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Sucre -Bolivia
1992
INTRODUCCION
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A~ODO DE PROLOGO
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tame adopción jurldica establecida por el Código hoy vigente. respecto al con-
cepto legal de "pertenencias", bien relativas a muebles o bien a inmuebles. pero
constituyendo siempre bienes muebles, en que por mucho que estuviesen afecta-
dOs,por ej.• a la omamentacién de un inmueble, no pierden su calidad de mue-
bles, aunque s(, por razones económicas. los actos relativos a la cosa principal
comprenden también las pertenencias, pero pueden asimismo ser objeto de actos
jurúJicos separados.
Del mismo modo. en el "Segundo Tema" de la obra, relativo a "La transfe-
rencia contractual de la propiedad" el atuor analiza, con gran versacián, la cues-
tión ~s~ sus antecedentes. Ora en relación con el derecho romano y con el
derechofrancés o el sistema español antiguos, en que jugaba una fórmula esen-
cialla "tradicián" efectiva y luego simbólica, ora con la dogmática planteada por
el Códigofrancés de 1804 Y el Código civil boliviano de 1831. cuyas regulaciones
sustanciales en materia contractual fue adoptada sobre aquél. reproduciendo en
la materia. en el nuestro, las soluciones dadas antes en el preindicado. y es ast
que la transferenciafue normada sólo como "la obligación de entregar la cosa".
perfeccionada por el simple consentimiento, aunque no se haya hecho la tradi-
cWn. En este esencial aspecto, el autor anota, con colmadas razones que, contra
lo sostenido en algunos comentarios. ni el C6digofrancés de 1804 ni el nuestro de
18311legaron a establecer que la transferencia de la propiedad se operaba por el
simple efecto del contrato. respecto a lo cual ha incorporado una profunda madi-
fic~i6n conceptual el Código vigente. Evidentemente, enfatiza el autor, que en
el Código abrogado. si bien suprimió éste la necesidad de efectuar la tradicián
real d~ la cosa, estimada por ejecutada al mismo tiempo. o "ipso jure", por la
volllllladpresunta de los contratantes, era ello una consecuencia de la obligación
~ dar. que en el campo de la realidad, se produce; en cambio 'Juera de toda ac-
tividad del deudor y aun contra su voluntad", sobre los cuales antecedentes, se
ha atribuido a ciertos contratos efectos reales. independientes de toda idea de
obligación. Por esto la transferencia de la propiedad. como expone. o la constitu-
cián de ciertos derechos reales. son ahora efectos directos del contrato. COmIJ lo
ha normado el nuevo Código. por solo efecto del consentimiento. con la salvedad
en cierta clase de contratos. de cumplir requisitos deforma. cual en la donación,
sobre lo que se explaya con clara penetración el autor.
y al respecto. aclara. asimismo. que eliminada en el Código la categorla
de obligacián de "dar". la de "entregar': asume como contenido, la entrada del
acreedor en la posesión. bajo la garantla de la protección jurisdiccional
mediante /0 ejecución forzosa y sus respectivas modalidades. según se trate de
bien inmuebles o muebles. Y es interesante anotar que para la ejecución forzosa
de las obligaciones reguladaspor el Código se ha eliminado. como una gran nove-
dad jurídica, el apremio corporal, en que el interés de terceros o frente a ellos se
halla respaldado por el sistema registral, creado ya desde la promulgación de la
ley de derechos reales de 1887 y sus complementaciones y mantenido por el
Cádigo, registro que si bien no tiene carácter constitutivo del derecho real. es de
publicidad frente a terceros y en el cual se ha incrementado lo relativo a las nue-
vas figuras incorporadas a la codificación. como la prenda sin desplazamiento.
Asimismo ingresa a analizar las situaciones en que. sea por virtud del contrato o
de Jo ley. se posterga la efectividad de la transferencia o la constitución de 'Wl
derecho real. previstas por el Código. tales la venta con reserva de propiedad.
de la venta de cosa ajena y otras variedades de ese carácter, que el autor indivi-
dualiza y explica. en que el comprador adquiere la propiedad en un segundo mo-
mento con el solo cumplimiento del evento preestablecido. sin necesidad de una
segunda declaración de voluntad. que se sobreentiende. pero hará necesaria s(
una complementacián en su inscripción. para efectos de la publicidad registral,
En esta abrevladlsima y mera referencia muy general al contenido rele-
vante de la presente publicación. casi s610a manera de simples notas de recen-
si6n o esbozo destinadas a apuntar o destacar su densa riqueza expositiva, legal y
doctrinaria. cabe remitirse. ast sea únicamente en forma muy breve. a los temas
tratados en las partes sucesivas. en el cuadro de la materia general. aunque
constriñéndonos aún más.
As[ bajo el signo de "Tercer Tema", abarca el relativo a "Las sucesiones
por causa de muerte" o sea la traslación hereditaria de bienes. donde. igual-
mente. se han producido notables variaciones en la codificación. sobre lo que el
autor, luego de un interesante desarrollo de antecedentes en los sistemas suceso-
rios (romano. germánico, español.francés] incluyendo el relacionado con nues-
tro país y las reformas introducidas al Código anterior, como las numerosas in-
corporadas, por ejemplo, por ley de 1882, ofrece o indica la orientación seguida
al respecto, conforme a las directrices de la Constitución y el Plan General de la
Comisión Redactora y destinando ésta un Libro a ello, con regulación indepen-
diente, haciendo notar el expositor que su tñulo o denominación responde a la
materia espectfica normada y, en enfoque esquemático, como corresponde al ,,
carácter de la publicación, la sistemática adoptada y las fuentes principales con-
sultadas por la indicada Comisión Redactora del nuevo Código al respecto, como
ser los propios antecedentes nacionales, aun de nuestra jurisprudencia nacional,
y los proyectos habidos al efecto, las de Códigos como el francés, el italiano, el
español, argentino y otros, manteniendo muchas de las instituciones ya regula-
das, suprimiendo algunas como los codicilos o los comisarios testamentarios,
eliminando contradicciones e incorporando otras, como la declaración de
v.
"indignidad", que puede "coexistir armónicamente" con la desheredación, por ser
diferentes; o como el reconocimiento del derecho del cónyuge supérstite o del
conviviente, a suceder, no sólo en los bienes propios, sino en los comunes del
causante, estableciendo a su vez el porcentaje limite dentro del cual puede el
causante mejorar la situación de los hijos y descendientes y establecer liberali-
dades, suprimiendo las mejoras del tercio y quinto.
Es en ese sentido que el autor muestra esquemáticamente las principales
innovaciones producidas en este ámbito, que no son pocas, destacando al efecto,
por ej:, que 'a sucesión se abre con la muerte real o presunta del causante,
muerte'presunta no regulada a este efectopor el Código abrogado; o como excep- "
ciones a la prohibición de contratar sobre sucesión futura, la relativa a la por-
ción disponible de su propia sucesión o la de preferencia entre cónyuges respec-
to a la adquisición de ciertos bienes, como el negocio comercial o el equipo
profesional, etc.; ele. Y entre esas innovaciones no es la de menor importancia,
la referente al beneficio de la separación de patrimonios de los del causante
respecto al de los herederos o, en cuanto a la sucesión testamentaria, la incor-
poración de los testamentos "especiales" sin solemnidades en situaciones de ries-
gos, en varios eventos, o haber reglado mejor mediante una regulación coherente ,¡
y armánica, la cuestión de la división de la herenci~, etc.. como bien lo analiza y
coordina el exponente.
y ast accede después al "Cuarto Tema", destinado al apasionante y
atrayente problema de "la usucapión", que el nuevo Codigo, sobre los lineamien-
" .....
. PRIMER TEMA
1.- DE LAS COSAS Y DE LOS BIENES EN GENERAL A.- Noción. B.- Di-
visión fundamental. C.- Bienes inmuebles. D.- Bienes muebles: 1} Noci6n. 2)
Bienes muebles sujetos a registro. E- Aplicación de la disciplina de los bienes
a los derechos. F.- Pertenencias: J) Cosas simples y compuestas y parles
esenciales. 2) Concepto de pertenencias.
11.-DE LOS BIENES CON RELACION A QUIENES PERTENECEN. A.- AA-
tecadentes y método adoptado por el Código eivil vigente. B.- Bienes del
dominio originario del Estado y bienes de dominio público. 1) Bienes del
dominio originaño del Estado: al Riquezas del Slbsualo y minas; b) bosques y
tierras forestales; e) fuerzas flsicas de aprovechamiento y d) suelo. 2)
Bienes del dominio público. C.- Bienes dalas personas particulares. 1) 8ienes
del palrimonio privado del Estado: a) Bienes del palrimonio indisponible del
Estado: hidrocarburos y grupos mineros nacionafizados. bl Otros bienes del
patrimonio privado del Estado, de las municpaJidades, de las universidades,
de las insthuciones y empresas púbucas. 2) Bienes de la Iglesia Católica
DE LOS BIENE;S
...
En el presente estudio trataremos sobre los bienes en general y sobre los
bienes con relación a quienes pertenecen.
\
A.- Noción
Cosa (res) es una parte del mundo externo que puede ser dominada por
el hombre para producirle una utilidad económica. Con la apropiación las co-
sas se convierten en objetos de derechos subjetivos y toman el nombre de ...
"bienes". Por ello el art, 74-1 de nuestro Código civil al dar la noción de bienes
dice que son las cosas materiales e inmateriales que pueden ser objeto de
derechos. Por lo dicho, todo bien siempre es al mismo tiempo una "cosa". por
10 que nuestro Código (arts. 78, 79, 80. 82-I1 y III y 91) usa el término de
"cosa" indistintamente con el de "bien".
El Código civil vigente, no agota la noción de bien en las partes reales
y tangibles del mundo exteríor, como los edificios o energías (cosas
materiales), sino que también comprende a las entidades ideales (cosas inma-
teriales) que proporcionando una utilidad económica, constituyen también ob-
jetos de derechos.
"
B.- División fundamental
El art, 74-II del Código civil dispone que 'Todos los bienes son inmuebles
o muebles", Con esto el Código vigente mantiene, como fundamental, la di-
visión (que también hizo el Código civil abrogado) de que los bienes son in-
muebles o muebles.
Sin embargo nos corresponde advertir que el nuevo Código se separa de
los fundamentos de la divisíón dados por el Código abrogado, el que (igual que
el franéés de 1804) paroa del concepto 'de que sólo 'la riqueza inmobiliaria era
importante. Por 'ello el Código vigente' suprime las ñcciones, resultantes' de
una amplia protección de la propiedad inmobiliaria, por las que 'convertía a
ciertos muebles en inmuebles y a ciertos derechos en muebles o inmuebles.
Sin embargo el Código vigente no establece una asímllacíón completa entre
los muebles e inmuebles; al contrario mantiene la distinción, la que sé funda,
en principio; en un particular cuidado que se 'continúa dispensando a los bienes
inmuebles aunque repetimos sin reproducir los fundamentos del Código abroga-
do. ' , ..
La actual división se funda:
1') ,En la diferencia natural de los bienes, La fijeza de la situación de
los inmuebles permite su identificaci6n exacta y el aplicarles re-
glas especiales que no serían convenientes para todos los muebles
.(publicidad de las transferencias y gravámenes, competencia de los
tribunales en las acciones reales, etc., etc.).
--,
El Derecho español antiguo como-el actual (art. 334 inc. 811 del Código
civil vigente), ha considerado y considera a las aguas como cosas con carácter
"
jurídico propio distintas del fundo donde nacen o discurren aunque constituyan
un todo con él. La Ley sobre "Dominio, y aprovechamiento de aguas" de 28 de
noviembre de 1906 (que tiene antecedentes en la legislación española) adopta
la misma orientación por lo que el Código civil vigente incluye a los lagos. los
manantiales y a las corrientes de agua entre los bienes inmuebles máxime si
ésta es su condición natural e intrínseca.
Nuestro Código civil (Capítulo m, del Título V, Libro V) regula sobre el
Registro de Derechos Reales comprendiendo en la inscripción a las muta- ,
ciones y gravámenes de los bienes inmuebles (igual que la Ley de 15 de no- "
viembre de 1887). La publicidad de los derechos reales inmobiliarios. para ser
oponibles ante terceros (arts. 1538 del Código civil), es posible por la fácil in-
dividualización (derivada en su fijeza) de los bienes inmuebles.
