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El 22 de noviembre de 2000 el gobierno nacional estableció el 2 de Abril como el

Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas. A 39 años del


conflicto entre nuestro país y Gran Bretaña nos proponemos: “Pensar
Malvinas”...

Un “Pensar Malvinas” que no debe remitirnos sólo a recordar el fallido intento


de recuperación de las islas que, aquel 2 de abril de 1982, dio inicio a una corta
guerra y a un gran engaño.

“Pensar Malvinas” tampoco se reduce a calcular los recursos naturales que esa
zona aportaría a nuestro país ni su importancia geopolítica en una futura discusión
sobre la Antártida.

“Pensar Malvinas” debe ir más allá, pues evoca a varias generaciones; como
dice el historiador Federico Lorenz: los que fueron a combatir; los que no fueron
pero podrían haber ido, sus novias, sus familias; una generación del 70 que tiene
una relación ambigua con la guerra porque fue hecha por la dictadura y la
generación que escribieron cartas a los soldados, ya sea en la escuela primaria
como en la secundaria. Cartas acompañadas de chocolates y otras importantes
donaciones que tenían el gran valor de darle abrigo, alimento o simplemente apoyo
a quien peleaba en el frente de batalla, mientras en las casas aquellas
generaciones, se encontraban festejando los supuestos triunfos que el gobierno
autorizaba a transmitir.

“Pensar Malvinas” debe hacernos rescatar la figura de aquellos héroes, tanto


conocidos como anónimos, que fueron a la guerra impulsados por el amor al país...a
tu país, a nuestro país. Héroes que combatieron en condiciones desiguales y lo
hicieron con la convicción de que lo hacían por su patria. Héroes que ya no están y
otros que viven entre nosotros, luchando por ser escuchados y valorados después
de tanto olvido.

Fueron héroes aquellos padres que apoyaron a sus hijos que decidieron
defender esta causa, como también las familias que recibieron a los que volvieron,
después de 72 días, diferentes, con sus memorias marcadas a fuego por una guerra
inútil e innecesaria, como toda guerra.

“Pensar Malvinas” debe hacernos reflexionar sobre el valor de la vida humana


frente a las ambiciones desmedidas y a los intereses de distintos sectores de poder
que pujan por el control de los pueblos.

Debe llevarnos a que, juntos, revaloricemos el profundo sentido que tiene para
todos los hombres y mujeres del mundo vivir en paz, rechazar la violencia en todas
sus formas, promover el encuentro y un diálogo horizontal y democrático,
posibilitando así abrir caminos que lleven al entendimiento de los pueblos.
En palabras de Leopoldo Marechal, en “Megafón o la guerra”: “Muchacho, el
pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El
pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el
olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esas memorias”.

Por eso, hoy y siempre, sigamos recordando...sigamos posibilitando “pensar


Malvinas”.

El 22 de noviembre de 2000 el gobierno nacional estableció el 2 de Abril como el


Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas. A 39 años del
conflicto entre nuestro país y Gran Bretaña nos proponemos: “Reflexionar
Malvinas”...

Un “Reflexionar Malvinas” que no debe remitirnos sólo a recordar el fallido


intento de recuperación de las islas que, aquel 2 de abril de 1982, dio inicio a una
corta guerra y a un gran engaño.

“Reflexionar Malvinas” tampoco se reduce a calcular los recursos naturales


que esa zona aportaría a nuestro país, ni su importancia geopolítica en una futura
discusión sobre la Antártida.

“Reflexionar Malvinas” debe ir más allá, pues evoca a varias generaciones;


como dice el historiador Federico Lorenz: los que fueron a combatir; los que no
fueron pero podrían haber ido, sus novias, sus familias; una generación del 70 que
tiene una relación ambigua con la guerra porque fue hecha por la dictadura y la
generación que escribieron cartas a los soldados, ya sea en la escuela primaria
como en la secundaria. Cartas acompañadas de chocolates y otras importantes
donaciones que tenían el gran valor de darle abrigo, alimento o simplemente apoyo
a quien peleaba en el frente de batalla, mientras en las casas aquellas
generaciones, se encontraban festejando los supuestos triunfos que el gobierno
autorizaba a transmitir.

“Reflexionar Malvinas” debe hacernos rescatar la figura de aquellos héroes,


tanto conocidos como anónimos, que fueron a la guerra impulsados por el amor al
país...a tu país, a nuestro país. Héroes que combatieron en condiciones desiguales
y lo hicieron con la convicción de que lo hacían por su patria. Héroes que ya no
están y otros que viven entre nosotros, luchando por ser escuchados y valorados
después de tanto olvido.

Fueron héroes aquellos padres que apoyaron a sus hijos que decidieron
defender esta causa, como también las familias que recibieron a los que volvieron,
después de 72 días, diferentes, con sus memorias marcadas a fuego por una guerra
inútil e innecesaria, como toda guerra.

“Reflexionar Malvinas”, para ratificar el valor de la vida humana frente a las


ambiciones desmedidas y a los intereses de distintos sectores de poder que pujan
por el control de los pueblos.

Debe llevarnos a que, juntos, revaloricemos el profundo sentido que tiene para
todos los hombres y mujeres del mundo vivir en paz, rechazar la violencia en todas
sus formas, promover el encuentro y un diálogo horizontal y democrático,
posibilitando así abrir caminos que lleven al entendimiento de los pueblos.

En palabras de Leopoldo Marechal, en “Megafón o la guerra”: “Muchacho, el


pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El
pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el
olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esas memorias”.

Por eso, hoy y siempre, sigamos recordando...sigamos posibilitando


“Reflexionar Malvinas”.

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