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HISTORIA Y SISTEMAS PSICOLOGICOS


GUIA DEL CURSO

Ramón León
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PRIMERA UNIDAD

INTRODUCCION

PROGRAMA

1. Presentación 2. Finalidad 3. ¿De qué psicología se trata en el curso?; 4. La psicología


y otras formas de conocimiento psicológico; 5. ¿Por qué es la psicología occidental o
científica la que se enseña en las universidades y no las otras?; 6. Limitaciones de la
psicología occidental; 7. ¿Por qué tantas crisis en la psicología?; 8. Referencias.

1. Presentación

El curso es una revisión histórica de los orígenes y desarrollo de la psicología como


ciencia y como profesión. Su perspectiva es la cronológica (indispensable en toda
presentación histórica), con consideración de los aspectos biográficos de sus protagonistas a
lo largo del tiempo, sin olvidar los condicionamientos sociales de cada época y cada
contexto.

2. Finalidad

El conocimiento histórico es fundamental en el proceso de entender el desarrollo de


naciones, ideologías y ciencias. Si se carece de él resulta sumamente difícil comprender
cómo es que la realidad que tenemos al frente ha alcanzado la configuración que la
caracteriza. Es por eso que la investigación histórica es considerada una forma de la
investigación básica.

En un plano de carácter más filosófico, el conocimiento histórico contribuye a la forja


de una identidad, de la conciencia que naciones, ciencias, ideologías, partidos políticos o
asociaciones de la más diversa índole poseen de sí mismas.

Pero, aparte del conocimiento histórico que ofrece, el curso permite:

- Tomar conciencia de que muchos de los problemas de la existencia humana


continúan sin una respuesta definitiva, y tal vez nunca la tengan.
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La felicidad, la muerte, la enfermedad, el amor, el desengaño, la resignación, el


sufrimiento han sido temas de reflexión desde muy temprano en la historia de la
humanidad, dando lugar a puntos de vista y planteamientos que, al tratar de cada uno de
ellos, también se han referido a la naturaleza humana y al mundo subjetivo presente en cada
cual.

Así, por ejemplo, el sentido de la vida, la felicidad y el sufrimiento han motivado


innumerables reflexiones desde Epícteto (55-135), Séneca (4 a.C. – 65) y Marco Aurelio
(121-180), en la Antigüedad, quienes plasmaron en libros como De la vida buena,
Pequeño libro de moral y Meditaciones sus meditaciones y conclusiones, hasta nuestros
días.

Pero aún antes de ellos, podemos encontrar en La Biblia, tanto en el Antiguo como
en el Nuevo Testamento consideraciones acerca de estos temas, que son por lo demás
aquellos que definen la condición humana.

Cada uno de los temas antes mencionados tiene un inconfundible aspecto


psicológico. El sentido de la vida y el sufrimiento, para mencionar dos casos, suelen ser
tratados en libros de psicología existencial, y dan lugar a extensas reflexiones en el trabajo
psicoterapéutico. La psicología, al menos en la visión de muchos de sus más entusiastas
seguidores, tiene la misión de permitir que las personas se conozcan a sí mismas y
entiendan mejor la naturaleza humana en todas sus variaciones, y eso, supuestamente, hará
que ellas tengan una vida con más sentido y posibilidades de realización individual.

En los últimos tiempos, el tema de la felicidad se ha convertido en un punto de gran


interés para los psicólogos, muchos de los cuales pueden creer que esto es algo nuevo e
inédito en la historia de la humanidad. La felicidad era en el pasado un tema de filósofos,
dado que los psicólogos estaban más concentrados en aspectos de la psicopatología pero,
hacia fines del siglo XX, ella despierta el interés de los especialistas en psicología. No solo
de ellos, sin embargo, sino también de sociólogos, antropólogos y politólogos, de modo tal
que es un área de estudio interdisciplinario en la que también intervienen
-sorprendentemente- especialistas de otras áreas (como, por ejemplo, el zoólogo británico
Desmond Morris, 1928-) (vide Morris 2006).

En los escritos de los psicólogos positivos por ejemplo encontramos constantes


referencias a filósofos y pensadores; lo mismo sucede en algunos de los enfoques
psicoterapéuticos, como por ejemplo la Psicoterapia Racional Emotiva, que creara y
difundiera Albert Ellis (1913-2007) (vide Ellis 2010).

El inmenso significado de temas como la felicidad, el sufrimiento, el sentido de la


vida, para los seres humanos, determina que, cada cierto tiempo, reaparezcan con gran
fuerza dando lugar a numerosas y encendidas controversias. Asٕí, en un mundo cada día
más agitado y stressante, Lou Marinoff (1951-) escribió Más Platón y menos Prozac
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(Marinoff 2000), libro en el que propone que busquemos no en los tranquilizantes sino en
los textos de filosofía el sentido de su vida y la solución a algunos de sus problemas
existenciales.

- Tomar conciencia de la continuidad de la ciencia (que avanza de manera


acumulativa y solo por épocas experimenta revoluciones).

Se habla de revoluciones en la ciencia y también en la psicología. En efecto, ha


habido tales revoluciones. Por ejemplo, la revolución copernicana en el caso de la
astronomía; y, hasta se podría hablar, como lo hizo Marthe Robert (1914-1996) en su
momento, de la revolución psicoanalítica en el caso de la psicología (Robert 1997). Pero lo
cierto es también que las ciencias avanzan de manera acumulativa, extendiendo las
fronteras de sus conocimientos: más información da lugar ces a nuevos conocimientos y
éstos, con el paso del tiempo, suelen reconfigurar el conocimiento, descartar creencias y
suposiciones consideradas como verdades, y replantear puntos de vista y problemas. Sobre
el conocimiento acumulativo en psicología (en el caso especial de Factores Humanos, lo
que antes era la ingeniería psicológica, véase el artículo de Proctor & Vu (2010).

Un buen ejemplo de esto lo constituye el proyecto del genoma humano, uno de los
más importantes en la big science. Una vez terminado el “mapeo” genético se ha ido
ganando de manera progresiva nuevos conocimientos acerca del ser humano y de
enfermedades degenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

En los últimos años, igualmente, ha cambiado de manera lenta pero consistente la


imagen de la tercera edad como una etapa de la vida caracterizada sobre todo por pérdidas y
deterioro. Conforme las personas alcanzan edades de vida más avanzadas, los geriatras y
los psicólogos han podido ir observando de manera más o menos sistemática los cambios
que se producen en la vejez y los condicionamientos biográficos y sociales que determinan
senectudes sanas o ancianidades marcadas por la enfermedad y el detrimento grave del
funcionamiento normal. Todo esto ha hecho que se hable en términos diferentes de la
ancianidad, cuestionando la validez de la idea de la fragilidad y morbilidad de quienes se
encuentran en esa etapa de la vida (Stone et al. 2010).

- Tomar conciencia de la raigambre filosófica de la psicología.

Más allá del carácter científico de la psicología, ésta conserva estrechos vínculos
con la filosofía, razón por la cual muchos psicólogos han incursionado en la filosofía y,
viceversa, muchos filósofos han ofrecido material de discusión para los psicólogos.

Mencionemos solo los nombres de dos psicólogos filósofos de un pasado aún no tan
lejano: Jean Piaget (1896-1980) y Karl Jaspers (1883-1969). En tanto que hoy se recuerda
poco la obra del segundo, inicialmente concentrada en el campo de la psicopatología
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(Allgemeine Psychopathologie, Jaspers 1913) pero que deriva paulatinamente a temas


filosóficos y se circunscribe finalmente en éstos, la de Jean Piaget, fallecido hace ya dos
décadas, sigue conservando gran actualidad y es una incontestable evidencia de lo
fructuoso del encuentro entre la psicología y la filosofía en el siglo XX.

En cuanto a psicólogos filósofos, o filosófos con importancia para la psicología,


podemos referirnos a Peter Carruthers (1952-) y Rom Harré (1927-).

Carruthers es uno de los más distinguidos representantes de la teoría modular de la


mente. De acuerdo con esta teoría

“la mente estaría constituida por un conjunto de módulos especializados,


sistemas funcionales, inteligencias múltiples, memorias diversas. Cada módulo
es específico y especializado en un tipo de proceso o actividad, así serían
diferentes los módulos o sistemas responsables del lenguaje, la capacidad para
fabricar herramientas, orientarse en el espacio o interaccionar adecuadamente
con otras personas en las relaciones sociales” (Carvalho da Veiga & García
García 2003).

Rom Harrés, por su parte, es autor de numerosos trabajos en el campo de la filosofía


de las matemáticas, ontología y psicología (en donde destaca su libro El ser social; Harre
1982).

Osorio (2009) aborda la influencia de la filosofía en el conocimiento psicológico así


como en la praxis de la psicología. Transcribimos un breve párrafo del mismo, que no
requiere mayor explicación:

[La psicología] es una ciencia que se fue apartando paulatinamente de la


filosofía hasta alcanzar en el siglo XX su autonomía y su propio estatuto
científico. Sin embargo, todo ser humano tiene alguna idea (implícita o
explícita) sobre la naturaleza humana: qué es el hombre, cómo debe ser. Estas
ideas influyen en diversos grados a la hora de actuar, y la actuación científica no
es una excepción. Es difícil que la concepción antropológica que uno tenga
afecte a la hora de investigar en matemáticas, pero esta influencia es mucho más
probable en otras ciencias como la psicología. Las ideas previas que un
psicólogo tenga sobre el ser humano influirán a la hora de interpretar los
resultados de su investigación” (pg. 149)

- Desarrollar una perspectiva humanística


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Los psicólogos suelen llamarse a sí mismos humanistas, pero no siempre tienen en


claro a qué humanismo se están refiriendo: ¿al humanismo renacentista, tal vez? ¿al
marxista? ¿al cristiano? ¿al ateo?

La historia de la psicología permite reconocer la influencia que cambios sociales y


doctrinas políticas han tenido en la imagen que el hombre tiene de sí mismo y en la forma
en que él ha entendido (y reformulado) el concepto de naturaleza humana.
En la actualidad, como bien sabemos, las humanidades se encuentran en retirada en
los programas de estudios universitarios, por considerarlas poco necesarias. Sin embargo,
los problemas que la humanidad enfrenta en nuestros días (uno de ellos, tal vez el más
angustiante, el terrorismo) solo pueden ser entendidos y eventualmente abordados por
medio del conocimiento que ofrecen disciplinas como la psicología, la sociología, la
literatura, la filosofía, la antropología.

Algo semejante puede decirse con respecto al estudio de los seres humanos en
nuestros días.

- Reconocer la importancia de los contextos sociales y del Zeitgeist,

Retomando la idea presentada en el párrafo anterior, resulta claro que la psicología


-como todas las ciencias y todos los saberes- no nace “en el aire”, sino que responde a
necesidades y a características de las sociedades y de las diversas épocas. La historia de la
psicología permite “engarzar” el saber psicológico de cada época con las características, los
problemas, las angustias de cada una de ellas.

- Estimular la perspectiva interdisciplinaria

La psicología es, como la química o la física, una hub science, una ciencia de
encuentro y de “despegue” de conocimientos que van a impactar en otras disciplinas. Así,
por ejemplo, psicología y sociología guardan estrechas relaciones y se influyen
recíprocamente:

“Tanto la psicología como la sociología comienzan de las observaciones de la


conducta de un individuo. La sociología busca abstraer las reglas de conducta
que gobiernan las conductas de los individuos en interacción. El concepto de
institución social implica, primeramente, un objetivo social a alcanzar, en
segundo lugar conductas de los individuos en interacción; y, en tercer lugar, las
reglas que gobiernan esas conductas en interacción. Durkheim, el fundador de la
sociología, estaba en lo cierto al señalar que las reglas sociales son realidades
externas al individuo. Desde el punto de vista del psicólogo interpreto esta
afirmación en el sentido de que las reglas son conceptualizadas a través de la
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abstracción de las conductas individuales en interacción y ellas no pertenecen a


ningún individuo concreto. Los individuos solo producen conductas concretas;
las reglas abstractas son elaboradas solo en el pensamiento conceptual de los
sociólogos. Lo que un sociólogo investiga son las reglas sociales, sus
condiciones y naturaleza del cambio. En otras palabras, la materia prima para el
estudio sociológico proviene de las conductas individuales en interacción, pero
el objeto propio de los estudios sociológicos son las reglas e instituciones
sociales entendidas como externas al individuo. Las reglas e instituciones
sociales son entidades conceptuales pensadas como si tuvieran una realidad
objetiva influenciando a las conductas individuales en interacción” (Ozakpinar,
2010, pg. 331; trd. de R. L.).

Podríamos concluir, asumiendo los planteamientos de Thomas (1999), afirmando


que la historia de la psicología permite reconocer tres aspectos de ella: la psicología como
scientia, la psicología como crítica, y la psicología como cultura.

Como scientia, la psicología provee estudios analíticos sobre aspectos y eventos


psicológicos, impulsada por la idea de generar conocimientos nuevos y de naturaleza
acumulativa. De allí la permanente actividad investigatoria de los psicólogos y las
asimismo constantes polémicas, réplicas y dúplicas que caracterizan a la psicología
contemporánea y que se pueden encontrar en congresos y en revistas.

Como cultura, la psicología genera significados psicológicos para individuos y


comunidades, explicando comportamientos, acciones y omisiones, en el ánimo de
contribuir a un contexto social que estimule una condición humana más digna del hombre.

Como crítica, la psicología supone la permanente deconstrucción, reconstrucción y


construcción del conocimiento psicológico impulsada por la utopía de producir cambios en
las prácticas del conocimiento psicológico.

3. ¿De qué psicología se trata en el curso?

No existe una sola psicología; hay, en realidad, varios niveles de conocimiento


psicológico, cada uno con sus propias características así como con sus posibilidades de
empleo.

Así, tenemos

- El conocimiento psicológico popular


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Este tipo de conocimiento psicológico, denominado como folk psychology y mirado


con desdén por los psicólogos, está basado en la experiencia de cada cual, o en su
capacidad intuitiva, pero también en la memoria histórica de cada sociedad.

Es injusto concederle poca importancia ya que, en realidad, ejerce una gran


influencia en la vida diaria de las personas. Proverbios, metáforas, refranes y sentencias son
sus formas de expresión.

Tal vez los más usados sean los proverbios y los refranes. En tanto que los segundos
tienen un origen popular, los proverbios poseen un significado histórico-filosófico de alto
nivel. Recordemos que en La Biblia hay un libro que lleva el título precisamente de
Proverbios.

Los proverbios en general han sido motivo de estudio intensivo por parte de
antropólogos, en menor grado por los sociólogos, en tanto que los psicólogos los han
empleado para evaluar la inteligencia y la comprensión de las personas en el marco de las
aplicaciones de pruebas psicológicas (Mieder 2008).

Jon Elster, conocido filósofo de las ciencias sociales, hace igualmente amplio uso de
ellos en su obra Sobre las pasiones. Emoción, adicción y conducta humana (Elster 2001).

Estas expresiones de la así llamada “sabiduría popular” difícilmente encuentran


espacio en los macizos y rigurosos tratados de psicología que se emplean en universidades,
pero, lo cierto es que ellas, como lo señala el español Pelechano (1990), cubren “una
parcela importante de saber cultural e históricamente decantado”.

Aunque el tema de los refranes parece un asunto particularmente sencillo y hasta


cargado de trivialidades, lo cierto es que ha motivado numerosos estudios, además del ya
mencionado de Pelechano. Amando de Miguel ha publicado un libro con el título de El
espíritu de Sancho Panza. El carácter español a través de los refranes (De Miguel 2000),
en el que sostiene que los refranes son una suerte de radiografía de la sociedad y de lo que
él denomina “el espíritu popular” (pg. 15). De Miguel llega a afirmar que son “fórmulas
para entender el mundo” (pg. 23). Corpas Pastor (1997), por su parte, anota que no se deben
buscar en los refranes verdades de carácter universal sino, más bien, verdades por defecto;
es decir, aquellas que “permiten hacer inferencias no estrictas, del tipo en ausencia de toda
información contraria, es lícito creer/suponer que …” (pg. 162-163).

De la Fuente González (2004) analiza el valor de los refranes, señalando varios: (a)
el cultural, pues expresan los valores y la visión del mundo de una sociedad; (b) el objetivo
(“la variedad del refranero está […] determinada por la riqueza y variedad de la realidad
misma sobre la que se basan y además por la variedad de opiniones sobre esa múltiple
realidad. Esto último queda muy bien ilustrado por el refrán de Sancho Panza: Pon lo tuyo
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en concejo, y unos dirán que es blanco, y otros que es negro. O aquel otro referido a la
psicología española: Tres españoles, cuatro opiniones”; pg. 172); (c) el moral o ético, ya
que “evalúan conductas, lo que sirve de control no solo social sino individual” (pg. 172);
(d) el comunicativo, pues son “expresiones fijas (que) suelen utilizarse como recurso
expresivo y hasta dialéctico” (pg. 173), a lo cual contribuyen su brevedad, su capacidad de
condensación, el ritmo sonoro presente en muchos casos; (e) el estético (citando a Iscla
Rovira, 1989, pp. 24-25, quien anota que “España es el país de los refranes por excelencia.
Los usaron nuestros dramaturgos del Siglo de Oro y adornan generosamente las tres obras
más salientes de nuestra literatura: El libro del buen amor, del Arcipestre de Hita; La
Celestina, de Fernando de Rojas; y Don Quijote de la Mancha, del inmortal Miguel de
Cervantes”); y, (f) el didáctico (“los refranes se pueden aprovechar en el aula al menos de
tres maneras: como materia de aprendizaje, como recurso motivador, y como instrumento
para fines tales como fomentar la expresión escrita, la discusión oral, la creatividad
artística, etc.”; pg. 176).

De importancia psicológica son también las fábulas, cuyo uso es mucho menor que
el de los refranes, dado que se trata de relatos que han tenido que ser aprendidos y que
suponen además la posesión de cierta cultura literaria. El género de la fábula tiene
pergaminos incuestionables, como lo demuestra el hecho de que lo han cultivado en primer
lugar Esopo, el fabulista por excelencia; y, en el mundo de habla hispana, Tomás de Iriarte
(1750-1791; vide Iriarte 1976) y Félix María Samaniego (1745-1801).

En las fábulas se trata sobre todo de defectos y vicios de los seres humanos (tales
como la envidia, la avaricia, la glotonería, la ingenuidad, etc.) y en ellas no puede faltar la
moraleja, una enseñanza moral presentada en términos sencillos y sin ningún ánimo de
solemnidad.

- El conocimiento psicológico presente en obras artísticas, especialmente las


literarias

Las manifestaciones artísticas acompañan a la historia de la humanidad casi desde el


inicio de ella. La temática de ellas ha sido muy variada: desde las pinturas de las Cuevas de
Altamira hasta las esculturas de Venus a las que hace referencia Edward Lucie-Smith en su
libro Sexuality in Western art (1991). El novelista Milan Kundera señaló que la literatura
descubrió al inconsciente antes que el psicoanálisis y la psicología (Kundera 1999).
Afirmación que en absoluto se puede considerar exagerada.

La siguiente tabla presenta diez obras literarias que por su contenido constituyen
importantes y sugerentes lecturas para los psicólogos y estudiantes de psicología.
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Tabla 1: Diez obras literarias de interés para los psicólogos

Nro. Obra Autor Temas psicológicos

01. Edipo rey Sófocles Incesto

02. Hamlet Shakespeare Duda, indecisión patológica

03. Otelo Shakespeare Celos patológicos

04. Don Quijote de la Mancha Miguel de Cervantes Introversión, locura


Saavedra

05. Crimen y castigo Fedor Dostoievski Conducta criminal, culpa,


remordimiento

06. La metamorfosis Franz Kafka Alteraciones en la imagen


corporal

07. La montaña mágica Thomas Mann Psicología de la salud y de


la enfermedad

08. Abel Sánchez Miguel de Unamuno Envidia

09. Hambre Knut Hamsum Efectos psicológicos del


hambre

10. El cuaderno dorado de notas Doris Lessing Problemática psicológica y


sociológica de la mujer en
el siglo XX

Solo hemos citado diez libros; podríamos haber citado muchos más. Por ejemplo,
las obras de Herman Melville (1819-1891; Moby Dick, Bartleby), Heinrich Mann (1871-
1950; El ángel azul), Alberto Moravia (1907-1990; El desprecio), Luigi Pirandello (1867-
1936; Seis personajes en busca de un autor), Albert Camus (1913-1960; El extranjero),
para solo mencionar algunos autores.

Una breve mención debe hacerse a un género literario por lo general mirado con
cierta displicencia: la novela de misterio y policiaca. Para muchos autores, este tipo de
novela es por definición una novela psicológica. El personaje de Sherlock Holmes, que
creara Arthur Conan Doyle (1859-1930), es digno de un estudio psicológico, como también
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lo son los diversos personajes a los que diera vida la escritora norteamericana Patricia
Highsmith (1921-1995; el más conocido de los cuales es Tom Ripley, pero también Edith,
la protagonista de El diario de Edith).

No solo obras literarias deben ser consideradas. También encontramos en el trabajo


escultórico creaciones dignas de un análisis psicológico o que mueven a éste.

En principio parece que no existieran muchas relaciones entre la escultura y la


psicología. Una visión más cercana del arte escultórico permite reconocer que éste, cuando
alcanza niveles de excelencia como los logrados en las creaciones presentadas en la tabla
previa, permite plasmar en piedra o mármol personajes y situaciones humanas de gran
significado emocional que, a su vez, impactan en el espectador evocando en él una serie de
estados afectivos o de imágenes. Recordemos que Sigmund Freud, el padre del
psicoanálisis, dedicó un trabajo al Moisés de Miguel Ángel.

En la tabla que sigue presentamos, solo a modo de ejemplo, una relación de diez
esculturas que pueden ser de interés para un análisis psicológico.

Tabla 2: Diez obras escultóricas con contenido psicológico

Nro. Obra Autor Temas psicológicos

01. La piedad Miguel Angel (1475-1564) El sufrimiento

02. El pensador Auguste Rodin (1840- Concentración, tristeza


1917)

03. David Miguel Angel Imagen corporal, orgullo

04. Moises Miguel Angel Liderazgo, sentido de la


misión

05. Extasis de Santa Teresa Gian Lorenzo Bernini Estados de éxtasis


(1598-1680)

06. Madre reclinada e hijo Henry Moore (1898-1986) Relaciones madre-hijo

07. El beso Auguste Rodin Erotismo

08. Laocoonte y sus hijos Agesandro, Polidoro y Sufrimiento, violencia


Atenodoro

09 Perseo y Medusa Cellini (1500-1571) Determinación

10. Psique reanimada por un beso Antonio Canova (1757- Erotismo


1822)

En la tabla 3 presentamos, igualmente a modo de ejemplo, diez obras


arquitectónicas que pueden ser de interés para los psicólogos.
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Tabla 3: Diez obras arquitectónicas de interés psicológico

Nro. Obra Autor Temas psicológicos

01. Catedral “La Sagrada Familia” (Barcelona) Antonio Gaudí (1852-1926) Creatividad en temas
religiosos

02. El Escorial (Madrid) Juan Bautista de Toledo Creatividad en temas


(1515-1567) y otros religiosos

03. Castillo de Neunschwanstein (Alemania) Christian Jank (1833-1888) Expresión de imágenes


fantásticas

04. La pirámide de Keops (Egipto) ¿? Muerte, vida después de la


muerte

05. Taj Mahal ¿? Muerte, vida después de la


muerte

06. La Gran Muralla (China) ¿? Defensa ante las agresiones

07. La ciudad prohibida (Pekin, China) ¿? Poderío

08. Partenon (Atenas) ¿? Prototipo de belleza

09. Coliseo Romano (Roma) ¿? Diversión, entretenimiento

10. Opera de Sidney (Australia) Jorn Utzon Disfrute estético

Al igual que en el caso de la escultura, la arquitectura también parece una disciplina


alejada de la psicología. No debemos olvidar, sin embargo, que la vida del hombre en
civilización tiene un escenario conformado por obras arquitectónicas. La arquitectura es,
probablemente, de todas las así llamadas bellas artes, la más cercana al hombre, la que más
influye en su vida. Cada una de las obras incluidas en la tabla anterior puede llevar a una
reflexión psicológica, pues ellas nos informan acerca de la forma en que los seres humanos
hemos afrontado el desafío de desarrollar nuestra existencia en los diferentes contextos en
los cuales la vida humana transcurre.

En la tabla 4 presentamos, siempre a modo de ejemplo, diez composiciones


musicales clásicas que pueden ser motivo de análisis psicológico y que, de hecho, parecen
reflejar en la mayoría de los casos problemáticas personales o particulares vivencias de sus
compositores.
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Tabla 4: Diez obras musicales de interés para los psicólogos

Nro. Composición Autor Comentario

01. Concierto para piano nro. 2 en do Sergei Rachmaninoff (1873- Por recomendación de su psiquiatra,
menor opus 18 (1899) 1943) Rachmaninoff compuso este concierto
para superar su depresión ante el
fracaso de su primer concierto. El
primer movimiento refleja la profunda
melancolía del autor.

02. Sinfonía nro. 5, opus 67 (Sinfonía Ludwig van Beethoven (1770- La Quinta Sinfonía presenta en sus
del destino) 1827) diferentes movimientos un registro
expresivo de las emociones más
diversas: desde el arrobamiento hasta
la desesperación, pasando por la ira, la
ternura, la tristeza.

03. Sinfonía Fantástica (Episodio de la Hector Berlioz (1803-1869) La composición trata de las fantasías
vida de un artista) (1830) que experimenta un joven músico que
ha consumido opio y refleja la
obsesión (idea fija, para emplear un
término muy frecuente en la psiquiatría
francesa de la época) de Berlioz, que
padecía de epilepsia, con respecto a
una actriz de la cual se enamoró
(Britton 2006).

04. Bolero Maurice Ravel (1875-1937) Muchos estudiosos de esta obra, tal vez
la más conocida de Ravel, han
señalado que los elementos de la
misma están influidos por la
enfermedad de Pick (vide Kerner
1975). Pocas obras musicales han sido
objeto de tantas polémicas por parte de
neurólogos y psiquiatras: Cybulska
(1997), por ejemplo, habla de de un
caso de perseveración musical, en tanto
que Otte et al. (2003) relativizan el
peso de los problemas neurológicos en
su composición.

05. Sinfonía nro. 6, en sí menor, Peter Illich Chaikovski (1840- La compleja y atormentada
Patética, opus 74 1893) personalidad del célebre compositor
ruso se pone de manifiesto en la
Sinfonía Patética, en la cual la tristeza,
la melancolía y la resignación se ponen
de manifiesto.
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06. Kindertotenlieder (Canciones a los Gustav Mahler (1860-1911) Canciones de tono sombrío (basadas en
niños muertos) (1901-1904) los poemas de Friedrich Rückert) en
las cuales se trata de la ausencia, de la
sensación de pérdida y de profunda
tristeza.

07. Deutsches Requiem (Requiem Johannes Brahms (1833-1897) Obra basada en textos bíblicos,
Alemán) desarrolla una meditación sobre la vida
y la muerte y el sentido de ambas.
Aunque el título pueda sugerirlo, la
obra no tiene un tono sombrío
tenebroso, sino expresa también la
esperanza en la vida eterna que se
alcanza a través de la muerte.

08. Una pequeña serenata nocturna Wolfgang Amadeus Mozart Expresión de la capacidad creativa y de
(1756-1791) improvisación en base a un tema
común

09. Moldava Bedrich Smetana (1824-1884) Parte del ciclo “Mi patria”, Moldava
es una composición que expresa el
amor a la naturaleza a través del relato
del recorrido del río del mismo nombre
a través de la campiña checa y su paso
por la ciudad de Praga

10. Sinfonía del Nuevo Mundo Antonin Dvorak (1841-1904) Expresión de los sentimientos
experimentados por este músico checo
al encontrarse en los Estados Unidos,
país en el que pasó varios años de su
vida.

La música siempre ha sido considerada una permanente fuente de inspiración. Ya


San Agustín reconocía su importancia como evocadora de estados emocionales de la más
diversa naturaleza: desde la alegría hasta la tristeza.

- El conocimiento psicológico desarrollado por personas que poseen


experiencias determinadas y que las han dado a conocer

Algunas personas, en el ejercicio de determinadas profesiones, desarrollan


conceptos psicológicos más o menos sistematizados en torno a determinados contextos y
situaciones humanas, conceptos y planteamientos que pueden aceptarse dado que, como
hemos dicho, provienen de largas experiencias.

Estamos refiriéndonos acá a pedagogos, psicoterapeutas, sacerdotes con prolongada


labor pastoral, psicoterapeutas, trabajadores sociales, abogados (especialmente los del
campo penal), quienes, entre otros, a lo largo de su vida profesional, han acumulado una
rica experiencia en situaciones muy particulares como, por ejemplo, el trato con los niños,
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el manejo y el tratamiento de determinado tipo de pacientes con problemas psicológicos, o


con personas que han delinquido.

Maria Montessori (1870-1952), A. S. Neill (1883-1973), ambos pedagogos; Lily


Pincus (1898-1981), trabajadora social; y, Oscar Lewis (1914-1970), antropólogo, pueden
ser mencionados como ejemplos.

Montessori y Neill desarrollaron originales sistemas pedagógicos que han ejercido


gran influencia en el campo de la educación. Concentrados ambos en el niño y en el
proceso de desarrollo de éste, han plasmado en sus respectivas obras observaciones,
sugerencias y sugerencias acerca de formas de trabajo que suelen ser reconocidas,
aceptadas y puestas en práctica por muchos educadores.

En una medida mucho menor y no siempre reconocidas sino más bien criticadas por
muchos, podemos mencionar las ideas del doctor Benjamin Spock (1903-1998), cuyo libro
The common sense of baby and child care, publicado originalmente en 1946 (Spock 1946)
y con numerosísimas ediciones y traducciones, fue una suerte de “biblia” para las familias
norteamericanas en los años 1950 y 1960 (vide Maier 1998).

Pincus, por su parte, fue una trabajadora social germanobritánica que, avanzada ya
su carrera, abordó el tema de la muerte en la familia y los sentimientos de duelo presentes
en la familia (Pincus 1977). Su obra, aún hoy muy valorada, ofrece importantes intuiciones
y puntos de vista sugestivos sobre esta problemática universal.

Oscar Lewis dedicó buena parte de su vida y de su importante labor académica a


estudiar la vida de migrantes y de personas sumidas en la pobreza. Sus libros, como por
ejemplo Antropología de la pobreza (1959), Los hijos de Sánchez (1961), La vida de una
familia portorriqueña en la cultura de la pobreza (1965) y Pedro Martínez (1964), son
verdaderos clásicos, si bien en su momento no siempre fueron bien recibidos por la
comunidad académica (Aceves Lozano 1994). Como resultado de sus prolongadas
investigaciones, Lewis acuñó el término “cultura de la pobreza”, que ha tenido mucha
fortuna especialmente en América Latina. Elementos constituyentes de la cultura de la
pobreza son el fatalismo, la ausencia de planes para el futuro, el empleo de la violencia en
las relaciones interpersonales y al interior de la familia, el vocabulario limitado, el
fatalismo y el machismo. Derivado del término que creara Lewis ha aparecido también el
de “psicología de la pobreza”, ampliamente usado por psicólogos.

Dos casos provenientes de las canteras de lo que se suele denominar la psicología


profunda, los constituyen Bruno Bettelheim (1903-1990) y Viktor E. Frankl (1905-1997).
Bettelheim y Frankl, ambos judíos, permanecieron en campos de concentración alemanes
antes de poder escapar de ellos y desarrollar sus vidas y carreras profesionales en ambientes
democráticos. Bettelheim, entre 1938 y 1939, estuvo prisionero en los campos de Dachau y
16

Buchenwald. Frankl también sufrió prisión por su condición de judío. Los dos han dejado
testimonio de lo vivido y lo sufrido, así como de la manera en que enfrentaron y
sobrevivieron a tan terrible experiencia (Bettelheim 1943, 1973, 1982; Frankl 1979).

- El conocimiento psicológico sistematizado que es considerado científico


(enseñado en universidades, plasmado en textos académicos, presentado en
congresos y revistas).

Este conocimiento psicológico es de carácter acumulativo y se fundamenta en el


empleo de experimentos y de procedimientos psicométricos asociados a un manejo por lo
general bastante sofisticado de la estadística.

El conocimiento psicológico al cual nos estamos refiriendo suele ser enseñado en las
universidades (en donde, por lo general, suele ser presentado como el único con validez
universal) y difundido a través de una serie de libros y revistas especializadas, provenientes
de una industria editorial sumamente activa.

La siguiente tabla resume todo lo dicho con respecto a los niveles de conocimiento
psicológico:
17

Tabla 5: Características de los cuatro niveles propuestos del saber psicológico

Aspecto Primer nivel Segundo nivel Tercer nivel Cuarto nivel

Naturaleza Espontáneo, basado en la Espontáneo, Surgido en la Sistematizado y basado en


experiencia de las basado en la experiencia de quienes estudios conducidos con el
personas y de los pueblos experiencia y en se ven confrontados uso de experimentos, tests,
la sensibilidad con problemas inventarios, en trabajos de
de los artistas humanos excepcionales investigación
(crímenes, violaciones,
terrorismo)

Método Observación espontánea Observación y Observación más Observación más reflexión


empleo de la reflexión más averiguación vía
imaginación más estudios específicos
intuiciones

Validez Se le considera de validez Puede ser Se la considera con Se la considera de validez


general, al menos para considerado validez para las universal, aunque en los
cada grupo social como “estudio situaciones humanas a últimos años se señala que
de caso” las que se refiere y se solo posee validez en una
fundamenta en la sociedad y en un tiempo
experiencia de quienes determinados
trabajos con personas
en situaciones difíciles.

Verificación Por lo general no se la No es posible la La palabra del experto Replicación de estudios


verifica, sino solo se la verificación en el tema basta
confirma de caso en caso

4. La psicología y otras formas de conocimiento psicológico

Quien lea libros de psicología general en uso en colegios o universidades (como el ya


clásico libro de Whittaker 1985, o el moderno texto de Morris 2011), encontrará que en
ellos se habla de la psicología como si ésta fuese un saber unificado y como si solo hubiese
una y nada más, así como solo hay unas matemáticas y una sola física.

En realidad debería hablarse de “las psicologías”, pues al lado de “la psicología”, es


decir la psicología forjada y practicada en Occidente, que es tanto una ciencia como una
profesión, hay otras formas de conocimiento psicológico que si bien no siempre encuentran
acogida en las aulas universitarias ni están representadas en cátedras o textos, poseen gran
importancia y muchas veces son tomadas en serio por amplios grupos de la población.
18

Ya en la sección anterior nos hemos referido a la folk psychology. Pero, además, hay
otros saberes o, para ser más precisos, otras formas de entender al ser humano, su
subjetividad y su conducta que no forman parte de la psicología occidental pero que son
aceptados en determinadas culturas. Aquí los denominaremos genéricamente como
psicología no occidental (o sea la folk psychology de los beduinos, de tribus del Africa
Subsahariana, pero también por ejemplo la psicología del mundo andino).

En el cuadro que sigue presentamos los rasgos de “la psicología”, o sea la psicología
occidental, y los comparamos con los de “otras psicologías”, es decir formas de
pensamiento psicológico no occidental, así como con las ideologías (que son concepciones
acerca del hombre, de la naturaleza humana, de lo que son comportamientos adecuados e
inadecuados) y con la parapsicología, que trata de fenómenos psicológicos poco frecuentes.

Un hecho a destacar es que la psicología occidental, la no-occidental, las ideologías y


la parapsicología, todas ellas, se concentran en el estudio de la conducta humana. Cada una
de ellas, sin embargo, se dedica a un aspecto relativamente diferente. En tanto que la
psicología occidental y la no-occidental tienen como objeto de estudio la conducta en
general, las ideologías (cualquiera de ellas en general) ofrecen una visión de la naturaleza
humana de carácter más bien filosófico pero de consecuencias eminentemente prácticas.
Poco importa a las ideologías el desarrollo y el aporte que pueda ofrecer la psicología
científica: no conocemos ningún caso en el cual alguna ideología haya cambiado o
reestructurado alguno de sus planteamientos centrales debido a algún hallazgo producido en
el campo de la psicología.

Por último, la parapsicología estudia, como veremos más adelante, aspectos


marginales de la conciencia y la conducta humana.
19

Tabla 6: Comparación de la psicología occidental/científica, con otras psicologías, con las


ideologías y con la parapsicología

Aspectos a considerar Psicología Psicología no Ideología Parapsicología


occidental / occidental (la de la (religiones,
científica India o la del doctrinas políticas,
mundo andino, etc.) económicas
Objetivo Estudiar la conducta Estudiar la conducta Influir en la conducta Estudiar la conducta
humana (conciencia, humana humana con fines humana en aspectos
inconciente, en todos sus aspectos sociales marginales o insólitos
comportamiento) (telekinesis,
espiritismo,
levitación, telepatía
Finalidad Establecer leyes que Ayudar a las Hacer mejores a los Demostrar la
permitan predecir y personas y seres humanos y presencia de una
controlar la conducta eventualmente dar agentes de cambio dimensión
humana lugar a la sabiduría social desconocida y negada
de la conducta
humana
Formas de expresión Libros, artículos, Sobre todo Libros, artículos, Libros, artículos,
conferencias, transmisión oral conferencias, centros debates,
simposios, tipo maestro/ de formación política presentaciones,
congresos, clases en discípulo y religiosa, clases formación de
las universidades universitarias “círculos de
iniciados”,
transmisión oral tipo
maestro/ discípulo
Escenario Universidades, Casas de los Universidades, En la actualidad
laboratorios, centros “maestros”, iglesias teatros, circos,
de investigación ambientes informales plazuelas, de vez en
cuando conferencias
con “demostraciones)
Nivel de Grados académicos, Nulo. A lo máximo En el caso de Nulo.
profesionalización título profesional denominaciones religiones, formación Denominaciones
como “maestro”, ad hoc; en el caso de como “vidente”,
“sabio” doctrinas políticas y “médium”, etc.
económicas, grados
y títulos
profesionales

Las relaciones entre la psicología occidental, las psicologías no-occidentales, las


ideologías y la parapsicología son muy tenues. Los psicólogos científicos u occidentales no
prestan mucha atención a lo que las psicologías no-occidentales les puedan ofrecer como
información o como estímulo para trabajos de investigación. De otro lado, los psicólogos
occidentales por lo general consideran que su saber no está ideologizado y casi siempre
rechazan que sus teorías y concepciones estén influidas por ideología alguna. Por último,
los psicólogos occidentales consideran que la parapsicología no es un tema de estudio de la
psicología científica.
20

La parapsicología constituye un capítulo aparte de la psicología. Por lo general, los


psicólogos hoy no hablan mucho de ella, si es que en absoluto la tratan. Sin embargo, no
siempre fue así en el pasado.

Así, por ejemplo, en el Congreso Internacional de Psicología de 1899 la


parapsicología tuvo una parte visible en el programa. Benjamin & Baker explican lo
sucedido:

“Cuando la psicología científica entró en escena en la parte final de la década de los


1880, ella se encontró en competencia con una psicología popular que ya existía en una
variedad de formas, en lo que Leahey & Leahey (1983) han denominado ‘dobles
ocultos’. Frenólogos, fisiognomistas, espiritualistas, mesmeristas, sanadores mentales, y
otros que asumían otras denominaciones, ofrecían un amplio rango de servicios al
público, incluyendo curas para la melancolía, aconsejamiento matrimonial, consejos,
selección de personal y consejería para padres. Para el público, estos practicantes eran
los proveedores de la psicología, una realidad que no dejó de ser reconocida por los
nuevos psicólogos experimentales quienes buscaron que distanciar su disciplina de esas
psicologías populares y buscaron nuevas oportunidades para informar al público acerca
de la nueva ciencia de la psicología y por qué ella era la verdadera psicología. Al fundar
la primera revista de la nueva psicología en 1881, Wilhelm Wundt quiso que ella se
denominara Psychologische Studien, pero el título estaba ya en uso por parte de una
revista parapsicológica. Así, Wundt optó por Philosophische Studien. Cuando G.
Stanley Hall buscó que fundar la primera revista norteamericana de psicología en 1887,
recibió la suma de 5 mil dólares de un benefactor interesado en establecer una revista
parapsicológica. Hall no tenía la intención de establecer una revista de esa naturaleza y
evidentemente nunca informó al donante de la naturaleza real que tendría el American
Journal of Psychology. Cuando el donante se enteró del engaño, solicitó que su dinero
le fuera devuelto” (Benjamin & Baker, 2012, pg. 3).

De otro lado, la relación de psicólogos y psiquiatras que en el pasado se interesaron por


temas parapsicológicos es, en verdad impresionante. Ya en 1899, el célebre psicólogo
Théodore Flournoy (1854-1920), profesor de la Universidad de Ginebra, daba a la luz una
obra que en aquel momento fue un verdadero best-seller (superando largamente en los
niveles de venta -como diríamos hoy- a La interpretación de los sueños, de Sigmund
Freud; Freud 1968), Des Indes à la planète Mars (Flournoy 1899), que trata de un caso de
glosolalia. Carl Gustav Jung (1875-1961) y William James (1842-1910), para solo
mencionar dos nombres de importancia en la psicología, mostraron gran interés por temas
de esta índole.

5. ¿Por qué es la psicología occidental o científica la que se enseña en las


universidades, y no las otras?
21

Porque ella responde a algunos de los principios centrales de la civilización occidental:

o Racionalidad, esto es una concepción de los fenómenos de la realidad


caracterizada por la lógica formal y por la búsqueda de una causa que
debe ser cognoscible;
o Objetividad, es decir la búsqueda de la verdad dejando de lado el
parecer, los deseos y las expectativas del observador;
o Universalidad, o sea la validez general de los conocimientos; y,
o Aplicabilidad, lo que supone que el saber debe dar lugar a tecnología.

De otro lado, la psicología occidental –como todas las ciencias en Occidente- cuenta
con una serie de mecanismos de difusión que promueven constantemente su desarrollo:
congresos, revistas, editoriales, symposia y mesas redondas sobre temas muy
especializados (que en muchos casos cuentan con un generoso financiamiento estatal o
privado).

6. Limitaciones de la psicología occidental

Por mucho tiempo se dio por sentado que la psicología occidental era “la
psicología”. Es decir, que el saber psicológico formulado en el Hemisferio Norte, en países
como los Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, era sencilla y llanamente el saber
psicológico, incuestionable y válido a nivel de todos los contextos y tiempos.

Así, por ejemplo, un clásico europeo de la psicología de la adolescencia a


comienzos del siglo XX, Psychologie des Jugendalters (traducido al castellano como
Psicología de la edad juvenil), escrito por un gran pedagogo alemán, Eduard Spranger
(1882-1963), está basado en observaciones e intuiciones desarrolladas en su trabajo en
Gymnasien (escuelas secundarias que orientan los estudios a la universidad) alemanes
(Spranger 1973). Spranger no parece haberse formulado la pregunta acerca de cuán válidos
podían ser sus planteamientos para otros contextos culturales no solo lejanos a Alemania,
sino inclusive en la misma Alemania.

Habría de ser un psicólogo de origen judío, Walter Blumenfeld (1882-1967), que en los
años del nacionalsocialismo se vio obligado a emigrar nada menos que al Perú, quien,
formuló una crítica a los planteamientos de Spranger, y escribió un libro titulado Jugend
als Konfliktsituation [La juventud como situación conflictiva], que tenía por subtítulo
“Jugendpsychologie mit Berücksichtigung des jüdischen Kindes” [Psicología de la edad
juvenil con consideración del niño/adolescente judío] (Blumenfeld 1963).
22

De manera excepcional, algunos psicólogos y psiquiatras se preocupaban en el


pasado por examinar lo que llamaremos la realidad psicológica de pueblos no-europeos. Tal
el caso de Emil Kraepelin (1856-1926), a quien podemos llamar el sistematizador de la
nosología psiquiátrica, quien emprendió un largo viaje por el Asia, estudiando cuadros
psicopatológicos que ocurrían en esas realidades, por ejemplo en Java. El interés de él y de
algunos psiquiatras antes y después de él por la psicopatología en realidades no-europeas
está documentado en el artículo de Raimundo Oda et al. (2005).

Sin embargo, la idea de que la psicología occidental es “la psicología” está hoy
siendo severamente cuestionada. La postmodernidad, con su poderosa tendencia
cuestionadora de toda forma de verdad, también ha influido en la psicología relativizando
su conocimiento y destacando el sentido de fenómenos psicológicos específicos en
contextos específicos.

- Se aplica fundamentalmente a Occidente,

En efecto, la psicología occidental surge, se desarrolla y practica en Occidente y, si


cabe el término “funciona”, en Occidente. Pero lentamente Occidente va dejando de ser el
centro del mundo. La presencia de nuevos centros de poder y decisión a nivel mundial (la
China, la India) y la importancia política que por otras razones han cobrado zonas que en el
pasado solo eran de significado por ser proveedoras de materia prima (el mundo árabe, por
ejemplo) van demostrándole al ciudadano común que surgen nuevos polos de poder
científico y de decisiones económicas que no se encuentran en el Hemisferio Norte. Las
ciencias sociales “occidentales”, por su parte, van revelándose como limitadas para
entender fenómenos humanos de otras latitudes, pero también muchos de los que ocurren
en el propio Occidente.

Muchos de los problemas que hoy día afronta Occidente no encuentran fórmulas de
solución que provengan de las ciencias sociales, y tampoco de la psicología. Problemas
tales como el terrorismo en sus más diversas formas, la disolución progresiva de la
institución de la familia, la violencia que domina en calles y plazas, la soledad cada vez
mayor de un número cada vez mayor de personas, las sectas, el bullying, el inmenso abismo
que separa a las generaciones: para todo esto ni la psicología ni la sociología ni la
antropología han logrado encontrar respuestas satisfactorias y soluciones al menos
parciales.

- No ha desarrollado formas de estudio de fenómenos complejos de la vida


psicológica, especialmente en el dominio de los afectos;
23

Realidades subjetivas individuales tales como el duelo y la envidia, y grupales como


el fanatismo, las sectas, el racismo, desafían la capacidad interpretativa y las posibilidades
de intervención de la psicología.

Sin embargo, en los últimos tiempos la psicología ha comenzado a analizar algunos


de estos fenómenos. Destaca aquí Robert J. Sternberg (1949-) con sus estudios sobre el
amor (Sternberg 1989, 1999, 2000), el odio (Sternberg & Sternberg 2010) y la sabiduría, y
Phillip Zimbardo (1933-), sobre la maldad (Zimbardo 2008).

- Se ve afectada por crisis que parecen periódicas, y que muchas veces se


presentan como revoluciones;

El concepto de crisis es universal, pero probablemente es en Occidente en donde ha


cobrado más fuerza. Desde los trabajos de Erik H. Erikson (1902-1994) el concepto de
crisis ha comenzado a demostrar su utilidad para entender cambios y desarrollos, pero
también para explicar fenómenos de descomposición a nivel social.

En psicología el concepto de crisis siempre ha estado presente. Se podría decir


que la historia de la psicología es la historia de sus crisis. En los años 1920, esa
sensación de crisis fue muy notoria y se expresó en una serie de obras y
reflexiones, la más importante de las cuales fue el libro de Karl Bühler (1879-
1963) titulado Krise der Psychologie [La crisis de la psicología] (Bühler 1927).
Hoy se vive un momento similar.

La Tabla 7 presenta una serie de crisis que han afectado a la psicología desde sus
inicios como ciencia experimental, en 1879.
24

Tabla 7: Crisis de la psicología desde 1879

Fecha Suceso Protagonistas Consecuencias

1879 - Surgimiento de la psicología Wilhelm Wundt Proposición de la psicología como


Leipzig experimental (1832-1920) ciencia y devaluación de la llamada
chair psychology.

1900 Formulación del psicoanálisis – Sigmund Freud Cuestionamiento de la conciencia


Publicación de La interpretación de como el gran tema de la psicología.
los sueños, de Sigmund Freud Proposición del inconsciente como el
centro de la vida psicológica. Rechazo
del método experimental

1913 Surgimiento del conductismo con la John B. Watson Proposición radical de una psicología
publicación de “Psychology as the (1878-1958) positivista, que descarta a la conciencia
behaviorist views it”, de John B. y a los procesos mentales y considera
Watson, Psychological Review, 20, como temas de estudio solo a los
158-177 aspectos visibles de la conducta
humana (el comportamiento)

1920-1930 Discusiones acerca de la crisis de la Lev S. Vygotsky En particular Vygostky, desde una
psicología tanto en los Estados (1896-1934), Karl perspectiva marxista, cuestiona el
Unidos como en Europa Bühler (1879-1963), saber psicológico de su época y
Carl Murchison propone una psicología vinculada a las
(1887-1961), Edna ciencias sociales, en particular a la
Heidbreder (1890- historia
1985)

1960 Revolución cognitiva Jean Piaget (1896- Redescubrimiento de la conciencia


1980) y Lev S.
Vygotsky
(póstumamente)

1960 Psicología humanística Carl Rogers (1902- Rechazo de las perspectivas


1987), Abraham conductistas y psicoanalíticas como las
Maslow (1908-1970), predominantes y énfasis en los
Charlotte Bühler potenciales del individuo
(1893-1974)

1990- Irrupción de las neurociencias Michael Gazzaniga Propuestas alternativas a la psicología


(1939-), Paul (1942-) desde el mundo de las neurociencias
y PatriciaChurchland
(1943-)
25

7. ¿Por qué tantas crisis en la psicología?

Ciertamente, no solo la psicología ha experimentado (o experimenta) crisis. En la


economía, tal vez la reina de las ciencias sociales, suelen producirse intensas controversias,
como la que ocurre en estos años en los cuales países como Grecia, Italia y España
parecieran estar al borde del abismo. Fourcade (2009) es la autora de un excelente libro que
permite entender algunos aspectos de las características del pensamiento económico en
diferentes sociedades, reflejando en buena medida las características de éstas.

En antropología se ha llegado a hablar del fin de ella, y de sus crisis. Aún en física,
el paso de la física clásica a la moderna, supuso la aparición de los planteamientos teóricos
de Albert Einstein (1879-1955) y de Max Planck (1858-1947) que conmovieron y
revolucionaron a esa ciencia.

En sociología las disputas entre marxistas y no-marxistas y la variedad de enfoques


teóricos permite afirmar que también hay un panorama abigarrado y conflictivo.

No sorprende pues que el destino de la psicología sea uno semejante. Dejando de


lado las consideraciones acerca de otras ciencias, consideramos que una de las razones por
las cuales en la psicología hay crisis tiene que ver con el hecho de que ella es lo que hoy se
llama una hub science. Boyack et al. (2005), en base a la examinación de una gran cantidad
(alrededor de siete mil) de revistas dedicadas a las ciencias naturales y a las ciencias
sociales en el año 2000, identificaron siete hub sciences: matemáticas, física, química,
ciencias de la tierra (earth sciences), medicina, ciencias sociales y psicología.

No siempre, sin embargo, la psicología o la física fueron hub sciences. Leydesdorff


(2006) señala que en la Edad Media las hub sciences fueron la filosofía y la teología,
alrededor de las cuales giraban el resto de las disciplinas: tanto la filosofía como la teología
influyeron notoria y consistentemente en los otros saberes.

Como hub science la psicología ejerce influencia en otras disciplinas pero también
está sometida a la influencia proveniente de ellas, de modo tal que descubrimientos y
hallazgos que se produzcan en ellas impactarán en el saber psicológico y en muchos casos
lo modificarán de modo sustancial. Un ejemplo de esto lo tenemos en lo que sucede con las
neurociencias, que vienen ofreciendo una gran cantidad de información que es asimilada
por la psicología y, al serlo, modifica muchos de los planteamientos de ella.

No puede dejarse de lado, de otra parte, el carácter sumamente dinámico de la


cultura occidental, en la que ha surgido la psicología científica, que propone nuevos
planteamientos y después de un tiempo tiende a desecharlos. En ese sentido, el concepto de
creative destruction que planteara el economista Josph Schumpeter (1883-1950) (McCraw
2007) puede ser valioso a fin de entender qué es lo que sucede con las ciencias
(especialmente las sociales) en la cultura occidental.
26

De hecho, en el mundo occidental han ocurrido en los últimos cien años grandes
cambios sociales frente a los cuales la psicología (pero no solo ella, sino en general las
ciencias sociales podríamos decir) se ha visto confrontada y ha tenido que ir “hilvanando”
planteamientos teóricos, muchos de los cuales han cuestionado el corpus de conocimiento
ya existentes: así, la revolución sexual, el movimiento feminista, las reivindicaciones de los
gays en el sentido de que ellos no son personas con problemas psicológicos sino individuos
con una orientación sexual diferente así como sus reclamos de uniones civiles y del derecho
de adopción, todo esto ha encontrado a la psicología podríamos decir que “desprevenida” y
ha obligado a reformular conceptos que hasta antes de la aparición de estos fenómenos
sociales eran casi inimaginables.

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Introducción a la psicología. México DF: Interamericana.- Zimbardo, Ph. (2008). El efecto Lucifer. El
porqué de la maldad. Barcelona: Paidós.
28

SEGUNDA UNIDAD: LA PSICOLOGIA OCCIDENTAL

Programa

01.La psicología occidental: sus orígenes. 02. ¿Qué es Occidente? 03. El concepto de
Occidente a lo largo del tiempo. 04. Elementos distintivos de la cultura occidental. 05.
Referencias

01. La psicología occidental: sus orígenes

Una paradoja: la psicología occidental surge en dos escenarios que hoy no son
considerados como propiamente occidentales. Ellos son lo que hoy es Grecia, y, la región
en que hoy se encuentra Israel, en el Asia Menor.

Grecia, ciertamente, forma parte de Europa pero es uno de esos países (como, por
ejemplo, Bulgaria o Moldavia) que se encuentran muy lejos del nivel de desarrollo
alcanzado por, pongamos el caso, Noruega o Alemania. En los inicios del siglo XXI
experimentó una grave crisis económica que reveló, de modo dramático, la ineficiencia y
corrupción del aparato estatal y lo endeble de su economía. Por su parte, Israel se encuentra
en el Cercano Oriente, pero se trata de la nación más occidentalizada de esa región.

Obviamente, cuando en la actualidad se habla de psicología occidental no se está


aludiendo a la psicología en Grecia ni en Israel sino, más bien, a aquella que se ha
desarrollado en la Europa anglosajona así como en América del Norte, especialmente los
Estados Unidos.

Conviene, sin embargo, formular algunos comentarios acerca del significado de


Occidente.

02. ¿Qué es Occidente?

Occidente, como Oriente, son creaciones sociales, es decir son un conjunto de ideas
(que se expresan en instituciones, rituales y formas de resolución de conflictos) que
intentan explicar el mundo y la naturaleza de los seres humanos y proponen una forma de
vida y una forma de pensar que son consideradas como superiores con respecto a otras, y
que supuestamente garantizan el desarrollo social, el desarrollo del individuo y un sentido
de la existencia.
29

03. El concepto de Occidente a lo largo del tiempo

Occidente ha significado cosas diferentes según las épocas. En su Geschichte des


Westens [Historia de Occidente], el historiador Heinrich August Winkler escribe lo
siguiente:

“La Grecia clásica necesitó de la experiencia de la guerra contra Persia [las Guerras
Médicas; R.L.] en la primera mitad del siglo V antes de Cristo, para desarrollar una
idea de las diferencias antagónicas entre los griegos y los ´bárbaros´. Occidente
(dysmaí o hespéra) y Oriente (Anatolé). En la Europa cristiana Occidente hacía
alusión a la iglesia occidental, lo latino en oposición a lo griego, esto es la Europa
bizantina. De “Occidente” como una unidad transatlántica era algo de lo cual apenas
se hablaba en 1890. Recién la experiencia de la igualdad cultural y política de
Europa y Norteamérica hizo que este concepto hacia comienzos del siglo XX se
convirtiera en una palabra clave en el mundo anglosajón. Se debió competir
entonces con otro concepto, frecuentemente usado, es decir el de “la raza blanca”,
pero, con respecto a éste, el concepto de Occidente era más limitado al mismo
tiempo que más amplio. Más limitado, porque “Occidente” excluyó a la Europa
oriental rusa y balcánica, vista como atrasada; más amplio porque la pertenencia a
la “civilización occidental” no estuvo más vinculada a las características raciales”
(Winkler 2009; pg. 17).

Norman Davies (1998) ha sostenido que es posible reconocer hasta doce formas en
las que los académicos definen lo que es Occidente, según como hagan referencia al
imperio romano, al cristianismo, al protestantismo, etc., concluyendo que

“la civilización occidental es esencialmente una amalgama de constructos


intelectuales que fueron propuestos para servir a los intereses de sus autores”;

y que es,

“el producto de complejos ejercicios ideológicos, de incontables viajes de identidad,


de sofisticados ensayos de propaganda cultural” (pg. 25).

04. ¿Qué es la cultura occidental?

La cultura occidental tiene sus raíces en el pensamiento griego de alrededor del


siglo V antes de Cristo, y se basa en la idea de que la naturaleza (physis) debe ser explorada
y explicada por la razón (logos) (Morris 2010).

Los filósofos griegos se plantearon como tema de reflexión los grandes temas de la
vida y de la muerte, para los cuales –como bien sabemos- seguimos sin tener explicaciones
satisfactorias.
30

Pero, además,

“[…] lo que estos filósofos hicieron fue establecer un método racional de búsqueda
que es la base de la ciencia. En tiempos de los griegos este método se aplicó a la
moral, la ética, el buen hacer y en la búsqueda del significado de la virtud y la
justicia y muchos otros valores imponderables para el individuo y la sociedad. No
obstante, el método puso de manifiesto que la apariencia superficial no era de fiar y
que el lenguaje tenía muchas ambigüedades y que inclusive si la proposición parece
tener un significado claro, una investigación más a fondo demuestra que puede tener
implicaciones mucho más allá de lo que pudiera parecer a primera vista” (Rhodes
1985; pg. 13).

Ferguson (2011), en su obra Civilization, ha señalado que en la base del desarrollo


alcanzado por Occidente se encuentran seis fuerzas: la competitividad, la ciencia, la
propiedad, la medicina, el consumo y el trabajo.

05. Elementos distintivos de la cultura occidental

Los elementos distintivos de la cultura occidental son:

1. La idea de progreso, central, que puede ser representada como una flecha que
avanza en línea recta y que apunta a mayor desarrollo que, por lo demás, es
irreversible (por ejemplo, los sistemas de comunicación: desde las señales de
humo en el pasado remoto hasta los sistema de correo electrónico en nuestros
días);

La idea de progreso no solo hace referencia a lo material, a la presencia de una


tecnología que haga más fácil la vida de las personas y las libre de tareas
pesadas que demandaban una gran cantidad de energía y tiempo en el pasado;
también se refiere a cuestiones sociales que garanticen una mayor calidad de
vida de los individuos y les permitan realizar sus potencialidades. En ese
sentido, los derechos humanos son considerados parte del progreso, la ausencia
de discriminación racial, sexual o hacia los discapacitados también; la supresión
de la pena de muerte, igualmente.

2. La idea de que todo tiene una explicación racional, y que el azar queda
reservado a muy pocos espacios de la vida; pudiendo afirmarse que la historia
de Occidente es la historia de la domesticación del azar (título del famoso libro
de Ian Hacking 2006).

3. La idea de que es posible controlar la naturaleza, estudiándola en detalle y


conociendo las regularidades propias de ella, tratando de establecer leyes;
31

4. La idea de igualdad entre las personas (mentalidad democrática), lo que supone


igualdad de oportunidades para todos.

Además de eso, el concepto de Occidente está asociado a:

1. Promoción del desarrollo científico y tecnológico:

Occidente tiene en alta valoración a la ciencia, en especial a las ciencias


naturales, cuyo desarrollo en los últimos tres siglos ha sido impresionante. Ese
desarrollo, a su vez, ha tenido un potente impacto en la calidad de vida de las
personas (aumentando dramáticamente la expectativa de vida, diagnosticando,
previniendo y curando o controlando numerosas enfermedades, aumentando la
seguridad y confort en las viviendas, haciendo más rápidos y efectivos los
medios de comunicación). Por ese motivo, la inversión en investigación es muy
elevada en países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania o Francia.

2. Secularización de la sociedad: a diferencia de lo que sucedía en la Edad Media,


los seres humanos de hoy necesitamos buscar mucho e ir muy lejos para
encontrar a Dios en nuestras vidas, como lo propone Taylor (2007);

3. Regímenes democráticos y separación de poderes; e,

4. Individualismo.

A continuación presentamos una serie de acontecimientos que han sido


significativos en la historia de Occidente. Cada uno de ellos ha traído consecuencias en la
imagen que el hombre occidental tiene de sí mismo al par que ha generado importantes
consecuencias sociales.
32

Tabla 8: Algunos grandes acontecimientos en la historia de Occidente

Acontecimiento Fechas Consecuencias

Las Cruzadas Siglos XI – XIII Distinción entre el mundo europeo y el


mundo asiático, y entre la religión católica
y el Islam

Descubrimiento y Conquista de 1492 en adelante a lo largo de Materia prima para Europa, difusión del
América buena parte del siglo XVI catolicismo en las colonias hispanas y
portuguesas

Reforma y Contrarreforma Siglo XVI Cuestionamiento de la autoridad papal,


surgimiento del protestantismo

La Revolución Inglesa Siglo XVII Separación de poderes

La Independencia en los 1779 El único movimiento revolucionario que no


Estados Unidos de Norte ha dado lugar a persecuciones, matanzas,
América prisiones y destierros por parte de sus
ciudadanos.

La Revolución Francesa 1789 en adelante Igualdad entre los ciudadanos, sociedad


secular

La Declaración de los Derechos 1792 Derechos humanos


del Hombre y del Ciudadano

La Revolución Industrial Siglo XIX Producción en masa

El origen de las especies, de 1850 Nueva concepción de la especie humana


Charles Darwin

El psicoanálisis Fines del siglo XIX y Nueva concepción del ser humano
comienzos del siglo XX

Primera Guerra Mundial 1914-1918 Empleo de nuevas armas, derrumbe de


varios imperios en Europa y aparición de
nuevas naciones

Crisis económica de setiembre 1929 Crítica al capitalismo


negro de 1929

Segunda Guerra Mundial 1939-1945 Surgimiento del nacionalsocialismo y


destrucción del continente europeo

Bomba atómica 1945 Surgimiento de una arma de destrucción


masiva nunca antes vista ni empleada
33

Guerra fría 1945-circa 1990 Años de tensión entre Occidente y Oriente,


disputas ideológicas, muro de Berlín.

Revolución sexual Años 1960 Reconocimiento de la sexualidad femenina,


sexualidad separada de la paternidad,
difusión de los métodos anticonceptivos,
progresivo reconocimiento de las minorías
sexuales

SIDA Fines de la década de los 1970 Considerada una epidemia mortal en el


siglo XX

Muchos de estos acontecimientos han generado a su vez la idea de una crisis y de la


decadencia o del hundimiento de Occidente. Así, tras la Primera Guerra Mundial, Oswald
Spengler (1880-1936) publicó en Alemania una obra titulada precisamente La decadencia
de Occidente (Spengler 2002; original en alemán 1923), con una visión crepuscular de la
cultura occidental que, según su parecer, se acercaba a su fin.

Hoy también se habla con gran preocupación de la progresiva decadencia de los


Estados Unidos y de su remplazo como primera gran potencia por la China y por la India
(vide Bustelo 2010; y para otro punto de vista Friedman 2011). Hace unos treinta años se
decía que el país que reemplazaría a los Estados Unidos en el liderazgo mundial sería el
Japón. En general, existe la idea de que las potencias tienen un ciclo de vida y que tras
éste, otras ocuparán su lugar (vide Kennedy 2004).

Señalemos seguidamente cuatro rasgos de la psicología occidental:

- Universalidad, que se expresa por medio de formulación de leyes o de la


búsqueda de las mismas;

- Objetividad, es decir la búsqueda de la captación de los fenómenos tal como


ellos son, por medio de procedimientos estandardizados (tests, experimentos),
así como por el empleo de aparatos que corrigen los sesgos observacionales;

- Racionalidad, bajo el supuesto de que toda conducta es motivada; y,

- Profesionalización, esto es el surgimiento de lo que se conoce como psicología


aplicada.

Referencias

Bustelo, P. (2010). Chindia. Asia a la conquista del siglo XXI. Madrid, Tecnos/Real Instituto Elcano.-
Davies, N. (1998). Europa. A history. New York: Harper Perennial.- Ferguson, N. (2011). Civilization. The
west and the rest. New York: The Penguin Press.- Friedman, G. (2011). Los próximos 100 años. Pronósticos
para el siglo XXI. México DF: Océano.- Hacking, I. (2006). La domesticación del azar. La erosión del
34

determinismo y el nacimiento de las ciencias del caos. Barcelona, Gedisa.- Kennedy, P. (2004). Auge y caída
de las grandes potencias. Barcelona, Debolsillo.- Morris, I. (2010). Why the west rules – for now. The
patterns of history, and what they reveal about the future. New York, Farrar, Straus and Giroux.- Rhodes, Ph.
(1985). Introducción a la historia de la medicina. Zaragoza, Acribia.- Spengler, O. (2002). La decadencia de
Occidente. Bosquejo de una morfología de la historia universal. Madrid, Espasa Calpe, 2 vols.- Taylor, Ch.
(2007). A secular age, Cambridge, Mass.; y, Londres, The Belknap Press of Harvard University Press.-
Winkler, H. A. (2009). Geschichte des Westens. Von den Anfängen in der Antike bis zum 20. Jahrhundert.
Munich, Beck.
35

TERCERA UNIDAD: LOS ORIGENES DE LA PSICOLOGIA EN EL


MUNDO GRIEGO Y EN ROMA
Programa

1. El mundo griego. 02. Filósofos presocráticos. 03. Sócrates. 04. Los sofistas y
Sócrates. 05. ¿Y quién fue Sócrates? 06. Platón. 07. La dialéctica. 08. Platón como
escritor. 09. Platón y la teoría de la reminiscencia. 10. Aristóteles. 11. Hipócrates.
12.Teofrasto.

1. El mundo griego

Debemos señalar que lo que entendemos por el mundo griego no corresponde


exactamente a lo que es hoy Grecia, una nación que, tal como la conocemos, recién aparece
en el siglo XIX.

El mundo griego al cual nos estamos refiriendo abarcaba regiones mucho mayores que
las que abarca Grecia en la actualidad, incluyendo a ésta por supuesto, de modo tal que por
ejemplo la costa occidental de lo que es hoy Turquía debe ser incluida en él. Recordemos
que Troya se encontraba precisamente en esa costa. Investigaciones recientes demuestran
que los seres humanos llegaron a las islas mediterráneas mucho antes de lo que se ha
supuesto hasta ahora. Simmons (2012) señala que

“descubrimientos en Chipre, Creta y algunas islas jónicas sugieren habilidades


marítimas presentes en seres humanos del Pre-Neolítico, que quizás se remontan al
Neanderthal o aún a individuos previos a éste” (pg. 895).

El mundo griego tampoco era una entidad política única, sino que estaba conformado
por numerosas ciudades (polis), con autonomía política, pero vinculadas entre sí por el
idioma, el intercambio comercial, políticas de defensa, etc.

“No existió nunca un estado griego unitario en el sentido moderno de la expresión, sino
una enorme cantidad de “ciudades-estado” (póleis) distribuidas en el territorio
continental griego, en las ciudades griegas del Mar Egeo, en las colonizaciones griegas
en las costas de Asia Menor y en las de Sicilia e Italia. Los griegos se distinguían de
otros pueblos como los persas por su lenguaje, por su mundo de dioses, por sus ideales
de autonomía, de búsqueda de belleza y –a partir del hallazgo de la filosofía- por su
36

racionalidad; pero algunos de estos rasgos comunes como su independencia solo se


pusieron de manifiesto en ciertas circunstancias históricas como en la guerra contra los
persas. La literatura griega tiene fuertes variedades dialectales, y hay notables
contrastes entre los ideales de la libertad y cultivo de las artes y las ciencias en Atenas y
las del autoritarismo, militarismo y amor por la belleza marcial en Esparta. Cada una de
estas ciudades tenía su propia constitución, sus propias leyes, organizaciones y
costumbres” (Sobrevilla 2012; pg. 21).

