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EXCMA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION

DE 10& BIENE&Y DE 10& MODO&


DE ADQJ1IRIQ 1A PROPIEDAD
ENEL DERECHO CML BOLIVIANO
PASTOR ORTIZ MATTOS

Conjua;¡; da la Excma. Corta Suprema da Justicia


Profesor Emérito de la Unlvers1dad Mayor, Real y Pontificia de San Fran-
aSID Xavier de Chuquisaca.

Exministro de la Exana Corte Suprema de Justicia.


Exmlembro de la Comisión Codificadora para la elaboración del Antepro-
yecto de Código civil.
Exmiembro de la Comisión Redactora del Proyecto de Código Civil.
Expmfesor da Derecho civil de las Facultades de Derecho de las Univer·
sidades da Chuquisaca y Tarija
Exprofesor de Derecho romano da la Facultad de Derecho da la Universi-
dad de Chuquisaca.

Sucre -Bolivia
1992

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INTRODUCCION

En julio de 1976 la Respetable Corte Superior del Distrito de Chu-


quisaca auspició un ciclo de conferencias en la que participamos los miem-
bros de las Excomisiones Redactoras de los Proyectos de los Códigos civil y
de Procedimiento civil de Bolivia; en esa oportunidad diserté sobre "La
transferencia de la propiedad en el nuevo Código civil". En el mes de abril
de 1984 la Facultad de Derecho de la Universidad de Chuquisaca igual-
mente auspició otro cicIo de conferencias a cargo de los miembros de la Ex-
comisión Redactora del Proyecto de Código civil, oportunidad en la que
desarrollé el tema "De las sucesiones por causa de muerte" que contiene co-
mentarios alrededor de algunas refonnas hechas, en esta materia, por el
Código civil vigente respecto al Código civil abrogado. Por último, en el
mes de abril de 1991, ante una gentil invitación de la Respetable Corte Su-
perior del Distrito de Tarija, diserté sobre el tema "De la usucapión".
Como quiera que los tres temas seiialados se refieren a modos de adquirir
la propiedad en el Derecho civil boliviano, decidí, para completar el
presente libro, actualizar los trabajos anteriores y escribir dos temas más:
el primero sobre los "Bienes en general" y el segundo sobre "Otros modos de
adquirir la propiedad" en el que sucesivamente se trata de la adquisición
de la propiedad de los muebles por el solo efecto de la posesión de buena
fe, de la ocupación y de la accesión.
Con estos antecedentes presento a la consideración de los señores ma-
gistrados, jueces, abogados, catedráticos y alumnos de Derecho del país, el
presente libro con el que espero contribuir a un mejor conocimiento de los
antecedentes, fuentes y fundamentos de la regulación de nuestro Código
civil en 10 relativo a los modos de adquirir la propiedad (mobiliaria e in-
mobiliaria que, en este libro, se los trata conjuntamente),

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Hago propicia esta oportunidad para expresar mi reconocimiento al


Dr. Hugo Sandoval Saauedra quien, como mi versado profesor de Derecho
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civil, despertó mi inquietud en el estudio especializado de esta rama del
Derecho así como por haber ejercido las funciones de Presidente de las Co-
misiones de Elaboración del. Anteproyecto y de la de Redacción del Pro-
yecto de Código civil, de las que fonné parte; al Dr. Osear Frerking Salas,
ilustre exprofesor mío y distinguido colega en la Comisión Redactora del
Proyecto de Código civil con quien, además, me correspondió trabajar en
tarCJ2Sde revisión interna dentro de la Comisión y agradecerle por el bello
prólogo escrito Q esta obra; Q la memoria del Dr. Raúl Romero Linares,
prestigioso intelectual y jurisconsulto que también desempeñó las funciones
de Presidente de la Comisión Redactora del Código civil y, por último, a
los Sres. Presidente y Decano de la Excma. Corte Suprema de Justicia,
Dres. Edgar Oblitas Fernández y Hugo Calinda Decker, respectivamente,
por haberme alentado a publicar el presente libro.

Sucre, 16 de marzo de 1992.

Pastor Ortiz Mattos.

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A~ODO DE PROLOGO

El Dr. Pastor Ortiz Mallos me ha conferido el honor de escribir unprólogo


a la muy importante publicación de su obra "De los bienes y de los modos de ad-
quirir lapropiedad en el Derecho Civil Boliviano". Al honor se suma el exquisito
placer intelectual y profesional de cumplir con especial agrado ese delicado
cometido, sobre una producción jurfdica de muy alto valor, en una materia dé
singular atracción y utilidad, tratada con maestrla, ponderación y austera
responsabilidad por el autor. Empapado como está de su complejo contenido,
como coredactor que ha sido del nuevo Código Civil vigente, de la selecta biblio-
grafia manejada con conocimiento y oportunidad al respecto, del cotejo de la
legislacióny del derecho civil comparados, de la jurisprudencia nacional consa-
grada por nuestra Excma. Corte Suprema de Justicia, de la cual a su vez fue
ministro componente y su actual conjuez, desde hace tiempo, así como profesor
de la asignatura, por muchos años, en una proflcua etapa de nuestra prestigiosa
Facultad de Derecho en la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca,
ha abordado los temas integrantes de su estudio, como otros expuestos en diver-
sas ocasiones, con sobrados tñulos y sólida solvencia en la especialidad.
No es menos relevante, el contribuir, como lo hace, con esta publicación,
a esclarecer mejor. con su competente análisis, el sentido, alcances y justifica-
ción de muchos de los nuevos preceptos o innovaciones incorporados al actual
Código Civil o, en cambio. los fundamentos de haber conservado otros, los
motivos de haberse suprimido o modificado ciertas regulaciones. ya ahora
innecesarias al tenor de determinadas preceptuaciones legales o constitucio-
nales. siguiendo en su caso el curso de los cambios históricos experimentados en
varios de los regímenes jurídicos, dentro del área de la materia estudiada y ex-
puesta. asi v. gr. la reforma agraria y la nacionalización de las minas. y del mis-
mo modo. acerca de los parámetros o referencias de las codificaciones compara-
das. a escala internacional, utilizadas en la codificación, tanto en orden a los
grandes cuerpos legales modernos de ejemplares normaciones, ya del viejo conti-
nente. incluyendo desde luego el antiguo tronco de nuestra legislaci6n civil cual
es elfrancés y en parte el español y en su caso las nuevas temáticas normativas

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Los temas abarcados, dentro de la unidad de la materia tratada.justlflca-


ble, con cabalidad, del título de la obra, son por lo demás, de gran atracción y
hasta seductivos, en una de las instituciones fundamentales de la vida social y
aún mucho más en la época moderna y actual, donde la propiedad pública ha lle-
gado también a asumir, en gran parte. una vastlsima importancia, a través no sólo
de los bienes de dominio originario del Estado, sujetos a concesión, unos, y otros
de uso común (en su caso municipales) j de los propios del patrimonio privado
del Estadoo Municipio; y más aún con la proliferación producida por la creación
de entes jurídicos estatales de actividad empresarial, como son las empresas
públicas, con diverso grado de autarquías, cuyos regímenes legales respecto a
bienes traza asimismo el autor, o de otras instituciones públicas, tópicos legales
I
sobre los cuales hace un penetrante estudio, análisis y discriminación, y también
sugerencias y aun abre, expllcita o implícitameme, inquietantes cuestionamien-
tos en el amplio marco del primer tema "De los bienes", en el, que también, hace
resaltar la profunda trascendencia labrada por la incorporación de la "[uncián
social" de la propiedad. desde la reforma constitucional de 1967y sus efectos..
En este mismo 'Tema Primero'tringresa, asimismo, a examinar, por ej., y
presidiendo la exposición como es lógico. las diferencias establecidas entre el
nuevo Código y el abrogado, respecto a la división o distinción entre bienes in-
muebles y muebles, que se mantiene como sucede en otros, separándose, sin em-
bargo, de los fundamentos dados por el abrogado, que daba preeminencia sólo a
la riqueza inmobiliaria y así llevaba a ciertas ficciones jurídicas "por las q'ft
convertía a ciertos muebles en inmuebles y a ciertos derechos en muebles o in-,
muebles", de .donde el nuevo Código adopta la orientación de otros códigos
novlsimos, como el italiano, en el que "el concepto jurldico de bien inmueble
corresponde casi siempre al concepto físico" y, en su. caso, con propia
individualidad caracterizante, diferente al del otro bien sobre el cual pudiera
yacer en su caso. La división resulta, además, simplificada por el propio Código,
al agotar la indicacián o caracterización de los bienes que naturalmente sean in-
muebles. para en oposición establecer que lodos los otros bienes son muebles,
distinción facilitada, para un evento, por la propia determinacián formulada por
el Código, sobre lo que el autor contribuye a explicar sus alcances. Y, principal-
mente, sobre los relativos a la nueva trascendencia lograda por los muebles. su-
jetos en caso de alta o relativa importancia, a registro, o sea los "muebles sujetos.
a registro", a los que ha prestado un merecido tratamiento legal la codificación
vigente. por representar, como representan, valores de cuantla apreciable. y

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propios de la vida económica contemporánea, como los automotores, las naves.


naves aéreas. etc.• etc.• acerca de lo cual anota el autor sugerencias de gran sig-
nificación.
y de igual manera hace resaltar la aplicación formulada, por el nuevo
Códjgo, del régimen de los bienes a los derechos reales de contenido patrimonial, .
~ naturaleza ya inmobiliaria, ya mobiliaria. As( como también destaca la impor- '-

tame adopción jurldica establecida por el Código hoy vigente. respecto al con-
cepto legal de "pertenencias", bien relativas a muebles o bien a inmuebles. pero
constituyendo siempre bienes muebles, en que por mucho que estuviesen afecta-
dOs,por ej.• a la omamentacién de un inmueble, no pierden su calidad de mue-
bles, aunque s(, por razones económicas. los actos relativos a la cosa principal
comprenden también las pertenencias, pero pueden asimismo ser objeto de actos
jurúJicos separados.
Del mismo modo. en el "Segundo Tema" de la obra, relativo a "La transfe-
rencia contractual de la propiedad" el atuor analiza, con gran versacián, la cues-
tión ~s~ sus antecedentes. Ora en relación con el derecho romano y con el
derechofrancés o el sistema español antiguos, en que jugaba una fórmula esen-
cialla "tradicián" efectiva y luego simbólica, ora con la dogmática planteada por
el Códigofrancés de 1804 Y el Código civil boliviano de 1831. cuyas regulaciones
sustanciales en materia contractual fue adoptada sobre aquél. reproduciendo en
la materia. en el nuestro, las soluciones dadas antes en el preindicado. y es ast
que la transferenciafue normada sólo como "la obligación de entregar la cosa".
perfeccionada por el simple consentimiento, aunque no se haya hecho la tradi-
cWn. En este esencial aspecto, el autor anota, con colmadas razones que, contra
lo sostenido en algunos comentarios. ni el C6digofrancés de 1804 ni el nuestro de
18311legaron a establecer que la transferencia de la propiedad se operaba por el
simple efecto del contrato. respecto a lo cual ha incorporado una profunda madi-
fic~i6n conceptual el Código vigente. Evidentemente, enfatiza el autor, que en
el Código abrogado. si bien suprimió éste la necesidad de efectuar la tradicián
real d~ la cosa, estimada por ejecutada al mismo tiempo. o "ipso jure", por la
volllllladpresunta de los contratantes, era ello una consecuencia de la obligación
~ dar. que en el campo de la realidad, se produce; en cambio 'Juera de toda ac-
tividad del deudor y aun contra su voluntad", sobre los cuales antecedentes, se
ha atribuido a ciertos contratos efectos reales. independientes de toda idea de
obligación. Por esto la transferencia de la propiedad. como expone. o la constitu-

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cián de ciertos derechos reales. son ahora efectos directos del contrato. COmIJ lo
ha normado el nuevo Código. por solo efecto del consentimiento. con la salvedad
en cierta clase de contratos. de cumplir requisitos deforma. cual en la donación,
sobre lo que se explaya con clara penetración el autor.
y al respecto. aclara. asimismo. que eliminada en el Código la categorla
de obligacián de "dar". la de "entregar': asume como contenido, la entrada del
acreedor en la posesión. bajo la garantla de la protección jurisdiccional
mediante /0 ejecución forzosa y sus respectivas modalidades. según se trate de
bien inmuebles o muebles. Y es interesante anotar que para la ejecución forzosa
de las obligaciones reguladaspor el Código se ha eliminado. como una gran nove-
dad jurídica, el apremio corporal, en que el interés de terceros o frente a ellos se
halla respaldado por el sistema registral, creado ya desde la promulgación de la
ley de derechos reales de 1887 y sus complementaciones y mantenido por el
Cádigo, registro que si bien no tiene carácter constitutivo del derecho real. es de
publicidad frente a terceros y en el cual se ha incrementado lo relativo a las nue-
vas figuras incorporadas a la codificación. como la prenda sin desplazamiento.
Asimismo ingresa a analizar las situaciones en que. sea por virtud del contrato o
de Jo ley. se posterga la efectividad de la transferencia o la constitución de 'Wl
derecho real. previstas por el Código. tales la venta con reserva de propiedad.
de la venta de cosa ajena y otras variedades de ese carácter, que el autor indivi-
dualiza y explica. en que el comprador adquiere la propiedad en un segundo mo-
mento con el solo cumplimiento del evento preestablecido. sin necesidad de una
segunda declaración de voluntad. que se sobreentiende. pero hará necesaria s(
una complementacián en su inscripción. para efectos de la publicidad registral,
En esta abrevladlsima y mera referencia muy general al contenido rele-
vante de la presente publicación. casi s610a manera de simples notas de recen-
si6n o esbozo destinadas a apuntar o destacar su densa riqueza expositiva, legal y
doctrinaria. cabe remitirse. ast sea únicamente en forma muy breve. a los temas
tratados en las partes sucesivas. en el cuadro de la materia general. aunque
constriñéndonos aún más.
As[ bajo el signo de "Tercer Tema", abarca el relativo a "Las sucesiones
por causa de muerte" o sea la traslación hereditaria de bienes. donde. igual-
mente. se han producido notables variaciones en la codificación. sobre lo que el
autor, luego de un interesante desarrollo de antecedentes en los sistemas suceso-
rios (romano. germánico, español.francés] incluyendo el relacionado con nues-

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tro país y las reformas introducidas al Código anterior, como las numerosas in-
corporadas, por ejemplo, por ley de 1882, ofrece o indica la orientación seguida
al respecto, conforme a las directrices de la Constitución y el Plan General de la
Comisión Redactora y destinando ésta un Libro a ello, con regulación indepen-
diente, haciendo notar el expositor que su tñulo o denominación responde a la
materia espectfica normada y, en enfoque esquemático, como corresponde al ,,
carácter de la publicación, la sistemática adoptada y las fuentes principales con-
sultadas por la indicada Comisión Redactora del nuevo Código al respecto, como
ser los propios antecedentes nacionales, aun de nuestra jurisprudencia nacional,
y los proyectos habidos al efecto, las de Códigos como el francés, el italiano, el
español, argentino y otros, manteniendo muchas de las instituciones ya regula-
das, suprimiendo algunas como los codicilos o los comisarios testamentarios,
eliminando contradicciones e incorporando otras, como la declaración de
v.
"indignidad", que puede "coexistir armónicamente" con la desheredación, por ser
diferentes; o como el reconocimiento del derecho del cónyuge supérstite o del
conviviente, a suceder, no sólo en los bienes propios, sino en los comunes del
causante, estableciendo a su vez el porcentaje limite dentro del cual puede el
causante mejorar la situación de los hijos y descendientes y establecer liberali-
dades, suprimiendo las mejoras del tercio y quinto.
Es en ese sentido que el autor muestra esquemáticamente las principales
innovaciones producidas en este ámbito, que no son pocas, destacando al efecto,
por ej:, que 'a sucesión se abre con la muerte real o presunta del causante,
muerte'presunta no regulada a este efectopor el Código abrogado; o como excep- "
ciones a la prohibición de contratar sobre sucesión futura, la relativa a la por-
ción disponible de su propia sucesión o la de preferencia entre cónyuges respec-
to a la adquisición de ciertos bienes, como el negocio comercial o el equipo
profesional, etc.; ele. Y entre esas innovaciones no es la de menor importancia,
la referente al beneficio de la separación de patrimonios de los del causante
respecto al de los herederos o, en cuanto a la sucesión testamentaria, la incor-
poración de los testamentos "especiales" sin solemnidades en situaciones de ries-
gos, en varios eventos, o haber reglado mejor mediante una regulación coherente ,¡
y armánica, la cuestión de la división de la herenci~, etc.. como bien lo analiza y
coordina el exponente.
y ast accede después al "Cuarto Tema", destinado al apasionante y
atrayente problema de "la usucapión", que el nuevo Codigo, sobre los lineamien-

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tos establecidos por el primer proyecto de 1963 (en el cual participá), y


posteriormente por.el Plan definitivo y las Bases para su redacción de 1973, in-
corpora con esta denominacián apropiada como medio de adquirir la propiedad o
ciertos derechos reales (o "prescripción adquisitiva" que se usaba y aún se usa
en varios Códigos. por reunir dos situaciones jurídicas algunos aspectos co-
munes) regulada. enforma independiente de la "prescripción" liberatoria, reser-
vada para la de acción, en el titulo respectivo. El autor desarrolla el tema desde
sus antecedentes románicos y de las "lnstiuuas",reproducidas en las leyes de
Castilla y luego en el Códigofrancés, de donde los tomó el del país, sobre teda de
las Partidas como lo anota el expositor, por lo que entonces no se trató separada-
mente a ambos fenómenos. lo cual analiza extensa y autorizadamente, con sus
consiguientes puntuaiizaciones, diferenciaclán que fue abriéndose paso y adop-
tando en varios otros, en razón, que el autor examina con gran calidad, de que
una se refiere a la posesión (como medio de adquirir) y la otra a la inacción
(como medio de extinción de un derecho), aplicándose asimismo, no sólo a la pro-
piedad inmueble, como antes, entonces de presencia o existencia predominante.
sino a los muebles, cuyos valores econámicos han trascendido notablemente en
la época moderna, con los sistemas de autolocomocián y muchos otros, y
abreviando apreciablemente los términos de tiempo o plazo exigibles, tanto a la
usucapión de carácter ordinario como en la extraordinaria, con especial
cómputo para los muebles sujetos a registros, en todo lo cual yen otros muchos
aspectos el autor gura con erudición y seguridad, respecto a esta notable institu-
ción, justificante del concepto expresado sobre ella por el exponente, sin extre-
marlo, por su "elevada función", de garantta "de la paz social", que muy bien
puede asumir, en consecuencia, la de una de las palancas sostenedoras del
bienestar. con muy notables aplicaciones de orden social y nacional anotadas
por el autor, en cuanto a las vicisitudes de la propiedad inmobiliaria de carácter
agrario en el pals. ,..'
"
Por último, en el "Quinto Tema", intitulado: "Otros modos de adquirir la
propiedad", comprende el de la posesión de muebles por cuyo solo efecto se pro-
duce la propiedad de los mismos y sus condiciones y excepciones, donde se desta-
ca el relieve jurldico de los preceden les históricos y de orden legal a que
responde y el que obra la buena fe al respecto, como su necesario acondiciona-
miento para surtir esos efectos, en que la posesión vale por t(lulo y en su defecto
el requerimiento de determinados plazos para igual consecuencia legal; y otros
modos, como la ocupación, la accesión y sus respectivos componentesjurídicos y

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sus regulaciones en el Código, que sólo enunciamos, dejando a la documentada


palabra del autor el ingresar, como ingresa. a su analítico y sagaz desenvolvi-
miento, completando ase el tratamiento de la materia, que da nombre a la obra y
que culmina con magnifico acierto.
Esta es la producción bibliográfica que nos ofrece ahora el Dr. Pastor Or-
tu Mastos en brillante estilo, con sencillez y claridad al par que versacián y pro-
fundidad, en que no es menos importante la forma atractiva y de interés en que
desarrolla los temas. que despierta y centra de inmediato la atención del lector
en su contenido. antecedentes y planteamientos, compuesto desde el recogimien- I
\"
to del gabinete de trabajo, la meditacián del estudioso, las exigencias de la aaivi-
dadforense y la experiencia del jurista, entre la consulta de Códigos. Gacetas y
textos y el acucioso hojeo de expedientes. para solaz y provecho de los que se
inquietan, ocupan y preocupan por los temas del derecho. Gracias, Dr. Ortiz
Mattos.

Sucre, 16de marzo de 1992.

Dr. Osear Frerking Salas.


Ex Decano de la Exana Corte Suprema de Justicia y de la Sala CMl Segunda de la msma,
Miembro da la Comisión Redactora del ProYecto de Código CivIl (1972-1974).
Profesor Emérito de la Universidad da Chuquisaca.
Conjuez de la Excma Corte Suprema de JustCla.
Presidenta d!ll,Tnbunal Nacional de HOnor del Colegio Nacional de Abogados de BofJVia(1988--1992).

" .....

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. PRIMER TEMA

1.- DE LAS COSAS Y DE LOS BIENES EN GENERAL A.- Noción. B.- Di-
visión fundamental. C.- Bienes inmuebles. D.- Bienes muebles: 1} Noci6n. 2)
Bienes muebles sujetos a registro. E- Aplicación de la disciplina de los bienes
a los derechos. F.- Pertenencias: J) Cosas simples y compuestas y parles
esenciales. 2) Concepto de pertenencias.
11.-DE LOS BIENES CON RELACION A QUIENES PERTENECEN. A.- AA-
tecadentes y método adoptado por el Código eivil vigente. B.- Bienes del
dominio originario del Estado y bienes de dominio público. 1) Bienes del
dominio originaño del Estado: al Riquezas del Slbsualo y minas; b) bosques y
tierras forestales; e) fuerzas flsicas de aprovechamiento y d) suelo. 2)
Bienes del dominio público. C.- Bienes dalas personas particulares. 1) 8ienes
del palrimonio privado del Estado: a) Bienes del palrimonio indisponible del
Estado: hidrocarburos y grupos mineros nacionafizados. bl Otros bienes del
patrimonio privado del Estado, de las municpaJidades, de las universidades,
de las insthuciones y empresas púbucas. 2) Bienes de la Iglesia Católica

DE LOS BIENE;S
...
En el presente estudio trataremos sobre los bienes en general y sobre los
bienes con relación a quienes pertenecen.

l_- DE LAS COSAS y DE LOS BIENES EN GENERAL

No nos referimos ahora al objeto de los derechos, tema que se vincula


con las cosas y los bienes (aunque no se agota en ellos). Tratamos sobre las
cosas y los bienes en los términos que regula el Código civil vigente destacan-
do. principalmente, las innovaciones que ha introducido. en esta materia,
respecto al Código civil abrogado.

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PASTOR OItTf¿ MATTOS

\
A.- Noción
Cosa (res) es una parte del mundo externo que puede ser dominada por
el hombre para producirle una utilidad económica. Con la apropiación las co-
sas se convierten en objetos de derechos subjetivos y toman el nombre de ...
"bienes". Por ello el art, 74-1 de nuestro Código civil al dar la noción de bienes
dice que son las cosas materiales e inmateriales que pueden ser objeto de
derechos. Por lo dicho, todo bien siempre es al mismo tiempo una "cosa". por
10 que nuestro Código (arts. 78, 79, 80. 82-I1 y III y 91) usa el término de
"cosa" indistintamente con el de "bien".
El Código civil vigente, no agota la noción de bien en las partes reales
y tangibles del mundo exteríor, como los edificios o energías (cosas
materiales), sino que también comprende a las entidades ideales (cosas inma-
teriales) que proporcionando una utilidad económica, constituyen también ob-
jetos de derechos.

"
B.- División fundamental
El art, 74-II del Código civil dispone que 'Todos los bienes son inmuebles
o muebles", Con esto el Código vigente mantiene, como fundamental, la di-
visión (que también hizo el Código civil abrogado) de que los bienes son in-
muebles o muebles.
Sin embargo nos corresponde advertir que el nuevo Código se separa de
los fundamentos de la divisíón dados por el Código abrogado, el que (igual que
el franéés de 1804) paroa del concepto 'de que sólo 'la riqueza inmobiliaria era
importante. Por 'ello el Código vigente' suprime las ñcciones, resultantes' de
una amplia protección de la propiedad inmobiliaria, por las que 'convertía a
ciertos muebles en inmuebles y a ciertos derechos en muebles o inmuebles.
Sin embargo el Código vigente no establece una asímllacíón completa entre
los muebles e inmuebles; al contrario mantiene la distinción, la que sé funda,
en principio; en un particular cuidado que se 'continúa dispensando a los bienes
inmuebles aunque repetimos sin reproducir los fundamentos del Código abroga-
do. ' , ..
La actual división se funda:
1') ,En la diferencia natural de los bienes, La fijeza de la situación de
los inmuebles permite su identificaci6n exacta y el aplicarles re-
glas especiales que no serían convenientes para todos los muebles
.(publicidad de las transferencias y gravámenes, competencia de los
tribunales en las acciones reales, etc., etc.).

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--,

DE LOS BIENES Y DE LOS MOOOS DE ADQUDUR LA PROPIEDAD

21) En que, en base de la experiencia universal, los códigos civiles


modernos de Europa y América (como el italiano, brasüeño,
peruano y otros) mantienen, como fundamental, la división de los
bienes en muebles e inmuebles.
Por. estas razones se regula en forma separada la propiedad inmueble y
la propiedad mueble. -.

C.- Bienes inmuebles


El C6digo civil vigente (art. 75) atribuye calidad de inmuebles sola-
mente a las cosas que así las son naturalmente al disponer que "Son inmuebles
la tierra y todo lo que está adherido a ella. natural o artificialmente" y que "Son
. " también inmuebles las minas, los yacimientos de hidrocarburos, los lagos, los ma-
nantiales y las corrientes de agua".
Por lo dicho el Código vigente se separa del sistema tradicional (que in-
form6 al Código abrogado y que aún inspira a algunos códigos modernos como
el mexicano) y adopta la orientaci6n de otros c6digos novísimos (como el
italiano) en el que "el concepto jurídico de bien inmueble corresponde casi
siempre al concepto físico".
Desde 1836, en que se restableció en Bolivia la vigencia de las orde-
nanzas españolas, la mina y la superficie resultan ser dos inmuebles super-
puestos; esta situación se encuentra
.
actualmente
"",
reiterada
. por el art, 211 del
C6digo de Minería de 1965 recientemente elevado a Ley (la Ng 1234) en 11
de abril de '1991 (aunque con importantes modlñcacíones, sustituciones e in-
corporaciones). Por otra parte, desde. la d~4taci6n de las Leyes de 12 de di-
ciembre de 1916 y 20 de junio de 1921, dentro del concepto de "minas" ya no
se incluye a los _yacimientosde petróleo y dc;~ás hidrocarburos, hecho reitera-
do por los arts. 139 de la Constitución y y .de la Ley de Hidrocarburos (de 111
de noviemb;e de 1990). Estos antecedentes explican que se señalan a "las mi-
nas" y a "los yacimientos de hidrocarburos" como bienes inmuebles con indi-
vidualidades propias. Pese a que el art. 136 de la Constitución atribuye la cali-
dad de bienes al suelo y al subsuelo nuestro Código civil ha preferido señalar
entre los inmuebles a las tierras, las minas y los yacimientos de hidrocarburos
por cuanto éstos últimos (minas y yacimientos) aún encontrándose en la super-
ficie constituyen bienes distintos de la tierra; además la legislaci6n universal
(códigos español, chileno, suizo, entre otros) comprende entre los inmuebles a
las minas (y al no subsuelo).

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PASTOR ORTIZ MA'ITOS

El Derecho español antiguo como-el actual (art. 334 inc. 811 del Código
civil vigente), ha considerado y considera a las aguas como cosas con carácter
"
jurídico propio distintas del fundo donde nacen o discurren aunque constituyan
un todo con él. La Ley sobre "Dominio, y aprovechamiento de aguas" de 28 de
noviembre de 1906 (que tiene antecedentes en la legislación española) adopta
la misma orientación por lo que el Código civil vigente incluye a los lagos. los
manantiales y a las corrientes de agua entre los bienes inmuebles máxime si
ésta es su condición natural e intrínseca.
Nuestro Código civil (Capítulo m, del Título V, Libro V) regula sobre el
Registro de Derechos Reales comprendiendo en la inscripción a las muta- ,
ciones y gravámenes de los bienes inmuebles (igual que la Ley de 15 de no- "
viembre de 1887). La publicidad de los derechos reales inmobiliarios. para ser
oponibles ante terceros (arts. 1538 del Código civil), es posible por la fácil in-
dividualización (derivada en su fijeza) de los bienes inmuebles.

D.- Bienes muebles


1) Noción.- El art. 76 del Código civil dispone que "Son muebles todos
los otros bienes. Se incluyen entre ellos las energlas naturales controladas por el
hombre". El arto 75 de nuestro Código civil agota la indicación de los bienes
que naturalmente son inmuebles; consiguientemente todos los demás bienes,
que pueden ser transportados (sin sufrir daño) de un lugar a otro ya sea movi-
dos 'V9r su propia fuerza (como los animales) o impulsados por fuerza extraña
(comR un _a~~om.ó~il) son muebles, Por .ello el Código civil da el concepto de
bie~es rtueble~, por exclusión .., • _ ',' ,
: .' Al. desprenderse periódicamente de los bienes 'inmuebles frutos y 'pro-
dUfto~, éstos ~ convierten en muebles por lo que, aun antes de su separación,
en los actos concernientes a ellos se aplican las reglas sobre muebles porque
ésa será
.... la .. calidad
. '. que tengan cuando
~ . existan. '.'
• Dado el' actual' avance' técnicó .,nuestrll Constitución así como algunas
leyes, j decretos dictados en los' últimos años,. reconocen como objetos de
derechos '}'d~negocios jurídicos a las- energías eléctrica (Código de Electrici-
dad de 31 de julio de 1968), Ionétíca Y" óptica (Ley' General de Telecomunica-
ciones de 2 de junio de 1971 y Reglamento del Servicio d~ Televisión de
mayo de 1986) dando', además, normas' sobre' la promoci6n, desarrollo y
ulterior uso de la energía nuclear (art, 140 de'la' Carta, Decretos Nos. 05389 y
05981 ~e 14 de enero de 1960 y 26 de enero de 1962). .
No obstante que.en el concepto de muebles, dado por exclusión, quedan
incluidos implícitamenteen esta categoría de bienes los gases y energías; el

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DE LOS BlEI\'ES y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

Código civil vigente da expresamente una norma que así lo reconoce para evi-
lar inútiles controversias (aunque naturalmente estos bienes son muebles por
ser aislables, acumulables y susceptibles de ser pasados de un recipiente a
otro), para encarar.hechos derivados del desarrollo técnico y para dar funda-
mento al Código penal en la tipificación de ciertos delitos (tal el del ano 330
sobre sustracción de energía).
Conviene destacar que el Código alude a energías naturales controladas
por el hombre (ya que sin tal control no habría bien ni objeto de derechos) con
lo que se excluye a las energías en estado natural. Se comprende en el artículo
a los gases que, desde el momento en que son apropiados y controlados por el
hombre, constituyen también objetos de derechos y de negocios (oxígeno,
anhídrido carbónico, etc., etc.).
2) Bienes muebles sujetos a registro» Ya anotamos que los bienes in-
muebles son de fácil identificación por lo que, desde fines del siglo pasado
(Ley de 15 de noviembre de 1887) se instituyó el Registro de Derechos Reales
(mantenido hoy en el vigente Código civil en el Capítulo I1I, Título V. Libro
V) en los que se inscriben la constitución, modificación o extinción de la pro-
piedad inmueble o de otros derechos reales inmobiliarios. '
Pero un régimen de publicidad no puede funcionar respecto a todos los
bienes muebles ya que por su número y por la rapidez de las transferencias se
hace casi imposible el establecer un registro mobiliario general. Sin. embargo •
existen ciertos bienes muebles de .fácil individualización y de importancia"
económica que pueden ser objeto de registro. Justamente a 'ellos se refiere el
art. 77 de nuestro Código civil cuando dispone que "Los bienes muebles'sujetos
a registro se rigen por las disposiciones que les conciernen J, en su defecto, Por'
las de los bienes muebles","
Adviértase que el citado artículo re;nite la regulación de los bienes
• .' "1 .'
muebles sujetos a registro a ollasdisposiciones que les conciernen", Es que.en
Bolivia desde la Ley de lQ'de diciembre de i.~11.:sobre registro especial ~
embarcacionés y l~é~ a: vapor con capacidad mayor a una tonelada.' se han
dictado un sinnúmero
. . d~ ._.disposíciones
.'
ádmi~istrativ~s
. . sobre registros de
diversos bienes, tal~s,~, aeronaves, ~ ,'Pllquinar!a agrícola. los vehículos mo-
torizado~. etc.• etc:. aparte' de otras sobre registro de propiedad intelectual, pa-
tentes de invención y marcas en general. Y así tenemos que el Código del
Tránsito (D. ~Y NI! 10735 de 16 de febrero ,de 1973) .regula (arts. 136 y 137)
sobre, la inscripción de los vehículos en los registros que deben llevar las Di-
recciones Departamentales de Tránsito.

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PASTOR ORTIZ MATTOS

Es innegable que la remisión del arto 77 del Código civil (igual que la
del arto 1395) a las "disposiciones que les
conciernen" si bien es práctica no re-
sulta ser técnica ya que no responde a los principios de unidad y de exclusivi-
dad que corresponde a todo Código.
Por ello consideramos que será útil la reforma parcial del Capítulo I1I,
Título V del Libro V de nuestro Código civil (relativo al "Registro de Derechos
Reales") en el que debe incluirse, por uña parte, la n6mina de los bienes mue-
bles sujetos a registro (partiendo de las leyes especiales existentes ahora como
ya ]0 hace el arto 1395-I del Código civil a propósito de hipoteca de muebles)
disponiendo el que se lleve en el Registro de Derechos Reales, libros sobre
propiedad y gravámenes de esta categoría de muebles (e! ine. 8 del art. 1540
del C6digo contiene, en esta .matcria, un antecedente cuando permite la
inscripción en el Registro de Derechos Reales la constitución, reducción o ex-
. tinci6n de la prenda agraria).
Por 10 demás estos bienes, reiteramos, continúan siendo muebles por lo
que, en forma supletoria, se rigen por las disposiciones que regulan los bienes
muebles en general.

E.- Aplicación de la disciplina de los bienes a los derechos


El Código abrogado (arts, 267, 275 y 278) igual que el Código francés
(arts. 5]7, 526 y 529) considera alos derechos como bienes muebles o inmuc-
bles ,segíÍn ..éi objeto' íll que se <wÜqueñ. CqO ligeras variaciones muchos
~~igos,m~cmQ~ como el S~i7.Q(art, 655 in~~2°), el brasileño (arts. 44 y 48) y
• , JI· • 6' • I
el mexicano (arts. 750 inc. 12 y 7~~) siguen la misma directiva.
. . ........ .
'. . El Código civil vigente (art.: 8]) consecuente con la orientación adopta-
da, en los arts, 75 y 76 no incluye dentro de los bienes a los derechos. estable-
ciendo en forma más congruente que "las disposiciones relativas a los bienesin-
muebles se aplican a los derechos reales inmuebles y a las acciones que les
corresponden. Respecto a.otros derechos i'acciones así ¿omo ·a las acciones y
cuotas de partlcipacián en sociedades. se aplican las disposiciones sobre bienes
muebles" (art, 8]). . ..
Conviene haceruna aclaración; Los arts. 139' dela Constitución; 7, 9,
22 a 72 de la Ley General 'de Hidrocarburos establecen que los yacimientos de
hidrocarburós pertenecen al dominio inalienable del Estado y que, sin embar-
go, pueden ser objeto de concesiones, de exploración, comercialización, recu-
peraci6n y transporte a los particulares; igualmente se faculta a Y.P.F.B. efec-
tuar contratos de asociaci6n con particulares en las fases de exploración y/o

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DE LOS nU:lIo"ESy DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

explotación. Asimismo las minas, aguas y las fuerzas físicas de, aprovecha-
miento (arts. 136 Constitución y 3~ del Código de minería) pueden ser objeto
de concesión a los particulares. De tales concesiones resultan, para sus titu-
lares, derechos con contenido patrimonial que pueden ser materia de distintos
contratos y de sucesión hereditaria •.
El otorgamiento, registro y negociación de tales derechos que recaen so-
bre bienes inmuebles, configuran, en el Código civil (art. 81) DERECHOS
REALES de naturaleza INMOBILIARIA.

