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Donde:
IT: Ingreso total
P: Precio
Q: Cantidad de unidades vendidas
Un punto para resaltar es que los ingresos totales no corresponden a una variable
stock. Es decir, no se trata de un acumulado, sino de un flujo de dinero en un
momento específico, por ejemplo, en un ejercicio anual.
La función final y la curva del ingreso total de la empresa dependerán del tipo de
mercado en el que opere. En competencia perfecta, por ejemplo, la compañía es
precio aceptante, por lo que el ingreso total es una función lineal de la cantidad
vendida. Podemos observarlo en el siguiente gráfico:
En cambio, si el mercado es un monopolio la empresa determina el precio,
buscando su mayor beneficio. Así, podríamos tener una función lineal como la
siguiente del precio:
En este caso, el gráfico será una parábola inversa y para calcular el punto donde
la cantidad maximiza el ingreso total utilizamos derivadas:
Es decir, los costos fijos por una parte hay que asumirlo sin cambios significativos
en el montante. Y, por otra parte, los costos variables son proporcionales a la
cantidad de producto fabricado.
En segundo lugar, sabemos que los ingresos deben ser superiores a los
mencionados costes totales para que empiecen a darse beneficios en la empresa.
Esta situación se puede calcular con el denominado umbral de
rentabilidad o punto muerto, el cual consiste en calcular el número de unidades
que se deben vender para cubrir costes totales:
Pero ¿Qué son los precios del producto y costos variables unitarios? Muy sencillo,
el precio del producto unitario no es otra cosa que el precio que le ponemos al
producto que le ponemos a la hora de venderlo. Por otro lado, el costo
variable unitario se calcula de la siguiente forma:
Suministros.
Alquiler u otros arriendos.
Seguros.
Gastos de administración.
Impuestos.
Mano de obra (en el caso de que no se pueda prescindir de nadie o casi
nadie)
Costos variables:
Materia prima.
Comisiones de agentes comerciales.
Gastos de envío.
Mano de obra (en el caso de que se pueda prescindir de una parte de la
plantilla).
Es decir, la ganancia que obtienes en tu negocio una vez que tomas en cuenta lo
que implica la producción de lo que ofreces, desde la materia prima, los salarios
de tus colaboradores, los gastos de distribución, hasta los impuestos y gastos
fijos (como energía eléctrica, renta de bodega, etc.).
¿Tienes en cuenta todo lo que debes pagar para que tu producto esté al
alcance de los consumidores, o quizá olvidas un impuesto que ahora
reduce el margen de ganancia?
Por eso también es importante conocer los tipos de margen de utilidad, pues sus
datos te arrojan las ganancias en dos procesos diferentes y separados.
Cuando hablamos del margen de utilidad bruta, nos referimos al que obtenemos
después de descontar al precio final los gastos directos e indirectos involucrados
con la fabricación del producto. En el caso de los servicios, se resta los costes
para su ejecución. Su fórmula es bastante sencilla:
El margen de utilidad neta se obtiene una vez que se descuentan aquellos gastos
que están alrededor del negocio, fijos y variables: rentas, préstamos bancarios,
servicios (electricidad, gas, agua, limpieza) a tu utilidad bruta.
Su fórmula es la siguiente: