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Qué es

El plebiscito es uno de los mecanismos de participación que brinda la Constitución para que los
colombianos participen en las decisiones políticas que los afecta.

El Presidente de la República, con la firma de todos los ministros, puede convocar al pueblo para
que se pronuncie sobre las decisiones previstas en el artículo 150, numeral 16, de la Constitución
política de 1991, el cual reza asi: "Aprobar o improbar los tratados que el Gobierno celebre con
otros Estados o con entidades de derecho internacional. Por medio de dichos tratados podrá el
Estado, sobre bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional, transferir parcialmente
determinadas atribuciones a organismos internacionales, que tengan por objeto promover o
consolidar la integración económica con otros Estados".

Excepciones

El Presidente también puede convocar al pueblo para que se pronuncie sobre las políticas del
Ejecutivo que no requieran aprobación del Congreso, a excepción de:

Las que están relacionadas con los estados de excepción.

Tampoco puede versar sobre la duración del periodo constitucional del mandato presidencial.

Los plebiscitos no pueden modificar la Constitución.

Cuando el Presidente toma la decisión de convocar a un plebiscito debe informar las razones y la
fecha en que se llevará a cabo de manera inmediata al Congreso y debe entregar a la Corte
Constitucional el texto del decreto mediante el cual convoca al plebiscito para que ésta decida su
constitucionalidad. La fecha decidida no puede ser anterior a un mes, pero tampoco puede fijarse
para cuatro meses después de haberlo notificado al Congreso. Los plebiscitos tampoco pueden
ejecutarse el día que se realicen otras elecciones.
El gobierno puede expresar su opinión sobre el plebiscito en los medios de comunicación a partir
los 20 días anteriores a la fecha en que se llevará a cabo.

Ejemplos de plebiscitos en Colombia:

Plebiscito de 1957: Este plebiscito se llevó a cabo durante el gobierno del general Gustavo Rojas
Pinilla, tuvo una votación a favor del 95% de los electores y dio inicio al Frente Nacional. Además,
este mismo plebiscito comfirmó el derecho femenino

ESPECIALES | 2004/05/30 00:00

Diciembre 1 de 1957<br>Paz de partidos

Por Eduado Pizarro Leongomez*

La creación del Frente Nacional permitió superar las diferencias entre partidos, pero al final causó
otros estragos políticos.

Diciembre 1 de 1957<br>Paz de partidos

El primero de diciembre de 1957, 4.397.090 ciudadanos se volcaron a las urnas en las elecciones
más concurridas de la historia colombiana, para aprobar o reprobar el plebiscito que daría origen
al Frente Nacional. A favor 4.169.294 votaron y tan sólo 206.864 en contra, es decir, un escuálido
4,7 por ciento de los electores se opusieron al novedoso experimento político. Ante todo, la
derecha doctrinaria representada por Jorge Leyva y el Partido Comunista.
Ese día era muy especial por diversos motivos. Por una parte, era la primera vez que el sufragio
cobijaba a las mujeres. Aún cuando el voto femenino había sido aprobado durante el gobierno del
general Gustavo Rojas Pinilla, sólo en esta ocasión memorable pudieron concurrir a las urnas. Por
otra parte, tras el período de la violencia y los regímenes militares, se abría la esperanza de volver
a la paz y a la democracia. Finalmente se respiraba en el ambiente un clima de concordia entre los
partidos, cuyo sectarismo extremo había ensangrentado el país a lo largo de un siglo.

Por ello, no es de extrañar que los símbolos de la reconciliación nacional fueran dos figuras
cimeras y polémicas que marcaron con su impronta buena parte del siglo XX: Laureano Gómez y
Alberto Lleras Camargo. Los adversarios de ayer transformados en los aliados de hoy. El
sectarismo extremo e irresponsable de Laureano Gómez trastocado en discursos a favor de la
reconciliación y la concordia nacionales. Aún cuando los lineamientos básicos del Frente Nacional
fueron expuestos por primera vez en la famosa carta de Alfonso López Pumarejo dirigida al
Directorio Liberal de Antioquia (2 de marzo de 1956) que definió los postulados básicos del futuro
Frente Nacional (entre otros, una reforma constitucional para establecer un gabinete de coalición
bipartidista), fueron ante todo la Declaración de Benidorm (24 de julio de 1956) y el Pacto de
Sitges (20 de julio de 1957) firmados entre Gómez y Lleras los que enmarcaron el proceso de
transición entre la Junta Militar de Gobierno y el primer gobierno del Frente Nacional.

Del Frente Civil al Frente Nacional

Inicialmente, el frente interpartidista de oposición al gobierno del general Rojas Pinilla tomó la
denominación de Frente Civil. Nombre que debió cambiarse, a la caída de Rojas el 10 de mayo de
1957, por el de Frente Nacional para despejar la idea de que se trataba de una coalición contraria
a las Fuerzas Armadas. Sobre todo, desde que se tomó la decisión de juzgar solamente a Rojas

-tomado como un chivo expiatorio-, perdonando a su turno al resto de los miembros de la


institución castrense. Mediante esta decisión se esperaba una total fidelidad de las Fuerzas
Armadas a las instituciones frentenacionalistas. Salvo sectores golpistas aislados, esta fue la
conducta de la Junta Militar de Gobierno (Gabriel París, Luis Ordóñez, Rafael Navas, Deogracias
Fonseca y Rubén Piedrahita) que sirvió de puente entre el gobierno militar y la restauración
institucional.

Por varias razones, Gómez y Lleras consideraron el referendo popular como la vía más idónea para
alcanzar la restauración de las instituciones civiles. Primero, dada la trascendencia de las
cuestiones en juego no bastaba una simple Asamblea Constituyente para darle un piso suficiente
de legitimidad al nuevo régimen político. Segundo, teniendo en cuenta los duros enfrentamientos
entre la fracción ospinista (que había coadyuvado a la caída de Laureano) y el laureanismo (que
acusaba a Ospina de connivencia con el gobierno militar), el voto popular permitía superar este
escollo insalvable entre las dos fracciones mayoritarias del Partido Conservador que estaban
haciendo tambalear la transición democrática. Finalmente, mediante una contundente votación
popular, se buscaba evitar la descalificación tanto de sectores militares como civiles adversos a la
nueva institucionalidad política en cierne.

A pesar de la amplia ratificación popular del plebiscito, con el correr de los días múltiples voces
comenzaron a denunciar al Frente Nacional como un modelo de "restauración autoritaria" de las
instituciones civiles. A diferencia del pacto más incluyente de Punto Fijo, el cual se firmó en
Venezuela en la misma época tras el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el
de Colombia gracias a la alternación presidencial y la paridad política, será percibido como un
sistema semicerrado, elitista y fuente de exclusiones.

Balance agridulce

Un poco más de cuatro décadas han transcurrido desde el inicio del Frente Nacional. Ya existe, por
tanto, una perspectiva histórica suficiente para evaluar este experimento político sin las pasiones
del pasado. El balance es agridulce. Hubo tantos logros significativos, como desastres manifiestos.

