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Garroni Emilio Relación interna, relación externa y combinación de las artes

ductiva, tornadas a realizar objetos no uti- to análogo y, a un cierto nivel de generali-

Relación interna, relación


lizables inmediatamente por fines exter- dad, no específicos de las artes singula-
nos. De cualquier modo: no hablaré de pin- res. Por ejemplo la temporalidad de un
tura o de música en cuanto «arte» en el verso, aquello que se llama su musicali-
sentido estético moderno, sino sólo de la dad, está sin duda elaborado en modo muy

externa y combinación de las


pintura y de la música precisamente en diferenciado respecto de la música, pero
tanto «actividad productiva» de objetos no hay duda que en ambos casos existen
observables por sí mismos, aun si luego ciertos esquemas y procedimientos comu-
pintura y música, en diversos tiempos, nes: escansión por unidad (fónica, en este

artes
puedan haber tenido funciones y senti- caso), su cantidad, su distribución en se-
dos hasta radicalmente diferenciados y cuencias rítmicas, estructuras composi-
ser contenedores de productos no fácil- tivas que pueden prever reiteraciones,
mente parangonables entre sí. Sólo al fi- variaciones y superposiciones de temas
nal, probablemente, estaré obligado a am- y, por último, cuando la poesía es leída en
pliar apenas y casi implícitamente este voz alta, una determinada diferenciación
horizonte, siempre todavía manteniéndo- de unidad o de grupos de unidad según la
me, en los límites de lo posible, en la res- altura y la expresividad del sonido.
trictiva hipótesis enunciada. Pero algo análogo podría ser dicho de
Ahora bien, desde este punto de vista música y arquitectura. Para comenzar
más limitado, pero no incorrecto, es posi- desde Goethe, su comparación (arquitec-
Consideraré las artes exclusivamente ble decir que el denominado «intercam- tura como música espacializada y música
bajo el perfil de los objetos observables que bio de las artes», o sea su relación en el como arquitectura temporalizada) ha
EMILIO GARRONI de éstas resultan, evitando cuidadosa- sentido de las analogías formales que devenido sin más un lugar común. Pero
(falleció el 6 de agosto de reconocimiento a su trayectoria mente preguntarme qué cosa es esto que transcurren entre ellas y de la posibilidad creo que se necesita avanzar más en eso.
2005) Filósofo, semiólogo e académica y por sus llamamos «arte», sin otra especificación, de influencias recíprocas y de unión de La distinción de temporalidad y espaciali-
historiador de la estética. importantes contribuciones a la desde hace dos o tres siglos, no más, y aún artes diversas en virtud de aquella analo- dad, desde Lessing entendida como una
Desde 1951 fue asistente semiótica contemporánea.
voluntario de Filosofía Autor de numerosos libros,
hoy, pero de aquí en adelante no sin gía, no es un fenómeno reciente, si bien oposición tal por funcionar como criterio
Teorética en la Facultad de entre ellos: La crisi semantica equivocidad. Creo que a la pregunta se nuestro siglo a menudo parece haber ad- para una división rigurosa de las artes, es
Letras y Filosofía de la delle arti, Officina, Roma, 1964; puede responder sólo mediante un largo quirido sus caracteres específicos. Por en cambio hallable en el interior de cada
Universidad La Sapienza de Semiotica ed estetica, Bari, giro del pensamiento, desde luego no para esto quisiera rápidamente hacer recordar mínima experiencia nuestra como con-
Roma, donde también había Laterza, 1968; Progetto di arribar finalmente a una verdadera res- en qué sentido existen analogías y posi- dición indisociable en sus componentes.
estudiado y se graduó pocos semiotica, Bari, Laterza, 1972
años antes. En 1964, siempre (Proyecto de semiótica,
puesta unívoca, sino simplemente para bles uniones, y también puras y simples Diremos entonces que en lugar de la vieja
en la misma universidad, es Barcelona, Gustavo Gili, 1972); comprender por qué así lo llamamos des- combinaciones, precisamente para tratar división de las artes en espaciales y tem-
nombrado profesor a cargo de Ricognizione della semiotica, de algún tiempo y, de esa manera, a pesar de entender, pero sólo por indicios, cómo porales es más conveniente dividirlas en
Estética y en 1973 Profesor Roma, Officina Edizioni, 1977 de todo continuamos llamándolo. Instalar tal fenómeno ha adquirido en nuestro si- artes con predominancia constructiva de
Titular ordinario de la misma (Reconocimiento de la aquella pregunta sería todavía más im- glo aquellos caracteres específicos. Y co- la espacialidad o de la temporalidad. Re-
materia. Fue distinguido con el semiótica, México, Concepto,
portante, incluso a los fines de una com- menzaré por distinguir, ante todo, entre cordaré como ejemplo el espléndido aná-
título de Doctor Honoris Causa 1979); Osservazioni sul mentire
de la Universidad de la Plata el e altre conferenze, Teda, prensión de nuestro tema. Pero la cues- al menos tres tipos de relaciones entre lisis hecho de Santa Sofía, en Eliante o
2 noviembre 1993 en Castrovillari, l994. tión es por un lado demasiado complica- las artes, no confundibles una con la otra. dell’architettura, de Cesare Brandi, que
da si se quiere entender por cuáles vías En primer lugar considero su relación sostenía justamente la interrelación de
ha sido advertida a un cierto punto la exi- interna o, si se quiere, el débito-crédito espacialidad y temporalidad, más preci-
gencia de delinear el así llamado «siste- que cada actividad artística contrae con samente: una temporalización del espa-
ma moderno de las artes», ya hoy no más otras, simplemente por el hecho de que cio, por ejemplo en el caso de la arquitec-
moderno; y por otro lado es en cambio una todas las actividades expresivas depen- tura, y una espacialización del tiempo, por
cuestión demasiado obvia, si por el con- den de condiciones espacio-temporales ejemplo en el caso de la música. La espa-
trario aquí se nos limita a registrar la exis- comunes entre las cuales se elaboran cialidad del remanso de Santa Sofía de
tencia de artes, técnicas, actividad pro- modelos compositivos para cualquier ges- hecho venía parangonada por Brandi (no

Traducción: Paula Cannova


Revisión Técnica: Mariel Ciafardo / Nora Minuchin

80 - La Puerta FBA La Puerta FBA - 81


Garroni Emilio Relación interna, relación externa y combinación de las artes

ductiva, tornadas a realizar objetos no uti- to análogo y, a un cierto nivel de generali-

Relación interna, relación


lizables inmediatamente por fines exter- dad, no específicos de las artes singula-
nos. De cualquier modo: no hablaré de pin- res. Por ejemplo la temporalidad de un
tura o de música en cuanto «arte» en el verso, aquello que se llama su musicali-
sentido estético moderno, sino sólo de la dad, está sin duda elaborado en modo muy

externa y combinación de las


pintura y de la música precisamente en diferenciado respecto de la música, pero
tanto «actividad productiva» de objetos no hay duda que en ambos casos existen
observables por sí mismos, aun si luego ciertos esquemas y procedimientos comu-
pintura y música, en diversos tiempos, nes: escansión por unidad (fónica, en este

