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ÉTICA DE ARISTÓTELES

No cabe duda de que el gran pensador Aristóteles abordó una gran variedad de temas pero sin duda
hay una área dónde destacó su pensamiento y además sigue siendo un planteamiento muy actual, la ética.
Para hablar de la ética aristotélica, explicaremos varios conceptos y su visión sobre ellos. Aristóteles plasma su
pensamiento sobre esta área en su libro “Ética a Nicómaco” escrito en el siglo IV a.C. Pero antes de empezar,
¿qué se entiende por ética? Para Aristóteles la ética es un saber práctico que va a permitir saber cómo
comportarse para ser virtuoso. Vamos a ver entonces que se necesita para llegar a ser virtuoso.

Para empezar, hablaremos del bien. Para Aristóteles, el bien es aquello a lo que tiende la acción
humana y así lo sentenció en su obra sobre la ética: “El bien es el fin de todas las acciones del hombre”. Desde
su punto de vista hay infinidad de bienes pero hay uno que es el llamado bien supremo, la felicidad, y todos
los demás bienes no son más que bienes subordinados que ayudan en el camino hacia el bien supremo. Es
decir, un bien subordinado podría ser la lotería. Si a un ser le toca la lotería, no celebra el hecho de ser el
ganador si no lo que puede llegar a conseguir si administra bien el premio, es decir, estará más cerca de
alcanzar la felicidad, que desde el punto de vista aristotélico es el pleno desarrollo del ser humano, lo que hoy
en día conocemos como autorrealización.

Pasamos a hablar ahora del bien del ser humano. Aristóteles defiende la idea de que el bien del ser
humano es realizar la función propia, es decir, vivir una vida conforme a la razón ya que desde su punto de
vista el ser humano tiene tres almas: un alma vegetal, que permite la propia supervivencia; un alma animal,
más instintiva, elaborada y sensitiva; y la tercera la exclusiva de los humanos, un alma racional, que nos
facilita poder pensar, tener la palabra, comunicarnos y en definitiva, la vida en sociedad. Bien pues, para este
filósofo griego el desarrollo de esta última alma y de la vida racional sería la asociada al bien del ser humano.
La razón, para Aristóteles, no tiene tan solo una misión teórica sino que también debe ser usada como
instrumento para guiar nuestras acciones. Si así se hace, se produce antes de actuar una deliberación ante
diversos cursos de acción. Para Aristóteles, si se utiliza la razón y la deliberación se llega al término medio que
es donde se encuentra la virtud.

Pues bien, ¿qué es la virtud? Para Aristóteles la virtud puede ser teórica o del intelecto o pràctica o
del caràcter, aunque entre ambas existe una conexión. Dentro de las virtudes teóricas se encuentra la
prudencia, la virtud que nos permite realizar acciones virtuosas, es decir, se trata de una virtud teórica como
ya he dicho antes que se aplica a nuestras acciones morales para convertirlas en virtuosas. Esta aplicación
llevará consigo una deliberación para buscar el término medio.

Tanto la prudencia como las demás virtudes del carácter necesitan de práctica, esfuerzo y
aprendizaje ya que se trata de virtudes adquiridas no innatas, al igual que en todas ellas se aplica la
deliberación con el fin de buscar un término medio. Este término medio se podría expresar gráficamente
como una línea, al centro de la línea, se encontraría el término medio, la virtud mientras que en los extremos
se encontrarían los defectos, la falta y el exceso.

Por tanto, con lo explicado y a modo de conclusión, tenemos que saber que la virtud no es una
pasión ni una capacidad, ya que las pasiones no dependen de nosotros, son muy irracionales y transitorias y
las capacidades son innatas al contrario que la virtud. La virtud por tanto es un hábito que necesita esfuerzo,
se acompaña de razón y deliberación.

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