Los logros más importantes fueron, a mi modo de ver, tres. En primer término, se logró desactivar
la tradición de los "odios heredados", la cultura sectaria que habían alimentado los dos partidos
tradicionales mediante la movilización pasional de sus simpatizantes. Las guerras civiles serían ya
cosa del pasado. En segundo término, la estabilidad institucional que generó el Frente Nacional
fue decisiva para evitar que Colombia cayera como el resto del continente y con muy pocas
excepciones (México, Costa Rica y Venezuela), en la ola de regímenes militares que asolaron al
continente en estos años. Finalmente, el Frente Nacional permitió mantener la estabilidad
macroeconómica del país, que se constituyó en uno de los mayores logros de la sociedad
colombiana a lo largo de buena parte del siglo XX.

En contraste con estos logros, los efectos negativos fueron también protuberantes. Al menos dos
han sido señalados con insistencia por los analistas de este período histórico. De un lado, la
fragmentación extrema de los partidos tradicionales, ya que la competencia interpartidista se
transformó en una dura competencia intrapartidista dado que cada partido tenía garantizado, con
independencia de su peso electoral real, 50 por ciento de cargos de elecciones populares.

Las fracciones organizadas comienzan a dar paso a facciones personalistas, a la total indisciplina
parlamentaria y a la ingobernabilidad democrática. Esta situación se veía agravada por la parálisis
parlamentaria, pues, según el texto del plebiscito, las iniciativas gubernamentales requerían para
su aprobación del voto favorable de las dos terceras partes en la Cámara y en el Senado. La
respuesta no se hará esperar. Ante la dificultad de conformar mayorías parlamentarias, los
gobiernos del Frente Nacional y el pacto burocrático bipartidista posterior, mantendrán al país en
estado de sitio permanente para poder eludir el desorden parlamentario y gobernar por decreto.

Por otro lado, la exclusión de los partidos y movimientos distintos al bipartidismo generará un
"sentimiento de exclusión", cuyo impacto será muy negativo. Por una parte, arrojará a las filas del
naciente movimiento guerrillero posrevolución cubana a toda una generación de jóvenes
radicales. Igualmente, esta exclusión dará origen a toda una suerte de movimientos políticos, tales
como la Alianza Nacional Popular y el Movimiento Revolucionario Liberal, que van a constituir
fuertes movimientos de oposición en contra de las instituciones del Frente Nacional.

¿Constituyó realmente el Frente Nacional un "sistema cerrado" como ha planteado la izquierda


para explicar (y, en ocasiones, justificar) la emergencia de una oposición extraparlamentaria e,
incluso, armada? Esta tesis ha sido duramente cuestionada por prestigiosos historiadores como
Malcolm Deas y Daniel Pécaut. Colombia sostienen era, a pesar de las restricciones del Frente
Nacional, uno de los sistemas políticos más abiertos de América Latina en una época dominada
por gobiernos militares.

Incluso, afirman, muchos militantes de la izquierda radical e, incluso, del Partido Comunista,
pudieron acceder al Congreso envueltos en las banderas del Partido Liberal. El caso más notable
fue el de Juan de la Cruz Varela, el destacado líder agrario de la conflictiva región del Sumapaz,
quien accedió a la Cámara de Representantes en la lista de Alfonso López Michelsen.
Probablemente, la "percepción de cerramiento" fue superior al grado real de cerramiento del
sistema político. Este punto todavía es objeto de discusión en la historiografía colombiana.

En conclusión
El balance del Frente Nacional hubiera sido, probablemente, muy positivo si hubiese sido
desmontado en las fechas previstas. Pero las cúpulas bipartidistas decidieron en mala hora, a fines
de los años 60, prolongar el pacto burocrático mediante un parágrafo en el artículo 120 de la
Constitución Nacional, el cual exigía darle una participación adecuada y equitativa al segundo
partido en votos tras cada elección. Fue un desastre. Lo bueno del Frente Nacional (en particular,
la superación de los "odios heredados" y la recuperación de las instituciones civiles) ya se había
alcanzado. Con este parágrafo nefasto se prolongó, por el contrario, todo lo negativo que
arrastraba el Frente Nacional: la burocratización clientelista de los partidos tradicionales, el
debilitamiento de la competencia interpartidista y, sobre todo, el sentimiento de exclusión de la
oposición política.

Hubo que esperar hasta la imposición del esquema gobierno-oposición bajo el gobierno de Virgilio
Barco en 1986 y, sobre todo, a la Constitución de 1991, para poder llevar a cabo el desmonte final
del Frente Nacional. Una eternidad.
El día en que Colombia votó por primera vez en un plebiscito

El 1.º de diciembre de 1957 nació el Frente Nacional y mujeres votaron por primera vez en
Colombia.

Por: CINDY A. MORALES | 10:21 a.m. | 23 de julio de 2016 Portada de EL TIEMPO con los
resultados finales del plebiscito.

Foto: ARCHIVO EL TIEMPO

Portada de EL TIEMPO con los resultados finales del plebiscito.

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La última vez que en Colombia se habló de ‘plebiscito’ –entre comillas porque en realidad la figura
no estaba contemplada en la Constitución de 1886– fue en 1988, cuando el entonces presidente
Virgilio Barco propuso tumbar, con un plebiscito, la prohibición de realizar plebiscitos. Parecería
una broma, pero esa era la idea del mandatario, quien veía con preocupación que las reformas a la
Constitución solamente pudieran hacerse por medio del Congreso y no del pueblo como
‘constituyente primario’. (Ver galería: en un plebiscito, las mujeres votaron por primera vez en
Colombia)

En plena explosión del narcotráfico, los políticos de la época empezaron a pujar por una
transformación institucional que les diera herramientas para, por ejemplo, expedir normas de
excepción e introducir en la Carta Política la figura de la extradición.

Ese ‘plebiscito’, en principio programado para el 13 de marzo de ese año, durante las primeras
elecciones populares de alcaldes en el país, nunca se concretó.

Solamente fue en 1990 cuando la idea, ya bastante transformada, terminó convirtiéndose en la


Séptima Papeleta, un voto en las elecciones parlamentarias que dio inicio a la Asamblea Nacional
Constituyente y luego a la Constitución de 1991.

Por eso, en el sentido más estricto, Colombia ha votado solamente una vez en un plebiscito, y lo
hizo hace 59 años, el primero de diciembre de 1957.

Ese día, un domingo, estuvo marcado por dos hechos inéditos: el nacimiento del Frente Nacional –
razón de la consulta– y la votación de la mujer por primera vez en la historia del país. Tres años
atrás habían obtenido el derecho a votar, y lo hicieron efectivo ese día con el plebiscito.

Durante los años de la dictadura militar del general Gustavo Rojas Pinilla, la Constitución quedó
suspendida y las pugnas partidistas a lo largo de un siglo dejaron al país ensangrentado. Por eso, lo
que buscaba ese plebiscito era fundar lo que se llamó la ‘Segunda República’ mediante una
convocatoria al pueblo para que aprobara la transición a la democracia en forma de un Frente
Nacional.

