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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN

3149/2016
QUEJOSO: **********.
VISTO BUENO
SR. MINISTRO

PONENTE: MINISTRO ALFREDO GUTIÉRREZ ORTIZ MENA

COTEJÓ
SECRETARIA: KARLA I. QUINTANA OSUNA

Ciudad de México. La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, en sesión correspondiente al , emite la siguiente:

SENTENCIA

Mediante la cual se resuelve el amparo directo en revisión 3149/2016,


promovido contra la determinación de 28 de abril de 2016, dictada por el
Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, para
resolver el juicio de amparo directo 431/2015.

El problema jurídico a resolver por esta Primera Sala de la Suprema Corte


de Justicia de la Nación consiste en verificar, en caso de que se cumplan
los requisitos procesales correspondientes, si el artículo 220 del Código
Penal del Distrito Federal transgrede el principio de exacta aplicación de la
ley en materia penal, contenido en el artículo 14 de la Constitución Federal;
la respuesta del tribunal colegiado a la alegada inconstitucionalidad del
artículo 177 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal 1;
y la interpretación con relación a la flagrancia de la detención y al derecho a
una defensa adecuada.

I. ANTECEDENTES DEL CASO

1. De la sentencia recurrida se advierte que el 15 de junio de 2013,


aproximadamente a las 21:47 horas, ********** –en adelante quejoso o
recurrente–, actuando con otros dos hombres, se apoderó de un vehículo.

1Artículo 177.- Los peritos emitirán su dictamen por escrito y lo ratificarán en diligencia especial, en
el caso de que sean objetados de falsedad, o el Ministerio Público o el juez lo estimen necesario.
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Al tener las llaves, los sujetos activos huyeron a bordo del referido
automóvil, conducido por el recurrente.

2. De conformidad con el parte policial, aproximadamente a las 21:55 horas,


los policías, luego de ser informados por la víctima del delito sobre el robo
de auto, radiaron la información sobre las características del mismo.
Momentos después recibieron información por parte de otra patrulla, que
habría localizado el carro, el cual había sido detenido. Los agentes, junto
con la víctima del delito, se dirigieron al lugar donde se encontraba el auto
detenido. La víctima del delito habría identificado al quejoso, conductor del
auto, como uno de los sujetos activos del delito.

3. Por los hechos, el Juez Quincuagésimo Segundo Penal de la Ciudad de


México dictó sentencia condenatoria contra el quejoso el 11 de octubre de
2013, en la causa penal **********, por considerarlo penalmente responsable
del delito robo calificado (cometido respecto de vehículo automotriz, con
violencia moral y en pandilla), y le impuso una pena de 10 años de prisión,
entre otras.

4. Inconforme, el quejoso interpuso recurso de apelación, cuyo conocimiento


correspondió a la Sexta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la
Ciudad de México, bajo el toca **********, quien el 21 de enero de 2014,
modificó la sentencia de primera instancia en cuanto al señalamiento de la
autoridad ante la cual quedarían a disposición los objetos cuya devolución
ordenó2.

II. TRÁMITE DEL JUICIO DE AMPARO

5. En desacuerdo, el quejoso promovió juicio de amparo directo, del que


conoció el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito,
que en sesión de 28 de abril de 2016, negó la protección constitucional
solicitada3.

2 Sentencia dictada por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, dentro
juicio de amparo directo 431/2015. Fojas 195 a la 237.
3 Ídem.

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6. Recurso de revisión. Contra lo anterior, el 25 de mayo siguiente el quejoso


interpuso recurso de revisión, remitido a la Suprema Corte de Justicia de la
Nación mediante acuerdo de 26 siguiente4.

7. El Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por acuerdo de


9 de junio de 2016, admitió el recurso de revisión con reserva del estudio de
procedencia, ordenó registrarlo con el número 3149/2016 y lo turnó al
Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, para la elaboración del proyecto de
resolución. El 8 de julio de 2016, el Presidente de la Primera Sala tuvo por
recibido el expediente, señaló que la Sala se abocaba al conocimiento del
asunto y que, en su oportunidad, se enviarían los autos al Ministro Ponente.

III. COMPETENCIA

8. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es


competente para conocer del presente recurso de revisión, en términos de
lo dispuesto por los artículos 107, fracción IX, de la Constitución Federal;
81, fracción II, de la Ley de Amparo, y 21, fracción III, inciso a), de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación, así como conforme al Punto
Tercero del Acuerdo General Plenario 5/2013, publicado en el Diario Oficial
de la Federación el 21 de mayo de 2013. El recurso se interpuso contra una
sentencia dictada por un tribunal colegiado de circuito en un juicio de
amparo directo en materia penal, lo cual es competencia exclusiva de esta
Primera Sala y no es necesaria la intervención del Tribunal Pleno.

IV. OPORTUNIDAD

9. El recurso de revisión se interpuso dentro del plazo correspondiente. La


sentencia impugnada se notificó personalmente al quejoso el 11 de mayo
de 2016, surtiendo efectos al día hábil siguiente. El plazo de 10 días que
establece el artículo 86 de la Ley de Amparo transcurrió del 13 al 26 del
mismo mes. De conformidad con los artículos 19 de la Ley de Amparo y
163 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en dicho

4 Juicio de amparo directo 431/2015, fojas 247 a la 251.

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cómputo no se cuentan los días 14, 15, 21 y 22 de mayo, por haber sido
inhábiles. Dado que el recurso de revisión se presentó el 25 de mayo de
2016, se promovió de manera oportuna.

V. LEGITIMACIÓN

10. El quejoso está legitimado para interponer el recurso de revisión, pues en el


juicio de amparo directo se le reconoció esa calidad, en términos del
artículo 5°, fracción I, de la Ley de Amparo. En consecuencia, la decisión
adoptada en la sentencia de amparo directo pudiera afectarle o perjudicarle
de forma directa.

VI. ELEMENTOS NECESARIOS PARA RESOLVER

11. Para dar respuesta a la materia del recurso de revisión es imprescindible


hacer referencia a los conceptos de violación, a las consideraciones de la
sentencia recurrida y a los agravios.

12. Demanda de amparo. En el escrito inicial, el quejoso no hizo valer


concepto de violación alguno y únicamente solicitó la suplencia de la
deficiencia de la queja.

13. Ampliación de demanda de amparo. El quejoso planteó los siguientes


argumentos en su apartado de conceptos de violación:

a) No fue detenido en flagrancia, ni puesto de manera inmediata a


disposición del Ministerio Público, lo que debe ocasionar la exclusión de
las pruebas.
b) Cuando el ofendido llegó al lugar de su detención, los policías no le
permitieron bajarse de la patrulla, por lo que no es respetuoso de sus
derechos un señalamiento desde el interior de la patrulla y a una
distancia de la que no se tiene certeza. Su señalamiento no fue libre y
espontáneo, ya que el denunciante perdió de vista por un lapso
considerable a sus agresores y después, según los policías, lo

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reconoció en un lugar distante al del robo, además, no fue con la


inmediatez que exige la Constitución.
c) El artículo 177 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito
Federal y el acto reclamado vulneran el principio de igualdad procesal,
el primero por eximir a los peritos oficiales de ratificar el contenido de
sus dictámenes de criminalística de campo y el que determinó el monto
de la camioneta, obligando a los de las demás partes del juicio a
hacerlo; y el segundo, por admitir experticias que no fueron ratificadas
en sede judicial.
d) El acto reclamado vulnera el artículo 14 constitucional, pues la autoridad
responsable, para integrar el tipo penal de robo, utilizó supletoriamente
la legislación civil del Distrito Federal, siendo que el Código Penal del
Distrito Federal no admite expresamente esta figura.
e) La inclusión del término “cosa mueble” en el primer párrafo del artículo
220 del Código Penal para el Distrito Federal no es una descripción
clara y precisa, lo que genera un estado de inseguridad jurídica e
implica una violación a la exacta aplicación de la ley en materia penal,
puesto que el legislador está obligado a definir todos los conceptos que
utilice en los ordenamientos secundarios para satisfacer el artículo 14
constitucional.
El artículo 220, primer párrafo, del Código Penal para el Distrito Federal
no describe con claridad el término “cosa mueble” y, por ello, el juez de
la causa acudió al Código Civil del Distrito Federal para su total
integración. No se surten los requisitos necesarios para que proceda la
supletoriedad, ya que primeramente, es necesario que el ordenamiento
legal a suplir prevea expresamente esa posibilidad y establezca cuál es
el ordenamiento aplicable, lo que no acontece, pues la legislación
sustantiva penal de referencia no contempla que el Código Civil del
Distrito Federal le es supletorio.
f) La autoridad responsable violó su derecho de presunción de inocencia,
pues no se encuentra demostrada su responsabilidad penal debido a
que no existen pruebas de cargo y/o indicios suficientes.
g) No obra en autos registro de la cadena de custodia, por lo que las
pruebas supuestamente recabadas durante la diligencia de
aseguramiento carecen de valor probatorio.

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h) Ante la insuficiencia de material probatorio para determinar su


responsabilidad penal, la concesión de amparo debe tener como
consecuencia su inmediata y absoluta libertad.
i) Fue incorrecto el grado de culpabilidad decretado por la autoridad
responsable.
j) El denunciante perdió de vista por un lapso considerable de tiempo a
sus agresores y, posteriormente –según el dicho de los policías
captores- este los reconoció en un lugar distante al señalado como el
del robo y sin que la presunta persecución y posterior señalamiento
hubieran sido captados por cámara alguna del C2 y/o se hubiera video
grabado por los policías captores. Por tanto, tal señalamiento resulta
violatorio de los derechos humanos reconocidos en los artículos 1°, 14.
16 y 20 constitucionales, respecto de los cuales solicitó una
interpretación sistemática y teleológica para establecer si el
reconocimiento efectuado antes de haber sido puesto a disposición de
la autoridad ministerial lo dejó en estado de indefensión por haber sido
hecho sin la inmediatez que exige la ley.
k) Su defensor público no cumplió cabalmente con las funciones para las
que fue designado, pues no requirió los videos de alguna cámara del C2
para constatar el lugar del robo, el de la persecución y el de la
detención; no ofreció un peritaje para buscar las huellas del suscrito en
la camioneta; no ofreció los testimonios de los empleados de la
paletería para corroborar si estos presenciaron el robo de una
camioneta; no solicitó e inspeccionó el contenido del Sistema de
Posicionamiento Global (GPS) relativo a las patrullas que intervinieron
en los hechos para constatar sus dichos; no solicitó e inspeccionó el
contenido de las radiocomunicaciones de la frecuencia de la Unidad de
Protección Ciudadana “Iztapalapa” lo que hayan utilizado las patrullas
de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal que
intervinieron en la persecución y en la detención; y no cuestionó la fe de
ropas, pues solo estuvo presente el representante social; por lo que se
violó su derecho humano a la debida defensa.
l) Se violó en su perjuicio la garantía constitucional de igualdad procesal,
ya que al no lograrse la comparecencia de un testigo se vio impedido
para contradecirlo.

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14. Sentencia de amparo. Las razones del tribunal colegiado por las cuales
negó el amparo fueron las siguientes:

a) La detención del quejoso se dio en flagrancia, instantes después del


evento delictivo, encontrando en su poder el vehículo, por lo que se
ajusta a los supuestos del artículo 16 constitucional, en que se faculta a
cualquier persona para detener al indiciado siempre que se esté
cometiendo un delito o bien, inmediatamente después, hipótesis que en
la especie se actualizó.
b) Carece de razón el quejoso en referir que para que la detención sea
lícita la autoridad que la efectúe debe haber observado la acción, pues
dicha exigencia no se encuentra prevista en norma alguna. En el caso,
la detención se dio ante la oportuna intervención de los agentes
policiales, al atender la petición de apoyo que les realizó el ofendido
instantes después de sufrir el robo de su vehículo. En el parte
informativo policial se refirió que aproximadamente a las 21:50 horas
recibieron el reporte de robo, mientras que el ofendido adujo que a las
21:47 horas llegó al lugar de los hechos y que aproximadamente cinco
minutos después de pedir apoyo a los policías, escuchó que por radio
indicaban que ya habían localizado la camioneta robada –como lo
señaló el ofendido en declaración ministerial. Además, los agentes
captores apreciaron que el quejoso conducía el auto y, al tenerlo a la
vista, el ofendido lo reconoció plenamente como uno de los tres sujetos
activos. Es lógico que el lugar de los hechos no sea el mismo en que
ocurrió la detención, pues perpetrado el robo los sujetos activos se
dieron a la fuga precisamente en el vehículo robado, alejándose del
lugar.
c) La referencia del denunciante sobre la vestimenta de los sujetos activos
no es la razón por la que aquellos fueron detenidos, sino un indicio más
que, adminiculado al hecho de que fueron detenidos con inmediatez al
robo a bordo del vehículo materia de apoderamiento, permitió tener por
cierto que fueron quienes perpetraron el delito.
No resultaba trascendente ni necesario que “población civil” testificara
que la detención sucedió como exponen los agentes captores o bien

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que se cuente con videograbaciones del momento, ya que la


intervención de los policías se suscitó en razón de la labor que tienen
encomendada de brindar apoyo y protección a la ciudadanía, conforme
a lo dispuesto en el artículo 94 de la ley adjetiva penal local.
d) El ofendido, al llegar al lugar de la detención, dijo reconocer al quejoso
como uno de los sujetos activos, señalamiento que mantuvo firme en
cada una de sus comparecencias.
e) Sus argumentos sobre la cadena de custodia son apreciaciones
subjetivas, al no advertirse error alguno que “comprometiera la
investigación”. No existe base que permita siquiera presuponer que no
existe identidad entre el vehículo asegurado y el que fue materia de
apoderamiento.
f) Son meras especulaciones las que el quejoso realiza al referir que la
camioneta pudo ser robada por “alguna otra persona y en lugar distinto”,
pues el hecho fáctico quedó plenamente acreditado con el historial
probatorio existente, y si bien la mera existencia de la camioneta no
genera convicción alguna de la comisión del delito, el proceder de los
policías captores de localizar el vehículo y apreciar al quejoso
conduciéndolo es un indicio que se fortaleció con el restante material
probatorio.
g) Contrario a lo que aduce el quejoso, sí se practicó desde la etapa de
indagatoria una inspección en el lugar de los hechos, en la que se
hicieron constar las características del inmueble.
h) La sala responsable cumplió con las formalidades del procedimiento.
i) En cuanto al concepto de violación relativo a que el quejoso no contó
con una efectiva defensa técnica por no ser asesorado debidamente
durante el proceso, el órgano colegiado estimó que no puede atribuirse
a los órganos judiciales, con el carácter de violación legal, el resultado
del buen o mal desempeño del defensor asignado por el quejoso para
que lo represente durante la secuela procesal, pues tal circunstancia no
forma parte de la garantía de defensa adecuada, reconocida en el
artículo 20 constitucional. Sustentó su argumento con base en la
jurisprudencia emitida por esta Primera Sala, de rubro: DEFENSA
DECUADA. FORMA EN QUE EL JUEZ DE LA CAUSA GARANTIZA SU
VIGENCIA.

