Está en la página 1de 3

Amor.Relaciones.

Apuntes

RELACIONES ENTRE EL AMOR Y LA VOLUNTAD. Assagioli


Todas estas clases de amor tienen relaciones específicas con la voluntad y sus diferentes
aspectos. La solución de estas relaciones en circunstancias particulares se encuentra en
cada individuo y es, obviamente, una de las tareas fundamentales de cada uno de
nosotros. Falta mucho amor por descubrir general e individualmente. Sólo haré aquí
algunas observaciones sobre la naturaleza general de las relaciones más importantes
entre el amor y la voluntad.
El amor y la voluntad están generalmente presentes en los individuos en proporciones
inversas. Eso quiere decir que aquellos en quienes predomina el amor, tienden a poseer
menos voluntad o poca inclinación para usarla, mientras que quienes están dotados de
una fuerte voluntad carecen, muy a menudo, de amor o exhiben lo contrario. Pero este
equilibrio personal entre el amor u la voluntad puede aventurarse más por las
diferencias esenciales en la cualidad, naturaleza y dirección de los dos aspectos. El
amor tiende a unir, a ligar la voluntad, por su naturaleza dinámica, tiende por sí misma a
separar y a ser dominante; tiende a establecer una relación de dependencia. Claramente,
estas diferencias constituyen una oposición real.
Normalmente se considera el amor como algo espontáneo e independiente de la
voluntad, algo que “sucede” contra nuestra propia voluntad. Aún cuando esto pueda ser
cierto al comienzo de una relación afectiva. Cultivar un amor humano que sea
satisfactorio, que perdure y que sea creativo, es verdaderamente un arte.
El amor humano no es solamente una cuestión de sentimientos, una condición o
disposición afectiva. Para amar bien se necesita lo mismo que para practicar cualquier
arte; es más, cualquier actividad humana constituye una medida adecuada de disciplina,
paciencia y constancia. Ya hemos visto que todas éstas son cualidades de la voluntad,
que se reconocen comúnmente como indispensables para dominar cualquier arte, ya sea
tocar un instrumento, cantar, pintar ó ejecutar cualquier otra actividad creativa; aquel
que aspire a perfeccionarse así mismo en el campo que haya seleccionado, estará
naturalmente dispuesto a dedicarse a la práctica requerida todo el tiempo, con las
energías necesarias. Sin embrago, esta necesidad en la esfera del amor, es comúnmente
ignorada, se niega, o se le reconoce solamente con renuencia.
La incomprensión y los conflictos constantes entre aquellos que se adentran en
relaciones afectivas, dan una amplia evidencia de que el “enamoramiento” y la atracción
meramente sexual y emocional son insuficientes para saber verdaderamente amar.
Establecer una relación de amor necesita de una cantidad adecuada de conocimiento
físico, psicológico y espiritual paralelo y en gran medida igual a aquel que se requiere
para la voluntad buena. Por lo tanto voluntad buena y amor bueno están estrechamente
ligados. De la misma forma que aparece en la voluntad buena, el conocimiento del amor
bueno concierne a toda la estructura del ser humano, a sus diversas funciones y a las
leyes que las gobiernan; es decir, una visión general de la psicología diferencial en
todos sus aspectos ( véase el Apéndice 5).
Con esta preparación se pueden emprender con éxito las tareas específicas destinadas a
obtener la armonía y la unificación del amor y la voluntad. Con esta preparación se
pueden emprender con éxito las tareas específicas destinadas a obtener la armonía y la
unificación del amor y la voluntad.
Existen tres métodos eficaces para este fin:
•••
El primero consiste en desarrollar la parte más débil, haciendo igualmente disponibles el
amor y la voluntad. El Segundo tiene como fin despertar y luego manifestar los aspectos
superiores de ambos.
El tercero, es hacerlos operar juntos, alternándolos de tal

