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Covax
Covax
Agaton5/03/2021 09:15:00 p. m.
Un reciente reporte sobre Covax del experto Harris Gleckman –antes funcionario de la
ONU– publicado por Amigos de la Tierra Internacional, analiza con rigurosidad el
mecanismo, revelando una perversa iniciativa comercial contra la salud pública,
diseñado y promovido por la Fundación Bill y Melinda Gates
(https://tinyurl.com/2swf356f).
Covax funciona como un banco comercial para hacer compras conjuntas a gran escala
a las trasnacionales, lo que a éstas les otorga aún mayor seguridad a sus inversiones
aunque ya han recibido cuantiosa financiación pública para desarrollarlas
(https://tinyurl.com/ykabcmw9).
Fue fundada por la Alianza Mundial para las Vacunas e Inmunización y la Coalición para
las Innovaciones en la Preparación para Epidemias (GAVI y CEPI, por sus siglas en inglés),
esta última fundada en el Foro Económico Mundial de Davos, ambas diseñadas y
financiadas por la Fundación Bill y Melinda Gates.
Para lograr ese nivel de vacunación global, la única vía sería que todos los países con
capacidad de producir vacunas a nivel nacional lo hicieran y apoyaran directamente a
los que no lo tienen. Un primer paso para ello es cancelar todas las patentes y otras
restricciones de propiedad intelectual para acceso y transferencia de vacunas y
tratamientos relacionados a Covid-19.
Esto ya fue planteado por India y Sudáfrica, apoyado por más de 100 países, en la
Organización Mundial de Comercio (OMC), pero Estados Unidos, Europa y otros países
sede de trasnacionales farmacéuticas se han opuesto ferozmente
(https://tinyurl.com/2mh79293).
Varios países del sur global, entre ellos India, Sudáfrica y Brasil tienen capacidad de
producción y distribución de vacunas. En muchos más esa capacidad ha sido debilitada
por las políticas neoliberales de las últimas décadas, pero podrían ser apoyados para
reactivar la producción nacional. Esto es lo que Covax quiere impedir, siguiendo el
modelo de acción que lleva también GAVI.
Covax funciona también como una forma de privilegiar las vacunas transgénicas,
patentadas y altamente experimentales, llenas de incertidumbres y riesgos, como las
basadas en ADN (entre ellas AstraZeneca, Johnson & Johnson) y las de ARN (como Pfizer y
Moderna). El reporte de Gleckman señala que también ha funcionado para marginar las
opciones más accesibles y públicas producidas en China y Rusia.
https://www.elviejotopo.com/topoexpress/covax-la-trampa/
Pero para las grandes empresas y entidades como el Foro Económico Mundial (FEM) o la
Fundación Gates el desafió quizás consista en cómo hacer llegar la vacuna contra la
COVID a las comunidades y personas de los países en desarrollo sin trastornar el mercado
farmacéutico mundial, mediante un mecanismo que eluda los sistemas de emergencia
humanitaria multilaterales vigentes desde hace mucho tiempo, a la vez que se
direccionan las vacunas a los aliados de preferencia en el mundo en desarrollo.
Eso es el COVAX. Y por consiguiente, la motivación principal para crear el COVAX no fue
ayudar a combatir la COVID en los países del Sur global.
El COVAX se estableció como entidad de múltiples partes interesadas para oficiar como
brazo de distribución de vacunas de otro órgano de múltiples partes interesadas
denominado el Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 (ACT, por
sus siglas en inglés). La función principal del COVAX es manejar el financiamiento para la
compra de las vacunas contra la COVID-19.
Fue diseñado para que funcione cual un banco comercial, usando capital aportado en
gran medida por gobiernos, para moldear la industria mundial de fabricación de vacunas
y el mercado de consumo de vacunas en el Sur. Está diseñado como una asociación
internacional de comercio ordinaria, interesada en establecer este mercado de vacunas
en base a un sistema de asistencia a la salud en que se requiere pagar por la salud, un
mercado sin aprobación médica nacional y sin rendición de cuentas ni responsabilidad
del fabricante.
Este informe está enfocado en las repercusiones políticas y económicas para el Sur global
y cómo la COVID y la estructura de múltiples partes interesadas del COVAX está
impulsando una transformación de la gobernanza mundial.
https://www.foei.org/es/noticias/covax-covid19-vacuna
El neoliberalismo sirvió
para deslegitimar la
institucionalidad pública y
“criminalizar” las capacidades
estatales.
Ya que el “éxito” pasó a ser medido solo en términos de riqueza, se dejó de explicar la
pobreza por sus raíces históricas y estructurales, porque salir de ella simplemente
dependía del triunfo individual, de modo que todo pobre lo era porque no sabía ser
“emprendedor” y trabajar decisivamente para acumular y volverse rico.
Los recursos del Estado tampoco debían malgastarse en bonos, subsidios a los sectores
populares o seguridad social pública, porque lo que se requería es dar “dignidad” a la
gente, “enseñándole a pescar” y no manteniéndole ociosa con el “pescado” público.
Y las frases con semejante tono de arrogancia y prepotencia de la elite triunfante con el
neoliberalismo bien pueden multiplicarse en cada país.
El empresariado privado luce portador no solo de la verdad histórica, sino del desarrollo.
Es el Estado, cuando interviene, el que compite, en forma desleal, con él.
También su corrupción. Esas elites no están dispuestas a que el Estado regule sus
actividades, les cobre impuestos, impida el saqueo de recursos, garantice derechos
sociales, laborales y ambientales, imponga los intereses nacionales, asuma posiciones de
soberanía y dignidad, enfrente al imperialismo.
Y en lo que va del siglo XXI, es posible advertir, cada vez con mayor claridad, que en la
región se acrecienta la polarización entre dos tipos de fuerzas sociales: de una parte,
las elites identificadas con el neoliberalismo; y, de otra, los sectores populares,
trabajadores, movimientos sociales, capas medias e incluso cierto empresariado
mediano, que se identifican con la construcción de una economía social.
La coyuntura electoral que vive Ecuador y que se resolverá el 11 de abril de 2021 con la
segunda vuelta presidencial, es muy expresiva de este proceso.
Por Juan J. Paz-y-Miño Cepeda
Fuentes: Informe Fracto
https://rebelion.org/valores-y-principios-que-deja-el-neoliberalismo/
Las dos acciones representan una escalada de las agresiones con el afán de
Washington de intensificar la «nueva guerra fría» en contra de Rusia y China, llevando al
mundo cada vez mas hacia la conflagración político-militar internacional. La mayoría de
los observadores atribuyen esta guerra instigada por Estados Unidos a la rivalidad y la
competencia sobre la hegemonía y el control económico internacional. No obstante,
estos factores solo explican en parte esta guerra. Hay un cuadro mas amplio – que ha
sido pasado por alto – que impulsa este proceso; la crisis del capitalismo global.
Pero un enfoque que se limita a analizar los presupuestos militares estatales nos da una
visión demasiado parcial del cuadro de la economía global de guerra. Las numerosas
guerras, los múltiples conflictos, y campañas del control social y de represión alrededor
del mundo entrañan la fusión de la acumulación privada con la militarización estatal. En
esta relación, el Estado facilita la expansión de las oportunidades para que el capital
privado acumule mediante la militarización, tales como la facilitación de la venta global
de armamentos por parte de las compañías del complejo militar-industrial-seguridad.
Estas ventas han alcanzado niveles que no tienen precedente. Las ventas globales de
armamentos por parte de los 100 fabricantes mas grandes se incrementaron en un 38
porciento entre 2002 y 2016.
Ya para 2018, las compañías militares con fines de lucro emplearon unos 15 millones de
personas alrededor del mundo, mientras otros 20 millones de personas trabajaban para
las compañías privadas de seguridad. El negocio de la seguridad privada (policía
privada) es uno de los sectores económicos de crecimiento mas rápido en muchos países
y ha llegado a empequeñecer a las fuerzas publicas alrededor del mundo. En monto
gastado en la seguridad privada en 2003 – el año de la invasión norteamericana a Iraq –
fue mayor en un 73 porciento que el gastado publico de seguridad, y tres veces mas
personas trabajaban por compañías privadas militares y de seguridad que por las
instancias estatales. Estos soldados y policías corporativos fueron desplegados para vigilar
la propiedad corporativa, proporcionar personal de seguridad para los ejecutivos de la
clase capitalista transnacional y sus familias, recompilar datos, llevar a cabo la
contrainsurgencia, las operaciones paramilitares y de monitoreo y rastreo, realizar
acciones de control de multitudes y represión de los manifestantes, administrar los
cárceles y centros de interrogación, manejar centros privados de detención de los
inmigrantes, y hasta participar directamente en las guerras al lado de las fuerzas
estatales.
En febrero del año en curso la Federación de Científicos Americanos denunció que detrás
de la decisión del gobierno norteamericano de invertir no menos de $100 mil millones de
dólares en una renovación del arsenal nuclear, se dio un constante cabildeo por parte
de las compañías del complejo militar-industrial que producen y mantienen dicho arsenal.
La administración Biden anunció con mucha fanfarria a principios de abril de este año de
que iba a retirar todas las tropas norteamericanas en Afganistán. Sin embargo, los 2,500
soldados estadounidenses en ese país palidecen en comparación con los mas de 18,000
contratistas de auxilio privados desplegados por Estados Unidos, entre ellos al menos 5,000
soldados bajo la planilla de las corporaciones militares privadas.