En el mundo griego ocupaba un lugar especial Atenas, una ciudad que hacia el siglo IV
antes de Cristo probablemente llegó a tener unos 200 o 300 mil habitantes, ubicada en una
situación estratégica y vinculada al Mar Egeo por el puerto de El Pireo, probablemente el
puerto más antiguo del mundo, con un movimiento de naves sumamente activo.

Un rasgo típico de la sociedad ateniense era su naturaleza democrática, si bien la


palabra democracia no debe ser necesariamente entendida en los términos en los cuales se
la entiende hoy: en Atenas había presencia de esclavos. Una quinta parte de la población la
constituían los ciudadanos propiamente dichos, con derechos plenos, e hijos de padre y
madre atenienses; los extranjeros (metecos) que vivían en esa ciudad se habían establecido
en ella con fines en muchos casos comerciales y provenían de otras ciudades del mundo
griego. Eran libres pero no tenían derechos políticos, si bien algunos e ellos llegaron a
amasar grandes fortunas. Y finalmente estaban, como hemos dicho, los esclavos.

La ateniense era una sociedad agraria con los rasgos de vida típicos de una sociedad tal
(muchos de los ciudadanos atenienses se dedicaban a la agricultura o al comercio), pero con
la singularidad de que le concedía gran valor a la palabra: el logos.

Solón (ca. 640 a.C. – ca. 548 a. C.) sentó las bases de la Atenas en la cual habrían de
vivir y enseñar Sócrates, Platón y Aristóteles, cuya existencia sin embargo transcurrió
durante el siglo de Pericles, llamado así por la influencia que ejerciera éste (ca. 495 a.C. –
ca. 429 a.C.) en esa ciudad, llevándola a la cumbre de su máximo poder, dotándola de
algunas de sus más bellas construcciones (por ejemplo, el Partenón), y atrayendo a ella a
grandes figuras de la época, como por ejemplo Protágoras, conocido sofista, Herodoto,
historiador, e Hipodamo de Mileto, arquitecto.

En realidad, sabemos poco acerca de los orígenes de esta cultura, y lo que sabemos
proviene fundamentalmente de Homero y Hesiodo:

“Nuestras principales fuentes de conocimiento sobre la aparición de Grecia hacia el


1200 a. de JC son los poemas épicos de Homero y Hesiodo, quienes escribieron en el
siglo octavo antes de la Era cristiana. Las contribuciones de Hesiodo que han llegado
hasta nosotros son Los trabajos y los días y Teogonía. El primero describe su vida
37

como modesto labrador, y el último intenta relatar la genealogía de los dioses. El


carácter social y ético de la vida agraria puede ser trazado en Los trabajos y los días,
mientras su Teogonía nos facilita la comprensión de los papeles y responsabilidades de
las deidades. Los poemas épicos de Homero son la Odisea y La Iliada. Solía ser un
lugar común insistir en que los dos poemas no se debían a la misma mano. El hierro,
por ejemplo, se menciona ocasionalmente en la Odisea, pero no en la Iliada, lo que
sugiere que esta última obra fue escrita antes de la Edad de Hierro. Sin embargo, lo que
debemos tener presente es que los poemas épicos fueron creados para ser cantados, para
ser recitados por solitarios pastores reunidos alrededor de una hoguera nocturna, o para
ser enseñados a los niños como lecciones de historia y normas de vida. Cada
generación, cada tribu y cada pueblo añadieron algo al original. La Odisea y la Iliada
recibidas por la Grecia de Herodoto eran, sin duda, diferentes de las composiciones
originales. En ese sentido sí que existían varios poemas homéricos, aunque un solo
Homero puede haber sido el inspirador de ambos trabajos. En el siglo VI había copias
‘oficiales’ de ambos poemas, y un cierto número de griegos, especialmente jónicos, se
ganaban modestamente la vida enseñando e interpretando las historias. Pero no hay
duda de que el sabor intelectual de la vida griega desde los siglos VI al IV estuvo
dominado por las sagas, idiosincrasias y suerte de los heroicos personajes de homero. El
poema reconstruye las principales batallas, cita las obras importantes, canta alabanzas a
los mayores tiranos y expone la debilidad de los más grandes dioses. Nos informamos
sobre las migraciones, estrategias militares, tributaciones, costumbres, ética,
supersticiones, cocina, forma de vestir y población en un periodo histórico que, de lo
contrario, sería mudo” (Robinson 1982, pg. 27).

1. Filósofos presocráticos

El mundo griego es el lugar en el cual aparece la filosofía. Es un hecho sorprendente


y casi único en la historia de la humanidad la presencia de tantos filósofos en esa región del
mundo y casi en la misma época. George Steiner, en su libro La poesía del pensamiento
(Steiner 2012) habla de una incandescencia de la creatividad intelectual y poética y señala
que:

“en algunos aspectos, la vida intelectual posterior es una profusa nota a pie de
página de ella” (pg. 27).

Algunas de las razones para este hecho podemos encontrarla en la presencia de la


democracia en el mundo griego, con su incitación a la discusión, a la polémica y al
intercambio de opiniones y pareceres. También puede haber jugado un rol la ausencia de un
clero oficial que monopolizara las creencias religiosas y los cultos, como ocurría en Egipto
o en Mesopotamia. Esa ausencia permitía la multiplicidad de puntos de vista y de creencias.
Por último, puede suponerse que en los procesos de emigración de los griegos (a lo que es
38

hoy el Asia Menor y el sur de Italia), éstos percibieron las grandes diferencias en materia de
mitos y religiones, que llevaron a los más lúcidos a preguntarse por los orígenes de la
humanidad, de la tierra, de las ideas, al par que reconocían la relatividad de los diferentes
puntos de vista.

El ya mencionado Steiner (2012) trata el tema al señalar que muchos de los


filósofos de aquella época pertenecían a familias acomodadasen los siguientes términos:

“es evidente que para los privilegiados, y eran relativamente numerosos, la propiedad
de esclavos comportaba ocio y exención de las tareas manuales y domésticas. Concedía
tiempo y espacio para el libre juego del intelecto. Esto es una enorme licencia. Ni
Pármenides ni Platón tuvieron necesidad de ganarse la vida. Bajo unos cielos
templados, un hombre nutrido puede proceder a debatir o escuchar en el ágora, en las
arboledas de la Academia” (pg. 28).

Por supuesto, hubo muchos filósofos antes que Sócrates, los que suelen ser
denominados, de acuerdo con una tradición, como “filósofos presocráticos”.

Esta denominación, sin embargo, dice poco, pues en realidad no solo fueron
pensadores que vivieron antes que Sócrates, sino también y sobre todo pensadores
originales, dedicados a estudiar la esencia de la naturaleza (Rocha 2004).

En la Escuela de Mileto, un importante centro comercial ubicado en lo que hoy es la


costa occidental de Turquía, encontramos a Tales (ca. 630-545 a.C.), Anaximandro (ca.
610-546 a.C.), Anaxímenes (ca. 585-524 a. C.), en la Escuela Pitagórica a Pitágoras (ca.
580-ca. 495 a. C.). En la Escuela de Efeso: Heráclito (535-ca. 484 a. C.), En la Escuela de
Elea, ubicada en el sur de Italia, Jenofanes de Colofón (ca. 580 – 570 y ca. 475-466 a. C.),
Parmenides (ca. 540-ca. 470 a. C.) y Zenon (ca. 490-430 a. C.). Filosofos pluralistas fueron
Empedocles (ca. 495-490 – ca. 435-430 a. C.), Anaxagoras (500-428 a. C.) y Demócrito
(ca. 460- ca. 370 a. C.?).

Cada uno de ellos es un personaje que ha ejercido una inextinguible fascinación


entre los estudiosos. Así, por ejemplo, Rodolfo Mondolfo (1877-1976), famoso filósofo
italiano asentado en Argentina, dedicó buena parte de su vida al estudio de la obra de
Heráclito (Mondolfo 1966), Romano Guardini (1885-1968), el conocido teólogo alemán
escribió un libro sobre la muerte de Sócrates (Guardini 1960), en tanto que Friedrich
Hölderlin, el trágico poeta alemán, escribió una obra de teatro titulada La muerte de
Empédocles (Hölderlin 1988).

Los datos confiables sobre ellos no son muchos; de la gran mayoría se sabe solo
interposita persona: Aristóteles en unos casos y, en otros, sobre todo Diógenes Laercio
39

suelen ser las fuentes con las cuales se cuenta para informar sobre estas figuras nimbadas
por la leyenda y el misterio (Diógenes Laercio 1792).

Sobre Tales de Mileto se afirma que es el primer filósofo racional, de intereses muy
amplios (que iban desde la astronomía hasta la geometría) y que consideraba al agua como
el principio de todas las cosas (el arché, fuente, principio u origen) así como que asignaba
alma a los seres inanimados, lo cual habría sido uno de las causas para la gran cantidad de
dioses presentes en la mitología griega. Aristóteles, en el libro I de su Metafísica, señala
que Tales es el progenitor de aquella filosofía que estudia la estabilidad de la naturaleza,
más allá de los cambios que se puedan producir en ella.

La idea del arché entraña el supuesto de que las cosas deben tener un origen, algo
que a su vez no es originado, lo cual le otorga la característica de principio. La nada, de otra
parte, no puede dar lugar a algo; es por definición infructuosa o infértil. Ya lo expresa
Aristóteles en la Metafísica:

“Pero, si nada hay eterno, tampoco es posible que haya generación. Es necesario, en
efecto, que haya algo que es generado y algo de lo que se genera, y que la última de
estas cosas sea ingénita, si es que serie se detiene y es imposible que algo se genere del
No-ente” (Metafísica 999b)

La pregunta acerca de por qué Tales propone al agua como el arché parece ser
adecuadamente respondida por el reconocimiento que la humanidad hizo prontamente de
que sin el agua era imposible la existencia.

Anaximandro, por su parte, fue discípulo de Tales y es considerado como el primer


científico, dado que utilizaba como método algo muy semejante a lo que hoy se llamaría la
experimentación. Se conoce muy poco de él. Tratando del arché, Anaximandro considera
que éste es el apeiron, lo indeterminado, lo ilimitado. No se sabe que Anaximandro haya
explicado qué había que entender con cierta precisión por este concepto, pero, según su
parecer, el hombre, el agua, las ideas, provienen del apeiron.

El apeiron supone un avance en materia de reflexión pues hace referencia a algo


abstracto y deja de lado al agua y al aire.

La visión del mundo que tiene Anaximandro es racional y queda claramente


expresada en su concepción acerca de la naturaleza. Sin embargo, debe señalarse que el
concepto de naturaleza en sus obras no equivale al concepto de naturaleza en su sentido
moderno:
40

“Lo que Anaximandro (y también Tales) entienden por naturaleza no es lo mismo


que se entiende ahora por tal término. En la Grecia jónica, physis denotaba el proceso
de crecimiento y de emergence (surgimiento). También denotaba el origen de algo o
fuente, aquello de lo cual algo se renovaba constantemente” (Cook pg. 68)

Para Anaxímenes, el tercero de los filósofos presocráticos de Mileto, el arché es, más
bien, el aire (aer). Es muy probable que este filósofo considerara al aire como la fuente de
todas las cosas en función de la observación que hiciera de la importancia y significado de
la respiración.

Se sabe muy poco de Anaxَimenes, aunque se supone que era alguien que poseía fortuna
personal y que se dedicaba a la filosofía por vocación. Se lo considera, además, como uno
de los filósofos que sienta las bases de una visión objetiva del mundo al plantear que las
cosas surgen y evolucionan no en base a leyes morales sino a leyes propias de la física.

Pitágoras, instruido en las enseñanzas de Tales, Anaximandro y Anaxímenes, da


nombre a toda una escuela, es una figura fascinante, rodeada de misterio y que continúa
siendo a pesar del tiempo objeto de reflexiones y de estudio. Establecido en Crotona,
Pitágoras es considerado el primer matemático puro, y es un personaje de intereses muy
variados, como variadas fueron sus ideas en torno a la música, a la vida en el más allá, al
alma, la armonía, etc. El teorema que lleva su nombre es, tal vez, la razón por la cual más
se lo conoce, aparece por doquier en las matemáticas (González Urbaneja 2008).

“Después de elaborar su sistema matemático, que nos es familiar por sus teoremas
geométricos. Pitágoras examinó la base de la vida. Enseñaba que conocemos el
mundo por las impresiones de los sentidos, pero que este mundo es artificial y está
distorsionado. Tras todas las relaciones, existe otra realidad, más permanente y de
índole esencialmente matemática, que no está al alcance de nuestros sentidos y que
debe ser descubierta por razonamiento intuitivo. Este segundo mundo de relaciones
definidas explica todo en la realidad al ofrecer la unidad esencial de la naturaleza.
Pitágoras también propuso la existencia de una entidad inmortal como principio
vital, que posee las funciones de sentir, intuir y razonar, la primera localizada en el
corazón y las otras dos en el cerebro. Las almas de animales y seres humanos tienen
sentimientos e intuición, pero el razonamiento pertenece solo a los hombres. Tal vez
como resultado de su contacto con el misticismo del Cercano Oriente en sus largos
viajes, Pitágoras afirmaba que a la muerte el alma baja al Hades a purificarse y
retorna a la vida en una serie de transmigraciones que termina solo al culminar una
vida de plena bondad” (Brennan 1999, pp. 22-23).

Se afirma que Pitágoras viajó por Babilonia, Egipto y posiblemente la India, y que
en esos lugares conoció las doctrinas religiosas y filosóficas existentes.
41

La comunidad en torno a él, la así llamada Escuela de Crotona (hacia el siglo VI a.


C.), numerosa, seguía reglas de conducta muy exigentes, creía en la metempsicosis (o sea
en la transmigración de las almas), razón por la cual se negaba a comer carne y practicaba
el vegetarianismo. Las normas de conducta que regían a esa comunidad están contenidas en
los Versos áureos, atribuidos a Pitágoras.

“El esfuerzo y la purificación estaban en el centro de su doctrina: la admisión en la


secta de los acusmáticos [nombre con el cual se conoce a los custodios de las ideas de
Pitágoras; R. L.] comprendían pruebas (docimasia) que son lejanos antecedentes de los
tests psicológicos. Su alumno Alcmeón (500 a. C.) practicó disecciones y reconoció el
rol del cerebro en el pensamiento y las sensaciones, seguido en esto por Hipócrates y
Platón, y contradicho por Empedocles y Aristóteles. El definió la salud, al igual que la
justicia, como el equilibro de los antagonistas (isonomia) y la crasis (armonía de los
humores). Esto prefigura el concepto de milieu intérieur de Claude Bernard y el de
homeostasis de Cannon” (Pélicier 1980, pg. 13).

Heráclito, conocido también como El Oscuro de Éfeso, es el autor de una obra


aforística, de la cual ha quedado muy poco para la posteridad: “su breve obra podría
caberen un par de cuartillas, y sin embargo el mundo continúa hablando de Heráclito y
pensando en el significado de sus fragmentos”, escribe Rivero Weber (2015; pg. 65).

Para él, el fuego es el origen de la vida. Puede ser considerado uno de los precursores
de la psicología en base a su ley del permanente flujo de la naturaleza, que plantea que en el
mundo todo está en permanente cambio (panta rei) y que la conciencia también lo está.

Heráclito era del parecer que los seres humanos eran incapaces de reconocer la realidad
tal cual ella es, dejándose engañar por los sentidos y sin darse cuenta de la unidad
subyacente en cosas aparentemente antagónicas entre sí. Así, por ejemplo, es imposible
entender la vida sin la muerte, la salud sin la enfermedad, o el frío sin el calor.

Jenofanes de Colofón es el fundador de la escuela eleática y fue un poeta y un pensador


interesado en temas religiosos de la época. Criticó el concepto de transmigración de las
almas, planteada por Pitágoras, e insistió no tanto en la diversidad de las cosas sino en la
unidad existente en ellas.

Parménides, que, por cierto, es considerado por algunos autores como verdadero
fundador de la Escuela de Elea, es un pensador del cual se conoce muy poco. La idea
central de él es la inmutabilidad de las cosas, de modo tal que la pluralidad y el movimiento
son solo fenómenos aparentes.
42

Zenón de Elea, a quien Aristóteles llama el padre de la dialéctica, fue discípulo de


Parménides cuyas ideas defendió. Utilizaba el razonamiento paradójico, mediante el cual
no defendía una tesis sino atacaba las tesis opuestas a ella. Sus paradojas o aporías fueron al
parecer muchas, pero han quedado para la posteridad unas diez o doce conocidas, entre
ellas la de Aquiles y la tortuga. Siguiendo las ideas de su maestro, Zenón se dedicó a
combatir las ideas del movimiento y la pluralidad.

Las paradojas plantean un tema de reflexión interesante tanto para la lógica como para
la psicología cognitiva.

Empédocles es, por su parte, un personaje legendario, inventor de la retórica según


Aristóteles, y padre de la medicina de acuerdo con Galeno. Personalidad fascinante, que
mueve a que el gran poeta inglés Mathew Arnold (1822-1888) lo tenga como protagonista
en Empedocles on Etna, Empedocles integra los cuatro elementos propuestos por sus
antecesores en una sola teoría.

“Empédocles […] formula la teoría de los elementos: la naturaleza se compone de


cuatro elementos, fuego, aire, tierra y agua, a los cuales corresponden cuatro cualidades,
calor, frío, sequedad y humedad. Estos elementos tienden a la unidad o a la división
bajo el efecto de dos principios, el del amor y el odio que están en relación de
alternancia. Se ha señalado la analogía entre esta figura mítica de gran desgarramiento y
la oposición de las pulsiones de la vida y de la muerte (eros y thanatos) en la definitiva
teoría de los instintos según Freud” (Pélicier 1980; pg. 13).

Esta semejanza entre Empedocles y Freud es reconocida por este último, quien en su
escrito “Análisis terminable e interminable” (1968) considera a Empedocles como el
pionero de su pensamiento dualista.

Anaxágoras, reconocido por ser quien descubriera el real origen de los eclipses, es
relevante para la psicología por el concepto de nous, que puede ser traducido como mente o
razón. El nous está en permanente actuación en el universo en un proceso que mezcla todas
las cosas; en un segundo momento da origen a los seres vivientes. Anaxagoras postula que
hay un poco de cada cosa en todas las cosas excepto en la mente, pero la mente está en
todas las cosas (Matthews 2002). El nous puede ser entendido como la inteligencia
ordenadora que da lugar a la formación del cosmos, pero es solamente la causa inicial dado
que el proceso continúa llevándose a cabo posteriormente sometido a causas
exclusivamente mecánicas.

Por último, Demócrito, del cual se conoce muy poco excepto que vivió en Abdera, fue
un filósofo y matemático que desarrolló la teoría atómica del universo, que fuera concebida
por Leucipo, su maestro. Todo el universo, también la mente, está conformado por átomos.
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Estos son eternos e invisibles, extraordinariamente pequeños (a tal modo que es imposible
que lo sean aún más) e inconmensurables. Demócrito, al igual que todos los filósofos de su
época, no fundamentó sus teorías en experiencias fácticas sino las hizo basarse en
razonamientos lógicos.

Como lo hemos dicho previamente, cada uno de estos pensadores formuló ideas de gran
interés para la comprensión del mundo y de los seres humanos. Lamentablemente, la
información que nos ha llegado de ellos es en la mayoría de los casos sumamente
fragmentaria, de modo tal que solo se conocen algunos aspectos de su vida y porciones muy
pequeñas de sus escritos (Aristóteles suele ser una fuente de información acerca de ellos).
En esto estriba el hecho de que hayan quedado opacados por la figura de Sócrates, central
en la filosofía griega.

2. Sócrates

Como acabamos de señalar, la figura de Sócrates virtualmente empequeñece a la de sus


predecesores. Se trata de una personalidad envuelta en la leyenda, aunque se sabe que
existió. Si bien no ha quedado de él nada escrito, y lo que se sabe proviene de los escritos
de Platón, Jenofonte y Aristóteles (quien, sin embargo, no lo conoció personalmente),
sorprende la inmensa bibliografía que hay en torno a él, enriquecida constantemente con
nuevos libros o artículos.

Sócrates es una figura paradigmática de la cultura occidental: Lenoir (2010) lo


considera uno de los tres grandes maestros de Occidente, al lado de Cristo y Buda.

………………………………………………………………………

“El periodo durante el cual se extiende su existencia (469 a. C. – 399 a. C.) alcanza
todavía el tiempo de las guerras contra los persas (500-448 a.C.), de las cuales los
griegos surgen, desde el punto de vista de Herodoto, como triunfadores gloriosos de la
“libertad” sobre la “opresión”. Sócrates experimentó por tanto cuando era joven todavía
el periodo de esplendor de Atenas, que fue también el del liderazgo cultural y político
de esta ciudad en la alianza ática-délica establecida en el 447. Bajo Pericles la
democracia se fortaleció (444-429), surgieron los famosos templos en el Acropolis, se
escenificaron las tragedias de un Sofocles y de un Euripides y enseñaron famosos
sofistas, filósofos naturales y médicos como Protágoras, Anaxagoras e Hipócrates en
Atenas. Es muy probable que Sócrates participara de sus enseñanzas, tal como Platón lo
relata en su recuento autobiográfico (Fedón)” (Martens 2004; pp. 8-9).

3. Los sofistas y Sócrates


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La mayoría de las historias de la filosofía, al tratar de Sócrates, menciona también a los


sofistas. En esas presentaciones históricas, éstos últimos suelen por lo general salir mal
parados, siendo vistos como

“comerciantes o traficantes de mercancías de las que se alimenta el alma”

Así se los ve en el diálogo platónico “Protagoras” (www.filosofia.org/cla/protbil.htm;


recuperado 29.3.12).

Sobre el particular agrega Waterfield,

“El trabajo de los presocráticos o sofistas no ha sido conservado en su totalidad.


Tenemos que descansar sobre fragmentos preservados en escritores posteriores e
informaciones acerca de sus pensamientos. Algunos de esos informes fueron escritos
por pensadores con sus propios intereses, quienes eran implícita o explícitamente poco
afectos o inclusive hostiles a los presocráticos; otros son los más simples resúmenes de
puntos de vista complejos, los cuales revelan un alto grado de incomprensión”

Por su parte, Dherbey señala que aún el término mismo de sofista, que en un su
momento significó sabio, ha sido desacreditado deviniendo alguien que posee un saber
falso (Dherbey 2012).

Pero, es conveniente preguntarse quiénes eran en realidad.

En primer lugar, la imagen que ha quedado de ellos proviene de las afirmaciones de


Platón, un discípulo de Socrates, y establecida como cierta por Aristóteles, discípulo a su
vez de Platón. Solo en el siglo XIX la imagen de los sofistas comienza a variar.

Podemos decir que ellos eran maestros a sueldo, itinerantes, que enseñaban a sus
discípulos el arte de la retórica, las buenas maneras, y la relatividad de las cosas. Solían dar
conferencias pagadas, especializándose en un tema (podía ser la lógica, podía ser la virtud),
recurriendo en muchos casos a sorprendentes juegos de palabras o a planteamientos lógicos
llamativos e idiosincrásicos, con los cuales podían presentar la realidad desde ángulos muy
diversos y en algunos casos hasta contradictorios.

Flanagan (2006) es del parecer que los sofistas fueron como los consultores de imagen
de hoy.

“Como artistas de la palabra los sofistas iban de ciudad en ciudad con una cantidad de
temas y tesis bizarras en su bagaje intelectual. Se quería ser alguien moderno: Gorgias
criticó a un colega el hablar siempre de cosas del pasado y de lo ya dicho. El, por el
contrario, se aprovechaba del momento, de la oportunidad que se presentaba. A muchos
45

sofistas les interesaba obtener lo mejor de la situación siempre cambiante e incierta de


la vida” (Grossheim 2008, pg. 92).

Es interesante transcribir el parecer de Böhm (2004), historiador de la pedagogía, acerca


de los sofistas:

“ Después de los así llamados presocráticos, es decir los filósofos previos a la aparición
de Sócrates, cuyas doctrinas y teorías solo nos han llegado de manera fragmentaria, los
sofistas se encuentran en el inicio de la pedagogía occidental. En contraste a los
primeros, se concentran las preguntas de los sofistas en el ser humano y sus creaciones
(hervorbringungen) culturales, especialmente el lenguaje, la religión, la técnica y el
arte, las bases del orden político y estatal, y por último la capacidad cognoscitiva del ser
humano y su habilidad para configurar y regular de manera racional la vida de relación
social. Por ello se ha considerado con cierta propiedad el pensamiento de los sofistas
como la primera “revolución antropológica” (anthropologische Wende) de la filosofía
occidental y su primera “ilustración”. Los sofistas concebían su profesión como una
techné (habilidad artística) que podía tanto ser enseñada como ser aprendida. Con su
ayuda buscaban transmitir a sus alumnos un conocimiento social y político útil y
asimismo aquellas habilidades que les garantizaran éxito y capacidad de afrontamiento
en la vida y ayudaran a virtudes prácticas y a una capacidad para el liderazgo político.
El método adecuado para esto fue considerado por ellos la tecné rhetoriké, esto es el
arte de la oratoria convincente” (pp. 13-14).

El más conocido fue Protagoras de Abdera (ca. 492 a.C. – ca. 422 a.C.) [“el hombre es
la medida de todas las cosas”, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto
que no son]. Uno de los diálogos de Platón lleva su nombre. En él,

“[…] aparece contando un mito en relación al origen de la cultura y la virtud política.


Relata que los dioses modelaron a los seres en general con tierra, fuego y otras
sustancias y que luego encargaron a Prometeo y Epimeteo que les distribuyeran las
cualidades que debían poseer. Primero puso manos a la obra Epimeteo dando a unos
fuerza, a otros rapidez, a éstos un gran tamaño y a aquéllos la capacidad de volar, y lo
hizo manteniendo un equilibrio entre estas facultades. Olvidó sin embargo a los seres
humanos, quienes estaban descalzos, desnudos y desarmados. En estas circunstancias
llegó Prometeo, quien para compensar esta situación robó del taller de Hefesto el fuego
y del de Atenea las artes dándoselas a los seres humanos. Pertrechados de esta manera,
los humanos vivieron primero dispersos y luego, cuando se trataron de reunir y fundar
ciudades para defenderse de los animales, no lo pudieron hacer, porque reñían entre sí
al carecer del arte de la política, patrimonio de Zeus. Preocupado éste porque la especie
humana estaba en riesgo de desaparecer, ordenó a Hermes que trajera a los hombres el
pudor y la justicia a fin de que en las ciudades reinaran la armonía y lazos creados por
46

la amistad. Y le previno que, si las otras artes estaban desigualmente distribuidas por
naturaleza, así por ej. la medicina, la arquitectura o el de tocar la flauta, el pudor y la
justicia, que están relacionados con la virtud política, fueran implantados entre todos los
hombres, ya que si solamente los tuvieran algunos las ciudades no podrían subsistir. Y
además estableció esta ley: que todo ser humano incapaz de tener parte en la justicia y
el pudor debía ser condenado a muerte como una plaga para la ciudad” (Sobrevilla
2012; pp. 39-40).

Protágoras inauguró la práctica de cobrar por sus enseñanzas, estableciendo él mismo


los honorarios.

“Los sofistas estaban preocupados por ganar discusiones, prestando poco interés a lo
que era correcto o incorrecto, a la verdad o a la falsedad, de los temas que se discutían.
Protágoras no pertenecía, por cierto, a este grupo” afirma Malone (2009; pg. 47).

Otros sofistas fueron Gorgias de Leontinos (483 a. C. – 374 a. C., “nada existe. Si algo
existe será incognoscible. Si algo es cognoscible, será incomunicable a los demás”), que
daba inmensa importancia a la influencia de la retórica; Licofron, del cual se desconocen
los datos biográficos y cuyas ideas nos han llegado vía Aristóteles; Prodico de Ceos (465
a.C. – 395 a. C., a quien Aristofanes consideraba un experto en astronomía), Trasimaco
(459 a. C. – 400 a. C.), Hipias de Elide (449 a. C. – 350 a. C.; a quien se le atribuye la
creación de los sistemas mnemotécnicos), Antifonte (480 a. C. – 411 a. C.; reconocido
orador y autor de discursos de la época) y Critias (460 a. C. – 403 a. C.).

Podemos concluir señalando que los sofistas, más allá de las diferencias que se
pueden encontrar en todos ellos, continúan siendo personajes controversiales. Como hemos
visto, algunos los consideran como protagonistas de la “primera ilustración”, en tanto que
otros los ven como simples mercaderes del conocimiento (esto último, especialmente como
consecuencia de la imagen que Platón ha difundido de ellos).

Márquez hace un balance que nos parece adecuado de ellos y de su significado:

“Hablar de los sofistas resulta problemático porque encarnaron al mismo tiempo el


individualismo y la socialización, el engaño y la educación, el cinismo y la
prudencia. Eran sumamente prácticos. Sofista es literalmente “el que hace sabio a
otros”. Esquilo llama así a Prometeo cuando enseña a los hombres las artes
fundamentales. Para comprenderlos es necesario comprender su entorno. Surgieron
en un momento en que las distancias entre los hombres disminuían; las democracias
y la desacralización del poder habían convertido a la política en una competencia, y
para triunfar había que poseer los mejores argumentos; el educador los enseñaría.
Pero no era lo único que los aprendices aprenderían. El sofista les enseñaría que
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existen límites en la competencia, que perder no es una catástrofe, que prepararse


para el siguiente debate es más importante que sufrir por la derrota. Cuando
pensamos en individualistas que compiten solemos imaginar una catástrofe: con tal
de ganar harán lo que sea, aunque esto inflija daños irreparables. Los sofistas
reconocían que había límites, y eran incapaces de destruir el escenario que
ambicionaban conquistar. Si no creían en la “verdad de las instituciones” al menos
creían en su utilidad. Pensaban que las convenciones no eran producto de la
naturaleza ni de la voluntad de los dioses, y sin ellas los hombres se destruirían. La
convención, en otras palabras, era un artificio necesario, frágil como todo acuerdo
humano que se valía de la persuasión; es decir, de la retórica” (Márquez 2005; pp.
75-76)

4. ¿Y quién fue Sócrates?

Para algunos era un sofista (así lo vieron por ejemplo Anito, Melito y Licón,
quienes fueron los que formularon la acusación que llevaría a la condena y posterior
sentencia a muerte de Sócrates), para otros el pensador que da inicio a la tradición
occidental del pensamiento.

La antítesis tan marcada entre Sócrates y los sofistas no parece tener tanta
justificación: en muchos sentidos Sócrates era tan sofista como quienes eran considerados
como tales.

Socrates no parece haberse visto a sí mismo como un pensador, sino como alguien
poseído de una gran curiosidad e interés por todo lo humano, en especial por lo que hoy día
llamaríamos la subjetividad de cada cual.

Frédéric Lenoir escribe que

“en Atenas nadie se libró de sus preguntas: los comerciantes, los pequeños
artesanos, los militares, los sacerdotes, los visionarios, los conversadores. Sócrates
era feo pero altamente sociable” (2010; pg. 115).

Tres parecen las características de la vida y de las ideas de Sócrates que impactan en
el pensamiento occidental:

(a) la búsqueda de la verdad,


(b) la consistencia de su conducta (que hace que opte por la muerte pudiendo
haber escapado a ella); y,
(c) su actitud decidida frente a la muerte, de la que podría haber escapado. En
ese sentido hay una gran similaridad entre él y Cristo.
48

………………………………………………………………..

“Se les ha comparado con frecuencia [a Sócrates y a Cristo; R. L.] indicando las
semejanzas. La juventud de uno y otro es desconocida. Ninguno de los dos escribe.
Sócrates lo hace en sus últimos días para componer un himno en honor de Apolo.
Jesús, sobre la arena. Lo que se conoce de ellos proviene de sus discípulos. Enseñan
con la palabra viva y con el ejemplo. Pertenecen a las capas medias de la población
y trabajan de jóvenes como artesanos, en el oficio de sus padres. Sócrates hace
alusión a zapateros, albañiles, herreros. Jesús, a pescadores, jornaleros, campesinos.
Sócrates habla en las calles, en el ágora, en el gimnasio. Jesús, en el campo, en el
lago, en la sinagoga. Sócrates lucha en diversos frentes, que aún permanecen en
vigencia: el nihilismo, el individualismo desarraigado, la demagogia, la tendencia
niveladora que desconoce la jerarquía, las corrientes petrificadas del pasado, el
pensamiento atrincherado en dogmas. Jesús combate contra la supremacía de lo
formal, de la exterioridad, de lo ritual, de la apariencia, a expensas de lo auténtico,
de lo interior, de la bondad” (Alarco, 1972; pp. 9-10).

Lo poco que se sabe de Sócrates se encuentra en los Diálogos de Platón y en frases


“sueltas” y conservadas a pesar del tiempo, como por ejemplo solo sé que nada sé y
conócete a tí mismo.

Conócete a ti mismo posee un significado implícito en el sentido de que es posible


establecer unos parámetros para entender la vida psíquica, que suele ser percibida como una
verdadera maraña de emociones, sentimientos, percepciones y pensamientos.

El tí mismo, una expresión que en castellano ha sido traducida por algunos a través
del término mismidad, hace referencia a lo subjetivo, a lo íntimo, a lo privada y exclusivo
de cada persona. Un sinónimo puede ser el término idiosincrasia.

¿Cómo procedía Sócrates, maestro oral por excelencia? ¿en qué consistía lo que
podríamos llamar su “método de trabajo”, al que él denominó mayéutica?

A continuación una descripción de la mayéutica (adaptada de Galliker et al. 2007):

- Se trata de un diálogo en forma de preguntas y respuestas: el discípulo intenta


responder las preguntas del maestro lo mejor que le es posible. El maestro, por
su parte, estimula en el discípulo el escudriñamiento de los sentidos de la
pregunta y la búsqueda por propia decisión e inteligencia de la verdad ( el ya
citado Lenoir, 2010, escribe que “Sócrates no le preguntaba a sus ocasionales
interlocutores acerca de los dioses o del origen del mundo, sino acerca de ellos
mismos, de su vinculación con los dioses y acerca de su actividad en este
mundo”; pg. 116);
49

- Examinación de la respuesta y nuevas preguntas: el maestro evalúa la calidad


de la respuesta y su correspondencia con la verdad, así como su consistencia a
través de nuevas preguntas;
- Tesis contrapuestas: Las respuestas del discípulo son entendidas como tesis,
que él debe justificar. Esto ocurre, por lo general a través del hecho de que el
maestro le plantea al discípulo tesis opuestas a la suya, que éste (el discípulo)
debe considerar en sus siguientes respuestas;
- Consideración del diálogo previo: el discípulo ofrece información y sus puntos
de vista basado sobre todo en su propia experiencia. Para el paso del
desconocimiento al conocimiento, el discípulo debe tomar en consideración
todo el diálogo previo y las conclusiones provisionales a las que se ha ido
llegando conforme se avanzaba en él;
- Finalización del diálogo: El diálogo termina cuando los dos interlocutores
llegan a un resultado final. Los criterios aceptados y rechazados por uno y otro
son los que determinan que se acepta como conclusión final y, por supuesto,
los dialogantes saben que en cualquier momento el diálogo puede reiniciarse
debido a la presencia de nuevos criterios o de nuevas ideas.

La muerte de Sócrates es uno de los hechos de mayor trascendencia en la filosofía


occidental; a ella se ha dedicado numerosos trabajos. Ya en los escritos del propio Platón se
expresa esto. Como lo señala Palfrey,

“El juicio y la muerte de Sócrates constituyen el telón de fondo para cuatro diálogos
platónicos. En Euthyphro Sócrates –juzgado por cargos de impiedad- reflexiona
acerca de lo que puede constituir piedad e impiedad. En la Apología, Sócrates
enfrente el juicio delante de sus conciudadanos atenienses y conduce su defensa en
el espíritu de una provocación de tanto coraje e intransigencia que termina con su
condena a muerte. En Crito, Socrates acepta su sentencia con serenidad y explica
por qué él no puede actuar siguiente la sugerencia de Critón de escapar de Atenas.
Finalmente, en Fedo –generalmente considerado uno de los últimos diálogos
platónicos- Sócrates enfrenta su muerte discutiendo acerca de la inmortalidad antes
de tomar la cicuta” (2007; pp. 1-2).

¿Cómo mueren los filósofos?

“David Hume notoriamente escandalizó a los cristianos como Bosswell por enfrentar la
muerte con una serenidad que no tenía que ver nada con la religión. Mary
Wollstonecraft murió en un parto, con William Godwin, su amante y biógrafo,
trágicamente empujado a autorizar, en contra de las instrucciones que ella había dado, a
los médicos hombres a atenderla hasta el final. Jeremy Bentham dejó su cuerpo para la
disección pública y su cabeza como un ícono de él mismo. Nietzsche murió a
50

consecuencia de una sífilis terciaria, quedando su reputación póstuma a merced de su


hermana (y de su cuñado, cuyo cuerpo podría descansar aún hoy al costado de la tumba
del filósofo). Louis Couturat, pacifista y abogado de un lenguaje internacional, fue
arrollado por un camión que tenía por misión cumplir tareas de movilización para la
Primera Guerra Mundial. El asesinato, en 1936, del positivista lógico Moritz Schlick
por un estudiante de teología transtornado fue celebrado de modo repelente por la
prensa austriaca del ala derecha. Michel Foucault murió de una enfermedad relacionada
con el SIDA en un tiempo en el cual se carecía de un vocabulario para el AIDS.
Algunos filósofos se quitaron la vida: Walter Benjamin, en la frontera en 1940,
habiéndose perdido sus manuscritos; Simone Weil, de inanición voluntaria en
solidaridad con quienes sufrían en Francia; Kurt Gödel, por inanición voluntaria en la
infeliz delusión paranoide de que los judíos lo querían envenenar; Gilles Deleuze,
después de una larga y debilitante enfermedad, leyendo Séneca en sus últimos días”
(Palfrey 2007; pg. 1).

5. Platón

Platón (428/427 a. C. – 348/347 d. C.) es el más conocido discípulo y activo difusor


de las ideas de Sócrates. En realidad, como hemos dicho, lo que sabemos de este último se
lo debemos en gran medida a Platón. El parece haber sido quien tomó nota de la Apología
de Sócrates, y también el taquígrafo de los comentarios de su maestro y de los otros
circunstantes durante las reuniones (especialmente nocturnas), que han quedado
perennizadas en los Diálogos Platónicos, en los cuales se tratan los más variados temas (la
belleza, el amor, la justicia, las orientaciones sexuales, etc).

Tras la muerte de Sócrates (399 a. C.), Platón dejó Atenas y emprendió varios
viajes. Hay quienes suponen que se aventuró inclusive por el Asia Central. En el año 387 a.
C retornó a Atenas y fundó la Academia, desarrollando su propio modo de llegar a la
verdad: la dialéctica.

6. La dialéctica

Muchas palabras poseen varios sentidos en filosofía, y otras han tomado uno que
virtualmente les ha valido la proscripción. Eso es lo que ocurre con el término dialéctica
que, cuando se escucha hoy, despierta en las personas connotaciones de naturaleza política,
especialmente vinculadas a la izquierda y muy en particular al comunismo.

En el caso de Platón, la palabra dialéctica hay que tomarla casi en un sentido literal.
El prefijo dia hace referencia a la presencia de dos, o sea de dos interlocutores inmersos en
un diálogo.
51

Ese diálogo no sigue el rumbo que el azar le dicta sino que está orientado a la
búsqueda de la verdad y, para ello, se procede planteando tesis y antítesis, lo cual debe
llevar a la síntesis, es decir a una conclusión valedera y aceptada por los dos. La dialéctica
no acepta como verdadera ninguna premisa que antes no haya sido cuestionada. Se trata de
ejercer de modo supremo la razón a la búsqueda de la verdad, que surge como resultado de
dos versiones de la realidad que están en pugna, que se contradicen recíprocamente y que,
por tanto, en alguna medida se excluyen.

Foulquié (1979) señala:

“[…] la dialéctica puede ser concebida, en primer lugar, como el arte de la palabra,
no de la palabra que impresiona y persuade –esto atañe a la retórica-, sino la que
hace comprender y convence; a continuación como el arte de la discusión. Abarca el
arte de la demostración y el de la refutación. El dialéctico sabe organizar su saber en
un sistema coherente, y sobre todo encontrar un fundamento lógico a sus opiniones;
pero se distingue principalmente por su habilidad en discernir lo verdadero y lo
falso en las afirmaciones de los demás, en descubrir el punto débil de sus tesis y el
argumento decisivo capaz de reducir al silencio a quien pone alguna objeción. La
dialéctica está, pues, estrechamente emparentada con la lógica. Pero este último
término designa más bien la teoría del pensamiento racional, mientras que la
dialéctica consiste en el arte de aplicar a la discusión, el conocimiento de las reglas
de la lógica. El dialéctico es al lógico lo que el abogado es al jurista” (pp. 9-10).

En el diálogo Parménides, en el cual Platón ejerce una aguda autocrítica, Platón


utiliza preguntas incisivas que tienen por finalidad poner a prueba sus ideas y
planteamientos. En las preguntas que se plantean, en las respuestas a ellas, y en las réplicas
a estas últimas se encuentra la esencia del método dialéctico, que aspira a alcanzar la
verdad.

La dialéctica supone un progreso en el proceso de examinar la realidad: los filósofos


presocráticos (con la sola excepción de Zenón de Elea) habían formulado planteamientos
sin preocuparse demasiado por someterlos al tamiz de la razón y establecer la solidez
conceptual de los mismos. Frente a esto, la dialéctica es un procedimiento racional de
investigación.

7. Platón como escritor

A diferencia de Sócrates, sí han quedado testimonios de la obra escrita de Platón.

Es posible establecer una comparación entre el maestro Sócrates y el discípulo


Platón en cuanto a la forma de transmisión de sus ideas y de sus conocimientos. Sócrates
52

prefiere la comunicación directa a través de la palabra pronunciada; Platón, cada vez que le
es posible y sin renunciar al diálogo directo con el interlocutor al frente, opta por la
escritura.

De hecho, en Platón hay una gran preocupación –como sucede también con los
sofistas- por el lenguaje.

“Es un hecho que la preocupación de los sofistas y de Platón por el lenguaje como
un tema de interés propio ocurre en una época en la cual se extiende la cultura de la
escritura. Los griegos tomaron conocimiento del alfabeto fenicio, una escritura de
consonantes con 22 símbolos, a través de su actividad comercial con Fenicia en el
siglo IX antes de Cristo. Ellos lo desarrollaron en lo que se llamó el alfabeto jónico,
en el cual cambiaron algunos signos e introdujeron otros, nuevos, para las vocales y,
con ello pudieron captar de manera diferenciada sonidos y tonos del lenguaje. En el
año 403 el alfabeto jónico fue oficialmente introducido en Atenas” (Martens 2004;
pg. 49).

En la amplia producción escrita de Platón destaca La República, la primera de las


utopías conocidas. Esta obra está escrita en forma de diálogos entre Sócrates y otros
personajes, discípulos y parientes de él.

El término utopía tiene también una larga historia, no tan larga como el término
dialéctica, pero sí tan rica y compleja como la de él.

Recuérdese que hay una larga tradición utópica en la literatura, que comienza
precisamente con La República y prosigue con libros como La ciudad de Dios, de San
Agustín (o Agustín de Hipona, 354-430), La ciudad del sol, de Tomás de Campanella
(1568-1639), Utopía, de Tomás Moro (1478-1535), y que encuentra en el siglo XX una de
sus máximas expresiones en una utopía de carácter negro, Un mundo feliz, de Aldous
Huxley (1894-1963). No puede dejar de mencionarse a 1984, de George Orwell (1903-
1950), el mismo autor de esa hilarante y aleccionadora sátira de la especie humana que es
Animal farm (Rebelión en la granja). Fahrenheit 451, del norteamericano Ray Bradbury
(1920-2012), también merece al menos una mención.

La otra gran obra de Platón es el conjunto de escritos conocido como Diálogos


Platónicos, que tienen en la mayoría de los casos como protagonista a Sócrates, y que en un
estilo coloquial tratan sobre una gran variedad de temas.

Seguidamente una relación (no necesariamente completa) de los diálogos, uno de


los cuales es por cierto La República:
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(1) Critias (o la Atlántida), incompleto, describe la guerra entre Atenas y la


Atlántida; corresponde a los escritos de la última etapa de la vida de Platón;
(2) Critón, escrito en la juventud, trata de Sócrates, la justicia y la injusticia;
(3) Crátilo, discute el significado de las palabras; es un diálogo que corresponde a
la etapa de madurez de Platón, en la cual comienza a desarrollar ideas propias;
(4) Gorgias, plantea el socratismo frente al platonismo inicial; también de los
años de madurez;
(5) Ion, aborda aspectos de la retórica; escrito en los años juveniles;
(6) Laques, trata acerca del coraje; también escrito en la juventud;
(7) Leyes, referido a la política y organización social; escrito en los años postreros
de su existencia hace una revisión más bien escéptica de La República;
(8) Lisis, dedicado a la amistad; preparado en la juventud;
(9) Parménides, en el cual se crítica las ideas presentadas en La República, Fedón
o Fedro; escrito en los años finales;
(10) Político, que plantea la necesidad de conocimientos especializados para el
poder; también de los años finales;
(11) Protágoras, dedicado a la virtud; escrito en la juventud;
(12) Teeteto, que aborda la naturaleza del saber; escrito en la vejez;
(13) Timeo, acerca del origen del universo, la materia y la naturaleza humana;
preparado igualmente en la etapa final de la existencia de Platón.

Agreguemos Carmides y Eutifron, el primero dedicado a la templanza y el segundo


a la piedad; ambos de la etapa juvenil; Hipias mayor y menor (dedicados a la belleza y a la
verdad, respectivamente); Eutidemo (erística de los sofistas), Menon (que trata acerca de si
se puede enseñar la virtud) y (que parodia las oraciones fúnebres), propios de la adultez
temprana de su autor; Fedon, Banquete y Fedro (así como La República) fueron escritos
probablemente entre los 40 y 50 años y son, probablemente los diálogos más conocidos.
Fedón trata de la inmortalidad del alma y del último día de la vida de Sócrates;
Banquete está dedicado al tema del amor; y Fedro trata sobre el amor, la belleza y la
inmortalidad del alma.

Sofista es un escrito de la etapa postrera de la vida de Platón y trata del lenguaje, la


retórica y los conocimientos; Filebo aborda el placer y el bien, y la Carta VII presenta la
autobiografía de Platón. Estos diálogos corresponden también a sus últimos años de vida.

8. Platón y la teoría de la reminiscencia

Podemos imaginarnos a Atenas como una sociedad predominantemente oral: la


conversación animada y prolongada, el diálogo, y la discusión que en muchos casos
devenía abierta controversia, debieron haber sido muy frecuentes en ella. Y Platón, como
Sócrates, tenía la posibilidad de contar con interlocutores de los más variados: recuérdese
54

que Atenas, por su cercanía al Asia y al puerto de El Pireo, era una ciudad eminentemente
cosmopolita, en la cual se podían encontrar personas de las más diversas procedencias.

Fue en base a las conversaciones que Platón sostenía con uno y otro que elaboró su
teoría de la reminiscencia, que permitía explicar por qué tanto un esclavo como un
ciudadano de pleno derecho de Atenas podían en muchos casos llegar al final a la misma
conclusión ante una pregunta suya.

Según Platón, el alma era inmortal, y después de haber estado acogida en un cuerpo, al
fallecer la persona, se reintegraba al universo para, después de unos años, volver a
instalarse en otro cuerpo, llevando el recuerdo de las experiencias en el cuerpo previo. Eso
podía explicar por qué las personas podían de pronto hacer sorprendente gala de un
conocimiento inimaginable en ellas.

Platón, finalmente, distinguía tres tipos de alma. El alma superior, razonante, tenía su
asiento en el cerebro, hacía posible el conocimiento y poseía la inmortalidad; el alma
intermedia, caracterizada por el coraje, residía en el corazón y se expresaba en estados
emocionales intensos como la cólera y el apasionamiento. En tanto, el alma inferior, con
sede en el hígado, era la responsable de la búsqueda de amor, la riqueza y la alimentación.

9. Aristóteles

Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.), nacido en Estagira (razón por cual también se le
conoce como El Estagirita) en el seno de una familia pudiente, fue discípulo de Platón y,
sin duda alguna, también un hombre de intereses universales, que nos ha dejado una obra
casi inconmensurable en la cantidad y profundamente influyente.

En muchos aspectos, los que vivimos en el siglo XXI seguimos siendo aristotélicos
en nuestra forma de pensar y en nuestra visión del mundo y de la vida. La lógica formal y el
ordenamiento binario del mundo (vida-muerte, salud-enfermedad, hombre-mujer) son dos
de los grandes legados de Aristóteles a la cultura occidental, como también lo son sus
discusiones acerca de los géneros literarios y el empleo del concepto de catarsis (que,
ciertamente, ya existían antes de él).

Como hemos dicho, Aristóteles fue discípulo de Platón, pero en modo alguno se
limitó a repetir o perfeccionar las doctrinas y enseñanzas de su maestro. Por el contrario,
entre ellos se puede constatar señaladas diferencias:

“Las diferencias entre Platón y Aristóteles comienzan por ser de temperamento.


Platón nunca desarrolló una filosofía sistemática, sino que escribió diálogos
dramáticos y provocativos en los que presentaba una visión cósmica e innovadora,
y, además, había en él –al igual que en muchos pensadores griegos- algo de profeta
y chamán. Aristóteles, por su parte, era en primer lugar y ante todo un científico, un
55

observador empírico de la naturaleza, algo que el racionalista Platón nunca habría


podido ser. Tanto si hablaba del alma o de ética, de metafísica o política, de los
sueños o del arte, Aristóteles siempre se mostraba práctico y con los pies en la
tierra. Las obras que nos quedan de él son tratados en prosa, probablemente apuntes
para clases. En ellos oímos la voz del primer profesor, revisando la bibliografía –
afortunadamente para nosotros, porque si no fuera por él no sabríamos apenas nada
de los naturalistas- antes de proponer sus propias ideas cuidadosamente meditadas y
con frecuencia reelaboradas. Incluso cuando filosofaba, Aristóteles seguía siendo un
científico. En Aristóteles nunca encontramos la casi mítica creencia de Platón en
otro mundo” (Leahey 2005; pp. 58-59).

En el marco de este trabajo no es posible analizar toda la obra aristotélica que, como
hemos dicho, desborda los límites de la psicología y se extiende por el campo de la
literatura, la política y la biología.

Por ese motivo, solo trataremos de algunos de los escritos del Estagirita de mayor
significado para el saber psicológico. Destacan, en primer lugar, tal vez las dos obras más
conocidas y leídas de Aristóteles: la Etica a Nicómaco y la Retórica.

Ambos son de gran importancia para la psicología, si bien responden a modelos de


análisis distintos. Gil Blasco trata de esas diferencias en el párrafo que transcribimos:

“Mientras que en la Retórica Aristóteles analiza las conductas humanas desde el


prisma de la causalidad psicológica, en la Etica Nicomáquea estudia dichas
conductas según su adecuación a unos criterios morales. Esto ocurre así debido a
que los objetivos que trata de alcanzar la ética y los que persigue la retórica difieren
entre sí. La habilidad de dominar el arte de la retórica tiene como propósito
encontrar los medios de persuasión que comporta cada materia. La forma de
alcanzar este fin consiste en conocer bien las disposiciones anímicas del ser humano
para poder inclinarlas mediante argumentos persuasivos. La utilidad del arte de la
retórica, entonces, reside según Aristóteles en la capacidad de encontrar los medios
más adecuados para convencer, o “en la posibilidad de descubrir teóricamente lo
que puede producir en cada caso la persuasión”. La ética, que persigue un objetivo
radicalmente distinto, se preocupa de buscar el bien, y, por tanto, el análisis de las
pasiones que acompaña la reflexión ética debe llevarse a cabo desde otra perspectiva
distinta de la retórica: hay que conocer las disposiciones anímicas para educarlas de
forma virtuosa, pues la felicidad solo se alcanza mediante el ejercicio de la virtud”
(Gil Blasco 2009; pg. 1).

Como puede verse, en ambos la dimensión psicológica está presente, en tal medida
que, por ejemplo, la Etica Nicomáquea puede ser considerada casi un tratado de
psicología. Al tratar la ética de conductas correctas e incorrectas, y de las motivaciones para
que ellas ocurran o no ocurran, sin duda alguna se está tratando de temas psicológicos.
56

“La Etica a Nicomaco nos dice que podemos hallar la felicidad a través de una vida
caracterizada por elecciones morales. Estas elecciones, o actos virtuosos, dependen
de nuestra visión de lo ‘bueno’, así que personas de mayor edad y más sabias con
capaces de mayor virtud. Desde que la virtud es la condición esencial de la
felicidad, los sabios son por ello los más felices” (Malone 2009; pg. 81).

En el Capítulo V del Libro II de la Etica a Nicomaco puede leerse la conocida


definición de la virtud como el término medio:

“La virtud es […] un hábito selectivo, consistente en una posición intermedia para
nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre prudente.
Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto. Y así,
unos vicios pecan por defecto y otros por exceso de lo debido en las pasiones y en
las acciones, mientras que la virtud encuentra t elige el término medio. Por lo cual
según su sustancia y la definición que expresa su esencia, la virtud es medio, pero
desde el punto de vista de la perfección y del bien, es extremo”.

La Retórica es una expresión de la preocupación que caracterizaba a la época en la


que vivió Aristóteles por el lenguaje y su influencia. La retórica es para él el arte de la
persuasión, que a su vez demanda generar en las personas determinados estados
emocionales mucho más importante porque trata de las emociones, un capítulo sobre el cual
los psicólogos no hemos hablado mucho sino recién desde hace unos 40 años.

La Retórica es una casi inagotable fuente de conocimiento psicológico.


Consideremos solo brevemente el tratamiento que el Estagirita hace de la indignación y de
la envidia, dos emociones sumamente frecuentes. En tanto que la indignación, sostiene, es
el pesar que se produce en alguien al reparar en que alguien está disfrutando de un éxito
inmerecido, la envidia es un sentimiento negativo de naturaleza turbadora que está referido
al éxito de alguien que es igual a nosotros.

Descripciones como las que hemos aludido en el párrafo anterior pueden ser
encontradas a lo largo de toda la obra.

¿Por qué la psicología se ha demorado tanto en estudiar las emociones y los


sentimientos? Se ha tenido por mucho tiempo la concepción de que los sentimientos y las
emociones eran inabordables científicamente debido a su carácter eminentemente
irracional. Esto cambió con el advenimiento de la revolución cognitiva.

Hoy se parte del presupuesto de que las emociones tienen un importante


componente cognitivo, y, si se acepta esta premisa, las ideas presentadas por Aristóteles en
la Retórica resultan siendo sumamente modernas

“En parte como un resultado del nuevo cambio en la moderna investigación sobre
las emociones, la importancia de la cognición en los análisis de la filosofía griega
57

clásica de las pasiones han sido reconocidos en estos años, comenzando por el
estudio novedoso de las teorías de Aristóteles por William Fortenbaugh. Como
Richard Lazarus observa, ‘aquellos que favorecen un enfoque cognitivo-
mediacional deben también reconocer que la Retórica de Aristóteles hace ya más de
dos mil años aplicó esta clase de enfoque a un gran número de emociones en
términos que hoy resultan siendo sumamente modernos’ ” (Konstan, 2006, pg. 21).

Debe mencionarse también su escrito De anima, en el cual Aristóteles presenta el


concepto de psique desde una perspectiva a la que podemos llamar científica. La unión
entre cuerpo y alma que propone Aristóteles es mayor que la que plantea su maestro Platón.

Aristóteles plantea que cada alma tiene una naturaleza tripartita: hay un alma
vegetativa, como sucede en las plantas (que está en la base de las funciones de crecimiento,
de asimilación y de reproducción); otra, sensitiva, propia de los animales (vinculada a las
sensaciones y a la motricidad) y, por último, el alma intelectiva, exclusiva del ser humano e
inmortal.

Los conocimientos fisiológicos de Aristóteles pueden ser considerados como


deficientes: el pneuma psíquico tenía su sede en el corazón, según él, y consideraba que el
rol del cerebro era condensar –gracias a su humedad- los vapores del cuerpo. El aire da
lugar al calor natural, la sangre se forma a partir de la nutrición; el calor y la sangre exaltan
el pneuma vital (Pélicier 1990).

Esto no significa que debamos menospreciar el legado aristotélico a la medicina.


Sobre el particular el historiador español José María López Piñero formula la siguiente
apreciación:

“La decisiva influencia de Aristóteles en la medicina tiene muchas vertientes, entre


las que figuran las relativas a los presupuestos filosófico-naturales, lógicos y éticos.
Por otra parte, su obra biológica significó un cambio cualitativo en el terreno de la
morfología. Los conocimientos anatómicos de los hipocráticos eran dispersos y
asistemáticos, mientras que las aportaciones aristotélicas condujeron a la
constitución de la anatomía estructural, la embriología y la morfología comparada.
Inició la anatomía estructural con su planteamiento acerca de la composición de los
seres vivos, que introdujo el concepto de “partes anatómicas” como unidades
morfológicas observables, bien por su contenido homogéneo, bien por su contorno.
En el primer caso, las denominó “partes similares”, noción directamente antecesora
de la moderna de tejido, y en el segundo, “partes disimilares”, que serían
“instrumentales” u órganos si desempeñaban una función determinada. Fundamentó
la embriología en la observación sistemática de embriones de pollo, que fueron a
partir de entonces objeto obligado de las investigaciones en este campo. En el
tratado Sobre la generación de los animales expuso el desarrollo embrionario como
un proceso en el que la fuerza configuradora de la naturaleza va dando lugar a la
58

forma del ser vivo. Esta teoría epigenética, coherente con su defensa de la
generación espontánea de los animales inferiores por la misma fuerza
configuradora, se mantuvo vigente hasta los tiempos modernos. Por último, tras
realizar una importante labor en zoología descriptiva, sentó las bases de la
morfología comparada al diferenciar entre la noción de “analogía”, aplicable a las
partes anatómicas de la misma función y posición relativa, y la de “homología”, o
semejanza estructural y de origen” (López Piñero 2001; pp. 70-71).

Sí es importante su teoría de la catarsis, vinculada a la purgación del cuerpo y la


purificación del alma. Aristóteles emplea este término en su obra Poética a fin de dar
nombre a las emociones a los que daban origen las tragedias. Como se sabe, el término fue
después empleado por Freud en el marco de la teoría psicoanalítica.

“Fue Aristóteles, en la Poética y también en la Política, quien ofreció la idea de


catarsis a Platón como el mejor modo de conseguir que la tragedia causara estragos
emocionales en los espectadores. Normalmente, el programa dramático del teatro
griego se componía de tres tragedias y una sátira, siendo ésta última la parodia vulgar
(de ahí el término) de los acontecimientos descritos en alguna de las tragedias
precedentes. Las lágrimas que la tragedia pudiera haber causado se tornaban risas
escandalosas cuando los actores satíricos se reían de los sufrimientos y aullidos de
cualesquiera Electras o Antífonas que los hubieran precedido en el escenario Sin
embargo, no era tan solo este tipo de comedia gruesa la que dispensaba cierto alivio
emocional. Según Aristóteles, las propias tragedias actuaban a modo de purgativo de
las emociones. Sólo este punto de vista podría resolver la vieja paradoja del drama, la
de que el espectador sienta placer en la contemplación de los acontecimientos horribles
y perturbadores que se desarrollan sobre un escenario. La explicación reside no en un
latente sadismo, sino en ese mecanismo psicológico gracias al cual emociones muy
poderosas como la pena y el miedo encuentran un alivio seguro cuando respondemos a
los estímulos de la ficción. La definición de catarsis que ofrece Aristóteles sugiere
efectos tan terapéuticos que ha sido ampliamente aceptada como el motivo legítimo de
nuestro interés en lo macabro y lo truculento. Hay fuentes que afirman que las primeras
representaciones de Edipo rey tenían un efecto tan impactante en el público que algunas
mujeres embarazadas llegaban a abortar” (Walton 2005, pp. 186-187).

10. Hipócrates

Hipócrates suele ser considerado el padre de la medicina y esa denominación parece


justa cuando se considera sus aportes. Pero ya antes de él existía la medicina en el mundo
griego.

Ya desde el siglo VII a. C. se establece el culto a Esculapio o Asclepio, el dios de la


salud; hacia el siglo IV o III a.C. ese culto estaba difundido por toda Grecia.
59

La práctica de la salud vinculada a este culto se llevaba a cabo en lo que llamaremos


grandes centros de salud, cuyas ruinas pueden verse en Cnido, Cos, Rodos, entre otros
lugares. En esos lugares habían templos dedicados a Esculapio, que además tenían baños,
alojamientos y en algunos casos lugares de entretenimiento y hasta teatro. El tratamiento
comprendía baños, oraciones y sacrificios. Durante el sueño se producía la curación por
acción divina de Esculapio y su hija Hygieia. En el sueño además estas divinidades
impartían algunos consejos en lenguaje oracular (Eckart, 2008)

En realidad, se sabe poco de Hipócrates, excepto que nació en la isla de Cos y que
practicó la medicina –como era habitual en aquella época- trasladándose de una ciudad a
otra. Su prestigio llegó a ser tal que tanto Platón como Aristóteles lo mencionan en
términos encomiásticos.

Hipócrates, entre las muchas ideas que propone, desarrolla una teoría temperamental
que hasta hoy ha conservado cierta fortuna. En esa teoría, divide a las personas en
flemáticas, coléricas, sanguíneas y melancólicas.

Se trata de la primera teoría temperamental que se conoce y que ha tenido gran


fortuna, si se tiene en cuenta que hasta hoy se emplean términos como flemático y
melancólico.

La siguiente tabla presenta las relaciones que hay entre los temperamentos y los
elementos y cualidades señalados por Empédocles.

Tabla 9: Los temperamentos y su relación con los elementos

Elementos Aire Tierra Agua Fuego

Cualidades Frío Calor Húmedo Seco

Humores Flema Sangre Atrabilis (bilis negra) Bilis

Organos Cerebro Corazón Bazo Hígado

Temperamentos Linfático Sanguíneo Atrabiliario Colérico

Pero, además, Hipócrates establece las bases de la medicina científica. Marneros


(2004) escribe sobre el particular:

“Su trabajo “Sobre la enfermedad sagrada”, con lo cual hace referencia a la


epilepsia, marca el inicio de la medicina científica. Una medicina, la cual también
abarca a la psiquiatría. Con este trabajo las enfermedades dejan de ser consideradas
como algo que los dioses determinan, como castigos divinos, sino como el resultado
de acontecimientos patofisiológicos alterados. El ambiente o una forma desordenada
de vida y de nutrición son vinculados con los procesos fisiológicos transtornados y
60

finalmente con la enfermedad. Las tesis de Hipócrates presentan las consecuencias


lógicas y la consecuencia de la “revolución conceptual” que sobre varios siglos
antes había comenzado en la Jonia del Asia menor con Tales, Anaximadro,
Anaxímenes, los Miletianos: no Dios sino las leyes de la naturaleza constituyen las
bases de la causalidad” (pg. 5).

Hipócrates describió una serie de deformaciones corporales y también varias


enfermedades de la niñez. Algunos conceptos como hidrocefalia, epilepsia y caquexia
fueron establecidos por él, para quien el cerebro era el órgano más importante (Nissen
2005).

En el ámbito de las enfermedades mentales diferenció entre (1) frenitis, un


transtorno mental agudo acompañado por fiebre; (2) manía, transtorno mental agudo sin
fiebre; (3) melancolía (bajo la cual se consideró todas las formas de transtornos mentales
crónicos); (4) epilepsia; (5) histeria; (6) enfermedad esquítica (que hoy recibiría el nombre
de travestismo). El enfoque terapéutico era básicamente somático: dieta, gimnasia (Pélicier
1980; Nissen 2005).

Porter (2003) resume del modo siguiente la influencia y significado de la escuela


hipocrática señalando que constituye “la primera aparición en Occidente de una medicina
esencialmente laica” (pg. 58) y agrega que

“al menospreciar a los sanadores tradicionales y religiosos, crearon un ideal elitista


de identidad profesional. Los hipocráticos se elevaron a sí mismos por encima de
los recolectores de raíces, adivinos y demás a quienes rechazaban por ignorantes y
charlatanes, fomentando las teorías naturales de la salud y la enfermedad (basadas
en un conocimiento natural superior) y unas formas de curación naturales” (pg. 58).

Algo semejante señala Goic Goic (2004, pp. 22-23):

“En verdad, a la medicina hipocrática se la ha calificado de ‘precientífica’, lo que no


parece ser adecuado. Era más bien una ciencia incipiente que mostraba un esfuerzo
metódico y sistemático por alcanzar la condición de ciencia positiva, basada en
principios objetivos y en una percepción minuciosa de la realidad. No hay que
olvidar que los médicos hipocráticos tenían escasos y rudimentarios conocimientos
de la anatomía, desconocían el sistema nervioso, poseían una errada idea del sistema
vascular y de la circulación de la sangre, no tenían conocimientos de la química, y la
fisiología la explicaban en función de los humores: flema y bilis, amarilla y negra.
También, el instrumental médico era muy limitado y los remedios sencillos. La
salud era concebida por los médicos hipocráticos como un equilibrio interno, y la
enfermedad como un excesivo predominio de unos humores sobre otros, teoría que
habían adoptado del médico Alcmeón de Crotona.
61

Con todo, uno de los mayores logros de la medicina hipocrática sería despojar a la
enfermedad de su carácter mágico, mítico o religioso para considerarla como un
fenómeno natural. El enfermo dejó de ser un pecador que debe sufrir en su cuerpo
las consecuencias de una transgresión moral y, aunque se considere víctima de
potencias invisibles, asimila su lesión a una mancha material, a una impureza física.
No considera ya que la enfermedad resulte de una justicia soberana, sino que se
inscribe entre los fenómenos propios de la naturaleza de las cosas.

Además, los médicos hipocráticos utilizaban un proceso metódico para el pronóstico


y la medicación. Sus pasos eran la hipótesis, la observación de los síntomas, la
conjetura sobre las causas morbosas, la medicación, procesos que se
complementaban con la experiencia sensible y la reflexión para aplicar los recursos
de la ciencia a favor del enfermo. La observación del enfermo y el uso de los
sentidos eran elementos fundamentales para el médico hipocrático. Afirmaban que
era necesario tener en cuenta lo que es posible ver, tocar y escuchar. Y lo que es
posible captar por la vista, el oído, el tacto, el olfato, la lengua y la reflexión,
cuántas cosas es posible conocer con todos nuestros medios”

12. Teofrasto

Teofastro fue un filósofo griego (ca. 371 a. C. – ca. 287 a. C.), sucesor de
Aristóteles en la dirección del Liceo. A lo largo de su larga vida desplegó una activa labor
de estudioso de la naturaleza: han llegado hasta nuestros días su Historia de las plantas y
Sobre los orígenes de las plantas.

Este pensador ha pasado a la posteridad no tanto por los libros antes mencionados
como por su obra Los caracteres, en la cual describe hasta treinta tipos humanos de la
Atenas del siglo IV antes de nuestra era. El texto que conocemos probablemente sea
incompleto, pero evidencia que Teofastro continúa con él la línea de estudio sistemático del
carácter emprendida por El Estagirita y plasmada en la Ética Nicomaquea y en La
Retórica.

La obra, tal como la conocemos hoy, muestra algún desorden que desorienta y ha
dado lugar a controversias. No se sabe bien cuál fue la finalidad por la cual su autor la
escribió, si bien, como hemos dicho, se la interpreta como una continuación de las
reflexiones aristotélicas acerca de la naturaleza humana.

Dignas de mencionarse y de citarse son sus definiciones acerca defectos y miserias


de los seres humanos. Por ejemplo, la falsedad (“simulación de acciones y palabras con
mal designio”; pg. 3) ruindad (“La definición de la ruindad es menosprecio de su propia
estimación por lograr algunas ventajas indecentes”; pg. 23), vanidad o jactancia
(“ostentación de bienes que no hay”; pg. 49), o la maledicencia (“inclinación del ánimo del
que conversando lo echa todo a lo peor”; pg. 58) (Teofrasto 1787).
62

13.Roma

En el mundo romano destacan dos personalidades de manera muy clara: Galeno


(129-199) y Marco Aurelio (121-180).

El primero, nacido en Pergamo, es al lado de Hipócrates la figura médica más


importante de la antigüedad. Sus ideas conservaron gran influencia hasta en la Edad Media.
Su importante trabajo Ars medica contenía una parte neurológica que fue muy respetada
durante varios centenios. Para él las enfermedades mentales tenían un origen cerebral. En
su nosología, al lado de la histeria, la frenitis y la melancolía aparecen por primera vez
denominaciones como catalepsia, letargia y apoplejía.

