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“Pensar Malvinas” tampoco se reduce a calcular los recursos naturales que esa
zona aportaría a nuestro país ni su importancia geopolítica en una futura discusión
sobre la Antártida.
“Pensar Malvinas” debe ir más allá, pues evoca a varias generaciones; como
dice el historiador Federico Lorenz: los que fueron a combatir; los que no fueron
pero podrían haber ido, sus novias, sus familias; una generación del 70 que tiene
una relación ambigua con la guerra porque fue hecha por la dictadura y la
generación que escribieron cartas a los soldados, ya sea en la escuela primaria
como en la secundaria. Cartas acompañadas de chocolates y otras importantes
donaciones que tenían el gran valor de darle abrigo, alimento o simplemente apoyo
a quien peleaba en el frente de batalla, mientras en las casas aquellas
generaciones, se encontraban festejando los supuestos triunfos que el gobierno
autorizaba a transmitir.
Fueron héroes aquellos padres que apoyaron a sus hijos que decidieron
defender esta causa, como también las familias que recibieron a los que volvieron,
después de 72 días, diferentes, con sus memorias marcadas a fuego por una guerra
inútil e innecesaria, como toda guerra.
Debe llevarnos a que, juntos, revaloricemos el profundo sentido que tiene para
todos los hombres y mujeres del mundo vivir en paz, rechazar la violencia en todas
sus formas, promover el encuentro y un diálogo horizontal y democrático,
posibilitando así abrir caminos que lleven al entendimiento de los pueblos.
En palabras de Leopoldo Marechal, en “Megafón o la guerra”: “Muchacho, el
pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El
pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el
olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esas memorias”.
Fueron héroes aquellos padres que apoyaron a sus hijos que decidieron
defender esta causa, como también las familias que recibieron a los que volvieron,
después de 72 días, diferentes, con sus memorias marcadas a fuego por una guerra
inútil e innecesaria, como toda guerra.
Debe llevarnos a que, juntos, revaloricemos el profundo sentido que tiene para
todos los hombres y mujeres del mundo vivir en paz, rechazar la violencia en todas
sus formas, promover el encuentro y un diálogo horizontal y democrático,
posibilitando así abrir caminos que lleven al entendimiento de los pueblos.