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PRÁCTICA DOCENTE

La práctica docente es el estudio de la didáctica, y el espacio empírico para contrastar las teorías sobre las
prácticas de aula y a su vez, corresponde realizar desde ellas una permanente reflexión.

IMPORTANCIA DE LA PRÁCTICA DOCENTE

La práctica-docente Para poder entender este concepto, lo primero que debemos tener en cuenta es su
significado. En principio, este concepto se define como una actividad social que ejerce un maestro o profesor al
dar clase. Es obvio que al docente le va a influir la formación académica, la escuela en la que ejerza, y el país en el
que viva. Además, está determinada por el contexto social, histórico e institucional. En la práctica docente, se han
de desarrollar soluciones espontáneas, funciones pedagógicas y un escenario social.

Lo que se pretende indicar con todo lo dicho anteriormente es que un profesor no sólo es una persona que está
en una clase y dicta, es decir, que lee lo que está escrito en un texto o, simplemente, le dice a los alumnos que
hagan una serie de tareas. De lo que estamos hablando es que un profesor tiene que ser un comunicador de su
asignatura, o de la especialidad de la que este profesional haya hecho su carrera. Es importante entender que la
práctica docente de la que estamos hablando, entonces, tiene dos elementos fundamentales: por un lado
tenemos al comunicador, el profesor, y por otro lado el receptor, que es el alumno.

Lo importante es que el comunicador, además de por sus conocimientos, tenga la capacidad para hacer llegar su
asignatura, el mensaje de lo que tiene que enseñar, de una manera clara al alumno y que tiene que ser capaz de
hacerlo llegar de una manera activa. Con esto queremos decir que el receptor no tiene que ser un mero
espectador de lo que se enseña, sino que el mensaje tiene que animar a la persona que lo reciba y le incite a
preguntar, intervenir, dialogar, etc. para que el mensaje llegue claro, y que esa participación anime de una
manera positiva al alumno, despertando en él sus ganas de aprendizaje.

Es por ello que la práctica docente implica que el profesor no sólo debe saber de lo que habla, sino también
conocer técnicas para hacer llegar la sabiduría que ha acumulado durante sus años de aprendizaje, tanto durante
la carrera como, paralelamente, fuera de ella. La práctica docente bien enfocada puede despertar en el alumnado
algo tan importante y positivo como la necesidad de aprender y el gusto por buscar nuevos retos dentro de los
estudios.

En definitiva, esto quiere decir que el profesor y el alumno van por el mismo camino de forma paralela y que
estos dos elementos se retroalimentan. Por un lado el profesor aumenta los conocimientos del alumno y, por otro
lado, el alumno también, de alguna forma, enseña al profesor. La práctica docente también implica que el
profesor se ha de adaptar al tipo de colegio, alumnado, etc., en el que va a ejercer su trabajo.

ASPECTOS ESENCIALES DEL MAESTRO

Una condición fundamental del buen maestro es su compromiso con la formación humana. Formar es influir en la
manera de ser y actuar de los alumnos, y es un proceso que involucra tanto la razón como la sensibilidad. La
posibilidad de formar exige al maestro un proyecto de vida consecuente con los principios que orientan su labor
educativa.

Es también una labor esencial del buen maestro tender puentes que comuniquen los alumnos con diversos
dominios del conocimiento; señalar horizontes inagotables de saber; descorrer cortinas que ocultan la verdadera
naturaleza de los fenómenos y las cosas.
El maestro debe ser capaz de expresar y sentir ternura, estar siempre abierto y sensible a las vivencias afectivas
de los alumnos; transmitir en la experiencia de enseñar el goce del conocimiento; revelar a sus discípulos la
manera cómo el conocimiento embellece la vida; contagiarles de actitudes de respeto hacia sí mismos, de
entusiasmo y calidez en su relación con los otros, de autoconfianza y valoración de sus posibilidades.

Debe ser una persona organizada en sus ideas, segura, y bien documentada para que su palabra comunique con
claridad, convenza, tenga impacto, y movilice los alumnos hacia cambios significativos. Que maneje
apropiadamente las diversas técnicas, recursos, y métodos de comunicación necesarios para hacer más atractiva
y eficiente la transmisión de sus mensajes.