Solo cuando se unieron el conservador Laureano Gómez, a quien Rojas le dio el golpe de Estado, y
el liberal Alberto Lleras Camargo, dos símbolos de la política colombiana, el clima de diálogo
empezó a darse en el país. Ambos fueron coautores de la iniciativa que buscaba la aprobación de
una reforma constitucional para establecer un gabinete de coalición.

En otras palabras, se quería que el pueblo dijera sí a la idea de que, por cuatro periodos
presidenciales (16 años), conservadores y liberales se turnaran el mando del país, dividiendo en
partes iguales el número de cargos que cada partido tendría dentro de esa administración. Por
ejemplo, en ese momento había 13 ministerios, de los cuales seis eran para el Partido
Conservador, seis para el Liberal y uno para los militares: el Ministerio de Guerra, que luego sería
el de Defensa.

El plebiscito incluía lo que se había plasmado en la Declaración de Benidorm (julio de 1956) y en el


Pacto de Sitges (octubre de 1957) que Gómez y Lleras habían firmado como acuerdos para agilizar
el paso de la Junta Militar que sucedió a Rojas Pinilla al gobierno democrático.

“En ese momento se pensó que la mejor forma de que esa idea adquiriera legitimidad
constitucional era haciendo una reforma por medio del plebiscito. Fue la Corte Suprema de la
época la que aprobó el proyecto, y la Junta Militar, a través de decreto, dio paso a la
convocatoria”, explica Enrique Santos Molano, escritor y periodista.

Esa misma Junta eligió a los 20 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, una de las
instituciones más importantes en el proceso del plebiscito, pues debía tomar decisiones
legislativas a falta del Congreso, suspendido desde 1949 por turbación del orden público. La Junta
Militar estaba integrada por los generales Gabriel París, quien la presidió; Deogracias Fonseca,
Rafael Navas, Luis Ordóñez y el contralmirante Rubén Piedrahíta.

En principio fue el Decreto Legislativo No. 0247 del 4 de octubre de 1957 el que dio el visto bueno
para aprobar el proyecto de alternancia de la Presidencia, pero al día siguiente se modificó al
Decreto 251 porque se cambió el número de años en los que estaría vigente el Frente Nacional. Se
pasó entonces de 12 a 16 años, que fue en efecto lo que duró este modelo de cogobierno.

“El decreto incluía el sistema de alternancia del poder durante ese periodo. En segundo lugar, la
paridad política tanto en la rama Ejecutiva como en la rama Judicial y en la representatividad del
Congreso. En tercer lugar, la responsabilidad conjunta de los partidos, es decir, no había partido de
Gobierno. Además, la transitoriedad del sistema y la posibilidad de que por primera vez la mujer
votara en Colombia”, dice Hernán Olano, abogado constitucionalista y director del Departamento
de Historia de la Universidad de la Sabana.

Catorce artículos constituyeron este plebiscito, que en ese tiempo se celebraba con papeleta. Es
decir, cada persona debía llevar una hoja que distribuían en diversos puntos, incluso en las
tiendas, con el voto sí o no.

“Convócase para el primer domingo del mes de diciembre de 1957 a los varones y mujeres
colombianos mayores de 21 años, que no estén privados del voto por sentencia judicial, para que
expresen su aprobación o improbación al siguiente texto”, decía, según la Gaceta Oficial, el inicio
del decreto, cuyo primer artículo también daba cuenta de otro punto histórico de la votación: “Las
mujeres tendrán los mismos derechos políticos que los varones”.

Aun cuando durante la administración del general Rojas Pinilla se había aprobado el voto
femenino, fue en ese sufragio cuando las mujeres pudieron por primera vez ir a las urnas.

“La única vez que yo intervine un poquito dictatorialmente fue cuando les dije que había que darle
el voto femenino a la mujer (…). Les dije a los constituyentes: ‘Si ustedes no le dan el voto a la
mujer, cierro la Constituyente porque no sirve para nada’”, dijo Rojas Pinilla a la Revista de
Historia en 1975, en la que sería su última entrevista.

Susana Trujillo tiene hoy 94 años y, aunque con dificultad, recuerda que el día en que ejerció el
derecho al voto en Baraya, Huila, dijo sí en el plebiscito.

“Ese día nos dividieron en la plaza del pueblo entre conservadores y liberales, y también entre
hombres y mujeres. Uno se acercaba a la mesa y tenía que mostrar el papel de identificación, que
en mi caso era la cédula, y también la papeleta de votación. Los jurados verificaban y le metían a
uno el dedo índice en la tinta para que pudiera poner la huella, metías el voto y listo”, cuenta
Trujillo. Y continúa: “Yo lo único en que pensaba era que por fin le tocó a uno”.

Así fue la jornada


Para el proceso de votación se necesitaron 224.000 jurados, que debían tomar juramento en las
alcaldías municipales y estaban distribuidos en 28.000 mesas en todo el país. Algunas ciudades
incluso instalaron, con el permiso de la Registraduría Nacional, un servicio especial de jurados
ambulantes que visitaron a enfermos en hospitales, casas de salud y clínicas, así como en
ancianatos.

Las personas podían presentar hasta 10 documentos de identidad, entre ellos la cédula laminada
(nueva en ese tiempo), la cédula antigua, la cédula de Policía, la partida de matrimonio o la de
bautismo.

“El tránsito de automotores y peatones entre las cabeceras de los municipios y las veredas quedan
suspendidos a partir de las 8 a. m. de mañana domingo (1 de diciembre). El Distrito Especial es una
excepción y en tal virtud se permitirá el tránsito entre los municipios anexados y Bogotá”, anunció
EL TIEMPO en su edición del sábado 30 de noviembre de 1957.

En Quibdó hubo un ‘desfile de la paz’; en Antioquia se prestaron carros para que la gente se
movilizara; en Girardot se ondeó una enorme bandera para conmemorar el plebiscito, y en Leticia
por primera vez los habitantes concurrieron a las urnas. Bogotá anunciaba, además, que en un
hecho inédito no se quedaría sin agua en la temporada de verano.

Eduardo Chávez tenía 25 años cuando la votación se llevó a cabo. Él trabajaba como delegado de
la Registraduría en El Encanto, un pueblo de Nariño, y afirma que la jornada, a pesar de ser
multitudinaria por incluir a las mujeres, transcurrió en calma.

“A mí me tocó organizar las elecciones en el pueblo, que era de gente muy buena. Casi todo el
mundo votó porque las personas estaban cansadas de los militares. Yo también lo hice y voté por
el sí. En la tarde levantamos las actas de los jurados y llevamos los documentos a la Registraduría
en unas cajas que solo se abrían a la semana, cuando se hiciera el escrutinio general. Lo siguiente
era esperar”, cuenta Chávez.