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j) No le asiste la razón al solicitante del amparo al indicar que al actuar el


Ministerio Público como autoridad en la fase de investigación se
encuentra en una posición más favorable a la del imputado, ya que la
representación social tiene asignada la facultad investigadora por
mandato constitucional y el indiciado tiene la posibilidad de controvertir
en todo momento las pruebas recabadas en esa etapa, en ejercicio de
un eficaz derecho de defensa.
k) La autoridad responsable fundó y motivó suficientemente el acto
reclamado, tanto en el aspecto sustantivo como adjetivo se expresaron
de forma razonada las circunstancias especiales y particulares.
l) Es infundado que el acto reclamado vulnere el artículo 17 constitucional,
pues la autoridad responsable emitió una resolución en la que resolvió
la litis planteada de forma completa e imparcial, y en el proceso se
respetaron los plazos legales de modo tal que no hubo dilación alguna
en la impartición de justicia.
m) Los medios de prueba fueron debidamente apreciados.
n) Es cierto que las periciales oficiales en materia de valuación y
criminalística no fueron ratificadas, lo que entraña una violación
procesal conforme lo ha establecido esta Primera Sala en la tesis de
rubro: DICTÁMENES PERICIALES. ELA RTÍCULO 235 DEL CÓDIGO
FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS PENALES, AL EXIMIR A LOS
PERITOS OFICIALES DE RATIFICARLOS, VULNERA EL DERECHO
FUNDAMENTAL DE IGUALDAD PROCESAL. En el caso no trasciende
al resultado pues respecto de la primera, la opinión no está aislada al
fortalecerse con la factura expedida a favor del defendido.
o) En cuanto a la experticia en materia de criminalística de campo, sólo
arroja indicio de la existencia y características del lugar de los hechos,
las cuales también constan en la inspección ministerial.
p) El órgano colegiado indicó que dado que el acto reclamado estuvo
precedido de la adecuada valoración del material probatorio, la
autoridad responsable no violó los derechos fundamentales del quejoso
al declarar que los hechos demostrados durante el juicio son
constitutivos de delito y que el quejoso es responsable de su comisión.
q) Es infundado el alegato del quejoso por el que señala que no es factible
acudir supletoriamente a diversa legislación (civil) para definir el término

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“cosa mueble”. Dicho término “constituye un elemento normativo del


delito y, por tanto, susceptible de valoración jurídica o cultural, lo que
permite que se recurra a una diversa fuente para su definición, lo que
no entraña una inexacta aplicación de la ley.
El mandato de taxatividad no implica que para salvaguardar el principio
de exacta aplicación de la pena el legislador deba definir cada vocablo o
locución utilizada al redactar algún tipo penal, pues ello haría imposible
la función legislativa, de ahí que es imprescindible atender al contexto
en el que se desenvuelven las normas, así como sus posibles
destinatarios, por lo que al ser posible que los tipos penales contengan
conceptos jurídicos indeterminados, términos técnicos o vocablos
propios de un sector o profesión, deban ser definidos a través de las
fuentes legales, culturales o doctrinarias al alcance del juzgador.
r) Está plenamente acreditado que el objeto materia de apoderamiento lo
fue un vehículo automotriz, que la conducta se cometió por tres sujetos
activos, con violencia moral.
s) La versión exculpatoria de los hechos fue sometida a una correcta
valoración, siendo insuficiente para demeritar el cúmulo probatorio que
conforma la causa de origen, al no existir elemento de convicción que la
haga creíble. De ahí que las pruebas son suficientes para tener por
comprobada su responsabilidad en la comisión del delito que se le
atribuye.
t) El derecho de presunción de inocencia se vio respetado al darse al
quejoso el trato de inocente y no le fue exigido que demostrara su
inocencia, sino por el contrario, la culpabilidad la acreditó el Ministerio
Público y, la autoridad responsable correctamente determinó que las
pruebas de la causa resultaban aptas para acreditar los supuestos del
delito y la plena responsabilidad penal del quejoso en su comisión.
u) Estimó correcta la determinación de la autoridad responsable.

15. Recurso de revisión. En su escrito de revisión, el quejoso sostuvo los


siguientes agravios:

a) Su detención no se dio en flagrancia.

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b) Del acto reclamado se solicitó declarar nulo de pleno derecho los


dictámenes periciales, pero no se interpretó la ley para analizar su
constitucionalidad y no es claro si se excluyeron los dictámenes
periciales no ratificados en sede judicial.
c) En el caso concreto no se puede aplicar la figura de la supletoriedad
porque el Código Penal del Distrito Federal no lo admite expresamente,
es decir, no faculta a ninguna autoridad a aplicarlo, por lo que subsiste el
problema de constitucionalidad planteado en el acto reclamado.
d) Se parte de un reconocimiento y una detención que deben declararse
inconstitucionales, un testigo que la representación social no quiso hacer
comparecer ante el juez de la causa, una nula defensa que le impidió
demostrar su inocencia y una insuficiencia probatoria que de ninguna
manera puede enervar su presunción de inocencia.
e) El tribunal colegiado no se pronunció sobre la solicitud de interpretación
constitucional para establecer si el reconocimiento que se le hizo antes
de ser puesto a disposición del Ministerio Público lo dejó en estado de
indefensión por haberse hecho sin la inmediatez que exige la ley, ante
agentes de policía que no están facultados para ello y sin las
formalidades esenciales mínimas que den certeza que dicha diligencia
se llevó a cabo como se dijo.
f) Solicita que se establezca si el buen desempeño del defensor de oficio
forma parte de la garantía de defensa adecuada, pues no cumplió
cabalmente con las funciones para las que fue designado.
g) Al no lograrse la comparecencia de un testigo se originó un
desequilibrio procesal por no poder contradecirlo.
h) Se consideró de manera inexacta la forma en que intervino en los
hechos.
i) El acto reclamado no individualizó exactamente la pena impuesta y no
aplicó correctamente el descuento de la prisión preventiva.
j) Por escrito de 18 de noviembre de 2015, reiteró la solicitud efectuada
en la demanda de amparo, respecto de la expedición de copia
certificada de la causa y el toca que originaron el acto reclamado.
Inconforme con lo acordado por el tribunal colegiado, promovió recurso
de reclamación, que fue declarado infundado. Refiere que lo anterior

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implica que no conociera la totalidad de las constancias para plantear


mejor sus pretensiones.

VII. ESTUDIO DE PROCEDENCIA DEL RECURSO

16. De conformidad con la Ley de Amparo, el recurso de revisión en amparo


directo se distingue por ser un medio de impugnación extraordinario, el cual
sólo es procedente cuando se cumplen los requisitos señalados
expresamente por la Constitución Federal y la Ley de Amparo, motivo por el
cual deben ser analizados previamente al estudio de fondo de toda revisión
en amparo directo.

17. En ese sentido, tras un análisis de la demanda de amparo, la sentencia del


tribunal colegiado y el recurso de revisión, se considera oportuno verificar
si, en el presente asunto, se satisfacen los requisitos de procedencia a los
que hacen alusión los artículos 107, fracción IX, de la Constitución Federal
y 81, fracción II, de la Ley de Amparo, así como a lo establecido en el punto
Primero del Acuerdo Número 9/2015 del Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación.

18. De acuerdo con las citadas normas constitucionales y legales, esta


Suprema Corte puede conocer de la revisión de un amparo directo cuando,
además de acreditarse la oportunidad del recurso y la legitimación del
promovente, se cumplan los siguientes requisitos: a) que esté de por medio
una cuestión constitucional para la resolución del caso concreto, y b) su
estudio por parte de la Suprema Corte fije un criterio de importancia y
trascendencia para el ordenamiento jurídico.

19. En relación con el primer requisito, con base en lo resuelto por el Tribunal
Pleno en la contradicción de tesis 21/2011-PL, fallada el 9 de septiembre de
2013, esta Primera Sala entiende que una cuestión propiamente
constitucional se actualiza cuando se exige la tutela del principio de
supremacía constitucional para la solución de un caso, porque justamente
se presenta un conflicto interpretativo de la determinación normativa que
para ese supuesto otorga la Constitución, en tanto texto normativo, lo cual

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implica la exigencia de desentrañar el significado de un elemento normativo


o de alguna norma fundamental o de un derecho humano reconocido en un
tratado internacional ratificado por México, mediante el despliegue de un
método interpretativo.

20. Lo anterior es así, pues el Tribunal Pleno sostuvo que como consecuencia
de la reforma al artículo 1° de la Constitución Federal de 10 de junio de
2011, el principio de supremacía constitucional se desenvuelve en dos
concepciones distintas, cada una dando origen a un tipo de cuestión de
constitucionalidad: una relativa a la protección consistente del sistema de
fuentes y a su principio de jerarquía normativa y otra relacionada con la
protección coherente de la unidad de principios objetivos del ordenamiento
jurídico, a través del principio de mayor protección de los derechos
humanos.

21. Por tanto, una cuestión de constitucionalidad se puede definir, en términos


generales, mediante un criterio positivo y otro negativo. De manera positiva,
se origina por el ejercicio interpretativo de un elemento o norma
constitucional para la resolución del caso, entendiéndose con ello no sólo la
interpretación de los preceptos de la Constitución Federal, sino de los
derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales de los que
México es parte de acuerdo a lo previsto en el artículo 1°, párrafo primero,
de la propia Constitución Federal.

22. Si bien el citado artículo 81, fracción II, de la Ley de Amparo no establece
de manera expresa la procedencia del recurso cuando se tenga como
parámetro de regularidad constitucional un derecho humano reconocido en
un tratado internacional, lo cierto es que dicha condicionante se desprende
de la interpretación sistemática de los citados artículos 1°, párrafo primero,
y 107, fracción IX, constitucionales, los cuales ya se encontraban vigentes
al momento de la presentación de la demanda.

23. Por su parte, el criterio negativo radica en la identificación de su opuesto: la


cuestión de legalidad. En efecto, las cuestiones jurídicas relativas
exclusivamente a determinar la debida aplicación de una ley o la

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determinación del sentido de una norma infraconstitucional, se encuadra


como una cuestión de legalidad en la que lo relevante es desentrañar el
sentido normativo de tales fuentes normativas5.

24. Lo anteriormente expuesto no implica que una cuestión de legalidad esté


desvinculada de la fuerza protectora de la norma fundamental, pues la
Constitución Federal, en sus artículos 14 y 16, reconoce el derecho humano
a la legalidad, lo cual conlleva evaluar la debida aplicación de la ley; sin
embargo, ello se trata de una violación “indirecta” a la Constitución que no
exige el ejercicio interpretativo de un elemento genuinamente
constitucional, sino sólo una referencia en vía de consecuencia6.

25. Por lo tanto, para que se actualice una cuestión de constitucionalidad para
la procedencia de un recurso de revisión en un juicio de amparo directo es
necesario que en la sentencia recurrida se haya realizado un
pronunciamiento sobre la constitucionalidad de normas generales o se
establezca la interpretación directa de una norma constitucional o de los
derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales de los que
el Estado mexicano sea parte o que, habiéndose planteado alguna de esas

5 Véase, por ejemplo, la tesis de jurisprudencia 53/98, emitida por la Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Novena
Época. tomo VIII, Agosto de 1998, página 326, de rubro y texto: “REVISIÓN EN AMPARO
DIRECTO. LOS AGRAVIOS DE LEGALIDAD SON INOPERANTES. Conforme a los artículos 107,
fracción IX, constitucional y 83, fracción V, de la Ley de Amparo, que regulan el recurso de revisión
en amparo directo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación en esta instancia deberá examinar
las cuestiones propiamente constitucionales; por consiguiente, si en el recurso se plantean, al lado
de agravios sobre constitucionalidad de normas generales o de interpretación directa de un
precepto de la Constitución, argumentos de mera legalidad, éstos deben desestimarse por
inoperantes”.
6 Véase, la tesis aislada de la extinta Tercera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación,

publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, volumen 187-192, Cuarta


Parte, página 179, de rubro y texto: “REVISION. IMPROCEDENTE CONTRA SENTENCIAS
DICTADAS EN AMPARO DIRECTO POR TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO, CUANDO
SE IMPUGNA UNA LEY LOCAL POR CONTRAVENIR UNA LEY FEDERAL, ASI COMO UN
CONVENIO DE COORDINACION FISCAL. De acuerdo con lo dispuesto por la fracción IX, del
artículo 107 de la Constitución General, las resoluciones que en materia de amparo directo
pronuncien los Tribunales Colegiados de Circuito no admiten recurso alguno, salvo los casos
previstos por las dos hipótesis contempladas en la fracción V, del artículo 83 de la Ley de Amparo,
a saber cuando decidan sobre la constitucionalidad de una ley o cuando se haga una interpretación
directa de un precepto constitucional, hipótesis en la que no se encuentra un caso en el que el
problema resuelto por el Tribunal Colegiado no es de inconstitucionalidad de leyes propiamente
dichos, sino de contradicción entre una ley local, por un lado, y una ley federal y un convenio de
coordinación fiscal, por otro, no obstante que se aduzcan violaciones a los artículos 14 y 16
constitucionales, pues éstos deben entenderse, en todo caso, como violaciones en vía de
consecuencia”.

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cuestiones en la demanda de amparo, se haya omitido su estudio en la


respectiva sentencia.

26. Respecto del segundo requisito, aun cuando exista una cuestión de
constitucionalidad, la procedencia del recurso se supedita
constitucionalmente a que se fije un criterio de importancia y trascendencia
para el ordenamiento jurídico, a juicio de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación y conforme a los acuerdos generales que emita el Tribunal Pleno.

27. Sobre este aspecto debe entonces atenderse a lo que se precisa en el


punto Segundo del Acuerdo Número 9/2015 antes citado, en virtud del cual,
por regla general, se entiende que no se surten los requisitos de
importancia y trascendencia cuando exista jurisprudencia sobre la cuestión
de constitucionalidad hecha valer en la demanda de amparo, así como
cuando no se hayan expresado agravios o, en su caso, éstos resulten
ineficaces, inoperantes, inatendibles o insuficientes (y no haya que suplir la
deficiencia de la queja), o bien, en casos análogos.

28. Al aplicar los anteriores criterios al presente caso, esta Sala determina que se
cumplen los requisitos de procedencia.

29. Por una parte, el quejoso planteó en su demanda de amparo la


inconstitucionalidad del artículo 220 del Código Penal para el Distrito Federal
–retomada en el escrito de agravios-, lo cual fue analizado por el tribunal
colegiado concluyendo que dicho precepto cumple con el principio de
taxatividad. En este sentido, corresponde verificar si el estudio y la
determinación adoptada fueron correctas.

30. Por otra, se debe verificar la respuesta que el tribunal colegiado emitió
sobre la alegada inconstitucionalidad del artículo 177 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, hecha valer en la demanda
de amparo, y respecto de lo cual el recurrente refiere que existió omisión en
la sentencia de amparo.

