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Resumen los estadios de la evolución libidinal: Freud consideraba muy importantes los aspectos filogenéticos y la evolución

temporal del sistema psíquico, fundamentalmente de la libido. Aun cuando en sus primeros trabajos confirió absoluta
primacía a lo genital, posteriormente introdujo los estadios pre genitales: oral, anal y fálico.

La fase oral: responde al placer del niño por excitación de la cavidad bucal y los labios, placer que se produce al ingerir
alimentos. El placer oral no solo va unido a la función nutritiva, sino que también tiene efecto al excitarse la mucosa oral,
tegumento erógeno. En la fase oral puede distinguirse dos etapas: un estadio precoz de succión pre ambivalente en el que el
niño únicamente busca placer de succionar, y otro posterior a la aparición de los dientes, y en el que solo desea morder el
objeto. Este estadio, denominado sádico oral, es una acción de morder y devorar que implica la destrucción del objeto.

La fase sádico anal: entre el 2° y 4° año, aproximadamente y se caracteriza por una organización de la libido que va unida a la
evacuación y excitación de la mucosa anal. Los 1° impulsos anales son, por descontado, auto eróticos pero el placer que le
supone la eliminación (como posteriormente la retención) adquieren significado estrechamente relacionado con la función
defecatoria, la expulsión retención y el valor simbólico de las heces. Abraham distingue dos periodos de esta fase. El 1°, se
manifiesta en la evacuación y el impulso sádico en la destrucción del objeto. 2° va unido a la retención y el impulso sádico al
control de su posesión.

La fase fálica: entre los 3 y 5 años. Los órganos genitales se convierten en la zona erógena principal. La tensión se descarga
mediante la masturbación genital acompañada de imágenes. Durante la fase fálica es cuando se vive de manera especial el
complejo de Edipo, complejo que está formado por la suma de deseos amorosos y hostiles del niño hacia sus progenitores. El
angustioso temor a la castración le hace renunciar la posesión exclusiva de la madre. La llamada forma negativa del complejo
de Edipo implica la atracción hacia su progenitor del mismo sexo y el odio por celos al de sexo contrario. En la niña, la
evolución hacia el padre, mucho más compleja se va abriendo camino por las decepciones en la relación con la madre, por la
carencia de pene. El deseo de tener un pene viene a ser reemplazado por el de tener un hijo del padre.

El final del complejo de Edipo señala la aparición de un periodo de latencia en el que el desarrollo sexual se detiene o sufre
una regresión temporal. Lagache piensa que corresponde a una disminución de la intensidad de los impulsos debido más
bien por la cultura que por el crecimiento biológico. El niño olvida la perversión polimorfa de los años anteriores y contra los
impulsos desarrolla la ética de la moral social. El rechazo será especialmente activo durante la latencia y los mecanismos de
identificación se mostrarán muy activos; al no poder suprimir al molesto rival, el niño tiende a identificarse con él que es una
forma de no perder de vista el objeto edípico de conquista del progenitor del otro sexo. La gran ventaja evolutiva del proceso
de identificación consiste en que el niño acepta diferir la realización de sus deseos. Seguidamente se produce una serie de
desplazamientos sucesivos de los afectos hacia nuevos objetos, así como un juego de defensa contra los mismos afectos, ya
sean negativos o positivos. El rechazo de los impulsos sexuales entra en un terreno neutro, no conflictivo, que favorece las
adquisiciones educativas y desarrolla los intereses cognitivos.

En la fase genital, el impulso sexual, descubrirá en esta fase el objeto sexual a cuya realización cooperan todos los impulsos
parciales y se subordinan las zonas erógenas a una primacía de la zona genital. Durante este periodo el ego luchara contra los
impulsos y tenderán a reaparecer las tendencias rechazadas. Tanto durante este periodo como durante la adolescencia, el
ser humano se halla ante la gran tarea de desligarse de los padres y hasta que uno no lo haya logrado no dejara de ser un
niño para pasar a convertirse en un miembro más de la sociedad.

