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LOS ASOCIADOS DE SAN VIATOR: HISTORIA DE UNA REFUNDACION José Ramén Zudaire de Atxa “Respondiendo a la llamada del Vaticano II, que in- vita a los religiosos a refrescarse en las fuentes del ca- risma de sus origenes, los Clérigos de San Viator han redescubierto a los asociados-laicos cuya perspectiva tuvo que abandonar el padre Querbes. La historia no se repite de la misma manera, pero las ideas del pasado pueden ser todavia validas. Los herederos intentan rea- lizar lo que no pudo hacer el Fundador” A ellos dedico este trabajo: “a los herederos que in- tentan realizar lo que no pudo hacer el Fundador”. Sestao, 31 de mayo de 1997 Agradezco las ricas aportaciones de estos hermanos: Robert Bonnafous, Roger Bou y José Antonio Lezama. 1], COMBY en R. BONNAFOUS, Louis Querbes et les catecbistes de Saint-Via- eur, Mediaspaul, Paris 1993, 7-. (Nota: Existe una traduccion, de uso interno, iellano, La numeraci6n de las paginas de este libro es de la edicion. francesa). ABREVIATURAS Y SIGLAS AA: Apostolicam actuositatem AG: Ad gentes CChD: Christus Dominus ES: Feclesiae Sanctae Gaudium et spes 1G: Lumen gentium PC: Perfectae caritatis, ‘SC: Sacrosanctum concilium CIC: Cédigo de Derecho Canénico ArCSV: Archivo de los Clérigos de San Viator. Roma. CSV: Clerigos de San Viator 0. PROLOGO La primera caracteristica que define a un cristiano es el hecho de seguir a Jestis. Y seguir a Jestis significa ponerse al servicio del reino de Dios, es decir, ser fieles a la voluntad del Padre que nos hace hijos suyos y hermanos de todos los hombres. Desde aqui, la existencia del creyente se hace fraterna y solidaria, en especial con los més pobres. Y esta opcidn de vida se convierte en aquella alegrfa evangélica pro- pia de quien ha encontrado el tesoro de su vida. (Cf. Mt 13, 44-46). Quien sigue a Jestis vive una triple experiencia (Cf. Me 3, 13-16): + ser llamado por El, + compartir con otros creyentes el proyecto del evangelio, y + ser enviado a evangelizar. “La llamada personal, la vida de comunidad y la misién como inmersién profética en la historia de los hombres, constituyen los tres momentos estructurales del proyecto del Reino, tanto dentro como fuera de la vida religiosa Los discipulos de Jestis y los primeros cristianos, hombres y muje- res laicos, comprendieron muy bien el mensaje de Jestis. Asi describe el Nuevo Testamento el proyecto de vida de aquella primera comuni dad eristiana: “Todos ellos perseveraban en la ensefanza de los apéstoles y en la union fraterna, en la fraccién del pan y en las oraciones. (...) Todos los creyentes vivian unidos y lo tenian todo en comiin. Vendian sus posesiones y ha- ciendas y las distribuian entre todos, seguin las necesida- des de cada uno. (...) Alababan a Dios y se ganaban el favor de todo el pueblo. Por su parte, el Sefior agregaba cada dia los que se iban salvando al grupo de los cre- yentes”, (Heh. 2, 42-47). Lo més caracterfstico de los cristianos dé los primeros siglos es su estilo secular. La fe se vive en el mundo sin aparentes distinciones de os demds en el exterior. La Carta Diogneto refleja bien esta situacién: 2 J. M. ILARDUIA, Comunidad y Proyecto comunitario, Fromera-Hegian 14 (4996), 17. “Los cristianos, en efecto, no se distinguen de los de- mds hombres ni por su tierra, ni por su habla, ni por sus costumbres. Porque ni habitan ciudades exclusivas su- yas, ni hablan una lengua extraia, ni llevan un género de vida aparte de los demas. A la verdad esta doctrina no ha sido por ellos inventada gracias al talento y especulacién de hombres curiosos, ni profesan, como otros hacen, una ensefanza humana, sino que habitando ciudades griegas 0 barbaras, segiin la suerte que a cada uno le cupo, y adaptdndose en vestido, comida y demés géneros de vida a los usos y costumbres de cada pais, dan muestras de un tenor de peculiar conducta, admirable y, por confesion de todos, sorprendente. (...)Toda tierra extraia es para ellos patria, y toda patria, tierra extrafia; se casan como todos, como todos engendran hijos, pero no exponen los que ies nacen. Po- seen mesa comiin, pero no lecho. Estén en la carne, pero no viven segtin la carne. Pasan el tiempo en la tierra, pe- 10 tienen su ciudadania en el cielo. Obedecen a las leyes establecidas, pero con su vida sobrepasan las leyes. A to- dos aman, y por todos son perseguidos. Se les desconoce y se los condena. Se los mata y en ello se les da la vida, Son pobres y enriquecen a muchos. Carecen de todo y abundan en todo. Son deshonrados y en las mismas des- honras son glorificados. Se los maldice y se los declara Justos. Los vituperan y ellos bendicen. Se los injuria y ellos dan honra, Hacen el bien y se los castiga como mai- hechores; castigados de muerte, se alegran como sise les diera la vida se fundamentaba en el bautismo, Bautismo de adultos que era preparado con una larga etapa de catecumenado donde se recibfa una sdlida formacién cristiana pues la decisién de bautizarse era tomada en medio de una sociedad y cultura poco favorable a esta opcidn y estilo de vida. 3D. RUIZ BUENO, Padres Apostélicos V. Discurso a Diogneto, BAC, Madrid 1974, 850-851 Epoca de ascetas, virgenes y martires donde no falt6, sin embargo, la debilidad y la apostasia. En este ambiente de tensién escatol6gica y de martirio no existia la vida religiosa, El martirio y la virginidad eran vividos como una pro- fecia evangélica en medio de una sociedad lena de corrupcién e ido- latrfa, La misma cercania de los origenes de la Iglesia ofrecfa una fres- cura lena de dinamismo y de audacia‘. Pero la paz. de Constantino del afio 313 y el reconocimiento oficial de la Iglesia abre las puertas a privilegios, riquezas y seguridades po- co evangélicos. Algunos cristianos, deseosos de vivir el cristianismo de forma més radical, caminaron hacia el desierto. El radicalismo evangélico, propio de todo bautizado, se fue encarnando en grupos ca- rismaticos y proféticos que, recordando el estilo de vida de Jestis, pro- fesan pobreza, castidad y obediencia, Estos hombres y mujeres se van instalando en el desierto, en la periferia y en la frontera de ta historia y de la vida de los hombres.* Con el tiempo, esta opcién de vida ha ido adquiriendo miltiples formas de creatividad en respuesta a las llamadas del Espiritu. Pero el tiempo también ha ido institucionalizando y haciendo exclusivas for- mas que pertenecen a lo nuclear de la fe cristiana. En este sentido, Ia radicalidad evangélica es tarea permanente de todo creyente: El seguimiento de Jestis lleva consigo, frente a un cristianismo de tipo convencional o «light», la exigencia de la radicalidad, La llamada apremiante de Jestis a se- guirle exige plena disponibilidad. No es una llamada en- tre otras, sino la que da sentido tiltimo a la vida. Tomar- se en serio el evangelio, ser honesto en la respuesta, ha de ser tarea permanente de todo creyente". Y lo mismo podemos decir de ese espiritu evangélico, a veces re- servado a la vida religiosa, que es el espiritu de las bienaventuranzas: 4 Cf. V, CODINA - N. ZEVALLOS, Vida religiosa: historia y teologia, Paulinas, _ Madrid, 1987, 17-18 5 CE. J. SOBRINO, Resurreceion de la verdadera Iglesia, Sal Temrae, Santander 1981, 335-336. © opispos va oral, Ed, datz. 5: 'S, El laico: identidad cristiana y mision eclesial. Carta pas- Sebastin 1996, n.° 44 “EL seguimiento de Jestis esté impregnado del espiri- tu de las bienaventuranzas, elemento de contraste per- manente con los valores dominantes en nuestra sociedad. En un mundo en el que priman la conpetitividad, la agresividad, la apariencia 0 el consumo, los cristianos estan lamados a encarnar los valores tan profundos co- mo son la misericordia, el perdén, la houradez y trans- parencia de corazén, la paciencia en situaciones adver- sas y la misma persecucin"”. Va a ser el concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII, quien nos va a volver a recordar que, ante todo, somos pueblo de Dios. Por el bautismo somos hechos hijos de Dios y formamos parte de la misma familia, la Iglesia, La dignidad de bautizados es lo priovitario y comin que nos identifica. Todo lo que se diga sobre este pueblo de Dios se re- ferird sin distinciones a laicos, religiosos y clérigos. (CI. L. G. 30). Desde esta perspectiva se va a ir recuperando una identidad olv dada: la identidad del laico. Y a la vez la Iglesia recupera una ident dad que la constituye: la secularidad. “La dimensién secular, por tanto, antes que una carac- teristica que afecta al laicado, alcanza a toda la Iglesia y se convierte en elemento constitutivo de la misma. Su in- sercién en el mundo muestra, por tanto, la condicién nor- ‘mal de la Iglesia en la historia. Toda la Iglesia es secular en el sentido de que, nacida del plan de salvacién de Dios, comparte la historia de Dios con la humanidad al concili Paralelamente, ta vida religiosa, grat no esté al margen del pueblo de Dios. , redescubre que te estado, si se atiende a la constitucién jerdrqui- ca y divina de la Iglesia, no es intermedio entre el de los clérigos y el de los laicos, sino que de uno y otro algunos cristianos son Hamados por Dios para poseer un don particular en la vida de la Iglesia y para que contribuyan 4@ la mision salvifica de ésta, cada uno segiin su modo” (L. G. 43). 8 ibid, ne 25. Desde este encuentro conciliar ~religiosos y laicos~ “se comenzé a devolver a los laicos categorias como vocacién, consagracién, mi- sién, carisma, espiritualidad... y a los religiosos las de presencia y compromiso en el mundo, las de laicidad e insercién en la realidad y las de testimonio y profecta™. Después del concilio el laicado ha ido adquiriendo una fuerza chos cristianos toman conciencia de su identidad a sabilidades apostélicas en la Iglesia y en el mundo. La experiencia de mutuo apoyo se va viendo como un estimulo pa- ra vivir la radicalidad evangélica. Se va compartiendo espiritualidad y misi6n. Se abre la vida comunitaria de los religiosos y las personas ex- perimentan una nueva riqueza y la exigencia de una nueva madurez. En la colaboracién apostélica se va pasando de un compartir res- ponsabilidades a compartir un mismo carisma misionero. La forma- cin se ve mas necesaria y se crean programas comunes de formacién. Muchas congregaciones ven que su familia religiosa puece ampliarse. Unas lo hacen desde la oferta de la misién, de su espiritualidad, de su propia vida comunitaria y como novedad en su propia historia. Otras, como vuelta a sus propias races para compartir espiritualidad, misién, fraternidad, corresponsabilidad e identidad comin fundacional. Tal es el caso de las Comunidades de San Viator. Los Clérigos de San Viator, animados por la renovacion coneilia, he- mos asumido con responsabilidad la tarea de la refundacién. La llamada iar a una adecuada renovacién (Cf. PC 2) nos ha llevado a descu- spiritu y propdsito de nuestro Fundador (Cf. P C 2b), Luis Quer- bes, y a recuperar el espiritu inicial limpiando aquellas adherencias ex- trafias que, durante mucho tiempo, han estado ocultando una iniciativa que ahora, de nuevo, es don y servicio para el mundo y pare la Iglesia, Esta iniciativa, que naci tituciones renovadas en el C: laica, se recupera con gozo en las Cons: tulo general de 1978: “De acuerdo con una idea entranable a nuestro Fun- dador, la Congregacién acepta asociar otras personas que quieran participar de nuestra misi6n, de nuestra vi- da espiritual y de nuestra vida comunitaria”. (Art, 5). 9). M. ARNAL Con ellos y con ellas, Vida Nueva 2064 (1996), 2. Llegados a este momento puedo hacer el enunciado de mi preten- si6n en este trabajo: Hacer un recorrido histérico, cronolégico y documental de la Asociacién de San Viator, desde sus inicios hasta el tiltimo Capitulo general de 1994, considerando el concilio Vaticano II como el ‘co- razén” de esta refundacién. Y entiendo por refundacién la dindmica de renovacién basada en los criterios formulados por este concilio: “La adecuada renovacién de ta vida religiosa com- prende, a la vez, un retorno constante a las fuentes de to- da vida cristiana y a la primigenia inspiracién de los ins- titutos y una adaptacién de éstos a las cambiantes condi- ciones de los tiempos”. (P C 2). Para esta pretensién tendré en cuenta el contexto eclesial, teo- l6gico y canénico como parte de los signos de los tiempos que ex- plican el contenido, la raz6n y la evolucién de los textos aportados. Otra pretensién, de tipo més familiar, es 1a de aportar a mi Congregacién una recogida ordenada cronolégicamente de la in- formacin documental que existe sobre la Asociacién viatoriana. ‘Al mismo tiempo, esta aportacién serviré para seguir avanzando en la responsabilidad comin de la refundacién. Este recorrido comenzara en el contexto de la Revolucién france- sa. (Capitulo 1). La Congregacion nace para cubrir algunas necesida- des apostélicas surgidas después de esta revolucién. Lyon va a ser el primer foco inspirador. En esta ciudad, sacerdotes y seglares van a dar vida a una serie de apostélicas que, no cabe duda, serdn a cate para la fundacién de Luis Querbes. Pero la cuna sera Vourles (cer- ca de Lyon), allf es donde va a experimentar estas necesidades de una forma més urgente. Las zonas rurales estén abandonadas, los parrocos solos, la educa- ci6n cristiana sin operarios y la liturgia descuidada. Ante tales necesi- dades, nuevos ministerios. No es necesario fundar una Congregacién de religiosos. Basta con catequistas seglares formados y organizados (Capitulo 2). Luis Querbes tiene que dar consistencia civil a este gru- po. Lo consigue gracias a su coraje y firmeza. También tiene que bus- carle una identidad eclesial, pues es una Asociacién caritativa. El si- guiente reconocimiento ser el diocesano; luego viajaré a Roma para darle una aprobaci6n universal. Y junto a su coraje y firmeza, el Fun- 10 dador debe ofrecer su obediencia y disponibilidad, Disponibilidad que le Hevard a renunciar a la dimensiGn seglar de su obra asumiendo la aprobacién de los estatutos de una Congregacién religiosa. Pero siempre guardard con carifio en su corazén y entre sus pape- les aquella idea inicial que, de una forma débil, se hizo realidad con unos pocos catequistas seglares, maestros de pueblo, que apenas di ron rastro en la historia de su Fundaci6n (Capitulo 3). Pasaré un largo tiempo antes de! Vaticano I (Capitulo 4). La Igle- sia esta muy clericalizada. La jerarqufa apenas cuenta con los laicos. Esta fuerza del contexto clerical se refleja en los Estatutos_y Manual de los Clérigos de San Viator de esta época. No es tiempo del seglar aunque ya, desde Trento, pequefios grupos de cristianos seglares bu -an un compromiso mas evangélico desde sociedades, cofradfas y aso- ciaciones que ellos, o sacerdotes carismaticos, van a fundar. Habra que esperar al concilio Vaticano II para recuperar la comin vocacién bautismal (Capitulo 5). Un nuevo marco eclesiolégico que presenta a la Iglesia como pueblo de Dios y donde el laico recupera su propia identidad y protagonismo. La vida religiosa también es inter- pelada a su renovacién, a volver al espiritu de los Fundadores. Este concilio, recogido con breves trazos en este apartado, me parece fun- damental. Asimilar la reforma conciliar con la mente y el corazén es parte esencial para renunciar a muchas prerrogativas y seguridades que pueden ser lastre y pecado para dar agilidad y existencia cabal a nuestra refundacién. Comprender bien la nueva teologia conciliar va a ser instrumento necesario para asimilar las decisiones de nuestros Capitulos generales postconciliares. Bien puedo afirmar que este pitulo quinto es el “coraz6n” de este trabajo. Este recorrido, diverso hasta ahora, se unifica en un mismo cami- no: seglares y religiosos comparten carisma, misién y vocacién. Y los Clérigos de San Viator redescubren aquella idea tan “entrafable de su Fundador”. Los Capitulos generales postconciliares (Capitulo 6) seran una rica historia en reflexiones y documentos para recuperar, profun- dizar y revitalizar aquella Asociacién que ~mds que rama que brota de nuevo- estaba ya en las propias rafces fundacionales. El trabajo termina con una conelusién donde recojo los frutos de es- te recorrido y las cuestiones pendientes que todavia quedan por madurar. 1, CONTEXTO HISTORICO _ 1.1, La Revolucién francesa Nos situamos en Francia, a finales del siglo XVIII. El aconteci- miento hist6rico de 1789, la Revolucién francesa, no s6lo derribé gobiernos ¢ instituciones politicas, sino que transformé profunda- mente el orden social establecido desde hacfa siglos. Se inicia un nuevo intento de organizar la convivencia humana sobre bases ideo- logicas diferentes a las actuales que mantienen y resguardan el Anti- guo Régimen que, a pesar de su tenaz, resistencia, se va a hundir es- trepitosamente. Este acontecimiento hist6rico viene precedido por un niimero de escritores que hacen entrar en crisis muchos de los valores sociales y religiosos predominantes en el contexto europeo. Voltaire, Diderot, d'Alembert... educados en el cristianismo, quieren juzgar todas las cosas desde las luces de la razdn. Desde esta filosofia de las luces -Ilustracién- va surgiendo una forma diferente de concebir la ciencia, la sociedad, el poder politico y la religin. Algunos cristianos sinceros comparten esta simpatia por ia razén. “La obra de referencia de la Mustracién, la «Encyclo- pédie 0 Dictionnaire raisonné de sciences, des arts et des meétiers» (1751-1772), tuvo entre sus suscriptores al fue- turo Pio VI, y en su redaccién participaron, al menos en sus comienzos, algunos tedlogos””. Los monarcas franceses no quisieron asimilar las doctrinas enci- clopedistas. Luis XIV vinculé el estado a la persona del rey (“El es- tado soy yo"); Luis XV se desentendié del futuro (“después de mi, el diluvio”) y Luis XVI, hombre de buena voluntad pero escasamente dotado, no pudo resolver el ctimulo de problemas heredados, siendo uno de ellos el estado lamentable de la hacienda francesa. Para resol- ver esta cuestién volvié a lamar a su ex-ministro Necker. Este con- vencié al rey para que convocase los Estados generales aceptando la condicién de que el tercer estado contase con igual mimero que los otros dos, nobleza y clero juntos. A partir de aqui se inicia el proceso revolucionario. 10), COMBY, Para leer la bistoria de la Iglesia HE, Verbo Divino, Estella 1987, 83, 12 En este inicio se pretendia una reforma de los sectores sociales, po- iticos y eclesiales. No habfa animosidad especial contra la religiGn. “Todos los diputados, incluso Robespierre, participa- ron con un cirio en la mano en la procesién con que se inauguré la asamblea (5 de mayo de 1789). El clero e: taba representado por una mayoria de parrocos, que aceptaron unirse a los diputados del tercer estado para formar asamblea nacional constituyente Después de la Declaracién de los derechos del hombre y del ciu- dadano, los bienes de la Iglesia fueron puestos a disposicién de la n: cin. El 13 de febrero de 1790 la Constituyente prohibié los votos re- ligiosos. “En los monasterios masculinos hubo una hemorragia: en Cluny, 38 de los 40 monjes dejaron los hibitos. La fidelidad fue mu- cho mayor en los conventos de mujeres La Constitucién civil del clero no partié de principics antirreligio- sos. Mas bien los legisladores pensaban volver asf a los orfgenes de la Iglesia, Pio VI condené con mucho retraso la Constitucién, lo cual hi- zo creer a muchos sacerdotes que é1 no era hostil a esta ley. Esta s tuacién dejé dividido al clero en juramentados y no juramentados. Pe- ro “no todos los sacerdotes que prestaron juramento eran necesaria- mente malos sacerdotes, ni los que rehusaron eran necesariamente unos héroes. Las motivaciones fueron muy variadas™®. El odio contra el cristianismo alcanz6 su cima durante el Terror (septiembre 1793 a julio 1794). Numerosas riquezas de la iglesia son puestas al saqueo y a la destruccién, se representan piblicamente mas- caradas antirreligiosas, se da culto a ta Raz6n, y se ejecuta a muchos sacerdotes, religiosos y laicos Estas y otras aberraciones no fueron soportadas por algunas regio- nes y capitales que, después de haber acogido con alegria los princi- pios de la Revolucién, se sublevaron contra el poder central de Ro- bespierre. Tal es el caso de la ciudad de Lyon. 1 hid, 92 124p, 13 Ibid, 94 1.2, Lyon y la Revolucién Lyon era la segunda ciudad de Francia y habia entrado en la Revo- lucién sin grandes problemas. También entré en ella el régimen del Terror. José Chalier, el Robespierre local, proclamaba que la ciudad necesitaba un limpieza de la aristocracia y de la casta fandtica sacer- dotal, Para tal fin se alz6 la guillotina en la plaza del ayuntamiento. El excesivo centralismo jacobino tuvo su crisis cuando este tocé a la economia de la ciudad, a sus sacerdotes y a su autonomia. La ciu- dad se sublev6 y condené al patibulo al propio Chalier. Robespierre y el comité de Salvacién publica ordenaron atacar la ciudad. El 8 de octubre de 1793 las fuerzas de la revolucién entran en la ciudad Hlevando a cabo una brutal represién"’, Pero la nueva filosofia del poder ya habia tocado a la religi6n. Pa- ra ste, la religi6n no es mas que una opinién del individuo que el Es- tado se reserva controlar segiin las reglas y el orden piblico. La anti- gua sociedad en la cual el catolicismo tenfa una posicién dominante ya no existe. “La declaracién de los derechos del hombre, después de la legislacién revolucionarias y napolednicas, han puesto las confesiones religiosas en igualdad: el catoli- cismo, desprovisto de todo privilegio y de todo medio de presién, fuertemente sacudido por los acontecimientos y ‘expuesto a la hostilidad de los fieles y de los hereditarios de la Revolucién, deben, en adelante, contar sus fuerzas y medir sus limites”. En esta situaci6n, la Iglesia refractaria se reorganiza y se dinamiza desde la resistencia y desde la clandestinidad, Este es el caso de las Mi- siones Linsolas organizadas por Jacques Linsolas (1754-1828). Este sa- cerdote habia nacido en Lyon y bautizado en la parroquia ce San Nicecio. “Se revelé como un organizador y un animador ex- traordinario. Dividi6 la didcesis en zonas de misién. Pu- 14 GE. R. BONNAFOUS, 0.