15
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

31. Asimismo, el órgano de control constitucional efectuó una interpretación


constitucional sobre la detención del quejoso bajo la figura de flagrancia
delictiva y en cuanto al derecho de defensa adecuada, y el recurrente
reclama el incorrecto análisis de tales aspectos.

VIII. ESTUDIO DE FONDO

32. El estudio constitucional del presente asunto se realizará por razones


metodológicas de la siguiente manera: en primer lugar, se analizará si el
artículo 220, primer párrafo, del Código Penal para el Distrito Federal
transgrede el principio de taxatividad contenido en el artículo 14 de la
Constitución Federal; en segundo lugar, se examinará la determinación del
órgano colegiado sobre la inconstitucionalidad del artículo 177 del Código
de Procedimientos Penales para el Distrito Federal; posteriormente, se
analizará la interpretación con relación a la flagrancia en la detención y al
derecho a una defensa adecuada.

i. Estudio de taxatividad del artículo 220 del Código Penal para el


Distrito Federal.

33. El recurrente señaló en su demanda de amparo que el primer párrafo del


artículo 220 del Código Penal para el Distrito Federal, vigente al momento
de los hechos, es inconstitucional por violar la garantía del artículo 14
constitucional, ya que la inclusión del término “cosa mueble” no es una
descripción clara y precisa, lo que genera un estado de inseguridad jurídica
e implica una violación a la exacta aplicación de la ley en materia penal.
Agregó que el legislador está obligado a definir todos los conceptos que
utilice en los ordenamientos secundarios. En el caso, el juez acudió al
Código Civil del Distrito Federal para su total integración, sin que se surtan
los requisitos necesarios para que proceda la supletoriedad, ya que es
necesario que el ordenamiento legal a suplir prevea expresamente esa
posibilidad y establezca cuál es el ordenamiento aplicable.

34. El tribunal colegiado analizó la constitucionalidad del precepto y concluyó


que el término “cosa mueble” constituye un elemento normativo del delito y,

16
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

por tanto, susceptible de valoración jurídica o cultural, lo que permite que se


recurra a una diversa fuente para su definición, lo que no entraña una
inexacta aplicación de la ley. Agregó, entre otros argumentos (supra párrafo
14, inciso q), que así lo ha sostenido esta Primera Sala en la tesis de rubro:
PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL EN SU VERTIENTE DE
TAXATIVIDAD. ANÁLISIS DEL CONTEXTO EN EL CUAL SE
DESENVUELVEN LAS NORMAS PENALES, ASÍ COMO DE SUS
POSIBLES DESTINATARIOS.

35. Esta Primera Sala considera que la interpretación efectuada por el tribunal
colegiado es correcta por las razones que se expresan a continuación,
precisando que el estudio se limitará al párrafo primero del precepto legal
alegado de inconstitucional, pues éste fue el aplicado en el caso concreto.

36. Frente al tema de constitucionalidad que se analiza, esta Primera Sala


realizó un análisis relativo del artículo 14 de la Constitución Federal,
respecto del contexto en el cual se desenvuelven las normas penales, en
los amparos directos en revisión 448/20107, 3032/20118, 3738/20129,
24/201310 y 583/201311.

37. En tales ejecutorias se expuso, entre otras cuestiones, que el artículo 14


constitucional, tercer párrafo, establece que a “ninguna ley se dará efecto

7 Visto en sesión de 13 de julio de 2011. Unanimidad de votos de los Ministros Jorge Mario Pardo
Rebolledo, José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de
García Villegas y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea; respecto de los resolutivos primero, tercero,
cuarto y quinto. Mayoría de cuatro votos por lo que hace al segundo resolutivo. Disidente: José
Ramón Cossío Díaz. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Javier Mijangos y
González.
8 Resulto el 9 de mayo de 2012, por cinco votos de los Ministros Jorge Mario Pardo Rebolledo,

José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García Villegas
y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario:
Ignacio Valdés Barreiro.
9 Visto en sesión de 20 de febrero de 2013. Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de

Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Roberto
Lara Chagoyán.
10 Visto en sesión de 17 de abril de 2013. Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de

Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien formuló voto concurrente; Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretaria: Beatriz J. Jaimes Ramos
11 Resulta en sesión de 11 de septiembre de 2013. Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar

Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de
García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Secretario: Javier Mijangos y González

17
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

retroactivo en perjuicio de persona alguna. […] En los juicios del orden


criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría
de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente
aplicable al delito de que se trata […]”.

38. Así, dicho artículo consagra el derecho fundamental a la exacta aplicación


de la ley en materia penal –que tiene su origen en los principios nullum
crimen sine lege y nulla poena sine lege– conforme al cual sólo pueden
castigarse penalmente las conductas debidamente descritas en la
legislación correspondiente como ilícitas y aplicarse las penas
preestablecidas en la ley para sancionarlas, para salvaguardar la seguridad
jurídica de las personas12.

39. Esta Suprema Corte ha sostenido que el derecho a la exacta aplicación de


la ley penal no sólo impone obligaciones a los tribunales, sino también al
legislador ordinario en el sentido de que éste prevea tanto la conducta
delictiva como la sanción aplicable con tal precisión que evite un estado de
incertidumbre jurídica en las personas sujetas a jurisdicción del Estado13.

12 Es aplicable la tesis de rubro y texto siguiente: “EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL.


ESTE DERECHO FUNDAMENTAL, CONTENIDO EN EL TERCER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 14
DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, SALVAGUARDA
LA SEGURIDAD JURÍDICA DE LAS PERSONAS. El derecho fundamental a la exacta aplicación
de la ley penal tiene su origen en los principios nullum crimen sine lege (no existe un delito sin una
ley que lo establezca) y nulla poena sine lege (no existe una pena sin una ley que la establezca), al
tenor de los cuales sólo pueden castigarse penalmente las conductas debidamente descritas en la
legislación correspondiente como ilícitas y aplicarse las penas preestablecidas en la ley para
sancionarlas, con el fin de salvaguardar la seguridad jurídica de las personas, a quienes no puede
considerárseles responsables penalmente sin que se haya probado que infringieron una ley penal
vigente, en la que se encuentre debidamente descrito el hecho delictivo y se prevea la sanción
aplicable”. Tesis Aislada P. XXI/2013, Pleno, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Décima Época Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1, página 191.
13 Es aplicable la tesis de rubro y texto siguiente: “EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL. LA

GARANTÍA, CONTENIDA EN EL TERCER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 14 DE LA


CONSTITUCIÓN FEDERAL, TAMBIÉN OBLIGA AL LEGISLADOR. El significado y alcance de
dicha garantía constitucional no se limita a constreñir a la autoridad jurisdiccional a que se
abstenga de imponer por simple analogía o por mayoría de razón, pena alguna que no esté
decretada por una ley exactamente aplicable al hecho delictivo de que se trata, sino que también
obliga a la autoridad legislativa a emitir normas claras en las que se precise la conducta
reprochable y la consecuencia jurídica por la comisión de un ilícito, a fin de que la pena se aplique
con estricta objetividad y justicia; que no se desvíe ese fin con una actuación arbitraria del
juzgador, ni se cause un estado de incertidumbre jurídica al gobernado a quien se le aplique la
norma, con el desconocimiento de la conducta que constituya el delito, así como de la duración
mínima y máxima de la sanción, por falta de disposición expresa”. Jurisprudencia 10/2006, Primera
Sala, publicado en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XXIII, Marzo de 2006, página 84.

18
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

40. En efecto, el poder legislativo debe formular claramente el tipo penal con el
propósito de dotarlo de un contenido concreto y unívoco para evitar la
arbitrariedad en su aplicación, así como de un grado de determinación
suficiente que permita que aquello que es objeto de prohibición sea
conocido por la persona destinataria de la norma14.

41. En criterio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el artículo 9


de la Convención Americana sobre Derechos Humanos contiene el principio
de legalidad en materia penal o de estricta legalidad de las prohibiciones
penales, el cual implica que la conducta incriminatoria debe estar
claramente definida para que permita deslindarla de comportamientos no
punibles o conductas ilícitas sancionables con medidas no penales, por lo
que es necesario que el ámbito de aplicación de cada uno de los tipos esté
delimitado de la manera más clara que sea posible, en forma expresa,
precisa, taxativa y previa15, más aún cuando “el derecho penal es el medio

14 “PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL EN SU VERTIENTE DE TAXATIVIDAD. ANÁLISIS DEL


CONTEXTO EN EL CUAL SE DESENVUELVEN LAS NORMAS PENALES, ASÍ COMO DE SUS
POSIBLES DESTINATARIOS. El artículo 14, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, consagra el derecho fundamental de exacta aplicación de la ley en materia penal al
establecer que en los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía y aun
por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata. Este derecho fundamental no se limita a ordenar a la autoridad jurisdiccional
que se abstenga de interpretar por simple analogía o mayoría de razón, sino que es extensivo al
creador de la norma. En ese orden, al legislador le es exigible la emisión de normas claras,
precisas y exactas respecto de la conducta reprochable, así como de la consecuencia jurídica por
la comisión de un ilícito; esta descripción no es otra cosa que el tipo penal, el cual debe estar
claramente formulado. Para determinar la tipicidad de una conducta, el intérprete debe tener en
cuenta, como derivación del principio de legalidad, al de taxatividad o exigencia de un contenido
concreto y unívoco en la labor de tipificación de la ley. Es decir, la descripción típica no debe ser de
tal manera vaga, imprecisa, abierta o amplia, al grado de permitir la arbitrariedad en su aplicación.
Así, el mandato de taxatividad supone la exigencia de que el grado de determinación de la
conducta típica sea tal, que lo que es objeto de prohibición pueda ser conocido por el destinatario
de la norma. Sin embargo, lo anterior no implica que para salvaguardar el principio de exacta
aplicación de la pena, el legislador deba definir cada vocablo o locución utilizada al redactar algún
tipo penal, toda vez que ello tornaría imposible la función legislativa. Asimismo, a juicio de esta
Primera Sala, es necesario señalar que en la aplicación del principio de taxatividad es
imprescindible atender al contexto en el cual se desenvuelven las normas, así como sus posibles
destinatarios. Es decir, la legislación debe ser precisa para quienes potencialmente pueden verse
sujetos a ella. En este sentido, es posible que los tipos penales contengan conceptos jurídicos
indeterminados, términos técnicos o vocablos propios de un sector o profesión, siempre y cuando
los destinatarios de la norma tengan un conocimiento específico de las pautas de conducta que,
por estimarse ilegítimas, se hallan prohibidas por el ordenamiento. El principio de taxatividad no
exige que en una sociedad compleja, plural y altamente especializada como la de hoy en día, los
tipos penales se configuren de tal manera que todos los gobernados tengan una comprensión
absoluta de los mismos, específicamente tratándose de aquellos respecto de los cuales no pueden
ser sujetos activos, ya que están dirigidos a cierto sector cuyas pautas de conducta son muy
específicas, como ocurre con los tipos penales dirigidos a los miembros de las Fuerzas Armadas”.
Jurisprudencia 54/2014, Primera Sala, publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Libro 8, Julio de 2014, Tomo I, página 131.
15 Cfr. Corte IDH, Caso Kimel vs. Argentina, Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de 2 de

mayo de 2008, serie C No. 177, párrafos 58-67; Corte IDH. Caso Liakat Ali Alibux Vs. Suriname.

19
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

más restrictivo y severo para establecer responsabilidades respecto de una


conducta ilícita, teniendo en cuenta que el marco legal debe brindar
seguridad jurídica al ciudadano16”. Así, los delitos deben tipificarse en
términos precisos e inequívocos que definan con precisión el delito
sancionable17.

42. Ahora bien, el mandato de taxatividad sólo obliga al poder legislativo a una
determinación suficiente, y no a la mayor precisión imaginable; es decir, los
textos legales que contienen las normas penales únicamente deben
describir con suficiente precisión qué conductas están prohibidas y qué
sanciones se impondrán a quienes incurran en ellas, pues la exigencia en
cuanto a la claridad y precisión es gradual. 18 La Corte Interamericana ha
destacado, al respecto, que:

Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de 2014.


Serie C No. 276, Párrafo 61; y, Corte IDH. Caso Norín Catrimán y otros (Dirigentes, miembros y
activista del Pueblo Indígena Mapuche) Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29
de mayo de 2014. Serie C No. 279, Párrafo 162.
16 Corte I.D.H., Caso Usón Ramírez vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y

Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207, párr. 55; y Corte I.D.H., Caso
Kimel vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008 Serie C No.
177, párr. 63.
17 Cfr. Orozco Henríquez, José de Jesús et al, “Criterios relevantes de la Comisión Interamericana

de Derechos Humanos aplicables a la justicia penal”, en Criterios y jurisprudencia interamericana


de derechos humanos: influencia y repercusión en la justicia penal, IIJ-UNAM, México, 2014.
18 “TAXATIVIDAD EN MATERIA PENAL. SÓLO OBLIGA AL LEGISLADOR A UNA
DETERMINACIÓN SUFICIENTE DE LOS CONCEPTOS CONTENIDOS EN LAS NORMAS
PENALES Y NO A LA MAYOR PRECISIÓN IMAGINABLE. La Suprema Corte de Justicia de la
Nación ha sostenido que la exacta aplicación de la ley en materia penal obliga al legislador a
señalar con claridad y precisión las conductas típicas y las penas aplicables. Asimismo, esta
Primera Sala ha reconocido que una disposición normativa no necesariamente es inconstitucional
si el legislador no define cada vocablo o locución que utiliza, ya que ello tornaría imposible la
función legislativa. Es por eso que el mandato de taxatividad sólo puede obligar al legislador penal
a una determinación suficiente y no a la mayor precisión imaginable. Desde esta perspectiva, la
taxatividad tiene un matiz que requiere que los textos legales que contienen normas penales
únicamente describan, con suficiente precisión, qué conductas están prohibidas y qué sanciones
se impondrán a quienes incurran en ellas, por lo que la exigencia en cuanto a la claridad y
precisión es gradual. En este sentido, puede esclarecerse una cierta tensión estructural en el
mandato de la taxatividad: alcanzar el punto adecuado entre precisión (claridad) y flexibilidad de
una disposición normativa para que, en una sana colaboración con las autoridades judiciales,
dichas disposiciones puedan ser interpretadas para adquirir mejores determinaciones. Ahora bien,
como la legislación penal no puede renunciar a la utilización de expresiones, conceptos jurídicos,
términos técnicos, vocablos propios de un sector o profesión (y por ello necesitados de
concreción), entonces el legislador y las autoridades judiciales se reparten el trabajo para alcanzar,
de inicio, una suficiente determinación y, posteriormente, una mayor concreción; de ahí que para
analizar el grado de suficiencia en la claridad y precisión de una expresión no debe tenerse en
cuenta sólo el texto de la ley, sino que puede acudirse tanto a la gramática, como a su contraste en
relación con otras expresiones contenidas en la misma (u otra) disposición normativa, al contexto
en el cual se desenvuelven las normas y a sus posibles destinatarios”. Tesis Aislada CXCII/2013,
Primera Sala, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
Libro XXI, Junio de 2013, Tomo 1, página 605.