Ese día también hubo ley seca, que empezó a regir al mediodía del 30 de noviembre. Muchas
empresas, como Bavaria, Codi (Colombianos Distribuidores de Combustibles), Seguros Bolívar,
Almacenes Ley, paños Perrots, entre otras, se sumaron con anuncios en los periódicos a las
campañas por el sí en el plebiscito. En la radio también se escuchó publicidad, toda de empresas
privadas.
Las campañas

Pero tal como sucede con el que hoy los colombianos se disponen a votar para avalar o no los
acuerdos de paz del Gobierno y las Farc, ese primer y hasta ahora único plebiscito en la historia del
país también tuvo detractores y una campaña dividida.

Se trataba del ala más derechista de la política, dirigida por Jorge Leyva Urdaneta, y del Partido
Comunista. “La verdadera oposición la hicieron partidarios del expresidente Mariano Ospina Pérez
y sobre todo personas que dirigía el doctor Gilberto Alzate Avendaño. La campaña por el no la
encabezaba él, junto con Jorge Leyva. Básicamente lo que aducían era que se iban a repartir el
poder entre apenas un grupo de conservadores y liberales, y que como tal, el plebiscito era
antidemocrático porque excluía a los demás partidos”, cuenta Santos Molano.

Ciro Garzón también votó y afirma que aún con algo de oposición, el plebiscito “estaba destinado
a pasar”. “Créame que no había ninguna oposición suficientemente fuerte. Era tanta la expectativa
que había, que todo el mundo respaldó el sí. Y si había algo para el no, tenía todas las de perder
porque todos estábamos de acuerdo. En esa época, la gente recibió ese plebiscito con gusto
porque se iban los militares y volvía la democracia”, afirma.

El escrutinio final de la Corte Electoral, revelado el 30 de enero de 1958, arrojó que 4’169.294
colombianos respondieron sí al cuestionario de la consulta, mientras que 206.654 dijeron no. En
blanco votaron 20.738 ciudadanos y 194 votos fueron declarados nulos.

Alberto Lleras Camargo fue proclamado primer presidente del Frente Nacional convirtiéndose por
segunda vez en mandatario de Colombia. En las elecciones derrotó con más del 77 por ciento de
los votos a Jorge Leyva.
Entienda qué es un plebiscito y por qué será usado para refrendar el proceso de paz

Ilustración/Tomada de confidencialcolombia.com

Foto: Ilustración/Tomada de confidencialcolombia.com

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POR:

REDACCIÓN ELHERALDO.CO

Tras ser aprobado por el Congreso, surgen dudas sobre el uso de este mecanismo de participación.
Santos aseguró que "estaría en serias dificultades" si el país rechaza lo acordado con las Farc.

El día de ayer fue clave para las negociaciones que el Gobierno nacional lleva a cabo con las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, luego que las comisiones primeras de Senado
y Cámara aprobaran el proyecto de ley del Plebiscito por la Paz.

Pero, ¿qué es un plebiscito? ¿Qué implicaciones tendría? ¿Cómo sería planteado? ¿Por qué un
plebiscito y no otro mecanismo? ¿Qué sectores están de acuerdo o en desacuerdo? ¿Cuándo se
llevaría a cabo? Estas son solo algunas de las preguntas que han surgido tras conocerse la noticia,
sin embargo, la gran mayoría no están resueltas o claras. Lo cierto es que ahora el proyecto pasa a
estudio de las plenarias del Congreso que deberán votarlo y debatirlo de manera urgente.

Ayer el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, aseguró que "el Gobierno adoptó el camino del
proyecto de ley del plebiscito después de evaluar todas las alternativas de mecanismos de
refrendación. Los colombianos van a conocer la integridad de los acuerdos y ellos pondrán en la
balanza las negociaciones", y añadió que "aquí no disminuimos umbral de participación, sino que
se cambia por el umbral de las mayorías para fomentar la participación ciudadana".

Entienda el mecanismo

Según el artículo 7 de la Ley 134 de 1994, el plebiscito es el pronunciamiento del pueblo


convocado por el presidente de la República, mediante el cual apoya o rechaza una determinada
decisión del Ejecutivo.

De acuerdo con el artículo 77 de la Ley 134 de 1994, el presidente de la República, con la firma de
todos los ministros, podrá convocar al pueblo para que se pronuncie sobre las políticas del
Ejecutivo que no requieran aprobación del Congreso; excepto las relacionadas con los estados de
excepción y el ejercicio de los poderes correspondientes.
Para lo que no puede ser usado

El presidente puede convocar al pueblo para que se pronuncie sobre las políticas del Ejecutivo a
excepción de:

-Las políticas que están relacionadas con los estados de excepción.

-Tampoco puede versar sobre la duración del periodo constitucional del mandato presidencial.

-Los plebiscitos no pueden modificar la Constitución.

La fecha

Según la ley, el presidente deberá informar inmediatamente al Congreso su intención de convocar


un plebiscito, las razones para hacerlo y la fecha en que se llevará a cabo la votación, la cual no
podrá ser anterior a un mes ni posterior a cuatro meses, contados a partir de la fecha en que el
Congreso reciba el informe del presidente.

El plebiscito no podrá coincidir con otra elección.

Ayer, en un diálogo con la 'BBC', Santos aseguró que "estaría en serias dificultades" si Colombia no
acepta lo pactado con las Farc y que tras esa firma, prevista a realizarse en marzo de 2016, el
plebiscito podría efectuarse "unos dos meses después".

¿Se pueden hacer campañas a favor o en contra de la realización de este mecanismo?


La respuesta es sí. De acuerdo al artículo 79 de la Ley 134 de 1994, el acceso de los partidos y
movimientos políticos a los espacios de televisión financiados por el Estado se hará de
conformidad con lo establecido para el referendo constitucional.

El Gobierno dispondrá del mismo tiempo en televisión para expresar su opinión sobre el plebiscito.
El uso de estos espacios se hará dentro de los 20 días anteriores a la fecha señalada para la
votación.

Ejemplos de plebiscitos en Colombia

Plebiscito de 1957: Este plebiscito se llevó a cabo durante el gobierno del general Gustavo Rojas
Pinilla, tuvo una votación a favor del 95% de los electores y dio inicio al Frente Nacional. Además,
este mismo plebiscito confirmó el derecho femenino al sufragio.

La otra cara de la moneda

Las Farc dijeron el pasado lunes 9 de noviembre que el plebiscito "por definición de la ley" no
aprueba normas y rechazaron la iniciativa calificándola de "extraña y exótica".

"La rechazamos no solo por tratarse de una fórmula inconsulta, sino porque constituye la más
inocua y menos propicia de todas las iniciativas que a propósito de la paz cursan actualmente en el
Congreso", afirmó en ese momento "Iván Márquez".