F.- Pertenencias
1) Cosas simples y compuestas-y parles esenciales» Son simples las ca-
- sas que tienen individualidad unitaria, como un animal vivo o una piedra pre-
ciosa y son compuestas las cosas constituidas por varias partes discernibles y
aun separables, como un edificio o un automóvil.
Las cosas compuestas se encuentran integradas por partes esenciales y
no esenciales.
Las partes esenciales son aquéllas que no pueden separarse sin que una
u otra sea destruida o cambie su esencia como el ascensor, las cañerías de los
servicios de agua, los tubos e implementos de los servicios sanitarios, las puer-
tas, ctc., etc., de un edificio: ellas no pueden ser objeto de derechos separados
porque 'nuestro ordenamiento, .qué incluye normas constitucionales (arts. 22 y
133), tiende a evitar. la destrucción de valores ecoríémícos. Sin embargo. cuan-
do el interés econ6mico determina la excorporación de las·partes constítutívas,
por ejemplo la demolici6n"de un'
edificio, ellas dejan· d~ ser Integrantes esen-
ciales y readquieren su primitiva- autonomía pudiendo ser objeto de derechos
separados. El Código no da una norma especial "sobre las parte:s integrantes
esenciales. por considerarla superflua y sobreentendida:
. . - . "
2) Concepto de pertenencias» El"CQdigo abrogado (art. 273), siguiendo
al Código francés ..·,~eConocíaCOP.lO a bie~e$ i~muebles por su. uso o destino a
ciertas cosas muebles que el propietario ponía en servicio de su fundo.
Esta categoría de inmuebles, consídereda alln ppr 1011Rutare. franceses
como la "creacián más inútil del derecho moderno" (planiol y Ripert), desapa-
rece en el Código vigente (art. 82) el que adopta el concepto de pertenencias
en reemplazo de la antigua norma, 'con .Ia ventaja de· constituir una regla
general que comprende a las pertenencias relativas a muebles y pertenencias
relativas. a inmuebles.

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PASTOR aRTa MATI'OS

Las pertenencias son siempre bienes muebles (por ejemplo las herra-
mientas de un camión) pero por mucho que eUas estuviesen afectadas al fin
económico o destinadas a la ornamentación de un inmueble (animales de la-
branza O maquinaria de un fundo agrícola) no pierden su calidad de muebles.
,.
Pero por razones econ6micas el Código vigente establece que los nego-
cios y actos jurídicos que se refieren a la cosa principal comprenden también a
las pertenencias. Sin embargo como ellas (las pertenencias) gozan de auto-
nomía material pueden también ser objeto de negocios separados salvándose,
para este caso, los derechos que terceras personas (por ejemplo los de un
acreedor hipotecario) pudieron haber adquirido. sobre la cosa principal y sus
pertenencias, con anterioridad.
Al establecer esta regulación el-Cédigo civil, a parte de adoptar la
orientación que dan los códigos modernos (como el alemán, arts. 97 y 98; sui-
zo, arts. 644 Y 645 e italiano, arts. 817, 818 y 819) concluye con el sistema ob-
soleto del Código abrogado (art. 273) y la legislación nueva.

n.- DE LOS BIENES CON RELACION I ,

A QUIENES PERTENECEN

A.- Antecedentes y método adoptado por el Código civil. vigente


Tanto nuestro C6digó civil abrogado 'como su' modeló, el francés de (

1804, en sus respectivos Capñulés ¡lI, Título I del Libro 'u legislaron, esta ma-
I
teria, bajo' los rubros "De los bi~nes con' relacián' a los' que los poseen" (el _'o

Códígo'boliviano) y "pe los bienes en sus relaciones'con quienes los poseen" (el
francés) ..
Ambos códigos, consecuentes con sus fuentes mediatas contenidas tanto
en el Derecho romano, en Ja antigua legislación española, como en el Derecho .;
\
francés antiguo, tratan de los bienes sujetos a la propiedad de los particulares,
de los bienes 'Vacantes, de los bienes de dominio público .y de los bienes co-
munales. ~
El Código civil vigente (arts. 85 y 86) separándose del abrogado. se li-
mita, .en esta materia,
.
a d¡si><>~er~quc
\'
los bien,es del Estado.
., d~ los municipios
.
y de las universidades y o~ entidades públicas, se determinan y regulan por
la Constítución y las leyes especiales que les conciernen y que los bienes de

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DE LOS BIENES Y DE LOS .MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

las personas particulares se rigen por las disposiciones del Código civil y las
que les son relativas (como el Código de comercio, por ejemplo).
La simplificación, de este Capítulo en nuestro Código, se justifica por
muchas razones de las que. se destacan: a) Respecto a los bienes de los
particulares se omite inútiles repeticiones ya que a las cosas sin dueño se las
trata al regularse la ocupación como modo de adquirir la propiedad (arts. 140,
144, 145 Y 14~) Y ya no se legisla sobre las herencias vacantes toda vez que, a
falta de herederos forzosos o legales, ahora sucede el Estado (art. 1111).
b) Respecto a los bienes del Estado, municipios y de otras entidades públicas,
la legislación administrativa, que básicamente regula esta materia, es
cambiante. Sin embargo reconocemos que la simplificaci6n puede ser excesi-
va toda vez que se hace necesario regular sobre algunas categorías de bienes
- como los de dominio público.
En el presente trabajo, en base a disposiciones contenidas en la Cons-
titución, leyes administrativas y en nuestro Código civil nos referiremos, en
primer lugar, a los bienes del dominio originario del Estado y a los bienes de
dominio público, y luego nos ocuparemos de los bienes de los particulares y,
dentro de éstos, de los bienes patrimoníales del Estado, de las municipalidades
y de las entidades públicas así como a los bienes de la Iglesia Cat6lica.

B.- Bienes del dominio originario del Estado y bienes del dominio público
Debemos referimos, en primer lugar, a estas categorías de bienes que se
encuentran excluidos de los que corresponden a los particulares.
#' ., _....._ - lO •• _ .'

. 1) Bienes del dom;n~oorigin~~iod~l~slado.~El arto 136 de la Constítu-


ción Política del Estado dispone que son del dominio originario del Estado, a
parte de los que las leyes especiales dan. esa calidad, el suelo y el subsuelo
con todas sus riquezas naturales; las aguas lacustres, fluviales y medicinales
así como los elementos y fuerzas físicas susceptibles de aprovechamiento.
a) Riquezas' del subsuelo y minas.- 'DUrante el período colonial las minas
correspondían a la propiedad de la Corona ·de Castilla, la misma que las otor-
gaba a los particulares para que sean explotadas 'medíante' el pago de una
"regalía", Este sistema se instituyó en España en el siglo XVI y a partir de las
Ordenanzas de Toledo (1574) se la declaró vigente en todo el Virreinato del
Perú.
Declarada la independencia de la República, en 1834 se puso en
vigencia el Código de minería Santa Cruz que no sigui6 el sistema regalista
sino que adoptó el de la accesión según el que las riquezas del subsuelo per-
tenecían al propietario del suelo, sistema que tuvo escasa vigencia ya que en

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PASTOR ORrn MATI'OS

1836 fue sustituido por las Ordenanzas españolas; que, como se tiene visto, es- '"
tablecían el sistema regalista el que, adoptado al sistema republicano, dispuso
que las minas eran del dominio originario del Estado que pasó a ser un regula- .,
\
dor que otorgaba la propiedad de las minas a los particulares en base de la
prioridad de la petición.
La legislación minera boliviana se consolidó al promulgarse el 11 de fe-
brero de 1925 el Código de minería (llamado Saavedra), el que reiteró que
pertenecen originariamente al Estado todas las sustancias útiles del reino
mineral, pero que puede concederlos a los particulares mediante un título "'
ejecutorial.
El Código de minería, promulgado en 7 de mayo de 1965, en su arto 1°,
pretendió atribuir al Estado el dominio directo de todas las minas cuando es-
tableció que pertenecen al dominio del Estado todas las sustancias minerales,
lo que constituye la expresión de una corriente estatista que ya Se manifestó al
dictarse los Decretos Supremos Nos. 03196 y 03223 de 2 y 31 de octubre de
1952 elevados a Ley en 29 de octubre de 1956 que apuntaban a otorgar al Es-
tado el dominio directo de todas las minas.
La Constitución Política de 1967 (art, 136) renovó el principio de que el
Estado sólo tiene el dominio originario sobre las minas, principio reafirmado
hoy por el arlo l° de la Ley N° 1234 de 11 de abril de 1991 que eleva a rango
de ley al Código de minería de 7 de mayo de 1965 con importantes supre-
siones, modificaciones, sustituciones e incorporaciones, de las cuales una de
las más destacadas es la contenida en el citado arto lQ• Conviene señalar que
el Código de minería vigente (desde 1965) sustituye el concepto de propiedad
minera con el de simple concesión.
Por lo visto el concepto de dominio originario del Estado sobre las
minas se apoya en una larga tradición histórica que se remonta a la época co-
lonial. El sistema regalista es también el que rige en otras legislaciones mine-
ras modernas, en las que la dominialidad sobre las minas, es compatible con
los principios de un Estado democrático porque permite que el Estado, en su
función reguladora, aliente a los particulares al desarrollo de la producción
minera mediante una adecuada inversión de capitales. "
b) Bosques y tierras forestales» La Ley Forestal General de Bolivia NI!
11686 de 17 de agosto de 1974 (complementada.por los Estatutos de los Cen-
tros de Desarrollo Forestal Regionales, aprobados por D.S. NQ22763 de 28 de
marzo de 1991) establece que los bosques y las tierras forestales constituyen
patrimonio del Estado y bienes de utilidad pública, dándose normas sobre la
protección y producción forestal. Se otorga a los particulares autorizaciones

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DE LOS lllENES y DE LOS MODOS DE ADQUllUR LA PROPIEDAD

para la explotación, especialmente de los bosques mediante contratos. Sin em-


bargo la ley distingue los bosques fiscales en tierras baldías de los bosques de
dominio privado: empero la explotación forestal debe hacerse siempre
mediante autorizaciones a otorgarse por el centro forestal de la jurisdicción
respectiva.
c) Fuerzas físicas de aprovechamiento» Dentro de los bienes del dominio
originario del Estado se señalan también las fuerzas físicas susceptibles de
aprovechamiento. A este propósito el art. 265 del Reglamento sobre dominio y
aprovechamiento de aguas (D.S. de 8 de septiembre de 1870 elevado a rango
de Ley en 28 de noviembre de 1906) establece que puede otorgarse a los par-
ticulares concesiones de aprovechamiento de aguas públicas para estableci-

- mientos industriales. Esta ley establecía el otorgamiento de tales concesiones


a perpetuidad, criterio superado por las legislaciones modernas como la france-
sa (Ley de 16 de octubre de 1919), colombiana (Ley NQ 113 de 1928) y mexi-
cana (Ley de 30 de agosto de 1934) que establecen que la fuerza hidráulica
constituye un bien del Estado el que sólo puede conceder permisos de explota-
ción a los particulares por períodos limitados. Nuestra Constitución Política (a
partir de la de 1938) se orienta en ese sentido. El art. 134 de la Constitución
vigente dispone que ninguna concesión puede otorgarse por un período mayor
al de cuarenta años.
Correlativamente el arto 140 de la Carta establece que la promoción y
desarrollo de la energía nuclear es función del Estado.
. .
d) Dominio originario del suelo» En el período colonial, las tierras del
territorio de las Indias correspondían a la Corona de Castilla (Bula de Alejan-
dro VI de 4 de mayo de 1493) la cual las adjudicaba a los particulares consti-
tuyendo así la propiedad privada. 'Pero esa propiedad no revestía el carácter
absolutista romano, sino que configuraba un derecho relativo ya que ella era
concedida bajo la condición suspensiva de ocupación y las resolutorias de no
poblamiento, de no cultivo o de no pago de tributo; asimismo sobre el dominio
individual fl016 el dominio de la Corona la que revisaba frecuentemente los
títulos y revertía las tierras adjudicadas a su dominio directo o establecía com-
posiciones.
Correlativamente al dominio originario de la Corona sobre las tierras, en
el período colonial se reguló sobre los llamados "bienes vinculados" los mis-
mos que se encontraban sujetos al dominio de alguna familia con prohibición
de ser enajenados. Las "vinculaciones" resultaban de los mayorazgos, .de los
censos y de las capellanías.

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PASTOR ORTIZ MATIOS

Igual que en to40s los movimientos revolucionarios de fines del siglo


XVIII y comienzos del siglo XIX, acaecidos en Europa y América, uno de los
principios básicos sustentados. que también guió a la guerra de la independen-
cia en nuestro continente, fue el establecer la propiedad en general y la territo-
rial en especial, como un derecho absoluto, perpetuo y exclusivo de los
particulares, por lo que se buscó la supresión tanto del dominio originario sobre
las tierras cuanto de las cargas que pesaban sobre la propiedad para hacerla
enajenable. La Constituci6n Política de 1826. en sus arts. 149 y 154, se inspiró
en' estos principios al garantizar. por una parte, a las personas su propiedad
"
como uno de los derechos fundamentales y al abolir, por otra parle. las vincu-
laciones, declarando enajenables todas las propiedades aunque pertenezcan a
obras pías.
Con estos antecedentes el Código civil de 1831, reguló la propiedad en
general y la territorial, en especial, como un derecho absoluto, rodeándole de
garantías y atribuyéndole los caracteres de perpetuidad (que excluye la propie-
dad resoluble) y de exclusividad (que suprime el dominio originario de la Co-
rona o del Estado y las vinculaciones). Estableció. sin embargo, como una li-
mitación al derecho propietario. el de la expropiación por causa de necesidad
y utilidad pública.
Las Constituciones, a partir de la de 1938, establecieron el concepto so-
cial de la propiedad garantizándola cuando cumplía una función social y auto-
rizando la expropiación también cuando no la cumplía. Se suprimió así el
carácter absolutista del derecho de propiedad.
Pero los caracteres de perpetuidad y exclusividad subsistieron hasta
1953 en que se dictó el Decreto NI! 03464 de 2 de agosto de 1953 (elevado a
Ley en 29 de octubre' de 1956) sobre Reforma Agraria. en cuyo arto lOse
,_
estableció que el suelo, el subsuelo y las aguas del territorio de la República.
pertenecen por derecho originario a la Nación boliviana.
Dicha norma fue la central para ejecutar la reforma agraria y, posterior-
mente fue reiterada como constitucional en las Cartas de 1961 (art. 138) y la
vigente de' 1967 (art. 136). \.

Como consecuencia de dicho principio la propiedad territorial (rural o


urbana) pertenece al dominio originario del Estado. El Código civil de 1976.
partiendo del valor dogmático de la Constitución, ha aplicado el principio al
\,
regular la propiedad agraria (arts, 210 a 215), estableciendo el dominio
originario del Estado sobre las tierras, la facultad del Estado en el reagrupa-
miento y redistribución de la propiedad agraria, la conservación de la propie-
dad a través del trabajo. etc., cte.

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DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQUIlURLA PROPIEDAD

De nuestra parte consideramos que, después de¡cerca de cuarenta años


de ejecución del proceso de reforma agraria, ésta tiene que concluir y dar paso
a la normalización del sistema de la propiedad territorial urbana y rural. Un
proceso de reforma, por su naturaleza, debe ser temporal y cumplidos los fines
de la misma, debe establecerse la consolidación de la reforma y la normaliza-
ción legislativa. Por ello consideramos que debe modificarse el arto 136 de la
Constitución suprimiendo el dominio originario del Estado sobre el suelo y es-
tablecerse la regulación de la propiedad agraria dentro del sistema civil común
por lo que también debe modificarse el Título DI de la Constitución y abro-
garse las disposiciones citadas del Código (arts. 210 a 215).
Sin embargo consideramos que debe adoptarse los mecanismos adecua-:
dos para asegurar la producción agrícola autorizando la expropiación de los
.-- fundos improductivos así como la defensa del medio ambiente mediante una
renovada legislación forestal. Igualmente debe regularse sobre las concesiones
de las tierras baldías. Consideramos que el actual sistema dominial sobre la
tierra, no es el que más aliente a la inversión para la explotación racional de
los recursos renovables en el país.
2) Bienes del dominio público.-;.Reiteramos que el Código civil vigente
no los regula y se remite a la Constitución y leyes especiales que les conciernen.
El Código civil antiguo (art. 285) confundió los bienes del dominio
público con los patrimoniales del Estado. El Reglamento de Aguas, de 8 de
septiembre de 1879 elevado a rango de Ley en 28 de noviembre de 1906 al
igual que las leyes españolas de 3 de agosto de 1866 y de 13 de junio de 1879
(en las que se inspiró) regula sobre los ríos y lagos (que son de dominio
originario del Estado) como "aguas de dominio público". La Constitución
Política vigente (art. 59 ine. 7) alude a "bienes de dominio público" para men-
cionar a bienes patrimoniales del Estado.
El art. 311 del D. NI!03467 de 2 de agosto de 1953. elevado a rango de
Ley en 29 de octubre de 1956, hace una indicación, aunque parcial, de los .
bienes de dominio público atribuyendo esta calidad a los caminos, lagos, lagu-
nas, ríos y fuerzas físicas susceptibles de aprovechamiento con lo que, tam-
bién equivocadamente atribuye a algunos bienes del dominio originario (como
los lagos y ríos, arto 136 de la Constitución) la calidad de bienes de dominio
público.
El art. 61 de la Ley de Municipalidades de 10 de enero de 1985 dispone
que los bienes de dominio público municipal se clasifican en bienes de uso
público (calles, plazas, parques, canchones, terrenos baldíos, aceras y quebra-

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PASTOR ORTIZ MATI'OS

das) y en bienes afectados al servicio público como los inmuebles destinados


a la administración, educación, servicios y cementerios.
Por ,10visto, en esta materia, hay confusión y desorden, pues ninguna de
las disposiciones constitucionales, administrativas, agrarias o municipales que
mencionan a bienes de "dominio público" dan un concepto general del mismo.
Como el C6digo civil tampoco lo da, reconocemos que, en este punto, hay in-
congruencia que debe ser superada al aprobarse, por el Congreso, el Código
civil. ocasi6n en la que esperamos se puntualice el concepto de bienes del
dominio público y se establezca su régimen legal.
De nuestra parte consideramos que debe aclararse que son bienes de l.

dominio público s610 aquéllos que se encuentran destinados al uso común de


todos como las plazas, calles, parques, 'caminos; asimismo que tienen esta
calidad las obras destinadas a la defensa nacional.
Al establecerse el régimen jurídico de estos bienes debe señalarse que
ellos se eneuentran bajo la tutela de la autoridad administrativa competente
(Estado o municipio), que no pueden ser adquiridos por particulares por usuca-
pi6n ni por otro medio y que cuando sean desafectados (como en el caso de
cambiarse eltrazo de un camino), dicho bien pase al dominio patrimonial del
Estado O del municipio (según corresponda).

._
C.- Bienes de las personas particulares
_~~_.__ - 'o· •• __ •• __ ~~ ••• ~ •

El art....8.Cí del Cédígo civil establece que los bienes de las 'pcrsonas par-
ticulares, 'se rigen Por' las disposiciones dei C6digo civil y otras que les son
rela"tivas. '. . '. . .
Esta disposición comprende a los bienes de la;\ personas individuales las
que se rigen sustancialmente por el S;ódi,go civil, así como por otras disposi-
ciones especiales como las contenidas en los códigos de minería y de comer-
cio. Pero también comprende a los bienes patrimoniales del Estado, de los ,!,u-
lJ.icipiosasí como de las instituciones y empresas públicas. Está demás señalar
que el arto 122
, .
inc, 10 de la Constítucíón Política del Estado reconoce al Esta-
do como a persona de derecho privado y como ial tiene un patrimonio privado.
Algunos de los bienes que 10 integran son indisponibles y otros, si bien se en-
cuentran sujetos a regulaciones administrativas especiales, se rigen básica-
mente por el Código civil. En el presente estudio nos referiremos justamente a
los bienes del patrimonio privado del Estado así como a los de las
Instituciones y empresas públicas.

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DE LOS !llENES Y n:t; LOS MODOS DE ADQUUURLA PROPIEDAD

-- 1) Bienes del patrimonio privado del Estado» Los yacimientos de hidro-


carburos, cualesquiera que sea el 'estado en que se encuentren, las tierras
baldías y las que se revierten (art. 411 D.S. 3464 de 2 de agosto de 1953. eleva-
do a Ley en 29 de octubre de 1956), los bienes de dominio público después de
ser desafectados, los bienes que hereda de los particulares a falta de herederos
forzosos o legales, los edificios fiscales destinados al servicio público y. en
general, todos los bienes que pertenezcan al Estado, forman el patrimonio pri-
vado de éste.
Debemos distinguir, dentro de estos bienes, dos categorías: unos son in-
disponibles y otros son enajenables, bajo determinadas condiciones.
a) Bienes del patrimonio indisponible del.Estado
a-L) Hidrocarburos» El arto 139 de la Constituci6n Política del Estado
establece que los yacimientos de hidrocarburos, cualquiera que sea el estado
en que se encuentren o la forma en que se presenten, son del dominio directo,
inalienable e imprescriptible del Estado. Ya vimos que el art, 136 de la
Constitución establece que son del dominio originario del Estado las riquezas
del subsuelo y en ellas se comprende a los yacimientos de hidrocarburos. Pero
la voluntad del constituyente fue más lejos. No sólo les da el carácter dominial
sino que, aun antes de ser apropiados por el hombre, son del dominio directo e
inalienable del Estado. Este principio se encuentra reiterado en la vigente Ley
de Hidrocarburos de 111 de noviembre de 1990.
Pero nuestra Constitución y Ley de Hidrocarburos no sólo que aseguran
el dominio directo, inalienable ~ indísponible de los' yacimientos de hidrocar-
buros sino que, además, establecen que la exploración, explotación, comercia-
lización de los hidrocarburos y sus derivados asimismo corresponde al Estado,
Estas son manifestaciones de un marcado estatismo. Pero el principio se atem-
pera cuando la Constitución y la ley establecen que los derechos de explora-
ción, explotación y comercialización puede ejercer el Estado a través de
concesiones o contratos por tiempo limitado, hechas o suscritas con socie-
dades mixtas o personas particulares.
Aunque actualmente hay. imposibilidad constitucional para privatizar la
propiedad de los yacimientos de hidrocarburos, en cambio la actividad privada
puede cumplir ampliamente las _labores de explotación de la riqueza de hidro-
carburos a través de concesiones y contratos otorgados por el Estado.
a-2) Grupos mineros nacionalizados» Hemos expuesto que las riquezas
del subsuelo y entre ellas la minera, son del dominio originario del Estado (art,
13"6de la Constitución). Asimismo señalamos que, pese a que el art. JO del
Código de minería de 1965 (hoy modificado por Ley 1234 de 11 de abril de

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r
PASTOR ORTIZ MATroS

1991) pretendió sentar una base para atribuir al Estado el dominio patrimonial
de toda la riqueza minera del país. actualmente rigen el arto "136de la Consti-
tuci6n y la citada Ley 1234, según los que las minas pueden ser concedidas en
explotación a los particulares y, cuando tal cosa ocurre, dichas concesiones
mineras se integran en el patrimonio de dichas personas particulares.
Pero, además del dominio originario, el Estado (como persona colectiva
de derecho privado que es) puede ser también titular de intereses mineros.
" Para cumplir ese cometido. se creó la Corporación Minera de Bolivia
(COMIBOL) mediante D.S. NO03196 de 2 de octubre de 1953. el que dispone
que dicha Corporación queda encargada de explorar. explotar y beneficiar los
yacimientos mineros de la Nación. Inmediatamente de constituida la
COMIBOL, mediante un nuevo D.S. el NO03223 de 31 de octubre de 1952, se
expropió (nacionalizó) las minas y bienes de las empresas que formaban los
grupos Patino, Hochshild y Aramayo (minas que fueron determinadas en dicho
Decreto Supremo). Ambos Decretos Supremos fueron, luego, elevados a Ley
en 29 de octubre de 1956. La operación de las minas nacionalizadas se enco-
mendó a la COMIBOL.
La COMIBOL, como empresa pública y con arreglo a la ley de su
creación y a sus estatutos y demás normas internas. pudo siempre y puede ac-
tualmente, solicitar concesiones mineras de exploración y explotación y así
procedió desde que fue constituida.
Ahora bien, con estos antecedentes nos cumple señalar que el art. 138
de la Constitución Política dispone que pertenecen a] patrimonio de la Nación
los grupos mineros nacionalizados con lo que se incluyen a éstos dentro del
patrimonio indisponible del Estado. Si interpretamos la Constitución. en sus
términos literales, tendríamos que s610 son del patrimonio indisponible del
Estado "los grupos mineros nacionalizados" por el D.S. 03223 de 31 de octubre
de 1952 y no así las concesiones que COMIBOL obtuvo después, como cuales-
quier persona colectiva. Sin embargo, es notoria la intención del constituyente
de comprender en el patrimonio indisponible del Estado a todas las minas ad-
quiridas, a cualquier título y en cualquier tiempo. por COMIBOL.
Los términos en los que se creó COMIBOL, como empresa descentrali-
zada, nos parecen excesivos y no se arreglan a los principios democráticos
dentro de los que se constituyen este tipo de empresas públicas. En los países
totalitarios el Estado asume funciones patronales (capitalismo de Estado) y
consiguientemente las empresas públicas son sectores administrativos de dicho
Estado. En cambio en los países democráticos las empresas públicas se crean
como entidades descentralizadas del Poder Público, con absoluta autonomía e

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DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

intervienen en el mercado en las mismas condiciones que las empresas priva-


das. En Boli via se otorgó y se otorga a COMIBOL una suerte de ventajas,
como el establecimiento de reservas fiscales en su favor y otras que la colocan
en posición de privilegio, frente a las empresas mineras privadas. Hubo un
tiempo en el que el Presidente de esta empresa integraba el gabinete con ran-
go de ministro (situación que actualmente ya no se da). Esperamos que en un
reajuste institucional se acomode a las empresas públicas en general y a CO-
MIBOL en particular, dentro de la corriente democrática actual.
Si bien las minas de COMIBOL constituyen parte del patrimonio indis-
ponible del Estado. en cambio ello no impide a que COMIBOL pueda formar
con particulares sociedades para la mejor explotación. En este orden nuestra
Constitución no establece ninguna limitación y al contrario, esa posibilidad es-
tuvo expresamente permitida desde la creación de COMIBOL, antes de la na-
cionalización (art. 4° del D.S. 3196 de 2 de octubre de 1952, elevado a Ley en
29 de octubre de 1956).
b) Otros bienes del patrimonio privado del Estado, Municipalidades. Uni-
versidades. Instituciones y Empresas Públicas» Fuera de los yacimientos de
hidrocarburos y de las minas de COMIBOL, los demás bienes que pertenecen
al patrimonio privado del Estado, de las municipalidades, de las instituciones
(y dentro de éstas de las universidades) y empresas públicas se rigen por las
leyes especiales que les son concernientes y, en su defecto, por las disposi-
ciones del Código civil.
A partir del tercer decenio de este siglo aparte del Estado y de los mu-
nicipios, la Constitución y diversas leyes fueron reconociendo personalidad
jurídica a diversas instituciones y empresas pübllcas. A éstas se les dio diver-
sas denominaciones llamándoselas unas veces entidades autónomas o/y
autárquicas según el grado de autonomía funcional que se les reconocía. Pri-
mero la llamada Ley de Bases de 2 de mayo de 1970 (hoy derogada) y luego
la vigente Ley (D.L. 10460 de 12 de septiembre de 1972) de Organización Ad-
ministrativa del Poder Ejecutivo, regularon separadamente a las instituciones
públicas (que se establecen para atender programas de educación, como las
universidades estatales; de salud, como la Caja de Salud; de fomento, como
las corporaciones regionales de desarrollo) y a las empresas públicas (que se
crean para desarrollar actividades económicamente rentables como la Empresa
Nacional de Ferrocarriles, la Corporación Minera de Bolivia, la Empresa Na-
cional de Fundiciones, etc., etc.). Durante mucho tiempo se alentóla creación
de las empresas públicas productivas. en especial por la hoy desaparecida Cor-
poración Boliviana de Fomento, empresas que, en virtud del D.S. 21060 de 29

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PASTOR ORTIZ MATI'OS

de agosto de 198~ pasaron a depender de las Corporaciones de Desarrollo. Tan-


to la Ley General de las Corporaciones Regionales de Desarrollo (art, 15 inc.
f) del D.L. NlI 15307 de 9 de febrero de 1978) como la Ley Orgánica de
Municipalidades(art. 75 de la Ley de 10 de enero de 1985) facultan a las cor-
poraciones de desarrollo como a las municipalidades a crear empresas descen-
tralizadas (como que en efecto se han creado varias) y, además, se han hecho
cargo de exempresas de la C.B.F. y de la también disuelta Empresa Nal, de
Transportes (convertida hoy en empresas municipales de transporte). En los
días en que se escribe este trabajo, hay una tendencia universal que ha alcan-
zado América Latina y a Bolivia que propicia la privatización de las empresas
públicas. Se sostiene que éstas han sido fuente de corrupción, de enriqueci-
miento ilícito de muchas personas, de estancamiento económico y de la deuda
pública. Se ha aprobado por la Cámara de.Diputados en fecha 17 de diciembre
de 1991 un proyecto de ley sobre privatización de las empresas públicas. Con-
sideramos que este proyecto, ahora impugnado por algunas fuerzas políticas,
más pronto que tarde será aprobado (aun con algunas modificaciones) con lo
que la, importancia de las empresas públicas disminuirá al punto de que es
posible que también se modifiquen los arts. 138 y 139 de la Constitución. Sin
embargo no debe considerarse a la privatización como un objetivo en sí mismo
sino "como una política econémica que debe contribuir al logro de grandes obje-
tivos de desarrollo... que abarque tres elementos: la lógica productiva. la propie-
. dad de los medios de produccián y el destino de los excedentes netos".
Pese a que las instituciones y empresas públicas gozan de personería
propia, los bienes que forman su patrimonio, pertenecen, en última instancia al
Estado o a las municipalidades de las que dependen. Nuestra Constitución (art.
185) sólo reconoce plena autonomía a las universidades públicas las que, sin
embargo, en orden a sus bienes quedan sujetas a las normas que regulan al
sector público.
Los bienes patrimoniales del Estado, de las municipalidades, de las uni-
versidades, empresas e instituciones públicas, se encuentran tutelados por el
C6digo civil y demás leyes igual que los bienes de los paniculares. Sin
embargo su adquisici6n, administración y disposición se rigen por normas
especiales.
Los hoy derogados Decretos Leyes Nos. 15192 de 15 de septiembre de
1977, sobre Licitación de Obras del Sector Público y 15223 de 30 de diciem-
bre de 1977, sobre Adquisición para el Sector Público, daban reglas rigurosas
para la licitación de obras o para la adquisición de bienes del sector público.
Actualmente el D.S. 21660 de 10 de julio de 1987 instituye un nuevo sistema

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DE LOS llu::m:S y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

unificado de adquisición de bienes y sustituye las juntas de licitaciones con


las agencias contratadas por el Poder Ejecutivo.
Por su parte la Ley del Sistema de Administración, Fiscalización y
Control Gubernamental (SAFCO) de 20 de julio de 1990 da normas sobre la
administración y control de bienes del sector público y señala las responsabili-
dades de los administradores.
Por último debemos señalar que la disposición y venta de bienes del Es-
tado, municipalidades, universidades, instituciones y empresas públicas se su-
jetan a normas especiales. Así el arto 59 inc. 7 de la Constitución atribuye al
Poder Legislativo el autorizar la enajenación de bienes (se entiende que in-
muebles) nacionales, departamentales, municipales y universitarios "y de lodos
los que sean de dominio público". Criticamos anteriormente que esta disposición
confunde a los bienes patrimoniales del Estado con los de "dominio público".
Consideramos que la norma constitucional tiene que interpretarse en sentido
de que la misma se refiere, en principio, a los bienes patrimoniales y, entre és-
tos, a los de dominio público cuando son (inmuebles) desafcctados de esa
calidad.
Por otra parte la adquisición, administración y disposición de los bienes
(especialmente muebles) patrimoniales del Estado, municipalidades. universi-
dades, instituciones y empresas públicas se rige, además, por las leyes y aun
por los reglamentos que conciernen específicamente a cada una de las enti-
dades correspondientes.
2L Bie!1e.~_de...la_lgl!.s..ifl~.9.aIP.l~f...a.-El Estado boliviano ejerció. desde su
fundaci6n hasta la vigencia de la Constitución de 1961, el patronato sobre los
bienes de la Iglesia Católica, tanto por haber sucedido a la Corona de Castilla
en sus derechos (entre ellos el de patronato resultivo del Concordato celebrado
entre la Corona de Castilla y la Santa Sede en 1753) como por haber suscrito
en 29 de mayo de 1851 un Concordato cuyos arts. 7. 18 Y 19 reiteraron el alu-
dido patronato.
Ese patronato. afirmado por las constituciones y leyes secundarias (art.
22 de la Constitución de 1947, arto 5Q de la Ley de 25 de septiembre de 1851,
arto 19 de la Ley de 31 de octubre de 1833, arto 1558 del Código civil abrogado
y Resolución Suprema de 24 de mayo de 1915) se manifestó principalmente
en que los bienes, destinados al culto y temporales de la Iglesia no podían ser
enajenados sino mediando la aprobación del gobierno.
Accediéndose a las peticiones fonnuladas por el Episcopado de Bolivia,
en la Constitución de 1961 (art. 24) se dispuso que los bienes de la Iglesia
Católica gozan de los mismos derechos y garantías que los que pertenecen a

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PASTORORTIZ MArroS

los particulares. con excepción de los objetos de valor artístico o histórico.


joyas y objetos preciosos procedentes del culto religioso que podrán ser enaje-
nadas con autorización del Poder Ejecutivo, siempre que el producto se des-
tine a obras de beneficencia social en el país. La Constítucién vigente (art. 28)
reiteró el principio al disponer que los bienes de la Iglesia. de las órdenes,
congregaciones religiosas y de las instituciones que ejercen labor educativa,
de asistencia y beneñcencía, gozan de los mismos derechos y garantías que
los pertenecientes a los particulares.
Corresponde recordar que el patronato del Estado sobre los bienes de la
Iglesia Católica (una de cuyas manifestaciones fue el que ésta no podía enaje-
narlos sino con autorización del gobierno) derivó del hecho de que la Corona
de Castilla (de que es sucesora el Estado boliviano) durante el período
colonial fundó, dotó y edificó casi todos los templos que existieron en el Alto
Perú. por lo que el dominio de ellos flotó entre la Iglesia y la Corona. Ello ex-
plica y justifica que aun frente a 10 establecido en el arto 28 de la Constítu-
ci6n, el que actualmente la mayor parte de los bienes de la Iglesia, especial.
mente las catedrales y templos edificados en la Colonia así como la
incalculable riqueza destinada al culto (joyas, candelabros, cálices, etc.• anti-
guos) constituyen parte del tesoro cultural de la Nación, como 10 dispone el
art. 191 de la Constitución, por 10 que se encuentran bajo la protección y con-
trol del Estado. La legislación secundaria, como el D.S. 05918 de 6 de noviem-
bre de 1961, también establece que los templos construidos antes de 1900 así
como monumentos y obras de arte, quedan sujetos a ciertas limitaciones
respecto a su disposición. Frente atos antecedentes anotados y dado el hecho
de que el 95% de la población boliviana profesa la religión católica, de nues-
tra parte consideramos que es necesario complementar la actual legislación,
en esta materia, [ncorporando una nO!ffia.que explicite que los templos desti-
nados al ejercicio público del culto católico no pueden ser sustraídos a su des-
tino. Esta limitación no implicaría avasallar la propiedad de la Iglesia; pues ya
anotamos que la mayor parte de los templos fueron construidos con fondos do-
tados por la Corona.de Castilla y que la.propiedad de ellos, como la de los
bienes. de la Iglesia Católica en general, flotó primero.entre la Corona de Cas-
tilla y la Iglesia y luego entre el Estado boliviano y la Iglesia y consideramos
legítimo afectar su destino permanente al culto. por- ello estén equiparados, en .{

algún grado, a bienes de patrimonio indisponible. que no pueden ser objeto de


relaciones privadas ni a formar parte del patrimonio particular. Es obvio que la
limitación no alcanzaría a capillas destinadas al culto privado. La limitación
sugerida se arregla, además, a normas eclesiásticas •.en vigencia.

