Está en la página 1de 5

Una idea general del líquido cefalorraquídeo

El líquido cefalorraquídeo o cerebroespinal es una sustancia presente en el


sistema nervioso, tanto a nivel de encéfalo como de médula espinal, que
realiza diversas funciones como la protección, el mantenimiento de la presión
intracraneal y estado de salud del órgano pensante.

Su presencia en el sistema nervioso se da especialmente en el espacio


subaracnoideo (entre la aracnoides y la piamadre, dos de las meninges que
protegen el encéfalo) y los ventrículos cerebrales. Se trata de un líquido
transparente de una importancia fundamental en la conservación y buena salud
del cerebro, con una composición similar a la del plasma sanguíneo, del cual se
deriva. A pesar de ser incoloro, diferentes alteraciones e infecciones pueden
dotarlo de diferentes tonalidades, siendo su coloración signo de la presencia de
un problema.

Ciclo vital del líquido cefalorraquídeo


El líquido cefalorraquídeo es sintetizado en los plexos coroideos, unas pequeñas
estructuras presente en los ventrículos laterales, siendo la principal función de
dichos plexos la producción de esta sustancia. Esta producción se da de
manera continúa, renovándose para mantener una cantidad constante de
dicha sustancia.

Una vez emitido fluye de los ventrículos laterales al tercer ventrículo y


posteriormente hacia cuarto a través del acueducto de Silvio. Desde allí termina
proyectándose al espacio subaracnoideo a través de un orificio conocido como
orificio de Magendie y los orificios de Luschka, aberturas situada en el cuarto
ventrículo cerebral que ponen en contacto el sistema ventricular y el meníngeo al
comunicar con la cisterna magna del espacio subaracnoideo (situado entre las
meninges aracnoides y piamadre). A partir de ese punto circula a través de las
meninges a lo largo de todo el sistema nervioso, ejerciendo diversas funciones en
el proceso.

Para culminar con su ciclo vital, finalmente es reabsorbido a través de las


granulaciones aracnoideas, que conectan con las venas presentan en la
duramadre, con lo que el líquido termina llegando al torrente sanguíneo.

El ciclo de vida medio de esta sustancia es de alrededor de tres horas, entre


su secreción, circulación, recolección y renovación.

Composición
Tal y como se acaba de mencionar, la composición del líquido cefalorraquídeo
es muy similar a la del plasma sanguíneo, siendo las variaciones principales la
comparativamente mucho menor presencia de proteínas (se calcula que en el
plasma sanguíneo la presencia de proteínas es doscientas veces mayor) y el tipo
de electrolitos que forman parte de él.

Una solución de base aquosa, el líquido cefalorraquídeo tiene diversos


componentes de gran importancia para el mantenimiento del sistema nervioso,
como vitaminas (especialmente del grupo B), electrolitos, leucocitos,
aminoácidos, colina y ácido nucleico.

Dentro de esta gran cantidad de elementos, en el líquido cefalorraquídeo


destaca la presencia de albúmina como principal componente proteico, junto
con otros como la prealbúmina, alfa-2-macroglobulina o la transferrina. Al
margen de éstos componentes destaca la elevada presencia de glucosa, teniendo
alrededor de entre un 50 y 80% de presencia en esta solución tan vital para el
encéfalo.
Funciones principales
Hemos visualizado una óptica de qué es el líquido cefalorraquídeo, por donde
circula y de que se compone. Sin embargo cabe preguntarse por qué esta
sustancia resulta tan importante para el correcto funcionamiento del conjunto
del sistema nervioso. Para responder a esta pregunta es necesario ver qué
funciones tiene.