PRESENTACIÓN PERSONAL

La belleza es vitalidad, es una fuerza interior que se irradia a través de todo el cuerpo: gestos, movimientos,
miradas, posturas, atuendos, silencios, expresiones.

La apariencia corporal es el reflejo de nuestro estado interior. Si poseemos paz y armonía espiritual nuestras
expresiones, posturas, y movimientos lucirán más esbeltos, espontáneos y coordinados.

El maestro tiene que mirarse a sí mismo, descubrir que reflejan sus expresiones corporales, percatarse de la
fuerza comunicativa que tiene y proyecta su cuerpo. El rasgo más hermoso que puede acompañar la presentación
del maestro es una actitud que revele nítidamente alegría, sensibilidad, compromiso, esfuerzo, deseo de
superación, convicción moral, y honradez intelectual.

LENGUAJE Y CONOCIMIENTO

Además de la comunicación, otra función esencial del lenguaje es la representación. La concepción del mundo
que poseen los pueblos está plasmada en su sistema lingüístico. El lenguaje permite tanto la génesis del
pensamiento como su expresión. El repertorio lingüístico que conocemos y manejamos sirve de vehículo a una
forma particular de pensar. Las ideas y conceptos de las ciencias se configuran por medio del lenguaje. Según
Schaff "Aprendemos las ideas a través de las palabras". El lenguaje no sólo permite nombrar la realidad que
conocemos sino explorar lo desconocido.

El lenguaje del maestro, que constituye el medio fundamental de interacción en el proceso educativo, no es
neutral. Indica a los alumnos un punto de vista sobre el mundo al que hace referencia y sobre la actitud para
pensar acerca de él. Por ejemplo, cuando un docente enseña en clase un fenómeno natural, un concepto
histórico, o un problema matemático, no sólo está transmitiendo información y datos objetivos sino que también
expresa valoraciones, preferencias, y visiones de orden subjetivo.

A pesar de que los medios de comunicación tienden a generalizar ciertos patrones verbales, no todos los niños
manejan los mismos formatos de habla. En los estratos sociales de clase media y alta los alumnos exhiben una
capacidad de verbalizar mayor que los de sectores marginales. Algunos niños no disponen de los recursos
lingüísticos adecuados para expresar sus sentimientos e ideas más allá del entorno inmediato. Muchas veces el
fracaso escolar obedece a estas limitaciones lingüísticas que impiden al alumno referir, describir, o nombrar los
conocimientos y objetos de aprendizaje en los términos que espera el maestro y que la cultura escolar valida.

AFECTIVIDAD Y APRENDIZAJE
La escuela suele disociar el aprendizaje de los sentimientos, relegando así el mundo afectivo de la experiencia
intelectual. En consecuencia las personas actúan regidas primordialmente por sus razonamientos lógicos sin
considerar las implicaciones humanas de sus actuaciones, sin sentir el conocimiento. Tampoco se mezcla el
aprendizaje con la alegría, la motivación, el entusiasmo, el deseo, y las distintas sensaciones corporales. Es
indispensable recuperar una actitud amorosa en la cotidianeidad educativa. El amor nutre la preocupación
constante y sincera por el mejoramiento del otro.

Una atmósfera cálida y humana es siempre garantía de un aprendizaje mejor y más significativo. Adicionalmente
a los logros académicos un ambiente así desarrolla otras actitudes esenciales para un buen desarrollo personal
tales como: confianza en sí mismo; capacidad de escucha; aumento de la creatividad; disfrute de la compañía de
los demás; capacidad de dar y recibir ternura; capacidad de expresar con espontaneidad distintos sentimientos.

La afectividad es un elemento presente y fundamental en todos los eventos de interacción escolar. En la


construcción de una nueva escuela más vinculada con la vida, el conocimiento y el afecto tienen que estar
estrechamente relacionados. Si un maestro no revela un interés profundo y sincero en las disciplinas que enseña
difícilmente hará significativa y motivante para los alumnos la experiencia de aprender. La tarea de enseñar debe
irradiar alegría, verdad, y convicción para que induzca aprendizajes jubilosos y comprometidos.