Lo normal y lo patológico: problemas de carácter general: normal y anormal son ideas contrapuestas que se pueden estudiar
sobre la base de una dialéctica de los contrarios. El termino normal es equivoco. Se habla de normal como normalidad
estadística y se identifica norma y frecuencia, encasillando a las personas en una curva estadística. También se habla de na
normalidad normativa, o sea ideal. La normalidad ideal cambia las diversas sociedades y la normalidad funcional según las
características individuales. Habrá cierta normalidad en el desarrollo de seres mal formados o niños sordos y ciegos. También
habrá cierta normalidad en las costumbres sociales. También hay una normalidad en la anormalidad: un ser imperfecto
puede utilizar su potencialidad al máximo, y en este caso podemos decir que para él la normalidad es la utilización de sus
deficiencias con un aumento de suplencias. Tampoco el termino bienestar nos define la normalidad. Hasta cierto punto la
normalidad es una creación dentro de las posibilidades dadas y de las adquisiciones conquistadas. Se ha intentado definir la
normalidad por la adaptación. La adaptación no solo es un cierto grado de equilibrio, sino la capacidad de reacción para
reconquistarlo tras un stress.
Mientras se produce una adaptación al mundo exterior, se interioriza e integra en la organización individual. Así se constituye
lo que podemos denominar un mundo interior en función del cual el individuo, sin dejar de transformarse, trata de cambiar
el mundo externo y adaptarse a él. La adaptación puede ser la elección de un nivel, incluso de un nivel bajo, ya que le
permite a la persona evitar la intranquilidad, pero será ya anormal en el momento en que las exigencias externas no le
permitan conservar ese nivel. Todo ser humano tiene una manera especial de adaptarse parcialmente que le permite evitar
el fracaso adoptando una manera de obrar que no le es propia. No se puede definir la normalidad sin tener en cuenta la idea
histórica del ser concreto, de su misma historia personal y del encuadre social en que vive. Será normal el hombre que se
asimila activamente con el mundo y no se acomoda pasivamente cuando supera sus deficiencias y acomoda su organismo
para utilizar al máximo sus posibilidades sin desorganizarse. La normalidad en el hombre es su bienestar o su lucha, dentro
de unas normas, con la norma como punto de referencia.

Se plantea el problema de normalidad con respecto al de la salud y enfermedad. La misma enfermedad es una norma de
vida, pero una forma menor, en el sentido en que no permite prescindir de las condiciones en que se produce,
imposibilitando el cambio a otra forma. La enfermedad es una nueva vida que se caracteriza por nuevas y constantes
fisiológicas: estar sano no solo es ser normal en una determinada situación, sino ajustarse a unas normas en su situación o en
otras situaciones posibles: estar sano es poder caer enfermo y recuperarse. Hay que tener en cuenta las alteraciones
funcionales en conjunto, el equilibrio y la adaptación biológica y social. En cierto modo la normalidad y la enfermedad entran
en íntima relación con la conducta y la motivación. Las relaciones de una persona normal obedecen a una motivación,
mientras que las relaciones enfermizas responden a una falta de motivación determinante. El individuo normal actúa dando
un sentido a sus automatismos e impulsos. La misma enfermedad adquiere un significado que nada tiene que ver con la
suma de lesiones y síntomas de origen más o menos univoco. La enfermedad viene a ser la manera de obrar del hombre en
funciones desorganizadas. Cuando se produce el aislamiento propiamente dicho podemos hablar de los patológico. Entonces
se ve que, en el marco del funcionamiento general del organismo, la autonomía puede ser plenitud y el aislamiento una
reducción.

Lo normal y lo patológico en el niño: en el niño todavía es más complejo el problema de la normalidad o la enfermedad, ya
que, al ser un ente en desarrollo, es movible en la organización de sus estructuras morfofuncionales y lábil en la
manifestación de su conducta. En el ser en evolución, la enfermedad se manifestará durante las lesiones como una temprana
detención, acompañada de una gran desorganización que provocará una ruptura de relaciones y una imposibilidad de
adquisición. En otras ocasiones la detención produce una incapacidad adquisitiva, permite cierta capacidad adquisitiva en
relación con el grado evolutivo.