Código civil vigente da expresamente una norma que así lo reconoce para evi-
lar inútiles controversias (aunque naturalmente estos bienes son muebles por
ser aislables, acumulables y susceptibles de ser pasados de un recipiente a
otro), para encarar.hechos derivados del desarrollo técnico y para dar funda-
mento al Código penal en la tipificación de ciertos delitos (tal el del ano 330
sobre sustracción de energía).
Conviene destacar que el Código alude a energías naturales controladas
por el hombre (ya que sin tal control no habría bien ni objeto de derechos) con
lo que se excluye a las energías en estado natural. Se comprende en el artículo
a los gases que, desde el momento en que son apropiados y controlados por el
hombre, constituyen también objetos de derechos y de negocios (oxígeno,
anhídrido carbónico, etc., etc.).
2) Bienes muebles sujetos a registro» Ya anotamos que los bienes in-
muebles son de fácil identificación por lo que, desde fines del siglo pasado
(Ley de 15 de noviembre de 1887) se instituyó el Registro de Derechos Reales
(mantenido hoy en el vigente Código civil en el Capítulo I1I, Título V. Libro
V) en los que se inscriben la constitución, modificación o extinción de la pro-
piedad inmueble o de otros derechos reales inmobiliarios. '
Pero un régimen de publicidad no puede funcionar respecto a todos los
bienes muebles ya que por su número y por la rapidez de las transferencias se
hace casi imposible el establecer un registro mobiliario general. Sin. embargo •
existen ciertos bienes muebles de .fácil individualización y de importancia"
económica que pueden ser objeto de registro. Justamente a 'ellos se refiere el
art. 77 de nuestro Código civil cuando dispone que "Los bienes muebles'sujetos
a registro se rigen por las disposiciones que les conciernen J, en su defecto, Por'
las de los bienes muebles","
Adviértase que el citado artículo re;nite la regulación de los bienes
• .' "1 .'
muebles sujetos a registro a ollasdisposiciones que les conciernen", Es que.en
Bolivia desde la Ley de lQ'de diciembre de i.~11.:sobre registro especial ~
embarcacionés y l~é~ a: vapor con capacidad mayor a una tonelada.' se han
dictado un sinnúmero
. . d~ ._.disposíciones
.'
ádmi~istrativ~s
. . sobre registros de
diversos bienes, tal~s,~, aeronaves, ~ ,'Pllquinar!a agrícola. los vehículos mo-
torizado~. etc.• etc:. aparte' de otras sobre registro de propiedad intelectual, pa-
tentes de invención y marcas en general. Y así tenemos que el Código del
Tránsito (D. ~Y NI! 10735 de 16 de febrero ,de 1973) .regula (arts. 136 y 137)
sobre, la inscripción de los vehículos en los registros que deben llevar las Di-
recciones Departamentales de Tránsito.
Es innegable que la remisión del arto 77 del Código civil (igual que la
del arto 1395) a las "disposiciones que les
conciernen" si bien es práctica no re-
sulta ser técnica ya que no responde a los principios de unidad y de exclusivi-
dad que corresponde a todo Código.
Por ello consideramos que será útil la reforma parcial del Capítulo I1I,
Título V del Libro V de nuestro Código civil (relativo al "Registro de Derechos
Reales") en el que debe incluirse, por uña parte, la n6mina de los bienes mue-
bles sujetos a registro (partiendo de las leyes especiales existentes ahora como
ya ]0 hace el arto 1395-I del Código civil a propósito de hipoteca de muebles)
disponiendo el que se lleve en el Registro de Derechos Reales, libros sobre
propiedad y gravámenes de esta categoría de muebles (e! ine. 8 del art. 1540
del C6digo contiene, en esta .matcria, un antecedente cuando permite la
inscripción en el Registro de Derechos Reales la constitución, reducción o ex-
. tinci6n de la prenda agraria).
Por 10 demás estos bienes, reiteramos, continúan siendo muebles por lo
que, en forma supletoria, se rigen por las disposiciones que regulan los bienes
muebles en general.
explotación. Asimismo las minas, aguas y las fuerzas físicas de, aprovecha-
miento (arts. 136 Constitución y 3~ del Código de minería) pueden ser objeto
de concesión a los particulares. De tales concesiones resultan, para sus titu-
lares, derechos con contenido patrimonial que pueden ser materia de distintos
contratos y de sucesión hereditaria •.
El otorgamiento, registro y negociación de tales derechos que recaen so-
bre bienes inmuebles, configuran, en el Código civil (art. 81) DERECHOS
REALES de naturaleza INMOBILIARIA.
F.- Pertenencias
1) Cosas simples y compuestas-y parles esenciales» Son simples las ca-
- sas que tienen individualidad unitaria, como un animal vivo o una piedra pre-
ciosa y son compuestas las cosas constituidas por varias partes discernibles y
aun separables, como un edificio o un automóvil.
Las cosas compuestas se encuentran integradas por partes esenciales y
no esenciales.
Las partes esenciales son aquéllas que no pueden separarse sin que una
u otra sea destruida o cambie su esencia como el ascensor, las cañerías de los
servicios de agua, los tubos e implementos de los servicios sanitarios, las puer-
tas, ctc., etc., de un edificio: ellas no pueden ser objeto de derechos separados
porque 'nuestro ordenamiento, .qué incluye normas constitucionales (arts. 22 y
133), tiende a evitar. la destrucción de valores ecoríémícos. Sin embargo. cuan-
do el interés econ6mico determina la excorporación de las·partes constítutívas,
por ejemplo la demolici6n"de un'
edificio, ellas dejan· d~ ser Integrantes esen-
ciales y readquieren su primitiva- autonomía pudiendo ser objeto de derechos
separados. El Código no da una norma especial "sobre las parte:s integrantes
esenciales. por considerarla superflua y sobreentendida:
. . - . "
2) Concepto de pertenencias» El"CQdigo abrogado (art. 273), siguiendo
al Código francés ..·,~eConocíaCOP.lO a bie~e$ i~muebles por su. uso o destino a
ciertas cosas muebles que el propietario ponía en servicio de su fundo.
Esta categoría de inmuebles, consídereda alln ppr 1011Rutare. franceses
como la "creacián más inútil del derecho moderno" (planiol y Ripert), desapa-
rece en el Código vigente (art. 82) el que adopta el concepto de pertenencias
en reemplazo de la antigua norma, 'con .Ia ventaja de· constituir una regla
general que comprende a las pertenencias relativas a muebles y pertenencias
relativas. a inmuebles.
Las pertenencias son siempre bienes muebles (por ejemplo las herra-
mientas de un camión) pero por mucho que eUas estuviesen afectadas al fin
económico o destinadas a la ornamentación de un inmueble (animales de la-
branza O maquinaria de un fundo agrícola) no pierden su calidad de muebles.
,.
Pero por razones econ6micas el Código vigente establece que los nego-
cios y actos jurídicos que se refieren a la cosa principal comprenden también a
las pertenencias. Sin embargo como ellas (las pertenencias) gozan de auto-
nomía material pueden también ser objeto de negocios separados salvándose,
para este caso, los derechos que terceras personas (por ejemplo los de un
acreedor hipotecario) pudieron haber adquirido. sobre la cosa principal y sus
pertenencias, con anterioridad.
Al establecer esta regulación el-Cédigo civil, a parte de adoptar la
orientación que dan los códigos modernos (como el alemán, arts. 97 y 98; sui-
zo, arts. 644 Y 645 e italiano, arts. 817, 818 y 819) concluye con el sistema ob-
soleto del Código abrogado (art. 273) y la legislación nueva.
A QUIENES PERTENECEN
1804, en sus respectivos Capñulés ¡lI, Título I del Libro 'u legislaron, esta ma-
I
teria, bajo' los rubros "De los bi~nes con' relacián' a los' que los poseen" (el _'o
Códígo'boliviano) y "pe los bienes en sus relaciones'con quienes los poseen" (el
francés) ..
Ambos códigos, consecuentes con sus fuentes mediatas contenidas tanto
en el Derecho romano, en Ja antigua legislación española, como en el Derecho .;
\
francés antiguo, tratan de los bienes sujetos a la propiedad de los particulares,
de los bienes 'Vacantes, de los bienes de dominio público .y de los bienes co-
munales. ~
El Código civil vigente (arts. 85 y 86) separándose del abrogado. se li-
mita, .en esta materia,
.
a d¡si><>~er~quc
\'
los bien,es del Estado.
., d~ los municipios
.
y de las universidades y o~ entidades públicas, se determinan y regulan por
la Constítución y las leyes especiales que les conciernen y que los bienes de
las personas particulares se rigen por las disposiciones del Código civil y las
que les son relativas (como el Código de comercio, por ejemplo).
La simplificación, de este Capítulo en nuestro Código, se justifica por
muchas razones de las que. se destacan: a) Respecto a los bienes de los
particulares se omite inútiles repeticiones ya que a las cosas sin dueño se las
trata al regularse la ocupación como modo de adquirir la propiedad (arts. 140,
144, 145 Y 14~) Y ya no se legisla sobre las herencias vacantes toda vez que, a
falta de herederos forzosos o legales, ahora sucede el Estado (art. 1111).
b) Respecto a los bienes del Estado, municipios y de otras entidades públicas,
la legislación administrativa, que básicamente regula esta materia, es
cambiante. Sin embargo reconocemos que la simplificaci6n puede ser excesi-
va toda vez que se hace necesario regular sobre algunas categorías de bienes
- como los de dominio público.
En el presente trabajo, en base a disposiciones contenidas en la Cons-
titución, leyes administrativas y en nuestro Código civil nos referiremos, en
primer lugar, a los bienes del dominio originario del Estado y a los bienes de
dominio público, y luego nos ocuparemos de los bienes de los particulares y,
dentro de éstos, de los bienes patrimoníales del Estado, de las municipalidades
y de las entidades públicas así como a los bienes de la Iglesia Cat6lica.
B.- Bienes del dominio originario del Estado y bienes del dominio público
Debemos referimos, en primer lugar, a estas categorías de bienes que se
encuentran excluidos de los que corresponden a los particulares.
#' ., _....._ - lO •• _ .'
1836 fue sustituido por las Ordenanzas españolas; que, como se tiene visto, es- '"
tablecían el sistema regalista el que, adoptado al sistema republicano, dispuso
que las minas eran del dominio originario del Estado que pasó a ser un regula- .,
\
dor que otorgaba la propiedad de las minas a los particulares en base de la
prioridad de la petición.
La legislación minera boliviana se consolidó al promulgarse el 11 de fe-
brero de 1925 el Código de minería (llamado Saavedra), el que reiteró que
pertenecen originariamente al Estado todas las sustancias útiles del reino
mineral, pero que puede concederlos a los particulares mediante un título "'
ejecutorial.
El Código de minería, promulgado en 7 de mayo de 1965, en su arto 1°,
pretendió atribuir al Estado el dominio directo de todas las minas cuando es-
tableció que pertenecen al dominio del Estado todas las sustancias minerales,
lo que constituye la expresión de una corriente estatista que ya Se manifestó al
dictarse los Decretos Supremos Nos. 03196 y 03223 de 2 y 31 de octubre de
1952 elevados a Ley en 29 de octubre de 1956 que apuntaban a otorgar al Es-
tado el dominio directo de todas las minas.
La Constitución Política de 1967 (art, 136) renovó el principio de que el
Estado sólo tiene el dominio originario sobre las minas, principio reafirmado
hoy por el arlo l° de la Ley N° 1234 de 11 de abril de 1991 que eleva a rango
de ley al Código de minería de 7 de mayo de 1965 con importantes supre-
siones, modificaciones, sustituciones e incorporaciones, de las cuales una de
las más destacadas es la contenida en el citado arto lQ• Conviene señalar que
el Código de minería vigente (desde 1965) sustituye el concepto de propiedad
minera con el de simple concesión.
Por lo visto el concepto de dominio originario del Estado sobre las
minas se apoya en una larga tradición histórica que se remonta a la época co-
lonial. El sistema regalista es también el que rige en otras legislaciones mine-
ras modernas, en las que la dominialidad sobre las minas, es compatible con
los principios de un Estado democrático porque permite que el Estado, en su
función reguladora, aliente a los particulares al desarrollo de la producción
minera mediante una adecuada inversión de capitales. "
b) Bosques y tierras forestales» La Ley Forestal General de Bolivia NI!
11686 de 17 de agosto de 1974 (complementada.por los Estatutos de los Cen-
tros de Desarrollo Forestal Regionales, aprobados por D.S. NQ22763 de 28 de
marzo de 1991) establece que los bosques y las tierras forestales constituyen
patrimonio del Estado y bienes de utilidad pública, dándose normas sobre la
protección y producción forestal. Se otorga a los particulares autorizaciones
._
C.- Bienes de las personas particulares
_~~_.__ - 'o· •• __ •• __ ~~ ••• ~ •
El art....8.Cí del Cédígo civil establece que los bienes de las 'pcrsonas par-
ticulares, 'se rigen Por' las disposiciones dei C6digo civil y otras que les son
rela"tivas. '. . '. . .
Esta disposición comprende a los bienes de la;\ personas individuales las
que se rigen sustancialmente por el S;ódi,go civil, así como por otras disposi-
ciones especiales como las contenidas en los códigos de minería y de comer-
cio. Pero también comprende a los bienes patrimoniales del Estado, de los ,!,u-
lJ.icipiosasí como de las instituciones y empresas públicas. Está demás señalar
que el arto 122
, .
inc, 10 de la Constítucíón Política del Estado reconoce al Esta-
do como a persona de derecho privado y como ial tiene un patrimonio privado.
Algunos de los bienes que 10 integran son indisponibles y otros, si bien se en-
cuentran sujetos a regulaciones administrativas especiales, se rigen básica-
mente por el Código civil. En el presente estudio nos referiremos justamente a
los bienes del patrimonio privado del Estado así como a los de las
Instituciones y empresas públicas.
r
PASTOR ORTIZ MATroS
1991) pretendió sentar una base para atribuir al Estado el dominio patrimonial
de toda la riqueza minera del país. actualmente rigen el arto "136de la Consti-
tuci6n y la citada Ley 1234, según los que las minas pueden ser concedidas en
explotación a los particulares y, cuando tal cosa ocurre, dichas concesiones
mineras se integran en el patrimonio de dichas personas particulares.
Pero, además del dominio originario, el Estado (como persona colectiva
de derecho privado que es) puede ser también titular de intereses mineros.
" Para cumplir ese cometido. se creó la Corporación Minera de Bolivia
(COMIBOL) mediante D.S. NO03196 de 2 de octubre de 1953. el que dispone
que dicha Corporación queda encargada de explorar. explotar y beneficiar los
yacimientos mineros de la Nación. Inmediatamente de constituida la
COMIBOL, mediante un nuevo D.S. el NO03223 de 31 de octubre de 1952, se
expropió (nacionalizó) las minas y bienes de las empresas que formaban los
grupos Patino, Hochshild y Aramayo (minas que fueron determinadas en dicho
Decreto Supremo). Ambos Decretos Supremos fueron, luego, elevados a Ley
en 29 de octubre de 1956. La operación de las minas nacionalizadas se enco-
mendó a la COMIBOL.
La COMIBOL, como empresa pública y con arreglo a la ley de su
creación y a sus estatutos y demás normas internas. pudo siempre y puede ac-
tualmente, solicitar concesiones mineras de exploración y explotación y así
procedió desde que fue constituida.
Ahora bien, con estos antecedentes nos cumple señalar que el art. 138
de la Constitución Política dispone que pertenecen a] patrimonio de la Nación
los grupos mineros nacionalizados con lo que se incluyen a éstos dentro del
patrimonio indisponible del Estado. Si interpretamos la Constitución. en sus
términos literales, tendríamos que s610 son del patrimonio indisponible del
Estado "los grupos mineros nacionalizados" por el D.S. 03223 de 31 de octubre
de 1952 y no así las concesiones que COMIBOL obtuvo después, como cuales-
quier persona colectiva. Sin embargo, es notoria la intención del constituyente
de comprender en el patrimonio indisponible del Estado a todas las minas ad-
quiridas, a cualquier título y en cualquier tiempo. por COMIBOL.
Los términos en los que se creó COMIBOL, como empresa descentrali-
zada, nos parecen excesivos y no se arreglan a los principios democráticos
dentro de los que se constituyen este tipo de empresas públicas. En los países
totalitarios el Estado asume funciones patronales (capitalismo de Estado) y
consiguientemente las empresas públicas son sectores administrativos de dicho
Estado. En cambio en los países democráticos las empresas públicas se crean
como entidades descentralizadas del Poder Público, con absoluta autonomía e
PASTORORTIZ MArroS
"" ,
SEGUNDO TEMA
DE LA TRANSFERENCIA CONTRACTUAL
DE LA PROPIEDAD
o,, • ~ "'.
...
. ..... .'
• •• 0 ••
(1) Tutos consllltados: 1)"Cu15Oda Domeha Romano"de Clubs Maynz. T.I. págs. 669-730 Y siguili'llas. Baltelona 1909; 2) .
''''anual elementail'9 do Droil Romain" de Faul Federic GiraJd. Pág. 282. Pads, 1911: 3) 'Tlatado elemental de Derecho
Romano' de Eugena Petir, pág. 203, Madoo 1920. 4J 'Clno da Derecho Romano' cflClado en IaUruwlSDad da Chuquisaca en
1950, pá~. 166 Y 170. .
(2) T,lIos cansultado!: 1) "Tratado Práctico de Derecho Civil" de Marte! Planiol y Jorge R\::ler1.T_ Il pág 534 y S9les. la Ha-
bana. 1940; 2) "Curso elemelllal de DerecOOCivil' de Ambrosio Coürl y HBruy Caphant. T.It, volumen Il pág. 1015 Y !'.91e5.
Madrid, 11142.
(3) "Oi:cionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia· de Joaquln Eseriche. ver. enlmga_ (!aóQón y lfIulo; págs. 631, 1578,
1576. .
o'.
DE LOS BIENES Y DE LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD
"
_----_
c.- La transferencia y entrega comprende a las pertenencias
.. ~...,'_' ~.- ....--" -
El parágrafo III del art, 82 del Código establece que los
.
"actos respecto
a la cosa principal comprenden también a las pertenencias".
Consiguientemente, la transferencia de la propiedad y ulterior entrega
de .una cosa mueble o inmueble o la constitución o transferencia de otro dere-
cho real, comprende _a las __ PJ;;B,.TENENCIAS (art. 82 del Código civil).
Incurriríamos en inútil repetición dar el concepto y sen ajar los precedentes
legislativos sobre la actual regulación de las pertenencias por lo que nos remi-
timos a lo 'dicho sobre este particular en el primer tema ("De los bienes"),
---
Sin cmbargo,J~J:egla.delan. ...571.!!.0 es de orden público por lo que unas
- .... -.
veces las partes y otras la ley pueden postergar la transferencia de la propie-
dad o la constitución de un derecho real para oportunidad posterior. Tales
situaciones se prevé en el nuevo Código en los casos sigiiie"ñteS:--
'. '
a) La venta .con reserva de propiedad (art. 585);
del D.L. NO11085 de 19 de septiembre de 1973 que mencionan venta con re-
serva de propiedad).
El nuevo Código, en la venta con reserva de propiedad, atribuye al com-
prador el goce de la cosa desde el momento de la entrega corriendo, sin em-
bargo, el riesgo a su cargo, no obstante no ser propietario con lo que se esta-
blece una importante excepción al principio "res perit domini": "la cosa perece
para su dueño ".
En caso de incumplimiento del comprador,' el vendedor puede recuperar
la cosa restituyendo las cuotas percibidas aunque tiene derecho a una compen-
sacien por el uso y al resarcimiento del daño. Sin embargo, el Código protege
al comprador contra posibles vejaciones del vendedor al autorizar al juez a re-
ducir la indemnización cuando se haya convenido que todas las cuotas antici-
padas queden en favor del vendedor. Es que se ha querido evitar que la institu-
ción se convierta en un instrumento de usura.
b) La venta de cosa o de derecho futuro (art, 594), igual que el caso an-
terior, no estuvo prohibida en el Código abrogado como no lo está actualmente
en el francés; algo más, la norma general contenida en el art, 721 del Código
abrogado (como del arto 1130 del Código Napoleónico) dispone que pueden ser
objeto de obligaciones las cosas futuras por lo que la institución estuvo
implícitamente autorizada.
El nuevo Código hace explícita su aceptación concretando que la adqui-
sición tiene lugar cuando la cosa o derecho llegan a tener existencia.
La venta de cosa futura adopta las dos formas tradicionales: venta de
cosa esperada: "venditir rei speratae" caso en el que si la cosa no llega a exis-
tir, la venta es nula; o venta de esperanza: "emptio spei", caso en el que el
comprador, asume el riesgo de la operación aleatoria y debe pagar siempre el
precio, aunque la cosa no llegue a existir.
e) La__x.e!lta__~~_~º~a...ajena.El nuevo Código establece que cuando _se
vende una cosa ajena, el vendedor queda obligado a procurar la adquisición de
dicha cosa en favor del comprador, qui~;;- cOn~ierte en propietario en el mo-
mento en que el vendedor .adquiere la cosa del titular (art. 595).
Tanto en el Derecho romano como en los antiguos Derechos francés y
español era lícita la venta de cosa ajena.
Los Códigos francés (art. 1559) y el nuestro abrogado (art. 1018) esta-
blecen que la venta de cosa ajena es nula. Este sistema lo mantienen algunos
códigos modernos como el mexicano (art, 2270).
Pese al rigor de la norma dada en los Cédlgos francés y boliviano abro-
gado, la jurisprudencia y doctrina hicieron flexibles la aplicación del principio
señalando que la nulidad sólo puede hacerla valer el comprador. no así el ven-
dedor ni el verdadero dueño ya_que _é~te último tíene.reservada.Ia acción reí-
vindicatoria:-'--- ,-_- ._- - -_- -
Sin embargo, ni el propio comprador puede demandar si la venta fue
confirmada por el verdadero dueño y si se ganó la propiedad por usucapión
(planiol, obra citada T.X., págs. 38 a 47).
El C6digo italiano (art. 1478) recogiendo la crítica hecha al Código
francés (y a todos los que en él se inspiraron) aprovechando las soluciones de
la jurisprudencia y con un criterio de mayor equidad da a la venta de cosa aje-
na carácter obligatorio: el vendedor se obliga a procurar la adquisici6n en fa-
vor del comprador.
..,
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lOMoARcPSD|7376605
-,
I
. TERCER TEMA
1.- INTRODUCCION
A.- Antecedentes
Tanto la Comisi6n de Reforma del Código civil (años de 1963 y 1964)
al efectuar los trabajos preparatoríosw y el Plan General(2) como la Comisión
(1' Comisoo de Relorma del C6cfIgo cm: "Bases y Plan Geooml I'!ovisional del C6c5¡¡ocM". pág. 32. Su:ra 1963.
Pastor Ortiz "lnfanna sobra al Cóc.;¡o civi", ccmenilo en la"Revista de Estidos Jllldicos, Pofttt:os y Sociales" de Sucre,
N' 28, págs. 123 Y134.
(2) Comisilnde Reronna del CódO> tiviI "Bases y Plan General ProvisionaJ para la Relonnadel C6d'IgOCiri Bchíano", pág.32.
SuCIO 1963. .
Redactora del Proyecto del Código civil (anos 1973 y 1974), al elaborar las
Bases y Plan General para la Redacci6n del Proyecto del Código civil(3), ad-
virtieron que el Título 1°, Libro 3° del Código civil de 1~D1(4) que legisla sobre
los testamentos y sucesiones, tenía un contenido asistemático, anticuado e in-
completo.
La Comisi6n Redactora, a tiempo de elaborar el Proyecto del L. IV del
actual Código civil, advirtió, con mayor rigor, que el Código civil de 1831, en
esta parte, era la que adolecía de mayores fallas: pues había tomado como
fuentes a legislaciones que respondían a sistemas opuestos a los que no llegó a
fundirlos sino a yuxtaponerlos creando graves dificultades de interpretación. Es
por ello que, consideramos necesario el referimos, en forma somera, tanto al
desarrollo legislativo del Derecho sucesorio en Bolivia cuanto a los distintos
sistemas sucesorios sobre cuya base se han estructurado y se estructuran las
legislaciones anteriores como las actuales, entre ellas, la nuestra.
