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Un ministerio de Amor

El drama se ubica en Jope. Los escenarios de desarrollo son: la calle, la casa de Tabita, mercado.
Las partes escritas en cursiva relatan las acciones y emociones que deben tener y reflejar los
actores.
Link para aprender a hacer un telar y usarlo si está dentro de las posibilidades:
https://www.youtube.com/watch?v=X0gRpojp-kc

Bienvenida: Feliz Sábado a cada persona que ha sido tocada por Dios en esta mañana y se ha
sentido motivado a pasar estas horas en su compañía y la nuestra, estudiando su Palabra.
Quiero darte una bienvenida especial este santuario en el tiempo, donde el cielo desciende y se
pasea con nosotros. Te doy la bienvenida y espero que todos juntos disfrutemos de la Palabra
de Dios

Drama
Escena I

Inicia con un grupo de personas saliendo de una reunión de culto en la casa del dirigente
principal de la congregación en la ciudad de Jope.

Narrador: Al terminar la reunión en casa de Simón, las mujeres se dirigen hacia sus hogares. Ya
es un poco tarde y van a toda prisa.

Tabita va junto a las damas, pero sumida en sus pensamientos.

María: Gracias a Dios que todo terminó bien. La reunión fue muy buena y aprendí muchas
cosas nuevas sobre Jesús.
Josefa: Si. Cuán bello debió haber sido estar cerca de Jesús y escucharlo hablar todas estas
maravillas.
Sara: Me apena mucho que mientras él estuvo en la tierra, estando yo tan cerca de él no le
conocí. Ojalá hubiese prestado más atención a nuestro Salvador.
Samara: Tabita, ¿qué opinas del servicio? ¿Te gustó? ¿Quieres volver con nosotras a la próxima
reunión?
Tabita: Sumida en sus pensamientos no escucha la conversación de sus amigas.
Samara: ¿Tabita?
Tabita: ¡Oh! Sí me gustó mucho y me gustaría volver con ustedes. Gracias por invitarme.
Samara: ¡Que bueno! Dios te ama mucho, Tabita, y quiere salvarte también.
Tabita: Nunca había escuchado hablar de algo así.
Sara: Es que el amor de Dios es inigualable.

Narrador: Mientras siguen caminando y conversando, Tabita sigue absorta en sus


pensamientos.
Las damas siguen caminando hasta despedirse en dirección de sus propios hogares.

Samara: Bueno, aquí nos dividimos. Shalom!

Mujeres: Adiós, la paz sea contigo.

Narrador: Tabita sigue en dirección a su casa.

Tabita llega a su casa.

Narrador: Mientras se prepara para descansar sigue meditando en todo lo que escuchó en la
reunión.

Habla sola en sus pensamientos mientras organiza la casa, apaga las luces, ubica los elementos
para el desayuno, cierra las ventanas y se viste para dormir.

Tabita: Aprendí muchas cosas hoy, el reino de Dios es tan maravilloso.


¿Cómo será vivir por siempre con Jesús? Debe ser maravilloso. ¡Yo voy a formar parte de este
pueblo!... Aunque están pasando por un poco de persecución… ¿Por qué los dirigentes de
Jerusalén no aceptan a Jesús? ¿Cómo podría alguien no amarlo al ver su sacrificio de amor? La
verdad es que no quiero ser perseguida…

Narrador: Justo en ese momento recuerda las palabras dichas por Jesús y repetidas en la
reunión.

Tabita: “Estas cosas les he dicho para que en mi tengan paz. En este mundo van a tener
aflicciones, pero confíen, yo he vencido al mundo” … Es cierto, ya él venció, yo no tengo por
qué preocuparme.

Con este pensamiento en mente tararea una canción:

Tabita: (Himno 40 del himnario nuevo - primera estrofa) Que Dios te dé su bendición, Shalom,
Shalom. Te guarde Dios de todo mal, Shalom, Shalom.

Se acuesta a dormir.

Narrador: Mientras Tabita concilia el sueño, llega otro pensamiento a su mente.

Tabita: El Maestro dijo que debemos ir y predicar este evangelio a todo el mundo… ¿cómo
puedo predicar?

Narrador: Con esta nueva preocupación se queda dormida. A la mañana siguiente, luego de
levantarse y cumplir con sus deberes, sus pensamientos no han cesado y sigue preguntándose
lo mismo una y otra vez.
Tabita: “Id por todo el mundo y predicad…” “Id por todo el mundo y predicad”. ¿Cómo Señor?
¿Cómo puedo predicar?

Mientras piensa en esto.


Narrador: Camino al mercado, ve en el camino a un ciego sin capa, y con una exclamación en
su corazón.

Tabita: ¡En cuanto lo hiciste a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis!
¡Gracias, Señor, por responderme!