El plano de la relación entre lo normal y lo patológico y la importancia de algunas disfunciones frente a la personalidad se
enfrentan en problemas esenciales. El síntoma tiene un valor en sí y la supresión del síntoma suprime igualmente la neurosis.
El síntoma sea un signo, de por sí con algún significado durante el desarrollo, quizás también con aluna finalidad orgánica,
pero no por ello patológico. Constituye una figura que no se interpreta correctamente si no se conoce el fondo de la
desorganización, ya que la forma general de esta adquiere un significado en la constelación sindrómica. Habrá que estudiar el
síntoma como un tipo específico de estructura frente a la organización total. Cada nueva fase madurativa crea nuevas
posibles situaciones conflictivas y nuevos modos de hacer frente a los conflictos, pero también trae en cierto modo la
posibilidad de modificar conflictos anteriores.

No se puede comprender el desarrollo de la neurosis sino mediante un detalladísimo análisis y un absoluto conocimiento del
desarrollo normal. En el desarrollo infantil se producen inevitablemente crisis y conflictos. Tales crisis son momentos
cruciales del desarrollo, unos como origen de aptitudes y otros de debilidades del y. Anna Freud y Melanie Klein señalan lo
difícil que es durante el desarrollo encasillar determinadas conductas en el marco de lo normal o de lo patológico, de no
tener en cuenta la edad y toda la estructura de la personalidad. Acepta que todos los niños pasan por una neurosis que solo
difiere por su intensidad. En el niño normal se da cierta ambivalencia afectiva, así como en su sumisión a los imperativos de
los instintos y a los fantasmas y presiones del súper-Ego sobre él.

El niño que no se adapta a la realidad, que pone obstáculos a su educación, no es un niño siempre fácil; será indudablemente
neurótico cuando sus dificultades y las que pone a su entorno son excesivamente grandes. Lo que distingue al niño menos
neurótico del que lo es en mayor medida es no solo algo cuantitativo, sino su reacción ante las dificultades. Los niños suelen
disimular su primera tolerancia de la frustración adaptándose en general a las exigencias de su educación. Dependen de sus
objetos más de lo corriente, ya que en su entorno buscan protección y ayuda contra su angustia y su culpabilidad. Lo
importante según Klein es el estudio de los medios, mediante los que el niño ha transformado su angustia, así como su
actitud fundamental. Klein considera que una es una buena señal que lo niños gusten de los juegos y den rienda suelta a su
imaginación, sin dejar de adaptarse a la realidad, lo que se advierte claramente, y que muestren un auténtico, aunque no
excesivo afecto a sus cosas. También es una buena señal ver que las tendencias epistemofílicas se desarrollan sin grandes
perturbaciones y se orientan sin la opresión y la intensidad propias de la neurosis obsesivas. Para un feliz desarrollo son
condición indispensable algunas mezclas de emotividad y angustia. No hay que confundir el diagnostico de estructura mental
con el de normalidad o patológico.

Hay que aclarar si, a pesar de las alteraciones de su conducta, el desarrollo de la personalidad del niño se produce de manera
sana, dentro de las normales variantes, y si las formaciones patológicas existentes son transitorias y no pueden considerarse
como subproductos del desarrollo, si hay regresiones permanentes de los impulsos hacia puntos fijos anteriormente
establecidos, o regresiones del yo y del súper ego. Lo importante en la evolución infantil es calibrar el valor económico de un
síntoma y el grado de labilidad de las estructuras más o menos cerradas o más o menos abiertas, sabiendo valorar el modo
de organización de la personalidad, determinados tipos, no obstante, su apariencia patológica, responden a organizaciones
adaptadas en función de la misma evolución infantil o del especial marco ambiental en que ha ofrecido su enfermedad con el
menor esfuerzo.

Algunas neurosis pueden ser una forma de organización sana y aun cuando parecen malsanas frente a un sistema coherente,
seguirán siendo positivas por su adaptación, evitando reacciones más catastróficas. Pero no basta la simple capacidad de
adaptación para definir una buena salud, ya que algunos modos de adaptación implican la amorfa pasividad a un ambiente
inadecuado. Hasta cierta edad, los niños son indiferentes al síntoma, mientras que a los mayores les hace sufrir mucho. La
conciencia de la propia enfermedad en el niño no es completa y autónoma, siendo permeable a influencias psicológicas
exógenas y muy influida pasivamente por el juicio de los mayores.

