“
Justicia Especial
para la Paz
“
“
Paz
“ Justicia Especial para la
Preguntas y Respuestas
Preguntas y Respuestas
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“JUSTICIA ESPECIAL
PARA LA PAZ”
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
DEFENSORES PÚBLICOS DEL PROGRAMA DE JUSTICIA Y PAZ
“JUSTICIA ESPECIAL
PARA LA PAZ”
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
DIRECCIÓN Y COORDINACIÓN
CARLOS ARTURO GÓMEZ PAVAJEAU
Junio 2016
ISBN: 978-958-8895-25-3
Diagramacion e Impresión
Imprenta Nacional de Colombia
Portada:
Estamos rodeados de restos romanos. Nuestras casas son, en buena medida, casas romanas.
Nuestras leyes son, por lo menos en parte, leyes romanas. Nuestras diversiones son, significa-
tivamente, diversiones romanas. De acuerdo, nuestro idioma romano está un poco echado a
perder; pero eso también les pasaba a los romanos. En fin, no hace falta viajar mucho para ver
ruinas romanas: solamente tenemos que buscar un espejo.
Defensoria del Pueblo. Calle 55 No. 10-32 Tel. 3147300, Bogotá, D.C.,
Colombia.
ALFONSO CAJIAO CABRERA
Vicedefensor del Pueblo, encargado
de las Funciones de Defensor del Pueblo
Tabla de Contenido
PRESENTACIÓN
ALFONSO CAJIAO CABRERA....................................................................... 13
PROLOGO
ALEXANDRA CÁRDENAS CASTAÑEDA................................................. 15
ESTUDIO INTRODUCTORIO I
LA JUSTICIA ESPECIAL PARA LA PAZ: MODELO DE JUSTICIA
TRANSICIONAL ACORDE CON LAS ORIENTACIONES Y TEN-
DENCIAS MODERNAS DEL DERECHO Y DE LA JUSTICIA
CARLOS ARTURO GÓMEZ PAVAJEAU..................................................... 17
ESTUDIO INTRODUCTORIO II
LOS ACUERDOS DE PAZ Y LA RELATIVIZACIÓN DE LAS FUN-
CIONES DE LA PENA DE LOS DELITOS COMETIDOS EN EL
CONTEXTO DEL CONFLICTO ARMADO
JUAN CARLOS ARIAS DUQUE..................................................................... 59
ESTUDIO INTRODUCTORIO IV
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LOS MEDIOS DE COMUNICA-
CIÓN SOBRE LA HABANA. ¿SE MANTIENEN FIELES A UNA ÉTI-
CA PERIODÍSTICA?
GINA PAOLA VIZCAINO GUTIÉRREZ...................................................111
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
PRIMERA PARTE
COMPONENTE PAZ
CAPÍTULO I
¿PAZ CON DIGNIDAD?
ÁNGELA YANETH GALVIS ARDILA.......................................................141
CAPÍTULO II
LA JUSTICIA TRANSICIONAL EN COLOMBIA: ¿DE LAS COMISIO-
NES DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA RETRIBUTIVA A UN SISTEMA
TRANSICIONAL MIXTO?
ANDRÉS MAURICIO VELA CORREA......................................................161
CAPÍTULO III
¿SE AJUSTAN LOS ACUERDOS DE PAZ EN COLOMBIA A LOS ES-
TÁNDARES INTERNACIONALES DEL ESTATUTO DE ROMA?
ANA MERCEDES ARANGUREN BAUTISTA.........................................185
CAPÍTULO IV
¿PAZ Y/O JUSTICIA?
JUAN CARLOS ROJAS AMOROCHO.........................................................209
SEGUNDA PARTE
COMPONENTE JUSTICIA
CAPÍTULO I
¿EN QUÉ CONSISTE EL COMPONENTE DE JUSTICIA EN LOS
ACUERDOS DE LA HABANA?
MARIO IGNACIO DÍAZ GÓNGORA........................................................233
CAPÍTULO II
JUSTICIA TRANSICIONAL Y PROSPECTIVA: ¿ES SUFICIENTE
UNA JUSTICIA TRANSICIONAL CON UN EXCLUSIVO ENFOQUE
PRO-VÍCTIMAS PARA LA CONSOLIDACIÓN DE LA PAZ ESTABLE
Y DURADERA SIN CONSIDERACIÓN A UNA VISIÓN INCLUYEN-
TE DE CIUDADANOS Y OTROS GRUPOS SOCIALES?
10 HEYDI PATRICIA BALDOSEA PEREA....................................................293
CAPÍTULO III 11
LA FÓRMULA DE LA JUSTICIA EN LA JURISDICCIÓN ESPECIAL
PARA LA PAZ. ¿PARADOJA O ANTINOMIA?
BEATRIZ DEL PILAR CUERVO CRIALES..............................................341
CAPÍTULO IV
¿AMNISTÍA E INDULTO O IMPUNIDAD?
WENCESLAO SÁRATE RAMÍREZ............................................................383
TERCERA PARTE
COMPONENTE JURISDICCIÓN ESPECIAL PARA
LA PAZ
CAPÍTULO I
¿ES POSIBLE LA CREACIÓN DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA
A PARTIR DE LA JUSTICIA TRANSICIONAL EN LA FORMA COMO
SE IMPLEMENTÓ Y SE ESTÁ DESARROLLANDO EN LA LEY 975
DE 2005?
DARÍO FERNANDO PABÓN BUITRAGO..............................................405
CAPÍTULO II
¿QUÉ SIGNIFICA LA CREACIÓN DE UNA JURISDICCIÓN ESPE-
CIAL PARA LA PAZ EN EL ÁMBITO DE LA JUSTICIA TRANSICIO-
NAL? ¿ES UNA JUSTICIA TRANSICIONAL DIFERENTE A LA CON-
TENIDA EN LA LEY 975 DE 2005?
GERMÁN VALENCIA MORALES...............................................................425
CAPÍTULO III
¿CÓMO SE TRANSFORMA LA PENA ALTERNATIVA DE LA LEY
975 DE 2005, EN PENA ALTERNATIVA ESPECIAL, EN LOS ACUER-
DOS DE LA HABANA?
ÓMAR MARTÍNEZ ÁLVAREZ.....................................................................449
CAPÍTULO IV
¿CUÁL SERÍA EL PAPEL DE LA DEFENSA TÉCNICA EN LA JURIS-
DICCIÓN ESPECIAL PARA LA PAZ?
FRANCISCO EDUARDO IBARRA PINTOR............................................471
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
CAPÍTULO V
¿LA JURISDICCIÓN ESPECIAL PARA LA PAZ ES APLICABLE A
PROCESADOS DE LA LEY DE JUSTICIA Y PAZ (LEY 975 DE 2005 Y
LEY 1592 DE 2012)?
CÉSAR NICOLÁS ZAMUDIO CASALLAS................................................513
CAPÍTULO VI
HITOS DE LA JUSTICIA TRANCISIONAL. ¿HACIA UNA REFORMA
RURAL Y AGRARIA, REPARADORA Y/0 RESTAURADORA ? UN
ACERCAMIENTO A LA LEY 1448 DE 2011
CARLOS ALFONSO NAVARRETE BARRETO.......................................581
ADDENDA
EL ENGAÑO QUE SE ESCONDE EN LA SELVA
LUIS EDUARDO ORTIZ HERNÁNDEZ .................................................613
12
13
Presentación
14
15
Prólogo
16
ESTUDIO
INTRODUCTORIO I
LA JUSTICIA ESPECIAL PARA LA PAZ:
MODELO DE JUSTICIA TRANSICIONAL
ACORDE CON LAS ORIENTACIONES
Y TENDENCIAS MODERNAS DEL
DERECHO Y DE LA JUSTICIA
19
INTRODUCCIÓN
Ha llegado la hora, sin justificación de ninguna clase, de poner fin a tan ignominiosa
situación social e individual de sus habitantes, la justicia no puede encarnizarse
omisivamente viendo cómo se continua afectando a la población más débil
física, económica y socialmente en perjuicio del artículo 13 de la Carta Política,
pero igualmente debe transformar paulatinamente, en dialéctica de equilibrio, su
enfoque de justicia formal hacia la material, un concepto filosófico de derecho
estructural hacia el funcional, una concepción de normas prohibitivas y de
sanciones negativas hacia una de normas de estímulo y sanciones positivas como
inteligencia de sus instituciones jurídicas y, finalmente, el paso de las sanciones
expiatorias o meramente retributivas y ejemplarizantes hacia medidas alternativas
orientadas por una política criminal coherente y respetuosa del orden constitucional
y del orden público internacional de los derechos humanos (artículos 4 y 93 ibíd.),
que mire hacia el futuro en términos globales y no insularmente individuales, sin
20 desconocer el pasado y futuro de las víctimas.
Los acuerdos de paz de La Habana entre el Gobierno Nacional y las FARC, 21
especialmente en lo que tiene que ver con la llamada “Justicia Especial para
la Paz”, presenta novedades que se traducirán no solo en prácticas sociales
e individuales, institucionales y políticas, sino también académicas y con
profundas repercusiones en el estudio y enseñanza del derecho en Colombia.
Independientemente del juicio y pronóstico sobre si la misma se hará o no
realidad, y sobre todo si los concernidos en el conflicto tienen o no la voluntad de
superar el “estado de cosas” existente, afloran criterios, conceptos, directrices,
equivocada, pero constitutiva de ese grano de arena que nadie puede dejar
de aportar en estos momentos decisivos de nuestra colombianidad, con lo
cual cumplo, desde la academia que es mi verdadera y genuina vocación, con
el mandato del artículo 22 de la Carta Política, según el cual “la paz es un
derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, demandables y exigibles a todos,
puesto que el ejercicio de los derechos implica responsabilidades, entre las
cuales, por supuesto de conformidad con el artículo 95 ibíd., se encuentra
cumplir con los deberes constitucionales (inciso 1º), en especial con el de
respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios (numeral 1º), obrar
conforme al principio de la solidaridad social (numeral 2º), respetar y apoyar
a las autoridades legítimamente constituidas (numeral 3º), defender y difundir
los derechos humanos como fundamento de la convivencia pacífica (numeral
4º), participar en la vida política, cívica y comunitaria del país (numeral 5º),
propender al logro y mantenimiento de la paz (numeral 6º) y colaborar para
el buen funcionamiento de la administración de justicia (numeral 7º).
22
23
Las formas ceden el paso, sin que desaparezcan, a los aspectos sustanciales de
la justicia, lo que viene definido de manera explícita por el artículo 228, según el
cual en la función de la Administración de Justicia “prevalecerá el derecho sustancial”.
20 Para el efecto de la interpretación por principios ver Gómez Pavajeau, Carlos Arturo. “Principios y normas
rectoras”, en Aspectos liberales y sociales del derecho penal. Bogotá, Ediciones Nueva Jurídica, 2012, pp. 55 y ss.
29
La justicia, en principio, debe hacerse caso por caso, razón por la cual el
sistema de justicia procesa el conflicto social a través de la determinación e
individualización modal, temporal y espacial de un hecho, mirado como un
episodio individual, perdiendo nociones generales y globales determinantes y
vinculantes dentro del sistema político, social, económico y jurídico.
Tal cual lo que sucede al interior del sistema de justicia, empero, si se quiere
obtener la paz y la convivencia, la idea de justicia debe trascender de lo
individual a lo global, ya no es asunto de juicio histórico-episódico, sino
general, del cual deben ocuparse medidas judiciales y no judiciales, en todos y
absolutamente todos los ámbitos de la vida nacional.
Por ello se establece que “todos los operadores del componente de justicia del SIVJRNR deberán
interpretar las normas pertinentes y tomar sus decisiones teniendo como principio orientador la paz,
como derecho síntesis, es condición necesaria para el ejercicio y disfrute de todos los demás derechos”
(punto 5.1.2. desagregado III –Procedimiento, órganos y sanciones-, numeral 75º).
En fin, como dice Barcellona, “es necesario, pues, reconducir las abstractas
categorías dogmáticas, las concepciones de la ciencia jurídica, a aquellas
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
relaciones histórico-materiales que las han originado”, esto es, “se debe
transformar al jurista teórico en un jurista capaz de incidir sobre la realidad”
y como tal no puede perder el contacto con ella21.
Con toda razón, evidentemente, “el éxito del sistema integral depende,
también de que se encuentre la más amplia aceptación en la sociedad” (punto
5.1.).
32
33
El Estado liberal utiliza en mayor medida, sin que ello sea exclusivo y
excluyente, técnicas jurídicas diferenciales con aquellas que aparecen como
prototípicas del Estado social, muy a pesar de que, en la lógica kelseniana,
tradicionalmente “las técnicas de desalentamiento han sido consideradas como más
eficaces y genuinas técnicas de control social” 24 .
Por tales razones, como hemos expresado en otra oportunidad26, para lograr
sus cometidos el Estado utiliza los mecanismos tradicionales y también los
modernos de la sanción jurídica, entendida esta como la adjudicación de efectos
de tal índole a un comportamiento, en su más acabado sentido de sanción o
premio (artículo 6 del Código Civil).
23 Para el efecto, en términos generales, consultar a Pérez Lledó, Juan Antonio. Sobre la función promocional del
derecho. Un análisis conceptual. En http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/10282/1/doxa23_26.pdf
24 Lara Chogoyán, Roberto. Sobre la función promocional del derecho. En http://www.juridicas.unam.mx/
publica/librev/rev/jurid/cont/31/pr/pr34.pdf, 2005, p. 554.
25 Lara Chogoyán, Ob. cit., pp. 555 y 557.
26 Gómez Pavajeau, Carlos Arturo. El derecho disciplinario judicial. Su autonomía e independencia, Bogotá, Escuela judicial
34 “Rodrigo Lara Bonilla”, 2009.
Esta última es característica definitoria de la noción de Estado social según 35
anota Bobbio para efecto de ir mucho más allá de las meras sanciones
represivas, para dar cabida a las sanciones estímulos27 que, como tal, también
deben cumplir una destacada labor en la función del direccionamiento de
conductas.
El Estado actual, ante los desafíos que las nuevas realidades ofrecen, reacciona
con “un modelo de control de dimensiones extraordinariamente complejas”, afirma Calvo
García. Las relaciones jurídicas no se entienden sobre la base de limitaciones
a la actividad estatal, sino también como “acción social positiva directa”, todo lo
cual conlleva a que “las normas prohibitivas reforzadas mediante sanciones negativas
ya no son el único instrumento de este tipo de derecho; al contrario, surgen nuevos medios
y formas de control positivo que promueven un cambio sustancial en la fisonomía del
derecho”34 (Resaltado fuera de texto).
31 Faralli, Carla. La filosofía del derecho contemporáneo. Los temas y desafíos. Bogotá, Universidad Externado de
Colombia, 2007, pp. 23 y 24.
32 Bobbio, Ob. cit., pp. 272 y 273.
33 Calvo García, Ob. cit., pp. 76, 77 y 103.
34 Ibíd., pp. 28, 3 1 y 107.
35 Ibíd., pp. 104 y 105.
36 36 Bobbio, Ob. cit., p. 268.
Aparece la función de alentamiento, por el contrario del desalentamiento 37
del viejo Estado liberal, donde el Estado social “se vale cada vez más a menudo
del procedimiento de incentivación o del premio, es decir, del procedimiento de la sanción
positiva”, el cual ofrece ventajas significativas para el destinatario de la norma,
habida cuenta que le puede proporcionar beneficios si la observa, pero
su inobservancia “no tiene ninguna consecuencia jurídica”, característica de una
función promocional e innovadora37.
En este nuevo modelo jurídico el “término sanción se usa en sentido amplio para
incluir en él no solo las consecuencias desagradables de la inobservancia de las normas, sino
también las consecuencias agradables de la observancia”40.
En fin, se trata de construir la norma de tal manera que para impedir la acción
no querida su contenido esencial estriba en referenciar la conducta a partir
de “hacerla imposible, hacerla difícil o hacerla desventajosa”. Por el contrario, en un
ámbito promocional del derecho estatal de lo que se trata es de promover
conductas, por ello el contenido esencial de la norma consistirá en tratar –
la conducta– de “hacerla necesaria, factible y ventajosa”. Las primeras persiguen
fines a través del impedimento de la “realización de los comportamientos socialmente
indeseados”, las promocionales persiguen como fin provocar “la realización de
comportamientos socialmente deseados” 42.
Esto es, allí se refleja, según Bobbio, “el paso de un control positivo, que se preocupa
más de desfavorecer las acciones nocivas que de favorecer las acciones ventajosas, a un
control activo que se preocupa de favorecer acciones ventajosas más que desfavorecer las
acciones nocivas”. Por ello, “el momento inicial de una medida de desalentamiento es una
amenaza; de una medida de alentamiento o una promesa” 44.
Pero es obvio que se demanda en los párrafos finales del punto 5.1., que
los mecanismos utilizados “no pueden entenderse de manera aislada” y sobre todo
“estarán interconectados a través de relaciones de condicionalidad y de incentivos para acceder
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
45 Ibíd., p. 560.
42 46 Ibíd., pp. 564 y 565.
43
De todos modos es claro que las propias del sistema se inclinan más por
las funciones preventivas, en grado superlativo, mientras que las ordinarias
tienen un componente retributivo que, en nuestro sentir, opera más como
elemento fundamentador y limitante de la culpabilidad y de la pena.
Las sanciones propias del sistema son sanciones alternativas graduables, que
dependen fundamentalmente del grado de reconocimiento de la verdad y
responsabilidad y del momento procesal –ante las salas o ante el Tribunal–
en que se hacen, pues mientras sean mayores los aspectos que muestran
sinceridad con el sistema, la sanción aparece en forma más benigna.
48
49
Por tal virtud lo decidido hará “tránsito a cosa juzgada cuando estén en firme –las
decisiones– y se garantizará su inmutabilidad”. “Cualquier decisión adoptada por
un órgano jurisdiccional u otra autoridad que pretenda dejar sin efecto la
amnistía, el indulto u otra medida adoptada por el sistema, tendrá que ser
sometida al Tribunal para la Paz, para que este verifique” el cumplimiento del
acuerdo sobre Justicia y Paz (punto 5.1.2. desagregado III –Procedimiento,
órganos y sanciones-, numerales 56º y 57º).
Los límites temporales son claros, toda vez que el sistema no conocerá
conductas cometidas con posterioridad a su entrada en vigor (punto 5.1.2.
desagregado I –Principios básicos-, numeral 9º).
50
51
52
53
Es así como se determina que para rebeldes que hayan cometido delitos
políticos y conexos “a la finalización de hostilidades, de acuerdo al DIH, el
Estado colombiano puede otorgar la amnistía “más amplia posible”, empero,
“hay delitos que no son amnistiables ni indultables de conformidad con los
numerales 40 y 41 de este documento. No se permite amnistiar los crímenes
de lesa humanidad, ni otros crímenes definidos en el Estatuto de Roma”,
aquellos referidos a genocidio, toma de rehenes u otra privación grave de
la libertad, tortura, ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada, acceso
carnal violento y otras formas de violencia sexual, sustracción de menores,
desplazamiento forzado, reclutamiento de menores y delitos comunes
que carezcan de relación con la rebelión, límites racionales y razonables,
muy a pesar de las críticas sin fundamento en torno al punto (punto 5.1.2.
desagregado II –Contenidos, alcances y límites–, numerales 23º, 25º, 37º,
38º, 39º, 40º y 41º).
Por ello, tales delitos deben ser objeto de la competencia del sistema de Justicia
Especial para la Paz, en el cual se “establecerán sanciones a los responsables
en aquellos casos en los que se determine que no los alcanza la amnistía o el
indulto” (punto 5.1.2. desagregado II –Contenidos, alcances y límites–,
numerales 30º y 31º).
Incluso se consagra que, para evitar injusticias por desvío de poder, “la
54 protesta pacífica, la defensa de los derechos humanos, y el liderazgo de grupos
de la sociedad civil, no pueden ser por sí mismos tipificados penalmente, ni 55
penados” (punto 5.1.2. desagregado II – Contenidos, alcances y límites–,
numeral 35º).
Como se puede ver, según todo lo anotado, no se trata ni de una justicia que
premie a los poderosos y atropelle a los débiles, pero tampoco lo contrario,
tiene suficientes mecanismos de evaluación para introducir criterios de justicia
material y equidad, con cabida fortificante de la perspectiva de género, en todo
caso facilitando la discriminación positiva y marginando la discriminación
negativa.
56
57
50 Gómez Pavajeau, Carlos Arturo. “Aspectos político-jurídicos que informan al Nuevo Código Penal”, en Estudios
de dogmática en el Nuevo Código Penal, vol. I., Bogotá, Giro Editores Ltda., 2005, pp. 31 y ss.
ESTUDIO
INTRODUCTORIO II
LOS ACUERDOS DE PAZ Y LA
RELATIVIZACIÓN
DE LAS FUNCIONES DE LA PENA DE
LOS DELITOS COMETIDOS EN EL
CONTEXTO DEL CONFLICTO ARMADO
61
INTRODUCCIÓN
1. De la insurrección
Existe opresión contra el cuerpo social cuando uno solo de sus miembros es oprimido.
Hay opresión contra cada miembro cuando el cuerpo social es oprimido.
“Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo la insurreción es para el pueblo, y para
cada porción del pueblo, el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus
deberes”.
“Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de
derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra
la tiranía y la opresión”.