ENSEÑANZA Y COMUNICACIÓN ORAL

Decir no es enseñar. La verdadera pedagogía se funda en una comunicación recíproca entre el maestro y el
alumno. Podemos hablar con más belleza, fuerza, y convicción de lo que hemos sentido y experimentado. Sólo la
palabra que tiene un claro sabor a vivencia llega al alumno y lo incita a crecer

La comunicación es deseo y necesidad de conocer. Exige interés en el otro, capacidad de escucha, apertura,
disposición a percibir lo que el interlocutor siente y piensa. Comunicarse es atreverse a estar cerca, es asumir el
riesgo de que el otro nos sorprenda.

La efectividad y calidad de la comunicación oral dependen de la habilidad del maestro para emplear los métodos
correctos en el momento oportuno, y del gusto y propiedad con que maneja su tema de exposición.

Con su palabra el maestro exalta o degrada el espíritu de sus alumnos. Un reproche o un elogio pueden marcar el
destino de un niño. El respeto, la prudencia, la ecuanimidad, la sabiduría deben iluminar siempre las expresiones
verbales del docente.

El maestro debe reconocerse como sujeto que, aún inconscientemente, está comunicando. Nuestras palabras
comportan más significaciones de las que queremos expresar; llevan consigo valoraciones y sentidos
inconscientes.

ENTORNOS DE APRENDIZAJE

Más que un simple dispensador de información el maestro debe ser un arquitecto de ambientes, condiciones,
entornos, y situaciones donde los alumnos puedan explorar, experimentar, y construir conocimiento.

Enseñar es mostrar senderos, sugerir rutas hacia lo desconocido. Es necesario dar a los alumnos la oportunidad
de transitar su propio camino y encontrar las cosas por sí mismos. Lo importante es enseñar a aprender.
Heidegger anotaba que "enseñar es más difícil que aprender porque enseñar significa dejar aprender". En el
aprendizaje es más importante el proceso que el resultado. El verdadero maestro no es el que atiborra de
información y conocimientos a sus discípulos, sino el que alimenta en ellos su deseo de aprender.
La formación intelectual y profesional que reciben los maestros en las instituciones educativas formales no
necesariamente satisface los intereses, expectativas, deseos, o sueños de los alumnos. Un maestro con sabiduría,
sensibilidad, y respeto puede iluminar y alentar en sus alumnos opciones de vida y aprendizaje que les permita
una auténtica realización personal. Una nueva escuela que responda a las necesidades esenciales del ser humano
exige un maestro audaz e intuitivo que no sólo crea en los modelos tradicionales de desarrollo personal y social.

ENSEÑAR A PREGUNTAR

La misión de la escuela no es ofrecerle al alumno repertorios de respuestas, sino enseñarle a preguntar. Los más
grandes desafíos a las posibilidades humanas los ofrecen precisamente las preguntas que no tienen solución fácil.
Es necesario construir una pedagogía de la pregunta. El deseo de preguntar es inherente a la condición humana.
El auténtico maestro no sólo muestra una permanente disposición por preguntar, sino que respeta y valora las
preguntas de los alumnos.

Ni lo insólito, ni lo absurdo, ni lo irreverente, ni lo elemental de las preguntas que formulen los alumnos justifican
una reacción de burla, rechazo, o desprecio por parte del docente. En muchas ocasiones este tipo de
interrogantes han sido el punto de partida de grandes desarrollos en la ciencia y en el arte.

LAS MÚLTIPLES INTELIGENCIAS

La investigación cognitiva actual ha demostrado que los seres humanos poseen distintos tipos de inteligencia, los
cuales determinan formas y estilos diferentes de aprender, recordar, actuar, y comprender. Para abarcar
adecuadamente el ámbito de la cognición humana es necesario incluir un repertorio de aptitudes más universal y
amplio. Es preciso también admitir la posibilidad de que muchas de estas aptitudes, si no la mayoría, no se
prestan a mediciones por medio de la expresión oral o escrita, que dependen en gran medida de una
combinación de capacidades lógicas y lingüísticas.