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"" ,

SEGUNDO TEMA

DE LA TRANSFERENCIA CONTRACTUAL DE LA PROPIEDAD


l- Antecedentes. A.- Derecho romano. B.· Derecho francés y español aml-
guos. e.- Códigos civil francés de 1804 y civil boliviano de 1831.
11.'la soluci6n dada en el Código civI' vigente. A.- Centralos con efedos
reales. B.- La obligación de entregar. e.- la transferencia y entrega como
prende a las pertenencias. D.- Efectos de la transferencia "inter partesi y
en relación a terceros.

DE LA TRANSFERENCIA CONTRACTUAL
DE LA PROPIEDAD
o,, • ~ "'.
...
. ..... .'
• •• 0 ••

~ ... 1.- ANTECEDENT~S. ~ , . . .... ~


., ",1 .
.- .
j,

A;- Derecho romano


E~ el Derecho romano(l) los contratos no son eficienteS para determinar,
por sí solos. la adquisición de la propiedad ni la constitución de ningún otro
derecho real. Este resultado se lo logra s610 mediante el cumplimiento· de de-
terminadas formalidades externas 'que-reciben el nombre de "modos". ..
Los contratos sólo crean OBLIGACIONES;· pues algunos, como los de
venta, permuta; hipoteca, o donación; crean la OBLlGACION "DARE" o 'sea la
de DAR la misma que coloca.al deudor en el deber-jurídico de transferir al
acreedor la propiedad de una cosa o en el de constituir en su favor otro dere-
cho real.

(1) Tutos consllltados: 1)"Cu15Oda Domeha Romano"de Clubs Maynz. T.I. págs. 669-730 Y siguili'llas. Baltelona 1909; 2) .
''''anual elementail'9 do Droil Romain" de Faul Federic GiraJd. Pág. 282. Pads, 1911: 3) 'Tlatado elemental de Derecho
Romano' de Eugena Petir, pág. 203, Madoo 1920. 4J 'Clno da Derecho Romano' cflClado en IaUruwlSDad da Chuquisaca en
1950, pá~. 166 Y 170. .

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PASTOR ORTIZ MA'ITOS

El deudor de una obligación de dar cumple con la prestación ocurriendo


a,uno de los modos previstos por el ordenamiento para transferir la propiedad o
constituir otro derecho real. Muchos fueron los.modos reconocidos por el Dere-
cho.romano, tales la "in jure cessio", "la mancipatio", la "adjudicaiio" y la
"traditio", En una época avanzada, por circunstancias históricas diversas (tales
la concesión de la ciudadanía a todos los habitantes del Imperio, la equipara-
ci6n de la propiedad quiritaria y provincial y los "res mancipi" y "res nec man-
cipi", que no hacen al caso ahora examinarlas), queda como QNICO MODO
de ad~ui~~ci6n_deJa...propiedad~a..tr.adiliQ" (que consiste en la remisión o en-
trega material de la cosa) y como único modo de adquisición de otros derc-
,
chos reales sobre la cosa ajena "la cuasi traditio",
\_
En la época de Justiniano el fen6meno subsiste. Los contratos, tales los
de venta o los de otorgamiento de usufructo, crean la Obligación de dar y
constituyen el TITULO (causa remotao ''jUSIUS titulus") pero la propiedad o el
usufructo se adquiere sólo mediantela "TRADITIO" o la "CUASI TRADITlO"
(causa próxima o "modus adquirendi"), Consiguientemente. una p<;r~.Q~apor
mucho que tenga título NO ES PROPIETARIA o titular de otro derecho real,
en tanto no iC c¡;inpl~ ~on el modo.

n.- .!@:.~~_C!~fr~ncés y españolantígues


En las legislaciones francesa(2) y espai'lola(3lantiguas, debido principal-
mente a la recepción que éstas hicieron del Derecho romano, se mantuvo el
Sl§1C!!!~justinianeo: el contrato s610 da derecho a la cosa, "jus ad rem", esto
es, el derecho a precisar en juicio al enajenan te a que haga la tradición de la
cosa y s610 la entrega da derecho a la cosa, "jus in re". Y así tanto en España
como en Francia la.xenta, por ejemplo, por sí sola 0.9 transfería la propiedad
sino _que, para ello. eranecesaria la. "T_~;Y)Is;IO!'l"_r_eal
de la cosa.
La necesidad de cumplirse precisamente con la "tradición" para adquirir
la propiedad se convirtió en una traba que impedía la libre circulación de los
bienes por lo que los juristas franceses y españoles idearon muchos medios
para eludirla y producir la transferencia de la. propiedad sin ejecutarla
materialmente. y así s~_PE~!l!on..casos de. tradiciones simbólicas (constitu-
ciones posesorias) "brevi manu" o "longa manu" cuando la cosa ya se encuentra

(2) T,lIos cansultado!: 1) "Tratado Práctico de Derecho Civil" de Marte! Planiol y Jorge R\::ler1.T_ Il pág 534 y S9les. la Ha-
bana. 1940; 2) "Curso elemelllal de DerecOOCivil' de Ambrosio Coürl y HBruy Caphant. T.It, volumen Il pág. 1015 Y !'.91e5.
Madrid, 11142.
(3) "Oi:cionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia· de Joaquln Eseriche. ver. enlmga_ (!aóQón y lfIulo; págs. 631, 1578,
1576. .

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DE LOS BIENES y DE LOS MODOS DE ADQUlRlR LA PROPIEDAD

en poder del comprador a otro título (tal el de arrendatario) o quedaba en ma-


nos del vendedor a nuevo título precario (tal el de comodatarlo). Pero más
adelante los juristas empezaron a usar en los contratos. _cláusulas _que_
equivalían a constituciones posesorias Y. luego más simplemente. declara-
ciones de _haberse ..efectuado la tradición: Es' muy conocida la cláusula
"desalsine-saime": "desposesián-posesián" que usaban los jurisconsultos france-
ses mediante la cual elenajenante declaraba cedersu propiedad sobre la cosa
y detentaría en adelante. por cuenta del comprador. ~9
A pesar de la transformación señalada, nos corresponde destacar que. en
este período, el contrato por sí NO TRANSFERIA la propiedad, la que se la
lograba sólo. por el cumplimiento del modo. o sea de la TRADIClq~ aunque
ella se la cumplía sólo en forma simbólica. Como que cuando no se incluía en.
un contrato una cláusula, tal la de "desposeslón-posesién", no se operaba la
transferencia de la propiedad ni se constituía otro derecho real.

C.- Códigos civil francés de 1804 y civil boliviano de 1831.


La obligación de dar en los citados códigos.- Cuando se efectuaban los
trabajos -preparator¡'os'-del Código Napoleónico en Francia era práctica(4) ruti-
naria el de la inserción. en los contratos, de la cláusula "desposesián-
posesión". Los redactores. tomando en cuenta ese hecho. consideraron que _el
nuevo Código debía suponer dicha cláusula. implícita en todo contrato traslati-
vo de dominio o constitutivo de un derecho real. y es así que el CódijQ_fran-
_- -
cés en su arto ).l38~)estableció que "la_o_bligaci6nde ENTREGAR la cos; se
perfecciona por el simple; consentimiento de las partes contratantes. Ella (la
obligacián) hace al acreedor propietario y coloca la cosa a su riesgo desde el
instante en que haya debido ser entregada. aunque 110 se haya hecholatradi-
ción ......
El Código civil boliviano, que rigió desde el 2 de abril de 1831 hasta el
2 de abril de 1976 y cuya regulaci6n normativa la tomó sustancialmente del
Código Napoleónícow reprodujo dicha disposición en el arto 729 de manera
que, en esta materia. las soluciones dadas por nuestra legislación abrogada
fueron las mismas que las del Código francés de .1804 correspondiendo. por
consiguiente. los comentarios posteriores a ambas legislaciones,

(4) Planiol Y Aipell, O!lta Y T. cilados, pá~. 535.


(5) .C6d'1QO civ~ Francés". TransClb enelT. XVIele D. Civildo kIs hennaoos Mazaaucl, pág. 479. BuenosAns, 1965.
(6) 'Informe sobr9 el C6di;p CM en YOencl4".PastO( Ortiz. Revisla ele Derecho de SLJ:f8ND28, pág. 79. SII:re. 196&.

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PASTOR ORTIZ MA'M'OS

En contra de 10 que suponen algunos autores y comentaristas, el Código


francés ni el nuestro de 1831 llegaron a establecer que la transferencia de la
.propiedad se opera por efecto del contrato. Todo lo contrario, se entiende que
la. tr.m~.rer~n.ci;,l
de la propiedad resulta del cumplimiento de la OBLIG ACIQN
de DAR con la importante salvedad de que esta.obllgación-Sfi- LA CUMPLE
d~ pleno derecho: que ya no hay necesidad de efectuar la TRADICION REAL
de la cosa, la misma que se la estima EJECUTADA por la voluntad presunta
de los contratantes d~~~ _elmomento en que la cosa debía ser entregada. Es
decir, que l~_t?~ljgac~~n _d~dar se extingue apenas surge por el fenómeno de la •
transmisión.
Esta solución fuera de resultar de los claros textos de los Códigos fran-
cés (arts. 711, 1136 a 1141, 1582, etc.) y boliviano de 1831 (arts, 437, 727 a
734, 1003, etc.) ha sido aceptada por casi todos los tratadistas franceses y bo-
livianos.
Lo que corresponde destacar es que en el Código abrogado la trans-
misión de la propiedad o la constitución de un derecho real NO SE PRODUCE
COMO efecto !:lel contrato sino como consecuencia del cumplimiento de la
OBLIGACION de dar, categoría ésta expresamente regulada en el Capítulo 8°
del Título IlI, L. m del indicado Código.

11.- LA SOLUCION DADA EN EL CODIGO CIVIL VIGENTE


--,_-------

A.· Contratos con erectos reales


El que los Códigos francés de _1804 y el boliviano de 1831 hubiesen
mantenido la categoría de las obligaciones de "dar" sólo se explica por los an-
tecedentes históricos relacionados. Consideramos que la técnica legislativa de
ambos códigos se resiente de poco seria cuando establece que la obligación de
"dar" se extingue .."ipso jure" en el mismo momento en que nace por el
f~lJómeno de la transmisión consensual de la propiedad que, en el campo de la
realidad,_~ prpducefuera de. todaactividad del deudor y aún contra su volun-
tad. J

Más atinado hubiese sido que se haya atribuido a ciertos contratos


EFECfOS REALES independientes de toda idea de obligación. Y así la trans-
ferencia de la propiedad o la constitución de ciertos derechos reales sería
EFECTO DIRECfO DEL CONTRATO y no de la obligación de dar que genera
el contrato. --

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o'.
DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD
"

Con estos antecedentes, la Cornísién Redactora del Proyecto de Código


civil(7) innovó en el ?21 del nuevo Código los contratos traslativos de dominio
o constitutivos de otro derecho real que, independientemente a toda idea de
obligación, PRODUCEN EFECTOS REALES.
En efecto, el arto 521 dispone que los contratos que tienen por objeto,
esto es por finalidad, la transferencia de la propiedad de una cosa determinada
(es decir del derecho de propiedad) o de cualquier derecho real (de un derecho
real limitado como el usufructo) o la constitucién de un derecho real (también
", limitado como una servidumbre), el derecho de propiedad es transferido u otro
derecho realtransferido o constituido
. POR SOLO _. EFECTO DEL CONSENTI-
MIENTO DE LAS PARTES, se entiende que, legítimamente manifestado. Se
_-
salva los casos en que sean exigibles requisitos de forma (tales la anticresis,
la hipoteca o la donación).
Consiguientemente, no hay n~esidad..d.eJr.aruci6n. Algo más, ni siquie-
ra la transferencia o constitución es efecto de una obligación sino OBRA DEL'
CONTRATO.
Este principio encuentra su desarrollo particularizado. ~n varias disposi-
ciones del Código, tales los ~~M,JiSJJ 216,.2.~~ .sobre yenra, P..~W.uta,J!~U-
fructo, y servidumbre respectivamente, en los que se destaca la función trasla-
tiva' _ ....- -o_.---_...
- o constítutíva del- contrato; es decir, que la.jransferencia _._--
constitu.cióñes
.

un EFEC.IQ_~'p!~!'~ de~~l)trato sin que se interponga (como ocurre en


el Código francés y en el boliviano abrogado) UN MOMENTO OBLIGATO~
RIO.

B.- La obligación de entI:ega_~


En el Código abrogado la expresión "opJjgac.iónde entregar" tiene d,Q$
acepciones. Unas veces se la usa como sin6nima de la obligación de dar, tal
la disposici6n básica del arto729: "La obligacián de entregar se perfecciona por
el solo consentimiento de las parles ...'" o la contenida en el arto 1003; otras
veces se la usa como ~jci6n o.remi~i6º.lie la_c~~~!tal la disposición con-
tenida en el arto 1023 que establece que la "entre8~ es el traspas.Q_q~eel_yende:
dor hace de la cosa .~end!d~_al_~l?mpr:ador".
En el CódjgQ nuevo, eliminada la categoría de obligaci6n de "dar':"se
d~Cntrcgar ..(w-"616 ai 623
regula e'spccífic~mente a la. obligación ..
,
.d~l y i467 .
(7) Nota y comentarioal ano"EJew:i6n lorzosa de la obfigaci6nde entregar que corresponde al aClual an, 1467 Y se apli;a
también al an,52\.

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PASTOR OKI'1Z MATI'OS

Código civil vigente) a la que se le asigna como contenido la entrada del


a~!~~ ~I!.posesión de la cosa.
Si la transferencia de la propiedad o la transferencia o constitución de
otro derecho real es obra del contrato, ordinariamente la cosa transferida queda
en poder del enajenante quien asume la obligación de, entregar.
Cuando el deudor (enajenante; cuya situaci6n se equipara a la de quien
por otio- CÓ~b-~todebe restituir una cosa como el depositario, comodatario o
acreedor prendario) nC?cumple voluntariamente con la obligación, se otorga al
1 acreedor (art, 1464 del vigente C6digo civil) la protección jurisdiccional (no
prevista en el Código abrogado) mediante la ejecución forzosa de la obliga-
ci6n de entregar cosa mueble o inmueble la misma que se expresa en ser auto-
rizado por el juez a entrar en posesión de ella.
- _ ....
En tratándose de inmuebles, corresponde usarse el "lan~g]Jt_ie_f.lto~'
(pre-
visto para un caso específico de la o1?Li~ciQ.g.J1c~ntregarpor el art. 635 del
Código de..Procedimiento civil) y cuando se trata de mueble la El!!!!.!~~~6n,el
embargo y ulterior entrega al acreedor (arts. 491 y 497 del citado Código de
ProcCdiiñienió-·ci~i·6. _.-

_----_
c.- La transferencia y entrega comprende a las pertenencias
.. ~...,'_' ~.- ....--" -
El parágrafo III del art, 82 del Código establece que los
.
"actos respecto
a la cosa principal comprenden también a las pertenencias".
Consiguientemente, la transferencia de la propiedad y ulterior entrega
de .una cosa mueble o inmueble o la constitución o transferencia de otro dere-
cho real, comprende _a las __ PJ;;B,.TENENCIAS (art. 82 del Código civil).
Incurriríamos en inútil repetición dar el concepto y sen ajar los precedentes
legislativos sobre la actual regulación de las pertenencias por lo que nos remi-
timos a lo 'dicho sobre este particular en el primer tema ("De los bienes"),

D.- Efectos de la transferencia


. ..
"ínter partes"
. y en relación a terceros
1.- Conviene recordar que cuando el Código Napoleónico (y siguiéndole
a él muchos otros y entre éstos el nuestro de 1831) suprimió la "traditio" como
modo de adquirir la propiedad, se levantó una fuerte crítica. Los autores euro-
peos, especialmente alemanes (entre otros Maynz; obra citada) señalaron que
la transferencia de la propiedad por el efecto del consentimiento no se encon-
traba conforme a la naturaleza de las cosas, que tal consentimiento sería tan
sólo eficiente para crear relaciones obligatorias y que a través de él no debería
crearse un derecho absoluto, como lo es cualquier derecho real "erga omnes"

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DE LOS UlENES y DE LOS MODOS DE ADQUIlUR LA PROPIEDAD

(oponible a todos) cuyo establecimiento debería estar siempre sometido a un


"modo" o forma especial.
Es indudable que el sistema de la transmisión contractual de la propie-
dad, aunque derivada de la .obligación de dar y no directamente del contrato,
tuvo innegables inconvenientes, los que parecería podrían repetirse (y de
manera más profunda) en el nuevo Código boliviano (en el que la transferen-
cia deriva del contrato en forma directa y no de la obligación). Es cierto que el
sistema, en sus inicios, tuvo el grave inconveniente de no consultar el interés
de terceros de buena fe y se creó la inseguridad jurídica en la mutación de -la
propiedad y la constitución de los derechos reales.
Por fortuna, la crisis que proyocéel sístema.se.superódcsde mediados
del siglo pasado mediante Ia creación de los registros enlos que se inscriben
los fenómenos. de mutación de la propiedad así corno la ~-til~ción,
modificación o extinción de otros derechos reales inmobiliarios.
Siguiendo la huella dejada en Bolivia..por la ~_9~gigr2,j~ ~e-
chos Reales de 15 de noviembre de 1887, su Decreto Reglamentario de 5 de
y:
(f¡~cmbrc de 1888 principalmente: ~I ~~ntenido de la LeI~ 5 'd~~i~~-
bre de 1889, el nucvo Cédígo (arts•. 1538.aU566) .ha..mantenido .en.Bolivia el
sistema registral reafirmando, sin embargo, que 1!l-_insc_riPfi~_~!!..
el ~~jstro (a
c!i_(e~enciade, !~'que .QCu~e en otras .Jegislaciones.icomo Ja.alemana_PQr~~m-
plo) NO TIENE CARACIER CONSTJll rnyo DEL DE~ 'sino de
'simple publicidad frente a terceros; éO:~1P.atibilizándoseasí el si,$lerna de J~
transferencia contractual de la propiedad con lo~ registros. De dicho deriva '¡o
la necesidad de considerar los efectos de la transfe~~~i~_,c~n_~enciol!.~1 "inter
partes" y en relación a terceros.
- ... -- .
2.- Los contratos, aptos para ello, en el nuevo Código producen efectos
reales, apcnasse.Ios ..celebre, independlentementea ,toda_in~~.Qp.9.i6nen el
.!'cgi~tro.P~~<l,~QJº
..respecto. a las partes contratantes. (art 1358-I1I). Y-'~í--Por ? -,
ejemplo la venta, donación o permuta de una casa o de un automóvil, con re- . ,
lación a quienes contratan, produce sus efectos reales! inme~iata~enle se
celebre el contrato.

---
Sin cmbargo,J~J:egla.delan. ...571.!!.0 es de orden público por lo que unas
- .... -.
veces las partes y otras la ley pueden postergar la transferencia de la propie-
dad o la constitución de un derecho real para oportunidad posterior. Tales
situaciones se prevé en el nuevo Código en los casos sigiiie"ñteS:--
'. '
a) La venta .con reserva de propiedad (art. 585);

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PASTOR ORTIZ MATJ'OS

b) La venta de cosas genéricas (art. 586) en la que la propiedad se ad-


quiere mediante la individualización de dicha cosa;
e) La venta con reserva de satisfacci6n (art. 588) en la que la propie-
dad se adquiere cuando el comprador comunica al vendedor que la
cosa le satisface:
d) La venta de cosa ajena (art. 595);
.'
e) La venta de cosa futura (art. 594).
Adviértase que en los casos citados, el comprador adquiere la propiedad -.
en un segundo momento con el solo cumplimiento del evento previsto: pago de
la última cuota, individualizaci6n de la cosa, comunicaci6n de satisfacerle la
cosa, adquisición de la propiedad por el vendedor o cuando la cosa llega a
tener existencia: sin que sea necesaria una segunda declaración de voluntad, \.
lo que distingue a estos casos de venta, del contrato preliminar (art. 463) en el
que para la formaci6n del contrato definitivo y consiguiente transferencia de
propiedad se requiere de una segunda declaración de voluntad o una sentencia .,
constitutiva.
En esta materia, como puede advertirse, el nuevo Código ha introducido
innovaciones importantes sobre las que, por las limitaciones de tiempo, ahora
no puede hacerse amplios desarrollos. Sin embargo consideramos útil decir
algo:
a) La venta con reserva de propiedad, si bien no estuvo expresamente
admitida en el Código abrogado (ni lo está en 'el francés), ha sido siempre
.....
posible celebrarla como Jo anotan tanto jurisconsultos antiguos como Aubry y
Rau y modernos como Planiol y Ripert, como también 10 admiti6 nuestra juris-
prudencia (GJ. NO1228, pág. 80) Y expresamente nuestra legislación adminis-
trativa (art. 33 del D.L. 06916 de 3 de julio de 1964 sobre CONAVI y arto 53 (

del D.L. NO11085 de 19 de septiembre de 1973 que mencionan venta con re-
serva de propiedad).
El nuevo Código, en la venta con reserva de propiedad, atribuye al com-
prador el goce de la cosa desde el momento de la entrega corriendo, sin em-
bargo, el riesgo a su cargo, no obstante no ser propietario con lo que se esta-
blece una importante excepción al principio "res perit domini": "la cosa perece
para su dueño ".
En caso de incumplimiento del comprador,' el vendedor puede recuperar
la cosa restituyendo las cuotas percibidas aunque tiene derecho a una compen-
sacien por el uso y al resarcimiento del daño. Sin embargo, el Código protege
al comprador contra posibles vejaciones del vendedor al autorizar al juez a re-

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DE LOS BIENES y DE LOS NODOS DE ADQUIlUR LA PROPIEDAD

ducir la indemnización cuando se haya convenido que todas las cuotas antici-
padas queden en favor del vendedor. Es que se ha querido evitar que la institu-
ción se convierta en un instrumento de usura.
b) La venta de cosa o de derecho futuro (art, 594), igual que el caso an-
terior, no estuvo prohibida en el Código abrogado como no lo está actualmente
en el francés; algo más, la norma general contenida en el art, 721 del Código
abrogado (como del arto 1130 del Código Napoleónico) dispone que pueden ser
objeto de obligaciones las cosas futuras por lo que la institución estuvo
implícitamente autorizada.
El nuevo Código hace explícita su aceptación concretando que la adqui-
sición tiene lugar cuando la cosa o derecho llegan a tener existencia.
La venta de cosa futura adopta las dos formas tradicionales: venta de
cosa esperada: "venditir rei speratae" caso en el que si la cosa no llega a exis-
tir, la venta es nula; o venta de esperanza: "emptio spei", caso en el que el
comprador, asume el riesgo de la operación aleatoria y debe pagar siempre el
precio, aunque la cosa no llegue a existir.
e) La__x.e!lta__~~_~º~a...ajena.El nuevo Código establece que cuando _se
vende una cosa ajena, el vendedor queda obligado a procurar la adquisición de
dicha cosa en favor del comprador, qui~;;- cOn~ierte en propietario en el mo-
mento en que el vendedor .adquiere la cosa del titular (art. 595).
Tanto en el Derecho romano como en los antiguos Derechos francés y
español era lícita la venta de cosa ajena.
Los Códigos francés (art. 1559) y el nuestro abrogado (art. 1018) esta-
blecen que la venta de cosa ajena es nula. Este sistema lo mantienen algunos
códigos modernos como el mexicano (art, 2270).
Pese al rigor de la norma dada en los Cédlgos francés y boliviano abro-
gado, la jurisprudencia y doctrina hicieron flexibles la aplicación del principio
señalando que la nulidad sólo puede hacerla valer el comprador. no así el ven-
dedor ni el verdadero dueño ya_que _é~te último tíene.reservada.Ia acción reí-
vindicatoria:-'--- ,-_- ._- - -_- -
Sin embargo, ni el propio comprador puede demandar si la venta fue
confirmada por el verdadero dueño y si se ganó la propiedad por usucapión
(planiol, obra citada T.X., págs. 38 a 47).
El C6digo italiano (art. 1478) recogiendo la crítica hecha al Código
francés (y a todos los que en él se inspiraron) aprovechando las soluciones de
la jurisprudencia y con un criterio de mayor equidad da a la venta de cosa aje-
na carácter obligatorio: el vendedor se obliga a procurar la adquisici6n en fa-
vor del comprador.

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PASTOR ORTIZ MATI'OS

El nuevo Código inspirándose parcialmente en la civilística italiana, en


el Código argentino y en la jurisprudencia francesa, da a la venta de cosa aje-
na el carácter obligatorio señalado. Corresponde destacar, además, que ~I
coml'rador se convierte en propietario en el momento en el que el vendedor
adquiere í;propiedil<("'cÍeí i;;i.~iti~-¡'--dueño, Se dan dos adquisiciones si-
rñüItáñeas:·lapiiriicra-del'vendedor que es el presupuesto necesario para la ad- -
quisícién del .comprador.
El arto 595, comentado precedentemente, rige para el caso en el que el
comprador adquiere la cosa sabiendo que es ajena. En el siguiente artículo, el
el
Código -prevé -el ·caSO "é'tl que el-comprador ignora, a tiempo de la venta, que
la cosa era ajena, situación en la que el comprador puede pedir la resolución
del contrato, salvo que el vendedor antes de la demanda te hubiese hecho ad- ,
quirir la propiedad (por usucapión o confirmación del verdadero dueño), En \

caso de resoluci6n, el vendedor debe resarcir al comprador en forma integral


(daño emergente y lucro cesante), si el incumplimiento deriva de culpa (que
incluye el dolo) de dicho vendedor. Cuando el incumplimiento es indepen-
diente de toda culpa del vendedor (creía fundadamente que la cosa era suya),
el resarcimiento es limitado y comprende s610 la restituci6n del precio y pago
de gastos del contrato.
~i-...Y!_!ra_{lsferencia respecto ti terceros. _l!icnessuj(_;to~.a.rcgistros.-Ya
sedalamos que el sistema registral admitido en Bolivia a partir de la Ley de 15
de noviembre de 1887, puso fin a los graves inconvenientes que aparejó el pre-
c~ente .sistema consensualista .I'uro. (

El nuevo Código, en virtud del principio de exclusividad (según el que '_


debe reunir todas las materias de que trata), incorporó a su texto las normas
relativas al Registro de Derechos Reales (igual que a otras instituciones, tal
por ejemplo la de la propiedad horizontal). Aunque con un nuevo contenido y
muchas modificaciones (que no hacen al caso mencionarlas), el nuevo Código
sigue la línea de la Ley del Registro de Derechos Reales de 15 de noviembre
de 1887, de la Ley de 5 de noviembre de 1889 y del D.R. de 5 de diciembre de
1888. Sin embargo. nos corresponde destacar sustancialmente: (
\_
_~t9ue el Código parte del principio básico contenido en el..art. 1538.
según el que ningún derecho real sobre inmuebles surte efectos contra terceros
sino- desde
- ~ ~- que se-~hace
..---. público,
-..__ ... "- mediante la inscripción del título en el regís-
lfo pertinente y que los actos de constitución, modificación o limitaci6n de
derechos reales sobre inmuebles, mientras no se hagan públicos, sólo surten
sus efectos en relación a las partes contratantes.

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DE LOS BIENES y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

b) Que si por actos distintos se ha transmitido la propiedad (uotro dere-


cho real) a distintas personas, el derecho pertenece a quien haya inscrito pri-
Il)ero su titulo (art. 1545). - - --- __ o -- - .. - -, -------

~)_Que si bien, sustancialmente la regulaci6n del C6digo trata del regis-


tro inmobiliario, innova, con relación a la legislación abrogada, al admitir la
categoría de bienes muebles sujetos a registro y, correlativamente, el registro
mobiliario.
Era imposible y hubiese sido absurdo pretender establecer el registro to-
tal en materia de muebles; en relación a éstos rige la regla contenida en el arto
100 del nuevo Código, que reproduce parcialmente la del art. 1559 del abroga-
do, según la que "la posesión de buena fe de muebles corporales vale por tltulo
de propiedad". Sobre esta categoría de bienes se da, además, soluciones pa-
recidas a las del Código anterior, tal el caso de enajenaciones sucesivas de
mueble corporal a varias personas en el que la pri;'era-~ entra-en- posesión
es preferida y adquiere la propiedad cuando es de buena fe, aunque su título
tenga fecha posterior (art. 103); también se esclarece e innova en otros casos,
tales los contenidos en el arto 103, según el que, la persona a la que se trans-
fieren, por quien no es propietario, bienes muebles corporales, adquiere la
propiedad de ellos mediante la posesión de buena fe y en igual forma se ad-
quieren otros derechos reales mobiliarios como usufructos, uso, prenda estable-
cidos por quien no es propietario.
Pero la innovación más importante en esta materia, es la relativa a la
admisi6n, por parte del nuevo Código, de la categoría (antes inexistente) de
los MUEBLES SUJETOS A REGISlRO (art, 104).
Es que, en el campo de los hechos. existen muebles de importante valor
y de fácil individualización, tales los vehículos terrestres, las' naves y aero-
naves, maquinaria agrícola, etc., que anteriormente ya merecieron regulación
y registro administrativos. El nuevo Código, a diferencia de otros códigos, que
los consideran (contra su realidad natural) como inmuebles, les asigna una
categoría: MUEBLES SUJETOS A REGISlRO, a los que se aplica una regula-
ción especial (arts. 77, ISO, etc.) y sólo a falta de ésta, la de los muebles en
general).
Justamente, una de las reglas de excepción es la relativa a la publici-
dad de los actos de transmisión de la propiedad o constitucién de derechos
reales de muebles sujetos a registro. En este campo, el nuevo Código equipara
a los muebles sujetos a registro a tratamiento similar al de los bienes inmue-
bles. En efecto, si bien el nuevo Código no crea un registro especial para esta
clase de muebles y admite los registros especiales (creados por leyes adminis-

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PASTOR ORTIZ MA'ITOS


(

trativas, excepto en el caso de la prenda sin desplazamiento que está previsto .-


en el Código), dispone que son aplicables a esta clase de bienes las disposi-
ciones concernientes al Registro de Derechos Reales, salvo 10 que establezcan
las leyes especiales (art. 1566).
Consiguientemente, las reglas precedentemente comentadas sobre el
efecto de la inscripción respecto a terceros, la prioridad del derecho por la fe-
cha de inscripción, cte., son plenamente aplicables a los bienes muebles suje-
tos a registro.
"

..,
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-,
I

. TERCER TEMA

DE LAS SUC!:SIONES POR CAUSA DE MUERTE

l.. INTRODUCCION.- A.- Antecedentes.' B.' Sistemas sucesorios: 1) Siso


tema romano. 2) Sistema germánico. 3} Otros sistemas. e.- Desarrollo
histórico del Derecho sucesorio en Bo5via.
11.' SISTEMA TICA, ORIENT ACION y FUENTES DEL LIBRO IV DEL CODI·
GO CIVIL VIGENTE.- A.· Advertencias.- 8.- Enfoque esquemálico de las re-
lormas e innovaciooes hechas en el Código civil vigente respecto al abrogado.
e.- Disposiciones comunes a la sucesión en general: 1) Apertura de la suce-
sión. 2) Capacidad para suceder. 3) Indignidad sucesoña. 4) Adquisici6n de
la herencia por ministerio de la ley. 5) Benefido de separación de patrimonio.
6) Sistema legitimario. 7) Derecho de acrecer. D.- De la sucesión legal: 1)
Principio igualitario. 2) Orden de sucesión. 3) Sucesi6n de! cónyuge. 4) Su·
cesión de los parientes colaterales. S} Sucesión del Estado. E- Sucesión les-
tamentaria.
111.·DIVISION DE LA HERENCIA. A.- Disposiciones generales. B.- De laco-
lación. e.- Pago de deudas. 0.- Efectos de la división. E.- Anulabilidad y res-
cisiónde la dMsión.

1.- INTRODUCCION

A.- Antecedentes
Tanto la Comisi6n de Reforma del Código civil (años de 1963 y 1964)
al efectuar los trabajos preparatoríosw y el Plan General(2) como la Comisión

(1' Comisoo de Relorma del C6cfIgo cm: "Bases y Plan Geooml I'!ovisional del C6c5¡¡ocM". pág. 32. Su:ra 1963.
Pastor Ortiz "lnfanna sobra al Cóc.;¡o civi", ccmenilo en la"Revista de Estidos Jllldicos, Pofttt:os y Sociales" de Sucre,
N' 28, págs. 123 Y134.
(2) Comisilnde Reronna del CódO> tiviI "Bases y Plan General ProvisionaJ para la Relonnadel C6d'IgOCiri Bchíano", pág.32.
SuCIO 1963. .

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PASTOR ORTIZ MATTOS

Redactora del Proyecto del Código civil (anos 1973 y 1974), al elaborar las
Bases y Plan General para la Redacci6n del Proyecto del Código civil(3), ad-
virtieron que el Título 1°, Libro 3° del Código civil de 1~D1(4) que legisla sobre
los testamentos y sucesiones, tenía un contenido asistemático, anticuado e in-
completo.
La Comisi6n Redactora, a tiempo de elaborar el Proyecto del L. IV del
actual Código civil, advirtió, con mayor rigor, que el Código civil de 1831, en
esta parte, era la que adolecía de mayores fallas: pues había tomado como
fuentes a legislaciones que respondían a sistemas opuestos a los que no llegó a
fundirlos sino a yuxtaponerlos creando graves dificultades de interpretación. Es
por ello que, consideramos necesario el referimos, en forma somera, tanto al
desarrollo legislativo del Derecho sucesorio en Bolivia cuanto a los distintos
sistemas sucesorios sobre cuya base se han estructurado y se estructuran las
legislaciones anteriores como las actuales, entre ellas, la nuestra.

