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ANÁLISIS SENTENCIA 30 DE NOVIEMBRE DE 2012.

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS -CASO MASACRE DE SANTO


DOMINGO VS. COLOMBIA:

Electiva I – Derechos Humanos

Alexandra María Monterrosa Solar


Leomar Baleta Carrascal
Amaury Javier Tovar Ortega

Profesor
Carlos Andrés Beltrán Agamez

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA ANTONIO JOSÉ DE SUCRE – CORPOSUCRE

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

PROGRAMA DE DERECHO – SEMESTRE III NOC.

SINCELEJO – SUCRE

2020
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ELECTIVA I – DERECHOS HUMANOS

DESARROLLO

Resumen de los Hechos

El día 13 de diciembre del 1998 siendo aproximadamente las 10:02 a.m. en el contexto
geográfico de la vereda de Santo Domingo jurisdicción del munífico de Tame del departamento
de Arauca Colombia al parecer un helicóptero Blak Kaut de la fuerza aérea Colombiana (FAC)
lanzo un dispositivo Cluster compuesto por seis bombas de fragmentación donde resultaron 17
civiles muertos, entre ellos cuatro niños y dos niñas, y 27 civiles heridos, entre ellos cinco niñas
y cuatro niños. Se hace preciso anotar; que el día anterior, 12-12-1998, en esa vereda, se llevaba
a cabo en la vereda de Santo Domingo un bazar, en el marco del cual se realizaron diversos
eventos deportivos. Ese mismo día las Fuerzas Armadas tomaron conocimiento de que una
avioneta Cessna aterrizaría aquel día con dinero o armas para actividades de narcotráfico, hecho
que tuvo efectivamente lugar sobre la carretera que conduce de la vereda de Santo Domingo a
Panamá de Arauca o Pueblo Nuevo. Posteriormente, una vez aterrizada la avioneta, tropas del
Batallón Contraguerrilla No. 36 y Unidades de la Fuerza Aérea procedieron a inmovilizar la
avioneta, pero la operación fue interrumpida por un grupo de bandoleros guerrilleros (FARC)
que se enfrentaron a la tropa empleando armamento de largo alcance.

Postura Comisión Interamericana de DDHH:


La Comisión concluyó en su Informe que el Estado violó los derechos reconocidos en el
artículo 41 de la Convención, en relación con el artículo de la misma, en perjuicio de las 17
personas fallecidas de la vereda de Santo Domingo el 13 de diciembre de 1998, en relación con
el lanzamiento del dispositivo clúster sobre la zona urbana de la vereda. La Comisión también
afirmó que la circunstancia de que 27 personas hayan resultado heridas y no muertas [fue]
meramente fortuita y por eso consideró que la violación del artículo 4 también aplica respecto de
los heridos en el bombardeo. La Comisión se refirió a principios y normas del Derecho
Internacional Humanitario y consideró que la precisión de los dispositivos clúster es limitada y
que tienen un gran poder antipersonal y que quienes se encontraban en la vereda al momento del
bombardeo eran civiles, lo cual era conocido por los miembros de la Fuerza Pública que
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tripulaban las aeronaves. Los representantes coincidieron con lo manifestado por la Comisión y,
además de lo señalado anteriormente, agregaron que en los procesos penales, disciplinario y
contencioso administrativo a nivel interno se estableció de manera indudable que la explosión en
Santo Domingo fue causada por el lanzamiento de un dispositivo cluster por parte de la Fuerza
Aérea Colombiana. Los representantes también alegaron que por tratarse de un ataque
indiscriminado con una bomba de fragmentación era necesario entrar a valorar la situación de
todas las personas que estaban en el caserío de Santo Domingo en el momento del ataque aéreo,
ya que fue sólo cuestión del azar
Defensa del Estado colombiano:
Por su parte, el Estado alegó que en este caso no se configura ninguna de las estructuras de
responsabilidad estatal, por lo que la pretensión de la Comisión y de los representantes no debe
ser acogida, puesto que se encuentra probado que no hubo relación de causalidad entre las
acciones desplegadas por los agentes estatales y los hechos ocurridos en Santo Domingo. Agregó
que “no existió ninguna forma de complicidad o patrocinio entre las FARC y la fuerza pública”.
Por último, el Estado afirmó que no se había provocado un riesgo objetivo en contra de la
población civil porque el dispositivo AN-M1A2 fue lanzado a una distancia en la que no era
posible causar daños al caserío y que el poder destructivo de [este tipo de] dispositivo no excede
de 30 metros. El Estado alegó que no fue responsable de la violación o puesta en peligro del
derecho a la integridad física de los pobladores de Santo Domingo, ya que probó con suficiencia
que ese hecho obedeció a la detonación de un artefacto explosivo de fabricación casera” pues no
había relación de causalidad entre el hecho lesivo y la acción desplegada por los agentes
estatales. Agregó también que la Fuerza Aérea no realizó ataques ni con bombas ni con
ametralladoras o cohetes sobre las personas que el 13 de diciembre de 1998 se movilizaban de
Santo Domingo hacia las poblaciones aledañas.
Consideraciones de la corte:
A la luz de lo alegado por las partes el Tribunal examinará a continuación la alegada
responsabilidad internacional de Colombia por la presunta violación de los derechos a la vida, a
la integridad personal y a las medidas de protección de los niños en relación con las obligaciones
de respeto y de garantía252. La Corte estima pertinente realizar un análisis conjunto de estas
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alegadas violaciones en razón del carácter complejo de las circunstancias propias de los hechos
ocurridos en este caso, que evidencian afectaciones interrelacionadas a diversos derechos,
impidiendo un análisis fragmentado. Del mismo modo, puesto que los hechos ocurrieron en el
contexto de un conflicto armado no internacional, según fue señalado (supra párrs. 21 y ss.), tal
como lo ha hecho en otras oportunidad. La Corte ha afirmado reiteradamente que “tanto la
Convención Americana como la Convención sobre los Derechos del Niño forman parte de un
muy comprensivo corpus jurisinternacional de protección de los niños que debe servir […] para
fijar el contenido y los alcances de la disposición general definida en el artículo 19 de la
Convención Americana”346. Aún más, en el contexto de conflictos armados no internacionales,
las obligaciones del Estado a favor de los niños se definen en el artículo 4.3 del Protocolo
adicional II a los Convenios de Ginebra. La Corte ha considerado en numerosos casos que los
familiares de las víctimas de violaciones de los derechos humanos pueden ser, a su vez,
víctimas350.
Decisión de la Corte:
Por unanimidad,
1. Desestimar las dos excepciones preliminares interpuestas por el Estado, relativas a la alegada
incompetencia de la Corte rasione materia y a la alegada falta de agotamiento de los recursos
internos, en los términos de los párrafos 21 a 26 y 33 a 39 de la presente Sentencia.
2. Determinar que el acto que el Estado denominó reconocimiento de responsabilidad por la
alegada violación de los artículos 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
no tiene efectos jurídicos, en los términos de los párrafos 141 a 153 de la presente Sentencia.
Declara: Por unanimidad, que el estado es responsable de todos los derechos fundamentales que
se vulneraron en la anterior situación.
Dispone: Por unanimidad,
1. Esta Sentencia constituye per se una forma de reparación.
2. El Estado debe realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional
por los hechos del presente caso, de conformidad con lo establecido en los párrafos 301 y 302 de
esta Sentencia.
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3. El Estado debe realizar las publicaciones dispuestas de conformidad con lo establecido en el


