmente en el contexto de la producción y en la vida cotidiana son atrave-
sadas por tales divisiones.

1 Nota del tditor. Traducción de Lllia Frieiro, de las versiones en alemán: ójfnnüchkrit

tJnd Erfolmmg: Zur OrganiJationsn11JZ/pt von lnirgmkhtr und prol,tarwhtr Offemlirhluit,


Suhrkamp, Frankfun, 1972, e ingl6: Publk Sphn-r and Exptrimct. Toward an A1111/ysis of
1/u Bo11rgtois and Prolttarian P,,blic Sphm. traducción de Pcter Labanyi, Jamie Owen Daniel
y /uscnka Ok.,ilofF, con prólogo de Miriam Hansen, Univmicy of Minnesota Press, Min-
ne:ipolis, 1993. Selección de Maicclo Expósito. Se trata de pasajes correspondientes a la
introducción y el primer capltul.o del original; algunos desarrollos y argumentaciones se
han abreviado: en tales casos, el texto resumido se sitúa enue corchetes.
Se hace imprescindible introducir algunas consideraciones preliminares sobre el tér-
mino alemán Ó.ffemlichkrir y su rraducción. En la edición casrcllann de Str11krrmua11del d,r
O.ffendichkrit de }Urgen Habermas (Jiisioria y critica dt In opi11ión pública, véase infin, nora 7),
el traductor Antoni Doméncch incluye en p. 40 una incercsantc nora: "E rlm,ino OfFcn-
dichkcit stformó m d almuin modn-no incorpom,u/4 primtro ti lntitiismo Publizirat (tmsladndo
delfomcis publicit~J para luego gn'ma11izarlo. & da, m cambio, la mriosn cimmst1111cü1 dt q11t
mimtrns rotÍJJs los idiomas l11ti11os ha11 ido ptrdimdo, ni romp,r ti siglo XX, las co11nott1cion,s y
la dmotarión principal dt la palnbra ('publirid,uJ' 110 sig11ificabt1 otrn cosa rn ti casttllar10 de hace
11114 cmn,ri,z qut vida social pública), m ti altmd11 dt mwrro, día, st conserva lsra intacta. Eso
a¡,lim la mUJ camdida tmduaió11 dt Offcndichkci1 por 'vida pública: 'aftm pública: 'público'J
hasta a m"t1 por 'Dpinitfo pública". El traductor opra por el término "publicidad", "aunq1u stn m
CIUttllmto ya casi 1111 r«niri.rmo c11/10". En nuestro caso u1iliiamos por lo general "esfera pública",

227

:O
o-
ALEX.,NDER KLllGE y OSKAR NEGT
- ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENC IA

En un principio nos propusimos escribir un libro sobre la esfera Los momentos de ruptura en el_ curso de la historia - crisis, guerra, capi-
pú-blica y Los medios de comúnicación de masas. Este libro tenía el cometi- rulación, revolución, contrarrevolución- describen constelaciones concretas
do de examinar los cambios escruccurales más avanzados dentro de esas dos
esferas, en particular el ámbito empresarial de los medios de comunica-
de fuerzas sociales denuo de las cuales se configura la e~fera pública proletaria.
Dado que ésta no existe como esfera pública dominante hay que reconstruir-
F
ción. La pérdida de esfera pública por parre de diversos sectores de la la a partir de esas rupturas, casos límite e iniciativas aisladas. No obstante,
izquierda, unido al acceso restringido de los obreros en las formas actuales estudiar las iniciativas reales de la esfera pública proletaria es sólo una de las
de organización de masas a los canales de comunicación, nos llevó de líneas de puestra argumentación: la otra consiste en examinar las condicio-
inmediato a preguntarnos si puede haber alguna forma efectiva de contra- nes para el surgimiento de la contra-esfera pública en las tendencias con-
esfera pública burguesa. Arribamos así a la categoría de la esfera pública
proletaria, que posee un interés de experiencia totalmente diferente al de
la esfera pública burguesa.

aunque matizando o rransfom,ando la expresión ("publicidad" y otras) según usos concretos:


tradictorias emergentes en las sociedades del capitalismo avanzado. Somos
concientes de que conceptos como "experiencia proletaria" y "esfera pública
proletaria" corren el riesgo de ser reducidos a esquemas idealistas. En este sen-
tido, Jürgen Habermas ·habla, con mucha más cautela, de "ttna variante de fa
esfera pública plebeya que ha sido reprimida m elproceso histórico"2•
-=IC
porque Kluge y Negt acometen una conceptualización del tfonino, de acuerdo con su con-
cepción ampliada de una esfera pública proletaria, alternativa o de oposición que es en sí
2 Jürgen Habermas, Str11kwnvandel dtr Offentlichkeit. Untmt1chu11gen z11 eintr Knre-
misma heterogénea y que, como ellos mismos explican repetidamente. consriruye la cristali-
gttrit dn- biirgerlichn, Gtstllschafi, Neuwied y Berlín, 1969, p. 8. [Nd~. También en alemán:
zación de un enotme especrro de circunsrancias y pr:iaicas. Como inclica Miriam Hansen en
Hermann Luchmhand Verlag GmbH & Co KG, Darmsradt y Neuw1ed, 1962, reed. 1990;
su prólogo a la eclición inglesa, "ti tlrmi110 nlmuill Clfentlichkeit nbmw 11111t vnri,dnd d, sig-
versión castellana: Historia y rrfticn d, la opinió11 ptíblicn, Ln 1rnmfon1wcióu estr11rt11ml de la
nifimdos q11, ,!11d,"' simpliflcnción i11gfut1 como 'public sphere'. Como m ,rr, tém1i110, Offcn-
vidnp,iblicn, Gusiavo Gili, Barcelona, 1981, reed. 1994. Merece la pcna,Po_r cierr~ cim_en
dichkeir de11ott1 epncilllidnd. lo.< lugnm sor.in/es donde los sig11ijiC11dos se 11rrimln11, dimib,~ym"
n,gocinn, as{ como el ctttl'po cokcrivo q11t se romtitt1)'t t11 me prouso, 'ti ptíbliro'. Ptro 1A111bil11
dmoftl el crirerilJ "mst1111<i11 itknl, 'glasnost' o npertt11n' (opcnnesl compnrtt la misma rnír. q11t
extensión la caraaernación que Habermas hace de dos formas de esfera publica segun él vin-
culadas a la publicidad burguesa pero diferentes de ella (la plebeya, históricam~nte re~id~al
IC
0 !ometida, y la falsa esfera pública, dictadura resultante del modo de producc,ón capual1s-
ti término l1Ítttuln 'ofFen'J, qzu- se produu tn estos l11g11m, pero t11mbil11 m co11to:t01 dmm-ito• 1a en su actual estado avanzado). toda vez que el argumento de Kluge y Negt en su conjun-
l'inliwdo, mds amplios. [El significado nctt111IJ ,ú/ tlm1ino i11glis 'publicity' rn11 sólo ahnrcn este to consiste en un implícito diálogo critico con las claras inmiciones, a1mque también las
m1tido mm fonna históricnme11te 11/iennda [afiacliríamos: al igual que el castellano 'publicidad' insuficiencias y las manifies1a.1 incomprensiones que mues1ra la genealogía habermasiana:
en su uso ordinario]. Es a p,mir dt la relación dialicticn mm ambas dt111t111c,011es dtl rém1i110 "[Mi} i11vmignciór1 se limi11111 la estmct11rn y II In fimción del modtlo liberal d, la p11bliddad
q11e Ntgry Klugt desan-olla11 m conctptb tÚ Cffendichkcit como ,l 'horiu11t, general de /.a t:1.-pe• b11rgutsn... y "" prtsta 111tt1rión a las vnriantes somttidns, por así dtcirlo, err _el cuno dtl proceso
l'imcí,1 socin/'" (Hansen, op. cir., p. ix, n. 1). Para ampliar esta.1 precisiones, es ra:omendable histórir<>, de 1111a publicidad plebeya. En In fase dt In R,voluc,óTJ fr111ices,1 J1gad11 ni nombre d,
consulrar asimismo la nota del traduaor inglés Perer Labanyi en "The Public Sphere and R1Jbnpitm, nparut 111111 p11blicidnd -digamos q11, por 1111 instmlft- despojada d, st< ropaje lite-
Expericnce: Selections", incluido en el monográfico de Ocrober, n° 46, AkxantÚr Kl11g,. TIJt- mrio: 110 1011 yn 111111jtto los 'tstamnitos imtmidos; sino el 'purblo' sin instr11cciór1, Tnmbi¿n esa
omicnl Wriri11gs, Storits, n11d 1111 lnttrvitw, Sruart Liebmann (ed.), invierno 1998, p. 60.
Kluge ha afirmado que un equivalente de O/fmtüchkeirseria Glas11ost (el término clave
en el proceso de desmantelamiento de la burocracia estatal en la Unión Soviética que ha sido
interpretado en castellano como ''transparencia"), en el sentido de c¡ue • daignn 111111 esfera
publicidndpl,b,yn, q11t prosigue mbtt"dn,nmtntt t>J el movimienro carrista y m /ns tradicior1es
conti11m111/es d,I mttvimitnto n111trq11ista, resta orimmd11 seg,in las i11tmciones de III publicidad
burgutm... Por tSlJ se disting11e clnrnmtnte dt In publicidad reglam,mada d, las dirtndums de /ns
s:
soeitdndtt i11d11strinles nlrmnmtt desarrolladas. A111b11S rimen ciertos rasgos fom1ales t11 com,ín;
p,íb/ica que contiene txperimcia, 1111n ,rftrn p,,bücn mst11nriv11 q,,e e, moral, con co11citnci11. Es
tso lo q11t queremos expmm·. Cffentlichkeit es 1111 ft11ó111mo opuesto a lo privado. Todo lo que 110
es privndo es Cffentlichkeir, opúblico... ÚI ,sfem públjca es 11111t mene de mtrcndo do11dt st pllt•
&11 e~-pmar 1lf/lorcs [no en un semido económico, sino moral o político!, I" '1"' puedo decir
ptro de la publicidad. li1t1'llri111nmt, determi1111dn, de 1111 p1íblicb romp11~sto por pmo11ns ~riva-
dns rncioeinantes st distÍtlg,1e en¡/,¡ 111111 d, ,/las II m modo... Ambas v11nn11t,1 de In· p11blmdnd
b11rg,mn [In pl,b,yn, ilittradn. y 111 dicr11Cl11rn d, las sociedndt, indwtriale.< avmzzndm, poslitem-
e=
rin}, sobrr la bnse dt los distintos es111dios de la rool11dón social m los q11, s, asimtn11, rnmplm
.Y lo q11e 1111nc11 podrt decir porq11e mt avergütnr.o. Es por lo r1111to 1111 signo de co11/ia112,11 m 11110
mismo. Si creo que pu,do hacerme ,mmder m "" colectivo. e11to11as esro es público. Si t/0 crto
que putdn hnw· co,nprmsibks pmn onm perso11n, mis smtimimtlJs o experitnd11s, mto11ces ,rto
también fimri<>nts polfric111 di~r1as", Habermas, castellano, pp. 38-39],
A favor del concepto de esfera pública "plebeya" elegido por Habermas habla el hecho
de que a lo laigo de roda su historia el proletariado nunca intentó constituir una esfe;" públi-
e:
es intimo. De ahí In tinmía de la i11timidnd: no pod,,r e,,-prtsnm,e p1iblic1111u-11te" (Kluge cnue• ca propia sin incluir clemenros de la burguesía o del lumpemproletanado. Las heterogén~s
viseado por Smarc Liebmann, "On New German Cinema, Are, Enlighcenmenc, and rhe
Public Sphere. en October, op. cir., p. 41).
clases bajas urbanas, que durante la Revolución francesa o en las luchas de clases en la Francia
del siglo XIX intentaron crear una esfera pública para sí, son las que se pueden desi¡¡nar como e:
228 229

r
---
ALEXANDER KI.UGE y OSKAR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

Durante los últimos cincuenta años, el adjetivo "burgués" ha sido repe- Mientras se da por supuesto <JUe la esfera pública burguesa es el
tidamente devaluado; pero no es posible eliminarlo [aufhebmJ3 en la medida punto de referencia no s6lo de los intereses burgueses y de la cfase bur-
en que la fachada de legitimación creada por la burguesía revolucionaria con- guesa, no se admite con el mismo grado de evidencia que en el lado opues-
tinúa determinando las formas decadentes postburguesas de la esfera pública. to la experiencia proletaria y su organización como esfera pública son tam-
Usamos el adjetivo bu,.gués como una invitación al lector a reflexionar críti- bién un factor de cristalización: de la esfera pública que refleja intereses y
camente soqre los orígenes sociales de la concepción dominante de esfera experiencias de la gran mayoría de la población, en tanto experiencias e
pública. Sólo de esta manera se puede captar el carácter fetichista de la esfera intereses realesS. La vida proletaria no forma un contexto un itario, sino que
pública burguesa y desarrollar un concepto materialista de esfera pública. se caracteriza por el bloqueo de su contexto real. La esfera pública burguesa
Partirnos del supuesto de que el concepto proletario no es menos ambi- es precisamente el horizonte de experiencia social que no sólo no levanta
guo que burgués. No obstante, aquél se refiere a una posición estratégica liga- [atqhebm] este bloqueo sino que lo consolida.
da a la historia de la emancipación de la clase obrera. La otra razón por la que Lo que llama la atención de las interpretaciones dominantes del con-
hemos optado por mantener este concepto~ porque actualmente no es sus- cepto de esfera pública es que intentan conjugar una multitud de fenóme-
ceptible de ser absorbido por el discurso dominante; se resiste a ser subordi- nos y no obstante excluyen de ella dos áreas vitales de gran importancia: el
nado al espectro simbólico de la esfera pública burguesa, al que el concepto conjunto del aparato industrial y la socialización de la familia. De acuerdo
de esfera pública "crítica" se adapta sin problemas, y hay razones objetivas con estas interpretaciones, la sustancia de la esfera pública proviene de un
para dio. Cincuenta años de contrarrevolución y restauración han agorado los ámbito intermedio que no expresa ningún contexto de vida en panicular,
recursos lingüísticos del movimiento obrero. La palabra proletario en Alema- pese a que se atribuye a esta esfera pública la funci6n de representar la tota-
nia ha adoptado un sentido restringido, ciertarnenre anacrónico. Pero las con- lidad de la sociedad.
diciones reales que denora pertenecen aJ presente y no existe otra palabra para
designarlas. Creemos que es erróneo permitir que las palabras se tornen obso-
letas antes de que haya un cambio en los objetos que denoran4• rer escasamente descriptivo. La creación de nuevos conceptos es producto del esfueno colec-
tivo. Si las situaciones históricas cambian realmente, surgirán nuevas palabras de acuerdo con
las nuevas circunstancias.
s El concepto esfera pública prolel.\lria no es de nuestra invención. Ha sido usado de
"plebeyas". Además, la imprecisión del concepto, que lo roma maleable al análisis hisrorico
diversas formas en la historia del movimienro obrero, aunque de manera a menudo muy
(pues e~ apto para abarcar momentos históricos compleramente hercrogéneos), es más perttp-
tible e~ el término "plebeyo" que en "prolmrio", pues este úlrimo p~rccc tener un signi6cado poco concreta.[...] [la esfera pública proletaria no opera mediante una apelación o adama•
analítico más preciso. Pese·a ello, hemos optado por "proletario" porque a nuestro juicio lo que ción insrrumenral de las masas, pues ello corresponde precisamente a uno de los principios
está en juego no es una variante de la esfera pública burguesa, sino una concepción enteramente del funcionamiento de la esfera pública de la burguesía. Ya en algunos momentos históricos,
distinta de todo el contexco social que se encuentra prcseme en la Historia pero que ha sido al referirse a la esfera pública proletaria se habla de algo diferente de la esfera pública del par·
excluida del concepto de esfera pública. Alll donde se produzca una huelga o se ocupe una rido, y en ocasiones esta situación se caracteriza por el hecho de que la organización del par•
fábrica ese hecho no ha de encenderse como una variante de la esfera pública plebeya, sino rido y la de las masas ya no enán unidas en un marco de experiencia común]. Con Marx, el
como el núcleo de 111111 ronctpeión de la esftm príblie11 qut humk nu mices tn ti proceso de pro- _concepto de prolecariado incorpora un sentido que nó está contenido en las definiciones
ducción. [...] Por esta razón, la adopción del concepto de esfera pública proleraña no pretende sociológicas ni cconómico-pollticas de la clase obrera, aun cuando éstas sean su fundamen·
mayor precisión que el término esfera pública plebeya, sino qut la tkcción de 1111 tlrmino altn-- to material. La negación práctica del mundo existente se resume en el proletariado, una
. nativo por 11uestm Pª"" indica q11t mitstro andlisis también apullla a inr=s a/Jemativos. negación que sólo debe ser conceptualiuda para poder formar parte de la historia de la
l Nota de la rraduccora. El término alemán aujhtbm es utilizado a lo largo del texro emancipación política de la clase obrera. En su Critica dt la filosofln d,I derecho de Hegel,
repetidamente en dive~os contextos. En alemán el término tiene sentidos diversos y contra- Marx dice que todas las demandas de la clase obrera son formas de expresión del modo de
dictorios: "elevar", "superar", "suprimir", "ábolir", "conservar". Hegel ruvo en cuenta esre existencia de la propia clase obrera: '·A/ procl1111111r la disol11ció11 dtl ordm dtl ,mmdo h,uta
caníccer contradictorio de la palabra en el lenguaje ordinario para converrirlo en un con- ahortt txitrmre, ,/prolaariado tmeillammt, dtdara ,1 s,crtto d, su propia eximnria, p11mo que
cepto fundamental de su dialéctica. En este contexto se rraducc generalmente por "superar", ma ,s d, hubo la disol11ció11 de aq11el ordtn d,I mrindo. Al exigir la negación de la propiedad
"superación", o se añade el término aleman (arifhtbm) cuando se rraduce de otra manera. privada, 11111 sólo ,leva al mngo dt principio dt la sociedad algo 'l'" la sociedad ha eltvado apin-
4
No queremos reemplazar, por una decisión individual. conceptos clave desarrollados cipio dtl prolnariado, pie md ya i11volrmrariamt11t~ incorporado m el proltrariado como resul-
históricamente, que designan hecho reales aún no superados, con ouos conceptos de car:íc- rado ,ugarivo de la soá,daá (K. Marx, ME\V, Vol. l. p. 391).

230 231
::ft
ESFERA PÚBLICA Y EXPERJENCI A
ALEXANDE!l KLUGE Y OSKAR NEGT

La debilidad qt.ie caracteriza la prác.c:tica totalidad de las formas de la reforzada por su poder sobre la .esfera pública, su lucha es estéril; están
esfera pública burguesa deriva de esra contradicción: del hecho de que la luchando simultáneamente contra sí mismas porque la esfera pública se
esfera pública burguesa excluye irirereses virales sustanciales, y no obstante
pretende representar a la totalidad. Para poder tumplir con estas pretensio-
constituye por las propias masas. Es difícil tomar conciencia de esto debi-
do a que la idea de esfera pública burguesa como "la cmda ficción de que
F
nes, ocurre con la esfera pública burguesa lo mismo que con d laurel en las todos los pror:.esos de toma de decisiones pol!ticamente refeva_ntes responden a la
Historias del calendario de Brecht: el Sr. K. Jo poda cada vez. má5 perfecto fom1ación dismrsiva de la opinión por parte de los ciudadanos, como un dere-
y más redondo, hasta no dejar nada. Dado que la esfera pública burguesa cho garantizado por la ley'6 , ha sido ambivalente desde su génesis. La bur-
no está suficientemente fundada en intereses vitales sustanciales, se ve en guesía revoJucionaria intentó fundir toda la sociedad en una unidad a través
la necesidad de aliarse con los intereses más tangibles de la producción del enfático concepto de opinión pública, pero ello quedó en mero proyec•
capitalista. Para la esfera pública burguesa la vida proletaria permanece to porque, en realidad, aunque no se expuso en términos políticos, lo que
como una "cosa en s(", algo que actúa sobre la esfera pública burguesa pero forzaba la unidad de la sociedad era la abscracción del valor fundado en la
sin ser comprendida. producción de mercancías. Por eso nunca se ha probado en qué medida la
esfera pública mantiene unida la sociedad. Pero parece plausible que la socie-
Raíces muy diferentes tienen las tendencias actuales de la industria de
dad pueda fundarse sobre otras normas que las del intercambio de mercan-
la conciencia y de la programación, de la propaganda comercial, de la acti-
cías y la propiedad privada. La idea de la esfera pública burguesa produjo así
vidad de la esfera pública empresarial y el aparato administrativo que,
en las masas organizadas dentro ella el sentimiento de una reforma y de posi-
unido al proceso avanzado de producción -que por si mismo constituye la
bles alternativas. Este fraude se repite en cada inventario político y en cada
forma visible de la esfera pública-, recubren la esfera pública clásica como
movilización de masas que se produzca demro de las categorías de la esfera
nuevas esferas p1,blicas de producción. Su anclaje es no-público: escas esferas
públicas de producción reelaboran la materia prima del contexto de la vida pública burguesa.
cotidiana y, frente a las formas tradicionales de la esfera pública burguesa, En los siglos XVIl y XV1II, tras siglos de preparación de la opinión
obtiene su potencial y su capacidad de penetración directamente de los pública, la sociedad burguesa constituyó la esfera pública como una cris-
intereses de producción capitalista. Sorteando el ámbito intermediario de talización de sus experiencias e ideologías. La "dictadura de la burguesía"
la esfera pública tradicional (la esfera pública periódica de las elecciones, se articula en la fragmentación, en las formas de esca esfera pública. Si
de la formación de la opinión pública), las nuevas esferas públicas de pro- bien la revolución burguesa llevó a cabo al comienzo un exhaustivo
ducción tratan de acceder directamente a la esfera privada del individuo. esfuerz.o por superar los límites del modo de producción capitalista, son •
Es esencial que la contra-esfera pública proletaria se enfrente a escas esfe- las formas inherentes a su propia cristali:zación: la división de poderes, la
ras públicas que están permeadas por los intereses del capital, y no se con- distinción entre público y privado, entre política y producción, entre len-
ciba a sí misma meramente como la antítesis de la esfera pública burguesa guaje cotidiano y formas de expresión social admitidas, entre educación,
clásica. ciencia y arce, por un lacio, e intereses y experiencias de las masas, por el
Lo que está en juego es la experiencia política práctica de la clase obre- otro, las que traban la reformulación de la crítica social, do la contra-esfe-
ra: ésta debe saber cómo enfrentarse a la esfera pública burguesa, a los per- ra pública y de la emancipación de la mayoría de la población. Es impo-
juicios que ocasiona, sin permitir que sus propias experiencias dependan de sible que las experiencias y los intereses del proletariado, en su más
los limitados horizontes de aquélla. Como forma de cristalización, la esfera amplio sentido, puedan Órganizarse bajo· las condiciones de esta fragmen-
pública burguesa no es de utilidad para la experiencia de la clase obrera, ni tación de todos los elementos cualitativos que componen la experiencia y
siquiera es su auténtica adversaria. Desde sus orígenes, la razón de ser del
movimiento obrero ha sido expresar políticamente los intereses proletarios
la praxis social.
s:
en las formas pertinentes de esfera pública. Al mismo tiempo, el movimien- 6 Jürgen Habermas, inuoducción a Theorir rmd Praxis, Frankfurt, 1971. p. 32 [ver-

to obrero trata de oponerse al control del Estado por parte de la clase domi- sión cascellana: Ttoria _y praxi.1. E<tudios de jilo1ofta moml. Tecnos, Madrid, 1987, y Altaya,
nante. [...] Cuando las masas luchan contra una clase dirigente que está Bareelona, 1995].

232 233
e:
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AlEXANOER KLUGE Y OSKAR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

No tenemos la pretensión de decir en qué consiste la experiencia del dentro de esta esfera pública acumulativa la política tuviera poder para
prolerariado. Pero la propuesta política de este libro es separar la investi- decidir en contra de los intereses capitalistas.
gación de la esfera pública y los medios de comunicación de masas de su [...]
contexto de generación espontánea, donde codo lo que se produce no es
más que un vasto número de publicaciones que simplemente ejecutan Nuestro objetivo político en este libro es ofrecer un marco de discu-
variaciones de la fragmentación de la esfera pública burguesa. Lo que que- sión que cubra desde los conceptas analíticos d.e la economía política hasta
remos decir con "el contexto de generación espontánea" se-pone de mani- ·las experiencias reales de los seres humanos. Esta discusión no puede lle-
fiesto en _la ambivalencia, generalmente opaca, de los conceptos más varse a cabo exclusivamente a través de las formas que proveyeron tradi-
importantes asociados con el término clave esfera pública: opinión públi- cionalmente la burguesía o la esfera pública a_cadémica. Exige un trabajo
ca, autoridad pública, libertad de información, producción de esfera de investigación para conjugar las experiencias sociales preexistentes con
pública, medios de masas, etc. Todos escos conceptos han tenido un desa- las recién adquiridas. Parece plausible que una investigación de este tipo
rrollo histórico y expresan inrereses específicos. El desarrollo contradicto- deba ocuparse ante todo de los fundamentos de su propia producción, de
rio de la sociedad se ha sedimentado en la naturaleza contradictoria de las estructuras de la esfera pública y de los medios de comunicación de
esos conceptos. Saber de dónde provienen y quién los emplea nos dice masas.
más sobre su contenido que una incursión en la filología o la historia de
las ideas.
La esfera pública burguesa está anclada en las características formales LA ESFERA PÚBLICA COMO'ORGANIZACIÓN
de la comunicación; si nos concentramos en las ideas que se han concreta- DE LA EXPERIENCIA COLECTNA
do en su seno, se la puede· describir como una progresión histórica conti-
nua. Pero, por el contrario, si tomamos su sustancia real como punto de E1 núcleo de nuestra investigación está constituido por las propiedades
panida, no es posible considerarla unificada en absoluto, sino como un de la esfera pública en canco valor de uso. ¿En que medida puede hacer uso
agregado de esferas individuales que se relacionan en abstracto. La tele- la clase obrera de esta esfera? ¿Qué intereses persiguen las clases dirigentes a
visión, la prensa, las asociaciones y los partidos políticos, el parlamento, el través de ella? Todas las formas de la esfera pública deben ser examinadas a
ejército, la enseñanza pública, los cargos públicos universitarios, el sistema la luz de estas preguntas.
legal, los grupos empresariales, las iglesias, la industria, están conectados Es difícil determinar en qué consiste el valor de uso de la esfera pública
sólo en apariencia en un concepto general de esfera pública. En realidad, porque se trata de un concepto histórico extremadamente fluido. "El uso de Íos
esta idea de la esfera pública general, comprehensiva, d.iscurre paralela a términos 'público' y esfera ptíblica' delata una diversidad de sentidos en pugna.
todos ellos como una simple idea, que es aprovechada de acuerdo con inte- Estos derivan de fases histórica; diversas J\ cuando son aplicados simultdnea-
reses específicos contenidos en cada esfera, especialmente por los intereses mmte a las condiciones actuales de la sociedad indttstrial avanzada y al Estado
organizados del sector productivo. Comprehensivas son, en cambio, esas ~ Bienestar, se produce 11na combinación opaca"7•
otras esferas del sector productivo que proceden de esferas no-públicas, así
como la amplia incertidumbre colectiva -un producto colateral del modo Existe, para empezar, un faetor restrictivo que subyace al uso del tér-
:!I capitalista de producción- sobre la capacidad de aut0legicimación de este
contexto de la producción. Las dos tendencias de recubrimiento se dan
mino. Por "esfera pública" se entiende una "categoría que instaura de manera
típica la esfera pública burguesa" (Habermas)8. Este sentido deriva del siste-
cita en la esfera pública y se ligan a las formas manifiestas de la esfera ma de distribución que subyace a la esfera pública. Ésta se presenta as/ como
pública clásica, tal como se sintetizan en el Estado y el Parlamento. Por
esca razón, la decadente esfera pública clásica es todo lo contrario a una 7 Jürgcn Habermas, Stn1knirwn11d~I dtr Ojfmtlirhkeit, op. rit., p. 11. Este libro es un
mera apariencia tras la cual uno se copara directamente GOn los intereses requisito básico de nuestros presemes análisis, pariicularmeme los relarivos a la emergencia

:!I capitalistas. Esta noción es tan falsa como la suposición contraria de que del comc:no de la esfera pública burguesa.

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:ít

lt·
ALEXANDER KLUGE Y OSKAI< N E GT ESFERA PÚB LICA Y EXPERIENCIA

algo invariable: la imagen manifiesta de la esfera pública encubre la veI"da- No se puede eliminar la ambigüedad aplicando definiciones. De ellas
dera estructura social de producción y, ame todo, la hisroi;-ía del desarrollo no se podría deducir la real "utilización de la esfera pública" por las masas
de sus instituciones individuales. que se organizan dentro de ella. Dicha ambigüedad tiene su origen en la
estructura interna y en la función histórica de esta ·esfera pública. Pero es
Dentro de tales restricciones, la "esfera pública" fluctúa como un con-
posible descartar en principio un uso incorrecto del concepto: la alternancia
fuso marco de referencia. de una interpretación ideal -por ejemplo, de la efectiva necesidad de orga-
Denota instituciones específicas, agentes, prácticas (por ejemplo: las nización pública y social- a otra de la realidad de la esfera pública. No se
vinculadas al ejercicio de la ley, la prensa, la opinión pública, el público, el pueden rescatar ni interpretar las formas decadentes de la esfera pública bur-
trabajo de la esfera pública, calles y plazas públicas). Pero es también un guesa remitiendo al concepto fuerte de esfera pública que sostuvo la tem-
horizonte de experiencia social general donde se sintetiza todo lo que es real prana burguesía. El hecho de que las masas se o~iencen necesariamente de
o supuestamente relevante para todos los miembros de la sociedad. En este acuerdo con un horizonte público de: experiencia no introduce ninguna
sentido, la esfera pública es, por un lado, un asunto reservado a unos pocos mejora en la esfera pública como mero sistema de normas10, si es que esa
profesionales (políticos, editores, representantes sindicales) y, por orro, algo necesidad no está efectivamente articulada dentro del sistema. La alternan-
que concierne a todos y que se realiza mentalmente, en una dimensión de cia entre una visión idealizante y oua crítica de la esfera pública no tiene un
sus conciencias. Al unirse a la constelación de intereses materiales de nues- resultado dialéctico sino ambivalente: u.nas veces la esfera pública se presen-
tra sociedad "postburguesa", la esfera pública fluctúa entre una fachada de ta como algo que se puede utilizar y ouas no. Lo que debe hacerse, más bien,
·legitimación susceptible de ser usada en d iversas formas, y un mecanismo de es investigar simultáneamente la historia ideal de la esfera pública y la histo-
control para captar lo hechos que son relevantes para la sociedad. En ambas ria decadente, para poner en evidencia que ambas están sostenidas sobre
propiedades la esfera pública burgúesa demuestra su carácter aparente, pero idénticos mecanismos.
no se presenta bajo ese aspecro. Mientras persista la contradicció n entre la
creciente socialización del ser humano junto a la forma reducida de su vida
privada, la esfera pública articulará una genuina necesidad social. Es la Et CONCEPTO DE EXPERIENCIA Y LA ESFERA PÚBLICA
única forma de expresión que relaciona todos los miembros "privados" de
La esfera pública tiene valor de uso cuando la experiencia social se orga-
la sociedad integrando sus rasgos más socializados9•
niza denuo de ella11 • En la práctica de la vida y de la producción burguesas,
experiencia y organización no guardan una relación específica con la totali-
8 NdE. Habermas, Historin )' rrltú:a d~ la opi11ió11 p,iblira, p. 38. Se refiere a que ral dad de la sociedad. Son conceptos utilizados fundamentalmente de manera
categoría "110 ts posible n1·rt111mrla ,u In i11co11fi111áible euo/11ción histórica dt In 'sociedad bur- técnica. Las decisiones fundamentales más importantes sobre los modos de
gtttsn' salida de la 11/111 Edad Media e111v,pe11, y 110 es posibk, co11 gmm,/i!l.ttdo,w idtnf-t{picas, organización y de consc.itución de la experiencia preceden al establecimiento
muladar/a a comr,/,rrio11ts fom,n/mmrt indifort:11tts resptcro ,u In varkdnd de simndonl'S hisró-
del modo burgués de producción. [...)
rícnl'. Citamos esta afirmación porque está en la base de codo el esfuerzo de Negt y Kluge
por oponer, frcnre a la naturalización idealista de la esfera pública burguesa y sus formas. una
comp1-ensión propiamente histórica de la misma, que nos permita por tanto vislumbrar las de reunir en un nivel sintético las carac¡eris1icas socializadas de la Humanidad acumuladas en
posibilidades para su crítica y supcución. el ámbito privado y en el proceso de uabajo alienado. La "esfera pública" se puede distinguir
9 En la cnmión j11dla, Marx analiza d Esrado en el siglo XIX. l ...] Se consuma aquí en este sentido ramo dd proceso socializado de trabajo como de la vida privada y del Estado,
una especie de duplicación de la sociedad en lo que Marx denomina "n11a dobk vida. celt1tin/ La ambivalencia de la esfera pública hace imposible determinar objetivamente qué es realmen-
y Utrt:1111/, In vida m la comunidad poi/cica do11d, il {ti homb,~J se considera 1111 ur comunimrio. te de interés público; no se rrata de un plano marerial, sino cons¡ruido.
y la vida m la sociedad civil donde amín simpltmmtt como 1111 i11divid110 primdo... El Estado poü- 'º Ndf. Sobre la esfera pública como sistema norma¡ivo, ver ir,ftn, nota 26.
11 {•••] Li organización de la experiencia social puede desarrnllarse con propósitos
tico es, respecto" /¡¡sorirdad ávi4 tn11 espiritual como tl citlo lo es mpecto II la tierm". Para el Esta-
do del siglo XIX. la esfera pública corresponde al cielo de las ideas. Este concepto de esfera emancipa1orios o en beneficio de intereses dominantes concretos: [por ejemplo] [...] el inte-
pública es ambivalente. Por un lado, tiende a fijar el paralelismo enrn: d Esrado y la sociedad rés de las clases dominanres por vincular la experiencia social y colectiva real de la mayoría
civil, funda su validez sobre la aumridad del Estado. Por otro lado, tiende a distinguirse: del
Estado como un tipo de "insrancia de com:rol y de conciencia''. En esta propiedad éste es capaz
de la población a la imagen aparente de la esfera·pública y a una supuesta voluntad política
colectiva, para así organizar la suspensión de dicha experiencia. [...] e:
236 237
ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA
ALEXANDER KLUGE Y OSKAR NEGT

La relación de dependencia de lo privado y la esfera pública también se y experiencia bajo las condiciones actuales del capitalismo tardío. La aplica-
aplica a la manifiescación social y pública del lenguaje, a la forma de comu- ción puramente técnica de estos modelos, dentro del contexto de domina-
ción de la naturaleza y de la función social, es tan elemental como lo era en
:ID nicación social y al mismo contexto de lo público. Precisamente porque las
decisiones relevantes respecto al horizonte de la experiencia y a la determi- la época burguesa. Más aún, la posibilidad de un funcionamiento puramen-
te técnico dc:pcnde en alto grado de procesos de aprendizaje, de las condi-
nación exacta de organización de la experiencia se han tomado por anticipa-
do, es posible disponer de la organización y de la experiencia de una mane- ciones de socialización de esos procesos de aprendizaje y sobre las decisiones
ra puramente técnica12 . Aquí se impone una casi permanente analogía entre sociales públicas cornadas por anticipado que subjetivamente son experi-
la producción universal de mercandas tal como efectivamente funciona y mentadas como una segunda naturaleza. El carácter dialéctico y no pura-
la conciencia de la sociedad burguesa de su propia experiencia y la organiza- mente técnico de todas estas premisas sólo se hace explícito retrocediendo
ción de esa experiencia. hasta su prehistoria.

La abstracción del valor (en particular la división del uabajo en con- En la teoría burguesa clásica, esca estratificación múltiple está reflejada
creto y abstracto) es el modelo de proyección mundial que subyace la pro- a en la antítesis entre el concepto de experiencia derivado de la tradición
::&I ducción de mercancías y que es reconocible-en la universalización de las acti-
vidades estatales y públicas: en las leyes. Aunque la producción anárquica de
humeana13 y la crítica del mismo concepto en la filosofía hegeliana. "Este
movimiento dialictico qtte la conciencia ejerce en si misma, tanto en ·m saber
mercancías está motivada por el interés privado -o sea, por lo opuesto a la como en su objeto, en la medida en que el nuevo y verdadero objeto emerge
voluntad colectiva de la sociedad-, ella desarrolla modelos universalmente de este movimiento para la co11ciencia, es lo qiie se denomina experiencia" 14•
vinculantes. Estos modelos son confundidos con y se interpretan como los Este concepto dialéctico de experiencia caracteriza el comportamiento real
productos de la voluntad social, como si las relaciones fácticas, que no se de la sociedad burguesa como a cualquier otra sociedad, y a su experien-
conocen sino a posceriori, se basaran en el proceso de formación de la cia, independientemente de que los sujetos empíricos de esca sociedad sean
voluntad social. conciences o no de esca dialéctica. En adelante se adoptará el concepto de
Las estructuras de la tradición burguesa también determinan el modo
13 El concep1p de experiencia del empirismo, de receptividad, de reconocimiento de lo
de vida y las prácticas de producción del presente, cuyas mismas clases e
dado. de "materialismo meramente contemplativo". intenta obviar al sujeto como intermedia-
individuos ya no son burgueses en el sentido tradicional. Las clases medias
rio disronionante. Este concepto de experiencia pan:ce sarisfacer la c:x.igencia de una elevada
actuales, los sectores de la clase obrera influidos por las prácticas de vida bur- º?jerividad del _conocimient~. Puede distinguirse un segundo plano del concepro de experien-
guesas, los estudiantes, los tecnólogos, todos los sucesores de la· clase bur-
:di guesa culta y pudiente del siglo XIX, repiten estos modelos de organización
cia en la filosofía burguesa, ligado al concepto de producción de experiencia. En Kant, el único
objeto de experiencia es eso que el sujero produce; este sujeto produce por sí las regla.s y leyes
del contexto del mundo fenoménico, sólo experimenta lo que él ha producido previamente.
(...) ~1e con~to de experiencia es el funcionamiento del sujeto que, sin embargo, sólo puede
1' La interacción real entre la experiencia. su organización y el horizonte de la esfera
funoonar cuando algo se le opone. un bloque (Adorno), una cosa en sí [Ding 1111 sirh) a la que
pública es dialéctica en las rc'3ciones burguesas de producción, y no funciona técnicamen-
debe vencer y que es inseparable del mecanismo funcional de experiencia producida por este
te. Esto no es visible a primera vista dentro del marco de la conciencia coridiana porque la
sujeto: Se puede decir que el material de la producción de experiencia del sujeto no se deja
producción hisrórica de experiencia..su organización y la esfera pública desaparecen en el
apropiar nunca completamente. Todo lo que es experiencia real, que puede ser verificada y
producto resultante: la esfera pública que determina el presente. [...} Esta esfera pública dis-
rcperida por otros sujetos racionales, es expresión de un proceso de producción que está fun-
tributiva siempre ha estado a su vez determinada por una esrrucrura tk producción que es un
dado, no en individuos aislados, sino que caracteriza la actividad de un sujeto total, social y
factor de sobredeterminación; pero no se trata tan sólo de que la esfera pública derive sin
colectivo IGesamm,bj,k1), dentro del cual se concemran toda< las acrividades que resultan de la
más de la producción preexistente, sino que rambién necesita de una constante reproduc-
confromación con la natwaleza imerior y ex1erior. Experiencia es, en senrido estricto, simultá-
ción sobre la base de la experiencia diaria de la gente subordinada a ella. Si entendemos el
neamenrc un proceso de producción y de recepción de acuerdos sociales que pertenecen a las
contexto en sus términos esenciales, caemos en la cuenta de que, aunque la producción
manifestaciones fenoménicas de los objetos o de su conformidad a leves.
sobredetermina la esfera pública, sin embargo ésta se muestra no sólo como separada de
'"G.W. F. Hegel, [Fenommolog/11 del tspírit11, F. C. E., Méxi~. 1966]; véase también
dicho contexto de producción, sino rambién como algo excepcional frente a la producción.
Thcodor W. Adorno. •&fabrungsgehalt", en D"i Smdim z11r Hegel: GS. vol. 5. Suhrkamp.
como una esfera independiente; la producción tÚ 111 1ep1mu:ió11 no es visible en la propia
Frankfun a.M., 1971. pp. 295-325.
separación.

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ALEXANDER KLUCE \' OSKAR NECT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

experiencia social organizada de las definiciones de Hegel, que subyace a tan su escrucrura instintiva, al lenguaje, los modos socialmente reconoci-
su vez a la obra de Marx, sin que esto quiera decir que el concepto de expe- dos de comunicación. Se ha distanciado progresivamente del proceso de
riencia y de experiencia organizada (en el sentido de mediación social dia- producción, pero tampoco es capaz, ni por sí mismo ni con la ayuda de las
léctica de esta experiencia) jueguen sólo un papel subsidiario en el voca- formas de organización de las que dispone, de adquirir en medida sufi-
bulario marxista ortodoxo. ciente nuevos procesos de producción que tengan por objeto, por ejemplo,
producir relaciones sociales entre las personas. Después de un tiempo com-
Un obrero individual - independientemente del sector de la clase prueba que arrastra dentro de sí el contexto de vida ptolecaria dentro del
obrera al que pertenezca y del trabajo concreto que realice- realiza "sus cual están fundidos su experiencia y el bloqueo de su experiencia. Así
experiencias". El horizonte de estas experiencias es la unidad del contex- preparado, el obrero ingresa al inventario general de experiencias del movi-
to de vida proletario. Este contexto abarca los grados sucesivos de produc- miento obrero: tan pronto participa en la esfera pública burguesa, cuando
ción de las propiedades de esta mano de obra en cuanto mercancía y en ha ga·nado unas elecciones o ha tomado decisiones sindicales, se enfrenta a
cuanto valor de uso (socialización, estructura psíquica del individuo, escue- un dilema: sólo puede hacer uso "privado" de una esfera pública degrada-
la, adquisición de ·conocimiencos laborales, ocio, medios de comunicación da a la calidad de un simple medio. La esfera pública funciona según esta
de masas), y un elemento inseparable de todo esto que es su intervención regla del uso privado y no de acuerdo con las reglas.que organizan las expe-
como mano de obra en el proceso productivo. A través de este contexto riencias y los intereses de la clase obrera. Los intereses de los obreros apa-
unificado el obrero "experimenta" pública y privadamente, absorbe la recen en la esfera pú\>lica burguesa nada más que como un gigantesco y
"sociedad como un todo", la totalidad del concexro de mistificación bur-
guesa IS. Tendría que ser filósofo para entender cómo se produce su expe-
acumulativo "interés privado", no como un modo colectivo de producción
de formas de esfera pública y de conciencia pública cualitativamente nue-
F
riencia, una experiencia que es a un tiempo preorganizada y no-organizada vas. En la medida en que los intereses de la clase obrera no están formula-
y que, simultáneamente moldea y meramente acompaña su vida empírica. dos ni representados como intereses genuinos y autónomos frente a la esfe-
Si encendiera qué ocurre a través de él (pero está incapacitado porque todo: ra pública burguesa, la traición de los individuos que representan al
los medios para la formación de la experiencia, el lenguaje, la organiuición movimiento obrero deja de ser un problema individual; lo que está en
psíquica, las formas de comunicación y la esfera pública forman parte del juego no es la fortaleza moral del individuo: es haciendo uso de los ~eca-
contexto de mistificación burgués del fetichismo de la mercancía), incluso nismos de Ja esfera pública burguesa para su propia causa como dichos
así no tendría ninguna experiencia, pero al menos sería capa:z. de analizar representantes obreros se convierten, objetivamente, en traidores· a la
por qué no la tiene. Ni siquiera los filósofos podrían producir experiencia causa que representan.
social individualmente. [...]
Sólo se llega a otro resultado recurriendo a una ficción: si existiese el
Nada modificaría esta situación, ni siquiera el hecho de que el obre- "Obrero Colectivo" [Gesamtarbeiter] como un Sujeto real y pensante, éste
ro fuera promovido en la jerarquía de la empresa o elegido para ocupar una se representaría el contexto de otra manera 16• En principio la situación de
posición en el sindicato o en la administración. Esta esfera pública (por
ejemplo, la perspectiva de formar parce en la direcciva de un partido polí- 16 La caregoria dd "obrero colectivo" es central en esta cuestión de la organización de
tico o de la cúpula del sindicato), que está situada a distancia'del contex- la clase obrera. Miencras el "capitalista coleccivo" [G<r11mtk11pitali.srl se ha organízado real-
to de vida proletario, le proporciona experiencias nuevas, en gran medida menee en la forma de un contc;xto objetivo de una "enorme colección de mercancías", d pro-
de carácter técnico, relativas al funcionamiento de las fuer:z.as sociales indi- lcraríado. en tanto contexco de sujetos, no se ha organizado hasta ahora, ni se ha reunido,
viduales. Es posible que el obrero tenga nuevas experiencias individuales sino a cravés del proceso de trabajo y de explotación capitalista, segím reglas que le son aje-
dencro de ella, pero no habrá eliminado ninguna de las barreras que limi- nas. Pero la categoría del "obrero colectivo" no es algo utópico. Incluso el principio· capita-
lista de o rg:mización. el imercambio, procede inicialmente de un Linico pri11cipio org,mi-
znti-vo: la sólida creencia de los capitalistas en el intercambio universal de mercancías, aun
1l Adorno, ibid. [NdT. Comexco de miscificación (Verbk11dr,11gsz,,s1111mm1hat1g): cone- cuando, por ejemplo, desde el siglo XV al XIX, este principio haya topado empíricamente

e:
xión entre el ser social y las fulsas represencaciones que de allí surge11 sobre la esencia de la con una sociedad cuya imagen ha seguido estando determinada por un ripo 1claciones de
sociedad burguesa (Duden)]. propjcdad y de rango preburguesas no basadas en el intercambio. Análogamente es posible

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1
ALEXANDER KLUG E Y OSKAR NECT ESFERA PÚBLICA Y EXP ERIENCIA

panida sería la misma: el contexto de vida proletario, los instrumentos y EL CONCEPTO DE ESFERA PÚBLICA EN lA TEORÍA BURGUESA CLÁSICA
los medios del proceso de transformación social, la experiencia misma serí-
an para él un contexto alienado al que no podría enfrentarse sin aparcarse El concepto de esfera pública es originariamente uno de los caballos de
de su vida real [...]. Pero cualquier método, incluso el premeditadamente batalla de la burguesía18• La esfera pública surgió al ganar con Kant el rango
no dialéctico de organización de la experiencia del sujeto social producti- de principio trascendental que es, por cierto, el principio de mediación entre
vo, proyectaría el concepto de producción de experiencia sobre la totalidad la política y la moral19• La esfera pública es, según Kant, el principio del
del proceso de producción sintetizada en el Sujeto: la experiencia en la orden legal y, al mismo tiempo, un método de esclarecimiento; es el único
producción de experiencia. [...] Esta experiencia social en proceso de auro- medio dentro del cual puede desplegarse la política de la burguesía revolu-
organiiación reconoce su limitacion para la producción de mercancías; cionaría. [...] ·
convierte el propio contexto de vida en objeto de producción. Esta pro- El principio de "que únicamente la razón tiene poder", y que ésta sería
ducción tiende a una forma pública de expresión que no articula la rela- resultado de un esfuerzo común de comunicación de las ideas de los miem-
ción dialéctica sujeto-objeto sobre la estéril andtesis del individuo pensan- bros calificados de la sociedad, ha sido un punto cardinal de la emancipación
te y la totalidad social, sino sobre el caráqer de Sujeto de la experiencia del pensamiento político burgués desde Descartes. [...]
social organizada. Es evidente que la organización ya no se entiende aquí
de forma técnica sino dialéctica, en tanto producción de la forma del con- La esfera pública, como el medio que lleva a cab~ la tarea de esta me-

:o tenido de la experiencia misma17 • diación colectiva, está inspirada en el modelo de la república de los sabios;
también el público, compuesto por personas privadas que hacen uso de su
razón, se comporta como si estuviera compuesto de sabios. [...] El pathos con
el que Kant afirma el código moral, el carácter abstracto de la ley burguesa,
derivar de una socialización en principio alien2da de la relación de trabajo y cooperativa, o
sea, como una simple red objetiva productiva d e los obreros, 12 idea organizaúv2 de una red
el rígido imperativo de todas las reglas que determinan la conducta humana,
asociada de productores directos, que anticipa al "obrero colectivo" como el verdadero suje- es un reflejo del hecho de que la producción burguesa de mercancías se
to que organiza la Historia. [Pero la izquierda analiz.a generalmente esra cuestión de la orga- encuentra en proceso de surgimiento. La violencia interna de estos princi-
nización limitán dose a pensar en el portido]. pios, incluyendo el principio de la esfera pública, radica en el hecho de que
17 El concepto de producción no dC$igna aqu/ una mera analogía con la producción
la principal batalla debe llevarse a cabo contra todas las particularidades.
material de bienes; se tratll, más bien, del concepto comprehensivo de producción social, res•
Todo lo que se oponga a la tendencia wiiversalizante de la producción de
pecto al cu.al la producción marcrial de bienes es una formación particular. Cuando Marx
habla del "com,mismo como /11 prrJd11cció11 d~ la fonnn mismn de la co1111111i,11cidn•, se refiere al mercancías debe sacrificarse a esté principio. Aquí se origina la forma
concepto general de la producción social. Producción es la actividad socialmente necesaria. compulsiva de circwiscribir la esfera pública, que se ejerce según el crite-
Su necesidad se mareriafüa, entre otras cosas, en que su forma de producción está orientada rio de las definiciones, subordinaciones, categorizaciones. De este modo
al nivel ava112ado de socialización. Entre las condiciones de la sociedad burguesa, la produc- Kant excluye de la política y de la esfera pública todos aquellos sectores ·d e
ción de mercancías es can prioritaria que encubre este concepro general de producción, que la población que no participan de la política burguesa porque no pueden
comprende también la producción de formas de vida. De forma análoga, Marx US3 este con-
hacer frente a esta participación.
cepto de producción en conexión con el análisis político-económico de esta sociedad pro-
d uctora de mercancías, en el esrricto sentido de producción de mercancías. La diferencia La reconstrucción de la ·esfera pública extrae coda su sustancia de la
entre trabajo productivo e improductivo es resultado aquí del contexto reducido de la pro- existencia de propietarios privados. Al mismo tiempo, la esfera pública no
ducción de mercancías. !Se hace evidente que en codo momento subyace en la producción
puede sustentarse sobre las características empíricas aleatorias de los propie-
social (aunque oculto por 1~ dominación absoluta de la producción de mercancías} un con-
cepto de producción que tiene por objeto la producción de agenu:s de socialización, de len•
guaje. de construcción de la esrruccura inscimiva, la producción de experiencia, de enridades • 18 Para el desarrollo de este concepto, JUrgen Habermas, Strukt11rwandel der ójfé11-
colectivas y esferas públicas, es decir: que riene por objeto la producción de comexcos de tlichktit, qp. cit., pp. J02 y ss., especialmente 117 y ss. [castellano: "Publicidad burguesa: idea
vida.] l...] Este concepto de producción se orienta a la producción de riqueza social y a su e ideología", en Historin _y mtica dt la opinió11 p1íblie11. op. cit., pp. 124 y ss.].
apropiación por parce de los mismos productores. Este concepto permite capear la alcemari- 19 Jnmanucl Kant, W'erkt, W. Weischedcl, Frankfurt aM . 1964, vol. VI, p. 244; cf.

va a la sociedad producrora de mercancías. Habermas, Srrulmmwmdtl der ójf'n,rlichk,ir, op. cit., pp. 117 y ss.

=-
242 243
f (
'
ALEXANDER KLUGE Y OSKAR N EGT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

rarios; con el objeco de establecer reglas universalmente válidas para la comu- reses privados. Lo que para Kant era cstriccameme un fin en sí, para la socie-
GIC
nicación pública, Kanr se ve forzado a negar este fundamenco material sobre dad burguesa real era un medio. La esfera pública ampliaba la perspectiva de
el que descansa la esfera pública. Lo que Kant retiene es algo ciertamente apropiación para todos los sectores capitalistas: estos procuraban obtener
general; pero se trata de una generalidad abstracta donde fulran todos los ele- contraeos para proveer armamento, poner en circulación empréstitos públi-
mentos concretos del burgués que constituirían una esfera pública viva. En cos, panicipar en obras públicas, apropiarse de la autoridad estatal para
síntesis: Kant no puede construir la esfera pública burguesa con el sujeto reforzar y proteger sus intereses de propiedad, para asegurarse una posición
empírico burgués, pero tampoco sin él. El interés de la filosofía crítica con- de avanzada en el mundo comercial y protección estatal para la expoliación
siste en poner límites. Estos conceptos límite son, por ejemplo, la cosa en sí, colonial, con su diplomacia de cañoneras y tarifas. Para la clase social diri-
la dignidad y la esfera públ-ica como un medio para producir "la tmanimi- gente este marco de la esfera pública no era por cierto el horizonte real de su
dad tÚ la política y la morat'. Estos conceptos indican perspectivas dd des- experiencia social y de formación de opinión, sino sólo un aspecto parcial.
pliegue de la especie humana que está trabada por la producci6n capitalis- "Tener experiencian dentro de esta esfera pública significaba saber gobernar:
ta de mercancías empíricamente establecida20• un conocimiento especial del acertado aprovechamiento de la esfera pública.
A este conocimiento especial corresponde la capacidad de camuflar los inte-
reses inmediatos de un sector del capital bajo la forma de una soberanía ima-
LA ESFERA PÚBLICA BURGUESA CU.SICA, EN U PRÁCTICA ginaria, de una voluntad general ficticia. ·
Mientras que Kant reflexiona como filósofo sobre la relación entre bur-
La esfera pública burguesa no se desarrolló empíricamente en los siglos
guesía y esfera pública, separando la esfera pública de la realidad burguesa,
XVIII y XIX al nivel realmente concebido por Kant. Los propietarios bur-
la práctica burguesa procede a la inversa. Con la venta de sus mercancías
gueses -materia prima de la construcción kantiana- no estaban interesados
entra en contacto con el mundo, en canto que su producción se basa en la
en la formación de la experiencia pública. Su conocimiento del mercado es
experiencia local. Sí el burgués hubiera sido capaz. en la práctica de tener una
privado. En relación con el Estado y la esfera pública, su principal imerés
experiencia real del mundo, las cosas no hubieran terminado en catástrofes
consis~a ame todo en la posibilidad de un efecto cjue redunde en sus inte-
históricas. Desde un punto de vista subjecivo no es secundario en la causa de
escas catástrofes un cálculo totalmente errado de la relación de fuerzas y de
¡o Véase Habermas, Strultrurwa11dtl tkr Offenrli,hlttit, op. cit., p. 124. Kant debe pua la constelación de pérdidas y ganancias a escala incernacional21 • Pero la iden-

-=
ello -con·considerable violencia del pensamiento- o:duil- 11110 mu otra 11t1rios grupos rrlrva11-
tificación o conexión de los intereses privados y los generales no se puede lle-
tes tk sem hum,mos como inadecuados P~"' I• "verdadera pol11ica": niños. mujeres, empica-
dos, 'jornaleros, • i11d11so ,Iprl1«¡11trrJ•. Pero hasca d uso privado que una pc1$0na •putda hn«r var tan lejos que planteen exigencias al burgués que impliquen el sacrificio
iÚ su raz411 m 1111 dnm11i11aM pumo u cargo qut sr Ir haya «mfiaM". son nC>-públicos e ina• de sus intereses privados. En ese caso el burgués se ve obligado a retirar de la
dccuados para la pol!iica. El objeto de esta verdadera política burguesa es el ttpublicanismo esfera pública sus intereses, que representan la materia prima de las políticas
y el estado de paz perpetua [Fri,dmzusrmui'J, que reprcsenra lo contrario del tipo de rclacic,. públicas. [...]
nes que realmente se dan entre los componentes de la contienda económica en la sociedad
burguesa. No hay experiencia empírica que llene esa concepción kantiana, que consistir!a El callejón sin salida en que se encuentra el individuo burgués cuando
en el intercambio recíproco enttt amanres de la verdad. Importa ob.scrv;ar que en la tradición quiere participar en la esfera pública y en su carácter global, también se
intelectual de la dominación de la naturaleza por la burgucs!a, el interés por alcanzar una sín- manifiesta en el hecho de que el individuo por lo general se ve obligado a
tesis legal de "apaciguamiento" [Btfri,digu.niJ en el scniido de dominio y sosiego IRuhigsr~
delegar los intereses de proyección mundial. [...] El hecho de que su propia
lltmg] , es d fundamento dd formaüsmo, de la violencia intdcaual fttnte al objeto, y del
m,ca11ismo d, rxclmió11. Esta tendencia esrá en la base cid meanismo de producción de toda
la csfer.i pública burguesa. El rrotrso de ello significaría prccisameme entender el conflicto, 11 La matanza masiva de Verdun le debe parecer al burgué5 práetico un cerrible error:

y la organización de la experiencia que de él deriva, como mecanismo de inregrnción de la cantidades enorme• de dinero dcsperdiciodas sin sentido y la desaparición absurda de la fuer-
esfera pública que abarque e incorpore [a,q1ubm), y en ningún caso excluya. a codos los za de crabajo de millones de personas. Los intereses de las burguesías de lnglaterra, Francia
miemb ros de la sociedad. Esto responderla no sólo a un tipo de acórud difercme hacia d y Alemania involucrados en d confücro, sufren igualmente a largo plazo los perjuicios d e este
concepto de esfe,.. pública, sino también un modo de producción que no cxplot:1.<e la Naru- ªderroche de sangtt~. Pero el camino pa"' cvicir catá.mofc., de esca naruraleza está excluido
ralcz.1 y a la Humanidad hasta arruirnarlas. de la experienc ia y la percepción del burgués práctico.

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ALEXANDER KLUGE y OSI.AR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

experiencia, que siempre se produce dentro de un marco local restringido, 1. La esfera pública clásica de los periódicos, cancillerías, parlamentos,
emerge en la esfera pública en una medida limirada, miencras que el control clubes, p.J.ITÍdos, asociaciones, se basa en un modo de producción quasi arte-
político y económico de la sociedad burguesa se proyecta al mundo entero, sanal. Comparado con todo eso, la esfera pública industrializada de los orde-
es lo que confiere a la política burguesa desde sus orígenes su tendencia inhe- nadores, los medios de comunicación masivos, el consorcio empresarial de
rente a la catástrofe2~. los medios de comunicación, las relaciones públicas y departamentos legales
de los grupos de presión y, finalmente, la realidad misma como una esfera
pública rransformada por la producción, representa un nivel más organiz.a-
El PROCESAMIENTO DE EXPEIUENCIA SOCIAL POR LAS NUEVAS ESFERAS do de la producción24.
PÚBLICAS DE PRODUCCIÓN
2. La producción de ideología por parte de la esfera pública de pro-
ducción, que permea la esfera pública clásica y el horiwnte social de la expe-
La esfera pública tradicional, cuya debilidad característica reside en el riencia, abarca, no sólo los puros intereses capitalistas -tal como se articulan,
mecanismo de separación de lo público y lo privado, está hoy recubierta
por ejemplo, en los grandes grupos de presión industriales-, sino también
por esferas púbíicas de producción industrializat/4 que tienden a incorporar
los intereses de los obreros presentes en el proceso productivo, en tanto en
ámbitos privados, en particular el proceso de producción y el contexto de
cuanto éstos son absorbidos por el contexto capitalista. Esto representa una
vida23• [ •••]
compleja conexión entre intereses de producción, intereses de vida y necesi-
dades de legitimación. En este sentido, la esfera pública productiva se ve
2
~ Marx anali~ estos fundamentos de la polírica burguesa dásica en El 18 Br1m111rio obligada a solucionar sus contradicciones sin atenerse a los movimientos
de l11is Bonapan,. La infraestructura históri,;a de la esfera pública bwgucsa tambifo deter- reflejos capitalistas: porque, por una parte, sigue siendo la expresión del apa-
mina todas las posteriores esferas públicas postburgucsas: en ellas traba relación esca descs-
~rada y clásica swna de t!Xperiencias con las constelaciones de poder mundial como el colo-
rato productivo en expansión; y, por otra, tiene intereses vitales involucrados
nialismo, el imperialismo, las asociaciones económicas y monetarias, la polltica de bloques )' dentro de él. En lugar del mecanismo de exclusión, característico de la esfe-
las alianzas mili mes [...]. ra pública clásica, es úpico de la esfera pública de producción ligada a la
l l Algunas precisiones sobre el concepto de esferas públicas de producción induruia- forma dásica una oscilación entre la exclusión y la incorporación intensi-
lizada (a partir de ahora, para denominarlas en su conjunro podemos usar el singular, pero
va: las relaciones fácticas que no son legitimables destruyen la esfera no-
ha de quedar claro que esta "esfera públi,;a" sobrcdctcrminanrc es una acwnulación de nume-
rosas esferas públicas individuales can diferentes entre sí como las mismas subdivisiones del pública producida; las relaciones de poder que no son legicimables por sí
propio proceso capitalista de producción): mismas en el proceso de producción, son cargadas con intereses generales
l. Li ,sfrr11p,íblica tk prod11cció11 rienesu mlcko m la prm11da 1tmible ,ú la tsfora p1ibli- legitimados, apareciendo así en un contexto de legitimación. La diferencia
ca q11e emana del proceso objetivo de prod11cdón. d, la sodtdad ,al como ts [...]. entre público y privado es sustituida [en las nuevas esferas públicas de pro-
2. lA fod11.stria d, la rondmcia, [...] asl como tl conrex,o del comumo y la propag1111da, [...1
ducción industrializada) por la contradicción entre la presión ejercida por
es decir, la producción y distribución que se apli,;an a la esfera de la aplocación secundaria,
[...] solapan y se vinculan a la esfera pública primaria de la producción. los intereses de la producción y las necesidades de legitimación. El contex-
3. El rrabajo de la ,sftra prlblica d, losgr11pos ,mpmarialny el de las innirudo11ts soria- to del capital se enriquece y aumenta su capacidad de expansión; pero, al
t,s (grupos de presión, partidos políticos, el Estado) conforman una forma abstracca de esfe- mismo tiempo, se reduce el repertorio de soluciones posibles para las con-
ras públicas individuales de producción, y enrran en la esfera pública de producción como

::9 un elemento que añade a ésta una capa adicional [...].


Denuo de este complejo rotal de esferas públicas de producción induscrializada, las criterio unificador que abarca la totalidad de la producción social. Esca totalización de la
organizaciones obreras tradicionales o las leyes sobre relaciones laborales -incluso los indivi- esfera pública tiene un doble cfecro: la conversión de la totalidad social en publicidad, y su
duos que componen los movimientos de proresra-, desde la perspect.iva de la emancipación. tendencia opuesta: el máximo csfuerw para impedir el carácter de lo público, en interés del
no conforman sino un ornamento integrado, incluso s4 desde elp111110 de vism co11rrario a la sostenimiento de la propiedad privada.
emancipación, co11stit11ym fi1er:zas parciales r,aks y efeaivas. [.•.] 2• El encuentro entre estos diferentes niveles de esfera pública se resuelve en situacio-

Enconrramos una forma primigenia de esfera públiq de producción en el capitalismo nes como la siguiente: ,i un fiscal incenra denunciar un incidente de polución medioam-

:e temprano, en la presencia de grupos de viviendas y servicios sociales en el complejo de la


fábrica. [...] Hoy, jumo a las fábricas de las multinacionales, surge un modelo de F.íbrica con
bienral, tendrá que enfrentarse sólo con un secretario a 30 abogados y 60 expertos en rela-
ciones públicas de la empresa química.

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ALEXANDER KLUGE Y OSKAJl N EGT E SFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

tradicciones capitalistas. Surge así un tipo de sociedad en transformación pública de producción, y la de la experiencia no-pública ligada a ella, se
sujeta a las relaciones capitalistas. Respecto a la esfera pública clásica, la esfe- separa de la imagen aparente de la esfera pública como producto termina-
ra pública de producción no parece tener un mecanismo de exclusión que la do, tal como se la conoce públicamente én el aparato de distribución.
aparte de sus intereses fundamentales y que la debilite. Respecto al hori- 5. Nada cambia por el hecho de que el Estado, en cuanto síntesis de la
zonte social de experiencia, por el contrario, se repiten los mismos meca- esfera pública clásica, influya a su vez mediante su intervención sobre un sec-
nismos de la esfera pública clásica de la producción, acumulándose mez- tor importante del ámbito privado. Más aún, valen las mismas reglas que
clados los clásicos con los nuevos. para la aportación del Estado a la esfera pública de producción.
3. Cuando las demandas de la esfera pública clásica colisionan con las de 6. Cualquier cambio en la estructura, cualquier movimiento dentro del
la esfera pública de producción, esta última normalmente sufre una retracción. sistema de legitimación de la esfera pública, deja abierta la posibilidad de
Aquí se enfrenta la pura idealidad de la esfera pública burguesa a la compacta una suborrunación formal de determinados sectores de la sociedad al control
materialidad de la nueva esfera pública de producción. Incluso dentro de la de otros sectores. Éste es el modo como la esfera pública opera en realidad:
esfera pública de producción prevalecen por lo general las demandas que tie- su utilización por parce de intereses privados -que, por supuesto, se han
nen conexión más directa con los intereses de obtención de beneficio o aque- enriquecido explotando los intereses de quienes también están comprometi-
llas que son capaces de abarcar un mayor contexto de vida dentro de sí. los dos en el sector de la producción, haciéndose de ese modo imprescindibles-,
puntos de contacto entre las diversas esferas públicas de producción se carac- hace difícil incorporar en la esfera pública experiencia crítica cohesiva.
terizadan por mostrar fisuras y contradicciones múltiples: entre el carácter pri-
vado de la industria de la conciencia y la televisión como servicio público; 7. Si la función de esta esfera pública fuera totalmente transparente, si
entre los medios de comunicación de masas y la pre.nsa, por un lado, y las acti- respondiera al ideal de publicidad temprano burgués, no podría seguir ope-
vidades de la esfera pública de los grupos empresariales, por otro; entre la esfe- rando de esta manera. Por eso todas los puntos de contacto de esta esfera
ra pública estatal y los monopolios de opinión pública; entre la esfera pública pública están organizados como arcanos. La palabra clave "confidencial"
de los sindicatos y la esfera pública de los grupos empresariales; etc. Cubrir impide la transmisión de experiencia social de un ámbito a otro. Este meca-
estas fisuras es carea de una rama específica de la esfera pública: y esto es nece-
sario porque dentro de la esfera pública de producción no existe equilibrio
nismo de exclusión es más sutil ciertamente que el de la burguesía clásica,
pero igualmente efectivo. F
alguno, sino una lucha para subordinar unos a ocros25• 8. El sistema normativo de la esfera pública burguesa es ocupado por
4. Es función de esta esfera pública acumulativa generar acuerdos, intereses masivos de producción hasta el punto de transformarse en un arse-
orden y legitimación. No obstante, ella está subordinada a la primacía de las nal instrumental que puede ser utilizado por elementos privados26•
relaciones de poder que determinan la esfera pública de producción. Por este
motivo la tarea de legitimación sólo puede ejecutarse y administrarse den- iG Hablamos aquí de un sistema normafivo en ~l sentido de que las normas quedan
tro de la propia esfera pública de manera distributiva, y sólo puede ser separadas de su contexto histórico original. Bajo esta forma despojada de su .~,manda formal
modificada superficialmente porque su verdadera historia se desarrolla en las normas son apropiadas por los imercses capiralistas más fue.ces y dirigidas a menudo con•
era las propias demandas ligadas al contenido histórico de.estas normas. Asl ocurre, por ejem-
el ámbito no-público de la producción. AJ igual que en la esfera pública
plo, con el derecho constirucional a la Jibmad de prema, que se supone defiende a la prensa
clásica, pero por otros motivos, la estructura de producción de la esfera crifica indcpenclience, fundada en la pluralidad de opiniones, frente al Esrado absoluto. Hoy,
por ejemplo, para el grupo Springer [NclE: oligopolio de comunic:ición alemán de signo
2~ [Tomemos como ejemplo una esfera pública de producción como es la cclcvisión conservador, que en los años 60 y 70 jugó un papel beligerante en la demonización pública
pública]. [...] Por un lado, sus incenciones "ideales", estarutarias. efectúan una separación
entre su carácter de servicio público y los incereses de obrcnción de beneficio económico que
pt'edominan en la sociedad. Esta separación debilita. Pero, por otro lado, la televisión públic:i
del movimiento estudiantil )' la oposición de izquierda cxuaparlamentaria] la liberrad de
prensa es emc.ndida precisamente c.n el senfido contrario: sirve para pro¡eger la producción
exclusiva de intereses de este grupo que destruye la pluralidad de opiniones. Este tipo de
e:
también sarisface indirecrameme los intereses de obtención de beneficio de quienes la con- exploración del contcxro de normas públicas surgido históricamente ya se daba en la esfera
tl'olan, beneficios que responden a una fonru. panicular de absrracción del valor: produce pública clásica. pero se agudiza en la fase accual de la esfera pública de producción. En uno
"beneficios de lcgitima~ión". )' en ouo el sistema de normas públicamente sancionadas aparece para la lógica de la renta·

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r
ALEXANDER KLUGE Y OSKAR NEGT ESFERA P OSLICA Y EXPERIENC IA

9. Se repite en la amalgama de la esfera pública ·clásica y la nueva esfera En la industria de la programación y la conciencia, pero también en la prác-
pública de producción el rechaw del contexto de vida proletario tal como él tica pública de otras esferas de producción donde se despliega el poder y se ·
es. La recepción del contexto de vida se efectúa siempre que éste se inserte bajo genera ideología, la conciencia de la mano de obra se convierte en materia
la forma domesticada de realización del interés de explotación [Verwertungsin- prima y d lugar donde estas esferas públicas se realizan. Esto no cambia la
teresse]27. En este proceso se modifica la forma en que se articula el interés de situación total de la lucha de clases, pero le añade un grado más de opacidad.
explotación: éste se adapta a las necesidades reales, al tiempo que modela todas
las necesidades reales para poder adaptarlas individualmente a su abstraeta sis- es doble. Para empezar, corno de costumbre, Marx: uno de los rasgos inherentes del sistema
tematización. Se produce entonces una imagen confusa en la experiencia coti- capitalista es el despojamiento de los obreros. Pero la comprensión de la pauperación que
diana: el contexm de vida forma parte evidentemente de la producción y de la origina la exploración capitalista no puede cifrarse excl11Sivamenre en términos económicos.
Benjamín expresaba en los año 30 su afonunada intuición acerca del proceso de empobreci-
esfera pública, pero al mismo tiempo queda excluido porque no es reconoci- miento de la experiencia. Uno de los principales instrumentos para el avance del capitalismo
do en su totalidad concreta como un codo autónomo. y el dominio de la burguesía fue la prcnsa, cuya expansión sup11So la consolidación de una

=-
nueva forma de comunicación: la información. La información sustituyó a las anteriores for-
10. Dice Marx que la abstracción de toda la Humanidad, incluso bajo
mas de comunicación e hizo perder una capacidad del sujeto que ¡,meda inalienable: la capa·
la apariencia de la Humanidad, estaba consumada en la práccica por el ciclad de uansmitir experiencia a través de la narración. •ÚI narracidn a d, por si la famut
proletariado del siglo XIX. La vieja o la nueva esfera pública de la sociedad similanlltnte arttsllnal d, la comunicación, q11t no se propou, transmitir, como harla la infar-
burguesa sólo pueden responder con paliativos a esta situación de clases: macidn, ti '¡n,ro' asumo m sf, sino qut más bim /q mm,rgt m la vida del comunicante, para
ofrecen una apariencia de Humanidad como un producto aislado, sin poder 111,go rm,µrarlo"; )' frente a esto, "ti objetivo de la pmua y de la informacid11 es justa-
mm~ /q opuato: coruist, m e:xcl,lir rigi1rosammu los aco11udmimtos del dmbito m el cual
que se dé un cambio real en la situación de clase. :Éste es el fundamento
podrla11 obmr sobrt la txpn-imcia del kcror'. Por eso la expansión de la prensa y de la informa-
del pauperismo destructor de experiencia de la industria de la cultura 28 •

=-
ción como forma de comunicación característica de la burguesía empobrece la experiencia:
porque anula la capacidad humana de cxperimenrar la realidad, de reelaborar la experiencia
bilidad del sistema como una segunda namraleu que está esperando ser explorada. Las nor- para poder as/ comunicarla; la narración implica una comunión fundamental entre quien
mas producen beneficios rentables como los :irboles frutos. Cuanco más abstracto el nivel, habla y quien escucha, quien a su vez hace suya la experiencia narrada: he ahí el proceso fun-
más fructífero)' menos uansparente. A nivel de la tco110111la m,mdial. las normas del sisrema damental que origina una forma de comunidad que se .~ostiene en la capacidad del sujeto de
monetario internacional se muestran en primer plano [...]. . producir experiencia auréncica y uansmicirla organi2ándola socialmente en los términos que
27 (NdE y T.) Vmvermng: aprovechamiento, uriliz.ación, uso, nploración. V"wrrt1111- le son propios. Lo que Negt y Kluge describen como el rasgo fundamental de las nuevas esfe-
ginttrmt es un concepto recurrenre en la argumenración de Negt y Kluge: podemos enten- ™ públicas de producción indusrrializ.ada no es sino una profundización en esta paupera-
der que se habla del interés capitalista por la realización del valor y la plusvalía, lo que en csre ción de la experiencia: si las formas de comunicación características de la esfera pública bur•
contexto articula una idea que se podría simplificar así: mientras la esfera pública dásica guesa clásica alienaban al sujeto de su propio contexto de vida, bloqueando su capacidad
corresponde a la lógica del intercambio de mercancías, el núcleo de la elaboración de una para producir experiencia real y organizarla con auronomía, las nuevas ,,foras ptlblicas de pro-
e.sfe!'1l pública proletaria radica precisamente, como se afirma al comienzo de este capitulo, dutcíór, explotar, la propia txperimcia del sttjtto dirmammtt m ti conrrxto tk vida, Las conse-
en la problemárica del valor de uso de la esfera pública. Obviamenre subyace aquí en un nivel cuencias que de aquí se extraen son múltiples y estallan hacia el resto del rrabajo de Kluge y
.de elaboración más complejo la dialéctica marirista encre valor de uso y valor de cambio, Ncgt: por ejemplo, cuando analizan la manera en que el ámbito de la producción capiralis•
como explicita Kluge al afirmar, como ya hem05 citado, que si •la afrra pública a 11na 111rrrt ta desborda ya la fábrica como marco clásico del anragonismo de clase, podemos encender
de mermdo do11de s, p11tdm rA-pmar vawm", el cipo de valores que caracrerizarían la esfera en consecuencia que el obrtr0 postfordúra es así potencialmente todo sujeto en su contexto
pública proletaria no serian los correspondiences a una formación social sostenida por la lógi- de vida; pues los deseos, el anhe.lo de vivir experiencia auténtica, son verdadera materia prima
ca del valor de cambio y del incercambio universal de mercancías: sino los de "1111a tsfmr para las nuevas esferas públicas de producción. Mirian Hansen opina que Negt y Kluge asu-
pública (Jl<f contim, txptrimcia, 111111 ,sfmr pública msra11riva, q11t ts moral. co11 co11címcia" men implíciramence y resumen la tradición de esta noción de experiencia que nos hace remi-
(mpm, nora 1). En la versión inglesa se utiliza la expresión vawrizatioll i11tenm. En csra rra- . cirnos, via Benjamín, a Kracauer, Adorno y Bloch (Hansen, prólogo • la edición inglesa de
ducción, para mayor claridad, hemos utilizado vatiacioncs sobre los rérminos "explotación' Esfera ¡nlblica y txpmmcia, op. cit., especialmente pp. xv y ss.); tal tradición .mbyace en la
o "dominación". pero subrayamos la necesidad de retener rodos esros macices )' la compleji- propuesta de Klugc y Negt de entender la esfera pública proleraria como organización colec-
dad de la ;dca. tiva y autónoma de la experiencia verdadera. Los rcxros fundamentales de Benjamin en este
28 NdE. Pocas veces se habrá de manifestar de forma tan clara a lo largo del texto de orden de cosas son: "El narrador•. l/11minacio11,s rv. Pnra una critica de la violmcia y otro,

=- Negr y Kluge un fancasma que lo recorre sin ser nunca expresamente mencionado: Walrer
Benjamin. E! subtexco que opera en este pasaje, del cual llevamos recorrido ya un largo trecho,

250
ensayos, Taurus, Madrid, 1991; y "Sobre algunos temas en Baudelaire", //11mi11acio1w JI. Poe-
sía y capirali.rmo, Taurus, Madrid, 1972. reed. 1993.

251

lt
s:
ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA
ALEXANDf.R KLUGE Y OSKAR NEGT

La situación varía en cuan.to que aquellas partes del contexto de vida, que producción del valor y la plusvalía como una suma de unidades de tiempo.
hasta ahora no eran inmediatamente remabilizadas por parte de los intereses El tiempo socialmente necesario requerido para la ejecución de un produc-
to; el uabajo adicional que se rinde dentro de un período determinado; el
capitalistas, ahora también son igualmente preorganizadas por la sociedad.
El contexto de vida proletario se desintegra as{ en dos partes: una es reab- tiempo de ocio, como parte residual del día, donde se impone, sin embargo,
una pauta de conducta que procede de la producción: codos estos conceptos
sorbida dentro de la nueva esfera pública de producción y parácipa en el
de tiempo están en el mismo plano. Es el concepto temporal de la jornada
proceso de industrialización; la otra queda descalificada por los sistemas de
laboral que todo obrero conoce, incluso si no tiene la menor noción de los
producción y la esfera pública de producción que determina la sociedad. El
refinados métodos actuales de medición del tiempo. Este concepto de tiem-

-=
contexto de vida proletario no pierde como tal su valor de experiencia en
po se basa en transcurso de la propia producción de mercancías. [...] Con la
cuanto tal; sin embargo, la experiencia ligada a él se torna "incomprensible"
anútesis entre tradicionalismo feudal y la radical racionalidad burguesa se
en términos de comunicación social: se convierce -definitivamente en expe-
eliminaron hasta el tiempo y la memoria de la sociedad burguesa progresis-
riencia privada. Los ámbitos que no comportan actividades humanas direc-

-=
ta en cuanto hipoteca irracional de la progresiva racionajización de los méto-
tamente necesarias para el proceso de producción )' para las infraestructuras
dos de producción industrial. [ ...]
de legitimación, quedan sujetos a un empobrecimiento organizado. Al
mismo tiempo, la actividad de la esfera pública, la producción de ideología Este concepto de tiempo que escinde y fragmenta el contexto real de
y el sistema de "planificación de la existencia" -en particular bajo la forma vida, se experimenta a su vez como la verdadera "vida", como una segun-
de una oferta plural de programas de ocio y de conciencia-, se apropian del da naturaleza. Probablemente es éste el único plano donde el obrero puede
deseo humano de una vida con sentido, así como de partes de su concien- experimentar inmediatamente el trasiego ligado a la mercancía-fetiche:
cia, como de una materia prima, con el fin de erigir una fachada indusuial la experiencia de su vida como mera sucesión de unidades de tiempo
de programación y legitimación: la experiencia real se escinde en dos partes susceptibles de ser explotadas, más un residuo que no es fácilmente
que, en términos de clase, se oponen enue si. explotable.
Como de aquí surge la apariencia objetiva de que todas las activida-
des productivas transcurren dentro de este esquema temporal, existe la
LA CONSTRUCCIÓN DE EXPERIENCIA EN TtRMINOS DE HISTORIA DE VIDA. tendencia a transponerlo a las demás áreas de la vida social. Esto es evi-
DIVERSAS ÚNEAS TEMPORALES DEL PROCESO DE APRENDIZAJE dente en la parcelación de la programación de los medios de comunica-
ción, en la división horaria o anual de los procesos educativos. Esta par-
Las experiencias tienen un ritmo temporal específico que no se puede celación afecta también la fase inicial de la producción de la mercancía
variar a voluntad si han de llegar a buen término. Por ejemplo, es imposi- mano de obra en el seno de la familia. [...] A codas luces, la transposición
ble transferir el ritmo de tiempo que predomina en las acciones inmedia- del esquema de producción de la jornada laboral impresa a este emaco de
tas a la formación teórica o al proceso de aprendiz.aje de la primera socialización primaria no está justificada por el objeto mismo, sino que
infancia. Esto no significa que estos ritmos temporales estén aislados unos corresponde a motivos heterónomos,· como puede ser la necesidad de
de otros: por el contrario, la unidad dialéctica de estas diferentes estruc- inculcar disciplina de trabajo. Sin embargo, esto genera una contradic-
turas de tiempo es el supuesto del concepto de producción de experien- ción que el sistema capitalista no es capaz de resolver: el hecho de que los
cia social. Estos diferentes ritmos temporales dependen del modo como medios disciplinarios y las finalidades heterónomas aplicadas a los inte-
los individuos y los objetos realizan experiencias, .y al mis~o tiempo pre- reses de la producción sune el efecto de dotar a la mano de obra de un
ceden a esas experiencias: aquí se puede hablar del primado del objeto equipo básico que los intereses capitalistas más avanz.ados requieren
porque hay contextos objetivos que exigen determinados ritmos de tiem- cada vez menos.{...]
po de la experiencia.
La producción capitalista avanzada de mercancías sólo conoce un con-
cepto de tiempo: el que determina la tabla de cuamificación abstracta para la

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ALEXANDER KLUGE Y OSKAR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

APROPIACIÓN DE lA EXPERIENCIA MEDIATA EN WS RITMOS De nada les sirve a los obreros que las experiencias hayan sido formuladas
DE APRENDIZAJE DE lA EXPERIENCIA !NMEDL..TA29 ya teórica o cienúficamente, por ejemplo, por Hegel o Marx. En esta for-
mulación teórica, es decir, como experiencia mediata, los obreros sólo pue-
La experiencia inmediata de los seres humanos no se realiza por una 1 den apropiarse de la experiencia si ya la han organizado parcialmente por

:O
simple apropiación y acumulación de conocimiemos; cuando se logra, no
representa•un único proceso de apropiación, sino que la persona es poseí-
da por los objetos de conocimiento en la misma medida en que ella los
! sí mismos. Es el sentido de la frase de Marx de que no basta que el pensa-
miento presione sobre la realidad, sino que la realidad también debe hacer
presión sobre el pensamiento; y también su afirmación de que la liberación
posee. Esta experiencia inmediata tiene una estructura compleja; es plas- ·¡ de los obre.ros sólo será por obra de los propios obreros. Ellos deben repro•
mada por la potencia del mundo objetivo que se le opone durante todo el ducir el proceso de organizaci6n altamente diferenciado de la experien-
ciclo de vida como una realidad objetiva, como proceso de trabajo, rela- cia social bajo sus formas peculiares de expresión y de experiencia, acu-
ción de producción y totalidad social: en cuanto mundo. El mismo con- mulada bajo la forma poco afortunada de la teoría de la sociedad. En
texto objetivo de vida determina la experiencia inmediata en cuanto pre- nuestra opinión, esto sólo es posible en el marco de una esfera pública pro-
:O supuesto libidinal, actividad vitalicia de la fantasía, estructura psíquica de
la personalidad individual, impronta familiar, educación infantil y proce-
letaria; o sea, en el contexto de organización autónoma de la experiencia
preseme en los obreros. [...)
sos de autoaprendizaje: el lado subjetivo de la experiencia inmediata. La

::o experiencia, en relación con los ritmos de aprendizaje de esa experiencia,


es el punto de convergencia de la motivación, la acción práctica y la acti•
vidad intelectual. Sólo aquellas experiencias que los obreros realizan con
BLOQUEO DE lA EXPERIENCIA SOCIAL EN EL CONTE>ffO DE VIDA PROLETARIO

sus formas propias de comportamiento y de conciencia, les capacitará El cantono de vida proletario, como forma específica de la realidad, es
para desarrollar sus propias formas de organización de la experiencia30. pluridimensional. Esta pluridimensionalidad se repite en la constelación de
diferentes experiencias del tiempo. Sea lo que fuere el pasado, el presente y
29 Las denominaciones de ex~riencia •mediata" e "inmediata" suenan descoloridas el futuro, nunca se descomponen en conceptos totalmente objetivos. Por
comparadas con conocidos conceptos de la tradición marxista. Sin embargo, la diferencia eso, la reelaboración de las formas de la realidad del pasado proletario admi-
entre ambas abarca una escala completa de diferentes tipos de procesos de aprendizaje. La te una forma diferente a la reelaboración de las formas de la realidad pasada
experiencia inmediata tiene lugar principalmente en el nivel de lo que Mao Zedong llama de un individuo burgués, porque sólo a través de semejante reelaboración se
nivel del conocimienro sensible, el nivel de la sensibilidad y las impresiones (cf. Über die Pm-
xis, Berlín, 1968, p. JO). Pero el término también se refiere a todos los niveles superiores en
capta la forma del presente y del futuro que no difieren de las formas de rea•
los que se forma la conciencia de clase. La clave de la capacidad para conformar la experien• lidad pasada y futura proletaria. La forma de la realidad del obrero no se
cia inmediara reside, evidentemente, en un tipo de proceso de aprendizaje que tiene poco puede determinar de manera individualista, ni en el pasado ni en el futuro:
que ver con la simple adquisición de conocimiencos laborales, lo que se conoce como apren- el individualismo es fabricado. Todo lo que el obrero parece poseer de bio-
dizaje en sentido esrricro. Por el contrario, esta capacidad para aprender. para construir expe- grafía individual es irreal, no es su realidad sino una adaptación de la reali-
riencia inmediata, se conforma en los estadios iniciales de la infancia. Esta capacidad se
transforma en estadios de aprendizaje cada vez más amplios, en un proceso de aprendizaje
dad. Por eso es erróneo oponer la irrealidad de la fantasía proletaria a la rea-
de larga duración que modifica la.estructura y el marco de la ex~riencia, junco a los innu• lidad de la burguesía. Son dos niveles diferentes que, en lo tocante a la
merablcs procesos de aprendizaje de corto alcance que permiten la acumulación de conocí• experiencia específica, no tienen nada en común (en particular respecto al
miento. Este ritmo de aprendizaje que determina la esuuccura de la organización de la expe- concepto de realidad), más allá del hecho de ser partes de una realidad que,
riencia no es arbitrario, algo que se pueda modificar a voluntad, sino que se erara de un en su carácter de sitio en ruinas, permite el construir en dos estilos comple-
producto social colectivo. En él están programados los contenidos de la experiencia posible, tamente diferentes.
el curso ·de tiempo en el que la experiencia se consriruye, así como la relación de intercam-
bio entre experiencia )' praxis.
lO La versión .del humanismo tradicional que sirúa la formación de la experiencia en la

=-
do en la mente de los seres humanos; pero su producción y organización es un proceso social
personalidad individual. lleva a un punco muerto el movimiento real de la experiencia. Cier- cooperativo que sólo puede ser comprendido cuando se abandona la ficción del conoci-
tamente el movimiento real de la experiencia sólo puede ser recordado. modificado o castra- m ienro individual.