D.- Sistemas sucesorios


1) Sistema romano» Los romanistas italianos Scialoja y Bonfanlc(5) vin-
culan el origen de la "ñereditas" romana a la potestad que, en la época anti-
gua, tuvo el "pater familias" de nombrar, entre sus agnados, a su sucesor a tra-
vés del testamento. Así el sucesor continuaba la personalidad de su causante
el_lsu dignidad, funciones (entre éstas .en la de sacerdote familiar "sacra") y
también en sus bienes y obligaciones. De ahf que, de la adquisición del título
personal de heredero, derivaba la adquisición universal del patrimonio.
Dentro del desarrollo hist6rico del Derecho sucesorio en Roma, en una
época más avanzada, a la muerte del. "pater familias", el poder que éste
ejercía, se dividió entre todos sus hijos y descendientes (que como consecuen-
cia del fallecimiento adquirían la calidad de "su; juris") al convertirse cada
uno de éstos como nuevos jefes de familia. y es así, que pasan a éstos, los
derechos y cargas que tenía el antiguo "pater familias", tales: el deber del cul-
to familiar ("sacra"), la obligación de protección a libertos y clientes y, tam-
bién, las obligacíones y derechos patrimoniales.
En una época más avanzada aún, 'se excluyó de la sucesión, los dere-
chos y obligaciones extrapatrimonialcs, tales los derivados del ("sacra") y de

(3) Comisión Redactora del Proyeclo de C6d''IJOr:ivil'!laseS y Plan General p~ra la Redaoción del Proyet1o de C6d'lQo civir. Su.
ete 1973. •
'(4) !.'.endonaremos como Cód'ogocM! de 1831 re(iñéndonosa la Compilación Tenazas aDICNda~rla R S de 20 00 m~yode
1885.
(S) C~ldos por José C<!stán T. en 'la dogmátir.3 de la herencia', pág. 1S. Madrid, 1960.

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DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

la relación con los .libertos y clientes, transformándose así, la antigua sucesión


personal o familiar, en patrimonial. Pero se mantiene la línea central del siste-
ma: los herederos adquieren la universalidad del patrimonio y, consiguiente-
mente, al continuar la personalidad de su causante, tienen la responsabilidad
ilimitada por las obligaciones que éste contrajo (responsabilidad "ultra vires
herediuuis", en virtud de la cual los herederos, en su caso, debían satisfacer,
con sus propios bienes, las obligaciones del sucedido, responsabilidad a la que
sólo en la época de Justiniano se permitió limitarla con la creación del
"beneficium inventarii"); la sucesión es una expresión de la voluntad del cau-
sante, manifestada expresamente (testamento) o en fonna presunta (ad intesta-
[O) prevaleciendo la sucesión testamentaria porque a través de ella puede
instituirse heredero.
2) Sistema germánico.- Lo~investigadores consideran que, en el Dere-
"
cho germánico antiguo, se desconoció la propiedad exclusiva. Por ello el patri-
monio estuvo vinculado a la comunidad familiar. El jefe de familia "Hausherr"
sólo tenía la facultad de administrar los bienes y el deber de defender a los
miembros de la familia. Consiguientemente a la muerte del jefe o de cualquier
componente de la familia, sólo se producía el acrecentamiento de la porción
que tenían, en los bienes, los demás miembros de la comunidad.
En la Edad Media aparece una sucesión hereditaria independiente para
ciertos objetos, no sobre una universalidad, sino' sobre masas patrimoniales di-
versas. Nace así un derecho sucesorio sobre patrimonios separados muy distín-
[O al romano. Con el tiempo este sistema de sucesión de patrimonios separados
se debilita y se llega a la .sucesién general. Pero ésta no reproduce el sistema
romano, pues "aunque el caudal relicto era trasmitido por herencia como un
todo. 110 se trotaba, sin embargo, de una continuacián unitaria de la personalidad
del causante'vñ. Por ello la responsabilidad de las deudas fue establecida sólo
dentro de los límites. del caudal relicto.
En el sistema germánico el heredero nunca se subrogó en la posici6n
jurídica del causante; sino simplemente adquirió bienes y. derechos. No se ad-
mitió la institución de herederos ya que éstos s610 resultan designados por la
ley en virtud del vínculo de parentesco. Los. bienes de la herencia se distri-
buyen según el origen de su adquisición (troncalidad),
Al producirse la recepción del Derecho romano en Alemania se intro-
duce la propiedad individual, la libertad de testar y la. sucesién universal. Em-
pero el sistema, si bien resultó básicamente romano, no =:mu16totalmente al

(6) Planlz. citadopOI CastAn(Obra chada, pág. 22).

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\.
PASTOR ORTlZ MATI'OS

sistema germánico que se mantuvo en instituciones particulares. Corresponde a


este proceso el vigente Código civil alemán'?'.
3) Otros sistemas» Las legislaciones modernas (entre éstas las de ori-
gen latino como la francesa y española, cuyo conocimiento nos interesa por
constituir fuentes de nuestra legislación anterior y actual) combinaron las solu-
ciones romana y germánica,
a) En España tanto la Ley Visigótica como la legislación foral, se
inspiraron más en los: precedentes germánicos al excluir, entre otras, la solu-
ción romana de la responsabilidad "ultra vires hereditatis". Asimismo se con-
sideró que la sucesión hereditaria era un modo de adquirir la propiedad de los
bienes y que sólo puede instituirse como herederos a los parientes consan-
guíneos. Fue en el siglo XIII que, con la legislación Alfonsina, se opera en
España la recepción del Derecho romano adoptándose el sistema, de la época
de Justiniano, que atribuye a la herencia carácter de universalidad que esta-
blece tanto la responsabilidad ilimitada (salvo la aceptación de herencia bajo
beneficio de inventario) cuanto que el heredero sucede en la personalidad
jurídica de su causante. En. el s!glo X~V,el Ordenamiento de Alcalá reacciona
contra el excesivo rigor formal romano. Empero en el desarrollo del Derecho
español se impone el sistema romano aunque se admiten las restricciones con-
tenidas en el Ordenamiento de Alcalá. El Proyecto de Código civil de 1851
sigue la línea fundamental del Derecho romano y el vigente Código civil de
]889 reune soluciones de la tradición hispánica; del Código Napoleón. del
Código Jtaliano de 1865·y de la legislación portuguesa.
b) En el antiguo Derecho francés, en el que no existía unidad legislati-
va. hubo gran contraste en la regulación del derecho sucesorio entre las re-
giones de derecho escrito y las regidas por las costumbres. En las primeras, a
partir del siglo XII, se impuso la regulación romanística contenida en las No-
velas de la época de Justiniano. En las segundas rigió un sistema derivado de
las más ricas tradiciones germánicas.
Es de advertir que a partir del siglo XVII, el sistema romano de unidad
del patrimonio, gana terreno en las regiones regidas por el derecho consuetu-
dinario, hecho que favorece a la ultcri~r unidad legislativa de Francia,
En el derecho revolucionario se advírtió que ciertos principios del Dere-
cho consuetudinario como los privilegios de la primogenitura. la masculinidad

(7) Julius Bender"OolllCho deSucesio~', págs ?y !lgt1!S. ~lCo 1953.

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DE LOS BU::NES y DE LOS MODOS DE ADQUIlUR LA PROPIEDAD

para los nobles y las reglas que buscaban a la estabilización perpetua de los
bienes, eran contrarios a la naciente democracia, por lo que en la Asamblea
de 1791, se pidió su supresión, 10 que se logró sólo parcialmente. En 1794 se
dictó la ley que establece la unidad legislativa sucesoria con gran influencia
del sistema romano ya que establece la unidad de patrimonio, unidad de suce-
sión, supresión de las .reglas de sucesión particular y otras.
Sobre estos antecedentes se dictó el Código civil de 1804 cuyos rasgos
centrales son los siguientes: establece la unidad en la sucesión rechazando, en
esta materia, la distinción entre bienes gananciales y propios. Mantiene el
principio de la igualdad sucesoria aunque el "de cujus" puede asignar, la parte
de libre disposición, en favor de uno de sus hijos; sin embargo el hijo natural
sucede en menor proporción. Aunque al tratar, a la sucesión como un medio de
adquirir la propiedad parecería señalar que ésta fuese una manifestación del
derecho propietario, la regulación del Código cede a los intereses familiares al
establecer la legítima en favor de ciertos herederos llamados forzosos. No se
concedió sucesión al cónyuge supérstite.

C.- Desarrollo histórico del Derecho sucesorio en BoJivia


Nos referiremos a él en forma sintética,
El Derecho sucesorio, en la época colonial, estuvo representado
básicamente por la legislación de la .Metrépoli.icon variantes establecidas por
la legislación especial para los Reinos de las Indias., .
Pocos meses después de proclamada la independencia, el Decreto de 21
de diciembre de 1825 dispuso que los tribunales de justicia, en la forma de
proceder, se sujeten a las leyes de las Cortes Españolas de 9 de octubre de
1812 y demás decretos expedidos; con lo que se mantuvo, durante los primeros
años de la República, en ésta como en otras materias, la legislación española.
Es así que mantienen vigencia en el país, en materia sucesoria, la Ley de las
Siete Partidas, las Leyes de Toro y el Ordenamiento de Alcalá que se consti-
tuyeron en fuentes inmediatas de la Novísima Recopilación de 1806 que tuvo
plena vigencia y autoridad en Bolivia hasta la dictación del Código civil.
El Código civil de 1831 reprodujo, fundamentalmente, en su sis-
temática, la estructura del Código civil francés de 1804. También esto se da
en la materia de la que nos ocupamos. Ambos códigos tratan de las sucesiones
dentro del Libro II1 que regula de "De las diferentes maneras de adquirir la pro-
piedad". Pero, en el armazón francés, el legislador boliviano, en esta parte

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PASTOR ORTIZ MATt09

como en ninguna otra, tomó como fuente básica, a la antigua legislación


española contenida en la Novísima Recopilación. De los 215 artículos que
contiene ésta, sólo 45 son de origen francés, que se interpolan, en los capítulos
relativos a aceptación y renuncia de herencia, aceptación bajo beneficio de in-
ventario y legados. Regula también instituciones que caducaron en España y
Francia.
Muchos reformas constitucionales, introducidas .con posterioridad a la
vigencia del Código de 1831, derogaron indirectamente algunas de sus disposi-
ciones, tales. por ejemplo. los arts. 463 que limitaba ja facultad de hacer testa-
mento a los extranjeros en Bolivia, el 465 que fijaba la edad de 25 años para
..
'

ser testigo. el 494 que establecía la incapacidad de los desterrados o de los re-
ligiosos para ser instituidos herederos y el 509 que establecía una porción muy
inferior en la herencia para el hijo natural reconocido frente al legítimo.
El Código de 1831 desconoci6 la sucesi6n del cónyuge y estableció la
consanguinidad doble como preferente. Regulé, en general. toda la materia en
forma deficiente. Estableció el c6mputo canónico.
Algunas disposiciones fueron reformadas de manera expresa por leyes
posteriores. La Ley de 27 de diciembre de 1882 (incorporada luego al Código
en la Compilación Terrazas), fue la que, inspirada en el Código argentino de
V61ez Sársfield, introdujo el mayor número de innovaciones. Estableció, entre
otras reformas. la sucesi6n como heredero forzoso, en favor del c6nyuge
supérstite aunque sólo respecto á los bienes propios del "de cujus" (art. 5° al 9°
y 10°); aumentó la porción sucesoria del hijo natural (art, 11) y mejoró la suce-
si6n de los parientes naturales. Todas éstas y otras reformas fueron introducidas
en el texto del Códig~ en la "Compilación Terrazas". La Ley de 20 de sep-
tiembre de 1916 señaló la legítima del c6nyuge supérstite. La Ley de 28 de oc-
tubre de 1890 completó la redacción de disposiciones sobre legados y alba-
ceazgos y estableció la representación en favor de los hijos naturales. Un
Decreto Supremo. dictado en 7 de marzo de 1955 y modificado luego en 16 de
septiembre del mismo año, redujo la sucesión ab intestato tan sólo respecto a
los parientes en segundo grado (hermanos): estos Decretos no fueron elevados
a Ley y no tuvieron aplicación.
. Por lo dicho las leyes reformatorias fueron.pocas y no contribuyeron casi
en nada en ci mejoramiento de la sistemática y del contenido del Título que
regul6 las sucesiones "mortis causa" del Código civil. Todo esto hizo más im-
periosa la necesidad de la reforma,

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DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQV1RlR LA PROPIEDAD

11.- SISTEMA TlCAt ORIENT ACION y FUENTES


DEL LIBRO IV DEL VIGENTE CODIGO CIVIL

A.- Advertencias
1') Todo Código debe ser elaborado partiendo de bases y principios su-
periores que establezca el ordenamiento constitucional de un país. La Co-
misión Redactora del Código civil, reconociendo el valor dogmático de la
Constitución Política del 1967, estableció, como directrices de la reforma, los
principios de personalidad del ser humano, de propiedad privada, de autonomía
negocial y de trasmisión patrimonial por causa de muerte. Sobre estas bases se
reguló las relaciones de las instituciones privadas, sin darles, empero, la im-
pronta privatista que caracterizó al Código de 1831 sino que se tuvo en cuenta
consideraciones de solidaridad económica y social, consagrados también por
la Constitución, de manera que se regul6 los derechos y deberes de las perso-
nas en armonía con los intereses de la colectividad, haciendo que coexistan
los intereses individuales con los sociales.
Obviamente la regulación del Libro IV se la hizo dentro de esta orienta-
ción,
21) Conforme al Plan General se ha regulado en el Libro IV del Código
civil todo lo relativo a "La sucesión por causa de muerte". Consiguientemente,
en el orden sistemático, la diferencia sustancial entre el Código abrogado y el
vigente se encuentra en que en éste, igual que en los códigos modernos (corno
el italiano) y por ser ésta una materia autónoma, se la regula independiente-
mente a otras. Se comenta que el epígrafe de este Libro: "De 1l!S sucesiones
por causa de muerte" encierra una demasía propia de la redundancia
"pleonástica" y que otros códigos se limitan a señalar simplemente "De la su-
cesión" o "Sucesiones" como se considera debió haberse titulado el Libro IV.
La Comisión no desconoció la simplificación que del epígrafe en cuestión, ha-
cen algunos códigos; pero estimó que mencionar sólo "De la sucesión" resulta-
ba impropia toda vez que la "sucesión" es un fenómeno jurídico genérico que
se da en todo caso en el que se opere la trasmisión de un derecho del autor o
sucedido al sucesor o causahabiente, fenómeno que puede emerger de un acto
entre vivos o por causa de muerte. Consiguientemente, el epígrafe del Libro IV
del Código, lo consideramos correcto porque responde a la materia específica
que regula.

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PASTOR ORTIZ MATIOS

B.- Enfoque esquemático de las reformas e innovaciones hechas por el nue-


vo Código civil vigente respecto al abrogado
1.- Hacer un estudio comparativo de la sistemática y regulación norma-
tiva de los Códigos abrogado y actual, excede a los límites de este estudio.
Tal propósito s610 puede cumplirsclo en un curso extenso. Por ello nos limita-
rl?mos a efectuar, en' esta parte, un enfoque esquemático de la sistemática
adoptada así como de algunas de las reformas e innovaciones introducidas en
el nuevo Código; reservando, para el tercer párrafo de este trabajo, la cxposi-
cién un poco más amplia de "La División de Ilerencia".
2.- El nuevo Código, igual que casi todos los modernos de origen latino,
sigue a la par que el Código abrogado, básicamente el sistema romano; empe-
ro, no lo reproduce a plenitud. Al contrario ha mantenido e innovado institu-
\
ciones que se inspiran en el sistema germánico. La Comisión lejos de plan-
tearse el problema teórico de seguir un determinado sistema abstracto, ha
querido cumplir una obra práctica; sin que, para lograr este propósito, hubiese
tenido que abandonar el rigor científico. Partiendo del Código civil de 1831
mantuvo todas las instituciones reguladas por éste que calaron en nuestra reali-
dad, reordenándolos y completándolas.
Ha suprimido instituciones arcaicas e innovado nuevas y reformado
otras. Ha eliminado las contradicciones. Ha consultado la nueva realidad na-
cional. Ha sujetado su obra a las Bases y Principios y Plan General, previa-
mente elaborados, Ha estructurado la materia partiendo de los principios
Insitos en la. Constitución sobre igualdad y dignidad humana, trato igualitario a
los miembros de la comunidad familiar y el ser la familia una comunidad
jurídicamente institucionalizada.
• . t. •

La Comisión, además, ha consultado la doctrina moderna y casi todos


los códigos civiles contemporáneos especialmente el francés, el español,
italiano y el argentino. Sin embargo no ha seguido a ninguno de ellos en forma
especial. Muchas normas han sido elaboradas por la Comisión, sin que existan
precedentes similares en otras legislaciones, para responder así a nuestra rcali-
dad. También se ha consultado y lomado en cuenta los proyectos y arucproycc-
lOSde códigos civiles elaborados en el presente siglo, del país, tal el Proyecto
del Dr. Dcmctrio Toro y el Anteproyecto de Angel Osorio y Gallardo.
No desconocemos que ha podido incurrirso en fallas o errores. Pudieron
haber sido enmendados por la propia Comisión de habérselo otorgado el térmi-
no suplementario que solicitó. Empero ahora, esa obra, corresponde a la Co-
misión de revisión del Código civil, creada por el Congreso para la aprobación
legislativa de éste como demás cuerpos legales.

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DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQUUUR LA PROPIEDAD

El nuevo Código adopta una sistemática diferente a la del abrogado.


Fuera de que a la "Sucesión por causa de muerte" la regula en todo un
Libro, éste se divide en cuatro tñulos que sucesivamente tratan:
10) De reglas comunes a las sucesiones en general; 2°) de la sucesión
legal (que tiene prioridad sobre la sucesi6n testamentaria); 3°) de la sucesión
testamentaria y 42) de la división de la herencia.
Dicho lo anterior, pasamos a exponer, en fonna esquemática, algunas
reformas e innovaciones introducidas, en esta materia, por el Código vigente,
respecto a la legislación abrogada.

C.- Disposiciones comunes a la sucesión en general


<,
Se divide en 7 capítulos que sucesivamente legislan: 1) De la apertura
de la sucesión; 2) de la capacidad de suceder; 3) de la indignidad; 4) de la
aceptación y renuncia de la herencia: 5) del beneficio de separación de patri-
monios: 6) de los herederos forzosos y 7) del derecho de acrecer.
1) La sucesión se abre con la muerte real o presunta del de cujus (art,
1(00). La innovación introducida es la de prever, como hecho que abra la su-
cesión, la muerte presunta, desconocida en el Código abrogado y ahora regula-
da en el nuevo Código en el Libro Primero.
. Se mantiene la prohibición de contratar sobré la sucesión futura (art,
1004), al declararse nulo el pacto por el cual una persona dispone de su propia
sucesión o por el cual una persona dispone de derechos que puede esperar de
una sucesión no abierta (art. 1005). Sin embargo, se establecen excepciones al
principio: a) Se permite el que una persona pueda enajenar, por contrato, la
porción disponible de su propia sucesión cuando tiene herederos forzosos y no
teniéndolos de la totalidad o de parte de ella y b) Se autoriza el que los
cónyuges acuerden que el sobreviviente adquiera el negocio comercial propio
del premuerto; el equipo profesional donde ambos cónyuges trabajen o el in-
mueble y mobiliario ocupado como vivienda por ambos esposos. Con estas ex-
cepciones, innovadas, se trata de equilibrar el principio de prohibición absolu-
ta de contratar sobre herencia futura con la posibilidad de hacerlo, dentro de
ciertos límites, en ciertas circunstancias o para ciertos objetos. Por ello no se
da la contradicción que alguien quiere encontrar entre la norma prohibitiva y
las permisivas dadas por excepción.
2) En la capacidad para suceder se mantiene el principio contenido en
los arts. 485 y 506 del Código abrogado, que disponen que para suceder es pre-
ciso haber nacido o por lo menos haber sido concebido en el momento de

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\
PASTOR ORTlZ MATTOS

abrirse la sucesión. Sin embargo el parágrafo 1II del art. 1008 introduce una "

innovación al disponer que los hijos, no concebidos todavía. de una determina-


da persona' que vive al morir el restador, pueden ser instituidos sucesores. Esta
regla constituye una excepción al principio y encuentra sus precedentes en el
Proyecto Toro de Bolivia como en otras legislaciones, tal el Código italiano
(art. 462). La instituci6n como heredero de una persona por nacer, encuentra
amplio justificativo doctrinal y la mayoría de los autores considera que se trata
de hipótesis sometida a "conditio juris suspensiva". Cuando siga a la concep-
cién el nacimiento, la institucién se hace eficaz rctroactivarncnte.
3) El Código de 1831, acusando en esta parte la fuerte inllucncia del l.
Derecho español antiguo contenido en las Partidas, se limit6 a regular sobre
exheredación, Ignor6 en absoluto la indignidad sucesoria instituida por la
mayor parte de los códigos modernos como el francés de 1804.
-La Comisién, teniendo en cuenta los precedentes de nuestra jurispruden-
cia (A.S. de 20 de julio de 1945 que reconoció al uxoricidio como motivo de
indignidad sucesoria a pesar de no estar prevista expresamente en la ley), la
doctrina y legislación contemporáneas, estableció la indignidad como motivo
,
I

de exclusión legal de la sucesión por faltas graves del indigno contra el de cu-
jus o contra su esposa o ciertos parientes consangulncos o cuando se dan su-
puestos que afectan a la moral. Dichas causas se encuentran taxativamente
señaladas en el C6digo (art, 1(09).
.' .
Se dan reglas sobre la acción de impugnación, el efecto retroactivo de
la sentencia, la restitución de bienes y frutos recibidos y percibidos por el in- 1..,

digno desde el día en que se abrió la sucesión y los casos en que tiene lugar la
rehabilitación del indigno. '
El nuevo Código, siguiendo la sistemática de los c6digos alemán 'y ar-
gentino, no-obstante regular la indignidad, legisla también sobre la exhereda-
ción o dcshercdacíén. Ambas instituciones pueden coexistir armónicamente.
La indignidad es común a la sucesi6n legal y testamentaria. La desheredación
\.
s610 puede hacerse por testamento contra los herederos forzosos que incurran
en una causa también taxativamente señalada por el Código (arts. 1173 al
1176).
4) El Código abrogado no disponía que la herencia se adquiere por \.
ministerio de la ley, pero así lo entendieron algunos casos de jurisprudencia
bajo el influjo de la doctrina española. El nuevo Código explicita este princi-
r
pio en su arto 1007 Y además establece que los herederos continúan en la pose-
sión de su causante. Se critica la expresión adoptada señalando que el Código, "
usando las sutilezas' del proyecto español de 1851, intenta diferenciar la irans-

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DE LOS DlENES y DE lDS MODOS m: ADQUIRIR LA PROPIEDAD

misión sucesoria de la propiedad y de la posesión. Corresponde advertir que la


posesión hereditaria es diferente a la posesión ordinaria. La sucesión no con-
tiene solamente derechos reales o de propiedad; la posesión hereditaria es de
una universalidad. Consiguientemente la posesión hereditaria no puede confun-
dirse con la posesión ordinaria. '
Si .bicn todos los herederos adquieren la propiedad de la herencia por
ministerio de la ley desde el momento en el que se abre la sucesión
corresponde. por razones sobradamente conocidas, sólo a los herederos forzo-
sos recibir la posesión de pleno derecho. Los OlTOS herederos deben pedir dicha
posesión judicialmente. Consiguientemente no hay herencia yacente como e~
otras legislaciones (la italiana por ejemplo) ya que la adquisición no se pro-
duce por la aceptación.
El heredero no está obligado a aceptar o renunciar la herencia. Cuando
el Código alude a herederos forzosos, no lo hace bajo la noción antigua de
"herederos necesarios", sino para mencionar a ciertos parientes y al cónyuge
que precisamente están llamados a la sucesión, en forma forzosa dentro de una
porción de la herencia, aun contra la voluntad del causante.
I
Por ello el nuevo Código, igual que el anterior, da al heredero, una vez
abierta la sucesión, tres opciones: aceptar pura y simplemente, aceptar bajo
beneficio de inventario o renunciar la herencia. El Capítulo IV del T.I. Libro IV
trata este tema en forma amplia complementando y modificando muchas dis-
posiciones del Código abrogado.
Debe destacarse de ellas lo relativo a términos. La legislación abrogada
(art. 551 Código civil) establecía los plazos de tres meses, seis meses y un
afta para aceptar o renunciar la herencia en la vía interdicta según el heredero
viva en ~l lugar en que se abrió la sucesión, en otro lugar dentro de la
República o fuera de ella y el de treinta anos (art. 18 L. de 27 de diciembre de
1882, incorporado como arto 552 del Código anterior) para perder el derech~ a
la herencia, cuando no la aceptó.
El nuevo C6digo (art, 1023) dispone que cualquier interesado puede
pedir al juez fije un plazo razonable, que no exceda de un mes, para que el
heredero o los herederos acepten o renuncien la herencia o que sé acoja a los
procedimientos y plazos de la aceptación bajo beneficio de inventario.
, Venci-
do el plazo se tendrá por aceptada la herencia, en forma pura '1 simple.
Quien pretenda aceptar la herencia bajo beneficio de inventario, debe
hacerlo precisamente dentro del término de seis meses (art. 1032).

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PASTOR ORTIZ MATTOS


'-

'Por lo demás se establece el plazo de diez años, desde que se abrió la


sucesión. para aceptar en forma pura y simple o renunciar la herencia (arts.
1029 y 1053). '
5) Cualquier acreedor del de cujus o legatarios de la sucesión tienen el
derecho de solicitar que se mantengan separados, hasta ser satisfechos en su
crédito o legado, los patrimonios del de cujus y del heredero que aceptó la he-
rencia en forma pura y simple (art, -1055). Esto impide a que los acreedores
personales del heredero pretendan ser pagados con los bienes de la sucesión.
Este beneficio, llamado de separación de patrimonios. fue conocido en el
Derecho romano y actualmente se encuentra instituido por muchos códigos
modernos como el francés e italíano. Pese a que el código abrogado no lo
reguló, por sus evidentes ventajas, la Comisión lo ha adoptado por lo que, aho-
ra está incluido en el nuevo Código el que, además, señala los plazos y las
!
formas para ejercer este derecho.
,
6) El Código _vigente mantiene, igual que el anterior, el sistema '.
legitimario en virtud del cual se establece en favor de los hijos y deseen-
dientes y cónyuge o conviviente cuando concurra con aquéllos, los 4/5 de la
herencia; cónyuge o conviviente solo o concurriendo con ascendientes o éstos
solos, los 2/3 de la herencia.
, Con la porción disponible, cualquier persona puede hacer liberalidades
como donaciones o legados en favor de sus hijos, parientes o extraños. Consi-
guientemente, tan solo dentro de este límite, puede mejorar la situación de los
hijos 'y descendientes con lo que se ha suprimido la mejora del tercio y quinto
que establecía el código abrogado. .\,.

Se ha regulado sobre el reintegro de la legítima y sobre la reducción de


las disposiciones que la afectan.
7) Se legisla sobre el derecho de acrecer que tienen los herederos le-
gales y testamentarios cuando uno de los coherederos renuncia o no puede re-
cibir la herencia por alguna causa establecida por la ley. Respecto al derecho
de acrecer, establecido por el arto
1078 en favor de los herederos legales, se ha
comentado que esta norma estaría en contradicción con lo establecido en el
art. 1089 que dispone que en virtud de la representación los descendientes, en.
el lugar y grado de su ascendiente, entran en la sucesión, cuando dicho ascen-
diente sea desheredado, renuncie la herencia o premuera a la persona de cuya
sucesión se trata. No existe contradicción. En el arto 1078 era innecesario sal-
var lo establecido en el art. 1098 porque obviamente el derecho de acrecer, de
los coherederos legales, tiene lugar,tan sólo cuando no hay representación.

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DE LOS BIENES y DE LOS MODOS O" ADQUIRIR LA PROPIEDAD

D.- De la sucesión legal


La Comisión simplificó el epígrafe del Título II eliminando la expresión
complementaria de: "o ab intesta lO " (como señalaba el Plan General) porque
consideró que este modo de suceder se opera sin ninguna referencia a la volun-
tad presunta del de cujus y que las normas que la regulan son de carácter dis-
positivo, inspiradas en el interés general de la familia aunque derogables, den-
tro de ciertos limites, por la voluntad del causante. Por ello tiene prevalencia
sobre la sucesión testamentaria. .
1) En la nueva regulaci6n, en forma distinta a la anterior, se defiere la
herencia a los descendientes, ascendientes y parientes colaterales sin tener en
cuenta el origen de la relación familiar que existió entre éstos y la persona de
cuya sucesi6n se trata.
La regla está contenida en el art, 1084 y se erige en la directriz del
nuevo ordenamiento al instituir, en materia sucesoria, el principio de trato
igualitario que resulta del orden constitucional (art. 195) que cancela la
familia legítima. Ya la jurisprudencia, sentada por la. Excma..Corte Suprema a.
partir del A.S. de 14 de noviembre de 1944 luego de establecerse en 1938 el
principio de igualdad de los hijos ame.la ley, sugirió la aplicaci6n de este
.principio. Estos antecedentes constituyeron las bases para establecer el trato
igualitario entre los ascendientes, descendientes y colaterales del de cujus.
Está demás advenir que, con esto, se ha concluido con el sistema de trato dis-
criminatorio que caracterizó a la legislaci6n abrogada en la que; inicialmente;
sólo sucedían los parientes legítimos del de cujus (excepto los hijos naturales
reconocidos) aunque luego se amplió, en algo, la sucesión de los parientes
naturales.
Consiguientemente a la sucesi6n se llama a los parientes (excepto al
hijo adoptivo), en virtud del "jus sanguinis" y_ ya no en virtud del "jusfamiliae",
2) A la sucesi6n la ley (arts, 1083 a 1111) llama, igual qué en el
Código abrogado, en el siguiente orden de prioridad:' 10) A los hijos y deseen-
dientes; 2 a los padres y ascendientes; 30) a los parientes colaterales hasta el
Q)

tercer grado y 4Q) al Estado.


El cónyuge o conviviente hereda con los descendientes y ascendientes o
solo. Los arrogados y sus descendientes suceden como si fuesen consanguíneos
del de cujus (art. 1085). El hijo adoptivo y sus descendientes heredan al
adoptante en igualdad de condiciones que los hijos que el de cujus pudo tener
después de la adopción, aunque son .extraños a la sucesión de los parientes del
adoptante (art. 1095). El Código da las reglas de concurrencia en la sucesión
entre parientes del mismo grado. regula sobre la representación y establece

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PASTOR ORTIZ MATl'OS

normas especiales sobre la sucesión de los descendientes, de los ascendientes.


del cónyuge o conviviente, de los colaterales y del Estado.
3) Como señalamos en la relación histórica, en Bolivia. el cónyuge su-
pérstite recién pudo ser heredero de su cónyuge premuerto a partir de la Ley de
27 de diciembre de 1882 a la que sirvió de modelo el Código civil argentino.
El Código vigente, ordena la sucesión legal del cónyuge sobre los prin- 1...

cipios de concurso y exclusién como ya ocurría en la legislaci6n abrogada.


Según el primero el cónyuge sucede conjuntamente con descendientes y .:
ascendientes (arts, 1062 y 1063) Y según el segundo el cónyuge excluye a
otros herederos como los parientes colaterales del de cujus (an. 1102). \.
En esta materia las innovaciones más destacadas son dos: a) Se defiere
al cónyuge sobreviviente en los bienes propios y en los comunes de su cau-
sante (art. 1105) y b) Que. las reglas de la sucesión del cónyuge. son aplica-
bles al conviviente (art. 1108). .
a) El Código civil argentino, rcfonnado por la Ley NO 17611 avanzando
sobre la regulación precedente, otorga al cónyuge supérstite herencia también \.,
sobre los gananciales cuando concurre con ascendientes y con hijos extra-
matrimoniales (art, 3571 y 3576). Otros códigos modernos como el mexicano
(art, 1424 y 1429) e italiano (art, 581 y 585) en la sucesión del cónyuge ya no
distinguen bienes propios y gananciales.
La Comisión tomando en cuenta tanto el mencionado desarrollo legisla-
tivo en otros países, cuanto el hecho de que en Bolivia no hay grandes fortunas
y que. en el país, hombres y mujeres forjan su' patrimonio durante su unión
conyugal, advirtió que ordinariamente. resultaba ilusorio el dcfcrirse al
cónyuge a la sucesión de tan solo los bienes propios del de cujus. Con la in-
novación el c6nyuge supérstite recibe herencia también en la parte que el
'..
cónyuge premuerto tuvo en los bienes comunes con lo que se da efectividad a -.
la sucesi6n entre cónyuges.
b) El art. 1108 del Código establece que las uniones conyugales libres
reconocidas por la Constitución y el Código de familia producen, respecto a
los convivientes, efectos sucesorios similares a los del matrimonio. Esta norma
se funda en el arto 194 de la Constitución que atribuye. a este tipo de uniones,
(
efectos similares a Jos del matrimonio y, entre éstos. el sucesorio. En Latinoa-
mérica, México otorga sucesión a los convivientes, aunque en forma restringi-
da. Bolivia, en este orden, es el país más avanzado de nuestro continente, he-
cho que se explica por darse, en nuestro medio. respecto a otros. él mayor
número de uniones conyugales libres.

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DE LOS BIE~"ES y DE LOS MODOS DE ADQUIRlR LA PROPIEDAD

4) Conforme a las Bases y al Plan General, la Comisión consideró que


debía llamarse en la sucesión, del de cujus, a sus parientes colaterales, hasta
el cuarto gI'ado (primos hermanos). En estos términos redactó el Proyecto (art.
1109). Una de las pocas reformas introducidas por el gobierno que promulgó el
Código, respecto al Proyecto. se encuentra contenida en este artículo (1110)
que estableció el llamamiento sucesorio tan sólo hasta tercer grado (tíos y so-
brinos). Pero ese notorio propósito no se lo cumplió al no haber sustituido, la
primera referencia de cuarto grado con la de tercero y se limitó hacerlo en la
segunda mención, por 10 que la norma resulta incongruente.
5) nA falta de otros llamados a suceder, la herencia se defiere al Esta-
do" (art, 1.111 del Código civil).
"

E.- De la sucesión testamentaria


Nos limitaremos a hacer mención a algunas reformas e innovaciones in-
troducidas, en esta materia, por el vigente Código respecto al anterior.
1.- Anterionnente en el testamento sólo podía hacerse disposiciones de
carácter patrimonial. Ahora (art. 1112:U) puede comprender también disposi-
ciones de carácter no patrimonial.
Se otorga. ahora, al testamento carácter personalísimo (art. 1115) con lo
que se ha suprimido el sistema de "comisarios" establecido en el Código abro-
gado que permitía hacer testamento por mandato.
, 2.- En el Código anterior los hombres a' partir de los 14 años y las mu-
jeres a partir de los 12 podían testar válidamente. En el nuevo pueden hacerlo
todos, sólo -a partir de los 16 años (art. 1119).
Se ha reordenado las disposiciones sobre incapacidad para recibir por
testamento, sentándose el principio de que la capacidad es la regla (art. 1121)
y la incapacidad debe estar expresamente establecida por la ley.
3.- Se mantiene los testamentos solemnes dividiéndoselos en abiertos y
cerrados aunque mejorando las normas dadas por el Código abrogado. En cam-
bio se sustituye los testamentos privilegiados, del, antiguo Código, por los
especiales sin solemnidades, para las personas que .se encuentran en grave
riesgo. También se regula, en esta categoría, a los testamentos otorgados a
bordo de nave o aeronave: 'por los militares en campaña o por los prisioneros
de guerra así como por las personas en servicio 'de la República, misioneros.
exploradores investigadores científicos que se encuentren en lugares alejados
de los centros de población. En cada caso-se establece las reglas dentro de las
que se puede otorgar el testamento especial. Sin embargo el testamento espe-
cial s610 tiene eficacia, si la persona muere, en las circunstancias dentro de

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:f

PASTOR ORTIZ MATI'OS

las que otorgó. Por último se regula el testamento otorgado por los campesinos
que' viven en Iugares distantes.
Asimismo se da reglas sobre los testamentos de los extranjeros y sobre
los celebrados en el exterior para que tengan efectos en Bolivia. Ellos se con-
forman a tratados bilaterales celebrados por nuestro país y subsidiariamente a
las reglas de Derecho Internacional Privado.
Adecuando a las normas de la nueva legislación y modernizando el con-
tenido del Código antiguo se regula sobre los testigos testamentarios y la aper-
tura, comprobación y publicación de los testamentos.
4.- En fin, en sendos capítulos, se legisla sobre la institución de herede-
ro, la sustitución de heredero, de la desheredación, los legados, ]a nulidad, re-
vocación y caducidad de los testamentos y los albaceas o ejecutores testamen-
tarios, en todo lo que se introduce innovaciones importantes; se reordena
completamente al Código abrogado dándoselo unidad y congruencia.

