En las elecciones celebradas el 10 de diciembre de 1848 en Francia, Carlos Luis
Napoleón Bonaparte (sobrino del emperador Napoleón Bonaparte) ganaría por abrumadora mayoría. El 31 de mayo de 1850, la Asamblea vota una ley electoral que elimina el sufragio universal masculino y retorna al voto censitario, lo que elimina a tres millones de personas del electorado, entre las que están artesanos y obreros. El 2 de diciembre de 1851 Bonaparte da un golpe de Estado. El 14 de enero de 1852 se promulga una nueva Constitución que refuerza los poderes del Ejecutivo, la duración de la presidencia sería de 10 años, reelegible y disminuye el poder del legislativo dividiéndolo en tres cámaras: Asamblea, Senado y Consejo de Estado. Finalmente, mediante un plebiscito celebrado en noviembre, Francia crea un Imperio, que se proclama solemnemente el 2 de diciembre de 1852. Se autoproclamará Emperador, Napoleón III. Hasta 1860 gobierna sin oposición, en parte, por el control policial y la censura de prensa, y en parte por la mejoría económica y triunfos en política exterior. El 19 de julio de 1870 le declaró la guerra a la Prusia de Guillermo I y Otto von Bismarck, ante las intenciones de crear un Imperio Alemán y por la posible subida al trono de España de un rey germano. En la batalla de Sedán, el 2 de septiembre de 1870, fue capturado el emperador Napoleón III junto con su ejército de 100.000 hombres. Los diputados republicanos derrocaron el Imperio y proclamaron la República. Días después París quedó bajo el asedio del ejército enemigo. La escasez de comida, sumado al constante bombardeo prusiano, llevó a un descontento general. En octubre de 1870 se empezaron a producir en París manifestaciones para seguir la guerra contra Prusia. En enero de 1871, Louis Adolphe Thiers, futuro jefe ejecutivo (más tarde presidente) de la Tercera República Francesa, buscó un armisticio que fue firmado el día 26 en el Palacio de Versalles. El canciller Otto von Bismarck exigió la cesión de las provincias de Alsacia y Lorena a Prusia, el pago de un rescate de 200 millones de francos, el desarme de los soldados que aseguraban la defensa de la capital y la posibilidad de entrar en París para hacer un desfile en honor a Guillermo I quien se proclamó emperador de Alemania en el Palacio de Versalles. En la víspera, el 28 de febrero, el comité de la Guardia Nacional mandó pegar en todo París el Cartel negro, con bordeado negro en señal de luto recomendando a los parisinos que no salieran de sus casas y evitaran todo altercado o manifestación. La Guardia Nacional, ayudada por civiles, puso a salvo de los prusianos 400 cañones y ametralladoras, almacenándolos en distritos seguros situados en las colinas de Montmartre y Belleville, en los límites de la ciudad. El 1 de marzo el ejército prusiano desfiló en una ciudad desierta abandonándola el mismo día y sin ningún incidente. Las primeras medidas impulsadas por Thiers y aprobadas por la nueva Asamblea confirmaron las inquietudes de la población, acordando las medidas impopulares durante la II República en 1848: el 10 de marzo suprime la moratoria sobre letras de pago, alquileres y deudas que han de pagarse casi inmediatamente, lo que aboca en París a 300.000 obreros, pequeños talleres y tiendas a la quiebra. Suprime el salario de los guardias nacionales, dejando a miles de familias sin recursos. Se realizaron elecciones en París y se creó un concilio comunal de al menos 92 delegados, obedeciendo a la conciencia colectiva del pueblo. Fue precisamente el sentir popular que levantó a la Comuna de París y en ello radica que sea uno de los hechos históricos más memorables del siglo XIX. En la madrugada del 18 de marzo Thiers ordenó a sus tropas recuperar el armamento. El plan era ocupar los puntos estratégicos de la ciudad, capturar las armas y arrestar a los revolucionarios conocidos. Las tropas regulares se vieron pronto superadas en número. Los sucesos dieron un giro serio en Montmartre cuando el general, Claude Martin Lecomte, ordena disparar a la muchedumbre desarmada y en vez de eso es arrestado por sus propios soldados. En contra de la opinión de los miembros del comité del distrito, Claude Martin Lecomte fue fusilado junto con el general Clément Thomas. Por la tarde Thiers decidió abandonar la capital, dictó la orden de la evacuación del ejército a Versalles. La retirada del ejército fue tan caótica y tan apresurada que varios regimientos fueron olvidados en París (unos 20.000 soldados). Los oficiales fueron tomados prisioneros, mientras que unos 1.500 hombres dejados atrás sin órdenes se sentaron a esperar el periodo de la Comuna. El gobierno había abandonado la ciudad. El 26 de marzo se realizan elecciones libres en la ciudad, se eligieron 92 miembros del Consejo Comunal con un promedio de edad de 38 años. Incluían obreros, artesanos, pequeños