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Apreciados hermanos sacerdotes:

El desarrollo que ha tenido el paro nacional durante los últimos días no puede sernos indiferente.
Como personas de fe, nos duele la sangre derramada por todos los que han padecido violencia, bien por
parte de agitadores en medio de la multitud que se expresa pacíficamente o por parte de miembros de la
Fuerza Pública.

«La procura de la amistad social no implica solamente el acercamiento entre grupos sociales distanciados
a partir de algún período conflictivo de la historia, sino también la búsqueda de un reencuentro con los
sectores más empobrecidos y vulnerables» (Papa Francisco, Fratelli Tutti).

Haciendo eco a la Encíclica Fratelli Tutti, como discípulos de Jesucristo, es importante dar un paso
adelante, animados por el Evangelio y fortalecidos por el Espíritu Santo, manifestando nuestra súplica a
Dios para que en medio de las diferencias y la crisis, recordemos que al final de todo, somos hermanos,
hijos de un mismo Dios que, en este caso, habitamos bajo el abrigo de la misma patria.
Nuestra misión hoy es infundir esperanza en medio de la adversidad, expresar cercanía en el sufrimiento
y convocar al diálogo en los desencuentros.

Ciertamente la situación social no es sencilla, cuando son múltiples las causas, los actores y las
intencionalidades involucradas en la crisis que vive nuestra patria.

Nuestra mejor contribución es la de la oración, además de aquello que hemos puesto de presente en
nuestro plan pastoral este año: presencia, cercanía y solidaridad.

Por ello quiero convocarles a realizar un gesto el próximo jueves: a las 12 del día hacer repicar las
campanas, llamando a los fieles a izar la bandera de Colombia y elevar un Ave María, pidiendo la
intercesión de Nuestra Señora por la reconciliación y la paz, y la solución dialogada a la profunda crisis
que estamos padeciendo.

Mientras tanto, les pido oración por encuentro que tendré mañana con algunos sectores sociales, en la
búsqueda de abrir canales humanitarios y tender puentes que garanticen el respeto fundamental a la vida
de las personas, especialmente los más débiles: niños, enfermos, etc., y al tiempo generen condiciones
propicias para una salida pacífica a esta situación.

Seguimos unidos en oración. Les envío mi abrazo de hermano y mi bendición de pastor.

 Juan Carlos Cárdenas Toro


Obispo de Pasto

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