(3) Comisión Redactora del Proyeclo de C6d''IJOr:ivil'!laseS y Plan General p~ra la Redaoción del Proyet1o de C6d'lQo civir. Su.
ete 1973. •
'(4) !.'.endonaremos como Cód'ogocM! de 1831 re(iñéndonosa la Compilación Tenazas aDICNda~rla R S de 20 00 m~yode
1885.
(S) C~ldos por José C<!stán T. en 'la dogmátir.3 de la herencia', pág. 1S. Madrid, 1960.
\.
PASTOR ORTlZ MATI'OS
para los nobles y las reglas que buscaban a la estabilización perpetua de los
bienes, eran contrarios a la naciente democracia, por lo que en la Asamblea
de 1791, se pidió su supresión, 10 que se logró sólo parcialmente. En 1794 se
dictó la ley que establece la unidad legislativa sucesoria con gran influencia
del sistema romano ya que establece la unidad de patrimonio, unidad de suce-
sión, supresión de las .reglas de sucesión particular y otras.
Sobre estos antecedentes se dictó el Código civil de 1804 cuyos rasgos
centrales son los siguientes: establece la unidad en la sucesión rechazando, en
esta materia, la distinción entre bienes gananciales y propios. Mantiene el
principio de la igualdad sucesoria aunque el "de cujus" puede asignar, la parte
de libre disposición, en favor de uno de sus hijos; sin embargo el hijo natural
sucede en menor proporción. Aunque al tratar, a la sucesión como un medio de
adquirir la propiedad parecería señalar que ésta fuese una manifestación del
derecho propietario, la regulación del Código cede a los intereses familiares al
establecer la legítima en favor de ciertos herederos llamados forzosos. No se
concedió sucesión al cónyuge supérstite.
ser testigo. el 494 que establecía la incapacidad de los desterrados o de los re-
ligiosos para ser instituidos herederos y el 509 que establecía una porción muy
inferior en la herencia para el hijo natural reconocido frente al legítimo.
El Código de 1831 desconoci6 la sucesi6n del cónyuge y estableció la
consanguinidad doble como preferente. Regulé, en general. toda la materia en
forma deficiente. Estableció el c6mputo canónico.
Algunas disposiciones fueron reformadas de manera expresa por leyes
posteriores. La Ley de 27 de diciembre de 1882 (incorporada luego al Código
en la Compilación Terrazas), fue la que, inspirada en el Código argentino de
V61ez Sársfield, introdujo el mayor número de innovaciones. Estableció, entre
otras reformas. la sucesi6n como heredero forzoso, en favor del c6nyuge
supérstite aunque sólo respecto á los bienes propios del "de cujus" (art. 5° al 9°
y 10°); aumentó la porción sucesoria del hijo natural (art, 11) y mejoró la suce-
si6n de los parientes naturales. Todas éstas y otras reformas fueron introducidas
en el texto del Códig~ en la "Compilación Terrazas". La Ley de 20 de sep-
tiembre de 1916 señaló la legítima del c6nyuge supérstite. La Ley de 28 de oc-
tubre de 1890 completó la redacción de disposiciones sobre legados y alba-
ceazgos y estableció la representación en favor de los hijos naturales. Un
Decreto Supremo. dictado en 7 de marzo de 1955 y modificado luego en 16 de
septiembre del mismo año, redujo la sucesión ab intestato tan sólo respecto a
los parientes en segundo grado (hermanos): estos Decretos no fueron elevados
a Ley y no tuvieron aplicación.
. Por lo dicho las leyes reformatorias fueron.pocas y no contribuyeron casi
en nada en ci mejoramiento de la sistemática y del contenido del Título que
regul6 las sucesiones "mortis causa" del Código civil. Todo esto hizo más im-
periosa la necesidad de la reforma,
A.- Advertencias
1') Todo Código debe ser elaborado partiendo de bases y principios su-
periores que establezca el ordenamiento constitucional de un país. La Co-
misión Redactora del Código civil, reconociendo el valor dogmático de la
Constitución Política del 1967, estableció, como directrices de la reforma, los
principios de personalidad del ser humano, de propiedad privada, de autonomía
negocial y de trasmisión patrimonial por causa de muerte. Sobre estas bases se
reguló las relaciones de las instituciones privadas, sin darles, empero, la im-
pronta privatista que caracterizó al Código de 1831 sino que se tuvo en cuenta
consideraciones de solidaridad económica y social, consagrados también por
la Constitución, de manera que se regul6 los derechos y deberes de las perso-
nas en armonía con los intereses de la colectividad, haciendo que coexistan
los intereses individuales con los sociales.
Obviamente la regulación del Libro IV se la hizo dentro de esta orienta-
ción,
21) Conforme al Plan General se ha regulado en el Libro IV del Código
civil todo lo relativo a "La sucesión por causa de muerte". Consiguientemente,
en el orden sistemático, la diferencia sustancial entre el Código abrogado y el
vigente se encuentra en que en éste, igual que en los códigos modernos (corno
el italiano) y por ser ésta una materia autónoma, se la regula independiente-
mente a otras. Se comenta que el epígrafe de este Libro: "De 1l!S sucesiones
por causa de muerte" encierra una demasía propia de la redundancia
"pleonástica" y que otros códigos se limitan a señalar simplemente "De la su-
cesión" o "Sucesiones" como se considera debió haberse titulado el Libro IV.
La Comisión no desconoció la simplificación que del epígrafe en cuestión, ha-
cen algunos códigos; pero estimó que mencionar sólo "De la sucesión" resulta-
ba impropia toda vez que la "sucesión" es un fenómeno jurídico genérico que
se da en todo caso en el que se opere la trasmisión de un derecho del autor o
sucedido al sucesor o causahabiente, fenómeno que puede emerger de un acto
entre vivos o por causa de muerte. Consiguientemente, el epígrafe del Libro IV
del Código, lo consideramos correcto porque responde a la materia específica
que regula.
\
PASTOR ORTlZ MATTOS
abrirse la sucesión. Sin embargo el parágrafo 1II del art. 1008 introduce una "
de exclusión legal de la sucesión por faltas graves del indigno contra el de cu-
jus o contra su esposa o ciertos parientes consangulncos o cuando se dan su-
puestos que afectan a la moral. Dichas causas se encuentran taxativamente
señaladas en el C6digo (art, 1(09).
.' .
Se dan reglas sobre la acción de impugnación, el efecto retroactivo de
la sentencia, la restitución de bienes y frutos recibidos y percibidos por el in- 1..,
digno desde el día en que se abrió la sucesión y los casos en que tiene lugar la
rehabilitación del indigno. '
El nuevo Código, siguiendo la sistemática de los c6digos alemán 'y ar-
gentino, no-obstante regular la indignidad, legisla también sobre la exhereda-
ción o dcshercdacíén. Ambas instituciones pueden coexistir armónicamente.
La indignidad es común a la sucesi6n legal y testamentaria. La desheredación
\.
s610 puede hacerse por testamento contra los herederos forzosos que incurran
en una causa también taxativamente señalada por el Código (arts. 1173 al
1176).
4) El Código abrogado no disponía que la herencia se adquiere por \.
ministerio de la ley, pero así lo entendieron algunos casos de jurisprudencia
bajo el influjo de la doctrina española. El nuevo Código explicita este princi-
r
pio en su arto 1007 Y además establece que los herederos continúan en la pose-
sión de su causante. Se critica la expresión adoptada señalando que el Código, "
usando las sutilezas' del proyecto español de 1851, intenta diferenciar la irans-
:f
las que otorgó. Por último se regula el testamento otorgado por los campesinos
que' viven en Iugares distantes.
Asimismo se da reglas sobre los testamentos de los extranjeros y sobre
los celebrados en el exterior para que tengan efectos en Bolivia. Ellos se con-
forman a tratados bilaterales celebrados por nuestro país y subsidiariamente a
las reglas de Derecho Internacional Privado.
Adecuando a las normas de la nueva legislación y modernizando el con-
tenido del Código antiguo se regula sobre los testigos testamentarios y la aper-
tura, comprobación y publicación de los testamentos.
4.- En fin, en sendos capítulos, se legisla sobre la institución de herede-
ro, la sustitución de heredero, de la desheredación, los legados, ]a nulidad, re-
vocación y caducidad de los testamentos y los albaceas o ejecutores testamen-
tarios, en todo lo que se introduce innovaciones importantes; se reordena
completamente al Código abrogado dándoselo unidad y congruencia.
Título 1 del Libro I1I, en forma deficiente tomando como fuente un tercio de
disposiciones del C6digo civil francés y dos tercios de la antigua legislación
española. Como ésta última fue incompleta, contradictoria y oscura.
La. Comisión para llenar los vacíos y formular una regulación armónica
y,coherente, consult6 las sistemáticas adoptadas por los códigos modernos lati-
noamericanos y leuropeos y adopt6 la del Código civil italiano, que recogió las
experiencias legislativas de otros pueblos (inclusive de los de origen
germánico), sin que por elJo no haya tomado fundamentalmente en cuenta, en
todo lo que fue positivo y creó tradición en el país, "las disposiciones del
Código anterior así como las soluciones de nuestra jurisprudencia. (
Sobre estas bases el Título IV del Libro IV del nuevo Código regula la
divisi6n de la herencia, cuya finalidad es poner fin a la comunidad sucesoria
al asignar, a cada coheredero bienes singulares que correspondan a su' cuota
parte. El título se divide en los cinco capítulos' siguientes: 111)Disposiciones
_IY_
generales. 2°) De la colación. 3°) Del pago de deudas. 4°) De los efectos de la
división y 511) De la nulidad, anulabilidad y de la rescisión de la división.
Comentaremos las reformas e innovaciones más destacadas.
otras; 10 que parece 'no haberse comprendido debidamente ni siquiera por los
funcionarlos administrativos pertinentes,
3) En fin el Código vigente, igual que el anterior, permite también la di-
visión de herencia en forma convencional o mediante testamento (art. 1250 y
1251).
B.- De la colación
Bien se sabe que la colaci6n tiene por fin mantener la igualdad de trato
o proporcionalidad entre los herederos.
El C6digo abrogado, reproduciendo a la antigua legislaci6n española
contenida en las Leyes de Toro y las Partidas, señalé que debía traerse a cola-
ci6n por los hijos "las dotes", donaciones "proter nuptias" y el perculío profeti-
cio (arts, 636, 638). Este era el estado de nuestra legislaci6n, en esta materia,
cuando se emprendió la labor de reforma.
Sin 'dificultad puede advertirse que la Comisi6n tuvo que eliminar
prácticamente casi toda la regulación precedente por cuanto, desde algún
tiempo atrás, dichas normas, aún no estando expresamente abrogadas, habían
quedado en desuso por su arcaismo y por ser contrarias a la realidad nacional.
En esta materia el vigente Código regula la colación, con arreglo a las
Bases y Principios establecidos y en coordinación con las disposiciones del
Código de familia, dando normas prácticas y útiles, compatibles con los tiem-
pos actuales.
Así se parte del principio de que toda donación, directa o indirecta, que
" se haga a un heredero forzoso que luego concurra a la sucesión del donante,
importa anticipación de su porción hereditaria (arts, 1254 y 1255). Adviértase
que en el nuevo Código, la colaci6n la deben todos los herederos forzosos
(descendientes, ascendientes y cónyuges) y no sólo los hijos como lo esta-
blecía el Código abrogado lo que a veces hacía ilusorio al instituto.
No sólo la donación directa y formal (art. 1255) es colacionable, sino
también las donaciones indirectas hechas sin formalidad, como una remisión
de una deuda o el que el precio de un bien vendido se haya autorizado a co-
brar a uno de los herederos.
Las colaciones pueden ser hechas en especie (arts. 1258-1 y 1073) o por
imputación (arts, 1258-I1I y 1260). Pero el dinero colacionable puede ser rea-
justado equitativamente por la autoridad judicial, según las circunstancias (art,
1261); esta última regla contiene una previsión justa ya que impide el enrique-
cimiento ilegítimo de uno de los herederos que podría derivar. de un eventual
proceso inflacionario.