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Himno: Te invito en este momento a colocarte sobre tus pies y me acompañes a alabar a Dios
con este hermoso himno de entrega. Cantemos juntos el himno #497 Manos. (Al finalizar el
himno, les pide se sienten).

Drama Escena II

Llega al mercado y compra lo que necesita.

Narrador: De regreso en casa, y con prontitud, se sienta frente al telar y con destreza
inigualable comienza a tejer una capa para el hombre del camino. Sin descanso trabaja toda la
noche hasta terminarla. A la maña siguiente envuelve su trabajo de toda una noche y lo coloca
en una canasta; añade algo de pan y sale en busca del ciego del camino.

Narrador: Al encontrarlo…

Tabita: Buenos días hombre, la paz sea contigo.


Ciego: Una monedita por favor para este pobre ciego, por piedad una monedita.
Tabita: No tengo dinero para darte, pero te he traído esta capa para que te cubras del frío y
este pan para que comas algo.
Ciego: ¿Para mi? ¿Cómo te llamas?
Tabita: Mi nombre es Tabita
Ciego: Tabita… no puedo aceptarlo. Esto es muy costoso. No puedo
Tabita: Tómalo porque es para ti
Ciego: ¿Por qué haces esto por mí?
Tabita: Nuestro Salvador nos instruyó mientras anduvo aquí en la tierra que es nuestro deber
hacer el bien. ¿Cómo te llamas?
Ciego: Me llamo Etán.
Tabita: Ya me voy Etán, pero mañana regreso con un poco más de alimentos para ti.
Ciego: Que Dios te lo pague.
Tabita sale de la escena. Y el ciego también.

Narrador: Entrada la noche…


María toca a la puerta de Tabita

María: ¡Tabita! ¡Tabita!


Tabita: ¡Ya voy! Un momento por favor

Se abre la puerta

Tabita: Hola María ¿Algún problema?


María: Perdona que te busque a esta hora de la noche, pero el hijo de Savana está muy mal y
no tienen dinero para comprar las medicinas ni para ver al médico ¿Hay algo que puedas hacer?
Tabita: ¡Oh! Pobre Savana… tengo un poco de vino, creo que eso le puede ayudar.
María: Muchas gracias Tabita
Tabita: Pero no te quedes ahí, ven entra. La noche esta muy fría.

María entra a la casa mientras Tabita va por el odre de vino.

Tabita: Aquí está. Lo tenía guardado para una ocasión importante y qué puede ser más
importante que este momento.
María: … Tabita, debo confesarte que me sorprendes mucho cada día, siempre estás dando y
sirviendo a los demás.
Tabita: María, todos debemos servir al Señor de alguna manera. Yo no soy diestra en hablar u
otras cosas, pero con lo que tengo y sé hacer quiero aportar. Necesito ser parte de la obra de
Dios.

María queda pensativa ante la declaración de Tabita.

Tabita: … María... María.


María: ... ¿Sí?
Tabita: Anda, ve, que es tarde y el hijo de Savana espera.

Narrador: Aquella noche, Tabita no podía dormir… Daba vueltas en su cama pensando como
ayudar Savana y a su hijo. Se levantó y se sentó frente al telar. Preparó el mimbre, alineó los
hilos mientras pensaba…

Tabita: ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar? Querido Jesús, ilumíname.

Narrador: Línea por línea, tejía… de repente y como por inspiración.

Tabita: ¡Gracias Señor! Puedo vender mis tejidos, bordados y túnicas. Savana necesita dinero y
con lo obtenido de la venta puedo ayudarla!
Tabita sigue tejiendo por unos instantes, luego deja el telar y vuelve a la cama.

Narrador: A la mañana siguiente. Tabita toma los bordados que hizo durante la noche. Antes de
salir eleva una oración

Tabita: Querido Dios, gracias por dotar mis manos de este don. Por favor te pido que pueda
vender cada pieza para que el hijo de Savana pueda obtener la ayuda médica que necesita.
Amén.

Sale de la casa, y se dirige a la casa de Savana.

Tabita: Buenas tardes Savana, ¿Cómo sigue tu hijo?


Savana: Hola, Tabita, gracias al todopoderoso, y al vino que nos enviaste ayer, está mejor.
Tabita: ¡Gracias a Dios! Savana toma, esto es para ustedes. Creo que es suficiente para que
pueda venir el médico y comprar las medicinas.
Savana: ¡Oh Tabita, Gracias! Pero no puedo aceptarlo tú lo necesitas y, con lo que hiciste por
nosotros anoche, es más que suficiente. (Y rompe en llanto)
Tabita: Savana, no llores. Dios me dio estas manos y son para servir a los demás. Este dinero es
una oración contestada para beneficio de ustedes. ¿Cómo pues voy a guardarlo para mí si Dios
es quien te lo envía?
Savana: ¡Dios te bendiga Tabita!
Tabita: Voy a llamar al doctor para que venga a ver a tu hijo.