párrafo 303 de la presente Sentencia.
4. El Estado debe brindar un tratamiento integral en salud a las víctimas a través de sus
instituciones de salud especializadas, de conformidad con lo establecido en el párrafo 309 de la
presente Sentencia.
5. El Estado debe otorgar y ejecutar, en el plazo de un año y a través de un mecanismo interno
expedito, las indemnizaciones y compensaciones pertinentes por concepto de daños materiales e
inmateriales, a favor de las víctimas heridas y de los familiares de víctimas que no fueron
reparadas por la jurisdicción contencioso administrativa a nivel interno, en los términos de los
párrafos 337, y 345 a 349 de esta Sentencia.
6. El Estado debe pagar las cantidades fijadas en el párrafo 344 de la presente Sentencia por
concepto de reintegro de costas y gastos. 7. La Corte supervisará el cumplimiento íntegro de este
Fallo, en ejercicio de sus atribuciones y en cumplimiento de sus deberes conforme a la
Convención Americana, y dará por concluido el presente caso una vez que el Estado haya dado
cabal cumplimiento a lo dispuesto en aquél. 8. Dentro del plazo de un año a partir de su
notificación el Estado deberá rendir a la Corte un informe sobre las medidas adoptadas para darle
cumplimiento.

Conclusiones del grupo:


1) Respecto al cumplimiento o no de las órdenes dadas: Consideramos que la corte no fue tan
acertada respecto al monto de las sumas establecidas y la modalidad del cumplimiento de los
pagos ordenados. Esto, porque si observamos con detenimiento, los hechos fueron en el año
1998 y la sentencia que contiene la indemnización es de 2012, lo que sería casi injusto e irrisorio
para las víctimas la cantidad económica ordenada para el reintegro de las costas y gastos. En el
mismo sentido, consideramos que la orden debía ser de inmediato cumplimiento y no de un (1)
año como lo contiene la decisión. Respecto al valor de estas Costas y gastos, la Corte dejo claro
que en cumplimiento del artículo 63.1 de la Convención, el monto establecido, hace parte
constitutiva del concepto de reparación.
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2) El proceso de reparación a víctimas (Pérdida de ingresos; Daño emergente y Daño


inmaterial): Respecto al proceso de reparación a las víctimas, consideramos que fue
acertado y que actuó en debido proceso. Respecto a las víctimas que no fueron incluidas en
las respectivas indemnizaciones (Victimas heridas, 5 familiares de dos víctimas y los familiares
de las victimas), por no acudir a la vía contencioso administrativa a nivel interno. La corte les
estableció un plazo de tres (3) meses luego de notificada la Sentencia para presentarse ante las
autoridades estatales e incoar el respectivo proceso de reclamo.
3) Respecto en inicio de investigaciones por parte del Estado: Consideramos que el Estado
Colombiano activo todos los frentes gubernamentales para atender tal caso: (Fiscalía
General de la Nación; Departamento Administrativo de Seguridad; justicia ordinaria y la penal
militar; Unidad Nacional de Derechos Humanos; Juzgado de Primera Instancia de Apiay
(departamento del Meta) y otros). No obstante a lo anterior; los interesados, victimas y
representantes tienen todo el derecho de llevar estos casos ante instancias internacionales de
protección de derechos humanos y quien más que la Corte Interamericana de derechos humanos
para conocer de este asunto. (Que la CIDH haya sido competente o no para conocer del caso, es
un tema de débil debate).
Por último, consideramos que si este caso desde el punto de la responsabilidad penal hubiese
sido direccionado solo a nivel interior y sin la compleja situación de que organismos
internacionales lo adelantaban de manera simultaneas y paralela. Los resultados hubiesen sido
más acelerados y benéficos para las víctimas. Esto, sin apartarnos de la realidad, de que cuando
las autoridades de carácter internacional conocen los casos, las autoridades nacionales sienten
una presión conexas a sus actuaciones (Penal, Administrativas, Disciplinarias) y generalmente
los resultados sin apartarse de lo legal, siempre son convenientes para las víctimas, en especial
los relacionados con la parte económica (Reparaciones e indemnizaciones).
Desde el punto de vista sociopolítico, este caso se puede clasificar como un falso positivo desde
que inició esta guerra con los grupos ilegales y que ha traído es temor, violencia y abuso por
parte de las mismas fuerzas militares que “cuidan la seguridad de las personas”. Este caso trajo
como consecuencia que el Estado Colombiano, reviviera todos los procesos que estaban en el
olvido por los falsos positivos donde personas inocentes perdieron la vida.

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