Si lo normal y lo patológico es difícilmente definible en el adulto vemos que no lo es menos en el niño. La enfermedad es una
no-adaptación a las exigencias intimas y a las del mundo externo, unida a una incapacidad de reversabilidad e imposibilidad
descentradora; pero un síntoma o una conducta no son patológicos, sino con respecto al grado de evolución, a la situación
presente y al sistema de motivaciones. En algunos casos aparece la enfermedad tempranamente. La diferencia entre
perturbaciones definidas de carácter neurótico y pasajeras perturbaciones en la manera de reaccionar, en su transición o en
su reorganización se establece con respecto a la organización infantil en su conjunto.

Formular una definición de inteligencia: La inteligencia es una constante interacción activa entre las capacidades heredades
y las experiencias ambientales, cuyo resultado capacita al individuo para adquirir, recordar y utilizar conocimientos, entender
tanto conceptos concretos como (eventualmente) abstractos, comprender las relaciones entre los objetos, los hechos y las
ideas y aplicar y utilizar todo ello con el propósito concreto de resolver los problemas de la vida cotidiana. Es el resultado de
la interacción entre la herencia y el ambiente que no se pueden separar. Piaget la define como la capacidad que tiene la
persona para asimilar y acomodarse a la realidad. La inteligencia es la capacidad que nos permite resolver situaciones
problemáticas; que organiza los datos de la realidad para construir criterios estables y de esta manera anticiparnos a la
realidad, a los cambios y actuar en consecuencia.

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Explicar y diferencias las teorías de la inteligencia: Teoría de los dos factores de Spearman: pensaba que la inteligencia
estaba compuesta por un factor g y varios factores s. El factor g (la inteligencia general) era considerado como una capacidad
intelectual heredada que influye en la ejecución en general, y los factores s (habilidades especificas) son los responsables de
las diferencias entre las puntuaciones en distintas tareas, por ejemplo, verbales y matemáticas. Spearman justificó esta
división haciendo notar que normalmente una persona que obtiene una puntuación elevada en un tipo de test, normalmente
también lo obtiene en otros, pero que, en cambio, difieren algo sus puntuaciones en las distintas habilidades. TODAS LAS
PERSONAS PUEDEN SER INTELIGENTES GRACIAS A LA HERENCIA.

Habilidades mentales primarias de Thurstone: identificó siete factores relativamente diferentes aplicación el análisis
factorial sobre las puntuaciones obtenidas en las pruebas de inteligencia en un gran número de niños: la fluidez verbal
(habilidad para recordar palabras rápidamente), la comprensión verbal (habilidad para definir palabras), aptitud espacial
(habilidad para reconocer una figura cuya posición en el espacio había cambiado), la rapidez perceptiva (habilidad para
detectar semejanzas y diferencias entre distintos dibujos), razonamiento inductivo (pensamiento lógico), aptitud numérica y
memoria.

La teoría de la estructura del intelecto de Guilford: llevó el análisis factorial varios pasos más allá hasta crear un modelo de
inteligencia tridimensional y de estructura cúbica, formado por unos 120 factores diferentes, sin ningún factor general de
inteligencia. Ha ampliado su modelo a 150 factores. Estos factores están formados por la influencia reciproca de las
operaciones (la manera como pensamos), los contenidos (lo que pensamos) y los productos (los resultados de la aplicación
de una determinada operación a un contenido determinado o el pensar de cierta manera sobre un sujeto determinado). Ver
que indicadores permiten ver la inteligencia o evaluarla

El concepto de inteligencia fluida y cristalizada de Catell y Horn: proponen una distinción entre los dos tipos de inteligencia
a los que llaman “fluida” y “cristalizada”. El tipo de inteligencia que usa para tareas como descubrir las relaciones entre dos
elementos o conceptos distintos, formar conceptos, razonar o abstraer, es inteligencia fluida. Se considera que este tipo de
inteligencia depende del desarrollo neurológico y está relativamente libre de influencias educativas y culturales. El otro tipo
de inteligencia, de acuerdo con esta teoría, la inteligencia cristalizada incluye la capacidad de utilizar un cuerpo acumulado
de información general para emitir juicios y resolver problemas. Este tipo de información debe aprenderse de manera
específica y por lo tanto depende de la educación y de la cultura.

