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FRIEDRICH NIETZSCHE

FRAGMENTOS
,
POS TUMOS
VOLUMEN!
(1869-1874)

Edición dirigida por


DIEGO SÁNCHEZ MECA

Traducción, introducción y notas de


LUIS E. DE SANTIAGO GUERVÓS

2.ª edición corregida y aumentada

Edición realizada bajo los auspicios


de la Sociedad Española de Estudios
sobre Nietzsche (SEDEN)

-4-
teceos
Título original:
Nachgelassene Fragmente
(1869-1874)
ÍNDICE
Diseño de cubierta:
Carlos Lasarte González
ABRB.VIATURAS Y SIGNOS ............ , ....................................................... Pág. 9
PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION DEL VOLUMEN I, por Diego Sán-
chez Meca ............................................................................................. . 11
Primera edición, 2007 1NT~ODUCCIÓN GENERAL A LA EDICIÓN ESPAÑOLA DE LOS FRAG-
Segunda edición, 2010 MENTOS PÓSTUMOS, por Diego Sánchez Meca 15
1NT~ODUCCIÓN AL VOLUMEN I 35
RO"NOLOGÍA 57

FRAGMENTOS PÓSTUMOS (1869-1874)


1. P 11 lb. Otoño de 1869 63
2. P 114b. Invierno de 1869-1870-Primavera de 1870 89
3. l> 115a. Invierno de 1869-1870-Primavera de 1870 97
4. ~ I l. Agosto-Septiembre de 1870 ................................................................ . 119
5. lJ 1 3-3a. Septiembre de 1870-Enero de 1871 123
6. lJ I l. Finales de 1870 ................................................................................... . 149
7. lJ 1 2b. Finales de 1870-Abril de 1871 155
8. lJ 1 5a. Invierno de 1870-1871-0toño de 1872 209
9. lJ 14a. 1871 245
10. Mp XII le. Comienzo de 1871 287
11. Mp XII lb. Febrero 1871 297
12. MpXII Id.Primavera 1871 301
13. Mp XII la. Primavera-Otoño 1871 ............................................................... . 309
14. PI 16b. Primavera-Comienzo de 1872 313
15. lJ 1 6a. Julio de 1871 323
16. P II 8b. Verano de 1871-Primavera de 1872 327
17. NI 2. Septiembre-Octubre de 1871 339
18. Mp XII 2. Finales de 1871-Primavera de 1872 .............................................. . 341
19 ·P 1 20b. Verano de 1872-Comienzo de 1873 345
20. Mp XII 3. Verano 1872 417
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido 21. lJ I 4b. Verano de 1872-Comienzo de 1873 419
por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las 22. N 1 3a. Septiembre de 1872 ........................................................................... . 425
correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes 23. Mp XII 4. Invierno de 1872-1873 429
reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo 24. lJ 117a. Invierno de 1872-1873 445
o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, 2~. P Ir 12b. 54.55.52. Invierno de 1872-1873 449
interpretación o ejecución artística, fijada en cualquier tipo de soporte o 2 · lJ 1 5b. Primavera de 1873 ............... . 453
comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización. 27. lJ 11 l. Primavera-Otoño de 1873 465
28. Mp XIII l. Primavera-Otoño 1873 483
29. U 11 2. Verano-Otoño de 1873 487
© De la edición de la obra: DIEGO SANCHEZ MECA, 2010 30. U 11 3. Otoño de 1873-Invierno de 1873-1874 553
© De la traducción y notas: LUIS E. DE SANTIAGO GUERVós, 2010 31. Mp XIII 5. Otoño de 1873-Invierno de 1873-1874 ........................................ . 567
© EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S. A.), 2010 32. U lI 5a. Comienzo de 1874-Primavera de 1874 .................... ......................... . 571
Juan Ignacio Luca de Tena, 15 - 28027 Madrid
ISBN: 978-84-309-4483-5 (obra completa)
ISBN: 978-84-309-5128-4 (volumen 1)
Depósito Legal: M-41.200-2010
l'ri1111•d in .\'¡111111 . Impreso en Espalla por Closa~ Orcoyen 17]
8 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

33. Mp XIII 4, 1-5. Enero-Febrero de 1874 ........................................................ . 593


34. U 11 6. Primavera-Verano de 1874 597
35. Mp XIII 3. Primavera-Verano de 1874 607
36. U 11 7b. Mayo de 1874 ... ........ ......... .. ......................................... ... ............. ... . 617
37. U 117c. P 1112a, 220. P 11 12b, 59.58.56. Finales de 1874 619
38. Mp XII 5. Finales de 1874 .... .. .... ... .... ........ ............................... .... .. ........ ...... . 627
Suplementos.................................................................................. . 629
Otros Fragmentos 639
ABREVIATURAS Y SIGNOS

AC El Anticristo
BA Sobre el futuro de nuestros centros de formación
cv Cinco prólogos a cinco libros no escritos
DD Ditirambos de Dionisia
DS David Strauss. Primera Consideración Intempestiva
DW La visión dionisíaca del mundo
EH Eccehomo
FW La gaya ciencia
GD Crepúsculo de los ídolos
GM La genealogía de la moral
GMD El drama musical griego
GT El nacimiento de la tragedia
HL Sobre la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida. Segunda
Consideración Intempestiva
JGB Más allá del bien y del mal
M Aurora
MA Humano, demasiado humano
MD Exhortación a los alemanes
NW Nietzsche contra Wagner
PHG Lafilosofia en la época trágica de los griegos
SE Schopenhauer como educador. Tercera Consideración Intempestiva
SGT Sócrates y la tragedia griega
ST Sócrates y la tragedia
UB Consideraciones Intempestivas
VM Miscelánea de opiniones y sentencias
WA El caso Wagner
WB Richard Wagner en Bayreuth. Cuarta Consideración Intempestiva
WL Sobre verdad y mentira en sentido extramoral
ws El caminante y su sombra
WM La voluntad de poder
Za Así habló Zaratustra
FP Fragmentos Póstumos, citados por nuestra edición en cuatro volúmenes,
Editorial Tecnos, Madrid, 2006-2010, con indicación del volumen en números
romanos
co Correspondencia, citada por la edición de Luis de Santiago, Editorial Trotta,
Madrid, 2005 ss., con indicación del volumen en números romanos.
BAW F. Nietzsche, Werke und Briefe. Historisch-Kritische Gesamtausgabe, ed. H. J.
Mette, K. Schlechta, W Hoppe, E. Thierbach, H . Krahe, N. Buchwald y C.
Koch, Beck, Múnich, 1933-1940 (5 vols.)
GOA Friedrich Nietzsche Werke, Grossoktavausgabe, Kroner, Leipzig, 1905 ss. (20vols.)
MU Friedrich Nietzsche Werke, Musarionausgabe, ed. R. Oehler, M . Oehler y F.
Würzbach , M usaurion, M únich, 1920-1929 (23 vols., los dos últimos de
índices)

,.,,
10 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

NDB Nietzsche Werke in Drei Blinden, ed. de K. Scblechta, Hanser, Múnich, 1965
KGW Friedrich Nietzsche Werke. Kritische Gesamtausgabe, ed. de G. Colli y M.
Montinari, Walter de Gruyter, Berlín, 1967 ss.
KSA Friedrich Nietzsche, Kritische Studienausgabe, ed. de G. Colli y M. Montinari,
Walter de Gruyter, Berlín, 1980 (3.ª ed., 1999)
KSB Friedrich Nietzsche, Siimtliche Briefe. Kritische Studienausgabe, ed. de G. Colli
y M. Montinari, Walter de Gruyter, Berlín, 1986 PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
BN Nietzsches personliche Bibliothek, ed. de Giuliano Campioni y otros, Walter de
Gruyter, Berlín, 2003 DEL VOLUMEN 1
WWV Schopenhauer, A., Die Welt als Wille und Vostelung, ed. A. Hübscber,
Brockbaus, Mannheim, 1988, Siimtliche Werke, vals. 11 y 111, trad. esp. El
mundo como voluntad y representación, Trotta, Madrid, 2004-2005
Respecto de la primera, esta segunda edición del volumen I de los Fragmentos
flÓStumos presenta algunas novedades de interés, que se incorporan ahora como
SIGNOS resultado del estudio de sus contenidos en las sesiones de nuestro grupo de inves-
<> Incluido por los editores
tigación durante los cuatro años que lleva publicada. Entendemos nuestro traba-
[ -l Palabra indescifrable JO de edición crítica como una tarea que no concluye una vez llevada a cabo la
[---l Tres o más palabras indescifrables primera publicación de los textos, sino que continúa en el tiempo con el fin de
Falta texto perfeccionar la traducción y de actualizar, en las posibles reediciones que puedan
[+] Laguna de una palabra ir teniendo lugar, el aparato crítico, las introducciones y los complementos. De
[+ + + l Laguna este modo, la edición se va enriqueciendo con los resultados de nuestro mejor co-
Versalitas Negrita en el texto original. Doble subrayado en manuscrito
Cursiva Letras espaciadas en el original, subrayado en el manuscrito. Palabras en nocimiento de los textos y con la incorporación a ella de los incesantes avances
otros idiomas que continuamente se producen en la investigación internacional al respecto. En
concreto, las novedades de esta segunda edición son las siguientes.
En primer lugar, se ha corregido el texto de la traducción y se ha revisado en
su totalidad mejorando su redacción y subsanando algunas imprecisiones. Ello
se ha realizado al hilo de la introducción, en esta segunda edición, de las correc-
ciones señaladas en el aparato crítico de la KGW (Nachbericht) y todavía no in-
corporadas al texto alemán de las actuales ediciones Colli-Montinari, en ningu-
na de sus reimpresiones hasta la fecha en lo que respecta a los Fragmentos
póstumos. Como es sabido, los manuscritos de estos fragmentos, al tratarse de
apuntes privados, están llenos de abreviaturas muchas veces dificiles de descifrar,
palabras ilegibles, frases entrecortadas, interrupciones, etc., puesto que su escri-
tura nunca fue reelaborada por Nietzsche para la imprenta. Tras el estableci-
miento del texto de la edición crítica alemana por los editores Giorgio Colli y
Mazzino Montinari en los años sesenta y setenta del pasado siglo, una lectura
más a fondo de los manuscritos, realizada por el grupo de trabajo de esta edición
alemana, fue detectando algunas erratas de desciframiento por parte de Colli y
Montinari y señalándolas en los volúmenes complementarios a la edición, los
Nachberichte. En la primera edición de nuestro volumen I, nosotros optamos por
atenernos al texto alemán de la edición crítica actualmente existente (el de la
KSA de 1999) y anunciamos, en la «Introducción general», la publicación de un
volumen final complementario (siguiendo el ejemplo de la KGW) en el que se
recogerían, entre otros materiales, el estado en esa fecha de las correcciones (y de
las correcciones a las correcciones) que se van realizando por parte de los estu-
diosos de los manuscritos. Sin embargo, el ejemplo de la nueva edición italiana
de los Frag111rntos f"Íst1111ws, recientemente iniciada bajo la dirección del profe-

fl IJ
12 FRAGMENTOS PÓSTUMOS PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN DEL VOLUMEN I 13

sor G. Campioni, y el comienzo de la publicación en la web de HyperNietzsche que ello ha supuesto y los fuertes lazos de afecto y amistad que esta tarea ha crea-
de los textos de la KGW con las correcciones ya incluidas, nos ha convencido de do entre nosotros.
la conveniencia de aprovechar esta segunda edición del volumen I para incorpo- De igual modo, deseo dar las gracias a los numerosos profesores, estudiosos
rarlas al nuevo texto. En realidad, la gran mayoría de estas correcciones no supo- Yperiodistas que se han hecho eco de nuestra edición en los cuatro años que tie-
nen modificaciones significativas del sentido de los textos originales establecidos ne de vida y que han llevado a cabo las más de treinta reseñas y noticias hasta
por Colli y Montinari, pues se refieren básicamente a minucias sin importancia: ahora publicadas de los distintos volúmenes, tanto en España como en Hispano-
pequeños errores tipográficos del texto alemán, cuestiones de puntuación, inter- américa y Europa. Quiero dejar constancia aquí del reconocimiento que me me-
lineado, entrecomillado, confusión de mayúsculas y minúsculas, subrayados, etc. recen por su interés, sensibilidad ante la relevancia de esta aportación y por sus
Ahora, en esta segunda edición nuestra, todas esas correcciones se incorporan al elogiosos comentarios y observaciones realizadas. Asimismo, y de manera tam-
nuevo texto y se hace constar, en las notas a pie de página, cuando la modifica- bién especial, deseo agradecer, en nombre de todo el equipo, a la Editorial Tec-
ción es de alguna importancia. Este trabajo de revisión y corrección de la traduc- nos, y en particular a su director, D. Manuel González Moreno, la confianza de-
ción ha sido llevado a cabo por Juan Luis Vermal, Manuel Barrios, Diego Sán- positada en nosotros y su actitud siempre receptiva y positiva hacia nuestros
chez Meca, Jesús Conill, Marco Parmeggiani, Enrique Salgado y, naturalmente proyectos e ideas.
y sobre todo, por Luis de Santiago.
En segundo lugar, y también como resultado del análisis de los textos en DIEGO SANCHEZ MECA
nuestras reuniones de seminario, se ha revisado y aumentado considerablemente
el aparato crítico en todos aquellos lugares y aspectos en los que se ha considera-
do mejorable el grado de información sobre clasificación del material póstumo,
variantes y correspondencias, datos de contextualización, bibliografía, etc. Se
han añadido también las citas referentes a la Correspondencia en su edición en
español dirigida por Luis E. de Santiago, y a los Fragmentos póstumos de los
otros volúmenes ya publicados por Tecnos (FP II, FP Ill y FP IV). De igual
modo, en nuestro deseo de actualizar la edición en su conjunto cuando se nos
presenta la oportunidad para ello con motivo de una nueva edición o reimpre-
sión, se ha modificado en parte la «Introducción general».
En tercer lugar, en esta segunda edición del volumen I se añaden al final,
como «Apéndice», un grupo de 61 nuevos fragmentos que no fueron incluidos
por Colli y Montinari en el texto actualmente existente de la edición alemana.
Son los llamados Nachtriige o suplementos, que aparecieron después en el volu-
men llI-511 de la KGW, pp. 111-139. Al incluirlos aquí, seguimos la numeración
adoptada por el profesor Campioni en su nueva edición italiana de los Fragmen-
tos póstumos antes mencionada, que es la única, junto con la nuestra, hoy real-
mente actualizada. La clasificación con a, b, c, etc., añadida al número corres-
pondiente del fragmento, permite al lector situarlo en el orden cronológico del
manuscrito. Bajo el rótulo «Otros fragmentos», se añaden, asimismo, algunos
fragmentos procedentes de los cuadernos y carpetas que Colli y Montinari no
incluyeron por su carácter filológico. Estos fragmentos se identifican con las le-
tras A, B, C, etc.
En el capítulo de los agradecimientos, quiero expresar mi especial reconoci-
miento y gratitud, ante todo, a los compañeros que integran nuestro grupo de
investigación: Jaime Aspiunza, Manuel Barrios, Jesús Conill, Joan B. Llinares,
Marco Parmeggiani, Luis E. de Santiago Guervós y Juan Luis Vermal, a quienes
doy las gracias vivamente por su dedicación, sus aportaciones, sugerencias y
constructivas críticas, así como por su paciencia, fidelidad, admirable profesio-
nalidad y espíritu de colaboración en la ya prolongada, ingrata y dura tarea que
nos hemos impuesto de edición en español de los Fragmentos póstumos y de las
obras de Nietzsche. Considero un privilegio y una gran suerte la experiencia de
trabajo con personas tan competentes y disciplinadas, el enriquecimiento mutuo
INTRODUCCIÓN GENERAL
A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
DE LOS FRAGMENTOS PÓSTUMOS

1. IMPORTANCIA DE LOS FRAGMENTOS PÓSTUMOS


EN EL CONJUNTO DE LA OBRA DE NIETZSCHE

La inmensa cantidad de apuntes y anotaciones que Nietzsche dejó escritas en


decenas de cuadernos, carpetas y legajos de hojas sueltas, y que no estaban des-
tinadas directamente a su publicación, constituyen un gigantesco legado póstu-
mo de enorme interés y utilidad, no sólo para comprender la génesis y el trasfon-
do de las obras publicadas, sino porque en sí mismos contienen desarrollos que
l'll múltiples aspectos completan y amplían de forma sustantiva lo publicado.
Son anotaciones de carácter muy heterogéneo y con niveles de elaboración muy
variables: borradores de textos luego publicados, fragmentos y aforismos inédi-
tos, variantes, notas tomadas al hilo de lecturas diversas, reflexiones y observa-
uones privadas, esquemas, proyectos, listas de libros, esbozos, títulos, etc. El in-
terés de toda esta riqueza textual estriba, ante todo, en permitir adentrarse en el
modo original en que Nietzsche gestaba sus pensamientos, a saber, no según el
mito del filósofo-genio al que le vienen las grandes ideas por simple inspiración,
s1110 mediante un duro y prolongado trabajo de lectura y estudio, de reflexión y
dl· discusión crítica con las más diversas aportaciones de la ciencia, de la filoso-
! ia, de la historia y de la cultura de su tiempo. Por tanto, en relación con las obras
publicadas, este material póstumo se revela como una especie de «diario intelec-
t 11a I» en el que la reflexión y las ideas se expresan con la frescura y la vivacidad
l'Oll las que brotan espontáneamente en el momento de nacer, y, por tanto, de un
modo mucho más libre y desinhibido que en los escritos publicados. Hace posi-
hk hacerse una idea de las fuentes de Nietzsche y de las lecturas cuya influencia
~l· rd1eja en sus obras publicadas, y muestra, en fin, el carácter siempre inacaba-
do del pensamiento cuya esencia consiste en su ejercicio mismo, y que no resuel-
\'(, por tanto, su tensión en dogmas finales ni en verdades absolutas.
Por otra parte, el hecho de que la hermana de Nietzsche pudiese presentar su
ompilación de fragmentos póstumos La voluntad de poder como la obra más
1111portantc de Nietzsche desde el punto de vista filosófico y político, y que así
rlll~sc reconocida por autores de la talla de Heidegger, da idea de la relevancia
tdiril'a del contenido de tales fragmentos. Doctrinas como la del eterno retorno,
1 fih1•mw11.1·ch, la voluntad de poder, cte., encuentran su desarrollo casi exclusi-

,,~,
16 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDICIÓN ESPAÑOLA ... 17

vamente en el material póstumo, y muchos cuadernos de estos apuntes no fueron general», «Metafísica», «Moral», etc. 4 En los volúmenes XIII y XIV (aparecidos
utilizados por Nietzsche en la elaboración de sus obras publicadas. Además, el en 1903 y 1904 respectivamente) se prosigue la edición de los fragmentos hasta
Nachlass tiene una importancia fundamental para la clarificación de muchas Jos redactados en 1888. Pero la principal novedad de esta edición la ofrecía el vo-
teorías del filósofo desde una perspectiva genética, lo que ha llevado a varios es- lumen XV (publicado en 1901), donde 483 fragmentos, clasificados en cuatro li-
tudiosos a considerar que es en el Nachlass donde debe buscarse la filosofía pro- bros a cargo de Peter Gast y los hermanos Ernst y August Horneffer y con un
piamente dicha de Nietzsche: «Lo que el propio Nietzsche publicó en su época prólogo de Elisabeth, aparecía como primera versión de La voluntad de poder. En
creadora -dice Heidegger- ha sido siempre sólo un primer plano. Esto vale 1911 esta primera edición se vio ampliada a 1.067 fragmentos bajo la forma de
también respecto de su primera obra, El nacimiento de la tragedia. La auténtica segunda edición de la anterior, comprendiendo ahora los volúmenes XV y XVI
filosofía de Nietzsche está en su obra póstuma» 1• de la GOA, a cargo de Peter Gast y Elisabeth con un aparato crítico de Otto
Por la complejidad del material mismo y por la historia de los avatares de su Weiss 5 • Se trataba de una ordenación sistemática de fragmentos que prescindía
publicación, este legado póstumo de Nietzsche ha demostrado no carecer de un tanto del orden cronológico de las anotaciones de Nietzsche como de la fidelidad
amplio abanico de problemas 2• No ha sido fácil, por ello, llegar a disponer de una a Jos textos mismos, pues en varios casos se dividían aforismos destruyendo la
edición fiable, completa, elaborada con criterios filológicos correctos y libre de continuidad con que habían sido concebidos, o se fusionaban fragmentos origi-
manipulaciones y tergiversaciones interesadas, como es la ya por fin casi conclui- nalmente separados dando lugar a textos en los que cambiaba el sentido que te-
da edición de Giorgio Colli y Mazzino Montinari, en cuyo texto se basa nuestra nían en los manuscritos del filósofo. También se incluían como textos de Nietzs-
traducción. No estará de más, por ello, realizar un breve recorrido por las prin- che citas o resúmenes que él había copiado al hilo de sus lecturas, y que, por no
cipales ediciones del Nachlass que permita hacerse una idea de las dificultades y reseñar de dónde habían sido extraídos, fueron confundidos como textos propios
complicaciones que ha habido que superar. de Nietzsche.
La primera edición parcial de los Fragmentos póstumos fue hecha por Fritz En relación a esta edición, ni la Musarionausgabe (MU) ni la Historisch-kri-
Koegel a finales del siglo xrx, bajo la supervisión de Elisabeth Fürster-Nietzsche, tische Gesamtsausgabe (BWA) representaron novedad alguna. La MU, en 23 vo-
la hermana del filósofo, y ocupa los volúmenes IX al XII de la edición de las lúmenes (los dos últimos de índices), aparecida entre 1920 y 1929 al cuidado de
obras de Nietzsche llevada a cabo por el Archivo creado y controlado por Elisa- R. Oehler, M. Oehler y F. Würzbach, se basa en lo esencial en la GOA, y la única
beth3. Estos volúmenes recogen fragmentos hasta 1885 sin seguir estrictamente novedad significativa es la relativa a su volumen I, que incluye una selección de
un orden cronológico ni ser totalmente fieles a los contenidos de los cuadernos. apuntes de juventud hasta ese momento inéditos. La BWA, editada por H. J.
Así, el volumen XII (aparecido en 1897) incluye en sus 130 primeras páginas una Mette, K. Schlechta, W Hoppe, E. Thierbach, H. Krahe, N. Buchwald y C.
recopilación de 235 fragmentos agrupados por Koegel en cinco apartados bajo el Koch, y que se publicó en la editorial Beck de Múnich entre 1933 y 1940, sólo
título de Die Wiederkunft des Gleichen. En 1899 comienza la publicación de la llegó a publicar los primeros cinco volúmenes del proyecto, que recogen básica-
Grossoktavausgabe (GOA) por la editorial Kroner de Leipzig, dividida en tres mente los escritos de juventud de Nietzsche hasta 1869, quedando detenida a
secciones: 1) obras preparadas para la imprenta y publicadas por Nietzsche mis- causa de la guerra europea. Entre quienes se ocuparon de esta edición se encon-
mo (vols. I-VIII); 2) escritos póstumos (vols. IX-XVI); 3) escritos filológicos traba Karl Schlechta que, una vez acabada la guerra, llevó a cabo una edición
(vols. XVII-XIX), concluyendo con un volumen, el XX, dedicado a los índices. de las obras de Nietzsche en tres volúmenes 6• La importancia de esta edición de
En esta edición, en lo referente a los volúmenes IX al XII se aprovechaba, en par- Schlechta consistía en la nueva publicación, además de las obras editadas por el
te, el trabajo de Koegel para la edición anterior, de modo que los volúmenes IX propio Nietzsche, del material póstumo que Elisabeth y Peter Gast habían reuni-
y X (publicados en 1903) recogen fragmentos redactados entre 1869 y 1876 con do y ordenado bajo el título La voluntad de poder, pero renunciando al orden sis-
alguna agrupación temática, como la que incluye el volumen X bajo el título Das temático que le dieron ellos y presentándolo en simple orden cronológico. Esta
Philosophenbuch, y con otras ordenaciones temáticas con títulos como «Filosofía edición suscitó una fuerte polémica, parte de la cual apareció en la revista Merkur
entre noviembre de 1957 y agosto de 1958. Schlechta defendía la tesis de que
N ictzsche, en los últimos tiempos de su vida consciente, había renunciado a pre-
1
Heidegger, M., Nietzsche, trad. cast. J. L.Vermal, Destino, Barcelona, 2000, vol. I, p. 24.
2
Bibliografia específica sobre ello la constituyen Montinari, M., Nietzsche heute. Die
Rezeption seines Werkes, Franke, Stuttgart, 1987; Montinari, M., «Die neue kritische 4
Puede verse el esquema que siguió F. Koegel en la carta de Peter Gasta Overbeck del 12
Gesamtausgabe von Nietzsches Werken», en Nietzsche Lesen, Gruyter, Berlín, 1982; Campioni, lk abril de 1894, en Overbeck, F. y Ki:iselitz, H., Briefwechsel, eds. D. M. Hoffmann, N. Peter y
G., Leggere Nietzsche. A/le origine dell'edizione critica Colli-Montinari, ETS, Pisa, 1992; l'h. Salfinger, Gruyter, Berlín, 1998, pp. 401-404.
Fornari, M.C. (ed.), Nietzsche: edizioni e interpretazioni, ETS, Pisa, 2006; Meléndez, G., «Los 1
Para esta historia, cfr. Ferraris, M ., «Sto ria de La volanta di potenza», en F. Nietzsche, La
fragmentos póstumos de Nietzsche», en A propósito de Nil'lzscl1e y su ohra, Norma, Caracas, 1'1111111/á di polen::a. c<l. M. Fcrraris y P. Kobau, Bompiani, Milán, 1992, pp. 563-688; Campioni,
1997. <i , N<"I desnlo della .wknza: 1111a 1111ova <"di:ione d<"lla Volontá <li potenza di Nietzsche, Olschki,
3 Para Ja historia del Archivo, cfr. llofl'mann, D. M., /.11r U1·.vdlid111• i/1.,1· Nw1 zsclw· Ard1h>s.
l'lml'IH.:ia, ll)l)J; sobre l'I papl'I dl' l·:lisahclh, cfr. D1 lorio, P., «Les volonlés de puissance», en
Cronik S111die11 1111d /)11/.111111•11/1'. (Jrnyln, lkrlín , 1991 ; Bl'llj:11ni11 , W , «Nil'lt.Sl' hl: 1111d das M Mo11l 111;11i, «l.11 wi/1111111 t/1• ¡111is.1·11111'I'!> 11'1:.1i.111: ¡111s, 1.'Fl'lal, l'a rís, 19%, pp. 1f.7.127; lamhién
Archiv scilll'I SdlWCSll'n>, \'ti n1·.1·111111111·/11• S1hn//t'I/ ;,, 7 lli'i11tl1·11 , S11lu k:llllJl, F1(111di>rl lkl f~ha11~eill~i..nili··tl· AT:.-., .. ...-.1 •... 1.-. ,_, •..--.,,.-. ..-• .-. i .. ...... 1........ ' ' • 1. ....... u .... u,
18 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDICIÓN ESPAÑOLA. .. 19

parar un Hauptwerk constituido por todos los apuntes que iba redactando, y que otoño de 1887, o sea, después de la publicación de La genealogía de la moral.
la idea de una supuesta gran obra sisternática al que todo ese material estaría Pero es cierto que también, en la Correspondencia de Nietzsche, existen testimo-
destinado no era más que una falsificación de la hermana. Con la clara intención nios incontestables en relación a su intención de abandonar finalmente, a partir
de convertirla en un éxito editorial, los editores habrían presentado esta obra de finales del verano de 1888, la realización de esta obra, al estar Nietzsche pro-
como «la obra filosófica capital» que la enfermedad de Nietzsche truncara a un fundamente insatisfecho con lo logrado hasta ese momento.
paso de su publicación. Desde entonces, cualquier discusión sobre el valor filoló- Fue necesario esperar, pues, hasta la aparición de una nueva edición de la
gico y filosófico de los escritos póstumos de Nietzsche pasa obligadamente por obra de Nietzsche, emprendida esta vez por los italianos Giorgio Colli y Mazzi-
una revisión de Ja significación del trabajo preparatorio de esta supuesta obra no Montinari y publicada en Berlín por la editorial Walter de Gruyter a partir de
principal, que habría debido llevar el título de La voluntad de poder7• 1967, para que los escritos póstumos de Nietzsche, en su conjunto, fueran redi-
En este sentido, la labor minuciosa de expertos y críticos ha puesto de mani- sueltos y ordenados cronológicamente en la multitud de fragmentos que compo-
fiesto la arbitrariedad filológica con que fue confeccionado tal trabajo, sus con- nían los cuadernos manuscritos de Nietzsche. Esta edición, Friedrich Nietzsche
tinuos forzamientos falsificadores cuyo Valor ideológico está hoy ya bien proba- Werke. Kritische Gesamtausgabe (KGW) contenía, pues, la primera publicación
do e incluso ampliado por las múltiples voces que, no sin grandes simplificaciones de los Fragmentos póstumos elaborada ya libre de las intromisiones y censuras de
y exageraciones de los hechos históricos, han convertido a su vez a la hermana en la hermana y del Archivo, lo que hizo posible una calidad científica y un rigor
la principal responsable de la anexión nazi del pensamiento de Nietzsche. En filológico antes inexistente. De entrada, el criterio principal de esta nueva edición
cualquier caso, esta supuesta obra La voluntad de poder, aun habiendo sido con- fue desechar la idea que presidía las primeras ediciones de presentar el material
siderada durante mucho tiempo como la más importante desde el punto de vista póstumo siguiendo un presunto orden sistemático, para publicar los fragmentos
filosófico y político, ni fue pensada así por Nietzsche ni responde a criterios del Nachlass en su natural contexto, poniendo así fin, del modo más simple, a la
aceptables de corrección filológica, sino que ordena fragmentos y apuntes que larga querella y al caos de las anteriores compilaciones. En relación con el nota-
van desde 1882 a 1888 seleccionados y organizados según uno de los muchos es- ble aparato crítico del que va dotada esta edición, constituye un trabajo decisivo
quemas esbozados por Nietzsche. Contiene errores de desciframiento, desmem- en cuanto realización de la edición crítica y hace de esta edición la más completa
bramientos de textos unitarios y fusiones de fragmentos de períodos diversos, existente en la actualidad a disposición del estudioso de Nietzsche.
como el mismo apartado de Otto Weiss a la edición de 1911 de la GOA docu- Así pues, la KGW, que en versión más manejable se publicó después en 15 vo-
menta ampliamente. August y Ernst Borneffer, en sendos escritos de 1906 y lúmenes en 1984 bajo el título de Kritische Studienausgabe (KSA) por Giorgio
1907, muestran también con claridad la inconsistencia y arbitrariedad de esta ( 'olli y Mazzino Montinari, puede ser considerada la primera edición crítica de
recopilación, a lo que se debe añadir las lúcidas y consistentes críticas de E. Po- In obra de Nietzsche. Tras el fallecimiento de Colli y Montinari, la edición conti-
dach. En esta línea, la edición de Schlechta, que reunía los póstumos en el tercer nuó a cargo de Wolfgang Müller-Lauter, Karl Pestalozzi, Volker Gerhardt y
volumen bajo el título Aus den Nachlass der Achtzigerjahre, sigue un orden cro- Norbert Miller, habiéndose publicado ya la totalidad de los fragmentos póstu-
nológico basado en la descripción de los fragmentos hecha por Mette para la mos, las lecciones y los primeros escritosio. La edición se pensó en su origen divi-
edición Beck. Y el mismo Schlechta, en el fragor de la polémica que siguió a su dida en ocho secciones a las que, posteriormente, se ha añadido una novena 11 , Jo
edición, no tuvo inconveniente en presentarse a sí mismo como el destructor de
la leyenda de Nietzsche creada por la hermana y el Archivo, tras haber podido 1
" Cfr. Parmeggiani, M., «¿Para qué filología? Significación filosófica de la edición Colli-
demostrar muchas de las falsificaciones llevadas a cabo en los escritos y cartas Montinari de la obra de Nietzsche», en Estudios Nietzsche, 2001 (1), pp. 91-101; Morillas, A.,
del filósofo por parte de Elisabeth8 • 111'.stado actual de la edición Colli-Montinari», en Estudios Nietzsche, 2006 (6), pp. 149-163;
En resumen, y haciendo balance de casi un siglo de debate sobre este asunto, Avila Crespo, R., Nietzsche y la redención del azar, Universidad de Granada, Granada 1986,
hoy puede tenerse por cierto que Nietzsche, en efecto, había anunciado, en la pp. 'J.69-276.
11
Esta es la situación de los Fragmentos póstumos redactados entre 1869 yl889 dentro de
contraportada de Más allá del bien y del mal y en La genealogía de la moral, pá- rllu: vol. lll-3, Nachgelassene Fragmente Herbst 1869 - Herbst 1872 (1978); vol. III-4: Nachge-
rrafo 27 de la Segunda parte, una obra con el título La voluntad de poder. Intento 111.v.1·1•111• Fragmente, Sommer 1872-Ende 1874 (1978); III-5: Kohlenbach, Michael/Haase, Marie-
de una inversión de los valores9 • Los cuadernos manuscritos testimonian no sólo l.111sc, Nachbericht zur dritten Abteilung, Zweiter Halbband: Kritischer Apparat: Nachgelassene
la concepción de un proyecto de obra con este título (verano de 1885), acompa- 1-'r11g111c111e Herbst 1869 - Ende 1874 (1998): IV-1: Richard Wagner in Bayreuth (Unzeitgemii.j3e
llc·tmdl/1mgen IV). Nachge/assene Fragmente Anfang 1875 - Frühling 1876 (1967); IV-2: Mens-
ñado de una diversidad de esquemas relativos a títulos y orden de los capítulos d1/1d1n. A/l;:.umenschliches. Erster Band. Nachgelassene Fragmente 1876 - Winter 1877178 (1967);
(1885-1888), sino asimismo un intenso trabajo en la ejecución del mismo desde el IV•.l: Mmschliches, Allzumenschliches. Zweiter Band. Nachgelassene Fragmente Frühling 1878 -
N111·1•111/)('r 1879 ( 1967): IV-4: Montinari, M., Nachbericht zur vierten Abteilung, Richard Wagner
7
Sobre la recepción de esta obra en los grandes intérpretes del siglo xx cfr. Müller-Lauter, 111 ll1t1'1"t"lll'1. Menschliches, Allzumenschliches 1 u. ll. Nachge/assene Fragmente (1875 - 1879)
W, «Der Wille zur Machi als Buch dcr Krisis philosophischcr Nictzsche-lntcrprctatiom>, en ( l %9) V- 1· Morgl'nriilhe. Nachgelassene Fragmente Anflmg 1880 - Frühjahr 1881 (1970); V-2:
Nietzsche Studien, 1995 (24), pp. 223-260. ldylll"ll 1111.1 Afrssina. Dil'/riih/iche Wisse11.1·c'11(/i. Nachgl'lassene Fragmente Frühjahr 1881 - Som-
Cfr. Schlcchta, K., ner Fa/I Niel zsche. A11f.vt11: 1! 1111d Vi1r/rtige, l lanse1; M únich, 1958.
8
,,,,., 1882 ( 197,1); Vll-1 : N11chge/11ss1'11<' Frag1111·111e Juli 1882 • Winll'r 1883 ñ 1884 (1977): VII-2:
9
Cfr. a este respecto las cartas de Niet1srhc a Ovc1 lll'rk de 7 de ahnl de 1884, a Pcter Gast Na1hg1•/11.1.11·11<" frag11w1111 : Friihjahr • I frrh.11 188./ ( 1974 ): VI 1-3: N11d1gd11s.1·1'111' Fmgml'nte Herhst
del 2 dl' scpt1cmhre de 1884, y a h1 Ji,·r111a11a dl~ 2 d,~ s,·pti111d11c de 1HH<i. /,'18·1 • /frrh.11 /885 ( 197·1); Vll -4 1 No1lth1"1ic/lf. Nad1¡:da.1.1·1"111 : Fwg11w1111: .!11/i 1882 Winll'r
20 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDICIÓN ESPAÑOLA ... 21

que representa un cambio de criterio en cuanto a la publicación de los Fragmen- la ideología del Tercer Reich viene a ser prácticamente la misma de quienes, como
tos póstumos redactados a partir de la primavera de 1885. En buena medida se Habermas, todavía hoy piensan que el nazismo habría venido a constituir la rea-
desarrolla así la idea que Wolgang Müller-Lauter expresó en 1994 en relación a lización de los desiderata últimos contenidos en el pensamiento de Nietzsche 15 •
la necesidad de reelaborar toda la sección octava 12 • En cuanto a la KSA, los pri- Tal vez quienes así piensan no tienen en cuenta los numerosos trabajos que han
meros seis volúmenes contienen las obras publicadas por Nietzsche, mientras alertado ya suficientemente sobre una burda simplificación de esta interpreta-
que los volúmenes VII al XIII contienen los fragmentos póstumos desde 1869 a ción que se pone al descubierto cuando se confronta el pathos aristocrático del
1889, El volumen XIV, junto a una introducción y advertencias editoriales, con- pensamiento de Nietzsche con las posiciones antidemocráticas expresadas tam-
tiene la descripción de Jos manuscritos y el aparato crítico correspondiente a los bién por tantos contemporáneos suyos tan relevantes como Taine, Renan, Burc-
volúmenes I al XIII. Por último, el volumen XV ofrece una biografía con especial khardt, Bourget, Flaubert, los hermanos Goncourt, Frary, etc. 16 Tampoco repa-
referencia a las vicisitudes de la trayectoria intelectual de Nietzsche, la tabla de ran en el espesor filosófico de categorías tan centrales en el pensamiento de
concordancias con la KGW y un Gesamtregister de nombres propios para el con- Nietzsche como son el nihilismo, la crítica genealógica de la cultura occidental,
junto de la edición. En suma, la edición Colli-Montinari es la que, por fin, ha y que, entre otras cosas, es aplicada por el propio Nietzsche a mitos como el de
puesto a disposición de los lectores la totalidad de los textos de manera fiel y ri- la raza o a ideologías como las del nacionalismo alemán o la de la redención es-
gurosa en su redacción original e íntegra, desenmascarando las tergiversaciones, tética de Wagner. Curiosamente, en abierta oposición a la utilización nazi de la
voluntarias e involuntarias, que la edición de la hermana contenía. La más im- obra de Nietzsche (especialmente de los Fragmentos póstumos), siguió luego, una
portante de estas tergiversaciones en relación con los Fragmentos póstumos con- vez terminada la guerra, otra línea de simplificación que resaltaba al Nietzsche
sistió, como queda dicho, en el intento de formar con parte de ellos esa obra sis- ilustrado y crítico de la cultura, que rechazaba con fuerza la reducción nazi del
temática bajo el título La voluntad de poder, y presentarla como el verdadero "ignificado de la voluntad de poder al aristocratismo sanguinario, al Rangord-
Hauptwerk de Nietzsche. En Ja edición Colli-Montinari se disuelve esta compo- nung y a la bestia rubia, y que insistía en rescatar a Nietzsche de múltiples falsifi-
sición interesada y sin fundamento de parte de los Nachgelassene y se ordena caciones, malentendidos y errores filológicos para hacerlo críticamente producti-
cronológicamente la totalidad de los apuntes contenidos en los cuadernos ma- vo en el debate de la izquierda. En los últimos años, y siguiendo la oscilación del
nuscritos de Nietzsche 13 • péndulo, se insinúa ahora un giro de rechazo a esta última tarea de desnazifica-
ción de Nietzsche, operación que, según algunos, no habría sido sino otra forma
de falsificación, en cualquier caso, perteneciente ya al pasado 17 . En el trabajo de
2. UN NUEVO CONTEXTO HERMENÉUTICO nuestra edición no se ha tenido conciencia tanto de tomar partido en uno u otro
!'ICntido cuanto de prevenir contra las simplificaciones, poniendo a la vista la exis-
En cuanto al significado filosófico del pensamiento de Nietzsche contenido tencia de elementos de dureza aristocrática de ningún modo exorcizables de la
en sus Fragmentos póstumos, es necesario aclarar y pronunciarse desde el princi- obra de Nietzsche, pero junto a tantos otros a partir de los cuales es impractica-
pio en relación al sentido, tanto filosófico como político, que una edición como hle cualquier reducción de su filosofía a la barbarie. En último término, tratamos
la que presentamos pudiera hoy tener. A este respecto no se puede dejar de recor- de abogar por un Nietzsche filósofo como referente de su obra venciendo la in-
dar todavía la frase con la que acababa el famoso libro sobre Nietzsche del filó- sistente y refluyente tendencia a construir, a partir de un insuficiente conoci-
sofo nazi Alfred Baumler: «und wenn wir diesen Jugend zurufen: Heil Hitler!, so miento de ella, nuevos mitos-Nietzsche.
grüssen wir mit diesem Rufe zugleich Friedrich Nietzsche» («y si dirigiéndonos a Por tanto, la cuestión que con el hecho mismo de haber llevado a cabo esta
esos jóvenes decimos: ¡Heil Hitler!, con el mismo saludo saludamos también a edición planteamos es la de si se puede considerar, y hasta qué punto, que han
11
Friedrich Nietzsche») 14 • Pues la opinión de algunos intérpretes de los años trein- madurado condiciones hermenéuticas nuevas que obligan hoy a comprensiones
ta de que el pensamiento de Nietzsche ofrecía elementos sustantivos de apoyo a e interpretaciones también nuevas del pensamiento de Nietzsche y, por tanto, de
fü filosofia contenida en los Fragmentos póstumos. O dicho también de este otro
1883184 (1984); VII-4.2: Nachbericht. Nachge/assene Fragmente Frühjahr 1884 - Herbst 1885 modo: en qué medida hemos trascendido ya el horizonte en el que interpretacio-
(1986); VIII-1: Nachge/assene Fragmente Herbst 1885 - Herbst 1887 (1974); VIII-2: Nachge/as- nes anteriores, opuestas y desafiantes las unas con las otras, tenían atenazado ese
sene Fragmente Herbst 1887 - Miirz 1888 (1970); VIII-3: Nachgelassene Fragmente Anfang 1888 pensamiento por condiciones o imperativos propios del contexto histórico en el
- Anfang Januar 1889 (1972); IX: Der handschrift/iche Nachla/J in differenzierter Transkription, que tenían lugar. Por tanto nos preguntamos si hoy hay en nuestra cultura, en
Hrsg. v. Haase, Marie-Luise / Kohlenbach, Michael, Bd. 1 a 7 (2001-2008).
12
Müller-Lauter, W., «Zwischenbilanz. Zur Weiterführung der von Montinari mitbegrün- nuestra conciencia filosófica, en lo que Hegel llamaba «el espíritu objetivo», con-
deten Nietzsche Edition nach 1986», en Nietzsche Studien, 1994 (23), p. 316. Sobre esta Sec-
ción IX cfr. Giuriato, D. y Zanetti, S., <<Von der Liiwenklaue zu den Giinsefüsschen. Zur neuen
Edition von Nietzsches hanschriftlichen Nachlass ab Frühjahr 1885», en Text. Kritische Beitra- 1' Cfr. Habermas, J., El discurso filosófico de la modernidad, trad. cast. M. Jiménez

ge, 2003 (8), pp. 89-105; Parmeggiani, M., «Nueva edición de los manuscritos póstumos 1885- Rl·dondo, Tau rus, Madrid, 1989, pp. 121 ss.
1889», en Estudios Nietzsche, 2002 (2), pp. 260-262. • ('fr Campioni, G., /..es lcrt11res/rt111('t1i.1·1'.1' "" Nietzschl', PUr~ París, 2001.
1
11
Cfr. Montinari, M .. Nietscllt' /esse11, cd. dt., pp. 92-119. 1' Cfr. Losurdo, I>., Nit'lz.vihc'. il rí/>1'1/1• t1ri1·101mtirn. 11ioxrt!flt1 intellettua/e e hilancio
14
Bacumlcr, /\., Nictzsclw d1·r l'hilowph 1u11/ l'olit1Aa, Rl·dam, l.l•ipzig, 19:11 criti<'o, Bollulí Boringhil't1, T11rín, 2002.
22 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDICIÓN ESPAÑOLA ...

diciones y fuerzas distintas que nos obligan a buscar otros sentidos para las ideas
o de Elisabeth y que extendió la moda a personajes más triviales para hacer!
de Nietzsche. Ya desde el principio se puede adelantar la respuesta: en el caso de
1ptas a un público mucho más amplio. La biografia de Elisabeth adoptaba alg
Nietzsche, y a diferencia de lo que sucede con la mayoría de los demás filósofos,
nas características formales de este género literario como, por ejemplo, el recur
la conciencia que se tenga de las condiciones históricas, sociales, culturales, etc.,
1 la dramatización del relato al principio del capítulo segundo del volumen p:
desde las que se lleva a cabo su interpretación, es lo que condiciona en buena me-
mero, Naumburg y Rocken, donde se simula un largo diálogo entre Elisabeth
dida los resultados de ella. Por eso fueron tan distintas y tan diametralmente
hitz de niños, una ficción que intenta trasladar todo el relato al clima de un ic
opuestas las interpretaciones más determinantes y de mayores efectos posterio-
lío fuera del tiempo. Vivos intereses sociopolíticos, junto a una clara incapacid:
res que se produjeron el pasado siglo, o sea, la del nazismo y el fascismo, por un
para comprender y sintonizar con el universo mental de su hermano, motiva
lado, y la de los movimientos libertarios, de vanguardia y marxistas heterodoxos
1sí, una deformación con la que Elisabeth trata de neutralizar la fuerza subver:
por otro.
va de la obra de Nietzsche para hacerla entrar en los cánones de «la virtud •
En realidad, y para ser exactos, la primera gran malinterpretación de Nietzs-
Naumburg» 22 • Sobre todo, había que diluir los elementos iconoclastas de su t
che fue la que, todavía en vida del filósofo e inmediatamente después, llevó a
lante espiritual, es decir, su irreligiosidad, su ateísmo, su inmoralismo y su pr1
cabo su hermana con el fin de reconducir, no tanto su pensamiento y su obra
pósito de derrocar los grandes valores tradicionales mediante la crítica geneal1
cuanto su persona y su figura, a los cánones de una normalización que armoni-
ica. Había que reducirlo y acomodarlo a la medida y a los requerimientos de«
zara bien con los valores e ideales de la Alemania imperial guillermina. Elisabeth
1ctualidad». De ahí el intolerante monopolio que Elisabeth ejerció siempre sob
intentó hacer de Nietzsche el héroe superador del nihilismo, el mártir y el profeta
el Archivo, sus continuas prohibiciones, censuras e incluso acciones judicial
de un nuevo pathos religioso, envolviéndole en una ambigua leyenda que defor-
rnntra todo lo que pudiese debilitar o contradecir la leyenda y el culto 23 •
maba su radical crítica filosófica transformándola en una equívoca polémica re-
Respecto de la utilización nazi y fascista del pensamiento nietzscheano, •
accionaria contra la modernidad 18 • El objetivo era, pues, idealizar a Nietzsche
primero que hay que decir es que no fue algo accidental, aunque también facil
como el genio-héroe-santo entusiasta y defensor de los valores de la noble tradi-
lado por los inestimables servicios que las manipulaciones de la hermana prest;
ción germánica, en lo que se manifestaría una íntima religiosidad y un ascetismo
ron a la causa del Tercer Reich. Como señala Karl Lowith, «la reflexión e
heredado de su familia y antepasados mayoritariamente pertenecientes al clero
Nietzsche preparó espiritualmente el camino al Tercer Reich, si bien los precu
protestante 19 • Este fue el sentido del conjunto de invenciones y falsificaciones lle-
sores han indicado siempre a los demás una calle que ellos mismos no siguieron»:
vadas a cabo en la famosa biografia Das Leben Friedrich Nietzsches 20 , convertida
1-:s decir, había razones internas inherentes a los conceptos mismos contenidos e
por Elisabeth en una auténtica máquina mitográfica dirigida a la construcción
la obra póstuma de Nietzsche, y es ahí donde debe situarse la discusión. Pe
de un culto que sólo de modo marginal miraba a la obra, y que se centraba, sobre
t•jcmplo, según Alfred Baeumler, «Nietzsche pone en el lugar de la filosofia me
todo, en el atractivo legendario de la vida y el mito que debía transfigurar los úl-
ra 1burguesa la filosofia de la voluntad de poder, o sea, la filosofia de la política»;
timos años de la enfermedad del filósofo 21 •
Política que debe ser entendida a partir de la comprensión nietzscheana del geni
De hecho, esta biografia se convirtió en el más influyente instrumento de di-
vulgación de la imagen de Nietzsche al inicio del siglo xx, pues estaba redactada
según la moda de las biografias de finales del siglo XIX del tipo de las de Napoleón
o Byron: el superhombre, puestas en circulación por Karl Bleibtrau y continuadas
2
luego con las biografias monumentales de Stefan Georg o de Emil Ludwig, ami- ' Müller-Buck, R., «Naumburger Tugen oder Tugen der Redlichkeit. Elisabeth F6rste
Nietzsche und das Nietzsche-Archiv», en Nietzscheforschung. Ein Jahrbuch, 1996 (4), pp. 319 s
" Entre las acciones judiciales y policiales puede recordarse la emprendida contra el lib1
18 Cfr. Krause, J., Miirtyrer und Prophet. Studien zum Nietzsche-Kult in der bilbenden Kunst dl• Carl Albrecht Bernoulli, Franz Overbeck und Friedrich Nietzsche: eine Freundschaft, Diedi
der Jahrhundertwende, Gruyter, Berlín, 1994. 11d1s, Jena, 1908, 2 vols., del que el Archivo consiguió censurar, por vía judicial, varias págin:
19 Esto explica la gran preocupación de Elisabeth a la hora de decidir la publicación, y en que contenían, ajuicio de Elisabeth, testimonios desfavorables para su hermano [cfr. Montin:
1 i, M ., «Die geschwiirtzten Stellen in C. A. Bernoulli: Franz Overbeck und Friedrich Nietzsch,
qué términos, de El Anticristo y de Ecce horno, dejados redactados por Nietzsche pero en ese
1•1111· Freundschaft», en Nietzsche Studien, 1977 (6), pp. 300-328]. O la llevada a cabo, más tard
momento aún no publicados. Sobre ello cfr. KGW, vol. IV-3, pp. 542-590; también el interesante
relato sobre esto mismo de Ross, R., «Les derniers écrits de Nietzsche et leur publication», en rnnlra Friedrich Würzbach (uno de los editores de la MU), fundador en 1919 de la Nietzsd
1,~,.,,cl/sclzaft, y que con su publicación, en traducción francesa de G. Bianquis en dos vol1
Revue philosophique, 1956 (146), pp. 262-287, reproducido ahora en Baulaudé, J. F. y Wotling,
P. (eds.), Lectures de Nietzsche, Le Livre de Poche, París, 2000, pp. 51 ss. 1m·11cs, de una selección de 2.397 fragmentos póstumos bajo el título La volonté de puissam
2
° Forster-Nietzsche, E., Das Leben Friedrich Nietzsches, 2 vols., Naumann, Leipzig, 1895- (<lallimard, 1935-1937), junto con sus críticas a la política del Archivo, provocó la disolució
1904; también Der junge Nietzsche, Naumann, Leipzig, 1912, y Der einsame Nietzsche, por la Gcstapo de la Nietzsche Gesellschaft en 1943 y el traslado a Weimar de todo el materii
Naumann, Leipzig, 1914. qm: la Sociedad tenía en su sede de Múnich .
21
Cfr. Schirmer, A. y Schmidt, R. (eds.), Wiedersprüche. Zur Frühen Nietzsche-Rezeption, Cfr. Lüwith, K., «Das curopiiische Nihilismus. Betrachtungen zur geistigen Vorgeschicht
Bohlau, Weimar, 2000; Peters, H. F., Zarathustras Schwester. Fritz und Liesclzen Nietzsche ein 1ks t:uropaischen Kricgcs» ( 1940), en Siimtliche Schriften, Metzler, Stuttgart, 1983, vol. 1
deutsches Trauerspiel, Kindler, Múnich, 1977; Emmrich. A, «Die musealen Inszenierungen der p 511; un juicio en el que coincide con Lukács, G., Die Zerstiinmg df!r Vernunft. Der Weg dE
Elisabeth FOrster-Nietzsche», en S. Barbera y otros (cds.), Friedrid1 Nietzsche Rezeption und lrrntio11ali.111111s r1111 Sdwlli11g zu l/i1/i•1-. /\uthau, Berlín, 1955, p. 248.
K11/t11s, ETS, Pisa, 2004, rr. 185-216, l!ll t:spccial pp. 202 SS Bacumkr, /\., S111die11 zur d1~111.whm (;1•i.1tesg1'.wMdl11'. Junkcr und D[innhaupt, Bcrlí1
1~1.17' p. 21>1
INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDICIÓN ESPAÑOLA ... 25
24 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

Por otra parte, esta lucha de Nietzsche contra la decadencia no habría sido
griego como plena aceptación de la violencia y de la crueldad de la existencia26 •
s que el reverso de la reivindicación nacionalista del ser alemán en su origina-
De modo que, en último término, la doctrina de la voluntad de poder tiene el
sentido de desvelar finalmente la verdadera esencia de la historia europea y del
º ser germánico. Es decir, había que volver a los orígenes, entendiendo esta
vuelta como un proceso de limpieza y de purificación de todo rastro de cultu-
hombre occidental. Esta esencia no es otra que la violencia que acompaña a la
judeo-cristiana, que era la que había estado desfigurando y reprimiendo desde
búsqueda por parte de los europeos del dominio sobre la naturaleza y de la su-
premacía política sobre los demás pueblos. Y esto sería lo que, en el concepto
la Edad Media las esencias de la cultura germánica. O sea, lo que tenía que ser
upcrado, sobre todo, era el judea-cristianismo y sus valores. Por eso, la crítica de
nietzscheano de la voluntad de poder, habría llegado por fin a su autoconciencia
Nietzsche al cristianismo podía ser muy bien aprovechada y capitalizada por el
teórica. Por eso, el nazismo la podía aceptar plenamente, porque se entendía a sí
nacional-socialismo en sentido político. La democracia era de raigambre latina y
mismo como un movimiento político que reconocía abiertamente la violencia
riatiana, es decir, lo opuesto a la potencia espiritual alemana que hundía sus raí-
constitutiva de nuestra historia y la asumía como punto de partida explícito para
l en el aristocratismo heroico del germanismo medieval.
un retorno a la barbarie y a la ley del más fuerte, a diferencia de lo que, según los
Aunque en el plano de las ideas, esta anexión -no exenta de tergiversaciones
nazis, hacían los regímenes democráticos, que no era otra cosa que tratar hipó-
critamente de volver a enmascarar esa violencia con nuevas falsificaciones ideo-
y deformaciones- del pensamiento de Nietzsche a la ideología del nacional-so-
hdismo parece consistente, al parecer, en la realidad Nietzsche interesó menos a
lógicas extraídas y readaptadas del patrimonio humanista y cristiano de nuestra
101 nazis de lo que después se ha venido creyendo. En el libro de uno de los prin-
tradición occidental. Así como en el plano económico y social, el capitalismo y
ipules ideólogos del nazismo, Alfred Rosenberg, Der Mythus des 20. Jahrhun-
la industrialización, de la manera en que se había implantado en la Europa de
rl.\', el nombre de Nietzsche aparece citado en sólo cinco páginas. Lo que inte-
finales del siglo XIX, significó la instauración de la barbarie de la explotación
rc1m a Rosenberg es presentar el Tercer Reich como heredero de la tradición
económica y de la ley del más fuerte -o sea, representó el afloramiento sin más-
1piritual alemana, desde Eckhart y Lutero hasta Goethe y Schopenhauer. Y en
caras de la violencia y de la crueldad de la lucha deshumanizada en las relaciones
11111 tradición, Nietzsche no representaba, para él, más que una desviación a la
sociales-, en el plano filosófico -sugiere Baeumler- la doctrina nietzscheana
4ue no valía la pena prestar atención 29 •
de la voluntad de poder no sería otra cosa que la articulación conceptual de esta
En todo caso, la leyenda de Nietzsche como precursor del nazismo y del pro-
esencia de la historia europea que por fin estalla en el mundo burgués-capitalista
pio Hitler, forjada con prisas y de modo incoherente, se veía continuamente en
manifestándose en su realidad más descarnada27 •
dificultades para metabolizar los muchos aspectos explícitamente contrarios e
También en lo relativo a otros conceptos esenciales del pensamiento de
ln11ccptables que el pensamiento de Nietzsche tenía para el nacional-socialismo,
Nietzsche se produjeron malinterpretaciones como, por ejemplo, con el concepto
C(lffiO, por ejemplo, el continuo rechazo del nacionalismo mismo, y precisamente
de decadencia. Se consideró que el mensaje último del pensamiento nietzschea-
no, forjado a partir de sus inspiradores, Schopenhauer y Wagner, era la propues- del nacionalismo alemán, su crítica implacable al mito de la raza, sus burlas a la
propuesta wagneriana de la religión como arte, y tantas otras cosas. Por eso se
ta de una transformación estética de la existencia en el sentido de cierta prolon-
consideró necesario, una vez derrotado el nazismo, reexaminar el pensamiento
gación de las ideas del romanticismo y de los valores tradicionales germánicos
(como la hermana se había empeñado en hacer creer). Nietzsche, por tanto, fue de Nietzsche con el fin de liberarlo de esa burda tergiversación. Y eso fue lo que
trotaron de llevar a cabo autores tan importantes como Karl L6witz30, Karl Jas-
visto como el defensor del pesimismo heróico-aristocrático y de los valores de la
pers11 y Martín Heidegger 32 • Los tres consideraron urgente deshacer el mito que
humanidad de la alemana concepción idealista-romántica del mundo, frente a
1c había creado en tomo a Nietzsche, y ese fue el propósito común de sus traba-
la decadencia que suponía la llegada de la industrialización, la tecnificación y la
democratización de la sociedad. O sea, Nietzsche como símbolo del odio por •• Cfr. Rosenberg, A., Der Mythus des 20. Jahrhunderts, Hoheneichen, Múnich, 1930, p.
la democratización y la industrialización, que vulgarizaba y disolvía los viejos "º;cfr. sobre esto Frank, M., Gott im Exil. Vor/esungen über die Neue Mytho/ogie, Suhrkamp,
valores; Nietzsche como símbolo del odio, en una palabra, por la modernización. Fr(mdort del Meno, 1988, pp. l 05-130; Ascheirn, S. E., The Nietzsche Legacy in Germany 1890-
El sentido de la crítica de Nietzsche sería, pues, el de intentar volver a potenciar /Í,)CJfl, Univ. of California Press, Berkeley, 1992, pp. 232-271.
Jo Lowith, K., Nietzsches Philosophie der ewigen Wiederkehr des G/eichen, Kohlhammer,
la vieja cultura alemana que debía resistirse y defenderse frente a la irrupción in-
Hcrlin, 1935 (nueva edición en Metzler, Stuttgart, 1956); Von Hegel zu Nietzsche, Europa
vasora de la nueva civilización capitalista y burguesa. En esto consistiría justa- Ver lag, Zúrich, 1941; para la interpretación Lowithiana de Nietzsche cfr. Gentili, C., Stegmaier,
mente su intempestividad y su inactualidad28 • W. y Vcnturelli, A. (eds.), Metafisica e nichilismo: Lowith e Heidegger interpreti di Nietzsche,
l'emlragon, Bolonia, 2006.
i r Jaspers, K., Nietzsche. Einführung in das Verstiindnis seines Philosophierens, Gruyter,

26 Cfr. Baeumler, A., Nietzsche der Philosoph und Politiker, ed. cit., pp. 14-15. Vease hcrHn, 1936; Nietzsche und das Christentum, Niemeyer, Hameln, 1947.
JJ I lcidegger, M., Nietzsche, ed. cit.; Was heisst Denken?, Niemeyer, Tubinga, 1954; para la
también el prólogo de Baeumler a su recopilación de fragmentos póstumos de Nietzsche, Die
interpretación heideggeriana de Nietzsche, cfr. Müller·Lauter, W, Heidegger und Nietzsche,
Unschu/d des Werdens, Kroner, Leipzig, 1931 .
27 Ciruyter, Berlín, 2000; Kang, 11. S., Die Bedcutung von lleideKK<'fS Nietzsche-Deutung im Zuge
Una valoración análoga puede encontrarse en Spenglcr, O., La decadencia de Occidente, ,¡,., li·1wi111/i111g 1kr Metaphy.1ik, I.ang, Fráncfort del Meno, 1990; lleftrich; E., «Nietzsche im
trad. cast. M . García Morente, Espasa, Madrid, 1976 (12 ªed.), vol. 1, pp. 72-73 .
8 l>c:nkl'll lleidcggers», en /111rchhlil'kt~ Mar1i11 1frid1•ggn : 11111 80. Geh11rt.1111g. Klostermann,
' Cfr. , sohn: todo, Mann , Th , «Betnu:htungcn cines Unpolitischem>, en Ge.wmmdre Fr{111dlirt dl'l Ml'llll, l '170, pp, 331 -349 .
ithkl' 111 z 11·1il//11/11dm , Fisrhl'I , Fri'111d(nt dl'l Ml'IHl, l'IC>O, vol. .\11 , pp. 8.1·88 .
.?h l;RAGMENT<>S l'úS'l'UM<>S 1N'l'H< >l llJC<.'ION (JENERAL A IA EDICIÓN ESPAÑOLA ... 27

jos sobre él emprendidos después de la guerra. Los tres se oponinn, cada uno a v11ngu1mlístas aplicaron esta temática~ su crítica de la cultura burguesa co-
su modo, a la integración orgánica de Nietzsche en la ideología nazi, y tenían en ndola especialmente con el tema de laalienación y desintegración del suje-
común la idea de que la forma de llevar eso a efecto debía ser, básicamente, poner 1m descomposición en un mero congbmerado de roles impuestos por los
en relación el pensamiento de Nietzsche con la historia de la filosofía occidental, s dominantes e incorporados en el pri>ceso de socialización. Tal era el con-
de manera que pudiera aparecer como una nueva filosofía en sentido riguroso, cn el 4ue emergió el movimiento expresionista como oposición al pragma-
y no ya como una mitología 33 o una ideología antijudía. En el caso de Heidegger, o y al positivismo, poco antes de la P1imera Guerra Mundial, con figuras
no obstante, aunque su propósito era desnazificar a Nietzsche 34 , en las lecciones o Munch, Gauguin, Vlaminck o Derai1, todos ellos lectores de Nietzsche 37 •
de 1936-1941, que incluyen una crítica y una discusión explícita con Baeumler, mhién Strindberg sucumbió a la fascinación de Nietzsche, y es significativa la
Heidegger no deja de mostrar correspondencias y afinidades significativas con 11pondcncia que mantuvieron en 188818 • Era el Nietzsche recibido por los
éP 5 • Pues también, para Heidegger, la historia europea -como historia de la me- l1t11sw, que admiraban en él al pensadorque se había burlado de Bismarck y
tafísica-, llega a su cumplimiento final en nuestra época, que es cuando se ma- huhía defendido a los judíos de los ataques del berlinés Eugen Dühring. En
terializa por fin en estructuras sociales y políticas que podríamos llamar, utili- .m1t. los movimientos de vanguardia, y en general el espíritu que animaba a las
zando la expresión de Horkheimer y Adorno, de organización total. Entre estas ticus más significativas de la literatura ! las artes a partir de los años veinte
estructuras totalitarias no sólo se encontraba, para Heidegger, el nazismo, sino l J'1tsado siglo, buscaban, frente al fascisrro, ideas y planteamientos que pudie-
también el comunismo estalinista y la democracia liberal del imperio americano, n 11er productivos para la renovación de las condiciones de existencia de los in-
con su capitalismo monopolista y su tecnificación del mundo. Todos ellos no son tvlduos y de la sociedad de ese momento. Buscaban un hombre radicalmente
más que caras distintas de un mismo destino de Occidente como tierra donde fi- ·voy una transformación revolucionaria de la sociedad, y creyeron encontrar
nalmente se pone el ser, o sea, donde tiene lugar la consumación del olvido del ht!I dos cosas en el pensamiento de Nietzs::;he40 •
ser y su ocaso. Oc ahí la aproximación que se hizo de Nietzsche al proyecto revolucionario
Esta fue, tal vez, una de las razones filosóficas de por qué Heidegger no se re- murxista, por ejemplo desde la idea del superhombre entendido por estos intér-
tractó nunca del nazismo. Porque es parte esencial de su propia filosofia conside- retes como imagen de ese hombre total qre debía superar la fragmentación del
rar que el descubrimiento y la tematización de la realización última del destino 1ujeto producida por la división del trabajo y por la violencia de las relaciones
de Occidente le obligaba a asumir ese destino con todas sus consecuencias, sin nciales que había traído el capitalismo y la industrialización. Realmente era en
evadirse de él creyendo situarse fuera, en una especie de zona a salvo, con argu- 1 pensamiento de Marx, con sus teorías del hombre nuevo y de la sociedad sin
mentos ilusorios e inauténticos. Justamente de esto fue de lo que él acusó a Jas- loses, donde se buscaban los elementos conceptuales y críticos para esta supera-
pers, en las cartas que se cruzaron, cuando Jaspers, que formaba parte del comi- ción. Sin embargo, la revuelta de los intelec:uales y de los artistas marxistas, que
té que debía juzgar a Heidegger después de la guerra, le pedía que se retractara y, tuvo lugar contra los valores propios de la burguesía y del capitalismo en aque-
al no hacerlo, emitió sobre él un durísimo informe que decidió la expulsión de llos años, acabó por convertirse, paradójicamente, en la desesperada exaltación
Heidegger de la Universidad y su separación de la docencia 36 • de lo que ellos mismos denunciaban como esencia de esos valores, o sea, la lucha
También es significativa -y llamativa como contraste- la utilización que ror la dominación, la organización total, el totalitarismo burocrático y violento,
del pensamiento de Nietzsche se hizo a partir de las posiciones de izquierda, me- tul como se plasmó finalmente como consecuencia de las revoluciones comunis-
nos estudiada y menos discutida que la anterior. En buena parte, la recepción del tas en los países de la antigua Unión Soviética. Por esta razón, los marxistas pro-
pensamiento de Nietzsche por parte de la izquierda comienza con su lectura por riamente tales, o sea los ortodoxos como Lukács, de ninguna manera veían en
los movimientos de vanguardia: el expresionismo, el surrealismo, etc. Estos mo- Nietzsche parentesco alguno con las ideas de Marx. Lukács, en concreto, sólo
vimientos se fijan, sobre todo, en el valor subversivo que es propio de la estética vio en Nietzsche el ideal desesperado de la conciencia pequeño-burguesa que,
nietzscheana, pues, como se sabe, Nietzsche recupera (dándole la vuelta) la frustrada con el triunfo de la organización total capitalista, en su esfuerzo por
vinculación que Platón vio entre apariencia estética y negación de la identidad. seguir fiel a modelos tradicionales de tipo humanista, busca una compensación
33
La mayor mitología en tomo a Nietzsche fue, como he dicho, la creada por la hermana, 37 Cfr. Micheli, M. de, Las vanguardias artísticas del siglo xx, trad. cast. A. Sánchez Gijón,
a la que se añadieron luego otras como, por ejemplo, la de Bertrand, E., Nietzsche. Versuch
einer Mythologie, Bond, Berlín, 1918. Alianza, Madrid, 1979.
38 Cfr. Perrelli, F., «Eine Zimelie. Der Briefwechsel zwischen August Strindberg und
34
Heidegger, M., Nietzsche, ed. cit., vol. II, p. 12. Friedrich Nietzsche», en S. Barbera y otros, Friedrich Nietzsche Rezeption und Kultus, ed. cit.,
35 Sobre Baeumler y Heidegger, cfr. Poggeler, O., Neue Wege mil Heidegger, Alber, Múnich,

1992, pp. 76-77; Kiss, E., «Die Stellung der Nietzsche-Deutung bei der Beurteilung der Rolle pp. 163-184.
39 «La crítica de Nietzsche al espíritu burgués de su época encontró acogida sobre todo
und des Schicksals Martin Heideggers im Dritten Reich», en D. Pepenfuss y O. POggeler (eds.), entre los artistas y literatos», Müller-Lauter, W., «Der Wille zur Machi als Buch der Krisis
Zur phi/osophischen Aktualitiit Heideggers, Klostermann, Fráncfort del Meno, 1991, vol. 1, pp.
philosophischer Nietzsche Interpretation», op. cit., p. 223.
425-440; Sluga, H., Heideggerís Crisis: Philosophy and Politics in Nazi Germany, Harvard 40 Para un desarrollo de los motivos más atendibles de la interpretación surrealista de
University Press, Cambridge (Mass.), 1993, pp. 125-129. Nietzsche, cfr. Bataille, G., Sur Nietzsche, volonté de chance, Gallimard, París, 1945; también
36 Biemel, W. y Saner, H. (eds.), Martín Heidegger/Karl Jaspers, Correspondencia ( 1920-
Klossowski, P., Nietzsche et le cercle vicieux, Mercure de France, París, 1969; Klossowski, P.,
1963 ), trad. cast. J. J. García Norro, Síntesis, Madrid, 2003.
Un sifuneste désir, Gallimard, París, 1963.
28 I• HA< i M ll N'I <>S PÚS'I t J MllS IN rnnnt JCCION <iENERAI ... A l.A l'.l>l('JÚN ESl'ANOIA . 29

en la visión trágica de la vida y en una actitud heroica de ilusoria autoafirma - 11'rn y de ineorporación de los ndividuos a ella, que es lo que significa
ción. El sueño del superhombre no es más que el producto de una fantasía mor uc:1!111 de una trnnsvaloración de hs valores de la moral europea como te-
bosa, nacida de la conciencia pequeño-burguesa de Nietzsche, como consecuen 111 que podría conjeturarse, tal vez, un giro hacia la salud que venciera la
cia del fracaso de sus iniciales ideales humanistas ya hundidos y arruinados d11d nihilista 4 '. El sentido de la 1istoria europea, como trayectoria del
definitivamente y, por tanto, imposibles de volverse a proponer en el nuevo con- limo, no habría significado finalmelte sino la victoria del resentimiento y
texto del capitalismo41 • o de venganza, materializada en esa labor de igualación en la mediocri-
En cambio, marxistas menos ortodoxos, como Ernst Bloch42 primero, y Ador- di11nte la represión de las voluntaces de poder afirmativas y la creación en
no y Horkheimer4 3 después, vieron en la idea nietzscheana del superhombre y en >11 fuertes de la mala conciencia. Con esto, el hombre occidental se habría
11
su crítica a la cultura la imagen utópica de un cvmplimiento revolucionario que rtido en algo genérico y abstracto. habría perdido su individualidad sin-
se alimenta de la conciencia de su propio no-ser-todavía, mientras que el surrea- U•C sólo dependiente de condicionescomunes que le igualan y subordinan a
lista George Bataille, en el segundo volumen de su Suma A teológica (Nietzsche, más. Por otra parte, sin minusvalcrar el valor del concimiento científico-
volonté de chance) lo consideraba complementariamente como el símbolo de la mtl y sus grandes logros en su aplic:i.ción técnica que transforma y mejora
r insubordinación revolucionaria y de la protesta mítica contra la reunificación y tr1ts condiciones de existencia, Nietz1che desenmascara las ilusiones que ge-
la moral burguesa y sus valores corruptos44 • Nietzsche, por tanto, para estos in- lll excesiva confianza en las posibilicades de la razón y de la técnica, identi-
1 telectuales de izquierda, es el enemigo de las fuerzas de la permanencia y del or- do!I como remedios universales de todos los males, lo que expresa la debili-
den establecido, el crítico despiadado de los caracteres negativos y violentos que dc una humanidad que no es capaz de soportar los aspectos duros y
están en la base de la civilización europea, y el forjador de un pensamiento expe- a¡rudables de la vida, y sueña con una especie de paraíso del confort y de la
rimental animado por una voluntad auténtica de superación, a cuya luz deben odidad en el que descansar sin sufrirningún tipo de molestias. En este senti-
ser comprendidos los aspectos extremos de su crítica: por ejemplo su inmoralis- ' frente al presente, la cultura griega, como etapa situada en el origen de nues-
mo, su exaltación de los malos y su burla de los ¡,uenos, etc. historia, se nos muestra, según Nietz;che, como algo muy superior a lo que
A la vista de esta trayectoria cabe reformular la cuestión, con la que se inicia- venido después, desmintiendo de este modo la ideología del progreso como
ba este epígrafe, acerca de las condiciones hermenéuticas desde las que habría umulación. La grandeza de los griegcs habría radicado en su capacidad de
que abordar hoy la interpretación del pensamieilto de Nietzsche, especialmente roducir una cultura más sana, más afirmativa y llena de vitalidad, más elevada
el de sus Fragmentos póstumos. Se podría decir entonces que, desde la toma en ~ hclla, a partir de un pesimismo de la fuerza que se expresa en sus creaciones
consideración de los cambios históricos y sociales que han transformado el mun- rtlsticas, especialmente en las tragedias.
1 1
do actual respecto de la situación de hace un siglo, a esos nietzsches pertenecien- En suma, para Nietzsche el ser humano es un devenir en el que nada tiene por
1 i tes ya al pasado, el que viene de la extrema derecha y el que viene de la extrema qué perdurar de un modo invariable, por lo que es absurdo poner límites a lo que
,,
111
izquierda, no debería haber hoy ya quien los defendiera. En tal sentido, es grato 1hombre puede ser capaz de realizar46• Y defiende, por ello, la posibilidad de un
11:
comprobar, al leer las nuevas publicaciones que se producen continuamente so- hombre no reprimido en su impulso de autosuperación por la acción niveladora
bre el pensamiento de este filósofo, que estas interpretaciones nuevas ofrecen ya y cstandarizadora de la sociedad, un hombre a quien su cultura no le desposea
visiones que representan importantísimos avances hermenéuticos respecto al pa- de sus fuentes vitales creativas sino que, por el contrario, le ayude a desarrollar-
sado. Ello se debe, aparte de al mérito y al trabajo del intérprete, a la versatilidad, llls del modo más amplio posible. Lo cual nos conduce al problema de cómo pro-
1,1 a la indeterminación de las ideas y de los planteamientos de Nietzsche, que hace mover la sustitución de una civilización nihilista, que necesita que sus productos
posible su productividad en tantos ámbitos distintos y en contextos culturales funcionen como verdades absolutas y valores únicos e indiscutibles para todos,
nuevos, lo que explica su indeclinable actualidad resistente al paso del tiempo. por otra presidida por la fuerza de la superación y elevación que se derivaría de
A mi modo de ver, lo que interesa, sobre todo, hoy del pensamiento de Nietzs- lll libre creatividad de individuos sanos y singulares. ¿Cómo sería posible una
che es su desafio para un replanteamiento del coJlCepto de cultura y del proceso cultura de la diversidad y de la coexistencia de valores y formas de vida diferen-
tes, una cultura de la verdadera pluralidad de las ideas y de los modos de pensar,
una cultura de la transformación como destrucción y nueva creación de normas
41
Cfr. Lukács, G., op. cit., cap. III. y leyes en función del movimiento mismo de la vida en su devenir hacia el desa-
42
Bloch, E., Geist der Utopie (1918), Suhrkamp, Fráncfort del Meno, 1971, pp. 67 ss.; rrollo de sus posibilidades potenciales? Tal cultura sólo podría ser aquella que,
también Das Prinzip Hoffnung, Suhrkamp, Fráncfort del ¡.1eno, 1958.
43
Horkheimer, M . y Adorno, Th. W, Dialektik der Aufklarung. Philosophische Fragmente, en vez de estar presidida por la búsqueda de la seguridad en la permanencia ina-
Querido, Ámsterdam, 1947; cfr. Gentili, C., «Nietzsche nella Dialettica dell'Illuminismo», en movible de un orden determinado de cosas, aceptara en serio el cambio y el de-
C. Gentili, V. Gerhardt y A. Venturelli (eds.), Nietzsche: !Iluminismo e Modernita, Olschki,
Florencia, 2003, pp. 65-76; Merlio, G., «Nietzsche e l'Aufkliirung secondo Adorno e
45
Horkheimer», ibídem, pp. 77-96. Para un desarrollo de esta idea, me permito remitir a mis libros Nietzsche. La experiencia
44
Bataille, G., op. cit. Cfr. Faye, J.-P., Le vrai Nietzsche: guerrea la guerre, Hermann, París, dionisíaca del mundo, Tecnos, Madrid, 2009 (4.ª ed.), y El nihilismo: perspectivas sobre la historia
1998; Warin, F., Nietzsche et Bataille. La parodie a l'infini, Presses Universitaires de France, espiritual de Europa, Síntesis, Madrid, 2004.
46
París, 1994. JGB, af. 62.

1111
30 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDICIÓN ESPAÑOLA. .. 31

venir, viendo en esta transformación la condición fundamental de su propio au- ciones Colli-Montinari. El meritorio ttabajo de edición que desarrollan sus
tocrecimiento. ·mplementos es sumamente rico y valioso, aunque continuamente crecen y
nzan las aportaciones filológicas y filosoficas de la investigación sobre la obra
1 pensamiento de Nietzsche. Por ello, tanto nuestra traducción como el apara-
3. CRITERIOS DE LA PRESENTE EDICIÓN crítico es resultado de un estudio sistemüico de los textos por parte del equipo
traductores guiado por un trabajo propio de edición. Así, en lo referente a la
El objetivo general de llevar a cabo, por primera vez en castellano, la edición ducción, se han tratado de conservar las metáforas sin explicarlas ni resolver-
crítica de la totalidad de los Fragmentos póstumos de Nietzsche desde el compro- manteniendo, en lo posible, los recurscs estilísticos del idioma original, aun-
miso por la exhaustividad, la legibilidad y la utilidad como instrumento de tra- ue ofreciendo en todo momento una redacción inteligible y correcta en español.
bajo, ha implicado los siguientes objetivos concretos: 1) ofrecer una traducción bién se han mantenido las peculiaridades gráficas utilizadas por Nietzsche,
fiel del texto, vertiendo al castellano el sentido más exacto posible del texto ale- mo su característico uso de los guiones para definir la entonación del texto, las
mán. Se han mantenido en lo posible los recursos estilísticos del idioma alemán, usas con las que debería ser leído sin interrumpirlo (como hacen el punto, la
pero se ha privilegiado también la calidad del castellano al que el texto se tradu- ma, etc.). Asimismo se han conservado :os subrayados, los paréntesis, etc. La
ce; 2) elaborar un determinado aparato crítico actualizado y en consonancia con ducción, hecha en partes distribuidas entre los miembros del equipo, ha sido
las exigencias del material que se traduce. Dicho aparato crítico tiene la función iimda luego para su homogeneización y máxima corrección.
de ir ofreciendo la información precisa relativa a la clasificación del material se- Se ha pretendido garantizar la complettud del material del Nachlass y su su-
ñalando con brevedad pero con precisión, cuando se ha considerado necesario, 1ión cronológica, labor no siempre fácil si se tiene en cuenta la complejidad del
sus distintos esbozos, proyectos y niveles de redacción. También se señalan, t11do en que fueron legados los manuscritos de Nietzsche. La edición Colli-
cuando se considera necesario, las variantes de un mismo texto para evitar repe- ontinari ha sido nuestro principal apoyo en este sentido, pues logra distinguir,
ticiones, sin que por ello se resienta la completitud ni la sucesión cronológica. Por iante las oportunas indicaciones, entre el diverso material que se ofrece como
último, se aclaran, en ocasiones, las incidencias materiales significativas del texto C'hlas.\', ya que este material lo integran, sin solución de continuidad, hasta cin-
(ilegibilidades, interrupciones, etc.) y los datos relativos a nombres propios o lu- cl11ses distintas de apuntes: esbozos preparatorios (Vorstufe) o borradores de
gares geográficos. En todo caso, se cuida escrupulosamente la sucesión cronoló- mmmientos luego recogidos en las obras publicadas por Nietzsche, anotacio-
gica, pues se pretende presentar el texto como una realidad indisociable de su 1 o extractos que Nietzsche ha realizado al hilo de sus lecturas, reflexiones y
génesis; 3) aportar someramente una cronología en la que se señalan los datos urollos realizados pero que no fueron luego publicados, aforismos inéditos
necesarios para trazar el contexto en el que los fragmentos se sitúan. Esta infor- v11ri11ntcs de aforismos o de pasajes publicados. El uso de esta taxonomía resul-
mación habría de completarse en un futuro con los índices y los comentarios dc gran utilidad, siempre que no se considere como una clasificación canónica
apropiados, tanto sobre los problemas filológico-textuales como filosóficos de dofinitiva del complejo material de los manuscritos, y procurando siempre no
los fragmentos, que recojan de una forma más amplia el contexto, el proceso •mpcr la continuidad genética de las diferentes etapas por las que atraviesa la
de elaboración y los problemas de interpretación que presentan, diferenciándo- ritura de Nietzsche. También ha resultado de gran utilidad para nuestra edi-
los según los distintos períodos en que han sido redactados y aprovechando la ya n 111 labor (tal vez filológicamente discutible) que lleva a cabo la edición Colli-
nutrida investigación que los diversos equipos de investigación internacionales ntinari de evitar imprimir, a veces, textos que sólo difieren en pequeñas cues-
han aportado al respecto, así como la valiosa información reunida en los Nach- nc:11 de detalle. Mediante señalización de las variantes se han podido excluir así
berichte, que forman parte de la KGW, y en el volumen XIV de la KSA. IM traducción una parte de las repeticiones publicando el texto sólo una vez, e
Afortunadamente el grupo de investigación internacional Hypernietzsche, al lc11ndo en el aparato crítico las variantes existentes de ese texto en relación
que me referiré después, y que dirige Paolo Di Iorio, ha logrado habilitar por fin n otras posibles redacciones. Esta técnica es obligada para hacer posible una
una web47 en la que se puede acceder a la versión digital de la KGW (identificada 111omía de espacio que redunda, sin duda, en la manejabilidad y abaratamien-
en esta versión digital como eKGWB) y de los facsímiles que reproducen los ma- dc 111 edición, sin que tenga por qué resentirse el criterio de completitud y de
nuscritos, cartas, documentos biográficos, primeras ediciones de sus obras, etc. 1i'>11 nonológica del material. Pero además tiene la virtud de romper con la
Además, esta edición digital (todavía en fase de ir siendo completada) incorpora 11 usual de cualquier edición crítica que nos la presenta como acabada y
ya en su texto las correcciones filológicas diseminadas en los diversos volúmenes nnitivu, y, por tanto, dogmáticamente cerrada.
del aparato crítico de la edición impresa. Esta magnífica aportación permite con- ll1111 de las cosas que se ha intentado cuidar al máximo ha sido la cronología
sultar libremente el texto y efectuar búsquedas por palabras o frases en toda la los fragmentos tan importante para los estudios genéticos del pensamiento
edición. \11 c1_111t icnen. Antes de la edición Colli-Montinari, este problema se había sos-
En algunos aspectos, nuestra edición trata de guiarse por criterios metodoló- 1ulei ni ndoptarse, como queda dicho más arriba, por los editores el criterio de
gicos propios, aún siguiendo, naturalmente, la forma del texto establecida en las 11 1.1nlc11adó11 de los póstumos esencialmente temática o mixta. Nuestro crite-
h11 i.ido el de organizar el material siguiendo el recorrido cronológico de la
47
l 11 dlll'l"l' iÚn l'R http : //www. 11il: l 1.i;chc~ o11rl· l\ m" IU~lils textual tal como hace la edición Colh-Montinari Y en los casos en los
J
1

32 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDICIÓN ESPAÑOLA. .. 33

que la cronología de esta génesis no se correspondía estrictamente con la crono- sófica de los miembros de este equipo e;tá, en gran parte, en consonancia con
111 logía temporal, o con el orden de las páginas del manuscrito, se ha intentado ha- tarea central de esta edición, pues todos ellos se han ocupado en trabajos e in-
11,
cerlo notar en el aparato crítico. Sólo de este modo es posible hacerse idea de la tigaciones llevadas a cabo en relación <:on la edición de textos de Nietzsche,
1'1 unidad de cada cuaderno, algo que, con la puntual indicación de las variantes, como relativos a la discusión e interpretación de su pensamiento. La diversi-
11:, permitirá al lector, si no tener una visión «fotográfica» del manuscrito como pre- de aspectos que el presente trabajo de ~dición ha implicado (traducción, tra-
¡: tende el proyecto hoy en marcha de la Manuskriptedition, sí reconstr~ir con cier- o filológico-textual sobre los textos, ap~rato crítico, etc.) se ha correspondido
to grado de exactitud el contenido de cada página escrita por Nietzsche. Pensa- bién con la diversidad de líneas de inv~stigación que los miembros integran-
1
mos que las exigencias de una reconstrucción genética del naci111iento de las tienen, pluralidad que ha enriquecido la fuerte cohesión entre ellos. Por otra
ideas de Nietzsche, o, en general, del proceso de gestación seguido en sus obras te, algunos de los miembros de este eqllipo han estudiado directamente, du-
publicadas, encontraría~ así en las nota~ sobre la composición . ~e los escritos y
1

te estancias de investigación, en el Arcliivo Goethe-Schiller de Weimar (don-


en el sistema de referencias cruzadas un mstrumento de gran utilidad científica. 11e encuentra el Archivo Nietzsche) y ~n el Centro Colli-Montinari de Pisa
Se ha sido consciente, en cualquier caso, del hecho de que una edición crítica talia), las características y problemas de los escritos póstumos de Nietzsche. Y
desmonta, aunque no lo pretenda, la antíte~is teórica ~~tre tex~o e interpreta- ha trabajado en contacto con otros gr1pos de investigación internacionales
ción, entre autor y lector. Pues el proceso de mterpretac10n no viene sólo tras la uc se han ocupado, o se siguen ocupando, de tareas relacionadas con la edición
obra, sino también antes. La descripción de esbozos, redacciones Previas correc- los textos de Nietzsche. Entre ellos destacan el grupo, fundado por el propio
ciones, etc., hacen ver que la misma composición de un te~to es un 'proceso 1tuino Montinari en 1971 bajo el título La biblioteca ideal de Nietzsche, para
1111¡
hermenéutico: el ~utor reinte~pre~a inc~sant.emente sus textos JUnt 0 a suspensa- ,¡ c11tudio de las fuentes del pensamiento ce Nietzsche, dirigido a documentar el
mientos, observac10nes, expenencias, vivencias, ~te. El texto es. ya una interpreta- uato crítico de la edición Colli-Montin<tri y que continúa hoy en Italia bajo la

!~I
ción; está constituido por la es~ratific~ción de i~numerables mterpretaciones, y rccción del profesor Giuliano Campioni50 • Para ello, el profesor Campioni ha
eso explica el fenómeno de la nqueza mterpretativa de las obras filosóficas más (\andado el Centro Interdipartamentale di Studi Colli-Montinari, de cuyo patro-
valiosas. No es la consecuencia de la comunicación de un mensaje «ideal» extra- n1to forma parte el director de la presente edición.
ordinariamente rico, sino de la densa red de interpretaciones que constituyen al l'ambién se ha trabajado en estrecho (ontacto con el proyecto HyperNietz-
texto desde su génesis. he. formado en el año 2000 con los auspicios del Institut des Textes et Manus-
11¡ En suma, nuestro propósito, como punto de partida, ha sido Poner al lector rllcs modemes del CNRS francés, baje la dirección del profesor Paolo Di
en condiciones de orientarse en relación al carácter y al valor de los textos que se lorio' 1, e integrado por profesores de universidades alemanas, francesas y espa-
le presentan, pues no todos los apuntes tienen el mismo valor textual. Entre ellos ulns, y de cuyo comité científico forma parte también el director de la presente
:11
hay muchos fragmentos de gran interés filosófico, per? otros son simples esbo- iciún. Este grupo trabaja en la elabora(ión de una biblioteca hipertextual en
zos, variantes, material preparatorio de las obras que Nietzsche Publicó etc. Esto Internet sobre Nietzsche, capaz de permitir una verificación de la fuente de diver-
ha requerido la aplicación de criterios que faciliten la comprensión del iector his- >11 pasajes textuales de la obra de Nietzsche e ir incluyendo Jos sucesivos
panoparlante e introduzcan posibilidades de una mayor calidad y rigor en Jos 11cuhrimientos en un sistema de actualización continua. El propósito es alcan-
trabajos y estudios que, ~on tanta frecuencia, se ~lev~n a :abo en nuestro país so- r In posibilidad de un acceso inmediato a las fuentes (ya posible en la web antes
bre el pensamiento de Nietzsche, dado el sostemdo mteres que el Pensamiento y lll·ionada) y a sus diversos contextos teuuales, así como explotar alternativas
1
la obra de este pensador siguen suscitando entre nosotros. Al mismo tiempo, tra- uc In red abre en orden al trabajo de contextualización y documentación. Se van
1 11
tamos de contribuir al debate mismo de las ideas que el pensamiento de Nietz- tcllrando, así, progresivamente, junto a l<)s textos y los facsímiles de los manus-
sche suscita de continuo, en relación con problemas de nuestra cultura abordados ilos, monografias, artículos, informes bibliográficos sobre temas específicos,
desde la filosofia, la política, la educación, la moral, al disponerse de la edición '"" para formar, a la vez, una biblioteca rmline, una revista, una base de datos,
fiel, documentada y completa de la parte tal vez más sustantiva de sus textos. un upa rato crítico, con la ventaja que ofrece la red de ser accesible con facilidad
El equipo de traductores lo forman profesores especialistas en el pensamiento todo el mundo 52•
y en la obra de Nietzsche conjuntados en el marco de l~ Sociedad Española de Asimismo, se ha mantenido contacto Con el profesor Johann Figl, de la Uni-
Estudios sobre Nietzsche (SEDEN) 48 , y que han mantemdo Y mantienen desde n1idad de Viena, que trabaja actualmente en Ja última prolongación de la edi-
hace años una estrecha y prolongada colaboración, como lo atestiguan numero- h\11 Colli-Montinari, en Jo referente a los Schriften aus der Jungendzeit -que
sas publicaciones conjuntas ya aparecidas en los últimos añOS49 • la producción uhren la Sección 1 de la KGW en cinco V<)lúmenes de texto, ya publicados, más
48
http://www.estudiosnietzsche.org.
49
Lagos, 2000 (2), dedicado a Nietzsche en la
11 Niél1J\l!lll.' cn la conmemoración de su centenari<i;
Esta colaboración se plasma, sobre todo, en los nueve números ya editados de la revista 111nw111ontl·ión de su centenario.
Estudio~ Ni~tzsche entre 2001 y 2009 (ed. Trolla),. el ógano de expres!ón de SEDEN, así como
en publicaciones concretas. Cfr. a este respecto Limares, J. B. (ed .), Nietzsche ci<'n mioi· dei· ués
1
°Cfr. Campioni , G. y Venturclli , A., l .a hi/1/ioleca idea/e di Nietzsche, Guida, Nápoles,
1Uíl2
Pretextos, Valencia, 2003; Santiago CJuervós, 1 (cd .), A<·111a/idad de Nieti sc'/¡1• Phiios~;hic·~ 1 Cfr . l>i lorio, I~ . lfrp<'r N it·tzschc ', Pur, Parí%, 2()0(L
Malacitana , Múlaga , 1994; C11111ra.1/1 ".1 Uc:1·1.1111 1111c·rtlisl'Í/l/i1111r de filoso/la , 200() '( 1<i), d~dicad;) Es111 es la d11w riú1 i: hllp : //www. hy pl' lll il' ll"~rh c.< 11v..
i,11
lI'
34 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
11¡
dos volúmenes de aparato crítico, aún por publicar 53- , y con el grupo de la Ma-
1

nuskriptedition, que reune a especialistas de Berlín, Basilea y Weimar bajo el pa-


tronazgo de la Brandenburgischen Akademie der Wissenschaften. Este grupo per-
sigue el grado máximo de objetividad en la publicación del Nachlass, capaz de
asemejarse a la reproducción casi «fotográfica» de cada página de los manuscri-
tos54. Aunque se basa en los textos establecidos por la edición Colli-Montinari,
sus propios criterios difieren de ésta en lo relativo a radicalidad en la presenta- INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I
ción, pues pretenden la transcripción «fotográfica» de los manuscritos tal como
están, respetando, por ejemplo, el emplazamiento del texto en la página manus- Friedrich Nietzsche: el camino de la filología a lafilosofia.
crita o evidenciando Jos diferentes útiles de escritura utilizados por Nietzsche Los años de Basilea. 1869-1874
1] .'1 1! 11
(lápiz, lapicero de color, pluma, etc.). A esta escrupulosa transcripción -de la
que van publicados ya varios tomos- acompaña en CD-Rom los facsímiles mis-
mos de los manuscritos 55 • La época en la que fueron escritos estos Fragmentos póstumos coincide con el
rlodo de enseñanza de Nietzsche en la Universidad de Basilea, entre los años
DIEGO SÁNCHEZ MECA
,9 y 1874, seis años en los que la actividad filológica, fundamentalmente aca-
mica, comienza a entreverarse con sus inclinaciones filosóficas. Aunque es
rto que hay una prioridad impuesta por la docencia en relación<;.'1.os intereses
111 ,lológicos, también es verdad que los temas filosófi~9s_, q_ue después adquirirán
pleno desarrollo, se van gestando poco a 2óco en esta época. Una prueba de
lo es que en el centro de.este período, y como cenit de sus investigaciones, nos
,c~>ntramos con su primera obra de envergadura, El nacimiento de la tragedia,
,11 h1 que encontramos ya en germen las ideas filosóficas que desarrollaría años
1pués en su etapa de madurez.
1:

LAS DEBILIDADES DE LA CIENCIA FILOLÓGICA


111t¡,¡
PARA PROMOVER UNA NUEVA FORMACIÓN Y CULTURA

Lu primera oportunidad que tuvo Nietzsche para presentar sus credenciales


mo avezado filólogo ante la ciudad que le iba a acoger durante casi diez años,
•ilca, y ante su público, se la ofreció la lección inaugural que impartió en la
IR del museo de Basilea, insólitamente abarrotada de gente, el 28 de mayo de
lfl9. llomero y la filología clásica• era el título y el tema que había elegido
Nietzsche para inaugurar la toma de posesión de la cátedra de Filología Clásica
n 111 l Jniversidad de Basilea. Tenía sólo veinticuatro años y después de una serie
vicisitudes desde el punto de vista académico fue nombrado profesor extraor-
tnnrio, sin tener todavía el grado de doctor y sin haber obtenido la habilitación 2•
Jnu excepción, ante un candidato joven y excepcional que, como diría su maes-
11 53 Un informe detallado de su actividad lo ha publicado su director, el profesor Johann Figl Ritschl, estaba predestinado a estar entre la elite de la filología alemana. En-
a petición nuestra, en la revista de nuestra Sociedad, Estudios Nietzsche, 2001 (!), pp. 77-90,
1
bajo el título Estudios de juventud de Nietzsche. Las primeras notas de los fragmentos póstumos l.11 lección se publicó el 22 de diciembre del mismo año, 1869. Cfr. KGW 11, 1, pp. 247-
del filósofo. Un informe sobre su investigación. ,f!Q iTr. de Luis Jiméncz Moreno, Ediciones Clásica, Madrid, 1995) (HFC).
54 Tienen un precedente en la edición de W. Groddeck, Friedrich Nietzsches Dionysos Sohrc el trasfondo de la elección de Nietzsche para ocupar la cátedra de Filología y sobre
Dithyramben, vol. 1: Textgenetische Edition der Vorstufen und Reinschriften; vol. II : Die Dionysos 1entorno social y académico que se encontró en Basilea, véase especialmente Curt Paul Janz,
Dithyramben. Bedeutung und Entstehung von Nietzsches letztem Werk, Berlín, Gruyter, 1991. lcdrnh Ni<"tzschl'. Los diez at'ios de Basilea ( 1869-1879), tr. de Jacobo Muñoz e Isidoro
También en la edición de las obras de Georg Trakl, Siimtliche Werke und Briefwechsel mil ltr¡¡lll:lll, Alianza, Madrid , 1981 , pp. 9-73; Werncr, Ross, Nietzsche. El águila angustiada. Una
Faksimiles der Handschr!/irn, llevada a cabo por E. Sauerman y 11. Zwcrschina en 1995. l11Nmfl11, Paidós, Ban:clona, 1994, pp. 209-305.
ss Un informe sobre este grupo de investigación puede. verse en la revista fatudios Nietz.whe,
2002 (2), pp. 259-262. ¡.is¡
36 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 37
tre su auditorio se encontraban Vischer, Heusler, Merian y, como testigo excep- Ja de hist()l:"
cional, Jakob Burckhardt, a cuyas lecciones asistiría posteriormente Nietzsche y toria Y un<I. l'l, ciencia natural y estética: «La filología es tanto una parte de
el que mejor sintonizaba con sus tesis. La importancia de este discurso es feha- 11110 pretet\qt'iarte de ciencia natural como una parte de estética: historia en
ciente: «De gran importancia en este aspecto ha sido mi lección inaugural, pro- populares~~ comprender las manifestaciones de determinadas individualida-
nunciada por mí con el salón de actos insólitamente lleno y ha versado sobre la néimcnos; c¡"' l\ imágenes siempre cambiantes, la ley imperante en el flujo de los
"personalidad de Homero''. Con esta lección la gente de aquí ha sido convencida nto mú~ pr()f~Cia natural por cuanto la filología trata de estudiar a fondo el ins-
de varias cosas, y gracias a ella mi posición -como veo muy bien- ha quedado l'que d~spot\~ t\do del hombre, el instinto del lenguaje; y, finalmente, estética
asegurada» 3 • Lo cierto es que Nietzsche trasmitió entonces todo lo que pensaba 11 la ex1~enc:¡ Qe la llamada Antigüedad clásica, desde la serie de antigüedades
y comunicó sus inquietudes intelectuales, pero lo hizo de una manera elegante y r el espejo q_~'l y la intención de excavar un mundo ideal soterrado y contrapo-
desde una perspectiva tan elevada que contentó a todos, incluso a aquellos filó- .lt1 es.to hab¡'l I() clásico y eternamente válido a la actualidad» 4. Pero además de
logos de piedra a quienes iba dirigido venenosamente su discurso. Aquí se formu- prnl un~alt\~ que añadir, que la filología era también un problema que afecta-
lan ya por vez primera algunas de las tesis que después tomarían carta de natu- ndas. A el I~ llte a la propia identidad de Nietzsche y a sus vivencias más pro-
raleza en sus escritos posteriores, por ejemplo en El nacimiento de la tragedia: lrn1 litólogos») l<Jcó vivir, por ejemplo, la famosa Philologenkrieg («la guerra de
5
cómo las tres perspectivas fundamentales de su pensamiento, ciencia, arte y filo- llo .lahn • %e se desató en 1864-1865 en Bonn entre su maestro Ritschl y
sofia, siempre bajo la mirada de la vida, habrían de construir dialécticamente la <'on este tt
estructura de su entramado intelectual. ll nwmcnto t~<\.Sfondo no es extraño que Nietzsche, como ya lo hiciera Kant en
No hay que olvidar que los primeros años de Basilea transcurren dentro de hl el. lí1~1ite fi¡ .~~ecto a la metafísica, aluda a «enconadas luchas que llevan has-
un entorno social y académico muy determinado. Y esta existencia pública, en la 0111est1c.a, Pt1:¡1Jlogos contra filólogos, controversias de naturaleza puramente
que su pensamiento queda expuesto frente a diversos interlocutores, determinará 10 lo c1c~t<J ~vacadas por una inútil diatriba de escalafón y celos recíprocos» 6 .
en parte el desarrollo de su propio pensamiento. Su actividad de profesor univer- nos de la .c1et\~.~ que si, por una parte, a la filología clásica se le abrían los cami-
sitario lo empuja muchas veces a preguntarse sobre los problemas relativos a la l~nba la 1ma~ 1<t., por otra parte se cerraba a toda Ja magia y a la poesía que ro-
«formación» (Bildung) y sobre problemas más concretos, como la función de la l'h il'a tcxt~<ll~l:\ de la Antigüedad como modelo ideal de vida. El espíritu de la
enseñanza y el papel del Estado en la educación, así como los temas relacionados ltllll''I ro Fnelt ~ el rigor de la ciencia fue el legado que recibió de su profesor y
11 con la cultura. En los escritos póstumos que se recogen en este volumen se reco- la ínvesti~'ltlch Ritschl, del que Nietzsche aprendió la aplicación del método
nocen estas inquietudes que culminan con la serie de conferencias pronunciadas 1propio N.iet~ión inductiva de una manera eficiente y destacada. Sin embargo,
,¡ Sobre el futuro de los centros de formación. Pero la enseñanza universitaria estaba o 11 nialqu1et<~che pronto comenzó a vislumbrar como un obstáculo el recha-
al mismo tiempo ligada al proyecto cultural que trataba de desarrollar junto a 1H12. dcspué~ ~ltplicación estética o poética de los textos antiguos, hasta que en
sus interlocutores más directos: Ja familia Wagner. Por eso, una buena parte de la lotul «S~y Q.~ c;]_e la publicación de El nacimiento de la tragedia, vino la ruptura
producción de este período tiene a los Wagner como los destinatarios más direc- llulL~s e mte¡ "'asiado viejo -decía Ritschl- para asomarme a orientaciones
tos. Una prueba de ello son los pequeños escritos que Nietzsche va regalando a lcmtrn de la ~~tuales totalmente nuevas[ ... ]; por naturaleza estoy totalmente
Cosima Wagner con motivo de sus cumpleaños y los testimonios del diario de humanos. u~tlJtriente histórica y de la consideración histórica de los asuntos
ella sobre la actividad intelectual de Nietzsche. Las veladas en la casa de los Wag- 11111·1111iento ~Q. no puede exigir al "alejandrino" y al erudito que condene el
ner, en Tribschen, fueron escenario de las primicias de sus trabajos y un foro de ora del mul) Y\lea sólo en el arte Ja fuerza liberadora, salvadora y transforma-
discusión en el que se debatieron sus principales ideas sobre la tragedia griega, el lln111ía de las c;J.!J» 7• Para Ritschl como para sus colegas el rigor del método y la
drama musical, y la cultura alemana. 1hjc1 iv1dad c:¡P"-labras eclipsaban cualquier sentimiento del sujeto en aras de la
Desde el principio de su actividad profesional como filólogo Nietzsche estaba hlil l;'t udia<IIJ~\\tífica. Y, paradójicamente, ésa era la filología que Nietzsche ha-
convencido que la filología clásica de su época reflejaba el «espíritu de su tiem- tll'l:\i11 que es<t' ~on todo el rigorismo que imprimían sus santones. No se podía
I'} po» y que para él no dejaba de ser un problema con muchas ramificaciones. Por 111(1s a la A11t¡ ~lología con sus métodos y su crítica se había aproximado mucho
~i' una parte, era un problema en sí que atañía a la propia filología, tanto a su uni- lt'1 tl. ~\\edad real, pero todo ese esfuerzo fue a costa de la Antigüedad
dad conceptual como a la diversidad de concepciones sobre la misma. Había que
I' tener en cuenta también las actividades dispares y distintas que se llevan a cabo
1
~ llFC, PI'\
bajo el nombre de «filología». Pero el verdadero problema, el que desnaturaliza
su propio ejercicio, radica en la naturaleza misma de la filología: una ciencia pre- 11in'lnt1ai los cc~~.l ,s2. Para una más amplia información sobre el tema, ver mi trabajo: «Arte y
l
1

1 1,, M11• i id ( 1(}~~~llros del joven Nietzsche», en Anales del Seminario de Historia de la Filosofia,
11· von \V l, pp. 149-167.
11 esta gt1t:ll<1 ~ ~111owitz-MollcndorfT hace alusión a esta polémica en sus Memorias. Para él
1
3
Carta a su madre, mediados de junio de 1869. CO 11 61. [Para las cartas de Nietzsche 1111 1
) 1, ~~, " ~~ n1~11 ~lzsche consi~uió: por su fide!idad, t.os favores de Ritschl y le abrió el ca_mii:io
1 ·8a· 1
1
citamos la edición española: Corre.1p1111drnl'ia. FriC'drich NiC't :. vch<' (ahril 1869-diciC!mhre 1874) ,
1 1¡ ~. ·~ ~,~~111 en la U111vers1dad de Bas1lca. (l;r11111c1w1f{c11 /848- !9/4, Koehler, Le1pz1g,
dir. Luis Enrique de Santiago Ciuavús, tr. esp., notas e introdun·iún de Maco Parmeggiani/José 11
Manuel Romero, vol. 11 , 'lrotta , Madrid , :!007, CO Il.I • ( ' '1~- '· 1 120(, 8 !.W. 1IJ(, l) IX. 651. l l) 1201 , 259, 273]. 27110, 55).
( a1 ta• i• ¡
' t,
38 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 39

La fuerza liberadora y transformadora del arte y de la poesía era la que mo- educativo, por lo cual desprecio todos nuestros institutos de bachillerato y la
vía a aquellos que veían en la Antigüedad «el Ideal» y el modelo de una existen- lversidad» 13 •
cia humana perfecta. A esta tendencia humanística de la filología pertenecía Les-
sing, Humboldt, Goethe y Schiller, y el propio Nietzsche. En este sentido, para él
los peores enemigos de la propia filología son aquellos que ven el helenismo CIENCIA Y CREATIVIDAD ENFRENTADAS. LAS POSIBILIDADES
como una «referencia superada», y por lo mismo «indiferente»; adversarios son DEL ARTE
también, por tanto, los que «temen al Ideal como tal, donde el hombre moderno
cae de rodillas ante sí mismo con feliz admiracióm> 8 • La posición del joven pro- Mientras tanto, Nietzsche aceptaba con una resignación casi enfermiza la
fesor no podía ser más apocalíptica al anunciar los peligros que se cernían sobre 1tencia universitaria y la actividad filológica, como si fuese un sacrificio ins-
la filología. Pero, al mismo tiempo, también anunciaba un futuro esperanzador tivo que hay que soportar, casi como el resultado de la fatalidad, pero ya en-
para la propia filología (¡la filología del futuro!, de la que irónicamente hablaba s era consciente de que la profesión no le dejaría ser «verdadero» y radical.
Wilamowitz9): hacer compatible el arte con la filología, es decir, hacer del cientí- rrastrémonos todavía unos años --escribía a Rohde- por esta existencia uni-
fico un artista, un centauro, que sea tan capaz y tan virtuoso de «hacer sonar 1itaria que hay que soportar rigurosamente y con asombro. [... ]También aquí
nuevamente como por primera vez aquella música, la que yacía durante tanto rimento más que nada la necesidad de ser verdadero. Y justamente por ello
tiempo en el ángulo oscuro, sin ser descifrada ni apreciada» 1º. ¿Se podía, enton- podré soportar por mucho tiempo la atmósfera de las universidades» 14 • No
ces, salvar el Ideal sin despreciar las conquistas del método crítico? ¿Podían con- tante, y a pesar de las dificultades que encontraba para ser consecuente con-
ciliarse esas dos extrañas tendencias, la artística y la científica? ¿Ese nuevo cen- mismo, pondrá todos los medios a su alcance para que suene en todo su es-
tauro no suponía la liquidación de la filología tal y como la practicaban los ndor la Antigüedad clásica, planteándose la ruptura con la filología actual y
filólogos «iconoclastas»? Son interrogantes que perviven en el trabajo filológico pc•spectiva cultural y de futuro. En los Fragmentos póstumos de esta época se
de Nietzsche ante la Grecia que él «amaba» y ante la fría imparcialidad y la im- de apreciar ya ese espíritu polémico del Nietzsche filólogo.
placable lógica de la ciencia. El modo de trabajar de la filología le comenzaba a No obstante, a pesar de las contradicciones entre la práctica filológica cientí-
li resultar irritante: «Todo nuestro modo de trabajar es completamente horrible. y sus inquietudes existenciales, Nietzsche está convencido de que el arte es el
Los cientos de libros que tengo sobre la mesa ante mí son otras tantas tenazas ,.,, campo en el que puede plantearse el problema de la ciencia. ¿Cómo es posible
ardientes que esterilizan el nervio del pensamiento independiente» 11 • Las mismas ul mismo tiempo filólogo y artista? Nietzsche reclama ya desde sus primeros
dudas las compartía con E. Rohde pocos meses después de haber ocupado la cá- buceos filológicos la necesidad de ser artista frente a los que se mantienen en
tedra de filología: «La existencia filológica concentrada en una labor crítica cual- limites rigurosos de la ciencia filológica. Para él el artista es el que comprende
quiera, pero separada por mil millas del mundo griego, es algo que cada vez se indecible sencillez y la noble dignidad de lo helénico» 15 • Y es por eso mismo,
111: me hace más imposible. Dudo también si algún día podré llegar a ser un buen lo que la alternativa productiva frente a los excesos de la filología academi-
verdadero filólogo; si no lo logro accidentalmente, como por casualidad, es segu- ht no podía ser otra que la vía estética. Y aquí, ciertamente, comienzan a vis-
1
ro que no lo seré» 12 • Y pocos meses después esas dudas se iban paulatinamente hrarse los primeros esbozos de su metafísica de artista que desarrollará pos-
:¡1 disipando en favor de una apuesta claramente filosófica: «Vivo, respecto a la fi- rmente en El nacimiento de la tragedia. Pero ese centauro que Nietzsche

lología, una extrañación insolente que peor no se podría pensar[ ... ] Y así, poco ria «parir», mitad filología y mitad arte, comienza también a perfilarse casi
a poco me estoy habituando a ser filósofo y creo ya en mí mismo, y estoy prepa- e el principio como un problema. En el fondo se puede apreciar a lo largo de
rado también, por si acaso me convierto en poeta. Tal vez veo crecer un trozo de 1UChos de los fragmentos los contornos de esa desgarradora contradicción, ex-
nueva metafisica, a veces una nueva estética: otras me interesa un nuevo princi- ncnte de una lucha interior, que polarizará posteriormente el desarrollo de su
n1mmiento: por una parte la vida y por otra el «impulso de conocimiento y ver-
8
d». en otras palabras, arte frente a la ciencia, Apolo y Dionisio, unas veces en
1
HFC, 51. monía y otras agónicamente contrapuestos. Así formula Nietzsche estas ideas
9
Uno de los panfletos que publicó Wilamowitz contra las tesis que defendía Nietzsche en
!1¡
El nacimiento de la tragedia, lleva por título «¡Filología del futuro!», título sarcástico que hace mo principio programático de su pensamiento: «La vida es digna de ser vivida,
alusión a la «música del futuro» preconizada por R . Wagner. Cfr. Nietzsche y la polémica sobre kc el arte, la seductora más bella; la vida merece ser conocida, dice la ciencia» 16 •
.1 El nacimiento de la tragedia, ed. de Luis Enrique de Santiago Guervós, Ágora, Málaga, 1994, >r eso insiste con frecuencia que si la filología pretende ante todo «iluminar la
pp. 65-98. Jlbllcncia» humana, esto sólo será posible si el filólogo posee esos «sentimientos
IO HFC, 74.
11
Carta a Gersdortf, 6 de abril de 1867, COI 449-352. (Correspondencia Friedrich Nietzsche
tfsticos». Y tan convencido estaba de ello, que casi veinte años después, en su
junio 1850-abril 1869, dir. Luis Enrique de Santiago Guervós, tr. esp., notas e introducción de
Luis Enrique de Santiago Guervós, vol. II, Trotta, Madrid, 2005, COI.) Un año después seguía
manteniendo una opinión parecida sobre la filología: «Expresándose en forma mítica, '' Carta a E. Rohdc, 29 de marzo de 1871, CO 11 194.
14
considero la filología como un aborto concebido por la diosa filosof1a junto a un idiota o un Curta a E. Rohdc. 15 de dicicmhrc de 1870, CO 11 174.
1
' IIFC. 51
cretino.» Carta a P. Di:usscn, octubre di: 1868, CO 1 532-533 .
'-' Carta a F Rol11k-, 1) de li:h1cm de 1870. ('() 11 121 - 12.1 '" 111 •c, 52
40 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 41

Ensayo de autocrítica sobre El nacimiento de la tragedia, venía a confirmar ante e será categórico al afirmar que el «socratismo desprecia el instinto y, con
una mirada cien veces más exigente 10 que ya entonces se había configurado lo, el arte» 22 •
como una de sus grandes tareas e intuiciones: «ver la ciencia con la perspectiva Si la ciencia tiende al conocimiento y el arte es expresión de vida, sólo éste es
del artista, y el arte con la de ]a vida» 1? . No cabe duda de que aquí está insinuan- .paz de vencer las limitaciones de la ciencia y descubrir la vida multiforme y
do ya que el arte y la intuición estética constituyen también modos de conocer la ·amática que se esconde bajo la apariencia de las formas racionalizadas del so-
1
11
realidad. La mirada de] artista es capaz de penetrar mejor en los enigmas del tismo. Conciliar la frialdad de la razón, y la lógica que cultiva la ciencia obje-
111
mundo y de la existencia que el frío método del científico, que trata de soslayar ·a, con el sentido irracionalista, poético y artístico de la vida (el llamado espí-
111
cualquier elemento subjetivo para salvaguardar la objetividad científica. Scho- tu dionisiaco), es la tarea titánica que Nietzsche se proponía y anunciaba ya
penhauer había hablado ya sobre la profunda mirada del genio, capaz de con- ndo hablaba de «movimiento científico-artístico» de esos «centauros singula-
1

111
templar las ideas eternas, objetivación inmediata de la voluntad 18 , pero Nietzsche 1» que como él trataban de superar un dificil equilibrio y de sortear la sima en-
había descubierto en la cultura ateniense, en ]a época trágica de los filósofos, que la antigüedad real y la ideal, o conciliar la fuerza de «instintos fundamentales» 23 •
las fuerzas espirituales míticas se disolvieron y el arte, emancipándose del mito, Nietzsche estaba profundamente convencido de que había muchas cosas maravi-
tomó el camino de la reproducción mimética de lo real1 9• •aas que merecían la pena y que, sin embargo, escapaban al control del método
Pero para poder articular esa nueva forma de pensar y para describir la la ciencia. Hasta el propio Wilamowitz reconocería años más tardes, desde la
«fuerza» necesaria capaz de acercarse a la vida desde el espíritu creativo del nidad que le proporcionó la vida, que no se puede «negar que es fructífero un
hombre, Nietzsche, el gran psicólogo y fisiólogo, pondrá un énfasis especial en odo de proceder [en filología] desde el punto de vista artístico y abstracto».
aquellos «impulsos» (Triebe)2°, que brotan de la vida misma -«la perspectiva 1emplos de esta dialéctica entre arte y ciencia, filología y estética, que se man-
1 de la vida»- y que a modo de «pulsiones» anteceden a cualquier consideración nc ya desde el principio en el pensamiento de Nietzsche y que aflorará de una
1
científica y lógica de la realidad. Ésta es la razón por la que Nietzsche quiere U otra forma a lo largo de su vida intelectual, es, entre otras, la llamada cuestión
1!1
explicar que detrás de las ideas de conocimiento, verdad, política, etc., no hay 11m1érica, la consideración del lenguaje desde el impulso creativo del hombre de
1¡j11
más que «impulsos», que son los que guían nuestro comportamiento y explican rmar metáforas, la visión del Estado desde la perspectiva del genio y de la cul-
nuestras tendencias. Y es por eso mismo por lo que quiere dar a la intuición, uru. etc.
como fuerza y pulsión interna del individuo, un valor esencial, anterior al cono- Llegados a este punto es necesario, para comprender estos escritos póstumos
cimiento racional y científico. No es extraño, por tanto, que Nietzsche trate de IU evolución posterior, mencionar a los dos grandes maestros que conmociona-
reducir el sentido de la estética a la sabiduría de los impulsos como medio ade- n su vida y que guiaron sus primeros pasos en el campo de la filosofía y en el
cuado para conciliar al hombre con la naturaleza. Mucho pierde en realidad el mbito de las artes: Schopenhauer y Wagner. Lo que Nietzsche no podía expre-
filólogo cuando se despoja de ese impulso estético que le permite ir mucho más r entonces con sus palabras, lo pudo hacer con la inestimable ayuda conceptual
allá de los límites que le marca la objetividad de la ciencia. «Situémonos cientí- sus mentores.
ficamente con respecto a la antigüedad, podemos entonces tratar de compren-
der lo pasado con los ojos del historiador, o clasificar las formas lingüísticas de
las obras maestras de la antigüedad»; pero el precio que tiene que pagar el filó- JI. LA ASIMILACIÓN CREATIVA DE LA FILOSOFÍA
logo frente a esto es que «perdemos siempre lo admirablemente conformador, y DE SCHOPENHAUER
1
! la fragancia genuina de la atmósfera antigua, olvidamos aquella nostálgica
emoción que transportaba a los griegos nuestros sentidos y gustos con el poder El descubrimiento de la filosofía de Schopenhauer en 1866 24 había sido para
:lt del instinto, como guía encantadora» 21 • Es la fuerza de ese submundo, por tanto, 1lgo parecido a una conversión y una iniciación. Tres años después, poco antes
el poder de la pasión sobre la voz del entendimiento, el contenido pulsional y lomar posesión de la cátedra de filología escribía a su amigo Carl von Gers-
excitante de la naturaleza, lo que justifica el que los conceptos y las formas dejen orff: «el fervor filosófico ha echado ya en mí raíces demasiado profundas, y el
1 111
paso a las formas originarias de expresividad que brotan del inconsciente pro- r11n mistagogo Schopenhauer me ha mostrado con harta claridad los verdade-
1
ductivo para producir el efecto creador y afirmativo de la vida. Por eso Nietzs- 11 y esenciales problemas de la vida, para que no tenga nunca que temer una
11\¡[

1
2
SGT (Alianza, Madrid, 1984, p. 222). Un poco después, al presentar a Sócrates como el
17 Ensayo de Autocrítica (1886), sec. 2. Nietzsche presentaba esa «tarea» como el objetivo
hrrnldo de la ciencia» y el «padre de la lógica», afirma categóricamente que «la ciencia y el
Irle se cxduyen» (ibíd ., pp. 224-225). Esta afirmación exclusivista la hace Nietzsche al comparar
1
principal del libro. l llruma musical griego como representante del arte antiguo con lo que representa la figura de
18 Cfr. A . Schopenhauer, WWV I, libro 3, § 3 y§ 34.
19
.t'lcratcs; se complementa en el contexto de El nacimiento de la tragedia (p. 124) cuando se
Cf. GT 11y12. 1uegunta: «¡,Acaso el arte es incluso un correlato y un suplemento necesarios de Ja ciencia?»
20 Para Nietzsche el término «impulso» no tiene un sentido biológico, sino que se refiere
l• 11 FC, 55
más bien a las formas de conocimiento inmediato o a la intuición
5>.
11 11 FC, La rnrs1va es lllll'Sf ra ,
~ Cfr. e P. Janz. f<i"i< ·drid1 Nil'IZsche. I !11/i1111'i11 V jlll'l'llllld, tr. Jacobo Muñoz e Isidoro
ltl'~llt:l:I , Aham:a , Madrid , l !JK 1, pp. 1<iO ss. · -
42 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 43

vergonzosa deserción de la "idea". Mi deseo, mi audaz esperanza es penetrar mi do, explicación hipotética de la música que resulta paradójica, pues es impo-
especialidad con esta nueva savia, infundir en mis alumnos ese fervor filosófico ,e hacerla sensible por conceptos. Esto explica que la música ejerza un efecto
impreso en la frente del genial filósofo. Quisiera ser algo más que un instructor ho «más poderoso, más necesario e infalible» que el de las otras artes, en
de hábiles filólogos» 25 • Las ideas de Schopenhauer a partir de entonces, aunque to que las demás hablan sólo del hombre, mientras que la música habla del
todavía reprimidas por la indiscutible autoridad del maestro F. Ritschl, su profe- », de la esencia más íntima, del «en sí» del mundo. Por esta razón, la música
sor de filología y su gran valedor, fueron haciendo mella en su talento creativo. e para Schopenhauer algo de inefable, de íntimo, que no tienen las otras ar-
De este modo, la filosofía de Schopenhauer hizo las veces de una especie de espe- , Estas hablan sólo de sombras, mientras que la música habla de esencias,
1

jo, en el que podía ver reflejado el mundo, la vida y su propia existencia, y a tra- rcsa el núcleo más íntimo, previo a toda configuración, o sea, el corazón de
vés de ella se sumergió en el pasado para descubrir los orígenes de la sabiduría cosas, «en términos escolásticos, la música expresaría los universalia ante
pesimista, se lanzó a enseñar al mundo la verdad del dolor y su superación, se »1", un arte ideal que el hombre no crea, sino que encuentra, y en el que él
,1mo se inicia, puesto que la existencia de la armonía musical no está subordi-
1111 propuso finalmente como tarea vivir el arte y no hacer de él un mero objeto de
ll al hombre.
investigación científica.
Para llevar a cabo esa especie de «revolución filológica» que desembocaría en Schopenhauer, que entiende la música como un «lenguaje completamente
una posición eminentemente filosófica, y para poder interpretar de una manera ,Jvcrsal», lo mismo que Novalis, no puede obviar el problema de la relación en-
no científica y ejemplar la Grecia antigua, Nietzsche contó, por tanto, con los música y lenguaje, problema que servirá posteriormente a Wagner y a Nietzs-
instrumentos teóricos y las categorías principales de la filosofía de Schopenhauer. pura fundamentar teóricamente el drama musical o la música instrumental.
Los Fragmentos póstumos nos ofrecen un material de gran importancia donde se musica es el lenguaje de la Voluntad, pero ¿es realmente comprensible y expli-
puede apreciar el uso que hace de conceptos tales como lo «Uno primordial», el lc'l Es compresible de modo intuitivo, en la medida en que actúa inmediata-
significado de «apariencia», su posición en torno a la «metafísica del arte», la ntc sobre los sentimientos, pasiones y afectos del oyente, pero al mismo tiempo
¡1111

idea de «voluntad», el significado del «dolor primordial», la «individuación», la ccinexplicable», puesto que toda explicación se sirve del lenguaje de las palabras,
contradicción del fondo de las cosas, el «genio», etc. Los grupos de fragmentos ue pertenece al mundo de la apariencia, y que es imposible que pueda hablar
2, 5, 7 y 9 son un ejemplo de la polémica que Nietzsche poco a poco mantiene brc algo que precede al mundo fenoménico 29 • Por eso Schopenhauer afirma
con Schopenhauer, del que se va distanciando a medida que sus posiciones se van Uel es el «tono», por ejemplo, lo que verdaderamente interesa en la canción po-
radicalizando. Pero donde mejor se puede apreciar esa dialéctica y la superación lur y en la ópera, pues originalmente la voz humana no es más que «un tono
que conlleva es en la redefinición que hace Nietzsche del arte como medio de la "uilkado», y se comporta como un instrumento. De ahí que establezca la si-
exaltación de la voluntad, y en su interés por las condiciones en las que se ha de ;ulcnte tesis, que servirá posteriormente a Wagner en su Beethoven 30 para dar un
> u su estética de la música respecto a su otra obra Opera y Drama, y que
desarrollar la experiencia individual y cultural que ha de transformar el proceso
primordial. lolzsche utilizará después para defender los principios de la «música absoluta»:
11s palabras son y permanecen para la música un añadido extraño que tiene un
Como es ya bien sabido, Schopenhauer polariza su metafísica en torno a la
Voluntad, esa fuerza ciega, irresistible, implacable, absurda, que domina el uni- lor secundario, puesto que el efecto del tono es más poderoso, infalible y rápi-
verso. En cuanto Voluntad infinita no deja de repetirse a fin de asegurar su per- 41ue el de las palabras: si éstas se incorporan a la música deben por eso ocupar
manencia de un modo omnipresente. Sin embargo, gracias a la representación, se lo un lugar completamente subordinado y someterse a ella» 31 • Esta relación
le ofrece al hombre la posibilidad de liberarse de esa tiranía permanente a través r{m¡uica es fundamental, pues si el texto se convierte en lo principal y la música
del arte, para alcanzar la supresión del querer vivir. Pero la estructura de su teo- h cci111 mero medio de su expresión», estaríamos ante una «burda equivocación»,
1

ría estética se fundamenta en un «platonismo invertido» 26 , en el que, a diferencia ucslo que toda imagen individual de la vida humana ha de estar sometida al
le!ll).:lWjc universal de la música». La metafísica de la música de Schopenhauer
de Platón, para quien el arte representa sólo el objeto individual y no la Idea, el
arte es la única forma de representar dicha Idea. Ahora bien, la Idea no se puede 11t11ria poniendo de manifiesto, por una parte, las limitaciones del pensamiento
explicar ni por vía analítica, ni científicamente, ni por medio del concepto. La oncepl ual, y, por otra parte, el corto alcance del lenguaje verbal.
intuición es la vía de la contemplación del objeto. De tal manera que el individuo, Pero además, como experiencia estética, la música nos redime ocasionalmen-
que no es más que representación, lo mismo que toda realidad objetiva, no podrá '' ,1c1 dolor del mundo y de la vida; pero paradójicamente, y al mismo tiempo,
IUlll revela lo que hace que la vida sea un tormento. Desde esta perspectiva, la
perderse en el Nirvana de la Voluntad más que renunciando a su querer-vivir
egoísta, imponiendo el silencio a la razón individual para abandonarse a la intui-
ción. Por tanto, Schopenhauer reconoce en la música misma una Idea del mun- '' CC /\ Schopenhauer, WWV 1, Libro 3, § LII.
" lhid ,
do, de tal manera que aquel que pudiera hacerla completamente sensible bajo la ,,, <_'t1 ihíd Sobre la «música absoluta» en estos fragmentos : ver 1 [27, 49], 3 [2], 5 [110], 9
forma de conceptos habría presentado una filosofía que explicase realmente el 1111 , l • l ~IJ , P ¡i J.
"' Sn11 11t1mcrnsas las citas de Nietzsche so hrc la o bra de Wagner Beethoven: 7 [152] y nota;
25 M1o1. •11, (,.¡, %1. 11 111, 12 11 J, 14 PI
Carta a Carl von Gersdorn: 11 de ahril de 1869, CO 1 58:) . 11
i i. Cfr. 7 l l 56J. lhid
44 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 45

música jugaría el mismo papel que juega el arte trágico: por una parte, nos pre- .enlar la casa de Wagner en Tribschen36 , Suiza. Es indudable que ese lugar
senta el lado más oscuro de nuestra existencia, lo horrible y lo terrible de la vida; nvirlió en el crisol de sus primeras ideas importantes. Sobre lo que vive en
pero por otra parte, estos acontecimientos se presentan bajo la forma de la apa- hcn es muy explícito en una carta: «Carísimo amigo, lo que yo allí aprendo
riencia estética. En este contexto podemos fijar una de las claves fundamentales escucho y comprendo, es indescriptible. Schopenhauer y Goethe, Esquilo
de la teoría nietzscheana sobre el nacimiento de la tragedia griega. Es cierto que dttro viven todavía, créeme» 37 • Allí se consumó el destino de Nietzsche al
Nietzsche trató de superar a Schopenhauer exaltando la avidez de la voluntad y trurse «a un hombre que me revela como ningún otro la imagen de lo que
el placer de existir, sin embargo permaneció fiel a su concepción de la música: la pcnhauer llama "el genio", y que se halla penetrado de aquella maravillosa
música como la quintaesencia de la vida, la esencia íntima del fenómeno, la vo- fiu íntima. Se trata de R. Wagner... en él domina una idealidad tan incon-
luntad misma, no puede ser subordinada a la letra de una ópera, con la que sólo nwda, una humanidad tan profunda y emocionante, un rigor vital tan eleva-
tiene una relación analógica, no es un medio de expresión, una esclava alienada uc en sus proximidades me siento como en las proximidades de lo divino» 38 •
del fenómeno. «Siguiendo la doctrina de Schopenhauer -proclamará más tarde ·I primeros años de su actividad intelectual quedaron marcados por el roman-
Nietzsche- nosotros concebimos la música como el lenguaje inmediato de lavo- mu y la imagen todopoderosa de Wagner, y por la acogida especial que reci-
luntad y sentimos incitada nuestra fantasía a dar forma a aquel mundo de espí- 'ºr parte de su mujer, Cosima, que dio testimonio en su diario 39 de los mo-
ritus que nos habla, mundo invisible y, sin embargo, tan vivamente agitado, y a h>H más importantes de la actividad intelectual de Nietzsche en esos años,
corporeizárnoslo en un ejemplo análogo» 32 • o ella la mayoría de las veces destinataria privilegiada de sus primeros escri-
Esa relación tan fecunda, que Nietzsche asumiría como punto de partida de n lomo a la tragedia griega.
su «metafísica de artista», entre la esencia interior del mundo, es decir, entre las 11 ese entorno se generaron sus meditaciones sobre el arte trágico, sobre la
fuerzas ocultas e inconscientes que constituyen ese trasmundo de lo real, y la mú- lcu, sobre el pesimismo de los griegos. Con su ayuda consiguió rasgar el velo
sica, es lo que permite a Schopenhauer definirla como la imagen directa de la Muya de la fría filología y en él vio confirmadas sus persistentes intuiciones
Voluntad, es decir, «la metafisica de todo lo fisico que hay en el mundo, la cosa el mundo griego y sobre las expectativas de la cultura alemana. El resulta-
en sí de cada apariencia. De acuerdo con esto, de igual forma podríamos decir fuc el libro fundamental de su vida: El nacimiento de la tragedia, su primera
que el mundo es música materializada, como Voluntad materializada» 33 . En este M intempestiva, un homenaje a la amistad con Wagner, una alegoría profética
contexto, cuando Nietzsche trata de definir la actividad creadora del músico, no 1u propio destino, un poema inspirado en el arte musical elaborado por un
duda en afirmar que toda composición musical lo que hace en realidad es «reve- ll'l~o de profesión sin aparato de notas y sin apoyos documentales, en definí-
lar la esencia interior del mundo y pronunciar la más profunda sabiduría, en un ' 11111 los medios propios de su ciencia. En esa atmósfera de euforia y renova-
lenguaje que su razón no comprende» 34 • Así pues, la idea de que la música se con- n no resulta extraño que el propio Nietzsche soñara con Rohde con la posible
sidera como arte único y dominante frente al que todas las manifestaciones artís- nd111.:ión de algo así como una nueva «Academia» griega, una comunidad de
ticas no son más que algo subordinado, llegó a ejercer un gran influjo sobre el mhrcs libres, una comunidad «artístico-monástica»4º. Si Nietzsche reconocía
pensamiento juvenil de Nietzsche. Pero la Voluntad y su querer universal no tar- lo griego la única forma de vida, llegó a considerar a Wagner «como el paso
darían en reconocer la voz de Dioniso, el dios de la música despedazado por los 111uhlime para el renacimiento del espíritu griego en el ser alemán» 41 , pues la
Titanes, que la Grecia antigua celebraba en sus fiestas mistéricas. Y todas esas ulución estética y cultural de Richard Wagner a través de la música y, en con-
ideas, a su vez, fueron también asimiladas y reinterpretadas por el que sería para to, del drama musical, tenía como objetivo primordial metas universalistas.
Nietzsche su principal modelo y mentor: Richard Wagner.

1' <lf >oy por poco precio el resto de mis relaciones humanas; mas por nada del mundo
IV NIETZSCHE Y LA LEGITIMACIÓN DE LOS IDEALES
ul~lrrn yo apartar de mi vida los días de Tribschen, días de confianza, de jovialidad [...] de
WAGNERIANOS lft•l"111l:R profimdos [... ] El primer contacto con Wagner fue también el primer respiro libre de
MI vldu » El 1, «Por qué soy tan inteligente», § 5.
El propio Wagner se había descubierto también en la filosofia de Schopen- '' ('arta a E. Rohde, 3 de septiembre de 1869, CO 11 90.
hauer y encontró entre sus ideas la verdadera patria de su alma. El encuentro con " (. 'a rta a Car! von Gersdorff, 4 de agosto de 1869, CO 11 77-78.
1'1 Wa!(ner, C., Die Tagebücher 1869-1883, Gregor-Dellin, M. y Mack, D. (eds.), 2 vols.
Wagner actuó como un encantamiento que lo aleja poco a poco de la severa dis- l11pcr ,'V. Co. Verlag, Múnich, 1976-1977. (Citamos como Diarios: y la fecha del apunte.)
ciplina filológica. Nietzsche se encontró con él por primera vez en noviembre de ;oi (( 1J na vez, pues ello es para mí evidente, nos quitaremos de encima este yugo. Y después
1868 35 en Leipzig; luego, cuando fue nombrado catedrático en Basilea, comenzó (\1111l111cmns una nueva Academia griega [... ] construiremos una pequeña isla, en la que no
lll1u~~1111n·11ws taparnos más los oídos con cera. Aquí seremos maestros el uno del otro, y
lllll•Mt111' lrhros serán sólo anzuelos para ganar nuestros adeptos para nuestra comunidad
32
GT 16, después de introducir un largo pasaje de WWV I, Libro 3, § 52, 309-310. 111tl~lrl11 1111111astica. Viviremos, trabajaremos, gozaremos el uno para el otro: quizá es éste el
33
Ibíd., 336. 1'111k11 111odo l'll que podremos trabajar para la totalidad.» Carta a Rohde, 15 de diciembre de
14
Ibíd., 307. 111/ll, ('() 11 174-16
31
Cfr. carta a Rohdc, 9 dl~ noviemlm.: de 1868, CO 1 544-549. 11 1 I' 1, 1) 1~l4 ¡,
46 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 47
1
Wagner creía posible regenerar la humanidad y la cultura de su época mediante ante se me nombrará en relación con usted» 44 • Y no le faltaba razón, pues
1111111
11
el arte. que fuera para él «el mistagogo en los secretos misterios del arte y de la
La admiración de Nietzsche por Wagner tiene connotaciones estéticas, inte- [... ]Si es verdad lo que un día escribió usted -para orgullo mío-, que la
lectuales y pasionales, y en un principio es casi incondicional. «Se puede dudar ka me dirige, entonces es usted el director de orquesta de mi música» 45 • Y
--decía Nietzsche- sobre el nombre que conviene darle, preguntarse si es preci- n ello envuelto en una pasión que dirigía los pasos de Nietzsche de una ma-
so llamarle poeta, artista plástico o músico, dando la máxima extensión al senti- irresistible: «El arte de Wagner comprime con una presión de cien atmósfe-
do de las palabras, o bien si es preciso crear para él una denominación nueva» 42 • • su pathos es capaz de derribar cualquier tipo de resistencia»46 •
En la carta a su amigo Rohde es sumamente explícito y se deja llevar por el culto Nietzsche siguió a Wagner mientras creyó que su arte era dionisíaco y scho-
al genio con el siguiente declaración de pleitesía: «no puede uno asombrarse lo h1lUeriano, y podía ser una fuente de inspiración para él. Zeitler47 sostiene
bastante de lo importantes que son todas y cada una de las disposiciones artísti- el joven Nietzsche necesitaba imitar a alguien, sentir veneración y adoración
cas de este hombre, aisladamente consideradas, de la inagotable energía que en él el hombre que se había erigido entonces en la esperanza de la regeneración
se da cita con los talentos artísticos más polifacéticos, en tanto que la "cultura'', arte y de la cultura alemana. Su atracción fue tan poderosa que llegó a iden-
por muy multicolor y universal que sea, irrumpe ordinariamente con mirada iarla con el Minotauro que arrastra a su laberinto. Fue, en determinados mo-
apagada, piernas débiles y riñones sin nervio»43 • tos, una veneración casi enfermiza, mística, religiosa. Fue un padre, un ideal,
1

Estos testimonios, entre otros muchos, son lo suficientemente elocuentes modelo de vida, un modelo de artista, una imagen del futuro. Wagner había
como para apreciar el grado de influencia que tuvo Wagner en el desarrollo del 'lf'Crtado en los alemanes de la época nuevos valores, nuevos deseos, nuevas es-
}i pensamiento filosófico de Nietzsche. Con Wagner parece haber encontrado una
interpretación común del mundo antiguo; con él compartió inquietudes intelec-
tuales; en él encontró el modelo de la jovialidad helénica, pero, sobre todo, la
nnzas; el modelo de artista quedó engrandecido bajo su figura. A su amigo y
lidcnte Gersdorff le confesaba que cerca de Wagner se sentía «casi algo
1vln1m48 • He aquí otro testimonio de esa incondicionalidad extrema: «Me pro-
i1I fuerza y el poder que había puesto en el arte como instrumento para transformar ucc un fuerte escalofrío cuando sueño que yo no hubiese podido conoceros; en
la sociedad. Gracias a la experiencia wagneriana comenzó a formular una nueva cuso la vida verdaderamente no valdría la pena vivirla e ignoraría completa-
¡l:1 interpretación del arte. No es extraño, entonces, que sus primeros escritos, cuyos ntc qué uso habría de hacer de la dicha futura» 49 . Pero a pesar de todos estos
estudios preparatorios figuran en los fragmentos de este volumen, el Drama mu- tlmonios hay también sombras que desvirtúan esa euforia incondicional. Ger-
sical griego (18 de enero de 1870); Sócrates y la tragedia (l de febrero de 1870), rdt Dippel5° aprecia en este período de Basilea una doble actitud hacia Wag-
Visión dionisíaca del mundo (verano de 1870), sean un tributo también a la admi- ', que se expresa de modo distinto en diferentes fases de su pensamiento. Una
ración que sentía por su maestro, el cual llegaba a establecer un puente entre su 1ue Ne mantiene en el secreto de sus anotaciones privadas, y otra que se hace efec-
«obra del arte total» y la concepción trágica antigua del arte. IYI en sus obras publicadas. Hay notas del año 74, y aun más tempranas, que
Ese tributo a la admiración y al reconocimiento de lo que significaba Wagner 11111 haber sido escritas en la época de El caso Wagner; por otro lado, encon-
y sus ideales lo podemos apreciar fehacientemente en su primera gran obra, El nios manifestaciones del año 88, la época más amarga, con expresiones de
11'1
nacimiento de la tragedia. Si nos acercamos a esta obra de juventud, enseguida bnnza hacia Wagner, que podían haber sido escritas en el año 1871, en la épo-
nos daremos cuenta de que estamos ante un eco y una caja de resonancia de las de Tribschen.
tesis wagnerianas. Tanto para Wagner, como para Nietzsche, la tragedia griega No obstante, en un principio tanto Wagner como Nietzsche tienen un punto
representa un modelo. Ésta transcribe la liberación del deseo ínsito en la creación rurtida en común, la metafísica de Schopenhauer, según la cual la música es
popular de las figuras míticas en una forma de necesidad. Además, en la tragedia xprcsión directa de la Voluntad. Uno y otro tratan de justificar en nombre de
se niega la arbitraria separación de las artes, ya que la idea sublime poética unía hopcnhauer, desde un punto de vista estético y metafísico, la obra de arte sin-
a todas las artes en un centro para crear el drama, que se considera la obra de 1tic11 q uc era la tragedia griega y que pretendía ser el drama musical wagneriano.
arte más alta que se pueda pensar. Pero también aquí comienza ya a oponerse a n l'omún se oponen a la concepción de la ópera nacida de la decadencia ra-
esa actitud de resignación y a la pretensión metafísica del drama musical. La ta- onnlista del arte y del espíritu socrático. En la cuestión concerniente a la rela-
rea del arte es ya menos «el consuelo metafísico», algo que se había acentuado
antes con énfasis como la única posibilidad de la vida. En el contexto de la polé-
mica que suscitó su obra sobre la tragedia griega, Nietzsche se dirigía a Wagner
en estos término: «En cada página descubrirá que sólo quiero agradecerle todo H ( 'arla u R . Wagner, 2 de enero de 1872, CO Il 254. Cfr. también mi edición de Nietzsche
lo que me ha dado[ ... ] siento con orgullo que estoy señalado, y que de ahora en /11 f'illt"lllil'll sohrl' «El nacimiento de la tragedia», op. cit.
H ( 'a 1la a Wagner, 21 de mayo de 1870, CO II 143.
th /;'/ mso Wag11l'r, rememorando la fuerza de la estética wagneriana,§ 8, KSA VI 29 s.
,¡ i J11li11s Zcitk:r, Niel : s-ches Ál'.l'lhl'lik, Sccmann, Leipzig, 1900, p. 82.
11 ('arta a Carl von Gcrsdoríl~ 4 de agosto de 1969, CO II 77-78 .
i? (\1 rl :i a R. Wagncr, 20 de mayo de 1871, C'O 11 408-409.
42
WB, § 9. KSA 1, 484. '" c:,•1 hardl 1>ippi.:I, I'., Nil'lz.l'dw 11//ll W11g11l'I'. 1•i111 • U11/1'f,1'11d111nK iiher die GrzmdlaKen und
41
Carla a E. Rnhde, 9 de noviembre de 1868, CO 1 548 . M11/Íl'a i/111'1 h1w1111% 1l;111p1 , lll'rna , l'IJ.I , 11 19,
48 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN 1 49

ción entre la música y la palabra51 , hay también una sintonia matizada, que se lia una actitud espiritual, una vivencia, y no un mero asunto del saber55 .
pone de relieve con la publicación por parte de Wagner de Beethoven, un mes des- Ja creatividad del filólogo depende de la fuerza del instinto, capaz de hacer
!1
pués de que Nietzsche leyese el Drama musical griego en Tribschen. Pretender ar nuevos mundos de un panorama aparentemente conocido como el de la
que en una composición musical se perciba el detalle del texto cantado es algo üedad griega. Ahora bien, reconciliar la frialdad de la razón y la lógica que
antimusical. Es cierto que Nietzsche introduce la distinción de lo dionisíaco y lo lva la ciencia objetiva con el sentido irracionalista y poético de la vida (el es-
apolíneo rememorando la distinción schopenhaueriana del mundo como volun- tu dionisíaco) es la tarea titánica que se impone Nietzsche. El resultado son
11
tad y representación. lares «centauros»: «ciencia, arte y filosofia crecen tan juntos ahora en mi
il Nietzsche, por tanto, le sirvió a Wagner para que legitimara teóricamente sus 1tlgún día voy a parir centauros» 56 • Era un dificil equilibrio que no tardaría
ideas sobre la «obra de arte total» y sus teorías estéticas con el aporte intelectual romperse, primero bajo la máscara de Dioniso y luego bajo la de Zaratustra.
que le proporcionaba un amigo que se movía en un entorno universitario y cuyas s evidente que Nietzsche tenía plena conciencia de que sus tesis sobre la tra-
ideas novedosas sobre la cultura griega podrían servirle para fundamentar teóri- ht griega eran una provocación para el mundo académico y para la ciencia
camente el arte dramático. En este sentido Nietzsche pudo proporcionarle la jus- lógica, y que con su publicación y difusión no se dejarían esperar inmediata-
tificación que Wagner buscaba. Pero al mismo tiempo Nietzsche asimiló los idea- lc las reacciones más diversas: desde los críticos más viscerales hasta los en-
les wagnerianos y trató de expresarlos filosóficamente a su modo. Si bien su l'llas más incondicionales. Entre estos últimos se encontraba el círculo de
veneración fue casi enfermiza hasta el final, sería injusto quedarnos con el juicio os que habían seguido de cerca la evolución de su pensamiento. Parece ob-
que Wagner hizo de él poco antes de morir: «Nietzsche nunca ha tenido una idea que Nietzsche esperase con gran ansiedad las primeras reacciones a una obra
propia, ni sangre propia, toda su sangre es ajena, cualquiera que haya sido claramente heterodoxa. Como era de esperar, Tribschen respondió en un
derramada» 52 • Si este juicio fuese válido, habría que decir que El nacimiento de la o de éxtasis. «Nunca -escribe Wagner a Nietzsche- he leído un libro mejor
tragedia fue obra de Wagner. el suyo. Es completamente magnífico» 57 • Al fin y al cabo, la obra de Nietzs-
1mponía para Wagner la justificación de su «drama musical» y una puerta
rtu al destino de Bayreuth, algo que hasta ahora le había sido hurtado. No
V LA PUBLICACIÓN DE EL NACIMIENTO DE LA TRAGEDIA. hmte, las anotaciones de Cosima en su Diario revelan ya la inquietud y las
1872: PHILOSOPHIA FACTA EST QUAE PHILOLOGIA FUIT !! sobre el impacto de la obra para la causa wagneriana y sobre si alcanzaría
mente a una amplia audiencia. De momento los wagnerianos y su círculo de
Lo que parece cierto, como indica Vogel, es que «El nacimiento de la tragedia laos no cesaban de elogiar la obra: Liszt, Schuré, Malwida von Meysenbug,
58
se gestó no tanto en Basilea como en Tribschen» 53 • A finales de diciembre de 11 von Bülow, etc. Pero en el ámbito universitario tan sólo Jacob Burckhardt
1871 comenzaron a salir a la luz pública los primeros ejemplares de la opera pri- duró fascinado por la originalidad de las intuiciones de Nietzsche. Natural-
ma de F. Nietzsche, El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música. En- lc. para Rohde el libro representaba una «gran cosmodicea» y la expresión
tonces se hizo verdad aquella máxima que, invirtiendo un dicho de Séneca, pro- lúdda y exhaustiva de sus experiencias más profundas. Pero él realmente sa-
clamaba al final de su Homero y la filología clásica: «philosophiafacta est quae que no era un libro para filólogos, aunque hubiese sido escrito por un espe-
1 philologia fuit» 54, es decir, la constricción científica de sus energías pasionales e llnu. sino que su destino eran principalmente los intelectuales de la época, los
:1, intuitivas se quebraba para dejar vía libre al arte, a la poesía y a la filosofia. De fos y los artistas.
esta manera, su libro, esa «polifonía contrapuntística» que pretendía seducir a 11 primera reacción del mundo académico ante las nuevas tesis de Nietzsche
los oídos más duros, venía a consagrar, como en una profesión de fe, la meta de 111 tragedia fue la indiferencia y el silencio, algo que implícitamente era ya
sus esfuerzos. Con este libro quería hacer ver que toda actividad filológica tiene u1do sumarísimo contra sus opiniones y un veredicto en toda regla. No cabe
que estar siempre impregnada de una concepción filosófica del mundo, en la que 11 lle 4ue el mundo de la filología había rechazado ya tácitamente esta demos-
los menudos problemas de la interpretación y la crítica - - - son subsumidos ll~n tan poco ortodoxa sobre la antigüedad, esta inquietante apología contra
por una visión artística cuya finalidad no es otra que la de «iluminar la propia l¡or l'icntífico en nombre de una interpretación visionaria y universal. Un es-
existencia», pues, en última instancia, «la existencia del mundo sólo se puede jus- i11lista que cuestionaba un buen número de hechos históricos, aceptados gene-
tificar como fenómeno estético». Para que la filología clásica sea creativa, Nietzs-
che piensa que debe convertirse en una «filología filosófica», entendiendo por
1eOran perplejidad: la fílosofia ¿es arte o una ciencia? Es un arte en sus fines y en sus
,flltlc>S. l'cro su medio de expresión, la exposición por medio de conceptos, es algo que tiene
51
Cfr. FP 1, 12 [l). 1111ii11 con la 1.:iencia. Es una forma de la poesía. Imposible de descifrar. Será preciso
52
Cosirna Wagner, Diarios: 9 de febrero de 1883. 111111 y caracterizar una categoría nueva», FP I, 19 [62).
53
Vogel, M., Nietzsche und Wagner, Verlag systematische Musikwissenschaft GmbH, C111 ta a E. Rohdc, 15 de febrero de 1870, CO II 123.
Bonn, 1984, p. 52; del mismo autor, «Nietzsches Wettkampf mit Wagnern, en Salmen, W., KGB ll/l , 49J.
Beitriige zur Geschichte der Musikanschmmg im 19. Jahrhundert, Regensburg, 1965, pp. 195-223 l11c11h llun:khardt ( 1818- 1897) era proícsor de historia de la cultura y del arte en la
(Studien zur Musikgeschichte des 19. Jahr111111dcrts; 1). lllVl'IMtdud de llasika . Nicll:sd1l~ asistió a sus cmsos universitarios y mantuvo 1:011 él una gran
54
Final de Lec1:ión lnau1?ural del 28 de muyo de 1869 en la Universidad de Rasilca . •l~lilll
50 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 51

ralmente en su época, y que transgredía los métodos científicos al uso, no mere- ht esperanza de poder legitimar sus nuevas ideas desde la filología y probar
cía una respuesta pública. Sin embargo, en privado los juicios eran severísimos. los detractores que sus tesis sobre la tragedia no significaban una lucha
A las pocas semanas de la publicación del libro Nietzsche se dirigía a Rohde ape- ria contra la historia y la filología. «Al contrario -escribe a Ritschl-: yo,
sadumbrado: «Lo que he tenido que oír sobre mi libro es totalmente increíble[ ... ] o l'ilólogo, me defiendo: como no me quieren admitir como filólogo, Rohde
Estoy profundamente abatido por todo lo que llega a mis oídos, porque en estas presenta a mí, al filólogo» 62 • A aquella categoría de sabios que se limitan a
voces adivino lo que el porvenir me tiene reservado. Esta vida será muy dura. En
1

c11trarse en lo insignificante y efímero, Rohde les invita a que, al menos,


Leipzig debe reinar de nuevo la exasperación. Nadie me escribe desde allí una 11 que hay muchas cosas maravillosas» que merecen la pena y que escapan
palabra, ni siquiera Ritschl» 59 • Y es que el silencio de su «viejo maestro» Ritschl mtrol de la propia ciencia. Por su parte, Richard Wagner en una carta abier-
fue particularmente doloroso para él. Durante años llegó a ser su verdadero pa- '!UC escribió a Nietzsche, por iniciativa propia y para solidarizarse con el jo-
dre intelectual. Bajo su tutela la filología clásica se convierte en un banco de umigo decía: «Lo que esperamos de usted sólo puede ser tarea de toda una
pruebas de las lenguas clásicas, de tal manera que lo que para las ciencias natu- , de la vida de un hombre del que tenemos extrema necesidad». Pero Nietzs-
rales era el experimento, para la filología clásica lo será la crítica del texto. A la 11t11ha convencido de que ni las intervenciones de Rohde en su favor ni la de-
sombra de Ritschl es donde Nietzsche había tomado conciencia de filólogo. Es ll lle hacía Wagner podían colmar ese «abismo desmesurado» 64 entre dos
indudable que la obra de Nietzsche decepcionó a aquel filólogo, tan poco filóso- us distintas de mirar la antigüedad, la de la ciencia y la del arte. De hecho,
fo y tan pragmático en sus análisis textuales. Siempre había temido a aquel joven du sus buenos amigos, Hermann Usener, un eminente especialista en religión
exaltado sobre el que había escrito a sus colegas de Basilea: «podrá todo lo que tarnt ura griegas, decía a sus estudiantes que su libro no contenía más que «co-
quiera». Había apostado por él en contra de la mayoría de sus colegas y le había 1tb11urdas que no sirven para nada; alguien que haya escrito cosas así ha muer-
1'11 la ciencia»65 •
111111
11
abierto las puertas a la cátedra de filología en la Universidad de Basilea, a pesar
111111
de no reunir el requisito académico del doctorado. Su primera reacción frente a l.os cl'cctos de la polémica no tardaron en dejarse notar en la propia actividad
la obra de Nietzsche fue, sin embargo, escueta. En su diario escribía el 31 de di- N1ct1si.:he. Al comenzar el semestre de invierno Nietzsche pudo comprobar
ciembre de 1871: «El nacimiento de la tragedia de Nietzsche -ingeniosa disipa- no ll'nía ni un estudiante: «¡Nuestros filólogos han desaparecido! ... El hecho
ción- ». Transcurrido casi un mes, Nietzsche rompió el silencio. El 30 de enero ctl dt• explicar. De repente he llegado a tener tan mala fama entre mis colegas
se decide a escribir a Ritschl: «Espero que no le ofenda mi asombro por no haber lllll'Stra pequeña universidad está sufriendo las consecuencias» 66 • Sin embar-
recibido ni una palabra suya sobre mi último libro, ni tampoco la sinceridad con llll dt•dicación a los temas filológicos y a la antigüedad griega continuó unos
que le expreso este asombro. El libro, en efecto, tiene algo de manifiesto y a lo &111 niús, como se puede observar por los planes y esbozos que figuran en este
que menos invita es al silencio. Quizá se asombre, venerado maestro, si le digo 1\llllcll de Fragmentos póstumos. Nietzsche siguió buscando su propia identi-
cuál es la reacción que esperaba de usted. Pensé que si usted había de encontrar- l'ilosúf'ica, pero el camino que conducía a la afirmación de esta identidad
se alguna vez algo verdaderamente prometedor en su vida, habría de ser este li- hu nt·i.:csariamente por desembarazarse de quienes habían sido sus mento-
bro, prometedor para nuestra ciencia de la antigüedad, lleno de esperanza para htN ideas de Schopenhauer y los ideales wagnerianos. Era un camino duro y
el espíritu alemán, aun cuando con él hayan de hundirse un buen número de in- linio, de rupturas e incomprensiones, un camino que el propio Nietzsche ha-
dividuos[ ... ] No busco nada para mí, lo que espero es hacer algo para los demás. 11umido inexorablemente como un destino. Las Consideraciones intempesti-
Sobre todo, lo que me importa es hacerme con la nueva generación de filólogos, 'fllC van apareciendo en esta época, a modo de escritos preparatorios tanto
11111 y consideraría una desgracia si fracaso en este empeño. Su silencio, sin embargo, 1¡wnlti111er educador como Wagner en Bayreuth, suenan casi como a despedi-
me intranquiliza» 6º. La reacción a la carta de Nietzsche fue también escueta: 11 j111110 de 1879 deja la cátedra de filología, en parte por su enfermedad, y
«Asombrosa carta de Nietzsche -megalomanía-» 61 • 'itl Ir por la falta de apoyo que recibió de sus colegas. De todas las maneras,
Nietzsche tuvo que darse cuenta que entre él y la vieja generación de filólogos l l111al de un proceso en el que había fracasado la posibilidad de unir la filo-
se había abierto un abismo insuperable. Abandonar la ciencia y el conocimiento 111 ú111 la filosofía, el arte con la ciencia. Ya en 1875, un conjunto de sentencias
por el arte significaba para la ciencia filológica abrir el camino al diletantismo. ¡iublil'ado, Nosotros los filólogos 67 , había marcado el fin de su dedicación ac-
Por eso Ritschl no podía estar de acuerdo en que solamente el arte y la filosofía 11 hdl·nismo y, al mismo tiempo, constituía su respuesta a los ataques de Wi-
podían ser los maestros de la humanidad, soslayando la historia y, sobre todo, su n11w1l1 «La imitación [de la antigüedad] no puede crear nada. Es solamente
rama filológica. Nietzsche, sin embargo, estaba convencido de que todavía ten-
drían que pasar algunos decenios antes de que los filólogos pudieran compren- 111,1 a Ritschl, 12 de agosto de 1872, CO II 325.
der el significado y el alcance de un libro como el suyo. No obstante, albergaba l 11 í':li lil fui: publicada por Fritzsch, su fiel editor, en la misma revista en que Rohde
111 ;'1 ~11 l<!NC1ia: la Norddeutsche Allgemeine Zeitung. Está fechada en Bayreuth el 12 de junio,
i.111111 pon is días después de la publicación del panfleto de Wilamowitz.
59 Carta a E. Rohde, 28 de enero de 1872, CO JI 260. Cfr. también carta a Rohde, 7 de julio ' í ';111.1 11 Malwida von Mcyscnbug, 7 de noviembre de 1872, CO II 353.
lhld .
de 1872, CO II 306-307.
6
1
° Carta a Ritschl, 10 de enero de 1872, CO 11 262. t 111111 ,, Wagni:r mitad de novii:mbri: dl: 1872, CO 11 :158 .
11' 11 \'l SS.
" BAB 111, p. 461 .
52 FRAGMENTOS PÓSTUMOS INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 53

cómo creadores como nosotros seremos capaces de asimilar algo de los griegos». w>rdad y mentira en sentido extramoral, son escritos precursores de su radi-
Años más tarde volvería de nuevo a enfrentarse de una forma crítica con la obra y abren perspectivas que llevan más allá del horizonte de El nacimiento
que había marcado su propio destino. A la tercera edición de El nacimiento de la '1(1•clia. Pero en el centro de este trasfondo en el que se mueve Nietzsche en
tragedia (1886) le añade un «Ensayo de autocrítica», una reflexión y reinterpre- )Ca sobresale la figura del filósofo, o en otros términos, «el impulso artís-
tación de su primera experiencia desde la perspectiva de su pensamiento maduro. o la forma defilosofia». Esto explica que uno de los grandes proyectos de
«¡Qué libro tan imposible![ ... ] Construido nada más que a base de vivencias pro- he después de su primer libro fuera el Philosophenbuch, «el libro del filó-
pias prematuras y demasiado verdes, adolece de todos los defectos de la 1 que está dedicado sobre todo el grupo 19 de fragmentos, un proyecto
111

'I juventud» 68 • Era una obra cargada de romanticismo wagneriano y sin un «len- Nietzsche fue incapaz de elaborar en forma definitiva de libro. Es posible que
guaje propio» capaz de expresar sus intuiciones, «mal escrito, torpe, penoso, fre- Ir de entonces asumiera el proyecto de las Consideraciones intempestivas
l'l nético de imágenes y confuso a causa de ellas, sentimental[ ... ] desigual en el tem- tnrea más inmediata.
po, sin voluntad de limpieza lógica[ ... ] eximiéndose de dar demostraciones» 69 • El nu hucna parte de estos fragmentos está dedicada a estudios preparatorios
que hablaba entonces era una memoria rebosante de secretos y de preguntas, Intempestivas, proyecto que quedó reducido sólo a una parte --cuatro de
<<Una voz extraña, el discípulo de un "dios desconocido" todavía, que por el mo- ,~ proyectadas-. Otras aparecen sólo como esbozos en estas notas: «El
mento se escondía bajo la capucha del docto».Y se lamenta de que lo que tenía tro uhsoluto», «La crisis social», «Estado, Guerra, nación», «Pueblo y cien-
que decir entonces no se hubiera atrevido a decirlo como poeta. «Esa "alma nue- turul», «Nosotros los filólogos», «Sobre leer y escribir», etc. Todo ello
va" habría debido cantar». Esto era lo que Nietzsche rechazaba en 1886, y al re- xprcsión de una crítica a la cultura en general, el tema fundamental que
'1 chazarlo, tácitamente aceptaba algunas de las críticas que Wilamowitz dirigió 1ervir de nota dominante en estos escritos, desde un ideal de cultura que
contra él años atrás. Pero en Nietzsche parecía que no había vuelta atrás. Todavía tró sus raíces en el mundo griego fundamentalmente preplatónico y que
1 ¡11
en su Zaratustra recuerda estos momentos: «Y cuando yo habitaba entre ellos 1nl:r.11ba con la concepción de Goethe de la cultura entendida como «cultivo»
1
habitaba por encima de ellos. Por esto se enojaron conmigo. No quieren siquiera o C11111títesis de la barbarie». Especial interés tiene el material de la Consi-
oír decir que alguien caminó por encima de sus cabezas»7º. lón intempestiva sobre la historia. En los fragmentos se puede apreciar el
\1r 1111 y lo difícil que le resultó a Nietzsche darle forma. Rohde llegó a decir:
fccto que en parte es la razón de la dificultad de tus libros, que a menudo
1
VI. LOS FRAGMENTOS PÓSTUMOS DE 1869 A 1874 'it11c contestado de los extraños. Haces pocas deducciones, y obligas más de
11111111
hldo al lector a encontrar las relaciones entre tus pensamientos y tus propo-
Si algo nos enseñan estos Fragmentos póstumos, es el poder comprobar todo N [ ... [ Y hay otra carencia que tengo que criticar. Llevas adelante, así me
111111,¡ lo que acabamos de decir y, sobre todo, cómo se fue gestando su primera gran , imúgenes no demasiado felices, a menudo muy chocantes [... ] A veces
obra y los laberintos que le condujeron a su recopilación definitiva. Las notas In impresión de que los párrafos y cada una de las piezas hayan sido elabo-

I~ entre 1869 y 1871 constituyen un camino de tentativas, esbozos y reformulacio- p111· .1·/ mismas, y después colocadas en el conjunto sin disolverse completa-
nes de su obra planificada, son como una especie de testimonio de una reflexión n la colada de metal» 71 . Un juicio que nos puede orientar sobre las difi-
1 dura entre contradicciones difícilmente conciliables. Es una crónica narrada a ll que tenía a veces Nietzsche para llegar a una síntesis sobre un tema
golpe de ideas, y con resultados muy ricos, en la que se descubren algunas cosas to. Por último, los grupos 32 y 33, preparativos de Wagner en Bayreuth,
1¡ 1.1
importantes, por ejemplo, cómo el largo fragmento 10 [l] de once páginas, que puhlica ya en 1876, contienen una crítica a Wagner que contrasta con la
lleva por título «Fragmentos de una versión ampliada de El nacimiento de la tra- Ión oficial que Nietzsche mantenía sobre él. Con el ajuste de cuentas con
gedia», que escribe a comienzos de 1871, constituye sustancialmente uno de los nhaucr y Wagner, Nietzsche emprendía su camino como «pensador solí-
prólogos que regaló a Cosima y que contenía la parte política de las reflexiones , 11ha11donado a sí mismo y a su propia misión: filosofar con el martillo.
de Nietzsche sobre los griegos. No es raro que a Nietzsche no le pareciera opor- 11 los rnadernos de Nietzsche y en los fragmentos de este período encontra-
tuno publicarlo, por las ideas que se vertían en el texto sobre la función del esta- t11mhil'.•11 testimonios de las lecturas de Nietzsche, de su interés por determi-
do, sobre la esclavitud, el genio, etc. Otro caso llamativo es el fragmento 12 [1] , 11 libros. A veces son una simple mención, otras veces son párrafos enteros
también extenso, donde se exponen cuestiones sobre el lenguaje y la ópera, y en 1111\l sL· l'ila expresamente a los autores, y otras muchas en las que ni siquie-
el que se vierten opiniones enfrentadas en relación a la filosofia de Schopen- l~N llll'lll'iona. Esas citas, sin embargo, constituyen un legado sintomático de
hauer. La amistad con Wagner y los círculos wagnerianos en los que se movía, uo l1J 111krcsaba realmente a Nietzsche y, al mismo tiempo, son como el caldo
probablemente le impulsaron a ser prudente. La prueba está que escritos de esta 11lt1v11 del que surgirán sus ideas públicas. En este sentido, vemos su diálogo
época no publicados, tales como La filosofia en la época trágica de los griegos y fllllhl con Schillcr y Goethe, su interés por las cuestiones relacionadas con
111111111siralcs, la investigación sobre la teoría del drama, sus estudios sobre la
t111111 dtJ las religiones, su inquietud por el estado de la ciencia de su época, etc.
'111¡1
68

(><)
«Ensayo de Autocrítica»,
lbíd .
*2.
1 1 11111111 Ntl'IJ:Sl'hc, 24 de nrnrzo de 1874, KCiB 11/J, J4~.
-~" · 11, «De los doctos» .
1111\1\I
10
54 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
INTRODUCCIÓN AL VOLUMEN I 55
A veces la pretendida originalidad de las ideas de Nietzsche en muchas cuestio-
nes se tambalea, cuando la investigación posterior va poco a poco descubriendo h111 que fueron generando posteriormente un pensamiento más sólido y
las «fuentes» 72 de las que proceden algunos de sus pensamientos, y cuando se ha- 1
cen explícitos en las notas críticas de este volumen los verdaderos autores de al-
gunos textos. Esto, sin embargo, no hay que interpretarlo como un plagio, sino
más bien dentro del contexto de la asimilación que hace de las ideas ajenas, trans- HSERVACIONES A LA TRADUCCIÓN DEL VOLUMEN I
formando temas de la tradición y de la discusión contemporánea en algo propio.
Uno de los instrumentos más eficaces que hemos utilizado para controlar las lec- 11te primer volumen de los Fragmentos póstumos se incluyen los fragmen-
turas de Nietzsche en esta época es el registro de préstamos bibliotecarios que se rt11pondientes al período comprendido desde el otoño de 1869 hasta fina-
conserva en la biblioteca de la Universidad de Basilea, o la constancia de libros l H74. La traducción se funda en el texto alemán de las ediciones de Giorgio
citados y que se encontraban en su biblioteca personal y que se refleja en las no- ~ Muzzino Montinari KGW y KSA. Estos fragmentos se encuentran reco-
tas críticas. En este sentido, uno puede comprobar que las lecturas más recurren- n diecinueve grandes cuadernos, tres libretas y dos carpetas de hojas suel-
tes, y que tienen una gran importancia crítica para interpretar las ideas de esta ~11d11 manuscrito se le asigna un número que determina el orden cronoló-
época, son especialmente las obras de Eduard von Hartmann 73 , Lafilosofia del º" fragmentos dentro de un manuscrito se enumeran entre corchetes y
inconsciente, y la obra de Gustav Gerber, El arte como lenguaje. Es indudable que número indica la correspondiente sucesión identificable de los fragmentos.
la crítica de Hartmann al «idealismo» subjetivo tuvo una gran resonancia en el ntcdida de lo posible y en aras de la inteligibilidad del texto, hemos conser-
trasfondo metafísico de El nacimiento de la tragedia, y que tanto uno como otro 11 puntuación que utiliza Nietzsche, y la disposición de los textos según la
contribuyeron a clarificar sus pensamientos y a contrastarlos con los de estos au- n crftka, con breves correcciones introducidas por KGW 111 5/2 (Nachbe-
tores. Pero otras obras, como las de Goethe (especialmente las Conversaciones ur dril/en Abteilung. Zweiter Halband: Kritischer Apparat: Nachgelassene
con Eckermann), Schiller, Rapp, Grillparzer, etc., son citadas profusamente y 1rntc• llcrbst 1869 bis Ende 1874, Kohlenbach, M. y Haase, M.-L., Walter
constituyen también, sin duda, un complemento importante para comprender Uylcr, Berlín-Nueva York, 1997). Conservamos casi siempre los dos pun-
mejor la obra de Nietzsche de este período. Tampoco hay que olvidar el interés 11 A&llioncs largos, los puntos y comas. Los dos puntos la mayoría de las ve-
creciente de Nietzsche por el estado de la ciencia en su época. Así por ejemplo, la rresun el comienzo de un período o de una subordinación, y los guiones
lectura de la Historia del materialismo de F. Albert Lange, que había transforma- 11, por las connotaciones que tienen en los textos de Nietzsche, indican pau-
do el kantismo en clave fisiológica, los avances de las ciencias, y sus continuas IOl1l'lo1wda, silencios musicales, espacio para la reflexión etc.
lecturas sobre esos temas en autores como Boscovich, J. C. F. Zollner, Afrikan ~uunto a las fuentes auxiliares para la traducción hemos tenido en cuenta
Spir, Hermannn Kopp, Müller, sirven también al lector de referentes para re- h>N ya señalados en KGW 111 5/2. También recurrimos a los Beitriige zur
construir el marco teórico en el se fraguaran muchos de sus pensamientos. Véase i/lr11/11r.l'd111ng, publicados en los Nietzsche-Studien a partir del volumen
como ejemplo, dentro del grupo 26 de fragmentos, 26 [12], la sugerencia de una l. lil Indice de estas observaciones ha sido elaborado por Rüdiger Ratsch-
teoría de los átomos temporales, como fundamento de una teoría de la percep- tm11nn y /\ndreas Urs Sommer, «Beitrii.ge zur Quellenforschung: Register zu
ción. Todos estos elementos ayudaron al propio Nietzsche a la tarea de desen- ndcn 17-30», en Nietzsche-Studien, 30 (2001), pp. 435-473. Hemos señala-
mascaramiento sobre la que se iba perfilando su filosofía: desenmascarar los mhién todas aquellas obras que aparecen en el texto y que pertenecen a la
presupuestos que se ocultan tras el «impulso de conocimiento y de verdad», pero
1
11/c•m ¡>l'rsonal de Nietzsche, utilizando la reciente edición del grupo de Giu-
ante todo, adentrarse en ese mundo de la metafísica, legitimador de la moral oc- ( '11111pioni, Nietzsches persdnliche Bibliothek, Walter de Gruyter, Berlín/
cidental, para tratar la cuestión del conocimiento como un «ángel frío» 74 , viendo \'11 York, 2003.
claro a través de todas las mezquindades. fon rnlaborado también de distinta forma con un apoyo circunstancial en
Así pues, con la ayuda de los Fragmentos póstumos, el lector tendrá un crite- trnducción: Marco Parmeggiani, que llevó a cabo la revisión de la traduc-
rio más formado para conocer las propias fuentes de Nietzsche, y para poder n; Antonio Morillas con sus sugerencias bibliográficas; Antonio de Diego en
desvelar algunos de sus pensamientos ocultos y todavía no lo suficientemente 1·1111s tareas de apoyo. También quiero agradecer las sugerencias de Giuliano
maduros para exponerlos en público. Podremos conocer también mejor su méto- 1pioni y su equipo de colaboradores, y, en general, las del grupo de traducto-
do de trabajo, sus proyectos futuros que nunca vieron la luz, sus inquietudes, las dr l'sta edición de los Fragmentos póstumos: Manuel Barrios, loan B. Llina-
motivaciones de su obra, en fin, todo ese mundo entre bastidores de ideas y pen- Jl.'111°1~ <\mili, Juan Luis Vermal, Jaime Aspiunza, y Diego Sánchez Meca
11111 d11cdor del proyecto. Tampoco quiero olvidar a los que de otra manera
n p111t1npado también en este proyecto: a Encarnación Baena y Jaime de San-
72
Cfr. el trabajo realizado por la revista Nietzsche-Studien publicando sus Beitriige zur 11. A lodos ellos les agradezco su colaboración, porque con su ayuda se ha
Quellenforschung desde el volumen 17. ho 111ils liviano el trabajo de esta traducción.
73
Carta a E. Rohde, 11 de noviembre de 1869, CO II 106, Nietzsche es explícito: «pero lo
leo mucho, porque sahc muchas cosas y es capaz».
74
FPl 19¡?14J.Cfr..111pm LtJIS E. DE SANTIAGO GUERVÓS
Universidad de• MálaKa
1111

CRONOLOGÍA

:ucntcs visitas de Nietzsche a Tribschen durante el mes de agosto. Envía a


¡incr su conferencia sobre Homero. Cada semana les escribe una carta.

urMos del semestre de invierno 1869-1870: «Gramática latina. Filósofos pre-


nk11s». Para el seminario: Esquilo, Coéforas. Toma en préstamo de la bi-
" durante el mes de noviembre, entre otros, los libros de Ch. A. Lobeck,
1¡1h11111m, sive Theologie mysticae Graceorum causis (1829); F. G. Welcker,
.1·iodische Theognie mit einem Versuch über die Hesiodische Poesie über-
t, tllherfcld, 1865.
122 de diciembre se publica la Lección Inaugural Homero y la filología c/á-
'osima Ice a Nietzsche el borrador de Parsifal. Transcurren las fiestas de
ttd en Tribschen.
'1/111d11.1· de enero-abril de 1870

1Hde enero Nietzsche dio la conferencia El drama musical griego en el Mu-


llm1ilca. Con esta conferencia se propuso fundamentar la obra de arte del
en la del pasado. El 1 de febrero pronuncia la segunda conferencia en el
o dl' Basilca: Sócrates y la tragedia. El 17 de febrero saca de la biblioteca en
0111 el libro de J. Burckhardt, Die Zeit Konstantins des Grossen. En 1870 se
1lknn los siguientes trabajos filológicos de Nietzsche: Contribución al estudio
,Y /111·1111•.1· y a la crítica de Diógenes Laercio, como «Memoria de agradeci-
nto dl'I /•¡:da¡:ogium de Basilea para celebrar el cincuentenario de la actividad
lllc dl· Franz Dorotheus Gerlach». Artículos para la Rheinisches Museum:
Iones de libros. Prepara una edición del Certamen sobre Homero y Hesíodo.
1 .1
li l '1 de abril es nombrado profesor ordinario.

