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CAPÍTULO V

DISCUSIÓN

Esta investigación tuvo como propósito identificar y describir aquellas

experiencias traumáticas que inciden en la vida de los estudiantes adultos universitarios.

Sobre todo, se pretendió examinar cuáles son aquellos eventos que más se presentaron en

el grupo estudiado, cómo se manifestaron en intensidad, por género y cuál era la

prevalencia de TEPT en este grupo. Además, se identificaron aquellos factores asociados

a la comorbilidad de otros síntomas que experimentan las personas expuestas a

experiencias traumáticas. A continuación, se estarán discutiendo los principales

hallazgos de este estudio.

De los resultados obtenidos en esta investigación, se puede deducir que la

exposición a eventos traumáticos en algún momento de la vida parece ser bastante común

en la muestra estudiada. La exposición a eventos asociados a desastres naturales, el ser

testigo de algún evento en el que alguien haya sido herido o muerto y el haber

experimentado algún accidente se reportan como los eventos más comunes a los cuales se

ha expuesto la muestra. Altas exposiciones a estos eventos eran de esperarse, dadas las

condiciones geográficas y sociales que prevalecen en el País.

En los últimos 10 años, los desastres naturales han sido eventos recurrentes de

tipo catastrófico que han afectado a toda la isla, ya que ésta ha sido azotada por varios

huracanes e inundaciones. Además, siendo Puerto Rico un lugar con altas tasas de

violencia, criminalidad y de accidentes automovilísticos, eran de esperarse estos

resultados. Por lo tanto, es evidente que se reporten como eventos comunes a toda la

muestra.
Por otro lado, de estos datos se puede concluir que las experiencias traumáticas

más comunes en la muestra no siempre son aquellas experiencias reportadas como más

impactantes o percibidas como de mayor intensidad. Por ejemplo, el conocer otras

personas que sufrieron experiencias traumáticas, la exposición a desastres y a otros

eventos estresantes fueron reportados por la muestra como los de mayor intensidad. Sin

embargo, la muerte de un ser querido, el abuso sexual/ violación y la exposición a la

violencia se reportaron como aquellos eventos que mayor impacto tuvieron en la vida.

El hecho de que, al momento del estudio, aproximadamente una cuarta parte de

los encuestados haya obtenido puntuaciones en el PCL-C asociadas a sintomatología post

traumática y exhiba mayor cantidad de otros síntomas peritraumáticos asociados a

depresión, ansiedad y somatización, es indicativo de que ciertos eventos fueron capaces

de generar suficiente malestar psicológico como para afectar adversamente su

funcionamiento. Asociado a esto, aproximadamente el 40 % reportó que experimentó

problemas a raíz del evento por más de un año, lo cual sugiere que la presencia de estos

síntomas han afectado a largo plazo a los participantes, especialmente en su ámbito social

y educacional.

De los datos obtenidos, se puede concluir que los principales factores de riesgo de

la persona que muestra características de TEPT en este estudio son: ser mujer, de

aproximadamente 27.7 años de edad, soltera, que estudia y trabaja. También, que durante

el transcurso de su vida haya estado expuesta a múltiples eventos traumáticos y que haya

percibido estas experiencias subjetivas como muy intensas. Además, que haya sufrido la

mayoría de estas experiencias entre su adolescencia y edad adulta temprana.

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A continuación, se estarán discutiendo en detalle aquellos aspectos convergentes

y divergentes reportados en la revisión de literatura con los datos obtenidos. También, se

discutirán posibles explicaciones relativas a los hallazgos de esta investigación.

Del análisis de los resultados de este estudio se puede afirmar que la probabilidad

de exposición a experiencias traumáticas durante el transcurso de la vida es alta y que

puede oscilar entre un 92.2 % a un 89.6 % para el total de la muestra y aproximadamente

entre un 95 a 94.5 % para varones y un 90 a 86.8 % para mujeres. No fue posible

comparar estos resultados con otros estudios realizados en Puerto Rico, debido a que no

se han hecho estudios de esta índole en la Isla. Sin embargo, estas tasas de prevalencia

son comparables con otros estudios epidemiológicos realizados en la población general,

87 % mujeres y 92 % hombres (Breslau, 1998); 50 % mujeres y 65 % hombres (Creamer

et al, 2002); 77.1 % mujeres y 84.8 % hombres (Frans, 2003); 71.0 % mujeres y 83.0 %

hombres (Norris et al., 2003); y 69 % mujeres (Resnik et al., 1993).

