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la mejor forma de entender las interacciones entre los gatos y los ratones era
situar las interacciones en una escala lineal, con agresividad total en un
extremo y conducta de defensa total en el otro.
Pillis y sus colaboradores pusieron sus conclusiones reduciendo la conducta de defensa
de los gatos: con un fármaco ansiolítico. El fármaco desplazaba a los gatos a lo largo de la
escala hacia una mayor eficacia para matar.
Quienes jugaban con ellos antes de la inyección, los mataron después de la
inyección
Los que los mataban antes de la inyección, después de la inyección lo hacían
mucho más rápidamente.
Las conductas de las ratas de defensa y agresión de las ratas se dividen en categorías:
1. Su topografía (forma)
2. Las situaciones que las provocan
3. Su función aparente
El análisis de las conductas agresivas ha llevado a la creación de concepto de zona de
objetivo: la idea de que las conductas agresivas y defensivas de un animal a menudo
están diseñadas para atacar lugares concretos del cuerpo de otro animal, mientras se
protegen lugares con concretos del propio.
AGRESION Y TESTOSTERONA
La agresividad social en muchas especies se produce con más frecuencia entre machos
que entre hembras, haciendo referencia a los efectos organizadores y activadores de la
testosterona que tiene lugar en torno al nacimiento.
Por ejemplo: la castración neonatal de ratones machos suprime la capacidad que tienen
las inyecciones de testosterona de provocar agresividad social durante la vida adulta y la
castración adulta suprime la agresividad social en machos que no reciben inyecciones
sustitutivas de testosterona.
A diferencia: de los seres humanos han sido contradictorios. En los varones l conducta
agresiva no aumenta en la pubertad a medida que aumenta los niveles de testosterona;
no se elimina con castración; y no se aumenta con inyecciones de testosterona que eleven
la testosterona en sangre a niveles altos, aunque normales.
Algunos estudios: en hombres delincuentes y violentos, y atletas varones agresivos
tienden a tener niveles de testosterona ligeramente superiores a los normales
(bernnhardt 1997).
Esta débil correlación podría reflejar que los choques agresivos aumentan la
testosterona, en lugar de lo contrario ( archer, 1991)
El hecho de que la agresividad humana sea independiente de la testosterona
podría significar que relación hormonal y neuronal se diferencia de la regulación en
especies de mamíferos y neural se diferencia de la regulación en especies de
mamíferos no primates. ( Walsh y jonik ( 1993)
Los investigadores que estudian la agresividad humana: a menudo no ven la
diferencia entre la agresividad social, que está relacionada con los niveles de
testosterona en muchas especies, y la agresividad defensiva, que no lo está.