2. La rebelión en colombia
68
69
Son múltiples las razones por las cuales las rebeliones no han triunfado en
todos los países en los que se han iniciado, siendo tal vez Nicaragua el último
que vio en 1979 la entrada triunfal del Movimiento Sandinista de Liberación
Nacional. Entre dichas explicaciones tal vez la más influyente es la relacionada
con el escenario internacional de la guerra fría en la que se propusieron los
movimientos subversivos, esto es, de la confrontación de los comunistas
con los libertaristas, en suelos diferentes de los de Rusia y Estados Unidos,
considerándose la lucha armada como una forma de expansión de la Cortina
de Hierro, lo cual fue lográndose con la revolución china y luego con la cubana
de 1959 que intentó extender su influencia a todos los países americanos.
impidió que los ejércitos, o una parte de ellos, pudieran estar del lado del
pueblo al que sentían representar los movimientos subversivos, y por ello
las rebeliones en países como el nuestro, se fueron quedando en el tiempo
limitadas a grupos que paulatinamente terminaron en una estrategia de guerra
de guerrillas, sin mayor respaldo popular, sin ningún apoyo en las Fuerzas
Militares, y relegados a producir daños muy graves, pero menores en su
pretensión de apoderarse del poder del Estado.
La situación originada con el derrumbe del comunismo, con la icónica caída del
Muro de Berlín en noviembre de 1989, fue dejando a los movimientos subversivos
sin el piso sobre el cual construírían sus proyectos ideológicos, pero en medio de
una guerra cuya victoria se alejaba cada día más, pero que se fue volviendo más
inhumana ya que sus métodos se fueron degradando a niveles incomparables.
En primer término se plantea una amnistía amplia y generosa para todos los
delitos políticos y conexos (los relacionados con uso de armas y de uniformes
reservados exclusivamente a las Fuerzas Militares), tal como ya se autoriza
desde la Ley 418 de 1997; y la adaptación consiste en la ampliación de la
conexidad, a efectos de que sea extendida a delitos que habitualmente no
tienen relación con la lucha contra el orden constitucional, pero que dada
la particularidad de nuestro conflicto armado han servido como fuente de
financiación de la actividad subversiva, tales como el narcotráfico, la extorsion
y eventualemente el secuestro; lo cual será materia de reglamentación por
parte de nuestro Congreso.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
La priorización de los casos que se menciona en el Acuerdo, esto es, que solo
ingresen al marco de la justicia los más graves, los que respondan a patrones
criminales o atribuibles a los máximos responsables, es algo que ya existe, que
se planteó inicialmente con la Ley 1592 de 2012 (vigente) y luego en el Marco
Jurídico para la Paz.
¿Es legítimo abstenerse de ejecutar penas de prisión por todo tipo de delitos a
subversivos que en el contexto de los acuerdos de paz se desmovilicen, relaten
la verdad de todo lo sucedido en su accionar militar, participen activamente en
los programas diseñados para la reparación de las víctimas, cesen su rebeldía,
busquen su reinserción a la sociedad y persigan por las vías democráticas las
reivindicaciones sociales que pretendían obtener por el camino de las armas?
Se puede observar que todas las funciones de la pena tienen una vinculación
relacional con el futuro, y existen si y solo si hay posibilidades de nuevos
delitos. Las sanciones, por elaboradas, sofisticadas o drásticas que sean, no
tienen la virtualidad o capacidad de volver atrás la historia y desaparecer la
acción criminal. Solo existe si hay un futuro de posibles nuevos delitos.
Y claro, si se les reduce, se les captura y se les somete, claro que el Estado
impondría las penas correspondientes. Pero no ha sido así, y por eso la justicia
transicional permite acuerdos entre partes en conflicto, esto es, cuando
ninguna de ellas ha vencido a la otra.
del orden perturbado por los hechos punibles cometidos por los rebeldes60.
No tiene mucho sentido imponerles, o por lo menos ejecutarles penas por
haber cometido delitos contra un pacto del cual se les autorizó retirarse para
que fundaran el suyo propio, a su vez contrario al nuestro.
Esto por cuanto el final de la guerra implica definir también la suerte de los
militares que en el contexto del conflicto armado pudieron cometer crímenes,
a quienes sin lugar a dudas debe tratárseles, por lo menos, con el mismo rasero
con el que se juzgarán los delitos perpetrados por los subversivos, lo cual surge
del más elemental sentido de equidad y de una realidad política que bordea
los límites de lo que en este tópico la sociedad colombiana está dispuesta a
tolerar, básicamente porque no se percibe justo que a los que atentaron contra
el Estado de derecho se les privilegie con laxitud y benevolencia mientras que
a los que pudieron equivocarse al defenderlo, se les responda con severidad.
Con el mismo rasero, pero con tratamiento diferenciado.
Esa justicia especial que se concibió para nuestros militares les otorga un
tratamiento radicalmente diferente al de los subversivos, que se concreta en
que: 1) los parámetros de este capítulo de la justicia transicional no fueron
diseñados con participacion de las FARC; 2) las penas aplicables serán previstas
luego de que finalicen las conversaciones de paz, no por los insurgentes sino
por el Gobierno Nacional; 3) se presume que todas las actividades desplegadas
por ellos se caracterizaron por el respeto a la legalidad; 4) los sitios de reclusión
serán los dispuestos para ellos por el régimen penitenciario; 5) frente a la
integralidad y prevalencia del sistema allí se definirá la totalidad de los casos
penales que tengan los militares, con independencia de que ya estén juzgados;
6) dadas las características de órgano de cierre de la Jurisdicción Especial para
la Paz, las decisiones que adopte serán inamovibles, esto es, indiscutiblemente
respetadas por todas las autoridades y, por tanto, no podrán ser removidas
o dejadas sin efecto por órgano alguno; 7) para evitar desbordamientos en
relación con los altos oficiales no se presumirá su responsabilidad como
76 60 Lesch, Ob. cit., p. 21.
consecuencia automática y exclusiva del mando que ostentaron, sino que 77
se tendrán en consideración otros factores como el control efectivo de la
conducta y los medios a su alcance para prevenirla; y, 8) por el tipo de delitos
atribuidos a los exmiebros de las Fuerzas Militares, su verdad y responsabilidad
será individual y no colectiva porque, a diferencia de los subversivos, ellos no
pertenecían a una organización que tuviera por doctrina atentar contra el
orden jurídico, sino que pertenecían a las fuerzas constitucionales del Estado.
INTRODUCCIÓN
La Habana ha sido, del año 2012 al 2016, una fuente de noticias para
Colombia y el resto del mundo interesado en la paz. El conflicto armado
interno tiene 65 años de duración, desde el asesinato de Jorge Eliécer
Gaitán en 1948; es el conflicto interno más extendido del mundo en
el tiempo, uno de los más crueles, con víctimas, muertes, despojos,
desplazamientos, violaciones, dolor y llanto. Con la incursión de las FARC
*
El capítulo hace parte de un proyecto editorial acerca del conflicto armado en Colombia que el autor desarrolla
sobre temas de historia del conflicto, secuestrados, impactos regionales y procesos de construcción de paz sin armas.
*
Sociólogo colombiano con maestría en investigación socioeducativa; investigador y docente universitario durante
46 años. Ha publicado 13 libros y numerosos artículos en revistas especializadas. En la actualidad es investigador
en la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Villavicencio, donde hace parte del Grupo de Investigación Pro-
meteo adscrito a la Facultad de Psicología. Contactos: milcíades.vizcaino@ucc.edu.co ; milci.vizcaino@gmail.com
61 Arango, G. Elegía a “Desquite”. En Obra negra, Bogotá, Plaza & Janés, 1993, p. 44. También en la Web en
http://www.gonzaloarango.com/ideas/desquite.html
62 García M., G. Carta pública enviada a ´Bochica´, 22 de abril de 1996. Citada por Castro R., F. La paz en Co-
lombia. La Habana, Editora Política, 2008, pp. 149-150. En la Web en http://www.cubadebate.cu/wp-content/
uploads/2008/11/paz-colombia-fidel-castro-libro-completo.pdf
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
En los múltiples estudios hay dimensiones que han sido reiterativas y cada
vez se profundiza en ellas. Pero hay un aspecto que llama la atención porque
ha recibido muy poca preocupación: ¿cuál será la suerte de los guerrilleros,
excombatientes, ex milicianos, ex-FARC-EP, ex-ELN, una vez que los
acuerdos de reinserción y abandono de las armas comiencen a funcionar?
Específicamente, se busca encontrar respuestas a la pregunta de ¿cómo
se puede dejar de ser un ex? El tránsito de guerrilleros a participantes
como ciudadanos será un aspecto derivado de la desmovilización colectiva
negociada. Es el acceso a una nueva vida que exige nuevas vinculaciones
con personas e instituciones en las cuales puede haber continuidades,
pero también discontinuidades, afinidades y tensiones de acuerdo con las
circunstancias del tránsito. Es la redefinición de sus vidas y de sus actividades
de realización personal y colectiva. ¿Serán visibles o invisibles? ¿Cargarán
ellos con el estigma de ser ex o podrán dejar de serlo? ¿Los programas
de reintegración incluyen claridad sobre la superación de ser un ex? ¿Las
experiencias de desmovilizaciones anteriores incluyen este aspecto? ¿Se
pueden evidenciar sus resultados? Estas, y otras preguntas son pertinentes
teórica y experiencialmente en el camino de convertirse en un ex. En épocas
pasadas de la historia, las culturas contribuyeron a que las personas pasaran
sus vidas dentro de una unión conyugal, una carrera, una religión, una
localidad geográfica y unas pautas de conducta. Los años pasaban, pero
las instituciones se mantenían en pie. Las sociedades modernas, en cambio,
han impuesto una alta movilidad que ha implicado cambios frecuentes y
profundos, uno de ellos los roles específicos. A esto se ha llamado “pasajes”
o “puntos de inflexión” que consisten en dejar un rol e incorporarse a una
identidad nueva63.
82 63 Fuchs E., H. Becoming an Ex: The Process of Role Exit. Chicago, University of Chicago Press, 1988.
Estas consideraciones son válidas de una manera muy parcial para el caso 83
de los guerrilleros. No es solo el abandono de un rol en una ocupación o
profesión, en un estatus en la vida a otro de reemplazo. En el caso de la
desmovilización colectiva de las FARC o del ELN es el primer hecho político
que ha ocurrido en los 50 años de actividad de estas organizaciones. En
oportunidades anteriores ha habido desmovilizaciones de las mismas FARC o
de otros grupos, ha habido deserciones y también aprehensiones por parte de
organismos del Estado que son una referencia para la nueva experiencia que
se avecina. Independientemente del número de ellos, porque las cifras son
Por su parte, la periodista Claudia Palacios, como autora del libro “Perdonar
lo imperdonable”66 (2015), sugiere a sus lectores que “piensen en el rol que
cumplen en esta transición en la que está el país hacia una posibilidad real de
paz. Lo que yo digo en el libro es: no importa si uno está a favor o en contra
del proceso de paz, de cómo este se está desarrollando, todos queremos la
paz y todos tenemos algo qué hacer, y debemos hacerlo. Aunque no nos guste
el proceso, debemos aportar desde nuestro talento conocimiento, recursos y
tiempo a la construcción de entornos en paz”67.
Una mirada hacia atrás permite repasar las experiencias que los ahora reinsertados
o desmovilizados han vivido antes de la firma del acuerdo final. En una mirada
hacia adelante en el tiempo, podremos prever el proceso que vendrá si se cumplen
algunas condiciones. Esta es la estructura del texto porque solo se desarrollan
dos aspectos que son la entrada y permanencia en la guerrilla y la salida por el
procedimiento derivado de las negociaciones. Las fuentes utilizadas para la
argumentación han sido primarias, a través de algunas entrevistas, y secundarias,
derivadas de documentos, informes y escritos con otra finalidad, pero de los cuales
es posible extraer elementos que ayudan a fundamentar las tesis que se presentan.
La hipótesis que se quiere sustentar dice que si las lecciones del pasado no son
atendidas se corre el riesgo de dar continuidad a los errores y los nuevos problemas
cerrarán las posibilidades de ser resueltos por muchos años más. Obviamente, la
confrontación o falsación de la hipótesis está en la historia posterior. No obstante,
se subrayan algunos elementos que hacen prever las consecuencias de decisiones
que se toman en el curso de los acontecimientos.
66 Palacios, C. Perdonar lo imperdonable. Bogotá, Editorial Planeta, 2015.
67 Palacios, C. Entrevista al periodista Nicolás Bustamante Hernández. Los retos de Claudia Palacios. La periodista
habla de su visión de país y del papel de los reporteros en un eventual posconflicto. El Tiempo, 22 de febrero de
84 2016. En la Web en http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16517416
85
Yesid Arteta, un ex-militante de las FARC, explica que “Desde que se erigió
como república soberana (1819), Colombia tiene el triste y vergonzoso récord
de haber padecido en su territorio 63 guerras civiles, de las cuales 9 fueron de
carácter general y las restantes 54 se desenvolvieron en un espacio regional o
local”68. Una de esas guerras internas ha sido el conflicto armado que viene
de manera continua desde 1948 con ocasión de la muerte del líder liberal
Jorge Eliécer Gaitán. La confrontación política conservadores-liberales fue el
motivador que orientó la violencia ampliamente documentada69. Las décadas
de 1960 y 1970 fueron fructíferas en la producción de estudios sobre la
violencia, muchos de ellos por científicos sociales extranjeros70.
Por los años 1990, las FARC se encontraban en una fase en la cual no reconocían
claramente ni su origen ni sus objetivos. Los militantes se dedicaron a cuidar
cultivos de los inversionistas extraños al territorio, hacer negociaciones
de armas y acumular capitales para expandir su control territorial. Su 8ª
Conferencia de 1993 les llevó a una reorganización territorial que fue exitosa
porque tuvieron la capacidad de penetrar en otras regiones y sus frentes se
multiplicaron, llegaron a regiones nuevas y se colocaron en los alrededores de
las grandes ciudades con sus conectores dentro de ellas. Hicieron operaciones
de gran impacto que pusieron alerta al Estado y a los ciudadanos aliados a
él que vieron el poder militar de la organización como un real peligro. En el
año 1986, las FARC tenían 3.600 hombres en combate organizados en 32
frentes y en 1995 habían alcanzado los 7.000 combatientes organizados en 60
frentes. Su ascenso numérico fue contundente: en el año 2002, llegó a contar
con 12.000 combatientes, distribuidos en 70 frentes que tenían como su
apoyo flotante 7 columnas, lo cual les aseguraba la presencia en casi todos los
departamentos del país82. Las incursiones frecuentes y contundentes pusieron
a los organismos del Estado en una situación reflexiva y de disposición a
contrarrestar la fuerza de las FARC. Las tomas guerrilleras y los secuestros
de la fuerza pública de la segunda parte de la década de 1990 llevaron al
gobierno del Presidente Andrés Pastrana a proponer una negociación directa
que, finalmente no concluyó con éxito. Vinieron las confrontaciones armadas
sin éxito para las partes y luego una nueva propuesta de diálogo directo, esta
vez en La Habana con veeduría y acompañamiento internacional, durante la
administración del presidente Juan Manuel Santos. En conclusión, como lo
había afirmado Eduardo Pizarro 27 años antes de la publicación de este libro,
“El Partido Comunista ha terminado bloqueado: ni hace la guerra ni hace la
paz [y] la política de la combinación de las formas de lucha ha contribuido a
consolidar la democracia restringida que rige en el país”83.
81 PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). El conflicto: callejón con salida. Informe Nacional de
Desarrollo Humano para Colombia. Bogotá, septiembre de 2003; p. 81.
82 Pizarro L., E. “Los orígenes del movimiento armado comunista en Colombia: 1949-1966”. Análisis Político, 7,
mayo-agosto de 1989; pp. 7-32. - Rangel S., A. Colombia: guerra en el fin de siglo. Bogotá, Tercer Mundo Editores
- Universidad de los Andes, 1998. - Domíngez C., J.F. “Las FARC-EP: de la guerra de guerrillas al control
territorial”. Cali, Universidad del Valle, Tesis de Maestría en Sociología, 2011.
90 83 Pizarro L., E. Los orígenes del movimiento armado comunista, Ob. cit., p. 32.
91
Para las dos guerrillas hay tres tipos principales de enemigos: uno es el macro-
enemigo, del cual dependen los demás; es el ´imperialismo´ que se expresa
en la política de los Estados Unidos, principalmente, como líderes de la
segunda posguerra y de la guerra fría. Ellas surgieron en el escenario de la
confrontación entre las grandes potencias, los Estados Unidos y la Unión
Soviética. Las FARC se alinearon históricamente a la URSS y han mantenido
esa posición a pesar de las transformaciones no solo de esa federación sino
de su entorno regional e internacional; el ELN estuvo del lado del foquismo
cubano. El segundo enemigo, son los defensores del imperialismo que se
encuentran en cada país y que son el Estado y la clase política pero, ante todo,
los que se ubican, según ellos, en la categoría de ´burguesía´ nacional. Ellos
son los conectores entre el imperialismo y el pueblo. El tercer enemigo, son
los ciudadanos que hacen el juego a los dos anteriores, es decir justifican,
replican, siguen o reproducen los planteamientos del imperialismo y de la
burguesía. En consecuencia, un foco de atención son los militares y policías
por ´representar´ y respaldar a esa burguesía. Estos enemigos son quienes
se constituyen en blanco de las FARC y del ELN. Contra ellos es que se
preparan y se ejecutan acciones prioritarias de la guerra.
85 Molano, A. “Presentación” editorial del libro de Yesid Arteta. ¡Descansen armas! Ensayo sobre la guerra y la paz de un
ex guerrillero de las FARC. Bogotá, Ícono Editorial, 2014. En la Web en http://www.iconoeditorial.com/index.
92 html?ver=libro&isbn=9789588461441
Por los orígenes de la guerrilla de las FARC, el campesinado es su aliado 93
y la fuente de su orientación. Su lucha está enraizada y tiene sentido en el
campesino. La lucha es por la reivindicación de sus intereses que están en la
tierra y lo que ella produce para la vida colectiva. El centro de su plataforma
política está en la tierra86. No es casual, en consecuencia, que el primer punto
de la agenda de conversaciones en La Habana haya sido el problema agrario.
La reforma rural integral “sienta las bases para la trasformación estructural del
campo, crea condiciones de bienestar para la población rural y de esa manera
contribuye a la construcción de una paz estable y duradera”, dice el borrador
Los primeros combatientes, los que dieron la orientación a las FARC, los que
lideraron los primeros pasos de la organización fueron campesinos. Muchos
guerrilleros, después jóvenes o adultos, ingresaron a ser combatientes cuando
eran niños o adolescentes. Uno de los fundadores de las FARC, Pedro Antonio
Marín Rodríguez, que luego fue su comandante general durante 44 años,
ingresó a la lucha armada siendo un adolescente de 14 años cuando se alistó
para la guerrilla liberal que enfrentaba a otra conservadora. El reclutamiento
de menores era frecuente porque se requerían militantes que aprendieran
el uso de las armas y, sobre todo, crearse conciencia de los “otros” como
enemigos a quienes combatir y dar muerte.
86 Pizarro L., E. Los orígenes del movimiento armado comunista, Ob. cit. - Pizarro L., E. Las Farc: 1949-2011. De guerrilla
campesina… Ob. cit.
95
87 Castro R., F. La Paz en Colombia… Ob. cit., pp. 69-77. Fidel Castro describe el papel cumplido por Jacobo Arenas
en las Farc, como intelectual enviado por el Partido Comunista para establecer conectores con los guerrilleros.
88 Melich, J. C. “Introducción. El Laberinto de la teoría de la sociedad”. En Luhmann, N. Teoría de la sociedad y
pedagogía. Barcelona, Ediciones Paidós Ibérica, 1996, p. 19.
89 Corsi, G.; Esposito, E.; y Baraldi, C. Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. México, Universidad
Iberoamericana, 1996.
90 Luhmann, N. Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general. Bogotá, CEJA, Pontificia Universidad Javeriana,
1998, p. 21.
96 91 Luhmann, N. Sociedad y sistema: la ambición de la teoría. Barcelona, Paidós, 1990, pp. 90-91.
Las FARC y el ELN han hecho de su organización un sistema autorreferente 97
que opera con una autopoiesis que le garantiza el cierre hacia dentro para
resguardar su supervivencia. Una derivación de este sistema así concebido es
la construcción de marcos propios de la organización. Para la ciencia cognitiva
los marcos mentales, o frames tienen una existencia no solo mental, psíquica,
sino física ya que están alojados en las sinapsis del cerebro y organizadas en
los circuitos neuronales. Están preparadas para ser activadas como modos de
interpretación del entorno y de adecuación de las reacciones frente a él de tal
suerte que, incluso, se anulan hechos objetivos de la realidad. Una condición
Los límites entre guerrilleros y prisioneros están marcados con una evidencia
que no deja dudas. Solo de esta manera se puede asegurar el funcionamiento
de las órdenes de guerrilleros y no guerrilleros, de militantes y personas que
no pertenecen al movimiento. Las barreras están claramente delimitadas. Los
entrenamientos, los pasatiempos, las relaciones cotidianas, el saludo, el trato,
las órdenes, la obediencia, el respeto, el cuidado del orden, el cuidado del
arma, todo está reglado y solo puede ser variado a voluntad del comandante
99 Betancur, I. No hay silencio que no termine. Bogotá, Editora Aguilar, 2010.
100 Bogotá, Universidad Sergio Arboleda, 2001.
100 101 Bogotá, Editorial Planeta, 2000.
o de la cúpula de la organización. Un guerrillero medio y, sobre todo, en el 101
nivel raso, solo tiene el poder sobre los extraños por delegación del superior
sin autonomía en la ejecución. Ni siquiera él mismo es autónomo porque está
involucrado dentro de una “máquina de guerra” en la cual él es una parte
para su funcionamiento. En consecuencia, reina el despotismo, se impone la
personalidad autoritaria, la comunicación horizontal no existe, la autonomía
es regulada completamente y las decisiones vienen marcadas desde la cúpula.