Las mal-llamadas guerras contra las drogas y el terrorismo, las guerras no declaradas
contra los inmigrantes y refugiados, la construcción de los muros fronterizos, los centros de
detención de inmigrantes, los complejos industriales carcelarios, los sistemas de monitoreo
y rastreo de masa, la extensión de las compañías privadas de seguridad y mercenarias –
todos se han convertido en importantes fuentes de ganancia y se volverán mas
importantes aun en la medida que la economía global siga enfrentando el
estancamiento crónico. En resumidas cuentas, el Estado policiaco global se vuele gran
negocio en momentos en que otras oportunidades de lucro para las grandes
corporaciones transnacionales se ven limitadas.
Las fricciones internacionales escalan en la medida que los Estados, en sus esfuerzos por
retener la legitimidad, buscan sublimar las tensiones sociales y políticas y evitar que se
fracture el orden social. En Estados Unidos, esta sublimación ha entrañado el esfuerzo por
canalizar el descontento social hacia las comunidades convertidas en chivos expiatorios,
tales como los inmigrantes. Se trata de una de las funciones mas importantes del racismo
y fue parte integral de la estrategia política del gobierno de Trump. Pero también entraña
la canalización de dicho descontento hacia enemigos externos tales como China y Rusia,
lo cual parece ser una de las piedras angulares de la estrategia del gobierno de Biden.
Las clases dominantes chinas y rusas también deben enfrentar las consecuencias
económicas y políticas de la crisis global, pero sus economías nacionales están menos
dependientes de la acumulación militarizada y sus mecanismos de legitimidad son otras,
es decir, no dependen del conflicto con Estados Unidos. Es Washington que conjura la
nueva guerra fría, pero esta guerra no responde a una amenaza de China o de Rusia,
mucho menos a la competencia económica entre los capitalistas en los tres países, pues
las corporaciones transnacionales se han inter-penetrado inextricablemente mediante las
inversiones mutuas tras-fronteras. Mas bien, esta guerra impulsada por Washington
responde al imperativo de manejar y sublimar la crisis.
Las crisis capitalistas son momentos de intensas luchas de clase y sociales. Ha habido una
rápida polarización en la sociedad global desde 2008 entre una ultra-derecha insurgente
y una izquierda insurgente. La crisis en curso desata revueltas populares. Los trabajadores,
campesinos y pobres han llevado a cabo una oleada de huelgas y protestas alrededor
del mundo. Desde Sudan hasta Chile, desde Francia hasta Tailandia, Sudáfrica, y Estados
Unidos, una “primavera popular” se estalla por doquier. Pero la crisis también anima a las
fuerzas ultra-derechistas y neofascistas que han surgido en muchos países alrededor del
mundo y que buscan aprovechar políticamente de la emergencia sanitaria y sus
consecuencias. Los movimientos neofascistas y los regímenes autoritarios y dictatoriales se
han proliferado alrededor del mundo en tanto se desintegra la democracia.
Las desigualdades salvajes explosivas desatan protestas en masa por parte de los
oprimidos y llevan a los grupos dominantes a desplegar un Estado policiaco global cada
vez mas omnipresente para contener la rebelión de las clases trabajadoras y populares. El
capitalismo global emerge de la pandemia en una nueva y peligrosa fase. La batalla por
el mundo post-pandémico ya esta siendo librada. Las contradicciones de un sistema en
perpetua crisis han llegado al punto de quiebre, conduciendo al mundo hacia una
situación peligrosa, hacia el borde de la guerra civil global. Los riesgos no podrían ser
mayores. Parte integral de la batalla por el mundo post-pandémico es la revelación y la
denuncia de la nueva guerra fría como artimaña de los grupos dominantes para desviar
nuestra atención de la crisis en escalada del capitalismo global.
https://rebelion.org/que-hay-detras-de-la-nueva-guerra-fria/
¿Y si la Gran Revelación ya ha ocurrido?
Agaton5/18/2021 07:27:00 p. m.
¿Recuerdan la indignación que se produjo
en todo el mundo después de que
los Papeles de Panamá sacaran a la luz
una enorme trama de evasión fiscal
internacional en la que estaban implicadas
muchas élites adineradas de alto nivel, lo
que llevó a encarcelamientos masivos y a
una profunda revisión de los sistemas
fiscales y legales del mundo? ¿No?
¿O la vez que WikiLeaks sacó a la luz los crímenes de guerra que condujeron a los
tribunales de La Haya y a una completa reestructuración del ejército estadounidense?
Es muy, muy extraño cómo cada vez que hay una revelación escandalosa sobre los
poderosos, se hace mucho ruido al respecto durante unos días, y luego esencialmente no
pasa nada.