"¿Qué objeto tiene gastarle tiempo a un proyecto de plebiscito que, por una parte, no ha sido
consensuado en la mesa de La Habana, y que por otra, se sabe anticipadamente que la limitación
de su alcance jurídico le impide aprobar disposiciones para la implementación de un acuerdo
final?", se planteó.
Si el cronograma se mantiene y la firma del fin del conflicto se da en marzo del próximo año, los
colombianos serán convocados a las urnas durante el primer semestre del 2016 para que
refrenden o rechacen los acuerdos de paz que se logren con las Farc.
Luego de varios análisis y discusiones en torno a diferentes alternativas, a las cuales no fue ajena la
mesa de negociación de La Habana, el Gobierno optó por apoyar una reforma de la figura del
plebiscito, que, a juicio del Ejecutivo, hace más flexibles sus parámetros y, por lo tanto, la puesta
en marcha.

Esta figura está dentro de los mecanismos de participación ciudadana que contempla la
Constitución de 1991, pero tal y como está concebida se requeriría de por lo menos 16,8 millones
de votos para conseguir el efecto refrendatorio.

Aunque durante los últimos meses el Gobierno estuvo estudiando otras alternativas, esta semana
oficializó su intención de apoyar –con mensaje de urgencia– las modificaciones del mecanismo del
plebiscito planteadas en un proyecto de ley estatutaria radicado en el Congreso por el partido de
‘la U’.

Si bien este instrumento está planteado para refrendar lo que se acuerde en La Habana, y según la
agenda de diálogo este debe ser acordado en la mesa de negociación, hasta el momento las Farc
no han hecho pública su postura.

La guerrilla, desde el inicio del proceso, ha defendido la Asamblea Nacional Constituyente, con la
cual ha coincidido –salvo algunas diferencias– el expresidente Álvaro Uribe, pero a la que el
Gobierno del presidente Juan Manuel Santos se ha opuesto.

Para socializarles a los negociadores de las Farc el contenido de la reforma del plebiscito, una
delegación de congresistas viajó a Cuba la semana pasada. Aunque es tan solo un primer
acercamiento, los mismos legisladores aseguraron no haber encontrado un ambiente
abiertamente hostil sobre el tema.

“Esperamos que, antes de que termine el primer semestre del año entrante, los colombianos
puedan acudir a las urnas a votar a favor o en contra de los acuerdos de paz”, le dijo a EL TIEMPO
el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.

El consenso político que se requiere para sacar adelante esta reforma parece estar consolidado.
Santos se ha reunido con los jefes de la Unidad Nacional y delegados de la Alianza Verde, partidos
que apoyan la iniciativa. Incluso ha buscado acercamientos con la oposición del Polo y el Centro
Democrático, pero las mayorías están aseguradas.

El autor del proyecto, el copresidente de ‘la U’ Roy Barreras, afirmó que “el mecanismo de
plebiscito es simplemente el instrumento para hacer realidad el derecho de los colombianos de ir
a las urnas para decidir sobre la paz”.

La reforma constitucional que impulsa el Gobierno en el Capitolio para implementar la paz


establece que, antes de que cualquier acuerdo pueda entrar en vigencia, los colombianos deben
pronunciarse sobre si están o no de acuerdo con lo que se pactó para cerrar más de cinco décadas
de guerra.

Por eso, el Ejecutivo decidió comenzar a trabajar en la reforma del plebiscito y así estar preparado
para, que, cuando se firme la paz, se disponga del mecanismo con el que el fin del conflicto se
refrendará.

De hecho, el propio Santos ha sido categórico en que cualquier cosa que se acuerde en La Habana
tendrá que ser aprobada por la ciudadanía. Es su compromiso.

Hace unos meses, el Congreso aprobó hacer un referendo para validar los acuerdos de paz el
mismo día de elecciones, pero ante la falta de avances en La Habana esa ley resultó inútil.

Los cambios de la figura

El Gobierno quiere garantizar el trámite expedito en las urnas de lo que se someta a refrendación
ciudadana, por lo que decidió acudir al plebiscito para que la ciudadanía responda en una sola
pregunta si está o no de acuerdo con lo suscrito en Cuba: “Sí o no”.

El senador de ‘la U’ Armando Benedetti, coordinador ponente del proyecto en el Congreso, explicó
que la votación se haría un solo día y se eliminaría el requisito del voto obligatorio, contemplado
en un principio por el proyecto de Roy.
“Los mecanismos de participación que existen actualmente no han funcionado, por lo que
buscaremos la mejor forma para que los colombianos le den legitimidad al proceso de paz”,
enfatizó Benedetti.

Un cambio clave es que se modificará el umbral requerido para tramitar este mecanismo.
Actualmente, según la Ley 134 de 1944, se requiere “la mayoría del censo electoral” para su
aprobación, lo que hoy sería un poco más de 16,8 millones de votos.

La intención, en principio, es eliminar ese umbral y que la suerte de la paz se defina por la mayoría
de los votos depositados en las urnas.

El jueves habrá audiencia pública sobre el tema en el Congreso y la próxima semana comenzará el
debate en comisiones primeras conjuntas.

Lo que busca el Gobierno es que el 16 de diciembre, cuando termina el periodo legislativo


ordinario, este proyecto esté aprobado por el Congreso y pase de forma inmediata a control
previo de la Corte Constitucional, lo que es necesario por tratarse de una ley estatutaria.

A raíz de esto, pero respetando la autonomía del alto tribunal, el Ejecutivo les solicitó a los
magistrados que –en la medida de lo posible– den prioridad al estudio de ese proyecto para que
pueda estar listo en los primeros meses del 2016 y así el presidente Santos pueda sancionarlo para
que entre en vigor.

Los descartados

Los otros mecanismos que se contemplaron para la refrendación de los acuerdos de paz fueron el
referendo y la consulta popular, descartados por el Gobierno debido a lo exigente de los
requerimientos para llevarlos a cabo.
El jefe negociador del Gobierno en La Habana, Humberto de la Calle, ha sido enfático en que lo
que importa es que exista un mecanismo que dé legitimidad y brinde garantías a todos los
sectores.

“Los mecanismos vigentes tienen enormes riesgos y dificultades, y tenemos que afrontar esa
realidad”, dijo De la Calle.

El Gobierno es consciente de que tiene mayorías para aprobar la reforma del plebiscito, pero
también sabe que necesita realizar una campaña pedagógica –en la cual ya trabaja– para socializar
lo acordado en Cuba y así garantizar que la ciudadanía sepa lo que votará en las urnas, cuando el
otro año se convoque la refrendación de la paz. El camino es el plebiscito.

La ruta

Los pasos del plebiscito para la paz

1. La ley

Se debe aprobar un proyecto de ley en el Congreso, el cual ya existe y con mensaje de urgencia, lo
que acortará su trámite.

2. Revisión

Aprobado el proyecto, este debe ser revisado por la Corte Constitucio- nal, pues se trata de una
ley estatutaria.

3. Sanción

Si la iniciativa supera la revisión del alto tribunal, esta pasa a sanción presidencial y se puede
ejecutar.
4. Acuerdo

La única forma para aplicar la ley de plebiscito es que en Cuba se acuerde que esa será la forma
para refrendar.

