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Los condensadores tienen muchas aplicaciones.

Como su capacidad depende de la sección entre


las placas, se pueden construir condensadores de capacidad variable, como los utilizados en los
mandos de sintonización de un aparato de radio tradicional. En estos aparatos, al girar el mando,
se varía la superficie efectiva entre placas, con lo que se ajusta su capacidad y, en consecuencia, se
sintoniza una frecuencia de una emisora. Del mismo modo, el teclado de un ordenador actúa sobre
un condensador variable, lo que nos permite actuar sobre la pantalla del mismo.

Como se muestra más adelante, los condensadores también son particularmente útiles para dirigir
el movimiento de haces de partículas cargadas. Si se trata de condensadores planos producen un
campo eléctrico uniforme, con el que se pueden desviar las partículas al aplicarles una fuerza
eléctrica proporcional a dicho campo. También se puede conectar el condensador a una corriente
alterna u oscilante, que hace que sus dos placas se carguen y descarguen continuamente
alternándose en cada una la carga positiva y la negativa. Entonces, el campo eléctrico entre ellas
también oscila y cambia de orientación con la misma frecuencia del alternador.

Nos referimos ahora a dos, entre las muchas aplicaciones tecnológicas del
proceso de descarga del condensador. Una de ellas es el desfibrilador, un
aparado que se usa para reanimar enfermos en situaciones de
emergencia. El desfibrilador usa un condensador que puede
almacenar 360J y entregar esta energía al paciente en 2ms. Otro ejemplo
de utilidad de la descarga del condensador es el flash de las cámaras
fotográficas, que posee un condensador que almacena la energía
necesaria para proporcionar un destello súbito de luz.

Finalmente hablamos de cómo Tierra se puede


modelizar como un condensador. Aunque la
atmósfera está compuesta principalmente por
oxígeno y nitrógeno, que son gases
eléctricamente aislantes, una parte de ella (la
ionosfera) está permanentemente ionizada y con
carga positiva, debido a su interacción con la
radiación solar. Por su parte, la superficie de la
Tierra, que es principalmente agua (tres cuartas
partes lo son y por el resto el agua se infiltra a
través de múltiples grietas y fisuras), también
contiene iones disueltos y tiene una carga neta
negativa. Por tanto, en la Tierra se puede
considerar gran condensador, cuyas placas
(esféricas) serían la ionosfera, y el suelo.

Ahora bien, en condiciones de "buen clima", la capa de aire que existe entre las dos “placas” de
dicho condensador terrestre es un medio dieléctrico, pero no totalmente aislante, por lo que dicho
condensador se tendría que ir descargando poco a poco a través de ella. No ocurre así y ello se
debe a que existe un mecanismo compensatorio que lo recarga: las tormentas.

Antes de que se inicie una tormenta, en un


tipo de nubes llamadas cumulonimbos se
genera un movimiento de cargas que polariza
a dichas nubes (el proceso que causa esta
polarización es bastante complejo), haciendo
que la cara de ellas que se enfrenta al suelo
terrestre acumule carga negativa y la cara
superior acumule carga positiva (es decir,
provocando una inversión del campo eléctrico
ahí). Si la nube no es muy "alta", se producen
descargas (rayos) a través del aire (cuando
está húmedo llega a ser conductor), entre
partículas del suelo con carga positiva y las
cargas negativas de la cara de las nubes que
mira a dicho suelo. Además hay un efecto de
ida y vuelta de los rayos, de tal modo que,
después de subir las partículas del suelo a la
nube, instantáneamente regresan, causando la
visión del relámpago.

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