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ALEXA NOE R KLUGE Y OSKAR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXPER IENCIA

Para la gran mayoría de los obreros, el lugar donde pasan la. mayor Todas estas experiencias se resumen en un "princ1p10 vitalicio". La
parte de su tiempo de vigilia está determinadq por un espacio de movi- expectativa, ya transformada en "segunda naturaleza", de que la situación de
miento reducido y circunscrito. El espacio dividido de la fábrica les impi- dependencia y la reducción del contexto de vida es irreversible, consolida en
de la percepción del conjunto. Mientras que otros grupos, por ejemplo los un bloque opuesto al interés de experiencia.
jefes, los empleados, por no hablar de los directivos o del personal de segu- Pero si todavía fuera posible conectar las experiencias desarrolladas
ridad, están prácticamente obligados a tener una visión panorámica de la separadamente en diferentes etapas del ciclo de vida, s·e llevarí; a cabo otro
fábrica, la actividad productiva de los obreros está sujeta a partes indivi-
ataque sobre la estructura proletaria, válida para casi todos los individuos
duales de la maquinaria de la fábrica. En esto reside un elemento del blo- subordinados a la sociedad burguesa: la destrucci6n de la identidad de la
queo que impide experimentar el contexto exterior de la fábrica. La
experiencia adquirida durante el proceso de la vida. Esca experiencia está
maquinaria, a la q.ue sólo se enfrenta fragmentariamente, precisamente por repartida entre los niños, los adolescentes que asisten a la escuela y los adul-
eso cobra la forma de un objeto mistificado, porque no se percibe como
tos que se encuentran en el proceso de producción. Cada uno de estos ciclos
un todo. El paso que separa esta estrecha experiencia básica, de la mistifi-
cación de la mercancía y del capital experimentados como un mecanismo
ciego, es pequeño. El grado efectivo de cooperación va en sentido inverso
de experiencia está escindido y enfrentado a los otros. La experiencia de la
escuela niega hasta cieno punto la experiencia del niño en la familia. Para los
adultos a su vez:, la escuela es un trauma, la prohibición de recaer en com-
a:
a este modo de producción.
ponamientos infantiles. De esta forma la experiencia acumulada durante el
El enfrentamiento de los intereses de vida y los intereses del capital en pro.ceso completo de la vida no puede ser aprehendida en su continuidad.
la fábrica son causa de conflictos que no pueden ser completamente organi-
Todos estos momentos conforman la situación de partida de la descali-
zados por los directivos. [...]
ficación que afecta a la experiencia proletaria, codo lo ·que no es integrado
Marx ha descrito la reducción de la jornada laboral a diez: horas como
la victoria de un principio, esto es, la victoria de la economía política del tra-
por los intereses de explotación de las nuevas esferas públicas de producción.
Esto priva de toda referencia a la realidad a las ya de por sí fragmentarias ini-
o:
bajo sobre la del capital. Su efecto práctico consiste ante codo en incremen- ciativas. Lo que a uno le está permitido sentir, expresar, comunicar como
tar la parte del tiempo que le sobra a cada obrero cuando abandona la fábri- persona real, está moldeado por los modos de interacción de la fábrica, en la
ca. El tiempo libre era necesario no sólo para la regeneración de la mano de vida cotidiana, y, sobre todo, por los medios de comunicación. Todo lo que
obra, sino también para las asambleas y otras actividades políticas de los es negado por esta superestructura de la experiencia exigiría ser ducfio de una
obreros. Pero este tiempo de ocio no se estructura a través de una esfera
pública autónoma, sino a través el contexto de terror de la familia nuclear
moderna31 . [...] La reducción en el ámbito del proceso de producción y de
naturaleza extraordinariamente fuerte o de una autoconciencia infantil para
resistir la presión social q ue enfrenta el obrero en la esfera pública, a cuya
fabricación él ha contribuido de forma inconsciente y colectiva.
o:
la familia lleva, hasta una ciena edad, a intentar escapar; son intentos de fuga
dentro de los muros de una cárcel. El sujeto descubre los límites al que se
enfrenta cualquier movimiento de emancipación o de evasión individual
Esta descalificación contiene otra dimensión hist6rica que concierne a
la experiencia total del movimiento obrero. La historia de la derrota del
movimiento obrero, así como la producción de ideología en el curso de cien
a::
como mera expresión de vida individual.

JI Sobre el concepto de contexto de terror, ver Reimut Rciche, "Was heissr: prolera-
rische Familie?" [¿Qué significa familia proleraria?), Ms., Frankfun, 1971. "Las 11eresidades se
años de política de restauración -durante los cuales, como en el caso del
Nacionalsocialismo, fue parcialmente asimilada la experiencia obrera-, ha
creado un mecanismo de represión. Por esta raz:ón, no es solamente las tác-
o::
sarisfaw, dmrro de In familia y m tila se introducm o se despiertan, porº"º lado, 11uesidades ticas públicas de terror dirigidas contra el movimiento obrero lo que mina la
irrenlizabln .. Esta es In fimáó11 permn11mte tkl ttrrorfamilinr: dmruir la historia pn1011al articulación de la autoconcepción proletaria.
de los s,res h11manos para que sólo mt11 disponibles para ti trabajo a.salariado y mnnimn· erra
disponibilidad di,1ria mutilando repetidamente Lu nemidades que van mdJ allá del rrabajo
A todo este sistema general de bloqueo de la experiencia en el contex-
asalnriado". Reiche comprueba que "codas las familias m In sociedad capitalista =poudm ni to de vida proletario - bloqueo que sólo ha de ser eliminado en su conjunto,
modelo de In familia burg11esa. Pero esta. familia yn 110 existe". como sistema-, se agrega otro difícil obstáculo que prácticamente impide

256 257


-~LEXANDER KLUGE Y OSKAR NEGT ESFERA PÚBLJCA Y EXPERIENCIA

una y otra ve2 la superación de los límites de la experiencia en la historia del contra la conmoción de una realidad alienada. Como la experiencia dia-
movimiento obrero; en parricular de los obreros organizados. Cada forma- léctica real no puede tolerar esta realidad, el componente reprimido de la
ción histórica particular de la esfera pública proletaria tenía la tendencia realidad presiona sobre la fantasía, donde, debido a la estructura libidinal
hasta ahora a autopresentarse representando la totalidad del movimiento instinúva, la fantasía no se manifiesta como pesadilla. Para transformar
obrero, trabando así el desarrollo de formas más maduras y comprehensivas esta experiencia volcada a la fantasía en emancipación colectiva práctica,
no basta con usar el producto de la fantasía, sino que es necesario concep-
:o de la esfera pública proletaria. Esto vale especialmente para ciertas formas
típicas de los partidos obreros (...)31 .
[...)
rualizar teóricamente las relaciones de dependencia entre la fantasía y la
experiencia de la realidad alienada; sólo así es posible retraducir la expe-
riencia volcada en la fantasía. En su forma no sublimada [aujheben],
La esfe~ pública proletaria es, en cada uno de sus momentos, un índice como simple contrapeso libidinal de relaciones alienadas intolerables, la
del grado de emancipación de la da.se obrera; tiene tantas caras como grados fantasía es en sí misma la expresión directa de esta alienación. Sus con-
de madurez hay en el proceso proletario. La esfera pública proleraria no se tenidos son, por lo tanto, conciencia falsa. Sin embargo, por el modo
caracteriza por la identidad de los mecanismos propio de la esfera pública como son producidos, la fantasía constituye una práctica de crítica
:O burguesa y de la esfera pública de la producción que la recubren. Más aún,
las formas de articulación que determinarán su desarrollo final serán con
inconciente de las relaciones alienadas.
Es evidente que esta actividad de la fantasía ha sido masivamenre
toda seguridad distintas a las de la situación de partida del concexco de vida
:O bloqueado33•
reprimida hasta ahora por su supuesta futilidad desde el punto de vista del
principio de explotación: de los seres humanos se espera que sean realistas.
Pero, justamente en los puntos donde se pone en práctica esta represión es
donde los contenidos de·la conciencia y de la capacidad de representación
LA ACTIVIDAD DE LA FANTASIA COMO FORMA DE PRODUCIR
proletaria no pueden ser totalmente asimilados por la sociedad burguesa,
EXPERIENCIA AUTtNTICA
ni simplemente subordinados a los intereses de explotación. La represión
La fuerza viva del trabajo, junto con la producción de la plusvalía que de la fantasía es la condición de su existencia libre. Puede prohibirse, por
:O se obtiene de él, ha producido algo propio a lo largo de la historia reciente:
en la fantasía. El carácter de esta actividad de la fantasía tiene múltiples
irreal, la actividad de la fantasía, la ensoñación de la realidad; pero enton-
ces se hace difícil influir en la dirección y el modo de producción de la fan-
aspectos. Surge como compensación imprescindible de la experiencia del tasía. La existencia de actividad subliminal de la conciencia -que repre-
proceso de trabajo alienado. La. situación real, experimentada por el prole- senta una forma de experiencia proletaria _parcialmente autónoma gracias
tario como intolerable, genera un mecanismo de defensa que protege al yo al descrédito por parte de los intereses burgueses y por la esfera pública de
la burguesía hasta el presente- se encuentra amenazada actualmente por-
que constituiría, precisamente, la materia prima y el medio para la expan-
., : La organización del partido se basa en la ficción de que es una forma definitiva de
la esfera p1'.Lblica proleraria, entre la sociedad en su conjunto y la experiencia proletaria
sión de la industria de la conciencia.
concma; ella interrumpe d posible desarrollo de nuevas formas de experiencia y de esfera La capacidad de la fantasía para organizar las experiencias individuales

:e
pública prnletaria. El mismo cícero tienen cienos mecanismos de imposición dd marxismo de los seres humanos queda oculta eras las estructuras de organización de la
ortodoxo y la aplicación del marxismo como una ciencia de legitimación. [...)
,.1 [...] La carcgorla de esfera pública proletaria 110 equivale a la de esfera pública de los conciencia, tras las pantallas que atraen nuestra atención, por los estereoti-
obreros: e.1 un proceso operativo en el seno de esa esfera pública de la clase obrera que tiene, al pos creados por la indusrria de la cultura y por el sello burgués impreso a la
mismo tiempo, escruccuras burguesas. La esfera pública proletaria y el conccpro subyacente de experiencia cotidiana. El tiempo cuantificador del proceso de producción,
:O experiencia social organizada dentro de la cradición marxista es denominada amciencia de clasr
y lucha de clases. Estos ,ílrimos términos, si11 embargo, desigm,ro11 los resultados, no las condicio-
11es de la emergmcia y mediación del conto.-ro co11crao iú sus elmumos irulividuaks. Seria impo-
que no se compone más que de unidades de tiempo finalísticameme conec-
tadas, es, por lo general, hostil a la fantasía. Pero precisamente este tiempo
lineal es inoperante dentro del mecanismo temporal específico de la fantasía:
:=, sible deducir su mediación a parrir de los resultados de escas condiciones de emergencia y del
contexto concreto. "el hito temporal" [Zeitmarke] (Freud).

258 259
,

ALEXANDER KLUCE \' OSJ(AR NECT

e
ESFERA PÚBLICA \' EXPERIENCIA

La actividad de la fantasía va en sentido transveral al tiempo de explota- frente a frente con los respectivos centros burgueses dentro de una misma

-=
ción. Su movimiento específico, según lo describe Freud, liga en cada momen- sociedad, pero en los puntos de contacto, colisionan: allí donde entran en
to impresiones presentes inmediatas, deseos pasados y deseos de cumplimien- contacto queda demostrada la irrealidad de su interacción. La actividad de
to futuro. Bajo la oposición del principio de placer y d principio de realidad, la fantasía, que cae fuera de estos puntos de confticto, adopta esa forma dis-
la fantasía despliega en todas las personas cJ mismo mecanismo que crata de torsionada que hasta ahora ha hecho imposible conceprualizar la ciencia, la
asociar presente, pasado y futuro; el mecanismo en sí no es específico de una educaci6n y la producción estética como formas organizadas de la fantasía
clase. Sin embargo, d material de la fantasía que se desplaza en el curso de escas de las masas; ni ha incorporado la fantasía, tal como se da en las masas, a
asociaciones y, en parócular, el grado de distorsión de estas fancasías bajo la las formas emancipatorias de la conciencia que corresponden al estadio de

a::
presión del principio social de realidad y por influjo de la fragmentación del la producción industrial. De esta manera, una materia prima de la con-
tiempo vivido, sí serían totalmente dependientes de la posición que se ocupa ciencia de clase: la capacidad de representación sensible fantástica, es sepa-
en el proceso d e producción. E.seo determinaría también q ue el material de la rada de la totalidad de las relaciones sociales y en un nivel mínimo de pro-
fantasía se exprese en forma limitada o desplegada. ducción , individual o de mera cooperación ocasional. Los estadios
Es importante el hecho de qu~ la fantasía hace referencia a una situación avanzados de la producción excluyen a su vez esta materia prima. Al mismo
tiempo, las industrias, en particular las de la conciencia y de la programa-
concreta en rres sentidos: la situación concreta donde surge un deseo, la situa-
ción concreta d e la impresión presente que va a ser elaborada y la situación ción, tratan de desarrollar técnicas para recuperar la materia prima de la
fantasía bajo una forma domesticada.
concretamente imaginada d el cumplimiento del deseo. Pero precisamente
estas situaciones son, dentro del conccx.to de vida proletario, "situaciones daiia- En la medida en que la actividad de la fantasía sigue su propio modo
das" que aparecen fragmentadas en el ciclo de vida real, mezcladas con otros de producción -no estructurado por el proceso de exploración- es amenaza-
momentos de la situación, movidas de un lado a otro sin cons.ideración de la da por un peligro específico: la tendencia a separarse del proceso de produc-
funrasla adherida a ellas. El hecho de que la fancasía se manifieste caóricamen- ción alienado y a traducirse en modos de producción sin tiempo ni historia,
te no responde a una propiedad real de la fantasía, sino a la forma de su mani- "que no existen ni pueden existirn. Este modo de producción impedida a los
festación en situaciones que no respetan su modo de producción espec16co, obreros defender sus intereses en la realidad. [...]
que queda como una forma de producción reacóva: sin referencia a la realidad
Fantasía, en su sentido esci.ndido, tal como lo recoge el lenguaje ordi-
y que por eso reproduce la distorsión objetiva de la realidad.
nario, es un producto de la burguesía [...)34 • Lo que desde el punto de vista
Mientras que el lenguaje estandarizado y la racionalidad instrumental
no traspasan el lúnite entre la esfera pública burguesa y proletaria, el len-
~ La rttlusión de la fanwía ocurre en dos direcciona: absorbe una parte de su poder
guaje coloquial y la acóvidad de la fantasía están siempre expuestos al con-
de fijación par.t mantener en pie la.s relaciones alienad:15 del trabajo, la familia. la cultu ra.
flicto existente entre las dos formas de esferas públicas (entendidas como En úlrimo caso, por ejemplo en d trabajo en serie y en crabajos manuales árduos, la famasía
expresión y comprehensión de la vida). EJ punto de sutura entre la esfera consi.sce apenas en la capacidad de representarse interiormente las consecuencias -reales o
pública burguesa y la proletaria, entre la expresión burguesa y proletaria de imaginams pérdidas afeaivas, castigos. aislamienro, etc.- que los seres humanos sufren
las circunstancias de la vida cotidiana, existe, pero no como umbral espa- cuando huyen de la.s situaciones impuesus. En este ca.so, la fanwfu. se rransforma en disci-
plina, "realismo". aparía. Otros elementos de esa misma capacidad de fantasear parecen
cial, temporal, lógico u objetivo (algo que se pudiera sonear mediante Un
acto vivo de traducción). La esfera pública proletaria excluye la esfera
llorar, atravesando pasado, prcseme y futuro. pero, por su parte, las leyes que rijen su movi-
mienro libidinal intentan impedir cualquier concacco con el presente alienado, con el prin-
Ge
pública burguesa disolviendo sus elementos, en pane por destrucción, en cipio de realidad burgués. Se ieduyen en los guetos del arte, de la ensoña~ón, de los bellos
pane por asimilación. Lo mismo pone en práctica la esfera pública bur- ~nómicnl05.
guesa, en defensa de sus intereses opuestos, con cada forma de la esfera En esta bifurcación se desarrollan los c:ipacidades "realistas" e "irrcalistas" de 1~ funta<ía,
como esuucruras y capacidades anritéticas. Su enfrentamiento no puede volver a conectarse
pública proletaria que n o goza del respaldo de un contrapoder y que, por
por simple adición para recuperar su capacidad productiva sintética. Coneetar esras capaci-
lo tanto, n o puede rechazar d ataque. La coexistencia es imposible. Dis- 'dades antirérica.s de la fanrasla, para desarrollar una capacidad producti"2 intelectual real .
tintos centros de cristalización de poderes proletarios p ueden coexistir supone ttcoruiderar toda la prchisroria de esta bifurcación de la.s capacidades de la fu.masía.

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J.____
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ALEXANDER KLUGE \' OSKAR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

de la lógica de la explotación parece particularmente difícil de controlar, el SOLIDARIDAD QUE SE PERCIBE POR LOS SENTJDOS
potencial residual, de deseos incompletos, representaciones, leyes propias
del funcionamiento de la actividad cerebral, que permanece desorganiza- La necesidad de manifestaciones masivas, de.proximidad física en que
do, y que se resiste a ser incorporado dentro del esquema burgués, es se expresa el nivel de socialización -cooperación, solidaridad, protección
rechazado por fantástico, como el vagabundo, la facultad incelectual en recíproca- alcanzado por el proceso de producción, puede actuar en un sen-
paro. En realidad, esta fantasía es un medio específico de producción tido ranto emancipatorio como reaccionario. [...]
aplicado al procedimiento de trabajo que los intereses de la explotación
En principio, esta necesidad de proximidad física es, sin duda, la inver-
capitalista no perciben: a la transformación de las relaciones de los seres
sión del aislamiento de los individuos en sus puestos de trabajo. Esa inver-
humanos entre sí y con la Naturaleza, y a la reapropiación del trabajo
sión debe confirmar la existencia de relaciones humanas dentro de la situa-
improductivo de la Humanidad a lo largo de la Historia3S. La fantasía
ción determinada por las relaciones abstractas de la competencia37: A esto se
tampoco es una sustancia determinada, como cuando se dice que "alguien
añade la más antigua experiencia obrera: la concentración en fábricas. Los
tiene mucha fantasía", sino la que organiza la mediación: es decir, el pro-
obreros no forman grupos, sino que son agrupados por el proceso de pro-
ceso de trabajo específico que interrelaciona la estructura instintiva, la
ducción. Esto conecta con otra experiencia de la lucha obrera: ya Marx
conciencia y el mundo exterior. Si esca capacidad productiva del cerebro
observaba que las barricadas tenían un sentido más moral que militar; salva-
escá can disociada que no puede seguir sus procedimientos específicos de
guardan la cohesión del grupo y desmoralizan a las tropas contrarias. Entre
crabajo, ·ello se convierte en un serio obstáculo para cualquier práctica
personas que normalmente no portan armas, sólo la masa física puede surtir
emancipatoria; significa que no se dispone de un instrumento importante
para la autoemancipación de los obreros: que supone el desarrollo de un algún efecto contra el ejército, la policía o los guardias de seguridad.
análisis social e histórico análogo al principio de rcapropiación de los con- La necesidad de percibir la solidaridad con los sentidos es, al mismo
tenidos reprimidos desarrollado por Freud para a la historia individual de tiempo, la reacción ante la invisibilidad del oponente. La policía y los supe-
los seres humanos36. [ ...] riores inmediatos en el proceso de trabajo no constit11yen la verdadera antí-
resis de los obreros: ellos no van a obtener su identidad enfrentándose a esta
avanzada sino únicamente enfrentándose a la propiedad privada. En la masi-
JI_ Contrariamente al uso de la palabra "fantasía" por la burguesía, Freud habla con ficación sensiblemente percibida los obreros .c omprueban su idcnridad
razón de 11aivid11d onlrica (Traumarbeir), tlabomción del duelo (Trauerarbeit), aaividtui recíproca; équién sino los demás obreros pueden demostrarle que su lucha
(A,·beit) de la facultad de representación fantástica, etc. Pero éstos son sólo aspeccos parcia-
no es me.ra ilusión, cuando ni siquiera la destrucción de las fábricas supri-
les de la facultad productiva total de la fancasía, que sólo podría dcsarroUarsc en su cocalidad
si sus propias leyes de movimiento entraran dentro del principio de realidad, al que se opone, me [aujhebm) las relaciones de producción, su dependencia? Cuando en
bajo la forma de un nuevo principio de realidad. esca realidad comprobada surge la atmósfera de la revuelta colectiva, los
! 6 Para Frcud se craca de la rcapropiación de la historia de vida individual y de sus con• obreros comienzan a hablar, hacen propuestas, entran en acción. [...)
flictos. El instrumento de análisis es el lenguaje. En lo que respecta a la emancipación de las
clases sociales: para la reapropiación del trabajo improductivo ligado a la historia de la espe-
cie humana, el instrumento de análisis no es el lenguaje hablado, sino el lenguaje en sentido 37 La disciplina industrial del proceso de producción se legitima por la siguience atlr-
amplio. que abarca todos los medios miméticos, culruralcs, sociales de expresión. El análisis mación: las relaciones humanas constituyen la sociedad. Esto es lo opuesto de las relaciones
lingüístico es un sólo un aspecto. El medio de expresión específico para un autoanálisis de rcalmcnce ex.istences entre los seres humanos en la sociedad productora de mercancías. Los
las masas serla, por el contrario, el trabajo. Pero éste, d.e hido entre otras cosas a la disocia- obreros rratan de resolver por sus propios medios esca necesidad social de percibir la solida-
ción de la capacidad productiva de la fantasía, es inconcebible como agence fururo de comu- ridad. Esra actitud se dabora en la socialización dentro de la familia y en la tradición huma-
nicación entre el pasado, el presente y el deseo de una identidad propia, sino que sólo es nista que es el supuesco de los programas educativos y de los medios de comunicación de

::O capaz de a.ctuar en el contexto presente del proceso de trabajo alienado. Si se enciende el pro-
ceso de revolución social no en el sentido de una intervención en el Estado, sino como un
masas. En la historia del movimiento obrero, la necesidad de percibir la solidaridad con los
sentidos ha empujado a los obreros hacia las redes de los intereses de dominación con mayor
proceso específico de trabajo y producción, se ve claramente d sentido político de la capa- frecuencia de la que les ha liberado. La relaciones de camaradería en las dos guerras mun-
ciad productiva que subyace a la fanrasía: sin su organización, el proceso de cambio social no diales es un ejemplo de cómo esca necesidad puede ser satisfecha hasta en guerras absurda,.

::C puede ser emprendido por los productores de riqueza social. Esca necesidad ha sido aprovechada expresamente por el Nacionalsocialismo.

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ALEXANDER KLUGE Y OSKAR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXl'ERIENCIA

Todo se opone en nuestra sociedad a la-necesidad de comunicación se produzca-hoy un número mayor de individuos más cualificados merced a
física, directa y masiva: la estruccura no-pública de la esfera pública indus- la socialización ápica de la clase media y a la división del rrabajo en intelec-
trializada y la estructura de los medios de comunicación de masas38• La esfe- tual y manual. Pero precisamente la capacidad intelectual por excelencia arti-
ra pública burguesa que se presenta a los obreros bajo la forma de su propia ficialmente potenciada: su capacidad de abstracción, es un instrumento que
organización, le demuestra su incapacidad de expresarse aucónomamence. permite caprar realidades sociales alienadas. -Los intelectuales producen cor-
La organización clandestina de los obreros en grupos de vanguardia no tes muy abstractos en la sociedad, pero en un modo de producción equívo-
públicos, representan prácticamente lo contrario de las necesidades funda- co en muchos sentidos. Este modo de producción pone en evidencia que la
mentales aquí descritas. separación del conocimiento y de los intereses colectivos, la promoción
sobreprotegida de las especialidades intelectuales, en particular durante el
desarrollo de la burguesía, constituye en sí misma un fenómeno de aliena-
EL DESEO DE SlMPLlflCACIÓN DE LAS RElACIONES SOCIALES.
ción. Ello se manifiesta en el lenguaje académico, en el cual la experiencia
PERSONAlJZACIÓN obrera está ausente de la experiencia intelectual. Además, por lo general, el
trabajo de abstracción intelectual es sintético en un sentido que no conecta
Con frecuencia la necesidad que el obrero tiene de orientación social se cooperativamente con los intereses obreros. Por este motivo, el método de
describe como conciencia dicotómica. Sin embargo esra consideración socio- trabajo intelectual no es un auxiliar inmediato. Lo sería sólo si se reestructu-
lógica no permite separar los componentes inmersos en las necesidades pro- rara en el contexto de experiencia obrera transformándose en un senrido
colecrivo. La necesidad que los obreros tienen de un conocimiento simplifi-
fundas de los obreros, de las formas de la esfera pública burguesa que les recu-
cado de las relaciones sociales hace su aparición generalmente junto con otro
bre. Lo que subyace a esta necesidad es el impulso de experimentar de forma
deseo: el deseo de personalj:z.ación. Es erróneo descalificar esta necesidad
directa e inmediata. [...] Cuando los obreros no tienen una forma de expresión
como "culto a la personalidad" o como una fijación autoritaria. [...]
propia para sus intereses, por lo general echan mano de los estereotipos que la
sociedad les ofrece. Esto vale también para la división del mundo en r:clacio- Otras formas de expresión, como las banderas en las manifestaciones,
nes de amistad y enemistad. Pero al mismo tiempo subyace a esra necesidad estandartes, lemas, canciones, coros, etc., en que se manifiesta la experiencia
una activid.a d del obrero que le distingue: el iotent0 de comprender las ver- de lucha colecriva del movimiento obrero, tienen una función análoga como
daderas relaciones. Pero también esta actividad específica es contradictoria en formas auxiliares de identificación39• De lo que se trata con ellas es expresar
la medida que designa efectivamente el camino por el cual la realidad debe ser un Yo-ideal común. Lo opuesco sería la invocación al Superyo que predomi-
comprendida, pero este camino debe buscarse a través de simplificaciones, y na entre las carismáticas figuras de la burguesía. [...] Si bien el uso proleta-
por lo tanto de imágenes del mundo irreales e ideológicas. [...] rio de estos símbolos o fa identificación con líderes obreros sirven para la for-
mación de un Yo-ideal, estos mismos símbolos y mecanismos de
Hoy existen medios para superar este contexto de bloqueo procedentes
identificación pueden ser usados con fines opuestos: para la estabilidad del
en particular de los métodos del trabajo incelecrual. Diferenciación, com-
Superyo que provee la autoridad y la represión. Por eso, en las manifesta-
plejidad, interacción, totalidad, etc., tal como las conciben los grandes teó-
ciones de identificación, especialmente en la identificación con personalida-
ricos de los movimientos obreros, son formas emancipatorias conceptuales
des (como Mao, Lenin, Guevara, Luxemburg, Liebknecht), lo que cuenta
de los intelectuales, no del proletariado. En tanto formas de la percepción
es la identidad del cont;xto de experiencia. Cuando la experiencia de esas
intelectual, estas especialidades no son superiores por el simple hecho de que
personas expresada colectivamente conforma, con la experiencia autónoma
de los maoifestantes, un contexto históricamente concreto, sólo entonces
38 La crídca cultural, el humanismo televisivo, aconsejan al obrero no seguir tan espon•
es posible difereociar el Yo-ideal de la fijación autoritaria del Superyo. [...]
táneamenre su necesidad de percibir la solidaridad con los sentidos. Debe aprender a distin-
guir críticamepte como individuo esclarecido cuál movimiento de masas seguir y cuáles son
1
los agrupamienros que no debe seguir en ningún caso. Esta descalificación de sus necesida- ' Por el conttario, es difícil imaginar qué tipo de experiencia afcccaría a los obreros si
des significa para el obrero una pérdida de realidad. Como individuo sólo ciene la posibili- se incerprewe la Sinfonía Rmm111 de Schumann o se presencasen canciones obreras a cargo
dad de evitar los errores no haciendo nada. de cantantes profesionales en eraje de noche como cierre de un congreso sindical.

264 265
AlEXANDER KlUGE Y OSKAR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCIA

EL "INSTINTO MATERIALISTA" hombres es el ser humano, se ve a las claras que la radicalidad del análisis y
de la lucha sólo pueden profundizarse hacia aba)o; es un reflejo burgués
Las masas conviven con experiencias de violencia, opresión, explora- profundizar hacia arriba, hacia las ideas, las plataformas, las autoridades.
ción y, en general, de alienación. La reducción de las posibilidades de vida, B único método fiable para atravesar este velo es el "instinto materialista" de
de la libertad de movimiento, alcanza en las masas un grado de evidencia las masas. Al igual que un freno de emergencia, es capaz de detener todo el
sensible. La resistencia, por lo tanto, tiene plausibilidad empírica: "eso nos tren, como lo demuestra toda contrarrevolución.
amenaza como seres humanos". Este nivel de experiencia concreta vale por
igual para obreros, campesinos o intelectuales. Escos grupos pueden diferen-
ciarse mucho por sus armas, por su disciplina o por los factores de represión LAs BARRERAS UNG01STJCAS
que sufren en sus .respectivas formas de socialización, pero no por sus formas
primarias de reaccionar anee la situación. Todas las formas burguesas de la esfera pública presuponen una prepa-
Lo importante aquí es la experiencia concreta de la falta de libertad. ración especial: verbal y mimética. En los procedimientos judiciales públi-
Cuando Hobbes habla de la libertad como' el espacio de movimiento real de cos, en el trato oficial, se espera ante todo de los participantes que manifies-
una persona,.ello se aplica exactamente al modo de experiencia de las masas. ten sus intereses con concisión y en un lenguaje acorde con la circunstancia
[...] oficial (por ejemplo, que se actúe con "objetividad", "de acuerdo con los
requerimientos", etc.). Los discursos pronunciados en los reuniones suponen
¿Por qué este uinstinto materialista» no puede ser sometido a domina- un conocimiento exacto de la situación y de las expecrativas de los asisten-
ción prolongadamence, ni siquiera a la dominación de la cultura burguesa? tes; por norma, deben ser gramaticalmente correctos. Presentarse pública-
¿A qué se debe que el instinto materialiSta de las masas se reaviva espontá- mente por televisión es particularmente complicado. Allí se da una presión
neamente una y otra vez? Toda clase dirigente produce cosas que materiali- adicional para el hablante que se ve impelido a responder a las necesidades
zan una vida mejor. Despierta necesidades en las masas que éstas no pueden de la cámara y del programa antes que a las del propio discurso.
satisfacer. Obviamente, los palacios no se construyen para las masas, pero las
necesidades de las masas sí se miden con ellos. Esto se articula en los cuen- Lo que perturba a cualquier persona en cada uno de estos ejemplos de
tos infantiles sin ningún tipo de cortapisas. [ ...] la esfera pública burguesa es la forma totalmente distinta de economía del
discurso que la distingue. Para la forma de expresión del obrero, la forma
Las experiencias se transforman en mercancías en la medida en que lógica no es la distancia más corta entre dos experiencias. Al hablar hace un
puedan reducirse a un denominador común. Todas las experiencias dd retrato de la situación, toma una posición emocional dentro de ella, verifica
proletariado son específicas. Pueden ser generalizadas pero no se dejan su propio punto de vista. Este recurso de orientación -una forma rudimen-
reducir a generalizaciones (tales como: criterios, legitimaciones, jerarquías
taria de autorreflexión y una invitación a los circundantes a hacer propues-
de comportamiento revolucionario). Se producen como momentos tem- tas y cooperar en el discurso-, dentro de algunas situaciones de la esfera
poralmente cualitativos. La experiencia proletaria es tan difícil de reducir
pública corno la escuela y la televisión, esta estrategia, es considerada una
porque no tiene el carácter cuantificable de las rdaciones mercantiles.
digresión que se rechaza de inmediato.
Cambia con cada cambio de situación. [...J
[...]
El radicalismo no es ningún tipo de experiencia. Una vez que se aban-
dona el fundamento de la verdadera experiencia, se instaura en su lugar una La economía del pensamiento, tal como lo exige la esfera pública domi-
jerarquía gradual de radicalismos. Al parecer, esca situación sólo puede supe- nante, y la flexibilidad impersonal, o sea, la capacidad de hablar en abstrac-
rarse con más. radicalismo. Se produce una constelación mística que sólo la to acerca de todo, son abstracciones del valor del lenguaje que dominan el
supresión· [aufheben] de esta falsa relación de radicalimos es capaz de supe- lenguaje de comunicación, pero que no son en modo alguno propiedades del
rar, o sea, mediante el regreso a la experiencia misma. Cuando Marx dice que lenguaje. Esto es particularmente evidente en el cúmulo de normativas que.
ser radical sólo quiere decir coger las cosas por sus raíces, y que la raíz. de los supuestamente colaboran a la economía del lenguaje: no repetir palabras, ser

266 267

t
ALEXAN0ER KL UGE Y O S KAR NEGT ESFERA PÚBLICA Y EXPERIENCI A

(lt
medido con el lenguaje metafórico, hablar con frases completas, atender a la trabajar juntos. Sin embargo, respondieron: esta es nuestra lucha y no deja-
gramática, etc. El carácter restrictivo y represivo de las necesidades de expre- remos que sea filmada por nadie que no viva en la casa y luche con nosotros.
sión es evidente con los niños. De ahí en adelante, todo el sistema de reglas A lo que respondimos: nuestro plan de trabajo no nos permite vivir aquí, pero
de la comunicación lingüística tiene como consecuencia una severa distor- al menos podemos unirnos a vosotros, podemos estar allí con nuestra cáma-
sión de la expresión de la experiencia porque no expresa parres esenciales del ra cuando la casa vaya a ser vaciada; aunque es verdad que en tal caso no serí-
contexto de producción y de la vida (entre orras, toda la sexualidad). En la amos verdaderos okupas porque tenemos nuestras propias casas. A lo que res-
medida que está al servicio de la expresión de experiencias implica u.na forma pondieron: razón de más para no permitiros filmarnos, porque se trata de
de organización, pero que no encaja con la organización real de las percep- nuescra lucha, nos pertenece. Seguimos discutiendo, aunque sin éxito, y diji-
ciones, asociaciones y sentimientos. De allí su importancia: porque el des- mos: no podeis reclamar la propiedad privada de vuestra lucha tal y como un
pliegue de experiencias inmediatas requiere de la expresión y el intercambio empresario afumaría la propiedad privada de su fábrica, y llamaría a los guar-
públicos. [...] dias de seguridad para evitar que filmásemos. ¿No os dais cuenca de que estais
manteniendo esta misma posición en lo que se refiere a la esfera pública? ¿No
veis que escais copiando algo que el adversario puede hacer mucho mejor, es
decir, producir una esfera no-pública, producir relaciones de propiedad y
exclusión? Quizá nos considerais prostitutas que están en todas partes y sin
Alexamúr Kluge4°: Si hablamos del término esfera pública tÚ oposición embargo no pertenecen a ningún sitio~ése es exactamente nuestro oficio. No
-y con él nos referimos a un tipo de esfera pública que se transforma y
cabe dentro de nuescras posibilidades vivir en todas partes al mismo tiempo;
expande, aumentando las posibilidades de articulación pública de la expe- si fuésemos a realizar un film sobre agricultores, la situación sería la misma:
riencia-, entonces hemos de adoptar un punto de vista claro sobre el dere-
no somos agricultores y aunque viviésemos como agricultores durante medio
cho a la intimidad, a la propiedad privada de la experiencia. Por ejemplo, un
año, aún así no lo seríamos. Tan sólo porque fuésemos a trabajar a una fábrica,
grupo de personas se enfrenta de forma inminente a ser desalojadas de un
eso no nos convertiría en obreros, porque siempre seríamos conscientes de
edificio okupado, en el número 69 de la Schumannstrasse de Frankfurt,
que, teniendo otra profesión, podríamos salir de la fábrica en cualquier
donde efectivamente se demolieron cuatro edificios. Hacia noviembre ya
momento. Como profesionales, sabemos que sólo podemos contribuir a la
sabíamos lo que iba a suceder, al igual que los okupas. Habían vivido en esta
producción de esfera pública aceptando el grado de abstracción que implica
casa durante tres aftos y siempre haciendo planes sobre la necesidad de devol-
llevar información de un lugar a otro de la sociedad, estableciendo Lineas de ·
ver algo a la comunidad a cambio de su okupación de la vivienda: un servi-
comunicación. Sólo así podremos crear una esfera pública de oposición y al
cio de información para inquilinos y otro tipo de servicios. Estos planes
mismo tiempo expandir la esfera pública existente. Este trabajo es tan impor-
nunca acabaron de ponerse en práctica. Poco antes del desalojo, su energía
tante como la acción directa, la. lu0a a corto plaro.
política finalmente cobra forma: se ponen manos a la obra para realizar todo
aquello que no hicieron en los años previos. Queríamos filmar el desalojo e
Klaus Etler: ¿No sería adecuado dejar de utilizar el término esfera pública
intuíamos que podría tener lugar en el momento en que coda la ciudad estu-
de oposición, que procede de la época de _mayo del 68, ya _que nos referimos
viera celebrando el carnaval. Dijimos a los okupas que queríamos comenzar
a una esfera pública en el sentido auténtico del término?
a filmar anees del desalojo, porque sólo de esca forma pódríamos realmente
Aiexant:Úr Kluge: Con ;se término designamos lo opuesto a una pseu-
40
NdE. Extractos de una conversación entre Alcxander Kluge y Klaus Edcr, publica- do-esfera pública, es decir, una esfera pública representativa: representativa
da en U/me,· Dramamrgim: Reib1111gsverluste, Hanscr, Munich, 1980; y craducida en inglés en la medida en que implica exdusiones41• [ .••] (C]oncebir _una esfera públi-
como parce de "Alexander Klugc: On Film and the Public Sphere", en New Germar, Criti-
q11,, n° 24-2;, otoño/invierno 1981 -82, pp. 211-214. Fue reimpreso parcialmente como
"The Public Sphcre"; por cierto, en la publicación lfYo11 üwd H=. The Ciry in Art. Theory, " NdE. Sobre·el concepco de esfera pública rcprescnraciva en Habermas: "No eJ posÍ•
1111d Social Activirm. A Projrct by M11rtha Rmkr (véase ceno de Roslcr, "Si vivieras aquí", en ble docmnmrnr para la JQeiedndfeudal d, la alta Ed11d Media, de 1111 modo rociológico, eJ decir,
este volumen; nota !). Traducido de la versión inglesa por Marcdo Expósico. cor, mterioJ ÍJ1Jtinicio11ales, u11a publicidad co11 ámbito propio, ,eparado de la ,,fara privada. Sin

268 2 69
ESFERA PÚBLICA Y EXl'E_Rl~NC!A
ALEXAN OER KLUGE Y OSKAR NEGT

ca que no responda a la tipología clásica ni campoco sea la esfera pública comunidad. Lo mismo ocurre hoy, en un estadio histórico avanzado, en la
dQ!Ilinada por intereses privados, es un asunto de capiral importancia: la propia cabeza de la gente, cuando se les priva de una esfera pública. Se ori-
propia condición de la política depende de ello. gina el siguiente fenómeno: estoy sentado en mi casa y tengo suficientes
razones para protestar y querer salir, pero no sé de nadie a quien comunicar
La esfera pública es [...] lo que podríamos llamar la fábrica de lo poH- mis razones, no tengo interlocutores. Así que me dirijo a algún tipo de figu-
tico: el lugar donde se produce. Cuando este lugar de producción, el espacio ra sustitutiva del interlocutor, escribiendo, por ejemplo, una carta al direc-
donde las políticas son posibles en primer término y después comunicables, tor de un diario, y nadie me prestará atención. O apoyo mediante mi voto a
se ve arrapado entre la apropiación privada (caracterizada por intereses que un político que dice ayudarme a salir de mi impasse llevando problemas con-
ya no son públicos en un sentido auténtico) y la decadencia de la esfera cretos al ámbito de la política internacional, haciéndome creer que por
pública clásica (con sus mecanismos de sustracción y exclusión), cuando esta medio de este desplazamiento se van a resolver mis intereses.
esfera pública tiende a desaparecer, entonces su pérdida puede ser tan grave
hoy como lo fue la pérdida de las tierras comunales para el agricultor de la Por todas estas razones, este valor de uso, este producto que es la esfe-
Edad Media. En ese periodo la economía se basaba en el sistema de tres ra pública, es el producto más fundamental que existe. Es términos de
acres: un acre pertenecía a todo el mundo, otro pertenecía al señor feudal, el comunidad, de lo que tengo en común con otras personas, se trata de la base
último pertenecía al agricultor. Este sistema sólo puede funcionar mientras de los procesos de cambio social. Esto quiere decir que ya puedo olvidarme
exista la tierra comunal, el terreno público, que el señor intenta apropiarse. de cualquier tipo de política si rechazo producir esfera pública. Es ·ésta una
Si posee su propio acre y también la tierra comunal, entonces adquiere supe- exigencia de legitimidad en la cual debemos insistir para oponernos a los
rioridad. Ya no necesita luchar con la espada para imponer su superioridad, numerosos intereses privados, a pesar de que las decepciones que provoca la
controla el tercer acre y pronto tendrá también siervos. La pérdida de esa tie- esfera pública burguesa, sus errores, negaciones y distorsiones, han llevado a
rra significa también una pérdida de comunidad, porque si no hay tierra numerosos grupos de izquierda a rechazar la idea de esfera pública en su con•
donde los agricultores puedan reunirse, ya no será posible desarrollar una junto. (...) Es tan importante producir esfera pública como lo es producir
política, afecto, resistencia, protesta, etc. Esto quiere decir que el lugar y el

=- embargo, 110 por ram11/.id,uJ se llama 11 los atributos de domi11io, como el sello regio. po11g11111os por
caso, 'prlbliros'; 110 por casualidad disfr11ra el 111011a1Yt1 inglés de publicness: se tra/11 de 111111 reprr-
smrnció11 p1!blica del domi11io. La publicidad representativa 110 se co1uri11,ye como 1111 dmbiro
social. como 111111 •sfrm de la p11bliciMd; e, más bim, si se permire 11riliz.ar el rlrlniJ10 m tJt co11•
IC~'to, algo así como 111111 c11ractetñtic11 de status... La noció11 de esa represe11t11ci411 Jt ha co111tr-
r,ndt; hnsta t11 la mds ,"t!cimu doctrina coruri111cio1111L De acuerdo co11 ella, la rtprnrnr11ció11 sólo
rirmo de la lucha son tan importantes como la lucha en sí misma.

p11ede 'darst e11 la esfera de /4 p11blicidad [. ..] no hay rtprestntadó11 q11e p1uiiert1 t:011Jidernne
asunto privado'. Y. dertammte, lo q11r prermde esta reprnmtadón es hacer visible, por medio de

::O la pmmc/11 príblicammre presentl! del m1or. llll ser i11vúible: itlgo 1murro, algo iÚ poca 1lflbit, o
carmte tora/mmte de ella. algo bnjo, 110 putdt obre11er rtprtsmt11ció11. Le falta el eltvndo modo
de ser cnpaz iÚ repmmtar m rl ser p,íblico, iÚ ser capnz de 11nt1 exisrmcia~, Habermas, Histo-
ria _y c,-ítica dt la opinión plÍblim, op. cir., pp. 46-47. Esto lleva naruralmente a la cuesrión de
:O la exclusión, como bien relaciona Kluge en este pasaje de la conversación; de nuevo en
Habermas: "Puede hablarse dt 'txclusión' e11 1111 m1rido fo11c111dria110 mando estamo, trarn11do
con gmpos "!J'O rol es constirutivo para la formación de 1111a dt1mnÍ11111ia publicidad. Pm, ti
tlrmí110 'exclmión' adquiere otro sentido mmos radical mando m las propias trm1Cnmu iÚ /4
:O co1111miració11 se forman si11111úd11enmente vari<ls foros do11<Ú, junto a la p11blicidnd b11rgt1esn
hegemó11ica, mtmn m rscma otras p11b/icidades stibculmmles o específicas dt clase dt nmerdo con
premisas propias que 110 se avitum sin más. E11 su momtnto 110 mve m c11mta ti primer caso; el
seg,mdo lo menáoué m el 'Prefacio' 11 In primera edició11, pero 110 !,, traten, Habennas, "Prefa-
:O cio a la edición alemana de 1990", ibid., pp. S-6.

270 271

::O
Ne pas plier

"No doblar: desplegar"


BRIAN HOLMES

"Reinventar la educación popular"


Luc CARTON, ANToNro UGmos, MAL1KA ZfDERJ,
BRIAN HOLMES, GtRARO PARJS-CLAVEL

NO DOBLAR: DESPLEGAR1

BRIAN H OLMES

Lo encontrareis en lo airo de un edificio de ocho plantas que ofrece una


vista panorámica de Ivry-sur-Seine, uno de los "suburbios rojos" del sur de
París. Denrro, el espacio es amplio, luminoso y abierro, lleno de carteles,
pancartas y forograffas, mesas y sillas por todas parres, páginas imp resas
pegadas en la pared jumo a los ordenadores que se usan principalmente para
el disefio gráfico. Fuera, a cielo abierto, la azorea cubierta de césped, rodea-
da por muros bajos de cemento punteados con signos: placas de esmalre azul
que indican Place a11x Jmnes (Plaza de los niños y niñas, o también: Haced
sitio a los niños y niñas) o Regarder c'est choisir (Mirar es elegir). En el centro
de este espacio, un remedo de valla de autopista en blanco y negro sef1ala con
flechas la dirección del cielo y la tierra. Destinos cósmicos.
A esta terraza que llamamos L'Observaroire de la Vil/e 2, miles de esco-
lares han venido a descubrir, a vista de pájaro, la ciudad y sus alrededores.
s
1
Nora del edicor. Se r~ta de una venión ampliada del breve rexco de presentación de
Ne pas plier cscriro para la revista fi1erade, nº 6, septiembre 2000. Traducción de Marcdo
Expósito y Jordi Claramonce.
! "El Observatorio de la cirtdad es al mismo tiempo u11 l11gar-11n11 termza m lo nito de ,m
edificio siwado e11 el cmtro d, lvry-111r-Sei11~ y 1111 proyettop,dagógico. De,d, 1993. Ne pm plier
hn punto este observmorio II disposirió11 d, las 11iñ111 y ,,i,íos d, las esmelas primaria,. Desde me
p1111to de vism, npn:hmdm In ri11d11d como 1midad comm1ttivn a escn/11 h11man11, aprenden "
d,,ciftar la orga11izacíó11 y la hiJtorin foicn y social. Los hnbitnntn d, In ciudad... les 11co111p11fi,111
m es1a, l.ea11ras del p11iJ11je 11rb11110, 1111n ocmióu para imercmnbinr snbem úng11lares sobre In ciu-

273

r
8RIAN HOLMES
NE PAS PLIER

Se les invit~'•a mirar la ciudad como un todo, a ver cómo su propio hogar, su modo de difusión. El arte deviene político cuando su presencia y sus cua-
barrio o escuela encajan en un mundo mucho más amplio, y a recrear una lidades estéticas son inextricables de los esfuerws por transformar las condi-
parte de este mundo dibujando lo que quieran, en compañía de adultos de ciones de vida en el mundo. Pero hay ocra cara de esta moneda: la política
nuestra comunidad (la mujer que nos reparte el correo, un pintor, un asis- deviene arcísrica cuando sus procesos y lenguajes dejan espacio suficiente para
tente social...). Durante mucho tiempo, las pe"rsonas del colecávo Ne pas que pueda darse fa interpretación, la emoción y la experiencia sensual. Ésta es
plier consideraron que este experimento con niñas y niños, iniciado por Isa- la doble redefinición dd arte y la política que Ne pas plier busca articular en
bel de Bary, era algo secundario, una cosa sin demasiada importancia, un cada proyecto, mediante "des images dunt !'original est le m11ltipíe'5•
poco también como la idea que tuvo Gilles Paté: los Chemim de randonnée
urbains, los paseos urbanos, caminaras artísticas e informativas a través de la Una de las primeras invenciones en este sentido fue el uso táctico de la
ciudad, con el fin de "reintroducir la historia en la geografta" 3• Sin importan- cinta adhesiva de embalaje para sefializar y apropiarse de espacios públicos
cia, por ser actividades apolíticas. Pe·ro finalmente ambas han llegado a ser durante la Guerra del Golfo, ·extendiéndola para definir un espacio acordo-
parte de la vida cotidiana en la ciudad, una comunidad donde la política nado, haciendo inmediatamente visil:iles las imágenes que, sostenidas en el
penetra de forma dramática o se filtra gradualmente en nuestras conversa- aire, ocupan el espacio. Se ralencíza la velocidad con que se atraviesa un espa-
ciones, en una cena en grupo, en una asamblea para organizar una acción o cio de tránsito en la· ciudad, convirtiéndolo así en un verdadero espacio
al enseñar el barrio a un amigo_. Otros modos de distribución. público: la gente se detiene para mirar las imágenes, para leer las octavillas y
lemas, compartir ideas y reinventar la democracia de un modo tan explícito
Ne .pas plier4 es una asociación para la producción y, sobre codo, dis- que la policía no puede sino mantenerse a distancia sin rechlscar. Hoy día, la
tribución de imágenes políticas. La fundaron en 1991, al comienzo del largo asociación sigue haciendo este tipo especial de cima sefializadora para cales
ciclo de recesión social en Francia, Gérard Paris-Clavel (diseñador gráfico) y acciones, pero ahora impresa con palabras sencillas que dicen mucho:
Marc Pacaut (fotógrafo), "para que a los signos de la miseria no se sume la mise- B,ÉSISTANCEX./STENCE. Señalizando un espacio en el presente con signos
ria de los signos". El objetivo, desde un principio, fue no sólo fabricar imáge- críticos que apuntan hacia un futuro mejor (fig. 1).
nes-socialmente comprometidas, sino también usarlas, llevarlas a la calle, des-
plegar sus significados en confrontaciones públicas, a partir de la siguiente Pero la imagen que realmente cuenta en la prehistoria de Ne pas plier,
idea: el arte es polltico no cuando permanece en su propio marco, sino por y que de alguna manera es la base de esta idea de resistencia-existencia, es
URGENT-CHOMAGE (urgent_e-desempleo), una imagen que muestra el
diálogo de dos cabezas en llamas, unidas por las palabras "liberté-égalité:fra-
dad, mnbkcer lazos, todo nqtu/lo que contribuye a formm· miradas crl.ritns" (de la publicación temit,t [fig. 2). Aún se usa en manifestaciones. Vino directamente de la
Ne pm pl.ier: L111tmuztio1111le In plus prés de chez vous [La l11um11cio1uz/ más cercn111111 n, cma),
1999, p. 3; ver inftn, nota 6).
experiencia de una persona en paro: "Es como fuego en tu cabeza: y de repen-
3 "Los Chemins de randonnée urbaine [CRU) ofocm II m11chns pmo11m el pinar iÚ te, una explosión". Lo que el artisra tuvo que hacer para fabricar esca imagen,
mmirim· por In ci11d11d para hncm, así 1111 retrttro mbj,rivo d, In mim111. U1111 percq,cid11 a la va anees de nada, fue escuchar, con el fin de encontrar el mejor camino que
í11tim11, wcnl_y gwbnl de la á11dnd, que imiitn a 'reb,tmd,icir In historia ,11 In geogmftn'. La e/er- conectase la angustia privada y la imagen ptíblica. Pero trazar un camino no
ción del trnyecto implicn comtruir 1111n docume11tt1ció11. esmdinr plnnos, rllmbi11r ,I vocabulario es lo mismo que recorrerlo dci verdad. Marc y Gérard cayeron en la cuenta
11ist111! de la cittdtld. Lm i11terve11do11es omles (por parre de h11bitt111res, npt_d,1liifm, =ponsnbles
de que la única manera de dar esta imagen a las personas en paro era salir a
poliricos locales.•.) o pldsticm (collages de enrieles, e/11bomdó11 de croquis m In c4//e...) se illsmnn
:O en el pnseo de 1111111em que se v1111 desrilnndo c11csrio11amirmos. preompncioneJ, t111110 de ordm polí-
tico co11Jo podrico y nrtístiro, con el objetivo de suscirnr debates inmedinros o poneriom que i11te-
la calle y manifestarse con ellas una y ocra y otra vez, salir en compañía de la

rrog11en m1effrn i,,ri,11id11d, las prdcticm de cll{ÍII c,111/_y ,k todos m ro11j1111ro. lúurn nhom hemos ' NdE. Una suene de consigna para Ne pas plicr: imágenes que no tienen original, cuyo
renlizndo ,t CRU del desempko, el CRU de los ninos y 11inm, ,I CRU tk In i11w1dnció11 de 1910, original es múltiple, es decir imágenes de difusión masiva. Lo que mmbién puede interpretar-
el CRU de In mirndn, el CRU delos lnzos.1 relacioues J' el CRU de ws sentidos" (ibid., p. 21). se así: imágenes que se basan en la "muhitud", en un sujeto colectivo, en el sentido que Toni
' NdE. Así .,e indica en francés en los envíos postales. nepaspli,r, no doblar; pero wn- Negri da al término 11111/rimdo (véase en casrellano Arre y m11/tit11do, Trona. Madrid, 2000); e
bién en un doble .sentido: 110 pl,gnne, 110 doblegarse. Se puede contaccar con la asociación y incluso, de acuerdo con lo que a continuación se afirma, no sólo basadas, sino finalmente .-opro-
conseguir sus nun1erosas publicaciones J' materiales impresos: Associatioa Ne plas plier, BP
:O 3, 94201 Jvry-sur-Seine Cedex, Francia.
dudtlm por la mulritud, en el sentido de la producción material, pero fundamenralmente en la
diseminación de significados: en definitiva, imágenes cuya origi11t1!idad es el uso.

274
275
:O
BRIAN HOLM ES NE PAS PllER

imagen acompañando al mismo tiempo la lucha que significa, sosteniendo


en alto sus imágenes artísticas al lado de, y no en lugar de, las gentes a quie-
nes los poderes públicos ignoran. Una especie de representación directa. Ello
supuso el comienzo de una colaboración continuada con la Apeis (Asocia-
ción para el empleo, información y solidaridad de las personas en paro y tra-
bajadoras en precario), donde el rol de Ne pas plier ha sido ayudar a esta
gente en su lucha por conseguir visibilidad pública, un rostro entre la mul-
titud, una subjetividad que hable por sí misma.
"Nous ne sommespasen trap, nous sommes enplttS", reza una de las mejo-
res consignas inventadas en colaboración con la Apeis: "No estamos de más,
tt;t
somos algo mdsn. Todo está ahí, en una sola frase: cuando la sociedad no
cuenta contigo, te reduce a una estadística y te descalifica, re designa con un
nombre impropio; entonces no tienes otra elección que manifestar esa lógica
de la desigualdad, hacerla visible para todo el mundo y recuperar cu verda- .
dero nombre, el nombre de un ser humano que tiene el mismo derecho que
los demás a compartir una sociedad humana. Ésta es la manera fundamen-
tal en que se manifiesta la política del pueblo. Es la lucha de las personas sin
empleo, sin hogar, sin papeles, todos los "sin", como se dice en francés: los
sans-culottes de hoy, la gente excluida por nuestros gobiernos e ideologías
neoliberales que dan un nombre impropio a la sociedad y a la cultura: "eco-
Fig. 1. Ocupación y señalización del espacio público nomía". Una historia que está lejos de finalizar.
La consigna que acabo de citar fue acuñada por un sociólogo, Yves
Cloc; impresa de varias formas por un artista gráfico, Gérard París-Clavel;
adoptada por una asociación, la Apeis; y finalmente distribuida de mano en
mano en manifestaciones, entré: la gente. Acabo de explicar uno de sus
numerosos significados, basándome en las ideas de un filósofo, Jacques Ran-
ciere. Es así como Ne pas plier funciona mejor: reuniendo codo tipo de habi-
lidades, todo cipo de pasiones, todo cipo de información, dándoles forma y
después deslizándolas en la sociedad para que se difundan. Todas nuestras
pequeñas pegatinas como UTOPISTE DEBOUT (Utopista en pie) o postales
como ATTENTION UN SENS PEUT EN CACHER UN AUTRE (Peligro:
11n sentido puede ocultar_ otro; détoumement de los avisos en los trenes:
f:G-\UT[
Attentio11 un train peut en chacher un autre), son mane.ras de multiplicar esre
tipo de intercambios, dar al mayor número posible de gente la oportunidad
de crear significados con signos que, aunque tengan una orientación especí-
fica, siguen abiertos, sin manipulación: justo al contrario que los signos de
la publicidad, que buscan canaliza.e las energías vitales para inducir compor-
tamientos inconscientes. Es en este sentido que se pueden entender las pro-
Fig. 2. Imagen desarrollada en colaboración con la APEIS ducciones gráficas de Ne pas plier como una suerte de "amidiseño". Frente

276 277
BRIAN MOLMES ~f PAS PLIER

al objetivo de inducir un comportamiento funcional -animar al consumo, bajadores sociales, artistas visuales, intelectuales y gente corriente, lo cual
instilar ideología, como hacen casi todos los signos de producción masiva de permite colaborar para enfrentarnos a situaciones urgentes, sin olvidar el
nuesrro tiempo-, nuestras creaciones se muestran deliberadamente incom- trabajo a largo plazo. Las capacidades especificas de Ne pas plier para con-
pletas y siempre algo enigmáticas, incluso cuando nos enfrentarnos a las más cebir, organizar y producir, hacen de nuestra asociación un punto de
complejas problemáticas. Su sentido es abrir la posibilidad de mantener lar- encuentro, un lugar donde las ideas, emociones y visiones se condensan en
gas conversaciones que van mucho más lejos que las imágenes en sí, en las signos visuales, que después salen de nuevo hacia fuera para así servir de
cuales el propio acto de tomar la palabra es tan importante con los temas que estímulo a nuevas ideas, visiones y emociones. La idea es ofrecer un mode-
se tratan. La cultura entendida como una de las formas en que los seres lo diferente de comunicación visual, que implique no solamente un men-
humanos pueden expresar su solidaridad. saje, sino también sus propios procesos de organización cooperativa )' de
educación continua. En este sentido, todo el trabajo de Ne pas plier busca
No cabe duda sobre cuál es el motivo por el que alguna gente relacio-
reactualizar otra de las ideas fuerces del movimiento obrero francés: la edu-
nada con el arce contemporáneo se ha interesado por Ne pas plier: la natu-
cación popular. Esto significa: hablar sobre las condiciones de nuestra vida
raleza experimental y experiencia! del tipo de relaciones interpersonales que
coridiana, interpretarlas a parcir de todas las pistas posibles que podamos
fomenta, la manera en que favorece la apropiación lntima de signos de
recoger del pasado y del presente, y hacer efectivas tales interpretaciones a
orientación colectiva. Tal es el tipo de experimentación política que hunde
través de las Iu chas sociales.
sus raíces en la aspiración a construir una democracia direcca que encontró
expresión masiva en los afios 60: la desconfianza en la reptcsencación parla- La clave para que todo esto funcione de verdad consiste en instituir
mentaria, la insistencia en el compromiso individual y en los procesos de nuevos modelos de intercambio, incluso en los niveles más básicos y modes-
toma de decisiones locales como únicos caminos a través de los cuales era tos. Es quizá por eso que el centro de la asociación es hoy el repertorio de
posible superar la opresión de una sociedad burocrática. Esta aspiración ha imágenes que llamamos Épicerie d'art frais, la rienda, el colmado del arte
marcado una parte importante del arte contemporáneo, sea en la crítica de recién hecho, donde se negocian imágenes políticas asequibles a codos los
las representaciones visuales o en algunas prácticas que ponen el énfasis sobre bolsillos y demandas, donde se cierran traeos y se acuerdan coproducciones
la figura del espec~dor y la manera en que recibe y experimenta la obra. Pero en cualquier ocasión que valga la pena [figs. 3 y 4). Dos son los principios
el interés de la gente del arce generalmente se agota cuando se encuenrran básicos que operan en codas las imágenes que entran y salen de la Épicerie:
más cerca de Ne pas plier, porque algunos de los signos son ligeros, diverti- compartir el tema y la producción. Compartir el tema quiere decir: abordar
dos y paradójicos, como el tipo de invenciones que se abren paso en los una cuestió n social siempre en relación con quienes son parte implicada,.
museos actualmente; pero otros son mucho más duros y tienen que ser sos- fabricando una imagen o acufiando una frase mediante la escucha, dándole
tenidos a lo largo del tiempo, con todas las dificultades que entraiia organi- vuelcas a las ideas, para después permitir que esa imagen, una vez finalizada,
zarse políti~mente en luchas que el individuo no puede ganar, y a veces ni despliegue sus significados por el uso y la interpretación. Coproducir signifi-
siquiera el grupo. En este sentido, Ne plas plier nos consideramos cercanos ca: encontrar la manera de pagar lo que se hace, porque todo en la Épicerie se
al movimiento obrero, que se remonta a mucho antes de 1968. La cuestión ofrece graruitamence, pero la cuestión que siempre surge es: ¡cuánto cuesta la
es: cómo sobrevivir, resistir y hacer uso de la fuerza de la solidaridad para gratuidad?

=o
'1
1
poder transformar de verdad la manera en que las instituciones funcionan,
para reducir las desigualdades presentes en las formas cotidianas de inter-
cambio. A la luz de esta tradición, el arte significa algo así como: desplegar
Aparte de la contribución personal de los miembros de la asociación,
las donaciones anuales de gente que pertenece a nuestra red de apoyo y codo
tipo de trapicheos con impresores -que nos echan una mano porque somos
signos utópicos )' premonicionés históricas hasta convercirlas en recreaciones
amigos: imprimen nuestros adhesivos y octavillas colándolas entre los trabajos
prácticas de la sociedad presente.
comerciales, serigrafían nuestros candes por la noche en centros culturales, y
¿Cómo podemos dar pasos concrecos en esa dirección, en un presen- lo que sea-, lo que sostiene Ne pas plier son las ayudas económicas de gentes
te caracterizado por sus fracturas y contradicciones, y a una escala obliga- de izquierda que trabajan en las instituciones culturales estatales, regionales
damente modesta? Ne pas plier ha tratado siempre de poner en común tra- y municipales, quienes quieren promover las ideas e ideales que expresamos.

278 279
NE PAS PLIER

En Ne pas plier nunca hemos pensado que esto sea vendernos: más bien es
un intento por seguir transformando las instituciones, haciéndolas más
abiertas y más públicas. No queremos renunciar a las instituciones porque
probablemente les convendría. Pero cuidado: la única forma de ganar en este
juego es seguir compartiendo nuestro trabajo y nuestros temas con la gente
que está fuera de las instituciones, continuar dotándonos de la libertad y los
recursos necesarios para seguir nuestro camino y mantener nuestras propias
conclusiones políticas. El arte político de un grupo alternativo necesaria-
mente tiene que acabar manifestdndose en la calle. Queremos seguir constru-
yendo el gusto por el compromiso político y conseguir cada vez mayor visi-
bilidad para un par de preguntitas que nos roñdan en la cabeza, algo así
como: ¿hay alternativas al capitalismo?, y si las hay ¿cómo SI! construyen?
Creo que estas preguntas son la mejor forma de acabar, o mejor dicho:
para comenzar de nuevo. Desplegadlas, si os parece.

REINVENTAR LA EDUCACIÓN POPULARG

Conversación mantenida el 30 de junio de 1999 en Ivry-sur-Seine entre Luc


CAlrroN (filósofo), ÁNTON/O UGJDOS (psicdwgo), MALIKA 2ÉD.ERJ (representante de
la Apeis) y ws minnbros de Ne pas plier BRMN HOIMES y GÉRARD PARIS-CLAVEL.

¿Qué ha sido de esa utopía que se llamó "educación popular"? Hoy


día, este término designa sobre tod9 la formación profesional, una manera
de encontrar curro. Hace cuarenta o cuarenta y cinco años, se trataba de algo
completamente diferente.

Brian Holmes: En su origen, la educación popular consistía en crear


otra concepción del trabajo; después, se trataba de t.ransformar la nueva rea-
lidad dd ocio de masas; en definitiva, ampliar la participación democcácica,

6
NdE. Apareció en la publicación Ne pas plier: L1nttrnationak la pltisprls d, ch,z voUJ,
realizada con motivo del encuentro Un festival pqur nt plas plier (U11 festival para no dab/,.


gane), que ruvo lugar en fchirolles, Grenoblc (Francia), los días 12, 13 y 14 de noviembre
de 1999: • Hay palabras e imágenes qut st os ,scapan, q11t os arr,batttn, qu, st imponen fante a
vosotros por 111 ,x,,.o de des,o: como m un festival. &rd tm mromtro puntual (¿o pemianmtt?),
una fiesta del compromiso, un m,c, de prácticas mililllntes, de itúas, de utopías. Un lllller prdc-
tico, un teatro que se desborda hacia la vida. Un tiempo para tomar la palabra, de intercambios
y criticas, para evaluar mmtros proyedos, 11no1 ftmte a otros m un did/,,go que quiere amplia»e
Fig. 3 y 4. Productos de la Epimit d'arr Fmis hacia el espacio ¡níblico. Quim no sueña no llega a nada: arriesguemos m nuestras tmtativas.

280 281

•1

------
BRI AN H OLMES, LUC C,\RTOI'. ANTONIO UGIOOS. NE PAS PLIEI\
~I ALll.:A ZÉDERI. GÉRAR D l'ARIS- CLAVEL

inventar una verdadera democracia popular. A Ne pas plier, es precisamente Desde ese momento, lo que se pone en juego a través de la invención
eso lo que hoy nos impon.a: la ampliación de la democracia. Es en las luchas de una economía social, es la creación de coopecativas, de mutuas y sindica-
por hacer valer los derechos de la gente excluida a la va. de la vida econó- tos. Así, la primera obra de la educación popular ha sido la creación de for-
mica y de la representación política donde encontramos de nuevo el deseo mas institucionales de lucha política a través del sindicalismo, la mutualidad,
de la educación popular. Lo que podemos hacer en nuesua asociación es un las cooperativas. Y desde ese momento no existe un movimiento cultural
trabajo sobre las formas de expresión, sobre las técnicas para hacer visibles autónomo propiamente dicho, porque el trabajo de la cultura se concibe
las luchas y sobre los medios para articularlas entre sf; y es por ese camino· _c omo una dimensión de la lucha política y de la creación sociocconómica.
como llegamos a la necesidad de comprender la sociedad, su complejidad, su Esca vieja idea y esta vieja lucha es hoy para mí más que nunca un aliciente
funcionamiento, para saber la mejor manera de influir en ella. Pero, al para seguir luchando, porque en los últimos veinte o veinticinco años el
mismo tiempo, para que ese trabajo sea eficaz: por eso nos dotamos de mismo capiralismo se ha convercido en un hecho cultural y moviliza masi-
medios propios, hacemos coproducciones, intentamos transformar las insti- vamente sus propias definiciones de lo que es el conocimiento y la cultura.
tuciones culturales, es decir, los lugares consagrados a la expresión, para Por lo tanto, desde hace más de un siglo, la dimensión culcucal de la lucha
hacer que admitan la expresión concreta de una conAictuaJidad política, que social y política es la dimensión esencial: la m~era de tratar los problemas,
muestre los lugares reales donde el conflicto tiene lugar y que implique a las construirlos de otra focma, es el reto principal.
personas relacionadas con cales situaciones. Nuestra utopía hoy, es que las
personas puedan educar a las instituciones.
¡El. CAPITALISMO ES CULTURA!
Luc Carton: Donde yo trabajo y milito, en la fundación Travail et Uni-
versité (Trabajo y Universidad), cenemos una definición de la educación Brian Holmu. Pero hoy hay bloqueos que son muy evidentes. La educa-
popular muy próxima a la que tú acabas de expresar: es la educación en la ción popular, en su vertiente cultural, ha sido investida por poderes directa•
que el pueblo es sujeto y no objeto. Es la dimensión cultural de la acción mente capitalisras - la publicidad, las industrias culturales-, y también por el
colectiva. Por lo ramo, en términos históricos, me gusta remitirme a finales Estado, cuya intervención pudo quizá tener buenas intenciones en un comien-
del XIX, cuando una facción del movimiento obrero se pregunta si real- zo pero ha provocado finalmente el efecto de irnposibilirac el desarrollo de la
mente quieren enviar a los h ijos e hijas del pueblo a la escuela de la bur- lucha social en las instituciones, a causa de su voluntad de pacificación. De
guesía. Lo que está en juego es la =ei6n de otro imaginario social, otro acuerdo con .sus bellos discursos, las inscituciones culturales deberían permitir
imaginario de la sociedad en el que se pueda consrituir un sujeto colecti- el desarrollo de una sociedad mejor, pero en cuanto a los hechos, neutralizan
vo. En términos científicos, eso quiere d ecir que haya una epistemología todo aquello que muestra dificultades, que se enfrenta a la realidad.
social concra otra epistemología. Por ejemplo, para mi, uno de los proyec-
tos de la educación popular es contestar la idea de que exista una ciencia luc Carton: [...] .Es necesario cuestionar la división del trabajo cultu-
económica separada de la sociedad, y por lo canto poder hacer que nazca ral: por una parre están quienes pcoducen, por otra quienes transmiten,
una socioeconomía. quienes difunden, y finalmente están quienes, en todas partes, consumen o
utilizan. Hoy día, el problema es cómo subvertir esta división del trabajo,
Aquf uniis pam tmpeZ4r ,m peri6diro co11 imdgmes .~ mm,visuts alredetk,r de rres temas, 1111a ponerla en cuestión. El pcoblema no es cómo facilitar el acceso al conoci-
serit dt cuerriones t¡tu 1111ima11 ti trabajo de Nt pns plitr: &i1111mfllr Úl td,u:ación popular: miento, sino construir conocimientos culrucales diferentes en las nuevas
¿d611de 1u11co11rrnr 1,, curiosidad, ti desto y la energía prdaica paro fo,ular 1111111ber a/rer,111- condiciones sociales, hacer frente a lo que podríamos llamar, más allá de la
tivo, las ,mílriplts cimdtU de la vida cotidi111111? Formas del compromiso: ¡por mtdio dt qui crisis de representación social y políµca, crisis de representación culru.ral.
fo muis plt/JtictU.)' sociales podemos implicamos m lns luchas tst11daks del prtsmtt?, ¿rutiles 1011 <Cómo podríamos hacer cambiar esto, de forma duradera y estable, por
los t:0mbates rfiu1<es y progrtsirrns contm ti capitalismo 11eolibm1/ y tu mlmm publiriraria.
amidmtot:rdrira? Red trmulocal: ¿c61110 mar los laus que 1101 aproxímtn, duraderos y móvi-
otra representación del mundo? Me parece que imaginar cómo podríamos
les, mtre personas y grupos lllt\Y div,rsos qut quitrn11 actuar junios si11 jernrqulas? Tcaducción disponec de representaciones estables y duraderas del mundo se ha conveni-
de Marcelo Expósico. do en un inmenso problema. ·

282 283
BRIAN HOLMES, LUC CARTO N , ANTO N IO U GIDOS. NE PAS PLIER
MALIKA ZÉDERI, GÉRARD PARIS-C LAVEL

Gérai·d París-Clavel: La ideología de la publicidad aporta su pane de CUESTIÓN DE ACTORES


representación dd orden establecido, de relaciones sociales conformadas.
Para combatir esta ilusión, tenemos que interpretar el mundo y actualizar Antonio Ugidos-. Lo que intentamos hacer en la CRIPS [Centre Régio-
esta interpretación en el seno de las luchas. Por ejemplo, en Ne pas plier nal d'Information et de Prévention du Sida] es edu;::ar para la salud. Las
hemos realizado un panel para las manifestaciones de las personas desem- campañas ministeriales o las de los principales organismos de prevención las
pleadas de la Apeis, sobre la mundialización del capital, es decir incluyendo realizan agencias publicitarias. Estas agencias elaboran mensajes que apun-
nociones de economía complejas. Nos pareció indispensable afrontar la tan a un objetivo concreto. En la CRIPS partimos de una base diferente:
complejidad, e incluso queríamos inducir el deseo por conocerla: estamos la participación. Por ejemplo, cuando intervenimos en las aulas, no se t rata
sorprendidos del interés que ha mostrado mucha gente sin ningún tipo de de hacer un curso sobre el SIDA. No partimos de unos saberes, sino de un
conocimiento de economía, que asumen el riesgo de afrontar esca compleji- cucstionamiento que es el propio de los jóvenes; en lugar de responder a sus
dad porque se encuentran en un clima de confianza, juntas en _el seno de una preguncas desde fuera de manera científica, les reenviamos sus propias
manifestación. preguntas. Es el grupo el que tiene que reflexionar y encontrar respuestas.
En general se piensa que la educación tiene que ver con la razón. Yo pienso
que en la educación hay también placer y disfrute. Hay muchas cosas que
LE<;ONS DE CHOSES pasan por la emoción y por el arce, por la emoción que da placer: porque una
cuestión, si es excitante, si es placentera, entonces te hace reflexionar.
Ma,-ika Zideri: En la Apeis, el conocimiento se alcanza a través de la Aquí mismo, en Ne pas plier, convocamos un concurso de carteles:
experiencia, aprendes de lo que te enseñan las cosas: después de una acción sobre un tema como el SIDA, en tres meses, nos llegaron 4717 imágenes, lo
en la vida real, pillas el tema, reflexionas sobre él y entonces te das cuenta de que prueba que si le pides a la genre que participe, lo harán de inmediato.
por qué has actuado, sobre lo que has visto, y as/ sabes cómo continuar, Cualquier persona, en cuanto ha hecho una imagen, comienza a hablar sobre
cómo dar nuevos pasos que sean más comprensibles. Pero muchas veces le ella, la muestra a quienes tiene alrededor, a sus padres, amigos, colegas, y eso
digo a Gérard: "estamos muy solos". Para llegar a recrear realmente una edu- sensibiliza de otra forma que si Séguéla7 hace u.n cartel para pegarlo en la
cación popular que sea digna de ese nombre, hay que recrear los lugares de pared.
encuentro. Eso es urgente. Si no, reventamos: necesitamos recrear redes de
información que nos permitan recoger frutos, donde haya intercambio, El problema de muchas imágenes publicitarias es que están tan llenas
para que podamos aprender. [...) que tú no puedes ya añadir nada, nada de ti mismo. Donde hay un vado,
eso permite que cada cual pueda merer ahí cosas suyas. Una persona hizo un
Gérard París-Clavel: Uno se da cuenta de que el principal handicap en cartel que consistía en un marco vacío con esta frase: "SIDA: a primera vista,
los movimientos es que la experiencia se c.ransmice en el seno de. las luchas, no hay nada q11e ver". Todo el mundo comprendió que esta imagen era dife-
pero eso no es suficiente en términos de enseñanza. La experiencia debería rente de una imagen publicitaria. Esta persona estaba verdaderamente impli-
cruzarse con conocimientos teóricos. .Pero los teóricos están ausentes de los cada en el tema, y nos envió una imagen de pura abstracción en la que cada
movimientos. Lo que he comprendido con la Apeis es que es necesario cual puede volcar su interpretación, su emoción.
acompañar a las imágenes al igual que a las ideas, físicamente. Hay que
estar presente en el terreno de las luchas en un momenro dado; habrá quie- Gérard Paris-Clave/: Las d.icz personas cuyas imágenes seleccionamos
nes puedan abstraerse de ellas, pero yo creo que lo interesante es hacer al ganaron una semana de conocimiento, de trabajo con Ne pas plier, que fue
menos un movimiento de ida y vuelta [entre las luchas y las teorías]. fantástica, nos hizo mucho bien. Lo que hicimos fue organizar un raller con
un semiólogo, un especialista en epidemias, un historiador de ane, médicos,
[...]
7
NdE. Importante consejero político francés que trabajó en las campañas electorales
de Fran~ois Miterrand.


284 285

~ ··.· •
__
-.....


