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MANAGEMENT

Las expectativas empresariales en


Perú y la recuperación pos-COVID-
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Por Marcel Ramírez, profesor de la Escuela de Gestión
Pública de la Universidad del Pacífico en Perú.

Por Marcel Ramírez

La economía es la ciencia social que se encarga de estudiar el


comportamiento de los agentes económicos, como los individuos, las
familias, las empresas, el gobierno. Las principales decisiones que los
agentes económicos adoptan giran en torno a su consumo, ahorro,
endeudamiento, así como las decisiones de inversión, contratación, entre
otras. Aunque existen diversos factores que inciden sobre estas decisiones
como los precios, la tasa de interés, el tipo de cambio, las preferencias, hay
un factor, menos tangible, pero que puede resultar determinante en todas las
decisiones descritas: las expectativas.

Las expectativas empresariales son usualmente consideradas un


indicador adelantado de la actividad económica por diversas razones.
Los empresarios disponen de abundante información sobre el entorno
económico más directo a sus negocios y, por consiguiente, pueden percibir
con anterioridad a la reducción o al aumento del nivel de producción que las
perspectivas económicas están mejorando o empeorando.

Téngase en cuenta que los empresarios disponen de información sobre los


pedidos que reciben y que esta información aporta datos adelantados sobre
la trayectoria de las ventas. Por otra parte, su propio optimismo o pesimismo
puede influir en variables tales como el nivel de inversión a realizarse y en
decisiones sobre stocks y producción futura y otras variables relevantes para
determinar el nivel de producción del país. Razones análogas explican el
empleo de los índices de confianza de los consumidores como un indicador
adelantado de la demanda futura.
Por ejemplo, todos los meses el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP),
lleva a cabo la Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas sobre
proyecciones de inflación, crecimiento del PBI y tipo de cambio a
funcionarios del sistema financiero, analistas económicos y ejecutivos de
empresas no financieras. Los resultados de estas encuestas se publican
mensualmente en el Resumen Informativo de su Nota Semanal.

Normalmente hay un evento que suele introducir incertidumbre a las


decisiones de los agentes económicos, tanto consumidores como empresas;
los períodos electorales. Sin embargo, el impacto de dicha incertidumbre
dependerá de qué tanto las personas y empresas perciben que las propuestas
de los candidatos favoritos serán más o menos favorables al
desenvolvimiento futuro de la economía y por ende de sus negocios.

Asimismo, considerando que el desempeño de nuestra economía tiene un alto


componente que se ve influenciado por la economía internacional,
recientemente las proyecciones económicas respecto al crecimiento del PBI
suelen no cumplirse. Por ejemplo, en el año 2019 el Ministerio de Economía
y Finanzas (MEF) proyectó que se crecería 4,2% pero finalmente se creció
sólo 2,2%. La justificación del MEF fue que la guerra comercial entre
Estados Unidos y China afectó el mercado internacional de nuestros
productos.

Sin embargo, a dicho fenómeno, difícil de controlar, se sumó el hecho que la


inversión pública de ejecutó por debajo de los niveles establecidos como
meta. Sin embargo, desde el año pasado, a la natural incertidumbre que
caracteriza nuestro desempeño económico, la pandemia de la COVID-19 ha
agregado una incertidumbre adicional, no sólo respecto al tamaño de la caída
del PBI (con todos sus efectos negativos sobre el empleo, los ingresos, la
pobreza y la vulnerabilidad), sino también respecto al ritmo de su
recuperación. Y aquí las expectativas juegan un rol crucial.

El ritmo y el alcance de la recuperación de la actividad económica dependen


de la efectividad de las decisiones adoptadas por las autoridades respecto a
su capacidad de controlar los contagios del COVID-19, la gravedad de las
nuevas variantes del virus, la rapidez en el proceso de vacunación a nivel
nacional, entre otras medidas de contención de la pandemia. Esto estaba ya
contemplado en el Marco Macroeconómico Multianual 2021-2024, en donde
el MEF planteaba dos escenarios alternativos de crecimiento del PBI,
adicionales a su escenario base. El ritmo de recuperación de la actividad
económica iba a ser menor si la crisis netamente sanitaria demoraba en su
contención y si las medidas de compensación económica no llegaban a los
más afectados por la crisis.

De acuerdo con la Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas del


BCRP, en marzo, las expectativas de crecimiento del PBI a 12 meses de
analistas económicos y del sistema financiero estuvieron en 7,8 %,
habiéndose reducido en 2 p.p. respecto a las expectativas que los mismos
expertos hicieron en el mes de enero. Esto demuestra lo sensible de las
expectativas empresariales.

