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¿On ta bebé?... ¡Aquí taaa!

Dedicado a los bebés del mundo


La etapa sensoriomotora es la primera de las cuatro etapas de la teoría
del desarrollo cognitivo, elaborada por Jean Piaget (1954, 1964). Esta
etapa se extiende desde el nacimiento hasta los 24 meses de edad (en
algunos casos se dice que va hasta los 2 años), y se caracteriza por ser
un período en el que las capacidades cognitivas del infante se van
desarrollando muy rápidamente. El niño o niña va adquiriendo una mayor
comprensión del mundo a través del ensayo y el error, por medio de sus
sentidos y sus acciones. A principios de la etapa los bebés se
caracterizan por mostrar egocentrismo extremo, es decir, no tienen
ninguna comprensión del mundo aparte de su propio punto de vista
actual. Por decirlo de una forma, es como si no supieran a dónde va el
mundo cuando cierran los ojos. El principal logro de esta etapa planteada
por Piaget es romper con este egocentrismo, comprendiendo que los
objetos y eventos existen independientemente de si se perciben o no. A
esto se le conoce como la permanencia del objeto, es decir, saber que un
objeto sigue existiendo por muy oculto que esté. Para conseguir este
logro, es necesario que el infante tenga la capacidad de formar una
representación o esquema mental de dicho objeto o suceso. Piaget no se
centró en lo que los niños conocen sino en su capacidad para
desenvolverse con el mundo, yendo de etapa en etapa de crecimiento. 
Este psicólogo creía firmemente que los bebés construían conocimientos
analizando cada objeto o expresión que veían en las demás personas.
En base a lo que halló en sus investigaciones Piaget dividió en cuatro
etapas el desarrollo cognitivo.

 Etapa sensoriomotora

 Etapa preoperacional

 Etapa de operaciones concretas

 Etapa de operaciones formales


Cada una de estas etapas presentan unas características diferentes, y la
descripción piagetiana de cada una de ellas permite tener un
conocimiento profundo de cómo es el comportamiento y pensamiento
infantil.
A continuación veremos en más profundidad en qué subetapas se divide

la etapa sensoriomotora, y qué logros se consiguen en cada una de sus

subdivisiones.

Subetapas de la etapa sensoriomotora


1. Subetapa de los actos reflejos (de 0 a 1 mes)
La primera subetapa, que es la de los actos reflejos, se corresponde con

el primer mes de vida. El recién nacido responde a la estimulación

externa por medio de acciones reflejas innatas. Por ejemplo, si alguien

pone cerca del bebé un objeto o un dedo, lo más probable es que,

instintivamente, el recién nacido trate de succionarlo como si fuese un

biberón.

2. Subetapa de reacciones circulares primarias (de


1 a 4 meses)
La subetapa de reacciones circulares primarias va del primer al cuarto

mes de vida. En esta fase el infante busca la mejor forma para darse

estimulación, ya sea moviendo los pies, las manos y hasta chupándose

el dedo pulgar de su mano. No se tratan de movimientos reflejos, pero sí

son involuntarios y accidentales en un principio.

Una vez los ha descubierto, los vuelve a repetir, porque descubre que

algunos le dan placer, como chuparse los pulgares, patear con sus
piernas o mover los dedos. Los va repitiendo una y otra vez, buscando

generar una estimulación agradable y poniéndolos en práctica.

3. Subetapa de reacciones circulares secundarias


(de 4 a 10 meses)
En la subetapa de reacciones circulares secundarias los bebés son

capaces de realizar movimientos que les resultan placenteros e

interesantes, tanto con su propio cuerpo como con objetos.

Un ejemplo de esto sería cuando el niño o niña sacude su sonajero por el

placer de escuchar su sonido, forcejea con la cuna para probar a ver si

puede escapar o coge un muñeco y lo tira para comprobar cómo de lejos

llega.

Es al final de esta subetapa, concretamente a los 8 meses que, según el

modelo de Piaget, el bebé empieza a adquirir la idea de la permanencia

del objeto. Es decir, aprende que, aunque no lo vea, toque o sienta, un

determinado objeto sigue existiendo, no ha desaparecido como por arte

de magia.

