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Visión general
Aunque casi todas las empresas y organizaciones utilizan las tecnologías de la información en
prácticamente todos sus procesos de negocio, es frecuente que no exista una conciencia real de los
costes que esta tecnología supone.
El principal objetivo de la Gestión Financiera es el de evaluar y controlar los costes asociados a los
servicios TI de forma que se ofrezca un servicio de calidad a los clientes con un uso eficiente de los
recursos TI necesarios.
Si la organización TI y/o sus clientes no son conscientes de los costes asociados a los servicios, no
podrán evaluar el retorno de la inversión ni podrán establecer planes consistentes de gasto tecnológico.
Es difícil encontrar personal que esté familiarizado tanto con los servicios TI como con aspectos
financieros y/o contables.
• Existen múltiples costes ocultos difíciles de evaluar por una deficiente organización financiera.
• No existe una estrategia clara que permita elaborar unos presupuestos ajustados a la misma.
• Un incremento de los costes.
• No hay un compromiso de toda la organización con el proceso
Los tipos de costos son gastos de alto nivel, como hardware, software,
personal, administración, ubicaciones físicas, servicios externos y costes de
transferencia interdepartamentales.
Es imprescindible distinguir entre los diferentes tipos de coste para diseñar una
política de precios clara y consistente. El número de tipos de costes varía
dependiendo del tamaño de la organización TI y sus necesidades.
• Presupuestos:
o Análisis de la situación financiera.
o Fijación de políticas financieras.
o Elaboración de presupuestos.
• Contabilidad:
o Identificación de los costes.
o Definición de elementos de coste.
o Monitorización de los costes.
• Fijación de precios:
o Elaboración de una política de fijación de precios.
o Establecimiento de tarifas por los servicios prestados o productos
ofrecidos
Presupuestos
Contabilidad
• Una correcta evaluación de los costes reales para su comparación con los
presupuestados.
• Tomar decisiones de negocio basadas en los costes de los servicios.
• Evaluar la eficiencia financiera de cada uno de los servicios TI prestados.
• Facturar adecuadamente, si es de aplicación, los servicios TI.
Política de Precios
En primer lugar, debe establecerse una política de fijación de precios. Existen múltiples opciones, entre
ellas:
• Coste más margen: se establecen los costes totales del servicio y se les añade un margen de
beneficios (que puede ser del 0% para "clientes internos").
• Precio de mercado: se cobran los servicios en función de las tarifas vigentes en el mercado para
servicios de similar naturaleza.
• Precio negociado: se negocia directamente con el cliente cuál es el precio estipulado por los
servicios.
• Precio flexible: que depende de la capacidad TI realmente utilizada y/o de los objetivos
cumplidos.
Una vez determinada la política de fijación de precios se deben determinar las tarifas de los servicios en
función de:
• La política elegida.
• Los servicios solicitados.
• Factores de escala y necesidades de disponibilidad.
• Los costes asociados.
• Los precios vigentes en el mercado.
En algunas ocasiones estas tarifas serán usadas para una facturación real mientras que en otras sólo se
utilizarán de referencia para evaluar el rendimiento teórico de la organización TI.
El objetivo primordial de la Gestión del Portfolio de Servicios consiste en definir una estrategia de
servicio que sirva para generar el máximo valor controlando riesgos y costes. Se ocupa, asimismo, de
facilitar a los gestores de productos la tarea de evaluar los requisitos de calidad y los costes que éstos
conllevan.
La Gestión del Portfolio se relaciona directamente con los siguientes procesos de las fases del Ciclo de
Vida:
Indirectamente, la Gestión del Portfolio alimenta a todas las fases del Ciclo de Vida, ya que provee de
información estratégica fundamental para orientar cualquier actividad.
La Gestión del Portfolio de Servicios se encarga de decidir la estrategia a seguir para dar servicio a los
clientes y de desarrollar las ofertas y capacidades del proveedor de servicios.
Para cumplir su cometido, la Gestión del Portfolio de Servicios desempeña las siguientes tareas:
Una correcta Gestión del Portfolio de Servicios repercute en una serie de mejoras y beneficios
notables tanto para el servicio como para el negocio en sí:
• Al conocer a fondo los recursos de que dispone y los riesgos a que se enfrenta, la organización
es capaz de optimizar sus capacidades para ofrecer el mayor valor añadido, obteniendo niveles
óptimos de ROI a un bajo coste.
• Al contar con unos objetivos claros que rigen las líneas estratégicas de la organización, se evita
el peligro de caer en una excesiva diversificación del negocio en servicios dispares, situación que
a menudo es interpretada por los clientes como signo de incoherencia.
La principal dificultad a que se enfrenta la Gestión del Portfolio de Servicios es que la dirección de la
organización TI sea reacia a definir los servicios de antemano por considerar que este procedimiento
limita el negocio.
