El sexo, en cambio, es una condición orgánica de los seres vivos por la que se
distingue el macho de la hembra, los hombres de las mujeres. En lo biológico, el sexo es definido por varios elementos: los cromosomas (que tienen la información genética de un hombre o de una mujer), así como por la morfología y el funcionamiento general del organismo del hombre y de la mujer. Pertenecer al sexo masculino o femenino está determinado genéticamente, por lo tanto, con la palabra sexo hacemos alusión al aspecto físico y a la información genética que hacen diferente al hombre de la mujer. Aunque las diferencias anatómicas entre el hombre y la mujer son evidentes desde el nacimiento, es hasta la pubertad, un periodo de importantes cambios físicos y mentales, cuando se desarrollan y maduran las características reproductivas y sexuales debido a la acción de sustancias llamadas hormonas. En la pubertad maduran los órganos sexuales y aumenta el nivel de hormonas de este tipo; como consecuencia, los sentimientos, los deseos y las respuestas sexuales se vuelven más importantes. El conjunto de características anatómicas, fisiológicas y psicológicas propias de cada persona en lo relacionado con el sexo, mediante las cuales se expresa plenamente la masculinidad o la feminidad conforman nuestra sexualidad.