Los principales medios de comunicación pueden informar sobre ello durante un breve
periodo de tiempo (aunque a veces, si es realmente inconveniente para el imperio, ni
siquiera lo tocan), luego recurren a los expertos para que manejen la narrativa de tal
manera de asegurar que nadie en el poder se enfrente a ninguna consecuencia, y
luego se olvida silenciosamente.
Hay muchas personas que entienden que estamos gobernados por sociópatas que
manipulan nuestra sociedad para que se alinee con sus agendas codiciosas y de abuso
de poder, y que la mayoría de los problemas de nuestro mundo surgen de este hecho.
No es difícil ver y entender esto por uno mismo; hay más que suficientes hechos y
evidencias disponibles para hacerlo perfectamente claro, para cualquiera con el tiempo
y la voluntad de mirar.
Sin embargo, sigue siendo un conocimiento relativamente marginal, muy alejado de las
cifras que se necesitarían para marcar una verdadera diferencia en nuestro mundo.
No obstante, muchos de los que ven lo que está mal en el mundo, también mantienen la
esperanza de que pueda haber alguna Gran Revelación en nuestro futuro, alguna
filtración o hazaña heroica de periodismo de investigación que rasgue el velo de los
mecanismos de la oligarquía y la opresión y que sacuda al mundo para que se produzca
un cambio revolucionario.
Piensan que si hubiera alguna revelación sin precedentes sobre el 11-S, o sobre la Covid-
19, o sobre la oligarquía, la gente abriría por fin los ojos al hecho de que todo lo que se les
ha enseñado sobre el mundo es una mentira.
Esto nunca ocurrirá.
Lo sabemos porque si fuera a ocurrir, ya habría ocurrido. Si los hechos y las pruebas fueran
suficientes para abrir los ojos de la gente y hacerla cambiar de opinión, entonces el
consentimiento para todo el orden mundial en el que vivimos actualmente se habría
rescindido tan pronto como supiéramos que la invasión de Irak se basó en una mentira.
O tan pronto como viéramos las primeras imágenes de los niños de Yemen que están
muriendo de hambre con la ayuda de nuestro gobierno.
Toda la información necesaria para mostrar a la gente que estamos gobernados por
tiranos asesinos, que no deberían estar a cargo de sus propios hijos y mucho menos de un
imperio que se extiende por todo el mundo, ya está disponible públicamente.
Cualquier información nueva que se añada a ello será tratada de la misma manera que
se ha tratado hasta ahora: narrativa gestionada y olvidada en la memoria. No importaría
que fuera una filtración que expusiera todos los secretos más horribles de todas las
personas más poderosas del mundo. Se resolvería de la misma manera que siempre se ha
resuelto.
La ciencia ya nos dice que los hechos contundentes no son suficientes para hacer
cambiar de opinión a alguien, y que tenemos todo un sistema de defensa cognitiva para
proteger nuestras percepciones preexistentes. No importa cuánta información se le
entregue a alguien, si lucha como un demonio para evitar la experiencia, similar a la
muerte, de que le arranquen toda su visión del mundo. El truco está en encontrar formas
nuevas e innovadoras de romper esas defensas.
Por eso escribo tantos artículos sobre lo espeluznante que es el imperio; intento aportar
nuevos conceptos e imágenes que ayuden a la gente a comprender realmente la
verdadera naturaleza de esta cosa en la que han estado sumergidos toda su vida, cuya
propaganda han estado ingiriendo desde que eran niños. Es como tratar de enseñar a los
peces a ver el agua.
Es tan extraño y depravado como cualquier teoría conspirativa sobre el control mental
de los nanobots 5G, pero como la gente está acostumbrada a ello, no es capaz de verlo.
Y lo mejor es que todos podemos hacerlo. No hace falta ser un denunciante heroico o un
audaz periodista de investigación, sólo necesitamos un poco de creatividad y un
enfoque ligeramente diferente de las cosas.
A esto apuntaba Arundhati Roy cuando dijo: “Nuestra estrategia debe ser no sólo
enfrentarse al imperio, sino asediarlo. Privarlo de oxígeno. Hacer que se avergüence.
Burlarse de él. Con nuestro arte, nuestra música, nuestra literatura, nuestra terquedad,
nuestra alegría, nuestra brillantez, nuestra absoluta implacabilidad y nuestra capacidad
de contar nuestras propias historias.
Historias que son diferentes de las que nos han lavado el cerebro para hacernos creer”.
Está bien ser un periodista duro o un experto analista de conspiraciones. Pero, como la
Gran Revelación ya ha ocurrido, la verdadera diferencia la marcarán los artistas.
https://www.investigaction.net/es/y-si-la-gran-revelacion-ya-ha-ocurrido/