102 105 Elias, N. Mi trayectoria intelectual. Barcelona, Editorial Península, 1995, p. 20.
103
Yesid Arteta, ex-guerrero de las FARC, concluye una reflexión diciendo que
“No resistimos una gota de sangre más. Ni para decorar declaraciones, ganar
galones o lanzar discursos a rebato. No queremos más sangre. Llegó la hora
de que todos los guerreros depongan las armas”106. Esta ha sido la decisión
de los militantes de las FARC; el camino ha sido La Habana. También es el
escogido por el ELN con mesas en diferentes espacios internacionales. La
firma de los acuerdos abre una puerta hacia un futuro incierto por cuanto no
está delineado en sus detalles; solo está bocetado un panorama. Dentro de
él, un aspecto fundamental es la reinserción de los guerrilleros, el abandono
de su prácticas, la manifestación de la verdad, la garantía de no repetición y la
apertura de caminos en escenarios libres de confrontación armada.
Los guerrilleros de las FARC han incurrido en hechos que han afectado
a víctimas. Entre ellos están los homicidios que, a su vez, han generado
desplazamientos, torturas, tratos crueles, degradantes e inhumanos y
107 Noticias RCN. “La guerrilla de las Farc contaría con 15.700 hombres”. En Noticias RCN, Sección País,
26/08/2014. En http://www.noticiasrcn.com/nacional-pais/guerrilla-las-farc-contaria-15700-hombres
108 Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR). “La reintegración en cifras”, 2015. En http://www.
reintegracion.gov.co/es/la-reintegracion/Paginas/cifras.aspx
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Los guerrilleros no han salido libres de los impactos producidos por ellos a
sus víctimas. En la medida en que ellos se han constituido en víctimas de sí
mismos, participan de algunos efectos como estrés postraumático, ansiedad
y depresión, ideación suicida, ataques de pánico, consumo de sustancias
psicoactivas, disminución de los niveles de calidad de vida, la ruptura de las
redes sociales y afectivas, la modificación de los roles familiares y el desarraigo
cultural. No se tienen evidencias sobre cuáles son los efectos más sobresalientes
y sobre el grado de afectación. La información proviene de estudios extranjeros
en víctimas, en general. En el caso de Colombia, la prevalencia de síntomas
ha sido poco estudiada en víctimas, y menos en victimarios. Ellos han sido
dejados de lado. Un estudio sobre un municipio colombiano deja constancia
de impactos sobre víctimas, en general. La información disponible reporta
comorbilidad entre test postraumático, ansiedad y depresión, prevalencia de
síntomas de ansiedad, trastorno de somatización, abuso de alcohol y trastornos
de la alimentación y, un año después de la ocurrencia de hechos victimizantes,
se encontraron evidencias de afectaciones psicológicas como el trastorno de
ansiedad generalizada, la depresión y el riesgo de suicidio. Es cierto que las
personas generan estrategias de afrontamiento frente a amenazas o hechos
sobrevinientes. Sin embargo, los niveles de resiliencia, entendida como las
capacidades para hacer frente al dolor y a los traumas producidos por una
109 Hewitt Ramírez, N., Juárez, F., Parada Baños, A. J., Guerrero Luzardo, J., Romero Chávez, Y. M., Salgado
Castilla, A. M., & Vargas Amaya, M. V. “Afectaciones psicológicas, estrategias de afrontamiento y niveles de
resiliencia de adultos expuestos al conflicto armado en Colombia”. Revista Colombiana de Psicología, 25(1), 125-
140. - Centro Nacional de Memoria Histórica. ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad. Bogotá, Imprenta
Nacional, 2016. En http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/descargas.
106 html
situación hostil, es variable y, generalmente, las personas no están preparadas 107
para enfrentarse a este tipo de circunstancias. En consecuencia, el impacto
sobre la salud mental está presente, pero hay que identificarla en cada caso
para producir una intervención fructífera.
- Al año 2012, hay más de 56 mil personas que han dejado las armas.
- En los últimos 12 meses 14.400 desmovilizados han logrado
vincularse laboralmente en la economía formal, de los cuales el 90%
fueron apoyados por el Gobierno para conseguir trabajo y el 10%
restante lo hicieron de manera individual.
- Cerca de 9.000 guerrilleros componen las Farc y 2.000 el ELN, sin
embargo, allí no está cuantificado los hombres pertenecientes a las
redes de apoyo terrorista.
- El porcentaje de desmovilizados que recae en la delincuencia es
positivo, pues solo representa el 15 o 16 por ciento de 56.000 que
dejaron las armas.
- Los que más reinciden son los de autodefensas 18%, mientras que en
las Farc y ELN no supera el 8%.
- El Gobierno tiene un proceso de reinserción en tres aspectos:
atención psicosocial, formación académica y formación laboral.
- El proceso dura 6 años y medio por persona, en donde se traza
una ruta de reintegración individual. Además, reciben un apoyo
económico y al cabo de los 6 años reciben unos recursos para capital
semilla de cerca de 8 millones de pesos113.
112 Eder, A. “Gobierno tiene plan de reinserción para las Farc si tienen éxito los diálogos de paz”: Alejandro Eder.
CARACOL, 07/09/012. En http://caracol.com.co/radio/2012/09/07/judicial/1346996520_757396.html
108 113 Ídíd.
El camino del reinsertado va hacia la construcción de su identidad personal, 109
social y cultural. Lo que se le pide como derivación de los acuerdos de La
Habana es verdad, justicia, reparación y no repetición. En síntesis, un hombre
nuevo, diferente. La pregunta que surge es ¿con los antecedentes que tiene
el guerrillero, podrá responder a las expectativas? La respuesta es claramente
NO. La respuesta se coloca en estos términos negativos no porque le falte
voluntad y decisión, que puede tenerla en medio de la euforia de la firma
de los acuerdos. El argumento se deriva de que el background carece de los
elementos necesarios para recomponer o crear una identidad nueva como
Este es el reto que espera no solo a los guerrilleros que se desmovilizan sino
a la sociedad y al Estado comprometidos en alimentar los procesos de paz en
Colombia. Se requiere un paciente y amplio proceso de subjetivación positiva,
en la construcción de paz que significa inclusión, reducción significativa de
la desigualdad y la discriminación, acceso a bienes y servicios como riqueza
colectiva, convivencia en la pluralidad y libre desarrollo de la personalidad.
Pero también se necesita, al mismo tiempo, esfuerzos por superar la
subjetivación negativa tan arraigado en el núcleo de la sociedad. Pruebas son
el funcionamiento del país como uno de los más violentos del mundo, uno
de los que cuentan con mayor número de católicos, de mayor desigualdad en
el conjunto de América Latina, con el conflicto armado más prolongado del
hemisferio, con la convicción de que la subjetivación política solo está “en
la participación y la democracia, en la autorregulación y la autonomía, en el
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Finalmente hay que advertir que la paz no solo compete a los guerrilleros
que han dejado las armas sino al conjunto del Estado y de la sociedad que
también colocarán todos sus esfuerzos de subjetivación positiva que supere
la subjetivación negativa practicada durante décadas a la sombra del conflicto
armado interno. La subjetivación política ha de producir “sujetos”, no cosas,
ni “yoes”, ni vasallos, anormales, por fuera de la ley, sino “sujetos” en la
idea originaria de seres identificables, autónomos y soberanos para construir
colectivamente alternativas para todos los ciudadanos. Solo así será real el
anhelo de paz debatido durante los tres años de negociaciones en La Habana y
en los 65 años del reciente conflicto armado en Colombia. Solo así tendremos
una paz en Colombia.
114 Gómez E., J. H. “El mal y la subjetivación política”. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 12
110 (1), 2014, pp. 51-63.
ESTUDIO
INTRODUCTORIO IV
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOBRE
LA HABANA. ¿SE MANTIENEN FIELES A
UNA ÉTICA PERIODÍSTICA?
113
INTRODUCCIÓN
Durante cerca de tres años, se han reunido las delegaciones oficiales de las
partes, han intervenido esporádicamente representantes de los países que han
acompañado el proceso, han llegado a La Habana delegaciones del país con
el carácter de víctimas, de asesores, de personalidades que han sido oídas en
las mesas de diálogo y, a nivel internacional, han recibido delegaciones de
gobiernos o de organismos como las Naciones Unidas. De todo el proceso,
los medios masivos han dado cuenta, han informado y han expresado las
distintas posiciones generadas durante el proceso. Los medios han destacado
periodistas para que cumplan la función informativa de primera mano con
el contacto directo con las fuentes que se encuentran en La Habana y que
pertenecen a las delegaciones oficiales.
116
117
una exageración la atribución del poder a los medios. Sin embargo, diversos
estudios lo ratifican una vez más.
En lo que respecta al tema que nos concita, estamos frente a una población
que recibe mensajes todos los días, de diversas fuentes, con distintos enfoques
y que, sin lugar a dudas, inciden en la forma de pensar, sentir y actuar frente al
conflicto armado y una eventual salida del mismo; tanto más si pueden hacer
coincidir lo que circula en los medios, con la vivencia de experiencias directas,
cuando han tenido que padecer el rigor de los enfrentamientos, la pérdida de
vidas o de bienes, el despojo, el aislamiento o el desplazamiento.
120
121
Lo que tiene frente a sí es la noticia que le llega por los medios masivos
y las opiniones que respecto de ellas circulan por las redes sociales, con
el ingrediente que cada uno aporta, según su percepción. Por ello es una
metarrealidad, una realidad que puede ser más importante que la realidad real
porque, en primer lugar, proviene de medios que han ganado la credibilidad
y, en segundo lugar, porque no tenemos la capacidad de ir a donde se genera
la noticia para hacer la verificación y confiamos en el periodista que nos da
la información. En nosotros ocurre el fenómeno de asociar credibilidad con
veracidad. En consecuencia, para el colectivo el hecho transmitido es cierto,
porque provino de un medio creíble. Es una lógica elemental pero segura,
cierta e irrebatible. No hay lugar para la duda porque la confianza está puesta
en el medio.
Una de las respuestas fue que: “…el llamado de Santos a antiguos opositores de
Uribe a unirse a la coalición de gobierno, la llamada “unidad nacional”, distendió de
forma significativa las animosidades políticas entre diferentes sectores pero generó algunos
resquemores entre los antiguos aliados del uribismo y manifestaciones hostiles del propio
expresidente en contra del gobierno. En materia del manejo del conflicto armado, parece
haber crecido la percepción de que la situación para el país se ha deteriorado… en materia
de relaciones internacionales, no solo el gobierno Santos ha hecho del acercamiento con
países y organizaciones multilaterales en la región una de sus prioridades, sino que en muy
poco tiempo logró normalizar las relaciones con los gobiernos de Correa, en Ecuador, y
principalmente Chávez, en Venezuela, en marcado contraste con la administración anterior
durante la cual el ambiente con estos países estuvo casi permanentemente enrarecido por
declaraciones públicas agresivas de lado y lado” 125.
Hay, sin embargo, dos aspectos que se deben resaltar: uno de ellos sugiere que
las actitudes contrarias a los principios democráticos son menos estructurales
de lo que se podría pensar, lo que quiere decir que se originan tanto en el
mandatario como en variables individuales de los encuestados. El otro
aspecto indica que las actitudes manifiestas en el estudio son maleables por
las circunstancias y por el estilo de los gobernantes, lo que es inquietante
El periodista Omar Rincón dice con franqueza “La realidad decente y compleja
se acabó. Entonces, todo se puede cubrir como barbarie en desarrollo”. Su
artículo menciona que “‘Noticias Caracol’ va ganando en rating. Y gana porque
narra en vivo y en directo la miseria humana que habita a Bogotá y a los
villorrios colombianos. Donde algún desalmado mate, golpee, violente… allá
está ‘Caracol en desarrollo’. Y el país en vilo con ese accidente o perversión
de un individuo o el último ‘bullying’ uribista o santista… donde Uribe,
expresidente y senador, acusa a Santos de “coordinar e imponer la impunidad
al narcoterrorismo”, de “reformar la Constitución a fin de legalizar la
capitulación ante las Farc”, de “premiar periodistas con contratos”… Desde
la Presidencia, también en desarrollo, otro informador dice que Santos afirma
que “esos tiempos de persecuciones, para bien de nuestra democracia, ya
pasaron y no volverán” (Rincón, El Tiempo, 7 de marzo de 2016). Así fluyen
las noticias tanto en televisión como en radio y en prensa. La cotidianización
de la información ha pasado los límites de la decencia, de las buenas maneras,
de la función educativa que contribuye a que el televidente, lector u oyente
comprenda y tenga elementos de juicio como ciudadano que participa en su
sociedad. La banalización se ha impuesto como estandard y, en consecuencia,
su contribución a una información de calidad se ha deteriorado.
130 Restrepo, Javier Darío. Cómo manejar una información de una explosión, un atentado o una bomba. Una prueba de consistencia
132 técnica y ética. Bogotá, Editorial Politécnico Grancolombiano, 2002.
133
136 Morelo, Ginna; Castrillón, Gloria y Behar, Olga (2014). Pistas para narrar la paz: periodismo en el posconflicto. Bogotá,
136 Fundación Konrad Adenauer Stiftung, 2014.
137
En ese mismo artículo concluía diciendo que “La calidad es uno de los rostros de
la responsabilidad social que significa hacerse cargo de las consecuencias que tienen nuestras
acciones, tiene que ver con las repercusiones sociales de los medios de comunicación, pero
también con las formas de narrar, con las interacciones y con las regiones, con la atención y
las necesidades de niños y jóvenes”.
137 Ramírez L, Julianna. Responsabilidad social en los medios de comunicación: ¿utopía o realidad? Algunos pasos a tomar en
cuenta para lograr una adecuada gestión.
138 Santos, Rafael. “Medios, calidad y responsabilidad social”. Exposición realizada en la Conferencia de Televisión
Pública: del consumidor al ciudadano. Bogotá, El Tiempo, 23 de noviembre de 2002.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
La normalidad que nos identifica es colocar los polos y definir desde ellos
las posiciones lejanas que corresponden, mostrar las tesis de los actores
enfrentados durante décadas de conflicto. El centro está ausente para las
partes porque ellas se ubican en los extremos. Los periodistas reflejan esa
polaridad cuando colocan como una de sus pautas de conducta el consultar
a las partes que, obviamente, tienen planteamientos radicalmente opuestos.
Solo se mencionan dos lineamientos que han sido útiles para comprender
el ejercicio del periodismo. Uno es el Manual para cubrir la guerra y la paz que
ha sido un producto conjunto de la Conferencia Episcopal de Alemania,
FESCOL, la Embajada de Alemania y la Fundación para un Nuevo
Periodismo Iberoamericano (1999). El libro inicia con la relación de los
actores, sus acciones, el lenguaje utilizado, las normas y los escenarios.
Finalmente describe las normas de autoprotección para los periodistas que
cubren información de guerra y paz. Sin duda, es un avance importante en
colocar parámetros que puedan servir de guía para todos los comunicadores
de tal suerte que comulguen con los mismos criterios y desarrollen su
actividad dentro de un marco común. Ello no significa que deban restringir
138 su iniciativa y creatividad y se sientan constreñidos y vigilados en el
cumplimiento de las guías mencionadas. Se trata, más bien, de criterios 139
amplios, pero orientadores, de pautas preventivas a sabiendas de los riesgos
que se corren no solo por acceder a los escenarios de los combates sino a
las consecuencias derivadas de los productos periodísticos una vez ellos
sean difundidos.
Los maestros siempre son referencia para el desarrollo profesional. Dos citas
de dos maestros del periodismo sirven como cierre del capítulo; una es de
Juan Gossaín y la otra de Javier Darío Restrepo. La idea no es cerrar el tema
sino abrir un camino al postacuerdo de La Habana.
139 Gossaín, J. Juan Gossaín reflexiona sobre la ética periodística en entrevista radial, 2011. En http://eticasegura.
fnpi.org/2011/12/12/juan-gossain-reflexiona-sobre-la-etica-periodistica-en-entrevista-radial/
140 Gossaín, J. “Nunca había visto a la prensa revuelta en el mismo fango que los políticos”. Entrevista con Wilfred
Arias. Las 2 Orillas, 22 mayo 2014.
141 Restrepo, J. D. “El periodismo no es un poder, es un servicio”. Entrevista con Melissa Zuleta Bandera, El
Heraldo, 02 de octubre de 2014. En http://www.elheraldo.co/tendencias/el-periodismo-no-es-un-poder-es-un-
140 servicio-javier-dario-restrepo-168450
PRIMERA PARTE
COMPONENTE PAZ
CAPÍTULO I
¿PAZ CON DIGNIDAD?
143
INTRODUCCIÓN
“Cuando bajamos la escalera no tenemos conciencia propiamente tal de cada escalón, pero
contamos con todos ellos; y en general, de la mayor parte de las cosas que existen para
nosotros no tenemos conciencia, pero contamos con ellas”142.
*
Abogada especialista en instituciones jurídico-penales, así como en investigación criminal y juzgamiento
en el Sistema Penal Acusatorio. Fue abogada asesora en el Consejo Seccional de la Judicatura y del Tribunal
Superior de Bogotá en su Sala Penal. Actualmente es docente de la Universidad Manuela Beltrán y está adscrita
a la Defensoría del Pueblo como defensora pública de la Unidad de Postulados, Regional Bogotá. Contacto:
angalvisardila@hotmail.com
142 Ortega y Gasset, José. Unas lecciones de metafísica, 4ª. ed., Madrid, Alianza, 1996, pp. 47 y 48.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Palabras como esas son parte de nuestro paisaje gramatical que, si bien
parece una constante difícil de abandonar, la tarea consiste justamente en
que las generaciones próximas solo las tengan como referentes históricos y
empecemos a construir una sociedad en paz; pero una paz verdadera, no una
entelequia en nombre de la cual se escondan intereses oscuros.
144
145
1. Antecedentes históricos
La llamada Guerra de los Mil Días fue una confrontación que dejó entre 1899
y 1902 más de 100.000 muertos, que se produjo por la exclusión de la que
fueran objeto los grupos minoritarios de la posibilidad de acceder al poder
por la vía política en la Constitución de 1886.
Las guerrillas de corte comunista del sur del Tolima que se habían
desmovilizado, pero sin abandonar las armas, retornaron a la clandestinidad
pero con el apoyo del partido comunista, que debió combinar todas las
formas de lucha para sobrevivir. La persecución continuó y se establecieron
pequeños espacios en la geografía nacional adonde llegaron los expulsados
de la violencia estatal y paramilitar, como fue el caso del inmenso grupo de
campesinos desplazados de Villarrica (Tolima), organizados con la intención
de buscar en los extramuros de las urbes posibilidades de obtener un pedazo de
tierra para trabajarla, pero fueron nuevamente atacados en forma desmedida
por el ejército colombiano, acción planteada en términos ideológicos como
una guerra de la democracia contra el comunismo invasor. Las cifras muestran
que cerca de 16.000 soldados fueron enviados a combatir las denominadas
«repúblicas independientes», integradas por personas que no sumaban ni la
centésima parte de ese número.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Así nacieron las FARC y, a partir de ese momento, alrededor de 1962, los
únicos intentos de paz fueron aquellos hechos con el propósito de reducirlas
con violencia, repitiendo el error histórico que ya se había presentado. Tal vez
el hecho más notorio es el Estatuto de Seguridad impuesto por el gobierno
de Julio César Turbay Ayala, en obediencia a la política de seguridad nacional
impuesta por los Estados Unidos, que buscaba combatir el “enemigo interno”.
148
149
«CASA VERDE:
11. El presente Acuerdo será válido respecto de cualquiera otro grupo alzado
en armas que exprese su decisión de acogerse a él, previa manifestación de
tal voluntad hecha al gobierno por intermedio de la Comisión de Paz. Para
facilitar la adhesión a este Acuerdo de los grupos que deseen hacerlo, se
realizará una reunión con todos ellos en el lugar y la fecha que las partes
convengan.
12. Este Acuerdo, para su validez, requiere la ratificación del señor Presidente
de la República. Para constancia se firma el presente documento en La Uribe,
municipio de Mesetas, departamento del Meta, a los 28 días del mes de marzo
de 1984.
Por la Comisión de Paz: John Agudelo Ríos, presidente – Rafael Rivas Posada
– Samuel Hoyos Arango – César Gómez Estrada – Alberto Rojas Puyo –
Margarita Vidal de Puyo. Por el Estado Mayor de las FARC-EP: Manuel
Marulanda Vélez – Jacobo Arenas – Jaime Guaraca – Raúl Reyes – Alfonso
Cano»143.
152 143 Debo la transcripción a Henry Cuervo de la Fundación Nuevo Arco Iris.
2.2. En el gobierno del presidente César Gaviria Trujillo, durante el cual de 153
nuevo hubo un acercamiento, fue atacado el comando de las FARC apostado
en La Uribe (Meta), acción que las empujó a ir más allá de la frontera agrícola,
encontrándose con el negocio del narcotráfico, aspecto que profundizó el
conflicto porque generó los recursos que no se tenían.
