Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
» Entrevistas
¿Fenómeno psicosomático?: Reflexiones ingresá tu email
» Cine y Psicoanálisis
Los llamados fenómenos psicosomáticos (FPS) son, así concebidos y
» Psicoanálisis<>Filosofía nombrados, reactivos a su lectura e intervención clínicas, por tratarse
sin quererlo de modos clásicos de lo descriptivo, casi inevitablemente
» Psicoanálisis y Ciencias ungidos desde el modelo médico hegemónico y, por ende, en colisión
con la ética del psicoanálisis en tanto nos topamos con la eficacia del
» Lecturas
cuerpo-médico como modo de subjetivación… Intentaré situar una
» Literatura discusión crítica sobre los alcances, conveniencia y límites del
concepto FPS, lo cual no obsta la ponderación de algunos desarrollos
» Historia Viva interesantes al respecto. Para ello y principalmente se efectúa una
lectura clínica de ciertos desarrollos de Judith Butler…
» Coleccionables
» Subjetividad y Medios
» Género y Psicoanálisis
» Fenómenos Psicosomáticos
» Audio y Video
» Agenda de Eventos
Actividades Destacadas
» Noticias
Escuela de Psicoanálisis del
» I Congreso elSigma Borda
Seminario del borde: El acto analítico
Leer más
Realizar consulta
« »
Judith Butler*
Agradezco ante todo a Leonardo Leibson por la invitación. Resulta interesante que su
propuesta surgiera al leer un breve punteo-posteo mío en facebook, en donde muy
sucinta y brevemente ponía en cuestión la categoría “fenómeno psicosomático”, la cual
es nada más y nada menos que la temática de esta sección. Celebro entonces lo que
espero sea una genuina discusión.
Búsquedas relacionadas
1. Fenomenal » fenómeno psicosomático
» síntoma
Un fenómeno remite a “toda manifestación que se hace presente a la conciencia de un
sujeto y aparece como objeto de su percepción”[3]. Sin abusar de la apelación al » Judith Butler
diccionario, diríamos que en dicha definición canónica encontramos ya un obstáculo para » cuerpo
su uso clínico: la primacía de la conciencia y de la percepción. Su raíz es griega y deriva
luego en la voz latina tardía phaenomĕnon, que remite por un lado a sucesos del mundo » psicoanálisis
físico -por ejemplo “fenómeno astronómico”- pero por otro lado -y aquí nuestro interés- » lenguaje
también remite a “síntoma”.
» metáfora
Aunque en sus orígenes la idea de fenómeno se agotaba en la astronomía, luego pasa » discurso
a la filosofía ampliando su significado a cualquier tipo de hecho constatado » representación
científicamente. Es decir, nuevamente, una primacía en lo observable o contrastable -ya
sea empírica o metapsicológicamente-.
En este escrito intentaremos situar una discusión crítica sobre los alcances,
conveniencia y límites del concepto FPS, lo cual no obsta la ponderación de algunos
desarrollos interesantes al respecto. Para ello y principalmente se efectúa una lectura
clínica de ciertos desarrollos de Judith Butler[5].
Butler ensaya al menos 3 líneas simultáneas de trabajo, muy útiles para pensar cuerpo
y lenguaje [y subjetividad] más allá del quiasma. O lo que es lo mismo, para evitar que
el escisionismo cartesiano retorne en el interior del propio discurso psicoanalítico
anulando al síntoma como ordenador fundamental. Aquí las tres líneas o tesis:
I. una crítica al dualismo cartesiano, en tanto cuerpo y discurso están siempre unidos
aunque sean diversos -de ahí que podríamos plantear que la escisión en psicoanálisis
implica una unión-;
II. en solidaridad con el punto anterior, plantea la inconmensurabilidad entre los dos
terrenos, cuerpo y lenguaje, la que sin embargo no implica una oposición;
III. y finalmente, la doble imposibilidad de, por un lado, todo-definir al cuerpo desde el
lenguaje y de, por el otro, aprehenderlo ontológicamente sin él (desde Lacan sería algo
parecido al “no-sin”).