1
Amor.Relaciones. Apuntes

manera que cada uno despierte y refuerce e otro aspecto. 1. La primera tarea es la de
equilibrar la combinación que existe entre amor y volunta, aumentando la proporción de
la función débil con respecto a la más fuerte. El tipo emocional, en el que predomina el
amor, deberá favorecer el desarrollo progresivo de la voluntad y usarla cada vez más
activamente. De igual modo, en los actos volitivos, aquello para quienes el ejercicio de
la voluntad es la línea de menor resistencia, deben poner particular atención en que la
calidad del amor y balancee y temple su uso, haciéndolo importante y constructivo.
En el caso de la voluntad, el fin del entrenamiento es el de desarrollar aspectos en los
cuales pueda ser deficiente. Este desarrollo, requiere de la eliminación de la resistencia
para comprometerse en el entrenamiento activo. Esta resistencia tiene su frente principal
en una inercia básica, existente en todos nosotros, pero una actitud antagonista hacia la
voluntad puede también ser causada pro la excesiva reacción contra la imposición
áspera e inmoderada de la voluntad en el pasado.
La eliminación de semejante antagonismo puede ser alcanzada, como ya lo
remencionado, reconociendo y apreciando el valor y la necesidad de un uso apropiado
de la voluntad. Lo mismo puede decirse del amor. Muchas personas temen al amor,
temen abrirse a otras personas, grupos o ideales. Un sincero y honesto autoexamen y
autoanálisis o bien un análisis hecho con la ayuda de otros, son los medios para
descubrir, desenmascarar y después deshacerse de estas resistencias y temores.
2. El segundo método, el de despertar y manifestar los aspectos superiores tanto del
amor como de la voluntad, conlleva a un punto importante de naturaleza general.
Muchas de las limitaciones y de los errores de la moderna psicología deben su origen al
no saber reconocer (podría decirse no querer reconocer) que tanto en el amor como en la
voluntad, existen diferencias cualitativas de nivel, grado o valor. Sin embrago, la
psicología científica, mientras declara haber eliminado las evaluaciones, con frecuencia
(y casi inevitablemente) ha formulado evaluaciones sin estar conciente de ello. Como ha
dicho Maslow, “La ciencia está basada en valores humanos y es ella misma un sistema
de valores”.
La existencia de diferentes niveles de seres, teniendo distintos valores, es una
manifestación evidente e innegable de la gran ley de la evolución, pues progresa de
estados simples y primitivos hacia otros más refinados y altamente organizados.
Aplicando esto a la esfera del amor, y no haciendo caso a la cuestión de la relación entre
sexualidad y amor, es evidente que un amor opresivo, posesivo, celoso y ciego, está a
un nivel más bajo, comparado con aquel que es tierno, que se interesa por el ser amado
como persona, que busca su bien y desea la unión de los mejores aspectos de
ambas personalidades. Todavía en otro nivel encontramos el amor altruista, que tiene
una amplia perspectiva humanitaria, animado pro la compasión y el impulso de mitigar
los sufrimientos y los males que acosan a la humanidad – el amor llamado caritas ó
ágape. ¿Cómo pueden entonces, ser ignoradas las diferencias de la evolución, del nivel,
y del valor entre los diversos tipos de amor?
Lo mismo es verdadero y evidente en lo que concierne a la voluntad, la cual cono ya
hemos visto puede ser dura, egoísta, y cuando se dirige hacia el poder y la dominación,
despiadada y cruel. Por otra parte, en su grado más alto, la voluntad puede ser dirigida
hacia objetivos y propósitos exentos de egoísmo y satisfacción egocéntrica. Animado
por esta clase de voluntad, el individuo tiende a establecer relaciones cercanas con
otros, para fines constructivos. A medida las necesidades básicas humanas sean
satisfechas, la voluntad gradualmente emerge y hace sentir su fuerza y nos atrae hacia
distintas expansiones de la conciencia y realizaciones cada vez mayores, esto que
Maslow ha definido como las necesidades superiores. Ello ocurre no sólo en las esferas

2
Amor.Relaciones. Apuntes

del amor y de la voluntad, sino también en el caso de aquellas funciones tales como el
deseo, la imaginación y la actividad mental.
Nosotros podemos escoger estimular y favorecer este proceso natural de desarrollo y
crecimiento, pro medio de la aplicación hábil de diversas técnicas usadas en
psicosíntesis, como la visualización, la imaginación creativa, la meditación, el “modelo
ideal”, la transformación y la sublimación.
3.- El tercer método tiene como fin una fusión gradual del amor y la voluntad y su
resultante de sinergia. Forman parte esencial de la psicosíntesis, el proceso por el cual la
multiplicidad de tendencias, los elementos autónomos y a menudo los conflictivos,
entran en una interacción cada vez más armoniosa, culminando su fusión final en el ser
humano integrado.
Esto, dicho con toda intención en términos sencillos, parece elemental y obvio; sin
embrago, cualquiera que se propone hacerlo se da cuenta de lo difícil que es. Por lo
tanto, al tratar este tema, como otros en le curso de este estudio, el uso de expresiones
que son simples y fácilmente comprensibles y poco técnicas en cuanto es posible, no
deberá inducir al lector a pensar que considera estos temas como simples y fáciles de
realizar.
La fusión gradual entre amor y voluntad, se caracteriza frecuentemente pro períodos de
duración variable, en los cuales las circunstancias externas o los impulsos interiores
pueden, ocasionalmente, dar lugar a una predominancia temporal de la función
normalmente más débil o menos desarrollada. Un simple ejemplo típico es aquel del
hombre posesivo que se enamora; otro ejemplo es la forma en que una catástrofe, como
una inundación o un terremoto, puede despertar sentimientos humanitarios y sentido de
solidaridad humana en un individuo ordinariamente egocéntrico o insensible. En un
estilo de amor, el impulso a realizar su amor, despierta su voluntad al grado que
concentra temporalmente sus energías en cualquier medio que le permita alcanzar el
objeto deseado.

También podría gustarte