artes
puedan haber tenido funciones y senti- caso), su cantidad, su distribución en se-
dos hasta radicalmente diferenciados y cuencias rítmicas, estructuras composi-
ser contenedores de productos no fácil- tivas que pueden prever reiteraciones,
mente parangonables entre sí. Sólo al fi- variaciones y superposiciones de temas
nal, probablemente, estaré obligado a am- y, por último, cuando la poesía es leída en
pliar apenas y casi implícitamente este voz alta, una determinada diferenciación
horizonte, siempre todavía manteniéndo- de unidad o de grupos de unidad según la
me, en los límites de lo posible, en la res- altura y la expresividad del sonido.
trictiva hipótesis enunciada. Pero algo análogo podría ser dicho de
Ahora bien, desde este punto de vista música y arquitectura. Para comenzar
más limitado, pero no incorrecto, es posi- desde Goethe, su comparación (arquitec-
Consideraré las artes exclusivamente ble decir que el denominado «intercam- tura como música espacializada y música
bajo el perfil de los objetos observables que bio de las artes», o sea su relación en el como arquitectura temporalizada) ha
EMILIO GARRONI de éstas resultan, evitando cuidadosa- sentido de las analogías formales que devenido sin más un lugar común. Pero
(falleció el 6 de agosto de reconocimiento a su trayectoria mente preguntarme qué cosa es esto que transcurren entre ellas y de la posibilidad creo que se necesita avanzar más en eso.
2005) Filósofo, semiólogo e académica y por sus llamamos «arte», sin otra especificación, de influencias recíprocas y de unión de La distinción de temporalidad y espaciali-
historiador de la estética. importantes contribuciones a la desde hace dos o tres siglos, no más, y aún artes diversas en virtud de aquella analo- dad, desde Lessing entendida como una
Desde 1951 fue asistente semiótica contemporánea.
voluntario de Filosofía Autor de numerosos libros,
hoy, pero de aquí en adelante no sin gía, no es un fenómeno reciente, si bien oposición tal por funcionar como criterio
Teorética en la Facultad de entre ellos: La crisi semantica equivocidad. Creo que a la pregunta se nuestro siglo a menudo parece haber ad- para una división rigurosa de las artes, es
Letras y Filosofía de la delle arti, Officina, Roma, 1964; puede responder sólo mediante un largo quirido sus caracteres específicos. Por en cambio hallable en el interior de cada
Universidad La Sapienza de Semiotica ed estetica, Bari, giro del pensamiento, desde luego no para esto quisiera rápidamente hacer recordar mínima experiencia nuestra como con-
Roma, donde también había Laterza, 1968; Progetto di arribar finalmente a una verdadera res- en qué sentido existen analogías y posi- dición indisociable en sus componentes.
estudiado y se graduó pocos semiotica, Bari, Laterza, 1972
años antes. En 1964, siempre (Proyecto de semiótica,
puesta unívoca, sino simplemente para bles uniones, y también puras y simples Diremos entonces que en lugar de la vieja
en la misma universidad, es Barcelona, Gustavo Gili, 1972); comprender por qué así lo llamamos des- combinaciones, precisamente para tratar división de las artes en espaciales y tem-
nombrado profesor a cargo de Ricognizione della semiotica, de algún tiempo y, de esa manera, a pesar de entender, pero sólo por indicios, cómo porales es más conveniente dividirlas en
Estética y en 1973 Profesor Roma, Officina Edizioni, 1977 de todo continuamos llamándolo. Instalar tal fenómeno ha adquirido en nuestro si- artes con predominancia constructiva de
Titular ordinario de la misma (Reconocimiento de la aquella pregunta sería todavía más im- glo aquellos caracteres específicos. Y co- la espacialidad o de la temporalidad. Re-
materia. Fue distinguido con el semiótica, México, Concepto,
portante, incluso a los fines de una com- menzaré por distinguir, ante todo, entre cordaré como ejemplo el espléndido aná-
título de Doctor Honoris Causa 1979); Osservazioni sul mentire
de la Universidad de la Plata el e altre conferenze, Teda, prensión de nuestro tema. Pero la cues- al menos tres tipos de relaciones entre lisis hecho de Santa Sofía, en Eliante o
2 noviembre 1993 en Castrovillari, l994. tión es por un lado demasiado complica- las artes, no confundibles una con la otra. dell’architettura, de Cesare Brandi, que
da si se quiere entender por cuáles vías En primer lugar considero su relación sostenía justamente la interrelación de
ha sido advertida a un cierto punto la exi- interna o, si se quiere, el débito-crédito espacialidad y temporalidad, más preci-
gencia de delinear el así llamado «siste- que cada actividad artística contrae con samente: una temporalización del espa-
ma moderno de las artes», ya hoy no más otras, simplemente por el hecho de que cio, por ejemplo en el caso de la arquitec-
moderno; y por otro lado es en cambio una todas las actividades expresivas depen- tura, y una espacialización del tiempo, por
cuestión demasiado obvia, si por el con- den de condiciones espacio-temporales ejemplo en el caso de la música. La espa-
trario aquí se nos limita a registrar la exis- comunes entre las cuales se elaboran cialidad del remanso de Santa Sofía de
tencia de artes, técnicas, actividad pro- modelos compositivos para cualquier ges- hecho venía parangonada por Brandi (no

Traducción: Paula Cannova


Revisión Técnica: Mariel Ciafardo / Nora Minuchin

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Garroni Emilio Relación interna, relación externa y combinación de las artes