¢., 15-18, 15. M. MAYEUR - Y. M. Hilairé, Lyon ~ Le Lyonnais - Le Beaujolais, en X. De MONTCLOS (dit), Dictionnaire du monde religieuse dans la France con- temporaine, V1, Beauchesne, Paris 1994, 89. 4 so al frente de cada mision a un sacerdote, jefe de misién, al que concedié poderes especiales. Este sacerdote ani- maba a los misioneros que dependéan de él y que, con gran riesgo, visitaban el sector que les habian encomen- dado desplazindose frecuentemente de noche. Eran ayu- dados por seglares, jefes de pueblo y por catequistas. El catequista era el hombre responsable de un pequeiio gru- po de fieles, presidia las reuniones clandestinas, anima- ba uno y otros en ausencia del misionero. Ademds de los catequistas estables, habia unos catequistas ambu- lantes que acompanaban al sacerdote y unos catequistas precursores que preparaban la visita del misionero. En el “culto escondido” participaban 700 sacerdotes: 130 fue- ron capturados y ejecutados. No se sabe el niimero de ca- tequistas que corrieron la misma suerte” Este estilo, clandestino, laical y de resistencia, va a marear al cris- tianismo lionés con una organizacién propia: La Congregacién de Lyon. Se trata de un organismo destinado a la restauracién de la vida cristina en Lyon fundado en 1802 por siete j6venes de los cuales mu- chos han participado en las Misiones Linsolas. Estos recibieron la ayu- da espiritual del P. Roger, vice-Provincial de los Padres de la Fe. Esta Congregacién, que estard en el origen de la mayor parte de las obras de la restauraciGn catélica, reviste un cardcter contrarrevolucionario, reparador, expiatorio, al mismo tiempo que apostélico. “Se trata de rehacer una sociedad que una filosofia condenable y unos crimenes atroces han destruido””. Este es el espiritu de la Congregacién de Lyon que se preocuparé de defender al Papa y los intereses de la Iglesia. Entre sus fundadores destacamos a Benoit Coste por su papel en ella y por ser miembro de la Junta de Rectores Temporales de la obra de San Viato: hasta el afio 1840, aifo fatidico a niveles financieros". Benoit Coste (1781 - 1845) nace en una familia que sufre la repre- sién jacobina. Su abuelo y su tio son condenados al pat‘bulo pero en 16 R BONNAFOUS, 0. €., 19-20. 17 J, M, MAYEUR - Y. M. HILAIRE, 0. ¢., 9. 18 Cf. R. BONNAFOUS, 0. c., 107. la vispera de su ejecucién consiguen evadirse a Suiza. Vuelven a Lyon en la primavera de 1797. Durante este tiempo él y su familia han teni- do contacto interno con el clero refractario. En su casa son acogidos sacerdotes y obispos y en ella tienen lugar reuniones ecle clandestinas, En 1801 junto con su primo Noel Jordan y otros piensan crear un grupo clandestino, una especie de “santa liga para el bien”. El sacerdote Linsolas le da algunos consejos para esta organizacion que, junto con Jordan, Boni, Lallemand y Journoud, tomaré el nombre de Societé des Jeunes Gens que se abrira s6lo para laicos. No obstante, habré un guia espiritual sacerdote que les oriente en esta empresa (P. Roger). Uno de los articulos fundamentales de esta sociedad es el se- ereto. La Congregaci6n esta dirigida por un prefecto que es necesa- riamente un laico. El primero fue Ripoud, y Coste era el tesorero. El 14 de julio de 1807, Benoit se casa con Josefina Colomb. En este afio las relaciones Iglesia-Estado se endurecen. Los Padres de la Fe son prohibidos y la Congregacién se sumerge en la mas completa cla destinidad. En 1817 la Congregacién se divide en dos: Congregacién de Mes- sieurs ala cual pueden pertenecer los matrimonios y aquellos que ten- gan mas de 33 aiios, y la Congregacién de Jeunes Gens. En 1840 la vida de B. Coste cambia de rumbo. Como era banque- ro habfa cometido algunas imprudencias financieras, lo cual le puso en una situacién comprometida. El 28 de setiembre huye hacia Suiza, luego a Londres y mas tarde a Montreal donde muere en 1845”. En 1822, Paulina Jaricot (1799 - 1862) -miembro de la Congrega- ion de Messieurs~ crea, sostiene y anima la obra de la Propagacién de la Fe™, Esta creyente laica sofiaba casarse, pero a partir de un ser- mén del Sr. Wurtz —vicario de San Nicecio- viste modestamente, vi- sita a los pobres y hace el voto de perpetua castidad. Junto con su her- ‘mano Philéas, que estudia para el sacerdocio, se interesa por la “Aso- ciacién de orantes para pedir a Dios la conversion de los infieles y la prosperidad de los establecimientos destinados a propagar ta fe”. Ela encarga de las colectas de los bienhechores que ejecuta eficazmen- te, Esta iniciativa la Hlevard a cabo de forma preponderante en la obra 19 Cf. J. M, MAYEUR - Y. M. HILAIRE, 0, ¢., 125-128, 20 Paulina Jaricot tuvo la idea y la puso en prictica, La Congregacion de Mes- sieurs retoma esta idea, la onganiza y la generaliza. 16 de la Propagacién de la Fe. También toma la iniciativa en otras em- presas destinadas a los pobres que, a veces, fracasan en sus fines. Fun- da las Hijas de Marfa que se instalan en la cuesta de Fourvitre. Su per- sona y su vida son un modelo cristiano-laico en un tiempo en el que no era facil afirmarse como mujer dentro de la Iglesia’. La cuesti6n social es de gran importancia en estos afios, sobre to- do en el sector de la seda (Lyon). Los obreros de la seda (canuts) se reagrupan en el barrio de Croix-Rousse y posteriormente, nuevos “obreros se amontonan en los grandes barrios de la Guillotigre y de Vai se. La Congregacion de Messieurs organiza, sobre todo, la asistencia. No tiene en cuenta, ni est preparada para dar soluciones al cambio ra- dical de las reglas econdmicas. Sin embargo, un miembrode esta Con- gregacién, Federico Ozanam, va a abrir un nuevo camino: las Confe- rencias de San Vicente que funda en Paris y luego en Lyon”. He aqut otro laico ante el cual merece la pena detenerse. Federico ‘Ozanam (1813 - 1853), aunque vive en Paris, tiene muchas amistades ¥y casa propia en Lyon. Tiene como profesor de filosofia al sacerdote Noirot que influye en él de forma decisiva animéndole a ser un escr tor cat6lico, En Paris conoce a Chateaubriand, Lamennais, Montalem- bert, Gerbet y Lacordaire. Participa en el movimiento catélico liberal y social de los afios 1830. Y es en 1833 cuando funda la Sociedad de San Vicente de Paiil cuya finalidad es conocer de cerca el mundo de los pobres, aportar soluciones a sus miserias, asf como fortalecer la fe yy asumir responsabilidades en la sociedad. En 1841 se casa con Amélie Soulacroix, hija del rector de la acade- mia de Lyon, y se establece definitivamente en Paris. Participa en poli tica y defiende el paso a la democracia. A pesar de sus fracasos politi- ‘cos sigue luchando a través del periddico L’Ere nouvelle junto con el P. Lacordaire y el sacerdote Maret. Este trabajo y sus responsabilidades universitarias debilitardn su salud. Muere joven, a la edad de 41 afios”. Junto a estos seglares ejemplares, Iideres comprometidos, debo destacar a elérigos del entorno lionés que destacan en la restauracién social y religiosa de Francia: 21 CE tbid., 243-244 22 Cf. Ibid, 12. 23 >cf, thid., 321-324 + El Cardenal Fesch (1763-1839) que aprovechando su parentesco con el emperador multiplica las fundaciones, seminarios, congre- gaciones religiosas y sociedades misioneras. * Los vicarios generales de Fesch: Bochard (1759-1834), Courbon (1748-1824), Jauffret (1759-1823), tres hombres de embergadura. + Fundadores de congregaciones: Jean Claude Colin (1790-1875) y Marcellin Champagnat (1789-1840) fundadores de los padres, hermanos y hermanas maristas. El P. Coindre fundador de los HH? del Sagrado Corazn. Congregaciones de Hermanas: Clau- dine Thévenet y las Hermanas de Jestis y Maria; las Hermanas de San Carlos, de San José, de la Providencia...Sin olvidar los movimientos de misiones internas y externas. Y “Luis Querbes (1793-1859) fundador de una Congregacién de maestros, los Clé- rrigos de San Viator, lamados a un considerable desarrollo”™. 24 hid, 10. 18 2. LUIS QUERBES Y LOS CATEQUIS- TAS SEGLARES DE SAN VIATOR 2.1, Los inicios de una vocacién, La ciudad de Lyon estaba rodeada por las fuerzas de Robespierre. La ciudad no estaba suficientemente defendida y equipada para res tir. El bombardeo se intensifica el 15 de agosto de 1793, EL 21 “Juana Brebant dio a luz a su primogénito Juan Luis José Maria. Se llamé Juan, como su madre, José co- ‘mo su padre, Maria, sin duda a causa de la devocién ma- riana de sus padres. ZY Luis?. Nadie llevaba este nombre en la familia de los Querbes ni de la familia de los Bre- bant, Pero hace siete meses que se guillotiné a Luis XVI y los catdlicos desean recordar a un rey mértir’ Luis asistié a la catequesis de San Nicecio, hermosa Iglesia de la ciudad que no sufri6 grandes desperfectos durante la Revolucién. Des- pués de su primera comunién ingresé en la escuela clerical de su pa- rroquia. Esta era una especie de seminario menor que admitia a nifios con cualidades para el canto y la ayuda en las celebraciones litirgicas. All maduré su vocacién y opt6 por el estado eclesidstico cuando a pe- nas tenia 14 afios. Por estas fechas pronuncia su voto de castidad. Antes de ir al seminario diocesano, el Sr. Besson, parroco de San Nicecio, le confié a Guido Maria Deplace, creyente seglar de s6lida cultura. “Las cartas que Luis Querbes ha conservado de Guido Maria Deplace permiten adivinar algo sobre la personali- dad y la influencia que este maestro pudo ejercer sobre él. No viene de un magister sentencioso, sino de un hombre honesto y de gran corazén. No viene solamente de un pro- ‘fesor, sino de un maestro de vida y de un cristiano”™. E131 de octubre de 1812, Luis Querbes ingresa en el seminario de San Ireneo y el 17 de diciembre de 1816 es ordenado secerdote por 25 R. BONNAFOUS, 0. ¢., 17. 26 thia,, 26. 19 Monsefior Dubourg. A peticién del Sr. Besson, pérroco de San Nice- cio, el sacerdote Querbes es nombrado coadjutor de esta parroquia. Aqui encontr6, en edad avanzada y salud gastada, a Jaime Linsolas y al Sr. Wiirtz, padre espiritual de Pauline Jaricot. La parroquia estaba perfectamente atendida y organizada. E125 de octubre de 1822 el consejo episcopal nombra a Luis Quer- bes parroco de Vourles, pueblo situado a pocos kilémetros de Lyon. El cambio fue notable. ‘Qué lejos estaba esto de San Nicecio, de sus bur- ‘gueses, de sus intelectuales y de su escolanta! El P. Quer- bes tenia ante si a gente de pueblo més propensa a inte- resarse por los riesgos del granizo 0 del hielo de prima- vera que por problemas teoldgicos. Durante los aiios si- _guientes evocard varias veces la soledad de los parrocos de pueblo y la necesidad de encontrar un compaitero pa- ra ellos. ZEn qué medida no ha sentido él también este aislamiento, este contraste entre un medio de ferviente practica religiosa y una parroguia glacial?””. Todo esto ocurria en los inicios de lo que la historia post-revolu- cionaria ha Hamado Restauracién (1815-1830). En este perfodo apa- rece una literatura ideol6gica que rechaza los principios revolucion: rios y exalta los valores eternos de! pasado: la religién, la moral, la j rarquia... Entre los maestros de este pensamiento destacan Luis de Bonald (1754-1840) y Joseph de Maistre (1753-1821). Se defiende la uunién trono y altar y la primacfa del poder papal (ultramontanismo). El catolicismo vuelve a ser religin de Estado. La Iglesia se propone recristianizar las masas populares. Y uno de los métodos mas apro- piado va a ser la ensefianza de la doctrina cristiana®. 2.2. Los. En este clima de restauracién, el catolicismo lionés sobresale por su dinamismo y creatividad. Este dinamismo se manifiesta en el cre- cimiento del ntimero de sacerdotes seculares, congregaciones reli sas y cofradfas y asociaciones de seglares comprometidos. jos de una Aso 27 bid, 43. 28 Cf, J. COMBY, 0. c., 105-108. 20 En Amiens (1824) nacen los Hermanos de San José, elérigos lai- cos, maestros de ensefianza primaria que “ayudaban a los parrocos en la administracién de los sacramentos, el catecismo, el canto de los ofi- cos, el mantenimiento de la sacristia y de la Iglesia”®. En esta misma época, en Nancy, toma cuerpo un Magisterio para formar maestros cristianos. Estos podrén ser casados 0 tener votos re- ligiosos”, En Ruillé-sur-Loir, el sacerdote Dujarié quiere formar “hermanos ‘maestros de escuela-sacristanes, instruidos en el canto y en las cere- ‘monias de la Iglesia”, para ayudar a las parroquias pobres. Hacia 1825, en la RegiGn de Paris, el sacerdote Poirier funda los Hermanos de la Cruz, maestros, que colocados bajo la autoridad de los parrocos, deberfan ser, también, cantores, clérigos y sacristanes, Po- drian ir solos o formando comunidad”. Para comprender mejor estas Fundaciones, asi como la de Luis Querbes, es necesario mirar la situacién de la enseftanza a principios del siglo XIX. Los maestros de esta 6poca se caracterizaban por tres notas: “Débil competencia, una remuneraci6n irrisoria que les apremia a realizar trabajos accesorios » una depen- dencia estatuaria que les hace subalternos de una doble autoridad, a veces contradictoria, la del alcalde y la del parroco. (...JEn las aldeas de principio del siglo XIX, el oficio de enseRante no estaba separado de una serie de activi- dades conexas. La ensefianza no es una ocupacién sufi- ciente para dedicarse a ella exclusivamente. En conse- cuencia, es necesario asegurar una serie de funciones ademéds de la escuela”™. 29 P. ZIND, Les nouvelles congrégations de fréres enseignants en France de 1800 4 1830, Saint Genis-Laval 1969, 287. 30 Cf. thid., 249, 31 Ibid., 153. 32 Cf. Ibid, 337. 33 A, PROST, Histoire de Fenseignement en France: 1800-1967, Armand Colin Pars 1968, 132133, 21 Y el mismo autor sigue describiendo una serie de actividades pa- rroquiales que incluso estén por encima de su trabajo de instructor: “No sorprende, pues, que el maestro aparezca, en cierta forma, como la prolongacién del parroco. Com- pleta su ministerio en dominios menos nobles que el cul- to: el instructor es un clérigo laico. Es, en primer lugar, cantor en la Iglesia y, durante largo tiempo, una de sus principales funciones. Al oficio de cantor, el maestro de escuela afiade el de sacristén. Prepara los ornamentos, limpia la Iglesia, pone a punto el reloj de 'a torre, toca al dngelus, a misa y a visperas. Cierra la clase para las bo- das y los entierros. Acompaiia al pdrroco cuando éste lle- va a los enfermos los tiltimos sacramentos. Enterrador, mantiene, también, el cementerio. Y durante mucho tiempo esta sujecién no se siente co- ‘mo anormal: era la costumbre y no se veta ni como asombro ni como indignacién... Mucho mds, si la cos- tumbre no les hubiera impuesto todo eso, los maestros habrian buscado, sin duda, estas funciones urgidos por Ta necesida El maestro rural no tiene continuidad laboral ni recursos fijos. La escuela est supeditada al campo y a las estaciones del aito. Por eso, hay épocas en que la escuela -un pajar, una granja~ se le queda vacfa. Maestro es muchas veces sinénimo de mendigo. Otro de los proble- mas es su incompetencia. Antes de la ordenanza de 1816 no se pedia ningéin titulo. Luego, esta ordenanza tardard en ser eficaz. La forma- cidn de los maestros no estaba organizada y era dificil que fueran com- petentes". En estas circunstancias hist6ricas y sociales Luis Querbes lega a un Vourles que también habia padecido los desastres de la Revolucién, Son las necesidades creadas por esta situaciGn las que le van a provocar su intuicién fundadora. Y si a esto afiadimos su “celo ardiente y desintere- sado”, es facil comprender que todo eso termine siendo una realidad concreta. Algo real para el reino de Dios, para el anuncio del evangelio. 4 Ibid. 133 3 Cf, Ibid, 133-136. 2 ‘Veamos, pues, c6mo va naciendo esta realidad que le “obsesiona incluso en el altar”. Cuando describe (en 1839) los primeros afios de la sociedad lo ha- ce comenzando asi: “Fue a finales de 1826 cuando el fundador de los Clé- rigos de San Viator se formé el primer plan de esta so- ciedad. La primera diligencia fue exponer las razones y motivos al Sr. Cattet, vicario general de la didcesis de Lyon y a su Hustrisima el Arzobispo de Amesia, adminis- trador de Lyon”, Poco tiempo después (comienzos de 1827) en un borrador de carta dirigida a Mons. De Pins ~Arzobispo de Amasia-, expone su proyec- s sujetos (iran en negrilla) de la ‘Seria una Congregacién de maestros de escuela for- ‘mados en un seminario menor 0 casa de noviciado, bajo la direccién inmediata de su Ilma., y enviados después a los curas de las parroquias, mds 0 menos como se hace con los coadjutores. La Congregacién se compone: 1.° De los hermanos (fréres) vinculados con votos simples a la edad de 33 aiios y hasta ese momento unidos por la uniformidad de vida; 2.° De los cofrades (confréres). Estos son los que, después de haberse educado en el seminario menor y de haber ejercido las funciones de maestros de escuela, con el permiso del superior y la autorizacién de su llma., se casan y desean seguir formando parte de la sociedad. Sus escuelas quedan sujetas a las inspecciones del vis tador; ellos mismos son destinados por el superior gene- ral, tienen unos ejercicios espirituales de varios dias al aio en el seminario menor y, en su vejez 0 en la viudez, 36 CLERIGOS DE SAN VIATOR, (CSV), Documents, Le Pore Louis Querbes. Co- rrespondance. Kerits divers. Temoignages, V. Publication de la Direction Ge nerile, Coteau-du-Lac (Quebec) 1955, 60. 37 Para estos diversos nombres, ver: M. GENEST, Le mot et l'idée d associés chez fe P. Querhes, Pulbicaciones CSV de Canacki, Montréal 1995, 23 pueden tomar su retiro en el mismo seminario menor me- diante una pensién muy médica, 3.