BRIAN HOLMES, LUC CARTON, ANTONIO UG!OOS , NE PAS PLIER
MAL!KA ZÉDERI, GÉRARD !•ARIS-CLAYEL

etc. Todas estas personas acabaron reconsiderando sus propios proyectos, se ¿SOY YO QUIEN HA DE HACERLO?
transformaron al tratar esta problemática de forma colectiva. Comíamos
juntos todos los días, gente que experimentaba el conocimiento como nn Gérard París-Clavel: Hay una reflexión ruya Luc [...) que me preguntO
asunto placentero, que aceptó que el premio de un concurso fuese un tiem- si he comprendido bien. Dices: "haría falta que los políticos electos hicieran
po de conocimiento, eso es extraordinario. Gente que progresó mediante el preguntas sobre temas políticos a la población, y que la gente a cambio atien-
intercambio, guardamos un recuerdo magnífico. da a las propuestas culturales". Una vea. le dije esto a un político, y me res-
pandió: "¿Por qui me dices eso? Yo esmcho a la gente. No paro de preguntar a
Antonio Ugi.dos: Siempre se habla del pueblo como sujeto; yo añadiría: la gente qué es lo que quieren, eso es la democracia". No, la democracia no es
actor. Para nosotros, la educación consiste en ser actor de tu propia comu- preguntar todo el rato a la gente qué quiere, eso es la renuncia a la política.
nicación. (...] Si hay algo que tenemos que hacer y decir en términos de ¿Pero cómo crees tú q ue los ciudadanos van a ejercer su propia responsa-
educación, esto es: no se hacen las cosas por la gente, sobre la gente, sino bilidad y adoptar una posición de autonomía en relación a cualquier tema
con la gente. [...] -la educación de los chavales, el desempleo, su entorno, etc.-,- si los pro-
pios representantes políticos que se supone que están ahí para eso, son un
símbolo de la renuncia al pensamiento crítico?
ATREVERSE A HABL>\R
L11c Carton: Te responderé contándote una historia. Es una historia que
Maíika Zéderi: Nosotras funcionamos mucho hablando. Por ejemplo, viví con Marc Pataut. Estábamos en Aix-en-Provence, donde Mate había
la semana pasada, hubo un grupo que se fue de vacaciones (fíjate, los para- hecho un trabajo para la asociación Deux Ormes (Dos olmos). Era un repor-
dos que se van de vacaciones) ... · En el grupo había una madre joven de 27 taje fotográfico sobre la ausencia o déficit de espacio público en las afueras
años, era la primera vez que se iba de vacaciones, con sus dos chiquillos; no de Aix. Yo estaba alli,el día que la exposición se mostraba a los representan-
tenía ni idea de lo que era pasar un día de vacaciones, no podía ni imagi- tes políticos y a los grupos de población. Un político se da una vuelca por la
nárselo. Cuando vuelve al cabo de una semana, resplandeciente, me dice: exposición y se para delante de una foto; se pone rojo de cólera. El alcalde
«¿Sabes, Malika? Ytl comprendo por qui me hace falta realmente encontrar un está al lado, y le dice: "No reconozco mi barrio, estas fotos .ron una traición". Y
trabajo". Le pregunto por qué, y me dice: "para poder irme de vacaciones". después, en un momento dado, se para del ame de otra foto y dice: "Mira,
·Esta idea me pareció una locura, pero también un poco subversiva, sobre la ¿ves?, esto sí que es desagradable". Ha visto en la foto dos mujeres que se apo-
importancia del trabajo, la importancia de la vida... yan ent.re sí con ternura, en pie bajo la lluvia, claramente no hay ningún
lugar donde puedan refugiarse ni un banco para sencarse. Y el político dice:
(...] "Yo había p11esto un techo y bancos; pero alguien se llevó un banco, así que
mandi quitar los demtis, porq11e además me lo pidieron los viejos, que decían que
Gérard París-Clavel: Lo importante es que joven se atreviera a
esta
el ruido de succión de ÚJs besos de los jóvenes sentados en el banco era una cosa
expresar su pnnto de vista. El problema es dónde, en esta ~ociedad, puede desagradable, que ensuciaban, etc. O sea que mandé quírar los bancos. As{ que
tomar la palabra públicamente, en qué lugar se puede decir públicamente: si ahora me fastidiáis con estas fotos, pues v11elvo n poner los bancos". Ese día
" Yo, en realidad querria un curro para pagarme las vacaciones, porque son comprendí algo. Le dije: "¿Piensa usted que m cometido es ponery quitar ban-
las vacaciones y no el trabajo lo que me da placer. No puede hablar en nin- cos!'. Me dice: "Sí, me han elegí.do para poner y quitar bancos". Le dije: "No,
gnna parte, excepto en el seno de una asociación de personas sin empleo. Y eso es el Antiguo Régi.men, la época en que querían hacernos creer que la socie-
si un día pudiera decir lo que piensa en otra parte, entonces habría gente que dad era simple, que las divisiones sociales eran simples, que habla algunos qiie
querría filtrar su demanda y someterla al código mediático falsamente huma- eran los mds competentes JI como destacaban sobre los demds, se les elegía para
nitario que nos fastidia por todos lados... representar al resto. Ésa es la historia que nos contaban mando éramos pequeños.
¿Cómo podemos reemplazar escas diversas técnicas de comnnicación Yo pienso que su cometido no es poner y quitar bancos, su cometido es quizá
manipuladoras? ¿En el seno de qué instancias democráticas? hacer que los jóve11es y los viejos debatan sobre la calidad de los besos y el

286 287
BRIAN HOLMES, LUC CARTON, ANTONIO UCIDOS,
MALIKA Z~DERI , CtRARD PARIS- ClAVEl

ruido, la succión y tal y cual'. Entonces, me dice: '¡Ah, ya comprenmJ!, creo


que tiene usted razón: ¡voy a co1Jvocar ttn referéndum!'. "No, eso no es asl".
Agorafobia1
"¿Cómo que no es así?". "No, porque le salaría un tercio de los votos a favor de
los besos, otro tercio en contra, y otro tercio que le trae alfresco el tema,)' así no ROSALYN DEUTSCHE
habrá avanzado usted nada, solamente habrd conseguido enmerdarse bien con
su rejé,·éndum". Y entonces me dice: "¿Qué es lo que debo hacer?", y le res-
pondo: "Proponga la estructuración de un debate público, es decir déforma a
una delibei-ación, una representación de lo que es el amor. de lo que es la coe-
xistencia, de lo que es la vejez y la juventud en este barrio". Parece que lo pilló,
pero entonces me pregunta: "Puede ser, ¿pero SO)' yo quien tiene que hacer "En el marco de fa democracia es inconcebible ttn retomo al pasado"
eso?". Le dije: "Eso podría discutirse. Quízd no sea usted quien tenga que (Claudc Lcfort, "Deredios Humanos y Es1ado de Bienestar").
hacerlo, pero es a usted a quien corrt!sponáerla pedir que se hiciese, pedir a
la gente libre que haga algo en libertatf'. Está claro que lo que no necesita-
mos es conocer la opinión inmediata, que es lo que nos dice un referén-
dum. Lo que tenemos que hacer es dar a luz representaciones, representa- ¿Qué q uiere decir que un espacio es "público", el espacio de una ciu-
ciones del amor, del otro, de la coexistencia, del espacio público. Escas dad, edificio, exposición, institución u obra de arte? A lo largo de la pasada
represencaciones, como mejor podemos construirlas, es efecrivamence por década esca cuesrión ha provocado acalorados debates entre críticos de arte,
medio de la acción cultural y arcísrica, no captarlas sino construirlas, por- arquitectos y urbanistas. Debates que cuestionan temáticas relevantes. El
que la experiencia hace posibles tales representaciones, pero hay que hacer• modo en que definimos el espacio público se encuentra íntimamente ligado
las nacer. Aquí tienes, en· mi opinión, lo que debe emerger hoy como un a nuestras ideas rdarivas al significado de lo humano, la naturaleza de la
concepto nuevo de la acción pública: gobernar es conducir las acciones sociedad y el cipo de comunidad política que anhelamos. A pesar de que
colectivas pero sin buscar dominarlas. existen claras divisiones a propósito de estas ideas, casi todo el mundo está
de acuerdo en un punto: apoyar las cosas públicas contribuye a la supervi•
vcncia y expansión de la culcura democrática. Por lo canto, a juzgar por el
número de referencias al espacio público que encontramos en el discurso
cscérico contemporáneo, se diría que el mundo del arte se coma la democra-
cia en serio.
Cuando, por ejemplo, administradores del arce y funcionarios muni-
cipales proyectan las directrices para situar al "arte en los espacios públi- •
cos", utili:zan rutinariamente un vocabulario que invoca principios de la 91'
democracia directa y representativa: las obras de arte ¿son para "el pue•
blo"?, ¿animan a la "participación"?, ¿están al servicio del "electorado"? La •
terminología del arte público alude con frecuencia a la democracia en
canco forma de gobierno, pero también a un genérico espíritu democrá-
tico igualitario: ¿acaso las obras de arte público eluden el "elitismo"?, ¿son
"accesibles"? ·

1
Nota del cdiror. Versión original: "Agoraphobia", Evicriom. Art and Spatial Politic,,
The MIT Press, Cambridge, Massachusetts, 1996. Traducción de Marcclo Expósito y Jesú,
Carrillo.

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7

AGORAFOBIA
ROSAlYN DEUTSC!iE

En lo que se refiere al arte público, incluso los crícicos"neoconservadoi:es, del arte público, especialmente el arte público crítico, precisamente en nom-
para nada ajenos al elitismo en cuestiones artísticas, sé encuentran siempre de bre de la accesibilidad democrááca, del acceso del pueblo al espacio público3.
lado del pueblo. Históricamente, por supuesto, los neoconservadores se han Las opiniones en torno a la más conocida controversia reciente en lo
opuesto a lo que Samuel P. Huntington llamó en una ocasión el "exceso de que se refiere al arte público, el desmantelamiento de Tilted Are de Richard
democracia»: al activismo, a las exigencias de participación política, así como a Serra en la Federal Plaza de Nueva York, al menos las opiniones de quienes
cualquier cuestionamiento de la autoridad gubernamenral, moral y culrural. se opusieron a la preservación de la escultura, también enfocaban la cuestión
Tales demandas, escribió Huntington, son el legado de "la oleada tkmocráuca de la accesibilidad democrática. William Diamond, miembro del programa
de los años 6(/', e impiden el mandato democrático de las élites. Y cuando el Arte en la arquirectzira del gobierno Federal, declaró el día que Tilted Are fue
gobierno se muestra abierto en exceso a dichas demandas, el i:esultado es una destruido: "Huy es un día de satísfacdón para elpueblo, porque ahora la plaza
sociedad ingobernable: "Las sociedades tkmocráucas no pueden .fimdonar cuan- se devuelve al pueblo con pleno derecho". Pero quienes apoyaban la escultura,
do la ciudadanía no pern1a11ece pasiva"2. Hoy, sin embargo, los neoconservado- en sus testimonios durante el juicio oral que habría de decidir la suerte de
res protestan por un gobierno excesivo y atacan la "arrogancia" y el "egoísmo" Tilted Are, también defendieron la obra bajo el estandarte de la democracia,
enarbolando el derecho del artista a la libertad de expresión o identificando
' Hunrington es el autor de la sección referida a Estados Unidos en 11Jt Crisis oflmno- el proceso judicial en sí mismo como contrario al desarrollo democrático4 .
cmry, un informe elaborado por la Trilareral Commission, organización privada fundada en 1973
con la finalidad de contribuir al esrablecimienco de un nuevo orden mundíal controlado por las Hay quienes, preocupándose asimismo por el arte público pero reacios
democracias liberales de Norteamérica, Europa Occidental y Japón. La comisión está compues- a tomar posición en tales controversias, pretendieron resolver la confronta-
ta por eminentes figuras provenientes de gobiernos, del mundo de los negocios y del ámbito aca- ción entre artistas y ouos usuarios del espacio mediante la recreación de pro•
démico. Para un análisis critico de Th, Cri1is ofDn11omuy, vé= Alan Wolfe, "Capiralism Shows cedimientos generalmente descritos como "democráticos": la "implicación
!ts Facc: Giving Up on DemOCTaey", en Holly Sklar (ed.), Triúrrerinlism: Th, Triúir,ml Commi-
sio11 and Elite Púrm1i11gfor Worúi M1m11gnnt11t, Sourh End Prc.,;s, Boscon, 1980, pp. 295-306. Los
comunitaria" en la selección de las obras de arte o la "integración" de las
ncaconservadorcs han adoptado rccicnccmentc una nueva retórica acerca de la dcmOC111cia que obras en los espacios que la comunidad ocupa. Puede que tales procedi-
se aleja del abierto aumrirarismo del informe de Huncington. Enarbolando la defensa del espa• mientos sean necesarios, en algunos casos incluso fructíferos, pero dar por
cio público, han ·comenzado a celebrar lo que algunos periodisras y espccialisras conservadores hecho que se erara de procedimiencos democráricos es presumir que la tarea
llaman "el nuevo accivismo·comunicario" o "la nueva ciudadanía". La nueva ciudadanía consiste de la d emocracia no es sustentar el conflicto, sino acallarlo.
preci=enrc en que d pueblo exponga sus exigencias ~ncc al "exceso" de gobierno. Lo que con•
vierre en accprable.1 a eStos nuevos aaivisras es, por supucsro, el hecho de que agitan en contra En definiáva, no hay tema más controvertido que la democracia, la cual,
de la instauración de servicios sociales en sus barrios -refugios para personas sin hogar, ayudas ~ como muestran tan sólo estos pocos ejemplos, se puede tomar en considera•
pcrsona.1 que sufccn el SIDA o trastornos mentales- y. en general. en conmi de lo -que los con- ción de muy variadas formas. La aparición de cal asunto en el mundo del arte
servadores llaman "las tiranías del Estado terapéutico' . William A. $chambra, "By The People:
The Old V.1lues of rhe New Cici.cnship", en Policy R,ui,w, n• 69, verano 1994, p. 38. forma parte de la emergencia mucho más generalizada de debates relaávos al
Los intereses de los nuevos aeciviscas se agrupan :urcdcdor de los eres puntos principa- significado de la democracia que áencn lugar en diversos ámbitos del presen-
les del discurso conservador en política urbana, discurso que obvia la diversidad de condi-
ciones soeioeconómicas en los barrios que loi nuevos aetivis~ conservadores buscan prote•
3 Véase, por ejemplo. Eric Gibson, "JeMifer Banlctt and che Crisis of Public Are", en Nei11
ger: defensa de los recorres presupuesrarios en gasto social; absolura confianza en los recursos
de la sociedad civil -entiéndase por cal la economía capitalista así como otras instirudones Crirmon 9. n• l. scpriembrc 1990, pp. 62-64. La devoción que los conservadores profesan al
no gubernamentales- frente al Esca~o; menosprecio de la defensa inscicucional de los dere- dcm;ho al libre acceso al espacio público sirve por regla general, naturalmente, como argumcn·
10 para censurar el arce público crítico, mediante la supresión de ayudas públicas a las artes y la
chos civiles, a los cuales se atribuye la "ruptura del orden público" y el declive de "la calidad
de vida". • El proyeao de recomtitudón dr In soci,dml civil', escribe Schambra, "es 1111 p11enr, privatización de la producción artística; un posicionamiemo perfilado en Eclward C. Banficld,
que debe cubrir lo ·qu, hoy ,s el cisma mds preocup1111r, ,n el mio de In soci,,dad americana: rl The Dm,om,ric M=: Visual Am artd the Public l11um1, Basic Books, Nueva·York, 1984.
que ,epnra 11 /.os co11serv11dores de /.os bnn·ios céntricos ,ú In ciudad'. El Ciry joumal asiente: ..Los " He analizado el lenguaje sobre la democracia utilizado a lo largo del debate en corno
ciudadanos se ponen m pie para e>.?fjr al gobiemo que ces, de i-ener probkmm socia/e , fil " " a T,/udArren T,ludArr nnd The Uses ofDemocracy (1993], Evictíons, op. cit. [NdE. Debate
calles, y pam que m su l11g11r. d, arondo con el se11tido co1111ÍJ1, se oettpe tk la calidml de vida fil exrensivameme recogido en Clara Weyergraf-Serra y Marrha Buskirk (cds.), Th, Destmction
los barrios de SU.< ciudades", Heather MacDonald, "The New Communitv Aecivism: Social o.fiihcd Are: Dommmts, The MIT Press, Cambridge, Massachuseru, 1991. Véase asimis-
Juslice Comes Full Cirde", en Ciry jouma/ 3. n• 4, oroño 1993, p. 44. · mo en este volumen: Dougl:is Crimp, "la redefinición de la especificidad cspaci:il"].

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,I
f

ROSALYN DEUTSCHE AGORAFOBIA


A

re: en la filosofia políáca, los nuevos movimientos sociales, la teoría educativa, do se nos ·muestran como sistemas sociales ejemplares, el único modelo polí-
los estudios legislativos, los medios de comunicación y la cultura populaL Es rico al que P.ueden optar los países que emergen de dictaduras y del socialis-
por su condición de contexto de cales debates y no ran sólo porque el arce mo realmente existente. Empero, el inexorable ascenso de la desigualdad eco-
público esté ·situado en lugares públicos para codo el mundo accesibles, tal y nómica en las democracias occidencales desde finales de la década de los 70
como sus críticos con frecuencia afirman; que el discurso sobre el arce público -con Estados Unidos a la cabeza-, el crecimiento del poder empresarial y los
desborda los límites de las arcanas preocupaciones del mundo del arte. feroces ataques a los derechos de los grupos sociales ínmolables, revelan cuan
La cuestión de la democracia, por supuesto, viene a surgir internacio- peligroso es adoptar una actitud celebraroria. Enfrentándose a la tesis de
Francis Fukuyama según la cual la lucha contra la tiranía desemboca inevita-
nalmente a partir de la contestación a los gobiernos opresores racistas africa-
blemente en la democracia capicalisra, Chanta! Mouffe escribe: "Hemos de
11 nos, las dictaduras latinoamericanas y la versión soviética del socialismo de
reconocer. efectivamente, que la victoria de la democracia libeml debe atribuirse
Estado. Con frecuencia se pregona que dichos retos son el resultado del
\ "triunfo de la democracia" y se equipara su existencia con las supuestas
m mayor medida al colapso de su enemigo que a méritos propios"7•
muertes del socialismo y del marxismo con el fin de utilizar la democracia Pero al mismo tiempo ha emergido una fuerza democrática compensato-
como un reclamo que encubre las incertidumbres de la vida polirica con- ria, la proliferación de nuevas prácticas políticas inspiradas por la idea de los
temporánea. Lo cual arroja dudas sobre el uso de cal retórica y pone en entre- derechos: movimientos a favor de los derechos a la vivienda, privacidad y liber-
dicho precisamente a la propia democracia. tad de movimiento de las personas sin hogar, por ejemplo, o los pronuncia-
mientos favorables al derecho de gays y lesbianas a una cultura sexual pública.
La preocupación de los críticos de izquierda por las incertidumbres de
Con el objetivo de conseguir reconocimiento para las particularidades colecti-
al
la democracia se debe no sólo al descrédito en que recientemente puedan
vas marginadas estos nuevos movimientos defienden y extienden derechos
haber caído los reglmenes cocalirarios. Hace ya tiempo que iiquierdiscas de
adquiridos, pero también propagan la exigencia de nuevos derechos basados
todo tipo, preocupados y preocupadas por la ceguera de los marxisras orto-
en necesidades diferenciadas y contingentes. A diferencia de las libertades
doxos y del propio Marx en lo que se refiere a ideas de libertad y derechos
puramente abstractas, no eluden tomar en consideración las condiciones socia- ·
humanos, tomaron consciencia de que el cocalicarismo no es scncillamence
les de existencia de quienes los reclaman. Y lo que es más, tales nuevos movi-
una traición al marxismo. Las formas más fosilizadas del marxismo han mos-
trado cal celo en cuestionar la democracia burguesa como forma mistificada
del dominio de clase capitalista e insistir en que sólo la igualdad económica
mientos, al tiempo que cuestionan el ejercicio del poder gubernamental y cor-
porativo en las democracias liberales, se desvían de los principios que han
e
informado los proyectos políticos tradicionales de la izquierda. Concentrán-
garantiza una democracia verdadera o "concreta", que, como alguien escribió,
dose en la construcción de identidades políticas en el seno de la sociedad y en
han sido "incapaces tÚ discernir entre la libertad en democracia o el servilismo en
lá formación de alianzas provisionales con otros grupos, los nuevos movi-
el totalitarismo"5• Pero el rechazo de las nociones economicistas canto de la
mientos se distancian de las soluciones globalizadoras a los problemas sociales.
democracia como del tocalitarismo no es por supuesto razón alguna para sen-
Asimismo, rechazan ser dirigidos por unos partidos políticos que se aucopro-
tirnos satisfechos y satisfechas instaladas en el anticomunismo. Porque, cal
claman representantes de los intereses esenciales del pueblo.
como de forma sensata nos recuerda Nancy Fraser, "existe aún mucho que
obJetar a nuestra tÚmocracia realmente exiuente"6• Voces poderosas en Estados A lo largo de las dos últimas décadas; determinados pensadores políti-
Unidos convierten con frecuencia la "libertad" y la "igualdad" en eslóganes cos de izquierda han buscado, por un lado, abrir espacio para estas nuevas
bajo los cuales las democracias liberales de los países del capitalismo avanza- modalidades de lucjta política, y por otro, enfrentarse a la experiencia del
cotalitarismo. Este doble objetivo ha movido a personas del ámbito acadé-
mico como Claude Lefort, Ernesto Laclau, Chanta! Mouffe, Etienne Bali-
~ Claude Lcforc, "Thc Qucscion ofDemocracy", Demomrcy muí PoliticaJ Tfuory, Uni-
bar, Jean-Luc Nancy y Phii\ppe Lacoue-Laba.rthe, entre otras, a renovar la~
versi1y ofMinneso1a Press, Minneapolis, 1988, p. 10.
'' Nancy Fraser, "Rechinking thc Public Sphere: A Concribution to che Critique of
Accually Exiscing Democracy", en Craig Calhoun (ed.), Habermm muí the Public Sphere, The 7 Chantal Mouffe, "Pluralism and Modcrn Democracy: Around Carl Schmit1'·.
MIT Press, Cambridge, Massachusens, 1992, p. 109 (reimpreso en Bruce Robbins (ed.), Th, Rm,m ofthe Political Verso, Londres, 1993. p. 117 (versió~ caStellana: El momo dt ¡.,
The Ph,mtom Public Sphm, University ofMinnesora Press, Minneapolis, 1993). político. Cumunidad, ciudadanía. pluralismo, democracia radical, Paidós, Barcelona, 1999] .

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1
e
ROSALYN DEUTSCHE AGORAFOBIA

teorías de la democracia. Uno de los iniciadores de tal proyecto es Lefort, La democracia, por lo tanto, conlleva una dificultad en su seno. El poder
filósofo político francés quien a comienzos de los años 80 planteó algunas emana del pueblo pero no pertenece a nadie. La democracia abole las referen-
ideas que desde entonces son clave en los debates sobre la democracia radi- cias externas del poder y refiere el poder a la sociedad. Pero el poder democrá-
cal. El distintivo de la democracia, de acuerdo con Lefort, es la desaparición tico no puede basar su autoridad en un significado inmanente de lo social. El
de las certezas acerca de los fundamentos de la vida social. La incertidumbre espacio público, siguiendo a Lefon, es el espacio social donde, dada la ausen-
hace del poder democrático la antítesis del poder absolutista monárquico, cia de fundamentos, el significado y la unidad de lo social se negocian: se cons-
con el cual acabó. Desde su punto de vista, la revolución política burguesa tituyen, pero al tiempo corren siempre un riesgo. Lo que se reconoce por_ tanto
que tuvo lugar en Francia en el siglo XVIII inauguró una mutación radical en el espacio público es la legitimidad del debate acerca de qué es legítimo y
de las formas de sociedad, una mutación que Lefort llama, a parcir de Toc- qué es ilegítimo. Al igual que la democracia y el espacio público, el debate se
queville, "la invención democrática". La invención democrática es indisocia- inicia con la Declaración de Derechos, carentes también en sí mismos de una
ble de la Declaración de los Derechos del Hombre, un acontecimiento que fuente incuestionable en el momento democrático. La esencia de los derechos
desplazó el emplazamiento del poder. Todo el poder soberano, afirma la democráticos se declara, no se posee. El espacio público implica una institu-
Declaración; reside en "el puebla". éDónde. se situaba previamente? Bajo la cionalización del cónflicco y, mediante una declaración de derechos sin clau-
monarquía, el poder tomaba cuerpo en la persona del rey, quien, a cambio, surar, el ejercicio del poder se cuestiona y deviene, en palabras de Leforc, "el
encarnaba el poder del Estado. Pero el poder en posesión del rey y del Esta- resultado de una impugnación contro!.tuia de las reglas establecidas"'º·
do derivaba en última instancia de una fuenre trascendemal: Dios, la Justi-
cia Suprema o la Razón. La fuente trascendente garante del poder del rey La democracia y su corolario, el espacio público, surgen cuando se
y del Estado lo era al tiempo del significado y unidad de la sociedad: del abandona el concepto positivo de lo social fundamentado en bases sustanti-
pueblo. La sociedad, en consecuencia, era representada como una unidad vas. La identidad social se torna un enigma y es, en consecuencia, impugna-
sustancial, su organización jerárquica sostenida por fundamenros absolutos. ble. Empero, tal y como argumentan Laclau y Mouffe, este abandono signi-
fica también que la sociedad es "imposible", es decir, que es imposible
Con la revolución democrática, sin embargo, el poder es1acal deja de concebida sociedad como una entidad clausurada11 , ya que, a falta de una
remitirse a una fuerza externa. Ahora deriva "del pueblo" y se localiza en el positividad sustantiva, el campo social se estructura sobre la base de relacio-
seno de lo social. Pero con la desaparición de las referencias a un origen exter- nes entre elementos que en sí mismos no tienen una identidad esencial.
no del poder, también se desvanece el origen incondicional de la unidad social. La negatividad aparece de esta forma como un rasgo de toda identidad
El pueblo es la fuente del poder pero, al mismo tiempo, queda desposeído de social, en canto en cuanto la identidad surge tan sólo a través de la relación
su identidad sustancial en el momento democrático. Al igual que el Estado, el con un otro y, en consecuencia, no puede ser completa en sí misma: "La pre-
orden social no tiene fundamentos. La unidad de la sociedad no puede ser en sencia del otro no permite que yo sea por completo yo mismo" 12• La identidad se
adelante representada como ~a totalidad orgánica en su nueva condición encuentra dislocada..Análogamente, la negatividad es parte de la identidad
"puramente social", y es por canto incierta. A partir de la democracia, el lugar de la sociedad en su conjunto: ningún elemento de la sociedad.puede unifi-
:íl de donde procede la legitimidad del poder es lo que Lefort llama "la imagen
de un lugar vacío" 8, lo cual supone un hecho sin precedentes. "A mi modJJ de
carla ni determinar su desarrollo en solitario. Laclau y Mouffe utilizan el tér-
mino antagonismo para designar la relación entre una entidad social y un
ve1; lo importante es que la democracia se imtituye y sostiene por la desaparición exterior constit1ttivo que impide su completitud. El antagonismo afirma y al
de los indicadores de certidumbre. Inaugura una historia en la que el pueblo mismo tiempo impide la clausura social, revelando la parcialidad y precarie-
experimenta el cardcter indetenninado de la bases del pode,; de la ky y del conoci- dad, la contingencia de cualquier rotalidad. El antagonismo es "la experien-
miento, as{ como de la base de las relaciones entre uno
mismo y el otro"9•

'º /bid., p. 17.


11 Ernesto Laclau y Chantal Mouffc, H,gemony and Socialiir Sm1tegy: Towai-d a Radi-
'Claude Lefort. "Thc Logic ofTotalitarianism", Thr PolitiCJJl Forms ofMotÚm Sndety:
Bttrea11n1191 Drmonm:y, Totalitari,mimr, The MIT Press, Cambridge, Massachuscrrs, 1986, cal Demoemric Politics. Verso, Londres, 1985, p. 122 [versión castellana: Hegemor,fa _y mm-
p. 279. r,gia 1ocialisra. Hacia 11na radicalización tÚ la dnnocracia, Siglo XXI, Madrid, l 987],
9 Claude Lefort, "The Qucstion of Dcmocracy", op. cit., p. 19. 12 /bid., p. 25.

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ti
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ROSALYN DEUTSCHE AGORAFOBIA

cía de los limites de. lo sociat'13• La imposibilidad de la sociedad no es una El discurso acerca de los problemas de los espacios públicos en las ciu-
invitación a la desesperanza política, sino el punto de partida o "la base sin dades de Estados Unidos está dominado hoy día por la arciculaci6n de la
base" de una política democrática propiamente dicha. "La política existe por- democracia en una dirección autoritaria y se gestiona en dos tiempos fuerte-
que existe subversión y dislocación de lo social', dice Ladau14 • mente interconectados. En primer lugar, se configura un espacio público
urbano unitario investido de fundamentos sustantivos. Se da por evidente
Quienes defiendan que el ane público es un medio de contribuir al cre-
que cualquier uso de los espacios públicos para fines particulares es genéri-
cimiento de la cultura democrática tienen que parcir de estas consideraciones:
camente beneficioso, siempre que dicha utilización se base en algún tipo de
cal será la lefortiana argumentación del presente ensayo. Indisociable de la ima-
fundamento absoluto: las necesidades humanas eternas, la configuración y
gen de un lugar vado, la democracia es un concepto capaz de interrumpir la evolución orgánica de las ciudades, el progreso tecnológico inevitable, las
jerga democrática dominante que hoy nos envuelve. Ahora bien, la democra- formas de organización social naturales o los valores morales objetivos. En
cia conserva la capacidad permanente de cuestionar el poder y el orden social segundo lugar, se afuma que dicho fundamento autoriza el ejercicio del
existente tan sólo si no nos distanciamos de la idea que genera el espacio públi- poder estatal sobre estos espacios o el poder de entidades cuasi guberna-
co en el seno de la democracia: la incertidumbre de lo social. lnscicuido por la mencales como los btmines improvement districts17 •
Declaración de los Derechos del Hombre, el espacio público hace extensible a
codos los seres humanos la libertad que Hannah Arendt llama "el derecho a Pero esta afirmación conduce a una incompatibilidad del poder con los
tener derechos" 15• El espacio público expresa, en palabras de Et-ienne Balibar, "el valores democráticos, así como a una apropiación del espacio público, por
carácter esencia/mente i/imitalÍIJ de la de.mocracia"16• Pero cuando la cuestión de tomar en préstamo un término de Leforc. Cuando los llamados guardianes ·
la democracia se ve reemplazada por una identidad positiva, cuando sus cáti- del espacio público refieren su poder a una fuente de unidad social fuera de
cos hablan en nombre del significado absoluto de lo social y no de su carácter lo social, su pretensión es ocupar, en el sentido de llenar, tomar posesión· de,
contingente, es decir, político, la dem9cracia sirve al propósito de imponer la tomar posesión rellenando el emplazamiento del poder, que en una sociedad
aquiescencia con las nuevas formas de subordinación. democrática es un lugar vacío. Para Leforr, por dejar esta cuestión bien acla-
rada, apropiación no designa sencillamente el ejercicio del poder o el acto de
tomar decisiones sobre la utilización de un espacio. Leforc no niega la nece-
sidad del poder o del proceso político de toma de decisiones. La apropiacióri
es una estrategia desplegada por un poder distintivamente no democrático
13 !bid. Mouffe y Laclau formulan su concepción del ancagonismo diferenciándolo de
que se aucolegitima otorgando al espacio social un significado correcto, y por
contradicción y de oposición, pues estos úlrimos designan relaciones encre objems concep-
tuales o reales poseedores de una identidad completa. El antagonismo, por el contr.lJ'io, es
lo canto incontestable, que deriva en su clausura18•
un tipo de relación que impide la complecirud de coda identidad. Véase H,g~11ony ,mdSod11-
list Strategy, op. cit., p. 124. Mouffc y Laclau también discinguen la negatividad inherente al 17 NdE. Serian el equivalente a nuestras "áreas de rehabilitación", pero con una mayor
concepto de antagonismo de la negatividad en el sentido dialéctico del término. Lo negati- panicipación de las empresas privadas a la hora de financiar y, por supuesto, definir priori-
vo, para ellos, no es un momento en el desarrollo de un concepto que pueda ser imcgrado dades en la "recuperación" de los centros de las ciudades y su gmtrifimció11 (sobre esre 1ér-
posceriormente en una unidad de orden superior. Es un exterior que afirma una identidad. mino, véase en este volumen: Marciu, Rosler, "Si vivieras aqu/", n. 8, comencario del edicor).


pero al ciempo revela su contingencia. El antagonismo no es una negación al servicio de la El resulcado social es, no obstante, bascante similar: expulsiones de población empobrecida
totalidad, sino la negación de una totalidad clausurada. Ladau, "Ncw Reflccrions on !he y dis11,yfic11ció11 de los centros históricos. ·
18
Rcvolurion of Our Time•, New Reflemons on rhr &voúaion of 011r Time, Verso, Londres, Ya que hago uso aquí de las ideas de Lcfon para discutir acerca del discurso urba-
1990, p. 26. nístico concemporáneo, es imporcance señalar que Lefort uciliza el término 11propi11ció11 en un
14 !bid., p. 6 l. scncido opuesco a Henri Lefcbvrc, cuyo concepco de apropiación ha influenciado el pensa-
is Hannah Arendt, Thr Origi,u ofToraürnrúinfrm, Harcourc Bracc & Company, San mienco urbanístico critico. Para Leforc, apropiación se refiere a una acción de poder e.1catal:
Diego, 1948, p. 296 [versión cascdlana: ÚJs orígene, ,úJ totalirarismo, Taurus, Madrid, 1974]. para Lcfebvre, denoca una acción contra dicho poder. E.~ta diferencia terminológica no sig-
lt. Ecienne Balibar, "Wbat Is a Policics of the Rigbrs of Man?", J,1,,ssn, C/11sus, Ideas: nifica que las ideas de ambos escri1ores escfo polarizadas. Por d concrario, manciencn cienas
Swdies on Politics 111ui Philosophy Befare m,d Afier Marx, Routledge, Nueva York, 1994, p. afuúdades. Aunque Lcforr no escribe específicamente sobre el espacio urbano, su apropiación
211 [de Balibar. véase en castellano, escrito con lmmanucl Wallerscein, Rnz,,, 111uid11 y clase, -la ocupación del espacio público mediance la cual ésre queda invescido de un significado
1
Iepala, Madrid, 1991]. · absoluto- se asemeja a lo que Henri Lefebvre llama do11iinación del espacio - la designación
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:o Un ejemplo muy sencillo nos sirve para ilusuar esra esuategia de apro- positivo del Times y, lo que es más, convertía la pequeña plaza en un símbo-
piación tan familiar hoy en el discurso comemporáneo sobre lo urbano, y lo del avance en la lucha en curso por restaurar el espacio público20 • Locali-
que se difunde hoy día bajo el eslogan "calidad de vida urbana", una frase zado en una zona resguardada, Jackson Park se encuentra rodeado por ca.sas
que en su uso dominante expresa una profunda antipatía hacia los derechos y apartamentos de clase medía alta y por un número considerable de perso-
y el pluralismo. Formulada en singular, la calidad de vida supone la existen- nas que residen en la zona sin alojamienro. Tras una inversión de 1.200.000
cia de un genérico habitante de la ciudad que equivale a "d público": una dólares en la reconstrucción del parque, un coleccivo vecinal, Amigos de
identidad que, en efecto, la propia frase inventa. La universalidad de este Jackson Park, un grupo que el Times considera equivocadamente la comu-
residente urbano queda en entredicho cuando caemos en la cuenta de que nidad y el público, decidió echar el cierre a las flamantes entradas al parque
quienes hacen campaña a favor de una mejora en la calidad de vida no durante las noches. El Departamento de Parques Municipales, careciendo de
defienden por igual todas las instituciones. Miencras los periodistas conser- suficiente personal para mantener el parque cerrado, dio la bienvenida a la
vadores buscan con insistencia la protección de los parques municipales, no colaboración· pública en la protección del espacio público, defensa que equi-
apoyan necesariamente la educación pública, por ejemplo, o las medidas valía a que las personas sin hogar fueran expulsadas de los parques munici-
para el alojamiento público. ¿Y acaso defiepden siquiera con alguna convic- pales. "Quienes tienen las llaves -anunciaba el Times- estdn decididos a que un
ción el carácter público de los parques? parque siga siendo un parqul'.
El New YiJrk Times, ratificando en· l 991 "el derecho del púbiico a cm-ar Lo que el Times viene a decirnos es que aquello que se decreta como
con candado un espacio público" 19 , informaba sobre el triunfo de un espacio espacio público está siendo defendido por sus poseedores naturales: una afir-
público: Jackson Park, un minúsculo triángulo en Greenwich Village que mación que invierte la secuencia real de los acontecimientos. Porque es can
había sucumbido al desorden. Casi un año más rarde, en un número espe- sólo mediante el recurso a un argumento fuera de toda argumentación -"un
cial del CitJ1Journal dedicado a la calidad de vida urbana, la voz de los inte- parque es un parque"- , y por canto decretando a priori qué usos del espacio
lectuales de la política urbanística neoconservadora corroboraba el juicio público son legítimos, como cal espacio se convierte, en primer lugar, en
propiedad de un d ueño: "quienes poseen las !Laves". Los urbanistas neocon-
servadores promueven de forma creciente la transformación del espacio
tecnocrárica de los usos objetivos que confieren coherencia ideológica al espacio-. Por ir más
lejos, la apropiación en Lcfort y la dominación en Lcfebvrc guardan similirudes con la público en espacio en propiedad -la ocupación del espacio público-, recono-
noción de tstrattgia en Michel de Cerreau, la relación que se hace posible cuando un sujeto ciendo que los espacios públicos son terrenos conflictivos y no armoniosos,
con poder postula un h1gt1r que delimita como propio. Véase Henri Lcfebvrc, Tl1t Produmon negando, a pesar de todo, la legitimidad de las luchas por el espacio. El City
ofSpnc~, crans. Donald Nicholson-Smith, Basil Blacl,.-wdl, Oxford, 1991; Michcl de Ccrtcau, Jo1m1al, por ejemplo, cuando celebra·junto al Times la "solución de Jackson .
The Pmctire ofEvcrydny Lifo. Universicy of California Press, Berkeley, 1984, p. 36 [traducido Park", subraya que, a pesar de que los analistaS ignoran con frecuencia cales
parcialmente en este volumen]. Los tres doran al espacio de significados y usos propios y,
desde el punto de visra de su propiedad, esrablecen la relación oon un exterior que amenaza
problemas, "lo q11e la crisis ck las personas sin hogar muestra inevitablemente es
dichos usos. En efecto, de Certeau utiliza el adjetivo apropiado para delinear un espacio -un la colisión de los valores creados alreckewr de los espacios en litigio". Tras lo cual
l11gt1I' apropiado pnrt1 1mo min11~ que sirve como una base a partir de in cual l!S posibk ronm,/ar el Ciry fournal elude el conflicto representando la decisión de cerrar Jackson
/11s relaciones con una exterioridad compuma de objetivos y nmmazas. Park como una "exigencia" de que "nuestro" espacio público se mantenga
Las acciones de poder descriras por Lcforc, Lcfebvre )' de C ertcau piden ser contra- libre de "indeseables". fljournal retrata el conflicto sobre el espacio de la ciu-
rrestadas mediante procedimientos democrárioos: expropiación (término que, hasta donde
conozco, Lcfort no utiliza explícitamente), apropiación en el scmido dado por Lcfcbvre y
dad como una guerra entre dos fuerzas absolutas, que no políticas: los Ami-
lo que de Certeau llama modos dr hacer [véase, en este volumen, la incroducción de Jordi gos de Jackson Park, equiparados con "el público", quienes, apoyados por la
C laramome al rexto de de Certcau). En csre contexto, o:propiadó11 y apropiación muestran adminisuación local, representan los usos adecuados que habrán de restituir
significados similares en Lefcbvre, aunque no idénricos. Al igual que los mDIÚJs de hnur en la armonía original al espacio público; y los enemigos del parque son las gen-
de Certeau, implican el acto· de deshacer algo desde el exterior de un espacio que ha sido ces sin hogar que distorsionan esta armonía.
apropiado, el tomar en consideración la diferencia)' la exclusión, y oonsecucnremenre expo-
ner a la luz el poder allí donde ha sido naturalizado y ocultado.
19
Sam Roberts, "The Public's Right ro Puta Padlock on a Public Spacc", en New Y,,rk w Fred Siegel, "Reclaiming Our Public Spaccs". en The Ciry joumnl 1. nº 2, primave-
Times, 3 junio J 991, p. Bl. ra 1992, pp. 35-45.

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:íl
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R05ALYN OEUTSCHE

o
AGORA FOBIA

En este escenario, el reconocimiento de un conflicco_garanáza la visión una imposibilidad y se escinde inevitablemente por causa de los antagonis-
tranquilizadora de una sociedad sin divisiones. Se representa a quien no mos. Es al representar el espacio público como unidad orgánica que se per-
tiene hogar como un intruso en el espacio público, y esta imagen sostiene la cibe a la persona sin hogar como una invasión desestabilizadora, que toma
siguiente fantasía de las personas residentes alojadas: que la ciudad, y el espa- cuerpo en una realidad: aquello que impide a la sociedad alcanzar su clausura.
cio social en general, son esencialmente una totalidad orgánica. Se constru- El elemento que frustra las posibilidades de que la sociedad alcance su cohe-
ye la figura ideológica de la persona sin hogar como una imagen negativa rencia se transforma en una negatividad en el seno de lo social, en una pre-
creada con el fin de restaurar positividad y orderi en la vida social. Para apre- sencia cuya eliminación podría restituir el orden social. En este sentido, las
ciar esta operación ideológica podemos evocar la consideraciones de Theo- imágenes negativas de la persona sin hogar son las imágenes de una realidad.
dor Adorno en los años de postguerra acerca de las imágenes negativas -esto Se convierte, tal como Zizek escribe sobre el "judío», en "un punto en el que
es, antisemitas- de los judios. En respuesta a la entonces bien extendida idea la negatividad social como tal aSt1me una existencia verdadera"24• La visión de la
de que el persistente antisemitismo germano podría encontrar solución persona sin hogar como portadora de conflicto al espacio social busca negar
familiarizando a los alemanes con los judios "reales» -verbigracia, enfaázan- que los obstáculos para alcanzar la plena coherencia residen en el propio seno
do la contribución histórica de los judíos o concertando encuentms entre
alemanes e israelíes-, Adorno escribió: "Tal actividad se sostime sobre una pre-
de lo social. La persona sin hogar encarna la fantasía de un espacio urbano
unificado que puede -d.ebe- ser recuperado25. et
sunción: que el antisemitismo es algo que implica en esencia a los judíos, y que
se puede combatil- conocit!ndo!.os como realmmte son" 21 • Por el contrario, afu. Es crucial que cuestionemos la imagen de la persona sin hogar como
ma Adorno, el antisemitismo es ajeno a los judíos y propio de la economía
psíquica del antisemita. No se pueden basar los esfuerzos por atajar el anti-
una irrupción en la normalidad del orden urbano, con el fin de poder reco-
nocer que esta figura intrusa apunta al verdadero carácter de la ciudad. No et:
semitismo, por consiguiente, en los efectos pretendidamenre beneficiosos
que tiene el ensefiar cómo son los judios "reales". Tales csfuenos, por el con- 2• !bid., p. 127.
trario, han de "dirigirse contra el sujeto", escrutando las fantasías del antise- zi Mi idea de que la visibilidad de las personas sin hogar refuc= en realidad la ima-
mita y la imagen del judío por aquél deseada22• gen de un espacio urbano unificado pone en ~uda una asunción del discurso urbanístico
critico: que la mera presencia de estas personas en los espacios públicos desafía las represen-
A partir de las consideraciones de Adorno, Slavoj Zizek analiza con bri- raciones oficiales de armonia impuestas en los éspacios urbanos bajo control (es lo que afir-
llantez la construcción del "judío" como una figura ideológica por el fascismo, mo, por ejemplo, al comienzo de "Uneven Dcirdopment: Public Are in New York Ciry",
un proceso que, sin ser idéntico, mantiene importances paralelismos con las Ocrober, n• 47, invierno 1988 (reimpreso en Evicriom, op. cit.]). Su visibilidad ni garantiza
su reconocimiento social, ni legimita los conflictos sobre el espado público; puede de la
construcciones actuales de "la persona sin hogar» como figura ideológica2'.
misma forma reforzar la imagen de un espacio público esencialmente armonioso que legiti-
A cal figura se atribuye el desorden, la intranquilidad y el conflicco en el sis- ma el desalojo de quienes no tienen hogar. ·
tema social, valores que, sin embargo, no pueden ser eliminados, dado que, Pero que yo cuestione las condiciones y consecuencias de su visibilidad no quiere decir
de acuerdo con Ladau y Mouffe, el espacio social se estructura alrededor de que niegue la impomincia de mantenerla, dado que ello implica una resistencia a los esfuer-
zos por expulsar a las personas sin hogar del espacio público, recluyéndolos cohercitivamen-
te en refugios. La exigencia de visibilidad, si se comprende como una afirmación de los dere-
21
Theodor Adorno, "What Does Coming to Terms with the Past Mean?", en Geof-


chos de las personas sin hogar a vivir y trabajar en espacios públicos, difiere de un modelo
frcy H. Hartman (ed.), Bi,·burg in Moral a11d Political Perspmivt, Jndia11ll Universiry Prcss, especular de visibilidad, en el que estas personas serían construidas como objetos que se ofre-
Bloomingron, 1986, pp. 127-128; traducido de la versión alemana en Gesammelu &hriftm cen a la mirada de un sujeto-observador. Esta primera exigencia desafía la legitimidad esta-
10, Sw1rkamp, Frankfurt am Main, 1977, pp. 555-572. Prosigue Adorno: "Si st1¡11ierr com- blecida, cuestionando que el poder estatal actúe legalmente cuando expulsa a la gente de los
batir el 11ntiumirismo m las per1on1ZS, individualmmu, no se puede espemr mutho del recurso a espacios públicos. La presencia de gente sin hogar puede, entonces, revelar la presencia del
lo., hechos, porque lsros smf11 con frtcumcia ,ugados o 11e11tralraados como excepciones. la a,gu- poder en lugares donde éste se oculta, como es d caso de los parques. Al mismo tiempo que
mmración se ha de dirigir hacia las personas a q11imes s, prrmule interpelar: son ellas q11imes el poder se visibiliz:i y se desvela su anonimato, la persona sin hogar emerge de su reclusión
han de,;om~r co,iscimcia de lo, mecanismos qm provocan s11s propios prrj11icio, mciales". en una imagen ideológica, hacia un nuevo tipo de visibilidad. Es imperativo, por tanto,
·- lb,d., p. 128. luchar contra la posibilidad de que, cuando el Esmdo expulse a las personas sin hogar de los
23
Slavoj Zizek: The Sublime Object ofldeology, Verso, Londres, 1989, p. 128 [versión lugares públicos ejerciendo su monopolio sobre la violencia legitima, tanto el poder cstarnl
castellana: El sublime objero de la ideología, Siglo XXI, Madrid, 1992]. como las personas sin hogar se invisibilicen.

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es que el conflicto acontezca en un espacio urbano original o potencialmen- dad histórica, preservación de la tradición cultural, embellecimiento cívico,
te armonioso, sino que el espacio urbano es producto del conflicto, en diver- utilitarismo- d arte público oficial colaboró con la arquitectura y el diseño
sos, innumerables sentidos. En primer lugar, la carencia de fundamentos urbano en la creación de una imagen de los nuevos espacios urbanos que
sociales absolutos -" la desaparición de los indica®res de certidumbre"- con- ocultase su carácter conflictual. Y de esta forma, ambos construyeron asi-
vierte el conflicto en distintivo inexcirpable de todo espacio social. En segun- mismo la figura ideológica de la persona sin hogar como portadora de con-
do lugar, la imagen unitaria del espacio social construida por el discurso flicto, cuando en realidad se trata de un producto del mism0 28.
urbanístico conservador es en sí misma producto de la división, se constitu-
ye mediante la creación de un exterior. Percibir un espacio coherente es inse-
parable de sentir qué lo amenaza, qué se desea excluir. Por último, el espacio
urbano se produce a través de conflictos socioeconómicos específicos que no
pueden aceptarse para bien o para mal como simple evidencia de la inevita- Un ejemplo de esta dinámica ló encontramos en una antología de tex-
bilidad del conflicto, sino que, por el contrario, deben ser politizados, inter- tos del año 1992 titulada Critica/ !mies in Public Art: Content, Context, and
pretados como relaciones de opresión cambiantes e impugnables. Por cuan- Co1moversy [Cuestiones críticas de arte público: contenido, contexto y con-
to que, como he argumentado en otro lugar, la presencia actual eje personas troversia]. Desde la primera frase del libro las editoras anudan arte público
sin hogar en los espacios públicos de Nueva York es el síntoma más agudo y democracia: "El arte público, con su énfasis implícito en lo social, parece ser
de las relaciones sociales desigualitarias que determinaron la configuración , 1111 género ideal para la democracia"!.9 • Y prosiguen: "No obstante, desde sus
de la ciudad a lo largo de los años 80, un periodo en el que ésta no se desa- comienzos, las cuestiones acerca de m forma y emplazamiento, as! como sobre su
•rrolló de acuerdo con las aseveraciones de quienes promovieron su revicali- financiación, han hecho del arte público más tm objeto de controversia qt1e de
zación [redevelopment]: no para satisfacer las necesidades naturales de una consenso o ceíebración'50• La conjunción "sin embargo", que conecta estas dos
sociedad unitaria, sino para facilitar la reestructuración del capitalismo globa- frases, realiza un importante trabajo ideológico. Aúna democracia -introdu-
lizador26. Como f9rma específica del urbanismo en el capitalismo avanzado, cida en la primera frase- y controversia -introducida en la segunda- en una ·
la revitalización urbanística destruyó las condiciones de vida de las personas relación de contraposición. El arte público sería democrático de no ser por-
residentes que ya no eran necesarias en la nueva economía de la ciudad. que resulta concroverrido, o dicho de un modo más optimista, el arte públi-
La gent1-ificación27 de los parques jugó un papel clave en este proceso. Las co mantiene su potencial democrático a pesar de ser controvertido. El "sin
personas sin hogar y los nuevos espacios públicos, tales como los parques, no embargo" apunta hacia una regresión. El arce público parece que pudiera ser
son, por consiguiente, entidades diferenciadas, aquéllas irrumpiefldo en la democrático, pero en cambio resulta controvertido. La controversia, por lo
paz de éstos. Ambos son, por el contrario, producto de los conflictos espa- demá.~, sirve como contraste del consenso, que consiguienremente aparece
cio-económicos que constituyen la producción contemporánea del espacio como el objetivo apropiado para la democracia y que, yendo más lejos, se aso-
urbano. cia a la celebración. Miencras que las editoras del libro, así como buena parte
.Emper0, tal y como he argumentado en otro lugar, los programas de de los autores y autoras incluidas, acentúan e incluso valoran altamente la
apoyo al arte público, como brazo de la remodelación urbanística, contribu- disensión y d antagonismo, ese uso del "sin embargo" revela una indecisión
yeron a producir la imagen contraria. Bajo diversos estandartes -concinui- en el corazón mismo de las reflexiones sobre el arte público que tienen como
presupuesto de partida el cuestionamiemo del significado del espacio públi-
co. El "sin embargo" disocia la democracia del conflicto y la liga a nociones
: <1 Véase "KnyscofWodiclo's Homeless Pro;mio11 and thc Sitc ofUrban Reviralizacion". de espacio y ane público homogenizantes y orientadas al consenso.· Se reco-
en Octob,i·. nº 38, ocolio 1986; reimpreso en .Evictiom, op. cit. [V~ asimismo: DcuGche,
':Arch i1ecture of thc Evicced", en Krzysuof \Wodido. New ~rk City Tabfeaw.o Tompki11s Sq,111-
,.,. The Homeless V.hiel, Projecr, Exic Are, Nueva York, 1989. En cascellano: KrzystofWodido: l& V6isc"Uneven Devdopmcm". op. cit.
imt:mmmts. p1-ojecciom, whicles, Fundació Amoni Tapi~, Barcelona, 1992]. F. Scnie }' Sally Wcbsccr (cds.). Critica/ lssur, in P11blicArt: Contenr, Conrexr
:!'J Harrict
07 and Co11rrovmy. Harpcr and Collins, Ncw York, 1992, p. xi.
NdE. Yéa.se comcmarios sobre el término inglés ge1Jtrificntio11 en nocas editoriale. al
escrito de Marcha Rosler en este volumen, "Si vivieras aqw". principalmeme nora 8 . 3/l Jbid.

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.,;

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noce la existencia del conflicto pero al mismo tiempo se rechaza, un proceso espacios urbanos higienizados que apenas toleran la mm1ma desviación
fetichista cuya represión genera certidumbres sobre el significado del espacio sobre los usos impuestos34• Pero cuando Sorkin idealiza el espacio ciudada-
público. Más adelante, en Critica/ Issues in Public Art, por ejemplo, las edito- no tradicional como el de "una urbanidad más auréntica"35, como un espa-
ras reiteran sus presunciones universalizadoras: "El conctpUJ mismo de arte cio esencial para las políticas democráticas, separa tales políticas de sus pro-
público, definido de cualquier forma significativa, presupone un pzíblico mfi- pios procesos históricos constituyentes, así como nos aleja de la posibilidad
cientemente homogéneo )' un knguaje artístico que habk a totÚJ el mundo"31 • de transformarlas políticamente. De acuerdo con esta perspectiva idealiza-
dora, cualquier desviación de las disposiciones espaciales establecidas lleva
Los discursos de la estética conservadora y liberal no están solos en abso-
inevitablemente al "fin del espacio público". La periferia de las ciudades, los
luto a la hora de encontrar modos de abrir y cerrar de golpe la cue.úón del
centros comerciales, los medios de comunicación de masas, el espacio elec-
~
espacio público. Algunas de las críticas radicales más in.fluyentes que se han trónico (incluso, para la derecha, los distritos electorales "exuafiarnente con-
hecho a estos discursos también tratan de eliminar incertidumbres. Muchos figurados"), equivalen a la muerte de la democracia.
críticos culturales de izquierda, por ejemplo, buscan descubrir en la hisroria el
origen y la esencia de la vida cívica democrática. Hay quienes sitúan las formas La portada del libro Variations on a Theme Park revela ciertos proble-
espaciales que supuesramente encarnan dicha vida dvica en la polis ateniense, mas de escas ideas [fig. }] .. Muestra un grupo de figuras renacentistas, hom-
en la república romana, en la Francia de finales del XVIII, en los primeros bres y mujeres que aparecen comúnmente en pinturas del cuatrochento y
municipios de Estados Unidos. Esta búsqueda ha llegado a ser habirual entre cincuechento, siempre situadas en las plazas públicas caracerísticas de las ciu-
teóricos izquierdiscas del urbanismo y la arquitectura, quienes han forjado dades italianas, con sus perspectivas visualmente unitarias, ortogonalmente
entre sí influyentes alianzas guiados por su oposición a los nuevos espacios dispuestas. Pero en la cubierta del libro, tales habitantes de un ámbito público
públicos homogenizados, privatizados y regulados por el Estado, creados por estable se encuentran desplazados espacial y temporalmente. Con sus gestos
la urbanización del capitalismo avanzado. Michacl Sorkin, por ejemplo, abre patricios y sus ropajes sueltos intactos, se encuentran en las escaleras mecá-
su antología interdisciplinar de ensayos críticos, Variarions on a Theme Park: nicas de un nuevo tipo de estructura "antiurbana": podría tratarse del atrio
The New American City and the End ofPub/ic Spact [Variaciones sobre un par- de un hotel o un centro comercial de varias planeas, una estructura que, de
que temático: la nueva ciudad estado4nidense y el fin del espacio público] con acuerdo con la tesis del libro, sign ifica "el fin del espacio público". Con el
un alegato por el retorno a "ws espacios familiares de las ciudmw tradicionaks,
·" La combinación de tendencias a la maximización del beneficio y tendencias desr-
las calles y plar.as, patios)' parques"que son "mtestr0s grandes escenarios de ÚJ cívi- xualizadoras en la planificación urbana contemporánea se pone de manifiesto tanto en el uso
co"32, Sorkin concluye que en los nuevos "espacios 'públicos' de los parques temá- de Disneylandia como modelo de urbanismo contemporáneo, como en el papel jugado por
. ticos o de ws centros comerciales, el discurso mismo está mtringido: no hay ma11i- la Oisnq Devdopment Company en el rcmoddación urbana real. Desde la public:Jción del
Jestaciones en DisneJ•fandia. El esfaerzo por reclamar la ciudad es ÚJ mismo que la libro de Sorkin, Disney se ha converrido en una empresa financiera y simbólicamente al ser-
lucha por la propia democracia"33• vicio de la alianza forjada en Nueva York entre los intereses espckulaiivos y la cruzada moral
interesada en reprimir las culturas sexuales urbanas. Dicha inscrumenralidad de Disney se
Cuando Sorkin considera el espacio público como. el lugar de la activi- reveló claramente en un artículo reciente del New York Times que anunciaba que el Ayunta·
dad política más que como un dominio universal que debe ser protegido de miento habla oprado por encargar a la Disney Oevclopment Company y la Tishman Urban
Devdopment Corporacion reconstruir la esquina de la calle 42 y la Octava Avenida como
la política, se desvía significativamente del discurso dominante sobre el espa- parte de la remodelación de Times Squarc: "El proymo d,, 303 mil/011es ,¡,. dólam es /,r p iezn
cio público. Acierta al vincular el espacio público al ejercicio de los derechos m1tml de los eifii=s d, lfl dudad y el Estado por transfonnar la (al/e 42. mm la Stprima y In
de libertad de expresión y el cuestionarniento de la actual proliferación de Octava Avmidas, para qu, d,j, d, s,r 1111 l11gar sórdido 1/mo de s,x-shop.< y prostitutas y 1/eg,,,· n
srr a cambio 11r1 centro rematiw reluciente para ,/ disfmte familiar". Un valor especial cobra
aquí el nombre de Disney. "En 111 esfiierzo por rransfomim· mdimlmenre im barrio que d11m11-
·" /bid., p. I 71. " largo ti,mpo ha sido sinónimo d, peligrosidad y degmdnció11 11rbn11a, ,/ n_y1mtnmimta tiene
-'2 Michael Sorkin. "lmroduccion: Variacions on a Thcmc Parlt, en Michael Sorkin como rocío 1111 rímbolo imemacio11al d,l mtrermimimto". Shawn G. Kennedy, "Disney and
(ed.), Variarioru 011 n Th,m, Park: The New A111,rica11 City a,u/ th, Erul ofP11blic Space, Tbe Dcvdoper fue Cboscn to Build 42nd Strcec Hotel Complex", en New York Times, 12 mayo
Noonday Press. Nueva York. 1992, p. xv. 1995, p. BI.
.l.1 /bid. J; Sorkin, op. cit., p. xv.


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objeto de hacernos visualizar esta tesis, ofreciéndonos un telón de fondo lite- Va.riations on a Theme Park sino una pérdida? Podemos observar, in absentia,
ral para el subtítulo del libro, esra ilustración conecta la incisiva crítica que una rona de seguridad, un gran buen lugar del cual se nos ha desterrado:
hace Sorkin del urbanismo contemporáneo con una fuerte corriente de nos- al menos a quienes nos identificamos con esos pobladores renacentistas de la
talgia urbana que en efecto impregna muchos de los ensayos del libro. ciudad a la manera de habitantes exiliados del espacio público democrático.
Hay buenas razones para que las críticas y críticos del urbanismo Tales consideraciones deberían hacernos reflexionar, pues presentan dos
i:enuncien a establecer tales conexiones. La más obvia, que un retorno al tipos de cuestiones que podrían ayudarnos a perfilar algunas confusas imá-
pasado les sitúa incómodamente cerca del discurso urbanístico conservador. genes actuales del espacio público. La primera tiene que ver con la identidad
Durante los años de eclosión de la reestructuración urbana, inversores inmo- concreta de las personas que se presentan en la porrada del libro de Sorkin
biliarios, preservacionisras historicistas y administradores municipales emplea- como supuestamente ejemplares del verdadero carácter de lo público. ¡Qué
ron imágenes nostálgicas de la ciudad para publicitar determinados proyectos grupos sociales se incluyen realmente y a cuáles se excluye de los espacios
de remodelación urbana como avances en la lucha en curso para restaurar la públicos urbanos del pasado cercano o remoto, que se consideran totalmen-
ciudad ideal de un pasado más o menos remoto. En Nueva York, estos pro- te inclusivos o, cuando menos, más inclusivos que los actuales? ¿A quién se
yectos se promovieron como un paso hacia el "renacimiento" de la propia ciu- consideraba ciudadano en las "grandes escenas de lo cívico" que se presentan
dad, el renacimiento de una tradición urbana perdida. Se afirmaba que cales como perdidas? Como se pregunta el crítico cultural Bruce Robbins, "¡para
proyectos de reestrucruración urbana ayudaáan a resicuar a Nueva York en el quiénes foe la ciudad más ptíblica que ahom? ¿Es que fi1e alguna vez una ciu-
linaje de aquellas ciudades completamente armoniosas sostenidas en la expan- dad abierta al escrutinio y la participación, no digamos ya al control, de la
sión de los espacios públicos36• La tradición continúa. Para Paul Goldberger, mayoría?... Y si así fi,e, ¿dónde estaban los trabajadores, las mujeres, las lesbia-
Bryant Park en Manhattan, recién renovado, supone una "experiencia fiura de nas, los gays, los afroestadounidtnsesi''39• ,
la ciudad'. Esta apreciación, como ocurre en muchos ouos casos contemporá- Evidenciar la cuestión de quiénes han de identificarse como residentes
neos de reflexiones sobre la ciudad, implica el conuol del acceso de las perso- desplazados de la plaza pública clásica no sólo nos obliga a considerar qué
nas sin hogar al espacio público: el parque Bryam, afirma, es un lugar que atributos caracterizan a las figuras que aparecen en una determinada imagen
"parece que hubiera sidtJ coloctttk en algún paisaje idllico mu.JI muy újano"37• del espacio público; también dirige nuestra atención hacia quiénes miran
El espacio público, según sugieren estos comentarios, no solamente es dicha imagen. Implica también una segunda cuestión, durante largo t iempo
algo que no tenemos. Más a.ú n, se trata de algo que tuvimos: un estado de negada, en ocasiones rechazada de forma manifiesta, en los debates estéticos
plenitud perdido. Pero en tanto en cuanto se encuentra perdido, pero no sobre el espacio público: la cuestión de la subjetividad en la representación.
muerto, podemos recobrarlo. "¿Qué ha sido de la plaza, pública?", se interro- ¿De qué manera las imágenes del espacio público crean las identidades
gaba desde un titular del Ha1per's Magazine en 1990, como preludio a la públicas que en apariencia se limitan a mostrar? ¡Cómo constituyen al suje-


1 búsqueda de nuevos disefios urbanos que restaurasen la plaza pública: lo que to espectador de acuerdo con tales identidades? Es decir, ¿de qu,é manera
el Harper's llama "el gran buen lugar"36 • ¡Y qué otra cosa retrata la cubierta de invitan al sujeto espectador a una toma de posición que a cambio le defme
como ser público? ¿De qué manera estas imágenes crean un "nosotros", un
público, y quiénes imaginamos que somos cuando ocupamos una posición
36 Para un análisis de las funciones de la retórica preservacionisra que acompañó a los
prescrita? Si, cal como he afirmado, la portada de Va.riations on a Theme Park
planes de rcestructuraci6n urbana, véase mi "Architeaure of the Eviaed", en Krzpof
Wodiczko: Ntw Y,,rk CitJ• Tñbleaux ,md The Home/ess Vehick Projm, carálogo de la exposición muestra una plaza pública renacentista como arquetipo del espacio público,
en Exi1 AJ'[, Nueva York, 1989, pp. 28-37, reimpreso en Srrnr,gies, n° 3, 1990, pp. l S9-183; entonces ¡quiénes son aquellos cuya indemidad, en el presente, se produce y
y "Knysztof Wodiako's Homeless Pro¡eaion and the Sitc of Urban 'Revicalizacion'", en d refuerza mediante una imagen del espacio público ligada a los espacios tradi-
volumen Evicrions. op. cit.
3' Paul Goldber¡;cr, "Bryant Park,.An Our-of-Town Experience", en New Mik Ttmes. 3
mayo 1992, p. H34. 39 Bruce Robbins, "lntroduction: T he Publicas Phanmm", en Bruce Robbins (ed.),
38 "Wharever Became of the Public Square? New Designs for a Grear. Good Place", en The Phn11t0111 P1tblic Sphere, Cultural Polirics 5, Universiry of Minnesora Press, Minncapo-
Hmper's Mngnziue, julio 1990, pp. 49-60. lis, 1993, p. viii.

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cionales de la representación basada en la perspecrivá? ¿Qué es lo público, si se enciclopedia sobre la esfera pública42. Habermas describe la esfera pública
equipara al punto de vista fijo, desde el cual se obtiene una visión completa, como una formación histórica específica que encuentra su primera elaboración
donde se sitúa el sujeto real de tales espacios renacentistas? ¿A quién hay que como idea en la definición de "Ilustración" a cargo de Kant: d uso de la razón
desplazar para garantizar la autoridad de tal punto de referencia único? ¿Es en el ejercicio de la crítica pública43. La esfera pública, de acuerdo con Haber-
acaso quien posee tal punto de vista realmente un ser público, el individuo que mas, irrumpe con el advenimiento de la sociedad burguesa, que inauguró la
puede permanecer seguro tras el marco rectangular de su "ventana al mundo", división estricta entre los ámbitos privado y poUtico. En la seguridad de la esfe-
que puede, como las figuras que aparecen en tal imagen, entrar en el espacio ra privada, d burgués podía asegurarse las ganancias económicas sin impedi-
público y con la misma facilidad salir del mismo? ¿O podría ocurrir que el des- mentos por parte de la sociedad o del Estado. Pero la sociedad burguesa, afir-
plazamiento de este sujeto seguro no supusiera, como Sorkin sugiere velada- ma Habermas, también dio lugar a una serie de instituciones, la esfera pública,
mente, "el fin del espacio público", sino que sería precisamente el resultado de mediante las cuales la burguesía podía ejercer d control sobre las acciones del
encontrarse en el espacio público, el ámbito de nuestro "estar en común", Estado renunciando al tiempo a las aspiraciones de ejercer el mandato. En la
donde, como se afirma con frecuencia, nos encontramos con otras seres y tiene esfera pública, un ámbito que se sitúa entre la sociedad y d Estado, una esfe-
lugar nuesua existencia más allá de nosotros y nosotras mismas? ra en principio abierta y accesible a todo el mundo, el Estado es responsable
Las mismas cuestiones pueden aplicarse a otro discurso sobre el espacio frente a los ciudadanos. Es allí donde las personas emergen de su privacidad y
público, estrechamente relacionado con Variatiom on a Theme Park: el que dejan a un lado sus intereses privados para implicarse en asuntos de interés
recientemente han abrazado numerosos críticos y críticas de ane de izquier- público, y se constituyen en un público al comprometerse en la discusión polí-
da. Al igual que los teóricos de la arquitectura y el urbanismo, en ocasiones tica crítica y racional. Pero de acuerdo con el punco de vista de Habermas la
uniendo codos ellos sus fuerzas, algunos sectores críticos del mundo del arce esfera pública entra en declive con la entrada en la misma de grupos no bur-
han intentado rescatar el término público de las dcspolicizaciones conserva- gueses, d crecimiento de los medios de comunicación de masas y el ascenso
doras definiendo el espacio público como una arena de accividad política, y del Estado de Bienestar. Tal~ fenó.menos erosionaron la anees segura frontera
redefinen el arce público como el arte que participa en o crea por si mismo entre la vida pública y la privada, que es para Habermas el origen y continúa
un espacio político. A tal fin, dichos crlticos y críticas han encontrado un siendo la condición para la existencia de la esfera pública.
º.
recurso valioso en la categoría "esfera pública"4 Este término se utiliza vaga- Se podría cuestionar la tendencia homogencizadora que se vislumbra
mente para designar un ámbito de interacción discursiva acerca de los asun- incluso en esta somera descripción del ideal habermasiano de una esfera
tos políticos. En la esfera pública, la gente asume identidades políticas. pública singular y unificada que trasciende las panicularidades para alcanzar
El término inevitablememe conjura el nombre de Jürgen Habermas, un consenso racional y no coercitivo. Pero por ahora limitémonos a enfati-
cuyo libro Historia)' cr!rica de la opinión pública ofrece una recensión arqueó- zar la existencia de otras concepciones de la esfera pública menos hostiles a
pica de la esfera pública como ideal democrático petdido41 • Escrito en 1962, las diferencias y al conflicto, menos deseosas de dar la espalda a las críticas
el estudio de Habermas apareció en inglés por vez primera en 1989, pero sus de la modernidad y más escépticas sobre la inocencia tanto de la razón como
principios básicos eran ya familiares para muchos lectores de habla inglesa, en del lenguaje, y demos cuenta del fuerte impacto que cualquier concepción
pane por causa de una traducción realizada en 1974 de su breve aróculo de de la esfera pública ejerce sobre las ideas convencionales asumidas acerca del
ane público. Porque la interpretación del arte público como .un arce que
40
NdE. Sobre la traducción de Ojfo111fichkrit y pubfic s¡,here, véase nota editorial oº 1
e11 el escrito de Oskar Ncgt y Alcxandcr Klugc en csce volumen. _
41 4!
}Urgen Habermas, Thc Stn,cturaf Tramformario11 of the Public Sphtre: A11 !111¡11iry Jürgen Habermas, "The Public Spherc: An Encyclopedia Article (1964)", en New
i11ro n Catrgory ofBottrgeoís Soáety, traducido por Thomar Burger con la ayuda de Frcdcrick Gemum Cririq11e, otoño 1974, pp. 44-55
43 lmmanud Kant, "An Answer to the Quescion: 'Whac is Enlighrenmenc?"', en Kanr:
l.awrencc, MIT Press, Cambridge, 1989; versión original: Stndm,rwmulef dn- ófmtlichkrit,
Hermano Luchrerhand Vcrlag. Darmstadt, 1962 !castellano: Historia .1 cririca tk Út opinión Polirital Writings, introducción de Hans Reiss, traducción d e H. B. Nisbec, Cambridge Uni-
p,íblicn. La rra11sform,uió11 mmctm'lll d, fa vida príblictt, traducción de Antonio Domcnech,
Gustavo Gilí, Barcelona, 1981).
versiry Prcss, Cambridge, 1970, pp. 54-60 [castellano: ¿Qui ,s fa Ilrisrrttción?, en Crlrictt de la
razón puTll. ¿Qui ts Út il11str11ció11?, Univcrsitat de Valencia, Valencia, 1991].
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opera en, o se presenta como, la esfera pública, tanto sí sigue como si recha- cuando se redefine d ane público como aquel trabajo que opera en, o a
za el modelo haberrnasiano, significa que un ane público, por contraste con modo de, esfera publica, la hoy por hoy extendida llamada a hacer público
un público artístico, no es una entidad preexistente sino que emerge a través el arte se convierte virtualmente en sinónimo de una exigencia de politiza-
de, es producido por, su participación en una actividad política. ción del arte. El arte que es upúblico" participa en, o crea, un espacio políti-
co que es en sí mismo un espacio donde asumimos idenridades poHcicas.
Introducir d concepto de esfera pública en la crítica artística permite
destruir categorizaciones dominantes del arte público. También ayuda a sor- E mpero, como respuesta a la cuestión del espacio público, la idea de
tear las confusiones que infestan algunos debates críticos. Al transgredir las esfera pública no cumple por sí misma el mandato de salvaguardar la demo-
fronteras que convencionalmente separan el ane público del no público cracia. En efecto, la afirmación de que el espacio público es el lugar de la
--divisiones trazadas, por ejemplo, entre arte de interior o de exterior, entre actividad política democrática puede hacer que se repita la misma evasión de
obras de arte moscradas en instituciones convencionales y aquellas otras la política que dicha afirmación busca poner en solfa. Al igual que ocurre en
mostradas en "la ciudad", entre arte financiado por el Estado y arre de finan- la defensa que los críticos del urbanismo hacen del espacio tradicional de la
ciación priva.d a-, la esfera pública ayuda a establecer otras distinciones que, ciudad como un territorio en el que el discurso político tiene lugar, la afir-
neutralizadas por las definiciones dominantes del espacio público, son sin mación anterior no nos exige necesariamente reconocer -incluso al contra-
embargo cruciales para la práctica democrática. Al diferenciar el espacio rio: puede llevarnos a ignorar- que la esfera pública política no es solamen-
público del ámbito estatal, por ejemplo, el concepto de esfera pública con- te un lugar de discurso; es también un lugar construido discursivamenre.
trarresta el discurso sobre el arte público que define lo público como la Desde el punto de visea de la democracia radical, la polltica no puede redu-
administración estatal, confinando la democracia a la idea de una forma de cirse a algo .que ocurre dentro de los límites del espacio público o de una
gobierno. La idea de esfera pública sitúa la democracia en la sociedad ame la comunidad política que sencillamente• se acepta como "real". La política,
cual la autoridad estatal es responsable. Si ligamos el espacio público a los como escribe Chanta! Mouffe, trata de la constitución de la comunidad
procesos de toma de decisión política, a los derechos y a la legitimidad social, polícica45• Trata de las operaciones espaciales que producen el espacio de la
los administradores del arte tendrán más dificultades a la hora de ignorar que pollrica. Si la democracia significa que la comunidad política -el público,
determinados grupos sociales se ven desplazados en los espacios públicos "nosouos, el pueblo"- no tiene una base absoluta, entonces el establecer los
urbanos, al mismo tiempo que describen tales lugares como kaccesibles". fundamencos que demarcan un espacio público político, decidir qué es legí-
Además, y sobre todo, la esfera pública reemplaza las definiciones del arce timo y qué ilegítimo en el seno de dicho espacio, es ineludiblemente un pro-
público como aquel trabajo que ocupa o diseña espacios físicos dirigiéndose ceso pol.írico. Se establecen diferencias y similitudes, se ejecutan exclusiones,
a públicos preexistentes, comprometiendo a la gente en discusiones políticas se toman decisiones. Por mucho que la esfera pública democrática prometa
o haciéndola entrar en la lucha política. Desde el momento en que cualquier apertura y accesibilidad, nunca podrá ser una comunidad política por com-
lugar es potencialmente transformable en espacio público o privado, el ane pleto inclusiva o complewnente clausurada. Es, desde el comienzo, una
público puede entenderse como un intrumento que, o bien ayuda a produ- estrategia de diferenciación, 1ue depende de cierras exclusiones constitutivas,
cir espacio público, o bien cuestiona un espacio dominado que la oficialidad de intentos por expulsar algo 6• El conflicto, la división y la inestabilidad, por
decreta como público. ·La función del arte público es entonces, tal como afir- lo tanto, no arruinan la esfera pública democrática: son sus condiciones de
ma Vito Acconci, "hacer o romper un t:pacio público"«. existencia. La amenaza proviene por el contrario de los intentos por anular el
confücro, ya que la esfera pública es democrática tan sólo en la medida en que
Pero hay un efecto resultante de introducir la idea de esfera pública
sus exclusiones puedan ponerse de manifiesto y ser contestadas. Cuando las
en los debates sobre el arte público que es es abrumadoramente superior al
exclusiones que gobiernan la constitución del espacio pt'1blico democrático se
resto en su fuerza para poner en entredicho las definiciones neurralizadoras:
0 Chanral Mouffe, "Democmic Ciriunship and che Political Communiry", en

~ Vico Acconá, Mnking Public. The Wriri11g n11d Rrndi11g ofPublic Spnrt, Uicgdic,r. La Mouffe (cd.). Dimmsions 11/Radien/ Dnnomrry: Plumlism, Ciriunship, O,mm11niry, Verso,
Haya, 1993. Esca. public:acion acompañaba a la cxposiáón dcAcc:onci en Suoom: Toe Haguc's Londres, l 992. p. 234.
46 Jbid., p. 235.
Ccmer for Visual Arn, en 1993: Viro Arcond: ModLlr. Projem far SMt't1, Squnres, nud Pnrks.

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ROSALYN DEUTSCHE
--
AGORAFOSIA

naturalizan y la contestación se elimina mediante la fórmula de declarar que VISIONES PÜBUCAS


determinadas formas de espacios son inherentemente, eternamente o eviden-
temente públicas, se ha producido un proceso de apropiación del esp_acio
público. Cuando esto ocurre, aunque se presente como equivalente del espa-
cio político, al espacio público se le dota de una fuente de significado políti-
La discusión acerca de la constitución, transformación y ucilización•de lo
público no es nueva, ni mucho menos, en el discurso del arce público, pero sí F
lo es cl dirigirla a una redefinicíón crítica del mismo. Desde los afios 80 la crí-
co que permite que sea utilizado como un arma en contra de la lucha políti- cica de arte de izquierda ha intentado replantear el debate estético acerca del
ca, en lugar de poder ser un medio para llegar a la misma.
arre y lo público abandonando valoraciones normativas del concepto de públi-
Para poder deshacer dicha apropiación, deberíamos acercarnos a la cues- co, en favor de un análisis funcional que examine el uso del mismo en su par-
tión del espacio público con un espíritu más genealógico que el que ha ani- ticularidad histórica. Ya en 1987 Craig Owens apuntó lo maleable que puede
mado hasta ahora la estética de izquierda o las discusiones sobre temáticas ser el concepto, para concluir que "saber quién define, manipula y saca provecho
urbanas. De acuerdo con Friedrich Nierszche, quien concebía el término gene.- de wpúblico' es la cuestión central en malquier discusión act11al sobre la función
alcgla en oposición a las concepciones decimonónicas de la Historia, recupe- pública del arte"48• Owens analizaba el modo en que la retórica sobre el "bien
rar sus orígenes no nos revela nada acerca del significado esencial, invariable de público" y la "protección de la cultura para el público" había sido histórica-
un concepto; lo que nos muestra es, por el contrario, que los significados se mente una excusa para el imperialismo moderno. Utilizando como ejemplo las
ven condicionados, conformados por medio de las luchas. Precisamente por- inversiones de los Rockefcller en América Latina, Owens demostraba que son
que la "esencia" de lo público es una figura constituida históricamente que aquellos individuos que representan a los poderes económicos más implicados
crece y se transforma, se trata de un insrrumemo retórico abierto a usos diver- en la destrucción de otras culruras, con el fin de atraerlas a la esfera del capita-
sos, incluso antagónicos, que varían de acuerdo con contextos muy va.ciados. lismo, los mismos que han coleccionado antropológicamente los artefactos de
El origen y el propósito de un objeto de conocimiento, nos adviene Nietzsehe, cales culturas con el fin de preservar/as para eJ público.
son dos problemas separados que se confunden con frecuencia: "La causa del En los años 80, yo misma denuncié de un modo similar la retórica del
origen de algo y su eventual utilidad, m uso realy su lugar en un sistema de inren- bien público como modo de enmascarar la especulación urbanística49. La
ciones, son mundos diferentes; todo k, que existe, habiendo cobrado existencia de postura de Owens, como la mía, formaba parte de un esfuerzo más amplio
cualquier manera, se puede reinterpretar una y otra vez de acuerdo con n,m,as protagonizado por sectores críticos del mundo del arte por redefinir lo públi-
finalidades, adoptado, transfol'mado y redirigido poi· algún poder superior"47, co, de manera que pudiera ser comrapuesro a dos importantes tendencias del
Ocultar la existencia de un determinado "sistema de intenciones" apelando a mundo dcJ arce: la privati:µción masiva a través de la eclosión del mercado
las verdades esenciales contenidas en el origen de lo público es una estratage-
ma del poder autoritario que busca, pasando por alto la diferencia que hay
entre los orígenes de un término y sus usos posteriores, hacer que "lo público"
del.ane y la reducción drástica de las.subvenciones públicas, por un lado, y
el crecimiento de una nueva industria de arte público como arma estética al
servicio de políticas urbanas opresivas, por orro. Owens y yo defendimos el
s:
sea invulnerable a cualquier transformación. En resumen, las historias sobre el papel del arte como una posible esfera pública política que pudiera opo-
origen del espacio público no tratan del pasado: nos hablan de las preocupa- nerse a lo que considerábamos un punto central del discurso conservador
ciones y ansiedades que habitan en nuestros órdenes sociales presentes. Desde sobre lo público, impulsado por fuerzas que se benefician de la destrucción
una perspectiva genealógica, merece la pena formular la cuestión de qué signi; de espacios públicos y culturas que aparentemente pretenden proteger50.
fica que el arte sea público, pero esto conlleva otra pregunta: ¿qué funciones
políticas cumple la llamada a hacer el arre público, es decir, político? 48
Craig Owcns, "The Yen for An", en Hal Foster (ed.), Dismssiom in Cont,mpomry
C11/mrr, n• 1, Bay Prcss y Dia Art Foundacion, Scanlc y Nueva York, 1987, p. 23.
49
En Deurscbc, "Un~en D~clopmenc: Public Ase in New York City", op. cit.
lO Owcns ducurió la noción de Alexandcr Kluge y Oskar Negt de un espacio público
47 de oposición en una charla pronunciada en 1987, como participante en la mesa redonda
Fricdrich Nicnsche, "On the Genealogy of Moral", On the Gmtalogy ofMora/s y
Ecct Homo, traducción do Walcer Kaufrnann y R. J. Hollingdallc, Raudom House, Nueva sobre "El nacimicnro y muerte del espectador. sobre la función pública del arte". Sin embargo,
York, 1967, p. 77 [cascellano: Gmtahgía ,ú úz moral, Edimat, Madrid, 1998]. publicó un ensayo cmalmence difen:nce bajo el título "The Yen for Art " en el libro publicado
poscerionncnce: op. cit., pp. 17-23. p. 20.

312
313

r
ROSAlYN DEllTSCH E I\GORI\FOBlA

Se preguntaba Owens "si la cultura no tÚbe ser protegida precisamente de


aquellos cuyo negocio es proteger la culturan 51 •
Hoy, sin embargo, el sector crítico del arce no puede permit:irsc formu-
lar su posrura acerca de lo que constiruye el "verdadero" arce público
mediante la mera exposición de las relaciones de dominación que se escon-
den eras las posiciones liberales o conservadoras; del mismo modo que la
izquierda no puede limitar su crícica de la democracia a desvelar las mistifi-
caciones de la democracia burguesa, mientras sigue ignorando el potencial
autoritario que se esconde bajo sus propias ideas de lo que es la "verdadera"
democracia. Ello implicaría suponer que el espacio público sólo necesita ser
liberado de los conservadores y liberales que lo han secuestrado a sus pro-
piecarios legítimos. La historia del pensamiento social radical nos muestra
que dio no seria sino una nueva apropiación de lo público. La izquierda no
se ha limitado a representar el verdadero significado del espacio público, sino
que también "ha manipulado y sacad,0 provecho tÚ "'1 públicoM, según Nancy
Fraser, quien sostiene que los términos "público" y "privado" han sido ins-
trumentos enormemente poderosos "utilizadt,s con focuencia para deskgiti- Fig. l. Detalle de la c:ubiena,dcl libro
mar una serie tÚ valores, remas y puntos tÚ vista, vaÍtJrar otros... y rtstringir por Varianoru on a Thnn, Parlt, editado
tanto el univmo de tÚbatt público kgltimo" 52• La c.rícica artística de izquierda por Michad Sorkin, di.scñada por
necesita plantearse también qué -y a quiénes- recluye en el ámbito de lo pri- Viaoria Wong, 1992
vado mediante su uso del término público. Ya se ha convertido en un lugar
común afirmar una concepción crítica del arte en la esfera pública, y como
esfera pública, frente a las concepciones celebratorias del "arte en los espa-
cios públicos"; pero ello no agota otros posibles debates en tomo a las impli-
caciones que tiene el acercar la palabra público a la palabra am.
Yo propongo un replanteamiento del debate, y ello sin pretender de
PUBLIC
Olll:TCHIN ■INDIII
.IUNIFIR BOLANDI:
DIANE BUCKLIR
ningún modo dejar en un segundo plano el posicionamiento crftico anterior, aLLl:N CAUY
NANCYDWYIR
sino con el fin de defender un nuevo acercamiento genealógico al significa- ■ARBARA KRUGl:R
do de lo público en el arte, a mi modo de ver no menos urgente. En vez de LOUIKLAlrUR
SHIRRII! L2YINI!
enfrentar, como es habitual, la posición del arte público crítico frence a aque- DIANl!SH■A
CINDY SHl:RIIAN
llas orras de carácter complaciente, voy a exponer el encuentro entre dos LAURIE SIIIIIONS
acontecimientos, ambos de carácter crítico, que tuvieron lugar en la comu- l'aOGYYUNQUI
nidad artística neoyorkina en los 80. El primero es la exposición titulada
Pubiic Vision [Visión pública) celebrada en 1982 [fig. 2), y la segunda, una
conferencia del historiador del arte Thomas Crow pronunciada en la Dia
Art Foundacion de Nueva York en 1987 dencro de una mesa redonda sobre

SI !bid., p. 20. Fig. 2. Public Vi,ion, c:and de la exposición


;J Frascr, op. cit., p. 13 l. diseñado por Jo Bonncy, 1982

314 315

"
ROSAL\'N DEU T SCH E
--- A GORAFOBIA

"La esfera pública cultural". Mediante esca conaaposición espero sacar a la paradigm~ estéticos establecidos. Además, Visión pública prodamaba que
luz algunos aspectos soterrados en el debate actual sobre la dimensión públi- un ~e ~culado de acuerdo con las ceorías feministas de la representación
ca del arte. Las obras expuestas en Visión públiqi representan un úpo de arte c~mb1ar1a e.l cu~so de 1~ que ~r;i., a la ~azón, la teoría crítica hacia los para-
que muchos considerarían poco relevante e incluso inoporruno en la labor ~as establecidos mas radical: el discurso sobre el postmodernismo. A
de "crear lo público en el arte"53. Tal juicio está implícito en una visión de la ~n:11enzos de los 80, l:15 teorías postm~_demisras del arre permanecían aún
esfera pública cuya construcción Crciw presenta como el culmen de la fun- md1~e~emes ~ 1~ sexualidad y el género''. Visión pública suponía una imer-
ción pública del arte. Mi punto de visea es justo el contrario. Tal como sugiere venaon femmma tanto en los discursos estéticos dominantes como en
el dtulo de la exposición, un arte como el que se mostró en Visión pública ha aquéllo~ radical~. Se converóa de ese modo e.n un precedente p~co conoci-
formado parte del proyecto de expandir, y no de poner en peligro, el espa- do de mterven~ones feminiscas posteriores tales como The &vo/11tionary
cio público. Los temas que este arte pone sobre la mesa son vitales para la PowerofW~mens Laughter [El poder revolucionario de la risa de las mujeres]
democracia, siendo asf que las definiciones de una esfera pública que recha- l 983~ Y Differen~e: On &prmnmtion and Sexuality [Diferencia: sobre repre-
cen tales cuestiones están reveJando su hosúlidad frente a la riqueza agonís- sen~•~n Y sexu~da~], 198557, ambas originadas en Nueva York, y de otras
tica que debe caracterizar la vida pública. expos_1aones_ subs1~1entes que combinarían el desafío postmodernista a las
premisas umversalizadoras de la modernidad y sus declaraciones acerca del
Visión pública fue organizada por Geetchen Bender, Nancy Dwyer y
"~acimiento del_sujeto espectador"58 con la crítica feminista de los regímenes
Cindy Sherman en White Columns, un pequeño espacio alternarivo del
V1Suales f.tlocráucos. Puede que Visión pública fuese menos programática en
Soho54• La exposición reunió un grupo de mujeres artistas cuya obra se aso-
cia con lo que poco después se idemificarfa como la critica feminista de la
representación visual. La mucsrra fue pequeña, breve y sin catálogo. Retros-
tales ~pcctos de lo q~e lo fue~~n sus secuelas, pero escando compuesta
exclusiv~~ence por muJeres exph_cnaba un planteamiento feminista, aunque
F
este femm1smo no rracaba exclus1vamence temas de género. Al alinear en un
pccrivameme, sin embargo, ha adquirido el valor de un manifiesto. Habién-
contexto feminista a artistas que ya hablan participado acúvameme en el
dose montado en el apogeo del rroival neoexpresionista de los valores estéú-
d~bate poscmodemista ~orno Barbara Kruger, Louise Lawler, Sherrie Levine,
cos tradicionales, dominado por la presencia masculina, anunciaba la llegada Cmdy Sherman o Laurie Simmons, esta exposición proponía una relectura
de la nueva política feminista de la imagen destinada a desestabilizar los de su obra.