4. Subetapa de coordinación de esquemas


secundarios (de 10 a 12 meses)
En la subetapa de esquemas secundarios el bebé muestra signos de

habilidades que nunca había mostrado antes, además de entender que

hay objetos que pueden ser tocados y colocados de un lugar a otro.


Ahora el pequeño no únicamente agitará el sonajero con la intención de

hacerlo sonar, sino que también puede detectar o imaginarse dónde está

cuando no lo está encontrando, y mover todo lo que sea necesario para

hallarlo.

5. Subetapa de reacciones circulares terciarias (de


12 a 18 meses)
El principal logro durante esta subetapa es el crecimiento de las

habilidades motoras y tener mejor capacidad para elaborar esquemas

mentales de un determinado objeto.

Las reacciones circulares terciarias difieren de las reacciones circulares

secundarias en el sentido de que las terciarias son adaptaciones

intencionales a situaciones específicas.

Por ejemplo, si el bebé estaba jugando con su coche de juguete, sabe

cómo conseguirlo la próxima vez que juegue con él, y dónde guardarlo al

momento de acabar de jugar. O, por ejemplo, si estaba jugando con

piezas de juguete y las ha ido separando para saber cómo eran por

separado, las podrá volver a colocar para dejarlas como estaban.

6. Principio del pensamiento (de 18 a 24 meses)


En esta última subetapa de la etapa sensoriomotora se origina el inicio

del pensamiento simbólico. Es una fase de transición hacia el siguiente

estadio de desarrollo dentro del modelo piagetiano: la etapa

preoperacional del desarrollo cognitivo.


En la subetapa del principio de pensamiento, de acuerdo con el modelo

piagetiano, los niños tienen la idea de la permanencia del objeto

plenamente asentada, siendo el principal y más grande logro de la etapa

sensoriomotora.

Si bien ya era una capacidad que empezaba a asentarse a los 8 meses,

a finales de la subetapa de reacciones circulares secundarias, es en esta

en la que los bebés son capaces de tener representaciones mentales de

objetos completas. Pueden hasta suponer dónde ha ido a parar un objeto

sin tener que verlo, solo suponiendo aspectos como su trayectoria,

comportamiento o lugar alternativo donde buscar.

Experimento de la manta y la pelota


Como ya comentábamos es durante la etapa sensoriomotora,

concretamente en la tercera subetapa de esta, que se da el desarrollo de

la idea de la permanencia del objeto. Los bebés empiezan a entender

que los objetos continúan existiendo, aunque no los puedan ver, tocar o

escuchar en ese momento.

De hecho, es la ausencia de la permanencia del objeto en los primeros

meses que es posible jugar con los bebés al juego de “¿On tá bebé ...?

¡Aquí tá!”. Para un bebé que todavía no sabe a dónde va el mundo

cuando cierra los ojos, el que un adulto se tape la cara es como si fuera

un truco de magia: desaparece y vuelve a aparecer de golpe. Sin


embargo, los bebés un poco más crecidos comprenderán que el objeto o

la persona sigue existiendo, por mucho que ellos cierren los ojos o la

persona se tape la cara.

Piaget averiguó esta capacidad por medio de un sencillo experimento,

llevado a cabo en 1963. En él tenía una manta y una pelota, que

mostraba al bebé. El objetivo era investigar a qué edad los bebés

adquirían la idea de la permanencia de objetos escondiendo la pelota

debajo de la manta, mientras el niño lo estaba observando. Cuando el

bebé buscaba la pelota era la demostración de que tenía una

representación mental de ella.

Como resultado a todo esto Piaget encontró que los bebés se ponían a

buscar el juguete oculto cuando tenían alrededor de 8 meses de edad.

Su conclusión fue que era a partir de esa edad cuando los infantes

empezaban a manifestar permanencia de objetos, porque son capaces

de formar una representación mental del objeto.

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