° De los afilados (af- filiés), es decir de aquellos que no habiendo hecho los es- tudios y las pruebas en el seminario menor deseen, tras alguna prueba, disfrutar de las mismas ventajas que los cofrades, exceptuando el derecho al retiro en la vejez"™. Otro borrador de carta a Mons. de Pins en el otofio de 1828 eser be asi su idea: “Se trata, Ilma., de un seminario menor, destinado a proporcionar a las pequeas parroquias del campo bue- nos maestros de escuela, los cuales, durame dos aiios de permanencia en el mismo para estudios y noviciado, ha- Marian tiempo suficiente para formarse en la virtud, en Jos métodos y en los conocimientos necesarios y después, revestidos de la tonsura, serian enviados & los parrocos que los solicitaran para quienes serfan fieles compaiteros y les servirian como sacristanes, salmistas y clérigos en la administracién de los sacramentos; podrian ser tras- ladados, cuando pareciera necesario, lo mismo que se hace con los coadjutores... Ese establecimiento serviria también como casa de retiro para los que no tengan co- locacién y mds tarde también para los de edad avanza- da, cuando ya se les haya sustinido””. En otro borrador de carta dirigido al Sr. Cattet, vicario general, Luis Querbes precisa su objetivo: “El proyecto es formar una Escuela normal de ver- dad, que sea para la didcesis un semillero de maestros para las escuelas parroquiales y religiosas cuyos alum- ‘nos sean, en nuestras parroquias de los pueblos, acélitos y sacristanes de los parrocos, siempre a sus brdenes, co- ‘mo también a las del ordinario, ya sean eélibes 0 casa~ 38 CSV, Documents, Le Pore Querbes...1, 78. Nota de R. Bont {quema no serd retomado por el Fundador. Se trata de un esbozo, un sueno que él pone por escrito. Ademits, la “congregacion” en cuestién no es una congregacién religiosa. Y los “hermanos" no son teligiosos sino miembros de una cofradia 39 Ibid, 75, 24 Este capitulo del Concilio de Trento dice as 4 hia. 80. dos, todo lo cual parece en perfecta conformidad con el deseo del Concilio de Trento, sesién 23, cap. 17, versus finem”®. EL Santo Concilio con el fin de que se restablezca, segtin los sagrados cénones, el antiguo uso de las fun- ciones de las santas rdenes desde el diaconado hasta el ostiariato, loablemente adoptadas en la Iglesia desde los tiempos apostélicos e interrumpidas por tiempo en mu- chos lugares; con el fin, también, de que no las desacre- diten los herejes, notindolas de superfluas y deseando ardientemente el restablecimiento de esta antigua disc plina, decreta: que no se ejerzan en adelante dichos ministerios sino por personas constituidas en las 6rdenes mencionadas; exhortando en el Sefor a todos y a cada uno de los prelados de las Iglesias, les manda que cuiden con el ‘mero posible restablecer estos oficios en las catedrales, colegiatas y parroquiales de su didcesis, si el vecindario de sus pueblos y las rentas de la Iglesia puedan sufragar a esta carga; asigndndoles estipendios de una parte de las rentas de algunos beneficios simples o de la fabrica de Ia Iglesia si tienen abundante renta o juntamente de os beneficios y de la fabrica, a las personas que ejerzan estas funciones. Y las que fueran negligentes podran ser multadas en parte de sus estipendios o privadas del to- do, segiin pareciere al Ordinario. ¥ si no hubiese a ma- no clérigos célibes para ejercer los ministerios de las cuatro rdenes menores, podrén suplir por ellos, atin casados de buena vida, con tal que no sean bigamos y sean capaces de ejercer dichos ministerios, debiendo Hevar también en la Iglesia habitos clericales y estar tonsurados”™' 41 1, LOPEZ DE AYALA (Traductor), EI sacrosanto y ecuménics concilio de Trento. Imprenta Real, Madrid 1787, 285-286. 25 Segtin algunos historiadores, este capitulo fue uno de los més ori- ginales del concilio, “El capitulo XVII es, tal vez, de entre todos los que fueron promulgados por el concilio, el mas genuino con respecto a las practicas de entonces. En efecto, matiza que, para hacer valer la utilidad de la drdenes menores, impugnadas por los herejes, los Ordinarios se habrian de esforzar en tener, al menos en las Iglesias catedrales y en las colegiatas, clérigos tonsurados —aungue estuvieran casados, pero no en segundas nupcias, si no era posible encontrar otros- que llevaran la tonsura y el habito cle- rical, con el fin de cumplir las funciones confiadas en la primitiva Iglesia a los clérigos de orden inferior: ostia- rios, exorcistas, lectores y acélitos”™. Después de estos textos conviene aclarar qué sujetos formarfan es- ta sociedad, En el borrador redactado a comienzos de 1827 —que no va a tener desarrollo posterior— habla de tres grupos: + Hermanos (fréres) vinculados con votos a la edad de 33 afios. + Cofrades (confréres), célibes 0 no, que habian sido formados por la sociedad. * Afiliados (Affiliés) adheridos a ella sin las ventajas de los cofrades. Mis adelante esta clasificacién se ird simplificando en dos grupo: hermanos y agregados (fréres - agrégés). Lo que intenta el P. Quer- bes es crear una cofradia de maestros laicos, casados 0 no, de la cual 61 serfa el director" El mismo precisaria: “no es una nueva Congregacién religiosa la que me parece necesario establecer; es solo una sencilla cofradia de maestros piadoses y cristianos que puedan responder a las necesidades del momento, Estos instructores seglares, unidos por los vinculos de la caridad, podrian ser célibes o incluso comprometerse 42 L. CRISTIAN, Trento, en A. FLICHE - V. MARTIN, Historia de la Iglesia, XIX, Edlicep, Valencia 1984, 240. 43 CLR BONNAFOUS, 0. c., 54 26 con los vinculos del matrimonio sin dejar de formar par- te de la cofradia”™. En esta trayectoria inicial vamos viendo cémo el parroco de Vour- les busca una formula, imprecisa todavia, que responda de la mejor manera a las necesidades concretas. A estos colaboradores les va a Ila- mar “Catequistas”, “Clérigos parroquiales”, e incluso, “Clérigo laico”. EL P. Querbes, para la catequesis, para la escuela y para la liturgia de las parroquias mas pobres confiaba en los seglares". Y por qué de “San Viator”? Porque Viator fue lector de la Iglesia de Lyon, anunciador de la Palabra y fiel compaiiero de su obispo San Justo. (siglo IV). 2.3, La autorizacién civil: 8 de agosto de 1829. Siguiendo el proceso cronolégico de esta Asociacién nos situamos a principios de 1829 cuando Luis Querbes comienza los trdmites para su aprobacién civil. Centrindome en el objetivo de este trabajo, re- marcaré solamente aquellos datos que hagan referencia a los sujetos que forman parte o puedan formar parte de dicha Asociacién. El 20 de enero de 1829 Luis Querbes ya tenfa redactado los “Es tatutos principales de una Asociacién caritativa de buenos ejemplos y de ayuda mutua, entre maestros de escuela y clérigos parroquiales, Hamada de los Catequistas de San Viator, de la didcesis y de la aca- demia de Lyon”. Este titulo resume claramente sus intenciones y las caracterfsticas de esta nueva Asociacién. Se compone de siete articulos, dos de los cuales, el segundo y el quinto, hablan y describen qué tipo de miem- bros la componen: “ IL- Los miembros de esta Asociacién no pronun- cian ningiin voto y no tienen otro compromiso que el de someterse a sus estatutos y costumbres, mientras forman parte de la misma (...)- 441 B, MARTIN, Histoire des Rglises et chapelles de Lyon, 1. H. Leschandet, Lyon 1908, 331. (NOTA: Este texto no figura en los Documents. Le Pere Louis Querbes...) 45 CER. BONNAFOUS, 0. c., 52, 53 y 58. a V.- Después de un primer ensayo que normalmente tiene lugar hacia el final del décimo afio de haber ingre- sado en la Sociedad, los nuevos asociados forman parte, segiin la decision del Director, de una de las dos clases de los antiguos. La primera la forman los hermanos (confréres) que siguen libremente (sans contrainte) la prctica de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencic estos componen especialmente el cuerpo de la Asocia- cién cuyas ventajas, tanto espirituales como temporales, les quedan aseguradas en todos los casos, excepto si se retiran voluntariamente 0 son expulsados por los motivos previstos en el reglamento, relativos a faltas graves con- tra la fe o contra las costumbres. La segunda clase es la de los asociados (agrégés) que no se han obligado mas que con promesa de obediencia a los estatutos y a los usos comunes para la enseiianza y la norma cristiana de su vida y que gozan del beneficio de ser destinados por el director, también, como los anteriores, a excepcion de los casos previstos” A peticién del ministro de Instruccién, el 23 de marzo el P. Quer- bes redacta un desarrollo de estos siete articulos. Destaco algunas no- tas que aclaran algo més la descripcién de aquellos que componen la Asociacién, Comentando el articulo Il, dice: “Aunque los catequistas no hacen ningiin voto, sin ‘embargo, si algunos tuvieran la devocién de hacer votos simples y secretos sobre la materia de los tres consejos evangélicos, sus promesas serdn recibidas por el conse- jo. Después, si llega el caso, serdn dispensados de las ‘mismas por el ordinario, por mediacién del director (...). Las asociados (associés) tendrén por distintivo un anillo rosario de plata con este sello en el engaste: «Si- nite pdrvulos IHS venire ad me”, y las siguientes pala- 46 CSV, Documents. Le Pore Louis Querbes..., I 8A 28 bras alrededor y en el interior del anillo: Cat. (herm. 0 asoc.) de San Viator. Su forma de vestir sera la de los hombres de mediana edad y modesta condicién, pero sin ninguna uniformidad”*. Y comentando el articulo V especifica: “Los hermanos (confréres) cumplen, en toda su ex- tensién, los consejos de castidad y de obediencia; con respecto a la pobreza, conservan la libre disposicin de sus bienes; tinicamente deben solicitar la aprobacién del director para hacer documentos escritos, Todos tienen un baiil y un equipo particular, pero su peculio estard en po- der del hermano jefe de cada establecimiento, en la bol- sa comin; este hermano debe presentar las cuentas al di- rector cuantas veces se las pida (...). Los asociados (agrégés) tienen la plena disposicién de su peculio y el derecho a casarse. Para ello deben soli tar la autorizacién del director bajo pena de expulsién"™*. A pesar de estas explicaciones el ministro contesta: “Del examen de estos estatutos se deduce que presen- tan dificultades para su adopcién. Varias eldusulas indi- can claramente que se trata de una Congregacién reli- giosa. Por consiguiente seria necesaria ura ley para au- torizar esta Fundacion”. Ante esto, el Sr. Querbes protesta con una nota escrita a lépiz. so- bre el mismo texto del ministro: “Unicamente los votos constituyen una Congregacién religiosa; aqui no los hay. Se trata de una cofradia cris- tiana y, legalmente, de una Asociacién caritativa. Nada més. Lejos de mi creerme fundador de una orden”. 47 Wid, 111, 112. 48 Ibid, 113 (ne 29-30. 49 archivos Departamentales del R6dano, serie T, vers. de L'Université, XXVIL Citado en R, BONNAFOUS, 0. €., 63. 59 CSV, Documents... I, 110. 29 Ante estos sucesivos rechazos retoma el proyecto y redacta un nue- Vo texto teniendo en cuenta los estatutos ya autorizados de otra inst tucién: los hermanos de San José de Somme. Simplifica sus estatutos y.excluye lo concerniente a los votos para evitar confundir su Asocia- cién con una Congregacién religiosa. El articulo 4.° de esta nueva re- daccién dice asi: “Los miembros de la Asociacién se dividen en dos clases, la de los asociados (associés) y la de los agrega- dos (agrégés), en las que serian admitidos tras un perio- do de tiempo suficiente y las pruebas convenientes. Los primeros son célibes; pero ni unos ni otros hacen voto alguno, ni se obligan con compromisos que puedan en- torpecer su salida de la Asociacion"™'. El Consejo real de Instruccién piblica recomendaba la autoriza- cidn el 8 de agosto de 1829. La orden real serd firmada por Carlos X el 10 de enero de 1830. Nosotros nos podemos preguntar como Carlos Saulin cémo un sen- cillo cura de pueblo de una pequefta parroquia en menos de seis me- ses hace aprobar los estatutos de una sociedad que no existe. No le fal- taron amigos, como el Sr. Verna ~congregacionista- dispuestos a co- laborar en todo aquello que hiciera referencia a la defensa y propaga- cidn de la fe®. 2.4, La aprobacién episcopal: 3 de noviembre de 1831. 2.4.1. Primeras dificultades. Ahora el P. Querbes debia obtener la autorizacién del arzobispado pues su Asociacién es también una cofradia cristiana, Pero se va a en- contrar con dos dificultades. La primera, Monsefior de Pins rehusa conceder la autorizacién es- crita pues este prelado habia reaccionado fuertemente contra las dis- posiciones gubernamentales (abril 1828) que limitaban el papel de la Iglesia en el control de la ensefianza, 51 ibid, 128 52 Cf. R, BONNAFOUS, 0. c., 64, 65. La segunda dificultad surge de la organizacién interna de esta so- ciedad compuesta por dos clases de miembros: una siempre célibe y la otra constituida por hombres que se podfan casar. Esta composicién hacfa pensar a algunos, como al Sr.Gardette, superior cel seminario mayor, que “le parecia entrever en eso alguna relacién con las ideas ‘modernas y con la tendencia del protestantismo a secularizar la ense- fianza y las funciones religiosas”™. Contra lo cual el P. Querbes argumenta que no es extrafio encontrar personas casadas que desempefian funciones a favor de la ensefianza de los nifios y el cuidado de las Iglesias y que “‘ciertamente, no siem- pre se les ha enseftado a hacer las cosas bien; y que ademds, el Con- cilio de Trento, sesién 23, capitulo 17, decret6 que se puedan conferir las drdenes menores a personas casadas Ante la insistencia del cura de Vourles. Mons. De Pins va cedien- do poco a poco. El 27 de marzo de 1830, el Sr. Barou, vicario general, scribe al P. Querbes: “Finalmente, Monsefior ha consentido en no oponerse més a la ejecucién de la ordenanza que autoriza a los her- manos de San Viator”. Pero es s6lo un consentimiento. Consentimiento que aprovecha pa- ra hacer publicidad de su Asociaci6n entre los curas de su di ta es presentada ast: “Esta piadosa Asociacién reconoce como primer su- perior a Monseior el Arzobispo de Lyon y se propone ha- cer de su principal establecimiento un seminario de clé- rigos seglares destinados a secundar a los sefiores pad- rrocos de los pueblos y también de la ciuded en calidad de catequistas, es decir, maestros de las pequefias escue- las y cantores sacristanes”. Un afio més tarde se le propondrfa como parroco de Bourg-Argen- tal pero el rechazo de! gobierno vendrfa en buena fecha: un 21 de oc- tubre, festividad de San Viator. 3. Mp. 55 CLERIGOS DE SAN VIATOR, Correspondance recue par le Pire Louis Quer bes. I. diteceién General. 1960, 183. 56 CSV, Documents... H, 52. ¥, Documents... Ty 130. 31 Ante este acontecimiento, é1 mismo escribirfa en el Diario de asun- tos internos: “Una persona piadosa le habia asegurado, tres meses antes, que no saldria de Vourles. «El Seior os quiere aqui y es aqui donde trabajaréis»””. La prediccién se cumplfa. Créese que esta persona ers la sefforita Pau- lina Jaricot. No vivia en Vourles pero tenfa gran amistad con las sefioritas ‘Comte, en cuya casa la encontraba con frecuencia el Sr. Querbes. Este tiempo de preocupaciones y esperas han dotado al fundador de un mayor talante espiritual. Y esta espera tiene su coronacién el 3 de noviembre de 1831 cuando el mismo Sr. Barou le escribe: “En el consejo de este dia, Monseitor ha aceptado y aprobado en lo que le concierne su instiucién de Cléri- gos de San Viator. Desea su éxito y no duda en ello, pues- to que el primer pastor le da su bendicién”™. Hay que hacer notar que, en lo referente a la aprobacién de los Es- tatutos, se trata de una aprobacién parcial como lo demuestran las di- versas redacciones posteriores que de ellos tiene que hacer para llegar aun acuerdo con Mons. De Pins y su consejo episcopal. La aproba- ci6n definitiva por el Arzobispo seré el 11 de diciembre de 1833. E15 de noviembre, el P. Querbes firma sus promesas de sacerdote catequista y pocos dias después recibe los votos de devoci6n (pues no es una Congregacién religiosa) de los primeros catequistas: Pedro Ma- gaud y Pedro Liauthaud. 2.4.2. Modificaciones sustanciales: los Estatutos de los Clérigos de San Viator desde 1830 a 1833 Entre los afios 1830 y 1833, el P. Querbes tuvo que redactar al menos seis versiones de los Estatutos que ya habia aprobado la Instruccién pti- blica. Ahora le corresponde al Arzobispo sancionar las reglas de una so- ciedad que nace para estar al servicio del evangelio y de las parroquias. 57 P, ROBERT, Vie du Pere Louis Querbes, Fondateur de Institut des Cleres de Saint Viateur. Libraire Albert Dewit, Bruxelles 1922, 174, Existe una tradue- Gin en castellano hecha por Emiliano , de uso imerno, La numeri- Gin de las paginas de este libro es de la edici6n de lengua francesa). 58 tbid., 89. 32 Siendo ficles a la finalidad y titulo de este trabajo me fijaré en es- tos dos aspectos: * qué tipo de compromiso adquieren los miembros de esta sociedad (votos de devocién, votos religiosos, célibes, no eélibes...) * pertenencia interna de estos catequistas (clases y grados) Considero importante este apartado pues en este periodo y en estas sucesivas redacciones la Asociacién va a recibir cambios sustanciales. Estas dos primeras columnas tienen como base el texto aprobado por el ministerio de Instruccién piblica, Estatutos fundamentales del regla- ‘mento interior de la Asociacién de los Catequistas de San Viator. 1830)" Estatuto Il: COMPROMISO. Los miembros de la sociedad no ha- ‘cen voto alguno ni toman otro com- promiso que el de conformarse a es- tos estatutos y costumbres mientras formen parte de la Asociacién. El Gnico compromiso que contraen Tos catequistas se enuncia asf: “Yo prometo obediencia al Sr. Director de la Sociedad de las escuelas de San iator segtin los Estatutos, y bajo la autoridad de su Hlustrfsima el Arzo- bispo de Lyon, o de’ Sin embargo, si algunos tuvieran la devocidn de hacer de los tres conse- {jos evangélicos materia de votos sim- ples y secretos, la Direccién podria recibir sus promesas. Estas podrfan set dispensadas, si se presentara el 59 CL. CSV, Documents,..M, 47-50. 60 Cf. tbid,, 101-107, 33 Estatutos de la Asociacién caritati- va de catequistas parroquiales de San Viator. (finales de 1831)° Estatuto I: COMPROMISO Los miembros de la seciedad no ha- ‘cen voto alguno...(Io mismo que en 1830). Aiadido: Pero cualquiera que forme parte de la Asociaci6n debe practicar en toda su extensién los consejos evangéli- Tam- cos de castidad y obedient bién se deben formar en el es de pobreza, El tinico compromiso que contraen los catequistas y que contiene todos los otros se enuncia ast: Yo...(lo ‘mo que en 1830) caso, por la autoridad del Ordinario y por mediacién del Director. Si alguno de los catequistas fuera pro- ‘movido a la tonsura, segin el deseo del Concilio de Trento, sesién 23, cap.17, se les colocaré por derecho entre los hermanos y si recibieran las sagradas érdenes no cesan por eso de formar parte de la Asociacién y ten- drain derecho a todas sus ventajas. Estatuto IV: AGREGACION Se ha de pasar una prueba de postu- lantado para ser contado en el ntime- ro de catequistas menores. Estos, des- pués de una diltima prueba que tiene lugar normalmente hacia el fin del dé- ccimo affo de su ingreso en la Institu- cin, toman puesto, si son admitidos definitivamente, segtin la decisién del Director, en una de las dos clases de los catequistas mayores. La primera es la de los cofrades (confréres) que siguen la prictica de los consejos cevangélicos de obediencia y castidad. Componen especialmente el cuerpo de la Sociedad en la que todas las ‘ventajas quedan seguras en todos los casos excepto los de expulsién 0 de baja voluntaria. La segunda clase es la de los agregados (agrégés) que no tie- nen que cumplir mas que una prome- sade obediencia a los estatutos y a las costumbres habituales en la ensefian- za y en la regulacién cristiana de su vida, y que gozan de la facultad de ‘obtener las obediencias y las ayudas de la Asociacién a excepcién, tam- bién, de los casos previstos. Los agregados (agrégés) tienen la plena disposicién de sus bienes y de cuentas. También tienen el derecho de casarss 4 Si algunos clérigos ya promovidos a Ta tonsura 0 a las drdenes menores son admitidos en el seminario menor de catequistas como rostulantes, ten- drdn derecho, al fin del postulantado, a pertenecer a los cs.v. como cate- uistas mayores por el solo hecho de su recepcién, Estatuto IV: AGREGACION. Hay tres rangos de cofrades (confré- m=) en la Asociacién el de los cate~ istas menores, el de los catequistas formadas y el de Tos categuistas ma: vores. Se ha de pasar una prueba de postu- lantado para ser contado en el ntime- to de catequistas menores. Estos, después de un examen y un retiro ue tiene lugar normalmente hacia el fin del quinto afto de su ingreso en la Asociacién, son elevacios al rango de catequistas mayores, al fin del déci- mo affo, después de un dtimo exa- men, podrin ser presentados al Sr. Arzobispo para ser promovidos a la tonsura y entrar en el rango de los s.v. que formardn especialmente el ‘cuerpo de la Asociacién. Desde su admisiGn al rango de cate~ quistas mayores, las ventajas de la Asociacién les son aseguradas en to- dos los casos excepto en los de ex- pulsidn o de baja voluntaria La segunda clase es le de los agrega- dos (agrégés) que no tienen que cumplir més que una promesa....