genéricamente, me parece, es decir no en tes o conscientes, con otras artes y que embargo en primer lugar una relación que la misma poesía haya sido considera-
la forma de una simple metáfora) al suje- una relación con otras artes es interna a interna. Y en realidad el denominado da por mucho tiempo como asociada al
to, y la luz que proviene de las ventanas al cada arte, de manera que son influencias «recitativo», por ejemplo, no lo encontra- canto, no se puede negar que la correla-
contrasujeto de una fuga, es decir a algo recíprocas hipotetizables, a través del pa- mos sólo en el melodrama o en el orato- ción entre texto lingüístico y texto musi-
de lo específicamente temporal. saje (no material, como puede suceder en rio, y no es sólo un arbitrio para someter cal haya constituido también un proble-
Si interpretamos luego la espacialidad cambio en el ámbito de un arte singular, la música al texto literario: deviene, si ma, como demuestran las varias reformas
también como distribución de elementos es decir por adopción de esquemas prefa- no es un error, aunque forma musical, de la ópera, desde Gluck a Wagner. Por
en un espacio tridimensional, sobre todo bricados por parte de artistas de escuela y del famoso recitativo para violonchelos cuanto sé, hay al menos un caso en el cual
la música moderna, pero no únicamente, epígonos) de esquemas más específicos del cuarto movimiento de la IX Sinfonía esta correlación fácil-difícil entre texto
nos mostrará cómo este tipo de espaciali- a esquemas más generales y comunes, y de Beethoven a la Zarabanda de la 5ª Suite dramático (recitado) y música, en el caso
zación puede ser un tema cardinal para de estos de nuevo a otros esquemas de para violonchelo de Bach (que genialmen- en cuestión ambos de primer orden, está
un músico. Por lo demás ya en una orques- otro modo más específicos. Valdría la te Bergman ha usado como sustituto de hecha explícita en la obra misma, retrans-
ta tradicional, por el hecho de que es una pena, creo, verificar esta hipótesis a gran una conversación indecible o acaso ja- formando en estricta y felicísima corres-
orquesta, se dan caracterizaciones espa- escala, más allá de los muchos estudios más dicha en Gritos y susurros). pondencia, sobre el plano semántico-tex-
ciales de este tipo, y por lo tanto algunos existentes en el ámbito del caso más lla- Al mismo tiempo no puede no crear- tual, incluso las dificultades declaradas y
directores prefieren un modo particular de mativo del melodrama. se, al menos en algunos casos (pero quizá tematizadas. Me refiero al Malade imagi-
distribución de los instrumentos a otro. En segundo lugar me referiré a la rela- en algún modo siempre), dificultad de in- naire de Charpentier-Molière, donde Poli-
(Fue un error de Arnheim, en su muy cono- ción externa de las artes, es decir a la unión tegración, debido precisamente a la dife- chinela, en vena de desahogo amoroso y
cido libro de los años ´30, sostener que la de varias artes en la producción de una rencia, que la misma analogía comporta, de serenatas, recita primero: «Je viens voir
radio de entonces realizara una pura escu- obra. Los ejemplos a buscar, algunos ob- de los esquemas específicos entre sí, y por si je ne pourrais pas adoucir ma tigresse
cha musical interior, es decir monodirec- vios, están naturalmente sobre todo en las consiguiente de sus funciones, con res- par un sérenade. [...] Voici de quoi accom-
cional o proveniente de una única fuente). artes que también son espectáculo, es de- pecto al esquema más general al cual ellas pagner ma voix»1 y luego, una vez inte-
Pero, naturalmente, podremos hablar tam- cir obra-espectáculo: canción, Lied, melo- pueden ser reducidas. La analogía, por sí rrumpido por los violines, añade despe-
bién de pictoricidad de un fragmento mu- drama, ballet, danza, montaje vertical ci- misma, no asegura una unión realizable chado: «Quelle impertinente harmonie
sical (no, ciertamente, en el sentido de la nematográfico son casos típicos de unión por todas partes y en cada sentido según vient m` interrompe ici ma voix? Paix là,
así llamada música descriptiva) y de musi- de música, poesía, drama, pintura, imáge- estrictas correspondencias. Tales dificul- taisez-vous, violons. Laissez me plaindre
calidad de un cuadro, si observásemos an- nes fílmicas. Lo que ha devenido en regla tades (cuando no dan lugar sin más a fra- à mon aise des cruautès de mon inexora-
tes bien, incluso sin llegar a la ingenua uto- (no sólo en las obras de relieve, antiguas y casos o, cuanto menos, a equívocos, como ble. Taisez-vous, vous dis-je, c`est moi qui
pía del clavier à lumières de Skrjabin, al modernas, sino con resultados diversos en sucede, me parece, en el Peer Gynt de veux chanter».2
valor tímbrico de sonidos y colores. No por todas las obras, sobre todo no modernas, Grieg-Ibsen) pueden facilitar la asignación Es una invención, ésta, a la que la dan-
nada Kant tendía a unificar el tratamiento en tanto realizadas en función de una cos- de la preeminencia expresiva a uno de za difícilmente proporcione la ocasión. En
del color y del sonido en las artes bajo la tumbre advertida como vinculante) según los ingredientes artísticos que componen la danza de hecho la correspondencia en-
categoría del Tonkunst, que específica- estricta correspondencia formal y estruc- una obra. Muchos melodramas no ten- tre música y gestualidad, al contrario de
mente significa «arte del sonido», es decir tural entre unidades análogas. Es pues la drían el suceso que merecen si no se aquella entre música y texto literario que
«música», pero también más generalmen- relación interna de las artes que se unen sobrevolase un poco, como ocurre casi comporta siempre una discrepancia en-
te «arte del tono» en el doble sentido de para establecer la posibilidad de su rela- espontáneamente, sobre la incongruen- tre asemanticidad musical y semantici-
«sonido» y «color». Afirmaba de hecho res- ción externa integrada. cia o sobre la modestia del denominado dad verbal, en particular de tipo dramáti-
pecto del arte que revisa la proporción de Batteux por ejemplo parece conside- libreto, por el cual en resumidas cuentas co, es en vez mucho más estrecha, por la
los diversos grados de tensión de sus ele- rar la música como dotada de significa- se tiene conocimiento, en lo que se refie- fuerte analogía que existe entre tiempos
mentos, es decir el tono, el Ton precisa- do, también y justamente en virtud de re al texto dramático, casi exclusivamen- musicales y tiempos del movimiento de
mente, que «en este significado mismo de esta unión motivada y ya consolidada con te de la pura y sumaria fábula, en el senti- las figuras, desde la semántica bastante
la palabra» ésta puede ser divisa en el jue- la palabra, de manera que, parece enten- do de los formalistas rusos, y de la simple lábil o disponible, casi como en la música.
go de las «sensaciones del oído y de la vis- der, incluso la música instrumental ad- articulación en unidad fónica. Mayores analogías, símiles y opuestas a
ta», por consiguiente en «música» y en quiere para él la capacidad de transmitir En realidad, no obstante que a fines de aquellas entre música y danza, pueden
«arte del color». Y así en adelante. significados en términos de sentimien- la antigüedad la música, es decir el arte presentar en cambio artes dramáticas y
En este sentido se puede decir que cada tos también y verdaderamente en virtud musical, como alguno ha traducido mu- artes figurativas, también éstas bastante
arte tiene débitos y créditos, inconscien- de esta unión, en cuanto supone sin sikh, fue ya unión de poesía y música, y ricas en recursos semánticos, y es por esto

1
N. de T.: «Voy a ver si puedo amansar a mi tigresa con una serenata (…) He aquí con qué acompañar mi voz».
2
N. de T.: «¿Qué impertinente armonía viene a interrumpir aquí mi voz? Basta, callaos, violines. Dejad que me lamente a mis
anchas de las crueldades de mi inexorable. Callaos, os digo, soy yo quien desea cantar».

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Garroni Emilio Relación interna, relación externa y combinación de las artes