III.- DIVISION DE LA HERENCIA

La herencia, cosa universal, cuando se encuentra atribuida a un solo


a
heredero, pasa éste íntegramente sin crear problema alguno. Empero frente a
la pluralidad de herederos, la ley debe dar normas sobre la división.
, ,El Código abrogado reguló esta materia, en sus Capítulos 21 y 22, "

Título 1 del Libro I1I, en forma deficiente tomando como fuente un tercio de
disposiciones del C6digo civil francés y dos tercios de la antigua legislación
española. Como ésta última fue incompleta, contradictoria y oscura.
La. Comisión para llenar los vacíos y formular una regulación armónica
y,coherente, consult6 las sistemáticas adoptadas por los códigos modernos lati-
noamericanos y leuropeos y adopt6 la del Código civil italiano, que recogió las
experiencias legislativas de otros pueblos (inclusive de los de origen
germánico), sin que por elJo no haya tomado fundamentalmente en cuenta, en
todo lo que fue positivo y creó tradición en el país, "las disposiciones del
Código anterior así como las soluciones de nuestra jurisprudencia. (

Sobre estas bases el Título IV del Libro IV del nuevo Código regula la
divisi6n de la herencia, cuya finalidad es poner fin a la comunidad sucesoria
al asignar, a cada coheredero bienes singulares que correspondan a su' cuota
parte. El título se divide en los cinco capítulos' siguientes: 111)Disposiciones

_IY_

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DE LOS HIENES y DE LOS MODOS DE ADQUUUR LA PROPIEDAD

generales. 2°) De la colación. 3°) Del pago de deudas. 4°) De los efectos de la
división y 511) De la nulidad, anulabilidad y de la rescisión de la división.
Comentaremos las reformas e innovaciones más destacadas.

A.- Disposiciones generales


1) Si bien el nuevo Código (art. 1233-1) mantiene el principio de todo
coheredero pueda pedir siempre la división de la herencia; en cambio, a dife-
rencia del Código abrogado, prevé casos en los que, dicha facultad no puede
ser ejercida, por lo menos temporalmente; tales situaciones se dan:
a) Cuando el testador, aduciendo un motivo serio, disponga que la di-
visión de la herencia o de algunos bienes no tenga lugar antes de que haya
transcurrido, desde su muerte, un determinado plazo el mismo que no puede
exceder a cinco rulos (art. 1233-11). La innovación se justifica por cuanto el
testador puede tener razones de carácter económico, familiar (como la exis-
tencia de menores entre los coherederos) u otra que legitime su determinaci6n.
b) Por la sola voluntad de la ley (art, 1235) la división puede quedar
provisionalmente impedida:
b') Mientras nazca el concebido llamado a suceder que, como se
sabe, tiene capacidad para ser heredero a condición de, que, naz-
ca con vida, por lo que la división debe retraerse hasta el naci-
miento para asegurarle los derechos de dicho concebido acaso
nazca con vida.
b") Mientras se defina, mediante sentencia, el juicio de reconoci-
miento de filiación o de unión conyugal libre, interpuesto por
quien, en caso de resultado favorable, sería llamado a suceder.
De resolverse favorablemente el juicio, el demandante sería lla-
mado a la sucesión, lo que justifica plenamente se impida provi-
sionalmente la división; y
b''') Mientras se concluya el trámite administrativo para el reconoci-
miento de una persona colectiva instituida como heredero. Las
razones son obvias. .
c) Cuando en el acervo sucesorio existen bienes constituidos en patri-
monio familiar éstos no pueden comprenderse en la división por lo menos has-
ta que, el más joven de los beneficiarios de dicho patrimonio, 'alcance su
mayoridad (art. 1237): Hay en la' norma' un prop6si to social que, además, se
vincula con la institución del patrimonio familiar que, co~o se sabe, subsiste

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PASTOR ORTIZ MATr08

aún después de la muerte del constituyente cuando ha.y beneficiarios menores


de edad.
d) La autoridad judicial puede, asimismo, suspender la división de la
\
herencia a' gestión de uno de los coherederos, cuando dicha. división .inmediata
pueda determinar perjuicio al patrimonio hereditario (art. 1239).
2) Por lo demás la división judicial debe hacerse, igual que en el
Código abrogado, en principio, en especie (art. 1240), efectuarse ventas de
bienes para el pago de deudas y cargas hereditarias; hacerse la estimación de
bienes y compensaciones en dinero: formarse porciones y asignarse a los
coherederos.
, a) El nuevo Código empero, introduce algunas innovaciones, tales que
el c6nyuge supérstite puede pedir al juez y éste concederle, que le asigne el
negocio comercial propio del premuerto, el equipo profesíonal donde los
c6nyuges trabajaban así como el inmueble y mobiliario usados como vivienda.
En estos casos estos bienes quedarán incluidos en la porci6n del sobreviviente.
Asimismo, cualquier otro coheredero forzoso distinto al cónyuge, puede pedir
igualmente se le asigne preferencialmente el pequeño negocio comercial o
equipo profesional' en el que trabajaba con el de cujus (art, 1238).
b) Que los bienes, cuya división pueda perjudicar a la economía
familiar o pública, se asignen por entero en la porción de uno de los coherede-
ros o se saque a subasta pública (art. 1241). Es que hoy en Bolivia el interés
colectivo no puede ceder ante el particular. La organizacíén económica y
jurídica debe contemplar prioritariamente el interés general. El fraccionamien-
to de un establecimiento industrial, agrícola, ganadero comercial o de otra
índole, si bien. puede ser ventajoso para los herederos no lo es ordinariamente
para el interés colectivo. Por ello los coherederos deben asignar a uno de ellos
todo el bien yde no ponerse de acuerdo en esto, el juezdebe asignarlo a quien
tenga mayor parte en la herencia o sacarlo en subasta pública. La norma es
imperativa y de orden público y su inobservancia da lugar a la nulidad de la
partición.
e) Si en la masa hereditaria se comprende bienes inmuebles cuyo frac-
cionamiento está prohibido por leyes especiales o normas de urbanización u
ornato', también debe asignarse a un solo coheredero o sacarse en pública
subasta (art. i242). La Innovación se justifica también por razones de interés
colectivo. Por esta disposición adquieren valor imperativo los reglamentos mu-
nicipales o' de las entidades que administren la regulación urbana, cuando
aquéllas establecen limitaciones, tales los frentes mínimos para construir u

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DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

otras; 10 que parece 'no haberse comprendido debidamente ni siquiera por los
funcionarlos administrativos pertinentes,
3) En fin el Código vigente, igual que el anterior, permite también la di-
visión de herencia en forma convencional o mediante testamento (art. 1250 y
1251).

B.- De la colación
Bien se sabe que la colaci6n tiene por fin mantener la igualdad de trato
o proporcionalidad entre los herederos.
El C6digo abrogado, reproduciendo a la antigua legislaci6n española
contenida en las Leyes de Toro y las Partidas, señalé que debía traerse a cola-
ci6n por los hijos "las dotes", donaciones "proter nuptias" y el perculío profeti-
cio (arts, 636, 638). Este era el estado de nuestra legislaci6n, en esta materia,
cuando se emprendió la labor de reforma.
Sin 'dificultad puede advertirse que la Comisi6n tuvo que eliminar
prácticamente casi toda la regulación precedente por cuanto, desde algún
tiempo atrás, dichas normas, aún no estando expresamente abrogadas, habían
quedado en desuso por su arcaismo y por ser contrarias a la realidad nacional.
En esta materia el vigente Código regula la colación, con arreglo a las
Bases y Principios establecidos y en coordinación con las disposiciones del
Código de familia, dando normas prácticas y útiles, compatibles con los tiem-
pos actuales.
Así se parte del principio de que toda donación, directa o indirecta, que
" se haga a un heredero forzoso que luego concurra a la sucesión del donante,
importa anticipación de su porción hereditaria (arts, 1254 y 1255). Adviértase
que en el nuevo Código, la colaci6n la deben todos los herederos forzosos
(descendientes, ascendientes y cónyuges) y no sólo los hijos como lo esta-
blecía el Código abrogado lo que a veces hacía ilusorio al instituto.
No sólo la donación directa y formal (art. 1255) es colacionable, sino
también las donaciones indirectas hechas sin formalidad, como una remisión
de una deuda o el que el precio de un bien vendido se haya autorizado a co-
brar a uno de los herederos.
Las colaciones pueden ser hechas en especie (arts. 1258-1 y 1073) o por
imputación (arts, 1258-I1I y 1260). Pero el dinero colacionable puede ser rea-
justado equitativamente por la autoridad judicial, según las circunstancias (art,
1261); esta última regla contiene una previsión justa ya que impide el enrique-
cimiento ilegítimo de uno de los herederos que podría derivar. de un eventual
proceso inflacionario.

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PASTOR ORTIZ MA'I"l'OS

C.- Pago de deudas


El Código abrogado no estableció reglas sistemáticas sobre el pago de
las deudas hereditarias, limitándose 'a señalar que para dividir la herencia se
hará estimación de los bienes del difunto y que de allí se pagarán las deudas
que dejó (art. 646).
Frente a ese vacío el nuevo Código ha innovado todas las normas que
contiene el actual Capítulo I1I, Título IV. Libro IV partiendo del principio de
responsabilidad "ultra vires hereditatis".
y en base de estos conceptos se ha dispuesto la obligación de todos los
herederos de pagar las deudas y cargas hereditarias en proporción a sus rcspcc-
tivas cuotas (art. 1265); que el heredero que se adjudica un bien gravado con
hipoteca o anticresis puede ser demandado por la totalidad de la deuda (art,
1266), esto en virtud del principio de indivisibilidad de la hipoteca o anticre-
sis; empero, el coheredero "solvens" puede repetir contra los otros coherederos
en la parte que deben contribuir.

D.- Efectos de la división


La universalidad de la herencia se trasmite a todos los coherederos, con
su activo y pasivo. Inicialmente los coherederos (si no ha precedido división
por testamento) se encuentran en estado de comunidad, estado transitorio que
concluye con la partición. Una vez que ella se ha efectuado judicial O extraju-
dicialmente (pero en forma definitiva) debemos considerar si tiene carácter
declarativo o traslativo.
En el Derecho romano la partición tenía carácter traslativo, pues todos
los coherederos devenían en copropietarios de todos los bienes de la herencia
y luego, através de la división, se hacían cesión de los derechos que tenían
recíprocamente sobre los diversos bienes de la herencia. Este sistema prevale-
ció en la antigua legislación española.
El Código civil francés y otros modernos (como los de Bélgica y Co-
lombia) adoptaron el sistema declarativo según el que cada heredero se reputa
que ha sucedido sólo e inmediatamente en el lote que le corresponde y que no
ha tenido jamás propiedad en los bienes de los otros lotes.
El Código abrogado no establecía cuál es la naturaleza de la partición:
si traslativa o declarativa. El principio de indivisibilidad de las hipotecas
sugería el carácter declarativo (lo que se admitió por algunos casos de juris-
prudencia: GG.JJ. Nos. 618, pág. 2, 1176, pág. 1 Y 1148 pág. 4). Pero por los
precedentes hispánicos de nuestra legislación. en esta materia, se ~n¡en(!iópor

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DE LOS BIENI>S y DE LOS MODOS DE ADQUUURLA PROPIEDAD

la doctrina nacional que la partición tenía carácter traslativo. La ausencia de


regulación expresa provocó los más graves problemas. conflictos judiciales
que determinó una jurisprudencia confusa y contradictoria.
La Comisión, siguiendo las corrientes doctrinales y legislaciones moder-
nas, llenó el vacío adoptando expresamente el sistema declarativo al disponer
que "todo coheredero es considerado solo e inmediato sucesor de todos los
bienes que componen su loce y que nunca ha tenido propiedad en los otros bienes
hereditarios" (art. 1270).
En forma correlativa a la norma central se establece que los coherede-
ros se deben recíprocamente garantías por las perturbaciones y evicciones que
deriven de una causa anterior a la división, salvo que se hubiese excluido esa
garantía al hacerse la división (art. 1271). Esta garantía impide a que el co-
heredero, que sufrió la evicción, quede en situación de inferioridad respecto a
los demás.
Si en la porción de un heredero se ha asignado créditos, que resultaron
incobrables (arlo 1273) por la insolvencia del deudor que sobrevino a la di-
visión, los demás herederos no deben por ello ninguna garantía.

E.- Dí' la anu!abilidad y rescisión de la división


La división es nula cuando se fraccionan bienes, no divisibles por
interés de la economía familiar y pública (art. 1275). La' primera regla 'es nue-
va y la segunda tiene antecedente en el Código abrogado (art, 656).
El Código abrogado no dio una norma general sobre la rescisión de la
división. La que dio en el art. 65~ se refería tan s610 a que podía rescindirse
por lesión las particiones hechas por los padres o ascendientes por actos "inter
vivos" o "mortis causa". El nuevo Código (art. 1277) dispone, e~ general, que
"la división, aun testamentaria, puede rescindirse cuando alguno de los cohere-
deros prueba haber sido lesionado en más de un cuarto según el estado y valor de
los bienes a tiempo de hacerla".
Consiguientemente, ahora, puede pedirse la rescisión de toda división
sea esta judicial, extrajudicial o testamentaria cuando la lesión exceda a una
cuarta parte (presupuesto objetivo) para cuya averiguaci6n debe procederse a
una nueva estimación de bienes.

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CUARTO TEMA

DE LA USUCAPION
l..TERMlNOlOGIA y DESARROllO HISTORICO
A.· Terminología .• B~·Desarrollo histórico. La herencia romana-1) Derecho
romano (clásico y legislación de Jusliniano). 2) Desarrollo posterior. 3) Le-
gislación vigente.en la Colonia 4) B Código civil boliviano de 1831 comple·
mentado por la Ley de 27 de diciembre de 1882.
11.·PRINCIPIOS. BASES Y FUNDAMENTOS DE LA NUEVA REGULA·
CION.· A.- Designación del inst~uto. B.· Las bases del nuevo Código civil.-
e.- Importancia 0.- Disposición transitoña
111.·REGULACION DE LA USUCAPION EN EL CODIGO CIVIL VIGENTE.·
A.- Elementos que concurren en la adquisición de la propiedad por usu~i6n:
1) los sujetos, 2) el objeto y 3) la causa de la relación: la posesión por el
tiempo determinado por la ley. B.- Usucapión inmob!6aña. 1) Requisitos para
que se cumpla la usucapión quinquenal u ordinaria: a) nulo idóneo insc~o,
b) buena fe, e) término para prescribir. 2) Usucapión extraordinaria. e.-
Usucapi6n mobiliaria. 1) Muebles propiamente dichos. 2) Muebles sujeto.s a
inscripci6n en registros.

DE LA USUCAPION

1.- TERMINOLOGIA y DESARROLLO HISTORICO

A.- Terminología
A un mismo fen6meno jurídico: el de la adquisici6n de la propiedad so-
bre bienes corporales y de ciertos derechos reales, en virtud de la posesi6n por
un tiempo; se dio en el C6digo civil abrogado (art, 1512) y se da en el vigente
(arts. 134, 138, 149) denominaciones distintas. En el primero (que rigió desde
el 2 de abril de 1831 .al.2 de abril de 1976) se lo llamó PRESCRIPCION AD-

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PASTOR oartz MATIOS

QUISITIVA y en el segundo (que rige actualmente desde la última fecha cita-


da) se 10 designa USUCAPION.
Este cambio se explica y justifica tanto por el desarrollo histórico del
instituto así como por fundamentos técnico jurídicos y doctrinales. Nos referi-
mos a ellos. .

B.- Desarrollo histórico.- La herencia romana


Está casi demás recordar que el Derecho romano se desarrolló y pcrfcc-
cion6 en el lapso de un milenio durante la Eóad Antigua y que las institu-
ciones reguladas. por tan soberbia legislación, continuaron rigiendo (aunque
parcialmente) en varios paises de Europa hasta mediados del siglo pasado. Por
ello no puede tratarse de la usucapión actual sin antes recoger la herencia ro-
mana a través de su notable desarrollo histórico.
1) Derecho romano» a) Partimos del Derecho clásico romano. Bien sa-
bemos que en él, el Derecho civil romano "lus civile" regulé y tuteló s610 a la
llamada "propiedad quiritaria" la misma que surgía cuando concurrían tres cir-
cunstancias: capacidad jurídica del"sujeto lo que implicaba tener el "ius com-
mercium" prerrogativa exclusiva de los ciudadanos romanos: idoneidad en el
objeto, por lo que la propiedad quiritaria sólo podía establecerse sobre los lla-
mados "res mancipi", calidad que tenían ciertos bienes de valor económico
agrícola, co~o los fundos itálicos, animales y esclavos; y, que por último: que
se haya adquirido la propiedad por uno de los modos legítimos sancionados' por
el Derecho civil, los mismos que tenían lugar al cumplirse ciertos actos
rituales y sacramentales, modos de los que se destacan la "in jure cessio", la
"mancipatio" y la "adjudicatio",
Pero, cuando un CIUDADANO romano (que gozaba del "jus commer-
cium") adquiría un "res mancipi", por ejemplo un fundo itálico, no por uno de
los modos sancionados por el Derecho civil ("In jure cessio", "mancipatio" o
"adjudicatio"} sino por OlIO que correspondía al Derecho de gentes (como la
"traditio" o tradición) dicho ciudadano, no adquiría la propiedad quiritaria del
bien. Sin embargo de ello, cuando adquiría la cosa de buena fe, era protegido
en su propiedad (a la que se la llamó bonitaria), la misma que en el transcurso
del TIEMPO se convertía en quiritaria. A este fenómeno el Derecho romano
clásico lo lIam6 usucapión que devino a ser otro MODO DE ADQUIRIR la pro-
piedad quiritaria de los "res mancipi".
La usucapión, por otra parte, también determinó la adquisición de la
propiedad quiritaria, en favor 'de los ciudadanos romanos, sobre !:)'; "res manci-

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DE LOS IlIENES y m: LOS !dODOS DE ADQUUUR 1..\ PROPIEDAD

pi" que los adquirían de buena fe, de un "nom dominus" (no propietario) y lo
poseían por cierto tiempo.
b) Los territorios de las provincias conquistadas por Roma no podían ser
objeto de propiedad quiritaria (porque eran "res nec mancipi"); por ello no
podían aplicarse a ellos la "usucapión". Sin embargo, el derecho pretoriano tu-
teló a la propiedad de los ciudadanos o no ciudadanos sobre los fundos provin-
ciales, cuando los adquirían a "non dominas" (no propietario) de buena fe, y los
poseían por un largo tiempo (diez o veinte años entre presentes o ausentes
respectivamente). En estos casos los poseedores pudieron rechazar la acción
reivindicatoria del propietario, mediante la excepción de prescripción
"exceptio o praescriptlo"; lo que explica que la prescripción surgió primero
como un modo de extinción de un derecho real (el de reivindicación) aunque
luego, por obra de los pretores, devino en un modo de adquisición de la propie-
dad "praescriptio longi temporis".
e) Las causas que determinaron la diferenciación de la propiedad quiri-
taria y de las otras (bonitaria, provincial y de los peregrinos) fueron paulatina-
mente desapareciendo especialmente por obra de los pretores. y así, por ra-
zones económicas, algunos fundos provinciales fueron asimilados a los fundos
itálicos y pasaron a ser "res mancipi" y lentamente se fue atribuyendo la cali-
dad de "res mancipi" a bienes que antes eran "nec mancipi". Asimismo los me-
dios formalistas de adquirir la propiedad fueron desapareciendo y sustituidos
por la "traditio" o tradición (modo de adquisición originalmente sancionado
sólo por el Derecho de gentes). Por último la ciudadanía romana fue conce-
diéndose a los extranjeros lo que culminó con el Edicto de Caralla (año 212 de
nuestra era) por el que se otorgó la ciudadanía romana a todos los habitantes
libres del imperio, con 10 que se reconoció a todos el "jus commercium",
En este cuadro, en el Bajo Imperio Romano, resultó inútil toda distin-
ción del derecho propietario quiritario con los otros. Frente a esto el Emperador
Justiniano unificó la propiedad con el nombre genérico de "proprietas o
dominium" concediendo a la misma una ,tutela rigurosa Por estos mismos ante-
cedentes ya no había motivo para lcgislarse separadamente la "usucapión"
(que era un modo de adquirir la propiedad quiritaria) y la "praescriptio long;
temporis" (modo de adquirir la propiedad provincial y de los "res nec mancipi")
y se las fusionó en una sola institución denominada simplemente prescripción.
2) Desarrollo posterior» Bien sabemos que en los países de Europa, en
los siglos XII 'j XIII de nuestra era, se produjo la recepción del Derecho roma-
no, el mismo que volvió a regir, en dichos países, aunque en fonna compartida
con OIraS normas (como las del Derecho canónico). Y fue por ello que el Dcre-

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PASTOR ORTIZ MATl'OS

cho romano rigi6 en Francia hasta la promulgacién del C6digo civil de 1804;
en Italia, hasta la unificación de los estados italianos (1866) y en Alemania,
hasta la dictaci6n del Código civil de 1871.
y es así que, en los países europeos y entre ellos España, se reguló la
prescripción con arreglo a la legislación de Justiniano, contenida en las
"Institutos" (Instituciones) en las que se estableció la prescripción no sólo
como un modo de adquirir la propiedad de los bienes sino también como un
medio de extinción de las obligaciones.
3) Legislación vigente en la Colonia» Se conoce sobradamente que, en
la época colonial rigió, en el Alto Perú, la legislación de Castilla (contenida
en los Fuero Juzgo y Real, Ordenanza de Alcalá, las Siete Partidas y la Nueva
y la Novísima Recopilación) aparte de las leyes especiales dictadas para las
colonias de América.
La recepción- del Derecho romano en España tuvo lugar en el siglo XIII
con la Ley de las Siete Partidas las mismas que regulan la prescripción (espe-
cialmente en el Título 29 de la. Partida Tercera) en base del Derecho romano
de la última época ("institutos" de Justiniano) aunque con algunas variantes.
La prescripción, regulada en el Derecho vigente en la Colonia era, con-
siguientemente, tanto un modo de adquirir la propiedad como un medio de ex-
tinción de las obligaciones (prescripción adquisitiva y prescripción liberatoria).
La prescripción adquisitiva de los inmuebles' se la lograba al poseer una cosa
por el tiempo señalado por ley. Esta prescripción se la tenía cumpliendo cinco
requisitos: justo título, buena fe, posesión continuada, el tiempo tasado por ley
y la prescriptibilidad de la cosa. Sin embargo podía también adquirirse la pro-
piedad inmobiliaria por prescripci6n mediante la posesión por treinta años, aún
sin cumplir los requisitos de justo título y buena fe. Las Partidas, bajo la
influencia canónica, establecieron mayores términos para la prescripción in-
mobiliaria en favor de los particulares, de los bienes de la Iglesia.
4) El Código civil boliviano de 1831.- Se dijo y se dice, que el Código
civil boliviano de 1831 fuera una simple traducción del Código civil francés de
1804, afirmaci6n errada toda ve~ que, las fuentes de aquel Código se encuen-
tran tanto en el Código Napole6n, como en la Legislación de Castilla vigente
en la Colonia aparte de la legislación nacional dictada entre la Independencia
y la sanción del Código civil.

Lo cierto es que el plan de distribución de materia del Código de 1831,


corresponde al.Código civil francés de 1804; empero en su contenido fue im-
portante la influencia del Derecho de Castilla ya que 476 de los 1571 arts. tu-

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DE LOS BlElIo"ES y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

vieron como fuente directa los textos del Derecho español antiguo. Justamente
el Título 21 del Libro III del Código de 1831, que regula la prescripción, se en-
cuentra redactado sustancialmente en base de las Partidas estableciendo,
como ella, que para adquirir.la propiedad de los inmuebles, por prescripción,
se exigen los mismos requisitos señalados por la ley castellana Gusto título,
buena fe, que la cosa no tenga impedimento para prescribir, la posesión con-
tinuada y el tiempo señalado por ley). Asimismo estableció términos mayores
para adquirir por los particulares, por prescripción los bienes de la Iglesia.
Sin embargo no debe perderse de vista que la regulación de la prescrip-
ción del Código francés no difiere mucho al de la legislación castellana toda
vez que, ambas. tuvieron la misma fuente: las "Institutos" de Justíníano, no
obstante que el Código francés fue más depurado y técnico y nuestro legislador
de 1831 optó por continuar la regulación castellana. aunque no dejó de tomar
también como Cuente directa muchas disposiciones, sobre prescripción, de di-
cho Código civil francés.
El Código civil abrogado se separó de las fuentes francesa y castellana
al no regular sobre la prescripción extraordinaria treintañal, Sencillamente la
ignoró, con 10 que se croo un evidente vacío. Fue el art. .19 de la Ley de 27 de
diciembre de 1882 (incorporado en la
Compilación Terrazas como arto 1565
del Código) el que en términos generales dispuso que "las acciones reales que,
por otras disposiciones no están limitadas a menor tiempo, se prescriben en trein-
la años". Adviértase que no se estableció directamente la adquisición de la
propiedad mediante la prescripción. Sin embargo la jurisprudencia (A.S. W 112
de 14 de julio de 1980; "L. Judiciales 1980" pág. ISO) entendió que el dueño,
que en treinta anos no ejercía la acción real de reivindicación, perdía su pro-
piedad con lo que indirectamente el poseedor adquiría la propiedad aun sin
títulc ni buena fe.
El Código de 1831 (art. 1559) dispuso que los bienes muebles se prescri-
ben por tres años y que en esta materia, la posesión vale por título (antinomia
a la que nos referiremos en el Quinto Tema).
En el lapso que media entre la vigencia del Código de 1831 y del de
1976 se dictaron pocas leyes sobre prescripción adquisitiva. Entre ellas pode-
mos citar a la Ley de 15 de noviembre de 1887 sobre Registro de Derechos
Reales que dispone que deben inscribirse en el Registro las sentencias que de-
claren la prescripción adquisitiva y los actos que interrumpan la prescrípcíén;
las Leyes de 3 de diciembre de .1883 y de 12 de mayo de 1941 sobre
consolidación de propiedad en favor de los sitiajeros y la Ley de 20 de diciem-
bre de 1956 sobre consolidación de terrenos en favor de poseedores de la cíú-
dad de Santa Cruz.

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PASTOR ORTlZ MATI'OS

La Ley de Reforma Agraria de 1953 no regula nada especial sobre la


prescripción aunque también consolidó en favor de los exsitiajeros, dueños de
edificaciones, los solares respectivos (art. 103).
Este fue el cuadro dentro del que se formuló por las Comisiones de
Elaboracién del Anteproyecto y Redactora del Proyecto del Código civil, la
regulación de la usucapión la misma que actualmente se encuentra vigente en
el Código civil.

11.- PRINCIPIOS, BASES Y FUNDAMENTOS


DE LA NUEVA REGULACION

Antes de ingresar al examen normativo de la USUCAPION en el Código


civil, nos corresponde exponer los principios, bases y fundamentos de su regu-
lación.

A.- Designación del instituto


Al instituto, objeto de nuestro estudio, en el Código abrogado se lo
llamó prescripción adquisitiva y, en el nuevo, como se tiene dicho y sobrada-
mente se conoce, usucapión.
La regulación conjunta de la prescripción adquisitiva y liberatoria deri-
va de factores históricos que se consolidaron en el derecho de Justiniano
("Instilutas") y que luego se la reprodujo en las legislaciones posteriores. espe-
cialmente en las Partidas espanolas así como en el Código Napoleón, fuentes
directas de nuestro Código civil de 1831.
Muchos autores modernos franceses y de otros países (que siguieron al
sistema romano) criticaron el método adoptado por el Código Napoleónico (y
los que siguieron a él o a la legislaclón de Castilla), señalando que la usuca-
pión, llamada impropiamente prescripción adquisitiva, y [a prescripción
propiamente dicha, llamada liberatoria, si bien tienen como común el factor
tiempo, en cambio se diferencian en los elementos que 'las particularizan: en
la una es la posesión y en la otra es la inacción del deudor, así como en los
efcctos que producen: en la una hay adquisición de 13 propiedad o de C'WO
derecho real y en la otra hay la extinción de un derecho.
Recogiendo esa crítica algunos códigos civiles contemporáneos. como
el brasileño (art, 550) yel italiano (art, 1158) regulan la USUCAFIOr-i en Ior-

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m: LOS DlE:\I::S y DE LOS MODOS DE ADQUIIUR LA I'ROPIEDAD

ma autónoma diferenciándola de la prescripción, denominación que la reser-


van sólo a uno de los modos de extinción de los derechos, Siguió esta misma
línea el Proyecto del Código civil argentino (art, 1541); empero en la reforma
efectuada por las Leyes 17711 de 22 de abril de 1968 y 17940 de 25 de octubre
de 1968 se mantuvo el sistema anterior (franco-hispano-romano),

n.- Las bases del nuevo Código


1.- Sobre estos antecedentes en las "Bases y Plan General" para la
elaboración primero del Anteproyecto del Código civil (1963) y luego para la
Redacción del Proyecto (1973) se establece que "Se incorpora la usucapión
legislada en el Código actual como prescripción adquisitiva o de dominio: se-
parándola de la prescripción liberatoria", BASE que fue observada en la redac-
ci6n del Anteproyecto y principalmente del Proyecto convertido éste en el ac-
tual Código civil.
Se ha señalado como razón principal para reunir bajo una misma deno-
minación a las llamadas prescripción adquisitiva y liberatoria el que en varios
puntos el régimen de ambas, es análogo, sobre todo en lo quc respecta a las
reglas para la computación de plazos y a los modos de suspensión e interrup-
ción de los mismos.
En el nuevo Código, siguiendo el Plan y Bases, se ha abierto un
capítulo especial (el 1 del Título IV del Libro V) que regula en forma general,
el cómputo del tiempo, para lodos los fines del derecho. Dichas normas se
aplican, cuando ccrrcsponde, a la usucapión y a la prescripción, (también a
otros institutos como la caducidad y la preclusién), Empero como la regulación
especial sobre las causas de interrupción y suspensión de los términos más
corresponde a la prescripción y es allí donde se las legisla en el nuevo Código
(arts, 1501 y 1506), al rcgularse sobre la usucapión se dispone (art. 136) que
dichas reglas se aplican también a la usucapión, en cuanto les son concer-
nientes.
2.- Nuestro Código civil, con arreglo a las .bases establecidas, ha evita-
do en lo posible las definiciones (salvo aquéllas que tengan un valor normati-
vo). Por ello no ha definido la usucapi6n, Jo que se abandon6 a la enseñanza y
a la doctrina.
Del contexto de las disposiciones de nuestro Código civil podemos de-
finir la usucapión como el modo de adquirir la propiedad y de ciertos derechos
reales por la posesión continuada durante el tiempo y las condiciones que
sei'lala la ley. Adviértase que la usucapión no s610 es un modo de adquirir la

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PASTOR ORTIZ MAT'IUS

propiedad de los bienes corporales sino también de los otros derechos reales,
especialmente inmobiliarios: tales el usufructo, el uso y la habitación (arts,
216·II y 254 del Código civil) y las servidumbres aparentes (arts, 259 Y279 del
Código civil). Sin embargo advertimos que el presente estudio se lo hace
básicamente de la usucapión como medio de adquirir la propiedad dé los
bienes corporales.
3.- De la conjunción del tiempo con la posesión se hace derivar la ad-
quisición de la propiedad de un bien corporal o de otro derecho real. La usuca-
pión es indudablemente uno de los efectos más importantes de la POSESIONo
A pe~ar de ello nuestro Código, regula la POSES ION como un hecho jurídico
autónomo (en el Título II del Libro 11)y no como parte de la usucapión (como
lo hizo el Código civil abrogado). Es que si bien el efecto más importante de
la posesión es la usucapión, en cambio no es el único, ya que se dan otros
(como la adquisición de frutos por el poseedor),

C.- Importancia
A través de la usucapión la ley admite que quien posee una cosa ajena
por cierto tiempo se convierte en propietario de la misma purgando así los vi-
cios o defectos de su adquisición. Parecería que aquí la ley se apartaría de las
reglas de la equidad; empero la paz social exige una solución semejante en la
que ordinariamente el poseedor es de buena fe y sólo, por excepción, en la
usucapión extraordinaria, puede' no tenerla.
Pero, en la práctica, la función esencial que cumple la usucapión, espe-
cialmente la inmobiliaria; es que constituye" un medio de prueba de la propie-
dad; pues aun el poseedor propietario para demostrar su derecho debe probar
que él y/o sus causantes poseyeron el bien por cierto tiempo. Por ello la usuca-
pión sirve.a todo poseedor (propietario o no propietario) para probar su derecho
de propiedad, con lo que desaparecen las dificultades que entrañarían a lodo
propietario el demostrar los títulos dc sus causantes desde tiempo inmemorial
"prueba diabólica". En Bolivia además. como veremos luego, la usucapión
debe jugar un papel importante en la consolidacíén de la propiedad agraria.
Por ello, sin extremar, la importancia de la usucapión (a la que algunos
autores la llamaron la "patrona del género humano") podemos afirmar que, en
las legislaciones como la nuestra, de origen franco-romano o hispano-romano.
la usucapión continúa cumpliendo una elevada fu'nción que asegura la paz so-
cial a través de la consolidación y fijeza' de las situaciones por el transcurso
del tiempo; por ]0 que se afirma que la usucapión está establecida también en
interés de la sociedad. Empero en otras legislaciones contemporáneas, como la

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DE LOS BIENES Y DE LOS :.tODOS m: ADQUUUR LA PROPIEDAD

alemana por ejemplo. en las que la inscripci6n en el Registro tiene carácter


constitutivo. la usucapión ha pcrdido importancia y se la limita a la llamada
"usucapión tabular" que más implica una prescripción de acción paca reclamar
sobre los derechos inscritos..

D.· Disposición transitoria


Concluidos los trabajos de la Comisión Redactora del Proyecto de
Código civil. se constituyó una Comisión Coordinadora de los Códigos civil Y
de Procedimiento civil la misma que incorporó, al Libro V, un nuevo Título, el
IV. que contiene "Disposiciones Transitorias" dentro de las que se encuentra el
actual arto 1568 delCódigo civil que establece que "los términos de la usuca·
pión y prescripción que hubiesen empezado a correr de acuerdo COIl las disposi-
ciones del Código civil y demás leyes anteriores a la vigencia de éste Código se
regirán por ellas".
Tanto en las Primeras Jornadas Judiciales, cumplidas en la ciudad de
Sucre en 1977. cuanto en un Informe elevado ante el H. Senado Nal. en 1985
por la Segunda Comisión Revisora del Código civil, se sugirió la modificación
del citado arucuto en sentido de que "Los términos de la usucapión, la prescrip-
ción y la caducidad que hubiesen empezado a correr de acuerdo a las disposi-
ciones del Código civil y leyes anteriores. se reputan cumplidas al vencerse los
términos fijados a su respecto por el presente Código". De haberse incorporado
en el Código civil esa modificación y al tener éste más de diez años de vigen-
cia. actualmente estaríamos regidos, en materia de usucapión, tan solo por
normas de dicho Código; empero, como no sucedió aSÍ. ahora continuamos, en
esta materia. bajo una doble regulación; ya que todos los casos de prescripción
adquisitiva (ordinaria o extraordinaria) iniciadas antes del 2 de abril de 1976
se rigen actualmente por el Código civil abrogado, en cuanto a los requisitos,
procedimiento .y términos: en este orden es notable advenir que en "L. Judi-
ciales" correspondientes de 1977 a 1989 se registraron 16 casos en los que se
aplicó la legislación abrogada (corresponden a los aftas 77 pág. 230: 78 pág.
98; 79 pág. 88; 80 págs. 192 y 150; 81 págs. 147 y 167; 82 págs. 180 y 230; 83
págs. 99 y 133; 84, págs. 126 y 155: 85 pág. 222: 86 pág. 414; 87 pág. 341)
frente a un solo caso (87 pág. 307) en el que se aplica el nuevo Código.
Es que el Código abrogado, aún ahora. rige en los casos de prescripción
ordinaria entre ausentes (20 años) y en la extraordinaria (30 años).
Por esta doble regulación, la práctica-judicial y forense acostumbra con-
tinuar exigiendo, a los fines de la prueba de la propiedad inmobiliaria, certifi-
cado treintañales del Registro cuando, en verdad, en muchos .casos, s610 de-
bería pedirse presentación de cerLificado docenal, especialmente cuando el

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PASTOR ORTIZ MATIOS

propietario puede demostrar los títulos inscritos de sus causantes, desde diez
años atrás.
Teniendo, el actual Código civil, más de quince anos de vigencia. esa
doble regulación va perdiendo importancia aunque. reiteramos que. en el cam-
po de los hechos, la mantiene especialmente en las prescripciones
(usucapiones) indicadas antes del 2 de abril de 1976 sin título por el poseedor;
casos en los que el verdadero dueño aún puede instaurar su acción reivindica-
toria.