55
)l NdE. Desde el comienio de me pasaje del escrito de Deursche nos rropeumos con . Al ~espcao de 12 ceguera del posunodernúmo en relación al feminismo, véase Jane
un uso versátil de rérminos como "public" y "tht pub/Je", en relación ocasional con el térmi- ~ein.noc_k, laugh, A L,ss ffld a lad", en Art in Amtrica, 71, n° 6, verano 1983, p. 8. Tam-
no "arte", que traducimos de formas diversas según el momento: "el público del arte", "lo b,~n Craig Owens, "The Discousc of the Others: Feminism and Pos1modernism", en Hal
público del arte", "el arte como espacio público", ere. Pero las "diferentes" traducciones, en fostcr (~), TI~ Anti-Amlmi':. Essa!1 on Postmodnn C1Jltt1rr, Washington, Bay Pl'CS$, 1983,
realidad, giran en torno a lo mismo: se mua sobre diferentes concepciones del ane como pp. 57-8- [vemón castellffla: El discurso de los ouos: las feministas y el posmodernismo",
espacio público, como esfera pública. en el sentido que Deursche acaba de inrroducir alu- en Ha~Fosrer !e~.). La po~modm,idnd, Kairos, Barcelona, 1985). ·
diendo a Owcns. Es así que cuando aquí se hable de "el público del arte" no nos esruemos ,, Expos'.c'.ón organi_ud:i por Jo Ann~ lsaak en Protet~h McNeil, Nueva York, J 983.
refiriendo, ~idcntemente, al público que visita una exposición, sino al público ideal que Expos1C1ón 01gan12.:1cb por Kate Linkcr y Jane Weinstock en el Ncw Mweum of
constituiría la esfera pública del arte: "crear lo público del arte" no se refiere a "atraer más Contemporary An, Nueva York. 1985.
espectadores" en un sentido eitrictamente sociológico o empírico, sino a la manera en que S8 NdE. Deursche utiliza, a lo largo de esta ampfü recensión, el término "vittvtr". En
diferentes concepciones pol(ticas de lo que constituye la esfera pública conllevan sus corres- ramo en ruanto el te~~ 1ratad_~ _es la construcción social del género y la diferencia sexual, y
pondientes construcciones ideales de ciudadano, de "público• ... de espectador. de "público el modo en que la crmca feminista de la representación visual desvela y cues1iona cómo la
del ane". De hecho, la supuesta brecha enm: el público empírico y su inugcn ideal ser:i uno visión modemisa "marca" sexualmente a la persona que observa la obra, cxplkicamente evi-
de los temas de discusión más abajo. tamos traducir el término inglés como "~,espectador", • rl observador•, ucilizando en cme-
5• Vi.sid11 ptlh/i(a comprendía obras de Gretchen Bendcr, Jennifer Bolande, Diane Bue· ll2no el ~érico masculino, sino afirmando su condición de mjrto que observa, evidente•
lder, Ellen Carey, Nancy Owyer, Barbara Krugcr, Louisc Lawlcr, Sherrie Lcvine, Diancs mente diferente ~orno hombre o mujer en Jo que respec1a al sexo biológico, pero sobre rndo
Shca, Cindy Shcrman, Laurie Sinunons )' Pegg)' Yunque. La galería Whitc Columns estaba marca.do en términos de género fgmdtr): por ello Deurschc precisa en algunos casos "cspec-
dirigida por Josh Baer. Mi agradecimiento a Gretchcn Bcndcr por ayudarme a reconstruir a~or u obse~r masc11/ino". De ahí nuestra opción en castellano: "sujeto espccc,dor", el
Viiid11 P,íblica. ru¡eto que mlf:l.

316 317

1
F

ROSALYN OEUTSCHE AGORAfOSIA

Vzsión pública desafiaba la doctrina modernista de la visión como modo Sirnuháncamente, anisw, crfricos y críácas feministas estaban minan-
superior de acceso a las verdades universales y auténticas, por causa de su do las nociones de neutralidad esrérica poniendo en evidencia la asimetría de
supuesta distancia frente a sus objetos analizados. La idea del distanciamiento las posiciones ocupadas por hombres y mujeres en la Historia del Arte. Parte
visual y otras nociones con él relacionadas, como la de juicio desinteresado y importante de este proyecto era la crítica feminista de las representaciones
contemplación imparcial, se sostienen sobre la creencia de que existe un orden escereotipicas, idealizadas o degradantes de las mujeres -las llamadas imáge-
del significado en sí, en las cosas mismas, como una presencia. Dentro del esce- nes negativas- que abundan en las obras de arre. Sostenían que la visión esté-
nario modernista de una visión estética desinteresada, el sujeto espectador auco- tica "trascendente" y "universal" estaba al servicio de la reproducción de lo
suficienre contemplaría un objeto artístico igualmente autónomo, poseedor de que eran, de hecho, normas de opresión social basadas en el género.
significados independientes de las condiciones particulares de su producción o
recepción. Los influyentes escritos de Clement Greenberg sobre d modernismo Vision ptíblíca partía de estas estrategias, pero a la vez desafiaba sus pre-
definirían la pintura moderna como el ejemplo más perfecto de raJ verdad, de supuestos acerca de la posición del sujeto espectador. La crítica institucional
tal totalidad en sí, y consideraban la experiencia visual como una categoría pura a menudo prestaba atención a la actividad del sujeto espectador, pero trata-
e irreductible, aislada del resto de los ámbitos de experiencia. A la visión se le da como mero cumplimiento de un papel predeterminado por el artista.
reconocía la cualidad de una esencia59• El prestigio del arte tradicional prove- Hans Haacke, por ejemplo, invitaba al sujeto espectador a descifrar el con-
nía de tal doctrina sobre la pureza visual. De acuerdo con todo dio, los muse- tenido inscrito en las imágenes, pero no a cuestionar su papel e implicación
os y las galerías tenían la función de sencillamente descubrir y mostrar los valo- en la producción de las mismas. Del mismo modo, el análisis feminista de
res intemporales y trascendentes prescnres en las obras de arte. las imágenes de mujeres en términos de positivo o negativo asumía que las
imágenes contienen un significado estable que sencillamente se percibe por
En los años 60 y 70 ciertos arriscas propugnaron una crítica de las ins-
parte de sujetos espectadores prcconsátuidos. De acuerdo con ese punto de
tituciones artísticas que desafiaba esta celebración de la uasccndencia artís-
vista unas imágenes serían falsas y deficientes, otras verdaderas y adecuadas.
tica. Artistas como Hans Haacke, Marcha Rosler, Adrian Piper, Daniel
Este análisis cae así de lleno en una ficción positivista. Por el contrario, las
Buren y Marce! Broodthaers demostraron que el significado de las obras de
artistas de Visión p,íb/ica iban más allá del binarismo positivo-negativo con
arte no reside permanentemente en la obra misma sino que se forma sólo a
el fin de producir lo que podríamos llamar "imágenes críácas". Desestabili-
través de su relación con un exterior -con el modo en que la obra se pre-
senta- y por ello cambia con las circunstancias. De hecho, la designación de zaban el modelo modernista de neucralidad visual al proponer que el signi-
un objeto como obra de arte depende de las condiciones en que se enmarca, ficado surge sólo en un espacio interactivo entre el sujeto espectador y la
entre las que se incluyen el aparato Bsico que la sostiene, los discwros artís- imagen, y no entre sujetos o imágenes preexistentes. Más aún, estas arriscas
ticos dominantes y la presencia de sujetos especradores. El significado de una examinaban el papel que juega la visión en la constitución del sujeto huma-
obra de arte no es simplemente algo previo a descubrir, sino que se produ- no y, sobre todo, la continua reproducción de este sujeto mediante los
ce. Los y las anistas comprometidas con lo que se llamó "crítica insricucio- modos sociales de visualidad. No limitaban sus análisis de la política de la
nar investigaban este proceso de producción haciendo del contexto de la imagen a lo que aparece dentro de un marco, dentro del campo visua.l; por
exposición de arte el tema de su obra, mostrando de ese modo que la obra el contrario, prestaban atención a lo que permanecía invisible: las operacio-
de arte y sus condiciones de existencia son inseparables. Intervinieron en los nes que generan las posiciones aparentemente naturales de la imagen y el
lugares de exposición y el aparato -museológico a cravés de los que se cons- sujeto espectador. Con ello, estas artistas consideraban la imagen como parte
truye la ilusión de separación estética entre la obra y el sujeto que la mira. de una relación social y al sujeto espectador como un sujeto construido por
En ocasipnes llamaron la atención acerca de los intereses sociales y econó- el mismo objeto del que, de acuerdo con el anterior paradigma modernista,
micos a los que tal "separación" ha servido históricamente. decla mantenerse a distancia. La separación visual entre sujeto y objeto y su
corolario, el objeto artísáco autónomo, surgían como una relación de exte-
s9 Clcmcnr Greenbcrg, "Modemist Paincing" en Grcgory Bancock (cd.), Tlu NeiuAn, rioridad construida en vez de dada, una relación que produce --en lugar de
dlt E.P. Dutton & Co., 1966, pp. 66-77 [de Greenbcrg, v6ise en cas~ll2110: Arre y m/Jum. Ensayos
críticos, Gustavo Gilí, Barcelona, i 979].
ser producida por- objetos autónomos, en un extremo, y sujetos completos
en el otro. Tales sujetos no son ficciones inofensivas, sino que constituyen

318 3 19

----
11
ROSALYN DEUT SCHE AGORAFOBIA

relaciones de poder y fantasías de totalidad logradas mediante la represión de


las subjetividades diferentes, la uansformación de la diferencia en alteridad
o subordinando a los otros a la autoridad de un único punto de vista uni-
versal, supuestamente desprovisto de sexo, raza, inconsciente o historia.
Las obras expuestaS en Visión pública intervenían en d sujeto construi-
do por la pintura modernista mediante la disrupción y reconfiguración dd
espacio tradicional de la visión estética. Esw obras se acercaban a los suje-
tos espectadores de distintas maneras, rompiendo su compromiso con los
modos de recepción estética habituales, haciendo que desplazasen su aten-
ción: de la imagen hacia ellos mismos, o mejor dicho, hacia su relación con
la imagen. Voy a ofrecer a continuación tres ejemplos.
De alguna forma, la contribución de Sherrie Lcvine, After Egon Schie/e
(Al modo de Egon Schiek, 1982) [fig. 3] ofrecía la clave de la exposición. Lcvi-
ne exhibía fotografías enmarcadas de dibujos sexualmente explícitos del
artista expresionista vienés Egon $chicle. La obra de Lcvine, como Visión
pública en su conjunto, era una intervención sobre el espacio específico del
mundo del arce de comienzos de los años 8060 • Su obra era un comentario
explícito del ethos expresionista en aquel entonces celebrado por el extendi-
do reviva/ nooexpresionista de los medios aráscicos tradicionales: pintura al
óleo, dibujo, escultura en bronce, ere. De acuerdo con el modelo cxprcsio-
nisfa, el individuo soberano se enfrenta heroicamente a los limites que le
impone una sociedad que se entiende como algo estrictamente externo e
inevitablemente alienante. El artista registra su presencia -que toma cuerpo
en la pincelada y en el rastro que deja su mano- en obras de ane únicas que
son a la vez protesta subjetiva y victoria sobre la alienación social. La obra se Fig. 3. Sherrie Levine, Afttr Egon Schiek: 2, 1982
concibe como la expresión de un yo preexistente y autónomo: el artista y,
por extensión, el sujeto espectador que se identifica con tal expresión.
Al reenmarcar los dibujos de $chicle se mimetiza la apropiación que el
60 NdE. Es pertinente explicar cwíl es la expresión liceral de Deuuchc: afirma en el neocxprcsionismo estaba haciendo del expresionismo alemán original, y con
original que esca exposición supon/a una intervención sitt-spuific en el :imbi,o artístico de ello se conviene a ambos en objeto de crítica. Al recontcxtualizar los dibu-
inicios de los 80, estableciendo por lo tanto un juego semán1ico con la idea de las inter- jos de Schiele y presentarlos como socialmente codificados, formas reprn-
venciones ardsticas dt ,spuifiridtui tspadal que inaugura el minimalismo y atraviesa d ane
de los 60 y 70 (véanse los textos de Jesús Carrillo y Douglas Crimp en este volumen), bus- ductibles de la cultura visual en vez de expresiones pictóricas espontáneas,
cando por tanto ampliar, mediante la rcsignificación cxplícicamcnte feminista a que se Lcvine generaba un momento de cnrañamicnto en el sujeto espectador. En
somcre a las obras de Visión pública, la con~pción his1órica de la "imervcnción en un ese momento se interrumpía su identificación con la imagen anteriormente
espacio o lugar específico"', en una operación similar a la que acaba de ejecurar párrafos concebida como narural. El sujem espectador y la imagen eran aesplazados.
atrás a propósito de las prácticas de crítica inscirucional. La irrupción as/ de la crítica femi- En vez de mostrarse como una identidad autónoma expresada en la obr~
nista de la representación visual favorecer/a una profundización en prácticas de ruprura de
décadas precedentes, criticando y superando las limitaciones de sus presunciones positi-
de arce, d yo expresionista aparece como un constructo producido median-
vistas esencialistas o w rali:r.adoras, y fu_ndamentalmentc lo que ha califiado de •~ucra te la representación visual. La re-presentación que Lcvine hacía de la obra de
sobre cuestiones de género y diferencia sexual". Schjele señalaba la ambivalencia de tal constructo, ambivalencia que en úlri-

320 321
AGORAFOBIA
ROSALYN DEUTSCHE

mo término desestabiliza la idea del sujeto como algo acabado y completo.


El artista expresionista busca "expresarse" a sí mismo, recoger sus impulsos
emocionales y sexuales en imágenes que se presentan como evidencia de una
identidad interior y auténtica que no puede ser alienada. Al mismo tiempo,
intenta "expresar" -en el sentido de vaciarse de- sus impulsos disonantes,
que sólo es capaz de controlar precisamente al proyectarlos hacia fuera, al
alienarlos, en una imagen exterior o en un otro.
La contribución de Cindy Sherman a Visión pública era una imagen
de su proyecto a la sazón en proceso, fotografiarse a sí misma como modelo
personificando diversos roles femeninos tomados de las imágenes de los me-
~- ';).
• IJ
dios de comunicación: películas, revisras y televisión61 [figs. 4 y 5]. Sherman f<::1 o . ~i

Fig. 5. Cindy Shennan, Unritled Film Sti/1 # 35, 1978

exploraba esas identidades no como reproducciones de identidades reales,


sino como efectos producidos por significantes visuales, tales como encuadres,
luz, distancia, foco y ángulo de la toma. De ese modo ar.raía la atención hacia
el proceso material de la formación de la identidad que tiene lugar en las imá-
genes de mujeres culturalmente codificadas a pesar de su aparente naturalidad.
Fig. 4. Cindy Sherman, Unritltd Film Sti/J # 21, 1978 Las fotografías de Shcrman frustraban la búsqueda por parte del sujeto espec-
tador de una verdad interna. escondida, de un personaje en el que pudieran
penetrar o de una identidad esencial alrededor de la cual el significado de la
" 1 NdE. En "Boys Town" [La ciudad de los chicos, 1989], Deucsche había uáliudo
esras imágenes de Sherman (i• también otras de Barbara Kruger cercanas a las que analizará
a continuación) para acometer reflexiones que en esta versión de "Agorafobia" esdn presen- de mujeres emplazadas en diversos espacios (interiores domésticos, espacios públicos, etc.),
tes, pero menos explícitas )' desarrolladas: su critica al modelo de crírica de la espacialidad para subrayar cómo la producción de la espacialidad participa de la construcción social de la
poscmoderna que se ofrece en los esrudios urbanísticos y geográficos recientes; en el caso dd diferencia sexual y de la mujer como sujeto subalterno. De alguna forma, este tipo de análi-
rexco mencionado, principalmente David Harvcy; en d precedente "Men in Space" [Hom- sis expanden la manera en que teóricas feministas han criticado desde los años 80 la igno-
bres en el espacio, 1989], además, Edward Soja, Mike Davies o Fredric Jarncson. Lo que rancia de cuestiones de género y diferencia sexual presente en las muy diversas versiones del
Deutsche desarrolla en estos texros es su idea de que la crítica de la espacialidad posrmoder- postmodernismo, a lo cual, como hemos visto, Deutsche se refiere explícitamente en su valo-
na de base marxisra sofoca las aportaciones del feminismo y la teoría de género. Analiza en ración inicial de la exposición Visión p1íblic11 (ver supra, nora 60). Se aconseja por tanto visi-
"Boys Town" la ,m anera en que las forografías de Shcrman muestran imágenes esrereorípicas rar las versiones ampliadas de estos dos texcos mencionados incluidas en Evicrions.

322 323

- - - -- - -- - -- - -- - -· - ....
ROSALYN DEUTSCHE AGORAFOBIA

imagen se pudiera clausurar. Rosalind Krauss nos recuerda que la búsqueda


Cl
de la verdad es uno de los fundamentos de la idea hermenéutica del arte, una
idea que contiene, además, un subtexto de género: "El cuerpo femenino se ha
hecho para servir de metáfora a la hermenéutica... todos esos significados a los q1«-
e
!lega el andiisis cuando busca el significado tras la superficie inundada de acci-
dentes, todos ellos, están codificados culturalmente como femenínos" 62•
Las fotografías de Sherman pervienen este intento interpretativo al
i
reemplazar la aparente transparencia de la imagen por la opacidad de los sig-
nificantes cinemáticos y fotográficos. La interioridad no aparece como una
propiedad del carácter femenino, sino como un efecto social que marca la
fJ
superficie del cuerpo femenino. Como escribe Judith Wtlliamson, aunque
las fotografías de Cindy Sherman estimulan en el sujeto espectador la expec-
tativa de que van a revelar una identidad individual y coherente, ninguna de
ellas puede ser la Sherman "real", precisamente porque todas prometen
e
serlo63. La atención del sujeto espectador se concentra por ello en la bús-
queda misma, en el deseo de profundidad interior, de coherencia y de pre-
sencia en la imagen, de un objeto que reafirme la identidad coherente del
sujeto espectador mismo. Este deseo de plenitud y totalidad es el que impul-
sa la búsqueda de un imposible significado único, en o tras la imagen, una
búsqueda ligada al establecimiento de la diferencia entre los sexos. El sujeto
espectador masculino sólo puede construirse a sí mismo como un todo al
localizar una feminjdad fija, una verdad de lo femenino que precede a la Fig. 6. Barb2.ra Kruger, You delighr in the loss ofothm, 1981-83
representación. En este sentido, la imagen de "la mujer" es un instrumento
para el mantenimiento de la fantasía de la identidad masculina.
una posic;ión de control. Simultáneamente, sin ei:nbargo, el re~to d~ !<ruger
En la contribución de Barbara Kruger a Vision pública, Untitled {You habla con una voz femenina que quiebra la segundad de esta d1spos1c1ón. La
deíight in the loss ofothers) [Sin título-tú gozas con la pérdida ajena-, 1981-83)] imagen "ve" al sujeto espectador, colapsando la distancia entre ambos.. Al
[fig. 6], un texto superpuesto a una forograffa de la mano extendida de una reconocer la presencia del sujeto espectador, Kruger afirma que la recepción
mujer que derrama un vaso de leche se conviene en el vehículo que interrum- es un componente esencial de la imagen y cuestiona la invisibilidad que pro-
pe la retórica de la.imagen: las estrategias por las que la imagen impone sus tege al sujeto poseedor de una mirada supuestamente neutral_- Pero n~ con
mensajes a los sujetos espectadores. Interpelando de forma terminante al sujeto el fin de señalar al sujeto espectador empírico, sino para cuesnonar su iden-
espectador, estas palabras invocan el placer sádico de la mirada voyeuríscica, tidad. El pronombre p~rsonal ."tú" no indica a una persona real; no tiene un
la visión directamente ligada al ideal de distanciamiento visual emre objeto referente estable o absoluro64 • "Tú" denota una posición en relación con
y sujeto: la mirada voyeuríscica enmarca los objetos como imágenes, los coloca
"otros", un sujeto espectador constituido por sus imágenes. El focomontaje
a distancia, los encierra en un espacio separado y sitúa al sujeto espectador en de Kruger sugiere también que los ~spacios asignados al sujeto espectador

6
' Rosalind Krauss, Ci11dJ• Sh,m1a11 1975-1993, Rizzoli, Nueva York, 1993. p. 192. 64 Para un excelenre análisis del trabajo ccmprano de Kruger, especialmente su uciliza-
63
Judich Williamson. "A Piece of Action: lmages of'Woman' in the Phorography of ción del pronombre 111, véase Jane Weinsrock. ~Whar -she meaos, to you", en Barbara Km-
Cindy Sherman". Conmmi11g Pmswns: The Dynamics of Popular Culture, Maryon Boyars, . gn-: W, Wonr Play Natu" to Yo11r Culmre, lnsrirute of Conremporary Art, Londres, 1983, pp.
Londres, 1986, p. 103. · 12-l~ .

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y a la imagen en las estructuras voyeuríscicas están inextricablemente ligados perdido, si, como presupone Slavoj Zizek, se presupone que debiera tener-
a los sistemas jerárquicos de diferencia sexual: no sólo porque las mujeres lo y si se cree que hay un estado de plenitud que significa la posesión del
hayan ocupado históricamente e1 espacio d!!I objeto visual y sean lite.ralmen- falo, del que es posible caer. La transformación de la diferencia en castra-
te miradas, sino también porque la mirada voyeurísrica "ferniniza" todo lo ción niega el hecho de que este estado de perdida no exisce67 • Es más,
que mira, si, como escribe Mark Wigley, se entiende por femenino todo aque- según se desprende de la obra de Kruger, la identidad completa y dueña de
llo que desbarata la seguridad de las fronteras que delimitan el espacio y por sí deriva desde el principio de una relación contingente, un "tú" que se
ello debe ser controlado por la fuerza masculina. La masculinidad, en este produce al infligir una pérdida a otros.
sentido, "no es más que la capacidad de mantener límites rigú/(Js, o para str más
precisos, el resultado de dichos limites" 65 • Se ha dicho que la figura iconográfica Pero Kruger no se lamenta por la leche derramada. El impulso por con-
de la mujer es menos una reproducción de la mujer real que un signo cultu- trolar mediante la mirada no puede ser abolido, pero la imagen visual puede
ral que produce la feminidad como objeto de dicha reclusión en los límites resiscirse a adoptar la forma de objeto en cuya presencia la mirada comrola-
establecidos por la masculinidad: el "hecho de ser objeto de la mirada" [to-be- dora se desarrolla. El "tú" puede desmontarse al debilitarse las jerarquías y al
looked-at-ness) de que habla Laura Mulvey66. ser expuesta su violencia. De hecho, el texto y la imagen de Kruger crean una
atmósfera de violencia. Cobra la apariencia de un primer plano cinemato-
El "tú" de Kruger se contrapone a una fotografía cuyo estatuto como gráfico y adquiere implicaciones narrativas. ¿Qué ha provocado que la mano
objeto feminizado se ve reforzado por el hecho de representar a una mujer: de la mujer s~ abriera de repente para que el vaso cayera? En las pclkulas
la mano de una mujer y, lo que es más, un equivalente simbólico de la mujer escas imágenes parciales indican a los sujetos espectadores que se. está pro-
maternal: la que derrama leche. El "tú" adquiere género de ese modo. duciendo algo importante y brutal. Leída de esrc modo, como fotog~a,
Designa a un sujeto espectador masculino que disfruta de una imagen de esta fotografía parece sugerir que se ha perpetrado un ataque contra una mu¡er.
sí idealizada, total, acabada, universal, sin pérdida. Lejos de ser una iden- El centro de la acción ha sido desplazado, permanece fuera del encuadre.
tidad esencial, sin embargo, el "tú" es un lugar de representación, un suje- También lo está el asaltante. En este punto de la historia, su identidad puede
to que emerge a través de dos procesos, cada uno de ello diseñado para que sea aún desconocida por el sujeto espectador. Interpretada como la escena
negar la incompletitud y, por tanto, ambos pertenec~ences a la pérdida. de un crimen, la iCGmografía de esta fotografía literalmente da forma al tema
Este "tú" implica la ausencia de subjetividades diferentes, las pasa por alto, principal del artista: el escenario de la visión. El agresor ausente de la pantalla
las pierde y, por supuesto, ellas pierden. Pero lo hace, precisamente, man- es d alttr ego del sujeto espectador masculino que "goza con la pérdida ajena".
teniendo a la mujer bajo su mirada, enmarcándola como una imagen dis- La víctima se concsponde con la mujer inmovilizada en la imagen, y de forma
cante de sí pero existente para sí. Este "tú" pretende asegurar su propia más general con lo femenino domesticado como imagen. La visualización se
coherencia afirmándose frente a lo femenino, transformando la diferencia produce a la vez que la victimización de su objeto. El sujeto espectado_r, como
en una alteridad subordinada, en un signo de carencia, en una pérdida. El su equivalente cinematográfico, permanece fuera de los bordes de la imagen,
ejemplo por antonomasia de ambos procesos -y de su conexión con la al menos hasta que Kruger investiga acerca de su identidad y, al hacerlo, la
visión- es la negación fetichista de la diferencia sexual inherente en la per- desentraña. Porque este "tú", tal como revela la obra de Kruger, no es un yo
cepción de que la mujer, y no el hombre, está castrada. El hecho de que la independiente y completo. El sujeto autónomo se produce únicamente al
mujer no tiene falo sólo puede tener como consecuencia percibir que lo ha posicionar a otros como objeto de su mirada. Tal como sugie~e la_ obra de Kru-
ger, la exaltación del distanciamiento visual no es sólo una 1lus1ón, es, como
61
Mark Wigley, The A,-.hitecmrr ofDeconsnwtion: Derrida, Hum, MIT Prcss. Cam- escribe Kate Linker, también un instrumento de agresión68.
bridge, 1993, p. -138 [de Wigley, en castellano: Arquitectura detXJnsrruaiva, Gustavo Gili,
Barcelona, 1990].
66
Laura Mulvey, "Visual Plcasure and Narrativc Cinema" [1975], en Brian Wallis 67 Slavoj Zizck, For Thry Know Not Whnt Thry Do: Enjoprunt ns n Politicnl Factor,
(cd.), Art Afer Modernirm: &thinking RrpmmtnJÍon, The New Museum of Conremporary Verso, Londres, 1991, p. 74. n. 38.
Art, Nu~a York, 1984, p. 366 (versión castellana: Plnm· vinud y cine narrativo, Centro de 63 Kate Linker, Lout far Salt. Thr Words and Pictttm of Bnrbnrn Kmger, Harry N.
Semiótica y Teoría del Espectáculo, Valencia, 1984]. Abrams, Nueva York, 1990, p. 6 l.

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imparcialidad del sujeto espectador es un escudo erigido para proteger esta


Obras como las de Levine, Sherman y Kruger dejan al descubierto el vulnerabilidad, una negación de la inmersión del sujeto en la apertura del
espacio modernista de la visión pura. En el interior de la arquiteccura de
espacio público.
la mirada modernista se construye el reconocimiento de las imág;enes y los
sujetos como espacios dados, en lugar de producidos, y por tanto se con- Aún así, es este sujeto imparcial a quien, cinco años después, el histo-
sideran espacios encerrados en sí mismos. Pero el arce basado en teorías riador del arre Thomas Crow describió como el ocupante perfecto del espa-
feministas de la representación rompe esta clausura mostrando la visión cio público, y más aún, como detentador de una "visión· pública" auténtica.
como un proceso que constituye simultáneamente a la imagen y al sujeto Crow hizo estas afirmaciones como participante en la ya mencionada mesa
espectador. Estas obras revelan que la interioridad pura es un efec.to de la redonda sobre "La esfera pública cultural", en una de las dos sesiones dedi-
no reconocida dependencia que el sujeto tiene del campo visual. Al dejar cadas a esce tema en una serie de debates semanales sobre cuestiones críticas
al descubierro las operaciones por las que la visión construye la ilusión de del arre contemporáneo organizados por Ha! Foster en la Dia Art Founda-
autonomía (es decir, al explorar la discontinuidad del sujeto espectador cion. En la introducción al libro que recoge el simposio, Discussions in Con-
respecto a sí mismo) escas obras también revelan que el orro no es algo temporary Culture, Hal Foster explica que uno de los cernas 'es la definición
puramente externo. La deconstrucción de la visión modernista crea un de lo p1íblico y del público, tanto en términos históricos como en la situación pre-
espacio donde se cuestionan los límites ~nrre el yo y lo ocro, entre inte-
sente"7º. En efecto, las mesas redondas celebradas en la Día fueron uno de
los intentos más serios hasta hoy de redefinir el arre público en términos de
rior y exterior.
su implicación en la esfera pública política. Como primer conferenciante en
¿Cuál es la razón de que llamemos "público" a este espacio de conflicto? la sesión inaugural, Crow fue el primero en hacer su propuesta. Tanto su
La frase visión pública posee diversas connotaciones. Sugiere que la visión charla original como la versión revisada que publicó en Discussions in Con-
está conformada por escrucruras sociales e históricas; que el significado de temporary C,ilture comienzan recogiendo su opinión de que la esfera pública,
las imágenes se produce cultural y no individualmente y que las imágenes y en este caso la esfera pública del arce, ha desaparecido71 • Recientemente,
adquieren significado en un marco social. En todos estos sentidos el tér- sin embargo, había sido recuperada en los años alrededor de 1968, cuando
mino público implica que tanto los sujetos espectadores como las imágenes surgió un grupo de prácticas artísticas "desmaterializadoras" que tenían en
se construyen socialmente y que el significado es siempre público, no pri- común la crítica de la pretendida autonomía del objeto arcíscico. Escas prác-
vado. Utilizado como título de una exposición que exploraba la visión ticas -conceptualismo, site specificity, performance, instalación- prometían
como un proceso incierto en el que tanto los sujetos espectadores como las producir, según Crow, "un nuevo tipo de público del arte que serla un -micro-
imágenes no sólo están construidas por un ámbito social externo a la cosmos, ya.fuera real o precursor, de un público más amplio". "Son éstos a los que
visión, sino que también se construyen recíprocamente, el adjer.ivo p1íbli- nos referimos mando lamentamos la pérdida de la dimensión y el compromiso
co adquiría connotaciones incluso más complejas. Describe un espacio en público del arte... En rttrospectiva, estas prdcticas parecen constituir una unidad,
el que el significado de las imágenes y la identidad de los sujetos están radi- una esfera pública emergente ahora disminuida y desplaZAda a los márgenes".
calmente abiertas, son contingentes, están incompletas. Visión pública aso-
ciaba el espacio público con un conjunto de relaciones que exceden el nivel 70 Hal Foster, imroducción a Dismssions in Conttmporary c,,ftttrt. op. cit. [se trata del
individual, pero que no están estrictamente fuera del individuo. Lo públi- mismo-simpo5io al cual Dcutsc:he se refirió anteriormente a propósito de la contribución de
co emerge como una cualidad que constituye, habita y también abre una Craig Owens: supra, noca 48).
7 1 Tras la respuesta fuertemente crítica que provocó la intervención de Crow en parti-
brecha en el interior de los sujetos sociales. Es la condición de ser expues-
cipanrcs en el simposio y miembros del público, reescribió una parce importante del cexco
to al exterior, que supone simulcáneamence una inestabilidad en el incerior, para el libro que documentó el simposio. El ensayo publicado mantiene práccicamence inal-
una condición que Thomas Keenan identifica como de vulnerabilidad69• terado su concepto de la esfera pública, de manera que uniendo al texto publicado la trans-
Visión públíca extraía la conclusión de que el principio de desinterés e cripción literal de los debates posteriores, que se incluye asimismo en el libro, se puede
reconstruir la posición inicial de Crow. [Los textos publicádos son·: "These Colleccors.
They Talk About Baudrillard Now" y "Discussion. The Birth and Death of the Viewer", en
69 Thomas Kecnan, "Wllldows ofVulnerabilit),», en Tht Phantom Public Sphtre. op.
Discus,io11s, op. cit. Todas las citas de Crow a cominu~ción provienen de estas fuentes].
cit.. pp. 121-41.

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Según apunta Crow en el texto publicado, la "política de las mujeres" encon- mos de este público general, Crow intenta integrar la estética moderna den-
tró su lugar dentro de estas prácticas. Más adelante hace otro comentario uo de una teoría y práctica de la esfera pública que está en el origen de la
sobre el feminismo, llegando incluso a cuestionar la retórica de la pérdida democratización de las instituciones políticas. El espectador72 entra a formar
predominante en su charla original: "Una ausencia que percibo como pérdi- parte del público artístico del mismo modo en que los individuos se con-
da es la de la unidad típica del modernismo, es decir, aquella representada por vierten en ciudadanos. Cuando un individuo pasa a ser miembro del públi-
un arte j una críti;a dcminada por una elite de varones". co, o cuando un espectador de arte se une al público artístico, deja de lado
sus particularidades y sus intereses especiales a favor del interés universal.
A pesar de esta última afirmación en el texto publicado, Crow siguió en
Para utiliz.ar los términos de Crow, "se adecúa", se hace imparcial.
su charla original una línea de argumentación en cierto modo diferente. En
la misma indicaba que el crecimiento del feminismo y de otros nuevos movi- Crow toma estas ideas de los tratadistas de arce de la Ilustración. En el
mientos sociales no formaba parte de la esfera pública del arte, sino que, por siglo XVIIT, los esteras franceses e ingleses imaginaban un público artístico
el contrarío, era responsable de su desaparición. Estos nuevos movimienros, basado en el nuevo modelo de ciudadanía. Intentaban establecer una "repú-
según él, habían "balcaniz.ado" al público del arte en grupos separados que, blica del gusto", una ciudadanía democrática del arte a imagen y semejanz.a•de
según deduda, habían convercído la coheréncia del arte público de 1968 en la estruccura de una república política compuesta por ciudadanos libres y acti-
una inútil serie de distintas unidades en conflicto. Ello ~o quiere decir que, vos. La seguridad de ambas repúblicas estaba garantizada, según creían, al estar
según Crow, la esfera pública se perdiera debido a que la balcaniz.ación pro- basadas en sólidos principios universales. Ambas representaban el bien común
dujera una brecha entre el público artístico real y el ideal de un público uni- y eran suficientes, como sugiere Crow, para compensar la división del trabajo,
tario. Para Crow, la brecha ya existía. Es lo que define al público como ideal: el individualismo y la especialización que dividía a las grandes naciones capi-
"El público representa un_modelo respecto al qtte evaluar y criticar las múltipla talisras modernas. De hecho, los tratadistas ilustrados volvían sus ojos al huma-
cai·encias de los consumidores reales de am". La esfera pública se había perdi- nismo clvico porque consideraban que se había perdido el espacio público y
do porque los nuevos movimientos sociales ya no se sentían llamados a ese era necesario restaurarlo73• Para hombres de la Ilustración como Joshua Rey-
ideal unificador. Al abandonar el intento de aproximarse al ideal, según nolds la analogía entre la república del gusto y la ciudadanía tenía un origen .
Crow, también abandonaban el intento de crear una esfera pública del arre. histórico concreto. Las repúblicas de Grecia, Roma y de la Italia del Renaci-
El artículo finalmente publicado por Crow elimina esta referencia miento parecían dar ejemplo de la aistencia de una esfera pública unificada a
negativa al efecto destructivo que los grupos femíniscas han tenido sobre la la que correspondía un público artístico similar. Para los estetas ilustrados,
esfera pública, sin duda porque consideró seriamente las objeciones que se le escribe Crow, "el público de la polis griega... había sidc responsable en tlltimo tér-
lanzaron durante el debate por gente como Marcha Rosler. Crow se tomó mino de los logros artísticos ejemplares de la Antigüedad De tm modo parecido, la
menos en serio, sin embargo, las críticas hechas a la búsqueda misma de ese restauración de lo antiguo ert el Renacimiento se debla al impulso y aljuicio de la
público ideal. Aunque ya no culpa a las mujeres del declive del público del ci11dadanía de las ciudades-Estado italianas".
arte e incluso las incluye dentro de aquella esfera pública arcísrica emergen-
te a finales de los 60, no modifica ni cuestiona su modelo de esfera pública n NdE. En el conu:xto del discurso de Crow y las referencias a los ideales de ciuda-
política ni su convicción de que ha .desaparecido. De ese modo deja sin res- danía universal del humanismo cívico, traduciremos con términos como "espectador", "ciu-
puesta al desafío feminista, puesto que es precisamente este modelo el que dadano" ... , es decir remarcando el genérico masculino, por cuanto que remiten a una con-
los estudios feministas recientes han puesro en cuestión al descubrir en él cepción del sujeto político supuesramente universal y sin particufaridades distintivas, al
"hombre" universal, que es precisamente el objeto de crítica desde las posiciones feminista.<
una estructura masculina que se erige sobre la conquisra de las diferencias. que aquí sostiene Oemsche. De la misma forma estamos uci!izando "el actista" como gené-
Crow construye una historia poliriz.ada del arte moderno y contempo- rico masculino cuando se rrata de discursos que, de acuerdo con la crítica de Deucsche, afir-
man una subjetividad creadora individual que bajo su pretendido universalismo responden
ráneo basada en los ideales de humanismo dvico de la teoría política moder-
eminentemente a una ópcica falocrática: anrcs en la discusión en torno· a la crítica del mode-
na. Un elemento clave en esta teoría es la idea de esfera pública: un ámbito lo expresionista y neoexpresionista a propósim d e Levine, )' de nuevo aqu!.
democrático donde los individuos se identifican como ciudadanos y partici- 7J John Barrcll. The Polítiral Theory of Paimíngfrom RrynoldJ to Hazlitt: 'The Body ~(

pan en la vida política. Al considerar al público del arte como un microcos- rhe Prtblic: Yale Universicy Press, New Haven, 1986, p. 3 .

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Ames de perderse definitivamente, según Crow, el antiguo proyecto de) momentos la idea de público arástico y de público político se fundieron alrede-
humanismo cívico había sido redescubierto en tres momentos clave de la dor de una idea común de la visión. La visión estética supuestamente cultivada
hisroria del arte moderno. A pesar de sus diferencias, cada periodo mantuvo en estos eres momentos era afin a la visión política poseída por el ciudadano ideal.
viva la idea de una estética unitaria, es decir, pública. La estética del huma- El crirerio común a la república del gusto y la república política era la capacidad
nismo cívico. revivió por vez primera, como ya hemos visto, en el discurso de comprender la toralidad. Citando a Reynolds, Crow apunta.que para la Ilus-
artístico de la }lustración. Los teóricos ilustrados proponían que el acto de
concentrarse en la unidad de la composición pictórica elevaba al espectador
tración el público del ane era aquel capaz de ver más allá de las conringencias
locales y de los intereses individuales. Era una mirada que "regisimba sistemática-
.;;
del arte por encima de los intereses privados y materiales que, según dice mente aquello que unía, m vez de aquello que separaba a los miembros de una comu-
Crow, caracterizaban al crecimiento del capitalismo. Después, hacia finales
nidad política. Garantizaba la capacidad de generalizar o abstraer a partír de las
del XIX y comienzos del XX, "la estética del humanismo cívico" reapareció particttlaridades... y expresaba la unidad trascendente de la mente". {;J
como una suerre de subtexco inconsciente de la abstracción modernista. El
modernismo, afirma Crow citando a Clement Greenberg, también buscaba Crow adopta esta idea de humanismo cívico corno criterio para valorar
crear una unidad pictórica abstracta en cuya contemplación el observador el arte contemporáneo y ello le lleva a constatar la ausencia de una dimen-
"dejase a im lado su yo privado". Es cierto, acepta Crow, que los principios sión pública. Ello tiene dos consecuencias principales. En primer lugar, sitúa
políticos que estaban en el origen de la búsqueda de un público del arce uni- claramente a Crow en un ámbito polírico que va más allá del debate del dis-
ficado fueron reprimidos en el modernismo. Pero a pesar de ello, por su aspi- curso artístico. Le alinea con pensadores como Habermas, que sostienen que
ración a crear una forma estética trascendente, los artistas modernistas tam- la política de liberación democrática debe basarse en una recuperación de los
bién intentaban, como es conocido que afirmaba Greenberg, oponerse al ideales incumplidos de la teoría política moderna. A la vez, la defensa de un
ascenso de la cultura comercial y dejaron bien clara su ancipada hacia el capi- concepto ilustrado de visión pública le sitúa con igual claridad, aunque
talismo. Finalmente, el humanismo cívico resurgió en una forma de nuevo menos abiertamente, en contra de la crítica feminista de la visión, tal como
politizada en las "prácticas desmaterialii.adoras" de finales de los 60. Estas se manifestó rempranamence en acontecimientos tales como Visión publica,
prácticas, dice Crow, de nuevo buscaron unificar al público, pero esta vez de que por aquel entonces y hasca el simposio de la Dia había causado ya gran
forma opuesta a la fetichización modernista del objeto arástico, un proceso impacto en la teoría crítica contemporánea. Al no admitir la existencia y
que tenía su origen en el propio fetichismo de la mercancía y que invadía mucho menos la influencia de un arte arciculado a partir de las teorías femi-
todos los aspectos de la vida en la sociedad capitalista.
Crow reúne estos tres periodos como momentos de la historia de la CQmesr ofMeaning. Cri,ieal Him,ri,s 011 Pho1ograplJJ, The MIT Pms, Cambridge, Mll.lsa-
formación de la esfera pública anística74• Más aún, sugiere que en estos eres chusem, 1990; véase e.l texto de Rosler en este volumen, "Si vivierll.l aqu/", nota 12. Véase
asimismo en casrellano el ca1~logo Marthn Rosler. Posiciones m ,I m1111do renl, Museo de Arte
74 Contemporáneo de Barcelona MACBA, 1999) y "Lookcrs, Buyers, Dealcrs, and Makers:
Es bien exrraño que Crow ucilicc d humanismo cívico para crear una unidad entre Thoughcs on Audience" [en Brian Wallis (ed.), Art Afur Modernism. Rtthinking Reptm11ta-
el modernismo )' las "pr.íctic:as desmacerializadoras" de finales de los 60. Escas últimas, des- tio11, The New Museum of Concemporary A:rt, Nueva York, 1984) así como la.~ obras de la
pués de todo, se oponían, en primer lugar, precisamente al aspecro dd modernismo-su cde- serie de Hans Haacke Gall,ry-Gom' Residmre Profil,s [véase en castellano el catálogo Hnm
bración de la trascendencia- mediancc el cual Crow relaciona el modernismo con la es1ética Haark,. "Obra Social", Fundació Tapies, Barcelona, 1985) prestaban atención a la compo-
del humanismo civico. La manera en que _supera esca contradicción es dar por sentada su pre- sición de los públicos del arc.i; en términos de clase, género o raia. A diferencia de Crow,
sunción de que las prácticas desmaterializadoras buscaban, aunque fuese de manera discinra Roslcr y Haaékc no enfocaban la disparidad enue la idemidad social del público, por un lado.
que el modernismo, unificar al público del arce. Pero esta presunción -y la consecuente asi- y el supuesto espectador trascendeme al que se dirigían las instituciones estéticas tradicio•
milación que Crow efeccúa de la crítica de la autonomía en los 60 y 70 a los ideales del nales. por el otro, con el fon de configurar un observador artístico ideal que permiriera
humanismo cívico- es en sí misma problemática. En los 60 y 70, muchos y muchas de las "medir l,u difermus inaderuaciones mtre el ptlbli&o real y el estándar itÚaf'. Por el comrario,
artistas que desarrollaban una crítica del modcrnis~o lo hacian prccisameme con el fin de Rosler )' Haacke querían demostrar que el espectador trascendente al que se dirigía el dis-
cuestionar, no de apoyar, la noción de que los espectadores del arte se uniesen en los muse- curso esrécico modernista es un ente imaginario, la negación de un hecho: que el propio
os)' galerías para constituir una especie de "ciudadanos dd arre". Por ejemplo, la obra de
·espacio estético está inmerso en relaciones sociales conllictuales. Por tanto, su trabajo era un
Marcha Rosler_The Bowery i11 Two l1111dequate Descriptiw: SynemJ y sus ensayos "in, around, reto a la ilusión de una unidad abscracca y superior entre gente diversa, ilusión perpetuada
and afccrchoughcs (on documemary photography)" ((1981), en Richard Bolton (ed.), The en el esteticismo )' el humanismo cívico.

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nistas de la visión, Crow se opone tácitamente a él. AJ omitir este tipo de tra- dice Balibar, extendió el derecho a la política a todos los seres humanos: Pero
bajos del ámbito del arte contemporáneo, de su campo de visión estética, la política postmodema "expone la necesidad de ir más allá de una concepción
Crow intenta presentar un modelo absoluto de visión pública compatible genérica y abstracta de hombre sobre la base de una citldadan{a igualmente gené-
con el ideal moderno de contemplación desinteresada, aquel mismo ideal rica" y de "inscribir'' el programa democrático moderno de igualdad y libertad
que Visión pública había identificado precisamente como no-público. Vrsión generales en el ámbito de las singularidades y las d iferencias7;_
pública compartía con Crow la premisa de que la estética moderna produce Desde el momento en que la política postmoderna nace "en contra» de
un espectador desinteresado, pero al contrario que Crow se oponía total- la política moderna, uno de los temas en litigio es la idea de imparcialidad, que
mente a la idea de que cal posición espectatorial pertenezca un espacio públi- para Crow es algo evidente, pero que otros y otras han cuestionado denun-
co auténtico. Por el contrario, Visión pública sugiere que la producción de ciando su carácter ''il11sorio y opreso,''76. La noción moderna de ciudadano
este espectador imparcial responde a un esfuerzo por escapar, en vez de par- depende de una oposición estricta entre un público abstracto y universalista y
ticipar, de un espacio público que se habría de caracterizar por la aperrura, un ámbito privado de intereses parciales en conflicto. Esta oposición estabili-
la contingencia y por su naturaleza incomrleta, es decir, por su parcialidad. za tanto la identidad de la esfera pública política como la de su ocupante, el
ciudadano. Pero desde el momento en que esta 9p,9sición produce la impre-
Para Crow, sin embargo, la idea de que la visión pública ha de ser una sión de que lo público y lo privado son espacios estables y autónomos, ello pro-
visión imparcial es una conclusión irrenunciable. En los límites que establece el du~ a su vez identidades estables. La dicotomía público/privado ejecuta otros
campo de su propia visión, el escepticismo sobre la imparcialidad de la visión no engaños. Mientras que produce la esfera pública como el espacio privilegiado
puede encenderse como algo que fortalezca el espacio público, sino que más bien para la política, también produce un espacio privilegiado fi1era del debate polí-
es una creencia a la que hay que responsabilizar de su pérdida. Según ese punto tico desde donde el ciudadano puede observar el mundo social completo. Es
de vista, Visión pública no produce una critica poi/cica, más bien pone en peli- decir, produce el mismo sujeto privado cuya existencia presupone.
gro la posibilidad de que la política pueda darse. La periodización que hace
En el público cívico acorde con la idea de ciudadanía, escribe la filóso-
Crow del arte contemporáneo confirma este juicio: para él, la dimensión públi-
fa polírica Iris Marion Young, la discusión política está restringida a hablar
ca del arte decae en el preciso momento, finales de los 70 y comienzos de los 80,
dentro del marco de una posición única que abarca rodas las posibles: el
en que comienza a emerger el arte articulado a partir del feminismo. "¡:iosouos". Los miembros de la comunidad política adoptan un punto de
Las ideas feministas acerca de la subjetividad en el á_mbito de la repre- vista universal, buscan el bien común y se comprometen a ser imparciales.
sentación no pueden excluirse de la esfera pública tan fácilmente, puesto que Como característica definitoria del sujeto público, la imparcialidad no sig-
están igualmente vinculadas a un discurso político más amplio. La confron- nifica exclusivamente honradez y preocupación por las necesidades de los
tación entre la charla de .Crow y Visión pzíb/ica no hace sino reflejar una demás. Es además sinónimo·de Razón:
importante corriente de debate acerca del espacio público y la ciudadanía. "La imparcialidad ts ti nombre que se da a 11n punto de vista racional desvincu-
Crow se une a aquellos pensadores que sostienen que la idea moderna de ciu- lado de malquier ripo de imerés y deseo. No ser parcial significa ser capaz de ver
dadano, basada en el concepto abstracto de "hombre", es un elemento necesa- In totalidad, de ver cómo inreracnían en 1ma situación moral las perspectivas par-
rio en un ámbito político democrático. Aplica esca idea a la política escécica, ticulares y Ú!s intereses individ11ale1, situación q11e cada parte por sí misma no
igualando al espectador del arte con el ciudadano abstracto e invocando la putde Vt?: El mjeto racional moral, de eJtn forma, permn.nece fi,mr J' por encima
visión desinteresada como modelo de ciudadanía democrática. Pero un arte de la simadón sobre In que il o ella razona. sin tomar parte en ella, o se prempo-
como el expuesto en Visión pzíblica desvela las relaciones jerárquicas de dife- 11e q11e adoptará esa actittul'.
rencia que produce el sujeto abstracco de la visión moderna, asociándose así a
J) Eiienne Balibar, "Riglm of Man and Rights of C itizen: the Modero Dialcctic of
quienes crítican la teoría política moderna y proponen que la idea de ciuda-
Equaliry and Frecdom", op. cit., p. 59.
dano, aunque crucial para la revolución democrática, ha de ser reelaborada si i 6 Iris Marion Young, "Jmparáaliry and the Civic Public: Sorne lmplications of Femi-
queremos ampliar la democracia. El filósofo político Eáenne Balibar apunta nist Criciques of Moral and Polirical Theory", en hmi11im1 as Crírique, Seyla Benhabin y
que en la era posrmoderna la política nace a la vez desde dentro y en contra de Drucilla Comell (eds.). Univcrsiry of Minnesoca Press, Minneapolis, 1987, p. 60 [versión
la política moderna. El discurso universalizador de la democracia moderna, cas1cllana: Teori,1 femi11irra y teoría crírica, Ediciones Alfons el Magnanim, Valencia. 1990].

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El republicanismo cívico, continúa Young, construye el ideal de un yo Ese objeto ante cuya presencia es posible una visión social imparcial es pro-
absoluto y soberano "abstraído del contexto de cualquierpersona real Este yo piamente la "sociedad" o el "espacio social". Una vez construido como una
no está comprometidc con ningún fin particular. carece de hiitoria, no es enódad positiva, esre objeto - "la sociedad"- se conviene en la base de un
miembro de ninguna comunidad y carece de cuerpo"7i. Pero este sujeto uni- análisis racional y en la garantía de que los conflictos sociales puedan resol-
versal no es ni un ser esencial ni un individuo público irreprochable como verse objetivamente. La incapacidad de reconocer las espacialidades que a
lo concebirla la imaginación humanista. Logra su perfección a través del su vez generan el "espacio social" evidencia el deseo de controlar los con-
dominio y, en último rérmino, mediante la negación de la pluralidad y la flictos y de asegurar una posición estable para el yo. Al tener anee sí el
diferencia. Al poner en marcha una lógica de la identidad que reduce los mundo social en su totalidad como un objeto independiente -lo que Mar-
objetos de pensa.m iento a principios universales, el yo imparcial busca eli- º-
rin Heidegger llama "una imagen"8 el sujeto se sitúa en un punto exte-
minar la alteridad, alteridad que Young define de tres formas: la especifi- rior al mundo social pudiendo hipotéticamente descubrir las leyes y con-
cidad irreduccible de las situaciones; las diferencias entre los sujetos; el flictos que fo gobiernan. El sujeto se convierte en un punto externo, en un
deseo, las emociones y el cuerpo. punto de visea puro capaz de ir más allá de las apariencias y conocer las
relaciones fundamentales que subyacen bajo la fragmentación y diversidad
Young propahe finalmente una alternaciva a la visión moderna de ciu-
aparente de lo social.
dadanía que a su vez reduce la diferencia a la identidad, y de esta forma se
retracra de algunas de las implicaciones más radicales de su propia crítica. La forma en que Crow discute la esfera pública presupone esca episte•
Esto no desmerece el valor de su afirmación de que el ciudadano imparcial molog{a positivista. Escribe acerca de la unidad social como si fuese un refe-
se produce, al igual que el espectador distanciado, mediante la pérdida de rente empírico y habla de los intereses comunes como un bien sustantivo. La
todo otro: de la alteridad en sí mismo y en el resto del mundo. Tres décadas mirada pública "registra" lo que unifica la comunidad. ¿Qué elemento uni-
atrás, Hannah Arendt deploraba los efectos de esre proceso. Si "1e lkvasm a ficador registra? Crow no responde a esca pregunta directamente, pero nos
buen término los intentos de anular 1m consecuencias tk la pfuraüdad, el rts-ul- deja pistas. La unidad entre los tres movimientos en la historia del arre que
tado no serla tanto la dominación soberana sobre uno mismo como /a domina- designa como intentos de formar un público del arce viene dada en último
ción arbitraria de los otros, o... el escamoteo del mundc real por otro imaginario término por su oposición a las relaciones económicas capitalistas. Más aún,
donde esos otros sencillamente no existirlan"78 • De una forma modesta pero es la antipatía hacia las divisiones sociales, que de acuerdo con Crow parece
ejemplar, el ensayo de Crow cumple las predicciones de Arendr: describe un que fuesen exclusivamente atribuibles al capitalismo, lo que unifica los tres
mundo del arte contemporáneo en el cual las críticas fcminiscas de la visión movimiencos en una formación histórica. Su comprensión de la esfera públi-
sencillamente se han desvanecido. ca moviliza de esta forma una lógica fundamentalisca que se basa en una sola
forma de antagonismo, el que es fruto de las relaciones de producción eco-
La posición de un sujeto capaz de realizar operaciones intelectuales que
le facilitan información sobre el mundo social, pero que no debe nada a su nómicas y de clase, antagonismo que tiene prioridad ontológica a la hora de
dominar sobre el resto de los antagonismos.
inmersión en lo social, tiene su corolario en el deseo de objetivar la sociedad.
La visión imparcial sólo es posible en presencia de un objeto que en sí mismo Tal como han señalado numerosos críticos y críticas, el feminismo y
trasciende la parcialidad y que es por ello independiente de toda subje.cividad79• otros movimientos sociales se resisten a ser subordinados a una lucha políti-
ca privilegiada en la que sólo se discuten concepciones de la esfera pública
n Aquí Young cita la critica que Michacl Sandcl hace de ese sujeto sin emplazamicnro. basadas en esa lógica fundamentalista. Las teorías del arce y del espacio
Véase Michad Sandel, Li.btrnlim1 n.11d tht LimitJ of}ustict, Cambridge Un.iversil)• Prcss, .público conectadas con esca lógica no sólo presentan un problema para las
Cambridge, 1982. feminisras porque, como sugiere Crow, hayan sido protagonizadas histórica-
73
Hannah Arendc, Tl1t Human úmdirion, The Universil)' of Chicago Press. Chicago, menee por hombres blancos. Es más, la cuestión no puede limitarse al carác-
1958, p. 234 [versión castellana: ÚI co11dicid11 lmmn11n, Paidós, Barcelona. 1998].
'l'I Véue la manera en que Samud W~r discute la noción de objetividad, en "Objec-
tivity Orherwise". en Wolfgang Nattcr ce al. (eds.), Objmiviry n11d in Other, Guilford Prcss, 30 Manin Heidegger, "The Age of the World Picrurc•, The Qumio11 Co11cn-ni11g Talmo-

Nueva York, 1995. pp. 36-37. logy n11d Otht,- Essnys, Harpcr and Row, Nueva York, 19n , pp. 115-154.

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ROSALYN DEUTSCHE AGORAFOBIA

ter opresivo de las ideas del humanismo cívico sobi-e el génem. Es cieno, Por todo lo dicho, el incenro de r!=definir el espacio público del arte
como ha apuntado John Barrel, que a las mujeres se les negó la ciudadanía, como un espacio político no está, en absoluto, exento de peligro. La pola-
tanto la pertenencia a la república del gusto como a la rep~lica políti':1, rización entre el arce articulado alrededor de la exploración feminista de la
porque eran incapaces de extraer conceptos universales a parar del estudio subjetividad en la represenración, por un lado, y la crítica de izquierda que
de lo particular y por ello incapaces de adquirir la visión pública81 • _No hay pretende recluir este arte en el ámbito de lo privado, por otro, no es un
duda de que la discriminación de las mujeres es un problema esencial, pero caso aislado. El debate contemporáneo sobre el arre público a menudo se
protestar exclusivamente por la exclusión de las mujeres significa apoyar muestra suspicaz acerca de estas prácticas artísticas que cuestionan la sub-
las posturas de los defensores contemporáneos de la teoría _POlít~ca moder- ·jetividad, como si no tuvieran ninguna relevancia dentro del debate de lo
na, según los cuales el nuevo ideal público deberí_a consrruLTSe s1~plemen: público, como si distrajeran la atención de los temas realmenre importan-
te mediante la asimilación de los grupos antenormente margmados. S1 tes como la carencia de hogar, o peor aún, como si fueran un peligro para
dejamos el ideal mismo intacto, dicha protesta no alcanzará a cuestionar la la lucha política misma. Algunos críticos definen el arce público y el espa-
inaceptable pollrica sexual en la que esrán atrapados los lamentos y los sue- cio público ignorando o trivializando las cuestiones puestas de manifiesto
ños de quienes aspiran a una esfera pública unificada. Sus quejas no son por las prácticas artísticas feministas. Autores como Crow, con ojos bien
sino un lamento por la decadencia del yo masculino y un intento de res- entrenados para ver la imagen de la totalidad de lo pt'1blico, simplemente
taurar lo que Homi Bhabha denomina, en otro contexto, "el masculinismo pasan por alto la crítica feminista de la visión. Otros defensores de la fun-
como posición de autoridad sociat, una posición_ ocupada hist~rica~ente ción pública del arre, incluso quienes en otro ámbito serían receptivos a
por el hombre pero con la que las mujeres también se pueden 1dennficar. nuevos proyectos políticos, desprecian explícitamente la critica feminista
"Este masmlinismo -escribe Bhabha- no comiste simpkmente en el poder de la visión por su carácter no-público, una posición que sostienen cdti•
otorgado a personas reconocibles como hombres, sino ~n la sumis~ó~i ~-supre~ión cosque apoyan el arre "activista". Tomemos por ejemplo a aquellos auto-
del antagonismo social. Tiene que ver c~n la rtprest~n de la dr~mon social! res que mantienen que el estaruro público del arce ha de sustentarse en la
con el poder de localiza_r fa repte~entació~ de lo soc1af ~n un discurso t~t~!t- voluntad, en palabras de David Trend, de los y las "artistas progresistas" por
zador 'impersonal: holrsttco o umversa/" 8• . El mascul_1h1smo como pos1~1on
comprometerse con una "estétii:a práctica". Esras nuevas y nuevos arriscas
de autoridad social también tiene que ver, por úlnmo, con la autondad
prácticos, según Trend, responden a la necesidad de apoyar reivindicacio-
que se arrogan los intelectuales de la izquier?a cradicion~ para expli~r la
nes, movimientos comunitarios o cualquier tipo de lucha social que pueda
condición política· del mundo en su total1dad. ¿Qué npo de medidas
agruparse dentro de lo que se denominan "nuevos movimientos sociales"8·\
requiere el establecer dicha auroridad en nombre de lo público? Los fun-
Estas actividades, según él, promueven la "concienda cívica" a través de
damentos de la sociedad, lo público y el sujero político -el ciudadano-
una "ed11cación política" y sobre todo demuestran la "recupemdón de la fun-
deben considerarse cenezas. Los cuestionamientos que desde el feminis-
ción ptíblica del arte". George Yúdice está de acuerdo en este punto:
mo y ocras posiciones se -hacen de las exclusiones que consrituyen ral~s
certezas, deben ser responsabilizados de la pérdida de la política y exclui-
"mediante el servicio a las i:om,midades particulares y al abrir m práctica a
un público más amplio, tales artistas están remperando In función pilblica del
dos de la esfera pública.
arte"84. Yúdice da un paso más al afirmar que estos nuevos y nuevas artistas
trabajan al margen del marco institucional, y que es por operar al margen
de las instituciones artísticas convencionales que su arre ha recuperado esa
función pública.

81
John Barrd, op. cir., pp. 65.66. 83 David Trend, "Beyond Resisrencc: Noccs on Communicy Counter-Praccice", en
" Homi Bhabha, "A Good Judge of Character: Men, Metapho~, and che Common Afimmage, abril 1989, p. 6 (las siguienres citas de Trend proceden del mismo cex!O].
Culture", Race-i11g Jusriu, E11-gmd~ri11g Power: E,sa_ys on A,,ira Hill. Clarmu Thomm and "'Gcorge Yúdice, "'For a Praccical Amhetics··. en Social Ttxt, nº 25/26, 1990, p. 135;
the Constrnctio11 o/Social Reality, Toni Morrison (ed.), Pantheon Books, New York, 1992, reimpreso en Bruce Robins (ed.), Tlu PhamtoJJ Public Sph,re, op. cit. [las siguienes cicas de
p. 242. Yúdice proceden del mismo 1cx10J. ·

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En el clima policico 3.1:rual existen suficientes razones para apoyar la mapa "dentro de la institución/fuera de la instiruciónn, que se proyecta asi-
idea de que el arce comprometido con los nuevos movimientos sociales es mismo sobre oposiciones igualmente rígidas entre público y privado; esras pro-
una prácúca cultural de importancia crucial. El llamar a tal activismo artís- puestas expulsan así las políticas de representación feminista fuera de la esfera
tico "arce público" supone un desafío al discurso estético dominante que pre- pública del arte. Basca con escuchar al crítico mencionado más arriba. Según
tende proteger canco al público como a lo estético, apoyando dichas preten- Trend, las críticas de la representación no tienen función práctica porque están
siones en la presuposición de que ambas categorías se sostienen en criterios localizadas en un espacio ''foera del fimcionamiemo social'. "Es de lamentar
incuestionables: niveles de decencia, gusto y calidad. Estos niveles aparecen -continúa Trend- que el mundo del arte esté separado del mundo social que fon-
alternativamente caracterizados como trascendentes, naturales o contractua- · dona mediante un mecanismo co~plejo que define las 'disciplinas' en las artes y las
les. Pero, al atribuírseles una fuente objetiva, a cualquiera que los cuestione humanidades {y que} al fozgmentar el conocimiento y distancim-lo de las circuns-
se le desplaza automáticamente fuera de los límites de lo público y de lo esté- tancias prdctícas... vacía lo estético de cualquier dimensión prdctíca". El trabajo
tico: fuera de la "civilización". Como apunta Yúdice, cales referencias a cri- sobre "las políticas de la representaci6n", cuando se sitúa en una institución
terios absolutos se fundamentan en una lógica de exclusión. Las definiciones artística y se dirige a un público artístico, ''promueve la ilwión de una practica
absolutas de espacio público generan dos tipos de privatización: relegan a la cultural socialmente desinteresada y no política".
privacidad las voces que disienten, y se apropian, }' por canto privatizan, la Yúdice esta de acuerdo: "las políticas de representadón en que estd compro-
esfera pública misma.
metido este tipo de arte... estejt1ego sobre la constmcción de las imdgenes... no lleva
Sin embargo, surge un problema cuando críticos como Yúdice, que quie~ necesariamente a cambiar las condiciones que las hablan producido". Del mismo
ten tomar posiciones frente a las definiciones au~ritarias de lo público como modo que Crow, pero más explícito, Yúdice valora el carácter público del arre
las expresadas por Jesse Hclms y Hilton Kramer85, redefinen el arte público por contraposición a obras como las presentadas en V1Sión pública: "Tomemos
erigiendo nuevas dicotomías entre lo privado y lo público, tales como dentro por ejemplo la deconstmcdón que Cindy Sherman hace de las representaciones de
y fu~ra de las instituciones artísticas. Esta división genera su propio espacio la mujer socialmente cqnstruidas en la sodedadpatriarcal. A pesar del desafio a la
público privilegiado y sus privatizaciones. Como consecuencia, las propuestas autoridad de la representación, su obm se puede acomodar fádlmente dentro del
que identifican el arte público exclusivamente con el acúvismo de la "estética mundo del arte". La obra de Shennan, en otras palabras, no juega ninguna fun-
práctica"-llevan a cabo ellas mismas una función práctica: establecen el rígido ción pública, es privada, porque "no prescinde del marco institucional'.
En nombre de la esfera pública política, Yúdice resucita la misma polari-
8
' NdE. Hilton J<ramcr es un conocido crítico de arte que, desde tribunas como la zación que la crítica feminista desafiaba al poner expresamente en evidencia
publicación New Crfrerion, se significó años atrás como uno los paladines de la ideología que las imágenes son, precisamente, públicas y políticas: la polarización entre
estética neoconservadora; Jessy Hclms es el senador estadounidense que más se ha cara=ri-
las operaciones formales de las imágenes y las políticas ejercidas desde fuera.
udo por sus ataques furibundos contra codo tipo de desviaciones del buen gusto y de la
moralidad establecida protagonizadas por artistas, y su figura provocó conocidos casos de Cuando la crítica feminista establecía una conexión constitutiva entre las jerar-
censura en el arce estadounidense de años atrás (por lo demás, Helms 1ienc miras más quías de la visión y las jerarquías de la diferencia sexual, lo hacía para demos-
amplias que atacar a arrutas pcligros!simos para las buenas costumbres del ciudadano medio trar que las imágenes per se no son nunca privadas o políticamente neutrales.
americano: ha sido también uno de los más señalados defensores de poUticas internas e inter- Como resultado, no se puede ya asumir que las instituciones artísticas son
nacionales represivas a cargo del gobierno estadounidense). La actividad de ambos se enmar-
interiores resguardados, aislados del espacio social. La exrrecha relación entre
ca en el salvaje ataque neoconservador que dio al eraste con las políticas y las csrrucruras. de
financiación pública del ane estadounidense, en el clima regresivo de la administración Rea- visión y política sexual demuestra que tal asunción es una ficción. Lejos de ali-
gan-Bush en todos los órdenes, que es por cierro el contexto en el que hay que entender los mentar el marco institucional, la obra que investiga sobre las políticas sexuales
comentarios citados de Yúdice, y también una parte impon:ame del trabajo critico de gente de la imagen mina las fronteras que supuestamente separan el interior institu-
como Deutsche, Owens o Crimp. A ello se refieren, recordemos, tanto nuesrra autora al cional de un exterior, lo privado de lo público. La doctrina que afirma que la
comienzo de este pasaje de "Agorafobia'', como Douglas Crimp en el texto que se incluye en visión estética es la percepción desinteresada de la forma pura y de las verda-
este volumen: intentos de construir una esfera pública critica de oposición desde la especifi-
cidad del ámbito arúscico en un clima histórico de regresión política en los 80, y de ahí las des universales, que subyace en la ilusión de neutralidad de la institución artís-
posiciones que la autora defiende a lo fargo y ancbo del presente ensayo. tica, se ve desestabilizada cuando se relaciona dicha contemplación de la forma

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pura con el placer sexual del mirar. Y, como escribe Jacqueline Rose, estos pla- Una lógica similar subyace en la idea de que las políticas de las imágenes
ceres son a su vez parte de un espacio político extraño a los principios esréri- deben ser reducidas a "las condiciones que las producen en primera instancia"
cos86. Si aceptamos el argumemo de Rose, en el sentido de que o-abajar sobre y que cambiar cales condiciones es un sine qua mm para coda actividad públi-
las imágenes y sobre la subjetividad sexuada amena-za la clausura -es decir, la ca en el ámbito de la cultura visual. Esta reducción del significado de la ima-
privacidad- que asegura el marco inscirucional, deberemos aceptar también gen estriccamente a sus condiciones externas es un eco de las teorías sociales
que dicha visión y dicha saualidad son, por supuesto, asuntos públicos. que presuponen la existencia de una fundamentación que provee la base y
tambi6t la dirección de codos los significados sociales. De acuerdo con ello,
Las redefiniciones de la esfera pública artística que llevan a cabo Crow d significado se localiza en cales estructuras opjetivas básicas que se convier-
y Yúdice tienen como resultado la misma víctima: las críticas feministas de
ten en consecuencia en el objetivo principal de la lucha política. Acostum-
la visión. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que ambos críticos man-
bradas a explicar el significado de las imágenes, cales teorías sociales cuelan en
tengan posiciones políticas idénticas. Bien al contrario, Yúdice sitúa a los
el discurso artístico la imagen que tienen de sí mismas: un espacio político
nuevos movimientos sociales en el núcleo de la esfera pública del arce, mien- único o privilegiado; un espacio que las teorías feministas de la representación
tras que Crow sostiene que.estos movimientos son culpables de su pérdida.
hace tiempo que rechazaron. Los feminismos han contestado esta imagen de
Pero que provoquen las mismas víctimas no es casual. Yúdice y Trend pue-
la política porque han visco que históricamente ha servido al objetivo de rele-
den relegar a la privacidad al arte articulado por 1~ críticas femin istas de la
gar el género y la saualidad a meros auxiliares de la crítica de aquclJas rela-
represenración visual porque se adscriben, aunque sea de forma inadvertida.
ciones sociales que se consideraban más fundamentalmente políticas. Ahora,
a la visión fundamentalista de una esfera pública unificada. <Qué otra visión
esca imagen de la política busca subordinar las políticas feministas de la ima-
sino hace posible asumir con toda confianza que la llamada fragmentación
gen a un espacio público que, según se da por hecho, precede a la represen-
de los espacios inevitablemente destruye la esfera pública o separa al arte de
tación. Cuando los críticos que apoyan una estética práctica sostienen tal
cualquier posible función pública? Los críticos que se niegan a admitir la
imagen se enfrentan a la premisa a partir de la cual las críticas feministas de
fragmentación suelen fundamentar sus objeciones a las instituciones artísti-
la representación han ayudado a expandir lo que he llamado un espacio públi-
cas citando a quienes han analizado el papel que juega la especialización en
co democrático: la ausencia de fuentes absolucas para el significado social.
disciplinas académicas en la despolicización del conocimiento. Tales críticos
equiparan la especialización en disciplinas con el "aislamiento" de las insti- Al abandonar cal premisa, quienes defienden el arce activista también se
tuciones artísticas. Trend, por ejemplo, se remite al ensayo de Edward Said distancian de los aspectos más radicales de su propio posicionamiento.
"Antagonistas, públicos, seguidores y comunidad"87• Extrae una conclusión Cuando intentan separar el arce comprometido con los movimientos sociales
equivocada: si bien Said afirma que el objetivo del conocimiento politizado del que trabaja sobre las políticas de la visión, no se dan cuenta de lo que tie-
es hacer visibles las conexiones entre el mundo académico y el poder, Trend nen fundamentalmente en común los nuevos movimientos sociales y las ideas
considera que esto significa restaurar la coherencia final del conjunco de la feministas acerca de la subjetividad en la representación. Ambos buscan desa-
vida política mediante el abandono de codos los espacios disciplinares y, por fiar las reorías sociales fundacionaliStaS y cuestionan, en ere ocras ideas, el prin-
extensión, también la institución artística. Ejerciendo cal abandono, colige cipio de que el antagonismo de clase garantiza la unidad de rodas las luchas
Trend, el arte se sumergiría en un espacio social que le permitiría recuperar emancipatorias. Estos movimientos representan nuevas formas de identidad
su función pública. Así, lo público se convierte, como escribe Bruce Rob- política que desafían los proyectos tradicionales de la izquierda. Rehusan
bins, "en una plenitud mítica, qut: los ámbitos disciplinares han dt anhelar sin someterse a la lógica reguladora de partidos políticos que excluyen la especi-
cesar al sentirse empobrecidos por estar exiliados de elian88 • ficidad y la diferencia en nombre de un interés político superior. Irreductibles
a una forma predeterminada, las nuevas prácticas sociales ofrecen la promesa
86
Jacqucline Rose, &x/111/iry in the Fitld ofV"uion, Verso, LondttS, 1986. p. :!31.
de modos más democráticos de asociación política.
87
Edward Said, "Opponems, Audienccs, Constiruencics, and Communiúcs" ((1983), Los críticos que apoyan la implicación del arce en los nuevos movi-
versión castellana en Ha! FoSter (cd.), La posmodm1idnd. op. rit).
AS Bruce Robbins, "lmcrdisciplinary in Public: Thc Rhetoric of Rhctoric", en Soda/
mientos sociales y sin embargo atacan el trabajo feminista sobre la represen-
Texr, n º 25/26, 1990, p. 11 S. tación porque fragmenta y pertenece al ámbito privado, están socavando la

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misma preocupación por la preservación de las diferencias que dicen defen- de tales disposiciones, emergen como las figuras privilegiadas del espacio polí-
der con vigor. Aunque comprometidos con la pluralidad y opuestos a la tico. Los esfuenos por hablar del espacio urbano desde otros puntos de parti-
homogeneización conservadora de lo público, inadvertidamence se alinean da diferentes -o por enfocar otros espacios diferentes- se consideran cscapis-
con los influyentes críticos que rechazan la diferencia, como es el caso de tas, quietistas, cómplices. A cualquiera que analice las representaciones de la
David Harvey y Fredric Jameson, quienes iniciaron las teorías poscmoder- ciudad no como objetos comprobables en una realidad externa, sino como
niscas sobre el espacio basadas en un discurso neomarxista. He criticado escas lugares donde las imágenes se muestran como realidades y donde los sujet!)S se
teorías en ensayos anteriores89. Aquí tan sólo añadiré que Harvey y Jameson producen, se le acusa de insensibilidad hacia la pobre gente de la calle y se le
comparten un tipo de .preocupación sobre el espacio público muy extendida denuncia como un enemigo de las personas sin hogar. Desde un punto de vista
hoy, en pos de una reapropiación del mismo que lo libere de la dominación político esta acusación es contraproducente por dos razones. Primero, porque
capitalista y le devuelva su carácter público. También según ellos el espacio precisamente si queremos comprender y transformar las actuales representa·
público se ha perdido. A diferencia de Yúdice, no obstante, reconocen la ciones de las personas sin hogar y las acritudes hacia ellas debemos -por utili-
similitud entre el desarrollo de los nuevos movimientos sociales y las explo- zar palabras de Adorno-- "volwr nuestros análisis hacia el sujeto [que TqJ~smta,
raciones postmoderniscas de las imágenes, y en lugar de contraponer ambas en lugar de hada aquel que ts TqJrtSmtadoJ'. En segundo lugar, el desprecio de
cosas sencillamente las rechazan en conjunto. Ambos desarrollos, argumen- las cuestiones relativas a la subjetividad con frecuencia mueve a los críticos a
ta Harvey, surgen de los efectos fragmentadorcs que produce la reestructu- invocar la figura de la "persona sin hogar" meno.~ por promover la justicia
ración postfordista del capitalismo y afirma que ambos perpetúan la frag- social que por probar la agudeza de su propia visión social.
menración. La pura inmensidad del sistema espacio-económico capitalista
precipita una crisis de representación para el sujeto. Supera nuestra capaci-
dad para percibir la totalidad social interconectada que subyace en la apa- HISTORIA DE CUBIERTA, HISTORIA DE ENCUBRJMIENTO
rente fragmentación y nos impide aprehender nuestro lugar -nuestra posi-
ción de clase- en la totalidad. De acuerdo con Harvey, la "confusión" de Me preguntaba anteriormente qué función podía tener la búsqueda de
nuestro aparato perceptual tiene su proyección en las políticas y en la estéti- un arte "público" dentro del discurso artístico de izquierdas. Una respuesta
ca postmodernas. En relación a lo político, la fragmentación se manifiesta en podría estar en que la defensa de una esfera pública artística ha pasado a ser un
la proliferación de nuevas identidades políticas que no se adaptan a una medio de salvaguardar el espacio tradicional de los proyectos políticos de
norma. En lo que se refiere a la estética, la fragmentación tiene lugar cuan- izquierda. Bajo la paraguas del término "público" algunos teóricos han retor-
do los y las artistas se dedican más a las imágenes que a la "realidad" que se nado a un uso acrítico del adjetivo "real": personas reales, espacio real, proble-
supone subyace en las imágenes. mas sociales reales, siendo presentados todos ellos como base de una lucha
La noción de que hay una crisis de las representaciones del mundo social política "real". Pero las prácticas artísticas que critican los fundamentos de tales
y una inadecuación a las mismas sólo puede mantenerse desde la creencia en "realidades" no tienen necesariamente por qué ser acusadas de caer en lo pri-
la existencia de representaciones previas estables, unívocas e imparciales: es vado, tal como pretenden sus detractores. Por el contrario, dichas prácticas
decir, adecuadas; una ilusión que jusciñca los esfuerz.os por reinstaurar la auto- están nutriendo la gestación de un nuevo tipo de esfera pública que surge, pre-
ridad tradicional. En nombre de la restauración del espacio público, los aca- cisamente, por el carácter incierto de aquello que nos une, algo que esta per-
démicos que imaginan y se identifican con una edad de oro anterior de con?" manentemente abierto al debate. Diría aún más, las nuevas formaciones polí-
cimiento total se elevan a sí mismos a una posición fuera del mundo. A otros ticas que surgen accualmenre anee nuestros ojos, la proliferación de
se les relega a un rango secundario o algo peor. En el discurso de Harvey sobre movilizaciones en demanda de derechos considerados tradicionalmente como
la espacialidad, por ejemplo, la realidad política se equipara con disposiciones contingentes y de proyectos políticos basados en actitudes criticas y fines de
espacio-económicas desiguales. Las personas sin hogar, el producto más visible cipo parcial, a lo que se une la aparición de corrientes intelectuales que propo-
nen nuevos objetos de análisis político y desplazan otros supuestamente eleva-
dos, hacen qiie el espacio público, más que una entidad "perdida", comience a
11'1 NdE. & refiere DeutSChe a "Mcn in Spacc" y "Boys Town"; véase supra, noca 61.
parecerse hoy en día a lo que Bruce Robins denomina un "fantasma''.

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Robbins fue el editor de una antología de textos titulada The Phantom nada~ frente otra anterior o potencialmente pura significa mantener dicha
Public Sphere [La esfera pública funcasma]. En la introducción, Robbins pro- ilU5ión. "Lo que hay que hacer es, más bien, investigar-conjuntamente la histo-
ponía para el debate un concepto, el de "público fantasma", acuñado por ria de esta esfera pública ideal y la de su decadencia con el fin de poner en evi-
º.
Walcer Lipprnan en 19259 Según Lipprnann, lo público es un fantasma en dencÚI lo idéntico de sus mecanismos"91 .
tanto que el ideal democrático de un electorado responsable y homogéneo, La idea de lo público como fantasma tiene, para Robbins, consecuen-
capaz de participar en la maquinaria del gobierno y de supervisar la acción cias beneficiosas ya que contrarresta la nostalgia por un público perdido que
del Estado es inalcanzable en la práctica. Los ciudadanos modernos, dice, él teme, con toda la razón, pueda llevar al autoritarismo. Sin embargo, y a la
simplemente no tienen tiempo para informarse lo suficiente acerca de todos vt:Z, encuentra en tal cualidad fantasmática elementos pe·rcurbadores ya que
los temas que conciernen al bien común. Según Lippmann, debido a esa se da cuenca de que el concepto de esfera pública es un elemento esencial de
cualidad fantasmática de lo público, las careas de gobierno deberían ser dele- la democracia. Robbins invoca la sospecha de Lippmann acerca de la natu-
gadas a las élites sociales cultivadas. raleza fancasmácica de la esfera pública para desafiar a la izquierda no sólo a
Del mismo modo que Lippmann, Robbins va a uálizar la idea de lo que re-examine sus asunciones acerca de lo que significa lo público, sino a
público como fantasma a fin de poner en duda la existencia de un público que reconsidere su compromiso con la protección y ampliación del espacio
público. "En los conflictos radicales acerca de la arquitectura, la planificación
homogéneo. Si·n embargo, lo hace persiguiendo unos fines totalmente dis-
tintos: no para renunciar al mismo, sino para desafiar el ideal habermasiano
urbana, la escultura, la teoría pol{tica, la ecología, la economía, los medios de
de una única esfera pública que, supuestamente, habría entrado en deca-
comunicación y la sanidad pública, por mencionar sólo unos cuantos lugares",
escribe Robbins,
dencia. Para los defensores de este ideal, la recuperación de la esfera pública
crítica tradicional sería la alternativa a las propuestas de una gerencia elitista lo ptlb/ico ha sido 11tilizado como grito de guerra contra las ambiciones indivi•
de la democracia, tal· como defiende Llppmann. Según Robbins, el ideal duales, como una llamada de atención hacia el bim p1lblico m contra tÚ los intt-
habermasiano es ya en sí mismo un fantasma, puesto que las cualidades que reses privados, como 11na demanda tÚ apertura al andlisis frente al secretismo
supuestamente hacen tal la esfera pública, es decir, su inclusividad y su acce- burocrdtico de las grandes empresas, como una arena m la q~ las minorías mar•
sibilidad, siempre han sido ilusorias. De hecho, la esfera pública perdida ginadm luchen por expresar m identidad mlttmtl, es decir. una clave de entrada
había estado en manos de grupos sociales privilegiados. Habermas está de para el socialismo. Sin este arma discursiva, parece t¡JJt entramos tÚsarmados en
taks lucha?2•
acuerdo en este último punto, pero, a pesar de ser consciente de que, en la
práctica, la esfera pública burguesa ha sido siempre exclusivista, aún pre- La frase "público fantasma" puede, por tanto, desorientar puesto que
tende salvaguardar el ideal canco de la imperfección de sus materializaciones no podemos deshacernos sin más del concepto de espacio público y "ver
primigenias, como de su subsiguiente contarninación por el consumismo, cómo lo público se diluye m el aire" 93•
los medios de comunicación y el Estado de Bienestar. Lejos de criticar el
principio de una única esfera pública, reclama su renacimiento en una forma Robbins utiliza el término "fantasma" en modos diversos y a veces
inmaculada. Robbins, ·tomando como punto de partida a Alexander Kluge y ambiguos. Lo emplea, en primer lugar, para nombrar -y criticar- una esfe-
ra pública unitaria que ni se ha perdido ni puede recuperarse. Robbins seña-
Oskar Negt, defiende que la esfera pública tradicional no es un fantasma
la que tal esfera pública es un fantasma, una ilusión. Pero cuando relaciona
tanto porque nunca se realizara del codo, como porque el ideal de coheren-
tal estatus fantasmácico de lo público con la posibilidad de su disolución, el
cia social que el término público designa tradicionalmente es irremediable-
término se amplía mostrándonos lo que tiene de peligroso para la esfera
mente engañoso y opresivo. El ideal de un consenso no coercitivo alcanzado
pública tal evanescencia. Más adelante, sin embargo, Robbins transforma
por medio de la razón sería una ilusión mantenida mediante la represión de
las diferencias y particularidades. La crítica de una esfera pública "concami- 91
Oskar Negt y Alexander K.luge, "Esfera pública y experiencia. Hacia un análisis de
las esferas públicas burguesa y proletaria", en este volumen.
90 92 Bruce Robbins, op. cit., p. x.
Bruce Robbins, "lntroducrion: The Publicas Pbantom", en The Pha11tom P11blic
•l Jbid.
Sphere, op. cit.