Por otro lado, si comparamos los resultados con los encontrados en estudios

realizados con estudiantes universitarios, podemos ver que dichos resultados están dentro

de los límites de otros estudios similares, 84 % (Vrana y Lauterbach, 1994), 90 % (Green,

1995), 67 % (Bernat, et al.,1998), 90 % mujeres (Cross y McCanne, 2001), 97.7 %

(Rugiero, et al., 2003), 80.3 % mujeres (Mizuta, et al., 2005), y en términos de los tipos

de trauma experimentados y de las edades en las que se experimentaron los traumas.

Prevalencia e Incidencia de TEPT

Uno de los hallazgos principales de esta investigación es el alto por ciento de

prevalencia de TEPT (24.4%) en la población de estudiantes universitarios en

comparación con otros estudios epidemiológicos en la población general. La mayor parte

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de los estudios epidemiológicos reseñados en la literatura reflejan entre un 2% a un 12%

de prevalencia de TEPT a lo largo de la vida (Breslau, et al., 1998; Cramer, et al., 2002;

Frans, 2003; Kesler, et al., 1995 y Norris, et al., 2003).

Esto nos plantea la necesidad de buscar posibles explicaciones que aporten al

entendimiento de por qué se manifiesta esta alta tasa de TEPT en este estudio. De esta

misma investigación se desprenden varias alternativas que representan posibles

explicaciones al alto índice de prevalencia en esta muestra. Una es la evidencia que

existe en la literatura de investigación que señala un mayor riesgo de TEPT entre

hispanos y puertorriqueños (Ortega y Rosenbek, 2000; Albert, 2002; Galea, et al., 2004;

Pole, Best, Metzler y Marmar, 2005). En esta investigación, uno de los hallazgos

encontrados es la alta cantidad de exposición a eventos traumáticos a lo largo de la vida

que reporta la muestra. Esto es concurrente con las investigaciones donde se ha

encontrado que los hispanos y los puertorriqueños están más expuestos a experiencias

traumáticas y de mayor intensidad, lo que también es consistente con los datos arrojados

en esta investigación.

Otra posible explicación para entender por qué hay una alta prevalencia en la

muestra se da en el hecho en que en la muestra hubo una alta exposición a múltiples

experiencias traumáticas en los últimos dos años. Esto es comparable con los hallazgos

en los estudios longitudinales en TEPT donde la exposición a traumas previos es

considerada un factor de riesgo para el desarrollo de TEPT, especialmente cuando se

exponen a eventos nuevos (Harvey y Yehuda, 1999). Los estudios de Breslaw (2002),

Green, Goodman, Krupnick, et al., (2000) y Lee y Young (2001) establecen que existe

una consistencia predictiva de factores de riesgo que están asociados a la severidad del

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trauma, al pobre sostén social, al estrés post trauma y a los múltiples traumas previos;

estos factores favorecen la manifestación del TEPT. En este estudio se evidencia un alto

nivel de experiencias traumáticas múltiples que son percibidas como severas en la

muestra; se reporta además un nivel bajo de respuesta en torno al apoyo, tanto social,

como de profesionales en la salud, por parte de los participantes.

La composición de la muestra también puede tener un efecto sobre el hecho de

que la prevalencia de TEPT sea alta. El cohorte de edad que compone este estudio, en su

mayoría, son adultos jóvenes, de quienes se reporta una alta exposición a múltiples

eventos traumáticos. Esto se suma al hecho de que se evidencia una alta incidencia de

TEPT (16.9%) en el último año. Esto está íntimamente ligado con los hallazgos donde se

establece que la mayor parte de los eventos traumáticos se experimentan entre la

adolescencia y la adultez temprana. Además sugiere el hecho de que los encuestados se

están viendo afectados por el efecto de estos eventos y se debe contemplar la posibilidad

de que esté interfiriendo actualmente con las relaciones en el ambiente social, familiar y

académico.

La muerte de un ser querido se reportó como el evento que más afectó la vida.