(lo mismo que en 1830). Los agregados (agrégés) tienen la li- bre disposicién... (1o mismo que en 1830), En la siguiente redaccién de 1832 podemos ver que ya empieza a ver cambios importantes. El Consejo episcopal hizo una revisién en la que hacia desaparecer la disposicién donde se prevefa que algunos catequistas fueran tonsurados. Otra modificacién se refiere a que, ademés de la promesa al Direc- tor, los catequistas se comprometen “a la prictica de la castidad y a conformarse con el espiritu de la pobreza” no apareciendo el parra- referencia a aquellos que hubieran podido casarse. “Estatutos de la Asociacién caritativa de los Catequistas parroquiales de San Viator”. (Anterior al 4 de abril de 1832)" Titulo I: COMPROMISO Art. 8 Promesa. El inico compromiso que contraen los catequistas se enuncia ast: Yo prometo ebediencia al Seftor Director de la Sociedad de las escuelas de San Viator, segiin los estatutos, y bajo la autoridad de su Ilus- trisima el Arzobispo de Lyon. A la vez que hacen esta promesa entienden que se comprometen a la préctica de la castidad y a conformarse con el esptritu de pobreza cristiana, mientras pertenecen a la Asociacién. Art. 9. Votos simples. Sin embargo, si algunos herma- nos tuvieran la devocién de hacer de los tres consejos evangélicos materia de votos simples y secretos, el con- fesor podria recibir sus promesas, salvo siempre el con- sentimiento del director. Estas podrian ser dispensadas en caso de expulsién o de baja voluntaria, por la auto- ridad del Ordinario y por mediacién del Director. Titulo Ill: AGREGACION Art. 13. Diversos grados entre los catequistas. En la Asociacién hay tres grados entre los hermanos (confréres): el de los catequistas menores, el de los ca- tequistas formados y el de los eatequistas mayores. Se debe pasar por la prueba del postulantado para ser ad- mitido en el nimero de los catequistas menores. Estos, 61 Sy, Documents... 113-116. 35 después de un examen y de unos ejercicios espirituales, que se tienen ordinariamente a finales del quinto aito de su ingreso en la Asociacién, son admitidos definitiva- mente en el grado de catequistas formados. Finalmente, en el décimo afto, después de un nuevo postulantado y de un tiltimo examen, se les podré promocionar al grado de los catequistas mayores, que son los que componen prin- cipalmente el cuerpo de la Asociacién, Desde que son admitidos entre los catequistas formados, tienen asegu- rados todos los beneficios de la Asociacién en todos los casos, exceptuando los de expulsién y de baja voluntaria, Aqui ya no aparece el contenido del anterior articulo 23. ;Recibi6 el P, Querbes alguna orden directa de Mons. De Pins 0 del consejo episcopal para suprimirlo? A este respecto no existe ningtin documen- to escrito que pueda confirmar esta sospecha”, tra orientacién importante va a venir del Consejo episcopal du- rante el afio 1833. El 7 de agosto de 1833 notificat “EL Consejo (episcopal), para hacer gozar a los Her- ‘manitos de Maria de una existencia legal, piensa que de- ben unirse a la obra de los Clérigos de San Viator de Vour- les, legalmente autorizados. Al menos se debe intentar”™. En el verano de 1833 el P. Querbes redacta un borrador titulado “Estatutos de la Asociacién de los catequistas de nuestra Sefiora de San Viator”. Era una mezcla de los estatutos de los Catequistas de San Viator y de los Hermanitos de Marfa. Como éstos eran religiosos. introdujo los votos simples conservando para los asociados seglares la posibilidad de emitir una simple promesa de obediencia al director de la Asociacién. Pero esta unién nunca se realizaré. 62 Nota: R. Bonnafous encuentra un rayado al margen del articulo 23 de los Esatutos manuscros por el P. Querbes fines de 1831 que no tiene traza de ser de d,Podria perteneceralvcario general oa agin memo del eon. sejo que sefiaara este arculo como cuestion de estudio 0 de decision, Pe. ro s61o gon soopechas, 6 aarcbiwos de Lyon. Retro de las deliberactones del Consejo plcopal. Cita doen R BONNAFOUS, 0c. 79. 36 ‘Veamos en paralelo estos dos documentos con aquellos articulos que nos vienen interesando. Estatutos de la Asociacién caritati- va de los Catequistas parroquiales de Ntra, Sra, de San Viator. (Poste- rior al 10 de Julio de 1833)" Capitulo 2.°: COMPROMISO AL. 7, Promesa. Bl tinico compro- miso que contraen los catequistas se enuncia asf: Yo prometo obediencia al Sefior Director de la Sociedad de los catequistas de N. Sefiora de San Viator, segin los estatutos, y bajo 1a autoridad de su Ilustrisima el Arzobispo de Lyon. A la vez. que ha- cen esta promesa entienden que se comprometen a la prictica de la cas- tidad y la obediencia y a conformar- se con el espiritu de pobreza cristia- na, mientras pertenecen a la Asocia- cin. Art. 8. Votos simples. Sin embargo, si algunos tuvieran la devocién de hhacer de los tres consejos evangéli- ‘cos materia de votos simples y secre- tos, sus promesas serdn recibidas por la direccién, después de la au- torizacién especial de Monseiior el Arzobispo. Estas podrian ser dis- pensadas en caso de expulsién 0 de baja voluntaria, y aceptadas por la autoridad del Ordinario y por media cidn del Director. Capitulo 3.°: AGREGACION Art. 12. Grados. Hay tres grados de hermanos (iréres) y cofrades 4 Cv, Documents. ..MH, 137-140. 65 csv, Documents. 1H, 1-4 37 Estatutos de la Asociacién de los catequistas de Nuestra Sefiora de San Viator. (Verano de 1833)° Capitulo 2.°. COMPROMISO. Art. 7, Promesa. El veto particular de los catequistas cofrades (confréres) se enuncia en estos términos: “Yo prometo ante Dios castidad, obe- diencia al Sr. Director de la Asocia- cin de Catequistas de Nuestra Sefio- ra de San Viator segtn los estatutos y bajo la autoridad del Sefior Arzobis- po de Lyon”. ‘Art. 8. Votos simples. Sin embargo, si algunos hermanos (fréres) cate- quistas desean hacer de los tres con- sejos evangélicos la materia de votos simples, sus promesas serfan recil das por la direccién segiin una auto- rizacién especial de Monsefior el Ar- zobispo, 10 cual no impide que mais tarde serfan dispensadas, en caso de exclusién 0 de retirada voluntaria y aceptada, por la auto-idad del Ondi- Capitulo 3.°: AGREGACION Art. 12. Grados. Hay tres grados de hermanos (fréres) y cofrades (confréres) en la Sociedad: los eate- quistas y ayudantes temporales menores, los catequistas y ayudan- tes temporales formados y los cate- quistas mayores Se debe pasar una prueba de postulantado para ser admi- {ido en el ntimero de los catequistas y ayudantes temporales menores. Hacia final del quinto afios, después de un ‘examen y un retiro se es admitido de- finitivamente en la sociedad pasando al grado de catequistas o de ayudantes, temporales formados. Desde entonces, todas las ventajas de la Asociacién ‘quedan aseguradas a estos que han for- mado parte excepto en caso de exclu- sin o retirada voluntaria. Finalmente, al décimo afto, después de un nuevo postulantado y un tiltimo examen, se podré ser promovido al grado de cate- uistas mayores que son los que com- ponen especialmente el cuerpo de la sociedad. (confréres) en la Sociedad. El de los Catequistas y Ayudantes tempor les menores, en el cual son admiti dos después de suftir una prueba de postulantado; el de los Catequistas y Ayudantes temporales forma- os, al que se llega a finales del quinto aio, precedido de un examen y de un retiro espiritual, con lo que ‘uno queda admitido definitivamente a disfrutar de todos los beneficios de la Asociacién, exceptuando los ca- sos de exclusién 0 de baja volunta- ria; finalmente, el grado de los Cate- quistas mayores, al cual podré ser promocionado en el décimo aio, después de una nueva probacién y tun tltimo examen, Estos tltimos formarén principalmente el cuerpo dirigente de la Sociedad. EI 11 de Diciembre de 1833 el P. Querbes recibia del Sr. Montag- nier, pro-vicario general, la carta siguiente: “El Consejo del Sr. Arzobispo, habiendo lefdo su car- ta del 7 de diciembre (se desconoce esta carta) le da op- cién para seguir el régi imen provisional actual del Insti- tuto 0 para admitir lisa y lénamente las modificaciones ritas en la sesion pres Sélo con esta condi anterior, icién serdn aprobados los Estatu- tos de los catequistas de San Viator" Las modificaciones que venfan del Consejo episcopal se referfan sobre todo al capitulo I: “COMPROMISOS”. Respetaban el fin y la composicién mixta de la Asoci 6 o CSV, Correspondance recue..1M, 55. P. ROBERT, 0. c., 191. 38. ‘én, Y CSV, Documents...1Hh, 9. Con estos tiltimos retoques del Consejo episcopal la Sociedad ha pasado a ser a la vez una piadosa Asociacién y una Congregacién re- ligiosa. Los hermanos emiten votos piiblicos. Los cofrades una pro- mesa de simple devocién. En estos afios el P. Querbes vuelve a demostrar su obediencia a los superiores a la vez que define y concreta el fin de su Fundacién: “La ensefanza de la doctrina cristiana, en piblico 0 en privado; y el ser- vicio del santo altar”. (Art. 1). Con la aceptacién de estas modificaciones los Estatutos quedaron aprobados (11 de diciembre de 1833). Estatutos de la Asociacién de los catequistas parroquiales de San Viator. (11 de diciembre de 1833)" Capitulo 2.°: COMPROMISO Ant. 7. Cofrades (confiéres). Siendo ta Asociazin de Cate- quistas a la vez una piadosa Asociaci6n y una Congregacién religiosa, sus miembros se dividen en dos clases que difieren entre sf por la extensién de sus compromisos y la naturaleza de sus prerrogativas. La primera se llama la de los hermanos (fre res); la segunda la de los cofrades (confréres). La promes voto de simple devocién de los cofrades se enut minos: “Yo prometo ante Dios, y por un afio, pobreza, cast ° a en estos tér- ad y obediencia al Sefior Arzobispo de Lyon y al Sr. Director de las Escuelas de San Viator, segiin los estatutos aprobados por el mencionado Sr. Arzobispo”. Art. 8, Hermanos (fréres). Los catequistas que quieran con- sagrarse a Dios como hermanos en la sociedad, pronunciarén Sus votos en estos términos: “Yo prometo delante de Dios, cas tidad, pobreza y obediencia al Sr. Arzobispo de Lyon y al Sr. Director de las escuelas de San Viator, segtin los Estatutos aprobados por su Ima. el Sr. Arzobispo”. Estos votos son sim- ples y perpetuos, pero pueden ser dispensados en caso de ex- pulsi6n o de baja voluntaria, solicitada al Sr. Arzobispo y con- cedida por él. Documents, .1H, 10-12. 39 (Las palabras que van en bastardilla son modificaciones realiza- das por el Consejo episcopal). Capitulo 3.°: AGREGACION Art, 12. Grados. Hay tres grados de hermanos (fréres) y co- frades (confreres) en la Sociedad. El de los Catequistas y Ayudantes temporales menores, en el cual son edmitidos des- pués de suftir una prueba de postulantado; el de los Catequis- tas y Ayudantes temporales formados, al que se llega a fina- les del quinto afio, precedido de un examen y de un retiro espi- ritual, con lo que uno queda admitido definitivamente a disfru- tar de todos los beneficios de la Asociacién, exceptuando los casos de expulsién 0 de baja voluntaria; finalmente, el grado de los Catequistas mayores, al cual podri ser promocionado en el décimo aio, después de una nueva probacién y un tiltimo exa- men, Estos tiltimos formarén principalmente el cuerpo dirigen- te de la Sociedad. 2.5. La aprobacién pontificia. En los primeros ios de la Sociedad no faltaron problemas: + la autoridad eclesidstica interviene en asuntos internos (ej: la cuestién del habito, noviembre de 1836). + al extenderse la Sociedad a otras didcesis, los obispes quieren que dependa de su autoridad y no de la del obispo de Lyon, Por estas y otras experiencias “fue entonces cuando el Fundador de los Clérigos de San Viator toms la decisién de pedir a la Santa Se- de Apostélica la aprobacién de los estatutos de la Sociedad para pro- tegerlos de todo cambio", Ante esta situaci6n no es de extrafiar que fuera calificado de presun- tuoso y loco al querer pedir en Roma la aprobacién de una congregacién que sélo tiene siete afios de vida. Su antiguo profesor, Guido Maria De- place, le desea éxito y Paulina Jaricot se alegra por esta decisién, Con el dnimo de estos dos seglares y el apoyo de algunos miem- bros de la Compania de Jestis, Querbes parte para Romael 8 de mayo de 1838, © CSV, Documents...%, 61 40 Sigamos esta nueva fase histérica centrados en el tema de nuestro trabajo: el devenir de la cofradia de los asociados seglares, Los Estatutos, antes de ser enviados a Roma, sufren una nueva re- visién en el arzobispado en febrero de 1838. Ya no se habla de los co- frades”, El capitulo 2.° titulado El compromiso pasa a hablar directa- mente de los votos. En el articulo 8.° podemos leer: “La prictica de estas promesas es la misma que siguen las Srdenes religiosas 0 congregaciones aprobadas por la Iglesia’”". Acudir a Roma va a ser para el P. Querbes una nueva tentativa de recuperar la identidad original de su Fundacién. Para eso redacta en francés y latin un capitulo adicional sobre los Catequistas seglares. Describe su identidad, las obligaciones y vinculos que adquieren. Siendo este texto una informacién importante para este trabajo, lo transcribo integro con sus seis articulos. Utilidad. El capitulo 4 de los Estautos homolo- gados por el Gobierno, sefala bajo el nombre de agre- gados (agrégés) a una segunda clase de miembros de la Sociedad, compuesta por maestros seglares, incluso ca- sados, sometidos a la disciplina de nuestras escuelas y nombrados por el Director. El uso de este derecho se ha- ce hoy tanto mds precioso cuanto que los sefiores curas reclaman por doquier maestros piadosos y cristianos, y que los simples miembros catequistas seglares, por su habito y vida comin y por el secreto de su dependencia de una sociedad religiosa, despertarén menos suspica- cias en estos desdichados tiempos. IL. Vinculo espiritual. Los catequistas seglares, al re~ cibir la misién del Director y someterse al orden y disci- plina de las escuelas de San Viator, gozardn de las gra- cias y dones espirituales concedidos a la Sociedad por Nuestro Santo Padre el papa Gregorio XVI. Pero las dos comunidades de hermanos y la de cofrades catequistas no tendrén otros vinculos comunes, Sus bienes ¢ intere- 70 Aclaracién de R. Bonnafous: Para Mgr. de Pins la cofradia ha fracasado y ya 71 Ibid, IV, 70 v 41 ses temporales estardin completamente separados. La lis- ta de los agregados se mantendrd secreta y no tendrén relaciones externas con los hermanos catequistas. Para tratar con ellos el Director nombrard un Ayudante, cate- quista mayor de edad madura, de probada virtud, presti gio y prudencia. En ningiin caso los hermanos catequi tas excluidos podran pasar a formar parte de la cofradia de los seglares. Sélo en algunos casos, los cofrades viu- dos de primeras nupcias, podrén solicitar ser admitidos en la Congregacién de religiosos. IIL, Admisi6n, Para ser admitidos en la Cofradia, se exigird de ordinario: 1.*- ser presentado por otros tres cofrades; 2.° probar buena vida y costumbres; 3.°- tener al menos 24 aiios; 4.°- poseer un diploma de magisterio primario y estar al corriente de los métodos empleados en la Sociedad; 5.’- no haber formado parte de otra so- ciedad religiosa. IV. Promesa. El dia en que un nuevo miembro es ins- crito en la lista de la Cofradia, lee en alta voz y entrega al Director 0 al Ayudante de la Cofradia la siguiente pro- mesa, firmada por el mismo: “El que suscribe N... pro- mete ante Dios respeto y sumisién a nuestra madre la Santa Iglesia Catélica, Apost6lica y Romana, a N. S. P. el Papa Vicario de J. C., a Mons. el Arzobispo de Lyon, legitimamente establecido por N. S. P. el Papa, y a usted seftor Director de las Escuelas de San Viator. Prometo ademés ante Dios ir a donde fuere enviado por el Sr. Di- rector para instruir a los nifios y emplearme, si hubiera necesidad en el servicio del santo altar. Prometo ademas conformarme al método y disciplina de las escuelas de San Viator y seguir puntualmente las normas del Sr. Di- rector de dichas escuelas y del Visitador de la Cofradia al respecto. ¥ que asi Dios sea en mi ayuda. Dado ¢...a... V. Exelusién. Los casos de exclusin para todos los cofrades son: doctrina sospechosa, malas costumbres, abandono de la escuela, negativa para ir a donde se le nombre, matrimonio sin autorizacién del Director y, fi- 42 nalmente, sistemdtica transgresién de los reglamentos de la Cofradia, tras dos amonestaciones sucesivas en pre- sencia del Consejo. VI. Reuniones. Los cofrades se reunindn de vez en cuando para las Conferencias y cada afio, durante las vacaciones, para los ejercicios espirituales. Con esa oca- sién renovarén por mayoria de votos la mitad del Con- sejo de la Cofradia, compuesto por dos o varios visita- dores un tesorero y un secretario, los cuales, bajo la pre- sidencia del Director y del Ayudante, deliberardn sobre la admisién o exclusion de los cofrades, sobre los Regla- ‘mentos particulares que hubiera que establecer en la Co- ‘fradia, sobre las amonestaciones y multas que hubiera que imponer a los transgresores, sobre la contribucién de los cofrades al ingresar cada aito, sobre los medios para ‘mantener un fondo de ayuda a cofrades enfermos, y, en fin, sobre todo lo que interese al bien espiritual o tem- poral de la Cofradia”™. Este texto, después de su vuelta de Roma, lo copiaria cuidadosa- mente de su propia mano en el “Libro de oro”. En Julio de 1838, en la presentacién que hace de los Clérigos de San Viator al cardenal Mai encargado de estudiar el dossier de apro- bacién, le explica en una anotacién: “Los asociados célibes componen la Sociedad regu- lar (sociedad religiosa). Son sus estatutos los que se so- meten a la aprobacién de la Santa Sede Apostélica. La otra clase de hermanos, de cofrades seculares y piadosos catequistas, que podrian ser casados, no existe todavia. Pero habiendo reconocido el Gobierno civil el derecho de dirigirlos, seria muy bueno aprovecharse de ello””. Los das de espera y trabajo van a estar agravados por laenfermedad. “Se agravé la irritacién de intestinos que sufria des- de un mes atrds y tuvo que guardar cama y privarse de 72 thid., 36-37. 73 tbid., 110. 43 alimento por mds de ocho dias. Su estado inspir6 serios temores; el cuerpo exhausto, s6lo el alma permanecia ro- busta, liicida la mente, afectuoso el corazin"”* Por fin, el 21 de setiembre los miembros de la Sagrada Congrega- cin de Obispos y Regulares, reunidos en sesiGn plenaria, aprueban la versi6n definitiva de los Estatutos de la Asociacién de los Catequistas de San Viator. Algunos articulos de estos Estatutos dicen asf: “Art. 6.- Los catequistas emitirdn primeramente votos temporales por cinco aitos y los renovarén por otros cin- co. Luego serdn admitidos a emitir sus votos perpetuos. Art. 7.- La formula del voto es ésta: “Yo prometo an- te Dios (si el voto es temporal se aftade por cinco aitos) pobreza, castidad y obediencia a Ud. Sr. Director de las escuelas de San Viator, segiin los Estatutos confirmados por N.S:P. el Papa Gregorio XVI". La préctica de estas Promesas sera la que siguen las congregaciones apro- badas por la Iglesia. Ant, 11.- Hay tres grados de Hermanos en la Socie- dad: el de los Catequistas y Ayudantes temporales me- nores, en el cual son admitidos al emitir sus votos tem- porales, después de haber pasado la prueba del postu- lantado; el de los Catequistas y Ayudantes temporales formados, al que se llega normalmente hacia el final del aiio décimo y mediante los votos perpetuos gozando definitivamente de todas las ventajas de la Asociacién, a excepcién del caso de expulsién o de retirada volun- taria; finalmente, el grado de los Catequistas mayores, al cual se podré ser promovido, después de un nuevo postulantado y un tiltimo examen. Estos tiltimos compo- nen de un modo especial el cuerpo dirigente de la So- ciedad’”®. 74 P ROBERT, 0. ¢., 281 75 CSV, Documents...V, 17v18 (Traducci6n del latin en: CS.V. Seleccién de do- cumentos, Direccion General. Roma 1987, 87-88), 4 EI P. Querbes habfa ido a Roma a reconocer la Sociedad tal como a habia imaginado primeramente: una sociedad abierta ¢ célibes y a casados. Pero esta “novedad” podria comprometer toda la aprobaci6n por lo que tuvo que aceptar las advertencias de sus consejeros’ “Siguiendo el consejo del excelentisimo Monsefior Soglia y del muy reverendo P. Rosaven, no se reproduci- ré.el apéndice que contiene el proyecto de la Cofradia de los catequistas seglares””®, Volverd de Roma con una gran alegrfa: la confirmacién eclesial de su Congregacién cuyo documento pontificio de aprobacién (Letras apostélicas) sera publicado el 31 de mayo de 1839 y llevado a Fran- cia por Paulina Jaricot. Pero también vuelve con un gozo no colmado del todo. Sus asociados seglares solo reciben una aprobacién verbal, aprobacién que Luis Querbes guardard en su corazdn y que s6lo ma- nifestaré en ocasiones importantes. Tal es el caso de la alocucién ante Ja Junta de Rectores temporales presidida por el Cardenal Bonald -su- cesor de Mons. de Pins- el 10 de julio de 1841: “Blarticulo 4 de los Estatutos aprobados por el Con- sejo Real de Instruccién Ptiblica el 8 de Agosto de 1829, unidos a la Real Orden del 10 de Enero de 1830, sefiala con el nombre de asociados una segunda clase de miem- bros de la Sociedad, compuesta por maestros seglares, incluso casados, obedientes a la disciplina de nuestras escuelas y enviados por el director. El capitulo adicional de los Estatutos que les concierne fue examinado y apro- bado verbalmente en Roma. Fue una verdadera con- quista poder erigir tan fécilmente a un grupo dé maes- tros seglares como cofradia y poder gobernarla legal- mente. La prictica de este derecho seria hoy algo pre- cioso, ya que los Sres. parrocos piden por doquier maes- tros piadosos y cristianos, y sencillos cofrades, catequis- tas seglares que por su vestido, por su forma de vida or- dinaria y el secreto de su dependencia de una sociedad religiosa, despertarian menos prejuicios en estos desdi- 76 thid., IV, 111, 45 chados tiempos. En este punto esperamos las érdenes de ‘Su Eminencia””. La idea inicial de Luis Querbes no tuvo continuidad inmediata. Era luna utopia esperar que los seglares del siglo XIX ejercieran funciones reservadas en aquel momento a los clérigos. Y de no haber sucedido asf hubiera sido una apropiacién del laicado por parte de la clericatu- ra, Serfa extraiio, por tanto, esperar la aprobacién romana de una so- ciedad mixta que acogfa a religiosos y seglares”, Pero entonces se trataba de defender los fines de su proyecto. Por eso escribe al cardenal M: “Sean cuales fueren las observaciones, las correccio- nes, los cambios que tengan que hacer en los Estatutos, la tinica cosa que me tomo la libertad de pedir con insis- tencia a su Eminencia es que se digne darme lo mas pronto posible la aprobacién, sean cuales fuere las mo- dificaciones, con tal de que se respete el fin y el nombre del institut”. Hacia el 4 6 5 de octubre el Fundador sale de Roma. El dia 12 Ile- gaa Lyon donde las sefioritas Comte le esperan con su coche particu- lar para llevarle a Vourles. A primeras horas del da 13, al divisar el coche, las campanas se echaron a vuelo. Después de una hora de entusiasmado desfile, el P. Querbes llega ante el mismo sagrario donde, aiios atrés, habia recibi- do la inspiracién de fundar una cofradfa. “Para ter- EI final de este hermoso dia fue, segiin el P, Favre, asi ‘minar la fiesta hubo por la tarde fogata y se eché un globo 77 CSV, Documents... VI, 76. 