genéricamente, me parece, es decir no en tes o conscientes, con otras artes y que embargo en primer lugar una relación que la misma poesía haya sido considera-
la forma de una simple metáfora) al suje- una relación con otras artes es interna a interna. Y en realidad el denominado da por mucho tiempo como asociada al
to, y la luz que proviene de las ventanas al cada arte, de manera que son influencias «recitativo», por ejemplo, no lo encontra- canto, no se puede negar que la correla-
contrasujeto de una fuga, es decir a algo recíprocas hipotetizables, a través del pa- mos sólo en el melodrama o en el orato- ción entre texto lingüístico y texto musi-
de lo específicamente temporal. saje (no material, como puede suceder en rio, y no es sólo un arbitrio para someter cal haya constituido también un proble-
Si interpretamos luego la espacialidad cambio en el ámbito de un arte singular, la música al texto literario: deviene, si ma, como demuestran las varias reformas
también como distribución de elementos es decir por adopción de esquemas prefa- no es un error, aunque forma musical, de la ópera, desde Gluck a Wagner. Por
en un espacio tridimensional, sobre todo bricados por parte de artistas de escuela y del famoso recitativo para violonchelos cuanto sé, hay al menos un caso en el cual
la música moderna, pero no únicamente, epígonos) de esquemas más específicos del cuarto movimiento de la IX Sinfonía esta correlación fácil-difícil entre texto
nos mostrará cómo este tipo de espaciali- a esquemas más generales y comunes, y de Beethoven a la Zarabanda de la 5ª Suite dramático (recitado) y música, en el caso
zación puede ser un tema cardinal para de estos de nuevo a otros esquemas de para violonchelo de Bach (que genialmen- en cuestión ambos de primer orden, está
un músico. Por lo demás ya en una orques- otro modo más específicos. Valdría la te Bergman ha usado como sustituto de hecha explícita en la obra misma, retrans-
ta tradicional, por el hecho de que es una pena, creo, verificar esta hipótesis a gran una conversación indecible o acaso ja- formando en estricta y felicísima corres-
orquesta, se dan caracterizaciones espa- escala, más allá de los muchos estudios más dicha en Gritos y susurros). pondencia, sobre el plano semántico-tex-
ciales de este tipo, y por lo tanto algunos existentes en el ámbito del caso más lla- Al mismo tiempo no puede no crear- tual, incluso las dificultades declaradas y
directores prefieren un modo particular de mativo del melodrama. se, al menos en algunos casos (pero quizá tematizadas. Me refiero al Malade imagi-
distribución de los instrumentos a otro. En segundo lugar me referiré a la rela- en algún modo siempre), dificultad de in- naire de Charpentier-Molière, donde Poli-
(Fue un error de Arnheim, en su muy cono- ción externa de las artes, es decir a la unión tegración, debido precisamente a la dife- chinela, en vena de desahogo amoroso y
cido libro de los años ´30, sostener que la de varias artes en la producción de una rencia, que la misma analogía comporta, de serenatas, recita primero: «Je viens voir
radio de entonces realizara una pura escu- obra. Los ejemplos a buscar, algunos ob- de los esquemas específicos entre sí, y por si je ne pourrais pas adoucir ma tigresse
cha musical interior, es decir monodirec- vios, están naturalmente sobre todo en las consiguiente de sus funciones, con res- par un sérenade. [...] Voici de quoi accom-
cional o proveniente de una única fuente). artes que también son espectáculo, es de- pecto al esquema más general al cual ellas pagner ma voix»1 y luego, una vez inte-
Pero, naturalmente, podremos hablar tam- cir obra-espectáculo: canción, Lied, melo- pueden ser reducidas. La analogía, por sí rrumpido por los violines, añade despe-
bién de pictoricidad de un fragmento mu- drama, ballet, danza, montaje vertical ci- misma, no asegura una unión realizable chado: «Quelle impertinente harmonie
sical (no, ciertamente, en el sentido de la nematográfico son casos típicos de unión por todas partes y en cada sentido según vient m` interrompe ici ma voix? Paix là,
así llamada música descriptiva) y de musi- de música, poesía, drama, pintura, imáge- estrictas correspondencias. Tales dificul- taisez-vous, violons. Laissez me plaindre
calidad de un cuadro, si observásemos an- nes fílmicas. Lo que ha devenido en regla tades (cuando no dan lugar sin más a fra- à mon aise des cruautès de mon inexora-
tes bien, incluso sin llegar a la ingenua uto- (no sólo en las obras de relieve, antiguas y casos o, cuanto menos, a equívocos, como ble. Taisez-vous, vous dis-je, c`est moi qui
pía del clavier à lumières de Skrjabin, al modernas, sino con resultados diversos en sucede, me parece, en el Peer Gynt de veux chanter».2
valor tímbrico de sonidos y colores. No por todas las obras, sobre todo no modernas, Grieg-Ibsen) pueden facilitar la asignación Es una invención, ésta, a la que la dan-
nada Kant tendía a unificar el tratamiento en tanto realizadas en función de una cos- de la preeminencia expresiva a uno de za difícilmente proporcione la ocasión. En
del color y del sonido en las artes bajo la tumbre advertida como vinculante) según los ingredientes artísticos que componen la danza de hecho la correspondencia en-
categoría del Tonkunst, que específica- estricta correspondencia formal y estruc- una obra. Muchos melodramas no ten- tre música y gestualidad, al contrario de
mente significa «arte del sonido», es decir tural entre unidades análogas. Es pues la drían el suceso que merecen si no se aquella entre música y texto literario que
«música», pero también más generalmen- relación interna de las artes que se unen sobrevolase un poco, como ocurre casi comporta siempre una discrepancia en-
te «arte del tono» en el doble sentido de para establecer la posibilidad de su rela- espontáneamente, sobre la incongruen- tre asemanticidad musical y semantici-
«sonido» y «color». Afirmaba de hecho res- ción externa integrada. cia o sobre la modestia del denominado dad verbal, en particular de tipo dramáti-
pecto del arte que revisa la proporción de Batteux por ejemplo parece conside- libreto, por el cual en resumidas cuentas co, es en vez mucho más estrecha, por la
los diversos grados de tensión de sus ele- rar la música como dotada de significa- se tiene conocimiento, en lo que se refie- fuerte analogía que existe entre tiempos
mentos, es decir el tono, el Ton precisa- do, también y justamente en virtud de re al texto dramático, casi exclusivamen- musicales y tiempos del movimiento de
mente, que «en este significado mismo de esta unión motivada y ya consolidada con te de la pura y sumaria fábula, en el senti- las figuras, desde la semántica bastante
la palabra» ésta puede ser divisa en el jue- la palabra, de manera que, parece enten- do de los formalistas rusos, y de la simple lábil o disponible, casi como en la música.
go de las «sensaciones del oído y de la vis- der, incluso la música instrumental ad- articulación en unidad fónica. Mayores analogías, símiles y opuestas a
ta», por consiguiente en «música» y en quiere para él la capacidad de transmitir En realidad, no obstante que a fines de aquellas entre música y danza, pueden
«arte del color». Y así en adelante. significados en términos de sentimien- la antigüedad la música, es decir el arte presentar en cambio artes dramáticas y
En este sentido se puede decir que cada tos también y verdaderamente en virtud musical, como alguno ha traducido mu- artes figurativas, también éstas bastante
arte tiene débitos y créditos, inconscien- de esta unión, en cuanto supone sin sikh, fue ya unión de poesía y música, y ricas en recursos semánticos, y es por esto

1
N. de T.: «Voy a ver si puedo amansar a mi tigresa con una serenata (…) He aquí con qué acompañar mi voz».
2
N. de T.: «¿Qué impertinente armonía viene a interrumpir aquí mi voz? Basta, callaos, violines. Dejad que me lamente a mis
anchas de las crueldades de mi inexorable. Callaos, os digo, soy yo quien desea cantar».

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Garroni Emilio Relación interna, relación externa y combinación de las artes