2. Derechos humanos.
3. Política agraria integral.
4. Explotación y conservación de recursos naturales.
5. Estructura económica y social.
6. Reformas a la justicia, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico.
7. Reformas políticas para la ampliación de la democracia.
8. Reformas del Estado.
9. Acuerdos sobre DIH.
10. Fuerzas Militares.
11. Relaciones internacionales.
12. Formalización de acuerdos144.
2.4. Aunque entre el 7 de agosto del 2002 y el 6 de agosto del 2010 no hubo
acercamientos formales entre la guerrilla de las FARC y el gobierno en
procura de una salida negociada al conflicto, cuya real existencia, inclusive, fue
reiteradamente negada por aquel, por lo menos en el discurso el presidente
Álvaro Uribe Vélez abrió la puerta para una eventual desmovilización
guerrillera, pero única y exclusivamente dentro del marco de la Ley 975 del
2005, cuyos deberes de verdad, justicia, reparación y no repetición no atrajeron
a los dirigentes de esa guerrilla, al punto que, existiendo aún el mecanismo,
actualmente se hallan negociando su desmovilización con el gobierno del
presidente Juan Manuel Santos Calderón.
Ante este panorama sin fin y luego de haber corrido ríos inútiles de sangre, las
opciones que quedaban eran o nuevamente sentarse a dialogar o terminar de
destruir este país como está sucediendo con Siria en la actualidad. Por fortuna,
teniendo como derrotero los fracasos anteriores, gobierno y FARC acordaron
secretamente el inicio de las conversaciones, anunciadas públicamente en el
2012.
154 144 Debo esta síntesis a Henry Cuervo de la Fundación Nuevo Arco Iris.
155
Se habla de una Jurisdicción Especial para la paz, una justicia transicional que
ha funcionado en muchas partes del mundo (en Colombia con la Ley 975 de
2005) y que, en teoría, hará transitar al país de manera gradual, pero firme, de
una situación irregular de conflicto a la normalización de una vida civilizada
y en paz.
“Para que el proceso de paz alcance nuevas metas, se necesita que el pueblo de
Colombia lo siga empujando hacia adelante, con más pasión, porque es ahora o
nunca que tendremos paz con dignidad”.
Sí, paz con dignidad, y entonces surgen una serie de interrogantes, entre
otros: ¿paz con dignidad? ¿La dignidad de quién? ¿Qué dignidad? ¿Cuál es el
precio de esa dignidad?
Colombia es, y ha sido, uno de los países en el mundo con mayor inequidad
en la distribución de la riqueza y de oportunidades, de manera que hasta no
alcanzar un remedio real a esta problemática que hemos padecido unos más
que otros, vendrán más grupos, en infinita sucesión, a retomar las banderas
abandonadas por sus antecesores.
Para que en nuestro país pueda hablarse de paz, pero de paz con dignidad y
no solo de un silenciamiento temporal de las armas, deben tomarse medidas
políticas de fondo que impacten real y positivamente la brecha que no deja de
crecer entre ricos y pobres; entre campo y ciudad; entre los que tienen y no
tienen; entre los ‘nutridos’ y los ‘desnutridos’; entre los ‘bien educados’, los
‘mal educados’ y los que ni siquiera conocen la educación; entre los círculos
del poder y los que aspiran válidamente a entrar en ellos; en definitiva, entre
los habitantes del ‘Estado del malestar’ y los del ‘Estado del bienestar’. Todo
este maremágnum es la espiral de violencia que genera más violencia, el caldo
de cultivo para las nuevas generaciones de insurrectos que creerán, de manera
equivocada, que se puede combatir un mal real con un mal mayor.
Es por eso que resulta esperanzador –menos para los protagonistas nacionales
y extranjeros de la guerra, o sea, quienes viven y se lucran de ella– que se
hayan acordado aspectos como el de la formalización de tierras, necesario
156 desde toda perspectiva política, pues, como se sabe, más de la mitad de tierras
apropiables no está legal y formalmente titularizada, lo que no permite un 157
adecuado mercado de tierras y de inversión en las mismas.
145 Término acuñado por los medios de comunicación para los cadáveres que son divididos en pequeñas partes que
facilitan su ocultamiento, que sin asombro también utilizamos como los escalones de la escalera, como el aire
que respiramos sin preguntarnos siquiera si lo tendremos para la siguiente inhalación.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Pero es obvio que Márquez, cuando habla de paz con dignidad, también
se refiere a la de todos y cada uno de sus hombres, que por tan distintas
razones entraron a engrosar las filas de una guerrilla tan longeva y autora de
tantos hechos espantosos. Esta dignidad de quienes se han alzado en armas,
además de ser parte de los estándares básicos de una justicia transicional,
debe tomarse como el precio cobrado a la sociedad colombiana por obtener
un bien y no de cualquier género. Se dice que debe escogerse entre dos males
el menor y la concesión de esa dignidad, en este caso, es el mal menor.
El énfasis puesto por Iván Márquez en que una paz solo puede ser con
dignidad, diferencia a las FARC de los muchos grupos violentos que por
la vía armada buscan la imposición de sus intereses, pues muestra una
fundamentación ideológica dirigida a alcanzar un régimen económico, político
y social considerado mejor para el país, mas no a la simple protección de
mezquinos intereses generalmente económicos, circunstancia que diferencia
la delincuencia común de la política y que hace inaceptable cualquier intento
de negociación con la primera.
158
159
Conclusiones
INTRODUCCIÓN
Pero por supuesto, no fue la primera guerra. Los neandertales fueron extinguidos por
los homo sapiens, en un episodio que constituiría el primer genocidio de la humanidad,
como la ciencia parece confirmarlo, dejando así en evidencia la naturaleza belicosa
del ser humano, como si este rasgo estuviera inscrito en su genotipo.
*
Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
que el hombre haya carecido de discernimiento para distinguir el mal del bien, para
diferenciar lo bueno de lo malo. Esa capacidad para reconocer lo uno y lo otro,
ha sido intemporal. Incluso, desde siempre han existido códigos de ética militar,
escritos o no, que han refrenado los abusos o desmanes de quienes han intervenido
o participado en las guerras.
Así llegó a conceptualizarse el Ius ad bellum, el Ius in bello y el Ius post bellum; a partir
de las teorías de la guerra justa, ya acuñadas desde la antigüedad (Cicerón, Platón,
Aristóteles…), y revividas por Santo Tomás, Francisco de Vitoria, Luis de Molina,
Domingo de Soto, Diego de Cobarruvias, Francisco Suárez….
Luego vino una segunda etapa, a través de la cual se administraba justicia por
intermedio de tribunales ad hoc, creados especialmente para resolver conflictos
locales, tales como el de Runda y Yugoslavia.
Pero el tema que convoca la atención de este escrito, no es el Ius ad bellum, tampoco
es Ius in bello, sino el Ius post bellum (los acuerdos de paz y los mecanismos para
asegurar la transición). ¿Cómo se selló la paz en países como Sudáfrica, Argentina,
San Salvador, Guatemala, Irlanda del Norte? ¿Es una paz duradera?¿Qué variables
164 contribuyeron a finiquitar el conflicto?¿Qué lecciones nos dejan?
165
Álvaro Uribe señaló que para elaborar la ley de justicia y paz en Colombia
se inspiró en el acuerdo de viernes santo (con el que se puso fin al conflicto
en Irlanda del Norte), porque a los delincuentes se les otorgaba una libertad
condicional, pero no un indulto (lo cierto es que sí se han venido concediendo
indultos, aunque de forma encubierta, y sin consideración a la justicia
internacional).
El gobierno británico exigió el cese al fuego para negociar la paz, pero las
partes se rehusaron a aceptarlo. Se propuso entonces un nuevo modelo de
negociación: el twin track (doble vía), a través del cual se buscaba el desarme
146 Este apartado es extraído de un artículo publicado por el autor en el periódico digital Kien&Ke, bajo el título
“¿Qué puede enseñarnos el proceso de Paz de Irlanda del Norte?”
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
de los grupos armados y, de forma paralela, el impulso del diálogo entre los
partidos. No obstante, pronto tuvo que abandonarse la exigencia del desarme
y dar curso solo a la negociación.
166
167
Sudáfrica fue colonizada por los europeos en el siglo XVII cuando la Compañía
Holandesa de las Indias Orientales fijó allí un asentamiento, que luego se
transformaría en Ciudad del Cabo. En 1806 la Ciudad del Cabo se convirtió a
su vez en colonia británica, con lo cual se desató la furia de los colonos blancos
llamados bóers (holandeses y alemanes) y los colonos británicos y franceses, que
se vieron forzados a desplazarse hacia el norte y este del territorio, entrando en
conflicto con los nativos de dichas tierras (zulúes, afrikáner, xhosa, etc.).
Pero la paz no duró mucho, tras el hallazgo de una gran reserva de oro,
los británicos decidieron intervenir de nuevo, presionando a los bóers, bajo
cuya jurisdicción se encontraba la mina, a fin de que permitieran que otros
británicos pudieran explotar el recurso. Así se desató la segunda guerra de los
bóers, cuyo primer acto hostil fue promovido por los colonos.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Vencidos los bóers, se firmó el Tratado Vereeniging, en 1902, a través del cual
se acabó con las repúblicas independientes de Transvaal y el Estado Libre
de Orange, y en 1910 se fundó la Unión Sudafricana, sometida al imperio
británico.
Entre 1976 y 1983, Argentina vivió bajo una dictadura de una crueldad
desmedida, la cual se inició cuando los tres comandantes de las fuerzas
armadas, apoyados por algunos sectores sociales, se unieron para asestarle
un golpe de estado a la presidenta María Estela Martínez de Perón (esposa
del fallecido Juan Domingo Perón), so pretexto de querer reformar el país
y sofocar los focos subversivos. Al tomar el poder por la fuerza, los tres
comandantes autoproclamaron un Proceso de Reorganización Nacional “El
Proceso”, acaso la dictadura más sangrienta y cruel de Argentina en todos los
tiempos.
Entre 1986 y 1987 se dictaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida,
con las cuales se frustraron los enjuiciamientos contra muchos responsables.
Así también Carlos Menem haría lo propio a través de indultos concedidos a
militares, civiles y guerrilleros. Sin embargo, las víctimas siguieron luchando
contra la impunidad, y lograron que en el exterior se abrieran procesos penales
contra los victimarios.
170
171
Entre 1980 y 1992, San Salvador vivió una guerra civil no declarada –entre el
gobierno de derecha y el grupo guerrillero de izquierda Farabundo Martí para
la Liberación Nacional (FMLN)– precedida por un ambiente de inestabilidad
política y violencia que se venía gestando desde la década del 70.
En sus comienzos la guerra civil cobró la vida del arzobispo de San Salvador,
monseñor Óscar Arnulfo Romero (24 de marzo de 1980) y luego llegaría a
afectar a 75.000 personas, entre muertos y desaparecidos.
172
173
Estos territorios fueron habitados originalmente por pigmeos de origen twa, luego
hacia el siglo XI llegarían los hutus, y durante el siglo XIV se asentarían los tutsis.
En el siglo XVI los tutsis iniciaron y promovieron una confrontación militar contra
los hutus, y se erigieron así en la clase social dominante, con un rey a la cabeza: Mwami.
A finales del siglo XIX los alemanes se apoderaron del territorio, pero su dominio
duró poco, pues con ocasión de la primera guerra mundial se cedió esta colonia a los
belgas, quienes desde entonces entraron a administrar esta región.
Como sea, los tutsi eran los señores, la casta gobernante, aristocrática y económicamente
superior, aunque minoritaria; y los hutus, los vasallos de ese sistema feudal.
En 1959, se inicia una ola de violencia, un levantamiento de los hutus contra los
tutsi y la reacción violenta de estos últimos a través de milicias armadas. En 1961 la
ONU promueve una amnistía, y este mismo año Ruanda, liderada por los hutus, se
independiza de Bélgica.
Bajo el gobierno de los hutus, muchos tutsi se exilian, y desde el exilio buscan formar
un ejército rebelde para recuperar el poder, e instaurar una monarquía.
Las relaciones entre hutus y tutsis estuvieron caracterizadas desde entonces por
tensiones permanentes, y algunas cruentas masacres, como la acontecida en 1972 en
Burundi, cuando milicias tutsis mataron miles hutus.
Aun así, y con todo tipo de tropiezos, se vivió un apaciguamiento relativo hasta
entrada la década de los 90, cuando el Ejército Patriótico Ruandés (compuesto por
tutsis) invade Ruanda desde Uganda. En 1993 se firma un acuerdo de paz, conocido
como los Acuerdos de Arusha (firmados en Arusha, Tanzania). En dichos acuerdos
se contempla un gobierno y una asamblea nacional de transición con los tutsis
exiliados, la salida de las tropas francesas y la supervisión de la ONU, para garantizar
la ejecución de lo acordado.
Grupos armados hutus asesinan tutsis, y grupos armados tutsis asesinan hutus. La
comunidad internacional no interviene, y solo mira pasmada la ola de violencia in
crescendo. El Genocidio dejó 800.000 muertos –algunos hablan de un millón– y
millones de desplazados. Casi el 75% de los tutsis fueron asesinados.
Con ocasión de ello, fue creado el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, con sede
en Arusha, Tanzania, integrado por tres salas de primera instancia, y con competencia
para conocer del crimen de genocidio, crímenes contra la humanidad y violación del
174 artículo 03 común a las convenciones de Ginebra.
175
Fue una guerra que dejó miles de muertos, refugiados y mujeres violadas.
En dichos acuerdos las partes acogieron la Carta de las Naciones Unidas para
resolver sus conflictos y regir sus relaciones, y reconocieron la soberanía de
los nuevos Estados.
176
177
Desde finales de la década del 60 surgieron una serie de grupos, unos de origen
islamista (separatista) y otros de origen comunista. Los primeros han sido los
más violentos y persistentes, y pretenden la independencia del sur de Filipinas, en
particular de Mindanao, una región rica en minerales y recursos agrícolas.
El más cruel de todos, el grupo Abu Sayyaf, el más radical y violento, nacido
en 1991, continúa en la lucha.
8. Congo
El Congo fue gobernado desde el año de 1965 por Mobutu, dictador que
dio un golpe de Estado, y contaba con el apoyo de EE.UU. Si bien, hubo
una cierta estabilidad política durante su dictadura, con el paso de los años
el gobierno fue señalado de múltiples violaciones a los derechos humanos,
corrupción, etc.
178
179
180
181
En 1885 los estados liberales se enfrentan al poder central que ejercía Rafael
Núñez (respaldado por conservadores y liberales moderados), a través de un
conflicto del que salió vencedor el conservatismo. Como resultado de esta
contienda surgió la constitución conservadora de 1886, y el período conocido
como la Regeneración.
En 1899, de nuevo los liberales, por segunda vez, sintiéndose relegados del
ejercicio del poder y su participación política, se enfrentaron al gobierno
conservador de Manuel Antonio Sanclemente y José Manuel Marroquín,
dando inicio a una de las guerras más crueles y devastadoras, la guerra de
los mil días, en la que los liberales resultaron nuevamente vencidos, y el país
desangrado.
Conclusiones
184
CAPÍTULO III
¿SE AJUSTAN LOS ACUERDOS DE PAZ
EN COLOMBIA A LOS ESTÁNDARES
INTERNACIONALES DEL ESTATUTO
DE ROMA?
187
INTRODUCCIÓN
188
189
Los juicios realizados ante el Tribunal de Nuremberg –para juzgar los crímenes
de guerra y contra la humanidad cometidos por el régimen nazi, 1945–, y
ante el Tribunal de Tokio –para juzgar los crímenes de guerra japoneses
llamado Tribunal del Lejano Oriente, 1946– fueron el inicio de la aplicación
del principio de responsabilidad penal individual por violación de derechos
humanos.
190
191
149 Corte Constitucional. Sentencia C-578 de 2002, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
194
195
Para responder estas dudas debemos mirar cómo las masivas violaciones de
derechos humanos en Latinoamérica, marcada por regímenes represivos
y conflictos armados, ha impulsado el fortalecimiento de la lucha por los
derechos humanos. Uno de los elementos destacados es que los Estados tienen
el deber de enfrentar esas violaciones masivas de derechos y como componente
obligatorio de este deber, esta la investigación de la verdad, el establecimiento
de responsabilidades individuales y la imposición de sanciones.
Las fuentes de este deber son diversas para el Estado colombiano, en el caso
de los crímenes de competencia de la Corte Penal Internacional, la fuente
es el art. 1 del Estatuto de Roma de conformidad con las declaraciones
establecidas en el Preámbulo. Y respecto de las restantes graves violaciones
que no se ajustan en estas categorías, la fuente vinculante es la interpretación
que de la Convención Americana ha realizado la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.
En los casos por ejemplo de Perú, Chile, Brasil y Uruguay, desde el 2001 la
Corte Interamericana ha declarado inadmisibles las amnistías, indultos y otras
medidas que pretendan impedir investigar, procesar y sancionar violaciones
graves de los derechos humanos y graves crímenes internacionales. Amnistías
amplias, como las que Colombia concedió a los grupos guerrilleros en la
década de los noventa, pueden no ser viables en la actualidad, pues las
obligaciones internacionales restringen lo que se puede negociar.
151 Suárez López y Jaramillo Ruiz, 2014, p. 81; Bergsmo y Saffon, 2011, 26.
152 Corte Constitucional. Sentencia C-578 de 2002, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
De otra parte, las sanciones penales efectivas pueden adoptar distintas formas,
para satisfacer los objetivos vinculados a la pena, tales podrían ser; la condena
pública del hecho criminal, el reconocimiento del sufrimiento de las víctimas
y la persuasión de conductas criminales posteriores; requisitos de obligatorio
200 cumplimiento, a juicio del funcionario de la Corte Penal Internacional, debido
a que en el contexto del derecho penal internacional, con ellos se protegen los 201
intereses de las víctimas y reivindican los derechos humanos fundamentales.
Como es bien conocido existen dos posturas frente a los acuerdos de paz, por
un lado los defensores y, por el otro, los detractores, estos últimos concluyen:
En cuanto a las tensiones que hay entre justicia y paz, instrumentos como
las penas alternativas o la suspensión de la ejecución de las penas dan un
espacio para lograr un acuerdo que promueva tanto la justicia como la paz.
La estrategia precisa; la persecución penal de los máximos responsables de
crímenes internacionales graves, una amnistía para los delitos políticos de las
FARC y unas medidas para tratar a los guerrilleros y agentes del Estado que
estén fuera de la categoría de máximos responsables. Para los guerrilleros en
la última categoría, debe haber un proceso de certificación, condicionado a
hacer contribuciones a la verdad y a la reparación, para concederles sentencias
suspendidas o alternativas en caso de que sean judicializados.
Los retos legales del Acuerdo de Paz y la creación de los mecanismos punitivos
deben soportarse en un análisis sobre los objetivos de la pena consagradas
en el Estatuto de Roma, pues si se diseñan sanciones compatibles con tales
propósitos la Corte Penal Internacional carecerá de legitimidad para asumir
la investigación y juzgamiento de responsables.
Conclusiones
La firma de los acuerdos de paz demanda un reto para los estamentos institucionales
el cual nos permitirán la transformación social e institucional, dejando en el
pasado, de un lado, la confrontación violenta siempre que se eliminen las causas
que dieron lugar al conflicto armado y, por otra parte, se corrijan y subsanen sus
nefastas consecuencias para hacer posible el proceso hacia la paz.
INTRODUCCIÓN
*
Abogado con énfasis en ciencias políticas y sociales. Se ha desempeñado como abogado defensor litigante en
asuntos penales, con una experiencia de 20 años. Actualmente ejerce también como defensor público de las
Unidades de Postulados a la Ley de Justicia y Paz, desde hace 9 años. Contacto: jcrojasamor8@hotmail.com
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
212
213
En cada uno de estos casos y muchos de los que se han conocido a lo largo
de la historia reciente, se ha hablado de acuerdo de paz, luego de producir
en mayor manera dolor y daño a quienes no han sido parte del conflicto,
como una manera de persuasión a la comunidad internacional, como una
herramienta para lograr “una victoria” que muy seguramente no hubieran
En los conflictos mencionados, se puede ver que existieron dos salidas, una a
través de la guerra del Golfo como se le conoció y otra a través de renunciar
a la persecución legal de sus máximos dirigentes; pero con una realidad actual
la miseria y la inestabilidad que reina en los dos territorios, que a mi modo
personal de ver no satisficieron ninguno de los dos aspectos tratados, ni la
paz ni la justicia.
159 Peace verses Justice War Crimes, Crimes Against Humanity and Genocide Introduction to International Crimi-
nal Law Mooc taught by professor Michael P. Scharf [Traducción libre].
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Estos aspectos hasta la fecha no han sido tocados en ninguno de los acuerdos,
pues es necesario exorcizar nuestros temores, nuestros miedos, nuestros recuerdos
sobre los daños morales o materiales sufridos en desarrollo del conflicto.
Es necesario resaltar que existen muchos aspectos que deben ser atendidos
en un tema de posconflicto o de acuerdo de paz, como son el desempleo, el
acceso a la educación, a la salud, que si bien son importantes, no son el punto
esencial en esta discusión; se trata más de llegar a esas situaciones de perdón
que si son bien tratadas no solo nos pueden traer paz, sino una verdadera
sensación de justicia, pues donde el perdón puede florecer, puede existir una
convivencia en equidad y esa puede ser una forma de reparación que satisfaga
la necesidad de justicia.