/'(/flil d1· 1870

Ul'li1lS dd semestre de verano de 1870: «Sófocles, Edipo rey. Hesíodo, Erga».


11 l'M l'I Sc111inario: Cicerón, Academica. El 12 de junio Nietzsche lee junto a
'I
1571
58 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
CRONOLOGÍA 59

Rohde en Tribschen su conferencia sobre El drama musical griego. El 15 de julio


11·111l'ierno de 1871
Francia declara la guerra a Prusia.
El 8 de agosto pide a Wilhelm Vischer-Bilfinger que le conceda la excedencia 1t11os del semestre de invierno 1871-1872: «Introducción al estudio de los
para ser útil como soldado o como enfermero. Se le concede el permiso como en- OH platónicos»; «Epigrafía latina». Para Seminario: Hesíodo. Entre el 2 y 7
fermero. Del 13 al 22 de agosto permanece en Erlangen para prepararse como lcmhre compone las piezas musicales: Ecos de una noche de San Silvestre,
enfermero. (Cf. los fragmentos 4 [l-5]). Su actividad en la guerra dura hasta el 3 110 pmcesional, danza rústica y sonido de campanas. Se la envía a Cosima
de septiembre, y poco tiempo después cae enfermo de disentería y difteria. El
rc~alo de cumpleaños.
25 de agosto contraen matrimonio eclesiástico Cosima y R. Wagner. En el verano
escribe La visión dionisíaca del mundo, pero como apuntes exclusivamente para él.
l'(I "" 1872
Otoño-invierno de 1870 p1·11111.~ros de año se publica El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de
Wagner piensa fundar una revista con motivo de la fundación de Ba-
11.
Cursos del semestre de invierno 1870-1871: «Hesíodo, Erga; Métrica griega». lh lk la que Nietzsche será su director. El 16 de enero da la primera confe-
Para el seminario: Cicerón Academica. 25 de octubre, préstamo de biblioteca del ,\'ohr<' l!Ífuturo de nuestros centros deformación. Nietzsche responde nega-
libro de K. F. Koeppen, Die Religion des Buda und ihre Enstehung (1857). Asiste l~llll' a la propuesta oficiosa de Susemihl de marchar a la Universidad de
a las lecciones de Jacob Burckhardt una vez a la semana sobre el estudio de la wnld. Prepara un alegato sobre la Universidad de Estrasburgo, donde ma-
historia. En noviembre Nietzsche lee el manuscrito de Beethoven de Richard 111 q11L' se ha perdido una ocasión para fundar una verdadera institución
Wagner.
11
El día de Navidad Nietzsche regala a Cosima, como regalo de cumpleaños, El
nacimiento del pensamiento griego, una segunda versión de La visión dionisíaca
/Jl'i'l'<HllllrW de 1872
del mundo.
1(1 dl' febrero, segunda conferencia Sobre el futuro de nuestros centros de for-
Enero-abril de 1871
11 , El 27 de febrero, tercera conferencia Sobre e/futuro de nuestros centros de
rhi11 Dos días después, Franz Liszt escribe una carta entusiasmado con El
El 18 de enero se funda el Imperio Alemán en Versalles. Guillermo 1 de Prusia 11111 ele la tragedia. 5 de marzo, cuarta conferencia y 23 de marzo, quinta
se proclama emperador de los alemanes. Carta a Wilhelm Vischer en la que l'l'nl'la. Nietzsche compone una Meditación sobre Manfred, utilizando en
Nietzsche presenta su candidatura para una cátedra de filosofía en la Universi- 11 mm posición de Noches de San Silvestre. La primera recensión de El na-
dad de Basilea, vacante por la partida de Gustav Teichmüller, y propone como su 11111 d1· 111 tragedia aparece en Rivista europea de Florencia.
sucesor en su puesto a Erwin Rohde.
En febrero tiene que dejar una temporada la enseñanza por su estado de sa-
11111'1'/'ll-l'l!rano de 1872
lud. Estancia en Lugano con su hermana Elisabeth. En abril lee a Cosima Wag-
ner un escrito que quiere dedicar a Wagner: Origen y meta de la tragedia griega. 11.sd11.: va a Bayreuth donde el 22 de mayo se pone la primera piedra del
Le ofrece al editor Engelmann de Leipzig un libro de cerca de noventa páginas 1 d0 111 ópera. Wagner dirige la Novena sinfonía de Beethoven. Cursos para
que tendría como título Música y tragedia, en el que trata de explicar la tragedia tllClll rn de verano: «Esquilo, Coéforas, Los filósofos preplatónicos». Para el
griega de un modo completamente nuevo, evitando el tratamiento puramente fi- 111111 io; Tcognis. 26 de mayo, recensión de Rohde en la Norddeutsche Allge-
lológico y contemplándolo desde Ja perspectiva estética. i11111g. A finales de mayo aparece también el panfleto de Wilamowitz-
lll•1111f11 lf, ¡Filología de/futuro! Una réplica a El nacimiento de la tragedia de
Primavera-verano de 1871
f ~.1¡/lt' El 23 de junio se publica una carta abierta de R.Wagner en la
/1•111.1rh<~ 111/gmzeine Zeitung. Envía a Ritschl su trabajo El tratado florentino
Cursos del semestre de verano de 1871: «Introducción al estudio de la filolo- lo1111•m .1' lil!síodo, su estirpe y su agón, publicado en el Rhenisches Mu-
gía clásica». Para el Seminario: Hesíodo, Erga. El 24 de mayo incendian las Tu-
1 Cll 187 J
llerías en París. Nietzsche está conmocionado con la noticia falsa de que habrían
incendiado también el Louvre. Publica con su propio dinero Sócrates y la trage-
l'il'l'llO ele 1872
dia. Préstamo bibliotecario de la Universidad de Basilea de las obras: J. Bacho-
fen, Versuch über Griibersyrnbolik der A/ten (1859) y F. Creuzer, Syrnbolik und 11rnos para el semestre de invierno 1872-1873: «Retórica griega y latina». No
Mvthologie der a/ten Viilker ( 1836-1843).
111i11;irio. 'Ihmpoco tiene alumnos. En diciembre lec el penúltimo volumen
En septiembre el editor de R Wagner en Leipzig rct:1hL· de Nietzsd1e una par- hrus completas de Grillparzer dedicado a la estética Regalo para el cum-
te del manust:rito para la imprl'llta de m1111l'i111i<'ll/ll "' ~ '" /l'lll!t'di11 i!1 de C'osim:i de Ci111 ;11¡mí/11g11s11 l'inrn lihro.1· 1111 1'.\'l:rit11s.
60 FRAGMENTOS PÓSTUMOS CRONOLOGÍA 61

Marzo de 1873 de acercar a Wagner y a Brahms, con el enfado del propio Wagner. Co-
lu ruptura. Nietzsche trabaja en la tercera Intempestiva sobre Scho-
28 de marzo, contrarréplica de Wilamowitz a la Pseudofilología de Rohde. El
28 de marzo saca de la biblioteca algunas obras de carácter científico: De R . J.
Boscovich, Philosophia Natura/is (1759); de Afrikan Spir, Denken und Wirk-li- t1·/m1ic'rno de 1874
chkeit (1873); Hermann Kopp, Beitriige zur Geschichte der Chemie (1869); J. C. F.
Zollner, Über die Natur der Cometen. Beitriige zur Geschichte und Theorie der Er- 15 de octubre sale Consideraciones intempestivas. Tercera parte. Schopen-
kenntniss (1872). 'mo C'ducador. Cursos para el semestre de invierno de 1874-1875: «Histo-
la literatura griega l. Comentarios de la retórica de Aristóteles». Para el
Abril-verano de 1873 lo: Sófocles, Edipo rey.

Termina en abril La filosofia en la época trágica de los griegos. En abril co-


mienza a trabajar sobre su primera Consideración intempestiva. Cursos del se-
mestre de verano: «Los filósofos griegos anteriores a Platón». Para el Seminario:
Poetas elegíacos griegos (Solón). Gersdorff escribe al dictado el manuscrito para
la imprenta de la primera Consideración intempestiva sobre David Strauss, así
como Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. El 25 de junio es enviado al
editor Fritzsch en Leipzig. El 8 de agosto se publica Consideraciones intempesti-
vas. Primera parte. David Strauss el confesor y el escritor.
En septiembre recibe el encargo de dirigir un llamamiento a la nación alema-
na a favor de la empresa de Bayreuth.

Otoño-invierno de 1873

El 22 de octubre escribe Llamamiento a los alemanes. Cursos para el semestre


de invierno 1873-1874: «Sobre la vida y obras de Platón». Para el seminario: Bios
Sopholeous. A pesar de su mal estado de salud termina a finales de año su segun-
da Consideración intempestiva.

Comienzos de 1874

Estrecha relación entre Nietzsche y su alumno Adolf Baumgartner que le


ayuda a escribir y a leer. En febrero se publica Consideraciones intempestivas. Se-
gunda parte. Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida. Nietzsche lee
asiduamente a Afrikan Spir, Eduard von Hartmann, R. J. Boscovich.

Abril de 1874

En abril compone su Himno a la amistad, versión para cuatro manos al piano,


11 su última composición. Presencia de dos mujeres durante esta época en la vida de
Nietzsche: Malwida v. Meysenbug y la marquesa Emma Guerrieri-Gonzaga.
111
Verano de 1874

Cursos del semestre de verano de 1874: «Exposición de la retórica antigua» ,


«Esquilo, Coéforas». Para el seminario: Sajo. El 5 de julio muere su protector, el
senador Wilhclm Vischcr-Bilfingcr. El 12 de julio asiste a la representación de la
obra de Bramhs en d !"estival de Zuril'h Ca11ciú11 lrÍ1111/ill. l nlcnto frustrado de
l. P II lB. OTOÑO DE 1869 1

uicn hoy habla, u oye hablar, de Esquilo, Sófocles o Eurípides, piensa invo-
rinmcnte en ellos, en primer lugar, como poetas de la literatura, porque los
nm:ido en el libro, en el texto original o en la traducción: pero esto es más o
011 lo mismo que hablar del Tannhiiuser y no referirse más que el libreto ni
dcr por él nada más. Es necesario hablar de esos hombres no como libretis-
1tno como compositores de ópera. Pero sé muy bien que con la palabra «Ópe-
• ofrezco una caricatura: aunque sólo pocos de ustedes lo confesarán desde
lncipio. Más bien me contento con que al final estén convencidos de que
us óperas son sólo caricaturas frente al drama musical antiguo.
1origen es ya algo característico. La ópera ha nacido sin un modelo concre-
i111 una teoría abstracta, con la voluntad consciente de alcanzar así los
ClN del drama antiguo. Es entonces un homunculus artificial, en realidad el
mnligno de nuestro desarrollo musical. He aquí un ejemplo que nos pone
uviso del daño que puede hacer remedar directamente la antigüedad. Por
lo de tales experimentos antinaturales, las raíces de un arte inconsciente que
.e de la vida del pueblo quedan cercenadas o, al menos, gravemente mutila-
'cncmos ejemplos de ello en el origen de la tragedia francesa, que desde el
lpio fue un producto de erudición y debía contener en una abstracción con-
u11l l11 quintaesencia de lo trágico, en toda su pureza. También en Alemania,
ués de la Reforma, ha sido socavada la raíz natural del drama, la comedia
1tvnlcsca: hasta el período clásico, incluyendo a éste, se ha intentado una
Ión nueva por un camino puramente erudito. Al mismo tiempo tenemos
tuna prueba de que también en un género artístico que surge de un modo tan
'1111lural y fallido como es el drama de Schiller y Goethe, se abre paso un ge-
htn indestructible como el alemán: lo mismo que puede verse en la historia de
ni. S1 la fuerza que dormita en lo profundo es verdaderamente omnipoten-
.'IHll~guirú superar también tales injerencias extrañas: en una lucha fatigosa y
nudo incluso convulsiva, la naturaleza, aunque muy tarde, consigue la vic-
1itt Pc111 s1 se quiere indicar3 brevemente cuál es la pesada armadura bajo la que
• lns arles modernas sucumben tan a menudo y progresan con paso tan len-
lll1'11v1ado: hay que decir que se trata de la erudición, del saber consciente y

1 Nr111111d¡¡ parle del cuaderno P 11 I, de 108 pagmas, que contiene principalmente


111\'h 1111•, pi! r:i ( i M D y ST, además de algunos bocetos y planes.
lr.~ll•il p;1rn GMD; GT 1, 7.
1 1.11In~111sr «hczc1chncn» («indicar»), no «bcsehrcibcm>.

l<>'I
64 FRAGMENTOS PÓSTUMOS l. P II !B. OTOÑO DE 1869 65

excesivo. En los griegos, los orígenes del drama se remontan a las incomprensi- 'l'OCª de Sófocles es la de la disolución.
bles manifestaciones de los instintos populares: en aquellas fiestas orgiásticas de tórica supera al diálogo.
Dioniso dominaba un tal grado de estar-fuera-de-sí-de E:xo..-rcxcnc;;, que los hom- atirambo se convierte en campo de acción del músico específico: se
bres se sentían y se comportaban como trasformados y encantados: estados que un segundo nacimiento artificial del drama musical. Reflorecimiento.
tampoco han sido muy extraños a la vida del pueblo alemán, sólo que ellos no separa7 completamente la música de la tragedia, como toda tendencia
han conocido un florecimiento semejante: yo por lo menos no veo en aquellos
bailarines de San Juan y de San Vito4 que iban de ciudad en ciudad, bailando y
cantando en una multitud enorme y creciente, otra cosa que un movimiento se-
mejante de exaltación dionisíaca, por más que en la medicina actual se hable de Sócrates y la tragedia 8•
ese fenómeno como de una pandemia de la Edad Media. De una pandemia se- ~urípideses muy querido y ejerce un gran influjo en la comedia nueva: él
mejante ha florecido el drama musical antiguo: y la desgracia de las artes moder- uc ha dado a la gente un lenguaje: introduce a los espectadores en la trage-
nas está en no surgir de una tal fuente misteriosa. ta entonces un pasado ideal de la helenidad: ahora Atenas se mira en el

1 (2) ófocles y Esquilo eran xo¡mot, Eurípides xcx-rcí:re:xvov 9 • Su punto de vis-


Aquella idea errónea, según la cual el drama sólo habría conseguido con el o poeta crítico y espectador está en la unidad, en el prólogo, en la música,
tiempo su carácter sublime, altamente lírico; como si la farsa fuera la raíz del los diálogos retóricos.
drama. Es más bien el humor excitado y extático del Carnaval. Cuanto más se ompilación de Aristófanes. Sófocles está el «segundo».
atrofia este impulso, tanto más frío, intrigante y burgués-familiar resulta el 1hace lo justo a sabiendas.
espectáculo. El juego del espectáculo 5 se convierte en una especie de juego de Súcrates sospechoso de ayudarle: su amigo y compañero de teatro.
ajedrez. Según el oráculo desde el punto de vista de la conciencia es aún más sabio.
l>csprecio de lo inconsciente en el hombre (en la discusión) y en el artista
1 (3) ln) 111 • Expulsión de los artistas del Estado platónico 11 : por Platón, que re-
Valor de la fe griega en los dioses: se dejaba delicadamente a un lado y no /11 lornra 12 , pero ironiza sobre ella. El poeta de la tragedia al mismo tiem-
impedía el filosofar. tu d1mico. Sólo el filósofo es poeta.
'onsecucntemente Sócrates pertenece a los sofistas. El demón («cultiva la
1 (4) 1>) 11 , el mundo al revés. (Su muerte no es trágica.)
La tragedia era una creencia en la inmortalidad helénica, antes del nacimiento. lnllucncia del socratismo sobre la destrucción de la forma en Platón y en
Cuando se abandonó esta creencia, desapareció también la esperanza en la 11:011. (Sócrates mismo no escribe 14 .)
inmortalidad helénica. rn diúlogo de la tragedia: la dialéctica penetra en los héroes de la escena,
ucrcn de una hipertrofia lógica. Eurípides es en esto ingenuo. La dialécti-
1 (5) xtlcnde a la estructura: la intriga. Odiseo: Prometeo. El esclavo.
Odiseo se convirtió poco a poco en un esclavo astuto (en la comedia). Lu ética no desarrollada: la conciencia es demasiado poderosa y cierta-
optimista. Esto destruye la tragedia pesimista.
1 (6) l.11 música no tiene que introducirse forzadamente 15 en el diálogo ni en el
La risa era el alma de la nueva comedia, loaio: en Shakespeare es distinto. La música como madre de la tragedia.
el estremecimiento la del drama musical. L11 disgregación de las artes: momento anterior a Sófocles: el arte absolu-
Sófocles como anciano de la tragedia. n 11ig110 de que el árbol ya no puede soportar el peso de sus frutos: al mis-
Muerte de la tragedia con el Edipo en Colono, en el bosque sagrado de las mro d1·mde11cia de las artes. La poesía se convierte en política, discurso.
1 Furias.
Sófocles consigue individualmente un punto de equilibrio. «Demón deliran-
te»6.
11el1ns.: «schcidct» («separa»), no «schwindet».
t11yW11 para ST, GT, 17; ST (=GT, 12-14). Cfr. 1(15,25, 43, 44].
4
Cfr. J [34], [81] y 7 [50]. lllhllüS», «urtilicioso».
5
Juego de palabras en el original: Schauspiel («espectáculo»)-Schachspiel (<tjuego de ajc- 11 l'lat1'1 11 , A¡io/ogía, 22 a 8- c 8: GT 12.
drew ). En este caso, Nietzsche acentúa el carácter de <tjuego». Cfr. M. Rapp, Geschichte des grie- lt l'l;1ti'i11 , Rc•púhlirn, 595 a ñ 608 b. Cfr. 5 (121].
chischen Sdwu.1piels vom Stand¡nmkt der dramatischen Ku11st, Tubinga, 1862, p. 271. Cfr. 7 (124]. 11 l'l111ú11 , frdm. 244 a n 245 h. Cfr. GT 12.
1
' Cfr. Platón, Re¡níhlim, :129 b-d . Tradudmos el término J>ii111011, poi «dcmón», ya que el f'l l'luti'lll, frdti11, 60 e; <H 14 y 15.
térm1110 demonio tiene con110tac1ones religiosas y morales en la lr11d1ci1'111 o(ci1kntal uistiana f'l' KtJW l, 4, pp . 283-284.
C'l1 s 1111. 1111 el lll~l\ i<gnl11111g1:11» (participio) y 110 í<ddingl'n»
66 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
l. P II lB. OTOÑO DE 1869 67

Comienza el reino de la prosa. Antes incluso la prosa era poseía. Heráclito, la


Pitia 16 . Demócrito. Empédocles. tes fue en la tragedia y en el drama musical en general el elemento dis-
r: untes de que él naciese.
1 [8] Ita de música y, por otro lado, el desarrollo monológico exagerado del
El socratismo de nuestra época es la creencia en lo consumado: el arte estú nto, hicieron necesario que entrase en escena la dialéctica:
consumado, la estética también. La dialéctica del crítico es la prensa 17 , la ética es el pathos musical en el diálogo.
el aderezo optimista de Ja visión del mundo cristiana. El socratismo no tiene el dr11ma musical antiguo sucumbe a consecuencia de las carencias de su
sentido de la patria, sino sólo del estado. Insensible hacia el futuro del arte ger- fo.
mánico. ti la orquesta: no había ningún medio para fijar la situación del mundo
to.
1 [9] oro predomina musicalmente.
La maravillosa salud del arte poético griego (y la música): no hay géneros
unos al lado de otros, sino sólo estadios preparatorios y cumplimiento, finalmen -
te declive, es decir, aquí el desmembramiento de lo que había crecido hasta en-
Drama musical y ópera
tonces a partir de un único impulso.
rrirncro es un comienzo en la dirección correcta, la segunda no vive en la
Id 11 rte, sino del artificio.
1 [10]
Introducción a la literatura griega. 1
El organismo entero en su crecimiento y declive.
.quilo inventó la gracia y el decoro de la toga, y en eso le siguieron los sacer-
1 [11] y los portadores de antorcha. Antes los griegos imitaban en su vestimenta
Muestro una caricatura. No con la idea de que todos la reconozcan como hArharos y no conocían la vestimenta libre.
caricatura: espero que al final cada uno tenga claro que es una caricatura. y 1res formas fundamentales: el delantal, la camisa y la capa.
Esencia, más tarde declive. 1'11lda de las mujeres y los pantalones de los hombres tienen su origen en el
1111
1Altú11' 2 procede de la camisa: la indumentaria del sacerdote católico proce-
111111
'j
1 [12]1 8
1. Origen natural. 1dohk: kitón asiático.
1¡·
2. Contenido religioso y talante festivo. l'1tpa en Asia es un chal (el chal de Cachemir de nuestras damas).
111111¡i 3. Representaciones periódicas. 1rimm a la vestimenta libre fue el resultado de una concepción repentina de
4. Teatro popular y, por tanto, una dimensión enorme. llt'111 artística: todo el auge de Grecia fue repentino, después de haber per-
' 5. Unidad interior, también entre música y palabra. ldn durante mucho tiempo atrasada respecto a los pueblos vecinos más
.ulos.
! 1 (13]19 h1iú11 policromada de la antigua arquitectura y escultura, por la cual no apa-
Esquilo introdujo el libre ropaje del alma. lrN1111da, con el color de los materiales usados, sino cubierta con un revesti-
111 dl• colores.
1 [14)20 ohl·rnrH> desprecio del arte bárbaro, a pesar de la admiración que los helenos
La naturaleza de Ja decoración del escenario del teatro antiguo era muy os. l lcrodoto, Jenofonte, Ctesias, Polibio, Diodoro, Estrabón, tributan a la
semejante a la disposición, consagrada desde muy antiguo, de los recintos de los tria y armonía de esas obras bárbaras.
templos. rn t 11 hu na! griego debe servir como medida para la valoración de esas obras.
lil' l'S mús helénico que los mismos helenos: los bárbaros como una especie
1rn1halismo modificado.
16
Fragmentos de Herácllito (Diels-Kranz), frgmt. 92.
17
En el msc. «Die Dialektik der Recensenten ist die Presse», no «Die Dialektik ist die
Presse».
18
Esquema para el GMD.
9
' Cfr. 1 [17].
20
Cfr. Semper, G., Der Stil in den technischen und tektonisdwn Kii11.1·te11, oder praktisclw
Las informaciones que da Nict7.schc a continuación están tomadas de
Aesthetik. Ein lla11dh11d1/i"ir 1l•chniker, Kiinsf/('f und K1111stfi·1·1111th'. h;'111l'fiirt del Meno, 1860,
vol. 1, pp. 282 ss. 'P"'· u.
1
1 l'it. 1111. 21 s-219.
0 1.
No111hrn l!IÍcl!o trascrito, «citwvn», qlll' ern l,1 tl111ir.i griega masculina.
68 FRAGMENTOS PÓSTUMOS l. P II lB. OTOÑO DE 1869 69

1 [18)2 3
Entre los antiguos, la autoridad de una obra de arte dependía mucho de la r11tcs es el ideal de «hombre impertinente»: una expresión que debe ser en-
magnificencia de la construcción, de los costes del material que se empleaba y de con la debida delicadeza.
la dificultad de la ejecución. ritlcs como aquel que «no escribe»: no quiere comunicar nada, se limita a
Precio elevado, dificultad de la ejecución, escasez de los materiales. rreguntas.
El templo de Delfos terminado aproximadamente hacia el 520 a. C.

1 [19] \ll1tlidad del proceso: actitud extraordinariamente ingenua de Sócrates, el


Famoso certamen entre Apeles y Protógenes. th;o fanático.
Semper, «Textile Kunst», p. 470. Plinio, XXXV, 10. destrucción de la forma mediante el contenido: o mejor, el arabesco artís-
destruido por la línea recta28 .
1 [20] 1ocrntismo aniquiló ya la forma en Platón, y además los géneros estilísticos
Es suficiente que un alemán haya descubierto un campo nuevo que exige una lnicos.
enorme dedicación, pero que se puede administrar con poco espíritu, para que se
haga famoso, pues encuentra innumerables seguidores. De ahí la fama de Otto
Jahn 24, tan buen hombre, insensible y sin brío. lct111rrollo de la melodía de la ópera representa el paganismo en la música.

1 (21]
«La atmósfera humeante de las velas de carnaval es la verdadera atmósfern música absoluta y el drama cotidiano: las dos partes separadas a la fuerza
del arte», Semper, p. 231. 1un11 musical.
l'nsl' más feliz fue el ditirambo y aún la primera tragedia esquilea.
1 [22] n Sócrates penetra el principio de la ciencia: con ella la lucha y aniquila-
¡Qué época del arte de actor, cuando Sófocles y Esquilo representaban ellos lo inconsciente.
mismos los papeles principales! 25

1 (23] El drama musical griego.


Sobre la historia de los filósofos y de los poetas griegos. 1drnma musical en sí mismo: parte II la aniquilación.
1111 una ética profunda.
Cuaderno l. ~c,111rrollo de la música moderna es artificioso.
Homero como contendiente. urmc diferencia en los griegos entre el conocimiento estético y la creación
\111.
Cuaderno II. r CNo el desarrollo de los géneros artísticos fue naturalmente correcto.
Sobre la historia de los filósofos. ,l dcim rrollo de los géneros artísticos unos de otros: cada fase que florece ani-
111 1111tcrior.
Cuaderno III. H1\1t ro~ sólo tenemos tipos poéticos de imitación.
Estética de Esquilo. 1drn111a musical es el punto álgido: es disuelto por la ampliación de la re-
)' por el estancamiento del desarrollo ético.
Cuaderno IV.

tiene para nosotros el valor que tienen los santos para los

23 Cfr. G. Semper, op. cit., pp. 464-465.


24 Otto Jahn (1813-1869), famoso filólogo e historiador de la música. Impartió clases t' ll e'11•, ST.
Bonn, donde llegó a formar una escuela que se enfrentó a F. Ritschl (1806-1876), maestro dr h11~11h' l lartmann, E. von, Philosophie des Unbewussten. Versuch einer Weltanschauung,
Nietzsche en Bonn y Leipzig. U. von Wilamowitz-Mollendorff fue su alumno. Ver introducció11 l11tkl'1, lkrlin, 1869 [BN, 276), p. 216.
a Nietzsche y la polémica sobre «El nacimiento de la tragedia», edición de Luis E. de Santiagn 11111•~tl" aforismo se aprecia también la huella d~ la lectura de Hartmann, LajUosofia del
1:1\\1\
Guervós, Ágora, M{1laga, 1994. ('fr. GT 19. 1r11ff ¡\~¡ dcst:rihe l lartmann la :11.:dú11 de la 1111aginación sobre los elementos
11 Aristóteles, lfrt1ínt'll, 1401h2~s. Cft . 51691, 911041 l1luulc~ d1i la pcrn:pc1ún scns1hle, p. 21 <>.
70 f<f{J\(JMl,NTOS PÓSTUMOS l. I' 11 1B. OTO NO DE 1869 71

1 [30)
La más bella expresión alemana para definir al hombre de honor (siglo \111 llo )lticgo: «Si yo fuese una lira de oro, etc.», se parece mucho a las
del Meier Helmbrecht): «¡Si quieres seguirme, labra la tierra con el arado! Lul'p tlv~11s alemanas. Uhland, p. 282.
muchos se aprovecharán de ti, seguramente el rico y el pobre, el lobo y el águll
y ciertamente todas las criaturas.» Uhland, p. 72 29 •
Un conmovedor bando 30 campesino contra los ratones de campo del :11h )' bnnal <lervinus 34 calificó como un «extraño error» de Schiller, que
1519. «Para los que se retiren se les concede una segura escolta de perros y gato 1 ll1 bello de la tierra el destino de la aniquilación.
y a los ratoncitos muy pequeños y a las preñadas una prórroga de catorce días»"

1 [31) UllM poética de Shakespeare tiene un acompañante, la música: la de


Es imposible que el elemento poético, abstraído de la epopeya y de la líril-11 h• c11c11lt11rn».¡Fantástico!
pueda contener al mismo tiempo las leyes para la poesía dramática. En el prinll'r
caso todo se dice en referencia a la fantasía recreadora del oyente: en el otro tod1
es presente y visible: la fantasía es reprimida por las imágenes que cambian. ll~11dú1a del sentimiento y la inclinación al simbolismo le hacían encon-
111va también la acción insignificante. Por eso no era adecuado para
1 [32)
Los germanos que vivían aislados vieron en las disputas y debates de los !11
bunales un drama: su más antigua poesía dramática sigue esta analogía, poi
ejemplo, el debate entre el verano y el invierno, hasta que la señora Venus arregl11 1 l&l'll'go es, en primer lugar, la caja de resonancia viviente, en segundo
la disputa (Uhland, p. 21). "1'1tiino a través del cual el actor grita al espectador su sentimiento de
111111111, en tercer lugar el espectador que se vuelve audible cantando apa-
1 [33) 11tc, en un tono lírico.
El salto desde las rocas de Leucade tiene un paralelo en los danzarines de Sa11
Vito, que se arrojaban a las aguas turbulentas, y en los bailarines de la tarantelu
«llevadme al mar, si me queréis curar, ¡echadme al mar! Así me amará mi be/111 •>dice un italiano: se parecen más a los gatos en enero, que a las flores
¡Al mar, al mar! ¡Mientras viva, te amaré!» Uhland, p. 402. lnN de la luna de mayo.
M 1111a comisión de ocho cardenales estableció que las palabras sagra-
1 [34) 1110 deberían ser percibidas de forma clara y continua. Palestrina36 res-
Los cortejos orgiásticos de Dioniso se asemejan a los danzarines de San Juan Nlll exigencia.
y San Vito (Crónica de Colonia, impreso en 1499): «He aquí a San Juan, tan fres 11111posiciones de Palestrina están calculadas para un contexto determi-
co y alegre, he aquí a San Juan»: era el estribillo de sus cantos. Cf Hecker, Dfr 111111das para un lugar preciso en el culto. Carácter dramático de las ac-
Tanzwuth eine Volkskrankheit im Mittelalter, Berlín, 1832 32 • 111 i11wcas.
lim11as de la frase artificial han dejado de ser fines en sí mismas: son me-
1 [35) x¡m·sión.
El canto de los pájaros tiene el poder de despertar el espíritu de los héroes. 1\1 111 totalidad de la obra se ha de buscar la expresión. Las piezas fueron re-
ruiseñor emite su llamada: occhi occhi, golpea a muerte,fier fier 33 , golpea. rciiularmente domingo a domingo y por eso eran muy familiares.
Los hijos de los héroes apátridas y huérfanos pueden oír la voz de la naturalez:i
salvaje.

111111110 del primer volumen del libro de G. G. Gervinus, Gechichte der deutschen
l 1·1png, 1853, 4.ª ed., biblioteca de Basilea, 3 de noviembre de 1869. Cfr. Crescenzi,
29
Nietzsche cita aquí el libro de Uhland, L., A/te hoch- und niederdeutsche Volksliede1 ld1111s dcr von Nietzsche aus der Universitiitbibliothek in Base! entliehenen Bücher
mil Abhandlung und Anmerkungen, vol. II, Gotta'scher Verlag, Stuttgart, 1866. Meie1 lll /111 ... lºll Nietzsche-Studien, núm. 23 (1994), pp. 388-442.
Helmbrecht, narración en verso compuesta por Wernher der Gartenaere en la segunda mitad 11 1 i1·1vinus, G. G., Hiindel und Shakespeare. Zur Aesthetik der Tonkunst, Engelmann,
del siglo XIII. 1H11H. p. 80 [BN, 245].
30
En el msc. «Banspruch» y no «Bauernspruch». I' L l'alestrina (1525-1594), músico italiano que compuso famosos motetes de música
31
L. Uhland, op. cit., p. 75. llll'11t1la. Cfr. 9 [5]; MA, § 219, § 171. Nietzsche sentía gran admiración por este músico,
32
L. Uhland, op. cit., pp. 1-26 y 83-88. 1 p1111t1l de considerarlo como un antecesor de la música moderna. Palestrina, «supo
33
lbíd., pp. 97-99. En el msc «occhi occhi» y no «ocihi ocihi» como aparece en la edición 1 1•11 ~onidos el espíritu de fervor y emoción profunda que despertaba a una nueva vida»
alemana. 111•11
72 FRAGMENTOS PÓSTUMOS l. P 11 lB. OTOÑO DE 1869 73

Es importante saber si una obra es creada para una única representación o


para representaciones repetidas: los dramas de los griegos eran, sin ningun11 lll desgraciadamente acostumbrados a disfrutar de las artes por sepa-
duda, concebidos y compuestos para oírlos una sola vez:, y también se lo~ 1thsurdas las galerías de arte y las salas de conciertos. Las artes absolu-
juzgaba inmediatamente. ft triste vicio moderno. Todo se desmiembra. No hay organizaciones que
Terrible lucha entre la melodía y la armonía: esta última penetró en el pueblo n de las artes como arte, es decir, del campo en el que las artes se con-
y expandió por todas partes el canto polifónico, de tal manera que se perdió poi
completo el canto a una sola voz: y con ello, al mismo tiempo, la melodía. nrtc recorre una parte del camino sola, y otra en confluencia con las
La música coral dramática de los griegos es también más reciente que el canto 11.
individual y algo completamente distinto del canto coral que acabamos dl· ,. e¡\m:a moderna los grandes trionfi4 2 italianos son, por ejemplo, debidos
mencionar: ella era unisono 37 : por consiguiente, la voz individual multiplicad11 nloncs de las artes. El drama musical antiguo tiene un análogo en la misa
por cincuenta. Los griegos nunca conocieron una lucha entre la melodía y 111 11tóli<.:a: sólo que la acción es representada únicamente de una manera
armonía. , o induso sólo narrativa. Esto ya nos permite además tener una idea
11ntiguo por el teatro en la época de Esquilo: salvo que allí todo era mu-
1 [42] h1m. más luminoso, más lleno de confianza, aunque también menos
En 1600 se descubre de nuevo la melodía38 • , Intenso, enigmático-infinito.

1 [43)39
La tragedia griega encontró en Sócrates su aniquilación. UC 11c diferencian la rítmica del movimiento y la rítmica de la quietud (es
Lo inconsciente40 es más grande que el no saber de Sócrates. vh1ió11 )'! Las grandes relaciones de la rítmica sólo pueden ser comprendi-
El demón es lo inconsciente, pero que sólo se opone a la conciencia de vez c11 ln intui<.:ión. Por el contrario, la rítmica del movimiento es mucho más
cuando obstaculizando: no actúa productivamente, sino sólo críticamente. ¡U11 m{1s matemática en lo particular y en los detalles. Su característica es el
mundo extrañísimamente invertido! Por el contrario, el inconsciente siempre e~
el elemento productivo, la conciencia el elemento crítico.
La expulsión de los artistas y poetas por parte de Platón es una consecuencia
El oráculo délfico concede el premio de la sabiduría según el grado d¡· 11 darte? ¿La capacidad de producir el mundo de la voluntad sin volun-
conciencia. Produ<.:ir de nuevo el mundo de la voluntad sin que el producto quiera
El proceso no tiene nada de historia universal. ntr. Se trata, por tanto, de una producción de lo que no tiene voluntad
lo 111 voluntad y de modo instintivo. Cuando se hace con consciencia sella-
1 [44] 11t&nl11. Por el contrario, parece clara la afinidad con la procreación, sólo
Sócrates y la tragedia griega. 11tc rnso surge nuevamente la voluntad en su plenitud.
Eurípides como crítico de sus predecesores. Particularidades: prólogo,
unidad.
Eurípides el Sócrates dramático. oi·pura delicadeza que todo lo más conmovedor no se representara en
Sócrates fanático de la dialéctica. tirn'l O sea: no había propiamente acción, sino que sólo se decía y ha-
Sócrates destructor de la tragedia. ue ptl'l'l'día y seguía a la acción. Al contrario de lo que sucedía en la esce-
Aristófanes tenía razón: Sócrates pertenece a los sofistas.
Esquilo hace lo justo sin saberlo: Sófocles cree, por tanto, que hace lo justo
sabiéndolo. Eurípides piensa que Sófocles ha hecho inconscientemente lo que no
es justo: y que él, sabiéndolo, hace lo justo. El saber de Sófocles era sólo de un hure 111 música? Resuelve una visión en voluntad.
tipo técnico: Sócrates se le había enfrentado con toda la razón. 1nt1e11c laf. formas universales de todos los estados de deseo: es el puro sim-
En la escala del grado de conciencia divino, el oráculo de Delfos definía 11 1 dl• li1s 1111pulsos, y como tal es completamente comprensible para cual-
Sófocles como menos sabio que Eurípides. n 1111s li1rmas más simples (compás, ritmo).

37
Así en el texto. Vf1m1 (iM ll y 1[271. 3 [ I).
18
Gervinus, Geschichte der deutschen Dichtung, op. cit., p. 73. 111h'J1•Ml1 ii111lltli:s del Renacimiento compuestos por carromatos con distintas alegorías.
19
Fragmento preparatorio para ST y GT 13. 111111111 1lartmann l .a disli111:1ún i:nllc arte y artl'. manual. El arte se origina
40
Ver nota en 1 [2.5]. MlllCPI~\ ~111 la partll·1p;u.:1ú11 de la l 'Olll"ll'llCl:I
74 FRAGMENTOS PÓSTUMOS l. P 11 IB. OTOÑO DE 1869 7

Por tanto, es siempre más universal que toda acción singular: por eso nos ~
más comprensible que cualquier acción singular: la música es por consiguiente 111 111i111vcdor interés de Richard Wagner por lo animal llega hasta e
clave del drama. Uno de los enemigos judíos de Richard Wagner le había anunciad•
La exigencia de la unidad, que como vimos no está justificada, es la fuente d 1UI la llegada de un nuevo germanismo, el germanismo judío.
todas las falsedades de la ópera y de la canción. Se vio la imposibilidad de pro
<lucir entonces la unidad del todo: se pasó así a poner la unidad en losfragmentm
y a fragmentar el todo en puros fragmentos absolutos y separables. p111110 supremo que ha alcanzado la ética consciente de los antiguos es l¡
El modo de proceder de Eurípides es paralelo, también él pone la unidad c11 le l¡1 amistad: es sin duda el signo de un desarrollo claramente desviarle
el fragmento singular del drama. 1•1n111iL·nto ético, ¡gracias al musageta46 Sócrates!
El drama musical griego es un estadio previo de la música absoluta, una fo1
ma dentro del proceso en su conjunto. Las partes lírico-musicales tienen anh
todo un contenido general, objetivo-contemplativo: sufrimientos y alegrías, qm 11•rncia de la unidad en el drama es la exigencia de la voluntad impacien
exponen impulsos y repulsiones44 de todos. La ocasión era aquí imaginada por d 1111 q111cre contemplar con calma, sino lanzarse sin obstáculos por la send~
poeta: ya que no conocía ni música ni lírica absolutas. Fingía una situación pa 11did.1, hasta el fin. La bella composición del drama: uno está tentado dt
sada en la que este o aquel estado de ánimo general requería su expresión lírico ¡111,1 11111to a otra la serie de escenas como cuadros, y analizar la composi·
musical. Tenía que ser una situación de seres afines y familiares: pero nada e k l' H1 1111agen global. Es una verdadera confusión de los principios del arte
1

más afin que el mundo mítico, un reflejo de nuestras situaciones más universab 1111 M' aplican a la sucesión las leyes de la coordinación.

vistas en un pasado ideal e idealizante. Con esto, por tanto, el poeta afirma l.1 1111 110 ~e busque abarcar con la vista la pura sucesión: por ejemplo, una pie·

universalidad de las disposiciones lírico-musicales para todos los tiempos, es dL l'll~·¡iJ; L'S un error hablar aquí de una visión arquitectónica del todo; lo mis·
cir, da un paso más hacia la música absoluta. 1111111 el drama. ¿Dónde se encuentran las leyes de la sucesión? Por ejemplo en
Éste es el límite de la música antigua: se queda en música de ocasión, es deci1 lt;1e1-, que se contraponen uno a otro, en la disonancias que exigen una re·
se acepta que hay situaciones musicales definidas y por otra parte situaciones mi 11'111, l'11 la sucesión de los estados de ánimo 47 •
musicales. La situación en la que el hombre canta servía de medida. li1ll.11ks aparentes, por ejemplo, muchas sinfonías. Hay cuatro partes, cuyo
De este modo, se mantienen dos mundos contiguos que, en cierta manera, al fr1 l 1111damental constituye una unidad esquemática. Se exige un fogoso
ternan uno con otro, de suerte que el mundo del ojo desaparecía cuando el dl."I 1 '·' 1111 delicado adagio; luego, quizá, una humoresca; finalmente una baca-

oído comenzaba, y viceversa. La acción sólo servía para llegar al sufrimiento, y 111 y11 análogos los contrastes en el nomos pitio de Sacadas48 •
el desbordamiento del pathos volvía a hacer necesaria una nueva acción. La co11 111 l·sión expresa la voluntad, la coexistencia la quietud en la intuición.
secuencia era que no se buscaba la mediación entre los dos mundos, sino su exa il111Hlc procede el esfuerzo efectivo de los dramaturgos griegos por la uni-
cerbada contraposición: si se había cubierto el reino del corazón, le correspondi11 l 111wnalmente allí donde ninguna filosofia había impuesto todavía exigen-
al entendimiento hacer valer sus derechos; Eurípides introdujo en el diálogo 111
dialéctica, el tono de los tribunales de justicia. 11 jíp1;,1 111aravillosa en la que las artes todavía se desarrollaban sin que el ar-
Nosotros vemos aquí la desagradable consecuencia: si se separan de una ma 111,1111t rase teorías del arte ya elaboradas!
nera antinatural el corazón y el entendimiento, la música y la acción, el intelecto lle c•;k 111odo, un drama antiguo es una gran obra musical: pero nunca se dis-
y la voluntad, cada parte separada se atrofia. Y así se originó la música absoluto 1 dl' l.t música de modo absoluto, sino que siempre se la ponía en relación
y el drama familiar, a partir del desmembramiento del drama musical de los a11 1¡;11110 y el ambiente, o la sociedad. En resumen, era música de ocasión. ¡In-
tiguos. hlll 1lt1111amcnte importante! El diálogo que enlaza no es más que lo que pro-
1H111 l:i ocasión; la ocasión para las piezas musicales, cada una de las cuales
l (50] 11 ic1H ''ti agudo carácter ocasional: unidad del sentimiento, la misma intensi-
Unidad del poeta y del compositor. Nuestra época habría sido capaz dr 1tll11111ol'ión.
comprender esta unidad, puesto que tenemos un mediador entre nosotros y li1
Idea (lo que los católicos llaman un santo, un exemplum clásico), si no hubicsr
sido presa del terror al irrumpir la fuerza omnipotente de la naturaleza y no 1 l l':1gcdia originaria mantiene y exige distintas unidades: la de la parte
tratase de liberarse de su terror con un ruido de coribantes45 : entretanto, el santo 1111sical, la del relato épico, la de las imágenes mímicas.
vive y muere, desconocido, ¡pero deja un recuerdo conmovedor a la posteridad'
din: sol11e todo de Apolo y l lérculcs como conductores de las Musas.
44
En el msc. «Yerahscheuungen» y no «Ycrahschicdungc1rn, 11 ti 111~1:. «<"ic111üthstimm11ngcn» y no <«icmüthstriimungcn». ·
4
' Los cnrihantcs eran sacerdotes de Cibcks, en cuvo ho11rn ccll:hruhan 1111 culto on!iústKn
kh1c lla11l1sta (1ulirn de Argos que toca súlo ml'lodias 1nstrumcntatcs (1101110s) durante
con 111úsie:1 y danzas frenéticas piliros del 58Ci u.<'
76 FRAGMENTOS PÓSTUMOS l. P 11 lB. OTOÑO DE 1869 77

Para la mirada también existen dos mundos que transcurren uno junto al
otro, en paralelo y no en unidad: el mundo de la escena y el de la orquesta. 1pcarc, en Troilo y Crésida 53 , caracteriza como defecto fundamental de
Sin embargo, los griegos tampoco conocen la estatua absoluta: tiene precisa las fuerzas morales no tuvieran todavía vigor suficiente.
mente con la arquitectura un paralelismo como el de la escena con el coro.
Es un vicio moderno tener que disfrutar aisladamente las artes separadas teó
ricamente unas de otras: denle conexión con el desarrollo de la capacidad indivi n:u de Eurípides es la del crepúsculo de los dioses: él mismo lo siente.
dual. La armonía es característica de lo helénico; la melodía, de los modernos lvc enérgicamente contra el oráculo de Delfos y la veracidad de Apolo.
(como carácter absoluto). mt1•s representadas en los escenarios de la corte de Arquelao 54 •

1 (55]
El poeta trágico está más expuesto al aburrimiento que el poeta épico, puesto ntc rnucho tiempo los romanos asistían a los espectáculos de pie: estar
que a éste se le permite presentar muchas más variaciones. '-'onsideraba algo afeminado 55 •

1 (56) 49
¿Por qué el drama de los griegos no empezaba por la representación épica? hu de Eurípides fue alcanzada por el rayo, es decir, el que yacía en ella
Importantísimo. La acción entró en la tragedia sólo con el diálogo. Esto pom· dilecto de los dioses y el lugar era sagrado.
de manifiesto que en este tipo de arte no se apuntaba de antemano al Ópiiv 50 : sino
al 7tcl..&o~. Al principio no había otra cosa que lírica objetiva, es decir, una canción
que tenía su origen en el estado de ciertos seres mitológicos y que por tanto usa n 111 rnnccpción de los antiguos, el arte no es para el deleite privado: el
ba también sus vestimentas. Primero, indicaban ellos mismos el motivo de sus •u lugar en el agón 56 y está ahí para el regocijo de muchos. El público
estados de ánimo líricos: más tarde salía un personaje: de este modo se consegui11 humilla al artista.» Eurípides trata insólitamente de nadar contra co-
que un ciclo de canciones corales tuviera una unidad de contenido. La person11 l'11mhiar su curso. El filósofo podía dedicar sus obras a la época: el
que salía narraba las acciones principales: a todo acontecimiento importante na 1dru111a musical debía contar con el presente.
rrado le seguía la manifestación lírica. A este personaje se le puso también un11
vestimenta: y se lo consideró como señor del coro, como un dios que narra sw1
hazañas. O sea: yt0(~ 7 muestra una etapa anterior: una conexión entre la épica de los
ciclos de cantos corales, unidos por una narración: éste fue el origen del dram11 111 lirk:a. El rapsoda entraba tres veces en escena: y narraba un gran
gnego. lento pasado. Alternaba con el coro, que celebraba los momentos líri-
El cortejo compuesto según los cánones artísticos, el 7tpocróówv 51 , ¿no tiem· port1111tc que el rapsoda de la epopeya entrase en escena con su vesti-
quizá un influjo sobre el drama? ¿A parte del hecho de que el espectador no 1 llmk también en el teatro.
acompaña al cortejo, sino que permanece sentado? Quizá la comedia procede dr
ahí, quizá también la tragedia: el sentido es el siguiente: siempre nuevos grupos
con nuevas canciones, pero el todo, no obstante, representa una unidad, una úni • conclusivas aplicadas a Eurípides (Platón, Phaedr, 245, Schleierma-
ca historia. Compárense con las representaciones de los bajorrelieves. lcrn·ra perturbación y delirio inspirado por las Musas se adueña de
Tales cortejos enmascarados presuponían que el elemento de fondo, el mall' •lli.llltda, delicada y santa, excitándola e inflamándola, y, celebrando
rial mítico, fuese comprendido por todos. nc11 l'cst ivas y otras obras del arte poético las miles acciones de los an-
ll11ca a los descendientes. Pero aquel que se encuentra en los pórticos
lri.:ti 1-1111 cste delirio de las Musas, creyendo que sólo puede llegar a ser
1 (57)
t111v(·.¡ del arte, no se le puede considerar un consagrado, y también su
Sobre el drama satírico. Los postludios de uno o dos actos son usuales enlrr
lh~I h11111bre sensato, queda eclipsada por la del que delira.»
los franceses. Asimismo las pequeñas farsas de Garrick. Hamlet, dice Rapp 52 , t''•
casi una parodia del drama antiguo ( Orestiada).
1H1 Mii. Shakcspearc, Troilo y Cresida, Acto I, ese. 3.
1 lile~111111 iú en el 406 a. C. en la corte de Aquelao, rey de Macedonia. No parece
1~p1t:sc11t11sc11 / ,as bacantes en esta corte.
11~1 hl , F., l'ar<"rga =u Plautus und Terenz, 1845, vol. ! , Leipzig, pp. 213-225. Cfr.
49
11111 Cfr. GMD y GT 7.
50 «Acción». 1ltKlti11 dll la palabra griega que significa, «certamen», «contienda», «concurso»,
il ~1 Procesión n:ligiosa con cantos y música . 11 ·~ Wr1tl"1111¡1/ ».
<) M Rapp, St11di<'11 ii/wr dos m11lis1l11 · '/1w11tl'I, 11 . L·il111111. '1'11hi11¡¡11 , 1H<i2, pp. 1<iO y 18 5. t1lln~11rn: Cl1 1 110'>1.
78 FRAGMENTOS PÓSTUMOS L P 11 !B. OTOÑO DE 1869 79

1 (65]58
Según Aristóteles, la ciencia no tiene nada que ver con el entusiasmo, puesto rganos más antiguos de la Edad Media tenían teclas de una anchura de
que uno no se puede abandonar a esta fuerza insólita: la obra de arte es un pro- y espacios considerables entre ellas, y debían accionarse con los puños
ducto de la intuición artística en una correspondiente naturaleza de artista. ¡Pro- 0!167.
vincianismo! traposición entre el canto mundano de una sola voz y la música erudita,
nocc más que el canto polifónico. Los instrumentos de acompañamiento
1 (66) 1 con la voz.
La unidad no es desde el principio propiamente el -.ÉA.o.:;; de la tragedia: más \\8ka coral se desarrolla en primer lugar según los cánones artísticos. Sin
bien se encuentra en el camino de su desarrollo, por lo que tuvo que ser descu- , nunca se da coincidencia entre texto y música. Todo esto vale para los
bierta59. 11. Indiferencia absoluta e incluso burla68 por las palabras del texto que
¿Qué es la unidad en la poesía lírica? La del sentimiento. ¿Pero en una com- n 11in sentido mezclándolas y deformándolas.
posición lírica más grande? uy original la manera en que se trataba de obviar la falta de expresión:
hnn las notas con el color de las cosas de las que se hablaba, verde para
1 (67) 60 nt11P1, campos, viñas, púrpura para la luz y el sol, etc. Era música literaria,
Es muy significativa la antigua denominación de la comedia, -.puyciiStix, «can- r11rn leer. Es importantísimo que la evolución de la música también haya
to del mosto»: esto me lleva a una nueva derivación de -.pixyciiStix 61 : «canto del Nla vía no natural, como el drama alemán.
vinagre». -.cX.pyixvov quiere decir «vinagre», por consiguiente -.ixpyciiStix se trans- ni~ a todos estos puntos de vista están los griegos como modelo
forma en -.pixyciiStix. Entonces, su origen procedería del drama satírico: ¡impor- dc:rn.
tantísimo! Canciones antiquísimas de la vendimia, unas dulces y desenfrenadas r<ll•nal Domenico Capranica decía al papa Nicolás V: «Cuando cantan
como el mosto, otras ásperas y astringentes como el vinagre. Esto son sólo imá- untos me parecen como un saco lleno de cerdos pequeños, pues yo oigo un
genes, es absurdo que el mosto fuese el premio del vencedor. ruido y una mezcla de chillidos y gritos, pero no puedo distinguir un solo
111 Es importante que en Sición se cantasen poesías a Adrasto, que después fue- :l 1trl iculado 69 .»
ron transferidas oficialmente a Dioniso62 . No eran ciertamente dramas satíri-
1 cos: ¿qué tiene que ver Adrasto con los sátiros? Se trataba justamente de miste-
rios. orlttt•n del drama satírico me parece singularmente extraño: ya lo dice el
¿Había una forma de poesía en la que estaba latente como en germen la tra- En todo caso, hay que distinguir el ditirambo de las phallica.
gedia, el drama satírico y la comedia? 1 hcd10 de que la representación satírica sea restaurada más tarde
¿Será el drama satírico63 el estadio previo de la tragedia y de la comedia? nll' de modo arbitrario? ¿No es eso µu&o7tmtix 71 ?
¿No es el nacimiento de la tragedia a partir del ditirambo 64 una deducción por,y1:~tix habría sido en un primer momento un grupo que cantaba
falsa de la evolución efectiva del drama a partir del ditirambo en la época de lhi
Timoteo, etc.? ¿De ahí procede quizá la falsa etimología -.pcX.ywv <J>S1¡ 65? Es im ¡1h11/lim 72 eran una procesiones que se hacían a pie cantando y con
portante el impulso que tuvieron que dar los misterios. La acción sagrada con •· Por tanto, desde el comienzo el diálogo es algo natural, con ambientes
'! efectos teatrales en un recinto cerrado, con luces y efectos luminosos. Probable- 11 y ol·asión constante de burlas y bromas, de naturaleza completamente
mente el drama surgió como misterio público, como una reacción contra el n11L 1111a comedia carnavalesca, un baile de disfraces que atraviesa la ciudad.
secretismo de los sacerdotes, para proteger la democracia frente al poder suprc· 0 q11i1ú los €l;cipxone:i; 'tOÜ s~&upciµ~ou 73 , aquellos que en Un primer
mo. Pienso que los tiranos introdujeron estos «Misterios públicos» para nto han de explicar el conjunto, el grupo que canta? ¿Más o menos como
oponerse a los sacerdotes de los Misterios. Sabemos que Pisístrato favoreció a fll'Ólogo euripídeo? ¿O este último es designado sin motivo como un
Tespis 66 . 11 11rca1nl? Creo que sí. ¿Cómo es que las representaciones se asocian
tllc ron d ditirambo, no con los peanes, etc.?

58 Fuente: Teichmüller, G., Aristote/ische Forschungen, Hale, 1869, vol. 2, p. 429.


59 Cfr. Rapp, op. cit., p. 14.
60 Cfr. GT 7.
61
«Tragedia».
62 Cfr. KGW II, 5, p. 80.
63 En el msc. <<noch die» y no «die».
64 Aristóteles, Poética, 1449 a 9 ss. Cfr. 1 (69] .
h< «Canto del macho cabrío.»
"'' cr K<"•w 11, 5. p. 84 ,
'~ il11 1\'

80 FRAGMENTOS PÓSTUMOS l. P II lB. OTOÑO DE 1869 81

1 [70)
La tragedia griega es de una imaginación muy moderada: no porque le falte uciones ante el tribunal del rey, muy frecuente en la comedia inglesa,
tal imaginación, como lo demuestra la comedia, sino por un principio consciente. ic de deus ex machina.
Frente a eso, está la tragedia inglesa con su realismo fantástico, mucho más
juvenil, más impetuosa sensualmente, más dionisíaca, más ebria de sueños.
La danza religiosa del coro con su andante limitaba la imaginación del trágico ncias importantes del teatro griego: las representaciones eran periódicas
11 griego: imágenes vivas, según las imágenes pintadas en las paredes del templo. ndcs intervalos: los espectadores no se dividían según el rango: el
Música continua para las imágenes vivas: esto condiciona una vía de n sintonía y de acuerdo con la religión popular, con los sacerdotes: los
desarrollo y un ánimo patético en el andante. Eurípides no quiere conmover no podían esperar ninguna ganancia pecuniaria: los espectadores eran
expresamente con la novedad de la materia y con las sorpresas de la trama: sino de todas maneras los jueces eran hombres maduros: las mujeres
con escenas patéticas que crea a partir de la sequedad de la fábula. Sin embargo, 1 estaban excluidas: la acción se desarrollaba completamente al aire
Eurípides ante todo quiere enseñar a los oyentes mediante el prólogo, cómo él ha h(iru de Ja representación era a plena luz del día: pocos actores, que
remodelado la fábula: para que el oyente no asista al espectáculo con expectativas 1umir muchos papeles y necesitaban tiempo para reponerse: máscaras,
falsas. 1111 individuales: dimensiones enormes, y por eso muchas escenas
1ente lentas y largas: un ritmo lentísimo del conjunto: dominaba el
1 [71) Puro teatro popular.
Es muy importante que el drama no surja inmediatamente de la epopeya:
como sucede en el drama inglés, alemán y francés: sino de una épica lírico-
musical. Pensemos en el nomos pitio de Sacadas: a lo que aquí representaba la 1.1·lt1fws en los caminos que llevan a los santuarios: si se piensa que ellas
música se le añadieron imágenes: naturalmente se debían recoger materiales ohun y que el espectador estaba de pie quieto, entonces tenemos un
conocidos, para que no quedasen demasiadas cosas por desarrollar, y la pura del drama.
efusión de los sentimientos encontrase por el contrario una rápida y fácil
motivación ante los ojos y la memoria de todos. Me parece que la comedia tiene
111
un origen esencialmente distiI'1:o: su influencia trasmite a la tragedia el elemento lvo siempre a la idea de que Eurípides quería sacar exageradamente a la
dialógico-dialéctico. 0nsccuencias de la fe popular: sobre todo en Las bacantes: pone en
1

frcnlc a los mitos, muestra, por ejemplo, a Afrodita que juzga


1 [72) bhm1cnte a un adolescente puro, a Hera e Iris que hacen rabiar a Heracles
Sobre el deus ex machina. En los Estados monárquicos el deus ex machina del punto de que estrangula a la mujer y al niño. ¿No son irónicos los
teatro será con frecuencia sólo el príncipe: nunca en Atenas. Para los griegos los versos de Las bacantes?
reyes eran los únicos que podían comprender verdaderamente lo trágico de la uc nos han enseñado padres piadosos,
vida, porque ellos estaban situados a una altura suficiente: por eso los Persas S<' lo que el tiempo nos ha consagrado
desarrollan en la corte de Darío y de Jerjes. untiguo, ningun razonamiento lo puede arruinar,
o 11i el más alto espíritu humano lo pensase77 •
1 [73)74
En Inglaterra los jóvenes nobles fumaban en el escenario (1616, año de la
muerte de Shakespeare): sus sillas estaban sobre el escenario. Fletcher75 se queja . h11nly''K llama a Eurípides el portavoz y el pintor de costumbres de la
- La representación tenía lugar por la tarde: la burguesía76 comía a las once, lli, y l'onsidera su poesía como su venerable monumento.
cenaba a las seis: el espectáculo tenía lugar entre esas horas. Ollcr observa que Eurípides ya no entiende el mito como un fundamento
rutcda del presente, sino que lo que hace es aprovechar la oportunidad
1 [74] r11d111 a los atenienses alabando a sus héroes nacionales y denigrando a
Está claro que Shakespeare no ha sido lo suficientemente comprendido poi de :;i1s enemigos.
sus contemporáneos: lo demuestran los caprichos del público, las parodias de sus
obras, etc.

1 l'l l{,1ppp, <71'.1c/11d11e, op. cit., p. 176.


111
74 Cfr. Rapp, op. cit., pp. 58-59. rnh111dy, e;. <.'nmdriss der Gril'chischl'n U11era111r. l lalle, 1836, vol. t. (Préstamo de la
75 Referencia a John Flelcher, 7111' Knight o( the ll1mú11.11 l'e.11/1 ~ ( 161 J). ¡lo Bas1k~a. 14dcdkicmhrcdc 1869). Karl O Miillcr, Grit·chisclw l.itteratur¡:eschichte,
1
" En el msc. «Bíír~¡,:rsland» y no «Bri<lgesland». 11111, 1841, vol. 11. p, 162.
82 FRAGMENTOS PÓSTUMOS l. P 11 IB. OTOÑO DE 1869 83

1 (80)7 9
Rápida evolución de la tragedia: durante su reinado, la reina Isabel de logia 11 faunísticos de la desesperación: por ejemplo, se ven en la carta de des-
terra ha visto evolucionar el drama desde las marionetas hasta su estado mú~ Kleist, o en la imagen de Lessing sobre la muerte del pequeño junto a
elevado. ••
El teatro francés de la Edad Media, los misterios, con su contenido sacro y
profano, se extinguen con el dialecto. El florecimiento de la representación ca1
navalesca alemana tiene lugar en el siglo xv. Está todavía viva en el XVI y muen· lc\Nofo encuentra paz y reposo sólo en el bosque sagrado de las Furias,
en las luchas de la Reforma. Ambas literaturas son dialógicas: florecen sin con Hdipo atormentado y agotado.
secuencias.
El teatro español comienza en Portugal a principios del siglo XVI, luego lleg11
a través de Andalucía a Castilla, en donde después de un comienzo modesto st· legcl llama a la poesía de Sófocles un bosque sagrado de las diosas oscu-
desarrolla casi al mismo tiempo que el teatro inglés. Evoluciona sin obstáculos. 111 ino, en donde reverdecen laureles, olivos y vides, y donde cantan inin-
florece a través de todo el siglo XVII y sólo a comienzos del siglo xvrn muere poi ldumente los ruiseñores.
agotamiento. Ha vivido casi doscientos años.
El antiguo teatro inglés surge a mediados del siglo XVI y alcanza su apogeo 11
comienzos del siglo XVII. Muere a mediados de este siglo forzado por la revolu rcrlccción en el arte y la poesía se comparan con la cima de un monte
ción política. Su florecimiento apenas duró cien años. ·lo, donde un peso que se haya subido hasta allí no se puede mantener
mucho tiempo, sino que de inmediato vuelve a rodar cuesta abajo por el
1 (81) 80 u. l\sto sucede con rapidez y ligereza, y se mira cómodamente, pues la
Importancia del teatro popular. En España y en Inglaterra el teatro parte d\' ,¡lllll' su tendencia natural: mientras que el fatigoso ascender hacia la cima
una base completamente popular y se convierte con el tiempo en teatro de cork vl11iú11 en cierta medida penosa»84 •
En Francia el drama popular medieval había desparecido con el dialecto. Comeilk
se apodera de un modo puramente erudito de la escena y asume de España la fo1
ma teatral ya fijada: desafortunadamente fue desde el principio un teatro de corle h~11 111.:usa a los poetas trágicos de entregar a los hombres a la violencia de
y nunca volvió a encontrar la base popular. La representación carnavalesca alema lc111es y <le ablandarlos al poner en boca de sus héroes excesivas quejas.
na es minada por la Reforma: quedan intentos aislados de eruditos, hasta Lessing
Actualmente hay influencia de Shakespeare. Gracias a él el teatro huyó de aquell11
restricción debida a la imitación de los antiguos, la cual había encadenado el escc 11 representaciones de Eurípides se permiten ciertas familiaridades con los
nario de los franceses, originalmente español. (Nobleza de los espectáculos áticos.)
Influencia de las mujeres. En el antiguo teatro inglés los adolescentes reprc
sentaban los papeles de las mujeres y precisamente por medio de esta institución
originalmente moralista la representación fue empujada hasta la más incontrola 'M/fl>(sohre los prólogos: Eurípides se fía sólo de la efectividad de las situa-
da indecencia. Las obscenidades de Aristófanes son arranques individuales d¡· cuenta con la tensión de la curiosidad. - Schlegel 85 cree que esto se
1111
una salvaje insolencia, frente a la inmoralidad de la última escuela del antigu11 11111parar con los carteles que salen de la boca de los personajes en pintu-
teatro inglés. U111111s. Muy injustamente: una imagen histórica permanece sin efecto has-
to 1111 hayamos puesto a los personajes en el contexto de la acción: ésta es
l (82) 11 que se puede exigir a las pinturas, no a los espectáculos pasajeros: pues
Winckelmann 81 dice que la belleza había sido para los antiguos el fiel de 111 "" rnlrnlamos, no podemos disfrutar.
balanza de la expresión. rn Sd1kgcl los dei ex machina se elevaban por encima de los hombres sólo
11 la liberación de la máquina.
1 (83)
La gracia de lo horrible - las «Gracias terribles»: sólo bien conocidas por lo~
antiguos. ~l11il11 ;1 las últimas cartas escritas por H. von Kleist a Ulrike von Kleist antes del
lo. l'I ~ 1 dc noviembre de 1811 ; se refiere también a Ja muerte del hijo recién nacido de
1J.7 1 l1l d 1t"1cm bre de 1777).
79 llil a Sl'i1kgel, A . W. , Vorlesungen üher dramatische Kunst und Litteratur, en Siimtliche
Cfr. Rapp, op. cit. , p. 31 (extracto).
so lbíd., pp. 32 SS. 1"1.'d ,, vol V, E. Biicking, Leipzig (ed .), 1846, f)p. 12 1- 144, lecciones Vil y-VIII.
81 Cfr. Winckclmann, J. J., «<ieschidlle der K1m.1·1 d1'.1' , 1/11•/'f/111111.1» , l'll Ucsd1id1te der K111111 lhld . p 1l! J ,os J'ragmcntos del 1 18:11 al 1 11041 remiten a la obra de Schlegel.
d1 •s Altert/111111s 11ch.1·11'i11a 1l1t.l'll'llhl ,1·1•i111 •r f../1 •i111 •r1 •11 Sd1ri/l1 '11 lkdi11 1 1870, p. 117. lhliL , PJl 1•12 SS.
84 FRAGMENTOS PÓSTUMOS l. P 11 lB. OTOÑO DE 1869 85

1 [91) ,\'y pasiones completamente desnudas y puras, sin ningún añadido ex-
11. Dice el autor de comedias Filemón: «Si los muertos aún tuviesen realmente
sensaciones, como algunos creen, me dejaría ahorcar para ver a Eurípides.»
ides reflexionaba: cada uno debe tener ya los presupuestos para poder
1 [92)
Audacia enorme la de Eurípides, de emanciparse del Oráculo délfico. A pesa1 r vivamente desde el principio. Si tiene que calcularlos y hacer las
de ello, y según el oráculo, él es casi tan sabio como Sócrates. ntumente, se pierde entretanto el sentimiento: y lo que es peor, quizá se
uivocar en el cálculo. Por eso el prólogo.
1 [93)
11. Aristófanes86 dice: «¡Oh vida, oh Menandro!, ¿quién de vosotros dos ha mo se llenaba el vacío que se originaba en el drama francés por el
imitado al otro?» no de lo lírico? Con la intriga»9º.
1 [94)
Dice Lessing87 : es un espectáculo completamente repugnante ver cómo una '•lllpida teoría de la justicia poética pertenece a la comedia familiar
araña se come a otra (dos críticos que se quieren matar mutuamente). , 111 reflejo de la existencia filistea: ella es la muerte de la tragedia.

1 [95)
Dice Schlegel que el miedo al ridículo es la conciencia de los trágicos franceses. u111111I que las personas prominentes tuviesen su sitio sobre el escenario
El miedo ante lo horrible era la conciencia del teatro sentimental burgués dl· los dos lados, y que apenas dejasen a los actores la anchura de diez
los griegos. ru 111 acción. ¡Gracias a este «coro>.> no se cambiaba la decoración! Todos
lo~ ll'alrales necesitan una cierta distancia: por consiguiente, no se podían
1 [96) 11 turca consistía en que produjese efecto un cuadro al óleo visto con el
Sobre la retórica de Eurípides: «La dignidad convencional es una coraza qm• 'Cll'ill. El escenario se convierte formalmente en una antecámara 91 .
impide que el dolor penetre en lo más íntimo. En la tragedia francesa los héroes
se parecen a los reyes de los antiguos grabados francos, que se meten en la cama
con el manto, la corona y el cetro» 88 • 11pi 111 u que aparece a la hora de comer, se hace ridículo. Espléndida
de: Schlegel: la epopeya homérica es en la poesía lo que el trabajo del
1 [97)
lleve en la escultura, la tragedia es como el grupo independiente. - El
Schlegel encuentra que no se honra suficientemente la «sacralidad del mo ll~w 110 tiene límites, se puede continuar en todas las direcciones, por lo
mento»: en la antigua tragedia se usan para eso pausas líricas. 1111liguos también elegían para ello preferentemente objetos que se
1
11p1111dir indefinidamente, como cortejos sacrifícales, danzas, series de
1 [98) Ir. Por eso, colocaban también bajorrelieves en superficies redondas
Todo héroe y toda heroína llevan consigo un confidente, como un camarlen nhirns, en los frisos de una rotonda, en donde los dos extremos se nos
11 111 vista por la curvatura y así, mientras nos movemos, uno aparece y el
go que está a su servicio.
1tp111l·ce. La lectura de las canciones homéricas se parece mucho a este
1 [99)
lr<1dcd11r, en la medida en que nos dejan detenidos siempre ante lo que está
Para muchos prólogos de Eurípides vale lo que Chaulieu dice del Rhadamist1· 1Jc1a11 desaparecer lo que precede y lo que seguirá92 •
de Crébillon89 : «la pieza sería completamente clara, si no tuviese la exposición». 111

1111 S<inatcs el racionalismo ingenuo en lo ético. Todo debe ser consciente


1 [100) 1élii:o
La tragedia de Eurípides está construida, como la francesa, sobre un concep b11 ipi<ks es el poeta de este ingenuo racionalismo. Enemigo de todo lo
to abstracto. Schlegel: «exigían dignidad y grandeza trágicas, situaciones trági llNl i 11l1vo, busca el elemento intencional y consciente. La gente es como
llllda lllÚS.
86 Ibíd., p. 222. Se trata de Aristófanes de Bizancio, gramático de la época alejandrina.
87 Cfr. Lessing, G. E., Briefe antiquarischen lnhalts, carla 56, en Siimtliclie Schrifi<'ll
Leipzig, vol. VIII, 1855, p. 191.
88 Schlcgcl, vol. VI, p. 54 (Lección XIX).
8'' Tragi:dia dt: 1711 <k l'mspl'r .lnlyot dl: Cn:hillún ( 1<•7·1 · 17ti~).
86 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
l. P II IB. OTOÑO DE 1869 87
II. Las figuras de Sófocles y Esquilo son mucho más profundas y grandes
que sus palabras: balbucean hablando de sí mismos. 1s11<1lmente ninguna de Sófocles. En Eurípides no se da ninguna relación
II. Eurípides crea los personajes haciéndoles surgir anatómicamente: en ellos ho ohras teatrales. Por el contrario, siempre se da en Esquilo. La Orestiada.
no hay nada oculto. '111 tk la tetralogía. Esquilo elegía también un tema mitológico, lo dividía
Ho partes, tres imágenes de un colorido trágico y serio, y una imagen
II. Sócrates es en la ética lo que Demócrito en la fisica: un egoísmo apasio
1ld 1111smo tema. El movimiento dramático se producía por la sucesión de
nado, una superficialidad entusiasta: pero sin embargo estos juicios de «mezqui
no» y «superficial», sólo los emite la posteridad alemana, que es instintivamenk mus: tres actos. El drama satírico es una exigencia del culto dionisíaco.
más rica y más fuerte que la helénica: los fanáticos del conocimiento.
II. Eurípides es el primer autor dramático que sigue una estética consciente.
II. La mitología de Eurípides como proyección idealista de un racionalismo
ético.
II. Eurípides ha aprendido de Sócrates el aislamiento del individuo.

1 [107) 94
I. El coro en la tragedia: carácter público de toda la acción: todo se deliber.i
en un lugar abierto.
I. Necesidad de imaginar un grupo de hombres o de mujeres que están
estrechamente ligados a los personajes que actúan. No el espectador ideal, sino
la caja de resonancia lírico-musical del drama, es decir, de los que actúan.
I. Deben buscarse ocasiones frecuentes para que irrumpa el sentimiento d1 •
masa, preferentemente las disposiciones a la oración.
I. El origen religioso y la celebración del culto fijaban los cantos corales. h1
primer lugar, los sátiros son transformados en serias figuras no báquicas: l'I
origen de la seriedad trágica está en el coro. Las tragedias profundizan en toda 111
serena mitología popular homérico-olímpica. Frente a la época esquilea, que r.
sentimental, la homérica-cíclica es ingenua.
I. Los tipos de las grandes figuras trágicas son los grandes hombrl"•
contemporáneos: los héroes de Esquilo tienen una afinidad con Heráclito.

1 [108]
La filosofia ética de los trágicos: ¿cómo se relacionan con los filósolii
reconocidos? Externamente no tenían ninguna relación (excepto en Eurípidc~)
se separaba poesía y filosofia. La ética pertenecía a la primera: era por eso u1111
parte de la pedagogía.
II. El drama filosófico de Platón no pertenece ni a la tragedia ni a la comed111
falta el coro, el elemento musical, la motivación religiosa. Es más bien épica y d1
la escuela de Homero. Es la antigua novela. Ante todo, no destinada a la prax1
sino a la lectura: una rapsodia. Es el drama literario.

1 [109) 95
Trilogía.
En la época del florecimiento era costumbre que en las Grandes Dionisím o1 1
(fiestas principales de las representaciones dramáticas) cada poeta trú¡m •
representase cuatro dramas, tres tragedias y un drama satírico, mientras que li
poetas cómicos participaban sólo con uno. Se conservan todavía algunas de csl H

04
Esquema para CIMD
"' C:fr. 1 i<i.l¡ . En la rdk1ún :ilc111ana de Colli-Montinari li1rnra como
88 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

1 (113]
1870
Abril - Filologus: Democritea
Febrero - Fleckeisen9 s: Fragmentos de Alcidarnante. Texto.
Marzo - Rheinísches Museum: sobre la forma del certamen.
Mayo, etc., en otoño: conferencia sobre Hesíodo y Homero, certamen99 •
2. PI 14 B.
1 (114) RNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 1
Estado de la idealidad reprimida, 1869. Conocimiento
de esto en Navidadc~.
en Tribscheu
tiunismo, originalmente una cueslión de talento, tuvo que ser democrati-
lucha lenta por llegar a ser religién universal, sólo al precio de la extirpa-
odo lo que era profundo, esotérico accesible al individuo lleno de talento.
1 !IC volvió a introducir también el optimismo, sin el que no puede mante-
11 rdigión universal. Sus creaciones son el purgatorio y la xcx't"CÍ.cr't"cxcrn:; 2 .

1111111·11 Hesiodi et Homeri.


UC!il 1ún homérica.
UCHI ilin hesiódica.
rilo y los preplatónicos.
tes y lu tragedia.
plo de la amistad.
k11 y culto.
lll(11i11 cristiana como democracia ética.
tlón platónica.
télka aristotélica. Delfos como foco de la religión del Estado.
ullo (k Baco y la expedición de Alejandro.
Indo platónico (el Estado cretense como Estado de la música).

111onacia como racionalismo que vence y lucha contra el instinto: éste

"'"'
llhtrnón. «El maestro.» (El mundo germánico.)
111\l l ud es algo instintivo en el mundo helénico.
ll111l·11rn del instinto sexual en Platón.

1 li!, 1.1111dcrno <le 232 páginas utilizadas casi todas por Nietzsche. La mayoría de los
011 ftl11J.º1gkos. Contiene el Drama griego y Homero y Hesíodo.
Mlil~tU~ÍSll,

98
Alfrc<l Flc1.:kciscn ( 1855-1897) dirc1.:tor de la n.:vistíl : .lt1!11Nicha.fiír /,, lt1ssí.1·chl' Phílolog1<' [89[
"'' El <.'t:r11111w11 di~ llo11wr11, ft1l~ el únil·o ¡noyccto qm~ ll't 111i111'1
1111

90 FRAGMENTOS PÓSTUMOS PI 14 B. INVIERNO DE 1859-1870-PRIMAVERA DE 1870


'°l, 91

2 [5)
El cristianismo se afirmó como religión revelada no mística sobre un mundo mu musical en la Antigüedadgriega.
que había llegado a ser completamente místico. hlMy la tragedia griega.
Enorme influjo de la ciencia: para el .Sewpy¡nxó~ 3 tenía que crearse un tipo dc
vida: en la Grecia auténtica4 era imposible.
ó111ica es un lenguaje, que es smceptible de ser clarificado infinitamente.
2 [6) uujc significa sólo mediante c:mceptos, por consiguiente la comunidad
Las representaciones ilusorias griegas como prevenciones del instinto en tos surge por medio de idea:. Esto es lo que pone un límite al lenguaje.
necesarias y saludables para Grecia. vnlc sólo respecto a la lengua Q)jetiva escrita, la lengua hablada es sono-
Grecia debe perecer después de las guerras contra los persas. Aquéllas fueron lntcrvalos, los ritmos, los tiem¡:os, la intensidad y la acentuación simbo-
el resultado de una fuerte idealidad que en el fondo no era nada griego. El onknido sentimental que se representa. Todo esto pertenece al mismo
elemento fundamental, el pequeño Estado, ardiente y violentamente amado, que 111 música. Sin embargo, la mlyor parte de los sentimientos no se exte-
se afirmaba en la lucha con los otros Estados, había sido superado en aquellas mediunte palabras. Y además la palabra no hace más que sugerir: la pala-
guerras, ante todo éticamente. Hasta aquel momento sólo existía la guerra de 1111rcrficie del mar agitado, quees turbulento en las profundidades. Aquí
Troya. Después de aquéllas, la campaña de Alejandro. ntrn el límite del drama hablad). Incapacidad de representar la simulta-
La leyenda había helenizado a los troyanos: aquella guerra fue una
competición entre los dioses helénicos. tnc rroceso de envejecimiento en la música: todo lo que es simbólico
Culmen de la filosofia en los Eléatas y en Empédocles. r imitado y de ese modo, matado: desarrollo continuo de la «frase».
La «voluntad» de lo que es griego se quiebra en la guerra contra los persas: el 110 l'S la música una de las artes más volátiles, más aún, tiene algo del arte
intelecto se vuelve extravagante y petulante. o. Súlo que la vida sentimental de los maestros va muy por delante de sus
11, l>l•sa rrollo desde los jeroglíficos incomprensibles hasta la frase.
2 [7) oesia toma frecuentemente el ca.mino de la música: ya sea buscando los
Consideraciones sobre la Antigüedad.
1. Homero y la filología clásica.
'º" m:'ts delicados, en cuyo ámbi:o la materia bruta del concepto casi des-
2. Homero como contendiente.
3. El drama musical griego.
4. Sócrates y la tragedia. ht1'1·11 y música en la ópera. Las palabras tienen que explicar la música, sin
5. Demócrito. l 111 música expresa el alma de la acción. Ciertamente, las palabras son los
1111'ts ddicien tes.
2 [8)
"''11111a l~xcita en nosotros la fantasía de la voluntad, expresión aparentemente
Invierno 1870-1871 6 conferencias. ; 111 l'popcya excita la fantasía del intelecto, especialmente del ojo.
Verano 1870 1 conferencia. lrnma leído no puede disponer correctamente la fantasía de la voluntad
Invierno 1871-1872 6 conferencias. nm11L·iún y a la creación, porque en tal caso la fantasía visual resulta
Verano 1871 2 conferencias. ''º L'sl imulada.
Verano 1872 2 conferencias. 111 lirira no salimos fuera de nosotros mismos: pero somos impulsados a
h' lllll'stros propios estados de ánimo, la mayoría de las veces por medio
17 11\l~<H~.

De este modo, en el otoño de 1872 pueden estar terminadas las «Considera


1 l ciones».
En invierno tienen que salir.
wlm! el ('f'Udito ideal, Herder el diletante ideal.

En otoño del 70 tiene que salir el Certamen de Homero.


En otoño del 71 Diógenes Laercio. ya el valor de presenciar un milagro - que vaya a la
En otoño del 72 Consideraciones. Ultima ratio rationis -

1 fl 1>W •l. lkl'crcpcias a temas wagnerianos de Opl'ra 1· nrama, especialmente caps. 2 y 3


«Teorético». Cfr. 3 (4, 36, 50, 60, 73, 86, 94] .
4 1111.J,1 parll~.
En el msc. «cchtcn» no «crstL'n».
A-oci,1ci1-,11 l'rnlcsl:tnll~ Akmana, J'unda\la l'll el r1ii11 l l!ll .1, dL~ tc11dcnrn1 renovadora.
92 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 2. PI 14 B. INVIERNO DE 1869-18 7 0-PRIMAVERA DE 1870 93

2 (14) sta ilusión, aquellos espíritus del mundo intermedio e inferior ya men-
En la música, como arte en el que el dominio del instinto es muy poderoso, sr no podrían soportar la existencia: para ellos esa ilusión es una poción
presencia diariamente cómo el individuo expresa su veto contra los artistas y la~ n1trcotizante que sorben para poder "ivir: si su poder se revelase de pron-
obras de arte, cuando se ha llegado para él a los límites de lo que se comprendr r1.a, caerían inmediatamente de la escalera por cuyos escalones treparon
y lo incomprensible. Seríamos abandonados por todas las Musas del arte mus1 t• fatiga. En este estado onírico ven los escalones más altos y a los genios
cal, si tuviesen que pedirnos permiso: pero llegan voluntariamente, amigabb. n ullí: pero a quienes ha cegado la ilusión les parecen menos lejanos y lle-
consoladoras, y tampoco han olvidado aquel lenguaje vigoroso con el que anti m1tnchas oscuras, con la expresión de las bajas pasiones en el rostro y con-
guamente hablaban a los campesinos de Beocia: ¡Vosotros, pastores del campo. ntc envidiosos y en desacuerdo entre sí.
servidumbre perezosa, desagradable y voraz! son las proposiciones fundamentales para una investigación histórico-
los juicios que se nos transmiten de la Antigüedad o son congeniales
2 [15) n el último caso, de todas maneras, deformantes, vacíos de contenido, o
El mismo instinto que encontraba su satisfacción en escuchar la poesía épica. leos, meticulosos, hostiles, etc.
lo encontró más tarde en el drama. Por eso el drama se muestra como una forma ul pregunto de inmediato: ¿qué es lo que se esconde en esa narración sim-
perfecta de la epopeya. Una realización de aquellos cuadros hasta entonces sola dcl /lomera contendiente, el parto de esa ilusión o el testimonio infinita-
mente imaginados: prccioso de un gran genio sobre otro? Homero, que en - - -
1. La ópera, que nace apoyándose artificialmente en el pasado, impide la pro
ducción natural del drama musical: porque absorbe las fuerzas para producirlo.
2. Lo dramático surge a partir de un fuerte impulso, de una fe en lo impo h• medida en que oprimen moralmente al genio, no se sienten ya cegados
sible, del milagro: un grado de sentimiento más elevado que en la epopeya, de 111 Inteligencia, sino bastante próximos a él.
que asume toda la herencia. Con ello la epopeya moría, porque quedaba exÍI l'.s necesario describir con más claridad la ilusión: en su acción histórico-
ni me. 'ill, en el esfuerzo de oscurecer lo más posible todo lo que resplandece.
3. Puesto que al escuchar el drama la imaginación no está ocupada de un11
manera demasiado preponderante (como lo está en la epopeya), es más posibll'
que nuestro yo se traslade a lo extraño: olvidarse de sí mismo es un presupuesto l leslimonio de un genio ético, lleno de la intrepidez más extrema ante la
para las dos artes, en una gracias a la actividad más intensa de la imaginación, c11 n pllhlica: no se trata de un juicio estético, pues Homero y Hesíodo son
la otra gracias a la actividad más fuerte del sentimiento. El drama es un estímulo rnhres para contenidos, no para 10 diferencias formales.
productivo para la voluntad, la epopeya para la intuición. IMmcnte en las cumbres en 11 paz: en las regiones intermedias del espíritu
Que se compare la narración de un suicidio con la visión directa de él. lllila en una lucha violenta de unos contra otros.

2 [16)
La presunta escisión en naturalezas creativas y críticas es una ilusión, pero e' o lo que es incompleto, débil, deficiente, es aplastado sin piedad por estos
una ilusión muy palpable y querida por espíritus de un sustrato medio. poderosos: no hay despotismo mayor que el que se da en el reino el espí-
Todo esto sólo sirve para clarificar lo importante y determinante que es, pa1 ¡1 lo hay una salvación ante ellos, la ceguera, la ilusión del individuo. Bajo
el juicio que podamos hacernos los que llegamos después, toda información qur 11ió11 el que está ciego no ve el abismo.
nos pueda aclarar la relación personal de los grandes artistas y pensadores entrr ojos mantienen una feliz ceguera.
sí. En ellos cuenta ante todo la sabiduría completamente infalible de su instinto Ullll superstición pensar que el dominio de estos espíritus tiene derecho de
con la que descubren lo auténtico y lo noble 7 como algo familiar, incluso bajo rucias a la soberanía de las masas: ellos mismos se han elegido a sí mis-
envolturas insignificantes y hasta en las más grandes distancias en el tiempo y c11 unw se eligieron aquellos Siete Sabios de la Antigüedad al reconocer cada
el espacio. Con la varita mágica de este instinto indican los lugares oscuros dl'i olrn el honor del trípode de oro y de la copa 12 del más sabio entre los mor-
pasado donde hay tesoros por descubrir 8 y con la misma varita mágica transfo1 h1u1111 que el círculo se cerró, según el principio universalmente válido: para
man en negro carbón lo que en el presente se aprecia como oro. La pequeña co 1· ul sabio, hay que ser sabio 13 .
munidad de estos genios, esparcidos por todos los siglos y que se tienden leal
mente las manos, lleva a un régimen oligárquico duro e inexorable, contra el qm
no hay ninguna protección sino en la embriaguez9 momentánea de la ilusió11
l\1! el 111sc. «nicht fürn y no «nicht».
7
En el msc. «Edle» y no «Gute». l\11 i:l 111sc. «in» no «wird».
8 En el msc. «hcbcm> no «habcn». l\11 l!l 111sc. «Pokal» no «Prc1s».
~ En el msl". «Raud1c» no «Tii11~ch111111.». /)/1lJ1r11e.1 f. tl( 'l't'ÍO, 1, 27-Jl
~4 FRAGMENTOS PÓSTUMOS P 114 B. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 95

;:i (201 colección de sentencias, presentada dogmáticamente y clasificada


Los grandes genios son inalcanzables y verdaderamente imprevisibles pa mente, de las mentes verdaderamente capaces de juzgar, es decir, de
Lias moscas comunes. Si a pesar de eso se establece poco a poco una valorar1ú1 mismos de aquellas grandes obras maestras, que como tales sin em-
j ¡justa de ellos, son sus espíritus afines los que les han reconocido. Todo el con.111 cstán terminadas, sino que siempre esperan la revisión y el perfec-
tao de juicios estéticos se puede remitir a los grandes genios: hay pocos prototi p11 dcl próximo genio.
llJPor eso es tan sorprendentemente importante la postura que los grandes ge1111
t:Jltienen entre sí. Su juicio esconde un instinto más fuerte y una profunda intui<.:11'1
a;consciente 14 • reación le es inherente algo oscuro, elemental. La autoconciencia
Los antiguos han conservado tales juicios con esmero. nda ante los ojos. Homero es ciego. Esto vale también para las épo-
11 han reflexionado. De la estética consciente de la época homérica
~(211 é hacerse sino una idea bastante ingenua. Allí todo era instinto. Los
No sería sorprendente que un gramático hubiese fingido también un encu1·11 n todavía poco reflexivos: como niños que escuchan cuentos, valora-
tirtro entre Hesíodo y Homero. nlorcs según el mejor contenido. Pero el cantor quedaba ante ellos,
ni, en un segundo plano: lo que buscaban era el contenido. En los
~(221 ••11 épocas todavía no se ha desarrollado la distinción entre lo propio
Es un gran enigma que los griegos de la época más antigua hayan tenido pu lo.
):Hornero una estima tan grande que nunca decayó: siempre que esa estima hav 1111 visiones sobre la cuestión homérica que parten del genio poético
e.existido. Pero el dominio exclusivo de la Ilíada y de la Odisea fue reconocido s11h consiguen una explicación de Homero.
rumás tarde, manifiestamente por los poetas cíclicos. Esto demuestra mejor q11 ter del contenido expresado en la antigua leyenda del agon:
n::nada a qué altura se encontraban. pl.'ión de Welcker 15 un iiv(Xx.pov~crµóc;,
La estima incondicional de Homero por parte de los griegos (también cu 1 hl» de Hoffmann 16 es superfluo.
n:mejor época) es puro instinto. ¿Cómo pudieron entonces sentir este mundo 1111
n:mérico?
¡Maravilloso! Justo en el umbral de la literatura griega está la obra mae~l1 urdo hablar de una unión entre drama, lírica y epopeya en el antiguo
s:suprema. leo. Pues aquí se toma lo trágico como lo dramático: mientras que lo
Ul' 11 lo dramático es sólo lo mímico.

~:2 (231 t11d11 estremecedor, q¡ó~oc; y E:'Ae:o~ 18 no tienen nada que ver con el dra-
Quien ve una valoración globalmente apropiada de los grandes maestros dol propios de la tragedia, no en cuanto ella es drama. Toda historia puede
a.arte y del pensamiento, el patrimonio de todos los llamados cultos, quien l'll ro sobre todo la lírica musical. Si el despliegue lento pero calmo de
o.cuentra que se han difundido tantos juicios exactos y se puede maravillar dl· ~lt hnu~cn es el asunto propio de la epopeya, ésta será más elevada como
o.difusión y de su validez sin reparo: si sigue reflexionando, no llegará a pensar 1111· te. Todo arte requiere un «estar fuera de sí», un E:x.cr·"rncr~~; de aquí se
jjor de la capacidad de juicio del vulgo, sino que aprenderá a buscar el origen 11 mn. en la medida en que no volvemos a nosotros mismos, sino que en-
U-los juicios justos en la fuente correcta, o sea, en aquellos mismos grandes ge111u Ull ser extraño, en nuestro E:x.cr·"rncri~; actuando como si estuviésemos
a.de cuya valoración se trata. Que las buenas intuiciones, manifestadas por cll11 l. De ahí el profundo estupor al contemplar el drama: el suelo vacila,
11 por escrito o verbalmente, se extiendan posteriormente es algo que sucede con 1 Indisolubilidad del individuo.
a ayuda de la vanidad, de la afectación del espíritu, a menudo también por un l11 1611 t:n la lírica nos asombramos por volver a experimentar nuestros sen-
11 ror de veneración servil que se introduce más tarde, etc. Las voces individuales ti 1111'111 íntimos, por recibirlos devueltos por otros individuos.
e ·esos grandes artistas y pensadores sobresalen por encima de la historia del 1111111
o do, por mucho ruido y desasosiego que ésta produzca con su griterío guerrcni y
s sus acciones de Estado. Se abren paso, a pesar de que se eleve contra todo ge11i1 u~ uclarar el origen de las leyes fundamentales del drama.
• un clamor confuso producido por las mentes mediocres que dominan, a pesa1 ti n11dc:i procesiones con representaciones eran ya drama.
o que frente a su juicio innumerables errores quieran ganar a gritos validez y p1r
t tigio: se abren paso como una nota sostenida que permanece imperturbablr Wcld:c1; F. G., llesiodische Theogonie, Elberfeld, 1865 y el vol. II de los Kleine
i inquebrantable entre un ruidoso caos de voces y al final emerge victoriosa y h1 111111, 1R·l5 . (Préstamo de la biblioteca de Basilea, 10 de noviembre de 1869.)
lt111ln1ann , l/0111eros und die Homeriden-Sage von Chios, Viena, 1856. (Préstamo
• roica. La estética dominante de una época que es culta a medias, en la medida C!i tlo el 111 dl: noviembre e.le 1869.)
o que se apoya en juicios y valoraciones de las grandes oh ras maestras, no es olf MI), GT 7
1111111; y «pil·dad»
11 En d msl'.. «ticf·hl·wusstc» y no «ticfcrc bL:w11ssl c» lil
96 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

La epopeya quiere ponernos las imágenes ante los ojos.


El drama, que presenta inmediatamente las imágenes -
¿Qué es lo que quiero cuando miro un libro con imágenes? Quiero compren
derlo.
Luego al revés: comprendo al narrador épico y recibo en mano una idea tra
otra: después acudo a la imaginación, sintetizo todo y tengo una imagen. Así h
conseguido la meta: comprendo la imagen porque yo mismo la he producido. 3. P 115 A.
En el drama parto de la imagen: si me pongo a calcular qué significa esto 11 RNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 1
aquello, dejo de disfrutar. El drama tiene que ser «comprensible de suyo».

2 [27)
Hay gente que antes de leer el libro lee el prólogo: sin obligarse con ello a esto
último. Hay otros que lo único que hacen por principio es lo primero. Es dilktl ludumente estamos acostumbrados a disfrutar de las artes aisladas
que éstos quieran aprender algo, pero tienen curiosidad por las personas extrn otrus, lo que se manifiesta en su estupidez más crasa en la pinacoteca
ñas, especialmente en esos prólogos presuntuosos, exhibicionistas y rimbombun •e llama concierto. En este triste vicio moderno de las artes absolutas
tes: del mismo modo en que en los cpL:AoAóym la causa de toda su cpL:Ao:Aoyli:x l' r¡unización que cultive y desarrolle las artes como arte total. Los úl-
a menudo sólo la avidez por lo personal. mcnos de este tipo han sido quizás los grandes trionfi italianos, hoy en
Para que la primera categoría sepa cómo la valoro, y la última cuánto la dt·~ uo <lrama musical tiene sólo una pálida analogía en la unión de las
,l del rito de la Iglesia católica.
precio, de ahora en adelante nunca hablaré de mí en el prólogo: - - -
mu antiguo es pues una gran obra musical; pero la música no se dis-
n~u absolutamente, sino que siempre se ponía en relación con el culto,
2 [28]
Los poetas más antiguos. turn, la escultura y la poesía. En una palabra, era música de ocasión,
Los filósofos más antiguos. vlnn1 lante es sólo lo que conforma la ocasión para las piezas musica-
Los--- nu de las cuales mantenía su nítido carácter ocasional.
,d11d del todo nunca es pretendida originalmente en las primeras etapas
2 [29) n 4ué se distinguen los misterios y las representaciones sagradas de los
1 ¡riegos? Los primeros son desde el principio acción. La palabra sirve
Sobre la historia de los poetas y filósofos griegos.
•O)'O y se hace valer cada vez más. En el segundo caso son originaJmen-
Los órficos.
Homero y Hesíodo. dc i:untores disfrazados. En un primer momento se da Ja ilustración
Democritea. de la palabra para la imaginación, a Ja que se añade en un segundo
111 ilustración mediante la acción. El placer estético y el arte de escu-
1\ Nido desarrollados ya fuertemente entre los griegos por Jos rapsodas
2 [30)
Sobre las OLi:xooxi:xl 20 • Posición de Jos filósofos en Ja vida burguesa. Posici111\ u1· los poetas mé1icos 3• Por otro lado, la imaginación creadora era en
de los poetas. :ho 111ús activa y viva, tenía mucha menos necesidad de Ja evidencia de
Estética indogermánica: el drama en relación a Ja lírica y a la epopeya. Por l'l contrario, el germano necesitaba mucho menos ver representada
Laercio. 1una expresión de interioridad, puesto que tenía un exceso de riqueza
011 )ll'icgos asistían a la antigua tragedia para reunirse, el germano que-
Suidas y Hesiquio.
1111k• sí para distraerse. Los misterios y Jas representaciones sagradas,
llU rn11lcnido, eran mucho más mundanas, se iba y venía, no se hablaba
2 [31)
Introducción. Historia de Ja evolución de Ja intuición estética en los griegos lpii 1ni de fin, nadie quería un todo ni Jo proporcionaba: entre Jos grie-
Unida a ella la evolución de las ideas sobre los antiguos épicos. 111 11 I rl·vés, se comportaba uno religiosamente, cuando se asistía como
El desarrollo de lo apolíneo hasta convertirse en dogma.
Hesíodo se relaciona con Homero como Sócrates con la tragedia. 1~. 11111dn110 de 232 páginas casi todas utilizadas por Nietzsche. Contiene textos de
1>W, 11d1•111ús de apuntes para GT, PHG, BA y otros esbozos y fragmentos.
114~ .~.IJy<iMD.
11~ lh h'PS.
20
Referencia a una obra del peripatético Soción de Alc¡andrin sotne el desarrollo 1k In
escuelas filosóficas de la Antigüedad . De /,aerlii l>io~rni.1 /m11ih11.1, KC iW 11/1, 75-167; /_!/¡
8ux8oxrx.l der vorp/a/011isc/w11 Philo.mph""· KCIW 11 , 4, <• 1 1 e, P 1971
98 FRAGMENTOS PÓSTUMOS P 1 15 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 99

espectador, se trataba de una ceremonia solemne, y al final llegaba la glonl11 ne al proceso del mundo es tan tonto como la negación individual
ción del dios, que todos debían esperar. , porque el proceso del mundo es un simple eufemismo para el pro-
Existe la tentación y el impulso de disponer la serie de escenas unas junt11 11nidad, y con su muerte la voluntad no gana nada. La humanidad
otras, como cuadros, y examinar esta imagen global según su composición . 1 't ucño como el individuo. - ¿Y si también el suicidio no es más que
es una verdadera aberración respecto a los principios del arte, en cuanto qut: to'! ¿Por qué no?
aplica a la sucesión las leyes de la yuxtaposición. La exigencia de la unidad t.:11 11& naturaleza ha cuidado de que no sean muchos los que lleven a
drama es la de la voluntad impaciente, que no quiere contemplar con calma, ,¡!I ''º·y c.¡ue sean los menos los que son inducidos al suicidio por el ca-
que quiere lanzarse sin trabas hasta el final de la vía que ha tomado. uro del «todo es vano». La naturaleza nos enreda por todos los la-
"· los reconocimientos, todo esto son lazos con los que nos aprisio-
3 (2) 4 tcntc voluntad.
La acción se introdujo en la tragedia sólo con el diálogo. Esto pone de nlillll
fiesta cómo en este tipo de arte no se había puesto la mira desde el principio 11
el ~péiv, sino en el mx.&oc;. Al principio sólo existía una lírica objetiva, es dt·11 1l1mo es la ininterrumpida celebración del sacrificio de la tragedia an-
una canción popular procedente de la situación de ciertos seres mitológico~. 1
ahí que se realizase con la indumentaria de ellos mismos; en primer lugar, h lií11 en todos sus grados en la poesía griega.
mismos cantores que portaban esas vestimentas indicaban el motivo de su cst,111 ro signo de salud es la muerte bella, la eutanasia: y esto es lo carac-
de ánimo lírico, más tarde salía un personaje y contaba la acción principal • urles y de las formas poéticas griegas. Y la muerte del drama mu-
cada acontecimiento importante narrado seguía el arrebato lírico. Este persrnut blc: no tiene ninguna noble descendencia. Esto indica una debilidad
je llevaba también una vestimenta y era considerado como el director del crn1 11. Ac.¡uella descendencia comprende su conexión con Eurípides. La
como un dios que narra sus gestas. El drama griego es entonces en sus comic11111 Ión de Eurípides nos tiene que mostrar la debilidad.
un ciclo de canciones populares para coro, unidas por una narración. El drn111 1 por aquella pérdida se encuentra en las poesías de los cómicos. Se
musical griego es un estadio preliminar de la música absoluta. Las partes lí 11111 el valor de los poetas: se permite el diletantismo en contraposición
musicales son - - - urlu mejor. - El espectador había subido al escenario.
Jll'nlido la poesía: se la buscaba. Se envió al inframundo a los epígo-
3 (3) 5 lcntos, para que buscasen allí las migajas.
El arte, como fiesta de júbilo de la voluntad, es el más fuerte seductor dr 1 lk lo trágico consiste en la degeneración.
11
vida. La ciencia está también bajo el dominio del impulso a la vida: el mundo 1
1 digno de ser conocido: el triunfo del conocimiento se agarra a la vida. La h1 , ti1
ria, puesto que es lo infinito, intemporal, inagotable, es el terreno principal ck 111 111 tihieza de las ideas y de los sentimientos de la filología comparada,
orgías científicas. 11 d~ la filología clásica.
11111 tk mtuiciones y juicios que subyace a la filología clásica (por ejem-
3 (4) uc11t1ún homérica).
Hay que exponer la lucha entre arte y ciencia en Grecia. La categoría ck 1111
Se:wp'YJnxoL en su desarrollo. Título aproximado: Sócrates y la tragedia.
lid 1111111do de la época hegeliana.
3 1516 del mundo del período clásico.
El suicidio7 no se puede refutar filosóficamente. Es el único medio para l1h dl· los eruditos y la sociedad.
rarse de esta configuración momentánea de la voluntad. ¿Por qué no debería •.1 tl1111s11w de las teorías del Estado y de la economía.
1

permitido desembarazarse de algo que el acontecimiento más casual de la 1111111 " pura el Estado y la vida de lo nacional.
raleza puede romper en un minuto? Una corriente de aire frío puede ser mo1 J.il n111politismo es un ideal, para la mayoría una ilusión.
¿un capricho que anula la vida no sigue siendo más racional que una corrienll' d
aire? No es ciertamente la estupidez absoluta la que anula la vida.
1. Sobre la política y la historia.
2. Sobre la ética.
4
Cfr. 1 [56); GMD, GT 7. 3. Sobre estética.
5Cfr. Homero y la filología clásica, KGW Il, 1, pp. 247-269: «La vida es digna de ser viv 1ol
dice el arte, la más bella seductora; la vida es digna de ser conol·1da , dit-c la ciencia».
4. Sobre la biografía.
6 Cfr. PHG 9. 5 Sobre Ja historia de la religión .
7 Cfr. Schopcnhauc1~ A .. WWV, l. lihro 4, § 611; l'orí'!'grt 'I /\1mlij101111 ·1111 , 11 , § 15!!. ). Métrica .
100 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
.t PI 15 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 101

7. Cuestión homérica.
n 111 realidad, en un mundo encantado. Lo mismo vale para la mímica,
8. Gramática griega. llos de la danza: ésta imita instintivamente a aquella sólo un poco:
9. Gramática latina.
de arte complace a la embriaguez: no exige su máximo grado: la des-
1O. Cuestión platónica.
11. Filósofos pre-platónicos.
ica no es la música completamente orgiástica, pero es más embriagan-
12. Erga. pollnea.
13. Edipo rey.
no es el pueblo, sino un símbolo de la masa. (Ahora sólo el individuo
14. Historiadores griegos. mhriaguez dionisíaca.)
15. Líricos.
o es una descarga de estos impulsos: que ellos existen, es una premisa.
16. Lucrecio.
17. Horacio.
18. Sobre Diógenes Laercio. Ión del simbolismo del sonido: mediante el ejercicio se fija la sensa-
orresponde a ciertos sonidos. El texto tiene aquí gran influencia, por
3 [10) 8
El conocimiento perfecto mata la acción: más aún, cuando se refiere al prop111
conocimiento, se mata a sí mismo. No se puede mover ningún miembro si anln
se quiere conocer perfectamente lo que forma parte del movimiento de un mic111 rtnonía, la voluntad está en la pluralidad que se funde en la unidad. En
bro. El conocimiento perfecto es imposible y por eso también es posible la acción ~lcr de cada sonido es un poco discrepante en los armónicos superio-
El conocimiento es un tornillo sin fin: desde el momento en que se inserta, 1."11 ,1 ~lll'Údcr de cada ser singular se diferencia un poco del ser total.
mienza una infinitud: por eso nunca se puede llegar a la acción. - Todo esto v11I
solamente para el conocimiento consciente. Si quisiera demostrar las razones 111
timas de mi respiración, moriría antes de hacerlo. Utl/1' hu nacido del grito acompañado de gestos: la esencia de la cosa se
Toda ciencia que se atribuya un significado práctico no es todavía una cil'll 11 ~·1111 la entonación, la intensidad, el ritmo, con el movimiento de la
cia, por ejemplo, la economía política. l'l'Nll la representación concomitante, la imagen de la esencia, la apa-

3 [11) 11ni11 infinitamente imperfecto, formado según las leyes de la naturale-


El fin de la ciencia es aniquilar el mundo. Ocurre sin embargo que su efl.·t 11 low11'111 del símbolo no se muestra la libertad, sino el instinto.
inmediato es como el de las pequeñas dosis de opio: potencia la afirmación ditl bolo 1¡111' denota es entonces 11 un concepto: se concibe lo que se puede
mundo. En política, nos encontramos ahora en este estadio. dlNlinguir.
11111111
Hay que demostrar que en Grecia el proceso ya se había cumplido en peq11
ño: aunque esta ciencia griega signifique poco.
El arte tiene la tarea de aniquilar al Estado. Esto también ha tenido luga1 1· onlrngrito: Ja fuerza de la armonía.
Grecia. La ciencia disuelve luego a su vez el arte. (Por eso, durante cierto tie111¡1, nlo l·I hombre natural readapta sus símbolos a la plenitud del sonido,
parece que la ciencia y el Estado van juntos, época de los sofistas - nuc~l1 \lt N1'1lo mantiene fijo el símbolo de los fenómenos: la voluntad, la
época.) l't'Nl'lllada de nuevo de un modo más pleno y más sensible. En la ele-
No tiene que haber guerras, para que el sentimiento del Estado, que conti111111 fo~·to 111 esencia se manifiesta de un modo más claro, por eso resalta
mente volvía a avivarse, se adormeciera de una vez por todas. 1shnholo, el sonido. El recitado es, en cierta medida, un retorno a
y Nll'111prc el producto de una excitación más elevada.
3 [12]9 11, 11l111ra tenemos un nuevo elemento: la sucesión de las palabras debe
Ir 1111 proceso: el ritmo, el dinamismo, la armonía vuelven a resultar
El juego con la embriaguez: Apolo como dios de la expiación. l11l'lllll 11l'ccsarios. Poco a poco el círculo superior domina al círculo más
lm:11·, 1(·1wlta necesaria una elección de las palabras, una colocación de
El hombre dionisíaco se veía encantado, también veía su entorno enca11t11d '11111i1·11/a la poesía, completamente sometida a la música.
Ayudas artísticas como la máscara (el coturno) y la decoración no engnll tnh p1111L·1palcs: ¿serán imágenes
como artes de la apariencia. Pero - si entramos un poco en la embriaguez, t 1 o sentimientos

H Cfr. GT 17.
'' l.os fragmentos del 31121111.1 [451 son lcxtos prcp;1n11111i11s parn la J>W
1

11
102 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 11 1 1S A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 103

que deben expresarse por medio de ellas?


El recitado no es una sucesión ordenada de sonoridades verbales: pues u de imitación: copias.
palabra tiene un sonido y una sonoridad totalmente relativos: depende compl y ¡esto: símbolos preestablecidos, ante todo la mirada.
tamente del contenido: el sonido se relaciona con la palabra como la melodía l'e nto del semblante y del gesto por medio del sonido.
la sucesión de las palabras. Es decir, por medio de la armonía, de la dinámil.1 n hasta el goce: impulso hacia la belleza: placer por la existencia
del ritmo ha nacido un conjunto mayor al que se subordina la palabra. orma determinada.
Lírica y epopeya: un camino que conduce al sentimiento y a la imagen. placer de lo que resplandece, de los colores?
placer del sonido?
3 (17) iiiblc el placer en la compasión?
Si todo placer es satisfacción de la voluntad y estímulo de la misma, ¿qué e~ nciu es el presupuesto de todo placer: también del placer estético
placer del color? Yl•tu.
¿Qué es el placer del sonido? tiene ya un efecto simbólico.
El color y el sonido tienen que haber estimulado a la voluntad. In C!I la transposición de una cosa en una esfera completamente <lis-
3 (18] lc11. continuo proceso de acuerdo sobre el nuevo simbolismo: este
Hartmann: p. 200 13 He vuelve continuamente de nuevo inconsciente.
«Sólo en la medida en que los sentimientos pueden ser traducidos a 14 pc11
mientos son comunicables, si se prescinde del lenguaje instintivo de los geste
que es de todos modos muy pobre: pues sólo en la medida en que los sentimu·
tos se pueden traducir a 15 pensamientos, se pueden expresarse a su vez en pill
lcu y cn la lírica dionisíaca el hombre quiere expresarse como un ser
bras.» 1hecho de que deje de ser un hombre individual, representado simbó-
¿Es cierto?
r lu bandada de sátiros; se convierte en hombre de la naturaleza en-
¡Gestos y sonido!
de la naturaleza. Ahora habla sirviéndose de la mímica (símbolos) e
11110 l'n general. El lenguaje más claro del genio de la especie es el
Un placer comunicado es arte.
¿Qué significado tiene el lenguaje de los gestos? Es un lenguaje de símbole ' ve 11 de seducción y de lamento: éste es el medio más importante
de lo individual.
universalmente comprensible, formas de movimientos reflejos. El ojo deduct• 11
mediatamente el estado que genera el gesto.
Lo mismo sucede con los sonidos instintivos. El oído deduce inmediatamc11t
Estos sonidos son símbolos. '11111 de la tragedia.
is di' la época trágica.
3 (19) 16 '""' "" nuestros centros de formación.
Los sentimientos son aspiraciones y representaciones de naturaleza inw11
1 ciente. La representación se simboliza en el gesto, la aspiración en el sonido. l'l'
la aspiración se exterioriza como placer o displacer, en sus diversas formas. F'l
loHlodos del mundo es puramente matemático,
formas son aquellas de las que el sonido es símbolo.
1'110 voluntad, placer y displacer.
Las formas del dolor (un estremecimiento inmediato) golpean, producen 1
Jambres, pinchan, cortan, muerden, cosquillean. h11il·11to que tiene un valor absoluto consiste solamente en el número
1ellpat·io,
Hay que distinguir entre placer 0 17 displacer y percepción sensible.
El placer siempre uno, 1111 rl'conocimiento de impulsos y sus valoraciones.
l~e) "'110 causa y efecto, lógica absoluta;
formas intermitentes de la voluntad - Rítmica
11·11, 1i11 lo rnusas finales.
Cantidad de la voluntad - Dinámica
Esencia - Armonía.
h1 co n la música: de un lado número puro
de otro lado voluntad pura.
'/1m·;1ri<Í11 de dos mundos.
13
Hartmann, op. cit., p. 200.
14
En el msc. «in» y no «und».
15
En el msc. «in» y no «und».
1
~ lbíd .. pp. 188-194. pl'nsadores de la época trúgica no piensan en otros fenómenos
17
lin el msl'. «<Hkr» y no «und». qllllson también objeto del arte.
104 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 1. I' 1 15 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 105

3 (25) 18
En la visión del mundo de Sófodes, tanto Apolo como Dioniso salían victll
riosos: se reconciliaban. Se había creado un abismo enorme entre el mundo de l.1
belleza (<de> lo sublime) - que se elevaba hasta la sabiduria más profunda y 1miento, repugnancia, risa.
el mundo de los exaltados, de los hombres. La verdad, cuya imagen horrible ha mo frente al presente.
bía llevado Dioniso al mundo, como sabiduría divina, volvía a ser incognoscibk 1Urdo en formas grotescas.
la apariencia de aquel mundo divino ya no era la bella apariencia, el mundo d1
los dioses aparecía injusto, atroz, etc. El hombre creía en la verdad de los diosn
la belleza volvió a ser un asunto del hombre. tia es el remedio natural contra lo dionisíaco. Hay que vivir: por lo
rosihle el puro dionisismo. Pues el pesimismo es ilógico en teoría y en
3 (26) Porque la lógica es solamente la µ"1]xcx.vl¡ 22 de la voluntad.
Sobre Las coéforas.

3 (27] In intención de la voluntad? Que en última instancia es una. El pen-


El ditirambo antiguo es puramente dionisíaco: realmente transformado l'll ico, que es salvación de la verdad mediante la belleza, sumisión in-
111
música. Ahora se añade el arte apolíneo: éste introduce al actor y al coreut11 dit 11 los dioses olímpicos, fruto de un conocimiento horrible, fue lle-
imita la embriaguez, añade la escena, con el conjunto de su aparato artístico bu ·Unllo. ( 'on ello la voluntad consiguió de nuevo una nueva posibilidad
ca ejercer su dominio: sobre todo con la palabra, con la dialéctica. Transforma 1 ucrcr rnnsciente de la vida en el individuo, naturalmente no de un
música en sierva, en una ~oucrµcx. 20 : - - - to, l'l'gÚn el pensamiento trágico, sino a través del arte.
t lilllHl' ahora un nuevo arte, la tragedia.
3 (28) h11sta Dioniso y la vía que lleva a la música apolínea.
El hombre embriagado como obra de arte sin público. "*:nto: el sufrimiento resuena, en contraposición a la acción de la
¿Qué recibe la obra de arte? ¿Con qué comprendemos la obra de arte? 1i111agc1m de la cultura apolínea es representada por el encantamien-
Conjuntamente con el conocimiento y la voluntad.
m:1s imágenes, sino metamorfosis. Todo exceso debe expresarse en
3 (29)
1111
La hipótesis schopenhaueriana21 : 1khc estremecerse ante la verdad: hay que conseguir una curación
1'1
el mundo de la voluntad es idéntico a ese mundo del número: el mundo del 111\ l:onsq~uir
la paz dejando que se desfogue, anhelo por la apariencia
1

mero es la forma en que aparece la voluntad. nmocioncs terribles.


111\1
h¡ Mundo de la representación, de lo Uno primordial- sin auténtica realid.111 o dl: los dioses olímpicos se transforma en un orden ético del mundo.
111 todo aquel mundo de los números sin auténtica realidad. hiero se prosterna ante él.
La voluntad sin embargo - - -
Nuestro intelecto corresponde a las cosas, es decir, ha surgido y se ha v11t'/I
cada vez más análogo a las cosas. Está hecho de la misma materia q Ul' 1 1hi1ema escolar está bajo el influjo de concepciones medievales, en
cosas, la lógica, etc.; es un servidor incondicional de la voluntad. Pertril 11 1111l:St m sistema de formación.
ce también al reino del número.

3 (30)
3. El pensamiento trágico.
4. La obra de arte trágica.
5. La comedia.
6. El coro. :1111vicrte en palabra.
11livi11ador. La verdad y Apolo se acercan: época de los Siete Sa-
1111il·nto de la dialéctica.
18 Esquema para DW.
19 Miembro del coro en el teatro griego.
20 , «St>hre el t~rm1110 wr Schopcnhaucr, /\., WWV 1, libro 2, § 27 y§ 33.
«Condimento.»
' 1 Schopcnhaucr, /\. .. WWV I, lihm ~ . 9 5 1581, 817XI
1\1

106 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 15 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 107

La tragedia es destruida por la dialéctica: el griego continúa viviendo Eurípides. El socratismo.


&v&pw7toc; &ewp"1)-nxóc;. dramas de Sófocles.
La dialéctica como arte de la «apariencia» destruye la tragedia. n religioso-moral de Sófocles. Destino.
La «apariencia de la verdad», «el arte de los conceptos» como «imágcfl s de los presupuestos de Edipo rey.
las cosas». ciones preliminares de la métrica.
En Platón suprema exaltación de las cosas en cuanto modelos, es det:11
el mundo visto desde la perspectiva de la visión (de Apolo).
Sócrates y la tragedia griega
3 [37) de
Lo que resplandece, lo que reluce, la luz, el color. Friedrich Nietzsche.
De la misma manera que se relacionan las cosas singulares con la voh111
así se relacionan las cosas bellas con las cosas singulares.
El sonido procede de la noche23 : línea - afln por la importancia rítmica a las artes plásticas.
El mundo de la apariencia mantiene firme la individuación. 1tl sentimiento no fue nunca una meta de la música apolínea,
El mundo del sonido enlaza unas cosas con otras: debe ser más afln a 1 pedagógico.
Juntad. 1efecto orgiástico de la música.
El sonido: es el lenguaje del genio de la especie. de las diversas escalas musicales se muestra instintivamente la
El sonido es como un reclamo para existir. Signo del reconocimiento, sin
lo del ser.
Como lamento cuando está en peligro la existencia.
La mímica y el sonido: dos símbolos de los movimientos de la voluntad 1 pensamiento trágico.

3 [38)
I. El antiguo drama y el moderno. Sufrir y actuar. Antítesis fundaml'lll p1tra la vida: completamente inmanente: religión de la belleza
aquél tiene origen en la lírica, éste en la épica. En un caso máscara24, en é-.11 la abundancia, no de la carencia.
mica. Quizás hay que partir de la definición aristotélica. (Bernays 25 .) •ni optimistas.
11. Origen. (Epicarmo, Lorentz26 .)
III. Música en el drama (Hiindel, Gervinus 27 .) undo.) El pensamiento trágico, comparado con la epopeya, con-
IV. Drama, en comparación con otros géneros poéticos. (Comedia y 11 .Ión: es un conocimiento totalmente nuevo: puro en Sófocles.
dia y el drama satírico. Píndaro. El Ciclo.)
V. Lenguaje en la tragedia. (Gerth 28 .) Breve sumario de los dialectos. rui.:cdc esta novedad? La lírica musical-dionisíaca: nada más que
VI. Efectos e imitaciones del drama antiguo. Ópera. La tragedia fra111 aspira, definida de un modo más preciso mediante conceptos.
Goethe, Schiller. d11 de un material trágico -ya no se explica lo bello, sino el mun-
VII. Los tres trágicos de la Antigüedad. (Aristófanes. Ejemplar de ht 111111micnto trágico, que contradice a la belleza, nace desde la mú-
Alejandrino.)
VIII. Vida de Sófocles.
IX. Esquilo y Sófocles. La tetralogía.
11del VINO, es decir, veneración de los narcóticos. Éste es un princi-
En el msc. continúa, tachado: «en el lenguaje se funde el mundo de Ja ilusión co11 rl
23 11111.mmino hacia la aniquilación del individuo.
sonido/ el cuerpo contiene un símbolo de la cosa: una imagen». muravilloso de los griegos en la veneración de los narcóticos.
24
En el msc. «Maske» y no «Worte».
25 Bernays, J., «Grundzüge der verlorenen Abhandlung des Aristoteles über Wirk1111

Tragodie», en Abhandlungen der historisch-philosophischen Gesellschaft in Breslau, ll1ól


1857, vol. 1, pp. 133-202. (Préstamo bibliotecario Universidad de Basilea, 9 de oct11l!1
lt11d de los bárbaros (es decir, la nuestra).
1870.) 11 del trahajo 29 es el principio de la barbarie, dominio del mecanicis-
26
August Otto Friedrich Lorentz, Leben und Schrifien de.1· Koer.1· Epicharmos, Bcrli11 1 1 Ul!it110 no hay partes divisibles.
(Préstamo bibliotecario Universidad de Basilea, 5 de enrro dr 1870.)
27
Gervinus, G. G., l liindel wul Slwkespeare, op. nt <'lr J>i111111.1 tl1• ( '0.1111111 Wagner. 17 di
ro de 1870: «l lc escrito al profesor Nictzs<.:he. bt1.1 mti cmi¡¡ d lih10 d<: Gcrvinus soon: l Li11d recurrente en los escritos del joven
2" Cierth, B., Q11111•.w0111•.1 de grcnw 1mgedi111• dia/1"r ·t1~ f)/,1.f('rt<1ti11, Lc1p1ig, 1868
108 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 1 I' 1 15 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 109

Individualismo de la época moderna y lo contrario en la antigüedad. El ho111


bre completamente aislado <es> demasiado débil y cae en los lazos de la esclav1 111nw es la consecuencia de haber conocido la absoluta falta de lógica
tud: por ejemplo, de una ciencia, de un concepto, de un vicio. del mundo: el idealismo más radical se enzarza en la lucha contra lo
El aumento de la cultura cognoscitiva no fortalece un organismo, más bien 111 In bandera de un concepto abstracto, por ejemplo, la verdad, la
debilita. Se fortalece con una actividad continua sin conocimiento. le. Su triunfo es la negación de lo ilógico como algo aparente y no
Ingenuidad de los antiguos en la distinción entre esclavos y libres: nosotro~ u <e real» no es más que una L3fo..
somos mojigatos y presuntuosos: la esclavitud es nuestro carácter. «demoníaco» de Goethe! 34 Eso es lo «real», «la voluntad», &vciyx11 35 •
Los atenienses estaban preparados, porque eran requeridos de todas partn lu11111d que se extingue (el dios que muere) se desmenuza en las indivi-
los confines de las necesidades no eran tan angostos. Pero todas estas necesid.i Su aspiración es siempre la unidad perdida, su -rÉAoc; es siempre una
des eran generales. re~adón. Cada unidad alcanzada es su triunfo, sobre todo el arte, la

3 [45]3º en cada aparición de un impulso supremo, hasta que finalmente se


El mundo griego es una floración de la voluntad. ¿De dónde provenían lo~
elementos disolutorios? De la floración misma. El enorme sentido de la bellcl11
'-' ·
que absorbía en sí la idea de la verdad, poco a poco la dejó liberarse. La vision
trágica del mundo es el punto limítrofe: belleza y verdad se mantienen en equil1 Ión de un tribunal supremo de la humanidad: el Estado platónico se
brio. En primer lugar, la tragedia es una victoria de la belleza sobre el conol 1 Udo en realidad. Pero ha desterrado de él el arte. Ahora, el arte quiere
miento: se provocan artísticamente los estremecimientos al ver que se aproxi11111 1E11111do.
un mundo del más allá, y con ello se evita su exceso destructor. La tragedia es 111
válvula del conocimiento místico-pesimista dirigido por la voluntad.

3 [46]
La esencia de la música como esencia del mundo - la intuición pitagórica
El arte poético.

3 [47)
La hostilidad de Platón frente al arte es algo muy significativo. Su tenderH 111
didáctica, el camino que conduce a la verdad a través del saber, tiene su may1•1
enemigo en la bella apariencia.

3[48)
Goethe dice: en una literatura universal el alemán es el que más tiene que pl
der 31 •
·1 es completamente extraña al ámbito de la música.
3 [49) o y la armonía son los componentes principales, la melodía es sola-
El hombre es sólo hombre cuando juega, dice Schiller32 : el mundo de los d111 11b1~wialura de la armonía.
ses olímpicos (y Grecia) son representantes de esto. t ll'llnsligurador de la música, con el que todas las cosas parece que se
11
3 [50)3 3
Origen de la poesía literaria fijada por Platón (a través del &v&pw7toc; &e:"'V'i
nxóc;). dd mundo por el conocimiento! ¡Nueva creación a través del
lll'tic'111
11111 dd inconsciente! ¡El «ingenuo Siegfried» y los dioses sabios! - El
1111pos1blc como anhelo absoluto del no-ser: ¡sólo anhela una exis-
Cfr. DW3.
Jo r'
JI Goethe, J. W, «Maximen und Reflexionen, 995», en Siimtliche Werke, 40 vols .. 1
Cotta, Stuttgart, 1855-1858, vol. 3, p. 325 [BN, 252]
12
Cfr. Schiller, F., Cartas sohre la educación e.llhirn del ho111hn! (hil111güe), cd. y tnul
Jaime FciJOO, Anthropos, Barcelona. 1990, X, cartas <l y 211, pp. llil ss. y 240 ~s
"' Ver Apéndin: (11N;1chtriigl'») 3150<1].
1

lli 110 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 1 I' 1 15 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 111

El arte es algo positivo y seguro frente al deseable Nirvana. La cuestión ,, nismo, que comprendió también a los dioses como sometidos a la
plantea solamente para las naturalezas idealistas: dominio del mundo mediant l tnundo de los dioses griegos es un velo flotante que recubre lo más
una acción positiva: primero a través de la ciencia, como destructora de la 1111
sión, en segundo lugar a través del arte, en cuanto que es la única forma de em os son los artistas de la vida; tienen sus dioses para poder vivir, no
tencia que queda: porque no se disuelve mediante lo lógico. de la vida.
recubierta de rosas, como Goethe en Los misterios31 •
3 (56)
Sócrates y la tragedia griega.
lurte griego ha idealizado a la mujer.
3 (57)
La narración - un camino hacia el arte plástico }[?]. A través
La lírica - un camino hacia la música. de la Idea. uhm mitológico no desaparece: se expresa en los sistemas de los
El drama - un camino hacia la música - a través del arte plástico. o de los teólogos, etc.
- un camino hacia el arte plástico - a través de la música.

3 (58) uhm mitológico que se manifiesta siempre más débilmente 39 •


El sueño - el modelo de la naturaleza para las artes figurativas. cPitaba la tragedia antes de su nacimiento? - Por ejemplo, en la
El éxtasis (embriaguez)- para la música. hlípo, de Aquiles, etc.

3 (59)
Cuestión principal: ¿Cómo pudo subsistir la tragedia entre los griegos? ¿P111 para el que sólo cuenta la oync; 40 y el µé'/..oc; bajo los ~Mcr-
1

'I A11.1túteles,
qué entre los atenienses? ¿Por qué decayó? 111 tragedia: y sanciona ya completamente el drama para la lectura. 42
11

3 (60)
Única posibilidad de la vida: en el arte. De lo contrario alejamiento de lu 111 del l:ristianismo.
vida. El impulso de la ciencia es una completa renuncia de la ilusión: se seguir lu hm10.
de ello un quietismo - si no existiese el arte. ltulia.
Alemania como auténtica sede del oráculo del arte. - Meta: una organizacion 11111s1l·al en Bayreuth.
estatal del arte - arte como medio de educación - Se deja a un lado la cultu111 n11 wrcga: los preplatónicos.
específicamente científica. n
Disolución de los sentimientos religiosos todavía vivos dentro del campo dd
arte - ésta es la finalidad práctica. Destrucción consciente del criticismo del a1t
por la acentuación de su carácter sagrado.
Probar esto como impulso del idealismo alemán. Por consiguiente: liberacinn ~C. 11 es el que «explica», «el intérprete», el coro ditirámbico era inte-
del predominio del &.v&pw7toc; &Ewp'Y)nxóc;. Jlm los relatos explicativos para informar sobre la prehistoria y los orí-
ht \'Xnla<.:ión orgiástica. Por eso 3piXµix Ú7toxptvEcr&ixt 44 dicho del actor.
3 (61) lt11 1 I~ hl·t., 111 1, 3.
Las fiestas presuponen impulsos: después se petrifican36 por la convenció u ~ lu11 l111111l'rprcta como cX.ywvtcr-r~c; 45
, después del coro. Rh. Mus. 22, 51546 •
la costumbre, cuando disminuyen las fuerzas.
Las fiestas de primavera como fiestas de la libertad y de la igualdad
reconciliación con la naturaleza.

3 (62)
El griego no es ni optimista ni pesimista. Es esencialmente un hombre q11r
contempla realmente lo terrible y no se lo oculta. Una teodicea no era un prohll
ma griego, porque la creación del mundo no era obra de los dioses. Gran sabid11
11' En el msc. «vcrstcincn» y no «vcrstímmcrrn.
112 FRAGMENTOS PÓSTUMOS ' 11 1 15 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 113

3 [69] 111. Religión y mitología.


La ilustración griega: a través de los viajes.
Herodoto: ¿Cuántas cosas ha visto?47 nlli procede de la pobreza. Victoria del mundo judío sobre la volun-
Reconstrucción del drama y la vida de su tiempo a partir de sus comparaciom· hllitada de la cultura griega. La mujer mitológica. Destino y pesi-
, de la mitología. La época de lo feo en la mitología. Dioniso y
3 [70] 48 >. Lu inmortalidad. La divinización del individuo (Alcibíades, Ale-
El nombre: se rechaza «drama musical» (según Richard Wagner). ). Los modelos mitológicos de la idea platónica (maldición de una
le, cll'. ). El principium individuationis como estado de debilidad de la
3 [71] llHI.
Introducción: ¡fustigar a la «Grecia serena y materialista» con la que sueñan
los modernos! 1V. Teoría del Estado, leyes, cultura del pueblo.
La tragedia y la concepción trágica del mundo: ¡sólo una vez nacionales!
Los grandes µe:J.ixyxol.vxoi 49 • o; llE<•lplJnxói; y su teleología. La música como instrumento del
La Gorgona y la Medusa. J. El maestro. El sacerdote. Los trágicos y el Estado. Las utopías. La
llud. La mujer. Herodoto sobre los países extranjeros. Los viajes.
3 [72] 'f)tcscntaciones ilusorias de los griegos. Venganza y derecho. Los
La teoría del conocimiento alcanza su punto más álgido con los Eléatas. 11 L'nlllo conquistadores y superadores de situaciones bárbaras (El
M 1l1oniso ). El despertar del individuo.
3 [73]

SÓCRATES Y EL INSTINT0 5º ~111110 maestro.


htn10 l:S la única forma en la que se puede vivir: lo horrible bajo la
l. Sobre la ética. lo lwllo.
ltnurn: contra las visiones modernas de Grecia (el Renacimiento,
Moral al servicio de la voluntad. Imposibilidad del pesimismo. l,t'k.) .
Concepto de amistad. Instinto sexual idealizado. La moralidad conceptual
Tendencias estéticas bajo conceptos eudemonísticos: y al revés (en el mundo
judea-cristiano). 11 platúnico como padre de la poesía para leer: epopeya para leer,
El idealismo autosuficiente (Heráclito, Platón). trer,
El estoicismo como soberanía de la conciencia. El proverbio.

11. Sobre la Estética. 111"·1m 1ksde Winckelmann: la más fuerte trivialidad.


In pn:sunción cristiano-germánica de haber superado completa-
Arte al servicio de la voluntad. llil'I > l ,11 época de Heráclito, de Empédocles, etc., era desconocida.
Música y poesía. lllJitl'll del helenismo romano y universal, el alejandrinismo. Belleza
Concepto de unidad y el relieve. La cuestión homérica. 1li11das, ¡y de modo necesario! ¡Teoría escandalosa! ¡Judea!
Socratismo en la tragedia.
El diálogo platónico. El cinismo en el arte.
El alejandrinismo.
11\11 11.1 iq~a
es superior y más profunda que todas las posteriores; su
La estética aristotélica. El punto de vista platónico sobre la moralidad.
1111 d arte. Su punto álgido Sófocles: su meta es la felicidad de la
Sociedad extática de artistas en Grecia.
11111'< pl·nsadores pesimistas. La visión trágica del mundo sólo una vez,
11 Soll1dcs (en el e:\hwl.oi; 51 pesimista).
47
En el msc. «?»y no «!».
48
Cfr. Diarios de Cosima Wagner, 11-6-1870. Aquí Nietzsche es reprendido por Wa¡•1111
por utilizar la expresión de «drama musical griego».
49
«Melancólicos» .
50 Texto para GT. En carta a Rohde de 10-4- 1870, <.'O 11 l•IO · l41 , n. 76. Cfr. GT 18: SI

WB9 .
114 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 1. P 1 15 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 115

3178)
Juzgar el valor de las religiones a partir de su finalidad: su ,fl,,o¡; Los filósofos preplatónicos56 •
taA •
" inconsciente.
sabio entre los griegos.
3179) ndro. Melancolía y pesimismo. Afinidad con la tragedia.
Naturaleza de lo alemán: dyscolia con el optimismo idealista. Movimiento religioso del siglo VI.
Certamen con Homero.
3180) 11. La abstracción.
La astucia griega en sus metamorfosis. Visión artística del mundo.
La importancia de la mujer para el helenismo antiguo. "· Historia natural del cielo. Teleología. Filósofo ateniense.
Entusiasmos científicos, por ejemplo en los pitagóricos. lc11. El griego ideal y perfecto.
o. 1:::1 conocedor universal.
3181) )l. La medida y el número entre los griegos.
La voluntad en su enorme esfuerzo hacia una existencia infinita afirma 1
m()do más fuerte todo lo que garantiza la duración de la existencia. Por ejem pi Lucha contra la
el l:ristianismO· La moral. La voluntad aspira a una utopía. Sus sentimientos"
s1:1lnamente universalistas, el individuo no tiene más valor para ella que en la 11
} cultura.

dt\la en que puede favorecer la existencia.


La ética se fundamenta en el puro afán por la existencia.
Lo único que no está subordinado incondicionalmente a la voluntad ll8 'flrmadón. La concepción platónica.
abstracción originalmente un medio, poco a poco emancipado. 'lción Ja fama - la formación.
' 1111'1 conectada la propagación del nombre.
3 l82p2 110 por la propagación, que es tanto más intenso cuanto más rica-
Zóvvu;o~ (= dtóvucro¡; en el dialecto eólico-lésbico. Originalmente sin d11 rrolla el material que se ha de propagar.
dtóvu6o¡;). Esto conduce a una raíz ve:x por lo tanto ve:xú¡;, ve:xpóc;, ulcn siente en sí el impulso a propagarse se muestra tan ansioso por
-necO· uc esto, cuando se ha convertido en su posesión, lo libera de una
Según Heráclito 53 Dioniso es Hades.
Originalmente el culto de los curetas de Zeus.
Zóvvu;o~ es «el Zeus muerto» o «el Zeus que mata» - Zeus cazad111
54 , , 55
Zixypsu~
1
y wµY¡crn¡¡; . r11l 11I servicio de la voluntad.
1110 en la teoría del Estado.
3 (83] l'n la ética.
Los efectos de la etimología en el pueblo como principio para la formac11•11 l'n el arte.
leyendas: reunir «los mitos con un núcleo etimológico». Pero no se trata th Ot(o)pY¡nxó¡; en el mundo griego y su teleología.
fe:tióineno aislado. Sino que en el lenguaje parece cambiar continuamente el .,, y 111 poesía griega.
fieado de las palabras mediante tales etimologías. «El desarrollo del signil'1111 Ión de la mitología por la conciencia.
ha.jo el influjo de una etimología falsa y verdadera.» h'm dl· los instintos populares (en conceptos cada vez más pálidos).
. EspeciaJ[llente en la sintaxis. Pienso que el caso es el origen de todas la s 11 1
lt\11 dl· la cultura griega por el mundo judío.
Cl()nes sintácticas: también para el verbo representa lo que propiamente co11t 111 tk nmistad.
generando. 111rrnal idealizado.
ll'n>

--------
52Tomadode Curtms,. G., Grundzüge der griechischen Etymo/ogie, Leipzig, 1869, I'
(P\-éstamo bibliotecario Universidad de Basilea, 2 de febrero y 4 de mayo de 1870; 11 1h fr\
ro de 187 l · 2 demayo de 1872; 18 de mayo y 2 de octubre de 1873 y l'3 de abril de 187·1. >
Apolo.

·slétka.
53 Frg.:nt.15(Dils-Kranz). . . . . tka ,
"4 «Zcus cazador», forma contracta . Cfr. bqu1lo, frgml. J77.
'' «Fl quecome carne cruda.» Cfr. Plutan.: o, ·11-111111rid1 '.1, 1~~ Cfr
120 1. 111'1 . / 0 7 % 2, trnd esp. de l •n111rcsl~ llalll.!Ml'l'os, Trolla , Madrid , 2001 ,
116 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
. I' 115 A. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 117
Un libro sobre mitología, etc.
¿Un libro sobre la teoría del Estado? Leyes. Cultura del pueblo.
trMción: para los idealistas la existencia no es soportable sin una uto-
El concepto de unidad y el bajorrelieve. (tn los sueños de la religión, del arte y del Estado).
Necesidad de la construcción de la historia.
1
ndcs idealistas: Pitágoras, Heráclito, Empédocles, Platón. El &.vY¡p
nxói; como ilustrado y liquidador de la naturaleza y del instinto.
3 [88) ,jai de los conceptos 59 •
El socratismo en la antigua Grecia. leN y Platón quieren ser, sin embargo, prácticos.
Sócrates y el instinto 57 .
Una contribución a la filosofía de la historia.
¡iuedc escapar de la voluntad: la moral y el arte están únicamente a
3 [89) lruhujan sólo para ella. La ilusión de que esto tenga lugar contra ella
La moralidad conceptual: el deber. Lo que se produce para el individuo co111 CN11na.
concepto del deber es, por lo demás, sólo un asunto de la voluntad. huno no es práctico y no tiene la posibilidad de consecuencias! El
ucde ser una meta.
3 (90) hm10 sólo es posible en el ámbito del concepto. La existencia sólo es
«Idealismo de la ética», lo que dicho claramente es un idealismo de la i11111 m 111 fe en la necesidad del proceso del mundo. Esta es la gran ilu-
ción (Kant). Untud nos mantiene firmes en la existencia y adapta cada convicción
de ver que posibilita la existencia. Ésta es la razón por la que la fe
3 [91) ldcnl'ia no se puede erradicar, porque ella nos ayuda a superar el mal.
No se puede huir de la voluntad: ¿cómo lo hacen los ascetas? ¿Suicidio? (¿S11I IMmcntc Ja fe en la inmortalidad.
es posible a través de la embriaguez o de la aniquilación de la conciencia?) Sólo
posible el suicidio cuando se aspira a una existencia feliz 58 . El no-ser no se p111·1
pensar.
Las virtudes de la abstracción, por ejemplo, una veracidad sin condicio1w
Las tendencias ascéticas son a lo sumo contrarias a la naturaleza, y la n111v
ría de las veces son sólo la consecuencia de la naturaleza atrofiada. A ésta 1111
gusta perpetuar una raza deteriorada. El cristianismo sólo podía conseg1111
victoria en un mundo depravado.

3 [92)
La mayoría de las «cuestiones candentes» de la filología clásica son basl1111
insignificantes frente a las cuestiones centrales, que ciertamente sólo son pcH 1
das por unos pocos. ¡Es indiferente saber en qué orden se han escrito los diú 111
de Platón! ¡Qué estéril es la cuestión de la autenticidad en Aristóteles! La t11
probación métrica de un carmen es también algo sin importancia.

3 [93)
El diálogo platónico (se relaciona con el Estado platónico como la p11
griega con el Estado ateniense).
Hostilidad frente al arte.
El optimismo idealista de la ética. (Moral y arte.)
Pasión política.
Posición de los trágicos frente al Estado.

57 Línea que está tachada en los manuscritos. f'líc wiu dn los C.:<HH.:eptos» ver Langc, E A., Ge.\'chichte des Materialismus und
'H En el msc «glücklidwnm y no «glíic:klil'ht•n•111». tl1·r <i1'!(1'1111 ·11r1. lscrlohn , 1876, p. v. (Trad . de Vic.:cntc Colorado, Jorro,
11111n11 i11
4. N 1 l.
AGOSTO-SEPTIEMBRE DE 1870 1

Erlangen, sábado 20 de agosto.

111111- 1C1X púginas, de las que han sido utilizadas pocas. Son apuntes que Nietzs-
lllll 111 1i111erra franco-alemana.
llm puhlicados en BAB (Nachbericht, III, pp. 420 ss.) como apéndice a la tarjeta
1'111"< hl' a su hermana el 20 de agosto de 1870, CO II 152-153. (KGB II, 7/1, 623-

lhlll\111 los soldados procedentes de Argelia incorporados al ejército francés.


M11~1·11gl'I, K. ( 1837-1885), paisajista de Hamburgo, conocido con su hermana
1111111 l.1~ Villacioncs en Maderanertal (del 30 de julio al 8 de agosto de 1870. Carta
N11~11whl'. ?.6 de octubre de 1870, KGB II, 2, 256-258, n. 127.
11 1IL'l11l'..kl·, W., profesor de cirugía en Erlangen, lo mismo que Hugo Wilhelm

11~iNh:11lt• L'n Erlangcn del profesor Heinecke.


1 , p1111t\~or de Erlangcn.