346 347
A
AGORAFOBIA
ROSALYN DEUTSCHE

lidad puede contrarrestar el hecho de que el impulso idencitario pueda verse


"el público fantasma" en una alcernativa (y no sólo una crítica) al "público
rentado de estabilizarse condenando las diferencias de los otros? ¿Qué concep-
perdido". Su intención es, según concluye, llevar "el tema del público fan-
to de pluralidad puede luchar contra las reacciones agresivas de las identidades
tasma" y sus problemas a un debate "menos retrospectivo" de lo público'><l _
establecidas al verse desestabilizadas por las que van smgiendo?96 La respuesta
En el texto de Robbins está latente la idea de que, aunque la esfera públi- a esras preguntas supera las intenciones de este ensayo. Hagamos notar sim-
ca perdida sea, en cierto modo, un fantasma, puede que, por esa ~sma razón, plemente el hecho de que la política de la diferencia de Young pasa por enci-
puedan encontrarse en ella alternativas radicales para la democracia. El relato ma de todas ellas al definir la diferencia como "la particularidad de las entida-
de Robbins deja abiertas importantes cuestiones a este respecto. Si _llev:1111os el des~, aunque ella misma señale que éstas están socialmente construidas97.
símbolo del fantasma un paso más allá, podríamos preguntarnos s1 el ideal de Como resultado, Young pasa por alto el papel que juegan la disrupción y la
público perdido no estará construido con el fin de ocultar el hecho de que una ruptura, más que los procesos de consolidación, en la construcció~ de la
esfera pública democrática debe ser, en cierto sentido, un fantasma. ¿Es la cua- identidad, una disrupción en la que los grupos se enfrentan a su propia con-
lidad fantasmática de lo público un obstáculo o un acicate para la democracia?
¿Queremos expulsar el público fancasma o re-pensar el público como fantas-
ma? ¿Qué actitud -y que definición de fantasma de acuerdo con ella- deberí-
tingencia e incertidumbre. Su idea de política pluralista desintegra el espa-
cio monolítico de la esfera pública, pero lo resolidifica en forma de rami-
llete de identidades positivas. Este pluralismo no lleva hasta las últimas
o
amos adoptar si aceptamos la sugerencia que hace Robbins de re-pensar la esfe- consecuencias las posibilidades de la ince.r tidumbre que Young misma había
ra pública? En pocas palabras: ¿la esfera pública es crucial para la democracia incrodu¿ido en el concepto de lo público al poner en cuestión la lógica de la
a pesar del hecho de que es un fancasma o, precisamente, debido a ello? identidad y la metafísica de la presencia que sostienen el ideal moderno.
Ciertos autores que se han tomado el trabajo de re-pensar la esfera Retroced iendo respecto a la complejidad de su posición de partida, Young
pública han elegido la primera opción. Iris Young, por ejemplo, acompaña acaba cayendo en un discurso de entidades en vez de en uno de relaciones y
su acérrima crítica del republicanismo cívico con la propuesta de fundar el presenta una alternativa cuyo objetivo, aparentemente, es producir una esfe-
significado de la esfera pública en la diferencia en vt:i de en la unidad. El ra pública totalmente inclusiva, plenamente consrituida y disipar así el
ideal cívico, según ella sugiere, debería ser reemplazado por un concepto de público fantasma, que para ella es, exclusivamente, el del público unitario.
público heterogéneo compuesto por grupos sociales múltiples en los que la El teórico crfrico Thomas Keenan aborda la cuestión del espacio pl'1blico
ciudadanía se viera diferenciada. Desde la perspectiva de la democracia radi- de un modo diferente. Él también desafía la idea de una esfera pública
cal, su propuesta de hacer proliferar las identidades y los espacios pol!ticos es perdida, considerándola también como ilusoria. Pero en su contribución al
bastante prometedora. AJ afirmar que las diferencias grupales son rcla~iona- libro de Robbins vuelve a retomar la idea de la esfera pública como fantas-
lcs y no sustantivas, Young esta atacando de un modo muy persuasivo el ma98. La diferencia radica en que Keenan vincula el aspecto fantasmagórico
ideal cívico universalizador que solo reconoce la diferencia en lo_s grupos a de lo público con la aparición y no con la desaparición del espacio público.
los que oprime95 • Pero aunque ella sostiene que un grupo ~e diferen~ia por Para ser más precisos, él sugiere que la esfera pública surge como fantasma
"afinidad", en vez de por una identidad intrínseca, la política de la d1feren- sólo en el momento de una desaparición.
cia que recomienda consiste, en último r.é rmino, en una negociación entre
las reivindicaciones de los distintos grupos sociales ya establecidos, redu-
ciendo de este modo la diferencia a la identidad y olvidando lo que ella
96 William E. Connolly nos recordaba que roda diferencia significaba incerdcpenden-
misma había subrayado acerca de que coda diferencia se basa en la interde-
cia en "Pluralism and Mulciculcuralism," ponencia presentada en el congreso "Culcural
pendencia. De ese modo está eludiendo algunos de los problemas más difí- Diversi1ies: On Dcmocracy, Communicy, and Citizcnship", celebrado en la Bohen Founda-
ciles de resolver desde la política del pluralismo: ¿qué concepción de plura- tion, Nueva York, febrero, 1994.
~º Iris Marion Young, "The Ideal Communicy and rhc Politics ofDiference", en Linda
Nicholson (cd.i, Femi11irm!Posm1odmiism, Thinking Gende r Series, Routledge, Nueva York,
94 !bid, p. xxiv.
p. 304.
9; Iris Marion Young, "Socia.! MovementS and rhe Politics of Differencc", Justia muí
91< Thomas Keenan, "Windows: OfVulncrabilicy", en Robbins, op. cit., pp. 121-141.
the Politics ofDiff,1r11ce, Princcron Universicy Press, Princeron. 1990, p. 17 1.

349
348
ROSALYN DEUTSCHE AGORAFOBIA

El ensayo de Keenan, "Wmdows: ofVulnerabilicyn [Ventanas: de vuJ- que pasamos a ser sujetos al e~tr3: en el lenguaje, al ámbito social pre~is-
nerabilidad] utiliza un elemento arquitectónico, la ventana, como metáfo- tente en donde se produce el significado. La entrada al lenguaje nos aliena
ra de la separación entre los ámbitos privado y público. Parriendo de la de nosotros mismos, nos hace sentir extraños, como Freud dice del incons-
obra pionera de Beatriz Colomina, Keenan asocia el debare histórico sobre ciente, "tn nuestra propia casa". El lenguaje nos hace presences como sujetos
la arquitectura acerca de la forma y significado de la vemana con la discu- dividiéndonos y abriéndonos al exterior. El habitante de la esfera pública,
sión contemporánea acerca del significado de la esfera pública política. según Keenan, no es el sujeto unitario y privado del espacio público clásico.
"Cualquier concepto de ventana", escribe Colomina, "implica una idea El lenguaje mina nuestra autoposesión, despojándonos de un fundamenco
de relación entre dentro y fttera, entre espacio privado y espilcio ptíblico'99• inrerno, algo que resulta ser también radicalmente inadecuado. La palabras
¿La ventana reafirma o amenaza el rigor de la división privado/público? no son capaces de igualar a la "realidad". No existe un significado preexis-
¿Asegura o mina la clausura de los ámbitos privado y público que genera rence en d lenguaje, solo diferencias entre los distintos elementos. Al estar
esta división? Del mismo modo que Colomina, Keenan relaciona estas compuesto de significantes que adquieren significado únicamence en su rela-
cuestiones con el estatus del sujeto humano. ¿Las ventanas fijan al sujeto, ción con otros significantes -sin un término final y, por ello, siempre nece-
corno en el tradicional modelo perspectivo, permitiendo que su mirada sitado de añadidos y abierto a rupturas-, el lenguaje es un medio singular-
distante las atraviese y de ese modo domine un mundo enmarcado en mente público e inestable. '¿Y si la pemliaridad de lo ptíblico': se pregunta
tanto objeto discreto y externo? ¿O dejan que enue la luz -el mundo exte- Keenan,
rior- e interfiera con la visión, interrumpiendo el control que tiene el suje-
to sobre su entorno y perturbando la seguridad del interior? Como señala f11era, 110 txnClamente w n11smria, sino In rup111ra m y de la presencia del sujeto
Keenan, "cuanta más Luz, menos visión, y cuanto menos haya m el interior respecto n si mismo que hemos venido a ttJociar con la esCl'iltlra o con el lmg11nje
mejor podrá 'el hombre' mco11trar co11fort y proucción, y umz po1ición desde la t11 general?... En tal caso, todos aq11tllos libros y artículos q11e 1/ornn In pérdida o
tksaparición de úz eftra p1íblica, de hecho n tdn mpo11diendo, a1111q11e desde In
que mirar" 100•
falta tÚ r«onocimiento, a 11n rasgo importante tÚ lo p1/blico, el hecho de q11e 110
La luz que penetra a través de la ventana puede identificarse con la idea má aqttf. Ln esfera p1iblica esta estmm1ralmenu siempre m otro l11gm; ni perdi-
de esfera pública que él ha reelaborado a partir de un modelo lingüístico. da ni neusitadn de ru11pernción o reconstrucdón, si110 defi11ida por SIi mistmcia
La esfera pública, según sugiere Keenan, no es, como se pensaba tradicio- n hacerse prtsmte101 •
nalmente, un espacio exterior al que accedemos como individuos privados
con el fin de utilizar el lenguaje de un modo imparcial, sino que "está esm1e- ¿Y si esca peculiaridad de lo público -el no estar aquí- no fuera incom-
turada como un kntu4je" y ello la hace inconcebible como encidad imparcial. patible con la democracia sino, por el contrarío, la condición de su exiscen-
La esfera pública de Kecnan sobrepasa el nivel del individuo singular y es da? Esto es, por supuesto, lo que Lcfort afirma al definir el espacio público
más que una mera colección de orros individuos. En este sentido, la idea de como un espacio abierto y concingeore que emerge al desaparecer el pensa-
una esfera pública encendida como lenguaje no difiere de cualquier otra miento de la presencia, la presencia de una fundamentación absoluta que
noción de lo público. Pero, a diferencia de las concepciones clásicas, la idea unifica la sociedad y la hace coincidir armoniosamente consigo misma. Si "la
de esfera pública modelada como lenguaje no está estrictamente opuesta al diJolución de las señales de certeza" [Leforc] nos llama hacia el espacio públi-
individuo. Por eJ contrario, problematiza la posibilidad de establecer una co, ello significa que el espacio p~blico es crucial para la democracia no a
división clara entre los ámbitos público y privado. Porque, del mismo modo pesar de ser un fantasma, sino por ello mismo, aunque tal cualidad fan-
que la luz atraviesa la ventana, el lenguaje nos alcanza desde lejos, y ni pued~ tasmácica no deba entenderse como espejismo, engaño o falsedad de las
mantenerse respecco á él a' una distancia 'de seguridad, ni éste es capaz de vio- apariencias. Tal corno señalan Joan Copjec y Michael Sorkin, la "esfera
lar los objetos que han sido previamente oculcados. Más bien se puede decir príhlíca fantasma no es una mem i/11.sión, sino 1111n poderosn idea reg11ladorn" 1º2 •

99
Beatriz ColomiM, PrivllfJ' mu/ P11blicity: MotÚrn Archireaure llJ Mass Mtdia, The 'º' !bid., p. 135.
MIT Press, Cambridge, Massachusem, 1994, p. 13-4. 'º1 Joan Copjcc y Michcl Sorkin, "'Shroorru: E.se New York". Asumblng, 24, agosto

JOD Thomas Keenan, op. cit., p. 127. 1994. p. 97.

350 351

------- -·- • :....:...:.::.1'·


,J.

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ROSALYN OEUTSCHE AGORAFOBIA

El espacio público democrárico puede ser calificado d·e fantasma ya que aun- miedo al espacio ptíblico"1 °'.
Por ejemplo, un agorafóbico q ue ~nda por la
que aparece, carece de identidad sustanciva y, en consecuencia, es de narura- acanaladura porque la siente más segura que la acera, dirá seguramente a la
lez.a enigmática. Surge cuando una sociedad se instituye como tal carecien- gence q ue está buscando algo que ha perdido106 •
do de base, una sociedad, como escribe Lefort, "sin un cuerpo... una sociedad
que mina út representación de la totalidad orgánica...03 • Tras esca mutación, la La esfera pública fantasma es, por supuesto, un espacio de otro cipo.
Aunque no es una extensión empíricamente reconocible del cerricorio urbano,
unidad de la sociedad se hace puramente social y susceptible por tamo de ser
no es por ello menos real10;. También proyecta amenaza y provoca ansiedades,
contestada. Si el espacio público de debate aparece a panir de la desaparición
de una base social absoluta, es que el espacio público es donde el significado
aparece y desaparece sin solución de continuidad. La esfera públjca fantas- 105 Caro) Brooks Gardner, "Out of Placc:Gcnder, Public Places, and Situational Disad-
ma es, por ello, inaccesible a las teoría políticas que se ruegan a reconocer- vanraif. en Roger Friedland y Dei~ Boden (cds.), NowHm: Sptrc,, r,.,,, 1111d Modmiity,
acontecimientos -como los nuevos movimientos sociales- que no pueden Univcrsity of C2lifornia Press, 1994. p. 349. [NdE. Aquí comien1'1 Deursche a revelar el
ser enmarcados en los términos conceptuales preconCC'.bidos sin recurrir a sentido dd juego de: palabras que da árulo a este pasaje ñnal dd ensayo: Cowr Srory se refiere
intenciones finales. El fantasma de la esfera pública es invisible desde aque- cuno a las "histori:is de encubrimiemó de la ~'Orafobia, como a la "historia" que nos cuenta
la cubierta del libro de Sorkin, ya analizada: de ahí nucmo doble título: historia de cubier-
llos puntos de vista polCticos que lirrutan la realidad social a los contenidos ta / de Mcubrimienro].
que llenan e1 espacio social e ignoran los principios que generan dicho espa- 106
/bid, p. 350.
cio. Si la democracia es una forma de sociedad que se destruye al dotársele 1477 A lo largo de este: c:ns;¡yo, al estudiar el debate contemporaneo sobre la c:sfra públi-

de valores sustantivos, un espacio democrático público no puede identifi- ca, no sólo estoy cuestionando el significado del término p1ib/ico, sino rambién problcmati-
carse con una plenitud sociopolítica que desearnos pero que no tenemos. zando el de espario. Como he intentado sugerir desde el principio, el espacio no es una cate•
goría clara y monolítica. Puede ser una ciudad o un edificio, pero también puede ser, entre
"Nunca tuvimos lo que hemqs perdido~ diCC'. Ziuk, ya que la sociedad siempre
otras cosas, una identidad o un discurso. Algunos ccíricos intentan mantener separados estos
ha estada fracturada por antagonismos104 • Al producirse el espacio público a espacios, rransformando la diferencia entre ellos en una oposición, atribuyendo m~s re:alidad
partir de la pérdida de la idea de plenitud, una pérdida que funda la vida al primero que al segundo. En otras palabr:is, estos críticos aceptan la oposición clásica enrre
política democrácica, podríamos decir que éste es un espacio en el que habi- lo cxtr:adiscursivo y lo discursivo -entre realidad y pensamiento- y trasladan esta oposición
tamos los seres sociales, pero que no es parcicularmeme deseado. a c:atc:gorí:is difcrcmes de espacio. Una crfrica dcmocr:ática del espacio debe, pienso. romper
cst:u dicotomí:is, ya que ningún espacio, en tanto social, es una entidad dada. sc:gurn y autó-
Si ello es as/, todos los libros y artículos q ue se lamentan por los oríge- noma que preceda a la representación. Su identidad misma como espacio, su apariencia
nes perdidos de la esfera pública no hacen sino responder al hecho de que lo como algo cerrado. se conscicuyc y sostiene a través de relaciones discursivas que son en sí
público no está aquí. Al tomar la forma de Jo que Keenan denomina -,m falso mism:is materiales y espaciales -<lifercnciaciones, repmioncs, subordinaciones, domestica-
reconocimiento", no son sino una reacción de pánico ante la apertura e inde- ciones, intentos de: cxclwión-. En po= ¡xilabras, el espacio es relacional y, en consecuencia,
como escribe Mark Wigley, ·110 hay tspacio sin violmcin, ni vio/mcin ']lle no sM tspnrial"
terminación de lo público democrático como fantasma: un tipo de compor- (en el ediiorial de Assemblngt 20, abril 1993, p. 7).
tarruento agorafóbico que se adopta anee un espacio público que tiene una Cuando algunos críticos marcan una oposición entre el espacio "real" o "concrero"',
pérdida en su inicio. Desde una perspectiva sociológica, la agorafobia es una supuescunente consriniidos por procesos cxrradiscursivos, y aquellos espacios considerados
patología mayoritariamente femenina. En las calles y plazas, donde los hom- como "mCf2Íóricos" o "discursivos", no sólo están restringiendo el ámbito de la "rc:ilidad-,
bres poseen más derechos, las mujeres idean estrategias para evitar las ame- r:ambién csrán oculcando la política que: c:onmuye el espacio de sus propias categoríns, al pre·
suponer que el objcro de su discurso es un campo puramente obíetivo al margen de cual-
nazas que las acechan en el espacio público. La mujer agorafóbica intenta quier incc:rvcnción dúcursiva.
definir y circunscribirse a una zona que ella considera como segura. Se Una rcfttencia acritic:i al "espacio real" hace imposible la contestación de cal espacio,
inventa "historias de encubrimiento": explicaciones de sus actos que, como pue5 oculta el hecho de que cal espacio ha sido producido. Es m.-ís, el separar jerárquicamcnre
escribiera una socióloga, "no desvekn que ella es ú, que es, una persona co11 espacios significa ya producir espacio, una actividad política enm:iscarada por la pretensión
de que sólo se csr:í aludiendo a un espacio real. Si nuestra finalidad es revelar e inrc:rvenir en los
confüaos políticos que producen los espacios, no deberíamos preocupamos por distinguir
1
º·' Claude Lcfort, "The Quesrion of Democracy". op. cit., p. 18. jerárquicamente entre espacios heccrogéncos, en considerar un espacio como inhercmememe
1
°' Slavoí Zizek, For Thry IG1ow Not Whar Thry Do, p. 168. más político que otro. en llamar a uno real )' a otro metafórico, o en defender espacios tradi-

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11.0S,\L\'N DEUTSCHE
- ACORAFOR I A

ya que, como escribe Keenan, la esfera pública democrática "pertenece por dere- Dora a "la gente" de un incerés esencial, de una "unicidad" con la que se iden-
cho a los otros y a nadie en particular" 108• Es por ello que amenaza la idená- cifica el &rado mismo, cerrando así d espacio público, cercándolo en lo
dad del "hombre" -el sujeto moderno- que, en este espacio. no es capaz de que Lcforr denomina "ti amabú abrazo dt la buena sociedad"1º9 • El abrazo
imaginar la totalidad del mundo social como algo suyo, como algo dorado del estado totalitario cierra el hueco entre Estado y sociedad, sofocando el
de un significado sólo para él. En la esfera pública fantasma, al hombr~ se le espacio público en que se cuestiona el poder y donde se establece y se disuel-
priva del mundo objerivizado y distanciado del que depende su existencia y ve nuestra humanidad en común: el "fundamento dt las rtlaciones mtrt el yo
se le obliga a enfrentarse a lo desconocido, a la proximidad de la alteridad, y ti orro"110•
y, en consecuencia, a la ruptura de la cerridumbre sobre si mismo. No es de
e).."traiiar que esca.esfera pública se le aparezca al ripo humano moderno como •09 Oaude Lcforr, ª Pofüics and Human Righis.- en The Politia1/ Fomu ofModern
algo temible. Del mismo modo que las imágenes de Visión p1íblica, esrá Socitry: B11~aurmry, Dm1onm:y, Tot1tlit1trianism, op. cit., p. 270.
110
demasiado cerca para ser confortable. Recienrememe, Jacques Derrida ha escrito algo parecido acerca del rornlicarismo
cuando, en otro concexco, especulaba acerca de que éste se origina en el terror que inspira un
En esca situación, la historia de la esfera pública perdida puede funcio- fanasma. Jacqucs Derrida, Spmm ofMnrx: Th, St1trr ofrh, Ikbr, th, Work ofMoumiJ1g. 111,d
nar de un modo análogo a como lo hace la historia que oculta la agorafobia. tht Nn,• lmtmnrion,rl, erad. Pegy Namuf. Routledge, Nueva York, 1994 [versión castellana:
La historia del público perdido hace que el narrador aparezca como Esp«,ros d, Marx. El Estado dr la dr11da, ti rmbajo drl dutlo y dr la nutlJ{l l11tm111rional, Trotta,
Madrid, 1995). Derrida se refiere a un f:tnuwna distinto -no al fanwma de la csfern pública
alguien que habita y se dedica devoramenre al espacio público, alguien que sino al "espectro dd comunismo"- . Al definir al comunismo como un espectro, Derrida cst.í
siendo afín a las figuras de la porrada de Variarions of n Themt Park se aludiendo a la f.imosa fu.se inicial del Manifimo com11nisrn: "U11 tJptctro amhn a Europa, ti
encuentra mal cuando está exiliado de la plaza pública. Pero a la vez que tsptctro tkl comunismo". A diferencia de Marx y Engels, sin embargo, que hablan desde una
la historia nos muestra a un narrador que no reme en absoluto al espacio coyuntura diversa, Derrida escribe acerca del miedo que producía este especcro no en los
pi'1blico, está también transformando ese espacio en una zona segura. La advemrios dd comunismo, sino en sus defensores. Derrida da al anuncio dd Mn11ifitJto una
inflexión deconsuucciv:a. Para él, la cspecmtlidad es un rasgo constitutivo del comunismo.
esfera pública perdida es un lugar donde se reúnen los individuos privados
El comunismo se desuuye al llevarse a la práctica porque existe sólo en un espacio y tiempo
y desde donde pretenden conocer objetivamente el mundo social según el discontinuo. Nunca está 1otalmcme presente, sino siempre "por llegar." En este sentido, el
punto de vista de la razón. Allí, en canco ciudadanos, "encuentran" un comunismo es una fuerza dcsesC1biJiz,adora que hace unposible una sociedad toalmente
objeto -"la sociedad"- que trasciende las parcicularidades y las diferencias. con~tituida y que promete, por ello, soluciones diferentes a los problemas sociales. Esrn pro-
Allí la sociedad se hace posible. Al estar fundada, como cualquier otra tota- mesa nunca llega a rcaliz,arsc, sin embargo, y por ello remite siempre a un ideal, a algo que
lidad imparcial, en lo que otros pierden, la esfera pública perdida cierra no csú presente. Existe sólo cuando la sociedad misma constituye un problema e, incapaz
de alanz,ar su clausura, está abierta a un futuro desconocido. El totalituismo es un intento
las fronteras de un espacio que, para ser democrático, debe permanecer de lograr dicha clausura. Es la consecuencia de un esfuerzo por escapar de la imperfección
incompleto. esencial de la sociedad y provocar "la prtum:út rtnl del esptcr1·0, acabando por 111nro co11 w
tspmraluúul~ El totalitarismo, dice Derrida, es la "rtnliZllrión momm,osa" del espectro. Por
Lefort entiende el totalitarismo como un intento de alcanzar un funda- lo mismo, sin embargo, el colapso del to12liC1rismo no signific.i que el comunismo esté aca-
mento social sólido. Según él, se origina como un rechazo hacia eJ problema bado. Es más, se ha liberado de su realización monstruosa para elevarse de nuevo como un
irresuelto que radica en el corazón de la democracia, el problema que genera fanrasma que acecha a la sociedad c.ipitalista. Derrida asemeja el espectro del comunismo a
el espacio público y a la vez asegura que siga estando en gestación permanente. la democracia. El comunismo, ~ibe, 'íe dútingut, como la dnnomuia misma. tk rodo prt-
El rocalitarismo arruina la democracia al intentar llenar el vacío creado por la smrt uiuimtt mrmdido como plmimd dt prtsmria-pnra-sf, como totalidad dt 111111 prtstncin
efemvammtr idimica n si mimut". En este punco el an:llisis de Derrida se acerca al de Lcfort:
revolución democrática y hacer desvanecerse la indeterminación de lo social.
el toaliarismo, el intento de expulsar el fantasma de la democracia, surge del malestar que
produce la idea de que las incenidumbrcs de la democracia no pueden resolverse sin su dcs-
cionales -pl:u.a.s públicas, por ejemplo- frente a los peligro~ que suponen las nuevas organi- crucci6n. Slavoj Zizek ha apuntado rcciememence, sin embargo, que Derrida concibe el
iaciones espaciales rcspecco a la realidad -como los medios de comunicación. los siscemas espectro como un csadio 'í11perior d, la realidad... q11tpmistt r111fs nlU"y que, por ell9, cons-
informácicos y la red-. E.no nos dis= camo de invcsógar los conBiaos políticos reales inhe- áruyc una positiviución. Para Ziick. el cspecuo de Derrida da "cuasi-ser" a un vacío y sig-
reme.s a la producción de codo espacio. como de la nüsión de ampliar el :!mbico dd conflicto, nifica, por ello, un intento de escapar a algo incluso más acerrador: "ti abismo tk In /ibmnd".
que es lo que hace que sea público cualquier ripo de espacio. Ver la introducción de Slavoj Zizck al libro del que es editor, Mapping ldtology, Verso, Londres,
IO& Thomas Kecnan. op. rir., p. 133. 1994, pp. 1-33.

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-- - - ~

Ji
ROSALYN DF.l'TSCH E

''El ab1-azo amable de la buena sociedad" nos advierte de los peligros


inherentes en la fantasía aparentemente benigna de la p,erfección social, una
Redaim the Streets 1
fantasía que niega la pluralidad y d conflicto puesto que depende de una
imagen del espacio social cerrado por un fundamento autoritario. Esta ima-
"Redaim the Streets!: de la crítica del espacio público a la
gen está vinculada a una dicoromía rígida entre lo público y lo privado que
constriñe las diferencias al ámbito pcivado y organiza lo público como una resistencia global"
esfera consensuada y universal, el espacio privilegiado de la política. Sin JAVIER Ru1z
embargo, la dicotomía entre lo público y lo privado produce a su va un

~
lugar privilegiado inmune al cuestionamiento político: una atalaya o, en
palabras de Lefon, "el lugar desde donde se ve todo y a todos", "la fantasía de "El arte de la necesidad: la imaginación subversiva del movi-
la omnipotencia" 111 • Es esta división entre lo público y lo privado que cobi- miento de oposición a las carreteras y Reclaim che Streets"
ja al sujeto frente al espacio abierto, uno de los términos que ha atacado JOHN}ORDAN
con más ímpetu el arte imbuído por la crítica feminista al evidenciar la
imposibilidad de puntos de vista externos. Laclau ha escrito que la tarea
fundamental de la cultura postmoderna en la lucha democrática es "trans- "El olor a carnaval: la revolución está en el aire"
forma,- los modos de identificación y construcción de la subjetividad existentes jOHN }ORDAN
en nuestra civiiización" 112• Cuando el arte incerviene en las formas de
representación por las que los sujetos se construyen a sí mismos como unj-
versales y libres de coda diferencia, ¿no deberíamos darle la bienvenida -al
lado del arre implicado en los movimientos sociales- en tanto que contri- RECLAIM THE STREETS!: DE LA CRfTICA DEL ESPACIO
bución a la profundización y ampliación del espacio público? Ello, sobre PúBLICO A LA RESISTENCIA GLOBAL
codo si aún cenemos la esperanza de evitar la transformación de la esfera
pública en propiedad privada, algo que se está intentado muy a menudo JAVIER RUlZ
hoy en día en nombre de la democracia.
Reclaim the Streets! se podría traducir al castellano alternativamente
como Recupera/Reclama/Toma las calles, aunque el término requeriría una
rraducción cultural y contextual mucho más compleja. Reclaim the Streets!
es el grupo de acción directa y de política no parlamentaria más conocido e
influyente de Gran Bretaña, cuyo núcleo central varía continuamente, aun-
que ronda permanencememe las 50-100 personas. En los últimos años, este
lema se ha transformado en el estandarte de un difuso fenómeno social sin
precedentes en Gran Bretaña, un país relativamente inmune a las tribulacio-
nes de los 60 y 70 en comparacion con el continente. La posición estratégi-
ca de este país en relación al mundo anglosajón, la facilidad actual para rea-
lizar viajes y comunicaciones electrónicas y la dominación cultural que el
inglés ejerce a nivel global han favorecido que Reclaim the Srreets! se extien-

1 Nora del editor. Como se explica a continuación, Reclaim the Strcets no es un movi-
11
Claude Lefort , "Politics and Human Righrs," op. cir.. p. 270.
' miento unificado ni con portavoces. De manera que los autores quieren subrayar que los escritos
, ,: Ernesto Laclau, "Building a New Lefc," en Nno&jkaio11,011 rhe &vo/mion of011r que aquí se publican panen de la experiencia propia de dos personas implicadas en las actividades
Time, op. cit., 1990, p. 190. · de Rccl.aim thc Streets, pero no suponen ningún ápo de punto de vista "oficial" del grupo.

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..,.........--

JAVI E R RUIZ RECLAIM T HE STREET S

da desde Londres a decenas de países, internacionalización del fenómeno De forma rudimentaria, su discurso crítico entiende que el espacio público
que ha traído consecuencias que van más allá de sus planteamientos inicia- urbano y las prácticas sociales que lo generan están imrinsecamente ligadas a un
les. La pequen.a historia (con minúscula) del grupo Reclaim che Streecs! de artefacto mecánico de supuesta utilidad funcional como es el automóvil. En
Londres puede ayudar a entender las actuales formas de resistencia que se boca de uno de sus ideologos: "Las calles estdn tan llenas de coches como de capi-
están configurando a escala global, las mismas que recientemente fueron talismo, y la pob,ción de este último es mucho peor". Pequen.as acciones, como pin-
parcialmente visibles a través de los disturbios que acompañaron la confe- tar carriles bici durante la noche, se suceden durante un par de afies.
rencia de la Organización Mundial de Comercio en Seattle. Leytonscone, este de Londres, 1994:95. Las nuevas carreteras están en boca
El discurso de Reclaim che Srreets! no es sólido ni excesivamente sofis- de todo el mundo y aparecen como setas campos de protesta en los que mucha
ticado y consiste a grandes trazos en una mezcla ad hoc de ecologismo social, gente vive en "casas" que cuelgan de los árboles. La mayor parte de estos campos
diversas influencias libertarias y artísticas y elementos de izquierda radical, de protesta se interponen en el futuro trazado de autopistas con el fin de prote-
cambiando el foco con el tiempo y de forma táctica con el fin de adaptarse ger los escasos bosques que restan u otras zonas de especial interés. Y las obras
a distintas campañas. Esto refleja la diversidacl interna del grupo y normal- para comenzar la autopista M 11 reciben el visco bueno: ahora se uata de una
mente no supone ningún problema para las personas involucradas, ya que la comunidad urbana que va a ser dividida para facilitar el palpitar diario del cen-
acción es lo que importa, las palabras se las lleva el viento. Este énfasis sobre uo económico y geográfico de Londres. La resistencia es feroz: okupas, jóvenes
la acción es parre de una corriente general en Gran Bretaña, donde el movi- callejeros, ecologistas, amas de casa, ex-criminales, abogados y un largo etcétera
miento alternativo se llama a sí mismo Direct Action Movemenc. El movi- se unen en una campaña que mezcla lucha y fiesta. Las casas desalojadas son reo-
miento de acción directa británico, aunque similar en intereses y estética al kupadas y uansformadas en una improbable unión de barricadas, defensas y arte,
movimiento alternativo del Estado español, incorpora más énfasis sobre el formando una zona fuera del alcance del Estado, en la que las divisiones entre la
ecologismo y la justicia social e incluye de forma fundamencal, a diferencia casa y la calle se disuelven. En estas fecha~, el Parlamento tramita la nueva Cri-
de aquí, donde son temas periféricos, la oposición a la construcción de carre- minal Justicc Bill (el equivalente británico de la Ley Corcuera), que mete en el
teras, a la ingeniería genética y la defensa de los derechos de los_animales. mismo saco de criminalidad a distintos movimientos, como son el movimiento
Otra diferencia que hay que entender radica en el alcance que en Gran Breca- anticarreceras, por la defensa de los derechos de los animales, el movimiento
na ruvo a finales de los 80 la revolución cultural y musical que supuso el trán- okupa, las mves y el movimiento de resistencia en general. El resulcado, previsi-
sito de la guitarra y la batería al sintetizador y los platos, sin comparación en ble, es la unión de distintas luchas que habían estado separadas anteriormente, en
el Estado español en escala y significación social y política -exceptuando quizá una campaña donde las manifestaciones rranscurren al ritmo de música cecno.
Valencia-. El consumo masivo de drogas psicocrópicas como el éxtasis y el Las campañas contra ia Ml l y la Criminal Justice Bill fueron derrota-
LSD, junto a la música de baile e.n fiestas rave, cambió los hábitos de una gene- das en términos convencionales, pero las consecuencias a largo plazo todavía
ración y trajo consigo una forma difusa de rebelión polltica hedonista que fue se pueden sentir. Activistas de Reclaim che Streets! habían estado en el cen-
reprimida con extrema dureza por las autoridades, con la consiguiente radica- tro de ambas, y el grupo se ve reforzado y dispuesto a salir de los usuales
lización de una parce del fenómeno, mientras el resto era absorbido en la eco- espacios de protesta para tomar calles que no escán directamente amenaza-
nomía nacional a través de la implantación de las macrodiscotecas. La mayor das. El automóvil sigue estando en el foco del movimiento, pero el discurso
detención de masas en el siglo XX en Gran Bretaña tuvo lugar durante un rave se amplía con los intereses de nuevos "no-miembros" y mediante el entendi-
en 1994, cuando casi mil personas acabaron en comisaría. miento tácito de que las luchas aisladas no llevan a ninguna parce.
Londres, 1992. El movimiento anticarreccras va cobrando fuena en Gran En el verano del 95 tienen lugar en Londres las primeras street-parties
Bretaña, con los primeros campos de protesta en Twyford Downs que ofrecen que caracterizarán a Reclaim che Streets!, fiestas rave callejeras ilegales donde
resistencia física al macroprograma de "asfaltizacion" masiva del gobierno con- el asfalto se convierte en pista de baile, playa para nin.os -con camiones de
servador. En este contexto, un pequeño número de activistas forman su grupo arena-, al tiempo muestra de arce y obra de arre. El éxito es fenomenal y los
de acción directa para luchar contra el imperio del automóvil. Aunque su periodistas de la prensa progresista se muestran can estimulados como los

Ola discurso y práctica se podría colocar en el estante de ecologismo, no se limitan


a cuestionar la degradación del paisaje, la polución y los accidentes de tráfico.
propios viandantes. Otras ciudades en Gran Bretaña organizan sus propios
eventos y, en julio del 96, diez mil personas ocupan la autopista M41 en

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C1I
JAVIER RUI Z RECLAIM THE STREETS

Londres, a pesar de los esfuerzos de la policía para evitarlo, con~iniéndola en


una orgía de color y música [fig. 1). Durante la fiesta/protesta aparecen unas
mujeres con faldas de tres metros de altura, y escondidos debajo de ellas acti-
vistas armados con martillos neumáticos plantan en el carril rápido de la
autopista árboles rescatados de la construcción de la M 11 [fig. 2). A pesar de
codo, el día transcurre en relativa paz y con pocos detenidos, y el movi-
miento alrededor de Reclaim the Streets! se convierte en un fenómeno social
GC
en el que cristalizan diversas _inquietudes.

'
'
'

Fig. 2. Bajo las f.iJdas... el marrillo neumático


IC
La realización de las street-parties se basa en una división estricta del tra-
bajo y el conocimienco. Nadie excepto un pequeño grupo conoce dónde va
e:
a tener lugar la fiesta y las personas que constituyen el grupo trabajan en dis-
tintas parres del proyecto de forma completamence autónoma. Esta organi-
zación en células de contacto personal hace casi imposible pararlas, aunque
infiltraciones posteriores han complicado el panorama. El día de la street-
pany se convoca a la gente en una estación de metro con varias líneas y, de
Fig. l . Trípodes uriliz.idos para corcar la circulación pronto, se llena un tren encero de una de ellas cuando algunos activistas indi-

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,_.....--

JAVIER RUIZ RECLAIM THE STREET S

can el camino, pero sólo hasta el siguiente punto. Al mismo tiem po, varios
equipos -con diversas barricadas para cortar el tráfico y camiones con poten-
ces aparatos de música, y rodo tipo de decoración y otros materiáles (arena,
muebles, columpios, etc.) [figs. 3 y 4)- se coordinan a través de teléfonos
móviles y radios para llegar al lugar elegido de forma sincronizada con la
multitud que pronto les rodea. Esto hace que la policía tenga que cargar
enfrente de las cámaras de los periodistas contra miles de personas bailando,
Jo que en Gran Bretaña, en esas fechas, se consideraba excesivo y contrapro-
ducente en la opinión pública. El final de las fiestas se suele negociar para
sacar el equipo intacto y a la gente sana y salva. Este tipo de organización
requiere una confianza extraordinaria a muchos niveles, algo bastante sor-
prendente, aunque sea habitual en el mundo de la acción directa bi'í'tánica.
Dado que las jerarquías de conocimiento también se convierten en jerarquí-
as de poder, la creación de escrucruras invisibles a primera vista ha sido y es
uno de los grandes problemas que se plantea Reclaim che Screets! Por ocra
parce, la perpetuación de este particular tipo de organización contingente
para una acción concreta es una clara ventaja a largo plazo de cara a los ries-
gos tradicionales de infiluación policial y de represión, lo cual ha reforzado
aún más este modelo organizativo.

Fig. 3. Reutilizando lúdicamence los postes de señali:z.ación de tráfico Fig. 4. Usuarios alternativos ocupan fcsciv:unence la autopista M 41

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~

JAVIER RUIZ RECLAIM THE STRHTS

Durante el siguiente año, la voluntad de Reclairn the Screecs! de ir El resultado es 20 mil personas en Trafalgar Square, la plaza más emblema-
más alla de la crítica al automóvil se materializa en varias acciones con- rica de Londres, bailando por la justicia social y medioambiental y en con-
juntas con un grupo de 500 estibadores (dockerr) del puerco de Liverpool, tra de las elecciones, por la idea de que éstas no van a cambiar nada. Sin
que llevan más de un año intentando recuperar sus puesros de trabajo, en embargo, esca vez las autoridades disuelven la fiesta violentamente, con los
la disputa sobre la reconversión industrial más larga que ha tenido lugar en consiguientes disturbios, y muchos medios de comunicación hablan de hor-
Gran Bretaña. El 12 de abril del 97, dos semanas antes de las elecciones das anarquistas que han tomado la ciudad. Mientras tanto, aparecen street-
generales que darán la victoria a los "socialistas", los dockers convocan una parties por todo el mundo, principalmente en Occidente y países .anglosajo-
marcha autorizada por la justicia social, mientras Reclaim che Streets! orga- nes como Australia.
niza una fiesta ilegal paralela para denunciar la farsa electoral [fig. 5].
La nueva situación provoca una crisis de identidad interna por causa de
la cual la relación entre el rojo, el negro y el verde se tambalea, aunque no
cae. Algunos de los elementos más cercanos al ecologismo reformista no
están a gusto con el giro de la protesta a la revolución que se huele en el aire
y la tensión aparece. A pesar de las crisis internas, gente nueva encuentra ins-
piración en Reclaim the Screets!, y aunque radicales tradicionales intentan
aprovechar el nuevo yacimiento de capital político, el cambio vendrá desde
una nueva dirección, curiosamente desde Espafia.
Ese mismo verano, la red internacional formada alrededor del movi-
miento zapatista celebra en la Península Iberica su segundo Encuentro inter-
cominencal por la Humanidad y contra el neoliberalismo, que congrega
ciemos de activistas de todo el mundo, incluyendo Redaim che Screecs!, con
el propósito de hacer cristalizar una red descentralizada y sin jerarquías dedi-
cada a coordinar la resistencia global a la globalización económica neolibe-
ral. En febrero del 98, Reclaim che Streets! (Londres) se convierte en cooor-
dinador para Europa Occidental de la red, llamada Acción Global Popular
(AGP); el puesto se somece periódicamente a rotación. l:.sa es la primavera
caliente que verá acciones en todo eJ planeta en contra del neoliberalismo.
Haciendo uso de contactos personales y de Internet, Reclaim che Streers!
(Londres) propone la primera Global Street Party para el 16 de mayo del 98,
en el día de la cumbre del G7+1 que une a los dirigentes de los países mas
industrializados. Una street-party sincronizada se extiende por más de veinti-
cuatro ciudades alrededor del planeta, en países como Colombia, Auscralia y
Finlandia, mientras en Birmingham los presidentes del G7 son trasladados
fuera de la ciudad para evitar a las miles de personas que han ocupado el cen-
tro urbano.
La internacionalizacion de Reclaim che Screets! es un éxito, pero esto no
evita nuevas tensiones, especialmente en lo que muchas personas ven como
un abandono de las actividades dirigidas hacia la comunidad local en Lon-
dres, si bien es cieno que Reclaim che Streets! nunca había sido un grupo
Fig. 5. Reclaim The Srrcccs! anuncia una fiesra paralela a las elecciones: no seas parre dd engranaje con raíces en ningun barrio concreto de la ciudad. Sin embargo, la renden-

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JAVIER RUIZ RECLAIM TH E Sl'REETS

cía hacia la resistencia internacional es imparable, y swge una nueva pro- de la ocupación de la Bolsa Londres vivió los peores disturbios que se recucr-
puesta para un día de accion global: el 18 de junio dd 99, día de la siguien- dan en años. Aunque se han aireado acusaciones de provocación e incluso
te cumbre del G7. Miles de panfletos se envían por correo a grupos de codo planificación de la violencia enue policía y manifestantes, probablemente
el mundo y las listas de Internet se inundan con textos firmados por Reclaim haya que repartir respons_abilidades, si bien esco es así en lo que respecta a
che $creces! y London Greenpeace ~upo con experiencia en acciones de manifestantes a nivel individual y no en el caso de grupos como Reclaim che
masas en los años 80 en la City de Londres, el centro financiero más impor- Se.reces! Hacía tiempo que las autoridades mostraban una tendencia crecien-
tante del mundo2-, mientras la propuesta es asumida por la AGP. temente represiva que sólo se vió confirmada finalmente por la brutalidad
que exhibieron aquel día. Por orro lado, el movimiento alternativo llevaba
Esta vez se abandona el concepto de la smtt-pnrty por varias razones. años sufriendo dicha represión con resistencia pasiva en forma de encadena-
Por un lado, se cuestiona la radicalidad que pueda suponer hacer otra rn11t mientos, bloqueos, etc., y la ocasional rotura de alguna excavadora: ese día,
en Londres, ante la posible recuperación por parte del "sistema", aunque mucha gente, en pleno cenuo financiero, se vio en d "corazon del mal")' dio
también pesa el simple deseo de hacer algo distinto. Por otro lado. preocu- rienda suelta a la rabia acumulada en forma de destrozos masivos.
pa la homogenización de las formas de protesta y el emocentrismo anglosa-
jón que pueda conllevar esre parricular modelo, el cual puede no tener sen- Mientras canco los medios hicieron su agosto, llenando sus páginas con
tido en muchos otros lugares, particularmente en d llamado Tercer Mundo, acusaciones de terrorismo anticapicalista y de haber causado más daños que
al que ahora se hace un mayor esfuerzo por incluir. Por codo ello, finalmente, las bombas del Ejercito Republicano Irlandes (lRA). Previsiblemente, tuvie-
el día es simplemente una llamada a la "fiesta, prottsta y carnaval tn centros ron mínima mención los sucesos simultáneos en unas cien ciudades de los
financimJS a/m.kdo,· del mundo". Este giro del discurso se apoya principal- cinco continentes, incluyendo varias en las Españas (Madrid, A~curias,
mente en algunas versiones superficiales de la teoría de la "economía de casi- Valencia y Barcelona). Nuestra página de Internet<http://www.j18.org>, no
no"3, que ve la liberalización financiera y la especulación monetaria en opo- obstante, facilitaba información puntual y retransmitía imágenes y sonido
sición a la economía "real", y a los dirigentes políticos como marionetas de en directo desde la City, convirtiéndose en el principal punto de informa-
las multinacionales. Sin embargo, esta perspectiva se combina con un cóctel ción del día, incluso para los medios corporativos. La mística que. rodea
de simple "anticapiralismo" y la ya habitual apología de la espontaneidad, Imcrnec se conjugó con la histeria de masas para cambiar el calificativo
encarnados en el Carnaval contra el Capital que ese día conmocionó la City mediático de Reclaim che Screets! a las pocas semanas: '·cyberrerroristas" que
de Londres. tste era el colofón de un día en que numerosas acciones lleva- se esconden en la amenazadora Red.
das a cabo por diversos grupos distintos de Reclaim che Scrects! dieron lugar. La evaluación de estos hechos por parre de Reclaim che Screets! y el
entre otras consecuencias, a varios McDonald's convercidos en escombros y Direcc Action Movement y alrededores en general ha sido compleja y varia-
oficinas de inversores financieros invadidas en proresra por su participacion en da. Para algunas personas, la violencia se debía haber evitado a roda cosca, y
el comercio de armas. Durante el Carnaval, activistas de Reclaim che Sueecs! el espíriru de Reclaim che Streecs! (parry nndprotesr, fiesta y protesta) podría
tapiaron la puerta principal del London Financia! Futures Exchange, la haberse perdido para siempre. Es conveniente hacer aquí un inciso para
Bolsa dedicada exclusivamente a actividades financieras, mientras muchas explicar que la percepción de la violencia durante las manifescaciones es muy
personas que participaban en el Carnaval invadían el edificio de forma diferente de Gran Breraña al resto del continente, a pesar del alto nivel gene-
esponcánea. A pesar de que en los m omencos previos tan sólo habían tenido ral de violencia diaria. Sucesos como mayo del 68, el ~ocoño caliente" ale-
lugar algunas simples escaramuzas con la policia en puntos aislados, a partir mán o las carreras delante de los grises, no tienen parangón en la memoria
colectiva británica. Lo más parecido fueron las revuelcas contra la Poli Tax a
1 London Greenpeace no tiene rdación alguna con Grcenpeace Internacional. Se erara principios de los 904, pero ni siquiera éstas se han convertido en un miro
de un grupo libertario dos de cuyos miembros se enfrentaron a McDonald's en el ltgendario aceptable para la izquierda. Ello hace difícil para los sectores progresistas
juicio por dif:unación denominado McLlbtl (MacLibelo), por haber distribuído panílecos
crfricos con la compañía. V~ase <http://www.mcspodighc.org>.
·' R. Barner y J. Cavanagh. "Eleccronic Money and che Ca.sino Economy", en J. Mandcr .. La Poi! Tax era un impuesto local no rebcionado con los ing~sos. que atccraba par-
y E. Goldsmith (eds.). Th, Cm Agtriim the Gwbdl &011011~1•. Sierra Club. San Francisco. 1995. ticularmcme a las personas m:ís dcsfuvorccidas.

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JAVIER RUIZ RECLAIM THE STREETS 1

encontrar un referente histórico para tales siruaciones de enfi:encamienco, la extrema derecha nacionalista de algunos países. También preocupa la cen-
G
dejándolos completamente descolocados fi:ence a la que es probablemente la tralización de los días de acción global alrededor de urbes del Primer Mundo
sociedad de clase media más conservadora de Europa, y con los medios de corno Londres o Seanle, que limita la idea de resistencia descentralizada y no
comunicación más potentes. jerárquica. Se cuestiona incluso por parce de algunas personas la idoneidad
de centralizar las convocatorias en grandes días, lo cual supone mucho tiem-
En el ouo extremo, para bastantes activistas la destrucción de propie-
po de preparación y detrae energías del trabajo diario. Lo cieno es que aun-
dad física es incomparable con la violencia contra las personas, y se justifica
que Reclaim che Srreecs! realiza pequeñas acciones e intervenciones durante
por tanto como acción directa noviolenta. Se podría decir que la mayor parte
codo el año -cada vez. más difíciles por la vigilancia continua-, el grupo tiene
de Reclaim rhe Srreecs! y otros grupos alrededor se sitúa a medio camino
un claro ritmo cíclico de un gran evento por año.
entre ambas opiniones. En cualquiera de los casos, se temió la represión que
pudiera desencadenarse en los meses siguienres,.rras la aparición de forogra- El 1 de mayo del 2000 se reclama ahora por parte de la AGP como día
fias de decenas de personas en la página de Internet de la policía. Todo el de acción global\ aunque no está claro el alcance que ello pueda tener en
mundo celebró que la palabra (anti)capicalismo apareciera por fin en prime- pleno día de la izquierda tradicional. En Gran Bretaña, el derechismo de la
ra página del Financia! Times, a pesar del conrexro, y que la globalización de Tharcher y sus herederos del Labous Parry han despojado a ese día de su aura.
la resistencia fuese ya un hecho innegable. Mientras, aún más grupos en todo Una amplia coalición de izquierda radical y anarquistas se preparan para tres
el mundo encontraron inspiración en los sucesos de Londres y la red AGP días de cQnferencias y acciones, mientras Reclaim che Srreers! .planea una
ha extendido su llamada: de la oposicion al neoliberalismo, al "capitalismo .'Y sesión de Mass Guerrilla Gardening. La idea original de tal acción proviene de
todas las fo,-mas de opresión". fuera de Gran Bretaña, y consiste en transformar un espacio público en un jar-
A pesar de que las auroridades se habían prometido no volver a permitir dín de forma rápida en una noche. Reclaim che Stre~cs! pretende hacer eso
que Reclaim che Streers! se les fuera de las manos, los y las activistas se ven mismo pero con miles de personas, de forma abierta y de día, idealmente
moralmente obligadas a secundar la propuesta que la AGP hace a continua- abandonando canto el modelo organizativo descrito anteriormente como las
ción para otro día de acción global, esta va desde Estados Unidos y con moti- direcciones secretas, aunque los detalles todavía están en el aire a primeros de
vo de la conferencia de la Organizacion Mundial de Comercio (OMC), pro• marzo. El razonamiento esgrimido para esa acción se basa en la idea de rein-
metiendo: "después de Lond,-es, Seattle". Su resultado, d 30 de noviembre del venrar el 1 de mayo como día no sólo de la clase obrera; sino también atender
99, no fue un día memorable en Londres, escenario de una manifestación en a las raíces paganas de la fiesca para darle así un giro que incluya también el
términos tradicionales con portavoces de distintos grupos y sindicaros que ecologismo, aunque la justificación Jiceral completa no se ha concretado por el
degeneró en pocos instantes en una baca.lla campal. Ciemos de panicipanres momenro, y mucha gente en Reclaim che Srreers! no enciende el porqué de
fueron rodeados y rodeadas, idencificadas y fotografiadas una por una anees de esra acción. El hecho de invitar a la genre a "trabajar" en el día del trabajo es
ser liberadas, en una muestra de la estrategia de las autoridades británicas, acu- un problema que aún esrá asimismo por resolver. Otro problema más general
mular toneladas de información, bien distinta del salvajismo simplista del ma- y no resuelto es el de la inclusión social, ya que Reclaim che Srreers! y el movi-
dero hispano. Sin embargo, las noticias que iban llegando de los compañeros miento alternativo en general están predominantemente compuesros por blan-
y compañeras de Seattle y muchas otras ciudades, primero a craves de lnrerner cos de clase i:nedia en u.na ciudad multiémica como Londres6•
y luego todos los medios de masas, cambiaron el ánimo rapidamente.
El impacto a largo plazo del Carnaval concra la OMC en Seatcle aún 5 NdE. El texto de Javier Ruii fue escrito cuando esca última convocatoria estaba en
e:
está por determinar, mientras ciemos de analistas y académicos todavía marcha, antes de la celebración del Mayday. Posrcriormente ouos pasos en el avance de la
intentan comprender algo sin ni siquiera saber de la existencia de la redAGP. resis1encia global han sido Praga, Niza ... )' sigue.
6 NdE. El video sobre la campaña No M 11, Lift in the Fast úme, así como un documtn·
Mientras tanro, las ONGs y la izquierda tradicional se lanzan sobre los des- 1al y mtiln> del l 8J, se disrribuyen a rravés de U11dermrrmrr. <http://www.undercurrenrs.org>:
pojos para inrenrar justificar o revitalizar sus causas. Muchas y muchos acti- hay un video completo sobre el I BJ craducido al castellano por La Tagarnina (Aparrado
vistas, después de la euforia inicial, se plantean cuestiones relativas al apoyo de correos 533,_41080 Sevilla). Website de Reclaim che Streers: <ht1p://www.reclaimches-
a cales convocatorias por parce de los sindicatos proteccionisras e incluso de rreers.nec>.

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JOHN .IOROAN R.ECLAIM THE STREET S

EL ARTE DE LA NECESIDAD: LA IMAGINACIÓN SUBVERSIVA "todo es posible"; uno puede colocar un buzón y una dirección en un viejo cas-
DEL MOVIMIENTO DE OPOSICIÓN A LAS CARRETERAS Y taño, y contribuir así a la historia del derecho convirtiéndolo en el primer árbol
REC LAIM T HE STREETS7 que busca ser reconocido legalmente corno domicilio, con el fin d e q ue sus
habitantes puedan exigir derechos de residencia; o puede escalar hasta el teja-
]OHN ]ORDAN do del Parlamento para expresar su opinión sobre la Criminal Juscice Bill9
saliendo en las portadas de todos los periódicos nacionales.
LA POÜJCA DE LA ACCIÓN DIRECTA CONTRA LA. CARRETERA DE ENLACE M11
La campaña No MI l fue una performance sin interrupción. Casi todos
"La poesía es un arto que gmem nttevns realidades: es la renliz,u:ión de /11 uorín los días invadíamos los lugares donde se desarrollaban las obras de construc-
mdicnl, el neto revolucio11nrio por excelmcia" (Raoul Vaneigem, "La revolución ción de la carretera u tilizando nuestros cuerpos en la acción directa, como
de la vida cotidiana", 1967) herramientas de resistencia contra el frío metal de los martinetes, grúas y bull-
dozers; generalmente, tales acciones se acompañaban del sonido de tambores,
La carretera de enlace M 11 habría de extenderse desde Wanscead hasta silbatos y canciones. Frente a los gestos estéticos valientes pero vanos de tantos
Hackney en el este de Londres. Para construirla, el Departamenco de Transpor- artistas de pe,fonnance que han utilizado sus cuerpos en actos de resistencia y
te tendría que derribar 350 casas, desplazar varios cientos de personas, atajar por de peligro -Chris Burden crucificado en un coche, Linda Montana esposada
uno de los bosques más antiguos de Londres y devastar una comunidad con una a su amante durante tres días, Stelarc colgado de una grúa por ganchos clava-
extensión de alquitrán de seis carriles de ancho, al precio de 240 millones de dos en su piel-, la acción directa es un cipo de pe,formance donde lo poético y
libras esterlinas, con el fin de ahorrar a los conductores, según parece, unos seis lo pragmático se dan la mano. La visión de una frágil figura humana siluetea-
, minutos de viaje en automóvil. Recientemente, se ha admitido oficialmence da contra un cielo azul, que pende en lo alto de una grúa obligándola a inte-
que su capacidad estará saturada desde el mismo momento en que se inaugu- rrumpir su trabajo durante toda la jornada, es al mismo tiempo una imagen
re. Lo cual sugiere que habrá necesidad de construir otra carretera. bella y funcional. La acción directa es por naturaleza profundamente teatral y
fundamentalmente política. La pe,forma11ce que consiste en escalar una grúa
Durante unos treinta aiios hubo oposición a la M 11 por medios políti-
en una zona de obras muestra diferentes funciones: el pragmatismo, la repre-
cos convencionales: manifestaciones, planificaciones de un trazado alternativo,
sencación, la teatralidad y el ritual convergen en la acción directa.
trabajo de 1,obby y de presión. A pesar de coda la dedicación por parte de los
residentes, los bulldo:ms llegaron en el otoño de 1993 y con ellos el momen- La función política pragmática consiste en q ue paraliza las obras de la
to de desarrollar nuevos métodos políticos creativos, utilizando la acción direc- carretera y retrasa a los contratistas, lo cual puede costarles grandes sumas de
ta, la pe,formance, la escultura y la instalación, armados con faxes, módems, dinero; se dijo q ue un sólo día de trabajo suspendido en una de las obras
ordenadores y cámaras de vídeo. Emergió así una nueva casca de "arriscas acti- principales podía costarles alrededor de cincuenta mil libras esterlinas, a lo
vistas" cuyo lema podría ser: creatividad, coraje y descaro8• No era el suyo un cual hemos de añadir las labores de vigilancia suplementarias necesarias para
arce de la representación sino de la presencia; su política no era posponer el mantener a los y las activistas lejos de la maquinaria, así como las tareas poli-
cambio social al futuro, sino el cambio social ahora: una política de la inme- ciales. Todo ello produce retrasos y golpea a los conmuccores de carreteras
. diacez, la inruición y la imaginac[ón. Para la imaginación de tal activismo, donde más les duele: en sus bolsillos. La función represencacional consiste
en que cales acciones ofrecen nuevas y poderosas imágenes, imágenes viseas
7 por una cantidad enorme de público y que p_ueden hacer que las problemá-
NdE. Se rrara de una versión adaprada de algunos pasajes de "Thc arr oí necessiry:
rhe subversive imagination of ami-road procese and Reclaim che Srreccs". en Gcorgc: McKay ticas se proyecten en la conciencia pública. Su función teatral consiste en que
(ed.), DiY C11/mrr. P,my ,md Proresr itJ Nín~tirs B,-ími11, Verso. Londres, 1998. Selección)' la acción directa se representa frente a un público, no solamente para los
craducción de Marcelo Expósico. medios de comunicación sino también para los ocasionales transeúntes, en
• La primera oleada de activista, contra la MI J provenía de las acciones en Twyford ocasiones impresionados por lo que ven y que participan así en un diálogo
. Down, donde se p uede considerar que nació el movimiemo d e protesta contra las c-Jrreceras
en Gran Bretaña, en 199:!, desarrollando un cipo de escracegias que serían muy valiosas en
el avance d el movimiento, reperidas en posceriores campos de protesta. "NdE. Equivaleme a la española Ley Corcuera, véase más arriba el cexco de Javier Ruiz.

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JOHN _
I ORDAN RECLAIM THE STREETS

sobre las problemáticas. Su función ritual se cifra en el riesgo, la excitación Claremont Road era una calle de treinta y cinco casas unifamiliares,
y el peligro inherentes a la acción, que contribuye a crear un momento simada en medio del trazado de la carretera de enlace. Resistiendo a los bulldo-
donde se concentra la magia, una experiencia álgida donde el tiempo real zers codo a codo con los y las activistas implicadas en la campaña se encon-
repentinamente se detiene y algún tipo de desplazamiento en la conciencia traba Dolly, quien, con noventa y dos años de edad, había vivído allí durante
puede ocurrir. Muchos de nosotros y nosotras nos hemos sentido increíble- coda su vida. Abandonar Claremont Road era inconcebible para Dolly. Desa-
mente fortalecidas [empoweredj, nuestras vidas se han radicalizado y trans- fiando al Departamento de Transp¡me, permaneció allí hasta el último
formado por estos .sentimientos. La acción directa mezcla praxis, catarsis e minuro12• Todas las casas de Claremont Road, exceptuando la de Dolly, fue-
imagen. Para implicarse en la acción directa uno ha de sentir la suficiente ron okupadas como parte de la campaña. Uno de los primeros actos de resis-
pasión como para poner sus valores en práctica; consiste literalmente en dar tencia consistió en cerrar la carretera al tráfico para abrirla al arce de vivir.
cuerpo [embody] a rus sentimientos, actuar [perform] ru política. El cuerpo ha En ün extraordinario acto de dito11rnement, la carretera -normalmente un
sido marginado en nuestra cultura recnocrática, lo cual entraña un peligro: espacio dominado por el automóvil, un espacio para transitar y no para vivir,
revela una sociedad sin ningún cipo de contacto consigo misma y con su un canal muerto entre a y b- fue recuperada (reclaimedj y convertida en un
enromo, una sociedad que prefiere utilizar como metáfora la máquina espacio vibrante en el cual fuera posible vivir, comer, hablar y dormir.
-consriruida por piezas duras sin conexión- antes que el cuerpo -interco-
nectado, fluido, blando-. La acción directa hace visible el carácter devasta- Los muebles se sacaron al exterior de las casas, a la carretera; la ropa
dor de la maquinaria de la culcura industrial y devuelve el cuerpo al centro lavada, tendida al sol; se jugaba al ajedrez en un gigantesco tablero pintado
de la polfrica y de la práctica cultural. Cuando uno sitúa su cuerpo directa- en el suelo; se encendieron hogueras; se construyó un escenario y celebraron
mente en los engranajes de la máquina, introduce un punto de resistencia en fiestas. La "carretera" acabó convertida en una "calle", una calle como nin-
la circulación del poder, transforma su propio cuerpo obligando a la socie- guna ocra, una calle que ofrecía un excepcional destello de utopía, una suer-
dad industrial a explicar y justificar sus acciones10. te de microcosmos temporal de verdadera cultura liberada y ecológica.
Uno de los aspectos estéticos más relevantes de Claremonc Road fueron
las barricadas, construidas para resistir frente a los intentos de desalojo de!
Los INVASORES DEL ESPACIO: LA TRANSFORMACIÓN DE CLAREMONT ROAD Departamento de Transporte. Muchas de ellas, emplazadas en el interior de
las casas, eran formalmente semejantes a instalaciones y obras conceptuales.
"¿Acaso quienes vivimos en elprt!sentt! estamos condenados.~ co11tk11adas 11 no o:pe- Sin embargo, nuestras construcciones creativas no eran esculturas site-speci-
1-imentar nunca la autonomía, a 11n e11co11trarnos mmc11 en m1 simple pt!tllTZI) de fic como mero reflejo de las esrrucruras arquitectónicas de las casas, sino
tima gobernado tan sólo por la libertad?' (Hakim Bey, TAZ-Zo1111 Tm1pomlmmte transformaciones sociales creativas, la imaginación rigurosamente aplicada a
Autónoma). siruaciones reales, el arte implicado en la vida cotidiana. Las casas no eran
meramente marcos para el arte, sino hogares, lugares reales que podrían
Si la acción directa en los terrenos donde se estaba construyendo la
haber sido renovados para.realojar a algunas de las cientos de personas sin
MI 1 constituía una transformación del cuerpo personal y social, la mutación
hogar que cada año dan con sus huesos en las calles de Londres. Durante los
final de Claremonc Road en un teatro fenomenológicamente imaginativo de
resistencia creativa supuso una transformación del espado personal y social 11 •
das en el verano de 1994; roda una serie de desalojo.1 en primavera y verano de 1994, inclu-
yendo Lcyconsconia; una zona boscosa, Euforia; y para acabar, la últ.ima e.asa que quedaba
10
Véase Road RAgi11g-Top Tip.,for W.·ecki11g Rond B11ilái11g- RoadAk17 l997, una fan- por demoler en la ruca de la carretera, desalojada en julio de 1995. Claremonr Road fue con
tástica guía sobre técnicas de acción directa, que se puede conseguir a través de Road Alert!. mucho el lugar más significativo, en los meses finales de la campaña.
PO Box 5544, Newbury, Berkshire, RGI4 SFB, Gran Bretaña. 11 Dolly enfermó tras el primer ataque de los anridisrurbios en Claremont Rnad (2 de
11
La campaña No M 11 comprendió varios espacios de resistencia: en primer lugar, el agOSto de 1994} y fue trasladada a una residencia cercana. La señora Leighton, de setenta y
casrafio en George Green Wansread (desalojo en diciembre de 1993), que constituyó la chis- ocho años, fue menos afortunada: con el fin de desalojarla de su casa, a la vuelra de Oare-
pa inicial de roda la campaña de acción directa contra la MI l. A continuación. las primeras monr Road, el Escado le envió once funcionarios, cuarenta guardias de seguridad y cienro
casas que fueron okupadas y declaradas Zona Libre Independiente de Wansronia, desaloja- sesenra policías. Murió pocos meses después, añorando su casa y con el corazón roro.

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RECLAIM THE STREET$
JOHN )ORDAN

años 70, un arústa como Gordon Matta-Clark realizó eones en edificios y andamios de treinta meuos de altura que llamamos Dolly, y que se erigía
agujereó la pared lateral de una casa, mientras que Walter de Maria llenó de atravesando el cejado de una de las casas. Construida con cientos de barras
tierra toda una habitación. En Claremonc Road corramos un agujero en las metálicas "encontradas", unidas en un complejo y caótico trabajo de enreja-
paredes divisorias de las casas, a lo largo de la fila de ueinra y cinco, con el do y semejante a un cruce entre el Monumento a la Tercera Internacirmal de
fin de crear un sensacional tunel que las conectase: una estrategia para esca- Taclin y una plataforma de lanzamiento de la NASA, la torre se veía a kiló-
par de los funcionarios enviados por la Administración, pero también una metros de distancia. Durante su corta vida Dolly constituyó una verdadera
metáfora de la vida comunitaria; una intervención que atravesaba d aisla- seña local que compitió con la imagen de Babilonia blandengue de Canary
miento de las unidades domésticas individuales. En algunas de las casas, las Wharf en e1 horizonte. Esta demencial pieza de estructuras metálicas gra-
habitaciones se llenaron de cierra, quedando iluminadas por el misterioso sientas y pintadas de colores luminosos no solamente ofrecía la defensa más
resplandor de una sencilla bombilla colgando del techo. Escas habitaciones eficaz posible frente a los encargados del desalojo, sino que también devino
llenas de tierra disimulaban las entradas a cienos búnkers utilizados por los la imagen más poderosa de la confrontación finaJ 1-i,
y las activistas como refugio durante el desalojo. Descoñociendo los vericue- Durante cuatro fríos días de noviembre de 1994, Claremom Road y el
tos de tales escondrijos, los enviados de la Administración, al llegar, se velan barrio de kilómetro y medio de casas selladas se convirtió en el campo de
forzados a buscar pesadamente con palas, en lugar de aplicar su deseo de sen- operaciones de la batalla final. Envueltos en d sonido de la música rave que
cillamente demoler las casas con sus bulldozers: una actividad, por lo tamo, retumbaba desde la cúpula de la torre, 1300 policías antidisturbios y fun-
que consumía mucho más de su tiempo y, a un coste de veinte miJ libras cionarios de la Administración se desplegaron en formación en el interior de
esterlinas por desalojo, ¡les salía bien cara! Otras casas se bloquearon no con la zona y rodeándola con su rutinaria coreografía. Los y las activistas pendí-
cemento sino con basura, detritus urbanos: lavadoras, viejos colchones, an sobre redes suspendidas a lo largo de la carretera, claveteadas al asfalto y
muebl~ rotos y, simbólicamente, neumáticos gastados; en definitiva, inge- desplegándose haci'a lo alto de las chimeneas, encerrados en los refugios y
niería imaginativa aplicada a ralentizar-el desalojo. Estas barricadas se acom- encadenados en el interior de una jaula en la cúpula de la torre: enormes
pafiaban de lemas pintarrajeados improvisadamente y murales llenos de grúas, rodeadas por docenas de guardias de seguridad, balanceaban sus pla-
colorido; una enorme valla saludaba de forma jocosa: "Bimvmidos a Clare- taformas aéreas como dinosaurios mecánicos, buscando capturar a los y las
mont Road: hogares ideales". De los árboles que defendíamos pendían mani- escurridizas activistas sacándolas de tan estupendo escondrijo. A la noche,
quíes, celas, televisores viejos, objetos encontrados que mostraban cienos resplandecientes haces iluminaban el enclave, cubierto por un silencio mis-
simbolismos llenos de intención, al tiempo que suponían un obstáculo para terioso. Repentinamente, el lugar se asemejaba al escenario de un film apo-
los cirujanos acboricidas. Una casa entera fue declarada"casa del arte", y calíptico, mientras un coro de voces, "¡el poder para la torre!'·, ascendía desde
"artistas" más tradicionales la llenaron con imágenes representativas que cri- la calle. Ochenta y ocho horas más tarde, capturaron de la torre a la última
ticaban la cultura del automóvi113 • Se abrieron dos cafeterías, entre las cua- persona restante; lo único que les quedaba por hacer era destruir la calle y
les una pancarra interpelaba a los transeúntes: "Imagina este lugar como w, con ella no sólo cien años de historia local, sino también un lugar extraordi-
hogai; como un bosque o como la carretera de enlace M 1J". nario de resistencia creativa.
El símbolo final de la resistencia a los planes del Departamento de Ningún signo, reliquia o traza de Claremont Road nos resta. Siempre
Transporte para desalojar Claremont Road fue la extraordinaria corre de supimos que un día todo esto quedaría en ruinas, y esta consciencia de
impermanencia, la imposibilidad de fracasar, nos dio una fuerza inmensa, la
13 El conflicco encre el arce y la acción política surgió aquí de nu~o: cuando algunos fuerza para desplazar esta Zona Temporalmente Autónoma a otro lugar.
activistas decidieron cerrar la casa del arte con el fin de convertirla en una barricada defen-
siva, los "artistas" argumencaron que debía dejarse tal cual, con el fin de que, cuando los fun-
cionarios y la policía llegasen, se hubieran de enfrencar al dilema de 1ener que destruir algo . 14 La torre se inspiró en un libro infoncil francés. Beebo. que cuenta la hisroria de Bibbo

bello. Inocente creencia: ¿por qué deberían los funcionarios y policías ver el arre como algo y su amigo, quienes conscruyen en su imaginació n una casa que se ve ·amenazado de des-
:9 más valioso y bello que el bosque de tresciencos años de anciguedad que. apenas unos meses
antes, habían talado sin pescañear?
trucción por los especuladores; el cuenco acaba con Bibbo escapando de los funcionarios tre-
pando por una enorme rnrre de madera que consuuye sobre el tejado de su casa.

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JOHN JORDAN RECLAIM THE STRHTS

N uestro festival de resistencia nunca pudo ser desalojado. Continuaríamos cer revolucionario. FJ penoso trabajo gris fue abolido por medio del espíritu
transgrediendo la distinción entre ane y vida cotidiana. Continuaríamos subversivo del juego y las calles se llenaron de juerguistas enmascarados bai-
l,.aciendo d e cada acto polfcico un momento de poesía. Si ya no podíamos lando de forma salvaje al ensordecedor ritmo de un grupo de samba. El espí-
reclamar Claremonr Road, reclamaríamos las calles de Londres. Claremonc ritu de la multitud ascendía y el espacio se reclamaba y transformaba. En una
Road nos dejó el sabor d e una sociedad libre. Probar de esra frura es peli- npica burla carnavalesca, una de las entradas a la bolsa, el London l nrernario-
groso, po rque deja un ansia por repetir can estimulante experiencia. En tres
meses reformamos el grupo Reclaim the Streets y comenzamos a planear la
nal Financia! Fucures (and Oprions) Exchange (LIFFE), se tapió simbólica-
mente con bloques de. cemento. A continuación, de forma espontánea, la otra
~
primera strut-party. entrada al edificio fue atacada por los y las juerguistas liberadas por el intoxi-
cador espíritu del carnaval, con la pretensión de okuparlo. Por un momento,
el viejo mundo se colapsó y se pudo percibir el destello de un nuevo mundo,
una fantástica fusión de espontaneidad, placer y libertad.
EL OLOR A CARNAVAL: LA REVOLUCIÓN ESTÁ EN ELAIRE1;
ALCANCE GLOBAL
) OHN ) ORDAN
Ouos carnavales tuvieron lugar simultáneamcnce en unas setenta y
• Esto no es tma protesta... &pitan... Esw no es 11110 protestJZ... Es 1111a fonna dt cinco éiudades d e todos los continentes. En Nigeria, cincuenta mil personas
expmíd11 artlstica... Corto" (llamada lanzada a través de las radios policiales
convergieron en Pon Harcourt, la capital petrollfera, en lo que se llamó el
durante la Global Streer Parcy en Toronco, Canadá, 16 de mayo de 1998).
Carnaval de los O primidos; en Sydney, un burlesco Tour de la Basura ser-
• Trabajar pam ti gor,o y la autlnrica fistiuidaá es apmas disti11g11ibk dt P"Pª- penteó a través de la zona bancaria; en Montevideo tuvo lugar la parodia de
raru para una insumcción gtntralizada" (Raoul Vaneigem, "La revolución de una feria mercantil y se okupó la bolsa; en Dhaka, Toronto, Buenos Aires,
la vida cotidiana", 1967. Citado en un flytr de Reclaim che Screets para el 18 Harare, Nueva York, Madrid, Eugene, Edimburgo, Valencia, Zurich, Praga
de junio de 1999, día de acción global en ceneros financieros).
y muchos otros lugares, el espíritu del carnaval se infiltró en los barrios
Un caluroso día de verano, el viernes 18 de junio de 1999. Debería financieros. FJ alcance global del 18) fue completamente ignorado por la
haber sido un día "normal" d e trabajo en la City, el corazón financiero de mayoría de los medios de comunicació n oligárquicos. Y entonces, cinco
Londres: desperrarse a las 6 de la mafiana, incómodo desplazamiento al lugar meses más tarde, ocurrió Seattle. Un enorme Festival de la Resistencia clau-
de trabajo, sentarse frente a una pantalla para mirar números durante ocho suró el encuentro ministerial de la Organización Mundial de Comercio
horas, teléfonos que suenan inincerrumpidamence, intentar maximizar los (OMC), saleando a las portadas de la prensa internacional, convocando
beneficios para clientes sin rostro, cierre de los mercados, salir al bar, de vuel- acciones que, una vez más, tuvieron lugar en codo el mundo.
ca a casa, dejarse caer delan ce de la tele, arrastrarse hasta la cama, prepa.rarse
El olor a carnaval y revolución ya está aquí y, mezclado con los gases
para lo mismo al día siguiente, y el siguiente, y el siguiente... ¡Con lo fácil
lacrimógenos, se tiene la sensación de que asistimos al comienzo de algo
que es que rodo cambie, poner el mundo pacas arriba!
muy, muy grande. Los movimientos contra el capitalismo irrumpen en todo
Ese caluroso día de verano, el mercado financiero fue puesto paras arriba el mundo y no consisten solamente en el rechazo del sistema actual, sino
y del revés, cuando alrededor de diez mil personas okuparon la zona para cele- también d e las viejas formas de acción política. Lejos quedan los principios
brar un Carnaval contra el Capital. Durante algunas horas, el lugar de obten- de la vieja izquierda: sacrificio, furia, frustración y sentimiento de culpa; ya
ción de beneficios más importante del mundo se convirtió en una zona d e pla- no más marchas lineales entre a y b, seguidas de manifestaciones monolíti-
cas; ya no más comités centrales, ni líderes, ni ideologías fijas, ni dogmas; ya
11 NdE. Se rma de una versión ampliada de un texto de la publicación editada por no más peticiones de reforma, de un nuevo gobierno; ya nunca más la larga
Reclaim the Streets para ser difundida con moávo del Mayday (jornada de protesta global espera hasta el día de la revolución.
del 1 de mayo de 2000). Adaptación y ;,aducción de Marcelo Expósico.

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JOHN )ORL>AN RECLAIM TH E STltEET5

La acción directa escá a la orden del día. Se trate del Movimiento de los dores en un carnaval, ni mirones, ni observadores pasivos. El carnaval es el
Sin Tierra en Brasil apropiándose de cierras inutilizadas por sus propietarios, dinamismo de la democracia directa en acción, unir a la gente para construir
con el fin de construir comunidades cooperativas; de Reclaim the Srreets y compartir juntos y jumas una experiencia común. El insidioso individua-
okupando una autopista para celebrar una fiesta callejera o de campesinos lismo del capitalismo se deshace y permanece la diversidad creativa, cada
indios atando a un político a un árbol (¡aunque sólo por un día!) si osa entrar cual actúa por su propia cuenta sin dejar de sentirse parte de un todo. Obje-
en sus pueblos autogestionados, la acción directa consiste en cambiar las tivos e ideales, símbolos y puntos de visr.a comunes convergen en un
cosas a través de la autoorganización y, en último término, romar el control momento de participación intensa. La irrupción de la resistencia carnavales-
de nuestras propias vidas y comu.nidades, sin la mediación de políticos ni ca supone un retorno a las tácticas creativas de los años 60, pero en esta oca-
burócratas. La acción directa se basa en el principio de la participación direc- sión el impulso inmediato parte en gran medida de las problemáticas ecoló-
ta e inmediata, y amenaza la base de la sociedad capitalista, su necesidad de gicas urgentes. La base del actual sistema, el progreso enrendido como
espectáculo, jerarquía y separación. crecimiento económico, es profundamente antiecológica y ya no podemos
esperar a que se den las "condiciones históricas adecuadas" para la revolu-
La monoculcura del capitalismo encontró su oportunidad de globali-
ción. El cambio crearivo y radical ha de suceder ahora. El planeta no tiene
z.arse de veras tras la caída del Muro de Berlín y el colapso del Bloque del
tiempo de esperar.
Este, que dejó el campo abierto a la expansión capitalisra: pero también
supuso una nueva oportunidad para el resurgir de nuevos movimientos radi-
cales. Durante más de setenta años, el socialismo de Estado en la Unión
Soviética se consideró el modelo principal de sociedad revolucionaria, sien- DESEO Y GOZO
élo no obstante un completo desastre social y ecológico: a pesar de ello, su
sombra cubría la mayor parce de los movimientos radicales. Quienes buscaban "los muñ~cos y las ,ancionts no matan niños y niñm, las balas y la pobreza sf'
el descrédito de cualquier forma de pensamiento revolucionario sólo tenían (el aaivisra nigeriano Oronto Douglas, comentando las informaciones de los
que sefialar el modelo de la Unión Soviética para probar el inevir.able fracaso medios acerca de la "violencia" durante las acciones contra la reunión del
Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington, abril de 2000).
de cualquier proyecto "utópico". Ahora que ese modelo ha dejado de existir, rl
espacio está libre para trabajar en nuevos movimientos radicales y concebir Sin embargo, la supervivencia ecológica y socia.! no es el único objeti-
sociedades diferentes, sin tener que referirnos a un modelo monolítico. No es vo. En las calles de la Ciry o en otros lugares d urante el 18), cambiar el
sólo que se haya liberado la imaginación, sino también que ésta es ahora más mundo no consisúa en un trabajo rutinario: no se trataba sólo de luchar sino
diversa y fluida. Ya no hay ninguna necesidad de sometemos a una única vía, también de gozar. Las exigencias ya no se ciñen exclusivamente al ámbito de
una sola utopía que aplicar globalmente: eso es precisamente lo que eraran de las necesidades de tierra, comida, control de los medios de producción, sino
hacer los paladines del "mercado único". Los movimientos sociales radicales también al control sobre nuesuos propios deseos. El deseo de una vida
que progresivamente convergen no buscan la toma del poder, sino su disolu- mejor, una vida maravillosa, el total reencanramienco del mundo. El juego
ción. No son vanguardisras, sino catalizadores de los procesos revolucionarios. es la inmediatez de la revolución. En la calles de Seattle se escuchaba gritar
Sueñan con muchas y diversas formas alternativas de organización social, for- a un activista, enue el silbido de las balas de goma: "Aunque nos sacudáis, no
mas direcrameme vinculadas a las necesidades locales específicas. Lo que pare- olvidlis algo muy importante: nos ertamos divírrimdo mds que vosotros".
ce una alternativa al capitalismo en un lugar del llamado Primer Mundo, no
A pesar de que en el siglo XX se purgó el espíritu radical del carnaval,
tiene por q ué serlo para quienes habitan los suburbios de Nueva Delhi. D uran- convirtiéndolo en otro espectáculo para el consumo y el ocio, asistimos hoy
te el Carnaval de Protesta comenzamos a vislumbrar ocros mundos posibles, a un nuevo espíritu revolucionario que devuelve el carnaval a sus ralees. El
mundos que celebren la diversidad y la autonomía, mundos que se sostengan carnaval y la revolución tienen objetivos idénticos: invertir el orden social
sobre la cooperación y la participación.
mediante la entrega al disfrute, celebrando nuesuo indestructible deseo de
El carnaval, al contrario que el capicalismo y las viejas formas de orga- vivir, un deseo de vida que el capitalismo pugna por destruir con su monó-
nización poi/rica revolucionaria, refuerza la participación. No hay especca- tona espiral de trabajo y consumo. Pero no queremos esperar a la llegada de

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JOKN JORDAI'

momentos de revolución carnavalesca, sino intentar extenderlos a cada


momento de la vida cocidiana. No queremos vivir un rurina de días libres,
salidas controladas de la corriente general, a través de válvulas de escape
regul~das por la sociedad, para volver a la vida normal al día siguiente o dejar
que la dominación jerárquica se imponga de nuevo, como ocurrió en tantos
otros momentos históricos. La revolución no es un acto sino un proceso, y
el carnaval nos prepara para tal proceso. Cambia nuestra mente y nuestros
comportamientos, inspira nuestras pasiones y enciende nuestra imaginación,
nuestra creencia y nuestra esperanza en que todo puede cambiar y cambiará
permanentemente. El carnaval es impredecible como lo es la Historia.
Los carnavales revolucionarios que cienen lugar a lo largo y ancbo del
mundo en el Mayday van a inyectar la posibilidad de la esperanza en el fofo
e inexpresivo mundo de la política. Nos recuerdan que podemos compren-
der y transformar nuestra propia historia, que podemos imaginar y crear
otros mundos, mientras disfrutamos haciéndolo. La sociedad liberada de la
que estos carnavales nos ofrecen una imagen, se basa en la diversidad, el dis-
frute, la pasión, la espontaneidad y la generosidad. Las reglas rígidas, las
odiosas jerarquías y la uniformidad monótona del capitalismo se van a derre-
tir por el intenso calor que desprenden los carnavales revolucionarios.

380
IV
Modos de hacer
......-

Modos de hacer

JORDI C-1.ARAMONTE J ARRUFAT

Para esca última sección del libro hemos seleccionado escritos de


Michel de Ceneau, Nicolas Bourriaud y un artículo escrito a coro y com-
puesto de didácticas y amenas historietas. Asimismo, incluimos una entre-
vista y dos breves escritos procedentes de otros tantos grupos de artistas y
activistas.

MICHEL DE CERTEAU

Editar e introducir a de Certeau era una obligación que teníamos pre-


sente desde el inicio mismo de este proyecto editorial. Tan sólo existía en
castellano una inencomrable edición mexicana, de la cual damos cuenta.
Esca falta de accesibilidad y desconocimiento de los escritos de de Certeau es
manifiesra en el ámbito artístico local, en cuyas discusiones creemos inte-
resante introducir el concepto clave de "tácticas" acuñado por el sociólogo
francés. Por ello, aparee de apuntar sus reconocidas aportaciones socioló-
gicas y epistemológicas, hemos tratado de destacar, con la selección de sus
escritos que aquí presentamos, algunos elementos importantes para la discu-
sión en torno a las prácticas de arte político, arte crítico, colaborativo, etc.
En concreto, de Certeau maneja una concepción del arte como repertorio de
"modos de hacer» ·que nos parece especialmente fértil.
Buena parte de las prácticas de vanguardia se han polarizado en torno
a dos -supuestos- extremos que se caracterizaban por sostener:
• concepciones "formales" de la obra, en las que las autorreferencias
eran clave, referencias a otras obras y referencias al mismo mundo del
arte que se reafirmaba así como universo estanco; .

