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TEMA

SUJETOS DEL DERECHO DEL TRABAJO


1. CONSIDERACIONES GENERALES.

Determinar los sujetos del Derecho del


Trabajo, afirma Krotoschin, es uno de
los medios más eficaces para conocer
más precisamente los contornos
materiales y objetivos de este derecho.
Agrega la definición misma del
Derecho del Trabajo, su denominación
y su extensión, depende en gran parte
de un deslinde exacto de la esfera
personal que abarca.

Al referirse a los sujetos del Derecho del Trabajo, todos las referencias bibliográficas
parten del estudio del Artículo 2 de la Ley General del Trabajo y el Artículo 3 de su
Decreto reglamentario, resaltando e identificando como tales dos categorías de
personas jurídicamente contrapuestas: el empleador y el trabajador; que son los
sujetos por excelencia y propiamente dichos en la materia, los destinatarios en cuyo
beneficio existen o para quienes se establecen las normas jurídicas del trabajo y
sólo indirectamente a veces, lo que podríamos llamar un reflejo, son destinatarios
de esos derechos. En otras relaciones, afirma Pérez como es en el caso del Derecho
del Trabajo aparece un tercero, el Estado, que sustituye o complementa a uno de
los sujetos iniciales.

La doctrina puntualiza que los sujetos del contrato de trabajo lo son también del
Derecho del Trabajo; pero no ocurre lo mismo con estos últimos con relación aquél,
así se sostiene que la locución y el concepto de sujeto del Derecho del Trabajo
posee una amplitud genérica, por cuanto hay trabajadores, e incluso que no lo
son, catalogables como titulares o determinantes de algunos derechos
íntimamente conectados con el hecho del trabajo y con la prestación de un
trabajador, como sería el caso de la familia del que desempeña un trabajo.
Ahora bien, razonado en ese sentido, se
comprende que la Ley General de Trabajo,
antes que referirse a los sujetos del Derecho
del Trabajo, trata propiamente sobre los
sujetos del contrato de trabajo.

Aclarado en este sentido, puede apuntarse


que los sujetos del Derecho del Trabajo son
todas las personas, con algún derecho u
obligación de carácter laboral. Y en el
entendido que los sujetos del contrato de
trabajo coinciden con el del Derecho del
Trabajo, puede enunciarse como tales a los
siguientes: a) Los empleadores o patronos; b)
Los trabajadores, obreros y empleados, y 3) El
Estado.

2. LOS PATRONOS: CONCEPTO ECONOMICO Y JURIDICO.

Según el texto Artículo 2º de la Ley general del trabajo: “(...) Patrono es la persona
natural o jurídica que proporciona trabajo por cuenta propia o ajena, para la
ejecución o explotación de una obra o empresa...”.

De acuerdo al Glosario de Términos Previsionales del Sistema Integral de Pensiones,


Anexo Ley No 065, definiciones aplicables, empleador, es la persona natural o
jurídica, pública o privada, nacional o extranjera, que contrata a una o más
personas bajo relación de dependencia laboral, de acuerdo a disposiciones
legales vigentes.

Para el Código de Seguridad Social, Artículo 13, empleador, es la persona natural


o jurídica a quien se presta el servicio o por cuya cuenta u orden se efectúa el
trabajo, mediante un contrato público o privado, expreso o presunto de trabajo, o
de aprendizaje, cualquiera sea la forma y modalidad de la remuneración.
Asimismo, se considerarán empleadores a las cooperativas de producción y a los
contratistas, subcontratistas e intermediarios en la explotación de empresas y
negocios. Se considerarán igualmente empleadores al Estado, sus organismos
dependientes y las instituciones de derecho público respecto de sus empleados y
obreros.

Etimológicamente, según lo expuso en su momento Mario Olmos, el concepto de


patrón en el comienzo de las relaciones humanas, tuvo el noble significado “pater-
onus”, de defensor y protector, posteriormente se desnaturalizo para entenderse
como amo y señor durante la esclavitud y la servidumbre, en el Estado Liberal-
individualista se considero patrón como al burgués que contrata los servicios de
otros, lo explota y consigue un lucro; por ello el concepto fue superado y
reemplazado por el de empleador, y que no obstante a ello, según, Luis Zegada
Saavedra, la identidad jurídica de los sujetos natos de toda relación laboral, deben
ser modernizadas mediante una nueva normativa corresponsable con la realidad
empresarial-laboral, otorgándoles a tan importantes factores de la economía social
un rol acorde a la época que transita la comunidad laboral.

