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El cine de Angela Schanelec

Por Axl Flores


Desde que el crítico de cine Merten Worthmann usó por primera vez el término
“Escuela de Berlín” para referirse a un grupo de realizadores entre los que se
encuentran Christian Petzold, Angela Schanelec y Thomas Arslan, entre otros; se
estableció que cada uno de los films de esta suerte de escuela se ostentaban
como un desafío al establishment del cine alemán, es decir, cada uno respondía a
un afán de cuestionar las fórmulas de realización cinematográfica que se resume
en pocas líneas: “soft versus loud, slow versus fast, static versus transformation” i.
Si bien el trabajo reciente de Angela Schanelec aún se acomoda completamente a
ese desafío, resulta un acercamiento muy simple a lo que se podría denominar
como su poética y es que el camino trazado en películas como Afternoon
(Nachmittag, 2007) y The Dreamed Path (Der traumhafte Weg, 2016) no se
concibe únicamente como una crítica a cierto tipo de cine, sino como una
búsqueda por ahondar en las cualidades expresivas de la imagen.
En El lenguaje cinematográfico, André Bazin marcó una diferencia entre los
directores que, desde épocas del cine mudo, creían en la imagen o en la realidad.
La creencia en la imagen se da, según Bazin, porque “la significación final de la
escena reside más en la organización de los elementos que en su contenido
objetivo”ii, no es la finalidad de este texto organizar un camino que vaya del teórico
francés hasta la realizadora alemana, sin embargo, dicho concepto remite a una
percepción muy clara en el cine de Schanelec, cada sujeto/objeto filmado pierde
sus cualidades materiales, para en su lugar, resaltar sus tonalidades
sentimentales. La imagen construye desde lo que se pretende objetivo para apelar
a lo subjetivo.
Ese proceso se ejemplifica a la perfección en The Dreamed Path, que es una
película esencialmente filmada a través de sujetos/objetos, en momentos
Schanelec prefiere encuadrar zapatos, botellas de agua y apretones de manos en
lugar del desarrollo de la acción, que incluso se ve reducida al espacio en off. Esa
priorización de la imagen explica el hecho de que las historias de sus películas
apenas y aparezcan como un esbozo.
Sin embargo, hay una constante temática entre Afternoon y The dreamed path,
que incluso está presente en su película más reciente I was at home, but…(Ich
war zuhause, aber, 2019): los problemas familiares. Afternoon es la historia de un
reencuentro familiar que en realidad es un desencuentro, el regreso de Irene
(interpretada por la misma Schanelec) a la casa de descanso familiar después de
actuar en varias obras de teatro, trae como consecuencia una serie de
enfrentamientos o momentos llenos de incomunicación producto de conflictos
pasados.
En The Dreamed Path se narra, entre diversas líneas temporales, la historia de
dos relaciones sentimentales: la de Theres (Miriam Jakob) y Keneth(Thorbjörn
Björnsson) en la Grecia de 1984, que deben separarse ante un accidente de la
madre de Keneth; y la de Arianne (Maren Eggert) en el Berlín de 2014, quien
decide separarse de su marido al descubrir que simplemente ya no lo ama. Ambas
parejas confluirán en la estación de tren de Berlín.
Tales premisas podrían hacer pensar que ambas películas tienen una linealidad
dramática, pero lo que acontece en The Dreamed Path es una serie de fragmentos
que solo se guian a través del sentimiento de pérdida y desesperanza; mientras
que en Afternoon no hay indicio alguno que dé razón a los problemas de Irene con
su familia. El conflicto en el cine de Schanelec es siempre algo del pasado, lo
único que aparece es la consecuencia de, es un estado de abstracción.
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Me permito este paréntesis en el texto porque no creo poder explicar esto fuera de
la experiencia personal y así, si fuera el caso, será más fácil ignorar lo que a
continuación escribo. Recientemente leí Bonsái, una novela corta de Alejandro
Zambra, en esta cuarentena solo puedo leer novelas cortas, curiosamente también
las películas de Schanelec se podrían considerar cortas, entonces hay una