160 De Páramo Argüelles, Juan Ramón. La justicia de transición: concepto, instrumentos y experiencias Bogotá,
218 Editorial Universidad de Rosario, 2013. ISBN: 978-958-738-423-9.
“¿Reúnen el perdón y la compasión, tan necesarios en los procesos 219
de justicia transicional, estas características? ¿Son el resultado de una
acción deliberada o el subproducto de un proceso de paz?
“La compasión expresa la vulnerabilidad del ser humano y para
algunos filósofos es la raíz de todas las virtudes sociales como la
amabilidad, la generosidad, la amistad, la beneficencia, la gratitud o
la sociabilidad. A juicio de Hume, es la virtud original propiamente
dicha, el sentimiento que une a todos los seres humanos que se
asemejan, una condición natural no calculada racionalmente. Y,
ser contemplado como algo que va más allá del deber, el perdón que
se demanda no ha de solicitarse por motivos falsificados. Sería otro
modo de banalizar argumentaciones y negociaciones en los procesos
de transición política mal causado y el sufrido; pero a menudo
hay quien ve en un hipotético resentimiento de quien se niega a
perdonar el principal obstáculo para la ansiada reconciliación. Al
contrario, en numerosas ocasiones, cultivar el resentimiento hacia
los verdugos y quienes se disculpan como meros espectadores es
un modo necesario para que la víctima conserve su humanidad. El
resentimiento actúa como un acicate incontenible por sacar a la luz
la verdad moral del daño causado. El resentimiento de una víctima
existe con el objeto de que el delito adquiera realidad moral para
el criminal. A falta de esta actitud, los culpables de las vejaciones
podrían sin mayores obstáculos invitar a una superación de los
hechos que consiste más bien en borrarlos. De ahí que para la
víctima ese regreso justiciero al pasado es ineludible, porque solo
si el verdugo y el cómplice espectador asumen la realidad del daño
causado, podrá la víctima reconciliarse con el mundo. Consumada
la reversión moral del tiempo y asumida la responsabilidad por su
crimen, el criminal podrá relacionarse con la víctima como con un
semejante. Esta especie positiva del resentido no es que no pueda
perdonar: es que no debe. En realidad, el perdón se refiere a las
personas (a los actores) y no a los acontecimientos, a diferencia del
resentimiento, el cual, para estar justificado, debe dirigirse al acto, no
a la persona; el olvido debe dirigirse a quien esté implicado en el acto.
Quien perdona no olvida lo que hizo el malhechor, un propósito
cuyo cumplimiento no está en sus manos, sino que deja de verle
solo y para siempre como malhechor. El perdón, en consecuencia,
presupone en cada uno de nosotros la capacidad de elección moral
y de cambio; y, desde luego, tanto castigar como perdonar a alguien
implican el reconocimiento de su condición de miembro de nuestra
comunidad moral. Cuando una víctima perdona al criminal no
significa que le excuse por su crimen, que cese de culparle o de
hacerle responsable de él. Perdonar no es renunciar al juicio moral
sobre la maldad de aquella acción, porque solo las acciones malvadas
necesitan ser perdonadas. El perdón tampoco es incompatible con
220 el castigo y hasta puede seguirle. En lugar de olvidar los males que
han sufrido, las víctimas se proponen mirar a sus ofensores a la 221
luz de la compasión y del respeto final que merecen como seres
morales. Solo este perdón puede devolver el descanso y equilibrio a
las víctimas y, a la par, traer la promesa de una posible reconciliación
con sus verdugos. Pero el resultado no es la consecuencia de nuestra
elección racional, sino un subproducto no intencionado que deriva
de nuestra participación en el proceso. Sostiene Arteta (1996) que
conceder el perdón al espectador que se evade de intervenir es más
asequible que otorgarlo al agresor. Salvo que haya sido condición
Los medios de comunicación incitan a una cosa y los políticos a otra, y nadie
se toma la responsabilidad de empaparse de la realidad de los acuerdos y
exponer o mejor hacer una idea propia de lo que realmente está pasando,
esta es la misma realidad que generó el conflicto armado, muchos de los
que se involucraron en él no se tomaron el tiempo para analizar las razones,
fueron, al igual que en otros conflictos en el mundo, “manipulados” para los
fines e intereses de unos pocos; y es lo que hoy en día, incentiva aún más
la resistencia a un cambio de estatus frente al conflicto, pues por la mala o
mejor por la manipulada información, no se avizora la pretendida justicia y
entonces viene el raciocinio, “sin justicia no hay paz”, lo que nos va a llevar a
222 161 Ibíd.
un círculo vicioso, que debemos terminar de una forma inusual a lo que todos 223
conocemos como justicia.
Se hace necesario revisar lo que la actual Ley de Justicia y Paz, Ley 975
de 2005 y sus modificaciones y reglamentaciones ha ayudado en temas de
reconciliación. Personalmente he asistido a momentos en que la víctima
perdona a su victimario y este a su vez, de manera consciente y sincera, se
ha arrepentido y ha pedido perdón a aquellos a quienes ocasionó daño, en
Esto nos lleva a reflexionar que es posible atender las obligaciones internacionales
sobre la justicia material. En el Comunicado No. 60 del 23 de septiembre de
2015, se establece la forma en que este aspecto podrá ser satisfecho:
A juicio de quien escribe, este tribunal es posible, con las debidas y correctas
reformas al actual sistema de justicia transicional, sin el desgaste que pueda
conllevar la aprobación de una ley y una reforma constitucional, sobre los
aspectos evidenciados. Aspectos tratados en forma más profunda en este
libro por otros autores.
164 Tomado de www.mesadeconversaciones.com.co
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
230
231
COMPONENTE
JUSTICIA
CAPÍTULO I
¿EN QUÉ CONSISTE EL COMPONENTE
DE JUSTICIA EN LOS ACUERDOS DE LA
HABANA?
235
INTRODUCCIÓN
Pero como Acuerdo que es, puede transitar en la ribera de las conveniencias
inmediatas y particulares –en cuyo caso no habríamos hecho sino cambiar de
*
Abogado especializado en investigación criminal y juzgamiento en el sistema acusatorio (Universidad Católica), y
en criminología y técnicas criminalísticas (Universidad de los Andes); especialista en la escena del delito (Depto. de
Justicia EE.UU.), miembro del “Plan integral de capacitación en Sistema Acusatorio Colombiano” (Fiscalía General
de la Nación). Fue fiscal delegado de la Fiscalía General de la Nación; jefe de unidades de investigación preliminar de
la Dirección Nacional de Instrucción Criminal; coordinador administrativo y de gestión de la Defensoría del Pueblo
en los distritos judiciales de Tunja y Santa Rosa de Viterbo; y defensor público en el sistema penal oral acusatorio.
Docente en varias universidades desde 1981. Con especialización en derecho público económico (Universidad de los
Andes), fue el tesorero general y director del Fondo Educativo Regional del Ministerio de Educación Nacional ante
el Distrito Capital de Bogotá. Actualmente es defensor público de la Unidad de Postulados a la Ley de Justicia y Paz.
Contacto: abo_mariodiaz@yahoo.es
165 5. Acuerdo sobre las víctimas del conflicto: “Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición”, incluyendo la
jurisdicción especial para la paz; y compromiso sobre derechos humanos, La Habana. Borrador Conjunto 15.12.2015, pp. 1 de
63 Fuente: http://equipopazgobierno.presidencia.gov.co/prensa/Paginas/acuerdo-sobre-lasvictimas-del-conflicto.aspx
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
¿Cómo queda la estructura de este escrito sobre ‘el componente de justicia en el Acuerdo’?
166 Punto 5. Acuerdo sobre las víctimas del conflicto: “sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repe-
tición”, incluyendo la jurisdicción especial para la paz; y compromiso sobre derechos humanos, La Habana,
Borrador conjunto 15.12.2015.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Los acuerdos constitutivos del Acuerdo General que se han logrado satisfacer
–más allá del acuerdo sobre el sistema integral para víctimas–, son: (i) El
acuerdo sobre una reforma rural integral hacia un nuevo campo colombiano.
(ii) El acuerdo de apertura democrática para construir la paz, que viabiliza la
238 167 “Comunicado conjunto N° 64”. De las delegaciones de paz de las FARC EP y el gobierno nacional (Dic. 15/15).
participación política sin armas, por parte de quienes se desmovilicen. (iii) El 239
acuerdo sobre las medidas de solución al problema de las drogas ilícitas168.
Como criterios rectores del Sistema, en primer término se han convenido unas
acciones inmediatas relativas al desminado de las áreas donde esta práctica ha
convertido su tránsito en alto riesgo para la población civil. Así mismo, se ha
privilegiado la localización de desaparecidos y entrega a sus familiares, debido
a la manera como desconcierta y conmociona a las comunidades saber qué
pasó con sus seres queridos, sus restos o su paradero.
168 Acuerdo de creación de una Jurisdicción Especial para la Paz. Comunicado conjunto de 10 puntos, FARC EP y
Gobierno nacional (Sept. 23/15).
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Clausura este punto de los criterios rectores, la exigencia sobre que el factor
de justicia no puede entenderse de manera aislada, ni a los otros componentes
del punto de víctimas, ni ajeno a las implicaciones de los demás acuerdos del
Acuerdo General. Y como un hilo de Ariadna en la localización y engranaje
de todos estos factores, se demanda la observancia de los derechos humanos,
su respeto, promoción y garantía.
De allí que los ‘componentes’ del acuerdo sobre víctimas conlleven a una
innovación institucional, que -por lo pronto- genera a las siguientes entidades:
171 Elaboración del autor para el artículo “El componente de justicia en la jurisdicción especial para la Paz”, de
242 Mario Díaz Góngora. Mayo 2016.
Pese a que lo tocante con las víctimas era uno de los factores más publicitados 243
para entronizar la justicia transicional, causaba angustia al abordar la relación
entre víctima y victimario; era inconmensurable el mar de dudas sobre qué
podían generar los componentes de verdad, justicia y reparación, su exacta
naturaleza y sus significaciones posibles; y no había ninguna medida para
dilucidar de qué manera entronizar la cultura de las víctimas.
En todo caso, las herramientas de justicia y paz, no van a resolver los grandes
problemas sociales, porque son propias de un procedimiento judicial penal
especializado. Un reciente foro universitario concluyó que evaluar el proceso
de Justicia y Paz de manera aislada, conduce a concluir erróneamente la no
superación de las falencias; la falta de alcance de los retos, la inexistencia
de logros y, por supuesto, la ausencia de perspectivas. Justicia y paz no es
simplemente un proceso judicial con un balance en materia de transición. Su
naturaleza ha logrado cualificar el país en el tránsito de una cultura de guerra a un
complejo diseño de país en procura de convivencia pacífica.
El Acuerdo paritario para la paz de 1957, cuya excepcionalidad fue base de una
intensa violencia de carácter clasista llevó a que el Código Penal Militar fuese
aplicable en contextos de normalidad, ocasionando una particular división de
roles entre sectores dominantes: los gobiernos del Frente Nacional aceptaron
tácitamente que los militares continuaran cumpliendo ese rol a cambio de
que la administración pública quedara bajo el control de los partidos en la
alternación.
176 Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH. Documento “Basta Ya”, Bogotá, Ediciones Imprenta Nacio-
250 nal, mayo 2015.
Entonces, la violencia, y en particular la desplegada por los carteles de la 251
droga, es uno de los factores detonantes del movimiento que da lugar a la
Constituyente. Un proceso de tan hondo calado como este encontró un lugar
en la institucionalidad, que pese a ser concebida como tratado de paz, dirigida
a modificar las estructuras en las que se afincaba la violencia, la Constituyente
guardó silencio en torno a las medidas con las que en la práctica se enfrentaba
la violencia y terminó manteniendo instituciones como la justicia sin rostro,
claramente violatorias de garantías procesales mínimas. Solo el creciente
protagonismo de los jueces, logró la inclusión progresiva del concepto de
178 Compilación de notas de prensa relacionadas con JEPaz de Mario Ignacio Díaz Góngora. “Una perspectiva
subalterna de cara al posconflicto colombiano” (Miguel Ángel Herrera Zgaib, 30/03/2015).
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Aun cuando hay que advertir de entrada que no es clara la correlación entre
las ecuaciones de la jurisdicción especial y las tensiones previas, generadas
por las experiencias obtenidas en los dos lustros de aplicación de la justicia
transicional, no cabe duda que en lo relativo a los victimarios se apuesta a
la búsqueda de una opción diferente a la visión tradicional de que solo hay
justicia cuando la respuesta institucional es la cárcel.
De esta forma, serían sus caracteres la satisfacción del derecho de las víctimas
Respecto de esto último (es decir, del sector de ubicación de los actores y
niveles de responsabilidad que hayan detentado los miembros de los grupos
armados ilegales), se toma en consideración el que fueren miembros de
grupos armados al margen de la ley, agentes del Estado o integrantes de
la sociedad civil, que hayan prestado su concurso en actos criminales que
hubieren sido constitutivos de lesa humanidad y guerra. En lo tocante al
184 Ibíd.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
En esos países, los jueces han sido personas de las más altas calidades,
expertos en derecho penal internacional, derecho internacional humanitario y
derechos humanos, con resultados altamente positivos, en que los magistrados
internacionales han demostrado capacidad para entender los contextos locales
y aplicar imparcialmente el derecho.
Más allá del cariz efectista que pueda resultar para muchos la expresión
presidencial, hay un minucioso estudio de estas experiencias internacionales
donde los tres tribunales internacionales han buscado satisfacer los derechos
a la justicia de las víctimas en procesos de transición de la guerra a la paz:
Es característico de estos tres casos que en ellos, como en todos los procesos
de paz del mundo, las partes en conflicto armado no consiguieron acordar un sistema
de justicia que incluyera la investigación y sanción de graves crímenes de guerra
e infracciones al DIH. Y en los tres, los tribunales entraron a operar tras la
negociación entre cada uno de los Estados y las Naciones Unidas.
Por tratarse del primer proceso de paz que se realiza con la vigencia de la
Corte Penal Internacional para el Estado colombiano, el Estado colombiano
consultó organismos internacionales de justicia y de derechos humanos
para garantizar la satisfacción de los estándares internacionales y las buenas
prácticas en justicia transicional alrededor del mundo, lo cual dio lugar a que
la fiscal de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, se haya referido
al acuerdo con optimismo, destacando que se excluyera la amnistía para
crímenes atroces190.
191 El Espectador. (04/02/2016). “Legitimidad del proceso de paz radica en la credibilidad que tenga frente a insti-
tuciones como la OEA y la CIDH: Santos”.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Sobre la aplicación de los criterios de conexidad (en cuanto no haya sido definido con
exactitud en la Ley de Amnistía), se tendrá en cuenta la doctrina adoptada al interpretar
dicha Ley por a) La Sala de Amnistía e Indulto y b) La Sección de Revisión del
Tribunal para la Paz. Finalmente, hay que resaltar que los delitos comunes tampoco
son amnistiables o indultables, en cuanto carezcan de relación con la rebelión195.
Ese poder será aún más grande porque, en principio, la Sala se dará su propio
reglamento, definirá su propia planta de personal para que evolucione según
la carga de trabajo, emitirá órdenes a la Fiscalía, Procuraduría para que le
suministren la información que necesita y les dirá cómo presentarla y en qué
secuencia organizar su trabajo. Con esa información, describe las prácticas
o situaciones de mayor gravedad e identifica a todos los que participaron
directa o indirectamente en esos hechos y las posibles sanciones que tendrían.
Y los llama a hacer su reconocimiento
No está claro cuántos magistrados integrarían esta Sala, que será un órgano
muy poderoso al ser el filtro de entrada a toda la jurisdicción.
armar una acusación formal, para lo que puede pedirle información adicional
a entidades públicas como la Fiscalía General.
198 El Espectador.paz (11/04/2016). “Altas Cortes podrían elegir a magistrado del Tribunal Especial para la Paz”
270 [Redacción Paz].
Si el o los responsables no reconocen su responsabilidad, el proceso llega 271
a esta Sala para que se produzca un juicio. En esta sala se confrontan las
posturas del órgano de acusación y de la defensa, se presentan y discuten
pruebas y, en general, se lleva a cabo un juicio completo. En cualquiera de esos
casos, pasan a un proceso judicial más largo y complejo, en el que pueden salir
absueltos o condenados, salvo que hagan un reconocimiento tardío por el que
los responsables pueden reconocer que sí son responsables de los hechos por
los que están en juicio.
El Estado deberá implementar con los pueblos indígenas una serie de medidas
encaminadas a salvaguardar diferencialmente las diversas concepciones de
justicia, por gracia de la diversidad cultural en cuanto que “no es lo mismo
hablar de diferencia que de diversidad cultural. Si hablamos de diferencia,
tenemos un punto obligado de referencia. Somos diferentes en algo específico.
Cuando se usa el concepto de diversidad, por el contrario, cada persona,
cada grupo, cada comunidad necesita hablar de lo que es, de sus haberes,
sus recursos, sus historias y proyectos, en suma, de su identidad. Porque lo
diverso se define en relación consigo mismo y en relación con los otros, con
los diferentes”200.
La persona que haya guardado silencio, una vez que sea ubicada, en caso de
aceptar las responsabilidades será acreedora de las sanciones ya impuestas
201 “Diversidad cultural”. En Wikipedia.
202 El Espectador. (27/09/2015). “Los condenados del conflicto podrán beneficiarse” [Cecilia Orozco entrevista al
ministro Yesid Reyes].
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
siempre que cumpla las condiciones del Sistema, en cuyo caso será remitida a
la Unidad de Investigación y Acusación.
207 5. Acuerdo sobre las Víctimas del Conflicto: “Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición”,
incluyendo la Jurisdicción Especial para la Paz; y compromiso sobre derechos humanos. La Habana, Borrador
conjunto 15.12.2015. En http://equipopazgobierno.presidencia.gov.co/prensa/Paginas/acuerdo-sobre-
lasvictimas-del-conflicto.aspx
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Los lugares donde serán ejecutadas las sanciones estarán sujetos al monitoreo
propio del sistema, así como a un régimen de seguridad y vigilancia que
garantice la vida e integridad física de los sancionados. Los desplazamientos
para realizar actividades acordes con el cumplimiento de la sanción serán
monitoreados por el órgano nacional o internacional que acuerden las partes.
Los desplazamientos de las personas sancionadas deberán ser compatibles
con el cumplimiento de las sanciones.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Conclusiones
¿Hasta qué punto hemos avanzado en
justicia transicional? Sobre la evolución
de mecanismos de justicia hacia la
reconciliación
Por Ley 1448 de 2011, el Estado colombiano optó por un mecanismo judicial
mixto de restitución de tierras frente al masivo despojo de tierras ocurrido
en Colombia, que lejos de ser un efecto colateral del conflicto ha sido uno de
sus principales móviles y bajo la convicción de que profundizar la transición
hacia la paz implica revertir procesos que el conflicto armado puso a andar y
que trascienden la esfera estrictamente penal.
284 210 El Nacional. (14/12/2015). “Plebiscito por la paz pasa a revisión de la Corte Constitucional. Senado aprobó
conciliación del Acto Legislativo para la paz”.
Labra en piedra que una experiencia de transición de la guerra a la paz no se 285
puede hacer sin un mínimo de justicia con criterios de priorización y selección
como inherentes a la justicia transicional, a la par que abrió paso a un modelo
de justicia transicional menos punitivista y menos orientado a la judicialización
y consagra beneficios que incluyen la suspensión de la ejecución de la pena y la
aplicación de sanciones extrajudiciales, de penas alternativas o de modalidades
especiales de ejecución y cumplimiento de la pena.
211 Referencias para la construcción del Observatorio para la Paz de la Universid Nacional. Congreso de la Repú-
blica. (25/07/2005). Ley 975 de 2005, “Por la cual se dictan disposiciones para la reincorporación de miembros
de grupos armados organizados al margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la
paz nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos humanitarios”. Colombia. Congreso de la Republica.
(03/12/2012). Ley 1592 de 2012, “Por medio de la cual se introducen modificaciones a la Ley 975 de 2005 y se
dictan otras disposiciones”. Colombia. Presidencia de la República. (26/12/2005). Decreto 3011 de 2013 “Por
el cual se reglamentan las leyes 975 de 2005, 1448 de 2011 y 1592 de 2012”. Colombia. Delegación del Gobierno
Nacional y de las FARC-EP. (23/09/2015) Comunicado conjunto # 60 sobre el Acuerdo de creación de una
Jurisdicción Especial para la Paz. Cuba. Oficina del Alto Comisionado para la Paz. (09/2015). “ABC: preguntas
y repuestas, Jurisdicción especial para la Paz”. En línea: http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/oacp/
Pages/informesespeciales/jurisdiccion-especial-paz/index.html
212
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Función/Objetivo
1. Facilitar los procesos de paz y la 1. Acabar con la impunidad.
reincorporación individual o colectiva a la 2. Obtener verdad.
vida civil de miembros de grupos armados al 3. Contribuir a la reparación de las
margen de la ley. víctimas.
2. Garantizar los derechos de las víctimas a 4. Juzgar e imponer sanciones a los
la verdad, la justicia responsables de los
y la reparación. graves delitos cometidos durante el
conflicto armado,
en particular los más graves y
representativos, garantizando
la no repetición.
5. Otorgar seguridad jurídica a quienes
participaron
de manera directa o indirecta en el
conflicto armado.
6. Contribuir al logro de una paz estable
y duradera.
