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Una realidad que probablemente han experimentado todos los ciudadanos de Bogotá es la de los

animales callejeros. Sin embargo esta realidad parece ser más evidente en zonas vulnerables de la
ciudad como lo muestran cifras del Consejo de Bogotá, en donde se estima que de los 903.573 perros
que viven en Bogotá 90.000 son callejeros y de esos 90.000 la mayoría se encuentran en las localidades
de Kennedy, Usme, Suba, Engativá y Ciudad Bolivar.
Este abandono se da por varios factores entre los que pueden encontrarse la sobrepoblación dada por la
falta de conocimientos o acceso a métodos de contracepción en animales, enfermedades que no pueden
ser tratadas debido a la falta de recursos, vejez o aburrimiento de parte de los propietarios. Este
abandono ha aumentado con las cuarentenas que se han dado por el covid-19 ya que muchos
propietarios pensaron que sus mascotas podrían ser transmisores del virus.
Basándose en estos datos puede decirse que el abandono de mascotas se da sobretodo en ambientes
vulnerables en los que no se tiene la información o las posibilidades para llevar a cabo un cuidado
adecuado de las mascotas.

Como una persona que cuida de una mascota puedo notar que se tiende a normalizar el abandono y el
maltrato de los perros callejeros cuando uno no es consciente de que son seres vivos que necesitan de
cuidados y que sienten el dolor y el hambre al igual que nosotros. En muchos lugares, no solo de
Bogotá sino del mundo, el maltrato y la negligencia son la normalidad para los animales de compañía
ya que no se cuenta con la información, los recursos o la empatía necesarios para evitar que las
mascotas sufran estos vejámenes o sean abandonados cuando ya no son “útiles” para sus propietarios.

Y esta vulnerabilidad es la respuesta de otra vulnerabilidad sufrida en el área, el maltrato y el abandono


son más comunes en localidades y barrios en los que los seres humanos sufren también de privaciones
y violencia lo que hace que esa violencia se exteriorice también en seres que no pueden defenderse
porque no cuentan con la fuerza o la capacidad para hacerlo. Aunque el distrito ha implementado
proyectos para ayudar a los animales callejeros estos todavía son insuficientes e ineficientes y deberían
enfocarse en primer lugar en educar para el cuidado de mascotas.

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