Mucho se habla hoy en día de la importancia que ha llegado a
adquirir la mercadotecnia en la vida diaria tanto de las personas
como de las empresas. Y en realidad, desde los primeros estudios y aseveraciones del señor Kotler hasta la fecha, su evolución ha sido inmensa y constante.
Sin embargo, todo parece indicar que muchas personas aún no
comprenden exactamente cuál es la verdadera misión de la mercadotecnia y por consecuencia, se tiene una mala percepción sobre la misma. Muchas personas dan por hecho la ecuación “mercadotecnia = ventas”, viéndolo como la meta última de la disciplina sin ver más allá y sin darse cuenta de que el marketing no sólo busca un beneficio personal, sino mejor dicho, un beneficio mutuo, debido a que el producto o servicio que se entrega al cliente le beneficiará y satisfará con él sus necesidades, anhelos y/o deseos.
Sin lugar a dudas, el marketing también ha sido un factor
importante para la mejoría de la calidad de vida de las personas, debido a que mediante la mercadotecnia las empresas pueden detectar las necesidades o deseos de los consumidores y en base a la información recabada poder crear, desarrollar y ofrecer los productos y servicios que se desean o necesitan, con el precio que la gente lo requiere y en los lugares en que sea más probable que los consumidores lo busquen y así facilitar su adquisición; sin dejar de lado la comunicación necesaria empresa-cliente mediante los diferentes medios de promoción y difusión disponibles, que sin ella no se conocerían los beneficios o características de los productos ofertados por las diferentes marcas.
Es cierto, hoy en día en el mercado existen una inmensa variedad de
productos y servicios, pero sobre todo de marcas, las cuales, muchas de ellas tienen ofertas similares y compiten entre sí (lo cual es benéfico para el correcto desarrollo y crecimiento de la economía como tal). Por lo tanto, hoy en día la competencia entre muchas empresas es inmensamente feroz y la sociedad cada vez demanda mayor calidad, mayor variedad, así como un mejor servicio.
El desafío de los mercadólogos de hoy es grande. La creatividad y
sobre todo la capacidad analítica debe de predominar y permitir encontrar nuevos mercados, nuevos productos y servicios, así como el encontrar un punto clave de diferenciación y trabajar sobre él mismo, mediante la creación de las estrategias correctas, la cual no es una tarea nada fácil.
Por lo tanto, me quedo con la idea de que un mercadólogo no sólo
debe tener una mentalidad de ganar-ganar. Es cierto que las ventas juegan un papel protagónico en la consecución de los objetivos suyos y de su organización, pero también es cierto que otro de sus objetivos primordiales debe de ser su mercado y sus clientes, sin los cuáles no podría subsistir. Es importante investigar cuáles son las necesidades y los deseos de dicho grupo de consumidores, para poder satisfacerlos con el producto o servicio correcto, con el precio correcto, en el lugar correcto y con la comunicación correcta. Tal parece que esta actividad hasta cierto punto, suena un tanto altruista, mientras que la percepción de la sociedad es otra muy distinta.