78 Cf. R. BONNAFOUS, 0. c., 101. 79 CSV, Documents. ..IV, 116. 80 P ROBERT, 0. ¢., 290. Y CF. 288-290. 46 3. LOS PRIMEROS CATEQUISTAS SE- GLARES Como hemos ido viendo, la redaccién de los Estatutos ha ido su- friendo cambios significativos. En los Estatutos presentados en el ministerio de Instruccién pibli- ca.en 1829, los catequistas no pronunciaban ningtin voto si bien se ad- mitian votos simples de devocién. Los asociados (agrégés) tenfan de- recho a casarse. En los Estatutos aprobados por Monsefior de Pins, el 11 de di- ciembre de 1833, la Asociacién es a la vez una piadosa Asociacién y una Congregacién religiosa. En los estatutos aprobados en Roma el 21 de setiembre de 1838 s6- Jo se habla de catequistas que emiten votos segiin la prictica de las Congregaciones aprobadas por la Iglesia. Los sujetos de estos nuevos Estatutos son los hermanos catequis- tas (fratres catechistae). Los cofrades o catequistas seglares han que- dado relegados a un apéndice que sdlo ha recibido un reconocimiento verbal. En estos afios el P. Querbes ha hecho una clara defensa de sus se- glares. Incluso busca fSrmulas disimuladas que aparentemente les confunda con religiosos para conseguir la aprobaci6n del arzobispo, Mons. de Pins". De hecho, en el otofio de 1832, cuando se fundan las primeras es- cuelas, ya existe esta realidad mixta. Nogier se encuentra en Brignais, Damoisel en Panissiére y el hermano Liauthaud abre la escuela de Francheville, “Nada tan edificante como la correspondencia de es- tos catequistas con su superior. Hermanos y asociados le dan pruebas de una ilimitada confianza y de una obe- diencia absoluta 81 Cf. L, GUTIERREZ, Los miembros agregados 0 catequistas seculares de San Viator. Vida viatoriana (Provincia de Espaia) 179 (Mayo 1978), 24-25. 82 p ROBERT, 0. c, 181. 41 En las listas que el Fundador confecciona en 183” no aparecen sus nombres, pero en la correspondencia que el P. Querbes recibe, més de un centenar de cartas, podemos descubrir a estos maestros agrega- dos y tras ellos su situacién, sus aspiraciones y dificultades. Podemos detectar los siguientes nombres, sospechando que otres pueden es: par a nuestra lista. 3.1. Jacques Damoisel.* Desde 1825 se encuentra de maestro en Panissiéres (Loire). Al ne- cesitar ayuda para llevar su escuela acude, en primer lugar al P. Cham- pagnat (Hermanos maristas.); luego a una Fundacién llamada de los ““Cartujos”. Por fin acude al P. Querbes que le promete ayuda a con- dicién de que se agregue a los Hermanos de San Viator Le manda co- ‘mo ayudante a Jacques Bachoud que le causaré muchos problemas por su incompetencia y su mal cardcter personal. Vive su trabajo enfrentado al alcalde y a los maestros de la escue- Ja comunal. La competencia de esta escuela se hace dura y pide al P. Querbes que le envie al Sr. Nogier para superar dicha competencia, El alcalde le quita la casa-escuela y tiene que adquirir otra para es- te fin, Esta nueva propiedad, junto con sus deudas, van a enturbiar sus relaciones con el Fundador. Se niega a ceder la propiedad y las deudas le reclaman por todas partes. En 1835 es destinado a Fouillouse y le sustituye Lussereau, otro agregado. EI | de abril de 1836 firma un contrato con el P, Querbes donde ce- de la casa de Panissiéres a la institucién viatoriana a cambio de pagar sus deudas y de recibir una pensién vitalicia de 150 francos anuales. 83 Cf, CSV, Documents...¥, 61-63. 4 Cf. L. GUTIERREZ, |. c., 21-33. Nota de R. Bonnafous: No hay que olvidar que hasta 1833 todos eran laicos y algunos de ellos permanecen asi hasta 1837-38. ce rrrespondance recue par le Pere Querbes, Direccién general CSV (Coteau du Lac-Quebec) 1960, Ml, 274; MI, 1, 5, 8, 14, 22, 26, 31, 35, 42, 45, 82, 91, 99, 10), 108, 113, 116, 118, 123, 140, 144, 147, 163, 165, 168, 193, 194, 283; IV, 2, 18, 46; VE, 32; XI, 37. Documents. Le Pere Querbes...1ML, 140; IV, 4 48 En la correspondencia posterior (1839) aparece ya como “ex-agre- ado", 3.2. Jacques Bachoud. Se agrega a la sociedad en Panissiéres, sin titulo para enseftar y con un mal cardcter para la convivencia. Hace de ayudante del Sr. Damoi- sel. Este se queja de su personalidad y su mal trato a los alumnos. Como le cuesta la convivencia pide cambio y pasa una temporada en escuelas rurales viviendo en casas curales. En 1837 es destinado a Donjon. Es bien recibido por el alealde y se da cuenta que hay alumnos que saben mas que él. Tiene problemas con el pérroco del pueblo. Dice que es un egofsta y que da mal de co- ‘mer. Ante estos problemas dice que “el mundo es ancho” y en 1838 ya no esté en la Sociedad. En 1843 aparece como hermano clérigo de San Viator en la obe- diencia de La Louvese. Trabaja en la escuela con el Sr. Bailly. Este en- ferma de viruela y pide insistentemente otra persona al P. Querbes y a Pedro Liauthaud. De nuevo, la convivencia empieza a enredarse. El echa la culpa al pérroco que les trata de “mercenarios” siendo, ade- mis, sembrador de cizafa entre él y su compaiiero. El parroco consigue despedirlo y el P. Querbes tiene que buscarle otra obediencia. 3.3. M. Lussereau.” Pide, desde Marseille, ser admitido en la Sociedad viatoriana. Se considera ya mayor para el sacerdocio y débil de fuerzas para el tra- bajo manual, ELP. Querbes le destina como agregado a Panissi@res en 1835. Aqui va a durar poco y crear muchos problemas dejando deudas y mala fa- ma, Pero sobre todo va a ser su carécter duro, apasionado y de pocas lu- ces lo que le va a definir como no apto para seguir siendo agregado. 86 Cf. ID., Correspondance recue. ML 278; MIL, 6, 13, 28; IVg 173, 176; V, 17, 33, 84; XI, 177; XIN, 65, 90, 100, 111, 139, 145, 189, 200, 214; XIV, 18,'52. Documents...1V, 49. 87 CE. ID. Correspondance recue.... Ml, 137, 151, 166, 243; IV, 9. 49 EI P. Querbes se lo acerca a Vourles pero en abril de 1836 ya esté fue- rade la Sociedad. 3.4. Thomas Nogier."* Hace su formula de agregaci6n en 1832. Esté de maestro en Bri nais y en 1834 el P. Querbes le cambia de obediencia. En una carta de noviembre de 1838 en la que intenta arreglar alguna deuda, aparece ya como ex-agregado. “Duré poco en las filas del P. Querbes, pese a ser un hombre sano; probablemente por no ser posible aceptar ca- tequistas casados ante la prohibicién del Sr: Arzobispo””. 3.5. J. M. Convert.” En 1835 esté en Orlignas (Rhéne) como agregado. El Fundador le da un aviso serio por su conducta y le prohibe que lleve sotana. El di- ce que todo eso son calumnias contra él Se queja de su parroco porque le pone en ridiculo, le hace comer aparte y dormir en el granero. En una de sus cartas expresa su adhesién y confianza al P. Querbe: “pese a lo raro que soy, usted tiene sobre mi una gran influencia so- bre mi atolondramiento y sobre mi corazén siempre presto a acoger cuanto la caridad os inspire decirme” (20-IX-1835). EL P, Querbes le da un nuevo destino en el cual no se encuentra a gusto. Por eso escribe una carta al pérroco de Orliénes para alcanzar sus favores y volver al mismo lugar para buscarse una posicién en la vida “ya que es mi tltimo afio con el Sr. Querbes...Yale he advertido que después de este afto ya no seré de los suyos” (octubre 1835). Su tltimo documento (11 de febrero de 1837) es un mensaje al Fundador donde manifiesta de forma confusa y atolondrada un asunto turbio que le viene atormentando desde su estancia en Orl Después no hay més noticias sobre él. 88 Cf. bid, M1, 282; II, 88, 93; IV, 120. 89 L. GUTTERREZ, |. ., 27-28 9 CE. CSV, Cotrespondance recue... II, 159, 167, 176, 197, 203; 1¥, 181 50 3.6. Jean Delmas.” La primera carta que conocemos dirigida al P. Querbes es de se- tiembre de 1835. Trabaja en St. Didier en compaiiia del Sr. Pascal. Es- t4 contento con su trabajo. En estas primeras cartas insiste en el requerimiento de tener en sus propias manos su titulo de instructor elemental. Por fin consigue del inspector de educacién un certificado que dice que dicho titulo ha si- do entregado y que est en manos del Sr. Querbes. La segunda realidad que se manifiesta en sus cartas es el arrepen- ulpas por algin asunto desagradable para él y para la Sociedad viatoriana. El 13 de abril de 1837 aparece ya como ex-agregado, En sus iti- mas cartas muestra agradecimiento y reconocimiento del cardcter dul- ce y bondadoso del P. Querbes. 3.7. Jean Richard.” Nos encontramos con una historia vocacional muy movida en me- nos de un aiio. A principios de 1835 est en Grigny como agregado, EI 16 de mayo aparece como hermano de la Sagrada Familia bajo la autoridad del obispo de Belly. Es superior de los hermanos que traba- jan en la catedral. Se le ve bastante animado en este puesto hasta el punto de invitar al hermano Antonio Thibaudier a unirse a él. El 2 de octubre aparece, de nuevo, como agregado. Parece que en todo esto in- fluye su dependencia paterna y su delicada salud de estémago, Pero tiene carifio a la obra y en tres ocasiones aparece como reclu- tador de nuevos candidatos para la obra del P. Querbes. Tras dos afios de relacién titubeante con la Sociedad, se despide del Fundador con estas palabras: “La presente es para desearle dias felices y para agradecerle sus atenciones y bondades paternas que ha tenido conmigo durante este tiempo feliz que he estado con ustedes... 91 CE. Ibid, MIL, 182; IV, 11, 42, 50, 60, 225, 231; Vy 119. 92 CE. Ibid., IIL, 133, 156, 157, 170, 188, 195, 271; IV, 248; V, 7, 77, 122. SI Si me he visto obligado a abandonarles, creedme que no lo he hecho sin derramar muchas lagrimas”. (31 de diciembre de 1837). 3.8. Stéphane Girerd.” Su caso es peculiar, En 1836 aparece como catequista menor y en una de sus cartas de 1840 firma como “catequista menor, segiin ei an- tiguo régimen”. Y es que después de la aprobacién pontificia no se de- cide a hacer votos y quiere ser admitido como agregado. Este deseo va a ser tema de debate entre el P. Querbes, Stéphane y su madre. Esta aparece en todas las cartas del hijo e incluso llegé a es- cribir en dos ocasiones al Fundador para programar y defender sus as- piraciones. Segiin ella, la ensefianza no le iba bien a la salud de su hi- jo. Mejor era que fuera sacerdote 0 comerciante. Otra de las grandes preocupaciones de la sefiora era qué iba a pasar con los bienes fami- liares después de su muerte. En su tltima carta le reco-dard al Funda- lor: “Usted nos dijo en Lyon que no queria los bienes de mi hijo sino su persona” (21 de diciembre de 1840). El 24 de octubre de 1840 el P. Querbes escribia al P, Faure co- municéndole las tiltimas obediencias. En uno de los pirrafos se pue- de leer: “Robin reemplaza a Stéphane que ha sido despedido defini- tivamente™, — Cuando el arzobispo Hlamé la atencién al P. Querbes por cuestién de escdindalo de alguno de los suyos que deshonraban la sotana (no- viembre de 1836), él escribi6 al Sr. Cattet, vicario general, una carta en defensa de su obra en la cual habla de algunos agregados. El parrafo que hace referencia a los nombrados anteriormente pue- de ser interesante para completar un poco mas este apartado. “Me dice, setor Vicario general, que algunos indivi- duos antiguos CSV no han honrado el hdbito eclesidsti- co. Lo que me extraita es que la primera noticia de ello esa través de una decisién tan importante y rigurosa. 95 Cf. Ibid., VI, 242; VIEL, 19, 176, 209, 246, 260. 94 1D. Documents...VI, 90. 52 Hasta ahora no ha llegado a mi conocimiento ningtin he- cho concreto. He aqui los nombres de los que han salido de nuestra sociedad: L- M. NOGIER, maestro en Brignais, se ha casado alli por consejo del sr. parroco. Jamds ha llevado nues- 110 habito y siempre ha vivido como buen cristiano. 2. M. DELMAS estaba en St. Didierau-Montd'Or, desgraciadamente nunca ha llevado otra cosa que el tra- Je civil. En el fondo es un hombre excelente, pero sin buen juicio. A mi pesar tuve que conservarle en el prin- cipio a instancias de M. Forget que me lo habia confia- do. 3.- Un tal LUSSEREAU, que estuvo seis meses en Pa- nissires con hdbito, y al que lo quitamos y despachamos a causa de su originalidad, pero no debido a escéndalos. 4.- El Sr. DAMOISEL, antiguo hermano del instituto de Mons. Bochard, parece querer retirarse o permanecer entre nosotros segiin sus intereses y al que vamos a ex- cluir. Su conducta exterior ha sido siempre normal. 5. ¥ hay otro (parece que habla de Convert*) al que he puesto en la escuela de Vourles para vigilarle de cer- ca. No ha llevado habito mas que el poco tiempo que ha estado en Orliénas . Se le quité por quejas del sr. parro- co, que tuvo luego la «delicadeza» de alojar a su sucesor en la hospederia sin prevenirme de volver luego a llamar al que habia despachado. Sélo éste, aunque en este mo- ‘mento vaya bien, podria comprometernos por su ligere- za. Marcharé pronto o no volverd a tomar el hdbito més que dentro de algunos afios’™", Otros nombres aparecen junto a estos agregados. Pero las referen- cias son cortas incompletas. Baste este pérrafo de una carta de mar- 20 de 1837 que el P. Querbes escribe al P. Faure para dejar constancia de posibles olvidos. 95 L. GUTIERREZ, L. ¢., 29. 96 csv, Documents... IV, 9. 53 “He despachado a M. Johanny de su escuela. Ha ido @ reemplazarle M. Perret hasta finales de abril. Pronto habré que hacer lo mismo con Convert y Poncillon””. Al terminar este apartado me parece oportuno recordar algunas pinceladas de cémo el P. Querbes -siguiendo las exigencias de su tiempo- organiza a sus asociados y les diferencia de sus religiosos. inte todo, el secreto. Es necesario que la cualidad de catequista secular sea ignorada por el piblico e in- cluso por los Clérigos de San Viator. Es el gusto del tiem- po: sociedades secretas, confesionales 0 no, florecen por todas partes mientras que liberales y realistas se oponen y se combaten, y la escuela se ha convertido en un cam- po de batalla. La misién es comiin a los Hermanos y a los Catequi tas seculares; por otra parte quien envia es la misma per- sona, el Director principal, pero no tienen nada mds en comin, desde luego no la vida comunitaria (...) Aunque los Catequistas seculares son enviados por el Director y cambiados por él, tienen una estructura pro- pia con responsabilidades que conllevan una autoridad real sobre ellos. Sus visitadores van a las escuelas a ins- peccionar a sus cofrades. Es de notar, finalmente, que el P. Querbes espera que estos Catequistas seculares tengan dignidad, personali- dad. En cierto modo, las condiciones de ingreso son mas severas que las que se exigen a los postulantes para en- trar al noviciado. La fraternidad no es un salvavidas pa- ra personas que habrian fracasado en otra parte. Ninguno de los nombres de los asociados mencionados en este ca- pitulo aparecen en el necrologio que recoge todos los religiosos funtos desde los orfgenes de la Congregacién. 97 bid, Iv, 98 R, BONNAFOLS, “EI capitulo adicional sobre los cofrades 0 catequistas se- culares”. VIATOR-Roma vol. Ill, N.° 8 (1997), 4 54 4. ANTES DEL VATICANO II 4.1. La cuestién canénica EL, Querbes Ilevaba a Roma su idea original pero aconsejado por el P. Rosaven ~Consultor- s6lo presenté los Estatutos que definfan su obra como Congregacién religiosa, No obstante aflade un apéndice que el P. Rosaven describia asf: “En cuanto al apéndice aftadido en el ejemplar fran- cés y que no consta en el ejemplar preseniado a la Sa- grada Congregacién y que me transmitieron después, co- mo se trata de algo que atin no ha comenzado a ejecu- tarse, no procede a decidir nada sobre el particular, en tanto que la experiencia no demuestre la utitidad del pro- ecto” Este apéndice hablaba de los cofrades. El P. Querbes los enmarca- ba fuera de la Congregacién pero deseaba mantenerlos como adjuntos, “como Cofradia u Orden tercera seglar”™. El Derecho romano no estaba pensado para unir varias cosas, Era algo original para aquella época. Era y serd una cuesti6n pendiente: fa cuestion canénica. Hen este {Cuél era el marco juridico eclesi de reconocimiento y aprobaciones -Mpo y para este tipo El concilio de Trento se ocupé de las Grdenes religiosas en su dilti- ma sesién XXV. Una sesién répida que duré dos dfas: 3 y 4 de ciembre de 1563. Se aprobé un decreto que recoge 22 puntos para la reforma de la Grdenes, muchas de ellas en situacién de cecadencia”. Los Papas posteriores se preocuparon de llevar a cabo las reformas tridentinas. Destacamos a Clemente VIII (1592-1605) que crea la in de Obispos y Regulares para ocuparse de los asuntos y do en P. ROBERT, 0. c., 275 - nota 2 101 Cf, J, ALVAREZ GOMEZ, Historia de la Vida religiosa II. Publi retianas. Madrid, 1990, 278-279, aciones Cle Pero el concilio de Trento legislé solamente para las tradicionales 6rdenes religiosas. Sin embargo, ya desde finales del siglo XVI, van surgiendo piadosas asociaciones de clérigos y laicos que viven en co- munidad y que se entregan a una actividad apostética concreta. Inclu- so hay asociaciones que emiten votos simples y que poco a poco van tomando el nombre de Congregacién religiosa. La confirmacién definitiva de las congregaciones masculinas de votos simples tuvo lugar a lo largo del siglo XVII con la Fundacién de varias congregaciones que fueron adquiriendo, paso a paso, una am- plia difusién y que marcaron la pauta para todas las posteriores en cuanto a su estructura y fundacién'®. Estas congregaciones tienen sus Constituciones auténomas; sus miembros, después de un afto de noviciado, emiten profesién de los tres votos de pobreza castidad y obediencia. Viven en comunidad y se dedican, con sus diversas tareas apostdlicas, a cubrir las nuevas nece~ sidades de los hombres. y de la evangelizacién. Responden, asi, a Ia Hamada del Espiritu para hacer frente a los nuevos problemas de la modernidad, La aceptacién de las congregaciones de votos simples frente a las tradicionales Grdenes religiosas— se va dando con los siguientes pasos: “1) La Santa Sede, dando por desconiada ta distin- n estricta entre Ordenes y Congregaciones, establecié que el derecho regular, incluida la propia terminologia, no se aplicase a las Congregaciones, ano ser que se die- se una explicita o implicita aplicacién a eilas, y siempre en casos singulares. 2) La Santa Sede toleré no sdlo de hecho, sino tam- bién tebricamente, la aprobacién de las Congregaciones por parte de los Ordinarios del lugar, y, después de ser confirmadas por una larga experiencia y de haber alcan- zado una amplia difusién y garantia ministerial, las re- conocia oficialmente. De este modo, se dio lugar a la dis- tincién no sé6lo tedrica, sino también préctica, entre Con- gregaciones pontificias y Congregaciones diocesanas. 