CUARTO TEMA
DE LA USUCAPION
l..TERMlNOlOGIA y DESARROllO HISTORICO
A.· Terminología .• B~·Desarrollo histórico. La herencia romana-1) Derecho
romano (clásico y legislación de Jusliniano). 2) Desarrollo posterior. 3) Le-
gislación vigente.en la Colonia 4) B Código civil boliviano de 1831 comple·
mentado por la Ley de 27 de diciembre de 1882.
11.·PRINCIPIOS. BASES Y FUNDAMENTOS DE LA NUEVA REGULA·
CION.· A.- Designación del inst~uto. B.· Las bases del nuevo Código civil.-
e.- Importancia 0.- Disposición transitoña
111.·REGULACION DE LA USUCAPION EN EL CODIGO CIVIL VIGENTE.·
A.- Elementos que concurren en la adquisición de la propiedad por usu~i6n:
1) los sujetos, 2) el objeto y 3) la causa de la relación: la posesión por el
tiempo determinado por la ley. B.- Usucapión inmob!6aña. 1) Requisitos para
que se cumpla la usucapión quinquenal u ordinaria: a) nulo idóneo insc~o,
b) buena fe, e) término para prescribir. 2) Usucapión extraordinaria. e.-
Usucapi6n mobiliaria. 1) Muebles propiamente dichos. 2) Muebles sujeto.s a
inscripci6n en registros.
DE LA USUCAPION
A.- Terminología
A un mismo fen6meno jurídico: el de la adquisici6n de la propiedad so-
bre bienes corporales y de ciertos derechos reales, en virtud de la posesi6n por
un tiempo; se dio en el C6digo civil abrogado (art, 1512) y se da en el vigente
(arts. 134, 138, 149) denominaciones distintas. En el primero (que rigió desde
el 2 de abril de 1831 .al.2 de abril de 1976) se lo llamó PRESCRIPCION AD-
pi" que los adquirían de buena fe, de un "nom dominus" (no propietario) y lo
poseían por cierto tiempo.
b) Los territorios de las provincias conquistadas por Roma no podían ser
objeto de propiedad quiritaria (porque eran "res nec mancipi"); por ello no
podían aplicarse a ellos la "usucapión". Sin embargo, el derecho pretoriano tu-
teló a la propiedad de los ciudadanos o no ciudadanos sobre los fundos provin-
ciales, cuando los adquirían a "non dominas" (no propietario) de buena fe, y los
poseían por un largo tiempo (diez o veinte años entre presentes o ausentes
respectivamente). En estos casos los poseedores pudieron rechazar la acción
reivindicatoria del propietario, mediante la excepción de prescripción
"exceptio o praescriptlo"; lo que explica que la prescripción surgió primero
como un modo de extinción de un derecho real (el de reivindicación) aunque
luego, por obra de los pretores, devino en un modo de adquisición de la propie-
dad "praescriptio longi temporis".
e) Las causas que determinaron la diferenciación de la propiedad quiri-
taria y de las otras (bonitaria, provincial y de los peregrinos) fueron paulatina-
mente desapareciendo especialmente por obra de los pretores. y así, por ra-
zones económicas, algunos fundos provinciales fueron asimilados a los fundos
itálicos y pasaron a ser "res mancipi" y lentamente se fue atribuyendo la cali-
dad de "res mancipi" a bienes que antes eran "nec mancipi". Asimismo los me-
dios formalistas de adquirir la propiedad fueron desapareciendo y sustituidos
por la "traditio" o tradición (modo de adquisición originalmente sancionado
sólo por el Derecho de gentes). Por último la ciudadanía romana fue conce-
diéndose a los extranjeros lo que culminó con el Edicto de Caralla (año 212 de
nuestra era) por el que se otorgó la ciudadanía romana a todos los habitantes
libres del imperio, con 10 que se reconoció a todos el "jus commercium",
En este cuadro, en el Bajo Imperio Romano, resultó inútil toda distin-
ción del derecho propietario quiritario con los otros. Frente a esto el Emperador
Justiniano unificó la propiedad con el nombre genérico de "proprietas o
dominium" concediendo a la misma una ,tutela rigurosa Por estos mismos ante-
cedentes ya no había motivo para lcgislarse separadamente la "usucapión"
(que era un modo de adquirir la propiedad quiritaria) y la "praescriptio long;
temporis" (modo de adquirir la propiedad provincial y de los "res nec mancipi")
y se las fusionó en una sola institución denominada simplemente prescripción.
2) Desarrollo posterior» Bien sabemos que en los países de Europa, en
los siglos XII 'j XIII de nuestra era, se produjo la recepción del Derecho roma-
no, el mismo que volvió a regir, en dichos países, aunque en fonna compartida
con OIraS normas (como las del Derecho canónico). Y fue por ello que el Dcre-
cho romano rigi6 en Francia hasta la promulgacién del C6digo civil de 1804;
en Italia, hasta la unificación de los estados italianos (1866) y en Alemania,
hasta la dictaci6n del Código civil de 1871.
y es así que, en los países europeos y entre ellos España, se reguló la
prescripción con arreglo a la legislación de Justiniano, contenida en las
"Institutos" (Instituciones) en las que se estableció la prescripción no sólo
como un modo de adquirir la propiedad de los bienes sino también como un
medio de extinción de las obligaciones.
3) Legislación vigente en la Colonia» Se conoce sobradamente que, en
la época colonial rigió, en el Alto Perú, la legislación de Castilla (contenida
en los Fuero Juzgo y Real, Ordenanza de Alcalá, las Siete Partidas y la Nueva
y la Novísima Recopilación) aparte de las leyes especiales dictadas para las
colonias de América.
La recepción- del Derecho romano en España tuvo lugar en el siglo XIII
con la Ley de las Siete Partidas las mismas que regulan la prescripción (espe-
cialmente en el Título 29 de la. Partida Tercera) en base del Derecho romano
de la última época ("institutos" de Justiniano) aunque con algunas variantes.
La prescripción, regulada en el Derecho vigente en la Colonia era, con-
siguientemente, tanto un modo de adquirir la propiedad como un medio de ex-
tinción de las obligaciones (prescripción adquisitiva y prescripción liberatoria).
La prescripción adquisitiva de los inmuebles' se la lograba al poseer una cosa
por el tiempo señalado por ley. Esta prescripción se la tenía cumpliendo cinco
requisitos: justo título, buena fe, posesión continuada, el tiempo tasado por ley
y la prescriptibilidad de la cosa. Sin embargo podía también adquirirse la pro-
piedad inmobiliaria por prescripci6n mediante la posesión por treinta años, aún
sin cumplir los requisitos de justo título y buena fe. Las Partidas, bajo la
influencia canónica, establecieron mayores términos para la prescripción in-
mobiliaria en favor de los particulares, de los bienes de la Iglesia.
4) El Código civil boliviano de 1831.- Se dijo y se dice, que el Código
civil boliviano de 1831 fuera una simple traducción del Código civil francés de
1804, afirmaci6n errada toda ve~ que, las fuentes de aquel Código se encuen-
tran tanto en el Código Napole6n, como en la Legislación de Castilla vigente
en la Colonia aparte de la legislación nacional dictada entre la Independencia
y la sanción del Código civil.
vieron como fuente directa los textos del Derecho español antiguo. Justamente
el Título 21 del Libro III del Código de 1831, que regula la prescripción, se en-
cuentra redactado sustancialmente en base de las Partidas estableciendo,
como ella, que para adquirir.la propiedad de los inmuebles, por prescripción,
se exigen los mismos requisitos señalados por la ley castellana Gusto título,
buena fe, que la cosa no tenga impedimento para prescribir, la posesión con-
tinuada y el tiempo señalado por ley). Asimismo estableció términos mayores
para adquirir por los particulares, por prescripción los bienes de la Iglesia.
Sin embargo no debe perderse de vista que la regulación de la prescrip-
ción del Código francés no difiere mucho al de la legislación castellana toda
vez que, ambas. tuvieron la misma fuente: las "Institutos" de Justíníano, no
obstante que el Código francés fue más depurado y técnico y nuestro legislador
de 1831 optó por continuar la regulación castellana. aunque no dejó de tomar
también como Cuente directa muchas disposiciones, sobre prescripción, de di-
cho Código civil francés.
El Código civil abrogado se separó de las fuentes francesa y castellana
al no regular sobre la prescripción extraordinaria treintañal, Sencillamente la
ignoró, con 10 que se croo un evidente vacío. Fue el art. .19 de la Ley de 27 de
diciembre de 1882 (incorporado en la
Compilación Terrazas como arto 1565
del Código) el que en términos generales dispuso que "las acciones reales que,
por otras disposiciones no están limitadas a menor tiempo, se prescriben en trein-
la años". Adviértase que no se estableció directamente la adquisición de la
propiedad mediante la prescripción. Sin embargo la jurisprudencia (A.S. W 112
de 14 de julio de 1980; "L. Judiciales 1980" pág. ISO) entendió que el dueño,
que en treinta anos no ejercía la acción real de reivindicación, perdía su pro-
piedad con lo que indirectamente el poseedor adquiría la propiedad aun sin
títulc ni buena fe.
El Código de 1831 (art. 1559) dispuso que los bienes muebles se prescri-
ben por tres años y que en esta materia, la posesión vale por título (antinomia
a la que nos referiremos en el Quinto Tema).
En el lapso que media entre la vigencia del Código de 1831 y del de
1976 se dictaron pocas leyes sobre prescripción adquisitiva. Entre ellas pode-
mos citar a la Ley de 15 de noviembre de 1887 sobre Registro de Derechos
Reales que dispone que deben inscribirse en el Registro las sentencias que de-
claren la prescripción adquisitiva y los actos que interrumpan la prescrípcíén;
las Leyes de 3 de diciembre de .1883 y de 12 de mayo de 1941 sobre
consolidación de propiedad en favor de los sitiajeros y la Ley de 20 de diciem-
bre de 1956 sobre consolidación de terrenos en favor de poseedores de la cíú-
dad de Santa Cruz.
propiedad de los bienes corporales sino también de los otros derechos reales,
especialmente inmobiliarios: tales el usufructo, el uso y la habitación (arts,
216·II y 254 del Código civil) y las servidumbres aparentes (arts, 259 Y279 del
Código civil). Sin embargo advertimos que el presente estudio se lo hace
básicamente de la usucapión como medio de adquirir la propiedad dé los
bienes corporales.
3.- De la conjunción del tiempo con la posesión se hace derivar la ad-
quisición de la propiedad de un bien corporal o de otro derecho real. La usuca-
pión es indudablemente uno de los efectos más importantes de la POSESIONo
A pe~ar de ello nuestro Código, regula la POSES ION como un hecho jurídico
autónomo (en el Título II del Libro 11)y no como parte de la usucapión (como
lo hizo el Código civil abrogado). Es que si bien el efecto más importante de
la posesión es la usucapión, en cambio no es el único, ya que se dan otros
(como la adquisición de frutos por el poseedor),
C.- Importancia
A través de la usucapión la ley admite que quien posee una cosa ajena
por cierto tiempo se convierte en propietario de la misma purgando así los vi-
cios o defectos de su adquisición. Parecería que aquí la ley se apartaría de las
reglas de la equidad; empero la paz social exige una solución semejante en la
que ordinariamente el poseedor es de buena fe y sólo, por excepción, en la
usucapión extraordinaria, puede' no tenerla.
Pero, en la práctica, la función esencial que cumple la usucapión, espe-
cialmente la inmobiliaria; es que constituye" un medio de prueba de la propie-
dad; pues aun el poseedor propietario para demostrar su derecho debe probar
que él y/o sus causantes poseyeron el bien por cierto tiempo. Por ello la usuca-
pión sirve.a todo poseedor (propietario o no propietario) para probar su derecho
de propiedad, con lo que desaparecen las dificultades que entrañarían a lodo
propietario el demostrar los títulos dc sus causantes desde tiempo inmemorial
"prueba diabólica". En Bolivia además. como veremos luego, la usucapión
debe jugar un papel importante en la consolidacíén de la propiedad agraria.
Por ello, sin extremar, la importancia de la usucapión (a la que algunos
autores la llamaron la "patrona del género humano") podemos afirmar que, en
las legislaciones como la nuestra, de origen franco-romano o hispano-romano.
la usucapión continúa cumpliendo una elevada fu'nción que asegura la paz so-
cial a través de la consolidación y fijeza' de las situaciones por el transcurso
del tiempo; por ]0 que se afirma que la usucapión está establecida también en
interés de la sociedad. Empero en otras legislaciones contemporáneas, como la
propietario puede demostrar los títulos inscritos de sus causantes, desde diez
años atrás.