posible alcanzar correspondencias rigu- vida, pero la representan en la forma de los ritos religiosos y se desarrollaba inclu- pusieron el nombre a secas a partir del
rosas mediante un sagaz contrapunto una exhibición amplificada, intensificada sive en los lugares de culto. Eran tardío siglo XVIII. Sin duda correré el ries-
escenográfico, escénico y verbal. La direc- e invertida de los contenidos espacio-tem- irrealizaciones de la realidad que, desarro- go de simplificar demasiado, y no sólo por
ción moderna de escena nos ha habitua- porales de la vida cotidiana en su propio llándose en su propio interior y con limita- razones de tiempo. Puedo sólo intentar
do a relaciones externas del género de espacio y en su propio tiempo. ciones convenidas, no anulaban la realidad, desarrollar algunas consideraciones, por
gran fineza y eficacia. Pero, para perma- Considerados los presupuestos ya pero ofrecían un desahogo a un exceso de así decir, «ético-teóricas», es decir teóri-
necer en los ejemplos de la tradición, esto enunciados, reducidos al mínimo, no se tensiones incontroladas, contribuyendo cas y éticas, más cercanas a mis compe-
sucede por ejemplo con una rara obra tea- puede decir que no se trate, aun en este indirectamente por un lado a mantenerla tencias y a mis intereses.
tral de G. L. Bernini, en este caso escritor, caso, de «arte». De hecho algún producto real y por otro lado a permitir no sólo su Ahora, la discriminación entre tradi-
escenógrafo, técnico escénico y hasta sale de él. Se debe sin embargo insistir so- perpetuación invariada, sino antes bien el ción y modernidad me parece que puede
también director, que inventó una doble bre el hecho significativo que tales produc- afrontamiento de sus dificultades reales y ser atendiblemente pertinente en la cri-
comedia, una para el público real de la pla- tos, incluso por como son observablemen- de la exigencia de sus mutaciones. Pero, sis que va contra la idea misma de «obra»,
tea y una para un público contrapuesto a te hechos, constituyen dobles o sustitutos ¿qué hubiera sucedido si el mismo carna- es decir la construcción y organización del
aquél ilusoria y espectacularmente en el espectaculares de la vida real y pueden por val hubiera durado, por absurdo, ininte- producto de una actividad expresiva se-
fondo de la escena, con calculadas inter- lo tanto ser gozados y vistos sólo en dimen- rrumpidamente? ¿El carnaval no sería con- gún elementos que se conjugan, se com-
secciones, reforzamientos, contrastes y siones espacio-temporales que coinciden fundido con la vida misma, con el puro des- ponen y tienden a construir una unidad.
ambigüedades entre las dos comedias y y se confunden con las dimensiones espa- doblamiento- reafirmación-aceptación de Creo que todo el arte de nuestro siglo está
los dos mismos públicos, aquel verdadero cio-temporales de la real vida cotidiana: la la vida como ya es, con la simple identifica- justamente caracterizado, y no casual-
y aquel simulado. sustituyen como un simulacro que la repi- ción de realidad e irrealidad, y sobre todo mente, como ya sostuve a su tiempo bajo
En tercer lugar considero la simple re- te, en sus mismos lugares y en sus mis- con el olvido de la muerte, aquello que ni un perfil estrictamente semántico y más
unión de más artes en un complejo abier- mos tiempos, sobre una escala irreal. Todo resarce la vida, antes bien impide su mu- recientemente bajo aquel de la oposición-
to y disponible a ulteriores acrecentamien- esto sucedía y en parte aún sucede sólo en tación, ni domina la muerte? implicación de sentido y no-sentido, de la
tos, desprovisto entonces de estrechas co- celebraciones institucionales (por ejemplo, Sin duda, en nuestro siglo la práctica destrucción-reconstrucción de la obra en
rrespondencias, es decir su combinación precisamente el carnaval genuino y verda- de la unión de más artes ha proseguido y las formas más diversas y a menudo con
o agregación. Es esto lo que sucede por dero) o en algunas circunstancias especia- se ha refinado en muchos campos, en pri- resultados de gran importancia. Lo que
ejemplo en las fiestas renacentistas o ba- les (regalos natalicios, matrimonios de prín- mer lugar en aquellos del teatro, musical equivale a decir que, en el interior de una
rrocas, donde a los músicos y a los bailari- cipes, victorias y cosas por el estilo), donde y y no, de la danza en particular, del cine, destrucción de algún modo obligada, la
nes, a los competidores y a los luchadores, cuando se pretenda, sin distanciarse de la es decir en el ámbito del espectáculo obra se ha repropuesto continuamente
a los saltimbanquis y a los bufones se aña- vida y de sus dimensiones espacio-tempo- como obra. Aquí de hecho aquella línea como en transparencia, según un tipo de
den figuradas en vestimentas bizarras y rales existenciales, resarcir la vida de las de búsqueda se ha profundizado y a ve- organización interna sin duda no tradi-
variopintas, «máquinas», arcos de triunfo, miserias, de las frustaciones, de la servidum- ces radicalmente innovado en alto nivel. cional, a veces directamente rompiendo
luminarias, fuegos de artificio y demás. Es bre social y sobre todo de la muerte (incor- Otras veces, sin embargo, ha seguido cada evidente y regulada organización, y
la versión espectacular, pero esta vez en el porada en la idea misma de carnaval, que más bien la vía de la espectacularización, sin embargo aún organización, encubier-
sentido de «carnavalesca», de la unión de no por casualidad da vida efímera a un «mun- combinatoria y agregativa de la existen- ta, aludida, disimulada, reducida a los mí-
más artes, en la cual el carácter propio con- do al revés») o en cada caso reafirmar la vida te, y no por razones banales, aun cuando nimos términos y a veces a la paradoja, sí,
siste justamente en la combinación o agre- contra cada posible amenaza. a menudo el resultado es banal. Y no me y sin embargo organización. Un ejemplo
gación de elementos diversos que, para Ahora, combinaciones o agregaciones refiero, naturalmente, a las combinacio- indicativo (pero lo cito aquí sólo a título
prever episodios aislados de más estrecha del género funcionaban verdaderamente nes o agregaciones carnavalescas en de ejemplo, no como un caso único) pu-
correspondencia, por ejemplo como en en cuanto eran contenidas dentro de lími- sentido específico, que todavía conti- diera ser aquel de Alberto Burri, en el cual
una danza respecto de la música, se aso- tes precisos e institucionalmente destina- núan, estancas y desdramatizadas, a las hasta la extrema rapidez y la aparente
cian libremente, como en la vida de todos dos a esto: eran en sustancia ritos que, sal- antiguas tradiciones o a aquellas que vie- casualidad del operar, como en la combus-
los días, pero intensivamente, en modo vo raras excepciones, debían respetar, aun nen organizadas de vez en cuando en tión del cellotex, se recomponen finalmen-
amplificado y a la inversa, justamente en el desenfreno, ciertas limitaciones y ciertas ocasiones (exposiciones univer- te en obra.
como en un carnaval. No dan vida a una hasta ciertas reglas, como en el carnaval sales, olimpíadas, jubileos, entre otras). Por otra parte, la misma crisis de la obra
obra, sino antes bien espectacularizan la medieval que de cualquier modo se mez- Me refiero puntualmente a esto que con- podía inducir a algunos a la pura y simple
vida misma: no la transforman en una obra claba en forma desacralizada, aceptada por tinuamos en llamar «arte», aun sin del restauración de la obra, y es este el caso que
internamente organizada, distinta de la las propias autoridades eclesiásticas, con todo aceptar más las razones que le im- aquí no nos interesa, y a otros, por el contra-

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Garroni Emilio Relación interna, relación externa y combinación de las artes