En este escenario, los servicios y funcionalidades se van creando según surgen las oportunidades de
negocio o el cliente va demandando nuevas mejoras. Así, se produce una identificación de las
necesidades expuestas por el cliente con los objetivos del servicio. Entre las consecuencias negativas de
esta situación podemos destacar:
• Definición del negocio: qué servicios ofrece la competencia, qué oportunidades ofrece el
mercado, cuáles son los “punto fuertes” de la organización, etc.
• Análisis de servicios: objetivos, servicios necesarios para alcanzarlos, capacidades y recursos
asociados, etc.
• Aprobación de decisiones de cara al futuro sobre los servicios: retención, sustitución,
racionalización, refactorización, renovación y retirada.
• Actualización del Portfolio de Servicios y Planificación: definición de los servicios, prioridades,
riesgos, plazos, costes previstos, etc.
El punto de partida de la Gestión del Portfolio de Servicios está, como es lógico, en conocer el
mercado en que se va a desarrollar el servicio. No hacerlo puede acarrear consecuencias muy graves
como, por ejemplo, averiguar demasiado tarde que otro competidor ofrece el mismo servicio por la mitad
de precio.
Esto es aplicable tanto en el momento de la puesta en marcha de un nuevo servicio como en aquellos
casos en que la Mejora Continua del Servicio plantea nuevas funcionalidades.
Por tanto, es imprescindible hacer desde un primer momento un ejercicio de evaluación de la situación
actual del negocio y definir:
Gestión de la Demanda
Al contrario que los bienes materiales, los servicios no pueden producirse con antelación y almacenarse
hasta que el cliente los solicita. Es un proceso simultáneo: la producción y el consumo tienen lugar al
mismo tiempo, circunstancia que complica enormemente la planificación de la demanda.
Por lo general, cuanto mejor funciona un servicio, mayor demanda genera. Ésta, a su vez, provoca
exigencias de capacidad que los responsables compensan, como es natural, incrementando los activos
del servicio. Se genera así un ciclo de consumo-producción en el que el consumo es un estímulo positivo
para la producción y viceversa:
Sin embargo, el incremento de uno y otro lado del engranaje no tiene por qué ser paralelo. De ahí la
importancia para la organización de la Gestión de la Demanda, que ayuda a racionalizar el uso y
contratación de los recursos.
Una correcta Gestión de la Demanda aporta una serie de mejoras y beneficios notables tanto al servicio
como al negocio en sí:
Sin embargo, el incremento de uno y otro lado del engranaje no tiene por qué ser paralelo. De ahí la
importancia para la organización de la Gestión de la Demanda, que ayuda a racionalizar el uso y
contratación de los recursos.
Una correcta Gestión de la Demanda aporta una serie de mejoras y beneficios notables tanto al servicio
como al negocio en sí:
El origen de los problemas que la Gestión de la Demanda debe subsanar a corto plazo se puede
encontrar en:
El principal input ofrecido a la fase de Diseño del Servicio por la fase de Estrategia es un Portfolio de
Servicios orientado a cada segmento del mercado.
• Modelos de servicio que ofrezcan una guía sobre como aportar valor a los servicios propuestos.
• Información sobre restricciones derivadas de los clientes o política de precios, etcétera.
•
2. ESTRATEGIA Y TRANSICIÓN
A la hora de establecer una correcta Estrategia del Servicio es necesario conocer en profundidad sus
implicaciones en la fase de Transición del Servicio. Cada cambio y evolución implica costes e
inevitablemente tiene un impacto en clientes y usuarios.
Es indispensable sopesar los riesgos y potenciales beneficios asociados para establecer una estrategia
que minimice los primeros maximizando a su vez los segundos.
Por otro lado la Transición del Servicio debe colaborar, en aquello que le corresponde, a dar soporte a la
perspectiva y posicionamiento del servicio establecidos en la fase de estrategia.
3. ESTRATEGIA Y OPERACIÓN
La fase de operación es la más importante desde el punto de vista del cliente, los servicios pueden ser
adecuados y estar bien diseñados pero si el eslabón de la operación falla los resultados no serán los
buscados y la percepción del cliente será negativa.
Por lo tanto un factor esencial en el enfoque estratégico de los servicios es asegurar que son
operacionalmente viables.
Recíprocamente, la Operación del Servicio debe de resultar en la fuente más fiable sobre las demandas y
restricciones de los clientes que servirán de guía para dar forma a la estrategia más adecuada.
En un mundo en constante desarrollo tecnológico las estrategias no deben ser inamovibles. La estrategia
debe ser continuamente rediseñada atendiendo a múltiples factores.
La Mejora del Servicio debe ofrecer información a la fase de Estrategia sobre aspectos que pueden ser
optimizados, tales como calidad y rendimiento, pero esto siempre debe hacerse partiendo de la
perspectiva de negocio establecida durante la fase de estrategia.