111<>1
120 FRAGMENTOS PÓSTUMOS I' 1 14 B. INVIERNO DE 1869-1870-PRIMAVERA DE 1870 121

bajo. Ayer murió un prusiano en el hospital de un disparo en el pulmón, h• nclavc, el párroco es el alcalde. Ninguna noticia. W .. rth, entierro,
otro. «Liebig», un prusiano, se encuentra bien: tiene mucho apetito, ducrn 11mochilas y los fusiles. Muy caro, no hay periódicos. Campo de
bien, pero hay pocas esperanzas, tiene los huesos del brazo astillados y no es 111
sible ponerle una venda de yeso. Los turcos nos gustan, son enfermos agradahk
Horribles ejemplares de profesores como compañeros de mesa, Krnu
(botánico, a quien llamamos el Glotón), y Lommel (llamado el Chupón, que .'utmlleros de San Juan 12 • Dos tercios no hablan francés. Estos indi-
parece a un fabricante de cerveza, pero es fisico ). h111 convertido en director de un hospital francés. Estudiante del se-
Ayer carta de Tribschen. He respondido inmediatamente con una composiu11 lrc.
musical8 • - Maravillosas experiencias de Mosengel en París, una historia 1
amor y ropa impermeable de un conde húngaro (¿qué llevaba el Emperado1
día del atentado de Orsini?). lihros. Equipamiento. Fuerte olor a metralla. Fuerte lluvia. Casa
Se desata una epidemia de difteria en el hospital. El profesor Reinsch y ¡, ti' los disparos, «algunos ricos» (hacia Langensulzbach, allí un cam-
familia: esto ha provocado un miedo terrible. Entierro de los prusianos con 11 cornpaña hasta el párroco fager, protestante, triste y amable). Desde
colores negro, rojo y oro9 • ndo un bonito bosque, pasamos por Gersdorf hasta Sulz, en total
Lunes. Misión de la Unión, con plenos poderes. Partida con Ziemsen . 1 l>estino de la caja de puros. Domingo por la mañana en el tren, se
Nurenberg independencia. Nosotros vamos hacia Stuttgart (caja de cincucn lus dos, se cambia tren de improviso, para Hagenau. Allí no en el
cigarros Napol). Prn1tc sino en el Sauvage. Por la tarde nos volvimos a encontrar al
(En Erlangen repugnantes conversaciones en la mesa, tremenda rud1· AN a dos profesores de Heidelberg y a un judío berlinés. Sobre los
bávara y filisteísmo.) do S1111 Juan, Estrasburgo. Rumores absurdos, Metz y París y Chalons
El período «arisco» termina con la partida de mi hermana. Una tarde en 111 '""· una batalla de MacMahon en Verdún, etc.
taberna de estudiantes con Hess (los «bayreuthianos» ). 11111 Bischweiler. Caballería, allí pasamos una larga noche. Incendio
Gran retraso del tren: el martes llegamos sólo a N ... rdlingen. Allí en el hol f&IO.
encuentro a un médico de Basilea (el doctor Courvoisier).
Miércoles - partida pronto a las cinco de la mañana: mientras que el du1·
del hotel nos ha mentido, nosotros cogemos un tren rápido hasta Stuttgart, dr '1flnlc de Estrasburgo manda fusilar al alcalde.
allí hasta Karlsruhe (a las tres y media), aquí perdemos por medio minuto el 11
a Maxau y nos alegramos, porque no había desde allí ningún enlace. Cena111
muy bien en el Hotel d' Angleterre y pernoctamos en el Hotel Prinz: bien. M ud 1111 ~"le de un vagón. Fuego para el café de los soldados. A mediodía,
sueño. A las siete y media del jueves partimos para Maxau con un capitú11 h1111lilcs en Zabern: hasta Luneville noche cerrada, el ferrocarril ocu-
dragones, allí no hay conexión hasta Ja una y media. Nos sentamos juntos c11 1 no11. Mi6rcoles, primer hotel, un bonito parque. Café. Gente abatida:
Hotel. (En Karlsruhe compramos salchichas y Borgoña para la cantimplora ) Ión, hoy sobre 100.000 pérdidas. Mediodía, catedral, café, parque. Fe-
Salvas de honor de parte del alcalde. tlll1udo, transporte de Silesia. Parque. Por la tarde duque de Würt-
Cumpleaños del Rey. El dueño del hotel era judío. Luego llegamos a Wind1· de París. Jueves temprano salida a las cinco.
Desde aquí se continúaio muy despacio. Por la tarde en Weissenburg, bellii-.11 ncy. l lf>tel Dombasle. Soldados en el mercado (Place Stanislaus).
iluminación nocturna, la ciudad antigua fortificada, nos alojamos en el E11 u~du. l'i<'rnes parque, estación, Hoffmann y Bartosch de Erlangen.
bien. Allí se encuentra un hombre de Lübeck, que ha acompañado a 111 Uf' Moscla. Tren de heridos. Damas de los Caballeros de San Juan.
expedición por la suma de 24.000 táleros. El doctor Edler Richter. Viernes, lhw 1111, l'l~arrillos orientales. Liebig. Un herido. El señor Stolbie de Lei-
Fracasa el viaje a Gaisberg. Dos trenes perdidos. A las doce y media estn111 11 del 1 . ¡ Destruida la carretera hacia la ciudad.
acomodados, a las tres nos vamos a Sulz, hay un charlatán bávaro del Rin 1 lo~ lTlltinelas. Noche.
Sulz nos alojamos en el Hirsch, una bella hostería, luego con un mayor médi111 111~· <'antina.
un capitán bávaro. Comimos bien. El sábado por la mañana llegamos a Gersd1 1 1 d~ San .Juan vendado.

8 El 21 de agosto de 1870 Nietzsche escribe a Cosima diciendo que había compuesto líi
11111•11lo1 lt·11dría que ir después de 4 (3) según los msc. Para no cambiar el orden
lazareto la coral: Ade! !ch muss nun gehen («Adiós, debo irme ya») una marcha a cuatro'' 011111111anún tendrían que figurar después de 4 (3) los fragmentos que en el
para coro masculino, op. 34. En sus Diarios escribe el 21 de agosto: «Carta del pnil1 ·1111 n111111 412a, 2b, 2c, 2d). Vendría después según los msc. E fragmento que en
Nietzsche; compone en el lazareto». El texto es de una poesía del semanario satírico «K lnd llllH• •l I.? 1
radatch». ¡11\l 'llles daba a los Caballeros de Malta, orden hospitalaria. Partfoipaban en
9 Nietzsche hace alusión a la bandera negra, roja y oro
11111 In h.1t·t• la
Cru1. Roja actual.
°
1 Crr. carta a su madrl' di:sdc Sul1., ?.8-8-1870, CO 11.
• 1lc C~l1l l"1:1gn1cnto vendría scgún los msc, 414a¡. Ver apéndice.
122 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

4 (6]
Goethe, 4, Bd., p. 149 14 •

4(7]15
Si hay ictus en el lenguaje --distinto del acento--, entonces debe de enco11
trarse de nuevo en el verso. Pero las palabras tienen distinta posición en el verso
bien en el arsis, bien (en la) tesis, y así no tienen ictus. 5. U I 3-3A.
Si hay un ictus en el verso (a), no hay ciertamente ictus en la palabra (b).
Pero si no hay ictus en la palabra (b), entonces seguramente no hay ictus en 1•1 PTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 1
verso (a).
Si es a, entonces no es b.
Si b no es, no es a.
Luego no hay. Pensamientos para
Si no hay un ictus en el verso, entonces es posible un ictus en la palabra. «la tragedia y los
Si hay ictus en la palabra, entonces es posible un ictus en el verso. espíritus libres»

4 (8)1 6 n(l dchcría, con la más anhelante violencia,


éJ> XClAAÍv~xe 17 • en la vida la figura más insigne?»
--lu-lu Fausto 2
Colección de aclamaciones populares en los griegos y romanos.
T~EAACl XClAAÍv~xe 18 • Otoño 1870
--lu-lu -lu
4 [9) 1l111111os tener ningún temor al abismo de la investigación para descu-
Por lo que dicen mis alumnos, Las bacantes de Eurípides han producido 1111 111 junto a sus madres: estas madres son: Voluntad, Ilusión y Dolor3 •
fuerte impresión y han despertado el gusto 19 • 22 de septiembre 1870

4 [10)2°
¡Geografia! mm:iún y desarrollo de la germanidad a través de la música.»

lle• de Klopstock:
mente él mismo conduce la hiperépica cruzada hasta la colina del
lwnrar a los dioses extranjeros» 4 •

U11dé111n 1k 186 páginas, escritas todas las impares. Contiene apuntes para «La
1

14
Goethe, op. cil., IV, p. 149. plli111~ libres», textos preliminares para GT. Además, se incluyen planes y es-
15
Cfr. Carta a Rohde 23 de noviembre de 1870, CO II 169-171, n. 11 O.
16
Después de 4 [8] vendría [8a]. Ver apéndice. 4 IH ~. Carta a Rohde del 15 de diciembre de 1870, CO II 174-176, n. 113. Cfr.
17
«¡Oh, vencedor!». 10>1• d1: .111tm:rít1ea», 7.
18
Estribillo victorioso en los juegos sagrados. La primera palabra tiene rasgos ono111 I) '''"''· GT 16 y 20.
)/1 lú.111:1', 1, p. 220. Citado por Gervinus, Geschichte der deutschen Dichlung,
1
péyicos que imitan el sonido de la lira.
19
Nietzsche explicó Las bacantes de Eurípides en el lfo/11go1t.í11111 en el semestre de v1· 1 11 IV, p 11 5.
de 1870.
'º Después de cstl~ fragmento hahna que 11ilad111 sq¡ i'111lo ~ 111 sc., 41 ltla , ltlhl . Ver 11pe11 112-'1
124 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U 1 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 125

5 [6] los rostros de personas jóvenes, pero no bellas, cuando pierden la flor
Utilizar como epígrafe la frase de Livio: ntud» 8 •
«En j(lUestra época no podemos soportar ni nuestros errores ni los medi11
para evittarlos» 5•

5 [7] Para el Edipo en Colono.


Elfatum. 11ignación aprendida gracias al destino adverso, a una larga vida y a un
El or.áculo. otile'>.

5 [8]
1. /\polo y Dioniso.
3. Sócrates y la tragedia. in, /,1·1·es, 83 a: durante el tiempo en que un ser todavía no tiene la capa-
2. [,a tragedia, estructura, coro, tetralogía, 1011111 que tiene que tener, cada uno hace travesuras y grita sin normas,
Es decir, origen, esencia, disolución. nto como ha aprendido a caminar recto, se pone a salta del mismo
(,a estética aristotélica. 1to11 son los comienzos de las artes musicales y gimnásticas 10 •
1, ~ 68.
5 [9] )' displacer son sensaciones propiamente infantiles, virtud y vicio se
IntfO'ducción. Formación de la juventud a tenor de nuevos principios, con I~ h1tjo esta forma ante el alma.
ayuda dd teatro. •tus son para eso, para que los hombres a través del contacto con los
Defensa ante el desprecio de la religión. La formación erudita sólo es posihl ndnn a reconducir de nuevo la educación a su condición anterior.
mediant·e experiencias, acontecimientos, visiones del mundo adquiridas. «Alp11 1 que todavía es joven no puede dar descanso a su cuerpo y a su voz en
nos años de vida helena.» La moralidad es un presupuesto, sobre todo en la 1111 mento. Los dioses son los que otorgan el sentimiento del ritmo y de la
turaleza alemana.
r O bien capítulo final. La tragedia como medio de formación. tr11 primera educación procede de Apolo y de las Musas 11 •

5 [10)
4, 324. ltN investigaciones de Platón sobre la importancia de la embriaguez y
Gentinus: «Repetidas veces nos hemos quejado de que en la época modc11111 11111 en relación con la educación popular. 1y11 Libro de las Leyes 12 •
en la que se llevó a primer plano la formación de la razón, se perdió aquella 1'1111
tasía vital capaz de figurarse el contenido de la distendida narración del rapsodll
y del poeta épico, y que para sustituir esta pérdida, el poeta recurre a los mcd111 11l· la tragedia comparado con la orquesta?
dramáticos con los que actúa más vivamente sobre los órganos más apátit-11 mrrnrncíón se vuelve comprensible por lo general? ¿Cómo?
presencia de la representación y la descripción muy viva del diálogo: efecto 11111
acusado sobre los sentidos externos y al mismo tiempo sobre un interés más ¡1i11
ticipativo del espectador, a través de la excitación de sus pasiones.» hrd10 de que las artes aisladas no se encuentren encumbradas en el
¡El nacionalismo bueno y malo del arte! 11ill•11 no se sigue que esto sea necesario.
ua el arte de la recitación, la pintura, la música en su máxima expresión
5 [11) 11 111 s1•rvicio del drama musical?
Sófocles sobre el eros en la República de Platón, 36 . •tell 1·11 el drama, lo mismo que la pintura, ha llegado a ser otra cosa:
nn111, ya no es un arte puro de la apariencia. Actúa de un modo más
5 [12) Í. e~ 1111 111cdío, es más consciente porque debe ser plástica. ¿Qué pasa sin
Sócrates dice de los poemas dramáticos, Poi., X, 4: «Despojados del espil'11 •l tanto? ¿En esta muy simple relación? -
doroso colorido del encanto musical y recitados solamente según el texto 7

5 Livio, I, Praef , 9.
6 Platón, República, 329 b-d . Cfr. GT 14.
7 En el msc. «Tcxtc», no «Taclc».
126 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U I 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 127

5 [18)1 3 de la vida griega. Apolo y Dioniso.


Schiller es de lo más alemán en el episodio de Max y Tecla: pero le falta aqlll Ión en el socratismo.
el instrumento expresivo, el sonido. Werther e Ifigenia tienen la misma delicad 1 naturaleza de la educación de los espíritus libres.
za infinita. 1 Estado frente al drama.
La escena del Príncipe de Homburg, su temor a la muerte.

5 [19) revela el instinto en la forma del espíritu consciente?


Schiller y Kleist - la falta de música. 11cntaciones ilusorias.
Hay que colocar mucho más alto a este último. Ya ha salido completamcnl
del período de la Ilustración. El arte lo retenía: pero la ilusión política era tod 1conocimiento de su naturaleza no destruye su eficacia. Pero el co-
vía más fuerte. micnto sí produce un estado tormentoso: frente a esto sólo hay salva-
n lu apariencia del arte.
5 [20) ~on estos instintos.
La orquesta desarrolla para nuestro oído educado los movimientos orq u~~I es la forma en que una cosa se presenta bajo una representación
cos 14 de los sentimientos, es la danza de las sensaciones en forma sensible. 111, por ejemplo, la amada, etc.
1 111 forma en la que el mundo aparece bajo la representación ilusoria
1

5 [21) nct·csidad.
La disolución del drama esquileo no es solamente un síntoma, sino que lill J'rcscntación seductora de la voluntad que se introduce en el cono-
bién ha sido un medio para la disolución de la democracia ateniense. ·nto.
Se pone de manifiesto un proceso de decadencia en el hecho de que ningu b1 es una de esas representaciones ilusorias.
filosofia se unió a la tragedia.
¿No ha habido ninguna escuela de pitagóricos órficos que se haya dedicado
drama? ¿Ni siquiera los pitagóricos cínicos? ¿O Arcesilao o Polemón? ¡No! 11cnl11ciones ilusorias: quien mira a través de ellas sólo tiene como
¿Cómo se comportan los filósofos con el arte? ¿Y con el drama? l uk. Abrirse camino en esta dirección es ahora una necesidad para
Gracias a su origen socrático, no han conseguido nunca el nivel del dra 11111 11 lihrcs: no se puede adivinar cómo se comporta la masa con eso.
uo n11.1·11tros necesitemos el arte: lo queremos por todos los medios, y
5 [22) luchando. Una nueva secta de la formación, como juez y señora de
11st11da y repugnante de nuestros días. Partir de los elementos
«La tragedia y los espíritus libres» mndón, del puro entusiasmo científico, de la rígida subordinación
Consideraciones J'rul'unda necesidad anímica de las mujeres, etc., del cristianismo
sobre llon te, etc.
el significado ético-político 1n10 l'omo sabiduría supuesta (en todas sus manifestaciones, en el
l.'1 del drama musical. :trtmloxo, en el judaísmo actual) es hostil e indiferente al arte.
lf'o, también nosotros conseguimos la paz en el bosque sagrado de
5 [23) 11'~.
Superación de la «Ilustración» y de sus principales poetas.
Alemania como una Grecia que camina hacia atrás: estamos instalados
período de las guerras médicas. Ilusiones del individuo.

5 [241
Las representaciones ilusorias.
La tarea más seria del arte.
Sólo del arte musical dramático.

13Kleist, H . von, Prinz von Homburg, fil, 5.


14 En alemán orchestisch traduce el término griego opxr¡a-rp~xó~, que significa «p1J l
ciente a la danza», «el arte de la pantomima». Cfr. Wagncr, R , O¡wra y Drama, op. C'it , 111 'I e '11 [11111hil:11 Schopcnhaucr. ¡\' WWV., 11, c. 44.
parle, ca p. 7,
r,
l11
128 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
5. U 1 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 129
5 (28) n<lo lugar, se vuelve a escamotear por medio de una diferente exalta-
El realismo de la vida actual, las ciencias de la naturaleza tienen una fuc1 ILislcncia, de una fe en la inmortalidad, del anhelo por la felicidad.
increíblemente agresiva frente a la formación; hay que oponer a ellas el arte. r lugar, el quietismo es también una forma de existencia.
La formación clásica está siempre en peligro de degenerar en una tímida c11i
dición. Falta la devoción frente al arte: aparición horrenda de Cronos, el tie111p1
devora a sus propios hijos. Sin embargo hay hombres con necesidades compktM '" vuno».
mente distintas, éstos deben conseguir por la fuerza la existencia, en ellos se 11111 011 verdad - dicen muchos.
da el futuro alemán. verdad: nosotros no queremos ni vivir más, ni actuar - dicen otros.
uc11 actuando - también en el quietismo hay un mínimo de acción; y
5 (29) 17 ,, es indiferente que se viva mucho o poco.
«Sócrates cultiva la música» como capítulo final. 11 uct uamos, pues, en una plena afirmación de nosotros mismos - di-
rvimos al proceso del mundo. Nos mantiene el conocimiento de que
5 (30)1 8 u 1111 puede sustraerse.
Monoteísmo como un mínimo de explicación poética del mundo. uestión no consiste en saber lo que piensa el individuo sobre ello: en
Entre los judíos hay un dios nacional, un pueblo que lucha con una sola b1111 he vivir y actuar, a pesar de todo conocimiento de la vanidad. Este
dera: encarna un rigorismo moral, severidad consigo mismo, un dios autori tu 11 nlo es muy raro: cuando se da se une a la necesidad religiosa o artística.
(se caracteriza por exigir el sacrificio del hijo único). ,Ir el mundo - eso es la religión o el arte. ¿Cómo debe aparecer el mun-
Nuestros dioses nacionales y nuestros sentimientos por ellos han recibido u uc llll'rezca la pena vivir?
hijo falso en su lugar: nosotros dedicamos a éste todos esos sentimientos. krvicnen las representaciones auxiliares antropomórficas; las religio-
El fin de la religión llega cuando se han hecho desaparecer los dioses nacio11 21
cn lodo caso para el conocimiento consciente, un animal no tiene
les. Esto ha ocasionado al arte una terrible tribulación. Enorme trabajo de la 1111 u. l .a necesidad de las religiones es tanto más fuerte cuanto más gran-
turaleza alemana por sacudirse ese yugo antinacional extraño; y lo consigul' 11orn11iento de la vanidad. En los griegos es menor, por el contrario, la
El hálito de la India permanece; porque nos es afín. lu existencia era corregida por su mundo de dioses.
5 (31)1 9
Divinidades bajo la forma de rey, de padre, de sacerdote - lrlu de los hombres a veces siente que viven en una red de ilusiones.
La mitología griega ha divinizado todas las formas de una humanidad si o, s1111 pocos los que conocen hasta dónde llegan estas ilusiones.
ficativa. 1·el'll1,:ia infinitamente ingenua no dejarse dominar por las ilusiones,
La fe en un solo espíritu es una quimera: inmediatamente surgen sustit1111 111hargo del imperativo intelectual, del mandamiento de la ciencia.
antropomórficos, mejor dicho, politeístas. uhn111iento de esta tela de araña el &v&pwrroi; &e:wp"f)nxói;,y con él la
El impulso de adoración, como sentimiento de placer por la existenci11. l'X1slir, celebran también sus orgías: sabe que su curiosidad no será
crea un objeto. h11Nla l'I final y considera el impulso científico como una de las más
Cuando falta este sentimiento - budismo. ~x.rxvocL 22 de la existencia.
Buda se entregó a las representaciones dramáticas cuando con su co1111
miento penetró en lo más profundo de las cosas: una conclusión 20•
Un pueblo está más o menos dotado moralmente: los griegos no han ak,1 l liC ukrra con enorme tenacidad a la vida.
zado la cima, pero quizás era el límite necesario para no caer en la negación 1
mundo. Su conocimiento y su vida permanecieron completamente juntos.
La negación del mundo es un punto de vista increíble: ¿cómo lo ha pen111t11 1111•• 1 n·er que podamos salir fuera de este mar de ilusiones. El conoci-
la voluntad? 11,•111· absolutamente nada de práctico.
En primer lugar, está unido a la más alta benevolencia, no oculta nada, 1111
agresivo.
17
I ·iq 111~1dón del mecanismo del engaño en la voluntad.
Cfr. 5 [1], 1 [7] y GT 14.
18 Cfr. Müller, M. , «Der semitische Monotheismus», en Essays, 1, Leipzig, 1869, pp " lvtd1111 debe estar al servicio de la finalidad total: sin reconocerlo. Esto
328. hun· rnda animal, cada planta. En el hombre se añade entonces, en el
19
Ibíd., Über den Buddismus, I, 162-204.
20
Cfr. 5 [30]. Préstamo de la biblioteca de Basilca l'I 25 d1· oct uh re de 1870: Koeppi.:11 , 1 <ql"drnfolls» y no «cbcnfalls».
/)i1· Reli¡.:ion d1 '.1' lluddha 11111/ ihrt• h'11.vtd11111~ , lkrlí11 , 1X57. Aquí , p. ~74 11~. xo. 171], 8 [78].
130 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U I 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 131

pensamiento consciente, una finalidad aparente, una ilusión adventicia: el indívl ración de la «Ilustración».
duo cree alcanzar algo por sí mismo. . rnción de los «románticos».
Nosotros nos defendemos frente al instinto, como algo animal. En esto s11I druma en su significado cultural en Schiller-Goethe.
yace también un instinto. El hombre natural siente que hay un gran abismo c1111 oniso y Apolo.
él y el animal; en el intento de aclararse a sí mismo en qué consiste este abis1111 religión dionisíaca.
cae en distinciones tontas. La ciencia enseña a los hombres a considerarse co111 (111ica y drama.
animales. Él nunca actuará como tal. Los hindúes tienen la conciencia más p1 oro. Unidad. Tetralogía.
cisa, intuitivamente, y actúan en consecuencia. urlpidcs.
r11tismo.
5 [37) Ión contra el arte. Alejandrinismo.
«Hombre» significa «pensador»: ahí se esconde la locura. u~ución musical.
l a111udiante: la cultura del futuro.
5(38) rn111ción erudita: formación real. Francia. Judaísmo.
Nuestro desarrollo musical es la irrupción del impulso dionisíaco. Éste so111 1c11píritu libre y el pueblo.
te poco a poco el mundo: fuerza al arte en el drama musical, pero también ;1 1 1Htltado y el drama musical.
filosofia. h1n11lad de filosofia. A los maestros.
La música es completamente sana - junto a la horrible depravación de 1
cultura épica.
h1111 le falta el arte: de ahí el quietismo 25 •
5 (39) llk del libre pensador alemán se le presentan siempre imágenes iluso-
«El hombre nunca comprende hasta que punto él es antropomórfico» , d1 • urtísticos: de ahí su procreación en lo bello, su lucha cósmica.
Goethe 23 • 01111rnnicnto de la verdad es improductivo: nosotros somos los caba-
lllllprcnden en el bosque las voces de los pájaros, nosotros las se-
5 (40)
La convicción obtusa de M<ax> Müller, de que el cristianismo, implant,111
en un mentecato, es todavía algo bueno. ¡Como si los hombres fueran nivelad1
mediante la religión 24 ! trndún desprecia el instinto: cree sólo en razones.
tn(111t 1cos carecen de instinto: las imágenes ilusorias del arte no les esti-
5 [41) 11 "l"l'll°>n, permanecen en sus estados de excitación.
,1t11d11s no se superan teóricamente, hasta que no sean superados prác-
El drama musical y los espíritus libres.

5 [42)
La tragedia y los espíritus libres. lt cultura épica se expresa plenamente en Goethe. Schiller alude a la
. ('¡/ ,
Consideraciones ltu111 épica se manifiesta en nuestra ciencia de la naturaleza, en nues-
sobre el significado ético-político •n nuestros novelistas. Su filósofo es Hegel.
del drama musical.

5 (43] llt~las
debemos sentirnos tan libres respecto a la religión y servirnos
1. Ley del mecanismo de la ilusión. el autor trágico ateniense lo era en su producción, sin ninguna
11111 \'.111110
2. Su conocimiento. Ciencia. 1t'111 patológica.
3. Los medios contra eso: religión.
4. El arte.
5. El budista y el libre pensador alemán. 11 Italia es el momento culminante de nuestra cultura épica26 •

21 Gocthc, Maximc>111111d R1'.fle.\io11c>11, 111, p. 176. ppcn , llfl. cit., l, p. 505; Cfr. S [31).
24 Cfr. M. Miillcr, l. Ofl. cit .. l'rtilogo, p. VIII . llttll uq11i al /tr1/ie11i.1·dlt' Rl'i.1·1· Ver tamhién Gcrvinus, op. cit., V, p. 464.
132 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
5. U I 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871
133
5 [49)
En Goethe, según su naturaleza épica, la poesía es el remedio que lo defiernl 1 cree en un dios al que dirige su plegaria: su moral - la pureza de los
del conocimiento total - el arte es en las naturalezas trágicas el remedio que 11 tos, de las palabras, de las acciones. Cree en el castigo de los malvados,
bera del conocimiento. La vida atormenta al uno: inmediatamente la vida se 11· 1

ompensa de los buenos, y espera de la gracia divina el perdón de sus


tira de él como una imagen, y él encuentra la vida atormentada como digna il ,4

ser vivida27 •

5 [50)
llhrepcnsador inca observó que el trayecto constante del sol es un signo
«Los habitantes de las islas Fidji se sacrifican ellos mismos: consideran q11 11
tud» •
tienen derecho a matar a sus mejores amigos para liberarlos de la miseria de t'''
vida; consideran realmente que es una obligación que el hijo deba estrangul:i1
sus padres, si se lo piden» 28 • El filósofo hindú, cuando piensa que ha aprend11h!
todo lo que el mundo podía enseñarle, y anhela después de eso fundirse con 1 11 los dioses deben morirn: es la antigua idea alemana que la ciencia si-

divinidad, entra tranquilamente en el Ganges. rollando con gran fuerza hasta hoy. «La muerte de Sigurd, descendien-
La religión judía tiene un terror indecible ante la muerte, y la meta prirn:1¡i n, no pudo impedir la muerte de Balder, que era hijo de Odin: la muerte
de sus plegarias - conseguir una larga vida. fue pronto seguida por la de Odin y la de otros dioses» 36 •
- Entre los griegos también en esto se da una moderación. Con todo el l I
nacimiento pesimista no se llega nunca al acto del pesimismo.
,~
timo mandamiento
37
de Buda a sus discípulos es - abstenerse de los es-
5 [51) • pi'lhlicos .

La religión y la filosofia han absorbido en la India todos los instintos pn'111


' cos. El conocimiento como intuición e instinto 29 -
'• lo virtud? «Ayuda a pasar a la otra orilla», por ejemplo al no-ser.
5 [52)
Representaciones ilusorias, por ejemplo el Santo Sepulcro en las manos dr h
infieles. Ice: «Vosotros los santos vivid ocultando vuestras obras buenas y de-
vurst ros pecados.»
5 [53)
Rigveda, libro X, Himno 129.
«El amor sobrecogió primero al Uno, 11 no son esencias divinas, sino ilusiones.
primera semilla creativa30 del ardor espiritual,
meditando en su corazón descubrieron los sabios videntes
el antiguo vínculo que une el ser con el no-sern 31 • ridud del drama griego. (Tragedia.) ¿De dónde proviene?

5 [54)
Los parsis tienen un inexplicable temor ante la luz y el fuego, son los í11iii 1111 l'jl·mplo.
orientales que no fuman, evitan apagar la llama soplando. después la visión del mundo.
La religión de Zoroastro 32 hubiese dominado Grecia, si Darío no h11l11 lllN rnnsccuencias prácticas.
sido vencido 33 •

27
"' 1111itar a Buda, que tomó la sabiduría de unos pocos y plasmó una
Ibíd., p. 469.
28
111 pura la utilidad de la masa.
Cfr. Müller, M., Christus und andere Meister, 1, pp. 57 ss.; GT 15.
29
Ibíd., Der Veda und Zendavesta, I, p. 65.
30
En el rose. «Schofungssame» y no «Schofungssonne».
31
Ibíd., p. 74. 11 1~8
32 Es la primera vez que aparece la figura de Zomastm - zaratustra en los csnilil
'11/1tli.1ti.1dw l'ilKer. p. 211.
Nietzsche. En el msc. aparace tachado Ormu:. r ¿11.
11
Müllt:r, M , J)ic lw11liKm l'arsi.1·, 1, p. 1~2
111c11los 51581·5 f5-65] son citas dt: Miillc1; pp. 215 ss.
134 FRAGMENTOS PÓSTUMOS S. U I 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 135

5 [65]
«Gunnar 38 fue atado por Atila y arrojado a las serpientes. Pero incluso ene l urte contra el conocimiento.
tó a las serpientes, mientras tocaba el arpa con los dientes, hasta que finalnH'tl uitcctura: la eternidad y grandeza del hombre.
una víbora se deslizó sobre él y lo mató.» ntura: el mundo del ojo.
la: el hombre total.
5 [66] t'.11ica: su sentimiento
Gervinus 39 piensa que es mucho más justo que tratemos de romper con t11<l admirado, amado, deseado.
nuestras fuerzas los obstáculos que traban nuestro progreso nacional, que rcpil
mos siempre esos problemas fáusticos «que devoran como un buitre el cora
de nuestra juventud». Naturalmente estos problemas son de naturaleza histór 11 ntc los esclavos de las galeras se conocen»: por eso - el arte41 •
¡desaparecen con un movimiento político más libre! ¡Chusma! ¡Canalla! ¡Ca1111I
histórica!
Parte I.
5 (67) Instinto, ilusión y arte.
En todas las situaciones Goethe «escribía sobre papel su embriaguez vi tul• Parte II.
El modo de abandonarse Goethe a la naturaleza y al arte era una religión El drama musical.
Parte III.
5 [68) Sócrates y los espíritus libres.
El signo supremo de la voluntad:
La creencia en la ilusión y el pesimismo teórico se muerden la cola.

5 (69]
El verdadero actor se comporta respecto a su papel lo mismo que el art 1
dramático respecto a la vida que él representa. Esquilo componía sus tragl'lJj
del mismo modo que actuaba como actor.
do 1k las representaciones es el medio de mantenernos en el mundo de
La música dramática es por eso un arte plástico en el sentido más alto: d ft
artístico se posa como un sol radiante sobre el todo. onstrcñirnos a actuar al servicio del instinto. La representación es un
11 lu acción: mientras que no toca la esencia de la acción. El instinto
5 [70)
¡icle a la acción y la representación que interviene en la conciencia
\'(l están separados el uno de la otra. La libertad de la voluntad es el
La fuerza de la imaginación es la que domina aquí (en la música) a la vol11
1111s representaciones que se inmiscuye entre medio, es la creencia de
tad. De este modo, la música cambia en todo caso su esencia.
y 111.:ción se condicionan necesariamente entre sí.
Esto no es una contradicción: música dramática. El canto es la forma 111
simple.

5 [71) mundo de las representaciones es más real que la realidad concreta, es


A Max Müller hay que ponerlo en la picota como un alemán que ha renqi.11 1 que ha planteado teóricamente Platón, con naturaleza de artista.
de la naturaleza alemana, hundiéndose en supersticiones inglesas. AdemÍI \ 1 lllc, es la creencia de todos los genios productivos: es el propósito 42 de
mete la bajeza de hablar de la gente que se permite mirar con desprecio a«!\ .111 btus representaciones, en cuanto han nacido del instinto, son en
(¡sic!), Hegel y Schelling. ¡Insolente! ¡Insolente! ¡E ignorante! (Essays, I, 2011' t1111 reales como las cosas; de ahí su poder inaudito.

5 [72)
No tendré miedo de citar nombres: se aclara más rápidamente su punl11 :ntación es el más débil de todos los poderes: en cuanto agente no es
vista, cuando aquí y allá se argumenta ad homines. Lo esencial para mí tienr 1¡ 11"'\<l. pues lo que actúa es sólo la voluntad. Ahora bien, la individua-
ser la claridad. 111 embargo, en la representación: si ésta es engaño, si es solamente
11d11 para ayudar a la voluntad a obrar, la voluntad entonces actúa a
18
En el msc. «Üunnar» y no «Geenar».
w Gcrvinus, op. cit., p. 108. 7l1sso, acto 4, escena 5, XI 11, p. 222.
lim¡110111
40
Müllcr alude aquí a Sdwpcnhaucr, y 11 R11crítica11 1<11 lllt'1s111i·1s ml'ncionados. «Ahs1dlt» y no «Ansicht».
136 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U I 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 137

favor de la unidad dentro de una inaudita pluralidad. El órgano cognoscitivo d afines al intelecto, que no tiene en absoluto ningún medio para ocu-
la voluntad y el órgano cognoscitivo humano no coinciden de ninguna manci .1 llos. Son un puro instinto, un sentimiento mezclado con una represen-
esta creencia es un ingenuo antropomorfismo. Los órganos de conocimiento l"ll
animales, plantas y hombres son sólo los órganos del conocimiento conscie1111 .\'entación en el sentimiento tiene, respecto al verdadero movimiento
La enorme sabiduría de su formación revela ya la actividad de un intelecto. 1 untad, únicamente el significado de símbolo. Este símbolo es la imagen
individuatio, en todo caso, no es la obra del conocimiento consciente, sino d' tmvés de la cual un instinto universal ejercita un estímulo subjetivo in-
aquel intelecto primordial. Esto no lo han reconocido los idealistas kantianos y
schopenhauerianos. Nuestro intelecto nunca nos conduce más allá del conou tlmit'nto - con la voluntad y una representación inconsciente
miento consciente: en la medida en que nosotros, sin embargo, somos aún 1111 'tSn · con la voluntad y una representación consciente.
instinto intelectual, podemos todavía atrevernos a decir algo sobre el intelclt11 e comienza Ja acción? ¿No debería ser también la «acción» una repre-
primordial. Ninguna flecha va más allá de éste. • ulgo indefinible? ¿Un movimiento de la voluntad que llega a ser visible?
Los instintos humanos actúan en los grandes organismos como Estad11 hle? Esta visibilidad es algo casual y exterior. El movimiento del intes-
Iglesia, aún más, en el pueblo, en Ja sociedad, en la humanidad; instintos mudu 110 es también un movimiento de Ja voluntad, que sería visible, si noso-
más grandes se manifiestan en la historia de un planeta: "11emos llegar allí con la vista.
en un Estado, en una Iglesia, etc., se dan un número ilimitado de representu l1m1ad consciente tampoco caracteriza a la acción; pues podemos tam-
ciones, de ilusiones adventicias, mientras que aquí el que crea es ya el insti11ti1 r11r conscientemente a una sensación, que nosotros precisamente no lla-
total. '' ücción.
Desde el punto de vista del pensamiento consciente, el mundo aparece co11111 •i1&nifica llegar a ser consciente de un movimiento de la voluntad? Es un
una suma enorme de individuos engastados unos en otros: con lo que en reafül.111 o 4ue llega a ser cada vez más claro. El lenguaje, la palabra no son más
el concepto de individuo queda abolido. El mundo es un organismo inmenso qu bolos. El pensamiento, es decir, Ja representación consciente no es
se engendra y se conserva a sí mismo: la pluralidad está en las cosas porque C\I 111 actualización y Ja relación de los símbolos lingüísticos. El intelecto
el intelecto en ellas. Pluralidad y unidad son la misma cosa - idea impensabk htl l'S en esto completamente diferente: es esencialmente representación
Es importante, ante todo, comprender que la individuación no es el prod lll 11 , mientras que el pensamiento es rememoración de símbolos. Del mismo
del espíritu consciente. Por eso nos permitimos hablar de representaciones ilu1o11 ue el órgano de la vista juega cuando los ojos están cerrados, reprodu-
rías, bajo el supuesto de la realidad de la individuación. mc1dando con variopintos cambios la realidad vivida, así se comporta
'icnto respecto a la misma realidad vivida: es un rumiar pieza a pieza.
5 [80) 43 ruración de la voluntad y la representación es propiamente un fruto de
La acción compasiva es la corrección del mundo con la acción; en el reino d1•I ,dud en el ámbito del pensamiento: se trata de una reproducción, de una
pensamiento le corresponde Ja religión. ttún la vivencia de que cuando nosotros queremos algo, la meta se nos
Análogamente, a la creación de lo bello le corresponde el encontrar-bello. te los ojos. Esta meta, sin embargo, no es más que un pasado reproduci-
¿El sistema individualista es despedazado con el bien? 1tn manera es como se comprende el impulso de la voluntad. Pero la meta
El puro afán de la voluntad por la existencia es suficiente para deducir dr motivo, el agente de la acción: aunque este parece ser el caso.
Ja ética. urdo afirmar Ja conexión necesaria entre la voluntad y la representa-
El deber: la obediencia contra las representaciones: ¡un engaño! Los verda1l rrescntación se revela como un mecanismo engañoso, que no necesita-
ros móviles de la voluntad son ocultados por estas representaciones del dch1 uroncr en la esencia de las cosas. Tan pronto como la voluntad debe
Piénsese en los deberes frente a la patria, etc. Una acción por deber está priv.ul r 1111 fenómeno, comienza este mecanismo.
de valor ético en cuanto acción por deber; porque no se hace una poesía ni 1111 v11l1111tad hay pluralidad y movimiento sólo a través de la representa-
acción mediante una abstracción. Pero tal acción tiene pleno valor, precisami.:111 11er l'lcrno se convierte mediante la representación en devenir, en volun-
porque no puede surgir de la abstracción y del deber, y sin embargo ha suceduh 1r. el devenir, la voluntad misma como agente es una apariencia. Sólo
La bondad y el amor son cualidades geniales: de ellos surge el poder sup1T1111 ll quietud eterna, un ser puro. Pero, ¿de dónde surge la representación?
es decir, en ellos habla el instinto, la voluntad. Es un impulso hacia la unidad 1 enigma. En todo caso, ella está ahí, naturalmente, desde el principio,
la manifestación de un orden superior, que se expresa en la bondad, en elª""' uc<k haher tenido comienzo. No se debe confundir con el mecanismo de
en la compasión, en la piedad. 11111l!iú11 en los seres sensibles.
Bondad y amor son impulsos prácticos para corregir el mundo - junto 111 11i la representación es simplemente símbolo, entonces el movimiento
religión, que interviene como representación ilusoria. todn nspiración del ser no es más que apariencia. Luego hay algo que re-
y esto 110 puede ser el ser mismo.
1111110, junto al ser eterno se da otro poder completamente pasivo, el de
41 Cfr. J [.12], 5 [D , 123], 8 [78]. 11ci11 ¡M istcrio!
138 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U 13-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 139

Si por el contrario la voluntad contiene en sí la multiplicidad y el deve111


¿hay entonces un fin? El intelecto, la representación deben ser independientes ,¡, mayoría de los eruditos hay un impulso desbordante por aprender.
devenir y del querer; la simbolización continua tiene puros fines volitivos. Pero I uiere todavía llegar a ser sabio? ¿Quién quiere todavía pensar e investi-
voluntad misma no tiene ninguna necesidad de representaciones, luego tampo1 poder obrar? Inercia de los ponderables eruditos: van cada vez más
tiene ella unfin: el fin no es otro sino una reproducción, un rumiar en el pe11~11 y que ir cuarenta semanas al desierto: y adelgazar.
miento consciente de aquello que ha sido vivido. Elfenómeno es una simbol1111
ción continua de la voluntad.
Puesto que en las representaciones ilusorias reconocemos la intención dl· 1 idud de la obra de arte dramática -
voluntad, la representación es entonces un producto de la voluntad, la plurafüLrJ
existe ya en la voluntad, la apariencia es una fl.1Jx.ocv-f¡ de la voluntad parn
misma. hitita el elemento musical y, sin embargo, la visión del mundo musical
Hay que estar en condiciones de circunscribir los límites y decir luego: es111 rvarse, ¿dónde se refugia tal elemento?
consecuencias necesarias del pensamiento constituyen la intención de la v11
!untad.
11c comprensibles los experimentos de la conciencia, el hecho de la tra-
111 conmoción trágica-en su repercusión sobre las obras de arte. Para
5 (81)
csurio considerar la catástrofe. - La lucha con el destino, la perspec-
Tengo recelos en deducir espacio, tiempo y casualidad de la miserable cnfí
ciencia humana: pertenecen a la voluntad. Se trata de presupuestos para tmh
n11 nueva época, el suicidio, etc.
simbolismo de los fenómenos: el hombre mismo es ahora un tal simbolismo, y lt
mismo hay que decir del Estado y de la tierra. Pero este simbolismo no exr'ii
111ensión de nuestro conocimiento surge a partir de hacer consciente lo
como algo incondicionado únicamente para el hombre singular -
1l1ntc. Pero uno se pregunta qué lenguaje de signos tenemos para hacerlo.
conocimientos son sólo para algunos, y otros requieren un estado de
5 (82) mús favorablemente preparado.
Caracterizar rigurosamente la teología de nuestro tiempo.
Hacer lo mismo respecto a las intenciones de nuestra escuela.
Meta: la meta schilleriana significativamente elevada: educación a través d~I Concepto del «drama» como «acción».
arte, partiendo de Ja naturaleza germánica.
\lllccpto es en su raíz muy ingenuo: aquí deciden el mundo y la costum-
5 (83) /. Pero en una consideración más espiritual - ¿qué no es en definitiva
La inteligencia se prueba a sí misma en el finalismo. Pero si el fin no es o1 r 11'! El sentimiento que se manifiesta, el darse cuenta de algo - ¿no son
cosa que un rumiar experiencias, si el verdadero agente se oculta, entonces 11 n'! ¡,Tiene que haber siempre ajusticiamiento y asesinato? Pero una cosa
podemos transferir a la naturaleza de las cosas la acción que se basa compkl11 riu: el devenir frente al ser y al arte plástico. En este casos~ da la petri-
mente en representaciones finalistas, es decir, no necesitamos de hecho una i111 drl momento - en el otro la realidad.
ligencia que tenga una representación. Se puede hablar sólo de inteligencia en 11 11nhdad de tal realidad es, sin duda, actuar como tal. No debemos fluc-
ámbito, en donde algo puede salir mal, en donde tiene lugar el error - en el :'1111 trc upariencia y verdad. El interés patológico es aquí una orden. Sentimos
bito de la conciencia. 01110 si la viviésemos directamente. Quien suscita esta apariencia de la
En el ámbito de la naturaleza, de la necesidad, el finalismo es un presupul''" 111ú' fuerte es el mejor poeta: sólo que es esencial a quién ha de engañar.
absurdo. Lo que es necesario es la única cosa posible. Pero entonces, ¿qué necnl 1c11 que sepa engañarse a sí mismo. En este caso, el criterio de la obra de
dad tenemos todavía de presuponer un intelecto en las cosas? - La voluntad 1111 duda externo. Impulsa al conocimiento y a la acción en cuanto «ver-
debe estar unida a una representación, tampoco expresará la esencia de la n:i1rr elka1. obra de arte».
raleza.

5 (84) nllo l:r representación ilusoria se disuelve como tal, entonces la voluntad
Las representaciones ilusorias griegas y las fuerzas disolventes que se oporrr if/'11 parte quiere que nos perpetuemos debe crear una nueva. Lafor-
a ellas. ¿Cuál es Ja intención de la voluntad en estas disoluciones? rnsis1c en cambiar continuamente de representaciones ilusorias en di-
El nacimiento de la erudición y de la ciencia corno nuevas formas de l:x 1 1 11 lns rnús nobles, es decir, nuestros «motivos» en el pen.samiento se vuel-
tencia . 111 vez rnús espirituales, pertenecientes a una generalidad mayor. La meta
140 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U I 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 141

de la «humanidad» es lo más externo que nos puede ofrecer como fantasma 1 bres, en su mayoría, degeneran en una cierta dirección, incluso en los
voluntad. En el fondo, no se cambia nada. La voluntad sigue su necesidad y 1 lentos.
representación busca alcanzar la esencia universalmente solícita de la volunt11J,
La cultura consiste en el hecho de pensar en el bien de organismos más grand
que el individuo.

5 (92] 44
Pensar y ser no son en absoluto lo mismo. El pensamiento debe ser incapa~ 1
aproximarse al ser y apropiarse de él.
el sentimiento de estar bajo la fascinación de la ilusión, aunque
5 (93] ucnta de ello.
La enorme fuerza mímica de la música - en virtud de un extraordinario d 11cnsación debemos vivir, debemos promover nuestros planes terre-
sarrollo artístico absoluto. un tributo que pagamos al principio de individuación. Nuestras rela-
Influjo de la música sobre la poesía. lrn1 hombres están envueltas en esta suave piel - para los hombres
5 (94]
El ritmo en la poesía demuestra que el elemento musical vivía todavía en l 'lll
tividad. 11111r sobre la tierra es la tendencia de la religión judía .
En realidad, la tragedia griega es solamente el anuncio de una cultura sup, .Ión LTistiana se basa en el sufrimiento. El contraste es enorme.
rior: fue lo último que pudo conseguir Grecia, también lo más alto. Este estadl
era lo más dificil que se podía alcanzar. Nosotros somos los herederos.
La acción suprema de Grecia: la sujeción de la música oriental de Dioni~11 llul1111, en los que hablamos de poesía popular, son tan nebulosos que
su preparación para una expresión figurada. • l111mar por su nombre al genio creador. Pero la creación de las len-
Esquilo es acusado de haber profanado los Misterios: ¡Un símbolo! ncN y mitos, lo mismo que la de los grandes poemas populares, per-
Con el movimiento cristiano-oriental el antiguo dionisismo inundó el mu11d1 lndivid uos: respecto a los que reciben, es siempre pequeño el número
y todo el trabajo de Grecia pareció vano. Se abrió camino a una visión del 11111111
producen. Que algo sea aprobado por todo el pueblo, tiene para él el
do más profunda, una visión no artística. Utl debajo de la masa del pueblo se encuentran también los genios ca-
Que no se crea que Fidias y Platón hubiesen existido sin la tragedia. Ul.llll I".
Los antiguos filósofos, los Eléatas, Heráclito y Empédocles como filósoli uchlo encontramos por todas las partes las huellas dejadas por el paso
trágicos. del espíritu: en las costumbres, en el derecho, en la fe, en fodas las
La religión trágica entre los órficos. - Uc 111 masa se ha doblegado al influjo de los individuos.
Empédocles es el puro hombre trágico. Se arrojó al Etna por - ¡impulso 1 mente humano» es una frase vacía, aún más: una ilusión del tipo
saber! Anhelaba ardientemente el arte y encontró sólo el saber. Sin embargo.
saber crea Faustos.
Las representaciones solemnes y la visión trágica del mundo.
La mujer trágica. 1111 vínculo inseparable entre el intelecto, que produce los conceptos
El amor sexual en la tragedia. ntal"iones, y el mundo visible!
Esquilo como predicador popular.
El sacrificio. La naturaleza de las sectas.
Egipto como origen de representaciones escénicas. llkudo metafísico del mundo consiste en un proceso de purificación?
Los argumentos trágicos en la historia de los héroes. 111 voluntad la que se dilacera a sí misma, el dolor se encuentra pues en
Incursión a través del arte. d, el intelecto es engañado por fantasmas - ¿pero por qué? La volun-
La Grecia trágica venció a los persas. 111dudablemente al intelecto. Estos fantasmas no pueden ser ex-
llll'I
Aniquilamiento del dolor del mundo entendido como un estado de debilid111I tenemos que actuar. Frente a esto la conciencia es débil. Sufri-
El hombre trágico es la naturaleza en su fuerza suprema de creación y dt· 1'
nocimiento, y por eso procrea con dolores:
l,1111111l'
1UNIÚn que oculta el sufrimiento - una conciencia que no se impone.

44
Cfr. 7 [1101.
142 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U l 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 143

Aquí interviene el arte, aquí conseguimos un conocimiento instintivo Ul' ¡, 'P"~.\Wltaciones ilusorias sólo se comunican por medio del ímpetu de
esencia de aquel dolor y de aquella ilusión. i/ldatk.\·. En ese sentido la educación depende de la grandeza moral y
de los maestros.
5 (101) 111 múgica de persona a persona, toda una manifestación superior de
La comedia aristofanesca es la destrucción de la antigua poesía dramát11 (que ya se ha sustraído a la fascinación de la afirmación de la vida
Con ella se clausura el arte antiguo. 11omete con ello las manifestaciones aún más bajas de la voluntad).
uencia se exterioriza en una transmisión de las representaciones iluso-
5 (102)
En tanto que la tragedia deja presentir una redención del mundo, propon.:11
na la ilusión más sublime: la libertad de la existencia en general.
Hay en esto una necesidad del sufrimiento - pero también una consolac11111 dún: según el carácter de las representaciones ilusorias.
El trasfondo ilusorio de la tragedia es el de la religión budista. 11t puede transmitir una formación? No por medio del conocimiento,
Aquí se muestra la felicidad en el reconocimiento del dolor supremo. En c~t lio del poder de la personalidad.
triunfa la voluntad. Considera su más terrible configuración como la fuentl' ,¡, tl1• la personalidad está en su valor para la voluntad (cuanto más am-
una posibilidad de la existencia. rundc sea la ola47 que domina).
'tll'iún nueva de una cultura se lleva a cabo por medio de fuertes natu-
5 (103) rlurcs, en las que se producen nuevamente las representaciones ilu-
Contra la indigna frase judía del cielo en la tierra46 -
Esa elevación es completamente religiosa - la obra de arte dramática l'fil
por eso en condiciones de sustituir a la religión.
El hombre trágico
5 (104)
¿Por qué no hemos de alcanzar aquel punto de vista de la transfiguración 11r, 111 f'tlndusivo.
tística que tuvieron los griegos? Evidentemente, las fiestas dionisíacas eran 1 nis1110 de la representación.
más serio de su religión - con excepción de los Misterios - en los que sin l'lll, lhilidad de la educación.
bargo tenían lugar de nuevo representaciones dramáticas. ll1c11is de la «ciencia» y su finalidad.
1
V11 «Grecia».
5 (105)
El hombre trágico - como el elegido maestro de los hombres.
La formación y la educación no deben asumir como norma la capacidad 111 rn1.1amos una y otra vez al Etna, en los nacimientos siempre nuevos el
dia de~~º~ y de intelecto, sino precisamente aquellas naturalezas trágicas Mnhcr se nos presentará como una forma de existencia: y sólo en el in-
Aquí está la solución de la cuestión social. El egoísta rico y dotado es un rr pulso apolíneo por la verdad esforzada la naturaleza a construir tam-
fermo, abandonado a la compasión. llll rnrnplementarios de arte y de religión cada vez más elevados.
Veo a enormes conglomerados ocupar el lugar de los capitalistas individ1111
les. Veo a la Bolsa caer bajo la maldición en la que ahora han caído las casa' 1
juego. vh11ú11 trágica del mundo se habían reconciliado el impulso hacia la ver-
m1n1lso hacia la sabiduría. El desarrollo lógico disuelve esta visión y
5 (106) 11· la visión mística del mundo. Perecen entonces los grandes organis-
¿Qué es la educación? 11111dos y religiones, etc.
Que se comprenda inmediatamente todo lo vivido bajo determinadas n.:111 11'111 entre lo dionisíaco y lo apolíneo se ha de reconocer también en
sentaciones ilusorias. El valor de estas representaciones determina el valor dl' 111 HUI de Estado y, en general, en todas las manifestaciones exteriores del
culturas y de las educaciones. un pueblo.
En este sentido la educación es un asunto del intelecto y, por lo tanto, h.1~1 1~11 nhsoluta y la mística absoluta se desarrollan a la vez.
un cierto punto es realmente posible. lrn~ q11l: la Ilustración griega se hace cada vez más universal, los dioses
dq11incn un carácter espectral.

46 Alusión a una frase de l leine, 11 , DeU1sch/a11d /:'í11 Wi1111·m11/rc/1<'11, llamburgo, 1!M·I <1Wclle» y no «Welt».
1, pp. 15-36, cst rora 281 . <q~dcrn y no «Ji:nc».
FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U 1 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 145
144

d11 uno de los que se comportan como amigos de la Antigüedad vea por
5 [111)
Cómo surge el esclavo: esto nos lleva a hablar del Estado griego. cerca a ella: pero tenemos que exigir que cada uno de estos amigos nos-
prcocupe seria y realmente de ese castillo encantado, para encontrar en
te una entrada oculta a través de la cual pueda introducirse. Aquel que
5 [112)
Continuación del «Nacimiento» 49 • en alguna parte estará capacitado para juzgar si nosotros, en lo que
mos de un mundo de cosas verdaderamente contemplado y vivido.
Si la finalidad de la cultura griega es la suprema exaltación a través del ¡¡11
entonces hay que partir de aquí para comprender la naturaleza griega. ¿Cual
Empédocles destrona a Pan, que le negaba una respuesta. Se siente
son los medios de los que se sirve aquella voluntad artística?
Trabajo y esclavitud. rt¡lcntinos quieren elegirlo rey, honores inauditos. Después de una lar-
La mujer. :onoce el carácter ilusorio de la religión.
El impulso político. r mús bella le ofrece la corona.
La naturaleza. rriblc peste, Empédocles prepara grandes espectáculos, bacanales dio-
Falta del erudito. l 1artc se revela como profeta del dolor humano. La mujer como la na-
5 [113) urnntc una celebración fúnebre decide aniquilar al pueblo para libe-
Destrucción del arte. ufrimicnto. Los que sobreviven a la peste son para él todavía más dig-
Particularización de las artes e intrusión recíproca. mpusión.
El arte razonable. lomplo de Pan. «El gran Pan ha muerto» 51 •
El socratismo.
El carácter espectral de los dioses.
El hombre trágico. presentación teatral la mujer sale bruscamente y ve caer al amado.
11111111'10, pero Empédocles se lo impide y le revela su amor. Ella cede, el
5 [114) 11 huhla, y Empédocles se horroriza de la naturaleza que se le revela.
El hombre trágico.

Introducción. Los mistagogos. lldl'S es conducido a través de todos los estadios, religión, arte, ciencia,

1. El nacimiento del pensamiento griego.


'"111111
' º l'Sla última la dirige contra sí mismo.
la religión al reconocer que es un engaño.
2. Los instrumentos de la voluntad artística de los griegos. "· goce de la apariencia artística, se termina cuando reconoce el dolor
3. La muerte de la tragedia. ,, l .11 mujer como la naturaleza.
4. El hombre trágico. PI rnnsidera el dolor del mundo como anatomista, se convierte en ti-
ulih1a la religión y el arte, y se endurece cada vez más. Decide la des-
5 (115] 1 p1tl•blo, porque ha reconocido que es incurable. El pueblo, reunido
Los dioses del arte. l ni'llcr: él se pone a delirar y anuncia la verdad del renacimiento antes
·r. Un amigo muere con él.
¿Qué se ha de enseñar sobre los griegos, si uno parte de su mundo joviul''
si se nos oculta la seriedad? Los ataques contra la Antigüedad clásica están n 1
pletamente justificados. Sl' deriva la comedia ática de la tragedia. Dialéctica. Optimismo de
Se debe mostrar que en la Antigüedad se encuentra una revelación del 1111111
más profunda que en nuestra situación desgarrada, con una religión artilll 1
mente inculcada. O perecemos a causa de esta religión, o la religión perecc1.11
nuestra causa. Yo creo en el dicho germánico antiguo: todos los dioses dl'I
morir.
•ll: una tragedia de Empédocles: Cfr. 8 [30-37]. Cfr. carta de Heinrich Romundt
111!'11
49 Se refiere aquí a El origen del pensamiento /rú!{ico, escrito que regaló a Cosima W11ill ti de ll-tin:rn de 1871, KG B ll, 2, 322-324, n. 160.
el 24 de diciembre de 1870. Cfr. 5 [120], 6 [18], 7 [14J. ('11 Ja111, (' 1'., Fril'drich Nict :sr/11 111u1 rn, l>c dcf' orac., 17.
di<'Z at1os de Basilea 186911879, Alianza, Madrid, l l)K 1, p. l .'11 "18(.. <d h:ilcrkeit . Mcchanismus» y no <d il'ill·rkcit· Mc!.:hanismus». Cfr. J 171 ].
146 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 5. U 1 3-3A. SEPTIEMBRE DE 1870-ENERO DE 1871 147

5 [120] o es posible una religión que no sea nacional? Por ejemplo, el cristia-

La tragedia y la serenidad telcdo consciente es una cosa débil, realmente sólo µYJxcxv~ de la volun-
griega. 1intelecto mismo y la voluntad son una misma cosa.
Prólogo. oto es una fuente primaria de conocimiento.
Introducción. I• introducción. La simplicidad de los griegos. Luego, la importancia de
1. El nacimiento del pensamiento trágico. mus inmediatos, mientras que lo que está distante sólo raramente da
Preparaciones de la tragedia.
2. Los medios de la voluntad griega para llegar a la tragedia. 1611 de citas afortunadas.
3. La obra de arte trágica.
4. La muerte de la tragedia.
5. Educación y ciencia. t•ticu de Aristóteles.
6. Homero. 11ic11 y el o~ic; como ~Mcrµcx-rcx 53 •
7. Metafisica del arte. untos culminantes de todas las artes son posteriores al drama: éste no
, sino que se mantuvo conservador.
5 [121]
República, VIII, desde el capítulo 10 en adelante, panorama de la democrm i
y de la tiranía. lfM no se dejó iniciar en los Misterios.
Lib. X: expulsión de los poetas.

5 [122]
Ensayos.

Sobre la filosofia de lo trágico.


Los filólogos como expertos en métrica.
Hesíodo.
La cuestión homérica y su respuesta.
La lengua en la enseñanza.
El instituto de bachillerato de enseñanza media.
La historia en la enseñanza.

5 [123]
Puntos principales.

Los misterios y el drama son criaturas de una época, y son afines en su v1s11
del mundo.
El siglo VI como punto álgido: la muerte de la épica en el presente fáusl 11
Espantosas luchas políticas.
Simplicidad de lo griego: la voz de la naturaleza incorrupta frente a las 111111
res y los esclavos. El enemigo vencido. La humanidad es un concepto que 1111
en absoluto griego.
Las religiones son remiendos del mundo mediante imágenes y concepto~ í
Teogonía de Hesíodo reduce el mundo a hombres: porque parece que el ho111h
se conoce a sí mismo mejor que todas las otras cosas.
Lo bello es para los alemanes lo «resplandeciente», entre los romanos ¡11111
lo «fuerte», para los griegos lo «puro».
Dificil de explicar: la estabilidad infinita del drama antiguo. - Cosas con1ph:I
mente diversas: el cspcclúculo hurgués (la con11:di:1 11111dc111a) y la tragedia ant 1)'1! l!ic11l11» y «condinu:ntos».
6. U 1 l. FINALES DE 1870 1

de Eurípides!, escarnecido, luchaste contra el pueblo mucho tiempo y


do de ti y de tu esfuerzo, ¡mientras que el pueblo subyugado por tu
tró delante de ti!
Eurípides.
Hurípides y Sócrates.
Sócrates y la tragedia preeuripidea.
l .a ciencia.
Única posibilidad de la ciencia respecto al arte.
Jiinalidad de la educación.
La ilusión.
l .11 idealidad del mundo.
l .11 multiplicidad de las ideas.
l .11 unidad de la voluntad.
l .a serenidad griega y la santidad.

lltt:.l'i.1':
lo es el venerado sobre el escenario, otro el mundo de la vida.
'""doctrinas aquí y allá.

11 posible una educación, si no hay libertad de la voluntad, si no exis-


llr fll'llsamiento, y si nosotros somos sólo apariencia?
1 Nin hay que decir que se da una educación en el mismo sentido en
u1111 libertad de la voluntad - o sea, como representación ilusoria ne-
n10 ra1.ón que sirve de pretexto para explicar un fenómeno que nos es
nll' extraño. Por consiguiente, si no interviene ninguna educación,
prul'ba de que aquel fenómeno no existe.
urnriún para el conocimiento trágico presupone, por tanto, una capa-
nhta del carácter, una libre decisión de elección, etc. - en la práctica,

l. 111odrn10 de 152 páginas, que contiene una copia muy cuidada de GMD y ST.
lllh~m· t•sbozos y planes.
to. «¡l11foliz de Eurípides ... !», de este fragmento se encuentra encabezando dicho
111:l 111st ll 1 1, 80. El texto alemán actual no Jo incluye. Cfr. KGW 111, 5/1, p. 118.

[149]
150 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 6. U 1 l. FINALES DE 1870 151

pero teóricamente niega esto mismo y pone este problema inmediatamente en


vértice de la educación. Nos comportaremos siempre tal y como somos y num lucha entre la visión científica del mundo y la visión religiosa del
como debemos ser. ontraste nuevo de lo apolíneo y de lo dionisíaco. Este contraste sólo
El genio tiene la fuerza de recubrir el mundo con una nueva red de ilusiolll' ccr en el arte. El filósofo y el místico (las artes se pueden desarrollar
la educación que nos lleva al genio consiste en hacer necesaria la red de ilusill11 con uno u otro).
por medio de una consideración activa de la contradicción. o urtc está por encima de esto, la música; el espectáculo del mundo y
El conocimiento trágico es también, frente a la esencia de lo Uno primordu1 nriginarias. (Serenidad del prólogo.) Descripción del hombre trágico.
sólo una representación, una imagen, una ilusión. Pero en la medida en que se (111 educación entre esas imágenes del mundo: la convicción de la nece-
templa la contradicción, es decir, lo que es inconciliable en estas imágenes - s1:11tl lluNión es una medicina.
mos, por decirlo así, cómo la escena del adolescente poseído provoca la transl'1 filólogo, es decir, el maestro.
ración 3• Ser educados - significa solamente - desplegarse. Hay que considen11 11
desolación y el tormento del santo sólo como el presupuesto necesario del éxl11\I
El genio actúa, por lo general, arrojando una nueva red de ilusiones Sllh
una masa, bajo la cual ésta pueda vivir. Esa es la influencia mágica del genio ~•
bre los estratos inferiores. Al mismo tiempo, hay una línea ascendente hac111
genio: ésta desgarra sin cesar las redes existentes, hasta que finalmente, cua111I ucdc Sócrates cultivar la música?
se realiza el genio, se alcanza una meta artística superior. un rnando por su causa todo perezca.
i.crenidad de Sócrates en el Simposio platónico, su ironía.
6 [4] U dcsrnrga de serenidad (como en las obras de arte).
Está claro que todo fenómeno es material: por eso, la meta de las ciencia~ 11 llNll de la serenidad - la corrección del mundo.
turales es una meta completamente justificada. Pues ser materia quiere dec11 1t n11rccción artística y científica del mundo.
fenómeno. Al mismo tiempo, sin embargo, resulta que la ciencia de la natunih ll•ndcncia científica a la verdad.
se ocupa sólo de la apariencia: la trata con la máxima seriedad como real11L1 l'l'prcscntación ilusoria.
En este sentido, el reino de las representaciones, de las imágenes ilusorias, ct1 1tlll'l'anismo por el que la ciencia se transforma en arte.
también naturaleza: y merece un estudio similar. :dul'ación científica. «Liberación de los instintos 4 .»
l pwlcsor ideal de la ciencia - apolíneo.
6 [5] 1t1lsl1co y el santo.
La idea de que el hombre tenga que redimirse - ¡como si lo que se redi1111 uchn entre el místico y la ciencia - Dioniso y Apolo.
en nosotros no fuese la esencia del mundo! ú11k11 y drama.
l lwn1hrc trágico. - Sócrates cultivando la música.
6 [6]
Sócrates - La ciencia.
Educación. Representaciones ilusorias.
Lo Uno primordial, la contradicción. hit experimentado en sí mismo el placer de un conocimiento intuitivo
Recapitulación. La finalidad del arte y del genio. (111111 éste busca abarcar en un vasto círculo el mundo entero de las
1 no sentirá de ahí en adelante ningún aguijón que pueda empujarlo
6 [7] hlltncia con una violencia mayor que la de la avidez de completar
Lo lógico tiene como finalidad el conocimiento del «centro no lógico» m111i ... 1a y de tejer la red, de tal modo que sea impenetrable. A quien
mundo: del mismo modo que la moral es una especie de lógica. Y así, por 111r1I nl1111icntos, la imagen del Sócrates platónico le aparece entonces
de este conocimiento, llega a ser necesario lo bello. 1111. rnmo una forma completamente nueva de la dicha de existir.
Lo lógico es la ciencia pura del fenómeno y se refiere solamente a la ap;11 ¡,, lo tc(11 irn, aniquilador del arte griego apolíneo: frente a eso las imáge-
cia. Ya la obra de arte está fuera de ella. Lo bello como reflejo de lo lóg1l •• 1\llHIO de la filosofia y del cristianismo y de la religión, en general de los
decir, las leyes de la lógica son el objeto de las leyes de lo bello. lh1tivos: la mística florece desde las ruinas del arte destruido. Contra
11111cio11es ilusorias: se contraponen nuevas imágenes del mundo, que
6 [8] 1l\11111cvo lógicamente disueltas e invitan a nuevas creaciones. El funda-
La serenidad homérica. .In vez 111:'is sólido, la construcción cada vez más cuidada, complejos de
Metaflsica del arte. nlo l'i11la vermús grandes colaboran en común, ésta es la misión univer-

' Alusión al i.:uadrn de Rafael, la 'J'r11n~fig11mcití11 «W>n lnslinktl'll>> y no <wom lnstinktl~»


152 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 6. U 1 l. FINALES DE 1870 153

sal del helenismo y de Sócrates. En apariencia se excluye cada vez más el 111it
Verdaderamente, el mito es cada vez más profundo y más grandioso, puesto q el hombre teórico, como el artista, tiene una satisfacción infinita
la reconocida conformidad con una ley es cada vez más grandiosa. Hay una I' xistc y está protegido como éste contra la sabiduría dionisíaca. O sea,
gencia hacia la concepción mística. Pero luego, el ímpetu del pensamiento lú~¡, el artista, en cada desvelamiento de la verdad y de la naturaleza,
hace surgir el poder contrario, que entonces suele poner trabas a la lógica du1 1icmpre con la mirada extasiada frente aquello que, después del des-
te milenios. 11iguc siendo velo, el hombre teórico goza y encuentra satisfacción en
Lucha de estas dos formas de arte: las imágenes filosóficas del mundo se a do y encuentra su máximo placer en la idea de que ha levantado to-
man como verdad demostrable, las religiosas se afirman como verdad no dc111c
trable y, por eso, revelada. Antítesis entre el genio teórico y el religioso. Es pe
ble una conciliación: por un lado una determinación sumamente precisa (k 1
límites de la lógica, por otro lado el conocimiento de que es necesaria la apa 11
c.45
cía para nuestra existencia. •rtii Diogenisfontibus. 70
Ésta es la nueva antítesis de lo apolíneo y de lo dionisíaco, que se puede n 1/tt'la Laertiana. 1866, 67, 68, 69, 70. 16
ciliar en el arte trágico y en la música, donde se alcanza la meta del coníliclu
In crítica y el estudio de las fuentes de Laercio. 45
carácter totalmente aparente del mundo, también el arte se nos tiene que mo'I mento de Dánae. 12
como desarrollado: pero tiene que volver a desplegarse. - Influjo de los asl11 1mc•11. Edición. 22
Indo florentino. 16
r 6 (13)5 ero y la filología clásica. 24
1. El hombre teórico, inactivo, causalidad, goce del conocimiento l<'i¡.'I
Nueva forma de existencia. Apolinismo sin límites, búsqueda desmesurad11 250 páginas
conocimiento, intrepidez ante la duda.
2. La disolución de las representaciones ilusorias.
3. Educación.
4. Conocimiento trágico y arte (la religión).
L
6 (14] 6 Sul:'ilO y embriaguez.
l. Sócrates es contrario a los Misterios, aplacar el miedo a la muerlr 1>ioniso y Apolo.
razones. l .os dioses olímpicos. El pensamiento trágico como nue-
El fundamento, su premisa es la posibilidad de escudriñar hasta 111 11 El arte apolíneo. va forma de existencia - Meta de
hondo. Optimismo de la dialéctica. Lu ética apolínea. la Voluntad dionisíaca.
11 1
Creencia que en el concepto se encuentra la esencia de las cosas: la 11 l.o sublime y lo ridículo.
platónica. De ahí deriva la metafisica de la lógica: identidad de pc11 Es4uilo y Sófocles.
ser. Presupuesto de la meta del pensamiento y de la meta del bien y 11
bello. Serenidad. FI l~sclavo griego y el trabajo.
2. La ilusión. <'rncl<lad en la esencia de la
3. Presupuesto de la libertad de la voluntad. Sólo existe conocimiento 111divi<luación.
acción se lleva a cabo según representaciones. FI Estado griego.
htado y genio. Los medios de la voluntad griega
4. Alejandrinismo del conocimiento, atracción por la India. Explosiú11
l·:I Estado platónico. para alcanzar su meta, el genio.
vaje del elemento dionisíaco. Juan.
l ,11 mujer griega.
6 (15] l,11 Pitia.
l. Mecanismo de lo apolíneo y de lo dionisíaco. Serenidad. Los misterios.
2. Homero, después de la victoria de los Titanes.
3. Homero como el único, opositor de Hesíodo en el certamen.
4. Elegía y lírica coral. pí111afo J .
,ftlfll d..: los trabajos filológicos de Nietzsche realizados hasta entonces ( 1870). Véase
5
Hasta el 6f15], se trata de distintas formulat:io1w~ parn 51 l:WI , Cfr. GT 15. hl , 111 de octubre de 1869, CO 11 99 100, n. 35, donde Nietzsche le comunica su
6
Cf'r. GTl5 . ¡1uhlil:a1 los.
154 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

§. 16. Edipo.
§. 17.
§. 18.
Promeleo. Coro. Unidad.
Eurípides y Dioniso. ) Las máscaras trágicas.

§.
§.
19.
20.
La CO!ltdia nueva.
Tendencia de Eurípides.
1
§. 21. Eurípides y Sócrates. Muerte de la tragedia. . U 12B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 1
§. 22. Platón.Eurípides. - Novela.

l
Espectáculo.

§. 23.
§. 24.
§. 25. Cienq, y arte todas las artes, lo bello comienza sólo cuando se supera lo puramente ló-
§. 26. ll' ejemplo, el desarrollo de la armonía muestra una quiebra de lo bello

§.
§.
§.
§.
27.
28.
29.
30.
l Metalisica del arte.
leo en pos de una belleza superior, de una forma cada vez menos corporal
llo.
onccpto de lo bello se desarrolla en cada lengua a partir de un significado
rin distinto, por ejemplo a partir de lo «puro» o desde «lo que resplande-
cnntrarios son «lo que es impuro» y «lo oscuro»).

SERENIDAD GRIEGA
Prólogo. nial sentido de la proporción que se despliega en la lengua, en la música
Introducción. 11cultura griegas, se manifiesta en la ley ética de la medida. Al culto dio-
llC le añade la ocAoyLcx 2 •
l. El nacimie~to del pensamiento trágico.
11. Presupuestos de la obra de arte trágica.
11 11 poco, el mundo helénico de Apolo va siendo subyugado por los pode-
111. La doble naturaleza de la obra de arte trágica. 'ni11liu:os. El cristianismo ya se encontraba allí.

IV. La muerte de la tragedia. Homero.


lNil·ión de la mujer entre los griegos era la correcta: de ella derivaba la
V. Ciencia y arte. El lenguaje.
Ion por la sabiduría de la mujer: Diotima, Pitia, Sibila, también Antígo-
VI. Metafisica del arte. Métrica.
1 podemos pensar en la mujer germánica tal como la describe Tácitb 4 •

riegos son ingenuos como la naturaleza cuando hablan de los esclavos.


l11vns: allí donde exista una cultura. Me parece terrible sacrificar la cultu-
11101' a un esquema. ¿En dónde están los hombres que son iguales? ¿En
on libres? Destruimos la fraternidad, es decir, la profunda compasión por

1 Jh, r11adcrno de 232 páginas. Las primeras 148 contienen textos preparatorios para

[155]
l!I

156 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U I 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 157

ellos y por nosotros mismos, en cuanto que nos sentimos llamados a vivir a n
de los otros. Nos engañamos intencionadamente tratando de evitar aquello q
hay de terrible en las cosas.

7 [6] Guerra. (Los príncipes como víctimas del Estado.)


El severo concepto de patria de los griegos es necesario para un gran m1111
de la cultura. ¡Ay del Estado absoluto!
11 tragedia esconde (como el mundo de las estatuas).
7 (7) hm ebria (en lugar de la «sabiduría»).
El mundo antiguo perece a causa del ocv&pw7toc; &e:wp"Y¡nxóc;. El ele1m·11 '"n ha muerto. Ocaso de los dioses.
apolíneo se separa del elemento dionisíaco y entonces ambos degeneran. La l 11 trágico - Empédocles.
ciencia y la concupiscencia ciega se encuentran ahora enfrentadas como 11
fuerzas hostiles que causan estragos en el mismo organismo.
;011 piensan del trabajo lo que nosotros pensamos hoy de la procrea-
7 (8) rnhos tiene un valor vergonzoso, pero por eso ninguno explicará
Epígrafe: «El gran Pan ha muerto» 6 • nioso el resultado.
ldud del trabajo» es una ilusoria idea moderna de lo más tonto. Es
7 (9) davos. Todos se atormentan por seguir vegetando miserablemente.
El nacimiento del mundo de los dioses olímpicos de aquel terrible trasfo111 d ardiente de la vida, que se llama trabajo, ¿tendría que ser «digna»?
encuentra un paralelo en el origen del Decamerón en la época de la peste. , 111 existencia misma tendría que ser algo digno.
c.li¡tno el trabajo realizado por el sujeto con voluntad libre. En este
7 [10)7 uicntico trabajo de la cultura le es inherente una existencia fundada
El carácter hostil hacia los hombres propia del Zeus primigenio es todavl11 ocupaciones. Dicho a la inversa: la esclavitud es inherente a la esen-
conocible en el mito de Prometeo. ultura.

7 (11)
Según Cátulo 8 (Westph<al>, 120), los persas creían que del incesto naccri,1 do ideal de Platón posee una sabiduría particular, porque, precisa-
mago. qucllo que nos resulta tan llamativo, se manifiesta la fuerza natural
111 voluntad griega. Realmente, es el modelo de un verdadero Estado
7 (12) 11, con una posición completamente justa de la mujer y del trabajo.
La voluptuosidad y la excitación del estremecimiento son el efecto de la f11CJ reside únicamente en el concepto socrático de un Estado de pensa-
curativa de la naturaleza. n1111m1cnto filosófico no puede construir, sino sólo destruir.

7 (131
El Evangelio de Juan ha nacido de la atmósfera griega, del ámbito de lo di de la voluntad griega es la exaltación de la voluntad a través del arte.
nisíaco: su influencia sobre el cristianismo, en contraposición al elemento 1 ht que preocuparse de que las creaciones del arte fueran posibles. El
daico. o de la fuerza libre de un pueblo, que no se despilfarra en la lucha
11da Aquí se produce la cruel realidad de una cultura- en la medida
7 (14) onslruye sus arcos de triunfo sobre la esclavitud y la destrucción.
l. El nacimiento del pensamiento trágico.
11. La tragedia verdadera.
111. Ocaso de la tragedia. 1111w 111{1s terrible que conocen los judíos del Antiguo Testamento no
IV. Juan lllfl eterno, sino la total aniquilación. Salmo 1,6; 9,6. El Antiguo Tes-
Además: introducción a mis amigos. Finalidad del arte.

6 Cfr. GT 11.
7
Cfr. GT 9.
8 Cúl ulo, Car111i110, 90, ;\-4. ll: fral(tn\'nto 171 IXal scgim msc. Yl't apéndice.
158 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U I 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 159

tamento desconoce una inmortalidad absoluta. El mayor de los males es una cultura. El impulso político tiende a la conservación de la cul-
ser 11 . que no se tenga que comenzar constantemente desde el principio.
preparar la generación y la comprensión del genio. La educación
7 (20) tendía hacia el goce pleno de la tragedia. La situación respecto al
El promotor de la cultura - Prometeo devorado por los buitres. toga: el lenguaje es la criatura de los seres más geniales, para el
Influencia del arte, el cual nos mantiene durante un cierto tiempo unido ~ 11 más geniales, mientras que el pueblo lo usa para las cosas más

vida - Atila, al que escuchan las serpientes. Cuando el arpa se le cae de l a~ decirlo así, sólo utiliza los desperdicios.
nos, las serpientes le matan 12 • idual con su supremo egoísmo nunca habría llegado a promover
eso existe el impulso político, con el que en un primer momento se
7 (21) 1f1mo. Preocupado por su propia seguridad, el individuo particular
Al mismo tiempo que tiene lugar el máximo florecimiento del arte se de~nt un servidor feliz de objetivos más altos, de los que no se da cuenta.
lla también la ilimitada y desafiante lógica de la ciencia. Por su causa mu1·1
obra de arte trágica. La música, la sagrada guardiana de los instintos, aba11d
el drama. La existencia científica es la última manifestación de la voluntad ntu, el sentido de la belleza se manifiesta tan pronto como ella se
ya no aparece velada, pero en cuanto verdadera atrae con la infinitud de s11 lvuje lucha por la existencia. El Estado es para los hombres uno de
ralidad. Todo tiene que ser explicado: lo más pequeño resulta atrayente, y 111 dejar a un lado la lucha por la existencia (en la medida en que la
rada se desvía violentamente de la sabiduría (del artista). La religión, el ;111 cubo en un nivel superior, como guerra entre Estados - el indi-
ciencia - no son más que armas contra la sabiduría. r libre). La naturaleza se reproduce por medio de la belleza: ésta
ni servicio de la generación. - La naturaleza reproduce siempre
7 (22) mits elevados y se fija en ellos.
Edipo, el parricida y el que vive en el incesto, es al mismo tiempo el q111
suelve el enigma de la Esfinge, de la naturaleza. El mago persa nació del inn
es la misma idea 13 • Es decir, mientras que uno vive bajo las reglas de la nal111 Origen del Estado, derecho de guerra bárbaro.
za, ella nos domina y nos oculta su secreto. El pesimista la arroja a los ah1 ~ 11 del individuo a partir de la lucha por la existencia.
en cuanto adivina sus enigmas. luN plantas.
Edipo es el símbolo de la ciencia. lt/111/ de la cultura está garantizada por la fuerza del impulso polí-

7 (23) 14 loiu ansía ardientemente la sonrisa. El Estado como estado de ne-


La tragedia antigua como maestra del pueblo sólo podía formarse al sn Y o Estado de rapiña, así como también como Estado cultural. El
del Estado. Por eso, la vida política y el apego al Estado habían alcanz¡¡d11 tlco está muy sobrecargado, por eso surgen las guerras y la agotado-
nivel tal, que también los artistas pensaron sobre todo en eso. El Estado ,., purt idos. De este modo, a menudo el impulso mismo a menudo
instrumento de la realidad artística: por eso la máxima aspiración del 1 ' ' lvo para su propio fin.
debía estar propiamente en los círculos que tenían necesidad del arte. Todo (el punto culminante de la aspiración política) como protector de la
sólo era posible a través del autogobierno, pero éste solo es pensable, si un 111111 un l'jemplo.
restringido de ciudadanos tiene acceso al poder. - Por consiguiente, el 1:1111 t plutúnico es una contradictio: en cuanto Estado de pensadores ex-

derroche de las instituciones políticas y sociales lo hacen sustancialmcnk Por lo demás, se construye completamente sobre una base griega.
unos pocos: ésos son los grandes artistas y los filósofos - que, sin emba1¡i11
deben de pretender entrar dentro de las instituciones políticas, como t• xi
Estado platónico. Para ellos se necesitan las imágenes ilusorias más ex1~ I obediencia frente a un impulso que aparece bajo la forma de un
mientras que para la masa sólo son suficientes los desechos del genio. Pm lo general el pensamiento no se adecua al impulso, sino que
El Estado surge del modo más cruel mediante la sumisión y la general i1111 tl11111lo estético: es una bella representación.
una especie de zánganos. Su propósito más elevado consiste en hacer s111 11 11
11 Salmo 1, 6: «Pues conoce Yahvé el camino de los justos, I pero la senda de los pn;n lo h1•/lo'l - una sensación de placer que nos oculta las verdaderas in-
acaba mal»; Salmo 9, 6: «Reprimiste a las gentes, hiciste perecer al impío, I borrando pa1 11 u~ ticm.· la voluntad en un fenómeno. ¿Por qué medio se suscita la
pre jamás su nombre.»
12 En 5 [65] es Gunnar el q ue mucre por la mordedura de una serpien te.
11 Cfr. 7 [11 ]; GT, 9.
14
Cfr. 7 11 2 1].
160 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U I 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 16

sensación de placer? Objetivamente: lo bello es una sonrisa de la naturaleza trus artes las apariencias nos sonríen, en el drama y <en> la música
exceso de fuerza y de sentimiento de placer de la existencia: piénsese en las plu tad misma la que lo hace. Cuanto más profundamente estamos con·
tas. Lo bello es el cuerpo virginal de la esfinge. La finalidad de lo bello es sed u 1carácter nefasto de este impulso, de forma tanto más conmovedorn
a la existencia. Pero entonces, ¿qué es propiamente esa sonrisa, esa sedm:ti1' 1ujucgo.
Negativamente: el ocultamiento de la pena, la eliminación de todos los pliq~\
y la jovial mirada del alma de la cosa.
«Ve a Helena en cada mujer»: el ansia de existir oculta lo que no es bello he .va sólo algo, para que le aparezca el mundo como algo que no
bello es la negación de la pena, o verdadera negación de la pena o negación .11
rente de ella. El sonido de la lengua materna en tierra extranjera es bello. Ind11
la peor pieza musical puede ser considerada como bella en comparación con
aullido repugnante, mientras que frente a otras piezas musicales se la considr11t r de la Politeia 21 platónica. No representa una ofensa a la mujer he-
fea. Lo mismo sucede con la belleza de la planta, etc. Deben encontrarse la 111 rocsía, como tampoco a la mujer ateniense. La VOZ de la naturaleza
sidad de la negación de la pena y la apariencia de una tal negación. ll11s, en este sentido son sabias (Pitia, Diotima). Tácito. Que la posi-
¿En qué consiste sin embargo esta apariencia? No puede notarse la impau mujcres griegas hubiese sido algo no-natural, es ya refutado por los
cia, la codicia, el apresuramiento y el estirarse de manera descompuesta. L o1 y, mhrcs que nacieron de ellas. Es difícil corromper a la mujer: permane-
<ladera cuestión es la siguiente: ¿cómo es posible esto?¿ Con la naturaleza tc11 íl 1misma: insignificancia de la institución familiar. El joven era educa-
de la voluntad? Sólo es posible mediante una falsificación 17 , subjetivamcnt t11do. La educación de la familia es un recurso provisional, cuando el
través de la intervención de una imagen ilusoria que refleje el éxito de la 11vt m11lo y no se ocupa de su misión cultural. Lo que afemina la concep-
voluntad del mundo; lo bello es un sueño feliz sobre el rostro de un ser, cuyo ~ r undo es el aspecto femenino de nuestra cultura: los hombres griegos
gos ahora sonríen con esperanza. Con este sueño, y este presentimiento l!fl l'Olllo la naturaleza. Las representaciones ilusorias de la mujer son
mente, ve Fausto a «Helena» en cada mujer 18 . De este modo, nosotros c'I 11111 de los hombres: y según influyan la una o la otra en la educación,
mentamos que la voluntad individual también puede soñar, puede present11. ( lene una impronta femenina o masculina. El amor fraterno de Antí-
ne representaciones e imaginaciones. La finalidad de la naturaleza en esta lt1tl1 mujer representa para el Estado la noche: o más exactamente, el sue-
sonrisa de sus fenómenos es la seducción de otros individuos a la existenc.:111 l bre la vigilia. Aparentemente, ella no hace nada, es siempre igual, un
planta es el mundo bello del animal, el mundo entero es el mundo del homl111 lit 11111uraleza regeneradora. En ella sueña la generación futura. ¡Por
genio es el bello mundo de la misma voluntad primordial. Las creaciones dd ,, ur11 no ha llegado a ser femenina! 22 A pesar de Helena, a pesar de Dio-
son el fin supremo del placer de la voluntad.
Cada estatua griega puede enseñarnos que lo bello es únicamente neg.11;!( Ión justa de la mujer: desmembramiento de la familia. ¿No está el
- La voluntad encuentra el goce supremo en la tragedia dionisíaca, porqur 11 unu situación peor con las terribles exigencias que le impone el Esta-
incluso el rostro terrible de la existencia estimula a seguir viviendo por nmli11 hu de parir y es por eso por lo que tiene el mejor oficio humano,
excitaciones extáticas. !! plantas, )..ci&e: ~iwmxi:; 23 • Las mujeres no trabajan, son zánganos
,~4.

7 (28)
La idea platónica es la cosa con la negación del impulso (o con la apt111l'll
de la negación del impulso). 11 podría dudar que todo el mundo de los héroes existió sólo gracias
La armonía sonora demuestra hasta qué punto es justo el principio dt• 1 Y 1k que Demódoco y Femio25 son esos individuos?
gatividad.
-
7 (29) u ~:lcl.!o como símbolo de ese individuo que es al mismo tiempo vidente
La tragedia es bella, en la medida en que el impulso que crea lo terribk
vida aparece aquí como impulso artístico, con su sonrisa, como un niño que 11
ga. El elemento conmovedor e impresionante de la tragedia como tal com1s1
que veamos ante nosotros mismos el impulso espantoso que nos mueve al nrl
al juego. Lo mismo se puede decir de la música: es una imagen de la volu111
un sentido aún más universal que la tragedia.

17
F.n el msc. «Vcrstcllung» y no «Vorstcllung» .
1
• Gocthc, h111sto 1, 2603 ss.
162 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
7. U I 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871
163
7 (34) In
La mujer.
El oráculo. do (como objeto de la doctrina de los Misterios y de la tragedia). Las
l 1111acoreta. El drama.
hn: trágico - Empédocles.
7 (35) >fo.
Lo bello.
La educación. &k'Ciún. Educación. Nuevo período cultural. Serenidad griega.
El hombre trágico.
Los Misterios.
La ciencia. in procede de la retórica, la retórica del impulso político. La «prue-
m1111 siempre ha sido el tipo del erudito. El hombre sobrio es aquel al
7 (36) l1c el discurso: hay que suscitar el interés.
Los individuos deben ser maestros, como madres espirituales de una n111
generación, para generar nuevos individuos.
r 11/emana tenía capacidad para completar al Estado: ver Tácito.
7 (37] l¡llCahora es la esclava ataviada del concepto de Estado. Compárese
El principio de nacionalidad es una rudeza bárbara frente al Estado-ciudu htlrns de la Antigüedad.
En esta limitación aparece el genio, para el que la masa no vale nada, sino q
aprende más de las cosas pequeñas que los bárbaros de las grandes.
La breve duración es en todo caso un signo del genio. do, que no puede alcanzar su objetivo último, suele expandirse de
Como conclusión, una comparación entre Grecia y el genio. Roma co11111 1111111rnl. El Imperio Romano no es nada sublime en comparación con
típico Estado bárbaro, en el que la voluntad no consigue una meta superio1 l'lll·rza que tiene que llegar propiamente a las flores se reparte ahora
Estado romano tiene una organización más vigorosa y una moralidad más t, ,, N y el tronco, que están lozanos.
esta última es un arma y una defensa, porque puños tan vigorosos unidos :i 1
dencias perversas lo echarían todo abajo y provocarían una ruina total. ¿()111,
respeta al coloso? 1111sl•rable la de los actuales apóstoles de la cultura; pasamos por de-
fümdo; es una forma de machacarles.
7 (38)
Para que la mujer complete al Estado, debe tener el don de adivinar. Pit111
tiene en el sentido más alto; cuando aparece este don en los hombres, entomn
un signo del «individuo». El ciego Tiresias como vidente, Pitágoras, Licurgo llll llo Sl' basa en un sueño de la esencia, lo sublime se funda entonces en
símbolos: originalmente criaturas del todo apolíneas. Expresión de que todo t de la esencia. La tempestad sobre el mar, el desierto, la pirámide.
111·:-
l'S propio de la naturaleza?
se siente: se construyen santuarios para Sófocles (como genio salvador).
1111111era se origina un bello acorde?
Los individuos tienen que ser las madres de una nueva generación de indivldu
ll 11111a es engendrada la libertad por la voluntad, por la expresión de
I?
7 (39)
La mujer como origen del mal, de la guerra de Troya, etc. 1111 1k la voluntad produce las impresiones sublimes, los impulsos so-
1111'! 1 a sensación horripilante de la inconmensurabilidad de la voluntad.
11/'il dl· la voluntad produce la belleza.
7 (40) lo y la luz, lo sublime y lo oscuro.
El individuo como meta del Estado - pero aún hay que añadir al indiv11I
como meta del mundo, una masa de individualidades entremezcladas, el h11
bre como obra de arte, drama, música. Los Misterios se enfrentan al Estad11
tos representan la más alta posibilidad de existencia, incluso a costa de la d1'.1t1 fti en cierta ocasión que esa tendencia natural a vincular toda repro-
ción del Estado. fu duplicidad de los sexos siempre le había parecido chocante y como
1lcl ¡wnsamiento para la razón humana.
7 (41)
¿Cómo sucumbe la obra de arte del Estado? Por la ciencia. ¿De dónde pHl
de la ciencia? Del abandono de la sahidurí:i, dl· l:i l11lta de arle.
1, I; . l11tt11¡10/o¡.:h• i11 pm¡.:111atisdwr lli11sid1t, p111il' f, lihro 1, ~ 7.<)
164 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
7. U l 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 165
7148)
Los griegos sentimentales no se pueden expresar, y es la voluntad gril·itn una figura antimitológica, budista.
que impedía 27 la expresión. De ahí la ingenuidad de la expresión. , como Heráclito, refuta las orgías dionisíacas.
Lo sentimental es a menudo el resultado de la sabiduría conocida.
La ingenuidad en Sófocles se reduce a menudo a la precocidad de la com.'i
cia en su estadio primitivo. ic.lud del artista griego - se funda en una metafisica incontrolable.
Esquilo el sentimental. 1

1/ud en contraposición a la sentimentalidad (donde el substrato se ha


El carácter ingenuo es siempre un defecto. Ése es el aspecto infantil del ).
con una seguridad inconmovible y una inocente entrega a sí rnismo 28 . fundamento de esta seguridad se desarrolla el pensamiento.

7149)
De la misma manera que hay Estados que no llegan al arte, también hay plll icdones necesarias en el pensamiento para poder vivir. El pensa-
tas sin flores: ¡no nos resarcen ni las hojas carnosas ni las ramas robustas! o ¡;on su aspiración vehemente hacia la ciencia crea una nueva forma
lit.
7 [50) miento puro busca explicarse todo y no actúa activamente y trans-
¡Hay que mencionar a los bailarines de San Juan y de San Vito! 29 . 1.a ciencia es una µl)xixv~ de la voluntad, para mantener alejada
experimentos y de innovaciones: el &v.&pwnoc; .&e:wp'Y)nxóc;, como
7151) lus artes y de los Misterios, es el guardián de la Antigüedad: ¿tiene
Desarrollar por separado 30 Jos elementos en el Estado. - ¡La mujer 11 Ido ésta la intención de la voluntad? ¿Conservación de las grandes
sueño! '/
7 [52)
Así como la naturaleza ha unido Ja procreación a la duplicidad de los '"' lit múgica del hombre sobre la naturaleza.
ha unido la suprema procreación, la de la obra de arte, a la individuación rn
neral.
Indicar en los primeros ensayos las modificaciones posteriores.
7 [53)
ouódc; µvoúµe:voc; oóúpe:-rix~ 31 . - ¿Con qué medios oculta la voluntad h
ca la violencia dolorosa de la existencia a los hombres? kh111¡;ión luego la esperanza en la resurrección del único Dioniso.
La vida de Jos helenos era más dolorosa debido a la fuerza de todos s11 lonn:s Dioniso. La individuación es el martirio del dios - ningún ini-
pulsos. ¿Cuál era el antídoto? 32 l•ll'l:l' ya. La existencia empírica es algo que no debería ser. La alegría
r 111 esperanza en esta restauración. - El arte es esta bella esperanza.
7 [54) c~¡n¡cr-r~c; y &yp~wvwc; =Zixype:úc;. Temístocles le sacrifica tres jo-
¿De dónde surge la integridad, la mirada firme de Fidias y de Homero'' de la batalla de Salamina34 .
Una metafisica inflexible, pero reservada para los momentos solemm·
ella desaparecía el mundo entero de los dioses.
Meta del Estado: Apolo. Meta de la existencia: Dioniso. 11111 preparación apolínea está en la claridad, en la moderación de su
·111i11 l'S una consecuencia. Atenuación de lo terrible de la existencia.
7 [55) n 110\l'ra del hombre. Su meta es el artista sacerdotal. Pitágoras es tí-
Zagreo como individuación. Demeter se vuelve a alegrar con la espera11111 111 ~p1rn. Por eso los «individuos» de Apolo son «poetas sacerdo-
un nuevo nacimiento de Dioniso. Esta alegría - como la anunciadora dd I} Plll'dl· explicar la tragedia partiendo de Apolo.
miento del genio - es la serenidad griega. Irnos nuevo mecanismo. Aquí el estupor ante la existencia no se
lllllllo, la existencia fue profundamente lamentada como el despedaza-
27
En msc. «verhinderte» y no «verhindert». llos, Una mctafisica fuerte devolvió finalmente la alegría a los rostros.
28
Sobre los términos «ingenuo» y «sentimental» véase Schiller, F., Üher nai1•e 1111d
mentalische Dichtung, X, 281-368. Cfr. 7 (126, 173], 8 (10].
29
Cfr. 1 (l], GT, l. :1 t¡lll~ rnmc carne y cruel» Zcus cazador. Se puede consultar la o~ra de
'º11 En el msc. «cinzcln» y no «einzclnes». tu•. F/ ml10 dt• las almas y la creencia en la inmortalidad de los griegos. Agora,
«Nadie se queja al ser iniciado.» 1, l'ltlíl da 'fr111í.1·1od1·s, 1.1, .1 . Cfr. 7 [ 12.1[.
.i i En el lllSl~ . «'h> y no«!».
r• 11; (; f' 9. 11 .
7. U 12B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 167
166 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

'•ltlo del pensamiento, tanto más grandioso resulta el despliegue de lo


7 (63) El Estado absoluto, el misticismo absoluto, la ciencia absoluta (Roma,
En los primeros ensayos no hacemos más que preludiar. limo, Aristóteles), plantas sin flores. Alejandro: el Estado absoluto,
111 ciencia absoluta. (El genio absoluto del misticismo.)
7 (64) lrniento del genio necesita de un enorme trabajo preparatorio, por otro
El individuo apolíneo fuera del Estado - el ocv.\tpw7toi:; .\tewplJ-nxói:;. El t!i t'ectos de esos impulsos preparatorios son inconmensurables.
tinto apolíneo desbordado - transciende al arte. 1mlsos preparatorios deben desencadenarse en algún momento de
El individuo dionisíaco fuera del Estado - el anacoreta. El impulso dion1~1 lluto. Entonces, la voluntad hace innumerables tentativas, antes de lle-
co desbordado - transciende al arte. utos. La visión de Empédocles. La sonrisa sobre el rostro de Deméter.
Esencia de lo bello.
Esencia de lo trágico.
La representación - lo contrario del autodescuartizamiento - Ul' nombrar a los sofistas.
Gozar de sí mismo - sólo posible mediante la autoescisión. El goce plt-11 l. ohjetivo de la representación.
- La belleza. Goce en el descuartizamiento. - Sublimidad.
Introducción. Serenidad griega.
1 de los estudios sobre la Antigüedad. Winckelmann.
7 (65) do el estudio de la lengua. Pero un filólogo clásico debe ser mucho más
Educación. hrc de ciencia: debe ser el típico maestro. O bien debe ser mucho me-
Los sencillos griegos. n1pil· recopilador, que debe mostrarse tolerante cuando un espíritu más
Los «contemplativos». IUNI rnc aquello que él que ha recopilado. Crítica artística - ¡Absurdo!
El preludio. Desvelamiento paulatino de lo helénico. urde ser enseñado, en general!
lll' puede existir como «maestro»! Los filósofos griegos nos sirven de
7 (66) 11Clo a mis amigos. - Si la filología no tiene que ser un almacén de da-
Como colofón: unirse a Winckelmann: explicación de la simplicidad y d1111 hlponesía, no es posible entonces seguir viviendo en el antiguo círculo.
dad de lo helénico. 110 l'S posible a la larga.

7 (67)
Éste es seguramente el punto de vista más extraño que ha sido generado I'' rente que la ciencia del lenguaje no quiera tener nada que ver con la
cisamente por esta época de guerra y de victoria. Anacoretismo moderno, la '1 IA11ica. Sólo las medias naturalezas buscan un compromiso.
compartida con el Estado es imposible. tltnl' que tener una propensión hacia los antiguos», a lo que yo debo
1propensión no debe ser, sin embargo, demasiado fuerte. De lo contra-
7 (68) U11111 a ser ciertamente un «filólogo clásico». En este sentido, tened cui-
Necesidad de una obra de arte total. 11 filología.
7 (69)
El que haya sentido una vez algo así frente a las obras de Wagner, estú li 1m·11cionar también la pederastia de los antiguos, como una conse-
zado. Pero ésos son pocos: de lo que no nos maravillaremos. 1111ria de aquella sobrecarga del impulso 36 •

7 (70)
Punto culminante: la unificación de Dioniso y Apolo. Sin embargo, al111111
principios individualizados vuelven a separarse uno del otro. Sócrates. Eud¡iu
Platón.
ll'll'll.lllll'. la
carta a Rohde de 23 de mayo de 1876, CO 111153-154, n. 528, en la que
7 (71) huya hablado de la pederastia en su obra Der griechische Roman und seine
¡111) 1111
La naturaleza no es un objeto de intereses sentimentales. &.flll/% 1874, donde trata la génesis de la novela y su punto de partida, la poesía
nil111111 ,
lo trma se ocupó en un curso de Gramática Latina impartido en el semestre de
7 [72) 1Hl1'} · IK70 : Vi111 UrsprtmK der Sprache ( 1869 1870), en KG W 11, 2, pp. 185 ss. Cfr. 8
La coexistencia de A polo y Dioniso, sólo por breve tiempo es el tic11q1¡1
11IJu1 .
la obra de arle. Luego ambos impulsos se 1m-ir111l·11tan cuanto mús g1:111d
168 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
7. U I 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 169
Filología clásica.
Rítmica. ille7.a sobreviene cuando los impulsos individuales discurren en paralelo,
Platón. ronerse entre ellos. Esto es un deleite para la voluntad.
7 (78)
De Homero a Sócrates.
leo uno de los Titanes que ha despedazado a Dioniso, por eso sufre
Un tratado estético.
te, como sus criaturas, y, frente a Zeus, presiente la religión universal
Nólo gracias al desmembramiento por obra de los Titanes es posible la
Prólogo a Richard Wagner. diante la rapiña se perpetúa la especie de los Titanes. Prometeo - el
Cap. 1. Homero. d11r de Dioniso y al mismo tiempo el padre de los hombres prometeicos.
Cap. 2. Orígenes de la lírica.
Cap. 3. Sócrates y la Tragedia.
Cap. 4. Sobre el renacimiento de la Antigüedad griega. mundo semejante aparece Sócrates - el individuo apolíneo, que de
reme a Dioniso, como Orfeo, y también es despedazado por las Ména-
7 (79)
m las razones, sino los sentimientos los que provocan su muerte: sólo
El hecho de que Friedrich August Wolr 8 haya afirmado la necesidad d1 hlcN pudieron encontrar razones. Pero de todos modos él venció. Tam-
esclavitud en interés de una cultura constituye uno de los vigorosos conoci11111 trihuyc a él la decadencia de la tragedia.
tos de mi gran predecesor, los otros filólogos son demasiado afeminados ¡111 1td de la tragedia.
comprenderlo.

7 (80)
El misticismo absoluto, aunque reciba nombre e impulso desde Oric11l1·
muestra sin embargo completamente griego en la creación del Evangelio de Ju
como el fruto del mismo espíritu del que nacieron los Misterios.

7 (81)
Edipo - el mago y la Esfinge - el hombre sabio como meta de los Mislri
(transfiguración después del desmembramiento). romctco, Las bacantes.
Los oráculos (los dioses conocen su atroz destino). Edipo cree que el i111¡•11
político quiere su destrucción.
La mujer.
Edipo sufre simbólicamente por la voluntad: y de este modo todo ht~111
símbolo de Dioniso. Gellert 39 : «A aquel que no tiene mucho juicio», etc. 1 ·~ 11
lo típico de las figuras de la Antigüedad, que detrás de ellas hay una divinulj1
¿Cómo desaparece el drama, el acuerdo entre Apolo y Dioniso?
Los caracteres pierden la relación con el dios.
Las bacantes - Dioniso como ciyptwvtoc; wµ"Y¡o"r~c; y µztf.txwc; 40 : prnl1 t1n11 se dirige a la apariencia, en la medida en que se atiene estrecha-
contra el socratismo. (Mencionar el sacrificio de Temístocles.) lnd1v1duación y nunca reconoce la unidad del ser. En este sentido es
Nunca puede conocerse el fin de la existencia, siempre vuelve a haber 11i
parciales. Esto es lo apolíneo, continuamente se anteponen nuevas imáge111·
sorias. Por otra parte, Dioniso es el dios que sufre. Los héroes épicos co11111
frien tes. 111 l1_h 11i1ios tienen mentes de anciano» 41 •

38
Ver Vorlesungen über die romischen Altertümer, Lcipzig, 1835, p. 126. Cfr. 7151 h'fn imaginarme que se ha hecho la guerra, de parte alemana, para li-
39
Cfr. GT 14. Gellcrt, Ch. F., Gesammelte Sd1ri/il', cd. lJlrikc Bardt y Bcrnd W1th J~1111.1· dd Louvre, como una segunda Helena. Esta sería la ínterpreta-
de Gruytcr, Berlín, 1988, 1, p. 91 .
411
Cfr. 118?].
170 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 12B. FINALES DE1870-ABRIL DE 1871 171

ción pneumática de esta guerra. La bella rigidez antigua de la existencia ina11


rada por esta guerra - comienza la época de la seriedad - y nosotros crcl·111 tes se opone a los Misterios: ::onjuro del miedo a la muerte median-
que será también Ja del arte.

7 (89)
Hasta ahora los griegos han ejercido una influencia sobre nosotros sólo\ dt• la forma es una consecuencia de lo apolíneo: moderación de la
una faceta de su ser. , de las razones.
ómcno de los Misterios se trajuce en un sueño análogo, y el sueño se
7 (90) ntar por hombres en estado ce vigilia. El coro habla el lenguaje del
1) Una armonía sin sufrimiento intrínseco, sin un trasfondo de lo ho111
- ¡Eso es lo que buscan nuestros «griegos» en los antiguos! o el anacoreta traduce, al cortemplarlos, los fenómenos del mundo
'lonas que le son familiares -así las figuras dionisíacas son traduci-
7 (91) uras apolíneas. Esto vale para las máscaras, para Edipo. También
No hay superficie bella sin una profundidad terrible42 • ru el drama:
ntcndido dionisíacamente, la unidad de individuos que se compade-
7 (92) n1cntc
La transparencia, la claridad, la determinación y la superficialidad apa 11 , dionisíacamente el «individue», el placer de la voluntad, es el mismo
de la vida griega son como el agua cristalina del lago: el fondo se ve mucho 11
alto, todo parece menos profundo de lo que es. Esto es precisamente lo qur 11 d del bailarín, del cantante y del poeta, dionisíacamente el lenguaje
porciona la gran claridad. · los gestos de la naturaleza entera
,1 lk la acción - la unidad del mundo, disolución de la individua-
7 (93)
La gran calma y la determinación son consecuencia de la profundidad i11,. rc11 son pocos - porque la individuación se ha roto, sólo hay un Dio-
dable de la disposición natural. dos manifestaciones.
Ulllo
Individuos (los individuos son ridículos), la idea platónica como con-
7 (94) puchlo.
2. En la tragedia sofoclea el lenguaje es, respecto a los personajes, por dl"i;
así, lo apolíneo. El lenguaje traduce a las figuras. En sí ellas son abismos, l 11t
por ejemplo Edipo. En este sentido se puede decir que una tragedia de Sóllil ION 1'iridos pensadores lógicos, que explotan todo, y contra los escép-
reproduce en cierto modo la imagen de la esencia griega. Todo lo que apa rn 1 lontos y bien parecidos.
la superficie parece simple, transparente, bello. Danzan siempre bellamenll'
como en Ja danza la fuerza suprema es sólo potencial, pero se desvela en la n
bilidad y en la riqueza de movimientos - así lo griego es externamente una 1 Ll~ supertlu, comme est nécessaire!» 45 .
danza. En este sentido, los griegos son un triunfo de la naturaleza, que en cll1
ha convertido en belleza.
La motivación de la tragedia es puramente apolínea. El diálogo es el rc1110 untrn la opinión de que el objetivo de Ja humanidad está en el futuro,
lo apolíneo. El espíritu de Ja música se retira43 cada vez más hacia la interio1 id , una completa negación en masse. La humanidad no existe por sí
Schiller44 habla del coro como el receptáculo de la reflexión. n cslú en lo más granado, en Jos grandes santos y en los artistas, por
lf•lcs ni después de nosotros. La voluntad tiende a la curación, a los
7 (95) mos l'Xcntos de dolor. Para eso tiene necesidad de las representacio-
Lo bello, el drama como la visión del anacoreta. 11 ljllC rnmo mecanismos falaces se potencian hasta la santificación y
n
42
Metáfora utilizada por Wagner en Opera y Drama, op. cit., final de Ja tercera pa 1l
también La obra de arte de/futuro, trad. de Joan. B. Llinares, Universidad de Valcnc1a , Vl!I'
cia, 2000, pp. 71 SS. Cfr. 7 [92, 93, 94).
41
En el msc. «wcicht» no «wcist».
44
Cfr. Schillc1~ F, «Prefacio» a I>ie !1ra11/ 1·1111 M1•.1.1i1111 1.as ohras que se cncuc11t11111
BN Sti1111111/idw lfrrk1', 10 vols, Stuttgart -Tuhinga, 18-H Cfr, lJ llJ, 16, ~X. 56, 1041 1ll11in:. /,a /l/11111/11i11 ( 17:\6), 22, XIV, 127, <1Lc supcrflu, chosc tres nécessaire».
172 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 12B. FINALES DE 18í0-ABRIL DE 1871 173

Sócrates, el adversario de Dioniso.


La tragedia apolíneo-dionisíaca. Serenidad griega.
La ciencia como impulso apolíneo (como apolínea se opone al arte).
Lo bello (partir del desdén de los modernos, una mala forma de conocer) Con un prólogo
¿Cuál es la única forma de conocimiento que puede hacer justicia al ark' 1 a Richard Wagner.
ciencia trágica, que, como Empédocles, se arroja al Etna. El saber sin med1d11
sin límites. Este impulso debe incluso producir el arte como curandero. De
Así se ha de comprender nuestra tarea cultural. Destrucción de todas las 11¡ Friedrich Nietzsche
nifestaciones libertinas y de debilidad, educación para la seriedad y para el h Profesor ord. de Filol. en Basilea.
rror, como los viajeros del desierto. Tened cuidado de que no penetre el apoli11I
mo de la ciencia.
Posibilidad de la educación. lll sospecha de que las cosas y el pensamiento no se corresponden. En
Terrorismo del conocimiento trágico. domina de hecho el principio de contradicción, que quizás no vale para
ijUl' son lo diferente, lo contrapuesto.
«¡Oh amigos, no estos sonidos!» 46 , etc.
El idilio de los filósofos.
fhrmas supremas de la conciencia se reproduce la unidad: en las infe-
7 (102) dcsmorona cada vez más. La supresión o el debilitamiento de la con-
Se pueden descargar todas las opiniones escépticas sobre el mundo dr h ulvalen a la individuación. - Sin embargo, la conciencia es, por otro
dioses olímpicos. De manera distinta sucede en Sócrates, el cual es contra1111 'n.1·tr111nento para la continuación de la existencia de los individuos. En
los Misterios, por lo demás se atiene a Apolo (como los cisnes, servidon·~¡ lo solución es la siguiente: la ilusión impone que veamos al intelecto
Apolo). nll'dio.

7 (103)
A la larga, «Lessing» es imposible: hasta ahora ha sido el ideal.

7 (104)
¡Extraños visionarios que buscan47 en la muerte de la humanidad la salv11C1(
y la meta de la voluntad!

7 (105) !(listaría arrojar de mi Estado ideal a los llamados «hombres cultos»,


El pueblo griego tenía una propensión a la idea platónica, por ejemplo l Plalún con los poetas: éste es mi terrorismo.
maldición hereditaria, el Estado, los cortejos orgiásticos de Dioniso. Su 111111.i
gía.
list ica moderna alemana como fruto del hegelianismo: lo primero es
Uc uhora es ejemplificada artificialmente. Tal es el estilo de Freytag49 : un
7 (106) nccpto general apoyado con un par de palabrejas realistas. El homuncu-
Sobre la teoría del sueño: Lucrecio 48 y Fidias, Heracles, luego Sófocles. hrno. Esta chusma, alabando la poesía narrativa como la única adecua-
11'0 lll'mpo, crea una estética a partir de sus defectos. Gutzkow 50 , como
7 (107) 1c11sado, es el transformed disformed, en general una caricatura de la
Sófocles es venerado como servidor de Asclepio. l11lll·1iana entre filosofía y poesía.
'11 Shakcspeare proporciona ideas, a menudo son una imagen debilita-
7 (108) l\l~o i11t1:ncionadamente destruida.
Comparación con la peste. h'h.'.11 Hll<lllltna.)

llW l ,'1.:y111g ( 1816-1895), escritor alemán, natural de Silesia y director de la revista


46
Schillcr, F., An die Freude. /1•11.
47
En el msc. «suchcn» y no «schen». rl 1 1 :11ttkow ( 1811 - 1878), natural de Berlín, fue dramaturgo, novelista y periodista.
4
" /)e f('/'1111111(///1/'(/, V, 1169-1182: GI' 1. /l/1' N1htlist1 ·11 ( 185.1)
174 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U I 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 175

7 [115) por la disonancia. El medio es la representación ilusoria, y en general


Serenidad griega. Lo germánico. fundada sobre la creación de una intuición de las cosas libre de
'lff11l'ián

7 [116) luntad como dolor supremo produce desde sí misma un éxtasis, que se
No existe una belleza natural. Pero existe ciertamente la fealdad que pertud con la intuición pura y con la producción de la obra de arte. ¿Cuál es
y un punto de indiferencia. Piénsese en la realidad de la disonancia frente .1 1 fisiológico? ¿En qué lugar debe producirse una ausencia de dolor -
idealidad de la consonancia. Productivo es, entonces, el dolor que genera lo lwíl
como un color contrapuesto pero afin - desde aquel punto indiferente. Eje111pl'
excéntrico en el santo martirizado, el cual siente un arrebato indoloro e inl.111
º"produce la representación, como medio para ese éxtasis supremo.
ndo es, sin embargo, ambas cosas al mismo tiempo, como núcleo de la
voluptuoso. ¿Hasta dónde llega esta idealidad? Ésta vive y crece continuamrnl !untad terrible, como representación es el mundo difuso de la represen-
es un mundo en el mundo. Pero entonces, ¿es quizás la realidad sólo el dolor, v 1 1éxtasis.
ahí nace la representación? ¿Pero de qué clase es entonces el placer? ¿El plam 1 ,f/rn demuestra que todo aquel mundo, en su pluralidad, ya no se siente
algo no real, sólo ideal?¿Y quizás toda vida, en cuanto que es placer, no serú 111 o di.wmancia.
que una idealidad 51semejante?¿Y cuál es ese punto indiferente, que la natuni 11 1111fre, lo que lucha, lo que se desgarra es siempre sólo la voluntad úni-
alcanza? ¿Cómo es posible la ausencia de dolor? La intuición es un product11 '" 111 contradicción perfecta como fundamento primordial de la exis-
tético. ¿Qué es entonces lo real? ¿Qué es lo que intuye? ¿La pluralidad del d11l1
y su indiferencia son posibles como estados de un ser? ¿Qué es el ser todavi11 dlviduación es, por lo tanto, resultado del sufrimiento, no la causa.
esos puntos de indiferencia? ¿Quizás el tiempo, lo mismo que el espacio, se h:1111 1 d1· arte y el individuo son una repetición del proceso primordial, del
explicar partiendo de estos puntos de indiferencia? ¿Y quizás la pluralidad 11 ori~inado el mundo, son, por decirlo así, como un rizo de ola en la ola.
dolor se puede deducir también de esos puntos de indiferencia? Para esto e' 11
portante confrontar la obra de arte con ese punto de indiferencia a partir del l II
surge, y comparar el mundo partiendo de un punto privado del dolor. Eu rd el sentimiento de la armonía? Por una parte quitar la resonancia de
lugar se produce la representación. - La subjetividad del mundo no es una "I nlcus superiores, por otro lado no escucharlas individualmente.
jetividad antropomórfica, sino mundana: somos las figuras en el sueño del d1
que adivinan cuál es su sueño 52 .
«Serpens nisi serpentem comederit,
7 [117) non fit draco» 55 .
El placer artístico debe existir también sin hombres. La flor de colore~ \
cola del pavo real se relacionan respecto a su origen lo mismo que la armoni,1l1 ÜRIGEN Y META DE LA TRAGEDIA
ese punto de indiferencia, es decir, como la obra de arte con su origen ncg.1111v' Un tratado estético
Lo que crea allí, lo que crea artísticamente, actúa en el artista. ¿Pero qué n con un prólogo
tonces la obra de arte? ¿Qué es la armonía? En todo caso es algo tan real wil a Richard Wagner.
la flor de colores.
t l ,nP.T( Pero si la flor, el hombre, la cola del pavo real tienen un origen negativo, De
(O!{O tonces son realmente como las «armonías» de un dios, es decir, su realidad C" 1
Péa.o.;. realidad de sueño. Por lo tanto, necesitamos un ser que produzca el mundo l t)! Dr. Friedrich Nietzsche
una obra de arte, como armonía, y entonces la voluntad genera, por deci1fo 11 Profesor ord. de Filo/. en Basilea.
a partir del vacío, de la Oe:vLcx, el arte como Oópoi:; 53 . Entonces, todo lo qlll' ni
te es una imagen de la voluntad, también en la fuerza artística. El cristal, l.i •. Déjate reprender por lo bueno y deja que te alaben por lo malo:
lulas, etc. Si algo te resulta demasiado dificil, rompe la lira en pedazos.
Dirección del arte para superar la disonancia: el mundo de lo bello, qur ··11 Hebbel5 6 •
ge del punto de indiferencia, trata de atraer en la obra de arte a la diso11 ;1111 I
que es el elemento en sí perturbador. De ahí el gusto creciente por la ton.Il1d
l liiOJ
11, Sri11u111<•sjideles, citado en Schopenhauer, A., WWV I, libro 2, § 27. «Si la ser-
51
En msc. «ldealitiit» y no «Realitiit». hllll una .serpiente, no llegará a ser dragón.» .
La mayor parte de estas ideas se encuentran en 1lartmann, E. von, op. l'll., pp, 111
52
l.1:. ~«'iediehtc und Epigramme ( 1842): Verwunderung und Auflosung, Gewis-
549-553.
11
l>kli11:iloos, Traum und Pocsic», en Süm1111/íclw U.~·rk<'. Wcrncr, R M. (ed.) Berlín,
Son los padres de Eros, d Amor, i:n /:'/ h11111¡1w11 • d,: l'latún t20J h-l') Jl?'IJ .
176 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 12B. FINALES DE 187C-ABRIL DE 1871 177

7 [120) es cada año un acto solemne, preparado con esmero por el Estado y
Tragedia y ditirambo dramático. reunir a todo el pueblo. El Estado era un instrumento necesario de la
dstica. Pero, si hemos de señalar como el verdadero fin de la tendencia
Dionisíaco apolíneo. 11 esos seres individuales, a esos hombres que se eternizan en el traba-
El genio apolíneo y su preparación. 'Y filosófico: entonces la enorme fuerza del impulso político, en el sen-
El genio dionisíaco y su nacimiento. 'llricto del impulso patrio, puede pa.recernos también una garantía de
El genio doble. le sucesiva de genios singulares es continua, y que el suelo del que úni-
La ópera. los pueden surgir no será resquebrajado por un terremoto ni se impe-
La tragedia. El ditirambo. undidad. Para que pueda surgir el artista, necesitamos de esa clase
El drama: Eurípides. los zánganos, dispensada del trabajo de esclavos: para que pueda
Shakespeare. n obra de arte, necesitamos la voluntad concentrada de aquella clase,
Richard Wagner. 1 Estado. Pues solamente éste, como unafuerza mágica, puede cons-
1 individuos egoístas a los sacrificios y a los preparativos que presupo-
7 [121)5 7 lilación de los grandes planes artís:icos: a lo cual pertenece lo prime-
La planta, que en su lucha incesante por la existencia consigue sólo dar 1111 lodo la educación del pueblo, cuya meta es la comprensión de la
marchitas, nos mira de repente con la mirada de la belleza, después de <.Jlll' lidad de esos individuos, junto con la representación ilusoria, como si
destino feliz la sustrae de esta lucha. Lo que la naturaleza quiere decirnm ' lama a través de su participación, su juicio y su formación, tuviese que
esta voluntad de la belleza, que irrumpe por todas partes e inmediatamc11h 1desarrollo de esos genios. En esto yo veo por todas partes únicamen-
discutirá más tarde en otro lugar: aquí es suficiente para nosotros haber lh111111 n de una sola voluntad, la cual, para conseguir su fin, es decir, su propia
la atención sobre este impulso, porque de ello hemos de aprender algo sol111· n en las obras de arte, impone a los ojos de sus criaturas numerosas
fin del Estado. La naturaleza se esfuerza por conseguir la belleza: y si ésta " Ilusorias, entrelazadas entre sí, que son bastante más potentes que no
canza en alguna parte, entonces se preocupa de propagarla: para hacer l''lii convicción de ser engañados, de ser timados 58 • Sin embargo, cuanto
naturaleza necesita un mecanismo sumamente artificial entre el mundo an11111tl e11 el impulso político, tanto más se garantiza la sucesión continua de
el vegetal, cuando se trata de perpetuar la bella flor individual. Yo reconOtl t teniendo en cuenta que el impulso demasiado sobrecargado no co-
mecanismo semejante, todavía mucho más artificial, en la esencia del hl.1 h1tccr estragos contra sí mismo y no hinque los dientes en su propia car-
que me parece ser, en cuanto a su fin supremo, una institución de defensn 1 h>nces son las guerras y las luchas de partidos las tristes consecuen-
cuidado para los individuos, o sea para el genio, aunque el cruel origen y el '' '' J'llHece casi como si la voluntad sintiera de vez en cuando la necesidad
portamiento bárbaro del Estado señalen poco a tales fines. También en estr l 11 1m1e como una válvula, permaneciendo fiel también a su naturaleza
debemos distinguir entre una imagen ilusoria, que buscamos conseguir co11 11 1menos el impulso político regulado por tales acontecimientos procu-
dez, y un fin real, que la voluntad trata de alcanzar a través de nosotros, y q111 con una fuerza nueva y sorprendente en la preparación del nacimien-
en contra de nuestra conciencia. También en el enorme aparato, por el que rl lo. Sin embargo, en todo caso, se ha de constatar que en la sobrecarga
nero humano está rodeado, en el salvaje impulso confuso de los fines egoísl.1 ,o político entre los griegos la naturaleza da testimonio de aquello que
trata en definitiva de individuos: sin embargo, la naturaleza se ha preocupad11 de este pueblo en el campo del arte: en este sentido, el espectáculo ho-
que estos individuos no se alegren de su posición excepcional. En conclu .. i 11111 facciones que se dilaceran es algo digno de veneración: pues en me-
tampoco ellos son nada más que instrumentos de la voluntad, y tienen que p.1 t i mularse y apremiarse se eleva el canto inaudito del genio 59 •
cer en sí la esencia de la voluntad: sin embargo, algo hay en ellos frente a lo:. '(
se representa como un espectáculo la danza vertiginosa de las estrellas y 1k 1
Estados. Sobre este punto, el mundo griego es también más sencillo y más 11111¡ lo rnncepción platónica de la mujer hay sin duda un aspecto que se
que el de otros pueblos y otras épocas: por lo demás, los griegos tienen en nu!l 11 rotunda contraposición con las costumbres griegas: Platón hace
con los genios ser como los niños y, en cuanto niños, fieles y veraces. Para l:1il 1ujcr participe plenamente en los derechos, conocimientos y deberes de
prenderlos, sólo hay que ser capaz de hablar con ellos. limitándose a considerar a la mujer como el sexo más débil, que no
El artista griego no se dirige con su obra de arte a los individuos, sino ,d l dcmnsiado lejos en todas las cosas: sin disputarle por eso el derecho a
tado: por otro lado, la educación por el Estado no es más que la educan1111 Sin embargo, no debemos atribuir a esta extraña visión mayor impor-
todos para gozar de la obra de arte. Todas las grandes creaciones, tanto dl~ In
cultura como de la arquitectura, como de las artes musicales, toman en co11fül,
l 111su «getüuscht ist, betrogen ist» y no «getauscht ist».
ración grandes sentimientos populares cultivados por el Estado. Especialnli'.tl hu~ •h: las ideas del fragmento se encuentran en Hartmann, E. von, bp. cit., p. 225.
14, 3.\, 4:lj. Este fragmento corresponde a las secciones de GT 13 y 15. La trascrip-
17 Cfr. 7 [24, 25, J 1J. 1lcl 111sl~. en KGW 111, 5/1, pp. 142-201
•1

~I
178 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 1 2B. FINALES DE 18Xl-ABRIL DE 1871 179

tancia que a la expulsión de los artistas del Estado ideal: se trata de líneas cnl rte hasta lo más íntimo. De la misma manera se explica que la educa-
terales, diseñadas con audacia, pero de una manera equivocada, de desviacio11 la familia se haga pasar, por decirlo así, como la única educación natural
por decirlo así, de una mano en otro tiempo tan segura, de desvaríos de un 11¡ re la del Estado solamente como una injerencia discutible en sus dere-
que en otro tiempo contemplaba con serenidad, y que tal vez, por el contrad o esto está justificado, en cuanto que se trata aquí precisamente del Es-
recordando al maestro difunto, se turba y pierde su ecuanimidad: en este estad crno. - La esencia de la mujer permanece igual en todo esto, pero su
de ánimo exagera las paradojas de su maestro y se complace en exaltar, movid diferente a tenor de la posición del Estado frente a ella. También ellas
por un exceso de amor, sus teorías completamente excéntricas hasta la tem~r 1almente la fuerza de compensar en ::::ierto modo las lagunas del Estado
dad. Sin embargo, la cosa más íntima que Platón pudo decir, como griego, snh re fieles a su esencia, que yo he comparado con el sueño. En la Antigüe-
la posición de la mujer respecto al Estado, fue la exigencia de que en el Est111I a ocupaban la posición que les venía. asignada por la suprema voluntad
perfecto debía desaparecer la familia. Dejemos de lado ahora cómo, para llcv111 o: por eso, han sido exaltadas como nunca lo fueron después. Las dio-
cabo plenamente esta exigencia, abolió el matrimonio mismo, sustituyénd11I mi tología griega son sus imágenes reflejadas en un espejo: la Pitia y la
con solemnes enlaces dispuestos por el Estado, entre los hombres más valic111 .11 como la Diotima socrática, son las sacerdotisas desde las que habla la
y las mujeres más nobles, con el fin de obtener una bella descendencia61 • Sin t·r divina. Ahora se comprende por qué no puede ser una fábula la orgu-
bargo, en aquel principio fundamental ha señalado de la manera más d,1 nución de las espartanas ante la noticia de la muerte del hijo en com-
--ciertamente demasiado clara, ofensivamente clara- una regla importantl' mujer se sentía frente al Estado en la posición justa: es por esto por lo
la voluntad griega en la preparación para la procreación del genio. Pero e11 1 entonces más dignidad que la que la mujer ha tenido nunca después.
costumbres del pueblo griego también estaba limitado el derecho de la fa1111ll uc refuerza todavía más esa posición de la mujer, al eliminar a la familia
sobre el hombre y el hijo en un grado minimo: el hombre vivía en el Estadn rimonio, siente ya tanta veneración por ella, que se ve inducido de modo
hijo crecía para el Estado y era conducido por la mano del Estado. La volu111 le 11 abolir de nuevo el rango jerárquico que les correspondía, afirmando
griega se preocupaba de que la necesidad de cultura no pudiese encontrar 111 illualdad con los hombres: el triunfo supremo de la mujer de la Antigüe-
satisfacción en la soledad de un círculo estrecho. El individuo debía recibir 11111, 1hnber seducido también a los más sabios! -
del Estado, para devolvérselo todo. La mujer significa para el Estado lo q111 trus que el Estado se encuentre todavía en un estado embrionario, la
sueño para el hombre. En su esencia se encuentra la fuerza curativa, que rec1111 vulece como madre y determina el grado y los fenómenos de la cultura:
tituye lo que se ha gastado, la calma benéfica, en la que encuentra un límite 111 mu manera que la mujer está destinada a completar al Estado cuando
lo que no tiene mesura, la eterna uniformidad, en la que se regula lo que es n en decadencia. Lo que dice Tácito a propósito de las mujeres germáni-
sivo y lo extravagante. En ella sueña la generación futura. La mujer está mú~ 1 ,,,. quin etiam sanctum aliquid et providum putant nec aut consilia earum
cana a la naturaleza que el hombre y permanece igual a sí misma en todo 111 q tur aut responsa neglegunt62 , se aplica en general a todos los pueblos que
es esencial. La cultura es aquí siempre algo externo, que no toca el núcleo ett·r n Ueaudo a ser todavía verdaderos Estados. En tales circunstancias se puede
mente fiel a la naturaleza, por eso la cultura de la mujer podía parecer a lm 111 to más fuertemente sólo aquello que resulta ocasionalmente observable
nienses algo indiferente, mejor dicho - si uno se lo quería representar así, u 11 roca, que los instintos de la mujer, que tienden a defender a la genera-
algo ridículo. Quien a partir de aquí se siente inmediatamente inclinado a •O ru. son indomables, y que a través de ellos habla sobre todo la naturale-
cluir que la posición de la mujer entre los griegos no era digna y era dema"lí u preocupación de conservar la estirpe. Hasta dónde puede llegar esta
ruda, no deberá, sin embargo, asumir como criterio «el carácter culto» de la 111 monitora, está determinado, como parece, por la mayor o menor con-
jer moderna y sus pretensiones, contra las cuales basta remitirse a las 1111111 n del Estado: en las situaciones de desórdenes y en las más arbitrarias,
olímpicas, juntamente con Penélope, Antígona y Electra. Éstas son, sin dud,1 •npricho y la pasión del hombre individual arrastra consigo a estirpes
guras ideales: pero ¿quién podría crear tales ideales a partir del mundo ali 1111 presenta entonces de improviso la mujer, como profetisa que pone en
- Entonces, hay que considerar qué hijos han dado a luz estas mujeres, ¡y dr q Péro hubo también en Grecia una preocupación nunca aplacada: que el
mujeres debe tratarse para poder parir semejantes hijos! - La mujer ~·111 politico, terriblemente sobrecargado, dispersase como polvo y en áto-
como madre, debía vivir en la oscuridad, puesto que el impulso político, u111d11 1 pequeños organismos estatales, antes de que ellos pudiesen alcanzar de
su fin supremo, así lo exigía. Debía vegetar como una planta, en un círculo t"•I modo sus objetivos. Para ello, la voluntad griega se creó siempre nue-
cho, como un símbolo de la sabiduría mundana epicúrea: ).<i&e ~~wcrcxi; . l-11 111cntos, desde los que hablaba, allanando, moderando y advirtiendo:
época moderna, con la completa desorganización de la tendencia del Estad1 •. ( ntc todo en la Pitia, en la que se manifestó con un vigor nunca más re-
ne ella que volver a intervenir: la familia, como ayuda necesaria del Estad11. fuerza de la mujer de compensar al Estado. Aquel admirable fenómeno
obra suya: y en este sentido también el fin artístico del Estado se ha tcnidn q 1 y del oráculo délfico garantizó que un pueblo tan subdividido en pe-
rebajar al de un arte doméstico. Por eso, se explica que la pasión amorosa, i:l 1'111 111 irpcs y comunidades ciudadanas fuese una totalidad en su fundamento
co ámbito completamente accesible a la mujer, poco a poco haya deterr11111n1I
1111, f.'1·1m1111i11, 18-20: «Ellos creen que ellas tienen algo de santo y de profético, y no
i.i Platón, Rc¡11íhli«11, 451 e 461 e. 11~'"1111cios, 111 descuidan MIS LºO!lSL'ios1> .
180 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 12B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 181

más íntimo, y que en la división sólo resolviese la tarea de su naturaleza· p ientras que al individuo apolíneo se le protege antes que nada del cono-
mientras que el ser griego creó sus grandes obras de arte, siempre lo exp1 horrible de que aquella confusión de seres que sufren y se afligen tiene
como una única Pitia, con una sola voz. Por eso, nosotros no podemos imp eta y su objetivo, la voluntad dionisíaca utiliza precisamente ese saber
aquí ese saber que presiente que la individuación es para la voluntad una ~I r a sus individuos a un grado todavía más alto y para glorificarse en
necesidad y que la voluntad, para alcanzar a aquellos individuos, necesita de U to a aquel orden apolíneo de los Misterios, completamente velado, co-
escala infinita de individuos. Sin duda, nos da vértigo al considerar que qui :es paralelamente un orden dionisíaco, que es símbolo de un mundo
voluntad, para llegar hasta el arte, ha tenido que derramarse en estos mundo 11ólo a pocos individuos, del que sin embargo podía hablarse ante mu-
estas estrellas, en estos cuerpos y átomos: pero al menos debería entonces CBI brcs mediante un lenguaje simbólico. Aquella embriaguez extática de
claro para nosotros que el arte no es necesario para los individuos, sino p;11 dionisíacas se ha insinuado, por decirlo así, en los Misterios: es el mis-
voluntad misma: una perspectiva sublime sobre la que nos detendremos mi 110 el que domina aquí y allí, la misma sabiduría es proclamada aquí y
adelante desde otro punto de vista. uién no le gustaría comprender este trasfondo del ser griego en sus mo-
Entretanto, volvamos a los griegos, para decirnos lo ridículo que es, fn.:f1 urtísticos? Aquella simplicidad silenciosa y aquella noble dignidad que
la Pitia, el concepto moderno de las nacionalidades y qué inoportuno result htsmado a Winckelmann son algo inexplicable, si se descuida la reali-
deseo de querer ver a una nación como una unidad visible mecánica, pertm h flNica de los Misterios, que continúa actuando en lo profundo. Aquí
con un glorioso aparato de gobierno y con la pompa militar. La naturalr u el griego una seguridad inquebrantable y fidedigna, mientras que
expresa, si existe esta unidad: pero lo hace de una manera más secreta qw.: rn 'I, UN dioses olímpicos se comportaba con mayor libertad, bien jugando o
plebiscitos populares <y> en el júbilo periodístico. Temo que por el hecho dr ndo. Por eso, Ja profanación de los Misterios era considerada por él
nosotros hayamos acogido generalmente el concepto moderno de nacion11 lill verdadero crimen capital, que le parecía aún más terrible que la destruc-
la naturaleza nos haya dicho que no le importamos mucho. En todo caso, 11111
voluntad política no está sobrecargada, y cada uno de nosotros admitirá csl1
una sonrisa: y la expresión de esta atrofia y debilidad es el concepto de nal 1111
lidad. En tales épocas, el genio se tiene que convertir en un solitario: ¿y q1111·11 iiulta evidente, sin más, que sólo un muy pequeño grupo de elegidos
preocupará de que no sea despedazado en el desierto por un león? lnidado en los grados supremos y que la gran masa tendrá que perma-
Volviendo a las últimas consideraciones que hemos hecho, reconoccm118 \j nnmente en los vestíbulos: asimismo, que sin esos epoptos64 de la supre-
la Pitia es la expresión más clara y el centro común de todos los meca111·!fí urin resulta completamente inalcanzable el objetivo de aquella venera-
puestos en movimiento por la voluntad griega para llegar al arte: en ella. en ución, mientras que cada uno de los otros iniciados, aspirando a una
mujer que profetiza, se regula el impulso político, para no agotarse en una .i\I J'Crsonal, o a una perspectiva personal de una supervivencia bella, mo-
laceración y para no alejarse de su tarea: en ella se manifiesta Apolo, no l11dh un impulso egoísta sube valientemente la escala de los conocimientos,
como dios del arte, sino como dios político que cura, reconcilia y advierk lo tiene que detenerse allí donde sus ojos ya no soportan más el terrible
dios que mantiene al Estado siempre sobre el camino donde deberá enco1111 de la verdad. En este límite se separan entonces los individuos que,
con el genio. Pero Apolo no se manifiesta sólo como Pitia, como divinid;11i ocupados de sí mismos, son introducidos en aquel devorador resplan-
prepara y abre el camino. Aquí y allí se presenta bajo otras figuras, como"'' n nguijón que les empuja dolorosamente hacia adelante - para retor-
viduo», como Homero, Licurgo, Pitágoras: se sabía por qué a estos hérol'' con la mirada transfigurada, como un triunfo de la voluntad dionisía-
dedicaban templos y se les veneraba como dioses. En la representación dlil 1 diantc una maravillosa ilusión consigue doblegar y romper la punta
blo griego Apolo se transforma luego de nuevo bajo la conocida figura dl'i cd 11 l.'Onocimiento negador de la existencia, la lanza más fuerte arroja-
viduo»: como «cantor ciego» o «vidente ciego»: indudablemente hay qul' i:nl 111 existencia misma. Para la gran masa son válidos los más diversos
der aquí la ceguera como un símbolo de aquel aislamiento. Y así, a través 1h o las amenazas: entre éstas, la creencia de que los no iniciados serán
venerables reflejos del «individuo» en el incierto pasado del pueblo, Apolo .1' I después de Ja muerte en el fango, mientras que los iniciados podrán es-
ocupaba de que en el presente la mirada de la masa fuese una mirada pc111 l1 •x istencia futura feliz. Otras imágenes, en las que se compara la exis-
capaz de reconocer al «individuo», así como, por otro lado, se esforzaba 111l HI vida con una cárcel y el cuerpo con un sepulcro del alma, tienen ya
temente en producir a través de nuevas configuraciones nuevos «indiv1d110 1 111ús profundo. Sin embargo, luego vienen los mitos propiamente dio-
de rodearlos con signos premonitorios milagrosos de un hechizo protecto1 011 un contenido imperecedero, que nosotros debemos considerar
Todos estos preparativos apolíneos tienen en sí algo del carácter de los MI 11bs11clo de toda Ja vida artística griega: cómo el futuro dominador del
rios. Nadie sabe propiamente para quién se representa el horrible espec1:'1cul
los Estados que luchan, de las poblaciones oprimidas, de masas populares qu
forman penosamente, y permanece más bien oscuro si se es actor o espl'cl11do1 161, .!, 721
así, los individuos son sacados por una mano invisible fuera de todos esos tinll c11 Grc~·ia de los seres que tienen facultades más allú de lo ordinario para pcne-
t~:o
que luchan y apremian, con una intcncit'in l't1111plc1n111c11tc mistl'rio~a Sill Míslcr ios de Ek·usis.
182 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U I 2B. FINALES DE 18'D-ABRIL DE 1871 183

mundo, bajo la figura de un niño (Dioniso Iaco 65), es despedazado por lo uno ateniense, para el que sólo dos cosas eran consideradas como
nes, y cómo ha de ser venerado ahora en este estado como Zagreus66 . Con supremo: la profanación de los Misterios y la destrucción de la
expresa que este despedazamiento, el sufrimiento propiamente dionisíaco, 'r. n de su Estado. Que la naturaleza haya conectado el nacimiento de la
meja a una transformación en aire, agua, tierra, roca, planta y animal; en ,·¡1 11quellos dos impulsos fundamentales de lo apolíneo y de lo dioni-
de esto el estado de individuación se considera entonces como la fuente y 1.i 1Cr considerado por nosotros ta.nto como un abismo de la razón,
sa primordial de todo sufrimiento. Los dioses olímpicos son creados de la 11 l'<'INitivo de la misma naturaleza de unir la propagación de la especie
Fanes, y los hombres de sus lágrimas. En ese estado Dioniso tiene la dobk 11 dud de los sexos: algo que siem¡re pareció extraño al gran Kant. El
raleza de un demón cruel y salvaje, y de un clemente dominador (11 'mún está en eso, en que pueda mrgir algo nuevo de dos principios
&:y<piwvwc;> y wµ <-r¡cr•~c;> y como ti-e:é.A<ixwc;> ). Esta naturaleza se ma11il1 que esos impulsos divergentes aparezcan como una unidad: en este
en accesos tan terribles, como en aquella exigencia del adivino Eufrántidc-, .11 lfl la propagación como la obra de arte trágica pueden ser considera-
de la batalla de Maratón, según la cual se debían sacrificar a Dioniso &: <ypi1:1v• Uhll garantía del renacimiento de Dioniso, como una luz de esperanza
los tres sobrinos de Jerjes, tres jóvenes bellos y magníficamente engala11.1 ttrnamente triste de Demeter.
sólo esto podía garantizar la victoria. La esperanza de los epoptos apuntahn
cia un renacimiento de Dioniso, que nosotros hemos de comprender ahora 11
el fin de la individuación: para la venida de este tercer Dioniso resonaba 1•1 1111 creación nueva del arte, a la cue miraba Eurípides empujado por
brante canto de júbilo de los epoptos. Y sólo en esta esperanza hay un ''"' h11hia fijado una meta completani.ente distinta a la de Platón: cuando
alegría sobre la faz del mundo lacerado y fragmentado en individuos: c111111 de superar el concepto socrático del arte, Eurípides, por el contrario,
simboliza el mito a través del cual Demeter, sumída67 en una eterna tristl'''' precisar este concepto en sus creaciones. Uno refutaba el arte tradi-
el descuartizamiento de Dioniso, se vuelve a alegrar por primera vez cuand1 • 11\l ncía reconocer en la definición socrática su carácter reprobable,
dice que puede una vez más parir a Dioniso. En las intuiciones citadas te111·1 futaha, porque tenía la sensació:i de que no correspondía más que
ya reunidos todos los elementos de una profundísima visión del mundo: el 1'0 mtnlc a ese concepto. Platón enco:itró también en la definición socrá-
cimiento fundamental de la unidad de todo lo que existe, la concepción dr Id como reproducción de un simulacro- una norma; Eurípides una
dividuación como causa primordial de todo mal, la alegría, lo bello 1: p1ir esta razón el primero tuvo que buscar para su nuevo arte una
arte 68- como la esperanza de que el dominio de la individuación pueda sr1 q nueva, el segundo un arte nuevo para la antigua definición. Y así Eurí-
brantado, como presentimiento de una unidad restablecida. Un conjunto 111trú entre la tragedia de Esquilo y Sócrates como el hombre Siria71
jante de ideas no puede por eso ser transferido al ámbito de lo cotidiano, al 111 de haber pesado sobre el alma de Eurípides el juicio socrático de la
regular del culto, si no se quiere que sea banalizado y deformado del modo l 11rte en general! ¡Y qué clase de oscura determínación es necesaria
ignominioso. Toda la institución de los Misterios tenía sólo como meta p111 1• rnnsciente y deliberadamente el arte hasta alcanzar la forma a la
cionar estos conocimientos, a través de imágenes, a quien estuviese prepa 1,111 verdaderamente y sin restricciones aquel juicio! Este ser continua-
decir, solamente al que ya hubiese estado guiado hacia ellas por una nen· 1tdo sobre la cancha de la creación dramática, y este seguro manejo
sagrada. Sin embargo, en estas imágenes reconocemos de nuevo todos aq11 • rnrn guiar la obra dramática directamente hasta el abismo - ¡qué
estados de ánimo excéntricos y todos aquellos conocimientos que habí.111 lelo! l ,a tragedia murió, como dije, por su suicidio. Así se comprende
suscitados conjuntamente y casi de golpe por el orgiasmo de las fiestas p11111 utolaccración orgiástica en Eurípides. ¡A quién le gustaría mírar sin
rales dionisíacas: la aniquilación de la individuación, el horror por la 11111, IM imagen del melancólico eremita72! Aquí descubrimos la expresión
rota, la esperanza de una nueva creación del mundo, en resumen, el sent1111! o poderosamente agudo, que ve en la definición socrática del arte no
de un terror lleno de delicias, donde los nudos del placer y del miedo están un 1, llino también la meta todavía no alcanzada de la tragedia: y junto
entre sí69 . Cuando aquellos estados de éxtasis se fueron infiltrando en el l1111 oct·mos una violenta fuerza poética que se debe descargar en las poe-
namiento de los Misterios, quedó eliminado el peligro mayor para el mu11d1 • llcns, malquiera que sea la seriedad con la que la voz de Sócrates ex-
líneo, y entonces fue ya posible que el dios del Estado pudiese, sin temore~ d1 11'1111 reprobación. Este áspero antagonismo, que se manifiesta en una
el Estado fuese destruido de ese modo, concluir con Dioniso su visible :ill11 Ul'lllci':a, empujó a Eurípides hacia la soledad, desde la cual pudo atre-
para producir la obra de arte común, la tragedia, y para glorificar su dohk •l l't'díll' a su público, tanto como si lo rechazaban como si lo adoraban.
raleza en el hombre trágico. Esta alianza se expresa, por ejemplo, en el sc11l 111J l 111 siquiera se le permitió expresar en su desnudez y sin adaptaciones
111 obm de arte trágica, porque sin éstas aquella obra habría sido im-
65
111 Atenas de entonces. Una generación posterior supo distinguir bien
En el msc. «l<achos»> y no «Z<agreus»>.
66
Apollodoro, ITI, 4, 3; Cfr. 3 [82].
67
En el msc. «versunkene» y no «vcrscnkte».
1>M En el msc. «die Freudc, das Schüne und dil' K1111s1 -»y 1111 «das Schiine und di
l>'I Platón, frdá11 , 60 h · l~.
184 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 12B. FINALES DE 1871>-ABRIL DE 1871 185

lo que había en ella de fruto y lo que había de cáscara: la cáscara la tiró y salt ncia del hermano gemelo inmortal, lo mismo que un color a otro
su capullo la encarnación del arte dramático tal y como lo entendía Sócrah:i do una especie de alopatía de la naturaleza; por otra parte, a través
y como Eurípides trató de alcanzarlo en su totalidad, el espectáculo como 1 lonada brusca transformación de la ciencia en arte, cada vez que la
de ajedrez, la nueva comedia ática. Se la puede considerar, en el sentido rna sus límites. Debemos de repnsentarnos más o menos el comienzo
daz de la palabra, como la reproducción de una reproducción: se represent.1h proceso, pensando que el hombre teórico percibe la existencia de
cada familia y cada uno era en ella actor. Los poetas de la comedia nueva ~u in algún punto del mundo intuitivo, la existencia de un ingenuo en-
bien por qué veneraban a Eurípides como a su genio: porque él fue el qm· h 11ibilidad y del entendimiento, del que se libera a sí mismo con un
llevado al espectador a la escena, porque él fue el que había implantado ' de la causalidad y de la mano del mecanismo lógico: con ello, él
público el gusto por rumiar la existencia de cada día. Nadie se acordaba v mi11mo tiempo que la representacón mística habitual de aquel proce-
aquella mirada pesimista y penetrante con la que Eurípides miraba desde ;ir un error al compararla con su cor.ocimiento, y que con ello la imagen
este arte. Pero un nuevo género del arte socrático fue el que quedó para sil·111 1 pueblo venerada como fidedi?;na es afectada por errores demos-
un arte, que unido con la novela, ha cercenado la admiración de toda la p< •• mienza la ciencia griega: ya desje sus primeros estadios, cuando en
dad no griega. El espectáculo como reflejo de la realidad empírica, qur t 1 más que un embrión de ciencia, se convierte ya en arte y, partiendo
como fin un matrimonio 74 , un cambio de gobierno, la novela como reflejo d to de vista apenas alcanzado, q~ es muy restrictivo, diseña en el va-
realidad ideal fantástica, con alguna perspectiva metafisica, éstas son las d1 •• unu fantástica analogía, una nueva imagen del mundo, que presen-
mas fundamentales con las que casi dos milenios han demostrado su dc¡wn omo agua, como aire, o como fuego. Aquí, un experimento quími-
cia de los griegos y, ciertamente, su descendencia natural; formas fundanwnt 1lo ha sido transformado, con el aumento de una lente cóncava, en el
que han encontrado en Cervantes y en Shakespeare su realización final y "1 : por amor a tales cosmogonías, ahora la pluralidad y la infinitud
perfecta satisfacción. deben ser explicadas sólo a través de un sin fin de fantasmas fisi-
Después de esta mirada sobre la lejanía remota, dirijamos otra vez l,1 v u éstos no son suficientes, incluso se recurre a los antiguos dioses
con temor 75 hacia Sócrates, que entre tanto se ha transformado ciertamrnt este modo, la imagen científica del mundo se aleja lentamente, en
un monstruo: «tiene ya el aspecto de un hipopótamo, con ojos de fuego, v t , de las representaciones populares y, después de un pequeño desliz,
bles dientes» 76 • vo 11 ellas, tan pronto como el conocimiento verdaderamente muy
4ue ser ampliado a conocimiento fundamental del mundo. ¿Cuál
r 7 [125]77 l¡Ue obliga a esas exageraciones inconmensurables y a los abusos 79
¿De qué naturaleza es aquel genio, a cuya creación empuja el socrat1s111 11 analógicas, y que por otro lado expulsa al hombre teórico del te-
cesan temen te? )' recientemente conquistado hacia el «desorden» tan seductor de la
Hemos ya reconocido que con el genio teórico sucumbieron el ark vi 1
/ ¡,Por 4ué este salto en el vacío? Hemos de recordar aquí, que el in-

que se apoyaba en los instintos y no llegaba al conocimiento de sí mis11111 fo un órgano de la voluntad y tiende en toda su actividad, con una
ética: con esto, naturalmente, se pronunció también la condena a muerh: d11I rin, hacia la existencia, y que respecto a su fin se trata solamente
tado griego, el cual había existido únicamente sobre la base de aquella étil'.1 V rmas de la existencia, pero nunca de la pregunta por el ser o no-ser.
el objetivo de alcanzar aquel arte. A qué nuevo fin artístico a~ la an 11·; ftUllL'll tiene como fin la nada, y tampoco un conocimiento absoluto,
genio teórico, que se manifl~l>ta en primer lugar en un sentido contrario .il le 11cría un no-ser respecto al ser. Favorecer a la vida - seducir a la
-1 y qué enormes períodos de tiempo se necesitan para producir este nuevo 111 t 011s1guiente, el propósito que subyace a todo conocimiento, el ele-
bre eso se me ha ocurrido una hipótesis que no tendré miedo de enuncia1 , 11 t ' el cual, como padre de todo conocimiento, define también los lí-
de ser muy parecida a un capricho metafisico, y también a costa de incu1111 l•mo. En todo caso, esa imagen mística del mundo, adornada con
más peligrosa acusación de herejía: al hacer esto, debo observar anticipad,11111 ucdc sólo aparecer como una exageración de un pequeño y particu-
que el tiempo no me impresiona más a mí que a los geólogos, mis contrni¡ nto científico; incluso si este proceso no puede ser comprendido
neos 78 , y que yo me permito por eso sin dudar, para hacer surgir una ú111l .11 nci11, 4 ue siempre se ve forzada a juzgar sólo empíricamente, según
de arte, disponer de milenios, como si se tratase de algo completamente 11 1 de la experiencia, y que no puede decirnos nada más que cosas ab-
El genio teórico tiende de una doble manera a desencadenar los 1111p1tl lns ~·a usas y las consecuencias en general. Por consiguiente, aquello
L.--místico-artísticos, por un parte, con su existencia en general, la cual rccla11111 t llllsm·ndc los límites de la ciencia y por decirlo así nos - - -
73
En el msc. «eingepflanzt» y no «eingepflügt».
74
Añadida esta palabra en el msc. !illlS agitadas luchas ha nacido el nuevo arte, y la marca que le han
75
«Con temor», añadido en el msc.
76
Goethe, Fausto 1, 1245.
Uuul111l'llll' estas luchas es el carácter «sentimental», qu!! alcanza su
77
Cfr. comienzo <le PI IG, GT 18, SE 7, WB 9,
78 En el msc. «den mc1ncn», y no «dcm 1111:i11c111», uM1s~hdiud1crn y no «M1sshn11Khc».
186 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 12B. FINALES DE 18717 0-ABRIL DE 1871 187

meta suprema cuando está en condiciones de crear el «idilio». Yo no c~to lación de las distintas imágernes del mundo, producidas por una
condiciones de aplicar aquella espléndida terminología schilleriana a tod , aparezca verdaderamente fan1tástica y coloreada, y hasta contra-
amplísimo dominio de las artes, sino que encuentro un número considcr.1bl pio del estilo de aquellos señcores ejercitar en tales compilaciones
épocas artísticas y de obras de arte que no se pueden encajar bajo esos t:nO ia y no reconocer de ningunaa manera que el fenómeno es digno
tos: aunque es verdad que yo pienso interpretar correctamente «ingenuo o. Incluso si el poeta de los sconidos ha hablado de una composi-
«puramente apolíneo», por «apariencia de la apariencia», y por el contr imágenes, por ejemplo, cuanck:lo ha designado una sinfonía como
«sentimental», por «nacido bajo la lucha entre el conocimiento trágico y l'I movimiento como «escena en 1 el arroyo» o como «reunión alegre
ticismo». Sin duda, «ingenuo» revela el carácter eterno de un género suprt:lfl ». éstas no son más que repressentaciones simbólicas nacidas de la
arte, pero es también cierto que el concepto «sentimental» no alcanza parn r ningún lado pueden ilustraunos sobre el contenido dionisíaco,
car los signos distintivos de todas las artes no ingenuas. ¡En qué confusio11 no tienen ningún valor exclusivco respecto a otras imágenes. Sin em-
ríamos en caso de que quisiésemos juntar, por ejemplo, la tragedia g11 la música entonces al servicio dee una serie de imágenes y de concep-
Shakespeare! ¡Y también la música! Por el contrario, comprendo que lo «ill como medio para un fin, paraa reforzar las imágenes y aclararlas
síaco» es lo completamente contrapuesto a lo «ingenuo» y a lo apolíneo, e' d 11 presunción, que se encuentn-a en el concepto de la «Ópera», me
a todo arte que no es «apariencia de la apariencia», sino «apariencia del Sl'111 uel hombre ridículo que tratab<>a de elevarse en el aire con sus pro-
flejo de lo eterno Uno primordial, y por lo tanto todo nuestro mundo elllpl lo que este loco y lo que la ó¡)pera intentan según este concepto
el cual, desde el punto de vista de lo Uno primordial, es una obra de arte 1lt ente imposible. Aquel concepbto de ópera no pretende que se use
síaca; o, desde nuestro punto de vista, la música. Si juzgo lo «sentimental» 11 1, 11ino que -como he dicho-¡ ¡pretende algo que es imposible! La
un tribunal supremo, tendría que negarle el valor de una pura obra de arll', puede ser un medio, aunque uuno pueda percutida, atormentarla,
que no ha surgido como aquella suprema y durable reconciliación entre lo 11' mo sonido, como redoble de táambor, en sus grados más rudos y
nuo y lo dionisíaco, sino que oscila inquieto entre ambos, y alcanza su u111I la música supera aún a la poesí;ía y la degrada a no ser más que su
ción sólo a saltos, sin conseguir un dominio estable, ocupando más b1rn 11quel concepto, la ópera, comno género 83 no es tanto una desvia-
posición insegura entre las diversas artes, entre poesía y prosa, filosofia y l\11ica, como una idea errónea e de la estética. Si, por lo demás, yo
concepto e intuición, valor y poder. Es la obra de arte de aquella lucha loil tll forma la esencia de la ópera e con la estética, entonces estoy natu-
indecisa, que se dispone a decidir, sin alcanzar esta meta; sin embargo, est.11 ltnnte lejos como para querer jjustificar una mala música de ópera
de arte, por ejemplo, la poesía schilleriana, conmoviéndonos y exaltándon11~ to. La peor música frente al mnejor texto poético puede significar
señala nuevas vías y es semejante a «Juan» el precursor80 , «que bautiza a 11 do dionisíaco del mundo: y la poeor poesía, cuando la música es óp-
los pueblos del mundo». r Micmpre imagen, espejo y reíli1ejo de este trasfondo: y también es
nido particular, frente a la imaagen, es ya dionisíaco, y que la ima-
7 [127) 81 ' junto al concepto y la palabraa, es ya apolínea frente a la música.
[... ]Después de todas estas presuposiciones, se puede pensar ahora lo 1111 unu música mala unida a una nmala poesía puede todavía ilustrar
sible y antinatural que tiene que ser tratar de poner música a una poesía, l'' 11 11 de la música y de la poesía. : El RECITATIVO es la expresión más
querer ilustrar una poesía mediante la música, y con la intención explínt o natural. Por consiguiente, cuuando Schopenhauer, por ejemplo,
simbolizar mediante la música las ideas conceptuales de la poesía y con l'll11 la Norma de Bellini85 como cumpplimiento de la tragedia, respecto a
porcionar a la música un lenguaje conceptual: una empresa que me paren: 11111, él estaba plenamente autoorizado para esto, en su conmoción
jante a la de un hijo que quiera engendrar a su padre. La música puede p111y linea y autoolvido, porque sentltía música y poesía en su valor más
fuera de sí imágenes: que sin embargo son siempre sólo imágenes, por dcrn lo >r dedrlo así, filosófico, en cuuanto música y poesía en general:
ejemplos de su verdadero contenido: la imagen y la representación nunca pod 1demostraba con aquel juicio uun gusto poco formado, es decir, un
producir música a partir de sí, y tanto menos estaría en condiciones de harc1 ucda comparar históricamente.~. Para nosotros, que en esta investi-
el concepto o -como se ha dicho- la idea poética82 • Por el contrario, 1111111 llmos por la tangente intencionnadamente, cuando nos preguntan
ninguna manera un fenómeno tan ridículo, como les parece a los est<eta' h1tónrn de un fenómeno artísticco, y que tomamos en consideración
demos, el hecho de que una sinfonía de Beethoven obligue continualllrnt fü\mcno mismo en su significaddo invariable y, por decirlo así, eter-
oyente individual a escuchar un discurso de imágenes, incluso si se da el hl'1 l11 hl~n en su tipo supremo - para a nosotros, el género artístico de la
n just ilicado como la canción poppular, en la medida en que nosotros
80
Nietzsche está aludiendo a Juan el Bautista, que en el Evangelio anuncia en el d1·ti i~rl n umhos aquella unión de lo didonisíaco y de lo apolíneo, y para la
venida de Jesús, el Mesías.
81
Cfr. GT6.
82 Carta de Schiller a Goethe del 18 de mayo de 1796 l·itada en <JI' 5. En la BN se cnrnClll
.C iatt 1111g~> y no «Kunstgattung».
los dos volúmenes: 8rh'.fl1•echsel zwische11 Schil/1·r 1111,/ c;,,..1/w í11 d1•11 Jahrm / 71J.J l•i ccVcrirrung» y no "Vt.!rwirrung».
1 • cd , Stuttgart, 1870. *
hllfK'I1hat1l'I', WWV 11, 28.
188 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U I 2B. FINALES DE 1870-'\BRJL DE 1871 189

ópera -es decir, para el tipo superior de la ópera- podemos presuponer üll do de ánimo del guerrero que entia en combate. Sin embargo, el es-
gen análogo al de la canción popular. Y sólo en la medida en que la ópe111 o mediante la comparación y qm se recrea en la música pura, exige
cida históricamente por nosotros tiene desde sus inicios un origen compkt dos tendencias abusivas de la muica sean enmascaradas: hay que
te distinto que el de la canción popular, nosotros rechazamos esta «Ópl'I uerdo» y una «excitación», pero con una buena música, que debe
cual se relaciona con aquel género de ópera defendido precisamente p111 tosa y apreciable: ¡qué desesperación para el músico dramático que
tros como se relaciona la marioneta con el hombre vivo. De este modo, 1:fi rar el bombo con una buena música, la cual, sin embargo, no pue-
que la música nunca puede ser un medio al servicio del texto, sino que si manera «puramente musical», sino sólo en orden a la excitación! Y
supera al texto: así, la música se convierte seguramente en una mala mú~icft 1gran público filisteo, que se tambalea con mil cabezas y disfruta
compositor rompe toda fuerza dionisíaca que emerge en él por una mirnd 11er de esta «música dramática», qre se avergüenza siempre de sí mis-
gustiosa sobre las palabras y los gestos de sus marionetas. Si el autor dd 11 cuenta de su vergüenza y de su ccmfusión. Este público siente más
no le ha ofrecido nada más que las acostumbradas figuras esquematizad uilleo agradable en su piel: a él sel~ rinde homenaje de todas las for-
su regularidad egipcia, entonces el valor de la ópera será tanto más alt11 ,•• a él, al gozador de mirada lánguida que busca distracción y nece-
más libre, más incondicionado y más dionisíaco sea el desarrollo de la 11111 n, a él, que se imagina culto, que ;;e ha acostumbrado a los buenos
cuanto más desprecie todas las exigencias llamadas dramáticas. En esll: "'"' la buena música, así como se ha acostumbrado también a la buena
la ópera es verdaderamente en el mejor de los casos buena música y sólo 111 , por lo demás, dar demasiada impcrtancia a las cosas, a él, al egoísta
mientras que la impostura que se representa con ella es, por decirlo así, sol o y distraído, que debe ser reconjucido a la obra de arte con vio-
te un disfraz fantástico de la orquesta y, sobre todo, de sus instrumc11ti1 lns cornetas, porque continuamente se le cruzan por la cabeza planes
importantes, los cantantes, de los que el hombre perspicaz se desentiendr 11 'laidos a su provecho y placer. ¡Desgraciados músicos dramáticos!
Si la gran masa se deleita justamente en ello y se limita a tolerar la músk.1 rca a vuestros mecenas! Son mitad fríos y mitad rudos». «¿Por qué,
ces se comportará como todos aquellos que valoran el marco dorado 11 1tormentar a las dulces Musas para un fin semejante?» Y que éstas
buena pintura mucho más que la pintura misma: ¿a quién le gustaría pr1111 por ellos, mejor dicho, torturadas y maltratadas - ellos mismos no
refutar seriamente o incluso patéticamente tales ingenuas aberracio1w:ií,J sinceramente desgraciados!
podrá significar, sin embargo, la ópera como música «dramática» en su r presupuesto un drama pasional que arrebata al espectador y que
sima distancia de una música pura, que actúa por sí misma, y que es sólü 1 llC~uro de su efecto sin música: temo que todo lo que en él es «poe-
dionisíaca? Si nosotros pensamos en un drama variopinto, pasional y qll "dera «acción» se relacione con la verdadera poesía de modo seme-
bata al espectador, un drama que como acción ya está seguro de su l:xitO lu música dramática se relaciona con la música en general: se trata-
podrá añadir en este caso la música «dramática», suponiendo que no '"~' ,M:sía que suscita recuerdos y de una poesía excitante. La poesía
nada? Sin embargo, ella sustraerá, ante todo, muchas cosas: pues en l .11.I medio para hacer recodar, conforme a la convención, sentimientos
mento en que la potencia dionisíaca de la música penetra en el oyente. ~1 uyn expresión ha sido descubierta y hecha famosa, mejor dicho, nor-
hecho el ojo que ve la acción, y que se había concentrado en los ind1v1d111 vcrdaderos poetas. Luego, se exigirá a ella que socorra en los mo-
aparecían ante él: el oyente se olvida ahora del drama y será despertado 1 ,rosos a la verdadera «acción», ya sea que se trate de una historia
mente por él, cuando la magia dionisíaca lo haya abandonado. Pero en 111 ti ble o de una magia llena de transformaciones, y que extienda un
en que la música hace que el oyente olvide el drama, no es todavía 1rn'1si lle In 1afiedad de la acción misma. Con el sentimiento de la vergüen-
mática»: pero ¿qué clase de música es la que no es capaz de manifcst.11 el pocsia es sólo una mascarada que no soporta la luz del día, este gé-
dionisíaco sobre el oyente?¿Y cómo es posible esa música? Es posible 11110 pol~sía «dramática» tiende ahora hacia la música «dramática»: lo
bolismo puramente convencional en el que la convención ha esquilt11.11I nvenmmente el músico dramático hace las tres cuartas partes del ca-
fuerza natural: como música se ha debilitado hasta no ser más que 1111 '' ontrar al poetastro de estos dramas, con su habilidad para tocar
un recuerdo: y su acción tiene su meta en apremiar al oyente a algo q 11r 11 ro111pctas, y con su terror ante una música auténtica, autosuficiente
de escapársele para comprender el drama que contempla: así como 1111.1 l\11117a. ¡Y entonces ellos se ven y se abrazan, estas caricaturas apo-
trompeta significa para el caballo una incitación para que vaya al tnll( l11l11~~as, es le par nobile fratrum 86 !
mente, se podría permitir otra música antes del comienzo del drama y 1·111
treactos, o en momentos aburridos, dudosos para la acción dramáttlól 1) 1 !SIL~ panorama sobre la ópera que conocemos históricamente,
en sus momentos álgidos, pero no ya la música puramente convc11c111n"I 11 que se consuma en la música «dramática», nos volvemos hacia
suscita el recuerdo, sino una música excitante, como un remedio cit l!lli lk opera, cuyo origen es análogo al de la canción popular lírica, y
para los nervios embotados y fatigados. Éstos son los dos elementos q1te' 1 din i.:ricga representa la más pura y suprema unión de lo dionisía-
mente puedo distinguir en la música llamada dramútica: una retÓIÍL'!I coil
nal, como música que suscita el recuerdo, y una 111úsim 1•,\cit1111te, que n~IY 11 del l111ilrÍo ( ,\'al, 11 , J. 24~) . Ver tamhién carta a Ritschl 21-9-1870, CO II 159-
todo fisicamente: y así, la música ll11ctúa cntrn d redoble dd tamho1 y In
190 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 1 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 191

co y apolíneo; mientras que en la susodicha música dramática estos mismo


mentos se encuentran yuxtapuestos, penosamente desfigurados y faltos dt· ,1 ue nosotros llamamos «trágico» es justamente esa clarificación apoJ
nomía, como una pareja de mutilados que deben andar87 juntos, pon111 ionisíaco: cuando desarrollamm en una serie de imágenes aquellas
caminan solos se caerían. De aquel Arquíloco dionisíaco-apolíneo, el p1111¡, ntrclazadas unas con otras, que producen todas juntas la embria-
que nosotros podemos reconocer como poeta88 , parte un nuevo movimicnl11 ionisíaco, entonces esta serie de imágenes, como pronto se ha de ex-
tístico, el progresivo desarrollo de la canción popular hacia la tragedia. Pero, '" lo «trágico».
tamente, junto a este proceso que llega a ser claro, que se realiza en una sc 11 más universal del destino trágico es la derrota victoriosa o llegar a
artistas, corre paralelo otro proceso, que se lleva a cabo sin la mediación d ~ I ,l en la derrota. Cada vez es derrotado el individuum: y a pesar de ello
tista, en la omnipotencia de la naturaleza y en un tiempo mucho más brevr 1 timos su aniquilación como una victoria. Para los héroes trágicos es
lo tanto, quisiéramos admitir, según la analogía de fenómenos similares, q11 rcccr con aquello con lo que él ti;!ne que vencer. En esta inquietante
exaltación dionisíaca de las masas, tal y como ha nacido en esas fiestas pri11111 11otros vislumbramos algo de aquella suprema valoración de la indi-
rales extáticas, encuentra su expresión en el individuo: partiendo de tales 111 I ll la que hemos ya aludido: lo Uno primordial necesita de ésta para
nes, luego el vértigo orgiástico se extiende de una manera cada vez más rápul11 1lin último de su placer: de tal manera que perecer aparece tan digno
círculos siempre mayores. Pensemos ahora en una masa semejante, que se 11 como nacer, y lo que nace ha de solucionar en el perecer la tarea qu]e
densa cada vez más en un único individuo monstruoso, visitada por un fen1111 Impuesta como individuum.
no onírico común: Dioniso aparece, todos lo ven, todos se arrojan al suelo .111
él. Este fenómeno, la misma visión que aparece a más personas, mejor did111
urípides un segundo aspecto: él quiere alcanzar el efecto ditirámbico.
masas enteras, habrá sido visto también en primer lugar por un individuo, ;i I'
tener a toda costa con la poesía el efecto de la música.
tir del cual la visión alcanza también a todos los demás, a medida que la 11111
como decía, se funde cada vez más en un único individuo. Éste es el proceso, q
es análogo a aquel que se ha desarrollado lentamente durante un siglo dcsd1
canción popular hacia la tragedia. Pues yo reconozco aquí el concepto fu111I
mental de la tragedia griega, es decir, que a un coro dionisíaco, bajo el efecl11 1 11icdia. Trágico.
una acción apolínea, se revele en una visión su propio estado: así como en la 111 lhambo.
ción popular lírica el individuo, excitado al mismo tiempo apolínea y dionis1.11 ucrlc de la tragedia. Sócrates: «Se trataba de encontrar el pensamiento
mente, sufre una visión similar. La excitación creciente que progresa del i11d1 v
duo al coro y la visibilidad que se alcanza con ella y que dura más tiempo, \ 1 Npcare: «el poeta del conocimiento trágico».
eficacia de la visión, me parece que representan el proceso originario de la trn ncr.
dia, a partir del cual se puede explicar el «drama», la acción, en el sentido ck q1
aquella exaltación que acabamos de describir, que progresa del individuo a 11111,
el coro, es a su vez vista como «acción» de la visión, como expresión vital t!1 ¡ll1k-i busca el pensamiento trágico por el camino de la ciencia, para pro-
figura de la visión. Por eso, en el origen de la tragedia sólo el coro, en la orqm·,1 dul·ir con la palabra el efecto del ditirambo.
es «real», mientras que el mundo del escenario, los personajes y los aconll'd kcspcare es el poeta de la culminación, perfecciona a Sófocles, él es el
mientas que se dan en él, son visibles sólo como imágenes vivientes, como 111 ,\ '1\fmtes que cultiva la música.
mas aparentes de la fantasía apolínea del coro. Este proceso de la revelación ''''
turna 89 de la visión que se propaga poco a poco desde individuo al coro vucl\l
aparecer como una lucha y una victoria de Dioniso, y se representa ante los 11111 t1p11ración entre el ditirambo y la tragedia. (El pensamiento se complica, la
del coro. Ahora vemos con claridad la necesidad profunda de esos hechos 11 .111 " en exacta correspondencia con el gesto, se produce una especie de len-
mitidos, según los cuales en la época más antigua el sufrimiento y la victoriil íl p1·11110rdial.)
Dioniso eran el único contenido de la tragedia, más aún, nosotros comprcml rlll:tcrística del recitativo. Sentido profundo de la acción frente a la pobreza
mos ahora inmediatamente que cualquier otro héroe de la tragedia debt· "N m111it ·1110 de la palabra. El ditirambo actúa simbólicamente. El idealismo
comprendido como un representante de Dioniso, por decirlo así, como una 11 1!1 111 imagen del mundo, inexpresado. La palabra es sólo símbolo del deseo.
cara de Dioniso. mio de lo visible está depotenciado 92 por el ditirambo, como dice muy co-

('f1 ( ;' 1' 2 1,24.