El enfoque del procesamiento de la información de Stemberg: se pregunta por el modo en que resolvemos los problemas,
ya que concibe la resolución de los problemas como un aspecto de la inteligencia. Proviene de la inteligencia artificial, surge
dentro del ámbito de la computadora. La información tiene un ingreso, una entrada, un procesamiento (atención,
codificación, almacenamiento, recuperación… la información para que pueda salir al exterior antes tiene que ser codificada.
Lo que se evalua es el producto, el resultado. Señala la existencia de una serie de pasos en la forma como procesamos la
información: -Codificación: hay que identificar los términos de la analogía y recuperar de la memoria a largo plazo cualquier
información que pueda ser relevante. -Inferencia: hace referencia a la relación que puede establecerse entre los dos
primeros términos. -Configuración de un mapa cognitivo de las relaciones: establece la relación entre la situación previa y la
presente. -Aplicación -Justificación-Respuesta

Una visión histórica de la medida de la inteligencia. Breve síntesis de los siguientes: Los tests. Construcción y
Estandarización. Fiabilidad y validez: Tests: qué miden: Los autores de un test tienen que decidir primero lo que quieren
evaluar y predecir. Luego construirán una larga lista de elementos (ítems) que parezcan ajustarse a su propósito, inventado
ítems nuevos o adaptando algunos que ya se han empelado en otros test. La construcción y la estandarización van de la
mano durante estos pasos preliminares ya que estandarizar un test es desarrollar un procedimiento uniforme tanto para su
aplicación como para su puntuación.

Se analizan las respuestas del grupo de muestra y se seleccionan los ítems que discriminan entre las personas con distinta
habilidad, descartando aquellos ítems que no lo hacen. Al llegar a este punto, los constructores de la prueba establecen las
normas de manera que puedan estandarizar (tipificar) la puntuación. Estandarizados es que puedan ser aplicados sin que
haya dificultad de que se alteren los resultados porque la situación es diferente. Se estandarizan y se hacen pruebas de
confiabilidad, cada vez que se usa debe dar los mismos resultados. La confiabilidad es el nivel de confianza. Un nivel de
confianza del 5%, este test el 95% es confiable y puede tener un 5% de error. Siempre hay un margen de error.

Un test es fiable si es consistente al medir la ejecución de un individuo o grupo. La forma más corriente para calcular la
fiabilidad es aplicar a la misma persona o grupo el mismo test más de una vez. Uno de los problemas de calcular la fiabilidad
de esta manera es que la gente suele obtener un resultado mejor la segunda vez que pasa el test. El test es válido si mide lo
que pretende medir, comparando en qué medida la puntuación se corresponde con otras mediciones. Existen dos tipos de
validez: -De contenido: se refiere a la capacidad del test para comprender dentro de sí una muestra representativa de las
conductas que quiere medir. -De criterio: mide la relación entre la ejecución del test y algún otro criterio. Los criterios varían
en función del tipo de test que se trate y de lo que pretende medir, y a su vez, puede ser de dos tipos: concurrente y

predictiva. Concurrente: se obtiene a relacionar la ejecución con una situación en el presente. Predictiva: considera la
relación entre la ejecución en el test y alguna situación futura.
Los test miden la capacidad de razonamiento, la capacidad para determinar si la información es relevante, la habilidad para
ver la relación entre varios elementos distintos y lo que se ha aprendido. Los test de rendimiento miden lo que acaba de
aprender, mientras que los test de coeficiente intelectual miden lo que aprendió en un pasado más lejano.

La escala de inteligencia de Stanford-Binet: el test se utiliza como prueba individual, se aplica principalmente a niños,
aunque también se puede usar en personas adultas. Se tarda entre 30 y 45 minutos en pasar el test a un niño y hasta una
hora y media en un adulto. Los individuos de diferentes edades tienen que contestar seis preguntas por cada nivel de edad (a
excepción del adulto normal al que se le plantean ocho preguntas), pero no se espera que la conteste a todas. La prueba
tiene un fuerte componente verbal en todos los niveles, a partir del nivel del bebé, y encierra preguntas de vocabulario,
analogías, interpretaciones de proverbios, etc. El énfasis en el aspecto verbal es deliberado.

El examinador empieza presentando los ítems en un nivel ligeramente por debajo de la capacidad mental que se espera de la
persona examinada. Luego, el examinador avanza a través de los niveles más elevados, hasta llegar a un punto en que la
persona falla en todos los ítems; una vez alcanzada esta edad “techo”, finaliza el test. El CI es la edad basal del individuo,
añadiéndole los meses que corresponden a cada uno de los ítems que acierta por encima de ellas.