111.-REGULACION DE LA USUCAPION
EN EL CODlGO CIVIL VIGENTE.

El vigente Código civil regula, en forina separada. la "usucapí án


inmobiliaria" y la "usucapión mobiliaria" en escasos artículos (del 134 al 138
de la primera, y del 149 al 1S1 de la segunda). Dichas reglas sin embargo, son
las especiales del instituto mismo de la usucapión el que. además. se rige por
muchos artículos que figuran en los títulos y capítulos pertinentes a la pose-
sión, computación del tiempo en el Derecho, prescripción y otros como el de
la división de herencia.
Sobre, estas bases y principalmente al aplicarse las normas de la
prescripción. en lo que son concernientes, a la usucapión, se tiene: 1) Que no
puede modificarse el régimen de la usucapión ni prescindirse de él. bajo san-
ción de nulidad; 2) que el que tiene capacidad de disposición puede renunciar
a la usucapión cumplida y que la usucapión puede oponerse como excepción
en cualesquier estado de la causa (arts, 1495. 1496-1 Y 1497 con referencia al
arto 136 del Cód. civil). Por lo dicho, nuestro' Código civil no peca de
"exageradamente breve", 'como afirma un notable comentarista nacional;
habría sido absurdo incurrir en repeticiones. La corriente científica aconseja
que un código sea una obra técnico jurídica; Ja Comisión Redactora observó
ese principio (contenido en la Sexta Base) lo que explica y justifica el siste-
ma de regulación adoptado.
Hechas las observaciones anteriores, nos referiremos sucesivamente: A)
A los' elementos que concurren en este modo de adquisición de la propiedad
a
los mismos que son comunes la usucapión mobiliaria e inmobiliaria; B) a la
usucapi6n inmobiliaria (ordinaria y extraordinaria) y C) a la usucapión
mobiliaria (de muebles propiamente dichos y muebles sujetos a registro).

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DE LOS BIE!\"ES y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

A.- Elementos que concurren en la adquisición de la propiedad por usuca-


pión
Tratadistas franceses como Colin, Capitán; y Josserand; italianos como
Messineo; españoles como Castán Tobcñas; argentinos, como Salvar y ale-
manes, como Ennccccrus; desarrollan el temarelativo a la usucapión con di-
versos enfoques, exponiendo primero la usucapión inmobiliaria extraordinaria y
luego la ordinaria así como sus requisitos. En lugar aparte se ocupan de la usu-
capión mobiliaria.
Nos separamos de esos lineamientos partiendo del concepto de que
siendo la USUCAI.o:ONun modo de adquirir el derecho de propiedad de los
bienes (y de otros derechos reales), ésta genera una relación jurídica cuyos
crememos: los sujetos, el objeto y la causa de la relación, son comunes en
todo caso de usucapión (mobiliaria o inmobiliaria); por lo que igualmente son
los mismos principios y reglas los que los regulan,
J) tos sujetos» a) Activo> Nos preguntamos ¿quién puede adquirir la
propiedad de un bien por usucapión? La respuesta es obvia: el poseedor no
propietario. Esto excluye al poseedor propietario porque tiene su título de.
dominio en orden; también al precarista ya que éste posee por otro. El juez
tampoco puede declarar de oficio la usucapión que no sea invocada por el po-
seedor (arts, 1498 y 136).
La usucapión también puede oponerse. e invocarsc por los acreedores o
por cualesquier otro interesado de que se la reconozca, cuando la parte, a
quien le favorece, no hace valer su derecho (art. 1499 con referencia a los arts.
1446 y 136). Sin embargo, corresponde advertir que, en este caso, el acreedor
ejerce la acción oblicua o subrogatoria en la que actúa en nombre del posee-
dor.
Sólo los que pueden adquirir la propiedad de un bien pueden usucapir.
Consiguientemente si alguien (persona individual o colectiva) tiene una inca-
pacidad jurídica (parcial) no puede adquirir por usucapión cienos bienes, tal el
caso de extranjeros que no pueden usucapir el suelo ni el subsuelo, dentro de
los 50 kilómetros de la frontera (art. 25 de la C.P.E.).
b) Sujeto pasivo» La usucapión, en fonna correlativa a la adquisici6n de
la propiedad en favor del poseedor, hace perder el derecho del verdadero
dueño "verus dominus". Consiguientemente la usucapión cuando se la hace
valer como acción debe .estar dirigida contra el verdadero dueño, como lo
reafirma nuestra jurisprudencia (A.S. Ni!73 de 17-II-75 y A.S. Ni!31 de 20-11-
78).

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PASTOR ORTIZ MATl'OS

A este propósito corresponde destacar que en nuestro medio judicial a


veces se observan prácticas, no amparadas por la ley. como el demandar la
usucapión contra el Ministerio Público o contra un "defensor" del propietario
(al que no se lo identifica ni señala). Consideramos que, en tales circunstan-
cias, la sentencia que reconozca la usucapión, es inoponible al verdadero
dueño toda vez que las disposiciones de ella no lo comprenden y sólo rige
respecto a las partes que intervinieron en el proceso (art. 194 del C6d. Pdto,
Civ.).
El propietario, en esta hipótesis, podrá siempre intentar la acción reivin-
dicatoria, especialmente cuando la conducta del poseedor ha sido fraudulenta
al no dirigir su demanda contra el propietario para evitar que éste asuma su de-
fensa demostrando el incumplimiento de las condiciones de la usucapión re-
clamada.
El Estado, la Iglesia, las instituciones y las empresas públicas también
pueden ser demandadas de usucapión en las mismas condiciones que los par-
ticulares (así también lo establece nuestra jurisprudencia A.S. NQ 175 de 20 de
octubre de 1977); excepto cuando se trata de bienes del dominio público y del
patrimonio indisponible del Estado, como destacaremos al referimos al objeto
de la relación.
2) Objeto» En sentido estricto el objeto de toda relación jurídica es la
prestación debida ·por el sujeto pasivo en favor del activo; pero cuando esa
prestación se refiere a una cosa. el objeto se extiende a ella.
Con esta advertencia debemos señalar que puede adquirirse por usuca-
pión todos los bienes muebles o inmuebles (aunque respecto a los primeros su
aplicación práctica se encuentra reducida, por las razones que se exponen
después). La usucapión también' es un modo de adquirir ciertos derechos reales
inmobiliarios como el usufructo, el uso y la habitación (arts. 216-I1 y 254 del
Código civil) y las servidumbres aparentes (art. 279 Código civil) cuando se
cumplen los mismos requisitos establecidos para la adquisición de la propie-
dad.
El Código civil abrogado (arts. ·1526 y 1529) establecía que no podía ad-
quirirse por prescripción ~usucapión) las cosas que están fuera del comercio de
los hombres, los bienes del dominio público, los bienes que comprenden una
herencia indivisa y los puestos en sociedad ni las cosas robadas o escondidas.
El nuevo Código, no reproduce estas reglas, algo más: no señala expresamente
cuáles son las cosas no susceptibles de ser adquiridas por usucapión, lo .que se
abandona al juego de Jos principios así como a lo establecido en otras disposi-
ciones del 'mismo Código y de otras. leyes.

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m: LOS llu,:)o.1::Sy m: LOS MODOS DE ADQUIRIR 1..\ PROPu,:DAD

a) El arto 91 del Código civil dispone que la posesión de las cosas fuera
del comercio, no produce ningún efecto. Consiguientemente no pueden adqui-
rirse por usucapión las cosas que se encuentran fuera del comercio de los hom-
bres, tales son los bienes que. pertenecen al dominio público, es decir los desti-
nados al uso común de todos. En el primer tema ("De los bienes") señalamos
que la Constitución (art. 59 inc, 7) y algunas leyes actuales, como el Regla-
mento de Aguas y la de Reforma Agraria, incurren en graves confusiones al
reunir, en un mismo concepto, los bienes patrimoniales con los de dominio
público.
En lo relativo al señalamiento de bienes del dominio público hechos por
las leyes de aguas, de Reforma Agraria y de municipalidades; de nuestra
parte, reiteramos que s610 consideramos como a bienes de dominio público
aquéllos que se encuentran destinados al uso común de todos como las plazas,
calles, parques, caminos, obras destinadas a la defensa nacional; bienes tute-
lados por las autoridades competentes (Estado. o Municipalidad) y que no
pueden ser adquiridos por los particulares por usucapión, aunque los posean por
tiempo inmemorial, salvo que hayan sido desafectados y hubiesen pasado
antes de la posesión al dominio patrimonial del Estado o del Municipio
correspondiente.
Tampoco pueden adquirirse por usucapión (ni por ningún otro medio)
por los particulares los grupos mineros nacionalizados ni los yacimientos de
hidrocarburos que pertenecen al dominio indisponible del Estado. Los arts. 138
Y 139 de la Constitución sei\alan que estos bienes son inalienables e
imprescriptibles. es decir, no susceptibles de ser adquiridos por usucapión.
" b) En los bienes sujetos a copropiedad (arts. 158 al 160 del C6digo
civil) así como en los que comprenden la herencia indivisa (que también con-
figuran un caso de copropiedad) se. manifiesta la coposesión de los
condóminos O coherederos'. Dicha coposesión puede .ser conjunta o separada;
en esté segundo caso, cuando se distribuyen provisionalmente los bienes, todos
poseen parte de ellos por sí y por los copropietarios o. coherederos (pro cuota)
y puede pedirse por los copropietarios o coherederos la división (arts. 167 y
1233 del Cód. civil). Pero puede ocurrir que un copropietario o un coheredero
posca bienes comunes o hereditarios a título propicíario único (pro suo) du-
rante el tiempo para adquirirpor usucapión; en 'íal caso ya no puede pedirse la
división y el copropietario o coheredero adquiere la propiedad' por usucapión.
Esta innovación ha establecido el nuevo Código (art. 1234 y 171 del Código
civil) respecto al derogado; por lo que ya no se establece que los bienes de la
herencia indivisa estuviesen excluidos de la usucapión.

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PASTOR OItl'IZ MA'I"I'OS

3.- La causa de la relación: La posesión por el tiempo determinado por la


ley.- La causa que determina la adquisición de la propiedad por usucapión es
la posesión del que adquiere a "non dominus" por el ucmpo establecido por la
ley. Puede que, en algunos casos, aparte de la posesión, se exijan otras con-
causas, p~ro en TODAS la posesión por el tiempo que designa la leyes el ele-
mento sustancial que determina la adquisición de 'la propiedad (o de otro dere-
cho real). Por ello la destacamos como causa común en lodos los casos de
adquisición por usucapión.
La posesión.- Nuestro Código civil (arts, 134, 138, 149 y 150) destaca
como elemento sustancial para la adquisición de la propiedad por USU-
CAPlpN a la POSES~ON continuada (por el término que designa la ley, el
mismo que es diverso según los casos, como veremos después). El Código vi-
gente, a diferencia del abrogado, regula la POSESION en forma aut6noma (y
no sólo como un elemento de la usucapión) en su Título II del Libro Il,
a) Concepto» Nuestro Código civil (art 87;parágrafo 1) deCine(por cuan-
to dicha definición tiene valor normativo) a la posesión como "c..el poder de
hecho ejercido sobre una cosa mediante actos que denotan la intención de tener
sobre ella el derecho de propiedad u otro derecho real", Al tenor de este
artículo la posesién, por una parte, implica EL PODER DE HECHO sobre una
cosa o sobre un derecho real limitado ("iura in re aliena" como el usufructo o
la servidumbre aparente "ius quasi possessio'ñ contra el derecho del verdadero
propietario o del titular del derecho real limitado; ese poder de hecho supone
el primer elemento de la posesiénrel "corpus possessionis", Pero por otra
parte, cuando la norma se refiere al elemento INTENCIONAL, esto es a la
voluntad de conducirse como propietario, añade otro elemento: el "animus
possidendi" que lo consideramos sustancial: sin voluntad no hay posesión.
Por lo dicho, en el vigente Código se mantiene básicamente la doctrina
subjctivista de la posesión (brillantemente desarrollada por Savigny) y no in-
c~IpOra el criterio OBJETIVIST A (formulado por Ihering) no obstante que mu-
chos códigos modernos (como el alemán, suizo, mexicano, brasileño) lo adop-
taron. Es que la doctrina subjetivista, se adapta mejor a nuestra realidad aparte
de tener ella en Bolivia una tradición cuatricentenaria, Además actualmente el
subjetivismo viene siendo propugnado por doctrinas recientes(que critican al
objetivismo) por lo que muchos códigos civiles últimos (como el italiano de
1912) lo mantienen o lo adoptan.
Nuestro Código civil (en el Título V, Capítulo I1I) establece la tutela ju-
risdiccional de la posesión, ya que nadie puede hacerse justicia por sí mismo
(art. 1282 del Código civil) y las situaciones de hecho O de derecho no pueden

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DE LOS BIENES y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA I'ROPlEDAD

ser modificadas sino por la autoridad judicial. Por ello se establecen las
acciones dirigidas a recuperar o a conservar la posesi6n, las que deben instau-
rarse dentro del año del despojo o de la perturbación posesoria.
Una persona puede poseer la cosa por sí misma o por medio de otra que
tiene la detentación (art. 87-I1 del Código civil). Así el arrendatario posee la
cosa por el arrendador. Consiguientemente el simple detentador (arrendatario,
depositario. acreedor prendario. etc.) son meros detentadores no poseedores por
10que no pueden adquirir la propiedad por usucapión. El detentador. por propia
" voluntad. no puede transformarse en poseedor y si comenzó poseyendo por otro
continuará corno detentador en forma indefinida. Sin embargo puede conver-
tirse ·en poseedor en virtud de acto que emane de la persona para quien posee
(venta por el poseedor al arrendatario "traditio brevi manus'~, o de un tercero o
del Estado (corno ocurrié con el art. 78 de la Ley de Reforma Agraria que con-
virti6 en poseedores a título propietario a ciertos arrendatarios). Desde el mo-
mento de la transformación (art. 89 del Código civil) el exdetentador puede
iniciar la posesión y adquirir la propiedad por usucapión.
b) Posesián pública y paclfica» La posesión, para producir la adquisici6n
de la propiedad, debe ser pública y pacífica, A este propósito el arto 135 de
nuestro Código civil dispone "la posesián violenta o clandestina no funda la USIl-
capián sino desde el dEaen que cesa la violencia O clandestinidad"..
Cuando se inicia y/o conserva la posesión mediante la violencia, ella
no funda usucapi6n sino desde el día en que cesé dicha violencia. Por otra
parte la posesién debe ser ejercida públicamente sin ocultarla ante el propieta-
rio: este vicio se 10 concibe fácilmente respecto a los muebles y s610 en pocas
hipótesis en el caso de los inmuebles; pero en la usucapión ordinaria de in-
muebles y en la de los muebles sujetos a registro, la clandestinidad también se
manifiesta por la no inscripción del título.
En el Derecho romano cuando se iniciaba la posesi6n en forma violenta
o clandestina era siempre inútil; empero nuestro CÓdigo civil (igual que casi
todos los actuales) da una solución más práctica al disponer que la Posesión se
hace útil desde el día en que cesa la violencia o clandestinidad. Ambos vicios
son relativos y s610 son oponibles por quienes hayan sido víctimas de la vio-
lencia o de la clandestinidad.
c) Posesián continuada por el tiempo señalado por ley» c-l) Para que la
posesión funde la usucapión es necesario que ella sea continuada e ininterrum-
pida por el tiempo fijado por la ley la misma que señala .distintos términos
según se trate de la usucapión inmobiliaria (ordinaria o extraordinaria) y mo-
biliaria como se expone después. El tiempo. a los efectos del vencimiento del

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PASTOR ORTIZ MAITOS

término para adquirir la propiedad por usucapión, se computa siempre por


años, excepto en el caso de suspensión previsto por el arto 1502 inc. 1) del
Código civil en el que se computa además, por días. Los cómputos se los hace
con arreglo a los arts. 1487 Y 1488 del Código civil.
c-2) A propósito de continuidad debemos referimos a los casos de suce-
sión y de conjunción de posesiones previstas por el arto 92 de nuestro Código
civil. La continuidad se da en favor del heredero universal el que sucede en la
posesión de su causante y la completa hasta adquirir la propiedad; 'sucesión
que se abre en el día en el que fallece el causante por lo que, el nuevo
Código, ya no regula (como lo hizo la legislación anterior) el interdicto de ad-
quirir la posesión. El sucesor a título particular (legatario o comprador) puede
agregar facultativamente a su posesión la de su causante y lo hará, obvia-
mente, cuando ésta no haya sido viciosa por 10 que también puede iniciar una
posesi6n autónoma desde el día en que adquiere la posesión.
c-3) La usucapión, igual que la prescripción, se funda en el transcurso
del tiempo por lo que aquélla conserva algunos caracteres de ésta. ESlOexpli-
ca porqué el art, 136 de nuestro Código dispone que las reglas de la suspensión
e interrupción de prescripción se aplican (en 10 que sea concerniente) a
interrupción y suspensión de la usucapión. Consiguientemente corresponde al
intérprete determinar cuáles son las normas aplicables a cada caso concreto.
c-4) El curso del término de la usucapión se suspende en favor del que
se encuentra fuera del territorio nacional en servicio de la República por todo
el tiempo en que está en servicio hasta treinta días desde que cesó en sus fun-
ciones; asimismo, el término queda suspenso, en favor del heredero que aceptó
la' herencia bajo beneficio de inventario, mientras tenga esa calidad (art..1502
inc.3 con referencia al 136 del Código C·ivil).
. .
En estos casos el término de .la usucapión se reanuda cuando cesa la
causa de la suspensión y luego se le agrega al tiempo anterior. Por ]0 visto
ésta es. una c,ausa de SUSPENSION del término establecido en favor del ver-
dadero dueño para que ejerza la acción reivindicatoria; pero que, en todo caso,
refluye en el plazo para que se opere la usucapión, lo que justifica se la estu-
die aquí.
e-S) La posesión debe ser ejercida en forma continuada usando la cosa
.segün su destino hasta que venza el plazo señalado por la ley. La continuidad
se refiere al comportamiento del poseedor, de manera que cuando éste ABAN-
DONA (aun temporalmente) la cosa, antes del vencimiento del plazo, pierde
el tiempo anterior y si vuelve a ocuparla (con "animus domini") inicia una nue-
va posesión.

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DE LOS BIEl\r.:S y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

Consideramos que cuando el poseedor, antes del vencimiento del plazo,


reconoce el derecho del propietario (art. 1505 con referencia al 136 del Código
civil) concluye la continuidad y si el exposeedor. (quien pierde el "animus"),
después del reconocimienLO•.continúa reteniendo la cosa. lo hace, en lo suce-
sivo. como mero precarista.
. La interrupción es obra de un tercero. Cuando ella ocurre el poseedor
pierde el tiempo anterior. La interrupción llamada natural acontece cuando el
poseedor es despojado del bien por más de un año (pérdida del "corpus"). Pero
no hay interrupción si. dentro del afio. el poseedor la recupera (art. 137 del
Código civil).
La interrupción llamada civil tiene lugar sólo en el caso en el que el
propietario cite con la demanda (de reivindicación) al poseedor (art, 1503-1 del
Código civil adecuado a la usucapión con arreglo al arto 136 del mismo). Esa
citación es sustancial porque de lo contrario el poseedor podría completar el
término durante el juicio. Por ello cuando la citación es nula o el demandante
desiste o la demanda es declarada improbada. no se produce la interrupción.

B.- Usucapión inmobiliaria


Señalamos que por la usucapión pueden adquirirse los bienes muebles o
inmuebles. de acuerdo a las reglas generales anteriormente señaladas. Empero
nuestro Código civil, además, da reglas .particulares respecto a la usucapión
inmobiliaria y a la mobiliaria.
A través de la usucapión inmobiliaria (ordinaria y extraordinaria), que
pasamos a examinar, se pueden adquirir todos los bíenes inmuebles señalados
en el arto 75 de nuestro Código civil (la tierra y todo lo adherido a ella natural
o artificialmente, las minas) excepto los bienes que sean de dominio público
(como las calles. parques, caminos, etc.) o los que integren el patrimonio in-
disponible del Estado (como los yacimientos de hidrocarburos). Las reglas de
la usucapión inmobiliaria también se aplican a la adquisición del usufructo,
uso y habitación. así como de las servidumbres aparentes (arts. 216-II y 279
del Código civil) ("quisi possessio" de los "iura in re otiena"). Toda sentencia
que reconozca la usucapión inmobiliaria debe ser inscrita en el Registro de
Derechos Reales (art. 1540 inc. 13 Código civil).
La usucapión inmobiliaria, sin embargo, está sujeta a reglas especiales
según se trate de la usucapión ordinaria o extraordinaria. .
1) Requisitos especiales para que se cumpta ia usucapión quinquenal u
ordlnaria.: Ellos se encuentran señalados en el arto 134' del Código civil que
dispone: "Quien en virtud de titulo idóneo para transferir la propiedad adquiere

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PASTOR ORTJZ MATI'OS

de buenafe un inmueble de alguien que no es su dueño. cumple la usucapión a su


favor poseyéndolo durante cinco años contados desde la fecha en t]ue el título
fue inscrito". Consiguientemente tres son los requisitos especiales: título
idóneo inscrito. buena fe y posesión por cinco aftoso
a) Ttudo idóneo inscrito» El poseedor debe, ostentar un TITULO IDO-
NEO para trasferir la propiedad (aunque emane de un no propietario ya que si
devendría del dueño el poseedor adquiriría la propiedad por efecto de dicho
título). Consiguientemente es idóneo el acto jurídico (ordinariamente un con-
trato como el de venta o el de donación o un testamento que contenga un lega-
do) cuya finalidad (jurídica) sea la de transmitir la propiedad o un derecho
real inmobiliario sobre cosa ajena.
Si el título. aun emanado del propietario, es nulo o anulable (en este se-
gundo caso siempre que sea anulado) por una de las causales previstas en los
arts. 549 y 554 del Código civil o es un acto no traslativo (como el de arrenda-
miento) no se opera la usucapión quinquenal. Si prescribe la acción de anula-
bilidad (art. 556 del Código civil) el adquirente no se hace propietario por
efecto de la usucapión sino por la del contrato (cuyo vicio sanó la prescrip-
ción).
En el nuevo Código. a diferencia del anterior, el quinquenio de la usu-
capión corre desde la fecha de la inscripción del título en el Registro de Dere-
chos Reales. Con la inscripción se hace público el título ante terceros (entre
ellos ante el propietario "verus dominus"). Adviértase que la inscripción en el
Registro, en este caso. cumple una doble función: por una parte es de publici-
dad declarativa pero por otra la publicidad es constitutiva toda vez que la usu-
capión no se inicia ni contra el que transfirió (y menos contra el propietario)
sino desde que se inscribe el título en el Registro.
, b) Buena fe» Para adquirir la propiedad por usucapión quinquenal, no es
suficiente el titulo idóneo; es necesario. además. que el poseedor sea de buena
Ce.El parágrafo 1 del arto 93 de nuestro Código civil señala que el poseedor es
de buena fe cuando cree haber adquirido del verdadero propietario o titular la
cosa o el derecho. En este punto nuestro Código. mantiene la línea del Código
abrogado (ans. 295 y 1522) en el que se LIGA EL TITULO CON LA BUENA
FE (como lo hacen los Códigos francés, arts. 449 y 450 Y la antigua legisla-
ción española: Tercera Partida, Ley 12, Tít. 20). Este criterio difiere del que
sustenta el Código actual italiano (art. 1147) en .el que el título idóneo es el
elemento objetivo de la posesión y la buena fe el subjetivo.
Nuestro Código. ha preferido mantener la solución tradicional. de mane-
ra que el poseedor debe tener convicción de que el vendedor, lcgatario .o dona-
dor es el legítimo propietario del bien que se le transfiere.

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DE LOS BIENES Y DE LOS !\IODOS DE ADQUlRlR LA PROPIEDAD

En el nuevo Código civil, a los efectos de la usucapión, es suficiente


que la buena fe sea inicial, es decir que el adquirente la tenga en el momento
en que compra o acepta una donación. Si, posteriormente, descubre el-vicio de
su título (que no emana del dueño) su posesión continúa siendo útil. Esta solu-
ción difiere del que dio el Código abrogado (art. 1523) en que se exigía (con
arreglo a la fuente española) que la buena fe se prolongue hasta el día en que
se cumpla la usucapión.
Nuestro Código civil (art. 93-11)presume que todo poseedor es de buena
fe. Sin embargo esta presunción legal es simple "juris tamtun" por lo que quien
alega que hubo mala fe, debe probarla.
e) Término para prescribir» Quien en virtud de título idóneo adquiere de
buena fe un inmueble u otro derecho real inmobiliario (usufructo o servidumbre
aparente) cumple la usucapión poseyéndolo durante cinco anos.
En este punto nos remitimos a lo expuesto anteriormente respecto al tér-
mino fijado por ley, al cómputo, a la interrupción y suspensión del plazo. etc.
La usucapi6n ordinaria o quinquenal es llamada también abreviada por
el término COrlO que fija la ley (cinco anos) que difiere mucho respecto al
sei'ialado en el Código abrogado (art. 1556) que establecía los plazos de diez
afios entre presentes y veinte entre ausentes (distinción de presencia y ausen-
cia también desechada). En el nuevo Código el acortamiento del término y la
supresión de la distinción señalada, obedece a múltiple~ razones, de las que se
destaca el avance de las comunicaciones modernas y la necesidad de la fijeza
de las situaciones en términos compatibles con una sociedad en desarrollo y el
correlativo deber ciudadano de cuidar s~s propios intereses, sancionando su in-
curia con la pérdida de su derecho.
2) Usucapión extraordinarla» La propiedad de un bien inmueble (y por
extensión de los derechos reales sobre cosa ajena como el usufructo o las ser-
vidumbres aparentes) se adquiere por sólo la posesión 'continuada durante diez
i
años. Cuando el art. 138 del Código civil destaca "s..por sólo la posesián con-
tinuada durante diez años" establece una sustancial diferencia respecto a la
usucapión ordinaria.
Por una parte no es necesario título idóneo Y. consiguientemente, tam-
poco la buena fe (que se encuentra ligada al título). Los lugares del título
idóneo y de la buena fe, en la usucapién extraordinaria, ocupa la POSESION
llamada "ad usucapionem" de mayor duración ya que se requiere DIEZ AÑos
frente a los cinco de la ordinaria.

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PASTOR OHTIZ MAnoS

Puede que el poseedor haya iniciado su posesión en base de un utulo


nulo (donación hecha mediante escritura privada). En este supuesto. dicho po-
seedor adquiere la propiedad en virtud del SOLO HECHO DE SU POSESION
DE DIEZ AÑos sin que nada tenga que influir el título nulo (que no le favo-
rece ni le perjudica).
Vimos que en la usucapión ordinaria el precarista (como el arrendatario
por ejemplo) puede intervertir su título por obra de un tercero; tal el que un
"non dominus", venda la cosa al precarista; pero que no puede hacerlo en vir-
tud de su propia oposición respecto al propietario. Cuando la interversión,
respecto al propietario. es efectiva por el precarista (protestando ante dicho
propietario su derecho o llevando a cabo actos no equívocos de posesión), la
interversión es útil para adquirir la propiedad por usucapión decenal o extraor-
dinaria.
Ya sabemos que en ningún caso los bienes de dominio público y del pa-
trimonio indisponible del Estado son susceptibles de ser adquiridos por usuca-
pión. Empero el Estado, las municipalidades y las instituciones y empr~sas_
públicas tienen bienes que integran su patrimonio privado (inc. 1° del art. 122
de la Constitución); estos bienes, pueden ser enajenados con autorización
legislativa (art, 59. inc. 7 de la Constitución); pero consideramos que también
pueden ser adquiridos por los particulares por usucapión por el transcurso de
diez años,
¡
La Reforma Agraria, iniciada al promulgarse el D.S. N~ 03464 de 2 de
agosto de 1953 (elevado a Ley en 29 de octubre de 1956), determinó en
Bolivia la anarquía posesoria de las tierras de los particulares, del Estado, de
las municipalidades y de la Iglesia. La mayor parte de esas posesiones
respondieron a la interversi6n del título, en favor de los cxarrendadcros, que
dispuso el arto 78 de la citada Ley Agraria (que declaró propietarios a los colo-
nos). Pero, los trámites de dotación no han concluido hasta hoy. a pesar de
transcurrir 38 anos de la iniciación de la Reforma. En este orden nuestra posi-
ción es clara: respecto a quienes, habiendo iniciado su posesión antes del 2 de
abril de 1976 y retengan sus tierras (por sí y por sus causantes) por más de
treinta afias devendrán en propietarios por usucapión igual que los poseedores,
por más de diez afias, si su posesión se inició después del 2 de abril de 1976.
Consideramos que, en todos estos casos, los poseedores no necesitan ya ningu-
na resolución del Consejo Nacional de Reforma Agraria sino el rcconocimicn-
lo -de su condición de dueños por las autoridades jurisdiccionales, obviamente
previo el trámite a seguirse contra el exdueño.

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DE LOS BIEN¡';S y DE LOS MODOS DE ADQUlRlR LA PROPIEDAD

C.- Usucapión mobUiaria


Nuestro Código abrogado reguló sobre los bienes muebles en general.
Por razones prácticas y recogiendo la experiencia de una frondosa legislación,
el nuevo Código distingue a los bienes muebles propiamente dichos de los
bienes muebles sujetos a registro. Las reglas de la usucapión, respecto a am-
bas categorías de muebles, son distintas por lo que las exponemos separada-
mente.
1) Muebles propiamente dichos» Son los bienes corporales de dificil
identificación por lo que no existen (ni pueden existir) registros para la inscrip-
ción de mutaciones y gravámenes respecto a ellos. Con relación a éstos nues-
tro Código civil (arts. 100 y 101-1) mantiene el principio de que, la posesión de
buena fe vale por título de propiedad. Por 10 tanto quien tiene la posesi6n de
un mueble corporal. ignorando que lesiona el derecho ajeno. es considerado
propietario de la cosa. Consiguientemente el ladrón o el que adquiere un
mueble sabiendo que el enajenante no es propietario. no son favorecidos por la
regla; empero. la buena fe se presume y quien alegue lo contrario debe probar-
lo.
a) No obstante el principio anterior, el propietario de una cosa perdida o
robada puede reivindicarla al tercer poseedor (aunque fuera de buena fe) en el
plazo de un afio computable desde la fecha de la pérdida o del robo, (art. 102
a del Código civil). Consiguientemente el poseedor de buena fe, de una cosa
pérdida o robada, adquiere por usucapión la propiedad de dicho bien dentro del
plazo señalado en el que correlativamente prescribe la acción reivindicatoria
del propietario.
b) El poseedor de mala fe, es decir quien adquiere la posesión sabiendo
que lesiona el derecho ajeno como el ladrón o el que compra una cosa cono-
ciendo que es ajena, adquiere la propiedad por posesión continuada por diez
anos. Adviértase que este caso tiene similitud-a la usucapión extraordinaria in-
mobiliaria.
Una proposición, presentada a la Comisión sobre el Código civil en las
Segundas Jornadas Judiciales (1990) sugirió se suprima los términos de "mala
fe". No fue aprobada tal propuesta porque el texto sería contradictorio con otras
disposiciones. Para despejar la preocupaci6n de los proponentes del texto,
podría aludirse al "conocimiento de la lesián de derecho ajeno" y no a la mala
fe que. al final. resultaría 10 mismo.
2) Muebles sujetos a registro» Nuestro Código civil, recogiendo la
legislación general (que incluye normas administrativas) reconoce la existen-
cia de ciertos bienes muebles de fácil identificación y de importancia

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PASTOR ORTIZ MATTOS

económica (como las aeronaves, los vehículos motorizados, las embarca-


ciones y otros) que se encuentran sujetos a reg~stros especiales de propiedad.
Las normas especiales (como el Código del Tránsito) establecen reglas sobre
la inscripción de la propiedad y de los gravámenes de dichos bienes. Por ello
el Código civil (art. 77) dispone que estos bienes, se rigen (en cuanto al regis-
tro) por las disposiciones especiales que les conciernen.
Estos bienes se los adquiere por los modos comunes (sucesión, efectos
de los contratos) y también por usucapión, sobre la que el Código civil (art.
150) da reglas especiales de las que se destacan: \.

a) Quien en virtud de título idóneo adquiere un bien mueble sujeto a


registro de quien no es dueño lo hace suyo por usucapión, por la posesión de
tres años, desde la fecha de la inscripción del título en el registro respectivo.
Como se advierte, 'en este caso, se aplican las reglas de la usucapión ordinaria
sobre inmuebles con la sola excepción de establecerse un término menor: tres
, en vez de cinco años,
-
b) El poseedor sin, título ni de buena fe de un bien sujeto a registro, lo
adquiere por la posesión de diez afias; con lo que también se aplican, en este
caso, las reglas de la usucapión inmobiliaria extraordinaria.

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QUINTO TEMA

OTROS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

l.. AOQUISIC[ON DE LA PROPIEDAD DE LOS MUEBLES, POR EL SOLO


EFECTO DE LA POseslON DE BUENA FE. A) Adquisición de la propiedad
de un mueble por electo de la posesión en caso de enajenación por un no pro-
pietario. 1) Modo de adquisición originario. 2) 'En materia de muebles la po-
sesión de buena le vale por título': a) Precedentes históricos, b) [a regula-
ción actual y campo de aplicación. B) Adquisición de los frutos por el
poseedor de buena fe. 1) Noción. 2) Clases de frutos: a) Frutos naturales,
b) frutos civiles. 3) Adquisición de frUlos. 4) Poseedor de buena fe.
II.-LA OCUPACION. A} Generalidades. 1) Noción. 2) La ocl4lación no es un
modo de ajquirir la pr~iedad de los inmuebles (casos de ocupación de hecho
y consecuencias jurldicas). B} La ocupación como modo de adquirir cier10s
bienes muebles que no pertenecen a nadie. 1) Antecedentes y principio. 2)
Caza y pesca 3) Ocupación de otros animales: a) Enjambre de abejas, b}
migración de palomas, conejos y peces. 4) Cosas perdidas o abandonadas: al
Cosas encontradas, b) cosas abandonadas en vehrculos de transporte,
correos y eduanas, 5) Tesoro: a) Antecedentes, b) regulación actual.
111.·LA ACCESION. A) Generalidades. 1) Concepto y elementos. 2} Accesión
inmobiliaria y mobiliaria. B) Accesión inmobiliaria. 1) Accesión ar1if1cial: a)
Principio, b) roras hechas en suelo propio con material ajeno, e) obras hechas
por tercero con materiales propios (anteceden les y regulación actual), d)
obras hechas por tercero con mal eriales ajenos. 2) Accesión nalural: a} A[u-
vión, b) avulsión, e} otros casos: remisión a leyes especiales. e} Accesión mo-
biliaria. 1) Antecedentes y consideraciones generales. 2) Unión y mezda 3)
EspecifICaCión:a) Concepto y antecedentes, b) regulación en nuestro Código
civil.