posible alcanzar correspondencias rigu- vida, pero la representan en la forma de los ritos religiosos y se desarrollaba inclu- pusieron el nombre a secas a partir del
rosas mediante un sagaz contrapunto una exhibición amplificada, intensificada sive en los lugares de culto. Eran tardío siglo XVIII. Sin duda correré el ries-
escenográfico, escénico y verbal. La direc- e invertida de los contenidos espacio-tem- irrealizaciones de la realidad que, desarro- go de simplificar demasiado, y no sólo por
ción moderna de escena nos ha habitua- porales de la vida cotidiana en su propio llándose en su propio interior y con limita- razones de tiempo. Puedo sólo intentar
do a relaciones externas del género de espacio y en su propio tiempo. ciones convenidas, no anulaban la realidad, desarrollar algunas consideraciones, por
gran fineza y eficacia. Pero, para perma- Considerados los presupuestos ya pero ofrecían un desahogo a un exceso de así decir, «ético-teóricas», es decir teóri-
necer en los ejemplos de la tradición, esto enunciados, reducidos al mínimo, no se tensiones incontroladas, contribuyendo cas y éticas, más cercanas a mis compe-
sucede por ejemplo con una rara obra tea- puede decir que no se trate, aun en este indirectamente por un lado a mantenerla tencias y a mis intereses.
tral de G. L. Bernini, en este caso escritor, caso, de «arte». De hecho algún producto real y por otro lado a permitir no sólo su Ahora, la discriminación entre tradi-
escenógrafo, técnico escénico y hasta sale de él. Se debe sin embargo insistir so- perpetuación invariada, sino antes bien el ción y modernidad me parece que puede
también director, que inventó una doble bre el hecho significativo que tales produc- afrontamiento de sus dificultades reales y ser atendiblemente pertinente en la cri-
comedia, una para el público real de la pla- tos, incluso por como son observablemen- de la exigencia de sus mutaciones. Pero, sis que va contra la idea misma de «obra»,
tea y una para un público contrapuesto a te hechos, constituyen dobles o sustitutos ¿qué hubiera sucedido si el mismo carna- es decir la construcción y organización del
aquél ilusoria y espectacularmente en el espectaculares de la vida real y pueden por val hubiera durado, por absurdo, ininte- producto de una actividad expresiva se-
fondo de la escena, con calculadas inter- lo tanto ser gozados y vistos sólo en dimen- rrumpidamente? ¿El carnaval no sería con- gún elementos que se conjugan, se com-
secciones, reforzamientos, contrastes y siones espacio-temporales que coinciden fundido con la vida misma, con el puro des- ponen y tienden a construir una unidad.
ambigüedades entre las dos comedias y y se confunden con las dimensiones espa- doblamiento- reafirmación-aceptación de Creo que todo el arte de nuestro siglo está
los dos mismos públicos, aquel verdadero cio-temporales de la real vida cotidiana: la la vida como ya es, con la simple identifica- justamente caracterizado, y no casual-
y aquel simulado. sustituyen como un simulacro que la repi- ción de realidad e irrealidad, y sobre todo mente, como ya sostuve a su tiempo bajo
En tercer lugar considero la simple re- te, en sus mismos lugares y en sus mis- con el olvido de la muerte, aquello que ni un perfil estrictamente semántico y más
unión de más artes en un complejo abier- mos tiempos, sobre una escala irreal. Todo resarce la vida, antes bien impide su mu- recientemente bajo aquel de la oposición-
to y disponible a ulteriores acrecentamien- esto sucedía y en parte aún sucede sólo en tación, ni domina la muerte? implicación de sentido y no-sentido, de la
tos, desprovisto entonces de estrechas co- celebraciones institucionales (por ejemplo, Sin duda, en nuestro siglo la práctica destrucción-reconstrucción de la obra en
rrespondencias, es decir su combinación precisamente el carnaval genuino y verda- de la unión de más artes ha proseguido y las formas más diversas y a menudo con
o agregación. Es esto lo que sucede por dero) o en algunas circunstancias especia- se ha refinado en muchos campos, en pri- resultados de gran importancia. Lo que
ejemplo en las fiestas renacentistas o ba- les (regalos natalicios, matrimonios de prín- mer lugar en aquellos del teatro, musical equivale a decir que, en el interior de una
rrocas, donde a los músicos y a los bailari- cipes, victorias y cosas por el estilo), donde y y no, de la danza en particular, del cine, destrucción de algún modo obligada, la
nes, a los competidores y a los luchadores, cuando se pretenda, sin distanciarse de la es decir en el ámbito del espectáculo obra se ha repropuesto continuamente
a los saltimbanquis y a los bufones se aña- vida y de sus dimensiones espacio-tempo- como obra. Aquí de hecho aquella línea como en transparencia, según un tipo de
den figuradas en vestimentas bizarras y rales existenciales, resarcir la vida de las de búsqueda se ha profundizado y a ve- organización interna sin duda no tradi-
variopintas, «máquinas», arcos de triunfo, miserias, de las frustaciones, de la servidum- ces radicalmente innovado en alto nivel. cional, a veces directamente rompiendo
luminarias, fuegos de artificio y demás. Es bre social y sobre todo de la muerte (incor- Otras veces, sin embargo, ha seguido cada evidente y regulada organización, y
la versión espectacular, pero esta vez en el porada en la idea misma de carnaval, que más bien la vía de la espectacularización, sin embargo aún organización, encubier-
sentido de «carnavalesca», de la unión de no por casualidad da vida efímera a un «mun- combinatoria y agregativa de la existen- ta, aludida, disimulada, reducida a los mí-
más artes, en la cual el carácter propio con- do al revés») o en cada caso reafirmar la vida te, y no por razones banales, aun cuando nimos términos y a veces a la paradoja, sí,
siste justamente en la combinación o agre- contra cada posible amenaza. a menudo el resultado es banal. Y no me y sin embargo organización. Un ejemplo
gación de elementos diversos que, para Ahora, combinaciones o agregaciones refiero, naturalmente, a las combinacio- indicativo (pero lo cito aquí sólo a título
prever episodios aislados de más estrecha del género funcionaban verdaderamente nes o agregaciones carnavalescas en de ejemplo, no como un caso único) pu-
correspondencia, por ejemplo como en en cuanto eran contenidas dentro de lími- sentido específico, que todavía conti- diera ser aquel de Alberto Burri, en el cual
una danza respecto de la música, se aso- tes precisos e institucionalmente destina- núan, estancas y desdramatizadas, a las hasta la extrema rapidez y la aparente
cian libremente, como en la vida de todos dos a esto: eran en sustancia ritos que, sal- antiguas tradiciones o a aquellas que vie- casualidad del operar, como en la combus-
los días, pero intensivamente, en modo vo raras excepciones, debían respetar, aun nen organizadas de vez en cuando en tión del cellotex, se recomponen finalmen-
amplificado y a la inversa, justamente en el desenfreno, ciertas limitaciones y ciertas ocasiones (exposiciones univer- te en obra.
como en un carnaval. No dan vida a una hasta ciertas reglas, como en el carnaval sales, olimpíadas, jubileos, entre otras). Por otra parte, la misma crisis de la obra
obra, sino antes bien espectacularizan la medieval que de cualquier modo se mez- Me refiero puntualmente a esto que con- podía inducir a algunos a la pura y simple
vida misma: no la transforman en una obra claba en forma desacralizada, aceptada por tinuamos en llamar «arte», aun sin del restauración de la obra, y es este el caso que
internamente organizada, distinta de la las propias autoridades eclesiásticas, con todo aceptar más las razones que le im- aquí no nos interesa, y a otros, por el contra-

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Garroni Emilio Relación interna, relación externa y combinación de las artes