No se puede negar que la muerte es uno de los mayores estresores de la vida y que la

muerte de un ser querido puede generar un gran impacto en la vida de aquellos que le

sobreviven. En los trabajos de Katherine y Smith-Caroff (2002), Green, et al. (2001),

Shear, Suckoff y Frank (2001), Horowithz et al. (1997) se ha planteado el hecho de que la

muerte de un ser querido hace que, en algunas personas, se manifiesten síntomas

asociados al desorden de estrés agudo y al TEPT. En estas personas se han encontrando

altas tasas de síntomas de intrusión, reexperiencia e incapacidad para funcionar

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adecuadamente. Estos han descrito la dificultad de diferenciar el diagnóstico asociado al

síndrome de duelo complicado del TEPT, ya que se diferencian en muy pocos criterios

diagnósticos.

Por otro lado, en este estudio se evidencia una alta tasa de otros eventos

reportados como altamente estresantes. Es notable que una alta tasa de múltiples

experiencias reportadas como traumáticas no nos permite determinar el que otros eventos

reportados también afecten la manifestación de los síntomas de TEPT. A este respecto,

Lloyd y Turner (2003) han encontrado que la acumulación de experiencias estresantes no

violentas, como el divorcio de los padres, el fracaso académico y la humillación, entre

otras experiencias adversas, cuando se experimenta próxima a un evento traumático

favorece la incidencia de riesgo de TEPT.

Exposición a violencia y abuso sexual

Las exposiciones a la violencia y al abuso sexual / violación, se reportaron como

otros eventos que mayor impacto tuvieron en la vida de la muestra estudiada. Se

encontraron correlaciones significativas entre la exposición a violencia física tales como

acoso, asalto, amenaza y violencia, y de abuso sexual en la muestra general y las

puntuaciones del PCL-C ; también en estos factores se evidenciaron altos niveles de

intensidad experimentados y una proporción mayor en la muestra con TEPT. Un alto por

ciento de los que exhiben síntomas de TEPT ha estado expuesto a estas situaciones,

especialmente las mujeres. Los resultados de este estudio concuerdan con la tendencia

general en la literatura relacionada a trauma (Acierno, Kilpatric y Resnick, 1999; Kessler

et al., 1995; Kilpatric y Acierno, 2003) donde se evidencia que los hombres experimentan

más ataques físicos que las mujeres y que las mujeres están más expuestas a ataques de

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tipo sexual. Sin embargo, en los hombres existe una tendencia a desarrollar TEPT en

respuesta al abuso físico y sexual por igual.

Esto es cónsono con las investigaciones de Davidson, Stein, Shalev y Yehuda

(2004), Kessler, et al. (1995), y Kilpatric y Acierno (2003) que afirman que las personas

expuestas a situaciones traumáticas donde media la violencia física interpersonal o el

abuso sexual/violación tienen un riesgo mayor de sufrir TEPT que los expuestos a

accidentes o desastres naturales. Además, aquellas personas que han sufrido los efectos

de la violencia interpersonal crónica, tienen tendencias a manifestar perfiles con formas

complejas de TEPT donde se incluye la disociación.

Comorbilidad con otras sintomatologías

Una de las consideraciones necesarias para entender la condición de TEPT es la

elevada tasa de comorbilidad que presenta con otros síntomas. En esta investigación se

encontraron diferencias significativas entre las personas que no manifestaban TEPT y las

que manifestaban TEPT en los siguientes síntomas encuestados: tristeza, ansiedad,

miedo, perseguido, soledad, baja autoestima, dolor de cabeza, dolor corporal, problemas

al dormir, ataques de pánico, culpabilidad, problemas gastrointestinales, ataque de

nervios, dificultad al respirar, cansancio y visión borrosa. Estos hallazgos son

congruentes con otros estudios epidemiológicos reseñados en la literatura (Breslau, et al.,

1991; Davidson, et al., 2004; Kessler, 1995).

En la revisión de literatura de las condiciones que más se asocian al TEPT se

encuentran los trastornos afectivos (Kessler, et al., 1995; Orsillo, et al., 2002; Davidson,

Stein, Shalev y Yehuda, 2004). En el presente estudio se identificó en la muestra un

porcentaje alto de prevalencia de los siguientes síntomas asociados a trastornos del ánimo

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tales como tristeza, miedo, culpa, pobre valía y soledad, lo que es consistente con lo

expresado en la literatura de investigación. La presencia de síntomas asociados a

disforia, tristeza y distimia ha sido reconocida por algunos investigadores como un

elemento común al TEPT y han estado planteando el que se incluya a estos como

criterios diagnósticos de esta condición (Watson, 2005).

