Gabriela Mistral escribió “Caperucita Roja,” en el libro Ternura. Es una fábula misteriosa y familiar.

Contiene doce estrofas con cuatro versos de cada estrofa. Este poema es diferente a los otros
escritos por Gabriela Mistral porque tiene diálogo entre el lobo y la Caperucita Roja .Por ejemplo
del diálogo entre el lobo y Caperucita Roja es, “Abuelita, decidme: ¿Por qué esos grandes dientes?
Corazoncito, para devorarte mejor…” Ella usa un gran parte de las mismas acciones originales entre
el lobo y Caperucita Roja.
la autora se apega a la secuencia clásica de los diálogos: “Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes
dientes?”./ “Corazoncito, para devorarte mejor”. El final demoledor, nos deja impactados pues es
fiel al final del cuento clásico de Perrault quien escribe: “¡Son para comerte! Y diciendo estas
palabras, el malvado Lobo se arrojó sobre Caperucita Roja y se la comió”. Gabriela Mistral escribirá:
“Y ha exprimido como una cereza el corazón”.
El fin es diferente al de la fábula original , debido a que en el caso del poema el lobo se comió a
Caperucita Roja. En los tres últimos versos de la última estrofa el lobo la comió a ella, “El cuerpecito
trémulo, suave como un vellón; y ha molido las carnes, y ha molido los huesos, y ha exprimido como
una cereza el corazón…”En todo el poema el lobo actúa como si fuera la abuela de Caperucita Roja
y trata de manipular los pensamientos de ella. La abuela está enferma por eso la nieta va a su casa
para traerle unas comidas de su madre para sentirse mejor. Ella no sabe cómo su abuela se verá
por la enfermedad por eso el lobo tiene la oportunidad de tomar su control
LA moraleja que nos deja la lectura del poema es que :
No debemos fiarnos tan facilmente de las personas, siempre debemos tener precaución, tener
malicia. Ya que no todas las personas que nos encontramos en nuestro dia a dia, tienen buenas
intenciones, si no que hay gente malvada que solo espera hacer mal al resto de las personas. En
nuestra actualidad las personas fingen ser de otra forma para aprovecharse y engañar a gente
inocente.