Competencia de la Jurisdicción
¿A quiénes? Los desmovilizados de grupos ¿A quiénes? Todos los que, de manera
armados organizados directa o indirecta, hayan participado en el
al margen de la ley que hayan sido postulados conflicto armado interno, incluyendo a
por el Gobierno Nacional para acceder a los las FARC-EP y a los agentes del Estado,
beneficios previstos en la presente ley. por los delitos cometidos en el contexto y
Están incluidos: 1. Desmovilizados en en razón del conflicto, en especial respecto
modalidad colectiva: hechos ocurridos antes de los casos más graves y representativos.
de la desmovilización. ¿Cuáles hechos? Conductas tipificadas en
2. Desmovilizados en modalidad individual: la legislación nacional que se correspondan
hechos cometidos antes del 31 de diciembre a delitos de lesa humanidad, el genocidio y
de 2012. los graves crímenes de guerra, entre otros
¿Cuáles hechos? De los hechos delictivos delitos graves, como la toma de rehenes u
cometidos durante y con ocasión de la otra privación grave
pertenencia al grupo armado organizado al de la libertad, la tortura, el desplazamiento
margen forzado, la desaparición forzada, las
de la ley. ejecuciones extrajudiciales y la
violencia sexual.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Criterios de priorización
1. Con el fin de garantizar los derechos de 1. Casos graves y representativos.
las víctimas, el fiscal general de la nación 2. Conductas constitutivas de delitos de
determinará los criterios de priorización para lesa
el ejercicio de la acción penal que tendrán humanidad, genocidio, graves crímenes
carácter vinculante y serán de público de guerra y otros delitos graves.
conocimiento. La JEP deberá concentrarse desde
2. Los criterios de priorización estarán un inicio en los casos más graves y
dirigidos a esclarecer el patrón de representativos.
macrocriminalidad en el accionar de los Para tal efecto, la JEP:
grupos armados organizados al margen de 1. Tendrá amplias facultades para
la ley y a develar los contextos, las causas y organizar sus tareas, integrar comisiones
los motivos del mismo, concentrando los de trabajo, acumular casos semejantes y
esfuerzos de investigación en los máximos definir la secuencia en que los abordará.
responsables. Para estos efectos, la Fiscalía 2. Fijará criterios de priorización y
General de la Nación adoptará mediante selección.
resolución el “Plan Integral de Investigación 3. Graduará las sanciones dependiendo
Priorizada”. del grado de participación determinante
2.1 Criterios subjetivos: representantes de en las conductas más graves
GAOML y máximos responsables. y representativas.
2.2 Criterios objetivos: delitos de 4. Analizará la participación
desaparición forzada, desplazamiento determinante y la responsabilidad
forzado, secuestro, reclutamiento ilícito, de mando con base en el criterio
violencia basada en género y aquellos hechos de control efectivo de la respectiva
que en las regiones ocasionaron mayor conducta.
conmoción por la gravedad y barbarie.
2.3 Criterios complementarios: para impulsar
el trámite judicial dependiendo de las
circunstancias de cada caso.
Procedimientos
1. Audiencia de Formulación de Imputación 1. Imposición de sentencia a quienes
Existe la posibilidad de reconocen verdad y responsabilidad,
la terminación anticipada del proceso, en tal fundada en las conductas reconocidas
caso el magistrado después de haber sido contrastadas las
de Control de Garantía lo remite a la Sala de investigaciones de la Fiscalía General de
Conocimiento. 2. la Nación, las sanciones impuestas
Audiencia Concentrada de Formulación por otros órganos del Estado, las
y Aceptación de Cargos. 3. 3. Audiencia sentencias judiciales existentes, así
de Incidente de Reparación Integral 4. como la información que provean
Audiencia de Lectura las organizaciones de víctimas y de
de Sentencia. derechos humanos.
288
Procedimientos 289
2. Juicio contradictorio ante Tribunal
será enfrentado por quienes reconocen
verdad y responsabilidad tardíamente.
3. Juicio contradictorio ante Tribunal
será enfrentado por quienes no
reconocen verdad y responsabilidad.
Sanciones
1. Alternatividad es un beneficio consistente Finalidad esencial: satisfacer los
213 Ibíd.
CAPÍTULO II
JUSTICIA TRANSICIONAL Y
PROSPECTIVA:
¿ES SUFICIENTE UNA JUSTICIA
TRANSICIONAL CON UN EXCLUSIVO
ENFOQUE PRO-VÍCTIMAS PARA LA
CONSOLIDACIÓN DE LA PAZ ESTABLE
Y DURADERA SIN CONSIDERACIÓN A
UNA VISIÓN INCLUYENTE
DE CIUDADANOS Y OTROS GRUPOS
SOCIALES?
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
INTRODUCCIÓN
300
Esta jurisdicción especial diferenciará el tratamiento de conductas 301
amnistiables223 o indultables de las que no lo son (delitos de lesa humanidad
y otros contemplados en el Estatuto de Roma), a partir de la aplicación de
diversas consecuencias jurídicas especiales –sanciones propias y alternativas—;
no obstante, en cualquier caso, el condicionante para acceder a tal fórmula de
justicia y recibir el tratamiento especial de este componente será el aporte de
verdad plena, la reparación de las víctimas y dar garantía de no repetición224.
“14º.- Todas las actuaciones en el componente de justicia, de conformidad con las reglas
aplicables a la Jurisdicción Especial para la Paz, respetarán los derechos fundamentales
del debido proceso, defensa, asistencia de abogado, presunción de inocencia y la
independencia e imparcialidad de los magistrados de las salas y secciones, así como de los
integrantes de la Unidad de Investigación y Acusación. Todas las decisiones judiciales
sobre las responsabilidades y sanciones de personas serán debidamente motivadas y
fundamentadas en pruebas confiables y admisibles ante tribunales de justicia. Las
resoluciones y sentencias de las salas y secciones pueden ser recurridas en reposición o
apelación a solicitud del destinatario de las mismas”.
plantea como una constante, el desajuste de las garantías procesales del acusado-
postulado y la insuficiencia de la aplicación de los estándares y principios a su favor;
de modo que, los retos de la defensa pública en estos contextos han pasado por
evidenciar tales problemáticas jurídicas no solo como detrimento de las garantías
de los procesados, sino, y ante todo, como menoscabo de la construcción y
consolidación del Estado del derecho con miras a una sociedad en posconflicto.
Téngase en cuenta que la protección del debido proceso y demás garantías procesales
son exigibles en cualquier nivel e instancia a la que se le atribuya competencias y
funciones de carácter materialmente jurisdiccional; al respecto, la jurisprudencia
establecida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado:
“De conformidad con la separación de los poderes públicos que existe en el Estado
de derecho, si bien la función jurisdiccional compete eminentemente al Poder Judicial,
otros órganos o autoridades públicas pueden ejercer funciones del mismo tipo (...).
Es decir, que cuando la Convención se refiere al derecho de toda persona a ser oída
por un “juez o tribunal competente” para la “determinación de sus derechos”, esta
expresión se refiere a cualquier autoridad pública, sea administrativa, legislativa
o judicial, que a través de sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las
personas. Por la razón mencionada, esta Corte considera que cualquier órgano
del Estado que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional, tiene la
obligación de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal
en los términos del artículo 8 de la Convención Americana” 226.
Los acuerdos y negociaciones con los actores violentos del conflicto armado
colombiano se basan en facultades y decisiones políticas en búsqueda de
la Paz; en tal sentido, los temas que condicionan la interpretación y los
términos en la aplicación de cualquier régimen procesal-transicional, distinto
al procedimiento penal ordinario, sugieren la colisión entre dos derechos
protegidos constitucionalmente: la Justicia y la Paz.
227 Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, Carta constitutiva de la Organización de Esta-
dos Americanos, Pacto de Derechos Civiles y Políticos, Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
1º.- “Los Estados tienen el deber jurídico de atender los derechos de las víctimas
y con la misma intensidad, la obligación de prevenir nuevos hechos de violencia
y alcanzar la paz en un conflicto armado por los medios que estén a su alcance.
La paz como producto de una negociación se ofrece como una alternativa moral
y políticamente superior a la paz como producto del aniquilamiento del contrario.
Por ello, el derecho internacional de los derechos humanos debe considerar a la paz
como un derecho y al Estado como obligado a alcanzarla” 228.
Sin embargo, el indiscutible valor de este modelo de justicia –el supra valor—
Debe tenerse en cuenta que antes que una elaboración jurídica del concepto
de paz –ya sea como valor o derecho—, su concepción ha evolucionado
230 Derecho a saber. A. Principios generales. Principio 2. El derecho inalienable a la verdad. Cada pueblo tiene el
derecho inalienable a conocer la verdad acerca de los acontecimientos sucedidos en el pasado en relación con
la perpetración de crímenes aberrantes y de las circunstancias y los motivos que llevaron, mediante violaciones
masivas o sistemáticas, a la perpetración de esos crímenes. El ejercicio pleno y efectivo del derecho a la verdad
proporciona una salvaguardia fundamental contra la repetición de tales violaciones. Principio 3. El deber de
recordar. El conocimiento por un pueblo de la historia de su opresión forma parte de su patrimonio y, por ello,
se debe conservar adoptando medidas adecuadas en aras del deber de recordar que incumbe al Estado para
preservar los archivos y otras pruebas relativas a violaciones de los derechos humanos y el derecho humanitario
y para facilitar el conocimiento de tales violaciones. Esas medidas deben estar encaminadas a preservar del
olvido la memoria colectiva y, en particular, evitar que surjan tesis revisionistas y negacionistas. Principio 4.
El derecho de las víctimas a saber. Independientemente de las acciones que puedan entablar ante la justicia,
las víctimas y sus familias tienen el derecho imprescriptible a conocer la verdad acerca de las circunstancias en
que se cometieron las violaciones y, en caso de fallecimiento o desaparición, acerca de la suerte que corrió la
víctima. Principio 5. Garantías para hacer efectivo el derecho a saber. Incumbe a los Estados adoptar las medidas
adecuadas, incluidas las medidas necesarias para garantizar el funcionamiento independiente y eficaz del poder
judicial, para hacer efectivo el derecho a saber. Las medidas apropiadas para asegurar ese derecho pueden incluir
procesos no judiciales que complementen la función del poder judicial. Las sociedades que han experimentado
crímenes odiosos perpetrados en forma masiva o sistemática pueden beneficiarse en particular con la creación
de una comisión de la verdad u otra comisión de investigación con objeto de establecer los hechos relativos a
esas violaciones de manera de cerciorarse de la verdad e impedir la desaparición de pruebas. Sea que un Estado
establezca o no un órgano de ese tipo, debe garantizar la preservación de los archivos relativos a las violaciones
de los derechos humanos y el derecho humanitario y la posibilidad de consultarlos.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Durante la discusión del proyecto de Declaración sobre el derecho del ser humano
a la paz, se preguntó “¿Quién puede estar contra el derecho de todo ser humano a vivir
en paz?” 243, a partir de este interrogante parecería fácil concluir que nadie
lo contradice, pues nadie, por lo menos dentro de los discursos sociales
políticamente admisibles, está en contra de la paz. A partir de esta experiencia,
resulta casi imposible dudar del carácter de valor que la paz tiene para la
humanidad, de la importancia que ha sido reconocida en los parámetros
establecidos por la comunidad internacional y el desarrollo constitucional de
este valor fundamental, a partir del cual se ha entendido que la paz es un
derecho colectivo 244 cuyo titular es toda la humanidad.
238 Corte Constitucional. Sentencia C-579 de 2013.
239 Corte Constitucional. Sentencia C-225 de 1995.
240 Galtung, Johann. Peace by Peaceful Means: Peace and Conflict, Development and Civilisation, Londres, Sage, 1996. Cit-
ado por Angelika Rettberg. “Diseñar el futuro: una revisión de los dilemas de la construcción de paz para
el posconflicto”, Revista Universidad Andes, No. 15. En: http://res.uniandes.edu.co/view.php/471/index.
php?id=471#[19]
241 Seminario de Educación para la Paz-APDH. “Educar para la paz. Una propuesta posible”. Madrid, La Catarata,
2000.
242 Alemany Briz, Jesús María. “La paz, ¿un derecho humano?”. En: http://www.seipaz.org/documentos/Ale-
manyDHPaz.pdf
243 Crónica “La paz, ¿un derecho?”, en Fuentes Unesco, No. 100, abril 1998, pp. 19s.
244 Ver entre otras, sentencias T-008 de 1992 y T-226 de 1995
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
La Paz es, en conclusión, “i) uno de los propósitos fundamentales del derecho
internacional; ii) un fin fundamental de Estado colombiano; iii) un derecho colectivo en
cabeza de la humanidad, dentro de la tercera generación de derechos; iv) un derecho subjetivo
de cada uno de los seres humanos individualmente considerados; y v) un deber jurídico de
cada uno de los ciudadanos colombianos, a quienes les corresponde propender a su logro y
mantenimiento 249.
también la entiende como un derecho constitucional (art. 22), que si bien es cierto
no es de aplicación inmediata, no es menos cierto que el mandato debe dirigir la
acción de los particulares y las autoridades” 251.
“En primer lugar, la Corte constata que la paz ocupa un lugar principalísimo
en el orden de valores protegidos por la Constitución. Dentro del espíritu de que
la Carta Política tuviera la vocación de ser un tratado de paz, la Asamblea
Constituyente protegió el valor de la paz de diferentes maneras en varias
disposiciones. Por ejemplo, en el Preámbulo la paz figura como un fin que orientó
al constituyente en la elaboración de toda la Constitución. En el artículo 2 dicho
propósito nacional cardinal se concreta en un fin esencial del Estado consistente
en “asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo”. Además,
el artículo 22 va más lejos al establecer que “la paz es un derecho y un deber de
obligatorio cumplimiento”. Dentro de los múltiples instrumentos para facilitar el
logro de la paz, la Constitución reguló procedimientos de resolución institucional de
los conflictos y de protección efectiva de los derechos fundamentales, como la acción
de tutela (artículo 86 CP.). Además, sin circunscribirse a un proceso de paz, la
Constitución permite que “por graves motivos de conveniencia pública” se concedan
amnistías o indultos por delitos políticos y estableció requisitos claros para que ello
se ajuste a la Carta...” 252
“Así las cosas, resulta de la Protección de la Paz (C.P. art. 22) un derecho a
prevenir la guerra. A todos los colombianos les asiste el derecho a intentar, por
253 Corte Constitucional. Sentencia C-225 de 1995.
254 Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, 1945 y Resolución 95 del 11 de diciembre de 1946
de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
255 Corte Constitucional, Sentencia C-225 de 1995.
256 Corte Constitucional. Sentencia C-328 de 2000.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
distintos medios, todos ellos no violentos, que la guerra no sea una realidad. Sin
embargo, este derecho a prevenir la guerra debe ser encauzado y organizado. De
ahí que, en tanto que representante legítimo de los intereses de los colombianos y
custodio de los derechos de todos los residentes, al Estado colombiano le corresponda
el deber fundamental de prevención de la guerra.
(…)
9. Ahora bien, el principio de dignidad humana y el derecho a la paz no solo
imponen el deber de prevenir la guerra sino que, en caso de un conflicto inevitable,
obligan al Estado a morigerar sus efectos. Así como no toda guerra es legítima,
no todo medio utilizado puede admitirse como legítimo. La humanización de la
guerra, lo ha señalado la Corte, constituye una proyección del derecho a la paz” 257.
257 Íbíd.
258 Corte Constitucional. Sentencia T-226 de 1995.
312 259 Corte Constitucional. Sentencia C-370 de 2006.
‘En primer lugar, la Corte constata que la paz ocupa un lugar principalísimo 313
en el orden de valores protegidos por la Constitución. Dentro del espíritu de que
la Carta Política tuviera la vocación de ser un tratado de paz, la Asamblea
Constituyente protegió el valor de la paz de diferentes maneras en varias
disposiciones. Por ejemplo, en el Preámbulo la paz figura como un fin que orientó
al constituyente en la elaboración de toda la Constitución. En el artículo 2 dicho
propósito nacional cardinal se concreta en un fin esencial del Estado consistente
en ‘asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo’. Además, el
artículo 22 va más lejos al establecer que ‘la paz es un derecho y un deber de
Como fin fundamental del Estado, la paz es mencionada dentro del preámbulo
que destaca que una de las finalidades de la Carta Política es asegurar “la vida,
la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad
y la paz”, y en el artículo 2 que establece que uno de los fines esenciales del
Estado colombiano es “asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden
justo”. La convivencia pacífica es un fin básico del Estado y ha de ser el móvil
último de las fuerzas del orden constitucional, por ello se ha reconocido que “la
paz es, además, presupuesto del proceso democrático, libre y abierto, y condición
necesaria para el goce efectivo de los derechos fundamentales”, por lo cual ocupa un
lugar central en el ordenamiento constitucional 265.
Esta Corporación ha reconocido el compromiso de los Estados en el respeto y
promoción de los derechos humanos, como garantía de la paz, reconociendo la
protección de la dignidad y los derechos humanos aún en tiempos de guerra con la
consolidación del derecho internacional humanitario y con la aceptación universal
de la responsabilidad penal individual de los autores de graves violaciones a los
derechos humanos y la obligación de sancionarla 266. El conflicto sitúa en un
nivel crítico la vigencia del sistema político democrático en dichos territorios y
compromete seriamente la posibilidad de alcanzar un orden justo por las vías
pacíficas, afectando la existencia misma de la organización política 267.
El principio de dignidad humana y el derecho a la paz no solo imponen el deber
de prevenir la guerra sino que, en caso de un conflicto inevitable, obligan al Estado
a morigerar sus efectos 268. En este sentido, se ha reconocido que en relación con los
conflictos armados, el primer deber del Estado “es prevenir su advenimiento, para
lo cual debe establecer mecanismos que permitan que los diversos conflictos sociales
tengan espacios sociales e institucionales para su pacífica resolución” 269 . En este
sentido, la convivencia pacífica es un fin básico del Estado, por lo cual constituye
265 Corte Constitucional. Sentencia T-102 de 1993. M.P. Carlos Gaviria Díaz.
266 Corte Constitucional. Sentencia C-370 de 2006. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa, Jaime Córdoba Triviño,
Rodrigo Escobar Gil, Marco Gerardo Monroy Cabra, Álvaro Tafur Galvis y Clara Inés Vargas Hernández:
“4.2.1. A partir de la segunda mitad del siglo XX, el derecho internacional ha evolucionado hacia un aumento
considerable de los compromisos de los estados en el respecto y promoción de los derechos humanos, como
garantía de la paz. Numerosos pactos y convenios internacionales de carácter universal o regional vinculan des-
de entonces a las naciones en este compromiso común. Además, se han fortalecido los mecanismos judiciales
para hacer efectivas las obligaciones internacionales de los estados en esta materia, se ha evolucionado hacia el
reconocimiento y especial protección de la dignidad y los derechos humanos aun en tiempos de guerra median-
te la consolidación del derecho internacional humanitario, y se ha aceptado universalmente la responsabilidad
penal individual de los autores de graves violaciones a los derechos humanos y la obligación de sancionarla”.
267 Corte Constitucional. Sentencia T-439 de 1992. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz: “3. El carácter democrático,
participativo y pluralista del proceso político peligra cuando tiene que afrontar situaciones de hecho que atentan
contra la existencia misma de la organización política.
“La presencia de los grupos guerrilleros en algunas zonas del país sitúa en un nivel crítico la vigencia del
sistema político democrático en dichos territorios. El uso de la violencia como mecanismo de lucha política, la
persecución física e ideológica, y la sistemática violación de los derechos fundamentales a la vida, la integridad
personal, la igualdad, y la libertad, entre otros, comprometen seriamente la posibilidad de alcanzar un orden
justo por las vías pacíficas.”
268 Corte Constitucional. Sentencia C-328 de 2000. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
316 269 Corte Constitucional. Sentencia C-179 de 1994. M.P. Carlos Gaviria Díaz.
el móvil último de las fuerzas del orden constitucional, un presupuesto del proceso 317
democrático, libre y abierto, y una condición necesaria para el goce efectivo de los
derechos fundamentales 270.
Los procesos de paz, reinserción y reincorporación de grupos guerrilleros a la
vida civil constituyen objetivo prioritario de la gestión estatal y no se agotan en
los conceptos de perturbación del orden público y de su control y restablecimiento,
sino que son de mayor amplitud y comprometen en alto grado la responsabilidad
de todas las ramas y órganos del Poder Público 271. El deber de prevención de la
guerra tiene hondas repercusiones para garantizar la paz como el desarme 272. La
“Artículo 2: La Paz como un deber. Todos los seres humanos, todos los estados
y los otros miembros de la comunidad internacional y todos los pueblos, tienen el
deber de contribuir al mantenimiento y a la construcción de la paz, así como a la
prevención de los conflictos armados y de violencia bajo todas sus formas. Es de
su incumbencia favorecer el desarme y oponerse por todos los medios legítimos a
los actos de agresión y a las violaciones sistemáticas, masivas y flagrantes de los
derechos humanos que constituyen una amenaza para la paz. Las desigualdades,
la exclusión y la pobreza son susceptibles de comportar la violación de la paz
internacional y de la paz interna, y es deber de los estados promover y estimular
la justicia social, tanto en su territorio como en el ámbito internacional,
particularmente por una política adecuada al desarrollo humano sostenible”.
- La Carta Africana sobre derechos humanos y de los pueblos, en su
artículo 23 dispone que “todos los pueblos tendrán derecho a la paz y a la
seguridad nacional e internacional”.