87 En el msc. «führen muss» y no «sicherer weiss». ti 7 11 29, 134, 166]; 9 [1 32].
88 En el msc. «Poetcn» y no «Musi< ker». l'ér 1111110 uti lizado por «Wagncrn, / )e¡wte1r:ierr111g, sinónimo de «Entladung» («desca r-
~9 En el msc. «a llniichtlid 1i.:n>1 y no «a llmli hl ic hcn». 1k,cn1ga de las pasioni.:s.
192 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 12B. FINALES DE 18Xl-ABRIL DE 1871 193

rrectamente Wagner93 • En el drama la atmósfera dionisíaca se descarga en 1 pto de apariencia. La obra de arte no es el objetivo de lo Uno primor-
genes. En el ditirambo el mundo de las imágenes es sólo marginal. 1éxtasis genial del individuo. La obra de arte considerada histórica-
un medio para perpetuar el genio. Fundar la educación sobre ello.
7 (133) lbn apolínea como origen del drama y de la tragedia.
A la nueva comedia le falta por completo el trasfondo dionisíaco, es éptl:H n11formación apolínea como otro ser: origen del ditirambo.
le considerar el coro como un seno materno de dos maneras. Una en
7 (134)94
ne una visión. Por otro lado, padeciéndola en sí. La vida de la visión es
Shakespeare. Perfeccionamiento de Sófocles. Lo dionisíaco ha quedado p11t
tci 11polínea en la tragedia.
mente absorbido en imágenes. El abandono del coro estaba completamente .I""'
41uc entender el ditirambo como el coro que ve la visión apolínea, has-
cado: pero al mismo tiempo se dejó que desapareciese el elemento dionisíaco. 1
dcl héroe dionisíaco-apolíneo? Sí
se refugia en los Misterios. Irrumpe en el cristianismo y genera una nueva 11111 .. 1
ve al héroe como hombre lírico, cerno imagen primordial del hombre,
Tarea de nuestra época: ¡encontrar una cultura para nuestra música!
} manifestación del dolor primordial.
7 (135)
Intento de Eurípides de encontrar la nueva forma. Se hallaba bajo la inll11
ten. Los dos poetas.
cia del ditirambo dionisíaco. ¿Por qué la comedia antigua atacó a los auto1n t Aristóteles.
ditirambo? ¿Como Eurípides?
de Dioniso. El drama épico. La <(mímica».
1111
7 (136) mho.
El mito en la ciencia. d Wagner.

7 (137]
El lenguaje sencillo. 11111110 del lenguaje: «un residuo de la objetivación apolínea de lo dioni-
El idealismo.
Ya no se conoce la naturaleza alemana. mhll~ l'S una débil copia del hombre dionisíaco-apolíneo.
Grandeza de la generosidad.
Radicalismo.
Contenido
Incapacidad de comprender la teoría.
Contra la civilización.
l111il·nto del pensamiento griego.
¿Poeta y músico unidos?
supuestos de la obra de arte trágica.
¿Se habría perdido el mito?
ohll· naturaleza de la obra de arte trágica.
El milagro.
uerll' de la tragedia.
7 (138) ht y arte.
Tragedia y ditirambo dramático. nidad homérica.
lls1ra del arte.
Así pues, hay que declarar que la guerra es tan necesaria para el Estado l 111
lo es el esclavo para la sociedad: y ¿quién quisiera poder sustraerse a este w111
l\:(l
miento, si él se pregunta sinceramente por las causas de la no conseguida peri
ti la l'olítica y en la Ética96 de Aristóteles. Olimpo en la Política de
ción artística griega?
t6tcles'17 •
7 (139) 1111Cil>> contra Aristóteles.
Que la naturaleza griega - - - ,1e1 111ito.
La obra de arte, como la religión, sólo es un medio para la perpctuarn 1. el poeta épico como artista apolíneo.

los genios.
1t1 p111:i GI: Por encima de la numeración 1, 11, 111, en los msc. se ha añadido
'11101~¡1>>, '' Nac11nicnto el genio», «Tragedia y ditirambo», y en el margen derecho de
llllll l11 Hli11t·as 5 y 6: «IV. Aristóteles sobre el drama. V. La muerte de la tragedia. VI
91
Aquí Nietzsche se refiere a Wagncr, R ., 8('e/hm•1•11 , Frit1.wh , Lc1pzig, 1870, 7J 1>1'- I ht 1fo l.i tragt·dia ». -
642). Cfr. 9 [126), 12 [I] . Nlw111fl1¡11.-·11. 1177 h.
'"' Cfr. 5 [94); 7 [3 , IJ, 130, 13 1, 1.321 11412 n, 4- 11 , 1140 a. 9-12.
194 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U I 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 195

La música dionisíaca (Aristóteles sobre el orgiasmo).


El héroe «ni del todo bueno ni del todo malo» como espejo del dolor prnn Alibenkaba sobre la vida y la mLerte de su maestro Enoch.
dial y de la ilusión.
Concepción del mundo del poeta épico y del poeta trágico.
Tratado final: la educación para lo trágico y para el arte. lrn». Tendencia del arte de Eurípides, mientras que el auténtico dra-
El ditirambo. nu imitación, sino un original que la vida sólo alcanza pálida y débil-
Sobre Richard Wagner y la próxima ejecución beethoviana. vida suprema!
pides lo mímico es una reacción frente al pathos. Shakespeare es todo
7 (144) o naturaleza.
El proceso completo de la historia del mundo se mueve como si existu·
libertad de la voluntad y la responsabilidad. Esto es un presupuesto moral 11
sario, una categoría de nuestra acción. Aquella rígida causalidad, que no"''
urx1• el arte? Como medicina para el conocimiento.
podemos concebir perfectamente de modo conceptual, no es una categoría 111 1610 es posible a través de imágenes ilusorias del arte.
saria. El rigor de la lógica es aquí inferior al rigor de nuestro pensamienln 1j ncia empírica condicionada por la representación.
ulén es necesaria esta representación artística?
acompaña a la acción.
o primordial necesita la apariencia, entonces su esencia es la contra-
71145]
Las cumbres de la humanidad son más exactamente los puntos centr¡¡h~•
un semicírculo. O sea, hay una línea ascendente y otra descendente. La lw.111
universal no es un proceso unitario. Su fin es continuamente alcanzado. 'l "11erctcrno,
º de la naturaleza, el ente veraz, el ser en sí, el verdadero anonimato,
lo uno inaccesible y eterno, un abismo del ser verdadero» 99

71146)
Si nuestra acción es una ilusión, entonces también la responsabilidad drh1
naturalmente sólo una ilusión. Bien y mal. Compasión. "''>:1' 1•/ arte? El placer de la apariencia, el dolor de la apariencia - lo
lo 1/i1111isíaco, que se incitan siempre recíprocamente a la existencia.
7 (147)
El choque es un problema, en tanto que se consideren como reales los d11
ños. De hecho no existe el influxus physicus. lit a la naturaleza, el xix•a q:¡úcn v ~lív 100 de los estoicos y de Rous-
,w Miiia in corpore sano, etc.
7 (148)98 t•n conoce los fines de la naturaleza, y quién en general sería capaz de
¿El dolor es algo representado? Mili inat urales?
Existe sólo una vida, un solo sentir, un solo dolor, un solo placer. Nosot111 turnlcza no es tan inofensiva como para que uno se entregue a ella
timos a través y bajo la mediación de representaciones. No conocemos c11l1 0 1

el dolor en sí, el placer en sí, la vida en sí. La voluntad es algo metafisico, rl I )hkma es, en general, si nosotros podemos hacer algo contra la na-
verse, representado por nosotros, de las visiones primordiales. 1n•h podemos abandonar en general a la naturaleza.

7 (149)
La creencia en la libertad y en la responsabilidad produce ahora la ilus11111 1111 l'S un platonismo invertido: cuanto más lejos se está del ente ver-
«bien», es decir, de lo puramente querido, de lo querido sin egoísmo. ¿Qur 1
tonces el egoísmo? Un sentimiento de placer en la manifestación de la ful'11.1
individuo. Antítesis: un sentimiento de placer en la enajenación del individ1111
lo 111o'Is pura, bella y mejor es la vida. La vida en la apariencia como

/
*
vida en muchos, el placer fuera del individuo, entre los individuos en ge11r1 .il 11·~ de lo Uno primordial no pueden ser más que reflejos adecuados
sentir-se-uno con lo que aparece es por lo general la meta. Esto es el am01 1 1d u1111to la 1,;ontradicción es la esencia de lo Uno primordial, puede ser
del santo es en gran parte el reflejo más ideal de lo que aparece y en esll' \l'tlll lllllO lamhién dolor supremo y placer supremo: el sumergirse en la
el santo y su dios son uno. El embellecimiento de la apariencia es la mela 1ld
tista y del santo: ellos quieren potenciar la apariencia.
111u.'1111k:s, t·11 PllG, § 10.
1111111 lu 11al 11ralcza.»
~H cr <•T 4. 1 .¡
196 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U I 2B. FINALES DE 18';0-ABRIL DE 1871 197

apariencia es un placer supremo: cuando la voluntad permanece complctnfll


en el exterior. Esto lo consigue la voluntad en el genio. En cada momento l untad alcanza su redención en los ~randes genios y santos.
luntad es al mismo tiempo supremo éxtasis y dolor supremo: pensar en la id la imagen de un pueblo, que alcanza completamente esas supremas
dad de los sueños en el cerebro de los que se están ahogando - un tiempo de la voluntad y que ha elegido siempre para ello los caminos más
nito se concentra en un segundo. La apariencia como lo que deviene l.Ci
primordial contempla al genio, el cual ve Ja apariencia puramente como apn li relación del desarrollo griego con la voluntad confiere al arte griego
cia: esto es el vértice extático del mundo. Pero en la medida en que el gcni(l l.WJ de satisfacción, que nosotros llamamos serenidad griega.
mo es sólo apariencia, tiene que devenir: en cuanto que él tiene que intuir, cioncs desfavorables, la sonrisa nostálgica es lo máximo que se puede
subsistir la multiplicidad de las apariencias. En cuanto que él es un refkj r ejemplo en Wolfram von Eschenbach 105 y en Wagner. Por el contrario,
cuado de lo Uno primordial, el genio es la imagen de la contradicción y IU I y una serenidad de naturaleza inferior, la del esclavo y la del anciano.
gen del dolor. Cada apariencia es entonces a la vez lo Uno primordial 11il la 11onrisa satisfecha es el brillo de la mirada en el moribundo. Es algo
todo sufrimiento y sensación es sufrimiento primordial, sólo que visto a 11.1\' 111 santificación. Aquella sonrisa no desea nada más; por eso tiene so-
la apariencia, localizado, en la red del tiempo. Nuestro dolor es un dolor rc·¡•1 ioso un efecto frío, repulsivo, trivial, anacrónico. Ya no indica el ho-
tado: nuestra representación está siempre unida a la representación. Nucst 1.1 no del deseo insatisfecho.
es una vida representada. Nosotros no podemos dar un paso más allá. 1.i11 1w es sereno, Homero es verdadero. La tragedia consigue de vez en
tad del querer, toda actividad no es más que representación. Por lo tanto, 1¡¡ ,r ejl'mplo Edipo <en> Col<ono>) la serenidad satisfecha.
vidad creativa del genio es también representación. Estos reflejos en el ~111111
reflejos de la representación, no ya de lo Uno primordial: como imáge1111
imagen son los momentos más puros de la quietud del ser. Lo que verdadr 1.111 l'lll'idad de lo Uno de pensarse 106 a sí mismo.
te no es - la obra de arte. Los otros reflejos son sólo el lado exterior dl' 11) rcnidad griega lo Uno produce desde sí mismo la apariencia: ¿cómo
primordial. El ser se satisface en la perfecta apariencia. lh la apariencia? Sólo como apariencia artística.
"· 11 lo que es, no se le puede añadir nada.
7 (158)
Comenzar un capítulo con Schopenhauer.
Comenzar un capítulo con Wagner. 1c11to como apariencia, es decir, la voluntad.

7 [159]
Sobre el lenguaje y el estilo de Schopenhauer. n~111 y consonancia en la música - podemos hablar de que un acorde
i1011ido falsow 7• En el devenir debe residir también el secreto del dolor.
Aquella fuerza vigorosa y viril, y su lenguaje que oscila 102 hacia Ja p11.IU omento el mundo es nuevo, ¿de dónde surge entonces el sentimiento
intuición artística, hasta la altura solar de la mística, con la cual 11¡1
«presente» 1º3 filosófico busca arreglárselas mediante el término despreu.1hl1 ni1cla en nosotros que pueda reducirse a lo Uno primordial.
«elegancia». ¡Ah, estos «elegantes»! Les falta completamente ese pathos 111(1 111d es la forma más universal de la apariencia: es decir, la alternancia
ese tono uniformemente elevado, etc. lncn: presuponer el mundo como la continua curación del dolor a
!r de la intuición pura. Lo Único sufre y proyecta la voluntad hacia
71160) 104 1>111a alcanzar la intuición pura. El sufrimíento, el anhelo, la priva-
El genio es la apariencia que se niega a sí misma. Serpens nisi serpc·1111 f\1c11tc primordial de las cosas. ¿Lo que verdaderamente es no puede
mederit nonfit draco. 101 l'S el verdadero ser, es decir, el sentimiento de sí mísmo.
111 nintradicción constituyen el verdadero ser. El placer, la armonía
71161)
El individuum, el carácter inteligible es sólo una representación de lo 1 "''
mordia/. Un carácter no es una realidad, sino sólo una representación : sr ni
de al ámbito del devenir y por eso tiene un lado externo, el hombre empi11\í 1• Sríc:rates proporcionan un nuevo planteamiento al desarrollo de
!lilo del conocimiento trágico. Esta es la tarea del futuro: a la que
102En el msc. «wogende» y no «ragende».
103En el msc. «Unsre philosophische "Gegc.:nwarl "» y no «Unsc.:r philosophi sd1 111 vvn Eschc.:nhach ( 1170-1220), escribió en el 1215 el Parsifal.
genwiirtigc.:r"» . ll~t cc(!cnkl·n» y no «dcutc.:n».
14
" Cfr. 7 11191. ·1 li, 11l to111ic11zo.
198 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 1 2B. FINALES DE 187C-ABRIL DE 1871 199

hasta ahora sólo se ciñen completamente Shakespeare y nuestra música. En ldad es comprender la contradiccion. Entonces, nosotros somos el ser
sentido, la tragedia griega es sólo una preparación: serenidad impaciente. os producir desde nosotros la apariencia. El conocimiento trágico
Evangelio de Juan. re del arte.
ci se constituye por el placer; su :nedio es la ilusión. La apariencia
7 (167) le la existencia empírica. La apariencia como madre del ser empírico:
La proyección de la apariencia constituye el proceso artístico primordial. por lo tanto el verdadero ser.
Todo lo que vive, vive en la apariencia. untradicción y el dolor son los únicos entes verdaderos.
La voluntad pertenece a la apariencia. 11tro dolor y nuestra contradicción son el dolor primordial y la con-
¿Somos nosotros al mismo tiempo la única esencia primordial? Al menos "' primordial, quebrantados por la representación (la cual produce
tenemos ningún camino que nos lleve hasta ella. Pero debemos serlo: y del t1)ll
puesto que esa esencia debe ser indivisible. norme capacidad artística del mundo tiene su análogo en el enorme
La lógica se adapta solamente con precisión al mundo de la aparienc1i1 ordial.
este sentido debe coincidir con la esencia del arte. La voluntad es ya unafor11111
la apariencia: por eso la música es todavía arte de la apariencia.
El dolor como apariencia. - ¡Un problema dificil! El único medio de In 1 more lo Uno primordial vuelve a contemplarse a sí mismo a través de
dicea. El delito como devenir. ht: la apariencia revela la esencia. Es decir, lo Uno primordial contem-
El genio es el culmen, es el placer del ser primordial único: la apariencia ¡1p1 hrc y precisamente al hombre que contempla la apariencia, al hombre
mia hacia el devenir del genio, es decir, hacia el mundo. Todo mundo creado t 1111' pl11 a través de la apariencia. Para el hombre no hay ningún camino
en cualquier parte su vértice: en cada momento nace un mundo, un mundo 1h lo l/110 primordial. Él es completamente apariencia.
apariencia con su autocomplacencia en el genio. La sucesión de estos mund1 •
llama causalidad.
hdad del dolor frente al placer.
7 [168) U11P11ún como instrumento del placer.
La sensación no es un resultado de la célula, sino la célula es un resultado d1 presentación como instrumento de la ilusión.
sensación, es decir, una proyección artística, una imagen. Lo sustancial es In devenir y la pluralidad como instrumentos de la representación.
sación, lo aparente es el cuerpo, la materia. La intuición tiene sus raíces ni venir y la pluralidad como apariencia - el placer.
sensación. Relación necesaria entre dolor e intuición: el sentimiento no es p1"I vonl11dero ser - el dolor, la contradicción.
sin un objeto, el ser-objeto es ser-intuición. El proceso primordial es éste: la v11l11 v11l11ntad - ya apariencia, la forma más universal.
tad única del mundo es al mismo tiempo autointuición. Tal voluntad se contrn11' 1Uro dolor - el dolor primordial quebrantado.
como mundo: como apariencia, intemporal: en cada instante más peque1/11 '' tro placer - el dolor primordial total.
una intuición del mundo: si el tiempo fuese real, no habría sucesión algun¡1 SI
espacio fuese real, no habría ninguna sucesión. Irrealidad del espacio y del l1r111
Ningún devenir. En otras palabras: el devenir es apariencia, ¿pero cómo es p11~t llluo, considerado empíricamente, es un paso hacia el genio. Sólo hay
la apariencia del devenir? Es decir, ¿cómo es posible la apariencia junto al se1 ·1 ~I u111do aparece, aparece como dolor y contradicción. El placer sólo es
voluntad se intuye a sí misma, siempre debe ver lo mismo, es decir, la ap;111 lit upariencia y en la intuición. El sumergirse completamente en la apa-
cia debe ser lo mismo que el ser, inmutable, eterna. No se puede hablar, poi 111 1 '11 el fin supremo de la existencia: allí donde el dolor y la contradicción
to, de un fin, y mucho menos de que se malogra el fin. Así pues, hay por lo 1.11 1 i:1u110 existentes. - Nosotros reconocemos la voluntad primordial
infinitas voluntades: cada una se proyecta en todo momento y permanece rtcrt dr la apariencia, es decir, nuestro conocimiento mismo es un conoci-
mente igual a sí misma. Por consiguiente, hay un tiempo diferente para cada vol ·''f11t11do, o sea, un espejo de un espejo. El genio es lo representado
tad. No hay vacío, el mundo entero es apariencia, completamente, en todos s11•. 14/et11 1¡11e intuye: ¿qué es lo que intuye el genio? El muro de las apa-
mos, sin intersticios. El mundo es completamente perceptible como aparienrn1 ,¡ u1·u 111e11te como apariencias. El hombre, el no-genio, intuye la aparien-
para la voluntad única. Por consiguiente, la voluntad no sólo sufre, sino qu<' ¡.:1 11 1·r11lidad, o sea, o es representado así: la realidad representada --como
ella genera la apariencia en todo momento por pequeño que sea: la cual, en e111111 •11111do ejerce una fuerza semejante a la del ser absoluto: dolor y
no real, es también no UNA y no existente, resultando más bien algo que devic·111"

711691
Si la contradicción es el ser verdadero y d plan·r la apariencia, si el dcv fü:cpt(IS de lo inKenuo y de lo .l'<'ntimental deben ser potenciados. El tra-
pertenece a la apanem:ta entonces q111nc dl'l'ir que rompn:nder el n111111i llhlll' completamente medianil' un velo con mecanismos engañosos es
200 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 12B. FINALES DE 1810-ABRIL DE 1871 201

«ingenuo», el rasgar este velo, forzando a la voluntad a construir un tejido (


emergencia, es «sentimental».
1
naturaleza de cada hombre consiste ea potenciarse tan alto como pueda en
uición. Este desarrollo está conectado con la representación de la libertad:
7 (174]108 si el hombre pudiese hacer también otra cosa! Del hecho de que el hombre
Contenido del ensayo. potenciarse se sigue que en ningún momento sea el mismo, también su
es un devenir. Sólo existe la voluntad única: el hombre es una representa-
Se reconocen en el arte griego dos impulsos fundamentales, el apolíneo v que nace a cada momento. ¿Qué es el carácter firme? Una actividad de la
dionisíaco. Ellos se unen para producir una nueva forma de arte, la del pc11 tad que intuye, se dice de la aptitud de un carácter para ser formado. Y de
miento trágico. La voluntad griega está al servicio de esta meta suprema del .ir .odo, nuestro pensamiento es sólo una imagen del intelecto primordial, es
en sus representaciones como sociedad, Estado, mujer, oráculo. Esa doble 11al samiento que surge por la intuición de la voluntad única, la cual se piensa
raleza está acuñada sobre el rostro de las máscaras trágicas y sobre la tragcd111 .lsma pensando la figura que aparece en su visión. Intuimos el pensamiento
general. Al destruirla en el drama, Eurípides sigue en eso el influjo demónil:o el cuerpo - porque nosotros somos voluntad.
Sócrates. La meta de la ciencia, inaugurada por Sócrates, es el conocimiento 11
gico como preparación del genio. El nuevo estadio del arte no fue alcanzado 11 1 cosas que tocamos en el sueño son también sólidas y duras. De este modo,
los griegos: eso es la misión germánica. El arte suscitado por ese conocim1l'lll la voluntad que intuye, nuestro cuerpo y todo el mundo empírico son sóli-
trágico es la música. Actitud de Sócrates frente a ella. El fin del conocimiento uros. Así pues, nosotros somos esta voluntad única y este sujeto único que
por consiguiente, un fin estético. Los instrumentos del conocimiento son las 1111
genes ilusorias. El mundo de la apariencia como mundo del arte, del deven11. 1 embargo, parece que nuestra intuición sea sólo la copia de la intuición
la pluralidad- contrapuesto al mundo de lo Uno primordial: el cual se idc1111I , CM decir, nada más que una visión de la representación única producida en
ca con el dolor y la contradicción. momento.
El fin del mundo es la intuición sin dolor, el placer puramente estético ni unidad entre el intelecto y el mundo empírico es la armonía preestablecida,
mundo de la apariencia se contrapone al mundo del dolor y de la contradin 11111 en cada momento, y que en el átomo más pequeño se resuelve en una co-
Cuanto más profundamente penetra nuestro conocimiento en el ser primo11h ciu perfecta. No hay interior a lo que no corresponda algo exterior.
-que nosotros somos- tanto más se produce también en nosotros la intu111i'I ,¡ pues, a cada átomo le corresponde su alma. Es decir, todo lo que subsis-
pura de lo Uno primordial. El instinto apolíneo y el dionisíaco están en l·1111ll· 1pr1wentación de dos maneras: una como imagen, otra como imagen de la
nuo progreso, el uno toma siempre el estadio del otro y provoca un nacirllll'lll
más profundo de la intuición pura. Esto es el desarrollo del hombre y así Sl' d1•I es ese producir incesante de estas representaciones dobles: solamente la
comprender como meta de la educación. d 1'.\' y vive. El mundo empírico aparece solamente, y deviene.
La serenidad griega es el placer de la voluntad, cuando se alcanza un cst11il1
ese placer se produce siempre de una manera distinta: Homero, Sófocles, el I•vn perfecta coincidencia en cada momento de lo interior y lo exterior es el
gelio de Juan - tres de sus estadios. Homero como triunfo de los dioses 0111111 r artistico.
cos sobre las terribles potencias titánicas. Sófocles como el triunfo del pl'll 1artista domina la fuerza primordial a través de las imágenes, es ésta la
miento trágico y como superación del culto dionisíaco de Esquilo. El Eva11~'.cl que crea. En la creación del mundo se mira a estos momentos: ¿existe en-
de Juan, como triunfo de la felicidad de los Misterios, de la santificación. unu imagen de la imagen de la imagen? (?) La voluntad necesita del artis-
Solución del problema schopenhaueriano: el deseo vehemente de sum<'n~11 l 11c repite el proceso primordial.
en la nada. O sea - el individuo es sólo apariencia: cuando llega a ser ge1110 1ilrtista la voluntad llega al éxtasis de la intuición. Sólo aquí el dolor pri-
entonces la meta del placer de la voluntad. Es decir, lo Uno primordial, que'"' 1es completamente superado por el placer de intuir.
eternamente, intuye sin dolor. Nuestra realidad es por un lado la de lo U no pi o en la irreflexividad de la voluntad. Las proyecciones son vitales des-
mordial, la de aquel que sufre: por otro lado la realidad como representac11111 11fucrzos infinitos y de innumerables experimentos fallidos. Llegar a ser
aquél. -Aquella autosuperación de la voluntad, aquel renacimiento, ct1: ~11 1lgo que sólo se consigue raramente.
posibles, porque la voluntad misma no es otra cosa sino apariencia, y sola1111!!\
en ella encuentra lo Uno primordial una apariencia.
La moralidad y la religión han de pasar al campo de los fines estéticos. V11l111 \Hitaría añadir también a mi escrito algo de filología, por ejemplo, un
tad libre (representación de la actividad, de la vida en general) compas1011 l 111; 1111hrc métrica, otro sobre Homero.
«realidad» es la intuición impura, es decir, una mezcla de dolor, contradil'1'1t111
intuición.
lün l'nlre intuición y arte poético Métrica. Ritmo. Homero se relacio-
º"
1
Textos preliminares para Uf ' l. 1lll'lllllll como el lenguaje con el metro.
7. U 12B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871 203
202 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

711781'º9 rmonía de las fuerzas y la serenidad que se deriva de ellas son considera-
«La tragedia griega en su relación con la ópera.»
n has tan te frecuencia como una meta moderna. El X<X't"cX cpúow ~ijv .' 11
«El Estado griego.» («Estado y arte.»)
«El futuro de la filología.»
«Los Misterios griegos.»
nocimiento histórico no es más que una nueva experiencia vivida. Desde
«La cuestión homérica.»
pto no parte ningún camino que nos conduzca a la esencia de las cosas.
«Ritmo.»
mprcnder la tragedia griega no hay otro camino que ser un Sófocles.
711791
Hebbel 1w:
Si todos fuesen genios, no me sorprendería en absoluto de ello, rcnidad griega de la masa no es más que una repercusión de la serenidad
pero a menudo me extraño de que haya tan pocos. Je los individuos. Todo efecto es, sir. embargo, una apariencia absoluta.
¡Sin embargo es natural! ¡Cuántos músculos tiene el hombre 1, ni los individuos actúan sobre la masa, ni la masa sobre los individuos.
y qué poco cerebro! Lo mismo vale para el género humano. ',lo Uno primordial contempla algo como proceso temporal, espacial y
Si el artista hiciese un cuadro y supiese que es eterno,
pero sabiendo que un único trazo escondido, profundo como ningún ot1¡1
no sería reconocido por ningún hombre del presente y del futuro
hasta el fin del tiempo, ¿vosotros creéis que renunciará a ello? o 4ue Goethe dice de Kleist 112 , lo tendría que haber experimentado ante
«Déjate reprender por las cosas buenas y déjate alabar por las malas· o el auténtico poeta dramático es el mundo mismo. ¿Y pensando en
Si algo te resulta demasiado dificil, haz pedazos la lira.» en Timón y en los Sonetos, sabemos de Shakespeare algo distinto de lo
En el mundo real otros muchos mundos posibles mos de Kleist?
están entrelazados, el sueño los vuelve a desenredar,
ya sea el oscuro sueño de la noche, que subyuga a todos los hombres,
ya sea la claridad del día, que afecta sólo a los poetas, "''"· Una transformación de dolores en intuiciones, en las que los dolores
y así también entran en un ser eclipsado estos mundos, n: sensaciones hostiles de su irrealidad.
para que el todo se agote, a través del espíritu humano.

7 (180] rn Estado.
Nacimiento y muerte de la tragedia. l.11 Religión.
Los medios de la voluntad griega para llegar a la tragedia. 1.11 moral.
rn trabajador.
71181] l'coría del conocimiento.
¿Qué fin tenía la tragedia? ¿Y su muerte? ~ 111110.
Comprender a Homero partiendo de aquí. l lomcro.
La ciencia y el Evangelio de Juan. hl ucación.
La serenidad artística como meta. l fotoria.
Sdiopcnhauer.
71182] Wa~ncr.
Refutar la deificación del pueblo: seguimos aquí las huellas que ha 11 del
los grandes individuos. ¿Puede un cúmulo semejante de tales restos, llam¡11Jo)
tura, constituir un fin?
P111nilogía.
71183] l'cdagogía.
¿Aquello que es útil para la multitud es un fin? ¿O más bien la multitrnl n li'ílosofla de Kant.
más que un medio? l\t¡:tica.

109 v1~11 -~·gíin ta naturaleza». .


Cfr. GT 1. 11 ( ol•Clhl', l.11d1ng 'f'ieck '.1· clra11111/11rgische Bliitler, op. cit., vol. 35, p. 427. Cfr. 4 [6].
1111 De llebbel, H, Geclichle rmd Epigm1111111·; Ji.,.11 ·1111rl1 •11111g 11111/ A11flii.11111g. <; 1!11 ·1.1·
11 I l IC1<J , 1%, 204,1; (iT 4,
l>idlll'r/1111.1', Tm111111111d l'1wsit:, 1842, <i, '44 , J.l<i, ,15°1, Cít11 H en 7 11l'JIy1ll11.
204 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 7. U 1 2B. FINALES DE H70-ABRIL DE 1871 205

4. Moral. lleva a cabo su obra no sin horror»,


Lógica. como oficio robar y matar» 114 .

71191)
1) La Antigüedad ha sido descubierta según una sucesión temporal invcil1 tarea del arte no puede ser la cultura y la formación, sino que su fin
da: Renacimiento y época romana, Goethe y el alejandrinismo, se trata de libc1n1 un fin más elevado que trascienda a la humanidad. ¿Se cree realmente
de su tumba al siglo VI. 1t11tua de Fidias puede ser aniquilada, si ni siquiera perece la idea de la
In que ella fue tallada?
7 (192) o se tiene que contentar el artista. Él representa la auténtica inutilidad,
El paso de la iglesia cristiana sobre el suelo griego. - ¡Enormes consecuenu11~I Udo más audaz.

71193)
Influencia de nuestra visión de la Antigüedad por los Padres de la Iglesia V1 rrarse a sí mismo de dolor - ese es el mal, que lucha siempre contra el
saga eclesiástica (Tannhiiuser). Íli en la intuición. La voluntad única crea también para esto una repre-
ilusoria y rompe a través de ello el poder del mal, que aparece entonces
71194) nlc pequeño en el mundo de la apariencia, del mismo modo que el do-
Rígida inmutabilidad de la representación de lo Uno primordial, que, sin r11i nitarnente pequeño en el mundo de la apariencia. A primera vista la
bargo, como apariencia debe completar un proceso. El carácter inteligible es lllll\ !le vuelve contra la apariencia, en verdad es la voluntad la que se vuel-
pletamente firme; ¿sólo las representaciones son libres y variables? Cómo oht 1í 1misma. Pero la enorme meta de la última aspiración no se alcanza: la
mos, cómo pensamos - todo no es más que un proceso, un proceso necc~¡1f IÍI protegida por la apariencia como por un manto que la hace inasi-

71195)
La causalidad del sueño es análoga a la causalidad de la vigilia -y ade111.1
Ja del sueño intenso que dura pocos segundos. 11, por un lado, intuición pura (es decir, imágenes proyectadas de una
Nosotros somos artistas en una mitad de la existencia - como los qur 111w11cnte extática, que encuentra una calma suprema en esta intuición),
ñan. Todo este mundo activo nos es necesario. l11d11, somos la misma esencia única. Por lo tanto, en un sentido comple-
111. 110 somos más que el sufrimiento, el querer, el dolor: en cuanto re-
7 (196) mes no tenemos ninguna realidad, aunque sí poseamos otra especie
Vivimos de la mezcla de sufrimiento y placer en la esencia del mundo. Nü h1 l, Si nos sentimos como la esencia única, somos inmediatamente eleva-
mos más que cáscaras que envuelven ese núcleo inmortal. fora de la intuición pura, la cual está completamente privada de dolor:
Nuestra existencia misma es un continuo acto artístico, en cuanto que el d11l1 ntonres somos al mismo tiempo la voluntad pura, el sufrimiento puro.
primordial se quiebra por la representación. La actividad creadora del arltSlli 'lllrns que nosotros mismos no seamos más que «lo representado», no
por lo tanto una imitación de la naturaleza en el sentido más profundo. nws de ese estado sin dolor: por el contrario, lo que representa disfruta
Por lo tanto: ciencia n1c111L' de ese estado.
lo bello 1111c, por el contrario, llegamos a ser «sujetos que representan>>: de ahí
conocimiento, estética trascendental.
11110 objetos representados, no sentimos el dolor (?). El hombre, por
71197) :11ticnde como una suma de pequeños e innumerables átomos de do-
Introducción. El significado del arte para la educación. l1111tad, cuyo sufrimiento sólo lo padece la voluntad única, cuya plura-
Los griegos. l! vez la consecuencia del éxtasis de la voluntad única. Así pues, somos
Ciencia. 110 padecer el auténtico sufrimiento de la voluntad, más bien lo sufri-
Lo bello. Representaciones ilusorias. hu io la representación y la individualización en la representación. Por
Estética trascendental.
Recapitulación al revés.

71198) 1 lo, (1lt i111os versos del soneto de llebcl , «Die mcnschlichc Gesellschaft», en Siimmtli-
Sobre Ja sociedad. 'I'· rlt, vol. 1, p. ;\16.
«el ladrón sólo utiliza el pui10 de vez en euamlo», 11 111,
l 206 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

la proyección individual de la voluntad (en el éxtasis) no es en realidad t


que la única voluntad: pero sólo como proyección llega al sentimiento de ~11
turaleza de voluntad, es decir, en los vínculos de espacio, tiempo y causahd,111
7. U I 2B. FINALES DE 1870-ABRIL DE 1871

lla representación nacida del tormen:o se vuelve únicamente hacia la


Nllturalmente no tiene autoconciencia.
207

bién nosotros somos conscientes sólo de la visión, pero no de la esencia.


de este modo no puede soportar el sufrimiento y el placer de la voluntad 1) ·lmo.\· entonces como una voluntad únic¡¡,?
La proyección llega a la conciencia sólo como apariencia, se percibe entera 111 o podríamos sufrir si fuésemos puramente representación? Sufrimos
sólo como apariencia; su sufrimiento sólo resulta mediado por la represen1.1cl /untad única, pero nuestro conocimient::> no se dirige contra la voluntad,
y por ella truncado. La voluntad y su fundamento primordial, el sufrimic1110 nos vemos sólo como apariencias. No wbemos de ninguna manera lo que
se pueden comprender directamente, sino mediante la objetivación. en cuanto voluntad única. Sino que sufrimos sólo como seres represen-
Pensemos en la figura de la visión del santo que es martirizado: esa M 111 .\'Ufren. Sólo que nosotros no somos la> que nos representamos primero
nosotros: ¿pero cómo sufre a su vez la figura de la visión y cómo puede co111p res que sufren. ¿Cómo puede, sin embargo, sufrir realmente la figura de
der su esencia? El dolor y el sufrimiento deben transferirse a la visión, salie11d11 n pensada como sufriente? Nada puede perecer, porque nada es real ahí
la representación del martirizado: él siente sólo 116 las imágenes de la visión, ni 11 entonces lo que verdaderamente sufre? ¿No es el sufrimiento precisa-
pue~e sentirlas el que intuye, y no ya en cuanto dolor. n inexplicable como el placer? Si dos fibras de Corti 118 se tocan, ¿por qué
El ve figuras atormentadas y demonios terribles: éstas son sólo imágl'lll)
ésa es nuestra realidad. Pero el hecho de que estas figuras de la visión sie1111 verdadero proceso del contacto no es ciertamente más que una represen-
sufran es siempre un enigma. lo mismo que las fibras que se tocan? Asi pues, podemos decir, que el do-
También el artista asume en su representación armonías y disarmonías. tomo más pequeño es al mismo tiempo el dolor de una voluntad única: y
Nosotros somos la voluntad, somos figuras de una visión: ¿pero en di"lt dolor es uno y el mismo: es a través de la representación como nosotros
está el vínculo? ¿Y qué es la vida nerviosa, el cerebro, el pensamiento, la Sl'n~I os en el espacio y en el tiempo el dolor, si no tenemos representaciones
lidad?- Somos al mismo tiempo los que intuyen - no hay más que intuil-11111 lhimos el dolor como algo verdadero. La representación es el éxtasis del
117
visiones - nosotros somos aquellos en los que surge de nuevo todo el p1t111 truvés del cual éste se rompe. En este sentido el dolor más fuerte es toda-
¿Pero la voluntad sufre todavía cuando intuye? Sí, pues si cesase, entonces l olor quebrantado, un dolor representado, frente al dolor primordial de
ría la intuición. El sentimiento de placer está, sin embargo, en la sobn·11h 1lunt11d única.
dancia. presentaciones ilusorias como éxtasis para romper el dolor.
¿Qué es el placer, si sólo el sufrimiento es positivo?

71202)
Representar la vida como un sufrimiento inaudito, que produce siemp1
cada momento una fuerte sensación de placer, mediante el cual nosotros, r•ll
seres que sentimos, alcanzamos un cierto equilibrio, es más, a menudo un ni
de placer. ¿Está esto fisiológicamente fundamentado?

/ 71203)
En el devenir se muestra la naturaleza representativa de las cosas:
nada, nada es, todo deviene, es decir, es representación.

712041
l. Demostrar por qué el mundo no puede ser más que una represen tm 111
2. Esta representación es un mundo extático, proyectado por un ser q11I'
fre. Demostración analógica: nosotros somos al mismo tiempo voluntad , 1
estamos completamente enredados en el mundo de la apariencia. La vida rül
un espasmo continuo, que proyecta apariencia y que hace esto con placer. 1•1f!!
1110 como punto, sin contenido, pura apariencia, que deviene en cada mo1111:n
mús pequeño, y no es nunca. De este modo, toda la voluntad ha llegado a Sl'I líf''
ricncia y se intuye a sí misma. .

11
• Fn el msc. «nurn· y no «nun» NICIZM°hl: se refiere al órgano de Corti [(Alfonso Corti ( 1822/1876)] en el oído interno y
17
1 fiJ1 el msc. «Yis1n nen» y no «Yisinn» 111~ b11 ~ ilarcs que. permiten la audición .
8. U 15 A.
NVIERNO DE 1870-1871-0TOÑO DE 1872 1

ujcr frente al Estado - el sueño.


hthilidad de la naturaleza.
uru ridícula de la mujer.
lndir de las clases inferiores.
tu:cpción de los poetas es sin duda la ética general.
ncia. Costumbres severas.

onde proviene el gusto por la contradicción, en la esencia de lo trágico?


ntradicción como esencia de las cosas se vuelve a reflejar en la acción
cncra desde sí misma una ilusión metaflsica, que es el fin de la tragedia.
roe vence, en la medida en que perece.
n1411ilación del individuo como mirada sobre la aniquilación de la indivi-
1111prcmo reflejo del placer.
h11 de los individuos -fundamento de la voluntad- suspiro de la na-

,trcdia meta del individuo se vislumbra como medio de un plan univer-


.niquilación es una garantía de que el plan universal, por su parte, es lle-
hmtc por él.
11ió11 metafísica de Esquilo.
Sófocles.
.cdia en cuanto dirigida hacia el genio del mundo - Misterio.
u1tcrios - el santo.

de la concepción aristotélica.
k111· partiendo de Eurípides
11111 sin duda se ha retractado-
tc 1k la tragedia - Sócrates.
épico.

11111krno de 182 páginas. Contiene apuntes para GT, BA, PHG, DS.

[209]
210 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 8. U 1 5 A. INVIERNO DE 187J-1871-0TOÑO DE 1872 211

8 (4] o se puede decir del poeta épico. que parte de la imagen que quiere
Homero. El genio apolíneo. ¿Por qué Aquiles, el de la vida tan brevr [' Ir puramente, y sólo 10 para este fin suscita sentimientos y estados de áni-
de ser todavía un héroe épico? Música. La música orgiástica en Aristótclr :ir, el que sueña participa en su meño sólo en cuanto que debe estar
genio dionisíaco no tiene ninguna relación con el Estado. Recordar el «Bn•I las cosas que ha de intuir y debe comprenderlas.
ven» 3 • ,\lrambo - como el coro lírico queve en imágenes los sufrimientos de la
·ión: en definitiva, también esta imagen es representada. El proceso
8 (5) 4 es sólo pensado como visión. La música, la danza, la lírica son el sim-
El tipo más universal del genio apolíneo se muestra en aquel pequeño Jll \I dionisíaco de donde nace la visiór.. Excitación en el fondo de los senti-
el de los Siete Sabios. Estos genios se confirman recíprocamente: son pm·1.1 n relación a la proyección de las imágenes: entre las cuales habrá una
lósofos, hombres de estado, médicos. Es en el siglo VI, cuando, tras la conrl11 nutural.
de una paz extrínseca y bajo el contacto recíproco, los dos principios se dr-111 ru falta el fondo productor, y las l!nágenes deben simplemente crearse,
llan con más autonomia, exclusividad y perfección que nunca: en esta ép111 en este caso no queda otra posóilidad que dramatizar la epopeya. La
forma también el tipo del genio. Epiménides5 , el enigmático «durmiente», 111!1 dramatizada - Shakespeare - fondo musical. El sueño dramatizado
los sabios, que se cura de la maldición de la peste y de los delitos de sangn·'·.) on el sentimiento potenciado del despertar. Espectáculo.
ta. Olimpo, el flautista frigio, modo orgiástico - - - ,mente apolíneo: efecto en cuanto imagen.
nmoción propiamente dramática ce las piezas teatrales actuales no es en
8 [6] de• naturaleza artística, lo mismo vale para el miedo y la compasión, efec-
El individuo apolíneo. lctumente no artísticos.
Sociedad. rés por la comedia nueva.
Estado. liva de Eurípides de apolinizar completamente el drama, como epopeya
Mujer. 11/11, con la ética de la epopeya: pero al mismo tiempo efectos no artísti-
Pitia. 1ica, temor y compasión, el sueño patológico que se funda en el engaño:
El individuo dionisíaco. "'' 1·omedia no hay imágenes, sino realidad, y ciertamente no hay ni apo-
Misterios. lonisíaco, sino el hombre verdadero: curiosidad, lujuria, astucia, etc.
El genio doble.

8 [7)7 oración del capítulo sobre el Estado, la mujer y los Misterios.


Explicar lo subjetivo. Arquíloco, «la lírica» 8, «el talante musical» (,\'1 h1/1 11111 apolíneo.
como lugar de origen que ahora se expresa en imágenes. La locura dion1sl111 111111 dionisíaco.
manifiesta con una semejanza análoga: amor a las hijas 9, mezclado con 1111111 u11iún de la tragedia.
desprecio. La «canción popular» dionisíaca. Aquí no es la pasión deliranll' 1 mu. la nueva comedia.
hace al poeta lírico, sino una prodigiosa voluntad dionisíaca que se manll 1~1i l
un sueño apolíneo. Es Dioniso quien, entrando en la individuación, dcsl.11
doble disposición: el lírico habla de sí, pero sólo piensa en Dioniso. La suht~I
lnco: el individuo, los Siete Sabios: el Estado apolíneo.
dad del lírico es una ilusión. El fondo creador es el dolor primordial dio111 lurn: los Misterios. Olimpo.
k /11 unificación: Arquíloco: el artista apolíneo-dionisíaco. Lo sublime
que se manifiesta en una imagen análoga, de tal manera que nosotros no ~rill
ulo
arrastrados hacia la imagen, sino hacia este fondo. Al contrario que el "" 11/1
dos formas supremas de apariencia - «el Estado griego» (individuos
que no quiere suscitar ningún estado de ánimo, sino que exige la intuiciú11 ""'
) y los Misterios.
1rn111 l'll primer lugar como visión del coro. Sonámbulo.
2
Aristóteles, Política, 1342 b. Cfr. 7 [143].
3
Ver nota a 7 [132]. Cfr. cartas de Nietzsche a Gersdorff de 7 de noviembre de 1X70, l t
166-167, n. 107, y a Wagner de 10 de noviembre de 1870, CO 11168, n.108, entre olril i_ 1 Introducción.
[3], 7 [132], 9 [106].
4
Cfr. GT4.
5
Diógenes Laercio, I, 109-1 J l.
lét ica di! Aristóteles.
6
En el msc. «Pest Bezauberung und» y no «Pest und Bezaubcrung».
7
Cfr. GT 5 y 6. 1111111'<.:, «1111d nur» y no <<Und».
8 Cfr. Die KYil'C'hische /,yriker, en KGW 11, 2, p¡1 114 . J J .5. l 111\l:. c~le fragmento va precedido por un cálculo de Nietzsche entre páginas escri-
9
Se refien: a las hiJas de l.ica111h1:s, a111;1das poi A1q11ilorn Vc1CIT6 lllM i111p1esas.
212 FRAC! M l!NTI >S P(>S'l'IJMOS !L tJ 15 A . INVll '. RNO l>E 1870·18~1-0IONO l>E 1872 2U

Lo ingenuo y lo sentimental de Schillcr.


El Homero de Goethe 12 . ,)'ócrates y la trag<:dia.
8 (11] 1pio de este capítulo planteo dos cuestiones que se relacionan entre sí:
La tragedia. .l!lihle la serenidad artística de Sócntes junto a ese monstruoso defec-
La epopeya. ttdo del talento artístico y místico? Y es que se puede pensar en un
La filosofía. tlsticamente productivo; refiriéndose a aquel orden enigmático y
8 (12)
urrcntc del sueño: «Sócrates cultiva la música» - - -
La serenidad homérica.

1. En Hesíodo dos edades del mundo son idénticas - la de hierro y la lirfl tu de aquel consejo completamentf misterioso y siempre recurrente
¿Cómo se podía transponer una representación en la otra? Contr.ipo~I •llreda en sueños, «Sócrates, cultiva la música», no podemos eludir la
entre los Titanes y los dioses olímpicos, poco a poco son separados y ¡,., si nos es lícito pensar en general en un Sócrates dedicado a la músi-
meros son vencidos. Homero es el poeta heroico-olímpico, el pol'l.i 11 r, en un Sócrates artísticamente productivo: por eso cabría de nuevo la
máxima serenidad. hemos de representárnoslo según el modelo de Eurípides o el de Pla-
011 4ue en este caso no se trate de un modelo completamente original
2. Pleno placer de la representación frente al sentimiento de debilidad d~l IH
bre moderno. El placer del sueño, que no se espanta tampoco de lo IC!ll nueva fusión de lo apolíneo y de lo dionisíaco, inaugure también un
Homero como Apolo, furioso y sereno. La más bella luz del día entn· 1,-, h1tico completamente nuevo. Esta última hipótesis es la nuestra: para
dividuos. t11rla es necesario exponer una larga combinación de ideas. Sin embar-
de desde el principio reconocer: que a esta sabiduría que se manifies-
8 (13)' 3 f'lo, sólo a ella se le ha llegado a revelar esa laguna monstruosa, aquel
Arte y ciencia. 1·t11s de la naturaleza de Sócrates, que sólo a ella fue accesible el fenó-
cnigmático de la Antigüedad, y que a partir de esta sabiduría el ser
r 1. Defecto artístico y místico en Sócrates - junto a éste aquella exigenl'I rronunciado, como juez, su veredicto sobre Sócrates.
1
1
sueño, aquella serenidad artística. Todo arte perece por él y, sin emb;1r~1n
no es como Eurípides un melancólico. ¿En qué consiste ese encanto 11/1'

l.......
de la serenidad, que los sistemas de los filósofos, estoicos y epiéúreos, 1í
de conseguir? El Banquete de Platón, ironía. Fealdad. Ninguna embn.t
de la abstinencia.
rt, marqués de Villemain, tuvo dos hijos de su bella y virtuosa consor-
t'ltmilia de Montmorenci-, el primero un varón y luego, después de
ft1ls, una niña, cuyo nacimiento hizo que la madre, delicada y con pade-
2. Su serenidad artística se descarga en la mayéutica junto a jóvenes 111_1b l'rccucntes, sobreviviese sólo con dificultad. Cuando la niña cumplió
Platón es una obra de arte socrática (lo mismo que el artista está frenl1! ti 11"ns, el marqués se quedó viudo. Ya no se le volvió a ver por los casti-
obra como un extraño). "· e incluso, para estupor de los cazadores, se le echó en falta en sus
3. La creencia de que el saber puede corregir el mundo: representación !111 :otos, y se decía que los perros de caza, cuando en alguna ocasión se
ria de la ciencia. La antítesis es Lessing. La tendencia hacia la verdad r, 11c acercaban él como si fuese un extraño. Finalmente, después de un
4. La lógica como construcción artística, se muerde la cola y deja abk-1111 o tratamiento por parte de un famoso médico, que sin duda también
mundo del mito. Mecanismo por el que la ciencia se convierte en ark r versado en artes ocultas, por ejemplo, la de hacer aparecer por breves
por los límites del conocimiento, 2. partiendo de la lógica. ,, los difuntos queridos, una mañana se extendió por el pueblo la noti-
5. Educación científica. «Liberación del instinto». El maestro apolíneo. cl marqués había dejado el castillo la última noche, junto a su pequeña
6. Necesidad de las representaciones ilusorias. Los restauradores: los qul uc se había dirigido al Sur por motivos de salud. Era el segundo mes del
señan la religión. ,ndo llegó a Roma: y pronto se le pudo ver en los festejos bulliciosos que
7. Alejandrinismo y Evangelio de Juan. !1 <. 'arnaval, en compañía de gente distinguida, pero también muy frí-
8. El santo como «liberación de la lógica». ndo sólo el instante, con mirada jovial y no sin insolencia, sin tiempo
9. Lucha entre la mística y la ciencia - Dioniso y Apolo. Lo «sentimenl.il• ll"Sl~ un respiro y pensar en el pasado. Pero cuando el carnaval intensifi-
10. Música y drama.
11. El hombre trágico en la fig~ra de Sócrates cultivando la música.
( i I' 14 7 17. Después del fragmento 8 (14] vendría según el msc. 8 (14a]. Ver apéndi-

12
Cfr. Geschichte der griechischen Litteratur, KGW II, 5, pp. 37 ss. j ( ' 14 y 1[7],8 [15].
13
Cfr. DS 7; GT 15. fim:mento parece un ejercicio narrativo del propio Nietzsche.
214 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 8. U 15 A . INVIERNO DE 1870.1871-0TOÑO DE 1872 215

có los movimientos de la alegría vital hacia el frenesí y la embriaguez, 1111


marqués se mostró como un joven loco e inexperto, de manera que el famo~111 n cierto que un ser como Sócrates debía de parecer a los atenienses algo
dico, que había querido encontrarse con él en Roma en aquel momento, 11.1 mente nuevo y extraño, como por otro lado es seguro que había una
breve encuentro, se alejó de él y le deseó que volviese a la digna soledad il ima afinidad entre este Sócrates ) las ideas platónicas del helenismo.
castillo. En la noche anterior al Miércoles de Ceniza regresaba el marqués ,1 r11c en los representantes míticos d~l mundo griego para ver una seme-
con paso cansino, de un festín que le había organizado el entonces có11,11I trc las más grandes figuras y Sócrates. Él es al mismo tiempo Prometeo
Francia. Ante sus cansados ojos danzaba aún la imagen 17 de las esplénd1d ro el Prometeo antes de robar el fuego y el Edipo antes de resolver el
procaces bellezas romanas, y el remolino multicolor de luces, aderezos dr\I la esfinge. Por medio suyo se crea una nueva imagen de aquellos dos
brantes y ojos ardientes, así que se sobresaltó cuando de pronto su criado. q1. ntcs, que se dilata lejana sobre la posteridad como una sombra que se
había seguido, lo agarró, para que no se pasase de su propia casa. Triste, 1k 111 lo infinito en el sol del atardecer.
sus ojos sobre la muralla sin vida; y mientras buscaba lentamente el porq11 todavía no hemos dicho casi nada mbre Sócrates. Todavía no se ha ex-
noche la casa le parecía más desierta y abandonada que nunca, cayó en la t 11 mo hasta este momento su influencia, semejante a una sombra que se
de que las noches anteriores, a cualquier hora, cuando volvía a casa, había rrc más grande con el sol del atardecer, se ha extendido sobre la poste-
pre una ventana iluminada, la ventana de aquel dormitorio en el que do1111l1 mo ella misma continúa exigiendo la transformación del arte - y pre-
pequeña hija con el ama de llaves. También esa ventana estaba hoy a os<.:11111 cl arte ya en el sentido metafisico más profundo y amplio - y, en su
marqués sintió un escalofrío, mientras el criado metía la llave en la ce11.11I nitud, garantiza también la infinitud de esta transformación.
Subió las escaleras en silencio, y poco a poco el sonido sordo de sus pasos ~1;
gó en su habitación, a donde le siguió el criado para encender la luz. Este 1111!1'
fiel, ya encanecido, estaba demasiado apegado a su señor como para no 1111 to. Efecto de lo dionisíaco, provoca lo apolíneo, como remedio.
rar con tristeza su actual vida con la tranquilidad del pasado: y así tambil~ 1111 ¡ilos fundamentales. La tragedia griega.
lla tarde, como la anterior, lo dejó con un rostro serio, que dejaba exp1n11 1 dchido al socratismo, la cultura socrático-optimista. La ópera.
piadoso deseo y la antigua ternura por su señor. Con precaución y sin hm 1·1 lt11is. La obra de arte.
do había cerrado la puerta: pero casi al instante ésta se abrió bruscanll'l1I El oyente.
cabeza del criado apareció de nuevo; la mano con la que llevaba la luz trn1I Las esperanzas de la cultura.
y antes de que una sola palabra saliese de sus labios, el candelabro yacía ¡1111 rn
rra con la llama mortecina. El marqués, que hasta ese momento había pr11 rnción del arte por medio de la ópera.
cido sentado en una silla con las manos sobre sus ojos, dio un salto y d11 ¡ u 111vcrso - la música alemana.
luz hacia el criado, pálido como un muerto, el cual parecía indicar algo 11111 nc111 de los griegos.
bas manos y la cabeza girada hacia un lado. El rayo de luz que salía de l.i h ·11/1'1'11 y la muerte21 •
ción mostraba en el vestíbulo una puerta que estaba abierta, casi enfrl·11t du.
habitación del marqués. Ahí estaba la entrada al dormitorio de la hija y "'
de llaves. «¡Se ha perdido, la han secuestrado!», gritó el marqués; un i11nl
presentimiento lo impulsó a gritar así, antes de haber mirado en el do1111l
vacío, espectral en su orden, y de haberse echado sobre el pequeño lecho ',,
la niña.
1ca es algo vivo.
u~ mencionar la total incapacidad del conocido teórico Hauptmann 22 ,
8 [17)
Perfeccionamiento de la sinfonía ll1d11 recientemente por cartas.
en Wagner 18 •
1 l 'i, al principio. Este fragmento continúa, pero está tachado en el manuscrito:
8 [18) _11lc1111:, no sólo en sentido limitado, como en el caso de Platón y de Eurípides, no
.1111111111 11la poesía hacia nuevas formas - - - »
Los músicos utilizan la lírica para hacer comprender sus más subli1m ruc- dd fragmento 8 [20] se añade en el manuscrito 8 [20a] . Ver apéndice.
ciones puramente musicales. 11l11s11'111 al grabado de Alberto Durero (1471-1528), El caballero, la muerte y el dia-
1111d10 que Nietzsche iba a regalar a Wagner en Navidades de 1870. Cfr. 9 [85], 13
l11111h11:11 carta a su madre del 23 de diciembre de 1870, CO II 178, n. 115: «Estos son
1111111 Wagner tengo un grabado de Alberto Durero, desde hace tiempo deseado por
'lrm fa 1111wrt1 ~ y ('f cliahlo, que ha llegado a mis manso a través de un feliz azar».
17 En el msc. «tanzte noch das Bild» y no «ta11llc11 11m:h die B1ldern . 111 lln11pt111ann (1792- 1868) natural de Oresde, compositor y musicólogo. Nietzsche
IR En el msc. centrado y «sinfonía» sin c111 s1v1
1, 111111 ~ <~<utas p11hlicadas en la n.:v1sta /)ic G/'Cn::hotm, dirigidas, entre otros. a Otto Jahn .
217
8. U 1 5 /\ , INVIFRNO DE 1870 1871 OIONO DE 1872
'lh l' RAGMl":NTOS POSTIJM<>S

K 1221
Trisrún como una smfonia, luego hay que añadir el mito.
1. El renacimiento del mito.
La imagen en comparación con la música. Los griegos. Sófocles.
2. «Los vivos». Esperanzas para el arte figurativo.
Fenómeno del lírico. De nuevo es posible23 el «poeta». Seminario: - - -
La nueva cultura. Fin del hombre socrático. Descubrimiento dd •lll
del conocimiento con una culminación trágica. Significado del m·1111
3. El Festival de Bayreuth24 • Seminario: - - -

81231
Lo ejemplar en Winckelmann. Así lucha el espíritu alemán para pend 1;11 Seminario: - - -
espíritu griego, cf. Goethe, p. 1225 • Singular agravamiento por todo aquello q1
ha sucedido del lado romano. Por otro lado, el ser germánico se esfuerzn p111
netrar en los griegos a través de esta mediación: en cierto sentido tambil·11 111 Semianrio: - - -
alemán ha vivido una experiencia paralela, como aquella conversión de W1111
mann a la Iglesia católica, para abrirse paso a sus verdaderos orígenes cult111
Y así como es tan cierto que nuestras guerras médicas no han hecho 11111
comenzar, de la misma manera sentimos categóricamente que vivimos en 111
ca de la tragedia. posterior sobre la historia de la literatura
sobre la cultura griega.
8124]26
Seminario.

1. Enciclopedia. Quintiliano. Hesíodo.


2. Lírica griega. Laercio. Hesíodo.
3. Gramática latina. Lírica.
La cuestión homérica. ma.
4. Coéforas. Cicerón.
Academica.
Lírica.
"""·
lt1do, Erga.
!r/o¡u.:dia.
5. Métrica. Coéforas.
1átita latina.
6. Historia del drama. Coéforas.
7. Hesíodo.

8125) O!I considerado hasta ahora el Estado en su origen y visto cómo produce
HOMERO Y HESÍODO. cr1.a 27 el proceso de la sociedad, que no habría tenido lugar sin él: ahora
SOBRE LA RÍTMICA. ,\011 la cuestión de saber cómo se relaciona el Estado con la sociedad, des-
"'' esta última ha efectuado su separación química y ahora, construida
Semestre de invierno ll piramidal, trata de alcanzar sus intenciones supremas. En esto consiste
Lírica.
Historia del drama.

23
En el msc. «Der "Dichter" wieder miiglich» y no simplemente «Der "Dichter"». n1úsico encierra en sí toda la escala del mundo hasta el goce del genio y
24
En mayo de 1872 se puso la primera piedra del Festspielhaus, el Teatro del Festivul , h
tro destinado a las representaciones de las óperas de R. Wagner.
25
Alusión a la obra de Goethe Winckelmann, Antikes, XXX, p. 13. Cfr. 8 [39].
26
Para una información amplia sobre los cursos impartidos por Nietzsche en la Unin 1
dad de Basilea: C. P. Janz, «Friedrich Nietzsches akademische Lehrtiitigkeit in Base/ 1869-1o¡ ·1 1°11 l'I msc. «erzwingt» y no «erzeugt».
en Nietzsche-Studien 3 (1974), pp. 192-203. Ver también 8 [25, 26].
218 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
8. U I 5 A. INVIERNO DE 1870-1871-0TOÑO DE 1872 219
28
Gluck : el texto es para él el diseño justo y bien planteado, que la músic1 ,j
hería solamente colorear.
IM conmemorativa griega. Signo de a decadencia. Irrumpe la peste. El
9 homérico. Empédocles aparece conn un dios que cura.
8 [29)2
Si pensamos también en la unión más natural y más atenuada entre mús1Cli ntugio a través del miedo y de la con.pasión. El antídoto es la tragedia.
imagen en el lenguaje humano, entonces la posibilidad de la comprensión rccq!I un personaje secundario muere, la h~roína quiere estar con él. Empédo-
ca reside propiamente en la magia de la voluntad, instintivamente comprensihl nd ido, la contiene, pero ella se enardece por él. Empédocles se estreme-
11 naturaleza.
del sonido y del ritmo de la sucesión de sonidos: la imagen se comprende sólo d nción de la peste.
pués de que se ha producido ya un acuerdo 30 a través del sonido. La imagen, l.111
,mo día de fiesta - sacrificio de Pan e:i el Etna. Empédocles pone a prue-
bién aquí, no es más que una semejanza de la naturaleza dionisíaca del so1111I
El recitativo, el primer germen de la ópera, ha sido comprendido en sus (ll i n y lo destruye. El pueblo huye. La leroína se queda. Empédocles, des-
nes como la reproducción del lenguaje primordial de la humanidad: con el 1111 ror la compasión, quiere morir. Él se arroja al cráter y grita todavía
se evade, en un movimiento idílico, de la desnaturalización de la música modr11 111 Y ella: ¡Empédocles! Y lo sigue. Un animal se refugia junto a ellos.
lnN rodea.
en un paraíso de ensueño de seres ingenuos, a los que se aventuró de nueVO l •t
fiar solamente giros y cadencias de la más inocua simplicidad musical. Sin 1·1
bargo, con ello uno ni siquiera podía ser consecuente, en cuanto que esos 1111~111
seres debían hablar en las lenguas modernas con sus indecibles aberraciom
n dios apolíneo proviene un hombre que busca la muerte.
'Uclvc malvado por la fuerza de su conocimiento pesimista.
atrofias. Y, por otro lado, uno no sabía que precisamente la expresión del srn111
en el lenguaje, y especialmente en las épocas felices, en las que se soñaba, t'I .1
o No porta la existencia al irrumpir un exceso de compasión.
urde salvar la ciudad, porque ésta ha apostatado de la naturaleza griega.
una libertad y multiplicidad tan inconcebible, que frente a ella también la (••I!
trucción musical más compleja del ritmo y de la melodía no es más que un11 1111 l"llrarla radicalmente, o sea, aniquilarla, pero entonces la salva su na-
ncga.
tación: el lenguaje es indudablemente la suprema maravilla musical de la 11111111 U divinidad, quiere ayudar.
leza. De este modo, reconocemos ya en la raíz de la ópera moderna una evw•il
o hombre compasivo, quiere aniquilar.
ahistórica hacia una prehistoria fantástica de la humanidad, un impulso "'!11
o dt•tnón, se aniquila a sí mismo.
mental hacia Jo idílico. También en el uso del lenguaje hemos de reconOCl'I 1i1
lodes resulta cada vez más apasionado.
tendencia consciente a volver a lo sencillo: se creía que se habían vuelto a c111 11
trar los ingenuos modos de expresión de los hombres primitivos. Se puede 1111(
sólo 31 una atrevida comparación entre el placer entusiasta que se sentía al 1·
entra en escena.
char estos textos ingenuos y esta música sustancialmente insoportable y la 11111
ración que animaba a nuestros antepasados por Ossian y por Gessner. El m 111 veneración y organización de las fiestas. Rechazo de la corona
real.
considerada como la lírica de Ja época primitiva y, como tal, era admirad,1
los juegos.
vemos nosotros en el fondo la admiración por la ópera: sentimientos que sn11 1
tamente distintos del efecto de la música y de la poesía misma. Fueron lo~ »rll Propagación de la peste. El plan mortal. Delirio báquico de la
población.
mientos «morales» los que crearon el entusiasmo por la ópera, análogos a 11q
Pan en el Etna.
llos que produjeron el Renacimiento. Estos sentimientos «morales» han lln 11
desde el principio a la ópera al campo de la mala música y de la poesía nw l.1
genuidad artificial: desde el principio obra de ingeniosos diletantes. Cua11d11
l~lll' miedo ni compasión, hasta el acto de la heroína.
tos sentimientos morales disminuyeron, la ópera se pudo desarrollar en d1•
,j ~uarto acto aumenta la compasión. El plan mortal.
recciones, una hacia la buena música, la otra hacia el mimo eficaz. De este 11ltl
,¡quinto Empédocles es feliz, cuando sabe que el pueblo se ha salvado.
surgió la música dramática. En la buena música la relación con la poesía 1
ramente ilusoria. En la mímica la música se ha convertido en no-música . M11 l1JClt'i11: su plan ha fracasado, y la muerte aparece como la catástrofe más
lié la peste.
exige que la poesía «sea la hija obediente de la música».
hlo lo venera cada vez más, hasta hacer de él Pan.

28
C. Willibald Gluck (1714-1787), músico y compositor alemán . Cfr. 9 [136] .
29
Cfr. GT 19.
Sigue tachado en el msc.: «Una vez que se pronunrn1 la palahra actúa sobre n11s111
30

la medida en que el sonido se suple continuami:nll'» ,


11 En el msc. «nur» y no «nun». Vi:r apélld1n• IH1¡¡111<·ntos 10-37 son esbozos para l'I drama Empédocles. Cfr. Soring, J., «Nietzsches
l11N· l'L11m, en Nícl zschn S111dic·11. 11) ( 11190), pp. 176-211.
220 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 8. U 1 5 A. INVIERNO DE 1870-1!71-0TOÑO DE 1872 221

El rapsoda. ,1tdecerse. El actor que hace de Dioniso se enamora ridículamente


Empédocles. orma.
Segundo acto dos asesinos que sacan los cadáveres.
Proclamación de la peste. ccr cruel que encuentra Empédccles en la aniquilación es anuncia-
lt1máticamente.
8 (35] dudes proclama la fiesta vespertina. Exaltación del pueblo, que se
I. Alba. Calle. Casa. 1cguro por la aparición del dio¡_
II.Sala del consejo. Mañana. dre anciana y Corina. Suprema quietud.
III. Teatro. Mediodía. lit de Corina. Empédocles vuel~ taciturno.
IV. En la casa de Corina. Tarde. ocles entre los discípulos.
V.En el Etna. Noche. t• nocturna.
UrNo místico de compasión. Aniquilación del instinto de existencia,
8 (36) te de Pan.
Empédocles. del pueblo.
Corina y su madre. orricntes de lava, ¡no pueden escapar!
Pausanias. ocles y Corina. Empédocles se siente como un asesino, digno de
Guardián. aligo infinito, espera un renacimiento de Ja muerte reparadora.
Heraldo. empuja al Etna. Quiere salvar a Corina. Un animal llega junto a
Consejeros. orina muere con él. «¿Dioniso huye ante Ariadna?»
Actores.
Coro.
Pueblo. plo del filólogo. Sócrates y los artistas. Historia de la filología.
Campesinos. del filólogo. Profesión de maestro.
La muchacha. rma de los estudios de la Antigüedad.
Un discípulo fiel de Empédocles. 1tudios filológicos en la Universidad.
1

Sacerdotes de Pan. ntijücdad clásica, como concepto modelo.


loiilu lingüística.
8 (37] logia crítica (estética).
I. Alba. 1. Pausanias lleva una corona a Corina. El guardián t 111•fi dud.
visiones (Etna). 2. Llega un grupo de campesinos: la muchach.1 ~
liraba sobre Empédocles, muere súbitamente. 3. Corina ve al h11I
do Pausanias. Escena en la que trata de aplacarlo. Ellos repik11 'I Nocicdad.
peles: en la frase culminante Pausanias calla taciturno y no 1o n de la Antigüedad en relación con el mundo posterior.
acordarse de nada. 4. Un cortejo de lamentaciones, lírico. 5. hn
pular, el terror ante la peste. 6. El rapsoda. 7. Empédocles co11 l.1
del sacrificio, Pausanias aterrorizado ante sus pies. Se hace t 1111
mente de día. Corina se enfrenta a Empédocles. Fnl'idopedia e introducción a su estudio.
II. Consejo. Empédocles oculto delante de un altar. Los conse.1t·111
de uno en uno, serenos, y de vez en cuando se estremecen antr 111 Origen e historia de la filología.
oculta. «¡La peste está entre nosotros! ¡Sed griegos!». Prohibido lkrnhardy, romanos y griegos.
do y Ja compasión. Escena ridícula del consejo. Excitación di'! 1 .lalm, Grafenhan. Descubrimiento gradual.
La sala es asaltada. Se ofrece la corona real a Empédocles. Él d.\ Ü l .a profesión de profesor y la reforma del
ciones para la tragedia y entretiene con promesas vanas en d 1 1 l nstituto de bachillerato.
venerado. Representación de la tragedia: terror de Corina. Los estudios universitarios.
III. El Coro.
Pausanias y Corina. Teseo y Ariadna . Empédocles y Corina c11 111 sn sobre Fncyclo¡wedie der klassische Philologie, KGW II," 3, pp. 338-
Delirio mortal del pueblo cuando se prndama el rcnacimicntn 1
ser venerado como el dios Dio11iso, 111ic11trus que comienza den o llllC 1111parlii'i N1ct1sd1c en el semestre de verano de 1871.
222 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 8. U J 5 A. INVIERNO DE 187C-1871-0TOÑO DE 1872 223
Semana 7 y 8. La Antigüedad clásica (contra Wolf, la tragedia (a causa de Sócrate; y del ditirambo).
Winckelmann, Goethe).
Semana 9 y 10. Filología lingüística.
Semana 11 y 12. Crítica y hermenéutica.
Semana 13 y 14. Estado y sociedad. l>ioniso.
Semana 15 y 16. Historia de la literatura y arte. nto del genio.
Semana 17 y 18. Religión y Antigüedad. y ditirambo.
les sobre el drama.
8 (40) te de la tragedia y el drama.
Historia de la poesía griega. Curso de invierno. miento del ditirambo.
l. Lírica.
2. Coéforas.
3. Gramática latina.
4. Hesíodo. 111 condición desesperada del estudiante.
5. Historia del drama.
6. Métrica.
ia el coro que en éxtasis ve una visión que se despliega ante él de
8 (41) ncra completamente apolínea.
El lenguaje, una suma de conceptos. tnlm el coro que se ha transformado él mismo, que no ve el drama,
El concepto en el primer momento de su formación es un fenómeno arti~tl lo representa: puros improvisadores del éxtasis.
la simbolización de una completa profusión de apariencias, originaria111 " el coro cuenta sus visiones, que son representadas como imágenes
una imagen, un jeroglífico. Por consiguiente una imagen en lugar de una 1 ••
Estos reflejos apolíneos del fondo dionisíaco. ho el coro se transforma en sus visiones. Ditirambo cómico y
Así comienza el hombre con estas proyecciones de imágenes y con 1 bu 1rágico.
símbolos. Todas las imágenes artísticas no son más que símbolos, en la p1111 IJ11d del mundo 3 y 1 conflagración universal.
la superficie, en el mármol la rigidez, en la epopeya - - - Dioniso
¿Las imágenes del sueño como símbolos? Las acciones en el suc1111 umo estabilidad del mundo - el dios eterno, que iguala todo en la
simbólicas. ¿El placer del símbolo? 11c1ún universal.
Todo nuestro mundo de apariencia es un símbolo del impulso. Por consi¡•111111 L:rnno transformación del mundo.
también del sueño. 1dios eterno de la subsistencia del mundo.
¿Cómo se relaciona el concepto con el mundo de la apariencia? Él es rl 1 , el del cambio y la transformación.
de muchas representaciones. El signo de reconocimiento del mismo i111p11l, l11a «lírica»: el ditirambo mímico.
¿Y si el conocimiento fuese un puro 35 espejo? Pero los conceptos son alp1 • t lo 11 la preponderancia de la música: testimonio de Pratina: el canto es
do por la música. La orquesta.
8 [42) tus ditirámbicos como los supremos liberadores de la música, p. 207.
La posición del artista respecto al Estado, UllºC que los poetas de su época habían mezclado con el ditirambo
respecto al culto, h111111os y peanes: se queja del público del teatro.
respecto a la sociedad, ulhoroto por la mezcla de ritmo y armonía, audacia del lenguaje.
respecto a la mujer, n1uún de la música, p. 208.
respecto al misterio, respecto a la educación . Mclanípides domina la poesía, ahora la música.
de observación: la simplicidad testimoniada del lenguaje en el
Ur11to más desenfrenado.
8 (43)
11 dd nuto dionisíaco.
El lírico.
La tragedia.
El ditirambo.

11 En el msc. «reinen> no «rcin». líl!lil <T I'. Sohre estos temas se puede consultar, Gesluchte der Kriechischen Littera-
1 , -~, I' .ZI ,
'4 PRAC;Ml ~ NTOS POS'l l)MOS H 1115 A. INVIERNO DI\ 1870- 1871-0TOÑO DE 1872 225

8147]37
Richard Wagner. El despertar del arte alemán . frcccr en un estudio sobre Esquilo el ideal de una consideración filo-
El despertar de la canción popular Goethe ,c'Jfica de un autor.
y la música de Beethoven. Desarrollo dionisíaco.
«El hombre dionisíaco».
El mito - preparado por la filosofía más profunda. trorla de la rítmica.
Rechazo de las formas no autóctonas: la ópera, 11tctirn. Homero y la tragedia.
la epopeya, vuloración de la cultura.
el drama (que no es una obra dr '' Olosol'ía del lenguaje.
La civilización francesa. Kr una nueva forma. La «novela» 38
El pathos schilleriano. } Falta la música: comparar
Confusión de la lengua
con el diálogo de Esquilo. lviduo que santifica.»
en Goethe.
Actualmente la aspiración a lo universal, cosmopolitismo de los romú11111
Vuelta al mito alemán con Wagner.
Con el mito y la canción popular destruye todos los géneros no autóctrnu

8 (48] l r111u·cpto de formación clásica.


Carta abierta. Lo que yo he aprendido de Richard Wagner. Reali:lild
artística del talento germánico.
Unidad de poeta y músico. Es necesario vivir la historia universal '!Ir lrl'ciones públicas sobre el drama.
comprenderla.
El drama de Shakespeare como consecuencia de la tragedia griega.
El ditirambo griego. 11111l'ión general no es más que un estadio previo del comunismo: por
Lo dionisíaco muere en la tragedia (Aristóteles). formación se debilita tanto que no puede ya otorgar ningún privilegio.
La tragedia griega en cuanto apolínea es fría, a causa del fondo dionisíaco 11 nimo es un medio contra el comunismo. La formación más general, es
débil. hurharie es precisamente el presupuesto del comunismo. La cultura
Shakespeare como potencia dionisíaca suprema garantiza el desa1111 1111 la época» se convierte aquí en el extremo de la cultura «conforme al
espléndido de la música alemana. ~ decir, en la concepción cerril de la utilidad momentánea. Se ve en la
El mito de los germanos es dionisíaco. •ólo algo que es útil: de este modo pronto se confundirá lo que es útil
Llamamiento a los alemanes. moción. La tarea de los pueblos ya no consiste en la formación: sino en
n1oda. La mayor desgracia para el pueblo es no tener necesidades, de-
8 (49] vez Lassalle. De ahí las asociaciones culturales de los trabajadores: se
Los grandes cantos corales no fueron comprendidos: es ilusorio. Sólo el 1 k:1tdo en varias ocasiones que su tendencia consiste en producir necesi-
tan te los comprende. En la obra de arte suprema no se piensa en un público. S1 11 los economistas nacionales la parábola de Cristo sobre el rico sibari-
el músico de la orquesta comprende. brc Lázaro se muestra invertida: el sibarita gana el seno de Abraham.
nMiguiente, el impulso hacia una más vasta generalización de la forma-
8 (50] una40 fuente en una completa mundanización, en una subordinación
Conjeturas. lll'ión, como medio, a la ganancia y a la felicidad terrena entendida
tl'.
Academica: I se salutantium. ,vlti11 de la formación para tener el mayor número posible de funciona-
II iam iam quibusnam quicquam enuntiare verbis. ;•11/es. Influjo de Hegel.
Epístola ad Varronem - os et ius.
Tacitus, dialogus: Apro par9e.
l 111sr. se añade esta palabra.
l'rn~mcntos 8 [57-66, 69, 70, 76, 82, 84-93, 101-108, 113, 116] son textos preparato-
37
Este fragmento y el siguiente están dedicados a Wagner como promotor del nacim1rn /\
germánico de la tragedia. l 111sc. «eine» y no «seine».
226 l· l{AGMllN 'n>S POS'l lJMOS U 1 5 A . INVIERNO DE 187>- 1871-0TOÑO DE 1872 227

8 (58) ncs, por el contrario, para el saber especializado.


La segunda fuente es el miedo ante la presión religiosa. Aquí s11h pide~ es engullido un jurist~ o un médico! El efecto formativo de
miedo opuesto: una completa desmundanización mediante la religit111 ,
religión fuese la única satisfacción de la necesidad metafisica42• l:n cstn Desarrollo
instinto profundo de que el cristianismo en su raíz es enemigo de tod:1 de la tendencia del
de este modo se une necesariamente a la barbarie. ltllu. } institLto de bachillerato.
Imposibilidad de la filosofía.
8 (59)
La tercera fuente es la fe en la masa, y la falta de fe en el genio. <locth
que habitualmente el genio está ligado a su tiempo por una debilidad \1
la creencia general de que el genio debe todas sus fuerzas a su tiempo, 1 ¡101 ntc los estudiantes.
sólo tiene sus debilidades para sí mismo y desde sí mismo. En este p11111~1 la ulcmana y la cultura alemana.
frecuentemente una confusión: un pueblo recibe con sus genios el vn.J11 11hilidad de la filosofía en la UJ.iversidad.
derecho a la existencia, su justificación; la masa no produce el ind1\ 111\1 IAmhién la imposibilidad de una verdadera cultura clásica.
contrario, le repugna. La masa es un bloque de piedra difícil de talla1 el ht 11cparación de la Universidad del arte vivo.
viduo necesita un trabajo enorme para sacar de ello algo humano. lil 11c da un contacto, la mayoría de las veces el docto degenera pronto
formación general es verdaderamente como un dogma. Ahora sería 11n Klí!ila.
ponerse a la cola con todos, el tiempo de las grandes individualidadr., I¡ lus iniciativas independientes deben de partir de los estudiantes. La
pasado. Ahora sólo es necesario ser servidores de la masa, in specie los ~1: 1 n~ión estudiantil alemana» 44 como correctivo de la Universidad.
res de un partido. Finalidad de la formación: adherirse a un partido y ,111J1 n1t por la falta de formación y la escasez de guías.
nar a él su vida. - Se ha hablado tanto de la poesía del pueblo, etc , Jil'I 1~11 esfera en la que se vuelven a encontrar todas las grandes cualidades
trata siempre de las grandes individualidades: de las que frecuentemc1111 n1t11 es en la música alemana. La orquesta.
vi dan. 11 del músico.

8 (60)
El título que yo he dado a mis conferencias necesita en todo caso u11.i 1011: ninguna formación clásica
cación para todos, y una disculpa para muchos de mis venerados oycntr ninguna filosofía
hablar del futuro de nuestros centros de formación ningún arte.
1) no en un sentido especialmente basilense nJcrancia de la especialización: ningún verdadero problema de formación.
2) ni en un sentido general más amplio, lo de autodisciplina: el despertar del espíritu alemán.
sino en relación a los centros de formación alemanes, de los que 1111s1·11 rostura filistea del casto espíritu artístico alemán.
también disfrutamos aquí-
Yo sólo quiero predecir el futuro en el sentido de los arúspices43 qul' I''
gian examinando las vísceras y también a partir de la presuposición de q111 'llº ha salido al encuentro.
tes o después la eterna naturaleza mantendrá sus derechos. No sé cuándo 11 • 11úlo se creaba sobre ruinas.
rá este futuro: pero basta en el presente con convencer a unos cuanto~ d 11 se esperan las influencias debidas al efecto metafisico de la guerra.
necesidad de este futuro; a menos que uno no quiera cruzarse de brazo urso sobre Beethoven.
consolado. rea: encontrar la cultura que le corresponda.
h1rnrso del futuro. Llamamiento a los verdaderos «profesores».
8 (61) ulización momentánea del futuro.
Todos como los sofistas, como Platón. ¡Y nuevas universidades! urnmento de medianoche. La santa Vehma45 •
Tradición acroamático. ¡Por lo tanto, el saber!
Libertad completa respecto a la cultura.
1.11 /l11r.l'chenschaft era una corporación estudiantil. A una de ellas, Franconia, se asoció
41
En el msc. «eine» y no «seine». hci tuando llegó a la Universidad de Bonn. Entre otras, se puede ver la carta a Hermano
42
Schopenhauer, A., WW7V, II, cap. 17. ;hkc, del 31 de octubre de 1864, CO 1 301-302.
43
Los arúspices eran sacerdotes de la antigua Roma, que examinaban las entrañas d llihunal secreto político-religioso, creado por Federico 111 en 1488, en Westfalia, y que
víctimas para hacer presagios. lm,111 1:ontrol imperial.
...zx l "RA<;Ml !N 'I OS P(>STlJMOS R 111 5 A . INVIERNO DE l!CO- IX71-0IONO DE 1872 229

81651 u vez se expresa en el ritmo y en la dinámica de la palabra. Por otro


Descripción del profesor en el Instituto de bachillerato. El círculo. 'el .1011ido, por lo demás, como análogo del contenido.
Son necesarios demasiados: por eso la instrucción debe basarse en
pueda ser accesible a un gran número.
¿De dónde procede esta necesidad? tc:r mítico contrario al certamen: es decir, él impide el egoísmo del in-
Los funcionarios, la Universidad, los privilegios militares. 1ho111hre es tomado en consideración como resultado de un pasado:
¿Qué intención puede tener el Estado? nrll el pasado.
Quebrar por medio de exámenes la enorme afluencia. dios utiliza la voluntad griega para prevenir el desnudo egoísmo en
Además quiebra el enorme impulso utilitarista: es útil a sí mismo. ndu y para ponerlo al servicio del todo? Lo mítico.
Luego quiere una formación proporcional para sus funcionarios 1ntplo: la Orestíada de Esquilo y los acontecimientos políticos.
ción y sometimiento. rlritu mítico ha iluminado ante todo el pasado individualmente, es de-
Esto es algo nuevo. El Estado como guía de la formación. En él ad 11011 l 1111111cra que él se fundamente en sí mismo.
mentos que se contraponen a la verdadera formación : él cuenta con 111¡ plrit u mítico explica ahora también cómo deberían competir los artistas:
número, adiestra para sí mismo a muchos jóvenes profesores. Situación rl o crn purificado, en cuanto ellos se sentían como un médium: del mismo
la de la cultura clásica: el Estado tiene especial interés en el lacónirn 1sacerdote dejaba de ser vanidoso cuando representaba a su dios.
cialista»: del mismo modo en que, respecto a la filosofía, favorece ú111l .1ffl ocles es un actor que improvisa: el poder del elemento instintivo (como
a la filosofía de especialización filológica o a la que hace el panegírico d~I lc11 l.
tado. tll'ia en diversas existencias en Empédocles es auténticamente griega.
Hay diversos medios para resquebrajar el dominio de la cultura: pi! 1.1 mitología griega la formación de los individuos es muy fácil.
brantar aquella condición de aristocracia espiritual a la que aspiraba
gran época de poetas.
Los filólogos «puros» y los mediocres profesores periodistas. t'l'ncia 6. La necesidad de la sociedad y por eso ante todo una comuni-
Se necesita un gran número de profesores. Son métodos ideados p111n m11l'st ros: Platón y los sofistas. Posición inversa respecto a la cultura.
puedan ponerse en contacto con la Antigüedad. n:ncia 7. El artista acentúa el carácter cotidiano y persistente de la for-
Los profesores no deberían tener nada que ver con la Antigüedad. ¡Fsq11ll ult ural. El fin no puede ser bastante elevado, los medios no pueden ser
La lingüística. 11i111 ples: hablar, andar, ver. Conexión con un nuevo arte. Necesidad y
Ión. Qué hay que leer y qué poco se necesita leer. Restitución del pueblo.
8 [66) l111oria debe ofrecer ejemplos de las verdades filosóficas, pero no alego-
El Estado se sirve de los institutos de bachillerato, pero para ello debe 111.111
nerlos también en sus límites.
Todos los que quieren hacerse independientes, se van también de los 111·\lll
tos de bachillerato. Allí se educa al funcionariado, aquí al lucro. Allí finr {111.
Estado, aquí el espíritu del tiempo en cuanto que es útil. 11sia<los maestros y demasiadas escuelas.
Por otra parte, los institutos de bachillerato no forman realmente. Poi 1·111 rcocupación por el genio.
mucho más honesto pasar a la formación profesional. vc:rsi<lad sin dirección.
Las apologías ridículas de los estudios del bachillerato.
Acercamiento recíproco: están en la misma línea.
Poco a poco tendrán ellos también los mismos privilegios. imágenes poéticas son sueños de los que están despiertos, a causa de su
Entonces terminan armándose para luchar por la existencia.
Desesperación frente a la educación formal: empuja hacia la formación 1•1
fesional.
Esta formación tiene sus límites en el espíritu de la época. 'l11c11 del lenguaje: ¿cómo tiene lugar la vinculación del sonido con el con-
La formación entendida como un lujo. Lus alusiones artísticas en la génesis del lenguaje: imagen y sonido: el so-
El profesor abstracto de la enseñanza elemental: surgido de la imitació11 il uliliza para transportar imágenes. ¿La regularidad en el uso de los soni-
profesor de Bachillerato.
lnridad», «evidencia». Cfr. Platón, Sofista, 266 c-d. Figura retórica consistente en una
8 [67)
n111rión viva. Ver Nietzsche, F., «Historia de la elocuencia griega», en Escritos sobre re-
La emoción anímica se manifiesta en un movimiento análogo corporal. 11. de Luis Enrique de Santiago Guervós, Trotta, Madrid, 2000, p. 189.
'\() l ;RAGMENTOS P(>STUMOS 8 U 1 :; A.. INVIERNO DE 1870- 1871->Yl'ONO DE 1872 231

dos muestra una gran f'lll!l'lll lc'iJ;?rca, una gran fuerza de abstracción'? ¡,O 111J7
leyes abstractas son también originariamente sólo cosas vistas como l'i1'1ü'> 11111·11111 de la tragedia.
ejemplo, el genitivo'? 'ltltlll'll .
1ci1í11 wiega.
81731 w - número, medida.
<l>t)..toc y 7toctSdcx.47 , w(o griego.
Punto de partida Safo: el erotismo en conexión con la educación. / /i1111ro de nuestros centros de formacióx.
Los juicios de los filósofos helenos sobre la vida helénica, por ejemplo, 1o1llll
cptAtoc, etc.
Uc11 también como fLlJXCX.v-i¡ de la voluntaé de vivir: no de la negación de
81741 48 untad.
Curso: sobre la enseñanza en el Instituto de bachillerato.

81751
Impartir un curso de griego plurianual. Erga. Homero.
A. 1. Enciclopedia de la filosofía griega. Platón. Hesíodo.
2. La lengua griega. Escuelas Coéforas.
3. La mitología griega. preplatónicas. Lírica.
4. Rítmica. Filósofos preplatónicos.
5. Retórica. Apuntes de clase: Retórica.
6. Homero. sobre La Enciplopedia Platón.
7. Hesíodo. Platón Escuelas postmcráticas.
8. Los líricos. Filósofos preplatónicos.
9. Coéforas.
10. Teognis.
rtamen.
11. Filósofos preplatónicos.
1onalidad con poder de consagrar.
12. Platón.
ucm:ión griega.
13. Escuelas postsocráticas (¡excepto el platonismo!).
14. Historia de los oradores.
Invierno: retórica y Homero.
ni so.
Es decir, verano de 1873: Mitología y escuelas postsocráticas.
ncsis del lenguaje.
Invierno de 1873-1874: lengua griega.
tología.
,1&do y cultura.
8 [76]
lio y colonización.
Sobre el futuro de nuestros centros de formación.
nsición:
El genio y el pueblo. Formación y necesidad vital.
l11cn de la época literaria.
El aislamiento.
losot1a y vida.
«En fila».
Institución sin guía - Universidad.
Enseñanza del Instituto de bachillerato. 'tle'sis del lenguaje.
La asociación de maestros. t1ulo y cultura.
La costumbre como maestra. /lio y colonización.
pugnancia por - - -
1Hignificado de la palabra y de la escritura.
'rigen de «lo literario».
1 pasonalidad con poder de consagrar.
47
«Amor», «educación».
48
Los fragmentos 8 (74, 75) son proyectos para la enseñanza.
2J2 FRAGMENTOS l'OS'l IJMOS 8. IJ 1 5 A. INVIEl{NO DH 1no- J871 -0TOÑO DE 1872 233

(Ética individual.) on este libro pasa algo distinto, y desde el principio se traiciona Jama-
Propiedad. Matrimonio. Estado. Aristocracia. Santo. dc presentar el problema de Ja formación. Pues si no ha de faltarle
to duradero y amplio, necesita justamente pocos lectores, y sin duda
8 (82] una especie rara y que se han de describir en seguida con más preci-
I. Introducción. El lector debe ser tranquilo, 1contrario, cuanto más se apodere de este libro un público no escogi-
no puede él mismo intervenir inmediatamente ma\s pensará su autor que ha tomado una dudosa decisión: y más bien
no puede esperar catálogos. riamcntc no haber cedido a su previsión original: su intención era jus-
Puesto que nuestra formación está sólo hecha para 11.1 uc este libro no llegara de hecho al público, y hacer depender su influjo
tranquilos, desinteresados, los que pueden esperar l'l•11 vio privado a buenos y dignos lectores, de esa especie que aún he de
perseverancia.
Descripción de las culturas opuestas50 : las de la prisa
Los fines y Jos orígenes de esta cultura.
II. El sentido «histórico» del presente. Pensamientos
III. Marchar en fila. sobre el futuro
IV. La falsa posición del genio (incluso en la veneración del genio de nuestros centros de formación.
comprenderá el compromiso frente al genio).
v. El valor formativo de las ciencias naturales. Del
VI. La filosofia en el presente. Dr. Friedrich Nietzsche
VII. El erudito. Prof. ord. de Ja Universidad de Basilea.
VIII. El maestro del Instituto de bachillerato.
IX. Los religiosos (los más preparados para valorar al genio, los meno~ 11
parados para valorar la formación). V11. Conferencia. Contraste entre el artista (literato) y el filósofo.
X. El periodista. h1t11 está degenerado. Lucha.
XI. La enseñanza del alemán. 1tudiantes permanecen al lado del literato.
1

XII. La Universidad.
XIII. El arte, el profano.
XIX. Consejos y esperanzas. l. Divertido, al final apasionante. µe:M·n¡ Sé 't"OL - yvwfü crocu-
•Óv.
8 (83) ll. La enseñanza del alemán como fundamento de Ja enseñanza
Ahora, una vez que está en el mercado y que cada uno, con disgusto d1 clásica.
autor, puede tenerlo en Ja mano, considerarlo y valorarlo, debo desear podl'I 1 III. Demasiados profesores y alumnos. Genio. ot 7tAe:i:cr't"OL xocxoí..
cir de este escrito, con Aristóteles: ha sido publicado y al mismo tiempo 1111 De ahí el debilitamiento del influjo de Ja Antigüedad. De ahí
sido publicado 51 : por eso, con plena52 honestidad, me propongo como ob1d1 la alianza del Estado con la cultura debilitada. Seria aberra-
de los próximos capítulos introductorios espantar y ahuyentar al mayor 11l1i1 ción.
ro de lectores posible y atraer a los pocos. Por Jo tanto, ¡escuchad, la gran 111,1y1 IV. Escuela de formación profesional. µ"Y¡SE:v &.yocv. Ataque con-
ría! Odi profanum vulgus et arceo 53 • ¡Tirad el libro! No es para vosotros y voso'ir tra lo que ha sido hasta ahora.
no estáis hechos para este libro. ¡Adiós! V. La Universidad. µÉ•pov &.pLcr't"ov.
VI. El hombre de formación degenerada y sus esperanzas. xocLpov
8 (84) 54 yvw~h. Precipitado, histórico, momentáneamente activo, no
Un escritor serio, que habla a su pueblo sobre la formación y las escuela' 1 madurar.
formación, espera, por regla general, ejercer a la larga en el mundo una an 11 VII. La escuela del futuro. Eyyú"Y¡, 7tocpi:X S'hoc.
sin límites, y bajo su efecto espera ganar un número de lectores asimismo ili11111

50
En el msc. «Bildungen» y no «Bildung». ucación estética del género humano.
51
Aristóteles, ora t. et epist.: Rose, frg. 662, 1581 a 40-b 2; Cfr. carta a Wagner del 1Odi 11
viembre de 1870, CO II 168, n. 108. ··
52
En el msc. «voller» y no «aller». ( 'uídate», «conócete a ti mismo»; «La mayoría son malos»; «No en exceso»: máxima
53
Horacio, Carmen, III, 1, l. «Odio a la masa profana y me aparto de ella.» Cfr. PHC • kismo; «Lo mejor como medida»; «Conoce lo que es oportuno»; «Garantía, desgracia
54
Después del fragmento 8 [84) se añade en el msc. 8 [84a). Ver apéndice.
235
8. IJ 15 A. INVIERNO DE IK70·1871·0Tt)N0 DE 1872
"l·I rn.AGMENfOS l'(>S'fUMCIS

HIHW"
Finalmente el filús1ifr1 hahia hablado de pie, junto al pentagrama , líll!
hacia abajo. Ahora el resplandor es más claro abajo en el bosque. Lo 11 11os característicos de la formación actual.
frente a él. Saludos. Entretanto los estudiantes levantan una pira. En p1im iones de las necesidades vitales.
~ar, un coloquio privado aparte. «¿Por qué tan tarde?» El triunfo qul· .1r11I titulo de bachillerato.
conseguir narración. El filósofo está triste: no cree en este triunfo y p11~8 l!I lados profesores.
una coacción en el otro, ante la que debía ceder. ¿No hay quizás aquí p;11ii 1ldad.
tms un engaño? Se acuerda de sus coincidencias cuando era joven. HI ot fundación en Estrasburgo.
u de las guerras, existe la obligación de ¡:ensar mejores descargas de
muestra como convertido, corno realista. Decepción cada vez mayor del lil(l
Los estudiantes llevan al otro junto a la hoguera en llamas para que hahk. 111.I rut rióticos.
bla sobre el espíritu alemán actual (popularización, prensa, autonomía , 11 ' C' I!
histórico, trabajo para la posteridad - no madurar- , el erudito alem;'111
llorecimiento Ciencias naturales. 11 111./(>rmación?
«Mientes», réplica violenta del filósofo. Distinción entre alemán y psr11do ld1td de la formación.
mún. Prisa, inmadurez, el periodista, conferencias cultas, ninguna soc1l·d.1ll prender y favorecer a nuestros contemporáneos rnás nobles.
peranza en las ciencias naturales. La importancia de la historia. Concicm 111 rnción de los que se forman y de los que ver,drán.
de1iosa de la victoria - nosotros los vencedores, toda educación a 11u
madón sólo puede referirse a aquello que h:i. de ser formado.
servicio (Universidad de Estrasburgo 57). Escarnio para la época de Sdiiil 1curácter inteligible.
d1· la formación: vivir y actuar según las más nobles aspiraciones del
<loethe.
Protesta contra esta explotación de las grandes emociones nacionak' 11 hl pueblo, o de los hombres.
universidades nuevas. Pero cuanto rnás aumenta aquel espíritu y la h.11 t lo tunto, no solamente recibir y aprender, sino vivir.
rnr a su época y a su pueblo de las líneas retorcidas, tener ante los ojos su
irrumpe, con mayor seguridad las naturalezas rnás fuertes se soslayan y so11l11
trc1iidas a asociarse. Descripción del futuro de esta asociación. Suspiro p111h n ideal.
do: ¡,de dónde ~e puede partir? Circunscribir el germen de la esperanza . 1 l! 1 de la historia, conservar esta imagen.
de leña se cae. El exclama: ¡bendito sea este deseo! Campanas de media1101!h 101111 y arte: la historia es un medio.
tuar los espíritus superiores: formación es la inmortalidad de los espíri-
Réplica: maldito sea este deseo.
Los estudiantes se marchan burlonarnente, pereat diabolus atque irri.1·1111 1 más nobles.
lhlcs luchas con la necesidad - la formación corno poder transfigurador.
Dolorosa renuncia al viejo amigo.
prender la formación de una manera cornpletarnente productiva.
ulcio sobre el hombre también depende por completo de la formación.
H1901 t11rca del hombre culto, ser veraz y ponerse realmente en relación con todo
Posición de la cultura futura sobre los problemas sociales. Otra considl·1,111
del mundo. Descripción del espíritu schopenhaueriano. Nueva posición dd 11 uc es grande.
mución es la vida en el sentido de los grandes espíritus con el objetivo de
La nueva posición de la ciencia. El maestro y su tarea - el antiguo sofista y I~·
tún . Continuación de la tarea de Schiller y Goethe - nada para nosot11• arnndes metas.
lir de: considerar a Goethe desde el punto de vista del hombre culto y des-
Arrojar la corona. - (Esta es la moral de Fiesko 59 , según Schiller: cada u1111
nosotros debe aprende desechar, por el bien de la patria, aquella corona qu 1punto de vista del erudito sin formación.
l'apaz de ganar; bien entendido, por el bien de la patria, ¡¡y no sólo del h1 11
¡1atriático!!) Futuro de guerras, efecto a favor del genio, la rnala cultura Sl' f1t1 hopcnhauer.
mentará. - Los hombres buenos necesitan un apoyo rnás serio. 'tllttprensión para lo que es grande y fecundo.
;onocer en cada hombre el bien y la grandeza, y el odio contra todo lo que
mediocre y débil.
'" Cfr. BA l; 8 (91, 93, 103]. lvir entre las constelaciones: la gloria invertida: ésta consiste en seguir vi-
11
Ver carta de Nietzsche a Rohde, 28 de enero de 1872, CO II 260, n. 192: «Te anum 111 , ndo bajo los rnás nobles sentimientos de la posteridad: la cultura consiste
l nda discreción e invitándote al silencio, que junto con otros estoy preparando una mrn1111
sohn: la Universidad de Estrasburgo, en forma de interpelación al Reichsrat, destinada ,1 111
Mcguir viviendo bajo los rnás nobles sentimientos de los antepasados. La
111arck.» wrtalidad de lo que es grande y bueno.
'" Séptima estrofa del canto goliardo Gaudeamus igitur: «Pereat tristitia, pereant º" ' 111.:aducidad del hombre y de la cultura. Las exigencias rnás importantes del
pl'rl!at diabolus, quivis antiburschius atque irrisores!». Cfr. 8 (103]. hombre en sí se han de deducir de su relación con todas las corrientes de las
1 w Personaje de la obra de Schiller, Die Verschworung des Fiesco zu Genua, Erinnen m
tlm· Puhlikum. ncraciones posteriores.
l 111
l<llAG M l]N lúS POST! 1MOS
8. U 1.5 A . INVIERNO DE 1870-1871-0TJÑO DE 1872 237
H 19JI
1. ( 'arÚc'IC'r <IC' la /11m1111'iá11 111·111a/. tusiusmo repetitivo
1) Prisa y no ser rnaduros. n11mitir sentimientos modernos.
2) Lo histórico, el no querer vivir, el absorber el presente apc11:1
El copiar. Historia de la literatura.
Para el libro de lectura.
3) El mundo de papel. Escribir y leer sin sentido.
4) Marchar en fila. Aversión hacia el genio. El hombre «social» l~S
cialismo. r: lkl'lhoven.
5) El hombre corriente. : Frwin von Steinbach61 •
6) El especialista. Vivir mejor, no conocer más. r: el joven alemán 62 .
7) La ausencia de una filosofía seria.
8) La atrofia del arte. «Cultura parlamentaria». r: lfrkermann 63 •
9) El nuevo concepto de «alemán>>.

11. Ir 111 grandeza para vivirla anticipadamente


Las escuelas bajo el influjo de esta formación.
depende del hecho de que la grandeza sea etlseñada correctamente.
11 l. o l'onsiste educar.
Falta la formación más inmediata, la que tiene que implantar la cosl 11111 el criterio con el que se ha de medir nuestn época.
diaria.
Carácter exótico de toda formación (por ejemplo, la gimnasia).
Falta una guía y un tribunal de la formación. 11r su propia nobleza de sentimientos, dispersos en el espacio y en el
Falta el dominio artístico. o, 11 todas las grandes iluminaciones. Esto es el eudemonismo de los me-
La visión seria del mundo como única salvación ante el socialismo.
Es necesaria una nueva educación, no nuevas universidades. Estrash111111 1lhll· un ennoblecimiento?
Construcción del verdadero espíritu alemán. ter inteligible es invariable: pero desde el purto de vista práctico es com-
mcntc indiferente. Pues esas propiedades originarias del individuo nun-
1v.
Propuesta para convocar una hermandad pedagógica de varios años, "'11il podcmos captar: sólo una cantidad de representaciones, sucesivamente
nida con medios propios o por un Estado, suponiendo que haya un F~l!!!l1 en idas, tiñen estas propiedades como buenas o malas. Pero el mundo de
lo suficientemente inteligente para ello. Éstos no deberían simpleme111t rcsentación se ha de definir perfectamente. La costumbre es lo más im-
formar, sino ante todo deberían instruirse unos a otros y reforzarse rl'l lpt ntc de todo.
camente. imicnto a través de una elevación creciente de la meta. .,
Por lo pronto no hay nada que hacer con sueldos mejores: por lo gl'llt'I
todo se queda en paliativos.
Educación a través de la música. ror grave tomar al individuo eterno como algo completamente aislado.
lnllucncias se propagan eternamente, lo mismo que el individuo es el re-
H 194J
do de innumerables generaciones.
Schopenhauer. lll'ión consiste en el hecho de que aquellos momentos más nobles de to-
Wagner.
l11s generaciones forman, por decirlo así, una continuidad, en la que se
Goethe. seguir viviendo.
Schiller.
Lutero.
Beethoven.
ÍI <locthe, Von deutscher Baukunst, D. M. Erwin von Steinbach ( 1772). Erwin von
H 195J h ( 1244-1318) fue el arquitecto de la catedral de Estrasburgo.
ll-n:ncia de Nietzsche a la juventud alemana en la obra de Wagner: Deutsche Kunst
Entusiasmo falsamente atribuido a los antiguos l.ldw Politik, cap. 2, obra que se encuentra en la BN con una dedicatoria de Wagner
l) dirigido a lo falso - , <'fr. la carta de Nietzsche a Gersdorff del 4 de agosto de 1869, CO 11 77-78, n.19
o 111111 Peter Eckermann (1792-1854). Probablemente se refiere a los diálogos que sostu-
0111'//11• (1823-1832): Gespriiche rnit Goethe in den letzten Jahren seines Lebens, F. A.
En el tnsc. «und dern y no<~ Dern.
60
h1111~. Lcipzig, 1868, obra editada en 1836 [BN, 206].
1>11~p116s del fragmento 8 (99] se añade en el msc. 8 [99a). Ver apéndice.
2JI! F I{ ¡\(¡ M ll N' ros POST lJ M os R, lJ 1 5 /\. . INVIFRNO DE 18"0-11171-0TONO DE 11!72 239

Para cada individuo, la formación consiste en que tenga una continuidad d


nocimientos y de ideas personalísimas 65 , en los que se pueda seguir v1v1c11d, n dd arte.
Un grado de formación (acciones de amor y de sacrificio comunes a todo~) Jlrofcsión se puede basar en la fo1mación del Institutos de bachillerato.
Un tal sentimiento de amor se enciende en los conocimientos supremos, Lllil lo es para una duración mucho nayor de la formación.
en el artista. 111dos.
La gloria. de l11d1a contra el presente» y pan. la renovación de la esencia alemana.
1m:ianos forman a los eruditos, los más modernos a los periodistas
8 [100) le que quiere vivir de su cultura).

El siglo sexto.
La cuestión homérica. Iones del Instituto de bachillerato.
Los testimonios históricos a favor de Homero. verdadero fin del Instituto de bachill erato, las escuelas de formación pro-
Lírica y tragedia. 1011111. Consecuencia del Instituto de bachillerato actual.
Rítmica. • c11rnclas elementales -el maestro.Aberraciones de los fines actuales del
11111110 de bachillerato.
8 [101) 66 l lniversidad - sometida al Estado y al sueldo.
I. Introducción. Generalidades.
II. El Instituto de bachillerato, la enseñanza del alemán, lo clásico.
III. Demasiadas nociones y sus motivos.
IV. Repercusión en otras instituciones. 111ta de fe en que las instituciones son fijas -
V. Universidad: ciencia y cultura. ntradicción por todas partes entre la presunta tendencia y la realidad. Pro-
VI. Propuestas y conclusiones. 11 l'I 1nstituto de bachillerato (comple:tamente decisivo para las otras insti-
N1 Consideración de los resultados del Instituto de bachillerato (la Anti-
8 [102) 67 d, la cultura, los temas del alemán. Alienación del arte. El maestro y su
Transformar los Institutos de bachillerato en escuelas de grado medio. 11l"iún). Métodos de eruditos - Escuela69 , bancos, etc. Alienación del arte.
La Universidad en escuelas de formación profesional. 11 dásica. El maestro.
Las escuelas elementales como asunto de las comunidades. 11111hre del Estado. Porque todas las tendencias son sólo aparentes, el Ins-
Separar las facultades de filosofia. dc hachillerato se ha convertido en el esclavo del Estado.
(11nenes. - Eruditos y periodistas.
8 [103) dudera meta - el arsenal para la lucha contra el presente.
Penúltima escena: cómo debe formarse el individuo.
Anacoretismo. Lucha. Una narración. ¿Cómo es posible sólo?
Dos maestros. Predominio de los «Institutos de bachillerato», asilvestramiento de las
La última escena como anticipación de la institución del futuro. «La llama sr flll tareas de la formación, el «pueblo>> como juez de los intelectuales, la ta-
rifica por el humo». Pereat diabolus atque irrisores68• rea de la Escuela de formación profesional - preparar para la lucha por
la vida.
8 [104) El asilvestramiento de los maestros. Repercusión sobre la Escuela ele-
Imposibilidad de aproximarse a la Antigüedad. mental, la educación abstracta.
Artículos alemanes. La explotación de la formación general por el Estado.
La relación con la cultura alemana. Esperanzas.
Las perversiones de la tendencia. Ciencias naturales. Ciencias positivas.
Exámenes de madurez. 1
Nosotros estábamos ya intranquilos en la última parte de aquel discurso, con
65
lll~ l'I viejo filósofo nos ilustraba sobre la naturaleza de la Universidad, y a
En el msc. «eigenstem> y no «edelstem>. 11 momento interrumpíamos repentinamente su discurso - - -
66
Desde 8 [101] a 8 [116] textos preparatorios para BA.
67
Distintas etapas de formación escolar: Realschule, «Escuela de grado medio»; Fac/111 /1
le, «Escuela
68
de formación profesional»; Volksschule, «Escuela elemental».
Cf 8 [89] y nota. l'.n el msc. «Schule» y no «Schulen».
241
Fl(AGMEN'IOS l'OS"I UM<>S
8. t! 1 5 A INVIERNO DE IR'l>-1871-<>IONO l>H 1872
240
1 e<1d:i uno los momentos seros y puros debidos a Ja música de Bee-
81109)7°
Vosotros os habéis enterado de que en mayo de este año ha sido colocud
especial solemnidad Ja primera piedra del Teatro del Festival de Bayrcuth
seamos daros una interpretación de este acontecimiento. Nos importa q11c 11
confundáis con Ja fundación de un teatro nuevo cualquiera; e igualmente qu
sotros no creáis que se trata de un acontecimiento que atañe sólo a un 111.!ll Llamada a todo: los amigos
pequeño de hombres, a un partido o a personas con un gusto musical cspecll del arte dramático.
en definitiva, que vosotros no veáis en eso la glorificación de sus nuevas id
ramente nacionales 71 . Queremos interpretaros el acontecimiento artíst ic1J ~· año 1874.
YCl'lll\O del
todo desde el punto de vista del arte dramático, cuya nobleza y pureza cs1 yo de este año ha sido colocada la primera piedra del Teatro del Festi-
corazón de todos vosotros. Confiad en que los que firman este escrito, tk lo 1en Bayreuth.
sólo 72 espero que reconozcáis la seriedad de sus sentimientos, tienen una 11h-11
y digna del arte; nosotros no expresamos el punto de vista de un partido. Ili!
cribimos Ja palabra Wagner sobre nuestro programa, pero hemos comp1r11lll Los centros de formación y sus frutos.
qué tipo de ideas son poderosas en las obra73 de Wagner. Comprendemos l.11
dencia de las asociaciones wagnerianas 74 , pero queremos algo más. una autoridad imperativa de la cultura. Incluso Goethe estuvo siempre
Sil' modo, un círculo se pudo emancipar de la Universidad, otro del
8 (110)7 5
lk hachillerato. Veneración de la realidad, como antítesis de la discipli-
Berlín lo dúsico: sin embargo, la realidad se transforma poco a poco en espíritu
Leipzig hrnn y en alemán vulgar (la peor vulgaridad es naturalmente un dialecto
Dresde cerca de 11 semanas, 2 conferencias cada una.
Múnich
Nürenberg ,tt.knw, alumno de Instituto de bachillerato degenerado.
own Alemania como asociación de estudiantes que han abandonado los
Bayreuth
Karlsruhe Mannheim 11 ~·khmidt, Freytag, Auerbach. Oposición frente al mundo imperativo de
Viena 1k lo sublime: protesta de la fotografía frente a la pintura. La «novela».
Pest , l'nellos tenemos consecuencias de la veneración romántica por lo que
Weimar.
11:pero todo es falso y sin idealismo.
nunscn (Cicerón). Conexión de la erudición con el patrón político del día.
8 (111)
La primera piedra. Los secuaces están activos entre ellos. Nada es más 1qH n y «Grenzboten» 78 .
bable, que creer que se trata aquí de un partido o de un gusto musical espcuill h:rweg y el maestro abstracto 79 .
Hacia algo completamente nuevo. ,Jilicar artísticamente mi diálogo.)
Nuevo e inaudito para todo amigo del drama.
Llama la atención: la seriedad
la perfección artística t\aturo de Jos centros de formación alemanes.
la esperanza de una purificación de la ópera. tmo. (Griego y alemán en el arte.)
El pueblo es para lo que es más noble, están contra ello aquellos que t1r11N lodo y Homero (el poeta).
algo que perder.
Es deseable la participación de todos los amigos del arte. ( Tr 8 [SS]. Sobre Jahn Cfr. l [20] nota.
1111 alemán Zucht, tiene el sentido de «adiestramiento» y «disciplina». En la primera épo-
70 N1rt1sche está más bien ligado a la educación (erziehen), en su última época a la aparición
Se refiere al 22 de mayo de 1872. Apuntes para el escrito El llamamiento a los ale1111111•
que al final no se publicó, porque lo rechazó el patronato de Bayreuth. Iba destinado a m 11 1jcmplares superiores (superhombre).
Se trata de la revista semanal liberal Die Grenzboten. Wochenschrift für Politik, Litteratur
dar fondos para el proyecto de la Festspielhaus. 111w, fundada en 1841 en Bruselas por Ignaz Kuranda. En Leipzig se publicó desde 1842
71
En el msc. «ihrer neuen rein nationalen Ideen» y no «einer rein nationalen Idee». (iustav Freytag (1816-189S) la dirigió durante veintidós años. En esta revista escribió
72
En el msc. <<nur» y no «das». n, precisamente contra la «música del futuro», y desde estas páginas se criticó el David
73
En el msc. «dem Werk» y no «den Werken».
74 1 ilc Nietzsche. Ver también 8 [117].
En el msc. «Wagnervereine» y no «Wagnerianer». Ailolf Diesterweg (1790-1866), pedagogo y defensor de un genuino racionalismo.
75
Proyectos de viajes para dar conferencias en apoyo del proyecto de Bayreuth.
243
K. ll 1 5 A. INVIERNO DE U\70- 871-0TOÑO DE 1872
_______,_ l RAGMllNTOS l'ú:·n llMOS

Platón (el filósofo).


Las representaciones del Festival de Bayreuth. Dos discursos. brc la formación .
brc la pseudoformación de moda.
8 (115) • pseudoescuelas hasta ahora.
Propiedad, matrimonio, aristocracia, Estado, el individuo que re1111111;1 ,11exigencias de la formación.
mismo. (Santos, ahora los que santifican de nuevo.) puestas.
- ¡Ética individual! La personalidad duradera. Apolo. El Estado grn:1tn
manos.
El cristianismo tiene la misma aversión contra la esclavitud que contra
trimonio y el Estado. La emancipación es algo completamente distinto.

8 (116)

Sobre el futuro
de nuestros centros de formación

Seis conferencias públicas


dadas por encargo
de la Sociedad académica de Basilea
por el
Dr. Friedrich Nietzsche.

8 (117)
Cinco prólogos inútiles para cinco libros no escritos.

Sobre el futuro de nuestros centros de formación.


Sobre la gloria.
Sobre el certamen.
Sobre la relación de la filosofía de Schopenhauer con una cultura alem:11111
Sobre el Estado griego.

8 (118)
La introducción, venerados lectores, también se publica, a fin de que el 11111
no tenga nada de libresco. Solamente recuerdo. Todo tiene que recordar a lo ¡wt
son al.

8 (119)
Bell8º citado por Darwin
sobre la expresión de los movimientos del alma (¡sobre la génesis del lrn
guaje!).

8 (120) 81
Este libro lo dedico a la Señora Cosima Wagner, de nacimiento L<iszt>.

80
Sir Charles Bell (1774-1842) anatomista y cirujano. Se refiere Darwin a él en The Exp111
sion of the Emotions in Man and Animal, Londres, 1872.
81
Referencia a CV, Cfr. 8 [117).
9. U 1 4A. 1871 1

y la tragedia griega.

El nacimiento de la tragedia
desde la música.

Con un prólogo a
Richard Wagner.

De F. N2.

El
Nacimiento d~ la tragedia
desde el
espíritu de la música.

Del
Dr. Friedrich Nietzsche
Prof. Ord. de Filo!. Clas. en la Universidad de Basilea.

la puerta principal de Catania hay una casa rural que pertenece a dos
la anciana y noble Corina y su hija Lesbia. Acaba de amanecer un día
11wra: se oye abrirse la puerta de la casa y a una voz apagada llamar a
1td11s». Inmediatamente llega dando la vuelta al muro un viejo esclavo,
la puerta se abre completamente y de ella sale Cármides. C<ármides>:

14, rnaderno de 236 páginas con apuntes para GT, PHG y BA. Además contiene pla-
111os diversos.
1 msc. «P.N.» y no «F.N.». Pseudónimo de Nietzsche, Pacific Ni/, juego de palabras
lln111logía de su nombre: Friedrich =«pacífico» y Nietzsche= Nichts =«nada».
tus para su Empédocles, Cfr. 5 (116] y 8 (30-37].

[245]
246 FHA(iMENTOS l'<">S'llJMOS 9. u 14\. 1871 247

¿Dónde estás? Vengo a sustituirte en la guardia nocturna. Tu turno ya 1111 IN nestar a su padre o a su maest"o 5?» (Doni, Tom. II, pp. 233 ss.). En la
nado. L<eónidas>: Si estás todavía cansado, sigue durmiendo. Yo ya 110 pll n•pcdiva profana y antimusical fue tratado el problema de una co-
dormir. Una noche extraña. Yo estaba justamente sobre la pequeña coli1111 jll ntrc música y poesía en casa de ]acopo Corsi 6 , en la que se hicieron tam-
a la casa y miraba hacia el Etna. Allí había terribles signos de fuego, y al fii rn11e11tos, en el sentido de aquella perspectiva, con cantantes y poetas
tiempo penetraba a través de la noche un aire primaveral denso y pesado, el \' dos por él. En la literatura aut:>complaciente de estos comienzos de la
to era flojo, como si tuviese miedo y temblase bajo su peso. Aquí, junto :1 In lit hace más que repetir que el <anto debe imitar al discurso, pues ésta es
parecía que el viento se desprendiese de su peso y huyese gimiendo. C<úm; ucncia inmediata de esa exigencia de que uno debe comprender perfec-
Leónidas, es cierto que yo soy más joven que tú y no soy ningún visiona rn 1 'I los cantantes. Escúchese el elo,?;io de uno de estos primeros experimen-
poco yo puedo dormir y en el fondo creo que nadie duerme en toda la ca''' 1 1cantante Jacopo Peri (en el prólogo a un informe sobre la representa-
a nosotros -Dios me perdone este «nosotros>>-- nos atormenta ya el día v rl '1(/m• de Rinuccini en Mántova ~n 1608): «Nunca me cansaré de elogiar
seo de sus alegrías, que son más bellas que el sueño variopinto: y tú sabc' 111 lo tan artístico de recitar canta:ido» (Zur Tonskunst, E. O. Lindner, p.
nosotros esclavos hemos de esperar también hoy de nuestras dulces ducu.1 dur también una idea de las artes escenográficas de estas primeras ópe-
dudo de que hoy nos dejarán libres; y podremos como todo hombre nal 11.hi .1¡cré un pasaje de Nic. Eryhtraeus (ibíd., p. 21): «- - -
bre contemplar la tragedia y celebrar con los demás la fiesta nocturna I v"rosímil que esta música de ópera, totalmente volcada al exterior e inca-
das: ¡Ah! Para nosotros que somos ya ancianos, este día alegre es sólo u1111 n ;ogimiento, haya podido ser acogida y promovida con favor entusiasta,
vulsión, con la que vencemos nuestro dolor. Cuando era adolescc1111 o el renacimiento de toda verdajera música, por una época en la que se
trasladado con los otros desde la divina Corinto: y de vez en cuando surll111 de elevar la música inefablemente sagrada, y en el fondo la única música
davía que soy aquel muchacho, y veo que subíamos a la nave, bendicic11d1' de Josquin y de Palestrina? Y, por otro lado, ¿quién querría hacer único
las más cálidas lágrimas la ciudad y maldiciendo nuestra suerte. Tú no p111•t ,ublc del gusto por la ópera, que s;: difundió con tanto ímpetu, a la exube-
comparar: te digo, aunque sea un esclavo, que yo sé que aquí todo se ha liuil ll&ldienta de distracciones de aquellos círculos florentinos y a la vanidad de
rizado - a excepción de nuestras dueñas, que para mí son la esencia de lodíl t1111tcs dramáticos? Que en la misma época, mejor dicho, que en el mismo
que es griego. Los otros andan a tientas de un lado para otro y reniegan d ac despertase, junto al edificio acovedado de las armonías de Palestrina,
origen; nosotros mismos caminamos en el error, y solamente en este día 111 11 construcción había trabajado toda la Edad Medida cristiana, aquella pa-
talgia de aquello que hemos perdido es bastante fuerte como para poder ~r11I r una recitación semimusical, sólo puedo explicármelo por el carácter del
nos griegos una vez más. C<ármides>: ¡Para! ¡Para! ¿Qué es lo que se al'rn "''·del que trataré enseguida. [... ]í
hurtadillas por allí? Son dos. ¡Y hay que ver cómo viene uno camuflado! l 11111
mos en la casa.
Pausanias, junto a él su esclavo cubierto de flores y coronas. ¡Eh! Los d1 ·~ 1 un hecho admirable8 que el sexo femenino permanezca igual a sí mismo y
pos se han vuelto a meter ya en el agujero. ¡Pueblo ciego! ¡No reconocerml' 11 11 iw vea afectado por el progreso de la cultura.
Éste es mi paso, ésta es mi figura. El monte de flores los ha espantado. ¡Eh! tll 11 Homero falta la libertad de palabra. En cada época, la dignidad pa-
ma en voz baja junto a la puerta). l se concentra en torno a la mujer, no en torno al hombre. En casa, es el
el que obedece a la mujer.
9 [5) 4
[... ]Sin embargo, ahora la ópera, según los documentos más claros, con11r11
con las exigencias del oyente de comprender las palabras. Cuando en los últ1111 011pcctador de la tragedia esquilea contempla inconscientemente como
treinta años del siglo XVI comenzó en Italia aquel movimiento del que narn·1 total, no como hombre estético.
ópera, en la buena sociedad de Florencia, sobre todo en casa del conde Ba1d1. 1110 debe hablar entonces el héroe? ¿Él, que sin embargo es una visión? En
Vernio, se llegó a un acuerdo, después de discusiones animadas y frecuentes 1d lu l:alla: luego pronuncia palabras colosales.
tivas a un posible renacimiento del arte musical, sobre el hecho de que «la 11111 1improvisador trágico contrapuesto al épico. Él debe permanecer todavía
música era muy deficiente en la capacidad de expresarse en palabras, y que p11t 11 coro como el héroe, y a pesar de todo carece del idealismo de la música:
remediar este defecto había que ensayar una especie de cantinela o de mcl111ll o se sirve de la palabra más cargada de pensamiento: sólo con el idealismo
que no hiciese incompresible las palabras del texto, ni destruyese el verso» 1
conde Bardi dijo, por ejemplo, en una carta a Caccini, que lo mismo que el .11111
es mucho más noble que el cuerpo, también las palabras son más nobles q 111
-
li. B. Doni (1594-1647), musicólogo florentino. Cita de E. O. Lindner, Zur Tonkunst.
contrapunto. «¿Acaso no os resultaría ridículo ver en un lugar público a un '••'1 1d· l1111Ken, Guttentag, Berlín, 1864 [BN, 358].
vidor en compañía de su señor y que le diese a éste órdenes o a un niño qul' q11 Jnúipo Corsi (1561-1602) compositor italiano de Florencia, amigo de Jacopo Peri, con
rnmpartió la idea de recrear el teatro de Ja Antigua Grecia.
4
C ·r.. GT 19. Sobre Palestrina ver nota 1 [41].
Cfr. GT 19. l~n el msc. «wundervolle» y no «wunderliche».
'18
lltMlMENTOS l'(>STIJMOn
9. u 1 41\. 1871 249
del pc11samic11l11 (l~S d!.!ci1~ l'<111w hombre sublime) puede superar al coli
samiento auc.la1: somclc al lenguaje. (No al revés.) c1111struye una especie de metafisict desde la infinita sublimación
l'endencias contrarias: lo característico. rremisa .
.entic.Jo, la ópera es la única forma completa del hombre moderno:
9181 maravillarse que haya descargado sobre ella todas sus virtudes y de-
Anexos. Los antiguos líricos Píndaro y Simónides no tienen estímuli l t\i¡ fu única forma que verdaderamente le conmueve. Todo lo que se
nales, son líricos sin patología. lu cultura artística, lo transpone a la :,pera, que se convierte de este
9
Hanslick : no encuentra el contenido y piensa que sólo existe la for11111 un órgano absorbente de sus experiencü.s artísticas.
O. Jahn io: para interpretar el espíritu de la Ilustración estética y 11 I mi ncr la ópera llega a ser verdaderamen1e una representación del mun-
tiempo esa concepción a medias del mundo griego. ¡Él, que ha sido capa1 d u, frente al mundo real no-artístico.
fundir el Elías de Mendelssohn con el Lohengrin!
9 f9f 11 " completa de la relación entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Lo apolí-
Sólo desde el punto de vista del coro se explica la skene 12 y su acció11 111 ucllo que nos resulta dificil de comprender. Debemos interpretar la ima-
teatro griego existe un mundo de espectadores, sólo en la medida en q Ul' d , llcgar al mito. Originariamente, es decir, en los comienzos de la ópera,
no es más que la representación de la masa dionisíaca exaltada, sólo en la 111rd rnnoce lo dionisíaco. Al principio no ~stán presentes ambos elemen-
en que cada espectador se identifica con el coro. La expresión de Schlegcl di·I lcnlo germánico, que se manifiesta primero en Lutero, y luego de nuevo
13
pectador ideal» debe abrirse aquí para nosotros en un sentido más profu11do ka alemana, nos ha hecho volver a confiar en lo dionisíaco: es sin duda
coro es el espectador idealizado, en cuanto que es el único observador, el , •IJ nto más poderoso, y también la sabiduría de lo dionisíaco es la forma en
vador del mundo visionario de la escena. Él es el verdadero creador de e\1: •ll iunliamos más. Con la ayuda de lo apolíneo somos completamente inca-
do: nada es más erróneo que aplicar al teatro griego nuestro criterio mod1·1110 llcgar a lo ingenuo. Sin embargo, podemi>s interpretar el mundo de una
un público crítico y esteticista. La masa popular dionisíaca como el etern(• urnrncnte dionisíaca y explicar el mundo fenoménico por medio de la
materno del fenómeno dionisíaco - y aquí la eterna esterilidad; éste es d Recuperamos así al menos la visión artística del mundo, el mito. Con
traste. Schiller tiene toda la razón, cuando considera al coro como el facto1 P· damos cuenta de que la ópera, en cuanto forma del hombre neolatino,
tico más importante de la tragedia: y no nos debemos dejar engañar poi lii 1il tirn, gracias a aquella tendencia germánica consigue una profundidad
zación llanamente euripidea del coro que hace Aristóteles. y ~e eleva a la altura del arte.
En un sentido opuesto es el espectador moderno el creador de la óp1a en este sentido el Himno a la alegría de Schiller adquiere su verdadero y
hombre artísticamente impotente se ve obligado a hacer una especie de arlC.Jll• o trasfondo artístico. Vemos cómo el poeta trata de interpretar en imá-
lamente por el hecho de que él es el hombre no-artístico. Como él sientl' ni ·U impulso dionisíaco germánicamente profundo: pero como hombre mo-
evoca mágicamente ante sí su idea del hombre artístico, porque no puede h'll· mos cómo sólo sabe balbucear torpemente. Pero si ahora Beethoven nos
ninguna visión, obliga al maquinista y al escenógrafo a servirlo, porque no< ·•Jil 111 el verdadero trasfondo schilleriano, entonces tenemos la perfección y la
la profundidad dionisíaca de la música, rebaja el gozo musical a la voluptuosid infinita.
de las artes del canto y a retórica racional de la pasión. El recitativo y el a11¡1 11 una relación parecida entre el texto de Wagner y la música. - Que el
sus creaciones. No pretendamos atenuar estas consecuencias: en la supremil 1 ctúc todavía de una manera determinante sobre la música, es sólo una
lización de la ópera también el hombre moderno se mantiene en este purl111 cncia de la tendencia de la ópera: lo verdaderamente germánico es el pa-
vista de quien exige y de quien produce. Nuestros mejores artistas sólo son 1.1f11 o de música y drama, y hasta me atrevo a afirmar que música y mímica
ces de mostrar en formas siempre nuevas 14 este hecho originario del arte moii nn todavía una vez más verdaderas satisfacciones. El cantante del escena-
lucc una dificil complicación. En teoría, Wagner parece resolverla com-
nte. Valora sobre todo que se comprenda de suyo la acción, la mímica. El
9 Incompresible es una gran dificultad: la exigencia de un cantante dramático
E. Hanslick (1825-1904), crítico musical y autor de la célebre obra Vom Music11'11t 111 antinatural: yo traslado al cantante a la orquesta y con ello purifico la
SchOnen, R. Weigel, Leipzig, 1865 [BN, 275]. Ver referencias en el fragmento 9 [98]: c. IIJ, p 4
V, pp. 75 ss.; VII, pp. 97 ss.
1
° Cfr. 1 [20]. Escribió una recensión laudatoria del oratorio Elías de Mendelssohn 11 ncr ha tenido muchas dificultades con el cantante: para darle una posi-
tholdy.
11 Cfr. Carta de Nietzsche a Rohde del 8 de octubre de 1868, CO I 533-536, n. 0 591 . nut ural, se remonta a la melodía del lenguaje y al verso primitivo. Aquí ha
Cfr. GT 7 y 19.
12 do con un esfuerzo titánico desplazar la tendencia de la ópera, y ha casi
«Escena», transcripción de la palabra griega.
13 lCHdo la música: partiendo de este terrible punto de vista. El drama, que ne-
Schlegel, «Yorlesungen über dramatische Kunst und Literatur», en Siimtliche Jfr¡
Bocking, E. (ed.),12 vols., Leipzig, 1864-1847, vol. 5, Ieee. 5, p. 77. 111 palabra: la orquesta como imitación de la voz humana. Pienso que no-
14
En el msc. «itnmer neuen Formen zu zeigen» y no «eine neue Form zu zwingem>.
Clr GT 19.
251
•J. lJ l 4A . 11171
250 rRJ\<iMENTOS l'(>SI IJMOS
lm11.:a>> y «característica» 18 , tenden.;ia del drama euripideo, mientras el
sotros debemos eliminar en general al cantante. Pues el cantante dramút11.: o ro drama no es una imitación sinoun original respecto al cual Ja vida no
absurdo. O debemos incluirlo en la orquesta. Pero no puede alterar mús l;i llH
que 11lgo pálido y lánguido.
ca, sino que debe actuar como coro, es decir, como plena sonoridad de la VO'/ 1
mana junto con la orquesta. La restauración del coro: al mismo tiempo el rnun
de la imagen, la mímica. Los antiguos han encontrado la relación adecuada onrisa satisfecha y Ja sonrisa anheante [sehnsüchtige].
una excesiva preponderancia de lo apolíneo ha provocado el fin de Ja t ni
debemos volver a la fase pre-esquilea.
Pero ¡faltan las aptitudes para la mímica! Por ahora soportamos la 111lllll
casi sólo porque el mimo es el cantante, o sea, porque lo escuchamos y lo q1J Proye<J:o.
mos comprender.
Aunque resulte antinatural que el cantante cante en la orquesta y que el 1tll I
se desenvuelva sobre el escenario, no es algo absolutamente contrario al at 11\ 1
espectáculo repugnante del cantante! ¡Pero tampoco así escapamos de la 11111!
dramática! ¡El cantante debe desaparecer! ¡El mejor medio es sin duda el u11·ol
curo dionisíaco sin oyentes.
oyente de la ópera. 19
,\curo como oyente idealizado, es <leer, el oyente es la copia del coreuta .
9 (11]
¡Consecuencias lógicas de Wagner 16: la eliminación del coro! hillcr sobre el coro.
coro trágico como creación artístic~ moderna.
Una concepción como la mía se puede casi deducir del Tristán de Wag111!1
Para llegar al drama hay que volver en primer Jugar al arte mimico. II
No se puede pasar sin cantante, porque su sonido es el más expresivo. l ,1
questa no basta. Necesitamos por lo tanto el coro:
1111rrollo diferente de la tragedia y d l ditirambo.
1

¡el coro que tiene una visión y describe entusiasmado lo que ve!
mímica como imagen del mito.
¡La concepción schilleriana profundizada infinitamente!
111ignificado del drama hablado.
9 (12]
l nctor, al mismo tiempo rapsoda.
También la tragedia griega como drama hablado es una descarga de la vi11/1 11 ,u curacterístico.
volución de Sófocles. Deducir de lo::¡ue es característico para él su nueva
cia dionisíaca del mito: la mímica en sí, como imagen del mundo, actúa míth ,,
mente. No más el drama hablado. La imagen salva de ser engullido en Jos est.id11 Ión respecto al coro.
11plicar la tetralogía de Esquilo.
orgiásticos, véase el Tristán. El pensamiento (y la palabra) son los remedios r11li 2
os tres actores. Dioniso, su amigo º.
tra el mito.
Frente al poder tranquilizante del pensamiento (véase la dialéctica en Ht/11• III
rey) Eurípides pone la potencia excitante del pensamiento: él apela a Ja dialérl 1111
de la pasión, del reconocimiento: a través de la palabra quiere alcanzar la vio/1·11
1poeta como actor, músico, bailarínetc.
cia del ditirambo.
us creaciones no son patológicas. Íbio.
9 [13] lndaro.
Sus argumentos: historia idealizada.
El simbolismo del lenguaje es un residuo de la objetivación apolínea dl· 111
l,11 unidad frente a la epopeya.
dionisíaco.
Su lenguaje. La aplicación de la dialécica.
9 (14] 17 u tilosofía.
El hombre generalmente no es más que una copia desvaída del hombre ap11
líneo-dionisíaco del coro.

1! ~eoría literaria alemana la «caracte8tica» es el concepto que engloba la descrip-


n de los «caracteres», es decir, de los persona);. Ver también 9 [133].
16 En el msc. «Consequenzen:» y no «Consequenzen und». 1• Cfr. 3 [27].
" F.n el msc. «Dionysus, sein Freund» y no ·)ionysus und seine Freunde».
17
Después del fragmento 9 [14] se añade en el msc. 9 [14a]. Ver apéndice.
252
i-!{1\GMHN'IOS l'OS'I IJMOS
9. lJ l 4A . 1871 5J
9117)
Hipótesis.
los griegos lo dionisíaco ha rodeado todos los argumentos épicos con
Descripción de las dificultades de la investigación. 1 simbología. La visión trágica del mtndo rectificó el antiguo mito.
La sucesión de música y diálogo.
El coro de los sátiros.
El origen de lo trágico a partir del coro de sátiros. 1 prólogo. La música forma parte de nosotros, nuestra poesía tiene un
(La consagración de lo natural, del sexo: el sátiro como hombre prin101d1 rudilo. Experimentamos en ello. Nues:ra música y nuestra filosofia tie-
Los tres actores. eitrítctcr afin: ambas niegan el mundo ce la comodidad, la bondad origi-
La acción menor. Revolución Francesa se originó a partir de la fe en la bondad de la na-
La tetralogía. cs la consecuencia del Renacimiento. Debemos dejarnos enseñar. Una
El drama satírico. ,el mundo descarriada y optimista termina por desencadenar todos los
El único consuelo para nuestra investigación son los griegos, porque la
9 [18)
u aquí es ingenua incluso en sus áspe~os rasgos.
El uso del coro: es el personaje principal en los Hiketiden 21 •
El coro que arremete contra los héroes que callan.
9 [19)2 2 El nacimiento de la tragedia.

El sátiro y el pastor idílico: ¡son característicos de su época! Inicio de la época trágica moderna.
9 (20) La misma época de los griegos.
Dionisíaco y apolíneo.
La estatua del dios es pensada como fin de la procesión, como una epil111
viviente. l .a tragedia.
Muerte de la tragedia.
9 (21) El profesor y el filólogo actual.

La fuerza mímica, cuando se representa a un dios, está al principio poco d


sarrollada. En un primer momento se trata sólo de una imagen viviente: la 1111 pensamiento del héroe trágico debe ser completamente englobado en la
gen del rapsoda engalanado.
trágica: él no puede pretender explicarnos lo trágico. Hamlet es el mode-
9 (22) xprcsa siempre lo falso, siempre busca razones falsas - el conocimiento
Introducción: Wagner y Schopenhauer. , no entra en su reflexión. Él ha contemplado el mundo trágico, - pero no
de él, sino sólo de sus debilidades, en las que descarga la impresión que ha
Capítulo final. Contra los filólogos como profesores.
do de aquella visión.
9 (23) ,¡ pensamiento y la reflexión del héroe no son una íntima comprensión apolí-
su verdadera esencia, sino un balbuceo ilusorio: el héroe se equivoca. La
Wagner completa lo que habían comenzado Schiller y Goethe. En el ámh11 tka se equivoca. El lenguaje del héroe dramático es un continuo error, un
propiamente alemán.

9 (24)
Una imagen de las condiciones griegas, de las que surgen las cosas dionisíac:u
Para la introducción.
misma música
La fuerza. y la tragedia son, como la filosofia de Empédocles, un signo de l.1
Schopenhauer y la música alemana. presión que causa la música sobre la imagen y la palabra.
11ición de Schopenhauer.
Descripción del hombre del futuro, excéntrico, enérgico, cálido, incansabl1
artístico, enemigo de los libros. ripción de Wagner.
mundos.
11ito del espíritu de la música a la poesía, es decir, la tragedia, lo trágico.
21 ceso de la evolución de la tragedia muestra una desaparición paulatina de
22 Transcripción de término griego: Las suplicantes, obra de Esquilo.
Cfr. GT 8. espíritu - la sucesión. ¿Cuál es el efecto?
vés en la ópera.
5.¡

9. lJ l 4A. 1871 255


Tragedia griega : s111·csi1'111 de la 11111s1ca, es la escena la que recoge dcspu
excitación musKal: cs111 es la pos1c1ón de la tragedia posterior y del con
¿Quizás el coro dcli11c el posterior carácter episódico? Para la introducciór.

9 f30J ltum estética acompaña, más que guía, en Schiller y en Goethe: - ¡Por
Describir el profundo cambio dionisíaco de Wagner: s 111 revés! La cultura estética guia mestra producción: nosotros so-
1) la disolución de la cultura Uts eruditos. Buscar a tientas los modelos. No hay ningún momento
2) el mito ctivo que la aparición de Wagner.
3) la metafisica stra época los fenómenos artísticos mn conocidos de una manera
4) la posición respecto a nuestros períodos culturales: nosotros asp11; liíh mente velada y erudita. Para mí, este es el valor de Wagner.
nuevo a la salud riegos nos ayudan más que nuestros teó~icos de la estética en su distin-
5) la tragedia griega recurrió al modelo originario preexistente del ho111hr 1tmcntal entre lo dionisíaco y lo apolíneo.
tístico, al rapsoda: debemos hacer un esfuerzo gigantesco para rectrpn lución de los dos principios artísticos carece completamente de princi-
hombre alemán. ticos. Esta falta de conocimiento es lo que hace hoy tan dificil la discu-
rc Wagner: a esto se añade que todo el mundo liberal se defiende contra
9 (31J tu de la música y su clarificación filosófica. La música suprime la civili-
Recapitulación. lo mismo que la luz del sol la luz de las lámparas.
Dos mundos artísticos: rmmente por eso también el mundo griego es todavía un perfecto desco-
M i camino para encontrar un acceso a este mundo parte del espíritu de
¿qué surge, cuando ambos se presentan ante nosotros uno junto al otro? lcu y de una filosofia seria.
Descripción de Schopenhauer. Wagner: ¡ir más allá! Desde el mundo dio111·1ht 1onozco la única forma de vida en la griega: y considero a Wagner como el
la imagen tiende hacia la luz.
Transformación en el mito. s noble para hacerla renacer en el ser alemán.
La tendencia trágica como efecto del espíritu de la música.
Ejemplo de la evolución de la lírica hacia la tragedia: una lucha del espíri 111 cI¡ lnllujo de los eruditos (bizantinos, monjes, académicos) sobre el drama.
música por una manifestación típica. Desaparición paulatina de lo dionisf,11 ¡1
consecuencias.
ldcrón (o Lope) es el que perfecciona la forma originaria neolatina, la atela-
Al revés en el mundo moderno: retorno del espíritu germánico sobre sí 1111s111 'ompárese con Mozart. Las máscaras de la atelana.
Excesivo aumento del espíritu dionisíaco que busca una manifestación. J\l rtll
mo tiempo la filosofia más seria: Kant y el ejército alemán.
Influencias de Wagner. Nacimiento de la tragedia desde la música.
Contenido de «Música y tragedia» 24 •
9 f32J Introducción.
La metafisica trágica desaparece poco a poco a partir de la tragedia. 1 " 1
flexión de los poetas es, en general, más superficial que la esencia misma de la 1111 rente a Wagner nuestra estética ha fracasado. Le falta la mirada que sabe
.'
gedia. Concepto de justicia en Esquilo, la sophrosyne (un budismo imperk1111 trur en los fenómenos primordiales. Delata que se funda en modelos artifi-
mente alcanzado) de Sófocles. " e imitados. Para mí, el fenómeno Wagner, visto de modo concreto, explica
Eurípides es una naturaleza no musical: encuentra un placer supremo l'll 1 todo, negativamente, que nosotros no hemos comprendido hasta ahora el
declamación pasional, en la sofistica del delincuente, en la muerte privada de 111111 ndo griego, y, viceversa, nosotros encontramos allí las únicas analogías con
sanción metafisica. '•lro fenómeno wagneriano.
Distinción fundamental entre arte dionisíaco y apolíneo: cada uno con una
9 (33) tulisica distinta.
( 'uestión principal: ¿Cuál es la relación mutua de los dos impulsos artísticos?
Los límites de la antigua tragedia residen en los límites de la música antig1111 Esto explica el nacimiento de la tragedia: aquí el mundo apolíneo asume la
sólo en este punto ha de exhibir el mundo moderno un progreso ilimitado c11 l'I tulisica dionisíaca.
campo
lento de lo artístico: y esto únicamente por un gradual entumecimiento del 1.1
apolíneo.
11
Se trata de una pieza cómica de los latinos, que tiene cierta semejanza con el entremés o
#nincte. La subraya Nietzsche.
4 Título que en un principio negoció Nietzsche con el editor Engelmann para su obra GT.
" 1 lb\f:J\11 '. NTC>S P<">S"llJ MOS
9. ll l 4A . 1871 257

Epoca L~xlra111!1111111 ii1 : c11 cs111 fi>rma artística reconocemos la posíbll


v1v1r a pesar del l:o11m:i111ic1110 l .a forma del homhre tráKtrn. 1t11c1ún de la música por medio del lenguaje.
ÚNÍCa se manifiesta en la poesía lírica cono voluntad sin serlo.
Para los alemanes es como una especie de «recuperación de toda s 111 ro L01110 origen de la tragedia.
0

Poderosa lucha de la crvilización contra el espíritu de la música.


