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La señora Rupertina María del Campo Feria sufre desde hace más de cinco años
de dolores lumbares ocasionados por una desviación en su columna.
Su medico ortopeda tratante le ordena la práctica de una cirugía de reemplazo
de disco de la columna lumbar para disminuir el dolor y prevenir la perdida de su
capacidad motora.
La EPS Matasanos se niega a autorizar el tratamiento, argumentando que al
momento del médico diligenciar la orden, no se describe con claridad a qué hora
fue la consulta y además que no queda claro la identificación de la paciente pues
la orden salió a nombre de la señora María del Campo Feria y no rupertina.
Ante esa situación la señora Rupertina se acerca a su oficina de abogados con el
fin de que la asesore y la represente, para lograr que la EPS Matasanos autorice
el procedimiento ordenado por el medico ortopeda tratante.
Es importante tener en cuenta que la EPS no ha manifestado su negativa por
escrito, por lo que usted como representante deberá presentar un Derecho de
Petición que para el caso hipotético será resuelto de forma negativa y en
consecuencia deberá acudir a la acción de tutela.
Nota: El estudiante podrá agregar más aspectos al caso hipotético base, con el fin
de complementar la acción de tutela que deberá redactar como apoderado de la
señora Rupertina.
CASO HIPOTÉTICO (LIBERTAD PERSONAL – DEBIDO PROCESO)
Su cliente, Ricardo Arriola, cometió un delito de hurto y está siendo interrogado
por la Policía de vigilancia y control dentro del plazo de ley. Todavía no ha sido
puesto a la orden del juez competente porque no hay pruebas suficientes para
ello, aunque los policías que lo están entrevistando están seguros de que su
cliente era parte de la banda de asaltantes. Arriola está tranquilo porque sabe
que no hay pruebas ni indicios suficientes para iniciarle una causa penal, según lo
aprendió en el curso de derecho procesal penal cuando era estudiante
aventajado de Derecho antes de que dejara los estudios formales. Arriola incluso
empieza a bromear con los investigadores y los reta a que le demuestren su
responsabilidad. En ese momento, Arriola observa que al lado de su ventana
pasan su esposa y sus dos hijas, las cuales fueron llamadas por los investigadores
para que lo fueran a recoger, sin embargo, la intención era otra (utilizarlas como
mecanismo de coacción psicológica).
En ese instante, uno de los investigadores inicia el siguiente diálogo: “¿Son esas
sus hijas y esposa? Bonita familia. Lástima... ¿Por qué no les manda a decir que le
traigan ropa para dormir? Usted sabe que a una familia parecida a la suya le
sucedió un percance lamentable la semana pasada. Da la casualidad que el
esposo también estaba siendo interrogado como usted y era parte de una banda
de asalta bancos. Que lacra de personas esas. Lástima la familia... Ojalá no les
suceda nada...”.
Su cliente es una persona sumamente nerviosa y sobreprotectora de su familia.
Ante esa situación confesó, ante la Policía Administrativa, con lujo y detalles el
delito que efectivamente había cometido. Después de su confesión, Arriola es
exhibido ante la prensa en traje penitenciario aún cuando todavía no había sido
condenado y mucho menos puesto ante autoridad judicial competente para
verificar la legalidad de su captura aun cuando han pasado 10 días desde su
aprehensión.