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Al referirse a los sujetos del Derecho del Trabajo, todos las referencias bibliográficas
parten del estudio del Artículo 2 de la Ley General del Trabajo y el Artículo 3 de su
Decreto reglamentario, resaltando e identificando como tales dos categorías de
personas jurídicamente contrapuestas: el empleador y el trabajador; que son los
sujetos por excelencia y propiamente dichos en la materia, los destinatarios en cuyo
beneficio existen o para quienes se establecen las normas jurídicas del trabajo y
sólo indirectamente a veces, lo que podríamos llamar un reflejo, son destinatarios
de esos derechos. En otras relaciones, afirma Pérez como es en el caso del Derecho
del Trabajo aparece un tercero, el Estado, que sustituye o complementa a uno de
los sujetos iniciales.
La doctrina puntualiza que los sujetos del contrato de trabajo lo son también del
Derecho del Trabajo; pero no ocurre lo mismo con estos últimos con relación aquél,
así se sostiene que la locución y el concepto de sujeto del Derecho del Trabajo
posee una amplitud genérica, por cuanto hay trabajadores, e incluso que no lo
son, catalogables como titulares o determinantes de algunos derechos
íntimamente conectados con el hecho del trabajo y con la prestación de un
trabajador, como sería el caso de la familia del que desempeña un trabajo.
Ahora bien, razonado en ese sentido, se
comprende que la Ley General de Trabajo,
antes que referirse a los sujetos del Derecho
del Trabajo, trata propiamente sobre los
sujetos del contrato de trabajo.
Según el texto Artículo 2º de la Ley general del trabajo: “(...) Patrono es la persona
natural o jurídica que proporciona trabajo por cuenta propia o ajena, para la
ejecución o explotación de una obra o empresa...”.
CONCEPTO
CONCEPTO JURIDICO
ECONOMICO
Desde el punto de vista económico el patrono desempeña una función muy
importante en la economía, ya sea desde el punto de vista comercial o industrial.
El patrono dispone de un instrumento de producción como es una empresa en
general, demasiado considerable para ponerla en marcha él solo, y es por ello que
necesita del trabajo ajeno para estos menesteres. En el concepto económico del
patrono lo esencial es que éste haga trabajar a obreros o empleados por un precio
(salario) a fin de obtener un bien que puede ser una mercancía (en el caso de una
empresa manufacturera) o un servicio (en el caso de una empresa de servicios, o
empresa comercial); estos bienes el patrono los considera suyos, y jurídicamente
son suyos, sea para utilizarlos de un modo directo, o bien para lanzarlos al mercado
y especular y realizar ganancias. El patrono se hace dueño del bien obtenido o
realizado, el cual utiliza o vende, y con él paga el capital, o el alquiler, paga a los
trabajadores; el precio de su trabajo y guarda el remanente, lo que constituye su
beneficio.
Cuando se afirma que patrono puede ser cualquier persona natural o jurídica, se
da margen para concluir que el Estado podría ser patrono de las personas que
tengan a su servicio. Para llegar a este razonamiento es importante recordar que
el Estado actúa algunas veces como persona de derecho público y en su esfera
privativa procede como persona de derecho privado. En el primero de los
supuestos predomina su posición de autoridad, por encima de ciudadanos,
mientras que en la segunda es cuando el Estado puede ser empresario o
empleador, asumiendo la condición de un patrono más, pudiendo incorporarse a
la categoría conceptual de los empleadores, es decir, contrata, mantiene vínculos
laborales y prescinde de trabajadores, consiguientemente es un legítimo
empleador con derechos y obligaciones inherentes a su identidad institucional.
Cuando la Ley General del Trabajo, hace referencia al término “por cuenta ajena”,
en el caso del empleador, da lugar a otra categoría de empleador que es el
intermediario o enganchador, vale decir, aquel que simplemente contrata la
fuerza de trabajo para ponerla a disposición del empleador.
a) Intermediario.
Del Artículo 31 de la Ley General del Trabajo y del Decreto Supremo de 4 de abril
de 1945, solo el Estado puede “actuar como intermediario entre patrones y
trabajadores, organizando servicios gratuitos de enganche.
b) Contratista.
El Artículo 81 del Decreto reglamentario de la Ley General del Trabajo, para los
riesgos profesionales, establece “(…) La responsabilidad del contratista que por
cuenta ajena, toma a su cargo la ejecución de un trabajo o la explotación de una
industria, no excluye la responsabilidad subsidiaria del patrono.…”.
5. EL TRABAJADOR.
Del Artículo 2 de la Ley General del Trabajo se tiene que: “(...) Empleado y obrero
es el que trabaja por cuenta ajena. Se distingue el primero por prestar servicios en
tal carácter; o por trabajar en oficina con horario y condiciones especiales,
desarrollando un esfuerzo predominantemente intelectual. Quedan comprendidos
en esta categoría de empleados, todos los trabajadores favorecidos por leyes
especiales. Se caracteriza el obrero por prestar servicios de índole material o
manual, comprendiéndose en esta categoría, también, al que prepara o vigila el
trabajo de otros obreros, tales como capataces y vigilantes...”.
De acuerdo al texto del Artículo 2° del Decreto reglamentario, toda vez que se
emplee la palabra “trabajador” se entenderá conjuntamente a empleados y
obreros.
En ese sentido trabajador, es toda persona natural que presta a otros sus servicios,
en términos de subordinación y dependencia y a cambio de una remuneración.
Para que una persona pueda ser conceptuada como trabajador, deben reunir las
siguientes características:
El Decreto reglamentario de la Ley General del Trabajo, establece que toda vez
que se emplee la palabra trabajador se entenderá conjuntamente a empleados y
obreros. La distinción entre empleados y obreros, parte desde la jerarquía social, ya
que el empleado suele catalogarse entre la denominada clase media, y el obrero
entre las populares. La remuneración de aquél recibe casi siempre el nombre de
sueldo, y la de éste, la de jornal o salario. En aquel predominan las tareas
intelectuales o de oficina, las de trámite, registro, archivo; en los obreros se advierte
el mayor esfuerzo muscular o físico, la realización de labores manuales, de limpieza
y de mera vigilancia entre otras.
a) El Estado.
La voz sindicato sirve para designar muy diversas clases de asociaciones, con
distintas finalidades; y así existen sindicatos agrícolas, financieros, de producción,
crédito, venta, etc.; pero se reservar esta palabra para aquella asociación de
trabajadores cuyo fin es mejorar las condiciones económicas y sociales de éstos.
No todos los elementos personales que intervienen en las relaciones jurídicas del
trabajo son sujetos del Derecho del trabajo, este es el caso de las autoridades
administrativas que velan por el cumplimiento de las disposiciones legales o
reglamentarias, y por el respeto de las convenciones colectivas o de los contratos
individuales del trabajo, no se las pueda calificar de sujetos del Derecho del
trabajo. Cabe extender lo mismo a la magistratura del trabajo, que con acción
conciliadora o típicamente contenciosa trata de avenir a los discordes sujetos
laborales a los cuales les impone la resolución que estime procedente.
En tales situaciones no se está ante sujetos, sino ante órganos, no ejercen éstos
derechos personales ni cumplen o incumplen obligaciones de índole similar,
desempeñan funciones, con ese carácter público e imperativo que aúna el doble
aspecto del derecho en cuanto al titular y de deber con respecto a la sociedad.
Tampoco son sujetos laborales, aunque sí organismos de tal género, las instituciones
que llenan una misión de índole pública en materia de trabajo.