Teniendo, el actual Código civil, más de quince anos de vigencia. esa
doble regulación va perdiendo importancia aunque. reiteramos que. en el cam-
po de los hechos, la mantiene especialmente en las prescripciones
(usucapiones) indicadas antes del 2 de abril de 1976 sin título por el poseedor;
casos en los que el verdadero dueño aún puede instaurar su acción reivindica-
toria.
111.-REGULACION DE LA USUCAPION
EN EL CODlGO CIVIL VIGENTE.
a) El arto 91 del Código civil dispone que la posesión de las cosas fuera
del comercio, no produce ningún efecto. Consiguientemente no pueden adqui-
rirse por usucapión las cosas que se encuentran fuera del comercio de los hom-
bres, tales son los bienes que. pertenecen al dominio público, es decir los desti-
nados al uso común de todos. En el primer tema ("De los bienes") señalamos
que la Constitución (art. 59 inc, 7) y algunas leyes actuales, como el Regla-
mento de Aguas y la de Reforma Agraria, incurren en graves confusiones al
reunir, en un mismo concepto, los bienes patrimoniales con los de dominio
público.
En lo relativo al señalamiento de bienes del dominio público hechos por
las leyes de aguas, de Reforma Agraria y de municipalidades; de nuestra
parte, reiteramos que s610 consideramos como a bienes de dominio público
aquéllos que se encuentran destinados al uso común de todos como las plazas,
calles, parques, caminos, obras destinadas a la defensa nacional; bienes tute-
lados por las autoridades competentes (Estado. o Municipalidad) y que no
pueden ser adquiridos por los particulares por usucapión, aunque los posean por
tiempo inmemorial, salvo que hayan sido desafectados y hubiesen pasado
antes de la posesión al dominio patrimonial del Estado o del Municipio
correspondiente.
Tampoco pueden adquirirse por usucapión (ni por ningún otro medio)
por los particulares los grupos mineros nacionalizados ni los yacimientos de
hidrocarburos que pertenecen al dominio indisponible del Estado. Los arts. 138
Y 139 de la Constitución sei\alan que estos bienes son inalienables e
imprescriptibles. es decir, no susceptibles de ser adquiridos por usucapión.
" b) En los bienes sujetos a copropiedad (arts. 158 al 160 del C6digo
civil) así como en los que comprenden la herencia indivisa (que también con-
figuran un caso de copropiedad) se. manifiesta la coposesión de los
condóminos O coherederos'. Dicha coposesión puede .ser conjunta o separada;
en esté segundo caso, cuando se distribuyen provisionalmente los bienes, todos
poseen parte de ellos por sí y por los copropietarios o. coherederos (pro cuota)
y puede pedirse por los copropietarios o coherederos la división (arts. 167 y
1233 del Cód. civil). Pero puede ocurrir que un copropietario o un coheredero
posca bienes comunes o hereditarios a título propicíario único (pro suo) du-
rante el tiempo para adquirirpor usucapión; en 'íal caso ya no puede pedirse la
división y el copropietario o coheredero adquiere la propiedad' por usucapión.
Esta innovación ha establecido el nuevo Código (art. 1234 y 171 del Código
civil) respecto al derogado; por lo que ya no se establece que los bienes de la
herencia indivisa estuviesen excluidos de la usucapión.
ser modificadas sino por la autoridad judicial. Por ello se establecen las
acciones dirigidas a recuperar o a conservar la posesi6n, las que deben instau-
rarse dentro del año del despojo o de la perturbación posesoria.
Una persona puede poseer la cosa por sí misma o por medio de otra que
tiene la detentación (art. 87-I1 del Código civil). Así el arrendatario posee la
cosa por el arrendador. Consiguientemente el simple detentador (arrendatario,
depositario. acreedor prendario. etc.) son meros detentadores no poseedores por
10que no pueden adquirir la propiedad por usucapión. El detentador. por propia
" voluntad. no puede transformarse en poseedor y si comenzó poseyendo por otro
continuará corno detentador en forma indefinida. Sin embargo puede conver-
tirse ·en poseedor en virtud de acto que emane de la persona para quien posee
(venta por el poseedor al arrendatario "traditio brevi manus'~, o de un tercero o
del Estado (corno ocurrié con el art. 78 de la Ley de Reforma Agraria que con-
virti6 en poseedores a título propietario a ciertos arrendatarios). Desde el mo-
mento de la transformación (art. 89 del Código civil) el exdetentador puede
iniciar la posesión y adquirir la propiedad por usucapión.
b) Posesián pública y paclfica» La posesión, para producir la adquisici6n
de la propiedad, debe ser pública y pacífica, A este propósito el arto 135 de
nuestro Código civil dispone "la posesián violenta o clandestina no funda la USIl-
capián sino desde el dEaen que cesa la violencia O clandestinidad"..
Cuando se inicia y/o conserva la posesión mediante la violencia, ella
no funda usucapi6n sino desde el día en que cesé dicha violencia. Por otra
parte la posesién debe ser ejercida públicamente sin ocultarla ante el propieta-
rio: este vicio se 10 concibe fácilmente respecto a los muebles y s610 en pocas
hipótesis en el caso de los inmuebles; pero en la usucapión ordinaria de in-
muebles y en la de los muebles sujetos a registro, la clandestinidad también se
manifiesta por la no inscripción del título.
En el Derecho romano cuando se iniciaba la posesi6n en forma violenta
o clandestina era siempre inútil; empero nuestro CÓdigo civil (igual que casi
todos los actuales) da una solución más práctica al disponer que la Posesión se
hace útil desde el día en que cesa la violencia o clandestinidad. Ambos vicios
son relativos y s610 son oponibles por quienes hayan sido víctimas de la vio-
lencia o de la clandestinidad.
c) Posesián continuada por el tiempo señalado por ley» c-l) Para que la
posesión funde la usucapión es necesario que ella sea continuada e ininterrum-
pida por el tiempo fijado por la ley la misma que señala .distintos términos
según se trate de la usucapión inmobiliaria (ordinaria o extraordinaria) y mo-
biliaria como se expone después. El tiempo. a los efectos del vencimiento del
QUINTO TEMA
PASTORORm lIlATroS
de un capital, El arto 84 de nuestro Código civil dispone que "Los intereses del
capital, el canon de arrendamiento y otras rentas análogas son frutos civiles". En
el concepto de "rentas análogas" se comprenden muchos rendimientos, como
por ejemplo, a los dividendos de las acciones sociales.
3) Adquisición de los frutos» El tercer parágrafo del art. 83 de nuestro
Código civil, respecto a los frutos, dispone que ellos "pertenecen al propietario
de la cosa que los produce, excepto cuando Sil propiedad se atribuye a otras per-
sonas, caso en el cual se los adquiere por percepcián", Corresponde aclarar:
Los frutos naturales pertenecen ordinariamente al propietario de la cosa
que los produce y son adquiridos por dicho propietario aun antes de ser separa-
dos de ella, por lo que puede disponerse de ellos como cosas futuras (art. 83-11
del Código civil). Pero los frutos naturales no siempre pertenecen al propieta-
rio sino también a otra persona que tenga un derecho real limitado sobre la
cosa fructífera, tal el usufructuario quien, con arreglo al art. 221 de nuestro
Código civil, tiene derecho al uso y goce de la cosa; ese derecho es fuente y
título de adquisición de los frutos. En este caso los frutos se adquieren por
PERCEPCION o separación (art. 83-I1I), de manera que si, por ejemplo, con-
cluye el usufructo sobre un fundo agrícola antes de que se levante la cosecha,
gozará de los Irutos el propietario.
Los frutos civiles no se adquieren por separación, sino día por día. en re-
lación a la duración del derecho (art. 84 del Código civil). Por ello no hay
razón de distinguir si quien adquirió los frutos civiles es el propietario o el iitu-
lar de otro derecho real limitado.
4) Poseedorde buena fe» Como consecuencia de las reglas sei'laladas
anteriormente se tiene que si alguno ha hecho propios los frutos que no le
corresponden (por no ser propietario o titular de un derecho real limitado que
le autorice a ganarlos) debe restituir los que aún existen y el valor de los con-
sumidos.
Sin embargo de ese principio, se tiene -y ES lo que interesa destacar en
esta parte de nuestro trabajo- que "El poseedor de buena fe hace suyos los frutos
naturales percibidos y los civiles producidos hasta el día de su notificación legal
con la demanda y s610está obligado a restituir los adquiridos con posterioridad a
la notificaci6n" (art, 94 del Código civil).
Por ]0 visto el poseedor de buena fe (esto es quien cree haber adquirido
la cosa de 'su verdadero dueño, ignorando que lesiona un derecho ajcnojad-
quiere, por el solo efecto de su posesión, LA PROPIEDAD de los frutos (natu-
rales o civiles) por todo el tiempo que duró su buena fe aunque después sea
U.- LA OCUPACION
A. Generalidades
1) NociÓn.- En términos generales podemos definir la ocupaci6n como
la toma de posesi6n de algo, esto es, el apoderamiento de alguna cosa mueble
o inmueble.
Consiguientemente la ocupación como hecho, puede aplicarse a bienes
muebles o inmuebles y ser lícita o ilícita. Hay ocupación arbitraría de tierras
baldías, de terrenos urbanos municipales, de tierras particulares por usurpaci6n.
Asimismo hay ocupaci6n ilícita cuando hay apoderamiento de cosas muebles
que tienen propietario. Por ello la ocupaci6n, por mucho que sea inicialmente
ilícita, es una manera de adquirir la posesión de las cosas.
Pero la ocupación, como MODO LEGITIMO de adquirir la propiedad se
encuentra restringido. En primer lugar debe advertirse que éste no es un modo
de adquirir la propiedad de bienes inmuebles' y. aplicado a los muebles, sólo
es eficiente para la adquisici6n de la propiedad de los bienes que no pertene-
cen a nadie "res nullius".
2) La ocupación no es un modo de adquirir la propiedad de los bienes in-
muebles» Efectos de 1(,1 ocupación inmobiliaria de hecho.
Nuestro Código civil (Subsección 1, Sección 1I, Capítulo III Título III.
del Libro Il) regula la ocupación como un modo de adquirir la propiedad de los
bienes muebles lo que porsí ya excluye a que, por este medio, pudiese adqui-
rirse la propiedad de los bienes inmuebles. Además no hay bienes inmuebles
que no tengan propietario: las tierras baldfas corresponden al Estado (art, 4R del
D.S. NQ03436 de 2 de agosto de 1953 elevado a Ley en 29 de octubre de
1956); los terrenos baldíos urbanos, a las municipalidades (art. 61 de la Ley
Orgánica de Municipalidades de 10 de enero de 1985) y sucediendo el Estado
a los particulares a falta de herederos forzosos y' legales, tampoco hay bienes
inmuebles vacantes. '
'.
Por lo dicho está fuera de toda duda que en. nuestro derecho no es con-
cebible la adquisición de un inmueble por ocupación. Esto es que la OCUPA-
B.- La ocupación como modo de adquirir ciertos bienes muebles que no per-
tenecen a nadie
1) Antecedentes y principio.- En las legislaciones antiguas la ocupación
era un modo importante de adquirir la propiedad. Podían ser objeto de ocupa-
ci6n los bienes muebles e inmuebles que no tenían dueño "res nullius".
En las legislaciones modernas la ocupación, como modo de adquirir la
propiedad, perdió importancia al punto que el proyecto del Código civil fran-
cés (de 1804) contenía una disposición que establecía "la ley civil no reconoce
el derecho de simple ocupación". Sin embargo, al aprobarse el Código, no se
adoptó posición tan extrema y los redactores optaron por una solución práctica
al disponer que hay bienes muebles aislados que evidentemente no tienen
dueño ("res nullius") y que pueden ser objeto de ocupaci6n a través de la caza
y.la pesca y otros abandonados "res dererictae" que también pueden ser objeto
de apropiación por los particulares. Por ello el Código civil francés de. 1804,
limitó regular a la ocupación, como modo de adquirir la propiedad de ciertos
bienes muebles.
Nuestro Código civil (arts. 140 a 146) ha seguido en este orden la mis-
ma directiva del Código civil francés (arts. 715 a 717) así como otros moder-
nos como el italiano de 1942 (art, 923) estableciendo que la ocupación es un
modo de adquirir la propiedad de ciertos muebles que no pertenecen a nadie.