20
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

(…) la ambigüedad en la formulación de los tipos penales genera


dudas y abre el campo al arbitrio de la autoridad, particularmente
indeseable cuando se trata de establecer la responsabilidad penal de
los individuos y sancionarla con penas que afectan severamente
bienes fundamentales, como la vida o la libertad19.

43. En efecto, los conceptos jurídicos no escapan a la indeterminación que es


propia y natural del lenguaje, cuya abstracción adquiere un sentido preciso
cuando se contextualizan en las circunstancias específicas de los casos
concretos. En estos casos, el poder legislativo, por no ser omnisciente y
desconocer de antemano todas las combinaciones y circunstancias futuras
de aplicación se ve en la necesidad de emplear conceptos jurídicos
indeterminados cuyas condiciones de aplicación no pueden preverse en
todo su alcance posible porque la solución de un asunto concreto depende
justamente de la apreciación particular de las circunstancias que en él
concurran20.

44. Así pues, para analizar el grado de suficiencia en la claridad de una


expresión no debe tenerse en cuenta sólo el texto de la ley, sino que puede
acudirse tanto a la gramática como a su contraste en relación con otras
expresiones contenidas en la misma disposición normativa, así como al
contexto en el cual se desenvuelven las normas y a sus posibles
destinatarios. Asimismo, debe tenerse en cuenta si la norma penal
impugnada está limitando el ejercicio válido de un derecho humano21.

19 Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú. Sentencia de 30 de mayo de 1999. Serie C
No. 52, párr. 121.
20Jurisprudencia 1a./J. 1/2006, Primera Sala, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y

su Gaceta, Novena Época, Febrero de 2006, Tomo XXIII, página 357 de rubro: “LEYES. SU
INCONSTITUCIONALIDAD NO DEPENDE DE QUE ESTABLEZCAN CONCEPTOS
INDETERMINADOS”.
21 Cfr. inter alia, casos, Corte I.D.H., Caso Usón Ramírez vs. Venezuela. Excepción Preliminar,

Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207; y Corte
I.D.H., Caso Palamara Iribarne vs. Chile. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135,
Caso Mémoli vs. Argentina. Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. 22 de agosto de 2013. Serie C No. 265. Asimismo, ver Amparo en revisión 492/2014,
resuelto en sesión de 20 de mayo de 2015, por mayoría de tres votos, bajo la ponencia del Ministro
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretarios: Karla I. Quintana Osuna y David García Sarubbi;
Amparo en revisión 482/2014 resuelto en sesión de 9 de septiembre de 2015 por mayoría de tres
votos, bajo la ponencia del Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretaria: Karla I. Quintana
Osuna. Ver también, Orozco Henríquez, José de Jesús et al, “Criterios relevantes de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos aplicables a la justicia penal”, en Criterios y jurisprudencia
interamericana de derechos humanos: influencia y repercusión en la justicia penal, IIJ-UNAM,
México, 2014.

21
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

45. De igual forma, ha sido criterio reiterado de esta Suprema Corte que la
inconstitucionalidad de las leyes no deriva exclusivamente de la falta de
definición de los vocablos utilizados por el poder legislativo puesto que las
leyes no son diccionarios y la exigencia de un requisito de esa naturaleza
volvería imposible la función legislativa, ya que se trataría de una labor
interminable e impráctica22.

46. El quejoso cuestiona la constitucionalidad del párrafo primero del artículo


220 del Código Penal para el Distrito Federal, que establece como parte de
la descripción típica la locución “cosa mueble”, pues desde su perspectiva
observa falta de claridad y precisión y pudiera generar incertidumbre en el
destinatario de la norma.

47. Esta Sala estima que dicho planteamiento es infundado, pues el hecho de
que la norma penal cuestionada no defina lo que debe entenderse por “cosa
mueble” no la hace vaga e imprecisa, de manera que la certeza jurídica en
su actualización provoque la arbitrariedad en su aplicación.

48. El contenido de la porción normativa combatida es la siguiente: “Al que con


ánimo de dominio y sin consentimiento de quien legalmente pueda
otorgarlo, se apodere de una cosa mueble ajena, se le impondrán (…)”.

22 “LEYES. SU INCONSTITUCIONALIDAD NO PUEDE DERIVAR EXCLUSIVAMENTE DE LA


FALTA DE DEFINICIÓN DE LOS VOCABLOS O LOCUCIONES UTILIZADOS POR EL
LEGISLADOR. Es cierto que la claridad de las leyes constituye uno de los imperativos apremiantes
y necesarios para evitar o disminuir su vaguedad, ambigüedad, confusión y contradicción; sin
embargo, de un análisis integral de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se
llega a la conclusión de que ninguno de los artículos que la componen establece, como requisito
para el legislador ordinario, el que en cada uno de los ordenamientos secundarios -considerando
también a los de la materia penal- defina los vocablos o locuciones ahí utilizados. Lo anterior es
así, porque las leyes no son diccionarios y la exigencia de un requisito así, tornaría imposible la
función legislativa, pues la redacción de las leyes en general se traduciría en una labor interminable
y nada práctica, teniendo como consecuencia que no se cumpliera, de manera oportuna, con la
finalidad que se persigue con dicha función. De ahí, que resulte incorrecto y, por tanto, inoperante,
el argumento que afirme que una norma se aparta del texto de la Ley Fundamental, porque no
defina los vocablos o locuciones utilizados, pues la contravención a ésta se debe basar en
aspectos objetivos que generalmente son los principios consagrados en ella, ya sea prohibiendo
una determinada acción de la autoridad en contra de los particulares gobernados y ordenando la
forma en que deben conducirse en su función de gobierno. Además, del análisis de lo dispuesto
por los artículos 94, párrafo séptimo y 72, inciso f), de la Carta Magna, se advierte el
reconocimiento, por parte de nuestro sistema jurídico, de la necesidad de que existan métodos de
interpretación jurídica que, con motivo de las imprecisiones y oscuridades que puedan afectar a las
disposiciones legales, establezcan su sentido y alcance, pero no condiciona su validez al hecho de
que sean claras en los términos que emplean”. Jurisprudencia 83/2004, Primera Sala, publicada en
el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XX, Octubre de 2004,
página 170.

22
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

49. Dicha norma contempla como elemento del tipo penal una conducta
consistente en apoderarse de una cosa mueble ajena. Al respecto, el poder
legislativo local optó por un concepto frecuentemente utilizado en el
lenguaje jurídico como “cosa mueble” para la descripción del ilícito. Por lo
tanto, la descripción hecha por el poder legislativo local presenta un grado
de determinación suficiente que permite el conocimiento del objeto de
prohibición por parte de la persona destinataria de la norma.

50. En términos de estricta dogmática jurídico-penal, la expresión referida


constituye un elemento normativo que al no estar dotado de significado
especial por la ley, requiere ser valorado al tenor de una diversa fuente para
obtener el entendimiento de lo que significa, como pudiera ser otro
ordenamiento jurídico, en el caso, el Código Civil para el Distrito Federal,
que en sus artículos 752 a 76323, refiere lo que debe entenderse por bien
mueble.

23 ARTÍCULO 752.- Los bienes son muebles por su naturaleza o por disposición de la ley.
ARTICULO 753.- Son muebles por su naturaleza, los cuerpos que pueden trasladarse de un lugar
a otro, ya se muevan por sí mismos, ya por efecto de una fuerza exterior.
ARTICULO 754.- Son bienes muebles por determinación de la ley, las obligaciones y los derechos
o acciones que tienen por objeto cosas muebles o cantidades exigibles en virtud de acción
personal.
ARTÍCULO 755.- Por igual razón se reputan muebles las acciones que cada socio tiene en las
asociaciones o sociedades, aun cuando a éstas pertenezcan algunos bienes inmuebles.
ARTÍCULO 756.- Las embarcaciones de todo género son bienes muebles.
ARTICULO 757.- Los materiales procedentes de la demolición de un edificio, y los que se hubieren
acopiado para repararlo o para construir uno nuevo, serán muebles mientras no se hayan
empleado en la fabricación.
ARTÍCULO 758.- Los derechos de autor se consideran bienes muebles.
ARTÍCULO 759.- En general, son bienes muebles, todos los demás no considerados por la ley
como inmuebles.
ARTICULO 760.- Cuando en una disposición de la ley o en los actos y contratos se use de las
palabras bienes muebles, se comprenderán bajo esa denominación los enumerados en los
artículos anteriores.
ARTICULO 761.- Cuando se use de las palabras mueble o bienes muebles de una casa, se
comprenderán los que formen el ajuar y utensilios de ésta y que sirven exclusiva y propiamente
para el uso y trato ordinario de una familia, según las circunstancias de las personas que la
integren. En consecuencia, no se comprenderán: el dinero, los documentos y papeles, las
colecciones científicas y artísticas, los libros y sus estantes, las medallas, las armas, los
instrumentos de artes y oficios, las joyas, ninguna clase de ropa de uso, los granos, caldos,
mercancías y demás cosas similares.
ARTICULO 762.- Cuando por la redacción de un testamento o de un convenio, se descubra que el
testador o las partes contratantes han dado a las palabras muebles o bienes muebles una
significación diversa de la fijada en los artículos anteriores, se estará a lo dispuesto en el
testamento o convenio.
ARTÍCULO 763.- Los bienes muebles son fungibles o no fungibles. Pertenecen a la primera clase
los que pueden ser reemplazados por otros de la misma especie, calidad y cantidad.
Los no fungibles son los que no pueden ser substituidos por otros de la misma especie, calidad y
cantidad.

23
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

51. Por tanto, la norma penal cuestionada no vulnera el principio de legalidad


penal en su vertiente de taxatividad, en tanto que el legislador no hizo más
que aludir a una circunstancia específica en la que el sujeto activo se
coloca voluntariamente al realizar la conducta, la cual es susceptible de
comprender desde el contexto de valoración legal, como bien lo estimó el
órgano colegiado en la sentencia recurrida.

52. En ese sentido, el hecho que en el código penal sustantivo no se contenga


la definición legal del concepto “bien mueble”, no implica una violación al
principio de legalidad, pues tal situación no depende de los vicios de
redacción e imprecisión en que el legislador ordinario pueda incurrir, en
atención a que éste no se encuentra obligado a definir todos los términos
que en los ordenamientos jurídicos se utilizan. Por tanto, esta Primera Sala
concluye que la inconstitucionalidad planteada respecto del primer párrafo
del artículo 220 del Código Penal para el Distrito Federal, vigente al
momento de los hechos, es infundada.

ii. Estudio de constitucionalidad del artículo 177 del Código de


Procedimientos Penales para el Distrito Federal

53. El recurrente alega que el artículo 177 del Código de Procedimientos


Penales para el Distrito Federal, vigente al momento de los hechos, es
inconstitucional por violar el principio de igualdad procesal al supeditar a los
peritos oficiales de ratificar los dictámenes que emiten sólo en caso de que
sean objetados de falsedad o cuando el Ministerio Público o el juez lo
estimen necesario, a diferencia de los peritos de las demás partes.

54. El tribunal colegiado se limitó a destacar que era cierto que dos periciales
oficiales no fueron ratificadas, lo que entrañó una violación procesal de
acuerdo a los precedentes de la Sala, pero añadió que ello no trascendió al
resultado pues la primera pericial no estaba aislada y la segunda sólo arrojó
indicio de la existencia y características del lugar de los hechos. Por tanto,
estimó infundado el motivo de disenso del relativo.

24
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

55. Esta Sala estima que el tribunal colegiado no hizo un estudio de la norma
impugnada a la luz del artículo 20 constitucional, sino que solo afirmó que
existió una violación procesal respecto de las pruebas periciales
desahogadas. Por tanto, en cumplimiento de lo establecido en el artículo 93,
fracción V, de la Ley de Amparo, se analizará el planteamiento realizado por
el quejoso en su demanda.

56. El artículo 20, apartado A, fracción V, de la Constitución Federal, antes de la


reforma de 2008, establecía:

(…) En todo proceso de orden penal, el inculpado, la víctima o el


ofendido, tendrán las siguientes garantías:

A. Del inculpado: […] V.- Se le recibirán los testigos y demás pruebas


que ofrezca, concediéndosele el tiempo que la ley estime necesario al
efecto y auxiliándosele para obtener la comparecencia de las
personas cuyo testimonio solicite, siempre que se encuentren en el
lugar del proceso. […]”.

57. En relación con el principio de igualdad procesal, esta Primera Sala ha


señalado que en el proceso penal, el equilibrio de los sujetos procesales es
de suma importancia, pues deben concedérseles iguales condiciones, de
manera que ninguno quede en estado de indefensión. Si bien es cierto que
este principio no está previsto expresamente en algún artículo en concreto
del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, se consigna
implícitamente en su artículo 135, en cuanto prevé que todo aquello que se
ofrezca como prueba debe admitirse, lo cual se relaciona con el artículo
constitucional referido, en su texto anterior a la reforma de 18 de junio de
2008. Esto significa que los medios probatorios ofrecidos por ambas partes
procesales deben valorarse con el mismo estándar o idénticas exigencias
de juicio para generar convicción.

58. Así, esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido que


cuando la información que brinda un medio probatorio es imprecisa, parcial
o genera duda porque adolece de claridad y da lugar a que el juzgador le
reste valor, no es válido que tal estándar sólo aplique para una de las
partes, ya que el mérito o valor de convicción del medio probatorio está
sujeto a la libre apreciación del juez, pero es inadmisible que los medios de

25
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

prueba de la misma índole -ofrecidos por ambas partes- tengan un estándar


de valoración distinto, según se trate del actor o del demandado, del órgano
ministerial o del acusado, pues ello atentaría contra los derechos de justicia
imparcial, de equidad procesal y de correcta fundamentación y motivación.

59. Cabe destacar, que el principio de igualdad procesal se encuentra


expresamente establecido en el artículo 20, Apartado A, fracción V, de la
Constitución Federal, a partir de la citada reforma constitucional, para
efectos del sistema procesal acusatorio, aún no vigente para la materia
federal.

60. El anterior criterio de igualdad procesal se sustentó en la tesis


jurisprudencial 1a./J. 141/2011 (9a.), emitida por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación de rubro: ‘PRINCIPIO DE
IGUALDAD EN EL PROCESO PENAL. SU ALCANCE’24.

61. Ahora bien, el artículo impugnado establece:

“Artículo 177.- Los peritos emitirán su dictamen por escrito y lo


ratificarán en diligencia especial, en el caso de que sean objetados de
falsedad, o el Ministerio Público o el juez lo estimen necesario”.

62. El quejoso considera que dicha norma transgrede el principio de igualdad


procesal al eximir a los peritos oficiales de ratificar los dictámenes que
emiten.

63. Para dilucidar el problema planteado debe atenderse a las consideraciones


sustentadas por esta Primera Sala al resolver la CT-2/2004-PS, en la que se
determinó que los dictámenes periciales, para su validez, deben ser
ratificados por quienes los emitan, incluso por los peritos oficiales. Si bien
en dicha decisión se analiza una legislación local, se establece un criterio
general relacionado con el que nos ocupa.

