El ser humano es un ente sexual y esta sexualidad regalada por Dios al hombre
nos permite comprender la complejidad de este, ya que a pesar de tener una
conciencia y una dignidad este aun quiere ser parte de el mundo que le rodea y participar así de lo que es su naturaleza humana. Así mismo debemos de considerar que dentro de la religión existen una serie de limitaciones que nos cohíben como humanos de vivir completamente de nuestra sexualidad. Estas barreras fueron desarrolladas por la religión para protegernos y permitiéndonos desarrollar nuestra sexualidad de forma mas segura entre los parámetros de la monogamia. Seguido de esto considero que muchas de las idealizaciones dadas al hombre y a la mujer, la idealización de la feminidad y la masculinidad, parten de los principios religiosos de lo que se espera de cada sexo. En el siguiente texto conversaremos un poco mas de como estos parámetros han afectado al ser humano a través del tiempo. Desde el punto de vista antropológico, el hombre, desde sus inicios ha experimentado su sexualidad, sin embargo, en muchos de los escritos bíblicos más antiguos se a podido encontrar como este por medidas desenfrenadas a tomado decisiones incorrectas y como a veces está vivencia libre de la sexualidad tiende a llevar al ser humano al exceso y, fracaso psicológico o espiritual y físico. Porque muchas veces por seguir sus impulsos sexuales puede que pierda la vida o el sentido de esta. Otro punto muy importante es como la feminidad se expresa en muchos de los textos bíblicos que normalmente son sacados a la luz en la vida cotidiana y de los cual es la idealización del cómo debe de ser la mujer y el hombre, y en muchas de estos se presentan pautas muy específicas y a veces rígidas de sobre cómo debe comportarse una mujer y un hombre.