Farc piden curules directas en Congreso

La delegación de las Farc en La Habana anunció este sábado que, una vez haya un acuerdo de paz
con el Gobierno, esa organización espera ejercer una participación activa en política por medio de
un movimiento, el cual tendría asignación directa de curules en el Congreso durante dos períodos.

Así lo aseguraron las Farc por medio de un comunicado leído por la guerrillera alias Victoria
Sandino.

En este explican que conformarán un movimiento político “con plenos derechos para todos y cada
uno de sus integrantes, incluida la asignación directa de curules en el Congreso de la República
durante al menos dos períodos, así como en asambleas departamentales y concejos municipales
en lugares de comprobada presencia e influencia por iguales períodos”.

Este propósito de las Farc hace parte de una serie de propuestas que incluyen tanto el campo
económico como el social; de acuerdo con esa organización, estas garantizarían el fin del conflicto
armado, la reconciliación nacional y la construcción de una paz duradera.

En el marco de esas propuestas, la guerrilla aseguró que también espera que se garantice la
“protección constitucional frente a la extradición de cualquier integrante de la organización”.

Además, dijeron que debe haber una “solución confiable” en el tema de justicia especial para la
paz, la cual incluye atender los derechos de las víctimas del conflicto.
En este punto, dijeron que se deben garantizar “procesos organizativos sociales” en los que se les
permita a sus integrantes acceder a trabajo digno, salud, seguridad social y vivienda.

En el campo económico, la delegación de ese grupo armado que negocia la paz con el Gobierno en
La Habana manifestó que hay que desarrollar economías de carácter asociativo y comunitario que
permitan mejorar las condiciones de vida de la población.

De igual manera, la guerrilla manifestó que estas propuestas estarán incluidas y desarrolladas en
10 iniciativas que presentarán a lo largo de este ciclo de diálogos en La Habana y que buscan
garantizar la construcción de la paz.

EL TIEMPO
La Corte Constitucional de Colombia ha dado el visto bueno al plebiscito con el que el Gobierno
pretende refrendar el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. Con una votación de 7-2, los
magistrados han aprobado el mecanismo, que meses atrás pasó sin mayores trabas en el Congreso
de la República. Nada más conocerse el fallo, todos los sectores políticos salieron en tromba a
celebrar la decisión. La única excepción, como era previsible, fueron los partidarios del
expresidente y senador Álvaro Uribe.

Según la ley, este mecanismo es la voz popular para apoyar o rechazar una decisión del Ejecutivo.
En este caso, los colombianos tendrán que decir sí o no a una sola pregunta, que se conocerá
después de que se firmen los acuerdos. El presidente, Juan Manuel Santos, confirmó que solo
entonces convocará la consulta. Desde que el Congreso aprobó esta figura, la polémica se había
centrado en el umbral de participación. La propuesta terminó siendo respaldada por la Corte, por
lo que para ser aprobado en las urnas bastaría contar con el 13% del censo electoral. Con esto, 4,5
millones de votos serían necesarios para aprobar o rechazar lo que se ha logrado en casi cuatro
años de negociaciones en La Habana.

En clara referencia a la posibilidad de que el uribismo inicie una campaña por la abstención, el
presidente, Juan Manuel Santos, en una alocución tras conocerse la decisión de la Corte señaló:
"En nuestro país el voto es un derecho, así como lo es no participar. Respeto profundamente ese
derecho, pero hay momentos en la vida y en las democracias en los que la indiferencia no puede
ser la opción. Este es uno de ellos".
El constitucional tenía de plazo hasta el 22 de septiembre para pronunciarse sobre la consulta,
pero los magistrados decidieron celebrar este lunes una sesión extraordinaria para sacar adelante
el tema. La cuenta regresiva para que se anuncie la firma de la paz y la instalación de la nueva
legislatura parecía ser la mayor presión para la Corte, que tras casi seis meses de estudio
reconoció al plebiscito como la figura que asegure la legitimidad de lo que se acuerde a La Habana,
a través del respaldo popular de los colombianos.

El presidente Santos deberá, según lo decidió la Corte, publicar la totalidad de los acuerdos 30 días
antes de la fecha en la que los colombianos irán a las urnas para decir sí o no al texto final que se
alcance en La Habana. A este respecto, Santos indicó: "Lo que nos falta es terminar de discutir y
acordar, a la mayor brevedad, los temas que están pendientes, y entonces podremos afirmar que
todo está acordado. Y cuando todo esté acordado, convocaré al plebiscito en los términos
señalados por la ley".

A partir de ahora, el Gobierno y diversos sectores que respaldan el proceso de paz se volcarán en
una ingente campaña para que el sí logre un amplio respaldo. De hecho, desde que el pasado 23
de junio se anunciase el cese al fuego bilateral y definitivo ya se ha intensificado esa campaña.

Los detractores del proceso con las FARC, es decir, los partidarios del líder del Centro Democrático,
el expresidente y senador Álvaro Uribe, y el procurador, Alejandro Ordóñez, han cuestionado de
dónde saldrá el dinero para financiar las campañas por el sí, que terminen dándole el respaldo que
necesita el plebiscito para pasar. Sobre esto, la Corte Constitucional señaló que no podrán contar
con recursos del Estado, pero dejó abierta la posibilidad de que los empleados públicos puedan
hacer campaña. Eso sí, sin que se involucre a ningún partido político en particular.

Sin embargo, los miembros del Gabinete, que fue renovado recientemente por Santos con miras al
posconflicto, sí se volcarán en lograr que el sí logre el mayor respaldo posible. El presidente
también contará con el apoyo de todos los grupos políticos, a excepción del Centro Democrático,
que deberá concretar si hace campaña por el no o a favor de la abstención, lo que ha empezado a
generar una crisis dentro del uribismo.

Además, el mandatario colombiano confía en que surta efecto la fundación a favor de la paz que
ha creado y dirige Fabio Villegas, expresidente de Avianca, y uno de los empresarios mejor
valorados de Colombia. En torno a su figura y a la fundación se pretende a aglutinar a empresarios,
intelectuales y aquellos sectores que no tengan una implicación directa en la vida política.
La Corte Constitucional de Colombia ha dado el visto bueno al plebiscito con
el que el Gobierno pretende refrendar el acuerdo de paz con la guerrilla de
las FARC. Con una votación de 7-2, los magistrados han aprobado el
mecanismo, que meses atrás pasó sin mayores trabas en el Congreso de la
República. Nada más conocerse el fallo, todos los sectores políticos salieron
en tromba a celebrar la decisión. La única excepción, como era previsible,
fueron los partidarios del expresidente y senador Álvaro Uribe.

Según la ley, este mecanismo es la voz popular para apoyar o rechazar una
decisión del Ejecutivo. En este caso, los colombianos tendrán que decir sí o
no a una sola pregunta, que se conocerá después de que se firmen los
acuerdos. El presidente, Juan Manuel Santos, confirmó que solo entonces
convocará la consulta. Desde que el Congreso aprobó esta figura, la
polémica se había centrado en el umbral de participación. La propuesta
terminó siendo respaldada por la Corte, por lo que para ser aprobado en las
urnas bastaría contar con el 13% del censo electoral. Con esto, 4,5 millones
de votos serían necesarios para aprobar o rechazar lo que se ha logrado en
casi cuatro años de negociaciones en La Habana.