102 Cf. thid., 393, 36 3) Las Congregaciones diocesanas fueron puestas, te- Grica y précticamente, bajo la jurisdiccién de los Ordi- narios. Teoria y practica que fueron sancionadas por la Constitucién Quamwvis iusto (3041749) de Benedicto XIV. Estas Congregaciones diocesanas pasaron, asi, a ser consideradas como el primer analogado de las Congre- gaciones de votos simples, como algo incompleto que tend(a, por su propia naturaleza, a la plenitud; la cual les advenia al ser declaradas Congregaciones pontificias. Ahora bien, esta categoria de pontificias no les era reco- nocida por la Santa Sede si no habfan conseguido una expansidn por varias didcesis. La primera aprobacién pontificia les era concedida por el Decreto de alabanza de la Santa Sede, y, después de algiin tiempo, durante el cual hubiesen manifestado su vitalidad interior y apost6- lica, la Santa Sede les concedia la aprobacién pontificia definitiva”™. Junto a estas instituciones que se identificaban por la practica de los tres consejos evangélicos, surgen, igualmente después del concilio de Trento, una serie de asociaciones y sociedades que -sin voto- tie- hen tres caracteristicas fundamentales: finalidad apostélica, seculari- dad e incardinacién diocesana"™ En 1575 San Felipe Neri funda el Oratorio romano. Mas tarde, en 1611, Pedro de Bérulle funda el Oratorio francés. A partir de aqui sur- gieron nuevas sociedades con elementos diferenciadores que han dado lugar a una gran pluralidad. Podemos distinguir cinco grupos diferentes: 1.- Sociedades que carecen de todo vinculo especial explicito. Vi- ven la pobreza, la obediencia y la castidad no en fuerza de un voto 0 de otro compromiso cualquiera, sino en fuerza de la dimensién evan- gélica que estas virtudes tienen. 2.- Sociedades cuya finalidad es la evangelizacién de los pueblos que atin no conocen a Cristo. Se asemejan a los institutas de vida re- ligiosa pero sin profesién explicita de los consejos evangélicos. 103 4. LARRAONA, Commentarium in partem secundari libri il Codicis 135- 137. Citado en J, ALVAREZ GOMEZ, 0. ., 389. 104 CF. J. ALVAREZ. GOMEZ, 0. 6, 345-347. 7 3.- Los miembros de la Sociedad se comprometen a un vinculo expreso de fidelidad y de obediencia en funcién de su ministerio apostdlico. 4.- Sociedades donde se profesan los consejos evangélicos me- diante vinculos peculiares privados. 5.- Sociedades que profesan institucionalmente los consejos evan- g6licos pero que jurfdicamente no pertenecen al estamento religioso™. Esta multiplicidad de formas y la abundante y variada legislacién eclesial Ilev6 a la necesidad de organizar juridicamente estas formas de compromiso religioso y evangélico. Todo esto se estructura -con poco equilibrio teolégico y juridico™~ en el Cédigo de Derecho Ca- nénico de 1917", El Libro segundo (“De las personas”) en la parte segunda habla del estado religioso “por el cual los fieles, ademas de los preceptos comun se imponen también la obligacién de practicar los consejos evangélicos ‘mediante los tres votos de obediencia, castidad y pobreza” (c. 487). Y al final de esta parte segunda dedica un titulo a las “Sociedades de varones y mujeres que viven en comunidad sin votos”. Asi se des- cribe este tipo de sociedades. ‘La sociedad, ya sea de varones, ya de mujeres, en la cual las asociaciones imitan la manera de vivir de los re- ligiosos viviendo en comunidad bajo el régimen de Supe- rriores segtin las Constituciones aprobadas, pero sin es- tar ligados por los tres votos piiblicos acostumbrados, no es religién propiamente dicha, ni sus socios se designan en sentido propio con el nombre de religiosos” (c. 673). La “parte tercera” esta dedicada a los seglares y habla de las aso- ciaciones de fieles donde incluye: terceras drdenes seculares; cofra- dias y pias uniones; archicofradias y uniones primarias. Estas asociaciones de fieles son descritas asi: 105 cy 106 Ibid, 347-349. Ibid., 349. 107 Cf. Gédigo Derecho Canénico de 1917. Biblioteca de Auores Cristianos. Madrid 1954, 5." edicidn, cc. 673-681 58. “Las asociaciones distintas de las religiones o socieda- des de que se ocupan los cdnones 487-681, pueden ser constituidas por la Iglesia, bien sea para promover entre los socios una vida cristiana mds perfecta, bien para el ejerei- cio de algunas obras de piedad o de caridad, bien, final- ‘mente, para el acrecentamiento del culto piiblico” (c. 685). Esta organizacién y divisiGn juridica también estén presentes en tiempos de Luis Querbes. Su fundacién tiene fuerza carismética y uti- lidad apostética para las urgencias de su tiempo. Podia haber vuelto de Roma con una doble Fundaci6n: una Congregacién religiosa y una Asociacién 0 Tercera orden... Pero las prisas, la falta de experiencia histérica de su i nte obra y la complejidad juridica determinaron el camino menos complicado. Definir juridicamente una obra de composicién mixta con una le- gislacién que no admite tal diversidad es y sera cuestidn dificil. Es la “cuestién candnica”. en su obra como Congregacién religiosa. Le habian aprobado los Es- tatutos . Ahora tenia que ir completando su comprensién y aplicacién, Para ello inicia el comentario de los Estatutos aprobados en 1838, Redact6 tres borradores que no guardan fecha. En el otofio de 1855 Ms. Bourget, de viaje por Europa, le sugiere algunas observaciones. Con ellas y con su paciente trabajo prepara un cuaderno titulado “Manual necesario de los Clérigos de San Viator”. Este saldré a la luz en 1861, dos afios después de su muerte. Leyendo sus paginas, raramente el P. Querbes emplea la palabra “clérigos”, “religiosos", “hermanos” para hablar de los religiosos; em- plea mas habitualmente “hermano de San Viator”, “Catequista de San jator”, 0 sencillamente el término que encontramos més a menudo, “Catequista™ Desatendida la oferta eclesial de sus catequistas seglares, el Fun- dador se aferra en ofrecer e insistir en su fin. 108 Cf, R, BONNAFOUS, 0. €., 157 39 “Importa que a todo trance justifiquemos el nombre con que la Iglesia distingue a nuestro Instituto, Los ma- les que la devastan provienen sobre todo de la ignoran- cia de las primeras verdades de la religién en que lan- guidecen los niftos. Estudiar y ensefiar la doctrina cris- tiana: esa es nuestra vida" Los siguientes Manuales van a seguir este esquema basico ini admitiendo cambios al ritmo de los tiempos. Asi, el Capitulo general de 1919 revisa los Estatutos acomodandolos al nuevo Cédigo (1917), Estos cambios serdn aprobados por la Sagrada Congregacién de Re- ligiosos el 26 de abril de 1922. El Manual posterior, antes del Vaticano I, sufrira cambios impor- tantes en sus Estatutos -Constituciones en el Capitulo general de 1952. La Sagrada Congregaci6n de Religiosos aprobard estas nuevas Constituciones el 31 de julio de 1953. El Capitulo general de 1957 aprobaré el desarrollo de un nuevo Manual bajo la autoridad de la Di- reccién general. Pero todos estos cambios se hacen sobre la misma base: sobre una Congregacién religiosa. Los asociados-seglares tendriin que esperar unos nuevos tiempos y una nueva Iglesia donde el seglar recupere suv auténtica y original identidad. 4.3. Los Capitulos generales desde 1845 a 1962 La Sociedad de San Viator ya es una Congregacién :eligiosa. Co- mo es l6gico, la preocupacién de estos veinte Capitulos generales va a estar en tomo a la renovacién 0 cambios de los Estatutos, Directorios y Reglamentos que exigen los tiempos y la Iglesia. Los grandes aniversarios congregacionales vuelven su mirada a la imagen del Fundador pero condicionados por su contexto. Asi, el Ca- pitulo general de 1928 proyecta la celebracién del certenario de la aprobacién diocesana (1831) pidiendo un indulgencia jubilar a la San- ta Sede y dejando a cada Provincia la organizacion de la celebracién. EI Capitulo general de 1957 conmemora el centenario de la muer- te de Luis Querbes (1859) con estos objetivos: 109 CSV, Documents... VII, 101 + profundizar en su espiritualidad; + seguir con la publicacién de sus document ir hacia una biografia eritica junto a otras publicaciones mas ap- tas para jévenes. El primer Capitulo general de 1845, viviendo todavfa el Fundador, tiene un decisi6n capitular que dice ast: “Se ha determinado que los sujetos equivocos, emba- razosos 0 intitiles serdn despedidos de la casa 0 de la misma Sociedad si no tuvieran votos, ya que si los tuvie- ran deberian incurrir en casos de exclusién"”. {Quignes eran éstos “si no tuvieran votos™? Se trata de una pricti- ca habitual en la Congregacién: después de un aio de noviciado, el no- vicio no emitia votos y pasaba una temporada —hasta 3 6 4 afios~ ba- jo el cuidado de un religioso educador que le servfa de modelo y acompafiante vocacional!”. El Capitulo de 1890 pregunta si se pueden admitir sordo-mudos a la Congregacién. La respuesta es que se siga las mismas exigencias que para la tonsura, La peticién no tiene respuesta afirmativa. Habra que esperar a 1927 para ver constituida la Asociacién de Oblatos de San Viator. Reconociendo el interés que esta Asociacién puede tener desde la linea de este trabajo, merece la pena aportar algtin dato mas de este acontecimiento, Ante la negativa de este Capitulo general de 1890, algunos miem- bros de la Provincia de Montreal (P. Cadieux; P. J. A. Charlebois) em- prenden el proyecto de crear una Tercera orden. Pero la Sagrada Con- gregacion de Religiosos rechaza esta iniciativa y recomienda estable- cer una Asociacidn bajo la protecci6n del Sr. Arzobispo. Aceptada la propuesta por Ms. Georges Gauthier, Administrador apostdlico de Montreal, el 4 de mayo se tiene la ceremonia de ereccién con estas clatisulas: 10 Ae, CSV, Décisions capitulaires. Cap. Géneral 1845. (Edicién canadiense). Direceién General. Roma, 2 111 Aclaracién de R, Bonnafous. 61 “1 En los limites previstos por los santos canones 684 y siguientes, 707 y siguientes: Nos, establecemos y erigimos candnicamente la Asociacién de Oblatos de San Viator. 2.- Esta Asociacién serd regida por los reglamentos que hemos aprobado y que son afiadidos en el presente decreto. 3.- Los Oblatos de San Viator harén votos anuales privados y llevardn un traje especial, segin se determina en dichos reglamentos 4.- Nos, establecemos esta Asociacién bajo nuestra dependencia y la del Superior general de los Clérigos de San Viator, y bajo la direccién inmediata de los superio- res de la Institucién de sordo-mudos. 5.- Nos, ponemos esta Asociacién bajo la proteccié en primer lugar, de San Viator y, en segundo lugar, bajo a proteccién de San Francisco de Sales. Dado en Montreal bajo nuestra firma y sello...el cua- tro de mayo de 1927" En estos afios se vive con mas fuerza lo clerical que lo laical. El Ca- pitulo de 1937 pide a la Santa Sede que el Instituto sea reconocido Con- gregacién clerical. Esta tendencia se hace notar en las Provincias canadienses y ame- ricanas. Asf, en el Capftulo general de 1962 se hace esta petici “Erigir «ad experimentum» una Provincia regular predominante clerical que agrupe sobre todo obras cle- rricales de la actual Provincia de Montreal, quedando és- ta por el hecho mismo predominantemente laical”™. Presentada esta peticién a la Sagrada Congregacién de Religiosos, ésta respondia: 12 csv, Annuaire de instinution des Clers de Saint Viateur. Direccién general 1927, 135-145. 113 M, SUDRES, Circtlar n.° 11. Decisiones capitulares 1962. Diteccién gene- ral CSV, Roma 1962, 9. 62 ‘La Sagrada Congregacién estima que no hay lugar a llevar a la practica este proyecto y que la Provincia de Montreal debe permanecer en su conjunto lo que es ac- tualmente mientras que otras circunstancias no hagan imperiosa su division”™. Este Capitulo se preocupara del crecimiento y solidez de la voca- cién de los hermanos mediante “una formacién completa: espiritual, intelectual, profesional y sobre todo catequética”"’. Segiin nos acercamos a las puertas del Vaticano II, los deseos de re- novacién y adaptaci6n de Ia vida religiosa se van manifestando en los escritos internos. Asi, el Superior general Miguel Sudres escribe, en 1959, una circular titulada: “La adaptacién”. En ella propone varios criterios de adaptacién. En uno de ellos, referido al espiritu del Fun- dador, dice ast: “El espiritu de una Congregacién -podria decirse—es lo que caracteriza la diferencia de las demés y constituye ‘su razén de ser: el fin especial, género de vida y modo de ‘acci6n, la espiritualidad y formas de apostolado que reci- be de su Fundador y que a Iglesia ha aprovado”". ‘Mas tarde, cerrando el centenario de la muerte de Luis Querbes, re- cordard, después de muchos aios de olvido, la originalidad del Fun- dador por su afin de acercar el I “...Mas por sus iniciativas se convierte en precursor, adelantdndose un siglo, con una formula original que en- tonces asombré a las esferas romanas, pero que aparece ya como una de las formulas mas felices de la pastoral moderna. Baste mencionar su afén por acercar el laicado al al- tar, cuando el clericalismo, muy arraigado todavia, se empefiaba en separarlo”"”. 114 1D. Circular n.* 13. Comunicacion de un decreto de la Sagrada Congre- gacion de Religiosos. Direccién general. Roma, 1963, 3. 115 1p, cireular n.* 116 1p., Circular n.° 5, La adapacion. Dire 1959, 19, 117 [p,, Circular n.° 6, Direccién general CSV, Coteau du Lac 1959, 3-4. 1, Decisiones capitulares..., 21. in general CSV, Coteau du Lac 63 ‘Todavia no es tiempo del seglar. La Iglesia esté fuertemente jerar- quizada. Habra que esperar al Vaticano II para recuperar nuestros ori- genes y situar la vida religiosa y la vocaci6n del seglar dentro de una Iglesia que se comprende asf misma como pueblo de Dios. 5. EL CONCILIO VATICANO II Los Clérigos de San Viator siguen caminando en la historia con su composiciGn originaria olvidada. Pero nacié como maqueta del pue- blo de Dios donde tienen identidad sacerdotes, religiosos y laicos. Hay que esperar a la renovaci6n traida por el Vaticano II para si- tuarnos ante una nueva eclesiologéa, para recuperar Ia identidad del laico y para poner en marcha la renovacién de la vida religiosa. Por tanto, he aquf la raz6n o razones para incluir este capitulo es- pecial dentro de la historia de los Clérigos de San Viator: + La vida religiosa se da dentro de la vida y la historia de la Iglesi + La eclesiologia es uno de los fundamentos para establecer las ba- ses teolégicas de esta vida religiosa y su comprensién dentro del pueblo de Dios. * La identidad y el papel peculiar del seglar, hasta ahora olvidado, va.a despertar con fuerza en una Iglesia que reconoce su persona- lidad y su responsabilidad apost6lica. + Asentadas las bases doctrinales y teol6gicas podremos compren- der mejor la renovaci6n que se va a despertar entre los Clérigos de San Viator a través de sus Capitulos generales as{ como la re- cuperacién del seglar ~del asociado- sujeto de perterencia desde los origenes fundacionales. Al final de cada apartado iré sacando aquellas pistas de renova ‘que me parecen importantes cara a la refundacién. Por todo esto desarrollo el presente apartado con esta divisién: 5.1.- Nuevo marco eclesiolégico en el Vaticano II 5.2. El laico en los textos conciliares 5.3.- La vida religiosa en los documentos conciliares 5.1, Nuevo marco eclesiolégico en el Vaticano I Centrandome en la Constitucién Lumen gentium (LG) puedo sei lar estos cuatro titulos o claves eclesiolégicas'"*: M8 Cf, J. A. ESTRADA, Del ministerio de ta Iglesia al pueblo de Dios, Ed, Si- gueme. Salamanca 1988. 65 5.1L El misterio de la Iglesia La Iglesia, pueblo de Dios .1.3.- La Iglesia, sacramento de salvacién 5.1.4. La Iglesia, cuerpo de Cristo Con estos titulos pretendo dar una visién unificada de la Igles “La Iglesia es una, los nombres de la Iglesia son di- versos, y los contenidos y estructuraciones que se han da- do a esos «nombres» son también variables y condiciona- dos histéricamente, aunque ldgicamente hay unas lineas matrices que subyacen a cada titulo eclesioldgico”™. A la vez, pretendo, de forma muy simplificada, poner las bases eclesiol6gicas para incluir en ellas el proyecto viatoriano como pro- yecto dentro del mismo pueblo de Dios. 5.1.1. El misterio de la Iglesia El primer capitulo de Lumen gentium se titula El misterio de la Iglesia. Es un titulo fundamental y que abarca la totalidad eclesial. La palabra misterio tomada en clave paulina~ designa el plan sal- ifico de Dios que se va revelando en la historia de los hombres. Y es- ta salvacién es un proyecto trinitario: “Vino, por tanto el Hijo, enviado por el Padre, que nos eligié en El antes de la creacién del mundo y nos predes- tind a ser hijos adoptivos, porque se complacié en restau- rar en El todas las cosas”. (Cf. Ef. 1,4:5 y 10) (LG 3). Y esta accién salvadora no se centré s6lo en el Hijc; también esti la accién del Espiritu: “Consumada la obra que el Padre encomends reali- zar al Hijo sobre la tierra, fue enviado el Espiritu Santo el dia de Pentecostés a fin de santificar indefinidamente la Iglesia y para que de este modo los fieles tengan ac- ceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espiri- tu”, (Cf. Ef. 2, 18) (LG 4), 19 hid. 10. Una Iglesia que surge asf en consenso trinitario, s6lo puede ser defi- nida como acontecimiento comunitario, como experiencia relacional de comunién, Este plan salvifico acontece en medio de la historia de los hombres y esto exige que esta propuesta salvadora pueda ser captada por el hom- bre, en su cultura y momento histérico. La revelacién divina, ademas de ser una realidad mistérica ¢ invisible, es también una realidad visible y encamada, Desde la encamacién de Jestis en la historia ya no es posible el dualismo sagrado/profano. Lo natural esta abierto a lo sobrenatural. Y esta revelacién acontece también en la Iglesia que aparece desde su propia naturaleza como una realidad visible e invisible: “La Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser consideradas como dos cosas distintas, sino que mas bien forman una realidad compleja que esté integrada de un elemento humano y otro divino” (LG 8). Como realidad visible est sumergida en la realidad de 1o humano y afectada por la relatividad de lo hist6rico. Y por esto mismo se pue- de dar en ella un pecado estructural, donde ella misma se puede con- siderar “comunién de pecadores”™. Y como realidad vis ble, la Iglesia s6lo es posible si esta abierta al mundo, dialogante, abierta a los signos de los tiempos y dis- puesta a rechazar la tentacién de “identificar lo sagrado con lo ecle- sial, lo eclesial con lo institucional-jerdrquico y la autoridad jerdr- quica con el mismo Cristo”. Desde esta visidn de la Iglesia como misterio podemos recuperar algunas pistas de renovacién: i la Iglesia nace de la iniciativa amorosa del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo, el creyente esta comprometido a participar en es- ta misma dindmica trascendente y amorosa. * Dios se ha manifestado como comunién. Por esto mismo, sélo una estructura de comuni6n refleja adecuadamente el misterio de la Iglesia. 120 cf, bid, 57. 121 hid, 67. 67 + La construccién de la comunién es tarea de todos y no se puede pensar en un grupo que organice o gobierne esta comunién y otros que actiien y obedezcan, + El amor de Dios se ha manifestado en el mundo y en la historia, por eso el creyente acepta el mundo como interlocutor de didlogo y se deja interpelar por los signos de los tiempos. * Desde la encarnacién de Jess lo profano y lo sagrado han que- dado integrados. Y por lo mismo, dentro de la Iglesia no es po: ble mantener el dualismo sagrado/profano. 5.1.2, La Iglesia, pueblo de Dios “No cabe duda de que tanto la idea de misterio como la de pueblo de Dios son dos conceptos claves de la Constitucién, dentro de los cuales hay que integrar ~co- lio todas las imagenes y definiciones Ademés, la colocacién del capitulo segundo “EI pueblo de Dios” antes que el capitulo dedicado a la Constitucién jerdrquica de la Igle- sia fue algo muy pensado y debatido por los padres conciliares. “Este orden manifiesta bien las intenciones del conci- lio: hablar de lo que es comiin a todos los miembros de la Iglesia antes de hablar de diferencias, La Iglesia es un pueblo y todos somos miembros de él, todos somos en es- te sentido «laicos»””™ Supuso un giro copernicano cuyos frutos los hemos ido viendo @ pesar de las corrientes involucionistas. La Iglesia no es primariamen- te jerarquia. Los ministerios y ministros no se sittian por encima o fue- ra de esta realidad. La jerarqufa y los ministerios se sitian dentro del pueblo de Dios y no al revés. La denominacién pueblo de Dios tiene continuidad con el antiguo pueblo de Israel, pero a la vez supone una ruptura y una novedad que quedan expresados con la celebracién del bautismo: 12 hid, 175. 