11pliL:aciones corrientes.
El mundo griego como la única y más profunda posibilidad de vid ller sohrc el coro.
tros volvemos a vivir el fenómeno que nos impulsa o hacia la India o hu
cia. Esta es la relación entre Schopenhauer y Wagner. lct y el hombre dionisíaco.
ublline y lo cómico.
Para llegar a este conocimiento de la música, fue preciso que se rcL!llGflfll 1il'o y el pastor.
ella a sí misma de nuevo, por decirlo así, gracias a Bach, Beethovcn y W1u11
que dejara de estar al servicio de la civilización. pcctador.
>ro 1:01110 contemplador de la visión.
Sea lo que haya sido la música griega, la descripción que hace Aris1 t'11el roe trágico - Dioniso.
la catarsis nos permite la deducción analógica de que la música tuvo cf m
dto. La infinitud propia del mito trágico - como ejemplo de una regla
efecto para los griegos que para nosotros, es decir, que no se había rcba 1u11
un arte agradable. universal que se explica en la música. Lm Misterios como perfecciona-
miento de la tragedia.
Sólo que la música debería potenciarse infinitamente, porque ha tk: lill l rlc de la tragedia, al mismo tiempo que continúa viviendo como miste-
un mundo del conocimiento mucho más extenso. El saber y la música 1111" h
presentir un renacimiento alemán del mundo griego: - a este renacim1rn10 \ll
remos dedicarnos. '"'"· de la ciencia la mató.
~c:nio
mduso Sócrates duda.
9137125 lp1des es un secuaz de Sócrates.
jo qué condiciones nos imaginamos el renacimiento de la tragedia?
Medios para leer este escrito: hay algunos que, con ardiente fanta si¡¡, 1
sido guiados por la música hacia una comprensión más nueva 26• Para 1011 lil t'1 I
gos: la mayor parte de eso es demostrable en el sentido más riguroso: pnr
:e falta una concepción distinta del helenismo.
sólo vale para aquellos que aprueban los principios de Schopenhauer. l',11
artistas: - - - tnada como motto: «Sócrates cultiva la música».
Para los filólogos: es imposible el viejo punto de vista trivial.
9138127 11~ncr: relación entre el texto y la música. Gran sinfonía.
l 11cntimiento de Tristán. Insoportable - si no hay arte.
I l 11cntimiento mítico. Constatar un sentimiento solemne completamente dis-
Lo dionisíaco y lo apolíneo. '
El sueño y lo apolíneo. 1retorno a la leyenda - en contraposición al pastoreo idílico.
El placer por la ilusión del sueño. 1vigoroso esquema dramático».
El principium individuationis y Apolo. us héroes wagnerianos nacidos de la música.
La embriaguez y Apolo. 1 «idilio trágico».
Los griegos soñadores y los griegos dionisíacos. l.u representación de Bayreuth?
La cultura apolínea - superó el conocimiento. ohre la instrucción de los filólogos: unidad de poeta y músico.
Lo «ingenuo». u educación a través de la música en los griegos.
¿Renacimiento del conocimiento a través de lo dionisíaco?
Unificación en la tragedia.
El lírico: el problema. ¿Subjetivo? Para la conclusión.
La imagen analógica del sueño.
Schopenhauer sobre la lírica. ta desaparición de lo dionisíaco en la tragedia: fin del mito, uso de la música
La canción popular - estrófica. '"'º instrumento de excitación, pasión, la metafísica cambiada, el deus ex ma-
1na en lugar del consuelo metafísico.
25 Proceso inverso en el desarrollo de la ópera. La ópera heroica en su tránsito a
26 Plan para Música y tragedia. Cfr. 9 (37, 39, 40, 41 , 412]. tmKedia.
En el msc. «neue» y no «innere».
27
Del 9 (38] al 9 (42] escritos para Música y tragedia.
Breve crítica de la opera en relación con su origen, 2) en relación con su esen-
• según el punto de vista de lo apolíneo y de lo dionisíaco.
258 FRAGMENTOS J>OSTUMOS 9. u 14/\ 1871 259

Solución estética de Wagner al problema de la ópera. unu particular perplejidad frente a estos dramas. Todos éstos, teniendo
Reconstrucción del mito. y profunda familiaridad con el poeta, eran conscientes de haber ad-
La visión trágica del mundo. comprensión de cada palabra y de cada imagen de aquellos dramas,
Un renacimiento alemán. nsión restauradora e interior, ele tal manera que podían considerar la
Como conclusión recordar «Los Nibelungos». pctiJa de los dramas como un ca.minar entre los espíritus de los queri-
toli. como un continuo canje de bs recuerdos más seguros y profundos.
9 (42) burgo, sentían que esta relación, con el «libro» en la mano, no era más
Quien ha asimilado en carne y hueso toda la teoría del arte expucsl11 h lución artificial, mediada de ur.a manera antinatural, con sombras, y
ahora en este ensayo - y para que esto ocurra es necesario que su fund;1111N• I• realidad dramática de la escena tenía que palidecer vergonzosamente.
el hecho de lo apolíneo y de lo dionisíaco, estuviese presente ya en él, ba.111 11! f tlmicnto de modo sorprendente-- quedaba frustrado en sus expectati-
ma de intuiciones inconscientes- quien ha sido instruido y convencido 111 st111 bicn, en presencia de figuras shak:espearianas sobre el escenario, surgía
vamente, es decir, por la más sabia maestra, la naturaleza, sobre la eterna vnll rplejidad, que quizás podía ser evitada de momento gracias a un actor
de esos instintos artísticos y sus relaciones necesarias con nosotros, éstl' 111111 pero que permanecía firme en k memoria como un sentimiento de re-
ahora, con la mirada libre, ponerse frente a los fenómenos análogos del Pll"!C'll frente a la puesta en escena de Shakespeare. Se siente algo así como
como un contemplador que no quiere nada para sí, sino que quiere la vl!f1I 'nación y se esfuerza en deducir esta impresión de los defectos de la re-
para todo el mundo. Él ya ha experimentado y reforzado su mirada en u11¡1 ;ión, de la incomprensión de Sh~kespeare por parte de los actores, etc.
de acontecimientos históricos pasados y debe ahora tener el deseo de exp11· 11e consigue: ya que incluso en la boca del actor más íntimamente persua-
con respecto a la realidad. La historia nunca instruye directamente, sólo drn1U pcnsamiento profundo, una comparación, más aún, en el fondo cada
tra con ejemplos: y la realidad presente que nos rodea tampoco nos pucd1· 111 , suenan como un eco debilitado, atrofiado, desacralizado; nosotros no
porcionar un conocimiento profundo, sino que sólo contribuye a ejemplrl 11 di en este lenguaje, no creemos en estos hombres, y lo que en otros casos
confirmar este conocimiento. Por eso mismo, quisiera llamar la atención dr 11[1 nmovió como una profundísima revelación del mundo, ahora es para no-
tra época, con su descripción pretendidamente «objetivista» de la histo11¡1 . 1111 un repugnante juego de máscaras. Y así retornamos de nuevo al libro y nos
aún, carente de presupuestos, que esta «objetividad» es sólo imaginaria , v q tnos a nosotros mismos que la mediación antinatural de la palabra impre-
aquella historiografía -en cuanto que no es una seca colección de dorn111 purcce más natural que la mediación de la palabra hablada a través de una
tos- no representa más que una colección de ejemplos para proposiciones fll11·111 manifiesta y sensible. Sin embargo, si intentamos por una vez leer en voz
cas universales, de cuyo valor depende el que la recolección de ejemplos nw11 lfcrcnciando mímicamente la entonación, aquello que nosotros hemos leí-
una validez duradera o efimera. El que se dé esto último dependerá, cierta11H'11I 'nmovidos en silencio, entonces volveremos a quedarnos perplejos, pues
de la superficialidad de moda y de la supuesta «evidencia» de las intuiciolll'\ 1il propia locución nos parece perfectamente inadecuada e incluso indigna
sóficas, con las que un historiador «objetivo» tiene que ilustrar a los hom hr 1 uc:lla emoción, de tal manera que ahora nos refugiamos en una recitación
sus destinos. Sólo el pensador serio y autosuficiente, exonerado de todos lo ~. 11 k:11, patética y monótona, mediante la cual, al menos, sentimos haber hecho
seos vanos, ve en la historia algo de lo que merece la pena que se hable: sólo p11f ntc por nuestra elevación espiritual. Este sonido monótono y patético de la
los ojos, carentes de deseo, del filósofo la historia vuelve a reflejar leyes ctrr ril! entonces aquel que ha hecho nacer todas los modos de hablar de los per-
mientras que el hombre sumergido en la corriente de la voluntad egoísta, c11ali11 • schillerianos, e incluso un gran número de los personajes mismos: con
se siente motivado a ponerse la máscara de la objetividad, debe resignarse a 10 nos ha garantizado que nuestro irrefrenable sentimiento estético valore de
por así decirlo 28 , la nomenclatura de los acontecimientos, su corteza mús 1·x1 era más alta, entre todos los modos de declamación, el pathos monótono,
rior, con una precisión injuriosa: pero en cuanto emite un juicio más amplio il unsidere como la expresión normal de la recitación poética. ¿Pero qué es
lata enseguida su entendimiento filosóficamente rudo, incapaz de una cons1dr111 thos que no tiene modelos en la naturaleza y que es algo verdaderamente
ción más profunda del mundo y por tanto insensible a todo» 29 • Prescind1rn1I Ktural? Es la expresión de un estado moral: la contraposición del mundo es-
completamente de este «método» histórico y de sus defensores, nosotros intrr v con nuestra propia realidad se presenta a nuestro espíritu del modo más
nimos con nuestros conocimientos estéticos en el presente estético, para expli1 ,, diato y más fuerte como un sentimiento moral, como sentimiento de la esté-
este presente partiendo de aquellos conocimientos: para ello es necesario. ,1111 111tinatural de nuestro mundo frente a la naturalidad del mundo artístico,
seguido, poner de relieve algunos fenómenos de este presente y demostrar q1J tnús como sentimiento de nuestra esencia no estética y completamente mo-
vale la pena explicarlos. l goce estético se manifiesta en nosotros ante todo como elevación moral:
Pensemos por un momento en el destino de los más conocidos drama ' esto se quiere decir que nosotros sólo comprendemos el arte partiendo de
Shakespeare en nuestros teatros. Yo siempre he notado en los espectadores 1111 iot tru elevación moral, de tal manera que la exigencia moral decide en nosotros
re la forma del goce artístico y, por ejemplo, nos impide asistir a la represen-
28
En el msc. «gleichsam» y no «und gleichsam». n shakespeariana, porque nosotros podemos producir para nosotros mis-
29
En el msc. «Weltbetrachtung» y no «Selbstbetrachtung». 11, de modo mucho más fuerte y más puro, aquel goce moral primordial.
2C.O Fl<AGl\1ENros l'OS'l'IJM<>S .9. U l 4A 1871 261

Con esto queda enunciado el curioso principio de nuestro arte actunl, q vo despertar de la Antigüedad)' la ópera son las fuerzas disolventes, el
público artístico es ante todo un ser moral y que los artistas deben de cstill uc sohn:vicne una tendencia idiica, un rasgo sentimental.
parados a dejarse llevar ante un foro que en el fondo no tiene nada q 11c Wt mu de la Edad Media tiene sus 1aíces en los romanos.
el arte. Además, este público puede ser un ser bastante inmoral, pn~üÍRilll
porque no está en condiciones de comprender algo artístico sino a trnv~~ d
movimientos de voluntad, de sus aspiraciones y de sus sentimientos dd deh juicio hace sobre la vida el más feliz y el más artista de todos los pueblos?
puede afirmar ya a priori que los artistas realmente célebres obtienen la ml!I
ción a partir de esos fundamentos morales, y son ellos mismos aprec.:1ad1)ll h
mente en cuanto seres morales y sus obras de arte en cuanto reflejos 111111
mundo.
La expresión más clara de este hecho es la actitud de nuestros contc1u1
neos frente a Richard Wagner. El entusiasmo que encuentran sus dran1a¡¡ m
cales se explica por esas mismas emociones morales: y estos dramas ent11,1.1MI
precisamente por las mismas razones por las que las representaciones tk Slio
peare no gustan. Las representaciones wagnerianas excitan el pathos mo1,1 Id
modo infinitamente más fuerte que no los dramas simplemente imag111ild
pensados a partir de transcripciones para piano. Así pues, los dramas wilen
nos se muestran como el acuerdo más perfecto en la época presente ent 11: el Ln influencia de la ópera sobre la música y la verdadera música.
blico y la obra de arte: se trata ahora de investigar cuáles son los motivo~ 1 Proceso inverso: el espíritu dionisiaco de la música.
adversarios de estos efectos, siempre que no mientan, son extraños a uq111'I Las teorías de Kant y el espíritu de la música alemana en Wagner: hay
instintos que tratamos de explicar. - n wnllicto intelectual terrible por llevar a término la tendencia de la ópe-
rnriún.
h11 producido una justa relación ente el mundo dionisíaco y el apolíneo.
9 (43)
nieta física.
Ensayos filológicos de Friedrich Nietzsche-
Volumen primero.
rtgl·n.
Introducción. La formación clásica y el filólogo del futuro. !11 rnctura de la tragedia.
l. Sobre la cuestión homérica. tres poetas.
2. El certamen. tetralogía.
3. Sobre los Erga de Hesíodo. poeta trágico.
4. Orígenes de la lírica. \:lor.
5. Conjeturas sobre los poetas líricos. oro.
6. Teognis. lenguaje.
7. Las Coéforas de Esquilo. muerte de la tragedia.
8. Demócrito. mito.
9. Sócrates y la tragedia griega. rítmica.
10. Sobre la rítmica. lonisíaco y apolíneo.
omienzo del período trágico.
9 [44(
¿Seguro que los griegos no tenían una canción popular?
prosa y la poesía - ¿qué distinción hacen los antiguos?
! metro, por ejemplo en el yambo, no es más que una bella y rigurosa suce-
9 (45) tcmporal.
¿Cuál es la relación entre la pintura del Renacimiento y el nuevo desperta1
la Antigüedad? ~-

Se rdiere a la revista wagneriana Bayreuther Bliitter (Hojas de Bayreuth), la revista de


Tal despertar se relaciona con la pintura de la época, como la ópera con I'« U111 wagneriana fundada en 1877, y cuyo director iba a ser en un principio por expreso de-
les trina. Wagner F. Nietzsche. Su primer director fue Hans von Wolzogen.
(i}.
rRACiMENT()S P(>S'IUMOS 9. u 14/\ . 1171 263

915IJ
«Tragedia y música.»
«El certamen de Homero y Hesíodo.»
«Sobre el futuro de nuestros centros de formación.»
nldad dramática: ¿de dónde?
9 (52)
upos plásticos comienzan a movene.
El «poeta» es una personificación antiquísima de un dios. 1t poco el drama vence de nuevo los presupuestos dionisíacos.
El rapsoda es Apolo, más tarde Homero. óndc procede la forma del teatro? Es el calvero sobre una cumbre soli-
El lírico: ¿qué significa ahora la entrada en escena del actor? dcdor está acampado o merodea el pueblo dionisíaco.
No es verdad que los griegos viesen al actor en función de su acl'llnt, y 1¡ Mil ditirambo es la sinfonía antigua.
hablase sólo lo necesario como para hacer comprender la acción. lcur cómo se desarrolla la tragediajinto al ditirambo dramático.
En la mímica el sentimiento permanece sin expresarse en lo profundo l' 1111p mporlancia de la palabra para el diálogo. ¡Extraño! A pesar de ello no son
sa sólo a las acciones. En el drama griego el sentimiento se expresa. destinados a la lectura. La mímica no es el presupuesto del diálogo: sino
>'"· La acción no es una acción representada. El deus ex machina como
9 (53)
11 esta es la representación originaria de los protagonistas. Ú7toxpL -r~i;;
El mismo impulso que pone la estatua31 en lugar del dios contemplado rn responde», es decir, aquel que responde a la interpelación del coro.
ños, pone también al actor en el lugar de la visión de Dioniso que actúa . los aparece como el rapsoda que habla en forma de poesía: en la dignidad
1. El rapsoda infinitamente potenciado: esta es la antigua forma del dios
9 (54)
11.l'CIS.
El lenguaje de la tragedia. Pathos de la dicción. 11tc sentido la epopeya presupone el drama.
Los tres trágicos.
La tetralogía.
La estructura de la tragedia.
El poeta trágico. Tendencia y mito.
Los mitos. :l 11ocratismo vence al mito.
El coro. hlc uso del mito. Ejemplo: - - -
El actor. lurte figurativo perece en el pensamiento.
llidad del cristianismo frente al arte: lo mantiene en los límites del sím-
9 (55)3 2 lo.
lnicnte vence el arte: los hechos históricos se disuelven en la esencia libre de
El drama junto a la música: ¿Qué sentido puede tener este estar uno juol11 foN mitos, sus fuerzas continúan viviendo eternamente. Sin embargo, con ello
otro?
1cristianismo es superado y ya no proporciona más apoyo. Por lo tanto, al
Para liberarnos verdaderamente del pensamiento, de la tendencia.
vés que en los griegos, primero 2 y luego 1.
9 (56) través del arte puro nos liberamos del pensamiento simbólico.
Las Bacantes. ctorno coherente a la Antigüedad para tener un nuevo apoyo. Una tenden-
«Improvisar.» rudita llega ahora al arte.
Esquilo y Sófocles. Sigue dominando, sin embargo, la tendencia propiamente medieval y ahora
El coro trágico. Debate con Schiller. u a una conexión, a su vez impopular y erudita, con la Antigüedad.
Tetralogía.
La unidad. 1
El actor que ve como fuera de él la figura que tiene en mente. La música como arte no nacional: por eso se pueden salvar por ella las na-
¿La lírica sobre el escenario? ¿Tal vez originariamente? ncs.
Significado del yambo para el diálogo. 1.as leyes - - -
Originariamente un coro que ve la imagen viviente y la celebra cantando. Ahora la música tiene la función de volver a elevar la imagen a la altura del
El mito. t~l y de liberarla del pensamiento socrático.

31
32
En el msc. «Statue» y no «Naturn. Cfr. 9 (20) y DW l. 1601
Hasta el fragmento 9 (61) se trata de textos preparatorios para Música y tragedia. Prólogo. La tarea de la filología clásica.
>(¡.¡ 265
1 H1\GM ENT<>S l'úS 1 U M<>S 9. U 1 4A. 1871

9161) l. Lu fflhrit:a domina. El hombre se convierte en un tornillo. - El mo-


Las representaciones rchg1osas son la matriz de las representaciones polll lpnl para la generalización de la forrración es el temor ante la opresión
Las representaciones religiosas nacen de las representaciones artíslil~;¡
El crecimiento de las representaciones artísticas como fuente de Ind
cambios religiosos y políticos - mi tema.
Lo dionisíaco como madre de los misterios, de la tragedia, del pcsi1111'íll hn: una manera infame, el intento ,fo controlar imágenes del mundo
La revolución que opera lo dionisíaco. unu vida y de un sentido profundos, con toda la insensibilidad siniestra
Quizás hay que partir del mundo ético-político de la tragedia. El pocf.1 lf lu111 ntl·ión» a la Grenzboten 34 .
como maestro del pueblo: ¿pero a dónde nos lleva la teoría de la tragcd1.'''
Característica general del mito griego.
El Estado y el mito. ncia nunca puede ser popularizada: pu.es no hay demostraciones popula-
El arte y la religión. Solamcnte son posibles informes sobe resultados científicos y sus con-
hu para el bien general. -
9 [62)3 3
Consideraciones fundamentales:
¿Por qué la separación entre enseñanza popular y enseñanza erudita'' y como nos lo hacen creer los médicos ie los balnearios, el efecto princi-
¿Cuándo tiene lugar?- En una época inoportuna, cuando no se conoi 1011 haños termales se siente después.
naturalezas.
La pretensión de adquirir una formación en el Instituto de bachillerato CH 11
mentira. La masa de aquellos a los que se les obliga a estudiar ha arruinad11 e ximo robustecimiento y restricción de laformación [ Bildungj!
pletamente al Instituto de bachillerato. Originalmente no son más que l'\l: u~I
de erudición; pero no escuelas de formación.
Erudición y formación no están relacionadas entre sí. •orialismo es una consecuencia de la incultura general, de la educación
La formación «general» degrada la «formación» en sí excepcional. FI pdl 1.:111, de la rudeza de espíritu. En un cierto grado es una consecuencia de la
dista es una reacción necesaria: - : «el hombre común con una formación V•'ll Ión del «ostracismo».
ral». cformacióm> como compensación y penitencia debe ser la instancia pro-
11 de todos los oprimidos.
9 [63)
Sobre el futuro de nuestros centros de formación.

l. Formación como exceptio. Sobre el concepto de un centro de formac11111 Sobre el futuro de nuestros centros de formación.
2. El Instituto de bachillerato: en el fondo una escuela de formación proll"tlt
nal: al servicio de un oficio. ualdad de enseñanza para todos hasta los quince años.
3. La escuela elemental: el periodista y el maestro. es la predestinación para el Instituto de bachillerato llevada a cabo por los
4. La escuela de grado medio: fundamentalmente una escuela de formm 1 s. cte., es una injusticia.
profesional: al servicio de un oficio. 1 separación entre maestros de la Escuela elemental y profesores de bachi-
5. El maestro. to es absurda.
6. Propuestas (contra el socialismo). l .ucgo, las escuelas de formación profesional.
1-'inalmente escuelas deformación (de 20 a 30 años) para la formación del pro-
9164) rudo.
Contra la aspiración a una «formación general»: buscar más bien una w11 li.1 Los errores comunes del método actual.
<lera formación, profunda y rara, por consiguiente, una restricción y concc11t1 Concepto falso de la formación clásica.
ción de la formación: como contrapeso frente a los periodistas. La incapacidad de los profesores de Institutos de bachillerato.
La división del trabajo científico y la escuela de formación profesional comli! La imposibilidad de centros de formación tan general como parecen ser los
cen hoy hacia una restricción de la formación. Sin duda, hasta ahora la cult11111 Institutos de bachillerato actuales.
no ha hecho más que empeorar. El hombre consumado es algo completamrn11
33
Hasta el fragmento 9 [70] textos preparatorios para BA. Cfr. 9 [62, 53, 64, 68, 69, 701 " ('fr. 8 [113].
'1111
1 HAOMFN'lüS l'(>S'IUMOS 9 U 14A.1871 267

4)Fl .1·1·ni<·i11 111ilit11r 110 p11cdc provm:ar una separación. Ante Indo h p1du111cnte las fuerzas sensibles. Para mí este problema podría ser más
lrnncar la codiciosa cxigl•11cia de los industriales.
olvcr 4 uc para otro, pues sin una cierta interioridad yo no soy capaz
5) El concepto horrible del maestro de escuela y de enseñanza clrn1ent11I tu me suele mantener ligado a mi rojeto más estrechamente de lo
Debe desaparecer el ven.ladero oficio de maestro, la clase de los 111ac'!ll 11dria.» - Música, interioridad.
partir enseñanza es una obligación de los hombres de más edad .
El resultado: se descubre una enorme masa de formación. La neccsíd
especializaciones se liquida de un modo más general y más satisfactor ¡, Sdlillcr espera del coro, lo realiza la música en un grado más alto.
que los individuos no se atrofien con una carga excesiva.
Surge una verdadera aristocracia espiritual.
Empezar por los centros de formación para el profesorado.
r /:'/ Paseo 31 de Schiller para explicar lo idílico, con su manera de abra-
Las Universidades, en cuanto instituciones eruditas, se han de transl1Jl!ll tura/e::a después del máximo terror.
1nstitutos especializados.
Se crea una aristocracia espiritual. lto de la naturaleza - esencia del arte moderno - la supresión de la
de la naturaleza procede de la misma raí!:.
os.enseñanza clásica resulta fecunda sólo para un número reducido lit' 1
vid uLa icla hacia la naturaleza es nuestra musa 2rtística: pero de la naturaleza
du germánicamente. Es precisamente la aiosa Naturaleza, en la que nos
La «escuela de grado medio» tiene un núcleo muy firme. No se debl' flil n10s, no la naturaleza común, empírica.
nadie a la formación. Para decidirse a ella es necesario tener más edad
Uno debe decidirse por la formación desde la escuela especializada
Los maestros de las escuelas de formación profesional son los maestro.1(1 Ulcr sobre Shakespeare, dramas históricos, p. 407.
ficos, los cuales (después de haber superado el período educativo) vul'f,cn 111.lmirable el modo en que el poeta ha sabido siempre explotar en sentido
especialización.
u el material tosco y qué hábil es para representar aquello que no se puede
La enseñanza impartida por los hombres de más edad tiene que nw111i;11 ntar, quiero decir, el arte, usar símbolos, en donde la naturaleza no puede
tradición.
presentada. Ninguna obra de Shakespeare me ha recordado tanto la trage-
91711 icg:m38.
ucthe, p. 405: Todas las obras dramáticas (y quizás ante todo la comedia y
El Romanticismo no es la antítesis de Schiller y Goethe, sino de Nicol111 ~ 1111) tendrían que ser rítmicas y así se vería más fácilmente quién sabe hacer
toda la Ilustración. Schiller y Goethe están más allá de toda antítesis. w.
91721 hillcr, p. 403: el ritmo - «forma de este modo la atmósfera para la creación
len. lo más tosco se queda atrás, sólo lo espiritual puede ser sostenido por
La acción poética es muy grande en Wagner. La palabra, que no actúa 1111i lcmcnto sutil» 4º.
tensión, actúa en cambio por su intensidad. El lenguaje vuelve a un estado ,, u música realiza esto en un grado todavía mucho más alto.)
nario mediante la música. De ahí la brevedad y el carácter restringido de la nf
sión.
Ese estado originario y natural es una pura ficción poética, y actúa con 111 1
1
holismo mítico. 1 fundamento originario de la música, la voluntad, es también el trasfondo
/: no sólo movimiento mecánico de las fuerzas primordiales, sino también
91731 rul: incluso fundamento originario del intelecto.
Los personajes y la forma del verso 35 se corresponden.
9174]36 l'.n la ópera wagneriana Ja música da a la poesía una nueva posición. Lo que
porta es más bien la imagen, la imagen animada y que se transforma sin ce-
Schiller, II, 388: «Le doy toda la razón en que yo me tenía que concentrar 111 r, a la que sirve la palabra. En cuanto a la palabra, las escenas son sólo es bo-
en mis trabajos sobre el efecto dramático. - Creo también que nuestros d1.11iUI das.
no tendrían que ser más que esquemas poderosos y de diseño preciso, pero l'i
eso se requiere entonces una abundante inventiva distinta, para excitar y oc1qll11
15 17
En msc. «Versform» y no «Versformen». «Der Spaziergang», poesía de 1800.
16 1
K Carta de Schiller a Goethe, 28 de noviembre de 1797.
Carta de Schiller a Goethe, 6 de julio de 1802. Aquí y en los fragmentos sigu1rnt w Carta de Goethe a Schiller, 25 de noviembre de 1797.
Nietzsche alude a la obra ya citada Briefwechsel zwischen Schil!er und Goethe. Cfr. 9 [40]
'º Carta de Schiller a Goethe, 26 de diciembre de 1797.
'fll! HtAGMH,lloS P<>S'l lJMOS <), lJ 14/\. 1871 269

La 111i1sica saca a 111 luz el /111/11 .1i111hrílil'o de la poesía. La 111í111il't1 f\iJ nido los griegos una canción popular? No.
lado, el pensamiento Sl: rcl mt nic: de ahí que nosotros sintamos mil icanwnt y la canción popular47 : ¿única forma autfntica del arte?
deei1~ que veamos una ilustración del mundo. t'lt'm l'ºfl"/ar actúa sobre nosotros por medii> de lo idílico-elegiaco.
C'látr f'tlfllllar muestra lo que nosotros quere.,,,-zos del arte.
91801 íón popular es un verdadero elemento rerulador y una fuerza recono-
lúa degíacamente - muestra, 7tOU xcú 7tÓth:v ~µ1v fo·nv ~ •ÉXVlJ •
48
¡,C'uál es la diferencia entre el drama griego y el ditirambo?
n nosotros disfrutamos así con Shakespeare, en cuanto naturaleza.
91811 de /11 naturaleza: este es nuestro verdader::> sentimiento artístico.
Schiller, p. 426: «Yo no sabría decir qué es lo que nos mantiene tan c:111 mí1s poderosa y mágicamente se representa la naturaleza, tanto más
mente en los límites de la poesía en la composición de un drama y, si la 111'1 u ella. Lo que dice Goethe sobre la natura/e;a - desde el punto de vista
abandonado, qué es lo que nos haría volver a ella tan seguramente, sino 11nfi 1, Vol. 40, 38949 .
lo más viva posible de la representación real sobre las tablas de un teatro llclti !I para nosotros la eliminación de lo antim.tural, huida ante la cultura
público más variado, gracias a la cual tocamos con la mano la espera ap:1shm ción.
e inquieta y, con ello, la ley del intenso e incesante progreso y movimienlrrn41 legramos de la pasión - como de una fuerza de la naturaleza. Por eso
poetas son patológicos.
91821 n ¡.wrmánica de la naturaleza - no la ilustrada del Romanticismo, con
Schiller sobre Wallenstein, p. 409. Me parece como si me hubiese asall.H.h•
cierto espíritu épico, que puede ser explicado desde el poder de sus efeclm In lniismo germánico - con él rígidos moralistas: ¡Schopenhauer y el im-
diatos; no creo, ciertamente, que eso dañe el carácter dramático, porqur qlll Mlcgórico! Nosotros cumplimos con nuestro deber y maldecimos el enor-
era el único medio para dar a este material prosaico una naturaleza poétin/• 1presente - necesitamos un tipo especial de arte. Éste conserva unidos
''º'ros deber y existencia. El cuadro de Durero 50 del caballero, la muerte
91831 lo como símbolos de nuestra existencia.
Schiller (Correspondencia 43 , l, p. 430) 44 • «Si realmente el drama a trn\
una inclinación tan mala», etc.
Supresión de la imitación común de la naturaleza: mediante la introdlll turo de los Institutos de bachillerato.
de recursos simbólicos. Mediante eso se purifica la poesía.
Confianza en la ópera: aquí se deja esa servil imitación de la naturalct.1 , y
ideal podría entrar a hurtadillas en el teatro. - Por medio de la música el l""•l!lt Ir del pensamiento, el cual determina actualmente el arte.
tu se dispone a una mejor receptividad: juego libre en el pathos, el hecho dr \I
se permita lo maravilloso, nos vuelve más indiferentes frente al contenido. ·
Goethe: p. 249: «porque sin un interés patológico uno dificilmente se g.111111 lmbolo - en el período primitivo lenguaje para lo universal, posterior-
el aplauso de la época» 45 • un instrumento para recordar el concepto.
música es propiamente el lenguaje de lo universal. En la ópera ha sido usa-
91841 simbolizar el concepto. Esto presupone una gran riqueza de formas co-
Schiller: el arte poético - obliga al dramaturgo a mantener alejada de 1111 inmediatamente comprensibles, es decir, conceptualmente comprensibles.
lros la realidad que individualmente nos penetra y a procurar al espíritu 1111.¡ 1 ligro está ahora en que todo dependa del contenido del concepto y en que
bertad poética frente al contenido. La tragedia en su concepción más alta asplr 111 musical misma perezca. En este sentido el concepto es la muerte del arte,
rú siempre a elevarse hacia el carácter épico46 • 1110 que lo reduce a símbolo.

91851
La canción popular - ¿quizás el único arte verdaderamente popular?
¿No es quizás la canción popular el resto de una música artística antigua''
41
42
Carta de Schiller a Goethe, 26 de diciembre de 1797. --
Alusión a la recensión de Goethe a la recopilación de canciones populares Des Knaben
Carta de Schiller a Goethe, 1 de diciembre de 1797. llom ( 1806), reunida por Ludwig Achim von Arnim y por Clemens Brentano. Fue pu-
41
En el msc. «Briefwechsel» y no «Briefe». 11 en l lcidelberg en tres volúmenes ( 1806-1808).
44
Carta de Schiller a Goethe, 29 de diciembre de 1797. (J11110 y de dónde nos viene el arte».
4
s Carta de Goethe a Schiller, 27 de diciembre de 1797. Oocthe, introducción a los Propyliien, periódico dirigido por él.
46
Carta de Schiller a Goethe, 26 de diciembre de 1797. fr. 8 [20].
1
70
f>HAGMEN tos l'OS'l lJM()S
9. u 14/\ . 1871 271
91901
El uli/irn w111.:cpto pn1111t rvo de la ópera: aquí se evidencia la i111posihll '' posible encontrar todavía una disposi:::ión estética. ¿O quizás con la
:11:011venciona/ismo de la tragediafrarcesa? Nuestros poetas intentan
del arte en el mundo moderno liberado de la Edad Media. Se utiliza el 111111
de la música para representar una época ancestral soñada, es decir, 111111 ~I
OllllS,

artística. (El mundo católico podía producir todavía un arte.) El Re1111cim1


rnza de Schiller en la ópera53 .
dio a luz a la ópera. Ión respecto a la música como la del acbr con sus papeles: es decir, la
drnmútica.
El público subyugó ahora a los artistas: se trataba del ansia de los l'li/tfl
una vida artística. 1111 del símbolo en nuestro mundo modeno. La comprensión del mundo
de «símbolos» es el presupuesto de un gran arte. Para nosotros la música
La ópera ha dominado hoy en el estilo ideal. La tragedia clásica de 11
ceses es una imitación de la ópera heroica. nvcrtido en mito, en un mundo de símbolos: nos comportamos con la mú-
'I lo hacia el griego con sus mitos simbólios.
Goethe confiesa que él poetizaba de manera patológica51 : ¿acaso los l:'.I
griegos no poetizaban, también respecto a la tragedia, de modo no palt)lo humanidad que sólo ve el mundo de moc:o abstracto, y no en símbolos,
Ciertamente. Además, ellos carecían de toda pasión. 1\Z de arte. En lugar del símbolo tenemos fa. idea, de ahí la tendencia como
1

Utilizamos la música como un arte todavía no resuelto en conceptos polar del arte.
hay hombres que comprenden el mundo como música, por lo tanto sim-
El progreso hacia la sinfonía, en Wagner. Una coexistencia de ambos 1111111
sin perjudicar a nadie. Comparar la mímica de los antiguos (en Luciano) u:ntc. La intuición musical de las cosas es .ma nueva posibilidad de arte.
La tragedia antigua: el coro, que tenía un sueño apolíneo. :onsiguiente, hay que considerar un acon'ecimiento no en relación a las
La ópera-tragedia: - - - que contiene, sino en relación a su simbo/i;mo musical: es decir, en cual-
ONa se puede sentir continuamente el simbolismo dionisíaco. La fábula
El texto de la ópera: procede de las marionetas. Se excluye el pens:i 1111tit1
vale sólo para la comprensión de la mímica. El lenguaje existe sólo a ca 11~;1 d
u simbolizaba lo dionisíaco (en imágenes). Ahora la imagen simboliza lo
mímica: substrato del canto. lnrn.
La consumación de la tendencia idílica de la ópera a través de Wagncr dionisíaco fue explicado a través de la imagen.
La nueva posición del arte como un recuerdo que conmueve en una ép111:11
uy se explica la imagen a través de lo dionisíaco.
tística. r lo tanto, se tiene una relación completamente invertida. ¿Cómo es eso po-
La canción popular sólo se disfruta bajo este sentimiento. ¡,Cuándo la imagen puede ser un símil delo dionisíaco? - Los antiguos
La música, en cuanto arte universa/, no nacional y atemporal, es el ú111111 un de comprender lo dionisíaco a través del símil de la ímagen. Nosotros
floreciente. Representa para nosotros el arte total y el mundo artístico. Por n11
ponemos la comprensión dionisíaca y tratamos de captar el símil de la ima-
música redime. Nosotros y ellos comparamos: a ellos les importaba el tipo de símil de la
n: a nosotros el aspecto universalmente dionisíaco.
9191)52 ra los antiguos el elemento en sí claro era el mundo de las imágenes, para
Cuestión homérica. Homero, Ilíada. Hesíodo, Erga. tros es lo dionisíaco.
Historia de los líricos. Historia del drama.
Coéforas, Edipo rey. 11"
Platón. ~onsideraciones estéticas.
Oradores. Historiadores. Alejandrinos. Mitología. Homero y la filología clásica.
Orígenes de la lírica.
Epigrafia latina. Gramática latina. Antiguos dialectos itálicos. Acade///11 1
Cicerón. Sócrates y la tragedia.
Tácito, dia/ogus de oratoribus.
Cicerón, Catilinaria. 1
Enciclopedia, métrica. i el arte tiene un significado metafísico, entonces al público de la obra de arte
que tomarlo en consideración sólo en cuanto que la obra de arte estimula el
9192] miento del genio.
Los antiguos no eran patológicos frente a sus dramas: eran como actorl'8 ji
1período del arte es una continuación del período que crea los mitos y la re-
tenciados. Entre nosotros, son patológicos los poetas y los espectadores. «·1
1
".
l lay una fuente de la que fluye el arte y la religión.
qué elevamos el drama a una altura ideal: con el coro? En lo puramente im¡1111r
51
52
Carta de Goethe a Schiller, 27 de diciembre de 1797.
1
Proyectos para las clases. Carta de Schiller a Goethe, 29 de diciembre de 1797.
" Después del fragmento 9 (93] se añade en el msc. 9 [93a]. Ver apéndice.
,., l·l{/\(iMl :Nll>S l'úSTUM<>S
<). lJ l 4A . 1871
273

l lny es rn11vc11ic11to d''}or a 1111 /11d11 los restos de la 1ida reliKiosa, porq11
1

déhiles y estériles y debilitan la ahnegación para un verdadero fin. ¡Muen .~ 11ohn: su evolución:
hm'.
débiles! rcza~x (placer de la disonancia). Artifüial. Negación de lo cotidiano.
Precisamente por4ue nosotros queremos un idealismo supremo y CllN
no podemos servirnos de las lánguidas veleidades de la religión. Hoy clln~ 1 lemcnto característico.
den que un hombre llegue a ser completo y acabado, y que salga a rcl11l!i1 pi
mente su fin cultural y artístico. Mientras que la consideración suprema d('( i 1y Clmsonante59 »: gestos que, en parte <. través de la vista, en parte a
do sea usurpada todavía por la esfera religiosa, los mayores esfuerzos y 11n 1oido, son sentidos como gestos: bajo las inervaciones concomitantes.
individuo permanecen por debajo de su valor, afectado por un sabor a tli:1
salva para sí su metafisica: pero estará lejos de comprenderla y de p1cd1
como un evangelio de masas.
~· la religión en sentido griego son idéntcos.
El que quiera hacer a los hombres serios, ya no tiene nada que hacl'1 con puede pensar sólo en la «religión de h. belleza». La religión griega,
religiones descoloridas. Él conservará ante todo el rigor, la tosquedad n1n111I rte. en muchos aspectos no tiene relacióncon lo bello.
deber: por otra parte, su tendencia a tomar en serio los fenómenos de la vid u
resignará a todo, a excepción de la realización de sus ideales.
rltkm> es una creación del Renacimiento, en el que el oyente determina
9 19515 5
Sócrates y la tragedia. 2 <folios>, aproximadamente 50 t<1h.'t 1 tu obra de arte.
La tragedia griega y la ópera. 8 <folios>.
Rh<einisches> Mus<eum>, aproximadamente 3 <folios>= 15 táleros.
distintos puntos de partida de la tragedia griega:
9 1961 ro. que tiene una visión,
Las formas neolatinas, es decir, su esquematismo, se suprime: por eso l! Improvisador dionisíaco poseído.
oro explica solamente la imagen viviente: el improvisador el drama.
desaparecer la rima latina con sus versos iguales. Valor de la aliteración a otlil
re eso es sumamente instructiva la comedia.
de la libertad rítmica. \ll.~imwrio extasiado, el coro, eleva inmediatamente al improvisador contem-
Liberación rítmica debida a Wagner.
una altura ideal.
i4.~iiín de la visión con la improvisación encantada - Origen del drama.
9 1971 este sentido es instructivo el silencio expectante de las figuras esquíleas,
El pathos de la música - mxpov x1ú x1n!Í.-ce:xvov 56 . uripides caricaturiza. En primer lugar, la figura del escenario es sólo una
luego comienza a improvisar, partiendo de la altura ideal de sentimiento
9 1981
La música es el arte «más subjetivo»: ¿en qué no es propiamente un arll'? l . El coturno del pathos -
t1111to tenemos en la tragedia griega una sucesión de la música y de la vi-
lo «subjetivo», es decir, es puramente patológica, en cuanto que ella no e' 1111 mientras que la meta de los modernos es la yuxtaposición .
./(>rma pura no patológica. Como forma es inmediatamente afin al arabesco (~I el 1·oro el que establece el lenguaje ideal de la tragedia: así lo ha sentido
es la posición de Hanslick 57 • Las composiciones en las que prevalece «la l111m
que actúa de manera no patológica», sobre todo las composiciones de M('//dd r.
de Esquilo - Esquilo como actor.
1 improvisaciones
solzn, adquieren por eso un valor clásico. Incomprensión del texto lírico y la incomprensibilidad del pathos esquileo -
9 1991 ,
El oyente no es el hombre estético; a través del arte el público es purificad•) ué es esta capacidad de improvisar a partir de un carácter extraño? No se
consagrado en hombre religioso-moral. El «crítico» es el «hombre estético 1111 Lle una imitación: pues la reflexión no es el origen de tales improvisaciones.
ginario». Solamente el genio es crítico, es decir, él decide sobre la grandeza y In mente la cuestión es: ¿Cómo es posible entrar en una individualidad extraña?
pequeños repiten luego lo que dice él.

l\n el msc. «Grobe» y no «Herbe».


En el msc. «Vokal und Consonant» y no «Vokal-Consonant». Cfr. Ópera y Drama, op.
ss Proyectos para artículos de revista sacados del material para GT.
56
«Aspereza y artificial». Cfr. Plutarco, De prof Virt., 7. ·•llCCialmente la tercera parte, cap. 2.
s7 Cfr. 9 (8]. Ver Ill, p. 45, V, pp. 75 ss.; VII, pp. 97 ss. 'fr. GT 8.
'l•I
l' l<AGMFNl<>S l'<>S'f'llMOS
'>. u l 4A. 1871 275
Esto es :111tc t11do 1111¡¡ l1hc1nc11'>11 de la propia individualidad, poi 1
11! un sun1cr¿.!irsl' l'11 111111 1cp1csl:11tat:1ón. Vemos aquí cómo la rcprcsc11í
en condiciones de dllnl.'lll'lili las manifestaciones de la voluntad : c1'11110 'cultura del Renacimiento, conectada c>n la Antigüedad, buscaba
ri1cter es una representación in tenor. Esta representación interior"" Cll m n 11rtc nuevo correspondiente: mientras quela Edad Media llegaba a su
lamente idéntica a nuestro pensamiento consciente respecto a nosofi 111clusión en la pintura, en la escultura y tn Palestrina. El terreno del
Este entrar en una individualidad extraña es entonces un goce 1111 1 no es el pueblo, pero el pueblo se comp:ende idilicamente y lo im-
niente esto significa que las manifestaciones de la voluntad llegan a &C1' flli L l!1 aria y el Estado moderno, ambos afürando al pueblo, permane-
le distintas, es decir, diferenciadas y finalmente reducidas al silendo lí !I m111mo tiempo eternamente lejanos. Por ell~. el concepto de pueblo ha
Una representación que profundiza cada vez más. 1&l~o de mágico: en su veneración se expesa el extrañamiento de él
La simulación, al servicio del egoísmo, muestra también el podcl' de 111
scntación de diferenciar las manifestaciones de la voluntad. domina, es decir, contiene ahora en sílas fuerzas que antes se en-
'1'11/1111
El carácter parece ser, por consiguiente, una representación w11i!1 luten tes en las grandes masas. El individue como extracto del pueblo:
nuestra vida instintiva, bajo la cual todas las manifestaciones de esa '11J11 rns de un florecimiento. Es imposible presiltar los fines actuales de la
liva salen a la luz. Esta representación es la apariencia y aquella vida 1;1 n como fines de la masa (por ejemplo, las C-uzadas).
114uella vida es lo eterno, la apariencia lo perecedero. La voluntad es lo 111if\· o 11c relaciona con eso el arte? El arte solemriza al individuo, es decir, al
la representación lo que diferencia. El carácter es una representación 11¡1i(ll
Uno primordial, que nosotros no podemos conocer más que como 111111 nlt
dad de manifestaciones.
Aquella representación primordial que constituye el carácter, es l;i111hl o a Richard Wagner.
n1utlre de todos los fenómenos morales. Y cada supresión esporádica dd 1 •l de la lírica.
fon el goce artístico, en la improvisación) supone un cambio del carút'lr1 ni y la tragedia.
El fenómeno moral surge del mundo de lo óptimo, unido a la represen t.11 ión
la apariencia. El mundo aparente de la representación tiende hacia la l l'l l1;n
del mundo y a la consumación del mundo. Esta consumación del mundo 1 li hukespeare el pensamiento se ha adecuado a a música.
liria en la destrucción del dolor y de la contradicción primordiales, es dn 11 11• de la época moderna: el Renacimiento muestra la ruptura en la ópera,
destrucción de la esencia de las cosas y en la sola apariencia - por lo ta11111 RN Pa lcstrina es la conclusión suprema de la Edad Media. Comprender
sistiría en el no-ser.
tlllll('flle la ópera significa comprender el es¡:fritu moderno. El profano
. Todo bien surge del estar inmersos temporalmente en la representarn111, tcroso de arte plantea sus exigencias y une toias las artes en torno a sí,
c1r, surge de la unión con la apariencia.
upcrar como en sueño aquella fractura. «El hombre bueno», «el hombre
9/106J primordial» se contrapone ahora al hombre cristiano: el arte revela una
pciún moral del mundo. El hombre moderno necesita el arte como una be-
Cuando Richard Wagner atribuye a la música el carácter de lo «subl1111¡ mhriagadora, en lugar de aquella/e medieval. La ópera «heroica» se ha de
ilrtc moderno 61 •a lo agradablemente bello, se manifiesta en esto el lado 1111111
contraposición
nder de este modo: como contraposición al dogma del «hombre bueno».
In misma manera que Virgilio conduce a Dant~ por el infierno, así la ópe-
Aquella voluntad, que se mueve entre todos los sentimientos y conoci1111l'1il roya en la tragedia griega.
Yque la música representa, es frente al mundo empírico un estado origi1111111•
r11d1:1íaco y rico en presentimientos, que se relaciona con el mundo como d 11 1
rc\Pecto al presente.
ON griegos sentían de una manea ingenua, y también sintieron de una mane-
Nosotros gozamos de este estado originario con el sentimiento moral d .cnua el xÓµ7tot:; 64 esquileo. Distinción entre el pathos esquileo-pindárico y
su~liine,de
62 aquello que no se volverá a alcanzar. Estas son las «Madres» d hillcriano.
ex1stcncia : hemos de ir a buscar allá abajo a la verdadera Helena, la mús1l .1 1t"oro, es decir, la música, forzaba a este pathos: cuando uno quería abando-
1pathos, a favor del elemento individual y característico, se debía reducir la
ll'lancia de la música coral. - ¿En qué consiste ese pathos? ¿De dónde pro-
csta aberración de la realidad? ¿De dónde proviene ese placer por lo antina-
1'! ¡,Es la diversidad de la lengua homérica? No hay lírica; pues las intenciones
"":"--- 11plicitan. Todo debe aclararse: ¡qué peligroso es este pathos! Por eso se eligen
" Cfr. Wagner, R., Beethoven, op. cit., p. 19.
~ Referencia a GT 16.
<'fr. GT 19.
«Sonoro, Énfasis».
,.,,,
l;l{AGMENIOS l'OS'l'llMOS
<J. lJ 14/\, 1871 277
los mu fl 1c1 os 111{¡~ i;1111 plcs )' y11 rnnoddos, para poderse permi lir aq ul'l In
de la expresiú11 1 1.1tl1•1wio prolongado de las figuras de Esquilo recuerd:1 LI In
s1ó11 del coro, (el'. /.as 1w1u.1·1•1) 1 'fristú11, palabra, pensamiento e imagen son un contrapeso frente al
Eslas personas que callaban duranle largo tiempo debían decir luee.1 1 totalmente absorbente de la música.
bras lerriblemente palélicas: ellas habían subido demasiado alto en I¡¡
ideal: y aquellas palabras no eran más que palabras completamente extl'ai
quielantes, incomprensibles. llllplll'tancia del compás como límite de la rr.úsica, en contra de su máxi-
to. En Wagner se siente de vez en cuando, romo actúa la música sin este
911111 66 li1111bién en esto él es idílico. El compás no tiene ningún modelo en la
Cuando los inventores de la ópera creían imitar con el recitativo el u~11 d lc1a: ¿qué sería una fuerza que separase losmovimientos de la voluntad
griegos, se trataba de una ilusión idílica. La música griega es la más ideal p¡¡¡ les iguales de tiempo? - es decir, originarianente, el compás es la repro-
hecho de que no toma en consideración la acentuación de las palabras y, en n del movimiento de las olas. Es ya un discurso simbólico de la voluntad:
neral, la cuidada concordancia en las palabras entre los arsi67 y los más Pl'lJ11~1\ xtcrno, que se puede comparar con los dos actores de la tragedia; es lo
movimientos de la voluntad. No conoce en general la acentuación mus11111I mantiene. Con el compás la armonía y la Tilelodía son, por decirlo así,
efecto se basa en el ritmo del tiempo y en la melodía, no en el ritmo de la i111t•11 dus.
dad. El ritmo fue solamente sentido, y no llegaba a expresarse a través de la ,, n1111pás es la repercusión de la mímica sobre b. música: de la misma mane-
ruación. Acentuaban más bien según el contenido del pensamiento. La allu1 o1 111 melodía es el reflejo del pensamiento lingüístico, de la frase. El hombre
profundad de la nota, la tesis o el arsi del compás no tienen nada que Vl'I Ct•t 111111a y habla, en cuanto es capaz de cantar, define las formas fundamen-
aquel ritmo. Por el contrario, se desarrolló con la máxima finura el sentido dtJ 1 de la música.
c•.1·calas musicales y del ritmo temporal. Esto se aprecia en la aptitud para la d;11 música se ha unido en su desarrollo a las principales exteriorizaciones an-
de este pueblo, su enorme no~x~)..Lix 68 rítmica: por el contrario, nuestras rl'l.1c11 mórficas: marcha y lenguaje. Podemos definir la marcha de una manera
nes rítmicas siguen un restringido esquematismo. xada como una imitación de la música y la frase hablada como una imita-
911121
llc la melodía.
ntonces, el compás había que entenderlo como algo fundamental: es decir, el
Los líricos.
originario sentimiento del tiempo, la forma misma del tiempo.
Teognis.
Coéforas.
Filósofos. 171
id1ard Wagner y la tragedia griega.
Laercio.
rólogo. Parece como si aquí se diese la más estrecha afinidad, de tal manera
Alcidamante, Homero. los italianos, al imitar la tragedia, habrían encontrado el verdadero camino.
911131
Cuando la música se desarrolla con la ayuda de la poesía lírica, esto sig111 l1i 11
lo siguiente: el músico fuerza y acostumbra al profano a la música y a una co111
prensión gradual de la misma mediante la interpretación de la poesía lírica q11f
lo acerca a ella.
Se compare la dificultad de acercarse a los últimos Cuartetos de Beethovrn 191
o a la Missa solemnis.
lnlluencia extraordinariamente precisa de la antigua música sobre los afectos.
911141 música antigua se entendía como el lenguaje de la voluntad, de ahí su vincu-
lón indisoluble con la poesía lírica.
Liberación de la sinfonía de su esquematismo latino. Desencadenamiento dd El poeta trágico se considera como un maestro que enseña al pueblo la mane-
ritmo.
dc ser mejor. Punto de vista moral.
El Idilio trágico, Francesca de Rimini en Dante69.
Nuestra sensibilidad artística es también sensibilidad moral, pero el conoci-
lcnlo trágico de haber sido mejores: sentimental.
61
Aristófanes, Las ranas, 914-917.
M
67 Cfr. los apuntes para el curso Griechische Rhytmik, KGW II, 3, pp. !02 ss. 11201
Musicalmente «tiempo débil» no acentuado. l'.s completamente falso que el mundo griego se haya caracterizado por la es-
,,¡ «Variedad».
69
Ver Dante, Divina comedia, Infierno, V, 73-142.
ult ura, y el moderno por la música. El mundo griego ha conseguido más bien la
unilin perfecta entre lo dionisíaco y lo apolíneo.
1
J. ll l ·IA IX71 279
911211
Vi1/1niri~ la111hil:11 h111ccif11do sus poesías de una manera patétu:a111e111
lona. 1111c1111icnlo del /Jl'll.l'lllniento a partir de la m~ica se muestra apenas como
mhni en fa concepción del mundo en Sófocle ~- En Shakespeare tenemos la
Gocthe, vol. 29, 138: «ampulosidad salmodiante» 7º. muciún: auténticamente germánica: generar Las ideas a partir de la músi-
9 fl221
11111.1irn puede producir pensamientos? Ant~ todo produce imágenes, ca-
Escribir todavía.
• luego pensamientos.
1) El genio apolíneo.
11i111 antiguo ha nacido en su mayor parte de la música. Una serie de imá-
2) El genio dionisíaco.
1) La ópera.
Sc trata de los mitos trágicos.
4) La tragedia.
n 4ué consiste el parentesco entre la música r lo trágico? ¿Expresa lo trági-
forma más universal del ser?
5) El ditirambo.
n 4ué se distingue lo lírico de lo trágico?
(1) Muerte de la tragedia.
o lrlÍgico sólo puede ser una potenciación de I~ lírico: en contraposición a lo
7) Shakespeare, Schiller.
8) Richard Wagner.
disolución de la música en un mito constituy- e lo trágico.
911231 l mito trágico se relaciona con la lírica, como Ia epopeya con la pintura.
ué es aquí el mito? Una historia, una cadena de acontecimientos sin «fabu-
La ópera heroica (v. Klein, vol. 6) 71 , es decir, ante todo la ópera históm ,1 1 ;ct», pero, como un todo, una interpretación de la música.
aparece el carácter pastoral. Los hombres excepcionalmente nobles: ex¡df11(·f 11 lírica es una serie de afectos como interpreta.....ieión de la música.
idílica de Ja virtud. -La tragedia francesa y SchilJer, medidos con ese scnf@ l mito trágico es una representación de un sufr~miento, en cuanto interpreta-
lo moral, son análogos a la ópera histórica. -Por lo tanto, huida del par i1IN11 dc la música.
los hombres hacia Jos momentos grandiosos de virtud de la historia: hac1,1 l'Í
miso de la bondad humana.
l.11 epopeya - la historia como una serie de imágenes. Relieve.
l .11 l ragedia - la historia como una serie de afec::;tos.
Los Bandoleros (Karl Moor, Plutarco, los grandes hombres). Lo específicamente dramático no pertenece a__ la esencia de lo trágico: exis-
9112417 2 mbién una epopeya dramática.
Cap. I. l'.I coro trágico ve el mito como el rapsoda la ep <>peya. Pero el rapsoda la na-
Dioniso y Apolo. y al comienzo el coro narra también la tragedia_ Cómo se relaciona Estesíco-
Cap. II. El arte apolíneo. on Homero - aquel coro trágico lo hace con el rapsoda.
Cap. III. El poeta lírico.
Cap. IV. (¡,Quizás es la comedia la representación dramáti .ca de la epopeya? ¿Es necesa-
La ópera. '! )
Cap. V. La tragedia.
ap. VI. Richard Wagner. 11261
La ética. Afinidad con Schopenhauer. ¡,Por qué es tan extraordinaria la acción del acr ~r-cantante, del dramaturgo
El escritor. u11ical? El sonido es inmediatamente comprendido como lenguaje de afectos.
El poeta. ucción puramente musical es inmediatamente d epotenciada 73 en una acción
El músico. 1·tiva. En eso consiste -frente al cantante abse>luto, que no es más que un
.911251 trumento- aquel elemento IDÍLICO. El arte se manifiesta como acción
•c•ctiva.
¡,De dónde proviene la teoría de la imitación? ¿Y la del estilo caracterísln ~¡ El drama, la tragedia hablada no tiene ningún ef~cto sonoro para nosotros. Es
La música todavía no había elaborado su forma más refinada: el estilo ca1,11 n hecho llamativo, que la lectura de una obra de S ~akespeare produzca un im-
!erístico y la música eran incompatibles. El pensamiento todavía no había en f1o1 clo mucho mayor en nosotros que su puesta en esc::::ena. El actor es de hecho un
lo en calor lo suficiente.
ombre moderno: él está en contradicción con la t:ragedia. - Apreciación co-
rccta de Schiller14 sobre el coro, y Tieck afirma: lo q -ue es completamente antina-
-
"' Goethe,
tural (respecto a nuestra naturaleza) es lo más comn__ .::ivedor.
Vc•fk» erwiihnt Anmerkungen
wird. über Personen und Gegenstiinde, deren in dem Dialog «Ra11w111.
71
• Kfein, L., Geschichte des Drama's, 13 vols., Leipzig, 1865-1869, vol. VI. (Préstamo dl' 111
1hl1otcca de Basilea, 12 de abril de 1871.)
' Plan para GT. 7J c. 7 [132].
74
Ver el Prefacio de La novia de Mesina, Tubinga, 1803, que lleva por título: «Sobre el uso
llcl coro en la tragedia».
18()
1 lt Af: M l!N 1<>S l'{>S 1 ll MOS
9. U l 4A . 1871 281
9 fl27f
La ópera no puede ser completamente extraña a su naturaleza: el qlll dchc existir como representación:. mientras que nosotros sólo somos
su esencia del modo más nítido, sacará lo mejor de ella. nt11do.
lí" de los caracteres con ello la música ya no es :JIJroductiva, creadora
9 (128J Ln 1111í.1ica debe producir desde sí misma la tragedia del mismo modo
\ !1111 primordial produce a los indiYiduos. ¿El suefSo como puro estado
Wagner se ha de valorar ante todo como músico: sus textos son unn
ción musical».

9 (129]
Creo que nosotros, cuando no somos artistas, sólo comprendemos el IH( lrnordinaria extensión de la música en los poetas di .J-irámbicos se presen-
licamente y en estados de ánimo idílicos. Ése es nuestro destino moderno do como un exceso de la música.
mos el arte como seres morales. El mundo griego ya pasó. verdad que Pratinas exija el dominio del texto sobre la música, sino la
/ad del canto sobre los instrumentos.
9 fl30] llu música prepotente de los autorn; de ditiramb<> :s buscaba un género
El genio apolíneo - evolución del genio militar hacia el genio polítKo, h11 , en el encontrase su lugar sucesivamente los más div<rsos caracteres de la
el sabio (época de los Siete Sabios), el poeta, el escultor, el pintor. (< '11í1 mos hicieron esto al absorber en el ditirambo, segúr::::l Platón, el treno 79 , el
vación de la especie anterior.) le. Ahora se trataba de una gran composición mus::iical con muchas par-
El genio dionisíaco - no tiene nada que ver con el Estado. Concepto <ll1l,1 h ra representada como un todo mediante una acción_ La sinfonía antigua.
manidad - no hay esclavos - compasión. Ataque a los «profesor~~ 1q11
neos».
El genio lírico. ncr y Beethoven: Wagner aspira inconscientemente a una forma de arte
uc se supere el mal originario de la ópera: o sea, la sinfonía más grande:
9 [131] nstrumentos principales cantan una canción que pu.<da ser representada
ntc la acción. Su música significa un enorme progre:-; o, no como lenguaje
La ópera. Lo idílico. Lo profano. Lo que seduce y lo voluptuoso: pas1011.il
La tragedia. Lo trágico. Aristóteles. 11110 música. Pues nosotros no podemos olvidar, que lea antigua música ope-

El ditirambo. Ódtupcxµ~Lx.o~ vóµo~ 76 • La voz como instrumento. Elev.1d


, por una lado, y la música erudita, por otro, han dejado sus huellas clarísi-
de la música absoluta. Aristóteles sobre el ~.&o~ de la música 77 • ntc en Bach y en Beethoven. Wagner piensa en una m -úsica alemana que se
Muerte de la tragedia - el espectáculo - el mundo latino. lihcrado del yugo romano: pero es ante todo como a....rtista idílico radical,
.> 114ucl que puede encontrar esta música, junto al arte= alemán afin, el que
9 fl32J78 su consumación el pensamiento romano.
11 extraordinario cómo nos enfrenta el texto y la acción c=tl puro goce musical:
Shakespeare, la consumación de Sófocles. Completamente dionisíal'< 1 80
llC en el tercer acto del Tristán. Aquí, el inferno se c::=tbre, y nosotros sólo
muestra los límites de la tragedia griega: entre los dos existe la misma rcli11
que entre la antigua música griega y la música germánica. n10s soportarlo de la mano de Virgilio. La imagen y el pensamiento cuentan
Richard Wagner y nuestros poetas - como hombres ejemplares. 1vlu más aquí: rompen el influjo completamente ardient~ de la música, lo mi-
Dolor primordial. En este sentido, palabra e imagen son un remedio con-
9 fl33J 111 música: palabra e imagen nos aproximan primero a :.a música, luego nos
La música en Esquilo está en el lenguaje y en el carácter. En Sófocles en L1 \' lc6{cn de ella.
sión del mundo. La música huye de lo perceptible a lo no sensible: está en f'u¡'.i1
Lo característico - la nueva palabra mágica para Sófocles, es decir, la i11111 1
l\stc rasgo idílico de la época moderna le es tan pecul::iiar, que no consigue
ción de los caracteres reales. Falso concepto de la mímesis. Las figuras del ;11 [ prenderlo inmediatamente como idílico. - Pero uno pu. ~de comprenderlo, si
son más reales que la realidad, la realidad es la imitación de las figuras del n111
ompara con la ingenua canción popular.
¿es el mundo de la vigilia una imitación del mundo de los sueños? - Cierta111l'1
1.a poesía romana es en sí no musical.
En Gluck 81 : retorno de la antinaturalidad de los cantar:ates a lo idílico de la
75
Oska hablada: y a los elementos antiguos.
76 En el msc. «Üppige: Leidenschaftliche» y no «Üppig-Leidenschaftliche».
«Regla del ditirambo.»
77
78
Aristóteles, Política, l339a 21-25, l340a 5 s. ''' Canto fúnebre o lamentación por alguna calamidad o desgracia..
Cfr. 7 (131]. 1
" El Infierno de Dante.
1' Cfr. 8 [28].
283
9 , \) 14/\, 1871
lr> 1 l{AGl\11lNl"I >S l'úS'I l 11\HlS
de ta representación de imágenes, la proposición racional, que busca
l .a dq.~l'lll'l 'llC1(111 del 1diho harna lo vistoso, lo voluptuoso, lo esl inrnl
torno en Mo1.art a la 111it~iea sencilla: serenatas idealizadas, :mas. pa1 te' t mplo del afecto.
ntido, el oyente no musical se ha convertido en poeta. O el oyente ha
les bufas, en resumen, un retorno a la comedia popular italiana , q11c llllll
germánica. I tlmma de los pueblos neolatinos.

91137)82
La música hablada tiene que actuar en primer lugar sobre lm ,,¡
oyente, en cuanto palabra declamada. La música está destinada al 1¡111
sico, al que sólo se puede valer de ella con afectos.
Este no-músico afectivo es el oyente primitivo anhelado, el que dil'.1
él quiere haber suscitado sentimientos simples y fuertes, y quiere huil' il
miento (que representa para él la época moderna).
En lugar del sentimiento exige también a menudo sólo lo que <.11·111
timula. Aquí está siempre abierto el camino a la pompa exuberante y :i In
lidad de la ópera: partiendo de la huida del pensamiento. El error ¡11 ;,,,
que se piense al hombre ingenuo primordial como aquel que se com•1n 1¡
pasión, en músico y poeta: como si las pasiones pudiesen producir obril'l J l'rcndemos a Shakespeare y a Beethoven sobre la base de nuestra afemi-
Esta es la creencia de una época inquietada por el pensamiento, que c1K11~111t
sus pasiones disueltas en gran medida con ideas: es una época que asp11(1 neolatina.
reino en donde las pasiones no produzcan ideas, sino canciones y poesli11l. 1\
tanto, el presupuesto es una fe falsa en el proceso artístico: y sin duda la i'r hll 1lcn. dice Schiller, la naturaleza y el ideal son objeto de tristeza, cuando
de que propiamente todo hombre que sencillamente sienta, sea un arti.1111 rr\ i&c representa como perdida, y éste como inalcanzable; o ambos son ob-
sentido es la expresión de los profanos en el arte. Se percibe una enornw 111ftl 1lcgría, en la medida en que son representados como reales. En el primer
con la Antigüedad: artista y público como dos poderes estéticos, que y.1 n ncmos la elegía en sentido estricto, en el otro el idilio en sentido lato.
comprenden. (Piénsese en Palestrina.) La ópera es el intento de produci1 111111 SigfridQ)>, por ejemplo, pertenece al idilio, la naturaleza y el ideal son rea-
monía: mediante la vuelta a una humanidad primitiva en la que el profa1111 1 que produce alegría. Además, el concepto wagneriano de la naturaleza es
tista coincidan. · ccpto trágico, el de Schiller es más jovial. ~os alegramos de Tristán, tam-
c su muerte, porque esta naturaleza y este ideal son reales.
91138)83
Con Eurípides el oyente se ha convertido también en el elemento dell.!111i1i1
85
te. La pasión que debe excitarse en el oyente es la que compone aquí los d1ml1 1
osotros dependemos de Roma, también Jacob Burckhardt, p. 200 , encuen-
Pero es un oyente que nada siente idílicamente: y así Eurípides transfiere 111 cluso en los poetas italianos un nuevo despertar parcial del antiguo genio
tos al presente y a sus pasiones.
,l, una maravillosa resonancia de la antiquísima lira.
os romanos como artistas han sido hasta ahora determinantes para toda la
91139) 84 ridad. Sólo el espíritu germánico originario de Shakespeare, Bach, etc., se
Sócrates y Eurípides sirven para explicar el drama neolatino: su error 1'1111d ancipado de ellos. Su humanismo es el contrapeso frente a su arte.
mental: hay que solucionar un problema socrático, una proposición racio1liil 1j\1
ahora tiene que producir la poesía. Aquí el poeta lírico es confundido l'1111 obre la literatura bucólico-mitológica, p. 201.
11 tendencia bucólica del Ditirambo dramático, del Cíclope. Ya idílico.
hombre pasional: en lugar del trasfondo musical interviene el afecto. Una l""I''
sición racional es explicada mediante los afectos. O:
el afecto, reprimido por una proposición racional, es representado en su nd 441
tación. Cuestión homérica.
6
El afecto ha ocupado el puesto del trasfondo musical. l>ialogus de oratoribus8 .

" Cita el libro de Jacob Burckhardt, Die Cultur der Renaissance in ltalien . Ein Versuch.
82
Cfr. GT 19.
11~·i/<' durchgesehene Aujlage, 2.ª ed., E. A. Seemann, Leipzig, 1869 [BN, 163]. [La cultura del
83
Cfr. GT 11. 1111cimiento en Italia, Akal, Madrid, 2004.]
84
Cfr. GT 12. •h De Tácito.
~8-l
Fl{M1MENTOS l'OSTlJMOS 11. IJ l 4A.1871 285
911451
Motto para la tendencia de Wagner: l 1m1111/1111colati110: hasta ahoi-a sólo se han dado transformaciones
l, la Reforma era también sol~mcnte una transformación.
Y como después de un deseo desesperado,
después del dolor amargo de una larga separación,
un niño con cálidas lágrimas de remordimiento
se arroja en los brazos de su madre:
así el canto hace retornar al fugitivo
a las cabañas de su juventud,
a la felicidad pura de su inocencia,
lejos de las costumbres extranjeras de los países remotos, Wugner, el idilio del presente: la leyenda no popular, el verso no po-
para encontrar de las frías reglas mhos alemanes. Nosotros no alcanzamos todavía más que el idilio.
el calor en los brazos fieles de la naturaleza 87. llevado hasta las últimas consecuencias la primitiva tendencia de Ja
'llica. La música en cuanto idílica (rompiendo las formas), el recitati-
o, el mito. En todo esto encontramos el sumo placer sentimental:
Luego, comparar con «El 1'11 um:a es ingenuo. - Pienso en :as ideas schillerianas sobre un nuevo
9 (146J Wngncr como poeta. ¿El Tristán, por ejemplo, se ha de comprender
1(-mia»? No. Wagner trata de desechar simplemente la capa de raso de
Goethe, como poeta lírico musical, ha escrito también las única\ moderna: su música imita a la música primitiva. El efecto «moral» es
completamente dramáticas (por ejemplo, el final del primer Fausto, Eg111r• 'nnwvedor. La obra de arte total- es, por decirlo así, obra de Jos hom-
lichingen). Nosotros no hemos ido más allá de las escenas dramáticas. S ltivos'1º, lo mismo que Wagner presupone también el talento original.
tiene quizás un impulso musical todavía más fuerte, pero el mundo de s11 lí
je y sus imágenes no es adecuado: como es el caso de Shakespeare. Klc1~1
e indiviso. El hombre primitivo que canta. La orquesta es el hombre
en el mejor camino. Pero no había superado aún la lírica. , frente al idilio. - Él busca como músico el trasfondo de la lírica, por
lu regla. Crea sus personajes líricos sólo a partir de sus estados de áni-
La tendencia idílica alejó a Goethe del drama, por ejemplo, lfige11111 kules, por eso se corresponden como un todo. Es imposible Ja verdadera
- Schiller no llega nunca plenamente a la lírica, ni mucho menos la su¡x-1.i '. t r11111útica de la música. En la gran escena del Tannhiiuser actúa el estado
llegar al drama. - No procede hacer una comparación con Shakespean· JI leo patológico, la música es aquí sólo un idealismo que ha desplazado a
con Ja tragedia francesa. Hasta que no hayamos alcanzado la canción p11f1!f m. (Schiller sobre las fiestas báquicas en Nohl 91 .) Wagner selecciona de
estamos bajo el influjo francés.
música que vive en él: la caracterización es sacada de la aguda observa-
Pero la canción popular debe ser, como en Goethe, una canción q u,· ¡¡n los ejecutores: cantantes y músicos. Toda la imitación está ahí: la indi-
con frescura.
dcl l<'mpo «rápido» no es absoluta, sino sólo para los músicos que ejer-
9 (147J rrclativamente, la orquesta es pensada también de manera «mímica»: se
ra la mímica de los cantantes dramáticos la analogía con la música pen-
Schiller y Goethe como poetas de la Ilustración, pero con espíritu ali:111 '/c'<'lltada. La declamación forma parte ante todo de esta mímica: a Ja
Wagner se relaciona así con la gran ópera, como Schiller con la tragedia l 1,111 ora corresponde una mímica de la orquesta. De ahí que Ja orquesta sea
sa. El error fundamental permanece, pero todo se encuentra aJlí repleto d1 n reforzamiento del pathos mímico. La música misma, que es introducida
radicalisn10 alemán ideal. EJ error fundamenta] es, sin embargo, un juicio ti fuerza en el esquema visual, debe ahora desprenderse de todas las formas
historia niodema, nada casual, sino una necesidad (comienza por eso con d es decir, ante todo del ritmo rigurosamente simétrico. Pues la mímica
nacimiento), es decir, se continúa por el camino que abrió Sócrates. Sólo nun1 lka es algo demasiado móvil e irracional para todas las formas de la mú-
grandes Illúsicos alemanes y Shakespeare están fuera de este proceso, en rn.1111 1111luta, ella no puede siquiera mantener el compás, y por eso Ja música
que constituyen cumbres ya alcanzadas. Y no hay que esperar, desde una pi:1 riuna tiene los mayores cambios de tempo. Esta música vuelve a ser con-
pectiva histórica, que estas cumbres lleguen al final. Hubo momentos en 111 Ji 11hora como la reconstitución de una música primitiva, porque no tiene
ventud de Goethe (la concepción de Fausto), en los que en todo caso miraba 11! : se corresponde con la aliteración. - La cromática es exigida para
allá de ese proceso: ¿pero hacia dónde?
1denar la fuerza plástica de Ja armonía, es decir, de nuevo como diferen-
El problema: encontrar la cultura para Shakespeare y Beethoven. Y e11 l'lil 11 del pathos mímico. «Música dramática» es un concepto falso. - Presu-
sentido nuestro Schiller y Wagner pueden, como hombres, ser los precurs111 lo de Wagner: el oyente que siente afectos, no el oyente puramente musical,

87
88 Últini.a estrofa de Die Macht des Gesanges (1796) de Schiller. fr 9 (142].
Cfr. 9 (76]. ' Ln el msc. «Urmenschen» y no «des Urmenschen».
1
('arta de Schiller a Goethe del 29 de diciembre de 1787. Cfr. 9 [83, 92].
286 FR/\<"l M EN TOS POSTlJ MOS

el sentimental, que siente inmediatamente frente al mito la mús in111n


ción, por el sentimiento de una antítesis. El idilio trágico: la cscll
cosas no es buena y debe perecer, pero los hombres son tan buenos
que sus delitos nos conmueven en lo más profundo, porque sienten q11
capaces de tales delitos. Sigfrido es el «hombre», y nosotros, por el COl!I
somos inhumanos sin descanso ni meta. - Tendencia idílica frrntc, MI
Wagner ve por todas partes la aberración de las artes y cree recom.t 111 h 10. MP XII 1 C. COMIENZO DE 1871 1
único. El individualismo de las artes le parece una aberración. El a11 iNlll t
do a fragmentos es condenado, y es restituido el artista total, es deci1 ', el h
artístico. - Fragmento de una versión ampliada
de «El nacimiento de la tragedia»,
9 [150) escrito en las primeras semanas del año 1871.
El liberalismo francés y la ópera heroica - tienen el mismo fund11111
11 páginas.
9 [151)
Plan: ofrecer con Esquilo el modelo de una consideraciú11
filológico-filosófica. 11c le haya abierto, a través de la caracterización dada hasta ahora, el
lm1 dos mundos contrapuestos, y sin embargo correlativos, de lo apo-
Nueva consideración de la cultura. lo dionisíaco, dará ahora un paso más y, desde el punto de vista de
Nueva estética (con el material más rico y variado). !miento, comprenderá la vida griega en sus manifestaciones más im-
Nueva rítmica. omo preparación para las más altas manifestaciones de esos instintos,
Nueva filosofía del lenguaje. 'f'lmil'nto del genio. Es decir, mi~ntras que nosotros debemos pensar
Nuevo tratamiento de los mitos. tintos como fuerzas de la naturaleza, fuera de todo nexo con las cos-
Concepto de lo «clásico» por primera vez en práctica. órdcnes sociales, estatales y religiosos, hay todavía una revelación de
Consumación del movimiento «sentimental». n11tintos mucho más artística y preparada de un modo reflexivo, y por
Diferencia de la representación. ! Indirecta, a través del genio individual, sobre cuya naturaleza y supre-
Tratamiento filológico de todos los dramas, con el desdén debido ¡1 111 t11111.:ia debo ahora permitirme un discurso simbólico y medio místico.
precedentes, que se basan sobre una formación insuficiente. hra y el genio se contraponen de la siguiente manera: el primero es ab-
tc una obra de arte, sin que llegue a ser consciente de ello, porque la
'"que se experimenta al considerarlo como una obra de arte pertenece
mente a otra esfera del conocimiento y de la contemplación; en este
1pertenece a la naturaleza, que no es otra cosa que un reflejo, casi una
lo Uno primordial. Por el contrario, el genio posee -además del sig-
quc le corresponde como hombre- aquella fuerza característica de la
, de sentir el éxtasis de la visión misma. Si la satisfacción en el hombre
11c le revela a él mismo sólo vagamente, el genio es capaz al mismo
la suprema satisfacción en este estado; por otra parte, él mismo tiene
11obrc este estado y puede producirlo por sí solo. Después de lo que he-
rvado sobre la importancia preeminente del sueño para lo Uno primor-

XII 1, carpeta de hojas sueltas. 7 folios en cuarto (Mp XII le) contienen fragmentos
rn:paratorios para GT.
frngmento, llamado el «fragmento de Lugano», correspondería a la continuación de
s 1-4 de GT en su primera redacción. Precedían también a la parte que Nietzsche
n una edición muy corta, Sócrates y la tragedia griega. El contenido de este fragmen-
11 ~cr retomado en El Estado griego (prólogo) (KSA I 764-777).

[287]
288
fil{A<~MEN ' IOS l'<>S'llJMOS
10, MI' XII 1 C. COMI ENZO l>E 1871 289
dial, podemos considerar la vida entera de la v1j:i/ia del hombre parl
una preparación para su sueño; ahora debemos afiad ir que toda /11 1• , el cual nos habla de aquel proceso de una manera simple y ex-
muchos hombres es, a su vez, la preparación del genio. En este n1t111du <M :n la naturaleza.
de la apariencia, todo tiene que devenir: y así deviene también d g1:nic1 que el genio sea realmente el punto final y la intención última
dida en que se va potenciando cada vez más en una colectividad h1111111n , también se tendrá que demostrar ahora, que en las otras formas
individuo mayor, aquel sentimiento crepuscular de placer del Slll'ii1\ 1111 111cr griego se han de reconocer únicamente mecanismos necesa-
goce que es propio del genio: nosotros podemos ilustrar tal fcnó111c11n t prcpa rativos de aquella última meta. Este punto de vista nos obli-
donosa la lenta salida del sol anunciada por la aurora y por los rayos qu r en sus raíces ciertas famosas circunstancias de la Antigüedad so-
ceden. La humanidad, con toda la naturaleza como si fuese el seno 111ut uvía no ha hablado ningún hombre moderno con simpatía: con
presupone, puede ser designada en este sentido más amplio como l'I C••lltl que estas raíces son precisamente sólo aquellas que pueden hacer
cimiento del genio: desde aquel desmesurado punto de vista omn1pn:~c111 villoso árbol de la vida del arte griego. Puede darse que este cono-
Uno primordial, el genio es alcanzando en cada momento, toda la p11.1111I llcnc de horror: pero este horror pertenece casi a los efectos necesa-
apariencia se completa hasta su vértice. Nosotros, con la restricciú11 dt• 11 ocimicnto más profundo. Pues la naturaleza, incluso allí donde se
mirada y dentro del mecanismo representativo del espacio, tiempo y 1.111 crear lo más bello, es algo que aterroriza. Es conforme a esta esen-
hemos de conformarnos con reconocer al genio como uno entre mul 111 1011 cortejos triunfales de la cultura sólo convengan a una minoría in-
uno que viene después de muchos hombres: podemos sentirnos cierL1111('!1 rcstringida de mortales privilegiados, y que por el contrario la es-
ces cuando lo hemos reconocido, algo que en el fondo siempre puedl· uro In masa sea una necesidad, si se quiere alcanzar realmente un
sólo casualmente y seguro que, en muchos casos, no ha acontecido 111111(f1 luccr en el devenir del arte. N esotros los modernos nos pavoneamos
El genio, como el hombre «que no vela y sólo sueña», el cual, co11111 (1 º" conceptos que no tenían los griegos y que han sido dados, por de-
preparado y surge en el hombre que vela y que sueña, es completamenlr d mo instrumentos de consolación en un mundo que se comporta de un
raleza apolínea: una verdad que parece evidente por sí misma, después dl' 111 pletamente digno de esclavos, y que además evita angustiosamente la
terización que hemos ya anticipado de lo apolíneo. Con ello nos vemoi. .1p1 :lavo»: nosotros hablamos de la «dignidad del hombre» y de la «dig-
dos a definir el genio dionisíaco como el hombre que olvidándose compl!'111n tr11hajo». Todos se atormentan para seguir perpetuando miserablemen-
de sí mismo se ha identificado con la causa primera del mudo, y que a h11111 11 miserable; esta tremenda necesidad obliga a un trabajo que devora,
tiendo del dolor primordial, crea para su redención la réplica de aquel d111111 hre seducido por la «voluntad» admira en ocasiones como algo lleno
sotros hemos de venerar este proceso en el santo y en el gran músico, los rn.11 d. Pero para que el trabajo obtuviese honores y títulos sería necesario
son más que repeticiones del mundo y segundos calcos del mismo. que la existencia misma, respecto a la cual el trabajo es sólo un instru-
Cuando esta réplica artística del dolor primordial produce desde ~1 mi tormento, tuviese algo más de dignidad de la que suele tener en las fi-
todavía un segundo reflejo, como un sol contiguo, entonces tenemos la 1•/t y religiones entendidas seriamente. ¿Qué otra cosa podemos nosotros
arte dionisíaco-apolínea común, a cuyo misterio buscamos acercarnos l ••lí r en la necesidad de trabajar de todos los millones de hombres, sino el
lenguaje simbólico. de seguir vegetando a cualquier precio: y quién no vería los mismos im-
Para aquel único ojo del mundo, ante el cual el mundo real-empírico sl· 1l~t 1mnipotentes en las plantas marchitas, que extienden sus raíces en la roca
ma, junto a su reflejo en sueño, aquella unión apolíneo-dionisíaca es c111tJ1 '!
una unión eterna e inmutable, y ciertamente la única forma del goce: no lwv 11 1111 horrenda lucha por la existencia sólo pueden emerger los individuos
guna apariencia dionisíaca sin un reflejo apolíneo. Para nuestros ojos 1111111 lven a estar ocupados inmediatamente con las imágenes ilusorias de la
casi ciegos, aquel fenómeno se disocia en puros placeres individuales, c11 p artística, sólo a fin de que ellos no lleguen al pesimismo práctico: estado
apolíneos, en parte dionisíacos, y sólo en la obra de arte de la tragedia oímo, 11 naturaleza aborrece al máximo. En el mundo moderno, que frente al
nos habla ese supremo arte doble, el cual, en su unión de lo apolíneo con lo di riego crea por lo general anomalías y centauros, y en el que el hombre
nisíaco, es la imagen de ese gozo primordial del ojo del mundo. De la misnw 111 r está compuesto de piezas variadas, igual que aquel ser fabuloso al co-
nera que para éste el genio es el vértice de la pirámide de la apariencia, as1 L!fl :o de la Poética de Horacio, se revelan frecuentemente al mismo tiempo, y
bién para nosotros la obra de arte trágica puede ser considerada de nuevo u •ni mismo hombre, el afán de la lucha por la existencia y el deseo del arte: de
el vértice de la pirámide artística al alcance de nuestro ojo. ezcla antinatural ha surgido la necesidad de justificar ese primer afán
Nosotros, que tenemos necesidad de comprender todo bajo la forma dl'l d necesidad artística y en una cierta medida, de consagrarlo, lo cual tiene
venir, es decir, como voluntad, seguimos ahora el nacimiento de los tres tipm di u través de esas excelentes ideas de la dignidad del hombre y del trabajo.
versos de genio en el único mundo de la apariencia que conocemos: investiga111~í riegos no tenían necesidad de tales expedientes provisionales tan penosos,
cuáles son los más importantes preparativos que necesita la «voluntad» para n 1n expresan con claridad que el trabajo es una ignominia - no porque la
seguirlos. Además, tenemos todas las razones para proporcionar esta prueba r11 ncia sea una ignominia, sino por el sentimiento de la imposibilidad, para
hombre que lucha por sobrevivir, de poder ser un artista. El hombre que tie-
í'1'.l'idad del arte domina en la Antigüedad con sus conceptos, mientras que
.?90 Fl{AfíMl!N'lüS l'<">STlJMOS 10, MI' XII 1 C COl\l IENZO DE 1871 291

en la época moderna es el esclm•o el que fija las ideas: él que por s11 llillll d de arte, llene un trasfondo terrible: pero ésta se da a conocer en el
debe designar todas sus relaciones con nombres engañosos y hrilln11t indelinido de 111 vergüenza. Para que exista el terreno que permita un
poder vivir. Tales fantasmas, como la dignidad del hombre, la dignidad d llo del arte, es preciso que la gran mayoría esté sometida al servicio
b!ljo, son los productos mezquinos de una esclavitud que se oculta de ~l ttt lu, Jebe qe ser sometida, en una medida superior a su miseria indi-
¡Epoca funesta, en la que el esclavo ha sido estimulado para reílexio11n1 fil t1cluvitud Je las necesidades vitales. A expensas de esta mayoría y
y más allá de sí! ¡Funestos seductores, que han aniquilado el estado de In 1U trttbajo complementario, aquella clase privilegiada debe ser sustraí-
cia del esclavo mediante el fruto del árbol del conocimiento! Éstos pnrn hll por la existencia, para producir un nuevo mundo de necesidades.
sobrevivir deben ahora entretenerse con tales mentiras transparenlcs, r ida, debemos ponernos de acuerdo en establecer como condición
bles por cualquiera que profundice más, en los supuestos «den.:d1.-19 1 lCntal de toda formación, que la esclavitud pertenece a la esencia de
para todos», en los «derechos fundamentales del hombre», del géncro h111 un conocimiento que puede producir ya un gran escalofrío ante la
en la dignidad del trabajo 3• Ellos no pueden comprender en qué pu111t), l'n tilos son los buitres que devoran el hígado al mecenas prometéico de
estadio se puede comenzar de algún modo a hablar de «dignidad» y 1(111 ricne que aumentar todavía k. miseria de la masa que vive fatigosa-
gos ni siquiera lo permiten en este punto - o sea, allí donde el indivrd que se haga posible a un número restringido de hombres olímpicos
trasciende completamente a sí mismo y no debe ya trabajar y procrear' ni Ión del mundo del arte. Aquí está la fuente de aquella rabia mal disi-
cio de su supervivencia individual. Hasta esta altura del «trabajo» po uc han alimentado en todo tiempo contra las artes, pero también con-
griegos esta misma cándida ingenuidad. Hasta Plutarco, ese epígono d1:~co ücdad clásica, los comunistas y socialistas, y también sus más pálidos
do, tiene en sí tanto instinto griego, que nos puede decir que ningún l•W tes, la raza blanca de los liberales. Si la cultura dependiese realmente
linaje noble, cuando mira al Zeus de Pisa, tendría el deseo de llegar a Sl'I ~ I lácito de un pueblo, si aquí no dominasen poderes implacables, que
mo un Fidias, o de llegar a ser él mismo un Policleto, cuando ve la 1lcr11 ll ividuo constituyen la ley y el límite, entonces el desprecio de la cultura,
gos: y tampoco desearía ser Anacreonte, Filetas o Arquíloco, por mucho q Ión de la pobreza de espíritu, el aniquilamiento iconoclasta de las pre-
deleite también en sus poesías. Para el griego la creación artística Cal' liilf 11rtísticas, serían algo más que una sublevación de la masa oprimida
concepto deshonroso del trabajo, del mismo modo que toda obra arlc~.111nl lo• individuos que se parecen a los zánganos: sería el grito de la compa-
vial. Pero si la fuerza coercitiva del impulso artístico actúa en él, ento1111: ue derribaría los muros de la cultura, y el instinto de justicia, de la igual-
crear y someterse a aquella necesidad del trabajo. El griego tenía el mis11i1) 11ufrimiento sumergiría todas las otras ideas. En realidad, el sentimiento
titniento que tiene un padre al admirar la belleza y las aptitudes de su h1j11, J de la compasión ha roto en breve tiempo aquí y allí todos los diques de
piensa en el acto que lo ha procreado con repugnancia vergonzosa. La atln\I ultural: un arco iris del amor compasivo y de la paz apareció con los pri-
ción placentera de la belleza no les ha cegado respecto al proceso de su 1kv, lborcs del cristianismo, y bajo él nació su más bello fruto, el Evangelio de
que, como toda producción en la naturaleza, se presenta al griego corno 11 1 in embargo, hay también ejemplos de religiones poderosas que durante
necesidad violenta, como un ávido instinto hacia la existencia. El misnH, ~ ríodos petrifican en cierta medida un determinado grado de cultura;
miento con el que el proceso de la procreación es considerado como a 1~·· • en la cultura milenaria momificada de Egipto. Pero no hay que olvidar
gonzoso que se ha de ocultar, aunque en el hombre sirve a una meta mú s 1:1 '111: la misma crueldad que nosotros encontramos en la esencia de toda cul-
da que a su conservación individual: el mismo sentimiento velaba también cncuentra también en la esencia de toda religión poderosa; de tal manera
origen de las grandes obras de arte, a pesar de que mediante ellas se ina11 (l111 1otros lo comprenderemos muy bien, cuando una cultura rompa con el
una forma más alta de existencia, como a través de aquel acto comie11111 11 la justicia un baluarte demasiado alto levantado por las exigencias reli-
nueva generación. De este modo, la vergüenza parece propiamente enlr.ir Lo que quiere vivir, es decir, lo que debe vivir en el seno de esta horrible
donde el hombre es solamente un instrumento de fenómenos de la volun1.id 1 lución de cosas es en el fondo de su ser un reflejo del dolor primordial y de
finitamente más grandes de cuanto él pueda considerarse así mismo, en l;r h tradicción originaria, y debe, por lo tanto, presentarse a nuestros ojos, «Ór-
ra singular del individuo. &Klecuado al mundo y a la tierra», como voluntad, como afán insaciable de
Ahora tenemos el concepto general, bajo el que se han de ordenar los \t'il r. Por eso, nosotros podemos también comparar la espléndida cultura con
mientos que los griegos conservaron respecto al trabajo y la esclavitud. A111h mbre victorioso manchado de sangre, que en su marcha triunfal arrastra
fueron considerados como un oprobio necesario, ante los que uno siente ve1p/11 de sí como esclavos a los vencidos encadenados a su carro: una fuerza bené-
za: en este sentimiento se esconde el saber inconsciente de que el verdadcr 11 11 les ha cegado los ojos, de manera que ellos, casi aplastados por las ruedas del
necesita aquellos presupuestos, y que por otra parte aquí se descubre el lado lu , todavía gritan «¡La dignidad del trabajo! ¡La dignidad del hombre!».
rrendo, digno de un animal feroz, de la esfinge naturaleza, la cual en la exah;i1 11 11 cierto que el hombre moderno está acostumbrado a una forma de ver las
querida de la vida artísticamente libre de la cultura muestra de un modo ta11 1 distinta y dulcificada. Por eso se encuentra eternamente insatisfecho, por-
llo su cuerpo de virgen. La cultura, que yo entiendo ante todo como una wlil J1tmás se atreve a confiarse completamente al terrible y gélido torrente de la
3
11lcncia, sino que corre angustiado por la orilla de arriba abajo. La época mo-
Cfr. 7 [5]. n11 con su «fractura» se ha de comprender como la época que rehúye todas las
.?•P FRA<iMl!NTOS l'(>STUMOS 10. MI' XII 1 C. COMIENZO DE 1871 293

consecuencias: no hay nada que ella quiera tener por entero, incluid lu historia universal nos enseñe de peor manera que sobre la consti-
crueldad natural de las cosas. La danza de sus pensamientos y de su llllliVI 'IUcllus usurpaciones violentas, sanguinarias y casi siempre inexplica-
verdaderamente ridícula, porque se arroja con avidez sobre figuras sicmru • bien, los corazones involuntariamente se ensanchan frente a aquella
vas, para abrazarlas, y luego inmediatamente debe abandonarlas cstrc11wd studo, con el presentimiento de una intención invisible y profunda,
se como Mefistófeles ante las Lamias 4 seductoras. De la molicie del hornh 1entendimiento calculador sólo es capaz de ver una suma de fuerzas:
derno han nacido las tremendas crisis sociales del presente, contra las cu 1 Estado es considerado incluso con ardor como meta y cumbre de los
atrevo a recomendar un remedio que se encuentra en la esencia de la nOt\11 y deberes del individuo; en tal caso se pone claramente de manifiesto,
la esclavitud, aunque sea bajo nombres más suaves; la esclavitud, que 11i ril todo, la enorme necesidad del Estado, sin el que la naturaleza no po-
nismo primitivo, ni a los germanos les parecía ser de cualquier mancl':r uir llegar a través de la sociedad a su redención en la apariencia, en el
losa, ni mucho menos reprobable. Por no hablar de los esclavos gncg1 1genio. ¡Qué clase de conocimientos no son vencidos por el instintivo
nificante es para nosotros la consideración del siervo de la Edad Mcdir1, 11e siente frente al Estado! Mas tendríamos que pensar que un ser que
relaciones jurídicas y morales, íntimamente vigorosas y delicadas rcsp1~CILI se íntimamente el nacimiento del Estado, buscaría de aquí en adelante
superiores, con el cercado poético y melancólico de su estrecha existc111•i11 1 ón muy lejos de esta visión llena de horror: ¡y dónde no se ven los mo-
sublime es esto! - y ¡cómo está lleno de reproches! l de ese nacimiento, países asolados, ciudades destruidas, hombres asil-
Pero quien no pueda reflexionar sin melancolía sobre la configurarn)ll a. odio destructor de los pueblos! El Estado, de origen infame, es para la
sociedad, quien ha aprendido a comprenderla como el continuo y dolor nNO de los seres una fuente continua e inagotable de fatigas, y en períodos
miento de aquellos hombres privilegiados de la cultura, a cuyo servK1C1 d piten frecuentemente, es la llama devoradora del género humano - y
consumirse todos los otros, tampoco se dejará engañar más por aquel r~pl rgo ¡es un sonido, con el que nos olvidamos de nosotros mismos, un gri-
ficticio que los modernos han desplegado sobre el origen y el significadlt dtl rra que ha enardecido innumerables acciones verdaderamente heroicas,
tado. ¿Qué puede significar de hecho para nosotros el Estado, sino el in,lrlll el objeto más alto y más venerable para la masa ciega y egoísta, la cual
to con el que se puede poner en movimiento el proceso de la sociedad qur le en los momentos extraordinarios de la vida del Estado adquiere tam-
ba de describir, garantizándonos una duración sin impedimentos? A1111q llU rostro una sorprendente expresión de grandeza!
admita que el impulso a la sociabilidad es tan fuerte en los hombres indr\ 11111 riegos, empero, si consideramos la excepcional altura solar de su arte,
sólo los grilletes de acero del Estado aprietan juntas a las grandes masa'. d de interpretarlos ya a priori como «los hombres políticos en sí»: y en rea-
nera que tenga que realizarse aquella estratificación química de la socicdfl(I historia no conoce otro ejemplo de un desencadenamiento tan terrible
su nueva estructura piramidal. ¿Pero de dónde surge este poder repentino d~I ulso político, de un sacrificio tan incondicionado de todos los otros inte-
tado, cuya meta va más allá del conocimiento del individuo y más all:1 scrvicio de este impulso del Estado; a lo sumo se puede caracterizar, a
egoísmo? ¿Cómo surgió el esclavo, el topo ciego de la cultura? Los griegos no e comparación y a partir de motivos parecidos, con el mismo título a los
han descubierto en su instintivo derecho de gentes, el cual, incluso cua1ul11 ''del Renacimiento italiano. Tan sobrecargado está entre los griegos ese
ricas y maduras eran su civilización y su sentido de humanidad, no dejó d1 , que comienza a desencadenarse con furia una y otra vez contra sí mis-
nunciar con voz de bronce estas palabras: «Al vencedor le pertenece el vrn hincar los dientes en su propia carne. Estos celos sangrientos de una ciu-
con su mujer y sus hijos, con todos sus bienes. La violencia proporciona el pfl ntra otra ciudad, de un partido hacia otro partido, ese deseo desenfrenado
derecho; y no existe ningún derecho que no se base en la violencia.» no de esas pequeñas guerras, el triunfo digno de un tigre sobre el cadáver
De este modo, vemos una vez más con qué despiadada rigidez la nat111.1I migo abatido y, en resumen, esa renovación incesante de aquellas escenas
para convertirse en sociedad, se forja los crueles instrumentos del Estado ,. as de luchas y horrores, en cuya contemplación Homero, el heleno típico,
cir, esos conquistadores de la mano férrea, que no son nada más que objcl 1\ .erge jubiloso ante nosotros - ¿adónde apunta esta ingenua barbarie del
nes de los instintos mencionados. Partiendo del carácter indefendible de I¡¡ e1 griego, cómo se justifica ante el tribunal de la justicia eterna? El Estado
deza y del poder de tales conquistadores, el que considera este problema ·.i nta orgulloso y tranquilo frente a este tribunal: y lleva de la mano a una
que esos son solamente medios para un fin, el cual se manifiesta en ello' v dida mujer llena de flores, la sociedad griega. Por esta Helena y sus hijos ha
embargo se oculta a sus ojos. Como si una voluntad mágica emanase de ello~. 1 ndido esas guerras: ¿qué juez podría condenarlo por esto?
misteriosa es la rapidez con la que las fuerzas más débiles se apoyan e11 di esta conexión llena de misterio, presentida aquí por nosotros, entre Esta-
transformándose tan admirablemente, cuando aquella avalancha de violél} artc, entre afán político y creación artística, campo de batalla y obra de arte,
aumenta de improviso bajo la magia de ese núcleo creativo, y encontrand11 U ros, como se ha dicho, entendemos por Estado únicamente los grilletes de
afinidad que no existía hasta ahora. que fuerzan el proceso social: mientras que sin Estado, en el natural bellum
Si consideramos entonces lo poco que los súbditos se preocupan del ho11H 1um contra omnes, la sociedad en general no puede echar raíces importantes,
origen del Estado, vemos que en el fondo no hay ningún tipo de aconteci111i1•1\ tenderlas más allá de la esfera de la familia. Pero una vez que la formación
,111 Estados se ha llevado a cabo por lo general, aquel impulso del bellum om-
4
Goethe, Fausto, II, 7.769-7.784. contra omnes se concentra en la terrible tormenta de la guerra de los pue-
'1 •1.1
l •flA(iMEN IOS f'OSf'lJMOS
10. MI' XII 1 C. COMIENZO DI: 1871 295
blos y se descarga , por dl•cirlo así, mús raramente pero con fuerza tanto 11111
lenta en forma de rayos y truenos. Sin embargo, en las pausas intL·1111c1'I Estado corno sociedad, al utilizarlos como aparatos de enriqueci-
sociedad, bajo el efocto acumulado y vuelto hacia el interior de ese hdli 1mismos. Contra la desviación, que se teme de esta parte, de la ten-
queda tiempo para germinar y reverdecer por todas partes, de tal rmtnL'l'li (lll t•l hacia la tendencia del dinero, el ú1tico antídoto es la guerra y otra
pronto como lleguen algunos días más calurosos, puedan brotar las llore~ h 1: sin embargo, en sus convulsiones quedará al menos muy claro que
nosas del genio. orno institución protectora de individuos egoístas, no se funda en el
Ante el mundo político de los griegos no quiero ocultar en qué l'cnú1111:n1 monio de la guerra, sino en el amor a la patria y al príncipe, produci-
la época presente creo reconocer una peligrosa decadencia de la esfcr¡¡ pollt dc un instinto ético, que apunta a un destino mucho más elevado. Por
igualmente graves para el arte y la sociedad. Si tiene que haber hombre~, q11 te, si señalo como una característica peligrosa de la política actual el
puestos por nacimiento, por decirlo así, fuera del instinto del pueblo y dd 1 n1111miento revolucionario al servicio de una egoísta aristocracia del di-
do, y que por lo tanto pueden admitir el Estado sólo en cuanto lo co111111c11 •tudo, si yo, al mismo tiempo, comprendo la enorme expansión del op-
según sus propios intereses, entonces hombres de estas características pni llhcral como el resultado de la economía financiera moderna, caída en
necesariamente como fin supremo del Estado la coexistencia, lo más t '" rilj rticulares, y veo que todo el mal de las condiciones sociales, junto a la
posible, de las grandes comunidades políticas, en las cuales se les pueda fll'r ni In necesaria del arte, brota de esa raíz o crece con ella: entonces tendrán
perseguir ante todo, sin ninguna limitación, sus propios fines. Con esta rd atr que yo entone esporádicamente un peán a la guerra. Resuena pavo-
mente exigirán la política que ofrezca a estos fines la máxima seguridad, 11111·111 tc su arco de plata: y si viene de allí como la noche, él es, sin embargo,
que es impensable que ellos se sacrifiquen a la tendencia del Estado co111111 1dios justo que santifica y purifica el Estado. Pero lo primero que hace,
intenciones y más o menos guiados por un instinto inconsciente; y es imprn~11 dice al comienzo de la Ilíada, es disparar las flechas contra las mulas y
porque a ellos les falta precisamente ese instinto. Todos los otros ciudad:r111 •· Luego alcanza a los hombres mismos, y por doquier arden las piras de
Estado ignoran aquello que la naturaleza se propone poniendo en ellos L'I lliHtl N\ De este modo, se ha dicho que la guerra es para el Estado tan necesa-
to de Estado, y siguen a ciegas; sólo aquellos que están fuera del alcancL' do u el esclavo para la sociedad: ¿y quién podría eludir estas ideas, si él se
instinto saben lo que quieren del Estado y lo que el Estado les debe gani1111 lll honradamente por las razones de la inalcanzable perfección del arte
Por eso, es francamente inevitable, que tales hombres consigan un gran 111111
sobre el Estado, porque pueden considerarlo como un instrumento, mientr .1~ ll en considera la guerra y su posibilidad en uniforme, es decir, la clase mili-
todos los demás sometidos al poder de aquellos fines inconscientes del 111ÍM I rccto a la esencia del Estado hasta aquí descrita, tiene que llegar a com-
Estado son sólo instrumentos del fin del Estado. Ahora, para poder alca111o11 Í'' r que la guerra y la clase militar nos ponen ante nuestros ojos una imagen
medio del Estado la máxima exigencia de sus fines egoístas, es ante todo un quizá el arquetipo del Estado. Nosotros vemos en esto, como un efecto
rio que el Estado se libere completamente de esas convulsiones bélicas ter 11'11 llsimo de la tendencia de la guerra, una inmediata separación y división de
lll caótica en castas militares, sobre las que se eleva, de un modo piramidal
incalculables, para que pueda ser usado racionalmente; y por eso se esfrrrr 111
del modo más consciente posible, por alcanzar un Estado en el que la gu1·1111 una muy amplia base de esclavos, el edificio de la «sociedad guerrera». La
convierta en algo imposible. A tal efecto es válido entonces ante todo cor 1111 d1td inconsciente de todo este movimiento somete bajo su yugo a todo indi-
debilitar lo más posible los impulsos políticos individuales y, a través de In pr y también produce en las naturalezas heterogéneas una transformación,
ducción de cuerpos políticos más equilibrados y de garantías recíprocas d1' lt ccirlo así, química de sus propiedades, hasta que llegan a ser afines a este
mismos, hacer sumamente improbable que una guerra ofensiva, y con ello l.i pll n las castas superiores se percibe algo más de lo que en el fondo se juega en
rra en general, tenga un resultado favorable; tales individuos, por otro lado. 11 proceso interno, o sea, la producción del genio militar - a quien hemos
tan de arrebatar la cuestión de la guerra y la paz de la decisión de los gobe111.i 111 dido a conocer como el fundador originario de los Estados. En muchos Es-
1, por ejemplo, en la constitución espartana de Licurgo, se puede percibir
particulares, para poder apelar más bien al egoísmo de la masa o de sus repr n1•1t
tantes: para eso ellos tienen necesariamente que disolver de nuevo poco a prn 11 claridad la impronta de esa idea fundamental del Estado, la producción del
instinto monárquico del pueblo. Ellos corresponden a esta finalidad con la d1111 lo militar. Si pensamos ahora en el Estado militar originario en su actividad
sión más general de la concepción del mundo liberal-optimista, que tiene su~ f1tl 1 enérgica, en su verdadero «trabajo», y ponemos ante nosotros toda la técni-
ces en las teorías de la Ilustración francesa y de la Revolución, es decir, en llil dc la guerra, no podremos por menos que corregir nuestros conceptos de «dig-
filosofía superficial, completamente antigermánica y considerada neolatina. 1\111 1d del trabajo» y «dignidad del hombre», cantados por todas partes; y pre-
todo, no me queda más remedio que ver en el movimiento nacionalista que p1 ntundo si también al trabajo, que tiene como fin la destrucción de los hombres
domina en la actualidad, y en la expansión simultánea del sufragio universa 1, loi lanos», o si también al hombre, al que se le confía aquel «trabajo digno», co-
efectos del temor a la guerra, aún más, en el trasfondo de esos movimientos d1v.I 1ponde o no el concepto de «dignidad», en esta misión bélica del Estado,
so cómo los que verdaderamente tienen miedo son esos ermitaños del di11n'et ucl concepto no se suprime a sí mismo como un concepto en sí lleno de con-
apátridas, verdaderamente internacionales, los cuales, con su carencia natur,il il 'adicciones. Yo pensaría que el hombre guerrero es un medio del genio militar y
instinto estatal han aprendido a abusar de la política, como instrumento di 111
' llíada, l, 47-52.
l•H.AGMENI<>S l'<>STIJMOS

que su trabajo volvería a i;c1· s1'1lo un medio del mismo genio, y que a
hombre absoluto y 11o·ge1110, sino como medio del genio ·- que pul'dc
puesto también a su destrucción como medio de la obra de arte bélil~ll
rresponde un grado de dignidad, o sea, aquella dignidad que se ha d
como medio del genio. Pero lo que aquí se muestra con un ejemplo 1 1
vale, sin embargo, en un sentido más general: cada hombre, con toda 1rn 11 11. MP XII 1 B. FEBRERO 1871
dad, consigue su dignidad en cuanto que es un instrumento conscienll' o llí
ciente del genio; de lo cual se ha de deducir inmediatamente la conseclll!llClll
de que el «hombre en sí», el hombre en absoluto, no tiene dignidad, 111 dcr
ni deberes; sólo como un ser completamente determinado al servicio d~ f111 Prólogo a Richard Wagner.
conscientes puede el hombre justificar su propia existencia.
Según estas consideraciones, el Estado perfecto de Platón es sin d11d11 1\IC usted, mi venerado amigo, sé que usted, lo mismo que yo, sólo distin·
grande que lo que creen incluso los más grandes de sus admiradores, p1 H líl ncepto verdadero y uno falso de «serenicad griega», encontrando a este
blar del risueño desdén con el que nuestros eruditos «históricos» saben 1C[h 111 falso- en la forma de un bienestar sin peligros, difundido por do·
tal fruto de la Antigüedad. La verdadera meta del Estado, o sea la ni~I !IC que usted, igualmente, considera imposible conocer la esencia de la
olímpica y la producción siempre renovada del genio, frente a la cual tml11 h K partir de aquel concepto falso de serenidad. Por eso, a usted se le debe
más es sólo un instrumento preparatorio, se encuentra aquí mediante 111111 ht el siguiente ensayo sobre el origen y la meta de la obra de arte trágica, en
ción poética: Platón vio a través de la herma horriblemente devastada de In 11c ha hecho el dificil intento de transferir en conceptos nuestros senti·
política de su tiempo, y en su interior percibió todavía algo de divino. ( '1cy(I •·que están tan maravillosamente en armonía en este serio problema. Que
se podría extraer lo divino y que el aspecto exterior, desfigurado de un 111i:i¡lí1 l'rcntamos sin embargo a un grave problema, tiene que quedar claro para
rrible y bárbaro, no pertenecía a la esencia del Estado; todo el ardor de su JI rcsa al lector bien intencionado y al mal intencionado, cuando vea que
política se extendió hacia aquel deseo. -Que no colocara en la cima de"' l 'llplicar este problema han de ponerse en movimiento cielo e infierno, y
do perfecto al genio en su concepto más general, y que sólo se diera el 1a11e\1 111 tinal, tenemos la necesidad de poner verdaderamente ese problema en
premo al genio de la sabiduría, y que excluyera por lo general de su Estad1 • 11 tro del mundo, como «vórtice del ser» 3 • Tomar tan en serio un problema
artistas geniales, fue una rígida consecuencia del juicio socrático sobre l'I n es, sin duda, escandaloso en todos sus aspectos, tanto para nuestra esté-
sobre el cual será necesario volver pronto, y que Platón, luchando contrn 1;i 11 n! imental y su ternura, que produce asco, como también para esa chusma
mo, había hecho suyo. Esta laguna, más extrínseca y casi accidental, 11i1 ll " y corpulenta que no está en condiciones de reconocer en el arte más que
contarse entre los distintivos principales del Estado platónico. csorio placentero, nada más que un agradable tintineo de cascabeles frente
Platón, al sacar a la luz la finalidad más íntima del Estado a partir di' 1 11cricdad de la existencia»: como si nadie supiera qué quiere decir en esta
sus encubrimientos y opacidades, comprendió también la razón última dl· 111 1 ntación una tal «seriedad de la existencia». Cuando ahora resuena tanto
sición de la mujer griega en el Estado: en ambos casos vio en lo existenll' ql mundo, desde círculos tan diferentes, la expresión «serenidad griega», pode-
circundaba la imagen de las ideas que se le manifestaron, ante las que lo 1r.il d11rnos siempre por satisfechos, si eso no es directamente interpretado como
4
ciertamente sólo una imagen nebulosa y un juego de sombras. Quien, Sl'pi'111 odo sensualismo»: en tal sentido Heinrich Heine ha usado frecuentemente
costumbre general, considera por lo general la posición de la mujer griega 11111!, rresión y siempre con intensa conmoción. Pero aquellos cuya alabanza se
na y repugnante para la humanidad, debe dirigir también su reproche cont 111 11 en la transparencia, claridad, certeza y armonía del arte griego, creyendo
interpretación platónica de esta posición: pues en cierto modo no es m:P. •I h11jo la protección del modelo griego pueden resignarse ante lo espantoso de
la elaboración lógica más precisa de lo que estaba dado. Aquí se repite, poi 1 (i istencia -un género de hombre que ya ha sido sacado a luz por usted, mi
siguiente, nuestra pregunta: ¿la esencia y la posición de la mujer griega no ddil ,erado amigo, con trazos de incomparable agudeza, en su venerable escrito
guardar una relación necesaria con las metas de la voluntad helénica?
Lo más profundo que Platón pudo decir como griego sobre el lugar q111) 1
mujer ocupa en el Estado fue la exigencia escandalosa de que en el Estado pN 1
Mp XII lb, cuatro folios en cuarto, que contiene un prefacio de GT.
fecto la familia tenía que desaparecer. Si nosotros ahora prescindimos del hn:h Prólogo a la primera redacción de GT. Cfr. KGW UI, 5, 1442.
Cfr. Hebbel, F., Der Wirbel des Seins, en Epigramme und Verwandtes. 2. Gnomen, Siimtli-
de que él, para llevar a cabo esta exigencia estrictamente, abolió también el 1n
Wake, I. Abteilung: Werke, Berlín, 1911 ss.
trimonio, y en su lugar puso solemnes ceremonias de Estado - - - ' Sobre el tema de la «serenidad griega» en Wagner. Cfr. La obra de arte de/futuro. Reine, H.,
l>oktor Faust, acto 4.º
[297]
2'l')
11. MI' :rn 1 B. FElllU ltH> IX71
HJX l; RA<"iMl: NTOS l'OSTIJMOS
de dónde saqué yo entonces la segt ridad consoladora de que aquel hé-
«Sobre la dirección de orquesta» 5 , a éstos hay que convencerles de qll Jcl conocimiento trágico y de la serenidad griega no es asfixiado en el
subsuelo del arte griego les parece superficial, en parte es culpa suya, en 1 1tante de nacer por unos conocimientos y por una serenidad de natura-
también de la esencia más íntima de la mencionada jovialidad griega : :i c~ I plctatnente distinta?
pecto quisiera sugerir a los mejores de ellos, que se comportan como uqo 1lllhc cómo rechazo yo con aversión ese error de que el pueblo, o incluso
que miran el agua cristalina del lago bañada por los rayos del sol, y se 1mn , dcha ser un «fin absoluto»: pero de la misma manera me repugna bus-
el fondo del lago muy cerca, como si estuviera al alcance de la mano. El :11 t dc la humanidad en el futuro de la humanidad. Ni el Estado, ni el pue-
go nos ha enseñado que no hay verdaderamente superficie bella sin una p111 l• humanidad existen por sí mismos, sino que la meta se encuentra en sus
didad horrible; con todo, quien busca ese arte de la pura superficie, ha de vol n los grandes «individuos», los santos y los artistas, por consiguiente, ni
se de una vez por todas sobre el presente, que es el verdadero paraíso Pll l después de nosotros, sino fuera del tiempo. Pero esta meta trasciende
búsqueda de tales de tesoros, mientras que bajo la extraña luz de la Ant1 g¡¡ \1:1mente a la humanidad. Y los grandes genios levantan sus cabezas aquí
griega podría sucederle que desdeñase diamantes confundiéndolos con ¡•11111 ontra toda previsión, no ya para preparar una cultura universal o una
agua o - lo que es un peligro mayor, destruir por error y torpeza ma¡•11IO 1\rucción ascética o, en absoluto, un Estado universal. Pero adónde seña-
obras de arte. Me preocupo en cierto modo de revolver y hurgar en el sutfo i11tencia del genio, a qué meta más sublime de la existencia apunta, sólo
go, y me gustaría coger de la mano a todo hombre que, con talento o sin rl 1cr sentido aquí con escalofríos. ¿Quién podría atreverse a decir del santo
entrever una cierta tendencia profesional hacia la Antigüedad y dirigirlr 111 1ierto que ha malogrado el propósitJ supremo de la voluntad del mundo?
guiente perorata: «¿Sabes tú también joven, que has emprendido viaje l t •11 n cree realmente que una estatua de Fidias podría ser verdaderamente
7
modesto equipaje de conocimientos, qué clase de peligros te acechan? ¿l I;" ll bllia si no desaparece la Idea de piedra en la que fue tallada ? ¿Y quién po-
que, según Aristóteles 6, no es una muerte trágica morir aplastado por u11:1 udar de que el mundo de los héroes griegos ha existido sólo a causa 8de un
tua? Y precisamente te amenaza esta muerte que no es trágica. ¡Oh hc11111 ro'l Y concluyamos con una profunda pregunta de Friedrich Hebbel :
muerte, dirás, aunque se trate sólo de una estatua griega! ¿O quizás ni s1q11i
entiendes esto que te digo? Así pues, has de saber que nuestros filólogos inll:1H I artista un cuadro y supo que duraría eternamente,
desde hace siglos, hasta ahora siempre con fuerzas insuficientes, endere1.11 un rasgo único, profundo como ningún otro, escondido,
nuevo la estatua de la Antigüedad griega desplomada y hundida en la t lút 'á reconocido por ninguno de los hombres actuales y futuros,
Siempre que se levanta apenas del suelo cae otra vez y aplasta a los hombre' l1itJ1 C'l.flnal de los tiempos. ¿Creéis que lo suprimirá?
su peso. Esto se podría aceptar todavía; pues todo ser ha de perecer de un 1111 1d
o de otro. Pero, ¿quién asegura que con esto la estatua misma no se hará ta111li odo esto nos hace ver con claridad que el genio no existe para la humanidad:
pedazos? Los filólogos perecen a causa de los griegos: quizás esto podría c o11 ~ 1 o, sin embargo, su cima y su meta última. No hay tendencia cultural más
!arios. ¡Pero la Antigüedad se hace pedazos entre las manos de los filólogo s! 1M da que la preparación y creación del genio. También el Estado, a pesar de su
dita esto, joven imprudente, y da marcha atrás, si no eres un iconoclasta!» n bárbaro y de sus gestos despóticos, es sólo un medio para este fin.
Pues bien, lo que más desearía ahora sería encontrarme un día con alguien .1111 1Y ahora poder
mis esperanzas!
el que no pudiera pronunciar este discurso, un ser de airada nobleza, de 11111,111 El único político productivo en Alemania, que nosotros no necesitamos
sumamente orgullosa, de voluntad muy atrevida, un luchador, un poeta y al 1111 ;isar a nadie, ha triunfado hoy del modo más extraordinario y, de ahora en
mo tiempo un filósofo, que camina como si tuviese que pisar serpientes y 1111111 ilunte, dominará la esencia alemana hasta en sus átomos. Este hecho tiene un
truos. Sobre la frente de este héroe futuro del conocimiento trágico está el relh-111 .or inestimable, porque en ese poder sucumbirá lo que odiamos como el verda-
de aquella jovialidad griega, de esa aureola con la que se inaugura un inminr11t , enemigo de aquella profundidad filosófica y estética, una enfermedad que la
renacimiento de la Antigüedad, el renacimiento alemán del mundo griego. ,turaleza alemana ha padecido especialmente desde la gran Revolución France-
¡Ah!, mi venerado amigo, apenas me es lícito decir de qué modo uno yo 1111 'Y que contagia siempre, con sus periódicos ataques de gota, también a las me-
esperanzas de este renacimiento con la gloria presente y sangrienta del nornl11 res naturalezas alemanas, sin hablar de la gran masa en la que a esa dolencia se
alemán. Yo también tengo mis esperanzas. Éstas me han permitido, mientra ~ l.1 llama «liberalismo», con una vil profanación de una palabra creada con buenas
tierra se estremecía bajo los pasos de Ares, dedicarme continuamente, e inchl\11 tendones. Todo ese liberalismo edificado sobre la quimérica dignidad del hom-
en medio de los horribles y más próximos efectos de la guerra, a mi tema, irn.:111 rc. del concepto genérico «hombre», morirá desangrado junto a sus hermanos
so me acuerdo, estando una noche solitaria en un vagón de mercancías con h l• 11 ús robustos, a causa de aquel poder rígido mencionado anteriormente; y noso-
dos y encargado de cuidarles, de haber estado ocupado con mis pensamien\11 tros renunciaremos con gusto a los pequeños atractivos y bondades que compor-
sobre los tres abismos de la tragedia: sus nombres son «Ilusión, Voluntad y Do \1\, con tal de que esa doctrina verdaderamente contraria a la cultura, sea aparta-

5 «Über das Dirigieren» (1869), Leipzig, 1869, en SSD VIII 261 ss. (Wagner, R ., Siimtlit/11
1 Cfr. 7 [199].
Schriften und dichtungen, 13 vols., Breitkopf & Hiirtel, Leipzig, 1911). • Gewissenfrage, Cfr. 7 [179].
6 Cfr. Aristóteles, Poética, 1452 a, 4-11 .
11{1\GMllNTos f'(>STI JMos

da <k L'n lllL'dio dl!l c11111i110 dd gL·nio. ¿Y para qué debería servir aquel 1
poder surgido llll'l''ªnlen1enlc a través de los siglos a partir de la violencia , lf
conquistas y de los barios de sangre, sino para preparar el camino del genio?
Pero, ¿qué camino?
Quizá nuestro héroe futuro del conocimiento trágico y de la jovialidad en
sea un anacoreta - quizás ordene a las naturalezas alemanas más profundn HO
vayan al desierto- ¡época feliz en Ja que el mundo interiorizado a través d1) 1
mendos sufrimientos escuchará el canto de aquel cisne apolíneo! 12. MP XII 1 D. PRIMAVERA 1871 1
Mi noble amigo, ¿me he expresado hasta aquí según su modo de pensar'.'
me gustaría suponerlo: y cada vez que ojeo su Beethoven, me vienen a la rnm
aqueJJas palabras: «el alemán es valiente: que lo sea también en la paz. Despr
profundo ylosublime»
aparentar que no 9es.

La naturaleza le ha negado el ser amable; en can1hi uc hemos expuesto aquí sobre la relación del lenguaje con la música debe
mhién, por las mismas razones, para la relación de la mímica con la músi-
Este valor, junto a las cualidades antes citadas, es la otra garantía de n11 mtmica, en cuanto intensificación simbólica de los gestos humanos, resul-
peranzas. Si esto que puede ser llamado mi profesión de fe es verdadero, a s11h lo un símil, si se compara con la eterna importancia de la música, un sí-
que todo conocimiento profundo es terrible, ¿quién sino el alemán podría adtJ no puede expresar de ningún modo el más íntimo secreto de la música,
lar ese punto de vista trágico del conocimiento que yo reclamo como prep;lf lnmcnte su aspecto rítmico exterior, y esto sólo muy superficialmente, o
ción del genio, como la nueva meta formativa de una juventud de aspirac11111 mo substrato del cuerpo humano movido por la pasión. Pero si ponemos
nobles? ¿Quién sino el joven alemán tendrá la impasibilidad de la mirada y l'I i111 n el lenguaje bajo la categoría del simbolismo corporal y ponemos el dra-
pulso heroico a lo desmedido, para dar la espalda a todas esas débiles doc1111111 ún el canon por nosotros establecido, junto a la música, entonces ahora
de la comodidad del optimismo liberal en todas sus formas y «vlvlt quedar iluminado de la manera más clara un pasaje de Schopenhauer
resueltamente»'º de una manera completa y total? Para lo cual no faltará el q11 3
1, vol. 2, p. 465) : «Se puede admitir, aunque esto no sea exigido por un
él, el hombre trágico en su autoeducación para Ja seriedad y para el horror, IL'n tu puramente musical, que vengan asociadas o sometidas al puro lenguaje
que desear,
clamar con como
Fausto: lo hizo Helena, la jovialidad griega pensada por nosotros, y n • 11onidos, aunque ellas, autosuficientes, no necesiten de ninguna ayuda, pa-
•· e incluso también una acción representada de modo evidente, a fin de que
1lro intelecto, que intuye, reflexiona, y que no le gusta permanecer totalmen-
«¿Y no deberé yo, con la más anhelante violencia,
traer a la vida esa figura única entre todas?»" ctivo, encuentre en esto una ocupación fácil y análoga, gracias a la cual in-
111 atención se enganche más firmemente a la música y la siga; y al mismo
/,ugano, 22 de febrero de 1871, Friedrich Nietzsc/w ro se ponga como base de aquello que quieren significar los sonidos, en su
1tjc universal del corazón, que no tiene imágenes, una imagen intuitiva, por
en el cumpleaños de Schopenhauer
rlo así, un esquema, o como un ejemplo de un concepto universal: más aún,
esto acentuará la impresión de la música.» Si dejamos a un lado la motiva-
racionalista y exterior, por la cual a nuestro intelecto, que intuye y reflexio-
no le gusta permanecer completamente inoperante escuchando la música, y
n la cual la atención será mejor cuando está guiada por una acción intuitiva
In duda está plenamente justificada esta caracterización de Schopenhauer, el
1 considera el drama en relación a la música como un esquema, como un
plo en relación a un concepto universal: y cuando él añade «todo esto acen-
rú la impresión de la música», la extraordinaria universalidad y originalidad
1
Mp XII 1 d, cuatro folios en cuarto que contiene un fragmento para la elaboración de

9 l A principios de 1871 Nietzsche vuelve a reelaborar el manuscrito de GT. Es entonces


10
Beethoven, op. cit. , p. 72. u1111do elimina del texto principal el fragmento anterior JO [I]. Este fragmento debería haberse
Goethe, Generalberichte, 34-35. Cfr. carta de Nietzsche a su madre y hermana del 13 dt luido después de las secciones 1-6 de GT y a éste haberle seguido Sócrates y la tragedia grie-
noviembre 1871 , CO II 230-231 y carta de Gersdorlf a Nietzsche del 3 de noviembre dl' 1 Cfr. KGW III, 5.2 1441-1444, donde se explica la composición de GT.
1871 , KGB de
II, 2, 450. 1
11 Schopenhauer, A., Parerga y Paralipomena, II, cap. XX, «Sobre la metafisica de la belle-
176. Cfr. 5 [l] Fausto II, 7438-7439. Ver Carta a Rohde, 15 de diciembre de 1870, CO II 174 *
11'>, 220.

[301]
302 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 12. MP XII 1 D. PRIMAVERA 1871 303

de la música popular y de la conexión del sonido con la imagen y el concept" mo creemos poder reconducirlo bajo el simbolismo de los gestos 6 - las con-
rantizan la corrección de esta declaración. La música de cada pueblo com1rn ntes y las vocales, sin el sonido fundamental que es por encima de todo ne-
siempre unida a la lírica, y mucho antes de que se pueda pensar en una mu,11 io, no son más que posiciones de los órganos vocales, en suma, gestos-; tan
absoluta, ella realiza en aquella unión los más importantes estadios de desa 111 to como nosotros pensamos la palabra que brota de los labios del hombre,
llo. Si comprendemos esta lírica primitiva de un pueblo, como debemos hau·rl duce entonces por primera vez la raíz de la palabra, el fundamento de
como una imitación de la naturaleza que modela artísticamente, debemos con~I 1simbolismo de los gestos, o sea, el sustrato sonoro, el eco de las sensaciones
derar como modelo originario de esa unión de música y lírica la duplicidad n1 1tcer y displacer. De la misma manera que toda nuestra corporeidad se rela-
cial del lenguaje prefigurada por la naturaleza: penetraremos ahora más prol 1111 con aquella forma máximamente originaria de la apariencia, o sea, con la
<lamente en esta esencia del lenguaje, después de haber explicado la posición 11 untad», así se relaciona la palabra compuesta por vocales y consonantes con
la música respecto a la imagen. ndamento sonoro.
En la multiplicidad de las lenguas4 se revela inmediatamente el hecho de q11 ata forma máximamente originaria de la apariencia, la «voluntad», con su
palabra y cosa no coinciden ni completa ni necesariamente, sino que la palaht ll de sensaciones de placer y displacer, llega sin embargo en el desarrollo de
es un símbolo. Pero ¿qué es lo que simboliza la palabra? Sin duda, nada mús q1 úsica a una expresión simbólica cada vez más adecuada: junto a este proceso
representaciones, sean éstas conscientes o, como sucede la mayoría de las vn rico corre paralela la continua aspiración de la lírica a describir la música en
inconscientes: pues ¿cómo podría corresponder una palabra-símbolo co11 L'• nes: este doble fenómeno, a tenor de la explicación que acabamos de hacer,
esencia interior, de la que nosotros mismos y el mundo somos imágenes? Esl' 1111 .cuentra originariamente prefigurado en el lenguaje.
cleo sólo lo conocemos en forma de representaciones, y únicamente nos es f¡1111I 1que nos haya seguido de buen grado, con atención y con una cierta fanta-
liar en sus expresiones simbólicas: fuera de esto no hay ningún puente di1r111 n estas dificiles consideraciones -<:ompletando también con benevolencia
que nos conduzca hasta el mismo. También toda la vida instintiva, el juego 11 onde la expresión ha resultado demasiado deficiente o demasiado absolu-
sentimientos, sensaciones, afectos, actos de la voluntad -<:orno yo debo oh¡r111 • él tendrá ahora la ventaja de poder resolver con nosotros, de un modo más
aquí contra Schopenhauer5- nos son conocidos, si nos examinamos a nosol 111 de lo acostumbrado, algunas cuestiones controvertidas e interesantes de la
mismos con la misma exactitud, sólo como representación, no en su esene1.1 lcu actual, o mejor, de los artistas contemporáneos, y de poder dar una res-
podemos decir también que incluso la «voluntad» de Schopenhauer no es 11.111 tu más profunda a tales cuestiones. Después de todos estos presupuestos,
más que la forma fenoménica más universal de algo que, por lo demás, a nm11 mos el atrevimiento que debe de ser ponerle música a una poesía, es decir,
tros nos resulta completamente indescifrable. Pero si, según esto, tenemos qu r ilustrar un poema mediante música, y con ello ayudar a la música a con-
adaptarnos a la dura necesidad de no poder ir más allá de las representacio11 r11c en un lenguaje conceptual: ¡un mundo invertido! ¡Una temeridad que a
entonces podemos distinguir de nuevo en el ámbito de las representaciom:s do e parece como la de un hijo que quisiera procrear a su padre! La música
géneros principales. Uno se nos manifiesta como sensaciones de placer y de dr e producir imágenes desde sí misma, que luego serán siempre sólo esque-
placer, y acompañan como un bajo continuo a todas las demás representacio111 cn cierto modo ejemplos de su verdadero contenido universal. Pero ¡cómo
Esa forma fenoménica máximamente universal, por la cual y bajo la cual l '11111 rlu capacidad la imagen, la representación, de producir música desde sí mis-
prendemos nosotros únicamente todo devenir y todo querer, y que design¡11111 Mcnos aún, entonces, se podría decir que el concepto o, como se ha dicho,
con el nombre de «voluntad», tiene también su propia esfera simbólica en el lrn ktcu poética» 7, estuviera en condiciones de hacer esto. De la misma manera
guaje: y esta esfera es precisamente para el lenguaje tan fundamental como aq11 N cierto que desde el misterioso castillo del músico sale un puente que nos
lla forma de la apariencia lo es para todas las demás representaciones. Todo ~ li1 u 111 tierra libre de las imágenes - y el lírico pasa sobre él-, es imposible
grados de placer y displacer -manifestaciones de un único fundamento pri111111 r el camino inverso, aunque puede que haya algunos que crean haberlo he-
dial, para nosotros impenetrable- se simbolizan en los sonidos del hah/0111 Sc podrá poblar el aire con la fantasía de un Rafael, se podrá contemplar,
mientras que todas las demás representaciones se designan a través del si111ho/11 o el lo ha hecho, a Santa Cecilia que escucha extasiada las armonías de los
mo de los gestos del hablante. En la medida en que ese fondo primordial l' ~ 1•11 • celestiales - pero ningún sonido saldrá de este mundo, aparentemente
todos los hombres el mismo, también el sustrato sonoro es universal y comprrn Ido en la música, incluso si nosotros nos imaginásemos que por un milagro
sible a pesar de la diversidad de lenguas. De él se desarrolla ahora el simbolr,11111 n111scn a resonar realmente aquellas armonías, ¡Cecilia, Pablo y la Magda-
de los gestos, más arbitrario y no del todo adecuado a su fundamento: y co11 1 el mismo coro de ángeles desaparecerían repentinamente! ¡Nosotros deja-
simbolismo comienza la variedad de las lenguas, cuya multiplicidad podl'11111 os inmediatamente de ser Rafael! Y así como en aquel cuadro los instrumen-
parangonar con un texto compuesto de estrofas para la melodía originaria dúl
lenguaje del placer y del displacer. El ámbito entero del consonantismo y dd vn
('fr. Wagncr, R., Opera y Drama, op. cit., sobre todo los capítulos 6 (parte 3.ª) y 2, donde
11'1111, '' l 1avés de su teoría de la «aliteración», la función expresiva diversa de consonantes y
4
lcij; tl·oría a la que se opone Nietzsche. Cf SSD IV 91 ss y 117 ss.
Ver DW para lo que sigue, sec. 4. 1111 <iT 5 N1ct1.schc cita la carta de Schiller a Goethe del 18 de marzo de 1796. Cfr.
i Cfr Schopcnhaucr, A., WWVl , lihm 2.9 18 ·22. h1~11 7 ¡1 2 11 .
º1(1.j
l·l{l\(iMENTos l'(>STlJMos
12. MI' XII 1 I>. l'KIMAVEKA 1871 JOS
los profonos ynccn en l1crr11 mios, se disiparía nuestra visión 111
empalidecida, c11snr11hrecida, extinguida por otra de rango superior. ¡I cr a la música con sus afectos, hay que decirles que permanecerán siem-
cómo tiene que producirse el milagro! ¡Cómo podría el mundo apolincn d 1 vestíbulo y no podrán tener acceso al santuario de la música: pues el
ojos, sumido completamente en la contemplación, engendrar desde sí 111ism 01110 ya he dicho, no puede mostrar, sino sólo simbolizar. Por lo que se
sonido que simboliza una esfera que precisamente es superada y excl111d cambio al origen de Ja música, yo ya he explicado que éste no puede es-
perderse apolíneamente en la apariencia! El placer por la apariencia n1_1 p¡, ti en la «voluntad», sino que se encuentra mis bien en el seno de esa fuer-
engendrar desde sí mismo el placer por la no-apariencia: el deleite de la üllH roduce desde sí misma bajo la forma de la «voluntad» un mundo de visio-
plación es sólo deleite por el hecho de que nada nos recuerda a una es1C1·11, lgen de la música se encuentra más allá de toda individuación, proposición
que la individuación se rompe y se anula. Si de cualquier modo es jusl:i 111.1 demuestra por sí misma después de nuestras explicaciones sobre lo dioni-
caracterización de lo apolíneo como contrapuesto a lo dionisíaco, entoncc:s 11 e gustaría que se me permitiera en este lugar volver a poner unas junto a
que parecernos ahora falsa y extravagante la idea de que la imagen, el cnn modo perspicuo, las distintas afirmaciones a las que nos han inducido
y la apariencia tengan de cualquier manera la fuerza de producir desde si 111J~J amente Ja contraposición de lo dionisíaco y de lo apolíneo.
el sonido. Para refutamos, no se podrá apelar al caso del músico que co111f), voluntad», como la forma más originaria de la apariencia, es objeto de la
poesías líricas ya existentes: pues tendremos que afirmar, después de tod11 ltí en ese sentido la música puede ser considerada una imitación de la natu-
cho, que la relación del poema lírico con su composición debe ser en todn pcro de la forma más universal de la naturaleza. La «voluntad» misma y los
como la relación del padre con su hijo. Pero ¿qué relación? ntos -en cuanto manifestaciones de la voluntad ya penetradas de repre-
En este punto, se nos podrá atacar ahora, sobre la base de una aprec1ad11 ones son completamente incapaces de producir desde sí mismos música:
cepción estética, con la siguiente afirmación: «no es la poesía, sino el Sl'/111111 parte a la música le es completamente negado representar sentimientos,
engendrado por la poesía, lo que genera desde sí mismo la composición». No mo objeto sentimientos, porque su único objeto es la voluntad. -
toy de acuerdo con eso: el sentimiento, la excitación más o menos fuerte ck nq que considera los sentimientos como efectos de la música, encuentra en
sustrato de placer y displacer, es en general en el ámbito del arte productiw1 lo 1 n cierto modo, un reino simbólico intermedio, que le puede proporcionar
artístico en sí, es más, sólo su completa exclusión es lo que hace posible l;i lti to previo por la música, pero que al mismo tiempo le excluye de sus san-
concentración y la contemplación desinteresada del artista. En esto se me pod más íntimos.
objetar que yo mismo acabo de hablar de la «voluntad», la cual encuenlrn C!l roela lírico interpreta para sí mismo Ja música a través del mundo simbó-
música una expresión simbólica cada vez más adecuada. Mi respuesta, rcs11n¡ los afectos, mientras él mismo, en medio de la quietud de la intuición apo-
en un principio estético es ésta: la «voluntad» es objeto de la música, pero 110 01 11 librado de esos afectos. -

de ella misma, es decir, la voluntad en su máxima universalidad, como la i.111 consiguiente, si el músico compone una canción lírica, él, en cuanto mú-
más originaria de la apariencia, bajo la cual se debe comprender todo dn 0 es movido ni por las imágenes, ni por el lenguaje de los sentimientos de
Respecto a esta voluntad, aquello que nosotros llamamos sentimientos esta \,! 1 1xto: sino que una conmoción musical, que procede de esferas completa-
netrado y saturado de representaciones conscientes e inconscientes, y por no distintas, elige aquel texto poético como una expresión simbólica de sí
no es directamente objeto de la música: tanto menos entonces que los pul'd.¡ Por lo tanto, no se puede hablar de una relación necesaria entre poesía y
gcndrar desde sí misma. Si tomamos a modo de ejemplo los sentimientos dt• .1111 , puesto que los dos mundos que son puestos en relación, el del sonido y
temor y esperanza, la música por vía directa ya no puede comenzar absolul;1111 la imagen, están demasiado alejados como para poder establecer algo más
te con ellos, en tanto que cada uno de estos sentimientos está ya lleno de repr l' a relación exterior; Ja canción no es más que un símbolo y se relaciona con
taciones. En cambio, estos sentimientos sirven para simbolizar la música: y c'I(' ka como el jeroglífico egipcio de la valentía con respecto al guerrero va-
lo que hace el poeta lírico al traducir ese ámbito conceptual y figurativamc11l1' t f.n las supremas manifestaciones de la música sentimos incluso involunta-
asequible de la «voluntad», el verdadero contenido y objeto de la música, al 11111 te la grosería de toda expresión figurada y de todo afecto alegado por
do simbólico de los sentimientos. Todos aquellos oyentes musicales que sicnlrn lf, la: los últimos cuartetos de Beethoven, por ejemplo, dejan completamente
efecto de la música sobre sus afectos se parecen al poeta lírico: el poder lc,r.11111 todo lo intuitivo y en general todo el reino de la realidad empírica. El sím-
oculto de la música evoca en ellos un reino intermedio que les proporciona dr (1 'll no tiene ningún significado frente al dios supremo que se revela realmen-
guna manera un gusto preliminar, un concepto simbólico previo de la propr.r 11¡( 1 aún, aparece ahora como una exterioridad injuriosa.
sica, el reino intermedio de los afectos. De ellos se puede decir, con respecto íi 1 pero que nadie nos reproche que, partiendo de este punto de vista y para
«voluntad», el único objeto de la música, que se relacionan con esta volu11L1d 11 r de ello con toda franqueza, tomemos en consideración ese último movi-
un modo análogo a aquel en el que el sueño matutino, según la teoría schol'•'ll , inaudito y con encanto indescifrable, de la Novena sinfonía de Beethoven
haueriana, está respecto al verdadero sueño 8. Pero a todos aquellos que sólo p11 n podría arrebatarme este sentimiento, el más seguro de todos, de que el
ditirámbico de esta música, un júbilo por la redención del mundo, es com-
8
Parerga y Paralipomena, I, «Ensayo sobre las visiones de los espíritus y sobre lo q111: rn
relacionado con ello». Nietzsche hace referencia también aquí al Beethoven de Wagnt·I~ fil
--
donde se trata de fundamentar una nueva teoría musical en las concepciones de Schopen-
1 Nohn: el sueño. Cfr. SSD IX 68 ss.
307
'º(i FRAGMENTOS PÓSTUMOS 12. MP XII l D. PRIMAVERA 1871

pletamente incongruente con el poema schilleriano «A la alegría», y <Jll• los tiempos, la única que corresponde al origen de la canción lírica. El
ve sumergido, como una pálida luz de luna, por aquel mar de llamas? ¿Qui excitado dionisíacamente, lo mismo que la masa popular orgiástica, no
dría discutirme que ese sentimiento, cuando se escucha esta música, 1111 11 ,n oyente al que hubiera que comunicar algo: como lo supone, sin duda, el
expresarse clamorosamente sólo porque nosotros, incapacitados compklutl 1
r épico y en general el artista apolíneo. Más bien es propio de Ja esencia
por la música para todo lo que sean imágenes y palabras, ya no oímos 1111.!11 dionisíaco el no tener en consideración al oyente: el ferviente seguidor de
poseía de Schiller? Todo aquel noble ímpetu, el carácter sublime de los v1·1 il '• como ya dije anteriormente en otro lugar, sólo es comprendido por sus
Schiller, actúa ya junto a la verdadera, ingenua e inocente melodía pop11l.11 ro si imaginamos un oyente en aquellas endémicas explosiones de exci-
alegría, de modo perturbador, inquietante, e incluso de manera burda y 11lrl\ lonisíaca, deberíamos vaticinarle un destino, como el que sufrió Penteo,
sólo que el hecho de que no se oigan los versos, por el despliegue cada v descubierto: es decir, ser despedazado por las Ménades. El poeta lírico
pleno del canto coral de la masa orquestal, mantiene alejada de nosotro~ 11q 1omo el pájaro canta», sólo, desde la más íntima necesidad, y debe enmu-
sensación de incongruencia. Por consiguiente, ¿qué debemos sostener dr 1 llC planta ante él el oyente exigente. Por eso sería totalmente antinatural
rrible superstición estética, de que Beethoven con aquel cuarto movimiL·111n 1poeta lírico que uno comprenda también la letra de su canción, antina-
Nowna habría querido hacer una solemne confesión sobre los límites tk 111 rque ésta es una exigencia del oyente, el cual en la efusión lírica no puede
1.:a absoluta9 , aún más, habría cerrado de tal manera en un cierto sentido l.1 ~ 1 1 hacer valer ningún derecho. Si ahora nos preguntamos sinceramente,
tas a un nuevo arte, en el que la música es capaz de representar incluso la 1111 en la mano las poesías de los grandes líricos de la Antigüedad, si ellos
y el concepto, y con ello se habría abierto al «espíritu consciente»? ¿Y q1t pueden haber pensado solamente en eso, en llegar a esclarecer su mundo
dice el mismo Beethoven al introducir un recitativo al comienzo de este rn11l ncs y de pensamientos a la multitud popular que está alrededor escu-
ral?: «¡Oh, amigos, dejad ese tono y entonemos un cántico más agradahh· v huy que responder a esta seria cuestión teniendo en cuenta a Píndaro y a
alegre!». Para eso necesitaba el sonido persuasivo de la voz humana, pa1 .11 to11 corales de Esquilo. Estos oscurísimos y atrevidísimos enredos del pen-
cesilaba también el estilo candoroso de la canción popular. El subliml' 11111 to. este remolino de imágenes que se reproduce impetuosamente en formas
110 recurrió a la palabra, sino al sonido «más agradable», no buscó el L·o11 nuevas, este tono oracular del todo, que nosotros no podemos tan a me-
sino la voz más íntima y más rica de la alegría, con el anhelo de alcanza1 l'I net rara pesar de una viva atención, sin ser distraídos por Ja música y Ja
do total y plenamente expresivo de su orquesta. ¡Y cómo se pudo malrnh'I Ucn 111 ¿todo este mundo de milagros debía haber sido quizás transparen-
1.·sto! De este movimiento se puede decir exactamente lo mismo qlll: /U¡ cl cristal para la multitud griega, o resultar una interpretación simbólico-
Wa1.:11er dice respecto a la gran Missa solemnis, llamada por él «una oh1 '' 11 uul de la música? ¿Y con tales misterios del pensamiento, como Jos que
mente sinfónica del más auténtico espíritu beethoviano» (Beethoven, p. •l 11 Inda ro, hubiese podido aclarar todavía el poeta maravilloso Ja música ya
voces del canto son tratadas aquí completamente en sentido de instru111rn111 ,cut.mente clara? No se debería quizás en este caso tratar de comprender
manos, que es la única función que Schopenhauer muy acertadame111l' ql 1uncnte qué es el poeta lírico, es decir, el hombre artístico, el que debe in-
asignar a ellas: el texto que subyace a esas voces, precisamente en esta~ ¡ 1 1 r ¡10r sí mismo la música mediante el simbolismo de las imágenes y de Jos
rnmposiciones religiosas, no es comprendido por nosotros según su sip1;in pero que no tiene nada que comunicar al oyente: él, incluso, en el estado
rnnceptual, sino que sirve, en el sentido de la obra de arte musical, ú111rn1n picio arrobamiento, olvida quién está ávidamente escuchándole cerca de
como material para el canto y se mantiene sin perturbar nuestro sentim1rnltl 1\:OlllO el poeta lírico canta su himno, así canta el pueblo la canción popu-
si1.·almente determinado sólo por el hecho de que no nos empuja a reprL'\1'111 i1i mismo, empujado por un instinto interior, despreocupado sobre si la
11cs racionales, sino que, como esto también condiciona su carácter rehg111li11 es comprensible a alguien que no participa en Ja canción. Pensemos no-
akcta sólo con la impresión de fórmulas simbólicas de la fe bien conoc1di1 n nuestras propias experiencias en el ámbito de la música artística supe-
lo demás, no dudo de que Beethoven, en el caso de que hubiese escrito la pfll uc i.:mnprendemos del texto de una misa de Palestrina 11 , de una cantata de
lada décima sinfonía - de la que todavía existen bocetos- , habría esc11111 111 de un oratorio de Hiindel, si nosotros mismos no participamos en el canto?
1111:ntc la décima sinfonía. · •Y una lírica, una música vocal para quien participa en el canto: el oyente
Después de estas observaciones preliminares, nos acercamos ahora a la lll ntc a todo esto como frente a una música absoluta.
s1ún sobre la ópera, para poder proceder a continuación, partiendo de l'll.1, h 111 úpera comienza, según Jos testimonios más claros, con la pretensión
12
~ 11 contrafigura, la tragedia griega. Lo que nosotros habíamos podido olilii't '"fi' i/1• comprender las palabras •
L'l1 el último movimiento de la Novena, es decir, en la suprema cumbre tkl de t'O dimo? ¿El oyente tiene pretensiones? ¿La palabra tiene que ser com-
llo de la música moderna, que el contenido de la palabra se sumerge poi 1üill ldn 11'!
to sin ser oído bajo las olas de una mar universal de sonidos, no es nada rXGC'I
'11al ni singular, sino la norma universal y eternamente válida para la m11~11 ~h \,

1
' Es posible que este término lo haya to111,1dn Nictzsl'11c de Wagm:r. Cfr. 1 127, :\
111. 21. 511101. 7172. 1101.
13. MP XII lA. PRIMAVERA-OTOÑO 1871 1

1
rn la conclusión de la introducción.

A aquel que no abandones, genio,


lo elevarás por encima del sendero fangoso
con las alas de fuego ;
caminará
como con pies de flores
más allá del fango de Deucalión,
matando a Pitón, él, el ligero, el grande
Apolo Pitio.

1
qué es lo que tenemos que aprender ante todo de los griegos? ¿A que nues-
loimlia no nos conduzca al quietismo de la acción, a que nuestra música no
lcw al delirio orgiástico? La tragedia tiene que salvarnos del budismo, de la
1 manera que el mito en Ja tragedia nos salva del orgiasmo musical.
~

1pueblo de las guerras médicas necesita la tragedia.


mc:r el ejemplo del Tristán, tercer acto: cansancio y extenuación, mano tem-
11 del moribundo, suspiros entrecortados. La nostalgia por la patria origi-
111 danza bucólica de la metafisica. «Anhelar - morir», tensión espasmó-
dcl alma para huir, despuntan sus alas 3•
hora el mito interpone, para nuestro apaciguamiento, la imagen y la pala-
1 os héroes del mito se parecen a Atlas, llevando el peso del mundo sobre
llfla ldas. Nos descargan de ello. - Nosotros comprendemos aquí por qué la
ku l·xigc imágenes: quiere a Apolo el curandero. Ésta es la relación entre dra-
111úsica.
k11ws experimentado este proceso en su máxima pureza: sólo ahora pode-
1111prender el significado que tiene la tragedia para el aire griego preñado
usil'a Nacida de ella para curarla. Ahora comprenderemos, por qué los

Mp X 11 1a, en folios de diverso formato, apuntes para GT.


·rr.
1 (loclhc, Wanderes Sturmlieder, segunda estrofa. Antes de este fragmento en el msc.
luye 1:li1 a]. Ver apéndice.
1lr'. <iT71 , KSAI135.

[309]
311
310 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 13. MP XII lA. PRIMAVERA-OTOÑO 1871

griegos, educados en una música continua, se habían rodeado de las escull 1.11
más espléndidas. Palestrina y los pintores del Renacimiento 4 ¿Qué significa la tragedia para nosotros?
Nosotros, que tenemos la máxima aptitud para la música, vemos en dio I
única esperanza universal para el arte. La música nos ha regenerado de íllll1\'0 Desde los griegos tenemos que comprender la obra de arte wagneriana.
mito: de este modo se derrota al espíritu de la ciencia. En todas las artes n< i~1H i 1 nacimiento de la tragedia.
somos los críticos: pero en la música somos todavía hombres llenos de vit;i l1d111I 1 significado de la tragedia.
Aquí se encuentran todas las esperanzas. a confusión actual.
Podemos aprender de los griegos, lo que nosotros mismos experimenta1n
Ellos nos interpretan nuestras vivencias. Sófocles es visitado por Asclep10 /\
hemos de comprender el renacimiento wagneriano de la tragedia. De hn111h1
socráticos tenemos que volver a ser hombres trágicos -y para nosotros ll 1s 111
manes esto es un restablecimiento de todas las cosas-. Nuestras guerras 1111'\ll Hacia Roma y hacia la India.
cas apenas han comenzado. Tristán.
Sólo en la música no somos todavía ni científicos ni historiadores: VI\ 11Ht Restablecimiento del mito.
aún con Palestrina: una prueba de que nosotros nos sentimos realmente 1 11·01 1

ella.
Por eso la mayor fiesta alemana del arte en Bayreuth6es única: aquí los li11t1
bres trágicos celebran su consagración, como signo de que comienza una 1111 Los vivos.
. cultura. Tendencia retrospectiva hacia la salud. Ourero, caballero, muerte.
La posición del hombre trágico respecto al saber: él tiende a lo más prnl 111111 Bayreuth.
y no se deja asustar por ningún conocimiento - ni ilusión, tampoco se l'sl.111
en la amplitud - pues él tiene su verdadero instrumento para soportar 111 NI 171 11
Pnlcstrina y los pintores del Renacimiento.
tencia. Verdad implacable.
l.11 wnfusión sobre Wagner.
'omienza una nueva cultura: ante todo deben de existir los medios para po-
13 [3]
Curioso relato sobre Buda7 que, en la época de la fiesta del comienw d der vivir en ella.
primavera, con la cual se festeja la lucha victoriosa del fundador de la dot l 1U
contra las falsas doctrinas - - -. Él se dedica aquí a representaciones d 111111
ticas. Sacerdotes en una embriaguez y un desenfreno orgiásticos: el mismo lh1
habla de su redención de innumerables hombres, ocho días de diversiom·, 11111
<lanas.
«Rueda burbuja de agua, línea cóncava de arco.» 8

13 [4]
4. Durero, caballero, muerte 9 .
l. «Hacia Roma o hacia la India.»
3. Restablecimiento del mito.
2. Tristán.
5. Los vivos en la música.
6. Bayreuth.

4
Añadido en el msc. «Palestrina y los pintores del Renacimiento».
5
Cfr. 8 [22], 13 [4].
h Se refiere al 22 de mayo de 1872.
7
Cfr. 5 [31, 44]. Ver también Koeppen, C. F., op. cit , p. 575.
M Sobre la primer línea del msc. está escrito «Comna. l'idi7, doctrina». 1" lkspués del fragmento 13 [6] se añade en el msc. 13 [6a]. Ver apéndice.
9
Cfr. 8 [20] y nota. 11 lkspul:s del fragmento 13 [7] se añade en el msc. 13 [7a]. Ver apéndice
. P 116 B. PRIMAVERA-COMIENZO DE 1872 1

Camino

ucncia del efecto musical sobre el mundo de las imágenes.


t'ucrza de crear mitos.
oro eleva toda la tragedia sobre el coturno.
dor que habla hay que explicarlo: un efecto completamente distinto de
nuestro melodrama.
Ira en escena como rapsoda apolíneo.
dos estilos artísticos se contraponen.
una manifestación religiosa del dios. No se ha de confundir con sus servi-
d11res extasiados.

ex machina traduce la solución metafisica en Jo terreno. Con eso se


i/1·11.\'
pone fin a la tragedia.

8 impulsos principales, que se han de deducir del origen del drama:


l .a construcción del drama: e:'1.croóoi; 3 del coro, em:icróówv 4 del dios.
l .a unidad, la tetralogía.
l·:I héroe como rapsoda.
l'.l coro como orquesta.

11 1 l Ci b, cuaderno de 234 páginas, que contiene notas sobre Homero y Hesíodo, sobre
lll1~ Lacrcio y filósofos preplatónicos. También hay anotaciones para GT y BA. Los edi-
Jlllblicaron una parte como grupo 14.
C'lr K 157).
l!1111ada.»
Fp1sodio, intervención .»

1313]
315
14. P 1 16 B. PRIMAVERA-COMIENZO DE 1872
"" 1°1{1\(IMENTOS POSTUMOS

t413P '111dusión: Wagner 20


Entre la gran cantidad de esas ideas sobre las que Richard War11c1
estampado su sello en el «Beethoven» 6 , para corroborar su verdad eterna illll 97
de relieve un pasaje que tiene sumo valor para la explicación del onprn d
tragedia. La música, dice Schopenhauer7, hace resaltar cada cuadro 1
escena de la vida real y del mundo, dándole inmediatamente una sign1l1111 Lo dionisíaco y lo apolíneo. El ingenuo.
mús alta: y esto tanto más, cuanto más análoga es su melodía al espíritu i11t El lírico.
del fenómeno dado. Si pensamos ahora en la potenciación sublime de la 111(1111, 43 El coro, el héroe y el mito.
entonces habría obtenido con ello un medio, para decirlo brevcnu.:111 70 Eurípides y Sócrates.
tram.formar en un mito toda imagen del mundo y de que exprese u11¡1 vrl
universal y eternamente válida. Esta extraordinaria capacidad de la 11n'1~i
hemos visto hasta ahora desembocar dos veces, en la historia del mu111k•, 111 mpulsos: el científico } La época
creación de mitos: y nosotros somos lo suficientemente afortunados de\ ivi1 el trágico de la tragedia.
de esos momentos, de vivir este extraño proceso, para explicar desde aquí t nrnl distinto: el impulso científico está cerca de sus límites
esa primera vez de un modo analógico. Quién, en caso de que sólo una vez h el trágico es alcanzado.
experimentado algo de este efecto verdaderamente religioso de li1 11111 lhlc una unión. Ha nacido el «mito».
creadora de mitos, será - - -

141418 l\nal de la tragedia la música decae.


20 páginas Sobre lo apolíneo y lo dionisíaco. ~n una imitación de las cosas visibles.
12 páginas Descripción de la tragedia. lrn~l·dia la música había alcanzado su punto culminante.
6 Muerte de la tragedia. 2 páginas de transición. urlpides entra la excitación en sí en lugar de la conmoción dionisíaca.
28 Wagner. frinldad del pensamiento en lugar del alma apolínea. Él toma posesión
lodo el campo de la música y se apropia de todo lo que es eficaz, es de-
14151 rrml uce una mezcla de estilos. Abandona el mito infinito y lo sustituye
24 Sobre lo dionisíaco y lo apolíneo. lo novelado.
7 Nos acercamos ahora - al laberinto. dl· la música, del mito y de la tragedia. La seriedad de la visión del
12 1\lndo tuvo que huir al inframundo.
2 páginas Tránsito hacia la muerte. ln10s un desarrollo sorprendente de la ciencia: el mito ha desparecido
27 páginas Muerte de la tragedia. tltl111cntc. La poesía tiene carácter erudito.
ndi'in de la concepción seria del mundo: hasta ahora estamos bajo los
72 tos del Renacimiento. Pero nuestra música y nuestra filosofia mues-
n un nuevo reino. Descubrimos que el genio alemán también necesita
14161 lihl·rado del mundo optimista del Renacimiento.
8 11/iri111iento de la Antigüedad griega en un orden invertido.
Introducción: 21
Parte principal: 21
{ Parte principal: 27 Sobre el futuro
de nuestros centros de formación.
1
Cfr. GT 16. Redacción preparatoria para GT. La versión original, Vl'I I' 1 1 Apuntes. Otoño del 71.
«lkspués de lo que acabo de decir, creo que un pasaje bastante largo de Schoplllh .111
de los más profundos que se haya escrito alguna vez, podrá ver la luz: micnlio1 111!
absolutamente incapaz de verter su contenido de una forma todavía más bl'IL1 )' \ 1.1
llegado a un punto en que debo dejar a Schopenhauer hablar en persona, con rl 1·~ !11 Educación y cultura.
lundo que le es propio: ya que no consigo decidirme a volver a escribir con dt'l11h•• ( ~I
ncs lo que él ·» •s111 ia una restricción en contraposición a la tendencia a la extensión.
h Sobre el Beethoven de Wagner, R., ver más arriba 8 (4].
7
Schopenhauer, A., WWVI, libro 4, § 53
H Los fragmentos del 14 [4] al 14 [9] son planl'S y l~shozos para GT. In rl l1111imcnto 14 [26] son escritos preparatorios y esquemas para BA.
:~ 1(i
FRACiM l'. N'JOS l'(>S'J'l JMOS
14 . I' 1 J(i B. J>RIMAVl·RA·COMIENZO DE 1872 317

Como fundamento de esta tendencia a la extensión cstú: 1 punto de vista del no-genio:
1) el optimismo de los economistas políticos tanto conoc11111,·111 11dcr a obedecer y a ser modesto. (Hesíodo.)
sea posible - la máxima producción posible - la mayor ICllciduJ 1 to conocimiento sobre los límites de cada profesión.
2) el miedo ante la opresión religiosa 111111· 111aterial para el genio.
3) la fe en la masa, la falta de fe en el genio.
Contra esta tendencia trabaja para una disminución:
1) la división del trabajo, también para la ciencia 11.uciún de las castas intelectuales» la eterna tarea de la formación, in-
2) las diversas iglesias ntc111l'1t lc de la iglesia y del Estado del momento.
3) el miedo ante el socialismo, como un fruto de aquel optimis1111;
Nuestro punto de vista es el de la restricción y el de la concentraci1'111
tanto reforzamiento (contra 2.) y restricción (contra l.) La formación clásica.
Aquí tiene la palabra la NATURALEZA.
Aquéllas son aspiraciones, éstas son verdades. murión suprema es algo completamente inútil: privilegio del &enio. De
Todos nuestros centros de formación (que se han originado desde csl 11 ~ 11

¡
Ión no se puede hacer una profesión de la que se pueda vivir. Esta es la
ciones) se han de medir en función de esta verdad primordial. f>l'111 111 llene Sócrates del sabio, aquel que no acepta dinero.
dez de la verdad es, según las épocas, muy distinta: aquellos pri11r1p111 ''º
d. en lugar del hombre culto Signos distintos de la
fundamentan las aspiraciones pretenden también la verdad y p111 , 1 !lll'll de profesión en lugar del Edad Media.
guiente encubren la verdad. 1c111plar.
Ambas aspiraciones, como máximas educativas, podrían ciertamcnll· 11·11 tr11s escuelas están organizadas según este principio medieval. La conse-
consecuencia de disminuir el nivel de la aristocracia espiritual y :itrn1111 h11 sido la formación de una específica clase de enseñantes.
influjo. 1 mundo puede llegar a ser bastante erudito, pero pocos pueden llegar
Pues también la aristocracia de nacimiento del espíritu debe tener u11¡¡ t1fl mhres cultos. Generalización de la erudición - la meta antigua de la for-
ción y un valor a su medida. El principio educativo correcto sólo p11ql1 Adiestrar al mayor número posible de eruditos - la antigua tarea supre-
el de relacionar de una manera justa a la gran masa con la aristo<'rt11 ''' cducación. La vida esclava de la ciencia.
piritual: ésta es la verdadera tarea de la cultura (según las tres posihil11 J,1 lllli surgió la escuela latina, la escuela no nacional que forma al erudito.
de Hesíodo); la organización del Estado del genio - ésta es la l'c11l.11/1 l'Cll'nsión de una formación clásica es algo completamente moderno y
República platónica. versión de la tendencia del Instituto de bachillerato. Entretanto, es evi-
Ul' uno no necesita el latín para llegar a la ciencia, así como es evidente
14 [12] rudito y el culto no son lo mismo.
Quiero decir formación ética e intelectual m1 un golpe audaz: el antiguo Instituto de bachillerato se convierte en es-
mal.
Las manifestaciones de la formación ética son muy distintas, según el 11, 1
do intelectual. n 11wntira pública. Los antiguos son verdaderamente en un grado todavía
Formación al servicio del Estado. tu nuestros verdaderos maestros y profesores: pero no para los adolescentes.
Formación al servicio de la sociedad. ucstrns profesores de Instituto (los mejores) no han llegado en absoluto a
Formación al servicio del lucro. l't'tcnsiones. Ellos siguen educando como siempre a eruditos, pero sustan-
l11l' sólo a filólogos.
Formación al servicio de la ciencia.
quiere ser honesto, se debe transformar algún día el Instituto de bachi-
Formación al servicio de la Iglesia.
n una institución especializada en filología y en historia, al servicio de la
De estas subordinaciones antinaturales resultan dos direcciones: extens11111
reducción.
Tienen en común la falta de fe en el genio: en esto traicionan su antina t 11u1
dad: así como un gran optimismo. 1
u1111to más elevada es la cultura de un hombre, tanto más solo se encuentra:
11, 1icne relación con los grandes de todos los tiempos y esta ilustre compañía
14 [13]
111.?.o cuidadoso. Él no es un hombre «courant».
1. Llevar a su consumación al genio por medio de la cultura, allanar l'l 1
mino
2. 1
hacer posible su acción a través de la veneración p~rturbar demasiado pronto la relación ingenua con la naturaleza.
'N11
3. descubrirlo. Aprender pronto las artes.
319
1' RA<; M EN TOS PÓSTUMOS 14. P 1 16 B. PRIMAVERA-COMIENZO DE 1872
JIK

141181 11
Los exámenes con sus pretensiones intelectuales masificadas son u11.1 La escuela elemental
para el dominio ético de una masa enorme, al servicio de un fu t 11111
estatal. Quien manifiesta aquí su sumisión está ya señalado.

