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Punteo “La raza cósmica.

Misión de la raza iberoamericana” (1925)


José Vasconcelos
La teoría de los puentes inexistentes (estrecho de Bering), es menos posibles que la teoría de que
razas nazcan y mueran solo en América, los lemurios (raza Atlántida) desaparecieron, pero su
herencia permaneció en los “hombres rojos” (indios americanos). Esta raza primera de América
llevaría al viejo continente a sus grandes civilizaciones. Con el tiempo y la expansión de los
atlánticos nacen las 4 razas: negro, indio, mongol y blanco; esta última se ha creído
conquistadora, pero con la unión de todas nace una quinta raza, superior a sus antecesoras. La
5ª sería descendiente de la población latina (españoles y portugueses + indígenas), que serían
sustituidos en el dominio universal por los sajones. Los latinos no nos hemos unido contra ellos,
sino que hemos sido sus aliados al ponernos en contra por meros intereses nacionalistas.
Otros errores han ocurrido, Napoleón no pudo entender que en América se disputarían el
destino de las razas y entregó Luisiana al enemigo. También, en la época colonial, la manía por
imitar administrativamente al imperio romano fue un desastre, mientras que el inglés se fortaleció
en materia e ingenio práctico. Los españoles a la hora de la independencia renegaron su cultura,
separándose también en “límites nacionales” (amor a Bolívar). Pero no desesperemos, el tiempo
de la raza blanca “pura” está contado; “la colonización española creó mestizaje, esto señala su
carácter, fija su responsabilidad y define su porvenir” (el inglés sólo se cruzó con el blanco y
extinguió al indígena, contradiciendo el fin ulterior de la historia que es lograr la fusión de los
pueblos y las culturas). Por eso es importante el continente americano ya que su predestinación
obedece al designio de constituir la cuna de una 5ª raza en la que se fundirán todos los pueblos
para reemplazar a las 4 que aisladamente han venido forjando la historia. Los pueblos latinos,
por haber sido más fieles a la misión, son los llamados a consumarla.
El iberoamericano tiende a “mezclar sangres” (vs el sajón que las desprecia con el objetivo de
elevar al blanco, como ya han hecho el resto de las razas en otros momentos de la historia). Si
rechazamos una raza no es por su condición de “raza”, sino por economía (por ejemplo, rechazo
a los asiáticos por su cultura de tener muchos hijos, no queremos sobrepoblación).
Sobre el territorio de la 5ª, las grandes civilizaciones se iniciaron entre trópicos y la civilización
final volverá al trópico; la nueva raza comenzará a cumplir su destino a medida que se inventen
nuevos medios para combatir el calor hostil al hombre. La 5ª vivirá en los trópicos porque la
benefician, el mundo será de quien conquiste la región amazónica.
El factor espiritual ha de dirigir la extraordinaria empresa, el cruce de sangre será cada vez más
espontáneo a tal punto que no estará ya sujeto a la necesidad sino al gusto. El motivo espiritual
(gusto que dirige el misterio de elección de una persona entre una multitud) se irá sobreponiendo
a las contingencias de lo físico. Al respecto, el paso del SH por el tiempo puede ser definido por
la ley de los 3 estados sociales: el material o guerrero, el intelectual o político y el espiritual o
estético (estado en donde todo cuanto nace del sentimiento es un acierto); gradualmente nos
vamos librando de la necesidad en un mundo en donde la “fealdad no encontrará cuna”.
(Ojo, esto no es una teoría en donde todas las razas son iguales y se mezclarán en una última
raza superior, sino que una en donde las razas son distintas en capacidad y moralidad, y con el
paso del tiempo y la creación de la 5ª, aspectos inferiores de las razas raza desaparecerán casi por
selección natural en un contexto de “elección” (aunque reniega de Darwin para el SH) también
hay que recalcar que el objetivo de la 5ª no es la raza blanca sino una mejor aún.
Se formaría así la quinta raza ya no por la violencia ni por el efecto de la necesidad, sino por la
elección fundada en el deslumbramiento que produce la belleza confirmada por el pathos del
amor. La raza ibérica está llena de vicios y defectos, pero dotaba de maleabilidad, comprensión
rápida y emoción fácil (para quienes la belleza es la razón mayor de toda cosa); fecundos
elementos para el plasma germinal de la especie futura. Sólo falta el impulso organizador del
amor que ponga en marcha la ley de la historia, formándose la verdadera raza universal, la raza
cósmica. América será el hogar de todas las razas, y a todas las necesita.

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