383

:a
re
JORDI CL~RAMONTI I ARRUFAT MODOS DE HACER

concepciones "agónicas" de la obra, que se esforzaban por anunciar no, de la vanguardia sobre la muerte del arte. Ni siquiera nuestros queridos
una y otra vez la "muene del arte" y su disolución ya fuera en la vida tíos-abuelos situacionistas llegaron a pasar de ese nivel retórico cuando
cotidiana, en la política, etc. hablaban de "consrruir situaciones" 2.
De Ceneau, sin grandes aspavientos, da con el terreno concreto en que
Curiosamente, ambos "exuemos" tenían mucho que ver, porque de
se encuentran sin forcejeo ninguno tanto los saberes tácticos de las gentes
hecho no pocas de estas últimas afirmaciones de disolución se escenificaban
como las operaciones que ejecutan las obras de los artistas. Los modos de
cuidadosamente en museos, galerías y ferias de arce, siendo sus portavoces así
hacer suponen así una mediación que aterriza las grandilocuentes disolucio-
introducidos en ese mismo mundo del arce que jugaban a negar y del que nes y que a la vez arácula esa noción de "vida cotidianá' que de tan recurrida
dependían más de lo que suponían. había dejado de ser operativa, esa "cotidianeidad" se enrenderá ahora como
De Certeau viene de otra parte, con cierta "ingenuidad kanáana" reco-
conjunto de tácticas, de modos de hacer. De este modo se convierte lo que
ge aquel tipo de cosas a las que la "gente común" ha venido llamando ane y era una consigna (la disolución del arre en la cotidianidad) en una práctica.
las afirma en su especificidad como tal, como arte, sin entrar en las disputas Por lo demás, frente a la teatral, artificiosa y un tanto bohemiesca especi-
hueras sobre ·su muerte por disoluciones varias. Se trata de los modos de
ficidad de las "situaciones construidas", los modos de hacer no pretenden
hacer que como disposiávos de apropiación y tergiversación son inconfun- descubrir ningún Mediterráneo, sino que aluden y conectan prácticas que
diblemente "artísticos" y que al mismo tiempo han constituido siempre un
fundamentalmente ya estaban ahí.
terreno donde se ejerce un cieno cipo de resistencia y enfrentamiento políti-
co, que de Certeau califica precisamente como "táctico". Por supuesto que, Esta coincidencia de terrenos entre las prácticas "populares" y las "arrís-
al introducir este concepto de modos o arres de hacer, no sólo csrá reco- ácas" tiene además implicaciones metodológicas. Apunta procedimientos,
g.i endo muestras de entrañables prácticas "populares o primitivas", del pasa- códigos, sopones y canales de circulación para la "obra", que aseguren su
do o de algún lugar remoto, sino que de Certeau se preocupa desde el prin- pertinencia en ese terreno común de los modos de hacer y que le den, por
cipio por afirmar su vigencia aquí y ahora. Eso invalida una posible lectura, tanto, mayor eficacia política. Hablamos pues de procedimientos que serán
digamos antropológica o exocista, de las tácticas. Y sobre todo, el amor está preferentemente colaborativos, es decir, colectivos y procesuales. Que se dan
sefialando un campo en el cual las prácticas arrísricas contemporáneas pue- junto con su "código fuente", esto es, que no pretenden ser oscuros, como
den muy bien encontrarse: no se trata de una enésima "sociologización" del "la cocina del artista", sino que revelan sus claves como modo de exportarse,
arte, ni de convertir al despistado artista en etnólogo y así justificarlo. Se de seguirse construyendo, al modo del software libre. Hablamos también de
trata, por un lado, de que incluso en las más formales de las prácticas artís- códigos que no vendrán determinados por e!'intenro de mostrar ''capital cul-
ticas, en la música por ejemplo, pueden rastrearse indicios de ese funciona- tural", ni por la necesidad de intrarreferencialidad que llenaba y justificaba
miento modal, como modos de hacer o de relacionar disposiciones, objetos, buena pá.rte de las producciones culturales. De soportes que sean "baratos"
conductas...1 que sin "quitarle" nada a esos trabajos los harían relevantes en (esto es, que no exijan una gran inversión inicial), incluso que ya estén cir-
el nivel de las prácticas cotidianas de la gente, los sacaría del dédalo de los culando, reforzando así una programática economía de medios y medias que
1 comentarios y metacomentarios de las academias y los críticos; y eventual- aprovecha preferentemente los despliegues del "enemigo". Y de canales de cfr-
mente, si su distribución se articulara mejor con movimientos sociales, les culación, canales usados ya, circulados. No restringidos ni propietarios, y si
proporcionaría incluso una virtualidad política. Por otro lado, hablar de lo son: reapropiados. Canales que no exijan promoción, que no compitan en
modos de hacer supone hacerles tocar tierra a las proclamas, apocalíácas o el espectáculo sino que lo parasiten.
El resto de artículos de esta sección deberán leerse a la luz de las conse-
1 Es sorprendente el "olvido" en que tenemos a la producció n arúsúca de la ma¡,oría cuencias que diversos agentes: pertenecientes al mundo del arte, al del acti-
de las culturas no-occidentales o anteriores al Barroco, en el sentido de que todas ellas han vismo político, cte., han extraído de estos desarrollos.
renido un funcionamiemo modal, es decir, una relevancia a la vez formal y comportamencal.
En música, esto es particularmcncc claro si nos remitimos a los complejos sistemas modales
2 Sería como poco prerencioso, además de falso, precender que mayo del 68 en París
musicales de India, China o el Medio Oriente. También la culrura griega con SU< erhoi podría
iluscrar esrn "estética modal". fue algo así como una "situación conscruida", con su director y toda la pesca...

384 385
....,.....-

' .1 ORDI ClARAMONTf. I ARRUFAT

Finalmente, quisiera destacar un par de puntos más que nos quedan


por señalar a propósito de nuestra lectura de de Certeau.
MODOS DF. HACER

Bourriaud en cierto modo es una secuela de de Cerreau y lo que éste


significa, sólo que es una secuela muy particular como veremos, en la medi-
da en que supone tanto una recapitulación de todas las declaraciones con-
En la selección de escritos que presentarnos se apunta una "crisis de la
· representación": se trata de considerar las narrativas, los discursos y lai; teo- cepruales postsiruacionistas como, al mismo tiempo, una "vuelta al orden"
rías como prácticas. Desde luego qu_e esto no es naqa nuevo, pero en el tra- concretada en una reconducción de las prácticas artísticas al interior de la
bajo de de Certeau la afirmación de dicha crisis va a conllevar múltiples con- galería y el museo. Así pues, su elaboración de un discurso sobre una "esté-
secuencias tanto para la construcción del discurso teórico mismo, como, rica relacional" es brillante por cuanto que recoge buena parte de los ele-
yendo de nuevo a nuestro campo, para la consideración de las "prácticas mentos imprescindibles para construir una estética en este final de siglo:
artÍsticas". Aunque los 60 y los 70 trajeron sus cosechas de "comportamien- · apuesta por una reformulación política actualizada de la posrmoder-
tos artísticos", parecía que el arte en los 80 y los 90, incluso el arte que se nidad, rehuyendo el "guindo" globalizado en que se ha pretendido
declaraba político, aspiraba a permanecer en el redil de la "representación" o convertirla, al ·tiempo que se marcan distancias respecto de las versio-
en el de la "crítica de la representación" sonvenienremente colgadas en una nes "tcleológicas e idealistas" de la modernidad;
pared de galería como otra representación más. Desde luego que este énfasis • postula una búsqueda de la pluralidad en esas propuestas políticas, no
en las prácticas y la acción podría quedarse en mera celebración de no darse hablar de "un mundo fumro" sino de "mundos posibles" de relaciones
a sí mismo exigencias a la hora de concretarse y articularse políticamenré . Y humanas que sean intersticios, alternativas, en el puré globalizado;
de eso hablar, mos también en el último arcículo.
• plantea la modelización de esos mundos posibles como tarea de los
No podemos cerrar esta inrroduccion a de Cerreau sin destacar cómo artistas, lo cual les da esa conexión "modal" con el resto de los mor-
en estos mismos escritos y sacando consecuencias de esta crisis de la repre- tales, de que hablábamos más arriba. El artista hereda así la tarea de
sentación, propone condiciones para un uso político de la memoria, una "construir situaciones" que la Internacional Sicuacionista dejó inaca-
memoria que aguarda y administra las oportunidades de acción, y no una bada, apenas esbozada de hecho.
memoria inerte, repetitiva o meramente celebratoria como la que se prodiga
en tantas muestras de "arte polltico". ¿Acaso Bourriaud proporciona la síntesis de todo lo que de Certeau, e
incluso la IS preconizaba? Así lo parecería a primera vista desde luego. Pero
sucede que Bourriaud, como hemos dicho, además de ser capaz de recoger
NJCOLAS BOURRIAUD todas esas brillantes perlas teóricas es también capaz de ensartarlas todas ellas
en un collar que sólo se puede usar, según él, dentro de las instituciones de
Traducir a Bourriaud era también un "deber", aunque diferente del la alta cultura: galerías de arte y m useos. En esre sentido Bourriaud es ver-
anterior. Bourriaud es un muy inteligente divulgador y, como tal, sus textos dadernmente admirable, y hasta ejemplar diríamos. Nos da un toque de
son un excelente barómetro que nos indica hasta dónde llegan las "presio- humildad y nos alerta de que nada valen en sí los desarrollos y conclusiones
nes", las tendencias que fuerzan una mayor contextualización, una mayor teóricas, puesto que siempre puede aparecer alguien suficientemente hábil,
relación del trabajo arcístico con el resto del mundo. como él mismo, para llevarse toda esa construcción teórica a su particular
huerto-galería. E.sto nos devuelve a la consideración de la importancia y la
3 centralidad de las prácticas.
En absoluto se rrata d e imponer una suerte de "sectarismo de ]a•acción" que aspire a
sustituir toda orra opción arústica, como parece temerse Deutsche en el artículo de páginas Por todo ello, incluir una selección de escritos de Bourriaud tiene un
atrás: es apenas un intento de clarificar el terreno que exige que en ta nto "pretendamos" doble valor: por un lado, el valor de lo que dice, es decir, el valor de reco-
dorarnos de cfecrividad política, posiblemente haya que ser algo menos complacientes con
pilar "tendencias", de exponer tensiones pendientes, como cuando plantea
los códigos y los lugares ..propios• (galerías, museos, ere.), entre los que el artista se sieme "en
casa"; posiblememe. en este sentido, haya que ser algo más exigentes y enfaá:z.ar que el jugar los calditos de Tiravanija como continuación de la IS. Por otro lado, tiene
en el cerreno mismo de los conflictos y el asegurar la a.rciculación y la conexión (que no,la el valor de mostrarnos lo que hace con los mctos -aquí se supone que ya
subordinación ni la guía iluminada) con los movimienros sociales, son demcmos clave. debemos estar aplicando lo que hemos aprendido leyendo a de Cerreau-, a

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JORDI CL\IV.MQNTE I AltRUFAT MODOS DE HACER

saber, confinar las práccicas anísticas, con el pretexto de su funcionamiento imparable. Creemos que los artistas de vanguardia, los de la alta culrura, tie-
"formal", en la institución pertinente. nen mucho que aprender del modo en que los flamencos se relacionan con
Por supuesto que Bourriaud no debe ignorar codos los análisis sobre el su "obra" y las apropiaciones a las que da pie.
funcionamiento de museos y galerías como factorías de capital culrural, ni También incluimos un texto sobre los modos de funcionamiento de
puede ignorar, ya que incluso los cita, los análisis de de Ceneau sobre el ®™ark y del a.f.r.i.k.a. gruppe, que servirán de introducción al articulo final
entramado formal de las prácticas "populares" de resistencia y su caracteri- en que miembros de ambos grupos parricipan.
zación como ane. Si Bourriaud no ignora todo esto, y no obstante "lo igno-
ra', sin duda lo que está en juego no es una discusión teórica, sino una dis- ® TMark se ha destacado por auspiciar sabotajes creativos a grandes cor-
cusión que es al mismo tiempo práctica4. poraciones (Mattel, Panasonic, Etoys...; fueron asimismo quienes "crearon"
la página web del candidato conservador a la Casa Blanca George W. Bush,
Por eso, a la hora de plantear alguna dirección alternativa, algún otro pues éste no habfa registrado anteriormente un dominio en Internet con su
orden de "secuelas" del planteamiento d e d e Cerreau, no hemos querido nombre...) consáruyendo un muy buen ejemplo de las posibilidades de un
derivar en una especie de ping-pong teórico o conceptual. Más bien, hemos trabajo táctico, conocido sobre todo en lnternec, sin perder la noción de que
elegido plantearnos trabajar en otros terrenos. la red no deja de ser una arena política en absoluto aislable o considerable al
margen de las tensiones y los confficcos que circulan fuera de ella.
UNA ENTREVISTA Y DOS RESE1'1AS a.f.r.i.k.a. gruppe es un grupo de acciviscas alemanes que han desarro-
llado el concepto Guerrilla tk la comunicación, aportando a la vez, un a.filado
Dejando de lado ya a Bourriaud y tratando de "modos de hacer", de análisis ranco de las prácticas políticas autónomas como de las "acci1;mes
prácticas tácticas y populares, de Certeau nos ha hecho pensar en otras diver- directas" en las que grupos mixtos de anistas y activistas se han ido com-
sas direcciones. Aquí hemos querido recoger algunas de ellas. prometiendo cada ve2. más. Constituyen un caso ejemplar de cómo se puede
1,

En primer lugar, hemos entrevistado a Rafael Jiménez "Falo", cantaor articular un trabajo teórico riguroso con una práctica política y ardstica de
flamenco, gitano asturiano (que es como ser japonés -dice él- en esto del fla- primera !Jnea.
menco). En su visión del flamenco, éste funciona como un ane modal, capaz
de mantener las raíces populares no por una especie de mistificación de los
orígenes, sino más bien a través del modo mismo en cómo se genera y se dis- F.A.Q. (FREQVENTLYASKED QuESTIONS)
tribuye la "creación" en el flamenco: Falo destaca que en el flamenco apro-
piación, creación, distribución y nueva apropiación constituyen un ciclo Como contrapeso al tipo de solución final que Bourriaud representa
para todas estas práct.icas, planteamos esta breve colección de preguntas-
hlstorias.
◄ Es sobre escc sofisma que se basa una parte imponantc de la reorización sobre las csté-
ti= relacionales. En este scmido, por ac:abu de afianzar nuestra crítia. no podemos sino A falta d e un par de meses para cerrar la edición de este volumen nos
subrayar la extraordinaria rautología mediante la cual nos propone que w csréticas rdaciona- juntamos, casi por casualidad, en una casa en el campo, alguna de la gente a
les dan lugar, en el interior de la insriwción artístic:a, y sólo en dla, a siruacioncs incontamina- quienes habíamos pedido colaboraciones para el libro. Allí había gente del
das de las formas de incerounbio capiralisw... siempre a condición de que dejemos de consi-
a.f.t.i.k.a. gruppe, de la Fiambrera Obrera, de Ne pas plier, de ®™ark...
derar que las g:alerfas y los muscos sean espacios en absoluto caraacrizados por ral tipo de
relaciones. No deja de ser gracioso que el auror no extienda en ningún caso su análisis aitico Apane de ir a la playa y comernos innumerables paellas con conejo, nos
de la sociedad Clpicalisca a las galerías de acce y los muscos, cuando es éste precisamente el espa- dedicamos a contarnos historias, cosas que habíamos hecho o nos habían
cio privilegiado donde sus teorías y sus estéticas medran. Cuando afirma que las letrinas se contado a su vez...
hicieron para limpiar las calles, ¡acaso hemos de cnrcndcr también que w galerías y los muse--
os de las estéticas relacionales se han hecho pan. limpiar la calle de rodo componarniento gra- Con este articulo nos plan_reábamos dar entrada a una serie de cuestio-
cui[o y crcacivo, recuperándolo mediante su :isimilación a comportamicncos aníscicos~ Claro nes que son vitales para el trabajo de todos nosotros y nosouas, y al hacerlo
que Bourriaud se gana las lcnccjas dirigiendo un m115co y no un servicio de leuinas. mediante historias pretendíamos, de entrada, huir de las definiciones tan

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)ORDI ClARAIIIONTE I ARRUFAT

ampulosas y grandilocuentes como inoperantes. Cada cuestión va acompa- De las prácticas cotidianas de oposición 1
ñada así de una historia que no es una respuesta a esa pregunta, sino más bien
otra forma de plantear la pregunta; es sabido que las soluciones suelen ir en
los planteamientos mismos, así que a buen entendedor. .. una historieta. Hay
MICHEL DE CERTEAU
casos-preguntas que se acompañan de historias que hemos vivido directa-
mente como resultado de nuestro trabajo, hay otras que hemos oído de
niños o que hemos oído o leído en contextos muy diferentes: yendo de Peri-
cón de Cádiz., un cantaor flamenco de los años de la postguerra, al Viejo
Antonio de la preguerra en el sureste mexicano.
Por supuesto que cada historia tiene su especificidad, que no confun-
dimos a Pericón con el Viejo Antonio, que el trabajo de cada grupo tiene sus
características. Quien las lea deberá juzgar por sí mismo qué hay de común
emre ellas, qué clase de filiaciones y alianzas se detectan. Suerte y al toro. Ud.
vera qué toro. INTRODUCCIÓN

La investigación publicada parcialmente en estos dos volúmenes2 nació


de un incerrogance sobre las operaciones de los umarios, supuestamente con-
denados a la pasividad y a la disciplina. Más que tratar de lleno un rema tan
huidizo y fundamcncal, inrenraremos hacerlo tratable, es decir, proporcio-
nar, a parcir de sondeos e hipótesis, algunas vías posibles para ulteriores aná-
lisis. Se alcanzaría el objetivo si las prácticas o las "maneras de hacern coti-

:e
1
dianas dejaran de figurar como el fondo nocturno de la actividad social, y si
mediante un conjunto de cuestiones teóricas, métodos, categorías y puntos
de visea, que atravesaran dicho fondo, pudiéramos articular dichas prácticas.
El examen de estas prácticas no implica un retorno a los individuos. La
atomización social que, durante tres siglos, ha servido como postulado his-
tórico a un análisis de la sociedad supone una unidad elemental, el indivi-
duo, a partir de la cual se compondrían grupos y a la cual siempre resultaría
posible reducirlos. Este postulado ha sido rechazado por más de un siglo de
investigaciones sociológicas, económicas, antropológicas o· psicoanalíticas
(pero ¿acaso en historia esto constituye un argumento?), y se encuentra fuera
~ del campo de este estudio. Por un lado, el análisis muestra más bien que

1 Nota del editor: Selección de textos pertenecientes a L111vmtion du quoridien, Un ion

générale d'cdirions, collecrion 10-18, París, 1980 y Gallimard, París. 1990. Exm1cramos la
lnrroducción general y el capiculo..5, y presentamos los capirulos 3 y 6 en su rotalidad. La
craducción es la de la Universidad Iberoamericana, de M6cico DF. que editó la obra Íntegra
en 1986. El proceso de selección de textos y de adaptación de la traducción es responsabili-
dad de los editores. ·
' En la edición original arriba mencionada.

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11
M ICHEL DE CERTEAU DE LAS PRACTICAS COTIDIANAS OE 0 1•os1c10N

la relación (siempre social) determina sus términos, y no a la inversa, y Desde este punto de vista, la división ya no pasa entre el trabajo y las
que cada individualidad es el lugar donde juega una pluralidad incoherente diversiones. Estas dos regiones de actividades se homogeneizan. Se repiten y
(y a menudo contradictoria) de sus determinaciones relacionales. Por ocro se refuerzan una a la otra. En los lugares de trabajo, cunden las técnicas cul-
lado, y principalmente, nos centraremos aquí en los modos de operación o turales que disfrazan la reproducción económica bajo cubiertas ficticias de
esquemas de acción, y no directamente en el sujeto que es su autor o su vehí- sorpresa ("el acontecimiento"), de verdad ("la información") o de comunica-
culo. Este análisis apunta a una lógica operativa cuyos modelos se remontan ción ("la animación"). Recíprocamente, la producción cultural ofrece un
tal vez a los ardides milenarios de peces e insectos que se mimetizan o se campo de expansión a las operaciones racionales que permiten administrar
transforman para sobrevivir, una lógica que, en cualquier caso, ha quedado el trabajo al dividirlo (un análisis), al cuadriculado (una síntesis) y al masi-
oculta por la forma de racionalidad en lo sucesivo dominante en Occidente. ficarlo (una generalización). Aparte de la distinción que distribuye los com-
Este trabajo tiene pues por objetivo explicitar las combinatorias de opemCÍIJnes portamientos según su lugar (de trabajo o de entretenimiento) y los califica
que componen también (de un modo no exclusivo) una "culrura", y exhwnar por el hecho de que estén ubicados en tal o cual casilla del tablero social, en
los modelos de acción característicos de los usuarios de quienes se oculta, la oficina, en el taller o en el cine, se impone otra categorización más. Hay
bajo el sustantivo púdico de consumidores, la condición de dominados diferencias de otro cipo. Se refieren éstas a las modalidades de la a.cci6n, a las
(lo que no quiere decir pasivos o dóciles). Lo cotidiano se inventa con mil formalidades6 de las prácticas. Atraviesan las fronteras que las atribuyen al
maneras de cazar furtivamente en los dominios de otros. [ ...] trabajo o al tiempo libre. Por ejemplo, el escamoteo (la perruque) se incor-
pora al sistema de la cadena industrial (es su contrapunto, en el mismo
lugar), como una variante de la actividad que, fuera de la fábrica (en otro
VALERSE DE~: USOS YTACTICAS4 lugar), tiene la forma de bricolage.
Aunque sean relativas a las posibilidades ofrecidas por las circunstan-
Pese a las medidas tomadas para reprimirla o esconderla, el escamoteo
[la "perruque"5] (o sus equivalentes) sigue infiltrándose y haciéndose cada cias, estas tácticas transversales no obedecen a la ley del lugar. No están defi-
vez más común. En sí mismo, no es sino un caso particular entre todas las nidas por el lugar. A este respecto, no son más localizables que las estrategias
prácticas que introducen trucos "artísticos" y competiciones de complicidades tecnocráticas (y escriturarías) que tienden a crear lugares conforme a mode-
en un sistema que se reproduce y estructura tanto en el trabajo como e.n el los abstractos. Esto es lo que distingue a unas de orras: los tipos 'de operaciones
ocio. El hurón corre y corre, cuestión de astucia y rapidez: hay incontables que las estrarcgias son capaces de producir, cuadricular e imponer estos
maneras de "valerse de". espacios, mientras que las tácticas pueden sólo utilizarlos, manipularlos y
tergiversarlos [detourner).
3 Hace falta pues especificar esquemas de operaciones. Como en litera-
NdE. Encontramos que los traductores han vertido "rairc avec" con este "valerse de".
Debe quedar claro el sentido de "apañarse", de "hacer componendas" del "faire avec" origi- tura se diferencian los "estilos" o maneras de escribir, se pueden distinguir las
nal, que en inglés se ha traducido por "making do". "maneras de hacer", de caminar, de leer, de producir, de hablar, etcétera.
◄ Correspondiente al capítulo III de" l111111!11rio11 du q11oridim:
5 Estos estilos de acción intervienen en un campo que los regula en un primer
NdE. En lo sucesivo venido como "escamoteo" en la craducción que aquJ seguimos.
La "pduca" [perruque] en francés en el original, alude a los procesos por los que crabajado- njvel (por ejemplo, el sistema de la fábrica), pero introducen una forma
ccs indusuiales desvían ciempo, materiales o recursos para fines propios y con frecuencia "no- de sacar provecho de és(e que obedece a otras reglas y que constituye como
productivos", la "perruquc"consiste en la fabricación de objetos "inútiles", regalos...mucsuas un segundo nivel imbricado en el primero (como sucede con el escamoteo).
de dominio de las herramientas y los materiales, en cualquier caso. En España encontramos Asimilables a los modos de empleo, estas "maneras de hacer" crean un espacio
que en algunos sectores, como los de cerámica y macerialcs de construcción, los obreros
denominan "llenar la fiambrera" a procesos de apropiación y desvío de recursos similares,
generalmente destinados a la autoconscrucción o a ser regalados (Véase: S. Barbcr l,r 'Jiam· 6
NdE. Del original francés "formalités", en las traducciones al inglés se ha venido
brrra" como proceso táctico de 11propiadó11, tesina inédita, Valencia 1998) . Por extensión con como "formal rules". (reglas formales) de Cerceau maneja la expresión aludiendo a lo,, cons-
"fiambrerizar" se alude a cualquier proceso de desviación y apropiación similar, fundarnen- tiruyentes formales a la estmcturación misma de las prácticas. Será en este sentido que debe-
calmente por empleados)' usuarios de hipermercados. rán pues entenderse en lo sucesivo estas "formalidades" de las prácticas.

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M ICHEL DE CE.RTE.~U DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS D E Ol'OSIC IÚN

de juego mediante una estratificación de funcionamientos diferentes e inter- televisión y el tiempo rranscurrido en la inmovilidad frente al receptor, hay
ferentes. De esta forma, el norafricano que vive en París o en Roubaix insi- que preguncarse lo que el consumidor fab,·ica con éstas imágenes durante
núa las maneras de "habitar" (una casa o una lengua) propias de su Cabilia estas horas. Los quinientos mil compradores de la revista lnformatíon-santé,
natal, en el sistema que le impone la residencia en una vivienda social o en los usuarios del supermercado o del espacio urbano, los consumidores de
el sistema de la lengua francesa. Sobrepone esas maneras y, mediante esta relatos y leyendas periodísticos, ¿qué fabrican con lo que "absorben", reciben
combinación, se crea un espacio de juego para las maneras de utilizar el y pagan? ¿Qué hacen con esto?
orden·imperante en el lugar o en la lengua. Sin salir del sitio donde le hace Enigma del consumidor-esfinge. Sus fabricaciones se diseminan en la
falta vivir y que le dicta una ley, instaura pluralidad y creatividad. Gracias a cuadrícula de la producción televisada, urbanística y comercial. Devienen
un arte del intervalo [art de l'entre-deux], obriene·efectos imprevistos. menos visibles en la medida en que las redes que las encuadran se hacen más
Estas operaciones de empleo o, más bien; de reempleo se multiplican estrechas, obedientes, totalitarias. Proteiformes entonces, o grises, desapare-
co_n la extensión ~e los fenómenos de aculturación, es decir, con los desplaza- cen en las organizaciones colonizadoras cuyos producrGs ya no dejan ningún
mientos que susmuyen las maneras o "m.érodos" de transitar por la identifica- sitio en el que los consumidores puedan revelar su actividad. El niño aun
ción con el lugar. Eso no impide que correspondan a un arre muy antiguo de garrapatea y mancha su libro escolar; aun cuando sea castigado por este cri-
"valerse de". Les doy el nombre de usos, si bien la palabra designa con más fre- men, se hace un espacio, firma su existencia como autor. El televidente ya
cuencia los procedimientos estereotipados, recibidos y reproducidos por un no escribe nada sobre la pantalla del receptor. Resulta despojado del pro-
grupo, sus "usos y cosrumbres". El problema se mantiene en la ambigüedad de ducto, excluido de la manifestación. Pierde sus derechos de autor, para vol-
la palabra, pues, en estos "usos", se trata precisamente de reconocer "acciones" verse, pareciera, un mero receptor, el espejo de un actor multiforme y narci-
(en el sentido militar del término) que tienen su formalidad y su invenrividad sista. En última instancia, sería la imagen de los aparatos que ya no tienen
propias y que organizan subrepticiamente el trabajo de hormiga del consumo. necesidad de él para producirse: la reproducción de una "máquina célibe"9•
En realidad, a una producción racionalizada, expansionista, centrafo..ada,
espectacular y ruidosa, le hace frente una producción de tipo totalmente dife-
El USO, O EL CONSUMO rente, calificada de "consumo", que·tiene como características sus ardides, su
disolución en función de las ocasiones, sus cacerías furtivas, su clandestinidad,
Después de los trabajos, muchos de ellos nota~les, que han analizado su murmullo incansable, en suma una especie de invisibilidad puesto que esca
las "mercancías culturales", el sistema de su p roducción7, el mapa de su producción no se distingue por generar productos propios (¿dónde tendría su
dist_ribución. y la repartición de los consumidores sobre ese mapa8 , parece lugar?), s.ino por un ane de utilizar los que le son impuestos.
posible considerar esas mercancías no sólo corno datos a parcir de los cuales
establecer los cuadros estadísticos de su circulación o señalar los funciona- Desde hace mucho tiempo, se han csrudiado en otras sociedades las inver-
mientos económicos de su difusión, sino también como el repertorio con el siones discretas y sin embargo fundamentales provocadas por el consumo. De
cual los usuarios proceden a operaciones que les son propias. A partir de ese esta forma, el éxito espectacular de la colonización española con las etnias indias
momento, estos hechos ya no son los datos de nuestros cálculos sino el léxi- se ha visco desviado por el uso que se hacía de ella: sumisos, incluso aquiescen-
co de sus prácticas. Así una vez analizadas las imágenes distribuidas por la tes, a menudo estos indios utilizaban las leyes, las prácticas o las representacio-
nes que les eran impuestas por la fuerza o por la seducción con fines diversos a
los buscados por los conquistadores; hacían algo diferente con ellas; las subver-
7
Véase en parcicular A.Huet eral.La M11.rch11ndise cufrorefk, CNRS, París, 1977, que úan desde dentro; no al rechazarlas o al transformarlas (eso también acontecía),
no se comenta con analizar productos (la foco, el disco, las ilusrracioncs) sino un sistema de sino mediante cien maneras de emplearlas al servicio de reglas, costumbres o
repetición mercantil }' reproducción ideológica.
• Véase Pmri111es cufturellrs des Fra11fais, 2t., Sécrecaríat d'Erat a la Culture, Servia, des
9 Sobre d rema premonitorio de 1~ ..máquina célibe" en el arce (Marce! Duchimp, etc.)
écudes et recherches. París, 1974. Hito fi.mdamemal y pionero aunque poca' estadístico y
l,m,cado al arce de masas es el estudio de Alvin ToAcr. The C11ftmr Comumers, Penguin, Bal- o la literatura (de Julio Veme a Raymond Roussel) de principios de siglo, ver Jean Clair ec al..
timore, 1965. ] 1mggeseffeu ft1mchinm. le, Mnchínrs d!ib11t11ires, Venecia, Alfieri, 1975.

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Jt·
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MICHEL DE CERTF.AU DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS DE O POSICIÓN

convicciones ajenas a la colonización de la que no podían huir10• Metaforizaban En el caso de.l consumo, uno podría casi decir que la producción proporcio-
G
el orden dominante: lo hacían funcionar en otro registro. Permanecían diferen- na el capital y que los usuarios, como arrendatarios, adquieren el derecho de
tes, en el interior del sistema que asimilaban y que los asimilaba exteriormente. efectuar operaciones sobre este fondo sin ser los propiecarios. Pero la com-
Lo tergiversaron sin abandonarlo. Los procedimientos de consumo mantenían paración vale solamente para la relación entre un conocimiento de la lengua
su diferencia en el lugar mismo que organizaba el oaipante. y unos "actos de habla" (speech acts). Por esca sola raz.ón, se cuenta ya con
¿Ejemplo extremo? No, aun si la rc.~istencia india tenía como fundamen- una serie de cucsciones y de categorías que han permitido, sobre codo desde
to una memoria tatuada por la opresión, un pasado inscrito en el cuerpo11 • Bar-Hillcl, abrir en d estudio del lenguaje (stmiosis o semiotic) una sección
panicular (llamada pragm4tics) consagrada al uso o a las indexical expmsiom,
En un menor grado, el mismo proceso se encuentra en el uso que los medios
"populares" hacen de las culturas difundjdas por las "élites" productoras de es decir, "a las palabras y a las &ases cuya referencia no puede determinarse
sin conocer el contexto de uso"13•
lenguaje. Los conocimientos y los simbolismos impuestos son objeto de
manipulaciones por parce de los usuarios que no son sus fabricantes. El len- Anees de volver ulteriormente sobre estas investigaciones que aclaran
guaje producido por una categoría social dispone del poder para extender sus toda una región de las prácticas cotidianas (el uso de la lengua), basta con
conquistas hacia las vastas regiones de sus dominios, "desiertos" donde pare- hacer notar que tales investigaciones se apoyan en una problemática de la
ce no haber nada suficientemente articulado, pero cae en trampas donde es enunciació n 14• Los "contextos de uso" (contexts of use), al plantear el acto
asimilado por un berenjenal [maquis] de procedimieocos, trampas que sus en su relación con las circunstancias, remiten a las características que especi-
victorias mismas vuelven invisibles al ocupante. Por espectacular que sea, su fican el acto de decir (o práccica de la lengua) y a las que son sus efectos. La
privilegio corre el riesgo de ser apenas aparente, si sólo sirve de marco a las enunciación provee un modelo de escas características, pero éstas van a
prácticas testarudas, astutas, cotidianas que Jo utilizan. Eso que se llama encontrarse en la relación que otras prácricas (camjnar, habitar, eccécera)
"vulgarización" o "degradación" de una cultura sería entonces un aspecto, mantienen con sistemas no lingüísticos. La enunciación supone e.n cícero: 1)
caricarurizado y parcial, del desquite que las tácticas utilitarias se toman una efectuación del sistema lingüístico por medio de un decir que actualiza
sobre el poder dominante de la producción. D e todos modos, el consumi- sus posibilidades (la lengua sólo es real en el acto del habla); 2) u'na apro-
dor no sabría ser idencificado o calificado conforme a los producros perio- piación de la lengua por parte del locutor que la habla; 3) la implantación de
dísticos o comerciales que asimila: entre ~ (que se sirve de ellos) y estos pro- un interlocutor (real o ficticio), y por tanto la constitución de un contrato.
ductos (signos del "orden" que se le impone), hay una distancia, más o relacional o de una alocución (se habla a alguien); 4) la instauración de ~n
menos grande, determinada por el uso que el consumidor hace de ellos. presente mecfiame el acto del "yo" que habla y, a la vez, pues "el presente
es propiamente la fuente del tiempo", la organización de una cempotalidad
El uso debe pues analizarse en sf mismo. Los modelos no falcan, sobre
(el presente crea un anees y un después también) y la existencia de un "ahora"
todo en lo que concierne a la lengua, terreno privilegiado por la identifica-
que es presencia en el mundo15.
ción de las formalidades propias de escas prácticas. Gilbert Ryle, represen-
tante de la distinción saussuriana entre la "lengua" (un sistema) y el "habla"
13 Richard Montague, "Prttl"""Ía", en Raymond Klibansky (cd.), LA Philosophie co11-
(un acto), comparaba la primera con un capital y la segunda con las opera-
ciones que éste permite: de un lado, una provisión; del otro, negocios y usos12• tnnpomi11e, t. 1, La Nuova Italia, Florencia,1968, pp. 102-22. Bar-Hillel recoma así un tér-
mino de C.S. Peirce, que tiene como equivalentes en Russell los "egocencric particulars", en
Reichcnbach las "1oken-rdlexivc c:xprcssions", en Goodman las "indica1or words", en Quinc
10
Ver por ejemplo. a propósito de los aimaracs del Perú y de Bolivia, J.E. Monas1, 0n las "non e1ernal scnccnccs", ere. Toda una tradición se inscribe en esca perspectiva. Witt-
ks m,ynil rhrmms: ks Ayn111l'ltl, Ccrf, París, 1969. genstein también las recupera. él, que 1cnía como lema buscar no el scncido sino el uso
11
Ver Michel de Ccncau, ú, U/mn tÚ la pt1Í4bm y orros nmros políricos. ed. csrabl. y ("Don'1 ask for thc meaning, ask fo, ,he use"), al referirse, por otra parte, al uso normal,
presentada por Luce Giard. 1r. de Alejandro Pescador, UIA-Depanamento de Hiscoria/lTESO, regulado por b institución que es el lenguaje.
México, 1995 (Serie Historia y Grafía. 2) cap. 8, pp. 123-34. ,. Ver más arriba • L'i11011riatio11 proverbia/e", p. 23.
12
G. Ryle, • Usr. USáge 111ul Mea11i11g ", en G.H.R Pukinson (ed.). The Tkory ofMea- i; Ver Emile Benveniste, Problñ,m iÚ li11guisriq11e gmérnk, 1. 2, Gallimard, París,
11i11g, Oxford Univcrsicy Prcss, Oxford,1968, pp. 109-16. Una gran parce del volumen está 1974, pp. 79-88. [versÍón castellana: Problemns de li11giiísrica gmern4 Siglo XXl, México,
consagrada al uso. 1974).

396 397
M ICl-lll DE CERTIAU DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS DE OPOS ICIÓN

Estos elementos (realizar, apropiarse, inscribirse dentro de relaciones, De esta agua regulada en principio por las cuadrículas institucionales
situarse en el tiempo) hacen de la enunciación, y secundariamenre del uso, que de hecho erosiona poco a poco y también desplaza, las estadísticas no
un nudo de circunstancias, una nudosidad inseparable del "concexto" del saben casi nada. No se trata, en efecto, de un líquido, que circula en los
cual, de manera abstracta, se la distingue. lndisociable del instante presente, dispositivos de lo sólido, sino de movimientos diferentes, que utilizan los
de unas circunstancias parti.culares y de un hacer (producir a partir de la len- elementos del terreno. Ahora bien, las estadísticas se limitan a clasificar,
gua y modificar la dinámica de una relación), el acto de decir es un uso tÚ calcular y poner en cuadros estos elementos -unidades "léxicas", palabras
la lengua y una operación sobre ella. Se puede intem~ aplicar su modelo a publicitarias, imágenes televisadas, productos manufacturados, lugares
muchas operaciones no lingüísticas, al considerar como hipótesis que todos construidos, etcétera- y lo hacen con categorías y según taxonomías con-
estos usos competen al consumo. formes a las de la producción industrial o administrativa. As/ sólo aprove-
Todavía hace falta precisar la naruraleza de csras operaciones por medio
chan el material utilizado en las prácticas de consumo, un material que es ,,
evidentemente el que la producción impone a todos, y no la formalidad
de otro sesgo, ya no a título de la relación que mantienen con un si~tema o
propia de escas prácticas, su "movimiento" subrepticio y astuto, es decir, la
un orden, sino en la medida en que unas relaciones tÚ fuerzas definen las
actividad misma de "valerse de". La fuerza de estos cálculos se debe a la 1
redes donde se inscriben y delimitan las circunstancias de las que pueden
capacidad de dividir, pero esta capacidad analítica suprime la posibilidad
sacar provecho. Por eso, de una referencia lingüística hay que pasar a una
de representar trayectorias tácticas que, según criterios propios, seleccio-
referencia polemológica. Se trata de combates o de juegos emre el fuerte y el
nan fragmentos tomados de los vastos conjuntos de la producción para
débil, y de estas "acciones" que son posibles para el débil.
componer con ellos historias originales.
Se cuenca lo que es utilizado, no los modos de utilizarlo. Paradójicamen-
EsTRATEGIASYTACDCAS te, éstos se vuelven invisibles en el universo de la codificación y de la rrans•
parcncia generalizadas. De estas aguas que se insinúan por rodas parces sólo
Productores desconocidos, poetas de sus asuntos, inventores de senderos son pcrccptjbles los efeetos (la cantidad y la localización de los productos con-
en las junglas de la racionalidad funcionalisca, los consumidores producen algo sumidos). C irculan sin se.r vistas, reconocibles solamente en los objetos que
que tiene la forma de "trayectorias" de las que habla Dcligny16. Trazan "crayec• desplazan y hacen desaparecer. Las prácticas del consumo son· los funcasmas
tocias indeterminadas"17, aparentemente insensatas porque no son coherentes de la sociedad que lleva su nombre. Como los "espíritus" de antaño, consri•
respecto al lugar construido, escrito y prefabricado en el que se desplazan. Se tuyen el principio multiforme y oculto de la actividad productora.
trata de frases imprevisibles en un lugar ordenado por las técnicas organizadoras Para dar cuenta de estas prácticas, hube de recurrir a la categoría de
de sistemas. Pese a tener como material los vocabularios de las lenguas recibidas "trayectoria" 18• Debía evocar ésta un movimiento temporal en el espacio, es
(el. de la televisión, el del periódico, el del supermercado o el de las disposicio- decir, la unidad de una mcesión diacrónica de puntos recorridos, y no lafig11m
nes urbanísticas), pese a permanecer encuadrados por sinraxiJ prescritas (modos que estos puntos forman en un lugar supuestamente sincrónico o acrónico.
temporales de horarios, organizaciones paradigmáticas de lugares, etcétera), En realidad, esta "representación" r~sulta insuficiente, ya que precisamente
csros "atajos" siguen siendo heterogéneos para los sistemas donde se infiltran y la c.rayectoria se dibuja, y el tiempo o el movimiento se encuentra así redu-
donde bosquejan las astucias de intereses y de deseos diferenres. Circulan, van y cido a una línea susceptible de ser totalizada por el ojo, legible en un ins•
vienen, se desbordan )' derivan en un relieve impuesto, como olas espumosa~ de tante: se proyecta sobre un plano el recorrido de un caminante en la ciudad.
un mar que se insinúa entre los riscos y los laberincos de un orden establecido. Por útil que sea esca "colocación en un plano", mecamorfosca la articulación
temporal de lugares en una continuidad espacial de puncos. Un gráfico se
16
Fernand Deligny, le1 Vag11bo11ds effimm, Maspero, Paris. 1970, define con esta pala• coloca en el sitio de una operación. Un signo reversible (se lee en los dos sen•
bra los recorrido.~ de los jóvenes aucisras jumo con los cuales vive, c:scricuras a uavés de los tidos, una vez proyeccado sobre el mapa) es sustituido por una práctica indi-
bosques, vagabundros de quienes ya no pueden rrazar un camino en d espado de la le11gua.
[versión castellana: Los vngab,mdoJ eftmm. l..aia. Barcelona. 1980].
17 18
NdE. Véase p.219 de úr i1111mci1fo de lo cotidiano, UlA, México, 1986. !bid.

398 399

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~tlCHf.L DE CERTEAU DE LAS PRÁCTICAS COTIDI ANAS D E OPOSICIÓN

sociable de momentos particulares y de "ocasiones», y es entonces irrever- 3. Sería legítimo definir el poder del conocimimto por ~edio de esta
sible (el tiempo no se repone, ni se regresa a las oportunidades perdidas). Es capacidad de transformar las incertidumbres de la historia en espacios legi-
pues una huella m lugar de los actos, una reliquia en lugar de las acciones: bles (lugarcs) 20• Pero es más exacto reconocer en escas "esrraregias" un cipo
es sólo su desecho, el signo de su desaparición. Esta proyección poscula que · específico de conocimiento, el que sustenta y determina el poder de darse un
es posible tomar lo uno (lo descrito) por lo otro (las operaciones articuladas lugar propio. Además, las estrategias militares o cienríficas siempre se han
sobre las ocasiones). Es un "equívoco» (lo uno en lugar de lo otro), rípico de iniciado gracias a la constitución de campos Kpropios" (ciudades autónomas,
las reducciones que debe efectuar, para ser eficaz, una gestión funcionalista instituciones "neutras» o "independientes", laboratorios de investigaciones
del espacio. Hay que recurrir pues a otro modelo. "desinteresadas", etcétera). Dicho de otra forma, 1i11 poder es la condición pre-
Una distinción entre mmttgias y tdcticas parece presentar un esquema via de ese orden tÚ conocimiento, y no sólo su efecto o su atributo. Permite e
inicial más adecuado. Llamo estrategia al cálculo (o a la manipulación) de las impone sus características. Ahí se produce.
relaciones de fuerzas que se hace posible desde el momento en que un suje- En relación con las estrategias (cuyas figuras sucesivas desplazan este
to de voluntad y de poder (una empresa, un ejército, una ciudad, una insti-
tución científica) resulta aislable. La estrategia postula 11n lugar susceptible
de ser circunscrito como algo propio y de ser la base desde la que adminisrrar
esquema demasiado formal y cuyo vínculo con una configuración histó rica
particular de la racionalidad estarla por precisarse), llamo tdctica a la acción
calculada determinada por la ausencia de un lugar propio. Por ramo ningu-
e
las relaciones con una exurioridad de metas o de a.menazas (los clientes o los na delimitación de la exterioridad le proporciona una condición de autono-
competidores, los enemigos, el campo alrededor de la ciudad, los objetivos y rnfa. La táctica no tiene más lugar que el del otro. Además, debe actuar en
los objetos de la investigación, etcétera). Como en la administración geren- el terreno que le impone y organiza la ley de una fuerza extraña. No tiene.el
cial, toda racionalización "estratégica" se ocupa primero de distinguir en un medio de mantenerse e.n sí misma, a distancia, en una posición de retirada,
"medio ambiente" lo que es "propio", es decir, el lugar del poder y de la de previsión y de recogimiento en sí: es movimiento "en el interior del
voluntad propios. Gesto cartesiano, si se quiere: circunscribir lo propio en campo de visión del enemigo", como decía Von Bülow21, y está dentro del
un mundo hechizado por los poderes invisibles del Ouo. Gesco de la moder- espacio controlado por éste. No cuenta pues con la posibilidad de da~se un
nidad científica, política o militar. proyecto global ni de totalizar al adversario en un espacio distinto, visible y
La instauración de una cesura entre un lugar propio y su otro va acom- capaz de hacerse objetivo. Opera golpe a golpe. Aprovecha las «ocasiones" y
pañada de efectos considerables, algunos de los cuales se deben mencionar depende de ellas, dado q"ue no cuenca con una base donde acumular los
de inmediato: beneficios, aumentar lo propio y prever las salidas. No guarda lo que gana.
1. Lo "propio» constituye una victoria tkl lugar sobre el tiempo. Per- Esca carencia de lugar propio le permite, sin duda, la movilidad, pero le exige
mite capitalizar las ventajas adquiridas, preparar las expansiones futuras a la vez una mayor capacidad de adaptación a los azares del tiempo, para
y darse así una independencia con relación a la variabilidad de circuns-
tomar al vuelo las posibilidades que ofrece el instante. Necesita utilizar, vigi-
tancias. Es un dominio del tiempo por medio de la fundación de un lugar lante, las fullas que las coyunturas parriculares abren en la vigilancia del
autónomo. poder propietario. Caza furtivamente. Crea sorpresas. Le resulta posible estar
allí donde no se le espera. Es astuta.
2. Es también un dominio de los lugares mediante la visea. La partición
del espacio permite una prdcrica panóptica a partir de un lugar desde donde
la mirada transforma las fuerzas extrañas en objetos que se pueden observar :!<l De Ceneau en d capítulo IX de su" lnvmrion du quotidiru" trata de la diferencia
cmn, "lieu· y "espaccs". Para él "lieu" (lug:ir) define "un orden según el cual se distribu-
y medir, controlar por tanto e "incluir" en su visión19• Ver (de lejos) será
yen los elememos en relaciones de cocxistcncia... el que reinah ley de lo 'propio'" por otro
también prever, adelanrarse al tiempo mediante la lectura de un espacio. lado... el "espacc" (espacio) "es un lugar pracricado" donde se 1oman en consideración
variables de tiempo, vectores de dirección, etc.. ."el espacio es al lugar lo que el habla a la
I? •No hay mis csr:ra1egias que la de incluir la csm,1~ del ouo". para John von Neu- lengua".
mann y Oskar Morgenscern , Theory of -Games ,md & 0110111ic Brhavior, 3a. ed., John Wiley. 21
u csuategia es la ciencia de los movimiemos guerreros fuera del campo de visión
Nueva York,1964. del enemigo; la oíctica, en el imerior de 6 1e (Von Blilow).

400 401

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M ICHEL DE cmrr.,u DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANA~ DE OPOSICIÓN

En suma, lá táccica es un arte del débil. Clausewiu lo comentaba a pro- dimiemos de este enemigo que pervertía, pensaba él, el orden de la verdad.
pósito de la astucia, en su tratado Sobre /.a guerra. Mientras más crece una De este adversario proteico, rápido, sorprendente, cita una fórmula que, al
potencia, menos puede permiárse movilizar una parte de sus medios para precisar el resane de los sofismas, puede finalmente definir la táctica tal
producir efectos de trapacería: es, en efecto, peligroso emplear efeccivos con- como la enúendo aquí: se trata, decía Córax, de «convertir la posición más
siderables para aparentar, cuando este género de "demostración" resulta débil en la más fuerte" 25 • La paradójica conclusión de esta proposición
generalmente vano y cuando "lo serio de la amarga
necesidad hace tan revela 1~ relación de fuerzas que está en el principio de una creatividad
urgente la acción directa que no deja siáo para este juego". Se distribuyen intelectual tan tenaz como sutil, inalcanzable, movilizada a la espera de
sus fuerzas, no se las arriesga a simular. La potencia está comprometida por todas las ocasiones, diseminada en los terrenos del orden dominante, ajena
su visibilidad. En contraste, la astucia es posible al débil, y a menudo ·sólo a las reglas que impone una racionalidad basada en el derecho adquirido
ella, como un "úlcimo recurso": "Mientras más débiles son las fuerzas some- de un lugar propio.
tidas a la dirección estratégica, más capaz será ésta de astucias" 2~. Es decir: Las estrategias son pues acciones que, gracias a postular un lugar de
más se transforma en táctica. poder son capaces de elaborar lugares teóricos (sistemas y discursos totaliza-
Clausewitz compara igualmente la •astucia o ardid con el chiste: "Así dores) susceptibles de articular un conjunto de lugares físicos donde se repar•
como el chiste es una prestidigitación relativa a ideas y concepciones, la astu- ten las fuerzas. Las estrategias combinan estos tres tipos de lugares y ~ienden
cia es una prestidigitación relaciva a las acciones" 23 • Se sugiere así el modo a dominar unos a través de los otros. En consecuencia priorizan las relaciones
como la táctica, prestidigitación en efecto, se introduce por sorpresa dentro espaciales {de lugares). Se esfueri.an por reducir las rdáciones temporales arela-
de un orden. El arte de jugar con el adversario, de burlarle y tenderle tram- ciones espaciales26 mediante la atribución analítica de un sitio propio a cada
pas, tiene mucho que ver con un especial sentido de la temporalidad, de la demento particular y mediante la organización combinatoria de los movi-
"ocasión". Mediante procedimientos que precisa a propósito del chisce2◄, mientos específicos de las unidades o de los conjuntos de unidades. El mode-
Freud combina elementos audazmente cercanos para insinuar el destello de lo fue militar, ames de ser "científico". Las tácticas son procedimientos que
· otra cosa en el lenguaje de un lugar y para impresionar al destinatario. D es- valen por la percinencia que dan al tiempo -a las circunstancias que el instan-
plazamiento~, sorpresas, grietas y hallazgos dentro de las casillas de un siste- te preciso de una intervención transforma en situación favorable, a la rapidez
ma dado: los maneras de hacer de los consumidores son los equivalentes de movimientos que cambian la organización del espacio, a las relaciones entre
prácticos de los chistes. momentos sucesivos de una "jugarreta", en los cruzamientos posibles de dura-
ciones y de ritmos heterogéneos, etcétera. A este respecto, la diferencia entre
Sin lugar propio, sin visión globalizadora, tan ciega y perspicaz como
unos y otros remite a dos opciones históricas en materia de acción y de segu-
en el combate cuerpo a cuerpo, gobernada por las ocasiones y la suerte, las
ridad {opciones que responden más a constricciones propias de cada situación
tácticas se encuentran pues determinadas esencialmente por la ausencia de
de partida que a decciones absrracramence libres): las estrategias ponen sus
poder, en la misma medida en que la estrategia se encuentra organizada por
el postulado de un poder como precondición. Desde este punto de vista,
21 Aristótdes, Rhiro,ique, ii, 24, 1402a: "hacer del más débil de los dos argumencos el
su dialéctica podría ilustrarse con el antiguo arce de los sofistas. Autor de
más fuerce~ (erad. M. Dufour, t. 2, Les Belles Lemes (Budé), París.1967, p. 13 ! ). [versión
/ un gran sistema "estratégico", Aristóteles se interesaba mucho en los proce-
castellana: &tórica, Alianza Editorial, Madrid, 1998]. El mismo "hallazgo" se atribuye a
T,sias por parte de Platón, Phedrt, 273b-c (Pla1ón, Oeuvm compléres, 1. 2, Gallimard. Pléia-
12 Karl von Clausewiiz, De lag1'erre, Minuit, París, 1955, pp. 212-3. Este análisis se dc, París, 1950. pp. 72-3). [versión castellana: Ohm, Completas, Sancillana, Madrid, 1993].
encuentra por otra parre en muchos ouos téoricos, desde Maquiavelo. [versión castellana: De Ver también W.K.C. Guthrie, The Sophim. Cambridge Universiry Press, Cambridge, 1971,
la Guerra, Idea Books, Madrid. 1990]. Véase también Y. Delahayc, "Simulation et dis,imu- pp. l 78-9. Sobre la techne de Córax. mencionada por Arisró1elc:s a propósi10 de los "lugares
lation'; en Ln R1tse (Cause communc, 1977/1), UGE (10-18), París, pp. 55-74. de los entimemas manifiestos", ver C. Perelman y L. Olbrech1s-Ty1ec:a, Tmité d~ l'arg11men-
2·1 Clausewirr, op. cit., p. 212. rntio11, Université libre, Bruselas, 1970, pp. 607-9.
24 Sigmund Freud, Le Mor d'esprit a m rnppom 11vec fi11co111cient, Gallimard (ldées}, i s NdE. Recordar que siempre que oponemos factores temporales (relacionados con
París, 1969 [versión cascellana: El chiste)' m relnción coll lo i11co11sáente, Alianza, Madrid, las cicricas) y facto;es ·espaciales" (propios de las estrategias) nos estamos refiriendo a una
1996]. "espacialidad" cons_uuida a base de "lugares", como hemos visto en la nota-17.

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MICHEL DE CERTEAU DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS DE OPOSICIÓN

esperanzas en la resistencia que el establecimienUJ de un ú,gar propio ofrece al son sino variaciones dentro de una semiótica general de las tácticas. Evi-
deterioro del tiempo; las tácticas ponen sus esperanzas en una hábil utilización dentemente, para elaborar esta semiótica, habría que recorrer artes de pen-
del tiempo, en las ocasiones que presenra y también en las sacudidas que intro- sar y de actuar diferentes a las que han fundado una racionalidad basada
duce en los cimientos del poder. Aun cuando los métodos puestos en práctica sobre la delimitación de un lugar propio: desde los sesenta y cuatro hexa-
por es_te arte de la guerra cotidiana jamás se presenran bajo l,llla formaran mar- gramas incluipos en el I Ching chíno 30 o desde la metis griega31 hasta la
cada, siempre nos queda, no obstante, el modo en que la apuesta sobre el lugar hila árabe32 , se manifiestan otras "lógicas".
o sobre el tiempo distingue las maneras de actuar.
Mi intención no apunta directamente a la constitución de una semió-
tica. Consiste en sugerir algunas mane"ras de pensar las prácticas cotidianas
de los consumidores, suponiendo de entrada que éstas son· de tipo táctico.
RETÓRICAS DE LA PRÁCTICA, ASTUCIAS MI.LENARIAS Habitar, circular, hablar, leer, caminar o cocinar, codas estas actividades
parecen corresponder a las características de las artimañas y las sorpresas
Diversas referencias teóricas permitirán caracterizar mejor las tácticas o tácticas: astutos trucos del "débil" en el orden construido por el "fuerce",
la polemología del "débil". Es el caso, en particular, de las "figuras" y "giros" un arte de ranrear en los dominios del otro, una sabiduría del cazador fur-
que analiza la retórica. Freud, de hecho, ya las ha señalado y las ha utilizado en tivo, maniobras pluriformes y movilidades, hallazgos jubilosos, poéticos y
sus estudios sobre el chiste y sobre las formas que torna el retorno de lo repri- guerreros.
mido: economía y condensaciones verbales, doble sentido y contrasentido,
traslados y aliteraciones, empleos múltiples del mismo material, etcétera 27 • Tal vez respondan a un arre intemporal, que no sólo ha atravesado las
No hay, sin embargo, nada sorprendente en esas homologías entre las arti- instituciones de los órdenes sociopolíticos sucesivos, sino que se extiende
mafias28 de las prácticas y los movimientos retóricos. Las figuras retóricas más atrás en el tiempo, antes que nuestras historias mismas empezaran,
juegan su juego, con éxito o sin él, en un terreno que ha sido acotado en rela- encontrando cxtrafias solidaridades más acá de las fronteras de la humani-
ción a las legalidades de la sinraxis y del sentido propio, es decir, en relación dad. Escas prácticas presentan, en efecto, curiosas analogías, como inteligen-
a la definición general de un lugar "propio" distinto del que no lo·es. Se trata cias inmemoriales, con las simulaciones, ardides y trucos que ciertos peces o
de manipulaciones del lenguaje que se disponen en función de dar con la ciertas plantas hacen con un virtuosismo prodigioso. Los procedimientos de
ocasión propicia, apuntando a seducir, trucar o invertir la posicion lin- este arte pueden ser encontrados en los más lejanos extremos del dominio de
güística del receptor29 • Mientras que la gramática vigila la "propiedad" de los seres vivos, como si rebasaran no sólo las separaciones estratégicas de las
los términos, las alteraciones retóricas (desviaciones metafóricas, conden- instituciones históricas, sino también el corte insta_urado por la institución
saciones elípticas, rniniaturizaciones metonímicas, etcétera) apuntan a una misma de la conciencia. Aseguran continuidades formales y _la permanencia
utilización de la lengua por parte de los locutores en situaciones particula- de una memoria sin lenguaje, desde el fondo de los·océanos hasta las ·calles
res de combates lingüísticos rituales o efectivos. Son indicaciones para un de nuestras megalópolis.
consumo y un juego de fuerzas. Competen a una problemática de la enun- En todo caso, en la escala de la historia contemporánea, parece también
ciación. Además, aunque (o quizá porque) están excluidas en principio del que la generalización y la expansión de la racionalidad tecnocrática han ere-
discurso científico, estas "maneras de haplar" proporcionan al análisis de
las "maneras de hacer" un repertorio de modelos e hipótesis. Al cabo no
·'° Ver 1-Ching (Chou-1), El libro de las mutaciones que representa mediante 64 hexa-
grarnas (formados por seis líneas imerrumpidas o complecas) codas las situaciones posibles
27
Freud, op.cit., pp. 19-173, sobre las técnicas del chiste. de los seres en d curso de las mutaciones del universo [versión castellana: / Ching, Edaf, Bar•
28
Allí donde de Ccrceau maneja ''ruses" hemos optado por "artimañas", sigwendo así celona, 1993].
lo escableddo en la uaducción dd libro de Detienne "Las artimañas de la imeligencia". 31
Marce! Deticnne y Jean-Pierre Vernam, ü, Ruses de l'inrelligmce. La mttis dts Gn:cs,
29
Ver S. Toulmin , The Uses ofArgummr, Cambridge University Press, Cambridge. Flammarion, París, 1974 [versión castellana: l.m nrtimañar de In inteligmcía, Taurus,
1958; C. Perdman y L. Olbrechts-Tyteca, op. cir.; Jean Dubois et al., Rhltoriqur génimlr, Madrid, 1988).
Larousse, París, 1970; etc. · 3
: Ver Ma.xime Rodinson, Islam er Capitalisme, Seuil, París,1 972.

404 405

.......
M ICHEL DE CElffEAU
DE LAS PRÁCTICAS COTIDIA N AS DE OPOSIClllN

ado, en los intersticios del sistema, una fragmentación y un crec1m1ento se ajustan perpetuamente a los cambios. Al escudriñar esta realidad huidiza V
explosivo de estas prácticas anteriormente reguladas por unidades locales permanente, uno tiene la impresión de explorar la nóche de las sociedades, un~
estables. Cada vez más, las tácticas se salen de sus órbitas. Apartadas de las noche más prolongada que sus días, un mar oscuro del que emergen las suce-
comunidades tradicionales que circunscribían su funcionamiento, se lanzan sivas insrituciones. inmensidad marítima donde los sistemas socioeconómicos
a derivar por un espacio que se ha ido homogeneizando y extendiendo. Los y políticos aparecen como islas efimeras.
consumidores se transforman en migrantes. El sistema en el que circulan
resulta demasiado vasco para fijarlos en alguna parte, pero demasiado gene- El paisaje imaginario de una investigación no deja de tener valor, aun
ralizado para que pudieran escapársele y exiliarse en otra parte. Ya no hay si carece de rigor. Restaura lo que se indicaba no hace mucho bajo el título
ninguna otra parte. Debido a esto, el modelo "estratégico" resulta también de "cultura popular'', pero para transformar en una infinidad móvil de tác-
:9 transformado, acorralado por su propio éxico: dependía de la definición de
un lugar "propio" distinto del resto; ahora ese mismo lugar se conviene en
ticas lo que se representaba como una fuerza matriz de la historia. Así pues,
mantiene presente la estructura de un imaginario social cuyas cuestiones
el todo. Podría ser que, poco a poco, agotara sus capacidades transforma- fundamentales no cesan de tomar formas diferentes y de volver a plantearse.
doras para constituir solamente el espació(tan totalitario como el cosmos de Previene igualmente contra los efectos .de un análisis que, necesariamente,
amafio) donde se activada una sociedad de tipo cibernético, entregada a los sólo puede aprehender escas prácticas en función de un aparato técnico par-
movimientos brownianos de tácticas invisibles e innumerables. Habría una ticular, en la medida en que aquéllas alteran o interfieren sus instrumentos.
proliferación de manipulaciones aleacorias e incontrolables, en el interior de Además, es el estudio mismo el que resulta marginal en relación con los
una inmensa trama de coacciones y garantlas socioeconómicas: miríadas de fenómenos estudiados. El paisaje que pone en escena estos fenómenos de un
movimientos cuasi invisibles, jugando sobre la textura cada vez. más fina de modo imaginario tiene pues valor rectificativo y terapéutico global contra su
un lugar homogéneo, continuo que engloba a todos. ¿Es esto ya el presente reducción por medio de un examen demasiado limitado. Asegura al menos
o acaso el futuro de la gran ciudad? su presencia a modo de "aparecidos" (revenants). Esta vuelta sobre otra esce-
na recuerda también la relación que la experiencia de estas prácticas mantie-
Si bien podemos intentar dejar de lado la arqueología multimilenaria ne con lo que expone de ellas un análisis. Es el testigo, sólo fantástico pero
·delos ardides lo mismo que la posibilidad de su futuro en el hormiguero glo- no científico, de la desproporción enrre las tácticas cotidianas y una diluci-
balizado, el estudio de algunas tá.cticas cotidianas presentes no debe sin dación estratégica. Acerca de lo que todo el mundo hace, ¿qué es lo que se
embargo perder de vista de donde vienen ni hacia donde son susceptibles de puede escribir? Entre las dos niveles, la imagen, fantasma del cuerpo exper-
ir. La evocación de estos lejanos pasados o futuros permite al menos resistir co y silencioso, preserva la diferencia.
los efectos del análisis, fundamental pero a menudo exclusivo y obsesivo, que
se ocupa de describir las instituciones y los mecanismos de /a represión. No sor-

=-
1
prende el privilegio que guarda la problemá.tica de la represión en el campo de UN ARTE DE PENSAR: KANT;;
los investigadores: las instituciones científicas son de hecho parte del sistema
que analizan; al examinarlo, se limitan al bien conocido género de la historia Resulta sintomático, Kanr se ocupa de la relación enrre ei' arte de hacer
de la familia (una ideología crítica que no consigue generar ningún cambio (Kunst) y la ciencia (Wissenschafr), o entre una técnica (Technik) y la teoría
con sus operaciones, al créar dicha crítica la apariencia de una distancia en el (Theorie), en el curso de una investigación que le fue llevando de estudios
interior del clan al que siguen peneneciendo); hasta agregan el encanco inquie- iniciales sobre el gusto hacia una crítica del juicio34 • Encuentra el arte en este
tante de los diablos o de los fantasmas de los relatos que se cuentan por la carde
junco al hogar. Pero esta dilucidación del aparato por sí mismo tiene como 33 Exuacco del capítulo V de L'it1vn11io11 du q11otidim.
inconveniente no ver las prácticas que le resultan heterogéneas y que reprime 3' Sobre esm evolución. desde el proyecto de una Critica dtl GuJ'ln (1787) hasta la
o cree reprimir. Sin embargo, éstas tienen también todas las posibilidades de ------ redacción de la Critica dt lafacultad de juzgar (1790), ver Vicror Delbos, La Philosophi, p.-a•
sobrevivir a este aparato y, en codo caso, forman parte también de la vida social, tique de Kant, PUF, París, 1969, pp. 416-22, El re,cro de Kam se encuentra en Kririk da
Uruilskrefi, párrafo 43 "Von der Kunsr Überhaupr" (Werke, ed. W. Weischedel. lnsel-Ver-
puesto que son tanto más resistentes en la medida en que son más flexibles y
lag, c. 5, 1957, pp. 401-2) [versión casrellana: O-frica dtl .Juicio, Espasa-Calpe, Madrid,

406 407

"
M ICHEL DE CE!ffEAU DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS DE OPOS ICIÓN

recorrido que va del gusto al juicio. Parámetro de un conocimiento práctico Bailar sobre la cuerda floja es mantener en todo momento un equilibrio,
que desborda el conocimiento y tiene forma estética. Kant destaca lo que, recreándolo a cada paso gracias a nuevas intervenciones; es conservar una
genialmente, llama un "tacto lógico" (logische Tala). Inscrito en la órbita de relación que jamás es adquirida y que una incesante invención renueva al
una estética, el arte de hacer está colocado bajo el signo del juicio, condición dar la impresión de "conservarla". El arre de hacer queda así admirable-
"a-lógica" del pensamiento35. La antinomia tradicional entre una "operativi- mente definido, más aún cuando en efecto el ejecutante mismo forma
dad" y una "reflexión" es superada por un punto de vista que, al reconocer parce del equilibrio que modifica sin comprometerlo. Gracias a esta capa-
un arte en la raíz del pensamiento, hac~ del juicio un "término medio" (Mic- \
\ cidad de hacer un conjunto nuevo a partir de un acuerdo preexistente y de
telglied) entre la teoría y la praxis. Este arce de pensar constituye una unidad conservar una relación formal pese a la variación de elementos, se aproxi-
sintética entre los dos. ma a la producción artística. Sería la inventividad incesante de un gusto en
la experiencia práctica.
Los ejemplos kantianos se refieren precisamente a las prácticas coti-
dianas: "La facultad de juzgar rebasa el entendimiento.[...] Facultad de Pero este arte designa igualmente lo que, en el trabajo científico
juzgar ·el uniforme que debe usar una camarera. Facultad de juzgar la dig- mismo, no depende de la aplicación pese a codo necesaria de reglas o
nidad que conviene a un edificio, unos ornamentos que no deben contra- modelos y sigue siendo, en última instancia, como también lo dirá Freud,
riar el fin perseguido" 36• El juicio no se refiere nada más a la "convenien- "una cuestión de tacto" (cine Sache des Takrs) 38. Cuando vuelve sobre este
cia" social (equilibrio elástico de una red de contraeos tácitos), sino, más punto, Freud roma en cuenta el diagnóstico, una cuestión de juicio que
ampliamente, a la relación de un gran número de elementos, y sólo existe precisamente pone en juego, en una intervención práctica, una relación o
en el acto de crear concretamente un conjunto nuevo mediante una un equilibrio entre una multitud de elementos. Para Freud, como para
correspondencia conveniente de esta relación con un elemento adicional, Kant, se traca aquí de una facultad autónoma que se afina pero no se
como se agrega un rojo o un ocre a un cuadro cambiándolo sin destruirlo. aprende: "La falca de juicio, dice Kant, es propiamente lo que se llama
La transformación de un equilibrio dado en ocro equilibrio caracterizaría estupidez, y para este vicio no hay remedio"39• Es éste un vicio que afecta
al arte. canto al científico como a codos los demás.
Para precisarlo, Kant cica la autoridad general del discurso, una autori- Entre el entendimiento que conoce y la razón que desea, la facultad de
dad, sin embargo, que nunca deja de ser local y concreta: en mi rincón, juzgar es pues un "arreglo" formal, un "equilibrio" subjetivo entre imaginar
escribe (in meinen Gegenden: en mi región, en mi "país"), "el hombre ordi- y comprender. Esta facultad tiene la forma de un placer, relativo no a una
nario" (der gemeine Mann) dice (sagr) que los prestidigitadores (Taschen- exterioridad, sino a un modo de ejercicio: pone en juego la experiencia con•
pieler) son muestra de un conocimiento (cualquiera puede hacerlo si cono- creta de un principio universal de armonía entre la imaginación y el encen-
ce el truco), mientras que los equilibristas (Seiltenzer) ejercen un arte37• dimiento. Es un sentido (Sinn), pero que es "común": un sentido común
(Gemeinsinn), o juicio. Sin demorarse en los detalles de una tesis que
1989, recd. 1999]. La crfrica de la esrética kantiana por Bourdieu, fundamencalmemc ("una rechaza la división ideológica entre los conocimientos, y por canto su jerar-
relación social negada") pero practicada con un utillaje de sociólogo, se sitúa en una pers- quización social, se puede al menos mencionar que este caceo conecta una
pectiva diferente a la mia. aunque se ocupa de la distinción kantiana enue "el arce libre" y libertad (moral), una creación (estética} y un acto (práctica}; eres elementos
"el arte necesario", vcásc Pierre Bourdieu, La Disri11rrio11, Minuic, París,1979, pp. 565-83 que ya están presentes cm la "perruque", este ejemplo contemporáneo de
[versión castellana: La Distinción, Taurus, Madrid, 1991, rttd. 1998).
una táctica cotidiana.
ll Vc.r A. Philonenko, Thlorit tt p,-axis dam la pmslt morak tt ¡,olitique de Kam rt dr
Fichtr m 1793, Vrin, Par/s,l 968, pp. 19-24; Jürgen Hcinrichs, Das Probkm der Zeir i11 der Quizá los antecedentes de esta forma de juicio insertado en un acto
, pmktischm Philosophie KanN, Bouvier, Bonn,1968. pp. 34-43 ("lnnerer Sino und
poético y ético puedan ser rastreados en antiguas formas de experiencia reli-
Bewusstsein"); Paul Guyer, Kam 1111d thr Claims of Tas.re, Harvard Universicy Prcss, Cam-
bridge, Mass.,1979, pp. 120-65 ('½ Universal Voice"), pp.331-50 ("The Meraphysics of
Tasce"). "' Frcud, Gesnmmeltt Werke, t. xiii, p. 330; c. xiv, pp. 66, 2;0, etc. [versión cascellana:
36 A. Philoncnko, op.cit.. p. 22, n. 17.
Obras Compkras, Biblioreca Nueva, y Orbis, 1988]
31
Kant, Kritik de,- Urteihkmfi , párr. 43. 39
Kant, Kritik der rt:inm Vrrmmft, cit. en A. Philonenko, op.cit, p. 21.

408 409
...

MICHEL DE CERTEAU DE LA5 PRÁCTICAS COTIDIANAS Dt OPOS I CIÓN

giosa, cuando ésta era también una especie de "tacto", la apr~~ensión o_c_re- Genn (diciembre de 1793) y de August Wilhelm Rehberg (febrero de 1794)
ación de una "armonian en prácticas paráculares, el gesto eaco Y poetico retoman en la misma revista el comentario del dicho. Este "dicho" es un
de religai-e (de religar, tramar), de plantear un acuerdo en una serie indefi- Spruch, es decir, a la vez un proverbio (sabiduría), una sentencia (juicio)
nida de actos concretos40 . Newman todavía reconoce en esto un "tacto". y un oráculo (habla que autoriza conocimientos). ¿Es por un efecto de la
Pero como consecuencia de desplazamientos históricos que han limitado Revolución que un proverbio recibe la pertinencia filosófica de un versículo
singularmente los equilibrios posibles en la versión religiosa_ de_ ese u cami- (Spruch) de texto sagrado y que mueve a su alrededor, como en las antiguas
nar sobre la cuerda flojan, una práctica estéáca la ha susmmdo poco a ediciones del Talmud, del Corán o de_la Biblia, el conocimiento exegético de
poco, práctica que se ha ido viendo a su vez progresiv:imence aislada d~ la los teóricos?42. Este debate filosófico en torno de un proverbio evoca también
operatividad y la cientificidad, al punto de que, por e~em~lo, de ~chle1er- la historia evangéljca del lnfons que habla en medio de los escribas, o el tema
macher hasta Gadamer, se ha convenido en la expenenc1a marginal a la popular del "Niño sabio de eres años"43. Pero en lo sucesivo ya no se trata de
cual una uadición "hermenéutica" no cesa de recurrir para sostener su crí- una cuestión de infancia, y tampoco de una de vejez (como se hace decir a
tica de las ciencias objetivas. A causa de un genio auxiliado por la coyun- Kant al traducir Gemeinspruch por "viejo dicho"), sino de cualquiera y de
tura (del arte de J.S. Bach al de la RevolucÍón), Kant se sitúa en una inter- todo el mundo, del hombre "común" y "ordinario" (gemein) cuyos dichos,
sección donde el acto religioso concreto permanece como la forma ética y una vez más, pueden cuestionar a los inceleccuales44 e inducirles a la prolife-
estética (mientras que su contenido dogmático desaparee~), y donde la cre- ración de comentarios.
ación artística todavía posee valor de acto moral y técnico. Esta combina-
El "dicho" en cucsción no afirma ningún principio. Constata un hecho,
ción transitiva, que en su obra oscila ya encre una "Crítica del gusto" y una que Kant interpreta como el signo o de un.interés insuficiente en la teoría
"Metafísic;i de las costumbres", proporciona una referencia moderna fun-
por parte del que está inmerso en las práccicas, o de un desarrollo insufi-
damental para analizar la naturaleza estética, ética y práctica del "savoir
ciente de la teoría en el teórico mismo. "Cuando la teoría funciona todavía
faire" cotidiano. poco (noch wenig) en la práctica, no es que la falca recaiga en la teor/a, sino
Kant se esfuerza todavía por determinar este tacto en un texto de perio- al contrario, que no hay bastante (nicht genug) de esa teoría que debería
dismo ilustrado, publicado en plena Revolución francesa en el Berlinische haberse aprendido de la experiencia..."45 • Cualesquiera que sean los ejemplos
Monatsschrifr (septiembre de 1793), a propósito de un dicho común: "Eso dados (se encuentra el problema tradicional de las fricciones), Kant organi-
. la teoría, pero no va1e nada en 1a pracnca
puede ser cierto en • . »◄1 . Esce .impor- za su demostración en una obra en tres actos donde el hombre ordinario apa-
tante texto teórico tiene pues por objeto, y por círulo, un dicho, y se da en rece por rurnos bajo la figura de eres personajes (el hombre de negocios, el
el lenguaje de la prensa (se ha hablado de una "obra popular" de Kant). hombre político y el ciudadano del mundo) opuestos a tres filósofos (Garve,
Interviene en un debate en. el que por turnos, después de las respuestas de Hobbes y Mendelssohn) y así puede analizar sucesivamente las cuestiones
Kant a las objeciones de Christian Garve (1792), los artículos de Friedrich relativas a la moral, a la ley constirucional y al orden internacional. Más que

. 40 NclE: Podr/amos acordarhos aqu/ del imeres que práccicas "religiosas" p~pi~ del •~ Sobre Kant y la Revolución, ver L.W. Beck, "Kant and che Right ofRevolution", en
bucüsmo zen como el tiro al arco, el ikebana. ere. han despcrcado en numerosos amscas Flu- Jounu1/ ofthe Hisrory ofltkas, c. 32, 1971, pp. 411-22; y sobre todo L.W. Beck (cd.), Kant
xus" por ejemplo, como Roben Filliou on History, Library of Liberal Ans, Nueva York, 1963.
41 "Das mag in der Theorie richrig sein, caugt aber nicht fiir dk Praxis". El cexto (Kant, O Evangelio según San Lucas 2, 41-50, sobre el Nilio Jesús, "sentado en mecüo de los
Werke, ed. W. Weischcdel, t. 6, 1964, pp. 127 y ss.) fue reedicado y presentado por Dierer doctores, los escuchaba y los imerrogaba". Tema momado por la liceratura de divulgación
Hcinrich con codo el debate desde fines de 1793 hasta principios de 1794 sobre la relación con L'Enfom S11gt iz rrois a,11, cexto ya analizado por Charles Nisard, Histoire des livrn pop11.-
:fl teoría/praxis: Kam,· Genn, Rehberg. Über Theorie ,md Praxis, Suhrkamp, Fra~cf~rt
Meno, 1967. Ver cambién la preciosa craducción inglesa en un volumen aparte (b,en 1usafi-
?el /aires, Amyoc, Pacis,1854, c. 2, pp. 16-9, y cit. por Genevieve Bollemc, La Bib/e bleue, Flam-
marion, Par/s,1975, pp. 222-7.
cado): Kant, 011 thr 0/d Saw: Thar Mny be Right i11 Theory, bw ir Wtmi \~rk i11 Practiu, 4-1 NdE: Recordar aquí a Sancho Panza y su profusa combinatoria de dichos... y cómo
introducción G. Miller. erad. E.B. Ashcon. Universiry of Pennsylvania, filadelfia, 1974. Ver confunde y exaspera al imdecrual leuaherido de Don Quijote, veáse cap. XXV de la primera
en francés: Kant. Sw· /'exprmio11 co1mtrtte: i/ Jt peur q11t u soit jmu m théorie...• trad. L. Gui- parte.
4
llennit , Vrin, París, 1967. ) Kant ec al., Ober Thtorie u11d Pmxis, p. 41. Kam es quien subraya.

410 411

--
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DE LAS PRACTICAS COTIDIANAS DE OPO,ICl{) N


M ICHEL DE CERTEAU •
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esr.as variaciones, lo que importa aquí es el principio de un acundo form11l de U N ARTE DE DECIR
las facultades en el juicio: éste no se localiza ni en d disamo científico, ni
en una técnica particular, ni en una expresión arclstica. Se trata de un arte de Los sondeos que preceden apuntan hacia esra dirección. Distingo una
pensar al que las prácticas ordinarias competen tanto como la teoría. Como experiencia y una hipótesis.
la actividad del equilibrista, tiene valor ético, estético y práctico. No es en 1) Un hecho resulta, de entrada, indicativo. Los maneras de hacer no
absoluto sorprendente pues, que un arce organice los discursos qu/ abordan designan solamente actividades que una teoría se daría como propósitos.
las prácticas en nombre de una teoría, por ejemplo los de Foucault o de También organizan su construcción. Muy lejos de: c:nconcrarse en el exterior
Bourdieu. Pero debido a esto se plantea una cuestión, poco kantiana, sobre de: la creación teórica, a sus puercas, los "procedimientos" de Foucault, las
un discurso que sea el arte de decir o hacer la teoáa tanto como la teoáa de "estrategias" de: Bourdieu y, en términos más generales, las tácticas forman
ese arte mismo, es decir, un discurso que sea memoria y práctica, en suma el un campo de operaciones m el imerior del cual se desarrolla también la p,-oduc-
relato del tacto. dón tÚ la teoría. Se recupera así, aunque: sobre otro terreno, la posición de
Wittgenstein respecto al "lenguaje: ordinario".

EL TIEMPO DE LAS HISTORIAS46 2) Para explicitar la rc:lación de la teoría con los procedimientos que la
produa:n y que constituyen sus objetos de estudio, se ofrece una posibilidad:
Dando vuelcas alrededor de escas prácticas y contemplándolas desde un discurso articulado en relatos. La narracivización de las prácrjcas sería
arriba o abajo, parece como si nos siguiéramos perdiendo algo, algo que emonces un "modo de hacer" textual, con sus proceclimic:mos y con sus tácti-
no puede decirse ni enseñarse, sino sólo "practicarse". Así lo pensaba Kant cas propios. Desde Marx y Freud (para no remontarse más lejos en el tiempo),
a propósito del juicio o el tacto. Ahora bien, aunque ha colocado esca no faltan los ejemplos autorizados. FoucauJt, por su parte, declara escribir
cuestión en un nivel "trascendental" en relación con la práctica y la teoría sólo "relatos". Por su lado, Bourdieu hace de los relatos la vanguardia y la
(y ya no en la posición de un residuo referencial en relación con las "luces" referencia de su sistema. En muchos trabajos, la narratividad se insinúa en el
de la razón), no nos precisa cuál podría ser su lenguaje. A este respecto, discurso académico como su indicativo general (el drulo), como una de sus
Kant utiliza la cita: un proverbio común, o una palabra del hombre "ordi- partes (análisis de: "casos", "historias de vida" o de grupos, etcétera) o como
nario". Este procedimiento, todavía jurídico (y ya etnológico), hace decir su contrapunto (fragmentos citados, encrevisras, "dichot, etcétera). Aparece
al otro el fragmento ofrecido a la glosa. El "oráculo" popular (Spruch) debe una y otra vez. ¿No habría que reconocer su legitimidad científica al suponer
hablar de este arte, y el comentario luego explicará este "dicho". Sin duda, que en lugar de ser un residuo, susceptible o no de ser eliminado del discur-
de ese modo el discurso coma en serio esta habla (lejos de considerarla so, la narratividad tiene una función necesaria, y que: 11na teoria del relato es
como cobertura tramposa de las prácticas), pero se sitúa fuera, en la dis- indisociable de una teoría de las prdaicas, como m condición al mismo tiempo
tancia de una observación apreciariva. Es un decir sobre lo que el otro dice que como su producción?
de su arce, y no un decir de este arre. Si se considera que esce "arce" sólo
Esto implicaría, sin duda, reconocerle valor teórico a la novela, conver-
puede ser practicado y que, fuera de su ejercicio mismo, no tiene enun-
tida c:n el zoológico de la.~ prácticas cotidianas desde que la ciencia moderna
ciado, el lenguaje debe ser también su práctica. Será un arte de decir: en
existe. Supondría sobre todo restituir su importancia "científica" a la acción
él se ejerce precisamente este arte de hacer en el que Kant reconocía un
inmemorial (también es una acción) que desde siempre cuenta las prácticas.
arte de pensar. Para decirlo con otras palabras, será un relato. Si el arce de
decir es en sí mismo un arte de hacer y un arce de pensar, puede ser a la En este caso, el cuenco popular proporciona al discurso científico un mode-
lo, y no solamente objetos textuales para ser tratados. Ya no tiene la condi-
vez su prácrica y su teoría.
ción de un documento que no sabe lo que dice, citado ame y por el analis-
ta que lo sabe. Al contrario, es un "saber-decir" (savoir-dire) exactamente
ajustado a su objeto, y, como cal, tampoco es la contrapartida del conoci-
46 Traducción integra dd capi1ulo VJ de L'inventio11 d11 q11orúiim. miento, sino una variante del discurso que sabe y una autoridad en materia

411 413
,.
!
M ICHF.L DE CERTEAU DE LAS PRACTICAS COTIDIANAS DE O POSICIÓN

de teoría. Se comprenderán entonces las alternancias y complicidades, las ("historias" ejemplares) y cuadros analíticos (distinciones teóricas), produce
homologías de procedimientos y las tramas sociales que conectan las "artes un efecto de evidencia sobre el público al que se dirige; descoloca los cam-
del decir" con las "artes de hacer": las mismas prácticas se producirían unas pos donde se va insinuando; crea un nuevo "arreglo" del conjunto. Pero este
veces en el campo verbal, y otras en el campo de las acciones; jugarían de uno arte de la narración finge ser su otro, con la "descripción" historiográfica y
al otro, igualmente tácticas y sutiles aquí y allá; se devolverían la pelota: del modifica su ley sin reemplazarla con otra. Carece de discurso propio. No
trabajo a la velada, de la cocina a las leyendas y a los chismorreos, de las astu- tiene expresión propia. Practica el no lugar: ¿forc?, ¿da?47 Ahí, sí y no. Hace
cias de la historia vivida a las de la historia contada. como si se eclipsara detrás de la erudición o las taxonomías que sin embargo
manipula. Bailarín disfrazado de archivero. La risa de Nierzsche atraviesa el
¿Lleva esta narratividad a la "Descripción" de la edad clásica? Una dife- teuo del historiador.
rencia fundamental las separa: en el relato ya no se trata de ajustarse lo más
cefiidameme posible a una "realidad" (una operación técnica, ercétera) y Para entender la relación del relato con las tácticas, es necesario descu-
acreditar el texto por lo "real" que exhibe. Al contrario, la historia contada brir un modelo científico más explícito, en el que la teoría de las prácticas
crea un espacio ficticio. Se aleja de lo "real":o más bien hace como si se apar- tenga precisamente corno forma una manera de contarlas.
tara de la coyuntura: "había una vez..." Por esto precisamente, más que des-
cribir una "jugada", la hace. Para retomar la cuestión citada por Kant, es en
sí misma un acto de equilibrista en el cual participan la circunstancia (lugar, CONTAR LAS ARTIMAÑAS: DETIENNE
tiempo) y el locutor mismo, una manera de saber manejar con caceo, arre•
glar y "colocar" un dicho al desplazar un conjunto, en suma, "una cuestión Historiador lo mismo que antropólogo, Marce! Decienne ha optado
de caceo". deliberadamence por narrar. No coloca las historias griegas delante suyo
para tratarlas en nombre de algo que no sean ellas mismas. Rechaz.a la divi-
Hay en efecto un contenido del relato, pero pertenece también a.l arce sión que haría de ellas unos objetos de conocimiento, pero también de
de poner en juego una arcimafia: es un rodeo recurriendo al pasado ("el otro unos objetos para conocer, cavernas donde "misterios" en reserva esperarí-
día", "en otro tiempo") o a una cica (un dicho, un proverbio), para aprove- an su significado a partir de la investigación científica. No supone que
char la ocasión y modificar un equilibrio por sorpresa. Aquí el discurso se haya, detrás de todas estas historias, secretos cuyo progresivo descubri-
caracteriza por una forma de ejercerse más que por lo que muestra. Además, miento les iría dando, su propio sitio, el de la interpretación. Estos cuen•
hay que entender más de lo que dice. Produce pues efectos, no objetos. Es tos, relatos, poemas y tratados son ya prácticas. Dicen exactamente lo que
narración, no descripción. Es un arte de decir. El público no se equivoca y hacen. Son la acción que significan. No hay necesidad de agregarles un
distingue el arce de los trucos fáciles (lo que basta saber para que cualquiera comentario que parta de conocer lo que las prácticas narradas expresan sin

=- pueda hacer algo) pero también de la revelación/vulgarización (lo que inde-


finidamente hay que saber), igual que la gente ordinaria a la que Kant se refe-
ría distingue fácilmente al prestidigitador y al equilibrista. Algo en la narra-
ción escapa al orden de lo que resulta suficiente o necesario saber, y, por sus
características, compete al estiw de las tácticas.
saberlo, ni preguntarse de qué son la metáfora. Forman una red de opera-
ciones cuyos mil personajes esbozan las formalidades y las artimañas que
se cumplen en la historia misma.
En este espacio de prácticas textuales, como en un juego de ajedrez.
cuyas piezas, reglas y partidas se hubieran multiplicado a la escala de una
Este arte sería fácil de reconocer en Foucault: un arte del suspense, de literatura, Decienne no sólo conoce con el sentido de un artista mil movi-

=- las citas, de la elipsis, de la metonimia; un arce de la coyuntura (la actuali-


dad, el público) y de las ocasiones (epistemológicas, políticas); en suma, un
arte de hacer "pasadas" con hiscorias ficticias. No es, para empezar, su erudi-
ción (prodigiosa no obstante) la que permite su eficacia a Foucault, sino este
arte de decir que es un arte de pensar y hacer. Con los más sutiles procedi-
mientos ya ejecutados (la memoria de las antiguas jugadas es esencial para
toda partida de ajedrez), sino que los juega él....rnismo; con este repertorio,
lleva. a cabo otras jugadas: cuenta a su vez. Recita estas acciones tácticas.