Marco Aurelio, emperador romano, ha pasado a la historia no solo por su condición


de tal sino por sus Meditaciones, un libro en el cual da a conocer su visión escéptica del
mundo al par que destaca la necesidad de mantener la serenidad interna.

El Libro II comienza con estas frases, que adelantan la visión del mundo que el
autor tiene:

“Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un


indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo
eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males”,

pero, en seguida, agrega,

“Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es
lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque
participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de
una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues
ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle”.

Esta obra, de “estilo duro, seco y justo” (Vázquez Ortiz, 2011; pg. 756) y que
“abandona la elocuencia a favor de la sencillez de la verdad” (Vázquez Ortiz 2011; pg.
757), siempre encuentra lectores en cada nueva generación, es considerada como un trabajo
pionero de las modernas terapias cognitivo-conductuales, al lado de los escritos de Séneca
(4 a.C. – 65 d. C.) y de Epícteto (60-140).

Epicteto fue un esclavo que alcanzó de alguna forma su libertad pero que mientras
se encontraba en esclavitud fue discípulo del filósofo estoico romano Musonio Rufo.
Expulsado de Roma, al igual que todos los filósofos, por orden del emperador Domiciano,
se estableció en Grecia, donde vivió con sencillez.
63

Autor de varias obras, la más importante y conocida es el Enquiridion (Manual),


obra en la cual Epicteto argumenta que no debemos permitir que las cosas externas influyan
en nuestro estado de ánimo.

“Hay cosas que están bajo nuestro control y otras que no lo están. Bajo nuestro
control se hallan las opiniones, las preferencias, los deseos, las aversiones y, en una
palabra, todo lo que es inherente a nuestras acciones. Fuera de nuestro control está
el cuerpo, las riquezas, la reputación, las autoridades y, en una palabra, todo lo que
no es inherente a nuestras acciones”.

Pero, tal vez la frase más conocida y al mismo tiempo la más rotunda de esta obra es
la siguiente:

“No son las cosas las que atormentan a los hombres sino los principios y las
opiniones que los hombres se forman acerca de ellas”.

Por eso,

“la muerte, por ejemplo, no es terrible; si lo fuera, así le habría parecido a Sócrates.
Lo que hace horrible a la muerte es el terror que sentimos por la opinión que de ella
nos hemos formado. En consecuencia, si nos hallamos impedidos, turbados o
apenados, nunca culpemos de ello a los demás sino a nuestras propias opiniones. Un
ignorante le echará la culpa a los demás por su propia miseria. Alguien que empieza
a ser instruido se echará la culpa a sí mismo. Alguien perfectamente instruido ni se
reprochará a sí mismo, ni tampoco a los demás”.

Séneca, cuya influencia en Montaigne fue reconocida por éste en sus Ensayos, es
autor de una serie de diálogos, todos ellos muy conocidos. En “De la felicidad” puede
leerse:

“¿Pues qué pueda faltar al que está exento de todo deseo? ¿qué necesita del exterior
el que ha recogido todas sus cosas en sí mismo?”

Los tres, Marco Aurelio, Séneca y Epícteto, son los estoicos romanos que siguen las
ideas de Zenón de Stoa. Los estoicos proponen una concepción de la vida caracterizada por
la virtud y por el contacto con la naturaleza. Ellos proponen que los seres humanos
aprendan la apatía, esto es el alejamiento de las pasiones, lo cual ha de llevaros a la
ataraxia, es decir la indiferencia frente a los estímulos externos y a una serenidad y
tranquilidad de los afectos.

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65

CUARTA UNIDAD: EDAD MEDIA


Programa:

01.La Edad Media. 02. San Agustín y el inicio de la introspección.03. Las Confesiones.
04. Las Confesiones y la escritura como proceso de autoayuda. 05. La Ciudad de Dios.
06. El libre albedrío. 07. Influencia de San Agustín en el mundo moderno. 08. San
Agustín y la psicología moderna. 09. El interés del mundo de hoy por San Agustín. 10.
Santo Tomás de Aquino y la escolástica. 11. La Summa Theologiae y su significado. 12.
Vida y obra de Tomás de Aquino. 13. La escolástica. 14. La influencia aristotélica en
Tomás de Aquino. 15. Tomás de Aquino y las emociones. 16. .San Agustín y Santo
Tomás de Aquino y la influencia de ambos en la psicología de la época. 17. Otros
pensadores medievales.

1. La Edad Media

Mientras que se valora a la Edad Moderna como una etapa de renacimiento y de


iluminación, la Edad Media es, por el contrario, vista como la etapa más oscura en la
historia de la humanidad. Se la asocia al predominio indisputado de la iglesia católica, a un
escaso desarrollo de nuevas ideas, y también a la presencia mortal de las pestes, que
diezmaron en una magnitud casi inimaginable hoy a la población europea.

El término medioeval hace referencia, cuando se lo emplea de manera coloquial, a


lo anacrónico, a lo opuesto a la modernidad.

Sin embargo, un examen más diferenciado permite relativizar esa imagen tan
negativa de la Edad Media: en ella vivieron y brillaron personalidades que han influido de
modo decisivo en la historia de Occidente, todas ellas vinculadas al cristianismo. Grant
(1996) ha demostrado en qué medida la Edad Media y el trabajo de algunas de las figuras
que vivieron en esa época contribuyeron de manera decisiva a la configuración del mundo
moderno.

Trataremos solo de algunas de ellas, concentrándonos en sus ideas sobre aspectos


psicológicos.

Debemos admitir sin embargo que,

“El cristianismo no ha desarrollado ninguna nueva doctrina del alma. Más bien
asumió las ideas aristotélicas y platónicas y las modificó según el espíritu cristiano.
Quien quiera hacer justicia a la psicología de la antigüedad cristiana y de la Edad
66

Media debe tener en cuenta que ella estaba en estrecha vinculación con la teología.
La psicología era, como la filosofía, ancilla theologiae. A esto corresponde la
imagen del ser humano: el hombre está orientado a Dios. Agustín y Tomás, los
grandes constructores del edificio teológico cristiano, nos deben orientar a través de
la doctrina del alma predominante en la cristiandad” (Pongratz 1984, pg. 25).

Hay grandes personalidades en la Edad Media, cuya obra aún hoy sigue despertando el
interés d estudiosos. En el marco de la presente exposición, sin embargo, nos limitaremos
solo a presentar a tres de ellas: Agustín de Hipona, Tomás de Aquino y Boecio.

Antes de tratar de ellas, sin embargo, debemos señalar que es asimismo en la Edad
Media cuando el término psychologia comenzó a emplearse:

“El término neo-latino psychologia fue inventado durante la tardía Edad Media y
significó el estudio del tratado de Aristóteles De anima. Este neologismo fue bien
recibido en las universidades europeas y en especial en las alemanas. Lentamente el
término generó el concepto de un campo de conocimientos o de ciencia que concernía
al alma, principalmente al alma humana, combinando varias ramas del aprendizaje
heredadas de la antigüedad, tales como la caracterología, la fisiognomía, la memoria, la
percepción visual y otros tipos de percepción, el razonamiento, la voluntad, la
onirología y la oniromancia. Lo nuevo no era el contenido de esta ciencia recién
concebida y delineada, sino la integración de todas estas ramas en una sola área”
(Gundlach 2006, pg. 64).

Cabe todavía otra anotación: ¿por qué prestar atención a las ideas psicológicas que
cirucalaron en el Medioevo?

Desde la ventaja que nos concede el tiempo, y con una mirada propia del siglo XXI,
podemos pensar que la psicología que circulaba en la Edad Media poco importa, pero
sucede que precisamente en esa etapa de la historia encontramos una intensa y extensa
preocupación por la mente, el cuerpo y los sentimientos, al menos entre la elite educada de
aquel entonces. De otro lado, los textos de valor psicológico de la época no estaban
dominados por el dualismo cartesiano mente-cuerpo. Antes de Descartes la mente y el
cuerpo eran vistos en relaciones que tienen un sabor a cosas muy de nuestros días.

Es importante, por cierto, ubicarse en el contexto de la época para poder entender


muchas cosas que hoy parecen incomprensibles. La teología era en la Edad Media la
ciencia predominante y la psicología formaba parte de sus dominios, y eran los teólogos los
que de una forma u otra abordaban temas psicológicos como el deseo, la voluntad, la
intención y el pecado. Acierta Kimminich (1991) cuando afirma que la principal
preocupación del pensamiento medieval era man´s spiritual welfare.
67

La facultad de la memoria tenía un status especial en la Edad Media y tenía una riqueza
mucho mayor que la que tiene hoy, en que es entendida como un proceso de
almacenamiento de información. Para muchos pensadores de la Edad Media la memoria era
un proceso muy activo de reconstrucción que suponía la combinación de diferentes formas
de información en nuevas representaciones cognitivas
(https://thepsychologist.bps.org.uk/volume-29/november-2016/looking-back-medieval-
mind VER) .

En el campo de las enfermedades mentales la visión prevalente de la Edad Media es la


de una época en la cual los transtornos psicológicos eran vistos como casos de brujería o
posesión diabólica. Kemp (1985) ha demostrado que esto no era así, y que en muchos
aspectos lo que sucedía en aquella época en materia de diagnóstico y de tratamiento no
estaba muy alejado de lo que hoy día es frecuente.

2. San Agustín y el inicio de la introspección.

Agustín de Hipona (354-430; en latín Augustinus), o San Agustín, es una


personalidad de primer orden en la historia de la Iglesia Católica, a la que aporta
sustantivos elementos doctrinarios, y de la que es uno de sus 33 doctores.

El paso del tiempo (de los siglos, en realidad) no ha logrado empalidecer ni


empequeñecer la figura de este pensador,

Chuaqui califica a Agustín de Hipona de “gigante de la historia del pensamiento”, y


señala que

“[…] a todo lector contemporáneo medianamente sensible se le hace evidente el


grado en el cual muchas de las ideas de Agustín prefiguran aspectos centrales de la
conciencia moderna, traspasando su ubicación cronológica en la antigüedad tardía.
Su perspicacia psicológica; sus reflexiones epistemológicas y ontológicas; sus
interpretaciones de los textos bíblicos y el desarrollo de los fundamentos de la
teología de inspiración cristiana; su explicación de la voluntad humana y de la
libertad; dejan una huella profunda en lo que podría llamarse la concepción del
mundo de la cultura occidental” (Chuaqui 2005; pg. 273).

Prolífico escritor, San Agustín es sobre todo conocido por ser el autor de una
importante incursión en la subjetividad del ser humano: las Confesiones.

Dando precoces muestras de una inteligencia superior, San Agustín fue influido en
la adolescencia por la lectura de Cicerón, el gran retórico romano, siendo desde entonces
ganado por el entusiasmo hacia la filosofía, pero no mostrando en esa etapa de su vida
mayor interés por la doctrina católica.
68

Por ese entonces se inclina más bien por el maniqueísmo, doctrina a la que
permanecerá por cerca de nueve años. En el plano personal, San Agustín lleva en esa época
una vida bastante liberal teniendo un hijo con una mujer de una condición social inferior a
la suya.

Abandona el norte de África, donde había vivido hasta entonces, para trasladarse a
Roma y de allí a Milán, donde será impactado por la personalidad y la prédica de San
Ambrosio (circa 340-397), siendo bautizado por él en el año 387. Es por esos años que
Agustín se familiariza con los escritos neoplatónicos, que van a ejercer una gran influencia
en é, de modo tal que se puede decir que

“[…] su conversión es más una conversión al neoplatonismo que a los Evangelios”


(Pongratz 1987; pg. 25).

De vuelta a África, forma una pequeña comunidad con algunos discípulos a fin de
meditar y llevar una vida contemplativa, pero pronto es ordenado sacerdote en Hipona,
ciudad de la que llegará a ser obispo.

3. Las Confesiones

Las Confesiones, conformadas por trece libros, es la más conocida, leída y


celebrada de las obras de San Agustín. No es tanto una autobiografía, como podría
suponerse a partir del título, sino más bien una suerte de recuerdo de hechos,
acontecimientos y circunstancias ocurridas a lo largo de toda su vida y en los que el autor
ve constantemente el designio divino. Están insertadas a lo largo de todo el texto plegarias a
Dios.

La importancia de esta obra es doble. Desde el ángulo religioso es un imponente


testimonio de un proceso de conversión, es decir de un proceso de radical reestructuración
de la personalidad como resultado de una crisis existencial y de un muy doloroso pero tenaz
proceso de reflexión y de autocrítica.

Desde el ángulo psicológico, las Confesiones constituyen la primera exploración


detenida de la subjetividad que se conoce en Occidente. En ellas hace su aparición el yo
como realidad psicológica, y ese yo es examinado por medio de una permanente
introspección.

Probablemente mucho del prestigio que la introspección ha tenido y en alguna


medida continúa teniendo en el mundo occidental, se deba a su empleo por parte de San
Agustín.
69

04.Las Confesiones y la escritura como proceso de autoayuda

Hay todavía un aspecto acerca del cual no se habla mucho pero que aquí queremos
destacar: la aparición de la escritura como un proceso de autoayuda.

El hecho de plasmar en grafías vivencias, imágenes, traumas, fantasías y recuerdos


permite la estructuración de ellas y favorece su integración en la conciencia.

La tradición del empleo de la escritura en Occidente como una forma de autoayuda


es muy larga: la encontramos en Benvenuto Cellini (1500-1580), mundialmente conocido
escultor del Renacimiento en Italia, quien nos ha legado una autobiografía (Cellini 1979);
la encontramos asimismo en Robert Burton (1577-1640) y su The anatomy of melancholy
(1621), el más grande estudio sobre la melancolía, mucho antes del psicoanálisis (como
con razón lo anota von Werder, 1986); igualmente en Jean Jacques Rousseau (1712-1778)
con sus Confesiones.

A esta relación podemos agregar al Marqués de Sade (Donatien Alphonse François


Sade, 1740-1814), autor de varias obras literarias de innegable calidad y que presentan, con
gran profusión de detalles, una amplia variedad de desviaciones y perversiones sexuales; y,
a August Strindberg (1849-1912), atormentado literato sueco (El hijo de la sierva).

Anotemos por último que en las Confesiones, así como en La subida al Monte
Carmelo, de San Juan de la Cruz (1542-1591), un clásico de la literatura mística española,
pueden además apreciarse atisbos por parte de sus autores del inconciente, que solo siglos
después será tratado en detalle por Sigmund Freud.

Con las Confesiones de San Agustín se inicia además la tradición occidental de dar
a conocer muchos de los aspectos más recónditos y no siempre positivos de la subjetividad.

05.La ciudad de Dios

Pero San Agustín es también el autor de La ciudad de Dios (De civitate dei, escrita
entre los años 413 y 426), una utopía basada en la doctrina cristiana. La motivación para
escribir esta obra la encontramos, según Chuaqui, en “la reacción, tanto de cristianos como
de paganos, a la invasión y saqueo de la ciudad de Roma que los visigodos liderados por
Alarico perpetraron en 410” (Chuaqui, 2005, pg. 278)

En la obra Agustín establece un contraste entre la Civitas Dei y la Civitas terrena,


sinónimo ésta última de decadencia y vicio:
70

“Agustín escribe esta obra en el marco de la decadencia del imperio romano y


compara los males de la sociedad humana con las bondades de un estado divino.
Con referencia a éste último describe la recuperación de la inocencia, la armonía y
la paz del Paraíso Terrenal. Esta imagen cumplía dos funciones: presentar una
comunidad cristiana idealizada de religión pura y virtudes prácticas, que sus
seguidores debían buscar, y que podían ser recuperadas por medio de la derrota de
los enemigos paganos” (Claeys, 2011; pg. 41).

06. El libre albedrío

Uno de los temas de la dilatada obra de San Agustín es el libre albedrío (al que
dedica un libro, De libero arbitrio), esto es la posibilidad que tiene el ser humano de elegir
entre el bien y el mal, optando en muchos casos por el segundo. No se trata de la libertad,
pues ésta es un don divino concedido al hombre sino, más bien, de la disyuntiva que tiene
el ser humano, poderosamente influido por el pecado original.

Dejando de lado la perspectiva teológica, la importancia del libre albedrío es muy


grande en diferentes disciplinas: en la ética, por su vinculación con la responsabilidad
moral; en la psicología por sus relaciones con la motivación.

07. Influencia de San Agustín en el mundo moderno

La influencia de la obra de San Agustín a lo largo de la historia de Occidente es un


tema que bien merecería un estudio en sí mismo. Señalemos solo que, por ejemplo,

“Las Confesiones son, entre los libros de San Agustín, el que más influye en la
literatura del Siglo de Oro y consagra a su autor como ejemplo perfecto del pecador
arrepentido” (Lezcano Tosca, 2009, pg. 137)

La influencia de San Agustín se manifiesta hasta el día de hoy. Desde San Anselmo
(1033-1109), doctor de la Iglesia Católica, hasta Paul Tillich (1886-1965), destacado
teólogo protestante, pasando por Francisco de Sales (1567-1622), también doctor de la
Iglesia Católica, se puede reconocer la influencia de sus ideas en los escritos de muchos
teólogos y filósofos.

08. San Agustín y la psicología moderna

Penna (2006) resume de la siguiente manera el significado de la obra de San


Agustín para la psicología:
71

“San Agustín no fue propiamente un psicólogo en el sentido en que esa expresión


caracteriza a quien, de modo preponderante y sin otras consideraciones, se preocupa
de los problemas psicológicos. En realidad, los temas que le merecen sus
preferencias fueron los que se sitúan en el dominio de la moral y de la teología. No
obstante, encontramos en su obra contribuciones extraordinariamente profundas en
los sectores hoy definidos como de psicología general, fisiología, patología, del
inconsciente y de los estados místicos, si bien todos ellos se revelan, como hemos
indicado previamente, a temas de naturaleza ética y metafísica” (pg. 193).

Varios son los aspectos de la obra agustiniana relevantes para la psicología.

De un lado está la presencia de la introspección, es decir de la reflexión acerca de


uno mismo, lo que supone la existencia de un yo. Obviando las constantes referencias y
súplicas a la divinidad, las Confesiones son una evidencia de las posibilidades de la
instrospección cuando ésta es emprendida por una mente de gran sensibilidad y honestidad
como fue la de San Agustín.

Agustín tiene, además, un rasgo muy de actualidad: le concede importancia a su


vida subjetiva, algo que se convierte en un rasgo del hombre de hoy.

De otro lado, está la descripción, por momentos bastante precisa, de estados


emocionales.

Veamos por ejemplo lo que puede leerse en una línea de las Confesiones:

“Yo ví y experimenté cierta vez a un niño envidioso. Todavía no hablaba y ya


miraba pálido y con cara amargada a otro niño compañero de leche suyo”.

No menos interesante es la idea del conflicto psicológico como una realidad


subjetiva dolorosa, tal como queda manifestado en el siguiente párrafo del libro octavo:

“Cuando yo deliberaba sobre consagrarme al servicio del Señor, Dios mío,


conforme hacía ya mucho tiempo lo había dispuesto, yo era el que quería, y el que
no quería, yo era. Mas porque no quería plenamente ni plenamente no quería, por
eso contendía conmigo y me destrozaba a mí mismo”

Más adelante, señala que

[hay] en un mismo hombre dos voluntades que se contradicen, que hay dos mentes
contrarias, una buena y otra mala, provenientes de dos sustancias y dos principios
contrarios que se combaten”.
72

Asimismo, podemos señalar que Agustín pudo reconocer el inmenso valor de la


música en la generación de emociones, en el caso de él refiriéndolo al caso de la música
religiosa.
No menos importante es el conjunto de afirmaciones agustinianas sobre la memoria
contenidas en el libro X de las Confesiones. Ya hemos señalado que la memoria fue
entendida en la Edad Media de un modo más complejo y rico que aquel en el cual la
entendemos en la actualidad. De allí que San Agustín le dedique todo un capítulo en su
obra fundamental.

A diferencia de lo que se supone de la memoria en la actualidad, San Agustín no ve


en la memoria un simple depósito de recuerdos, sino una fuerza o facultad en la que están
ordenadas las cosas que entraron por los sentidos, cada una por su puerta.

Robinson (1982, pg. 111) valora de la manera siguiente las ideas de San Agustín:

“El problema del conocimiento de los primitivos cristianos no consistía en descubrir


la verdad, sino en transmitirla, en preparar al pagano para la luz de la fe. Así
concebido el problema, los eruditos cristianos investigaron más profundamente los
factores psicológicos (como opuestos a los puramente racionales) que gobiernan el
juicio y la conducta humanos. Las Confesiones son particularmente indicativas del
desplazamiento de la orientación. Agustín, en esta obra, empezó la práctica de la
revelación pública, las admisiones de culpabilidad, expresiones y resolución. No se
trata aquí de que se descubriera el método “catártico” en psicoterapia (lo que, en
cierto sentido, hizo), sino que prestó atención a ese aspectos de sí mismo y de los
otros, que los dialécticos socráticos habían ignorado e incluso condenado. Donde
Sócrates simplemente aconsejaba contra el dominio de la pasión sobre la razón,
Agustín desnuda las dimensiones genuinamente personales y psicológicas del
conflicto. […] Agustín observó la naturaleza humana en un idioma
desvergonzadamente alejado del mundo”.

09. El interés del mundo de hoy por San Agustín

A pesar del tiempo transcurrido, San Agustín sigue siendo una personalidad que
atrae la atención de muchos estudiosos. En especial, puede registrarse un gran interés por su
personalidad, la misma que ha sido repetidamente estudiada desde el ángulo psicológico
(por ejemplo, Pruyser, 1966; Nauta 2008), psicoanalítico (por ejemplo, Klingerman, 1957;
Frederiksen, 1974) y psicohistórico (Jonte-Pace, 1993; Daly, 1978), lo mismo que su gran
obra, Las Confesiones, son también objeto de un interés que podría decirse que se renueva
con cada generación (ver D. Capps & J. Dittes, 1990; Chamarat, 1988).
73

10. Santo Tomás de Aquino y la Escolástica

Santo Tomás de Aquino (Roccassecca, Frosinone, 1224 – Fossanova, Latina, 1274),


también conocido como Doctor Angelico, es una figura no menos decisiva del
catolicismo, que también lo reconoce como uno de sus doctores. En el año 1879 el Papa
León XIII, en la encíclica Aeterni patris, estableció al tomismo como la doctrina oficial de
la Iglesia Católica.

Trabajador obseso y hombre por lo general sumido en el más impenetrable silencio


(razón por la cual se le conoció como “el buey silencioso”), Tomás de Aquino ha dejado -a
pesar de su existencia relativamente corta- una obra impresionante, cuyo principal
exponente es la Summa Theologiae, que si bien es cierto quedó incompleta, constituye una
muy detenida presentación de todo el saber teológico de su época, sistematizado y
ordenado. De gran significado es asimismo Summa contra gentiles.

11.La Summa Theologiae y su significado

La Summa Theologiae (escrita entre 1258 y 1265) está conformada por 512 cuestiones
y 2669 artículos, y tiene por objetivo presentar los temas teológicos adaptados a la
mentalidad de un interlocutor no católico. La magnitud de la obra hace de ella una lectura
casi improbable en nuestros días, excepto para aquel que estudie teología y esté en
particular interesado en las ideas del Doctor Angelico.

Sin embargo, hojear la obra puede ser de interés. En primer lugar impresiona el modo
riguroso como Tomás de Aquino desarrolla sus ideas y planteamientos recurriendo a sus
amplios conocimientos de la teología y la filosofía de la época; y, de otra parte, se
encuentran en un lugar y en otro interesantes observaciones o proposiciones sobre estados
psicológicos o aspectos de la vida.

Por ejemplo, léase lo que escribe sobre la envidia:

“De ahí que el hombre no tenga envidia de quienes están muy distantes de él por el
lugar, el tiempo o la situación; la tiene, en cambio, de quienes se encuentran cerca y
con quienes se esfuerza por igualarse o aventajar” (Parte II-IIae, Cuestion 36).

O, lo que sigue, referido a la astucia:

“[…] lo propio de la astucia es elegir medios no verdaderos, sino fingidos y


aparentes, para lograr un fin, sea bueno o malo. Pero esta elección de medios se
puede considerar de dos modos. El primero, la premeditación de los medios, y esto
incumbe a la astucia, como incumbe a la prudencia la elección de los medios
74

adecuados para llegar a un fin. El segundo, la elección de tales medios encaminados


a la realización de la obra; esta función es propia del engaño. De ahí que el engaño
implica cierta ejecución de la astucia, y en este sentido pertenece a ella”

2.“La astucia, engañando a otros, se afirma principalmente por la palabra, el signo


más apto con el que el hombre manifiesta algo a los demás, como lo demuestra San
Agustín en el libro De doct christ. Por eso el engaño se atribuye sobre todo al
lenguaje. Pero a veces el engaño se da también en los hechos, según el testimonio de
la Escritura: Para vejar dolosamente a mis siervos (Sal 104,25). Y hay también
engaño en el corazón, según otro testimonio de la Escritura: En su interior está lleno
de engaño (Eclo 9,23). Esto, sin embargo, se refiere más a la premeditación del
engaño, a tenor de estas palabras: Todo el día están maquinando engaños (Sal,
37,13)” (Parte II-IIae, Cuestión 55)

Destacan en estos ejemplos la clara delimitación conceptual, así como la precisa


descripción de los elementos psicológicos implicados en la astucia. Con respecto a la
envidia, la formulación del Aquinatense corresponde a lo que los psicólogos de hoy piensan
sobre el particular.

12.Vida y obra de Tomás de Aquino

Nacido en el norte de Italia en el seno de una familia aristocrática, Tomás de Aquino


optó por los hábitos sacerdotales, incorporándose a la Orden de los Dominicos. Con
posterioridad a la obtención de su grado doctoral en teología París en 1257 (donde estudió
bajo la influencia de Alberto el Magno), se desempeñó como profesor en la universidad de
esa ciudad.

Cuando Tomás de Aquino llegó a la Universidad de París la influencia del pensamiento


aristotélico era motivo de problemas entre la comunidad católica, razón por la cual las
autoridades trataban de bloquear esa influencia. De hecho, las universidades estaban sujetas
a las prescripciones provenientes de la Iglesia. Y, con referencia a la actitud de ésta hacia
Aristóteles, ella queda evidenciada en la carta del representante papal Robert de Courcon a
los Magister y estudiantes de la Universidad de París, del año 1215:

“Los profesores pueden dictar lecciones sobre la lógica de Aristóteles … y sobre la


gramática de Prisciano … No se enseñará sin embargo los libros de Aristóteles sobre
metafísica y física” (tomado de Schönpflug, 2000, pg. 99).

Tomás de Aquino no tuvo problemas en enfrentarse al reto que planteaba Aristóteles,


procediendo más bien a estudiar con detenimiento su obra.
75

Tomás de Aquino vivió en una época en la cual el catolicismo se vio obligado a adoptar
los principios del racionalismo, en ese momento representado por las ideas de Aristóteles.
Grant (2012) señala que la Iglesia Católica vio inicialmente como peligrosas las ideas de
Aristóteles, algo que se puso en evidencia en el año 1210, cuando el sínodo provincial de
Sens prohibió, so pena de la excomunión, la lectura tanto pública como privada de la
filosofía natural del Estagirita.

“El decreto no pudo impedir el estudio de esos trabajos. En el año 1231, el Papa
Gregorio IX intentó una nueva táctica –en lugar de prohibir los trabajos de Aristóteles,
el papa ordeno que fueron purgados de errores. Esto es algo que al parecer nunca se
llevó a cabo. En el año 1255 todos los trabajos de Aristóteles en materia de filosofía
natural fueron incluidos como libros de texto en la Universidad de París. Aún otro
esfuerzo se hizo para alejar a los estudiantes de la filosofía natural aristotélica. En el
1270, el obispo de París condenó trece artículos extraídos de los trabajos de Aristóteles,
y en 1277 condenó 219. La pena por defender alguno de ellos fue la excomunión.
Aunque algunos de los artículos condenados tuvieron una historia interesante, la
condena de 1277 no tuvo efecto adverso alguno en el desarrollo de la filosofía natural”
(pg. 137).

Como resultado del proceso de estudio emprendido por Tomás de Aquino, éste preparó
muy extensos comentarios (con un total de casi 5 mil páginas) sobre alrededor de 12 obras
de Aristóteles. Esos comentarios fueron considerados en su momento sumamente originales
debido a la claridad de la exposición, la profundidad de sus planteamientos, su
conocimiento del pensamiento aristotélico así como el de las posiciones de los diferentes
filósofos, sus esfuerzos para lograr la mejor traducción posible y, sobre todo, sus
meticulosas explicaciones de cada idea en los textos del Estagirita (Elders, 2009).

13.La escolástica

El nombre de Tomás de Aquino está asociado a la escolástica, una corriente que intenta
la utilización de la filosofía grecolatina en la comprensión de la revelación religiosa que es
el cristianismo.

El método escolástico supone el apego al texto y la interpretación de éste a la luz de


otras fuentes (en el caso de Aquino, teológicas). Se da inicio al arte de la interpretación, que
tanta importancia ha tenido y tiene en la psicología.

“Un argumento escolástico casi siempre comienza con una pregunta; así, casi al
comienzo de su más grande obra, la Summa Theologica, Tomás de Aquino se pregunta
‘¿existe Dios?’ En lugar de lanzarse a explicar por qué él cree que Dios existe, Tomás,
en un típico modo de proceder medieval, primero plantea un par de argumentos a favor
76

de la no existencia de Dios. Aunque él es muy breve, los dos argumentos que escoge
son de peso. El primero es el problema del mal, que plantea que si Dios existe el mal no
debería existir. Un Dios bondadoso y todopoderoso no permitiría que el mal existiera,
cosa que en realidad sí ocurre. El segundo de los argumentos de Aquino a favor del
ateísmo es que el concepto de Dios no explica nada. Podemos emplear la ciencia para
explicar el mundo y no necesitamos postular a ninguna divinidad.
El siguiente paso es plantear lo contrario a los argumentos para el ateísmo. No es un
contraargumento sino solo una afirmación que Tomás intenta defender sumarizada por
una cita de la Biblia o alguna otra autoridad. En este caso, es que Dios dice en Exodo
(3:14) que él existe.
Solo entonces podemos ingresar al núcleo del argumento. Tomás nos plantea no menos
que cinco pruebas de la existencia de Dios, conocidas por los filósofos como ‘los cinco
caminos’. Los pensadores han estado discutiendo sobre ellos desde entonces. Mientras
que sus cinco pruebas no son finalmente convincentes, ellos ayudan a demostrar a los
cristianos que la razón es su amiga y que no necesitan tenerle temor. Si ellos pueden
emplear argumentos racionales para demostrar lo que creen por la fe, entonces los
argumentos racionales son un camino digno de ser seguido” (Hannam, 2011, pp. 88-89)

Tomás de Aquino da un sello aristotélico a la doctrina católica y es hasta hoy una figura
de primer orden en ella.

14. La influencia aristotélica en Tomás de Aquino

El profundo conocimiento de Aristóteles por parte de Tomás de Aquino determinó


la influencia del Estagirita en él. De Aristóteles toma el Doctor Angelico la clasificación
del alma en vegetativa, animal y humana. También del filósofo griego asume la díada
Potencia (posibilidad) y Actus (realidad). A eso corresponde otra díada: Esencia y ser.

“A cada ser corresponde un sola esencia. El alma del hombre constituye una unidad,
que abarca las posibilidades corporales y espirituales del ser humano. La
corporalidad determina que el alma surja recién con la concepción, pero la
espiritualidad determina que el alma sobreviva tras la muerte del cuerpo”
(Schönpflug 2000, pg. 100).

15. Tomás de Aquino y las emociones

Tomás de Aquino en sus escritos trata de las pasiones (pasiones animae). El término
pasiones puede, ciertamente, conducir a falsas interpretaciones, dado que hoy se emplea
para designar emociones muy intensas y poco controlables. En realidad, debemos entender
ese término en la obra de Tomás de Aquino (como en la de otros pensadores de su época)
como emociones.
77

Sobre el particular, debe destacarse tres puntos en las ideas de Tomás de Aquino. En
primer lugar, el Aquinatense habla de cambios: por eso llama a las pasiones también
“movimientos” (motus). Es decir, las emociones son procesos. En segundo lugar, las
emociones son estados actuales y no disposiciones: una passio se produce cuando ocurre un
proceso de cambio. Y, por último, las emociones están inmersas en el cuerpo (Perler,
2011).

16.San Agustín y Santo Tomás de Aquino y la influencia de ambos en la psicología de


la época

San Agustín y Santo Tomás de Aquino son las dos grandes figuras de la Iglesia
Católica en la Edad Media, sin que esto signifique que otros grandes pensadores hicieran
también aportes significativos a la doctrina católica.

Por razones que deberían ser objeto de algún estudio, ambos, no solo en sus aportes
doctrinarios, sino también en lo que concierne a sus personalidades destacan de manera
absolutamente clara.

Pero, ¿cómo debe valorarse el aporte de cada uno al saber psicológico que existía en
la Edad Media?

Ludwig J. Pongratz, destacado historiador alemán de la psicología, dedica un


párrafo de su sofisticada Problemgeschichte der Psychologie a tratar de este punto. Le
cedemos la palabra:

”Más allá de la unanimidad de ambos grandes pensadores cristianos en la


determinación del alma como sustancia individual no se pueden ignorar los
contrastes presentes en las ideas de ellos: Agustín el africano fue el gran
problematizador, el napolitano Tomás el gran sistemático, aquel fue el gran
psicólogo, este el gran filósofo. Si uno se concentra en los puntos centrales de sus
psicologías, entonces se puede decir que Agustín sentó las bases del inicio de una
psicología empírica, mientras que Tomás propuso la concepción de una psicología
racional. Podemos ver en esta diferencia nuevamente el doble aspecto de la
psicología. Hablamos de aspectos, porque es cierto que ni el enfoque empírico ni el
enfoque racional conducen solos a una psicología científica” (Pongratz 1984, pg.
29).

17. Otros pensadores medioevales


78

En esta breve revisión no puede dejar de citarse a Boecio (480 – 524/525), filósofo
romano y político caído en desgracia, que, durante su estancia en prisión a la espera de ser
ejecutado, escribió La consolación de la filosofía, una obra en la cual trata de cómo es que
una persona puede encontrar sentido a las cosas malas y desgracias que le ocurren. Esta
obra, de un valor psicológico cercano al de las Confesiones de San Agustín, es un ensayo de
introspección de gran alcance en la comprensión de la naturaleza humana.

La filosofía debe conceder al ser humano la paz interna mediante el desarrollo de


una actitud estoica, que puede verse como un muy lejano antecedente de lo que hoy se
denomina la psicoterapia racional emotiva:

“Aquel que sin perder el equilibrio de su espíritu sabe hollar con altivez los
implacables decretos del destino y que tanto en la adversidad como en la
bienandanza puede contemplar impasible los vaivenes de la mudable fortuna, no se
conmoverá ni ante la furia amenazadora del océano que hace brotar del fondo de
los abismos sus agitadas olas, ni ante el bramar del Vesubio caprichoso, cuando
reventando sus hornos encendidos lanza las llamas envueltas en humo, ni ante la
descarga del rayo ardiente que busca, para fulminarlas, las elevadas cumbres.

¿Por qué, por qué el hombre maltratado por la desgracia ha de mirar inerte, rabioso
en su impotencia, al tirano que lo tortura? Nada esperes, nada temas y dejarás
desarmado e impotente a tu más airado enemigo; pero si trepidas por el miedo o
vacilas por una esperanza ya has perdido tu firmeza, has vendido tu independencia,
has abandonado tu escudo; y, desalojado de tus posiciones , has atado a tu cuello
una cadena que para siempre te arrastrará” (Boecio 1985; Metro cuarto; pp. 38-39).

La introspección y el conocimiento detenido de uno mismo deben ser las vías que
permitan llegar a esa paz:

“Si buscando el hombre la verdad desde el fondo de su corazón, no quiere desviarse


del camino, debe volver sobre sí mismo los ojos de su mente y replegar su propio
espíritu con amplio movimiento, a fin de comprender que todo lo que penosamente
busca en el exterior se halla encerrado en los tesoros de su alma” (Metro undécimo;
pg. 135).

Un pensador particularmente difícil, poco entendido, pero importante en esta breve


presentación es Juan Duns Scoto, quien enfatiza el rol de la voluntad. Dada su propensión a
la abstracción unida al uso de términos técnicos, Scoto fue llamado el Doctor Sutilis.

Sus ideas en el plano de la ética, de la cognifición y por supuesto en el campo de la


teología han ejercido influencia más allá de la Edad Media.
79

Referencias

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Schreib- und Psychotherapie, Munich, Psychologie Verlags Union.-

QUINTA UNIDAD: EDAD MODERNA

Programa:
80

01.La Edad Moderna. 02. San Juan de la Cruz y la Subida al Monte Carmelo. 03. San
Ignacio de Loyola. 04. Nicolás de Maquiavelo y El príncipe. 05. René Descartes. 06.
Michel de Montaigne. 07. La Bruyère. 08. Otros representantes del
Menschenkenntnis: La Rochefoucauld y Chamfort. 09. Menschenkenntnis en el mundo
hispano. 10. Baruch Spinoza. 11. Thomas Hobbes. 12. David Hume y Adam Smith. 13.
Jean Jacques Rousseau. 14. Christian Wolff. 15. Immanuel Kant

01.La Edad Moderna

La Edad Moderna se caracteriza por la consolidación de los modernos estados


europeos y el consiguiente derrumbe del sistema feudal. De otro lado, el descubrimiento de
América da inicio a los viajes transocéanicos que unen al Viejo con el Nuevo Continente.
El Renacimiento, con su difusión del humanismo y su nueva imagen del hombre y del
mundo, coincide con el inicio de ella.

La Edad Moderna es también el escenario en el cual se produce una revolución en


el modo de entender el mundo y el universo. Esa revolución comienza en 1543, cuando
Nicolás Copérnico publica La revolución de las órbitas celestes, libro en el cual propone
que no es el Sol el que gira en torno a la tierra, sino a la inversa, la Tierra la que gira en
torno al Sol. Esta afirmación, que hoy no escandaliza a nadie, supuso en aquel entonces una
nueva concepción del universo, y un nuevo modo de ver al ser humano, que dejaba de estar
en el centro de la creación, lo cual a su vez entraba en conflicto con los planteamientos de
la Iglesia Católica de la época.

A las ideas de Copérnico se unen prontamente las de Galileo Galilei (1564-1642), y


unas décadas después las de Isaac Newton, cuyas leyes completan la idea de que el
universo era una máquina.

Paolo Rossi escribe lo siguiente sobre el particular:

“A lo largo de un milenio (esto es, los diez siglos de la Edad Media) el mundo de la
cultura estuvo determinado por los santos, los monjes, los médicos, los profesores
de las universidades, los soldados, los artesanos y los magos. A éstos se unieron
después los humanistas y los nobles de las cortes. Desde la mitad del siglo XVI
hasta la mitad del siglo XVII aparecieron nuevos protagonistas: los mecánicos, los
filósofos naturales y los virtuosos o experimentadores libres. Estos nuevos
personajes buscaron sus objetivos no en la santidad ni en la inmortalidad literaria o
en milagros a fin de asombrar a los no iniciados. La nueva ciencia surgió sobre la
base de una dura confrontación con el saber de los sacerdotes, de los escolásticos,
los humanistas y los profesores. En las universidades –escribía John Hall en 1649
respondiendo a una solicitud que le planteara el parlamento- no se había enseñado
81

química ni anatomía, tampoco lenguas y el arte de la experimentación. Era como si


los nuevos protagonistas hubieran estudiado tres mil años antes toda la ciencia
contenida en jeroglíficos y, tras estar sumidos todo el tiempo en el sueño propio de
unas momias, hubieran al fin despertado” (Rossi 1997; pp. 44-45).

En la Edad Moderna encontramos una gran cantidad de personalidades de gran


significado para la cultura occidental, y en algunos casos para las ideas acerca de la
naturaleza humana. No se trata, por supuesto, de psicólogos propiamente dichos, sino de
pensadores, escritores y hasta novelistas, que a través de sus escritos, exploran su propia
vida psicológica o proponen algunas reflexiones que son dignas de tomar en cuenta sobre el
particular.

No podemos referirnos a todos, de modo tal que, a continuación, solo presentaremos


a algunos a modo de ejemplo.

02.San Juan de la Cruz y la Subida al Monte Carmelo

San Juan de la Cruz (cuyo nombre original fue Juan de Yepes y Álvarez, 1542-
1591) es una de las figuras más atractivas y misteriosas de la literatura española y de la
Iglesia Católica.

“Nacido en 1542 de un padre hidalgo y de una humilde campesina, a una veintena de


kilómetros de Ávila, en el corazón de una tierra despojada recorrida por el viento, queda
huérfano muy pronto y como tal es enviado al colegio de niños de la Doctrina, en
Medina del Campo. Del colegio entra como enfermero en el hospital de bubónicos, es
decir, de los apestados de la ciudad. Las ferias de Medina, consideradas entonces entre
las más famosas de Europa, no inclinan a este castellano de corta estatura, delgado y
cetrino al aprecio por los esplendores de este mundo. Entra, de manera muy discreta, en
el Carmelo en 1564 y su orden le envía a estudiar a Salamanca, pero al cabo de tres
años se retira a una cartuja. Su vía no era la de la universidad sino, más estrecha y más
elevada, la de la experiencia mística y la de la poesía, que se convierte en su expresión
natural” (Bennassar 2001; pg. 150).

Doctor de la Iglesia y cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos (junto con


Santa Teresa de Avila, 1515-1582), fue un gran místico, cuya obra e ideas han influido en
San Francisco de Sales y en algunos poetas metafísicos ingleses (Thomas S. Eliot, 1888-
1965), teólogos (Edith Stein, 1891-1942), filósofos (Jacques Maritain, 1882-1973) y
artistas (Salvador Dalí, 1904-1989). En el Perú, Leopoldo Chiappo (1924-2010) mostró
gran interés por su obra.

Su enigmática personalidad y la calidad descriptiva de estados psicológicos como la


depresión que se puede encontrar en su obra han dado lugar a detenidos análisis
82

psicopatológicos (por ejemplo, Álvarez Rodríguez & Silva Dios, 1996, pero sobre todo
Alvarez 1997).

Una evidencia de la capacidad para describir con gran profundidad y expresividad


cuadros melancólicos se encuentra en los diez primeros capítulos de la Noche Oscura del
alma.

El lenguaje de San Juan De la Cruz es metafórico: las noches obscuras a las que él
alude muy probablemente son el término que emplea para designar lo que hoy
denominaríamos cuadros de depresión.

Poseedor de una de las plumas poéticas más expresivas de la literatura hispana (como
lo demuestran sus “Coplas del alma que pena por ver a Dios”), San Juan de la Cruz
escribió una obra plena de simbolismos (“un incomparable creador y manipulador de
símbolos en su poesía y en su prosa”, así lo califica Lucinio Ruano de la Iglesia, en la
“Introducción” a sus Obras completas, 1982), la Subida al Monte Carmelo, en la que
muchos creen encontrar intuiciones acerca del inconciente, casi 400 años antes de que
Freud lo introdujera definitivamente en la ciencia psicológica.

En su obra, San Juan de la Cruz describió los pasos del ascenso místico, a través de
la comunión con uno mismo que ocurre en medio de la quietud. Al hacerlo se adelantó en
varios siglos al trabajo de William James (1842-2010), Varieties of the religious
experience, escrito en 1902 (James 2006).

En esta época ocurre asimismo el movimiento de la Reforma, que conmueve a toda


Europa y que tiene como principales protagonistas a Lutero (1483-1546) y Juan Calvino
(1509-1564).

Para el lector de nuestros días, caracterizados por una mentalidad laica y una lejanía
de todo lo confesional, sorprenderá probablemente la obsesión de San Juan de la Cruz y de
otras personalidades de la época por Dios y la vida del más allá. Es necesario desarrollar
algunos mecanismos empáticos para entender lo que ocurre en aquel lejano entonces: los
seres humanos se regían por la creencia en la divinidad, el pensamiento ilustrado habría de
esperar todavía un par de siglos para aparecer, y la autoridad de la Iglesia Católica era casi
irrefutable.

Martín Lutero

Todo eso, sin embargo, comienza a cambiar con esa gran revolución del
pensamiento que es la Reforma, que se alza en contra de la Iglesia Católica y su poder casi
omnímodo.
83

La Reforma supone toda una conmoción para Europa no solo en el plano de las
cuestiones vinculadas a la teología sino en la vida social y en el acontecer político del Viejo
Continente.

El gran personaje de la Reforma es Martín Lutero, sacerdote agustino, que en …., se


alza contra lo que él considera desviaciones y corrupción que predomina en la Iglesia
Católica, y que, probablemente sin imaginar las consecuencias de su actos cuando da inicio
a sus protestas, lleva a toda una transformación de la sociedad de aquel entonces.

Obviamente, la gran preocupación de Lutero no es la vida psicológica de las


personas sino, al igual que los católicos de la época, su gran preocupación es la salvación
del alma. Pero en el proceso de renovar la Iglesia Católica desarrollado por Lutero
encontramos algunos planteamientos de interés para la comprensión del ser humano.

En primer lugar, con Lutero el acento de la vida religiosa deja de estar en poder
exclusivo de la Iglesia para ser entregado a los creyentes. Estos deben leer la Biblia, lo cual
da inicio a un extenso proceso de alfabetización, como nunca antes había ocurrido en
Europa. Es a través de la lectura de La Biblia y por medio de lo que uno entienda, que cada
cual encontrará y escuchará la voz de Dios.

Para Lutero, asimismo, la vida terrenal no es el paso del transeúnte rumbo a la


eternidad, sino un espacio para el desarrollo de tareas que Dios ha impuesto a sus hijos,
todo lo cual da lugar al desarrollo de la mentalidad capitalista.

Pero en la Iglesia Católica surge también el movimiento denominado


Contrarreforma, uno de cuyos protagonistas centrales es Ignacio de Loyola.

03.San Ignacio de Loyola

No es posible, al tratar de la Edad Moderna, obviar una referencia a San Ignacio de


Loyola (1491-1536), el fundador de la Compañía de Jesús y figura importante de la
Contrarreforma.

Hombre de formación militar que se reencuentra con la divinidad durante la


convalescencia que se ve obligado a cumplir después de haber sido herido en el campo de
batalla, Ignacio de Loyola funda en 1534 una orden religiosa, la Compañía de Jesús, que ha
ejercido una gran influencia en el mundo occidental.

Estructurada de manera tal que recuerda a los ejércitos, la Compañía de Jesús


ejerció un rol decisivo en la Contrarreforma. Con el paso del tiempo adquirió un gran
poder, tanto que en el siglo XVII fue disuelta.
84

Pero, lo realmente importante para la psicología en el pensamiento de San Ignacio


de Loyola lo constituye un método de examinación de la vida psicológica en la búsqueda de
Dios, que él plasma en una obra titulada Ejercicios Espirituales (Exercitia spiritualia), un
meditado sistema de educación espiritual basado en las experiencias del autor.

Los Ejercicios Espirituales han sido un muy exitoso procedimiento de educación


clerical, difundido por los integrantes de la Compañía de Jesús.

“Se trata […] de una reorganización de la motivación en el ser humano. Ellos


ofrecen nuevos valores a los ejercitantes en un marco de sólida vinculación interna,
de modo tal que cada elemento está condicionado por los otros y los apoya al mismo
tiempo. El complejo de pensamientos está orientado a dos motivos centrales (la idea
de Dios y la vocación individual), que constantemente son relacionados entre sí.
Aparece una parte en la conciencia, de inmediato se hace presente todo el complejo
de una manera muy vívida” (Hehlmann 1967; pg. 103)

Hoy, la lectura de los Ejercicios puede decepcionar, porque en ellos no aparece


nada extraordinario. Sin embargo, es necesario colocarse en el contexto temporal y, en
particular, en la inmensa energía y afectividad desplegada por su creador, en el proceso de
combatir no solo el pecado sino también las ideas de Lutero, Calvino y otras figuras de la
Reforma.

Ignacio de Loyola recurre a muchos procedimientos que hoy son considerados como
modernos. En especial, lo que podemos llamar la imaginería psicológica, en la cual se
solicita a la persona que se concentre en situaciones imaginarias (propuestas por el
instructor) tratando de aplicar todos sus sentidos para una mayor sensación de realidad,
desarrollando imágenes que tienen capacidad para provocar estados emocionales intensos y
posteriores cambios en la subjetividad de los individuos.

A modo de ejemplo presentamos una parte del Quinto Ejercicio, que es la


“Meditación del Infierno”. Lo hacemos respetando la puntuación y gramática de la época:

”Oración. La oración preparatoria sea la sólita/


1er. Preámbulo. El primer preámbulo composición, que es aquí ver con la vista de la
imaginación la longura, anchura y profundidad del infierno.
2do. Preámbulo. El segundo, demandar lo que quiero: será aquí pedir interno
sentimiento de la pena que padescen los dañados, para que si del amor del Señor
eterno me olvidare por mis faltas, a lo menos el temor de las penas me ayude para
no venir en pecado.
85

1er. Puncto. El primer puncto será ver con la vista de la imaginación los grandes
fuegos, y las ánimas como en cuerpos ígneos.
2do. El 2do.: oir con las orejas llantos, alaridos, voces, blasfemias contra Christo
nuestro Señor y contra todos sus santos.
3ro. El 3ro.: oler con el olfato humo, piedra azufre, sentina y cosas pútridas.
4to.. El 4to.: gustar con el gusto cosas amargas, así como lágrimas, tristeza y el
verme de la consciencia.
5to. El 5to.: tocar con el tacto, es a saber cómo los fuegos tocan y abrasan las
ánimas” (San Ignacio de Loyola, Obras completas, Madrid, Biblioteca de Autores
Cristianos, 1982, pg. 226).

Chris Lowney, con la ventaja que le da haber formado parte durante algunos años de
la Compañía de Jesús y la que le concede el paso del tiempo, valora de la siguiente manera
esta gran obra de San Ignacio de Loyola:

“Los ejercicios se diseñaron para ayudar a cada uno a elegir o confirmar una
dirección en la vida, y sin embargo resultan igualmente útiles como un poderoso
instrumento corporativo. La sola referencia a “los ejercicios” les permite a los
directores activar en los aprendices una reserva de energía y buena voluntad, lo
mismo que recordarles su sistema unificador de valores. Loyola tenía razón al
denominarlos “ejercicios”, puesto que son actos que hay que practicar, no reglas
para leer o estudiar. “Pues así como dar un paseo, viajar a pie y correr son ejercicios
físicos, así el nombre de ejercicios espirituales se da a todo medio que prepare y
disponga nuestra alma para librarse de todos sus afectos desordenados”. La persona
que los hace es la persona que se ejercita, no la que pasivamente lee sobre las
experiencias y percepciones de Loyola sino un atleta espiritual que crea sus propios
recursos” (Lowney 2004; pp. 132-133).

4. Nicolás de Maquiavelo y El príncipe

Nicolás de Maquiavelo (1469-1527) es un personaje discutido, odiado y admirado a


pesar del tiempo. La imagen que la humanidad ha conservado de él, muy injusta por cierto,
nos lo presenta como un ser inescrupuloso, intrigante, hipócrita y cínico. Lo cierto es que
fue un buen ciudadano florentino, murió pobre, lejano al poder. Su gran deseo era dar una
serie de recomendaciones a los gobernantes a fin de que éstos estuvieran al frente de
estados seguros y respetados. Esas recomendaciones están contenidas en El príncipe (Il
principe - De principatibus), una de las obras más leídas en la historia de la humanidad, y
considerada un verdadero tratado de ciencia política.

Maquiavelo
86

“[…] estaba convencido del valor de la libertad y del autogobierno, fue enemigo de
la opresión y de la corrupción, y sirvió con devoción a Florencia como diplomático
y soldado, pero su observación de la conducta humana y su estudio de la historia lo
llevó al convencimiento de que si un reino o una república quieren evitar el desastre,
sus gobernantes deben estar dispuestos a servirse de la hipocresía, la mentira y la
fuerza, empleando, en su famosa metáfora, “la ferocidad del león y la astucia de la
zorra”, cuando la seguridad y la libertad de la nación están en peligro” (Bullock
1989, pg. 34).

Con Nicolás de Maquiavelo el Menschenkenntnis como forma de conocimiento


psicológico alcanza una de sus más elevadas cumbres. El Menschenkenntnis es un
conocimiento práctico, con fines concretos, de la naturaleza humana, y una aproximación a
los motivos que gobiernan la conducta del hombre.

Basado en las experiencias acumuladas por cada persona pero también en sus
intuiciones, el Menschenkenntnis es el conocimiento real de la naturaleza y las
motivaciones del otro, que se expresa sobre todo en afirmaciones que intentan ser generales
pero que no tienen otro sustento empírico, que no sea la experiencia de la persona.

En el Menschenkenntnis “todo ayuda”: las experiencias y desengaños de la persona


tanto como lo que se pueda ganar leyendo las grandes obras literarias; las intuiciones con
respecto a las motivaciones humanas como también la apariencia física del otro.

Sumamente subjetivo y por supuesto irracional, el Menschenkenntnis ha dado lugar


sin embargo a una amplia literatura, en la cual podemos ubicar obras como las de
Schopenhauer en el mundo de habla alemana.

Si algo puede atribuirse a Machiavello, aparte de considerarlo un teórico del


ejercicio y la conservación del poder, es la condición de creador del principio de “razón de
estado”: hombre religioso, Maquiavelo creía, sin embargo, que la religión debía
subordinarse a los intereses del estado allí donde tal subordinación fuera necesaria. No solo
la religión, también los individuos:

“Un rasgo central de la doctrina política desarrollada por Maquiavello es la


subordinación del individuo al estado. Sin negar el valor moral de la verdad y del
honor, él señala sin embargo que cuando se trata del bien del estado es permisible
engañar a los ciudadanos y que éstos deben tolerar ofensas personales. Los grandes
objetivos políticos son, según Maquiavelo, la seguridad y el bienestar del estado. A
estos objetivos sirven la unidad y la capacidad para imponer la propia voluntad. Por
ello el poder real es una virtud política. Otros valores humanos como la salud, la
87

vida y la libertad de los individuos tienen que subordinarse a los fines del estado”
(Schönpflug 2000, pg. 161).

La visión que tenía Maquiavelo de la naturaleza humana era muy escéptica, razón
por la cual la cautela, la desconfianza, la vigilancia y la toma de rápidas e inflexibles
decisiones sin mayores consideraciones acerca de destinos individuales forman parte
esencial de su concepción del mundo, de la vida y de sus congéneres.

La concepción del ser humano que tenía este pensador, es decir su psicología queda
resumida en el capítulo XVII de El príncipe:

“Surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado.
Nada mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que
siempre ha de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado. Porque de la
generalidad de los hombres se puede decir esto: que son ingratos, volubles,
simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son
completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, pues ---
como antes expliqué ---ninguna necesidad tienes de ello; pero cuando la necesidad se
presenta se rebelan. Y el príncipe que ha descansado por entero en su palabra va a la
ruina al no haber tomado otras providencias; porque las amistades que se adquieren con
el dinero y no con !a altura y nobleza de alma son amistades merecidas, pero de las
cuales no se dispone, y llegada la oportunidad no se las puede utilizar. Y los hombres
tienen menos cuidado en ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer;
porque el amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza,
rompen cada vez que pueden beneficiarse; pero el temor es miedo al castigo que no se
pierde nunca”.

5. Rene Descartes

Descartes (1596-1650) es una de las grandes figuras de la Francia de la Edad Moderna.


Conocido sobre todo por su libro El discurso del método y por el concepto de la duda
metódica, Descartes fue en realidad un espíritu universal, que formuló apreciaciones de
valor en el campo de la psicología y de la fisiología, dado que al parecer llevó a cabo
disecciones o vivisecciones.

Descartes representa una nueva filosofía, la filosofía mecánica del ser humano, que
entendía a éste en los términos de una máquina. Boyle y Hooke también asumen este punto
de vista.

“Los mecanicistas atacaron las viejas teorías escolásticas que hablaban de virtudes y
espíritus, acusándolas de ser pura oratoria sin sentido porque les faltaba la sólida base
88

material proporcionada por la observación y la experimentación. En su lugar


aconsejaban el conocimiento del cuerpo humano desde el punto de vista hidráulico e
hidrostático de todas sus tuberías, vasos y conductos, como si fuesen palancas,
engranajes y poleas. También tenían en cuenta las medidas y la cuantificación. En
Padua, el colega de Galileo Sanctorius Sanctorius (1561-1636), desarrolló el
termómetro, para determinar la temperatura corporal, y el “pulsilogium”, un artilugio
para medir el pulso, y recomendaba pesar el cuerpo a menudo para vigilar así la salud”
(Porter 2003; pg. 113).

De las tres almas consideradas por Aristóteles, Descartes solo conserva una, el alma
pensante. Reconoce en el hombre dos sustancias, el alma y el cuerpo, correspondiente a las
ideas claras del pensamiento y del entendimiento. En base a este dualismo busca que
explicar la unión de ambos que es más estrecha que la que un piloto tiene con el barco que
navega. Esta es, a su vez, la base de su neurofisiología especulativa que se encuentra en el
Tratado de las pasiones, publicado en 1649, y en el Tratado del hombre, que aparece entre
1632 y 1664: los animales son máquinas, el cuerpo es una estructura semejante a la de un
reloj o a la de una fuente artificial de agua. Los alimentos, digeridos en el estómago,
seleccionados en el hígado, proveen a la sangre de pequeñas partículas que, desde el
corazón se dirigen al cerebro. Las partículas más finas y las más activas atraviesan los
poros y llegan a la glándula pineal donde forman los espíritus animales. De allí son
repartidos en los nervios y excitarán las fibras de éstos.

Descartes es del parecer que la glándula pineal es el lugar de interacción entre el alma y
el cuerpo. La función de esa glándula es doble: control sobre las pasiones y la conciencia.

6. Michel de Montaigne

Michel de Montaigne (1533-1592) es una figura legendaria de la época de la


Ilustración y el padre, si podemos llamarlo así, del ensayo como género literario en
Occidente. Los Ensayos (Essais), que comenzó a escribir en 1571 prosiguiendo en esa tarea
hasta su muerte, le han valido la inmortalidad.

Montaigne es una personalidad fascinante que, a pesar de los siglos transcurridos


desde su desaparición, sigue concitando el interés de filósofos, biógrafos y literatos: no
hace mucho el escritor chileno Jorge Edwards le ha dedicado una interesante novela, en la
que trata de los últimos años de su vida (Edwards 2011).

Para unos literato y no filósofo, para otros un erudito que puede recurrir a
numerosas citas que intercala con elegancia entre sus propias reflexiones, y para otros más,
tanto literato como filósofo y aún psicólogo, Montaigne se revela como un conocedor cabal
de la vida afectiva de los seres humanos.
89

Dejando de lado la averiguación de las razones del interés que Montaigne despierta
aún hoy, lo cierto es que los Ensayos poseen una gran importancia no solo para la filosofía
sino también para la psicología.

Sin ajustarse a las reglas del rigor discursivo, propio de los tratados y de las obras
académicas, Montaigne “salta” de un tema a otro en sus Ensayos, ofreciéndonos una visión
detenida del espíritu humano, proveniente de su innumerables lecturas y sazonada con una
serie de reflexiones y precisiones que aun los psicólogos menos proclives a la
consideración de la literatura como una fuente de saber psicológico reconocerían como
valiosas.

Precisamente lo laxo de la forma ensayística libera a Montaigne de la necesidad de


definir con claridad el tema del que trata en cada ensayo. El lector no debe esperar
definiciones precisas como las que ofrece Spinoza ni consideraciones de aspectos
subyacentes a cada fenómeno que se aborda, como ocurre con Santo Tomás de Aquino,
sino más bien reflexiones a las que llamaremos libres, pero que son hilvanadas en atrayente
estilo por la pluma de Montaigne.

Sobre el particular escribe Perler:

“En el siglo XVI los modelos teóricos de los autores aristotélico-escolásticos


fueron detenidamente discutidos, y parcialmente criticados y modificados. Se podría
por ello esperar, que Montaigne, quien se había retirado a su castillo en 1571 y
trabajaría en sus Ensayos hasta su muerte en 1592, se confrontaría de manera activa
con este debate y que buscaría igualmente una definición y clasificación de las
emociones en el marco de una teoría del alma. Pero esa expectativa no se ve
cumplida. Montaigne no se toma el trabajo de definir las emociones y de
clasificarlas de acuerdo con algún criterio establecido. Ni siquiera intenta
determinar cierto tipo de emociones con respecto a algunas de sus principales
características y de delimitarlas de otras, si bien el dedica ensayos completos a ellas.
Así, por ejemplo, un ensayo lleva el título “Sobre el miedo” y relata una serie de
historias”.

En una suerte de “revue” de emociones, estados de ánimo y consideraciones acerca


de la naturaleza humana, Montaigne ofrece, con orden laxo pero con envidiable lucidez,
una visión del hombre y sus dilemas que aún hoy sigue siendo no solo atractiva sino
también valedera.

“Los Ensayos de Montaigne son un modelo literario ejemplar, cuya lectura, como se
ha dicho hasta la saciedad, es tan recomendable como la obra de Cervantes o de
90

Shakespeare, aunque no del orden ni del rigor específico que en su época solía
caracterizar cualquier exposición de un discurso filosófico. El método de Montaigne
consistió en arrancar de la particularidad del “yo” para dilucidar la universalidad del
ser, intentando acceder primero al conocimiento de sí mismo, y aprender a bien
vivir y a bien morir, palabras éstas que recuerdan las de Séneca a Lucilio” (Gras
Balaguer 1987, pg. 11).

Al parecer hombre de naturaleza melancólica, Montaigne imprime un sello de


escepticismo a sus Ensayos, como lo evidencia su célebre frase: “La meta de nuestra
carrera es la muerte”.

7. La Bruyère

La Bruyère (1645-1696) ha alcanzado fama y es recordado básicamente por una sola


obra, Les caractères de Théophraste, traduits du grec, avec les caractères ou les moeurs de
ce siècle [Los caracteres de Teofrasto, traducidos del griego, con los caracteres o las
costumbres de este siglo], aparecida en el 1688,que contiene una gran cantidad de
sentencias de innegable valor psicológico que ponen en evidencia la capacidad intuitiva
como también la visión predominantemente pesimista de este autor, jurista que falleció en
edad temprana. He aquí algunas de sus reflexiones: “El tiempo que fortifica las amistades,
debilita el amor”, “No está tan lejos el odio de la amistad como ésta de la antipatía”, “¡Qué
difícil es estar contento de alguien!”,“Todo nuestro mal proviene de no poder estar solos”.

La apreciación que se tiene en la actualidad de La Bruyère insiste más en su


condición de “estilista”, es decir de maestro en el empleo de un idioma como el francés,
que tanta tradición tiene en la cultura occidental. Sin embargo, como lo señala De
Mourgues (1978), el estilo de un escritor no es algo que esté “en el aire”, sino guarda
estrecha relación con el modo en que se quiere ver a las personas o a la realidad. De allí que
el carácter fascinante de este moralista francés radicaría en la forma en que él decide ver a
los seres humanos: la original perspectiva desde la cual observa la conducta, la elección de
los temas que hace, la sorprendente lejanía o la proximidad llamativa con la cual enfoca las
correrías de nosotros, los seres humanos.

08.Otros representantes del Menschenkenntnis: La Rochefoucauld y Chamfort

Otros representantes del Menschenkenntnis son el Duque de la Rochefoucauld


(1613-1680) y Chamfort (1741-1794).

François, duque de La Rochefoucauld, es el autor de Reflexiones o sentencias y


Máximas morales (Maximes et reflexión diverses, publicadas en 1665; 1984, Barcelona,
Bruguera). Con gran economía de palabras y profundidad sorprendente, La Rochefoucauld
91

ofrece una imagen desencantada del ser humano al par que propone algunas intuiciones que
informan de su profundo conocimiento de la naturaleza humana.

He aquí algunos ejemplos de sus reflexiones:

2. El amor propio es el mayor de todos los aduladores;


28. Los celos son, en cierto modo, justos y razonables, ya que tienden a conservar
un bien que nos pertenece; en cambio, la envidia es una pasión violenta que no
soporta el bien de los demás;
95. Señal de mérito extraordinario es ver que aquellos que más nos lo envidian se
ven obligados a alabarlo;
430. Nada impide tanto ser natural como el afán por parecerlo;

Nicolas Sébastien Roch, Chamfort, compite con La Rochefoucauld en la


profundidad de su visión, igualmente escéptica, del alma humana, expuesta magistralmente
en sus Máximas, Pensamientos, Caracteres y Anécdotas (Madrid, Aguilar, 1989).

De él presentamos tres máximas:

“La falsa modestia es la más decente de todas las mentiras”,


“Existen pocos vicios que impidan a un hombre tener un montón de amigos, cosa
que puede ocurrir de tener grandes cualidades”; y,
“Quien carece de carácter no es un hombre, es una cosa”.

Como puede verse, tanto en las Máximas y sentencias de uno y otro se pueden
reconocer, en primer lugar la capacidad para percibir algunas de las particularidades de la
conducta y la subjetividad de los seres humanos que no siempre son reconocibles por parte
de los demás, en segundo lugar la expresión sucinta pero de gran capacidad expresiva, y,
por último, la intención moralizadora.

Por lo menos una mención es la que merece alguien que es considerado un moralista
menor, Luc de Clapiers, marqués de Vauvernages (1715-1747), mucho menos conocido
que La Rochefoucauld y Chamfort, pero cuyas reflexiones son de una importancia
considerable.

Su Introduction à la connaissance de l´esprit humain, suivie de réflexions et de


maximes, publicada un año antes de su prematuro fallecimiento, consiste del ensayo que da
el título a la obra, seguido de una 700 máximas, sentencias y reflexiones. Aunque Voltaire
no compartía sus puntos de vista, consideraba a la Introduction como una de las mejores
obras de la lengua francesa.
92

09.Menschenkenntnis en el mundo hispano

Tal vez la figura más destacada del Menschenkenntnis en el mundo y en la literatura


hispanas es Baltasar Gracián (1601-1658), sacerdote jesuita autor de El criticón y el
Oraculo Manual y Arte de Prudencia.

Gracián, que posee gran importancia también en la literatura hispana, por ser el
máximo representante del conceptismo como corriente literaria, fue un prolífico autor con
una impresionante capacidad para manejar todos los recursos del idioma castellano de su
época, pero además con una particular sutileza en la comprensión de la naturaleza humana.

Con razón anota Fernando Lolas, un estudioso chileno de su obra, en “Sobre


Baltasar Gracián: la ambigüedad del discurso moral”
(http://santosnegron.tripod.com/lasoledadylosestudios/id82.html; recuperado el 1 de
diciembre del 2017), que,

“Los textos de Gracián no son de los que se escriben a vuela pluma ni muestran
señal de improvisación que pudiera sugerir arrebatos de pasiones momentáneas,
deseo de producir escozor o escándalo o tan siquiera una intención lúdica para quien
escribe o una intención “divertente” para el lector. Aunque la vida pública de
Gracián es asaz simple, en eso difiere de Lope y se parece a Calderón, es innegable
que su peripecia biográfica impregna su obra. “Agudeza y arte de ingenio” es fruto
de su docencia de gramática. Sus estudios –que cabe juzgar exhaustivos y
profundos- de la Biblia y la teología moral, además de la indudable influencia de los
clásicos griegos y latinos, hacen de su obra un venero de intuiciones, de ideas y de
riquísimos contrastes”.

El estilo gracianesco, al que algunos califican de alambicado, se distingue por un


acabado dominio de figuras retóricas que sirven de sustento a su ingenio agudo y
perspicacia zahorí. Retruecanos, paronomasias, aliteraciones, polisemias y anfibologías,
empleadas con gran frecuencia, plantean al lector esfuerzos de comprensión y compromiso
activo en el análisis del texto.