Los distintos trastornos de ansiedad aparecen con mayor frecuencia en las

personas que sufren de TEPT (Breslau, et al., 1991; Galea et al., 2004; Kessler, et al.,

1995). Entre los síntomas que más se reportaron por el grupo que manifestaba TEPT se

reportó la ansiedad, los ataques de pánico y los ataques de nervios.

Este estudio también evidencia lo anteriormente expuesto por otras

investigaciones (Guernaccia, et. al, 1993; 1996 y Schechter, et. al, 2000) en torno a la

presencia de ataques de nervios y la condición de PTSD. La presencia de ataque de

nervios en personas con TEPT ha sido reportada en diversas investigaciones (Guarnaccia,

Rivera, Franco y Neighbors, 1996) y Schechter, Marshall, Salman, Goetz, Davies, y

Liebowitz (2000). En este estudio se encontró que el que el 39.3 % de los que exhibían

TEPT reportaban ataques de nervios, y en la regresión nominal el TEPT evidencia tener

una relación significativa fuerte con esta condición.

En torno a la comorbilidad con la somatización como factor presente en las

personas con TEPT, diversos estudios epidemiológicos han establecido esta relación

(Andreski, Chilcoat y Breslau, 1994; Scaer, 2001). A esto se le añade que en las

investigaciones realizadas con puertorriqueños (Canino, Bird, Rubio-Stipect y Bravo,

2000; Escobar, 2004; Escobar, Canino, Rubio-Stipec y Bravo, 1992) se han encontrado

altos índices de somatización con esta población. De este estudio se desprende la

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presencia de una gran proporción de síntomas tales como dolor de cabeza, problemas de

sueño y cansancio en la muestra con TEPT con relación a los que no tienen.

Podemos resumir que los resultados obtenidos con relación a la comorbilidad de

TEPT con otras condiciones reportadas han sido consistentes con lo evidenciado por la

literatura de investigación.

Fuentes de apoyo ante la experiencia traumática

Como parte de la investigación se deseaba estudiar aquellas fuentes de apoyo con

las que contaban las personas expuestas a experiencias traumáticas en términos de

personas, agencias y servicios. Apenas una cuarta parte señaló como apoyo principal la

figura de la madre y aproximadamente un 11% de la muestra reportó haber recibido

ayuda profesional. Estas cifras son mayores que las encontradas en otras investigaciones,

donde se estima que aproximadamente el 60 % de los casos de estudiantes universitarios

no recibe ayuda (Purves y Erwin, 2002) y que entre 22 % y 38 % de la población en los

EE.UU. recibe tratamiento para esta condición (Davidson, et al., 2004; Kesler, 2000;

Kesler, Zhao, Katz, et al., 1999). Estos hallazgos sugieren que las personas que

experimentan eventos traumáticos no lo reconocen como problema de salud mental

debido a la falta de información o de inhabilidad para percibir la relación del evento

traumático con los síntomas mentales o la evasión del problema.

Integración de los resultados

De los hallazgos de este estudio podemos afirmar que la presencia del diagnóstico

de TEPT surge del resultado de una ecuación compleja donde un elemento objetivo,

como un evento traumático, se asocia a diversos elementos subjetivos, como la

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vulnerabilidad, la intensidad percibida del evento, la salud mental y la carencia de apoyo

social/psicológico. La unión de estos factores puede desencadenar en este síndrome.

De este estudio se desprende que la exposición a eventos traumáticos es común en

esta muestra de estudiantes universitarios y que también la prevalencia de TEPT es alta

comparada con otras investigaciones en población civil. Esto puede tener efectos

directos e indirectos en la capacidad de los estudiantes de maximizar su potencial

académico, ya que el impacto negativo de los eventos traumáticos en el desempeño

académico ha sido documentado por Felstein y Wilcox (1992) y Oswalt y Silberg (1995).

Este estudio nos permite entender la presencia de diversos factores sociales que

influyen en la salud mental colectiva, como es la violencia, el abuso sexual, los

accidentes y los desastres naturales. Además, la misma ha permitido entender y validar

de una forma más abarcadora, mediante datos objetivos y empíricos, la presencia de esta

condición de salud mental y sus efectos en las personas.