tendencia ahí. La novela comienza justo con un final, un párrafo tan sencillo como
complejo:
“Al final ella muere y él se queda solo, aunque en realidad se había quedado
quedado solo varios años antes de la muerte de ella, de Emilia. Pongamos que
ella se llama o se llamaba Emilia y que él se llama, se llamaba y se sigue llamando
Julio. Julio y Emilia. Al final Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura” iii.
Lo que sigue a esa frase funciona más como una serie de sucesos que lejos de
diseccionar la historia que se esconde en esas líneas, ahondan en una suerte de
estado emocional de Julio y Emilia, Zambra en ocasiones recurre a sucesos o
personajes supuestamente sin importancia para hacer ese retrato. La escritura no
busca llegar a un fin, el mismo fin es la escritura. La novela como su mismo
nombre alude, es un relato bonsái, pero también, como se menciona en la
contracubierta del libro (mediante referencia a Borges) una novela-resumen.
En cierto sentido las películas de Angela Schanelec podrían funcionar como
películas-resumen, Afternoon y The Dreamed Path comienzan donde otras
películas culminarían y también culminan donde otras empezarían, pareciera que
las elipsis ocultan mucho más de lo habitual, siempre se elude lo narrativo para
enfatizar en el aspecto formal. Quizá ahí donde termina el relato, para Schanelec
comienza el cine.
()
Nueve años separan la realización de Afternoon y The Dreamed Path y sin
embargo, la diferencia entre ellas da a entender una distancia mayor, como si la
primera fuera una versión inacabada de la segunda la preocupación por la imagen
y lo que esta <<dice>> del estado emocional de los personajes, aún se ve
invadida por la tensión dramática. Por eso es demasiado significativo el cambio en
el retrato del registro actoral.
En ambas cintas la dirección de actores es deudora de Bresson, por lo que pocas
veces se llega a un clímax de confrontación entre los carácteres de los
personajes, pero cuando ese momento se alcanza suele ser totalmente
catastrófico. En una escena de Afternoon, Irene pelea con su hijo y resulta
lastimada, toda la contención de sus emociones sale en el reclamo de ese acto,
que posteriormente solo puede concluir en un abrazo (una escena similar sucede
en su nueva I was at home, but… cuando la protagonista en un arranque de furia
corre a sus pequeños hijos de la casa, después la película enlaza a un momento
de unión y felicidad familiar); en cambio en The dreamed path toda tragedia es
resuelta mediante la imagen y el montaje, cuando Keneth se entera del accidente
de sumadre, solo se encuadran sus zapatos y como sus piernas flaquean.
Las películas de Schanelec, pese a su experiencia como actriz, se orientan en
captar más allá de la simple impostación actoral y por eso el trabajo de los
intérpretes pone especial atencióna la relación con su entorno, de hecho casi
siempre se vale de los mismos: Jirka Zett y Maren Eggert son recurrentes en su
filmografía. El diseño sonoro también cumple una función interesante, no hay una
centralización de la palabra, en ese sentido, conceptos olvidados como los de
Chion en la audiovisión podrían ser de ayuda, pues hay una
verbodescentralización, en la que la palabra vale lo mismo que el sonido del viento
al pasar.
Se ha dicho que el trabajo de la alemana busca captar el sentimiento, pero eso no
significa que haya una pragmatización del sentir, sus películas vagan por lugares
inciertos, no hay una predispoción al sentimentalismo, sino que las emociones se
encuentran ligadas a espacios (como el del hogar) y objetos, también al recuerdo
de personas ausentes. En The Dreamed Path, pese al paso de los años Theres y
Keneth continúan vestidos de la misma forma, ante la pregunta ¿cómo filmar un
sentimiento?, Schanelec los filma como los vestigios que aparecen en la ropa
desgastada de Keneth, como los rastros perdidos en el tiempo que solo el cine
puede rescatar.
i
Reimer Robert, Reimer Carol¸ Historical Dictionary of German Cinema, Estados Unidos de América, Rowman and
Littlefield, 2019, p. 53.
ii
Bazin A., ¿Qué es el cine?, España, RIALP Ediciones, 2008, p. 82.
iii
Zambra A., Bonsái, Chile, Anagrama, 2005, p. 13.

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