Honorio Delgado (1892-1969), el psiquiatra peruano, lo califica de “escrutador de


los hombres”, agregando lo siguiente:

Sacerdote perspicaz, de experiencia con toda clase de gente, conocedor de


debilidades, pasiones, proclividades, secretos, tapujos y contrastes de la vida
anímica por la práctica de la confesión y por sus mismas dificultades dentro de la
Orden a causa de la irregularidad de sus publicaciones, que tanto han investigado y
93

esclarecido Coster, Romera/Navarro y últimamente Batllori, y que no hay duda que


le complicaron la existencia y aguzaron su instinto penetrativo, Gracián fue además
hombre de mundo, con amigos y enemigos, cuyo trato mucho le enseñó. No es,
pues, sorprendente que con tan vario material y en escuela tan aleccionadora para el
conocimiento práctico del alma ajena, unidos a su ingénita inclinación al examen de
sí mismo, perfeccionado por su vastísima cultura y los ejercicios espirituales,
desarrollase la aptitud para calar, hasta donde es posible, la intimidad de los
corazones y los móviles de la conducta en la diversidad de los individuos (Delgado
1961, pg. 241).

Del Oráculo manual y arte de prudencia tomamos el siguiente párrafo:

“Arte para ser dichoso. Reglas hay de ventura, que no toda es acasos para el sabio;
puede ser ayudada de la industria. Conténtase algunos con ponerse de buen aire a las
puertas de la Fortuna, y esperan que ella obre. Mejor otros, pasan adelante y válense
de la cuerda audacia, que en alas de su virtud y valor puede dar alcance a la dicha y
lisonjearla eficazmente. Pero bien filosofado, no hay otro arbitrio sino el de la virtud
y atención: porque no hay dicha ni más desdicha que prudencia o imprudencia”.

La astucia (“el decir mal de una cosa se tiene por estimación de ella, que el que la
quiere para sí la desacredita para los otros”), la cautela (“no se han de dar armas a los
tránsfugas de la amistad, que hacen con ellas la mayor guerra”), el manejo prudente en la
vida social (“llegue deseado y será bien recibido. Nunca venga sino llamado, ni vaya sino
enviado”): todo eso y mucho más, es analizado en la rica obra de este extraordinario
escritor y pensador aragonés.

10.Baruch Spinoza

Baruch Spinoza (Amsterdam, 1632 – La Haya, 1677) es una de las personalidades más
sorprendentes y polémicas de la filosofía de su época. Nacido en el seno de una próspera
familia de comerciantes judíos emigrados del Portugal por motivos religiosos, fue educado
en la religión mosaica, pero su actitud hacia ella con el paso de los años determinó su
expulsión de la comunidad judía, viéndose además impedido de participar en las
actividades comerciales de su familia, lo que implicaba una condena a la pobreza. Por este
motivo tuvo que ganarse la vida como pulidor de lentes para anteojos, microscopios y
telescopios.

Tras familiarizarse con la filosofía cartesiana, Spinoza publica una obra dedicada al
pensamiento del filósofo francés. Había de ser, sin embargo, su Etica (que aparece
póstumamente en el mismo año de su fallecimiento) la obra que le valdría la reputación de
la que hasta hoy goza.
94

Visto desde la psicología, este libro de Spinoza vendría a ser hoy un tratado de
psicología de la motivación, que no solo describe y conceptúa una gran cantidad de estados
afectivos, sino que además intenta explicar las causas de la conducta de los seres humanos.

Surge la pregunta acerca del por qué Spinoza opta por estudiar los problemas de la ética
tomando como ángulo de análisis a la geometría. Es probable que él se decidiera por esta
forma de proceder, dado su deseo de arribar a conclusiones lo más sólidas posibles en un
campo tan poblado de controversias como es el dominio de la ética. Para ello, se requiere
que las premisas estén claramente definidas, de modo tal que los corolarios sean aceptables.

La influencia de Spinoza y el prestigio de sus ideas son muy grandes: Goethe y


Nietzsche lo consideraron uno de los más grandes pensadores y, como escribe Rivero
Weber (2015; pg. 119), “”hoy día todo neurofisiólogo, psicólogo y filósofo que se respete
no deja de lado a Spinoza”. De hecho. Wundt, Müller, Claude Bernard, conocían y
valoraban su obra.

Un gran representante de las neurociencias como es Antonio Damasio manifiesta su


entusiasmo por las ideas spinozianas de la siguiente manera:

“Spinoza parecía haber prefigurado las soluciones que los investigadores están ofreciendo
ahora a propósito de varios de tales temas. Era sorprendente. Por ejemplo, cuando Spinoza
decía que «el amor no es otra cosa que un estado placentero, alegría, acompañado por la idea
de una causa externa», separaba con gran claridad el proceso de sentir del proceso de tener
una idea acerca de un objeto que puede causar una emoción.3 La alegría es una cosa; el
objeto que causó la alegría es otra. Alegría o pena, junto con la idea de los objetos que las
causaron, terminan por aparecer juntas en la mente, desde luego, pero eran procesos
distintos dentro de nuestro organismo. Spinoza había descrito una disposición funcional que la
ciencia moderna revela como un hecho: los organismos vivos están diseñados con la capacidad
de reaccionar emocionalmente a diferentes objetos y acontecimientos. La reacción es seguida
por algún patrón de sentimiento, y una variación de placer o pena es un componente
necesario del sentimiento” (Damasio 2009; pg. 17).

11. Thomas Hobbes

Si bien la importancia de Thomas Hobbes (Malmesbury, 1588 – Harwicke, 1679) es


mucho mayor en el campo de las ciencias políticas, una referencia a él y a su obra es
infaltable en cualquier recuento histórico de la psicología.

Tras obtener el bachillerato, Hobbes se desempeña como preceptor en la casa de la


importante familia Cavendish. Durante uno de sus viajes a París con su discípulo, tomó
95

conocimiento del creciente desprestigio de la teoría aristotélica que él había abrazado ante
los planteamientos de Galileo, Copernico y Kepler. Al retornar a Inglaterra decidió dedicar
su vida a la reflexión académica y encontró en las obras de Euclides, el gran geómetra,
algunos de los puntos de referencia que serían decisivos en las obras que después escribiría.

Sobrevilla (2012) escribe:

“[…] sus viajes a Europa lo convencieron de que las únicas ciencias que habían
progresado eran las que aplicaban el procedimiento rigurosamente demostrativo de la
geometría. En ellas no había lugar para discusiones vanas sobre la verdad y la falsedad.
Pues bien, el mismo rigor pensaba Hobbes que debía emplearse en la filosofía política,
jurídica y moral. En el caso de la vida humana en su conjunto había por lo tanto que
examinar metódicamente sus elementos básicos considerando a los miembros de la
sociedad en el estado de naturaleza -por lo tanto es problemático que el autor hubiera
pensado en este estado como habiendo existido históricamente- para observar después
cómo se generaba a partir del mismo el gobierno” (2012; pp. 189-190).

Aunque Hobbes fue autor de varias obras, la más conocida es Leviatan (Leviathan, or
the Matter, Form,and Power of a Commonwealth, Ecclesiastical and Civil, 1651), una
visión profundamente pesimista del ser humano y de su naturaleza que ejerció una gran
influencia en el pensamiento de Freud. El tema de la maldad ínsita en el ser humano, de su
proclividad al mal, de su ausencia de escrúpulos y su escasa capacidad para la convivencia
civilizada y pacífica, toman con la obra de Hobbes la importancia que desde entonces no
han dejado de tener.

En efecto: a diferencia de lo que pensaba Aristóteles, quien era del parecer que el
hombre era un ser esencialmente sociable, Hobbes destaca la agresividad del ser humano,
que es un lobo para sus congéneres (homo homini lupus). En su naturaleza existen tres
orígenes para la discordia con los demás: la competencia, la desconfianza y la gloria.

“En el Leviatán, Hobbes afirma que los hombres poseen una serie de actitudes y
atributos innatos que le impiden convivir armónicamente fuera de la sociedad; en el
estado de naturaleza los seres humanos actúan instintiva y egoístamente buscando
conservar y proteger lo propio, empezando por su vida, aún en detrimento de los demás.
El hombre es por naturaleza egoísta, abusivo, capaz de actuar de cualquier modo,
incluso matando, con tal de preservar su integridad física e intelectual, la de su familia y
sus bienes. Si cada cual busca su beneficio personal, sin importar perjudicar a los
demás, se origina una situación caótica en la que todos luchan entre sí: es la idea de
que el hombre es el lobo del hombre, el peor enemigo de otro hombre” (González
Negrete 2007; pg. 316).
96

11. Christian Wolff

Christian Wolff (1679-1754) fue una de las figuras más importantes de la ilustración
alemana, representante importante del racionalismo, y se desempeñó como profesor en la
Universidad de Halle, fundada en 1694. Autor de numerosos trabajos que le valieron una
reputación que se extendió por toda Europa, sus planteamientos filosóficos fueron los
dominantes en las universidades de habla alemana hasta la aparición de los trabajos de
Kant.

Autor prolífico, Wolff es importante en la historia de la psicología por sus dos


monumentales trabajos, Psychologia empirica (1732) y Psychologia rationalis (1734).
Señalemos, sin embargo, que muchos de sus planteamientos psicológicos se encuentran
también en Metafísica Alemana, una obra muy popular y muy influyente en el contexto de
la cultura alemana de su época, llegando a alcanzar entre 1720 y 1754 nada menos que doce
ediciones. Su condición de verdadero best seller de la época está fundamentada en el estilo,
en la perspectiva innovadora de las disciplinas de las que trata, entre ellas la psicología.

“De hecho, la psicología tiene un valor significativo en el sistema de wolffiano. En


primer lugar, en la medida en que, para Wolff, todo conocimiento debe partir de la
experiencia y encontrar ahí su criterio de validez, muchas disciplinas filosóficas van a
extraer sus primeros principios de la psicología. Según Wolff, “al conocimiento que
alcanzamos al prestar atención a nuestras sensaciones y a las modificaciones del alma
lo solemos llamar experiencia”. La Lógica, la Moral y la Política, por ejemplo, buscan
sus principios en la psicología, en la medida en que esta revela la naturaleza y el
funcionamiento de la facultad cognoscitiva y apetitiva del alma humana. Además, la
psicología también ofrece una base para la teología natural, una vez que las nociones
acerca de los atributos de Dios se forman a partir de la eliminación de las limitaciones
de las nociones acerca de los atributos del alma humana. Del mismo modo, proporciona
principios seguros para la religión, al demostrar la autoridad del alma y garantizar su
libertad y su inmortalidad. Estos ejemplos, aunque incompletos, son suficientes para
mostrar la importancia de la psicología en el pensamiento de Wolff” (Araujo & Pereira
2014; pg. 1658).

La psicología empírica, según este pensador, es lo que conocemos del alma humana a
través de la experiencia, mientras que la psicología racional explica lo referente a la
naturaleza y esencia del alma.

Influido por el pensamiento de Galileo y de Newton, Wolff destaca la necesidad de una


psychometria, o psicometría, es decir el arte de medir el mundo psíquico o mental.
97

Para Wolff la psicología era una ciencia fundamental, a la par con la teología, la
ontología y la cosmología (Gundlach 2006). Sus ideas contribuyeron a que en el siglo
XVIII se considerara a la psicología como una ciencia autónoma, que, como la física, podía
trabajarse en el plano metodológico, con empleo de las matemáticas y la posibilidad de
elaborar teorías.

13.David Hume y Adam Smith

En Inglaterra dos figuras que no pueden obviarse son David Hume (1711-1776) y
Adam Smith (1723-1790). El primero explora en Enquiries concerning the human
understanding (1739-1740/1748) lo que hoy día podría ser llamada grosso modo la
psicología cognitiva: los mecanismos del conocimiento, la percepción, las relaciones entre
ésta y la situación personal, etc.

Hume es, por supuesto, no solo importante para la psicología sino sobre todo para la
filosofía y muy en especial para la teoría del conocimiento. Su obra ha tenido un gran
impacto y de hecho muchos de los temas que él planteó continúan abiertos a la discusión.

“En particular nos referimos al llamado Problema de Hume, que no es otro sino el
problema de la inducción, columna vertebral de la heurística, la metodología científica, la
robótica y la inteligencia artificial. Problema que podríamos expresar en la forma de la
siguiente pregunta: ¿Cómo generamos o cómo generar nuevo conocimiento sobre el
mundo? Esta pregunta podría referirse a un sujeto humano, a otra especie animal o
incluso vegetal (o microorganismo) o también a una máquina, aunque la respuesta podría
ser diferente para unos y otros” (Senior Martínez 2010; pg. 16).

El se acoge a la perspectiva asociacionista de larga tradición en la psicología y, en


particular, en el pensamiento filosófico y psicológico forjado en Inglaterra.

Adam Smith (1723-1790) es muy conocido por su tratado acerca de la riqueza de las
naciones (An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations, 1776), pero en el
caso de la psicología no podemos dejar de mencionar su teoría de los sentimientos morales
(The theory of moral sentiments, 1759). En ella Smith vincula la generación de la riqueza
con lo que hoy día llamaríamos virtudes cívicas.

14.Jean Jacques Rousseau

Mientras que Montesquieu y Voltaire, grandes pensadores franceses del siglo


XVIII, tienen una importancia relativa para el saber psicológico, en Jean Jacques Rousseau
(1712-1778) nos encontramos con un personaje fascinante, que aún hoy sigue siendo
estudiado, y cuya importancia para la reflexión psicológica apenas puede ser exagerada.
98

Controvertido, polémico y sorprendente, Rousseau llevó una vida muy agitada,


debiendo huir muchas veces por haberse ganado la enemistad de los poderosos. Nacido en
Ginebra, volvería a esa ciudad con el paso del tiempo.

Más conocido como uno de los precursores espirituales de la Revolución Francesa,


Rousseau es una figura de interés para la psicología por varias razones.

En primer lugar, su gran obra El contrato social es una ambiciosa reflexión acerca
de los mecanismos y formas de la convivencia humana en un mundo relativamente
civilizado. El control, el autocontrol y la consideración del otro juegan un rol muy
importante, pero también la simulación y otras conductas menos deseables.

De otro lado está el Emilio o Tratado de la educación, obra que ha conservado


influencia hasta hoy, y en la cual Rousseau plantea el respeto a la condición humana y a su
desarrollo, que sigue las leyes de la naturaleza.

Por último, están sus Confesiones, un informe descarnado acerca de su vida privada
y pública, en la que sorprende al lector con comportamientos de ingratitud y de falta de
compasión.

El título de esta obra, semejante a la que escribiera San Agustín unos 700 años antes
(Agustín 1995), nos adelanta una exposición franca de su existencia. El lector no es
defraudado: a diferencia del Obispo de Hipona, que relata su camino rumbo a la búsqueda
de Dios, este autor francés reafirma su individualidad y por momentos escandaliza al lector
con su franqueza absoluta. Poco oculta, o parece ocultar en todo caso, Rousseau.

Para Bloom (2010)

“las Confesiones de Rousseau nos parecen simplemente el enlace inevitable entre


Montaigne y Freud (pg. 102).

Sus ideas revolucionan a la humanidad, tal como lo ha señalado Maritain, al colocar


su nombre al lado del de Lutero y Descartes, destacando que el primero llevó a cabo la
reforma religiosa, el segundo la filosófica, en tanto que Rousseau cumplió con la reforma
moral (Maritain 2006).

Para Kant, impactado por la lectura del Emilio, Rousseau es el “Newton del mundo
moral” (Giralt 1990).

Starobinski (1988) ahonda en el impacto de Rousseau en la conciencia del hombre


de hoy:
99

“La obra de Rousseau […] manifestaba (a partir de la soledad, pero con un


extraordinario poder de difusión y de penetración) la alianza fecunda entre los
poderes de la reflexión y el impulso caluroso de la pasión. Quiero recordar aquí la
seducción que ejerció esta elocuencia acusadora en la que la idea y el sentimiento
compiten estrechamente: el enunciado doctrinal toma la vehemencia de una
llamada, mientras que la pasión tiende a proyectarse y a clarificarse en un discurso
racional de gran envergadura. Jean Jacques se propone destituir toda autoridad
impuesta desde fuera; invita a sus lectores a someterse a una autoridad que ya no
viene dada por la razón especulativa, sino por la razón práctica bajo su aspecto
colectivo: la voluntad general. Procede de igual modo en sus planteamientos sobre
la religión y la moral, donde todo se funda sobre la evidencia del sentimiento
interno, facultad anterior a la razón, pero que la razón más rigurosa no sabría
desaprobar” (pg. 34).

También en el plano de la psicología, Brinkmann (2011) cree encontrar en Rousseau


a un lejano precursor de la psicología humanística, pues de él provendría la idea romántica
de que los seres humanos tenemos un mundo interior que debemos actualizar a través del
proceso de autorrealización.

La idea del buen salvaje se encuentra asimismo asociada de modo irrenunciable al


nombre de este filósofo francés:

“Lo original del hombre se encuentra en el hipotético estado de naturaleza. En él


tenía el hombre una buena constitución y no necesitaba ni de médicos ni de
remedios. Le era suficiente el instinto, y la ignorancia del vicio le impedía obrar
mal. Una virtud que poseía el hombre en el estado de naturaleza era la piedad”
(Sobrevilla 2012; pg. 252).

Rousseau suele ser considerado como un declarado defensor del individualismo, un


severo crítico de la alienación resultante del orden social injusto, un desengañado de la
capacidad de la civilización para fomentar lo mejor de la naturaleza humana. Para Martin &
Barresi (2006; pg. 177), “Rousseau es el más grande de todos los románticos modernos”.

15.Immanuel Kant

Una de las grandes figuras de la filosofía occidental, Immanuel Kant (1724-1804)


es también conocido como el Filósofo de Königsberg, dado que permaneció casi toda su
vida en esa ciudad (antes en los confines de Prusia, y hoy parte de Rusia como
Kaliningrad). Su marcada introversión y su dedicación casi obsesa al trabajo fueron dos de
los rasgos más distintivos de su personalidad.

Autor de una obra que abarca la filosofía, la ética, la religión, la antropología, la


pedagogía y la política, Kant dedicó sus primeros trabajos más a temas científicos que a la
100

filosofía. Tras el terremoto que asoló Lisboa en1755 desarrolló una teoría de los
movimientos sísmicos en su Geschichte und Naturbeschreibung der merkwürdigsten
Vorfälle des Erdbeben welches an dem Ende des 1755stens Jahres einen grossen Theil der
Erde erschüttert hat, e incursionó, de otro lado, en el campo de la astronomía al proponer
teoría que hoy se conoce con el nombre de Kant-Laplace.

Pero es sobre todo conocido por su Crítica de la razón pura (1781), una obra que
aparece después de los años del “gran silencio” que siguen a la presentación de su tesis
doctoral. A Kant le tomó diez años de reflexión el dar contenido a este trabajo, si bien esos
años y las reflexiones a los que hemos aludido no mejoraron casi nada su difícil estilo, en el
que llama la atención sobremanera el hecho de que no parece darse cuenta de la necesidad
de poner ejemplos o hacer referencia a situaciones concretas a fin de que el lector tenga una
“ayuda” en el proceso de comprensión de sus ideas.

La Crítica de la razón pura es el trabajo fundamental del filósofo de Königsberg.


En esta obra Kant sostiene que el conocimiento proviene o comienza con la experiencia
(aceptando así las tesis de los empiristas), pero eso no quiere decir que todo conocimiento
proceda siempre de ella. Según él hay formas de la sensibilidad, del espacio y del tiempo
que no provienen de la experiencia individual sino que el sujeto se las impone a las
afecciones y que también hay categorías o conceptos puros, tal el caso de la causalidad, que
la persona no recoge de lo sensible sino que la aplica a los fenómenos.

Siete años después de su aparición, en 1788, Kant dio a la luz la Crítica de la razón
práctica. En esta obra se trata del tema de la libertad, y para Kant la moralidad de alguien
no se ve en su conducta ni en sus deseos, sino en su máxima de la acción que permite
reconocer que ella está haciendo lo que debe en nombre del deber (el imperativo
categórico).

Dos años después, en 1790, aparecería la Crítica del juicio.

“[…] En su filosofía [Kant] identificó –y después trató de clarificar- lo que eran


para él las tres más importantes cuestiones con las que se enfrentaba la humanidad.
Primero, trató el problema de la verdad: ¿cómo conocemos el mundo y si es eso una
verdadera representación? Segundo, la bondad: ¿qué principios deberían regir la
conducta humana? Tercero, la belleza: ¿hay leyes de la estética que la naturaleza y
el arte deben satisfacer a fin de ser bellas? (Watson 2010; pg. 139)

La significación de la obra de Kant para la filosofía, pero también para la psicología,


apenas puede ser exagerada. Arens escribe lo siguiente con referencia a ella:
101

“La “revolución copernicana que Kant identifica como un equivalente a su trabajo


en La crítica de la razón pura es comúnmente empleada como el punto de inicio de
la filosofía moderna. Este texto delinea un parteaguas (watershed) entre el estudio
de la filosofía como afiliada con la teología o la filosofía moral y una filosofía cuyos
estándares estaban a ser vinculados a aquellos de las emergentes ciencias físicas.
Antes del trabajo de Kant, una gran mayoría de los tratados filosóficos se referían
no solo a problemas del conocimiento y de la cognición, sino también a la ontología,
la escatología y el teísmo sin diferenciar grandemente entre aquello que hoy
consideraríamos como disciplinas muy diferentes. Las Críticas de Kant cambian el
curso de la filosofía: el refuta la existencia de una filosofía general acomodada a
tales diferentes campos de investigación. Más bien, aboga por un conjunto general
de procedimientos filosóficos que pueden ser aplicados a diferentes objetos, como el
mismo lo hace en la Critica de la razón práctica y la Critica del juicio. Kant inicia
una renovación en la metodología de las ciencias humanas que afectaría todo el
siglo XIX” (Arens 1989; pg. 59).

En el plano de la ética propone el imperativo categórico, una de las más claras


expresiones de la razón.

Kant tenía una actitud escéptica con respecto a la posibilidad de una psicología
como ciencia. Para él, ella siempre estaría lejos del grado de una ciencia de la naturaleza
digna de este nombre, afirmando que las matemáticas no eran aplicables a los fenómenos
del mundo interno y a sus principios reguladores.

Esta postura de tanto escepticismo formulada por una figura de la importancia de


Kant no dejaría de tener consecuencias. Luciano Mecacci, conocido historiador italiano de
la psicología, llega por ello a afirmar que

“la historia de la psicología del Ochocientos puede ser considerada una reacción a la
tesis kantiana de la imposibilidad de una psicología como ciencia” (Mecacci 1986;
pg. 1).

Si bien la posibilidad de un saber científico le era negado a la psicología de acuerdo


con los planteamientos de Kant, la psicología podía encontrar una posibilidad de desarrollo
en su relación con la antropología. De allí que la Antropología en sentido pragmático, una
obra considerada menor por parte de los estudiosos de las ideas del filósofo de Königsberg,
sea sí de gran importancia para la psicología.

La Antropología en sentido pragmático fue un conjunto de clases de Kant primero


en el año académico 1772-1773 y después repetidamente hasta 1795-1796. Estas
clases, en un cierto sentido, constituyeron el intento del propio de Kant de
102

popularizar sus ideas. Fueron su demostración de la aplicación de los


procedimientos introducidos en las Criticas a otras ciencias. Fueron originalmente
publicadas en 1798, con una segunda edición en 1800, y parecen haber atraído la
atención de un amplio círculo de intelectuales y autores, no necesariamente dentro
de la comunidad filosófica. El poeta Goethe las encontró “encantadoras”
(charming), aunque demasiado para ser leídas en una dosis” (Arens 1989; pg. 62).

Autor incansable, Kant publicó sobre los más diversos temas, no estando la
psicología por cierto al margen de sus intereses. Así, en 1764 publicó Observaciones sobre
el sentimiento de lo bello y lo sublime, que puede ser considerado un tratado de psicología
moral, en tanto que su Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza es un pequeño escrito
acerca de las enfermedades mentales (“un breve catálogo de las lacras de la cabeza, desde
su parálisis en la imbecilidad hasta su arrebatamiento en el frenesí”, como lo describe su
propio autor).

La Metafísica de las costumbres, obra aparecida en 1797, es el estudio a priori de


la conducta humana, en la base de la cual se encuentra el arbitrio libre, es decir “la facultad
de desear según conceptos en cuanto está unida a la conciencia de ser capaz de producir un
objeto mediante una acción” (Sobrevilla 2012; pg. 263).

En Sueños de un visionario, Kant ilustra la fuerza de los pensamientos


inconscientes. Fue Kant por último el que actualizó la teoría de los cuatro temperamentos.

Referencias

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SEXTA UNIDAD: EL SURGIMIENTO DE LA PSICOLOGIA


EXPERIMENTAL
Programa

La atmósfera en la que aparece la psicología experimental. 02. El positivismo. 03. El


empirismo. 04. El materialismo. 05. El evolucionismo. 06. El romanticismo. 07. Otros
104

acontecimientos y circunstancias que influyeron en el surgimiento de la psicología


experimental. 08. La Escuela Psicofísica o Alemana. 09. Wilhem Wundt. 10. ¿Qué era
el experimento para Wundt?

01.La atmósfera en la que aparece la psicología experimental

Las ciencias no surgen “en el aire” o por generación espontánea. La psicología


tampoco. Ella, al igual que todas las ciencias, es el resultado de un largo proceso de
desarrollo en el cual juegan un rol muy importante los contextos sociales y los desarrollos
conceptuales que ellos traen consigo.

Por eso, antes de tratar del surgimiento de la psicología experimental es necesario echar
una mirada al contexto en el cual ella surge y se desarrolla: en términos cronológicos, la
psicología experimental es un producto del siglo XIX.

El siglo XIX se inicia, podemos decirlo así, con la presencia de una figura
imprescindible en cualquier texto de historia de Occidente: Napoleón Bonaparte. Napoleón
es una figura que domina todo el escenario político y social del Viejo Mundo por lo menos
hasta 1814, en que, tras la derrota definitiva en Waterloo, es enviado a la lejana isla de
Santa Helena, donde habrá de morir en 1821.

Pero, mientras él estuvo presente en Europa su accionar determinó en gran medida la


vida política –como también la vida cotidiana- en ese continente. Desde reyes que ante su
presencia huían y, en su huída, llegaban a trasladarse a varios miles de kilómetros de
distancia de la sede de su trono (como fue el caso del rey de Portugal, Juan VI, quien con
toda su corte huyó de Lisboa y se estableció nada más y nada menos que en Brasil), hasta la
destrucción voluntaria de ciudades, como sucedió con Rusia cuando Napoleón la invadió en
1812.

Obviamente la figura de Napoleón no es de significado para la psicología, pero las


consecuencias de su paso por la historia sí se dejaron sentir también en esta disciplina, que
surge en las universidades prusianas, las mismas que, tras la derrota de Prusia a manos de
los ejércitos napoleónicos en Jena y Auerstedt en 1806 y del tratado de paz de Tilsit, en
1807, son objeto de una profunda reestructuración (Gundlach 2006) que haría de ellas las
universidades modelo para el mundo al menos por un siglo, y en cuya atmósfera surgiría la
psicología experimental.

El siglo XIX continúa con otro acontecimiento crucial: la Revolución Industrial, que
produce cambios absolutamente dramáticos no solo en el mundo de la producción sino
también en la vida cotidiana de los individuos. La célebre novela Tiempos difíciles, de
Charles Dickens, nos da una idea de lo que se vivió en aquellos años.
105

Las grandes corrientes filosóficas que constituyen la atmósfera en la que surge la


psicología experimental fueron cinco: el positivismo, el empirismo, el evolucionismo, el
materialismo y el romanticismo.

02.El positivismo

El positivismo es una doctrina creada por Auguste Comte (1798-1857),


personalidad sumamente original en la escena cultural francesa del siglo XIX, que, movido
por un intenso deseo de refundar la ciencia, librándola de todo aquello que fuera
especulativo, metafísico o tuviera una influencia religiosa, propone un enfoque de la vida y
de los hechos radicalmente objetivo, el mismo que habría de tener fortuna en el mundo
científico.

Tras algunos años trabajando a las órdenes de Heinri de Saint-Simon, y dejando


atrás una estancia en un manicomio del cual habría de escapar, Comte se concentra en la
forja de una doctrina que se base y trate sobre todo de lo real, de aquello de lo cual nadie
puede dudar, desechando la búsqueda de esencias o supuestas propiedades ocultas de los
fenómenos.

La doctrina que desarrolla Comte es, en realidad, un audaz intento de reorganizar la


sociedad y la vida política y económica, intento que tiene como telón de fondo nada menos
que a la Revolución Industrial.

El positivismo ejerció una poderosa influencia en la ciencia de su época y estimuló


el desarrollo científico en toda Europa y muy particularmente en Francia, influyendo
asimismo en la psicología con su visión objetiva de los hechos y su sospecha de todo
aquello que no pueda verificarse por los sentidos.

03.El empirismo

El empirismo, una corriente filosófica opuesta al racionalismo, surge en el siglo


XVII tiene como su más distinguido representante histórico a John Locke (1632-1704),
autor de An essay concerning human understanding, 1690), quien formuló la teoría de la
tabula rasa (“todo lo que está en el cerebro pasó antes por los sentidos). Otras figuras de
gran importancia son Berkeley (1685-1753) y David Hume (1711-1776).

No son por cierto estos pensadores los primeros que formulan la idea de que el
conocimiento proviene de la experiencia. Ya antes de ellos Aristóteles, Epicuro, Tomás de
Aquino y Occam habían señalado que la experiencia está en el origen del conocimiento. La
sensación es el punto de partida de toda noción.
106

“Las ideas, y por consecuencia el saber, solo pueden venir de las percepciones
suministradas por los sentidos y cada vez más elaboradas. Las ideas que derivan de
la sensación son las iniciales y las más importantes en la vida del niño. Únicamente
más tarde, al crecer, comienza a contemplar las operaciones de su propio espíritu. Al
principio éste es el recipiente pasivo de una multitud de ideas simples, pero,
recibidas las ideas, el espíritu es capaz de elaborarlas mediante la reflexión, y
combinarlas, escogerlas, compararlas y formar con ellas abstracciones, ideas
complejas y más complicadas” (Mallinson 1998; pp. 125-126).

Las características fundamentales del empirismo son (1) la subjetividad del


conocimiento (el mundo es conocido a partir delñ propio sujeto y no del mundo mismo,
dado que la mente no puede conocer las cosas más que a partir de las ideas que tiene sobre
ellas), (2) la experiencia es la única fuente del conocimiento; (3) la negación de las ideas
innatas; (4) el conocimiento humano es limitado y sus límites están dados por la
experiencia.; 5) negación del valor objetivo de los conceptos universales (que no hacen
referencia a ninguna realidad objetiva en sí, sino son solo meros nombres que designan a un
conujnto de ideas particulares o percepciones simples que se encuentran vinculadas entre sí.

El aporte del empirismo a la psicología se expresa en el método experimental, por


medio del cual el saber se deriva no de la argumentación o de la especulación sino de la
experiencia sistematizada y repetida.

También la influencia de esta corriente se pone de manifiesto en el primer tema de


estudio de la psicología experimental, que no es otro que el de la sensación y la percepción.
Quien revise los trabajos publicados en la revista Philosophische Studien (después
rebautizada como Psychologische Studien), en la que se daban a conocer los estudios
conducidos en el laboratorio de Leipzig que Wundt dirigía, podrá observar que éstos eran
los dos temas centrales de estudios de quienes investigaban allí.

04.El materialismo

El materialismo es una corriente filosófica cuyos orígenes se pierden en la oscuridad


de la historia. Puede considerarse, por ejemplo, a Demócrito como uno de los primeros
materialistas, dado que propuso la idea del átomo.

El materialismo reconoce como realidad última a la materia, irreductible e


inextinguible. Aun los fenómenos más sutiles y elaborados en el plano psicológico solo
pueden ser entendidos desde la perspectiva materialista.

La influencia del materialismo en la psicología se pone de manifiesto en el gran


interés que siempre se ha observado entre los psicólogos por estudiar el sistema nervioso.
107

Debe recordarse que uno de los más destacados representantes de la Escuela Psicofísica o
Alemana, la antecesora de la psicología experimental, Johannes Müller, vinculaba de modo
irrenunciable a la psicología con la fisiología.

05.El evolucionismo

El evolucionismo es, asimismo, una doctrina muy antigua, a la que están vinculados
varios nombres pero cuyo representante más conocido es Charles Darwin (1809-1882), el
autor de On the origin of species by means of natural selection (1859), su obra más
conocida, que ha opacado otro libro suyo, con una gran importancia para la psicología: The
expression of the emotions in man and animals, 1872-1874).

El evolucionismo plantea que los fenómenos de la naturaleza no son en modo


alguno estáticos sino que se encuentran en un proceso permanente de cambio, y que ese
cambio va de lo más simple a lo más complejo, de lo menos diferenciado a lo más
diferenciado.

En 1809 Jean Baptiste Lamarck (1744-1829), un investigador francés de la


naturaleza publicó su libro Philosophie zoologique, que atacó el mito de la
inmodificabilidad de las especies y desarrolló una suerte de de teoría precursora de la
evolución.

“Las plantas, los animales y también el ser humano, según su tesis, se modifican a
lo largo de un extenso periodo, adaptándose a las condiciones ambientales
determinadas en las que ellos viven. Esas modificaciones se transmitían por la
herencia a su descendencia” (Saum-Aldehoff 2009; pg. 63).𧆠

Como ejemplo de sus planteamientos Lamarck se refirió a la jirafa y a su cuello, el


cual a lo largo del tiempo había ido creciendo cada vez más porque este animal había ido
extendiéndolo para poder comer, sobre todo en condiciones de gran carencia de alimentos,
cuando un par de hojas o algún fruto en la altura de algún árbol podía ser la diferencia entre
la vida y la muerte. Este cambio en la estructura física había sido heredado por la siguiente
generación.

El zoólogo naturalista alemán Ernst Haeckel (1834-1919) era del mismo parecer que
Lamarck.

No cabe duda, sin embargo, que el más conocido de todos los evolucionistas fue el
ya mencionado Charles Darwin, cuya teoría se complementaría con las observaciones
llevadas a cabo por el sacerdote austriaco Gregor Mendel (1822-1884), quien llevó a cabo
108

una serie de experimentos de cruces e injertos con plantes en el jardín del convento en el
cual vivía.

La influencia del evolucionismo en la psicología es muy grande y claramente


reconocible, y consiste fundamentalmente en la idea de desarrollo.

06.El romanticismo

El romanticismo es una corriente de pensamiento filosófico y artístico muy antigua


que insiste en:

(a) la importancia de la subjetividad;


(b) la importancia de los afectos;
(c) el reconocimiento de la parte oscura (el inconsciente) en cada uno de nosotros;
y,
(d) desconfianza hacia los motivos lógicos y las explicaciones racionales.

Como decimos, el romanticismo ha existido desde siempre. Se lo puede encontrar


ya presente nada menos que en el “Cantar de los Cantares”, del rey Salomon (Antiguo
Testamento). Esta corriente cobra gran fuerza en el siglo XIX como una reacción a la
Revolución Industrial y, al insistir en la subjetividad y en el significado de ésta en la vida
de cada cual, influye asimismo en la evolución de la psicología.

No menos importante es el énfasis que hace en los afectos y en la presencia de una


dimensión desconocida en cada uno de nosotros, lo que adelanta algunas de las ideas
centrales del psicoanálisis.

07.Otros acontecimientos y circunstancias que influyeron en el surgimiento de la


psicología experimental

A la presencia e influencia de estas doctrinas debe agregarse el desarrollo de la


fisiología (la reina de las ciencias médicas), la aparición de los primeros laboratorios con el
surgimiento de los primeros aparatos en materia de medición, la curva de Gauss y los
desarrollos matemáticos, y un fuerte cuestionamiento (desde el siglo XVIII) de la teología
como vía de explicación de la realidad y de su naturaleza.

No debe olvidarse tampoco la gran influencia de la Revolución Industrial, con los


profundos cambios en la visión del mundo y del ser humano que ella trae consigo.

La escuela asociacionista o británica

Esta escuela surge de la unión del asociacionismo con el utilitarismo, ambos con
una larga tradición en el mundo cultural de Inglaterra. En tanto que el asociacionismo
109

encontramos a figuras como John Locke, Berkeley y David Hume, en el utilitarismo


encontramos a Jeremy Bentham (1748-1832), quien, en su obra Introduction to principles
of morals and legislation señala que las dos grandes fuerzas que gobiernan la humanidad
son el placer y el dolor.

De acuerdo con Leahey,

“El utilitarismo proporcionó una teoría de la motivación sencilla, potencialmente


científica y aún así flexible. El asociacionismo, tal y como había sido desarrollado
por Locke, Berkeley y Hume, proporcionó una teoría de los procesos cognitivos
humanos de las mismas características que la anterior. Ambas teorías se combinaron
a comienzos del siglo XIX, con la intención de proporcionar una explicación
general y poderosa de la mente humana. El asociacionismo describió el cómo del
pensamiento y la conducta –la mecánica de la percepción y del pensamiento- y el
utilitarismo describió el porqué –los motivos y las metas que empujan al
pensamiento y la conducta. La discusión de Bentham sobre los principios
gobernantes del placer y el dolor, facilitó la combinación de ambas teorías, ya que
estos principios parecían asemejarse a los que los asociacionistas admitieron que
gobernaban la formación de asociaciones. Bentham, por ejemplo, afirmó que el
valor total de cualquier placer o dolor está determinado por la intensidad, duración,
certeza y proximidad de la sensación correspondiente” (Leahey 1998; pg. 193).

En esta escuela podemos considerar a las siguientes figuras: David Hartley (1705-
1757), James Mill (1773-1836), su hijo John Stuart Mill (1806-1873), y Alexander Bain
(1818-1903), William B. Carpenter.

David Hartley

David Hartley, médico de profesión, publicó en 1749 Observations on man, his


frame, his duties, and his expectations [Observaciones acerca del hombre], una suerte de
monumental síntesis (la primera parte, “Containing Observations on the frame of the
human body and mind, and their mutual connexions and influences”, tenía 512 páginas; la
segunda, “Containing Observations on the duty and expectations of mankind”, 455) de
neurología, psicología moral y espiritualidad, de importancia para la psicología, y muy bien
recibida y considerada en su época (con traducciones al alemán 1772, al francés 1802, y al
italiano en 1809; Allen……). Para Daniel Robinson (1995), Observations es una de las
grandes síntesis del siglo XVIII y tal vez el primer tratado moderno de psicología.

Hartley es conocido no tanto por sus propias ideas sino por hacer una suerte de
sumario de las de otros.

Hartley desarrolló el asociacionismo como doctrina psicológica. De hecho, fue


considerado por James Mill y Stuart Mill como el precursor de la psicología asociacionista.
110

Debe señalarse, sin embargo, que ya Aristóteles, en la Antigüedad, había formulado los tres
grandes principios asociacionistas, los de similaridad, contraste y cointigüidad. Otros
antecesores más recientes fueron Berkeley, Hobbes, Hume.

Su postura fue de un claro reduccionismo dado que consideraba que la vida


psicológica surgía del contacto de los objetos externos mediante los nervios sensoriales.
Fue influido por las ideas de Locke, pues al igual que éste Hartley piensa que la mente en el
comienzo es una tabula rasa. Siguió asimismo las ideas de Thomas Reid.

Las ideas de Hartley pueden resumirse en dos doctrinas, la de las vibraciones y las
de las asociaciones. La primera plantea que la sensación es el resultado de la vibración de
las partículas de los nervios; la segunda, que hay asociaciones en el cerebro como resultado
de su temperatura y la pulsación de sus arterias.

La teoría vibracionista, hoy ciertamente superada, pone en evidencia el


conocimiento que Hartley poseía de la física matemática de Newton (Smith 1987), pues
toma prestada la idea de vibraciones de la Optiks. Lo que distingue a los planteamientos de
Hartley es que éste extiende las vibraciones a su psicología y a la explicación y
comprensión de la naturaleza humana, de sus códigos morales y de la ética.

Cada fenómeno psicológico debía ser estudiado tomando en cuenta el aspecto


mental como el físico.

James Mill

James Mill fue un lógico, historiador, predicador presbiteriano, y economista de


amplios horizontes intelectuales como queda evidenciado a través de los temas tratados en
sus libros (dedicados a tópicos tan variados como la historia de la India, la economía
política y la psicología, destacando en esta última su Analysis of the phenomena of the
human mind, 1829).

En materia de psicología siguió fundamentalmente a Hartley y Hume, y adoptó una


postura asociacionista de naturaleza mecanicista, al entender que sobre la sensación y la
percepción se constituía toda la vida psicológica del mismo modo en que los ladrillos se
van ubicando unos encima de otros en una pared, planteamiento que él propone en su
Analysis. Para él, las ideas y las sensaciones son los estadios primarios de la conciencia. El
habló de una mental mechanics. Así, por ejemplo, la idea de un elefante estaba conformada
por la idea de cuatro patas, una trompa, una cola, grandes orejas, grandes colmillos, etc.

Es necesario aclarar sin embargo que para Mill las ideas son copias de las
sensaciones. Hay, por lo tanto, similitud entre ellas, pero también hay cosas que las
diferencian: las ideas ocurren solo cuando han ocurrido las sensaciones, por lo tanto son
derivadas de ellas. Y el otro punto de distinción es que la ley de la asociación solo se
aplican a las ideas y no a las sensaciones. Por lo demás, para él solo hay una ley de la
111

asociación: la de la contigüidad, que puede funcionar en dos planos, el sucesivo y el


simultáneo.

Esto es, la asociación de ideas puede ser sucesiva o simultánea, siendo la primera la
más frecuente y numerosa. La fuerza de la asociación de las ideas varía, y él propone tres
criterios para evaluarla: el de permanencia (una asociación permanente es siempre más
fuerte que una temporal), certainty (certeza, una idea correcta ocurre con más certainty que
una incorrecta y por tanto es más fuerte), y facilidad (la ausencia de esfuerzo en la
formación de ideas, por lo tanto las asociaciones espontáneas son más fuertes que las que
requieren esfuerzo).

Para Leahey (1998, pg. 194), la de Mill es

“una teoría de la mente muy simple, a la que casi concebía como un juego de
mecano”,

razón por la cual

“se convirtió en el objetivo más frecuente de los ataques de psicólogos posteriores


que defendían posiciones más holistas, tales como las de Wundt, James y los
psicólogos de la Gestalt”.

John Stuart Mill

John Stuart Mill, como hemos dicho hijo del anterior, fue un economista y filósofo
de gran influencia y asimismo gran productividad. Autor de un tratado de lógica, en el
campo de la psicología se alejó de la perspectiva mecanicista de su padre y acuñó el
concepto de química mental.

En A System of Logic, propone que la psicología es digna de ser estudiada


científicamente, y se revela como un convencido de que es necesario recurrir a la
experiencia a fin de ganar información sólida y consistente acerca de causas, efectos y
circunstancias que permitan controlar el entorno y aislar factores que puedan ser
interesantes para estudios posteriores. Su visión de la psicología por tanto se basaba en el
empirismo.

En su trabajo Methods of experimental inquiry, Stuart Mill propone la hipótesis de


la variable única y establece cinco reglas o cánones que incluían todos los tipos de
proceder lógico requeridos para establecer orden entre hechos controlados (Best, 1982, pg
114).

Método de las diferencias

“Si un caso en el que se presenta el fenómeno que se investiga y otro caso en el que
no se presenta tienen en común todas las circunstancias, excepto una, y ésta se
112

presenta sólo en el primero, la circunstancia única en que los dos ejemplos difieren
es el efecto o la causa, o una parte indispensable de la causa, del fenómeno”

Método de las concordancias

“Si en varios casos se presenta el mismo fenómeno que es objeto de


experimentación, y estos casos tienen en común una circunstancia determinada, ésta
será la causa (o el efecto) del fenómeno”.

Método de concordancias y diferencias

“Si en varios casos -en los cuales se presenta el fenómeno- existe una circunstancia
común, y en otros casos –en los cuales el fenómeno no se presenta- tienen en común
la inexistencia de dicha circunstancia, ésta la causa, el efecto o una parte necesaria
de la causa del fenómeno”

Método de los residuos

“Si cuando se presenta un fenómeno abstraemos aquello que se sabe –por


experiencias anteriores- que es debido a causas determinadas, el residuo del
fenómeno será el efecto de las causas restantes”; y,

Método de las variaciones concomitantes

“Si un fenómeno varía de un cierto modo. Cuando otro fenómeno varía de ese
mismo cierto modo, es un efecto, una causa o hay entre ellos alguna relación de
causalidad”.

Alexander Bain

Alexander Bain fue un autor sumamente prolífico, que incursionó con sus trabajos e
ideas en la filosofía, la lógica, la psicología y la educación. Fue muy influido por James
Mill, a quien dedicó una biografía (James Mill. A biography, 1882, Londres, Longman,
Green and Co.). Póstumamente, apareció su autobiografía, que es la principal fuente de
información acerca de su vida, su trabajo, sus ideas y sus numerosas publicaciones
(Autobiography, Londres, New York & Bombay, Longman, Green and Co., 1904, editado
por William L. Davidson).

Alexander Bain fue el fundador en 1874 de Mind, la primera revista de psicología


pero, además, fue el autor de dos volúmenes imponentes que tuvieron por título The senses
and the intellect (1855) y The emotions and the will (1859).

La importancia de Bain estriba en haber desarrollado una síntesis de un material


desarrollado por otros autores. El asociacionismo que defendía provenía de y de Mill, padre
e hijo. Su fisiología se basaba en la de Johannes Müller.
113

Sus posiciones en psicología prontamente fueron superadas dado que la presencia de


la filosofía era predominante. Por otro lado, Bain jamás llevó a cabo trabajo experimental
alguno.

Bain tuvo una actitud práctica con respecto a la psicología, que fue proseguida en
psicología por los pragmatistas norteamericanos: Oliver Wenell Holmes, Pierce, James

08.La Escuela Psicofísica o Alemana

La Escuela Psicofísica o Alemana es virtualmente la antesala del nacimiento de la


psicología experimental. Varias son las figuras que deben ser consideradas en el marco del
estudio de esta escuela. Consideraremos acá a cinco: Johann Friedrich Herbart (1776-
1841), Ernst Heinrich Weber, Gustav Theodor Fechner, Hermann von Helmholtz y, como
último representante de esta escuela, a Wilhelm Wundt (1832-1920), el así llamado padre
de la psicología científica.

Johann Friedrich Herbart

Opacado por la importancia de los otros miembros de esta escuela, Herbart es sin
embargo una figura de gran significado. Sucesor nada más y nada menos que de la cátedra
de filosofía que había regentado por años Inmanuel Kant en Königsberg, Herbart se
enfrenta, entre otros temas, a la idea kantiana de que era imposible una psicología que
empleara a las matemáticas, proponiendo más bien una matematización en el tratamiento de
los fenómenos psicológicos.

Herbart propone asimismo el concepto de apercepción, es decir la influencia que


ejercen las percepciones previas en cada nuevo acto perceptivo.

Por último, Herbart habla de un inconciente como el lugar en el cual se conservan


conocimientos y recuerdos que pueden ser evocados en cualquier momento.

Ernst Heinrich Weber

Ernst Heinrich Weber (1795-1878) es la primera figura de importancia en esta


escuela. Mientras que en el estudio de la mayoría de sentidos los progresos habían sido muy
pocos, gracias a su trabajo el sentido del tacto fue ampliamente estudiado y conocido.

Autor de un libro titulado Die Lehre vom Tastsinne und Gemeingefühle (1851),
Weber presenta sus experiencias con una venda para los ojos y un compás a fin de estudiar
el sentido del tacto en estudiantes. En la Universidad de Gottingen, Weber llevó a cabo
innumerables ensayos que le permitieron llegar a un conocimiento apenas superado el día
de hoy de este sentido. De acuerdo con sus estudios, el tacto ofrece tres clases de
sensaciones: presión, temperatura y lugar (O´Neill 1975).
114

Hoffmann (2001) describe de la siguiente manera los experimentos que llevara a


cabo Weber:

“En el año 1835 informa Ernst Heinrich Weber, profesor de anatomía en la


Universidad de Leipzig, en el Archiv für Anatomie, Physiologie und
wissenschaftliche Medicin una “investigación sobre el sentido del tacto
[Untersuchung über den Tatsinn]. En 8 páginas se resume una serie de
investigaciones de los años 1829 hasta 1834, que trata de la percepción de la
distancia de dos puntas de un círculo sobre la piel así como de la “percepción y
comparación de la presión de dos pesos y de la temperatura de dos cuerpos que
están en contacto con la piel” (pg. 192).

Las investigaciones de Weber harían historia en la psicología. Carl Ludwig (1816-


1895), el gran fisiólogo del siglo XIX, señala que comienza con ella la investigación de lo
que se suele llamar el alma sobre la base segura de la medición (Ludwig 1878), en tanto
que nada menos que Hermann Ebbinghaus se expresa de una manera aún más rotunda,
señalando que a través de los experimentos de Weber ocurrió más para el verdadero
progreso de la psicología que a través de todas las distinciones, definiciones y
clasificaciones del periodo que va de Aristóteles a Hobbes (Ebbinghaus 1907).

Gustav Theodor Fechner

El discípulo más cercano de Weber fue Gustav Theodor Fechner (1801-1887), una
personalidad excéntrica, autor de numerosísimos trabajos, algunos de ellos con títulos
cómicos, pero poseído de una capacidad de trabajo francamente descomunal.

Fechner, tras pasar una temporada invalidado por trastornos que hoy se considera
que fueron psiquiátricos formuló la famosa ley de Weber y Fechner que determina las
relaciones que hay entre el estímulo y la sensación, señalando que en tanto que el estímulo
avanza de manera geométrica, la sensación avanza de manera matemática.

La ley de Weber y Fechner constituye además la introducción de las matemáticas al


estudio de los problemas psicológicos, algo que Kant había considerado que sería
imposible, razón por la cual suponía que la posibilidad de una psicología científica era nula.

La gran obra de Fechner, escritor sumamente prolífico y en los inicios de su carrera


sumamente versátil (Oelze, 1988, señala que la obra de este autor es importante para la
psicología, la filosofía y la teología, y anota, además, que en él hubo interés por fenómenos
paranormales), es Elemente der Psychophysik, publicada en 1860. En este libro, Fechner
planteó el concepto de limen absoluto y de limen diferencial, en tanto que en el plano
metodológico formuló tres procedimientos: el método del error promedio (en el que el
experimentador varía un estímulo hasta que éste se asemeja al tamaño de un estímulo
previamente presentado), el método de las diferencias apreciables (o de los límites, en el
115

que el experimentador varía un estímulo hasta que el sujeto experimental lo percibe o anota
alguna modificación en el mismo) y el método de casos erróneos y correctos (o de los
estímulos constantes, en el cual se le presenta al sujeto una serie de estímulos, que él debe
comparar con un estímulo normal que permanece semejante y juzgar cuales de los
estímulos percibe como mayores, menores o iguales).

De acuerdo con O´Neill (1971),

“cada uno era un procedimiento experimental para conseguir datos cuantitativos, así
como un procedimiento numérico para el análisis de estos casos” (pg. 45).

La importancia de la obra de Fechner en modo alguno puede exagerarse. Murphy


(1971) señala lo siguiente:

“Gracias a sus investigaciones, Wundt se sintió impulsado a concebir una ciencia


exacta capaz de estudiar las relaciones existentes entre los estímulos físicos y los
fenómenos mentales. En realidad, la larga y cuidadosa investigación de Fechner
sirvió, en gran medida, para brindar a Wundt y sus contemporáneos el plan de una
psicología experimental” (pg. 103).

09.Wilhelm Wundt

Considerado el padre de la psicología, en realidad es el último representante de la así


llamada Escuela Alemana o Psicofísica, iniciada por Ernst Heinrich Weber y Gustav
Theodor Fechner.

Formado como médico y especializado en el campo del estudio de los fenómenos


psicológicos, Wundt fue asistente durante una etapa inicial de su carrera de Herman von
Helmholtz (1821-1894), una de las grandes figuras de la fisiología del siglo XIX.

En 1875 Wundt fue llamado a ocupar una cátedra de filosofía en la Universidad de


Leipzig, donde años después crearía el laboratorio de psicología experimental.

Un año antes, Wundt, incansable autor, había dado a la luz su libro Grundzüge der
physiologischen Psychologie (1874), obra en la que propone que los fenómenos
psicológicos y fisiológicos están unidos de manera paralela y que se producen de esa
manera (paralelismo psicofísico). Esa obra, además, lo convirtió en el más destacado
exponente del enfoque experimental de la psicología.

En Leipzig,

“Wundt, quien estaba acostumbrado a trabajar en un laboratorio fisiológico desde sus


años de estudiante y que había aspirado a una cátedra de fisiología (que no pudo
alcanzar pues no existía vacante alguna), empezó a constituir un laboratorio de
psicología. Comenzó con medios privados muy limitados hasta que tuvo éxito en
116

conseguir el establecimiento oficial de un instituto psicológica que albergara el


laboratorio –el primero en su género- y fondos públicos que garantizaran su
funcionamiento” (Gundlach 2006; pp. 78-79).

¿Cuáles son los méritos o las razones por las cuales se considera a Wundt el padre de la
psicología experimental? En realidad se trata, viendo las cosas con el paso del tiempo, de
tres hechos de naturaleza administrativa:

1. La fundación del Laboratorio de Psicología Experimental en la Universidad


de Leipzig, en1879;
2. La fundación de la primera revista de psicología, Philosophische Studien,
después rebautizada como Psychologische Studien; y,
3. El entrenamiento de numerosísimos psicólogos alemanes y extranjeros en la
aplicación del método experimental, culminando ese entrenamiento con un
grado académico, el de Doctor Philosophiae.

Lolas (1979) señala que cuatro fueron las áreas de interés en el laboratorio wundtiano:
la psicofisiología de los sentidos, el estudio del tiempo de reacción, la psicofísica
fechneriana y el experimento de asociación verbal.

Entre sus discípulos más destacados se encuentra Emil Kraepelin (1856-1926),


considerado el iniciador de la psiquiatría moderna.

10.¿Qué era el experimento para Wundt?

Wundt no renunció a la introspección, hasta ese momento la forma usual en la


psicología de conocer lo que ocurría en la subjetividad de las personas. Trató, más bien, de
sistematizarla y al mismo tiempo de establecer sus límites: el experimento, según él, solo
puede aplicarse a las funciones más elementales de la vida psicológica (sensación y
percepción).

“La introspección no era por cierto una novedad en el tiempo de Wundt. También se
había hecho presente en el programa experimental de Fechner y de Helmholtz, entre
otros contemporáneos. Mas la forma de fusionarla con los métodos fisiológicos era
en más de un sentido novedosa”, afirma Lolas (1979; pg. 20).

Con el paso de los años, y especialmente a partir del inicio de la década de los 1890,
Wundt comenzó a incursionar en lo que él denominó la Völkerpsychologie [La psicología
de los pueblos], que hoy sería algo así como la psicología social o la psicología
transcultural.
117

Debemos señalar, por último, que Wundt tenía una visión de la psicología solo
como ciencia, más aún como ciencia de laboratorio. La imagen de una psicología como
profesión era completamente ajena a las ideas de Wundt. Serían sus discípulos, en especial
los norteamericanos, los que abrirían las posibilidades aplicativas para la psicología.

Referencias

Allen, R. (……). David Hartley on human nature: Ebbinghaus, H. (1907). Psychologie. En:
Hinneberg, P., ed., Die Kultur der Gegenwart. Ihre Entwicklung und ihre Ziele, Teil I, Abteilung
VI: Systematische Philosophie. Berlín, Leipzig, 173-246.- John Best, Como investigar en
educación, pg. 114; Madrid, Morata, 1982.- Gundlach, H. (2006). Psychology as science and
as discipline: the case of Germany. Physis. Rivista Internazionale di Storia della Scienza, 43, nueva
serie, fasc. 1-2, 61-89.- Hoffmann, Ch. (2001). Haut und Zirkel. Ein Entstehungsherd: Ernst
Heinrich Webers Untersuchungen “Ueber den Tatsinn”. En: Hagner, M, ed., Ansichten der
Wissenschaftsgeschichte, Frankfurt, Fischer, 191-223.- Leahey, Th. H. (1998). Historia de la
psicología. Principales corrientes en el pensamiento psicológico. Madrid: Prentice
Hall, 4ta. ed.-Lolas, F. (1979). Introducción histórica a la psicología fisiológica. Santiago (Chile),
Editorial Universitaria.- Ludwig, C. (1878). Rede zum Gedächtnis an Ernst Heinrich Weber
gehalten im Namen der Medicinischen Fakultät am 24. Februar 1878 in der akademischen Aula zu
Leipzig. Leipzig, Von Veit & Comp.- Mallinson, V. (1998). John Locke. En: Château, J., dir., Los
grandes pedagogos, México DF, Fondo de Cultura Económica, 125-141.- Murphy, G. (1971).
Introducción histórica a la psicología contemporánea. Buenos Aires, Paidós.- Oelze, B. (1988).
Gustav Theodor Fechner. Seele und Beseelung. New York, Waxmann Münster.- O´Neill, W. M.
(1975). Los orígenes de la psicología moderna. Caracas, Monte Avila Editor.- Saum-Aldehoff, Th.
(2009). Lamarck und die Folgen. Der Streit um die Vererbbarkeit erworbener Merkmale hat eine
lange Tradition. Psycologie heute, año 36,.- Smith , C. U. (1987). David Hatley´s Newtonian
neuropsychology. Journal of the History of the Behav

SEPTIMA UNIDAD: LA PSICOLOGIA Y LOS INICIOS DEL SIGLO


XX
1. Introducción

Desde la fundación del laboratorio de psicología experimental en la Universidad de


Leipzig por Wilhelm Wundt (1832-1920), en 1879, hasta 1900, transcurren solo 21 años, es
decir poco más que 7500 días. Es un periodo relativamente corto cuando se lo ve con los
ojos del historiador, y, en Europa en particular, es un periodo de paz. Polanyi (1886-1964),
en su libro La gran transformación (Polanyi 1944/2003) habla, en términos más bien
irónicos, de los cien años de paz que se iniciaron a partir de la derrota definitiva de
118

Napoleón. Esta época de paz y progreso se vería brutalmente interrumpida recién en 1914
con el inicio de la Primera Guerra Mundial.

En el marco de esta época de progreso y de relativa tranquilidad puede entenderse


que una disciplina naciente como la psicología experimentara un veloz desarrollo, tanto en
el Viejo Continente como en los Estados Unidos.

Al comenzar el siglo XX la psicología ofrece un panorama caracterizado por la


presencia de:

- La psicología experimental per se;


- La psicotécnica;
- La psicología social (más como área de interés que como rama establecida de la
psicología);
- La psicología comprensiva o fenomenológica; y,
- El psicoanálisis.

Rasgos comunes de las cinco es que todas aparecen en el Viejo Continente, lo cual pone
de manifiesto la inmensa importancia que tiene Europa en los comienzos de la psicología
como ciencia.

Estas corrientes presentan, sin embargo, marcadas diferencias entre sí. La psicología
experimental, como su nombre mismo lo destaca, apuesta al experimento como el método
más prometedor en el proceso de obtener fundado conocimiento psicológico. La
psicotécnica, por su parte, consiste, al menos en sus inicios, en lo que podríamos llamar
“pequeños experimentos”, es decir situaciones estandarizadas que tienen por objeto evaluar
a las personas en un aspecto muy concreto de su vida psicológica, por ejemplo la
inteligencia, prescindiendo de todas las demás funciones y procesos de la vida psíquica.

Si bien la psicología experimental se revela como más rigurosa y establece elevadas


vallas metodológicas, la psicotécnica prontamente gana un espacio en la vida de la
sociedad. No es difícil entender esto: en tanto que el ambiente natural de un experimento es
el laboratorio, la psicotécnica, a través de los tests mentales, ingresa a las aulas escolares,
los cuarteles militares, los centros de trabajo, los hospitales, todo lo cual le concede una
imagen muy clara en la opinión pública, que además reconoce su valor.

La psicología comprensiva o fenomenológica mantiene, a diferencia de las dos


anteriores, estrechos vínculos con la filosofía y con la literatura. Sus “productos”, vamos a
llamarlos así, son gruesos volúmenes dedicados al estudio exhaustivo de emociones,
situaciones, personalidades, que contrastan abiertamente con los informes provenientes de
119

experimentos, que por lo general llegan al público en forma de artículos que tienen un
número relativamente corto de páginas.

La psicología comprensiva apunta a lo afectivo, es decir a aquel ámbito de la vida


psicológica al cual, al menos en los años iniciales de la psicología como ciencia, ni el
experimento ni la psicotécnica pueden llegar.

La psicología social, más que una teoría, es por supuesto una rama de la psicología que,
a comienzos del siglo XX no recurre al experimento sino que, con estrechos vínculos con la
sociología y la antropología, intenta describir, explicar, casi diríamos desentrañar, los
misterios de una vida social en la cual el señor feudal y el orden rígido propio de la Edad
Media ha desaparecido y ha ocupado su lugar la creciente urbanización e industrialización,
con problemas sociales y políticos hasta ese momento virtualmente desconocidos.
Por último, el psicoanálisis, que se desarrolla al margen de la institución universitaria,
en la cual se desempeñan por lo general los representantes de las cuatro corrientes
previamente anotadas, se dirige al estudio de los transtornos psicológicos pero al mismo
tiempo, lleva a cabo una revolución conceptual, al poner en cuestionamiento la importancia
de la conciencia remplazándola por el inconsciente.

Pasemos, seguidamente, a tratar de cada una de ellas.

2. LA PSICOLOGIA EXPERIMENTAL PER SE

Bajo este nombre entendemos lo que podríamos llamar “la continuación” de las
ideas de Wundt, es decir el desarrollo de sus planteamientos acerca de la posibilidad de una
psicología experimental.

Como dijimos, Wundt era un trabajador incansable, obseso. Su output literario es


absolutamente descomunal, y su trabajo y sus ideas desplegadas en la universidad de
Leipzig se convirtieron en una suerte de imán que atrajo seguidores y discípulos de todas
partes del mundo, los mismos que, en estancias variables, se entrenaron en la psicología
experimental bajo su dirección y después retornaron a sus respectivos lugares de origen
llevando la “buena nueva” de una psicología objetiva, con resultados cuantificables y que
podían ser verificados a través de la replicación de los estudios.

No se puede, sin embargo, pensar que el inmenso desarrollo de la psicología


experimental y el prestigio que ella va ganando se deba exclusivamente a la labor de
Wundt.

El desarrollo del enfoque experimental en la psicología debe ser entendido en el


contexto de un mundo, como el europeo de fines del siglo XIX, que ya dispone de una
tecnología cada vez más precisa y que, en el caso de la psicología, está representada por
aparatos de precisión, que remplazan con gran provecho y ventaja las observaciones
120

basadas solo en los sentidos. No menos importante es el desarrollo de la fisiología, que


permite un conocimiento más detenido del organismo humano y de su funcionamiento, lo
cual hace retroceder de modo definitivo a las explicaciones teológicas y filosóficas tan
frecuentes en etapas previas de la humanidad.

Agreguemos a esto la aparición de una serie de “nuevas ciencias”, como la


sociología y la economía, que analizan fenómenos hasta entonces poco entendidos, y lo
hacen apoyándose cada vez más en enfoques rigurosos que se prestan de la medicina, o con
posibilidades de cuantificación provenientes de la estadística.

Es todo esto lo que contribuye a que la psicología experimental se desarrolle y se


expanda rápidamente como lo demuestra la siguiente tabla, en la cual se presentan los
primeros laboratorios de psicología en Europa

Tabla 10: Primeros laboratorios de psicología experimental

Orden Año País Universidad Fundador


1. 1879 Alemania Leipzig W. Wundt
2. 1881 Alemania Gotinga G. E. Müller
3. 1885 Italia Roma G. Sergi
4. 1886 Dinamarca Copenhague A. Lehman
5. 1886 Alemania Berlín H. Ebbinghaus
6. 1886 Rusia Kazán V. M. Bechterev
7. 1889 Francia La Sorbona A. Binet & H. Beaunis
8. 1889 Alemania Munich Carl Stumpf
9. 1891 Bélgica Lovaina D. Mercier, J. F. Heymans & A.
Thiéry
10. 1892 Suiza Ginebra Th. Flournoy
11. 1893 Holanda Groningen J. F. Heymans
12. 1894 Alemania Breslau H. Ebbinghaus
13. 1894 Austria Graz A. Meinong
14. 1895 Italia Turín L. Kiesow
15. 1895 Rusia San Petersburgo V. M. Bechterev
16. 1896 Alemania Würzburg O. Külpe
17. 1896 Italia Reggio Emilia A. Tamburini
18. 1896 Francia Rennes B. Bourdon
19. 1897 Gran Bretaña Cambridge W. R. Rivers
20. 1897 Gran Bretaña Londres J. Sully
21. 1897 Polonia Cracovia W. Heinrich
22. 1897 Bélgica Bruselas G. Dwelshauvers
23. 1903 Italia Florencia F. de Sarlo
24. 1905 Alemania Halle H. Ebbinghaus
25. 1906 Francia Montpellier M. Foucault
Ref.: Ardila (1972, pg. 23).

Durante un buen número de años, alrededor de un decenio, Wundt se concentra en


el trabajo experimental, el mismo que a su vez se circunscribe al estudio de la sensación y
la percepción. Pero el espíritu crítico e inquieto del así llamado padre de la psicología
experimental avanza hacia otros dominios: es así que a comienzos de la última década del
121

siglo XIX, encontramos a Wundt inmerso en un monumental proyecto, el del estudio de la


psicología de los pueblos, o Völkerpsychologie.

La Völkerpsychologie es un proyecto que analizaremos más adelante, pero que, en


la carrera académica de Wundt, supone el reconocimiento de que el método experimental
tiene limitaciones para estudiar fenómenos de la vida psicológica más complejos.
Recordemos que para el padre de la psicología experimental los dos temas de estudio por
excelencia son la sensación y la percepción.

Hay algo que distingue a esta psicología experimental a la que llamaremos post-
wundtiana de la psicología experimental pensada por Wundt. Y ese elemento de distinción
estriba en el hecho de que los cultores de la psicología experimental post-wundtiana
quieren ampliar el empleo del experimento a las funciones psicológicas superiores, más allá
de la sensación y la percepción.

Sin duda, el más distinguido representante de la psicología experimental


postwundtiana es Hermann Ebbinghaus (1850-1909), cuyos experimentos sobre la memoria
son ampliamente conocidos (Ebbinghaus 1885) y dieron lugar a las curvas del aprendizaje
que llevan su nombre.

Sus experimentos (podríamos calificarlos sensu stricto, más bien de ensayos) son
un ejemplo de economía de recursos, si bien difícilmente serían dados a conocer en alguna
de las exigentes revistas especializadas de nuestros días: Ebbinghaus elaboró una lista de
alrededor de 2300 sílabas, que memorizó en un tiempo determinado. Seguidamente,
procedió a evocar la lista aprendida en determinados periodos, desde casi inmediato
después de haberla memorizado por última vez hasta pasado un tiempo relativamente
extenso.

Habría que preguntarse por qué fue la memoria la primera función psicológica
superior en ser objeto de un abordaje experimental.

La respuesta la podemos encontrar en la importancia que se le ha concedido desde


siempre en la historia no solo de la psicología, sino de la humanidad misma (Danziger
2008). En la Edad Media la memoria es un tema de gran preocupación (Carrthers 2008;
Carruthers & Ziolkowski 2003). Ya San Agustín, una de las grandes figuras de Occidente,
le concede un gran significado en el libro X de sus Confesiones (Malone 2009).

Los experimentos de Ebbinghaus son entre tanto verdaderos clásicos de la


psicología. Eso no quiere decir, sin embargo, que estén exentos de aspectos cuestionables
desde el ángulo teórico y metodológico.

La primera pregunta que surge con respecto a ellos es: ¿qué tipo de memoria es la
que Ebbinghaus exploró? Hoy sabemos que la memoria está lejos de ser una función
mecánica, de simple evocación de hechos y circunstancias. Muy por el contrario, se
122

encuentra estrechamente vinculada a la motivación, la inteligencia, y también a los afectos.


Frederic Bartlett (1886-1969) demostró además cómo es que los factores sociales influían
en ella (Bartlett 1932).

En realidad, la memoria de sílabas sin sentido que el psicólogo alemán exploró no


existe, pues nadie memoriza cosas que no tienen sentido. Por tanto, podría afirmarse en
principio que los estudios que llevó a cabo no conducirían a nada. Pero, de otro lado, se
sabe que hay el aprendizaje serial, que se produce cuando se evoca un estímulo y a partir de
él aparece una serie de estímulos vinculados al primero. Ese es el tipo de memoria que
exploró Ebbinghaus.