24
Tesis jurisprudencial 1a./J. 141/2011 (9a.), Décima Época, Registro: 160513, Instancia: Primera
Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro III, Diciembre de 2011, Tomo
3, Materia(s): Constitucional, Página: 2103.

26
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

64. En dicha ejecutoria, esta Primera Sala consideró, en relación a la naturaleza


del peritaje, que la intervención de peritos tiene lugar siempre que en un
procedimiento judicial se presenten ciertas cuestiones importantes, cuya
solución, para poder producir convencimiento en el ánimo del juez, requiere
el examen de personas con aptitud y conocimientos facultativos especiales,
es pues necesaria cuando se trata de investigar la existencia de ciertos
hechos, cuya averiguación, para que sea bien hecha exige necesariamente
los conocimientos técnicos especiales.

65. La pericia cumple con una doble función que es, por una parte, verificar
hechos que requieren conocimientos técnicos, artísticos o científicos que
escapan a la cultura común del juez y de la gente, sus causas y sus efectos
y, por otra, suministrar reglas técnicas o científicas de la experiencia
especializada de los peritos, para formar la convicción del juez sobre tales
hechos e ilustrarlo para que los entienda mejor y pueda apreciarlos
correctamente. El dictamen pericial es, en suma, un auxiliar eficaz para el
juzgador o autoridad que lo solicita, que no puede alcanzar todos los
campos del conocimiento técnico o científico y quien debe resolver
conflictos que presentan aspectos complejos que exigen una preparación
especializada de la cual carece.

66. Por tanto, para que un dictamen pericial pueda ser estimado por el juzgador
debe ser auténticamente ilustrativo, pues lo que en éste se indique ha de
ser accesible o entendible para el órgano jurisdiccional de manera que
eficazmente constituya un auxilio para dicho órgano. Además, para producir
efectos legales debe cumplir con los requisitos que la ley le imponga como
la ratificación ante el juzgador de su opinión, pues de no cumplirse éste,
será una prueba imperfecta por carecer de un requisito que la ley le impuso.

67. Las consideraciones antes expuestas se han repetido en diversos


precedentes de esta Primera Sala25.

25
Amparo directo en revisión 1687/2014, resuelto en sesión de 11 de mayo de 2014, bajo la
ponencia del Ministro José Ramón Cossío Díaz (mayoría de cuatro votos, en contra del emitido por
el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena).

27
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

68. En el presente caso, el quejoso alega que el artículo 177 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal vulnera el principio de
igualdad procesal, siguiendo los precedentes de esta Primera Sala en los
asuntos antes señalados, en los que se analizó la inconstitucionalidad
artículo 235 del Código Federal de Procedimientos Penales, que establece
lo siguiente:

“Los peritos emitirán su dictamen por escrito y lo ratificarán en


diligencia especial. Los peritos oficiales no necesitarán ratificar sus
dictámenes, sino cuando el funcionario que practique las diligencias lo
estime necesario. En esta diligencia el juez y las partes podrán
formular preguntas a los peritos”.

69. En dichos asuntos, la Primera Sala ha considerado, en síntesis, que no es


válido distinguir en la ratificación entre los peritos oficiales y los ofrecidos
por las partes, pues eso genera un desequilibrio procesal. En ese sentido,
se ha destacado que:

“(…) si la finalidad de las formalidades es dotar de certeza y seguridad


jurídica a las actuaciones judiciales, es una exigencia válida para
cualquier perito que ratifique su dictamen, sin que se advierta una
razonabilidad lógico-jurídica establecer innecesaria la ratificación del
dictamen del perito oficial, pues esta excepción origina un desequilibrio
procesal, ya que las partes no se encuentran en igualdad de
condiciones procesales, en cuanto a la exigencia de ratificación de los
peritajes exhibidos por el inculpado (…)”.

70. Además, se ha agregado que todos los peritos, incluidos los oficiales, deben
siempre ratificar su peritaje ante el juez, para que tengan validez. Al
respecto, se ha establecido que “la opinión pericial que no sea ratificada es

Amparo directo en revisión 4822/2014, resuelto en sesión de 11 de marzo de 2015, bajo la


ponencia del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo (mayoría de cuatro votos, en contra del emitido
por el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena).
Amparo directo en revisión 2759/2015, resuelto en sesión de 2 de septiembre de 2015, bajo la
ponencia del Ministro José Ramón Cossío Díaz (mayoría de cuatro votos, en contra del emitido por
el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena).
Amparo directo en revisión 4036/2015, resuelto en sesión de 27 de enero de 2016, bajo la
ponencia del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo (mayoría de tres votos, en contra de los
emitidos por la Ministra Norma Lucía Piña Hernández y el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena).
Amparo directo en revisión 4920/2015, resuelto en sesión de 2 de marzo de 2016, bajo la ponencia
del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo (mayoría de tres votos, en contra de los emitidos por la
Ministra Norma Lucía Piña Hernández y el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena).
Amparo directo en revisión 5146/2015, resuelto en sesión de 1 de junio de 2016, bajo la ponencia
del Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena (mayoría de tres votos, en contra de los emitidos por la
Ministra Norma Lucía Piña Hernández y el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena).

28
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

una prueba imperfecta, en virtud de que para otorgarle certeza y seguridad


jurídica al acto contenido en el mismo, es indispensable que sea ratificado
por el perito que la formuló, pues sin la ratificación no es dable otorgar a los
dictámenes emitidos, tanto por los peritos oficiales como por el propuesto
por las partes, valor alguno”.

71. De los precedentes referidos, esta Primera Sala considera que el artículo
impugnado es, en efecto, inconstitucional, pero por razones distintas a las
expuestas por el quejoso.

72. El artículo impugnado, a diferencia de los precedentes citados, no distingue


entre los peritos en cuanto a su obligación de ratificar, por lo cual no se
vulnera la igualdad procesal de las partes.

73. Sin embargo, los propios precedentes establecen que la ratificación de los
peritos debe hacerse siempre, sin excepción, y sin ser necesario que una
autoridad lo solicite. Para que un dictamen pericial produzca efectos legales
debe cumplir con los requisitos que la ley le imponga, como la ratificación
ante el juzgador, pues de no cumplirse este, será una prueba imperfecta por
carecer de un requisito que la ley le impuso.

74. En el artículo en estudio es claro que si bien no se hace distinción entre


tipos de peritos, la ratificación se limita a los casos en que el juez o el
ministerio público así lo soliciten, cuando de conformidad con los
precedentes citados, la ratificación es siempre necesaria para todos los
peritos, pues constituye un requisito necesario para otorgar al dictamen
relativo la certeza y legalidad jurídica correspondientes y,
consecuentemente, dicha documental sea susceptible de ser analizada y
valorada por el juez.

75. En consecuencia, esta Primera Sala concluye que la limitación en los


supuestos de ratificación de todos los peritos en el artículo impugnado es
inconstitucional, por lo que el concepto de violación analizado resulta
fundado, suplido en su deficiencia de la queja.

29
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

iii. Flagrancia de la detención y control preventivo provisional.

76. De conformidad con el texto constitucional y con los instrumentos


internacionales ratificados por México, la privación de la libertad personal
sólo puede efectuarse en los casos y de acuerdo con los procedimientos
previstos en la Constitución o la Ley. En caso contrario, estaremos ante una
detención o privación ilegal de la libertad, que se encuentra prohibida tanto
a nivel nacional como internacional.

77. Una de las formas constitucionalmente previstas para la privación de la


libertad personal es la flagrancia, institución jurídica respecto la cual, esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación ha realizado diversos
pronunciamientos26, de los cuales se retomarán las líneas principales.

78. Un delito flagrante se configura cuando se está cometiendo actual y


públicamente, esto es, cuando el autor es visto y sorprendido por muchos
testigos mientras consuma la acción, sin que pueda huir. Como criterio
negativo tenemos que, en forma ejemplificativa, una detención en flagrancia
no es aquélla en la que se detiene con fundamento en una simple sospecha
sobre la posible comisión de un delito. Así pues, la connotación del término
flagrancia tiene un sentido realmente restringido y acotado, desde luego, en
un claro favorecimiento del alcance del citado derecho a la libertad personal.

79. En la ejecutoria de referencia 2470/2011 se determinó que un delito


flagrante es el que brilla a todas luces, es decir, que es tan evidente e
inconfundible que cualquiera es capaz de apreciarlo por los sentidos y llegar
a la convicción de que se está en presencia de una conducta prohibida por
la ley. Se afirmó que para reconocerlo no se necesitaba ser juez, perito en
derecho o bien, el estar especialmente capacitado. Dicho en otras palabras,
se afirmó que la obviedad inherente a la flagrancia tenía una

26
Sobre el particular, esta Primera Sala resolvió el Juicio de Amparo Directo 14/2011, bajo la
ponencia del Ministro José Ramón Cossío Díaz. Resuelto en sesión de nueve de noviembre de dos
mil once por Unanimidad de Votos. Así como el diverso Amparo Directo en Revisión 2480/2012,
bajo la Ponencia del Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo. Resuelto igualmente por Unanimidad
de Votos.

30
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

correspondencia directa con la irrelevancia de la calidad que ostenta el


sujeto aprehensor.

80. De este modo, se entendió que la flagrancia era siempre una condición que
se configura antes de la detención. Esto implica que la policía no tiene
facultades para detener ante la sola sospecha de que alguien pudiera estar
cometiendo un delito o de que estuviera por cometerlo o porque presuma
que esté involucrado en la comisión de un delito objeto de investigación, si
no cuenta con una orden de detención del órgano ministerial.

81. Por otra parte, se afirmó que tampoco se podía detener para investigar. Si la
persona no era sorprendida al momento de estar cometiendo el delito o
inmediatamente después de ello, no era admisible que la autoridad
aprehensora detuviera al inculpado y después intentara justificar esa acción
bajo el argumento de que la persona fue detenida mientras cometía el
delito.

82. Por ende, se concluyó, de manera genérica, que una “actitud sospechosa”,
nerviosa o a cualquier otro motivo relacionado con la apariencia de una
persona, no es una causa válida para impulsar una detención amparada
bajo el concepto flagrancia, ya que éste siempre tenía implícito un elemento
sorpresa tanto para los particulares que son testigos, como para la
autoridad aprehensora. En contraste, cuando no hay ese elemento sorpresa
–porque ya se ha iniciado una investigación que arroja datos sobre la
probable responsabilidad de una persona– la detención requerirá estar
precedida por el dictado de una orden de aprehensión.

83. Además, esta Primera Sala determinó que el control judicial posterior a la
privación de la libertad en flagrancia debe ser especialmente cuidadoso y
que el juez debía ponderar si la autoridad aprehensora contaba con datos
suficientes que le permitieran identificar con certeza a la persona acusada.

84. En suma, esta Sala concluyó que quien afirma la legalidad y


constitucionalidad de la detención debía poderla defender ante el juez.
Como cuestión importante, se enfatizó que el principio de presunción de

31
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

inocencia se proyectaba desde esa etapa del procedimiento (detención).


Por tanto, quien afirma que la persona capturada fue sorprendida en
flagrancia tiene la carga de la prueba. Así, el escrutinio posterior a la
detención se consideró de suma importancia, ya que el descubrimiento de
que se actualizó una situación de privación ilegal de la libertad,
necesariamente debía desencadenar el reproche y la exigencia de
responsabilidad que jurídicamente correspondan.

85. Ahora bien, en el amparo directo 14/2011, la Primera Sala dio lineamientos
generales sobre lo que tiene que hacer una autoridad policial cuando tiene
conocimiento, mediante una denuncia informal27, del hecho que en un lugar
se esté cometiendo o se acabe de cometer un delito en flagrancia. Los
lineamientos referidos son los siguientes:

a) Cuando la policía recibe información que en un lugar público se está


cometiendo o se acaba de cometer un delito, debe ―inmediatamente
y de ser posible― informar a la autoridad ministerial para que ésta,
con los elementos de información que tenga disponibles, solicite a la
autoridad judicial que libre una orden de aprehensión contra quienes
sean señalados como probables responsables. El agotamiento de
esta acción siempre debe ser favorecido, con base en el principio de
excepcionalidad de las detenciones no autorizadas judicialmente28.

27
Se refiere a aquellas denuncias que no se rinden ante el Ministerio Público en las condiciones de
regularidad formal que deben operar ordinariamente. Como ejemplos de denuncias informales
tenemos: llamadas a la policía (anónimas o no) de particulares que son víctimas o testigos del
delito; o aquellas denuncias de testigos o víctimas que se realizan directa y presencialmente ante
la policía y que también versan sobre hechos delictivos recién cometidos o que se están
cometiendo.
28
Al respecto, el artículo 274 del Código Federal de Procedimientos Penales dice:
Artículo 274. Cuando la Policía Judicial tenga conocimiento de la comisión de un delito que se
persiga de oficio, sólo cuando por las circunstancias del caso, la denuncia no puede ser formulada
directamente ante el Ministerio Público, levantará una acta, de la cual informará inmediatamente al
Ministerio Público, en la que consignará:
I.- El parte de la policía, o en su caso, la denuncia que ante ella se haga, asentando
minuciosamente todos los datos proporcionados por uno u otra;
(REFORMADA, G.O. 3 DE MAYO DE 1999)
II.- Las pruebas que suministren las personas que rindan el parte o hagan la denuncia, así como
las que se recojan en el lugar de los hechos, ya sea que se refieran al cuerpo del delito o a la
probable responsabilidad de sus autores; cómplices o encubridores, y
III.- Las medidas que dictaren para completar la investigación.

32
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

b) Ahora bien, por la urgencia que caracteriza a las circunstancias


descritas y con fundamento en el quinto párrafo del artículo 16
constitucional29, no es necesario que la policía espere la autorización
judicial para desplegarse hasta el lugar de los hechos para detener la
comisión del delito y aprehender al sujeto activo.

86. Por otra parte, en el amparo directo en revisión 3463/2012, la Primera Sala
analizó las condiciones que podrían justificar un acto de molestia para el
individuo –lo que llamó control preventivo provisional– y que, con base en
dicho acto, se dé una detención en flagrancia.

87. Al respecto, destacó dos condiciones diferentes que podrían justificar dicho
control:

a) Un señalamiento por denuncia informal30 de que la persona esté


cometiendo un delito, el cual no es objetivamente visible, sino que es
descubierto con motivo del acercamiento que tiene la policía hacia el
individuo, y

b) Que el comportamiento del individuo dé lugar a una “sospecha


razonada” de que está cometiendo un delito o lo acaba de cometer.
Dentro de este supuesto se incluyó el comportamiento inusual de las
personas, como las conductas evasivas y/o desafiantes frente a los
agentes de la policía, así como cualquier otro comportamiento que
razonablemente pueda ser interpretado dentro de determinado
contexto como preparatorio para la comisión de algún delito.