14 [19)
Un poco de cabeza- preparación de los Institutos de bachillerato

14 (20] 1º
La escuela de grado medio ,nización de la prensa.
ntc el punto de vista más sublime hace la cuestión soportable y la sus-
prcsión del momento. Sub specie aeterni, - - -
El nombre es una propuesta contra la presunta escuela formal, la del l 11~111
de bachillerato moderno.
Pero en su esencia es todavía un conglomerado de materias destin:11h 1 11 1
El maestro.
la enorme laguna dejada por el Instituto. Debido a la gran extensión dl'l 1
que quiere abarcar, se ve obligada a quedarse en generalidades, y de t·~11· n
vuelve a ser de nuevo en la práctica formal. 11tro absoluto. - El estamento de los maestros.
No es la escuela de grado medio, sino un gran número de escuelas l'lll'' t1ucncia del Estado.
mcn - en nombre del Estado. Signo de sumisión.
adas las que deben llenar esta laguna: ya sean escuelas de formación p111ft1'I
como escuelas de eruditos. Su aparición es por eso una gran necesidad y 111111 ndpación del maestro respecto del Estado.
de que el antiguo Instituto es reconocido. rl·ito popular culto - un concepto triste.
El desdibujamiento de la forma muestra entretanto todavía lo jow11 qil rrivilcgios del examinado entre los militares.
luntc los exámenes y la ancianidad se mantienen frenados en el Estado a
esta idea. Se trata en su mayoría de opacos reflejos de imágenes del lnsl1l11t11
Esto se muestra especialmente en las mismas pretensiones entre esc1wL1" lm111mbiciosos.
tare instituciones que preparan para la Universidad.
La Universidad y el Instituto de bachillerato tienen una base conu111 11
La Universidad.
Universidad y la escuela de grado medio. Por eso, ésta debe, si es coherL•11k. 1
lar la autoridad exclusiva de la Universidad.
La politécnica es algo que tiene una relación con la Universidad, an;'iltW.li ncrada como institución estatal.
que tiene la escuela de grado medio con el Instituto de bachillerato. 1u.:11dcmia.
,tlt uciones de asistencia y aprovisionamiento.
Joven, todavía inmadura. Son innumerables las formas de la poli1l.'l 11h:11 mo supremo contrapoder frente al Estado está completamente gastada y
decir, son necesarias escuelas científicas especializadas. Hoy todavía se p111i
cesivamente el acento por todas partes en la educación formal: partiendo de 1 destruida.
generalidad excesiva.
Objeciones justificadas contra la educación formal de los Institutos dr l11¡
Resultados.
llcrato: la escuela de grado medio contesta el dominio exclusivo del lnslll 11111
bachillerato para los caminos de la formación. ucstras escuelas apuntan hacia una división del trabajo todavía mucho ma-
¿Tendrá tan buenos profesores la enseñanza de grado medio? 1r tanto, se tiende siempre más raramente a la formación integral: no hay
La escuela de grado medio no quiere ser escuela de formación ¡mi¡,,,,,
111~ que se planteen esta tarea. Más aún, no se sabe qué partido tomar, cuan-
pero sin embargo no pierde de vista los tipos de profesión directa. Todo 1•11
husra material didáctico para esta formación integral.
llegar a ser alguna vez útil: ¡idea importante! r1ü111 esto, el poder del hombre universal acoplador, del periodista, podría
r 1nús durante cierto tiempo: ellos unen las esferas más distintas: en eso con-
Mll l~SL'n<.:Ía y su tarea.

11 (< Vii/k.1·1·/11ile». Actualmente no existe con ese nombre. Equivale a la Grundschu/e, escuela
111
«Realschule», también llamada «escuela té1.:n1l"IP> 1~11
321
14. P 116 B. PRIMAVERA-COMIEt--zO DE 1872
320 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

también existe ya la fuerza de la sistematización. Encontramos como


Con tanto más vigor volverá a elevarse algún día el hombre pleno, rn•
intermediario entre todos los círculos, sino como guía del movimient( ), I' vio al poeta sacerdotal.
,lamente> filosofa toda Grecia: innumer3.bles sentencias. Luego la lu-
guías no hay ahora ninguna organización. Se podría pensar en una t: 'il ll dislintos cultos religiosos: mundo olímpico y mundo de los misterios.
los hombres más nobles, puramente inútil, sin pretensiones, un Areóp;1~111 1
justicia del espíritu, - pero estos hombres cultos no deberían ser jóvrn trágicos.
deberían vivir como modelos: como las auténticas autoridades de la \.'dl!
Esta suprema formación yo la reconozco hasta ahora sólo como 1111 ué Tales?
ri.u de establecer un principio y de sistematizar, antes.
miento del helenismo. Lucha contra la civilización.
Este foro debe decidir qué límites tiene en general la exigencia de Li e no es mítico.
El sufrimiento peculiar del saber está sin duda muy debilitado poi l.1 uc superar al poeta. Contemplación en c::mceptos.
1ólo se expresa en sentencias. No es solamente uno de los Siete Sabios.
del trabajo.
En ambos extremos son esencialmente necesarias nuevas orga 1111n ttcn del filósofo se desarrolla lentamente a partir de Museo, Orfeo,
para la educación infantil hay que eliminar la enseñanza abstracta, p.11 •.1 1
cación superior la posibilidad de una vida en común. En medio, el <ll:'>.11 1 olón, los Siete Sabios.
guirá su camino. Hay que evitar completamente un profesorado <le rn forma mítica de la filosofia.
forma de la filosofia en sentencias, el filosofar esporádico mediante la
elemental. La enseñanza de los niños es una obligación de los padres y ¡/,• /,
nidad: la tarea principal consiste en conservar la tradición. En la cúspid1: \1
sión grandiosamente libre. Ambas cosas se soportan bien.
Esta aristocracia espiritual debe facilitar también la libertad del I 11 f(S tan distintos son aa<poL
mantiene ahora a raya a la ciencia.
Filósofos preplatónicos
14 (26)
Los fundamentos de la nueva formación.
u lkgan los griegos a la filosofia?
No vivir históricamente, sino interiormente. lilosofia?
platónicos son justamente contemporáneos de su período clásico (si-
Las <mnilateralidades divinas». V). Fs característica la manera en que una época acoge a sus grandes
l.ns intuiciones originales de estos filósofos son las más elevadas y las
14 (27) 12 lllll' jamás se hayan alcanzado. Los hombres mismos son auténticas
§ 2. Preparación del hombre filosófico. otu:s de la filosofia y de sus distintas formas. Pregunta: ¿cómo se distin-
Platón cree que el maestro de sabiduría inicialmente se ha mantcn1d11 ,t11/11 l'lllre los helenos clásicos? De Platón en adelante se puede respon-
y se ha ocultado bajo otros nombres. prcgunta con una menor determinación. Entonces había una clase de
El poeta como filósofo. Antiquísima sabiduría proverbial. Hesíodo. 1 ,m la q uc podía coincidir la de los filósofos.
Focílides. .llo preliminar: el sacerdote y el cantante. Los hombres sabios que nom-
El sacerdote como filósofo: la genealogía, los diversos sabios del 11111111lu r(1l:11lo de Delfos, como catecismos vivientes.
fos como regulador. La sabiduría mistérica. no~ rl'vdan lo helénico, pero no directamente: pues no hablan de cos-
te., pero muestran la filosofia nacida como impulso de conocimiento,
Es siempre arbitrario decir que éste o aquél es el primer filósol(i. ~1' tll l11d11 por la fragilidad y por la necesidad vital. Comprenden los proble-
Tales, porque él establece un principio. Pero eso es un punto de vistn ¡H•~I "" y también las soluciones eternas. Innumerables individuos.
tener en cuenta sólo al sistemático (definición que procede de la csfcr.i plutt11 rcnsadores conscientes revelan menos que como hombres inconscien-
aristotélica). Anteriormente se da una cantidad de visiones singula1l'' del 1 1u.:ioncs.
do: el problema del devenir ha sido ya expresado por una larga histon.i 1101
El devenir provoca el &auµcí.~e:~v
13

12Los fragmentos 14 [27) -14 [29) son esbozos para las lecciones que in1pa1t\1 'N irl Filósofos jónicos.
sobn: «Los filósofos prcplatónicos». Son retazos de la gran obra que Nictzsdic tt·11i11f'lül
sobre los tilósofos griegos. Anuncia estas confcrt'nl'ias durnnlc el semestre dl' imic111\1ll
1870, y las pronuncia por primera va en d se111c~t re dll vc1111111 de 1872. Cfr.:' IX·ll ( / .11
¡mp/011i111ms, trnd , esp. de Fmnt·csc Balkstr111s, ' 11111111 , l\111d1id , 2003) .
122 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

Segundo período Se reconoce el problema del devenir.


Metafísica.

Tercer período La teleología, el fin del devenir.

Cuarto período La dialéctica como lo más seguro. Sin


conocimiento ninguna capacidad. La filosofía 15. UI6A.
se hace reformadora, imperativa y agresiva.
JULIO DE 1871 1
Platón intenta la primera reforma del mundo.

Un ciclo escéptico - cuádruple planteamiento.


A la melancolía
141301 14
Lieder de Goethe con arreglo musical para cantar de F. N. para mi a 1111 te ofendas conmigo, melancolía,
win Rohde. uc afile la pluma para alabarte,
411c no me siente con la cabeza doblada sobre las rodillas,
1. Primera pérdida. o 1111 eremita sobre un tocón.
Sol o mejor fa sostenido mayo1
2. Deleite de la melancolía. La mayor. nudo, todavía ayer, así me viste,
3. Canto nocturno del caminante 15 . Si bemol menor. el rayo mañanero de un sol abrasador:
4. Sentimiento otoñaJl 6• Sol menor. lcioso gritó el buitre en el valle,
ft11 1:011 carroña sobre inerte estaca.
uivocabas, pájaro del desierto, sobre si yo
n~aha como una momia sobre mi tronco!
vh1h: la mirada que llena de gozo
todavía rueda de aquí para allá, orgullosa y altiva.
llo no alcanzaba a tus alturas,
nin para las más alejadas olas de nubes,
11t hundía tanto más profundo, para en sí
lnnr con fulgor el abismo de la existencia.

uve así sentado a menudo, en profundo desierto,


y rdorcido, como bárbaro sacrificante,
mcnlc fija en ti, melancolía,
Jll 11ilcnte, aunque joven en años!
0

l •rnlado me alegro del vuelo del buitre,


11111 avalanchas el discurrir atronador,
11lll hablas, incapaz de la mentira humana
1m:11tc, pero con semblante terriblemente severo.

111, rnadcrno de 146 páginas, de las que se han utilizado una pequeña parte. Contiene
In•, udcmús de apuntes para el «Pathos de la verdad», uno de los cinco prólogos.
14
11 l 1\!nl: notas sobre cultura y educación.
1
No se conserva ninguna de estas composiciones. •Ín qm: escribió Nietzsche en Gimmelwald, donde pasó las dos últimas semanas de
Fn el msc. «1 . Wandercrs» y no «Wadcrers». IK71
'º /:'11 1'/ 111.1·1·. «4. llnhs1g1'.fi'ihl» y 110 « I frr/l.1/J.:1'///11/!1 . EN los l'.t1:1lro poemas Non del
75 · l 71U1 , 1k las l'.n111posll·1oncs 11111sirnll-~ 110 cxi~111 11111gi'111 dorn1t1l'11to. [:1 23[
325
15. U I 6A. JULIO DE 1871
324 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

Tú, agria diosa de la salvaje naturaleza rocosa, Uegaste tú a mi lecho yermo,


Tú, amiga, te gusta manifestarte cerca de mí. con tus armas relucientes,
Tú me muestras amenazante luego la huella del buitre te a mi ventana con cadenas de bronce,
Y el placer de la avalancha, para negarme. htste: «¡Oye ahora quien soy!»
Ansia asesina que rechina los dientes alienta en torno a mí:
¡Lacerante afán de conquistarse Ja vida! la gran eterna Amazona,
Seductora sobre dura roca, femenina, columbina y tierna
La flor suspira allí por las mariposas. ,ora con odio y desdeño a los hombres
ora y tigre a la vez!
Soy todo esto - con un escalofrío lo siento -
Seducida mariposa, solitaria flor, !rededor cadáveres, lo que yo piso,
El buitre y el gélido torrente escarpado, hus arroja la ira de mis ojos,
Lamentos de tormenta - todo para tu gloria, veneno mi cerebro - ¡de rodillas! ¡reza!
Tú, diosa rabiosa, yo profundamente inclinado drcte gusano! ¡Fuego fatuo, extínguete!»
La cabeza inclinada, gimo un himno de alabanza horripilante,
Solo para tu gloria, yo sin tregua
¡Estoy sediento de vida, de vida, de vida!

No te ofendas, oh diosa cruel,


Que yo con graciosos versos cariñosamente te trence.
Tiembla aquel que toca tu rostro convulso,
Tiembla aquel que toca tu malvada diestra.
Y estremeciéndome balbuceo aquí canción tras canción,
Y me estremezco en rítmicas figuras:
La tinta corre, salpica la aguda pluma -
¡diosa, diosa, déjame - déjame libre!

15121
Después de una tormenta nocturna.

Hoy cuelgas tú como velo de niebla


diosa opaca, cubriendo mi ventana.
Horrendo sopla el caudal de pálidos copos,
horrendo suena el torrente lleno.

¡Oh, tú has preparado para ti3, hechicera,


la bebida mortal ponzoñosa, a la luz repentina del relámpago,
al sonido indómito del trueno
con los vahos del valle!

Oí a media noche estremeciéndome


tus gemidos de placer y tus lamentos,
vi los ojos destellar, vi en la diestra
relampaguear el cortante rayo.
1
En el msc. «dir» y no «den ».
16. P 11 8B.
VERANO DE 1871-PRIMAVERA DE 1872 1

nucimiento de la tragedia desde el espíritu de la música.»


1certamen de Homero.»
Jtn10.»
1ful uro de nuestros centros de formación.»

l\1t11 ro del filólogo.


Instituto de bachillerato.
Nlilo alemán.

ncr.
opcnhauer.
11111 y erudición.

7. Sufrimiento del individuo agonal.

El Filoctetes de Sófocles - entendido como canción del exilio 4 • El griego


:omprendió esto.
.~ 11-tu¡uinias no es una tragedia de celos. El encanto amoroso se convierte
rn desgracia. El amor ciega a la mujer hacia una acción necia. La aniqui-
/1ll'i<Í11 por amor.
'/1•rfl'tl la mujer heroica, creada por Sófocles.
11x el gran individuo - ¡Qué tolerantes eran los griegos con éste! Des-
pués de 50 versos, ahora sería imposible un Áyax.

I' 11 H. cuaderno de 174 páginas. La parte que se publica aquí pertenece a las últimas
11 ~ del niaderno y contiene
notas sobre el agón, filósofos preplatónicos, etc.
1>t~ pué s de este apun te en
el msc., p. 170, se añade «Invierno 1872-73 . Sobre Homero».
1111111 p11n1 BA .
( ·ir. 1<>121] y Gechichte der griechischen Litteratur, KGW II, 5 1lOs.

1327]
16. P II 8B. VERANO DE 1871-PRIMAVERA DE 1872 329
328 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

r el poeta. El poetizar mismo no es más que un estímulo y una guía de


Los fragmentos de Sófocles contienen cosas excelentes, por ejemplo. ·iot
amor, algo que se ha de relacionar con la declaración de Sófocles l· 11111
1la. El verdadero goce consiste en producir imágenes bajo la guía del poe-
.o nsiguiente, poeta y crítico son una antítesis absurda - hay que hablar
pública de Platón, 15.
1n de escultor y mármol, de poeta y materia.
;isión en el &:ywv no es otra cosa que la confesión siguiente: tal y tal nos
1614)
Hesíodo y - - -
e más en poetas: le seguimos, y así creamos las imágenes más rápido. Por
lente, un juicio artístico, conseguido a partir de un estímulo de la capaci-
Los jesuitas - su educación antigua - la ambición y el certamen c11 111
cación. l•tica. No a partir de los conceptos.
El mito continúa así viviendo, en tanto que el poeta transfiere su sueño.
El problema del certamen.
7. Los artistas en el certamen. (Raro entre nosotros por falta de gra 111i 1111 leyes del arte se refieren a una transposición.
11tética tiene sólo sentido en cuanto ciencia natural: como lo apolíneo y lo
guras: Schiller y Goethe.)
Homero y Hesíodo.
7. El oráculo de Delfos que juzga sobre el arte.
7. El juicio material - moral en sentido profano. 1 11 Hesíodo en el certamen 13•
7. Crítica y arte. Esquilo y Sófocles en Aristófanes. Inconsciencia dl· 111
tiguos en estética. logo a C<osima> W<agner>.
mujer más digna de veneración.
16151 rrofano y el artista.
4. Los antiguos sobre Homero.
4. Los mitos homéricos y los mitos hesiodeos. El culto de Homero.
El poeta como maestro de la verdad. l'.I rapsoda es como 14 ~h¡µwupyóc; del arte - no se le considera como un
Interpretación simbólica, porque él debe tener razón siempre. :ro genio, porque de otra manera se mezclaría entonces con el héroe ori-
7. En la contienda el juicio no es estético, sino universal. ·io de la poesía, Homero.
7. El poeta es juzgado como un «hombre supremo», su canción como v1·nl trnfio. Ellos prohíben la existencia al individuo poético. El certamen saca a
dera, buena, bella. 1 los artesanos. Sólo donde existe un oficio, hay certamen.
7. El juicio es justo sólo mientras el poeta y su público tengan todo en u 11f}O nkamente los héroes son verdaderamente vivientes, individualmente. En
7. Los poetas dramáticos sacan de nuevo de la epopeya su material y 111 C!il reconoce de nuevo el presente y sigue viviendo en ellos.
cretan de manera nueva 6• ul1ndo surge el individuo entre los griegos?
4. Homero. Los poemas7 son el resultado de los cantos agonísticos. 'li1111li
los de Hesíodo. Uno solo es el cantante de la l/íada, uno 8 el de la (J,/11
El nombre. l l·crtamen! ¡Y esta negación del individuo!
4. Homero 9 y de Hesíodo son premios de vencedores. o p;on hombres históricos, sino hombres míticos. También lo personal sólo
4. El arte de la composición en Hesíodo es más consciente, pero peo1 fuma (como en Píndaro), cuando se envuelve en mitos lejanos.
mostrar Erga 1°'?) l lwtamen! ¡Y lo aristocrático, la importancia del nacimiento, nobleza en
legos!
16161 o son los individuos quienes luchan entre sí, sino las ideas.
7. El artista y el no artista.
¿1Qué es un juicio artístico? 01
Este es el problema general. 1cristianismo no es creativo en materia de mitos.
El poeta es posible sólo entre un público de poetas. (Efecto de Los Nihl'/1111>.'"
de Wagner.) Un público rico en fantasías 11 • Esto es en cierto modo la matcn.i f,

' Re¡11íh/ica, 329 b-d.


• Fn el msc. «concretieren» y no «concentrieren».
7 Fn el msc. «Homer. Lieder» y no «Homer· l ieder»
" En el mse. «ei ner» y no «wie».
• En el mse. «Der Namc. 4. l lomern y no «I kr na111c l lonll'r»
111
/:"11 1•/ 111.w « I frsiod ( /;'rg111111cliw11 ·1'isl'll ?)1> y "'' « l /1 ',H11d ( D~i.:11) 1111d111111'1•i.1l'll».
11 En l'l msl', «Phanta sÍl'll» y no «Phant:is11~» .
330
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
16. P II 8B. VERANO DE 1871-PRIMAVERA DE 1872 331
16 [12)
Los egipcios como un verdadero pueblo de constructores.
rn.1·trumentos contra el egoísmo desmesurado del individuo.
16 [13) 1instinto de la patria.
La fuerza inconsciente constitutiva de formas se revela en la procrcacli.ll publicidad.
se activa un impulso artístico. 1certamen.
5. Parece ser el mismo impulso artístico, el que fuerza al artista ¡1 iiJ l umor cpil-Lrx.
la naturaleza y el que obliga a todo hombre a una intuición figurada dt~ 1d 1111 1.Xios los aspectos Alejandro se revela como una caricatura bárbara: en
y de la naturaleza. Este impulso debe haber dado lugar, en última inslil 11d11 n los dioses de otros tiempos.
15
estructura de los ojos • El intelecto se revela como una consecuencia de 1111 11
rato ante todo artístico.
El despertar del impulso artístico diferencia a las criaturas animalcK N11 Los filósofos preplatónicos.
partimos con ningún animal ver la naturaleza de este modo, artísticamrn 11 11ol1a dentro del lenguaje. Época paralela a la tragedia. El sabio como an-
hay también una gradación artística de los animales. ciuno, rey, sacerdote, mago. Identidad de vida y filosofía. Pero siempre
16 dentro de las fronteras del helenismo. Hasta Platón, que combate lo he-
Ver la forma - es el medio de escapar del sufrimiento continuo dd in1fíl
Se crean órganos. lénico. Filosofía en la mitología.
¡Al contrario el sonido! No pertenece al mundo de la apariencia, sinn q11 l'alcs. Lucha contra el mito. El hombre de Estado.
bla, de un modo que se puede comprender siempre, de lo que no apa tl'l 1 · 11111 Anaximandro. Escuela. Pesimismo.
Él une, mientras que el ojo separa. Pitágoras. Los griegos y el exterior. :Mística religiosa. Explicación de la
usccsis desde la voluntad. Fe en la inmortalidad. La migración de las al-
16 [14) mas y la migración de la materia.
2. Los antiguos instrumentos de la educación: el certamen y el a11101 l lcráclito. Transfiguración del certamen. El mundo un juego. El filósofo
La buena Eris - ¿Cómo entenderla? y las mujeres.
7. Sófocles el poeta de los stifrimientos del individuo agonístico. .lcnófanes. El rapsoda como creador de imágenes. Él y Platón en lucha
contra Homero.
16 [15) Parménides. Desolación de la abstracción. Dialéctica.
La cuestión homérica. Anaxágoras. Historia natural del cielo. Libertad de pensamiento ate-
Artista y público. niense. Teleología.
El individuo: el impulso apolíneo que diferencia, que crea form as y l'•Jll Frnpédocles. Naturaleza agonística. El retórico.
- aparentemente- individuos. 1>cmócrito. Conocimiento universal. Los filósofos como escritores de
4. El Homero apolíneo no es más que el continuador de aquel protT\t • 111 lihros.
tico universalmente humano, al que debemos la individuación. El poeta/''' l .os pitagóricos. Ritmo y medida. Dominio del ictus.
él inventa el lenguaje, diferencia. Sócrates. Amor y cultura. El concepto soberano. El primer filósofo ne-
~ativo y ruptura agresiva 19 con el elemento griego. Para terminar, Pla-
5. El poeta supera la lucha por la existencia, idealizándola como 1111
men libre. En este caso, la existencia por la que se lucha todavía es la l'\l~.f tún.
en la alabanza, en la fama de la posteridad.
El poeta educa: él sabe transferir a la buena Eris los impulsos del grici•n 11 ¡f 1
cuartizar como lo hacen los tigres. mo la naturaleza griega sabe utilizar todas las cualidades TERRIBLES:
111 furia destructora del tigre (la de las estirpes, etc.) en el certamen
5. El pueblo de Apolo es también el pueblo de los individuos. Exr1l'"1111
certamen. los impulsos antinaturales (en la educación de la juventud por el hombre)
5. La gimnasia es la guerra idealizada. :1111giasmo asiático en lo dionisiaco 20
5. El principio de los Estados consiste sobre todo en la Eris de pcq11r11.1 :1aislamiento hostil del individuo (Erga) en lo apolíneo.
Jeras de cultos divinos. l .11 utilización de lo que es dañino para alcanzar lo útil es idealizado en la vi-
llcl 111undo de Heráclito.

11
t• Ct'1·. 1ll 143¡.
11
16
En el msc. «dcr Augen» y no «des Auges» . Cfr. .1184], 14 [27-29]. Cf PHG.
Fn el msc. «Form» y no «Formen». 1
- 1!11 el 111Sl". «aggrcssivc Bruch» y no «aggrcssiv. Bruch»
ht d 111 sc. «im Dinoys1sd1cn» y no «(im Dionysisl:hcn)» .
333
16. P 11 8B. VERANO DE 1871-PRIMAVERA DE 1872
332 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

La leyenda Al individuo le cuesta despertarse: lo impide la for-


7. Conclusión: ditirambo sobre el arte y los artistas: porque sólo ell11.., ma mítica. Residuos del carácter mítico. Pitágoras,
al hombre y todos sus impulsos los transfieren a la cultura. Epiménides, Empédocles, Pisístrato, Platón. Leyen-
da que proviene de la época de la concepción mítica
16 (19)2 1
de Homero - de la25 leyenda del agón.
7. ¡Aprender del maestro, reconocerse en el adversario!
¡Las escuelas artísticas y el certamen en ellas! !>elfos como La solución délfica que está a la base. El rapsoda.
7. La o~cxoox.1Í de las escuelas. Su poderoso influjo especialmente Cll l'I fa l'llltura.
plástico, donde el impulso socrático consiguió penetrar sólo al final.
f;/ rapsoda y La composición de la Jlíada.
7. Las escuelas y el certamen como presupuesto de las artes.
Nacimiento de los Erga.
La celebridad panhelénica. (Himnos homéricos. Teognis.)
El rapsoda se presenta como Homero.
2. El certamen ante el tribunal de justicia. El Ciclo, y el concepto de Homero, que se purifica
7. El diálogo de la tragedia ha surgido a partir del certamen.
El ostracismo bajo el punto de vista del certamen. (Se hace imposible a 1 p11 cada vez más.
Los individuos emergen como seres inferiores.
de relieve al individuo, Hermodoro de Éfeso.)
El desarrollo de Eris. El juicio ¿Qué es eljuicio estético? Los juicios en la tragedia.
222 • Los certámenes de los dioses. El certamen entre artistas presupone el público justo.
La Eris hesiodea suele ser mal comprendida: Ja Eris mala es la que i111p11I Si falta este público, el artista está entonces en el exi-
los hombres a la guerra y a la risa; la buena es la que los impulsa a la acc11111 11 lio. (Filoctetes.)
biciosa 23 • Todas las leyes del arte se refieren a la transposición
(no a los sueños originales y a la embriaguez).
16 [20)
La concepción cristiana de la ambición, del certamen, etc.
Usar la atmósfera nebulosa de los campesinos beocios para caracll't I Proceso admirable, de cómo la lucha general de todos los griegos poco a
mundo prehomérico. ;onoce en todos los campos una olx:r¡ 26 : ¿de dónde proviene ésta? El
n desencadena al individuo: y al mismo tiempo lo doma según leyes eternas.
16 [21) dioses en discordia. Las luchas de los Titanes no saben todavía nada del
Cap. l. Heráclito. Desarrollar el concepto de certamen a partir d1
11.
ráclito. heda más antigua muestra el más crudo desencadenamiento de Eris.
Cap. 11. El certamen Luego el certamen en el Estado l.us fiestas panhelénicas: unidad de los griegos en las normas del certa-
en los griegos. en el culto
en la educación / .udw ante un tribunal.
en la cultura (Platón
y sofistas).
,,
v es quizás el «ponderar» [ Wiigen].
Cap. III. Lucha de lo Antes de que se despierte el individuo se dcsp11·1111 l n 1dic [ Wagen] y la balanza [ Wage] quizás proceden de la misma raíz?
mítico-heroico contra el mundo de los héroes, entendido como mundo dl' h •1111ii/ia está mucho más fuertemente arraigada entre los griegos: Platón,
individuo. individuos. Lucha entre lo heroico-represc1111111vn '11,
el individuo agonístico: en Píndaro. Tambié11 1:11 1 ~Plll'l'plo de justicia es mucho más importante que entre nosotros: el cris-
Eris de Hesíodo y en Homero 24 • (1,al contrario, no conoce ninguna justicia.
111•1tlia en la Jlíada, o en Áyax.

21 Los fragmentos 16 [19-39] son escritos preparatorios y esquemas para el Ci•r/111111/1


11pción del mundo prehomérica.
Homero. Cfr. CV 5 y 16 [14]. después, del homérico:
22 En el msc. «2.» Y no «3.».
23
Hesíodo, Erga, 11-26. después, del comienzo del certamen.
24 En el msc. «lndividuums: bci Pindar. l lcsiod~ l.' ris und l lomcr sclbst» y 110 ~< 1t1<l1
duums: bci Pindar und l lomcr sclsbt».
21
En el msc. mkr» y no «die» .
334
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
16. P II 88. VERANO DE 1871-PRIMAVERA DE 1872 335

Placer amoroso
noche.
(q¡~AÓ-n¡<;), ilusión (&mxu¡). Vejez y Eris - todos h11ií
li>:uo mundo cruel prehomérico deja todavía sus huellas en Orfeo, Museo
Representación prehomérica: cuatro diosas ejercitan su dominio IlOl •H!lt
turaleza sacerdotal de expiación y ascesis.
te sobre los mortales: la Ilusión, el Deseo amoroso, la Vejez, la Discord1.i
odo lo que existe en esta dirección se lo vincula luego a la corriente dioni-
Las crueles leyendas de la teogonía son un ejemplo de la antigua fanta
nica acostumbrada al horror. ¡Qué existencia terrena reflejan ellas! DL·\d
lo prehomérico hay que estudiar a los etruscos: son afines. (El pueblo
surge una corriente que impulsa a la ascesis, a la purificación (Orfeo, PJl(11m
ltl11ico tampoco ha venido al mundo probablemente para conocer lajovia-
j Una fantasía cruel y tigresca! ¡Además, voluptuosa y tenebrosa!
)
La expiación del homicidio es la parte más antigua del derecho.
ult ura asiática ha contribuido mucho a suavizar el mundo cruel prehomé-
16 (25J
nmndo hesiodeo (en Erga) es todavía un pálido eco de esos estados no ho-
2. Los griegos errantes. Son conquistadores por naturaleza.
>N.
16 (26J mayoría de las veces el mundo homérico también se caracteriza por el as-
wral; ése no es bello, ni armónico, ni bueno. Pero, considerado artística-
1. PROBLEMA: ¿Cómo se purifica y se refina la voluntad, la terrible 1'11/1
" de una increíble plenitud, jovialidad, pureza y firmeza de líneas.
es decir, cómo se convierte y se transforma en un impulso más nolilc
Mediante un cambio del mundo de la representación, mediante la ¡.:u
tancia de su fin, de tal manera que la voluntad, en su tender hacia ¡,,
mo, se ennoblece. /.ihertad infinita del ataque personal en la comedia.
Influjo del arte en la purificación de la voluntad. m•idia de los dioses.
n signo de que los griegos tenían un sentimiento distinto del odio y de la
¿El certamen surge de la guerra? ¿Como un juego artístico y una imit11 01011
El presupuesto del certamen. l1t.
¡El «genio»! ¿Existe en tales épocas? ,,
La importancia infinitamente superior del honor en la Antigüedad.
Los pueblos orientales tienen castas. l lugar del odiumfigulinum 32•
Las instituciones como las escuelas, Ó~a.óoxocl, no sirven a las clases.
envidia de los dioses.
individuo.

16 (27J
Triple ataque a Homero, por q¡~Aove:~xla. 27 , para eliminarlo.
l .as leyendas más antiguas del certamen: Apolo y Marsias.
Platón. Si se nos hubiese transmitido desde la Antigüedad solamenti- .1 111
tón, juzgaríamos a Homero como a los sofistas. Támiras y las Musas.
Jenófanes tiene la intención de ponerse a sí mismo en el lugar de HonH 11 • ~
Ni o be.
quí la Ú7te:p~a.crla. 33 de Eris, que incluso se confronta con lo divino.
Hesíodo. En eso vemos su tendencia vital. Aristóteles caracteri/;1 1 fil
mente (en el diálogo De los poetas28) este modo de pensar.
Hesíodo. Introducción a la Teogonía. 1
La leyenda del agón. Puesto que el odio y la envidia son mucho más grandes, también lajusti-
29 una virtud infinitamente mucho mayor. Es el escollo en el que se estrellan
31 es ya una prueba de la icrox_povla.
E!·ta última 30 para Herodoto, pa1 ;1 l.1
mmata , por lo tanto es antiquísima. li11 y la envidia.
El mundo de los Erga es originariamente idéntico a la edad de los héro1
tes de él está la época de los Titanes, la edad de bronce: la edad dr 111 ll31
es el presente. '11111 de los principales instrumentos de Homero para representar el hastío
fundo es, en general, el representar un largo espacio de tiempo, dejando que
lllCZl'a en el entretiempo algo completamente diferente, por ejemplo, en el
27
«Celosía», «Rivalidad».
lH Cfr. Diógenes Laercio, JI, 46.
n Fn el msc. «Letztere» y no «LetztereÜ»
11'º «C'ontemrorancidad »
<rTt µµocToc «coronas».
337
16. P IT 8B. VERANO I> =:E 1871-PRIMAVERA DE 1872
'l h FRAGMENTOS PÓSTUMOS

primer libro: Aquiles se encuentra enojado en la orilla, mientras se emp1


entonces la comitiva hacia Crises34 • nfcrencias: el certamen entre le-- s griegos.
Lucha del individuc:::::J mítico con el agonal.
La leyenda del cert~men de Homero.
161341 Delfos como sede et_ e la cultura.
Los enemigos del arte señalan con el dedo a los griegos y dicen: ¡mirad El rapsoda y la corr=a..posición de la epopeya.
es su moralidad! ¡Hasta dónde llega el hombre con todo su arte y cultura'
El juicio estético.
Transfiguración deL certamen en Heráclito.
16 135135
La genialidad política completamente instintiva de Temístocles, tal y col!h• 1
describe Tucídides. griegos como estilistas. Los g~iegos como hombres religiosos.
El certamen de Temístocles y Aristóteles.
Pericles es infinitamente mucho más artista y está más preparado. ,,
El certamen de Temístocles: el laurel3 6 de Milcíades no le dejan dorm11 da inclinación, amistad y amor son al mismo tiempo algo fisiológico. No-
hición desenfrenada.
11ignoramos cuán profundo y ci.:a.. án alto llega la Physis.
La más profunda deshonra al final de su vida sólo se puede comprendv1 d
de esa sensación agonística.
I"º
lrj1111dro es sólo la caricatura del Jnundo homérico.
161361
El procedimiento judicial es un a:ywv, quizás con usos que derivan ti ucrra y certamen.
ros y formación de los amigos.
certamen. 1ritmo está activo en el lenguaj ~ desde tiempos remotos: hablar, moverse,
La tendencia a no tratar el caso particular (sino, al contrario, juzgar tndlí
pasado y a la persona) es uno de los rasgos esenciales de todos los dica.1·11 •,1 IH
nienscs en el asamblea.
El renaci~iento de Grecia
16137117 a partir de la renovc:::=J!.ción del espíritu alemán.
Para un griego, el tener mucha fama es algo que turba el alma.
Mediante la felicidad se embriaga el griego y se vuelve inmoral.
La fuerza extraordinaria del sentimiento presente en las asambleas popul111
griegas. 111110.
crtamen de Homero.
161381 Religión y arte.
Se aplica el ostracismo, cuando existe el peligro de que uno de lo. q!I hloso!1a y la vida helénica.
contienden en el certamen se propase con instrumentos peligrosos, dcl111I. 1 MI 1.os centros superiores de formaci ~n.
entusiasmo de la lucha. l .a amistad y la formación.

161391
La revolución de Corcira como lucha de extermino de dos partidos.
Por el contrario, en Atenas una especie de certamen. Grote, 3, p. 536 3x
Luego, la masacre total por el celo personal del general3 9 • 1461
l!nvidia de los dioses.
La emulación ambiciosa, ingenua en toda la historia, oficialmente reconoci-
1·1 l/fada, 1, 1-311. ~ n el ostracismo (Éfeso).
liida la educación, pero también L <)S educadores (Platón, Sofistas). La rivali-
1
·'· Cfr. Tucídides, J, 90-93 y 135-138; Plutarco, Vidas, Temístocles, 3, 30-32. Después d nc.l 1k las ciudades, frecuentemente t c=rminan en lucha. Peligrosidad de la no-ri-
lral!mcnto en el msc. se incluye 16 [35a). Ver apéndice.
"' Fn el msc. «Der Lorbeer des Miltiades lassen» y no «die Lorbeeren des M iltiadcs 1<1 li 1tlidad para los griegos: Milcíades, p.,___ tenas, Esparta.
11
Después de este fragmento en el msc. se incluye 16 ¡:na]. Ver apéndice.
'" Clrote, G., llistory of Gri•ece, que fue traducida al akmún por Mcissner-l lópf11l:1,
1hid1tl' <i1kd1/a111ú, 6 vols., Dick, Lcipzig, 1850· 1856 lflN , 2117·21>81 .
4° Cfr. 16 [l 6J.
1 41 l'lan para BA .
'' En el msc. «des» no «den>.
. SEPTIEMBRE-OCTUBRE DE 1871 1

le11 sienta el perro,


Sl'
1111asalchicha.
do Sl' sienta la vaca
h11 rnmc y la fuma.

hl1111hrc se regala opíparamente


puede pagarlo.

11 el caballo en el fondo de la mina,


unn luz salvaje en sus verdes ojos.

ht hola izquierda un brillo divino


ru Sl'a dado a tu pie.
lo ugradczco, tu noble hombre,
'lllll' ahora caminar de nuevo puedo.

N 1 2, t'u;11.lcrno de 146 páginas, parcialmente utilizado. Contiene anotaciones filológicas


IMO~ 1wlas.
""1 fragmento está en dialecto alemán. En los dos siguientes introduce también alguna
fll en d ialccto.

[339]
J40 1 HAG MENTOS PÓSTUMOS

17181'
Si no existiese el buen Jean 4 ,
nuestro fin seria inmediato.

1119r
cpwpoc Gottling 6, acentuación
Stephanus, léxico.
Lobeck 7 . 18. MPXII 2.
Hesiquio. FINALES DE 1871-PRIMAVERA DE 1872 1
Dijµtx Hesiquio.
f,eutsch, «Philol.» sobre Teognis.
Esquilo, Scolii.
aywv.
Kcil, lnscript. Boeoticae. Precisamente lo falso siempre es tomado en s«:io:
Sauppe, oratores attici. la religión - lo histórico
<f)wptxv Hes. -r~v epe:uvocv, aquí distintos por el acento (Pollux, 8, 69). in c:I arte - las lecturas amenas
irt' txu-r~ -r~ cpwp~, en todo caso restituir c:pwpq. Laert. I, 96; Ach. Tal lu ciencia - la micrología, lo curioso, la prod1cción propia
01•1w11wi Cynici, libro cpwpiX yo~-rwv. Euseb., Preparatio evangelica, 5, JI la filosofía - el estúpido materialismo.
lheodoret., Aff. Gr., p. 86, 21.

17 f IOl 8 1
/rmlucción.
Un par de gemelos de una casa l rítulo.
salieron valientemente, 'uda que concierna especialmente a las relacions con Basilea.
a despedazar los dragones del mundo. Ninguna responsabilidad para las aplicaciones úiles.
¡Obra de dos padres! ¡Qué gran prodigio! l lugar en el que se hace tanto y también se pien·a otro tanto.
Pero la madre del par de gemelos c•nmlar, no instruir.
amistad se llamaba. Nada más desde el horizonte de todos los pueblo: cultos.
Mús bien las instituciones alemanas, Escuela elenental, Instituto de bachille-
lo, Universidad.
Nos vinculan a nuestro pasado.
udosas novedades del espíritu moderno, actual
cspccto a su futuro, toda la esperanza está en ma renovación del espíritu
lemún.
Importante para nuestro tema comprender de nwvo el espíritu originario sin
11us degeneraciones modernas.
t•or lo tanto, ni para los que «lo ven todo fácil»,
111 para los desesperados,
llllH> para los que luchan, cuya imagen podría serSchiller.
/'arte principal. Ninguna definición de formación
1 Todo depende de la última meta a~uyo servicio se pone la for-
1)cspués de este fragmento en el msc. se incluye 17 [8a] y 17 [8b]. Ver apéndice.
' En el msc. «lean» no «Jesus». mación.
1 1' 1>cspués de este fragmento en el msc. se incluye 17 [9a]. Ver apéndice. Prescindamos de la fraseología dl la formación como «fin en
1 ' Ka rl Wilhclm Gottling ( 1793-1869), filólogo editor de los Carmina de Hesíodo , <"-'ii!I! sí misma».
f«ll
7
Christian August Lobcck ( 1781-1860), autor de Axlaop/iamus. sive de Tlieoloxw<' 1111 r/11
:r11,.<'<'mw11 rn11.l'i.1', Künigsberg, 1829. · 1 M p X 11 2, folios sueltos con notas para BA.
' A1"1ad1do después de la publicación de la printl'l"ll ll111·111¡w.1th•11 sobre David Strau~~ l 'ír p l'royccto para BA.
e111htl' <k 187 l) Cfr. también l!lisahcth Fiirslcr- Ni1.: lz•clie, ll<1s l .t'lw11 frit·drid1 Ni1·1: .1, /¡
1;111111;11111, l.l'lfllig, 1895-190-l, 11 , p. 128.
[)41]
343
18. MP XII 2. FINALES DE 1871-PRIMAVERA DE 1872
342 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

Si queremos hacer un elenco de las metas de la formación de nuestro ll iertamente es un hombre cabal,
encontramos que puede aconsejarse a sí mismo.
l'ambién él debe recibir nuestra loa,
La formación al servicio de la ganancia el que no sabiéndose aconsejar,
de la sociabilidad gusta aceptar un buen consejo.
del Estado Pero quien no se sabe aconsejar.
de la Iglesia tampoco le gusta aceptar consejo ajeno.
de la ciencia. ¡Ay! ¡Ese es un mal hombre! 3
¡Que ha perdido y malgastado !
Todo es atravesado por dos direcciones:

1. la máxima extensión posible ucsta en escena. Introducción. Pistolas. (Duelo.)


optimismo de los economistas políticos.
Instituto de bachillerato.
miedo de la opresión religiosa
t-:scuela de grado medio.
exagerado concepto del Estado de Hegel.
Escuela elemental.
También la sociedad.
l lniversidad.
2. Disminución, debilitamiento, ya intencional, ya ru' f.I «mudar». Estrella fugaz. Pistolas. Risa. Lucha en la caverna. Sueño
intencional
división del trabajo del futuro.
diferentes Iglesias
temor ante el socialismo. 'ª umigos. Se han conocido en Rolandseck. Prometen
5
encontrarse allí una
u afio. Precisamente este día en contacto. Con dificultad se separan.
Las dos direcciones tienen algo de antinatural: el no creer en la p11 f!lll
intelectual, en el genio, es decir, hostilidad contra el crecimiento y la res/111; 11
l1'mo del erudito.
1813]
Intención de la naturaleza de llegar a la perfección. El genio es en esk '''1111 rlosidad refinada }
lle entretenimiento del hombre de ciencia
atemporal. La meta es siempre alcanzada.
El fin de la formación es proteger a la naturaleza para este perfeccion.11111\11\ non se
de ha
agudeza
acostumbrado temporalmente a pensar en ciertas cosas, y lo hace
atemporal: más o menos como la medicina protege a la naturaleza en su li'rill luego a lo largo de su vida, sobre todo cuando a esto se une también el ga-
cia hacia la salud.
La característica de esta formación suprema es la inutilidad del punto d1) VI narse el pan.
del egoísmo, de la temporalidad.
Por el contrario, un pueblo conquista a través de sus genios el derl'l ho nsese qué escaso es el hombre honrado: ¡qué escaso será, en las cosas más
existencia: utilidad suprema.
.tus. el amor puro por la verdad!
Tarea de la formación: llevar a cumplimiento al genio,
allanarle el camino, hacer posible
su actuación mediante la veneración, 'I
l lilósofo es un milagro.
descubrirlo. n ningún caso su fin es la cultura.
Con esto se exige como fin educativo del no-genio: 111 lo mismo vale para la obra de arte.
1. Obediencia y modestia. Anihos tienen, sin embargo, una relación con la cultura.
2. Conocimiento exacto de los límites de cada profesión.
1. Disponibilidad para el genio, reunir material. l'.llos
Todo esto es «la organización de las castas intelectuales». Por lo tanto, 1111
vicio mayéutico para el nacimiento del genio. ¡Tarea suprema y difícil!
i: n t•I 111sc. «hat» y no «ist».
Las tres posibilidades hesiodeas.
4
Dt~~pul'.·s dc este fragmento en el msc. se incluye 18 [6a]. Ver apéndice.
Especialmente: reanudación del nuevo despertar de la Antigüedad , p1·11
Fn l'l msc . «Mit » y no «Vicl».
tanto del movimiento de la Reforma.
344
FRAGMENTOS PÓSTUMOS

18 [lOJ
Sobre el futuro
de nuestros centros de formación.

Seis conferencia públicas


por
F. N.
19. PI 20B.
Principio del año 1
18 [llJ VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 1
Primera conferencia 16 enero
Segunda conferencia 6 febrero
Tercera conferencia 27 febrero
Cuarta conferencia unu buena altura todo se reúne y coincide - las ideas del filósofo, las obras
5 marzo h1t11 y las buenas acciones.
Quinta conferencia 23 marzo
Sexta conferencia hu de mostrar cómo toda la vida de un pueblo refleja, de una manera
Primer discurso pronunciado el 16 de enero. y confusa, la imagen ofrecida por sus genios más grandes: éstos no son el
Segundo discurso pronunciado el 6 de febrero. to de la masa, pero la masa muestra su repercusión.
,cuál es la relación?
18 [12] l11tc un puente invisible de genio a genio 2 - esa es la verdadera «historia»
rueblo, todo lo demás se reduce a innumerables variaciones semejantes a
Sobre
1s de materiales malos, copias de manos inexpertas.
el futuro de nuestros centros de formación.
mbién las fuerzas éticas de una nación se manifiestan en sus genios.
Seis discursos públicos,
pronunciados
por encargo de la Sociedad Académica
rnl'lerística de las morales postsocráticas - todas son eudemonistas e
de Basilea
kluales.
por ,,
Fr.N.
lrcunscribir el mundo, en el que se encuentran el filósofo y el artista.
18 [13]
,,
En el Congreso general
r(1logo a Schopenhauer3 - Entrada al inframundo - he sacrificado muchas
de filólogos y profesores alemanes en Leipzig.
11 negras - de esto se quejan las otras ovejas 4 •
El veintidós de mayo de 1872.
1
1.1 el mundo espléndido del arte - ¡cómo filosofan ellos! 5

l l.11s lcxtos de este cuaderno estaban destinados a un escrito sobre el filósofo, conocido
·U.,nlenu::nte como el «Libro del filósofo» . Son diversos los temas que abordan estos
ltll.'11 I os: sobre la verdad, arte y conocimiento, valor de la mentira, y también consideraciones
11<. sohrc los filósofos anteriores a Platón que darán lugar al escrito La filosofía en la época
/ca tl1• l11s griegos y a Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Hay también coincidencias
ll' ~"llos textos y el texto titulado Los filósofos preplatónicos. Cfr. 19 [13,36, 85, 98, 131).
C'l 1 f)ie Vorplatonischen Philosophen, KGW JI, 4, 212.
l'l t·scrito proyectado es la Intempestiva SE.
1 l lo111cro, Odisea, XI, 32 ss. Cfr. 34[45]. Cfr. apéndice, Cfr. 19 [95a).

l{dt~rcncia a la época de los filósofos presocráticos y de la tragedia griega. Cfr. PHG 2.

[3451
346 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 347

¿Si se alcanza una plenitud de la vida cesa entonces el filosofar? Nu


ahora comienza el verdadero filosofar. Su juicio sobre la existencia ,/;
''ª manera se comprende la tarea de la nueva generación filosófica.
randes griegos de la.. época de la tragedia no tienen ninguno de ellos
porque tiene ante sí la plenitud relativa y todos los velos e ilusiones del ,11 historiador: - - -
19 [6]
Los antiguos eran bastante más virtuosos que nosotros, porque tenía n mpu lso de conociIDLiento no selectivo equivale al instinto sexual
menos moda 6.
minado - ¡signo de vz¡lgaridadl.
¡La energía virtuosa de sus artistas!

19 [7)
rea del filósofo está e::n combatir con conciencia todos los elementos que
Oposición a la prensa - ella ofrece opiniones públicas - nosotros sorno n a la actualidad - .>' apoyar así Ja tarea inconsciente del arte.
que enseñamos públicamente.
mbos alcanza un puel:>lo la unidad de todas sus cualidades y su máxima
Nosotros afrontamos los problemas inmortales del pueblo - tenL· 11111
liberarnos de los que son momentáneos, temporales.
tarea actual frente a las ciencias.
Cuadro de la tarea de la generación filosófica moderna.
La exigencia de superarse a sí mismo, es decir, lo saeculare, el cspli 1111
tiempo.
El filósofo de la época trágica.
19 [8]
lósofo no se mantiene tan completamente al margen del pueblo, como
Característica de Schopenhauer: el solitario en la más alta socied ad. iepción: la voluntad qtiiere también algo de él. La intención es la misma
19 [9] el arte - su propia tra..nsfiguración y redención. La voluntad aspira a pu-
y a ennoblecerse: de cm grado a otro.
Aquellos filósofos griegos superaron el espíritu del tiempo para co mpi'Cll /iirma de la existencia como formación y cultura - la voluntad sobre las
los sentimientos del espíritu heleno: ellos expresan la necesidad de solucu111fíí 1 11 c.lc los hombres.
problemas eternos 7 •

19 (10]
El imp11,lso limitado de conocimiento.
En el mundo del arte y de la filosofia el hombre trabaja en la construn 11111
una «inmortalidad del intelecto».
Siete Sabios - el esta._dio épico-apolíneo de la filosofia.
Solamente Ja voluntad es inmortal - en comparación con ella, qué 1111 \1· 111
parece aquella inmortalidad del intelecto mediante Ja formación , que prv. 11111
cerebros humanos 8 : · 1
11 impulsos que distinglLen a los griegos de los otros pueblos se expresan en
se ve la importancia que tiene esto para la naturaleza.
11ol1a.
- Pero, entonces, ¿cómo puede ser el genio al mismo tiempo la meta s11¡111'f 1 esos son justamente sus impulsos clásicos.
de la naturaleza?
Importante su manera ~e ocuparse de la historia.
La supervivencia a través de la historia y la supervivencia a través il tk·gcneración progresiva del concepto de historiador en la Antigüedad -
procreación.
luciún en la curiosidad enciclopédica.
Este es el significado de la procreación en Jo bello de Platón 9- es c.lcrn I'
que nazca el genio es necesaria la superación de la historia, hay que su111n l 'li 1
historia en la belleza y eternizarla. 1
rc11 : reconocer la teleol~gía del genio filosófico. ¿Es éste efectivamente sólo
¡Contra la historiografía icónicalO! Incluye un elemento barbarizado r. 111i11antc que aparece e asualmente? En todo caso, si él es un verdadero
Sólo ha de hablar de lo grande y de lo único, del modelo. ,fo, nada tiene que ver con la situación política ocasional de un pueblo, sino
1 es 111temporal frente a_ su pueblo. Pero por eso, no está unido con este
6
PHG 2. lo casualmente lo esp~cífico del pueblo se manifiesta aquí como individuo
7
Cfr. KGW IJ, 4, p. 2 13. r1111m•ntc el impulso del ptueblo se explica como impulso universal, y se utiliza
8
Cfr. HL2. l'cs1ilwr el enigma del mundo. La naturaleza consigue .e n esta ocasión
9
111 Banq11ete,206b. Cfr. 19 [51. 152, 148),2 111 41.
Sobre la his tono1m1lia 1có nica 1<J f2.l, 27, 2 12, 2·1X, ) 191, 2.1 l 14J.
348
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
19. P 120B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 349

contemplar puramente sus impulsos, separándolos. El filósofo es 1111 111


nocimiento, no importa cuáles. De este modo, los impulsos generales
llegar a la quietud en medio de la corriente incesante, para ser t:< 111slh.111
modelos permanentes, despreciando la pluralidad infinita. yu no contienen al individuo.
uno ha transfigurado todas sus limitaciones transfiriéndolas a las
19 (17) dc:lidad, modestia, moderación, diligencia, pureza, amor al orden, son
El filósofo es una autorrevelación del taller de la naturaleza iliares: pero también lo informe, la completa falta de vitalidad de la
artista hablan de los secretos artesanales de la naturaleza. .quindad- su impulso ilimitado de conocimiento es la consecuencia
La esfera del filósofo y del artista vive por encima del tumulto de mezquina: sin ese impulso él llegaría a ser mezquino y perverso, y lo
de la época, al margen de la necesidad. o a pesar de aquellas virtudes.
El filósofo como freno de la rueda del tiempo. 1c nos ha dado una forma superior de vida, un trasfondo artístico -

Las épocas en las que aparecen los filósofos son épocas de glíl11 flPI hora la consecuencia inmediata es un impulso de conocimiento
tll decir, lafilosofla.
pues es cuando la rueda gira siempre más rápido - los filósofos y l'I 1111
li~ro terrible: que se mezclen la agitación político-americana y la
a ocupar el lugar del mito que desaparece. Ellos se anticipan a su lit•111¡ 111
nte cultura erudita 14 .
la atención de los contemporáneos se vuelve hacia ellos sólo 1enta111rn1~
Un pueblo que es consciente de sus propios peligros produce el ~r1110
19 [18) 1/r.;:u se presenta de nuevo como poder en el impulso de conocimiento
1

Libertad del mito. Tales. ¡UN ÚNICO elemento como Proteo!


Lo trágico de la existencia. Anaximandro. mumente sorprendente que Schopenhauer escriba bien! Su vida tiene
El juego artístico del cosmos 12 . Heráclito. mits estilo que la de los profesores universitarios - ¡pero el entorno es
La lógica eterna. Parménides. La lucha de las palabras. le:!
La piedad con todos los vivientes. Empédocles. El esclavo. no sabe nadie qué aspecto tiene un buen libro, hay que enseñarlo: no
Medida y número. Pitágoras. Demócrito. den la composición. Además, la prensa arruina cada vez más el
(El certamen. Heráclito.) nto de la composición.
(Amor y cultura. Sócrates.) pudiese retener lo sublime 15 !
El voui; hipótesis mínima. Anaxágoras.

19 [19) oponerse a la historiografia icónica 16 y a las ciencias naturales se


n enormes fuerzas artísticas.
No soportamos a aquel que se pone a filosofar delante de 110"111111
ejemplo a David Strauss, al que no se le puede ayudar cuando Sl' i.;d debe hacer el filósofo? Acentuar en medio de este hormigueo el problema
específica atmósfera histórico-crítica 13 • l11tencia, y en general los problemas eternos.
lósofo debe conocer lo que se necesita y el artista debe crearlo. El filósofo
19 (20) ntir de la manera más intensa el dolor universal: de la misma manera que
uno de los antiguos filósofos griegos expresa una necesidad: allí, en ese
Después de Sócrates ya no hay que salvar el bien común, de alil 111
individualista, que quiere salvar a los individuos. Introduce él su sistema. Construye él su mundo dentro de ese hueco.
que reunir todos los medios con los que se pueda salvar al hombre para
19 (21) o: ¡ahora que las religiones se están extinguiendo!
lurnr la distinción entre los efectos de la filosofía y los de la ciencia: y hacer
El impulso de conocimiento indiscriminado y desmedido, con 11,1·.1111
nto respecto a la distinción de los respectivos orígenes.
histórico, es un signo de que la vida ha envejecido: hay un gran peligro di• q11
individuos se perviertan, por eso sus intereses se encadenan poderos111111·11I
1
o se 1rata de destruir la ciencia, sino de dominarla. En todos sus fines y en
12 • 1111s m6todos depende completamente de ideas filosóficas, pero ella se olvi-
El valor de Heráclito como referente de la filosofía del arte de Nietzsche rnt111r1i "'lo f{ícilmente. La filosofla dominante, sin embargo, debe reflexionar tam-
tener importancia: Cfr. 19 [62, 67, 89, 134; 21 [5, 15, 16]; 23 [8, 9, 35]. Cfr. Luis h11ii¡iJ
Santiago
11
Guervós, Arte y poder. .. , op.. cit., pp. 550 ss.
Primera mención en los Fragmentos Póstumos de David Strauss (1808-18 74 ), l'11il(•1 I
1 '' rd'crcncia a los Estados Unidos de América no es infrecuente en Nietzsche. MA, I,
teólogo al que Nietzsche dedicará la primera Intempestiva. El libro de Strauss, / 11 l'/1•/¡1 l
11ue11afe, se publica en 1872 y alcanzó una gran difusión entre los públicos más diwrs11~ 1'u11 1 W, * '29. Cfr. 29 [38].
11 Ur. llJ jJ'.l], HL 5.
ediciones en dos años. Cfr. 19 [32, 201, 259, 271¡.
,_ ( 11'. 191101.
351
19. P 120B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873
'~º FRACiM ENTOS PÓSTUMOS

'le unidad de Wagner y Schopenhauer! Surgieron del mismo impulso.


hién sobre el problema de hasta qué punto puede crecer la ciencia: ¡la/71< 11 más profundas del espíritu germánico &e aprestan aquí a la lucha:
que fijar el VALOR! ·
'1exión 19 como en los griegos.
19 (25]
Prueba de los efectos barbarizantes de las ciencias. Se pierden l':kih11 Ión del enorme peligro de la mundanizacLón en los siglos vr y v: la
mismas al servir a los «intereses prácticos».
de las colonias, de la riqueza, la sensualidad.
19 (26)
Valor de Schopenhauer al traer a la memoria verdades genera/,.,,.
atreve a expresar bellamente las susodichas «trivialidades». ma: ¡encontrar la cultura para nuestra música!
No tenemos una filosofia popular noble, porque no tenemos 1111 l'll
noble de peuple, publicum. Nuestra filosofia popular es para el peuplc·. 110 designar el método con el que ha de vivir el hombre filósofo.
público.

19 (27( IR caracterización de la superficialidad de nuestra cultura:2 David


Si tenemos que forjar todavía una cultura, entonces son neccs.11111
.c11tro teatro, nuestros poetas, nuestra crítica, nuestras escuelas º.
artísticas enormes para quebrar el impulso ilimitado de conoc11111rnhl
producir de nuevo una unidad. La suprema dignidad de/filósofo se 11111t"l'f
momento en que concentra el impulso ilimitado de conocimiento y lo .111 1u: comprender el íntimo nexo y la necesidad de toda verdadera cultura.
unidad. protector y terapéutico de una cultura, la relación de la misma con el
Así se ha de comprender a los filósofos griegos más antiguos, ellos ~t'ill\ 1l pueblo. La consecuencia de todo mundo artístico grande es una cultu-
el impulso de conocimiento. ¿Por qué después de Sócrates tal in1p11I Hií menudo, debido a corrientes contrarias hostiles, no consigue llegar a
escapó poco a poco de las manos? En un primer momento encontranh 1q l¡¡ 1
tendencia incluso en Sócrates y en su escuela: se quería limitar aqud lm 11 de una obra de arte.
011ot1a tiene que mantenerse firme a través de los siglos en las altas cum-
21
mediante la atención que presta el individuo a una vida feliz. Pero esta t"~ lili 1p/ritu: y retener en ellas la fecundidad eterna de todo lo que es grande .
tardía, inferior. Antiguamente no se trataba de los individuos, sino tk 111 hl ciencia no hay grande ni pequeño - ¡pero sí para la filosofia! El valor
19 (281 •ilt se mide con este criterio.
Los grandes filósofos antiguos pertenecen a la vida general del 11111111h r lo sublime!
xtraordinariafalta de libros en nuestra época que respiren una fuerza
después de Sócrates se forman sectas 17 • A la filosofía se le escapan pow 11 ll\
las manos las riendas de Ja ciencia. ¡Ni siquiera se lee a Plutarco!
En la Edad Media es la teología la que toma las riendas de la rn~ 11¡
estamos en una época peligrosa de emancipación. t dice (2. prólogo a la Crítica): «he debido eliminar el saber, para dejar un
El bien general exige que se llegue nuevamente a refrenar aquel imp11l tlli fi'; y el dogmatismo de la metafisica, es decir, el prejuicio de proceder en
al mismo tiempo se alcance una elevación y una concentración. unu crítica de la razón pura, es la verdadera fuente de toda incredulidad 22
El laissez aller de nuestra ciencia 18 , como en ciertos dogmas de /11 " ' uttna a la moralidad, incredulidad que es siempre bastante dogmática» .
política: se cree en un éxito absolutamente saludable.
.mportante! ¡Lo que le ha impulsado ha sido una falta de cultura!
En un cierto sentido la influencia de Kant ha sido dañina: pues se h.1 1if1 trni\a antítesis entre «saber y creer»! ¡Qué hubiesen pensado de ello los
la fe en Ja metafísica. Nadie podrá contar con su «cosa en sí» como s1 ·.1) 11
de un principio que amansa. 1¡Kant no conocía otra antítesis! ¡Pero NOSOTROS!
11111 le mueve una falta de cultura: quiere preservar un dominio frente al
lloy comprendemos la memorable aparición de Schopenhauer: él n·1111ii 1 n este campo pone las raíces de todo lo más alto y profundo, del arte y la
los elementos que tienen todavía un valor para dominar la ciencia. 111 1mi
mús profundos y originarios problemas de la ética y del arte, y plantea l'l tuilh Schopenhauer.
del valor de Ja existencia.
lklu•pl'llhaucr, A., WWV, I, libro 1, §l.
('fi 1'1119\ y nota
11
18
Cfr. 19 [60, 89, 180), 23 (14).
Alusiones al mismo tema en 19 (262), 29 [22, 24, 2<i, 222[.
('f1 "1 '
( 'r/tifil dt' /11 ra zá11 pum, prúlmw 11 la 2:• cdi1:ión .
352 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 353

Por otro lado, reúne todo lo que es digno de ser sabido en todo tü~111¡111 o caso, la religión que tuviera capacidad para ello tendría que tener
biduría ética del pueblo y del hombre (Punto de vista de los Siete Sahl!! .efuerza de amor: en la que se quebrase también el saber, lo mismo q11e
filósofos populares griegos). en el lenguaje del arte.
Descompone los elementos de esa fe y muestra lo poco que la fe ll ISlltO' ¿quizás podría el arte crearse para sí mismo una religión, engendrare!
tisface la necesidad más profunda: ¡pregunta por el valor de la existendn! .al sucedió entre los griegos.
¡La lucha del saber contra el saber!
Schopenhauer llama la atención también sobre el saber y sobre el pc1m1
to inconsciente.
bargo, las filosofias y las teologías hoy aniquiladas continúan todavía
El refrenamiento del impulso de conocimiento - ¿debe mostrarse a 1111111 o su influjo sobre las ciencias: aunque las raíces estén muertas, toda-
a favor de una religión o bien de una cultura artística?; me quedo con rl habiendo vida en las ramas durante un tiempo. Se ha dado una excesiva
aspecto.
ncia al elemento histórico como un contrapeso frente al mito teológico,
Añado la pregunta del VALOR del conocimiento icónico histórico, la111li bién frente a la filosofia: el conocimiento absoluto celebra sus Saturnales
pecto a la naturaleza.
n las ciencias matemáticas de la naturaleza, lo mínimo que se pueda
En los griegos, el refrenamiento es a favor de una cultura artística (/,r Ir en este campo se considera superior a todas las ideas metafisicas. En
religión?), el refrenamiento que quiere prevenir un desenfreno total 11n , el grado de seguridad define el valor, no el grado de imprescindibi/idad
queremos volver a domar lo que se ha desenfrenado del todo. hombre. Se trata del viejo conflicto entre la fe y el saber.
unilateralidades bárbaras.
19 f35J
la filosofia no puede más que acentuar el carácter relativo de todo
E/filósofo del conocimiento trágico. Él refrena el impulso desenfrc1wl11 icnto y lo que es antropomórfico, así como la fuerza de la ilusión que
ber no mediante una nueva metafísica. No establece ninguna nueva 11re por todas partes. De este modo, ya no está en condiciones de contener el
trágicamente que el terreno de la metafisica se ha cambiado, y nunca se p111·d desenfrenado del conocimiento: éste juzga cada vez más según el grado
tentar con el juego turbulento y variopinto de las ciencias. Trabaja en 11! a y busca objetos cada vez más pequeños. Mientras que todo hombre
trucción de una nueva vida: restablece los derechos del arte. ntento cuando pasa un día, el historiador registra, excava y combina para
El filósofo del conocimiento desesperado se consumará en una ciencia 1:1 ,auto al olvido: lo pequeño debe ser también eterno, porque es cognoscible.
saber a toda costa. nosotros vale solamente el criterio estético: lo grande tiene derecho a ser
Para el filósofo trágico el hecho de que la metafisica aparezca sólo 1111!1 udo históricamente, pero no mediante una descripción icónica, sino
mórfícamente completa la imagen de la existencia. Él no es escéptico. tlva y estimulante. Dejemos en paz a las tumbas: pero apoderémonos de lo
Aquí se ha de crear un concepto: pues el escepticismo no es la meta. 1·11111 ente vivo.
so de conocimiento, cuando llega a sus límites, se vuelve contra sí 1111\11111 1 11 preferido de nuestra época: los grandes efectos de las cosas más pequeñas.
proceder a la crítica del saber. El conocimiento al servicio de la vida lllL'l1 •1 .vcstigaciones históricas, por ejemplo, tienen en su conjunto algo de
Incluso se debe querer la ilusión - en eso consiste lo trágico. !oNo: son como la escasa vegetación que poco a poco erosionará los Alpes.
un gran impulso que tiene instrumentos pequeños, pero enormemente
19 f36J
,,O.\'.
EL ÚLTIMO FILÓSOFO- puede tratarse de generaciones enteras. Él t1rn1 podría contraponer a esto: ¡los pequeños efectos de las cosas grandes!, es
mente que ayudar a vivir. «El último», naturalmente en sentido relat1v11 11i lo que es grande está representado por individuos. Es dificil entenderlo,
nuestro mundo. Demuestra la necesidad de la ilusión, del arte y de un ;111 e ll udo la tradición se extingue, es objeto de un odio generalizado, su valor se
domina la vida. Para nosotros, es imposible producir de nuevo una ser re 1111 n la cualidad que tiene siempre pocos tasadores.
filósofos, como lo ha hecho Grecia en la época de la tragedia. Su tarea lu rnm 11m11de sólo actúa sobre lo grande: lo mismo que en el Agamenón, donde las
ahora únicamente el arte. Un sistema así sólo es posible todavía como art1 · 1) luminosas se transmiten de una cumbre a otra 23 • La tarea de una cultura
el punto de vista actual todo aquel período de la filosofia griega recae 1,1111hl •te en impedir que la grandeza de un pueblo no aparezca en la figura de un
en el dominio de su arte. lo o de un solitario.
La domesticación de la ciencia se consigue ahora sólo a través del art1• :-." 11 11 eso queremos decir lo que sentimos: no es cuestión de esperar hasta que
la de juicios de valor sobre el saber y la erudición. lld11 reflejo de lo que me parece claro consiga también penetrar en los valles.
¡Enorme tarea y dignidad del arte en esta tarea! ¡Debe recrear todo y ,;,.,, liniliva, son los grandes efectos de lo más pequeño precisamente los efectos
l'llfrer a engendrar la vida completamente sólo! / ,o que el arte puede han •1· 110 t'IOrcs de lo grande; ellos han provocado una avalancha. Ahora tenemos
muestran los griegos: si no los tuviéramos a ellos, nuestra fe sería una fe q 11i111c1 ulludes para contenerla.
Depende de su fuerza el que se pueda con si 11111· 11quí, en es le vacío, una rcl1 ¡11
Nosotros nos interesamos por la cultura; ¡1!1 «1 rlc111{1m> como fuerza n •i/1:11111111 1 · ·~q11íl11 , 1 lg1/lllt 'll1Í 11 , 281 -:116.
.l54 FIV\GMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 355

191381 ,n todos Jos impulsos griegos se muestra una unidad apremiante: la llamamos
La historia y las ciencias naturales fueron necesarias frente a la Edad M !ntud helénica. Cada uno de estos impulsos trata de existir sólo y desarro-
el saber frente a la fe. Nosotros dirigimos hoy el arte contra el saber: ¡vuclt hasta el infinito. Los antiguos filósofos tratan de construir el mundo desde
vida! ¡Refrenamiento del impulso de conocimiento! ¡Fortalecimiento de In ,mpulsos.
tintos morales y estéticos! cultura de un pueblo se manifiesta en el refrenamiento unitario de los im-
¡Esto significa para nosotros Ja salvación del espíritu alemán, para q111 1 dt' este pueblo: Ja filosofia refrena el impulso de conocimiento, el arte el
a ser un salvador! 10 de las formas y el éxtasis, el &.yá.7t-r¡ refrena el epwi;, etc.
La esencia de este espíritu se nos ha abierto en la música. Nosotros rn1np1 1conocimiento aísla: los filósofos más antiguos representan aislado Jo que
demos ahora cómo los griegos hicieron depender su cultura de Ja músic.1 · griego hace aparecer junto.
,¡contenido del arte coincide con el de la filosofia antigua, pero vemos utili-
191391 como filosofia las partes aisladas constitutivas del arte, para refrenar el im-
La creación de una religión consistiría en que uno suscite /aje en d cdill '''' conocimiento. Esto se tiene que poder demostrar también entre los ita-
mítico que se ha instalado en el vacío, es decir, que se haga creer que respc1ntl 1: el individualismo en Ja vida y en el arte.
una necesidad extraordinaria.
Es inverosímil que esto se repita después de la Crítica de la razón pum 1
Por el contrario, yo puedo imaginarme una especie completamente 1111c\' 11 griegos como descubridores, viajeros y colonizadores. Saben aprender:
.filósofo-artista, el cual introduzca en aquel vacío una obra de arte, co111(• VIII me fuerza de asimilación. Nuestra época no debe creerse superior con su im-
estético. dc saber: ¡sólo en Jos griegos todo se convirtió en vida! ¡En nosotros, todo
La bondad y la compasión son afortunadamente independientes de l.i ti reducido a conocimiento!
dencia y de la prosperidad de una religión: por el contrario, el obrar b11m
ya muy definido por imperativos religiosos. La gran mayoría de las :ir('il!I , .. 4

buenas según el deber no tiene ningún valor ético, sino que se impo11c·11 ¡m u11ndo se trata del valor del conocimiento y, por otro lado, cuando una bella
/úerza. n, por poco que se crea en ella, tenga perfectamente el mismo valor que un
La moralidad práctica sufrirá mucho cada vez que fracase una religión l'tií ;imiento, resulta entonces que la vida tiene necesidad de ilusiones, es decir,
cen indispensables los castigos y las recompensas de la metafisica. mur por verdades las no-verdades. La vida necesita creer en la verdad, pero
¡Si se pudiese crear la costumbre, la poderosa costumbre! Con eso se ll'l1d licicnte luego la ilusión, es decir, las «verdades» se demuestran mediante sus
también la moralidad. 011, no mediante demostraciones lógicas sino con demostraciones de la fuer-
Pero la costumbre se forma a través de los patrones de las poderosas ¡w111 • l¡ucllo que es verdadero y lo que ejerce una acción son considerados como
dades individua/es. 'ICll lo mismo, y también en este caso nos plegamos ante la fuerza. ¿Cómo
Yo no cuento con una bondad que se despierta en la masa de los ricos, 1•1•1 tonces posible que se dé en general una demostración lógica de la verdad?
podría convertirla uno en una costumbre, en un deber frente a la tradición lucha entre «verdad» y «verdad» buscan éstas la alianza de Ja reflexión. Toda
Si la humanidad utilizase para la educación y las escuelas lo que hast,1 .d l'iún efectiva de la verdad llega al mundo por la lucha en torno a una convic-
se ha utilizado para Ja construcción de iglesias, si aplicase a la educación 111 iill ,1'1/¡.:rada, a través del 7tá.~oi; de Ja lucha: fuera de esto el hombre no tiene in-
ligencia empleada en la teología ... por el origen lógico.
191401 ,,
..
hfl'tivo: definir Ja teleología del filósofo dentro de la cultura.
¡La forma libremente poética con que los griegos trataban a sus dioses! n:)luntemos a Jos griegos por la época en que su cultura tenía una unidad.
Estamos muy acostumbrados a la contraposición entre verdad históril .i 1 mportante: también existe la filosofia para la cultura más rica. ¿Para qué?
sedad. ¡Es cómico que los mitos cristianos tengan que ser completamenk /111 n:guntemos a los grandes filósofos. ¡Ah, ellos han desaparecido! ¡Con cuán-
/'lC'OS! •rw:a procede la naturaleza!

191411 1
El problema de una cultura en raras ocasiones se ha comprendido coi rcct11 se relaciona el genio filosófico con el arte? Poco hay que aprender de
(_\11110
mente. Su fin no consiste en Ja máxima felicidad posible de un pueblo, ta11qJll luuún directa. Debemos preguntar: ¿qué es arte en su filosofia? ¿Obra
l'll el libre desarrollo de todas sus aptitudes, sino que se muestra en la JllStu
/1<11'C'ió11 de estos desarrollos. Su fin trasck·ndc la felicidad terrena: su 111e1n
c.:rcación de grandes obras.
J56 FHACiMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 357

de arte? ¿Qué es lo que queda cuando su sistema es destruido co111ü drn una esfera pura y noble, y excluyendo las excitaciones más vulgares.
ll
embargo, eso que permanece debe ser precisamente aquello que rc'. /i·c11 la virtud contra la «sensualidad» es esencialmente de naturaleza es-
so de saber, por consiguiente lo artístico de una filosofía. ¿Por q11ti l'N 11 utilizamos a los grandes individuos para que nos sirvan de guías, vela-
un tal refrenamiento? Porque desde el punto de vista científico se lnilll llS cosas en ellos, más aún, escondemos todas las circunstancias y ca-
ilusión, una no-verdad, que engaña al impulso de conocimiento y súlo lti que hacen posible su origen, los aislamos para poder venerarlos. Toda
ce provisionalmente. El valor de la filosofía en este refrenamiento 1111 ntiene un elemento de estas características: los hombres bajo la pro-
traen la esfera cognoscitiva, sino en la esfera de la vida: la voluntad d, .vina, como algo infinitamente importante. Además, toda ética comien-
liza Ja filosofía como objetivo de una forma superior de existencia. damos una importancia infinita al individuo particular - a diferencia
No es posible que arte y filosofía se puedan dirigir contra la vol1111111(1 raleza, que procede cruelmente y jugando. Si nosotros somos mejores
todo caso la moral está a su servicio. Dominio absoluto de la vol11111r1 bles, ¡es debido a las ilusiones que aíslan!
las formas más delicada de existencia es el Nirvana relativo. a esto, la ciencia natural contrapone la verdad absoluta de la naturale-
ología superior comprenderá ciertamente las fuerzas artísticas que in-
19 [46J ya en nuestro devenir, no sólo en el del hombre, sino también en el del
Hay que decir todo de la manera más precisa posible y dejar de lad11 íl11I dirá que con lo orgánico comienza también lo artístico. ...J
minus, también el de «voluntad».

191471 consecuencias de la teoría kantiana. Fin de la metafísica como ciencia.


La belleza y la grandiosidad de una construcción del mundo (a/1111· lllti fe\:tO barbarizante producido por el saber.
deciden hoy sobre su valor - es decir, es juzgada como arte. ¡Su fornlil pf11 frenamiento del saber como impulso del arte.
mente cambiará! La rígida formulación matemática (como en Spin111.11 lmos sólo mediante estas ilusiones del arte.
tiene un efecto tan sosegado en Goethe, es sólo legítima todavía como 111 1t cultura superior existe gracias a este refrenamiento.
expresión estética. 11istcmas filosóficos de los griegos más antiguos.
vela el mismo mundo que creó la tragedia.
19 (481 esto comprendemos la unidad de la filosofía y el arte para el fin de la cul-
Se ha de establecer este principio - vivimos sólo mediante ilusiont'' "' tura.
tra conciencia roza la superficie. Son muchas las cosas que se ocultan unir t concepto estético de lo grande y sublime: la tarea consiste en educar para
tra mirada. Tampoco hay que temer que el hombre se conozca complc tf//11 eso. La cultura depende del modo en que se define «lo grande».
sí mismo, que atraviese con su mirada en todo momento todas las lcyc" dí,' 1
lanca, de la mecánica, todas las fórmulas de la arquitectura, de la q111111ic11 I',
son necesarias para su vida. Pero cabe la posibilidad de que se cono1l .i t 11111hcr absoluto conduce al pesimismo: el antídoto es el arte.
través de este schema (esquema). Eso no cambia casi nada para nuc . . 1111 lilosofia es indispensable para la formación, porque ella compromete al sa-
Todo esto se reduce además a fórmulas sobre fuerzas absolutamente im 11 n una concepción artística del mundo y a través de ella lo ennoblece.
bles.
JI
191491 llOl'FNHAUER definió perfectamente la preocupación de que la obra eterna
Sin duda, nosotros vivimos en una continua ilusión debido a la supn i le confiscase a la humanidad y no se perdiese: él conocía el destino de He-
dad de nuestro intelecto: es decir, necesitamos en todo momento el arll' piif1I illto, ¡y su primera edición fue destruida28 ! Era solícito como un padre: esto
vir. Nuestro ojo nos mantiene atados a las formas. Pero si nosotros 111i...111í lica todos los rasgos desagradables de su personalidad, su relación con litera-
mos los que poco a poco educamos ese ojo, veremos entonces reinar en 1111 ~fll omo Frauenstadt29 • El ansia por la fama es en este caso un instinto previsor
mismos una fuerza artística 26 • Por lo tanto, vemos en la naturaleza mis111i1 1il or de la humanidad: él conocía el curso del mundo.
nismos contra el saber absoluto: e/filósofo CONOCE el lenguaje de la 11111111 't1/, Se puede ciertamente concebir todavía una sublimidad mayor sobre la huma-
dice: «necesitamos el arte» y «sólo tenemos necesidad de una parte del si1h1' 1 11d: ¡pero entonces no habría escrito! ¡Aspiraba a seguir produciendo en lo
llo'
191501
Toda forma de cultura comienza cuando una gran cantidad de cosa
1 Cfr. 19 [62, 64, 76].
cucntra velada. El progreso del hombre depende de este velar las cosas - 11 1 Rl·fcrcncia a la destrucción casi total de la primera edición de El mwulo como voluntad y
rrs1'11t111"i,í11, por parte del editor Bmt:khaus a causa del frnt·aso de la misma .
111
Sobre la «fuerza artística», Cfr. 19 (54, 67, 79, 1421 • .l11li11s Frnuemtiidt ( 181 J -187')) l ue amigo y disdpul ,l de Sl'lwpe11ha11l'r.
358 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 1 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 359

19 [541 19 [60]
Las transformaciones químicas en la naturaleza inorgánica son quizás tam- El nacimiento de sectas filosóficas en la Antigüedad griega36 •
bién procesos artísticos, roles miméticos que una fuerza interpreta: ¡pero hay mu- Desde la más profunda transformación del espíritu helénico.
chos! que ella puede interpretar. Comienzo con los pitagóricos, de los que aprende Platón.
La Academia proporciona el prototipo. Son centros de oposición contra la
19155] vida helénica.
No se lo he puesto fácil a los que sólo quieren sentir una satisfacción erudita, Los filósofos más antiguos representan el aislamiento de los impulsos indivi-
porque, en definitiva, yo no contaba con ellos. Faltan las citas 30 • duales de la naturaleza griega.
Asistimos al tránsito del espíritu de la secta filosófica a una conciencia cultu-
19 [56] ral, tránsito de lafilosofia a la cultura. Allí tiene lugar la separación entre filosofia
La época de los Siete Sabios no prestaba mucha atención a la autoría de las y cultura.
sentencias sabias, pero se daba mucha importancia a la forma en la que alguien ¡La superficialidad de toda ética postsocrática! La profunda ética helenística
se apropiaba de una sentencia. más antigua no se deja representar con palabras y conceptos.

19 [57]3 1 19 [61]
La cronología de los filósofos griegos. Heráclito en su odio contra el elemento dionisíaco, también contra Pitágoras
Ritmo. y contra la erudición. Es un producto apolíneo y habla a través de oráculos, cuya
Coéforas. netnraleza hay que interpretar en relación con él3 7• No siente el sufrimiento, sino
la estupidez.
1
19 [581
Los filólogos de esta época se han mostrado indignos de poder contar entn·
ellos conmigo y con mi libro 32 : apenas necesitaría asegurarme de que también c11 191621
Gran perplejidad sobre si la filosofia es un arte o una ciencia.
este caso yo les eximo de que ellos quieran o no aprender algo, pero no estoy
Es un arte en sus fines y en su producción. Pero tiene en común con la ciencia
en condiciones de salir a su encuentro de cualquier modo.
1medio, la representación por medio de conceptos. Es una forma de arte poéti-
Lo que se llama hoy «filólogo» 33 , y a lo que yo intencionadamente señaln o. No se la puede clasificar: por eso debemos inventar una nueva especie y
como algo neutro, puede pasar por alto también esta vez mi libro: pues es de 1111
racterizarla.
turaleza viril y no sirve para castrados. A ellos les conviene más sentarse en rl
La descripción de la naturaleza del filósofo. Él conoce poetizando, y poetiza
¡ telar de las conjeturas. onociendo.
Í~I no evoluciona, quiero decir con esto que la filosofia no sigue el mismo cur-
19 [59]
4 uc las otras ciencias: ni siquiera en el caso de que ciertos campos del filósofo
Sobre las Lltix~ox_ixL 34 y sus orígenes (en la historia de los filósofos más a 11 ti
guos). sascn poco a poco a manos de la ciencia. Heráclito nunca puede envejecer. Se
1&111 de la poesía más allá de los límites de la experiencia, continuación del im-
Apolodoro 35 las combate: ¿quién las ha establecido?
/.1·11 mítico; procede también esencialmente por imágenes. La representación
30
Nietzsche hace referencia a GT, lo mismo que en 19 (58].
ntcmática no pertenece a la esencia de la filosofia.
31 Se refiere aquí a diversos cursos universitarios. Cfr. 19 (129, 130], 29 (167]. Sobn l.1 Superación del saber por fuerzas creadoras de mitos. Kant memorable - ¡sa-
cronología de los filósofos ver también 19 (59]. r y fe! ¡Íntima afinidad entre los filósofos y los fundadores de religiones!
32 El libro es El nacimiento de la tragedia.
33 En el msc. «Philologe» y no «Philologie».
34 Sobre el tema de la sucesión de las escuelas filosóficas en la Antigüedad se ocup11 d ltdl
peripatético Soción de Alejandría (llamado el Joven), fue filósofo neopitagórico. Vivió du111111 t:.xtraño problema: ¡los sistemas filosóficos se devoran unos a otros! ¡Cosa
los reinados de Augusto y de Tiberio. Enseñó en Roma y tuvo a Séneca como oyente. Niet'"' li 1tudila para la ciencia como para el arte! Algo parecido ocurre con las religio-
se interesó desde su época universitaria sobre este asunto, dentro de sus estudios laercianw 1 1 ·so es notable y significativo.
cuaderno P II 12b, casi de la misma época que este fragmento, se conserva un l'\ll 11"
fragmentario con el título: Die Diadocaiv der vorplatonischen Philosophen, en KGW 11 , 4, Id•
632. Se pueden consultar también las cartas a Paul Deussen, finales de abril de 1868, CO 1 11H
497 y a E. Rohde, 11 de junio de 1872, ver nota siguiente. Los diadocos fueron Jos suceso1<
Alejandro, los que desmembraron el imperio. 'tor 11111>>, en Nietzsche, F., Les phi/osophe.1· préplatoniciens suivi de «Les diadochai des philoso-
35 Apolodoro de Atenas ( 180-115 a. C.). Cfr. carta a E. Rohde, 11 de junio de 1872, CO t 1 1P , l>' lorio, P. y Fronterotta, F. (eds.), Editions de l'éclat, París, 1994, pp. 51-72.
299-300: «He descubierto además la importancia singular 1k~ /\naximandro. En pr im ip n ('f1 19128].
11 En l'l 111sc. «an » y no «11t1d»
tengo conf'ranza en la cronología de Apolodonm. Cf1 . Fro11l1' rnlla , F., «Chronologia ph il11Mtl
, 61) rK.AGMrN'l l>S l'é>STIJMO" Hi 1

191641
La ilusión es necesaria para el ser que sienle, para vivir. Apología del arte.
La ilusión es necesaria para progresar en la cullura.
¿Qué quiere el insaciable impulso de conocimiento? upcrado hace tiempo - pero un artista frente a una cascada le dará
- En todo caso es enemigo de la cultura. la razón40 .
La filosofia trata de refrenarlo; es un instrumento de la cultura.
Los filósofos más antiguos. 1
Nucst ra vida pública, política y social se reduce a un equilibrio de egoísmos:
19 [65) 1611 de la cuestión de cómo se alcanza una existencia soportable sin ninguna
Escribir de una manera impersonal y fría . No utilizar ni el «yo» ni el «1 11 de amor, puramente por la prudencia de los egoísmos interesados 41 .
tros». iu época tiene un odio al arte como lo tiene a la religión. No quiere confor-
con una referencia al más allá, ni con una referencia a la transfiguración
19 [66) mundo por el arte. Eso lo considera «poesía» inútil, diversión, etc. Nuestros
Nuestro entendimiento es una fuerza de superficie, es superficial. A cs11 tus» corresponden a este modo de ver. Pero, ¡el arte como algo terriblemente
llama también «subjetivo». El entendimiento conoce mediante concep111.\ ol ¡l .a nueva metafisica con su terrible seriedad! Nosotros queremos transfor-
quiere decir que nuestro pensamiento consiste en clasificar38 , en etiquetar . l'ü f'ltra vosotros el mundo con imágenes que os hicieran temblar. ¡Y eso está en
tanto, se trata de algo que se reduce a una arbitrariedad del hombre y 1111 tras manos! Si os tapáis los oídos, vuestros ojos verán nuestros mitos. ¡Nues-
cosa misma. Sólo en el cálculo, y sólo en las formas del espacio, el homli1c ni maldiciones os alcanzarán!
canza un conocimiento absoluto, es decir, los límites últimos de todo lo cor1111 ¡l .a ciencia debe mostrar hoy su utilidad! Se ha convertido en una nodriza al
cible son cantidades, y el hombre no comprende ninguna cualidad, sino sól11 1111 icio del egoísmo: el Estado y la sociedad la han tomado a su servicio, para
cantidad. lota ria según sus fines.
¿Cuál puede ser el fin de una tal fuerza de superficie? El estado normal es la guerra: nosotros firmamos la paz sólo en determinadas
Al concepto le corresponde en primer lugar la imagen, las imágenes son I" !I
samientos primordiales, es decir, las superficies de las cosas resumidas en el l"·P
jo del ojo. 1701
La imagen es una cosa, la operación aritmética otra. Necesito saber cómo han filosofado los griegos en la época de su arte. Las es-
¡Imágenes en el ojo humano! ¡Esto es lo que domina todo ser humano: dn.j lus socráticas se encontraban en medio de un mar de belleza - ¿Qué se obser-
el ojo! ¡Sujeto! ¡El oído escucha el sonido! Una concepción maravillosa y co111pli Jc eso en ellas? Se hace un enorme dispendio por el arte. Frente al arte los
tamente distinta del mismo mundo. ri'tlieos tienen un comportamiento hostil o teórico.
El arte se funda en la imprecisión de la vista. También en el oído hay imp1lc1 Por el contrario, en los filósofos más antiguos domina en parte un impulso
sión en el ritmo, temperamento, etc., sobre esto se fundamenta de nuevo el "'' cjante al que creó la tragedia.

19167) 1711
Hay una fuerza en nosotros que nos deja percibir más intensamente los w1111 El concepto de filósofo y sus tipos. - ¿Cuál es el elemento común a todos?
des rasgos de la imagen del espejo, y de otra fuerza que pone de relieve el m1s1111.1 El filósofo o ha surgido de su cultura o es hostil a ella.
ritmo, incluso por encima de la imprecisión real. Esta debe ser una fuerza ar/111/ Es contemplativo como el artista plástico, comparte sus sentimientos como el
ca. Pues ella crea. Su principal modo de actuar consiste en omitir, no prestar l//1'11 ligioso, busca la causa como el hombre de ciencia; él trata de hacer resonar en
ción a la vista y al oído. Por consiguiente, es una fuerza anticientífica: pues 1111 l todos los sonidos del mundo y de expresar en conceptos desde sí mismo esta
tiene un mismo interés por todo lo percibido. rmonía. Se expande hasta el macrocosmos y además reflexiona sobre las cosas
La palabra contiene sólo una imagen, de ella procede el concepto. El pe11•.. 1 como el actor o el dramaturgo, que se transforma conservando la capacidad
miento tiene que ver con grandezas artísticas. flexiva de proyectarse al exterior.
Toda clasificación es un intento por llegar a la imagen. El pensamiento dialéctico se ha derramado sobre ello como una ducha.
Nos comportamos superficialmente frente a toda realidad verdadera, hahl,1 Notable Platón: entusiasta de la dialéctica, es decir, de aquella reflexión.
mos el lenguaje del símbolo, de la imagen: luego añadimos algo con fuerza a111"
tica, fortaleciendo los rasgos esenciales y olvidando los secundarios.
19
Cfr. 19 [138].
411
Cfr. PHG 3.
38 41
Cfr. 19 [67, 74, 215, 236, 251, 258]. Cfr. HL 9.
,
' 11 M 1'. N 1OS l 1(1STl lMO''
1~11• 12011 Vl '. RANO 1W IR72·Ci'>MIEN/O l>I ' 187.l .llí.\
191721
n olras palahras: el puro 1111p11/.w d1• rn11ocimiento no es lo que decide, sino el
l.o.1Jiló.wji1s. l>1'.\'l'IÍ¡1d1í11 t/1· la 11atura/e;;a delfilúrnj(>.
1/,vo c:stútico: la filosofia poco demostrada :fe Heráclito tiene un valor artísti-
H filósofo Junto al ho111hrc ucntífico y al artista.
yor que todas las proposiciones de Aristóteles.
Refrenamiento del impulso de conocimiento por el arle, I' C(lnsiguiente, el impulso de conocimiento es refrenado en la cultura de un
del impulso religioso a la unidad es refrenado por el concepto. lo mediante la fantasía. Con ello, el filósofo está poseído por el supremo pa-
Extraña la yuxtaposición entre concepción y abstracción.
Significado para la cultura. la 1•erdad: el valor de su conocimiento le garantiza su verdad. Todafecun-
La metafísica como vacío. rl y loda la fuerza propulsiva consiste en estas miradas que se proyectan hacia

191731
71
¿El filósofo del futuro? Él tiene que llegar a ser el tribunal suprc11111 u producción de la fantasía se puede observar en el ojo. Una semejanza con-
cultura artística, algo así como un departamento de seguridad contra 11
excesos. u desarrollos más audaces: pero también a relaciones completamente dis-
h111, el contraste evoca al contraste, y así ininterrumpidamente. Aquí se ve la
19174) Qordinaria productividad del intelecto. Es una vida hecha de imágenes.
Pero no definiremos como «filosófica» toda clasificación, todos los 1'1j11
l7HI
tos generales. Y mucho menos todo lo inconsciente e intuitivo: incluso e11 lí1 1
jetura filológica se da una creatividad que no se resuelve completame111i
rn que piensa debe ya tener, mediante la fantasía, lo que busca - sólo enton-
pensamiento consciente. pucde la reflexión emitir un juicio. Esto lo hace midiendo su objeto con las
hituales concatenaciones frecuentemente verificadas.
19175142 ¡,Qué hay propiamente de «lógico» cuando se piensa en imágenes? -
El hombre sensato necesita poco la fantasía y tiene muy poca.
El pensamiento filosófico puede rastrearse en todo pensamiento cu..:11111 llt En todo caso, hay algo de artístico en esta producción de formas, en las que
incluso en la conjetura. Salta hacia delante apoyándose en ligeros sopo1 ll1 !JI 1110 se presenta a la memoria: realza esta forma y de este modo la refuerza. Pen-
entendimiento jadea pesadamente detrás y busca mejores soportes, dcsp111 ·l 11 r significa realzar. En el cerebro hay muchas más series de imágenes que las que
que se le ha aparecido la seductora imagen. ¡Un vuelo infinitamente rápido ,1 l !11 necesitan para pensar: el intelecto elige rápidamente imágenes semejantes: la
vés de grandes espacios! ¿Se trata sólo de una mayor velocidad? No. Se tli1l11 il ,mugen elegida produce a su vez toda una profusión de imágenes: pero el intelec-
un aletazo de la fantasía, es decir, seguir saltando de una posibilidad a 011,1. qll u vuelve a elegir rápidamente una de esas imagenes, etc.
por el momento son consideradas como certezas. Aquí y allá se salta de u11.i p¡1 El pensamiento consciente no es más que una selección de representaciones.
sibi lidad a una certeza, y de nuevo a una posibilidad. -
Huy un largo camino hasta la abstracción.
Sin embargo, ¿en qué consiste una «posibilidad» semejante? Una ocum:111.:rn 1) La fuerza que produce la profusión de imágenes, 2) la fuerza que elige y
es decir: «podría quizás». Pero, ¿cómo se presenta esta ocurrencia? A ven· ccntúa las imágenes semejantes.
modo casual y exterior: tiene lugar una comparación, el descubrimiento dr 111111 Los enfermos que tienen fiebre se comportan del mismo modo con las pare-
analogía cualquiera. Luego se da una ampliación. La fantasía consiste en u11.i 1 des y las tapicerías: sólo los sanos proyectan la tapicería.
pida visión de semejanzas. Después la reflexión mide un concepto con otro y ·•
mina. La semejanza debe de estar constituida por la causalidad.
19179]
¿Es entonces la dosis la que distingue el pensamiento «científico» del film11l1 Se dan dos tipos de fuerzas artísticas, la que produce imágenes y la que las
co? ¿O quizás se distinguen por sus campos diversos?
elige.
19 [76) Esto se demuestra con el mundo onírico: aq,uí el hombre no continúa hasta la
ubstracción, o: no es dirigido ni modificado por las imágenes que irrumpen a tra-
No existe ningunafilosofia especial, separada de la ciencia: en un caso co1110 ,.,, vés del ojo.
otro se piensa del mismo modo. El hecho de que una filosofia indemostrable te11 Si se considera esta fuerza más de cerca, entonces se ve que tampoco aquí se
todavía un valor, más de lo que la mayoría de las veces una proposición cie1111I ! da un descubrimiento artístico completamente libre: eso sería algo arbitrario,
ca, tiene su fundamento en el valor estético de una filosofia semejante, es ck-111 por consiguiente imposible. Se trata más bien de las más sutiles irradiaciones de
en la belleza y en la sublimidad. Si esa filosofia no se puede mostrar como 1111 la actividad nerviosa, vistas sobre una superficie: ellas se comportan como las
construcción científica, subsiste todavía como una obra de arte. Pero, ¿no oc1111 figuras acústicas de Chladni 43 respecto al mismo sonido: tal es la relación entre
lo mismo con las cuestiones científicas? -
42 43
Cfr. PHG 2. Cfr. 19 [140, 237), WL, KSA 1879. E. F. F. Chladni (1756-1827), fisico y teórico de
acústica, citado por Schopenhauer en WWV, I, libro III, § 52 y JI, c. 10, compara las relaciones
365
19 . PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873
164 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
mán otros campos: y espero que sea en esos campos donde podrán ejercer
estas imágenes y La actividad nerviosa que se agita en su base. ¡La vibracic'i 11
ifccto saludable sobre la nueva cultura.
cslremecimiento más delicado de todos! EL proceso artístico está absoluta 111 crll vincula con la filosofia una legislación de la grandeza, un «nominar»: «eso
determinado y es necesario desde el punto de vista fisiológico. Todo pensa111 k 1l1 1tnde» dice el filósofo, y con ello eleva al hombre. Comienza con la legisla-
nos parece a primera vista arbitrario, como sometido a nuestro gusto: no oh~rl de la moral: «eso es grande», el punto de vista de los Siete Sabios, que los
vamos la actividad infinita.
nos nunca han abandonado en los buenos tiempos.
Pensar un fenómeno artístico sin cerebro es ciertamente una fuerte antro po¡1
tía: pero Jo mismo sucede con La voluntad, la moral, etc. .
EL deseo no es más que un exceso de actividad fisiológica que busca dcsr11 11verdadero material de todo conocimiento está constituido por las más <le-
garse, y ejerce una presión que se extiende al cerebro. as sensaciones de placer y de displacer: el verdadero secreto se encuentra en
ella superficie en la que la actividad nerviosa, consistente en placer y en do-
19 (80) ' 11cñala formas: aquello que es una sensación proyecta al mismo tiempo for-
Resultado: es sólo cuestión de grados y de cantidad: todos los hombre:. ~NI , q ue luego vuelven a producir nuevas sensaciones.
\1rtistas, filósofos, científicos, etc. 11 esencia de la sensación de placer y displacer se ha de expresar en movi-
Nuestra valoración se refiere a cantidades, no a cualidades. Nosotros vc11úll ,ntos adecuados: debido a que estos movimientos adecuados estimulan a
111os lo grande. Eso es sin duda también lo que no es normal. .\11 nervios para la sensación surge la sensación de la imagen.
Pues la veneración de Los efectos grandiosos de aquello que es pequeño 11"
mús que el estupor ante el resultado y La falta de proporción de causas ínl 1111.1
Sólo sumando muchos efectos y considerándolos como unidad, tenemos l;a 111 Sabiduría y ciencia.
presión de Jo grande. Es decir, producimos lo grande a través de esta unidad Sobre los filósofos.
La humanidad crece, pero sólo a través de la veneración de lo que es 1w1• )
Kmnde. Aunque lo que se considera equivocadamente raro y grande, por l'J t~ 1 11 Dedicado al inmortal Arthur Schopenhauer.
plo, el milagro, ejerce el mismo efecto. Asustarse es la parte mejor de Ja h11111 11
nidad.
IK 61 y Emcr-r~µ"Y).
nricpt<X La crocpt<X contiene en sí lo selectivo, lo que tiene gusto:
19 1811 ntras que la ciencia, que carece de ese gusto refinado, se lanza sobre todo lo
El sueño como continuación selectiva de las imágenes visuales.
En el reino del intelecto todo lo cualitativo es sólo algo cuantitativo. 8011 l'I es digno de ser sabido.
rnncepto, la palabra, los que nos conducen a las cualidades.
IK71
El darwinismo tiene también razón respecto al pensamiento en imágenes: la
19 1821
1&11.cn más fuerte devora a la más débil.
El hombre quizás no puede olvidar nada. La operación de la visión y del 11
11ocimicnto es demasiado complicada como para que sea posible cancelarla n1111
pletamcnte; en otras palabras, todas las formas, una vez que son producida \ ¡1111
el cerebro y el sistema nervioso, se repiten frecuentemente a partir de ese mo11H w
lo. Una actividad nerviosa similar vuelve a producir la misma imagen.
IK'> l45
,<)ué es el filósofo? ¿Responder partiendo de los antiguos griegos?
1918.11
FI pensamiento filosófico es específicamente de la misma naturaleza q111 lalcs. Mitólogo y filósofo.
Anaximandro. Consideración trágica del mundo. Tragedia.
pl'nsamiento científico, pero se refiere a cosas y asuntos grandes. El conceplu il• 1lcráclito. Ilusión. Lo artístico en los filósofos. Religión .
lo grande es, sin embargo, un concepto variable, en parte estético, en parte m 111 1tl
Anaxágoras. Fines. Espíritu y materia.
Es un rc'. fi·enamiento del impulso de conocimiento. En eso reside su signif1l': 1iln Parménides. Zenón. Lo lógico. Lógica.
para la cultura. Empédocles. Amor, odio. Derecho y moral del amor. Moral.
P1.:ro s1 la metafísica es eliminada, entonces son otras muchas cosas la s q11 lkmócrito. Número y medida, perspectiva de toda fisica. Filosofia de la na-
poco a poco aparecerán de nuevo grandes a la humanidad. Creo que los f1l li$O l;i
t111·11lcl'.a.
de las fí gurn s acústicas con el sonido, con las pal:i h1 11s y la ~ pro posH:io nes en el si log1s11 1i1, 1! H Mús tarde vuelve a aparecer este título en 1875, KSA Vlll , 6 [4], 97.
..~

1:x pni111cnio consistia l'll dibuja r lineas rcgul: 1n:s cn11 g1111111s dll llll' tta l'n la supc1 firi 1: d1i 1111.\
Cfr. 11> [<12, 28, 731. 231 14].
pl;1c11 ~ onll·tida a una vi hrac1"111 sono ra.
366 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 367

Pitagóricos. La naturaleza de las sectas. Por el contrario, toda probidad y todo derecho proviene de un equilibrio de
Sócrates. EJ filósofo y la cultura. Cultura. egoísmos: reconocimiento recíproco para no dañarse. Por lo tanto, deriva
Origen de los filósofos y - el tribunal de los filósofos para la cultura dd (U lu prudencia. Bajo la forma de principios firmes todo parece volver a tomar
turo. aspecto: como firmeza de carácter. Amor y derecho son antitéticos: punto
lminante, sacrificarse para el mundo.
19 (90] La anticipación de posibles sensaciones de displacer determina la acción del
Es totalmente esencial que el pensar se produzca con placer o displan'I hre recto: él conoce empíricamente las consecuencias del daño infligido al
quien hacer esto le produce una verdadera molestia, tiene una escasa apl i 1111110: pero también el daño que se hace a sí mismo.
para el pensamiento y tampoco podrá llegar muy lejos: él se esfuerza y c11 Por el contrario, la ética cristiana es la antítesis: ella se basa en la identifica-
campo eso no sirve para nada. n de uno mismo con el prójimo, hacer bien a los otros es aquí hacerse bien a
o mismo, sufrir con los otros se identifica aquí con el propio sufrimiento. El
19 [91] or está ligado a un deseo de unidad.
Toda Ja ciencia natural no es más que un intento por comprender al hond
lo antropológico: aun más exactamente, por volver siempre, dando inmenso•. 1 1941
deos, al hombre. El hombre impelido hacia el macrocosmos, para decir al l°innl h1e suficiente una palabra honesta del noble Zollner49 para llegar a ser pros-
«tú eres finalmente lo que eres». 46 lto casi por unanimidad de nuestra República plebeya de eruditos.
19 (92) l9SI ~º
A veces, eJ resultado alcanzado mediante saltos se revela inmediat11111cnl Fn este libro 51 no tengo ninguna consideración con los eruditos actuales y
como verdadero y fecundo, desde el punto de vista de sus consecuencias. ivnco por eso la impresión de que los incluyo entre las cosas indiferentes. Pero
¿Un investigador genial es guiado por un presentimiento justo? Sí, pm:' 11 •e quiere reflexionar tranquilamente sobre cosas serias, uno no debe ser moles-
precisamente posibilidades sin apoyos suficientes: el hecho de que mantc11p.1ftlll ''º por espectáculos desagradables. Vuelvo ahora mis ojos hacia ellos con re-
embargo algo como posible, revela su genialidad. Calcula muy rápida111rn11 1 nancia, para decirles que no me son indiferentes, aunque yo, sin embargo,
que es más o menos demostrable para él. kriría que lo fuesen.
Abuso del conocimiento en la eterna repetición de los experimentos y Cn 1
acumulación de materiales, mientras que la conclusión se obtiene ya a pa1 I ir ti 1%1
pocos elementos47 • En la filología también ocurre lo mismo: la totalidad d1~ 1¡¡ h1c un gran matemático el que inauguró lafilosofla en Grecia 52 . De allí pro-
teriales es en muchos casos algo inútil. k su sentimiento por lo abstracto, por lo no-mítico. Con una mentalidad an-
mllica es considerado como el «sabio» de Delfos: - los órficos muestran el
19193148 11samiento abstracto en alegorías.
Tampoco la moral tiene otras fuentes que el intelecto, pero en este l .1 l .os griegos asumen Ja ciencia de los orientales. La matemática y la astrono-
cadena de imágenes actúa de modo diferente que en el artista y en el pl'll'-l!l!I• 'tl .11111 más antiguas que la filosofla.
estimula a la acción. No hay ninguna duda de que el presupuesto nece,.11 io
la sensación de lo semejante, la identificación. Luego está el recuerdo drl ji 1"7P3
pio dolor. Por lo tanto, ser bueno quiere decir: identificar con gran ./ill'lli,J, I •1hombre exige la verdad y la produce en las relaciones morales con los hom-
wan rapidez. Se trata por consiguiente de una transformación, similar , 1 In ll tcs, l'll eso se basa toda vida en común. Se piensan anticipadamente las graves
actor. llSl'Cuencias de las mentiras recíprocas. De aquí procede el deber de la verdad.
l 11arrador épico se le permite la mentira, porque en este caso no se prevé nin-
41
1'111 dccto dañino. - Por consiguiente, se permite la mentira cuando se conside-
' Goethe, Fausto, v. 1.806: «Du bist am Ende - was du bist!» Mefistófeles a Fa 11-;1" 111110 algo agradable: la mentira es bella y tiene encanto porque no produce
Las mismas ideas en HL 6. Carta a Rohde, noviembre de 1872, CO ll 355 1~1. u¡f:I
47

11lli•. Es así como el sacerdote inventa los mitos de sus dioses: la mentirajustifi-
oldo algo del escándalo de Zollner en Leipzig? Lee su libro sobre la naturaleza de l11s 11>11ifl
Fs para quedarse estupefacto por la cantidad de cosas que hay en él para nosotros. I ''h' hillli 1 Hll l'arácter sublime. Es extraordinariamente dificil volver a resucitar en noso-
leal, después de aparecer el libro, ¡ha sido prácticamente excomulgado de la ma111'. 111 li
lllnoble por toda la república de los eruditos, sus amigos más íntimos han renegado d•' ti •·
1
lh1d ., sobre todo la introducción, donde critica los métodos y la ética de la ciencia de su
lo largo y a lo ancho han difundido la noticia de que est{I "loco"!» 111111• IBN. 663]. Cfr. 19 [93,107, 142, 147,149, 159, 161, 164, 165, 171, 173].
•H Fuente. Johann Car! Fredrich /.iill1wl' ( 183'1 1882), astrof1sico y pr11lc~111 111
1kspucs de este fragmento en el msc. se 111cluye 19 l95a] . Ver apéndice.
lJniversidad de 1.eip;ig, donde estudió N1rlt.sch1~. Su 11hra prim:ipal, llllf'r tli1~ /\'a 11
Se lrata de <l'l:
/\111111•11·11 llt'itriige 1 111· <l1'.whid111~ 111111 "//11·0'11 1 dc1 · (l/..n111111i.1·.1·, 2." l'd • Engcl11rn1111 , 1 lh:h:1l'IH:ia a 'J'aks, <.T1 l'l l<"l :1
187?, pp 1<1::> ss. c:ri. llJ 19·t. 25CJI: 21J 12·1, •12, 2no1 1
<.'11 , WJ
368 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 120B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 369

tros el sentimiento mítico de la mentira libre. Los grandes filósofos griegos viven r un lado se produce una metafisica optimista de la lógica - que poco a
todavía completamente en esta justificación de la mentira. lo envenena y lo falsifica todo. La lógica, como única soberana, conduce a
La mentira está permitida allí donde no se puede saber nada como verdadc1 ntira: pues no es la única soberana.
Por las noches, cada hombre se deja continuamente engañar con mentiras t'll 1otro sentimiento de la verdad proviene del amor, una prueba de la fuerza.
sus sueños. a formulación de la verdad que hace felices por amor: se refiere al conoci-
La aspiración a la verdad es una conquista de la humanidad infinitamenll' 111[1 to del individuo que él no debe comunicar, pero le obliga a hacerlo su so-
lenta. Nuestro sentimiento histórico es algo completamente nuevo en el mu11ilo undancia de felicidad.
Sería posible que reprimiese totalmente al arte.
Expresar la verdad a toda costa es algo socrático. 11041
r del todo veraces - ¡magnífico placer heroico del hombre en una natura-
19 (98) falaz! ¡Pero sólo es posible en términos muy relativos! Esto es trágico. ¡Tal es
EL FILÓSOFO. 1rohlema trágico de Kant! Hoy el arte adquiere una dignidad completamente
Consideraciones sobre la lucha entre arte y conocimiento. 11a. Por el contrario, las ciencias han sufrido una degradación.

19 (99) 11051
La «oclocracia54 de los eruditos» en lugar de la república de los eruditos. Vtm1cidad del arte: sólo el arte es hoy honesto.
De este modo, después de un inmenso rodeo, retornamos de nuevo al com-
19 (100] rtumiento natural (de los griegos). Construir una cultura sobre el saber es algo
Muy instructivo cuando Heráclito compara su lenguaje con el de Apolo v se ha demostrado imposible.
de la Sibila55 •
ll061
19 (101] l .uchar por una verdad y luchar por LA verdad son cosas completamente dis-
Los sentidos nos engañan. tus.

19 (102) ll071
La verdad y Ja mentira son algo fisiológico. Las inferencias inconscientes despiertan mis sospechas: se tratará de ese trán-
La verdad como ley moral - dos fuentes de la moral. dc una imagen a otra: la última imagen alcanzada actúa entonces como es-
La esencia de la verdad juzgada por sus efectos. ulo y motivo 56 •
Los efectos seducen a admitir «verdades» no demostradas. El pensamiento inconsciente debe realizarse sin conceptos y, por lo tanto, por
En la lucha de tales «verdades», que viven en virtud de la fuerza, se mul·~11 tuiciones.
la necesidad de encontrar otro camino. O explicándolo todo a partir de ahi, {l Pero este es el procedimiento deductivo del filósofo contemplativo y del artis-
bien ascendiendo a ella partiendo de los ejemplos, de los fenómenos. f.stos hacen lo mismo que cada uno frente a sus estímulos fisiológicos perso-
Descubrimiento maravilloso de la lógica. lcs, pero transfiriéndo su comportamiento a un mundo impersonal.
Preponderancia gradual de las fuerzas lógicas y limitación de lo que es posil 1'.sta manera de pensar con imágenes no es desde el principio de naturaleza
saber. trktamente lógica, pero sí más o menos lógica. El filósofo se esfuerza entonces
Reacción continua de las fuerzas artísticas y limitación a lo que es di¡.:1111 d poner en lugar de un pensamiento de imágenes un pensamiento conceptual.
saberse (juzgado según el efecto). is mstintos parecen ser también un tal pensamiento de imágenes, que en defi-
ltiva se convierte en estímulo y motivo.
19 (103]
Lucha en el filósofo. 111181
Su impulso universal le obliga a pensar mal, el extraordinario patlw.1· dl' 1 La intensidad de la fuerza ética de los estoicos se muestra en que infringen su
verdad, producido en la amplia perspectiva de su punto de vista, le const11111 nncipio en favor de la libertad de la voluntad.
la comunicación y ésta, a su vez, a la lógica.

~ Sohre las «inferencias inconscientes» véanse 19 [147. 164, 217]. Es una terminología que
Nic.-l1$d1c asume del libro de Züllncr. Uno de sus capítulos trata precisamente «Sobre la historia
14
Gobierno ejercido por la multitud . Cfr. 19194]. In lt•oría de las inferencias inconsl·it·ntes», pp. J42-J47. La problemática de las «inferencias
11
Cfr llerúclito, fragmt. 92 (D1els· Kranz) . Cfr. 111(!íl I; !>11i>:nw.1 l ..t1("1'ci11 , l. 27. nco11st·ic11tcs» eslú 1an1hié11 presente rr1 l lcn11a1111 von l lclmholl/ ( 1821 - 189] ).
19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 371
170 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

19 (109) 1 hombre individual considera incluso que el sistema sideral está a su servi-
Sobre la teoría de la moral: en la política el hombre de Estado anticipa a rn y en relación con él.
nudo el comportamiento de su adversario y lo realiza con anterioridad: «Si yo IH n su mitología, los griegos han calcado toda la naturaleza en ellos mismos.
lo hago lo hará él». Una especie de legítima defensa como principio político. 1'1111 lguna manera, vieron sólo en la naturaleza algo así como una mascarada y
lo de vista de la guerra. o un disfraz de dioses-hombres. En este punto fueron la antítesis de todos los
latas. La oposición entre verdad y apariencia fue profunda en ellos. Las me-
191110) orfosis son el elemento específico.
Los antiguos griegos sin teología normativa: cada uno tiene derecho a invrn sto lo expresó Tales en su proposición de que todo es agua.
lar en este terreno y puede creer lo que él quiera.
La enorme masa de pensamiento filosófico entre los griegos (continuarnltl 1116)
como teología a través de todos los siglos). ¿La intuición se refiere a los conceptos genéricos o a los tipos de perfección?
Las grandes fuerzas lógicas se revelan, por ejemplo, en la ordenación (k ¡,,, el concepto de género permanece siempre muy detrás de un buen ejemplar,
esferas del culto de cada una de las ciudades. lro de perfección trasciende la realidad.
1911111 Antropomorfismos éticos: Anaximandro: tribunal.
Los órficos no son plásticos en sus imágenes fantásticas: lindan con la aleglll iil Heráclito: ley.
Lógicos - - - Empédocles: amor y odio.
Antropomorfismos lógicos: Parménides: sólo ser.
1911121 Anaxágoras: voüc;.
Los dioses de los estoicos se preocupan sólo de lo que es grande, despl"l'I 1••11 Pitágoras: todo es número.
1_lo pequeño y lo individual.

1911131 11171
l.11 historia universal es de lo más breve, si uno la mide según los conocimien-
Schopenhauer niega que la filosofia moral influya sobre la moralidad : d1 j¡¡ lilosóficos significativos y se dejan a un lado las épocas hostiles a esos cono-
lllisma manera que el artista no crea según conceptos. ¡Sorprendente! Es vrnl¡iil icnlos. Vemos allí en los griegos una vivacidad y una fuerza creativa como en
que todo hombre es ya un ser inteligible (¿condicionado por innumerables p.111 una parte: ellos llenaron el período más grande y han producido realmente
raciones?). Pero el estímulo más fuerte, mediante conceptos, de determi11,11l11
011 los tipos.
sl'nsaciones excitantes actúa fortaleciendo estas fuerzas morales. Nada nuevn
Filos son los inventores de la lógica.
forma, pero la energía creadora se concentra en una dirección, por ejemplo (•I ¡,No nos ha hecho ver ya el lenguaje la capacidad del hombre para producir la
illlperativo categórico ha revigorizado mucho la sensación desinteresada 1k i
virtud. h.:11 '/
ierto, se trata de la más admirable operación y distinción lógica. Pero el len-
También vemos en esto que el hombre moral prominente e individual r¡11 llJI.! no ha surgido de repente, sino que es el resultado lógico de períodos de
un encanto para imitar. El filósofo debe propagar esta fascinación. Lo qul' p.11 mpo infinitamente más largos. Aquí hay que pensar en el origen de los instin-
los ejemplares más altos es una ley, debe valer en general poco a poco co11111 l1·y
todo ello se desarrolló con mucha lentitud.
aunque sólo sea como un límite para los demás. ·
l .11 actividad espiritual de milenios depositada en el lenguaje.
1911141
Los estoicos han interpretado a Heráclito superficialmente y lo han co111p1Cll 11 IKI
d1do mal. También los epicúreos han contaminado de una manera delicad.i 111 l·.I hombre llega sólo a comprender de manera lenta lo infinitamente comple-
ngurosos principios de Demócrito (posibilidades). ~uc es el mundo. En primer lugar, lo piensa como algo completamente simple,
Para 1leráclito el mundo está sometido a leyes supremas, pero en esto 110 hll ,1ccir, tan superficial como lo es él mismo.
ningún optimismo57 • {!I parle de sí mismo, del último resultado de la naturaleza, y se imagina las fuer-
l11s fuerzas primordiales, como semejantes a aquellas que llegan a su conciencia.
1911151 'onsidcra los efectos de los mecanismos más complicados, los del cerebro,
El proceso de toda religión, de toda filosofía y de toda ciencia frente al 1111111 1110 ~1 fuesen de Ja misma naturaleza que los efectos que existen desde toda la
do: comienza con los antropomorfismos mús toscos y no cesa nunca de nfi11m 1nidad. Puesto que este mecanismo complejo produce algo comprensible en
11 h1cvc espacio de tiempo, él considera la existencia del mundo como muy jo-
'
7
Cfr l'l l(i 7. nolas sohr~ las k~ciom•s 1h: 111 ~ pn:pl :11.'1111co~. CJ"1 , 1<..<JW 11 , 4, pp. ~ 0 7 , \.. 11 '. cn'l" que no Je puede hahe1· rnstado al Creador tanto tiempo.
19. P 120B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 373
.'72 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

De este modo, con la palabra «instinto» cree que explica algo y translÍl'I ¡Nuestra salvación no está en el conocer, sino en el crear. Nuestra grandez~
devenir primordial de las cosas las acciones teleológicas inconscientes. en la apariencia suprema, en la emoción más noble. Si el universo no nos im-
Tiempo, espacio y sensación de causalidad parecen ser dadas con la pr11111•1 'tlt nada, tendremos el derecho a despreciarlo.
sensación.
El hombre conoce el mundo en la medida en que él se conoce: es decir, In pi 11261
fundidad del mundo se le desvela en la medida en que él se maravilla de sí n11~ll ¡Terrible soledad la del último filósofo! La naturaleza lo petrifica, los buitres
y de su complejidad. balanzan sobre él. Y él invoca a la naturaleza de este modo: ¡haz que olvide!
vidar! - No, él soporta el sufrimiento como un Titán - hasta que se le ofrezca
1911191 ·1•1·onciliación en el arte trágico supremo.
Se debe demostrar absolutamente que todo lo que existe y lo que es en .il¡il111
momento no fueron y por eso tampoco lo serán en algún momento. El deve1111 ¡I 11271
11 eráclito. ¡( 'onsiderar el «espíritu», el producto del cerebro, como algo sobrenatural!
luso divinizarlo, ¡qué locura!
1911201
Fundamentar el mundo en las necesidades morales, artísticas y religios11' tJ¡íl 11281
hombre es tan racional como fundamentarlo sobre necesidades mecánicas: t·~ d Entre millones de mundos corruptibles, ¡al fin uno posible! ¡También ese pe-
dr, nosotros no conocemos ni el choque ni la gravedad. (?) 58 1 ¡No fue el primero!

1911211
1129159
No hay una sola causalidad, de la que no conozcamos la verdadera escm1.1 l .os filósofos preplatónicos. Poética.
Escepticismo absoluto: Necesidad del arte y de la ilusión. Platón. Rítmica.
Escuelas socráticas. Retórica.
1911221
La gravedad se puede explicar quizás desde el movimiento del éter, qut· rPlll
1uo16º
¡unto a todo el sistema solar alrededor de un enorme astro. Gramática latina.
e'o~f'oras.
f.'rga. Gramática griega.
1911231
No se pueden demostrar ni el significado metafísico, ni el ético ni el cslrl111 Líricos.
dl' la existencia. l'cognis.

1911241
EDIPO
El orden del mundo, el resultado más lento y más fatigoso de espantosas 1·\\l
Soliloquios
l11ciones entendido como esencia del mundo - ¡Heráclito!
del último filósofo.
1911251
l lay que demostrar que todas las construcciones del mundo son antroprn111•1 Un fragmento
r1s111os: más aún, lo son todas las ciencias, suponiendo que Kant tenga l'll ·1111 de la historia de la posteridad.
Aquí se da, ciertamente, un círculo vicioso - si las ciencias tienen razón, c11l11i1
l'l'S nosotros no podemos apoyarnos en los principios kantianos: si Kant t 11·ii
Me llamo a mí mismo el último filósofo, pues yo soy el último hombre. Nadie
r:tzón, entonces las ciencias no la tienen. hla conmigo salvo yo mismo, y mi voz llega a mí como la de un moribundo.
Por tanto, contra Kant se puede siempre objetar que, cuando se admill'll ti 011t1go, voz amada, contigo, el ultimo hálito de toda felicidad humana, déjame
Ut' llll' quede tan sólo una hora, a través de ti engaño mi soledad y me miento al
das sus proposiciones, persiste todavía la plena posibilidad de que el mundo ··•'ll
lal y como se nos aparece. Personalmente esta posición global es, por lo drni.1. rntrnrme en la pluralidad y en el amor, pues mi corazón se resiste a creer que
1l 1111111r haya muerto, no soporta el horror de la más solitaria soledad, como si yo
111litil. En este escepticismo nadie puede vivir.
Nosotros debemos trascender este escepticismo, ¡tenemos que ohiit!111/11 1 dos.
¡< 'uú nlas cosas no debemos olvidar en este mundo! El arte, la forma ideal , l'11cn1
pna mento. • Apuntes para cursos universitarios y trabajos de investigación. Cfr. 19 [57, 130];29 [167].
•" 1'111111.:s para la <loi:cnria . 111 ramoso curso sobre la Gramálica l.alina lo imparte en el
'H l-'11 l:l lllsl:. se c11i:m·11trn 1111 punto i11tl·11n~!11liv.-i ,d li11,d 11l'I p;'11nith. 1111~~1 n~ di: 1nvicrno dl~ l 8Ci'l · l 810 ,
375
374 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873

¿Te oigo todavía, voz mía? ¿Susurras mientras maldices? ¡Y tu mald1rn)J1 I juicio y pena universales.
dría que hacer pedazos las vísceras de este mundo! Pero él vive todavía y 111 ,es.
templa todavía más brillante y más frío, con sus despiadadas estrellas; \ 1v tes, los dioses y la naturaleza. Las religiones son sólo expresiones no vela-
sordo y ciego como siempre y uno muere sólo: - el hombre. - ¡Y sí! ¡Yo t 11trología. El hombre como fin. «Historia universal.»
todavía, amada voz! En este universo muere todavía uno fuera de mí, el 11!11 cosa en sí de Kant como categoría.
hombre: el último suspiro, tu suspiro muere conmigo, el prolongado ¡ay¡ i""' jilrísofo es la prolongación del impulso con el que nosotros, mediante ilusiones
1p11111órflcas, nos relacionamos constantemente con la naturaleza. El ojo. El
pirado por mí, el último de los hombres infelices, Edipo.

1911321 61
Terribles consecuencias del darwinismo, al que yo considero por lo 1kn 1
como verdadero. Toda nuestra veneración se refiere a cualidades que co11" l lilósofo atrapado en las redes del lenguaje.
mos eternamente; morales, artísticas, religiosas, etc.
Con los instintos no se da un paso más para explicar el finalismo. Puc' 1•1 1
samente estos instintos son ya el producto de procesos infinitamente largo·. uicro describir y sentir de nuevo el extraordinario desarrollo del ÚNICO filó-
La voluntad no se objetiva adecuadamente, como dice Schopenhauer .1~11 quc quiere el conocimiento, del filósofo de la humanidad.
rece cuando se sale de las formas más perfectas. l\ mayoría están así bajo la dirección del impulso, de tal manera que no es-
Esta voluntad es también un elemento último sumamente complejo c11 l.1 11 n rnndiciones de observar lo que sucede. Yo quiero decir y llamar la aten-
tu raleza. Presupone los nervios. 11ohre lo que acontece.
E incluso la fuerza de gravedad: no es un fenómeno simple, sino que r ... r1 1iínico filósofo se identifica aquí con todas las aspiraciones de la ciencia.
vez, el efecto de un movimiento del sistema solar, del éter, etc. todas las ciencias se basan solamente sobre el fundamento universal del fi-
Y el choque mecánico es también algo complejo. fo.
El éter cósmico como materia primordial. 1·11111strar la extraordinaria unidad en todos los impulsos de conocimiento: el
ito despedazado.
191133)
Todo conocimiento refleja su objeto bajo formas completamente dell't lllill
das, que no existen desde el principio. La naturaleza no conoce ni figura 111 ¡;1 1rc11s:
de::a, sino que las cosas se presentan tan grandes y tan pequeñas sólo par.1 111) .,, ns así llamadas abstracciones.
.1eto cognoscente. El infinito en la naturaleza: ella no tiene ningún lí1111t1 'o rmas como superficies.
ninguna parte. Lo finito existe sólo para nosotros. El tiempo es divisible al 111/1111

1911341 Apología del arte.


De Tales a Sócrates - nada más que transposiciones del hombre a la 11.11111
leza extraordinarios juegos de sombras del hombre sobre la naturaleza , ¡(:1)1H /111mducción.
sobre las montañas! 111111•ntira necesaria63 y la veracité du Dieu de Descartes. Platón contra el arte.
Sócrates y Platón. Conocimiento y bien son universales. Lo bello al co111111! 1. Lenguaje y concepto.
Ideas del artista. Formas como superficies.
Pitagóricos el número. l'athos de la verdad.
Demócrito la materia.
Pitágoras el hombre no como producto del pasado, sino conw 1
no. Unidad de todos los vivientes. ll;\91
Empédocles mundo animal y vegetal comprendidos moralmentl'. el H L11 infinitud es el hecho primordial: habría sólo que explicar de dónde procede
tinto universal de la especie y el odio. «Voluntad» 1111i\'l.'i l'lt11to, Pero el punto de vista de lo finito es puramente sensible, es decir, una
1
sal. ll lll.
Anaxágoras el espíritu como lo primordial. 1l '.'11110 alguien puede atreverse a hablar de un destino de la tierra!
Eleatas
l lcrúclito la fuerza figurativa del artista como lo primordial.
U '1, 19IMl,761.
''
1
Cfr. llL9. l'l,1tú11, Rt'¡111hl1m , J, •l lolh
376 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 377

En el tiempo infinito y en el espacio infinito no hay fines: lo que existe, l'A'


eternamente cualquiera que sea su forma. Es imposible vislumbrar qué cln
1
n pronto como se quiere conocer la cosa en sí, ella se reduce precisamente a
mundo metafísico tiene que haber.
undo - el conocimiento sólo es posible como un reflejo y como una rela-
La humanidad debe poder sostenerse sin ningún apoyo de este tipo ;cnn wn una medida (sensación).
me tarea la de los artistas!
'uhemos lo que es el mundo: un conocimiento absoluto e incondicionado es
19 (140) ucrer conocer sin conocimiento.
64
El tiempo en sí es absurdo: sólo hay tiempo para un ser que siente. Lo tll ·71
mo hay que decir del espacio. 11sasí llamadas inferencias inconscientes se han de reducir a la memoria que
Toda figura es algo que pertenece al sujeto. Se trata de captar las superfino .1-erva todo, que ofrece experiencias similares y, por consiguiente, conoce ya
través de un espejo. Debemos eliminar todas las cualidades. onsecuencias de una acción. No se trata de una anticipación del efecto, sino
No podemos pensar las cosas como son, precisamente porque no podrí:111i11 ntimiento - a causas iguales, efectos iguales - producido por una imagen
pensarlas.
Todo permanece tal como es. Es decir, todas las cualidades denotan un dlih
absoluto, indefinible. - La relación es más o menos similar a la que se da mi 481
las figuras sonoras de Chladni 65 y las vibraciones. onfundimos con demasiada facilidad la cosa en sí de Kant y la verdadera
cia de las cosas de los budistas, es decir, la realidad muestra una total apa-
19 (141) ia o una apariencia totalmente adecuada a la verdad.
Todo saber surge por separación, limitación, restricción; ¡no existe un s: il1 confunde la apariencia como no-ser y la manifestación del ente.
absoluto de un todo! n el vacío se ponen todas las supersticiones posibles.

19 (142) fl491
¿Placer y displacer como sentimientos universales? No lo creo. rn camino de la filosofía: en primer lugar se piensa que los hombres son los
Pero, ¿en dónde actúan las fuerzas artísticas? Ciertamente en el cristal hH dores de todas las cosas - después se explican las cosas poco a poco por
mación de la figura: ¿pero no se ha de presuponer ahí un ser intuitivo 66? logía con ciertas características humanas - por último se llega a la sensa-
~1. Gran cuestión: ¿la sensación es un hecho primordial de toda materia?
19 (143) ,Atracción y repulsión?
La música como suplemento del lenguaje: muchos estímulos y estados de 111!111
11~01
excitación, que no puede representar el lenguaje, los reproduce la música.
l'.I impulso de conocimiento histórico - su fin es comprender al hombre en
19 (144) evcnir, dejar aquí a un lado también lo milagroso.
sic impulso priva al impulso de cultura de su máxima fuerza: el conocimien-
En la naturaleza no existe ninguna forma, pues no hay ni interior ni extu 101
11 un puro lujo, por eso la cultura actual no se eleva lo más mínimo.
Todo arte se basa en el espejo del ojo.
11~11
19 (145)
( 'onsiderar la filosofía como la astrología: o sea, vincular el destino del mundo
El conocimiento sensible humano culmina seguramente en la belleza y t1·1111 11 d del hombre: es decir, considerar la evolución suprema del hombre como la
figura el mundo. ¿Qué buscamos con afán en las otras cosas? ¿Qué querr111i1 oluuón suprema del mundo. De este impulso filosófico sacan todas las ciencias
por encima de nuestros sentidos? El conocimiento incesante conduce a la <h:r.n 1li mcn to. La humanidad destruye en primer lugar las religiones, luego la ciencia.
lación y a la fealdad. - ¡Es necesario contentarse con el mundo intuido art111i
camente! 11~21
lll sentido de la belleza en relación con la procreación.
64
Cfr. 19 (146, 155, 156]. Concepción del tiempo de Nietzsche que recogerá también r11 1
textos sobre los filósofos preplatónicos, cuando habla de Heráclito. Hay una inllue11ua (l \;I 11~'.'I
biólogo Karl Ernst von Baer que escribió en 1864, «Welche Auffassung der lebcndcn Nal111 l~I l'11111bién el hombre ha utilizado inmediatamente la teoría del conocimiento
die richtigc? Und wie ist diese Auffassung auf die Entomologie anzuwendcn?», en la oh1 11 "'' t 1 K,111 t para una glorificación del hombre: el mundo tiene sólo realidad en él. El
mismo: Reden gehalten in wissenschaftlichen Versammlzmgen und kleincre Auj.i·üt :e l'C'm1í11 /¡ undo es lanzado de aquí para allá como una pelota en el cerebro de los hom-
!11/wlts. P. Thcil , Reden. 11 . Schmitzdorff, San Pctershurgo, 1864, pp. 237 284
M Cfr. 19 [79] .
"" Cfr. Ziillner; llfl. cit., p. .120. l!s importante tener en tucnla que las tesis que mantiene Niel/$Chc sohrc la sensación se
Ziillncr, op. ni_, pp. 320 ss. Cfr. 191159, 1111 , 164, l<1 5j.
11~p11 1 1n L'n
379
378 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873

bres. En verdad, esto significa solamente: imaginémonos que exista una ob111 d mús justa, es decir, se corresponde más a la verdad. Pero el hombre ha evo-
arte y un hombre tonto para contemplarla. Sin duda, aquella obra existe cn11\ do lentamente y el conocimiento continúa evolucionando: por consi-
fenómeno cerebral para esos tontos sólo en cuanto que sea todavía un art1st • la imagen del mundo es cada vez más verdadera y más completa. Natu-
proporcione las formas. Podría afirmar vehementemente: fuera de mi cerebrn n tc, esto no es más que un reflejo, un reflejo cada vez más claro. El espejo
existe ninguna realidad. , sin embargo, no es en absoluto extraño y algo que no pertenezca a la
Las formas del intelecto se originan a partir de la materia, muy lentamenll' 1 ll de las cosas, sino que incluso ha surgido lentamente del mismo modo
en sí verosímil que estén rigurosamente adecuadas a la verdad. ¿De dónde trn esencia de las cosas. Vemos una aspiración a hacer el espejo cada vez más
dría que venir un aparato que inventase algo nuevo? do: la ciencia continúa el proceso natural. - De este modo las cosas se
La capacidad principal me parece que consiste en percibir la figura, es dn 11 n de una manera cada vez más pura: liberación paulatina de aquello que es
en cuanto fundadas en el espejo. Espacio y tiempo son sólo cosas medidas, mnll 11i11do antropomórfico. Para la planta el mundo entero es planta, para noso-
das a un ritmo. " hombre.

19 (154) ,9,h'I
Vosotros no debéis refugiaros en una metafisica, sino que ¡debéis sacrific:i111 choque, la acción de un átomo sobre otro presupone también la sensación.
,1
activamente a la cultura en devenir! Por eso soy severo frente al idealismo soñad111 en sí extraño no puede actuar sobre otra cosa.
o difícil en el mundo no es el despertarse de la sensación, sino el despertarse
19 (155) 68 conciencia. Pero si todo es debido a la sensación, se puede explicar todavía
Todo conocimiento consiste en medir respecto a un criterio. Sin un criterio. ¡ r.
decir, sin limitación alguna no hay conocimiento. En la esfera de las formas 11111 l todo es debido a la sensación, nosotros tenemos una interrelación de cen-
lectuales sucede lo mismo que cuando pregunto, en general, por el valor del l 11 11cnsoriales muy pequeños, más grandes y grandísimos. A este complejo de
nocimiento: debo adoptar una posición cualquiera que sea superior o que, al 1111 ,1tciones, más o menos grande, se le podría llamar «voluntad».
nos, sea sólida para que me sirva de criterio. M difícil para nosotros liberarnos de las cualidades.

19 (156)
Si reconducimos todo el mundo intelectual al estímulo y a la sensación, e \tfl 'º'
onsidero como falso que se hable de un fin inconsciente de la humanidad.
no es un todo como por ejemplo un hormiguero. Quizás se puede hablar del
paupérrima percepción explicaría entonces lo mínimo.
La proposición: «no hay conocimiento sin un cognoscente» o «no hay sujr111 lnnmsciente de una ciudad, de un pueblo: pero ¡qué significa hablar del fin
70
sin objeto y no hay objeto sin sujeto», es completamente verdadera, pero de 111111 nsciente de todos los hormigueros de la tierra !
extrema banalidad.
Nada podemos afirmar respecto a la cosa en sí porque hemos quitado bi1¡11 1111117 1
nuestros pies el punto de vista del sujeto que conoce, es decir, del que mide. l 111.1 Sensaciones y movimientos reflejos, muy frecuentes y que se siguen rápidos
cualidad existe para nosotros, es decir, en cuanto se mide en nosotros. Si elimi11.1 :111 d rayo, a los que poco a poco nos acostumbramos del todo producen la
mos la medida, ¿qué queda de la cualidad? rución de la inferencia, es decir, el sentimiento de la causalidad. De la sensa-
Lo que son las cosas, sin embargo, sólo se puede demostrar mediante un s1111 n de la causalidad dependen el espacio y el tiempo.
to que está junto a ellas y las mide. Sus propiedades no nos interesan en sí mism.i l .11 memoria conserva los movimientos reflejos que se hacen.
sino en cuanto actúan sobre nosotros. l .11 conciencia comienza con la sensación de la causalidad, es decir, la memo-
Ahora hay que preguntar: ¿cómo ha surgido un tal ser que mide? s anterior a la conciencia. Por ejemplo, en la mimosa nosotros encontramos
La planta es también un ser que mide. 111oria, pero no conciencia. En las plantas, naturalmente memoria sin imagen.
l'l'IO entonces la memoria debe pertenecer a la esencia de la sensación, por

19 (1571 ns1guicnte debe ser una propiedad originaria de las cosas. Pero también lo es el
El extraordinario consenso de los hombres sobre las cosas demuestra la pr1 11vl1111ento reflejo.
J fccta homogeneidad de su aparato perceptor. La inviolabilidad de las leyes de la naturaleza significa: sensación y memoria
tán l'I\ la esencia de las cosas. Que una materia, en contacto con otra, decida
19 (158(
Para las plantas el mundo es de una manera para nosotros de otra. Si l'o111
Fuente: Ziillner. op. cít, pp. 320-327.
paramos las dos fuerzas perceptivas, nuestra concepción del mundo nos rcsull11 l(l'lcn:ncias a la ohra de Eduanl von 1lartmann, op. cit., especialmente el capítulo XIV,
11
ln~ Zíl'l 1ks WcllpnKl'Sscs 1111d die lkdt•1111111g des lkw11sstscinsn. Cfr. 291481
,,, crr. 1911401. ' 1>csdc 1<)l1l>11 hil~la 1<)11 lilil ~01111p111i11m:s 1k la ohia de Zt>llna, pp. .l20.:l27.
-- ----------- - - - . ---···-------· -
380
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 381

precisamente de una determinada manera, es una cuestión de memoria y sen


ción. En un momento dado, ella lo ha aprendido, es decir, las actividades d~ 1 1
filósofos son la clase más distinguida entre los grandes del espíritu. Ellos
materia son leyes gradualmente constituidas. Pero entonces la decisión tiene Q11
ser dictada por el placer y el displacer. nen público, necesitan !afama. Para comunicar sus mayores alegrías, nece-
la prueba: en esto son más desafortunados que los artistas.
Ahora bien, si placer, displacer, sensación, memoria, movimiento refk10 p
tenecen a la esencia de la materia, entonces el conocimiento del hombre ¡w11
mucho más profundamente en la esencia de las cosas. 11
mos en la Alemania actual que el florecimiento de las ciencias es posible en
Toda la lógica se resuelve entonces en la naturaleza en un sistema de p/11,
ultura barbarizada; en todo caso, la utilidad no tiene nada que ver con las
displacer. Todo se aferra al placer y huye del displacer, esas son las eternas 1
de la naturaleza. s (aunque lo parezca, ya que se da preferencia a las instituciones que se
na la química y a la fisica: especialistas de química pueden llegar a ser fa-
19 [162) i.:omo individuos muy «dotados»).
La memoria no tiene nada que ver con los nervios, ni con el cerebro. Fs 1111 di.:ncia tiene para sí un éter vital propio. Una cultura que declina (como la
propiedad originaria. Pues el hombre lleva consigo la memoria de todas
ncraciones pasadas.
'ª' drina) y una ausencia de cultura (como la nuestra) no hacen imposible la
11.
La imagen de la memoria es algo muy artificial y muy raro. l i.:onocimiento es, sin duda, un sucedáneo de la cultura.
19 [163)
1
Poco se puede hablar de una memoria que no se equivoca, así como tk 1111 dcrto que sólo la atomización del conocimiento mediante la separación de
acción de las leyes naturales absolutamente conforme a. un fin. nl:ias hace que el conocimiento y la cultura puedan permanecer extraños
19 [164) ripccto a la otra. En el filósofo el conocimiento vuelve a ponerse en contac-
¿Se trata de una inferencia inconsciente? ¿Infiere la materia? La materia ,¡i:n n la cultura.
te y lucha por su ser individual. La «voluntad» se muestra, en primer lugar, rn rl l uharca el saber y suscita la pregunta por el valor del conocimiento. Este es
cambio, es decir, hay una especie de voluntad libre, la cual modifica la esenL·1o1 1i rohlcma cultural: conocimiento y vida.
una cosa a causa del placer o de la huida ante el displacer. - La materia tic111 1111
cierto número de cualidades que son proteiformes, y que ella, según la agn:,111¡¡ 731' 2
acentúa, fortalece, pugna en provecho del todo. .Non las épocas oscuras, por ejemplo la Edad Media, realmente períodos de
Las cualidades parecen ser sólo actividades modificadas y determinad.i-. d , 11lgo así como fases de un sueño para el genio intelectual de los hombres?
una sola materia. Presentándose según las relaciones de medida y número. ;,son también esos períodos oscuros resultado de fines superiores? Si los
11 tienen susfata 13 , es seguro entonces que también el ocaso de un libro es un
19 [165) 1 rnn una finalidad cualquiera.
Conocemos una sola realidad - la de los pensamientos. ¡Como si ellos r111 :1l1'11 tlN fines nos llevan a la confusión.
la esencia de las cosas!
¿Y si memoria y sensación fuesen el material de las cosas? 74174
191166) 11l'I lilósofo ciertas actividades continúan a través de metáforas. Aspiración
dominio unitario. Todas las cosas aspiran a lo inconmensurable, el carácter
El pensamiento nos da el concepto de la realidad de una forma complctu1111Hi iv1dual en la naturaleza es raramente firme y más bien quiere abarcar siempre
te nueva: está compuesto de sensaciones y memoria.
Sobre si esto se produce lenta o rápidamente, es una cuestión puramente hu-
1911671
El hombre en el mundo podría realmente entenderse como sacado DF UN .11
l•ul'ntc: Zollner, op. cit., pp. 368-374.
1 Al11s1ún al conocido adagio latino: «Habent sua fata libelli» («los escritos tienen sus
1io, que es, a su vez, soñado.
llllltNii), atribuido a Terenziano Mauro, De litteris, syllabis et metris, v. 1286.
1911681 1 os fragmentos que siguen son textos que reflejan el influjo de la obra de Gustav Gerber
11 . 1\1111 ). Fue director del Realgymnasium en Bromberg. Publica en 2 vols. Die Sprache als
Entre los griegos el filósofo prosigue a plena luz del día y de manera v1s1hl1) 111 '' M1ttlcr'sche Buchhandlung, Bromberg, 1871-1872. Los dos volúmenes se refunden en
actividad mediante la que los griegos consiguieron su cultura. 1111 en la edición de 1872. En septiembre de 1872 Nietzsche saca en préstamo el primer
llllll!ll de la Biblioteca de la Universidad de Basilea, tal y como aparece en el registro de
1911691 l11111os, y cs posible que no haya leído el segundo volumen . Cfr. Nietzsche, F., Escritos sobre
1. Ninguna Óiixóox.ixL. 1liim, l'd . dc Luis l!nriquc de Santiago Gucrvós, Trolla, Madrid, 2000, especialmente la
2. Los diversos tipos. lllff11l11ffiún : El podcr 1k la pal;1h1 a» . Dd mismo, A1'11' y f1<1d1•1: Aflto.\il1111ci<ín a la es1hica de
N/1•/:.sdw, "I'· <'il. pp. .149 .. 1'.P
382 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 120B. VERANO DE 18í2-COMIENZO DE 1873 383

mana. Cuando se mira bajo el aspecto de lo infinitamente pequeño, toda evtilu '.l instinto es aquí precisamente una costumbre, la de inferir a menudo así y de
ción resulta siempre infinitamente rápida. t )(ot't"ot; ocv~).oyov 75 una obligación, en general, de tener que inferir siempre así.

19 [175) 11791
¡Qué importancia tiene la verdad para los hombres! La naturaleza ha rodeado al hombre de puras ilusiones. - Este es su elemen-
La vida más alta y más pura es posible cuando se tiene fe en la verdad. Crn propio. Ve formas, siente estímulos en vez de verdades. Sueña, se imagina
en la verdad es una necesidad para el hombre. bres-dioses como naturaleza.
La verdad se presenta como una necesidad social: luego, mediante una met¡¡· f;J hombre se ha convertido casualmente en un ser que conoce mediante la con-
tasis, se aplica a todo, incluso donde no es necesaria. nción involuntaria de dos cualidades. En cualquier momento tendrá un final y
Todas las virtudes surgen de necesidades apremiantes. Con la sociedad l'P habrá sucedido nada.
mienza la necesidad de la veracidad. En caso contrario, el hombre viviría en u1111 l>urante mucho tiempo no existieron, y cuando hayan dejado de existir, no
eterna simulación. La fundación de los Estados suscita la veracidad.- ri1 sucedido nada. Los hombres no tienen ni una misión ulterior ni un fin.
El impulso de conocimiento tiene una fuente moral. El hombre es un animal sumamente patético y se toma tan en serio sus pro-
llades como si fuesen los goznes del mundo.
19 (176] 1.o semejante evoca a lo semejante y se compara con ello: eso es el conoci-
Lo que el mundo vale debe aparecer también hasta en sus más pequeños frn lento, la rápida subsunción de lo que es de la misma naturaleza. Sólo lo seme-
mentos - mirad al hombre y entonces sabréis lo que tenéis que conservar d lc percibe lo semejante: un proceso fisiológico. La percepción de lo nuevo es
mundo. mismo que la memoria. No se trata de una sucesión de pensamientos - - -

19 [177)
En algunos casos la necesidad produce la veracidad en cuanto medio de exh Sobre la mentira.
tencia de una sociedad.
Mediante un ejercicio frecuente, el impulso se refuerza y se transfiere luep11 rodito. Fe en la eternidad de la verdad.
injustificadamente, mediante una metástasis. Eso se convierte en una tendem i.1 ni10 de su obra - un día, ocaso de todo conocimiento.
en sí. De un ejercicio para determinados casos surge una cualidad. - Entonn llllé es la verdad en Heráclito!
tenemos el impulso hacia el conocimiento. lll'lllación de su teoría como antropomorfismo.
Esta generalización se hace por la intervención del concepto. Con un juicio/id mismo Anaximandro. Anaxágoras.
so comienza esta cualidad - ser verdadero quiere decir ser siempre verdadero. 1>1 l11l·ión de Heráclito con el carácter popular griego. Es el cosmos helénico.
ahí surge la tendencia a no vivir en la mentira: eliminación de todas las ilusionr-. en del pathos de la verdad. Origen casual del conocimiento.
Pero el hombre resulta atrapado por una red u otra. lulsedad y la ilusión en las que vive el hombre.
El hombre bueno quiere también ser auténtico y cree en la verdad de todas l.1 llll'nlira y el discurso de la verdad - Mito. Poesía.
cosas. No sólo de la sociedad, sino también del mundo. Con ello también cree rn fundamentos de todo lo que es grande y vital se basan en la ilusión. El pathos
la posibilidad de profundizar en las cosas. Pues, ¿por qué tendría que engafia111 dl· la verdad conduce a la ruina. (Ahí está la «grandeza».) Sobre todo condu-
el mundo? l' a la ruina de la cultura.
Por consiguiente, transfiere su tendencia al mundo y cree que también 1·1 1pi·docles y los sacrificios. Eleatas. Platón necesita la mentira para el Estado.
mundo debería ser sincero con él. ¡tnegos se separan de la cultura debido a la naturaleza de las sectas.
ol ros, al contrario, volvemos a la cultura de manera sectaria, buscamos refre-
191178) 11n 1 de nuevo en el filósofo el conocimiento ilimitado y tratamos de conven-
No pregunto por el fin del conocimiento: es casual, es decir, no ha surg11l11 •tlo del carácter antropomórfico de todo conocimiento.
con una intención finalista racional. Se trata de una extensión o de un endun·11
miento y consolidación de un modo de actuar y de pensar necesario en cierlo 11811
casos. Vulor objetivo del conocimiento - el conocimiento no hace mejores. No tie-
Por naturaleza el hombre no existe para conocer. fim~s universales últimos. Su origen es casual. Valor de la veracidad. - ¡Sí
Dos propiedades necesarias para fines distintos - la veracidad y la 11w10 mejores! Su meta es el ocaso. Ella sacrifica. Nuestro arte es un reflejo del
j(>ra han producido la tendencia a la verdad. Por lo tanto, un fenómeno nH11'fll , 111111•i111iento desesperado.
universalizado estéticamente, produce l'I impulso 111telectual.
384 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 385

19 (182)
La humanidad tiene en el conocimiento un bello instrumento para dest1111 ucción
les - Anaximandro - Heráclito - Parménides - Anaxágoras - Empédocles.
19 (183) mócrito - Pitagóricos - Sócrates.
El hecho de que el hombre haya llegado a ser lo que es y no otra cosa rs ulo l.
tamente obra suya: y el hecho de que esté tan inmerso en la ilusión (sue1H) ulo 2.
tenga que conformar con la superficie (ojo), esa es su esencia. ¿Hay que ni:ir ,,
liarse de que los impulsos de verdad al final nos remitan de nuevo a su csl'.I
fundamental? '/Jtoria de lafilosofia griega.
troducción.
19 (184) Tales.
Nos sentimos grandes cuando oímos hablar de un hombre cuya vida pl'lld Anaximandro.
de una mentira y sin embargo no mintió - aún más, cuando se trata de u11 1litll l lcráclito.
tico que ha destruido un reino con la veracidad. Parménides.
Anaxágoras.
19 (185) Empédocles.
Nuestras costumbres se convierten en virtud mediante una libre transÍCll'll Demócrito.
al reino del deber, es decir, a través del hecho de que nosotros introducimo~ l.1 Pitagóricos.
violabilidad en el concepto; es decir, nuestras costumbres se convierten en v111 Sócrates.
por el hecho de que nosotros consideramos el bien propio como algo meno·. lil
portante que su inviolabilidad -y por lo tanto mediante un sacrificio del 111tl1~1 11
duo o, al menos, mediante la vaga posibilidad de un tal sacrificio. -Allí c.101111.· 111 troducción sobre verdad y mentira.
individuo comienza a tenerse poca estima empieza el reino de la virtud y d1· 1 El pathos de la verdad.
artes - nuestro mundo metafisico. Especialmente puro sería el deber s1 en 1 La génesis de la verdad.
esencia de las cosas no correspondiese nada a lo moral.

19 (186) 1
El pensamiento no actúa sobre la memoria, sino que pasa por un sin ni11111 mostrar el sentido político de los filósofos griegos más antiguos, así como
de sutiles metamorfosis, es decir, al pensamiento le corresponde una cosa e11 ,¡ I} ria para la metáfora.
luego capta la cosa en sí análoga en la memoria.
:.1
la misma manera que nuestra aptitud para el teatro se afirma hoy sólo en
19 (187)
rmas más bajas, así también nuestra sociabilidad sólo se manifiesta en las
Los individuos son los puentes sobre los que se apoya el devenir. Tod.i
cualidades son originalmente sólo acciones aisladas que, frecuentemente 1q11;1t
das en casos semejantes, terminan por convertirse en costumbres. En toda .Jl i~il'.1 1
toma parte toda la esencia del individuo, y una costumbre significa para d 1111 humanidad se propaga sosteniéndose sobre lo imposible, es decir, sobre
transformación específica. En un individuo todo es individual, hasta la t11;1 H 1 'lll't11d1'.\' el imperativo categórico como la exhortación: «Hijitos, amaos»,
queña de las células, es decir, participa en todas las experiencias y en el pa:i11d1 1111 tales exigencias imposibles.
De ahí la posibilidad de la procreación. ltíKica pura es de este modo lo imposible en lo que se sustenta la ciencia.