La escala es muy fiable, especialmente para adultos y para quienes se encuentran en el extremo inferior de la escala. Es
sorprendente fiable para predecir la edad escolar. No mide la inteligencia pura.

Influencia sobre la inteligencia: herencia, ambiente, sexo: resulta difícil establecer con certeza la influencia relativa de la
herencia y el ambiente al determinar la inteligencia.

Herencia: la creencia de que la inteligencia nos viene dada como un legado hereditario, es muy antigua. Galton establecía
que la herencia, la raza y la clase o distinción, eran los determinantes básicos del éxito. Binet, el creador de la primera prueba
de inteligencia, opinaba que la puntuación de la inteligencia, era a menudo, el resultado de las experiencias y de la educación
anterior, y que se podía mejorar con ayuda especial. Es difícil establecer la proporción exacta de la influencia de la herencia y
el entorno, y dado el modo, estas dos influencias interactúan, parece poco razonable considerarlas como ingredientes
separados.

Ambiente: el CI no es un rasgo fijo, presente desde el nacimiento, sino un rasgo variable que responde fuertemente a los
cambios en el ambiente.

Los factores que influyen en el desarrollo intelectual, son los familiares o personas que lo cuidan, aunque no sean de la
familia. Otro factor es la nutrición: una grave desnutrición durante los primeros años de vida del niño parece retrasar su
desarrollo intelectual al afectar el desarrollo cerebral, a la respuesta de orientación y a la capacidad para prestar atención.

Parece evidente que tanto la herencia como el ambiente, ejercen alguna influencia sobre el nivel intelectual que podemos
alcanzar. Ya que no podemos hacer nada respecto a la herencia y en cambio podemos hacer mucho respecto al ambiente,
parece tener sentido preguntarnos qué factores ambientales resultan más importantes para favorecer el desarrollo
intelectual y, como individuos y miembros de la sociedad, hacen todo lo posible para que estos factores estén presentes en la
vida de todos los niños.

Sexo: no es probable que el sexo afecte al CI global. Una tendencia constante que aparece en estas y otras pruebas de
inteligencia, es una diferencia entre los sexos en algunas habilidades específicas. Una mujer puede que sobresalga en las
habilidades verbales; y un varón en la habilidad espacial. Esta diferencia se debe a que el hemisferio izquierdo, que controla
las habilidades verbales, madura más rápido en las niñas mientras que el hemisferio derecho, que se cree que controla las
habilidades espaciales, madura más pronto en los chicos. Otra posibilidad, puede ser que niños y niñas se socializan de
diferente manera.

El retraso mental: una definición incluye estos aspectos: un funcionamiento intelectual general por debajo de la media,
deficiencias en los niveles de conducta adaptativa adecuada a la edad y la manifestación de tales retrasos antes de los 18
años. También es importante considerar los aspectos que se refieren a la conducta del sujeto.

Las personas que se encuentran en el límite y en las categorías más leves, pueden trabajar y desenvolverse bastante bien en
la sociedad, mientras que los que se encuentran en niveles más bajos necesitan cuidados constantes, en instituciones
especializadas.
También podemos clasificar los retrasos de otra manera: en orgánicos, con una razón física conocida, o psicosociales, donde
no podemos identificar una razón especifica.

El retraso orgánico puede ser debido a diferentes razones físicas. Puede prevenir de un trastorno cromosómico, de un
trastorno del metabolismo o puede ser el resultado de problemas durante el periodo prenatal a causa de enfermedades,
infecciones o consumo de drogas por parte de la madre. A veces, acompaña a un importante defecto físico de nacimiento. La
causa es desconocida. Este tipo de defectos se pueden detectar antes del parto o muy poco después.

En el retraso psicosocial, la causa es más difícil de dilucidar; probablemente intervienen tanto los factores genéticos como las
influencias ambientales, como pueden ser la alimentación pobre, ligeras intoxicaciones de plomo o la falta de estímulos
sociales e intelectuales. Es menos grave que el retraso orgánico y más común entre las clases socioeconómicas bajas; a
menudo, aparecen en varios miembros de la misma familia y muchas veces no se descubre hasta que el niño va a la escuela e
incluso entonces, el diagnostico puede ser controvertido.

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