Lo más duro de las expectativas empresariales es que suelen tener un efecto


anticipado sobre las decisiones y eso es justamente lo que viene sucediendo
en este momento. La incertidumbre que viene ocasionando el actual proceso
electoral y que se traduce en expectativas empresariales negativas, viene
impactando en forma clara sobre los mercados. Por un lado, la Bolsa de
Valores de Lima (BVL) ha mantenido su tendencia a la baja; sus tres
indicadores siguen abriendo y cerrando en rojo, reflejando la preocupación
de los inversionistas ante un posible triunfo del candidato Pedro Castillo.

En este caso, las acciones mineras, en general, están en rojo. También están
en cifras negativas las de las empresas financieras y las de consumo masivo.
Asimismo, la exacerbada incertidumbre del proceso electoral se viene
mostrando en la caída de los bonos soberanos del Perú lo que ha significado
el alza de su tasa de interés para hacerlos más rentables ante los
inversionistas. Esta alza de la tasa de interés representa el aumento del riesgo
país y encarece el costo al que el país puede captar recursos para financiar la
tan necesaria recuperación de la economía; el spread (diferencia entre las
tasas del soberano de Perú y el de los EE.UU.) ya ha subido en 20 puntos
básicos.

¿Tienen las autoridades algún rol o responsabilidad en aminorar la


incertidumbre o reducir el “ruido” que exacerba las expectativas negativas?
Definitivamente las autoridades tienen un rol importante que no han estado
asumiendo. Los costos del ruido ocasionado por la incertidumbre son
altos pues pueden llegar a retrasar e incluso desincentivar decisiones de
inversión, así como generar presiones alcistas sobre el tipo de cambio, ambas
situaciones perjudicando el potencial de recuperación de nuestra economía.

En la actualidad, como puede ser comprensible, las autoridades se han


concentrado casi exclusivamente en la estrategia de contención de la
pandemia, la adquisición, distribución de las vacunas, el oxígeno y las camas
UCI. Sin embargo, aunque es realmente crítico contener el embate de la
segunda y eventual tercera ola, cada cinco años, la coyuntura del cambio de
autoridades tiene un efecto sobre las expectativas cuya incertidumbre puede
reducirse con mayor y mejor información de parte de las dependencias del
Poder Ejecutivo, que son responsables de las diversas políticas públicas. Esto
ayudaría a establecer la real viabilidad de las distintas propuestas que los
candidatos podrían presentar a los electores, es decir, obligaría a que los
candidatos definan propuestas menos oportunistas o sin fundamento,
contribuyendo a reducir la incertidumbre que exacerba las expectativas
negativas del empresariado y consumidores.

Esto último es reflejo de una enorme debilidad institucional que es


aprovechada por quienes desean ser autoridad, proponiendo soluciones
reactivas, contrarias a la evidencia científica existente y colocando a los
electores en una débil posición para tomar una buena decisión por su futuro;
básicamente actuando frente al temor.

A todo esto, debemos agregar la incertidumbre adicional que durante los


últimos meses viene generando el Congreso con algunas de sus propuestas
legislativas como todas aquellas que afectan la sostenibilidad del Sistema
Previsional peruano, tanto público como privado. Sin embargo, recordemos
algunos de los primeros efectos de la derogatoria de la Ley de Promoción
Agraria.

Procolombia, el organismo gubernamental encargado de promover las


exportaciones, informó que viene apoyando a los agroexportadores peruanos
en la búsqueda de tierras en Colombia para cumplir con sus planes de
expansión, dirigidas principalmente al cultivo de paltas, así como de mangos
y arándanos. En otras palabras, los cambios en las reglas de juego que distan
de ser adecuadas, pueden desincentivar las decisiones de inversión con los
efectos perjudiciales que eso genera.

Finalmente, es importante notar que el nerviosismo de los agentes


económicos está llevando a que ciertas variables se comporten en forma tan
volátil que terminan afectando al ya frágil bienestar de los hogares más
vulnerables del país y que son los que menos oportunidades tienen de
protegerse de esta volatilidad. Nuestras actuales autoridades y aquellas que
desean serlo deben asumir con enorme responsabilidad su rol de reducir la
incertidumbre y que viene exacerbando la tendencia negativa de las
expectativas tanto empresariales como del ciudadano de a pie.

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