Las teorías psicológicas sobre la inteligencia no pueden ignorar las diferencias existentes entre los contextos en
que viven y se desarrollan los seres humanos. En vez de suponer que tenemos una inteligencia independiente de
la cultura en que nos toca vivir, hoy muchos científicos consideran la inteligencia como el resultado de una
interacción, por una parte, de ciertas inclinaciones y potencialidades, y por otra, de las oportunidades y
limitaciones que caracterizan un ambiente cultural determinado (Gardner, 1994).

LA BÚSQUEDA DE LA COMPRENSIÓN

Numerosas investigaciones han constatado que la mayoría de los alumnos carecen de un nivel adecuado de
comprensión. Aunque demuestran en clase un dominio aceptable de algún tema- una ley física, un axioma
matemático, un principio sociológico, un estilo literario, un ritmo musical- son incapaces de aplicarlos a un nuevo
contexto. Si se alteran ligeramente las condiciones en que los evalúan, las competencias y destrezas que habían
demostrado desaparecen.

La comprensión profunda de los diversos objetos de conocimiento no ha sido un objetivo prioritario de nuestra
escuela. Los maestros promueven y aceptan un conocimiento ritual, y estereotipado. Se satisfacen con respuestas
que son sólo un recuento verbal o escrito más o menos preciso de hechos, conceptos, o problemas que han
enseñado.
Por qué los alumnos no logran comprender adecuadamente lo que se les enseña? Una razón posible es que
quienes tienen la responsabilidad de la educación no han apreciado el enorme poder de las concepciones
iniciales, estereotipos, y esquemas que los alumnos traen a la escuela, ni la dificultad para modificarlos o
erradicarlos. No han sido capaces de ver que casi en todo estudiante hay una mente de un niño de cinco años sin
ninguna escolaridad que pugna por salir y expresarse (Gardner, 1993).

EL NUEVO ROL DEL MAESTRO

Es necesario que el maestro esté siempre aprendiendo. Los buenos maestros no serán necesariamente aquellos
que más conocen la información teórica y fáctica de una disciplina, sino los que permanentemente y de manera
creativa estén incorporando a su trabajo docente la nueva información que se genera. El nuevo maestro que
necesita la sociedad moderna debe ser un experto en aprender, no simplemente una persona con formación
especializada en un área del conocimiento.

El buen maestro no es aquel que pretende que sus discípulos lo imiten. El maestro verdadero es el que alienta y
estimula:

 la audacia de ser diferente


 el deseo de explorar lo desconocido
 el valor de disentir de las creencias y opiniones generalizadas
 las ganas de soñar otros mundos
 el conocimiento de sí mismo
 la lucha por la libertad
 el derecho a la felicidad
 la búsqueda de la belleza
 la rebelión contra la injusticia
VALORES

La misión fundamental de un educador es cultivar el espíritu de los alumnos, no atiborrar su cerebro de


conocimientos. El discípulo debe ver en su maestro un portador de los mejores valores de la sociedad: la
autenticidad, la pasión por el conocimiento, la honradez, la disciplina, la generosidad, la autocrítica, la sencillez, el
patriotismo, la identidad cultural, el respeto por la naturaleza, la valoración de lo estético, el optimismo frente al
futuro. Sólo si la educación logra atraer y comprometer a los mejores hombres, podrá pensarse en proyecto
educativo que responda cabalmente a las necesidades y expectativas de la sociedad.

Un maestro no tiene que ser el ejemplo viviente de todas las virtudes, ni el único o mejor modelo que sigan los
alumnos en todos los campos. Sí debe ser un testimonio de superación y desarrollo humano permanente. Es
necesario que cada día sienta la necesidad de crecer, de elevar su condición humana.

Sólo si el maestro es capaz de exigirse siempre búsquedas más elevadas en lo cognitivo, lo sensitivo, lo estético, y
lo afectivo, sintiendo que entrega en su trabajo lo mejor de sí mismo, podrá mostrar a los alumnos que hay
muchos campos en los cuales sería hermoso y necesario crecer, alentando en ellos un deseo constante de lucha y
superación.