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PASTORORm lIlATroS

1.- ADQUISICION DE LA PROPIEDAD DE LOS MUEBLES,


POR EL SOLO EFECTO DE LA POSESION DE BUENA FE

El arto 87 del Código civil define la posesión como el poder de hecho


ejercido sobre una cosa mediante actos que denotan la intención de tener so-
bre ella el derecho de propiedad u otro derecho real. En el cuarto tema (sobre
usucapión) vimos que la posesión ejercida por cierto tiempo es el requisito
sustancial para adquirir la propiedad mobiliaria o inmobiliaria por usucapión.
Sin embargo, nuestro Código civil prevé dos casos en los que el simple
hecho de la posesión de buena fe sobre ciertos muebles determina la adquisi-
ción inmediata de la propiedad de los mismos. Ellos se dan en el caso de la
adquisición de un mueble corporal por el solo efecto de la posesión aunque la
enajenación la haga un no propietario (arts, 101 y 152 del Código civil). Por
otra parle el poseedor de buena fe hace suyos los frutos naturales percibidos y
los civiles producidos hasta el día de su notificación legal con la demanda
(art. 94). Nos referiremos a estos dos modos de adquirir la propiedad mobiliaria
por el solo efecto de la posesión de buena fe.

A) Adquisición de la "propiedad de un mueble por efecto de la posesión en


caso de enaj~nacióDpor UDno propietario "
En el cuarto tema (sobre usucapión) ya consideramos ligeramente este
caso. El art, ior de nuestro Código civil dispone que la persona a quien se
transfiere bienes "muebles"corporales, por quien no es propietario, adquiere la
propiedad de ellos mediante la posesión de buena fe. Agrega este artículo que
,
en igual forma se adquieren los derechos de usufructo, de uso y de prenda -r

cuando se establecen por quien no es propietario. Por su parte el art, 152 de


nuestro Código civil explicita que el poseedor de buena fe de un mueble cor-
poral adquiere la propiedad del mismo conforme al arto 101, desde el momento
de su posesión.
Por lo visto nuestro Código civil vigente establece como un modo de
adquisición de la propiedad de los muebles corporales la sola posesión de bue-
na fe de dichos muebles. Sin embargo corresponde hacer ciertas puntualiza-
ciones:
J) Modo de adq~isición originaria» Si el poseedor de un bien mueble
adquiere la propiedad de su verdadero dueño, su adquisición será a tííulo
derivativo (venta, donación, permuta, etc., etc.).
Pero si una persona adquiere un bien mueble corporal de quien no tiene
derecho ~ enajenar (de un depositario por ejemplo) la simple posesión de bue-

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DE LOS 8IENES y DE LOS MOOOSDE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

na fe (ignorancia de lesionar el derecho ajeno) determina la adquisición de la


propiedad desde el momento de la posesión. Por lo visto en este caso la adqui-
sici6n de la propiedad es a título originario por el simple efecto de la ley. ya
que su derecho no deriva del enajenante.
" 2) "En materia de muebtes la posesión de buena fe vale por titulo"»
Nuestro Código civil atribuye a la posesión de buena fe de un mueble corporal
la virtualidad de ser un modo de adquisición de la propiedad. como efecto de
la regla contenida en su arto 100 que dispone que "la posesián de buena fe. en
materia de muebles corporales, vale por título de propiedad, salva la prueba con-
traria". Por lo visto el arto 100 establece que la posesi6n hace presumir el
titulo; pero es una presunción relativa ya que admite prueba en contrario.
a) Precedentes histéricos» Nuestro Cédigo civil vigente se decide por
aceptar el principio indicado que ya estuvo contenido en el Código civil fran-
cés (art. 2279) y si bien parecía estar también admitido en nuestro Código
civil abrogado (art. 1559) lo estuvo en forma contradictoria con la primera
parte de dicho artículo. Corresponde por ello hacer los esclarecimientos del
caso a través de los antecedentes históricos de la regla.
En el Derecho romano se admitía la reivindicación mobiliaria en aplica-
ción de la regla de que nadie puede enajenar un derecho más extenso del que
tiene. Consiguientemente si alguien adquiría un mueble. a u':l no propietario.
podía ser perseguido a través de la acción reivindicatoria. La antigua legisla-
ci6n española, vigente en la Colonia (Ley 9, Título 29 de la Partida 3!) siguió
la línea romana aceptando la acción. reivindicatoria de los muebles. Sin em-
bargo el poseedor podía adquirir la propiedad de los mismos por prescripción
med~ando los requisitos de justo titulo, buena fe y posesi6n continuada por tres
adoso
Frente a este sistema. el Derecho germánico no admitía la reivindica-
ción mobiliaria y otorgaba al propietario en caso de "desposesián voluntaria"
una acción personal (por ejemplo contra el depositario infiel) y acciones pe-
nales en los casos de robo O de hurto. En el Derecho francés antiguo pugnaron
por imponerse los sistemas germánico y romano.
El derecho francés en los siglos XVII y XVIII frente a las necesidades
del comercio y ante la inseguridad jurídica de las transacciones. descartó la
reivindicación mobiliaria y la jurisprudencia (parís en 1749) estableció el prin-
cipio de que la posesión, en materia de muebles. equivale a título. Esta regla
fue luego admitida en el Código civil francés.
Los legisladores bolivianos de 1831, acusando un desconocimiento de
los antecedentes señalados, en el art. 1546 (correspondiente al arto 15'59 de la

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PASTOR ORTlZ MATTOS

Compilación Terrazas) hicieron una YUXTAPOSICION de los sistemas hispa-


no romano (con el que estaban familiarizados) y el francés (moderno al que
pretendían seguir) estableciendo "Los bienes muebles se prescriben en tres
años; y en esta materia la posesión vale por tiudo". La antinomia es clara: si la
posesión vale por título no hay reivindicación y por tanto es contradictorio ha-
blar de prescripción.
b) La regulación actual y campo de ap!icación.- Como se tiene visto el
Código civil vigente (arts. lOO, 101 y 152) concluye con la antinomia y adopta
el sistema francés (que se encuentra igualmente admitido por la mayor parte
de los códigos civiles de origen latino) y dispone que la posesión de buena fe
de los muebles corporales vale por título por lo que a quien se transfiere por un
no propietario adquiere la propiedad de los muebles corporales mediante la po-
sesión de buena fe, siendo dicha posesión un modo de adquirir la propiedad de
los muebles corporales,
Sin embargó corresponde aclarar que los principios señalados (conteni-
dos en los arts. lOO, 101 y 152) se aplican:
b-l) Respecto a los bienes corporales cuya trasmisión puede efectuarse
mano a mano, lo que excluye a los muebles sujetos a inscripción en registros
(vehículos, aeronaves, etc.), así como a los títulos al portador y a los objetos
del patrimonio histórico y arqueológico de la Nación que se rigen por las dis-
posiciones que les conciernen (art. 104·del
.
Código civil).
.
b-2) Tan SÓlose protege al que tiene la posesión con "animo domine" lo
que excluye la posesión precaria o simple detentación. La posesión debe estar
y
exenta de vicios. Pero sustancialmente la posesión debe Ser de buena fe, es
decir el poseedor debe creer haber adquirido el bien de su dueño, esto es,
haber adquirido el bien sin lesionar el derecho ajeno. Consiguientemente, la
regla no favorece a quienes conocían el que el enajenan le no era propietario y
menos a los que conocen que la adquisici6n del bien tiene un origen delictual.
Consiguientemente el verdadero dueño puede reivindicar la propiedad
contra el poseedor de mala fe (que adquiere la propiedad conociendo que le-
siona el derecho ajeno) por el término de diez afias. El poseedor de mala fe
adquiere la propiedad de los muebles corporales por usucapión, por la posesión
continuada en ese plazo (art. 149 del Código civil). Sin embargo esa hípétesis
de reivindicación es remota porque si bien un primer adquirente fue de mala
fe, un segundo pudo ser ya de buena fe y respecto a él su posesi6n constituye
título de propiedad. Además, no debe olvidarse que la buena fe del poseedor se
presume (art. 93-II del Código civil).

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DE LOS BIENES y DE lOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

Sin embargo la persona que ha perdido o a quien se le ha rpbado una


cosa mueble puede reivindicarla, aun del poseedor de buena fe, en el plazo de
un año computable desde la pérdida o el robo. Cuando el actual poseedor de
cosa robada o perdida la compró en feria, venta pública o a un comerciante,
dentro de dicho año, puede ser demandado en reivindicación mediante el
reembolso del precio pagado (art. 102 del Código civil).

B) Adquisición de los frutos por el poseedor de buena fe


Antes de referirnos a la adquisición de los frutos por el poseedor de bue-
na fe, nos corresponde, respecto a los frutos en general, dar su concepto, indi-
car sus categorías o clases y señalar a quien pertenecen ordinariamente.
1) Noción.- Nuestro Código civil no da una definición de los frutos. pero
puede decirse que ellos son los rendimientos que en forma peri6dica da una
cosa sin alterar de manera sensible su sustancia.
2) Clases de frutos» a) Frutos naturales» En el Derecho romano se dis-
tinguían los frutos naturales de los industriales, señalándose que los primeros
resultaban de la producci6n espontánea de las cosas. como la cría de los ani-
males y los segundos de la industria del hombre, como los cultivos agrícolas.
Esta diferenciación la hizo también nuestro Código civil abrogado (arts, 292 y
323) Y la mantienen algunos códigos actuales como el francés (arts. 547 y
582), el mexicano (arts. 887 al 892) y el español (arts, 354 y 355). La distin-
ción de frutos "naturales" e "industriales" ha carecido y carece de relevancia
normativa porque los códigos que la efectúan dan a ambas "clases" de frutos el
mismo tratamiento legal. Por otra parte la distinción es fuente de confusiones
toda vez que la actividad humana y los factores naturales siempre intervinie-
ron en una u otra "clase" de frutos; así la crfa de los animales, si bien resulta
de hechos naturales, también es obra del hombre y la producción agrícola, si
bien básicamente resulta de la actividad humana. también intervienen en ella
factores naturales.
Frente a la inutilidad de la distinción nuestro Código civil vigente (art.
83), adoptando la misma línea que algunos códigos modernos (como el italia-
no, art, 820 y el colombiano, arto 714), s610regula sobre los frutos naturales in-
cluyendo en su concepto también a los que, en el Código abrogado. se llama-
ban "industriales". "Son frutos naturales -dice el citado arto 83- los que
provienen de la cosa con intervención humana o sin ella, como respectivamente,
la cría de los animales o lo~productos agrícolas y minerales".
b) Frutos civiles.: Los frutos civiles no proceden directamente de la
cosa. Son cantidades de dinero que resultan de la productividad de un bien o

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PASTOR ORTlZ MATTOS

de un capital, El arto 84 de nuestro Código civil dispone que "Los intereses del
capital, el canon de arrendamiento y otras rentas análogas son frutos civiles". En
el concepto de "rentas análogas" se comprenden muchos rendimientos, como
por ejemplo, a los dividendos de las acciones sociales.
3) Adquisición de los frutos» El tercer parágrafo del art. 83 de nuestro
Código civil, respecto a los frutos, dispone que ellos "pertenecen al propietario
de la cosa que los produce, excepto cuando Sil propiedad se atribuye a otras per-
sonas, caso en el cual se los adquiere por percepcián", Corresponde aclarar:
Los frutos naturales pertenecen ordinariamente al propietario de la cosa
que los produce y son adquiridos por dicho propietario aun antes de ser separa-
dos de ella, por lo que puede disponerse de ellos como cosas futuras (art. 83-11
del Código civil). Pero los frutos naturales no siempre pertenecen al propieta-
rio sino también a otra persona que tenga un derecho real limitado sobre la
cosa fructífera, tal el usufructuario quien, con arreglo al art. 221 de nuestro
Código civil, tiene derecho al uso y goce de la cosa; ese derecho es fuente y
título de adquisición de los frutos. En este caso los frutos se adquieren por
PERCEPCION o separación (art. 83-I1I), de manera que si, por ejemplo, con-
cluye el usufructo sobre un fundo agrícola antes de que se levante la cosecha,
gozará de los Irutos el propietario.
Los frutos civiles no se adquieren por separación, sino día por día. en re-
lación a la duración del derecho (art. 84 del Código civil). Por ello no hay
razón de distinguir si quien adquirió los frutos civiles es el propietario o el iitu-
lar de otro derecho real limitado.
4) Poseedorde buena fe» Como consecuencia de las reglas sei'laladas
anteriormente se tiene que si alguno ha hecho propios los frutos que no le
corresponden (por no ser propietario o titular de un derecho real limitado que
le autorice a ganarlos) debe restituir los que aún existen y el valor de los con-
sumidos.
Sin embargo de ese principio, se tiene -y ES lo que interesa destacar en
esta parte de nuestro trabajo- que "El poseedor de buena fe hace suyos los frutos
naturales percibidos y los civiles producidos hasta el día de su notificación legal
con la demanda y s610está obligado a restituir los adquiridos con posterioridad a
la notificaci6n" (art, 94 del Código civil).
Por ]0 visto el poseedor de buena fe (esto es quien cree haber adquirido
la cosa de 'su verdadero dueño, ignorando que lesiona un derecho ajcnojad-
quiere, por el solo efecto de su posesión, LA PROPIEDAD de los frutos (natu-
rales o civiles) por todo el tiempo que duró su buena fe aunque después sea

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DE LOS nIENES y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

vencido en juicio. Consiguientemente el poseedor de buena fe no debe nada al


propietario por el goce de la cosa.
Por lo que, además, la adquisición de los Irutos, por el poseedor de bue-
na fe, es originaria porque resulta de la sola voluntad de la ley.

U.- LA OCUPACION

A. Generalidades
1) NociÓn.- En términos generales podemos definir la ocupaci6n como
la toma de posesi6n de algo, esto es, el apoderamiento de alguna cosa mueble
o inmueble.
Consiguientemente la ocupación como hecho, puede aplicarse a bienes
muebles o inmuebles y ser lícita o ilícita. Hay ocupación arbitraría de tierras
baldías, de terrenos urbanos municipales, de tierras particulares por usurpaci6n.
Asimismo hay ocupaci6n ilícita cuando hay apoderamiento de cosas muebles
que tienen propietario. Por ello la ocupaci6n, por mucho que sea inicialmente
ilícita, es una manera de adquirir la posesión de las cosas.
Pero la ocupación, como MODO LEGITIMO de adquirir la propiedad se
encuentra restringido. En primer lugar debe advertirse que éste no es un modo
de adquirir la propiedad de bienes inmuebles' y. aplicado a los muebles, sólo
es eficiente para la adquisici6n de la propiedad de los bienes que no pertene-
cen a nadie "res nullius".
2) La ocupación no es un modo de adquirir la propiedad de los bienes in-
muebles» Efectos de 1(,1 ocupación inmobiliaria de hecho.
Nuestro Código civil (Subsección 1, Sección 1I, Capítulo III Título III.
del Libro Il) regula la ocupación como un modo de adquirir la propiedad de los
bienes muebles lo que porsí ya excluye a que, por este medio, pudiese adqui-
rirse la propiedad de los bienes inmuebles. Además no hay bienes inmuebles
que no tengan propietario: las tierras baldfas corresponden al Estado (art, 4R del
D.S. NQ03436 de 2 de agosto de 1953 elevado a Ley en 29 de octubre de
1956); los terrenos baldíos urbanos, a las municipalidades (art. 61 de la Ley
Orgánica de Municipalidades de 10 de enero de 1985) y sucediendo el Estado
a los particulares a falta de herederos forzosos y' legales, tampoco hay bienes
inmuebles vacantes. '
'.
Por lo dicho está fuera de toda duda que en. nuestro derecho no es con-
cebible la adquisición de un inmueble por ocupación. Esto es que la OCUPA-

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PASTOR ORTlZ MATl'OS

CION no tiene la virtualidad de convertir al ocupante del inmueble, por el solo


hecho de la ocupación, en propietario. Sin embargo, debemos reconocer que
por muchas circunstancias, en nuestro país se dan, en el campo de los hechos,
casos de ocupación inmobiliaria a los que se reconoce efectos jurídicos. Nos
referiremos a los más importantes: '
a) Dada la gran extensión territorial del país y la existencia de grandes
zonas de tierras baldías, en los hechos se ha producido ocupación de tales
tierras baldías y si bien a través de ella nadie ha adquirido la propiedad, ha de-
terminado la adquisición de la posesión. Asimismo como efecto del desorden
posesorio que tuvo lugar en el país al. dictarse el D.S. de 2 de agosto de 1953
sobre Reforma Agraria, se dieron muchísimos casos de ocupación (sin ningún
título que emane del Servicio Nacional de Reforma Agraria) de tierras que
pertenecían a comunidades campesinas, religiosas y a personas particulares;
en estos casos se ha operado la adquisición posesoria y consideramos que
"
quienes habiendo iniciado su posesión' antes del 2 de abril de 1976 y retengan
las tierras (por sí o sus causantes) por más de treinta años devienen en propie-
tarios por usucapión. igual que los poseedores, por más de diez años, si su po-
sesión se inició después del 2 de abril de 1976 (en que entró en vigencia el
Cód. civil actual).
b) A propósito de ocupación de hecho de inmuebles tocamos, un punto
delicado. El extenso territorio del Oriente boliviano se encuentra constituido en
gran parte por tie~as baldías (que pertenecen al Estado desde el nacimiento de
la República). Parte' de ellas han sido otorgadas a particulares (creándose la
propiedad privada) y parte de las mismas continúan como baldías, y en ellas
se asientan grupos nativos que pertenecen a distintas tribus. A estos ciudada-
nos, que 'ocupan esas tierras desde sus antepasados, al establecerse el Servicio
Nacional de Reforma Agraria debió reconocérseles ese hecho de la posesión y
otorgárSeles'los títulos correspondientes en forma individual o colectiva. Pero
no se procedió así y muchas veces, violándose la paz posesoria de los nativos
así asentados ancesualmente, se han otorgado concesiones forestales o dota-
ciones de tierras en favor de otras personas no obstante que 'esas tierras ya es-
taban ocupadas por dichos nativos, creándose así un evidente conflicto.
De esta situación derivó en 1990. las movilizaciones a la ciudad de La
Paz de grupos de nativos del Oriente boliviano lo que indujo primero a I~ sus-
cripci6n de convenios (en 19 de enero de 1990) entre el gobierno y los repre-
sentantes de la Central Obrera' Boliviana y Confederación de Trabajadores
Campesinos de Bolivia y luego a la dictación de los Decretos Supremos de 24
de-septiembre de 1990 Nos. 22609, por el que se reconoce como territorio

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DE LOS DlENES y m: LOS MODOS DE ADQUUUR LA PROPIEDAD

indígena del "Pueblo Sirionó" un área en el camón San Javier, de la provincia


Cercado del departamento del Beni; 22610, por el que se reconoce el Parque
Isiboro Securé como territorio indígena de los pueblos Mojcño, Yuracaré y
Chimán y 22611, por el que declara, a. la región de Chimancs, como área
indígena como espacio para la supervivencia y desarrollo de las comunidades
indígenas chirnanes, mojeños, yuracares y mobimas.
El propósito de los decretos señalados es loable; pero sus fundamentos y
la terminología usados, contravienen conceptos sustanciales que afectan inclu-
sive a la soberanía del Estado sobre todo el territorio nacional. No puede reco-
nocerse "territorios indígenas"; lodo el territorio de la República es nacional
sobre el que tiene soberanía el pueblo boliviano. Tampoco puede hablarse de
"Pueblos Sirioná, Mojeño, Yuracaré, Chimán o Mobima"; todas esas tribus inte-
gran el pueblo boliviano. Consideramos que en virtud de la ocupación ances-
tral de territorios por los ciudadanos bolivianos que se asientan en las zonas y
a los que se refiere esos decretos, debe reconocérseles tüulos de propiedad in-
dividual o colectivo, como a cualesquier ciudadano ya que en Bolivia la per-
sonalidad y capacidad jurídica se otorga a todo ser humano sin distinción de
raza y ésta no es un factor que determine discriminaciones de ninguna clase,
pues no por ser nativos de una zona o integrar una tribu. esos ciudadanos son
neófitos o incapacitados; pero tampoco pueden tener derechos más extensos
que otros ciudadanos al punto de reconocerles la categoría de pueblos con
territorios reconocidos. Nuestra Constitución (arts, 111,211 Y 6'2)así lo exige.
e) Después de la Revolución del 9 de abril de 1952 se dictaron muchos
"
decretos supremos revolucionarios. Entre ellos los Nos: 3819 de 27 de agosto
de 1954 y 3826 de 2 de septiembre de 1.954sobre "Reforma urbana", decretos
que declararon expropiables los terrenos urbanos que tenían una extensión su-
perior a 10.000 m2. (una hectárea). Estos decretos fueron elevados a Ley en 29
de octubre de 1959.
En muchas ciudades del país, especialmente en Santa Cruz de la
Sierra, se distorsionó el contenido de dicha ley y se incurrió en abusos. Se or-
ganizaron grupos de "toteadores" de fundos urbanos y rústicos·próximos a esa
ciudad así como de terrenos baldíos municipales para ocuparlos, la más de las
veces en forma violenta y luego lotearlos. En estos casos la ocupación deter-
minó la posesión de tales lotes.
Para regularizar esta situación se dictaron los Decretos Supremos Nos.
07336 de 23 de septiembre de 1965 y 07462 de 31 de diciembre de 1965 eleva-
dos a Ley (No 434) en 23 de noviembre de 1968 que sustancialmente recono-
cieron a los poseedores de dichos lotes el derecho de propiedad, mediante el

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PASTOR ORTIZ MATI'OS

pago a los dueños, de su valor. Se estableció, además, algunas condiciones


para la consolidación.
d) Por lodo lo expuesto se advierte que, si bien en nuestra legislación,
la ocupación no es un modo de adquisición de los bienes inmuebles, en cam-
bio en los hechos eIJa se ha dado y se da en muchos casos, determinando la
posesión de los inmuebles que genera consecuencias jurídicas de las cuales la
más importante es la eventual adquisici6n de la propiedad por usucapión.

B.- La ocupación como modo de adquirir ciertos bienes muebles que no per-
tenecen a nadie
1) Antecedentes y principio.- En las legislaciones antiguas la ocupación
era un modo importante de adquirir la propiedad. Podían ser objeto de ocupa-
ci6n los bienes muebles e inmuebles que no tenían dueño "res nullius".
En las legislaciones modernas la ocupación, como modo de adquirir la
propiedad, perdió importancia al punto que el proyecto del Código civil fran-
cés (de 1804) contenía una disposición que establecía "la ley civil no reconoce
el derecho de simple ocupación". Sin embargo, al aprobarse el Código, no se
adoptó posición tan extrema y los redactores optaron por una solución práctica
al disponer que hay bienes muebles aislados que evidentemente no tienen
dueño ("res nullius") y que pueden ser objeto de ocupaci6n a través de la caza
y.la pesca y otros abandonados "res dererictae" que también pueden ser objeto
de apropiación por los particulares. Por ello el Código civil francés de. 1804,
limitó regular a la ocupación, como modo de adquirir la propiedad de ciertos
bienes muebles.
Nuestro Código civil (arts. 140 a 146) ha seguido en este orden la mis-
ma directiva del Código civil francés (arts. 715 a 717) así como otros moder-
nos como el italiano de 1942 (art, 923) estableciendo que la ocupación es un
modo de adquirir la propiedad de ciertos muebles que no pertenecen a nadie.
Nos referiremos a estos casos:
2) CaZIJ y pesca» El arto 141 de nuestro Código civil dispone que "Los
animales susceptibles de caza o pesca se adquieren por quien los cobre o cap-
ture.salvas las prohibiciones establecidas por las leyes y reglamentos".
Muchos códigos civiles (como el alemán, art. 960; el argentino, art.
2540 al 2548 y el brasileño, arts. 594 al 602), dan reglas generales sobre los
derechos de caza y de pesca, disponiendo. por ejemplo. la facultad de cazar o
pescar en terrenos yaguas propias o públicas y determinando cuáles son los
animales que pueden ser apropiados por estos medios. .

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DE LOS Bn.:r.o:S y DE LDS MOOOS DE ADqUIRIR LA PROPIEDAD

Nuestro Código civil, con gran cautela, se limita a disponer el principio


de que los animales, susceptibles de caza y pesca se adquieren por quien los
cobre o capture; abandonando, lo demás, a la regulación dada por leyes y
reglamentos especiales.
En Bolivia se han dictado muchísimas leyes, decretos y reglamentos so-
bre caza y pesca. Desde el Reglamento de Aguas de 8 de septiembre de 1879,
elevado a Ley en 28 de noviembre de 1906 (a la que en adelante la menciona-
remos sólo con esta última fecha), hasta el D.S. 22710 de 18 de enero de 1991.
que crea la Subsecretaría del Medio Ambiente para la Conservación de los
Recursos Renovables del país, se han dictado cerca de medio centenar de
leyes, decretos y reglamentos que regulan esta materia. De este fárrago de dis-
posiciones nos corresponde destacar el D.S. 12301 de 14 de marzo de 1975
(parcialmente derogado por el D.S. 20080) sobre Vida Silvestre, Parques Na-
cionales, Caza y Pesca; el D.S. N° 20080, de 13 de marzo de 1984 que crea el
Centro de Desarrollo Pesquero para la Conservación, Fiscalización y el Apro-
vechamiento de los recursos pesqueros del país; el D.S. NO22232, de 23 de ju-
nio de 1989, que reestructura el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agrope-
cuarios y crea la Subsecretaría de Recursos Naturales Renovables; el D.S. N°
22407 de 11 de enero de 1990, cuyo arto 62 establece, en Bolivia, una pausa
ecológica por cinco aftas; el D.S. 22581 de 14 de agosto de 1990, que aprueba
el Reglamento de Pesca y Acuicultura y el D.S. 22710 de 18 de enero de 1991,
que crea la Secretaría del Medio Ambiente,-dependiente de la Presidencia de
la República para la Fiscalizaci6n y Conservación de los Recursos Renova-
bles del país, entidad que debe cumplir los acuerdos internacionales suscritos
por la Subsecretaría de Recursos Renovables del MACA. Aparte de estas dis-
posiciones, Bolivia ha suscrito convenios internacionales que inciden en este
campo.
Esta legislación sustancialmente destaca que los animales en estado de
libertad son del dominio del Estado, resultado de ello que los derechos de caza
y pesca se configuran como derechos subjetivos públicos, de manera que ni el
propietario de un fundo puede cazar o pescar dentrodel mismo libremente ya
que debe ostentar el permiso correspondiente. Nadie puede realizar actividades
de caza y pesca sino ostenta la autorización de los órganos administrativos
respectivos. Se busca la conservación de la fauna silvestre por lo que se
establece épocas" de veda y se prohibe la caza y pesca de determinadas
especies.
Por lo visto el derecho de caza es independiente del derecho de propie-
dad sobre el terreno en que se realiza la caza. El derecho, sobre la pieza que

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PASTOR ORTlZ !\IATTOS

se capture, se lo adquiere en la caza y en la pesca, a título de OCUPACION.


Pero para que se dé legítimamente dicho título, deben observarse las normas
especiales que regulan el derecho (subjetivo de naturaleza pública) para cazar
o para pescar: Si se caza o pesca sin tener autorización o especies no autoriza-
das o de las autorizadas en épocas de veda o utilizando medios prohibidos,
cte., etc., quien caza o pesca no adquiere la propiedad por ocupación.
3) Ocupación de otros animales» Nuestro Código civil, fuera de la caza
y pesca, regula otros dos casos de adquisición de la propiedad de animales por
ocupación: a) De los enjambres de abejas y b) de las palomas, conejos o
peces cuando se produce su migración.
. a) Enjambre de abejas» Las abejas, insectos que fabrican miel y cera,
son animales en estado salvaje. Sin embargo el dueño de un colmenar tiene la
propiedad del enjambre, por lo que puede perseguirlos y recuperarlos cuando
se escapan. Justamente el art. 142 de nuestro Código civil (cuya fuente remota
se encuentra en la antigua legislación española vigente en la Colonia: Ley 47,
Tíl. 4. Lib. 3 del Fuero Real y Ley 21, Tít. 28, Partida Tercera) dispone: "El
dueño de enjambres de abejas puede perseguirlos y recuperarlos en la propiedad
vecina, debiendo resarcir el daño. Si la persecución no se realiza hasta los tres
dios, pueden ser tomados y retenidos por el propietario del fundo al que pasa-
ron".
Nuestro Código civil establece el principio de que los enjambres que
pasan de un fundo a otro, son recuperables por el propietario del colmenar,
principio que adquier~ vigor actualmente en que la apicultura moderna ha
dado .lugar al cultivo .de enjambres en colmenas creadas por el hombre. La per-
secución, a la que se refiere el Código, debe realizarse físicamente ingresando
al fundo vecino, obviamente con autorización del propietario del mismo. Si el
enjambre causa daños el reclamante debe resarcirlos.

.El derecho
.. de.. persecución y recuperación tiene un término prcclusivo:
el de tres días a contar del día. ~n el que el enjambre pasó a otro fundo. Venci-
do ese plazo. las abejas adquieren su estado de "res nullius" por lo que pueden
ser adquiridas por ocupación, por el propietario del fundo vecino.
b) Migracián de palomas, conejos y peces» El art. 143 de nuestro Código
civil dispone que: "Las palomas, conejos o peces que pasen a otro palomar.
conejar O estanque, se adquieren por el propietario de éstos si nofueron atraidos
o
confraude artificio".
El arto 406 del Código civil abrogado, siguiendo al Código civil francés
(art. 564), reguló este caso de adquisición de la propiedad, como uno derivado

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DE LOS DIEI\"ES y DE LOS MODOS DE Al)QUJIUR LA PIIOPIEDAD

de la accesión. El Código civil vigente (art, 143 citado) con mayor propiedad
lo regula como un caso de ocupación.
Las palomas, conejos y peces pueden encontrarse en estado de libertad
(silvestre) o ser domésticos. En el primer caso pueden ser objeto de ocupación
a través de la caza o pesca. Cuando las palomas, peces o conejos se encuen-
tran en palomares, estanques o conejeras construidos por el hombre, han sido
objeto ya de apropiación y pertenecen a su dueño, Empero si estos animales,
llevados por su impulso natural, abandonaron su criadero y readquieren su esta-
do de libertad devienen en "res nullius", por lo que pueden ser adquiridos por
ocupación por el propietario del palomar, conejar o estanque al que pasaron. El
propietario anterior no puede reclamarlos porque los animales en cuestión eran
de su propiedad sólo mientras vivían en su palomar, conejar o estanque.
Este modo de adquisición tiene lugar sólo si la migración ha sido natu-
ral, pues si los animales son atraídos con fraude o artificio por el propietario
del criadero vecino pueden ser reclamados en especie (de ser posible la identi-
ficación) o en equivalente en caso contrario.
4) Cosas perdidas o abandonadas» Los derechos pueden perderse para
su titular por renuncia. La renuncia al derecho de propiedad puede tener lugar
(como el de todo derecho real) a través del abandono de la cosa (mueble o in-
mueble). Cuando el abandono es de un inmueble o de un mueble sujeto a
registro, quien abandona para liberarse de las cargas y gravámenes de la pro-
piedad, debe inscribir su renuncia en el registro correspondiente. El inmueble
abandonado deviene en terreno baldío y la propiedad pasa al Estado si es rural
o a la Municipalidad respectiva, si es urbano (art. 4° de la Ley Agraria de 29
de octubre de 1956; art. 58 de la Ley de Municipalidades de 10 de enero de
1985); consiguientemente los inmuebles abandonados "ipso jure" desde el mo-
mento de dicho abandono pasan a formar parte del patrimonio del Estado o de
la Municipalidad, por 10 que no pueden ser adquiridos por ocupaci6n por los
particulares, lo que explica la regulación hecha por nuestro Código civil.
La pérdida sólo tiene lugar respecto a los 'muebles, En este caso el pro-
pietario mantiene su derecho y su facultad -de reivindicar la cosa.
- .
Nuestro Código civil, sobre cosas perdidas o abandonadas, da dos dis-
posiciones que respectivamente -regulan sobrer a) Cosas encontradas y b) co-
sas perdidas o abandonadas en vehículos de transporte, aduanas y correos. -
a) Cosas encontradas» El art, 144 de nuestro Código civil dispone que:
"1.- Quien encuentra una cosa mueble debe restituirla a su dueño Y. si no lo co-
noce, debe entregarla a la autoridad municipal del ¡ugar. ia cual comunicará el

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PASTOR ORTIZ MA'ITOS

hallazgo mediante anuncio público. Si pasados tres meses nadie reclama, la COsa
encontrada se venderá en pública subasta, pudiendo anticiparse la venta si la
cosa fuera corruptible o de conservación costosa.
11.- El propietario que antes de los tres meses señalados recupere la cosa,
debe pagar el quinto de su valor a t{LUlode premio al que la encontró. Vencida el
plazo, el dueño pierde su derecho, y el precio de la subasta se adjudica a la mu-
nicipalidad del lugar, deduciendo previamente el premio que en este caso se
amplta a Id cuarta parte".
En el antiguo Derecho español se regulaba de manera dislinta la
situación de quien encontraba una cosa abandonada o perdida. Si alguien en-
contraba una cosa mueble ABANDONADA la hacía suya por OCUPACION ya
que el dueño anterior, mediante el abandono, la había perdido y los "res dere-
rictae" eran objeto de ocupación (Leyes 49 y 50, Tít. 28, Partida 5). En cam-
bio las cosas perdidas, cuyo dueño se ignora, debían manifestarse por quien las
hallare ante el subdelegado de bienes mostrencos y vacantes o al alcalde el
pueblo el que debía hacer pregonar por un lapso determinado y de no aparecer
el propietario se las mandaba a vender aplicándose su producto a la
conservación de caminos (Leyes 2,4,5 Y 6, Tft. 22, Libro 40 de la Nov. Reco-
pilación).
Esta doble regulación aparejaba la dificultad de conocer si la cosa en-
contrada había sido abandonada o perdida. Frente a ello nuestro Código civil
(art. 144) presume siempre el extravío 10 que explica el contenido del artículo
transcrito el mismo que, además, se ajusta a los antecedentes de la legislación
nacional (arts, 439 del Cód. Civ. y 655 de la Compilación de las Leyes del
Procedimiento Civil, hoy abrogados). La disposición del art. 144 concuerda
(aunque con variantes en el uso de los términos) con los arts. 704 y 705 del
CM. Pdto. Civ. La Ley Orgánica de Municipalidades anterior: de 2 de diciem-
bre de 1942 (art, 35 caso 2°) incluía dentro de los bienes municipales a las co-
sas muebles y semovientes perdidos o abandonados.' La actual Ley (de 10 de
enero de 1985) no contiene una disposición semejante aunque el art. 65 in-
cluye en el patrimonio municipal a los bienes que le asignan las disposiciones
legales (entre ellas el art, 144 que comentamos),
Por los antecedentes expuestos se advierte que si bien anteriormente
ciertas cosas encontradas podían ser objeto de ocupación, ahora ya no lo son,
solución que dan también algunos códigos modernos (como el argentino, art.
2535 y brasileño, arts. 603 y 604).
b) Cosas abandonadas en vehículos de transporte, correos y aduanas» El
an. 145 de nuestro Código civil dispone que "Los derechos sobre cosas perdi-

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• DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS m: ADQUtRlR LA PROPIEDAD

das o abandonadas en los vehículos de transporte en general, las aduanas y


correos y las arrojadas desde naves o aeronaves, se rigen por las leyes espe-
ciales que les conciernen".
Por lo visto el Código civil, en esta materia, se remite a lo que dispo-
nen las leyes especiales. Entre ellas tenemos la Ley General de Ferrocarriles
de 3 de octubre de 1910 y el Decreto Supremo de 20 de octubre de 1919 (sobre
remate de objetos olvidados en trenes), el Reglamento de Aguas de 28 de no-
viembre de 1906 y normas reglamentarias así como la legislación aduanera y
de correos.
Sin pretender agotar lo establecido en esa frondosa legislación, nos
corresponde referimos a algunos casos importantes de objetos perdidos O aban-
donados de procedencia fluvial o terrestre.
Cuando una nave se va a pique con su cargamento, el propietario de las
especies transportadas sólo pierde su posesión. Dichas especies continúan per-
teneciendo a su dueño y éste, en el término de un afio, puede recuperarlas. Al
vencimiento de ese plazo cualquiera puede ser autorizado a recogerlas, ha-
ciéndolas suyos por ocupación (art, 72 del Reglamento de Aguas de 1906).
Si la corriente de un río ha arrebatado a animales domésticos, maderas,
frutas u .otros objetos, éstos pueden ser recogidos por cualquier persona quien
debe depositarlos ante la autoridad administrativa más próxima. El juez hará
anunciar el descubrimiento por periódicos. Si dentro de seis meses no se pre-
senta el dueño, los objetos pertenecen a quien los encontró deduciéndose los
gastos de conservación (art. 69 del Reglamento de Aguas de 1906).
Respecto a objetos perdidos o abandonados de procedencia terrestre se
tiene el Decreto Supremo de 20 de octubre de 1919 que establece que los bul-
-', tos olvidados en los coches de un ferrocarril o en las estaciones deben ser
mantenidos en depósito por tas empresas y dar parle del hallazgo al público.
Si después de seis meses nadie se presenta a formular reclamo los objetos de-
ben ser rematados por la Municipalidad en favor de los establecimientos de
beneficencia, previa deducción de los gastos.
5) Tesoro» Nos referiremos a los antecedentes legislativos y a la regu-
lación que da actualmente el Código civil.
a) Antecederues» Nuestro Código civil abrogado (arts. 441 y 442) esta-
blecía que tesoro era una cosa enterrada u oculta, sobre la que nadie podía jus-
tificar su derecho de propiedad y que se la encontraba por casualidad. El teso-
ro se atribuía a quien lo encontraba en su propio fundo y cuando era
descubierto en terreno ajeno correspondía a mitades al propietario del fundo y
a quien lo encontró. Esas normas se redactaron en base del Código civil fran-

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PASTOR ORTIZ MA'ITOS


r ,
cés (art. 716). Empero, bajo la influencia de la Recopilación de las Leyes del
Reino de Indias (Ley 2, Tít. 12, Libro 8) en ambos casos, sc dio participación
en un sexto al Estado (lo que no ocurría en el Código francés).
La Ley de 8 de octubre de 1903 reformó las disposiciones anteriores
desde el mismo concepto de tesoro señalando que éste era un depósito antiguo
de bienes muebles valiosos. Atribuía la propiedad de la totalidad del tesoro a
quien lo descubría en terrenos baldíos, de dominio público o propio. Si quien r
lo descubría, por casualidad o siguiendo derroteros, era un detentador (arren-
datario por ejemplo) 10 hacía suyo en sus tres cuartas partes quedando, en fa-
vor del propietario, una cuarta parte restante.
¡
La Ley de 1903 no era equitativa y se apartaba de los principios univer-
salmente admitidos en esta materia por lo que el nuevo Código civil se aparta
de ella.
b) Regulación actual.- El Código civil vigente (art. 146) establece que
tesoro son las cosas muebles valiosas que se hallan enterradas u ocultas y so- (
bre las que nadie puede acreditar su propiedad. Adviértase que puede tratarse
de muebles ocultos o enterrados recientemente que no tengan propietario.
El tesoro se atribuye:
b-1) En su totalidad a quien 10 descubre un BIEN que le perte- en
nece. Se alude a BIEN y no a "fundo" porque el tesoro también
puede estar escondido 'en 'un mueble.'
_ 4 .:, .... ~... • _" '1' ..

b-2) E~ partes igua~e(al propietario del bien y a quien lo descubre


cuando éste·~~.,
poseedor Ó detentadorIegñlrno del bien en el
'.. oo. •que
..:.,: ~
fue 'encontrado.
'_
'.
b.-~) Al propietario-del bien cuando se lo descubre por quien posee o
detenta en forma ilegítima.
11-4) Los objetos con valor histérico, arqueológico o artístico, se ri-
gen por las disposiciones especiales, taf el D.S.N° 05918 de 6
~~ ~ovic~b!~ de J961 que los declara expropiables y sujetos a
registros especiales.
..~
.'c. ' '"
1

"'t.·

.r.""'.