-17 Fon (no ahO y da (ahí). Escas dos palabras en alemán son una cita implícira de
mientos de la rerórica, mediante sabias alternancias de cuadros figurados Freud cuando éste relata el juego de un niño de pecho con una carrera.

414 ·115

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...

MICHEL DE CERTE.AU DE LAS PRACTIC/\S COTIDIANAS DE Oi'O>ICIÓN

Para decir lo que dicen, no hay más discurso que ellas mismas. ¡Pregunta Ha escrito jumo con Jean-Pierre Vernant un libro sobre la "metis'' de
usted qué "quieren" decir?. Se lo voy a éontar de nuevo. Se cuenta de Beet- los griegos, Les Ruses de l'intelligence51• Este libro es una serie de relatos. Está
hoven que a quien le preguntaba sobre el sentido de una sonata, se la vol- consagrado a una forma de inteligencia siempre "inmersa en una práctica",
vía a tocar. Sucede lo mismo para la recitación de la tradición oral tal y en la que se combinan "el olfato, la sagacidad, la previsión, la agilidad de
como la analiz.a J. Goody: una manera de volver a decir series y combina- espíritu, el fingimiento, la astucia, la arención vigilante, el sentido de oportU•
ciones de operaciones formales, con un arte de «ajustarlas" a la circunstan- rudad, habilidades diversas, una experiencia adquirida a lo largo del tiempo"52.
cia y al público48 • De una extraordinaria "estabilidad" de un cabo al otro del helenismo, aun-
que ausente de la imagen (y de la teoría) que el pensamiento griego ha
El relato no expresa una práctica. No se limita a expresar un movi- consmúdo de sf mismo, la metis se aproxima .a las tácticas cotidianas por
mienco;-l:,o hace. Se le comprende si se entra en el baile. Eso hace Detienne. medio de "sus mañas, sus desrrez.as y sus estratagemas", y por el abanico de
Dice las prácticas griegas al recitar las historias griegas... "Había una vez..." conducras que abarca, desde la habilidad práctica (savoir-faire) hasta la
Le]ardin d'Adonis, La Panthere parfamle, Dúmysos mis a nwrt, La Cuisine du asruc1a.
sacrifice: fábulas de un narrador inmerso en las prácticas49• Traza las arti-
mañas de los griegos al desplegar a su manera sus relatos en la escena actual. De este análisis cabe destacar eres elementos, en tanto que diferencian
Los protege contra la alteración museográfica mediante un arre que la hjs- más claramente la metis con relación a otros comportamientos, pero también
toriografía ha perdido después de haberlo considerado durante mucho porque caracceriz.an igualmente los relatos que hablan sobre ella. Constituyen
tiempo como esencial, un arte cuya importancia redescubre la anrropolo• la triple relación que la metis mantiene con "la ocasión", con los disfraces y con
gla en los otros, desde las Mitolágicas [de Claude Lévi-Strauss] hasta la Eth- una invisibilidad paradójica. Por un lado, la metis cuenta y aprovecha el
nogmphy ofSpeakinf0 : el arte de contar historias. Se mueve entre lo que la "momenro oportUno" (el kairos): es una práctica del tiempo. Por otro, multi•
misma historiografía praticaba en el pasado y lo que la antropología res• plica las máscaras y las metáforas: es un deshacerse del lugar propio. Y final-
taura hoy como un objeto extraño. En este intersticio, el placer de contar mente, desaparece en su acto mismo, como perdida en lo que hace, sin espejo
encuentra pertinencia científica; El recitan te despliega la alegre sucesión de que la represente: carece de una imagen de sí rojsma. Estos rasgos de la metis
sus fabulas. Ejecuta todos sus ardides y tergiversaciones ejerciendo un arre resultan igualmente atribwbles al relato. Sugieren, pues, un "suplemento" para
del pensamiento. Como el caballo en el ajedrez, cruz.a el inmenso rablero Derienne y Vernant: la forma de inteligencia práctica que analiz.an y la mane-
de la literatura con el avance "sesgado" ("courbe") de estas historias, hilos ra misma como lo hacen deben ren·e r una relación teórica, si considermos que
de Ariadna, juegos formales de prácticas. En este caso, como lo hace el pia- d arre de la narración es de alguna manera semejante a la metis.
nista, "interpreta" estas fábulas. Las ejecuta privilegiando dos "figuras" en
las que se ejerce muy particularmente el arte griego de pensar: la danz.a y
EL ARTE DE LA MEMORIA Y LA OCASIÓN
el combate, es decir las dos mismas.figuras que la escritura del relato pone
en funcionamiento.
En la relación de fuerz.as en que interviene, la metis es "el arma absolma",
t
41 Jack Goody, "Mémoire cr ~pprcncissagc dans le:; sociétés avcc ou saru écrirurc: la
la que vale a Zeus la supremacía entre los dioses. Es un principio de econo•
1ransmission du Bagre", en L'Homm,, t. 17, 1977, pp. 29-52. Y, del mismo autor, Thr
Domtstict1tio11 of thr Savage Mi11d, Cambridge University Prcss. Cambridge, J977 !versión
mía: con el mínimo ds fuerµs, obtener los máximos efectos. Se sabe que así
se define una estética. La multiplicación de efectos por medio de la dismi• t
cas1.cllana: La do111mic11rió11 ,ú/ pmsamimro salvaje, Akal, Madrid, l985]. nución de medios es, por razones diferentes, la regla que organíz.a a la vez. un
4, Marccl Deciennc, L,s Jardi11s d'AM11is, Gallimard, París, 1972 [versión castellana:
Losf111-di1w de Adonis, Akal, Madrid, 1983]; Dio11ym mis ir m,m, Gallimard, París,1977 (ver-
sión castellana: La mu~rte de Dumisos, Taurus, Madrid, 1983); Decienne eral., La Cuisi,u d11
arte de hacer y el arte poética de decir, pintar o cantar.

51Marcel Detienne y Jean-Pierre Vemanr, Les Ruses de l'imelligmce. La metis de., Grecs,
t
mcrifice, Gallimard, París, 1979.
~o Ver Richard Bauman y Joel Shener (eds.), Explorarions in the Ethnography ofSpra- Flammarion, Pa:rís, l974 [versión cas!ellana: Las artimañas de la i11uligmcía, Taurus,
kh:g, Cambridge Universiry Prcss, Cambridgc,1974; David Sudnow (cd.), Stt,dits in Social Madrid, 1988].
51 !bid., pp. 9-1 O. .
l11uractio11, Free Press, Nueva York, 1972.

416 417

...._
~)ICHEI. DE CERTEAU
D E I.AS PRÁCTICAS COTIDIAN.\S DE OPOSI C IÓN

Esta relación económica sólo enmarca la meti.5 más que indicar su


alcance. La "jugada", o inversión que conduce la operación desde su inicio m- menos más ..... (11)
(menos fuerz.as) hasta su término (mds efectos), implica de entrada la fuerzas memoria
mediación de un saber; pero se trata de un saber que áene como forma la
duración de su adquisición y la recopilación interminable de sus conoci- más menos
mientos particulares. Cuestión de "edad", dicen los textos: a "la irreflexión
de la juventud'' oponen "la experiencia del anciano". Este saber está hecho
de muchos momentos y de muchos elementos heterogéneos. No cuenta
r-------~---
(IV)◄ .efectos tiempo (m)

con un enunciado general y abstracto, ni con un lugar propio. Es una


memoria53 , cuyos conocimientos son inseparables de los momentos de su En (i), las fuerz.as disminuyen; en (ii), el conocimiento-memoria aumenta;
adquisición y desgranan las singularidades de ésta. Informada por una mul- en (iii), el tiempo disminuye; en (iv), los efectos aumentan. Estos creci-
titud de acontecimientos por los que circula sin poseerlos (cada uno de ellos miencos y decrecimientos se conjugan en proporciones inversas. Se cüspone
es pasado, pérdida de lugar, pero fragmento de áempo), calcula y prevé tam- así de las siguientes relaciones:
bién "las vías múltiples del porvenir" combinando las particularidades ante- • de (i) a (ii), mientras menos fuerzas haya, más hace falta el conoci-
cedentes o las posibless-4. Una duración se introduce así en la relación de mienco-memoria;
fuerz.as, y la va a modificar. La metis cuenta con un áempo acumulado, que
le resulta favorable, para prevalecer contra una composición de lugar que le • de (ii) a (iii), mientras más conocimiento-memoria haya, menos
resulta desfavorable. Pero su memoria permanece oculta (no tiene un lugar · tiempo es necesario;
donde pueda localiz.ársele) hasta el instante en que se revela, en el "momen- •· de (iii) a (iv), mientras menos tiempo haya, más grandes son los
to oportuno", de una manera todavía temporal aunque contraria al oculta- efectos.
1 miento en la duración. Los fogonazos de esta memoria alumbran la ocasión.

011 Enciclopédica por la capacidad que áene la mhis de acumular experien-


cias pasadas y de inventariar lo posible en éstas, la ocasión coloca esre conoci-
La ocasión es un nudo tan importante en todas las prácticas cotidianas
como en los relatos "populares" cercanos, que es necesario demorarse y pre-
miento en el volumen más reducido. Concentra el mayor conocimiento en el cisar este primer bosquejo. Sin embargo, la ocasión no deja de burlar las defi-
menor tiempo. Reducida a su formato más pequeño, en un acto de metamor- niciones, pues no puede aislarse ni de una coyuntura ni de una operación.
fosis de la situación, ¡esta enciclopedia concreta tiene algo de piedra filosofal!. No es un hecho separable de la "jugada" que lo produce. Al inscribirse en
Por otra parre, evoca más bien el tema lógico de la idenádacl entre la circun- una serie de elemencos, disloca sus relaciones. Su presencia en cualquier
ferencia y el punto. Pero aquí la extensión es duración; la concentración, ins- situación dada genera distorsiones debidas a la conjunción de dimensiones
tante. Mediante este desplazamienro dd espacio al riempo, la coincidencia c11alitativammte heuroglneas, que no se limitan a oposiciones de contrarie-
entre la circunferencia indefinida de las experiencias y el momento puntual de dad o contradicción. Este proceso "rerorcido" tiene como índice el conjun-
su recapirulación sería más bien el modelo teóric.o de la ocasión. ro de relaciones inversamente proporcionales detalladas más arriba: esas
relaciones son comparables a los efectos de espejo (inversión, curvatura,
Al limitarse a los primeros elementos, es posible una represent~ción reducción, magnificación) o trucos de perspectiva (menos grandes mientras
esquemática de la "jugada", desde su punto inicial (i) -menos fuen3$- hasta más lejanas, etcétera) y permiten que espacios dift,·entes se yuxtapongan en
su punto terminal (iv) -más efectos- , se_tendría algo así: un sólo cuadro. Pero, en la secuencia donde se insinúa la ocasión, la yuxta•
posición de dimensiones heterónomas se refiere al riempo y al espacio, o al
)., "Mémoire" en d antiguo sentido dd rérmioo, que designa una presencia en la plu- estado y a la acción, etcétera. Esa yuxtaposición se distingue por relaciones
ralidad de ciempos y no se limira pues al pasado. proporcionalmente inversas, análogas a las que, en el planteamiento de Pas-
~• Encrecomilladas. expresiones o cicas tomadas de Dctiennc y Vemanc, La R11m de cal, articulan órdenes diferentes, y que son del siguiente cipo: mientras más
/'i,,ulligence, pp. 23-5. · presente, mmos visible; mienrras menos numerosos, mds privilegiados por la

419
fl

M ICHEI. DE CERTEAU DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS DE OJ•OSICJÓN

gracia; etcétera55• Cualitativamente hay pasajes hacia lo otro, por medio de El cuadro recapitulativo de estos cuantos elementos daría:
relaciones "torcidas" o a través de cambios sucesivos.
Entre las diferencias cualitativas que establecen relaciones inversas, (1) (11) (III) (IV)
seleccionaré al menos dos tipos, que obligan a dos leauras distintas de su Lugar Memoria Kairos Efectos
puesta en serie:
Tiempo + +
1) Una diferencia entre espacio y tiempo ofrece la serie paradigmática: Hacer
en la co·mposición de lugar inicial (i), el mundo de la memoria (ii) intervie-
+ +
ne en el "momento oportuno" (iii) y produce modificaciones del espacio Parecer + + +
(iv). Según este tipo de diferencia, la serie tiene corno comienzo y como fin
una organización espacial; el tiempo es el intervalo (entre deux), extrañeza La memoria mediatiza las-transformaciones espaciales. Sobre la moda-
sobrevenida de otra parte y que produce el paso de un estado de lugares al lidad del "momento oporruno" (kairos), produce una ruptura instauradora.
siguiente. En suma, entre dos "equilibrios", la irrupción de un tiempo: Su extrañeza hace posible una transgresión de la ley del lugar. Salida de sus
insondables y móviles secretos, una "jugada" modifica el orden local. La fina-
lidad de la serie apunta por tanto hacia una operación que transforma la
organización visible. Pero este cambio tiene como condición los recursos
Espacio ·liempo
invisibles de un tiempo que obedece a otras leyes y que, por sorpresa, arre-
bata alguna cosa a la distribución propietaria del espacio.
Este esquema se encuentra presente en muchas historias. Sería su uni-
dad mfnima. Puede tener un forma cómica junto con la memoria que, en el
momento justo, cambia por completo una situación, del tipo: "Pero...,
2) En la primera se combina una diferencia entre estar establecido (un ¡usred es mi padre! ¡Dios mío, mi hija!" Pirueta que se debe al retorno de un
estado) y hacer (una producción y transformación). Además juega con una tiempo que ignoraba la distribución espacial de los personajes. Se tiene una
oposición entre visible e invisible, sin corresponderle exaetamente. Según este • forma policiaca, donde el pasado, al remontarse, trastorna los datos de un
eje, se obtiene la serie paradigmática siguiente: dado un establecimiento visi- orden jerárquico: "¡Entonces él es el asesino!". Se añade también la estructu-
ble .d e fuerzas (i) y una experiencia invisible de la memoria (ii), una acción ra del m ilagro: venido de otro tiempo, del tiempo que es muy diferente,
puntual de la memoria (iii) genera efectos visibles en el orden establecido (iv). surge este "dios" que tiene los caracteres de la memoria, silenciosa enciclo-
La primera parte de la serie se compone de dos siruacioncs de hecho, donde el pedia de accos singulares, y cuya forma, en los relacos religiosos, represen ca
conocimiento invisible escapa al poder visible; luego viene una parte opera- tan fielmente la memoria "popular" de los que no han tenido lugar pero que
cional. Al distinguir los ciclos esrar/hacer y visible/invisible. se tiene: en cambio han tenido t.iempo: ¡Paciencia!. Con variantes, se repite el recur-
so del mundo exuaño de donde puede, de donde debe venir la jugada que

estar invisible
cambiará el orden establecido. Pero todas estas variantes podrían muy bien
sólo ser, ampliadas en proyecciones simbólicas y narrativas, las sombras pro-
t
ducidas por la práctica diaria que consiste en aprovechar la ocasión y hacer
hacer visible de la memoria el medio de t ransformar los lugares.
Queda por señalar un último punto que es el esencial: ¿cómo se articula
1
el tiempo sobre un espacio organizado? ¿Cómo se efectúa su "penetración"
ss Ver Michcl de Certeau, "I:é uange secret. Maniere d'écrire pascaliennc", en Rivi.rta
di storia e lmeratmrr r~ligiosa, t. 13, 1977, pp. 104-26.
segúri el modo de la ocasión? En suma, ¿cuál es la implantación de la memoria
m un lugar que forma ya un conjunto? Es el momento equilibrista y táctico,
t
420 411
1
DE LAS PRACTICAS COTIDIANAS DE OPOS ICIÓN
MICHEL DE CERTEAU

quisiera subrayar algunos de sus procedimientos, particularmente aquellos


el instante del arre. Puesto que esra implantación no está localizada ni deter-
que organizan la ocasión en las conductas cotidianas: el juego de la altera-
minada por la memoria-conocimiemo. La ocasión se "roma", no se crea. Es
ción, la práctica metonímica de la singularidad y (aunque en el fondo sólo
producto de la coyuntura, es decir, de circunstancias exteriom donde la vista
se traca de un efecto general) una movilidad desconcertante y "retorcida".
entrenada sabe reconocer el nuevo y favorable conjumo de circunstancias que
podrían decantarse mediante la intervención de un pequeño detalk adicional. 1) La memoria práctica se halla regulada por el juego múltiple de la
Un toque complementario y estará "bien". Para que haya "armonía" práctica, alteración, no sólo porque únicamente se constituye al estar marcada por
falta una nadería, un trozo de algo, un remanente que se ha vuelto precioso en encuentros externos y por recopilar estos sucesivos blasones y tatuajes de lo
la circunstáncia, y que va a proporcionar el invisible tesoro de la memoria. Pero otro, sino también porque estas escrituras invisibles solamente son "llamadas"
el fragmento que debe extraerse de esce fondo sólo puede insinuarse en una de nuevo a comparecer por nuevas circunstancias. El modo del recuerdo es
disposición impuesta desde el exterior, para transformarla en armonía inesta- como el de la inscripción. Tal vez, por oua parte, la memoria sólo sea ese
ble, trabajada. Bajo su forma práctica, la memoria no tiene una organización recuerdo o llarnada 56 por lo otro, cuya impresión se trazaría como una sobre-
bien dispuesta que pudiera establecerse ahí. Se moviliza en relación con lo que carga sobre un cuerpo ya alterado por siempre jamás sin saberlo. Esta escri-
sucede: una sorpresa, que es capaz de transformar en ocasión. Sólo se instala tura originaria y secreta "emergería" poco a poco, allí donde unos toques la
en el encuentro fortuito, en el lugar del otro. alcanzaran. En cualquier caso, la memoria es ejecutada por las circunstan-
cias, del mismo modo que el piano "da" sus sonidos al contacto con los
Como las aves que sólo ponen sus huevos en el nido de otras especies, la
dedos. Es el sentido de lo otro. Asimismo, se desarrolla con la relación -en
memoria produce en un lugar que no es el suyo propio. Recibe su forma y su
las sociedades "tradicionales", como entre dos personas enan1oradas- mien-
implantación a partir de una circw1Stancia ajena, aun si el contenido (el deta-
tras que se atrofia cuando hay autonomización de lugares propios. Más que
:a lle que faltaba) procede de si misma. Su movilización resulta indisociable de
una alteración. Además, la memoria debe su fuerza de intervención a su misma
capacidad de poder alterarse: puede desplazarse, es móvil y no tiene lugar fijo.
grabar, responde, hasta el momento en que, al perder su móvil fragilidad,
incapaz. de nuevas alteraciones, no sabe sino repetir sus primeras respuestas.
Característica permanente: se forma (y también su "capital ''.) al nacer del OtrO Este régimen de alteración que responde organiza, a cada momento, el
(una circwmancia) y perdiéndolo (ya sólo es un recuerdo). Produce una doble tacto con el cual se acompaña la insinuación en un conjunto circunstancial.
alteración: de sí misma que ejerce al ser alcanzada y de su objeco, que sólo La ocasión, tomada al vuelo, sería la transformación misma del toque en res·-
retiene cuando ha desaparecido. La memoria languidece cuando ya no es capai puesta, un "vuelco" de la sorpresa esperada sin haber estado prevista: lo que
de jugar ese juego. Se construye al co:mario de acontecimientos que no depen- inscribe el acontecimiento, por huidizo y rápido que sea, se devuelve, es
den de ella, ligada a la expectación que algo ajeno al presente va a producir o devuelto a ésta en el habia 57 o la acción. Inmediatamente en los mismos tér-
debe producir. Muy lejos de ser el relicario o el cubo de desperdicios del pasa- minos. La vivacidad y la justeza de la réplica no pueden disociarse de su
do, vive de creer en lo posible y en esperarlo, vigilante, al acecho. dependencia respecto a los instantes, ni de una vigilancia que éstos determi-
nan tanto más cuanto hay menos lugar propio para protegerse de ellos.
Análogo en el tiempo a lo que constituye un "arre" de la guerra para las

=-
1 manipulaciones del espacio, el "arte" de la memoria desarrolla la aptitud de 2) Esta respuesta es singular. En el conjunto en que se produce, es apenas
estar siempre en el lugar del otro, pero sin poseerlo, y sacar provecho de esca un detalle más -una acción, una palabra- tan ajustado que altera la situación.
alteración aunque sin perderse. Esca fuerza no es un poder (aun si su relato Pero ¿qué otra cosa podría proporcionar la memoria? Está hecha de pedazos y
puede serlo). Ha recibido más bien el nombre de autoridad: lo que, "toma- fragmentos particulares. Un detalle, muchos detalles, eso son los recuerdos.

=-:lll do" de la memoria colectiva o individual, "autoriza" (hace posible) un cam-


bio total, una.modificación de orden o de lugar, un paso a lo difereme, una
"metáfora" de la práctica o del discurso. De ahí el manejo sucil de las º"auto-
ridades" en toda tradición popular. La memoria viene de otra parce, está en
otra parte, no en sí misma, y ella misma desplaza a su vez. Las tácticas de su
Cada uno de ellos, cuando se destaca rodeado de sombra, se encuentra con
relación a un conjunto que le falta. Brilla como una metonimia con respecto

l6 NdE. De Ceneau juega aquí con los verbos "rappeler" (recordar) y '·appeler" (llamar).
'57 NdE. "parole" (habla) como práctica. por oposición a "langue" (lengua) como sis-

arte remiten a lo que ella es, y a su inquietante familiaridad. Para terminar, tema propierario.

:a 422
42.3

-
MICHEL DE CERTEAU DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS DE OPOSICIÓN

a este todo. De un cuadro, nos queda solamente, deliciosa herida, este azul Pero éstas regresan, sin ruido y subrepticiamente, no solamente en la
profundo. De un cuerpo, este resplandor de la mirada, o esa palidez bajo un actividad científica misma, no sólo en las prácticas cotidianas, que no por
rizo. Estas panicularidades tienen fuen.a de demostrativos: este tipo indinado carecer de discurso tienen menos existencia, sino también en las historias
que pasaba a lo lejos..., este olor que no se sabe siquiera de dónde·salía... Deta- indiscretas, cotidianas y astutas. Basta, para reconocerlas, no contentarse con
lles cincelados, intensas singularidades funcionan ya en la memoria del mismo examinar sus formas o estructuras repetitivas, (por mucho que este sea un
modo como intervienen en la OGl.5ión. El mismo tacto se ejerce aquí y allá, el trabajo necesario). Se ejerce aquí una habilidad práctica, un saber-hacer,
mismo arte de la relación entre un detalle concreto y una coyuntura que está, donde se advienen todas las características del arte dé la memoria. Un solo
aquí, sugerida, como rasgo de un acontecimiento, y, allá, puesta en fwi.ciona- ejemplo. Una historia bien conocida, y clasificada por tanto, puede reci.tpe-
miento, por la producción de una conveniencia o de una "armonía". rar su fuen.a mediante la intervención de un detalle "de circunstancia".
3) Lo más extraño es sin duda la movilidad de esca memoria donde los "Recitarla" es valerse de este elemento adicional, oculto en el feliz estereotipo
detalles jamás son lo que son: ni objetos, pues escapan como tales; ni frag- del lugar común. La "nada" fijada en el marco que le sirve de soporte provoca
mentos, pues ofrecen el conjunto que olvidan; ni totalidades, pues no se bas- orros efectos en este lugar. Quien tenga oídos que oiga. El oído fino sabe dis-
tan a sí mismos; ni estables, pues cada recuerdo los altera. Este "espacio" de cernir en lo dicho la diferencia que supone el acto de decirlo aquí y ahora, y no
un no lugar movedizo tiene la sutileza de un mundo cibernético. Constitu- se cansa de estar acento a escas habilidades retorcidas del narrador.
ye pro_bablememe (aunque esta referencia es más indicativa que ilustrativa, Hará f.tlca precisar las artimañas que transforman en ocasiones las his-
al remitir a lo que no sabemos) el modelo del arte de hacer, o de esca meri.s torias de 1~ legendario coleccivo o de la conversación cotidiana y que com-
que, al aprovechar las ocasiones, no deja de restaurar, en los lugares donde peten a la retórica, una vez más. Pero ahora se puede considerar, como hipó-
los poderes se distribuyen, la insólica peninencia del tiempo. tesis inicial, que en el arte de contar, los maneras de hacer se ejercen en sí
mismas. Igualmente ejemplar es que Decienne y Vernam ·se hayan conveni-
do, con su práctica discursiva de la historia, que es a la vez su arte y su dis-
HISTORIAS curso, en los narradores de esta "inteligencia laberíntica", como la llamó
felizmente Fran~oise Frontisi60 •
Todo parece igual en la estructura donde se introduce el detalle que En el fondo, todo esto es una historia muy antigua. El viejo Aristóte-
cambia sin embargo su funcionamiento y equilibrio. Los análisis científicos les, que no pasa precisamente por equilibrista, gustaba de perderse en el más
contemporáneos que pretenden reducir a la memoria a su "marco social"58 o laberíntico y el más sutil de los discursos. Tenía entonces la edad de la metis:
las tccnicas clericales que, en la Edad Media, tan hábilmente la transforma- "Mientras más solo y aislado me quedo, más me gustan las hiscorias"GI.
ron en una composición de lugares y que así prepararon la muración moder- Había explicado la razón admirablemente, como en el caso del viejo Freud,
na del tiempo en espacio controlable59, olvidan o rechazan sus subterfugios, era una admiración de encendido por el cacto compositor de armonías y para
aun si éstos presentan el interés capital de explicar mediante qué procedi- su arte de hacerlo por sorpresa: "El amante del mito es, en cierto sentido, un
mientos y por qué razones estratégicas legítimas la ocasión -este in.s tante amante de la sabiduría, pues el mito está compuesto de maravillas"62 •
indiscreto, este veneno- ha sido controlada por la espacialización del discur-
so académico. Incesantemente, la escritura ciendfica, en su constitución de
un lugar propio, devuelve el tiempo, ese fugitivo, a la normalidad de un sis-
tema observable y legible. De este modo, no hay sorpresas. Un manteni-
miento de los lugares eliminará las jugarretas del tiempo.
60
Fran~oise Fronrisi-Ducroux, Didale. Mythologie de lizrtisan m Crece atzcimne, Mas•
pero, París, 1975. ·
1
58 61
Ver Maurice Halbwachs, les Cadm sociaux de la mlmoirt, Mouton. La Haya. 1975. Aristóteles, Fragmmra. ed. Rose, Ldpzig, Teubner, 1886, fragm. 668.
59 Ver Frances A. Yares, l'Art de In mémoirc, Gallimard. París,1975 [versión cascellana: 6
? Arisrócdes, Mttaphyrique, A. 2, 982 b 18 (versión castellana: Meraflsica, Espasa-
El arre de la memoria, Taurus. Madrid, 1974]. Calpe, Madrid, 1999]. .

424 425
Estética relacional 1

N1cou.s BOURRIAUD

LA FORMA RElACIONAL

La actividad artística no dene ninguna esencia inmucable, conscim ye


un juego cuyas formas, modalidades y funciones evolucionan según las
épocas y los contextos sociales. La tarea de la crítica consi's te en estudiarla
en el presente. Aunque determinados aspectos del programa de la moder-
nidad estén más que acabados, no se puede decir lo mismo del espírim que
la ha ani mado, y hay que insistir en recordarlo en estos tiempos pequefio
burgueses. Este agotamiento ha vaciado de su sustancia a los criterios de
juicio estético que hablamos heredado, criterios que, sin embargo, conti-
nuamos aplicando a las prácticas artísticas actuales. Lo novedoso ya no es
un criterio, excepto para los detractores reaccionarios del arre moderno
que no contemplan en el odiado presente más que aquello que su cultura
tradicionalista les ha ensefiado a detestar en el arte de antafio. Con el fin
de desarrollar instrumentos más eficaces y puntos de vista más ajustados,
es importante aprehender las transformaciones que se están operando
ahora mismo en el campo social, captar aquello que ya ha cambiado y
aquello que continua transformándose. ¿Cómo entender los comporta-
mientos ardsticos que se han hecho manifiestos en las exposiciones de los
años 90 y los modos de pensamiento que los animan, si no se parre de la
misma silllarión que los artistas?

1
Noca del edicor. Capítulos I y 6 del libro Esthiri,¡ue r,/11tio1ullr, Les presm du réel,
París, 1998. Traducción de Jordi Claramonre.

'127
NICOLA5 BOURRIAUD ESTETJCA RELACI O NAL

LAS PRÁCTICAS ART!STJCAS CONTEMPORÁNEAS Y SU PROYECTO CULTIJRAL El .combate por la modernidad se lleva a cabo en los mismos términos
que ayer, dando por sentado que la vanguardia ha terminado de funcionar
La modernidad política, nacida con la filosofía de la Ilustración, se basó como avanzadilla iluminadora, la tropa se halla inmovilizada, aterida, alre-
en la voluntad de emancipación de los individuos y los pueblos: el progreso de dedor de un puñado de certezas.
las técnicas y las libertades, el retroceso de la ignorancia y la mejora en las con-
diciones de trabajo debían liberar a la Humanidad y permitir la instauración de Antaño, el arte debía preparar o anunciar un mundo futuro: hoy pro-
pone modelos de universos posibles. ·
una sociedad mejor. Pero existen muchas versiones de la modernidad. El siglo
XX fue d teatro de una lucha entre tres visiones deJ mundo: una concepción Los arriscas que inscriben su práctica en la estela de la modernidad his-
racionalisra modernisra swgida dd siglo XVIII , una filosofía de la espontanei- tórica no tienen la ambición de repetir sus formas ni sus postulados, aun
dad y la liberación por lo irracional (Dada. el Surrealismo, los siruacionistas), menos pretenden asignar al arte sus mismas funciones. Su tarea se parece a
siendo así que las dos úlrimas se opusieron a las fuenas autoritarias y utilitaris- la que Jean-Fram;ois Lyorard asignaba a la arquitectura postmoderna, que
ras descosas de formatear las relaciones humanas y de hacer más y más serviles según él "se encumtra condenada a engendrar una serie de pequeñas modifica-
a los inclividuos. En vez de contribuir a la esperada emancipación, el progreso cio11~s m un espacio que ha heredado de la modernidad, abandonando una
de las técnicas y la "Razón" permitió, a través de una racionalización general del reconstrucción global del espacio habitado por la humanidnd'IJ.. Por lo demás,
proceso de producción, la explotación del Sur del planera, la sustitución ciega parece que Lyotard deplore, entre líneas, esa situación: no en balde la define:
del trabajo humano por el de las máquinas, as/ como la insrauración de técni- en negativo, calificándola de "condena". ¿Y si, por el contrario, tal "conde-
cas de control más y más sofisticadas. Al proyecto de emancipación moderno na" constituyera la oponunidad histórica a partir de la cual se pudieran estar
le han ido sustituyendo así innumerables formas de melancolía. desplegando, en estos últimos diez años, la mayoría.de los mundos artísticos
que conocemos? Esa oportunidad se puede cifrar en unas pocas palabras:
Si las vanguardias de este siglo, del dadaísmo a la Internacional Situacio-
aprender a habitar mejor ti mundo, en lugar de pretender construirlo en fun-
nisra, se inscribieron en la línea de este proyecto moderno (cambiar la cultura,
ción de una idea preconcebida de la evolución histórica. En ocros términos,
las menralidades, las condiciones de vida individuales y sociales) no hay que
las obras no se fijan ya el objetivo de formar realidades imaginarias o utó-
olvidar que, aun con serias diferencias, dicho proyecto les antecedió. Pero la
picas, sino que buscan construir modos de existencia o modelos de acción
modernidad no se reduce a una teleología racionalisra, ni rampoco a un mesia-
en el interior de la realidad existente, sea cual sea la escala escogida por el
nismo polltico. ¿Puede denigrarse la volunrad de mejorar las condiciones de
artista para tratar con tal categoría. Althussc:r decía que siempre nos coca
vida y trabajo con el pretexto de los fracasos de las tentativas concretas de su
coger el tren del mundo en marcha, y Deleuze que "la hierba crece por ti cen-
realización, lastradas por ideologías totalitarias o visiones ingenuas de la His-
toria? Lo que se llamó vanguardia se ha desarrollado claramente a partir del
tro", no por abajo ni por arriba: el artista habita las circunstancias que el
presente le ofrece, con el fin de transformar el contexto de su vida (su rela-
"baño" ideológico que ofrecía el racionalismo moderno, pero desde alú se ha
ción con el mundo sensible o conceptual) en un universo duradero. Toma
ido reconstituyendo sobre la base de muy diversos presupuestos filosóficos,
el mundo en marcha: es un "inquilino de la rnltttra~ por retomar una expre-
culturales y sociales. Está claro que el ane de hoy continúa ese combare, pro-
poniendo modelos perceptivos, cxperimencales, críticos, panicipativos, en la sión de Michel de Ccrreau3• La modernidad se prolonga hoy en las prácti-
cas de bricolaje y reciclaje de la "gramática cu!tural"4, de la invención de la
dirección indicada por los filósofos de la Ilustración, por Proudhon, Marx, los
dadaísras o Mondrian. Si a la opinión pública le cuesta reconocer la legitimi-
1
dad o el interés de estas experiencias, acaso se deba a que éstas ya no se pre- Jeui-Fran~ois Lyorard, ú postmotÚrnúmt expliqr,i a1,x mfo111;, Poche-Biblio, p. J 08
sentan como fenómenos anticipadores de una evolución histórica ineluctable: [versión cmdlana: La pomnodtrnidad (aplicada a los 11iños), Gedisa, Barcelona. 1987).
3
Michd de Certeau, l111vnuion d11 q11oridim, J. Arts de foire, Gallimard, 1990 [ver•
más bien al revés, aparecen fragmentarias, aisladas, huérfanas de una visión sión casrcllana: la inwnción de lo coridia110, edición de la Universidad Iberoamericana de
global del mundo que, por lo demás, las lastraría con el peso de una ideología. M6rico reproducida parcialmcote en esre volumen].
4
NdE. En d original, • donnl mlt11rer. Tomamos la expresión "gramárica culcural" del
No es la modernidad la que ha muerto, sino su versión idealista y teleo-
rrabajo del a.f.r.i.k.a. gruppc, que creemos incorpora al debate una serie de .cuestiones bien
lógica. interesantes. Véase la uaducción cascellana de su Ma1111al dt la guerrilla d, la eon111niració11.

428 429

l
N ICOL-\S BOURRIAUD E5TÉTI CA RELACIONA L

cotidianeidad y la organización de los áempos vividos, que en absoluto la disposición de las obras de arre, ligada al sentimiento de adquirir un terri-
resultan ser objetos menos dignos de atención que las utopías mesiánicas o torio. En orrós términos, ya no se puede considerar la obra comemporánea
las "novedades" formal es que la caracterizaban amaño. Nada más absurdo como un espacio a recorrer. La obra se presenta ahora más bien como una
que negarse a ver cómo el arte contemporáneo está desplegando una serie "duración" que debe ser vivida, como una apertura a la discusión ilimitada.
de proyectos culturales y políácos, y que sus aspectos subversivos parren de La ciudad ha permitido r generalii.ado la experiencia de la proximidad: es d
un substrato teórico: su proyecto, que concierne a las condiciones de tra- símbolo tangible y el marco histórico del estado de sociedad, ese "mado de
bajo y de producción de los objetos culturales en tanto formas mutantes de enmentro impuesto a los hombres" según la expresión de Althusser5, por con-
la vida en sociedad, parecerá quizás insípido a las menees formadas en el traposición a esa jungla densa y "sin historias" que era el estado de naturaleza
molde del darwinismo cultural o a los aficionados al "centralismo demo- descrito por Rousseau, jungla que impedía codo encuentro duradero. Este
crático" intelectual. Ha llegado, remmando una expresión de Mauriz.io Cat- régimen de encuenrro intensivo, una vei. elevado a la potencia de una regla
telan, el tiempo de la "do/ce wopin" ... absoluta de la civilización, ha acabado por producir sus propias prácticas
artísácas: es decir, una forma de arre donde la intersubjetividad forma el sus-
trato y que toma por tema central el estar-juncos, el "encuentro" entre espec-
LA OBRA DE ARTE COMO INTERSTICIO SOCIAL tador y obra, la elaboración colectiva del sentido. Dejemos de lado el pro-
blema de la historicidad de este fenómeno: el arce siempre ha sido relacional
La posibilidad de un arce relacional (un arte que toma por horizonte en diversos grados, es decir, fuccor de sociabilidad y fundador de diálogo.
teórico la esfera de las interacciones humanas y su contexto social, más que Una de las virtualidades de la imagen es precisamente su poder de conexión,
la afirmación de un espacio simbólico autónomo y privado) testimonia un por retomar el término de Michel Maffesoli: banderas, siglas, iconos, signos,
giro radical de los objetivos estéticos, culturales y políticos puestos en juego producen empatía y el sentimiento de comparár, generan vinculo/>. El arte
por el arte moderno. Por esbozar un enfoque sociológico, diríamos que esta (las prácácas derivadas de la pintura y la escultura que se manifiestan bajo la
evolución proviene esencialmmre del nacimiento de una c ultura urbana forma de una exposición) se presea particularmente a la expresión de esta
mundial y de la exrensión de este modelo a la casi totalidad de los fenóme- civilización de la proximidad, puesto que reafirma el espacio de las relacio-
nos culturales. El proceso de urbanización generalizada que se confirma defi- nes, al contrario que la televisión o la literatura que reenvían a cada cual a su
nitivamente después de la II Guerra Mundial ha permitido un crecimiento espacio de consumo privado, al contrario incluso que el cine o el teatro que
extraordinario de los intercambios sociales, así como una movilidad crecien- reagrupan a pequeños colecrivos delante de imágenes unívocas: de hecho no
re de los individuos (por medio del desarrollo de las redes, comunicaciones se comenta en directo aquello que se está viendo (el tiempo de la discusión
y telecomunicaciones, a la par que iban desapareciendo los lugares aislados y se aplaza siempre hasta despué5 del espectáculo). A la inversa, dentro de una
con ellos las mentalidades que les correspondían). En función de la estrechez exposición, aun cuando se trate de formas inertes, se establece la posibilidad
·de los espacios habitables en este universo urbano, se asiste paralelamente a de una discusión inmediata, en los dos sentidos del término: yo percibo, yo
una reducción de escala de los muebles y los objeros, que se orientan a una comento, y me desplazo en un mismo espacio-tiempo. El arte es el lugar de
mayor manejabilidad: si la obra de arre ha servido durante mucho riempo de producción de una sociabilidad específica: queda por ver cuál es el estatuto
referente de lujo señorial en ese mismo contexto urbano (las dimensiones de de este espacio en el conjunto de "estados de encuentro" propuestos por la
la obra, así como las de la vivienda en que se instalaba, otorgaban a su pro- Ciudad. ¿Cómo un arre centrado en la producción de tales modos de con-

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pietario una distinción que le separaba de los advenedizos), la evolución de vivencia se dispone a sí mismo en la situación de relanzar, complecándolo, el
la función de las obras y de su modo de presentación tesámonia una urba- proyecto moderno de emancipación? ¿En qué sentido permite el desarrollo
nizAción creciente de la experiencia artística. Lo que está desapareciendo anre de aspectos culturales y políticos nuevos?
nuestros ojos no es orra cosa que esa concepción falsamente aristocrááca de
S Lows Althusser. Émts pbilosopbiq11t1 rr políriq,m, Sotck-lMEC, París, 1995, p. 557
que será publicado por la rdi1orial Virus de Barcelona: en imprenta cuando escribimos esras {venión casrdlana de los Esrritos en Laia, Barcelona, 1974].
líneas (véase tex10 de a.f.r.i.k.•. gruppe en esre volumen). • Michel Maílíesoli. La Com,111plnrio11 du Monde, Grasser. 1993.

09

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N ICOLAS OOLIRRIAUD ESTl'.TICA RELACIONAL

Antes de llegar a ejemplos concrecos, es imponanre que reconsideremos que forman hoy las relaciones con el otro. Cuando Jens Hanning difunde
el lugar de las obras de arte en el sistema global de la economía, simbólica o por altavoces historietas cómicas en lengua turca en una plaza de Copenha-
material, que rige la sociedad contemporánea; para nosotros, más allá de su gue (Turki.sh Jokes, 1994) produce en ese instante una microcomunidad, la
carácter mercantil o de su valor semántico, la obra de ane representa un de los inmigrados unidos por una risa compartida que invierte su situación
intersticio social. Este término, intersti.cio, fue utiliz.ado por Karl Marx para de ex:ilados, comunidad que se forma en relación a la obra y en la obra
calificar las comunidades de intercambio que escapaban al cuadro de la eco- misma. La exposición es el lugar privilegiado donde se instauran tales colec-
nomía política capitalista, en la medida en que se sustraían a la ley del bene- cividades instantáneas,-regidas por diversos principios: según el grado de par-
ficio: trueque, ventas sin margen de beneficio, producciones autárquicas, ticipación que el artista exige al espectador, la naturaleza de las obras, los
etc. El intersticio es un espacio de relaciones humanas que, insenándose más modelos de sociabilidad propuestos o represencados, una exposición genera-
o menos armoniosa o abiertamente en el sistema global, sugiere otras posi- rá "un dominio de intercambios" particular. Y ese "dominio de intercam-
bilidades de intercambio, diferentes a las hegemónicas en dicho sistema. Tal bios" debemos juzgarlo según criterios escécicos, es decir, analizando la cohe-
es precisamente la naturalez.a de la exposición de arce contemporáneo en el rencia de su forma, así como el valor simbólico del "mundo''. que nos
campo del comercio de las representaciones: crea espacios libres, duraciones propone y la imagen de las relaciones humanas que refleja. En el interior de
cuyo ritmo se opone al de las que ordenan las vidas cotidianas, favorecen un ·ese interscicio social, el artista debe asumir los valores simbólicos que expo-
comercio incerhumano diferente del de las "zonas de comunicación" que nos ne: coda representación (aunque el arce contemporáneo tiende cada vez más
son impuestas. El comexco social actual limita canco más las posibilidades de a modeliza? en vez de representar, insertándose así en el cejido social, en vez
relaciones interhumanas cuanto más crea espacios a cal efecto. Las letrinas de limitarse a buscar inspiración en él) remite a valores transferibles a la
fueron inventadas para mantener limpias las calles: igualmente, con el desa- sociedad. En tanto actividad humana basada en el comercio, el arce es a la
rrollo de los útiles de comunicación se ha pretendido dejar las calles limpias vez el objeto y el sujeto de una ética: y lo es tanto más cuanto que, en con-
de toda escoria relacional y se han empobrecido las relaciones de vecindad. traposición a ocras cosas, no tiene otra función qtte exponerse a ese come~cío.
La mecanización general de las funciones sociales reduce progresivamente el El ane es un estado de encuentro.
espacio relacional. El servicio de despertador telefónico, hace algunos años
aún, empicaba a seres humanos: ahora es ya una voz sintética la que se encar-
ga de despertarnos .. . La ventanilla automática [cajeros, expendedores de
LA EST!oTJCA RELACIONAL Y .EL MATERIALlSMO ALEXfORIO
bebidas, de billetes, de bocadillos] se ha convertido en modelo de circuJación
de las funciones sociales más elementales, y los comportamientos profesio- La estética relacional se inscribe en una tradición materialista. Ser
nales se modelan a partir de la eficacia de las máquinas que los reemplazan,
"materialista" no significa limitarse a la superficialidad de los hechos, ni
máquinas que ejecutan tareas que no hace tanto daban lugar a posibilidades
implica necesariamente esa forma de estrechez de miras que consiste en leer
de intercambio, de placer o de conflictos. El arte contemporáneo desarrolla
las obras en términos puramente económicos. 4 tradición filosófica -sobre la
cumplidamente un proyecto poHtico cuando se esfuerz.a en asumir una fun-
que se apoya esca estética relacional fue definida de modo destacable por
ción relacional y la problemati:z.a. .Louis AJthusser, en uno de sus últimos cexcos, como un "materialismo del
Cuando Gabriel Orozco deposita una. naranja sobre los puestos de un encuentro" o materialismo aleatorio. Este materialismo coma como punto de
mercado brasileño desierto (Ci"llZ)' To11ri.st, 1991) o instala una hamaca en el partida la contingencia del mundo, que no tiene ni origen ni sentido que le
jardín del Museo de Arce Moderno de Nueva York (Hamoc en el MoMa, anteceda, ni tampoco una Razón que le asigne un objetivo. Así pues, la esen-
1993) opera en el corazón de lo "in&aminúsculo sociat [i11fr11mince socia4, cia de la Humanidad es puramente trans-individual, hecha de los vínculos
ese pequeño espacio de gestos cotidianos determinado por la superestructu-
ra que constituyen los "grandes" intercambios. Sin palabras, las fotografías 7 NdE. Introducimos el neologismo "modelizar" conscientes de que se uaia de una
de Orozco documentan revoluciones ínfimas en el ámbito efe lo o rdinario noción fuertemente cargada en cualquier reoría relacional del arre. De hecho es una carego-
urbano o semiurbano (un saco de dormir en la hierba, una caja de zapatos ría central puesco que describe la tarea toda del artisra: proponer modelos, modos de rela-
vacía, etc.), testimonian esa vida silenciosa ("stili life": naturaleza muerta.) ción. En adelanre se usará con ese sentido.

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N !COI.AS 80URRl,\.UD ESTÉTI CA RELACI ON,\ 1

que unen a los individuos entre eUos en formas sociales que son siempre his- conjunto en el cual el sentido "se remire" [timt) al momento de su naci-
tóricas (Marx: la esencia humana es el conjunto de relaciones sociales). No miento, suscitando "posibilidades de vida" nuevas. Toda obra es así el mode-
existe un "fin de la historia", ni un "fin del arce" puesto que la partida se lo de un ~undo viable. Toda obra, incluso el proyecto más crítico y nega-
sigue jugando, variando en función de los diferentes contextos, es decir, en dor, pasa por ese estado de mundo viable, en la medida en que hace que se
función de los diferentes jugadores·y del sistema que construyen o critican. encuentren elementos hasta entonces separados, por ejemplo la muerte y los
Huberc Damisch veía en las teorías del "fin del arte" el resultado de una car- medios de comunicación en el trabajo de Andy Warhol. Dcleuze y Guactari
gante confusión entre el "fin del juego" (game} y el "fin de la partida" (play): no decían otra cosa cuando definían la obra de arte como "un bloque de
lo que se anuncia es una nueva partida cuando el conrexto social cambia afectos y percepciones": el arte hace por mantener juncos momentos de sub-
radicalmente, sin que el sentido del juego mismo sea puesto en cuesrión 8. jetividad ligados a experiencias singulares, ya se trate de manzanas de Cezan-
Ese juego interhmnano que constituye nuestro objeto (Duchamp: "El arte es ne o de estructuras rayadas de Buren. La composición de ese conjunto, por
un juego mrre ,odos los hombres de todas las épocas") excede con mucho el la cual los átomos que se han encontrado llegan a constituir un mundo, debe
marco de lo que se sigue denominando "arte" por comodidad: así, las "situa- juzgarse en relación con cada contexto hiscórico: aquello que el público
ciones construidas" propuestas por la lncernacional Simacionista pertenecen informado de hoy enciende por "fo,mar tm conjunto" no es en absoluto lo
por entero a ese "juego", por mucho que Guy Debord les negara en última mismo que imaginaba el del siglo pasado. Hoy día, el "nexo" puede ser
instancia codo carácter arcístico, pretendiendo por el contrario la "supera- menos evidente, puesto que nuestra experiencia visual se ha ido haciendo
ción del arce" mediante una revolución de la vida cotidiana. La cstética rela- más compleja, enriquecida por un siglo de imágenes fotográficas primero y
cional no constituye una teoría del arre, no implica un enunciado de origen cinematográficas después (introduciendo el plano-secuencia como nueva
y una finalidad, sino una teoría de la forma. unidad dinámica), hasta el punco de permitirnos reconocer como "mundo"
una colección de elementos dispersos (en una instalación, por ejemplo) que
¿Qué ente~demos por una forma? Una unidad coherente, una estr11ct11- • no dependen de ninguna mareria unificadora, de ningún bronce. Ocra,s tec-
ra (entidad a11tónoma de dependencias internas) que presenta las característi-
nologías permitirán quiz.í reconocer tipos de "formas-mundo" aún descono-
cas de un mundo: la obra de arte no tiene la exclusividad en este respecto;
cidas: por ejemplo, la informática privilegia la noción de programa, que
no es más que un sub-conjunto de la totalidad de formas existentes. En la
influye en la manera en que ciertos arriscas conciben su trabajo. La obra de
tradición filosófica materialista que inician Epicuro y Lucrecio, los átomos
una artista adquiere así el eStacuto de un conjunto de unidades reactivables
circulan paralelamente por el vado siguiendo una trayectoria levemente dia-
por un observador-manipulador. Insistiré aquí, quizá innecesariamente, en
gonal. Si uno de esos átomos se desvía de su curso, provoca un mcumtro con
la inestabilidad y diversidad del concepto de "forma", noción en la que se
el dtomo vecino,.y así sucesivamente en 111cesivas carambolas hasta la creación de
percibe el sentido de la famosa afirmación del fundador de la sociología,
,m mundo". As{ nacen las formas, de la "desviación" y del encuentro aleato-
Emile Durkheim, al considerar los "hechos sociales" como "cosas". Puesto
rio entre dos elementos hasta enconces paralelos. Para crear un mundo ese
que la "cosa" artística se da quizá como un "hecho" o como conjunto de
encuentro debe ser d,1muúro: los elementos que lo constituyen deben unifi-
hechos que se producen en el tiempo o el espacio, sin que su unidad (que
carse en una forma, es decir, debe haber habido "aprrhmsión de ,mos ele-
produce una forma, un mundo) sea puesta en cuestión. El marco se amplía;
mentos por otros, como si! dice del espejo que 'aprehende'". « La forma se puede
después del objeto aislado, puede ya abarcar roda la escena entera: la forma
definir como un encuenrro duradero". Encuentros duraderos, las líneas y los
de la obra de Gordon Matta-Clark o de Dan Graham no se reduce a la de
colores inscritos en la superficie de un cuadro de Delacroix, los objetos de
desecho que se amontonan en los "cuadros Men" de Schwitters, las perfor- las "cosas" que estos artistas producen: no es el simple efecto secundario de
una composición, como podría entenderse desde una estética formalista, sino
manccs de Chris Burden: más allá de su "puesta en papel" [mise m page) o de
el principio activo de una trayectoria que se despliega a través de signos,
su "puesta en espacio" [mise en espace), esras composiciones se muestran
objetos, formas, gestos. La forma de la obra contemporánea se e.xtiende más
como "duraderas" a partir del momento en que sus componentes forman un
allá de su forma material: es un elemento que establece conexiones, un
principio de aglutinación dinámica. Una obra de arce es un punto sobre
• Huberr Oamisch, Fm}n-r jau11e MIÍmi,m,. é<I. du Seuil [s/f]. una línea.

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J
N ICOL\S BOURIUAUO l~TCTICA RCLM. IO NAI

LA FORMA Y lA MIRADA DEL OTRO real) hasta que pone en juego interacciones humanas; la forma de una obra
de arte nace de una negociación con lo inteligible que con ella nos es dado
Si como escribe Scrge Daney, "toda forma es 111111 cara q~ nos mira~ para ser puesro en común. A través de la obra el artista establece un diálogo.
¿qué sucede con una "forma" en cuanto se ha sumergido en una dimensión La esencia de la práctica artística radicaría entonces en la invención de rela-
dialógica? ¿En qué consistida una forma que fuera esencialmente rtfacional! ciones entre sujetos9; cada obra de arte encamaría la proposición de habitar
Nos parece imeresame discutir esta cuestión romando la formula de Daney un mundo en común, y d uabajo de cada artista , un haz de relaciones con
como punto de referencia precisamente a causa de su ambivalencia: puesto el mundo que a su vez generaría otras relaciones, y así hasta el infinito.
que las formas nos miran, nos interpelan ¿cómo debemos nosotros interpe-
Aquí nos encontramos en las antípodas de la versión autoritaria del arte
larlas a ellas?
que se descubre en los ensayos de Thierry de Duve 10 para d que roda obra
Muy a menudo se define la forma como un "concomo" que se opone a no es más que uuna suma de juicios" históricos y estéticos, enunciados por
un conten ido. Pero la estética "modcmistá habla de be//n,a formal refirién- el artista en el acto de su realización. Pintar significaría inscribirse en la his-
dose a una especie de (con)fusión entre forma y fondo, a una adecuación toria a cravés de opciones plásticas. Estamos ame una estética de fiscal, para
ingeniosa de éste a aquella. Se juzga una obra a través de su forma plástica ; la cual el arrisca se tiene que enfrentar al tribunal de la historia desde la autar-
la critica más recurrente, en relación a las nuevas prácticas anísticas, suele quía de sus convicciones; una estética que rebaja las prácticas artísticas al
consistir en negarles roda "eficacia formal" o en revelar sus carencias en la nivel de una crítica histórica meramente procedimental: el "juicio" práctico
"resolución formal" . Si observamos las prácticas artísticas contemporáneas, así asestado, siendo cada vez perentorio y sin apelación posible, es la nega-
más que de "formas" habría que hablar de "formaciones": en oposición a un ción del diálogo que es lo único que le otorga a la forma un estatuto pro-
objeto cerrado sobre sí mismo por medio de un estilo y una fuma, d arce . ductor, como el de un "encuentro". La intersubjetividad en el cuadro de una
acrual muestra que no hay forma más que en el encuentro, en la relación teoría "relacional" del ane no representa sólo el cuadro social de recepción
dinámica que conecta una proposición arásóca con orras formaciones artís- del arre, que constiruiría su "medio" su "campo" (Bourdieu), sino que devie-
ticas o no. ne la esencia de las prácticas artísticas.

No existen formas en la naruralez.a, en el estado salvaje, puesto que es Es por efecto de esta invención de relaciones que la forma se conviene
nuestra mirada la que las crea, recortándolas en la espesura de lo visible. Las en "cara", como sugería Daney. Esta formula recuerda a la que le sirve de base
formas se <Úsarrollan unas a partir de orras. Aquello que antaño se conside- al pcnsamienro de Enmanuel Levinas, para quien la cara representa el signo
raba "informe" ya no lo es hoy. Cuando la discusión estética evoluciona, el de la "interdicción ética". La cara, dice Lcvinas, es •aq11e/ÚJ que me ordena
estatuto de la forma también evoluciona con y a través de dicha discusión. ~tmdn al otro». "a~lÚJ que nos prohibe matar~ 1• Toda relacion intersubje-
ava pasa por la forma de la cara, que simboliza la responsabilidad que nos
En las novelas de Wirold Gombrowia se advierte cómo cada individuo incumbe en relación al orro: "el nexo con el otro no se traba má.s que como m-
genera su propia forma a través de su comportamiento, su manera de pre- po,uabi/idad" escribe Levinas, pero enronces ¿lo ético no tendría más hori-
sentarse y dirigirse a los demás. La forma nace en esa zona de contacto donde zonte que este humanismo que reduce la intersubjetividad a una especie de
el individuo se "debate" con el Otro, para imponerle aquello que considera "inter-servilidad"? La imagen, metáfora de la cara según Daney, ¿no sería
su "ser". Nuestra "forma" para Gombrowia no es más que una propiedad entonces capaz más que de generar interdicciones, prohibiciones, a través
relacional que nos liga a aquellos que nos rei6can con su mirada, para reto- de su carga de responsabilidad? C uando Daney explica que "toda forma es
mar unos términos sartrcanos. El individuo, cuando cree observarse objeti- una cara qzu nos_observa• no quiere decir sólo que resultamos responsables.
vamente, no contempla a fin de cuentas más que el resultado de perpetuas
transacciones con la subjetividad de los otros. · ' NdE. "Sujet" en el francés original, por lo que cabe tener presente el doble sentido
Habrá quienes sostengan que la forma anística puede escapar a esta que esta palabn tiene: "sujcu" es sujetos y también temas o asuntos.
'ºThimy de Duvc. Essais Dates, éd. De la Différencc, 1987.
fatalidad al estar mediatizada por una obra. Nosorros sostenemos, por el con- 11
Enrnanud L:vinas, lrhique n inftni, Poche Biblio, p. 93 {Ética e inftnirq, V!Sor Dis-
trario, que la forma no coma su consistencia (y no adquiere una existencia a:ibucioncs, Madrid, 1991 J.

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N !COLAS llOURRIAl10 ESTETICA RELACI ONA L

Para persuadirnos de esto, basca con volver a la significación ~rofund.a de la HACIA UNA POÚTICA DE LAS FORMAS
imagen en Daney: para él ésta es inmoral cuando nos coloca allí donde no
estarnos"l2, cuando ésta "toma el lugar de otra". No se trata sólo para D:iney Cohabitaciones
de una referencia a la estética Bazino-Rosselliniana poscuJando el "realismo
ontológico" del arce cinematográfico, tal referencia si bien se encuentra en el Notas sobre algunas posibles extensiones de una estética relacional
origen del pensamiento de Daney, no lo agora en. absoluto. Según él, ~a
forma, en una imagen, no es más que 1~ represe~t~c1ón del deseo: ~roducu StmMAS VISUALES
una forma es inventar encuentros posibles; rec1b1r una forma ~- mvencar
las condiciones para un intercambio, como se devuelve un serv1c10 en 1_"1ª Antaño se debía elevar la mirada hacia el icono, que materializaba la
partid.a de tenis. Si se lleva el razonamiento de Daney un poco m:15 le¡os, presencia divina bajo la forma de una imagen.
la forma es la delegada del deseo en la imagen. La forma es el honz.onte a En d Renacimiento, la invención de la perspectiva monocular centrista
partir del cual la imagen puede tener un sentido, señal~ndo un m~ndo transformó al observador abstracto en individuo concreto; el lugar que le es
deseado, susceptible de ser discutido por él _espectador, siendo a par~u de asignado por el dispositivo pictórico lo aísla igualmente de los otros. Eviden-
esta discusión que el deseo del espectador mismo puede aflorar. Este m~er- temence cada cual puede contemplar los frescos de Piero o de Uccello desde
cambio se resume en un binomio: alguien muestra alguna cosa ~ al~cn, varios puntos de visea. Sin embargo, la perspectiva asigna un lugar simbólico
que a su vez la devuelve a su manera. La obra busca captar rru mirada, a la mirada y otorga al observador su lugar en una socialid.ad simbólica.
como el recién nacido "pide" la de su madre: Tzvetan Todorov ha ?1oscra-
El arce moderno modificó esa relación, permitiendo múltiples miradas
do en La vida. común. cómo la esencia de la socialidad es la nc~es1da~ ~e
3 simultáneas sobre el lienzo; pero ¿acaso no deberíamos hablar de importa-
reconocimiento, bien por delante de la competición_ o la v1~l~nc1a •
ción, puesto que este modo de lectura existía, bajo diferentes formas, en
Cuando un artista nos muestra algo, despliega una ét1~ cransm~a que
Africa y Orienté?.
sitúa su obra entre el "m/rame" y el "mira eso". Los úlnmos escmos de
Daney deploran el fin de la parej~ concc~cual "Mostrar/Ver" que repre- Rochko o Pollock inscribieron en su obra la necesidad de una "envoltu-
sentaba la esencia de una democracia de la imagen, a manos de otro par de ra" visual, suponiéndose que d lienzo debía englobar, sumergir al observador
conceptos, celevisuales y autoritarios: "Promover/re~ibir" , que han m;rca• en un "ambiente" cromático. Se han recordado a menudo las simiJitudes exis-
do el advenimiento de "lo Visual". En el pensamiento de Daney, toda. tentes encrc el efecto "envolvente" del expresionismo abstracto y el que busca-
forma es unacara que me mira" ruest_o que me llama a dialo_gar con ella. La ban los pintores de iconos: en los dos i:asos es una humanidad abstracta la que
forma es una dinámica que se mscnbe a la va., o alternauvamente, en el se coma en consideración, y la que es arrojada coda ella dentro dd espacio pic-
tiempo O en e] espacio. La forma no puede na~er más que del :nc~entro tórico. En relación con ese espacio que envuelve al observador en un ambien-
de dos planos de realidad: porque la homogeneidad no produce 1magenes, te o en un entorno consrruido, EricTroncy habla de un efecto "ali around" 14,
sino "visualidades", es decir, "información en bucles". opuesto al "ali over" que no se aplica más que a superficies planas.

LA IMAGEN ES UN MOMENTO
Una representación no es más que un momento M de lo real: toda ima-
gen es un momento, de la misma manera que cualquier punto en el espacio
es la memoria de un tiempo x, tanto como el reflejo de un espacio y. ¿Está

') Tzvecan Todorov, ln Vir ,omm,mt, éd du Scuil, 1994 [Ln vida en <om,!n, Taurus,
Madñd, 1995].
12 S~ Daney. Pmévirtma, éd. P.O.L, 1992, p. 38. '- NdE. En inglés en d original. como la siguiente expresión.

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N ICOL\S BOURJllAUD ESTÉTICA RELACIONAL

esta temporalidad paralizada, o por el con~io, es ?ro~uctora d_e po~encia- LA INGENJEIÚA DE LA INTERSUBJETIVIDAD
lidades?. ¿Qué es una imagen que no contiene nmgun devemr, nmguna
"posibilidad de vida", sino una imagen muerta? Los aiios 90 han visto la emergencia de inteligencias colectivas y del
modo ured~ en las producciones artísticas: La popularización de la red inter-
LO QUE MUESTRAN LOS Y LAS ARTISTAS
net, así como las prácticas colectivistas en vigor en el mundo de la música
techno, y más en general la industrialización creciente del ocio cultural, han
La realidad, es eso de lo que puedo hablar con una tercera persona. producido un interés por una comprensión relacional de la exposición. Los
No se define como el producto de una negociación. Salir de la realidad _es artistas buscan interlocutores: puesto que el público parece una entidad bas-
"de locos": uno ve un conejo naranja sobre mi espalda, yo no lo veo; la dis- tante irreal, los anistas quieren incluir a ese interlocutor en el proceso mismo
cusión se vuelve entonces frágil, se retrae. Para volver a encontrar un espacio de producción. El sentido de la obra nace del movimiento que comunican
de negociación, yo debería hacer como si vi~ra ~e con~jo nara_nja en mi los signos emitidos por el a.rtisra, pero también de la colaboración de los
espalda; la imaginación aparece como una prote~1s que viene a fiprse sobre individuos en el espacio de la exposición. (Después de todo, como escribió
lo real para producir más intercambios entre los mterlocurores. Por tan~o el Marx, la realidad no es más que el resultado transitorio de aquello que hace-
arce tiene por objetivo reducir lo mecánico que hay en nosotros: aspira a mos juncos).
destruir todo acuerdo a priori sobre lo percibido.
De la misma manera, el sentido es el producto de una interacción enrre
¿UN ARTE SIN EFECTO?
el arcisca y el observador y no un hecho autoritario. Ahora bien, en el arte
actual, yo debo, en camo que observador, trabajar para pro~ucir sentido a Estas prácticas artísticas relacionales han recibido reiteradamenre la
parcir de objetos que son cada vez más ligeros, inasibles, voláules. Allí donde misma crítica: en la medida en que se limitan al espacio de las galerías y de
el decoro del lienzo ofrecía un marco y un formato, nos debemos conformar los centros de arte, estarían en contradicción con ese deseo de sociabilidad
muy a menudo con fragmentos. Si no se experimenta nada, es porque no se que funda su sentido. Se les reprocha así el estar negando los conflictos socia-
ha trabajado bastante. · les, las diferencias, la imposibilidad de comunicarse en un espacio social alie-
nado, en provecho de una modelización ilusoria y elitista, en tanto limitada
Los ÚMITES DE LA SUBJETIVIDAD INDIVlDUAL al mundo del arre, de las formas de sociabilidad. Pero, ¿acaso se condenaba
al pop-art porque reprodujera los códigos de la alienación visual? ¿Se repro-
Lo que hay de apasionante en Gu_actari, es su v~lun~d de producir
chaba al arre conceptual el perpetrar una visión angélica del sentido? Las
máquinas de subjetivización, de singularizar todas las s1ruac1oncs,_ con el fin
cosas no,son tan sencillas. La principal objeción que se le ha planteado al arte
de combatir "la fábrica mass-mediátican a la que estamos sometidos y que
relacional es la de representar una forma edulcorada de critica social.
funciona como un dispositivo de nivelación.
Lo que tales críticas olvidan es que el contenido de estas proposiciones
La ideología dominante quisiera que el artista estuviera solo, lo sueiia
arcíscicas debe ser juzgado formalmente: en relación con la historia del arte,
solitario e irredentista: "siempre se escribe solo", "es preciso disranciars_e del
y teniendo en cuenta el valor político de las formas (lo que llamo "el criterio
mundo", bla, bla, bla... Esre imaginario de Epinal confunde dos nociones
de coexistenciá', a saber, la 'transposición a la experiencia vivida de los espa-
distintas: el rechazo por parte del artista de las reglas comunitarias ~n ~igor
cios construidos o representados por el artista, la proyección de lo simbóli-
hoy, y el rechazo de lo colectivo. Si se debe rechazar codo comumcammo
co en lo real). Sería absurdo.juzgar el contenido social o político de una obra
impuesto, es para sustituirlo por redes relacionales inventadas. .
"relacional" ignorando pura y simplemente su valor estético, como harían
Según Cooper, la locura no está "en" una persona, sino en el sistema de aquellos que no ven en una exposición de Tiravanija [fig. 1) o de Carsten
relaciones del que participa. No se vuelve "loco" uno solo, porque nunca se HaUer más que una pantomima falsamente utópica, y como lo pretendían
piensa solo, salvo para postular que el mundo tiene un cena:o (Baraille). amaiio los defensores de un arte "comprometido" [engagé], es decir propa-
Nadie escribe, ni pinta, ni crea solo. Pero hay que hacer como s1. gandístico.

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f.STl'.TICA RELAC IONAL
NICOIJ\$ BOURllUUD

Fig. 2. Rikric Tiravanija, Food


Fig. 1. Rikric Tiravanija, Citils 011 tht Move

Es claro que esw prácticas no continúan la tradición de un "an:e social" EL DEVENIR POLfTICO DE LAS FORMAS
o sociológico: apunca,n más bien a la construcción formal de espacios-tiempos
que no representa1-ían la alienación, ni reconduárlan en las formas la división bien ~o se trata de que nuestra época carezca de proyecto político, sino más
del trabajo. La exposición es un intersticio, que se define en relación con la alie- d ~ e que parece h~arse a la espera de formas susceptibles de encarnarlo
nación que reina en el resto del. mundo. Reproduce o desplaza qui2.á las for- e ormas qu~ perm1ta_n materializarlo. Puesto que la forma produce ~
mas de esa alienación, como en la exposición de Philippe Parreno Made 011 the modela_ el se?ado, lo onenta y lo repercute en la vida cotidiana. La cultura
l" ofMay (1995), que consisáa en una cadena de montaje de actividades d~ revoluc1onar1~ ha creado o popularizado muchos tipos de sociabilidad: la
ocio. La exposición no niega pues las relaciones sociales en vigor, sino que las asamblea. (soviets, ágoras), la sentada, la manifestación y sus contingentes la
distorsiona y las proyecta en W1 espacio-tiempo codificado por el sistema del huelg~ Y sus concreciones visuales (pancartas, octavillas, organización del
arte y por el artista mismo. Se puede percibir, en W1a exposición de Tiravani- espacio, etc.).
ja [fig. 2), por ejemplo, una forma de animación 11ai've, y deploras la fragilidad Nuestra _época explora el dominio de: la estasis: huelgas paralizantes,
y la artificiosidad del momento de convivencia que él propone: eso supondría, c~mo la de dmembre ~e 1995, donde se organizan los tiempos de manera
a mi entender, confundirse sobre el objeto de la práctica. Su objetivo no es la dife~c:mc:, _l~. free part_z:s que ?~ran varios días d ilatando así la noción de
convivencia, sino el producto de.esa convivencia, es decir, una forma compleja sueno! v1gil1~; expos1c1?~es ~1s1tables durante un día entero y reembaladas
que articula una estructura formal, objetos puestos a disposición del visitante despues de 1~ mau~urac1on, virus informáticos bloqueando miles de proce-
y l.a imagen efímera nacida del comporcamiento colectivo. De alguna manera, sadores al mismo aempo...
el valor de uso de la convivencia se mezcla con su valor de e>,,.-posición, en el
seno de un proyecto plástico. No se trata de representar mundos angélicos, . !º
Es en el gel de mecánico, en la "detención de la imagen" [arret sur
zmage], que nuestra epoca encuentra su eficacia política.
sino de producir las condiciones para su advenimiento.

442 443
µ
4
N ICOLAS BOURRIAUD ESTETJC,\ RELACIONAL

El enemigo que debemos combacir prioritariamente se encarna en una p_roc~o de prn~ucción es~ectacular nos parece implacable, la teoría situa-
forma social: es la generalización de las rdaciones swninisuador/cliente a a~nJ~ta ~o considera suficientemente el hecho de que si el espectáculo ataca
todos los niveles de la vida humana, del trabajo al espacio que habitamos pnomanarnente a las formas de las relaciones humanas (es "una relación
pasando por los contratos tácitos que determinan nuestra existencia privada. social en~ personas, mediatizada por imágenes"), éste no podrá ser reflejado
La sociedad francesa está tanto más afectada cuanto que sufre de un y combando más que a través de la producción de nuevos modos de relación
entre las gentes.
doble bloqueo: las instituciones nacionales presentan un déficit democráti-
co, y la economía mundial intenta imponerle modos de reificación que Ahora bien, la noción de situación no implica necesariamente una coe-
abarcan todos los aspectos de la existencia. xistencia con mis prójimos: se pueden imaginar "situaciones construidas" de
El relativo fracaso de mayo del 68 en Francia se lee en el endeble nivel uso íntimo, es decir, que excluyan deliberadamente a los otros. La· noción de
de inscitucionalización de la libertad. "situación" reconduce la unidad de tiempo, de lugar y de acción, en un esce-
nario que no implica forzosamente algún tipo de relación con el Otro. Por
El fracaso global de la modernidad se descubre a través del devenir- otra parte, la práctica artística sucede siempre en relación al otro, al tiempo
mercancía de las relaciones interpersonales, la miseria de las alternativas polí- que conscicuye una rel~ción con el mundo. La situación constmida no corres-
ticas y la desvalorización del, trabajo en tanto valor no-económico, al cual no ponde necesariamente a un mundo relacional, que se elabora a parcir de una
corresponde ninguna valorización del tiempo libre. figura deJ intercambio. ¿Acaso es azaroso que Debord divida el tiempo espec-
La ideología glorifica la soledad del creador y se mofa de coda comunidad. tacular en dos tipos: el "tiempo intercambiable" del trabajo ("acumulación
infinita dt intervalos eq11ivalentes") y el "tiempo consumible" de las vacacio-
Su eficacia consiste en promover el aislamiento de los aucores recu- nes, que imita los ciclos de la naturaleza, no siendo más que espectáculo "en
briéndolos de un infra-producto ensalzando su "originalidad", pero la ideo- 11n grado más int~nso"? La noción de "tiempo intercambiable" se revela aquí
logía es invisible: su forma consiste en carecer de ella. La falsa multiplicidad puramente neganva: el elemento negativo no es el intercambio en sí, que es
es su mejor truco: se reduce cada día el abanico de posibilidades, mientras factor de vida y sociabilidad, sino las formas capitalistas de/ intercambio que
que proliferan los nombres que recubren esa realidad empobrecida. Debord identifica, quizá erróneamente, con codo incercambio incerhumano.
Escas formas de intercambio nacen del "encuencro" entre la acumulación del
''
' 1
1! capital (el empresario) y la fuerza de trabajo disponible (el obrero), bajo la
REHABILITAR LA EXPERlMENTACióN
forma de un concrato. No representan el intercambio en términos absolutos,
¿A quien se querría hacer creer que sería útil, y benéfico, volver a los sino una forma histórica de producción (el capitalismo): el tiempo de traba-
valores estéticos basados en la tradición, el dominio de las técnicas, el respe- jo es, por tanto, menos un "tiempo intercambiable" en sencido fuerce, que
to a las convenciones históricas? Si hay un dominio donde el azar no existe, un tiempo comprable bajo la forma de un salario. La obra que forma un
es justo el de la creación artística15: cuando se quiere macar la democracia, se "mundo relacional", un intersticio social, actualiza el siruacionismo y lo
empieza por amordazar la experimentación, y se acaba por acusar a la liber- reconcilia, en la medida de lo posible, con el mundo del arce.
tad de tener rabia.

ESTÉTICA RELACIONAL Y SITUACIONES CONSTRUIDAS

El concepto siruacionista de "situación construida" pretende sustituir la


representación artística por la realización experimental de la energía artística
en los ámbitos de lo cotidiano. Si el diagnóstico de Guy Debord sobre el

11 El azar es imporiame, pero sólo para la producción. Una vez expuesia, la obra aban-

dona el mundo de la facticidad, codo en dla está en función de una imerpreiación.

444 445
a.f.r.i.k.a. gruppe

S0NJA BRONZELS

GELOBNIXY HORROR VACUI: DOS EJERCICIOS TÁCTICOS PARA


REPENSAR EL ESPACIO PÚBLICO 1

Desde los 80, las aucoridades locales alemanas escán muy ocupadas
reformando los espacios públicos para adapcarlos a las necesidades de las
industrias de servicios y consumo... Los bancos (de sentarse) van desapare-
ciendo para ponerles más difíciles las cosas a las personas sin hogar u ocras
indeseables que paran por los ceneros de las ciudades, lugares éstos que se van
transformando cada vez más en ceneros comerc.iales: los espacios de relación
y comunicación tienen una peligrosa tendencia a convertirse en parques
..
remaucos y caros museos·.'
La policía de proximidad patr ulla las calles para asegurarse que nadie
interfiera en las compras: a vendedores y músicos callejeros, a quienes men-
digan y se buscan la vida se les expulsa y se espera de la genee que colabore
para mantener el cenero comercial limpio y aseadete.

HORROR 1r,,icu,

Verano de 1998. Un soleado día en una zona pearonal. La gente está a


la caza de las últimas rebajas, aún hay paseantes ociosos y algún exótico punk

1
Traducción de Jordi Oaramomc.
! Nora del edicor. Y tan peligrosa: en Sevilla, sin ir más lejos, hay ya un proy,:ao para
convenir codo el centro "histórico" con Cacedral, callejas, carros y demas en "parque temá-
tico• . ral cual: se prevé el pago de una cncrada, con accesos linúcados y concrolados por segu-
ridad privada.

·1-17
SON)A BRONZELS A.F.R.I.K.A. GRU Pl'E
(

-•• verdes con letreros de Seguridad impresos en ellas. Se les identifica rápida-
mente.como miembros de alguna de las múltiples empresas de seguridad pri-
vadas. AJ parecer, niegan el acceso al área acotada a rodo aquel transeúnte
que no muestre un permiso. Para contar con el permiso hay que llenar un
cuestionario que se repane en unos mostradores muy aparentes situados a
ambos extremos del área vallada. Los cuestionarios muesuan el logo de un
e


1
1
j
¡
grupo de investigación denominado Futuro con segw-idad. Algunos ayudan-
tes que visten camisetas blancas con el mismo logo distribuyen unos folletos
de información en los que se explica el proyecto. Tras los mostradores, los
representantes de F11t11ro con seg11ridad se muestran encantadores y dispues-
tos a o&ecer más información y ayuda. Explican a todo el mundo que la
finalidad del cercado y los cuestionarios es recabar información sobre el tipo
f

• 1 -·
1 .
de transeúntes y usuarios de esa plaza, así como comprobar si ésta resulta ser
un espacio fácilmente controlable. Los investigadores, al parecer, han sido
contratados por la firma Biehle [una especie de corrcinglés local], que está
interesada en comprar la plaza. El resultado de los cuestionarios será usado
para tomar una decisión en este sentido. Dichos cuestionarios preguntan la
edad, el sexo, los propósitos del visitante, su lugar de residencia habitual, el
t
medio de pago utilizado en sus compras y su opinión sobre la posible priva-

1
1 '
tización de la plaza del pueblo.
Tras haber rellenado el formulario, la gente recibe una tarjeta que reza
"Bimvmi® al área de pnieba", o bien "Lo lammtamos, no podemos admitir/e".
Nadie sospecha que las tarjetas se distribuyen con total arbitrariedad. Por
t

• •••
..J
• supuesto, ambas mantienen la identidad corporativa del conjunto con su
logo y su tipografía formal. Sólo en un apartadito del reverso se revela la
aplicación "real" del proyecto: una crítica de la creciente privatización del
espacio público.
t

- t
Un par de policías también reales abandonan el lugar de la acción algo
confundidos y sin molestar gran cosa una vez se les ha dicho q ue se trata de
una acción anística y en absoluto un aeto político no autorizado.
¿Era esto arte poJítico?, éacaso arce público "de nuevo género"? ¿O acti-
vismo político t.radicional instrumenta!izando el arte sólo como camuflaje?3
t
que ha elegido el centro de la ciudad como lugar de veraneo. Se oye la músi-
ca de una banda "indie" que aún no han echado. Hay incluso algún que otro
"sin hogar" mendigando calderilla.
3 NdE. La reflexión que en este apartado de nuatro libro se ofrece en tornn ~ los
"modos de ruaccr", apunta wnbién a ocro tipo de consideración crítiC3 de las acciones, junco
a la que aquí se desgrana. El énfasis debe ser asimismo puesto en el "cómo" se han llevado a
t
Allí mismo, de repente, aparece un obstáculo, una gran área vacía ha cabo las acciones y no canto en el "qué" ~ ha hecho, en su "contenido" concreto; por no
sido cer~da con cinta plástica roja y blanca, señalizada como área de prueba
y vigilada por die?. hombres y mujeres. Llevan boinas negras y chaquetillas
hablar de dónde quedarían, de acuerdo con este prisma, criterios como aquellos que otorgan
valor a una acción por su supuesta "originalidad"...
1
448 449
t

t
SONJA BRÜNZELS A. F.R. I.K .A. GRVf>l'E

las imágenes y las historias, tal y como la acción se desarrollaba; la agilidad


Das Equipment para dejar que las asociaciones de ideas circulen y cierta pulcritud en el aca-
bado y la credibilidad de la acción: "Cualquiera que haya trabajado con arte
sabe ttna cosa: necesitas una imagen o una historia".

--\l . .:,·
al
. ,J€: 1·
~
.
En años recientes, este cipo de articulación pol!tica se ha hecho más y más
popular entre los activistas de izqtúerda. Basándose en historias y prácticas pro-
cedentes de la Internacional siruaciorústa en Francia, de los Yippies en EEUU ,
ilr1,~~
~i,~\.,
·. de los lndiani Metropolitani italianos, o de los Provos holandeses y la Spassgue-
l •. - rrilla alemana, por nombrar sólo w1as pocas fuences5, un tipo de comunica-
ción política creativa está siendo reinventada. El cabreo, el análisis y el gusta-
zo de jugar con signos y símbolos, se mezclan y se convierten en parce de la
. ·, esfera pública. Mark Dery en los EE.UU. le ha llamado "culture jamming":
' . atasco u obstrucción cultural6; nosotros preferimos "guerrilla de la comunica-
ción"7, puesto que nuestra práctica ha estado mucho más relacionada con
forschun11sgru~P
reflexiones sobre teoría de la comunicación: nos dimos cuenca de que muy a
,~11.®11.!lli\.$.L® menudo los mejores argumentos pueden ser inútiles si nadie los q uiere escu-
char. De modo que en vez de obsesionarnos con el mensaje, empezarnos a pen-
sar modos de distorsionar los "canales" y las modalidades de comunicación.
Por otra parte, era fácil advercir que las estrategias más duras de la 1 1
izquierda radical, como la rotura de escaparates, "allanamienco" de McDo-
nalds, interrupción de un transporte de residuos nucleares o de un encuen-
tro de neofascistas, habían sido integradas como el "negativo" de la violencia
del Estado: los roles han quedado repartidos, saben cómo tratarnos e inclu-
so nos necesitan para proporcionar un contrapeso simbólico de la extrema
derecha y justificar nuevas leyes contra la "violencia".
No pretendemos simplificar un debate que sabemos complejo, de
hecho esca misma imagen de "peligrosos perturbadores" puede ser un ele-
mento útil en el rediseño temporal de espacios públicos. Jugando con los
discursos y las representaciones del poder, en vez de darse cabezazos contra
Karin, del grupo 01, responsable de la acción, no está demasiado ince• ellas, los eventuales "rediseñadores" pueden desviar la fuerza de los desplie-
:ti resada en definiciones, aunque tiene claro desde luego que Horror vacui no
se planteaba como una legitimación del Arte (con mayúsculas)4• Al grupo le
gues y espectáculos del poder para sus propios fines. Así sucedió en:

preocupaba mucho más, por supuesto, distribuir el máximo número de $ Para mis derallcs procedcnrcs de los EEUU. véase Garre1h Brandwyn. }nmming rhe
folletos sobre la privarización de los espacios públicos: "La gente se siente Medin: A Citiu,ú Guide (Chronicle Books, San Francisco, 1997).
atraítÚJ por las imágenes". Obviamence, enfatiza que la acción es inseparable " M. DERY, Culmre Jnmming: H11cki11g, Slashi11g a11d Sniping in the Empire of Signs,
de una consideración "artística" del modo de hacer las cosas: un cuidado por publicado por Opm Magazine, Pamphier Seri,s, P.O. Box 2726, Wesifield, NJ 07091 , EE.UU.
7 NdE. Del libro de A.f.r.i.k.a. Gruppe, Haudbuch dt.- Ko111rm111ikatio11s g,mi!la, hay,

mientras esco escribimos, una versión cas1ellana en imprenta a cargo de la edirori~l Virus de
4 Agradecemos a Karin Eiw:nhofer su evaluación de "Horror vacui" Barcelona, con el titulo Ma,wal de la guerrilla de la comunicación.