LA LECTURA VITAL
El éxito o fracaso en el aprendizaje de la lectura determinan en gran medida la posibilidad de una buena
formación académica posterior. La falta de interés en la lectura y las dificultades para su aprendizaje se suelen
atribuir a factores relacionados con el desarrollo físico, la capacidad perceptivo-visual, el sistema nervioso, o el
potencial cognitivo. Así mismo, un niño puede tener razones psicológicas válidas para no desear leer. Suponer
que todos los alumnos se sienten igualmente atraídos y motivados frente a la lectura es equivocado. Aunque se
aprecia el valor funcional y práctico que tiene la lectura - como herramienta para buscar información, para
interactuar socialmente, para trabajar, para aprender - no es común reconocer su valor como fuente de placer y
alegría, como medio para vivenciar la dimensión estética de la escritura.

La manera como el maestro presenta la lectura y el valor y significado que le otorga a ésta, determina la calidad
de su aprendizaje. Si un alumno percibe que para su maestro la lectura forma parte de su cotidianidad, que ha
influido y enriquecido su auto concepto y su relación con el mundo, que ilumina y orienta su vivir y su trabajo,
igualmente encontrará significativo el aprendizaje y la práctica de la lectura.

LA EXPRESIÓN ESCRITA

Es común que los docentes hagan a los alumnos demandas excesivas en cuanto a los aspectos caligráficos,
ortográficos y gramaticales de su producción escrita, prestando escasa atención al proceso de planeación,
monitoreo, y construcción de un texto claro y significativo.

Existe la idea generalizada de que aprender a escribir es un proceso lineal, ascendente, ordenado, que discurre a
través de etapas previsibles. Distintos estudios sobre el aprendizaje de la lengua escrita revelan que es un proceso
complejo, discontinuo, lleno de altibajos, largo, y de afinación continua. Sólo cuando los alumnos tienen la
oportunidad de producir distintos estilos de textos, con contenidos que ellos eligen, y que realmente cumplen
una función comunicativa, están desarrollando verdaderas competencias de escritura.

Es preciso rescatar la escritura de los afanes que suelen marcar las tareas escolares. Escribir bien es una habilidad
que solo se logra con mucha disciplina y dedicación. Un factor que el maestro suele olvidar con relación al
aprendizaje de la escritura es el tiempo. No basta que se le dé a los alumnos oportunidad de interactuar con
diversos materiales escritos; es necesario permitirles que planeen, reflexionen, documenten, controlen, y revisen
con detenimiento y cuidado sus producciones escritas.

EL PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL

Es una estrategia a través de la cual se puede gestar la formación del nuevo ciudadano que reclama el país. Es una
posibilidad para que maestros, alumnos, y comunidades desplieguen su autonomía y ejerzan con protagonismo
su derecho a participar en la creación de una sociedad más amable, solidaria, reflexiva, y vital. Es la búsqueda del
sentido y la identidad de las instituciones educativas para transformar y mejorar los procesos pedagógicos y
administrativos. Es una oportunidad especial para que cada institución sueñe y defina su misión, sus propósitos, y
tareas. No es un texto más de planeación rutinario y obligatorio. Es un proceso permanente de construcción
colectiva que debe considerar:

Las tendencias y visiones educativas en el ámbito mundial


Las necesidades de mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la educación.
Las normas y leyes sobre el sistema educativo
La vocación educativa, la filosofía, e identidad formativa de la institución.
La historia y la dinámica propia de la institución
El contexto social, ambiental, y cultural
Las capacidades académicas y humanas del personal docente
Las posibilidades y demandas de la población a la cual sirve
Los mejores ideales educativos de los maestros y la comunidad
El humor
Un propósito loable del nuevo maestro es atenuar la rigidez característica de la educación formal, contribuyendo
a transformarla en una experiencia más lúdica y divertida. La experiencia escolar no puede seguir siendo un
tributo a la monotonía, al aburrimiento, a la memorización sin sentido. Es urgente y necesario poner en cuestión
el viejo precepto según el cual "el sufrimiento es una condición para aprender". Los educadores no tienen que
poner cara solemne para conseguir que los alumnos les respeten y obedezcan. El rigor científico no riñe con un
tono festivo.