Como se sabe, la memoria ha experimentado en los últimos cincuenta años una


suerte de revaloración. Si antes era considerada por muchos como una función importante
pero secundaria, y se calificaba como “memoriosas” pero no necesariamente inteligentes, a
personas con una gran capacidad memorística, hoy es vista como una función de
significado crucial en la dinámica psicológica. Una de las razones para esto la tenemos en
la alarmante frecuencia de una entidad psicopatológica que en el pasado apenas merecía
alguna atención en los tratados de psiquiatría pero que entre tanto se ha convertido en una
de las “plagas” de estos tiempos: la enfermedad de Alzheimer.

Pero, además, la memoria es un proceso revalorizado por otras disciplinas: por


ejemplo, en sociología y en historia se habla mucho de la “memoria colectiva” (Halbwachs
2004), que evidentemente no es la memoria en los términos psicológicos, sino el recuerdo
de acontecimientos importantes que hace una colectividad mirando a su pasado.

Más allá de las críticas que se pueda formular a Ebbinghaus, gran mérito de él es
haber demostrado que el método experimental puede utilizarse en el estudio de planos de la
vida psicológica más complejos que el de la sensación y la percepción.

Es así que en adelante el método experimental o variantes menores del mismo (los
tests, que son definidos como situaciones casi experimentales) se comienza a aplicar a otras
funciones psicológicas, más o menos en el siguiente orden:

- El estudio de la inteligencia (con Alfred Binet, desde 1905 y después, en la Primera


Guerra Mundial, con la aplicación colectiva de pruebas de inteligencia);
- El estudio de la personalidad (con el desarrollo de tests objetivos de personalidad);
y
- El estudio de conductas sociales (con los experimentos en psicología social, siendo
el más conocido el que llevara a cabo Stanley Milgram 1980).

Con el paso del tiempo el experimento se convierte en la vía más prometedora de


obtención de conocimiento psicológico confiable. En ese proceso es de inmensa
123

importancia el desarrollo de la estadística aplicada a la psicología así como el desarrollo de


los diseños experimentales y cuasi-experimentales.

No se piense, sin embargo, que Ebbinghaus fue el único psicólogo que siguió la ruta
propuesta por Wundt. Otro nombre merece una mención, tanto porque para muchos fue una
suerte de gran rival de Wundt como también porque incursionó en el estudio experimental
de la memoria: nos estamos refiriendo a Georg Elias Müller (1850-1934), en Gotinga.

Como se dijo, Ebbinghaus había sido el sujeto experimental de su propio trabajo.


Eso cambió tiempo después en algunos centros de investigación:

“Fue en uno de esos laboratorios, en la Universidad de Gotinga, que los métodos de


Ebbinghaus fueron sometidos a un proceso de estandarización que los convirtió en una
forma que serviría los estudios experimentales de la memoria por un siglo. En lo
central, los roles del experimentador y del sujeto experimental fueron separados. Una
persona (o un conjunto de ellas) diseñaría el experimento, decidiendo acerca de los
materiales a ser usados, las instrucciones, y supervisando la ejecución del experimento
y también reuniendo y evaluando los resultados. Otra persona (o conjunto de personas)
seguiría las instrucciones y memorizaría el material seleccionado. Esto no solo
aligeraba el peso del trabajo de todos los participantes sino también preparó el paso para
el empleo de los así llamados sujetos naif, esto es personas que eran ignorantes del área
de investigación y de los objetivos del experimento. Con la subsecuente migración de
este tipo de investigación a los Estados Unidos de Norte América, el sujeto naif era por
lo general un estudiante de pregrado, lo cual significaba que los resultados de un
número relativamente grande de sujetos podía ser reunido y los efectos estadísticos
separados de las variaciones individuales. Más aún, la separación entre los roles del
experimentador y del sujeto experimental hizo mucho más fácil ignorar el lado
experiencial del recuerdo por simplemente no reunir tal información de los sujetos
experimentales” (Danziger 2008; pg. 131).

Müller fue quien hizo los planteamientos previamente señalados y ha pasado a la


historia de la psicología como un experimentalista concentrado sin embargo en la sensación
y la percepción, al igual que Wundt.

Se suele recordar más a Ebbinghaus que a Müller y eso puede llevar a a la


minusvaloración de la obra de este último, obra que por cierto no solo abarcó el tema de la
memoria, sino que se extendió también al campo de la psicofísica y al del estudio de las
sensaciones.

En los primeros años de su carrera Müller trabajó en el área de la psicofísica,


publicando Zur Grundlegung der Psychophysik (1878)
124

En unión con Alfons Pilzecker (1865-1929?), Müller llevó a cabo desde 1892 una
serie de estudios (Müller & Pilzecker 1900), publicados en 1900 en Experimentelle
Beiträge zur Lehre vom Gedächtnis, que permitieron de un lado, establecer las leyes que
rigen la formación de la memoria y la capacidad de evocación, y, de otro lado, descubrir
uno de los fenómenos de mayor importancia en el campo del aprendizale, la así
denominada inhibición retroactiva, es decir la influencia negativa que ejerce el material
recientemente aprendido sobre la evocación del que fue aprendido antes.

3. LA PSICOLOGIA COMPRENSIVA O FENOMENOLOGICA

La psicología comprensiva o fenomenológica Es aquella que propone que los


fenómenos psicológicos no pueden ser explicados, sino solo comprendidos.

Wilhelm Dilthey (1833-1911), una de las grandes figuras de la cultura occidental de


fines del siglo XIX, propone en “Ideen über eine breschreibende und zergliedernde
Psychologie” (1894/1961), que, a diferencia de los fenómenos físicos, que pueden ser
analizados objetivamente, “desde la distancia”, y que podían finalmente ser explicados, los
fenómenos de la vida psicológica siempre implicaban el compromiso de quien los
observaba y que, por lo tanto, no era posible explicarlos sino más bien comprenderlos.

Así, Dilthey asume la distinción entre Naturwissenschaften y


Geisteswissenschaften, es decir entre ciencias naturales y ciencias del espíritu. En las
primeras es posible establecer leyes, en las segundas, por la complejidad y singularidad de
los fenómenos que ellas estudian, la proposición de leyes es casi imposible, pero el estudio
detenido de cada uno de los fenómenos tiene un valor innegable (Watson 2010).

Tabla 11: Diferencias entre las Ciencias de la naturaleza y las Ciencias del espíritu

Aspecto Ciencias de la naturaleza Ciencias del espíritu

Disciplinas Física, Química, Biología, Zoología Historia, Sociología, Psicología, Derecho

Objeto Ubicado en el mundo exterior y de Inmerso en la vida social o en la


naturaleza física subjetividad

Frecuencia Repetible Irrepetible

Relación con el “A la distancia” El observador está comprometido con él


observador

Finalidad Explicar por qué Entender cómo

Método Experimentación Comprensión y empatía

Al proponer esto, Dilthey destacaba tres rasgos de los fenómenos psicológicos:


125

(1) Su naturaleza única, de carácter personal: “no hay dos alegrías iguales”;

(2) Por tanto, su carácter irrepetible en el tiempo; y,

(3) Como consecuencia de lo anterior, la imposibilidad de establecer leyes que


permitan explicarlos.

Dada la naturaleza de los fenómenos psicológicos y, muy en especial, de los fenómenos


de la vida afectiva, el método apropiado para su estudio es das Verstehen o la comprensión,
según Dilthey.

4. LA COMPRENSION COMO FORMA DE CONOCIMIENTO


PSICOLOGICO

Veamos qué es la comprensión:

- Es un fenómeno irracional, es decir no admite reglas ni principios, sino que depende


de contextos y de cualidades personales (por ejemplo, la intuición);
- Capta la realidad del otro como un todo, pero no siempre puede explicar;
- Sus resultados son intransferibles, valen solo para la persona comprendida, pero la
experiencia puede permitir la formulación de algunas generalizaciones;
- Sus resultados escapan a la posibilidad de la cuantificación como también de la
verificación por parte de otros, salvo casos muy especiales.

El mecanismo central de la comprensión es la empatía, traducción castellana de


Einfühlung, un fenómeno detenidamente estudiado por Max Scheler (1874-1928) en
Esencia y formas de la simpatía (Wesen und Formen der Sympathie; 1923/1950) y, en el
contexto hispanohablante, por Pedro Laín Entralgo (1908-2001), en Teoría y realidad del
otro (1961).

En particular queremos destacar el aporte del primero, Max Scheler, importante


figura de la filosofía alemana pero asimismo un gran conocedor de la psicología de su
época (fue uno de los que más detenidamente se confrontó con las ideas de Freud en su
momento), que ha ejercido una gran influencia en la psicología contemporánea de
raigambre filosófica.

La comprensión no solo fue empleada en la psicología. También encontramos la


presencia de ella en la historia (por ejemplo, en los trabajos de Theodor Mommsen, 1817-
1903, estudioso alemán particularmente prolífico del Imperio Romano; Rebenich 2002), y
en la sociología, a través de los trabajos de Max Weber (1864-1920), figura de primera
importancia en esa ciencia, y autor de trabajos de gran significado para ella: tal vez no el
más importante pero sí el más conocido es La etica protestante y el espíritu del capitalismo
(Weber 1903/1974).
126

5. PRINCIPALES PSICOLOGOS COMPRENSIVOS

La lista de psicólogos a los cuales se puede denominar comprensivos o


fenomenólogos es en verdad interminable. Aquí nos limitaremos a tratar de dos, que son sin
duda sumamente representativos, pero no queremos abordarlos sin antes mencionar aunque
sea algunos otros nombres. Así, por ejemplo, el holandés Buytendijk, hoy algo olvidado,
merece ser citado, gracias a sus numerosos y valiosos trabajos dedicados al dolor, al fútbol,
temas que él analizó con maestría desde la perspectiva fenomenológico. No menos digno de
ser citado es el alemán Philipp Lersch, destacado estudioso de la personalidad, cuyos libros
(entre ellos sobre todo La estructura de la personalidad) han ejercido una gran influencia,
especialmente en los años 1970 y 1980. Por último, Ludwig Binswanger, psiquiatra y
psicoterapeuta inicialmente cercano al psicoanálisis, pero después poderosamente influido
por las ideas de Heidegger, es una figura no menos importante.

Todos ellos, y otros más, merecerían un análisis detenido y hasta estudios


específicos de sus ideas y de sus obras. En el marco del presente texto, sin embargo, hemos
querido solo citarlos, concentrándonos más bien en dos personalidades de amplio prestigio
no solo dentro de la psicología sino también en otras disciplinas, como fueron Eduard
Spranger y Karl Jaspers.

6. EDUARD SPRANGER

Eduard Spranger (1882-1963), pedagogo alemán, fue el autor de Psicología de la


edad juvenil (Psychologie des Jugendalters, 1924/1973), y de Formas de vida
(Lebensformen, 1914/1972). Aparte de estos dos libros, de gran importancia en la
psicología de su época, Spranger ha legado una importante obra en la literatura, la filosofía
y la historia, caracterizada por un acendrado humanismo.

Psicología de la edad juvenil es una psicología de la adolescencia desde la


perspectiva comprensiva. Para ello, Spranger recurre a la historia, a los diarios y a
entrevistas y observaciones inestructuradas acerca de los adolescentes. Una gran limitación
de la obra es su enfoque espiritualista, que relativiza la importancia de los factores
biológicos y sociales en la adolescencia.

En una época en la cual las personas tenían una esperanza de vida relativamente
reducida, la etapa vital más importante era la adolescencia. Eso explica el gran número de
libros sobre la psicología de la adolescencia que se puede encontrar tanto en aquel entonces
como después, a lo largo de la mayor parte del siglo XX: el más influyente en los primeros
años de la centuria pasada no fue, por cierto, el de Spranger, sino el que publicara Hall,
Adolescence (Hall 1904).

El segundo libro, mucho más complejo y elaborado, Formas de vida, tiene por
subtítulo “Psicología y ética de la personalidad”, lo que hace de Spranger uno de los
127

pioneros del moderno interés que los psicólogos experimentamos por los temas éticos
vinculados al saber psicológico.

En esta obra Spranger propone una tipología basada en los valores. Esa tipología
considera seis formas de vida:

1. Hombre teórico (interesado fundamentalmente en el saber. Ejemplos: Einstein,


Newton);
2. Hombre económico (concentrado en la generación de riqueza material: Ejemplo:
Rockefeller);
3. Hombre religioso (orientado sobre todo a la búsqueda de la divinidad. Ejemplo:
Santo Tomás de Aquino; Lutero);
4. Hombre social (con un fuerte interés en la interacción social. Ejemplo: Lincoln);
5. Hombre estético (en permanente búsqueda de la belleza. Ejemplo: Leonardo De
Vinci); y,
6. Hombre político (impulsado a la búsqueda y el ejercicio del poder. Ejemplos:
Washington, Jefferson).

Los planteamientos de Spranger en Formas de vida son de naturaleza tipológica. Es


obvio que no existe el hombre político o el hombre social “puros”. Ya lo señala el propio
Spranger cuando al referirse al hombre teórico escribe: “La actitud teórica solo es
cabalmente una tendencia que (ni más ni menos que las demás actitudes, de que trataremos
oportunamente) jamás puede aparecer en el hombre vivo por completo aislada y en perfecta
validez normativa (idealidad). El puro homo theoreticus solo es una ficción. En el mundo
real no le encontraremos nunca” (Spranger 1914/1972, pg. 140).
Pero, a pesar de esta limitación, las ideas de él constituyen un excelente trabajo de
precisión conceptual y de delimitación fenomenológica de formas de comportamiento.
La clasificación propuesta por Spranger fue favorablemente considerada por Gordon
W. Allport (1897-1967) y Philip Vernon (1905-1987) (Allport & Vernon 1931), que
elaboraron un cuestionario para evaluar las diferentes formas de vida, empleado por mucho
tiempo sobre todo en la orientación profesional.

7. KARL JASPERS

Karl Jaspers (1883-1969) es el autor de Psicopatología general (Allgemeine


Psychopathologie), obra con la cual en 1913 se da inicio a la moderna psicopatología
(Jaspers 1913/2001). Se trata de una obra que propone el método fenomenológico como el
más prometedor en el estudio de los transtornos psicológicos. Aunque hoy posee solo el
valor de un clásico, en su momento revolucionó a la psiquiatría, pues fue el primer intento
serio y logrado de sistematización de ella y de los fenómenos que ella estudia.

Como hemos dicho, el método de Jaspers fue el fenomenológico, que él entendía en


la versión de los primeros escritos de Edmund Husserl (1859-1938).
128

“La fenomenología tiene la misión de presentarnos intuitivamente los estados


psíquicos que experimentan realmente los enfermos, de considerarlos según sus
condiciones de afinidad, de limitarlos y de distinguirlos lo más estrictamente posible
y de aplicarles términos precisos”, escribe en su Psicopatología general
(1913/2001; pg. 65).

En otra obra, mucho menos conocida, Psicología de las concepciones del mundo
(Psychologie der Weltanschauungen, 1919/1967), Jaspers aborda siempre desde la
perspectiva comprensiva lo que hoy día llamaríamos las mentalidades. En su momento
poco estudiada por los psicólogos, la obra es hoy una referencia histórica de importancia si
se tiene en cuenta las ideas de Samuel Huntington (1927-2008) expresadas en su conocido
libro El choque de las civilizaciones (The clash of civilizations and the remaking of world
order, 1996/2005): las civilizaciones comprenden formas de ver el mundo, de interactuar
con él, valores que son considerados como fundamentales.

Pensador sumamente influyente en la psiquiatría de su época, Jaspers no dejó de


recibir críticas, debido a su inclinación cada vez mayor por el tratamiento filosófico de
asuntos psicopatológicos. De hecho, Jaspers terminó regentando una cátedra de filosofía.

Víctima de maltratos y persecuciones durante la época del régimen hitleriano, Karl


Jaspers se convirtió en un referente moral de gran significado para la Alemania
reconstituida después de la Segunda Guerra Mundial (Arendt 2006).

Pero, ¿qué ha quedado del pensamiento jaspersiano en el ámbito de la


psicopatología? Cedámosle la palabra a dos estudiosos alemanes de la historia de la
psiquiatría:

“Ha permanecido el compromiso con una conciencia metodológica, y con una


detenida reflexión del actuar en la psiquiatría – sin embargo, sin aquellas rotundas
delimitaciones que Jaspers llevó a cabo y con las cuales él quería diferenciarse de
otras corrientes psiquiátricas. Han permanecido asimismo numerosas y magistrales
descripciones de algunas formas individuales de vivencias y comportamientos
psicopatológicos. En la descripción vivida y precisa de trastornos psíquicos Jaspers
aún no ha sido superado. Del otro lado se encuentran su ya mencionada
unilateralidad y el excesivo énfasis que concede a lo conceptual, lo cual es
fácilmente reconocible por el lector y debe ser distinguido del real contenido de su
obra” (Schott & Tölle 2006, pg. 150).

8. LA PSICOLOGIA COMPRENSIVA HOY

Señalemos que ya en su momento, los planteamientos de Dilthey fueron recibidos


con crítica. Por ejemplo, Ebbinghaus reaccionó a las observaciones formuladas por Dilthey
en contra la psicología naturalista (Rodi 1987).
129

No queda mucho de la psicología comprensiva en nuestros días, en que la


psicología ha optado por la creciente matematización y el experimento. Sin embargo, la
psicología clínica y en especial la psicoterapia han sido muy influidas por este enfoque.

De hecho, en el proceso de diagnóstico y en el de la reestructuración de la


personalidad propio de la psicoterapia se puede reconocer la influencia de la psicología
comprensiva aún hoy. Enfoques (a los que nos referiremos más adelante) como los de Rollo
May, Viktor Frankl y Carl Rogers, con las diferencias del caso, pueden ser considerados
como tributarios de la perspectiva comprensiva en psicología.

Los escritos de los psicólogos que se adscriben a esta corriente tienen algunas
características en común: preciso manejo del idioma, por lo general énfasis en la
delimitación conceptual, empleo de fuentes literarias, históricas y filosóficas, y en muchos
casos muy detenidas descripciones del fenómeno estudiado, a veces en un detalle extremo.

Un buen ejemplo de todo esto lo constituye La estructura de la personalidad, de


Philipp Lersch (1898-1972) (Lersch 1938/1968). Ludwig Binswanger (1881-1966) nos
ofrece asimismo un ejemplo del detallismo propio de los fenomenólogos en su libro Tres
formas de existencia frustrada [Drei Formen missglückten Daseins] (Binswanger
1956/1972).

Otros nombres dignos de ser mencionados son Ludwig Klages (1872-1956), Erich
Rothacker (1888-1965) y Hans Prinzhorn (1886-1933). En América Latina destaca la figura
de Honorio Delgado (1892-1969).

9. LA PSICOTECNICA

Los inicios de la psicotécnica los encontramos en el inglés Francis Galton (1822-


1911), un polígrafo y estudioso versátil (con intereses por la medicina, la física, la biología
y, pro supuesto, la psicología, e influido asimismo por las ideas de Darwin, que era su
primo), personalidad compleja e inquieta, autor de Hereditary Genius, obra publicada en
1869 (Galton 1869) (Hereditary genius puede leerse por completo en
http://galton.org/books/hereditary-genius/).

Galton llevó a cabo numerosas mediciones de las más variadas funciones


psicológicas (memoria, sensaciones, percepciones, etc.). Probablemente, de no haber
existido Wilhelm Wundt él sería considerado hoy el padre de la psicología científica. En
todo caso, su aporte a la psicología diferencial sí puede ser considerado como sustantivo.

“En 1884 estableció un laboratorio antropométrico en la Exposición Internacional en


donde, pagando 3 peniques, los visitantes podían conocer la medida de algunos de sus
rasgos físicos y pasar por tests de agudeza visual y auditiva, energía muscular, tiempo
de reacción y otras funciones sensomotoras sencillas. Cuando la exposición fue
130

clausurada, el laboratorio se trasladó al South Kensington Museum de Londres, en


donde funcionó durante 6 años. Con estos métodos se fue acumulando gradualmente el
primer gran cuerpo sistemático de datos sobre las diferencias individuales en los
procesos psicológicos sencillos” (Anastasi 1974; pg. 7).

Un área en la cual también destaca el nombre de Galton es en el de la estadística


aplicada a la psicología, como lo demuestra el fenómeno de la regresión a la media, que él
describiera.

Intensamente preocupado por lo que él entendía que era la calidad de la inteligencia


de los habitantes de Inglaterra, Galton sentó las bases de lo que se ha dado en llamar la
“eugenesia”, con una visión que hoy es considerada como racista

Visto hoy como una suerte de amateur científico con una gran efectividad en los
análisis cuantitativos que llevaba a cabo en los más diferentes temas (de los cuales saltaba
de uno a otro), Galton ha sido una figura muy influyente en la psicología, y quizás en quien
mejor se observa su influencia es en Karl Pearson (1857-1936), el célebre estadístico inglés
(véase para más detalles sobre Kevles 1995; también puede revisarse Simonton 2002).
Como se sabe, Pearson ha dado nombre a una de las herramientas estadísticas de más
empleo en la psicología: la correlación.

Aunque no desarrolló test alguno, Charles Spearman (1863-1945) es un autor que


debe ser mencionado. Inglés, como Galton y Pearson, Spearman fue el creador de una de
las técnicas estadísticas más potentes utilizadas hasta hoy por los psicólogos: el análisis
factorial (Spearman 1904; vide Williams et al. 2003).

Destaca, asimismo, como teórico de la inteligencia, al proponer la teoría factorial de


la misma, que consideraba un factor general (g) para la inteligencia general, y un factor s
para inteligencias específicas. La teoría factorial de la inteligencia ha dado lugar a
numerosos reactivos, el más conocido y empleado de ellos el test de matrices progresivas
de Raven (Raven 1938).

En 1905, en Francia, Alfred Binet (1857-1911) y Theodore Simon (1872-1961) dan


a conocer su Escala de Evaluación de la Inteligencia, que es un reactivo que establece las
bases para el posterior estudio de ella.

Aunque conocido por la escala de inteligencia que desarrollara conjuntamente con


Th. Simon, Alfred Binet es una de las personalidades más interesantes y al mismo tiempo
trágicas de la historia de la psicología. Autor de numerosísimos libros sobre temas de
psicología, educación y psicopatología, todos los cuales hoy están casi olvidados, Binet
fundó además la más importante publicación periódica de la psicología en habla francesa, L
´Année psychologique, que hasta hoy se publica.
131

A pesar de sus incuestionables méritos nunca logró una posición académica reconocida en
Francia, razón por la cual no tuvo discípulos que defendieran y ampliaran su obra y sus
ideas después de su prematura muerte en 1911. Por cierto, muchos siguieron sus ideas en lo
referente a su test de inteligencia, y entre sus seguidores se encuentra a Ovide Décroly,
Théodore Simon, William Stern, Henry F. Goddard, y Lewis Terman. Solo muchos años
después se ha reconocido la importancia de Binet en la psicología del desarrollo cognitivo.

Binet y Simon llevan a cabo un largo proceso por medio del cual van identificando
tareas mentales y manuales y la edad en que es posible comenzar a resolverlas con éxito.
Una vez hecho esto, elaboran un reactivo que incluye edades que llegan hasta los 15 años.
Para cada edad consideran tareas que pueden ser resueltas según el nivel de maduración
correspondiente. Así llegan a determinar la edad mental de los evaluados.

El concepto de edad mental fue el primer indicador objetivo de la dotación


intelectual de un individuo, permitiendo alguna forma de clasificación de las personas sobre
el particular. Años después, un psicólogo alemán, Louis William Stern (1871-1938),
propuso el concepto de cociente intelectual (edad mental entre edad cronológica por cien),
hasta hoy de difundido uso.
132

La escala de inteligencia de Binet-Simon fue traducida a varios idiomas y adaptada a


diversos países. La más conocida de las adaptaciones fue la llevada a cabo por Lewis
Terman (1877-1956) en la población estadounidense (Terman 1916). Su empleo, siempre
en evaluaciones individuales, demanda tiempo, experiencia y esfuerzo.

En la Primera Guerra Mundial se llevan a cabo evaluaciones colectivas de la


inteligencia a través de los Army Tests, a fin de seleccionar a los soldados a partir de la
intervención norteamericana en dicho conflicto (Samelson 1977). También en Alemania se
empleó evaluaciones psicotécnicas para los soldados (Gundlach 1999, 2010). Es también
con fines de selección de soldados que se desarrolla en los Estados Unidos los primeros
cuestionarios de personalidad (Gundlach 1999)

En los primeros años de la década de los 1920 el psiquiatra suizo Hermann Rorschach
(1884-1922) da a conocer su Psicodiagnóstico, consistente en diez láminas con manchas de
tinta (Rorschach 1921).

El Rorschach, como sencillamente se le conoce, es una técnica de uso muy difundido en


el estudio de la personalidad y, entre tanto, también muy discutido. Se lo considera el
prototipo de las pruebas proyectivas, las que a través de estímulos inestructurados y de la
respuesta que los sujetos ofrecen a ellos, informan sobre aspectos de la personalidad poco
accesibles por medio de la observación y de los cuestionarios e inventarios. La bibliografía
sobre esta técnica es en realidad inconmensurable.

En los años 40 se produce el boom de las pruebas proyectivas. Entre las más
importantes están el Test de Apercepción Temática, más conocido como el TAT, de Henry
A. Murray (1893-1988) (Murray 1951), el Test de la Figura Humana de Karen Machover
(1902-1996) (Machover 1948), el Test de Frustración de Saul Rosenzweig (1907-2004)
(Rosenzweig 1945), el Test de Litpold Szondi (1893-1986) (Szondi 1970).

Algunas de esas pruebas son de suma sencillez y solo demandan lápiz y papel, como es
el caso del test de Machover; otras son de gran complejidad y con un supuesto teórico
controversial (test de Szondi) o con procedimientos de calificación que apuntan a una
cuantificación que debe dar mayor apariencia científica a los resultados (tal el caso del test
de frustración de Rosenzweig).

La base científica de la gran mayoría de ellas es objeto de muchas polémicas, pero


quienes las aplican en la práctica clínica destacan su valor y la ayuda que prestan en el
estudio de la personalidad de sus consultantes.

Los inventarios y cuestionarios de la personalidad también comienzan a desarrollarse


con el paso del tiempo. El arquetipo de todos ellos es el MMPI, el Inventario Multifásico de
133

la Personalidad de Minnesota (Hathaway & McKinley 1967), un reactivo mamut de nada


menos que 550 items, que ofrecen puntuaciones en diez escalas clínicas: Hs (Hipocondría),
D (Depresión), Hy (Histeria), Pd (Desviación psicopática), Mf (Masculinidad-feminidad),
Pa (Paranoia), Pt (Psicastenia), Sc (Esquizofrenia), Ma (Manía) y Si (Introversión social).

Otro, hoy más bien en desuso, es el Inventario de la Personalidad de Bernreuter


(Bernreuter 1935).

Entre tanto, la producción de cuestionarios e inventarios psicológicos es asimismo


impresionante.

Con respecto al MMPI puede leerse en una obra reciente:

“Originalmente desarrollado en la década de los 1930 para diagnosticar desórdenes


psicológicos de diferente grado de severidad, con el transcurso de las décadas ha
extendido su área de empleo a la evaluación de las personas normales en el proceso de
orientación vocacional, asignaciones militares, orientación matrimonial, etc.” (Dumont
2010; pg. 354).

Es interesante observar que la psicotécnica comenzó su desarrollo concentrándose en la


inteligencia, una función psicológica considerada como crucial en la sociedad occidental.
En torno a ella se han formulado numerosas teorías por psicólogos de talla mundial: David
Wechsler (1896-1981; Wechsler 1939), Joy P. Guilford (1897-1987; Guilford 1967),
Raymond B. Cattell (1905-1998; Cattell 1971, 1987), Hans J. Eysenck (1916-1997;
Eysenck 1971, 1979, 1982), Howard Gardner (1943-, Gardner 1987) y Robert Sternberg
(1949-; Sternberg 1992).

La inteligencia adquiere la importancia que hoy posee a partir de la Revolución


Industrial, con su insistencia en la innovación, en el descubrimiento, la invención y el
progreso, conceptos todos ellos que en alguna medida son considerados como sinónimos.

Anotemos un hecho interesante: todas las teorías de la inteligencia conocidas han sido
formuladas en el Hemisferio Norte, muy en especial en Francia, Inglaterra y los Estados
Unidos. La presencia de latinoamericanos, asiáticos y africanos entre los teóricos de la
inteligencia (y también de la personalidad) es nula.

M. G. Yaroshevski, un historiador marxista de la psicología fallecido hace algunos


años, acierta al comentar las causas del estudio de la inteligencia:

“Galton perseguía con sus trabajos determinados objetivos sociopolíticos. Pero la


práctica de la sociedad burguesa exigía resolver cuestiones más actuales que el
134

perfeccionamiento del género humano. El desarrollo de la industria, la incorporación de


grandes masas de personas al proceso de producción y la necesidad de instruirlas,
formar cuadros calificados y utilizar más racionalmente la técnica que se desarrollaba
de modo rápido, eran elementos que obligaban a abordar el problema de las capacidades
desde otro punto de vista. La tarea de la selección de las personas, no con el fin de crear
descendientes de linaje, sino con el fin de extraer el efecto económico, dio un poderoso
impulso a la psicología diferencial. La idea de los tests y los procedimientos estadísticos
propuestos por Galton, comienza a ser aplicada para resolver nuevas cuestiones. Los
psicólogos de los Estados Unidos, donde el progreso industrial tenía lugar a un ritmo
acelerado, y la burguesía norteamericana prodigaba apoyo a las iniciativas que
presagiaban una ganancia práctica directa, manifestaban un vivo interés por el estudio
de las diferencias individuales” (1987; pg. 85).

En la moderna sociedad del conocimiento y de la permanente innovación que condena


al depósito de lo inservible lo que hace solo un par de años era saludado como el último
desarrollo técnico, un fenómeno psicológico vinculado a la inteligencia es estudiado de
manera reiterada: la creatividad. Eso queda demostrado por la literatura en verdad
inconmensurable sobre ella.

Eso ha traído como consecuencia que un término que había caído en desuso entre los
psicólogos, el de genio, vuelva a cobrar actualidad (véase por ejemplo Eysenck 1995).

10. LA PSICOLOGIA SOCIAL

A diferencia de la psicología experimental, que se origina en Alemania, la


psicología social tiene a sus más importantes pioneros en Francia. Ninguna presentación
histórica de la psicología social puede ignorar el nombre de Emile Durkheim (1858-1917),
a quien los sociólogos consideran como una de sus primeras grandes figuras.

Durkheim es el autor de Las reglas del método sociológico (Les règles de la


méthode sociologique, 1895/1986), obra de inmensa importancia en la sociología, pero
asimismo con importantes consecuencias para la psicología social. Durkheim propone,
como puede observarse, la posibilidad de que la sociología desarrolle un método propio y a
través de él se pueda alcanzar un conocimiento objetivo de la sociedad.

“En opinión de Durkheim, el sociólogo debe buscar la objetividad, analizando


hechos externos, mediante la observacióny la experiencia en el modelo de la
ciencias positiva. Las ciencias sociales y de la conducta se desarrollan a partir de
este modelo” (Muchinik 2002; pg. 19).
135

Para Smith (2007), esta obra y El espíritu de las leyes (De l´esprit des lois), de
Montesquieu, aparecida en 1748 (Montesquieu 1748/2002), son los dos hitos temporales
entre los cuales se define y constituye la sociología como ciencia.

Un tema no menos significativo en la obra de Durkheim es el estudio del suicidio


(Le suicide, 1897/1982), uno de los grandes misterios de la conducta humana que aún hoy
sigue sin ser develado (Alvarez 1999). Recurriendo a estadísticas, Durkheim elabora el
primer estudio sistemático sobre el tema (Alvira Martín & Blanco Moreno 1998). Allí
donde la persona está integrada a su cultura, el fenómeno del suicidio es poco frecuente. De
esto se puede deducir que el suicidio no es solo un asunto personal, sino que en él
intervienen también fuerzas sociales.

“La publicación de El suicidio en 1897 es uno de los hitos [de la historia de la


sociología; R.L.]. Ciertamente Emile Durkheim fue padre de criaturas librescas muy
dispares, cada una con una propia historia –piénsese en las Reglas del método
sociológico (1895) o en Las formas elementales de la vida religiosa (1912)-, y su
obra no se puede reducir a la publicación de la monografía sobre el suicidio. Es
mós, y jugando ya a las conjeturas, es probable que no fuera esta obra la que al final
de su vida, considerara la más significativa, aunque nunca se desdijo de ella y
siempre subrayó su importancia. Pero la historia posterior la ha convertido en un
punto obligado de referencia, pues en ella aparece la manifestación primera y
brillante de ese matrimonio soñado entre una socio-grafía, atenta a la actualidad y
medidora de sus datos, y una socio-logía, capaz de interpretarlos y explicarlos
racionalmente según principios propios” (Ramos Torre 1998; pp. 9-10).

Nos parece importante destacar acá el concepto de anomia, que él difunde, y que ha
tenido mucha fortuna en las ciencias sociales.

El concepto de anomia es uno de los más frecuentes en las ciencias sociales. Se


trata de un término de origen griego [a=sin; nomos= leyes]. Fue acuñado, según Besnard
(1998), por Jean-Marie Guyau (1885), como un juego de palabras basada en el término
“autonomía” de Kant.

Zanetti Durand (2004a) lo define como ausencia de normas y señala que “es
utilizado para definir un estado de carencia normativa que se produce como resultado de
una falta de adecuación entre las normas, valores y objetivos culturales que propone una
determinada sociedad y los medios institucionalizados para alcanzarlos” (pg. 72).
El término anomia ha sido empleado en diferentes sentidos, destacando sobre todo los
estudios sobre él y la realidad que designa llevados a cabo por Durkheim y el
norteamericano Robert K. Merton.

Durkheim, en La división del trabajo social (Durkheim 1893/2004), considera que


la anomia surge en el paso de una sociedad caracterizada por la solidaridad mecánica, en la
cual la división del trabajo es elemental, a una sociedad dominada por la solidaridad
136

orgánica, donde, debido al proceso de división del trabajo se hace necesaria una
cooperación e integración estricta entre los distintos órganos para asegurar el orden social.
“Para Durkheim la división anómica del trabajo se produce cuando los cambios rápidos del
sistema contribuyen a la creación de nuevas funciones antes de que puedan ser reguladas,
provocando así tensiones y conflictos que escapan al control del poder social, puesto que
las normas existentes resultan contradictorias o inadecuadas para la nueva situación”,
escribe Zanetti Durand (pg. 72.).

En El suicidio Durkheim profundiza en el tema de las relaciones entre el individuo y


la sociedad y distingue tres formas de suicidio: el egoísta, el altruista y el anómico (causado
éste por la inadaptación y la desintegración social propio de los periodos de cambio, de
crisis económica, donde se manifiestan signos de inseguridad, pérdida de significado e
insatisfacción de necesidades y deseos individuales que dan lugar a angustia.

Por su parte, Robert K. Merton (1910-2003), en su obra Teoría y estructuras


sociales (Merton 1987), ve a la anomia como una ruptura producida en la estructura
cultural cuando se presenta una disyunción aguda entre las normas y fines culturales y las
capacidades socialmente estructuradas de los miembros de la sociedad para obrar de
acuerdo con dichas normas y fines.

Merton señala que los individuos reaccionan de manera diversa en estos casos. Se
puede distinguir a los conformistas (que aceptan los fines y emplen los medios); los
innovadores (que aceptan los fines pero refutan los medios y desarrollan nuevos modos de
alcanzar los fines); los ritualistas ( que aceptan los medios pero no los fines); los
renunciadores (que no aceptan ni medios ni fines); y los rebeldes (que rechazan medios y
fines y proponen un nuveo orden social.

Un nombre asimismo importante es el de Gabriel Tarde (1843-1904), sociólogo con


una inclinación por las interpretaciones psicológicas de los fenómenos sociales e influido
por el evolucionismo de Herbert Spencer (1820-1903). Sus ideas son de interés en lo que
concierne a la propagación de la información y a la formación de ideologías.

Tarde fue un autor asimismo prolífico, como lo evidencian sus numerosos libros (e.
g. Tarde 1890, 1898, 1901, 1902). En Las leyes de la imitación explica los fenómenos
sociales a través de las interacciones de los individuos. Según sus planteamientos, el
proceso de interacción se lleva a cabo a través de dos fenómenos psicológicos, las creencias
y los deseos, que surgen a través de tres mecanismos: la imitación, la invención y la
oposición.

La imitación consiste en la repetición, transmisión, constancia y expansión de las


formas sociales. La invención es una forma social del proceso de adaptación, es decir un
modelo de actividad que le sirve al hombre para adaptarse al ambiente siempre cambiante.
La oposición se refiere al conflicto que surge entre invenciones opuestas.
137

Para este sociólogo francés, todos los fenómenos sociales pueden reducirse a la
relación entre dos personas, una de las cuales ejerce influencia mental sobre la otra. La
sociedad misma comenzó cuando el hombre ajustó por primera vez su conducta a la del
otro.

“Esto le llevó a defender el carácter de la imitación desde cuatro perspectivas:


filosóficamente, la imitación es un caso del tipo universal de repetición;
neurológicamente, es una función de la memoria; psicológicamente, la imitación se
reduce a la sugestión; sociológicamente, las leyes de la imitación explican el problema
del rechazo o aceptación de las invenciones. G. Tarde distingue tres leyes generales de
la imitación. La ley del descenso afirma que las clases superiores son imitadas por las
socialmente inferiores. La ley de la progresión geométrica hace referencia a la rápida
difusión de una moda, un rumor o un éxito popular. Y finalmente, la ley de lo interior
antes de lo exótico contribuye a explicar el hecho de que la cultura propia es imitada
preferentemente a las culturas extranjeras” (Zanetti Durand 2004b; pg. 1471)

El de Gustav Le Bon (1841-1931) es también un nombre tan importante como el de


Durkheim. Le Bon es el autor de una obra capital en la psicología social, Psicología de las
masas (La psychologie des foules, 1895/1986), considerada por Allport el libro más
influyente que se haya escrito en el campo de la psicología social (Allport 1954), en la que
explora la dinámica singular de las masas, tal como lo indica el título.

“Por la época en la cual Le Bon escribió el libro sobre las masas, el estaba muy
interesado por el hipnotismo y asistía a las clases y conferencias sobre este fenómeno.
El distinguido neurólogo Charcot, trabajando en el hospital de la Salpêtrière (donde
Freud lo conoció), y Bernheim en Nancy eran rivales que divergían en su interpretación
del fenómeno hipnótico. Pero ambos contribuían a hacer científicamente respetable lo
que hasta ese momento había sido más bien una misteriosa curiosidad. Le Bon fue muy
impresionado por el poder de la sugestión hipnótica la cual –el creía- estaba en la base
de la influencia que los oradores ejercían sobre sus oyentes y también explicaba como
los líderes podían dominar a la masa. Este fue el tema que él desarrolló en detalle en su
Psychologie des foules” (Jahoda 2007; pg. 107).

Preocupado por las conmociones sociales que vivía la Francia de su época, Le Bon
busca una explicación para los desórdenes causados por las multitudes, y la encuentra en el
“alma” de ellas, de modo tal que así como el alma individual obedece al hipnotizador, el
alma de las multitudes responde a los dictados del líder (Moscovici 1981/1985).

“La obra de Le Bon fue en su época un éxito editorial traducida a varios idiomas; la
literatura argentina conoció una versión vernácula, el libro Las multitudes argentinas,
de José María Ramos Mejía. Sigmund Freud, a partir de esta obra, encaró algunos años
138

más tarde su trabajo La psicología de las masas y el análisis del yo, y explicó, desde su
teoría, el fenómeno de la sugestión y de la influencia del líder sobre las masas”
(Muchinik 2002; pg. 20).

No puede dejar de mencionarse, en Alemania, a Wilhelm Wundt con su


Völkerpsychologie [Psicología de los pueblos, 1900-1920], un imponente proyecto de
psicología social, que hoy sería más bien considerado como una psicología transcultural.

El término Völkerpsychologie es tomado por Wundt de autores como Moritz Lazarus


(1824-1903) y Hermann Steinthal (1823-1899), y designa a fenómenos tales como el
lenguaje, los mitos, las costumbres, el arte y la cultura.

Dado que Wundt no fue un gran viajero, su trabajo no podía basarse en estudios de
campo. El utilizó, más bien, la ya para su época bastante amplia literatura etnográfica y
sobre viajes. En un total de más o menos cinco mil páginas, Wundt estudia toda la temática
antes señalada en su Völkerpsychologie, publicada en un periodo de 20 años.

Aunque sus puntos de vista están hoy plenamente superados (por ejemplo los niveles de
desarrollo que propone van desde la cultura primitiva hasta la humanidad, pasando por el
totemismo y el tiempo de los héroes), lo cierto es que la Völkerpsychologie ha
experimentado numerosas transformaciones con el paso del tiempo: la encontramos en el
evolucionismo cultural (representado por Edward B. Tylor 1832-1917; James G. Frazer
1854-1941; y el propio Wundt), el etno-psicoanálisis (donde podemos encontrar a Sigmund
Freud 1856-1939, Paul Parin 1916-2009, Georges Devereux 1908-1995, y Maya Nadig
1946-), la investigación de la cultura y de la personalidad (Ruth Benedict 1887-1948, Mead
1901-1979), la psicología de las razas (Galton), la escuela histórico-cultural y la etología
humana y cultural (Otto Koenig 1914-1992, Iräneus Eibl-Eibesfeldt 1928-) (Stubbe 2006).

“Los muy variados desarrollos actuales son representados en lo esencial por los
psicólogos y antropólogos culturales que bajo la denominación como “cross-cultural
psychology”, antropología psicológica, psicología cultural, psicología transcultural,
etnopsicología clínica, y cultural psychiatry buscan que captar a través de formas
empírico-deductivas y con la aplicación de muy modernos procedimientos cuantitativos
las relaciones entre la cultura y la personalidad. Un rol central tiene sin embargo la
pregunta de si la forma de comprensión y estudio occidental constituye una vía
adecuada para entender fenómenos psicoculturales no occidentales, lo cual es discutido
en el marco del debate entre emic y etic” (Stubbe 2006; pg. 49).

El escritor Milan Kundera ha señalado que la literatura descubrió mucho antes que el
marxismo a la lucha y a la conciencia de clase (Kundera 1994) . Esta afirmación que
pareciera expresar la pasión de este escritor por la literatura, resulta siendo cierta: Victor
139

Hugo (1802-1885) y Los miserables, y Dostoievski (1821-1881) y Humillados y ofendidos


y Crimen y castigo, dan testimonio de lo cierto de ella. En el mundo francófono, obras
como las de Emile Zola (1840-1902) y Honorato de Balzac (1799-1850) tienen un
importante componente psicológico-social.

Eugenie Grandet, de Balzac (1799-1850); Washington Square, de Henry James (1843-


1916), y Anna Karenina, de Leon Tolstoy (1828-1910), constituyen verdaderos frescos de
la realidad femenina en la Francia, los Estados Unidos y la Rusia del siglo XIX
respectivamente, así como El cuaderno dorado de notas, de Doris Lessing (1919-), y
Nosotras que nos queremos tanto, de Marcela Serrano (1951-), reflejan la problemática de
la mujer europea (Lessing) y de la latinoamericana de clase media (Serrano) del siglo XX.

En efecto: recurrir a textos literarios puede ser una vía fructífera de comprensión de la
realidad social de un pueblo. Price, en su libro acerca de los usos de la antropología en los
Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial (Price 2008), señala que Ruth
Benedict (1887-1948), antropóloga norteamericana, preparó su conocida obra El
crisantemo y la espada (Benedict 1946/2003), un ensayo de análisis de la mentalidad del
pueblo japonés, utilizando entre otras fuentes obras literarias niponas.

En el siglo XX el interés por la psicología social también se expresa en los Estados


Unidos. Es en ese país donde asimismo encontramos, a partir de 1933, a Kurt Lewin
(1890-1947), un emigrante alemán que hasta su prematura muerte se dedica a estudiar una
serie de tópicos de inmensa importancia para la psicología social, entre ellos el del
liderazgo. Aunque la obra de Lewin será tratada más adelante, al referirnos a la Psicología
de la Gestalt, queremos adherirnos a la siguiente afirmación de Muchinik (2002; pg. 24):

“Lewin consideró los grupos como átomos radioactivos desde donde puede expandirse
el cambio social. La psicología social comunitaria funda gran parte de sus desarrollos
en los aportes lewinianos. Con fuertes convicciones en la democracia como sistema
político, es un claro ejemplo de cómo ideología y teoría pueden aunarse. El consenso
del grupo y su cohesión son factores de estabilidad; así como es necesaria la
participación grupal para la legitimación del cambio de normas y actitudes”.

La Segunda Guerra Mundial y la experiencia de regímenes como el de Adolf Hitler en


Alemania y Benito Mussolini en Italia no dejaron de impactar en la psicología. Ya antes del
estallido de la Segunda Guerra Mundial Freud había escrito acerca de las causas de las
guerras: su perspectiva era sombría y muchos la consideran una suerte de profecía del
conflicto que estallaría en 1939.

Más aún: al acabar la Primera Guerra mundial dejando una sangrienta herencia de
destrucción física, miseria económica, millones de muertos y cientos de miles de heridos y
140

mutilados, una obra escrita por un desconocido profesor alemán de secundaria, Oswald
Spengler (1880-1936), refleja la atmósfera crepuscular, la sensación inminente del declive
irreversible. Nos referimos a La decadencia de Occidente (Der Untergang des
Abendlandes; Spengler 1918/1983-1989).

Pero, aparte de Freud, otras importantes figuras del pensamiento abordaron tanto la
Guerra como los regímenes totalitarios, esto último sobre todo después de terminada la
conflagración.

Así, Hannah Arendt (1906-1975), una aguda pensadora obligada a abandonar


Alemania, su país natal, por su condición de judía, dedicó un importante y hasta hoy
insuperado trabajo a estudiar el origen del pensamiento totalitario (Arendt 1951/1982-
1987). Arendt abunda en información histórica y sociológica pero también formula
observaciones de interés para los psicólogos. Muchos años después de acabada la Segunda
Guerra Mundial y del derrumbe del nacionalsocialismo, volvió a conmocionar a la
comunidad académica internacional con un libro dedicado a Adolf Eichmann (1906-1962)
(Arendt 1961/1999), un antiguo oficial nazi con varios miles de muertes en su conciencia,
capturado en Argentina por el servicio israelí de inteligencia y trasladado a Israel donde fue
juzgado y ejecutado.

Pero Hannah Arendt era, como hemos dicho, sobre todo una socióloga y politóloga.
Otros, como Erich Fromm (1900-1980), que igualmente había tenido que dejar Alemania
por ser judío, publicaría en los Estados Unidos un libro titulado Miedo a la libertad
(Fromm 1941/2000), tal vez su más importante trabajo en el campo de la psicología social.
En esa obra, reeditada muchas veces y aún hoy con una amplia lectoría, Fromm discute las
causas por las cuales un político como Hitler pudo hacerse del poder en una nación de alto
desarrollo económico y de elevado nivel cultural como es Alemania.

En la década de los 1980aparecería de la pluma de Fromm un trabajo menos conocido


en el que analiza el rol de la clase media alemana en el ascenso al poder de Hitler y la hora
nacionalsocialista (Fromm 1980).

Volveremos a Fromm más adelante, en el capítulo dedicado al psicoanálisis.

El tema del totalitarismo no ha perdido actualidad, pues aún hoy hay regímenes
totalitarios (Cuba y Corea del Norte). Friedrich & Brzezinski (1956/1975) volverían a
tratarlo desde una perspectiva más bien política. Desde el ángulo de la literatura, la novela
El diciembre del decano (Bellow 1982/2005) del norteamericano Saul Bellow (1915-2005),
y, desde la perspectiva de la historia, The whisperers. Private life in Stalin´s Russia (Figes
2008), de Orlando Figes, son obras dignas de ser leídas.
141

Hoy algo olvidado pero en su momento de inmensa importancia es el libro La


personalidad autoritaria, que editaran Theodor W. Adorno (1903-1969) y colaboradores
(Adorno et al., 1950/1969). La voluminosa obra reúne un conjunto de estudios acerca de las
características psicológicas de quienes muestran tendencias autoritarias en su conducta.

“En términos metodológicos representó un hito en la historia de la ciencia política


estadounidense porque por primera vez se emprendía un amplio estudio que combinaba
el método de la encuesta, las entrevistas a fondo y los tests proyectivos para probar una
teoría política […] También se distinguía por la amplitud del estudio, poco habitual por
entonces, ya que se aplicaron poco más de 2000 cuestionarios, lo que produjo un
volumen de información difícil de manejar con las técnicas de procesamiento de datos
disponibles en la época” (García Jurado 2007; pg. 16).

Otras novedades metodológicas fueron la presentación de la Escala F (escala de


fascismo), la Escala A-S (antisemitismo), E (etnocentrismo) y PEC (conservadurismo
político y económico).

Siempre en el contexto de indagación acerca de las causas por las cuales las persona
aceptan presiones sociales y tienen actitudes conformistas, Solomon Ash (1907-1996) lleva
a cabo rigurosos experimentos sobre lo que se conoce como conformismo social es decir el
efecto de la presión social en el enjuiciamiento que hacen las personas de las cosas (Ash
1955, 1956).

No puede dejar de mencionarse, por otra parte, a Harold Lasswell (1902-1979).


Sociólogo norteamericano influido por Freud y los teóricos italianos de la elite (como
Vilfredo Pareto, 1848-1923, y Gaetano Mosca, 1858-1941), Lasswell es el autor de un
importante libro sobre psicopatología y política (Lasswell 1930/1963). Como se sabe, las
relaciones entre el poder y la psicopatología constituyen un tema fascinante al que se ha
dedicado numerosos trabajos, uno de los últimos titulado La locura en el poder (Green
2006).

Por otro lado, si bien no concentrado en la psicología social pero sí interesado en las
relaciones entre los rasgos de personalidad y las actitudes políticas, Eysenck escribió un
libro de mucho interés sobre el particular (Eysenck 1960/1964).

Pasando a otros temas de la psicología social, es de gran importancia la valiosa


contribución de Fritz Heider (1896-1988), y tiempo después la de Leon Festinger (1919-
1989), un discípulo norteamericano de Lewin. El primero, también un emigrante alemán
establecido en los Estados Unidos, aborda la psicología de las relaciones interpersonales
(Heider 1958), en tanto que el segundo, la figura más destacada de la psicología social
norteamericana del siglo XX, propone entre otros conceptos de gran importancia (como el
de la disonancia cognitiva, que propone la existencia de una tensión psicológica de
142

naturaleza negativa cuando hay inconsistencia entre las creencias y conductas de una
persona; Festinger 1957), el de comparación social (Festinger 1954), que plantea que
existe en todos los individuos una tendencia a compararse con otros en casi todos los
aspectos de su conducta.

Las ideas de Festinger, como hemos anotado, se encuentran entre las más influyentes en
la psicología social, y han dado lugar a una inmensa cantidad de investigaciones hasta el día
de hoy.

La psicología social constituye una de las áreas de mayor actividad en la ciencia


psicológica. Resulta imposible por ello ofrecer en el marco de esta presentación sucinta una
imagen detallada. Entre la inmensa cantidad de temas y de estudiosos de los últimos años
queremos destacar solo dos. Uno es Stanley Milgram (1933-1984), que llevara a cabo un
muy conocido (y discutido) experimento en torno a la obediencia (Milgram 1974/1980). El
otro es Philip Zimbardo (1933-), con un reciente y muy comentado libro, El efecto Lucifer
(Zimbardo 2008).

Debe señalarse, por último, que si en el pasado la psicología social se concentró en


las masas y los grandes grupos, en la actualidad se observa el interés de ella por los
pequeños grupos y por lo que ocurre en la vida cotidiana, que es percibida como el
entramado en el cual discurre la existencia.

Eso no significa que las masas hayan dejado de ser interesantes para la psicología, la
sociología y la filosofía. De hecho, el interés manifestado por Le Bon en su momento se
puso de manifiesto en otros dos autores no propiamente psicólogos. Por un lado, José
Ortega y Gasset (1883-1955), el célebre filósofo español, autor de una copiosa obra, en
especial de La rebelión de las masas (1929/1984). Del otro, Elias Canetti (1905-1994),
escritor nacido en lo que hoy es Bulgaria, galardonado con el Premio Nobel de Literatura
de 1981, autor de Masa y poder (1960/2005), escrito en respuesta a las ideas de Sigmund
Freud en cuestiones sociales.

Todavía unos cuantos nombres más deben ser mencionados en esta sucinta
exposición: Norbert Elias (1897-1990) y Anthony Giddens (1938-), y también Zygmunt
Baumann (1925-). Elias, sociólogo, es autor de una obra titulado El proceso de la
civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas (Ueber den Prozess der
Zivilisation. Sociogenetische y psychogenetische Untersuchungen, 1937/1987). Giddens,
asimismo sociólogo, es autor de una serie de trabajos que exploran el impacto de la
modernidad en el hombre moderno como, por ejemplo, Modernidad e identidad del yo
(1991/1997). Por último, Baumann, sociólogo, filósofo y ensayista, es el autor de algunos
de los trabajos de interpretación más lúcidos de la sociedad contemporánea (e.g. Baumann
2001, 2004, 2005).
143

Aunque sea una muy breve mención debe ser hecha a un psicólogo europeo, cuyo
trabajo se ha desarrollado en el Viejo Mundo y no en los Estados Unidos, pero que ha
tenido resonancia internacional: Serge Moscovici (1925-). Autor de una amplia obra, sobre
todo publicada en francés, Moscovici demostró la inmensa importancia de las minorías
como impulsoras del cambio social (Moscovici 1979) y ha dedicado un importante trabajo
a la psicología de las masas (Moscovici 1981/1985).

Moscovici, como lo señala Muchinik (2002), representa a la psicología social


cognitiva, “interesada en cómo el hombre conoce el mundo social y cómo construye sus
ideas (representaciones) del mundo social, haciendo referencia a los contenidos” (pg. 28).

11. EL PSICOANALISIS

El psicoanálisis es una doctrina creada por Sigmund Freud (1856-1939) que ha


marcado a fuego el siglo XX. También suele ser llamada psicología dinámica, psicología
profunda, depth psychology o Tiefenpsychologie.

Adentrémonos en primer lugar en las razones por las cuales el psicoanálisis es


“profundo”, no sin antes señalar que fue el propio Freud quien utilizó ese término
(Tiefenpsychologie) en alguno de sus escritos

El psicoanálisis es profundo, cronológicamente, porque concede valor decisivo en


la vida de los seres humanos a la primera infancia, es decir a la etapa inicial de nuestra
existencia. Es entonces, en los primeros cinco años de vida, cuando se establecen modos de
relación interpersonal, formas de enfrentar diversas situaciones y la identidad psicosexual
(Pongratz 1983).

Por otro lado, el psicoanálisis es también profundo en un sentido “geológico”,


dado que estudia la parte más oscura y recóndita de la vida psicológica, el inconsciente
(Pongratz 1983).

Debe aclararse que no fue Freud el primero que se refirió al inconsciente. Muchos
antes de él, en el mundo de la filosofía (Eduard von Hartmann), la literatura (Goethe) y el
arte en general, hicieron referencias explícitas o implícitas al inconsciente y su importancia
en la vida de las personas. Pero sí fue Freud el primero que dedicó casi toda su carrera
científica a estudiarlo y, asimismo, el primero que señaló que era la instancia más
importante de la vida psicológica

Mientras que en otras escuelas psicológicas, la comprensión de ellas no requiere de


manera indispensable el conocimiento de la biografía de sus creadores y principales
representantes, eso sí es algo absolutamente necesario en el caso del psicoanálisis. El
propio Freud lo remarcó en dos obras con importante contenido autobiográfico, su Historia
del movimiento psicoanalítico (Freud 1968d) y su Autobiografía (Freud 1968e).
144

Freud mismo se encargó de relievar el rol de su vida y de su obra en el proceso de


entender el psicoanálisis. Da a entender, por un lado, que buena parte de la doctrina
psicoanalítica fue forjada en un periodo de aislamiento (the splendid isolation) resultado de
la marginación a la que lo sometió la comunidad científica vienesa. Y, por otra parte, da a
entender que muchos de sus planteamientos provienen de un largo y probablemente
angustioso autoanálisis. Más allá de esto, lo efectivo es que Freud fue un médico que,
aspirando a desarrollar una carrera académica, la dejó debido a las dificultades que un judío
como él tendría en el sistema universitario austriaco, para dedicarse a una praxis privada en
el ejercicio de la cual forjó el psicoanálisis.

Con respecto a las historias del psicoanálisis las hay y muchas, aparte de la que el
propio Freud escribió. Una de las más completas, en todo caso aquella que se ha convertido
en un clásico es El descubrimiento del inconciente, escrita por Henri F. Ellenberger (1905-
1993; The discovery of unconscious, 1970), una obra monumental en su alcance y en su
erudición.

En lo que se refiere a trabajos biográficos de Freud, podríamos decir que hay toda
una industria. No hay año en que no aparezca una nueva biografía del padre del
psicoanálisis o libros que traten de algunos aspectos específicos de su vida, de su familia,
de su obra y de su destino. Durante muchos años el texto por excelencia –aparte de la
Autobiografía ya mencionada- fue Vida y obra de Sigmund Freud (Sigmund Freud: life
and work, Jones 1953-1957/1976), un voluminoso trabajo preparado por Ernest Jones
(1879-1958), un discípulo británico de Freud. Con el paso de los años, el libro de Jones ha
sido valorado de modo cada vez más crítico: hoy se lo considera más una hagiografía.

Su lugar como texto básico de consulta ha sido ocupado por Freud. Una vida para
nuestro siglo (Freud: a life for our time, Gay 1988/2010), de Peter Gay (1923-), conocido y
prolífico historiador norteamericano de origen alemán y con formación como psicoanalista,
que ha actualizado mucho del conocimiento acerca de la vida del padre de esta doctrina,
ofreciendo una visión más diferenciada que la caracteriza a la obra de Jones.

Nacido en Freiberg, en ese momento en el Imperio Austro-Húngaro, hoy en la


República Checa, Freud provenía de una familia judía. Tras cursar estudios secundarios
ingresó a la Universidad de Viena a estudiar medicina, y allí obtuvo el doctorado
correspondiente bajo la dirección de Ernst Brücke (1819-1892), una de las grandes figuras
de la fisiología mundial de la época.

Interesado en el estudio y tratamiento de los trastornos psicológicos, Freud ganó lo


que hoy día llamaríamos una beca postdoctoral para una estancia en París, en donde asistió
a las clases y demostraciones clínicas de Jean Martin Charcot (1825-1893), la gran figura
de la neurología francesa en el siglo XIX.
145

Influido por las ideas de Charcot, Freud retornó a Viena y estableció una práctica
privada, con Josef Breuer (1842-1925), su amigo y mentor en el inicio de su carrera. Con
posterioridad, conforme Freud avanzó en el desarrollo de sus ideas, Breuer se apartó de él.

A mediados de la década de los 1890 Freud, conjuntamente con Breuer, publica


Estudios sobre la histeria (Freud 1968a), obra en la cual se presenta una serie de casos,
comenzando por el de Anna O., paradigmático en la historia del psicoanálisis. Tanto en esa
obra como en las posteriores Freud comienza a expresar ideas divergentes del conocimiento
psicológico convencional en aquel entonces, e ingresa al tratamiento de una de las áreas de
mayor importancia y al mismo tiempo menos estudiada de la conducta humana: la
sexualidad.

Ya apartado de Breuer, Freud prosiguió desarrollando su teoría y desplegando una


incansable labor de difusión de ella por medio de sus escritos.

Freud permaneció casi hasta el fin de sus días en Viena, una ciudad con la cual
mantuvo una recíproca relación de ambivalencia. En 1938, sin embargo, se vio obligado a
dejar la capital de Austria ante la posibilidad de ser víctima de los maltratos de los
nacionalsocialistas. Trasladado a Londres, falleció en esa ciudad al año siguiente.

Entre los elementos culturales que influyen en la forma de pensamiento de Sigmund


Freud se han considerado su condición de judío, la época en la que vivió, así como las
condiciones sociales y políticas del Imperio Austro-Húngaro.

Un historiador alemán de la psicología valora de la siguiente manera a Freud:

“Freud es una de las grandes personalidades de la historia de la cultura alemana. El


fue un genial descubridor de realidades y una un modelo de integridad personal. El
gran liberador de la sexualidad fue él mismo ‘monomaniacamente monógamo’. Su
vida estuvo libre de escándalos y de amoríos, que, de haber ocurrido, sus enemigos
habrían aprovechado para desacreditarlo. Su inquebrantable coraje en la búsqueda
de la verdad más allá de todos los convencionalismos, su aguda capacidad para
penetrar en el alma humana y su obra científica le garantizan la inmortalidad”
(Pongratz 1983, pg. 12).

12. INFLUENCIA DEL PSICOANALISIS EN LA CULTURA DEL SIGLO XX

Aunque no es la más importante de las teorías psicológicas no puede negarse que el


psicoanálisis trata de abarcar y explicar todos los planos y fenómenos de la conducta
humana, y ha tenido además una influencia decisiva en el mundo contemporáneo.

Es un hecho fuera de toda discusión que la imagen que los seres humanos tenemos
de nosotros mismos es otra después de Freud, quien además inició el proceso de
“desacralización” de la familia, al dejar de verla como un ámbito de amor y paz para verla
146

más bien como el escenario en el cual se producen acontecimientos decisivos y hasta antes
de él inimaginables (como el complejo de Edipo).

La creencia en la racionalidad de los seres humanos fue asimismo cuestionada de


raíz por el médico austriaco.

Esa influencia se deja sentir en las artes. Freud recurrió a su sólido conocimiento de
la cultura griega y muy en especial de la tragedia de Sofocles, Edipo rey, para explicar la
naturaleza humana. Los literatos, a su vez, fueron influidos por él: tal el caso de Thomas
Mann (1875-1955), James Joyce (1882-1941), Eugene O´Neill (1888-1953). La crítica
artística igualmente recibió el influjo de la doctrina psicoanalítica (Kris 1964): muchas
obras literarias han sido analizadas desde la perspectiva freudiana. En el caso de la pintura,
sus ideas y planteamientos influyen por ejemplo en la obra de Salvador Dalí (1904-1989).

Los estudios de Freud dedicados a Miguel Angel y Dostoievski (Freud 1968f,


1968g), entre otros, fueron el punto de partida para la interpretación psicoanalítica de la
vida y la obra de muchos artistas (por ejemplo Edgar Allan Poe (Bonaparte 1933/1949) y
Goethe (vide Eissler 1963).

13. LOS CUATRO ASPECTOS DEL PSICOANALISIS

El psicoanálisis es:

(1) una técnica psicoterapéutica,

(2) una técnica de investigación de la vida psicológica,

(3) una teoría de la vida psicológica, que comprende a su vez una teoría del desarrollo,
de la motivación y de la personalidad, y

(4) una psicología social.

14. EL PSICOANALISIS COMO TECNICA PSICOTERAPEUTICA

Como ya hemos dicho, Sigmund Freud era un médico neurólogo que establece una
práctica privada e inicia su trabajo profesional viendo casos de personas (sobre todo del
sexo femenino) de lo que podríamos llamar la alta burguesía austriaca. La mayoría de los
casos que Freud ve en el inicio de su dilatada práctica profesional son cuadros de histeria.

Al momento en el cual Freud incursiona en el tratamiento de sus pacientes la


psicoterapia no existía. Los tratamientos se reducían a consejos, recomendaciones de
cambios en el estilo de vida y, en los casos en que esto era posible, a la hidroterapia y la
balneoterapia.
147

Con Freud se inicia la psicoterapia, dado que él insiste en la verbalización de los


conflictos, la interpretación de los mismos, y el detenido conocimiento de la biografía del
paciente. La esfera afectiva de los consultantes se convierte asimismo en un tema de vital
importancia en el psicoanálisis.

El psicoanálisis como técnica psicoterapéutica experimentó diferentes desarrollos en el


tiempo:

1. Empleo de la hipnosis: Freud utiliza como técnica de tratamiento a la hipnosis,


procedimiento sumamente antiguo y de origen misterioso, utilizado por primera vez
por una personalidad original y controversial, Franz Anton Mesmer (1734-1815), y
después por mucho tiempo descalificado como procedimiento científico.

Fue Charcot quien rehabilitó a la hipnosis, utilizándola para provocar cuadros de


histeria con los cuales ilustraba sus clases y presentaciones clínicas en el hospital de
la Salpêtrière.

Charcot era del parecer que la hipnosis solo podía producirse en personalidades
anormales. Al mismo tiempo que trabajaba con la hipnosis en París, en una ciudad
provinciana de Francia, Nancy, dos médicos, Auguste Ambroise Liébeault (1823-
1904) e Hippolyte Marie Bernheim (1840-1919), afirmaban que la hipnosis podía
ser empleada como técnica psicoterapéutica y planteaban (en especial Bernheim)
que la hipnosis era una expresión de la sugestionabilidad presente en todos los seres
humanos.

Influido por ellos Freud emprendió el empleo de la hipnosis: los pacientes


recordaban escenas traumáticas de su infancia, y al hacerlo experimentaban un
marcado alivio de sus síntomas o la remisión de éstos. A esta sensación de alivio,
mejoría o desahogo, Freud la denominó catarsis.

Sin embargo, algunos pacientes no podían ser hipnotizados y con el paso del
tiempo los síntomas reaparecían.

2. Empleo de la sugestión consciente: el hecho de que algunos pacientes no pudieran


(o quisieran) ser hipnotizados, hizo que Freud abandonara la hipnosis y recurriera
más bien a solicitar al paciente, que se encontraba en estado consciente, que
recordara hechos del pasado. Este procedimiento demostró no ser eficiente y por eso
lo abandonó, pero ya para entonces Freud estaba plenamente convencido de que el
conocimiento del pasado era esencial en la apreciación diagnóstica adecuada y en el
proceso de curación del paciente;

3. Utilización de la asociación libre: Fue entonces que Freud produjo la gran


innovación en su trabajo psicoterapéutico. Convencido de la necesidad de conocer
148

el pasado de la persona y al mismo tiempo de que en el inconsciente se encontraban


las claves del drama de cada uno de los seres humanos, Freud procede a solicitar a
los pacientes que verbalizaran todo aquello que pasa por su conciencia en la sesión
terapéutica.

Se trata de un procedimiento sumamente original porque, como sabemos, los seres


humanos en situaciones normales, tendemos a ejercer un control más bien estricto
sobre aquellas cosas que verbalizamos, dejando de lado u ocultando fantasías,
deseos, ideas, que de ser expresadas probablemente llevarían a que
experimentáramos angustia y a que los demás nos miraran con alarma o cambiaran
hacia el polo negativo la apreciación que puedan tener acerca de nosotros.

Siendo la norma verbalizar todo aquello que pasa por nuestra conciencia, Freud
reconoce en los silencios circunstanciales de la persona la indicación de resistencias,
es decir, la presencia de contenidos conflictivos ante los cuales la persona se detiene
y reflexiona acerca de si los debe verbalizar o no.

“En esa época [la de la asociación libre, R. L.] fue cuando adquirió importancia el
análisis de los sueños a través de las asociaciones libres que hace el paciente, lo cual
permite al psicoterapeuta enterarse de todo lo que piensa éste e ir encontrando el
elemento o la cadena asociativa que ha de llevarlo a lo nuclear. Con este
procedimiento el yo sigue existiendo, no se anula, como en la hipnosis, permitiendo
el estudio de los mecanismos defensivos del mismo, como así también de la
transferencia” (Tallaferro 1983; pg. 49).

4. Neurosis transferencial: con el paso del tiempo Freud propone un concepto de gran
significado, el de transferencia, que designa a la relación de afecto que el paciente
desarrolla con su terapeuta. Esos afectos, por cierto, está fuertemente teñidos por la
ambivalencia, el amor-odio, la admiración y el desprecio. Es por eso que Freud
habla acá de una neurosis transferencial.

El terapeuta debe utilizar la relación afectiva que el paciente ha desarrollado hacia


él para conducirlo a la madurez, enseñándole nuevas formas de respuesta a
situaciones de conflicto.