123, A. ESTRADA, La Iglesia, identidad y cambio. El concepto de Iglesia del Va- licano I a nuestros dias, Edic, Cristi¢ndad. Madrid 1985, 81, 68 “Pues quienes creen en Cristo, renacidos no de un germen corruptible sino de uno incorruptible, mediante la palabra del Dios vivo (cf. 1 Pe. 1, 23), no de la carne sino del agua y del Espiritu Santo (cf. Jn. 3, 5-6), pasan, finalmente a constituir un «linaje escogido, sacerdocio regio, nacién santa, pueblo de adquisicién.... que en un tiempo no era pueblo y ahora es pueblo de Dios»” (1 Pe 2, 9-10) (LG 9). Este pueblo se siente dinamizado por la acci6n del Espiritu Santo que, ademés de hacerse presente por los sacramentos y ministerios, “distribuye gracias especiales entre los fieles de cual- quier condicién, «distribuye a cada uno segin quiere» (I Cor. 12, 11) sus dones, con los que les hace eptos y pron- tos para ejercer las diversas obras y deberes que sean titiles para la renovacién y la mayor edificacion de la Iglesia” (LG 12). En esta nueva orientaci6n conciliar s tario de la fe: ubraya el cardcter comuni- “Sin embargo, fue voluntad de Dios el santificar y sal- var alos hombres, no aisladamente, sin conexién alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente” (LG 9). Desde una perspectiva més laical y renovada podemos afirmar: * Que todo bautizado es miembro activo y corresponsable y esta responsabilidad no le viene por delegacién sino por la propia na- turaleza del bautismo donde hemos sido hechos sacerdotes, pro- fetas y reyes, y por lo mismo, llamados a ser testigos de Cristo, oyentes de su Palabra y anunciadores de su mensaje. + La pertenencia a este pueblo hunde sus rafces en el bautismo. Existe una igualdad radical que precede a toda diferenciacién es- tablecida por el funcionamiento de la vida comunitaria. Es nece- sario superar el concepto sociolégico que confunde a la Iglesia con la jerarquia. “Nuestro lenguaje tiende a identificar la Iglesia (que es ante todo un pueblo, una Congregacién, una comunidad) con una parte de ella (la institucién eclesidstica)”” 124 thi, 82 + Pueblo de Dios recuerda la dimensién antropolégica e histérica del proyecto salvador de Dios. La historia humana, lo secular, es el lugar concreto del reino de Dios. “El Dios de la creacién y el de la historia es el mismo; por eso hay que rechazar una yuxta- posicién neta y tajante entre el orden sobrenatura! y el natural, entre el orden de la raz6n y el orden de la gracia 5.1.3. La Iglesia, sacramento de salvacién Comprender Ia Iglesia como misterio nos Heva a comprenderla, también, como sacramento, es decir, un signo de autodonacién de Dios Padre que se realiz6 definitivamente en Jesucristo y que se ac- tualiza por el Espiritu Santo hasta la consumacién de los tiempos. El Vaticano II habla de la Iglesia como sacramento de salvaci6n en varios documentos. He aqui algunos ejemplos: “Y porque la Iglesia es en Cristo como un sacramen- 40, 0 sea signo e instrumento de la unién intima con Dios y de la unidad de todo el género humano, ella se propo- hne presentar a sus fieles y a todo el mundo con mayor precision su naturaleza y su misién universal, abundan- do en la doctrina de los concilios precedentes” (LG 1). “Dios formé una congregacién de quienes, creyendo, ven en Jestis el autor de la salvacién y el principio de la unidad y de la paz, y la constituyé Iglesia a fin de que fuera para todos y cada uno sacramento visible de esa unidad salutifera” (LG 9). “Porque Cristo, levantado sobre la tierra, atrajo hacia Sia todos (cf. Jn 12,32 gr); habiendo resucitado de entre los muertos (Rom. 6,9), envid sobre los discipulos a su Es- piritu vivificador, y por el hizo a su Cuerpo, que es la Igle- sia, sacramento universal de salvaci6n...” (LG 48), “Pues del costado de Cristo dormido en la cruz nacié el sacramento admirable de la Iglesia entera” (SC 5). “Todo el bien que el pueblo de Dios puede dar a la fa- ‘milia humana al tiempo de su peregrinacién en la tierra, 125 thid., 86, 70 deriva del hecho de que la Iglesia es «sacramento uni- versal de salvacién> que manifiesta y al mismo tiempo realiza el misterio del amor de Dios al hombre” (GS 45). Es la primera vez. que en un concilio la Iglesia es caracterizada co- mo sacramento. Es una expresién importante. “La palabra sacramento aplicada a la Iglesia es la clave que abre la puerta de una nueva concepcién ecle- siolégica. (...) No hay otra categoria més adecuade que la sa- cramental para designar la estructura primaria de la Iglesia entera Desde el siglo HH, la palabra sacramentum traduce el término grie- 20 mysterium que designa “el plan creador de Dios y su proposito con Ta historia del mundo, el cual, solamente es revelado a sus consagra- dos y creyentes”"”. Para los creyentes este mysterium se ha manifestado en Cristo y en su evangelio, El es el centro de gravedad del plan salvitico de Dios. Los evangelios, como las cartas de Pablo mantienen este significado, En los primeros siglos del cristianismo mysterium y secramentum son usados en un mismo sentido incluso cuando sacramentum se em- pieza a aplicar en la Iglesia latina al bautismo y a la eucaristfa, pero “a principio de la Edad Media comienza a tener una concepcién distinta; entonces sacramentum es el nombre clasico de los siete signos, y mysterium es usado para de~ signar los misterios doctrinales La designacién explicita de la Iglesia como sacramento apenas aparece en el N. T. y es muy rara en la patristica. Vaa ser Mahler, siglo XIX, quien empezaré a utilizar el término de sacramento para expresar la realidad eclesial, queriendo deci con ello 126 p, SMULDERS, La Iglesia como sacramento de salvacion. En. G. BARAUNA, La Iglesia del Vaticano I, Estudios en torno a la Constitucion conciliar so~ bre la Iglesia Z Juan Flors Editor. Barcelona 1966, 378. 127 hid, 382. 128 hid, 386. 1 gue la Iglesia es una permanente manifestacién de Dios encarnado y, por lo tanto, el lugar donde se articula el elemento divino y el huma- ‘no como constitutivos de la Iglesia. Con motivo de la celebracién del centenario de Mohler se redescu- bre sus intuiciones teol6gicas y se empieza a utilizar la expresién cuerpo mistico que es recogida por Pio XII en la enciclica Mystici Corporis (1943). Esta enciclica no nombra a la Iglesia como sacra- mento pero si prepara el camino para las afirmaciones posteriores del Vaticano II. La primera afirmacién que encontramos de la Iglesie como sacra- mento de salvacién viene expresada asf: “La Iglesia es en Cristo como un sacramento, 0 sea, signo e instrumento de la union intima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1), Este “es en Cristo” nos recuerda que la Iglesia tiene su origen en la vida de Jestis y que nace con sus palabras, sus acciones y con la co- munidad reunida en torno a El. Esta comunidad caminaré animada por a fuerza del Espiritu. Con la encarnacién de Jestis la salvacién de Dios ha entrado en la historia humana, Es la misién que ha recibido del Padre: implantar el reino en la historia humana, Y la comunidad de discfpulos tiene esta La Iglesia debe convertirse en instrumento transparente al servicio del reino de Dios. Hay que superar aquel 10 lanzado por Loisy: «Jestis predicaba el reino de Dios y en su lugar vino la Iglesia»... Hay que corregir esa frase y transformarla en esta otra: «Jesiis anuncia el reino y para anticiparlo edificé la Iglesia»”’ Debe estar al servicio del reino que es, a la vez, don y colaboracién humana. Este destino le exige ser portadora del mismo estilo salvador de Jestis: defender la dignidad humana, opci6n por los pobres, denun- cia de la injusticia... En definitiva, ser proyecto de liberucién, 129 Cf, thid,, 378-379. 130 Cf, J. A. ESTRADA. Del misterio de la Iglesia..., 0. ¢, 85. 131 tid. 86, 2 Por tanto, podemos decir que si la Iglesia es sacramento: * Toda ella tiene su origen en Jest y esté vivificada por el Espiritu. * Que esta llamada a ser signo e instrumento de salvacisn. * Que esté referida al mundo e interpelada por él. + Que no es posible la dualidad laico/clero, secular/sagrado. * Que todo creyente, por el sacramento del bautismo queda incor- porado al proyecto de Cristo siendo parte activa en su plan de sal- vacién, * Que se supera la visi6n preconciliar donde la jerarquia es la ad- ministradora de sacramentos o de la salvacién y el pueblo fiel un simple receptor. * Que lo que determina a la Iglesia no es el mantenimiento de las estructuras sino la fidelidad al proyecto de Jestis de forma dind- mica, evolutiva y cambiante™. 5.1.4. La Iglesia, cuerpo de Cristo Este titulo no ocupa un lugar central en la Lumen gentium, Pero el n° 7 lo dedica todo entero a comprender la Iglesia como cuerpo mis- tico de Cristo'™. Este titulo tiene origen paulino. El desarrollo mas claro esta en 1 Cor. 12-14 y de forma mas sencilla en Rom. 12, 4-13. Pablo empieza por describir la diversidad de carismas teniendo su origen, todos ellos, en un mismo Espiritu. La accién de este Espiritu en medio de tanta pluralidad crea una unidad de funcionamiento al estilo del cuerpo “que aunque tiene muchos miembros...no forman mas que un solo cuerpo” (1 Cor. 12, 12). Esta diversidad de carismas tiene una doble norma de discerni- miento y jerarquizacién: la primacfa de la caridad (cap. 13) y la razén de la utilidad comtin (cap. 14). La descripcién de la Iglesia como cuerpo de Cristo no tiene un fin doctrinal ni pretende dar una definicién de Iglesia, Mas bien tiene una orientacién exhortativa y pastoral. Trata de poner de manifiesto como 132 Cf, Ibid, 114-116. 133 Otras referencias en LG se pueden encontrar en los n." 8, 23, 26, 30, 48, 50. B ha de ser la relaci6n de los creyentes dad, lejos de contiendas y anarquias. \dos en el amor y en la uni- En la época de los Padres de Ia Iglesia existia una doble compren- si6n: la Iglesia era considerada como el cuerpo real y la eucaristia co- mo cuerpo mistico sacramental. En la Edad Media el sentido mistico pierde fuerza. “Se pasa de una concepcién sacramenta! a una alego- rica-juridica, incluso se habla del cuerpo mistico de la Iglesia”™. Se abre el camino, de esta manera, a una visi6n unilateralmente so- cietario-juridico de la Iglesia. La Reforma protestante asumird el término mysticum para subrayar lo invisible, lo espiritual, lo cual produciré una reaccién en contra en la Iglesia cat6lica destacando lo societario y corporativo. Algunos sectores mas renovados intentarén, sin éxito, introducir este titulo en el Vaticano I. Posteriormente, Pio XII, como hemos vis to anteriormente, asume oficialmente este titulo en su erciclica Mysti- ci corporis (1943) tratando de corregir el reduccionismo societario y evitando caer en un espiritualismo desencarnado. No obstante se le criticaré un reduccionismo puesto que identifica el Cuerpo mistico de Cristo con la Iglesia romana y ésta con a realidad jerdrquica de la misma’®. Pero el Vaticano II hard una afirmacién mas real y ecuménica: Esta Iglesia, establecida y organizada en este mun- do como una sociedad, subsiste en la Igiesia catolica, gobernada por el sucesor de Pedro y por ios obispos en comunién con él, si bien fuera de su estructura se en- cuentren muchos elementos de santidad y verdad que, co- ‘mo bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad catolica” (LG 8). El Espiritu es quien concede los diferentes dones y carismas y El mismo es el agente de comunién en la pluralidad. “Uno solo es el Es- piritu que distribuye sus variados dones para el bien de la Iglesia seguin su riqueza y la diversidad de ministerios" (Cf. 1 Cor 12. 1-11) (LG 7). 134 J, 4. ESTRADA, La iglesia identidad..., 0. €., 77 135 Cf thid., 76-78. 74 Y esta distribuciGn de dones es siempre en orden a la construccién del cuerpo que debe funcionar, también, como realidad visible y hu- mana, Desde este titulo eclesial todos los creyentes somos miembros de pleno derecho del mismo cuerpo a la vez que corresponsables en Ile- var a cabo una misma misién. Desde esta descripcién, la identidad cristiana queda reflejada como una comunidad diversa en funciones y formas pero unificada en sus fines. “De esta manera se armoniza en la Iglesia el hecho de la desigualdad de funcién y la igualdad er la vida, de ahi que, como gusta decir a San Agustin, los mismos hombres son pastores a cuenta de Cristo a favor de los fieles, y , como los fieles y con ellos, ovejas bajo el caya- do de Cristo”. 5.2, El laico en los textos conciliares En la linea de nuestro trabajo, es importante comprobar cémo el concilio recupera la identidad de los laicos y su protagonismo eclesial. No es una recuperacién que nazea de cero. Ya, en la década de los cin- cuenta, Y. Congar sefialaba: “Casi no podiamos imaginar una prueba mas elo- cuente del hecho que durante estas décadas ha pasado algo, un verdadero redescubrimiento de esta verdad de- cisiva: los laicos son plenamente iglesia”. Para este breve estudio considero importantes el capitulo LV de Lu- ‘men gentium y el decreto sobre el apostolado de los seglares Aposto- Ticam actuositatem (AA). También tendré en cuenta el ntimero 43 de Gaudium et spes (GS). Todo esto sin olvidar la linea trazada en los dos primeros capitulos de LG. El n? 31 de LG empieza asf: “Con el nombre de laicos se designan aqui todos los {fieles cristianos, a excepcién de los miembros del orden 136 y. CONGAR, Jalones para una teologia del laicado, Estela, Barcelona 1963, 328, 137 hid, 8 sagrado y los del estado religioso aprobado por la Igle- sia. Es decir, los fieles, que, en cuanto incorporados a Cristo por el bautismo, integrados al pueblo de Dios y hechos participes, a su modo, de la funcién sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el ‘mundo la misién de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos corresponde”. Esta definicién, como todo el capitulo IV, esta situada después de la definicién de la Iglesia como pueblo de Dios donde se establecen las caracteristicas comunes de todos Ios fieles. No se trata de una de- finici6n teol6gica; mas bien parece una descripci6n sociol6gica y fun- cional. Ademés, esta descripcién es negativa en cuanto entiende al lai- co como no-clérigo y no-religioso, lo cual implica el peligro de partir de las diferencias. ‘sto supondria, implicitamente, mantener el esque- ‘ma dualista que se impuso desde la reforma gregoriana; en él se identificaba a la Iglesia con el estamento ecle- sidstico e, indirectamente, se convertia a los laicos, ‘miembros de la cristiandad, en objeto de la accién pas- toral de la Iglesia (= de la jerarquia)"™. Si junto a esta definicién consideramos el n.° 43 de GS veremos ‘que hay una orientacién descriptiva en funcién de su ser secular y de sus responsabilidades en los deberes temporales. Pero esto no es ex- clusivo del laico pues todos los bautizados, sacerdotes, religiosos, fie- les, estamos lamados a una presencia y a un trabajo evangelizador en las realidades seculares. Serfa caer de nuevo en el dualismo teoldgico donde lo secular se deja para los laicos y lo no-mundano para los clé- rigos. Ya hemos visto cémo este esquema ha quedado superado en los primeros capitulos de la Constitucién sobre la Iglesia. Pero también es verdad que esto no se da de forma clara. Entre el capitulo segundo y el cuarto esté el dedicado a la “Constitucién jerdrquica de la Iglesia”. Esto crea una ambigtiedad que resulta “de la tensién existente entre la eclesiologia comuni- taria, carismdtica y de comunién que se establece en el capitulo segundo y las tendencias verticalistas, institu- 138 J. A. ESTRADA, La Iglesia: identidad..., 0. ¢. 138. 16 cionalizantes y mas juridicas que prevalecen en el capt- tulo tercero, y que también se dejan sentir en el capitulo cuarto”"™. Desde una perspectiva més positiva, hay que buscar la definicién teol6gica del laico a partir del capitulo segundo. La Iglesia es pueblo de Dios, comunidad de creyentes unidos por el mismo bautismo y vi- vificados por el mismo Espiritu. Esta es la realidad basica comiin a to- dos. Un laico no es un no-clérigo, un no-religioso. Los ministerios y las opciones especfficas, como todos los carismas, se dan en el pueblo de Dios y para el pueblo de Dios. Todos somos laicos, todo somos pueblo. Dicho de otra form: “Con otras palabras, el concepto referencial comin es el laico y a partir de ahi tendremos que establecer qué es un ministro 0 un religioso, y fundamentar las caracte- risticas especificas del sacerdocio o del estado religioso. El concepto general base es el laico, y los otros se inte- gran dentro y a partir de él”, El decreto Apostolicam actuositatem (AA) esti dedicado al aposto- lado de los seglares. Aunque no es un documento de definiciones si es un documento de funciones, lo cual puede dar més luz para aclarar qué tipo de seglar se presenta en el concilio. El laico ejerce su apostolado de forma especial en el mundo. A él debe llevar la salvacién de Cristo a través de los ambitos sociales, fa- miliares, laborales y parroquiales. Todo este trabajo debe tener una co- ordinacién eclesial donde clero, religiosos y seglares unifiquen objeti- vos y esfuerzos. El tiltimo capitulo esta dedicado a la formacién para este apostolado. Quisiera destacar, en la Iinea de este trabajo, algunos parrafos que ha- blan de formas organizadas del apostolado seglar. He aqui tres ejemplos: “Por otra parte, los seglares que, siguiendo su voca- cin, se han inscrito en alguna de las asociaciones o ins- titutos aprobados por la Iglesia, esfuércense igualmente or similar con fidelidad las caracteristicas peculiares 139 Tid., 140. 140 hid, 141 n de la espiritualidad propia de tales asociaciones o insti- tutos” (AA 4). “En las circunstancias actuales es de todo punto ne- cesario que en la esfera de la accién seglar se robuste a la forma asociada y organizada del apostolado, pues- to que la estrecha unién de las fuerzas es la tinica que va- le para lograr plenamente todos los fines del apostolado ‘moderno y proteger eficazmente sus bienes” (AA 18). “Guardada la relacién debida con la autoridad ecle- sidstica, los seglares tienen el derecho de fundar y dirigir asociaciones y el de afiliarse a las fundadas” (AA 19). Pienso que estos textos siguen ofreciendo la posibilidad de que el se- lar siga sintiéndose corresponsable y protagonista en la accién misio- nera comtin de toda la Iglesia, unidos entre si 0 con otras instituciones. Algunas conclusiones sobre el tratamiento de! laicaco en los textos tulos de LG contienen claves eclesiolgicas co- tunes a todos los miembros del pueblo de Dios. + Los siguientes capftulos restan claridad a una definicién del lai- cado. Se va de lo comtin a lo particular pasando porel capitulo de- dicado a la jerarquia que debilita la imagen de una Iglesia comu- nidad-ministerio a favor de una Iglesia jerarquia-laicado. + La descripci6n del laico se hace desde un matiz negativo frente al clérigo y al religioso (LG 31). Esta linea perdura en el decreto Apostolicam actuositatem. + Ante esta ambigiledad, la reflexién teol6gica ha llegado a con clusiones diferentes en su intento de hacer una definici6n teol6gi a del laicado'": 141 para contrastar dos posturas diferentes se puede consulta: a estas obras y ores: E, SCHILLEBEECK, Definicion de laico cristiano, en G. BARAUNA, La igle- sia del VAticano If Estudio en torno a la Constitucién conciliar sobre la Igle- sia. JUan Flors Editor, Barcelona 1966, 97-997. G, MAGNANI, La llamada teologia del laicado :tiene un edamento teoldgh- co?, en R. LATOURELLE, Vaticano Il: balance y perspectiva. Veinticinco atos después (1962-1987). Fd. Sigueme, Salamanca 1989, 373-409. 8 ~ la definicién teolégica de laico es posible. —esta definicién no es posible porque ni el concilio se lo pro- puso ni es posible deducirla de todo el conjunto conciliar. ~ si la secularidad pertenece a toda la Iglesia, no tiene sentido ‘mantener el término laico. — es necesario mantener este término para sostener la misién de la Iglesia en el mundo. * La laicidad es una dimensi6n de toda la Iglesia. ‘Con otras palabras, la relacién con las realidades temporales es propia de todos los bautizados, si bien en una variedad de tonos y formas, conexionados mds con carismas personales que con contraposiciones estaticas entre el laicado, jerarquia y estado religioso + El desarrollo teolégico de los primeros capitulos de LG nos pue- den llevar a superar el binomio jerarquia-laicado dando paso a una Iglesia comunidad-ministerios. ‘Hay que sustituir el binomio jerarquia-laicado por el binomio comunidad-carismas y ministerios que, mientras subraya la unidad bautismal, eucaristica y pneumatolégi- ca de todo el pueblo de Dios, evidencia la variedad caris- ‘mdtica y ministerial en el interior de ese mismo pueblo”. Dado que este trabajo esta organizado cronolégicamente, mas ade- Jante estudiaremos el desarrollo que a este tema del laico hace la ex- hortaci6n apost6lica de Juan Pablo Il Christifideles laici. 5.3. La vida religiosa en los documentos conciliares Estos son los principales documentos conciliares que hablan de la vida religiosa: * Lumen Gentium, que recoge los principios teol6gicos (n° 43-47) * Perfect Caritatis, que expone los principios de renovacién y adaptacién, * Christus Dominus, que recoge las relaciones entre los obispos y os religiosos (n.° 33-35). 