La seriedad ante el trabajo y la vida no implica una actitud acartonada, rígida y ceremoniosa. Creerse sabio es lo
más ridículo que uno pueda imaginar. El buen sentido del humor refleja una gran capacidad crítica y agudeza de
análisis. Aunque el humor suele asociarse a la frivolidad, y considerarse opuesto a la seriedad y a la formalidad, es
parte de una actitud concienzuda y rigurosa.

EL SILENCIO

No sólo la palabra es portadora de las enseñanzas de un maestro. También con su silencio puede irradiar
conocimientos, valores, y actitudes. La profundidad y riqueza de un mensaje no depende de su longitud o
intensidad verbal. Comunicamos incluso cuando callamos. A veces sin que nos demos cuenta el cuerpo habla por
nosotros. La dinámica del cuerpo puede rebasar el poder de la palabra. Una simple mirada crea o destruye;
alienta o inhibe; invita o detiene; aprueba o censura; realza o minimiza. Carlyle escribió: "El silencio es tan
profundo como la eternidad. La palabra es tan superficial como el tiempo" .

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Utilizando recursos de la informática, los multimedios, y las telecomunicaciones se vienen desarrollando en


diversos lugares del mundo innovadores programas educativos concebidos en torno a los mejores ideales
pedagógicos y didácticos: planeación y gestión escolar descentralizadas; currículos interdisciplinarios; exigencias
permanentes de capacitación y actualización docente; aprendizajes basados en proyectos; trabajo cooperativo de
los alumnos; nuevos esquemas de participación de la comunidad en el trabajo escolar; docentes que estimulan,
orientan, y dinamizan el aprendizaje; alumnos que participan activamente en la construcción de su conocimiento;
una evaluación más comprensiva y sistemática, centrada en la capacidad de aplicar el conocimiento a la solución
de problemas, y que reconoce las diferencias en el estilos y ritmo de aprendizaje de los alumnos.

Todas las áreas del currículo escolar podrían sufrir sustanciales cambios en su enseñanza y aprendizaje utilizando
en ellas recursos informáticos. Más que cualquier otro invento tecnológico, el computador ha expandido las
posibilidades humanas de representar, y almacenar conocimientos de todo tipo. Como lo anota Pagels (1991), la
capacidad que tienen estas máquinas para manejar enormes volúmenes de datos y simular la realidad nos abre
una nueva ventana para ver la naturaleza, nos permite observar la realidad desde un ángulo diferente. Es posible
que comencemos a percibir el mundo y el universo en forma distinta sólo porque el computador produce
conocimiento de modo diferente al de los tradicionales instrumentos como el microscopio y el telescopio.

APRENDIZAJE POR PROYECTOS


La capacidad de interacción personal y social es considerada en la sociedad moderna una competencia
fundamental para el éxito en el trabajo. En un mundo cada vez más globalizado, la habilidad para trabajar en
grupo, con personas de diversas tradiciones y creencias morales, culturales, políticas, y sociales, resulta esencial.
Aún poblaciones estudiantiles aisladas por limitaciones físicas, capacidades intelectuales, factores
socioeconómicos, o condiciones geográficas pueden usar las telecomunicaciones para integrarse y conformar
grupos de trabajo.

Los computadores ofrecen un rango amplio de herramientas para ayudar a los alumnos a trabajar
cooperativamente en la producción de conocimiento. Muchos programas permiten al usuario indagar causas y
efectos, manipular variables, y resolver problemas en parejas o en grupos. A través de redes de computadores un
grupo de alumnos de diversos grados e instituciones pueden emprender conjuntamente ciertas tareas de
aprendizaje, participar en la realización de proyectos de investigación, elaborar periódicos escolares, carteleras,
boletines, u otras publicaciones.

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