La palabra patrono tiene dos acepciones: una económica y otra jurídica.


EMPLEADOR

CONCEPTO
CONCEPTO JURIDICO
ECONOMICO
Desde el punto de vista económico el patrono desempeña una función muy
importante en la economía, ya sea desde el punto de vista comercial o industrial.
El patrono dispone de un instrumento de producción como es una empresa en
general, demasiado considerable para ponerla en marcha él solo, y es por ello que
necesita del trabajo ajeno para estos menesteres. En el concepto económico del
patrono lo esencial es que éste haga trabajar a obreros o empleados por un precio
(salario) a fin de obtener un bien que puede ser una mercancía (en el caso de una
empresa manufacturera) o un servicio (en el caso de una empresa de servicios, o
empresa comercial); estos bienes el patrono los considera suyos, y jurídicamente
son suyos, sea para utilizarlos de un modo directo, o bien para lanzarlos al mercado
y especular y realizar ganancias. El patrono se hace dueño del bien obtenido o
realizado, el cual utiliza o vende, y con él paga el capital, o el alquiler, paga a los
trabajadores; el precio de su trabajo y guarda el remanente, lo que constituye su
beneficio.

Desde el punto de vista jurídico el patrono es un sujeto de derechos y obligaciones


garantizados aquellos y exigibles éstas. En términos generales podemos decir que
patrono es el que manda, ordena, dirige; y los subordinados (obreros o empleados)
son los que obedecen, actúan y cumplen las órdenes emanadas del patrono. El
patrono puede ser una persona natural o una persona jurídica. A diferencia del
trabajador que sólo puede ser una persona natural; el ser humano.

Del concepto evocado de la Ley General del Trabajo, se llega a la siguiente


conclusión de orden jurídico del patrono como sujeto del Derecho del Trabajo:

a) La primera es que puede ser una persona natural o jurídica; permitiendo de


esta manera introducir el concepto moderno de empresa, como unidad
económica, jurídica y técnica de producción, y de empresario, en la
caracterización del empleador.

b) La segunda, que el patrono puede actuar por cuenta propia o ajena.

Importa en consecuencia analizar estas caracterizaciones de la figura del patrono,


toda vez que, en la práctica, en la materialización de estas características se
encuentran diversas dificultades para precisar o determinar al patrono. Es por ello
que para metodizar la exposición de estas dificultades se hace referencia a los
siguientes temas: 1) El Estado como patrono; 2) Patrono e intermediarios y 3)
Patrono y contratistas.

3. EL ESTADO COMO PATRONO.

Cuando se afirma que patrono puede ser cualquier persona natural o jurídica, se
da margen para concluir que el Estado podría ser patrono de las personas que
tengan a su servicio. Para llegar a este razonamiento es importante recordar que
el Estado actúa algunas veces como persona de derecho público y en su esfera
privativa procede como persona de derecho privado. En el primero de los
supuestos predomina su posición de autoridad, por encima de ciudadanos,
mientras que en la segunda es cuando el Estado puede ser empresario o
empleador, asumiendo la condición de un patrono más, pudiendo incorporarse a
la categoría conceptual de los empleadores, es decir, contrata, mantiene vínculos
laborales y prescinde de trabajadores, consiguientemente es un legítimo
empleador con derechos y obligaciones inherentes a su identidad institucional.

4. LOS INTERMEDIARIOS Y LOS CONTRATISTAS.

Cuando la Ley General del Trabajo, hace referencia al término “por cuenta ajena”,
en el caso del empleador, da lugar a otra categoría de empleador que es el
intermediario o enganchador, vale decir, aquel que simplemente contrata la
fuerza de trabajo para ponerla a disposición del empleador.

a) Intermediario.

Intermediario es la persona, dice Isaac Sandoval Rodríguez, que contrata o


interviene en la contratación de otra u otras para que presten servicios a un patrón,
sin que se beneficie él directamente del resultado de la fuerza del trabajo.