5. Experiencia emocional correctiva: Por último, el psicoanálisis puede ser visto como
una experiencia educativa. El psicoanálisis sería un largo proceso de reeducación de
la persona.
¿Qué se reeduca? Podríamos decir que todo: la percepción que la persona tiene de
los demás y sobre todo de ella misma, los patrones de reacción con respecto a
diversas situaciones vitales, y, en particular, se amplían los niveles de
autoconocimiento.
149

La tabla que sigue permite reconocer los procedimientos terapéuticos empleados por
Freud a través del tiempo

Tabla 12: Síntesis de los factores etiológicos y terapéuticos

Años Medio terapéutico Procedimientos Agente traumático

1892-1896 Hipnosis, sugestión en Recuerdo y expresión de El recuerdo olvidado


estado conciente, emociones. Al dejar de lado la proviene de la infancia y
interrogatorio hipnosis aumenta la resistencia está referido a la vida
contra el recuerdo. La transferencia sexual
es un obstáculo para el desahogo
de las emociones. El acontecimiento infantil
traumático es consecuencia
de una seducción sexual.
1896-1905 Cada vez mayor uso de la La regla básica de la asociación El acontcimiento infantil
asociación libre libre ayuda a reducir las traumático es consecuencia
resistencias; recuerdos de una seducción sexual
inconscientes deben poder tornarse
concientes, no más el desahogo de Recuerdos infantiles
las emociones sino la superación de sexuales no se limitan solo
la amnesia se convierte en el a la seducción, sino surgen
objetivo. La transferencia con el también en base a fantasías
psicoterapeuta aumenta sexuales ubicuas en la
infancia (complejo de
Edipo)
Desde 1905 Permanente análisis de las El paciente transfiere al analista sus Recuerdos infantiles
transferencias y de las relaciones neuróticas del pasado; la sexuales no se limitan solo
resistencias transferencia se convierte en el a la seducción, sino surgen
medio de ayuda de mayor fuerza; también en base a fantasías
la catarsis se promueve en sexuales ubicuas en la
“pequeñas dosis” en base a las infancia (complejo de
interpretaciones de la transferencia Edipo)
y las reconstrucciones

Tomado y traducido de Mertens (1992; pg. 30)

15. VALORACION DEL PSICOANALISIS COMO TECNICA


PSICOTERAPEUTICA

Se señaló previamente que con el psicoanálisis se inicia la psicoterapia. Freud


influye enormemente en ella al destacar la importancia de los afectos, al estimular el
conocimiento del pasado, así como la no menor importancia de las relaciones
interpersonales.

Sin embargo, el psicoanálisis es un procedimiento sumamente costoso, tanto


emocional, cuanto temporal y económicamente. Los resultados a los que se puede llegar
son en el fondo inciertos y en los últimos tiempos la técnica desarrollada por Freud es vista
muchas veces con reserva, prefiriéndose procedimientos de una duración menor, con un
150

costo emocional no tan alto por parte de los pacientes y resultados positivos que puedan
verificarse más prontamente.

El paciente ideal para someterse a un psicoanálisis es una persona con instrucción


superior, con vuelo introspectivo, capaz de percibir las contradicciones que se dan en su
conducta, intuitiva de sus motivaciones ocultas a la conciencia, con amplio vocabulario de
ricas posibilidades expresivas, con control sobre sí a pesar de todos sus problemas, y con
una economía sólida para afrontar los gastos del tratamiento.

16. EL PSICOANALISIS COMO TECNICA DE INVESTIGACION DE LA VIDA


PSICOLOGICA

Como técnica de investigación de la vida psicológica, el psicoanálisis apunta al


estudio del inconsciente, y lo hace empleando tres técnicas:

(1) La asociación libre (ya vista en la sección anterior);

(2) La interpretación de los sueños: este es un campo en el cual Freud incursiona de


manera pionera. Lo hace con la publicación en 1899 de su gran obra La
interpretación de los sueños (Freud 1968b), uno de los clásicos de la psicología. En
ese libro Freud da a conocer su concepción de los sueños como expresión del
inconsciente; para é ellos eran la vía regia que conducía a ese ámbito ignoto de la
vida psíquica;

(3) El análisis de los actos fallidos: Sobre el particular la obra más importante de Freud
es Psicopatología de la vida cotidiana (Freud 1968c), en la cual en un lenguaje
sumamente sugestivo y convincente señala que no hay hecho –aún el más
intrascendente- que sea casual. Un error al hablar (lapsus linguae) o al escribir
(lapsus calami), por lo general vistos como simples descuidos, adquieren en la
concepción freudiana valor de indicadores de afectos y contenidos inconscientes.

17. EL PSICOANALISIS COMO TEORIA DE LA VIDA PSICOLOGICA

El psicoanálisis comprende en realidad tres teorías: una teoría de la motivación,


una teoría del desarrollo psicológico y una teoría de la personalidad.

Como teoría de la motivación el psicoanálisis destaca el rol de dos instintos: el de


vida y el de muerte. El instinto de vida o Libido está referido a la sexualidad. De la
relación dialéctica entre el instinto de vida y el de muerte o Tanatos surge la individualidad
de cada ser humano.

De los dos instintos, Freud concede un valor predominante al primero, la Libido, y


hace de él y de su decisivo significado en la vida del ser humano un verdadero artículo de
fe. Aquellos que cuestionaron a la Libido como fuerza fundamental de la vida humana,
151

fueron separados del movimiento psicoanalítico. Tal el caso de Alfred Adler y de Carl
Gustav Jung.

Como teoría del desarrollo psicológico, el psicoanálisis se concentra en los


primeros años de vida, dándoles un valor decisorio en la configuración del resto de la
existencia de la persona.

El psicoanálisis considera la existencia de las siguientes etapas en el desarrollo


psicológico: la etapa oral, la etapa anal, la etapa fálica, la etapa de latencia y la etapa
genital, que se inicia con la pubertad. En las etapas oral, anal y fálica, la concentración de la
libido ocurre en la zona corporal correspondiente.

En la etapa fálica ocurre además el complejo de Edipo, esto es la atracción que el


niño experimenta por su progenitora, uno de los conceptos centrales de la teoría freudiana,
de cuya resolución depende la identificación psicosexual de los individuos.

Como teoría de la personalidad, el psicoanálisis tiene dos planteamientos a lo largo


del tiempo.

En el primero se habló del Consciente, Preconsciente e Inconsciente, conservando


los términos propios de la psicología de su época.

En el segundo planteamiento, Freud decide innovar la terminología y habla de Yo,


Ello y Super-yo.

El ello es aquella instancia en la que se encuentran los instintos y los recuerdos


reprimidos. Se rige por el principio del placer. Al inicio de nuestra existencia somos ello en
estado puro. Conforme maduramos, el ello comienza a colisionar con la realidad. Como
resultado de esa colisión surge paulatinamente el yo, gobernado por el principio de la
realidad. El yo orienta la conducta organizada, regula el comportamiento y permite
encontrar formas socialmente aceptables de satisfacción de las pulsiones instintivas. El
super-yo es la instancia moral.

Además, Freud plantea la existencia de mecanismos de defensa.

El concepto de mecanismo de defensa es uno de los términos freudianos que más


éxito ha tenido: se trata de los recursos de los que dispone el yo para satisfacer o resistir las
demandas del ello y para lograr en la medida de lo posible una existencia relativamente
adaptada en cada individuo.

Tras algunos años de emplearlo, en los Estados Unidos se comenzó a utilizar el


término mecanismo de ajuste, y en nuestros días el término de uso es coping strategies.

Los mecanismos de defensa pueden ser normales o anormales. Los normales son
sobre todo dos: identificación y sublimación. El primero supone internalizar los valores y
152

formas de comportamiento de personas significativas en la vida de cada cual, por ejemplo


los padres. El de la sublimación consiste en canalizar las fuerzas instintivas en tareas
socialmente relevantes: el deporte, el estudio, el trabajo, por ejemplo.

Los anormales son muchos más: la represión está entre los más importantes, pero
también deben mencionarse a la proyección, la negación, la regresión.

La represión consiste en impedir la expresión de afectos y contenidos inconscientes


que provocarían angustias de tornarse conscientes, pero sin que la fuerza de ellos
disminuya. La represión es el mecanismo central en las neurosis. La proyección supone
atribuir a otros, afectos y contenidos inconscientes presentes en uno y de naturaleza
negativa y agresiva. La negación entraña no aceptar la realidad. Por último, la regresión
hace que la persona retorne a formas de conducta que han sido superadas en el proceso de
desarrollo.

Acerca de los mecanismos de defensa, el libro El yo y los mecanismos de defensa,


de Anna Freud (1936/1986), sigue siendo lectura obligatoria.

18. EL PSICOANALISIS COMO PSICOLOGIA SOCIAL

Con el paso de los años, especialmente desde los 1920 en adelante, Freud incursiona
en el estudio de los fenómenos sociales a través de una serie de escritos: así, publica obras
como El malestar en la cultura (Freud 1968h), El porvenir de una ilusión (Freud 1968i),
Totem y tabú (Freud 1968j), Moisés y el monoteísmo (Freud 1968k).

Cada una de ellas está dedicada a criticar aspectos de la sociedad contemporánea y


alguna generó polémicas (tal el caso de Moisés y el monoteísmo).

Hay un aspecto que merece destacarse: Freud concede gran importancia a un tema
que hoy concentra la atención de muchos sociólogos y antropólogos, la vida cotidiana.
Sobre el particular, escribió dos libros: Psicopatología de la vida cotidiana (Freud 1968c),
y, El chiste y su relación con el inconsciente (Freud 1968l).

Es posible imaginarse que ya el solo título de ambos trabajos debió impactar


negativamente en la imagen de Freud en los círculos académicos vieneses. Ni el chiste ni lo
que ocurre en la vida de todos los días, ni por último la actividad onírica de una persona,
eran al comienzo del siglo XX temas serios y de interés para los círculos académicos.

Hoy, por cierto, las cosas han cambiado: la vida cotidiana (Rifkin 2004), los sueños
y fenómenos sociales como los chistes, los insultos y la maledicencia (Goodman & Ben-Ze
´ev 1993, Spacks 1985) son objeto de numerosos trabajos.

Como hemos señalado, la atmósfera que se respira en las obras de Freud en el plano
de la psicología social se distingue por el escepticismo. Freud es del parecer que la fuerza
153

inquebrantable (y eterna, deberíamos agregar) del instinto al mismo tiempo que da lugar a
algunas de las grandes creaciones sociales de la humanidad, también condena a ésta a una
situación subjetiva de permanente malestar que, cada cierto tiempo y bajo determinadas
circunstancias externas, eclosiona.

De ese modo, la religión es vista como una forma de neurosis colectiva (El porvenir
de una ilusión), el malestar íntimo y persistente de muchas personas se entiende como el
precio que debe ser pagado por la promesa de seguridad que ofrece la civilización (El
malestar en la cultura); las leyes son interpretadas como la consecuencia de
acontecimientos cruentos y terribles en los albores de la humanidad (Totem y tabu).

Esta visión pesimista, poco esperanzadora acerca de la humanidad, ha sido objeto de


numerosas críticas tanto por parte de la psicología humanística cuanto por quienes se
adscriben a una concepción marxista de la vida psicológica y de la realidad social (Heller
1978).

En América Latina la veta psicológico-social de la obra de Freud ha sido más bien


ignorada a favor de sus aspectos clínicos. En los últimos años, sin embargo, se observa un
interés creciente por el estudio de los escritos freudianos dedicados a la psicología social.

José Bleger, psicólogo argentino fallecido hace muchos años, intentó una síntesis
(más bien idiosincrásica) entre el psicoanálisis y el marxismo (Bleger 1958).

19. FREUD COMO ESCRITOR

Freud fue uno de los psicólogos más productivos en el siglo XX, pero fue también
un estilista de la psicología. En sus escritos se conjugan una amplia cultura clásica con sus
conocimientos de neurología a los que se agregan sus intuiciones y especulaciones, todo
esto presentado al lector en un estilo atractivo, y en muchos casos convincente. Freud es
una de las grandes plumas de la psicología: sugestivo en la argumentación, preciso en la
definición, convencido en sus interpretaciones, erudito y versátil en la información, Freud
ha dejado una obra que aparte de ser de gran importancia en la psicología es una creación
literaria de nivel.

A lo que ha sido plasmado en letras de molde debe agregarse la inconmensurable


cantidad de cartas escritas a lo largo de toda su vida. Freud fue un corresponsal de una
puntualidad rayana en la compulsión, como lo acredita el volumen de su correspondencia,
mucha de la cual ha sido dada a conocer (e.g. Abraham & Freud 1996, Fichtner 1992,
Freud 1970, Grotjahn 1982).

20. EL MOVIMIENTO PSICOANALITICO


154

Una cosa que sorprende en Freud y lo distingue de la mayoría de los psicólogos y


psiquiatras importantes en la historia de ambas disciplinas, es su pronunciado sentido
organizacional.

No solo contento con desarrollar una teoría que ha influido de modo decisivo en el
modo como los seres humanos nos vemos, Freud se preocupó por dotar a sus ideas de un
marco organizacional de respaldo, que hoy es la Asociación Psicoanalítica Internacional.

Desde el comienzo de su trabajo científico y de difusión puede observarse por ello


una intensa preocupación del psiquiatra vienés por establecer una institución societaria, a la
que además se agregaría una editorial propia (destinada, como no podía ser de otra manera,
a publicar las obras del propio Freud): quien lea la correspondencia de Freud con sus
diferentes interlocutores podrá fácilmente percibir el inmenso interés suyo por esta
institucionalización, vista por él como una forma de defender y garantizar la “correcta”
interpretación y difusión de sus planteamientos.

Así, aquellos que no se ajustaban a la ortodoxia freudiana fueron separados de la


institución, e ingresaron a una condición de “herejía” que evoca a la iglesia católica y sus
efectivos mecanismos de separación de los librepensadores.

Por otra parte, Freud establece un proceso formativo que garantiza que los futuros
psicoanalistas posean un conocimiento detenido de su teoría tanto en el plano teórico (los
cursos de formación) como en el vivencial (el análisis didáctico).

21. DISCIPULOS Y DISIDENTES DE SIGMUND FREUD

En torno a Freud se congregó casi desde inicios del siglo XX un conjunto de


seguidores, muchos de ellos médicos y otros provenientes de otras profesiones, así como
también personas sencilla y llanamente interesadas por la doctrina que él proponía.

Algunos de ellos continuaron en el psicoanálisis a lo largo de toda su vida. Otros,


después de ser discípulos por algunos años optaron por la disidencia.

En el presente texto presentaremos a algunos de los más importantes seguidores del


padre del psicoanálisis.

22. ALFRED ADLER

Alfred Adler (1870-1937), judío y médico como Freud, especializado en


oftalmología, se acerca al psicoanálisis hacia 1902, ocupa importantes cargos dentro del
movimiento psicoanalítico, pero paulatinamente va desarrollando puntos de vista propios
en materia de la vida psicológica, lo que ocasiona el rompimiento con Freud en 1911.

Por cierto, eran muchas las diferencias entre uno y otro, y no solo en el plano
conceptual. Freud tenía una apariencia atildada, mientras que Adler no parecía mostrar un
155

cuidado muy marcado de su presencia. Freud se expresaba en un alemán correcto, en tanto


que Adler solía utilizar palabras del dialecto vienés. Además, Freud se orientaba al pasado
pero Adler se preocupaba más por el futuro. Por último, en Freud era evidente el
escepticismo con respecto a los seres humanos, así como en Adler se ponía de manifiesto su
optimismo acerca del hombre.

Tras su alejamiento del psicoanálisis Adler crea su propia doctrina, la


Individualpsychologie, la psicología individual, que en los años finales de la década de los
1910 y durante los años de la década de los 1920 adquiere gran importancia en el sistema
educativo de la ciudad de Viena.

Adler, sin embargo, no consiguió realizar su proyecto de ingresar por derecho


propio a la docencia en la Universidad de Viena, desplegando más bien a una incansable
labor de conferenciante y docente en los Estados Unidos y en Inglaterra. La muerte lo
sorprendería en 1937 en medio de una gira de trabajo en Escocia.

Entre sus principales aportes se encuentran:

- El concepto del órgano de menor resistencia: Adler era del parecer que todos
tenemos un órgano corporal que es el primero que defecciona en estados de gran
tensión psicológica, por ejemplo los pulmones o el estómago.
Con esto, se adelanta a la moderna teoría del stress y aparece como precursor de la
medicina psicosomática.
- El beneficio secundario (toda enfermedad mental o física no solo trae limitaciones y
sufrimientos, también concede algunas ventajas para el enfermo): por ejemplo, ante
una persona sumamente exigente y demandante pero que tiene hipertensión arterial
nos comportaremos particularmente tolerantes y le permitiremos algunas acciones
dada su enfermedad (Oberst & Stewart 2003);
- El sentimiento de inferioridad, Minderwertigkeitsgefühl, cuya proposición como el
factor fundamental de la conducta humana llevó al rompimiento con Freud: se trata
de una dolorosa sensación de carencia en el propio valor que experimenta la persona
y que tiñe toda sus vivencias así como su vida de relación con los demás;

El sentimiento de inferioridad o Minderwertigkeitsgefühl es el gran concepto de Adler.


Por alguna razón en nuestros países se ha popularizado como el “complejo de inferioridad”.
En buena parte, es el propio Adler el responsable de esto, dado que, a diferencia de Freud,
siempre cuidadoso en sus escritos y poseedor de un estilo ameno, Adler destacaba más bien
como expositor pero no se preocupaba demasiado por lo que daba a la imprenta, de manera
tal que en sus escritos se alternan muchas veces frases telegráficas con reiteraciones. Su
gran obra, El carácter neurótico (über den nervösen Charakter, 1912/1971) que lo muestra
como un clínico agudo, de gran poder intuitivo, y lector certero de historias clínicas, no
escapa a las deficiencias de naturaleza estilística que hemos señalado.
156

El sentimiento de inferioridad, resultante de la real situación de inferioridad, de


inermidad, que vive el ser humano en sus primeros años de vida, es una realidad afectiva
que, en los planteamientos de Adler, nos acompaña a lo largo de toda nuestra existencia.
Adler propone que los seres humanos tratamos de superarlo vía la compensación,
mecanismo de defensa por medio del cual buscamos un balance afectivo desarrollando
aquellos aspectos en los que estamos más favorecidos.

“El sentimiento de inferioridad es generado por ‘una comparación con otro’ y sobre
todo a través de una consecuencia correcta o equivocada que se obtiene para uno mismo
de esa comparación. Adler mismo enumera las probables causas del sentimiento de
inferioridad: deficiencias orgánicas congénitas, visibles, frecuentes enfermedad o una
condición enfermiza, posición desfavorable en la serie de hermanos, una situación
social, financiera, religiosa o étnica difícil de la familia, fracasos llamativos, accidentes
que son dados a conocer, errores. Pero todo esto puede favorecer sentimientos de
inferioridad pero de ninguna manera originarlos […] No hay característica particular,
situación o acontecimientos algunos, ninguna conducta o ninguna experiencia en la
cual en un individuo inseguro no pueda dar origen a un sentimiento de inferioridad”
(Seelman 1982, pg. 48).

El ideal de normalidad para Adler era el desarrollo de un sentimiento de comunidad


(Gemeinschaftsgefühl), es decir un vínculo básico de solidaridad que permitía que las
personas desarrollaran entre sí relaciones de colaboración y de afecto duraderas y
productivas.

Siempre visto como de menor importancia teórica que Freud, Adler, sin embargo es
considerado por muchos como un importante antecesor de la moderna psicoterapia
cognitivo-conductual, así como también un pionero de los movimientos de salud mental.
Esto último porque a diferencia de Freud una vez más, Adler no se preocupaba tanto por el
pasado de una persona, sino más bien por lo venidero, por el futuro. En la visión de la vida
psicológica de Adler hay una atmósfera mucho más optimista que en la de Freud, por el
contrario sobria y hasta sombría.

Se puede reconocer la influencia de las ideas adlerianas en la obra de Karen Horney así
como en las de Harry Stack Sullivan, pero también en la logoterapia, doctrina
psicoterapéutica creada por Viktor Frankl, a los cuales nos referiremos más adelante.

23. CARL GUSTAV JUNG

Formado en la clínica de Burghölzli, bajo la dirección de Eugen Bleuler (1857-


1939), el creador del término “esquizofrenia”, Jung (1875-1961) se acercó al psicoanálisis
hacia 1907, siendo acogido por Freud con particular deferencia. Freud llegó a considerarlo
como el príncipe heredero del movimiento psicoanalítico. En 1910 llegó a ser elegido
Presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
157

Serían Jung y Ferenczi quienes acompañaron al padre del psicoanálisis en el viaje


que éste emprendiera a los Estados Unidos en 1910, para dictar conferencias en la Clark
University, por invitación de Granville Stanley Hall (1844-1924).

En 1914 se produjo la ruptura aparatosa entre ambos al cuestionar Jung la


importancia de la libido en la determinación de la existencia de las personas.

Tras su alejamiento del movimiento psicoanalítico, Jung pasó por una etapa de crisis
personal. Con posterioridad desarrolló una corriente psicológica propia a la que denominó
Psicología Analítica [analytische Psychologie].

Poseedor de una impresionante erudición y de una curiosidad insaciable que se


extendía inclusive al dominio de los fenómenos parapsicológicos (su tesis doctoral, Zur
Psychologie und Pathologie sogenannter okkulter Phänomene, Jung 1902, estuvo dedicada
a ellos), Jung ha dejado una importante obra escrita, a la cual se acercan poco los
psicólogos, probablemente atemorizados ante el despliegue de conocimientos y de
intuiciones de este autor.

Entre sus principales aportes se encuentra el concepto de introversión-extraversión


(que ya existía previamente a Jung, pero que él difunde mundialmente en su obra Tipos
psicológicos, Jung 1921 /1994), la técnica de asociación de palabras (un original
procedimiento para detectar trastornos del pensamiento), y el concepto del inconsciente
colectivo (tal vez la más audaz de todas sus ideas en el mundo de la psicología, pues plantea
la existencia de una suerte de fondo inconsciente compartido por toda la humanidad), que
incluye a lo arquetipos (categorías universales como, entre otras, la sombra, el lado oculto
aún para nosotros mismos de nuestro modo de ser, al anima y animus, aspectos femeninos
y masculinos presentes en cada uno de los seres humanos, cualquiera que sea su sexo, etc.).

Autor de una obra de una envergadura que puede compararse con la de Freud, su
interés por los fenómenos parapsicológicos lo ha convertido, de otro lado, en un psicólogo
relevante para la cultura moderna, tan preocupada por explorar la confinia psychologica.

Su estudio de los símbolos lo certifica como un conocedor acurado de formas


expresivas propias de diferentes culturas, así como el principio de sincronicidad, que
desarrollara integrando a sus planteamientos ideas del mundo de la física, permite
reconocer en él a un estudioso insomne y tenaz de fenómenos que a falta de una explicación
racional suelen ser atribuidos a la casualidad o al azar.

Su libro Tipos psicológicos es el más conocido de su abundante obra. En él propone


la existencia de dos grandes tipos de personalidades, los introvertidos y los extravertidos. Si
bien los conceptos ya habían sido de uso aún antes de que él los sistematizara, y si bien
después de esa obra ellos se han popularizado hasta convertirse en parte integrante del
lenguaje común y corriente, el psiquiatra suizo elabora una tipología de particular
158

complejidad, al considerar cuatro grandes áreas de la vida psicológica: el pensamiento


(Denken), la intuición (Anschauen), la sensación (Empfinden) y el sentimiento (Fühlen), de
modo tal que una persona puede ser introvertida en el pensamiento pero extravertida en el
sentimiento, por ejemplo.

Su concepto del inconsciente colectivo, mirado con particular escepticismo tanto


por los psicoanalistas como por los psicólogos de orientación experimental, ha tenido sin
embargo gran fortuna en el lenguaje popular y ha sido acogido por los estudiosos de la
sociedad por medio de los términos como imaginario y mentalidad.

Jung fue asimismo un psicoterapeuta con importante práctica privada y numerosos


discípulos. Su tratamiento buscaba la individuación, es decir la integración de los diversos
elementos de la personalidad a través de una influencia ejercida por el psicoterapeuta, que
cumplía un rol de maestro de vida.

“A medida que avanzó en edad y en saber, Jung fue desinteresándose por el


ejercicio clínico, y en la última década llegó a suprimirlo por completo, para
sumergirse mejor en los estudios y escritos, que constituyen la sétima y última fase
de su obra. Mas cuando realizaba psicoterapia, lo hacía seleccionando
cuidadosamente sus pacientes y prescindiendo de los casos en los que la
sintomatología corporal fuese demasiado abundante o se apoyase en alteraciones
orgánicas, más o menos discutibles (las organoneurosis). El creía que el neurótico es
un ser a quien se debe orientar y no admitía que la sexualidad o el afán insatisfecho
de poder fueran los causantes de su angustia, sino el hecho de no haber conseguido
una síntesis aceptable entre las contrapuestas tendencias que intentan dirigir su
conducta. De ahí su inseguridad y su miedo. Descubrir cuál o cuáles de esas
tendencias constituyen su auténtica vocación equivale a fijar al neurótico […] un
camino: el de su curación” (Mira y López 1963; pg. 94).

La lectura de los trabajos de Jung exige un nivel de erudición hoy poco frecuente,
pero por otro lado ofrece posibilidades sugerentes en la interpretación de símbolos, en el
análisis de la personalidad y en el conocimiento de la historia y de otras culturas. La obra
de Hermann Hesse (1877-1962), Premio Nobel de Literatura 1946, fue influida por sus
ideas.

“La labor de Jung ha influido enormemente en importantes investigaciones en


muchos […] campos. Por ejemplo, esa influencia puede verse en el estudio de la
literatura, en libros, tales como Literature and western man de J. B. Priestley; Faust
´s Weg zu Helena de Gottfried Diener, o Shakespeare´s Hamlet de James Kirsch.
Análogamente la psicología junguiana ha contribuido al estudio del arte, como en
los escritos de Herbert Read o de Aniela Jaffé, o el estudio de Erich Neumann sobre
Henry Moore, o los estudios musicales de Michael Tippett. La labor histórica de
Arnold Toynbee y la antropológica de Paul Radin se han beneficiado de las
159

enseñanzas de Jung, y asimismo las contribuciones a la sinología hechas por


Richard Wilhelm, Enwin Rousselle y Manfred Parkert”
Ref.: von Franz (1995; pg. 304)

24. OTTO RANK

Miembro no médico del movimiento psicoanalítico, Otto Rank (1884-1939),


primero protegido y después secretario de Freud, se separa de él al proponer el trauma de
nacimiento como el verdadero factor determinante de la conducta humana.

Tras ser uno de los más fieles discípulos del padre del psicoanálisis, Rank propone
la idea de que la causa esencial de los problemas psicológicos se encuentra en la angustia
que el niño experimenta al momento del nacer, en el paso del vientre materno al exterior.
Para explicar en detalle este planteamiento, Rank escribe un libro que lleva por título
precisamente El trauma de nacimiento (Das Trauma der Geburt, 1924/1961).

La ruptura con Freud era previsible. Rank, con posterioridad, emigra a los Estados
Unidos, en donde sus ideas serían de importancia en los planteamientos terapéuticos de
Carl Rogers (1902-1987) y su así llamada terapia centrada en el cliente.

25. KARL ABRAHAM Y SANDOR FERENCZI

Karl Abraham (1877-1925) y Sandor Ferenczi (1873-1933) son más conocidos que
Rank y sus aportes al psicoanálisis pueden asimismo ser considerados como más
importantes. La teoría rankiana del trauma de nacimiento es sin embargo más audaz que la
mayoría de los planteamientos de los dos autores a los que nos referimos en esta sección.

Abraham y Ferenczi fueron dos de los más cercanos y valorados discípulos de


Freud, tanto así que el padre del psicoanálisis los consideró como integrantes del círculo de
los anillos, el grupo de discípulos que debía preservar la ortodoxia del psicoanálisis
(Grosskurth 1991).

Entre otros aportes debe destacarse la incursión pionera de Abraham con el


psicoanálisis en el tratamiento de las psicosis maniaco-depresivas, algo que Freud nunca
había emprendido. Asimismo, Abraham propuso que la libido se desarrollaba en seis
estadios: el oral temprano, el oral sádico, el anal expulsivo, el anal retentivo, el fálico y el
genital adulto.

Autor de una obra de importante magnitud, Abraham dedicó asimismo parte de ella
a estudiar mitos y leyendas (Abraham 2000). Se lo valora sin embargo más como
aventajado clínico, con significativos aportes en el terreno del estudio de la melancolía
(Sanfeliú Santa Olalla 2002).

Por su parte, Ferenczi propuso algunas modificaciones al tratamiento psicoanalítico.


Al final de sus días consideraba que la atmósfera más apropiada para que el psicoanálisis
160

fuera exitoso se caracterizaba por la benevolencia y la tolerancia del psicoanalista (Ferenczi


2010).

26. LA ESCUELA DE WASHINGTON O NEOPSICOANALISIS

La Escuela de Washington, neopsicoanálisis o psicoanálisis culturalista está


conformada por la segunda generación de psicoanalistas. La América del Norte en la cual
desenvuelven sus actividades ofrecía una atmósfera democrática y un ambiente académico
estimulante en el cual destacaban los trabajos de Margaret Mead y Ruth Benedict, ambas
antropólogas, con interés por la psicología y en particular por el psicoanálisis.

A diferencia del psicoanálisis tal como lo formulara Freud, el neopsicoanálisis


destaca:

- La importancia de los factores sociales y culturales, sin negar por cierto el


significado del inconciente;
- La importancia de la adolescencia en el futuro desarrollo del individuo,
relativizando la predominancia de los primeros años de vida; y,
- La importancia de las relaciones interpersonales, en tanto que Freud se había
concentrado en la dinámica psicológica del individuo.

La siguiente tabla sistematiza esas diferencias así como las semejanzas que subsisten.

Tabla 13: Semejanzas y diferencias entre el psicoanálisis freudiano y el culturalista

PSICOANALISIS FREUDIANO PSICOANALISIS CULTURALISTA

Destaca la importancia de los instintos y no Relativiza pero no niega la importancia de los


concede tanta importancia a los factores instintos y, por el contrario, concede significado
sociales central a los factores sociales

Se concentra en la infancia como el gran Sin descuidar la importancia de la infancia, concede


periodo de estudio gran valor a la adolescencia

Destaca la importancia del inconsciente Conserva el gran interés del psicoanálisis freudiano
en el inconsciente

Se concentra en la vida psicológica del Concede gran valor a los aspectos sociales de la
individuo, sin considerar mucho el entorno conducta del individuo
social

Se basa sobre todo en la medicina y la Toma en cuenta el aporte de la antropología y la


biología sociología

Se concentra sobre todo en los aspectos Se concentra sobre todo en los aspectos sociales,
clínicos aunque hay por supuesto también gran interés por los
aspectos clínicos
161

27. KAREN HORNEY

Karen Horney (1885-1952), psiquiatra alemana formada como psicoanalista con


Karl Abraham, se trasladó a los Estados Unidos en 1925.

Entre sus obras destacan La personalidad neurótica de nuestro tiempo (The


neurotic personality of our time, 1937/1993), Nuestros conflictos interiores (Our inner
conflicts: a constructive theory of neurosis, 1945/1959) y El autoanálisis (Self-analysis,
1942/1977a).

En La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Karen Horney destaca el carácter


generador de neurosis que tiene la sociedad moderna y formula una crítica a ésta. Si bien
acepta las ideas de Freud, es notoria en esta y en todas sus obras la influencia de las ideas
de Alfred Adler.

“En la sociedad (norteamericana) todo empuja a la competición: amorosa, familiar,


escolar, deportiva, social, etc. Lo que cada uno desea debe conquistarlo sin cesar o
volverlo a ganar por encima de los demás. De esto resulta un narcisismo
generalizado debido a la sed de prestigio, pero también un sentimiento permanente
de aislamiento, de inseguridad y, en definitiva, un malestar moral profundo, una
gran mala conciencia. A diferencia de las sociedades estables, tradicionales, nuestra
sociedad moderna, particularmente inestable, multiplica las condiciones de conflicto
y precipita las neurosis” (Fages, 1979; pg. 176).

Horney propone lo que llamó ansiedad básica, un sentimiento en el niño de estar


aislado e indefenso en un mundo hostil.

Aunque Horney reconoce, con Freud, la importancia del inconsciente y de los


primeros años de vida, se distingue de él al no conceder significado mayor al concepto de
envidia del pene que formulara el padre del psicoanálisis como una forma de explicar la
identidad femenina, sino más bien ella destaca el rol de la cultura (Horney 1967/1977b).
Asimismo, el complejo de Edipo no es visto por ella como una experiencia universal.

La autora destaca la inmensa importancia que tienen las relaciones con los otros en
la salud y en los transtornos psicológicos las relaciones con los otros.

Según Horney, en las personas con problemas neuróticos puede reconocerse la


presencia de un conjunto de necesidades que ejercen intensa presión, y que las llevan a
establecer formas de orientación hacia los demás, agrupada de la siguiente manera:

- moving towards (movimiento hacia las personas), búsqueda de afecto;

- moving against (movimiento en contra de las personas), conducta

agresiva; y,
162

- moving away from (movimiento lejos, fuera de las personas), conducta de huida y
repliegue.

En la tabla 4 damos a conocer las consecuencias de estas tres formas de obtener


seguridad.

Tabla 14: Necesidades neuróticas y orientaciones sociales según Horney

Necesidad neurótica Manifestaciones Orientación Orientación


específicas social general respecto a
la vida

Afecto y aprobación Desea buscar a los demás y Hacia Modesta


corresponder a sus (obediente)
expectativas

Compañero dominante en la Es un parásito y teme ser Hacia Modesta


vida abandonado e
independiente

Poder Cree en la omnipotencia de Contra Expansiva


la voluntad, ambiciona el (dominio)
poder por amor del mismo

Explotación de los demás Utiliza a la gente para su Contra Expansiva


beneficio propio

Prestigio Busca la apreciación de sí Contra Expansiva


mismo en la cantidad que
recibe de reconocimiento
público

Admiración personal Le gusta ser admirado por Contra Expansiva


la idea superior que tiene de
sí mismo

Ambición en materia de logro Quiere ser el mejor y se Contra Expansiva


personal esfuerza por serlo

Límites de vida estrechamente Es sobrio, se contenta con En alejamiento Resignado


confinados poco y aprecia la modestia de (indiferente)

Autosuficiencia e independencia Se niega a dejarse obligar; En alejamiento Resignada


desea libertad total de

Perfección e insaciabilidad Trata de hacerse infalible En alejamiento REsignada


de

Tomado de: DiCaprio, N. S. (1976, pg. 249)


163

Un tema que asimismo despierta gran interés en esta autora es el de las posibilidades
del autoanálisis. ¿Cuánto ayuda el análisis llevado a cabo y cumplido por uno mismo?
Sobre el particular trataría en su libro El autoanálisis.

Es un hecho que son muchos los seres sufrientes pero no tantos los psicoterapeutas
que puedan aliviar el sufrimiento de los primeros. Por eso, Horney propone el autoanálisis.
Recordemos, por cierto, que fue el propio Freud quien lo utilizó por primera vez.

En efecto, Freud basa su gran obra, La interpretación de los sueños, en los


autoanálisis realizados por él a lo largo de años.

El sentido del autoanálisis

Horney nos da una fórmula para liberar las fuerzas del yo real y establecer las condiciones
para realizar estas potencialidades: el conocimiento de uno mismo. Debemos trabajar para
conocer realmente nuestro verdadero yo y sus componentes. En su libro sobre autoanálisis,
compara el yo con las complejidades de una gran ciudad. Si uno quiere conocer cómo
funciona la ciudad tendrá que visitar las agencias gubernamentales: el ayuntamiento, la
corte, la agencia de bienestar social, etcétera. De la misma forma debemos conocer
nuestras propias fuerzas gobernantes: nuestras necesidades y metas, nuestras exigencias y
nuestros “debería”, nuestras aspiraciones para el futuro y nuestros supuestos básicos sobre
nosotros mismos. Deberíamos en verdad tratar de experimentar nuestros sentimientos y
emociones verdaderos, pues con frecuencia éstos son los verdaderos aspectos que se han
distorsionado y sofocado. Nuestra imagen ideal del yo puede alejarnos por completo de
nuestros sentimientos y emociones, de manera que ni siquiera estamos seguros de lo que
sentimos.

Ref.: DiCaprio. (1979 pg. 118).

En lo que concierne a su abordaje psicoterapéutico, éste “busca descubrir conflictos


inconscientes que se originan en la niñez, pero pone énfasis en sus implicaciones para la
vida presente” (Cloninger 2003; pg. 188).

Mujer de acusadas cualidades clínicas Horney incursionó también en el estudio de la


psicología femenina, a la que dedicó algunos escritos, y en los cuales, a diferencia de
Freud, no considera –como ya dijimos- a la envidia del pene como el factor decisivo en la
estructuración de la identidad de la mujer, sino más bien a condicionantes históricos y
sociales. En ese sentido ella es una de las figuras pioneras de los modernos enfoques acerca
de la femineidad. Es asimismo una de las grandes figuras femeninas en la historia del
psicoanálisis, al lado de Anna Freud y Melanie Klein.

28. HARRY STACK SULLIVAN


164

Psiquiatra norteamericano, Harry Stack Sullivan (1892-1949) elabora una


importante teoría de la conducta humana que ha sido expuesta en La teoría interpersonal
de la psiquiatría (The interpersonal theory of psychiatry, 1953/1964), obra organizada a
partir de sus escritos por sus discípulos, tras su repentina y prematura muerte.

Ya el título mismo pone de relieve la inmensa importancia que concede Sullivan a


las relaciones interpersonales en el origen de los trastornos psicológicos.

“La personalidad nunca podrá ser abordada para su estudio como algo aislado de los
demás, sino en relación con otras personalidades. Sullivan piensa que las relaciones
interpersonales son el fundamento de la personalidad. Desde el nacimiento del
hombre, éste entra en contacto con otros seres humanos, contacto que persiste a lo
largo de su vida”, escriben Cueli & Riedl (1972; pg. 108).

Sullivan, personalidad compleja y difícil, que en su adolescencia había tenido


severos conflictos internos (Chapman 1976; Rattner 1990), no dejó más que un libro escrito
en vida, Conceptions of modern psychiatry (Sullivan 1940).

La principal cualidad de Sullivan no fue la de escritor sino la de exitoso terapeuta


con pacientes esquizofrénicos, hasta ese momento (y en una época en la cual la
psicofarmacología era virtualmente inexistente) considerados como de muy difícil (casi
imposible) tratamiento.

“Es con referencia a la teoría y práctica psicoterapéuticas que debemos a Sullivan


valiosas innovaciones, que van más allá del procedimiento psicoanalítico ortodoxo.
El rechazó la interpretación casi infinita de los sueños con el paciente, así como la
reconstrucción de las vivencias infantiles y la ´elaboración de novelas sexuales´.
Para Sullivan el principal objetivo de la terapia era investigar conjuntamente con el
paciente los patrones de comportamiento que le generaban mayores dificultades en
su vida –ya sea en relación consigo mismo o con las demás personas. En esto el
terapeuta no debía asumir el rol de un observador frío y no comprometido. Sullivan
era del parecer que los principales datos para la valoración de otro ser humano solo
podían ser obtenidos a través de una ´observación participante´. Se debe entrar en
una relación emocional con el analizando si se desea averiguar cómo es él en
realidad. La teoría freudiana de que el analista se debe comportar ´como un espejo´
era para Sullivan imposible de cumplirse. Solo como un interlocutor vivo y
comprometido puede el terapeuta influir en la personalidad del otro” (Rattner 1990;
pg. 433).

En el desarrollo de su carrera se aproxima a Edward Sapir (1884-1939) y Ruth


Benedict (1887-1948), los conocidos antropólogos, para enriquecer con el aporte de las
ciencias sociales su visión psicoanalítica. Su sistema es una conjugación de psicoanálisis,
165

psicología adleriana, psicología social, psicología del campo (Lewin) y antropología


psicológica.

“El desarrollo del niño va a depender esencialmente de la necesidad de ser aprobado


por el entorno, y esta necesidad de aprobación emana de una pulsión vital: la
necesidad de seguridad. Las neurosis son menos trastornos de la personalidad que
trastornos en las relaciones interpersonales con el entorno”,

escribe sobre él Fages (1979; pg. 171).

Sullivan concede como Freud gran importancia a la infancia, pero asimismo da


mucho valor a lo que sucede en la adolescencia. En esta etapa de la vida, el individuo está
en posesión de una serie de recursos que estaban fuera de su alcance cuando era niño: su
capacidad lógica es muy superior, como también la autonomía que posee derivada de su
mayor edad y desarrollo.

Plantea que en la adolescencia se pueden resolver muchos de los conflictos que han
quedado irresolutos en la infancia. Si eso sucede de manera exitosa, la persona proseguirá
una evolución normal y productiva. Si, por el contrario, la resolución de las grandes
preguntas y conflictos de esta etapa es carencial, defectuosa o nula, la problemática
psicológica de la persona la acompañará el resto de su vida y eventualmente la sumirá en
crisis y dificultades más adelante.

29. ERICH FROMM

Erich Fromm (1900-1980) fue un prolífico autor, cuya obra más conocida es El arte
de amar (The art of loving, 1956/2003). Sin embargo, su libro El miedo a la libertad
(Escape from freedom, 1941), es de gran significación teórica para entender el origen de los
regímenes totalitarios.

Fromm estudia en Frankfurt teología, filosofía y sociología, acercándose al


psicoanálisis. Durante algunos años se somete a psicoanálisis teniendo como terapeuta a
Frieda Reichmann (1889-1957), con quien se casará. Separados tras algunos años de
matrimonio, y ya en los Estados Unidos ella prosiguió su carrera académica con el nombre
de Frieda Fromm-Reichmann, dedicándose a la psicoterapia de esquizofrénicos, en la que
llegó a destacar (Hornstein 2000).

Fromm, por su parte, inicia un trabajo conjunto con Karen Horney y Harry Stack
Sullivan. Si bien los dos primeros están más interesados en las aplicaciones clínicas, ese no
es el caso de Fromm que se concentra más bien en temas de psicología desarrollando
además una disciplinada y prolífica tarea de escritor, expresada en numerosos títulos,
algunos de ellos long sellers, como es el caso del ya citado El arte de amar.
166

En Etica y psicoanálisis (Fromm 1947/1973), Fromm propone una tipología


caracterológica que merece ser reseñada. Según sus planteamientos existen las siguientes
orientaciones del carácter:

- Orientación receptiva del carácter;


- Orientación explotadora del carácter;
- Orientación acumuladora del carácter;
- Orientación mercantilista del carácter; y,
- Orientación productiva del carácter.

Estamos ante una percepción más bien pesimista del ser humano y de sus posibilidades
de desarrollo personal. De cinco orientaciones solo una permite el crecimiento y desarrollo
de la persona.

La tabla 7 da a conocer las cualidades y defectos de cada una de las cuatro primeras

Tabla 15: Orientaciones del carácter según Erich Fromm

Orientacion Cualidades Defectos

Receptiva Aceptante, responsable, devota, Pasiva, sin iniciativa, carente de


modesta, encantadora, adaptable, opinión, sin carácter, sumisa, sin
socialmente adaptada, idealista, orgullo, parasítica, sin principios,
sensible, cortés, optimista, confiada, servil, sin autoconfianza, ilusoria,
tierna cobarde, sin energía, fantasiosa,
crédula sentimental

Explotadora Activa, capaz de iniciativa, capaz de Explotadora, agresiva, egocéntrica,


formulas pretensiones, orgullosa, vanidosa, precipitada, arrogante,
impulsiva, autoconfiada, cautivante seductora

Acumuladora Práctica, económica, cuidadosa, Carente de imaginación, avara,


reservada, paciente, prudente, firme, suspicaz, fría, letárgica, ansiosa,
tenaz, imperturbable, serena bajo obstinada, indolente, inerte, pedante,
presión, ordenada, metódica, leal obsesiva, posesiva

Mercantilista Social,experimentadora, antidogmática, Incapaz de estar el individuo solo,


eficiente, curiosa, inteligente, carente de objetivo, relativista,
adaptable, tolerante, ingeniosa, excesivamente activa, sin tacto,
generosa, intencionada, susceptible de intelectualista, indiscriminadora,
cambio, joven, de cara al futuro, liberal indiferente, necia, dispendiosa,
oportunista, inconsistente, infantil,
sin futuro ni pasado, sin principios ni
valores

Tomado de: DiCaprio, N. S. (1976, pg. 350)


167

Fromm escribió hasta el fin de sus días. Más que un psicólogo clínico, algo que en
realidad no fue, o un psicólogo social, puede decirse de él que fue un crítico de la cultura
contemporánea. Poseedor de una amplísima cultura y de una aguda capacidad de
observación, Fromm agregó a esto un estilo de fácil lectura tanto para el lector
especializado como para el público culto.

Su vena crítica se manifestó también en sus últimas obras: Tener o ser (1976/1990)
es una reflexión acerca de las tendencias acumulativas y consumistas.

30. POSTERIORES DESARROLLOS DEL PSICOANALISIS

31. Melanie Klein y su postura revisionista de las ideas de Freud.

Melanie Klein (1882-1960) es una de las personalidades más discutidas, admiradas


y rechazadas del movimiento psicoanalítico (Grosskurth 1990). De origen judío, Klein fue
formada primero en Alemania como psicoanalista, teniendo como analista didáctico a Karl
Abraham; después (1925) emigró a Inglaterra a instancias de Ernest Jones, llegando a
ejercer una gran influencia en el psicoanálisis de ese país, concentrándose en la niñez y
desarrollando ideas que han influido mucho en la práctica clínica tanto diagnóstica como
psicoterapéutica.

Su libro The psychoanalysis of children (1923), aparecido en Inglaterra propone que


el niño está simbióticamente unido a la madre desde el nacimiento tanto física como
psíquicamente. El seno nutriente y tranquilizante de la madre es percibido como el
prototipo del objeto bueno por el infante, mientras que el seno vacío y lejano representa el
objeto malo.

Sus ideas, aunque no refutan de manera explícita los planteamientos de Freud sí


suponen una revisión de ellos, razón por la cual surgió un conflicto al interior de la
sociedad psicoanalítica británica con el grupo encabezado por Anna Freud que, emigrada a
Inglaterra en 1938, representaba los puntos de vista ortodoxos de su padre (King & Steiner
2003).

Klein insiste en la importancia de dos sentimientos inherentes a la naturaleza


humana: la envidia y la codicia. La primera, la envidia, tiende, sin embargo, a la
destrucción. La segunda, más bien, a la conservación.

Melanie Klein puede ser considerada con justa razón una de las fundadoras del
psicoanálisis infantil.
168

32. Anna Freud y la postura ortodoxa del pensamiento psicoanalítico.

Hija de Sigmund Freud, Anna Freud (1895-1982) asume y defiende las ideas de su
padre y sistematiza los planteamientos teóricos acerca de los mecanismos de defensa: su
libro El yo y los mecanismos de defensa (Das Ich und die Abwehrmechanismen, 1936/1986)
es un clásico sobre el tema.

Con su Einführung in die Technik der Kinderanalyse (1927, Introducción a la


técnica del psicoanálisis infantil), Anna Freud sienta también las bases del psicoanálisis
infantil, junto con Melanie Klein, con quien –como hemos dicho- mantuvo una agria
polémica.

Defensora de los puntos de vista de su padre, razón por la cual es más conocida,
Anna Freud es un personaje magnético que ha dado lugar a dos biografías ( Peters 1979;
Young-Bruehl 1988).

El libro Einführung in die Technik der Kinderanalyse, publicado en 1927 es una


confrontación con los cambios necesarios de la técnica psicoanalítica en el trabajo con
niños (especialmente en lo que se refiere a las asociaciones libres y la transferencia). El
libro representa el punto de vista oficial de la Escuela Psicoanalítica Infantil de Viena, y
constituye el polo opuesto a la escuela completamente independiente que se desarrollaba
en Londres por Melanie Klein, y que llevó a un activo enfrentamiento entre ambas escuelas.
En 1936 aparece su influyente trabajo Das Ich und die Abwehrmechanismen, un libro en el
cual se trata sobre los medios por los cuales el yo se defiende de la angustia. Este trabajo
será standard tanto para la psicología del desarrollo como también –a través del énfasis en
las funciones yoicas- para la psicología del yo. El concepto de análisis de los mecanismos
de defensa conduce desde una precisa psicología profunda hasta el análisis de la
personalidad total. Los resultados de su larga práctica clínica en la Hampstead Child
Therapy Clinic y en el entrenamiento de psicoanalistas dedicados al análisis infantil están
presentados en su importante libro Normality and pathology in childhood (1965), el trabajo
más amplio preparado por Anna Freud.

Ref.: Grimm (2005, pp. 157-160).

Anna Freud llevó a cabo además un importante trabajo referido al impacto de las
guerras en los niños ( Freud & Burlingham, 1942), algo que hoy, a la luz de conflictos
armados como los de Colombia, Perú (en la época de Sendero Luminoso) y Serbia, cobra
gran actualidad.

Hasta el fin de sus días, la hija de Sigmund Freud conservó una gran influencia en el
movimiento psicoanalítico. Uno de sus discípulos durante sus años de formación
psicoanalítica fue Erik H. Erikson.
169

33. Erik Erikson y el ciclo vital.

De todos los autores mencionados en esta sección, Erik H. Erikson (1902-1994) es


el más conocido por el gran público junto con Erich Fromm.

Sin poseer mayor formación académica sistematizada y acreditada, pero sí un


entrenamiento psicoanalítico teniendo como supervisora a Anna Freud, Erikson llegó a
alcanzar elevadas posiciones docentes en las mejores universidades de los Estados Unidos,
y se convirtió en un personaje influyente en la opinión pública.

Nacido en Alemania y con estudios de arte, Erikson se trasladó a Austria en donde


se sometió a análisis con Anna Freud, obteniendo además el diploma Montessori en
educación.

Su interés por la infancia era ya evidente. Trasladado a los Estados Unidos y con la
condición de psicoanalista Erikson inicia una fulgurante carrera académica en instituciones
del prestigio de Yale, Berkeley y Harvard.

Su obra Infancia y sociedad (Childhood and society, Erikson 1950/1976) refleja sus
intereses por el desarrollo infantil pero también su preocupación por los contextos sociales
en los cuales el individuo configura su existencia.

Una apreciación acerca de Erikson

“Se puede calificar a Erikson como un genial autodidacta, pues ha ganado gran influencia
en las disciplinas universitarias sin una formación académica completa. El es en realidad
solo en una mitad científico; la otra mitad parece corresponder a la de un artista y un
profesor. Precisamente esa hoy rara mezcla de estos componentes de la personalidad
posibilita un modo de pensar y de trabajar no convencional, atrayente no solo a los
especialistas sino también a los legos. En el plano político, Erikson parece conceder más
crédito a las instituciones sociales que lo que podría esperarse de un estilo crítico de
investigación. Se puede deducir en sus escritos que enfatiza de modo excesivo el cultivo de
la tradición y que mira con escepticismo una perspectiva revolucionaria. Cuestiona detalles
de nuestra vida social y cultural, pero no se cuida de cuestionar la totalidad. A pesar de
todo, su contribución a la psicología del desarrollo y de la cultura es significativa”.

Ref.: Rattner (1990 pp. 582-583) (traducción de R. León)

Con una perspectiva eminentemente cualitativa y con un fuerte componente


intuitivo, Erikson concede carta de ciudadanía en la psicología al concepto de identidad, es
decir la sensación subjetiva de ser uno mismo considerando el pasado y el presente propios
y el futuro al que uno aspira.

Erikson, además, “despatologiza” el término de crisis, al entenderlo no tanto como


una situación límite sino más bien como una oportunidad para el crecimiento, para el
170

desarrollo. Una conclusión que podemos sacar es que las crisis, no necesariamente
situaciones catastróficas por lo demás, son necesarias en la vida de las personas.

Erikson hizo algo que Freud no llevó a cabo: estudiar el proceso de desarrollo a lo
largo de toda la vida del ser humano, desde el nacimiento hasta la muerte. En ese proceso,
Erikson distingue ocho etapas:

- La primera es la infancia, durante el primer año de vida, cuando el ser humano está
completamente inerme. Los padres o quienes asumen el cuidado del infante son los
responsables de garantizar su sobrevivencia y posterior desarrollo. Cuando esto sucede el
niño desarrolla un sentimiento de confianza y seguridad;

- La segunda es la de la niñez temprana, entre los dos y tres años, en la cual el


desarrollo físico va en aumento y el niño va ganando control sobre sus actos. Los polos
afectivos de esta etapa son la autonomía y la vergüenza y la duda. La autonomía se
constituye en el fundamento de la naciente identidad del niño.

- La tercera etapa es la de la edad preescolar, entre los 3 y 5 años, y en ella el


conflicto se da entre la iniciativa y la culpa. “La iniciativa, escribe Erikson en Infancia y
sociedad (Erikson 1950/1976, pg. 229), agrega a la autonomía la cualidad de la empresa, el
planeamiento y el ‘ataque’ de una empresa por el mero hecho de esta activo y en
movimiento”. En el otro polo, la culpa es un poderoso componente de control social;

- La cuarta etapa es la de la edad escolar (entre los 5 y 11 años), que vendría a


corresponder al periodo de latencia propuesto por Freud. La díada afectiva es laboriosidad e
inferioridad. Erikson concede una gran importancia a esta etapa, pues la laboriosidad
supone la posibilidad de establecer lazos de colaboración con los otros;

- La quinta etapa es la adolescencia, que va desde la pubertad hasta los 20 años, con
sus correlatos afectivos: la identidad y la confusión de roles. Una gran preocupación por la
imagen social, por el futuro, por descubrir los elementos centrales de la identidad propia,
caracterizan al adolescente;

- La sexta etapa es la juventud, entre los 20 y 25 años, en la que predominan la


búsqueda de intimidad y, en el otro polo, el aislamiento. La intimidad es “la capacidad de
entregarse a afiliaciones y asociaciones concretas y desarrollar la fuerza ética necesaria para
cumplir con tales compromisos, aun cuando éstos puedan exigir sacrificios significativos”
(pg. 237). Pero el aislamiento es asimismo importante. Aunque es sinónimo de una
situación que por lo general es valorada como negativa en la cultura occidental, la soledad,
lo cierto es que el aislamiento resulta necesario en el desarrollo de tareas creativas;

- La sétima etapa es la adultez, en la cual la generatividad (la preocupación por la


siguiente generación) y el estancamiento son los elementos centrales.
171

- Por último, la octava etapa es la vejez, que culmina en la desaparición física de la


persona. En este estado son la integridad o, por otro lado, la desesperación los que se
encuentran en el centro de la vida afectiva.

Tabla 16 : Fortalezas desarrolladas en cada etapa del desarrollo psicosocial y su contexto social

Nro. Etapa psicosocial Fortaleza Gente significativa Elementos


relacionados en la
sociedad
1 Confianza vs. desconfianza Esperanza Persona maternal Orden cósmico (por
ejemplo, religión)
2 Autonomía vs. Vergüenza y duda Voluntad Personas parentales Ley y orden
3 Iniciativa vs. culpa Propósito Familia básica Prototipos ideales
(por ejemplo,
hombre, mujer,
status
socioeconómico)
4 Laboriosidad vs. inferioridad Competencia Vecindario, escuela Orden tecnológico
5 Identidad vs. Difusión de la Fidelidad Compañeros y grupos Visión mundial
identidad externos ideológica
Modelos de liderazgo
6 Intimidad vs. aislamiento Amor Compañeros en la Patrones de
amistad, sexo, cooperación y
competencia, competencia
cooperación
7. Generatividad vs. autoabsorción Cuidado División del trabajo y Corrientes de
sostenimiento educación y
compartido del hogar tradición
8. Integridad vs. desesperanza Sabiduría “Humanidad” y “mi Sabiduría
clase”
Ref.: Cloninger 2003, pg. 141.

Esta teoría psicosocial del ciclo vital goza hoy de mucho prestigio, pero en modo
alguno debe pensarse que sea inmune a la crítica. El ciclo vital de los seres humanos ocurre
en el contexto social, y éste, o mejor dicho la sociedad, ha experimentado en los últimos
años dramáticos cambios que afectan, como no podía ser de otro modo, la vida de las
personas. Es precisamente en la setima y la octava etapas eriksonianas en las que se
registran las modificaciones de mayor impacto. Así, en las sociedades modernas personas
biológicamente jóvenes pueden ser sin embargo “demasiado viejas” para determinados
contextos laborales. Por otro lado, con una esperanza de vida que se acerca a los 100 años,
tal vez haya que pensar en una novena etapa que abarque la particular dinámica psicológica
de personas nonagenarias y centenarias.

Erikson es, finalmente, uno de los pioneros de una disciplina tan fascinante como
discutida, la psicohistoria, que es –en los términos de Binion “explicar la historia por medio
de los móviles humanos y explicar los móviles humanos mediante la historia” (Binion
1986; pg. 50).
172

Fue con Freud, en realidad, que se estableció el principio rector de la disciplina


psicohistórica: la detenida consideración biográfica del protagonista de la historia. Pero
sería con Erikson que esta disciplina adquiriría carta dew ciudadanía como rama del saber.

León & Zambrano Mora (2008) resumen de la siguiente manera los planteamientos
freudianos sobre el particular:

“No basta con ubicarlo [al protagonista de la historia; R. L.] en el contexto histórico
de su época ni con reconocerle el papel determinante que tiene en el curso de los
hechos. Es necesario ir más allá de la escena social, del momento tal como él fue,
para indagar en las experiencias tempranas y en la influencia que ellas ejercen en el
aquí y ahora del personaje estudiado. Y esa indagación, por supuesto, debe ir más
allá de los linderos de la conciencia; es decir debe internarse en el inconciente” (pg.
53).

Animado en el propósito de indagar acerca de las motivaciones psicológicas de los


grandes personajes históricos, Erikson emprendió el estudio de dos de ellos: Lutero y
Gandhi, dedicándole a cada uno un libro (Young man Luther, 1958; y, Gandhi´s truth: on
the origins of militant non-violence, 1969).

34. Otros autores

Dado que el presente es un texto introductorio no entraremos en detalles con


referencia autores más recientes en el terreno del psicoanálisis. Solo mencionaremos a
Jacques Lacan (1901-1981), francés, sin duda el más conocido y discutido; Johannes
Cremerius (1918-2002) y Alexander Mitscherlich (1908-1982), alemanes, fallecidos hace
ya algunos años; Heinz Kohut (1913-1981), alemán emigrado a Estados Unidos, y Donad
Winnicott (1896-1971).

35. El psicoanálisis y la sociedad del siglo XXI

Una atmósfera de escepticismo rodea al psicoanálisis. Si bien las ideas planteadas


por Freud forman parte de la cultura heredada del siglo XX, y pocos niegan, por ejemplo, la
existencia del inconsciente, los ataques al psicoanálisis se multiplican desde el punto de
vista teórico como también desde la perspectiva de la práctica.

En el plano teórico la crítica incisiva y corrosiva efectuada por Hans Jürgen


Eysenck, tal vez el más decidido enemigo de la doctrina psicoanalítica, ha hecho sentir sus
efectos. En una serie de obras (en las que por momentos Eysenck pierde un poco de su
objetividad), este autor inglés ha cuestionado los fundamentos de la doctrina psicoanalítica,
señalando su lejanía de los cánones de la ciencia (Eysenck 1985). Grünbaum es, por otra
parte, autor de un libro que cuestiona con gran severidad al psicoanálisis desde la
perspectiva epistemológica (Grünbaum 1985).
173

En lo que se refiere al dominio de la praxis las críticas también se hacen presentes.


Se cuestiona la duración del tratamiento y la incertidumbre acerca de los resultados, así
como la carencia de estudios que certifiquen su tasa de éxito. Se cuestiona asimismo la
insistencia en el pasado y la búsqueda de una reestructuración de la personalidad con metas
que no siempre están claras. Por último, los costos provenientes del tratamiento también
han sido objeto de cuestionamientos, en especial por parte de las casas aseguradoras que
especialmente en Europa son las que asumen parte importante de dichos costos.

Las respuestas de los psicoanalistas no se han hecho esperar. Se argumenta


que por su naturaleza misma el psicoanálisis está al margen de cualquier afronte
cuantitativo, y que es hasta ahora la única psicoterapia que garantiza resultados a largo
plazo y, como ya se dijo una reestructuración de la personalidad del consultante.

Referencias

Ardila, R. (1972). La psicología contemporánea. Panorama internacional. Buenos Aires:


Paidós.- Carruthers, M. (2008). The book of memory. A study of memory in medieval
culture. Cambridge: Cambridge University Press.- Carruthers, M. & Ziolkowski, M., eds.
(2003). The medieval concept of memory. An anthology pf texts and pictures. Filadelfia:
University of Pensylvannia Press.- Danziger, K. (2008). Marking the mind. A history of
memory. New York: Cambridge University Press.- Ebbinghaus, H. (1885). Ueber das
Gedächtnis. Untersuchungen zur experimentellen Psychologie. Leipzig: Duncker &
Humbolt.- Malone, J. C. (2009). Psychology: Pythagoras to present. Cambridge, Mass. –
Londres: The MIT Press.- Polanyi, K. (2003). La gran transformación. Los orígenes
políticos y económicos de nuestro tiempo. México DF, Fondo de Cultura Económica.-
174

OCTAVA UNIDAD

CONDUCTISMO, NEOCONDUCTISMO Y PSICOLOGIA COGNITIVA

01. INTRODUCCION

El conductismo tiene una fecha de aparición: 1913. Tiene también un lugar de


nacimiento: las páginas de la prestigiada revista Psychological Bulletin, que en ese
momento era editado por John B. Watson (1878-1958). Fue en el volumen 20 (pp. 158-177)
que Watson, entonces un científico de solo 35 años de edad, publicó un artículo que en su
momento debió dejar perplejos (cuando no encender en cólera) a muchos de sus lectores.
Nos estamos refiriendo a “Psychology as the behaviorist views it”.

En ese trabajo, que tenía un título relativamente inofensivo, Watson proponía sin
embargo una revisión en verdad radical de la psicología, al sostener que ella debía dejar de
lado categorías como conciencia, espíritu y alma, y concentrarse en lo visible, en lo
mensurable, en lo indiscutible, que es el comportamiento.

No debe creerse sin embargo que las ideas presentadas por Watson en su artículo
encontraron inmediata acogida en la comunidad psicológica norteamericana.

“La mayoría de los psicólogos estadounidenses se ocupaban de sus asuntos: si se


interesaban en los pensamientos sin imágenes, seguían estudiándolos combinando
las tareas cognitivas con la introspección; si se interesaban en el funcionamiento del
sistema visual, seguían estudiando el comportamiento animal. Y después de la
Primera Guerra Mundial, por supuesto, muchos psicólogos participaron en el
movimiento de las pruebas mentales” (Goodwin 2009; pg. 330).

Fue recién con el paso de los años que el conductismo fue ganando terreno en los
Estados Unidos y las ideas de Watson comenzaron a ser cada vez más respetadas y
mencionadas: así, por ejemplo, el influyente New York Times llegó a señalar que el libro de
Watson, El conductismo, era un hito en la historia de la humanidad (Woodworth 1931).

En su clásico libro Teorías y sistemas contemporáneos en psicología, Benjamin B.


Wolman (1965) define así el sistema creado por Watson:

“El sistema de Watson estaba basado en el determinismo, el empirismo, el


reduccionismo y el ambientalismo. Estos cuatro principios guiaron la labor de
Watson y fueron incorporados con gran eficacia a su investigación. A los ojos del
propio Watson su sistema psicológico es tal que “dado el estímulo, la psicología
puede predecir cuál será la respuesta. O, por otro lado, dada la respuesta, puede
especificar la naturaleza del estímulo efectivo.
175

De acuerdo con el empirismo radical, Watson rechazaba todo lo que no pudiera ser
observado desde el exterior. En su postura contra los fenómenos no observados,
dejó atrás a Pavlov, y en su celo por un reduccionismo radical sólo fue igualado por
Bekhterev” (1965, pg. 89)

Watson es el positivista por excelencia en la historia de la psicología. Nadie como


él, con la sola excepción de Freud –aunque desde otras perspectiva, en realidad desde una
perspectiva en las antípodas del pensamiento watsoniano-, se ha atrevido a proponer un
golpe de timón de tal envergadura a la psicología.

Como resultado de sus planteamientos, la psicología debía concentrarse en el


comportamiento, que ofrecía la tremenda ventaja de permitir observaciones por lo general
inequívocas y mediciones precisas. Es decir, estamos ante un afronte objetivo de la vida
psicológica.

Las ideas de Watson suponen toda una revolución en la psicología, que encontró
una gran acogida en su momento y que dominó la escena psicológica norteamericana por
aproximadamente 50 años.

02. JOHN B. WATSON

Nacido en 1878, Watson asistió a la Universidad de Chicago, donde recibió el


grado de doctor en 1903, para después integrarse a la plana docente. En 1908 pasó a ser
profesor de la prestigiosa Johns Hopkins University, en Baltimore, estableciendo un
laboratorio de investigación en el cual se llevaba a cabo trabajos con animales. Fue en esa
época que apareció el artículo antes mencionado.

Su primer trabajo de importancia en forma de libro, Behavior: an introduction to


comparative psychology apareció en 1914. En esta obra Watson se manifestaba a favor del
empleo y el estudio de animales en la investigación psicológica, y describia a los instintos
como una serie de reflejos activados por la herencia.

“Ofrecía una psicología cuasireflexológica: la conducta debía analizarse en términos


de conexiones mecánicas entre estímulos y respuestas; en ocasiones mostraba la
presencia de reflejos aislados simples, en otras, cuando discutía los instintos,
señalaba que los reflejos podían llegar a concatenarse en largas secuencias para
producir ajustes complejos, y, cuando hablaba del hábito, lo reducía redes de
reflejos interconectados, que diferían del instinto solo en la génesis del patrón y en
el orden de los movimientos individuales, pero no en los propios movimientos. En
el libro aparece algunas de sus radicales ideas posteriores: elimina la conciencia y la
introspección; entiende la conducta como una actividad de ajuste de un organismo
globalmente considerado; descalifica el estudio de las imágenes –“no existen
procesos iniciados centralmente”-; reduce la diferencia entre bestias y humanos a la
176

existencia del lenguaje; identifica el lenguaje con el hábito; relega el pensamiento a


hábitos en pequeña escala cuyos movimientos implícitos deberían ser detectables y
medibles con instrumentos adecuados; identifica la emoción con la estimulación
sobre las zonas erógenas…, aunque todavía están ausentes otros de lo que luego
serían aspectos definitorios de su conductismo, como el radical ambientalismo y la
idea de que con un entrenamiento adecuado se puede llegar a hacer virtualmente
cualquier cosa” (pp. 297-298; tomado de Pérez-Garrido,Tortosa & Calatayud,
1998, pp. 293-314).

Watson promovió asimismo las respuestas condicionadas como una herramienta


experimental muy prometedora. En 1918 incursionó en el campo hasta entonces poco
explorado de la psicología infantil.

En 1919 apareció su trabajo Psychology from the standpoint of a behaviorist


(Watson 1919), en el cual pretendió ampliar los principios y métodos de la psicología
comparada al estudio de los seres humanos.

03. EL CONDUCTISMO

Como hemos dicho, el conductismo representa una posición objetiva radical en la


psicología, que pronto encontró favorable acogida en muchos, que veían en esta doctrina un
enfoque objetivo, medible y confiable de los fenómenos psicológicos.

Para Watson, categorías como la conciencia debían ser dejadas de lado por la
psicología, dada la imposibilidad de objetivarlas y de cuantificarlas. La psicología tenía
más bien que concentrarse en el comportamiento, que ofrecía la posibilidad de la
observación directa y de la medición objetiva.

Cedámosle la palabra a Watson cuando escribe en El conductismo lo siguiente:

“El conductista pregunta: ¿por qué no hacer de lo que podemos observar el


verdadero campo de la psicología? Limitémonos a lo observable, y formulemos
leyes solo relativas a estas cosas. Ahora bien: ¿qué es lo que podemos observar?
Podemos observar la conducta – lo que el organismo hace o dice. Y apresurémonos
a señalar que hablar es hacer, esto es, comportarse. El hablar explícito o con
nosotros mismos (pensar) representa un tipo de conducta exactamente tan objetivo
como el beisbol.

La regla o cartabón que el conductista jamás pierde de vista es: ¿puedo describir la
conducta que veo, en términos de ‘estímulo y respuesta’? Entendemos por estímulo
cualquier objeto externo o cualquier cambio en los tejidos mismos debidos a la
condición fisiológica del animal; tal como el que observamos cuando impedimos a
un animal su actividad sexual, le privamos de alimento, no le dejamos construir el
nido. Entendemos por respuesta todo lo que el animal hace, como volverse hacia o
177

en dirección opuesta a la luz, saltar al oír un sonido, o las actividades más altamente
organizadas, por ejemplo: edificar un rascacielos, dibujar planos, tener familia,
escribir libros, etc.” (1972; pg. 23).

Hacia 1920 cuando su doctrina iba ganando cada vez más fuerza, Watson se vio
involucrado en un sórdido affaire sentimental con una alumna (Cohen 1979). Esto, que hoy
no tendría mayores consecuencias, fue recibido por la comunidad académica de aquel
entonces con extrañeza y reproche, en buena parte debido al hecho de que poco tiempo
atrás otra importante figura de la psicología (James Mark Baldwin) había protagonizado un
hecho parecido, al ser encontrado en un prostíbulo. Los acontecimientos, en el caso de
Watson, siguieron una dinámica que amenazó con desbordar en un escándalo, razón por la
cual se forzó su renuncia a la Johns Hopkins University.

Después de su abrupto retiro de la academia, Watson pasó a trabajar en el terreno de


la industria, en calidad de asesor. Allí pudo ganar cantidades de dinero que nunca podría
habría podido recibir en su calidad de profesor universitario. Definitivamente al margen de
la vida universitaria, Watson demostró grandes habilidades como psicólogo práctico. Poco
antes de fallecer se produjo un acercamiento entre él y la academia al ser premiado por la
American Psychological Association, la más importante asociación de psicólogos en los
Estados Unidos.

Un hecho es absolutamente indiscutible: los planteamientos conductistas dieron un


fuerte empuje a la psicología de naturaleza objetiva.

La postura watsoniana en materia de la interpretación de la conducta en términos de


naturaleza y ambiente, se inclinó de manera radical por este último. Watson no negaba la
importancia de algunas pautas innatas de la conducta, pero consideraba que éstas eran muy
limitadas y que carecían de mayor importancia con respecto al papel de la experiencia.

“Dadme una docena de niños sanos, bien formados […] para que los eduque, y yo
me comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en
un especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger –médico, abogado, artista,
hombre de negocios e, incluso, mendigo o ladrón-, prescindiendo de su talento,
inclinaciones, tendencias, aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados”,
declaraba Watson de manera totalmente convencida en Behaviorism (1925, pg. 82).

Como se ha señalado, las teorías de Pavlov y Bechterev influyeron notoriamente en


Watson, de modo tal que éste consideraba que el reflejo condicionado era la mejor forma de
interpretar el aprendizaje, aunque hay que señalar que Watson no fue un seguidor total de
Pavlov, pues consideraba que el estímulo condicionado era en realidad un estímulo
sustituto del incondicionado.
178

Para Watson la conducta se dividía en conducta implícita y explícita. Esta última


comprendía todas las actividades observables (hablar, sonreír, caminar). La implícita
abarcaba las secreciones glandulares, algunas contracciones musculares y las funciones
viscerales y nerviosas. El lenguaje era un acto de conducta explícita, tal como todos los
demás.

Watson ingresó también, en su deseo de formular una teoría abarcativa de la


conducta humana, al estudio de las emociones. Para él existían tres emociones innatas: ira,
miedo y amor. Cualquier otra emoción se adquiría por condicionamiento.

En cuanto a la personalidad,

“el conductismo considera la personalidad como la totalidad de las pautas de


conducta. Estas pautas son muy consistentes pero no inmutables. Determinados
reflejos condicionados pueden extinguirse o reforzarse y otros nuevos pueden
establecerse. Ningún individuo permanece el mismo durante toda su vida.
Usualmente los individuos no cambian rápidamente, de forma que la personalidad
experimenta una modificación lenta y gradual. En cualquier momento la
personalidad puede ser comparada a ‘una máquina orgánica conjuntada a punto de
funcionar’.

En el estudio de la personalidad, deben considerarse los reflejos innatos o


incondicionados, los reflejos condicionados y el ambiente físico y social junto con
su influencia en el desarrollo de la personalidad” (Wolman 1965, pg. 96).

Pero, una vez más cedámosle la palabra directamente a Watson:

“La personalidad es la suma de las actividades factibles de descubrirse mediante una


observación real de la conducta, suficientemente larga como para que pueda
suministrarnos una información segura. En otros términos, la personalidad no es
sino el producto final de nuestros sistemas de hábitos. Nuestro procedimiento para
el estudio de la personalidad consiste en establecer y realizar una sección transversal
de la corriente de actividad” (El conductismo, pg. 255).
179

El impacto del conductismo

“El impacto que produjo el conductismo fue, fundamentalmente, metodológico y


tecnológico. Más que una solución a un problema básico, el conductismo surgió de la
creencia en la validez de una metodología objetiva, un compromiso que exigía el abandono
de aquellos fenómenos que no eran compatibles con aquella. Por lo que el cambio
revolucionario, caso de haberse producido, se hubiera reflejado fundamentalmente en la
forma de obtener evidencia por parte de una mayoría de los psicólogos, algo que además se
hubiera incorporado en la formación de nuevas generaciones de psicólogos. Y eso, desde
luego, no fue dominante en el escenario americano de la psicología humana. Bruner y
Allport mostraron la pervivencia del enfoque metodológico tradicional, que fue
cuestionado y mejorado, pero no erradicado. Los intereses de los miembros de la APA y
sus publicaciones no acusaron el cambio de una forma radical y muchos de los autores más
influyentes del periodo siguieron defendiendo un enfoque funcional o ecléctico e, incluso
algunos, puramente introspeccionista.

Así, el presunto cambio no solo no ocurrió repentinamente, sino que nunca llegó a
producirse del todo. Más bien se aceptó la propuesta en términos de complementariedad
que de sustitución. Watson fue otro de los hijos de su tiempo, dentro de un ambiente
positivista en lo científico y progresista en lo social, que preconizaba una revolución en la
organización social, plasmada en el necesario alzamiento del intelecto contra el corazón.
Esta corriente incidiría particularmente en psicología, facilitando el nacimiento de una
auténtica ciencia de la conducta (experimental, funcional y aplicada) cuyo último fin,
como ya señalara Watson, sería precisamente el cambio social. En aquella corriente ejerció
el papel de un potente catalizador, y algunos psicólogos jóvenes gravitaron hacia su
versión de la psicología objetiva, si bien en forma minoritaria. Además, su salida de la
universidad coincidió con la propuesta de nuevas fórmulas de conductismo y un activo
conjunto de programas experimentales de los que Watson estuvo ya ausente” (pg. 314).

Tomado de Pérez-Garrido, Tortosa & Calatayud 1998, pp. 293-314.

04. SEGUIDORES DE JOHN B. WATSON

Los planteamientos de Watson despertaron rechazo en algunos pero también le


valieron numerosos seguidores. Pero también dieron lugar a una nueva actitud de muchos
psicólogos, que Kantor describe de la siguiente manera:

“Una de las consecuencias de la revolución conductista fue la creciente convicción


de los psicólogos de que tenían que reconsiderar de manera precisa y sistemática los
supuestos fundamentales en que se cimentaba su trabajo. Fue esto como reconocer
que la claridad, el sistema y el orden son requisitos previos del trabajo científico.
180

Por consiguiente, los psicólogos conductistas comenzaron a trazar sistemas de


postulados para su materia” (Kantor 1990; pg. 576)

Uno de ellos fue Albert P. Weiss (1879-1931), autor en 1925 de A theoretical basis
of human behavior, obra en la cual la conciencia, el mentalismo y el introspección eran
rechazadas como parte de la psicología. Todo el funcionamiento del organismo fue
entendido en términos de procesos fisicoquímicos y de la interacción con el ambiente.

Weiss formuló una serie de postulados acerca de lo que debía ser la psicología con
una clara posición objetiva. Solo a modo de ejemplo señalamos que el postulado nro. 6,
referido a la conducta humana, la misma que según dicho postulado, puede descomponerse
por análisis en estímulos biológicos, estímulos biosociales, reacciones biofísicas, respuestas
biosociales.

Otro fue Walter S. Hunter (1889-1954), quien propuso remplazar el término


psicología por antroponimía a fin de evitar las connotaciones mentalistas que el término por
tradición tenía, pero además llevó a cabo algunos estudios sobre funciones psicológicas
superiores utilizando animales.

De mucho mayor significado para la psicología y una figura de gran importancia en


general, fue Karl S. Lashley (1890-1958), una de las autoridades más destacadas en materia
del estudio de la fisiología del sistema nervioso.

Aunque seguidor del conductismo, Lashley no se acogía a las ideas de Pavlov, y


llevó a cabo una importante línea de investigación personal que lo condujo a ser una de las
grandes figuras pioneras de la neuropsicología.

Llevando a cabo experimentos con ratas formuló la ley de acción de masa,


señalando que el aprendizaje no es el resultado de la superación de algunas resistencias
sinápticas sino que, más bien, toda la masa cerebral se ponía en acción en ese proceso.

Si bien Lashley no se oponía a la localización cerebral, planteaba también una ley


de equipotencialidad, que señala que en el proceso de aprendizaje participa toda la masa del
sistema nervioso y que su se pierde una parte del sistema las partes restantes son
equipotenciales.

“La investigación de Lashley sobre la relación entre cerebro y comportamiento fue


la culminación natural de los desarrollos en fisiología del sistema nervioso ocurridos
en el siglo XIX y un vínculo con la psicología fisiológica del siglo XX” (Goodwin
2009, pg. 85).

Un discípulo de Lashley fue Donald O. Hebb (1904-1985), que incursionó en temas


de relevancia para la neuropsicología. El libro más conocido de Hebb, The organization of
181

behavior (1949), es el resultado del esfuerzo llevado a cabo por él de plantear una teoría
integradora de la fisiología y la psicología.

En su obra, Hebb propone los conceptos de asambleas de células y secuencias de


fase. Una asamblea de células es la unidad básica y alude a un conjunto de neuronas
asociadas entre sí porque ciertas experiencias sensoriales repetidas las han activado
simultáneamente. Por su parte, las secuencias de fases son niveles de organización
superiores que comprenden la incorporación de varias asambleas de célula y son para Hebb
el equivalente fisiológico del pensamiento.

Tanto unas como otros, asambleas de células y secuencias de fases, permiten


explicar que los estímulos no simplemente producen respuestas, sino que son mediados por
el cerebro.

Concentrados en la psicología misma y explorando nuevas posibilidades de


desarrollos teóricos aunque reconociendo su raigambre conductista, encontramos a Edward
Chace Tolman (1886-1959) y a Clark L. Hull (1884-1952).

La gran obra de Hull, Principles of behavior (1943), es la exposición de una teoría


matemático-deductiva del comportamiento, que en sus principios básicos guarda gran
semejanza con las ideas de Thorndike del aprendizaje como la unión de los estímulos y de
las partes de la reacción a través del reforzamiento. Al comienzo de su carrera no
plenamente convencido de las posiciones radicales de Watson sino más bien interesado en
la Psicología de la Gestalt, Hull devino conductista y en la obra antes señalada, su opus
magnum, propone unificar toda la psicología bajo la fórmul E-R [estímulo-respuesta].

A pesar de haber sido el psicólogo investigador más importante en los Estados


Unidos en la década de los 1950, Hull está hoy más bien olvidado.

“Existen varias razones que explican la decadencia de la teoría de Hull. Por un lado,
fue excesivamente ambicioso, pues trató de elaborar una teoría de una complejidad
y una precisión matemática extraordinaria sobre lo que resultó ser un fundamento
empírico muy limitado –el comportamiento de organismos simples en ambientes
artificiales y excesivamente controlados-. Los hullianos respondían alegando que las
otras ciencias hacían lo mismo; los biólogos, por ejemplo, utilizan cultivos de tejido
aislados para estudiar los procesos celulares, aunque tales cultivos sean ‘artificiales’
en relación con los ambientes biológicos reales. Además, Hull planeó un trabajo
importante para ampliar su sistema hacia el comportamiento humano complejo, pero
nunca avanzó muy lejos con éste antes de su muerte. Por otro lado, varios de sus
discípulos, junto con otros miembros del IHR de Yale, lograron combinar las ideas
hullianas y freudianas en una teoría comprobable sobre la agresión. En Frustration
and aggression (Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears 1930), los discípulos de
Hull desarrollaron la conocida hipótesis de frustración-agresión y la pusieron a
182

prueba con animales y niños. El mismo grupo produjo posteriormente Social


learning and imitation (Miller & Dollard 1941), con la cual se inició la moderna
teoría del aprendizaje social” (Goodwin 2009; pg. 350).

Tolman, por su parte, se orienta a los experimentos con ratas llevados a cabo por
Hull, pero a diferencia de él utiliza asimismo laberintos sin paredes. Tolman fue también
muy influido por Koffka.

Alejándose de Watson en este punto, Tolman era del parecer que la unidad de
estudio de la psicología tenía que ser algo más amplio que movimientos musculares
moleculares, respuestas glandulares o respuestas neurológicas, que era sobre lo que había
hecho hincapié Watson.

Por otro lado, Tolman propuso que la propositividad, la finalidad, era una
característica individual del comportamiento aprendido. Además, Tolman introduce en la
psicología un concepto que ha tenido gran éxito: el de la variable interviniente.

Puede decirse, en resumen, que

“Tolman proponía un conductismo que eliminaba la mente y la conciencia de la


psicología, como quería Watson, pero que conservaba el propósito y la cognición,
no como poderes de una mente “misteriosa” inferida de la conducta, sino como
aspectos objetivos y observables de la conducta misma” (Leahey 2005; pg. 355).

Tolman y los laberintos


A principios de los años de 1920, los psicólogos empezaron a cuestionar la confiabilidad
del laberinto como instrumento de investigación. Cualquier medición es confiable siempre
que las mediciones repetidas arrojen aproximadamente los mismos resultados, y este
aspecto fue vital. Los laberintos se habían desarrollado y adquirido diversas formas y
tamaños desde tiempos de Willard Small y la adaptación que hizo del diseño de Hampton
Court. Sin embargo, diferentes laberintos solían producir resultados distintos, y en
ocasiones incluso el mismo laberinto arrojaba datos inconsistentes. En una larga serie de
estudios, Tolman y sus estudiantes se propusieron examinar el problema, identificar qué
factores reducían la confiabilidad y desarrollar un procedimiento estandarizado de
aprendizaje en laberintos que asegurara una confiabilidad óptima. Al concluir sus
investigaciones, recomendaron que se utilizaran las puntuaciones de error y no las
puntuaciones de tiempo de resolución, que los laberintos tuvieran puntos de elección
uniformes (por ejemplo, elección a la izquierda o a la derecha en un laberinto en “T”),
numerosos puntos de elección (por ejemplo, un laberinto en T de 14 unidades) y
compuertas que se cerraran, una vez que el animal hubiera hecho una elección correcta,
para impedir el retroceso. Incluso crearon un sistema automático que liberaba a los
animales de sus jaulas hogar en los puntos de partida de los laberintos y los retiraba de los
puntos de llegada para eliminar el manejo humano de las ratas”
Tomado de Goodwin 2009; pg. 339).
183

05. B. F. SKINNER

Pero tal vez el seguidor más destacado de Watson, el que alcanzó mayor fama, aun
mayor quizás que la del padre del conductismo, fue Burrhus F. Skinner (1904-1990).

Interesado inicialmente por la literatura (un interés que se manifiesta en su novela


utópica Walden II; Skinner 1948
/1980), Skinner finalmente se concentraría en la psicología, en donde destaca no solo como
renovador del enfoque conductual sino también como un prolífico autor.

Sigue a Watson en el trabajo con animales, partiendo del supuesto de que lo que se
encuentre en ellos puede ser extrapolado en buena medida a los seres humanos.

Cuando Skinner inicia su labor publicista la psicología estadounidense se encuentra


ya en la segunda oleada del conductismo. Marc Richelle describe de la siguiente manera el
ambiente en el cual Skinner inicia su obra:

“En ella [la segunda oleada de conductismo] ya aparecen líderes que aportan su
propio punto de vista sobre las tesis de base de la psicología del comportamiento:
Hull elabora sus modelos formales, Guthrie busca en la contigüidad la base del
aprendizaje asociativo, Mowrer construye su teoría de los dos factores, Tolman
aborda la cuestión del comportamiento orientado hacia una meta, Lashley,
psicofisiólogo, se lanza a la búsqueda de los correlatos corticales de los aprendizajes
discriminativos. Estos cinco nombres no agotan, ni mucho menos, la lista de los
neoconductistas. Todos invocan con la misma convicción su relación de parentesco
con el conductismo. Comparten, con la mayoría de los psicólogos de su tiempo, la
concepción, proclamada por Watson, de la psicología como ciencia del
comportamiento, y ya no más como ciencia de los estados de conciencia o de los
estados mentales. Todos tienen en común el extraer sus datos empíricos del animal
de laboratorio, tomado como modelo reducido y metodológicamente más accesible
que el hombre para estudiar las leyes del comportamiento, a la manera en que los
fisiólogos habían emprendido desde hacía mucho tiempo la construcción de la
fisiología general sobre algunos modelos animales bien elegidos. Aunque apuntando
a construir una psicología general, todos se centran –y se limitan- de hecho, a un
campo, el aprendizaje” (pg. 337; Tomado de Richelle, 1998).

Dos son los grandes aportes que se pueden destacar de Skinner. El primero es de
naturaleza metodológica, al poner en circulación una nueva herramienta experimental, la
caja de condicionamiento operante, más conocida como la caja de Skinner. En ella un
animal aprende a producir un acto motor simple, que es apretar una palanca, al que sigue un
reforzamiento positivo, por ejemplo la obtención de alimento.
184

Esta innovación no es un invento de Skinner: un antecedente de ella se encuentra en


el puzzle box que empleara Thorndike.

El segundo aporte es de corte epistemológico, al señalar que se estudiará solo los


elementos visibles de la vida mental, con lo cual, como lo señala Richelle, “el conductismo
metodológico sigue siendo fundamentalmente dualista, a diferencia del conductismo
radical, que, monista, rechaza toda distinción entre lo mental y lo comportamental” (pg.
338).

Skinner llevó a cabo una serie de aplicaciones prácticas, en el terreno de la


educación (las famosas máquinas para enseñar), el tratamiento de los trastornos
psicológicos y la vida social en general. En el caso de los trastornos psicológicos, aunque
Skinner no poseía calificación alguna como psicólogo clínico o psicopatólogo, promovió
programas de intervención que se han conocido después como modificación del
comportamiento o terapias comportamentales, en las cuales la figura más importante deja
de ser el psiquiatra para pasar a ser más bien el psicólogo. Estos enfoques a su vez han
contribuido en su momento al desarrollo de lo que hoy se conoce con el nombre de
psicología de la salud.

Skinner incursionó también en el estudio y comprensión así como en las


posibilidades aplicativas en la vida social. El mejor ejemplo de eso es su utopía Walden
dos. Esta obra, sin embargo, no tendría la repercusión ni daría lugar a las controversias
despertadas por Más allá de la libertad y la dignidad (Skinner 1971/1986). En este libro
Skinner relativiza el significado de las nociones de libertad y autonomía que en realidad
esconden a realidades esclavizadoras.

“[…] La filosofía social de Skinner no ha tenido consecuencias concretas. Algunas


tentativas bastante ingenuas de realizar el modelo de Walden dos en comunidades no han
tenido resultados muy convincentes. Pero el alcance de una utopía no está en la
verosimilitud en la edificación de una ciudad modelo según sus prescripciones. Está en la
reflexión más general que suscita y, eventualmente, en los cambios que entraña en la
forma de resolver problemas que, por otra parte, nadie niega. En este plano no podemos
afirmar más que las ideas de Skinner inspiran ampliamente a los actores de la gestión
pública. Los detractores de Skinner se felicitarán por ello, sus admiradores le echarán de
menos. Solo el curso de la historia indicara si los primeros fueron más lúcidos que los
segundos” (pg. 345).
Tomado de Richelle 1998, pp. 335-345.

Pocas personalidades han sido tan admiradas y atacadas como Skinner. Solo podemos
imaginarnos a Freud en este terreno, igualmente combatido y aceptado, odiado y
glorificado. A pesar de eso Skinner recibió en vida numerosísimos honores y es
considerado uno de los grandes psicólogos del siglo XX.
185

06. LA MODIFICACION DE LA CONDUCTA

Como una importante consecuencia, tal vez la de mayor significado, de las ideas de
Skinner tenemos que mencionar a la modificación de conducta, un importante avance en el
control y superación de problemas psicológicos basado en los principios del aprendizaje y,
como hemos dicho, en la obra de este importante psicólogo.

Mencionaremos acá solamente algunos nombres significativos, dado que el análisis


y la historia de la modificación de la conducta demandan por sí solos todo un volumen
aparte.

Un nombre muy importante no solo para la modificación de conducta sino para la


psicología general es, a no dudarlo, el de Hans Jürgen Eysenck (1916-1997).

Nacido en Alemania pero emigrado a Inglaterra en los años del nacionalsocialismo,


Eysenck es una figura de inmenso significado en la psicología del siglo XX, lo cual no ha
sido obstáculo para que sea también una personalidad sumamente discutida, especialmente
por sus puntos de vista acerca de la influencia de la herencia en la inteligencia.

Aunque no se dedicó a la psicoterapia, Eysenck sí mostró un permanente interés por


la psicopatología y la psicología clínica. Su Handbook of Abnormal Psychology (Eysenck
1973), hoy ya passé, es un clásico de la psicología del siglo XX.

El real objeto de interés de Eysenck fue la personalidad:

“El establecimiento de un modelo de personalidad para intentar entender la


conducta lo llevó al planteamiento de un tipo de terapia para la solución de los
problemas clínicos. Eysenck nunca había compartido la ampliamente generalizada
aceptación de las tesis analíticas como fundamento de la clínica psicológica. Su
cuestionamiento ante esas ideas tuvo al menos una doble dirección: la
inaceptabilidad desde una concepción psicológica científica de unas teorías cuyo
estatus epistemológico era inconsistente con las exigencias de la ciencia natural; su
rechazo a esas teorías desde la praxis, al entender que los resultados de la terapia
psicoanalítica no soportaban su comparación con los de otras terapias de base más
científico-positiva. Si bien hubo diversos investigadores que, a todo lo largo de los
años cincuenta, cuestionaron la eficacia de la psicoterapia, la evaluación crítica más
influyente fue la que Eysenck hiciera en su muy discutido artículo sobre los efectos
de la psicoterapia. Usando los datos de los diferentes estudios dedicados al tema,
concluyó que aproximadamente el 67 por 100 de los pacientes neuróticos se
recuperaban de su enfermedad, aun en ausencia de la psicoterapia, en un plazo de
dos años” (pg. 477; tomado de Lück,1998).

En los inicios de su carrera, allá por los años 1950 Eysenck publicó un influyente
artículo en el que evaluaba la efectividad de la psicoterapia (Eysenck 1952). Los resultados
186

dados a conocer fueron desalentadores para los psicoterapeutas: al parecer no existía


mayor diferencia entre quienes se sometían a psicoterapia y quienes no lo hacían en cuanto
a la duración de la parte más crítica de sus problemas psicológicos. Eysenck propuso un
mecanismo de recuperación al que llamó “recuperación espontánea” y sembró la duda
acerca de si las personas se recuperaban por acción de la psicoterapia a la que se sometían o
si, por el contrario, era el tiempo el que ponía en juego la recuperación espontánea.

Al proponer un enfoque objetivo de los problemas psicológicos y rechazar de modo


decidido (y muchas veces sumamente emotivo) al psicoanálisis, Eysenck debe ser incluido
en la historia de la modificación de la conducta.

Pero además Eysenck, poseedor de una gran disciplina y de una inagotable


capacidad de trabajo, escribió una gran cantidad de libros, que abordaron la sexualidad, la
parapsicología, la genialidad, y, muy en especial, la personalidad, en la cual ha propuesto
una teoría que ha alcanzado gran difusión.

Según sus planteamientos, es posible distinguir en la personalidad tres grandes


dimensiones, a saber: introversión-extraversión, estabilidad-inestabilidad (o neuroticismo)
y psicoticismo, este último por cierto el menos explorado. Su Inventario de la Personalidad
ha sido muy empleado y es sumamente conocido (H. J. Eysenck & S.B.G. Eysenck,
Manual of the Eysenck Personality Inventory, Londres, 1964). Además, Eysenck fue un
muy severo crítico del psicoanálisis (Eysenck 1985).

Otro nombre muy importante es el de Joseph Wolpe, un psiquiatra sudafricano,


quien introdujo la técnica de la desensibilización sistemática, basada en los principios de la
psicología del aprendizaje, la misma que ha tenido resultados en verdad sorprendentes en el
alivio de problemáticas psicológicas. Su libro Psychotherapy by reciprocal inhibition
(Stanford, 1958) es un clásico de las técnicas de modificación del comportamiento.

La terapia de la conducta como invento múltiple

“El mundo anglosajón se abrió a este nuevo enfoque que nació bajo la forma de un
‘invento múltiple’. En Inglaterra, en Sudáfrica y en EEUU, se llegaba a una idea común
por los mismos días. En Johannesburgo (Sudáfrica) sería desarrollada por J. Wolpe y su
grupo –básicamente J. G. Taylor, L. J. Reyna, S. Rachman y A. Lazarus-. Sería Lazarus
quien utilizaría el nombre de ‘terapia de conducta’ para referirse a la línea de investigación
de Wolpe, consistente en la aplicación de la psicología del aprendizaje a la eliminación de
la ansiedad, lo que sentaría las bases de la desensibilización sistemática y la psicoterapia
por inhibición recíproca” (pg. 475).

Tomado de Lück 1998, pp. 463-482).


187

07. LA PSICOLOGIA COGNITIVA

En los años 60 ocurre la revolución cognitiva en la psicología. Agotados los


esquemas propios del conductismo y del neoconductismo y asimismo las posibilidades
interpretativas y aplicativas del psicoanálisis, se inicia en la psicología el retorno de la
conciencia, literalmente expulsada por acción de Watson.

La revolución cognitiva supone, como decimos, la reaparición de la conciencia en el


escenario de la psicología y la creciente consideración por la subjetividad de los individuos,
y muy en particular por sus cogniciones.

Dos son las grandes figuras que lideran esta revolución en la psicología. De una de
ellas hemos tratado ya, Lev S. Vygotsky, por lo tanto no es necesario referirse a ella acá. La
otra sí merece una mención detenida y la consideración de sus ideas. Nos estamos
refiriendo a Jean Piaget (1896-1980).

08. JEAN PIAGET

Nacido en Suiza e inicialmente formado como biólogo, con un gran interés por la
biología marina, Piaget reorienta de modo paulatino sus intereses hacia la psicología,
llevando a cabo estancias formativas a nivel de postgrado en Francia.

En el campo de la psicología, Piaget, personalidad versátil que bien merece el


calificativo de genio, se especializa en el desarrollo cognitivo del niño. Desarrolla lo que
llamó el “método clínico crítico”, consistente en prolongadas y finas observaciones, que
inicialmente son llevadas nada más y nada menos que en sus propios hijos.

Como resultado de esto, Piaget establece la presencia de cuatro estadios en el


desarrollo cognitivo. En el primero (0 a 2 años) se desarrolla la inteligencia sensoriomotriz,
en cuyo primer momento los reflejos ya existentes son consolidados a través de la práctica
funcional. Es así que tras pocos días de nacido el niño lacta con mayor seguridad y
encuentra el pezón materno con mayor facilidad.

Se trata aquí de una adaptación funcional del organismo a las exigencias y


características ambientales a través del ejercicio. En función de esto, los reflejos
condicionados ya establecidos dan lugar a un esquema amplio de naturaleza sensomotriz.
Cuando la vista y el tacto están en coordinación el niño ha alcanzado un nuevo subestadio.
Si por ejemplo un niño agarra una sonaja y al hacerlo otras cosas que estén vinculadas a
ella suenan, repetirá esto varias veces (en lo que Piaget denomina reacción circular). Con
posterioridad se establecerá la diferenciación entre fin y medios, que es el anuncio de actos
de inteligencia práctica. Por último, en un subestadio posterior el niño emprende la
búsqueda de nuevos medios a través de la diferenciación de los esquemas cognitivos.
188

El segundo estadio es el del pensamiento preoperatorio (entre 2 y 7 años), en el cual


el niño desarrolla la capacidad para hablar, para imaginarse algo y para pensar. Hay un
proceso de interiorización de las respuestas dadas en el periodo anterior. A los procesos
mentales, sin embargo, les falta el componente sistemático. El juego simbólico y el
egocentrismo son dos de sus principales características.

El tercer estadio es el de las operaciones concretas (7 a 11 años) en el cual el niño se


vincula de manera directa con objetos, relaciones y condiciones. Las operaciones mentales
con las cuales el niño se relaciona con el mundo físico tienen ya un carácter sistemático.
Aparece la noción de conservación, antes inexistente.

Por último, el cuarto periodo, el de las operaciones formales (desde los 11 años), el
niño consigue desprender su pensamiento de los objetos y es hábil para desarrollar
consecuencias a partir de posibilidades. El niño es capaz de pensamientos abstractos o de
un pensamiento hipotético-deductivo.

Las ideas de Piaget han ejercido una influencia decisiva en la comprensión del
desarrollo del niño y ha tenido un gran impacto en el campo de la educación.

“Piaget ha establecido que los niños no son fácilmente manipulables a través de su


entorno (por ejemplo, en el sentido en que lo supone Skinner); el condicionamiento
y la programación no forman parte del proceso educativo de él. La tarea de los
pedagogos y los profesores consiste más bien, en conocer de una manera precisa las
disposiciones naturales de los niños y las posibilidades ya existentes, a fin de
estimularlos a actuar por su cuenta y en colaboración. Debe señalarse, sin embargo,
que las necesidades y deseos infantiles (sobre todo el deseo de jugar) así como otros
aspectos de corte emocional son tomados en cuenta por Piaget solo de manera
tangencial” (Galliker, Klein & Rykart 2007; pg. 453).

Un excelente libro que ofrece una visión articulada de la vida de Piaget y de la de


Vygotsky, comparándolas, es el escrito por Pass (2004).

Otras figuras importantes de la revolución cognitiva son Frederick Bartlett (1886-


1969), ya mencionado, y los norteamericanos George A. Miller (1920-) y Ulric Neisser
(1928-).

El primero tomó en cuenta las ideas de Tolman y buscó que aplicar los principios
de la cibernética a la psicología. Su gran libro es Plans and the structure of behavior
(Miller, Galanter & Pribram 1960). Neisser, por su parte, tomó en cuenta algunas ideas del
conductismo, de Freud y de Bartlett. Su obra más importante es Cognitive psychology
(Neisser 1967).

09. LAS TERAPIAS COGNITIVO-CONDUCTUALES


189

Como una consecuencia de la irrupción de la revolución cognitiva surgen las


terapias cognitivo-conductuales, en las cuales se trata de modificar las cogniciones que
llevan al desarrollo de conductas maladaptativas.

Tal vez el nombre más importante vinculado a este enfoque es el de Albert Bandura
(1925-), más un teórico de la psicología que un terapeuta, pero cuyas ideas han sido de
inmensa importancia en los enfoques cognitivo-conductuales. Otros nombres de interés son
los de Aaron Beck (1921-), especializado en el tratamiento de las depresiones, y el de
Albert Ellis (1913-2007), el creador de la terapia racional-emotiva.

Bandura propone una forma de aprendizaje, la del aprendizaje vicario u


observacional, respaldado en estudios experimentales que él ha llevado a cabo, que permite
reconocer la inmensa importancia de las figuras significativas en la vida de los niños a la
hora en que éstos desarrollan patrones de comportamiento, especialmente en lo que se
refiere a la expresión de la agresión.

Bandura es, asimismo, el creador del concepto de autoeficacia, que se refiere al


grado en el cual una persona considera que es capaz de llevar a cabo tal o cual tarea, lo cual
va asociado a los niveles de stress que ella experimenta.

“Si se considera los puntos fundamentales de su trabajo en una panorámica, se


puede decir que Bandura se concentra desde los años 1950 primero en el
aprendizaje por modelos o aprendizaje por observación o imitación, cuyo
significado como principio del aprendizaje puede ser equiparado con el
condicionamiento clásico de Pavlov y el condicionamiento operante de Skinner.
Desde los años 70 formula la teoría de la autoeficacia la cual señala que para el
funcionamiento psicológico de una persona es decisivo el hecho de si está o no
convencida acerca de poder controlar factores esenciales de su vida” ( Schmelzer &
Schmelzer, pg. 31, 2005).

Técnicas de autocontrol

“Una función de vinculación la cumplen la técnicas de autocontrol, tal como ellas fueron
desarrolladas sobre todo por Frederick H. Kanfer (1925-2007). Esas técnicas pueden ser
entendidas como modificaciones de los procedimientos operantes, y se diferencian de otras
modificaciones conductuales a través del hecho que el control del comportamiento no
ocurre a través de estímulos y reforzadores externos, sino a través del individuo mismo.
Kanfer diferencia entre autoobservación, autovaloración, autoreforzamiento y autocontrol.
El último es el responsable de los cambios en el comportamiento. Las autoinstrucciones
que se adquieren por medio de la labor del terapeuta así como la autoverbalizaciones deben
ser entendidas como procesos cognitivos […]. Proveniente de Austria, Kanfer emigró con
190

su familia en 1941 (cuando solo tenía 16 años de edad) a los Estados Unidos. Estudió
ingeniería y biología antes de orientarse al estudio de la psicología. Su más largo periodo
de ejercicio profesional lo ejerció entre 1973 y 1995 en la University of Illinois”

Tomado de Heim, 2009, pp. 134-135.

Aaron Beck ha destacado en el estudio de las posibilidades de combatir la


depresión. Formado inicialmente como psicoanalista, pronto experimenta una profunda
insatisfacción con respecto a la psicoterapia de índole freudiana. Influido por la psicología
cognitiva, Beck desarrolla procedimientos que han logrado resultados dramáticos en la
terapia de la depresión y que han sido dados a conocer en sus numerosas publicaciones (por
ejemplo, Beck 1967, 1976).

Beck considera que los pensamientos son los factores detonantes para ciertos
sentimientos, estados de ánimo y conductas. Los pensamientos disfuncionales constituyen
elementos de gran relevancia en el surgimiento y el mantenimiento de transtornos
psicológicos. Los conceptos centrales de sus planteamientos son los “pensamientos
automáticos” (autoverbalizaciones que acompañan a nuestros actos) así como las
“suposiciones básicas” (actitudes centrales del individuo con respecto a él mismo y a los
demás). Cuando los pensamientos automáticos y las suposiciones básicas son modificados
en dirección a una perspectiva más realista de uno mismo, de los demás y de la realidad en
general, esto llevará a cambios positivos y saludables en las personas.

Por último, Ellis, recientemente fallecido, propuso un conjunto de ideas que una vez
que adquieren fuerza de obligación en la mente de las personas, dan lugar a desarreglos
conductuales. Una de ellas es la de la necesidad imperiosa de ser querido por los demás,
otra la necesidad no menos imperiosa de tener éxito en toda empresa que se lleva a cabo.

Ellis considera que el combate de estas ideas así como el permanente ejercicio por
parte de las personas de conductas racionales deben terminar por superar los cuadros
neuróticos que los afectan.

Poseído de una inagotable mística de trabajo y con una convicción casi mesiánica de
lo correcto de sus planteamientos en materia de psicoterapia y de la efectividad de sus
procedimientos terapéuticos, Ellis ha dejado una obra escrita impresionante, en la que
aborda, en lenguaje sencillo, aspectos tales como la vida sexual de las personas (Sex
without guilt, 1958) y cómo vivir con padres y cónyuges neuróticos (How to live with a
neurotic, 1957). Se puede considerar que su Reason and emotion in psychotherapy (Ellis
1962) es un clásico de la literatura en materia de psicoterapia.

No se puede terminar esta rápida revisión de las terapias cognitivo-conductuales sin


hacer una referencia, por mínima que sea, tanto a Arnold A. Lazarus (1932-) como a
191

Richard S. Lazarus (1922-2002). El primero, Arnold, cuyo libro Behavior therapy and
beyond (1971) sentó las bases de lo que después serían estas terapias, era del parecer que no
bastaba con las técnicas de modificación conductual para lograr la superación de conductas
desadaptadas. Propuso además el desarrollo de una forma de terapia relativamente breve
pero efectiva que tomara en cuenta todas las técnicas que hubieran demostrado en la
práctica su efectividad, planteando lo que él llamó un “eclecticismo técnico”.

En cuanto a Richard S. Lazarus, su nombre permanecerá siempre asociado al


estudio del stress y a las formas de afrontarlo.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial el interés por el stress que había surgido
durante el conflicto continuó. El modelo dominante de explicación era el proveniente de la
corriente conductista: input (situaciones demandantes y exigencias planteadas al
organismo) y output (respuestas en términos de adaptación exitosa o de quiebre).

Lazarus llegó a la conclusión de que este modo de ver el stress no podía servir de
base para el desarrollo de un programa efectivo de investigación sobre el particular. Así,
llevó a cabo una serie de investigaciones llegando a concluir que el stress no tenía que ver
tanto con la situación real del sujeto sino más bien con la percepción de éste acerca de su
capacidad para poder solucionar los problemas que confronta:

“Al lado del factor de amenaza cobra en la teoría de Lazarus un rol no menos
importante el proceso de coping, es decir los intentos que despliega el sujeto para
superar el stress. En el núcleo de la teoría de Lazarus se encuentra lo que él llamó
appraisal, un proceso de carácter automático, frecuentemente inconsciente, por
medio del cual la persona, antes de que ocurran las emociones, evalúa lo que está
ocurriendo y el significado que puede tener para ella. Desde esta perspectiva, la
emoción aparece no solo como algo explicable, sino también como un elemento
necesario para la supervivencia” (León 2005, pg. 234).

NOVENA UNIDAD

LA PSICOLOGIA SOVIETICA

1. INTRODUCCION

La Psicología Soviética constituye uno de los fenómenos más interesantes en la


historia de la psicología y tal vez en la de la ciencia en general. Hoy un capítulo cerrado
como consecuencia del derrumbe de la Unión Soviética en la década de los 1990, esta
psicología es:

(1) Una demostración de cómo el estado puede promover una corriente ideológica
determinada (en el caso de la psicología soviética, el marxismo) como base para
la explicación científica; y,
192

(2) La evidencia de la importancia de factores sociales y políticos en el desarrollo


de la ciencia.

Estudiar la psicología soviética, sus antecedentes, su desarrollo y su desaparición


permite, por ello, más allá de los méritos científicos que algunos de sus representantes
tienen, conocer con claridad cuáles son los condicionamientos extracientíficos de teorías y
enfoques académicos.

2. ANTECEDENTES

Mucho antes del surgimiento de la Psicología Soviética, que ocurre a partir de la


Revolución Rusa, en octubre de 1917, podemos encontrar en Rusia una larga tradición de
un pensamiento científico materialista, algo en verdad sorprendente si se tiene en cuenta
que la sociedad rusa no se distinguía en el siglo XVIII y XIX por su desarrollo científico, y
no había experimentado dos importantes fenómenos sociales que influyeron de manera
decisiva en el posterior destino de Europa: el Renacimiento y la Reforma.

A pesar de eso, y de la activa oposición del régimen zarista y de la Iglesia Ortodoxa


al desarrollo científico, en Rusia podemos encontrar algunas figuras de gran significado
para la ciencia en general. Mencionaremos solamente dos: Lomonosov (1711-1765) y
Mendeleyev (1834-1907).

Tanto uno como el otro, científicos naturales que alcanzaron prestigio mundial,
enfrentaron en algún momento de su vida o permanentemente la oposición de un régimen
que no admitía puntos de vista materialistas y que, pretextando algún problema interfería en
su trabajo, vía la censura o trataba de postergarlos en su carrera científica.

En lo que concierne al mundo de la psicología es indispensable hacer una mención


al fisiólogo Ivan Sechenov (1829-1905), que se inscribe en la tradición de una “psicología
sin alma”, propia de La Mettrie y Lange.

03.Ivan Sechenov

Poco conocido en Occidente, Sechenov gozó durante los años en los que la
psicología soviética existió (especialmente en la época en la cual el enfoque pavloviano fue
el predominante) de gran prestigio, siendo sus ideas, radicalmente materialistas, precursoras
del enfoque de Pavlov (Massucco Costa 1977). Hoy es mucho menos recordado, si bien se
reconoce el carácter pionero de sus ideas en torno a la inhibición.

Sechenov, los reflejos y la libre voluntad

Ivan Sechenov fue uno de los científicos más famosos en la década de los 1860. Fue un
fisiólogo que simpatizó con los puntos de vista materialistas de los radicales Pisarev y
Chernichevski. En 1863 escribió un largo artículo con el título de “Reflejos el cerebro”,
193

que empleaba argumentos científicos para apoyar puntos de vista radicales. Este artículo
debía publicarse en una revista radical que tenía por título El contemporáneo, pero el
censor gubernamental no lo permitió, de modo tal que fue publicado en una revista médica,
que el censor creyó que tendría muchos menos lectores. Esta revista médica, sin embargo,
se tornó de manera súbita en muy popular, pues los lectores se la pasaban unos a otros de
modo tal que todos podían leer el número de ella en el cual había sido publicado el trabajo
de Sechenov. Finalmente, el censor cedió y permitió que el artículo de Sechenov fuera
publicado como libro en 1866.

Sechenov argumentaba que aun cuando las personas crean que están tomando decisiones –
por ejemplo avanzar por una calle y no por la otra, estar de acuerdo con una idea o con la
otra, salvar a una persona que está ahogándose lanzándose al mar para rescatarla o
mantenerse en la orilla observando como lo hace otro- en realidad ellos solo están
haciendo lo que los reflejos quieren que hagan. En otras palabras, las personas no son
realmente libres […]

Para Sechenov, un reflejo es un proceso simple controlado por el sistema nervioso:


consiste de un nervio sensorial que corre directamente a través de la espina dorsal o a
través del cerebro y la espina dorsal, rumbo a un nervio motor. El nervio sensorial
reacciona a un estímulo –alguna cosa en el mundo exterior: por ejemplo, algo que ve, que
escucha o que huele. Esto envía una señal nerviosa –sea directamente a través de la espina
dorsal o desde el cerebro a través de la espina dorsal- al nervio motor. El nervio motor
mueve algo –por ejemplo, un brazo, una pierna, o nuestras cuerdas vocales. Cuando un
reflejo va del nervio sensorial directamente a través de la espina dorsal al nervio motor,
podemos hacer un movimiento sin pensar en absoluto acerca de él. Por ejemplo, cuando un
doctor golpea nuestra rodilla con un pequeño martillo, no pensamos “tengo que flexionar
mi rodilla ahora”. Sencilla y llanamente lo hacemos. Sechenov diría: “lo hacemos al igual
que una máquina”.

De acuerdo con Sechenov, cuando el reflejo del nervio sensorial pasa a través del cerebro,
uno tiene un pensamiento acerca de lo que uno está haciendo. Uno piensa que uno está
haciendo algo en base a un propósito. Por ejemplo, uno reconoce una porción de una
comida favorita (un estímulo ha ido de los nervios sensoriales del ojo al cerebro) y uno
piensa: “voy a comer esto”. Entonces, uno toma la comida en la mano y la pone en la boca
(el cerebro de uno ha enviado una señal a los nervios motores).

Sechenov, sin embargo, creía que este pensamiento era él mismo un reflejo –es una
reacción automática a ver la comida que a uno le agrada. Si usted ve la comida que le gusta
y no la come porque está cercana la hora del almuerzo y sus padres están observando,
usted no está, de acuerdo con Sechenov tomando realmente una decisión libre. Más bien,
hay un proceso nervioso llamado inhibición que va de su cerebro y que dice “no coma
eso”. Para Sechenov, la inhibición es también un reflejo. Sechenov creía haber descubierto
194

estos centros inhibitorios en el cerebro. Argumentaba que nuestros cuerpos tienen un


enorme número de reflejos y mecanismo inhibitorios – y que estos en conjunto determinan
cada cosa que hacemos. Desde el día en que nacemos, todas nuestras experiencias –con la
naturaleza o con nuestras familias, profesores, amigos, y con la sociedad- forman un
network de reflejos y respuestas inhibitorias. Por lo tanto, personas que hacen cosas buenas
son básicamente máquinas bien construidas, y gente que se comporta mal no deben ser
atacadas –no más que un reloj que siempre camina demasiado adelantado o demasiado
atrasado. De acuerdo con Sechenov una sociedad correcta y decente formaría solo “buenas
máquinas” –gente que trataría a los otros con respeto, que no cometería crímenes, y que
siempre se comportaría como un real bogatyr (la versión rusa de un caballero correcto y
noble).

Este fue un argumento materialista basado en la interpretación de Sechenov de los


experimentos científicos. Para él, la existencia de “malas máquinas humanas” en Rusia era
evidencia de que la sociedad rusa necesitaba ser cambiada. Negaba la libre voluntad y
creía que cada cosa que ocurría en nuestras mentes –todos nuestros pensamientos y
emociones- podían ser explicados por el estudio científico de nuestros cuerpos y de
nuestros ambientes. Algunos científicos estaban de acuerdo con él, otros no. La Iglesia
Ortodoxa de Oriente y los seguidores del régimen zarista criticaban el libro de Sechenov
como una ciencia equivocada con un mensaje inmoral. Si la gente no tenía libre voluntad,
¿como podían las personas ser responsables por sus acciones? Los radicales y el joven Ivan
Pavlov lo consideraban, por el contrario, una excelente razón para forjar una sociedad
justa.

Tomado y traducido por Ramón León de Todes (2000), pp. 20-22.

4. IVAN PAVLOV

Pero la figura más importante de la psicología soviética, al menos en la época en la


que ésta se constituía, fue a no dudarlo Ivan Pavlov (1849-1936).

Propiamente, Pavlov puede ser considerado una de las grandes figuras de la ciencia
rusa, que, a partir de la Revolución de Octubre y a pesar de su oposición al régimen
bolchevique, fue asumido como uno de sus simpatizantes por éste, dado el hecho de su
prestigio mundial de Pavlov, consagrado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en
1904.
195

“Pavlov fue considerado como un ‘materialista espontáneo’, término reservado por


la ideología soviética para científicos que tenían un enfoque materialista, pero no en
una forma deliberada y conciente” (Rahmani 1973, pg. 18).

Nacido en 1849 y fallecido en 1936, Pavlov estudió medicina y se especializó en


medicina teniendo como maestro por un par de años a Ilya Tsion (1843-1912), un fisiólogo
brillante y excéntrico por el que experimentaría a lo largo de toda su vida un respeto
reverencial. Como Tsion, Pavlov desplegó un gran interés por la fisiología del sistema
gástrico y del corazón.

Decidido por una carrera como investigador e interesado en el tema de los reflejos,
Pavlov llevó a cabo estudios con perros, a los que instaló una cánula en el estómago
mediante la cual le era posible registrar la presencia y cantidad de los jugos gástricos
generados ante diferentes estímulos.

Fue así como logró establecer la diferencia entre los reflejos incondicionados y los
condicionados, estos últimos generados por la asociación repetida de un estímulo
inicialmente neutro con otro que generaba un reflejo incondicionado.

Los dos términos, el de reflejo incondicionado y el de reflejo condicionado merecen


aunque sea una muy breve definición. Por el primero entendemos toda conexión entre
estímulo y respuesta (por ejemplo, alimentación y salivación), que no necesita aprenderse.
Por reflejo condicionado entendemos el resultado del condicionamiento llevado a cabo
Pavlov, por medio del cual se parea un estímulo condicionado (por ejemplo, el sonido de
una campana) con un estímulo incondicionado (por ejemplo, el alimento), de modo tal que
el estimulo condicionado termina dando lugar a una respuesta condicionada o reflejo.

Inicialmente interesado en los aspectos fisiológicos, en el curso de sus


investigaciones Pavlov mostró un interés cada mayor por los aspectos psicológicos en sus
investigaciones. Fue así que en el discurso de aceptación del Premio Nobel, en el que se
esperaba que él disertara sobre sus experimentos acerca de la digestión, él se refirió a los
“reflejos psíquicos”.

Su permanente dedicación al tema y sus múltiples publicaciones le valieron el


Premio Nobel ya mencionado. A partir de entonces, Pavlov recibió el apoyo del gobierno
ruso. Producida la Revolución de Octubre y establecido el régimen de los Soviets, Pavlov
mostró muy poco simpatía por él e hizo públicas muchas de sus críticas. A pesar de eso,
Lenin dispuso que se apoyara su trabajo, presentado como una de las cumbres de la ciencia
soviética, y que tanto él como sus colaboradores recibieran raciones alimenticias extra en
una época en la cual en la Unión Soviética había gran carencia de alimentos y las
consecuentes hambrunas.

La recepción de la obra de Pavlov en los Estados Unidos


196

“El verdadero impacto de Pavlov en la psicología estadounidense se inició en los años


1920, cuando por primera vez se tradujo buena parte de su trabajo al inglés. Pavlov
también visitó Estados Unidos dos veces, una en 1923 para dictar una conferencia y una
serie de cátedras en el Instituto Rockefeller en Nueva York, y de nuevo en 1929 para el
Noveno Congreso Internacional de Psicología en la Universidad de Yale. Ahí dio uno de
los principales discursos, una apasionada descripción (en ruso) de sus investigaciones
sobre condicionamiento a un nutrido auditorio de psicólogos estadounidenses y de otras
nacionalidades. Como advirtiera un observador, ´el auditorio estaba maravillado, y la
ovación de pie que siguió generó breves sonrisas y agradecimientos del huésped de honor
del congreso´.
Los psicólogos estadounidenses, sobre todo los conductistas, finalmente entendieron la
importancia que tenían las investigaciones de Pavlov para sus propias teorías del
aprendizaje. Un pasaje del conocido libro de Ernest Hilgard, Teorías del aprendizaje
(1948), demuestra que la importancia de Pavlov ya se daba por sentada a finales de los
años 1940. Hilgard señaló que las investigaciones sobre ´las respuestas condicionadas de
salivación en los perros las realizó Pavlov en forma sistemática durante muchos años, y
descubrió la mayor parte de las relaciones que estudios posteriores exploraron más a
fondo. Las traducciones de sus términos son comunes en la bibliografía del aprendizaje´
(Hilgard 1948; pg. 55).
Por último, Pavlov ejerció una influencia directa en la elección profesional del joven B. F.
Skinner, en cuya decisión de realizar investigaciones conductuales influyó fuertemente la
lectura que hiciera de una traducción de Conditioned reflexes de Pavlov. Skinner escribió
en una ocasión que un principio rector en su vida científica había sido la sensilla máxima
de Pavlov de que si usted ´controla sus condiciones […] verá orden. A Skinner también le
emocionaron los escritos de un psicólogo estadounidense que compartía con Pavlov su
pasión por la investigación sistemática basada en el comportamiento medible. Esta persona
era John B. Watson, generalmente considerado el fundador de la corriente de pensamiento
estadounidense que llegaría a conocerse como conductismo”.
Tomado de Goodwin (2009; pp. 309-310).

5. VLADIMIR BECHTEREV

El creador de la reflejología, médico de profesión especializado en neurología,


Bechterev (1857-1927) fue una figura sumamente reconocida en su época, que se convirtió
en antagonista de Pavlov. Propuso que su enfoque, la reflejología, era la real psicología
marxista.

La reflejología es una teoría desarrollada independientemente de Pavlov por


Bechterev, que –al igual que el enfoque pavloviano- hace referencia a reflejos
condicionados e incondicionados, tal como ellos fueron observados y estudiados en su
laboratorio. La de Bechterev es una concepción psicológica decididamente mecanicista y
fisiologista, inspirada en los planteamientos de Sechenov.

Para él la psicología es en realidad Psicorreflejología. Todas las formas de expresión


de la vida psicológica fueron entendidas por él como reflejos o conexiones de reflejos. Las
197

vivencias de la conciencia eran vistas como manifestaciones secundarias de la actividad


nerviosa.

Su método de abordaje de la vida psicológica consideraba de manera exclusiva la


parte externa de la conducta. Para eso, Bechterev insistía en una observación rigurosa, así
como un registro no menos riguroso de la conducta que se observaba.

Sumamente productivo en el campo científico (publicó alrededor de 600 trabajos en


los campos de la anatomía y fisiología del sistema nervioso, la neurología clínica, la
psiquiatría, la psicología y la pedagogía), Bechterev expuso su teoría en Psicología objetiva
(1907-1910/1953), Principios generales de reflejología humana (Bechterev 1918/1932) y
Reflejología colectiva (1921/1928).

“Empleando una perspectiva ‘biosocial’, Bechterev sentía que estaba trabajando en


desarrollo del estudio científico de la personalidad. Su teoría trataba tanto de
aspectos elementales como de estructuras complejas de la actividad mental. Buscaba
que estudiar el efecto de factores físicos, biológicos y sociales en el funcionamiento
psíquico, de una manera estrictamente objetiva, registrando reacciones externas,
incluyendo expresiones faciales, gestos y lenguaje, y relacionándolos con estímulos
previos y con los presentes” (Rahmani 1973. 13-14).

En la polémica con Pavlov, el vencedor no fue Bechterev sino su antagonista. En


1927 murió de manera sospechosa, considerándose que fue envenenado por orden de Stalin.

El concepto de reflejo

El concepto de reflejo tiene como precursor en cuanto a su contenido nada más y nada
menos que a René Descartes. Posteriormente fue formulado de un modo muy preciso por
el fisiólogo checo Prochaska en el año 1784.

Pavlov conceptuaba el reflejo –influido por las ideas de Sechenov y otros científicos-
como una interrelación compleja entre el organismo y el medio ambiente y formuló el
concepto de arco reflejo consistente de tres partes:

- La parte aferente, vías receptoras que van hasta el cerebro;


- La parte central, zona de conexión e integración en la corteza cerebral; y,
- La parte eferente, que llevan a cabo la acción.

6. LA REVOLUCION DE OCTUBRE
198

La Revolución de Octubre de 1917 trajo consigo cambios inimaginables en la


sociedad rusa, comenzando por el definitivo derrumbe del zarismo y el posterior asesinato,
en Ekaterimburgo, de Nicolás II Romanov y toda su familia.

Los violentos cambios sociales ocurridos han sido conmovedoramente presentados


en el libro A people´s tragedy, del historiador inglés Orlando Figes (1996). Boris Pasternak
(1890-1960), Premio Nobel de Literatura de 1958, describe mucha de la conmoción social
vivida en ese momento y en los años posteriores, en su novela El doctor Zhivago (1957).

Establecido el régimen de los Soviets se procedió a llevar a cabo profundos cambios


en la educación. Así, por ejemplo, se prohibió el ingreso a la universidad de los hijos de los
nobles y de los sacerdotes ortodoxos. Una de las más acariciadas metas de la Revolución
fue crear al “nuevo hombre soviético”, una persona profundamente comprometida con los
cambios sociales, ajena de la búsqueda de riquezas y éxitos individuales y con una
solidaridad basada en una clara e insobornable conciencia de clase, todo lo cual debería
permitir la fundación de una nueva sociedad basada en los principios de Karl Marx (Bauer
1952).

Como resultado de las demandas del estado en el campo de la pedagogía, un grupo


de psicólogos comenzó a trabajar en el desarrollo de una psicología marxista, algo en
verdad inédito dado que Marx fue un economista y un historiador social, pero no un
estudioso del psiquismo humano.

No faltaron quienes decidieron lanzarse al proyecto de desarrollar una psicología


marxista a partir de sus propias ideas: tal el caso de Bechterev antes mencionado.

Sin embargo, el proyecto más orgánico de cumplir con el desarrollo de una


psicología marxista sería el que llevaría a cabo Lev S. Vygotsky (1896-1934).

7. LEV S. VYGOTSKY

Vygotsky es una de las personalidades al mismo tiempo más trágicas, enigmáticas y


originales de la psicología del siglo XX.

Nacido en un pequeño pueblo de la inmensa Rusia en el seno de un hogar judío,


Vygotsky estudió inicialmente derecho y literatura, destacando con un importante trabajo
dedicado al personaje de Hamlet.

Al comenzar la década de los 1920 se traslada a Moscú. Son los años de la


efervescencia revolucionaria, en la que se quiere forjar lo antes posible el paraíso comunista
(Kozulin 1984).
199

A pesar de padecer de tuberculosis, enfermedad que lo llevaría prematuramente a la


tumba, Vygotsky despliega una actividad febril en Moscú.

Ingresado ya al mundo de la psicología mostró al comienzo interés por el


psicoanálisis.

Hombre de una vasta cultura filosófica y literaria, Vygotsky emprendió la tarea de


desarrollar una psicología marxista.

“Vygotsky entendió su teoría tanto como para incorporar el concepto de Federico


Engels del rol del trabajo en la evolución del mono en hombre. Engels había
asumido que las herramientas usadas por el hombre primitivo llevaron a la
transformación de la mente animal en la conciencia humana, una proposición que
Vygotsky desarrolló en su teoría de la mediación. Vygotsky propuso que en la
misma forma en que los implementos creados por el hombre primitivo habían
transformado el natural funcionamiento de los órganos humanos, los signos y
símbolos habían sido producidos como estímulos artificiales condicionados para
monitorear el comportamiento” (Rahmani, 1973 pg. 41).

Vygotsky incursionó en casi todas las áreas de la psicología, inclusive en el terreno


de la evaluación psicológica, en donde propuso el concepto de la Zona de Desarrollo
Potencial, es decir el máximo rendimiento que puede alcanzar un niño cuando al momento
de resolver una tarea recibe ayuda de sus padres o de su entorno social (Newman &
Holzman 1995).

Es interesante destacar la postura más bien positiva de Vygotsky y sus seguidores


con respecto a lo que se suele denominar niños discapacitados. De acuerdo con sus
planteamientos, los niños ciegos y sordos así como otros con diversas limitaciones deben
ser entendidos no tanto a partir de las limitaciones que padecen, sino más bien del trato
social que se les da, que es lo que realmente los convierte en niños con defectos. El apoyo
por parte de los otros ocurre por medio de medios forjados por la cultura (desde el lazarillo
que ayuda al niño ciego hasta el alfabeto Braille o el lenguaje con las manos que aprenden
los niños mudos, incluyendo por supuesto sofisticadas ayudas –los semáforos auditivos o
táctiles para ciegos, los audífonos para sordos- o el empleo de animales –el perro que
acompaña a los ciegos). Esos medios son mediadores entre los estímulos naturales y las
reacciones naturales, y en niños y adultos con discapacidades tienen la función de
compensación de ellas.

Son muchas las influencias que se pueden reconocer en la obra, amplia y versátil, de
Vygotsky: Koffka, Freud, Karl y Charlotte Bühler, William Stern, Pierre Janet, Jean Piaget,
William James, James Mark Baldwin, entre muchos otros. También se observa la influencia
de las ideas de Baruch Spinoza. Pero, al mismo tiempo, Vygostky buscaba que crear una
psicología de raigambre marxista.
200

“El conjunto de su trabajo de investigación, sin embargo no encontró apoyo en el


frente ideológico, y desde comienzos de los 1930 su trabajo fue cada vez más objeto
de severas críticas. El énfasis puesto por Vygotsky sobre los mecanismos semióticos
y su rol en el desarrollo de la conciencia y de los procesos psicológicos superiores
fue el principal foco de la crítica. Darle precedencia a los signos y a los mecanismos
culturales en detrimento de la actividad práctica ofreció la base para acusar de
idealista a su enfoque teórico, en realidad un cargo muy serio puesto que la ciencia
soviética era entendida como una expresión del principio marxista del materialismo.
Vygotsky fue además atacado por su ‘cosmopolitismo’, haciendo referencia a las
relaciones que podían encontrarse en su trabajo con varias escuelas psicológicas en
otras partes del mundo. Finalmente, su interés en los tests mentales, a despecho de
la crítica bastante conocida que él mismo había desarrollado acerca de ellos,
condujo a que se le calificara de reaccionario” (Vassilieva, 2010, 13, 138-159; cita
tomada de la página 142).

Fallecido en 1934, la obra de Vygotsky fue proscrita por el régimen soviético y solo
comenzó a ser redescubierta en Occidente a comienzos de los años 1970, en que sus obras
completas comenzaron a ser traducidas al inglés y a otros idiomas.

La gran obra de Vygotsky, la más conocida, es Pensamiento y lenguaje. Se trata de


un libro de estilo denso y que ha tenido una larga historia de traducciones incompletas, en
el cual Vygotsky propone las relaciones entre estas dos funciones psicológicas, destacando
la naturaleza histórico-cultural de las mismas.

Vygotsky es uno de los psicólogos más estudiados en nuestros días cuya influencia
se deja sentir en la psicolingüística, la psicología del pensamiento, y la psicología cultural.

Vygotsky, al lado de sus discípulos (sobre todo Alexander Luria y Alexei Leontiev),
forman lo que se conoce en la psicología como la escuela histórico-cultural.

La escuela histórico-cultural se aleja de los enfoques biologistas así como de las


perspectivas filosóficas de la psicología para dedicarse a estudiar la vida psicológica desde
una perspectiva histórico-materialista.

Para lograr esto, las funciones psicológicas superiores fueron analizadas hasta sus
bases fisiológicas y examinadas además en sus orígenes filogenéticos, pero al mismo
tiempo tomando en consideración la forma en que ellas expresan los procesos culturales y
determinan (y son, a la vez, determinadas) por las relaciones de los seres humanos entre sí.

PSICOLOGIA DE LA GESTALT O PSICOLOGIA DE LA FORMA

Una corriente surgida en la segunda década del siglo XX y de la cual hoy se habla
solo en términos históricos, la Psicología de la Gestalt o Psicología de la Forma representó
en su momento también un movimiento revolucionario, que se alzó contra la concepción
201

elementalista de la vida psicológica, que sostenía la idea de que la conciencia era la suma
de las sensaciones y las percepciones.

Como todas las corrientes científicas, la Psicología de la Gestalt no apareció de un


momento a otro, sino se fue gestando lentamente. El objeto de estudio que ella privilegió
fue la percepción, uno de los grandes temas de la psicología en todos los tiempos y
contextos.

A diferencia del psicoanálisis, que desbordó el ámbito académico e ingresó de lleno


a la vida social, ofreciendo interpretaciones sobre la vida familiar, el desarrollo infantil, las
guerras, las neurosis, y casi todos los temas posibles, la Psicología de la Gestalt nunca se
extendió más allá de los recintos universitarios.

La psicología de la Gestalt propone que el todo es más que la suma de las partes, de
sus elementos componentes. Esto es, que son más bien los componentes los que cobran
sentido dentro del todo del que forman parte.

02.01. Christian von Ehrenfels, el precursor

El precursor de la psicología de la Gestalt es Christian von Ehrenfels (1859-1932),


profesor de la Universidad de Praga.

Hombre de una inmensa cultura que incluía el mundo de la música, von Ehrenfels
dejó una profunda impresión entre sus estudiantes, entre los cuales estaban Max
Wertheimer (1880-1943), Max Brod (1884-1968), y nada más y nada menos que Franz
Kafka (1883-1924).

En 1890 von Ehrenfels publica “über Gestaltqualitäten” (von Ehrenfels 1890), un


trabajo en el cual analiza a través de una melodía el concepto de la cualidad de la
configuración.

No debe sorprender el que von Ehrenfels utilizará a la música como el campo en el


cual quería probar sus teorías. Ya hemos señalado su interés por ella, un interés compartido
por muchos psicólogos. Por ejemplo, Carl Stumpf (1848-1936) profesor de la Universidad
de Berlín, en donde trabajaron durante un tiempo los representantes más conocidos de la
psicología de la Gestalt, (Wertheimer, Köhler y Koffka), quien contaba con un archivo
fonográfico adjunto a su cátedra. Recuérdese asimismo que en años recientes Howard
Gardner (1943-) ha tratado en su teoría de las inteligencias múltiples de la inteligencia
musical (Gardner 1983/1987). En su obra Mentes creativas (Gardner 1991/1998), Gardner
propone como ejemplo de inteligencia musical a Igor Stravinsky (1882-1971)

Como resultado de sus investigaciones, von Ehrenfels propuso dos cualidades de la


Gestalt. Una, la de la übersummenhaftigkeit, “sobresuma” (una melodía es más que la
suma de los tonos individuales), y, la otra, la Transponierbarkeit, que es la posibilidad de
202

transponerla (aun cuando una melodía se toque más alto o con otros instrumentos y, debido
a ello, cada tono sea otro, la melodía permanece siendo la misma).

Quienes sistematizaron las ideas de von Ehrenfels dando lugar a una teoría
psicológica fueron Max Wertheimer (1880-1943), Wolfgang Köhler (1887-1967) y Kurt
Koffka (1886-1941).Los tres son los nombres que han quedado definitivamente
identificados con la Psicología de la Gestalt.

Brentano, Stumpf, y los tres fundadores de la psicología de la Gestalt

Ya hemos hecho referencia a Carl Stumpf. Una de las grandes figuras de la psicología
alemana a fines del siglo XIX y comienzos del XX, Stumpf no es tan conocido como
Wundt, cuyo recuerdo lo ha opacado.

Sin embargo, Stumpf fue una personalidad de primer orden de la disciplina psicológica
concentrada sobre todo en la psicología de las sensaciones (especialmente de la audición).
Wertheimer, Köhler y Koffka fueron sus alumnos (Sprung 2006).

En sus años juveniles Stumpf había desarrollado una gran amistad con una de las
personalidades más originales (y controversiales) de la psicología del siglo XIX: Franz
Brentano (1838-1917).

Originalmente un sacerdote y un investigador y autor sumamente prolífico, Brentano dejó


los hábitos y abandonó una brillante carrera académica que lo había llevado a la docencia
en la Universidad de Würzburg, debido a serias discrepancias con la autoridad católica.
Alejado del mundo eclesiástico, Brentano contrajo matrimonio con una mujer de la alta
sociedad alemana y su nueva posición económica sólida e independiente le permitió
desempeñarse a partir de entonces como un Privatgelehrte.

Autor de una Psychologie vom empirischen Standpunkte [Psicología desde el punto de


vista empírico; 1874], libro de mucha influencia en su momento, Brentano influyó
interposita persona en los tres creadores de la psicología de la Gestalt, quienes tomaron de
él la idea de que lo importante no es de qué está compuesta la conciencia, sino cómo es
que ella trabaja y le concedieron una gran importancia, al igual que Brentano, al mundo
interno.

02.02. Max Wertheimer

Tras graduarse como doctor en la Universidad de Würzburg bajo la dirección de


Oswald Külpe, Wertheimer publicó en 1912 un artículo titulado “Experimentelle Studien
203

über das Sehen von Bewegung” (Wertheimer 1912), describiendo el fenómeno Phi,
resultado de las investigaciones que llevó a cabo con la ayuda de Köhler y Koffka.

El siguiente párrafo, transcrito de una importante obra sobre la historia de la


psicología, describe con detalle el experimento llevado a cabo por Wertheimer:

“Comenzaba por una línea vertical expuesta dos veces, en la segunda ocasión se
hallaba situada un poco más a la derecha o a la izquierda que en la primera
exposición. Cuando el tiempo transcurrido entre ambas exposiciones era de un
15vo. de segundo, el sujeto experimental veía una línea moviéndose hacia la
derecha o hacia la izquierda. Siempre que se repetía este experimento, con varias
modificaciones, se producía la impresión de movimiento. Los experimentos de
Wertheimer estaban cuidadosamente planeados y condujeron a la siguiente
conclusión: Si dos líneas separadas y estacionarias son expuestas a una corta
distancia una de otra y en rápida sucesión temporal, el observador las percibirá
como una línea única que se mueve desde la posición de la primera línea hacia la de
la segunda. Wertheimer denominó el fenómeno fi a este fenómeno del movimiento
aparente” (Wolman, 1965, pp. 514-515).

Con esto demuestra que el postulado de una relación unívoca entre el estímulo y la
sensación es insostenible, pues el fenómeno phi no se puede explicar ni por las
características del estímulo ni por la asociación entre ellos.

