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A los catorce años aproximadamente se trasladó a 

Perugia, donde estudió pintura y


después frecuentó la Universidad local.
Se instaló en Roma en 1517 gracias a la protección del banquero Agostino Chigi y se
puso al servicio del cardenal Julio de Médicis y llegó a frecuentar también la corte del
papa León X. Durante el cónclave de 1522 permanecía en Roma y fue entonces
cuando probablemente escribió una de sus primeras obras: las Pasquinadas, en
forma de sátiras anónimas contra la curia que pegó en la estatua
de Il Pasquino (estatua romana donde tradicionalmente se colocan libelos).
El nuevo papa será Adriano VI, a quien Aretino motejará de «la tiña alemana» (por su
origen extranjero, norteuropeo, aunque en realidad era holandés). Abandona Roma y
viaja por Italia. En Mantua entra al servicio de Giovanni dalle Bande Nere.
Regresó a Roma en 1523, cuando fue elegido nuevo papa Clemente VII: pronto
recuperará la notoriedad que había tenido en su anterior estancia. Su vida en este
segundo periodo romano no será, ni mucho menos, tranquila: su afilada pluma, hábil
en los halagos pero también en las críticas más o menos veladas, le genera
enemistades. Además sus apetencias amatorias por jóvenes de ambos sexos le
acarrean fama de libertino.

Sonetos lujuriosos y La cortesana

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