rio, a su puro y simple abandono en favor de demia de Santa Cecilia de Roma la de eje- ticismo, de la Bauhaus y así en adelante), desprejuiciado de lo real-irreal no sólo la
un hacer múltiple y heterogéneo que se cutar en estos últimos años la tetralogía comportan una no más opositiva reduc- irrealización y la aceptación de lo real y
confunde con el hacer casual o con la mis- de Wagner y otras de sus óperas en forma ción de la obra a lo existente y a lo cotidia- de la vida, no más en algún modo resarci-
ma realidad heteróclita de todos los días. de concierto, finalmente liberadas del bric- no. Es el reconocimiento, en este caso com- ble de su imperativa casualidad, sino
De aquí, también, la reiteración insistida à-brac requeridos por los dragos, valquirias prensible y hasta meritorio, de la insupe- también el olvido de un tema, la muerte,
de esto que una vez era unión de las artes y y nibelungos). En los primeros dos decenios rabilidad de las dimensiones espacio-tem- que ha siempre sostenido desde el inte-
que ahora se presenta como combinación del siglo aquel mito insostenible y contra- porales efectivamente practicables y de la rior no digo el «arte», pero la cultura mis-
o agregación de varias operaciones, incluso producente hace de reencuentro, por opo- acogida de los objetos efectivamente utili- ma, en sus más significativas motivacio-
no ya codificadas. Esto puede ser llamado sición y al mismo tiempo también por con- zables que allí se colocan. Finalmente el nes y en su más plena expresión?
metafóricamente una suerte de universali- tinuidad, la «reducción al absurdo» y la «bur- abandono puro y simple: la sustitución de Yo no sé si lo mío sea una especie de
zación del «carnavalesco», pero en el senti- la» de la obra (identificada antonomástica- la obra con el evento, el hecho, la cosa, lo rappel à l´ordre. No creo. Creo que sería
do preciso de la reduplicación, sustitución mente con la Gioconda o con la Victoria de existente en carne y hueso irrealizados en una invitación a la resistencia, que es una
e irrealización del real cotidiano en sus mis- Samotracia), por parte del dadaísmo y aná- la misma realidad (happening, land art, de las tareas, al menos en ciertas épocas,
mas dimensiones espacio-temporales rea- logas direcciones precedentes y sucesivas body art, video-art, computer art) realiza de aquello que llamamos en sentido esté-
les y cotidianas. Me contentaré con poquí- (por ejemplo, al menos en parte, el futuris- completamente aquella identidad-diferen- tico moderno «arte». Leía hace algunos
simas sugerencias que no implican nece- mo y el surrealismo). Movimientos de gran cia entre manufactura y existente, que ya días, luego de haber escuchado aún una
sariamente un juicio de valor negativo de interés, sobre todo en sus aspectos de in- estaba en el aire. vez más el Oedipus Rex de Stravinsky, una
mi parte, sino sólo o sobre todo la indica- teligente y desplazante puntualidad, pero En suma: aquello que era y es aún frase extraída de un artículo suyo del ´27,
ción de una posible lectura, por así decir, como tal obviamente incapaces no digo de unión de las artes según corresponden- a propósito de aquello que se llamó en-
puramente observativa. Pues bien, me pa- perpetuarse, sino de repetirse. Es signifi- cias análogas estrictas en el interior del tonces «neoclasicismo»: «Me parece –es-
rece que sería bastante bien reconocible cativo que esto haya comportado un des- espectáculo en cuanto obra parece que cribía Stravinsky– que el gran público se
desde fines del siglo pasado hasta hoy una censo de los estudios a los cabaret e inclu- en otro lugar haya manifestado, y siem- limita a registrar impresiones superficia-
secuencia ideal, que se desnuda justamen- sive a las calles: de hecho, con el irónico o pre más manifiestos, la tendencia al re- les de ciertos procedimientos técnicos de
te a partir de un momento en el cual la po- desdeñado rechazo de la obra, estaba en tiro de elementos materiales, a la propia la música denominada clásica. Esto no for-
sibilidad y la legitimidad de lo instituido juego no sólo una revolución o una inten- combinación y agregación en el espacio ma todavía el noeclasiscismo, dado que el
como «obra» comenzaron a volverse proble- cional bufonería, sino al mismo tiempo y en el tiempo que son ya suyos. Se cum- clasicismo mismo no se caracterizaba de
máticas, mediante su reafirmación exter- también y verdaderamente un desdobla- ple con ello una espectacularización car- hecho por sus procedimientos técnicos.
na y forzosa, su negación y escarnio y hasta miento-derribamiento-indistinción de lo navalesca de lo existente incluso por fue- (...) La cosa en sí misma no es un material
su simple abandono. Indicaré a este fin al- efímero y de lo casual en oposición a lo eter- ra de la ocasión carnavalesca, de la trági- (...). Es evidente que este material debe
gunos ejemplos dispersos, sin ninguna in- no y a lo necesario (supuestos) del arte. Es ca seriedad del antiguo carnaval. Por caso, primero aún encontrar su disposición re-
tención de delinear un discurso concluyen- verdad, todo aquello el futurismo lo toma de hecho, ¿no es acaso verdadero que con cíproca, aquello que en música, como en
te ni historiográficamente motivado. Se tra- también en serio pero, además de las ver- ello ciertas operaciones prosiguen sobre cada arte, lleva el nombre de forma». Pero
ta de hecho de una secuencia temporal, más daderas y propias obras efectivamente pro- una línea presuntamente sofisticada «forma» no es sino un sinónimo de aque-
que estrictamente consecuencial, de rele- ducidas, ¿qué cosa permanece hoy de aque- esto que es característico de la más ba- llas que se han llamado aquí «correspon-
vancia fenomenológica. lla ideología combinatoria de exaltación del nal práctica televisiva: la sustitución de dencias estrictas», «organización», «obra».
Decimos que ya la «obra de arte total», mundo de las bicicletas, de los tranvías, de lo real en el lugar y en el tiempo de la Y la forma es exactamente lo contrario de
el Gesamtkunstwerk wagneriano, degene- los automóviles y de los aeroplanos, de la misma realidad, duplicándola y aceptán- la reduplicación y de la sustitución de lo
ra con Bayreuth, a despecho de la unión luz y de los ruidos, sino un patético moder- dola así como es, permaneciendo en lo existente, por definición siempre abier-
nueva y rigurosa de música y poesía, en el nismo abofeteado sobre una actualidad no real aquí y ahora y haciéndolo devenir, to, sobre el mismo plano de lo existente, y
mito totalizante, enfático y kitsch de la obra más actual? Y todavía: la unión y la totaliza- sin elaboración o cambios, simplemente por demás en contracorriente respecto a
de arte, en la forma de la agregación de ción de la arquitectura, escultura, pintura, irreal, es decir haciendo coincidir real e la tendencia generalizada de reduplicar y
luces, foros, escenas, adornos, utensilios y design, a veces formalmente notable y a irreal? No es casualidad, creo, que en las sustituir, hoy casi invasiva. ¿Es de esta
diferentes objetos escenográficos, o sea de veces sólo estetizante, y por siempre posi- denominadas «instalaciones» comparez- manera un rappel à l´ordre preferir
todos aquellos complicados mecanismos bles sólo en el interior de un ambiente para can a menudo, junto a obras y objetos culturalmente, antes que artísticamente,
que se presta más a una bufonada que a vivir día a día, más que una cultura en la tomados de lo cotidiano, pantallas un solo tajo de Fontana a la combinación
una ópera. (A propósito creo que ha sido cual residir (relacionados al menos en par- televisivas que transmiten imágenes y de los más variados ingredientes que ya
una óptima y saludable iniciativa de la Aca- te a aspectos del Art Nouveau, del Neoplas- sonidos. ¿Y no deriva de este uso forman el tejido de la vida cotidiana? (Y va

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Garroni Emilio Relación interna, relación externa y combinación de las artes