19 (188) 77 '!11
Historia de la filosofia griega hasta 1 11lósofo es lo más raro entre los grandes hombres, pues el conocimiento
Platón 11 hombre sólo incidentalmente, no como un don original. Por eso es tam-
expuesta en lo esencial 1 tipo suprcmo 79 del gran individuo.
por
F. N. Ln el msc. NicLl'$chc calcula las púginas ( 14) para cada uno de los autores. Cfr. KGW
t. P 1ns.
77
Proyecto de lítulo para PI IG. Ln el msc. «mil dcm hikhstc1rn v 110 «i111l'h dc1 hiid1stc».
386 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE l872-COMIENZODE 1873 387

19 (196)8° ocuparse de las ciencias naturaks como podrían hacerlo los candidatos
Tenemos que aprender de la misma manera que los griegos aprendicflíll res de la teología, y sólo escuchan cuando les parece que se ha despresti-
sus vecinos y de su pasado - en vistas a la vida; por consiguiente, con un fuertemente la palabra «milagro».
ción lo más amplia posible y utilizando inmediatamente todo lo aprend1d1i u se aprende incluso a sentirse uno muy contento con su severo filisteísmo
un punto de apoyo para elevarse - y superar a todos los vecinos. Por li) \lit ntisteo ha perdido su inocencia (Riehl 84). El filisteo y el hombre «culto»
¡no de. una manera erudita! Lo que no vale para la vida no es una historia '"' adizo de nuestra atmósfera periodística se tienden fraternalmente la
<lera. Todo depende, sin duda, de la nobleza o vulgaridad con la que to111c1 y con el mismo grito de júbilo el pesudofilósofo de Bonn, Jürgen Bona-
vida. Quien reavive la historia romana mediante una referencia repugnan ti' lt \ destruye el pesimismo, y Riehl, Jahn 86 o Strauss, la Novena Sinfonía.
puntos de vista de los ridículos partidos modernos y su formación efinm .1 t uy pocos son los que se dan cuenta hoy del aspecto que ofrece un producto
contra el pasado más aún que el mero erudito, que lo deja todo muerto y 11WI 'l'Cría, precisamente una novela de Freitag87 : nuestros demacrados seño-
ficado. (Esto vale para un historiador citado a menudo en estos tiempos, M1iOll' ht literatura de oficio son heroicamente grotescos y hablan como los tres
sen81 .) NOS juntos - o bien se deleitan con las delicadas ondinas a la manera en
1 pinta Schwind88 .
19 (197] no sois grandes, manteneos alejados de las cosas grandes.
La actitud de Sócrates en el proceso de los estrategas es memorable, ¡u
muestra su veracidad en cuestiones políticas82 . 1
u soy capaz de encontrar ni rastro de una providencia cualquiera a favor de
19 (198)
buenos: los malos tienen casi más perspectivas de mantenerse. Parece
Nuestra ciencia natural se dirige hacia el ocaso, que es el fin del conoc11111 un milagro que Esquilo, Sófocles y Píndaro continúen siendo copiados, y
Nuestra formación histórica se encamina a la muerte de toda cultura 1.H tcmente es un acontecimiento de lo más casual que nosotros en general
contra las religiones - y de paso destruye las culturas. tnos una literatura antigua.
Es una reacción antinatural contra una presión religiosa terrible ~I
<lose hoy en el extremo opuesto. Sin ninguna medida. Srhopenhauer pudo ver en nuestro saeculum que la primera edición de sus
fue destruida como papel, y cómo su nombre emergió poco a poco del pro-
19 (199) , olvido en el fondo gracias a la actividad de literatos insignificantes y dis-
Los alemanes no son en absoluto dignos de creaciones artísticas vcrd.1111 1lcs, cs - - -
pues un ganso político cualquiera, una especie de Gervinus 83 , se coloca i11in~{I
tamente sobre esas creaciones con una presuntuosa actitud incubadora, l' (1f1\11 !""
estos huevos acabaran de ser puestos por él. El ave Fénix debería guard:11 ahstracciones son metonimias, es decir, confusión entre la causa y el efec-
11
poner sus huevos de oro en Alemania. hora bien, todo concepto es una metonimia y es por conceptos como proce-
onocimiento. La «verdad» se convierte en un poder, cuando nosotros la
19 (200) 1 uislado primero como abstracción.
La detestable cultura alemana que hace resonar a su alrededor todm 111 1
trompetazos de la gloria militar. 1
Profesores tan malos como los que pueden salir precisamente de nucst 1 1111 moral negadora es sumamente grandiosa porque es maravillosamente
1hlc. ¡Qué significa que el hombre con plena conciencia diga no mientras
mosas escuelas de filologia.
us sentidos y nervios dicen sí, y cada fibra y cada célula se oponga!
19 (201] 1
Incluso un ilustre crítico de la Biblia, como David Strauss, comienza a 1111'1) 1111mlo hablo de la terrible posibilidad de que el conocimiento se dirija hacia
como una cocinera desde su taberna química, cuando comienza a volatdi111 o, no es mi intención hacer un cumplido a la generación que vive ahora:
poco a poco el tufo hegeliano. Los alemanes, notoriamente gente «culta >·,
W. 11 . von Riehl ( 1823-1897) historiador de la cultura y autor de novelas.
8
° Cfr. HL 6.
81
Jii1~l'll Bona-Meyer (1829-1897) fue profesor de filosofia en la Universidad de Bonn,
Theodor Mommsen (1817-1903), el gran historiador de Roma. Nietzsche lo ril.1 "ºla obra Schopenhauer a/s Mensch und Denker, Leipzig, 1872.
[196), 27 [13), 29 [51, 184). 'fr. 1 120] y nota.
82 Se trata de un proceso contra los generales que no habían auxiliado a los núul'n1g1 1'1 : 71114]. 19 (259, 273], 27 (1 J], 22 [66].
batalla de Arginusas (406 a . C.) durante las Guerras del Peloponeso. Cfr. Diúgene~ L;11·1 Mo1 ÍIZ VOll Schwind ( 1804 1871) pintor alemún, representante del romanticismo alemán
24; Platón, Apología, 32 b.
~ 1 Cfr. 11371 nota y 19 [259[ . fr. 1'111 741. 110111 .
388 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE 1872-C:OMIENZO DE 1873 389

tales tendencias le son extrañas. Pero si se considera el desarrollo de la cie11CI relación entre estímulo y actividad. El o}J se activa ante un estímulo: es decir,
desde el siglo xv, entonces un tal poder y posibilidad se manifiestan sin nin1111n Nosotros interpretamos el mundo para Il<)sotros en nuestras funciones sensi-
duda. : es decir, presuponemos siempre una causalidad, porque nosotros mismos
tinuamente experimentamos tales cambios.
19 (207]
El hombre que no cree en la veracidad de la naturaleza, sino que por tod 10)9'
partes ve metamorfosis, simulacros, enmascaramientos, que ve en los toros d111 iempo, espacio y causalidad no son más <¡ue metáforas del conocimiento con
ses, en los caballos investigadores de la naturaleza llenos de sabiduría, en lo~ ,, que interpretamos las cosas. Unión de estír:mlo y actividad: no sabemos cómo,
boles ninfas - ahora, cuando él se pone a sí mismo como la ley de la veracid.i comprendemos ninguna causalidad única, pero tenemos una experiencia in-
cree también en la veracidad de la naturaleza frente a él. iata de ellos. Toda afección provoca una <.cción, toda acción una afección -
11entimiento, el más generalizado, es ya un1 metáfora. La pluralidad percibida
19 [208) upone ya entonces tiempo y espacio, suce:ión y yuxtaposición. La yuxtaposi-
Suprimir todos los «a nosotros», «nosotros» y «yo». También limitar las l1n cn el tiempo produce la sensación del esracio.
ses con «que». Evitar en la medida de lo posible, todos Jos términos técnicos. La sensación de tiempo es dada con el sq-¡timiento de causa y efecto como
1puesta a la cuestión del grado de velocidac en las distintas causalidades.
19 (209) La sensación del espacio sólo se puede Üferir de la sensación del tiempo a
El hombre ha aprendido cada vez más a adaptar las cosas a sí mismo y a l • • 'és de la metáfora - ¿o es a Ja inversa?
nocedas. Pero mediante un conocimiento más perfecto no se ha alejado dl· l.1 Dos causalidades localizadas una junto a <tra -
cosas; el hombre está más cerca en esto de la verdad que las plantas.
Si se unen un estímulo percibido y una mirada a un movimiento, prodlll~I! 12111
ante todo la causalidad como un axioma de experiencia: dos cosas apan·11·11 rrato de ser útil a aquellos que merecen s~ introducidos por un tiempo y se-
siempre juntas: una sensación determinada y una imagen visual determinad1\, cnte en el estudio de la filosofia. Este intu.to puede tener éxito o no, de ma-
que la una sea la causa de la otra es una metáfora tomada de la VOLUNTAD y 1/t /11 'll que sé demasiado bien que eso es superalle; no deseo nada más que, para el
acción: un razonamiento analógico. de aquella filosofia, ser iinitado Ysupera 0. Hay buenas razones para acon-
1

La única causalidad de Ja que somos conscientes se encuentra entre el qurn r a aquellos jóvenes que no se confien a hguía de acreditados y académicos
y el hacer - la transponemos a todas las cosas e interpretamos la relación c.k 1l11 ,1ofos de oficio, sino que lean a Platón.
variaciones que siempre se dan juntas. La intención o el querer proporcionan 111 Ellos deben ante todo desaprender toda (ase de subterfugios y llegar a ser
nomina 90 , el hacer los verba. El animal como algo que quiere - esa es su escm 111 ples y naturales.
Cualidad y acción: una cualidad nuestra nos induce a obrar, mientras qlll'. 1·11 Peligro de caer en malas manos.
el fondo, todo lo que sucede es que deducimos las cualidades a partir de I;" ·"
ciones: asumimos las cualidades porque vemos acciones de una clase determi 11¡11 I ~I~ .
ruducción. Es necesario hablar en la mtrodtción de tipos de mentes y teorías.
Por lo tanto: lo primero es la acción, y luego nosotros unimos a ella una l llil
lidad. Deben ser simples y fáciles de abarcar en S. conjunto.
Debe quedar claro qué es la filosofia y, esecialmente, la tarea de la filosofia
En primer lugar, surge Ja palabra para Ja acción, y desde ahí la palabra pi!íR
la cualidad. Transponer esta relación a todas las cosas es la causalidad. lkntro de una cultura.
Lo primero «ver», luego la «visión». El «que ve» pasa por la causa del «Vl!I (.)ue son los griegos los que filosofan en la poca de la tragedia.
Entre el sentido y su función percibimos una relación regular: Ja causalidad l'~ !!I tJ sentido de la historia: como92 la metam<:fosis de las plantas. Ejemplo.
( 11 istoria ideal e «icónica» - esta última f imposible.)
transposición de esta relación (del sentido a su función sensorial) a toda~ In
cosas.
Un fenómeno originario es: referir al ojo el estímulo percibido en el 0111 1 Con este fragmento comienza Nietzsche a reco:r material sobre la concepción del Jen-
,itjc, Para las concordancias entre las ideas de Nietzhe y las de Gustav Gerber ver Jos estu-
decir, referir al sentido una excitación sensorial. De suyo, sólo se trata de 1111 ( IM <k Bicrl y William M. Calder III, «F. Nietzsche: "J.,riss der Geschichte der Beredsamkeit".
tímulo: percibirlo como acción del ojo y llamarlo «ver» es un razonamienlo l:,l1J nrw Edition», en Nietzsche -Studien, 21 (1992), pp. )-389; A. Meijers, «Gustav Gerber und
sal. Sentir un estímulo como una actividad, sentir activamente algo pasivo, l!:l lli N1et1.schc», en Nietzsche-Studien, 17 (1988), PP· ·8-390; A. Meijers y Martin Stingelin,
primera sensación de causalidad, es decir, la primera sensación produce ya C!il nhirdanz zu den wortlichen Abschriften und Ubeiahmen von Beispielen und Zitaten aus
sensación de causalidad. El nexo interno entre estímulo y actividad se tra11s111•n ~tiiV <li:rbcr: Die Sprache al.y Kunst (Bromb~rg, 18) in Nietzsche Rhetorik Vorlesung und
,"l°lhcr Wahrhcil und l.ügc 1111 ausscrm<~ral~schen •me"», en Nietzsclze-Studien, 17 (1988),
a todas las cosas. De este modo, una palabra como «ver» es una palabra pa111 r~11 . l~tl .JCIK; Conill, J., U potlrr de la 1111·1111m, fi:cnos.,1adrid, 1997, cap. 1. Cfr. F. Nietzsche,
, 1/1111 sohrl' rl'ltírim, ofl. t'it., cn 11otn H l~l 1174J.
90
l:n l·l msl', tadwdo «ahstrakta» . •l En l'I 111sl:. <1w1c» y 110 1<c111c>>
19. PI 20B. VERANO DE 1872-COIV:IENZO DE 1873 391
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
190
93 ilusión consciente. Sin embargo, esas ilusiones son, en el lenguaje y en la filo-
Sobre la mediación de la mente común. Schopenhauer, I, XXV1 • t1a, ante todo inconscientes, y son muy dificile> de hacerlas conscientes. Pero,
Aversión a las compilaciones. n la yuxtaposición de distintas filosofias (o sistemas religiosos) formadas con
Como modelo, las cuestiones de Schopenhauer sobre la filosofia y la crí111 mismo pathos, se originó una lucha singular. Cuando se confrontaban religio-
de Kant. Schopenhauer, I , 290. hostiles, cada una de ellas trataba de afirmarse declarando que la otra era
hm: lo mismo pasó con los sistemas.
191213) Esto llevó a algunos al escepticismo: ¡la verdad está en el fondo del pozo! sus-
Según el estilo de los historiadores antiguos. ·uban.
2. Justificar a los griegos. Con Sócrates la veracidad se apodera de la lógica: ella marca la dificultad in-
3. Tales. nita de la clasificación correcta.

191214)94 12171
La filosofia Nuestras percepciones sensoriales no se basan en inferencias inconscientes,
en la época trágica de los griegos. o en tropos. El proceso original consiste en identificar lo semejante con lo se-
ante - en descubrir una cierta semejanza entre una cosa y otra. La memoria
Breve exposición
'C de esta actividad y se ejercita continuamente. El fenómeno original es la con-
sobre los antiguos maestros filósofos
Ión. -Esto presupone la visión deformas. La imagen en el ojo es determinan-
de los griegos.
p1ua nuestro conocimiento, y luego el ritmo de nuestro oído. Nunca llegaría-
N d una representación del tiempo partiendo del ojo, ni del espacio partiendo
95
1912151
El único modo de dominar la pluralidad es que establezcamos género~. 11(1t 1oído. La sensación de causalidad corresponde al sentido del tacto.
Al principio sólo vemos en nosotros las imágenes en el ojo, sólo oímos en no-
ejemplo, calificar de «audaces» a toda una cantidad de formas de actuar. l .11
plicamos al ponerlas bajo el título de «audaz». Todo explicar y conocer no """
1tr11.1· el sonido - de ahí a la aceptación de un mundo exterior hay que dar un
10 más. La planta, por ejemplo, no percibe ningún mundo exterior. El sentido
propiamente más que un clasificar. - Y entonces, con un salto audaz: se eo1111ll
la pluralidad de las cosas cuando las consideramos, por así decir, como aclWll tacto, y al mismo tiempo la imagen visual, proporcionan empíricamente dos
innumerables de una cualidad, por ejemplo, como acciones del agua en '1.il l'aciones yuxtapuestas, las cuales, al aparecer siempre una junto a la otra, sus-
Aquí tenemos una transposición: una abstracción abarca innumerables a<.:ll•IO n la representación de un nexo (a través de la metáfora - pues no hay nexo
y vale como causa. ¿Cuál es la abstracción (cualidad), que abarca la plu1.ilid lrc todo lo que aparece unido).
de todas las cosas? La cualidad «acuoso», «húmedo». El mundo entero es h11111 La abstracción es un producto sumamente importante. Es una impresión du-
do, luego el mundo entero es ser húmedo. ¡Metonimia! Una falsa infere11r111 .era, fijada y fosilizada en la memoria, impresión que se acomoda a muchos
ómenos y por eso resulta muy tosca e insuficiente frente a todo lo particular.
cambia un predicado con una suma de predicados (definición).
El pensamiento lógico, poco ejercitado por los jonios, se desarrolla muy li'!ll
mente. Sin embargo, las inferencias falsas las comprenderemos más adl·111111I 12181
~I pathos de la verdad en un mundo de mentiras.
mente como metonimias, es decir, retórica y poéticamente.
Todas las figuras retóricas (es decir, la esencia del lenguaje) son infen•111111) 11 El mundo de la mentira se encuentra en la cúspide más alta de la filosofia.
1fin de estas mentiras supremas es refrenar el impulso ilimitado de conoci-
Kicasfalsas. ¡Con ellas comienza la razón! nto.
)rigen del impulso de conocimiento desde la moral.
1912161
Vemos que inicialmente el progreso del filosofar se desarrolla como 1 I /111
miento del lenguaje, es decir, ilógicamente.
12191
Luego se añade el pathos de la verdad y de la veracidad. Esto, por dl' 111 !Hll ¡,1 >e dónde procede el pathos de la verdad en el mundo de la mentira? De la
nada tiene que ver con lo lógico. Sólo quiere decir que no se ha produculu 11/11 rul.
l\1 pathos de la verdad y la lógica.
•1Las citas corresponden a la edición de Frauenstiidt. Vol.I, prólogo a la segu11d11 ~di Lu cultura y la verdad.
«Los pensamientos de aquellos espíritus excepcionales no toleran de hecho la mnl1o1'1~I
una mente común». 201
'14 Por primera vez aparece el título de La jilosofla en la época trágica de los g111•¡¡1
KSA 1 799-872. Ver carta a Gcrsdorff, 5 de ahnl de 1873, CO 11 397-199· «A Bay1e1Jlh O
1i1do pequeño conocimiento tiene en sí una gran satisfacción: no como ver-
l:o111111go un manus1:rito sobre l.a/llo.l'llf/t11•11lo1"¡1111'11 1rágica de los griegos, pant kcll• ino como creencia de haber descubierto la verdad: ¿de qué naturaleza es
d1•111ás Pcm d con1unto todavía cst{1 muy kj••N dll lil forma dt: un libro ... » sal isfacción?
" 1 Cit . llJ 1174\, y 19 ¡<i6, 20·1. 2..!·ll ·
392 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 120B. VERANO DE 187!-COMIENZO DE 1873 393

19 (221) 96 man las especies, de manera que lm primeras sólo imitan intensamente
La cultura es una unidad. Únicamente el filósofo parece que está fuera . f 1 lares semejantes, es decir, imitan al ejemplar más grande y al más poderoso.
vuelve a la más lejana posteridad - Fama. ión de una segunda naturaleza por medio de la imitación. En la procrea-
Es curioso que los griegos hayan filosofado. La bella mentira. lo más notable es la reproducción inconsciente, Juego viene Ja educación de
Pero todavía es más curioso que el hombre en general haya llegado al fll'I gunda naturaleza.
de la verdad. uestros sentidos imitan a Ja naturaleza en la medida en que la retratan cons-
Las imágenes en él son mucho más poderosas que la naturaleza que lo 111<1 ente.
como en los pintores alemanes del siglo xv, los cuales, a pesar de la nat111.1I imitación presupone una recepción y, luego, una transposición continua-
que les rodea, crean miembros filiformes - siguiendo la antigua tradic11111 p la imagen recibida en mil metáforas, todas actuando.
<losa. . análogo-
Platón quiere un nuevo Estado en el que domine la dialéctica, él niega L1
tura de la bella mentira. 71
ué poder es el que nos obliga a la imit:ición? La apropiación de una impre-
19 (222) extraña a través de metáforas.
Hoy en día no existe en Alemania la filosofia y por eso es incomp1l'll~il 1timulo - imagen del recuerdo
para los alemanes preguntarse qué es propiamente el filósofo. De ahí ta1111>11·11 nida por la metáfora (razonamiento analógico).
continua estupefacción, que se convierte finalmente en malevolencia, de q111 esultado: se descubren y se reavivan de nuevo semejanzas. En la imagen de
guien, sin preocuparse de ellos, y apelando a ellos, pudiese vivir entre ello~ 111fl :ucrdo se presenta de nuevo el estímulo repetido.
filósofo. Actualmente los alemanes no soportan, lo mismo que los fant;1·o111 ,ftlmulo percibido - ahora repetido, en muchas metáforas, en las que imáge-
que se les invoque. 1tmiliares afluyen procedentes de distintas clasificaciones. Toda percepción
¡La desesperada inoportunidad de haber nacido filósofo entre los alc111,111 guc una imitación múltiple del estímulo, pero con transposición a distintos
tos.
19 (223) 97 11tímulo percibido
Los instintos de la moralidad: el amor materno - poco a poco se lh·p, unspuesto a nervios afines
amor en general. Lo mismo se puede decir del amor sexual. Por todas p:i 1I{ lli. en una transposición, repetido, etc.
conozco transposiciones. ícne lugar una traducción de una impresión sensible a otra: muchos ven
o saborean algo con ciertos sentidos. Esto es un fenómeno muy generalizado.
19 (224) 98
Muchas cosas en la naturaleza son humedad: todo en la naturaleza e' liu!I
do. La humedad pertenece a la esencia de la naturaleza: la humedad es la MI
1 imitación se contrapone al conocimiento en el sentido de que el conoci-
de la naturaleza. Lo dice Tales.
to justamente no trata de hacer valer una transposición, sino que quiere fi-
19 (225) 99 la impresión sin metáfora y sin consecuencias. Con tal motivo la impresión se
Mentira del hombre contra sí mismo y contra otros: presupuesto, la 1¡¡11il! lka: primero atrapada y limitada por los conceptos, luego muerta y desolla-
cía - necesaria para existir (uno mismo -y en sociedad.) En el vacío Sl' p1•1I ' l'omo concepto, momificada y conservada.
ilusión de las representaciones. El sueño. Los conceptos recibidos (los q11r d1111 in l'tnbargo, no hay expresiones «propias» ni conocimiento propio sin metá-
nan al pintor alemán antiguo, a pesar de la naturaleza), diversos en t111L11 1 ,v. Pero la ilusión subsiste en ello, es decir, Iafe en la verdad de las impresiones
épocas. Metonimias. Estímulos, no conocimientos plenos. El ojo prop11i'l.'l11 lhlcs. Las metáforas más comunes, las usuales, valen ahora como verdades y
formas. Estamos apegados a la superficie. La inclinación hacia lo bello. hditl ' medida de las más extrañas. En sí, aquí domina sólo la diferencia entre
lógica, pero metáforas. Religiones. Filosofias. Imitación. lumbre y novedad, frecuencia y rareza.
'1111rwer no es más que trabajar con las metáforas preferidas, por consiguien-
191226) Un11 imitación ya no percibida como imitación. Por Jo tanto, el conocimiento
La imitación es el instrumento de toda cultura mediante el que se gc11c111 (lt urnlmente no puede penetrar en el reino de Ja verdad.
a poco el instinto. Toda comparación (pensamiento original) es una imit11fir~ll 1'1 ¡1t1thos del impulso a la verdad presupone la observación de que los distin-
111111Hlos metafóricos no están unidos entre sí y luchan unos contra otros, por
96
1n1pl11, el sueño, la mentira, etc., y la concepción usual y habitual: de ellos unos
Cfr. 19 [76, 170].
97 111:'1s raros, otros más frecuentes. De este modo, el uso lucha contra Ja excep-
Cfr. 19 [ 174] y nota.
~ 1 Después de este fragmento en el mse. Sl' i11d11yl: 1<> 1224aj. Ver apéndice. 11, In regularidad contra lo habitual. Oc ahí el respeto de la realidad diaria por
"" Cli . 191174, 204. 217. 221, 226j. mu11do onírico.
394 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DEL 872-COMIENZO DE 1873 395

Ahora bien, lo raro y lo inhabitual están más llenos de estímulos - la mc1lll 31


es percibida como un estímulo. Poesía. oethe sabía contar fábulas, Herder era predicador.
1Fausto es el único desarrollo discusivo nacional en versos populares.
19 [229) 100
En la sociedad política es necesario un compromiso firme, éste se fund<111l('I 341
ta en el uso corriente de metáforas. Cada cosa inusual las perturba, más a1111 111 1
uisiera tratar la cuestión del valor e.el conocimiento como un ángel frío que
destruye. Por consiguiente, usar así cada palabra, como la utiliza la masa, l'~ 1111 lra con la mirada a través de todas las bagatelas. Sin ser malo, pero sin sen-
conveniencia política y moral. Ser verdadero no quiere decir más que apa1 IH! ntos.
del sentido usual de las cosas. Lo verdadero es el ente, en contraposició11 .1 1
irreal. La primera convención es aquella sobre lo que debe valer como «enlr .. 351
Pero el impulso de ser verdadero, transferido a la naturaleza, provoca la t1 r1·11 odas las leyes de la naturaleza son sólo relaciones de una x respecto a una y
cia de que también la naturaleza debe ser verdadera frente a nosotros. El imp11I ftil z. Defendemos las leyes de la na:uraleza como las relaciones de un xyz,
de conocimiento se apoya en esta transposición. una de las cuales, a su vez, nos es conocida sólo como relación con otras xyz.
Por «verdadero» se ha de entender solamente aquello que usualmente,., 1
metáfora habitual - por consiguiente, sólo una ilusión que se ha hecho fa111tl111 12.161'º3
por un uso frecuente y que no es percibida como ilusión: metáfora olvidad¡¡ m conocimiento, considerado en sentido estricto, sólo tiene la forma de la
decir, una metáfora de la que se ha olvidado que es una metáfora. tología y está vacío. Todo conocimiento que nos estimula es una identificación
111 no-idéntico, de lo semejante, es decir, es esencialmente ilógico.
19 [230) 101 Nosotros sólo conseguimos un concepto por este camino y luego actuamos
El impulso a la verdad comienza con la observación intensa de cómo Sl' 1 OIJ o si el concepto «hombre» fuese algo real, cuando la verdad es que ha sido
trapone el mundo verdadero y el de la mentira, y cómo toda vida humana n in mudo por nosotros una vez que hemos prescindido de todos los rasgos indivi-
segura cuando la verdad-convención no tiene validez en absoluto: es una c111111 lcs. Presuponemos que la naturaleza procede según tal concepto: pero aquí
ción moral de la necesidad de una convención fija para que pueda existi1 111 untropomórficos primero la naturaleza y después el concepto. Hacer caso
sociedad humana. Si el estado de guerra debe cesar en cualquier parte, enlo11u .w de lo individual nos proporciona el concepto y con ello comienza nuestro
debe comenzar con la fijación de la verdad, es decir, con una designación v:ilii,I m:imiento: con la clasificación, con la formación de géneros. Sin embargo, no
y vinculante de las cosas. una correspondencia con la esencia de las cosas, se trata de un proceso cog-
El mentiroso usa las palabras para hacer que lo irreal aparezca como tl'iil :i livo que no afecta a la esencia de las cosas. Muchos rasgos particulares nos
decir, hace un uso impropio del fundamento sólido. nen una cosa, pero no todos: la igualdad de estos rasgos nos induce a unir
De otro lado, existe el impulso hacia metáforas siempre nuevas; dicho i111p11I chas cosas bajo un concepto.
so se manifiesta en el poeta, en el actor, etc., ante todo, en la religión. 'omo portadores de cualidades producimos esencias y como causas de esas
El filósofo busca también ahora, en el ámbito en el que dominan las n:lt¡\H• lidadcs producimos abstracciones.
nes, lo «real», lo que permanece en el sentimiento del eterno juego mítico dr 1 mhecho de que una unidad, un árbol, por ejemplo, se nos presente como una
mentira. Él quiere una verdad que permanezca. Por lo tanto, extiende a 11111·111 hiplicidad de cualidades, de relaciones, es antropomórfico en un doble senti-
ámbitos la necesidad de convenciones sólidas de verdad. cn primer lugar, no existe esta unidad delimitada «árbol»; es arbitrario deli-
h1r así una cosa (según el ojo, según la forma); toda relación no es la relación
19 [231) .ludcramente absoluta, sino que una vez más está teñida de antropomorfismos.
El más antiguo monoteísmo hace alusión precisamente a la única res pin 11d
ciente bóveda celestial y le da el nombre de dewas 102 • Esto es muy limitado y 111 •{1 12.\71 104
plástico. ¡Qué progreso representan las religiones politeístas! H lilósofo no busca la verdad, sino la metamorfosis del mundo en los hom-
lucha por comprender el mundo con autoconciencia. Lucha por una asimi-
19 (232) 1111: L~stá satisfecho cuando ha dispuesto cualquier cosa antropomórficamente.
¡Las artes que hablan! ¡He aquí la razón por la que los alemanes no pucdt•11 111 misma manera que el astrólogo considera el mundo al servicio de los indi-
escritores! lh111s particulares, así el filósofo considera el mundo como hombre.
111 ltomhre, como medida de las cosas, es también la idea de la ciencia. Toda
y 11111 ural es, en última instancia, una suma de relaciones antropomórficas. Es-
100
Cfr. WL, KSA 1 875-890.
IOI lbíd.
102
Alusión al sánscrito Dewas, que significa «dios». Cfr. M. Mülkr, Vi1rl1'.1w1¡.:1·11 fi/1;•1 wi Cl'I'. 111[75,179, 115, MI. y WL, KS/\ l. HKO
Wis.1·1•11.l't·/wft da Spmrlll', Li:ipzig, 1870, pp 4K<i ss llHCfr. WL, KS/\ l,K71Jy 1917~>1
396 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 120B. VERANO DE E 1872-COMIENZO DE 1873 397

pecialmente el número: la disolución de todas las leyes en pluralidades, su expí reve autoconciencia.
sión en fórmulas numéricas es una µz·rn:r.popci, como alguien que no puetil: 011 queño recuerdo. Juicios sintéticos. 's.
juzga sobre la música y los sonidos según las figuras sonoras de Chladni 105 • ! lenguaje.
as ilusiones y las metas.
19 (238) 1punto de vista mentiroso de la soc::>ciedad.
El sentimiento de la certeza se desarrolla de una manera muy dificil. Fu Jiíl
mer lugar se busca una explicación: cuando una hipótesis explica mucho, se hn
el razonamiento de que ella lo explica todo. 12441
.De dónde procede el pathos de la ve11erdaá?
19 (239) sic no quiere la verdad, sino la fe, 12 la confianza en algo.
Anaximandro descubre el carácter completamente contradictorio de nue,1111
_mundo: él perece por sus cualidades. 124~1
'ucstión sobre la teleología del filóso5ofo - que no tiene una visión histórica y
19 (240) oda de las cosas.
El mundo es apariencia - pero no solamente somos nosotros la causa (k qil ara él la cuestión se amplía a la del :1 valor del conocimiento.
sea apariencia. Desde otro aspecto también es irreal. · uracterización del filósofo - necesisita la fama; no piensa en las cosas útiles
........
ac derivan del conocimiento, sino en:n las que se encuentran en el conocimien-
19 (241) ilm10.
Nuestras vivencias determinan nuestro ser individual de tal manera que, d1 i encontrase una palabra que una a vez pronunciada destruyese el mundo,
pués de cada impresión afectiva, nuestra individualidad es determinada hasl11 1 is que no la pronunciaría? 1º7
última célula. (Jué quiere decir que él cree que la h humanidad necesita la verdad?
19 (242) 106
1
La esencia de la definición: el lápiz es un cuerpo alargado, etc. A es B. Eso qu 'uú l es el valor del conocimiento en:n general?
es largo también está coloreado. Las cualidades contienen sólo relaciones. l mundo de la mentira - la verdadtd poco a poco se hace valer - todas las
Un determinado cuerpo equivale a un cierto número de relaciones. Las 1cln llcs proceden de los vicios.
ciones nunca pueden ser la esencia, sino sólo consecuencias de la esencia. FI ,1!1
cio sintético describe una cosa según sus consecuencias, es decir, esencia y coílJ 71111K
cuencias se identifican; una metonimia. 11 uida ante lo culto y lo cómodo.o.
Por lo tanto, el juicio sintético incluye en su esencia una metonimia, o sr.1, l ,a fama y el filósofo.
una falsa ecuación. l.a verdad y su valor en sentido p puramente metafisico.
En otras palabras: las inferencias sintéticas son ilógicas. Cuando las aplic;111H1
estamos presuponiendo la metafisica popular, es decir, la que considera dl'l l1i 1111•1
como causas. 'IHll' principal: los sistemas como an.ntropomorfismos.
El concepto «lápiZ» se confunde con la «cosa» lápiz. El «es» del juicio s1111l t lvil en la mentira.
co es falso, contiene una transposición, se yuxtaponen dos esferas diferenll'' 111 l ¡1111/ios de la verdad, mediado por t el amor y la autoconservación.
tre las cuales nunca puede tener lugar una ecuación. llar y conocer.
Vivimos y pensamos bajo puros efectos de lo ilógico, en el no saber y e11 l:I frena miento del impulso ilimitado o de conocimiento por medio de la ilusión.
ber erróneo. ont ra la historiografía icónica.
llN religiones.
19 (2431 l 11 rt u.
El mundo de la falsedad. imposibilidad y el progreso.
1t
El sueño y la vigilia. h!lcrvacioncs de un demonio malig15no sobre el valor del conocimiento, iro-
riÍll. Astrología.
105
Ver nota a fragmento 19 (79]. Nietzsche en WL hace alusiones a esto mismo.
106Cfr. 19 [174, 204, 209, 215, 225, 237]. Según Paolo D'lorio («lki11.ig11 i li
Quellensforschung», Nietzsche-Studien 21, 1992, pp. 398-400) Nietzsche rccogl' en 11 2'1 IXI. Schopcnhaucr, A., Parerga y•· Paralipomena, 11, cap. XV;§ 174.
fragmento ideas de Afrikan Spir contenidas en su obra, Forschung nach der G¡•11·is.1C"11lwí1 111 t'r, l 'l l 170, 2211.
Erke1111111i.1·.1· der Wirklichkeit, hirslcr-l<tndcl, l.l'ipng, 1869, p. 13 [BN, 5701 1>cw11és de este fr:1g111t•11lo t·11 el 111sc, ~e•: i11rl11yl'l1 1<)1248a, 248h]. V1.:r apéndice.
398 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 1208. VERANO DI 1872-COMIENZO DE 1873 399

Lo trágico, mejor dicho, la resignación del conocimiento después de Ka111 lusiones hostiles. La exigencia de b verdad significa: no uses el engaño para
Cultura y ciencia. ·r mal a los hombres. El hombre es indiferente frente al conocimiento puro y
Ciencia y filosofia. m.\'('Cuencias de la verdad.
Legislación de lo grande. naturaleza tampoco lo ha adaplado para eso. Creer en la verdad es creer
Procrear en lo bello. rtos efectos que lo hacen feliz. - .De dónde viene entonces toda moralidad
El lógico. exigencia de Ja verdad? Hasta ahora todo es egoísmo. O: ¿Cuándo es Ja exi-
Resultado: nacido sin un fin, casual, que tiende a lo imposible, moralme11h ill de la verdad heroica y fatal para el individuo?
heroicamente, 110 que desprecia la vida. El fantasma venerado como \
dad tiene los mismos efectos, es igualmente considerado como algo llll!lll 12.~I
fisico. ¿El filósofo busca la verdad?
No, pues Je importaría más la certeza.
19 [249) l.n verdad es fría, la fe en la verdad es poderosa.
Metáfora significa tratar como idéntico algo que se ha reconocido en un p11fi
to como semejante. 1~51
~I dominio del arte sobre la vida - el lado natural.
19 [250) 'ultura y religión.
La fama se engaña en esto: nunca se volverá a sentir tanto el sentimiento 11 'ultura y ciencia.
la creación como lo ha sentido el creador mismo. Por consiguiente, tampoco sr1 ultura y filosofia.
posible nunca la valoración completa. 'u mino cosmopolita hacia la cultura.
'oncepto latino y concepto griego del arte.
19 [251) Lu lucha de Schiller y Goethe.
La confianza en una verdad encontrada se muestra en que se la quiere co11111 Descripción del hombre «culto».
nicar. Pero se puede comunicar de dos formas: en sus efectos, de manera que In ( 'oncepto falso de lo alemán.
otros, a través de ellos, estén convencidos retrospectivamente del valor del fund.1 l.11 música como germen vivo.
mento. O bien demostrando el origen desde 111 la conexión lógica de verdades'''
conocidas y más que seguras. La conexión consiste en la subordinación corn:lt11
12~1
de casos especiales bajo principios generales - es una pura clasificación. En el estadio natural preliminar un pueblo es sólo una unidad en cuanto que
un arte común primitivo.
19 [252)
La obra de arte se relaciona con la naturaleza de modo semejante a como ''
relaciona el círculo matemático con el círculo natural. 12571
<'on el aislamiento, algunas consecuencias conceptuales pueden llegar a ser
19 [253) 112
n vehementes que atraen la fuerza de otros impulsos. Así, por ejemplo, el im-
¿Por qué no queremos ser engañados? h10 de conocimiento.
l Jna naturaleza así preparada, determinada hasta en las células, se propaga
- Lo queremos en el arte. Deseamos, al menos sobre muchas cosas, la igno
llUl'VO y se transmite por herencia: potenciándose hasta que finalmente la ab-
rancia, es decir, también el engaño.
iún de este lado destruye el vigor general.
En la medida en que es necesario para vivir, el hombre no quiere ser enga11,1
do, es decir, debe poder conservarse, quiere poder estar tranquilo en este ámh1t11
de la necesidad. Refuta sólo la ilusión que le es hostil, no la favorable. Huye d1 125Kl 111
ser engañado, es decir, de la ilusión mala. Luego, en el fondo, no huye de Ja ilu L11 verdad es indiferente al hombre: eso lo demuestra la tautología como la
sión, sino de sus consecuencias y, sin duda, de las consecuencias malas. Así pu¡· n11.:a forma accesible de la verdad.
rechaza Ja ilusión allí donde su confianza puede ser engañada por las malas co11 Así pues, buscar la verdad quiere decir también clasificar correctamente, es
11·, subordinar a un concepto dado los casos individuales. Sin embargo, el
secuencias. En este caso, quiere la verdad, es decir, quiere de nuevo las consl
cuencias agradables. La verdad sólo se toma en consideración como medio fre11 111~·cplo es aquí obra nuestra, así como Jos tiempos pasados. Subsumir el mun-
11 entero bajo conceptos correctos no significa otra cosa que ordenar las cosas
hwularcs bajo las formas originariamente humanas más generales de la rela-
110
En el msc. «heroisch» y no «historisch».
111
En el msc. «Die Entstchung aus logishcr» y 110 «dcr Entstchung und logischcn» .
11 2 f'lr. WI., KSA 1 KKO.
Cfr. WL, KSA 1, RRI. 111
400
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
19. p I 208. VERANO DE 187;...COMIENZO DE 1873 401
ción: así pues, confirmar sólo los conceptos, buscar de nuevo en ellos lo qui'
ipzig, ciudad natal de Wagner.
tología.ya pusimos en ellos - por lo tanto, esto también es en el fondo una
sotros
rauss 129 •
19 (259J 1
Atacar 114: s «drásticos» 130 no pueden encontrar .a melodía infinita; no acaban de ter-
r y se atienen a sus acentos drásticos.
El Congreso de los Filólogos.
La Universidad de Estrasburgo. 11
115
Auerbach en la Augsburgerin, los monumentos nacionales. ·ementos de la cultura alemana
116
Freytag , Ingo 117, los eruditos, la técnica.
Gottschall 118 • ,ruditos
La Joven Alemania 119 • ligioso-liberadores
La Universidad de Leipzig, Z611ner 120• mpu lso a imitar lo extranjero.
Pompa teatral. Dotación para el arte en el Reichstag.
Grimm, Lübke 121 , Julian Schmidt 122 • 21
Jürgen (Bona)-Meyer, Kuno Fischer 123 , Lotze 124 • l laissez aller en las ciencias: todo erudito lo es por su cuenta. El espíritu de
Riehl, Schwind. la República de los eruditos se rebela negativamente, pero no se entusiasma.
La intrigas de los catedráticos de Berlín.
Jahn y Hauptmann 125 • 126'.ll
Gervinus 126 • Ln suavización de las costumbres (relig:ón), la erudición y la ciencia pueden
Hanslick 127 • temporizar con la barbarie.
El Centralblatt 128 • 1camino de los alemanes hacia la cultura se atreve hoy a crear una organi-
Componer música a solas. lón, un tribunal.

114 1
En este Fragmento Nietzsche hace referencia, en primer lugar al Congreso de hl11l11¡011
11una suerte que la música no hable -aunque hoy parloteen mucho los mú-
inaugurado en Leipzig el 2 de mayo de 1872, que representaba todo lo que Nietzsche J1.1l1I . Por eso, la música puede representar un germen de salvación.
criticado sobre la Filología oficial. Sobre la Universidad de Estrasburgo encontrn11111. 1111
testimonio en carta dirigida a Rohde el 28 de enero de 1872, CO II 261-262, Cfr. nota e11 8 jHVf l2MI
formación manifiesta también la oportunidad perdida de fundar un verdadero cc1111u d
Nietzsche alemana. En Alemania sólo hay tres clases de profesiones que hablan mucho: el magis-
11

7]. La
i Berhold Auerbach (1812-1882), escritor y novelista. Nietzsche lo cita en 27 (38f, ~ 1 pastor protestante y la nodriza.
116 Augsburgerin, es el periódico Augsburger Allgemeine Zeitung.
117 Cfr. 7 (114], nota. 12661
primeraIngo es un
del ciclo Diepersonaje
Ahnen. de la novela histórica de Freytag, Ingo und Ingrabra11 ( /,\' 1.a formación - no una necesidad vital, sino algo superfluo.
118
119 Rudolf von Gottschall (1823-1909), escritor alemán. Cfr. 19 (273].
r·:I arte: o convención o physis.
Grupo de escritores alemanes formado en torno a 1830, críticos frente al a111h1rnt
lntl'nlo de nuestros grandes poetas por establecer una convención. Goethe y
1u1t uraleza de la comedia.
°
conservador
12
121
de la época. Este grupo ejercía una influencia notable sobre Heinrich Hci11l\
Cfr. 19 (92].
La wrdad de la naturaleza y el elemento patológico era demasiado poderoso.
127 Wilhelm Lübcke (1826-1893), historiador del arte. l'.ll<is no han conseguido ninguna forma.
Julian Schmidt
revista Gren=boten. Cfr.(1818-1886),
27 (52]. historiador de la literatura y periodista, colaborado!' 1•n 111

m Kuno Fischer ( 1824-1907), historiador de la filosofía y una de las fuentes pri ni:i poi J, Nll
12671
124
Nietzsche para el estudio de la filosofía moderna. Autor de la Historia de lafi/osojia 1110,/, •1111 1 Descripción de las solitarias esperanzas de Pentecostés en Bayreuth 131 •
12 Rudolf Hermann Lotze (1817-1881), filósofo alemán. Cfr. 19 (292]. kl prelación personal de la Novena Sinfonía inspirada en Wagner y esperanza
i Moritz Hauptmann (1792-1868), compositor y director de orquesta. Un gran ll'1'11 ici1
la música.
12
1:~ 1:1 hl•t·ho de que aparezca Strauss en el último lugar, siendo uno de sus objetivos críticos
'' Georg
j 199, 273, f9, 55}. (1805-1871), esn1101de1111a histmia de la poesía alemana . Cf1 I'
279J,G.27Gervinus
17 .mlo111c11lales, puede indkar que en Strauss se resumen todas las críticas. .
z (i11c·c•111
128 Eduard lilt'r111i11
l lanslid· ,
dl~ 1ni"1~i1J11,
( 1825-1904), let'H '"" l:i :111s1rmrn. Cfr. 9 f91 y nola 1M1 Ni<:lz.sdw 111ilil:a el t~111111w «Dras1ikn» para caracterizar el teatro de Wagner. Cfr. 23 (74].
111 Rcll:1cnda u los días q11<: Nictzscho hahia pasado en Bayrcuth durante la semana de
Hé,,,.;fés de IX72 l'llll n111tiv11 d<: la <X>lo~:11,iú11 de Ja p1in1na p1rdra dd Tealro del !·estival
403
19. P 120B. VERANO DI 1872-COMIENZO DE 1873
402 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

simbólica para nuestra cultura alimentada desde su vida. Nuestro mny nde debemos sacar una literatura? No tenemos oradores. Goethe, el
es que no estemos maduros para el milagro, que su influencia no sea lo
temente profunda. de fábulas, - - -
.or y la comadre, idealizados. proporcionan los tipos fundamentales de
2. Silencio en tomo, nadie observa nada. Los gobiernos creen l'll In
1eritores. Nodriza, magister,pastor protestante, Junker.
de su formación, los eruditos también. Utilización de los efectos d1: ltl
¿Con qué medios se la ha santificado?- Sorda aversión contra Wa!•111;r
3. Los únicos clamores que se levantan son los de los primeros ll'J)r 11 en la formación de la cultma alemana:
tes amenazados de las malas instituciones artísticas actuales, y los de In!! 1
cos; estos tienen miedo. Aversión ruidosa. Ésta puede subsistir sólo apt)y l
en aquella aversión sorda que presiente algo. ibrc política, que ha acentuarle el nacionalismo.
Presentimiento del ocaso del hombre culto actual.
ll guerrera.
pura la formación de la cultura alemana:
19 [268) 132 pcnhauer - profundiza la vi~ión del mundo de la cultura de Goethe y
Plan para 6 conferencias.
llc:r.
El abismo 133 y nuestro tiempo de Pentecostés.
El hombre culto en sus formas. Las máscaras de la comedia
Génesis del hombre culto. burguesa de Kotzebue 136•
Concepto latino y helénico del arte y nuestros clásicos.
Música, drama y vida. 1/taones viejos», los sentimentales:
Perspectivas de una aurora. El tribunal para la educación superior . 1 11 hl, Gcrvinus, Schwind, Jahn, Freytag
menos ingenuos van apareciendo uno después del otro, el verdadero ¡11 I i ~I ,blnn mucho de la inocencia y de la belleza.
sentido del arte, la profunda seriedad de una nueva visión del mundo. w·1ws ancianos (hastiados), los históricos:
nkc, los periodistas, Mommsen, Bernays
19 (269)
n superado todo.
Nuestro asombro en Pentecostés. No fue un festival musical. Parecía 1111 .,, rno.1· estudiantes de bachillerato:
Cada vez que Wagner ofende, toca un problema profundo. ottschall, Lindau, Gutzkow, Laube.
Congreso de Filólogos. Estrasburgo. - Ni los profesores, ni las u111w1
1pi11.1· de la tierra:
des, ni sus dirigentes, presintieron nada. trnuss. El filisteísmo es la auténtica impiedad.
19 (270]
1.2.3. Caracterización del hombre culto. Consideraciones desde el horizonte de Bayreuth.
1.2.3. Génesis del hombre culto.
Para ellos no existe un M~ µm 7tou O"tw 134. Lucha titánica de Srhlll 1. l .os días de Pentecostés en Bayreuth. Una enorme incomprensión alrede-
y Goethe. Buscan el talismán de lo alemán. Aprender de los cxl 11111 ( '1 mgrcso de Filólogos en Leipzig. La guerra y la universidad de Estrasburgo.
ros entre los griegos. Los blandos. )
1.2.3. Wagner reconoce en la música tal M~ µo~ 7tou cnw. Proposició11 .11HI l .os históricos. Característica de los
gua sobre la música y el Estado. El paso siguiente: la música ser 11~1i ~I Los eruditos. «cultos».
drama. Ahora sale a la luz lo que es el drama hablado: erud1l11, flll Los periodistas.
original, falso o drástico. Wagner. La canción popular en Goct lrl' t Cli l .os científicos.
tro de las marionetas, verso popular. Mito. Él es el primero qur 11 Escuelas. Universidades. Génesis del
} «hombre de cultura».
el carácter alemán. Consecuencias de la antigua tragedia para trnln Su comportamiento con el arte.
las artes y para la vida. Los «hombres cultos» están en un apuro.
111 lkspués de este fragmento en el msc. se incluye 19 [273a]. Ver apéndice.
''" ¡\ugusl von Kotzebue ( 1761-1819), dramaturgo alemán que se enfrentó a Napoleón y a
wagneriano: WB 1, final. Wagner dirigía la Novena Sinfonía en un concierto que se ahria c1111 In hhc111ks, hasta el punto de convertirse en espía del zar Alejandro. Entre sus obras, Die
Marcha Imperial. Cfr. Cosima Wagner, Diarios: 21 de mayo de 1872.
lllJdw11 Kll'invtiitltl'r .
E~qm·ma Nict1"~chc para apoyar
132
Cfr. 19 [263, 267, 269, 270, 274, 285]. ' 11 para un escrito proyl'l'lado por la causa de Bayreuth.
111
En el msc. «Kluft» y no «Kunsl».
114
«Dame un punto de apoyo». Atribuido a /\1q11i111cdl:S . li 191 2~'1, 227, W>. 270, 2K51
404 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. PI 20B. VERANO DE1872-COMIENZO DE 1873 405

10. Los fenicios en las ciudades principales: como imitadores de aq ucllli 1


mación. unto fijo en tomo al cual cristaliza el pueblo griego es su lenguaje.
11. 12. Proposición principal: No hay una formación alemana, porque 111 unto fijo en el que cristaliza su cultura es Homero.
todavía un estilo artístico alemán. Enorme trabajo de Schiller y ( lo tanto, en los dos casos se tratt de obras de arte.
para llegar a un estilo alemán. Una tendencia cosmopolita es lll'l
Continuación del trabajo de la Reforma. 1
ovc 141 se cuida de Puschmann 1.Q, P. Lindau del Mohr.
El ÓÓ~ µoi 7tou cr-rw de Wagner; la música alemana. En ella se puede ap1 uido que han hecho los alemane~ a propósito de Gervinus, verdaderamen-
cómo la cultura alemana se comportará con otras culturas. Platón sobrr 1¡¡ ti hm para todas las cuestiones relativas al arte.
sica y 138 la cultura. Tal música no es «histórica», en ella se puede sentir lo q11
vital. Esa música ha superado con su profundidad el carácter erudito y !o 1 1
transformado en técnica instintiva. Vuelve a dar nueva vida al mito ( M111 •ft lnrit:h Klesit nos habla como dnmaturgo y narrador, como si al mismo
Cantores). estuviese subiendo una alta montaña.
thc sobre Kleist: tiene miedo.
19 (275) rtc dramático es una vana obra ilusoria frente a nuestro público: no tiene
Introducción. timicnto estético, sino que es patológico.
Caracterización del «hombre culto».
Génesis del «hombre culto». 11
Todavía no existe una formación. Descripción de la lucha mantenid.1 h 11 podemos imaginar al erudito sin cultura, al piadoso sin cultura, al filó-
hoy. In l:ultura: en el ser erudito hay una contradicción con la unidad de la cul-
El drama (los drásticos y sus acentos drásticos son como los acentos dt ill!I n la forma de ser piadoso del cristiano hay una contradicción - - -
ticos y lasfermate de las óperas).
Incluso las canciones extrovertidas de los alemanes son eruditas. 1
'J'Uración de los factores intelectuales de los inteligibles en la esencia del fi-
19 [2761
Se trató de establecer la «formación» sobre la base de Schiller y Goetlll\ ¡
si se tratase de un sofá para reposar. 1
factores de la cultura moderna.
191277) 139
l. El fragmento de Rohde. 1,o histórico, el devenir.
2. Lamento del héroe. FI carácter filisteo, el ser.
3. Cada vez más a gusto. H elemento erudito.
4. ¡Infinito! <'u ltura sin pueblo.
5. Marchito. <'ostumbres esencialmente extranjeras.
6. Oscila y se inclina. Lo antiestético (patológico).
7. Serenata. l; tlosofía sin praxis.
8. Epílogo. La esencia de las castas no basada en la formación.
9. La muerte de los reyes. Escribir, no hablar.
10. ¡Ríe así!
11. Etes titok 140 • 1
12. Marcha de asalto. t11s111 ahora lo alemán se ha venido asociando a la lengua. Hoy se une tam-
13. De la primera noche de San Silvestre. l11111úsica.
14. Miserere. l .11 tc11dC'ncia cosmopolita de Schiller y de Goethe corresponde a la tendencia
15. Anunciación de María. ntnl

138
En el msc. «Musik und » y no «Mus1k :», •• Alfrcd W. Dovc ( 1844-1916), historiador y ensayista .
iw Lista de composiciones de Nietzsche. 1 hcodor Pusdunann ( 1844 -1899), psiquiatra Cfr. carta a Rohde, noviembre de 1872,
1411
Expresión hÍtn1.mra; « Duke sccn:to » 11 en l'.119 ~ 1 . 110111 .
40?
406 Pl{1\GMENll>S l'OS'l'lJMOS 11> I' 1 :!OB , Yl'.RANfl PI 1872°COMIEN/O DI • 187J

Lo que es alemán debe todavía formarse:


Formación no sobre un fundamento nacional, sinoj(1mwl'iií11 de/, ml!t111111ufosis de la mctcmpsu;•:;is.
mán, no una formación según lo alemán.
Lo alemán debe ser formado: todavía no existe. No se ha de fu11d111 1
virtudes ni en los vicios. Continuaciói de la Reforma.

19 (285] 11111 y saber erudito, que ha sdo arte.


ubrnnicnto de la canción poptlar, Shakespeare, Hamann, Fausto-: ins-
Factores del pasado alemán. 11111 reglas sin erudición.
Arte popular de la Reforma - Fausto, Maestros Cantores. le1.11 simple del arte plástico. Ncesidad estricta en el drama -: influencia
Ascesis y amor puro, Roma - Tannhii.user. 1lu <k los antiguos, abandono dt las reglas francesas.
Fidelidad y caballeros, Oriente - Lohengrin.
El mito más antiguo, el hombre - El anillo del Nibelungo. 'I
Metafisica del amor - Tristán . rcrimcntar para encontrar el drama, para crear una literatura - : imita-
Éste es nuestro mundo mítico, se extiende hasta la Reforma. La fe en rl" CllllllllPOlita.
parecida a la de los griegos en sus mitos. mprcnsión perfecta de los nexos entre la vida y el arte - superación de)
Nuestra primera meta no es la formación alemana, sino 1aformació11 ,¡, 'I''º «literatura» - : Wagner.
h11ndono de la práctica marginal de la música. Contra el elemento monacal
es alemán.
En lugar de lo histórico - la fuerza formadora de mitos. músi1:a.
En lugar de la blandura filistea - la compasión metafisica. ~nsilo de la erudición a la necesidad del arte.
En lugar del carácter erudito - la sabiduría trágica. Ul'!Cración del concepto neolatino del arte: arte como convención, como tesis..
En lugar de lo antiestético y patológico - el juego libre. uclla al concepto griego: arte como physis.
En lugar del sistema de castas - el tribunal de la formación.
En lugar de la escritura - el pensamiento y la palabra. 11
En lugar del dogmatismo - la filosofia. 11nhién el arte griego fue entendido durante mucho tiempo de manera lati-
Superación de la mezcla de religiones, de lo asiático (el odio y el lujo quicro decir tal y como lo han comprendido los romanos: como algo orna-
111/ 4 ue se puede introducir arbitrariamente, como si comparamos un inver-
nicio).
Sacralización del lenguaje y de la música. ro 1:on el bosque. Noble convención. -

19 (286] 12921
l libro malo de Lotze 145, en el que todas sus páginas se dedican a la delibera-
Estética en Alemania. 146
Lessing, Winckelmann, Hamann, Herder.
n de un hombre completamente antiestético: Ritter (un historiador 147
de la
Schiller. Goethe. 11ol1a ya casi olvidado), o del demente filósofo de Lepizig, Weisse •

Grillparzer 143 •
Schopenhauer. 12931
Pla uto, arte romano, la nueva comedia ática. La recia comedia de las máscaras.
Wagner. Fuchs 144 •

19 (287) 12941
l .os románticos - en parte reacción natural contra el cosmopolitismo culto,
Breve exposición
sobre in parte reacción de la música contra un arte plástico frío, en parte una amplia-
los primeros filósofos griegos. Ión de la imitación cosmopolita y de la repetición de las canciones. Barruntar
ud10, pero con escasas fuerzas.
143
Franz Grillparzer ( 1791-1872), dramaturgo vienés. Su teatro es una fusión de la escud11 • ' Rudolf H ermann Lotze (1817-1881), filósofo y lógico alemán, escribió Geschichte de;r
clásica de Goethe y Schiller, con componentes barrocos españoles. Nietzsche aprecia sus co11'1 11

deraciones estéticas. Carta de Nietzsche a Rohde, 7 de diciembre de 1872, CO II 364-366: «hi .\f/ll'tik in Deutschland, J. G. Cotta'schen Buchhandlung, Múnich, 1868.
tretanto lee el penúltimo volumen de Grillparzer (de las obras completas), el que trata de cst~ 1•• Heinrich Ritter (1791-1869), historiador de la filosofia.
· Christian Hermann Weise (1801-1866) fue profesor de filosofia en Leipzig, de
tica: ¡es casi siempre uno de los nuestros!». 1 11
144
Car! Dorius Johannes Fuchs (1838-1922), pianista y alumno de Hans von Bülow. 1.111v1cciones profundamente cristianas, se enfrentó a las teorías de D. F. Strauss.
408
FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 1 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE l 873 409

La Joven Alemania es, como Kotzebue frente a Schiller y Goethe, la repr


tante de una Ilustración afrancesada toscamente imitada. Discursos de los que esperan.
19 (295) Discursos de -..ino que espera.

No una formación sobre un fundamento nacional, sino una formaci1»n


estilo alemán en el vivir, conocer, crear, hablar, caminar, etc. Horizonte de Bayreuth.
19 (296) El horizonte de Bayreuth.
Consideraciones desde el horizonte de Bayreu th.
Sobre la formación alemana.
Escrito conmemorativo dedicado a los compañeros 1
de arte de Bayreuth. ,J ulcmán habla poco. Por eso todos los dramaturgos están en apuros. El
de proceder de Wagner es el verdadero. Breve, profund<> y con simbolismo
19 (297) I, como runas. Los oráculos más antiguos fueron probalJlemente tres runas
Diferenciación de los pueblos por sus debilidades; sus virtudes son co1111111 !iteración.
cuando se da una cierta civilización.
1
19 (298] f'OCos hombres se les perdonará el que tachen a su pueblo de bárbaro. Pero
Sobre la formación he lo ha hecho. Es necesario explicarlo.
de un estilo artístico alemán.
1
Antes de que este estilo exista, sólo existe el camino cosmopolita para lkJ111 ln~una
cultura se ha edificado en tres días, y mucho menos se puede decir
a un cierto grado de formación. unn cultura haya caído del cielo: sino que una cultura surge a partir de una
La formación es la vida de un pueblo bajo el régimen del arte. La filosof 1fl 11 ríe anterior, y hay épocas de prolongadas luchas y alternativas en las que
es para el pueblo, la religión es compatible con la barbarie, lo mismo vale p;11 '1i ,I 111 duda.
ciencia.
Partir de las exigencias de la cultura después de la guerra. 1872. Estra-.h111111 ,,,
la incapacidad de comprender también lo ridícula que sería una afirmaciú11 11(11 htmamos culto a aquel que ha llegado a ser alguien formado, que ha recibi-
alemán-nacional. El arte tiene entre nosotros su valor latino y ni siquiera l' .11. 1 n11 forma: Jo contrario de la forma es, en este caso, lo inrC)rme, lo que no tie-
ciencia es compatible con la barbarie. urn ni unidad.
19 (299)
1
El talento no es más que el presupuesto para la cultura; el asunto prindp¡¡i l>c 4ué depende Ja unidad de un pueblo? Externamente de un régimen, inter-
una disciplina según modelos. ntc de un lenguaje y de unas costumbres. Las costumbres, sin embargo, sólo
La formación no es necesariamente conceptual, sino sobre todo es i11t111111 lentamente se unifican; dependen mucho de la vida en común, de la inmi-
elige correctamente: lo mismo que el músico sabe tocar correctamente e11 111 (1 lbn.
curidad. La educación de un pueblo para la cultura es esencialmente el acos111n1
brarse a buenos modelos y una formación de necesidades nobles. 1
tict he: «ciertamente nosotros hemos "cultivado" mucho» 149 .
19 (300)
Los que esperan en el presente alemán. 101
La posibilidad de una cultura alemana. 11ltura - Dominio del arte sobre la vida. Los grados de su bondad depen-
Esperanzas en una cultura alemana. 11 primer lugar, del grado de este dominio y, en segundo lugar, del valor del
Escrito de homenaje.
19 (301)
Los que esperan . 14
Consideraciones sohre la presunta cultura alemana ' CI 1912741.
14 ' Cfr. .l. P. El·kcrmann , <;1'J¡•n'ít'lw 111i1 <i'rll'lllc in cien le1z 1e11 Jallren .1'l'ines Lehens, op. cit.,
del p1csc11tc. lllliVO de I X27
411
410 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 1 20B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873

19 (311) Algo que quiero demostrar piecisamente con un ejemplo es que esta no
Suavización de las costumbres mediante las religiones, las leyes, etc. .uposición arbitraria, sino que realmente hay grandes masas que creen
Potenciamiento del conocimiento y, por eso, menos supersticiones, osl l!!l!I ro sin razón, que se ha alcanztdo ya la cultura alemana. Pero antes que
mo, fanatismo, más meditación y tranquilidad. .y que fijar el concepto de culttra. Goethe añade - el de la canción po-
Invenciones, potenciaciones del bienestar, comercio con otros puebl(l ~ n acervo completo de canciones guerreras y de sonetos, y ni siquiera uno
Además está la religión y la barbarie. :ll un tono nuevo - - -
La inventiva y el intelecto son compatibles con la barbarie. Incluso rl
posible y se puede llamar todavía al pueblo «bárbaro». ,,
Dominación del arte sobre la vida. tcrminos bárbaro y barbarie s:m expresiones temerarias y malas, y así,
preámbulo, no me atrevo a utilizulas: y si es verdad que los griegos decían
19 (312] 150 cnto con el que hablaban los paeblos extranjeros era como el croar y que
Cuando en medio de los primeros tumultos, provocados por el estallul11 el usaban el mismo término también para las ranas, entonces los bárbaros
última gran guerra, un erudito francés exasperado llamó a los alemanes hn 111 r lo tanto, seres que croan - balbuceos desagradables y sin sentido. Falta
y les achacó que carecían de una cultura, se aguzó el oído en Alemania y "1: ol 11·i<ín estética.
dieron profundamente por ello, y a muchos periodistas se les dio la opo1t11ill1I
de sacar brillo a la oxidada armadura de su cultura y de hacer alardes l••Il lll
convencidos de que conseguirían la victoria. La gente se cansó de asegurn1 q\I 1 francés 152 pensaba naturalmente en su civilización triunfante en todo el
ucl
pueblo alemán era el más dócil, el más instruido, el más dulce, el más v11111\i 'y en el grado de imitación raqu'. tica que él volvió a encontrar de ella en la
el más puro del mundo: hacía tiempo que se sentía bastante segura inclu,11 l1l'I d alemana: él no decía cultura, porque ellos no han producido ninguna y
al reproche de canibalismo y de piratería. Cuando inmediatamente dc-.p11 ulcra son capaces de imitar con acierto una cultura ya existente, algo que
eso se alzó una voz más allá del Canal de la Mancha y el venerable Carlyll- 11! ul uc conceder, por ejemplo, a los rusos.
bó abiertamente aquellas cualidades en los alemanes y les deseó con su brnd1d r• 11 eso era tan terrible todo peligro de guerra, porque podía destruir el fru-
la victoria en virtud de esas cualidades, entonces se aclaró todo sobre la lJll!hl
ncda en secreto.
alemana y, una vez que se obtuvo el éxito, estaba ciertamente justificadn linl /1111111 bélica es casi todavía más peligrosa.
de la victoria de la cultura alemana. Hoy que los alemanes tienen todaví11 1ir1111
para reconsiderar de una manera más profunda lo que entonces dijero11
nosotros, podría haber algunos que reconocieran que aquel francés tení;1 111'11'
'º' ~I
a pesar de todas aquellas cualidades humanas, los alemanes son unos bail1111 t rml ucción.
Si había que desear que ellos, los bárbaros, venciesen, esto naturalmente 111-' MI h1duría. Ciencia.
<lió porque ellos eran unos bárbaros, sino porque la esperanza en una rnllll t11d10 preliminar mítico.
futura santifica a los alemanes, mientras que no se tiene la menor considl'1.1l1 ntcnciosos - esporádicos.
con una cultura degenerada y gastada: es santa ante la ley no ya la nll1J1·1 '\ 1111dios preliminares del crocpoc; &:v~p.
deja que su hijo se debilite, sino la mujer que va a dar a luz. Por lo demús, que les.
alemanes todavía sean unos bárbaros era la opinión de Goethe, el cual 11~ n11ximandro.
tener la suficiente edad como para poder decir también a los alemanes l''lll v 1111 xímenes.
dad, y sobre cuyas palabras yo debo permitirme fundar mis considcn11 i1:;11
puesto que de otra manera nadie querría permitírmelo. Una tarde Goethr 1ll111
Eckermann, nosotros tenemos - - - 111 il'anes.
El último giro es sutil, pues deja abierta a los adoradores del presente lil po~I 1111111'.:nides.
bilidad de que dentro de algunos siglos se diga que hace ya mucho tiempo que 1 A1111 xagoras.
alemanes han dejado de ser unos bárbaros, es decir, desde la segunda m11.1íl ll l(111p1\locles.
1>c111úcrito.
150
Cfr. DS l ; 19 (305, 309]. Después de este fragmento en el msc. se incluye 19 ¡:11 :w1 \; l'1111gúncos.
Sócrates. Muy simple.
apéndice.
151 Thomas Carlyle (1795-1881), ensayista inglés, conocedor de la literatura akmilnll V
pecialista en la obra de Goethe, escribió una carta «Latter Stagc of the Frcnch·Ckrn111n \1
en un periódico inglés (Times, 11 de noviembre de 1876) cuando estalló la guerra fr;111w ,1ilrn1
na de 1870, en la que resaltaba las buenas cualidades <le los alemanes. Una <lc sus oh111 s p1
pales, On lfrro<'s a111/ I /ero Worship ( 1841 ).
412 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 19. P 120B. VERANO DI 1872-COMIENZO DE 1873 413

19 (316) 153 pués de Kant la filosofía ha mterto.


La opcnhauer simplificador, termiJ..a con la escolástica.
justificación de lafi/osofia inda y cultura. Opuestos.
a través de los griegos.
1 del
arte.
Un escrito de homenaje mino es la educación.
de Olosofia ha de producir la indigencia trágica.
Friedrich Nietzsche
1
19 (317) lilosofia de la época moderna sir ingenuidad, escolástica, sobrecargada de
Consideraciones de uno que espera. h1s.
hopcnhauer el simplificador.
19 (318) •otros ya no permitimos la poes:a conceptual. Sólo en la obra de arte.
El último filósofo. cdios contra la ciencia? ¿Dónde?
1.:ultura como antídoto. Para ser sensibles a la cultura se debe haber reco-
1. Las trasposiciones del hombre en la naturaleza. 0 la insuficiencia de la ciencia. Resignación trágica. ¡Dios sólo sabe qué
2. Lo griego como principio universal. \:Ultura será! ¡Comienza desde atrás!
3. Heráclito contra lo dionisíaco.
Empédocles contra el sacrificio de animales.
La jerarquía pitagórica. 13 semanas: 3. Historia de la rítmica.
Demócrito, el viajero científico. 4. Metros horacianos
según Agustín, etc.
19 (319) La lengua observada
El fin primitivo de la filosofia se ha frustrado. métricamente.
Contra la historiografia icónica. 5. Exámetros.
Filosofia, sin cultura, y ciencia. 6. Trimetros.
Posición cambiada de la filosofia después de Kant. 7. Versos logaédicos 155 •
Imposibilidad de la metafisica. Autocastración. 8. Estrofas dóricas.
9. Composición, etc.
Resignación trágica, el fin de la filosofia.
Sólo el arte nos puede salvar.

19 (320)
1. Los restantes filósofos.
2. Verdad e ilusión.
3. Ilusión y cultura.
4. El último filósofo. Los antiguos maestros de la filosofia
en Grecia.
19 (321)
El método de los filósofos ha de llegar hasta el final clasificando. Para un joven amigo
El impulso ilógico. de la filosofia escrito
Veracidad y metáfora. por---

Tarea de la filosofia griega: refrenamiento.


Acción que barbariza el conocimiento.
Vivir en la ilusión. 1•• Ltih>s upuntcs prohahkmcnte se refieren al estudio Rhythmische Untersuchungen, KGW
K1 - ~KR .
111
Después de este fragmento en el msc. se i11r111yc 19 j.11<iaj, Ver apéndil·c. Vt1sos dal·tili1:os qm: se i.:0111po11c11 ¡k prosa y pne~1a
19. P 1 20B. VERANO DE H72-COMIENZO DE 1873 415
414 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

19 (326] Filosofia y cultura.


Proyectos. ( 'iencias naturales.
Poetas, etc.
Filología clásica.
l. Hesíodo.
2. La métrica de los griegos. 157
.o de las «Consideraciones intemp;!stivas» •
3. La tragedia griega.
Basilea, 2 de septiembre de 1873.
19 (327) 156
Cinco prólogos para cinco libros no escritos
y que no se van a escribir.

l. Sobre el futuro de nuestros centros de formación.


2. La relación de la filosofia de Schopenhauer con la cultura alemana
3. Sobre el pathos de la verdad.
4. El Estado griego.

l
5. El certamen de Homero y de Hesíodo.

19 (328)
Imposible conocer la verdad.
El arte y el filósofo. Todo.
El pathos de la verdad. conocimiento
Cómo se relaciona la filosofia con al servicio
la cultura: Schopenhauer. del arte.

La unidad de una cultura. }


Descripción de la confusión actual.
El drama como punto germinal.

19 (329)
Primer grado de la cultura: la fe en el lenguaje como una continua design.ll I(
metafórica.
Segundo grado de la cultura: unidad y conexión del mundo de la metáfora a 1f
vés de la referencia a Homero.

19 (330)
1) Los filisteos de la formación.
2) La enfermedad histórica.
3) El leer y el escribir mucho.
4) Músicos literarios (cómo los secuaces del genius anulan su influenu;1 J
5) Alemán y pseudoalemán.
6) Cultura de soldados.
7) Formación general - socialismo, etc.
8) Teología de la formación.
9) Los Institutos de bachillerato y las Universidades.
1)ll l;1~ inll·mpcslivas proycdadas uquí tan sólo se publicaron las dos primeras. No
l'6 Esquema para CY. ,ftltl, co11tu111os nin dívcr~os ap1111l1:s y p111y1·rtos de las olras.
20. MP XII 3. VERANO 1872 1

Primer proyecto provisional


de
«El certamen d'! Homero»

Comenzado el 21 de julio de 1872.

'" d epílogo.

tcndimiento lento, sensación inmediata e impetuosa.


mparación de Ritschl con Odiseo.
11nizar y reunir siempre lo disperso.
OH en Ja tempestad.
ús en el templo.
1eficiente ciudadano profetizado.
Cl podía disimular, sólo esconderme. Yo callo, otros se burlan, etc.

M p X 11 1. Carpeta de siete folios, en los que se utiliza una cara. Contienen la mayoría de
tiOIU ~ paraCV

14171
21. U I 4B.
VERANO DE 1872-COMIENZODE 187.3 1

Sobre las Coéforas de Esquilo.


Sobre la cronología de :os filósofos presocráticos.
.vicrno: El futuro de nuestros centros educativos.

Las Coéforas.
Consideraciones sobre el estilo artístico de Esquilo.

'"entusiasmos y la dificultad de la impresión auténtica.


o plástico. Inferir desde la distancia del espectador: el movimien -to mínimo
lcmcnto perspectivista. Máscaras. Severa simetría hierática. Esce!nario. Lé
mctría 3• Se presiente el estilo de Fidias. ¿De dónde procede la l_ ongevidac
csrnltura?
o musical. La música del lenguaje. Todo es música, hay partes :habladas )
no habladas, todo es cantado. La orquéstica4 está siempre presente.
o místico. Comparación con Sófocles. Disolución del mito. S~etría cor
1tstcs. Lo siniestro, con la utilización de las sombras de la tarde_ Rigor de:
en consonancia con la plástica y la música.
1 arte del lenguaje. Los dialectos. El estilo «elevado». La sintax:is que co-
,,mdc al ~~oi;; de la escena. 954.

1
11 ¡1/ústico. Esquilo no tiene ante los ojos, como Shakespeare, irr::iágenes de
cndas pasiones en movimiento, sino grupos plásticos inmóviles.
1movimiento tiene lugar de una manera rigurosamente simétrica. :El número

1 U 1 4, cuaderno de 236 páginas, casi todas utilizadas. La mayor parte de la notas


~w•ndc a fragmentos del año 1871. Los que publican aquí los editores son los fragmentos
l11• 11~os 1872 y 1873.
1'1&111 de trabajo para el otoño e invierno de 1872 y 1873.
( '11lc11lar los versos de una obra.
4 1'1'1, 12 [I] .

1419]
420 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 21. U 14B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 421

21 (4)
Quod felix faustum fortunatumque vertat! 5 moc1m1ento mismo no comporta alegría, lo mismo que el ver, que
n está privado de alegría. ¿Cémo viene el conocimiento al mundo?
21 [5)
Introducción. La educación a través de la música en los griegos.
1
La sabiduría de la edad trágica. Súcrates todo es falso - los conceptos no son consistentes
El certamen. Empédocles. ni importantes,
El amor y la educación. Sócrates. el saber no es la fuente de la justicia, y en general
La educación a través de la música. Pitágoras. no es fecundo,
El arte y la vida. Heráclito. negando la cultura.
Audacias. Los Eleatas. ,,
21 (6) conlrar algo que alguien ha perdido es ante todo un placer para el que lo
Lafilosofia de la época trágica. rtlido, pero encontrar algo que nadie ha perdido, pero que tampoco nadie
1

, por lo tanto descubrir, es para el que lo descubre un placer insólito.


¡En aquel tiempo los griegos filosofaban! ¡Maravilloso! ,,
¿Cómo podemos nosotros adaptarnos a esa época? ¿A aquellas pcr~pCi. ll
asombrosas? Que nosotros los sintamos como realmente vivos, eso es fo11111H 1 fe se basa en una cantidad de conclusiones analógicas: ¡no dejarse engañar!
Los «sistemas» se devoran unos a otros: pero una cosa permanece. mdc el hombre deja de conocer, comienza a creer. Proyecta hacia este
¡Cada uno de estos filósofos vio una vez surgir el mundo! o su confianza moral y espera ser pagado con la misma medida: el perro nos
Quiero una pintura histórica, no Antigüedades. :on ojos confiados, y quiere que nos fiemos de él.
1 rnnocimiento no tiene tanta importancia para el bienestar del hombre
21 [7) 6 la fe. Incluso para el descubridor de una verdad, por ejemplo, de una
Nacimiento de la tragedia. d matemática, la alegría es el producto de su confianza absoluta en que se
Consideraciones desde el horizonte de Bayreuth. rnnstruir sobre ella. Cuando se tiene fe, entonces se puede prescindir de la
El ritmo antiguo. d.
Los filósofos preplatónicos.
Centros educativos. 1
,Qué es lo que conduce por el camino de la prosperidad a los impulsos
21 (8) rosos? En general, el amor. El amor por la ciudad natal limita y reprime el
Conjeturas y explicaciones. Lo mítico. ulso agónico.
Lo plástico. 1amor al prójimo lo supera y encauza hacia el fin educativo. La belleza está
Lo musical. rvicio del amor: la transfiguración que se potencia, como la describe Platón7•
Lo rítmico. l.a rnntinua procreación en lo bello es algo auténticamente helénico.
escribir el crecimiento del eros - matrimonio, familia, Estado.
21 (9)
Todo procede de una cosa. 1•~1
El perecer es un castigo. Empédocles. Amor y odio en Grecia.
Perecer y nacer son conforme a la ley. l lcráclito. Cosmodicea del arte.
Perecer y nacer son una ilusión: lo Uno es. l>cmócrito y los pitagóricos. Ciencia natural y metafísica.
Todas las cualidades son eternas. No existe el devenir. Síicrates y Platón. Saber e instinto.
Todas las cualidades son cantidades. Anaxágoras. La Ilustración y el entusiasmo.
Todos los efectos son mágicos. 1.os Eleatas: la lógica como medida de las cosas - desarrollo del ente, dado
Todos los efectos son mecánicos. de manera rigurosamente lógica, más allá del atomismo.
Los conceptos son firmes, si no, no son nada. l'itúgoras. La voluntad en sus intenciones ascéticas. La voluntad que mata (en
la naturaleza, en la lucha agónica del más débil con el más fuerte).
5
«Que esto tenga un resultado feliz, favorable y did1oso.»
6
Después de este fragmento en el msc. se i11l'luyc 21 17nl. Ver apéndice. frt!ro, 249 d-252 c.
422 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 21. U 14B. VERANO DE 1872-COMIENZO DE 1873 423

21 (16)
Los filósofos de la época trágica Inmortalidad de los grandes momentos.
desvelan, como la tragedia, ¡Los griegos de la época trágica como filósofos!
el mundo. ¿Cómo han sentido la existencia?
Aquí está su eterna riqueza. Por lo demás todos los sistemas
Unidad de la voluntad se devoran mutuam;:::nte. Pintura histórica.
El intelecto no es más que un medio de acceder a satisfacciones mús illt Nosotros volvemos a encontrar en una metástasis los elemen-
negación de la voluntad a veces no es más que la recuperación de pode1w.11 tos épicos y líricos, todos los requisitos de la tragedia.
dades populares
Arte al servicio de la voluntad: Heráclito. ¿Cómo se vive sin religión, con filosofia? Pero, sin duda, en
Amor y odio en Grecia: Empédocles. una época trágica y artística.
Límites de la lógica: ella está al servicio de la voluntad: los Eleatas. les. Antítesis entre los presocráticos y los socráticos. Su posición respecto a
Lo ascético y lo mortífero al servicio de la voluntad: Pitágoras. es ingenua. Los Siete Sabios como representantes de las virtudes éticas
Reino del conocimiento: número: atomismo y pitagóricos.
pules. Libertad respecto del mito.
Ilustración. Lucha contra el instinto: Anaxágoras. Sócrates. Platón . riego de la época trágica piensa precisamente en sí mismo y da testimonio
o. ¡Esto es muy importante! Pues al juzgar las tragedias griegas debemos
Caracterizar la voluntad: su método para llegar a la racionalidad. 1 il
nos en el lugar de los griegos.
de la materia es la lógica absoluta. Tiempo, espacio y causalidad co11111 p1
puestos de la acción.
1
impulso artístico transformado en crisálida como fi/osofia.
Quedan las fuerzas restantes: en cada uno de los más pequeños inst1111t
otras fuerzas distintas: en un espacio de tiempo infinitamente pequc1l11 {'\I
siempre una nueva fuerza, es decir, que las fuerzas no son en absoluto rnl/r,~ El artista total y el hombre total.
No hay propiamente acción de una fuerza sobre otra: tan sólo exisft; en Los hombres de la época trágica.
dad una apariencia, una imagen. Toda la materia no es más que el extL•11n1
que vive y actúa es algo completamente distinto. Pero nuestros sentido' rw11 4uilo como artista total: su espectador descrito en su taller.
producto de la materia y de las cosas, lo mismo que nuestro espíritu. <'111\ osotros queremos conocer al griego al que Esquilo conocía como su espec-
quiero decir: que es a partir de las ciencias naturales como se debe llcg¡111 ri 11 Fsta vez utilizamos a su filósofo, que pensaba en aquella época.
cosa en sí.
La voluntad como resto - cuando se sustrae el intelecto que conocr 1
n Tales, desarrollar la libertad respecto del mito.
21 (17) n Anaximandro, lo trágico de la recompensa.
11 l lcráclito, el combate. El juego.
Es posible recomponer materialmente la sensación: si se explica sólo m
11 Parménides, la osadía de la necesidad y de la lógica.
rialmente la materia orgánica.
n Anaxágoras - no el espíritu - la materia.
La más simple sensación es una historia compuesta de infinitos ele111rn I • •
11 hnpédocles, amor y besos a todo el mundo.
un fenómeno originario. Se necesita la actividad del cerebro, la men101111
11 l lcmócrito, la atención prestada por los griegos a lo foráneo (y el repetir
junto a movimientos reflejos de todo tipo.
Si se estuviese en condiciones de construir a partir de la materia un sn ' !lrll "º hay de bueno).
11 1'1túgoras, trasmigración de las almas, ritmo.
ble - ¿no tendríamos entonces desvelada una mitad de la naturaleza?
El aparato del conocimiento, infinitamente complicado, es un presup11 e~!\i
la sensación: el conocimiento es necesario para la recepción de cualq1m I' llltil
12"1
1\crales, abstractamente humano, antepone el bien del individuo, el conoci-
ria. Pero la creencia en la materia sensible es una pura ilusión de los SL'11tiil nto ('omo finalidad de la vida. Destrucción de los instintos.
21 (18) 1241
La naturaleza se comporta igual en todos los reinos: una ley que vall: pru l 1í'l111cw Esc¡uilo cl<'scrito como p<'nlathlosR, clespué.1· el espectador, sobre el mo-
hombres es válida para toda la naturaleza . El homhre, efectivamente, e ' 1/1• /11.1/l/cí.w1/iis.
erocosmos.
l il l'f"l"t•h1 ·t l 1•'-i! l"I l\1•1\1l111 1 t1\ UtU\.t'1-•1tl1t. ,f.. J,, ooHl••• "• J ..,._H ___.
424 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

21 [25)
Consideraciones sobre /a fiesta de inauguración de Bayreuth, en may o ti,

Atmósfera: jovial y heroica.

Somos los afortunados y tenemos un fundamento, comprendemos 111c¡c1t


buena música y a nuestros grandes poetas. · 22. NI 3A. SEPTIEMBRE DE 18 72 1
Valles alpinos con paperas - hay enfermos.
Esperanza en la escultura.

Lo heroico en Wagner. Primer día. 28 de septiembre


La cultura de «Reichsboten»9 • Sábado.
El falso «espíritu alemán». on un matrimonio de Basilea, que yo no conocía, pero que tenía que parecer
Por todas partes problemas profundos, donde primero hubo sorpresa f lo conocía.
Lo mítico. sdc Baden he telegrafiado a Lisbeth: por gentileza del Sr. Haller de Berna,
La poesía e dio su tarjeta.
desde el punto de vista lingüístico, ecién llegado a Zúrich, descubro como compañero de vagón al bueno de
1
desde el punto de vista escénico. , que me informa de su actividad musical en Zúrich, que se hace más intensa

La música del lenguaje. h& marcha de Kirchner4, así como de su ópera, que tenía que ser representada
Sano e «insano». 11nnover.
partir de Zúrich viajo en tercera clase hasta Rapperschwyl5, en buena y
la compañía, pero helado, de tal manera que me falta el valor de continuar
e hasta Chur. En R. vuelvo a sacar un billete de segunda el ase hasta Weesen.
1encuentro el coche del hotel Schwert y viajo con él. Un hotel bonito y
rlable, pero completamente vacío, en su comedor como yo solo.
urante toda la tarde una clara y dorada transfiguración ot:oñal: son visibles
ontañas lejanas cubiertas de nieve. Por la tarde, delante de Zúrich, toda la
11 montañosa parecía de un espléndido color grisáceo COTilO el acero.
omcntáneamente algunos dolores de cabeza.
ochc problemática, con sueños violentos.
't1mi11go. Me despierto con dolor de cabeza. Mi ventana d.a al Wallensee: el
,1&k por encima de sus cumbres en parte cubiertas de nieve. Desayuno y
no un poco más por el lago. Luego a la estación, pero echo un vistazo
In a la pensión Speer, que parece más nueva y está situada más en alto.
11:i pura. Viajo hasta Chur, en segunda clase, pero con un malestar que

N 1 1, cuaderno de cien páginas. La parte que corresponde al grupo 22 de fragmentos son


ltllll'S ocasionales, casi todas referentes al viaje que Nietzsche hizo al norte de Italia en el

''º1clato
l!I
1872.
comprende las fechas, desde finales de septiembre al 10 de <>ctubre de 1872. En
llélU púgina de los msc. hay anotaciones turísticas del viaje. Cfr. carta a Gersdortf, 5 de
lll de 1872, CO II 334-335 y carta a su madre de 1 de octubre de 1872, CO II 331-334.
1k1111;11111 Gotz (1840-1876), compositor y amigo de Brahrns. Fue alumno de Hans von

1 h1:odor Fürchtegott Kirchner (1823-1903) fue compositor, alumno de Schumann y


lor 11<: orquesta.
l'111dud situada a o rillas dd l.:uw de Zúrich .
9
Hace alusión al diario berlinés nacionalista fundado en 1sn. En el nm:. « l{1:1d1 t it
Bildung» y no «Rcichshotcn . Bildun11.». 1-125 1
426 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 22. NI 3A. SEPTIIMBRE DE 1872 427

continúa creciendo, a pesar de una vista especialmente suntuosa


Ragaz, etc. En Chur me doy cuenta de que es imposible que pueda segu11
rechazo la oferta del empleado de correos y me retiro rápidamente 111 11
Lukmanier. Allí me dan una habitación con una buena vista, pero rúp1i111n
me meto en la cama. He dormido tres horas - me siento mejor y ri-11111 .~~
\'. .. ~~
.... ,,_,·.-A .;;,:-.. . - :
\ .• ' ..,~ . ..-.. •.r.-·1 ··,.
camarero especialmente listo y amable me hace una indicación sobre Bad 1'11
~/ i\~ '""'!'\. ¡."i.
'). .' ' !~ l~., ..f" !' ;
me acuerdo de ello. En la ciudad de Chur hay calma dominical y un a1111Jic11I
tarde. Subo cómodamente por la carretera; vistas magníficas a mis c1p11I
panoramas que continuamente se dilatan y cambian. Después de un lllllll
hora tomo un pequeño sendero que se desvía, un bosque de abetos de hc1111
sombras - pues hasta ahora ha hecho bastante calor, a través de ellas l"I Rllhl
ruge, no puedo apreciarlo en su justa medida. Puentes nos llevan ora a In l
derecha, ora a la izquierda. El sendero que conduce a lo alto pasa ,,,;jl¡
cascadas. Llegados al sitio yo me esperaba erróneamente una pensión y rni. ll
en su lugar solamente una hostería campestre, con huéspedes dom111~·111: 1
familias que se dan una comilona y toman café. Lo primero que hago r , 1
. ... ... i
tres vasos de agua de la fuente carbónica: arriba, en la terraza, una hnl(ll
vino blanco de Astí y bebo más agua mineral: además, ya sin dolor dl' ¡ ,1h
.. : ¡·
con regular apetito, como queso de cabra. A un hombre con ojos achin.id(t
se sienta en mi mesa, le sirven también un vaso de Asti: da las gracias y hd1
cara extasiada. Entonces, la dueña de la hostería me entrega un gran 1111n1u
análisis y pequeñas publicaciones: finalmente el dueño de la hoste1111 , 1111
Sprecher, me invita a dar una vuelta y me hace beber de todas las f11¡•111
enseña la riqueza de las fuentes principales todavía no preparadas y, 1wl 1111ll1
interés, me ofrece participar en la fundación de un hotel, etc. l•I qll
sumamente atrayente, para un geólogo es de una variedad inagotable, Cll'1 l .1 ill
singular. Allí se encuentran grafitos, tierra de ocre con cuarzo, quizás yal 11111c11
de oro, etc., se ven las estratificaciones de la piedra plegadas de la m:im 111 t
extraña, desviadas, rotas, un poco como en el Axenstein, en el lago de lm e \i
Cantones, sólo que todo mucho más pequeño y salvaje. - Tarde, a la punl
sol, regreso: las cimas más lejanas están incandescentes. Finah11¡·111
sobreviene la felicidad y una cierta satisfacción. Un niño pequeño cm1 rl 1
descolorido busca nueces, es gracioso. Finalmente me da alcance una p.11cl
ancianos, que me hacen varias preguntas a las que respondo. Él es u11 hilíll
anciano con el pelo gris, maestro de carpintería, o lo ha sido, y que hacl' " ' 11
en sus viajes, estuvo en Naumburg en un día muy caluroso. Su hijo es 1111 1ío11
en la India desde 1858, y se le espera el año próximo en Chur, para volw1 .1
su padre. La hija ha estado varias veces en Egipto y estuvo compromet 1do1 1 íll
pastor Riggenbach de Basilea. Cuando llego al hotel escribo algo y l'011111.
italiano sentado frente a mí me dirige la palabra: lo comprendo con dilicHll
pues no habla alemán. Estaba en Baden y quería reponerse. Un jud111 p
mañana desgraciadamente a la misma hora que yo (5 de la mañana): l11l' nl1ilHI
tenerme que bajar en Thusis.

22 (2)
Día tercero. Me despierto a las cuatro: a las cinco parte el trl'n
Repugnante sala de espera. A esta hora d hombre es algo horrible, 1111 Uc~p11.':s de este fragmento en el msc. se incluyen los fragmentos 22 [3.ª, 3b, 3c, 3d]. Ver
eructa y bosteza.
3. MP XII 4. INVIERNO DE 1872-1873 1

ncc:s, todo el grupo de filósofos se hizo incomprensible. Más tarde se les


q uc podía utilizarse a estas fi~uras incomprensibles y venerables, se
lijú, y luego un brazo de Parméaides, un fragmento del hombro de He-
un pie de Empédocles, aparecieron ora aquí, ora allí, en la Academia de
en la Estoa y en los jardines de Epicuro. Para comprenderlos en su to-
hKy que reconocer en cada uno de ellos el ensayo y el esbozo del reforma-
o; debían preparar la llegada de este reformador, debían anticiparla
rcl·cdc la aurora al sol. Pero el sol no llegó, el reformador se malogró: de
o, la aurora se quedó casi solamente en un fenómeno espectral. Pero que
110 nuevo en el aire, lo demuestra el nacimiento contemporáneo de la tra-
ln embargo, lo que ocurrió fue que nunca aparecieron ni el filósofo ni el
or que hubieran comprendido la tragedia, y así murió también este arte y
ftln griega llegó a ser imposible para siempre. No se puede pensar en Em-
iiin una profunda tristeza: él era el más parecido a la imagen de ese re-
or: también se malogró y desapareció prematuramente, quién sabe des-
qué terribles experiencias y con qué desesperación - eso fue una
d panhelénica. Su alma tenía más compasión que cualquier otra alma
y quizás no suficiente, pues en general los griegos son pobres en este pun-
kmcnto tiránico que tienen en la sangre ha impedido precisamente a los
lilúsofos alcanzar aquella mirada profunda y total como la poseía Scho-
ucr

t10111 bres2•
rr11a suprema del hombre que ha reconocido la verdad, revestida de orgullo.
kdud, todo lo demás es vulgus.
t1pt·r¡.
umero, l lesíodo, Arquíloco.
d1n1s.
lo~cs. 1mágenes de dioses.
l~lcr ios.

M p X 11 4, carpeta con 24 folios, unas diez caras sin utilizar. Contiene partes de WL,
puru l'l IG y para CV.
l'rr i:I 111sl~. aparece como título.

142\l]
11

430
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
23. MP XII 4. INVU:RNO DE 1872-1873 431
Sacrificios.
Reconciliación 3 con Apolo.

23 (3)
Más allá de las ciencias: desmaterializar.
Capítulo l. Los griegos como filósofos. Más acá de las religiones: desdiünizar - desencantar.
El siglo sexto. ipos: el culto del intelecto.
Los hombres Transposiciones antropomórficc.s.
maravillosos Qué debe ser lafilosofia hoy?
El certamen.
Lo dionisíaco. Imposibilidad de la metafisica.
Capítulo II. Tales y Anaximandro. 'osibilidad de la cosa en sí. Mfü allá de las ciencias.
III. Heráclito. La ciencia como refugio contra ~1 milagro.
IV. Parménides. La filosofia contra el dogmatisno de las ciencias.
v. Anaxágoras. Pero sólo al servicio de una cultua.
VI. Empédocles. La simplificación de Schopenhauer.
VI. Demócrito. ¿Qué quiere decir el conocimiento dd 1 lioq Su metafisica popular y artísticamente posible. Los resultados esperados
VIII. Pitagóricos. Números como límites del conocimtl'llfl de la filosofia son inversos.
IX. Sócrates. Verdades abstractas. ( 'ontra la instrucción generalizada.
X. Epílogo. Antropomorfismo: el hombre variable y d
La muerte como cusl i1:10 tllosofia nada tiene de común, ora es ciencia, ora arte.
El juego artístico. H i1111•1 pedocles y Anaxágoras. El primero quiere magia, el segundo ilustración,
23 (4) ro contra la secularización, el segundo a favor.
Placer: un estímulo con proporción. .úricos y Demócrito: la ciencia estricta de la naturaleza.
Displacer: un estímulo desproporcionado. rutes y el ahora necesario escepticismo.
di to: ideal apolíneo, todo aparencia y juego.
Conceptos. ménides: camino hacia la dialéctica y organon científico.
Unieo estable es Heráclito.
23 (5) 11 tiende a la ciencia, Anaximandro por su parte
Lo helénico en lafilosofia. huye de ella.
Y así Anaxágoras, Demócrito Empédocles
Certamen. Pnrménides, (organon) Pitágoras.
Órfico. \'icrates.
No alma y cuerpo.
Lo religioso. Imperfección esencial de las cosas:
Número. de las consecuencias de una religión , es decir optimistas y pesimistas,
Orgullo del filósofo. de las consecuencias de la cultura,
23(6)
de las consecuencias de las ciencias.
Martes de Carnaval ·x1stencia de elementos obstructivos que luchan durante un cierto tiem-
Anaxágoras.
po. La filosofia, que no tiene en absoluto existencia propia, forma par-
Empédocles.
Hasta Pascua le de esos elementos.
Pitagóricos.
Coloreada y rellenada según la época.
Sócrates.
Pascua: Capítulo sobre el filósofo ril11sof1a griega más antigua está contra el mito y a favor de la ciencia, en
El elemento helénico. on Ita la secularización.
En la época trágica: están de acuerdo, Pitágoras, Empédocles, Anaxi-
ma ndro,
1
· En el msc. prcsumihlcmcntc «Vcrsiihn11111m y no «Vcri.tkich». 11polí11c:11nente hostil: 1krúclito
disul·lve toda li11111:i de arte, Parménides.
432 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 23. MP XII 4. INV:ERNO DE 1872-1873 433

23 [10] aar y ser deben ser lo mismo: pues de lo contrario no se podría conocer
La pura verdad es incognoscible. Intuiciones
conceptos el pensamiento no existe, por lo :anta, movimiento: una concepción rígida
estímulos, divididos según En cuanto el pensamiento se m.ieve y está lleno de otras cosas, ya no hay
el placer y el displacer, , sino apariencia. -
según el número, ¿o se 1111111 , ¿la dialéctica del pensamiento no es, entonces, un movimiento?
de fenómenos purament"
intelectuales?
Estímulo: el presupuesto ,, conceptos pueden derivar sólo de la intuición. «Sen> es la transferencia
de toda intuición. nto y de la vida a todas las cosa.s: atribución del sentimiento humano de

Valor de la filosofía: purificar de representaciones confusas y supl'll!l 1(1 única cuestión: ¿acaso el origen de todas las intuiciones nos conduce al
contra el dogmatismo de las ciencias no.
en cuanto ciencia, la filosofía es purificadora y clarificadora forma del pensamiento, lo mismo que la intuición, presupone que noso-
en cuanto anticientífica: es religiosa y oscurantista. 11mos en el ser: creemos en el ser, porque creemos en nosotros. Si lo último
Eliminación de la teoría de las almas y de la teología racional. categoría, también lo será ciertamente la otra.
Prueba del antropomorfismo absoluto.
Contra la rígida validez de los conceptos éticos. 1
Contra el odio del cuerpo. '{111 y pueblo. Ninguno de los grandes filósofos griegos arrastra al pueblo
Daños de la filosofía: disolución de los instintos 11 de sí: la mayoría de las veces fue intentado por Empédocles (después de
de las culturas tá~oras), pero no con la filosofía pura, sino con la ayuda de un vehículo mí-
de las costumbres. u. Otros rechazan al pueblo por principio (Heráclito). Otros tienen un dis-
Actividad especial de la filosofía para el presente. nlluido círculo de hombres cultos como público (Anaxágoras). La máxima
Falta de ética popular. ndcncia democrático-demagógica se da en Sócrates: Las fundaciones de
Falta el sentimiento de la importancia del conocimiento y de la elcu·11)1 las son el resultado, por consiguiente, una prueba en contra. Lo que no
Superficialidad en el modo de considerar la Iglesia, el Estado, y la SnCl{'¡I n conseguido tales filósofos, ¿cómo lo van a conseguir los que son menores
La rabia contra la historia. ue ellos? No es posible fundar una cultura popular sobre la filosofía. Por
El discurso del arte y la falta de una cultura. .>nsiguiente, la filosofía no puede nunca tener, en relación con una cultura,
u importancia fundamental, sino únicamente una importancia secundaria.
23 [11] uúl?
El concepto surge de considerar como idéntico lo que no es idéntico
mediante la ilusión, de que exista algo igual, mediante la presuposici\>11 di 11111iento de lo mítico. - Fortalecimiento del sentido de la verdad frente a
tidades: por consiguiente, mediante falsas intuiciones. po1..·sía libre. Vis veritatis, o fortalecimiento del conocimiento puro (Tales,
Se ve caminar a un hombre: a eso se le llama «caminar». En este 11101111 111úcrito, Parménides).
hacen un mono, un perro: también se dice «caminar».
m1111w1110 del instinto de saber - o fortalecimiento de lo mistico-mítico, de lo
23 [12] rl ist ko (Heráclito, Empédocles, Anaximandro ). Legislación de la grandeza.
Tres cosas que no hay que confundir con la teoría del Ser de Par111(·111d
1) la cuestión: ¿podemos encontrar un contenido en el pensanm11tli fl(!°irín del rígido dogmatismo: a) en la religión b) en las costumbres c) en la
exista también en el ser? lcnci11 Rasgo escéptico.
2) las cualidades primarias en contraposición a las secundarias. fuerza (religión, mito, instinto de saber), cuando es excesiva, tiene efectos
3) Constitución de la materia. Schopenhauer. H harns, inmorales, y embrutecedores como rígido poder (Sócrates).
4) Ninguna filosofía budista del sueño. t1·11t'<'ÍIÍ11 de la ciega secularización (sustitución de la religión). (Anaxágoras,
l~tkh.:s.) Rasgo místico.
Busca la certeza. Es verdad que el no-ser no se puede pensar. ulludo: los filósofos no pueden crear ninguna cultura
pero pueden prepararla
Si considera que los sentidos no son vúlidos, entonces no puetk~ de1111>s lll!f o CllllScrva ria
ser a partir de sensaciones de placer y displacer: estas son tamhi~n ;1p:111c1H. lt1 o lllodcra ria .
434 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 23. MPXIl4. INVIERNO DE 1872-1873 435

.¡ Para nosotros: el filósofo es por eso el tribunal supremo de la escuela. prq


ción del genio: pues nosotros no tenemos una cultura. Partiendo de la d los filósofos son anormales, entooces ¿ya no tienen nada que ver con el
na de los síntomas del tiempo, consagra como tareas de la escuela. 'I
1) Destrucción de la secularización (falta de una filosofia popular) . es así: el pueblo tiene necesidad re las anormalidades, si bien éstas tampo-
2) Refrenamiento de los efectos bárbaros del impulso de saber (ah~.1 ·tC'n por su causa.
con ello, de la filosofia cavilosa). prueba nos la proporciona la ob~a de arte: la comprende el mismo crea-
Contra la historia «icónica». sar de que tiene un lado vuelto hacia el público.
Contra los doctos que «trabajan». ludo del filósofo es el que queremos conocer, el lado con el que se vuelve
La cultura sólo puede proceder de la significación centralizadora de un :i11 'º y no discutir su naturaleza especial, por consiguiente la propia meta,
una obra de arte. La filosofia preparará involuntariamente la visión dl·I l!iUll unta ¿por qué?
de esa obra de arte. tiendo de nuestra época, hoy en día es dificil conocer este lado, porque
"' no poseemos una tal unidad popular de la cultura.
23 (15) 4 eso nos dirigimos a los griegos.
El filósofo como médico de la cultura.

23 (16)
Para la introducción del conjunto: descripción del siglo vn: preparm:11111 il Introducción.
cultura, enfrentamiento de los impulsos. Lo oriental. Centralización de l.1 'itl 1>e Tales a Parménides.
ra a partir de Homero.
Hablo de los preplatónicos, porque con Platón comienza la hostilidad .1hil'I 2:1
contra la cultura, la negación. Sin embargo, quiero saber cómo se comp11fln
filosofía, que no es hostil, ante una cultura ya constituida o en deveni1
caso el filósofo es el oculto instigador de la cultura. ( 'onclusiones cerca 20 páginas
proporción correcta.
23 (17)
Es sorprendente lo rápido que los griegos llegaron a ser libres, si lo cm1111u1
mos con la sofocante cohibición de la Edad Media. Comparar con la cul111rn ti E/filósofo entre los griegos5.
Renacimiento.
1elemento helénico en los filósofos. Son tipos eternos. El no-artista en un
Tales, que predice un eclipse de sol, no es considerado un mago o un f'llViHll o artístico. Muestran conjuntamente el trasfondo de lo griego, así como el
de los malos demones, sino admirado. La cronología no establece las fcd111 tiulo del arte. Contemporáneos de la tragedia. Los requisitos para el origen
seguridad. trugcdia dispersos en el filósofo.

Demócrito, el hombre más libre.


Tales y Anaximandro. Pesimismo y
23 (18) acción.
Retrospectiva sobre las ciencias naturales. ttirn como juego. Genio. Heráclito. Combate. Juego.
Teoría de los estados de agregación. Parménides. Abstracción y lenguaje.
1111dl' la lógica y de la necesidad.
Teoría de la materia. Poeta y filósofo. Concepto de
Por consiguiente, mezcla de problemasfisicos y metafisicos. prosa.
El devenir y el ser - se deduce la completa diferencia. Anaxágoras. Espíritu libre. No se tra-
ta de una contraposición «espíritu
- materia».
4
Título previsto en un primer momento para PHG. Cfr. carta a GersdorlT, 2 de 111111111 ti
1873, CO II 390-392: «Mi escrito crece y va asumiendo el aspecto de un apéndice a f,1 " t111¡.:rll111
El título será quizás: E/filósofo como médico de la rnltura. Con este trabajo querría d¡11 ll' l!!
verdadera sorpresa a Wagncr en su cumplcaiíos1>. Vl'r tamhicn carta a Rohdc, 22 dl~ 111111111111
1871, co 11 394-397. l 111¡10 alternativo a l'l l<_I .
436 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
23. MP XII 4. INVIERNO DE 1872-1873 437
¡Amor y un beso al mundo entero! Vo- Empédocles. El amor. Rclüll
luntad. bicse nacido en el 71 de las Olinpiadas, sería8
do. Panhelenismo. Agon~il
El oyente. Átomo - Número. Ciencia Demócrito. Griegos y ex 1111111
natural.
bertad de convención .
Transmigración de almas - dramá- Pitagóricos. El ritmo y i'I 1
tico. 492
Transmigración de las ,il11H1 60
Metástasis del impulso trágico-artísti- Sócrates y Platón. La fornlill!IOll
co en la ciencia. <4>32
ra sólo «escuela». Hosl lliil1lll
tra la explicación c1nitll1
tural. tomado parte en la guerra, tendría según Neantes 77 años, es decir, para
ha nacido en el 492. Si nació en el 492, entonces, según Apolodoro al-
cl><fJ.~9 en el 442, es decir, a la edad de 50 años, y ha muerto en el 432, a
23 (23J
de: 60 años.
Pensad, el filósofo caminaba y llegaba a Grecia - así sucedía 1 tlíi lle punto se enfrenta a Neantfü: él le puso expresamente 77 años: ¿para
llos preplatónicos: ellos son, en cierto modo, extranjeros, extranje1w1 11\ M permitirle participar en aquella lucha. Sin embargo, debía haber sido
llados.
do por los agrigentinos.
Todo filósofo está en el extranjero: y debe en primer lugar sentir rn111il unu fecha muy acorde con el na;:;imiento.
jero lo que le es más próximo. . 01. 84 tiene 50 años.
Herodoto entre los extranjeros - Heráclito entre los griegos. El l11 1: i(lfl hu muerto.
y el geógrafo entre extranjeros, el filósofo en su casa. Nadie es prof1:1.1 c:ntcmente parte hacia Turi a la edad de 50 años, porque está desterrado.
rra. En la propia casa no se comprende lo extraordinario que tenenw~ de de Agrigento cuando compone su xcx~cxp¡J.ot para Olimpia. Probable-
sotros.
u presencia se registra durante aquella olimpiada del 84 en Olimpia.

23 (24J
El nacimiento de la tragedia considerado desde otro aspecto. l.:1 C•.ll!fl JUtgoras ha tomado de Heráclito la idea de que en todo ser y devenir se
ción desde la filosofía de sus contemporáneos. ncluye la oposición de contrarios.
ló ~in duda la contradicción de que un cuerpo tiene muchas propiedades,
23 [25] lo pulverizó creyendo que lo había reducido ahora a sus verdaderas cua-
Los filósofos de la época trágica. 14ludes.
n: primero heracliteano
:cptico coherente, todo fluye, incluso el pensamiento.
En memoria de Schopenhauer. levado por Sócrates a la persistencia del bien y de lo bello.
!!los son aceptados como entes.
23 [26) 6
la idea de bien y de lo bello participan todas las especies ideales y son
En el 415 habrí~ sido él rccxne."Awc, ~m;pyeyYJp~~wc, 7 ,_ naci~ por l'o11\irul por eso también entes (como el alma participa de la idea de la vida).
en todo caso despues del 500 (segun Anstoteles v1v10 casi 80 anos, s1 l111b1 l.11 idea no tiene figura.
cido en el 495, es decir, 5 años después de Anaxágoras). Mediante la idea de la transmigración de las almas de Pitágoras se respon-
de a la cuestión de cómo nosotros podemos saber algo de las ideas.
m.M 14 Hn de Platón: escepticismo en el Parménides.
m.m 4 Refutación de la teoría de las ideas 10 •

56

11 el 111~1:. hC encuentra esta disposición, no la que aparece en el texto alemán.


6
Nietzsche hace referencia a la vida de Empédoi:lcs. Cfr. Diúgcncs Lacn.:io, VI 11 Milih11C7».
7
«Cuando llcl!Ó a muy avanzada edad .» li fitdcí11111J! i11 tlav S111tli11111 1kr p/11t1111i.1·ch1•11 Oi11/11ge, KGW 11, 4, sobre todo pp. 47,
23. MP XII 4. INVIER.NO DE 1872-1873 439
438 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

23 (28) 1311
5. Arte. Concepto de cultura. Lucha de la ciencia. .uestro devenir actual es una separacion, aunque sea incompleta, entonces se
6. Filosofia, extraña doble naturaleza. pregunta él: ¿qué es lo que impide la s~paración completa? Una fuerza de ten-
7. Tales. dencia contraria, es decir, un movimiento latente de atracción.
8. Anaximandro. ntinuación: para explicar ese caos, es preciso que una fuerza haya sido ya
9. 10. 11. Heráclito. activada, un movimiento es necesario para producir este intrincadísimo en-
12. 13. Parménides. redo.
14. 15. Anaxágoras. ·r consiguiente, es seguro que haya una preponderancia periódica de una u otra
16. 17. 18. Empédocles. fuerza.
19. 20. Demócrito. 1 fuerzas son antitéticas.
21. 22. Pitagóricos. poder de atracción actúa todavía ahora., puesto que de lo contrario no habría
23. 24. Sócrates. en absoluto cosas, todo estaría separado.
25. Conclusión. o es lo real: dos especies de movimientD, que el vou~ no explica. Por el contra-
rio: vemos ciertamente que el amor y el odio mueven, lo mismo que también
23 (29) vemos que el vou~ se mueve a sí mismo.
Capítulo I. 3 concepción del estado primordial se modifica ahora: se trata del estado más
Capítulo II. 5 dichoso. En Anaxágoras ese estado era el caos, anterior a la obra arquitectó-
Capítulo III. El filósofo. nica, semejante al montón de piedras en el lugar de la construcción.
Capítulo IV. Tales. Anaximandro.
Capítulo V. Heráclito. 1321
Capítulo VI. Parménides. 'mpédocles concibió la idea de una fuerza tangencial que surge del cambio
ntino y actúa en oposición a Ja gravedad (de coelo, 1, p. 284). Schopenhauer,
23 (30)1 1 ·ndo como Voluntad, II, 390 12 •
Que esta concepción global de la doctrina de Anaxágoras debe ser con n 1 1 sostenía que era imposible la continuación del movimiento circular en
lo demuestra clarísimamente el modo en que los seguidores de Anaxágoras, I "' xágoras. Existiría un torbellino, es decir, lo contrario al movimiento ordena-
pédocles de Agrigento y el teórico de los átomos, Demócrito, criticaron y 111q11
raron realmente tal doctrina en sus sistemas contrarios. El método de esta n 111 ¡ las partículas se mezclasen infinitamente entre ellas, entonces se podrían
ca consiste ante todo en una renuncia continua según aquel espíritu mencio11111h1 •omponer los cuerpos sin esfuerzo, ya no se mantendrían cohesionados, se-
de la ciencia natural, la ley de la economía aplicada a la explicación de la 11.1111 como polvo.
raleza. La hipótesis que explica el mundo existente, con el mínimo gasto dr 111 Las fuerzas que dan cohesión a Jos átomos y proporcionan solidez a Ja masa
dios y de presupuestos, debe tener preferencia: pues en ella se encuentra el 1111111 llama Empédocles «amor». Se trata de una fuerza molecular, una fuerza cons-
mo arbitrio y está prohibido el libre juego de posibilidades. Si se diera 11 diil tiva de Jos cuerpos.
hipótesis que explicasen ambas el mundo, entonces habría que examinar t1111 rl
gor cuál de las dos satisface de la mejor manera esta exigencia de eco1111111I
Quien se las arregle con aquella explicación, sirviéndose de las fuerzas mú' \1111 Empédocles.
ples y más conocidas, ante todo las mecánicas, quien deduzca la estruclu1 ,1 11
tual del mundo de las menores fuerzas posibles, será siempre preferido a 11q11~I Contra Anaxágoras.
que se deje llevar por un juego formador del mundo mediante fuerzas mús l'illll 1) El caos presupone ya movimiento.
plicadas y menos conocidas, y también más numerosas. De este modo, vr11101 ) Nada impediría que se diese Ja separación total.
cómo Empédocles se esfuerza en eliminar lo superfluo de las hipótesis en 111 d1i ,, Nuestros cuerpos serían agregados de polvo. ¿Cómo puede haber movi-
trina de Anaxágoras. lllnlo si no hay en todos Jos cuerpos movimientos contrarios?
La primera hipótesis no necesaria que cae es la del vou~, de Anaxúgrn ¡¡ 41 Un movimiento circular continuado y ordenado es imposible, sólo sería
aceptándola se asume demasiado para explicar algo tan sencillo como el 1111wl 11ihk un torbellino. Él mismo considera el torbellino como un efecto del
miento. Sólo es necesario explicar las dos clases de movimiento, es decir, l'l 11¡¡1 •1; 1 ~. ¡,Cómo puede actuar a distancia una cosa sobre otra, el sol sobre Ja tie-
vimiento de un objeto hacia otro y el movimiento por el que un objeto se 11ki11 d
otro. 'J
-
Sl'l1opc11hauc1; A., Wll'I', 11 , l:Up. 26
'1 Cit. 2J 111yl>w1·orp/t1/1111i.11hr11 l'hi/11.10¡1/it'r1, K<IW 11, 4, 327-328.
11
Cfr. kcción Rohn.: Empédodl:S cn /1/1• l'ill/•lot,,11Ífrhr•11 l'lii/11.1·oplw11, K<lW 11 , •I, p 11 u 1>ll la disnndlóP>
441
23. MP XII 4. INVIERN:J DE 1872-1873
440 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

juicio sobre la vida dice más.


rra? Sería imposible, si todo estuviese todavía en el torbellino. cX7toppM tl Lo Uno, huida ante el devenir.
consiguiente, al menos deben darse dos fuerzas motrices: que deben ser inh Aut unidad aut juego artístico.
tes a las cosas. funda desconfianza frente a la realid:td
5) ¿Por qué infinitos ov-ccx 16? Transgresión de la experiencia. AnaXflfOI nadie admite un dios bueno, que hay:t. hecho todo optime.
refería a los átomos químicos. Empédocles ensayó la hipótesis de cuatro 1111 Pitagóricos, secta religiosa.
átomos químicos. Consideraba los estados de agregación como esem:ud
Anaximandro.
calor haciendo de lazo. Por consiguiente, se dan estados de agregación 111Cdl
Empédocles.
repulsión y atracción; la materia se presenta en cuatro formas.
6) La periodicidad es necesaria.
7) En los seres vivos Empédocles quiere seguir el mismo principio 1Hl!l
aquí niega el finalismo. Su mayor hazaña. En Anaxágoras se da un duallfü
Anaxágoras.
Heráclito.
23 [341 Demócrito. El mundo sin significado moral o estético, pesimismo del azar.
El simbolismo del amor sexual. Aquí como en la fábula platónica Sl' 11111 &o1 pusiese a todos ellos ante una tragedia, los tres primeros la reconocerían
el anhelo por llegar a ser uno, se muestra que existió ya una vez una u111d.1ll 1 mo un espejo de la infelicidad de la existencia.
yor: si esta unidad se encontrase realizada, entonces aspiraría a su vez a 1111li 1 rménides como apariencia efimera.
dad todavía más grande. La convicción de la unidad de todo lo viviente gi11íl!ll ráclito y Anaxágoras como estructura artística y modelo de las leyes del
que hubo una vez un ser viviente enorme, del que nosotros somos frag111r1111
universo.
trata del Sphairos 17 mismo. Es la divinidad más feliz. Todo estaba entolll 1 . 1111 mócrito como resultado de las máquinas.
sólo por el amor, por consiguiente máximo finalismo. Esta divinidad l 111, un Sócrates comienza el optimismo -optimismo que ya no es artístico-
membrada y despedazada por el odio, descuartizada en sus elementos 'r 1•0I n teleología y fe en el buen dios;
matada, privada de la vida. En el torbellino no surge ningún individuo\ 1~ fe en el hombre bueno y sabio.
Finalmente, todo se separa y comienza entonces nuestro período (a la mr :i'ill
l10\ución de los instintos.
ginaria de Anaxágoras él opone una desunión originaria). El amor, co1111~1
1

rutes rompe con la ciencia y con la cultura precedentes, él quiere volver a


go, mezcla de nuevo los elementos con prisa rabiosa, intentando llevn1 i. lu antigua virtud cívica y al Estado.
vez a la vida. Aquí y allá lo consigue. Continúa haciéndolo. En los srri• tón se aparta del Estado, cuando nota que ha llegado a ser idéntico a la
surge un presentimiento de que deben aspirar a uniones todavía más altn
nueva cultura.
patria y estado originario. Eros. Es un terrible crimen matar la vida, pul!S c11ccpticismo socrático es un arma contra la cultura y la ciencia prece-
se tiende a la disociación originaria. Algún día todo tiene que volver· 11
única vida, el estado de máxima felicidad. dentes.
La doctrina órfico-pitagórica interpretada con otro sentido en las
naturales: Empédocles domina conscientemente ambos medios de ex¡m~s 1 uíllcs son las causas que en la Antigüedad clásica han interrumpido una
eso es el primer retórico. Fines políticos. kpcrimental próspera después de Demócrito?
La doble naturaleza - la agonal y la amorosa, compasiva.
Ensayo de una reforma griega total.
Toda materia inorgánica se ha originado a partir de la materia Oll~t 11i1u1 1A11tonius. Considera el curso del sol y de la luna como alguien que sale
materia orgánica muerta. Cadáver y hombre. hndamente con ellos, y piensa siempre en cómo los elementos se transfor-
1

en otro. Pues éstas son ideas que barren el fango de la vida terrena.
\111(1
23 [35]
CONCLUSIÓN: el pensamiento griego en la época trágica
es pesimista tenes afirma: es digno de un rey tolerar juicios hostiles, habiendo obra-
o artísticamente optimista.

15
«Emanaciones».
16
«Entes». Demácrito.
17
Alusión al mito relatado por Aristóf'ancs en el /111111¡11(·/c En un principio lüM l¡,•lti
eran seres esféricos con cuatro piernas y cuatros hrnzos, pcm fueron r<1sti~:idu~ 11 ~ll lilll1tl x1ma simplilícaciún posihlc de las hipótl!sis.
actual por tratar de ak:anzar el Oli1t1pu.
443
23. MPXII 4. INVIEFNO DE 1872-1873
442 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

1) Existe el movimiento, por lo tanto existe el espacio vacío, por lo 1


no-ser. El pensamiento es un movimiento. tra intuición modificada ya por onceptos.
2) Si existe un ente, debe ser indivisible, es decir, absolutamente 111-11 onceptos son relaciones, no abstiacciones.
división es sólo explicable por los espacios vacíos, por los 1'>or<1
cosa completamente porosa es sólo el no-ser.
3) Las propiedades secundarias de la materia son vóµcp no en sí , l.as metáforas se refieren a activichdes.
hmnan entre sí un sistema: el só.ido armazón fundamental - forman
4) Determinación de las cualidades primarias de los iX:roµcx. ¡,h11
idénticos, en qué distintos? tllÍllll!rOS.
5) Los estados de agregación de Empédocles (cuatro elementos) ¡11
rn núcleo de las cosas, lo esencial S! expresa en el lenguaje de los números.
nen sólo los átomos de la idénticos, y por consiguiente no pll\!ll J,l'.n qué se basa lo arbitrario en las metáforas?
ellos mismos ov-rcx.
6) El movimiento está unido indisolublemente a los átomos, un rl1
fuerza de gravedad. Epicuro. Crítica: ¿qué significa la gravedad losolia no es para el pueblo
pacio infinito vacío? por lo tanto no es base de una cultura,
7) Pensar es un movimiento de los átomos de fuego. Alma, vida ror consiguiente sólo instrumento áe una cultura.
nes de los sentidos. ) contra el dogmatismo de las ci~ncias
hl contra la confusión de imágenes de las religiones míticas en la natura-
23 (40] leza
contra la confusión ética debida a las religiones.
Valor del materialismo y confusión del mismo.
Platón y Demócrito.
El noble investigador, apátrida y fugitivo del mundo. ~1·11/'ia de la filosofía es adecuada a su fin
Demócrito y los pitagóricos encuentran juntos el fundamento dr l.1 "' l. convencida del antropomorfismo es escéptica
natural. 2. tiene elección y grandeza
). abarca las cosas bajo la idea de unidad
hl es sana interpretación y simplificación de la naturaleza, es demostra-
Pitagóricos.
ción.
23 (41]
destruye la fe en la inviolabilidad de tales leyes.
(10) Plan. ¿Qué es un filósofo?
wapacidad sin cultura, caracterizada mediante la situación presente.
¿Qué relación tiene un filósofo con la cultura?
¿Especialmente con la cultura trágica?
(20) Preparación. ¿Cuándo desaparecen las obras?
Las fuentes: a) para la vida b) para los dogmas.
La cronología. Confirmada por los sistemas.
(100) Parte principal. Los filósofos, con extractos y digresiones.
(20) Conclusión. La posición de la filosofia respecto a la cultura

23 (42]
El artista no contempla «ideas», siente placer con las relaciones nu111i;:1
Todo placer se basa en la proporción, el displacer en la desproporu1'111.
Los conceptos son construidos según los números.
Las intuiciones que representan buenos números son bellas.
El hombre de ciencia calcula los números de las leyes naturales
el artista los contempla: - allí legalidad,
aquí belleza.
Lo contemplado por el artista es completamente superficial .
idea»!
El más fino envoltorio alrededor de números bellos.
24. U II 7A. INVIERNO DE 1872-1873 1

r hacia dentro de uno mismo de manera sana, sin destruirse; es un don


nturarse en las profundidade5 no investigadas sin ilusiones ni patrañas,
una mirada pura. Goethe.

métodos han sido los más tristes instrumentos para obstaculizar y retardar
n: o se aproximan y se vinculan cosas infinitamente lejanas, con ayuda de
ehrosa fantasía y de una mística ingeniosa, o se separa lo que tendría que
1unto mediante una incomprensión que desune, se esfuerza en separar fenó-
muy afines, en atribuir a cada uno una ley propia, que tenga que explicarlos.
M no puede ser reunida ninguna totalidad tanto en el conocimiento como
flexión, etc. Exigencias para una obra de arte científica: no se debería ex-
la actividad científica ninguna de las fuerzas humanas. Los abismos del
tlmicnto, una segura visión del presente, profundidad matemática, exacti-
kn, altura de la razón, agudeza del intelecto, fantasía móvil y anhelante,
nmorosa por lo sensible, de nada se puede prescindir para atrapar de una
viva y fecunda el instante, y sólo así puede nacer una obra de arte, cual-
quc sea también su contenido. - Esas fuerzas pueden emerger en todo
n10, si no son reprimidas por los prejuicios, por la obstinación de los indi-
que las poseen, y como quieran llamarse, por lo demás, toda la serie de
oncs que acobardan y matan -
N si nosotros, por lo que respecta a la ciencia y al arte, vivimos en la más
fin anarquía, que parece que nos aleja cada vez más de todo fin deseado -

l1111aturaleza. Ella representa un espectáculo: si ella misma lo ve, no losa-


' y dcrtamente lo representa para nosotros, los que estamos en un rincón.

IJ 11 7, cuaderno de 186 páginas, del que sólo se han utilizado una veintena. Contiene
io11c~ de distintos períodos y textos para el§ 5 de «Ensayo de autocrítica».
( 'fi. <locthc, Das Sehen in subjetiver Hinsicht, von Purkinje, vol. 40 (Sammtliche Werke,
11, p. ·103 .
( li , <iocthc, Materia/en zur Geschichte der Farbenlehre, vol. 39 (Sammtliche Werke, op.
I'(· 'I~oi . . Gl·org Ch . Tobicr ( 1757- 1812), «Die Natur. Aphoristisch», en Goethe, vol. 40
1111th1;h1: Wcrkc, op. cit), pp. :186 ss.

1445]
446 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 24. U II 7A. INVIERNO DE 1872-1873 447

- Su espectáculo es siempre nuevo, porque crea siempre nuevos l'HI


La vida es su más bella invención, y la muerte es su artificio par;¡ l u:er9 , en versos descarnados
vida. Goethe. r por el arte sin sentido del arte
poco provecho para los sobera.nos,
24 (4) u oído a los charlatanes del a~te,
Se habla a menudo de la República de los eruditos, pero no dl· lil U rtc permanece solo como antes.
los genios5• En ésta sucede lo siguiente: - a través del desolado 111lc1 v11I
siglos, un gigante llama al otro sin que el mundo de los enanos, q111
por debajo, percibe algo más que un ruido confuso, y sin que se dr 1~ 11rll111 dos tipos de cultura, la helénica y la romana: la primera es una planta na.-
algo sucede. Y de nuevo, estos enanos hacen incesantes bufonadas y J)roilt en todas sus formas y miembros transfiere jugando continuamente la...
gran ruido allí abajo, van cargando con lo que aquéllos han dejado UIH'I, 1 ndal, de tal manera que la en::>rme multiplicidad se simplifica a los ojos.
man héroes que son también enanos, pero aquellos espíritus gig.i11li ~ontempla. La otra es una noble convención y una decoración, con for-
dejan molestar por ello, sino que continúan su diálogo entre espí11111 1•t11das, tampoco quizás comprendidas, pero reinterpretadas en clave fas-
Schopenhauer. 11uherante o graciosa.

24 [5)
Mis contemporáneos, descuidando completamente mi obra y cdrliíllll vida de un pueblo se ha encontrado bajo el dominio del tipo griego o ro-
tre tanto lo que es mediocre y malo, han hecho todo lo posible poi uq\1\11 l arte, hablamos de la cultura de este pueblo: pero ¿qué posición tendrá..
a mí mismo. Schopenhauer. lla en relación con el dominio del arte sobre la vida, que ha llegado a ser
mmativo, cuando este arte es, en un caso, naturaleza, y en el otro es con-
24 (6) 'f Respondemos a esta cuestión en primer lugar desde la analogía.
El genio es el portador de la cruz de la humanidad, para redim111111
quedad y de la barbarie. Schopenhauer.
l11tcnción es entretener a los jóvenes para que conozcan la lengua griega y
24 (7) 011 una simple exposición de los grandes maestros griegos de la filosofía.
Todo se me impone a la fuerza, yo no pienso más en ello, todo M' 1111: Jl
contra, y el enorme reino se simplifica en mi alma, de tal manera q 111 111\ttll
do llevar a término 6 igualmente la tarea más ardua. Si yo pudiera rn11111nl Conferencias sobre lafilosofia griega.
lamente a alguien la mirada y la alegría, pero eso no es posible. Y 1111 lll' ti Primera parte.
un sueño, de ninguna fantasía, es un percibir la forma esencial, con 1.i 1Jll\• 1
turaleza sólo, por decirlo así, juega siempre y, jugando, produce la\ uln ~lliul
Si mi corta vida me dejase tiempo, me atrevería a extenderlo a todo~ l1:i
de la naturaleza - a todo su reino. Goethe 7 •

24 [81
Lo he dicho a menudo y lo repetiré todavía más veces, que la mm11 /
mundo y del obrar humano es el arte dramático. Pues no hay ahs11l11i
nada más que sacar de todo esto. Goethe 8 .

24 (9)
Con los descubrimientos anatómicos siento una alegría tal que sr 1111
todas las entrañas.

C'fr 1'1an1 Grillparzer (1791-1872), escritor y dramaturgo austríaco. Nietzsche anotó en.
5
Cfr. Die vorplatonischen Philosophen, KGW 11, 4, p. 213. 111k1 nos numerosos pasajes de su obra póstuma (Siimtliche Werke, IV, Stuttgart, 1872, 1 O
6
En el msc. «weglesen» y no «weglcgem> hu 11110 epigramas muy hermosos, pero su fama radica en su labor-como dramaturgo.
7
Carta de Gocthc a Charlottc von Stcrn, 9 de octuhre de 1886. l11l1111do por varias escudas y tcruknci;is, incluyendo la tragedia y las leyendas antiguas.
8
Carta de Goethe a Charlottc von Sll·in, 3 de marm dt: 178~ . l"/11J:r1111111.1 ( 1856).
. P II 12B. 54.55.52. INVIERNO DE 1872-1873 1

lero comenzar confesando que para mí ha sido muy dificil llegar, respecto
aicdia griega, a un sentimiento puro y original, que aluda realmente a la
la como una obra de arte, a un sentimiento que me gustaría llamar ante
lnccro». Hoy todo se hace desde el principio para que el joven, ávido por
brir finalmente un mundo maravilloso de fama ilimitada, caiga en las redes
11dmiración que se puede caracterizar como insincera. Se oculta a sí mis-
croso la primera impresión fría, extraña y casi penosa: pues quisiera a
"''ªamar aquello cuyo canto triunfal resuena en torno a él desde la Anti-
hasta este momento. En esta necesidad de amor transforma para sí, in-
ntcmente, el objeto que tiene sobre él un efecto tan extraño, con la fuerza
tierna ilusión; quizás mantiene su mirada como hechizada, fija sobre las
1 en la que percibe una afinidad con Shakespeare, y valora más o menos
I• tragedia antigua según la impresión de la escena esquilea de Casandra: o
ne sobre la estructura del drama sofocleo, y se alegra de reconocer en él
N según las cuales todavía hoy el dramaturgo construye y da forma. Otro
incluso sentir mediante una excitación «sentimental» la antítesis de aquel
mítico más frío y más áspero: mientras que las naturalezas inferiores se
r satisfechas, aquí como en todas partes, con el contenido material, es de-
lll' divertirán con la historia representada, o se quedarán enganchados en
1111 o pensamientos aislados, o en metros, o incluso en pasajes corrompidos.
ntrario, aquel sentimiento sincero comienza con la confesión de una caren-
1

rmc y de una admiración, por consiguiente, sólo relativa. La carencia es


11 mús grande que la que sufriríamos si nos encontrásemos más o menos
n montón de ruinas de un templo y tratásemos de adivinar, a partir de unos
ll'stos de columnas, el efecto producido por toda la columnata. Pues en
Ulva, tenemos ante nuestros ojos papel impreso, en lugar de la realidad de
111 1ragcdia. Debemos ponernos en el lugar del griego en la completa mani-
lt'ln de su vida, como actor trágico, como cantante, como bailarín, como
1t1<111r único, artístico y exigente. Pero si somos capaces de añadir con el
miento a los mismos griegos, entonces habremos casi recreado también la
ll111111ligua partiendo de nosotros. Pero la insuperable dificultad consiste en

I' 11 12, cuaderno de 60 páginas. Aquí se publica solamente un fragmento. Unas 50


•-del cuatll.:rno son apuntes filológicos.
ello~u a <IT

14491
450 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 25. P II 12B. 54.5'..52. INVIERNO DE 1872-1873 45 1

esto: ¿cuándo tiene que comenzar el hombre moderno a pensar co1110 lill 1t las leyes del gran estio, la simetría rígida se resolvió en contrastes
y cuándo debe terminar? Verdaderamente es muy dificil encontrn1 d ente, la limitación a drn o tres actores tenía también un motivo plásti·
una vez que se ha aclarado aquella carencia. Sólo fenómenos análo¡'.1•'1 d miedo a representar grupos mayores, grupos en movimiento. Porque er
mundo, que podemos llamar casi griegos, pueden seguir ayudándorw s nh aon demasiados los peli~ros de caer en lo antiestético. Aquella simplf
como lo igual es reconocido sólo por lo igual y en lo igual. De este nu•do . 1 ad esquilea debe haber fido, sin embargo, el escalón previo a Fidias
jores entre los estudiosos de nuestros días cultivan el uso de GoethL' pillll rtc figurativo sigue con p:i.so lento tras una bella realidad. Es una cues-
conducir por él hasta los griegos: otros recurren a la ayuda de Ril l .1tl rtante, por qué después ie Sócrates el arte figurativo no decayó al mis·
mantengo firme en las experiencias que tengo que agradecer a Richa1d po que las otras artes: pero, en primer lugar, el arte figurativo es má~
La llamada ciencia histórico-crítica no tiene ningún medio para ap111\llll demás lo salva la formación artesanal de sus maestros, no la formación
cosas tan remotas: utilizamos puentes, experiencias, vivencias: luego \11h , y, en tercer lugar, lo que ina vez es creado como bello se repite siempre.
necesitar hombres que nos las interpreten y nos las expresen. Así pul'-. l I fil que también las épocas posteriores brillan todavía para nosotros con
tengo el derecho de partir de la impresión que me produjo una repn:,r11111 de épocas muy anteriores.
Tristán en el verano de 1872. odo caso, el poeta trágico debe de haber dado también instrucciones para
Descubrí de pronto, por lo que respecta al lado plástico de la repr l::irnl )!I y movimientos plásticcs de sus actores: y que lo hizo lo reconocemo~
una radical diferencia frente a la representación plástica de nuestro' nd1 et ría del número de verso;, que sólo se explica por los movimientos plás-
los papeles schillerianos o shakespearianos, así como en la de los t.1111011 tteneral, el actor está de ?ie, quieto, mientras habla: por medio de cada
ópera. Aparte del talento de los actores, se notaba una tensión involu111uf1 vide grupos iguales de versos. En todo caso, todo su comportamiento en-
bién en los momentos más apasionados, por mantener una sosegod11 1111 e( concepto de la coreografia, y el maestro del coro, es decir, originaria-
esencialmente, se veían nobles grupos plásticos, con sobrio movimie11l11; 111 1 ! poeta, tenía que idear y prescribir todo para él. Para la época esquilea,
ría de las veces casi en reposo. Me gustaba que la actividad incesanll' lil\ ttha acostumbrada a un estilo rigurosamente hierático, tendremos que
hubiese sido abandonada por un esfuerzo hacia lo plástico. Me dije ()11\' 111 ner frecuentemente en la tragedia un estilo todavía condicionado hieráti-
ca y el canto debían ser ciertamente el fundamento, por eso nada se 11111\'lll tc. Se habría planteado la tarea de comprender a Esquilo como un compo-
prisa como en la vida normal o como en la tragedia hablada. La en111111~!! lltstico, tanto en el movimiento plástico de una sola escena, como en la
da es infinitamente más lenta que la hablada. El movimiento que l.1 .11.0111 n total de las composiciones plásticas. El problema principal estaría en
debe traducir en una grandeza patética el rápido y envolvente movi111ient11 ndcr la utilización plástica del coro, su relación con las personas de la es-
ralista. Y así presentí un futuro fecundísimo para nuestras tareas pl{"l 11 .1 lucgo la relación del grupo plástico con la arquitectura circundante. Aquí
contrar para una música tan sublime la correspondiente sublimidad di' .11 lit 11hrc un abismo de fuerzas artísticas - y el dramaturgo aparece de nuevo
y movimientos de los grupos. Y también en este caso la música me ¡w n 1( uc nunca como artista total. Véase Goethe a Schiller, Bd. 1, p. 278 3•
vamente el redentor de nuestra época presente. Al contrario, la ópe1 .r l'!ll
pletamente inapropiada para producir una purificación del sentrdn pl
pues sus cantantes eran instrumentos disfrazados, sus movimientos rn d 1
indiferentes y por eso desde el principio determinados por convenc1ú11 :\ti
podía decir que el hombre moderno, mediante la seducción de su ark p1d
la ópera, se había acostumbrado a la expresión convencional en los 11,1,il'
gestos, etc.: que las cortes son imitaciones del mundo de la ópera y q111~ p1
poco todo el mundo civilizado se ha convertido en la pálida imitación d1 • 1
gua cultura de la corte.
Así pues, lo mismo que aquí obliga a una plasticidad más sosegado , 111 iH
duración de los sonidos cantados, también lo hizo evidentemente en el d1 11111
quileo: pero, además, todavía hay otra circunstancia que potencia esl11 qlll
plástica. La tragedia es un acto religioso de todo el pueblo, es decir, de IOtlll
comunidad de ciudadanos, cuenta por consiguiente con una gran ma'" tl1~ ''I
tadores: pero esto hace que la distancia entre el espectador y lo represr111t1llo
mucho mayor que entre nosotros. A causa de estas diferentes cond1don
perspectiva el actor mismo debía exhibirse con mucho relleno y subid1·111 h1
tumos: por el mismo motivo se colocó la máscara en lugar del rosl rn c11 IH
miento. Pero precisamente por eso dehe desplegarse la plústica slilo c11 ltíl tt l .11 ri111 rnrrcsp111Hk a l:i c:11111 de G11c1hc 11 Sd1ilk1 del 8 de mar/O de 1797 (Goethe.1·
grandes y sosegadas. En este caso se. fim11aro11 de una manera co111plcl1t1HM h'í'i hl·<'l 11111 S111illcr, St11t Jg;11 I, 1870 l llN ll
26. U 1 5B. PRIMAVERA DE 1873 1

Paracelso. Pa>ajes en las alegorías de Homero.


El agua en la nueva química. Lavoisier.
Nubes. Hielo.
Anaximenes. Aire (Paracelso).
El devenir como signo de la
caducidad. Ne.> el infinitum, sino lo indefinido.
El &m:~pov ¿causa primera del mundo del
devenir? (Teoría de la emanación, Spir2 .)
Devenir como crear, p. 347 y anteriormente
Kopp 3•
Presupuesto de dos elementos para
todo devenir.
Movimiento circular. Teoría dinámica,
compenetración de la materia, p. 324.
Muchas sustancias.
El devenir como extracción, ya no como creación.
Penetración en dirección a los puntos.
Atracción, repulsión. Afinidad.
Actio in distans. Cuatro elementos. Dos
formas de electricidad, p. 340 Kopp.
Amor y odio - sensación como
causa del movimiento. Boerhaave4, p. 310 Kopp.
Átomos homogéneos. Buffon 5 contra Newton,
p. 311. Multiformes, Gassendi.

1115.1:uaderno de 182 páginas, la mayor parte de los años 1870-1872. Aquí se publica
nu:nlos del año 1873 bajo el grupo 26.
rdinc a la obra de Spir, A., Denken und Wirklichkeit, vol. I, Leipzig, 1873, p. 431. La obr.
o l;.1 rdación de préstamos en la biblioteca de la Universidad de Basilea.
opp, 11., Geschichte der Chemie, Braunschweig, 1844, p. 273. Préstamo en la bibliotec:
l ltuvcrsrdad de Basilea el 28 de marzo de 1873.
Hoer haavc, 11. ( 1668-1738), médico y químico holandés.
Hullhn, l.. (1707-1788) naturalista francés, autor de la llistoire Naturelle (1749).

[15:'1
454 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 26. U 1 5B. PRIMAVERA DE 1873 455

Pitagóricos. 367 Kopp. El viajero que duerme en la nave.


Überweg, III 5 36 • mús Campanella dice que el espacio está animado, pues tiene horror al
Continuación del atomismo, toda mecánica y anhela la plenitud.
del movimiento es en última instancia una
descripción de representaciones.
Contacto. Actio in distans. nsiderar una serie de filósofos uno después de otro es como estar en una
de pintura: están en la casa en la que los hemos alojado para su comparación,
Parménides. Bernardino Telesius7 • ,\'U propia casa; por eso a menudo parecen tan arbitrarios y como un lujo,
Contribuciones a la historia de la fisiología productos de artistas impersonales y sin carácter. La tarea, por el contrario,
de Rixner y de Siber III8. r hablar solamente de cómo ellos se refieren a sus predecesores y se ponen
Definición de la sustancia en Descartes, tacto con ellos, por consiguiente de la lucha entre unos y otros.
ver Überweg III 52.
Acción recíproca entre dos cuerpos totalmente
,,
diferentes, III 53. icro describir una serie de grandes filósofos, y con ello espero aclarar un
Teoría fundamental, principio de contradicción. míts la esencia del filósofo mismo: aunque lo haré de una manera algo no
Überweg, III 81. Oca, pues me atengo a los efectos ejercidos por los filósofos. Pero no quiero
Quidquid est, est: quidquid non est, non est9• directamente de su esencia, pues el puro instinto de verdad es tan ajeno y
:o claro en este mundo, que puedo esperar, si muestro para qué es útil el
26 [2) 'o, haber mostrado al menos algo. Aunque esta utilidad no sea la causa de su
Imitación de la naturaleza. ria, está bien reconocer que una vez que existe puede ser también útil: en
«El hombre más sabio es un mono frente a Dios». Heráclito 10 • 111· él es según su naturaleza tan extraño e inhumano, se podría creer que
Edipo, «el hombre del dolorn, resuelve el enigma del hombre. lo es inútil, sino también dañino. Pues ese impulso está en contradicción
que la mayoría de las veces hace feliz a los hombres.
26 [3)
Los Eleatas veían el cielo, por así decirlo, negro, como los habita111i
luna. liten sólo filósofos, es decir, amigos de la verdad, o enemigos de la verdad,
26 [4)
Cardano 11 divide a los hombres en
1
1) sólo engañados tengo nada más que sensaciones y representaciones.
2) engañados que engañan consiguiente, no puedo pensar éstas como originadas a partir de conteni-
3) no engañados que no engañan. 111 representación.
us esas cosmogonías, etc., son derivadas de los datos de la sensación.
26 [5) podemos pensar nada que no sea sensación y representación.
, ºt o { Sennerti .physica Viteb<ergae>
D emocn . . . 1618
. . . l mismo modo, tampoco podemos pensar tiempo, espacio y mundo en su
Magnem Democrztus revlVlscens Tzczm 1646. iNlcncia, sin el sujeto de la sensación y de la representación.
Empédocles - Maignani cursus philosoph<icus> 1652 y 1673. me puedo representar el no-ser.
1\1 ente es sensación y representación.
26 [6) rn no-ente sería algo que no fuera sensación ni representación.
El oscuro océano de la metafisica. UJClo de la representación no puede «no representarse», suprimirse.
11111do de la representación no puede pensarse a sí mismo como devenido,
1
o desaparecido.
6
Überweg, F., Grundriss der Geschichte der Philosophie von Thales bis a11/ di1• 11 111h1é11 es imposible la evolución de la materia hasta el sujeto de la represen-
1
(Esbozo
7
de la historia de lafilosofla desde Tales hasta la actualidad), 3 vols., Bcrll11 , 1KM! 1 11.
¡111 8
Bernardino Telesio (1509-1588), filósofo y naturalista italiano. 110 se da en absoluto esta 1.:ontraposición entre materia y representación.
Citados en la obra de Überweg.
9
«Lo que es, es; lo que no es, no cs.»
10
Heráclito, frgml 8j (Dicls-Kranz) .
11
Gcrolamo Ca ni ano ( l 'iO 1 I 'i76), 111í·dírn y lil1'1s11l(1 ita lían o
456 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 26. U I 5B. PRIMAVERA DE 1873 457

La materia misma es dada sólo como sensación. Toda inferencia mús


ella es ilícita.
La sensación y la representación son la causa de que creamos en 11\1Jll
choques, cuerpos.
Las podemos reducir al movimiento y a los números.

26 (12)1 4
Movimiento en el tiempo
A B
necesidad de un ser reproductor que mantenga los momentos tempora-
El punto A en el espacio actúa sobre el punto Ben el espacio y vicewnm les anteriores junto a los presente~. En esto nuestros cuerpos son imagi-
Para ello se necesita un tiempo, pues todo efecto ha de recorrer un ca1nln nados.
Puntos que se suceden en el tiempo coincidirían. existe entonces ninguna otra contigüidad más que en la representación.
Con su efecto A ya no alcanza al B del primer momento. ¿Qué quic1 ft contigüidad sería deducida y representada. Las leyes del espacio se-
entonces que B existe todavía y también que A existe todavía cua111l11 pi rian completamente arbitrarias y ro garantizarían la existencia del espa-
se encuentran? cio.
Eso quiere decir ante todo que A es invariablemente lo mismo en l''h~ ~ ,f número de veces y el tipo de serie de dicho punto reiterado constituyen el
aquel punto temporal. Pero entonces A no es una fuerza que acl ú.1. t cuerpo.
ya no puede ser la misma; esto significaría que no habría actuado · realidad del mundo consistiría entonces en un punto permanente. La mul-
Si consideramos la fuerza actuante en el tiempo, entonces es algo difc1r11l tiplicidad surgiría por el hecho de que habría seres capaces de representa-
cada mínimo momento temporal. ción, que pensarían este punto repetido en intervalos de tiempo muy
Eso quiere decir: el tiempo demuestra la absoluta no persistencia d(I U breves: seres que tomarían este pur.to como no idéntico en diferentes mo-
fuerza. mentos, y considerarían luego estos puntos simultáneamente.
Todas las leyes del espacio son pensadas, por consiguiente, como i11tmlll
les, eso significa que deben ser simultáneas e instantáneas ducción de todas las leyes del movimiento a proporciones temporales.
El mundo entero en un único latido. Pero entonces no existe el movi11111·1 esencia de la sensación consistiría en sentir y medir progresivamente con
El movimiento sufre de esta contradicción: se construye según las In• mayor finura tales figuras temporales; la representación las construye
espacio y con la asunción del tiempo hace que estas leyes sean al;,¡¡,, como una contigüidad y explica según esta contigüidad el curso del mun-
tiempo imposibles: es decir, simultáneamente es y no es. do: pura transposición a otro lenguaje, el del devenir.
En esto ayuda la suposición de que el tiempo y el espacio sean = O. orden del mundo consistiría en la regularidad de las figuras temporales:
Si supongo que el espacio es infinitamente pequeño, entonces todos 111 entonces habría que pensar, en todo caso, que el tiempo actúa con una
cios entre los átomos serán infinitamente pequeños, es decir, todos 111 fuerza constante, según leyes que nusotros sólo podemos explicar desde la
mos puntiformes coinciden en un único punto. contigüidad. Actio in distans tempcris punctum.
Pero puesto que el tiempo es infinitamente divisible, el mundo entero es ttt n sí, no tenemos en absoluto ningún medio para establecer una ley tem-
ble como mero fenómeno temporal, porque yo puedo ocupar cad11 1)111 poral.
temporal con el único punto espacial, de este modo puedo ponerlo 11llf nllríamos entonces una fuerza puntual que estaría en relación con cada
tas veces. Así pues, habría que pensar que la esencia de un CUl'' I"' momento posterior de su existencia, es decir, cuyas fuerzas consistirían en
constituida por puntos temporales distintos, es decir, por aquel ún1l11 1•1111 :sas figuras y relaciones. En cada mínimo momento la fuerza debería ser
dispuesto en determinados intervalos. Entre uno y otro intervalo lrn11111 distinta: pero la sucesión tendría lugar según una proporcionalidad cual-
hay lugar todavía para infinitos puntos temporales: por consig1m:11t q11icra y el mundo dado consistiría en la manifestación de estas proporcio-
podría pensar en todo un mundo de cuerpos, todos sustentados p "'"' de fuerza, es decir, una traducción a lo espacial.
único punto, pero de tal manera que nosotros disociemos los c11l·11K1
líneas temporales discontinuas. lnhil ualmente se aceptan en la fisica atomista fuerzas atómicas inmutables
·11 el tiempo, por consiguiente oncx en el sentido parmenídeo. Sin embar-
o. éstas no pueden actuar
14
Intento de Nietzsche de fundar en una teoría su posición y las conclusiones ~m ..111!!
;amhio, sólo las r11cr1as ahsolutanente variables pueden actuar, fuerzas
sus lecturas de Spir, Boswvich y Z,i))lncr Wr l'ill t:i 11 Ccr~dorfl, 5 de ahril di: 187'.\, CO 11 , que en ningún n11m1c11to son las mismas.
199 odít5 las fuerzas 1111 s1)11 111{1s que 1111:1 ji111ciá11 del til'11tp11.
458
FRAGMENTOS PÓSTUMOS 26. U 1 5B. PRIMAVERA DE 1873 459

1)Una acción entre momentos temporales sucesivos es imposi/J/i PI


de tales puntos temporales coincidirían. Por lo tanto, toda act 11111 s cada uno ha experimentado alguna vez en su juventud ese momento
in distans, es decir, por medio de saltos.
en el que se ha dicho: «¡Si pudieses borrar todo tu pasado! Estarías
2) Nosotros no sabemos cómo una acción de este tipo es posi bll· 11 lll naturaleza puro y virgen, como el primer hombre, para vivir de ahora
3) Rápido, lento, etc., forman parte de todo este tipo de acción . h 1h ntc mejor y más sabiamente». Se trata de un deseo estúpido y terrible:
fuerzas, como funciones del tiempo, se manifiestan en las rl'L1t'lll! ttlmente todo el pasado del que esto desea tuviese que ser borrado de las
los puntos temporales más cercanos o lejanos, o sea, rápida o k1111111 1Ser, eso significaría nada menos que tachar, junto a sus pocas y míseras
La fuerza reside en el grado de aceleración. La máxima acelc-n11 i<111 vida, también las innumerables generaciones precedentes: cuyo eco y
ría en la acción de un momento de tiempo sobre el más próxi11111 es lo que en definitiva constituye nuestra existencia, a pesar de la
sería entonces =infinitamente grande.
111 inclinación del individuo a considerarse como algo completamente
Cuanto mayor es la lentitud, mayores son los intervalos de tic111pi1 inaudito. En realidad, apenas hay un deseo más egoísta que suprimir a
mayor es la distans.
ncración anterior, aún a posteriori, porque cualquiera tendría motivos
Por lo tanto, la relación entre los puntos temporales distanles CN 1 11 para estar descontento consigo mismo. Pero realmente alguien debiera
tud: toda lentitud es naturalmente relativa.
r con pasión: malditas sean todas las generaciones, a las que mi existencia
Línea del tiempo
1
Real: un punto del dmirable la falta de preocupación de la naturaleza por la cultura. Ella
espacio. Medimos l'l lir1n1
pecto a algo npul'I de muy pocos individuos.
Relaciones de sus permanentl' y 11•1!
presuponc111m. , f!1 unin, que por odio contra el presente, quiere suprimir la historia y el pa-
diversas posiciones ro es cierto que para extinguir completamente el pasado sería necesario
temporales. entre el punlo \
punto B hay 1111 11 Ir wn ello a los hombres: pero él quiere destruir solamente la cultura que
continuo. Pl'n 1 d 1tldo hasta ahora, la total continuidad de la vida espiritual. La nueva gene-
¿En dónde subsisten licnc que encontrar su nueva cultura:
las relaciones? tiempo no e~ rn
absoluto un rt1/lf humhrc es solamente digno del arte que él mismo crea.
sino que cx11-lr11 11/111ra no se transmite simplemente a través de las generaciones. Tiene
Ningún movimiento
solamenlc p1111111. ·• mús riesgos: puede ser realmente suprimida durante siglos.
en el tiempo es con-
temporales lo11il11 UNihlc aniquilar la cultura.
tinuo.
diferentes, 1111 111111 uinarla es incluso muy sencillo y es suficiente con la obra de pocos
Actio in di.1·111111· 11 y pocos años.
uturaleza no ha encontrado tales medidas preventivas.

Se puede hablar solamente de puntos, no de tiempos. El punlo lrnq•111 .~i /11 cultura es tan inestable, es también fácil mejorarla.
túa sobre otro punto temporal, por consiguiente hay que pres11p11111•1
piedades dinámicas. 1
Teoría de los átomos temporales. tlw sobre los buenos peones 3 p. 54.
Es posible: 1) Reducir el mundo dado a una concepción ato1111 .. 1,1 PU rn ia n n 3 p. 164 el estilo griego.
del espacio, · 17 a través de los periódicos, semicultura de las masas
2) volver a reducir ésta a una concepción atomisla do li!'lll 45 sohrc las reformas sin Dios
3) la concepción atomista del tiempo finalmente rni11ud l'Ud11 de lo que puede sufrir un hombre define su profundidad y su seriedad,
una teoría de la sensación. El punto temporal ,/111,.)11 111hil·11 su alegría.
idéntico al punto de la sensación. Pues no hay s111111l11111
en las sensaciones.

p111·~ 1k es!\: l'ragnwnlo l'll l'l 111sl' . Sl' i11duyc d fragmento 26i14al. Ver apéndice.
h111T .ilus1ú1111 las< '11111·1"r,1·116r1111 ·.1· </lwt/11· 1"'l'k1·m1111111, .! !' Fl'kn111111111 , (;t'.l·priidw, op.
1iliJ, ll;11rl'lo11;1, 20()0) ,
460 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 461
26. U I 5B. PRIMAVERA DE 1873

261161 17 , la de educar para la lengua alemana bajo la mirada de tales guardianes.


La opinión pública actual ha casi prohibido hablar de las malas co.11 va característica de la lengua alemana: aceptar e imitar todo, ser un mo-
cias de la guerra, especialmente de una guerra terminada victoriosam~ml opeo.)
eso los escritores, que no tienen ninguna opinión sino solamente Ja pühlf ra la guerra ha tenido el funesto efecto de que también los escritores ale-
dedican afanosamente a cantar las alabanzas de Ja guerra, su beneficio el) le vieron glorificados, y hoy han llegado a tener una tal confianza en sí
ral para la cultura, el arte y la moralidad. Sin embargo, dígase: de todas 1 que parece como si la posteridad más severa les hubiese ya reconocido
nestas consecuencias que se han seguido de la última guerra con Franc1t1 1 11' rtalidad. Con descaro se atrevió a salir a la luz a toda una serie de nuevos
es quizás la falacia, que se difunde rápidamente, y que es ya casi genernl, d : las revistas y periódicos europeos les ofrecieron la diadema de la coro-
la cultura alemana en aquella guerra ha vencido a una cultura extranjcr 11 ~ ' y en el extranjero se sorprenden con perplejidad de la continua reitera-
eso se merece ante todo la corona de laurel adecuada a una guerra tan cXll que nosotros poseemos una gran cultura y grandes clásicos. Pensemos en
naria como esta. Aun admitiendo que esas culturas hubiesen luchad(1 1111 11 wlto 18 que, familiarizado con nuestros grandes alemanes, escucha aho-
otra, el criterio para juzgar a la vencedora continuaría siendo un criterin 11111 tlr al otro lado del Canal que existen de nuevo clásicos alemanes y escrito-
Jativo y, dadas las circunstancias, no justificaría en absoluto un júbilo dt· vr plares, que han llegado a ser los que verdaderamente han prestado ayuda
o una autoglorificación; pues dependería del valor que tuviera la cult111 ¡1~11 rdaderos artífices de guerras y de victorias tan poderosas, y que por eso
gada, quizás muy poco, y en este caso la victoria, incluso con Jos fastuo~ ocados por encima de otros más antiguos, a los cuales nunca les ofrecie-
militares, no incluiría para Ja cultura vencedora ninguna invitación al l ritrt1I rnaldas guerreras. Nuestro inglés lee, por ejemplo, que en una revista de
mo. Por otro lado, en nuestro caso no se puede hablar de nada de eso. Scv difusión se discute sobre si David Strauss es el más grande estilista de la
ciplina militar, superioridad científica de los jefes, unidad y obediencia Cilll 1td o si otros pueden rivalizar con él: y entonces el inglés desea ardiente-
mandados, en resumen, elementos que en Jo esencial no tienen nada q 111· \' onocer este clasicismo moderno, y pide la obra que en tres meses se pu-
la cultura son Jos que han llevado a la victoria, y sólo se puede uno mar .rvill uut ro veces en grandes ediciones, «La antigua y la nueva fe».
esto, de que la cultura haya intervenido tan poco para obstaculizar est11' r\I, ello hemos dicho todo lo que había que decir para presentar al inglés,
cias militares: que fuera o tan impotente o tan accesoria y servil. Ah11r1t uhora en adelante le cedemos la palabra: éste lee, relee, se maravilla,
después de la guerra las cosas ofrecen un aspecto distinto y en todas par t•' tll, escucha, investiga - y, finalmente desesperado, toma la pluma para
considera de manera diferente. La cultura debe ser la que ha triunl11d1 en una carta de aquello que tanto le oprime - se dirige directamente a
las profesiones, todas las ciencias celebran su participación en Ja victorr:r
so un Congreso de filólogos y pedagogos no deja escapar el popular tc11111
bra su estatus profesional como si hubiera participado en la victoria. No «I Primera Carta.
decir nada sobre la razón que tienen ellos en esto. Solamente me parece qll xtranjero tiene una cierta ventaja cuando entabla una conversación con
te un peligro general en que una cultura sumamente ambigua, inmad11111 1 !I 10 David Strauss sobre lo que es alemán, sobre todo porque él - - -
cional, una verdadera cultura de la confusión se ponga de pronto el 11111111
triunfador. Por el amor de Dios, mirad a vuestro alrededor y estad pll)Vl111
Otra victoria como esa y el Imperio alemán subsistirá, ¡pero lo alema 11 eo1 n hombre moderno como Strauss tuviese que censurar los errores de un
será aniquilado! Ahora ya no tengo casi el valor de reclamar ninguna cr111I ,¡ulii tan grande, no podría hacerlo justamente de otra manera que de
como específicamente alemana. Las costumbres alemanas, la sociahilid11 para decirlo con palabras de Goethe, 3, p. 137 19 .
mana, las administraciones y delegaciones alemanas, todo tiene un gtr!itlll
tranjero y parecen como una imitación sin talento, de Ja que se ha olvidtlll
cluso que es una imitación: por todas partes hay una originalidad q uc pi'(! nt rq uccimiento repentino de un pueblo oculta los mismos peligros que la
la falta de memoria. En esta miseria me aferro a la lengua alemana , qr urula ncia repentina de conocimientos científicos. Se olvida el camino que
hoy es la única que en verdad se ha salvado a través de toda la mezcl11 1k !I 1111prensión a la vida, de saber a poder hacer, de la información al arte:
nalidades y cambios de épocas y costumbres, y pienso que en ella dd1c1111 ,nhcl' i:omienza un lujurioso regodeo. El trabajo tranquilo y continuado de
un encantamiento metafisico capaz de alumbrar unidades a partir de plu que producen la cultura es de repente inundado por los que se vanaglo-
des, lo homogéneo de lo heterogéneo. Y precisamente por eso debe11111~ 0011 011odmiento: nadie quiere ya prácticamente transitar por los caminos
los centinelas más severos esta lengua unificadora, que garantiza 111rcst rn
ter alemán futuro. Nuestros grandes autores, como guardianes de CSli ll'I 1) Wugncr. C .• Diarios: 8 de agosto de 1873: «El panfleto del Pr. Nietzsche contra
tienen una función sagrada; y nuestra escuela alemana tiene una rní si1'111 h11 llcgudo, lo Icemos apasionadamcnlc. ¡... ¡Por la noche hemos leído el "Strauss" de
1hr. 1( observa que por t•nl'ima di! todo L1 glorilkat·iún del filisteísmo está copiada de
17
Primeras anotndon es paru DS. f.lcspnés de este l'rag111c1110 en el 111 f! de marzo tic 1827. A4uÍ se refiere a Schlcgel
f'r:il.!nlt'lllo 22 11 <>ai . Vc1 ; 1p~1ulke
26. U I SB. PRIMAVERA DE 1873 463
462 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

pequeños, sino que se limitan de un modo egoísta a ser un sabclolod tilista.


misma manera que recientemente se temía que los famosos cinco mil m tuición artística.
pudiesen causar una maldición, de igual modo parece que el exceso d·• anera de ver la vida.
mo puede convertirse en una maldición para nuestra cultura. impotencia filistea de esta formación. Resignación y serenidad artificial.
de sensibilidad para lo que es alemán.
26 (19)2 1
La ilusión del triunfo de la cultura. De
La lucha contra ella es necesaria, la salida es improbable a causa d Pacific Nil24 •
ilusión.
No hay un sentimiento de que la situación es grave.

26 (20]
Sobre leer y escribir.

1. El mucho leer
2. El mucho escribir.
3. El estilo.
4. El discurso.

26 (21]
Griego y alemán.

Lucha entre lo romano y lo griego.

26 [22]
Estilos. Autores que primero escriben mal y luego añaden la forma y lo
Autores que sólo escriben mal.
La condescendencia de la profesión de literato popular.

26 (23)22
El nacimiento de la tragedia.
Los filósofos de la época trágica.
El futuro de nuestros centros educativos.
Sobre leer y escribir.
El certamen.
Ritmo.
Griego y alemán.
Consideraciones desde el horizonte de Bayreuth.

26 [24)2 3
Contra David Strauss.
Él es uniforme.

20 Alusión al dinero que Francia tuvo que pagar en francos a Alemania en c1111•
daños causados por la guerra de 1870.
21 Después de este fragmento en el msc. se 111cluye el fragmento 26 l l 9al Vc1 111
22 Lista de escritos proyectados. 1·Iw. 1~ 1 d i111nlngi:i de Friedrich nos remite a Friede paz.
21
Esquema para DS. 1r11ifk;1h11Ni(h)il = 11ad~1 . Cfr. 9121·
7. U II l. PRIMAVERA-OTOÑO DE 1873 1

tilo de Strauss demuestra que durante su larga vida ha leído muchos li-
/o.I' quiero decir, que ha leído sobre todo los escritos de sus adversarios.
nlvidado lo mejor del cristianismo, los grandes eremitas y los santos, en
ltthra, al genio, y juzga el arte como lo hace un pastor protestante de pue-
111 música como Kant (el cual la valora sólo bajo la forma de música mili-

mio los franceses comprendan mejor el alemán, se reirán a carcajadas del


e los paisanos alemanes: ¡qué eruditos, qué poetas, qué novelistas! ¡Cuán-
llo y qué falta de gusto! Qué desfachatez la de Strauss al ofrecer al pueblo
n su libro de La Vida de Jesús como contrarréplica al de Renan 3, mucho
1111dc que el suyo: e incluso no tendría que haber tocado a Voltaire.
uss ha pretendido destruir el cristianismo, tratando de demostrar que en
hl mitos. Pero la esencia de la religión consiste precisamente en tener la li-
y la fuerza de construir mitos. La baza de Strauss ha sido la denuncia de
lrndicciones entre el cristianismo y la razón y la ciencia actual. No vislum-
tln de la antinomia fundamental del idealismo y del sentido extremada-
rclat ivo de toda ciencia y toda razón. O dicho de otro modo: la razón mis-
dria que haberle dicho que poco se puede decidir con ella sobre el en sí de
1
lllS.

nuss no ve por ninguna parte dónde están los problemas. Considera siem-
l'ristianismo, el arte, en su forma atrofiada, más baja y democrática, y lue-
rd"uta. Cree en la cultura moderna - pero la antigua era una cultura más
y d cristianismo llegó sin embargo a dominar sobre ella. Él no es filósofo.
ne sensibilidad para el estilo. No es un artista. Es un magister. Muestra el
11111gister de la cultura de nuestra burguesía.

11 11 1, cuaderno de 250 páginas. Contiene la copia de DS y notas de esta intempestiva.


1~1111lgunas páginas de HL.
( '11s1 todos los apuntes de este grupo de fragmentos 27 [-]son apuntes para DS.
t rn11ss. D., Das Leben Jesus für das deutsche Volk bearbeitet, Leipzig, 1864. Esta obra fue
d11 ¡fL·spués de la de Renan, E., La vie de Jésus, París, 1863. Para una valoración de esta
111l1H 11111 ver Campioni, G., Nietzsche y el espíritu latino, trad. Sergio Sánchez, El cuenco
lli . lllll'nos Aires, 2004.
Nu~l/$dH: se refiere en este fragmento a la obra de Strauss Der a/te und der neue Glaube.
A1·1111111iss, Lcipzig, 1872 [AN<rl

[4651
466
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
26. U I SB. PRIMAVERA DE 1873 467

Su profesión de fe es una transgresión de sus límites: el erudito hi! 1


«pobres de espíritu», porque no han aprendido nada, o han leído libros
porque quería parecer filósofo. Y, sin embargo, sólo ha dado lugar a 1111111
de contemplar el mundo propia de un magister, sin libertad, pobrc, l11n r ejemplo, sólo sus propios libros. Y ante todo a los pobres de espíritu
La estructura del escrito: finalmente dos nichos para la edificación dd
los periódicos y asisten a conciertos. Un evangelio para la Gewandhaus7
Él es un mal estilista, y un autor insignificante, además no estú 11i ('!! ~I lai.
po. Por lo demás, es un anciano. ¿Qué dice Goethe del Systéme de /11111/11
,u1s entra en su pequeño gabinete y toca música de cámara, - «así vivi-
tros, así vivimos nosotros todos los días» 8 •
En la p. 257 se encuentra la ridícula y banal matización de una c11l1
de Proudbon.
En Strauss no hay coherencia, sólo remiendos. Su darwinismo y s11 fil
san mal, el primero habría tenido que producir una ética del bellu111 11111 nguno de vosotros se debe permitir en modo alguno glorificar a Lessing,
que al hacerlo sólo pensáis en vosotros mismos. No tenéis ni idea de que
la utilidad y poder superiores. El concepto de la especie como rcy1d:Hh•1
nilico ser pereció a causa de vuestra obtusa camaradería. No ha sido
moral es completamente insuficiente. Strauss piensa en el conceplo iilc11I
¿quién podría establecerlo, sin disponer todavía de la ética? Pues el l'P11~('I
una suerte que se dispersase en los campos más diversos, por eso no ha
Ido alcanzar la verdadera grandeza en nada. Gervinus. Grillparzer9 •
ideal se ha de deducir en primer lugar desde la ética, por consiguicnli! IH•
ser un criterio moral para los hombres.