comerciantes, trabajadores del cobre, carpinteros, decoradores, libreros, profesionales y un gran número de políticos. Abarcaban todas las tendencias, desde socialistas, anarquistas (tanto de Proudhon como de Bakunin), marxistas, jacobinos, blanquistas e independientes. Louis Auguste Blanqui fue elegido para presidir el consejo, pero nunca desempeñó su cargo ya que estuvo preso durante todo el tiempo que existió de la Comuna. Se disolvió al Ejército regular sustituyéndolo por la Guardia Nacional democrática; la concesión de pensiones para las viudas de los miembros de la Guardia Nacional muertos en servicio, así también como para sus hijos. La devolución gratuita de todas las herramientas de los trabajadores, a través de las casas de empeño estatales; se pospusieron las obligaciones de deudas y se abolieron los intereses en las deudas; se crearon guarderías para cuidar a los hijos de las trabajadoras; se prohibió el trabajo nocturno; las fábricas abandonadas por sus dueños fueron entregadas a los trabajadores por medio de cooperativas autogestionadas. Se separó a la iglesia del Estado; todas las propiedades de la Iglesia pasaron a ser propiedad estatal; se les permitió a las iglesias seguir con su actividad religiosa sólo si mantenían sus puertas abiertas al público por la tarde para que se realizasen reuniones políticas. La educación pasó a ser laica, gratuita y obligatoria; los programas de estudios pasaban a ser realizados por los propios profesores, los cuales garantizaban el carácter científico de las disciplinas; se creó una Formación Profesional en donde los obreros daban gratis las prácticas a los alumnos; también se destacó la Asociación Republicana de Escuelas con el propósito de crear en las universidades un estímulo basado en el conocimiento científico. Se dio una atención especial de la educación a la mujer, que habían sido olvidadas hasta entonces; se crearon escuelas para mujeres; se formó una comisión especial, para supervisar el establecimiento de escuelas para chicas. La Comuna se iba fortificando trabajosamente. Pero el domingo 21 de mayo, las fuerzas de Thiers entraron en París. Un ejército de 180.000 hombres ocupó rápidamente dos distritos burgueses del sudeste de la ciudad. La población respondió heroicamente, hombres, mujeres y refugiados políticos. Para la mañana del 22 de mayo el tercio oeste de París estaba en manos de Thiers, después de una ardua lucha se habían rendido 1.500 Guardias Nacionales. Se levantaron barricadas en el centro de París: más de 160 en el primer día, más de 600 en total. La mayoría eran de 2 metros de alto y estaban construidas con piedras de pavimento sacadas de las calles con parrillas de metal, un cañón o una ametralladora y una Bandera Roja ondeando en lo alto. Otras eran simplemente obstrucciones de la calle con carretas cruzadas, ladrillos, bolsas de arena o cualquier cosa. El martes en la Plaza Blanche un batallón de 120 mujeres, guiadas por la anarquista Louise Michel, levantó la legendaria barricada que defenderían vigorosamente hasta ser masacradas después de su caída. Una de las últimas luchas tuvo lugar en el cementerio Pere-Lachise donde unos 200 Guardias Nacionales habían fallado en establecer un sistema de defensa adecuado. El ejército abrió la puerta y hubo un duro mano a mano alrededor de las tumbas. Aquellos que no murieron en la lucha fueron alineados y fusilados. La última barricada, construida en un cuarto de hora, estaba defendida por un sólo hombre. Disparó su último cartucho y murió como todos, fusilado. Para el domingo 28 de mayo, la Comuna había desaparecido. Cualquiera que había estado conectado con la Comuna de alguna forma fue fusilado en lo que ahora se llama “El Muro de los Comuneros” en el Cementerio de Père-Lachaise. Murieron más personas durante la última semana de mayo que durante todas las batallas de la guerra franco-prusiana, y que ninguna masacre anterior de la historia francesa, es por eso que a esa semana se la llamó la Semana Sangrienta. No hay cifras exactas, pero entre 20.000 y 50.000 parisinos murieron en esos días. Hubo alrededor de 50.000 arrestados, entre ellos la anarquista Louise Michel. En su juicio pidió ser fusilada diciendo: “Parece que cada corazón que late por la libertad sólo tiene derecho al plomo, pido mi parte”. En vez de eso fue deportada a Nueva Caledonia, colonia francesa cerca de las costas de Australia junto con otros 4.500 prisioneros. Muy pocos comuneros lograron escapar como Eugène Pottiers refugiándose en Inglaterra y Estados Unidos. Durante los días de lucha en defensa de la Comuna, escribió la obra Cantos Revolucionarios, de la cual se tomó el texto de La Internacional, para crear el himno oficial de los trabajadores del mundo y de la mayoría de los partidos socialistas y comunistas. Kamila Camilo, 1096190 Historia, civilizaciones y cultura