En las palabras del tratadista Guillermo Cabanellas, es el que hace o sirve de


enlace entre dos o más personas. El intermediario es un verdadero agente o
corredor de trabajo; gestión del intermediario que crea obligaciones entre el
patrono y el trabajador o trabajadores contratados.

Del Artículo 31 de la Ley General del Trabajo y del Decreto Supremo de 4 de abril
de 1945, solo el Estado puede “actuar como intermediario entre patrones y
trabajadores, organizando servicios gratuitos de enganche.

b) Contratista.

Es frecuente encontrar confusiones en algunas legislaciones del trabajo, como en


la práctica, entre los términos intermediario y contratista, aunque de la sola
expresión puede advertirse su no equiparación, en tal sentido contratista es la
persona natural o jurídica, que contrata trabajo asalariado para la realización de
obra o servicio a favor de una empresa o empresario principal, con el que el
contratista mantiene una relación, no de carácter laboral, sino civil.

El Artículo 81 del Decreto reglamentario de la Ley General del Trabajo, para los
riesgos profesionales, establece “(…) La responsabilidad del contratista que por
cuenta ajena, toma a su cargo la ejecución de un trabajo o la explotación de una
industria, no excluye la responsabilidad subsidiaria del patrono.…”.
5. EL TRABAJADOR.

Cierta parte de las doctrina aspiraban


hacer del concepto trabajador el
epicentro del Derecho del Trabajo, sin
adjudicarle tal dimensión, se tiene presente
que para la teoría laboral y una adecuada
construcción sistemática de esta disciplina,
la noción de trabajador es fundamental,
como lo es también para la aplicación
práctica de las leyes que el trabajo
regulan.

El hombre, para alcanzar la condición de trabajador, tuvo que pasar a través de la


historia por infinidad de vicisitudes, desde la esclavitud, pasando por las figuras
derivadas de ésta en la Edad Media, hasta llegar a la Revolución Industrial donde
aparece el obrero dependiente de las fábricas. Y desde el siglo XVIII hasta nuestros
días, también son muy significativos los sacrificios para lograr el reconocimiento de
sus derechos, que hoy atraviesan una profunda crisis. A ello se agrega los cambios
que vienen auspiciando la revolución tecnológica, el trabajador virtual y el trabajo
a distancia informatizado o teletrabajo.

Del Artículo 2 de la Ley General del Trabajo se tiene que: “(...) Empleado y obrero
es el que trabaja por cuenta ajena. Se distingue el primero por prestar servicios en
tal carácter; o por trabajar en oficina con horario y condiciones especiales,
desarrollando un esfuerzo predominantemente intelectual. Quedan comprendidos
en esta categoría de empleados, todos los trabajadores favorecidos por leyes
especiales. Se caracteriza el obrero por prestar servicios de índole material o
manual, comprendiéndose en esta categoría, también, al que prepara o vigila el
trabajo de otros obreros, tales como capataces y vigilantes...”.

De acuerdo al texto del Artículo 2° del Decreto reglamentario, toda vez que se
emplee la palabra “trabajador” se entenderá conjuntamente a empleados y
obreros.

Dice Vásquez, trabajador, es la parte que pone su capacidad de trabajo a


disposición de otra para realizar actos, ejecutar obras, prestar servicios, bajo la
dirección de esta, cualesquiera que sean las modalidades convenidas; para Julian
Arturo de Diego, trabajador es la persona física que se obliga y presta servicios en
relación de dependencia a un empleador a cambio de una remuneración.

En ese sentido trabajador, es toda persona natural que presta a otros sus servicios,
en términos de subordinación y dependencia y a cambio de una remuneración.

Para que una persona pueda ser conceptuada como trabajador, deben reunir las
siguientes características:

a) Es una persona física; una persona jurídica es incapaz de prestar un trabajo,


o como diría Manuel Alonso, la persona jurídica no puede aportar a un
contrato su propio trabajo;
b) Realización de un trabajo, de una actividad, manual, intelectual o mixta;
c) Trabajar por cuenta ajena; es decir, en provecho de otra persona;
d) Realiza una labor subordinada, que comprende la potestad de mando y
dirección, organización, fiscalización y obediencia disciplinada en el
trabajo. La subordinación se caracteriza por una suma de atribuciones
reservadas al patrono y derivadas precisamente de la situación de
dependencia en que se encuentra el trabajador. En consecuencia la
subordinación del trabajador, debe ser entendida en el sentido de que éste
debe plegarse a los criterios directivos del patrono, labor del trabajo, a los
métodos, a las costumbres y a las modalidades del trabajo propios de la
industria o trazados por el propietario;
e) La percepción de un salario: entenderemos por salario toda entrega de
dinero que el patrono haga al trabajador a cambio de su labor ordinaria, y
que constituya un beneficio para dicho trabajador.
f) Es una persona dotada de cierta capacidad laboral: la especial
característica de que el contrato es intuito personae, hace que cada
trabajador sea único e insustituible en función de su capacidad o idoneidad
para la actividad que debe desarrollar.