Nos referiremos a estos casos:
2) CaZIJ y pesca» El arto 141 de nuestro Código civil dispone que "Los
animales susceptibles de caza o pesca se adquieren por quien los cobre o cap-
ture.salvas las prohibiciones establecidas por las leyes y reglamentos".
Muchos códigos civiles (como el alemán, art. 960; el argentino, art.
2540 al 2548 y el brasileño, arts. 594 al 602), dan reglas generales sobre los
derechos de caza y de pesca, disponiendo. por ejemplo. la facultad de cazar o
pescar en terrenos yaguas propias o públicas y determinando cuáles son los
animales que pueden ser apropiados por estos medios. .
.El derecho
.. de.. persecución y recuperación tiene un término prcclusivo:
el de tres días a contar del día. ~n el que el enjambre pasó a otro fundo. Venci-
do ese plazo. las abejas adquieren su estado de "res nullius" por lo que pueden
ser adquiridas por ocupación, por el propietario del fundo vecino.
b) Migracián de palomas, conejos y peces» El art. 143 de nuestro Código
civil dispone que: "Las palomas, conejos o peces que pasen a otro palomar.
conejar O estanque, se adquieren por el propietario de éstos si nofueron atraidos
o
confraude artificio".
El arto 406 del Código civil abrogado, siguiendo al Código civil francés
(art. 564), reguló este caso de adquisición de la propiedad, como uno derivado
de la accesión. El Código civil vigente (art, 143 citado) con mayor propiedad
lo regula como un caso de ocupación.
Las palomas, conejos y peces pueden encontrarse en estado de libertad
(silvestre) o ser domésticos. En el primer caso pueden ser objeto de ocupación
a través de la caza o pesca. Cuando las palomas, peces o conejos se encuen-
tran en palomares, estanques o conejeras construidos por el hombre, han sido
objeto ya de apropiación y pertenecen a su dueño, Empero si estos animales,
llevados por su impulso natural, abandonaron su criadero y readquieren su esta-
do de libertad devienen en "res nullius", por lo que pueden ser adquiridos por
ocupación por el propietario del palomar, conejar o estanque al que pasaron. El
propietario anterior no puede reclamarlos porque los animales en cuestión eran
de su propiedad sólo mientras vivían en su palomar, conejar o estanque.
Este modo de adquisición tiene lugar sólo si la migración ha sido natu-
ral, pues si los animales son atraídos con fraude o artificio por el propietario
del criadero vecino pueden ser reclamados en especie (de ser posible la identi-
ficación) o en equivalente en caso contrario.
4) Cosas perdidas o abandonadas» Los derechos pueden perderse para
su titular por renuncia. La renuncia al derecho de propiedad puede tener lugar
(como el de todo derecho real) a través del abandono de la cosa (mueble o in-
mueble). Cuando el abandono es de un inmueble o de un mueble sujeto a
registro, quien abandona para liberarse de las cargas y gravámenes de la pro-
piedad, debe inscribir su renuncia en el registro correspondiente. El inmueble
abandonado deviene en terreno baldío y la propiedad pasa al Estado si es rural
o a la Municipalidad respectiva, si es urbano (art. 4° de la Ley Agraria de 29
de octubre de 1956; art. 58 de la Ley de Municipalidades de 10 de enero de
1985); consiguientemente los inmuebles abandonados "ipso jure" desde el mo-
mento de dicho abandono pasan a formar parte del patrimonio del Estado o de
la Municipalidad, por 10 que no pueden ser adquiridos por ocupaci6n por los
particulares, lo que explica la regulación hecha por nuestro Código civil.
La pérdida sólo tiene lugar respecto a los 'muebles, En este caso el pro-
pietario mantiene su derecho y su facultad -de reivindicar la cosa.
- .
Nuestro Código civil, sobre cosas perdidas o abandonadas, da dos dis-
posiciones que respectivamente -regulan sobrer a) Cosas encontradas y b) co-
sas perdidas o abandonadas en vehículos de transporte, aduanas y correos. -
a) Cosas encontradas» El art, 144 de nuestro Código civil dispone que:
"1.- Quien encuentra una cosa mueble debe restituirla a su dueño Y. si no lo co-
noce, debe entregarla a la autoridad municipal del ¡ugar. ia cual comunicará el
hallazgo mediante anuncio público. Si pasados tres meses nadie reclama, la COsa
encontrada se venderá en pública subasta, pudiendo anticiparse la venta si la
cosa fuera corruptible o de conservación costosa.
11.- El propietario que antes de los tres meses señalados recupere la cosa,
debe pagar el quinto de su valor a t{LUlode premio al que la encontró. Vencida el
plazo, el dueño pierde su derecho, y el precio de la subasta se adjudica a la mu-
nicipalidad del lugar, deduciendo previamente el premio que en este caso se
amplta a Id cuarta parte".
En el antiguo Derecho español se regulaba de manera dislinta la
situación de quien encontraba una cosa abandonada o perdida. Si alguien en-
contraba una cosa mueble ABANDONADA la hacía suya por OCUPACION ya
que el dueño anterior, mediante el abandono, la había perdido y los "res dere-
rictae" eran objeto de ocupación (Leyes 49 y 50, Tít. 28, Partida 5). En cam-
bio las cosas perdidas, cuyo dueño se ignora, debían manifestarse por quien las
hallare ante el subdelegado de bienes mostrencos y vacantes o al alcalde el
pueblo el que debía hacer pregonar por un lapso determinado y de no aparecer
el propietario se las mandaba a vender aplicándose su producto a la
conservación de caminos (Leyes 2,4,5 Y 6, Tft. 22, Libro 40 de la Nov. Reco-
pilación).
Esta doble regulación aparejaba la dificultad de conocer si la cosa en-
contrada había sido abandonada o perdida. Frente a ello nuestro Código civil
(art. 144) presume siempre el extravío 10 que explica el contenido del artículo
transcrito el mismo que, además, se ajusta a los antecedentes de la legislación
nacional (arts, 439 del Cód. Civ. y 655 de la Compilación de las Leyes del
Procedimiento Civil, hoy abrogados). La disposición del art. 144 concuerda
(aunque con variantes en el uso de los términos) con los arts. 704 y 705 del
CM. Pdto. Civ. La Ley Orgánica de Municipalidades anterior: de 2 de diciem-
bre de 1942 (art, 35 caso 2°) incluía dentro de los bienes municipales a las co-
sas muebles y semovientes perdidos o abandonados.' La actual Ley (de 10 de
enero de 1985) no contiene una disposición semejante aunque el art. 65 in-
cluye en el patrimonio municipal a los bienes que le asignan las disposiciones
legales (entre ellas el art, 144 que comentamos),
Por los antecedentes expuestos se advierte que si bien anteriormente
ciertas cosas encontradas podían ser objeto de ocupación, ahora ya no lo son,
solución que dan también algunos códigos modernos (como el argentino, art.
2535 y brasileño, arts. 603 y 604).
b) Cosas abandonadas en vehículos de transporte, correos y aduanas» El
an. 145 de nuestro Código civil dispone que "Los derechos sobre cosas perdi-
"'t.·
.r.""'.
IlI.- LA ACCESION
A. Generalidades
1) Concepto y elementos» Nuestro Código civil no define 10 que es la
accesión; empero de sus normas puede inferirse que ella consiste en la unión O
incorporación material. de una cosa a otra más importante y que cuando se pro-
duce este hecho, el dueño de la cos~. principal adquiere la propiedad de la
cosa accesoria, la que no puede ser reivindicada por su anterior dueño,
Para que tenga lugar la accesión es necesario que la unión se haya pro-
ducido por el azar, por la fuerza de la naturaleza o por la voluntad de uno de
los dueños. Si la incorporación es consecuencia del acuerdo de voluntades (de
los propietarios de las dos cosas) estaríamos frente a un contrato el que tendría
que determinar a quién pertenece la cosa unida.
Por otra parte una vez producida la incorporación, las cosas unidas no
deben poder ser separadas fácilmente. No habrá accesión si, por ejemplo, se
incorpora una oveja a rebaño ajeno.
Ordinariamente el dueño de la cosa principal debe indemnizar al propie-
tario de lo accesorio.
Por lo .dicho la accesión es un modo originario. de adquirir la propiedad
y se opera "ipsojure", . .:
2) Accesión inmobiliaria y mobilicria» .Como nuestro Código civil regu-
la en forma separada los modos de adquirír la P.r9pipdad mueble o inmueble,
legisla también en subsccciones dislinL~s:'hl adquiSiciÓn de la propiedad por
accesión de los inmuebles .(Subseccí6~ 1, S~~~ió~'i(r, ~aprtulo
'1
Il, Título m,
Libro 11) y de los muebles (Subsección n: ... "," .• ,t!·1
Secéi6it"lr: Capítulo lII, Título III,
..., «Ó:
Libro II). Nosotros nos. referiremos primero a.la accesión' ihmobilÚlfia y luego
a la accesión mobiliaria. . ,,: :,<,' *~, l- ...
129) y de obras hechas por un tercero con materiales ajenos (art. 130). Segui-
damente examinaremos estos tres casos.
a) Principio.: Ames de desarrollar los casos señalados, nos cumple ano-
tar que el arto 127 de nuestro Código civil sienta el principio de que "Todas las
construcciones. plantaciones u obras hechas sobre o bajo el suelo pertenecen al
propietario de éste. salvas las modificaciones que establecen los artículos si-
guientes o a menos que resulte otra cosa del título o de una disposición de la ley".
Del principio, contenido en el artículo transcrito resulta:
a-1) Que la propiedad de un inmueble se extiende sobre todo lo que
accede al suelo y al subsuelo por lo que se presume (presunción
"juris tantum") que el propietario de un terreno lo es también de
las construcciones y plantaciones que existen en el suelo y en el
subsuelo. .
El C6digo abrogado (art. 297) establecía una regla parecida,
pero que pecaba de excesiva al disponer que la propiedad de un
terreno trae consigo la propiedad de la parte exterior e interior,
lo que era contrario al principio de soberanía del Estado sobre el
espacio aéreo y de los concesionarios de minas u otras riquezas
del subsuelo.
a-z) Que, por mucho que las construcciones o plantaciones hubiesen
sido hechas por otra persona con sus materiales o plantas o por
el propietario del suelo -con plantas 'O. materiales ajenos, el
dueño del suelo adquiere la
propiedad en forma automática de
lo accesorio.· Este resultado, sin embargo, es modificable por el
acuerdo de los interesados..
b) Obras hechas en suelo propio cón material ajeno.. El arto 128 de nues-
tro Código civil dispone: "l» El dueño que en su suelo hace construcciones.
plantaciones u otras obras con materiales ajenos, adquiere la propiedad de éstos
con el cargo de pagar su valor; y si obró de malafe resarcirá además los daños
causados. El propietario de los.materiales puede pedir que sean retirados sólo
cuando no se cause menoscabo grave a la obra construida o perezcan las planta-
ciones.
lJ.- El retiro de los moieriales no se admire'pasados seis meses de-que el
propietario conoció su empleo".
Se advierte que el dueño del suelo se convierte en propietario de las
obras (ordinariamente construcciones y plantaciones) que ha hecho utilizando
•
entendió que en caso de efectuarse construcciones en terreno ajeno con
materiales propios, adquiría la propiedad del terreno (que devendría en acceso-
rio) el dueño de los materiales (que pasarían a ser cosa principal). La jurispru-
dencia establecida por la Corte Suprema de Justicia (G.J.N° 829, pág. 16 cita-
da en "Código Civiln de H. Siles, pág. 115 Y GJ.N° 1484 pág. 62 citada en
"Código civil concordado y anotado" de Carlos Morales Guillén. 21 Edición,
pág. 213) interpretó que las Leyes de 3 de diciembre de 1883 y 12 de mayo de
1941 facultarían al dueño de las construcciones a obligar a la venta del terreno
en el que se hicieron las construcciones.
La interpretación anterior, de que las leyes de 1883 y 1941 habrían es- "
tablecido la accesión invertida, fue errónea. Ambas leyes constituyen la cul-
minación de un largo proceso operado en el país, desde la fundación de la
República, que se dirigió a concluir con la propiedad vinculada-colonial. Des-
de la Constitución de 1826 (art. 154) siguiendo por las Leyes de 31 de octubre /
de 1833, arts. 1314 al 1318 del Código civil de 1831, Ley de 12 de noviembre
de 1839 y Ley de 30 de julio de 1881 se pretendió concluir con ese sistema
vinculatorio, Justamente en ese proceso"se dictó la Ley de 3 de diciembre de
1883 que autorizó la consolidación de la propiedad EN FAVOR DE LOS SI-
TIAJEROS (el sitiaje era una modalidad de los censos enfitéuticos por el que
el propietario del suelo permitía al sitiajcro a construir a cambio de servicios
personales o rentas). Justamente la Ley de 12 de mayo de 1941 fue explícita
al señalar que en adelante los sitiajcros no están obligados al pago "de los lla-
mados derechos de sitiaje u otros ni a la prestación de ninguna clase de servicios
personales en favor de los dueños .de dichos sitios y terrenos" por lo que se
señaló el plazo de diez años para el cobro del valor de los sitiajes,
Consiguientemente nunca hubo propósito de modificar el art. 299 del
Código civil abrogado y las leyes en cuestión REGULARON los pocos casos
que subsistían en el país de la propiedad vinculada colonial, en especial a los
"sitiajes" que -repctímos-, fueron una modalidad de los censos enfitéuticos.
Sensiblemente la interpretación errada e irrestricta que se dio a las leyes de
1883 y 1941 fue fuente de abusos y pernicioso antecedente para la ocupación
arbitraria de terrenos urbanos en las ciudades, especialmente en la de Santa
Cruz que motivó la dictación de leyes especiales. El Decreto de Reforma
Agraria (de 2 de agosto de 1953 elevada a Ley en 29 de octubre de 1956) con-
cluyó con toda duda al declarar la consolidación' de la propiedad en favor de
los exsítiajeros,
c-2) La regulación del Código vigente. En los trabajos preparatorios
para la redacción del Anteproyecto del Código civil se anotó el proceso que se
e) Otros casos. Remisión a leyes especiales» El arL 133 del Código civil
remite a las leyes especiales la regulación del cambio de las aguas, la forma-
ción de islas y otros hechos similares.
Muchos códigos modernos (como el italiano, arts. 945 y 946) regulan
como casos de accesión la formación de islas en los lechos de ríos, quebradas
o torrentes así como sobre el álveo abandonado. Nuestro Código a~rogado
también se ocupó de esta materia.
En efecto el arto 303 del anterior Código civil (cuya redacción original
fue corregida por el arto 28 de la Ley de Reformas de 27 de diciembre de 1882)
establecía que las islas y terrenos que forman los ríos pertenecen, por acce-
sión, al dueño del fundo ribereño en cuyo lado se ha formado. Esa norma fue
parcialmente modificada por el art, 67 del Reglamento de Aguas de 28 de na-
viembre de 1906, que dispuso que las islas formadas en los ríos navegables y
flotables pertenecen al Estado aunque respecto a las islas formadas en ríos y
arroyos no navegables ni flotables, se reiteró la norma del Código civil.
Por su parte el art. 305 del Código civil abrogado (redactado en base del
art. 563 del Código civil francés) establecía que el cauce abandonado de un
río, pasa a la propiedad del dueño ocupado por el nuevo cauce. El arto 58 del
antes citado Reglamento de Aguas, siguiendo la línea de la antigua legisla-
ci6n española, estableci6 que el cauce abandonado pertenece a los dueños de
los terrenos en toda su longitud respectiva.
Por lo visto el C6digo civil abrogado, a propósito de·formación de islas
y de cauces abandonados, estableci6 el sistema de accesión en favor de los
particulares. El Reglamento de Aguas, reitera las normas civiles con excep-
ción de las islas formadas en ríos y arroyos navegables que pasaron a propie-
dad del Estado.
El D.S. 03464 de 2 de agosto de 1953, elevado a Ley en 29 de octubre
de 1956, sobre Reforma Agraria declar6 (art. la) que las aguas pertenecen al
dominio originario del Estado, principio reafinnado por el art. 136 de la
Constitución Política vigente.
Por lo dicho advertimos que desde la dictaci6n del Reglamento de
Aguas de 1906, se declaró que las islas que se forman en los ríos navegables y
flotables pertenecen al Estado por lo que el Código civil, en esta materia. ha
optado por remitirse a la legislación especial, la que ha sido y es cambiante.
posible sin causar deterioro. Pero cuando la separación no es posible sin cau-
sar grave daño a la cosa o cuando no puede establecerse cuál de las cosas es
la principal, la propiedad del todo se hace común en proporción al valor de las
cosas correspondientes a cada propietario.
Siempre dentro de la hipótesis de no se_rposible la separación, cuando
una de las cosas pueda considerarse principal respecto a la otra u otras, el pro-
pietario de aquélla (principal) adquiere la propiedad del todo pagando su
respectivo valor a los propietarios de las cosas unidas o mezcladas (art. 147-
JI). Determinar, en estos casos, si se da una cosa como principal es una cues-
tión de hecho que se reserva a los jueces de fondo quienes para ello deben to-
mar en cuenta la naturaleza de la cosa, su valor, su destino económico, etc.
Cuando la uni6n se hace por obra del dueño de lo accesorio, el propietario de
10 principal debe limitarse a pagar la suma menor entre el aumento de valor
aportado a la cosa principal y el valor de lo accesorio.
3) Especificación.- aJ Concepto y antecedentes» Consiste en la forma-
ción de una especie nueva con materia ajena. A quién pertenece la especie
nueva? Al dueño del material o al autor de la obra? Desde el Derecho roma-
no se ha dado, en este caso, respuestas distintas considerándose, unas veces,
cosa principal al material y otras a la obra. Es conocida, al respecto, la dispu-
ta doctrinal que tuvieron en Roma las Escuela ProcuIeyana y Sabiniana así
como la solución salom6nica que dio Justiniano. Nuestro Código civil abroga-
do (arts. 312, 313 Y 314) otorgaba la propiedad del objeto creado tomando en
cuenta el mayor valor del material o del trabajo y otorgando al otro la indem-
nización respectiva.
b) La regulación en nuestro ~ódigo civil.- Antes de señalar cuál es la
solución dada por el Código civil vigente, nos cumple anotar que en el texto
del art. 148 (que regula la especificacióñ) contenido en la edición oficial, ~í
como en las ediciones autorizadas (como las de Servando Serrano Torricos,
pág. 48, Cochabamba 1976 y de Carlos Morales GuiUén, obra citada, pág.
243), se incurre en una transposición de palabras que hace variar el concepto
real de la norma. En las citadas ediciones se dice: "Quien con materia ajena y
pagando su precio hace una cosa nueva, adquiere la propiedad de ésta". Si así
fuera no habría especificaci6n sino que el autor de la obra sería propietario de
ella porque us6 su propio material. El texto contenido en el arto 149 del Ante-
proyecto ("Anteproyecto del Código civil boliviano" de la Comisión de Refor-
ma del Código civil, pág. 29, La Paz 1964) como en el 148 del Proyecto Ofi-
cial elaborado por la Comisi6n Redactora, dice: "El que con materia ajena
forma una cosa nueva, adquiere la propiedad de ésta pagando el precio de la ma-
teria" que es como debe entenderse el 'citado arto 148 (el error debe salvarse al
aprobarse el Código civil en el Congreso).
Consiguientemente. en principio. la cosa nueva (pueda o no pueda read-
quirir su forma original) corresponde a quien la elaboró. con cargo de pagar, al
propietario de la materia. su valor. Sin' embargo si el precio de la materia
sobrepasa notablemente al valor del trabajo. el dueño de aquélla puede hacer
suya la cosa pagando la mano de obra. En el primer caso se da la adquisición
de la propiedad por efecto de la especificación; en el segundo se produce la
permanencia de la materia en manos de su propietario (no hay adquisición de
la propiedad) sino se opera una simple modificación objetiva de la cosa.
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INDICE
PágIna
Introducción 7
A manera de Prólogo 9
PRIMER TEMA
l.- DE LAS COSAS Y DE LOS BIENES EN GENERAL. A.- Noción. B.- División
fundamental. C.- Bienes inmuebles. D.- Bienes muebles: 1) Noción. 2) Bienes
muebles sujetos a registro. E.- Aplicación de la disciplina de los bienes a los
derechos. F.- Pertenencias: 1): Cosas simples y compuestas y partes
esenciales. 2) Concepto de pertenencias. 11.- DE LOS BIENES CON
RELACION A QUIENES PERTENECEN. A.- Antecedentes y método adoptado
por el Código civil vigente. B.- Bienes del dominio originario del Estado y bienes
de dominio público. l).Bienes del dominio originario del Estado: al Riquezas del
subsuelo y minas; b) bosques y tierras forestales; e) fuerzas flsicas de
aprovechamiento y d) suelo. 2) Bienes del dominio público. C.- Bienes de las
personas particulares. 1) Bienes del patrimonio privado dél Estado: ~) Bienes
del patrimonio indispensable del Estado: hidrocarburos y grupos mineros
nacionalizados. b) Otros bienes del 'patrimonio privado ~el Estado, de las
municipalidades, de las universidades•.de!¡IS inStitutiones y em.presaspúbficas.
2.- Bienes de la Iglesia Católica. 17
SEGUNDO TEMA
TERCER TEMA
DE LAS SUCESIONES POR CAUSA DE MUERTE
l.- INTRODUCCJON. A.- Antecedentes.- B.- Sistemas sucesorios: 1) Sislema
romano. 2) Sistema germánico. 3) Otros sistemas. C.- Desarrollo histórico del
Derecho sucesorio en Bolivia.
n.- SISTEMATleA, ORIENTACION y FUENTES DEL LIBRO IV DEL CODIGO
CIVIL VIGENTE- A.- Advertencias.- B.- Enfoque esquemático de las
reformas e innovaciones hechas en el Código civil vigente respecto al abrogado.
C.- Disposiciones comunes a la sucesión en general: 1)Apertura de la sucesión.
2) Capacidad para suceder. 3) Indignidad sucesoria. 4) Adquisición de la
herencia por ministerio de la ley. 5) Beneficio de separación de patrimonio. 6)
Sistema legttimario. 7) Derecho de acrecer. 0.- De la sucesión legal: 1)
Principio igualHario. 2) Orden de sucesión. 3) Sucesión del cónyuge. 4)
Sucesión de los parientes colaterales. 5) Sucesión del Estado. E.- Sucesión
testamentaria.
111.-OIVISION DE LA HERENCIA.- A.- Disposiciones generales. B.- De la
colación. e.- Pago de deudas. D.- Efectos de la división. E- Anulabilidad y
rescisión de la división. 49
CUARTO TEMA
DE LA USUCAPION
l.- TERMINOLOGIA y DESARROLLO HISTORICO
A.- Terminología- B.- Desarrollo Histórico. La herencia romana- 1) Derecho
romano (clásico y legislación de Jusliniano). 2) Desarrollo posterior. 3)
Legislación vigente en la Colonia. 4) El Código civil boliviano de 1831
complementado por la Ley de 21 de diciembre de 1882.
11.-PRINCIPIOS, BASES Y FUNDAMENTOS DE LA NUEVA REGULACION.-
A.- Designación del instHuto. B.- Las bases del nuevo Código civil. e.-
Importancia D.- Disposición transitoria
JlI.- REGULACION DE LA USUCAPION EN EL eODIGO CIVIL VIGENTE.- A.
Elementos que concurren en la adquisición de la prqliedad por usucapión: 1) Los ./
aUINTOTEMA
OTROS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD
1.- ADOUISICION DE LA PROPIEDAD DE LOS MUEBLES, POR EL SOLO
EFECTO DE LA POSESION DE BUENA FE. A) Adquisición de la propiedad de
un muEblepor efecto de la posesión en caso de enajenaciónpor un no pr~ietario.
') Modo de adquisición originario. 2}'En maleria de muebles la posesión de
buena fe vale por Ikuloo: a) Precedentes históricos, b) la regulación actual y
campo de aplicación. Bl Adquisición de los frutos por el poseedor de buena fe.
1) Noción. 2) Clases de frutos: a) Frutos naturales, b) frutos civiles. 3)
Adquisición de frutos. 4) Poseedor de buena fe.
"