En los últimos años, el avance de la tecnología ha traído múltiples
beneficios en casi todas las áreas, ya sea en los procesos que impliquen manejos numéricos como la ingeniería o la administración, como también en el área medicinal y farmacéutico. Por supuesto, las áreas artísticas también se han visto beneficiadas por estos grandes avances tecnológicos, siendo el campo audio-visual el que más se ha visto beneficiado, pues la cantidad de instrumentos electrónicos y programas diseñados para facilitar el diseño y reproducción de este tipo de materiales están en constante avance.
Así como en la actualidad existen infinidad de aparatos creados para
captar, diseñar e incluso modificar una imagen que posteriormente será reproducida, han aparecido instrumentos que permiten captar, modificar e incluso generar un sonido.
De esta manera surge una nueva forma de composición musical que va
más allá de generar sonidos armónicos (o no) por parte del uso de los instrumentos musicales conocidos. Produciendo un cambio o, mejor dicho, un añadido a la organología musical existente, en donde se estudia la naturaleza de los instrumentos y la forma en la que estos generan un sonido (aerófonos, menbranofonos, idiofonos, cordofonos) añadiendo así una nueva categoría conocida como los electrófonos o sonidos sintéticos.
De esta forma, se abre camino a una nueva perspectiva musical, con
cientos de millones de posibilidades para emplear en una pequeña composición. Una de las principales utilidades que ha traído la tecnología a la música, es la creación de amplificadores de sonidos, los cuales nos permiten escuchar con mayor facilidad aquellas notas que por las capacidades físicas de un instrumento musical no se pueden proyectar a mayor volumen. Junto con esta facilidad de aumentar o disminuir la intensidad de los sonidos, surge una tendencia musical en la cual se gradúan o balancean electrónicamente los sonidos, para que así aquellas notas graves y casi imperceptibles al oído suenen a la par de los sonidos agudos que resultan más fáciles de escuchar.
Estas tecnologías abrieron paso a toda una industria musical, donde
cualquier persona con un mínimo de conocimiento básico puede documentar su composición musical, modificarla y posteriormente darla a conocer. Surgiendo así un sin fin de géneros musicales que son de gran atractivo para el público en general. Creando también métodos que permiten procesar el sonido, como la mezcla, cambios de frecuencia, retardos, reverberaciones e incluso localización espacial.
Actualmente existen nuevas creaciones tecnológicas que podrán ser
empleadas en diversas creaciones audiovisuales, como el caso de la música en 8D, donde se juega con el balance de los sonidos en estéreo creando la sensación auditiva de que un sonido se encuentra cerca, lejos, a un lado o al otro, involucrando de manera directa al espectador con la creación audiovisual, haciendo creer a este que es un participante activo en la reproducción de la obra.
Pero, no solamente se han visto beneficiadas la edición del sonido, sino
también el campo de la escritura musical.
Programas como, sibelius, encore o finale han surgido y mejorado con el
pasar de los años, permitiendo así que los músicos expertos puedan plasmar sus ideas de forma gráfica, fácil y eficientemente. Además de poder reproducir posteriormente su creación musical.