La revisión de literatura y los resultados obtenidos nos lleva a afirmar que el

TEPT es una condición compleja, donde diversos mecanismos psicológicos, sociales y

fisiológicos intervienen en la relación del manejo y la adaptación de aquéllos que

experimentan experiencias catastróficas estresantes. Las altas tasas de comorbilidad,

añadidas a la diversidad de formas que se manifiesta la experiencia traumática, plantean

un gran reto en relación al diagnóstico certero de esta condición, ya que se puede

manifestar por cuadros de sintomatología clínica variada. Por ejemplo, el solapamiento

existente entre la sintomatología de TEPT y la depresión, en los síntomas de distimia,

afectividad, dificultad al dormir y concentrarse, y el solapamiento con otros trastornos de

ansiedad en la manifestación de irritabilidad, hipervigilancia, pensamientos de pánico y

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miedo. Las altas tasas también plantean la importancia de reforzar el adiestramiento a

nivel clínico del personal de ayuda en salud mental como psicólogos, psiquiatras y

trabajadores sociales en la detección y tratamiento de esta condición. Esto resalta la

importancia en el ámbito clínico de preguntar específicamente por los traumas

experimentados recientemente y a lo largo de la vida, ya que muchas personas no asocian

la condición con el trauma experimentado por desconocimiento, porque evitan hablar de

éste debido al dolor, el sufrimiento que les provoca y la vergüenza.

Esta investigación corrobora hallazgos anteriormente expuestos en otras

investigaciones realizadas en los Estados Unidos como son la alta incidencia de TEPT en

puertorriqueños y la comorbilidad de esta condición con sintomatología asociada a

depresión, ansiedad y somatización. Esto nos permite tener una idea general de la

importancia que puede tener en el ambiente clínico realizar un buen cernimiento de los

síntomas y la exposición a diversas experiencias traumáticas a lo largo de la vida para así

lograr un diagnóstico y tratamiento adecuado.

Es necesario el señalar que los resultados de esta investigación no deben ser

adjudicados a la población general ni tampoco a la población universitaria total. La

muestra utilizada en este estudio, aunque es representativa, no representa la población

total de Puerto Rico, ni tampoco la de los estudiantes universitarios, ya que excluye a los

menores de 21 años. Por lo tanto, no podemos llegar a afirmaciones concluyentes sobre

la población universitaria en general.

Recomendaciones

La carencia de investigaciones y de conocimiento público relacionado a esta

condición en Puerto Rico ha impedido que se pueda entender el alcance de los parámetros

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de esta condición y la magnitud de su impacto en nuestra sociedad. Este

desconocimiento ha impedido que se realice política pública y se pueda hacer provisión

de servicios adecuados para la población expuesta a experiencias traumáticas en diversas

circunstancias de la vida, tales como las víctimas de desastres naturales y de accidentes.

Además, es necesario promover el entrenamiento de personal de intervención en

situaciones de desastres y de accidentes para que puedan reconocer y dar primera ayuda

psicológica a las víctimas de eventos traumáticos, así como reforzar el acceso a ayuda

psicológica para las víctimas de la violencia y del abuso sexual.

Por otro lado, de estos resultados se desprende información que puede ser de

utilidad para las instituciones universitarias en términos de proyección de los tipos de

intervención de ayuda psicológica y entrenamiento a los consejeros profesionales, grupos

de apoyo, de tal modo que puedan promover el mejoramiento de calidad de vida, el ajuste

y la retención de los estudiantes adultos universitarios.

Es necesario que se continúe investigando sobre la presencia de TETP en la

población para la validación de estos hallazgos. Sería recomendable, para futuras

investigaciones, que se tomen en cuenta las conductas de riesgo y estilos de vida en las

que participan las personas y la presencia de experiencias traumáticas relacionadas al tipo

de empleo que ejercen las personas. Se puede inferir que esta condición podría estar

presente en un mayor número de personas conforme siga aumentando la presencia de

estos estresores en la vida diaria de nuestro pueblo. La exposición a la muerte, a la

violencia, a los accidentes y a los desastres naturales son eventos que, a través de la

historia, han ido en aumento en nuestra población e impactan adversamente la salud

mental de nuestro pueblo.

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