Uno de las funciones principales del líquido cefalorraquídeo es la de ser el


principal mecanismo de eliminación de los residuos producidos por el
continuo funcionamiento del sistema nervioso, residuos que podrían afectar
gravemente a su funcionamiento. Así, la circulación de líquido cefalorraquídeo se
lleva esas sustancias y metabolitos, los cuales terminarán siendo excretados del
sistema. En caso de no existir esta sustancia, las toxinas y partículas sobrantes
irían quedando sedimentadas en regiones del sistema nervioso y zonas
adyacentes, de manera que aparecerían muchos problemas en el estado de las
células vivas: ni podrían liberarse de esos elementos sobrantes, ni podrían
acceder a las partes de estos que pueden ser reciclados una vez han pasado por el
lugar adecuado.

Otra de las funciones de mayor relevancia del líquido cerebroespinal es la de


mantener nutrido al encéfalo, así como asegurar la constancia del medio entre las
diferentes células del cerebro y la médula. Es una especie de "amortiguador"
químico que permite que aumente el margen de maniobra en caso de que
aparezcan ciertos desequilibrios hormonales, por ejemplo, y cuando hay
problemas de homeostasis en general.

El líquido cefalorraquídeo permite también que el cerebro se mantenga en


flotación dentro del cráneo, reduciendo en gran medida su peso. Dicha flotación
también sirve como amortiguación ante agresiones, golpes y movimientos al
reducir la posibilidad de choque contra los huesos del cráneo o elementos
externos.

Asimismo, el líquido cefalorraquídeo tiene que ver en gran medida con el


mantenimiento de la la presión intracraneal, haciendo que no sea ni
demasiado grande ni demasiado pequeña, manteniendo un equilibrio constante
que permite el correcto funcionamiento.

Por último, participa también al actuar como sistema inmunitario, protegiendo al


sistema nervioso de agentes nocivos. También contribuye como medio
de transporte de hormonas.

Trastornos derivados

Así pues, el sistema nervioso tiene en el líquido cefalorraquídeo una herramienta


imprescindible para funcionar con corrección. 

Sin embargo, es posible que se presenten alteraciones en la síntesis,


circulación o reabsorción de esta sustancia, que pueden provocar diferentes
problemáticas, siendo dos de ellas las siguientes.

1. Hidrocefalia
Este concepto hace referencia a la presencia excesiva de líquido
cefalorraquídeo, habiendo tal acumulación que se provoca una presión del
cerebro contra el cráneo. Algunos de los elementos que la pueden causar son
tumores, infecciones o traumatismos, pero también es frecuente encontrar
hidrocefalias congénitas, es decir presentes desde el nacimiento. 
Puede causar desde dolor de cabeza, vómitos, deterioro cognitivo o de la
coordinación o visión doble, entre otros síntomas, siendo en el caso de las
hidrocefalias congénitas motivo de una fuerte dificultad en el desarrollo y de
déficit intelectual. Generalmente se debe a obstrucciones en el circuito, siendo un
ejemplo común que se obstruya el orificio de Magendie. Para tratar estos
problemas es posible realizar cirugía con tal de colocar una vía de escape del
líquido hacia otras zonas, como por ejemplo el estómago.

2. Hipertensión/Hipotensión intracraneal
Un exceso o déficit de líquido cefalorraquídeo puede causar que la presión que
sufre el cerebro dentro del cráneo sea excesiva o demasiado baja como para
permitir el buen funcionamiento. Mientras que la hipotensión se produciría a la
pérdida o poca producción de líquido cefalorraquídeo, la hipertensión se
produciría por un exceso de esta, lo cual puede ser grave porque presiona zonas
del sistema nervioso y evita que funcionen bien (o incluso mata áreas de tejido
celular).

En cualquier caso, las alteraciones en el líquido cefalorraquídeo que puedan


aparecer en estos casos se suman a los problemas de la condición cardíaca que
origina, de modo que la peligrosidad aumenta. Es necesario tratar ambos grupos
de síntomas para evitar que se produzca un efecto en cadena fruto de los
problemas en el funcionamiento del sistema nervioso y del sistema circulatorio.

También podría gustarte