En clara referencia a la posibilidad de que el uribismo inicie una campaña


por la abstención, el presidente, Juan Manuel Santos, en una alocución tras
conocerse la decisión de la Corte señaló: "En nuestro país el voto es un
derecho, así como lo es no participar. Respeto profundamente ese derecho,
pero hay momentos en la vida y en las democracias en los que la
indiferencia no puede ser la opción. Este es uno de ellos".

El constitucional tenía de plazo hasta el 22 de septiembre para pronunciarse


sobre la consulta, pero los magistrados decidieron celebrar este lunes una
sesión extraordinaria para sacar adelante el tema. La cuenta regresiva para
que se anuncie la firma de la paz y la instalación de la nueva legislatura
parecía ser la mayor presión para la Corte, que tras casi seis meses de
estudio reconoció al plebiscito como la figura que asegure la legitimidad de
lo que se acuerde a La Habana, a través del respaldo popular de los
colombianos.
El presidente Santos deberá, según lo decidió la Corte, publicar la totalidad
de los acuerdos 30 días antes de la fecha en la que los colombianos irán a
las urnas para decir sí o no al texto final que se alcance en La Habana. A
este respecto, Santos indicó: "Lo que nos falta es terminar de discutir y
acordar, a la mayor brevedad, los temas que están pendientes, y entonces
podremos afirmar que todo está acordado. Y cuando todo esté acordado,
convocaré al plebiscito en los términos señalados por la ley".
A partir de ahora, el Gobierno y diversos sectores que respaldan el proceso
de paz se volcarán en una ingente campaña para que el sí logre un amplio
respaldo. De hecho, desde que el pasado 23 de junio se anunciase el cese al
fuego bilateral y definitivo ya se ha intensificado esa campaña.
Los detractores del proceso con las FARC, es decir, los partidarios del líder
del Centro Democrático, el expresidente y senador Álvaro Uribe, y el
procurador, Alejandro Ordóñez, han cuestionado de dónde saldrá el dinero
para financiar las campañas por el sí, que terminen dándole el respaldo que
necesita el plebiscito para pasar. Sobre esto, la Corte Constitucional señaló
que no podrán contar con recursos del Estado, pero dejó abierta la
posibilidad de que los empleados públicos puedan hacer campaña. Eso sí,
sin que se involucre a ningún partido político en particular.

Sin embargo, los miembros del Gabinete, que fue renovado recientemente
por Santos con miras al posconflicto, sí se volcarán en lograr que el sí logre
el mayor respaldo posible. El presidente también contará con el apoyo de
todos los grupos políticos, a excepción del Centro Democrático, que deberá
concretar si hace campaña por el no o a favor de la abstención, lo que ha
empezado a generar una crisis dentro del uribismo.

Además, el mandatario colombiano confía en que surta efecto la fundación


a favor de la paz que ha creado y dirige Fabio Villegas, expresidente de
Avianca, y uno de los empresarios mejor valorados de Colombia. En torno a
su figura y a la fundación se pretende a aglutinar a empresarios,
intelectuales y aquellos sectores que no tengan una implicación directa en la
vida política.
La Corte Constitucional de Colombia ha dado el visto bueno al plebiscito con el que el Gobierno
pretende refrendar el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. Con una votación de 7-2, los
magistrados han aprobado el mecanismo, que meses atrás pasó sin mayores trabas en el Congreso
de la República. Nada más conocerse el fallo, todos los sectores políticos salieron en tromba a
celebrar la decisión. La única excepción, como era previsible, fueron los partidarios del
expresidente y senador Álvaro Uribe.

Según la ley, este mecanismo es la voz popular para apoyar o rechazar una decisión del Ejecutivo.
En este caso, los colombianos tendrán que decir sí o no a una sola pregunta, que se conocerá
después de que se firmen los acuerdos. El presidente, Juan Manuel Santos, confirmó que solo
entonces convocará la consulta. Desde que el Congreso aprobó esta figura, la polémica se había
centrado en el umbral de participación. La propuesta terminó siendo respaldada por la Corte, por
lo que para ser aprobado en las urnas bastaría contar con el 13% del censo electoral. Con esto, 4,5
millones de votos serían necesarios para aprobar o rechazar lo que se ha logrado en casi cuatro
años de negociaciones en La Habana.
En clara referencia a la posibilidad de que el uribismo inicie una campaña por la abstención, el
presidente, Juan Manuel Santos, en una alocución tras conocerse la decisión de la Corte señaló:
"En nuestro país el voto es un derecho, así como lo es no participar. Respeto profundamente ese
derecho, pero hay momentos en la vida y en las democracias en los que la indiferencia no puede
ser la opción. Este es uno de ellos".

El constitucional tenía de plazo hasta el 22 de septiembre para pronunciarse sobre la consulta,


pero los magistrados decidieron celebrar este lunes una sesión extraordinaria para sacar adelante
el tema. La cuenta regresiva para que se anuncie la firma de la paz y la instalación de la nueva
legislatura parecía ser la mayor presión para la Corte, que tras casi seis meses de estudio
reconoció al plebiscito como la figura que asegure la legitimidad de lo que se acuerde a La Habana,
a través del respaldo popular de los colombianos.

El presidente Santos deberá, según lo decidió la Corte, publicar la totalidad de los acuerdos 30 días
antes de la fecha en la que los colombianos irán a las urnas para decir sí o no al texto final que se
alcance en La Habana. A este respecto, Santos indicó: "Lo que nos falta es terminar de discutir y
acordar, a la mayor brevedad, los temas que están pendientes, y entonces podremos afirmar que
todo está acordado. Y cuando todo esté acordado, convocaré al plebiscito en los términos
señalados por la ley".

A partir de ahora, el Gobierno y diversos sectores que respaldan el proceso de paz se volcarán en
una ingente campaña para que el sí logre un amplio respaldo. De hecho, desde que el pasado 23
de junio se anunciase el cese al fuego bilateral y definitivo ya se ha intensificado esa campaña.

Los detractores del proceso con las FARC, es decir, los partidarios del líder del Centro Democrático,
el expresidente y senador Álvaro Uribe, y el procurador, Alejandro Ordóñez, han cuestionado de
dónde saldrá el dinero para financiar las campañas por el sí, que terminen dándole el respaldo que
necesita el plebiscito para pasar. Sobre esto, la Corte Constitucional señaló que no podrán contar
con recursos del Estado, pero dejó abierta la posibilidad de que los empleados públicos puedan
hacer campaña. Eso sí, sin que se involucre a ningún partido político en particular.