La paz no es un estadio al que se llega sin posibilidad de retorno, sino que por
el contrario, como quiera que se construye en medio de dilemas, dificultades,
avances y retrocesos, es posible que sea “reversible, sus fronteras son móviles y su
mantenimiento supone una determinada correlación de fuerzas que le dé sustento social y
estatal” 274.
273 Gross Espiell, Héctor. “La implementación internacional del derecho humano a la paz”, en Diálogo Unesco, No.
21, junio de 1997, p. 22. Citado por Alemany Briz, Jesús María. La paz, ¿un derecho humano?
274 Sarti, Carlos. Construcción de paz y resolución de conflictos. Ob. cit.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Así las cosas, la paz relacionada con la superación del conflicto y la violencia, al
ser una aspiración de la humanidad, merece ser abordada a partir de una visión
integradora, una nueva forma de ver las dinámicas sociales, principalmente
las conflictividades y los conflictos, así como la consecución de relaciones
sociales reestructuradas276, pues como lo señala Lederach “lejos de concebir la paz
como un “estado final” estático, hay que concebir la paz como una continua evolución y un
desarrollo de las relaciones sociales” 277.
275 Naciones Unidas. “Informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre el Estado de derecho y la justicia
de transición en las sociedades que sufren o han sufrido conflictos”, S/2004/616, del 3 de agosto, par. 25.
276 Sarti, Carlos. Ob. cit.
277 Lederach, Juan Pablo. Hechos del callejón. “Definiendo la transformación del conflicto”, p. 11. Fotocopia. s/f.
Corresponde al capítulo 3 del libro en inglés The Little Book of Conflict Transformation. Good Book, Intercourse,
2003. Citado por Sarti, Carlos. Construcción de paz y resolución de conflictos.
322 278 Sarti, Carlos. Ob. cit.
Y es aquí donde se centra la atención de este escrito ya que la paz estable y 323
duradera es un concepto que supera las negociaciones entre grupos armados
en guerra y la suscripción de los acuerdos, sino que, como cuando se habla
de las relaciones de medio a fin que tenía la justicia, la reparación, la verdad
y la garantía de la no repetición con la paz, se debe tener en cuenta la idea
de esta relación dentro de la dinámica constructiva y positiva que prevé las
denominadas “Construcción de la paz” y la “Cultura de la paz,” esto es, como un
proceso de construcción, un camino en búsqueda de estabilidad estructural,
seguridad y desarrollo sostenible, e incluso como un orden de etapas para
281 Mayor Zaragoza, Federico. La memòria del futur, Barcelona, Centre UNESCO de Catalunya, 1994, p. 12.
Citado por Vicenç Fisas. “Una cultura para la paz (capítulo XI Cultura de paz y gestión de conflictos, Icaria/
UNESCO, Barcelona, 1998. En: http://escolapau.uab.cat/img/programas/cultura/una_cpaz.pdf
282 Entre los que se resaltan autores como Johan Galtung, Kenneth Boulding o Elsie Boulding.
283 Percy Calderón, Concha. “Teoría de conflictos de Johan Galtung”, Revista de Paz y Conflictos, No. 2, 2009, pp.
60-81, Granada, Universidad de Granada, pp. 60-81.
284 Galtung, Johan e Ikeda, Daisaku. Scegliere la pace, Milano, Esperia, 2007. Citado por Percy Calderón, Concha.
Teoría de conflictos de Johan Galtung, 2009.
324 285 Percy Calderón, Concha. Teoría de conflictos de Johan Galtung, Ob. cit.
La transformación, continúa el autor, es la perspectiva esencial en la cultura 325
de la paz en tanto que permite tratar las situaciones conflictivas como
experiencias de aprendizaje, que concientizan, empoderan y estimulan:
“Galtung define la transformación como el trascender los objetivos de las partes en conflicto,
definiendo otros objetivos más elevados, dislocando el conflicto fuera del lugar que las partes
le prepararon”286; es, en otros términos, el aprovechamiento del conflicto para
la construcción de la paz a través de compromisos a largo plazo y de toda la
sociedad287.
328
329
Sin duda alguna, el avance de estos derechos ha sido consolidado a través del
análisis internacional del fenómeno de la impunidad en los casos de graves
violaciones a los derechos humanos y el DIH, y específicamente con ocasión
del “Conjunto de principios para la protección y la promoción de los derechos humanos
mediante la lucha contra la impunidad”, proclamados por la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU en 1998. El antecedente próximo de estos principios
está en el Informe presentado por la experta a Louis Joinet a quien en 1991,
la entonces Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de
292 ONU. Comisión de Derechos Humanos, 49° período de sesiones. “Informe final revisado acerca de la cuestión
de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (derechos civiles y políticos)”, prepa-
rado por el señor L. Joinet de conformidad con la Resolución 1996/119 de la Subcomisión, Doc. E/CN.4/
Sub.2/1997/20/Rev.1, anexo II.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Estos derechos hacen parte de un amplio catálogo que tiene como “columna
vertebral” los derechos a la verdad, la justicia y la reparación. Ellos “se erigen
como bienes cardinales de toda sociedad que se funde en un orden justo y de pacífica
convivencia, entre los cuales median relaciones de conexidad e interdependencia, de manera
tal que: No es posible lograr la justicia sin la verdad. No es posible llegar a la reparación
sin la justicia”.
299 Miklos, Tomás, Arroyo, Margarita. Prospectiva y escenarios para el cambio social, 2008. En: http://www.jave-
riana.edu.co/blogs/boviedo/files/WORKING_PAPERS_8.pdf
300 Ibíd.
301 “…la dirección prospectiva de la justicia puede ampliarse hasta llegar a alcanzar a las generaciones futuras como a uno de los
términos de la relación. Y cuando hablo de “generación futura” no aludo a la que, incipiente, se está formando bajo el amparo
paternal de la actualmente adulta, sino a las que absolutamente aún no existen. Dicho de otro modo: las exigencias de la justicia
pueden referirse a la relación entre aquellos sujetos, uno de los cuales es la generación actual y el otro la o las generaciones futuras.
Dicho de otro modo: las exigencias de la justicia pueden referirse a la relación entre aquellos sujetos, uno de los cuales es la generación
actual y el otro la o las generaciones futuras”.
302 “Una generación puede prever las consecuencias que sus acciones tendrán sobre las futuras y quererlas con conciencia clara de lo que
serán o (esto poco importa) de cómo ella cree que lo serán”.
303 Ibíd.
304 Miklos, Tomás, Ma. Elena Tello. Planeación prospectiva, México, Centro de Estudios Prospectivos de la Fundación
Barros Sierra. Editorial Limusa, 2003, p. 54. Citado por Sarti, Carlos. Construcción de paz y resolución de conflictos.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
305 Llambías de Azevedo, Juan Justicia. Prospectiva “sobre la justicia prospectiva”, Actas del Primer Congreso
Nacional de Filosofía, Mendoza, Argentina, marzo-abril 1949, t. 2. En: http://www.filosofia.org/aut/003/
334 m49a1312.pdf
335
Si ello es así, resulta propio señalar que el objetivo crucial y elemento para
determinar el éxito del proceso de la justicia de transición es, además de propugnar
por el respecto de los derechos humanos y, en especial, los derechos de las víctimas,
asegurar la reintegración civil de los ex combatientes así como la garantía de no
repetición, cuya efectividad propone el concurso del Estado con la sociedad civil
y los ex actores armados. Por consiguiente, cumplidas las sanciones legales a que
haya lugar y obligaciones de verdad, justicia, reparación y no repetición de los
ex combatientes, le corresponde al Estado, a través de las instituciones y a la
sociedad civil, asegurar a este la posibilidad de volver a la sociedad para poner en
marcha la reintegración a la vida civil conforme a todas las expectativas sociales,
para que sea la misma sociedad la que lo evalúe y verifique.
307 “Por impunidad se entiende la inexistencia, de hecho o de derecho, de responsabilidad penal por parte de los autores de violaciones,
así como de responsabilidad civil, administrativa o disciplinaria, porque escapan a toda investigación con miras a su inculpación,
detención, procesamiento y, en caso de ser reconocidos culpables, condena a penas apropiadas, incluso a la indemnización del dado
causado a sus víctimas”. Informe de Diane Orentlicher, experta independiente encargada de actualizar el conjunto
de principios para la lucha contra la impunidad. E/CN.4/2005/102/Add.1 8 de febrero de 2005.
308 Roht-Arrieza, N. The Pinochet Effect, Filadelfia, University of Pensilvania Press, 2006. Citado por Gómez Isa,
Felipe. “El fenómeno de la impunidad: luces y sombras en América Latina”. Pensamiento Iberoamericano, Nº. 2,
2008, ISSN 0212-0208, pp. 163-185 [Ejemplar dedicado a: “(In)Seguridad y violencia en América Latina: un
reto para la democracia”].
309 Informe E/CN.4/2005/102/Add.1 8 de febrero de 2005.
336 310 Corte Constitucional. Sentencia C-144 de 1997.
En ese sentido, en el proceso transformador de la justicia transicional de 337
construir una paz estable y duradera, la cuestión del victimario es una asunto
que debe ser atendido tan prioritariamente como el de las víctimas, eso sí, con
perspectivas diversas: a la víctima se le protege y se le devuelve la dignidad de
la que injustamente se le privó –e incluso se le sigue privando en una sociedad
con serios problemas de estigmatización a las poblaciones vulnerables–;
mientras que al victimario se le resocializa y se reconduce al pacto social en
términos de reconstruir lo que la instrumentalización de la guerra desechó: la
humanización y educación en ciudadanía.
311 Gleichmann, Colin; Odenwald, Michael; Steenken, Kees y Wilkinson. Desarme, desmovilización y reintegración. guía
teórica y práctica, GTZ, FSS, PPC, FHS, 2004 [ISBN 1-896551-54-8].
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Conclusión
INTRODUCCIÓN
¿Es plausible que la jurisdicción Especial para la Paz pueda, por una parte, acabar la
impunidad, obtener verdad plena, cumplir la mayor función restaurativa y reparadora del
daño y garantizar la no repetición; y por la otra pueda juzgar, condenar, imponer sanciones
con el fin de satisfacer los derechos de las víctimas y construir una paz estable y duradera?
Las sanciones que imponga el Tribunal, según el punto 6 del Acuerdo, tendrán
como finalidad satisfacer los derechos de las víctimas, consolidar la paz y
tener la mayor función restaurativa y reparadora del daño causado.
314 Comunicado conjunto # 60 sobre el Acuerdo de Creación de una Jurisdicción Especial para la Paz. La Habana,
Cuba, 23 de septiembre de 2015.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
315 Ibíd. De fórmula. 2. tr. Receta. 3. f. Nota que comprende aquello de que debe componerse algo, y el modo de
344 hacerlo. Receta de cocina.
345
Las categorías a las que hago referencia, esto es, verdad, justicia, reparación,
no repetición, no impunidad, juzgamiento y sanciones que configuran la
llamada fórmula de la justicia, sobre la cual se busca una paz estable y duradera,
forman parte integral de los principios y valores que consagra el Estado social
y democrático de derecho que sustentan la Constitución de 1991, pero no
pueden ser catalogadas como categorías autónomas de los valores axiológicos
del Estado social.
La razón de hacer esta afirmación radica en que se logra percibir que este
Sistema Integral, estaría por fuera de la estructura orgánica, funcional y
axiológica de las instituciones consagradas en la Constitución Política, en la
medida en que se plantea la creación, no solo de una jurisdicción nueva, sino,
346 que trasciende los límites mismos de la Constitución en lo que tiene que
ver con el juzgamiento de personas que participaron de manera directa o 347
indirecta en el conflicto armado.
Aquí me surge una inquietud; ¿Si se crea una Jurisdicción Especial para la Paz,
significa entonces que la jurisdicción ordinaria que está vigente no es para la paz? Parece
ser que no, por cuanto se pretende crear un sistema judicial autónomo, que
según lo planteado, sí logró encontrar la fórmula de la justicia.
En estos contextos entonces ¿a cuál paz estamos haciendo referencia?: ¿a la paz que
preceptúan el preámbulo y el art. 2 de la constitución, que es para todos y para la cual se
crearon las instituciones del Estado; o la paz simplemente como mecanismo inmediato para
parar la guerra?
En el segundo caso, esto es, la paz como mecanismo para parar la guerra, y teniendo
en cuenta la deslegitimación de las instituciones del Estado, la falta de garantías, la
inseguridad jurídica, el incumplimiento de los fines del Estado, etc., no cabe otra
opción diferente que implementar el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación
Pero este Sistema Integral logrará a lo sumo acabar con el conflicto armado
como tal, pero no cumplirá con el cometido de lograr una paz estable
y duradera. Como se dijo antes, es un mecanismo inmediato para que las
FARC, las Fuerzas Militares y los que intervinieron directa o indirectamente
en la guerra dejen de hacerla.
Pero depende del contexto desde el cual se mire se puede afirmar o no que hay
impunidad. Mir Puig319 plantea que se suele argumentar contra la prevención
especial que por sí sola conduce a la impunidad en los casos en que, aun
tratándose de delitos graves, el delincuente no precise ser intimidado, reeducado
o inocuizado porque deje de existir el peligro de que reincida.
318 Ibíd., pp. 8 y 9.
350 319 Mir Puig, Santiago. Introducción a las bases del derecho penal. Concepto y método. IBdeF 2003, p. 58.
De acuerdo con el Conjunto de Principios para la promoción de derechos 351
humanos: Por impunidad se entiende la inexistencia, de hecho o de derecho, de
responsabilidad penal por parte de los autores de violaciones, así como de responsabilidad civil,
administrativa o disciplinaria, porque escapan a toda investigación con miras a su inculpación,
detención, procesamiento y, en caso de ser reconocidos culpables, condena a penas apropiadas,
incluso a la indemnización del daño causado a sus víctimas 320. En este contexto se puede
afirmar que para el caso que nos ocupa, no se configuraría la impunidad por
cuanto se requiere la inexistencia de responsabilidad y en el Sistema Integral,
no se presenta esta situación. Por el contrario, se han tratado de establecer los
mecanismos de aplicación de sanciones en diferentes circunstancias.
Estos dos aspectos se concretaron por las Naciones Unidas con la aprobación
del “Conjunto de principios actualizado para la protección y la promoción de los derechos
humanos mediante la lucha contra la impunidad” 323, y los “Principios y directrices básicos
sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de
derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer
recursos y obtener reparaciones”324.
Sobre el segundo aspecto, esto es, las obligaciones internacionales del Estado
en relación con el derecho de las víctimas a obtener reparaciones, el Comité
de Derechos Humanos de la ONU estableció que:
El párrafo 3 del artículo 2 requiere que los Estados Partes otorguen una
reparación a las personas cuyos derechos del Pacto han sido violados. Si no se
otorga una reparación a los individuos cuyos derechos del Pacto han sido violados,
la obligación de proporcionar un recurso efectivo, que es fundamental para la
eficacia del párrafo 3 del artículo 2, no se cumple. Además de la reparación
explícita exigida por el párrafo 5 del artículo 9 y el párrafo 6 del artículo 14
el Comité considera que el Pacto entraña por lo general una indemnización
adecuada. El Comité señala que, cuando procede, la reparación puede entrañar
327 “Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala, Reparaciones, Sentencia
del 22 de febrero de 2002, Serie C, No. 91, párr. 74. En su decisión la Corte IDH cita numerosos precedentes
que sostienen la misma regla: Corte IDH. Caso Cantoral Benavides, Reparaciones, Sentencia del 3 de diciembre
de 2001, Serie C No. 89, párrs. 63 y 69; Corte IDH. Caso Cesti Hurtado, Reparaciones, Sentencia del 31 de
mayo de 2001, Serie C No. 78, párr. 62, 63; Caso Villagrán Morales y otros, Reparaciones, Sentencia del 26 de
mayo de 2001, Serie C No. 77, párrs. 99 y 100; y Caso Paniagua Morales y otros, Reparaciones, Sentencia del 25
de mayo de 2001. Serie C No. 76, párrs. 199, 200 y 201.
328 Corte IDH. Caso Huilca Tecse vs. Perú, Sentencia del 3 de marzo de 2005, Serie C, No. 121, parr. 108. La Corte,
además, cita los siguientes casos y apartes: Caso Masacre Plan de Sánchez. Reparaciones, Sentencia del 19 de
noviembre de 2004, Serie C, No. 116, párr. 99; Caso Tibi, Sentencia del 7 de septiembre de 2004, Serie C, No.
114, párr. 259; y Caso de los hermanos Gómez Paquiyauri, Sentencia del 8 de julio de 2004, Serie C, No. 110,
párr. 232. En el mismo sentido, véase Caso Barrios Altos vs. Perú, Sentencia del 14 de marzo de 2001, Serie C,
No. 75, párrs. 41-44.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
El Estado puede reparar a las víctimas aun sin proceso penal, porque tenía
la obligación de velar y proteger sus derechos; sin embargo, se ha generado
en el ideario de la sociedad que sin castigo no hay reparación. La razón es
de índole utilitarista como una forma de usar a las víctimas para legitimar
el concepto de justicia entendida como retribución; advirtiendo, entre otras
cosas, que precisamente el carácter retribucionista de la pena, por lo menos
en el escenario kantiano331, no tiene una finalidad utilitarista.
329 ONU, Comité de los Derechos Humanos. Observación General No. 31, “La índole de la obligación jurídica ge-
neral impuesta”, 80º período de sesiones, Doc. ONU HRI/GEN/1/Rev.7, p. 225 (2004), párr. 16. 15 CADH,
art. 63.1.
330 CADH, art. 63.1
331 Kant, Inmanuel. La metafísica de las costumbres. España, Altaya, 1994. Afirma Kant, que la pena judicial no
puede servir simplemente como medio para fomentar otro bien, sea para el delincuente o la sociedad civil, sino
354 que ha de imponerse solo porque se ha delinquido y considera que antes de que se piense sacar provecho de ella
La Corte Constitucional332 en relación con la impunidad ha considerado que: 355
Sin embargo, esta carga inicial del Estado por la cual debe responder, se traslada
al proceso penal que es un escenario distinto en el cual también debe responder
el infractor. Lo que sucede es que el Estado traslada su responsabilidad con las
víctimas al derecho penal y es por esta razón que no concebimos que la víctima sea
reparada por fuera del proceso penal. Este fue el gran problema que generó que
la Ley de Justicia y Paz no cumpliera con sus objetivos y que posiblemente puede
impedir que se cumplan los objetivos de la Jurisdicción Especial para la Paz.
Esclarecer lo sucedido a lo largo del conflicto, incluyendo sus múltiples causas, orígenes y
sus efectos, es parte fundamental de la satisfacción de los derechos de las víctimas, y de la
sociedad en general. La reconstrucción de la confianza depende del esclarecimiento pleno y
del reconocimiento de la verdad.
336 Corte Constitucional. Sentencia C-370 de 2006, mediante la cual declara la exequibilidad de la Ley de Justicia y
Paz.
337 Corte Constitucional. Sentencia C 1199/ 2008.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
El fin del conflicto y la implementación de las reformas que surjan del Acuerdo Final,
constituyen la principal garantía de no repetición y la forma de asegurar que no surjan
338 Avance de tesis doctoral denominada Crímenes contra la humanidad y contexto de macrocriminalidad en la
Justicia Transicional. Ley de Justicia y paz, 2016.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
nuevas generaciones de víctimas. Las medidas que se adopten, tanto en el punto 5 como en
los demás puntos de la Agenda, deben apuntar a garantizar la no repetición de manera que
ningún colombiano vuelva a ser puesto en condición de víctima o en riesgo de serlo.
Para este fin se crea la Jurisdicción Especial para la Paz que estará constituida
por salas de justicia, entre las que se incluye una Sala de Amnistía e Indulto,
y un Tribunal para la Paz, para administrar justicia e investigar, esclarecer,
perseguir y sancionar las graves violaciones a los derechos humanos y las
graves infracciones al derecho internacional humanitario.
Anticipamos desde esta misma óptica que si bien los crímenes de lesa
humanidad344, que han sido claramente definidos y determinados en el mismo
Estatuto de Roma, no están incorporados en nuestro ordenamiento jurídico
Por otra parte, el alcance de este Sistema incluso considera que la protesta
pacífica, la defensa de los derechos humanos y el liderazgo de grupos de
la sociedad civil, no pueden ser por sí mismos tipificados penalmente, ni
4) Los agentes del Estado que hubieren cometido delitos relacionados con el
conflicto armado y con ocasión de este, a quienes se les dará un tratamiento
equitativo, equilibrado, simultáneo y simétrico. En dicho tratamiento deberá tenerse en
cuenta la calidad de garante de derechos por parte del Estado, así como la presunción de
que el Estado ejerce de manera legítima el monopolio de las armas.
Aunque considero que no hay otra opción diferente a crear toda una
estructura de administración de justicia para el logro de la paz, porque con la
que está actualmente establecida este fin no se podría hacer; considero que el
impacto que esto va a generar en la justicia ordinaria obligará necesariamente
a replantear no solo las instituciones mismas del Estado, sino en especial toda
la administración de justicia penal.