142 B, FORTE, Laicado y laicidad. Ensayos eclesioldgicas, Ed. 2 1967, 66. 143 thid., 91 9 + Ad Gentes, que habla del apostolado misionero de los religiosos (n? 18-27; 32, 34-40) ‘También hay que recordar que el capitulo V de LG esté dedicado a la universal vocacién a la santidad en la Iglesia. En este capitulo se recuerda que, desde el misterio trinitario, todos estamos llamados a dar frutos de perfecci6n impulsados por la accién del Espiritu. “Es, pues, completamente claro que tedos los fieles, de cualquier estado 0 condicién estén lamados a la ple- nitud de la vida cristiana y a la perfeccién de la caridad, y esta santidad suscita un nivel de vida més humano, in- ‘cluso en la sociedad terrena” (LG 40). Después de hacer una llamada a esta santidad segiin la vocacién de cada uno, termina recordando el ejemplo de la vida de Jestis y la pro- puesta de los “multiples consejos que el Seiior propone en el evange- lio para que los observen sus discipulos” (LG 42), 5.3.1. Lumen gentium (43-47) La vida religiosa no esta al margen del pueblo de Dios. Nace den- tro de él con la celebraciGn del bautismo: “Este estado, si se atiende a la Constitucién jerdrquica y divina de la Iglesia, no es intermedio entre el de los clé- rigos y el de los laicos, sino que de uno y otro algunos cris- tianos son llamados por Dios para poser un don particu lar en la vida de la Iglesia y para que contribuyan a la mi- sin salvifica de ésta, cada uno segiin su modo” (LG 43). EI concilio establece claramente que los votos son una derivacién del bautismo: “Ya por el bautismo habia muerto al pecado y estaba consagrado a Dios; sin embargo, para extraer de la gra- cia bautismal fruto mas copioso, pretende, por la profe- sidn de los consejos evangélicos, liberarse de los impedi- ‘mentos que podrian apartarle del fervor de la caridad y de la perfeccién del culto divino y se consagra mas inti- mamente al servicio de Dios. La consagracién serd tan- to mas perfecta cuanto, por vinculos mds firmes y esta bles, represente mejor a Cristo, unido con vinculo indi- soluble a su esposa la Iglesia” (LG 44). 80 Este estado surge bajo la pretensiGn de imitar mas de cerca el ejem- plo de Jess. Con la profesi6n religiosa se recuerda que el reino de Dios est por encima de todo lo terreno, que, como Jestis, el proyecto de vida se ve absolutizado por la voluntad de Dios y que es la fuerza del Espiritu quien anima y crea esta nueva realidad. Tiene una fuerza carismética para bien de toda la Iglesia. “Por consiguiente, el estado constituido por la profe- sin de los consejos evangélicos, aunque no pertenece ala estructura jerdrquica de la Iglesia, pertenece, sin embar- go, de manera indiscutible, a su vida y santidad” (LG 44). La vida religiosa s6lo puede ser pensada integrada en el pueblo de Dios, en una eclesiologfa de comunién. “Después del concilio Vaticano II no es posible man- tener una teologta de la vida religiosa al margen de la eclesiologia. La Constitucién Lumen gentium obliga a si- tuar la vida religiosa en el contexto general de la Iglesia, de tal forma que se pierda el cardcter aislacionista que a veces ha tenido y que se resalte la hase dogmdtica, y no solo de vida espiritual, de la identidad y funciones de los religiosos"™. 5 Perfectee Caritatis (PC) No cabe duda que uno de los puntos més importantes de este de- creto estd en los principios generales para una adecuada renovaci6n, y para nosotros, también, refundacién, “La adecuada renovacién de la vida religiosa com- prende, a la vez, un retorno constante a las fuentes de to- da vida cristina y a la primigenia inspiracién de los ins- tinuos y una adaptacion de éstos a las cambiadas condi- ciones de los tiempos” (PC 2). Es preciso interpretar esas dos palabras: “Renovacién quiere decir, exactamente, restauracién de los valores primitivos. De los valores esenciales. Res- 144 J. 4. ESTRADA, La identidad de los laicos. Ensayo de eclesiologia. Bs Paulinas. Madird, 1990, 211-212. 81 tauracién de lo antiguo, no por el hecho de ser antiguo, sino por ser sustancial y en cuanto sustancial. (...) La adaptacién implica acomodacién del estilo de vida y de la actividad de los institutos a las necesidades y exigen- cias de los tiempos actuales y a la diversidad de lugares y de situaciones. Pero siempre dentro del ambito de la fi- nalidad propia de cada instituto y en conjormidad con su espiritu’'®, Los principios de renovaci6n propuestos son estos: + El seguimiento de Cristo (Cf. PC 2a), pues la vida religiosa tiene su origen en la vida de Cristo y en sus dimensiones mas radicales de pobreza, castidad y obediencia. + La fidelidad al espiritu y propésito de los fundadores (Cf. PC 2b). La riqueza del evangelio y de la Iglesia esta en la fuerza creativa del Espiritu, Este ha dado a cada instituto su indole propia. Se tra- ta, pues, de volver a ese espiritu inicial quitando todas aquellas adherencias extrafias. + La participacién activa en la vida de la Iglesia (Cf. PC 2c). La vida religiosa nace en y para la Iglesia. Pertenece a su “vida y santidad”, * El conocimiento de la situacién de los hombres y de los tiempos y de las necesidades de la Iglesia (Cf. PC 2d) pare mejor servir al evangelio dentro de las coordenadas de los signos de los tiempos. y de la cultura actual, * La primacfa de la vida espiritual (Cf. PC 2e) pues ella debe ser la base y principio de toda renovacién. 5.3.3. Decretos Christus Dominus y Ad Gentes Christus Dominus recuerda el deber de trabajar diligentemente pa- ra la edificacién del Cuerpo mistico de Cristo, Este trabajo debe reali- zarse coordinados desde la unidad diocesana y segtin unos principios fundamentales. ‘Ad Gentes contempla la obra misionera de la Iglesia e invita a los institutos religiosos a comunicar su peculiar riqueza alli donde se haga 145 S, M. ALONSO. La Vida Consagrada. Publicaciones Claretianas, Madrid 1975, 34, 82 una implantacién nueva de la Iglesia. A su vez, el concilio reconoce y agradece tantos servicios pastorales que hacen que la Iglesia se sienta verdaderamente cat6lica. No podemos olvidar que los afios posteriores al concilio han sido afios de un gran trabajo renovador, todo ello marcado por las pautas, marcadas por la Iglesia, Destaco dos documentos pontificios para es- ta renovacién: el motu propio Ecclesia Sanctee y la exhortaci6n apos- tlica Evangelica Testificatio, ambos de Pablo VI". Mis tarde recogeré la exhortaci6n apostélica de Juan Pablo I Vita Consecrata, fijandome en las aportaciones que ofrece a nuestro tema: la integracién y la relaciGn de religiosos y seglares en un mismo ca- risma fundacional, De momento podemos sacar algunas conclusiones globales del gi- ro que la vida religiosa experimenta a partir del concilio: + Vuelta a la radicalidad evangélica dentro de la Hamada universal ala santidad. + Comprensién de la vida religiosa desde una integracién plena en el pueblo de Dios, desde las rafces bautismales. * Desarrollo de la misi6n apostélica, hecha en comunién con los obispos, los seglares y con otras comunidades cristianas y reli- giosas. + Humanizaci6n de las formas de vida religiosa a favor de un reco- nocimiento més humano y personal del individuo. * Secularizacién, encarnacién y presencia en el mundo desde un compromiso a favor del reino de Dios. + Compromiso con los pobres y la justicia social. (Medellin 1968; Puebla 1978.) + Necesidad de vida espiritual para que esta progresiva renovacién esté siempre guiada por motivos evangélicos"”. 146 para mas informacién documenta: A. APARICIO RODRIGUEZ, La Vida re- ligiosa. Documentos concitiares y postconciliares. Publicaciones Claretianas. Madrid, 1987, 147 Cf, V. CODINA - N. ZAVALLOS, 0. ¢., 64-67. 83, 6. LOS ASOCIADOS DE SAN VIATOR DESPUES DEL VATICANO I CAPITULOS GENERALES. CARTAS DE SUPERIORES GENERALES. 6.1. 21.° Capitulo general “especial” 1967 y 1969 El concilio Vaticano II acaba de terminar el 8 de diciembre de 1965. El Superior general, Miguel Sudres, revine a todos los Superio- res provinciales para poner en marcha la renovacién querida por el Va- ticano II. Comienzan a estudiarse y a aplicarse algunos documentos conciliares: Lumen gentium y, en especial, Perfectee caritatis con sus rientaciones para la renovacién y adaptacién de la vida religiosa. Acaba de aparecer el motu propio de Pablo VI Ecclesiw sancte (ES) que da las normas principales para la ejecucién del decreto PC. En uno de sus primeros parrafos se puede leer: “Para promover la renovacién adecuada en cada Ins- tito retinase en el espacio de dos, a lo més de tres aiios, un Capitulo general especial, ordinario o extraordina- rio” (ES 3), Con esta pretensién se convoca el Capitulo general de 1967". Retomando el tema de nuestro trabajo nos preguntamos: en esta vuelta al “espiritu y propésitos propios de los fundadores”, greapare- ce el asunto de los agregados-asociados? En el programa de dicho Capitulo, en la cuesti6n 4.4, podemos le- er esta peticién-aclaracién: “Lugar y funciones dentro de la Congregacién de los sacerdotes, los hermanos, los eventuales didconos, los clérigos minoristas, los agregados seculares” 148 Cf M, SUDRES, Circular n.° 2. programa, Direccién general C 149 ibid, 45, Capitulo general de 1967. convocatoria y Roma 1966, 84 La respuesta del Capitulo va a ser esta: “El Capitulo general ha aceptado un texto elaborado por una comisién capitular, como respuesta sustancial a esta cuestién y como capaz de iluminar los trabajos de la intersesién. (...) He aqui un sumario: Todos los Clérigos de San Viator son religiosos con idéntico titulo, sea cual fuere su situacién dentro de las estructuras del pueblo de Dios. (...) Los laicos y sacerdotes seculares pueden ha- lar un interés real en la espiritualidad y vida apostélica iatorianas""™. Desde este mismo Capitulo se toma la decisi6n de celebrar una se- ‘gunda sesién en 1969. El tiempo que resta hasta esa fecha se va a co- nocer como “intersesién”, un tiempo rico en reflexiones y documen- tos de acuerdo con el Vaticano II. En uno de estos documentos pode- ‘mos hacer el seguimiento que se hace de nuestra cuestién 4.4. donde se da una respuesta en estos términos: “Alli donde las condiciones lo permitan, no se ve por qué impedir a los laicos, a los sacerdotes y eventualmen- te a los didiconos y clérigos minoristas, el formar parte de nuestra Congregacién a titulo de agregados seculares, segiin modalidades a prever, en una tinica comunidad de espiritu y de accién. ;No realizariamos asi uno de los aspectos caracteristicos del pensamiento del padre Querbes? (...) La insercién pastoral viatoriana en las es- tructuras de la Iglesia puede suscitar verdadero interés por nuestra espiritualidad y vida apostélica viatoriana entre los no religiosos (laicos, sacerdotes). ¢Semejante movimiento de aceptacién no esté, acaso, en la misma li- nea de pensamiento de nuestro Fundador cuando habla- ba de agregados seculares?”™. En la documentacién y trabajos especiales de esta intersesi6n, el P. Luis Chauffour se pregunta: 150 J. R. PIGEON, Circular n.° 1: Decisiones capitulares de 1967, Dite rneral CSV. Roma 1967, 15, SV, Documentacién para el Capitulo especial. 2. Direc 1967. Cuestion 4.4, 151 85, “Bl Capitulo especial no nos autoriza a inclinarnos con simpatia, dentro del mejor espiritu querbesiano, ha- cia esta idea original del proyecto primitivo del Funda- dor de cobijar en su Asociacién también profesores se- glares...trétese de «agregados» 0 de «afiliados» 0 de una especie de «orden tercera»?”™, A principios de 1969 la Comisién central de intersesi6n ya tiene elaborado un “Proyecto de esquemas” para el Capitulo general del ve- rano de 1969. Este documento recoge dos afios de reflexién y de apor- taciones de todas las Provincias. Nuestro tema tiene este tratamiento: “También estaba en la mente del Fundador el admitir, junto a los religiosos, «cofrades 0 catequistas seculares» ‘que deberian compartir los intereses espirituales y apos- tdlicos de la Congregacién. Se encuentra ya, en algunas Provincias de la Congregacién, comienzos de la realiza- ccidn de esta idea original del Fundador: ;No seria quizas oportuno desarrollar esta forma de Asociacion a nuestra vida y a nuestras obras? (...) Este pluralismo daria a la Comunidad viatoriana un abanico mas amplio de relacio- znes interpersonales, una mejor disponibilidad en el dmbi- 10 de la colaboracién parroquial y diocesana; acentuaria por tanto su cardcter original». (...) Lo que nos es propio es la incorporacién en una comunidad que tiene un man- dato de la Iglesia para participar de modo particular en estas funciones de educacién y culto dentro del pueblo de Dios: religiosos (sacerdotes, didconos, hermanos) y aso- ciados. Nos es propia la pertenencia al mismo Patrén, aun ‘mismo Fundador; la participacién del mismo patrimonio; la misma vida en comiin desde los origenes”™. Todo esto queda recogido en la proposicién A n.° 5 que dice ast: “La Congregacién estrechard sus lazas con los her- ‘manos seglares, que sin ser religiosos en el sentido es- 152 CSV - L. CHAUFFOUR, Documentacion para el Capitulo general 8, Direc- ‘cin general. Roma 1968, 31 153 ar. CSV, Poryecto de esquemas del Capitulo general especial, Direcci6n ge- neral. Roma 1969, 4-5 (n." 20, 21 y 25). 86 tricto de la palabra, compartan nuestros mismos intere- ses espirituales y apostélicos. Tomaré la iniciativa, don- de la situacion parezca favorable, para formar nuevas asociaciones de agregados”™. Pero en el estudio que los Capitulos provinciales deben hacer de estas cuestiones parece que no hay mucho entusiasmo por recuperar la Asociacién, He aqui algunas respuestas: “Sugerimos la supresién de los pérrafos 20 y 21 que no parecen seguir la corriente hist6rica’ “El Comité no es favorable al pluralismo, a la multi- plicacién de asociaciones. Que se aprovecie la colabo- racién de auxiliares, pero sin agregacién 0 Asociacién”. “El Capitulo Provincial...no juzga oporiuno desarro- llar mas la forma de Asociacién de la que se hace men- cién en el n. 20 de los esquemas”"* La resolucién de la proposicién n.’ 5 se orienta por estos caminos. “Que la experiencia de la formacién de una Asocia- cidn de agregados se haga en plan local, a titulo de ex- periencia, antes de establecer estructuras nivel comu- nitario (...) La Congregacién tomaré la iniciativa cuan- do la situacién se juzgue favorable para formar nuevas asociaciones de agregados con personas que, sin ser re~ ligiosos en sentido estricto, compartan nuestros intereses espirituales y apostélicos”"™. La segunda sesién de este Capitulo especial (1969) terminara con la publicaci6n de cuatro ricos ejemplares que contienen el desarrollo, de orientaciones fundamentales para el aggiomamento de los viatores segiin las orientaciones del Vaticano II". 154 hia, 6 155 ar. CSV, Proyecto de esquemas del Capitulo general. Anexo. Direcci6n ge- neral. Roma 1969, 84-85, 156 hid. 87. 157 CSV, 21." Capitulo general: 1.- El Clérigo de San Viator en el mundo de hoy. 2 La accion apostolica y la oracién del CSV. 3.~ Vocaci6n y formacion del CSV. 4. El gobierno entre los CSV. Direccién general, Roma 1969, 87 Pero en ellos no se dice nada de la Asociacién. La rica pluralidad comunitaria mencionada anteriormente ha quedado reducida al circu- lo del estamento religioso: “La vida comunitaria, entendida en funcién del apos- tolado, orienta y sostiene la vida religiosa de los Cléri gos de San Viator. El hecho mismo de que los miembros de la Congregacién sean diversos y complementarios en la realizacién de la misién a ella confiada, es un testi- monio de vida fraterna plenamente asumida; vida frater- na, que es el primer valor evangélico. Padres, hermanos y eventualmente didconos, todos igualmente religiosos, viviendo y trabajando juntos, dan testimonio a la vez del pluralismo y de la unidad del pueblo de Dios”"*. Todavia hay resistencia a aceptar como propia la identidad y perte- neneia del laico-asociado. Pero la vuelta a los origenes pedida por el Vaticano II ya ha empezado a dar frutos. Frutos débiles presentados mas como propuestas-interrogantes (“ no era esto una idea original del Fundador ?”) que como opciones fuertes y seguras. La puerta ya se ha abierto en el terreno espiritual y apostilico, Todavia se frena la pertenencia y apertura a la vida comunitaria. Es tanto lo que hay que renovar dentro de la propia vida religiosa, es tanta la reflexion y tan- tos los cambios nuevos que asimilar que, como es normal, los espiri- tus todavia no estan preparados para abrir de par en par las puertas a aquella intuicién laical de Luis Querbes. 6.2, 22.° Capitulo general: 1972 En 1971, Pablo VI publica su exhortacién apostolica Evangelica testificatio que sigue animando la renovacién de la vida religiosa. Los documentos del Capitulo de 1969 han dado excelentes pistas para proseguir esta renovaciGn. El nuevo Capitulo general sigue este mismo camino teniendo como fondo la redaccién de nuevas Constitu- ciones, Nada se dice de Ia As n. Sus prioridades estén enfoca- das hacia la misin apostélica y la promocién de la vida religios: 158 CSV, Capitulo general 1969, 1.- EI CSV en el mundo de boy. Direcci6n ge- eral. Roma 1969, 12-13. 88 Pero desde estas prioridades hay una apertura al seglar en la mu- tua colaboracién apostdlica. Desde un sentido de pertenencia eclesial se dic “Nuestra personalidad viatoriana proviene del dina- mismo de un Fundador, que nos ha legado la educacién, segiin un modo especifico de servicio ~catequesis y litur- gia principalmente entre los jdvenes, y segin una forma peculiar de colaboracién con los seglares y con el clero diocesano, atentos siempre a las invitaciones de los pas- tores de la Iglesia”. Mis adelante, enunciando medios para Hevar a cabo nuestra tarea apostélica, se habla de “la promocién en nuestros ambientes de vida y trabajo de la iniciativa y participacién de los seglares en la misic pastoral de la Iglesia”. Las cartas-circulares del nuevo Superior general, Tomas Langen- feld, tienen como tema principal esta renovacién desde las pistas lan- zadas por los dos tltimos capitulos. El afio 1975, Afio santo para toda la Iglesia, viene anunciado con este propésito: Reconciliacién y renovacién. Los responsables de la Congregacién aprovecharan este afto para la reconciliacién con nues- tra vida religiosa y la renovacién de nuestro compromiso espiritual y apostélico. La Congregacién entraba, asf, en un tiempo dinémico de reflexién y accién: “Dentro de algunas semanas recibiréis un cuader- no: «Los Clérigos de San Viator 1975» que os presentamos como ins- trumento de reflexién y de accién”™. En este tiempo, la Asociacién sigue esperando. Pero se le va pre= parando el camino desde la promocién de un laicado responsable. 6.3. 23.° Capitulo general: 1978 El Capitulo general de 1972 pidié al Consejo general que, en el momento oportuno, preparase un esquema de nuevas Constitucio- 159 csv, 22. Capitulo general. Decisiones eapitulares. Direccin general. Ro- ‘ma 1972, 8 160 hid., 10, 161 T. LANGENFEI D, Carta-circular n.°8. Diteccién general CSV. Roma 1974, 5. 89) nes", Después de varios afios de trabajo se redactan 48 articulos como anteproyecto de la Constitucién que serdn publicados en mayo de 1977. Estos articulos no hablan directamente del asociado ni de la Aso- ciacién. S6lo recuerdan la primera fundacién de Luis Querbes y su apoyo al papel de los seglares “Por eso, movido de una profunda solicitud por ilus- trar la fe y apoyar el papel de los seglares en la Iglesia, funda una Asociacién que sea signo de la colaboracién entre clero y laicado al mismo tiempo que instrumento de calidad para educar la fe a partir de las fuentes de la Pa- labra, de la liturgia y del magisterio eclesiastico”™. 6.3.1. Cuestiones y decisiones capitulares Sin embargo, el programa del 23:° Capitulo general nos sorprende con esta cuestién capitular n “Considerando que el carisma del P. Querbes se apo- ‘ya en un interés profundo por ilustrar la fe y por afirmar el papel de los seglares en la Iglesia; Considerando que el Fundador ha querido desde el principio de su proyecto asociar a su comunidad segla- res que pudieran casarse; Considerando que como Clérigos de San Viator so- mos invitados a encontrar nuevas formas de colabora- cién con aquellos seglares que se sienten lamados a ejercer un nuevo liderazgo en la Iglesi Considerando que nuestra Provincia se ha propuesto como prioridad importante la formacién de comunidades cristianas. Considerando que algunas comunidades locales aco- gen en su seno a seglares y los integran en la misma vi- da espiritual, comunitaria y apostolica de ios religiosos; 162 Cf, CSV, Decisiones capinulares 1972. Direccién general. Roma 1972, 22 (A. 30D. 163 As. CSV, Anteproyecto de Constitucion de los CSV. Direcci6n general, Roma 1977, 11 (art. 2).

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