Últimamente ha surgido la tendencia de enmarcar al marketing dentro de una cultura y dentro de la sociedad;
pero, ¿qué tan relacionado está este proceso económico, social y administrativo que permite conocer y satisfacer necesidades y deseos del consumidor con el conjunto total de las prácticas humanas, de modo que incluya las prácticas económicas, políticas, científicas, jurídicas, religiosas, discursivas, comunicativas, etc.? ¿Y qué tan influenciada está la sociedad por el marketing o viceversa? El marketing nos permite conocer, al principio teniendo a la cultura como un método de investigación de mercados y que cada vez se adentra mas al proceso de marketing de forma que se esta convirtiendo en una fuente de significación en el mercado, ya que tiene influencia en el consumo, pues, genera diferenciación debido a que los pro0ductos ya no son adquiridos simplemente por su función básica –calificadores de pedido-, sino que son elegidos por su carga cultural –captador de pedido-. La nueva forma de elegir el producto que vamos a consumir, esta determinado por preferencias, gustos y pensamientos que han sido estampados en el inconsciente colectivo de los consumidores, se denomina Cultura de consumo; además de esta cultura de consumo que repercute en los consumidores se dice que los empresarios también participan en la cultura, al reflejar algo de la suya en los productos. De ahí que se considere al marketing como una expresión cultural. Hoy por hoy para hacer marketing hay que analizar y comprender el comportamiento del consumidor dentro del marco de la cultura, pero este consumidor debe estar muy relacionado con los patrones de esta cultura que deben ser los predominantes de la sociedad, de lo contrario nuestra porción de mercado se vería disminuida al no cumplir con las expectativas culturales de la mayoría. Los recientes desarrollos del marketing, se dirigen hacia la construcción del bienestar de la sociedad en su conjunto, desde una perspectiva social y humana. Los consumidores son receptores directos de las presiones que ejercen los encargados del marketing desde la cultura, al ser participes de la sociedad. El desarrollo nos permite ver que no se trata de creación de culturas sino de intentar moldearlas de tal forma que beneficie la empresa, de esta manera emerge el fenómeno del consumo, elevando el nivel de consumo, generando simbolismos en los productos como características que son discriminatorias y exclusivas de un grupo social. En los últimos años se detecta una clara homogeneización de la cultura en todo el mundo, se igualan los gustos y comportamientos de los consumidores de los distintos países así como las leyes, la gestión empresarial y las costumbres. Este proceso de homogeneización cultural del planeta no debe hacernos olvidar la importancia de la multiculturalidad que subsiste y la influencia en los comportamientos de compra. Hoy todo el mundo está de acuerdo en la idea de que los clientes son extraordinariamente importantes para las empresas, por eso se debe ser cuidadoso en la modelación de las culturas a las necesidades de los clientes sin perder de vista la unión que hay entre estos con su necesidad de individualidad. El marketing busca generar identidad en el individuo siendo puente de unión entre lo social y lo individual; retomando en este punto la definición de marketing en la parte de las funciones: "satisfacer necesidades y deseos del consumidor". De estas necesidades y deseos podríamos considerarlas como lo define Maslow en su pirámide de las necesidades: sociales, de estima y de auto-desarrollo, con las individualidades que forman el conjunto de la sociedad. En otras palabras, el marketing al atender a los consumidores como seres culturizados parte de una sociedad, con productos que contienen simbolismos culturales, promueven su propia identidad. En los mercados se construye de forma culturar las normas del intercambio que son formales o informales, y además estas normas son sancionadas en el mercado y le dan vida a continuo proceso social como lo expresa Páramo Morales[1] "En el histórico papel que se le ha asignado a la cultura como reguladora y administradora de conductas – prescriptiva- aparece en ella un conjunto de normas que le dan vitalidad a su continua consolidación y reproducción social. Parece claro y sobre todo ampliamente aceptado que en el mundo culturalmente constituido, -una especie de superestructura social- se haya instalado, a través del tiempo, una serie de reglas de convivencia y de solución de conflictos que consciente o inconscientemente el ser social ha aceptado y practicado o no durante toda su existencia." Como estas normas son aprobadas en conjunto, entonces todos las acatan de forma prioritaria pues la aplicación de estas ha obedecido a unos valores, unas creencias y unos supuestos culturales; por otro lado nadie quiere verse excluido de la sociedad por violentar acuerdos que fueron aprobados por la mayoría de la sociedad. En conclusión, considero que aunque las necesidades no son creadas por las empresas para vender sus productos, pues estos productos tienen sus razones y demandas para estar en el mercado, se puede ver que estos productos han sufrido un proceso de simbolización (legitimación social), desde su concepción para crear identidad en los consumidores. Por lo cual se puede decir que la influencia del marketing en la sociedad es alta y que las dos se dan la mano en la actualidad, una añadiéndole valor a la otra.