rio, a su puro y simple abandono en favor de demia de Santa Cecilia de Roma la de eje- ticismo, de la Bauhaus y así en adelante), desprejuiciado de lo real-irreal no sólo la
un hacer múltiple y heterogéneo que se cutar en estos últimos años la tetralogía comportan una no más opositiva reduc- irrealización y la aceptación de lo real y
confunde con el hacer casual o con la mis- de Wagner y otras de sus óperas en forma ción de la obra a lo existente y a lo cotidia- de la vida, no más en algún modo resarci-
ma realidad heteróclita de todos los días. de concierto, finalmente liberadas del bric- no. Es el reconocimiento, en este caso com- ble de su imperativa casualidad, sino
De aquí, también, la reiteración insistida à-brac requeridos por los dragos, valquirias prensible y hasta meritorio, de la insupe- también el olvido de un tema, la muerte,
de esto que una vez era unión de las artes y y nibelungos). En los primeros dos decenios rabilidad de las dimensiones espacio-tem- que ha siempre sostenido desde el inte-
que ahora se presenta como combinación del siglo aquel mito insostenible y contra- porales efectivamente practicables y de la rior no digo el «arte», pero la cultura mis-
o agregación de varias operaciones, incluso producente hace de reencuentro, por opo- acogida de los objetos efectivamente utili- ma, en sus más significativas motivacio-
no ya codificadas. Esto puede ser llamado sición y al mismo tiempo también por con- zables que allí se colocan. Finalmente el nes y en su más plena expresión?
metafóricamente una suerte de universali- tinuidad, la «reducción al absurdo» y la «bur- abandono puro y simple: la sustitución de Yo no sé si lo mío sea una especie de
zación del «carnavalesco», pero en el senti- la» de la obra (identificada antonomástica- la obra con el evento, el hecho, la cosa, lo rappel à l´ordre. No creo. Creo que sería
do preciso de la reduplicación, sustitución mente con la Gioconda o con la Victoria de existente en carne y hueso irrealizados en una invitación a la resistencia, que es una
e irrealización del real cotidiano en sus mis- Samotracia), por parte del dadaísmo y aná- la misma realidad (happening, land art, de las tareas, al menos en ciertas épocas,
mas dimensiones espacio-temporales rea- logas direcciones precedentes y sucesivas body art, video-art, computer art) realiza de aquello que llamamos en sentido esté-
les y cotidianas. Me contentaré con poquí- (por ejemplo, al menos en parte, el futuris- completamente aquella identidad-diferen- tico moderno «arte». Leía hace algunos
simas sugerencias que no implican nece- mo y el surrealismo). Movimientos de gran cia entre manufactura y existente, que ya días, luego de haber escuchado aún una
sariamente un juicio de valor negativo de interés, sobre todo en sus aspectos de in- estaba en el aire. vez más el Oedipus Rex de Stravinsky, una
mi parte, sino sólo o sobre todo la indica- teligente y desplazante puntualidad, pero En suma: aquello que era y es aún frase extraída de un artículo suyo del ´27,
ción de una posible lectura, por así decir, como tal obviamente incapaces no digo de unión de las artes según corresponden- a propósito de aquello que se llamó en-
puramente observativa. Pues bien, me pa- perpetuarse, sino de repetirse. Es signifi- cias análogas estrictas en el interior del tonces «neoclasicismo»: «Me parece –es-
rece que sería bastante bien reconocible cativo que esto haya comportado un des- espectáculo en cuanto obra parece que cribía Stravinsky– que el gran público se
desde fines del siglo pasado hasta hoy una censo de los estudios a los cabaret e inclu- en otro lugar haya manifestado, y siem- limita a registrar impresiones superficia-
secuencia ideal, que se desnuda justamen- sive a las calles: de hecho, con el irónico o pre más manifiestos, la tendencia al re- les de ciertos procedimientos técnicos de
te a partir de un momento en el cual la po- desdeñado rechazo de la obra, estaba en tiro de elementos materiales, a la propia la música denominada clásica. Esto no for-
sibilidad y la legitimidad de lo instituido juego no sólo una revolución o una inten- combinación y agregación en el espacio ma todavía el noeclasiscismo, dado que el
como «obra» comenzaron a volverse proble- cional bufonería, sino al mismo tiempo y en el tiempo que son ya suyos. Se cum- clasicismo mismo no se caracterizaba de
máticas, mediante su reafirmación exter- también y verdaderamente un desdobla- ple con ello una espectacularización car- hecho por sus procedimientos técnicos.
na y forzosa, su negación y escarnio y hasta miento-derribamiento-indistinción de lo navalesca de lo existente incluso por fue- (...) La cosa en sí misma no es un material
su simple abandono. Indicaré a este fin al- efímero y de lo casual en oposición a lo eter- ra de la ocasión carnavalesca, de la trági- (...). Es evidente que este material debe
gunos ejemplos dispersos, sin ninguna in- no y a lo necesario (supuestos) del arte. Es ca seriedad del antiguo carnaval. Por caso, primero aún encontrar su disposición re-
tención de delinear un discurso concluyen- verdad, todo aquello el futurismo lo toma de hecho, ¿no es acaso verdadero que con cíproca, aquello que en música, como en
te ni historiográficamente motivado. Se tra- también en serio pero, además de las ver- ello ciertas operaciones prosiguen sobre cada arte, lleva el nombre de forma». Pero
ta de hecho de una secuencia temporal, más daderas y propias obras efectivamente pro- una línea presuntamente sofisticada «forma» no es sino un sinónimo de aque-
que estrictamente consecuencial, de rele- ducidas, ¿qué cosa permanece hoy de aque- esto que es característico de la más ba- llas que se han llamado aquí «correspon-
vancia fenomenológica. lla ideología combinatoria de exaltación del nal práctica televisiva: la sustitución de dencias estrictas», «organización», «obra».
Decimos que ya la «obra de arte total», mundo de las bicicletas, de los tranvías, de lo real en el lugar y en el tiempo de la Y la forma es exactamente lo contrario de
el Gesamtkunstwerk wagneriano, degene- los automóviles y de los aeroplanos, de la misma realidad, duplicándola y aceptán- la reduplicación y de la sustitución de lo
ra con Bayreuth, a despecho de la unión luz y de los ruidos, sino un patético moder- dola así como es, permaneciendo en lo existente, por definición siempre abier-
nueva y rigurosa de música y poesía, en el nismo abofeteado sobre una actualidad no real aquí y ahora y haciéndolo devenir, to, sobre el mismo plano de lo existente, y
mito totalizante, enfático y kitsch de la obra más actual? Y todavía: la unión y la totaliza- sin elaboración o cambios, simplemente por demás en contracorriente respecto a
de arte, en la forma de la agregación de ción de la arquitectura, escultura, pintura, irreal, es decir haciendo coincidir real e la tendencia generalizada de reduplicar y
luces, foros, escenas, adornos, utensilios y design, a veces formalmente notable y a irreal? No es casualidad, creo, que en las sustituir, hoy casi invasiva. ¿Es de esta
diferentes objetos escenográficos, o sea de veces sólo estetizante, y por siempre posi- denominadas «instalaciones» comparez- manera un rappel à l´ordre preferir
todos aquellos complicados mecanismos bles sólo en el interior de un ambiente para can a menudo, junto a obras y objetos culturalmente, antes que artísticamente,
que se presta más a una bufonada que a vivir día a día, más que una cultura en la tomados de lo cotidiano, pantallas un solo tajo de Fontana a la combinación
una ópera. (A propósito creo que ha sido cual residir (relacionados al menos en par- televisivas que transmiten imágenes y de los más variados ingredientes que ya
una óptima y saludable iniciativa de la Aca- te a aspectos del Art Nouveau, del Neoplas- sonidos. ¿Y no deriva de este uso forman el tejido de la vida cotidiana? (Y va

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Garroni Emilio Hernández Fernando

de suyo, espero, que el ejemplo quiere

Los Estudios de Cultura Visual.


contraponer precisamente una obra re-
cuperada, después de la destrucción, en
su extrema exigüidad, a la absoluta no-
obra que se confunde con la disipación de

La construcción permanente
la casual vida cotidiana que cada uno de
nosotros, a despecho de cada resistencia
nuestra, no puede no vivir también y ver-
daderamente en su propia disipación).

de un campo no disciplinar
Cuidado: estoy reivindicando no las
razones del «arte», que no sé bien qué
cosa sea y si está destinado a sobrevivir
en cualquier forma, y por último si es
bueno o no que sobreviva, sino sólo el
derecho de resistir a la inevitable disipa-
ción y a la pura insensatez de lo casual
cotidiano, además casi sacralizado, es
decir, por más que es posible compren-
derlo, patrocinarlo, reconstruirlo, confe-
rirle sentido. Y no estoy hablando de la
sacrosanta, real, vida cotidiana que se La emergencia de los
oponía a los paradigmas pomposos de
los custodios de la cultura oficial de otro- FERNANDO HERNÁNDEZ
Estudios de Cultura Visual
ra, aquella vida de las almas simples y en Profesor de Educación de las Educación: un enfoque
compañía de los espíritus críticos que Artes Visuales y Cultura Visual construccionista». Es autor u La aparición de una denominación que
las custodian, que andaban, toleraban en la Facultad de Bellas Artes organizador, entre otros, de los señala un nuevo campo de conocimien-
benévolamente, sino de la vida cotidia- de la Universidad de Barcelona. siguientes libros: Educación y tos no responde a un florecimiento espon-
Es director del curso de Cultura Visual (2000); Social
na y universal de hoy, irrealizada, real- maestrado «Estudios y Geographies of Educational táneo ni a una calculada estrategia. Por lo
irreal, que ha estado paradojalmente a proyectos de Cultura Visual» y Change (2004); A formaçâo do general, como si de un paradigma se tra-
cargo de nuevos custodios anónimos, coordinador del programa de professor: e o ensino das artes tara, suele responder a que los marcos
pero no menos exigentes, como paradig- doctorado «Artes Visuales y visuais (2005). existentes para el análisis y la investiga-
ma acaso no pomposo, pero igualmente ción de una determinada parcela de co-
institucional y constrictivo. nocimientos se han visto insuficientes
ante nuevas emergencias teóricas, socia-
les o productivas (en el doble sentido de
producción de objetos y de cambios en el
sistema de producción).
En el caso específico que nos ocupa en
este artículo, la emergencia de la noción
de cultura visual y del campo de estudios
que la aborda no responde a una intencio-
nalidad, por decirlo de alguna manera, in-
trínseca o esencialista, de un movimiento
que emerge de forma espontánea y que, al
institucionalizarse, pretende legitimarse.
Los Estudios de Cultura Visual son un refle-
jo de los cambios, de un devenir a lo largo

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