:e 450 451

lf
SON)>, BRONZELS A.F. R.l.K./1. GRUPPE

GELOBN/X, UNA INTERVENCION ANTIMll.ITARJSTA8 uanspone público anunciaba viajes gratuitos para los vecinos que acudieran
a la jura, y finalmente se proporcionaba un número de teléfono ilisponible
. En_ocr_ubre de 1999, el año en que la OTAN bombardeó Kosovo y Ser- las veinrfruatro horas para reservar asientos.
bia, el e¡érc1to alemán celebró un juramento público de jóvenes reclutas en
la Schlossplan de Stungan. Los desfiles militares son un tanto impopulares Por supuesto que todos los agentes citados en este "programa de activi-
en Alemania desde la II Guerra Munilial, as{ que han inventado esto de los dades" se enteraron a través de los jocosos comentarios de la prensa. Todos,
juramentos públicos como una especie de sustituto, presentando al soldado excepto el concejal de seguridad y orden público, cuyo teléfono habíamos
como "ciudadano en uniforme". Por cierto, que la última vez que intentaron confundido con el de reserva de asientos: no dejaría de sonar en unos días.
una de escas juras de bandera en Stuttgart, allá por los 80, todo acabó en dis- Por aquel entonces, todo el mundo comentaba lo que podía pasar el
curbi~s masivos. Ahora, casi 20 años después, debieron pensar que valía la día de la jura. Los aficionados al rock esperaban un concierto que se había
pena intentarlo de nuevo. Por supuesto q ue inmeiliatamente se generó una anunciado también como parce de los actos para la tarde de ese mismo dla,
red de antifascistas locales y pacifistas a quienes no gustó nada la idea. Lo de nuevo bajo la identidad del ayuntamiento de Stuttgart. Para asegurar-
que las autoridades no imaginaron fue el modo en q ue la oposición decidió nos de que la policía estuviera al tanto preparamos algunas paginas web
organizarse. especiales para la protesta, proporcionando instrucciones y consejos para
. Para empezar, las charlas y debates sobre antimilitarismo que se orga- el perfecto alborotador (estudio de las curvas parabólicas en el lanzamien-
mzaron en diversos locales de la ciudad se anunciaban en un folleto que to de huevos, etc.) e invitando a los anarquistas de todas partes a invadir
usaba el logo oficial de la ciudad, como si el ayuntamiento colaborase con la Stuttgart ese día y arrasar con todo. El escenario estaba listo: ·1a policía y el
organización de las protescas... ayuntamiento se esperaban graves disturbios, la prensa había empezado a
cuestionar esce tipo de actos de representación pública del poder militar.
Enseguida se ilisuibuyó otro material de información también usando Los grupos de activistas esperaban encontrarse un despliegue policial que
la imagen corporativa de la ciudad e incluyendo iconos incrdbles como la les diera suficiente juego ...
"cruz de hierro", de una manera creíble, integrada con el estilo familiar de la
publicidad oficial. Estos nuevos folletos se titulaban "Pimsa wcalmmte, Y asf fue. Los soldados se alinearon y fueron inmediatamente rodeados
acttía g/obalmmte", tergiversando el fumoso lema y aludiendo a las cada vez por ues círculos de policías antidisturbios que les protegían. La gente que
más globales intervenciones del ejército alemán; incluían declaraciones del había salido de compras o quienes circulaban en sus automóviles por los alre-
alcalde manejando un refrito de lugares comunes y verdades iniliscutibles de dedores eran siscemáticamence registrados ("¿Lleva usted algún artic11lo peli-
esos agitados días del bombardeo de Kosovo: "Asumir nuestras responsabili- groso m bolso!'), provocando atascos de tráfico. Más tarde, los periódicos
dades... desaflos n la estabilidad mtmdial... defendn- ws valores de la civiliza- comentarían este aspecto: ¿tiene sentido demostrar la integración de los mili-
ción... ª"imar el hombro". El folleto anunciaba su propia serie de evemos tares en la sociedad si cada vez que se intenta escenificar tal integración es
par~elos a la jura: la Cruz Roja ofrecía la posibilidad de donaciones perso- necesario proteger a los soldados de los ciudadanos tan exageradamente? Los
nalizadas de sangre (usted podía elegir a qué soldado en concreto donaba su esperados batallones de alborotadores, sin embargo, no aparecían por nin-
sangre). Un célebre deportista olímpico local recordaba a los ciudadanos su guna parte. En su lugar, alguna gente vestida con limpios y blancos erajes
obligación de estar en forma e invitaba a vecinos y soldados a salir a hacer antivirus y mascarillas blancas empezaron a levantar una especie de cerca
footi11g juntos. El dipurado de los Verdes presidirla una mesa redonda con blanca que rodeaba a la policía que a su vez rodeaba a los militares; la cerca
pilotos de guerra que explicarían por qué los ataques a objetivos civiles, tenla la alrura de un cuerpo humano: en conuaste con el césped sobre el que
como medio de evitar enfrentamientos con las fuerzas armadas enemigas, se alienaban militares y policías, destacaba como una especie de dispositivo
eran una lección moral ineludible en la historia alemana. La compañía de higiénico.
Algunos folletos informaban del sentido de la cerca: un aviso oficial del
1
Juego de palabra sobre "Gtllibnis, juramemo público: GtliibNJX más bien se encen- Deparcamento de Sanidad aseguraba: "La violencia es contagiosa". Esta vez,
derla como: no promeras nada, por si acaso. el estilo del folleto era totalmente el de los clásicos avisos sanitarios, con sus

452 453

...
A. F.R .l.K.A. CRUPPE

secciones de preguntas, sus iconos de peligro, etc. Se señalaban los "gmpos de


riesgo", se identificaban algunos de los síntomas (consumo extensivo de pro-
gramas violemos de televisión y de alcohol, necesidad exagerada de seguridad,
formación patológica de gmpos a través del uso de uniformes). En un "verda-
dero" estudio de caso, Johanna H., de Mndres contra el sí11drome BW[B1mdes-
wehr. ejér-cito ale~ ], explicaba "cómo se contagió mi hijo con el BW'. La Aso-
ciacúJn pam 11n St11ttgart limpio y seg11ro invitaba a la gente a construir un muro
de seguridad que evitara la invasión de la ciudad por parte del virus.
Durante los siguientes días continuó la discusión pública sobre las
representaciones del poder militar. Esca vez, no se perd ió el tiempo en con-
denas a los alborotadores violentos. Los periodistas y lectores tuvieron que
ceñirse a cuestionar el uso del espacio público por parre del ejércico, inter-
cambiándose argumentos que iban desde las retóricas sobre la responsabili-
dad y la seguridad hasta preocupaciones más tangibles en corno a quién
puede usar el espacio público y cómo.

Usos TÁCTICOS y ESTRAT~GICOS DEL ESPACIO PÚIILICO


La esfera pública es un espacio de negociaciones, lleno de espectáculos
contradictorios, signos y símbol9s nunca fijos y siempre determinados por
relaciones sociales y de poder. El proceso de privatización del espacio público
es un proceso estratégico, en el sentido estipulado por Michel de Cemau.
Desde las sedes del poder, las autoridades trabajan jumo con arquitectos,
al diseñadores, representantes de empresas y artistas para reformar los centros
de las ciudades de acuerdo con las demandas de una economía simbólica que
satisf.iga las necesidades de potenciales inversores y clientes. Este proceso
genera una arquicecrura globalizada de cadenas de restauran tes y riendas de
moda, multicines, museos, esculturas y ceneros comerciales, que promete
enuerenimienco y acceso a los placeres del consumo sin perturbación ni
incerferencia alguna por pan:e de los siempre amenazantes desniveles socia-
c9 les. Para hacer esta promesa creíble, los centros de las ciudades deben ser
sitios "seguros". Como disciplina escracégica, el urbanismo desarrrollista
tiene muchas maneras de cumplir con esras necesidades.
~ Los bancos, prototipo del lugar de encuentro que no genera plusvalías,
son reemplazados por asientos individuales o por grandes maceteros, mucho
más decorativos. Las áreas de acceso a los edificios representativos (institu-
ciones, centros comerciales, bancos) son diseñadas de un modo intimidato-
rio a base de mármoles, vidrio y acero, de tal manera que disuaden de sen-

c9 454 455
SONJA BRÜNZELS A.F. R.I . K.A. GRUPl'E

tarse en los escalones y mucho menos juntarse allí con los amigos. Si la barre- grafía de esa especie de happening-, los límites entre actores y espectadores
ra estética no funciona y acaba colándose gente sin hogar, migrantes, jóve- quedaban bastante difuminados, por lo demás. Uno de los agentes de poli-
nes marginales o cualquiera que distorsione la imagen limpia y rica del lugar, cía dio con una pista correcta: u¿¡Qué es esto!?, ¿¡un carnaval o qué!?". Desde
siempre se puede recurrir a la policía o los vigilantes privados. bastante antes del día de la jura, las expectativas de los diferentes grupos de
gente, de la Administración púbUca y la policía a los activistas, fueron tra-
Aún así, el espacio público no se determina en su totalidad por las estra- bajadas usando los lenguajes y medios oportunos. El recuerdo de los graves
tegias del poder. También puede ser conformado por les sentimientos y dese- disturbios en la anterior jura, hacía veinte afios, pudo ser explotado para
os de la gente común, los usuarios de la ciudad. En campañas electorales,
crear una difusa ~ ambigua mezcla de emociones y expectativas que forma-
juras de bandera, rebajas de verano, manifestaciones contra el racismo o fes- ron la atmósfera de la acción.
tivales anuales del vino o la cerveza, la gente incorpora y desarrolla maneras
de usar el espacio diferentes de las previstas y planificadas. Eso es lo que de El fantástico escenario de una gran cantidad de hombres uniformados
Certeau llama tácticas. y aljoeados &ente a las banderas nacionales y un castillo del siglo pasado, fue
algo que el poder proporcionó: no tuvimos que pedírselo. Sabíamos por
El nuevo, y caro, pavimento de una wna peatonal se convierte en pista experiencia que la policía cerraría el espacio, con lo cual lo mejor que podí-
para monopatines, las limpias paredes de w1 edificio rehabilitado aparecen amos hacer era ayudarles: sabíamos que necesitábamos una imagen suficien-
como lienzo ideal para los graffiti, los cajeros automáticos cubiertos son temente fuerte para tergiversar el sentido de ese encierro policial. La imagen
sitios buenos para fiestas. Todas estas tácticas no aparecen de la nada. Siem- vino con el color blanco, para váriar del habitual negro anarquista y como
pre se encuentra· un material de base proporcionado por la economía sim- hermoso contraste con el verde del césped y los uniformes. Por supuesto, el
bólica del enemigo. Los usuarios e inventores de estas "zonas temporalmen- color blanco desataba coda una serie de asociaciones: limpieza, hospitales,
te autónomas" nunca confían en conservarlas por mucho tiempo, no están gérmenes. . . habíamos inventado el violento virus BW El concepto hege-
en una, posición que les permita definir el espacio permanentemente. mónico de la uviolencian, tan a menudo usado contra los activistas, resulta•
Quienes planearon Horror vacui crearon una situación. Condensaron ba ahora devuelto al propio Estado. La cerca de seguridad blanca jugaba de
diversos signos y símbolos que denotaban privatización y control: vigilantes paso también con los miedorros y el discurso racista sobre el peligro de ser
privados con sus uniformes paramilitares y su gestualidad imperativa, lineas invadidos por peligros incontrolables: virus, extranjeros, microbios diversos.
de demarcación correctamente trazadas en plástico rojo y blanco reforzando Ni Horror vami ni GelobNIX. pretendían instaurar ningún cambio per-
una estética de autoridad y legalidad, el equipado y correcto personal de la manente o estratégico en la arquitectura de los espacios urbanos que redise-
empresa de servicios atendiendo las preguntas de la gente y dándoles ins- fiaron por unas horas. Sin embargo, escas intervenciones podrían ser parce
trucciones, la autoridad de la academia combinada con la eficiencia de la del desarrollo de una "articulación de las tácticas".
investigación de mercados. Este conjunto se completó con algunos rasgos
locales como el recurso a la firma Biehie, la especie de pequeño corteinglés
local, creíblemente comprometido con el mantenimiento de "un lugar segu-
LlEvAR LAS TACDCAS MÁS LEJOS·
ro y limpio para elfaturo". Para su propia sorpresa, 01 habló tan rcbién el len-
guaje del poder que la policía no se atrevió a interferir su despliegue. 01
Las tácticas de los- co~portamientos cotidianos expresan deseos dife-
había acertado en el corazón de la gramática cultural del control urbano.
rentes de los incluidos en los planes estratégicos de los poderosos; en ese sen-
Paradójicamente la efectividad de las tácticas aumenta en proporción direc-
tido, pueden cobrar un carácter subversivo. Sin embargo, no siempre fun-
ta a la virulencia con la que las representaciones del poder se manifiestan. cionan del mismo modo en tanto que intervenciones políticas. Los
Cuanto más se desarrollan los dispositivos de normalidad, más vulnerables patinadores se sienten atraídos por el pavimento nuevo y liso, están inte-
se muestran a nuestros viciosos dispositivos de tergiversación. resados por sus cualidades "técnicas" y no les importa gran cosa su función
GelobNIX redefinía un espectáculo d~l poder. La polida, los soldados, simbólica como significante de un consumo urbano de lujo, aunque de
los usuarios de la ciudad y los activiscas formaban codos parce de la coreo- hecho ese no-importarles gran cosa, ese descreimiento, supone un cuestio-

456 457
S ONJA BRONZELS A.F.R.Ll; . A . G R U Pl'E

narnienco, susceptible de articularse, de lo que (d consumo urbano de lujo), Por lo que hemos visto, d centramos en imágenes y formas jugueconas
a su vez, se presenta con pretensiones de ser "lo más natural" y lo lógico. crea nuevas alianzas enue los organizadores. No es necesario estar de acuer-
do sobre cada detalle del análisis político, las preparaciones pueden incluir a
Horror vacui y GelobNIX constituían intervenciones tácticas en tanto
más gente. Usando imágenes, música, cuerpos y acciones, los y las activistas
en cuanto tergiversaban material procedente del discurso dominante. Sin
están redescubriendo los placeres de las experiencias estéticas como parte
embargo, iban algo más allá de algunas de las pr:kricas cotidianas descritas
consáruciva del discurso y la práctica políticas. Los campos del arce y el acti-
por de Cerceau en tanto que ambas intervenciones, a diferencia de la de los
vismo están empezando a mezclarse y eso puede dar pie a un nuevo espacio
patinadores, ya estaban polfticamente articuladas. Horror vacui era parte de
de articulación política.
una campaña nacional tramada por grupos políticos y de artistas contra los
procesos de privatización, exclusión y contra la obsesión generalizada con la
seguridad ciudadana; Ge/obNIX se insertaba dentro de todo un cuestiona-
miento del papel del ejército alemán en el año de la primera agresión de la
OTAN fuera de sus fronteras. Ambas intervepciones estaban situadas denuo
de un discurso político más amplio articulado por movimientos sociales, en d
que demandas estratégicas como "parar ÚJs bombardeos" o /ib" acceso a ÚJs cen-
M

tros de las ciudades" fueron formuladas. No por ello quedaron las intervencio-
nes confinadas al espacio propio de lo político tal y como ha venido siendo
demarcado por los partidos y las instituciones representativas: m~ifestaciones,
puestos de información, reuniones pesadísimas y un cieno regusto por la
moralina. Por otra parte, aunque los happening.r cuentan .con una larga tradi-
ción como articulaciones artísticas, no podían tampoco ser tratados como con-
tribuciones anlsticas positivas a la economía simbólica. Llevar las tácticas más
lejos, contextualizar las cuestiones pollcicas en modos poco usuales y rechazar
cualquier pretensión de definiciones exhausrivas puede ayudar a ampliar el
campo de lo político. Las tergiversaciones, los happening.r e intervenciones
similares pueden insertar lo político y lo artístico en la vida cotidiana, tamo
más si los organizadores toman en consideración su propia experiencia sobre
el espacio público y str conocimiento sobre el contexto local.
Si vas de compras a las rebajas de verano no te gusta que la policía regis-
tre tus bolsas. Esco irritó a mucha gente el día de la jura, enturbiando una
imagen positiva de la policía que parece que siempre debería reservar sus sus-
picacias y sus controles para los "ouos". Ese conocimiento de.l contexto local
ha de funcionar recurriendo a los gustos y las frustraciones locales, a los
secretos deseos subversivÓs de la gente. Por ejemplo, bastantes ciudadanos
decidieron usar el billete gratuito para el transporte público que venía en los
folletos tergiversados, pese a que, finalmente, era bastante evidente que se
trataba de un billete falso. Ese mismo folleto fue comentado jocosamente
por los periódicos locales: indicio de que había encontrado interés local. Y
sólo si una intervención funciona localmente puede ser relevante en un con-
texto más amplio.

458 -í59
Un sistema para el cambio1

®TMARK

l. INTRODUCCIÓN

Durante unos cinco años, desde ®TMark hemos financiado actos de


sabotaje con propósitos estéticos o activistas, que por diversas razones no se
prestaban a una participación amplia. Hemos tenido bastante éxito en nues•
tro trabajo y generado diecisiete actuaciones de·sabotaje, actuaciones lúcidas
a nuestro entender, pero quizá eso no sea suficiente. Lo cierto es que ha ido
creciendo la demanda de nuestra ayuda para la financiación de proyectos de
sabotajes. & por eso que nos hemos planteado hacer nuestro sistema más
accesible al público en general, para así ampliar el número de personas que
contribuyan a aportar ideas y financiación, y participen en el trabajo de rea•
!izar los sabotajes. Para ello, hemos dispuesto una suerte de interfaz que
medie entre nut$tro trabajo y el público. También para poder mostrar el
alcance y miras de nuestra tarea, hemos decidido permitir a quienes partid•
paron en algunos de nuestros proyectos previos comentarlos públicamente,
si así lo desean. Hemos indicado a la gente que trabajó en estos proyectos
que eran libres de hacer referencia a las fuentes de su financiación, así como
e:
a aspectos particulares de su trabajo, aunque sin entrar en demasiados deta•
lles sobre nuestra organ jµción. Por nuestra parte no revelaremos ningún
nombre: nos limitaremos a confirmar o desmentir la veracidad de la infor•
mación aportada por aquellos trabajadores o donantes que decidan hacer
público su papel en los proyectos realizados.

1
Traducido por Jordi Claramcime. Visica las páginas de ®Tmark: <hccp://www.an-
mark.com>, incluye páginas en casrellano.

461
®ntARK UN SISTEMA PARA EL CAMBIO

!l. DESCRIPCIÓN DEL NÚCLEO DURO DE @TMARK novio de juguete: una especie de madelman, pero a lo gringo, o sea de man-
díbula más cuadrada, más cachas y más matón], de modo que cuando se
®TMark es un sistema de trabajadores, ideas y dinero cuya función es comprase uno de estos muiiecos, el comprador se encontrase con el inter-
apoyar el sabotaje inteligente de materiales producidos y distribuidos masi- cambio inesperado de roles: Barbies afirmando haber nacido para matar y
vamente. Los proyectos que el sistema de ®TMark ayuda a financiar tienen Rambos deseosos de ser madres de familia numerosa.
objetivos cercanos al activismo y tienden a ser, digámoslo así, relativamente También ofrecieron un dinero a los trabajadores que pudieran ayudar a
benignos, en tanto que nunca causan daños físicos a nadie ni pretenden llevar a cabo el proyecto. Varios grupos de trabajadores de la empresa que
dañar irreversiblemente un producto o los beneficios de una compañía.
fabrica Barbies y Joes se interesaron, pero la cosa estaba difícil de coordinar.
Obviamente esto es así no porque creamos que los productos comerciales o
Y ahí fue cuando surgió el grupo que, asumiendo la identidad del Frente para
,)os beneficios empresariales sean buenos de por sí, sino porque ®TMark
la Liberació11 de las Barbies [Barbie Liberrio11 Front}, se ofreció para comprar,
sólo tiene posibilidades de sobrevivir en medio del vigilante celo de los
intervenir y devolver clandestinamente a las riendas varios cientos de muñe-
defensores del mercado libérrimo en América si no se percibe, así de buenas
cos y muíiecas.
a primeras, que pretendernos destruir rodo el tinglado.
El grupo de veteranos estuvo de acuerdo con el modo de realizar el pro-
Por lo tanto, ®TMark es una cosa así como entre ·casamentero y ofici-
yecto y también financió un vídeo sobre el trabajo que circuló ampliamente
na bancaria, ayudando a que grupos o individuos encuentren financiación
por universidades y medios de comunicación 2•
::8 para sus proyectos de sabotaje. ®TMark exhibe públicamente un listado de
ideas y proyectos de sabotaje; la red de donantes envía dinero para financiar 3. Un srripper [un sefior que se gana la vida haciendo esrriptises) al
los trabajos; ®TMark retiene el dinero hasta que el proyecto se completa, que gustaban mucho los vídeojuegos tuvo la feliz idea de incluir escenas
momento en que se le enrrega al saboteador, quien puede entonces usarlo homoeróticas en alguno de los rípicos vídeojuegos rambescos llenos de
para buscar un nuevo trabajo, pagar abogados o irse de vacaciones. Si el pro- matones y chicas cañón. Un programador sin empleo se ofreció para infil-
yecto no se cumple, la financiación se devuelve a los donantes. trarse en una compañía de juegos, Maxis, !ne.; un tendero de vídeojuegos

=- Por lo tanto, las claves para los proyectos de ®TMark son: la idea, el
producto, el trabajador y el mecenas. El propósit.o de ®TMark es unir estas
cuarro ¡:laves en proyectos concreros. Hasta hace poco, antes de plantearnos,
con carácter de activista fervience ofreció la financiación y, cuando por fin
se tuvieron todos los elementos (al final fue un programador que ya traba-
jaba en la compañía quien se hizo cargo del sabotaje), se llevó a cabo el

=- como decíamos, el problema de nuema mayor visibilidad, el corazón del sis- proyecto, incluyendo en el juego a unos hombrecitos en traje de baño que
tema de ®TMark estaba en una base de datos alojada en un servidor anóni- aparecían en cualquier esquina y expresaban su mutuo afecto dándose
mo al cual los usuarios podían acceder también desde el anonimato. Siem- unos besos de tornillo tamaño natural que sin duda lograban descentrar al
pre que los cuacro elementos de un proyecco se reunían, no importaba el mismísimo rambo en pleno tiroteo.
orden, el proyecto se echaba adelante. Vayan como ejemplos tres proyectos A Maxis lnc., vaya usted a saber por qué, no le hizo mucha gracia el
de ®TMark: asumo, máxime porque, cuando lo descubrieron, ya se habían mandado
1. Un músico que trabajaba en una discográfica, remezclando cancio- algunos miles de copias del juego a rodas parres. La empresa despidió al
nes para su exportación a Japón, propuso alterar tirulos y letras de modo que programador que cobró el dinero ofrecido por ®TMark y se quedó tran-
quedase claro el carácter enlatado y masivo de dicha música. Dos personas quilo como unas pascuas.
aporcaron financiación: la primera ofreció una cancidad por diez alteracio- El resultado se publicitó en los medios abundantemente.
nes sustanciales; la otra, una serie de canridades en función de las incerven-
cíones producidas. El músico trabajó mucho y bien, reunió una buena can-
tidad de lana y ni siquiera le despidieron.

=-
1
NdE. También por aquí. De forma inopinada, una noche, a eso de las tantas, José
2. Un grupo de veteranos de guerra opuestos a los juguetes bélicos y Maria Carrascal ofreció en su noticiario de noche en una cadena televisiva privada española la
demás, propusieron dar el cambiazo en las voces de Barbie y de GI Joe [su noticia e imágenes insóliras de las acciones de boicot del Frente de Liberación de fa; &,·bies.

462 463
®TMAIIK UN SISTEMA PARA El CAMBIO

III DESCRIPCIÓN DE NUESTRO INTERFAZ HABITUAL N IDEAS Y OBJETIVOS

En definitiva, como decíamos, decidimos poner nuestro sistema más al ¿Por qué llevamos adelante todo esto, que más de uno considerará una
alcance de todo el mundo, pasándonos al e-mail como medio de coordinar especie de ETI diabólica?
la afluencia de aportaciones ·financieras, trabajadores e ideas; también nos
Invinamos la imagen: a escala local y en la medida en que ®TMark
hemos instalado en la web de una forma más accesible. ayuda a personas que quieren cambiar de carrera, paga vacaciones, etc.,
Mantenemos en nuestra página rvtb un listado de proyectos, indican- resulta que somos una especie de arca hecha de ® y TM3 (o sea, un arca
do la idea correspondiente y la manera de financiarla. Hay una diferencia construida a base de beneficios que sacamos de las costillas de las corpora-
con respecto al procedimiento anterior: el espacio que en la lista indica al ciones). Somos un arca para que parce de la Humanidad flote en medio del
trabajador que ejecuta el proyecto, así como el del producto intervenido, diluvio de las ® y las TM, un intento de dar a nuestros pensamientos y dese-
sólo se completará una vci se haya finalizado el trabajo. A causa de este os un vehículo que los haga visibles y plenos de sentido en el, a menudo
cambio, puede suceder, al contrario que hasta ahora, que varios competi- demasiado mecánico, mundo que nos rodea. Somos un intento por hacer
dores logren el Premio a la vei, aunque de momento, y mientras no avise- más habitable el medio en que vivimos, para tener más relación con nuestro
mos, seguirá siendo el primero en cumplir con el proyecco (con el sabota- entorno y, en general, hacerlo más humano.
je) el que se lleve la pasea.
¿Somos por eso comunistas? No somos comunistas ni ninguna otra
En la medida en que ahora nos dirigimos a un público muy amplio, cosa. Acaso sólo somos idealistas de la variedad "amplias miras". Al igual que
puede que sea preciso subrayar algo que, no obstante, es obvio: te pueden los comunistas, sin embargo, no creemos que nuestro sistema sea un logro
pillar. Si te pillan, puede suceder, desde luego, que pierdas el trabajo perenne. Si la cosa va por buen camino, tendrá que ceder pronto su sitio a
desde el cual planeabas hacer el sabotaje, puesto que casi codos los pro- ocras cosas diferentes. Explicaremos a continuación cómo y por qué.
yectos implican flagrantes violaciones de las normas de la empresa. Pero
eso es lo máximo que ce puede pasar: ninguno de los proyectos que suge- En eJ mundo capitalista, nuestra desaparición posiblemente suceda
rimos pueden ser castigados con cosas como la cárcel. Hay mucha gente bajo la forma de la cooptación. Puesto que es del todo imposible contro-
para la cual perder un trabajo no es ningún drama, especialmente si se tra- lar el sabotaje a las empresas, la única solución que tiene el mercado es
baja con contraeos muy cortos; mucha gente tiene ganas de marcha y de aceptar dicho sabotaje. Y el mercado como un virus o un cuerpo respon-
cambiar de vida. Participar en un proyecto de ®TMark puede suponer diendo a un virus, tendrá que mutar para adecuarse a lo irreversible (en los
que te puedas tomar ese mes de vacaciones que venías necesitando o que ensueños ®TMarkianos, lo irreversible es una mayor conciencia social y
te dediques una temporada a reciclarte o que dejes un trabajo de una una apuesta por la belleza). El mercado tendrá que responder estética y
manera que se.rá recordada durante tiempo (eso está garantizado) y que filosóficamente a los impulsos arcísticos de la gente. Más en concreto, es
aporta algo positivo aJ resto de la gente. Por el contrario, a aquellas per- posible que la cooptación ocurra de modo que las empresas intenten ade-
sonas para las cuales la pérdida del trabajo pudiera suponer un grave con- lantarse al sabotaje, de modo que si el sabotaje ocurre, no suponga mala
tratiempo, quiiá haya que decirles que apreciamos su coraje, pero que no imagen para la casa. En em: sentido, quizá se opte por hacer productos con
podemos hacer más de lo que ofrecemos, así que quiz.á esta no sea el rajo tantos faJJos y chapuzas que los esfuerios de los accivistas resulten inadver-
que les convenga más. tidos. El desafío para nósocros sería entonces provocar aún mayores, más
visibles y más drásticos cambios en los productos comerciales.

3
NdE. EJ nombre dd grupo es un juego de palabras obvio. como aquí se expresa.: un
·=·de® y TM. signos que hacen rJc..,ncia a "rcgisaado" y "ma= comercial" en inglés
(®Tmark tiene su base, en los Estados Unidos, aunque esco no es relevante: bwcan extender
el sabotaje más allá de tocia frontera, pues d mercado tampoco las tiene).

46-1 465
®TMARK

También es muy posible que el sistema se estabilice. Las empresas,


para evitar ser atacadas, orientará n sus productos y sus políticas de modo
Del flamenco como ane modal
más cuidadoso. Más que intentar sofocar los intentos de los activisras por
difundir sus mensajes, lo cual sin duda les resultaría un acicate, las corpo-
raciones intentarán apaciguar los impulsos activistas de los trabajadores RAFAEL}IMáJEZ uFALo", cancaor flamenco
dejando rienda suelta a su conciencia y a sus intervenciones; también es entrevistado por Jordi Claramonte
muy posible que las empresas se preocupen tanto porque sus trabajadores
lleven una vida agradable, que los pocos miles de dólares que ®TMark
(o sus sucesores) puedatJ. ofrecer, acaben por no ser de ninguna importancia
para el trabajador.
Si esto acaba ocurriendo, surgirá una nueva simbiosis y rodas las empre-
sas tendrán sus departamentos de filosofía y estética.
En nuestros sueños, una vez que ®TMark haya sido cooptado y haya
desaparecido, el mundo será un lugar más agradable para vivir. Jordi: ·¿Cómo definiríamos 1111 palo1 flamenco como estructura mrisical y
modal?

Falo: Yo diría que los palos flamencos son estados de ánimo básicos y
de hecho se llaman con nombres claros al respecto: soled, alegría ... o piensa
en las minmis, en su compleja relación con el mundo del trabajo; o la sigui-
riya... la seguidilla o plañi<kra que también tiene una relación muy fuerte con
eso que podríamos llamar estados de ánimo. Por supuesto, musicalmente
cada uno está en armonía con el estado de ánimo correspondiente. Si habla-
mos de la soled, encontramos que está en escala frigia, los tonos menores
toman un carácter mayor, triste, melancólico, y genera armónicamente
mucha facilidad hacia esa familia de sentimientos de la melancolía. Rítmi-
carnente lleva un punco continuo pero pausado... de hecho parecerla ideal
para ser caneada mientras uno carnina, al ritmo mismo de ese andar solo por
el campo [caneando y llevando el compás de la soleá sobre la mesa]:

de noche me salgo al campo


yhago las pieras de llorar...

¿Ves?, tiene que ver con la forma de caminar, pausada, continua...


En cambio, las "alegrías~ están en ronos mayores que sólo con oírlos ce
das cuenca de que es otra cosa... aunque no sea una música culta funciona
casi de inmediato... Así, sucesivamente, podríamos ver cosas como el cante

1
En d flamenco los diversos canees corresponden a variantes dcnuo de un repertorio
relativamenre cerrado de tipos que reciben el nombre de "palos".

-167

\
1
t

RAFA.El .IIMtNEZ "FALO"

de las minas, con su tonalidad que en guitarra es un fa sostenido, que sólo el


DEL FLAMEN CO COMO A RTE MODAL

jordi: ¿Los palosfimcionarian entonces como mecanismos de reapropiacíón,


:e:
sonido que tiene duele: las cuerdas al aire, la construcción del acorde duele, de retomar el control sobre situaciones?...
ya duele. Y ahí va con lo que los mineros tuvieran que decir.
Falo: Sí, de reconducir emociones, de ponerse en paz, también acaso sea
Eso hace que muchas veces se parezca a una especie de válvula de escape, una vía de acceso a la autoestima... Está muy de moda el fútbol o el ciclis-
que ayude a la gente a salir de su miseria a cravés de la música. mo, porque ahí se representan tus sueños, aunque tú no subas ningún puer-
to... el cante tiene esto, con el añadido de que cualquiera puede ser cantaor.
· Jordi: Eso es importante: ¿meramente una válvula de escape o tambiin un
modo de entende1; de encajar las experiencias y darles otra salida? jordi: SI, hay toda esa tradición de las peña?, aunque ahora el cante parez-
ca estar más qUJ! nunca en manos de profesional.es...
Falo: Ahí, claro, lo que hace vivo al flamenco es que hay ramas inter-
pretaciones como personajes existen, una especie de pastel donde cada cual Falo: Sí, claro, pero el profesional flamenco tiene claro que ha recrea-
puede coger .m cachito y servirle y ~limenrarle. N? ~cá tan claro _que sea un do; los flamencos, sin excepción casi, somos gente del pueblo llano, gente sin
sistema definido de correspondencias escalas-sennmienros, por e1emplo: no estudios si quieres, gente que aun cuando no fueran de familia flamenca,
es algo mecánico, ni mucho menos. · aprendían en la calle, con sus vecinos. Y ese aprendizaje, que ahora puede
darse a rravés de discos, era siempre una apropiación de lo que hacia éste o
jordi: Por supuesto que no, de hecho se trata casi de lo contrarie: esa corres- aquél: "vamos a acordarnos de...", se dice siempre en el flamenco.
pondencia mecánica entre escalas musicales y reacciones p-osibles ha sido ~empre
el sueño de los déspotas. Durante el Concilio de Trento, hubo un tal Zarlmo que Jordi: Como que ahf el fla,menco se distribuye y se crea a partir de apro-
les vendió a los cardenales un sistema de organiuzción de las músicas tal que a piaciones sucesivas...
cada escala corresponderla una respuesta anímica determinada por parte de los
fieles. Zarlino proponfa eliminar algunas escalas "peligrosas''y ~sificar el uso_de Falo: Precisamente por eso no deja de ser una música popular... un
las otras. Los cardenales no /.e hicieron mucho caso: eran más listos que Zar/mo japonés puede llegar a vincularse haciendo suyo ese cante de Manuel Torre
y ya sabían que la gente acababa mando a su m':nera incluso esos manuales tf,e y caneando él mismo también; aunque las cade~as de :ra~s~isión hayan
instrucciones, como de hecho siempre hablan tergwerstUÍQ los salmos, responsorws cambiado, la cosa sigue funcionando por ese mismo principio de reapro-
y demás. piarse de las cosas que otros han ido ha.ciendo.
Falo: Lo básico en el flamenco es cambiar las penas por alegrías... puede Jordi: Me pregunto hasta q11épunto esa presencia continuada de tdcticas de
ser muy importante la letra o la música, _pero realmente se trata de recondu- apropiación no obedece al hecho de que elfla,menco sea un arte modai quizd de
cir energía, de reconvertir miserias en algo diferente; sacarte de_ ru escado los pocos que quedan como tales, y que en lo modal no hay otra forma de hacer,
para llevarte a otro sitio, porque el flamenco tiene eso de estar siempre en más que esa de la apropiación táctica de lo conseguido por otros...
primera persona:
En ese sentido, me da qi,e las prácticas de arte contempordneo tienen
Fui piedra y perdí mi centro mucho que aprender del modo de expansión y circulación de la música fla,men-
y me a1rojaro11 al mar, ca... pensando además que cuando discutimos esta concepción del trabajo artís-
y al cabo de mucho tiempo tico en términos de modos de hacer, en términos modales, con compañeros extran-
mi cenh·o vine a encontrar. .. jeros, a todo el mundo /.e parece que aquí en ésas llevamos un buen trecho

Pero lo bueno es que siendo en primera persona es común... es como el ~ En las peñas flamencas suele ser posible escuchar a cualquier profesional al que se
amor (ja, ja, ja) que no hace distinciones... esto funciona siempre, como conrraca o que simplemente se pasa por allí, pero lo habicual es que la geme misma de la
mecanismo de reconversión. peña sean quienes se vayan turnando al canee o a la guitarra.

468 469
RAFAEL JIMÉNEZ "FALO., DEL FLAMENCO COMO ART E MODAL

adelantado. Porque ahí tenemos el flamenco bien vivo, mientras que en otros ha hecho mucho más grande, pero yo creo que no ha perdido la función que
países, si se quieren encontrar 1·epertorios de modos de hacer tan completos como tenía: que lo que está5 haciendo le sirva a alguien para algo, le sirva a alguien
el del flamenco, tienes que buscar como si fi,eras un arqueólogo. para algo. Por supuesto que hay una parre de marketing, que por lo general
no es cosa del cantaor, que claro que se preocupa de ganarse las lentejas, pero
Falo: Eso es definitivo, el flamenco es modal musical y socialmente. que si está en esto es porque le echa algo más...
El público, seguro que hay de todo. Para empezar, hay mucha gente
Jordi: Sí, pero, ¿ha_y una falta de competenci!-, de capacidadpara esa recep- que no se limita a ir al teatro a escucharte sino que están aprendiendo, que
ción modaP. saben hacer muchas cosas, sólo en "Amor de Dios"3 hay 1500 bailaoras
aprendiendo y ése es un público q ue al mismo tiempo ciene una relación
Falo: Si te entra, te sirve... vengas de donde vengas, te va afectar a las personal con la bailaora a quien van a ver acruar. Pueden ser sus alumnas en
relaciones que tienes, que ejerces... "Amor de Dios" o pueden conocerla cuando q uieran, porque en el flamens
Y además hay una cosa bien graciosa dentro del mundo profesional, y co además sucede que no hay esa divinización del "artista'' . Salvando a
es que también ahí sigue siendo "popular": por ejemplo, se lleva mucho el Camarón y a Paco, los demás no son divinos; ahora sales ahí al "Candela" y
tema de los "cortes", momentos rítmicos que rompen la seguida, una secuen- te encuentras al Enrique Morence y le entras a charlar con él de toros y can
cia rítmica que rompe... si tú y yo aquí "sacamos" un corte, a las dos sema- amigos.
nas ya es de orden público, rodo el mundo lo puede utilizar, no es de nadie, Por lo demás, mira, el flamenco está vivo porque nadie está de acuerdo
es de todos. Sigue siendo popular, enseguida se distribuye, circula y vive. Y en nada, eso es fantástico. Todo el mundo va a verlo todo, todo el mundo
es que además cualquiera puede sacar algo muy grande: Jesús Losada, que es puede usar lo de todos sin que eso sea Üegal; al revés, es una especie de orgullo
yanqui... o Luis "el elegante", Luis Moreno "el elegante", ha hecho cosas que para el que lo ha sacao, como nosotros decimos, que no decimos "creado",
trascienden, cosas que ya ves que van a quedar ahí y se van a incorporar a lo para el que lo ha sacao: "He sacao una cosita... a ver q11é te parece".
que todos hemos ido y venido haciendo.

Jordi: En otros campos del arte, en la pintura. etc., si alguien se inventa


algo y eso vende, enseguida se lo apropia, oculta su origen en la cocina del artis-
ta y para nada lo pone m común.

Falo: Claro, por eso en el flamenco no hay ni compañías esr.ables, hay


que estar siempre trabajando con todos y ahí van pasando cosas, así son.

fordi: Finalmente, ¿cómo ves tú la convivencía del nivel de recepción


"modal" del que estamos hablando y ese otro nivel del "espectáculo" que parece-
ría que es el que llega a la mayoría de la gente, que saben que Joaquín Corrés es
un gitanillo de Lavapiés que baila con faldas y que ha tenido un lío con la
Naomi Campbeil?... ¿Quépasa ahora con la, recepción delflamenco, crees tií q11e
eso del espectáculo anula toda otra posible recepción?

Falo: En el flame11co no se puede sobrevivir si no le echas entraña... no


es como en otras músicas donde quizá se exija y se limite la cosa a virruosis-
mo o a manejo de instrumentos o efectos especiales del carajo. Aquí no, aquí 3 "Amor de Dios", por la calle del mismo nombre en Madrid, donde estaba una de las

cuenta la capacidad que cienes de comunicar. Eso sí, el pario de vecinos se principales "escuelas" de flamenco.

470 471
"

F.A.Q. (Frequently Asked Questions)

¿Qué aplicaciones tiene el concepto de lo "táctico" para un artista


contemporáneo, en España por ejemplo, con las inmensas posibilidades
puesus a su alcance por las instituciones culturales?

En el barrio Santa Maria había una grada fmommal· al// vmdlan mur
carne que le dedan de bmgzma, de la bmgz,eta de los que estaban trabajando en
el matam,, que cuando se despistaba el mcargao, cogían, le cortaban un peaso a
la res, y se lo metlan dentro la brag¡¡eta pa qtte le cayera abajo por los calzond-
llos de entonces q11e st ataban m los robil/os. Y después mando llegaban a casa le
daban la carne a su mujer y la vendían por las casas: "¡Carne de bragueta!
¡Carne de bragueta! ~
Y ¡no titas la carne de bragzieta!, carne de ternera de la mejor, y claro, si en
la plaza valla un kilo tres o cuatro duros, p11es ellos lo vendlan II doce pesetas y
era la misma came1.

¿En qué consiste el Tactical Embarrashmmt o "achantarniento táctico"?

l. fUNDAMENTALISTAS CLERICALES

Grupos de fondamenta/istas cristianos estdn en estos meses haciendo cam·-


p11ñ11 en Alemania contrn una obra de teatro experimental titt,lada Corpus
Chrisri que, mire Ud. por dónde, trata de homosexualidatks, de homofobias y
de la Iglesia CaúJ/íca.

1
Histoñera enuesacada de la colección ún mily rmn historias de Pericón de Cádiz, can-
1aor flamenco, edición de J. L. Ortiz, Sílex, Madrid, 1990.

473
F. A.Q. ÍFREQUENTLI' AS/,E[) QUEST/UNS)

Cuando la obra llegó a nuestro pueblo, Tübingen, pudimos leer en el perif>.. czt1"so del cura, con fo que éste subió el volumen de su equipo, aunque esto dis-
dico /.ocal que una especie de circo cíerical llegaría a su vez persiguiendo a la obra torsionaba su voz, y ahora sí que ya no se entendía nada de nada. A su cacofo-
y se monta,·ía en la plaza del mercndc llamarulc a los ciudada,ws de sentimientos nía homofobica se mmaban también los mds celestiales motetes de nuestro equi-
-más delicados, como nosotras mismas sin ir mds lejos, a destrozar el teatroy la blas- po de sonit:ÚJ, también mds subido de volumen cada vez.
femia. Incluso habían convocadc un referéndum te/efonico, con el aplastante resul- Los clericales intentaron tomar fa iniciativa cantandc: "¡Somos un pue-
tado de un 95% de la gente que les llamó en contra de la diabólira obm. blo! " (eslogan usado en el 89 para acabar con el comunismo J' apoyar la reimi-
Con tan democrática legitimación, un centenar de clericales se rewzieron en ficación alemana), pero tuvieron que retroceder ante nuestra contraofemiva
la p!.aza del mercadc. Su líder, un indignadc cura cat6iico, se dedicaba a incitar a mientras cantábamos: "¡Somos la cruz!•; y sobre todo: "Johanes l'aul der Zwei-
la gente en contra de los peces gordos que gastaban el dinero de los impuestos de la te, wir sind auf deiner Seite" (Juan Pablo JI, estamos de tu parte!}. ¿Quién se
buena gente en financiar bodrios como esa obra de teatro que pro11wvía hábitos atreve ante tales aliados?
sexuales enfermws y neurotizantes. No podía se1· menos, dado que el director de la La merte _ya estaba echada, aunque aún quedaba una hora larga de pelea.
obm, a quien el cura llamaba "el judío X''. debía ser un capitoste de_ la compim- El rora cada vez más indignado comparó nuestra ciudad con Sodoma y Gomo-
ción judeo-homosexual para dcminar el mimt:ÚJ, que el cura demmc,aba... rra {¡todc a tma, hala!) y amenazó con la clásica lluvia de fuego y azufre y algtín
terremoto de cosecha propia... _y c1111ndo llegó al extremo de anunciar que porpri-
mera vez abandonarla 11na ciudad sin darle su bendición, eso ya fiie demasiado.
2. ACCIÓN Nuestros mo11ag11illos-Dj's cambiaron de línea, y canciones como Campanas del
Infierno o El Diablo es un tipo simpático convirtieron la plaza en una fiesta,
Pemamos que la coalición clerical de extrema derecha podía necesitar de con todos Íos monjes que ahora se mostraban como angeles caldos, hacíéndcse
algún apoyo en nuestra ciudad. de decadente tradición iiberal así que fi,n~mos unos mernitos con los detÚJs y bailando a saltos mientras entonaban ''Bekampf
rápidamente fa Iglesia de los subgenios (tlrmiflo robado de no sé qué mrer- das Bosc in jeder Mose, bekamps es ganz im jedem Schwanz" (Lucha cont'l'a
vención de un artista). el mal en cado coño, lucha contra el mal en cada verga).
Acompañada por hermosos sonidos de campanas, una pequeña prowión de El c11m kvitaba de fa rabia, mientras proclamaba que ahora el enemigo
monjes se llegó a la pf.aza y se lió a dar vueltas en tomo a la faente, paseant:ÚJ estaba msmandc su verdadera cara (error de apreciación: nadie había enseñado
una peana con un objeto de devoción (un rnbo blanco))' un vistoso cartel amm• el mio aún). Mientras tanto, el enemigo cantaba: ''.)etz geht auf ganze, Jesus
ciando: "No dejarás que tu prójimo impío viva en paz''. Por m lado, un pro- war en Transe" (Todos lo hemos visto, Jesús es una drag-queen ''. con la música
feta, delgado y altísimo, tronaba Biblia en mano, citando a E.zequiel: "En el quin• de Soy un d ulce cravesci.
to día del cuarto mes del año trece, más o menos, miencras me bañaba en el
La batalla se decidió cuando Serge Gaimbo11rgh entonó su Je c'aime, moi
río C~brón con aquellos que Yaveh había elegido para sentarse a su diestra, los
non plus, por pastoso no menos clásico, y todos los pobres diablos, victimas segu•
cielos se abrieron y me fueron dadas visiones•: Algunos clericales tratal'Oll de
ramente de diversas desviaciones sexuales, empezaron a abrazarse y a sobarse
detenel' el discurso del profeta, pero éste era une de esos curas obrel'os rnrtidcs .Y
unos a otros. "¿No os da vergüenza?•; gritaba el mra... Pues no, parece que a
además estaba apoyadc por un montón de fieles que repartían panfletos con la
nadie le daba vergiienza.
palabra de Dios, visible sólo para los iluminatÚJs, eso sí, porque el resto de la genre
sóic co11Seguía ver un papel en bl.anco. Loi clericales intentaron 11na retirada honrosa cantando el himno nacional,
pero sus acordes se mezclaban con los militantesjadeos de/Je t'aüne y aquello era
Estaba resultandc un día muy raro para los pobres clericales; ahora. una ya 11n cachondeo aún mayor del planeado.
serie de monjes penitentes cmzaban la plaza en diagonaly se daban golpes en la
cabeza con enormes librotes. Al mismo tiempo, un sistema de sonit:ÚJ instalado en Fina/mente se despidió al comité clerical cantándoles una popi,lar canción
una de las casas de la plaza. empezó a dejar oír el Aleluya de Haendel como alemana que juega con la palabra 'cruz''. que en alemán también significa
acompañamiento del discurso del cura enfadadc que seguía despotricando contra "ojete" (del culo, se entiende), con lo que poner a jesiís en fa "cruz" da para jugo•
judíos, rojos, maricones y demás... El Aleluya se imponía por momenros al dis- sosjuegos de palabras.

474 475
f.A.Q. lFREQUENTL!' ASKED QUEST/ONS)

4. TÁCTJCAL EMBARRASHMENT (ACHANTAMIENTO TÁCTICO), VERSIÓN LOCAL


La Iglesia de los subgenios agradeció al público su apoyo y colab°:ación
invitando/es a volver de nuevo. La señora que nos trajo /a cocacola Y la /,mona- No hubo ninguna planificación centralizada, pero algunos grupos y
da postpenitencia estaba francamente mcantada del show. gentes captaron la idea general: una afirmación subversiva. de la forma. pero
no del contenido. Probablemente el cura hubiera preferido que le hubiera-
mas roto las narices para así convertirse en una especie de mártir. No le hici-
3. UN ENTENDIMIENTO TÁCTICO DE LA POUTJCA Y LA ACCIÓN mos ese favor, por mucho que se lo mereciera. Nos pareció más efectivo usar
el principio del "achamamiemo táctico"2• No nos parecía oportuno caer en
Una acción curiosa, orquestada en una tarde, partiendo del conocimien- el esquema manifestación-comrarnanifescación, no muy tentador por lo
to del terreno local y de la mala leche sobre la irraronable poncificación de un demás. Más bien decidimos crear una situación en la que los clericales, por
grupo racista, homofóbico y nacionalista en nuestra plaza._ Desde luego que_no mucho que desaprobaran el caos creado, no tendrían más opción que cola-
se reducía todo a meterse con el cura chillón, éste tenía alianzas con el Parado borar con él. La prueba del funcionamiento de la acción está en la risa que
Republicano, de exuema derecha, con ~ partido b~tante reac~onario de cre- se generó entre el vecindario y los paseantes. Supimos que estábamos ganan-
yentes en la Biblia y la asociación de ciudadanos libres, también_ extremada- do cuando el cura perdió los estribos y, en vez de atenerse a su línea de aliar-
mente conservadores. Así que nos organizamos en contra de un discurso-~n- se con los contribuyentes decentes y honrados, empezó a acordarse de Sodo-
te amplio neofascista y racista. El circo clerical ya se había_ ganado ~na Justa ma y Gomarra y a sobreidentificarse él mismo con su propio d iscurso hasta
reputación de violento, habían destrozado algún puesto de mformac16n so~re extremos que no nos hubieramos atrevido a esperar. De alguna manera, su
el sida, por ejemplo. Esta v~ la policía estaba vigilando a nuestros adversan~s huida hacia adelante con el sermón sobre la penitencia no iba tan desenca-
y no a nosotras, adversarios que inadvertidamente °:'laborar?n en gran medi- minada, pero al cambiar ahí nosotros de tono y convertirnos en diablillos
da en un hermoso festival de celebración de su propia escupid~. obsesionados con el sexo, bailando las pastosas músicas del je t'aime, hacía-
mos que sus dardos se cayeran can fuera de lugar como fuera de lugar esta-
Conscientes de que no teníamos capacidad de un ataque estratégico, de
ban "los malos" contra quien los dirigía. En ese punto, cualquier cosa que
largo alcance, sobre los fundarnencalistas cristi~os.' y sien~o sólo, unos
hiciera el cura no podía más que reforzar nuestra performance, y a eso podrí-
pocos, decidimos funcionar de un modo más tact1co: no mtentanam~s
amos llamarle un modo táctico de achancarle (incluyendo el uso de recursos
molestar O interrumpir el acto clerical, sino que lo apoyaríamos. Una consi-
"populares" como el Je t'aime o dichos anticlericales de toda la vida). Fue
deración táctica de los equilibrios de hegemonía significa actuar en el espa-
clave el "anticipar" la que podía ser la estrategia del cura.
cio del poder, jugando con los códigos más que rechazá_nd~los d~ plano p~
fundar otros nuevos. El planteamiento táctico puede sigmfi~ mtervenc10- Jugarnos el juego de los clericales y sin vergüenza ninguna lo sobreafir-
nes en el espacio y el tiempo suficientemente cercanas al medio local como mamos hasta que se dio la vuelca. Jugamos con sus códigos y los distorsio-
para permitir que mucha gence coincida o que incluso se sume por su cuen- namos, logramos ponerlos en evidencia tácticamente y ganamos la hegemo-
ca a la acción. nía en un espacio público en disputa. Por supuesto que los periódicos locales
le sacaron buen partido a la historia, reforzando el achancamiemo.
Los honrados ciudadanos pueden no estar preparados para deshacerse
de una manifestación de extrema derecha a botellazos, pero por lo general Tenemos claro que. en definitiva no fue más que una especie de hap-
apoyan su teatro local, porque les proporciona capital culru~, y no les gusca penni11g, una acción más de alcance limitado. En cualquier caso, su efectivi-
ver que alguien conjura plagas y lluvias de azufre s~bre su c1uda~. De mod? dad, por limitada que fuera, se debió a que lo que se hizo estaba articulado
que cuando preguntamos por ahí dónde p~dríamos 1~1Stalar el eq~po de soni- con un discurso político más amplio y con un evento y una problemática
do, alguna casa en la misma plaza, enseguida nos onentaron hacia las perso- públicas. Sin los clericales procescones nunca la hubieramos podido plantear.
nas adecuadas. Cuando les dijimos que era una acción en apoyo del teatro
local, no hicieron más preguntas. Por supuesco, el teatro mismo nos _dio los 'Arbantamimto, del muy castizo "achanr:u" ("¡achanta que te ro1wime!'), según María
habitos que necesitábamos, aunque no bastantes, y hubo que recurnr a los Moliner: "Intimidar. Q11itar la prmmción a alguien o hacer callar o detenme de actuar" Achan-
rarse: "Abandonar 11na acrimd arrogame".
kimonos de un budista local enrollado.
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F.•\.Q. (FREQUEN TLr -~SJ:tv QUESTIO NS}

Y sin el conocimiento del terreno y las referencias de la gente local (sorpresa, ~":'bla~or". Se lo ti1:11do si11 palabra.s, il lo exami11a y lo deshace. 'Te falca•; me
sorpresa: casi todos éramos vecinos de por allí) nos hubiera sido difícil dar dice mientras lo vuelve afiJ1jm: Nos sentamos a participarjimios en esa ceremonia
con el lenguaje oportuno y óptimo a la hora de conseguir la simpatía de la de~fomar. Enm chupa.da y chupa.da el Viejo Antonio va hilando la historia: 'El
gente. Funcionó porque conocemos bien las instituciones y los discursos, }' leon es fuerce porque los otros animales son débiles. El león come la carne de
porque hemos estado trabajando muchos años con los grupos de activistas y otrosyorque los ocros se ~ejan com~r. El león no maca con las garras o con Jo~
la izquierda local. Si nos hubieramos limitado a hacer un análisis racional de colm~los. El león mata muando. Pnmero se acerca despacio... en silencio, por-
la homofobia, el antisemitismo y todo lo demás, si hubiéramos dejado de que nene ~~bes en las patas y le macan el ruido. Después salea y le da un revol-
lado el aspecto material y creativo de la acción... hubieramos acabado repar- cón a la v1cnma, un_manotazo q_ue tira, más que por la fuerza, por la sorpresa.
tiendo panfletos, igual de moralistas que los de los dericales, posiblemente. Despu~ la queda v1end~. La mira a su presa. Así... (el Viejo A11to11ío armga el
Eso hubiera sido menos efectivo, menos imeresame políticamente y, sobre ~trece¡oY m~ e/a~ los OJOS negros). El pobre animalito que va a morir se queda
todo, mucho menos divertido. viendo nomas. Mua al león que lo mira. El animalito no se ve él mismo, mira
lo que d I~~ mira, mira la imagen del animalito en la mirada del león, mira
que, en s~1 rrurarl~ del león, es pequeño y débil. El animalito ni se pensaba si
Los zapatistas en su práctica polftica y de comunicaci6n han asenta- es J>:<!Ueno y débil'. era pues un animalito ni grande ni pequeño, ni fuerce ni
dé_bd pero ~ora ~raen d mirarlo del león, mira el miedo. Y, mirando que lo
do de una vez por todas, confiamos, esa "ampliación de lo poUtico" que
también de Certeau a.nunciaba. En su quehacer político han Uegado a ~ran, el aru~alno se convence, él solo, de que es pequeño y débil. Y, en el
nuedo que ml!a que lo mira el león, tiene miedo. Y enconces el animalito ya
incluir una se.rie de aspectos de nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad
no mira nad~, se le entumecen los huesos as/ como cuando nos agarra el agua
que hasta ahora no se habrían conside.rado pertinentes.
en la moncana, en la noche, en el frío. Y entonces el animalito se rinde así
Hablar de un "sentido amplio de lo político" ¿es de alguna forma una nomás, se deja, y el león se lo zampa sin pena. Así mata el león. Mata miran-
estetizaci6n de lo político, su rcducci6n a una cuestión de imágenes }' do. Pero hay u~ animalito 9ue no hace así, que cuando lo copa el león no le
t metáforas? ¡Cuál es el punto de equilibrio y relaci6n entre las imágenes y
la acción?
hace caso Y se sigue como s1 nada, y si el le6n lo manotea, él contesta con un
~~ de sus ma~itas, que son chiquitas pero auele la sangre que sacan. Y este
an1malno no se de1a del león porque no mita que lo miran... es ciego. 'Topos',
les dicen a esos animalitos''.
El LEÓN MATA MIRANOO3
P_artce q11~ el Viejo Antonio acabó de hablar. }ó aventuro 1m »s!, pero... ''.
El Viejo Antonio cazó un león de montaña (que vinie sinitÚJ muy pareci- El Vi~o Amomo 110 me deja comimuzr, sigue contantÚJ la historia mientras st
1 do al puma nnw'Ícano) con s-u vieja chimba (escopeta de chispa). Yt, me habla
burla@ de su arma dias ames: 'De escas armas usaban cuando Hernán Cor-
fo_rja otro ci~arrillo. ÚJ ~act/mtamente, voiuando a verme cada tanto para ver
sr e~toy po111endo atenc1ó~. El ropo se quedó ciego porque, en lugar de ver
tés conquistó México•; le dije. El se defendió "Sí, pero mira ahora en manos hac1_a fuera, se puso a mirarse el corazón, se trincó en mirar para dentro. Y
de quién está''. Ahora estaba sacando /,os últimos tirones de canu de la piel. para nadie sabe por qué llegó en su cabeza de topo eso de mirarse para dentro. Y
1 curtirla. Me muestra orgulloso In·piel. No time ningtín agujero. 'En el mero
ojo•; me presume. "Es la única forma de que la piel no tenga señales de mal-
ahí está de n~cio el copo en mirarse el coraz6n y entonces no se preocupa de
fuerces ~ débiles, de gr~ndes o pequeños, porque el corazón es el corazón y
trato•; agrega. '¿Y qué va a hace~ con la piel?•: pregunto. El Viejo Amonio 110 no se Jru_de como ~e miden las c~sas y los animales. Y eso de mirarse para
t me contesta, sigue mspando la piel del león con_su machete, en silencio. Me sien-
to a su la@ JI desp11ls de llenar la pipa, rrato de prepararle u11 cigarril/,o co11
dentro solo lo pod.i:111 hace~ los d1~ses y entonces los dioses lo castigaron al
rop~ y ya ~o lo _de¡aron muar pa fuera y además lo condenaron a vivir y
c:unmar baJ~ la oerra. Y por eso el topo vive abajo de la cierra, porque lo cas-
1 1
· El Viejo Antonio, campesino indígena chiapaneco, casado con Doña Juanira. Sus
cuencos l'ecopilados por el subcomandante insurgente Marcos es1án editados en casrellano
Dgaron los dioses. Y el topo ni pena tuvo porque siguió mirándose por dcn-
cro. Y por eso d topo no le tiene miedo al león. Y tampoco le tiene miedo al
por la Editorial Guarache, Málaga, 1999. león el hombre que sabe mirarse el corazón. Porque el hombre que sabe

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F.A.Q. ( FfiEQ UEN TLI' ASK ED QUES T IONS )

mirarse el corazón no ve la fuerza del león, ve la fuerza de su corazón y F1 caso es que sabíamos tÚ esa saeta tradicional que dice:
entonces lo mira al león y el león lo mira que lo mira el hombre y el león
mira, en el mirarlo del hombre, que es sólo un león y el león se mira que lo "La Vtiirgen de la Palooomaaaaa
miran y tiene miedo y se corre''. tiene el corasón partíiiooooo ... (,t,aura)
porque su hijo est á muertooooo
"¿Y usted se miró el corazón para macar a este león?': i11terr11mpo. ];/ y en el sepulcroo meúoo ooo"
contesta: "¡Yo? N ' hombre, yo miré la puntería de la cbimba y el ojo del león
y ahí nomás disparé... del corazón ni me acordé... ". Yo me rasco la caba,a y como quiera que había un vecino cantaor disponible, un balcón muy a huevo,
como, segun npundí, hacen tUJul cada vez qtte 110 entienden algo. y que los costaleros de la Vi,xen eran también vecinos inconformes con la cesión
El Viejo Antonio se incorpora lentamente, toma la piel y la examina con de n~o parque al ~bispo y su "tranmstanciación• en oficinas... no fue dificil
d#mimiento. Después la enrolla .Y me la entrega. 'Toma~ me dice. 'Te la rega- organizarse para unificar nuestros ardores religiosos y políticos en un tlnico
lo para que nunca olvides que al león y al miedo se les maca sabiendo adón- acto deft.
de mirar... ". El Viejo Antonio da media vuelta y se meu a su champa. En el len- ~/ día de la /"ºcesión, con la prensa convenientemente avisada, y con miles .
guaje del Viejo Antonio eso q11iere decir: ''Ya acabé. Adiós''. Yt, metí en 1tna bol.sa de veC'lnos y el "!mno alcalde temiéndose algo, aunque no imaginándose el qui,
de nylon la piel del leon y me fui... cuando el COrtf)O llegó frente al parque, apareció nuestro vecino en su balcón y
lanzo un muyflamenco ¡Ayyyyyy.' La Virgen se detuvo, el alcaldey el obispo arro-
bados ante·tanta devoC'lón también. Se hizo el silencio entre la multitud, como
¿En qué medida el "achantamiento táctico" se distancia de otras prác- es de rigor, y emped la samz:
ticas tradicionales de activismo político o de representación arústica?
¿Cuáles son las críticas que desde una formulación cictica podrían hacerse "La Viiirgen de la Palooomaaaaa
a la representación "comprometida" y el "activismo" político? tiene d coras6n partíiiooooo ... " (pausa)

Todo bien, la Vi,xen seguía con su corasón pardo como en la canción tkl
l. LA SAETA, EL CANTAR
verano de Alejandro Sanz, el silencio era hondo y sentido, nuestro vecino canta
Por aquel entonces nuestros vecinos y vecinas estaban peleando con el obis- rtalmente bien y se tomo todo el tiempo tki mundo: el quejio inicialy cantar esas
po y el alcalde, porque éste había decidido regalarle a la Curia un hermoso terre• dos frases bien pude tomarle un minuto. Y ahora enfilaba el segundo tercio, sin
no, el ultimo cacho de "cornisa" de Madrid que no tenía ni palaciomales ni cate- perder la jondura ni la tensidn:
dra/esfeisimas... simplemente 1m pedazo tÚ tierm que se había prometulo a los
vecinos para hacer un parque. A/11, el obispo constr11irla un u~resent.ativo" blo- "porque le han quitaito d parqueeee
que de oficinas y un no menos ~mentativo, aunque en otro sentido, parking ayy y oficinaas, le han mctiiooo".
mbterráneo de cuatro plantas.
Todos los J5 de agosto pasa por a/Ji, frmt.e al parque, la procesión tÚ la . Las caras del a(cabie y el obispo fueron recorriendo un amplio espectro cro-
Virgen de la Paloma. Tras est4 Vi,xen desfilan solemnemmte, junto a otras auto- "!''?co, hasta qu~~nte los _gr}tos de "¡alcalde chorizo! "y expresiones de devoción
ridades y guardiascivi/es de gaúr... el alcaltk y el obispo, frente a miles de vecinos simzlarts, la polma munmpa/ azuzó a los costaleros, también doblados de la
risa, para que echaran a andar lo más rápido, con los podem civiles y rtligiosos
y vecinas.
dando saltitos detrás.
Madrid no es Sevilla, ni la Vi,xen de la Paloma es el Cristo del Gran Potkr:
no tiene barba n11estra Blanca Paloma pero el alcalde si que es sevillano )' va;•a,
no es tan raro que algún saetero de Fuenlabrada se cante algo en las procesiones
de la capital

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F.A.Q. (FREQUENTLY ASA.ED Q UES TJONS)

2. MORALEJAS Y CRÍTICA DE LA CRfTICA En el segundo caso, el esforzado acóvista ha entendido que la procesión
es una buena arena, donde se dan cita buena parte de los elementos en con-
Obviamente, en ese contexto, conflicto alcalde-vecinos por privatiza- flicro, pero a nuestro entender también yerra el golpe. Ahí hay una falta de ajus-
ción de un espacio público, podríamos haber haber desempeñado distintos te, digamos, metodológico. La procesión no es sólo un lugar es una "ocasión",
papeles. es un conjunco de rituales, disposiciones y temporalidades. En ese sentido, una

t Quiza como "artistas" lo suyo hubiera sido echar muchas y muy bue-
nas fotos del sitio, incluso entrevistar a algunas vecinas y montar una insta-
ruptura radical puede ser recibida con animadversión por buena parte del
público, posiblemente grandes connoisseurs en lo que a procesiones se refiere.
Optar por una saeta, una saeta tradicional y muy bien cantada por cieno, hizo
lación en una galería enrrollada sobre la preocupante tendencia de los espa-
cios públicos a desaparecer. Publicar un catálogo con sesudos textos de que hasta la gente "de derechas" que estaba viendo la procesión se emocionara
amigos arquitectos y críticos, citando a Martha Rosler o a Rosalyn Deuts- y diera sus oles a tiempo. El alcalde y el obispo, pese a ser mucho más podero-
che, hubiera sido ya la pera. sos que nosotros, habían sido colocados en una posición en la que no tenían
más remedio que jugar nuestro juego y permanecer pacientes mientras duraba
También hubiéramos podido irrumpir en.medio de la procesión con la saeta: su propio dispositivo de exhibición y poder, la procesión, con todas sus
nuestras camisetas de "Parke ¼" y habernos liado a repartir panfletos a los
exigencias de respeto, silencio y untuosidad había sido tomado y vuelto en su
monaguillos y policías municipales. Seguramente hubiéramos sido detenidos
contra, por el tiempo justo, para luego abandonarlo...
y nos habríamos ganado una reputación de "acciviscas" dispuestos a codo.
Tipos duros.
No pretendemos deslustrar esas opciones, ambas son posibilidades que 3. ¿ABANDONARLO?
nosotros mismos hubiéramos considerado hace un tiempo, pero ahora nos
t parece que habría algo que no acabaría de funcionar. De alguna forma nin-
guna de las dos opciones se ajustaba táccicamenre a la situación y sus posi-
Aquí aparecería una de las críticas más recurrentes a las hipótesis de tra-
bajo de Michel de Certeau, esto es, su limitación con el concepto de "tácticas"
bilidades, pasaba por alto "oportunidades" bien claras. a ciertos contornos de las conductas de la gente, quizá muy susceptibles de
t En el primer caso, la cosa es más que evidente: el arrisca de la instala-
ción ha asumido determinado orden de "representación" y aunque admite la
ser exaltados románticamente, pero que en términos políticos necesitan de
una mayor articulación.
calle y sus conflictos como ''fuente .de inspiración", y por eso se le conocerá
La acción de la saeta no acababa en sí misma, ni se diluía para escapar
t como "artista comprometido", desplaza su versión de los hechos sistemáti-
camente a un lugar diferente, la galería o el museo, donde el conflicto pier- inmediatamente de la represión. Bien al contrario, la saeta funcionó como
parce de una serie de acciones dirigidas a fortalecer a un grupo de vecinas y
de pie. Por supuesto, allí el conflicto se generaliza y quizá los amigos arqui-
tectos y críticos del artista adviertan, gracias a la instalación, que también en vecinos que debían funcionar como agente político, provisional por supues-
1 sus barrios el obispo está construyéndose oficinas en los parques públicos,
puede que eso genere a su vez nuevas instalaciones...
to, pero agente al cabo, precisamente para conseguir un espacio propio, un
parque en este caso.
Quizá en este primer caso nuestra crítica es una cuestión de topología, ¿Se estaba dejando de ser "táctico" por ello? A los elementos "populares"
1 de definir el lugar en que un conflicto se encuentra y de trabajarlo allí, "en
el terreno del enemigo", que es a su vez donde encontramos complicidades
de la movilización les importaba bien poco.
A veces parece que de Certeau se deje llevar más por un celo entomo-
(vecinos costaleros, vecinas del balcón, etc.). El mundo del arte tiende a tra- lógico, clasificatorio, que él mismo reconoce por lo demás, que por el rigor
1 bajar en sus espacios "propios'\ allí puede uno decir lo que quiera, puede
epatar o radicalear. No pasa nada. Con mucha suerte, el obispo podría que-
a la hora de constatar cómo funcionan finalmente las secuencias de acciones,
de redefiniciones de las hegemonías y los equilibrios.
jarse de la política de la institución cultural (si ésta fuera un museo o algo
1 público); el consiguiente revuelo de prensa acaso podría ser aprovechado por
los vecinos y vecinas...
Su trabajo, como hemos destacado en la introducción a esca sección del
libro, nos sigue pareciendo imprescindible a la hora de "señalar" una serie de

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F.A.Q. ( FREQUENTLI' .HKED QUESTIONS)

escenarios y soportes, hasta ahora despreciados, y que son de una rdevancia En 1999, cuando la existencia en Internet rkl gn1po ~ artistas mws etoy
política, y estética, indudable. Se trata de una apertura en toda regia del dis- ji,e seriamente amenazada por una compañía rk juguetes, eToys (nótese la dife-
curso político que ahora puede circular entre pucheros (como dios) y, lo que rencial "s"final), los miembros rk Rrmark, como otros tantos activistas, estaban
acaso sea más importante, usando un lenguaje de usuarios de pucheros. indignados. Los detalks eran, como poco, sorprenrkntes.
Ésa es la primera cosa que debe ser destacada: la apenura dd campo del La m11Jtibillonaria compañía eToys Inc. habla convencido a 1m juez califor-
discurso político, su inclusión de múltiples esferas de actividad, de múltiples niano para que prohibiera II etoy usar el dominio etoy.com queya llevaba trn años en
dimensiones de la sensibilidad o la inteligencia hasta ahora menospreciadas. la mi, rksde mucho antes que la compafifa eToys siquiera existimi. ¿Los fundamen-
tos rk la decisión j11dú:ial? Pues q11e la gente, el inocente niño o niña, podla confim-
Ahora bien, parece que ni la comprensi6n de esta apertura por parte de
dirse y creer que lar imdgenes rk colorines rk etoy eran juguetes puestos a la venta.
movimientos sociales y políticos, ni mucho menos su absorción por los dis-
cursos críticos sobre las prácticas ardsticas (así Bourriaud), nos eximen de En verdad que hay j11eces con una mente m11y especia/ m California.
luchar por una mayor articulacion política de esas aperturas. Y ésa es la Para ayudar a etoy y a la di~ causa de la libre expresión y el arte en gene-
segunda cosa que deberíamos destacar: la importancia de la conexión, de la ral, Rrmark CllÓ un apartado dentro de m esq11ema de fina,:,ciacio11es, entre
articulación política de las prácticas, de los modos de hacer. linea rk crldito y plan rk jubilación, en el que se incentivaron proyectos en con-
En concreto, el mundo del arte y sus dinámicas pueden reforzar seria- tra de los malvados eToys Inc. Sacamos entonces un comtmicado rk prensa en el
mente esa falta de articulación que se echa en falta en la descripción que de que los titulam rkdan: 'Nuevo juego en Internet diseñado para destruir
Certeau hace de las "tácticas". Los trabajos mismos que describe y comisaría eToys.com ~ lo bastante sensacionalista, en efecto, como para ay11dar a los perio-
Bourriaud, las sopas de Tiravanija o las imágenes de Oroz.co, apenas se acer- distas a constmir sus artículos y pareciendo incltMO "objetivo''. ..
can a "representar", aunque sea con mímicas y conductas, esa apertura del F11ncionó bien y bastante rdpidamente: no para destruir a eToys (ningimo
horizonte político, incluyendo los modos de vida, los modos de rdación con rk nosotros estaba tan ido) sino para llamar la atención sobre el caso. Cientos rk
objetos y prójimos. agencias de noticias, incluyendo la CNN, la revista TIME, Associated Press, etc.,
No es sólo que en la representació n más o menos espectacular, más o cubrieron la historia, por lo general desde el punto de vista que les ofrecíamos m
menos acotada, de esos "modos" se pierda intensidad, sino·q uc puede llegar nuestra nota rk prensa, y casi siempre mostrando simpatía por nuestra causa.
muy facilmente a "ser otra cosa". La galería no es, como afirma Bourriaud, Curiosamente, por aquel entonces las acciones rk eToys empezaron a bajar
un espacio liberado de las relaciones mercantiles que subsumen el resto del y a bajar en Bol.sa: de los 67 dolares por acción rk antes de la "campaña" a los
mundo: más bien al contrario, el arte ha concentrado mucha de la arbitra- 20 dólares cuando el caso estaba en toda la prensa, hasta llegar a los 5 dólares en
riedad de las construcciones de valor, de especulación que caracterizan al que de momento se han quedado.
capitalismo. La construcción misma de una "carrera" por parte de los artis-
Cosió un mes de protesta p,íblica, en parte coordinada por Rtmark, con-
tas es, en este sentido, una historia ejemplar:
vencer a eToys de que no se comportara como lo había hecho. El 29 rk diciem-
bre, justo treinta dias después de la primera orden deljuez para cerrar la página
rk los artistas, eToys anunció que retiraba la demanda contra etoy.com.
¿Cómo puede influir la "carrera" de los artistas en la comprensión tác- Cuando estdbamos todos ya a p1mto de celebrarlo, la gente de etoy, los
tica y políticamente articulada de su trabajo? artistas, nos ll4maron diciendo que en realidad se trataba de una trampa, que
eToys 110 iba a retirar la·demanda urea/meneeny que había que seguirpeleando.
Hay una vieja sentencia que viene a decir que "la guerra produce extraños El cabreo fi« enonne, por supuesto, e inmediatamente nos pusimos todos, acti-
apareamientos" (no estd muy claro qué sea eso de los apareamientos, rkbe rk ser vistas de todo el mundo y la gente de Rnnark en marcha. Mandamos otra nota
una vieja cost11mbre también). Pero hemos descubierto que a base de extraños de prensa que ji,e reproducida, entre otros medio!, tal cual por Bloomberg. el
apareamientos se generan situaciones a.1ín más extrañas y a veces exitosas. principal diario financiero ...

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F.A.Q. (FREQUENTlY 1ISKED QUESTIONS)

La lucha siguiópor tm periodo de dieciocho días, en mitad del OJai dOJfinal- a Sfgfiir haciéndolo también, y to® eí/o sin ninguna razón real decidimos no
mente presentó m propio 11eh!Ct1lo de protma: Toywm:com, m el qllt! lkuaban tra- molerramos: despuis de todo, ma lucha adicional había generado mds repercu-
bajando desde no11iemb1-e cuan@ se /,es amenazóporprimem 11ez. Toywar.com con- sión en prensa, incluso un mayor fortalecimiento de la comunidad de activistas,
sistía en una serie de imágenes de pequeños guerreros de juguet.e que Ú)s 11isitames etc. Estábamos contentos con Íos rr:suitados.
de la página podían a®ptar como avatartS en su fucha contra los malos de eToys. Pero cuando se empt!2,d a contar la historia m unos tb-minos que atribulan la
1iY.Js a@ptar uno de estos gum-eros, el 11isitame debla esperar a rr:cibir instruccio- 11ictoria sobre eToys alfa11cio11amiento de la terrible máquina de gziemi de Toywar,
nes del Esta@ Mayor de Toywa1; que especificarla misionesJ' objeti110s. nos pareció que ti trabajo de los activistas autónomos q11e habían reacciona@ a
Dos de nosotros en Rtmark nos registramos como guerreros, a ver q11i tal tiempo y. de htcho, salva® a etll)I estaba siendo ignorado de m11y mala manera.
funcionaba la cosa, pero n11nca lkgamos a recibir órdenes, sólo algunos intere- Ver <http://z111u1u.rtmark.comletoy.htmi> para mds detalles.
santes y curiosos comunicados sobre lo achuchada que estaba la cosa y tal De lo
que podíamos colegil" Toyway no iba mas allá de un bonito proyecto de arte Parece una cuestión de prioridades anceponer la propia producción
"sobre"protesta, resistencia)' cosas así. Gmte de] mismo Toywar nos lo confim1ó denuo de un siscema cerrado de señales, el mundo del arce por ejemplo, a
as/ rr:dentmunte. ouas cuestiones como la pelea contra las corporaciones y su hegemon/a den-
Tal y como los días pasaban, tras el anuncio de eToys y el siíencú, que /,e ero de estructuras de comunicación pocencialmente libertarias como Inter-
siguió, en Rtmark nos íbamos mosqueando más y más, y ahl andábamos pin- net, o bien el reforzamiento de redes autónomas de oposición compuestas
chando a la gente de etoy para q1« finalmente se decidiera,, a hacer algo de lo qtlt! por activistas capaces de organizarse y de hacer frente a enemigos mucho
to®s ks pedlamos y ellbs se mistian a harer, siguienáo consejo de sus aboga®s. más potentes.
Quétlamos, por ejemplo, qtte publicaran roda la dommemación judicial del caso, ¿Acaso debe ir unido el atributo "arte" a ese predominio de la autorre-
para que la _®cena de abogados q11e se hablan ofrecido uoluntariamente a iniciar producción, del autobombo? Es más, ¿qué cendria que ver el "arce" mismo
acciones /ega/,es contra eToys pudiera estudiar/a y empezar a trabajar. con esas tensiones de diferenciación y distinción que más bien parecen pro-
Finalmente faimos tan insistentes que nuestro contacto en eu,y nos confesó pias del mundo de las corporaciones?
la verdad. El 29 de diciembrr: eToys, la emprtsa maluada, estaba más que dis-
puesta a retirar la demanda judicial, ofreciendo además unos tb-minos de acuer-
do excelentes (pagaban ellos eodlJs Los gastos jtirídicos, etc.). Pero fue et~ el grupo
de artistas, quien decidió retrasar el acuerdlJ, de modlJ que tuuin-an unos días ¿Qué sucede cuando las instituciones muestran interés por trabajos
más de "conflicto" para poner Toywar.com m acción". Claro, /Jeuaban tienipo de índole táctica? ¿Son dichos trabajos "anulados" si se incluyen en una
trabajan@ sobre los guerrero.1de juguete y aún no estaba acabada la obra, ¿cómo sala de exposiciones o en un simposio académico?
iban a aceptar itt'rendición del enemigo antes de haber acaba® elws 1iquiera de
presentar su temible ejército? Si la batalla acababa entonces, etoy quedar/a con En mustro pueblo, mando llegan las fimas, tmemos bou per la vila, es
el poco heroico papel de la 11fctima amena:,ada en cuya ayuda hablan acudido decir, que cerramos con ba"eras aigzmns calles de la parte vieja y dejamos ur1 toro
nmltitud de actfoistas que consiguieron acoquinar al memigo, etc. Esto, desde melto allí dentro. La gmte está freme a sus casas cmando o lo que sea, y si ti toro
ittego, no cuadraba con la cuidada imagen de cyberterroristas que etoy se había viene, p11es hay que le1Jantarse y correr a la barrera o la 1-eja más próxima, es algo
esforzado en cultiuar. Se trataba de un grupo que al'fin y al cabo había hecho incómo® pero sólo son fiestas una vez al año y algo hay q-ue hacerpara que se note.
carrera a comecuencia de haber perpetra® un "sm~stro digital" y que desde Aquella noche erafiesta y había 1111 toro suelto por la ca/le. Nuemo tío Polit
entonces no habla dejado de alimmtar, i11c/u.so de atiborrar, esa imagm de clan- habla salidlJ a tomarse unos 11inos, unos cuantos bastantes 1JÍ11os. ¼ se 110/vía
destinos y fuera-de-la-ley. para casa cuando de repente, al girar 1111a esq11ina, vio aparecer, negro, inmen-
Pese a que, de a/,guna forrna, 1ws hablamos visto abocados a sacar nueuos so, 1111 toro. ¿Un to,·o? No, ¡habla dos toros! Muy raro, pensó Poiit, muy raro que
comunicados de prensa, a continuar peleando y a incitar a mustros compañei:os haya dos toros cuando siempre sueltan uno sólo...

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la duplicáción-de la ton:idad que
Consideró que acaso este fenómeno de ía
ÚJs últinws vasos de maca_beá q~ se hab
tenía enfrente tuviera algo que ver con lo·a ÍIJ! ~tio nes de _epi.itemo/Q gía
oiuu
tomado, y aunque Polit era un gmn afici tmía
o dos toros. delante, algu!10 dt,-ellos
y ontoÚJgía. vio claro que con 11110 dio que ec_h ~ ~ corre r.
quedaba más ,~e
muchas.posibilidades de ser real no le
i11a hay una 1~a bien alta y ahí !'º
Menos m'al pensó, que aquí en la esqú ía
aéercaba, ya vela la reja_ a la.. que se pod
llegará ninguno de ú,s dos toros. }í¡ se a vien do
ahora resulta que también ptab
subii\ si, ah! estaba la reja .. ..¿la reja?... . ••. • _
¡dos rejas! Jesús mil veces !
,
más negros,y "'4!..gra'nfks, ,/Qs dos toros
· Volvió~ mirar atrás y ahí estaban, áente s, ttf1.tador as... _ ·
reja_s, rel11
·acercd,;dose...' y justo enftmre.las-(ios
, • , . •
¿Qué hau.r?
· Hay en ;,puebbJ quien sostie1Je 'q:e
a
el tío Po/ id; subw i ,re).a que no era
·
ciert o que no acer - •
y k pi/JJJ el toro que si era... Otro
s dicen__que aunque es muy
toma-
tó con la reja qU/! 'SÍ em, el toro no ¡mdc. p.illarkpor5ue también se habla
el iiem po, con ú, 'que se-.fig a poi el
tÍ() unos vinos y estaba~vien
t(o dos Po!its todo_
Polit que no era... vaya usté ti sqber.
pregüncas:
Pistas pan "aplicar" la historfa a las
historia, las historias son ero: his-
• Nunca se debe pretentÚr ?zplicar" una ,
• •
t~rias.
co J> ·el toro /li institució ¿habría
n,
• vák, pero si Polit Juera el artista tácti
que púdiera uno mbirse-con inM-
una reja de "efectos pollticos reaks" a la .
P,ensam?
pendencia de lo que el toro-institución
-imtitución para .ver tÚJs a ~ t4c-
• ¿Cuánto vino tiene que beber el tóro . ':"•
,
ticos y pillar al que,no es?
to~o. ¿i,dmo podr ía h~ para,con-'
• Si, por el contrario, el artista fima ~l es? ¿'Ha y 4./gúJ¡a :· ·
lá ,4a_que
vencer, a la institteción-de que se sµbierti'a esj,_tctdc11lo}
11P.
.r¡z el ·•
reja Hque no seanp¡mt la !nstitucidn,.pa " ' t
..·asf por 'ú, eronto?
• ¿Cudntos artistas-toros conoce usied. ~
.

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