Todos los acuerdos a los que lleguemos sobre los puntos de la Agenda y en
particular sobre el punto 5 “Víctimas”… deben contribuir a la protección y la
garantía del goce efectivo de los derechos de todos y todas. Los derechos humanos son
348 Nietzsche, Friedrich. La genealogía de la moral. Alianza Editorial, 1994, pp. 72 a 76.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
inherentes a todos los seres humanos por igual, lo que significa que les pertenecen
por el hecho de serlo, y en consecuencia su reconocimiento no es una concesión,
son universales, indivisibles e interdependientes y deben ser considerados en forma
global y de manera justa y equitativa. En consecuencia, el Estado tiene el deber
de promover y proteger todos los derechos y las libertades fundamentales, y todos
los ciudadanos el deber de no violar los derechos humanos de sus conciudadanos.
Atendiendo los principios de universalidad, igualdad y progresividad y para
efectos de resarcimiento, se tendrán en cuenta las vulneraciones que en razón del
conflicto hubieran tenido los derechos económicos, sociales y culturales.
La idea que se trasmite del Acuerdo es que va a resolver todos los problemas
372 sociales, que son los que generan las desigualdades sociales. Esto no es cierto,
porque la paz estable y duradera no se logra con un sistema de justicia, sino 373
con reformas estructurales que reduzcan estas desigualdades y que permita,
por lo menos, el mínimo vital para las personas y un mínimo de condiciones
dignas de vida.
Mir Puig plantea que según su concepto, la pena es un mal que se impone por
causa de la comisión de un delito: conceptualmente la pena es un castigo y
admitir esto no significa que su función sea la retribución.
“Es el conjunto de medidas judiciales y políticas que diversos países han utilizado
como reparación por las violaciones masivas de derechos humanos. Entre ellas
figuran las acciones penales, las comisiones de la verdad, los programas de
reparación y diversas reformas institucionales. La justicia transicional no es
un tipo especial de justicia sino una forma de abordarla en épocas de transición
desde una situación de conflicto o de represión por parte del Estado. Al tratar
de conseguir la rendición de cuentas y la reparación de las víctimas, la justicia
transicional proporciona a las víctimas el reconocimiento de sus derechos,
fomentando la confianza ciudadana y fortaleciendo el Estado de derecho” 351.
“La justicia transicional puede ser definida como la concepción de
justicia asociada con períodos de cambio político352, caracterizados
por respuestas legales que tienen el objetivo de enfrentar los crímenes
cometidos por regímenes represores anteriores”353.
Walzer, emplea la fórmula latina jus post bellum [el derecho, o la justicia, tras
la guerra] para aludir a la misma cuestión, a la cual considera tributaria de la
doctrina de la guerra justa. ¿Qué debe hacer una sociedad frente al legado de
graves atentados contra la dignidad humana, cuando sale de una guerra civil o
de un régimen tiránico? ¿Debe castigar a los responsables? ¿Debe olvidar esos
atropellos para favorecer la reconciliación? Las respuestas a estas preguntas
dependen de diversos factores que se combinan de distintas maneras en cada
caso histórico355.
354 Elster, Jon. Closing the books: Transitional justice in historical perspective, Cambridge, Cambridge University Press,
2004, pp. 1 y 77 [Trad. española de Ezequiel Zaidenwerg: Rendición de cuentas: la justicia transicional en perspectiva
histórica, Buenos Aires, Katz Editores, 2006, pp. 15 y 97].
355 Walzer, Michael. Reflexiones sobre la guerra, Barcelona, Ediciones Paidós, 2004, pp. 18, 169, 170.
356 SGNU. “El Estado de derecho y la justicia de transición en las sociedades que sufren o han sufrido conflictos”.
Informe del Secretario General al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, 3 de agosto de 2004, in. doc
S/2004/616, p. 6.
357 Valencia Villa, H. Diccionario derechos humanos, Madrid, Espasa, 2003.
358 ILSA. Los derechos de las víctimas en procesos de paz o de transición a la democracia, 2006. En: http://www.ilsa.org.co/
376 spip.php?rubrique46
La JTr en la forma como se estableció en la Ley 95 de 2005 trató de configurarla 377
como un mecanismo de reparación de las víctimas y como un proceso de
transición en tiempos de guerra. Esto no se logró por una sencilla razón:
porque si bien los principios de verdad, justicia, reparación y no repetición se
incorporaron a la ley, lo cierto es que su finalidad última era la obtención de
información, colaboración y delación para luchar contra la guerrilla.
3. ¿Antinomia o paradoja?
380
381
Conclusiones
382
CAPÍTULO IV
¿AMNISTÍA E INDULTO O IMPUNIDAD?
385
INTRODUCCIÓN
* Abogado especializado en derecho probatorio, actualmente defensor público en la Unidad de Justicia y Paz de
la DefensorÍa del Pueblo. Contacto: sarate48@hotmail.com
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Algunos pensarán que las amnistías y los indultos están proscritos desde la
creación de la Corte Penal Internacional, pero como lo afirmó el fiscal, lo que
prohíbe el derecho internacional son las “auto amnistías o las amnistías que
no tengan en cuenta la construcción de la verdad o la reparación”. Es más,
en el contexto de los mecanismos de justicia transicional, como lo establecen
los protocolos de Ginebra, al final de un conflicto se pueden conceder las
“amnistías más amplias posibles”.
1. Amnistías e indultos
Entre 1990 y 1991 se dieron varios procesos de paz con grupos guerrilleros:
el M-19, el EPL, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT)
y el Movimiento Armado “Quintín Lame” (MAQL). Dichos procesos
de paz tuvieron como marco jurídico la Ley 77 de 1989 y el Decreto 213
que establecieron las condiciones para el indulto y la cesación de procesos
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Estos son algunos de los ejemplos que han demostrado que en Colombia para
hacer la paz es necesario hablar de amnistías e indultos; pero el problema que
afrontamos es que el concepto de amnistía e indulto, según la Constitución del
91, está fuertemente ligado al delito político, es decir, a los actos de rebelión,
sedición, asonada y conexos, por eso es necesario abrir el concepto a los otros
delitos cometidos en el estado de violencia que vive Colombia.
Pero, así mismo, se debe reconocer que la paz debe tener un componente de
verdad absoluta por parte de quienes han permanecido en las élites del poder
o, de lo contrario, la traición de quienes dejan las armas será una constante.
Aunque este tipo de propuestas relacionadas con las amnistías ampliadas
no es bien recibida por parte de organismos y estándares internacionales en
materia de derecho internacional de los derechos humanos y del derecho
internacional humanitario, es claro que en Colombia es imperativo un gran
debate nacional que permita que las víctimas, la sociedad civil, las élites, los
gobiernos, la comunidad internacional y el Estado participen ampliamente en
la elaboración de las propuestas conducentes a la superación de la violencia360.
360 http://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2012/05/Amnist%C3%ADa-para-la-paz.pdf,
http://wp.presidencia.gov.co/Noticias/2015/Septiembre/Paginas/20150923_03-Comunicado-conjunto-
388 N-60-so-bre-el-Acuerdo-de-creacion-de-una-Jurisdiccion-Especial-para-la-Paz.aspx
389
El reciente Acuerdo sobre los derechos de las víctimas del conflicto social
y armado, prevé otorgar a los combatientes amnistías, indultos y otros
tratamientos especiales, al momento de hacer un pacto general y definitivo de
paz. Es mentira que el Estatuto de Roma y otros instrumentos internacionales
del derecho penal y el DIH hayan eliminado esas herramientas de paz, en
la actual Constitución política colombiana se prevé la existencia jurídica de
amnistías e indultos, en efecto el numeral 17 del art. 150 y el numeral 2º-
del art. 201, que se refieren a las funciones del poder legislativo y ejecutivo,
disponen que dichos órganos, por mayoría de los dos tercios de los votos
de los miembros de una y otra cámara y el gobierno, por graves motivos
de conveniencia pública, autorizarán amnistías o indultos generales por
delitos políticos, en caso de que los favorecidos fueren eximidos de la
responsabilidad civil respecto de particulares, el Estado quedará obligado a
las indemnizaciones a que hubiere lugar. La amnistía y el indulto han sido dos
herramientas jurídicas de uso corriente a lo largo de nuestra historia como
nación; se puede señalar que se han expedido 63 indultos y 25 amnistías, desde
1820 hasta el día de hoy, esas soluciones extremas autorizadas reiteradamente
en diferentes constituciones, han sido usadas para descriminalizar u olvidar
el delito y la pena, en el caso de la amnistía, y para despenalizar o anular la
pena, en el caso del indulto. En los términos del convenio, se establece que
el gobierno expedirá al término de las conversaciones una ley de amnistía e
indulto para los combatientes revolucionarios, los militares, los trabajadores,
los campesinos, los empresarios y, en general, todos los involucrardos en el
conflicto por acción u omisión. El componente de justicia del Sistema Integral
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
Para todos los eventos se aplicará el art. 6º del Protocolo II de los Convenios
de Ginebra, del cual Colombia es Estado Parte, el cual dispone: “A la cesación
de las hostilidades, las autoridades en el poder procurarán conceder la amnistía
más amplia posible a las personas que hayan tomado parte en el conflicto
armado o que se encuentren privadas de libertad, internadas o detenidas por
motivos relacionados con el conflicto armado”.
361 https://www.desdeabajo.info/colombia/item/27828-la-justicia-de-paz-la-amnistia-y-el-indulto.html
https://www.desdeabajo.info/colombia/item/27828-la-justicia-de-paz-la-amnistia-y-el-indulto.html
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
4o- Sala de definición de situaciones jurídicas, para los casos diferentes a los
literales anteriores o en otros supuestos no previstos,
362 https://www.desdeabajo.info/colombia/item/27828-la-justicia-de-paz-la-amnistia-y-el-indulto.html
392 https://www.desdeabajo.info/colombia/item/27828-la-justicia-de-paz-la-amnistia-y-el-indulto.html
393
Los principales detractores del proceso de paz afirman que habrá impunidad
frente a los graves delitos por no hacer cumplir las penas que merecen los
principales victimarios. Pero precisamente de eso se trata la justicia transicional:
brindar beneficios jurídicos a criminales bajo la condición de que se conozca
la verdad de los hechos, se repare a las víctimas y se brinden las garantías
de no repetición. De cumplirse con estos preceptos no habría impunidad,
pues no podemos pensar que la única forma de castigo es la cárcel o, de lo
contrario, estaríamos condenados a vivir en medio del conflicto.
En este contexto, es importante tener en cuenta que una postura radical con
espíritu penitenciario de querer hacer una sociedad basada en la cárcel como
única forma de justicia, se puede quedar corta cuando se enfrenta a la realidad
de construir un proceso de paz. Existen en Colombia otras tendencias como
la expuesta por el fiscal general de la nación, Eduardo Montealegre, quien ha
insistido permanentemente que para el proceso de paz es necesario “conceder
las amnistías más amplias posibles”. Esta clase de argumentos, se acercan más
a la necesidad de paz, en donde deben flexibilizarse las penas; incluso desde
una figura como la amnistía o el indulto para quienes han cometido actos
de barbarie y delitos de lesa humanidad. Esta postura está en línea con el
bien común y supremo de la paz. Algunos pensarán que las amnistías y los
indultos están proscritos desde la creación de la Corte Penal Internacional,
pero como lo afirmó el fiscal, lo que prohíbe el DIH son las “auto amnistías
o las amnistías que no tengan en cuenta la reconstrucción de la verdad o la
reparación”. Es más, en el contexto de los mecanismos de justicia transicional,
394 como lo establecen los protocolos de Ginebra, al final de un conflicto se
pueden conceder las “amnistías más amplias posibles”. Frente al punto de 395
las amnistías para delitos de lesa humanidad, las opiniones se diferencian
enormemente; y se pueden identificar en dos grandes tendencias. La primera
postura es la de algunas organizaciones que luchan contra la impunidad,
que se oponen fuertemente a una amnistía de cualquier tipo, pues para ellos
la amnistía es sinónimo de impunidad soportando este argumento en las
experiencias del cono sur, Yugoslavia y Sudáfrica. La Corte Interamericana de
Derechos Humanos tiende a declarar como ilegítimas las amnistías para casos
de violaciones especialmente graves de los derechos humanos, y la Corte con
la aprobación de gran parte de la ciencia jurídica, sobre todo latinoamericana,
364 Sentencia c- 928 de 2005 y Sentencia c- 986 de 2010 (Dr. Juan Manuel Charry Urueña. Abogado Constitu-
398 cionalista –Dic. 15 de 2014)
399
1. Por una parte se faculta al Congreso para que, mediante ley estatutaria,
regule cuáles serán los delitos considerados conexos con el delito político
para efectos de la posibilidad de participar en política;
2. Pero, por otro lado, la norma excluye algunas conductas del ámbito del
delito político: “no podrán ser considerados conexos al delito político
los delitos que adquieran la connotación de crímenes de lesa humanidad
y genocidios cometidos de manera sistemática y, en consecuencia,
no podrán participar en política ni ser elegidos quienes hayan sido
condenados y seleccionados por esos delitos”.
Conclusiones
Las Farc pueden acceder a este sistema de justicia cuando dejen las armas. Esto,
según el acuerdo divulgado, “deberá comenzar a más tardar 60 días después de la
firma del acuerdo final de paz” .La Jurisdicción Especial para la Paz también tendrá
competencia sobre agentes del Estado y demás responsables directos o indirectos
del conflicto armado, como financiadores o colaboradores de los grupos armados
ilegales. Finalmente, por supuesto, para recibir el tratamiento especial penal, el
investigado deberá participar en las medidas de justicia transicional. En primer
lugar tendrán que acudir a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, que
ya fue acordada, y en segundo lugar tendrá que reparar a las víctimas, conforme
se encuentren vinculados en las siguientes instancias.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
1. El Tribunal de Paz juzgará a los autores de delitos graves, junto con unas
salas de justicia, de amnistías e indultos, conformará la Jurisdicción Especial
para la Paz acordada por el Gobierno y las Farc, para que investigue, juzgue
y condene a los autores de delitos graves. Aquí entran los delitos de lesa
humanidad, el genocidio y crímenes de guerra graves. Esta jurisdicción deberá
concentrarse en los casos más graves y representativos del conflicto armado.
5. Decir verdad, reparar y no repetir, son condiciones para trato especial, ni los
402 guerrilleros de las Farc, ni los otros responsables de delitos graves, incluidos
agentes estatales, no podrán acceder a la Jurisdicción Especial para la Paz, si no 403
se comprometen a contar la verdad sobre su participación directa o indirecta
en el conflicto armado. La dosificación será de 5 a 8 años de restricción de
la libertad, para quienes reconozcan su responsabilidad de manera temprana
por los delitos más graves. La restricción debe permitir el cumplimiento de
los trabajos de reparación como el desminado y la sustitución de cultivos.
Para quienes reconozcan su responsabilidad tardíamente, siempre que sea
antes de la sentencia, hasta 20 años en una cárcel ordinaria. Para quienes no
reconozcan su responsabilidad y sean declarados culpables por el Tribunal
para la Paz, estos casos serán definidos también por la Jurisdicción Especial
366 http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/acuerdo-de-justicia-de-santos-y-farc-penas-8-anos-para-
autores-de-delitos-graves/16385339, http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/acuerdo-de-justicia-
de-santos-y-farc-penas-8-anos-para-autores-de-delitos-graves/16385339.
TERCERA PARTE
COMPONENTE
JURISDICCIÓN ESPECIAL
PARA LA PAZ
CAPÍTULO I
¿ES POSIBLE LA CREACIÓN DE UNA
PAZ ESTABLE Y DURADERA A PARTIR
DE LA JUSTICIA TRANSICIONAL EN LA
FORMA COMO SE IMPLEMENTÓ Y SE
ESTÁ DESARROLLANDO EN LA LEY 975
DE 2005?
407
INTRODUCCIÓN
*Abogado de la Universidad Santo Tomás de Aquino, especialista en Investigación Criminal y Juzgamiento en el Sistema
Penal Acusatorio, se ha desempeñado como abogado litigante y actualmente es defensor público de la Unidad de
Postulados a la Ley de Justicia y Paz. Contacto: ferpabon22@gmail.com
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
60’s y está marcado por la fundación de las guerrillas: M-19, FARC, ELN y
EPL. Como actores del conflicto, además de las guerrillas se encuentran los
grupos de autodefensas y agentes del Estado, entre ellos el ejército y la policía.
Si bien la ley de justicia y paz estableció como pena alternativa la prisión entre
5 y 8 años, en la práctica los magistrados de las diferentes salas de justicia y
paz del país hacen uso del máximo de la pena, independientemente de las
se tienen en cuenta los dos años que cumplió con “medida de seguridad”,
si se me permite la expresión, sino que empezaría a contar la pena desde el
momento que el Ministerio los postuló, caso en el cual el cumplimiento de
la pena alternativa se cumpliría en el año 2016 pero la pena efectiva, es decir
real, no son 8 años sino 10.
410
411
De esta manera se observa con claridad que entre los elementos que componen
la justicia transicional existe una línea transversal en relación con la víctima,
tendiente al goce efectivo de sus derechos fundamentales a la verdad, justicia
y reparación, teniendo en cuenta la excepcionalidad de la situación.
370 ICTJ. ¿Qué es la justicia transicional? [Online]. Citado 09 de Mayo de 2016. Disponible en: https://www.ictj.
org/es/que-es-la-justicia-transicional.
“Justicia especial para la Paz”
Preguntas y respuestas
2. El concepto de paz
371 CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia C-771 de 2011. Magistrado Ponente: Nilson
Pinilla Pinilla. Referencia: expediente D-8475.
372 BELÉN OLMOS, María. El derecho a la paz a la luz del derecho internacional público contemporáneo. En:
Persona y derecho. 2008. N° 59. Pp. 77-96.
373 Al respecto se pronunció la Corte Constitucional en la sentencia T-008 de 1992, afirmando que la paz es
un derecho de tercera generación y “Se diferencian estos derechos de los de primera generación y segunda
generación en cuanto persiguen garantías para la humanidad considerada globalmente”.
414 374 ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE. Constitución Política de Colombia, Artículo 22.
La Corte Constitucional se ha manifestado respecto del derecho a la paz de 415
la siguiente manera:
(…) cabe afirmar que la Paz constituye (i) uno de los propósitos fundamentales
del Derecho Internacional; (ii) un fin fundamental del Estado colombiano;
(iii) un derecho colectivo en cabeza de la humanidad, dentro de la tercera
generación de derechos; (iv) un derecho subjetivo de cada uno de los seres
humanos individualmente considerados; y (v) un deber jurídico de cada uno
Como se observa, la paz si bien es algo que a la luz del entendimiento es fácil
de comprender, tiene varias acepciones que hacen de su fundamento algo más
complejo. Se ubica tanto en la esfera internacional como en la esfera nacional,
además de concretarse como un derecho ciudadano tanto particular como
colectivo, pero también como deber jurídico en cabeza de los ciudadanos y
el Estado.
tendientes a garantizar que los ciudadanos gocen y ejerciten sus derechos. En este
sentido, cuando existe ausencia del Estado en municipios y veredas lo primero es
garantizar su presencia.
Así mismo, se debe entender que los ciudadanos no pueden ser solamente
sujetos pasivos de la paz, es decir que no se deben limitar en la espera de que
el Estado concrete la paz, el ciudadano por su parte debe ser parte activa en
la búsqueda y mantenimiento de la paz, pues a partir de las observaciones de
la Corte el ciudadano tiene ese deber.
Los procesos de paz apuntan a concretar los diferentes matices del concepto
de paz, siempre en mayor medida sobre la armonía social que implica el
máximo desarrollo de la paz. Esta búsqueda no es fácil, sobre todo cuando no
hay consenso desde los diferentes sectores sociales, políticos y económicos
con la finalidad hacer efectiva la paz no solo como derecho sino también
como deber.
416
417
Para llegar a una paz, entendida como armonía social, que sea estable y
duradera, teniendo como punto de inicio la situación del conflicto armado
interno se debe partir en principio por el diálogo entre los actores del
conflicto. Está claro que en el proceso de paz que se está construyendo en la
Habana con la guerrilla de las FARC se generó y se ha mantenido a pesar de
las críticas esa voluntad de diálogo. Además, en el transcurso del proceso han
tratado de incluir en la dinámica de diálogo para estructurar los fundamentos
del proceso de paz a otras instituciones como el Ejército Nacional, otros
grupos como representantes de las víctimas, representantes indígenas, de
negritudes, etc.
El contexto que dio lugar a la ley de justicia y paz se fraguó desde un simple
acercamiento del gobierno de turno a los demás actores del conflicto con el
fin de ofrecerles las ideas de desmovilización y reinserción a la vida civil. Con
las AUC se iniciaron diálogos exploratorios hasta la firma del Acuerdo de
Santa Fe de Ralito desde el cual se comprometieron a iniciar la negociación,
estableciendo así que “el propósito de este proceso es el logro de la paz
nacional, a través del fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y el
restablecimiento del monopolio de la fuerza en manos del Estado”377.
a la paz solamente puede llegarse por el camino de la seguridad y por tal razón
lo primero que se debe realizar es el restablecimiento del monopolio de la
fuerza y el fortalecimiento de la gobernabilidad.
Ahora bien, la Ley 975 de 2005 de forma general tuvo un desarrollo posterior
a la desmovilización de los miembros de los grupos de autodefensas en temas
álgidos como por ejemplo la ley de tierras y reparación de víctimas en 2011,
seis años después de la expedición de la ley de justicia y paz; otro ejemplo de
esto es la ley 1592 de 2012 en relación al tema de la pena. De esta manera se
hace difícil la aceptación de las condiciones tanto por parte de los miembros
de las autodefensas desmovilizados, como por parte de las víctimas.