Sin embargo, los miembros del Gabinete, que fue renovado recientemente por Santos con miras al
posconflicto, sí se volcarán en lograr que el sí logre el mayor respald
posible. El presidente también contará con el apoyo de todos los grupos políticos, a excepción del
Centro Democrático, que deberá concretar si hace campaña por el no o a favor de la abstención, lo
que ha empezado a generar una crisis dentro del uribismo.

Además, el mandatario colombiano confía en que surta efecto la fundación a favor de la paz que
ha creado y dirige Fabio Villegas, expresidente de Avianca, y uno de los empresarios mejor
valorados de Colombia. En torno a su figura y a la fundación se pretende a aglutinar a empresarios,
intelectuales y aquellos sectores que no tengan una implicación directa en la vida política.
El plebiscito es uno de los mecanismos de participación que brinda la Constitución para que los
colombianos participen en las decisiones políticas que los afecta.

El Presidente de la República, con la firma de todos los ministros, puede convocar al pueblo para
que se pronuncie sobre las decisiones previstas en el artículo 150, numeral 16, de la Constitución
política de 1991, el cual reza asi: "Aprobar o improbar los tratados que el Gobierno celebre con
otros Estados o con entidades de derecho internacional. Por medio de dichos tratados podrá el
Estado, sobre bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional, transferir parcialmente
determinadas atribuciones a organismos internacionales, que tengan por objeto promover o
consolidar la integración económica con otros Estados".

Cuando el Presidente toma la decisión de convocar a un plebiscito debe informar las razones y la
fecha en que se llevará a cabo de manera inmediata al Congreso y debe entregar a la Corte
Constitucional el texto del decreto mediante el cual convoca al plebiscito para que ésta decida su
constitucionalidad. La fecha decidida no puede ser anterior a un mes, pero tampoco puede fijarse
para cuatro meses después de haberlo notificado al Congreso. Los plebiscitos tampoco pueden
ejecutarse el día que se realicen otras elecciones.

El gobierno puede expresar su opinión sobre el plebiscito en los medios de comunicación a partir
los 20 días anteriores a la fecha en que se llevará a cabo.

Ejemplos de plebiscitos en Colombia:

Plebiscito de 1957: Este plebiscito se llevó a cabo durante el gobierno del general Gustavo Rojas
Pinilla, tuvo una votación a favor del 95% de los electores y dio inicio al Frente Nacional. Además,
este mismo plebiscito comfirmó el derecho femenino
CONSTITUCIÓN DE SERVIDUMBRES DE VIA DE TRANSITO

***********************************************************

En el municipio de Piedecuesta a los 26 días del mes de Julio de 2016, entre los
señores FRANCISCO JOSE PINZON ARIAS Y RAMIRO RONDON BADILLO,
identificados con la cedula de ciudadanía # 91.238.751 y # 91.342.002 de
Bucaramanga y Piedecuesta, personas mayores y vecinas de estas
respectivamente, acordaron constituir una servidumbre de vía de tránsito, que se
regirá de la siguiente manera : PRIMERO: LOTEO.- El señor FRANCISCO JOSE
PINZON ARIAS, propietario del Lote # 2 denominado “ALEJANDRIA” con un
área de 8 Hectáreas 5344,85 M2; El señor RAMIRO RONDON BADILLO,
propietario del Lote # 1 denominado Villa de San Carlos con un área de 7
Hectáreas 1923 M2, esto dos lotes resultantes de la división del predio
denominado “ VILLA SAN CARLOS”, ubicado en el sitio de la candelaria del
municipio de Piedecuesta, identificado con la matricula inmobiliaria # 314-21480
de la oficina de registro de Instrumentos Públicos de Piedecuesta y cedula
catastral # 00-00-0005-0026-000, loteo aprobado por la Secretaria de Planeación
de Piedecuesta mediante LICENCIA DE SUBDIVISION # P 243-2016 DE
FECHA 14 DE JULIO DE 2016. SEGUNDO.- TRADICION.- Dicho predio fue
adquirido por los propietarios mediante escritura de compraventa mil treinta y
cinco (1035), de fecha 19 de abril de 2011 las cuales se encuentran debidamente
registradas ante la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Piedecuesta.
TERCERO.- SERVIDUMBRE DE VIA DE TRANSITO.- Los propietarios de los
lotes anteriormente descritos, han decidido CONSTITUIR SERVIDUMBRE DE LA
VIA DE TRANSITO sobre todos y cada uno de los lotes en donde todos los
predios quedan desde ya gravados entre sí, siendo respectivamente predios
sirvientes y dominantes, con una servidumbre voluntaria, continua e inaparente de
prohibición de transitar por esta vía privada por parte de los propietarios. De
conformidad con lo establecido en el art. 905 Y 890 del C.C. en este orden legal,
constituye una servidumbre voluntaria de tránsito vehicular y peatonal, amplia,
aparente y perpetua, de ejercicio permanente y continuo que afecta a la parte de
cada uno de los referidos lotes.- En virtud de esta servidumbre, quedan gravados
entre si, en calidad de predios sirvientes y dominantes, todos y cada uno de los
lotes o sitios resultantes de la subdivisión antes aludida, con una servidumbre
voluntaria de tránsito vehicular y peatonal sobre la superficie, por la cual se podrán

transitar a pie o en vehículo automotor, de tracción motorizada o animal,


respetando las normas legales y reglamentarias vigentes, y a una velocidad no
superior a Cincuenta kilómetros por hora; CUARTO.- ANCHO DE LA VIA.- Las
partes acuerdan que la vía tendrá una amplitud o anchura de 10 metros y una
Longitud de 1000 mts. de largo la cual ira desde el lote # 1 de propiedad del señor
RAMIRO RONDON BADILLO , hasta la parte alta del predio ALEJANDRIA de
propiedad del señor FRANCISCO JOSE PINZON ARIAS, dicha servidumbre
gravara los dos predios en cuestión.; QUINTO. PRECIO: El precio de la
servidumbre de común acuerdo entre las partes es de CINCO MILLONES DE
PESOS MCTE ($5.000.000,oo) dinero que declaran las partes recibido. SEXTO-
DERECHOS Y OBLIGACIONES: Todos los derechos y obligaciones que
resultan de la aplicación de las servidumbres constituidas precedentemente,
regirán como relaciones de vecindad y serán obligatorias para todas los
propietarios de lotes comprendidos dentro del presente instrumento y sus
sucesores en el dominio, posesión o mera tenencia de los mismos.- Teniendo en
cuenta este documento, las partes constituirán SERVIDUMBRE DE VIA DE
TRANSITO POR ESCRITURA PUBLICA, a fin de que quede legalmente
constituida y registrada ante la Oficina de Registro e Instrumentos Públicos de
Piedecuesta. Como constancia de que las partes se encuentran de acuerdo con
lo estipulado en este documento lo firman y autentican sus firmas a los 26 días del
mes de Julio de 2016. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

LAS PARTES
FRANCISCO JOSE PINZON ARIAS RAMIRO RONDON BADILLO
C.C. # 91.238.751 de B/manga C.C. # 91.342.002 de Piedecuesta

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