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Desde que estaba chiquito oigo campañas para aumentar los índices de lectura, y desde

entonces se repiten los mismos números. A veces 0,6 a veces dos y pico. Estas cifras vuelven
con tanta insistencia que uno llega a pensar que no son mediciones nuevas sino copias de
copias de viejos informes. Y como no es fácil saber cuántos libros lee una persona al año, es
probable las cifras oficiales sean índices de ventas, no de lectura. Lo cierto es que leemos
mucho menos que los franceses e incluso menos que los mexicanos y los argentinos. la
verdad sea dicha, por la sencilla razón de que la calidad escasea en este como en todos los
campos. Gozar con la lectura es difícil al principio, y se complica con los años. Al principio,
porque no contamos con ciertos prerrequisitos intelectuales ni ojos entrenados ni nalgas
pacientes. Con el tiempo adquirimos estas habilidades, pero aparecen nuevos problemas: el
lector se vuelve muy listo y cada vez le será más difícil encontrar información inédita y
jugosa. Estas cosas debes saberlas un promotor de lectura y revelárselas a los jóvenes.

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