Tabita se va de la casa de Savana.

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Lectura bíblica y oración: Proverbios 19: 21 dice: “El que da al pobre presta al SEÑOR, y él le
dará su recompensa”. Coloquemos nuestra mente en actitud de reverencia y elevemos
nuestros pensamientos en una oración a nuestro Padre celestial.

Parte especial: (o musical, aquí se le conoce como especial): Parte de nuestro servicio a Dios es
hacer un uso sabio de nuestros talentos. Tabita era hábil en la costura y utilizaba sus manos en
ello. (Nombre de quien tendrá la parte especial) al igual que Tabita usará en este momento su
talento para glorificar a nuestro Dios.

Misionero: (Hace su parte sin ser anunciada/o)

Drama Escena III

Narrador: Un tiempo después

Tabita ha muerto, todos sus seres queridos la están velando. Entra Pedro en la casa.
Samara: ¡Ay que tristeza, que dolor!
Josefa: Tanto bien que hizo por nosotros
María: Mira Pedro, todo esto hizo ella por nosotros.
Mientras le muestran las prendas de vestir que Tabita les había dado.
Etán: Mi amiga Tabita; mi única amiga Tabita.

Narrador: El corazón de Pedro fue movido a compasión al ver su tristeza.

Pedro: Por favor, salgan todos.

Narrador: Pedro se arrodilla frente al féretro y eleva una oración silenciosa.

Narrador: Luego se levanta y con poder de lo Alto exclama.

Pedro: ¡Tabita, levántate!

Tabita abre los ojos y pregunta

Tabita: ¿Dónde estoy?... ¿Quién es usted?


Pedro: Tabita, yo soy Pedro. ven te ayudo a levantarte.
Tabita: Pedro, yo… recuerdo haber estado muy enferma.
Pedro: Habías muerto, pero nuestro Señor Jesucristo ha visto a bien devolverte la vida.
Tabita: ¿Muerto? ¿Dios me ha resucitado?
Pedro: Sí, Tabita, Dios ha visto tu corazón y tu amor por ayudar a los demás y para él es de
alegría que sirvas en su obra.
Tabita: ¿Resucitado?
Pedro: Ven, te llevo con tus amigos.

Salen de la recamara, Pedro lleva a Tabita de la mano. Al verlos todos se asombran de ver a
Tabita en pie.

Pedro: Amigos no se asunten. Nuestro Salvador ha visto a bien traer a la vida a su fiel servidora.

Etán: ¿Tabita está viva? Samara, ¿Tabita está viva?


Samara: Sí, está viva, ¡está viva! ¡Alabado sea Dios!
Josefa: ¡Gloria a Dios, gloria a Dios!
Etán: ¡Tabita, Tabita, Tabita!
Tabita se acerca y lo toma de la mano
Tabita: sí, aquí estoy, ¡aquí estoy!
María: ¡Bendito sea el Nombre del Señor!
Etán: ¡Gracias, Señor por este regalo!

Salen todos glorificando a Dios


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Lección de Escuela Sabática: Como todo obrero de Dios en su causa es preciso que dediquemos
tiempo al estudio de la Palabra. Apartemos ahora los próximos (tiempo disponible para el
repaso de la lección) para compartir lo aprendido esta semana en el estudio de la lección de la
Escuela Sabática.
Drama Escena IV
Se ve a tabita vestida de blanco en el cielo junto a otros salvados y Jesús colocando las coronas
en las cabezas de los salvos y llega el turno de Tabita.

Jesús: ¡Bienvenida mi hija amada! Anhelaba este día.


Tabita: ¡Oh Jesús! ¡Al fin veo tu rostro! Se inclina ante la presencia de Jesús y este le pone la
corona.
Jesús: Quiero mostrarte algo Tabita.

La toma de la mano y le enseña una gran multitud.

Jesús: ¿Sabes quienes son estos? Todos ellos han llegado por el resultado de tu testimonio.
Tabita: Pero… ¿Cómo Señor?… no entiendo
Jesús: Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a mí”.

Tabita: Señor, ¿Cuándo te vi hambriento, y te di de comer, o sediento, y te di de beber?


¿Y cuándo te vi forastero, y te recogí, o desnudo, y te cubrí? ¿O cuándo te vi enfermo, o en la
cárcel, y te visité?

Jesús: Ellos están aquí por tu testimonio, el de una sierva fiel que con amor y empeño se
entregó a mi servicio.

Tabita mirando al público dice:

Tabita: Esa semilla que con tu servicio abnegado y tu labor comunitaria siembras, llevará frutos
hasta el día en el que el Rey del cielo venga a buscarnos. Ten presente que: “en cuánto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

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