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m: LOS DlEm:S y DE LOS MODOS DE lú)QUIJUR LA PROPIEDlú)

IlI.- LA ACCESION

A. Generalidades
1) Concepto y elementos» Nuestro Código civil no define 10 que es la
accesión; empero de sus normas puede inferirse que ella consiste en la unión O
incorporación material. de una cosa a otra más importante y que cuando se pro-
duce este hecho, el dueño de la cos~. principal adquiere la propiedad de la
cosa accesoria, la que no puede ser reivindicada por su anterior dueño,
Para que tenga lugar la accesión es necesario que la unión se haya pro-
ducido por el azar, por la fuerza de la naturaleza o por la voluntad de uno de
los dueños. Si la incorporación es consecuencia del acuerdo de voluntades (de
los propietarios de las dos cosas) estaríamos frente a un contrato el que tendría
que determinar a quién pertenece la cosa unida.
Por otra parte una vez producida la incorporación, las cosas unidas no
deben poder ser separadas fácilmente. No habrá accesión si, por ejemplo, se
incorpora una oveja a rebaño ajeno.
Ordinariamente el dueño de la cosa principal debe indemnizar al propie-
tario de lo accesorio.
Por lo .dicho la accesión es un modo originario. de adquirir la propiedad
y se opera "ipsojure", . .:
2) Accesión inmobiliaria y mobilicria» .Como nuestro Código civil regu-
la en forma separada los modos de adquirír la P.r9pipdad mueble o inmueble,
legisla también en subsccciones dislinL~s:'hl adquiSiciÓn de la propiedad por
accesión de los inmuebles .(Subseccí6~ 1, S~~~ió~'i(r, ~aprtulo
'1
Il, Título m,
Libro 11) y de los muebles (Subsección n: ... "," .• ,t!·1
Secéi6it"lr: Capítulo lII, Título III,
..., «Ó:

Libro II). Nosotros nos. referiremos primero a.la accesión' ihmobilÚlfia y luego
a la accesión mobiliaria. . ,,: :,<,' *~, l- ...

n.- Accesión inmobiliaria • ;'


Cuando se. incorpora una cosa muebie o inmueble accesoria a una cosa
inmueble principal, el propietario de ésta últiÍlla 'adquiere lá propiedad de lo
accesorio. Unas veces la accesión se produce por actos humanos (artificial) y
otras por eventos naturales (natural).
1) Accesión artiftcial» Es la que resulta de hechos voluntarios del hom-
bre. Ella se da en los casos de obras hechas en suelo propio con materiales
ajenos (art. 128); de obras hechas por un tercero con materiales propios (art.

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PASTOR ORTIZ MAnoS

129) y de obras hechas por un tercero con materiales ajenos (art. 130). Segui-
damente examinaremos estos tres casos.
a) Principio.: Ames de desarrollar los casos señalados, nos cumple ano-
tar que el arto 127 de nuestro Código civil sienta el principio de que "Todas las
construcciones. plantaciones u obras hechas sobre o bajo el suelo pertenecen al
propietario de éste. salvas las modificaciones que establecen los artículos si-
guientes o a menos que resulte otra cosa del título o de una disposición de la ley".
Del principio, contenido en el artículo transcrito resulta:
a-1) Que la propiedad de un inmueble se extiende sobre todo lo que
accede al suelo y al subsuelo por lo que se presume (presunción
"juris tantum") que el propietario de un terreno lo es también de
las construcciones y plantaciones que existen en el suelo y en el
subsuelo. .
El C6digo abrogado (art. 297) establecía una regla parecida,
pero que pecaba de excesiva al disponer que la propiedad de un
terreno trae consigo la propiedad de la parte exterior e interior,
lo que era contrario al principio de soberanía del Estado sobre el
espacio aéreo y de los concesionarios de minas u otras riquezas
del subsuelo.
a-z) Que, por mucho que las construcciones o plantaciones hubiesen
sido hechas por otra persona con sus materiales o plantas o por
el propietario del suelo -con plantas 'O. materiales ajenos, el
dueño del suelo adquiere la
propiedad en forma automática de
lo accesorio.· Este resultado, sin embargo, es modificable por el
acuerdo de los interesados..
b) Obras hechas en suelo propio cón material ajeno.. El arto 128 de nues-
tro Código civil dispone: "l» El dueño que en su suelo hace construcciones.
plantaciones u otras obras con materiales ajenos, adquiere la propiedad de éstos
con el cargo de pagar su valor; y si obró de malafe resarcirá además los daños
causados. El propietario de los.materiales puede pedir que sean retirados sólo
cuando no se cause menoscabo grave a la obra construida o perezcan las planta-
ciones.
lJ.- El retiro de los moieriales no se admire'pasados seis meses de-que el
propietario conoció su empleo".
Se advierte que el dueño del suelo se convierte en propietario de las
obras (ordinariamente construcciones y plantaciones) que ha hecho utilizando

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DE LOS UlENES y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

materiales ajenos. Pero esos materiales (muebles) pueden ser reivindicados,


dentro de los seis meses de la incorporación, siempre que no importe grave
menoscabo a la construcción o perezcan las plantaciones.
El propietario del suelo, cuando adquiere por accesión las obras, debe
pagar el valor de los materiales. Sin embargo, las hipótesis de reivindicaci6n
y pago tienen importancia relativa frente a lo dispuesto por los arts. lOO Y 152
de nuestro Código civil (en materia de muebles la posesión de buena fe vale
por título), por lo que la reivindicación o el pago del valor tendrá lugar sólo
cuando se haya usado materiales sabiendo que se lesiona el derecho ajeno o
cuando procedan de pérdida O robo (arts. 93 y 102).
Cuando el dueño del suelo es de mala fe (esto es que conoce que los
materiales usados eran ajenos) aparte de pagar su valor, debe resarcir el dalia.
e) Obras hechas por un tercero con materiales propios» El arto 129'de
nuestro Código civil establece que el propietario del suelo adquiere por acce-
sión la propiedad de las obras hechas (principalmente construcciones y planta-
ciones) por un tercero con sus propios materiales. Este artículo hace otros de-
sarrollos que los examinaremos después. Estamos aquí frente a un tema de
gran importancia por lo que primero nos referiremos a algunos antecedentes
legislativos en esta materia.
c-I) Antecedentes.- El art, 299 del Código civil abrogado (redactado en
base del art. 555 del Código civil francés) establecía el mismo principio conte-
nido en el actual arto 129 disponiendo que el propietario de un fundo adquiere
.:por accesión la propiedad de las construcciones y plantaciones efectuadas por
un tercero con sus materiales propios.
La regla del Código civil. abrogado, (como la. del actual arto 129) era una
aplicación de l?s principios de que lo accesorio cede a 10 principal, que el pro-
pietario-de la cosa principal adquiere la accesoria; que en la incorporación de
bienes muebles a un inmueble se considera al inmueble como cosa principal.
La aplicación del arto 299 del Código abrogado no aparejó ninguna difi-
cultad hasta la dictación de la Ley de 3 de diciembre de 1883 que estableció
el principio de que "Los propietarios de los terrenos comprendidos dentro tú la
sección urbana de las ciudades, pueblos y cantones, están obligados a vender el
sitio correspondiente a los dueños de los edificios construidos sobre terrenos
pertenecientes a aquéllos", Esta ley f~e reiterada por la de 12 de mayo de
1941. Con estos antecedentes se consideró, por muchos, que las citadas leyes
habrían incorporado en nuestra legislación la llamada "accesión intervlda" y se

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entendió que en caso de efectuarse construcciones en terreno ajeno con
materiales propios, adquiría la propiedad del terreno (que devendría en acceso-
rio) el dueño de los materiales (que pasarían a ser cosa principal). La jurispru-
dencia establecida por la Corte Suprema de Justicia (G.J.N° 829, pág. 16 cita-
da en "Código Civiln de H. Siles, pág. 115 Y GJ.N° 1484 pág. 62 citada en
"Código civil concordado y anotado" de Carlos Morales Guillén. 21 Edición,
pág. 213) interpretó que las Leyes de 3 de diciembre de 1883 y 12 de mayo de
1941 facultarían al dueño de las construcciones a obligar a la venta del terreno
en el que se hicieron las construcciones.
La interpretación anterior, de que las leyes de 1883 y 1941 habrían es- "
tablecido la accesión invertida, fue errónea. Ambas leyes constituyen la cul-
minación de un largo proceso operado en el país, desde la fundación de la
República, que se dirigió a concluir con la propiedad vinculada-colonial. Des-
de la Constitución de 1826 (art. 154) siguiendo por las Leyes de 31 de octubre /
de 1833, arts. 1314 al 1318 del Código civil de 1831, Ley de 12 de noviembre
de 1839 y Ley de 30 de julio de 1881 se pretendió concluir con ese sistema
vinculatorio, Justamente en ese proceso"se dictó la Ley de 3 de diciembre de
1883 que autorizó la consolidación de la propiedad EN FAVOR DE LOS SI-
TIAJEROS (el sitiaje era una modalidad de los censos enfitéuticos por el que
el propietario del suelo permitía al sitiajcro a construir a cambio de servicios
personales o rentas). Justamente la Ley de 12 de mayo de 1941 fue explícita
al señalar que en adelante los sitiajcros no están obligados al pago "de los lla-
mados derechos de sitiaje u otros ni a la prestación de ninguna clase de servicios
personales en favor de los dueños .de dichos sitios y terrenos" por lo que se
señaló el plazo de diez años para el cobro del valor de los sitiajes,
Consiguientemente nunca hubo propósito de modificar el art. 299 del
Código civil abrogado y las leyes en cuestión REGULARON los pocos casos
que subsistían en el país de la propiedad vinculada colonial, en especial a los
"sitiajes" que -repctímos-, fueron una modalidad de los censos enfitéuticos.
Sensiblemente la interpretación errada e irrestricta que se dio a las leyes de
1883 y 1941 fue fuente de abusos y pernicioso antecedente para la ocupación
arbitraria de terrenos urbanos en las ciudades, especialmente en la de Santa
Cruz que motivó la dictación de leyes especiales. El Decreto de Reforma
Agraria (de 2 de agosto de 1953 elevada a Ley en 29 de octubre de 1956) con-
cluyó con toda duda al declarar la consolidación' de la propiedad en favor de
los exsítiajeros,
c-2) La regulación del Código vigente. En los trabajos preparatorios
para la redacción del Anteproyecto del Código civil se anotó el proceso que se

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DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQUlRIR LA PROPIEDAD

operó en el país para extinguir con la propiedad vinculada y en especial de los


sitiajes, haciendo notar que ese proceso concluy~.
Por ello el nuevo Código civil (art. 129) establece que si alguien incor-
pora materiales propios en el, fundo ajeno, el propietario del fundo tiene dere-
cho a retenerlas. esto es, a adquirir las obras (construcciones o plantaciones)
por accesión o a obligar al tercero a que las retire.
En caso de optar por retener las obras, el propietario debe pagar, a su
elección. el valor de los materiales y el importe de la mano de obra o el au-
mento del valor que haya experimentado el fundo.
Cuando el propietario opta por el retiro debe hacérselo a costa del terce-
ro quien, además, puede ser condenado al resarcimiento del daño, Sin embar-
go el propietario no puede obligar al tercero al retiro, cuando las plantaciones.
construcciones II otras obras fueron hechas con su conocimiento y sin su oposi-
ción o cuando el tercero las ha hecho de buena fe. En ningún caso puede
pedirse el retiro después de los seis meses en que el propietario tuvo conoci-
miento de las obras; en este supuesto el propietario del suelo está obligado a
retenerlas pagándolas de acuerdo a la regla antes seilalada.
Por lo demás. siendo tan claro y preciso todo lo dispuesto por el arto 129
de nuestro Código civil, consideramos que no se necesita hacer mayores co-
mentarios.
d) Obras hechas por un tercero con materiales ajenos» El arto 130 de
nuestro Código civil prevé el caso de obras (ordinariamente construcciones o
plantaciones) que hayan sido hechas por un tercero con materiales ajenos. La
norma supone la relación entre tres sujetos: el propietario del suelo, el propie-
tario de los materiales y. quien ejecuta las obras con materiales ajenos y en
terreno ajeno. En este caso el Código civil da las soluciones siguientes:
El propietario de los materiales puede reivindicarlos y obtener que sean
retirados a costa del tercero que los empleó siempre que ello sea posible y no
cause grave daño a las obras y al fundo. Nuevamente debemos decir que
quien usó los materiales tiene a su favor la presunción de propiedad de los
mismos por su posesi6n (arts. 100 y 152) por lo que el propietario de los
materiales debe demostrar la mala fe del tercero, esto es, que usó los
materiales sabiendo que eran ajenos o que los perdió o le fueron robados (arts.
93 y 102).
La facultad de reivindicar los materiales, además, prescribe en seis me-
ses que se computan desde que el dueño de los mismos COD()Ci6 la incorpora-
ción.

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PASTOR ORTIZ MATI'OS

Si la reivindicación de los materiales no tiene lugar (por haber prescrito


o porque la separación no es posible sin grave daño o porque el propietario no
la ejerce) el tercero que los ha empleado y el propietario que haya procedido
de mala fe, quedan solidariamente obligados a pagar el valor de los materiales
al dueí'lo de éstos y a resarcir los daños que hubiesen causado. Cuando el pro-
pietario del suelo obra de buena fe, queda obligado a pagar al dueño de los
materiales sólo el valor de éstos si todavía no los hubiera pagado al tercero
que los empicó.
2.- Accesión natural» Ella se da cuando el incremento de un fundo,
ocurre por obra de la naturaleza y sin el concurso delesfuerzo humano. Nues-
tro Código civil, igual que el .abrogado, prevé dos casos de accesión natural in-
mobiliaria: el aluvión y la avulsión.
a) Aluvión.- Nuestro Código civil (art. 131) regula bajo el epígrafe
común de. "aluvión" al aumento que se forma paulatina e imperceptiblemente
en las orillas de un río, torrente o arroyo (llamado en la doctrina como aluvión
propio) así como al terreno que deja el agua corriente cuando se retira de una
ribera a otra (llamado en doctrina como aluvión impropio). En ambos casos el
propietario del fundo ribereño beneficiado adquiere la propiedad de los incre-
mentos. En el caso del llamado aluvión impropio, el propietario del fundo
situado en la margen opuesta (eventualmente perjudicado) no puede hacer re-
clamación alguna.
b) Avulsión.- El arto 132 de 'nuestro Código civil prevé un caso poco fre-
cuente. pero que ocurre, aunque raras veces (prueba de ello es que la avulsión
ha-dado lugar a un auto supremo registrado en la GJ.N° 1065, pág. 83) y que
consiste en.que un río, quebrada o torrente en forma violenta y repentina arran-
ca una porci6n identificable de un fundo contiguo a su curso y lo transporta ha-
cia el fundo inferior o el de la orilla opuesta. En este caso el propietario del
fundo al que se une la porción adquiere la propiedad, de 10 aí'1adido. El propie-
tario de la parte separada, dentro del plazo de un año. puede pedir al propieta-
rio del fundo que recibió el incremento una indemnización equivalente al au-
mento de valor que llegue a tener el fundo beneficiado con la avulsión.
Adviértase que el Código civil vigente sólo autoriza al propietario del
fundo vecino, a reclamar una indemnización y no a la "reivindicación" del
terreno (como 10 hacía el Código abrogado, art. 302 desvirtuando la adquisi-
ción de la propiedad por accesión). Si la porción agregada tiene árboles u
otras plantaciones, la indemnización también las comprende.

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DE LOS BIE:o.'ES y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

e) Otros casos. Remisión a leyes especiales» El arL 133 del Código civil
remite a las leyes especiales la regulación del cambio de las aguas, la forma-
ción de islas y otros hechos similares.
Muchos códigos modernos (como el italiano, arts. 945 y 946) regulan
como casos de accesión la formación de islas en los lechos de ríos, quebradas
o torrentes así como sobre el álveo abandonado. Nuestro Código a~rogado
también se ocupó de esta materia.
En efecto el arto 303 del anterior Código civil (cuya redacción original
fue corregida por el arto 28 de la Ley de Reformas de 27 de diciembre de 1882)
establecía que las islas y terrenos que forman los ríos pertenecen, por acce-
sión, al dueño del fundo ribereño en cuyo lado se ha formado. Esa norma fue
parcialmente modificada por el art, 67 del Reglamento de Aguas de 28 de na-
viembre de 1906, que dispuso que las islas formadas en los ríos navegables y
flotables pertenecen al Estado aunque respecto a las islas formadas en ríos y
arroyos no navegables ni flotables, se reiteró la norma del Código civil.
Por su parte el art. 305 del Código civil abrogado (redactado en base del
art. 563 del Código civil francés) establecía que el cauce abandonado de un
río, pasa a la propiedad del dueño ocupado por el nuevo cauce. El arto 58 del
antes citado Reglamento de Aguas, siguiendo la línea de la antigua legisla-
ci6n española, estableci6 que el cauce abandonado pertenece a los dueños de
los terrenos en toda su longitud respectiva.
Por lo visto el C6digo civil abrogado, a propósito de·formación de islas
y de cauces abandonados, estableci6 el sistema de accesión en favor de los
particulares. El Reglamento de Aguas, reitera las normas civiles con excep-
ción de las islas formadas en ríos y arroyos navegables que pasaron a propie-
dad del Estado.
El D.S. 03464 de 2 de agosto de 1953, elevado a Ley en 29 de octubre
de 1956, sobre Reforma Agraria declar6 (art. la) que las aguas pertenecen al
dominio originario del Estado, principio reafinnado por el art. 136 de la
Constitución Política vigente.
Por lo dicho advertimos que desde la dictaci6n del Reglamento de
Aguas de 1906, se declaró que las islas que se forman en los ríos navegables y
flotables pertenecen al Estado por lo que el Código civil, en esta materia. ha
optado por remitirse a la legislación especial, la que ha sido y es cambiante.

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PASTOR ORTIZ MATTOS

c.· Accesión, mobiliaria


J) Antecedentes y consideraciones generales» La unión o incorporación
de una cosa mueble a otra también mueble, recibe los nombres de unión, mez-
cla y especificación, que fueron objeto de una importante regulación en el
Derecho romano así como en la antigua legislación española contenida en las
Partidas (Ley 33. Tít. 28, Partida 3).
El Código civil francés de 1804 dispensó a este instituto 13 artículos
(del 565 al 577) aunque tratadista franceses como Planiol y Ripcrt, Colin y
Capitant restan importancia a su estudio señalando que los casos de accesión
mobiliaria están desprovistos de interés frente a la regla que establece que en
materia de muebles la posesión vale por título. Iosserand, en su "Derecho
Civil" (T.I. Volumen Ill.rpág, 235, Buenos Aires 1950) se suma a ese criterio y
se limita a remitir al lector a los textos del Código civil.
Nuestro Código civil abrogado Canso307 a 318) reguló el instituto en
bases de Ik disposiciones del Código francés.
El Código civil vigente regula la unión, mezcla y especificación en sus
arts. 147 y' 148. Podría decirse que, frente a los arts. 100 y 152 de nuestro
Código civil (que sienta el principio de que en materia de muebles la posesión
de buena fe vale por título) la adquisición de la propiedad mueble por
accesión carecería de importancia. Sin embargo no es así. La unión o incor-
poración de dos_cosas muebles poseídas por una misma persona evidentemente
no conlleva problema alguno toda _vez que la propiedad de lo unido será del
poseedor, salvo que éste haya poseído una de las cosas sabiendo que lesiona
el derecho ajeno; en cuyo caso, tendría que aplicarse las reglas de la accesión
establecidas por los arts. 147 6 148. Pero los casos de unión. mezcla o especi-
ficación, pueden ocurrir por el azar o por obra de uno de los propietarios aun
estando las cosas poseídas por diferentes dueños. A estos casos se aplican las
reglas del Código.
. 2) Unión y mezcla» Messineo, notable comentarista del Código civil
italiano (Manuel de D. civil y comercial, T. lII, pág. 337, Buenos Aires 1954)
señala que pueden constituir objeto de unión las cosas sólidas y de mezcla las
cosas líquidas o gaseosas. Esta distinción no la hacen ni el Código italiano
(art. 939) ni el nuestro (art. 147) pero se arregla a los antecedentes contenidos
en el romano y en el D. español antiguo. En los. casos de unión o mezcla de
cosas pertenecientes a dos o más dueños, en principio, cada uno de ellos con-
serva su propiedad y puede pedir la separación, cuando sea posible (art. 147),
por ejemplo: si se engarza un diamante en un prendedor ajeno, cualquiera de
. los dueños de las cosas así unidas pueden pedir la separación porque ella es

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DE LOS DIEz,,"ES y DE LOS MODOS DE ADQUlRIR LA PROl'.Lt:DAD

posible sin causar deterioro. Pero cuando la separación no es posible sin cau-
sar grave daño a la cosa o cuando no puede establecerse cuál de las cosas es
la principal, la propiedad del todo se hace común en proporción al valor de las
cosas correspondientes a cada propietario.
Siempre dentro de la hipótesis de no se_rposible la separación, cuando
una de las cosas pueda considerarse principal respecto a la otra u otras, el pro-
pietario de aquélla (principal) adquiere la propiedad del todo pagando su
respectivo valor a los propietarios de las cosas unidas o mezcladas (art. 147-
JI). Determinar, en estos casos, si se da una cosa como principal es una cues-
tión de hecho que se reserva a los jueces de fondo quienes para ello deben to-
mar en cuenta la naturaleza de la cosa, su valor, su destino económico, etc.
Cuando la uni6n se hace por obra del dueño de lo accesorio, el propietario de
10 principal debe limitarse a pagar la suma menor entre el aumento de valor
aportado a la cosa principal y el valor de lo accesorio.
3) Especificación.- aJ Concepto y antecedentes» Consiste en la forma-
ción de una especie nueva con materia ajena. A quién pertenece la especie
nueva? Al dueño del material o al autor de la obra? Desde el Derecho roma-
no se ha dado, en este caso, respuestas distintas considerándose, unas veces,
cosa principal al material y otras a la obra. Es conocida, al respecto, la dispu-
ta doctrinal que tuvieron en Roma las Escuela ProcuIeyana y Sabiniana así
como la solución salom6nica que dio Justiniano. Nuestro Código civil abroga-
do (arts. 312, 313 Y 314) otorgaba la propiedad del objeto creado tomando en
cuenta el mayor valor del material o del trabajo y otorgando al otro la indem-
nización respectiva.
b) La regulación en nuestro ~ódigo civil.- Antes de señalar cuál es la
solución dada por el Código civil vigente, nos cumple anotar que en el texto
del art. 148 (que regula la especificacióñ) contenido en la edición oficial, ~í
como en las ediciones autorizadas (como las de Servando Serrano Torricos,
pág. 48, Cochabamba 1976 y de Carlos Morales GuiUén, obra citada, pág.
243), se incurre en una transposición de palabras que hace variar el concepto
real de la norma. En las citadas ediciones se dice: "Quien con materia ajena y
pagando su precio hace una cosa nueva, adquiere la propiedad de ésta". Si así
fuera no habría especificaci6n sino que el autor de la obra sería propietario de
ella porque us6 su propio material. El texto contenido en el arto 149 del Ante-
proyecto ("Anteproyecto del Código civil boliviano" de la Comisión de Refor-
ma del Código civil, pág. 29, La Paz 1964) como en el 148 del Proyecto Ofi-
cial elaborado por la Comisi6n Redactora, dice: "El que con materia ajena
forma una cosa nueva, adquiere la propiedad de ésta pagando el precio de la ma-

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PASTOR ORTIZ MATroS

teria" que es como debe entenderse el 'citado arto 148 (el error debe salvarse al
aprobarse el Código civil en el Congreso).
Consiguientemente. en principio. la cosa nueva (pueda o no pueda read-
quirir su forma original) corresponde a quien la elaboró. con cargo de pagar, al
propietario de la materia. su valor. Sin' embargo si el precio de la materia
sobrepasa notablemente al valor del trabajo. el dueño de aquélla puede hacer
suya la cosa pagando la mano de obra. En el primer caso se da la adquisición
de la propiedad por efecto de la especificación; en el segundo se produce la
permanencia de la materia en manos de su propietario (no hay adquisición de
la propiedad) sino se opera una simple modificación objetiva de la cosa.

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INDICE

PágIna

Introducción 7

A manera de Prólogo 9

PRIMER TEMA

l.- DE LAS COSAS Y DE LOS BIENES EN GENERAL. A.- Noción. B.- División
fundamental. C.- Bienes inmuebles. D.- Bienes muebles: 1) Noción. 2) Bienes
muebles sujetos a registro. E.- Aplicación de la disciplina de los bienes a los
derechos. F.- Pertenencias: 1): Cosas simples y compuestas y partes
esenciales. 2) Concepto de pertenencias. 11.- DE LOS BIENES CON
RELACION A QUIENES PERTENECEN. A.- Antecedentes y método adoptado
por el Código civil vigente. B.- Bienes del dominio originario del Estado y bienes
de dominio público. l).Bienes del dominio originario del Estado: al Riquezas del
subsuelo y minas; b) bosques y tierras forestales; e) fuerzas flsicas de
aprovechamiento y d) suelo. 2) Bienes del dominio público. C.- Bienes de las
personas particulares. 1) Bienes del patrimonio privado dél Estado: ~) Bienes
del patrimonio indispensable del Estado: hidrocarburos y grupos mineros
nacionalizados. b) Otros bienes del 'patrimonio privado ~el Estado, de las
municipalidades, de las universidades•.de!¡IS inStitutiones y em.presaspúbficas.
2.- Bienes de la Iglesia Católica. 17
SEGUNDO TEMA

DE LA TRANSFERENCIA CONTRACTUAL DE LA PROPIEDAD

l.- Antecedentes. A.- Derecho romano. 8.- Derecho francés.y español,.aJ!Iiguos.


~e
C.- Códigos civil francés y español antiguos. C.- Código civil francés ·1804 y
Civil boliviano de 1831. .
11.-La solución dada en el Código civil vigente. A.- Conlratos con afecto.sreales.
B.- la obligación de entregar. C.- La transferencia y entrega comprénde las á
pertenencias. D.- Efedos de la transferencia "inter partes" y en relación a
terceros. 37

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PASTOR ORm MATIOS

TERCER TEMA
DE LAS SUCESIONES POR CAUSA DE MUERTE
l.- INTRODUCCJON. A.- Antecedentes.- B.- Sistemas sucesorios: 1) Sislema
romano. 2) Sistema germánico. 3) Otros sistemas. C.- Desarrollo histórico del
Derecho sucesorio en Bolivia.
n.- SISTEMATleA, ORIENTACION y FUENTES DEL LIBRO IV DEL CODIGO
CIVIL VIGENTE- A.- Advertencias.- B.- Enfoque esquemático de las
reformas e innovaciones hechas en el Código civil vigente respecto al abrogado.
C.- Disposiciones comunes a la sucesión en general: 1)Apertura de la sucesión.
2) Capacidad para suceder. 3) Indignidad sucesoria. 4) Adquisición de la
herencia por ministerio de la ley. 5) Beneficio de separación de patrimonio. 6)
Sistema legttimario. 7) Derecho de acrecer. 0.- De la sucesión legal: 1)
Principio igualHario. 2) Orden de sucesión. 3) Sucesión del cónyuge. 4)
Sucesión de los parientes colaterales. 5) Sucesión del Estado. E.- Sucesión
testamentaria.
111.-OIVISION DE LA HERENCIA.- A.- Disposiciones generales. B.- De la
colación. e.- Pago de deudas. D.- Efectos de la división. E- Anulabilidad y
rescisión de la división. 49

CUARTO TEMA
DE LA USUCAPION
l.- TERMINOLOGIA y DESARROLLO HISTORICO
A.- Terminología- B.- Desarrollo Histórico. La herencia romana- 1) Derecho
romano (clásico y legislación de Jusliniano). 2) Desarrollo posterior. 3)
Legislación vigente en la Colonia. 4) El Código civil boliviano de 1831
complementado por la Ley de 21 de diciembre de 1882.
11.-PRINCIPIOS, BASES Y FUNDAMENTOS DE LA NUEVA REGULACION.-
A.- Designación del instHuto. B.- Las bases del nuevo Código civil. e.-
Importancia D.- Disposición transitoria
JlI.- REGULACION DE LA USUCAPION EN EL eODIGO CIVIL VIGENTE.- A.
Elementos que concurren en la adquisición de la prqliedad por usucapión: 1) Los ./

sujetos. 2) el objeto y 3) la causa de la relación: la posesión por el tiempo


determinado por la ley. B. Usucapión inmobiliaria. 1) Requisitos para que se
cumpla la usucapión quinquenal u ordinaria: a) Tlíulo idóneo insaito, b) buena r
fe. e) término para prescribir. 2) Usucapión extraordinaria C.- Usucapión
mobiliaria. 1) Muebles propiamente dichos. 2) Muebles sujetos a inscripción en
registros. 71

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DE LOS DlENES y DE LOS MOOOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

aUINTOTEMA
OTROS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD
1.- ADOUISICION DE LA PROPIEDAD DE LOS MUEBLES, POR EL SOLO
EFECTO DE LA POSESION DE BUENA FE. A) Adquisición de la propiedad de
un muEblepor efecto de la posesión en caso de enajenaciónpor un no pr~ietario.
') Modo de adquisición originario. 2}'En maleria de muebles la posesión de
buena fe vale por Ikuloo: a) Precedentes históricos, b) la regulación actual y
campo de aplicación. Bl Adquisición de los frutos por el poseedor de buena fe.
1) Noción. 2) Clases de frutos: a) Frutos naturales, b) frutos civiles. 3)
Adquisición de frutos. 4) Poseedor de buena fe.

11.- LA OCUPACION. Al Generalidades. 1) Noción. 2) la ocupación no es un


modo de adquirir la propiedad de los inmuebles (casos de ocupación de hecho y
consecuencias juríálCaS). Bl La ocupación como modo de adquirir ciertos bienes
muebles que no pertenecen a nadie. 1} Antecedentes y principio. 2) Caza y
pesca. 3) Ocupación de elros animales: a) Enjambre de OOejas, b) migración de
palomas, conejos y peces. 4) Cosas perdidas o abandonadas: a) Cosas
encontradas, b) cosas abandonadas en vehlculos de transporte, correos y
aduanas. 5) Tesoro: a) Antecedentes, b) regulación actual.
111.-LA ACCESION. A) Generalidades. 1) Concepto y elementos. 2) Acoesión
inmobiliaria y mobiliaria. B) Accesión inmobiTIaria. 1) Accesión artifICial: a) Prin-
cpio, b) obras hechas en suelo propio con material ajeno, el obras hechas por
tercero con materiales propios (antecedentes y regulación actual), dl obras
hechas por tercero con materiales ajenos. 2) Acoesión natural: a) Aluvión,
b) avulsión, el olros casos: remisión a leyes especiales. Cl Accesión mobiliaria.
1) Antecedentes y oonside!aciones generales. 2) Unión y mezda. 3) Especifica-
ci6n: a) Concepto y antecedemos, b) regulación en nuestro Código civil. 93

"

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