La relación entre sustancia y forma se encuentra en el corazón de todo acto pedagógico, y
en las disciplinas académicas. A nivel de la filosofía, la sustancia sería el espíritu de
problematización que se expresa el los grandes interrogantes de cada rama de esta disciplina, por ejemplo; cuál es la naturaleza del tiempo, qué es el tiempo, éstas preguntas son metafísicas. El preguntar, sí él ser es uno o múltiple corresponde más a la dimensión ontológica. Este espíritu cobra vida al expresarse en las problemáticas de los estudiantes y del curso que está enseñando el docente. Esta esencia o unidad se expresa con mayor contundencia en el debate, porque se va construyendo el aprendizaje de acuerdo a las dificultades y necesidades de los estudiantes, además, la forma de abordar los discursos de los filósofos no se realiza repitiendo sus ideas, sino tomándolas como un punto de partida para profundizar y contemplar el problema filosófico.