A su vez, en un reportaje a Vera Gorali realizado por Michel Sauval, la misma afirma
que “El fenómeno psicosomático entra en el análisis bajo la forma de síntoma. Hay una
manera de transformarlo en síntoma. Ahora, ¿qué significa eso? No es que el asma se va
a transformar en una pregunta, [necesariamente] en un síntoma asmático (…) el sujeto
se va a empezar a preguntar por cosas que son por completo ajenas al fenómeno...”[11]
(el agregado es nuestro).
Sin ser exegetas de dichos autor@s, ni de otr@s, resulta interesante que para que el
FPS pueda ser pensado como un problema clínico de pleno derecho en psicoanálisis sea
condición situarlo de un modo similar, aunque con algún matiz, al síntoma -o en función
de éste-.
Dicho de otro modo, resulta posible impugnar no el valor teórico o clínico de dichos
desarrollos arriba citados, sino antes que nada la conveniencia, desde el punto de vista
epistemológico, de los conceptos de “fenómeno” y de “psico-somático” en sí mismos,
para evitar que los mismos constituyan un obstáculo epistemológico -y
consecuentemente teórico y clínico-.
4. Inconmensurabilidad cuerpo-lenguaje
A su vez ubica lo propio de la tercera línea de trabajo arriba explicitada: que el cuerpo
no se conoce o se identifica al margen de las coordenadas lingüísticas que establecen
sus límites, pero sin por ello afirmar que el cuerpo sea [solamente] el lenguaje a partir
del cual lo conocemos.
Así, y desde estas tesis, es lícito preguntar: ¿el lenguaje actúa sobre el cuerpo
literalmente? ¿Ese cuerpo es una superficie exterior para tal acción? Justamente la
ventaja de admitir la inconmensurabilidad cuerpo-lenguaje radica en ubicar allí una
imposibilidad estructural; mientras que pensar cuerpo-lenguaje desde la idea de
oposición contempla tanto una lectura propia de las neurosis -porque, necesariedad
mediante, habría o cuerpo o lenguaje-, como también una afinidad al binarismo -y su
relación con las filosofías de la escisión-.
5. El espectro y la histeria
Así, cuando el lenguaje intenta evadirse “... el cuerpo regresa (...) por persistencia
figurativa”[19]. Aquí entonces una forma diferente, complementaria y quizás también
ampliada para pensar a la histeria no solamente como efecto del retorno de lo
reprimido, ya que “... el lenguaje no es lo único que lo conforma [al cuerpo]”[20].
Es que justamente la duda lo conduce cual iteración hacia las certezas, pero siempre
en función de alguna escena -por ejemplo, la conocida situación donde él escribe y mira
su mano que escribe frente a una chimenea-. En esta escena se produce una afirmación
y una negación de las certezas, y allí mismo es donde emerge el cuerpo.
En otras palabras, si el acto de escribir eclipsa a las manos que lo posibilitan, no hay
escritura sin cuerpo, pero ningún cuerpo aparece por completo junto a la escritura que
produce. Así, y ya en terrenos cercanos a la alucinación o a lo ominoso freudiano -o del
genio Maligno- “... el texto deja atrás al cuerpo autorial, de modo que, sobre la página,
hay alguien extraño a sí mismo”[23]: un cuerpo extraño.
7. El alma es cuerpo/discurso
Pero entonces, ¿qué es? El cuerpo sería, así, un cuerpo siempre en fuga, y por ende
cercano a la lógica del significante. Al mismo tiempo, en toda la introspección cartesiana
el cuerpo aparece, aunque se lo niegue: se requiere de la materialidad, de una superficie
-o del propio lenguaje en tanto superficie- para situar las meditaciones sobre el alma.
Para explicar el alma resulta necesario incluir figuras corpóreas.
Dicho por la autora, “el acto que presupone al cuerpo es precisamente aquel que
postula y suspende el estatuto ontológico del cuerpo…”[28]. Si existe una materialidad
del cuerpo más allá de la representación, quizás sea posible entonces situar aquí al FPS,
y efectuar un camino en fuga hacia el síntoma.
Si para Descartes su propia mano -en tanto extremidad casi fragmentada- queda como
un espectro al unísono de la escritura que está efectuando, la realidad de esa parte del
cuerpo queda anulada por las huellas del acto de escritura: “si el cuerpo es aquello que
inaugura el proceso de su propia espectralización a través de la escritura, entonces está
y a la vez no está determinado por el discurso que genera”[29]. Aquí una interesante
doble (no) determinación en torno al cuerpo, que permite asociar discurso y escritura.
Para concluir, y sin pretender cerrar esta discusión sino por el contrario producir una
apertura, el FPS contempla entonces un cuerpo que no es ni superficie ni sustancia, sino
la propia ocasión lingüística de la separación del cuerpo de sí mismo, “que elude su
captura a partir de la figura que fuerza”[30]. Este cuerpo en fuga será síntoma a
condición de escribirlo... quizás en un principio sin palabras, pero sí con el cuerpo -de
quien oficie de psicoanalista-.
[1] Concepto originalmente acuñado por el antropólogo Eduardo Menéndez en diversas publicaciones. El autor
lo sitúa como el conjunto de prácticas, saberes y teorías generados por el desarrollo de la medicina científica,
que desde fines del siglo XVIII ha ido logrando establecer como subalternas al conjunto de prácticas, saberes o
ideologías teóricas hasta entonces dominantes en los conjuntos sociales, hasta lograr identificarse como la
única forma de atender la enfermedad (o cualquier forma del malestar). Se estructura desde los siguientes
rasgos: biologicismo, individualismo, ahistoricidad, asociabilidad, mercantilismo, eficacia pragmática,
asimetría, autoritarismo, participación subordinada y pasiva del paciente, exclusión del conocimiento del
usuario, identificación con la racionalidad científica, tendencias inductivas al consumo médico, entre otros.
[2] Rutenberg, M. S.; Ferreyra, J. A. (2017). “El cuerpo-médico y la subjetividad de las mujeres: análisis
bibliográfico en torno a las formas clásicas y actuales del malestar. Aportes críticos desde el psicoanálisis para
pensar la medicalización”. XII Jornadas de la carrera de Sociología de la UBA.
[3] La definición y sus acepciones provienen del Diccionario de la RAE.
[4] La epistemología queer tiene como referentes a Butler o a otr@s como Paul/Beatriz Preciado.
[5] Butler, J. (2016). Los sentidos del sujeto. Herder: Barcelona.
[6] Ferreyra, J. A. & Rutenberg, M. S. (2018). “Migrañas: un problema freudiano”. Revisión bibliográfica clínica
y crítica (inédito).
[7] Leibson, L. (2018). “Enfermedades de Cuerpo Presente”. En el portal www.elSigma.com (sección
“Fenómenos Psicosomáticos”, 30/04/18). http://www.elsigma.com/fenomenos-psicosomaticos/enfermedades-
de-cuerpo-presente/13409
[8] Leibson, L (2009, junio). “El cuerpo en/del psicoanálisis”. Recuperado de http://leoleibson.blogspot.com
[9] Ibídem.
[10] Leibson, L. (2014). Para una dialéctica del goce y del cuerpo. VI Congreso Internacional de Investigación y Práctica
Profesional en Psicología XXI Jornadas de Investigación Décimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR.
Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires (Pág. 319).
[11] Acheronta Nº 23, “Cuerpo y síntoma” (2006). Recuperado desde www.acheronta.org/pdf/acheronta23.pdf
[12] Butler, J. (2016). Los sentidos del sujeto. Herder: Barcelona (p. 35).
[13] Ibídem.
[14] Siguiendo a Pierre Bourdieu, denostar al lenguaje implica omitir las hexis corporales vinculadas con
relaciones de dominación, de poder, de saber, entre otras.
[15] Ferreyra, J. A. & Castorina, J. A. (2017). “El aplicacionismo de las neurociencias en el campo de la salud
mental”. En Revista Investigaciones en Psicología, Facultad de Psicología UBA. Año 22, volumen 2.
[16] Butler, J. (2016). Los sentidos del sujeto. Herder: Barcelona (p. 27).
[17] Ibídem, p. 28.
[18] Ibídem, p. 36.
[19] Ibídem.
[20] Ibídem.
[21] Ibídem, p. 37.
[22] Ibídem, p. 41.
[23] Ibídem, p. 45.
[24] Ibídem, p. 47.
[25] Ibídem, p. 49.
[26] En analogía también con Freud: el síntoma formado por soldadura.
[27] Butler, J. (2016). Los sentidos del sujeto. Herder: Barcelona, p. 52.
[28] Ibídem, p. 51.
[29] Ibídem, p. 53.
[30] Ibídem, p. 54.