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La historia del petróleo

El petróleo, también llamado oro negro en la actualidad, no fue por muchos


siglos sino un lodo mineral o brea con el que Noé calafateó el Arca y con el que
sus descendientes elaboraron la argamasa que se empleó en la construcción
de la torre de Babel y las murallas de Nínive y Babilonia. Se dice también que
los egipcios usaron este lodo para conservar las formas de sus difuntos, mien-
tras que los caldeos lo emplearon para vigorizar sus músculos y disminuir el
dolor producido por el reumatismo y las enfermedades de la piel. Los griegos
lo usaron, mezclado con azufre, salitre y resinas, para elaborar el fuego que se
utilizaba en sus combates.

Los indígenas americanos lo usaban como medicamento: untaban con él sus


cuerpos para disminuir el cansancio y fortalecer sus piernas. A mediados del
siglo XIX fue purificado y embotellado para ser comercializado por su efecto
contra las afecciones cutáneas, las heridas, la calvicie, el reumatismo, el lumba-
go y los parásitos.

El origen del petróleo

Se conocen varias teorías sobre la formación del petróleo. Sin embargo, la más
aceptada es la teoría orgánica-animal y orgánica-vegetal, que supone que
se originó por la descomposición de los restos de animales y algas microscó-
picas acumulados en el fondo de las lagunas y en el curso inferior de los ríos
[1]. Esta materia orgánica se cubrió paulatinamente con capas cada vez más
gruesas de sedimentos, las cuales, en determinadas condiciones de presión y
temperatura y con el paso del tiempo, se transformaron en hidrocarburos con
pequeñas cantidades de azufre, oxígeno, nitrógeno y trazas de metales como
hierro, cromo, níquel y vanadio. Toda esta mezcla constituye el petróleo crudo.

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