El Decreto reglamentario de la Ley General del Trabajo, establece que toda vez
que se emplee la palabra trabajador se entenderá conjuntamente a empleados y
obreros. La distinción entre empleados y obreros, parte desde la jerarquía social, ya
que el empleado suele catalogarse entre la denominada clase media, y el obrero
entre las populares. La remuneración de aquél recibe casi siempre el nombre de
sueldo, y la de éste, la de jornal o salario. En aquel predominan las tareas
intelectuales o de oficina, las de trámite, registro, archivo; en los obreros se advierte
el mayor esfuerzo muscular o físico, la realización de labores manuales, de limpieza
y de mera vigilancia entre otras.

6. OTROS SUJETOS DEL DERECHO DEL TRABAJO.

a) El Estado.

En el ámbito del Derecho del Trabajo, el Estado, es considerado como un sujeto


laboral, desde la propia definición del trabajo y del Derecho del Trabajo se resalta
esta particularidad, en el sentido que no se concibe una relación laboral entre el
trabajador y el patrono, y en último razonamiento puede afirmarse que no existe
una relación laboral sin el Estado. Se llega a este razonamiento considerando que
el Estado actúa algunas veces como persona de derecho público, donde
predomina su posición de autoridad, por encima de ciudadanos, cumpliendo su
rol institucional de administrador del trabajo, mediante el ejercicio de mecanismos
administrativos. El Estado, regula las relaciones emergentes de la prestación de la
fuerza de trabajo, procurando la concertación socio-laboral.
El Estado, actúa en el Derecho del Trabajo, a través de dos vías: a) Por medio de la
normativa laboral y 2) Sus órganos administrativos, como es el caso de los
inspectores de trabajo, y toda esa estructura que hace en su conjunto al Ministerio
del Trabajo.

b) El Sindicato y las Asociaciones patronales.

La voz sindicato sirve para designar muy diversas clases de asociaciones, con
distintas finalidades; y así existen sindicatos agrícolas, financieros, de producción,
crédito, venta, etc.; pero se reservar esta palabra para aquella asociación de
trabajadores cuyo fin es mejorar las condiciones económicas y sociales de éstos.

El fin del sindicato es lo que lo caracteriza, y tal objetivo, en los profesionales,


consiste exclusivamente en el robustecimiento de los intereses de la categoría
frente a otros intereses opuestos. Entonces puede caracterizarse al sindicato en el
sentido de agrupación voluntaria de personas cuyo objetivo es la defensa de los
intereses profesionales, por cual pueden integrarlos tanto patronos como obreros.

c) Los Órganos jurisdiccionales del trabajo.

No todos los elementos personales que intervienen en las relaciones jurídicas del
trabajo son sujetos del Derecho del trabajo, este es el caso de las autoridades
administrativas que velan por el cumplimiento de las disposiciones legales o
reglamentarias, y por el respeto de las convenciones colectivas o de los contratos
individuales del trabajo, no se las pueda calificar de sujetos del Derecho del
trabajo. Cabe extender lo mismo a la magistratura del trabajo, que con acción
conciliadora o típicamente contenciosa trata de avenir a los discordes sujetos
laborales a los cuales les impone la resolución que estime procedente.

En tales situaciones no se está ante sujetos, sino ante órganos, no ejercen éstos
derechos personales ni cumplen o incumplen obligaciones de índole similar,
desempeñan funciones, con ese carácter público e imperativo que aúna el doble
aspecto del derecho en cuanto al titular y de deber con respecto a la sociedad.

Tampoco son sujetos laborales, aunque sí organismos de tal género, las instituciones
que llenan una misión de índole pública en materia de trabajo.

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