29
Esto no torna irrelevante el deber de informar, cuando sea posible, al Ministerio Público de los
datos denunciados, pues a partir de ese momento éste puede iniciar una investigación, relacionar
datos y empezar a investigar de modo eficiente y veloz.
30
Como ejemplos de denuncias informales se tienen las siguientes: llamadas a la policía
(anónimas o no) de particulares que son víctimas o testigos del delito; o aquellas denuncias de
testigos o víctimas que se realizan directa y presencialmente ante la policía y que también versan
sobre hechos delictivos recién cometidos o que se están cometiendo; es decir, se refiere a todas
aquellas denuncias que no se rinden ante el Misterio Público en las condiciones de regularidad
formal que deben operar ordinariamente.

33
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

88. En este contexto, la Primera Sala analizó los parámetros constitucionales


bajo los cuales deben llevarse a cabo dichos controles, para posiblemente
realizar detenciones por delitos cometidos en flagrancia:

a) Los controles preventivos provisionales se realizan para: (i) prevenir


algún posible delito; (ii) salvaguardar la integridad y la vida de los
agentes policiales, o (iii) corroborar la identidad de alguna persona
con base en información de delitos previamente denunciados ante la
policía.

b) La finalidad de dichos controles no es encontrar pruebas de la


comisión de algún delito.

89. La Primera Sala consideró que dicho estándar excluye la posibilidad de que
una autoridad pueda detener a una persona sin una causa razonable
mínima que lo justifique, pues de lo contrario, se justificaría que por
cualquier circunstancia abstracta –como la apariencia física de las
personas, su forma de vestir, hablar o comportarse– pueda ser detenido y
sujeto a revisión, cuando no es evidente que existen circunstancias
objetivas que permitan justificar la sospecha razonada de que se está
cometiendo un delito. De lo contrario, la detención sería un acto
notoriamente inconstitucional.

90. Si tras un control provisional preventivo legítimo los agentes policiales


advierten la comisión flagrante de algún delito, la detención del sujeto
controlado será lícita y, en consecuencia, lo serán las pruebas descubiertas
en la revisión que, a su vez, tendrán pleno valor jurídico para ser ofrecidas
en juicio.

91. En el amparo directo en revisión 1596/2014, la Primera Sala continuó


desarrollando el anterior estándar. Destacó que derecho que el derecho a la
libertad personal no es absoluto. Consecuentemente, aunque este control
preventivo provisional no tiene un sustento expreso en el texto
constitucional, deriva de las facultades que tienen los elementos de
seguridad pública en la prevención, investigación y persecución de posibles

34
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

conductas que afecten los derechos de los demás y, por tanto, prohibidas
por el ordenamiento jurídico, de conformidad con el artículo 21 de la
Constitución Federal.

92. En ese sentido, la Primera Sala destacó que la Constitución Federal señala
que para que una persona pueda ser privada de su libertad debe existir una
orden de aprehensión o la concurrencia de flagrancia o caso urgente en la
comisión de una conducta delictiva. A este accionar el texto constitucional lo
denomina como “detención”, que en realidad se puede considerar como un
sinónimo de “arresto”. Así, la detención ocurre cuando una autoridad o
cualquier otra persona, ante la actualización de una conducta delictiva
flagrante, ejerce las potestades conferidas constitucionalmente para privar a
una persona de su libertad personal y deambulatoria (en algunos casos a
través del uso de la fuerza), con el objetivo de ser presentado ante la
autoridad correspondiente o ante el ministerio público.

93. Sin embargo, no todo contacto entre una autoridad de seguridad pública y
una persona puede o debe catalogarse como una detención. Las
competencias propias de los agentes de seguridad pública implican actos
de investigación o de prevención del delito, por lo que necesariamente
existe algún tipo de incidencia o contacto entre agentes del Estado y los
habitantes de este país que no actualiza el supuesto de detención.

94. Así, para efectos del control preventivo provisional se pueden distinguir tres
niveles de contacto entre una autoridad que ejerce facultades de seguridad
pública y una tercera persona: a) simple inmediación entre el agente de
seguridad y el individuo, para efectos de investigación, identificación o de
prevención del delito; b) restricción temporal del ejercicio de un derecho,
como puede ser la libertad personal, propiedad, libre circulación o intimidad,
y c) detención en estricto sentido.

95. El primer nivel de contacto no requiere de justificación, ya que es una simple


aproximación de la autoridad con la persona que no incide en su esfera
jurídica. Este supuesto se actualiza, por ejemplo, cuando un agente de
policía se acerca a una persona en la vía pública y le hace ciertos tipos de

35
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

preguntas, sin ejercer ningún medio coactivo y bajo la suposición de que


dicha persona se puede retirar en cualquier momento.

96. En cambio, la restricción temporal del ejercicio de la libertad surge cuando


una persona se siente razonablemente obligada por la autoridad a obedecer
sus órdenes expresas o implícitas, lo cual puede derivar en una ausencia de
movimiento físico. Esta restricción provisional debe ser excepcional y se
admite únicamente en casos en los que no es posible, por cuestión
temporal, conseguir un mandamiento escrito u orden judicial para ejercer
actos de molestia a una persona o a sus posesiones, de acuerdo a los
lineamientos expuestos en el referido amparo directo en revisión 3463/2012.

97. Al respecto, esta restricción a la libertad personal tiene que estar


plenamente justificada en aras de que se fundamente a partir del artículo 21
constitucional; es decir, en un Estado constitucional de Derecho como el
mexicano, no es posible aceptar que cualquier autoridad pueda limitar el
ejercicio, a saber, de la libertad deambulatoria, sin razones objetivas que
sustenten tal afectación en el ejercicio del derecho.

98. Así, la restricción temporal a la libertad deambulatoria de una persona y sus


derechos interdependientes puede justificarse, en algunos casos, en la
actualización de infracciones administrativas (como podría ser la violación al
reglamento de tránsito) o en la concurrencia, a juicio de la autoridad, de una
suposición razonable de que se está cometiendo una conducta delictiva.

99. Cabe recalcar que para acreditar la existencia de esta suposición razonable,
la autoridad deberá señalar detenidamente cuál era la información (hechos
y circunstancias) con la que contaba en ese momento para suponer que la
persona en cuestión estaba cometiendo una conducta ilícita31. Dicha
información tendrá que cumplir con criterios de razonabilidad y objetividad; a
saber, deberá ser suficiente bajo el criterio de que cualquier persona desde

31
Es importante resaltar que una conducta evasiva a las peticiones de una autoridad no puede
considerarse, per se, como una sospecha razonable que justifica un control preventivo provisional,
dado que el hecho de que una persona invoque o haga valer su derecho a la propiedad o intimidad,
entre otras libertades, no significa forzosamente que esté llevando a cabo una conducta ilícita, sino
que está en posición de exigir el respeto a su respectivo derecho humano.

36
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

un punto de vista objetivo hubiere llegado a la misma determinación que la


autoridad si hubiere contado con tal información.

100. Lo anterior será diferente en cada caso concreto y dependerá de los


hechos y circunstancias presentes al momento de decidir efectuar la
restricción temporal de la libertad personal y de otros derechos
interdependientes. Por tanto, no deben confundirse los citados niveles de
actuación de la autoridad de seguridad pública, pues habrá situaciones en
que restricciones temporales a la libertad personal se conviertan en
detenciones, al verificarse en el momento de la restricción la actualización
de una conducta delictiva, mientras que en otros casos se agotará la
actuación policial en dicha restricción sin que exista detención. Hasta aquí el
precedente citado32.

101. Ahora bien, una vez que esta Primera Sala ha establecido el
concepto, naturaleza jurídica, alcances y procedencia de la figura de la
flagrancia delictiva como causa legal o justificada para proceder a la
detención de una persona y su relación con el control preventivo provisional,
así como los requisitos para llevar a cabo un control preventivo provisional
es necesario analizar si en el caso concreto fueron o no cumplidos los
citados criterios que condicionan la validez constitucional de la detención del
quejoso.

102. Tal como se advierte de la sentencia combatida, una vez que fue
desposeída de su auto, la víctima del delito solicitó apoyo de la policía para
ubicarlo, lo que ocurrió minutos después por parte de diversos elementos
policiales que fueron informados del evento vía radio. Así, la víctima fue
informada de lo anterior y, junto con varios policías, se dirigieron al lugar
correspondiente, donde dijo reconocer al quejoso como uno de los sujetos
activos, señalamiento que –según el tribunal colegiado- mantuvo firme en
cada una de sus comparecencias, en las que incluso precisó la vestimenta

32
Los párrafos 67 a 79 corresponden a las consideraciones del amparo directo en revisión
1596/2014. Primera Sala. Ministro Ponente: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretario: Miguel
Antonio Núñez, decidido el 3 de septiembre de 2014.

37
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

de cada uno de los individuos implicados en el evento y su forma de


intervención.

103. Esta Primera Sala considera que en atención a los precedentes, los
policías estaban facultados, sólo en caso que les hubieran remitido la
denuncia formal ante el ministerio público sobre el robo del auto con
características precisas –tipo de vehículo, marca, modelo, color, año,
placas de circulación y entidad federativa de las mismas y otros rasgos
distintivos– para solicitar al individuo que conducía el vehículo con idénticas
características que detuviera la marcha del mismo y para solicitarle los
papeles que lo identificaran como legítimo poseedor del auto. Si no se
desprendía de los documentos que fuera el legítimo poseedor de auto, los
policías estaban facultados para detenerlo en flagrancia de posesión de
vehículo robado.

104. El delito que en el caso justifica la detención –posesión de vehículo


robado– no se exterioriza como una conducta susceptible de ser
objetivamente percibida al momento de su comisión. Se trata de un delito
cuyo conocimiento (la posesión de un objeto robado) requiere de
información adicional para generar la sospecha razonada de haber incurrido
en la misma. En este sentido, al no tratarse de un delito evidente ni
indubitable –características propias de delitos flagrantes– esta Primera Sala
considera imprescindible subrayar que la sospecha de su flagrancia y, en
consecuencia, la solicitud para que un auto se detenga y su usuario exhiba
los elementos que acrediten la posesión del mismo, debe provenir de
fuentes más allá de la observación del hecho.

105. Dicha información deberá consistir en la descripción del vehículo robado


proporcionada a la autoridad mediante una denuncia formal, la cual
comprenderá características que conlleven a la identificación indubitable del
mismo, tales como: color, marca, modelo, placas, número de serie y
cualquier otro dato que posibilite distinguir un vehículo del resto. De lo
contrario, se permitiría la revisión arbitraria de cualquier vehículo,
constituyendo una injerencia arbitraria a la libertad personal.

38
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

106. En el supuesto que la revisión se dé bajo las directrices mencionadas y en


dicho momento el poseedor no pueda acreditar el título de la posesión,
corresponde poner a la persona en disposición del ministerio público por
flagrancia no de robo, sino de posesión de vehículo robado. Ya en el
ministerio público, la persona detenida podrá aportar las pruebas de
descargo de ser el poseedor del auto y, en su caso, ser identificado con la
asistencia de su defensor, por la víctima.

107. Con base en lo anterior, lo que el tribunal colegiado debía determinar es


si, en el caso, los policías contaban con una denuncia formal ante el
ministerio público con los datos concretos del auto, como requisito
indispensable para detectar el carácter flagrante del delito (de posesión),
para lo cual no bastará una denuncia informal de la víctima hecha en la
calle –pues esto último no podría ser considerado como hecho válido para
revisar el auto–.

108. Esta Primera Sala ha destacado en sus precedentes que la identificación


de un inculpado por parte de la víctima de un delito cuando éste se ha
cometido en flagrancia es válida y no necesita de defensor por la naturaleza
misma de la flagrancia33. Sin embargo, dicha regla no aplica al presente
caso, pues la flagrancia por la que fue detenido el quejoso se refiere a la
posesión de vehículo robado y no de robo de auto. Como ya se destacó, la
posesión de vehículo robado no se exterioriza como una conducta
susceptible de ser objetivamente percibida al momento de su comisión. Se
trata de un delito cuyo conocimiento requiere de información adicional para
generar la sospecha razonada de haber incurrido en la misma. Si la víctima
hubiera identificado al quejoso inmediatamente después del robo de auto,
dicho reconocimiento sería válido.

109. Sin embargo, aun cuando la detención del quejoso se ajustara al criterio
desarrollado por la Sala –lo cual corresponde determinar al tribunal
colegiado–, la flagrancia de posesión de vehículo robado se dio momentos

33
Amparo directo en revisión 1596/2014, op cit, Amparo directo en revisión 3463/2012, op. cit.,
Amparo en revisión 135/2011, op. cit., Amparo directo en revisión 2470/2011, op. cit.

39
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

después de los hechos, no está directamente relacionado con el robo del


auto y no puede, de ninguna manera, ser válida.

110. A lo anterior hay que agregar que incluso si la detención hubiera sido
válida bajo los parámetros relatados, no se debía llevar a la víctima del
delito al lugar donde fue detenido el quejoso. Se debía esperar a que el
probable responsable fuera puesto a disposición del ministerio público y,
posteriormente, correspondía llevar a cabo el reconocimiento mediante
Cámara de Gesell, con la debida asistencia legal. En consecuencia, esta
Primera Sala concluye que el reconocimiento del quejoso en el lugar en que
fue detenido es inválido.

iv. Derecho a una defensa adecuada.

111. El quejoso indicó que su defensor público no cumplió cabalmente con


las funciones para las que fue designado, pues no requirió los videos de
alguna cámara del C2 para constatar el lugar del robo, el de la persecución
y el de la detención; no ofreció un peritaje para buscar las huellas del
suscrito en la camioneta; no ofreció los testimonios de los empleados de la
paletería para corroborar si estos presenciaron el robo de una camioneta;
no solicitó e inspeccionó el contenido del Sistema de Posicionamiento
Global (GPS) relativo a las patrullas que intervinieron en los hechos para
constatar sus dichos; no solicitó e inspeccionó el contenido de las
radiocomunicaciones de la frecuencia de la Unidad de Protección
Ciudadana “Iztapalapa” lo que hayan utilizado las patrullas de la Secretaría
de Seguridad Pública del Distrito Federal que intervinieron en la
persecución y en la detención; y no cuestionó la fe de ropas, pues solo
estuvo presente el representante social; por lo que se violó su derecho
humano a la debida defensa.

112. El tribunal colegiado estimó que no puede atribuirse a los órganos


judiciales, con el carácter de violación legal, el resultado del buen o mal
desempeño del defensor asignado por el quejoso para que lo represente
durante la secuela procesal, pues tal circunstancia no forma parte de la
defensa adecuada, consagrada en el artículo 20, constitucional.

40
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

113. Inconforme con dicha determinación, en su escrito de revisión, el


recurrente solicita que se establezca si el buen desempeño del defensor de
oficio que asignó forma parte de la garantía de defensa adecuada, pues
refiere que el mismo no cumplió cabalmente con las funciones para las que
fue designado.

114. Esta Primera Sala ha destacado, de conformidad con el parámetro de


regularidad constitucional34, que para tener un real y efectivo acceso a la
justicia es necesario cumplir con el derecho a una defensa adecuada, que
implica que la persona a quien se le imputa la comisión de un delito tenga
acceso a los medios necesarios, tanto materiales como técnicos para definir
e implementar una estrategia de defensa35.

115. Tal como lo ha dicho esta Sala36, para garantizar la defensa


adecuada del inculpado a que se refiere la fracción IX, del apartado A, del
artículo 20 constitucional (vigente hasta que se implemente el sistema penal
acusatorio bajo los lineamientos de la reforma publicada en el Diario Oficial
de la Federación el 18 de junio de 2008), es necesario que esa defensa
esté representada por una persona con licenciatura en derecho, por contar
con la capacidad técnica para asesorar y apreciar lo que jurídicamente le es
conveniente al inculpado, características que no se satisfacen con la sola
asistencia de una persona de confianza.

34 Contradicción de tesis 21/2011, resuelta en sesión de 9 de septiembre de 2013, bajo la ponencia


del Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretario: David García Sarubbi.
35 Amparo directo 47/2011, resuelto en sesión de 28 de noviembre de 2012, bajo la ponencia del

Ministro José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Julio Veredín Sena Velázquez.
36 Amparo directo en revisión 1519/2013, resuelto en sesión de 26 de junio de 2013, bajo la

ponencia del Ministro José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Julio Veredín Sena Velázquez. Amparo
directo en revisión 1520/2013, resuelto en sesión de 26 de junio de 2013, bajo la ponencia del
Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Carmina Cortés Rodríguez. Amparo directo en
revisión 2809/2012, resuelto en sesión de 28 de agosto de 2013, bajo la ponencia del Ministro
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretario: José Alberto Mosqueda Velázquez. Amparo directo en
revisión 449/2012, resuelto en sesión de 28 de agosto de 2013, bajo la ponencia del Ministro Jorge
Mario Pardo Rebolledo. Secretario: José Díaz de León Cruz. Amparo directo en revisión
3535/2012, resuelto en sesión de 28 de agosto de 2013, bajo la ponencia del Ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Carmina Cortés Rodríguez. Amparo directo en revisión
3164/2013, resuelto en sesión de 15 de enero de 2014, bajo la ponencia del Ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Antonio Rodrigo Mortera Díaz.

41
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

116. La defensa adecuada no es un mero requisito formal, sino que


requiere la participación efectiva del imputado en el procedimiento. Por ello,
la persona detenida puede ejercer el derecho a defenderse desde que es
puesto a disposición del ministerio público y durante la etapa del
procedimiento penal, por lo que tiene derecho a que su defensa, entendida
como asesoría legal, esté presente físicamente y a recibir su ayuda
efectiva.

117. Esta asistencia legal, en sentido amplio, se relaciona con los


derechos reconocidos en los instrumentos internacionales de derechos
humanos: el derecho a la tutela judicial, el derecho a un recurso efectivo y
el derecho a la igualdad. Este conjunto de derechos tiene por objeto
garantizar el acceso a un órgano jurisdiccional predeterminado,
independiente e imparcial que decida, basándose en el derecho, en un
proceso que respete las garantías procesales, en un sistema que las
prevea y donde el acceso sea garantizado a todas las personas, sin
distinciones que no puedan ser justificadas con argumentos objetivos y
razonables37.

118. Al respecto, la Primera Sala y el Pleno de la Suprema Corte han


destacado el alcance del derecho a la defensa adecuada en numerosos
asuntos, entre los que destacan los temas como, la forma en que el juez o
la jueza pueden garantizar su vigencia38, el alcance de la misma en la
averiguación previa39, las formalidades esenciales del procedimiento que
garantizan una defensa adecuada, entre otros40. Asimismo, tanto la Primera

37 Amparo directo 47/2011, resuelto en sesión de 28 de noviembre de 2012, bajo la ponencia del
Ministro José Ramón Cossío Díaz. Secretario Julio Veredín Sena Velázquez.
38 DEFENSA ADECUADA. FORMA EN QUE EL JUEZ DE LA CAUSA GARANTIZA SU VIGENCIA.

Materia(s): Constitucional, Penal, Novena Época, Instancia: Primera Sala, Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, XXX, Noviembre de 2009, Tesis: Página: 406,
39 Jurisprudencia 1ª./J.23/2006, DEFENSA ADECUADA. ALCANCE DE DICHA GARANTÍA EN LA

AVERIGUACIÓN PREVIA (INTERPRETACIÓN DE LA FRACCIÓN II, EN RELACIÓN CON LAS


DIVERSAS IX Y X DEL ARTÍCULO 20, APARTADO A, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL).
Materia: Constitucional, Penal, Novena Época, Instancia: Primera Sala, Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, XXIII, Mayo de 2006, Página: 132
40 Jurisprudencia del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación P./J. 47/95.

FORMALIDADES ESENCIALES DEL PROCEDIMIENTO. SON LAS QUE GARANTIZAN UNA


ADECUADA Y OPORTUNA DEFENSA PREVIA AL ACTO PRIVATIVO. La garantía de audiencia
establecida por el artículo 14 constitucional consiste en otorgar al gobernado la oportunidad de
defensa previamente al acto privativo de la vida, libertad, propiedad, posesiones o derechos, y su
debido respeto impone a las autoridades, entre otras obligaciones, la de que en el juicio que se
siga "se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento". Éstas son las que resultan

42
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

Sala como el Pleno de la Suprema Corte de Justicia se han pronunciado


sobre los alcances del derecho a la defensa adecuada, en relación con el
hecho que quien asista a la persona procesada debe ser perito en
derecho41.

119. Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos


(artículo 14) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo
8) reconocen el derecho de toda persona acusada a un conjunto de
garantías mínimas, entre las que destacan el derecho a ser asistido
gratuitamente por traductor o intérprete, a ser asistido por un defensor, a
preparar su defensa, a comunicarse libremente por aquél, a interrogar a los
testigos o peritos, a no declarar contra sí, entre otros. En la jurisprudencia
interamericana se ha destacado que el derecho a las garantías judiciales
engloba al conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias
procesales para que todas las personas estén en condiciones de defender

necesarias para garantizar la defensa adecuada antes del acto de privación y que, de manera
genérica, se traducen en los siguientes requisitos: 1) La notificación del inicio del procedimiento y
sus consecuencias; 2) La oportunidad de ofrecer y desahogar las pruebas en que se finque la
defensa; 3) La oportunidad de alegar; y 4) El dictado de una resolución que dirima las cuestiones
debatidas. De no respetarse estos requisitos, se dejaría de cumplir con el fin de la garantía de
audiencia, que es evitar la indefensión del afectado. Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, tomo II, diciembre de mil novecientos noventa y cinco, página ciento
treinta y tres.
41 Tesis P. XII/2014, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,

Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, publicación 11 de abril de 2014,


cuyo rubro y texto son: “DEFENSA ADECUADA DEL INCULPADO EN UN PROCESO PENAL. SE GARANTIZA
CUANDO LA PROPORCIONA UNA PERSONA CON CONOCIMIENTOS TÉCNICOS EN DERECHO, SUFICIENTES
PARA ACTUAR DILIGENTEMENTE CON EL FIN DE PROTEGER LAS GARANTÍAS PROCESALES DEL ACUSADO
Y EVITAR QUE SUS DERECHOS SE VEAN LESIONADOS. De la interpretación armónica y pro persona del
artículo 20, apartado A, fracción IX, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
en su texto anterior a la reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de
2008, en relación con los diversos 8, numeral 2, incisos d) y e), de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y 14, numeral 3, inciso d), del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, se concluye que la defensa adecuada dentro de un proceso penal se garantiza cuando la
proporciona una persona con conocimientos técnicos en derecho, máxime que de la normativa
internacional citada no deriva la posibilidad de que sea efectuada por un tercero que no sea perito
en dicha materia y, por el contrario, permite inferir que la defensa que el Estado deba garantizar
será lo más adecuada y efectiva posible, lo cual implica un elemento formal, consistente en que el
defensor acredite ser perito en derecho, y uno material, relativo a que, además de dicha
acreditación, actúe diligentemente con el fin de proteger las garantías procesales del acusado y
evitar que sus derechos se vean lesionados, lo que significa, inclusive, que la defensa
proporcionada por persona de confianza debe cumplir con estas especificaciones para garantizar
que el procesado pueda defenderse adecuadamente. Lo anterior, sin que se llegue al extremo de
imponer al juzgador la carga de evaluar los métodos que el defensor emplea para lograr su
cometido de representación, toda vez que escapa a la función jurisdiccional el examen sobre si
éste efectivamente llevará a cabo la estrategia más afín a los intereses del inculpado, máxime que
los órganos jurisdiccionales no pueden constituirse en Juez y parte para revisar la actividad o
inactividad del defensor e impulsar el procedimiento, y más aún, para declarar la nulidad de lo
actuado sin el debido impulso del defensor”.

43
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

adecuadamente sus derechos ante cualquier acto de autoridad 42.


Asimismo, se ha manifestado que el derecho a la defensa se vulnera
cuando los abogados no han estado presentes en la realización de una
diligencia fundamental para el proceso43.

120. Igualmente, esta Primera Sala ha destacado que la simple


designación de un abogado de oficio no colma el derecho de defensa
adecuada, sino que dicha defensa debe contemplar y respetar un conjunto
de procedimientos relacionados directamente con la misma44:

“(…) la defensa adecuada dentro de un proceso penal (…) implica un


elemento formal, consistente en que el defensor acredite ser perito en
derecho, y uno material, relativo a que, además de dicha acreditación,
actúe diligentemente con el fin de proteger las garantías procesales del
acusado y evitar que sus derechos se vean lesionados (…). Lo anterior,
sin que se llegue al extremo de imponer al juzgador la carga de evaluar
los métodos que el defensor emplea para lograr su cometido de
representación, toda vez que escapa a la función jurisdiccional el
examen sobre si éste efectivamente llevará a cabo la estrategia más
afín a los intereses del inculpado máxime que los órganos

42Cfr. Inter alia, Corte I.D.H., Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Sentencia de 29 de enero de
1997. Serie C No. 30, párr. 74; Corte I.D.H., Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Sentencia de 19
de septiembre de 2006. Serie C No. 151, párr. 116; y Corte I.D.H., Garantías Judiciales en Estados
de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión
Consultiva OC-9/87. 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 27.
43 Cfr. Inter alia, Corte I.D.H., Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Sentencia de 21
de noviembre de 2007, párr. 154. En este sentido, cobra aplicación por identidad de razón jurídica
la jurisprudencia de rubro y texto siguientes: “DEFENSA ADECUADA. ALCANCE DE DICHA
GARANTÍA EN LA AVERIGUACIÓN PREVIA (INTERPRETACIÓN DE LA FRACCIÓN II, EN
RELACIÓN CON LAS DIVERSAS IX Y X DEL ARTÍCULO 20, APARTADO A, DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL). Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
interpretado, en relación a los alcances de la garantía de defensa adecuada en la averiguación
previa a que se refieren las fracciones IX y X del artículo 20 apartado A de la Constitución Federal,
que aquélla se actualiza desde el momento en que el detenido es puesto a disposición del
Ministerio Público. Lo anterior implica que ninguna de las garantías del detenido durante el proceso
penal puede ser concebida como un mero requisito formal, y para que pueda hacerse efectiva y
permitir su instrumentación requiere de la participación efectiva en el procedimiento por parte del
imputado desde que es puesto a disposición del representante social. Por tanto, en lo que se
refiere a la fracción II del dispositivo citado, que establece que la confesión rendida ante el
Ministerio público o Juez sin la asistencia de su defensor carecerá de todo valor probatorio, esta
Primera Sala considera que la "asistencia" no sólo debe estar relacionada con la presencia física
del defensor ante o en la actuación de la autoridad ministerial, sino que la misma debe
interpretarse en el sentido de que la persona que es puesta a disposición de la autoridad ministerial
cuente con la ayuda efectiva del asesor legal. El detenido en flagrancia, en caso de que así lo
decida, podrá entrevistarse con quien vaya a fungir como su defensor inmediatamente que lo
solicite y antes de rendir su declaración ministerial. En consecuencia, la primera declaración
rendida ante el Ministerio Público, estará viciada y será ilegal cuando no se haya permitido la
entrevista previa y en privado con el defensor”.
Jurisprudencia 23/2006, Primera Sala, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XXIII, Mayo de 2006, página ciento treinta y dos.
44Amparo directo en revisión 3844/2013, resuelto en sesión de 10 de junio de 2015, bajo la
ponencia del Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretaria: Karla I. Quintana Osuna.

44
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

jurisdiccionales no pueden constituirse en Juez y parte para revisar la


actividad o inactividad del defensor e impulsar el procedimiento, y más
aún, para declarar la nulidad de lo actuado sin el debido impulso del
defensor45”.

121. Igualmente, ha destacado que la defensa adecuada tiene dos


aspectos: el formal y el material. El primero consiste, en esencia, en no
impedirle al inculpado el ejercicio de ese derecho, como sucede por
ejemplo, entre otros, con la garantía de contar con la asistencia legal de un
licenciado en derecho, y el segundo, respecto de la asistencia efectiva a
través del defensor (presencia física y ayuda efectiva). Asimismo, que la
asistencia efectiva del profesional en derecho se entiende no sólo como la
presencia física, sino como la ayuda efectiva del asesor legal46.