Una década más tarde, Wertheimer publica “Untersuchungen zur Lehre von der
Gestalt I und II” (Wertheimer 1922-1923), trabajo con el que da a conocer algunas de los
factores propios de la Gestalt, como por ejemplo el factor de la buena Gestalt (también
conocido como el factor de pregnancia -Prägnanz-, que señala que se preferirá
configuraciones homogéneas a configuraciones poco homogéneas o no homogéneas), o el
factor de la cercanía (estímulos que se encuentran a distancias cortas entre sí tienden a ser
agrupados).

Wertheimer desarrolló en Alemania una activa labor de investigación concentrada


en los temas de la psicología de la Gestalt.

Tras emigrar a los Estados Unidos al día siguiente de haber escuchado el discurso
de Hitler tras la toma del poder en Alemania (marzo de 1933), se dedicó a estudiar lo que él
denominó el pensamiento productivo, y que hoy día podría ser considerado un concepto
precursor del de creatividad.

“Caracteriza el pensamiento principalmente a través de procesos como la


agrupación, la reorganización y la estructuración, teniendo al problema que requiere
solución como un todo. En cada pensamiento productivo subyace el deseo de
aprehender la estructura de la situación. Consiste en observar y tener en cuenta los
204

rasgos y exigencias como una totalidad y no de manera fragmentaria, lo que expresa


el deseo de descubrir el punto esencial, el núcleo o raíz del problema” (López Pérez,
2008; pg. 173).

Para 1935 Wertheimer había comenzado a escribir un trabajo que debía alcanzar las
proporciones de un libro, Productive thinking (Wertheimer 1945).

“Esa obra presenta en detalle muchos ejemplos concretos de pensamiento


productivo, muchos de los cuales había empleado en conferencias por décadas y
algunos de los cuales habían sido discutidos en un artículo finalizado en 1918 y
publicado en 1920. El señalaba que la comprensión significativa es obtenido solo
cuando las partes y los detalles son vistos en sus interrelaciones apropiadas. Analizó
los procesos de pensamiento de los adultos y de los niños cuando éstos se
enfrentaban con problemas matemáticos y geométricos así como con problemas
sociales. Uno de los últimos capítulos, sobre Albert Einstein, era un recuento
cronológico de cómo el famoso físico desarrolló su teoría de la relatividad. El
manuscrito fue finalizado solo durante los últimos meses de su vida. Aunque Max
Wertheimer murió en 1943, sus ideas continuaron teniendo un impacto vital en la
psicología en la segunda parte del siglo XX y en lo que va del XXI” (tomado de
Brett King & Wertheimer 2005, pg. 369)

02.03. Wolfgang Köhler

Köhler fue un activo colaborador de Wertheimer, siendo uno de los sujetos


experimentales en los estudios acerca del fenómeno phi. Llegó a ser profesor de la
Universidad de Berlín y resistió en Alemania el embate de los alumnos nacionalsocialistas
que deseaban “nazificar” la cátedra de psicología que él dirigía. Cuando la presión fue
demasiado grande, decidió emigrar a Estados Unidos, no sin antes haber expresado en
reiteradas oportunidades su protesta ante el régimen totalitario de Hitler (Henle 1978).

En sus años juveniles, entre 1913 y 1920, Köhler fue el director de la estación de
investigación de antropoides de la Academia de Ciencias de Prusia, en la isla de Tenerife,
en el archipiélago de las Canarias, propiedad territorial de España frente a la costa
occidental de Africa del Norte.

Allí llevó a cabo una serie de experimentos en chimpancés y en pollos, que dieron
lugar a una publicación con el título de “Intelligenzprüfungen an Anthropoiden” (Köhler
1917). Tal vez lo más llamativo de esta publicación es la presentación de los experimentos
llevados a cabo por él con el chimpancé Sultán, el que en lo alto de la jaula en la que se
encontraba podía ver una banana que solo podía alcanzar gracias a dos varillas, las cuales
por separado no lograban llegar a la altura de la banana, pero sí lo conseguían cuando una
era embonada en la otra. Después de numerosos ensayos el chimpancé, no por ensayo-error,
205

como tal vez lo habría propuesto Thorndike, sino por Einsicht, intuición, según Köhler,
embonaba las varillas y se hacía de la banana.

Las conclusiones a las que llegó Köhler sobre este asunto no siempre encontraron
una acogida favorable. Algunos psicólogos de la época señalaron que la conducta de
agenciarse los alimentos vía varillas u otros procedimientos no respondía tanto a una
supuesta intuición, sino que formaba parte del arsenal filogenético de los chimpancés.

En los Estados Unidos la personalidad formal y poseedora de la apariencia digna de


los profesores alemanes de Köhler también destacó, siendo elegido en 1959 presidente de
la American Psychological Association, la más importante asociación psicológica de ese
país.

02.04. Kurt Koffka

Kurt Koffka, doctorado en 1911 bajo la dirección de Stumpf, se desempeñó como


profesor en Giessen. En 1921funda con Köhler y Wertheimer la revista Psychologische
Forschung, y en 1927 emigra a los Estados Unidos, desarrollando en ese país una
importante carrera académica en universidades como la de Chicago y Harvard. En 1935
publica Principles of Gestalt psychology, una presentación sistemática de la psicología de
la Forma. Su principal contribución se expresó en un libro sobre el desarrollo psicológico
del niño, en el que planteaba que el crecimiento es la plasmación progresiva de formas, más
que una cuestión de acrecentamiento (Murphy 1925/1971).

Con esto, la psicología de la Forma experimenta un desarrollo probablemente


inesperado, al proponérsela como una teoría explicativa también del desarrollo.

Koffka se interesa por averiguar por qué las cosas tienen la apariencia que poseen, y
cree encontrar la respuesta en el principio de organización. El autor ve a todos los
fenómenos psicológicos como el resultado de procesos de organización. Así, por ejemplo,
la memoria no aparece como una nueva entidad o función, sino como el resultado y el
determinador de procesos organizados.

El principio de organización genera constancia, que es un fenómeno mediante el


cual los objetos a pesar de diferentes circunstancias se nos muestran como semejantes. Para
él así como para otros gestaltistas el principio de constancia es central en la teoría de la
forma.

Este fenómeno determina que haya una constancia en el tamaño (los objetos –casa,
autos, etc.- conservan aproximadamente su tamaño correcto a pesar de cambios en la
perspectiva visual), el color, su condición (una silla será vista como tal aún cuando solo se
vea su parte posterior) y en el espacio.

02.05. El destino de la psicología de la Gestalt


206

Probablemente nadie mejor que Antonio Caparrós (1984), ha sintetizado de un


modo más claro el destino experimentado por la psicología de la Gestalt. Le cedemos la
palabra:

La Gestalt surgió con pretensiones objetivas de llegar a ser una nueva forma de
hacer psicología, pero a pesar de su arranque exitoso y de sus logros indiscutibles –
estructura de la experiencia perceptiva, naturaleza no asociativa del pensamiento,
planteamientos epistemológicos, etc.- nunca consiguió que sus raíces se extendieran
por el entramado comunitario global de la psicología. Generó una comunidad que
desarrolló una investigación importante y que se dotó de sus instituciones, entre
otras de la Psychologische Forschung, fundada por Wertheimer, Koffka y Köhler
junto con los psiquiatras K. Goldstein y el diltheyniano H. Gruhle; sin embargo, sus
representantes fueron siempre escasos y al acabar la segunda guerra mundial, con la
desaparición paulatina de casi todos sus líderes, apenas existían programas de
investigación gestaltistas. Para constatarlo, basta consultar Psychological Research,
versión inglesa de la revista citada tras su suspensión por Hitler en 1938, cuya
dirección se vio obligada a aceptar trabajos con otros enfoques teóricos y
metodológicos.

A la configuración de este destino histórico contribuyeron varios factores, además


del ya mencionado. En todo caso, ni siquiera en Alemania la Gestalt llegó a ser
nunca la psicología mayoritaria. La profunda crisis de la vida cultural alemana, con
sus derivaciones en el desprestigio de las ciencias experimentales y en el
surgimiento de los enfoques filosóficos descritos, favorecía más las ciencias del
espíritu y la antropología filosófica que los laboratorios de Frankfurt y Berlín por
muy llenos de fenomenología que estuvieran. Más aún, cuando institucionalmente la
psicología seguía vinculada a cátedras filosóficas (pp. 153-154).

02.06. Un gestaltista olvidado: Kurt Goldstein

Se escucha hablar muy poco hoy de Kurt Goldstein. El es una de las figuras
injustamente olvidadas de la psicología.

Médico de profesión especializado en neurología, Goldstein (1878-1965) tuvo la


oportunidad de adquirir una inmensa experiencia durante la Primera Guerra Mundial, la
misma que dio a conocer en 1919 en una obra titulada Die Behandlung, Fürsorge und
Begutachtung der Hirnverletzten (El tratamiento, cuidado y evaluación de los lesionados
cerebrales; Goldstein 1919).

Dedicado con posterioridad a la docencia, Goldstein llegó a ser una de las grandes
personalidades de su especialidad en Alemania, titular de la cátedra de neurología en la
Universidad de Berlín. Como muchos médicos de su época en la Europa Central, Goldstein
poseía una sólida cultura filosófica que se evidencia en la mayoría de sus escritos.
207

Cuando en 1933 Hitler se hace del poder en Alemania, Goldstein se ve obligado a


dejar su cátedra, trasladándose a Holanda, en la vana ilusión de que el régimen hitleriano
tendría una duración limitada, y él por tanto podría volver a su país. Fue en estos tiempos
de espera, en los que también solicitaba la concesión de una visa para emigrar a los Estados
Unidos, en que escribió Der Aufbau des Organismus [La estructura del organismo;
traducido al inglés como The organism: a holistic approach to biology, derived from
pathological data in man; Goldstein 1939], su gran obra.

Emigrado definitivamente a los Estados Unidos, en ese país Goldstein volvió a


desplegar su habitual productividad científica, dando a la luz una obra con el título La
naturaleza humana a la luz de la psicopatología (1940/1961).

Fue también en los Estados Unidos en donde el concepto que él acuñara de


autoactualización, ganó gran difusión e hizo de él uno de los precursores de la psicología
humanística.

Durante su trabajo con lesionados cerebrales, Goldstein desarrolló la idea de la


“organismische Selbstregulation” [autorregulación organísmica], según la cual cada
organismo tiene una tendencia inherente que lo impulsa a su desarrollo, consistente en una
adaptación creativa a su respectiva situación.

Su perspectiva holística del ser humano, así como el planteamiento de la


autoactualización generaron atracción entre los psicólogos y psicoterapeutas que se
mostraban escépticos con respecto al psicoanálisis y al conductismo, las dos corrientes
predominantes en el escenario psicológico estadounidenses en la década de los 1950. Serían
ellos los que constituirían el movimiento de la psicología humanística.

02.07. La Psicología de la Gestalt y la Psicología Social

Pero si Goldstein es hoy un autor algo olvidado, no sucede lo mismo con Kurt
Lewin, un gestaltista de la segunda generación que, debido a su condición de judío, se vio
obligado asimismo a dejar Alemania trasladándose a los Estados Unidos, país en el cual
desplegaría toda su creatividad especialmente en el campo de la psicología social.

En sus años alemanes, en los cuales desarrolló labor docente en la Universidad de


Berlín, Lewin congregó en torno a sí a un amplio grupo de colaboradores, dentro de los
cuales se encontraban dos psicólogas, Bluma Zeigarnik (1901-1988) y Tamara Dembo
(1902-1993), que después destacarían. Una tercera fue María Rickers-Ovsiankina (1898-
1995), algo menos conocida.

Tamara Dembo publicó un importante trabajo en el que estudio la naturaleza


dinámica de la cólera y la importancia de ésta como factor motivacional (Dembo 1931).
Maria Rickers-Ovsiankina fue autora de un importante libro sobre la técnica del
Psicodiagnóstico de Rorschach (Rorschach psychology, 1960). Finalmente, Bluma
208

Zeigarnik estudió la influencia de las tareas no terminadas en la posterior conducta de las


personas, dando nombre a lo que se conoce en psicología como el efecto Zeigarnik. De
retorno en su país, Zeigarnik fue una figura muy importante en la psicología de la Unión
Soviética.

En los Estados Unidos, Lewin trabajó inicialmente en el estudio de la mentalidad


democrática. Próxima a acabar la Segunda Guerra Mundial, las autoridades
norteamericanas entendieron que era necesario un importante trabajo psicológico,
sociológico y pedagógico con el fin de reeducar a quienes hasta ese momento habían
mostrado simpatía por el régimen hitleriano.

Tiempo después, Lewin desarrolló una importante teoría del conflicto, proponiendo
tres arquetipos del mismo:

a) El conflicto evitación – evitación;

b) El conflicto evitación – aproximación; y,

c) El conflicto aproximación – aproximación.

El conflicto según Lewin

Trabajando dentro de su propio marco de referencia, Lewin definió el conflicto en


términos psicológicos como “la oposición de fuerzas de campo aproximadamente iguales
en magnitud” o, más exactamente, como “una situación en que las fuerzas de dirección
opuesta y de aproximadamente la misma magnitud actúan simultáneamente sobre el
individuo”

En el caso de los conflictos aproximación – aproximación, la persona se encuentra entre


dos valencias positivas y es requerida a elegir una de ellas.

En los casos de evitación – aproximación, la persona se enfrenta con un objeto que tiene
valencia tanto positiva como negativa y es requerida a escoger entre las dos (un niño puede
querer pegar a un perro, del que a la vez siente miedo.

En los conflictos evitación – evitación, la persona se halla entre dos valencias negativas y
es requerida a elegir entre las dos (por ejemplo, un niño puede estar obligado a desempeñar
una tarea bajo la amenaza de castigo)

Tomado y adaptado por R. León de Yates (1975)

Asimismo, elaboró una tipología del liderazgo que consideraba tres tipos:

a) El líder democrático;
209

b) El líder autoritario; y,

c) El líder permisivo.

Resulta claro, en base a esta tipología, que Lewin –probablemente sin quererlo-
hacía una valiosa contribución a la psicología política, uno de los campos de mayor interés
de la psicología social y de los tiempos modernos.

Cada uno de los tres tipos de líderes tiene numerosos representantes. En la siguiente
tabla hacemos un pequeño ensayo de clasificación

Tabla 17: Ejemplos de líderes según la tipología de Lewin

Líderes autoritarios Líderes democráticos Líderes permisivos

Hitler Lincoln Bustamante y Rivero

Mussolini Jefferson Wilson

Franco Adenauer Ebert

Mao Tse Tung Roosevelt Gorbachov

Stalin Belaúnde

Perón Palme

Velasco Mitterrand

Chávez Churchill

Pinochet

Thatcher

Nicolás II

Castro

Ceacescu

Putin

Guillermo II

La lista podría por supuesto ampliarse ad infinitum. Lo importante es que la


tipología de Lewin en alguna medida sigue siendo valedera, si bien hoy hay un nuevo tipo
de líder, que en realidad como todo líder es escuchado pero que no busca tanto influir en el
destino de las personas, si bien lo termina haciendo: el experto.
210

El experto es el individuo al cual la sociedad le asigna un nivel de conocimiento


superior al promedio con respecto a temas críticos, y que, cuando es convocado (por los
gobernantes, por los medios de comunicación), su palabra y sus opiniones son tomadas
muy en serio, reproducidas por los medios de comunicación y convertidas en muchos casos
en prescripciones a seguir.

Hay por supuesto diferentes tipos de expertos y diferentes grados de influencia:


desde el meteorólogo que en la noche de hoy pronostica el clima de mañana, hasta el
experto en economía que pontifica por radio o que entrega al gobierno dictámenes sobre
temas de inmensa importancia para el desarrollo social.

En muchas ocasiones no se trata de personas sino de instituciones, los famosos


think-tanks en los Estados Unidos (tal el caso, por ejemplo del Cato Institute).

Balance de la contribución de Kurt Lewin a la psicología social

La contribución duradera a la psicología social de Kurt Lewin no está tanto


vinculada a formulaciones teóricas, algunas de las cuales han dejado de ser
importantes en la actualidad, sino más bien en su proposición de la psicología de los
grupos. Hoy día puede que muchos no vean nada de original en esto, pero en la
época, muchos psicólogos seguían la idea de Floyd Allport, quien negaba la realidad
psicológica de los grupos. Viejas teorías de la mente grupal, tales como las de
Espinas o McDougall habían desacreditado el concepto de un grupo que no se viera
solo como un conjunto de personas. Referirse a la atmósfera del grupo o a las metas
del grupo tendía a ser visto como no científico o hasta místico. Fue debido en gran
medida a Lewin que la noción de grupo se tornó científicamente respetable. Más
aún, él diseñó métodos apropiados para medir lo que llamó dinámica del grupo.

Tomado de Jahoda (2007, trd. de R. León )

En el plano de la psicología general, Lewin era del parecer que la conducta humana
debía ser vista como un continuum, señalando que las variaciones y desviaciones de ella
estaban relacionadas con las percepciones que él sujeto tenía de sí mismo en relación con
los cambios que se producían en el medio ambiente. Para graficar sus ideas sobre el
particular, Lewin utilizó planos y conceptos del mundo de la topología, razón por la cual
sus ideas suelen ser denominadas psicología topológica.

Hoy olvidada, la psicología topológica significó el esfuerzo de Lewin de


proporcionar a la psicología una base “dura”, sustentada en las matemáticas, para la
comprensión de los fenómenos que ella estudia. Haciendo uso de un lenguaje propio de la
geometría y de la física (vectores, parámetros, campo) Lewin quiere crear un lenguaje que
conceda más objetividad y homogeneidad al discurso psicológico.
211

02.08. La psicoterapia gestáltica

Cuando Brett King & Wertheimer (2005) sostienen que las ideas de Max
Wertheimer y, por supuesto, las de la Gestalt, continúan influyendo en la moderna
psicología, más de un lector puede suponer que están haciendo referencia, ente otras cosas,
a la psicoterapia gestáltica, creación de Fritz Perls (1893-1970), personaje peculiar de la
escena psicoterapéutica del siglo XX.

En efecto, Perls denominó a su enfoque terapéutico psicoterapia gestáltica. Se trata


de una cantidad de técnicas destinadas a sensibilizar la percepción que el individuo tiene de
sí mismo, que incluyen una experimentación activa, la visualización, la escenificación, la
atención al lenguaje verbal y no-verbal así como a las experiencias corporales.

Mary Henle (1913-2007), una muy respetada (casi temida) crítica de la teoría
psicológica se encarga de señalar en un trabajo publicado en 1978 (Henle 1978) que hay
poco de la psicología de la Gestalt en las ideas y técnicas de Perls.

02.09. Valoración final

Aunque como hemos dicho hoy la psicología de la Gestalt es estudiada solo de una
perspectiva histórica, no puede negarse la influencia que ella ha ejercido en el desarrollo de
la psicología contemporánea.

Concentrada inicialmente en un tema de naturaleza exclusivamente académica como


es la percepción, la Psicología de la Gestalt nunca alcanzó el nivel de difusión (ni mucho
menos provocó escándalo o habladuría alguna) como en el caso del psicoanálisis, pero sí
echó las bases acerca de la naturaleza dinámica de un proceso básico de la vida psicológica,
cuya importancia en el aprendizaje y en el desempeño de muchas actividades tanto
industriales como artísticas no puede ignorarse.

En el campo de la psicología del arte la influencia de la psicología de la Gestalt es


evidente. Finalizamos esta sección mencionando precisamente a uno de los grandes
estudiosos de la psicología del arte, Rudolf Arnheim, de clara filiación gestaltista.
212

DECIMA UNIDAD

LA PSICOLOGIA HUMANISTICA Y LA PSICOLOGIA EN AMERICA LATINA

04.01. LA PSICOLOGIA HUMANISTICA

La Psicología Humanística no es una teoría sino un movimiento en psicología, que


aparece hacia los años 1960 y que, de allí en adelante, experimenta un gran desarrollo, que
continúa en nuestros días y que se encuentra expresado en la moderna Psicología positiva.

El contexto

“El crecimiento de la psicoterapia después de la Segunda Guerra Mundial trajo una


213

verdadera catarata de nuevas ideas en la década siguiente. Cientos de psicoterapeutas


flamantemente entrenados a partir de una gran variedad de backgrounds experimentaron
con sus propios enfoques terapéuticos y empezaron a crear nuevas ‘escuelas’ de
psicoterapia. Aunque muchas de ellas diferían poco de las técnicas ya existentes, una
cuantas demostraron poseer consecuencias de largo aliento: una técnica nueva enfatizó la
importancia de los procesos cognitivos sobre los emocionales por ejemplo, y otra demandó
intervenciones conductuales en lugar de intervenciones psicológicas. Algunas de estas
nuevas escuelas morirían tan pronto como sus fundadores perdieron el interés o el
entusiasmo en difundirlas y promoverlas, pero otras atrajeron a un gran número de
seguidores que perpetuaron sus ideas después de fallecido el fundador”.

Tomado de Engel, J., 2008, American therapy. The rise of psychotherapy in the United
States, New York, Gotham Books, pg. 76.

Se puede decir que la Psicología Humanística surge en los Estados Unidos de Norte
América como una reacción al predominio de cerca de 40 años del enfoque conductista y
del psicoanálisis en la escena académica y profesional de la psicología norteamericana.

Sus rasgos distintivos son cuatro:

(1) Rechazo de la versión mecanicista propia del conductismo, especialmente en su


perspectiva clásica (la de Watson), y del determinismo biologista propio de la
teoría freudiana;

(2) Concentración no en lo patológico, como había sucedido en el caso del


psicoanálisis, sino más bien en los aspectos superiores de la persona (es decir, la
posibilidad de llevar una vida mentalmente sana y experimentar emociones
positivas);

(3) Coexistencia de una serie de enfoques teóricos y prácticos (por ejemplo, los de
Maslow, Rogers, Ellis, May, Bühler), todos los cuales consideran a la persona
en su totalidad, pero cada uno de ellos tiene sus propios planteamientos

(4) Ausencia de una metodología integradora; el elemento integrador es la creencia


en la posibilidad de la persona de crecer, de autorrealizarse.

04.02.Orígenes de la Psicología Humanística

Como ya se dijo antes, la psicología norteamericana se encontraba a mediados de


los 1950 dominada por dos grandes enfoques: los provenientes del conductismo y los
tributarios del psicoanálisis.
214

La llegada a los Estados Unidos de numerosos psicoanalistas europeos


(especialmente alemanes) en los años 1930, huyendo ya sea del nacionalsocialismo o de las
turbulencias políticas que asolaban al Viejo Mundo fue, después de algunas reservas, bien
recibida. Muchos de los psicoanalistas emigrados desplegaron procesos adaptativos
exitosos y con el paso de los años llegaron a ocupar importantes posiciones tanto en el
medio universitario como en las asociaciones profesionales, determinando la inmensa
popularidad y gran influencia que el psicoanálisis llegara a tener en los Estados Unidos.

De otro lado, el conductismo, ya no representado por Watson, tempranamente


alejado del mundo académico, sino por sus seguidores y por quienes optaron por sus ideas y
las ampliaron, por ejemplo Skinner, gozaba asimismo de un prestigio no menos importante,
basado en la insistencia en los aspectos claramente objetivos del enfoque y en las
posibilidades aplicativas del mismo, que iban desde las máquinas de aprendizaje y en
algunos tratamientos exitosos en el manejo de personas con problemas psicológicos.

En este contexto, quienes no formaban parte de un enfoque o del otro tenían escasas
posibilidades de desarrollo académico y podían ver seriamente afectadas sus carreras. Así,
por ejemplo, un grupo de seguidores de Alfred Adler que habían emigrado de Europa a los
Estados Unidos, ya establecidos en este país se vieron virtualmente obligados a negar su
adherencia teórica a las ideas de Adler por temor a perder sus posiciones universitarias o en
hospitales y clínicas. A ese grupo se le conoce en la historia de la psicología como los
“criptoadlerianos”.

Fue Abraham Maslow quien llamó la atención en torno a este hecho y convocó al
desarrollo de una tercera fuerza (third force), a la que denominó Psicología Humanística.

El término “humanística” no dejó de provocar reacciones, especialmente en Europa,


en donde los psicólogos de cuño clásico creían ver una redundancia: al fin y al cabo, según
la visión de ellos, la psicología en su esencia era por definición humanística.

A pesar de estas objeciones, el movimiento de la Psicología Humanística se


estableció en los Estados Unidos en 1962 y pronto ganó una inmensa cantidad de adeptos,
lo que permite afirmar que respondía las necesidades experimentadas por algunos
psicólogos que no se veían representados ni se sentían identificados con los enfoques
conductista y psicoanalítico.

En realidad, en los Estados Unidos se puede encontrar una tradición humanística en


psicología, como lo señala Irvin L. Child (1975), en el siguiente párrafo (pg. 24):

“La psicología norteamericana desde sus inicios ha contado con la tradición


humanística representada por el más notable de los psicólogos norteamericano de
primera hora, William James. La inequívoca adopción del modelo humanista del
hombre que James efectuó no fue compartida del todo por los psicólogos
215

‘funcionalistas’ y ‘estructuralistas’ que le sucedieron, y fue rechazada por completo


por el movimiento conductista que llegó a prevalecer en la psicología clínica
norteamericana a mediados del siglo XX. A excepción de los psicólogos clínicos
practicantes, que a duras penas podían dejar de ser humanistas de algún modo, sólo
unas cuantas voces –especialmente las de Gordon Allport, Gardner Murphy y Henry
Murray- continuaron protestando en contra del punto de vista estrecho y mecanicista
del hombre, apadrinado por la tradición científica en la investigación. En Europa
siguieron predominando los modelos humanísticos del hombre, siendo los escritores
europeos quienes más influyeron en que permaneciera viva la conciencia de esos
modelos entre los psicólogos norteamericanos. Tuvieron especial importancia los
psiquiatras y los psicólogos clínicos –Jung, Adler, Rank y, por fin, otros muchos-
los cuales reaccionaron contra los elementos mecanicistas contenidos en la primera
teoría de Freud, y al mismo tiempo que elaboraban sus propios puntos de vista
humanísticos movieron a Freud y a los freudianos hacia una orientación más
humanística, que es la que caracteriza al psicoanálisis de hoy”.

La psicología humanística, así, reconoce una serie de influencias. De un lado, las


ideas de William James (1842-1910), la gran figura de la psicología norteamericana del
siglo XIX; del otro, las ideas de Kurt Goldstein, en especial su concepto de la
autoactualización, una tendencia al desarrollo presente en todo ser vivo. También están las
ideas propias del existencialismo.

Un par de informaciones sobre William James son necesarias. Nacido en el hogar de


una familia muy adinerada y hermano del famoso escritor Henry James (1843-1916), James
es una figura casi legendaria de la psicología norteamericana y es la más caracterizada en el
siglo XIX. Conocedor de varias lenguas europeas y visitante frecuente del Viejo Mundo,
James escribió sus famosos Principles of psychology (1890), un verdadero clásico de la
psicología norteamericana.

Fundador de un laboratorio de psicologٕía en la Universidad de Harvard, en la que


enseñó, James representa en la historia de la ciencia psicológica norteamericana un punto
de vista amplio y humanista de la psique humana. En algunos aspectos tal vez demasiado
amplio: en 1898 publicó Human inmortality, un libro que bien puede ser considerado como
propio del esoterismo. De hecho, James mostró gran interés siempre por temas
parapsicológicos (Klimo, J., 1987, Channeling. Investigations on receiving information
from paranormal sources, New York).

Volvamos, sin embargo, al tema de la autoactualización que se encuentra mismo


del movimiento de la psicología humanística. El término, que hoy se ha vuelto popular, era,
como hemos dicho desconocido antes de que lo empleara Goldstein.

Formado en medicina pero con un sólido conocimiento de la filosofía, Goldstein


fundamentó muchos de sus planteamientos en el saber filosófico. El término de
216

autoactualización también recibe influencia de la filosofía en su pluma. Hoy, por cierto, el


término se emplea más bien con prescindencia de los aspectos filosóficos a los que hiciera
referencia Goldstein.

La autoactualización

“Uno de los principales puntos de la nueva orientación de la psicología humanística es su


concepto de la meta final en la vida de la persona sana. Kurt Goldstein y Charlotte Bühler
criticaron el concepto psicoanalítico de homeostasis como meta final. Goldstein demostró
de manera convincente que la homeostasis era solo una meta en los casos de enfermedad.
Bühler se refirió a la homeostasis como un estado transitorio desde el cual la persona sana
se mueve activamente rumbo al cumplimiento de metas autorrealizadoras. Entre los
psicólogos humanísticos la teoría de la meta final más difundida es la de la
autorrealización, primero sugerida por Karen Horney y Erich Fromm, y la de la
autoactualización, sugerida por Kurt Goldstein y Abraham Maslow. Algunos autores
prefieren enfatizar otras características del proceso de desarrollo. Carl Rogers habla de él
como un proceso de crecimiento en el cual las potencialidades se realizan. Bühler enfatiza,
como lo hace von Bertalanffy, que lo esencial del proceso de la autorrealización es la
materialización de los valores. Viktor Frankl asevera que la existencia humana es
autotrascendente y que la meta humana consiste en la realización de un sentido personal”

Tomado de Bühler. & Allen (1972, pg. 45).

04.02.01.Abraham Maslow (1908-1970)

Aunque se suele mencionar a Kurt Goldstein como uno de los pioneros de la


psicología humanística, el nombre más conocido vinculado a este movimiento es el de
Abraham Maslow, psicólogo norteamericano hijo de judíos emigrados a los Estados
Unidos. Su aporte teórico a la Psicología Humanística consiste en señalar –como Goldstein-
que todo individuo sano desea y busca que autorrealizarse. La homeostasis, o el nirvana al
que hacía referencia Freud, eran metas transitorias, que se volvían en finales solo en
individuos enfermos.

El encuentro entre Maslow y Goldstein se produce cuando el primero se traslada a


trabajar en 1951 a la Universidad de Brandeis. Las ideas del neurólogo alemán lo influyen y
en 1954 publica su libro Motivación y personalidad, su opus magnum (Maslow
1954/1991). En esa obra Maslow toma la idea de la autoactualización de Goldstein y
propone, a través del estudio de un conjunto de grandes personalidades, ejemplos de ella.

Maslow y la psicología humanística

“Maslow estudió a las personas que él creía destacaban en el arte de vivir. Estas eran raras
217

y difíciles de estudiar. Maslow mismo, con frecuencia, se sorprendió de algunos de sus


descubrimientos. Aun la más sana de las personas no parecía llenar el punto de vista
general del ser humano perfeccionado; no eran extravertidos, cordiales, siempre amables
agradables, encantadores y afectuosos. En realidad eran muy autosuficientes y guiados por
normas propias.

La psicología humanista de Maslow es de gran alcance. Fue siempre un observador


perspicaz de su tiempo. Sentía que nuestras instituciones culturales se basaban en una
concepción deformada de la naturaleza humana. El punto de vista prevaleciente que
fundamenta las prácticas de educación infantil, educación formal y aun nuestras
principales religiones, es que el hombre es animalista y absolutamente egocéntrico. Esta
postura sostiene que solo la disciplina estricta y la continua amenaza de castigo pueden
mantener estas tendencias en su lugar correspondiente. Maslow creía que las satisfacciones
y no las negaciones y restricciones de las necesidades básicas, serían las que producirían lo
mejor del ser humano. Creía que permitiendo la libertad de expresión y apoyando a la
persona en desarrollo para que pudiera expresar todas sus potencialidades, la raza humana
sería muy diferente”

Tomado de DiCaprio, N.S., 1979, La buena vida. Modelos para una personalidad sana,
México DF, Diana, pp. 163-164.

Las personas que se autorrealizan poseen, según Maslow, las siguientes


características:

(a) Percepción más objetiva de la realidad y, por eso, una relación más adecuada
con ella;

(b) Aceptación de uno mismo y de los demás;

(c) Espontaneidad, sencillez y naturalidad;

(d) Concentración en los problemas (que muchas veces se expresa en un


compromiso con su vocación);

(e) Necesidad de privacidad (pueden disfrutar de estar solo consigo mismos);

(f) Autonomía;

(g) Lozanía permanente en la valoración de los bienes de la vida;

(h) Mística, que puede llegar a experiencias pico;

(i) Amistades (si bien no muchas, sino más bien unas cuantas, las que dedica
tiempo y afecto);
218

(j) Tolerancia con los demás;

(k) Diferenciación entre medios y fines (lo cual supone un elemento de flexibilidad
presente en ellas);

(l) Sentido filosófico del humor; y,

(m)Creatividad.

Además, Maslow propone su famosa teoría jerárquica de la motivación, considerada


como la más abarcativa, si bien hay quienes la critican señalando que probablemente
corresponde al hombre de la cultura occidental, pero no a los habitantes de otras realidades
culturales.

Esa teoría plantea los siguientes tipos de necesidades que tienen que ser satisfechas
para que se pueda acceder a las inmediatamente superiores:

(a) Necesidades fisiológicas (hambre, sed, excitación sexual);

(b) Necesidades de seguridad (frente al fracaso, el desamparo, la invalidez);

(c) Necesidades de amor y pertenencia;

(d) Necesidades de estima (respeto y valoración de parte de los demás, pero también
la sensación de la propia dignidad); y,

(e) Necesidades de realización personal (cuando la persona hace lo que es


importante para sí misma).

04.02.02.Charlotte Bühler (1893-1974)

Hasta antes de su forzada emigración a los Estados Unidos, se puede considerar a


Charlotte Bühler como una de las psicólogas europeas más importantes e influyentes, al
lado de Franziska Baumgarten-Tramer.

Casada con Karl Bühler, teórico de la psicología de rango mundial, Charlotte Bühler
se desempeñó como docente en la Universidad Técnica de Dresde y posteriormente en la
Universidad de Viena, llevando a cabo en esa casa de estudios importantes investigaciones,
especialmente en el campo de la niñez y de la adolescencia.

Obligada a emigrar a los Estados Unidos debido a su origen judío, Charlotte Bühler
tuvo que pasar por un largo periodo de adaptación hasta que consiguió establecerse con
pleno derecho en ese país. Si en Europa había destacado como psicóloga del desarrollo e
219

investigadora del desarrollo infantil, en los Estados Unidos se orientó a la práctica


profesional como psicoterapeuta.

Sumamente trabajadora y ambiciosa y de carácter difícil (lo cual le valió más de una
enemistad tanto en Europa como en Estados Unidos), la Bühler destacó como una
investigadora original. Ya en los años treinta, antes de la emigración, publicó en Europa El
curso de la vida humana como problema psicológico (Der menschliche Lebenslauf als
psychologisches Problem, Bühler 1933/1943), una obra en la cual intenta una visión
holística del desarrollo a lo largo de toda la existencia. Se trata de un libro que, aunque hoy
olvidado, es en realidad un adelanto de lo que años después presentaría Erikson.

En los Estados Unidos incursionó en la práctica privada de la psicoterapia y fue allí


donde desarrolló los planteamientos de los cuatro objetivos vitales: satisfacción de
necesidades, mantenimiento del orden interno, expansión creadora, y amor y amistad.

La aplicación de esta teoría la desarrolla en su obra Psicología de la vida activa.

Características de una existencia humana adecuada

“Estas características, tal como han sido establecidas en estudios con personas sanas,
pueden ser resumidas de la manera siguiente. Hay una actitud básica amorosa, proactiva y
una activa búsqueda de intereses, así como un temprano y permanente impulso hacia la
autorrealización, la cual sin embargo toma en cuenta las necesidades de las otras personas;
hay suficiente flexibilidad para aceptar negativas y fracasos y llegar a compromisos,
conciencia y comprensión del yo y de los otros, con respecto al yo y a los otros; hay una
honestidad interna, autoestima y la habilidad para tomar decisiones en libertad interna. Hay
un sentimientos de totalidad del yo y de la propia vida”

Tomado de Bühler, Ch., 1968 [la cita está tomada de la página 89; R.L.].

04.02.03.Carl Rogers (1902-1987)

Tal vez el más conocido de los adalides de la psicología humanística, Carl Rogers
ha pasado a la historia de la psicología y también de la psicoterapia debido a su enfoque,
denominado terapia centrada en el cliente, o más comúnmente, terapia rogeriana. En
alemán se la conoce con un nombre algo especial, Gesprächspsychotherapie (terapia de la
conversación).

Rogers, formado como pastor en el mundo protestante, desarrolla un planteamiento


terapéutico en el cual se plantea que existe en la persona, en toda persona, una tendencia al
desarrollo, y que solo es necesario crear una atmósfera de aceptación benevolente hacia
220

ella, a la que él denominó consideración positiva incondicional, para que esa tendencia se
actualizara.

Sus planteamientos terapéuticos apuntan a una creciente toma de conciencia del


mundo subjetivo por parte del cliente (Rogers renuncia expresamente a la palabra
paciente), por medio de la verbalización de los estados afectivos, la misma que es
“reflejada” por el terapeuta, es decir, devuelta con una en muchos casos con una
reformulación verbal por parte de éste, que se dirige a que el cliente pueda aclarar aquellos
sentimientos que experimenta y que le son oscuros o incomprensibles.

“Rogers confía en que cada persona hay un impulso que la lleva a crecer, a ser
congruente y a realizar su propio yo. El denomina a ese impulso tendencia a la
autoactualización, y el cliente debe integrarlo a él en el proceso de terapia. Cuando
el cliente se confronta de manera honesta con sus experiencias y emociones, e
integra aquello que es percibido por él como ajeno e incomprensible, él se ordena y
renueva y crece internamente. El realiza su yo en una mejor relación con la realidad
exterior y gana con ella una capacidad de acción mayor y más efectiva. Su vida se
torna más rica y diferenciada” (Schlüter 2007, pg. 162).

Rogers tiene un afronte que no deja de ser audaz. Así, por ejemplo, considera que la
clasificación diagnóstica de los clientes no es lo más importante, sino una clara
comprensión comprensión de su problemática personal (es decir, un enfoque
fenomenológico).

El enfoque rogeriano disfruta hoy de una gran difusión y parece particularmente


apropiado para la superación de problemas de menor envergadura. El cliente ideal de
Rogers es la persona con instrucción superior, adecuados recursos verbales, vuelo
introspectivo y afectado por una problemática relativa en su significación. Es en los medios
universitarios en donde la terapia rogeriana ha tenido mayor acogida, y es lo que se suele
llamar el counseling.

El impacto de la psicoterapia rogeriana en los Estados Unidos fue muy grande y dio
lugar a una serie de procedimientos y técnicas, como los grupos de encuentro, que gozaron
de inmensa difusión hace unos 30-40 años.

Sin embargo, la incursión de Rogers en la terapia de problemas de envergadura


mayor, por ejemplo, las psicosis, solo dio resultados muy magros, cuando no
decepcionantes.

Semejanzas entre el análisis freudiano ortodoxo y la terapia centrada en el cliente

“Aunque muy diferente del análisis freudiano ortodoxo, la terapia centrada en el cliente
221

retiene ciertos aspectos de su precursor continental [Freud; R.L.]. Por un lado, el proceso
busca lo mismo que el análisis. Aunque el cliente rogeriano no está echado en un diván
como sí lo está el paciente freudiano, ambos hablan una gran cantidad de cosas de manera
absolutamente inestructurada, de modo tal que las verbalizaciones del cliente rogeriano
pueden hacer recordar a las asociaciones libres que preconizaba Freud. Y mientras que el
terapeuta humanista no trata de imponer lecturas analíticas de las asociaciones libres al
cliente, él escucha con cuidado y en amplitud las verbalizaciones del cliente a fin de poder
tomar nota o registrar afectos que no han sido verbalizados. El terapeuta rogeriano no se
referirá tanto a la infancia del cliente y a sus sentimientos en esa etapa de la vida, pero la
naturaleza y la calidad de la información que se intercambia sobre el particular son muy
similares. En ambas terapias los sentimientos son lo más importante y los pensamientos
ocupan un lugar secundario”.

Tomado de Engel (2008, 77-78).

04.02.04.Viktor Frankl (1905-1997)

El único de los representantes europeos de la Psicología Humanística, Frankl fue


por mucho tiempo poco conocido en todo el continente americano. Esto ha cambiado en los
últimos años, en los cuales sus planteamientos terapéuticos, a los que él denominó
logoterapia, han disfrutado de una gran difusión.

A no dudarlo con una formación filosófica mucho más amplia y completa que la de
Rogers y Maslow y, aparte, con una formación médica, Frankl integra y supera los
planteamientos de Freud y Adler, conjugándolos con conceptos propios del existencialismo.

Su enfoque psicoterapéutico, que él lo consideró una cura de almas, no solo se


dirige a personas con problemáticas psicológicas sino también a la persona sana que
experimenta insatisfacción con la vida y que en particular no le encuentra sentido a su
existencia.

Frankl afirma que si a comienzos del siglo XX la sexualidad era el gran problema de
la humanidad, al finalizar esta centuria el problema existencial más grave es el de la falta de
sentido en la existencia de las personas. La psicoterapia, y en particular su psicoterapia,
tiene por misión darle un sentido a la vida de los individuos.

Frankl plantea que en la vida de las personas hay tres tipos de valores: los de
actividad (por ejemplo, estudiar, hacer deporte, trabajar), los estéticos (disfrutar de una obra
de arte, asistir a una representación teatral), y los actitudinales (por ejemplar, enfrentar de
manera madura la muerte, afrontar con entereza las situaciones-límite).
222

Hombre de una actividad arrolladora casi hasta el fin de sus días y de una pluma
muy bien dotada, Frankl ha dejado una amplísima bibliografía que recién comienza a ser
traducida al castellano en su totalidad.

A pesar de la aparente profundidad de su obra, sus críticos no siempre se han dejado


impresionar ni por la productividad desmedida ni por las ideas que él presenta. Rattner
califica a su enfoque terapéutico de filosofía de folletín y destaca el carácter repetitivo de
muchos de sus planteamientos, señalando que solo algunos de los casos clínicos que
presenta son de valor.

Sin embargo, la difusión de la obra de Frankl es hoy casi incontenible. Algunos de


los procedimientos que él creara han demostrado su efectividad y parecen acercarlo a
enfoques cognitivo-conductuales. Por ejemplo, el de la intención paradójica y el de la
derreflexión.

En el caso de la intención paradójica, se trata precisamente no de combatir el


síntoma sino, por el contrario, de buscar su agudización. En el caso de la dereflexión se
trata no de concentrarse en el problema sino de ignorarlo, concentrándose más bien en
algunas tareas placenteras o en imágenes agradables.

La logoterapia es también conocida como la tercera escuela vienesa de la


psicología profunda, después del psicoanálisis y la psicología individual de Alfred Adler.
Pero, en las propias palabras de Frankl, mientras las dos primeras se van a las
profundidades a la búsqueda de problemas irresueltos y traumas aún actuantes, la
logoterapia se dirige a las alturas, a las posibilidades inagotables del espíritu.

04.02.05.Rollo May (1909-1994)

Mucho menos conocido que Viktor Frankl, aunque como él también sumamente
fértil en la producción de libros y artículos, Rollo May llegó a ser el decano de los
psicoterapeutas norteamericanos.

Influido por Freud y por Adler, May desarrolló planteamientos psicoterapéuticos


propios en los cuales se percibe la influencia de la filosofía existencialista. Recurriendo a
ejemplos de la literatura, la historia, la filosofía y la vida cotidiana, May esboza una
concepción propia de la angustia, expresada en su conocido libro El dilema existencial del
hombre moderno (1978). La libertad, el bien más ansiado por la humanidad, va
irremisiblemente asociada a la angustia y a la soledad. El hombre libre está solo, aun
cuando viva en medio de una muchedumbre, pues él solo asume las responsabilidades de
cada uno de sus actos y de cada uno de sus errores.

El dilema existencial del hombre moderno, la gran obra de May, refleja la


problemática de la sociedad norteamericana de los años 1960, en que el progreso
tecnológico y el bienestar material no logran darles a las personas una significación a su
223

existencia. Es por esos años también que se publica en los Estados Unidos otro clásico, esta
vez de la sociología: nos referimos a La muchedumbre solitaria (1950/1964), de David
Riesman (1909-2002).

Las ideas de May sobre la ansiedad quedan expresadas y resumidas en el siguiente


párrafo que transcribimos:

“Quiero primero presentar una hipótesis: cuando una sociedad acepta en general los
presupuestos y las suposiciones inconcientes de los valores, el individuo puede
hacer frente a las amenazas con miedo y no con ansiedad. Pero, cuando los
presupuestos mismos de una sociedad son los que están amenazados, el individuo
no tiene una base de orientación cuando se enfrenta con una amenaza determinada.
Ya que la ciudadela interna de la propia sociedad se encuentra en un estado de
confusión y cambio traumático durante estos periodos, el individuo carece de un
fundamento sólido desde donde hacer frente a las amenazas específicas a las que
confronta. El resultado es que el individuo experimenta una profunda
desorientación, una confusión psicológica y, por lo tanto, un pánico crónico o agudo
y ansiedad. Ahora bien, ¿no es éste el estado de nuestra cultura en el siglo XX? En
otras palabras, creo que la desintegración de los presupuestos de nuestra cultura
histórica que he señalado en este capítulo, está íntimamente relacionada con la
extendida ansiedad e este siglo. Y está relacionada con las dificultades específicas
del dilema del hombre que debemos enfrentar en nuestro tiempo” (May, R., 2000,
“Raíces históricas de las teorías modernas sobre la ansiedad”, en El dilema del
hombre. Respuestas a los problemas del amor y de la angustia, Barcelona, Gedisa,
pp. 78-79).

04.03.Balance final

En los últimos años ha disminuido notoriamente el interés por la psicología


humanística, especialmente en los medios universitarios, en los cuales las dificultades
financieras propias de las últimas décadas han vuelto limitados los fondos para la
investigación. De otro lado, los psicólogos humanistas y los terapeutas se han preocupado
relativamente poco por demostrar la efectividad de sus técnicas por los procedimientos
habituales de evaluación. Por último, la gran cantidad de enfoques que reclaman para sí el
predicado de “psicología humanística” ha confundido y decepcionado a quienes más bien
esperan un enfoque consolidado y claramente delimitado en el plano teórico y accesible a la
investigación.

Recapitulando en torno a los rasgos centrales de la psicología humanística


(cualquiera que ella sea que reclame esa denominación), nos permitimos reproducir lo que
sostiene Edgar Heim, reconocido psicoterapeuta suizo, en su muy reciente libro Die Welt
der Psychotherapie. Entwicklungen und Persönlichkeiten, Stuttgart, Klett-Cota, 2009:
224

“El nombre establecido de ‘terapias humanísticas’ alude a una determinada imagen


del ser humano, que reúne a personalidades tan diversas como Maslow, Rogers,
Perls y May. El ser humano es visto como abierto al encuentro con otros seres
humanos, como dispuesto para un desarrollo interno que será determinado a través
de su propia elección y responsabilidad. Se le atribuye al individuo la capacidad de
poder explotar sus potencialidades. La experiencia subjetiva es altamente valorada y
estimulada de maneras muy diversas. El énfasis en la experiencia y en la vivencia ha
llevado a que en los últimos tiempos estas terapias sean denominadas como
experiential psychotherapies. La vivencia conciente es valorada como algo muy
importante, en oposición al psicoanálisis, que concede mucho más valor al
acontecer inconciente. La vivencia conciente puede surgir también de
acontecimientos preconcientes. El proceso terapéutico está caracterizado por una
relación cálida –en el sentido rogeriano- y promocionadora de la confianza, pero
también lo distingue un gran respeto por el otro. El individuo es percibido como una
totalidad, no como primariamente el portador de un síntoma o un transtorno” (pg.
146; traducción de R. León).

04.04.LA PSICOLOGIA EN AMERICA LATINA Y EL PERU

El conocimiento psicológico que reclama para sí el calificativo de científico surgió


en Europa y en los Estados Unidos, pero también en América Latina se produjeron
tempranos desarrollos que merecen ser comentados.

Así, por ejemplo, las ideas de pensadores de gran importancia para la psicología en
el siglo XIX como Théodule Ribot (1823-1891) y Wilhelm Wundt llegaron a las costas
latinoamericanas gracias a las traducciones al español que eran publicadas por la casa
madrileña Daniel Jorro y que, sin duda alguna, encontraron amplia lectoría en nuestros
países.

De otro lado, los cultores de la psicología en América Latina siguieron con atención
la evolución de ella en Europa y América del Norte e intentaron dar a conocer sus trabajos
enviando copias de sus libros a revistas europeas y estadounidenses (León & Zambrano
Mora 2003).

Dado que América Latina es una región inmensa, solo nos concentraremos en dos
países, Argentina y Perú, y haremos al final una breve referencia a lo que sucede en algunos
otros de la región.

04.04.01.Argentina

Uno de los países en los cuales más prontamente el enfoque experimental en


psicología encontraría acogida y difusión fue Argentina. Comprensible esto si se tiene en
cuenta que ese país era, al comenzar el siglo XX, una de las naciones del futuro, es decir un
225

país predestinado a alcanzar prontamente el desarrollo. De otro lado, la numerosa cantidad


de inmigrantes europeos que habían arribado a las costas argentinas, procedentes de Italia,
Francia, Alemania, España, permitió un activo intercambio de información entre el Viejo
Mundo y ese país.

La más destacada figura de la psicología argentina en las primeras tres décadas del
siglo XX fue, a no dudarlo, José Ingenieros (1977-1925), más un psiquiatra y psicólogo
clínico que un experimentalista. Un verdadero polígrafo y un hombre de mundo, sus ideas
encontraron amplia repercusión y profundo respeto en todo el mundo latinoamericano
hispanohablante.

Ingenieros fue, sin embargo, también una figura muy respetada en Europa, algunos
de cuyos trabajos se tradujeron al alemán, al francés y al italiano. Además de estudios
médicos, Ingenieros dio a la publicidad una obra de inmensa influencia en América Latina
por su contenido moral: nos referimos a El hombre mediocre (Ingenieros 1913/1917).

“En Italia había visitado las instituciones donde se ponían en práctica las nuevas
teorías sobre la criminalidad. En Buenos Aires editó la primera revista argentina de
psiquiatría y criminología, se hizo cargo de la clínica en el servicio psiquiátrico
policial y dirigió el Instituto de Criminología de la penitenciaría. Acumulaba
experiencia y adquiría renombre local, sustentado en su reconocimiento en el
extranjero. Psiquiatra y criminólogo, sociólogo y filósofo, Ingenieros tenía
antecedentes inmejorables para ocupar la cátedra de Medicina Legal en la Facultad
de Ciencias Médicas, para la que fue propuesto por su Consejo Directivo. Pero el
presidente Sáenz Peña escogió otro candidato bajo presión de grupos clericales. Así
se completó el rechazo a sus pretensiones de incorporarse a la sociedad argentina
mediante una carrera intelectual y académica centrada en el servicio público y en la
práctica privada de su profesión. De un portazo, Ingenieros cerró su consultorio,
renunció a sus cargos públicos, vendió o regaló sus libros y se fue del país, no sin
antes escribirle una carta pública al presidente de la nación denunciando el agravio
cometido contra su dignidad profesional.

Ingenieros conocía bien la estrechez del instrumental terapéutico con que contaba la
nueva disciplina para el tratamiento de las neurosis y que incluía, de forma habitual,
la sugestión. En 1904 había publicado el libro Los accidentes histéricos y las
sugestiones terapéuticas, basado en las últimas producciones sobre el tema, desde
los experimentos de Charcot con la hipnosis hasta los trabajos más recientes de
Janet. Freud hacía una aparición fugaz en ese libro, junto con Breuer. Predominaban
las referencias a la literatura francesa, que había influido a Ingenieros en su forma
de encarar la psicoterapia con sus pacientes de la élite porteña” (tomado de Balán
1991, pg. 52).
226

La referencia al Ingenieros criminólogo nos obliga a hacer una mención aunque sea
mínima a uno de los personajes más originales y anecdóticos de la psiquiatría italiana del
siglo XIX. Nos referimos a Cesare Lombroso (1835-1909), cuya teoría del criminal nato
recibió en su momento una gran acogida en los círculos psiquiátricos europeos e influyó
también en América Latina (Montaldo & Tappero 2009).

Con el paso de los años y la llegada de nuevos emigrantes, no sería la psicología


experimental la que continuaría desarrollándose en Argentina, sino una corriente alejada de
ella: el psicoanálisis. Hoy, Argentina es probablemente el país en el cual hay el mayor
número de psicoanalistas en proporción a la población total. Inmigrantes como Angel
Garma (1904-1993), un español establecido en Buenos Aires, y Marie Langer (1910-1987),
una austriaca que huía del nazismo y que asimismo se estableció en la ciudad del Río de La
Plata, junto con el trabajo activo de una serie de psicoanalistas locales, han contribuido al
inmenso predominio del psicoanálisis en ese país.

“Lo inusitado del ‘caso argentino’ es que esta posición hegemónica del
psicoanálisis, una vez instaurada, nunca fue amenazada por otros modelos teóricos
(al menos hasta los años noventa). Por el contrario, en otros países, como Francia y
Brasil –en los que el psicoanálisis siguió teniendo un arraigo importante después de
los años sesenta-, dentro de las carreras de Psicología siempre debió disputar un
espacio con las vertientes consideradas científicas (desde el conductismo clásico
hasta el cognitivismo, desde la reflexología hasta las concepciones vygotskianas,
desde el comportamentalismo pieroniano hasta el experimentalismo de Paul
Fraisse), que dominaban –y aún hoy lo hacen- en la mayoría de los organismos de
investigación y en las instancias de decisión universitaria.

En nuestro país, después de la reacción antipositivista de los años treinta, las


corrientes experimentales o naturalistas de cualquier signo apenas si lograron
implantarse con fuerza en algunas universidades (no en las más grandes) y en ciertas
instituciones universitarias. En todo caso, luego de algunos debates iniciales,
producidos entre fines de los cincuenta y principios de los sesenta, esas corrientes
no tuvieron mayor incidencia en el perfil profesional del psicólogo en estas
latitudes. Contra la voluntad explícita de muchos de los fundadores de las carreras
(como Marcos Victoria, Telma Reca, Fernanda Monasterio, Alfredo Calcagno,
Plácido Horas, etc.), los psicólogos argentinos permanecieron relativamente
apartados de los circuitos de investigación durante varios lustros, al tiempo que, a
partir de posiciones de ‘inspiración psicoanalítica’ más o menos kleiniana, se
volcaron de forma masiva a la práctica clínica privada y al trabajo en otras áreas
(educación, orientación, prevención, etc.), en instituciones diversas” (Dagfal, A,
2009, Entre París y Buenos Aires. La invención del psicólogo (1942-1966), Buenos
Aires, Paidós, pp. 31-32).
227

Otros nombres de importancia en la psicología argentina son los de José Bleger


(1922-1972) y Arminda Aberastury (1910-1972), el primero tratando de integrar el
marxismo y el psicoanálisis, la segunda una dotada psicoanalista especializada en niños.
Alguien que debe ser mencionado, si bien su perspectiva fue opuesta a la de los
psicoanalistas, es Horacio Rimoldi (1913-2006), un psicólogo con excelente formación
matemática, gran rigurosidad en sus estudios y con una prolongada estancia en el extranjero
antes de retornar a su país.

Por último, una revista argentina que tuvo amplia lectoría entre psiquiatras y
psicólogos no solo argentinos sino de toda Latinoamérica es Acta Psiquiátrica y
Psicológica de América Latina, que dirigiera desde su fundación (1954) el ya fallecido
Guillermo Vidal (1917-2000).

04.04.02.Perú

Pero el psicoanálisis no ingresó a América Latina vía Argentina. No: lo hizo más
bien desde el otro lado de los Andes, más precisamente desde el Perú. En 1915, en el diario
limeño El Comercio, un joven estudiante de medicina llamado Honorio Delgado, publicó
un artículo que tenía por título “El psicoanálisis”, que suele ser considerado como el primer
trabajo latinoamericano que trata de la doctrina de Freud.

En todo caso, “El psicoanálisis” fue el primer trabajo de Delgado dedicado al


psicoanálisis, doctrina por la cual se sentiría muy entusiasmado hasta aproximadamente los
últimos años de la década de los 1920. En unión de su maestro, Hermilio Valdizán (1884-
1929), psiquiatra huanuqueño que había recibido un perfeccionamiento como tal bajo la
dirección de Sante De Sanctis (1862-1935), la figura más destacada de la psicología y la
psiquiatría italianas de su época, Delgado fundó en 1918 la Revista de Psiquiatría y
Disciplinas Conexas, la primera revista peruana especializada en psiquiatría, y que para
efectos prácticos, se convirtió en una suerte de órgano de expresión del psicoanálisis en
América Latina.

04.04.02.01.Honorio Delgado (1892-1969)

Delgado, personalidad muy perfilada de la cultura peruana, era un trabajador obseso


y a lo largo de toda su vida publicó (en castellano, pero también en inglés, francés, alemán,
portugués) por lo menos trescientos artículos sobre psiquiatría, psicología, filosofía,
literatura, lingüística, historia de la medicina, fisiología y, por supuesto, psicoanálisis. A
este impresionante output debemos agregar sus 25 libros, tres de los cuales merecen una
mención: primero, Sigmund Freud (1926), tal vez la primera biografía sobre el padre del
psicoanálisis; en segundo lugar, Psicología, escrita al alimón con Mariano Iberico (1892-
1974), y que ha alcanzado diez ediciones desde su primera aparición en 1933; y Curso de
psiquiatría (1953), influyente tratado de psiquiatría que resume su posición sobre esta
disciplina.
228

Después de ser un seguidor y defensor del psicoanálisis en esta parte del mundo,
reconocido inclusive por el propio Sigmund Freud, quien lo menciona en la segunda
edición de su Historia del movimiento psicoanalítico, Delgado se aleja del psicoanálisis y
opta por una posición cada vez más crítica acerca de esta doctrina, siendo influido a partir
de entonces por las ideas de Karl Jaspers y Nicolai Hartmann.

Delgado cumplió una importante tarea difusora en el extranjero de los avances


internacionales en la psicología y la psiquiatría. Durante muchos años profesor en la
Universidad de San Marcos, en 1961 encabezó la renuncia colectiva de docentes de la
Facultad de Medicina de esa casa de estudios por su disconformidad con respecto a la ley
que implementaba el co-gobierno. Poco después se creó la Universidad Peruana de
Ciencias Médicas y Biológicas (hoy Universidad Peruana Cayetano Heredia), cuyo primer
rector fue precisamente Honorio Delgado.

Breve semblanza de Honorio Delgado

“Honorio Delgado representa la figura del médico humanista y renacentista que va más
allá de su profesión para abarcar amplias parcelas del conocimiento. Clínico sagaz,
psicopatólogo profundo, terapeuta enterado de todo lo nuevo, que aplicaba en nuestro
medio con rigor crítico, fue la expresión de lo que puede desear un espíritu de elección, en
constante hervor creativo. Filósofo y escritor, esteta y lingüista, naturalista y ecólogo era,
en los diversos escenarios que la vida le ofreciera, la misma persona y el mismo pensador
que concebía y practicaba su profesión conforme con los elevados valores de la ética”

Tomado de Mariátegui, J., Elogio de Honorio Delgado, Lima, Universidad Peruana


Cayetano Heredia, 1993, pg. 36

04.04.02.02.Walter Blumenfeld (1882-1967)

En el Perú, Delgado representa la posición filosófica en psicología. Pero en 1935


llega a Lima, procedente de Alemania, Walter Blumenfeld. Blumenfeld, destacada figura
del movimiento psicotécnico alemán, había sido profesor en la Universidad Técnica de
Dresde hasta que en 1935 fue privado de su cargo debido a su ascendencia judía.

Impedido de asumir posición laboral en Alemania y con escasas posibilidades de


encontrar algo en Europa, Blumenfeld aceptó una oferta de trabajo que le alcanzara la
Universidad Nacional de San Marcos, trasladándose al Perú, donde permanecería hasta el
fin de sus días.

Formado bajo la dirección de Stumpf y autor de un interesante y hasta hoy muy


citado estudio sobre psicofísica de la visión, trabajo que fue presentado como tesis doctoral
en la Universidad de Berlín, Blumenfeld se distinguía por una posición objetiva en
229

psicología, considerando al experimento como la vía más prometedora de obtención de


conocimiento en psicología.

Sus ideas no fueron comprendidas en nuestro medio y, además, Blumenfeld tuvo


que afrontar el más o menos soterrado antisemitismo de la sociedad limeña. A pesar de eso
permaneció en el Perú y publicó su importante Introducción a la psicología experimental
(Blumenfeld 1946), el primer libro que presenta una visión objetiva de la psicología en
nuestro medio.

04.04.02.03.La escena psicológica peruana de los últimos años

Figuras destacadas de la escena psicológica peruana de los últimos años son Raúl
González, hace algunos años fallecido; y Reynaldo Alarcón (1924-), psicólogo con una
muy larga trayectoria académica que se inicia cuando él es discípulo de Walter Blumenfeld,
y que es en la actualidad uno de los impulsores de la psicología positiva en el Perú; y,
Leopoldo Chiappo (1926-2010), recientemente fallecido, tal vez el más distinguido
representante de la psicología humanística en el país.

Alarcón, durante muchos años profesor en la Universidad Nacional Mayor de San


Marcos, continúa en actividad y ha dado a la luz numerosos libros así como también
investigaciones. Metodólogo e historiador de la psicología peruana (véase por ejemplo su
Historia de la psicología en el Perú, Lima, 2000) en la actualidad se dedica a difundir y
promover en el Perú la psicología, habiendo estimulado la creación de la Sociedad Peruana
de Psicología Positiva, la misma que llevó a cabo el primer simposio sobre el particular en
el país, en las postrimerías del 2009. Alarcón es la figura más conocida de la psicología
peruana en América Latina

Leopoldo Chiappo, por su parte, incursionó en el campo de la psicología filosófica


con su muy leído Dante y la psicología del infierno (Chiappo 1983), una obra basada en La
Divina Comedia de Dante Alighieri. Poseedor de una pluma con un amplio registro
expresivo, y hombre de una cultura portentosa, puede con toda justicia ser considerado un
representante de la psicología humanística entre nosotros. En el 2002 dio a la luz una muy
leída Psicología del amor (Chiappo 2002).

Tampoco puede dejar de mencionarse a Javier Mariátegui (1928-2008), el hijo de


José Carlos Mariátegui (1894-1930), el Amauta, la gran figura del marxismo
latinoamericano. Psiquiatra de profesión, Mariátegui mostró siempre un gran interés por los
temas psicológicos. Además de una amplia obra escrita expresada en libros (por ejemplo,
Estudios de psiquiatría social en el Perú, escrito en colaboración con Baltazar Caravedo y
Humberto Rotondo; Caravedo et al. 1963), artículos, investigaciones clínicas y en el área
de la psicología social, así como en comentarios de obras, Mariátegui será siempre
recordado por haber sido el fundador del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio
Delgado-Hideyo Noguchi”, la más importante institución en salud mental en el Perú.
230

Tras el fallecimiento de Honorio Delgado, su maestro, Mariátegui asumió la


dirección de la Revista de Neuro-psiquiatría, que Delgado había fundado en 1938 y animó
hasta su muerte. La Revista de Neuro-psiquiatría fue dirigida por Mariátegui hasta su
fallecimiento y es una publicación en la que se puede seguir la evolución de la psiquiatría
peruana hasta la actualidad.

Un artículo de Mariátegui cuya lectura es muy recomendable es “Concepción del


hombre y alcoholismo en el antiguo Perú” (Mariátegui 1985). Recientemente, Alarcón ha
dado a la luz un artículo que valora la obra de este importante psiquiatra peruano (Alarcón
2008).

04.05.El rol de los emigrantes

Un hecho cierto es que el progreso de la psicología latinoamericana fue


poderosamente estimulado por la presencia de psicólogos europeos que, por un tiempo o
permanentemente, estuvieron en alguno de los países de la región. Ya nos hemos referido a
Walter Blumenfeld, quien optó por el Perú como su segunda patria. Pero él en modo alguno
fue el único. La lista en realidad es extensa y solo mencionaremos dos o tres casos: Waclaw
Radecki (1887-1953), un psicólogo polaco formado bajo la dirección de Claparède (1873-
1940) en Ginebra, emigró primero a Brasil y de allí a Montevideo, donde se estableció
definitivamente, organizando en 1950 el I Congreso Latinoamericano de Psicología;
Mercedes Rodrigo (1891-1982), española, que emigró a Colombia y de allí a Puerto Rico,
jugando un rol muy importante en la psicología colombiana; los húngaros Béla Székely
(1899-1955) y Oliver Brachfeld (1908-1967), el primero trabajando en Argentina y en
Chile, y publicando un importante libro en su momento, Los tests, algo así como un
vademécum para aquel que en los 1950 y los 1960 quería saber algo de pruebas
psicológicas, y el segundo (Brachfeld), desplegando una intensa actividad en Ecuador y
Venezuela (León 1997).

Pero de todos ellos la figura más importante fue Emilio Mira y López (1896-1964),
destacado psicólogo español de actividad incansable, que a raíz del desenlace de la Guerra
Civil Europea, se vio obligado a dejar España, e iniciar una suerte de vagabundeo por
América Latina en búsqueda de una posición profesional. Mundialmente conocido y autor
de una ingente obra escrita, Mira y López enfrentó los problemas de todo exiliado pero
además la oposición (no siempre muy disimulada) de grupos conservadores en América
Latina que no veían con agrado su presencia por esta parte del mundo.

Tras coleccionar promesas de empleos en Argentina que nunca se concretaron


(León & Kagelmann 1991), Mira y López se trasladó a Brasil en donde sí jugó un rol
importantísimo en el desarrollo de la psicología en ese país.

04.06.El panorama en la actualidad


231

La psicología se ha establecido definitivamente como ciencia y como profesión en


América Latina. La cantidad de psicólogos latinoamericanos probablemente desborda las
necesidades reales sobre el particular de la región, pero por otro lado, pone de manifiesto el
interés de las sociedades latinoamericanas por esta disciplina.

Sin embargo, se observa un déficit en materia de investigación y, asimismo, una


falta de concentración en algunos de los temas urgentes de la región, como son la violencia,
la exclusión social, el racismo. Una excepción la constituye la obra, lamentablemente
trunca, de Ignacio Martín-Baró (1942-1989), cuyos planteamientos se conocen con el
nombre de psicología de la liberación (Martín-Baró1998).

Martín-Baró, un sacerdote jesuita que enseñaba en El Salvador, desplegó una


actividad intensa de estudio de la realidad de ese país, sacudido por una violencia
estructural y la guerra civil. Utilizando enfoques variados Martín-Baró formuló importantes
denuncias y cuestionó algunos de los mitos de mayor circulación en América Latina, por
ejemplo el del latinoamericano ocioso.

En medio de la guerra civil, Martín-Baró fue asesinado por paramilitares en el


campus de la Universidad Simón Cañas, de San Salvador.

Alguien que ha contribuido notoriamente al desarrollo académico de la psicología es


Rubén Ardila, fundador en 1969 de la Revista Latinoamericana de Psicología y decidido
impulsor de la Sociedad Interamericana de Psicología, entidad que agrupa a un importante
número de psicólogos de la región y que celebra un congreso cada dos años.

La comunidad psicológica latinoamericana ha rendido homenaje al incansable


trabajo de Ardila en un libro titulado El legado de Rubén Ardila. Psicología: de la biología
a la cultura (Flórez Alarcón 2003).

En México no puede obviarse una mención a Rogelio Díaz-Guerrero (1918-2004),


impulsor decidido de la psicología académica e importante investigador en el área de la
psicología social (habiendo escrito trabajos sobre la psicología del mexicano; Psicología
del mexicano: descubrimiento de la etnopsicología, 2001), cuyas ideas han influido
grandemente en la psicología latinoamericana. Si bien no un psicólogo sino más bien un
agudoy sensitivo observador de la realidad de su país y de la América mestiza, Octavio Paz
(1914-1998), el gran escritor mexicano que fuera laureado con el Premio Nobel, ha legado
una obra de gran significado para la comprensión de la identidad latinoamericana: El
laberinto de la soledad (1950).

También en México encontramos por algunos años a Erich Fromm, que impulso el
psicoanálisis en ese país. Como resultado de sus investigaciones acerca de la mentalidad de
campesinos mexicanos publicó en colaboración con Michael Maccoby Social carácter in a
Mexican village: a sociopsychoanalytic study (1970).
232

04.07.El rol de la Sociedad Interamericana de Psicología

La Sociedad Interamericana de Psicología es la organización académica más


importante a nivel de toda América Latina. Fundada en 1951, la SIP cuenta con asociados
en todos los países de la región pero también de los Estados Unidos y Canadá.

El evento más importante que ella realiza cada dos años es el Congreso
Interamericano de Psicología.

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