45 DEFENSA ADECUADA DEL INCULPADO EN UN PROCESO PENAL. SE GARANTIZA


CUANDO LA PROPORCIONA UNA PERSONA CON CONOCIMIENTOS TÉCNICOS EN
DERECHO, SUFICIENTES PARA ACTUAR DILIGENTEMENTE CON EL FIN DE PROTEGER
LAS GARANTÍAS PROCESALES DEL ACUSADO Y EVITAR QUE SUS DERECHOS SE VEAN
LESIONADOS. De la interpretación armónica y pro persona del artículo 20, apartado A, fracción IX,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su texto anterior a la reforma
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008, en relación con los diversos
8, numeral 2, incisos d) y e), de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14, numeral
3, inciso d), del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, se concluye que la defensa
adecuada dentro de un proceso penal se garantiza cuando la proporciona una persona con
conocimientos técnicos en derecho, máxime que de la normativa internacional citada no deriva la
posibilidad de que sea efectuada por un tercero que no sea perito en dicha materia y, por el
contrario, permite inferir que la defensa que el Estado deba garantizar será lo más adecuada y
efectiva posible, lo cual implica un elemento formal, consistente en que el defensor acredite ser
perito en derecho, y uno material, relativo a que, además de dicha acreditación, actúe
diligentemente con el fin de proteger las garantías procesales del acusado y evitar que sus
derechos se vean lesionados, lo que significa, inclusive, que la defensa proporcionada por persona
de confianza debe cumplir con estas especificaciones para garantizar que el procesado pueda
defenderse adecuadamente. Lo anterior, sin que se llegue al extremo de imponer al juzgador la
carga de evaluar los métodos que el defensor emplea para lograr su cometido de representación,
toda vez que escapa a la función jurisdiccional el examen sobre si éste efectivamente llevará a
cabo la estrategia más afín a los intereses del inculpado máxime que los órganos jurisdiccionales
no pueden constituirse en Juez y parte para revisar la actividad o inactividad del defensor e
impulsar el procedimiento, y más aún, para declarar la nulidad de lo actuado sin el debido impulso
del defensor.
P. XII/2014 (10a), Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, tomo I, abril de
2014, página 413.
46 Cfr. Amparo directo en revisión 1424/2012. 6 de febrero de 2013. Cinco votos; Arturo Zaldívar

Lelo de Larrea reservó su derecho para formular voto concurrente. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretario: Ignacio Valdés Barreiro.
Ello resulta acorde con la tesis aislada 1a. CCXXVI/2013, de rubro: DEFENSA ADECUADA EN
MATERIA PENAL. ALCANCES Y MOMENTO A PARTIR DEL CUAL SE ACTUALIZA ESTE
DERECHO FUNDAMENTAL. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época,
Primera Sala, Libro XXII, julio de 2013, Tomo I, materia Penal, p. 554; con el contenido siguiente:
El derecho a una defensa adecuada, contenido en el artículo 20, apartado A, fracción IX, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en su texto anterior a la reforma publicada
en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008), consiste en que el inculpado tendrá
derecho a una defensa, por medio de su abogado y a que éste comparezca en todos los actos del
proceso, quien tendrá la obligación de hacerlo cuantas veces se le requiera, lo que se actualiza
desde que aquél es puesto a disposición del Ministerio Público; esto es, desde la etapa ministerial
deberá contar con la asistencia efectiva del profesional, entendiéndose como tal, la presencia física
y la ayuda efectiva del asesor legal, quien deberá velar porque el proceso se siga con apego a los
principios del debido proceso, y éste no sea viciado, asegurando a la postre el dictado de una

45
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

122. Así, la defensa formal significa, simplemente, el derecho de tener la


asistencia profesional y servicios legales47. Ahora, contar con un abogado
sólo cubre la parte formal del derecho de defensa, el cual debe ser
complementado con la parte material de la defensa, sin la cual el derecho
sería ilusorio. Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
ha señalado que el solo nombramiento para cumplir con una formalidad
procesal, equivaldría a no contar con defensa técnica, por lo que es
imperante que el defensor actúe de manera diligente para proteger las
garantías procesales del acusado y evitar así que sus derechos se vean
lesionados48; es decir, el sólo nombramiento de la defensa no asegura el
derecho a contar con una efectiva asistencia49. En consecuencia, una vez
que el juzgador haya verificado que el requisito formal está cubierto, es si –
y cuando– éste debe verificar que se haya también cubierto el requisito
material, bajo criterios de razonabilidad y recordando siempre que no toda
falla del abogado defensor constituye una violación al derecho de defensa
adecuada50; no obstante, si la defensa pública incurre en omisiones o fallas
graves que, de manera evidente, permitan concluir que no se brindó un
patrocinio efectivo, perjudicando gravemente los intereses de su defendido,

sentencia que cumpla con los requisitos, valores y principios legales y constitucionales que
permean en el debido proceso penal; lo que deberá observarse en todas aquellas diligencias o
actuaciones y etapas procesales en las cuales es eminentemente necesaria la presencia del
inculpado, en las que activa, directa y físicamente participe o deba participar, así como en aquellas
en las que de no estar presente, se cuestionarían o pondrían gravemente en duda la certeza
jurídica y el debido proceso. Esto es así, porque la defensa adecuada representa un derecho
instrumental cuya finalidad es asegurar que el poder punitivo del Estado se desplegará a través de
un proceso justo, lo que además busca asegurar que pueda tener garantizados en su integridad
sus derechos fundamentales, como lo es no declarar, no autoincriminarse, no ser incomunicado, no
sufrir tortura alguna, ni ser detenido arbitrariamente, así como ser informado de las causas de su
detención, entre otras.
47 Cfr. Trechsel, Stefan, The Right to defend oneself and to have the assistance of counsel, en

Human Rights in Criminal Proceedings, Oxford, pp. 244.


48 Cfr. Corte I.D.H., Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Sentencia de 26 de noviembre de

2010. Serie C No. 220, párr. 155. Ver, además, Informe de Fondo de la CIDH en el caso Agapito
Ruano vs. El Salvador, y Corte Europea de los Derechos Humanos. Artico v. Italy, Application no.
6694/74. Judgment of 13 May 1980, para. 33.
49 Cfr. Miller, Jonathan, Gelli, María Angélica et al, Garantías constitucionales en el proceso penal,
Tomo III, La ley, Buenos Aires, 2002, 181, 179 Ver Corte Europea de Derechos Humanos, caso
Artico v Italia (Serie A No 37, 1980)
50 Cfr. CIDH, Informe No. 41/04, Caso 12.417, Fondo, Whitley Myrie, Jamaica, 12 de octubre de

2004, párr. 62. Comité de Derechos Humanos. Byrong Young v. Jamaica. Decisión de 17 diciembre
de 1997, párr. 5.5; y Michael Adams v. Jamaica. Decisión de 20 de noviembre de 1996, párr. 8.4.
European Court of Human Rights. Kamasinsky v. Austria. Application no. 9783/82. Judgment of 19
December 1989, para. 65.

46
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

se habrá incumplido con el debido derecho de defensa desde el punto de


vista material51.

123. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido que el


derecho a la defensa se proyecta en dos facetas dentro del proceso penal:
por un lado, a través de los propios actos del inculpado, siendo su
exponente central la posibilidad de rendir una declaración libre sobre los
hechos que se le atribuyen y, por el otro, por medio de la defensa técnica,
ejercida por un profesional del Derecho, quien cumple la función de
asesorar al investigado sobre sus deberes y derechos, así como el de
ejecutar, entre otras cuestiones, un control crítico y de legalidad en la
producción de pruebas.52

124. Con base en lo anterior, esta Primera Sala reitera que todo juicio
debe cumplir, al menos, con las formalidades mínimas, cuestión que ha
sido considerada como la garantía de tutela jurisdiccional efectiva,
entendiendo por tal, aquélla en la que se cumple con los principios
constitucionales establecidos en esos artículos y en el que se respeten
todos los derechos humanos que reconoce la Constitución Federal53.

125. Por ejemplo, en el supuesto de que una decisión sea adversa a los
intereses de su defendido, el defensor debe utilizar todos los medios de
defensa instituidos, para estar en aptitud de garantizar una defensa
materialmente o técnicamente efectiva a favor de aquél. De lo contrario, no
tendría sentido que el inculpado tenga derecho a gozar de un recurso
efectivo, si finalmente su defensa omite interponerlo.

51Cfr. CIDH, Informe No. 41/04, Caso 12.417, Fondo, Whitley Myrie, Jamaica, 12 de octubre de
2004, párr. 62. CIDH Informe de Fondo. Agapito Ruano vs. El Salvador.
52 Cfr. Caso Ruano Torres y otros Vs. El Salvador. párr 153.
53 No sobra decir que en términos del artículo 103 constitucional, el juicio de amparo tiene como
finalidad proteger los Derechos Humanos -otrora garantías individuales– consagradas en ésta, el
que, en armonía con lo postulado por los artículos 14 y 16 de dicha Carta Magna, le han permitido
tener un amplio margen de protección, al punto que se ha reconocido que toda disposición
constitucional está tutelada por este medio de defensa; teniendo como único límite a la propia
Constitución. Durante mucho tiempo, gran parte de la sociedad mexicana propugnó a fin de que los
Derechos Humanos contemplados en diversos instrumentos internacionales de los que México es
parte, debían ser, al mismo tiempo que los Derechos Fundamentales, objeto de protección por
medio del amparo; cuestión que como es del dominio público, constituye derecho positivo vigente
al haber sido insertado su reconocimiento y aplicación de forma directa en el texto constitucional
merced de la reforma constitucional de junio de dos mil once.

47
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

126. Así pues, el derecho a contar con una defensa material -privada u
oficial-, no puede llegar al extremo de evaluar los métodos de defensa
empleados por el defensor o su pericia. La obligación del juez es
asegurarse que se satisfacen las condiciones que posibilitan la defensa
adecuada, lo que no implica que deba evaluar la forma en que se conduce
el defensor.

127. Esta Sala considera que si bien el derecho a contar con una defensa
material o técnicamente efectiva forma parte del derecho humano a gozar
de una defensa adecuada, el juez no puede evaluar los métodos
empleados por el letrado privado o su eficacia técnica, porque implicaría
que el juzgador interviniera más allá de su función en la voluntad del
imputado, quien decidió de manera libre optar y designar a un abogado
particular, por lo que será el propio imputado quien asuma las
consecuencias del nombramiento que realizó.

128. Sucede lo contrario con el defensor oficial, pues además de que la


relación de confianza es prácticamente inexistente o nula, por lo menos de
forma inicial durante el procedimiento penal, su nombramiento no obedece
a un acto de libre voluntad o consentimiento por parte del inculpado, sino
que deriva, la mayoría de las veces, de su falta de capacidad económica
para elegir un abogado particular que lo represente, pues ante la ausencia
de medios necesarios para contratar un letrado particular, se ve obligado a
designar uno de oficio, o bien, el propio juzgador ante la ausencia de
designación le nombra uno.

129. Tal designación deriva de un imperativo constitucional y convencional


previsto, respectivamente, en el artículo 20, apartado A, fracción IX, de la
Constitución y en el artículo 8.2, inciso e), de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, por lo que, como otros derechos dentro del
procedimiento penal, para que sea garantizado y efectivizado debe ser
susceptible de protección, en la medida de lo posible, por parte del
juzgador.

48
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

130. La Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Ruano


Torres y otros contra El Salvador,54 en donde una de las alegaciones
principales fue que la defensa técnica provista por el Estado no actuó de
una manera eficiente, sostuvo que tratándose del defensor de oficio el solo
designarlo y con ello cumplir con una formalidad procesal prevista en la
Convención equivaldría a no contar con defensa técnica, por lo que estimó
que era imprescindible que el letrado oficial actuara de manera diligente
para proteger las garantías procesales del acusado, para evitar que sus
derechos se vean lesionados55. Para ello, es necesario que la institución de
la defensa pública, como medio a través del cual el Estado garantiza el
derecho irrenunciable de todo inculpado de delito de ser asistido por un
defensor, sea dotada de garantías suficientes para su actuación eficiente y
en igualdad de armas con el poder persecutorio. La Corte Interamericana
sostuvo que para cumplir con este cometido el Estado debe adoptar todas
las medidas adecuadas, entre las que destacan contar con defensores
idóneos y capacitados que puedan actuar con autonomía funcional56.

131. En consecuencia, esta Sala considera que cuando la defensa recae


en un defensor de oficio, el juzgador debe evaluar su actuación y verificar si
la persona sometida al proceso penal gozó de una adecuada defensa
material o técnica. De lo contrario, carecería de sentido la obligación del
Estado de ofrecer dicha defensa al inculpado, si no se le garantiza que la
persona que el mismo Estado le ha designado tiene los conocimientos y
capacidad necesarios para defenderlo efectivamente.

132. En concreto, es importante destacar que si bien el silencio o la nula


actividad probatoria por parte de la defensa puede ser interpretada como
una estrategia legítima de éste a favor de los intereses de su coinculpado,
es importante que el tribunal examine cuidadosamente que lo anterior no
obedeció al descuido, apatía o desinterés evidente por parte del letrado de

54 Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 05 de octubre de 2015. Serie C No. 303.


55 Cfr. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México, supra, párr. 155.
56 Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador, supra, párr. 159, y Caso Cabrera García y Montiel
Flores Vs. México, supra, párr. 155.

49
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

oficio en realizar una defensa material o técnicamente efectiva a favor de


los intereses de su defendido.

133. Además, de considerarse que durante el procedimiento penal el


juzgador advierte algunas de las citadas fallas o deficiencias, en estos
supuestos el juez deberá informar al inculpado de tal circunstancia, por lo
menos hasta antes del cierre de instrucción, con la finalidad de preguntarle
si a pesar de las fallas u omisiones detectadas, desea continuar con su
mismo defensor de oficio.

134. En el presente caso, el recurrente alega que la defensa de oficio que


lo asistió durante la secuela procesal no le brindó una defensa adecuada
por las razones expuestas en el párrafo 13, inciso k). El tribunal colegiado
no se pronunció sobre si la defensa oficial fue o no diligente, sino que se
limitó a destacar que no puede atribuirse a los órganos judiciales, con el
carácter de violación legal, el resultado del buen o mal desempeño del
defensor asignado por el quejoso para que lo represente durante la secuela
procesal, pues tal circunstancia no forma parte de la garantía de defensa
adecuada.

135. Por tanto, la Primera Sala considera que el agravio planteado por el
quejoso en esta instancia es fundado en cuanto a que planteó un tema de
constitucionalidad relacionado con el derecho de defensa adecuada,
respecto del cual el tribunal colegiado omitió referirse conforme a los
lineamientos expuestos en acápites precedentes.

136. Finalmente, esta Primera Sala determina que los agravios hechos
valer por el recurrente en el párrafo 15, incisos d) –en lo relativo a la
violación al derecho a la presunción de inocencia-, g), h), e i), son
inoperantes, por ser cuestiones de mera legalidad57 y el relativo al inciso j)
por tratarse de una cuestión novedosa58.

57 REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. SON INOPERANTES LOS AGRAVIOS QUE ADUZCAN


CUESTIONES DE MERA LEGALIDAD. (1a./J.56/2007, Novena Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, tomo XXV, mayo de 2007, página 730).
58
AGRAVIOS INOPERANTES EN LA REVISIÓN. SON AQUELLOS EN LOS QUE SE PRODUCE
UN IMPEDIMENTO TÉCNICO QUE IMPOSIBILITA EL EXAMEN DEL PLANTEAMIENTO QUE

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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3149/2016

IX. DECISIÓN

137. En consecuencia, lo procedente es revocar la sentencia recurrida y


devolver los autos al órgano colegiado de origen para que dicte nueva
sentencia en la que: (i) analice nuevamente el acto reclamado bajo el
estudio establecido sobre la inconstitucionalidad del artículo 177 del Código
de Procedimientos Penales para el Distrito Federal; además, ajuste su
criterio a la interpretación constitucional establecida en la presente
resolución, y determine: (ii) si la detención del quejoso fue legal y, en caso
de determinar que no lo fue, las consecuencias de la misma; (iii) si durante
la etapa de averiguación previa o alguna otra etapa procedimental se
vulneró o no el derecho humano a la defensa adecuada del quejoso y
determine los efectos jurídicos conducentes para reparar esa violación.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO. En la materia de la revisión competencia de esta Primera Sala,


se revoca la sentencia recurrida.

SEGUNDO. Devuélvanse los autos al Cuarto Tribunal Colegiado en Materia


Penal del Primer Circuito, para que se aboque al estudio indicado, conforme
a los lineamientos constitucionales que se han fijado en esta ejecutoria.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución vuelvan los autos a su lugar


de origen y, en su oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.

CONTIENEN. 2a./J.188/2009, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,


tomo XXX, noviembre de 2009, página 424.

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