27 (3) , ul que el Himno a la alegría no le parecía muy conseguido.


Strauss tiene un lapsus al ofrecernos una Vida de Jesús. Debería li1111l11
trabajo histórico. - Por el contrario, hoy no debería olvidar al vcnlailrh
téntico cristianismo, el monacato. tótclcs 10 pensaba que había que dar muerte a los productos de los viejos.

27 (4)
tcnbcrg: «Sé que escritores famosos, que sin embargo eran en el fondo
Contra el escritor David Strauss.
11upcrficiales - algo que se encuentra fácilmente junto en Alemania-, a
27 (5) toda su presunción han sido considerados como mentes superficiales
mejores mentes que yo he podido interrogar» 11 •
Si los «nosotros» de Strauss realmente son tan numerosos, se t:111111'l
profetiza
6 Lichtenberg, que nuestros tiempos se llamarán otra vez t1l 111p¡
ros. 0

pctccía tan poco escuchar una confesión de Strauss sobre la vida y las
27 (6] es lilosóficas, como la de Mommsen, la de Freitag o la de Gervinus.
Para Strauss Jesús es un hombre a quien él metería en el manico111i1·1
27 (7) uss es famoso, de la misma manera que llega a ser famoso un viajero que
Al escritor alemán David Strauss.
n países famosos: el mismo trabajo, aplicado a una narración finlandesa,
111 dado un buen nombre entre los eruditos, pero no le habría dado más de
Carta de un extranjero.
yn poseen miles de eruditos. La estupidez de los teólogos es lo que le ha
Alguien me dijo una vez que usted es un judío y como tal no do111111.1 fo lllOSO.
fección el alemán.

27 (8) l'Un artista podría hoy todavía reelaborar el cristianismo, sobre todo sus
Es un consuelo ver envejecer a alguien y verle hacer su testamento 1111:1 lopstock tuvo un presentimiento de este privilegio del genio.
puede comenzar a olvidarlo y a no leerlo más - y eso constituye 1111n f'!lll•I
positiva. - El Novísimo Testamento deja en herencia su sabiduda a l1q11
nn í11111osa sala de conciertos de Leipzig.
111ir1110 de la Dessauer Marsch de 1706.
5
Cfr. Goethe, Dichtung und Wahrhei1, ¡111r/1! 3. ". 1·11 Sii1111111/id1e Wl'rk1'. 0¡1. ni, 1'111 "''''u Rohde, 7 de diciembre de 1872, CO 11 366: «Lee el penúltimo tomo de las Obras
Se trataba
6 de un libro tachado por la t·cns111·¡1 1'1:111n·sa. pasto de las llamas. u1 d1~ Cirillparzcr, lo que. se. rcl.1riona con los problemas estéticos: casi siempre es uno
Cfr. Lichtcnbcrg, G . C., linm1d1tl' Sd1rí/11•11, 11 vols, Dictcrid1, <iiitti11g1:11 , IR nm·~tros.» Cfr. 24 [ 101 .
p. 48 [BN, J54 s.I. C.'11. 271·17, 5'!1. e·fi J'11/i11m , l~JS h, 2<í·l11t. u
l.id1tr11h<:1¡¡, 1i•1111isd1/1' Sdu((ir11, u¡1. rit., vol. 1, p 177
1

468 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 26. U 1 5B. PRIMAVERA DE 1873 469

27 (16) los doctos, que sin ningún verdadero mérito hacen mucho ruido. Po-
De la misma manera que se comportan con el estilo, se comporl:l 11 co11 11 que investigan su verdadero valor y aquellos que lo conocen, si dijesen
como lo hacen con el arte, lo hacen con la vida: es decir, de una ma w· nlc su opinión, serían considerados unos calumniadores. La causa de
superficial, floja. n que el hombre verdaderamente grande tiene cualidades que sólo sabe
aran hombre; el otro cualidades que le gustan a la masa, que después
27 [17) mayoría a los hombres razonables.» «Es algo demasiado vulgar que la
¡Qué valor confesarse darwinista, declarar que uno «no es cri:-11,111il ligcnte al escribir libros fuerce su espíritu en una forma determinada
luego, en todas las cuestiones reales y serias de la vida, recaer medro~(' rn 1 1trla idea que ellos tienen del estilo, como cuando ponen caras al dejar-
mezquina comodidad! ,, Strauss trata de poner unas veces el rostro de Voltaire, otras el de Les-

27 (18)
El estilo obtuso y sin carácter como expresión de la salud.
Lo arcaico como expresión de la fuerza alemana. Mde un extranjero al escritor alemán David Strauss.
La imagen, y precisamente la que procede del mundo más modfli!ll•
signo del gusto, y ciertamente del gusto moderno.
Strauss ostenta ser un gran escritor popular: un concepto falso de 111 idea dolorosa que alguien pueda hacerse viejo y no pueda llegar a ser
ridad. re Strauss me pregunto siempre: ¿cómo ha podido vivir hasta ahora?
Él pertenece a aquellos que son incapaces de comprender a Kw11 .1 Uil ,..11 es no-filosófica y Strauss pertenece a la masa.
edad. rlNtocratismo de la naturaleza» es completamente inconsecuente y enga-
La Antigüedad clásica no existe para él. c11ha de hacerse famoso.
«¡El Testamento de las ideas modernas!»
¿Es, pues, necesario que alguien sepa mucho dentro de la espeu11!id
que ha llegado a ser famoso? \1°111 será pronto un mosaico de palabras sin alma con una sintaxis eu-
dl·mos cada vez más el idioma y deberíamos saber qué es lo que posee-
27 [19) ! ¡lo alemán! Conseguimos un Imperio alemán, en el momento en que
Usted se llama a sí mismo David Strauss, comprendo muy bil'll lll I p1111lo de dejar de ser alemanes. El hombre abstracto europeo, que imi-
usted quiere hacer comprender al público alemán que el verdadero 1>.iv iil mnl
es pobre y mezquino, y que sus cualidades como escritor son 111111.111 \' uó son las costumbres alemanas - la mayoría de las veces son imita-
¡Pero con qué malicia ha sido malentendido! Por todas partes se k l1.11ii11 h111 y esclerotizadas, pero que se ha olvidado que lo son.
y se elogia como algo único el estilo, una cómica caricatura. N también parece haberse perdido el rigor del pensamiento, pues los
Quiero mostrarle que yo le he entendido a usted. 11011 tipos carroñeros. Ya no tengo valor de reivindicar una sola cuali-
1lcmana. La guerra lo ha empeorado de una manera decisiva. Casi
27 (20) hido hablar de los efectos perversos de la guerra: yo lo hago y afirmo:
Carta l. El deseo de ser, - como autor-, ingenuo y po¡111/111', 1nn "" dcctos es que mediante la victoria surge la ilusión de que la cultura
genio. Elogio de la forma. hu wncido y de que por eso es digna de elogio.
2. Arcaísmos y neologismos.
3. Confusión de las imágenes.
4. Hegel y los periodistas - así como los adversarios. nos dice que es viejo. Pero Lichtenberg afirma: «Yo creo que uno mis-
5. Sobre Lessing. uc disminuya la memoria y se apague la fuerza del espíritu, puede toda-
6. Los grandes músicos. sn1hiendo bien, siempre y cuando no dependa tanto del momento
7. El darwinismo y la ética. lun que en sus lecturas o en sus meditaciones siga escribiendo para que
8. Ninguna filosofia. 1l 11t11 ro. Todos los grandes escritores han procedido sin duda de esta
9. Reducido a la teología. Todo lo demás hay que 1:1d11!i 111 ¡No, usted no es viejo, porque usted depende del momento presente!
10. No tiene ni idea del cristianismo. lv11lgació11 tendría que ser siempre hecha de tal manera que con ella se
loH hombres. Si uno se rebaja, entonces debería pensar siempre en que
27 (21)
Lichtenberg: «Se puede estar asombrosamente satisfecho dl: 1111
tras que el qut· tiene expl·riencia se ríe de nuestra obra.» «Hay honili lll l, 1.-l1tc11hl:1g, 1r1111i.1d1/t' Sd11íff1·11, 11¡1. fil, v11l 1, pp. 25J. 2Cil, 2M
471
470 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 26. U 15B. PRIMAVERA DE 1873

también a Los hombres, hacia los que se ha descendido, hay que ckv de eso, nunca pudo dejar de ser un teólogo, y nunca ha podido volver a
poco.» r a ser un discípulo riguroso de su ciencia. Ahora se ha esforzado en dejar
«Se ha de recomendar ya la forma de escribir simple, porque mnglin h lo más posible a Hegel y lo teológico: inútilmente. Lo primero se muestra
íntegro recurre en sus expresiones a afectaciones y a sutilezas.» «Prelid n del mundo plenamente optimista, con el Estado prusiano como meta
al hombre que escribe de una manera que podrá convertirse en mo<l<t. 111 oria universal, lo segundo en las airadas invectivas contra el cristianismo.
que escribe siguiendo la moda.» «Lo que se dice depende tan extraord11111n no tiene nada en qué apoyarse y se arroja en brazos del Estado y16del éxito;
te del modo en que se dice, que creo que las cosas más vulgares se p11Cil\'t pensamiento no es sub specie aeternitatis, sino decennii vel biennii • De este
17
de manera tal que el otro deba creer que es el diablo quien se las ha i111111I convierte en un «clásico de la plebe», como Büchner , etc.
uno.»

quisque mavult credere quam judicare.


27 [26) Séneca 18 .
David Strauss como escritor y artista del lenguaje.

27127) n sabe lo mucho que se esforzaron los antiguos y lo poco que lo hicieron
Schopenhauer: «Por eso tales mejoradores del idioma deben ser 01IMI rnos, adopta pronto el principio de no leer ya más a esta chusma.
sin distinción de personas, como los alumnos de una escuela. Todo d q11 ·rimer lugar hay que tener algo que decir, algo de lo que uno pueda creer
buenas intenciones y sea inteligente tome partido conmigo en favor dr l.1 1 upaz de decirlo mejor que cualquier otro hombre. Luego, es necesario
alemana y contra la estupidez alemana.» 13 en todas sus partes, y que sea aprobado como algo coherente.
rimera redacción no tiene más valor que el de encontrar el rumbo general
27128) cnsiones, el totum ponere: que es en efecto la cuestión principal respecto
Son empiristas toscos: nuestras escuelas son del todo insuficientes. l•I nido: la mayoría de las veces también se encuentran los colores adecua-
de emergencia es máximo. Prohibición por parte de la policía del pn111 d todo está todavía lleno de innumerables defectos, aquí y allá un tabi-
tenga la más minima falta de ortografia. 'v1sional, y «un falso techo», por todas partes hay polvo, y son visibles las
del trabajo, del esfuerzo. En Strauss todavía falta todo el trabajo que es
27129) lo hacer: incluso suponiendo que haya conseguido el totum ponere.
Los efectos de Hegel y Reine. Este último destruye el sentimiento ti 111111 ponere se consigue en la medida en que todo el libro es una pintura
uniforme del estilo y le gusta la chaqueta de Hans Wurst 14 con el mús vn1 scnta al menos un tipo de hombre, de manera que también pertenecen
cambio de colores. Sus ocurrencias, sus imágenes, sus observaciones, 811 ro las grandes inconsecuencias e insuficiencias. De hecho, el libro tiene
bras no se corresponden unas con otras, pero él domina como un v11t111 • cscntar una creencia, no una filosofia, y por eso no se ha de avergonzar
las clases de estilo, para mezclarlas ahora unas con otras. En Hegel el 111.1 ~ 111 ulla de ideas, puesto que lo que importa ante todo es el ethos. Este ethos
color gris, en Reine el brillo del juego electrizante de colores, que da 1)11 1. valentía en cuanto agrada al filisteo por tanto en cuestiones religiosas,
mente a los ojos de la misma manera que aquel gris. Pensad únicanll'11h• 10 Iones científicas, etc. En cambio, o sea, en la doctrina de la vida, todo lo
clave mímica en Hegel y en Reine. Aquél es un factor, éste es unfim·n11 1 lllo es considerado poco más o menos racional: un par de deseos piado-
crogación del sufragio universal, el mantenimiento de la pena de muerte,
27 (30) dlin del derecho de huelga y la introducción de Nathan y de Hermann y
¡La terrible dilapidación del hegelismo! También el que supo salva1 :n la escuela primaria - eso es todo, por lo demás, «¡vivamos, y así ca-
como Strauss, nunca volverá a curarse del todo.
Dos desgracias ha sufrido Strauss: una cuando se apoderó de él el hq\CI
ws felices por la vida! 19».
Jo agitó como un remolino, en una época en que le hubiese tenido quL' p11in1
lósofo serio. Después, gracias a sus opositores, incurrió en Ja ilusión (k pt'.ilhtl ha comprendido mal Jos ligeros ropajes de los grandes autores: éstos
su causa era una causa popular y que él mismo era un autor popular < '011111 instruir un lindo cenador en el jardín, Jo contrario del burdo proyecto

13
Schopenhauer, A., Parerga y Paralipomena, II, cap. XXIII,§ 283.
14 Chaqueta como la de arlequín. lln In pcrspt:ctiva del decenio y del bienio.»
15
Estos ataques contra Heine sorprenden ui;i poco, si los comparamos con los clolll 111lw1i:: llüd1ncr ( 1824-1899), médico y filósofo alemán, es una de las figuras más signi-
hace de él y de su manejo del idioma en Ell: «El poseía aquella divina maldad R111In11 1lcl niatcrialismo momsla de la scgunda mitad del siglo XIX.
puedo imaginarme lo perfecto r 1¡Y dimo usa el alemán! Alguna vez se dir;'¡ l)llll 1lc!! l'l/11h1•t1/11,1, 4, diado Cll Sdiop<:nhaucr, /\., Paraga y l'amlipom<'llil 11 , cap. XXII,§ 266.
hemos sido, a gran distancia, los prillll'JOS artistas de la lengua alemana.» «1'111 qué ftll~ t lrifl de Got•thc dcl pm•ma Z11<'i>:111111g ( 1787) . lfrr1111111 y l>orotca t:s tamhién un poema
tehgentt:», § 4. lho, N111/111111·/ ·'°"'1h1r1es111111 i.:11111i.:d111 tic I.cs~ml.\. Cl'r. D. Strnuss, AN<I, p J02.
472 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 26. U 1 SB. PRIMAVERA DE 1873 473

de Strauss a] que Je faltan precisamente la ligereza y Ja elegancia. l .o de considerarme como una especie de escritor de prosa clásico.» Es cier-
lo que está sin construir, está todavía bien lejos de ser ]indo. no Jo ha buscado, sino que se ha olvidado de hacer todo cuanto era ne-
ra llegar a serlo.
27 [34]
1tr irónicamente a Strauss: «nuestro tiempo, en el que lo que no tiene for·
Strauss utiliza las leyes de Ja naturaleza y la racionalidad para e111l nsiderado sublime».
realidad necesita una cosmodicea completa. 'k: «tú no debes ya hacer tales majaderías, las pueden hacer Jos otros
«¡Por voluntad de Dios», significa «según la naturaleza!» 11. Epílogo, p. 10. Uno de mis amigos tiene una antología de los clasicis-
¡Usted es un viejo coqueto! ¡Un magister prestidigitador! llsticos de Voltaire.
27135)
Lessing posee la fuerza poderosa, inquieta, eternamente juguet11111[
ven tigre, visible por todas ]as partes en sus músculos tensos. e lJUe el «Reich» ha venido a ocupar el lugar del «Reino de Dios».
La nueva fe no puede trasladar montañas, pero sí las palabras. (1'¡1111
27 (36] lf'l'r(icialidad intencionada - Strauss sabe hacerlo mejor que nadie. La
Estará de acuerdo conmigo en que yo no me vuelvo a las «ga k·1 111 1tscra de Riehl.
res» cuando lucho contra usted. ,h11olutamente necesario que escuchemos a los oradores que exhortan con
en lugar de al mal predicador. ¡Misión enorme del arte!
27 (37) 11crvar como religión la razón del universo es algo muy irracional y en
Se habla de los procesos geológicos y darwinistas: y se piensa q ll C el ~llJ o mús o menos tan absurdo como afirmar que uno sea igual a tres - una
eterno. Pero también es del todo imposible eliminarlo. Toda ciencia 1111il!I 111
ta espontáneamente la unidad del sujeto, su eternidad y su inmutahilidml uc dice Strauss contra la antinomia de la infinitud es tremendamente es-
tro cerebro, nuestro ojo son ya un extra nos o praeter nos: el mu11di:1 111 No ha comprendido de qué se trata.
cualidad del cerebro, sino que el mismo cerebro es una parte de est.i"
y representaciones. No es el cerebro el que piensa, sino que nosotrn" pcn
cerebro: él mismo en sí no tiene absolutamente ninguna realidad . 1 .i ~C1IHll u11s, p. 1O. «Uno piensa interiormente medio en sueños muchas cosas jun-
el único hecho cardinal que nosotros conocemos, la única verda1k1'11 111 lucgo, cuando uno quiere expresarlas en la forma fija de las palabras y
Todas las leyes de la naturaleza se pueden reducir a leyes del mov111111~ 11i11
, 1111 están juntas.»
gún soporte material. Al final, se habrán fijado solamente las lcyt·~ dt• 111
ción. Nada se habrá ganado entonces para el ser «en sí».
La idealidad del mundo no es una hipótesis, sino la única re:tlul,HI
Es absurdo creer que se pueda explicar la sensación a partir del n111vi11drlll ll'l'IÓn religiosa: «Strauss se pincha».
alguna otra cosa. No se puede explicar una sensación a partir de ot 111l 'O
to que no se tiene otra cosa distinta de la sensación.
\l'iS, p. 11. «Pero por otra parte queremos examinar, si esta moderna vi-
27 (38)
l 1111111do nos proporciona también el mismo servicio, y si ella nos lo ofre-
Allí donde Heine y Hegel han influido al mismo tiempo, co11111, I "1, 1' o (ll'Or que la visión cristiana del mundo a los creyentes de la vieja fe,
20
en Auerbach (aunque tampoco directamente), y además se a1iadr 11\l! t '111t·nos apropiada para fundamentar sobre ella el edificio de una vida
nacionales, una natural extrañeza en relación con la lengua ah:111o1111 1 lt ll n1111c11te humana, es decir, moral y, por eso mismo, feliz.» La respuesta
tonces una jerga que es detestable en cada palabra y en cada locul i1) 11 111111 en la p. 366. «A quien no se sabe ayudar a sí mismo en este aspecto,
111c 11yudarle en general, pues no está todavía maduro para nuestro pun-
27 (39)
l11t 11 ,))
Strauss dice: «Sería también una ingratitud contraria a mi g1•111m , 111 llt-110 debe ser un catecismo de las ideas modernas; «quiere señalar hacia la
diese alegrarme de que se me haya concedido al mismo tiempo junt o 1tl t'I 11 en la que, según su convencimiento, se ha de encontrar un suelo más
crítica despiadadamente destructiva, la alegría inocente en la t:1111Jl!',lll11 <<O sea, la visión del mundo moderna, el resultado logrado con esfuer-
tística de las cosas.» «Se me dispensa desde diversas partes inclu so <'I h 11111 c1111ti11ua investigaóún de la naturalt~za y de la historia». Después de
211
111l1,1p11m: la t:icncia 111odc11111 11 la vieja fe. Se olvida dd arte y de la .filo-
Aul·rharh L'ra 111dit1
474
FRAGMENTOS .PÓSTUMOS
26. U I SB. PRIMAVERA DE 1873 475
¡" 271451
«Papelen>21 p. 35 dos veces, y p. 143. 1no fueran a morir nunca. Strauss construye su libro como si éste tuviese
«No se camina con pasos rígidos por caminos desconocidos e intem1111N rir mañana, y se comporta como si no tuviese que morir nunca.
por mil abismos», pero ¿debe uno por eso aparentar que se bailotea?
27146)
:en del filisteo de la cultura. En sí la cultura siempre se reduce a círculos
El filisteo que se siente o se comporta como genio. ;lusivos. El auténtico filisteo se mantiene lejos de ellos. El docto hizo de
27 [471 diario, creía en la Antigüedad clásica, y consideraba a los artistas como
El valor y la coherencia. ,nquietantes. Hegel puso en circulación en las universidades muchísima
Reine. Hegel, el sentimiento del estilo. . El público de los «Almanaques» es el público habitual, periódicos de la
n los años cincuenta los realistas, Julian Schmidt. Poco a poco se forma
Totum ponere y la elaboración de la obra.
Falta de filosofia. ko de las conferencias populares, es como un poder, tiene simpatías, pre-
Arte. tos, etc. El filisteo no tiene sentimientos para los defectos de la cultura y
Cristianismo. experimentos intentados por Goethe y Schiller. El filisteo parte de un
hovinismo. Las altivas 22 sentencias de Hegel y de sus discípulos han
Strauss utiliza el genio aristocrático como Bismarck utiliza la socia ldr.:rn1 de relieve la opinión de que nosotros estamos en la cúspide.
cia: sin embargo, Strauss está a regañadientes contra los socialdl"J111\u
para congraciarse con la burguesía.
Corre como una columna de humo delante de sus «nosotros»
¡,Ha vencido la cultura alemana?
27 (481 El filisteo de la formación y la cultura.
«Pensamientos ágiles como sapos.» Profesión de fe de un tal filisteo.
Su manera de vivir.
27 [49]
Su valentía en la alabanza y en la crítica, y en el optimismo.
El filisteo que quisiera comportarse como genio. Límites de su valentía.
Una religión para eruditos.
Moralmente. Políticamente adaptado a la época, sub specie biennii.
¿Hasta dónde llegan el valor y la coherencia?
Intelectualmente. Ligero de ropa a la manera de Voltaire. Estilo del presente.
Se abstiene de la filosofia. El totum ponere en Strauss.
Alaba (a Kant), lo recomienda, El estilo en lo particular.
lo critica como genio. ( 'onclusión.
En el arte es clásico.
Literariamente. Se emancipa de Reine y Hegel, ¡pero cómo!
Quiere hacer un Evangelio de las nuevas ideas. que mencionar con énfasis que nuestras universidades no significan nada
¡Genialidad del planteamiento del libro! 11rtc. Strauss como una naturaleza totalmente antiestética.
La realización.
Defectos.
Efecto sobre la juventud.
tiendo de aquel brebaje salvaje de filosofia, romanticismo y experimen-
27 (50) todo tipo, se originó finalmente, mediante el ejercicio continuado, una
1111 st•guridad en la destrucción y en la condena -y mediante ello hubo de
Schopenhauer diría de Strauss: es un autor que no merece la pena d,
jeado, y mucho menos de ser estudiado: excepto para aquellos que q11H·1.111 pm parte de los improductivos, una confianza en su propia cultura como
el grado de la estupidez actual. lo de valor. ¿En qué consistía entonces lo positivo? En una cierta satisfac-
uc 6l' contraponía a aquella experimentación práctica; satisfacción con la
27 (51) vida. Además, se encontraron también talentos que exaltaban esto, elidí-
Empédocles decía de los agrigentinos: que eran adictos a los plal'l~1 t•a, ¡ 1 rftclc1 hogareño de lo alemán, del erudito, etc. Éstos, cómodos, buscaron
si tuviesen que morir al día siguiente, y que construían de tal modo su~ nltl ~'i upoderarse de los clásicos, y trataron de rechazar con soberbia todo lo
productivo; se retiraron a descansar e inventaron la época de los epígo-
En el sentido de rol, papel teatral, ell~.
21

l'n el 111~l'. 11i'1hl:rkgl'11~11y11.-1 11iihc1i:1hpc»


26. U I 5B. PRIMAVERA DE 1873 477
476 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

nos. Otto Jahn y Mozart. La Novena Sinfonia y Strauss. Gervinius y SI


re. Todo lo que es grande tenía que ser comprendido históricamcnt
r.:ia de una confesión de fe. ¿Quién hace }
fuerza vital se mostraba en el campo histórico en refutar y destru ir, 11! 11ión? Un partido, el «nosotros». Des- Strauss como confesor de
actuales degenerados, por ejemplo, de la Ortodoxia. El liberalismo f, li de! «nosotros». El filisteo de la cultura y la cultura filistea.
por doquier el presupuesto. La orientación histórica hacía imposibk 1 h1. Strauss es un ejemplo.
tismo.

l
1) Tal orientación no exigía ningún cambio, en la educación, l'll tor. Como escritor (él mismo
2) Concede al erudito la superioridad en las cuestiones de gusti-1 de hecho aparecer como Filisteo. da testimonio de la cultu-
ra filistea).
27156)
El filisteo es justamente e] &µoucm; 23: es notable observar cómo d 11 /
ello quiere intervenir en cuestiones estéticas y culturales. Creo que el ql.ll' 1 vencido la «cultura alemana»? No. Pero lo cree.
vido aquí de intermediario ha sido el pedagogo: él, que por oficio se 111:1.ill de reconocer, cuál es el estado de la formación
la Antigüedad clásica, y que poco a poco creyó que por eso también dl'l1I partir de las mismas confesiones.
un gusto clásico. a) por el hecho de que ella se atreva a hacer una confesión.
h) por el tipo de las confesiones.
27 [57¡24 u parir del resultado literario: más directamente.
hado. Sobre qué ha vencido la cultura alemana. No sobre la cultura
David Strauss, el confesor2 5 , sino sobre la alemana y el genius alemán.
y el escritor.

Consideraciones intempestivas
vencido la cultura alemana?
de un
victorioso filisteo de la cultura. Su génesis.
extranjero. confesiones.
vida, actitud respecto al arte.
rtinencia de la filosofia.
27158)
Si los escritos polémicos son siempre admirados sólo por sus pa1 tiiJ 1H unna de coraje.
tonces este escrito no tiene la más mínima esperanza de ser admirad11 ; ~ 1 iún del erudito.
moque el mismo David Strauss habrá de reprocharle es que aquí i;o l(l 1 k:ntor clásico.
«bajo los gritos de júbilo de las esferas 26 superiores» y mediante cstl: jt'1l1ll ro de ropa.
bien, un ataque como éste, como el que se intenta en este escrito, drli1:rin has de estilo.
a Strauss y no tendría que dañar al atacante sólo porque éste no dcrlii111 ~11
bre. Después de este preámbulo, puede comenzar la lucha: y deseo h~ 1i
testigos precisamente a aquellos que son favorables al nuevo libro dn 1 i i.úlo se tratase de un mal estilista!
de fe del Dr. Strauss y que se alegran si el atacante selecciona desdl' d 111l1 todo el pueblo aplaude!
voluntariamente una posición desfavorable. Y ¿qué posición pod1 l.1 111 rnmo un hombre que lee diariamente los periódicos.
que la de un extranjero solitario, que reprocha a los alemanes el grn~rnl
alemán de ese libro? ¿Y qué considera ese libro como el signo de un:r 1:111111
cadente? lud.
pn~ionamiento por las cosas antiguas alemanas ha contribuido a ello.
11 lihstco toma partido únicamente por la sobriedad y la claridad, pero
23 ¡h11 oído hablar de la simplicidad del genio! Y de que éste necesita imáge-
«Hombre ajeno a las Musas».
24
Posible título para DS.
25En alemán «Bekennern. La traducción del término por «confesor» y no p111' <1 lllii
fe» hay que comprenderla no en el sentido que actualmente tiene, «sacerdoll~ co11l
pecados», sino al término que se atribuía en la Iglesia antigua a los «(kfensmcs dc l,1
atribuirse a algunos santos y Padres dl'. la l~ksia .
1'1 i111crn edición de m
1111c'i111ic·11111 de la tragedia.
)• 1'11 el mse. «Riiumc» y nn ~<Stiindc». Scl!urrda cdiciún de l:'/ 11aci111i1:11111 clt~ /11 tra1!ecli11.
478 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 26. U I 5B. PRIMAVERA DE 1873 479

Strauss. las escuelas falta el ejercicio de la escritura y la severidad de un método.


Futuro de las instituciones educativas. r de eso, es fácil conseguir la alabanza. Especialmente entre los eruditos.
Filósofos preplatónicos. 11 los aspectos productivos, sino que juzgan según la carencia de lo es-
y según una cierta concepción escolar sobre las imágenes y la vitalidad.
27 [65) parece adecuado para el diálogo teatral de las comedias. Herder es
El filisteo de la cultura no sabe lo que es cultura - Unidad de ntif, octhe el placer de fabular, que es femenino.
Él se conforma con el hecho de que haya clásicos (Schiller, Gol'l lio, 1 rcncia de lo escandaloso», sin embargo, se ha vuelto cada vez más rara
y olvida que ellos buscaron una cultura, pero no son ningún funda111c~11to ósfcra de los periódicos: mientras que disminuye la sensibilidad para lo
que se pueda descansar. 10110. Es casi idéntica a la sobriedad y a la sequedad, que parecen ya garan-
Por eso, no comprende la seriedad de los buscadores, todavía \ ivn lla carencia. De este modo escriben como escribe todo el mundo, es decir,
cultura. periodistas, que toman la primera palabra que les resulta más cómoda.
Cree que hay que separar la vida, los negocios, del recreo cultural , Nn .milgcnes, además, deben de ser modernas, porque todas las demás son
la cultura que exige continuamente. das como cosas del pasado.
Los autores de los alemanes han dependido de la imitación de la 1111111 uc es dialéctico consigue credibilidad mediante frases largas, mientras
sobre todo de la rústica o de la urbana, por lo tanto del idilio o de l.i ~A ll uc es convincente, ingenioso, lo consigue mediante frases cortas.
tienen ninguna relación natural con las formas puras más elevadas, p11111 t"' 1 n escribirá alguna vez una gramática positiva del estilo de todo el mun-
lidad correspondiente no es artística y no tiene modelo. ¡UI falso concepto de elegancia! ¿De dónde proviene?
Es Ja época de las artes del retrato sin estilo, en resumen, de las a11 1•
y de la historiografia.

27 [66)
Para la introducción. Para nosotros el libro de Strauss no es un"' 11111 t1l11bcas y callas, piensas en una obra alegre,
to especial, sino sólo su éxito. En él no hay ninguna idea que tenga v;d(11 1.k testimonio de ti, piensas en una creación nueva,
pueda considerar buena y nueva. 1ú1ica como tú mismo, que ha nacido
Nosotros no tenemos cultura, sino una civilización con algunas 111üil11 del amor y buena como tú eres.
rales, pero más que otra cosa barbarie.
Tampoco tenemos aún en la lengua un estilo, sino sólo experiml'lll11 ¿Dónde está tu Delos, dónde tu Olimpia,
Una «cultura» no puede haber vencido a la francesa, pues nosolro" en la que será nuestra fiesta suprema?
dependiendo como antes de ella y en Ja cultura francesa misma no sr 1111 iitl ¿Cómo adivinará tu hijo, lo que tú hace tiempo
cido ningún cambio. preparaste a los tuyos, oh Inmortal?
«El filisteo que no quiere admitir que es un bárbaro», según la exnri·~I
Vischer sobre H6lderlin.
Vosotros no tenéis una cultura, ni siquiera una cultura mala o dq•.r11iº•r11 o en p. 106: «se sabe ya desde hace tiempo que Dios siendo omnipresente
lo contrario también esa tendría unidad de estilo. 1111 de una sede especial.»
La «conversación» alemana, lo mismo que el «discurso» alem{111 'i•J!I 1 «a su manera, Schleiermacher vuelve a sacar un hombre-Dios.»
dos. ¡Nuestra sociabilidad de «Salón», nuestros oradores parlamcnló11111 ~! dialéctico mediante acumulación de abstracciones, lo persuasivo por la
¿Dónde está el fundamento sobre el que se pueda asentar una cu ll 111 "' 1' dr lodos los colores, por «deslumbramiento».
27 [67)2 7
1
Según Heráclito: el filisteo más inteligente (el hombre) es un 111111111 11 1111110 capítulo: el cielo en el cielo - veneración de los héroes - Lessing.
genio (Dios).

27 [68)
1
•110 que harapos bien lavados visten de limpio, pero no dejan de ser ha-
Dificultad para llegar a ser un buen escritor.
1) Falta el buen discurso y la práctica.
Corrupción del gusto a causa de Jos discursos públicos. ll1ll1krhn, (1°1'.l'illlg dl's lk11t.1dw11, Cfr. carta de Nicll.schc a Wagncr, 24-5-1875, CO III
27 " 44 11,
llcráclito, fragmt. 8:1 ( Diclss· K ranz) e 11;1~ de /\NC:.
481
26. U 1 :m l'IUM/\VER/\ DE 1873
11 480 l<l{AUMENTOS Pós·¡ UMOS

t 27 (73]
Confusión de las imágenes.
tuvo que hacer insoportable no poder encontrar nada, entre todo lo
\(1 contra Strauss, que fuera por lo general suficientemente pensado
¡;odcr aclarar cómo un libro tan insignificante puede alcanzar un éxi-
Abreviaciones que producen oscuridad. mla loso. Si Goethe dice que los adversarios de una causa ingeniosa lo
Falta de gusto y amaneramientos. 11 dar golpes sobre las ascuas, de tal manera que éstas saltan y pren-

~I
Errores. ntonces estoy al menos seguro en este caso de que no soy el adversa-
Prólogo, p. 6: «frente al ataque se ha asegurado - un amplio re
p. 12. 11usa ingeniosa.

27 (74)
1 Expresiones más sutiles.
'11 parte: Historia.
27 [75) 1' s11.1·precursores.
1
1e1tlos.
David Strauss, n
el confesor y el escritor. r11 parte: Strauss.
lt'll to de la tragedia.
Consideraciones intempestivas
por
Friedrich Nietzsche. l 1íltirno capítulo.
1c11 no puede dar un giro más peligroso que cuando pasa de la autoiro

27 (76) huno.
Los siglos sexto y quinto de los griegos.
Éticamente - políticamente. h1toria - debilita la acción y ciega frente a lo ejemplar, confundiendo
Estéticamente.
Filosofia. diante la masse.
lc1 derrochada, aplicada a lo que es completamente pasado.
/amedad histórica como enemiga de la cultura.
27 [77) 1u1gcración es signo de la barbarie. Exageramos el impulso de saber.
Todas las ciencias naturales tratan de las leyes de la sensación.
1anciano vive de puros recuerdos.
La sensación no consiste en el efecto de los órganos de los sentidw. '\!11 tengáis respeto ante la historia, sino que lo que debéis tener es el coraje
los órganos de los sentidos mismos nos son conocidos sólo como sc11s111 H!ll
ojo no ve, sino que somos nosotros los que vemos, no es el cerebro el q111· pi hacer historia!
sino nosotros los que pensamos. Tanto el ojo como el cerebro nos son d11tl
solutamente sólo como sensación, de la misma manera que todas las r11~11
nos. También nuestro cuerpo es algo que está fuera de nosotros, co11111 1
demás, es decir, nos es tan conocido por sensación como las otras COSll'·

27 [78)3°
Prólogo.

Un libro que en el transcurso del año ha tenido seis grandes edicio11n I'
seguir siendo, no obstante, un libro sin ningún valor: pero justamente l'lll1 •111
importante, e incluso necesario, para todo el que no conozca ninguna p1' '" 1
ción más alta que la preocupación por el pueblo, saber que existe rcali11U1I
público tan numeroso para eso. Sólo el éxito de la profesión de fe de SI 11111
el libro mismo, es lo que me mueve a hacer las siguientes consideracio111·• P·

30 Prólogo descartado para DS. Carta de Nietzsche a Wagner, 20 de 1m1yo dt~ 18 ll11:.1q para la Se!{tmdo 1·11nvid1•1111·1á11 i11te111pc•stiva sohre fa /listoria .
408-409.
1111

1¡1

28. MP XIII l. PRIMAVERA-OTOÑO 1873 1


111

hombre de ciencia es una auténtica paradoja: por doquier le rodean los


as más terribles acechándole, camina al borde de los abismos y coge una
rK contar sus estambres o rompe la roca de la que pende3 . Esto no significa
fncultad de conocimiento esté embotada: pues se enardece con su impulso
occr y descubrir, y no conoce mayor placer que aumentar el tesoro del
ro se comporta como el más orgulloso holgazán de la felicidad: como si
1tencia no fuese una cosa terrible e inquietante, sino una posesión fija
11 lr.Kda para una duración eterna.
111 época actual el científico ha caído en un frenesí tal que parece como si
in fuese una fábrica y cada pérdida de minutos mereciese un castigo.
, ya nada le absorbe, no mira ni a la derecha ni a la izquierda y se dedica
11 los asuntos y dificultades de la vida con una atención a medias o con
11dvcrsa necesidad de reposo que es propia del trabajador extenuado. Se
,ria como si la vida fuese para él sólo otium, pero sine dignitate: como un
t¡ue ni siquiera durante el sueño se puede deshacer de su yugo. Quizás se
trc una justa apreciación para la gran masa de los eruditos, si uno los
rn ante todo como agricultores: tienen una pequeña propiedad heredada,
,f'ucrzan solícitos, de la mañana a la noche, en cultivar el campo, tirar del
y 11¡.\Uijar a los bueyes.
ni opina que los hombres se dedican tan diligentemente a sus negocios, a
1ncias, con el fin de huir así de los interrogantes que les impone la soledad,
ndc vienes? ¿Cómo? ¿Adónde vas? Pero es todavía mucho más sorprendente
ks vengan a la mente las siguientes cuestiones: ¿para qué este trabajo,
u~ esta prisa, para qué este frenesí? ¿Quizás para ganarse el pan? No. Pero
l'ortan como los que se tienen que ganar el pan. Todas las ciencias son
w11tos inútiles, tan pronto como el hombre procede con ellas como con las
dil'ladas por la necesidad y la indigencia. La cultura es posible sin esta
vuestra; como lo demostraron los griegos. Una mera curiosidad no es
,tr tan orgulloso nombre. Si no sabéis mezclar con vuestra vida científica
11c111-respondiente y contraria de dura experiencia, filosofia y arte, entonces
t1111111dignos de la cultura como incapaces de ella. Una generación posterior
mhr a rú de la uniformidad de vuestra propia vida y pensamiento: qué pobre

JI X 111 1, un folio doble. Contiene algunas cuentas y lo que se publica aquí.


11' l>S.
n11dulo en el msc. «O rompe ... de la que pende».

148.11
484 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 28. MP XIII l. PRIMAVERA-OTOÑO 1873 485

y mezquina es vuestra experiencia del mundo, qué librescos son vucsl' '· Nunca un filósofo ha conseguido con sus doctrinas positivas que el pueblo
Muchas disciplinas permiten ser invadidas por el rebaño: otras no: y .111~1111 le siga. Pues él vive en el culto del intelecto.
estas últimas las evitáis. Pensad sólo en nuestras sociedades, y ved ci'>ill!1 1filósofo es, en relación a todos los aspectos positivos de una cultura, de
compuestas por el cansancio, las ganas de distracción y las rc111111! una religión, una fuerza disolvente y destructora (incluso cuando busca
literarias. La ciencia misma se encuentra en un período de decadenciil .i p fundamentar).
los métodos y de la técnica: y vuestras grandes universidades con su 1111ji1 sel más útil, cuando hay mucho que destruir, en las épocas de caos o de
aparato de laboratorios, auditorios, concurrencia y trabajadores, rccw·1 d1111 degeneración.
arsenales llenos de enormes piezas de artillería y de artefactos béhw" 11 ll cultura floreciente tiene la aspiración de hacer innecesario al filósofo (o
aterroriza ante el armamento, pero en las guerras nadie puede hacer w.1 • 11 aislarlo completamente). El aislamiento o atrofia puede explicarse de
máquinas. Eso pasa con las grandes universidades: están compkl,1111l'1 dos modos:
margen de la cultura, mientras que se abren a todas las corrientes sospe1 1111 a partir de la falta de finalidad en la naturaleza (cuando el filósofo es
la incultura actual. Un catedrático de Universidad es un ser del qul' •,1· J necesario); y desde la previsión finalista de la naturaleza (cuando el fi-
inferir su falta de formación y tosquedad en el gusto, hasta que él no ""'" lósofo no es necesario).
lo contrario. Si pienso en la vulgaridad de vuestras ideas políticas o ll"11lú~I
incluso en vuestra opinión de las Protestantenverein4, o bien en vucsl 111" l'~I ,os efectos destructores y cortantes del filósofo - ¿Sobre qué?
lingüísticos destinados a debilitar los modelos clásicos, o en vucsl 111.~ 11,I hora - que no existe una cultura, ¿qué es lo que tiene que preparar el fi-
sobre la India, sin el menor lazo de unión con la filosofía hindú, si p11·11~1 lósofo? (destruir) - ¿Qué?
escándalo que han producido entre vosotros libros tan malos como l'I d1 1 l ,011 ataques contra la filosofía.
Strauss y en otros libros que no lo han hecho, si pienso en có11111 VII os filósofos atrofiados.
catedráticos de universidad practican la estética, en cómo vuestras lllll\n 11s últimas dos cosas son una consecuencia de la ausencia de finalidad de
están respecto al arte al nivel de las asociaciones de coros mascul1111 • lu naturaleza, que malogra innumerables embriones: pero algunos gran-
manera tan estúpida en que permanecéis alejados de todas las fuerzas p1'" 111 des filósofos llegan a término: Kant y Schopenhauer.
si pienso en todo esto, entonces estoy seguro de una cosa, que vosPl111 11lt y Schopenhauer. El paso de uno a otro conduce a una cultura más libre.
merecéis ningún miramiento, sois los obreros de una fábrica u teleología de Schopenhauer respecto a una cultura que viene.
cultura sólo sois considerados un obstáculo. u doble filosofía positiva (falta el germen vital central) - un conflicto
sólo para los que ya no esperan más.
28 [2] 'ómo la cultura que viene superará este conflicto. Los Olimpos. Misterios.
l. Introducción. ¿Qué puede hacer un filósofo en relación a la cultura d1• ~"pi Fiestas cotidianas.
- Se presenta como: a) un indiferente anacoreta
b) maestro de las cien cabezas más agw 1
tractas 17
c) o el destructor hostil de la cultura pop11l1!!
Respecto a b) el efecto es sólo mediato, pero existe como en l')
Respecto a a), puede ocurrir que debido a la inoportunidad dr l.1 11 9 páginas verdes para cada capítulo.
leza permanezca solitario. Su obra permanece para la postc111L111 l
pregunta sin embargo 5 si era necesaria para su época.
¿Tiene el filósofo una relación necesaria con el pueblo'! do aquello que en una ciencia tiene relevancia universal, se ha convertido en
teleología del filósofo? 11.wal o falta totalmente.
Para responder hay que saber a qué se llama su «época»: l'Nll p11 ,¡ rKl udio de la lengua, sin la teoría del estilo y sin la retórica.
una época breve o muy grande. '" csl udios hindúes, sin la filosofía.
Proposición principal: /\nligi.iedad clásica, aprender de ella sin conexión con las aspiraciones
él no puede crear una cultura, kas.
pero puede prepararla, eliminando } siempre rn·ncias naturales, sin aquella dimensión curativa y tranquilizadora que
los obstáculos, o moderarla sólo ntro <ioethe en ellas.
y así conservarla o destruirla a través de la negación tt historia, sin entusiasmo.
n resumen, todas las cicndas, sin una orientación práctica: por consiguien-
4
«Asociación protestante» . 'fllllit:adas de una manl'rn disti11t.1 01 l·o1110 las han aplicado los verdaderos
1
En d msc. «abern y no «elw1m hrc¡¡ de cultura . ¡La t1l·11u;1c11111c11111 g111111p{111!
486 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

28 [5]
Vosotros cultiváis la filosofía con los jóvenes sin experiencia: vuest 11111 11
nos se vuelven hacia la historia. No tenéis en absoluto una filosofía pop11l111
disponéis en cambio de lecciones populares vergonzosamente unifom1rR 1
cursos sobre Schopenhauer propuestos por las universidades a los cst 11i!l11
¡Conferencias populares sobre Schopenhauer! ¡Falta en todo Ja dignulUtll
tiendo del desarrollo de la religión se puede explicar cómo la ciencia pm:ílt• 11 29. U 11 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 1
a ser lo que ahora es.

28 [6]
Sobre Schopenhauer. ¡Es ridículo imaginárselo en una Universidad ;11 tU :ir la verdad sin un fin eudemonista; simplemente por deber. Con ello se
Su teoría eudemonista está destinada, como la de Horacio, a ho111l111 con frecuencia el verdadero placer que conlleva el pronunciamiento de la
rimentados, su otra teoría pesimista no es en absoluto para los hombrl'~ 111 111 , El caso más puro es aquel en el que la verdad provoca un displacer mucho
éstos, a lo sumo, introducirán sus insatisfacciones y volviéndolas a l'l iil•i f , incluso la destrucción - y a pesar de ello se dice la verdad. De la palabra
creerán que han refutado a Schopenhauer. Toda esta «cultura» prest•11ir1 U politico depende la existencia de un estado: dice la verdad y lo destruye.
pecto tan indeciblemente infantil como el júbilo tras la guerra. Schoprnhllll Ión de Kant al deber. Un gran hombre vale más que un reino, porque es
sencillo y honesto: no busca hacer frases. Qué fuerza tienen todas sus ri 1ilL\1j nclícioso para toda Ja posteridad. Sentido de la acción grande - producir
nes, la voluntad, la negación, la idea del genio de la especie. En la cxp11·o1C1
hay desasosiego, sino la clara profundidad de un lago tranquilo o el 111.1
batir de olas. Schopenhauer es brusco como Lutero. Es el ideal de csi 111lít
riguroso que tienen los alemanes, nadie se ha tomado de una manc1.i 11111 Alisis del sentido habitual de la verdad en los eruditos. Mentir en legítima
este i?eal. A través de su imitador Hartmann se puede ver lo majest 1111 1.11
Infinita es su grandeza por haber vuelto a pensar el fondo de la ex1:.11·11,
'I' 11, la mentira por necesidad contiene un carácter eudemonista: busca salvar
viduo.
destilados eruditos, sin caer en la escolástica. Es interesante estudia1 ti lo
porque ellos inmediatamente llegan a una posición en la que se pern11tr e!
cimiento erudito, pero nada más. Schopenhauer destruye la seculari1.11 it'it nl·cpto de la imposibilidad inherente a todas las virtudes en las que el
mismo tiempo Ja fuerza barbarizante de Ja ciencia. Suscita Ja más eno11111· l'\I es grande.
cia: lo mismo que la había suscitado Sócrates. Éste, sin embargo, i11v1ll 11 111
cia: Schopenhauer, la religión y el arte. Se había olvidado lo que era lt1 1dl
lo mismo que la relación del arte con la vida. Sólo a través del pes11111•1iH Verdad como deber - verdad perversa. Análisis del impulso a la verdad
sido comprendidos de nuevo los dos. Cuán profunda ha de ser la 11111·v.i r\11 ht1.\',
es el resultado de que: !) el asunto de la inmortalidad, junto con l'I 1111l'll l .o imposible en las virtudes.
muerte, desaparezca 2) el completo divorcio de alma y cuerpo se s11p1111rn FI hombre no ha crecido partiendo de estos elevados impulsos, todo su
comprenda de un modo mucho más radical que no es posible supcrn1 l.1 1111 Kt rn una moral más laxa, con la moral más pura salta por encima de su
de la existencia mediante correcciones de carácter paliativo, 4) se hny11 ,¡(11 Nl'L
la relación con un dios, 5) la compasión (no el amor al yo, sino la unid,11111 Ml·ntira en la naturaleza humana - el sueño, por ejemplo, la
lo que vive y sufre). La imagen contraria de la cultura, cuando la rd1p1ttl llll'tl'llCia (encubrimiento de la verdad).
debería ser posible. Resignación trágica. 1 l'nguaje, sensación, conceptos.
Schopenhauer está en contradicción con todo lo que hoy se co11.1·/t/t:1 Materia.
ra»: Platón estaba en contradicción con todo Jo que era entonces rn 1111111 Arte. Mentira por necesidad y mentira libre. Esta última también se
penhauer se adelanta a su tiempo: nosotros presentimos hoy su m1s11'111 , ( 1 11 una necesidad.
destructor de las fuerzas hostiles a la cultura, vuelve a abrir los fund111111 iil
fundos de la existencia. Gracias a él vuelve a ser posible la serenidad di:l lilt

11 11 2, l'lladcrno di.: 2.51 p:'1gi1111s. Contil'lll' textos para WL y llL y otros fragmentos.
1hrn d t1·111a 11l~ la «ventad» Cl1 21> ¡2..1, 7. H, 10·211
488
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
29. U 11 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 489

Todas las mentiras son mentiras por necesidad. El placer que se Hl(ltl r consiguiente, segú11 el principio eudemonista debería hacerse uso de la
mentir es artístico. Por lo demás, sólo la verdad tiene un placer en si. rl
y de la mentira - corno de hecho ocurre. Concepto de la verdad prohibida,
artístico es el mayor, porque expresa la verdad de una manera loil!lt
universal bajo la forma de la mentira. .r, de una verdad tal que justamente oculta y enmascara la mentira eudemo-
~ntítesis:la mentira prohibida, la que interviene allí donde tiene su campo
El concepto de la personalidad, e incluso el concepto de la libertad 111tíf1tl d permitida.
ilusiones necesarias, de tal manera que incluso nuestros impulsos hac1;1 111 Y
descansan en el fundamento de la mentira. Símbolo de la verdad prohibida:f1at veritas, pereat mundus.
bolo de la mentira prohibida:fiat mendacium! pereat mundus6•
La verdad en el sistema del pesimismo. El pensamiento es algo que 1111'.tllJ primero que perece a. causa de la5 verdades prohibidas es el individuo
que no existiese.
expresa. Lo último que perece a causa de la mentira prohibida es el indi-
29 [5]3 Aquel se sacrifica junto con el mundo, éste sacrifica el mundo a sí y a su
jlka¡ jlka! Beh-Beh- ia.
11uística: ¿está permitido sacrificar a la humanidad por la verdad? - 1)
29 [6] ciertamente posible! Si Dios quisiese, la humanidad podría morir por la
2) Si eso fuese posible, sería una buena muerte y una liberación de la
Benjamín Constant: «el principio moral de que es un deber deci1 In V ) Sin alguna ilusión, nadie puede creer tan firmemente estar en posesión de
tomado en sí y en sentido absoluto haría imposible cualquier sociedadr 4
1td: el escepticismo no tardará mucho en manifestarse. A la cuestión de si
El húngaro y el catedrático hegeliano en Berlín.
sacrificar a la humanidad por una ilusión, habría que responder negati-
El sobrino de Rameau. «La mentira que nos halaga se ingiere a grand
y la verdad que sabe amarga se saborea gota a gota» 5•
tc. Pero esto sucede en la práctica, porque una ilusión es precisamente
n la verdad.
29 (7] La fe en la verdad - o la ilusión. Eliminación de todos los elementos eu-
lstas (l. como mi propia fe, 2. encontrada por mí, 3. fuente de una buena
«Verdad.» n entre los otros, de la fama, del ser amado, 4. imperioso sentimiento de
l. y de resistencia).
La verdad como deber incondicionado, hostil, que aniquila el 11111111111 11pués de la eliminación de todos estos elementos, todavía es posible ex-
2. Análisis del sentido vulgar de verdad (Incoherencia).
3. El pathos de la verdad. lu verdad como un puro deber? Análisis de la fe en la verdad: pues toda
4. Lo imposible como correctivo del hombre. Ión de la verdad es en el fondo solamente la creencia en que se posee. El pa-
5. l sentimiento del deber parte de esta creencia, no de la presunta verdad. La
El fundamento del hombre es mentiroso, porque es optimista.
6. El mundo corpóreo. 1
1upone en el individuo una FUERZA cognoscitiva incondicionada, además
7. Los individuos. ,pone la convicción de que en este punto nunca un ser cognoscente irá más
8. Formas. lr consiguiente, el carácter obligatorio para todos los seres cognoscentes
9. El arte. Hostilidad contra él. 11. La relación anula el pathos de la fe, en cierto sentido la limitación a lo
10. Sin la no-verdad no hay ni sociedad ni cultura. El conflicto trúgwo no, con la hipótesis escéptica de que todos nosotros quizás nos equivoca-
bueno y bello depende del engaño: la verdad mata-más at'i11, rn 111 ro, ¡,cómo es posible el escepticismo? Aparece como el verdadero punto de
sí misma (en cuanto reconoce que su fundamento es el erro1) ,fcéti<"<> del pensador. Pues no cree en la fe y destruye con eso todo lo que
29 [8) de hcneficioso la creencia.
l'O incluso el escepticismo contiene en sí una creencia: la fe en la lógica. La
l. ¿Qué es lo que corresponde a la ascesis en relación á la verdad'/ 1 lt'ln 111ús extrema es, por consiguiente, el abandono de la lógica, el credo
racidad, como fundamento de todos los pactos y presupuesto de la N11lJJ1i"I />,111rd11m est 7, duda y negación de la razón. Cómo aparece esto como con-
del género humano, es una exigencia eudemonista: a lo que se opo11t: I¡¡ id ncin del ascetismo. Nadie puede vivir en ese estado, lo mismo que nadie
que el supremo bienestar de los hombres se encuentra más bien en bw //,
v1v1r en la pura ascesis. Con esto se demuestra que la fe en la lógica, y en
3 111 la IC en la vida, es necesaria, y que por lo tanto el ámbito del pensamien-
En la lengua polinesia «ika» significa «pez», y lagunas veces «animal». La cJq1101t"•l1 11dc111onista. Pero entonces se pone de manifiesto la exigencia de la menti-
ika, ika, ika» puede significar la Via Lactca . Es posible que la referencia esté t1111111d 11tld
de Müllcr, M., Vorlesun¡:en üher die Wi.1·.1·rn.w·/111f1 der Spral'he, l.eipzig, 1870. \1, cuando la vida y la e:u~cx~µovLcx son argumentos. El escepticismo se
4

1797. B. Constan! ( 1767 l RJO), escritor y político francés, autor de l>es 1A11·1;111H
11t11h11yc 11l cmpcrudnr Fl·1111111do 1de1 luhshurg·o lu cxprcsrún «fíat iustitia et percal
490
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
29. U II 2. VERANO-ITTOÑO DE 1873 491
revuelve contra las verdades prohibidas. Entonces, falta el fundamc1110 1
pura verdad en sí, el impulso a la verdad no es más que un impulso eudc1n 6) Hacer pequeños nudos, deshacerlos. - La medida del sentido de la ver-
enmascarado. mdo se derriba una vieja teoría, cuando se atacan su rango y su cultura,
4. Todo proceso natural es para nosotros en el fondo inexplicabk 11t1 ¡ 'º alzan la voz los profanos, odio contra la filosofía, porque a ella le traen
mos más que constatar cada vez el escenario en el que se desarrolla el v1·1¡j ado los eruditos. La no-verdad, cuando generalmente es admitida, es tra-
drama. Hablamos entonces de causalidades, mientras que en el fondo sol!) r el erudito como verdad. Temor ante las religiones y los gobiernos. - 7)
una sucesión de acontecimientos. Que esta sucesión debería ocurrir s1c11¡1 rto embrutecimiento, no ven las consecuencias y no tienen compasión. 8)
un determinado escenario, es una creencia que es refutada infinitas Vl'l 1' · dan cuenta de los problemas principales de la vida, por eso se ocupan de
5. La lógica no es más que esclavitud en las correas del lenguaje. S1111•1 blemillas más nimios, es decir, en las cuestiones principales no tienen ningu-
go, el lenguaje tiene en sí un elemento ilógico, las metáforas, etc. La pri1111·114 ·sidad de la verdad. Por eso, no existe en ninguna parte una República de
za produce la equiparación de lo que no es igual, es por lo tanto un cl1·1 111 s 11 , sino solamente una oclocracia de eruditos. La rara mente genial, el
fantasía. Sobre eso se basa la existencia de los conceptos, formas, etc. de la verdad, son odiados y arrojados al ostracismo, lo mismo que el ar-
6. Formas.
7. «Leyes de la naturaleza». Simples relaciones recíprocas y relm 1111¡
el hombre. 1
8. El hombre como una acabada y firme medida de las cosas. 'li111 111 11cucrdo incondicional en el campo de la lógica y de la matemática no apun-
como nosotros pensamos que el hombre es fluctuante e incierto, cesa d 1 n cerebro, a un órgano sufriente 12 deficientemente anormal - ¿a una razón?
las leyes naturales. Las leyes de la sensación - como núcleo de las lcyr1 11 nta? - Es completamente subjetivo aquello por lo que nosotros - somos
les. Mecánica de los movimientos. La creencia en el mundo externo y 1·11 ('I ·.1·. Se trata del patrimonio hereditario acumulado del que todos participan.
do, en la ciencia natural.
9. Lo más verdadero en este mundo - el amor, la religión y el 111 Ir. lil 1
mero, a través de todos los disimulos y todas las mascaradas, mira t·1111 1111 ciencia de la naturaleza consiste en hacer consciente aquello que se posee
penetrante al núcleo, el individuo sufriente, y compadece; la segu11d11 Jllllrimonio hereditario, archivo de las leyes fijas y rígidas de la sensación.
amor práctico, consuela del sufrimiento, hablando de otro orden del 1111111
enseñando a despreciar éste. Son los tres poderes ilógicos, que se reco1u 111·11
tales. EL ERUDITO.
«Sobre el desierto árido pedregoso del quebradizo globo terrestrc» N
Una cierta probidad, casi exclusivamente torpeza para la simulación, que
29 {9) una cierta astucia. En todas partes donde se dé una habilidad dialéctica de
9
Penzel , alistado por los reclutadores prusianos, era un simple mosq111·( o, uno puede también dudar de esa probidad y estar sobre aviso. Es más
Konigsberg. Kant le impidió que ocupase la cátedra, «considerándolo 1111 o decir la verdad in adiaphoris, algo que es propio de una cierta pereza.
bre infame, porque él había soportado hasta entonces con gran pacic11l 111 ~11 h el sistema copernicano, por ejemplo, se opuso precisamente la probidad,
dición de soldado». Un pasaje de Lutero dice que si Dios hubiese 1x·11~,1do contradecía la evidencia: evidencia y verdad coinciden para los espíritus
artillería pesada, no hubiese creado el mundo 10• 11os. El odio contra la filosofía entre los eruditos es también sobre todo
m t ra las largas cadenas de silogismos y contra el carácter artificioso de la
29 {lOJ •trncíón: la admiración por la sutileza está unida al temor, y en el fondo
Análisis del erudito respecto a su .cm·ración de eruditos tiene una medida para la sutileza permitida: se re-
sentido de la verdad. todo lo que está más allá.
A~tuleza visual de cerca con gran miopía para lo lejano y general. El cam-
1) Costumbre 2) Huida ante el aburrimiento 3) Ganarse el pan 4) ( '1111pl 1•11111 es muy pequeño y los ojos se mantienen muy cerca de las cosas. Si el
ción con los otros eruditos, temor a su falta de consideración 5) St'll' .. t\ 11 to quwre pasar de un punto que acaba de ser investigado a otro nuevo, en-
ganar algo propio (debe ser «verdad», de lo contrario lo vuelven 11 1.;h ll:crca todo el aparato visual hacia ese punto: fragmenta un cuadro en
1111111chas, como cuando se utilizan unos gemelos para el teatro. Pero nunca
8
Cfr. 29 [181].
9
Abraham Jakob Penzel (1749-1819), experto en lengua y aventurero ak-1111111 , u 111
Hamann en Konigsberg. h1 •llt'lllún «Gclehrten-Repuhlik». IÍtulo de un tratado de F. G. Klopstock: Die deutsche
10
Lutero hace mención a los «bombardeos» como invenciones del 1111s11111 S11111i tk11 °U1•p11h/i!. ( 1774). hasado solm· un plan para la fundación de una academia de la
111
401. M., Werke, Kritisdw Ít1 '.1·11111/1111.1J:11lw. 'f'i.1·1·lirt'd1·11 /S.//-4() , WL·i111:11 , 1'>1·1 , 1111111
Lutero,
p.
l 11 .:I 11\St:. «kidc11dcs» y IHI <<i<.:ll1:111i!'N»
1'1 2'111 J. U1d11'.;1do para SI ~ h.
493
29. Uil2.VERANO-OTOÑODE 1873
492 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
anarse el pan. Se sirve a la verdad, cuando está en condiciones de pro-
las ve todas unidas, sino que únicamente calcula su conexión: por eso n r los puestos y sueldos más elevados, cuando gracias a ella se puede con-
ninguna gran impresión todo lo que es general. Juzga, por ejemplo. 1111 ,n ascenso junto a los que se encuentran en posiciones más elevadas. Pero
que no es capaz de abarcar globalmente, según una parte muy pequc1IO drl precisamente sólo a esta verdad: por eso se puede establecer una frontera
pode sus estudios: debería afirmar primero, según su manera de ver, qllC' lit verdad provechosa y la verdad improductiva. Esta última no contribuye
es un salvaje montón de borrones. el pan y, puesto que necesita tiempo y esfuerzo, se los quita a la primera,
3. Normalidad de sus motivos, moderación, en la medida en que cu lml, uso contra la ganancia del sustento. Ingenii largitor venter. Los «borbo-
épocas las naturalezas más vulgares, y con ellas las masas, han sido gu1adn1i t
mismos motivos. El erudito rastrea esos motivos. El topo se encuentra a su de un estómago que sufre».
Respeto a los otros eruditos, temor a su desprecio. Todos se vigilan celo-
en una topera. Está resguardado de muchas hipótesis artificiosas y anú11111I ª
fin de que la verdad de Ja que dependen tantas cosas, honores, ganar-
todo exceso, y si es tenaz extrae todos los motivos comunes del pasado. 1·11 1n, el funcionariado, realmente figure bajo el nombre del investigador. El
de su propia vileza. Por eso, el erudito es ciertamente incapaz de comprL·111kf 1 por la verdad, que encontraron otros, se tributa porque se les exige a su
es raro, lo grande, lo anómalo, es decir, lo que es importante y esencial mismo respeto por la que uno mismo encuentra. La no-verdad se hace ex-
4. La pobreza de sentimientos les capacita para las vivisecciones. Ni·· lin ,onoramente para que no pase por verdadera y no se apodere de honores
tan el sufrimiento que muchos conocimientos conllevan y por eso no tH: 11l'1t •· 4ue son bien merecidos solamente por la verdad incontestable. Ocasio-
do de meterse en los terrenos más peligrosos. La mula no conoce el Vl'1 IÍlttt tc se hace explotar también a la autentica verdad, para por lo menos ha-
fríos y por eso parecen fácilmente crueles, sin serlo. »a otras verdades que desean el reconocimiento. «Idiotismos morales, que
5. Poca autoestima, más bien modestia. Dentro de un ámbito de l:~111dl n también picardías». «Excepciones de la conciencia general».
lo más reducido, no sienten para nada estar perdiendo el tiempo, ni s1q11ic1 El erudito por vanidad, una variedad todavía más rara. Quiere poseer
se están sacrificando, ellos saben, en lo más profundo de su ser, que nn HOll mplctamente para sí, por eso elige las curiosidades como campo de inves-
males que vuelan, sino que reptan. En eso son a menudo conmovedo1n1 n y se alegra si se le considera a él mismo como una curiosidad. La mayo-
6. Fidelidad hacia sus jefes y maestros; quieren ayudarles y saben 111ll~ 1111 veces se contenta con este testimonio de respeto y no basa su sustento
que la mejor manera de hacerlo es con Ja verdad. Ante ellos se sienten 11111
decidos, porque sólo merced a ellos fueron admitidos en los dignos pú11 h~o Impulso a Ja verdad.
¡.;¡erudito por impulso lúdico. Su diversión es buscar y resolver pequeños
ciencia, que nunca habrían atravesado por sus propios medios. En Aknmll N: pero no le gusta esforzarse demasiado en ello, para no perder Ja sensa-
un hombre famoso todo el que sepa abrir un campo en el que pueda 11 1rnl que juega. Por eso no profundiza, pero a menudo ve algo que el erudito
cabecitas mediocres: inmediatamente es enorme el enjambre que k 1üd lesión no percibe con su obtusa miopía laboriosa y servil: él al menos se
cierto que cada uno de los componentes de esta turba es al mismo tll'lltpn 1 con la verdad y es un diletante, constituyendo incluso la antítesis del tris-
ricatura del maestro, en un sentido o en otro: incluso sus defectos apa 1ccc11 ho de profesión, que hace su trabajo solamente forzado y, por decirlo así,
caturizados, o sea, desmesuradamente grandes y exagerados en un indh lilll 1yugo de la profesión retribuida o bajo Jos latigazos de su ansia de promo-
cho más pequeño: mientras que las virtudes del maestro aparecen empcq 11cn
proporcionalmente en el mismo individuo. Se trata, por eso, de un Sl:1 ild
y, cuando lo es por fidelidad, produce un efecto a la vez conmovedor y v.101
7. Continuar de modo habitual en el camino en el que se le ha ml"tiiÍ1J 11
lmy ningún impulso hacia el conocimiento y la verdad, sino tan sólo un
do de Ja verdad por falta de ideas y por acomodarse al hábito una vi.:1. q 11 to hacia la fe en la verdad. El conocimiento puro carece de instinto.
adquirido. Esto vale sobre todo para el estudio al que muchos se dcdic;111
sus deberes en el Instituto, como hechizados por una necesidad de la que 11
puede escapar. Tales naturalezas son coleccionistas, ilustradores, p1 l'p!ir11ll 1pulsos que se pueden cambiar fácilmente por un impulso a la verdad:
de índices, de herbarios, etc. Su diligencia surge casi por inercia, su pl'lt!lillli '11nosidad, intensa sed de aventura del conocimiento. Lo nuevo y raro
surge por falta de pensamientos.
8. Huida del aburrimiento. Mientras que el verdadero pensador 11:1dli ll pucsto a lo viejo y aburrido.
l111pulso dialéctico del juego y el rastreo, gusto por el ladino modo de an-
más vivamente que el ocio, el erudito huye de él, porque no sabe qw'.~ ltn los zorros: no se busca la verdad, sino el astuto moverse a hurtadillas al-
él. Su consuelo son los libros, es decir, escucha cómo piensa otro y de l!Sle m
se deja entretener, y entretener a lo largo de todo el día. Elige espccial11!\'.lll nr, el rodear, etc.
/111¡111/so hacia la contradicción, la personalidad quiere hacerse valer frente
bros que despierten de algún modo su interés y su voluntad persoual, q111· 1 1, Esgrnna que ataca, el placer consiste en la lucha, la meta es la victoria
simpatía o aversión le hagan reaccionar un poco: escritos en los que él 1nt~rn
tomado en consideración, o bien su clase, o bien sus opiniones politicus, c.(( 1 1111L
/111p1d111 a cnco11tru1· elatos «Wrdadcs» por .w111i.1"i<Í11 a personas, religio-
o gramaticales: si luego ticne 111111 ciencia propia, poscc también un 111cd10 1
nh1crn11~.
volvcr a estar sieniprl: interesado.
495
29. U U 2. VERANO-OTOÑO DE 1873
494 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

5. Tnipulso a encontrar una verdad que sea salvadora y hl: ndid verdad coIIlO manto que cubre impulsos y emociones completamente
amor, compasión, etc., hacia un hombre, un estamento o la hunwnltlutl
pulso de los fundadores de religiones. rsos.
thos de la verdad remite a la je.
mpulso hacia la mentira es fundamental.
29 (161 verdad es incognoscible. Todo lo que puede ser conocido es apariencia.
Todos los impulsos están ligados al placer y el displacer - no p11e{I rtancia del arte como apariencia verídica
impulso a la verdad, es decir, a la verdad pura sin afectos y complcllit
consecuencias, pues en ese caso cesarían el placer y el displacer, no l\C d
impulso que no aspire al placer en su satisfacción. El placer de p1·11.111/ !11 scripción de los servidores de la verdad.
a un deseo por la verdad. El placer de todas las percepciones sensihld i'lil frenamiento y limitación del conocimiento en favor de la vida, de la
ellas se constituyen mediante inferencias. Así pues, el hombre siemp1 ll l!IUI
mar de placer. ¿En qué medida, sin embargo, puede procurar placn d llura.
usticia entre los objetos del conocimiento, valoración de su importan-
la operación lógica?
iu. La grandeza.
vocar las cuestiones principales y los problemas principales.
29 (17)
liminación del falso esplendor.
¡El arte es sólo posible como mentira!
Mi ojo, cerrado, ve en sí innumerables imágenes variables ésta :l llO!l
cidas por la fantasía y yo sé que no corresponden a la realidad. Poi lo 11111 olieres espirituales eficaces están diseminados a través de todo el pasado
en ellas sólo como imágenes, no como realidades. 1u:ión de colonias! Pero la propia patria se empobrece si todos emigran.
Formas superficiales. eres han de ser evocados para lo más necesario. Contra el laissez aller
El arte contiene la alegría de despertar la creencia mediante la' 11111
pero, ¿ciertamente no somos engañados? ¡Sí, de otro modo ya no sr1 l.11111 nda.
111 estos poderes están tan diseminados y alejados unos de otros, que no
El arte se funda en un engaño: ¿pero es que no somos engañado~' nin11.ún vínculo que una a todos: nuestra cultura periodística les propor-
¿De dónde procede el placer por el engaño intentado, por la apa1 ic11
cmento que los une.
siempre es reconocida como apariencia? Ui.:ito que un joven derroche sus mejores fuerzas en el trabajo microscópi-
El arte trata, por lo tanto, la apariencia como apariencia, no q111c1 MC le aparte de la educación de sí mismo?
mente engañar, es verdadero.
La contemplación pura, sin deseos, sólo es posible en la aparil:111]1\
percibida como apariencia, que de ninguna manera quiere seducir a 111 Toda clase de servidores de la verdad.
por lo tanto no estimula nuestra voluntad. rrimcr lugar asombro optimista! ¡Cuántos investigadores de la verdad!
Sólo aquel que pudiera considerar el mundo entero como apw 11 ·11 licito que las mejores fuerzas se dispersen de este modo?
en condiciones de contemplarlo sin impulsos y sin deseos - artista y liln11t namiento del impulso de conocimiento:
este punto cesa el impulso.
li1su.:o anticuario.
Mientras que se busque una verdad en el mundo, se está bajo el d1•iilll orpresa pesimista! ¡Todos esos no son de hecho investigadores de la ver-
impulso: el cual, sin embargo, quiere placer y no verdad, quiere la k l'll 1
por lo tanto los efectos placenteros de esta fe. lo de la justicia en cuanto madre del verdadero impulso a la verdad.
El mundo como apariencia - el santo, el artista, el filósofo. 111c11 del sentido de la justicia de los «servidores de la verdad».
nmy ¡usto que todos estos sean exiliados: porque molestarían por doquier
29 (18) 1lu11anan daños. Queremos llamarles los asalariados de la verdad, la sirven
Todos los impulsos eudemonistas despiertan la fe en la verdad d
1111 voluntad y suspirando.
del mundo - así toda la ciencia - fe dirigida al devenir, no al se1 ~·icnda es para ellos un correccional, una galera.
l'cnóa a Sócrates, que los llama a todos locos, en su propia casa no saben
29 (19) 14
Platón como prisionero de guerra, puesto en venta en un mercad11 1Ir
1bil~ll y qué es el mal.
1 inol'cnsiva la ciencia a través de los monasterios.
- ¿para qué quieren los hombres al filósofo? Esto permite adivi11n1 11
quieren ellos la verdad. .

14
Cfr KCJW 11 , 4, p. 48.
496 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 497
Nuestra tarea: volver a reunir y soldar lo escindido y disperso, fu111l 111
gar para la actividad cultural alemana, lejos de toda cultura periodis1i
vulgarización de las ciencias. o recordar es u11 comparar, es decir, equiparar. Nos lo dice cada concepto;
del fenómeno (<histórico» primordial. La vida, por lo tanto, exige la equi-
29 [24] n del presente con el pasado; de tal manera que con el equiparar siempre
o una cierta violencia y deformación. Defino este impulso como impulso
Aquello de lo que se lamenta Zollner 16 , la experimentación intcrn11tili clásico y ejemplar: el pasado sirve al presente como arquetipo. A esto se
falta de una fuerza lógico-deductiva, se puede constatar igualmente c11 1 el impulso anticuario, que se esfuerza en captar el pasado como pasado y
plinas históricas - infravaloración de lo clásico respecto a lo anticu¡¡ 110 cformarlo ni idealizarlo. La necesidad de vida exige lo clásico, la necesi-
modo, se pierde el sentido de la ciencia histórica, todo se nivela. De la rn111t verdad lo anticuario. La primera trata el pasado con arte y con fuerza
nera que en las ciencias de la naturaleza la imagen del mundo es cadn \' transfiguradora.
vulgar y de hecho sólo es delineada por los divulgadores, lo mismo 1tt:l11 piensa en la otra dirección como dominante, el pasado deja de actuar
con la imagen del pasado.
modelo y ejemplo, porque deja de ser ideal y se convierte en una realidad
ual como el presente mismo. El pasado ya no sirve entonces a la vida,
29 [25) 17
.e está contra esta vida. Se consigue así prácticamente lo que se consegui-
Schiller: vosotros salís a atrapar Ja verdad con estacas, pero ella p.1•11 1 prendiese fuego a todas las galerías de arte y a todas las bibliotecas. El
medio.
se encuentra aislado, está muy satisfecho consigo mismo y conforme
propia esencia y sus necesidades, por consiguiente muestra lo que es,
29 [26] r1mde o vulgar es. - Pero, ¿con qué medios sirve al presente el impulso de
«Toda clase de servidores de la verdad» leo? Indica que lo que fue una vez, fue en todo caso una vez posible y por
l. Descripción del laissezfaire de la ciencia. Falta la dictadura á sin duda posible otra vez (de la misma manera que los pitagóricos creen
2. Consecuencias: falta el cemento apropiado - (¡en cambio sí l111v 1tndo las estrellas tengan la misma posición, todo volverá a suceder com-
to de la cultura periodística!) ente igual). El valiente y audaz piensa, sin embargo, en lo posible e impo-
en general una tosquedad cada vez mayor. da fuerza el pasado: por ejemplo, cuando espera que cien hombres pro-
Deformación de la imagen del servidor de la verdad. s estén en condiciones de fundar toda Ja cultura alemana y descubre que
3. Por eso muchos se introducen furtivamente. Descripción. ura del Renacimiento llegó a ser posible de una manera semejante. Sin
4. Posición de la cultura alemana respecto a esto: ¿Cuál es la t:11 o, la humanidad se propaga apoyándose en lo que es grande y en lo im-
ción de Goethe sobre las ciencias naturales.) u

29 [27]
Protestas contra la vivisección, es decir, tienen que dejar vivir Jo q111• 11 ccpta que alguien crea que no se necesitan más de 100 hombres creadores,
no está muerto, y no tratarlo inmediatamente como un objeto cicntífo 11 os en un nuevo espíritu, para acabar con aquella cultura que precisamen-
ithora de moda en Alemania, algo que debería fortalecerle es darse cuenta
29 [281 In cultura del Renacimiento se edificó sobre las espaldas de un grupo se-
Matar mediante el saber: verdaderamente no es ni siquiera el sahr1 1 111111 de cien hombres.
el inquieto y curioso acechar, o sea, un medio necesario y una cond1t111 d¡;• In
cía. Querer meterse en todo, donde se molesta si se habla. 1
Defienda me Dios de my. «Defiéndame Dios de mÍ» 18 . valomción de la historia y la fuerza que se ha desperdiciado en ella. Lama-
l1l'llaria que elimina lo más posible lo clásico o busca pensarlo como una
llc.lud completamente individual. Porque mucha razón se emplea en com-
1' de esta manera cualquier pedacito del pasado, se piensa finalmente que
16
l"én la razón Ja que lo ha producido. Así surge la superstición de la racio-
Zollner, J. C. F. , op. cit., prólogo, p. lxx. dc la historia: por lo cual la necesidad absoluta es comprendida como
17
Schiller, J. C. F. , Votivtafeln. Die Forscher, en Siimmtliche Werke, op. cit., vol . 1
Tübingen, 1844, p. 389 [BN]. lnc.iún de la racionalidad y finalidad. Pero los máximos poderes históri-
18
Así en el texto, en castellano y traducido al alemán . En KGW, lll , 5/2, p. 1 n In estupidez y el diablo. Se debilita el ánimo, al saber que ha habido tan-
remite a J. V. Johann Valentin Andreae, Menippus, sil•e Dial0Korw11 saty rin1111111 111hilidadcs precedentes: si el objetivo no es valorar (es decir, distinguir en el
inanitatwn no.1·tratium spern/wn, lfclicone, juxta Parnassum , 1617: «En la glll:rr u q\ r
I Siendo mr ser contra si ; I Pues yus mismo mi.: gui.:rri.:ro, / Dcfii.:nda llll~ Dios de n1 I
l 187] Apuntes previos pum 111 , usi conro los ~ 11l'csivos f'rngmrntos : 29 (>0-42, 45-51 ].
fr ..1 ll111dl1ó11dl , 11¡1 r'I/ , ~111' ul•I n:s 111~t 11 di.: li! /\nlÍ!!ÍÍl'dad ».
498 r:RA<iMl :NT<>S l'OS'l lJMOS l<>, l J 11 L VEHA NfL(> 1(>NO l>I! 1873 49

pasado lo clásico y lo bueno) sino sólo comprender cómo ha llcgudo 11 te mmlo, las dos escuelas hstóricas luchan contra lo grande: tanto con
entonces el sentido anticuario es paralizante: pues también en lil nbsu umcntal como con lo ordína1ío. Así fue en todas las épocas. Frente a am-
rrunta finalidad y razón. La historia requiere un tratamiento a lo f.!/'il dct"cndcr sus derechos la grrndeza histórica, contra la primera forzando
contrario hace esclavos. du al templo de lo monumental, contra los anticuarios volviendo a ser
Pues bien, en segundo lugar, hay una medida de la retrospectiv¡1 nd111ll del conocimiento mismo y cori ello también convirtiéndose en «interesan-
de la no permitida. La vivisección está prohibida: hay que prohihil' 11 In " ellos.
que husmeen por donde se han puesto los huevos de Pascua. El 1mp11lso 11 I
dad, que secciona el momento que se acaba de vivir, mata el siguiente. MI
que se conoce, no se vive. historia pertenece a los hombres de acción. Es un espectáculo repugnante
Además - ¡qué peligros conlleva el sentido anticuario, cuando se npo icrólogos curiosos, egoístas o turistas trepar por las pirámides. La historia
la masa y de las cabecitas! Finalmente el mundo se divide en aquellos m ne hoy como los cuadros en una galería de arte: para los ociosos. Antes se
históricamente, y en aquellos que sólo matan históricamente. ¡Qué litlHI 1.111 bll en la historia fuerza y consuelo, ahora se quiere certeza, entretenimiento
dad, qué desasosiego en el acechar, traicionar, sonsacar a lo que acaba ¡_t¡; u 111, por hostilidad hacia el arte y hacia lo grande.
Ningún espíritu es evocado a la luz del día. Toda época necesita ta11111 lll•l
como la que puede transformar, mediante la digestión, en carne y 1:11 lliill
tal manera que la época más fuerte y más violenta soportará más his1 mo se explica la hipertrofia del sentido histórico?
todas las demás. Pero ¿qué pasa si las épocas débiles se colman de h1~1nn llostilidad contra lo ficticio, lo mítico.
dificil digestión, qué cansancio y qué falta de vigor! llostilidad contra los problemas de la vida.
l .a hipertrofia oculta o adorna a aquellos que se dedican a la historia - es
29 (32) más ligera que una obra de arte.
Es posible que un pueblo se mate a sí mismo con la historia: lllil'• o 1>isuelve y adormece, porque por medio de analogías mata y paraliza el
como a un hombre al que se le priva del sueño. Rumiar es cosa de cil·111111t11I sentimiento del derecho y los instintos, en resumen, la ingenuidad en las
les: pero en todas partes nos encontramos que con el rumiar el ganado liUI costumbres y en las acciones.
se arruina. Si todo lo que acontece se considera interesante, digno di e~I Es democrática y abierta a todos, da trabajo a las más humildes cabezas.
pronto faltará el criterio y el sentimiento para todo lo que se debe han·1 el h Es el ideal de una tendencia de la verdad, de la que no resulta riada.
bre se quedará indiferente ante lo esencial. ( 'ómo esa hipertrofia no está en el fondo guiada por instintos fuertes y
fecundos se muestra en la historia de la crítica de los evangelios_ Compá-
29 (33) rese con la época de la Reforma.
La mitología con la que se rodean los hombres anticuarios - a las idrn
gusta manifestarse en formas cada vez más puras», etc.
La enfermedad histórica.
29 (34) 'on la constelación pitagórica se podría hablar de una utilidad de la histo-
Lo monumental prescinde de las causas. «Efecto en sí», «lo que p111(1¡ 111. Pero de este modo la motivación de cada acción es distinta.
efecto en todas las épocas» (o lo que puede originarse en todas las époüíl lJna comparación presupone una equiparación. Concepto de memoria. Lo
lo que las causas están ahí siempre). lúsico y lo monumental, el «efecto en sí», deformación idealizant~ y gene-
r11lización, lo <<Universalmente humano» como quimera. La ilusión de lo
29 (35] monumental promueve la continua gestación lo grande.
3. ¿Cómo es posible lo monumental? O sobre la utilidad de la histo111t Lucha contra lo grande y lo raro, y contra lo monumental, mediante lo an-
cepto auxiliar, lo puramente humano - o lo grande y lo que no es vulg111, ticuario. Todo lo que ha sido es interesante, racional: influjo paralizante de
que se vuelve a encender de nuevo lo grande. Aspiración del anticua no .1 ll lo anticuario sobre la fuerza de la acción histórica.
luar siempre aquello que está fuera de lo común haciéndolo comprens1hl1 El historiador moderno como amalgama de los dos impulsos, herII1afrodi-
cir, común. Por eso, destruyen con todas sus fuerzas lo monumental. l11. Su mitología. Su praxis negativa. Efecto sobre el arte y la religión. Peli-
Luego surge del código de lo monumental una obligación y un cano11 1• roso para una cultura en desarrollo. La vivisección. No se debe ser ambos,
artistas contemporáneos, con el que se combate contra lo que surge y st• 1li clúsico y anticuario, sino uno solo, pero de forma completa. Ineficacia del
lla: lo grande no tiene que devenir, tan sólo tiene que existir. historiador moderno: su caída en la crítica siempre descontenta y 1 a prensa
Los anticuarios dicen: lo grande es en el fondo lo ordinario y lo genl'1.1 I unericanizante. Al historiador moderno le falta el fundamento: es arbitra-
bién luchan contra el nacimiento de lo que es grande (empequeñecicnd11 , rio en lo monumental, mortal en lo anticuario y no enraizado en una cul-
grando, etc.). tura.
500 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 501

29 [39) preguntar por el porqué. «Aquí se celebran anualmente alrededor de


En el fondo, cada uno está contento cuando ha transcurridO llíí 11 nios» - ¿Por qué éstos y no 8D? « ¡Es así y basta!» - ¡Muy instruc-
dículo tomarlo con tal seriedad, que él al día siguiente ponga ya c11111!1t adecemos.
tigaciones históricas. Pues de este modo se pierde la doctrina pri111Jíp11I rgo, hay una tendencia histórica que considera los grandes impulsos
ofrece cada día, «la vida se ha de sufrir», «es una penitencia». 1_11 1 mo la cosa más importante y los grandes hombres sólo como expre-
principal, es decir, justamente en aquello que se refiere a la valormi(11i 1 masas, algo así como esas pequeñas burbujas que se forman en las
vida, ningún acontecimiento puede enseñar algo esencialmente 111/i'l'j llls olas. Puesto que la masa debe generar a partir de sí misma la gran-
que hubiese vivido hace un par de miles de años, puede ser tan ~.1h111 en nacerá del mismo caos. Al final se entona naturalmente el himno
guien que se sirve de la historia de estos 2.000 años. Para el hornl pHrturienta ¡viva la historia!
profundamente la existencia, la historia no es nada: él encuentr;i 1 dencia quiere tomar en consideración todo lo que ha sido un «po-
partes el mismo problema que cada día le señala. Pero la historia si 1C0>> y valora según eso «lo grande»: «grande» quiere decir lo que ha
los hombres de acción, para aquel que no es sabio, para aquel qlll: 10011 itttóricamente de una forma duradera. Esto quiere decir cambiar can-
esperar todo, que no se resigna, que lucha - necesita la historia (1)111\ 1 cualidad. Cuando la burda masa ha encontrado un pensamiento
de aquello que uno puede alcanzar, de cómo alguien puede llega 1 n nl•I , una religión verdaderamente adecuada a sí misma y la defiende con
nores, pero de modo especial la necesita como templo de la fama. 1Jl lil-1 ¡el inventor y fundador de esa idea tiene que ser «grande»! ¿Por qué?
ne un efecto ejemplar y vigorizante. hle y lo más elevado no actúan en absoluto sobre las masas: y el éxi-
o del cristianismo afortunadamente no demuestra nada sobre su fun-
29 [40) esto que en el fondo sería una prueba contra él: pero en este caso pa-
¡Pero ahora fijémonos en la historia como ciencia! Aquí se trat.1 lo originario se haya perdido completamente y que ha permanecido el
las personas no se las tiene en cuenta, aquí ya no importan el valo1 11 el 11ra las tendencias de las masas y de muchos individuos egoístas y am-
mo, más bien estorban. Presuponiendo que se puedan encontra1 lq'\.'!I, 1
mos como resultado el determinismo y el agente vendría forzado di.'. nu
paciente, sin que un sentimiento moral le lleve a la resignación. J\drn1f1~. I
tienen poco valor: porque se deducen de las masas y de sus necesid;1d Wnización del éxito es completamente adecuada a la bajeza humana.
siguiente, como leyes del movimiento de los estratos inferiores de ha 11 n ha estudiado con precisión alguna vez un único éxito, sabe qué cla-
La estupidez y el hambre están siempre presentes, lo mismo que en IOC!ll I ores (estupidez, maldad, pereza, etc.) han concurrido siempre en él, y
criminal francés nunca falta lafemme. ¡Para qué habría que conrn:l'I' tul fuctores despreciables. ¡Es absurdo que el éxito deba tener más valor
cuando cada uno, durante milenios, las ha obedecido ya sin conon·1 l t1~l j!I llu posibilidad que subsistía todavía un momento antes! Pero ver in-
bre fuerte y grande siempre se defendió contra esas leyes: verdadera 111i;i1( ht historia la realización de lo bueno y lo justo es una blasfemia contra
21
tendría que hablar de él. A las masas sólo habría que considerarla .., 1) ¡ 1 y lo justo. ¡Esta bella historia del mundo, para hablar con Heráclito ,
pias evanescentes de los grandes hombres, sobre un papel malo y n11l pi ontón confuso de basura»! Lo que es fuerte se impone, ésta es la ley
desgastadas, 2) como resistencia frente a los grandes y 3) como iw.11 \!!ll 1: ¡si al menos eso no coincidiese tan a menudo con lo que es estúpido
los grandes. Por lo demás, ¡que se vayan al diablo!

29 [41)
La estadística demuestra que hay leyes en la historia. Sí, ella de11111 l, «( 'icerón, hombre sabio y trabajador, ha sufrido mucho y ha hecho
la masa es vulgar y repugnantemente uniforme. ¡Tendríais que habn li osas» 72 •
dísticas en Atenas! ¡Allí habríais notado la diferencia! Cuanto m:'l s vulf~lll
forme es una masa, tanto más rigurosa es la ley estadística. Si 1;1 llllillllll·
constituida de una manera más fina y más noble, inmediatamente se v1111I 1nMll:s dice de Berlín: «en Berlín, a quien no le gustan las cervecerías y las
la ley. Y en lo más alto del todo, entre los grandes espíritus, no podt':is en ti , sea pobre o rico, vivirá y morirá miserable» 23 •
to hacer cálculos: por ejemplo, ¡cuándo se han casado los grandes a 1lit11dql
tros, los que queréis buscar ahí una ley, perdéis toda esperanza. Pm c1111~lp1
si hay leyes en la historia, no tienen ningún valor, y la historia , es tkc:11, lhl 1111.;lito, lrgmt. 124, Diels-Kranz.
que ha sucedido, no vale nada. lllClio, M, Jfrrke, op. cit., vol. IV, p. 14. Cfr. 29 [184].
h l\GW, 111 , 5/2, p. 1572, donde los editores indican que se trata de un pasaje de una
Además: ¿qué quiere decir entonces aquí «leyes»? ¿Se pucdrn cquip p11hlti:;1da 1k Carl Fuchs a Fran1 Overheck, dd 29 de agosto-4 de septiembre de 1873.
cualquier ley natural o a una ley del dcreeho? No se dice, «vosotros dch 11011111, C. A ., op cil., rnl. 1, 123-125. y cartu de Eltsllbcth Nietzsche a su hermano, 13
«por desgracia fue así». Es la expresión de una relación l":k11ca 1011111 , cn In q 1lc 1K7'1, KC: 11 11/·1, '.'7'1
502 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 503

29 [45] 1a no se trata ni mucho menos de pueblos, sino de hombres, la nacionali-


El terrible ejercicio de comprender caracteres e individuos y así justlil lu mayoría de las veces sólo la comecuencia de rígidas normativas de go-
partiendo de su núcleo vital, quizás parece basarse en la equidad y l'nvor ' es decir, de un tipo de disciplina impuesta por la violencia circundante y
hacia los contemporáneos. A esto se opone que nosotros exijamos a h¡ namiento, además de la obligación de casarse y hablar y vivir juntos.
poráneos la más fatal uniformidad y seamos muy poco justos ante la div
de caracteres. El historiador más experto respecto a su época es «1111 ¡
haineux», y es injusto o indiferente. resado cristianamente: el diablo es el soberano del mundo y además será
así esencialmente. Pero ahora se dice de una forma más culta: el sistema
29 (46] amos que luchan uno contra otro: con lo que se piensa en el bosque, que
El estamento científico es una especie de clero y desprecia a los p1üf1111 manera tan uniforme y regular, porque todos los árboles sólo satisfacen
la herencia del clero espiritual, sin esta veneración heredada nuestra l:po bmo.
cilmente cultivaría tanto las ciencias. Lo que antes se daba a la iglesia lll' ll
aunque de una manera más escasa, a la ciencia: pero el hecho de que w d
debe al poder que tenía la Iglesia en otro tiempo, cuya influencia Sl" 111: 1 1pl'ligro de lo monumental que, compuesto de elementos pertenecientes a
todavía hoy en el clero científico. Y precisamente la dedicación a I¡¡ /, 1 épocas, debilita y confunde el instinto investigador! Lo mismo se puede
convierte cada vez más en una teología encubierta24, como teoría tk l.1 ·l~l'I, mbién del conocimiento de todas las relaciones o estratos sociales: si el
Dios o de la razón. Si se adueñara de la masa la opinión de que la 111 ... 1111 I ino tuviese este conocimiento, ¡qué haría con el arado!
una ciencia sino una mezcla confusa, entonces dejaría de fomentarla

29 [47] nc1:csario refrenar el sentido histórico ilimitado: realmente existe ya un fre-


¡La maldita alma del pueblo! Cuando nosotros hablamos del es¡1i1111 11in embargo, es innecesario, el que se lleva a cabo mediante el prosaico y
hablamos de los grandes espíritus alemanes, Lutero, Goethe, Schilln 1 e espíritu de la época, que se busca y se cree encontrar en todas las par-
otros, no del mitológico fantasma de las masas obtusas reunidas. Mq1 '' uc reduce la historia a su medida. Una reducción semejante la encuentro
blar ya de hombres como Lutero, etc. Queremos ser cuidadosos a l.1 l1i romente en Cicerón (Mommsen), Séneca (Hausrath), Lutero (Protestan-
mar a algo alemán: en primer lugar está la lengua, pero comprendr1 t~t in), cte. La historia fue sujetada y desplegada de otra manera por Hegel,
expresión del carácter popular es una pura frase y hasta ahora no hit ·.1¡J111 11 llamado con toda justicia «el genio de la historia» alemán, pues creyó
decir esto de ningún pueblo, sin caer en fatales imprecisiones y frasl·S li!.'l h b11 en lo más alto y al final del desarrollo histórico, y por ello en posesión
lengua griega y el pueblo griego! ¡Hay.quien los unifica! Ademú:-., s1 1tl'll las épocas pasadas como si él fuera su vouc; ordenador. Todo intento de
con la escritura: el fundamento más importante de la lengua no e-. J•i'C( 1 nder el presente como cima de los tiempos lo arruina, porque niega el sig-
griego, sino, como se dice ahora, indogermánico. Con el estilo y l:I lilll cjcrnplar de lo histórico. La fórmula de Hartmann es la más horrible:
cosa ya mejora. Atribuir predicados a un pueblo es siempre muy pcli~I unarse al proceso del mundo» 27 •
última instancia todo está tan mezclado, que sólo más tarde se volv1:d111 ,111 l lartmann, en la p. 618 (de ahí comprendo claramente el enorme éxi-
trar unidad en la lengua o se pondrá en ella una ilusión de unidad , ¡hit 11tra adónde nos lleva la consideración de la historia como un proceso.
alemanes! ¡Imperio alemán! Esos términos significan algo, tamb1rn 1:l q11 visión histórica se hermana con el pesimismo: ¡ahora se ven las conse-
alemán significa algo. Pero, ¡alemanes de raza! Todavía se ha de 1•1111•/I 1 l .as edades de la vida del individuo ofrecen una analogía, que en abso-
mán como cualidad artística del estilo, lo mismo que el estilo g1wp.11 1111 una descripción lisonjera del presente, sino sólo la conclusión de que
sólo tardíamente entre los griegos: al principio no hubo unidad , "" iri111 todavía peor y que esto es un proceso necesario, al que uno se ha
una terrible x.pifo~c;. donar. Para la analogía sirve un tipo de hombre muy vulgar, cuya edad
llcv;1 a la «sólida mediocridad» y a una forma de arte, que para él repre-
29 [48] 1\M o menos por término medio «lo que por las noches es la farsa teatral
Contra el paralelismo entre la historia y la juventud, la 111111/111 ¡•;: 1 :nll' de bolsa berlinés». Ante todo adopta «Una cómoda y práctica ins-
¡tampoco se encuentra en esto la huella de la verdad! Cinco o sus iiíll n en la patria terrenal que mire con prudencia hacia el futuro». Además,
significan nada, y ante todo no hay unidad, porque siempre vud\'CI\ 11 10 de imperativo agridulce: «Despiadada y cruel es esta labor de des-
nuevos pueblos y desaparecen los viejos en un letargo invernal, l'l~ lli " de las ilusiones, al igual que la ruda presión de la mano que despierta al

24 Nietzsche utiliza la misma expresión que Feuerbach contra la líl11~111i¡¡ 11


posible que la fuente de Nietzsche aquí haya sido Wagncr. En 11 ¡:lHI Sl: ddi111~ l.1 111'1
«una teodicea cristiana encubierta». .\ 1~1 .
29. U 112. VERANO-OTOÑO DE 1873 505
504 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

tormento de la realidad al que sueña dulcemente; pero el mundo tiene q 111 huye a gusto de este «proceso del mundo» de Hartmann hacia el caos de
adelante; la meta no puede ser soñada, debe ser conquistada luchando, mos de Demócrito y hacia la teoría darwiniana de la supervivencia del
través del dolor pasa el camino de la redención.» No se comprende. p fo vitalmente entre innumerables combinaciones. Incluso aquí hay sitio
cómo el proceso, del que antes fue descrita la edad viril, finalmente «~1111 para los grandes individuos, aunque su aparición sólo sea debida a la ca-
período de madura contemplación, en el que abarque con la mirada, u111f1 . En Hartmann la negación de la voluntad es una aberración y la afirma-
los con una triste melancolía, todos los sufrimientos caóticos y tumull 11 la vida es el auténtico deber. ¡Al final las mayorías de la tierra deben votar
su vida pasada y la total vanidad de las metas en las que hasta ahora hal11i11 niquilación y la vuelta a la nada!
to aspiraciones», pp. 625 ss. Pero si la humanidad debe vivir su senectud u 1· te a esto, nuestra teoría de que la conciencia sólo se desarrolla y fomenta
nera de Leopardi, debería ser más noble de lo que es en realidad, y spli1 'I de ilusiones cada vez más elevadas. Por eso, si nosotros tenemos un nivel
debería tener una edad viril diferente de la indicada por Hartmann. l ~ I v1c11 nciencia» tan bajo (en comparación con los griegos), es porque nuestras
surgiera de semejante edad viril, sería nauseabundo y se agarraría a la 'vid s son más bajas y vulgares que las suyas. No estoy en condiciones de Ba-
afán resistente, enredado más que nunca en las ilusiones más vulgares ste progreso hacia la vulgaridad, un progreso hacia «la edad viril». Pién-
la desaparición de las ilusiones, entonces la conciencia se evaporaría has-
29152) r a la planta. Por lo demás, las ilusiones son sólo la expresión de hechos
Hartmann es importante porque, siendo consecuente, mata la idea d1· (!I! ocidos. Llevar a la humanidad hasta el hastío es la meta de Hartmann: y
ceso del mundo. Para soportar esa idea, pone como 'tÉf..oi:; la redención 1 •JO 11 el suicidio colectivo: ¡cometido por la mayoría de los hombres! A conti-
te, la liberación de las ilusiones y la elección del ocaso. Pero el final (k l.1 h n el mundo experimenta un vuelco y se hunde de nuevo en el mar de la
nidad puede producirse en cualquier momento por un desastre geolú~1 h 1 i1 'arca de las próximas generaciones, ¡introducir el hastío abandonándose
ausencia de ilusiones presupone un desarrollo superior de las fuerzas 111 so del mundo, es decir, afirmando la voluntad de vivir!
intelectuales: lo cual es completamente inverosímil: más bien, si estas l 11i.:1 lihro repugnante, ¡una vergüenza para la época! ¡El pesimismo de Scho-
vejeciesen, podrían ser cada vez más poderosas las ilusiones y concl 1111 111 ucr causa un efecto infinitamente más puro, más elevado y más moral!
con una vuelta al infantilismo. De este modo, el último resultado no e-. r11 ni losofia de Hartmann es la caricatura del cristianismo, con su sabiduría ab-
consuelo y no podría ciertamente ser considerado como un 'tÉAoi:;. b11 !I! ' 11u Juicio Final, su redención, etc. La especulación sobre el efecto de la
viril, tal y como él la describe, disminuye progresivamente la capacidad d 1 11 monstruosa, unida con el laissez fair, nunca fue más insensata. El pre-
derar la existencia como un problema y la necesidad de redención 1:s CMI David Strauss está integrado en el proceso del mundo, encuentra ahí su
menor. Queremos abstenernos de todas las construcciones de la hisrona d, y, por consiguiente, se encuentra así justificado. De ahí el éxito entre la
manidad y, en general, no queremos tener en cuenta a las masas sino a lo los literatos (eso significa hoy «éxito» en resumidas cuentas: ¡tener la ca-
duos dispersos por doquier: éstos formán un puente sobre la corricnll· vr1H d de incitar al público a comprar!)
sa. Ciertamente, no son la continuación de proceso alguno, sino que li
común y simultáneamente, gracias a la historia, que les permite Ullil 1nl
conjunta. ccrroceso del mundo» hegeliano se disipó en un pingüe Estado prusiano
Es la «República de los genios» 28 • La tarea de la historia es mcdrn1 cnt1 nu hucna policía. Todo esto es teología encubierta, que se da también en
y, de este modo, suscitar la generación de lo grande y lo bello prestando In r mn. Pero no somos capaces de pensar en el principio y en el final: así que
La meta de la humanidad no puede estar en el fin, sino en los ejcmpl.11 de una vez este desarrollo! ¡Es de repente ridículo! ¡El hombre y el «pro-
Otl
tos, que, esparcidos a través de los milenios, representan juntos toda' lti 1mundo»! ¡El pulgón y el espíritu del mundo!
supremas que se ocultan en la humanidad.
Además: ¡¡proceso del mundo!! ¡Pero se trata solamente de la i11l 111111
pulgones humanos! 1 qué existen los hombres, para qué existe «el hombre», es algo que no nos
Hartmann dice en p. 637: «sería poco compatible con el conccptP de d reocupar: pero para qué existes tú, eso te pregunto: y si no lo sabes, ponte
llo atribuir al proceso del mundo una duración infinita en el pa.wulo, 11riru1 l111no metas, metas nobles y elevadas y ¡perece por ellas! No conozco meta
tonces cualquier desarrollo pensable debería haber transcurrido ya , lo q rura la vida que perecer por lo grande e imposible: animae magnae prodi-
el caso(!!!), tampoco podemos asignar a este proceso una duración 111111111
futuro; ambos puntos de vista suprimirían la idea de desarrollo '1111111 1
equipararían el proceso del mundo con las Danaides sacando agua . '511 rn 1
victoria de lo lógico sobre lo ilógico debe coincidir, por consiguie111 c, l.>c.1aipciá11 del sentido histrírico, al final en su forma extrema, el proceso
temporal del proceso del mundo, con el Juicio Final(!!)» 1111do y la ky moral que se deriva de él.

2H Cf 24[4[ .
506
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 507
2.
3. Motivos internos de esta hipertrofia del sentido histórico.
Significado de la historia para una cultura. hombres en un único punto y en todos los demás más estúpido que cual-
29 (56J dito del pasado: pero in summa infinitamente más presuntuoso. Un sis-
carretero, que decreta que el genio es superfluo: se verá que vuestros
Lo histórico en la educación. El hombre joven es fustigado a trav6 ll han sido hechos por carreteros, no por arquitectos. A aquel que tiene en
los siglos, algo que no sucedió entre los griegos y los romanos. Adern fu, ¡ h el eterno «¡división del trabajo!», «¡en fila y alineación!», etc., se le ha de
política para jóvenes! ¡Ellos no pueden comprender nada de una gucn¡1, ri una manera clara y contundente: si queréis favorecer a la ciencia lo más
una acción de Estado, de una política comercial, de cuestiones de poli 1ente posible, la destruiréis también con la misma rapidez: de la misma
¡Así el hombre moderno pasa por las galerías de arte, así oye los conci(:ltotl que muere la gallina a la que obligáis artificialmente a que ponga los
te que esto suena de una manera distinta de aquello, y lo llama luego •éÍllh'I demasiado rápidamente. Bien, la ciencia en los últimos decenios ha pro-
tórico». - La masa es tan enorme, que el embotamiento tiene que sn 1 o con sorprendente rapidez: pero mirad a los eruditos, gallinas extenua-
cuencia. A esto se añade un exceso de cosas horribles y de barbani no hay verdaderamente naturalezas «armónicas»: lo único que pueden
existe una conciencia más fina, sólo puede haber un sentimiento: la na 11 acacarear más que nunca, pero los huevos son también más pequeños que
más el hombre joven se aleja de su patria y aprende a dudar de todas 1~1~
lo Oc ahí también la estimada «popularización» de la historia para un «pú-
bres y conceptos. En cada época fue distinto: «no importa cómo eres> romiscuo». Para los eruditos eso es tan fácil, porque ellos mismos, pr~t
~Soi;,
el hombre se apartará de lo malo o de lo bueno (es decir, de le) ~I do de un campo muy pequeño, son «un público muy promiscuo» y partt-
«Seguid vuestro camino libre, pero peligrosamente, sin andandores.» ,\flif de sus necesidades. Necesitan tan sólo sentarse cómodamente en bata, y así
<lamente el espíritu de la juventud es la mayoría de las veces tan obtus< >, 1111 llJUCn abrir también su pequeño círculo de estudio a aquellas necesidades
cialmente no da resultados, aparte de un oscuro aturdimiento; falt;1 111111 f htrcs promiscuas: a este acto de comodidad se pretende dar el nombre de
fantasía y, además, las masas que afluyen son demasiado poderosas, lod1j 11
anegado. esta condescendencia del erudito con el pueblo», mientras que el erudito,
fondo, sólo se ha rebajado ante sí, porque no es erudito sino plebe. Cread en
Una tal cantidad de historia no es necesaria para nadie, como dcrn11rs11 r lugar un pueblo - ¡nunca podréis pensarlo lo suficientemente noble y
dernos. más aún, es en alto grado peligrosa, tal y como lo demucst1;111 lo
antiguos, ¡Pero no es fácil pensar que vuestro «público promiscuo» es lo suficiente-
tc vulgar!
¡Ahora el estudiante de historia! Él ha investigado un capitulillo 101 111
aislado del pasado: ahora es un servidor de la ciencia, de la verdad, ahnrn 1 1
modestia ha desaparecido, ¡está preparado! La arrogancia erudita imp1d1~ 111 ra la conclusión. Si os habéis puesto de mal humor por estas consideracio-
cación superior. Considero a los jóvenes doctores en historia como ho11i111 os puede decir el autor que lo había previsto: lo que no puede prever es hacia
desde el punto de vista de la cultura no saben contar hasta tres y la maye 11 iu 1 e dirigiréis ese mal humor: si contra el autor o contra vosotros mismos. Si es
poco lo hará nunca: pues ¡son ya «productivos»! ¡Dios mío! Rlc último sentido, ciertamente raro, lo mejor que haríais es olvidar comple-
29 (57J3º ntc al autor: qué importa quién diga una verdad: con tal de que se diga y
htn algunos que la tomen a pecho. He escrito para ambas clases y, como es-
Tomar todo «objetivamente», no enojarse por nada, no amar nad11 , . con bastante claridad.
prendern todo - a eso se llama ahora «sentido histórico». Los gobiernos 1011
tan de buena gana tal sentido, así como fomentaron el hegelismo; pues l1 f1i 1~91
gente dócil y flexible. Pero es ante todo la prensa entera la que se ha cd111mt111 En todo el mundo no se habla del inconsciente, porque por su naturaleza es
ese espíritu: ya sólo se enoja uno y se enfada «artísticamente», para lo ekr)I •conocido: sólo en Berlín se habla y se sabe algo de esto y nos cuentan qué es
«es indiferente» y «se comprende» todo: tout comprendre c'est 10111 ¡1111t/1 que se persigue propiamente. O sea, sobre el hecho de que nuestra época deba
pero no se «perdona», se justifica todo. Incluso sin estar vinculado a nad11, rl justamente tal como es, si un día la humanidad estuviera harta de esta exis-
utilitario.histórico niega todos los vínculos: los acepta solamente en 1111 11c111
riodista cia : algo de lo que tenemos una corazonada - mientras sólo E. von Hart-
nn lo sabe. - Lo que David Strauss toma como una realidad ingenua, es jus-
Esta ya no debe ser la época de la personalidad armónica, sino la dl'I <H1111 udo por Hartmann no sólo respecto al pasado, ex causis efficientibus, sino
jo en común». ~.sto
quiere de~ir ~nicamente
que los hombres ante.\' de l:s11.1rl-'' luso respecto al futuro, ex casuafinali: Hartmann hace irradiar sobre nuestra
parados son utilizados en la fabnca. Pero tened por seguro que en brcvl! 111 U'! oca la luz del Juicio Final y, entonces, se encuentra que ésta se aproxima a la
cia se arruinará lo mismo que los hombres de ese trabajo fabril. Ln «Sóllil l11d viril <le la humanidad, a ese estado feliz en el que no habrá más que una só-
mediocridad» se hace cada vez más mediocre, el hombre es mús sabio q11c lud lida mediocridad y en el que la única forma de arte será Ja que necesita el agente
111 bolsa berlinés por la nodw, l"ll que «la época no tendrá necesidad de genios,
Cfr. 111..
OllfllC sería como anoj :11' l:r s pcrlus a los cerdos, o también porque la época ha
1sado desde d estad in cor 1cs¡u-111dic11tc ;ti genio a otro 1111í.1· importanf<'» (p. 619).
508 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U 112. VERANO-OTOÑO DE 1873 5 09-

Desearíamos habernos equivocado al escribir, pero lo único que he hecho h sólo Dios sabe si constituye un con.junto; sustituye lo incomprensible p c::>r
copiar. Moral: la situación es absolutamente deplorable y llegará a ser 11) comprensible; introduce sus conce¡:tos de finalidad exterior en un todo q..ie
más deplorable, pero así debe ser, esto es lo que tiene que suceder, «es cv1d 10Ce sólo una finalidad interna; y de nuevo el azar, en donde han actuado rr::ii-
que el Anticristo se propaga cada vez más» (p. 610). Pero nosotros esta111 clc pequeñas causas. ¡Qué otra cosa e; la historia! ¡Qué otra cosa sino la obra
todo esto en el mejor camino, «por eso, avancemos con firmeza en el prou:¡¡¡1 os hombres! Y puesto que lo que le inporta al poeta no son sin embargo los
mundo como trabajadores en la viña del Señor, pues lo único que puedl' 11 tecimientos sino su unión y justifica.ción, dejad, en nombre de Dios, que :se
nos a la redención es ese proceso» (p. 638). ¿Adivinamos el significado dl) 11 Invente también, si ese es su gusto» 34 .
mann, si barruntamos en él al irónico farsante que quiere exponer al ridírnlo 1
vez por todas la idea del «proceso del mundo»? En este sentido raramenll' hcn 1631
leído una ocurrencia más divertida y una bribonada más filosófica: pero 1011 ll Se ha dicho del actor, que su arte tiene tres grados: «comprender una papel,
ratos en su conjunto no han escuchado correctamente y han encontrado ~ ·'lu ir/o e intuir su naturaleza», y únicamente los tres hacen al verdadero actor:
propia justificación bajo una luz apocalíptica, de tal manera que se les h.1 cosa se dirá del hombre históricamente grande: considera ante todo lo que
pado que Hartmann ha escrito precisamente la filosofía del proceso del 111lll de hacer, su misión, como una suma de puros casos singulares expresivos, ra-
como una filosofia para el vagabundeo contemporáneo. Ése es el vr1d111I ,ente siente la unidad de todos estos ::::asos como su misión, y lo más raro de
atractivo de todas las ocurrencias de Hartmann: el que sabe, se da cuent<1 d o es que comprenda su misión. Pero el historiador le pisa los talones y puede
no dice las cosas seriamente, excepto lo que es necesario para seducir a lo r las tres cosas.
rantes para que adopten una seriedad como es debida.
29 (60)3 1
1641
1 húngaro y el catedrático hegeliano'J5.
Grillparzer: «Todos los hombres siguen simultáneamente su necesidad pllrtl La historia como «el concepto que se realiza a sí mismo, según una necesida<i
lar, de tal manera que millones de tendencias corren paralelamente unu' 1ulít ostrable y un progreso continuo». La historia recibe por eso <<Una aureola
otras, por líneas curvas y rectas, se entrecruzan, se favorecen, se obstacuh1,111, 11 rk:a», ella es «la manifestación de Dios sobre la tierra, pero ese Dios a su vez
den hacia delante, o hacia atrás, adoptando mutuamente un carácter 101 l l!it 1resultado de la historia». En este punto quisiera casi adherirme a la opinió:n
haciendo imposible, excluidos los efectos de los acontecimientos natura le-., dl'lll español Juan Huarte 36 , que decía de 10s alemanes que tenían buena memori.a
trar la existencia de una necesidad estricta y omniabarcante de lo que aw111 .leo juicio; su juicio sería siempre parecido al de los borrachos, porque la caOl-
Por lo demás, habría que estudiar solamente lo concluso, acabado y 111l1('1 d de humedad que tienen su cerebro y el resto de su cuerpo, no les permite
porque se han hecho evidentes las últimas consecuencias de las que "" ¡ ctrar en la naturaleza de las cosas. También se recordará que el mismo autor
aprender. - La historia como «sistema universal de los errores, de las pw.ión buye a los alemanes una gran capacidad inventiva en los mecanismos de rel<>-
Doctrina negativa: ante qué hay que estar prevenido. 'hl, fuentes y artilugios mecánicos, y me inclinaría a poner también en esta lista
Grillparzer: «hay algo peculiar en el florecer y en el declinar de lo~ ¡HtChl n mecanismo de relojería conceptual que se realiza por sí mismo.
En cada uno se da una fuerza prominente que actúa benéficamente 1111l'lll!lí
tenga que superar los obstáculos, pero que tras esa victoria se vuclw 1.YHHI 1651'7
misma» 33 • Grillparzer se ensaña «contra la pretendida utilidad en la época moderna de
historia de la literatura, incluso respecto a un perfeccionamiento ulterior prác-
29 (61) dc las ramas de la literatura, y más bien la incluye entre aquellas tendencias
Si se unen un estoico y un epicúreo, se conjurarán para asesinar a < vez en cuando peligrosas, que mientras por una parte acrecientan la masa de
conocimientos superficiales, es decir noticias, por la otra amplían desmesura-
29 [62) 111cnte el horizonte, de manera que al final es cada vez más dificil la concentra-
Los hechos mismos son considerados como «emanaciones inmed111t 110 lid n interior, sin la que no son posibles una acción o una obra. Pero la maldición
píritu del mundo», ellos solos tendrían, por esta razón, la necesaria digni nuestra época consiste en la ausencia de esta concentración».
profundidad, por eso el arte trágico tendría que subordinarse a la lm1.;, ! Dice Grillparzer que nosotros sentimos las cosas de manera abstracta. Ya
dículo! ¡A la historia! «Qué otra cosa es pues la historia, sino el modo rn qll i 110 sabemos cómo se manifiesta el sentimiento en nuestros contemporáneos;;;
espíritu del hombre acoge estos acontecimientos impenetrables para ti 111 111andamos dar saltos, algo que hoy en día ya no se hace. Shakespeare nos ha

31 Cfr. HL. l lbíd., p. 129.


1
32 Cfr. 29 (6).
Grillparzer, F., Politische Studien. Zur Geschichte im Allge1111.> 111e11, en Sli1111/1; ·~ .luan lluartc <le San .luan ( l 521J- 1588), médico y filósofo renacentista· español, autor de:
Stuttgart, 1872, IX, p. 40. Cfr. HL 6.
33
lbíd ., p. 45. H11111·11 di' i11gc11io.1· puru las l"Í1'11t"iOf, llaeza, 1549 ( Espasa-Calpe, Madrid , 1991 ).
11 Gtillparzer, E . op 1i1 , pp. 1 ~ 1 1 , 187, llJ7 _
511
29. U 11 2. VERANO-OTOÑO DE 1873
510 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

corrompido a todos los modernos. - ¡Quién creerá en la verdad ·ar al futuro es dificil», dice Grillparzer, «pero todavía más dificil es mirar
de un Heine! Más o menos como yo tampoco creo en la de un F vol\ 11 te hacia el pasado. Digo puramente, es decir, sin mezclar en la mirada
Pero ellos reproducen con una tendencia irónica el modo de ser' do 1 tiva nada de aquello que ha acontecido o se ha manifestado en el inter-
poetas y de los grandes filósofos: haciendo esto, en el fondo, ticncr
ción satírica y se burlan de sus contemporáneos, a los que les gusl iempo.»
·arzer: «El error principal de la manera de pensar y de las aspiraciones
ñar en filosofia y en lírica, y por eso miran seriamente con sus 0,11 manes está en tener una personalidad débil, a consecuencia de la cual lo
las gafas, para encontrar inmediatamente la sección histórica hajo lli 11 42
resente, produce escasa impresión sobre el alemán» .
sifica a estos nuevos genios: ¡Goethe y Heine, Schopenhauer y l l111[1tH!!
el fino sentido «histórico» de los alemanes!

29 (66) 38 rioridad - deshonestidad hacia el exterior. Fi/osofia.


Todos hablan sin parar del espíritu del pueblo, del inconscicnll\ d1
la historia, etc., pero eso no conduce a nada de cara al presente. Par ~·l'(' 1111
Polibio, «igual que un animal que pierde la vista es completamente in-
valora lo que surge inconscientemente del manantial más profundo dd
pueblo, y en la práctica todo se imita del modo más consciente po~rhl mismo pasa con la historia, despojada de la verdad, no es nada más que
ciadamente, del modo más torpe posible: el parlamentarismo i11gl ~~. 111 rración inútil».
historia es la que prepara para la administración del Estado y la maestra
francesas y la moral de tendero inglesa, y fraseologías progresistas 11 ,11
morosa, porque con el recuerdo de las desgracias de los otros nos exhorta
aún, internacionales, y además cuadros de todas las épocas y pueblo ~. 43
jerizante tiene para el alemán moderno el valor del lujo más bello. 111111 rtur con firmeza los cambios de fortuna» •
a Freitag en la Siegessii.ule39 : ¡qué sentimientos les inflaman! Luego ci;t .'1 en
manos ciertamente, como cuenta el bribón de Hartmann, que nos -<liti'llf 1111 misma manera que se pueden relacionar los ruidosos y belicosos edito-
desde el último siglo a aquel estado ideal en el que el género hum111111 hli
cientemente su historia» (p. 291); incluso presentimos el estado tod.ivl.\ m dcl Kolnischen Zeitung durante la última guerra con un discurso de De-
en que la humanidad ponga fin a su historia y al proceso del mundo 1~1i ncs, así también se relaciona este producto vacío, el hombre histórico fe-
m los hombres históricos de acción. Un redactor de periódico con la
«se vuelva a hundir en la nada» junto al mundo, quizás después de haf., 1 dll
ta de guerra de Tirteo44 es precisamente tan cómico como lo sería un De-
sobre el globo terráqueo Ja notificación telegráfica de que para eso li.1 ~.í!I
mayoría (ver p. 640) y con la orden policial de que el próximo sábado litll 1 ncs escribiendo editoriales. Quien quiere hacer algo decente, debe presentir
a las 12 en punto el mundo debe acabar, minorías derrotas por votm 1111\ 11u·I ntir a posteriori, y no puede en general mirar alrededor.
«Desde mañana ya no habrá más tiempo»: para eso Hartmann, el l111il(11i
el Apocalipsis de Juan, 10, 6 (ver Philosophie des Unbewussten, p. 617) 14'¡td: «Si el espíritu da una sacudida, también nos afecta a nosotros los filó-
El mismo bribón señala como la «cuarta y última» fase del di.:sa1111ll11
la libre asociación: el trabajador se ha de educar para la maduri.:: 1~¡c1 11
~.» En la filosofia es el espíritu de un pueblo, el espíritu de una época, el que
l'onciencia de sí mismo. Entonces, también se encontrará en Hartmann un
educación (a través de la asociación Schultze-Delitzsch4º, una mi.:,101 ' 101111
escolar, sociedades de formación de los trabajadores, etc.) es la ta1rn 1li_Hlitl 'k esa conciencia irónica.
los tendría que ser «el espíritu universal de la humanidad que actuase en
importante del presente (p. 296). «La meta final de este desarrollo t!Ollrll
11 los espíritus de los pueblos», la religión tendría que ser la elevación hacia
que cada uno lleve una existencia confortable, con un horario de tr.il1¡¡ll1 íl
o de la idea en sí y para sí. Hegel: «La historia universal del mundo, cuyos
permita el tiempo suficiente de ocio para su formación intelectual.»
tec1mientos, la dialéctica de los espíritus particulares de los pueblos, - que
29 (67) ne en un frasquito, - representa el juicio final.» «Que la historia, y esencial-
Hartmann y Heine son inconscientemente irónicos, se burlan dr tc la historia universal, tenga como fundamento un objetivo final en sí y para
Kant niega, ciertamente, que alguien se pueda engañar a sí mismo" 111 misma finalidad y haya sido y sea realizada realmente en ella (el plan de

38
Casi todo el fragmento son citas de Hartmann. lhld ., IX, p. 270 y VII, p. 353. Cfr. HL 4.
39
Columna situada en la Konigsplatz de Berlín, inaugurada como monul\ll'l\l1i 11 l'ulihio, 1, 14,6 y 1, 1, 2. Cfr. 1IL 2.
' l'i1 tl'.ll vivió en Esparta en el siglo VII a. C., fue autor de famosas elegías patrióticas y
2 de septiembre de 1873 para conmemorar la victoria de Sedan (guerra d1· 1'111
Dinamarca).
40 Franz Hermann Schultze-Delitzsch (1808-1883), político y editor ak111;111 , cr
hu s militares. Cfr 2911 '51.
Lns dtas de 1kgcl i:n este frn~111l'llto y en los dos siguientes pertenecen a la Enciclopedia
C f1. 1ln~d . (;, W. F, J'o1k.111111!1'111ih,·1· .lit• (i1•,1·rltid1t1• tli•r l'/11/osopltic'. I, 3, c;ip. 'i
cooperativas de crédito y de consumo para los trabajadores 1 r ln1r'i11s/i/11.wífinis, § 5•1H y
549
41 Kant , Meta/i.virn di' las n1.1/11111hn'.v, 11, par.•).
513
29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873
512 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

del mundo, tiene la desventaja de hacer más pequeña la carga del indivi-
la Providencia); que en general haya en la historia razón, es algo que dch··
de aligerar su responsabilidad. Si eso depende del Estado, eo.-tonces poco
tegrado filosóficamente y como algo necesario en sí y para sí.» «Una hisl
el individuo: como lo demuestra cada guerra. Expresado en términos
tal fin y sin tal juicio no sería más que un estado de debilidad de la ima!!ill
1: quien quita al hombre la creencia de que él es algo más fu::n.damental y
ni siquiera un cuento infantil, pues incluso los niños exigen un interés en lr1
que todos los medios destinados para su existencia, hace al l::LCJmbre peor.
rraciones, es decir, un fin dado que se pueda al menos presentir, y la rcl.1cl
,9tracciones son sus obras, sus medios de existencia - nada más, no sus
los acontecimientos y acciones con tal fin.» Conclusión: toda narración d
. Le debe ser permitido en cada momento, en cuanto ser mc:>ral, perecer
ner un fin, por consiguiente también la historia de un pueblo, la historia del n1
do contra medios que llegan a ser prepotentes convertidos en. fines, es de-
do. Es decir, porque hay «historia del mundo», también debe haber un G
proceso del mundo. Es decir, nosotros exigimos narraciones sólo si van •11 orn mártires: para no propter vitam, vitae perdere causas.
ñadas de fines: pero no exigimos en absoluto narraciones del proceso dt.:l 1111111
porque consideramos un fraude hablar de ello. Está claro que mi vida 111; ¡¡, hombre tiende a unir aquello que ve implicado en una relacié>:n de causa y
ningún fin, puesto que mi nacimiento ha sido fruto de la casualidad; oll'll , como medio e intención. Schiller: «Uno después de otro, los fenómenos
distinta es que yo pueda ponerme un fin. Pero un Estado no tiene ningú11 ll11 1nzan a sustraerse a la ciega casualidad, a la libertad sin ley, y a alinearse
mos nosotros los que le damos un fin u otro. un miembro idóneo en un todo armonioso - que ciertamence sólo existe
rc•presentación.» Propongo como canon general explicar la historia de los
29 (73) ,os aplicando un mínimo de espíritu y de intención, en suma, de modo pu-
Sobre la mitología de lo histórico. Hegel: «Lo que acontece a un p11d1l1 nte material, por analogía con complejos de átomos que chocan entre sí. La
que se desarrolla dentro del mismo, tiene su significado esencial en la 1cl11 de gravedad es una estupidez - Contra la mitología.
con el Estado; las meras particularidades de los individuos están lejísimoi d
objeto que pertenece a la historia.» Pero el Estado es sólo el medio para 11 8l'~ll
14M
la conservación de muchos individuos: ¡cómo puede él ser un fin! La l''ll•~fll necesidad de tratar con grandes precursores es ciertamente sig;mo de talen-
está en que al asegurar la conservación de muchos fracasados, también si:,1111 ro Goethe tiene también mucha razón cuando dice que un canalla sigue
tegidos aquellos pocos en los que culmina la humanidad. De lo cont 1.11 lt• u un canalla, y que una naturaleza mezquina, incluso con un ccmtacto dia-
tiene ningún sentido mantener a tantos hombres miserables. La histo11.1 .¡ n la grandeza de sentimientos de la Antigüedad, no puede crecer ni una
Estados es la historia del egoísmo de las masas y del ciego deseo de q Ul'I r1 vi da. Pero si tales naturalezas mezquinas aprenden a tratar fa:cniliarmente
sólo por los genios se justifica en alguna medida este afán, en cuan to q ut· l·~I J pequeñeces y maldades pasadas y a rastrear con predilección e~ la historia
mite existir. Egoísmos particulares y colectivos luchan unos contra 0111• celos de lo que es pequeño, esas naturalezas llegan a ser entone-es día a día
torbellino de átomos de egoísmos - ¡quién buscaría ahí fines! vez más enanas, más gozosas del mal ajeno, más malintencion adas y utili-
En virtud del genio algo resulta de ese torbellino de átomos y ahora ~ll p u mala destreza para escandalizar a todo lo recto y grande.
más benévolamente esa absurda actividad: más o menos como si un ca111dn1
go disparase cientos de veces a su alrededor y, por azar, cazase un pájani, /\111
ha dado resultado, se dice a sí mismo, y sigue disparando. 1 ha expresado en una ocasión lo letal que es el saber histócico: «Si hu-
octhe
tmbido tan claramente como lo sé ahora, cuántas cosas excelentes existen
29 (74) hace siglos y milenios, no habría escrito una sola línea, sino qu..e habría he-
Hegel: «El interés de una biografia parece contraponerse directamcntl:
otra cosa.»
universal, pero ella misma tiene como trasfondo el mundo histórico. rn
está implicado el individuo.» De ahí, por lo tanto, el título justificativo íl
móstenes y su tiempo», etc. Si hay diez biografias de la misma época, Sl' t11!11
KIocthe: «Nuestra época es tan mala que el poeta ya no encuentra en la vida
veces lo mismo: ¡la manía de escribir libros! Sobre el «espíritu de la época i_I, una que le rodea ninguna naturaleza apropiada para él. Para su. edificación
brosio o incluso -por decirlo con Lichter47 - algo sobre la particular 111111\1 ona 1, Schiller recurrió a dos grandes cosas: a la filosofia y a la hi. storia.»
lidad de Ambrosio, en cuanto que está envuelta en el trasfondo de aquclloi q locthe: «Verdaderamente no es mi aspiración ver de una manera ::más clara y
Por lo demás, sería todo muy bonito, si no fuese tan absurdo habla 1 d1) uh ,tinta, al menos dentro de ciertos límites, en las oscuras regiones de la histo-
toria universal»: suponiendo que el mundo tuviera una finalidad, sería 1111p11•ll dl· hecho, era propiamente Niebuhr49 el que me interesaba y ne> la historia
conocerla, porque somos pulgones de tierra y no gobernantes del 1111111111\ (
divinización de los conceptos universales aludidos, Estado, pueblo, h111111lill1I •• Los fragmentos siguientes, 29177. 78, 79] pertenecen a citas tomadas de las (:~nversacioines
1/mc/;l'kcm1a1111. Cfr. 26 ¡ t 51.
•Y l\.11llH1ld <ll'org Nichuhr ( l 77<i· t R"l l) fue politico e historiador de la Ant1glii.cdad . Cfr. 29
•7 Philipp Lichtcr (1796-1870), púrmw catúlil.:11 en 'l'ner, autor de la cdiciú11 : /Je.~ 11
111hm.1i11s drei Hiidwr 1•1111 Pflid1tc•11 , C11hk11la , 1ino. l()l, 105, 152, 1571
514 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 515

romana. De este modo, un hombre de inteligencia profunda y tan laborio~n


edifica el espíritu. Las leyes agrarias no me importan absolutamente nad11, 1 1
1número de escritos históricos que se publican al año? ¡Hay que tener en
el modo como él las explica y la manera en que me aclara las circunstancl ta que casi toda la ciencia de la Antigüedad pertenece a este ámbito! Y ade-
complicadas es algo que me exige, que me impone el deber de procedl'I en casi todas las ciencias la mayoría son principalmente escritos históricos,
modo igualmente escrupuloso en las cosas que emprendo.» pción de la matemática y disciplinas particulares de la medicina y las cien-
Goethe a Lavater: «No me gustan los resultados y las abstracciones, 110 naturales.
la historia y los hechos particulares 5º.» e maravillo siempre de que los hombres no sientan repugnancia de sí mis-
cuando miran continuamente al pasado. Pero la fiebre histórica va acompa-
29 (79) 51 por la grandísima vanidad del momento presente.
Goethe: «Schiller parece aquí, como siempre, dueño absoluto de su 11;11111
za sublime; cuando se sienta a tomar el té, es tan grande como lo hubiese •.id1
el Consejo de Estado. Nada le cohibe, nada le coarta, nada amenaza el v11d
31
oethe. Naturaleza.
sus pensamientos; él expresa siempre libremente, sin contemplaciones y .. in uponiendo que fuese verdadero - entonces falta la ilusión:
crúpulos, las grandes ideas que viven en él. ¡Este era un verdadero homhn en las grandes cosas,
habría que ser también!» que nunca se logran sin una cierta ilusión.

29 (80] 1~
Con la formación histórica sucede lo mismo que con la erudición. Sólo a través de una praxis superior, dice Goethe, las ciencias deberían actuar
Dice Lichtenberg: «Creo que algunos de los más grandes espíritus qur líill el mundo exterior; pues propiamente son todas ellas ciencias esotéricas y
hayan vivido no sabían tanto, ni habían leído siquiera la mitad de lo que ln~I pueden convertirse en exotéricas mediante la mejora de ciertas actividades.
muchos de nuestros eruditos mediocres. Y algunos de nuestros muy mnl11i 1ts las otras formas de participación no conducen a nada. - Que se apele
eruditos hubiesen podido llegar a ser hombres más grandes, si no hubiesrn l\'11 bién al resto del mundo y que informéis de ello, como sucede en la época mo-
tanto.» a, es un abuso y produce más daño que utilidad.»
Lichtenberg: «¿No hubiese sido mucho mejor para el género humano, q11 'o<'the: «Pero, sin duda, la señal principal que permite distinguir con la máxi-
tuviésemos ya ninguna historia, al menos ninguna historia política? El h111HI guridad lo verdadero de lo engañoso, está en que: lo verdadero actúa siem-
actuaría más según las fuerzas que tiene en cada momento; mientras que rl dc modo fecundo y favorece a aquel que lo posee y lo cuida; por el contrario,
plo de vez en cuando a alguno lo mejora, a miles los hace peores52 .» lso en sí y para sí está ahí muerto y estéril, más aún, tiene la apariencia de
Goethe: «Quien de ahora en adelante no se dedica a un arte o a un of IL 11 • necrosis, en la que la parte muerta impide que se cure completamente la
minará mal. El saber ya no ayuda en la vorágine del mundo; cuando 111111
informado de todo, se pierde a sí mismo 53 .» 1851
«¡Bravo, a fe mía, compadre Schlehwein! Mirad, el buen Dios es un hombre
29 (811 ,no; cuando dos de vosotros montáis en un solo caballo, uno de los dos tiene
Con los estudios históricos ha venido al mundo la oposición entre «L'llhtl Jicn tarse detrás» 55 •
«inculto»: ¡Cuánto ha perdido con ello el espíritu creativo! ¡Es inexprcsahk- 1 1
perdido la confianza en su pueblo, porque sabe que su sentimiento se ha Lil~e11
y alterado. Puede ser también que este sentimiento en una minoría haya 111 >!
11161
ccPrcguntaos a vosotros mismos, dice Hume, o a cada uno de vuestros conoci-
a ser más fino y noble: esto no le resarce, pues habla como quien lo han· ,1 111 lli desearían volver a vivir los diez o veinte últimos años de vuestra vida. ¡No!
secta y ya no se siente necesario para su pueblo. Prefiere enterrar su tcso111 p l los próximos veinte serán mejores, dicen ellos -
que siente asco de llegar a estar protegido pretenciosamente por una clasl', 111h11
tras que su corazón está lleno de compasión por todos. Es el fin de las rl'11p,i.-11i And from the dregs of life hope to receive,
y de las artes, si un dios fulminante no consigue echar abajo ese muro. 56
what the first sprightly running could not give .»

4 lhid., III, p. 282. Cfr. HL 7.


5
° Carta de Goethe del 25-30 de agosto de 1776.
51
Shakcspcare, Viel Uir1111•11 11111 Nichts, acto III, ese. V. En la traducción alemana
Cfr. Eckermann, op. cit.• 11 de septiembre de 1828. hkhwrin es el «Verges» dd orig1n11l .
ii G. Ch. Lichtenbcrg, Vermischte Schr!/irn, Dictcrich, Gottingcn, 1867, 1, 282 y 1 Citado por 11 umc, D., en <;',•1priiclw 1iher natiirlidze Religion, Wcygand, Lcipzig, 1781,
[BN, 354). 1<•11 10 ¡BN, :\DI: «Y de l.1M heces dt: la vida c~pcrnn n:1:1h1r lo que la prnncra y animada
11
Gocthc, « M1/\i1111•1111111/ R1:flc,\10111•11», l'll Sii1111/idl<' lfrrÁt'. op. cit., 111, p. 225. 11c1<1 110 pudo dar» . <.'11 111(1~ 11ddn11111 p 55·1.
516 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U ll 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 517

La miseria impulsa a los hombres hacia el futuro, la miseria los imp11l~11 el presente, con lo que se reforzaría la creencia de que es posible alcanzar
un pasado anterior, para demostrar con ello la felicidad relativa del pí icidad progresando cada vez más. Por consiguiente, según una época reco-
para consolarse de que alguna vez a otros les ha ido bien. El impulso hn1.:111 I, su propia miseria, más o menos oscuro se mostrará el pasado. Y los hom-
licidad es lo que impide a los hombres encontrar la resignación que 1 elkes, es decir, los que se sienten a gusto, verán todo lo pasado bajo una luz
cada día; puesto que la felicidad no está aquí, debe obviamente llegar nliHI le, sin embargo verán el presente bajo una luz mucho más radiante. Pero
concluyen, o haber existido ya. O existe ya, si la compararnos con la d ncral, el impulso de mirar hacia atrás será tanto más fuerte cuanto más
anterior, etc. Lo que impulsa hacia delante a cada hombre, lo hacl~ GOll 1 es sean las carencias del presente: para las épocas alegres y activas la histo-
utilizan la historia para llegar a ser más felices en el futuro. poco necesaria, y para las acomodadas incluso un lujo.
Hay dos maneras de considerar el pasado: una considera que es sullciClil ora bien, entre nosotros el impulso histórico es extraordinariamente fuerte
cada época, cada pueblo, cada día: la otra es insaciable, porque en 11111¡'11íl11 nunca lo ha sido, y a pesar de ello la convicción de la felicidad del presente
encuentra la respuesta que busca: ¿cómo se vive felizmente? El sabio 1 iv almente fuerte. ¡Una contradicción! En este caso parece faltar la relación
la primera, según la segunda manera, la histórica, el que no es sabio, l'I 111 l.
activo. Así pues, hay una manera de ocuparse de la historia que i111p1ll 1énsese en la meta de Livio, en Tácito, en Maquiavelo - huida del presente
hombres ser activos, sin que lleguen a la resignación. Esa es nuestra 111.111('1 1olación - a menudo es suficiente c~erar que alguna vez fue de otra
David Hume: «Este mundo, comparado con una medida más ekv•11 l11 ·a. o que a veces era precisamente así o que a menudo era mejor.
tante frágil e imperfecto. Ha sido solamente el primer intento de u11o1 divlt ucstra época, por el contrario, se encapricha con la historiografia objetiva,
todavía joven que más tarde, avergonzándose de la obra fallida, lo ah¡111\'h ir con la historia vista como un lujo, y traiciona la mayor autosatisfacción
la estacada: quizás es solamente la obra de una divinidad inferior c11.ilq11 lS.
pendiente y objeto de las risas irónicas de seres superiores: quizás l'\ {ll fil! icarse a la historia se ha convertido en un impulso hacia el lujo, por eso
de la vejez y debilidad de una divinidad vencida por el peso de los aliü uc tomar conciencia de las carencias y con ello restablecer una relación en-
la muerte de esa divinidad ha continuado moviéndose por un afo1t11111HI historia y la miseria del presente. .
tras el primer impulso y la actividad conservada y transmitida.» r qué el sentimiento de miseria ha llegado a ser tan débifl Por la personali-
Hume: «Si un extranjero fuese inmediatamente arrojado sobre 11111~'\IW MI. Pero el impulso histórico como lujo la hace más débil aún.
terráqueo, le mostraría, para que se hiciese una idea de nuestros sul'1111iil'lll
hospital lleno de enfermedades, o una prisión atestada de malhccho1 e, y 11111

sos, o un campo de batalla sembrado de cadáveres, o una flota a p111111111 y dos maneras de considerar el pasado, y si yo llamo a uno el modo histó-
fragar, o una nación que agoniza bajo una tiranía, o por causa de l;1 h.11¡¡h 1otro lo llamo el modo no-histórico, con esto no quiero decir que alabe al
la peste. Para mostrarle el lado alegre de la vida y para darle una idr.1 ti ro, y aún menos que haya censurado al segundo. Sólo quisiera que no se
ceres - ¿a dónde tendría que llevarle? ¿A un baile, a la ópera, a u11;i 1 •.111 ndiese con el segundo el modo histórico malo, es decir, el primero en su de-
saría, con razón, que lo que yo quería era mostrarle únicamcnll' ot 1'i1 l'I ción e inmadurez. El modo no-histórico de observación encuentra en cada
penas y preocupaciones 57 .» nto, en cada vivencia, bajo cada cielo y cada pueblo el sentido de la vida
nu en general: y como todas las lenguas expresan las mismas necesidades
29 (87)58 more, así, a quien observa no-históricamente aquel sentido primordial que
Explicar a alguien el sentido de la vida terrena - eso es una 1111:1.1 , hl menta todos los grandes y pequeños destinosro, le aparece como iluminado
alguien a la vida terrena y con él a las numerosas generaciones fut11111 H(I' dentro de manera clarividente, y por eso le tienen sin cuidado los múltiples
es necesario escatimarle la primera consideración) - esa es la ot rn 1111~ 111 lllkns: mendigos y príncipes, pueblos y ciudades, griegos y turcos - todos
mera busca quietud para la voluntad la segunda también; la p1111H·111 111 1tn lo mismo sobre la existencia. Entre nosotros es rara esta manera de ver
traen la inmediata cercanía y pronto se sacia en la existencia, la ot 1.1 (l~ !1! 1111s: nosotros fomentamos la historia, dando la preferencia a los pueblos y
y vaga por los lugares más remotos. !rsonajes históricos, hasta el punto de que despreciamos a los otros. Junto
Con el segundo modo habría que considerar propiamente d p;1 ~ 11(lt1 nges viven, según nuestra opinión, hombres débiles y sin vitalidad por el
una manera pesimista - para encontrar el presente relativanll'11t c uop uluroso y por la inercia; les reprochamos la personalidad débil y explica-
Sin embargo, el pasado no debería ser visto de un modo tan pes1111"1 11llllll u lllo<lo no-histórico de considerar las cosas como un signo de estanca-
que diese Jugar a esa primera teOrÍa de la pérdida de )OS Valores, '\lllP dr f-1
1
lo Pero quizás nuestra exigencia de hombres y pueblos históricos no es más
modo: que el pasado es ciertamente peor que el presente, y al h11111l)ti'.' tic• 1 un prejuicio occidental. Al menos es cierto que los sabios de todos los tiem-
le gustaría cambiar éste por aquél, pero muestra en sí un fll'<IMl'l ~so , pí 111111 pensado de este modo no-histórico, y que a través de milenios de expe-

57
lbíd., sec. X. Ap11nll'S para 11 L.
8
' Cfr. llL 5. P11el111~t·. «Clt:Sl'h1d.t•n» y no é• Cit:sl'hit•hll'll».
518 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U JI 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 5I9

riencias históricas, la sabiduría no ha dado ni un paso más. Pero la Slfll ·emedios contra la fiebre histórica.
vestigación se dirige a los que no son sabios y a los hombres d1 ) ¿Suprimir la historia?
cuestionando si nuestra manera actual de hacer historia no sea prcdsam ) Negación de todo fin: el caos de los átomos.
expresión de una personalidad débil: que mientras tanto, con esta m:i 11 ) La ciencia natural de Goethe.
mos lo más lejos posible de aquel modo de pensar no-histórico y de 11 ) Cultivar el sentido no-histórico: filosofia - religión -
sabios. - Arte. Profeta: futuro.
Supongamos que la investigación histórica estuviese en condicionl'
zar la verdad sobre algo vivo, por ejemplo, sobre el cristianismo: en !011 1
en todo caso destruido la ilusión que envuelve como una atmósfera ti-id uchos individuos débiles no son todavía nada terrible; pero sí lo son ml.9-
es vivo y activo, - o sea .ontos, los cuales representan in concreto al asno, un terrible animal. El
«en todas las cosas grandes, no es estúpido.
que nunca se consiguen sin alguna ilusión.» 61 uerte, alégrate de tu fuerza!
Eliminando la ilusión, por ejemplo respecto a la religión, se hubic~l' 11
la religiosidad misma, es decir, el estado de ánimo creativo, y sólo qul·1l.i1 1 ~
las manos un frío y vacío saber junto al sentimiento de la desilusión . :u1mdo historiadores como Ranke generalizan, no instruyen: tales proposi__-
se conocían mucho antes de su trabajo: recuerdan a la forma de experi_ -
29 (89] 62
r insensata de la que se queja Zollner en las ciencias naturales.
Aquel que un día ya no ve el poder de un Dios personal en cada g1111
cae del tejado, será mucho más prudente, porque ahora no pondrú c11 !ill 1 1
a ningún ser mitológico, como la idea, la lógica, el inconsciente, clt , 111 irabeau: sij'ai dit la vérité, pourquoi ma vehémence en l'exprimant, diminue -
intentará hacer comprensible la subsistencia del mundo recurriendo ,1 Hll //e• de son prix?64.
der ciego universal. Que pueda por lo tanto prescindir por una VC/ dd 1°111
naturaleza, más aún del fin que ha de realizar el espíritu de un pueblo, o In 1
un espíritu universal. Que se atreva a considerar al hombre como un lt-1í(i11 l ~ I camino por el que discurre la ceguera de las últimas generaciones es
casual, como una nada, indefenso y expuesto a toda corrupción: COll'<'l'.111 11l final del cual, según un dicho verídico del señor Von Stein, «los judíos
1l
todo caso, partiendo de este punto, quebrar la voluntad del hombre, 11•1n11 la clase dominante, el campesino un harapiento y el artesano un chapuce-
ha hecho con la de un gobierno divino. El sentido histórico no es 111;i s 1]11 undc todo se disolverá y sólo dominará la espada».
teología enmascarada, «¡tenemos que hacer todavía grandes cosas!>., l°I h
bre se imagina un fin último. El cristianismo, que condena a la ln1111,1111\'li11I 1
ceptuando escasos ejemplares, es de cabo a rabo no-histórico, porqul: 111 1ehuhr (fere): «Al menos para una cosa es útil la historia, entendida claramen-
en los próximos milenios pueda suceder algo que no estuviese ya a dis po~I n toda su extensión: para saber cómo también los espíritus más grandes y más
de todos ahora y desde hace 1.800 años. Si a pesar de eso la época act 1tíll I del género humano ignoran cuán fortuitamente su ojo ha asumido la forma -.
sa de forma enteramente histórica, da a entender que ya no está n:p1 ili1hlt1 de la cual ellos ven y a través de la cual ellos obligan por la fuerza a todos ca..
el cristianismo, que otra vez es no-cristiana, como lo fue hace una p.11 ti pm la fuerza digo, porque la intensidad de su conciencia es excepcionalmente=
lenios. .Je. Quien no lo sabe y no lo ha comprendido, con seguridad en muchos caso~
1n~ucntra subyugado por la aparición de un espíritu poderoso que pone el máxi-
29 (90] 63
11p11sionamiento en una forma dada: si el lector es inmaduro, la contemplación_
I. Histórico - No-histórico. hala de Ja vida intelectual diaria de un poderoso produce en su alma el mismo-
II. Monumental -Anticuario. 11vcnicnte que tiene la lectura de una novela para una muchacha débil 65 .»
III. Efectos de la hipertrofia.
lV. Causas de la misma. Hartmann como ilustración para conclu11 1%1
V La personalidad débil. Por eso hay que dominar aquel impulso , "l: 1 L.11 Mbjetividad del historiador» es un absurdo. Se cree que eso significa que
una debilidad. •ntcdmiento es contemplado de una manera tan pura en todos sus motivos
(Mitología de la historia.) 111sccucncias, que ya no produce ningún efecto, es decir, que permanece como
11
' Cfr. 29 f8J] .
1 MirnhL·au , /:\sui s11r /1 ~ d1 '.1po.11i111<', l'itado en Barthold G. Niehuhr, l.ehrnsnachrichten, 3
'' Apuntes para 11 L. Cfr SE 8 ll11111hurgo, 18.18- 181'1, vol. 11 , p. 7.1
11
' l:squL·n1a parn 111 •. Cfr. 2'11·18, 8\ 1XXI lhíiL , 11 , p. 480.
521
29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873
520 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
.bres completamente atolondrados creen en general que tienen razón en
un proceso intelectual puro: como el paisaje para el artista que se li111irn opiniones populares, ellos y su época: como toda religión lo cree de sí
sentarlo. «Una contemplación desinteresada», un fenómeno estético, lo llos llaman «objetividad» el medir las opiniones del pasado con las opi-
de todo movimiento de la voluntad. Con la palabra «objetivo», poi lo 1 dcl momento, en las cuales buscan el canon de toda verdad. Su trabajo
entiende una condición del historiador, la contemplación artística. pChl en traducir el pasado a las trivialidades del presente. Son hostiles frente
superstición creer que la imagen que las cosas muestran a un hornbn· MI,¡ historiografia que no mantenga como canónicas esas opiniones popula-
to revele la verdadera esencia de las cosas. ¿O se piensa que en ese 1:i;lfld11
sas se fotografian formalmente, o se piensa que se trata de un estado ¡l\11 tiene que ser «subjetivo»!
desde la suprema fuerza del presente podéis interpretar el pasado: ¡sólo
pasivo? Al contrario: es el momento propiamente creativo de la obr;1 d tnáximo esfuerzo adivinaréis lo que merece la pena saberse del pasado! ¡lo
momento supremo de composición: durante el cual la voluntad ind1vichl1tl te! De lo contrario estaréis perdidos, de lo contrario haréis que se rebaje
me. El cuadro es artísticamente verdadero, pero ciertamente todavía rn 1 CM o a vuestra altura. No creáis en una historiografia que no esté entre las
camente verdadero; no se trata aquí de los hechos, sino de su tejido y ni1l\il de los espíritus excepcionales: siempre os daréis cuenta de qué clase es su
este caso son añadidos poéticamente y que por casualidad pueden sl·1· V , cuando en algún momento sea enunciadQ.. un principio general. Nadie
ros: pero aunque sean falsos, pueden seguir siendo «objetivos». ter al mismo tiempo un gran historiador y ullam.ente superficial y confu-
Pensar la historia objetivamente es el trabajo silencioso del dramat 1111u no me los confundáis con los trabajadores: por ejemplo, con les histo-
sar todas las cosas en una relación recíproca, entretejer lo que es ind1v11h11tl M. Thiers, como se dice más ingenuamente en Francia. Un gran erudito
todo: siempre con el presupuesto artístico de que en las cosas haya 1111 111
nexo: un presupuesto que no es en absoluto histórico-empírico y qm· nilll amo tiempo una cabeza hueca - ¡eso es posible!
lo tanto: ¡el hombre de acción necesita la historia, el experto escribe la his-
toda «objetividad» tal como se entiende habitualmente. Que el ho111li1c 1 Quien no ha experimentado algo de una manera más grande y más elevada
red sobre el pasado y lo domine es un impulso artístico: no un impul"' os los demás, tampoco podrá interpretar el pasado. La voz del pasado es
dad. La forma perfecta de semejante historiografia es una pura obra d1 una voz como la del oráculo: sólo la interpretaréis como videntes del fu-
una pizca de la verdad común. como sabios del presente. Ahora se explica la influencia de Delfos, especial-
¿Es lícito que todo sea considerado artísticamente? Para el pasad11 \'ti por el hecho de que estos sacerdotes eran concienzudos conocedores del
ante todo la valoración moral. Por lo tanto, una confusión sospechm11 rit : hoy conviene saber que solamente aquel que construye el futuro tiene
artístico y lo moral: en la que el aspecto moral se debilita. o a juzgar el pasado: es historiador en la medida en que es profeta. El pre-
No obstante, la mayoría de las veces esa objetividad es sólo una f111 s<J, p.
falta la potencia artística. En lugar de aquella serenidad artística, Sl' 1110 111 malo y tan solo una línea.
afectación teatral de la serenidad: la falta de pathos y de fuerza moi a 1
con la reflexiva frialdad de la observación. En los casos más comu1ws. 1.111 I
1.'h1 Ninguna consideración del pasado. Animal - Leopardi.
del desinterés artístico entra la banalidad, la sabiduría vulgar, que p111 lo
no tiene en absoluto nada de emocionante. Se busca todo lo que no 1·11111rf, Monumental - Anticuario.
Pero precisamente donde se trata lo que es más raro y más alto, la 111011\i «Objetividad».
vulgar y superficial es indignante, si deriva de la vanidad del histonado1 ( Hipertrofia por debilidad.
«Todo hombre tiene más vanidad, precisamente cuanto mús ('flf Efectos.
inteligencia» 66 .) Educación en eso.
¿Tiene que ser el juez frío? No: no tiene que ser parcial, ni tener c11 rnent Mitología de la historia.
propios beneficios y perjuicios. Ante todo, debe realmente estar prn rndn Causas.
las partes. No consigo comprender cómo alguien que haya nacido dl·s¡i\1 llartmann.
ese mismo hecho tenga que ser juez de los que nacieron antes. ¡La mayor hi Reacción - Caos de átomos.
historiadores están por debajo de sus objetos de estudio! Remedios.
Hoy se admite: que aquel a quien no le importa nada un momento del j)ll Criterio de los historiadores futuros.
sea llamado a representarlo: tal es a menudo la relación recíproca cn l1lJ (¡ lóh
y griegos: nada se importan mutuamente. Eso se llama también «ohjct ivlil 19111<•R
1rchaño pasta delante de nosotros: no tiene ningún sentimiento del pasado,
incluso para la fotografia, además del objeto y la placa, se necesita la 111 ll,come, reposa, digiere, vuelve a saltar y así desde la mañana hasta la noche,
bargo se piensa que son suficientes objeto y placa. Falta la radiantl~ 1111. solnt üln y otro día, en resumen ligado a su placer y displacer, es decir, atado a la
el mejor de los casos se cree que basta la lámpara de aceite del cscrit111 ¡,,

"" Swift, J., «Aphorismcn», en llumori.ltisdw ¡Vt·rkc', Schcihlc, Stullga 1 I, 1IM4


p. 186 [BN, 58J I·
523
29 . U lI 2. VERANO-OTOÑO DE 1873
522 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
manera, el hecho hubiese podido todavía seguir produciendo vitalmente:
estaca del instante: de tal manera que el hombre al mirarlos susp11 11 \ to como parece resultado de un cálculo, ya no produce más, sino que
hablar al rebaño como Giacomo Leopardi en el canto nocturno 11.; I 1 1cia todas las fuerzas en explicarse a sí mismo.
Asia:

¡Ah, cómo te envidio! 17º


lcuario - Monumental.
No sólo porque libre tu pareces os los peligros de los dos modos se reúnen en la «objetividad».
casi de todo sufrir hombres han llegado por ellos a la historia -
olvidando de repente ha provocado una hipertrofia general.
fatiga, daño, el extremo temor - ibuhr - Goethe no se pusieron de acuerdo; Niebuhr venció. Puede ser
Más aún, ¡porque nunca el hastío te atormenta! 69 no. por motivos nacionales: pero ahora es el momento oportuno para vol-
lllrás.
Pero suspiramos pensando en nosotros mismos, porque no podl·1110
nos del pasado: mientras que puede parecernos que el animal debe ,1·1 1 ,,
que <no> se hastía, inmediatamente olvida y ve continuamente el 111,t.111 ujo sobre la vida. ~
ndiciones naturales en el elemento monumental y en el anticuario.
diluirse en Ja niebla y en la noche. Así queda absorto en el presente, wrn
mero se absorbe en otro sin resto, y se muestra totalmente como lo que ( 1toria como lujo - efecto puramente negativo.
momento sin ninguna comedia ni disimulo intencional. Nosotros, p111 ' el tos impulsos conllevan peligros para la verdad de la historia: por eso se los
rio, sufrimos todos por lo que queda del pasado oscuro e insoluble y H1m1 rido extirpar: pero ahora la historia no tiene ningún sentido.
tintos de lo que parecemos, por eso nos sentimos conmovidos al ve1 ,ti 1rh Imitar - no imitar - Resultado: Asimilación. Punto de vista de lo mo-
en una aproximación más familiar, al niño que, todavía sin este suf11111iN1I numental.
una ceguera breve y demasiado feliz, juega entre las puertas del pas.1dú )' ll Veneración, gratitud: resultado fidelidad - Motivo de lo anticuario -
turo, juega o quizás sólo parece que juega; nosotros tememos pert111 IJiil Piedad. «Fue una vez así». «Consuelo».
juego y despertarlo del olvido - porque sabemos que con el término <íÍH Historia sin ninguna motivación subjetiva, sin imitación, piedad, necesi-
mienzan el sufrimiento y la lucha, y se inaugura la vida como un 1111¡• dad actual.
infinito: finalmente Ja muerte imprime su sello sobre este conocimie11t11 d1111 Máxima valoración de la verdad como característica de la época: Kant
existencia es un eterno imperfectum - como un eterno haber sido , 1·11 In 1 -mentira.
da en que ella causa el deseado olvido, pero suprime con ello el prcscnll: y 111 Ahora un puro comprender, sin relación con la vida - asume la degene-
tencia misma. ración de lo anticuario (lo que está muerto sin veneración) y de lo
Por consiguiente, debemos considerar el pasado - esta es prcu~:@Clll monumental (lo que está vivo sin imitación).
suerte de los hombres: a nadie se le ahorrará estar bajo este duro y11~1\ )' 111 Descripción de la objetividad.
se ha convertido en muy duro, llegará incluso a alabar la suerte hu111:111.1 ji De qué impulsos vive este lujo (puesto que faltan los impulsos natu-
mente por la imposibilidad de olvidar, porque en nosotros el pasado 111• ¡11 rales).
morir y nos empuja hacia delante sin tregua, con la inquietud de un la111l1Mll Motivos de la hipertrofia.
ascender por toda la escala de aquello que los hombres llaman gra ndr ~ 011'1 Consecuencias de tales historiadores para la historia misma. Nueva mi-
dente, inmortal, divino. tología.
Consecuencias para el pueblo, el arte, etc., política, religión.
29 (991 Última consecuencia para la moral- Hartmann.
Que la historiografia ordinaria se considere agradable, lo explico p(11 Remedio: la historia no como lujo.
ma razón que hace que una conversación ordinaria se considere como t:tl li l
rácter está compuesto de cortesía y mentira.
11031
¡,Qué significa la historia para la formación de una cultura?
29 (100) friso y desaconseja: hay que utilizarla igual que al demón: de lo contrario es
La mejor consideración de la historia es aquella que es la más fructil1:111 , ¡1 1111 no usarla.
para la vida. ¡Qué utilidad puede tener el reunir rigurosamente las ca11 sri~. lllll
truir a partir de ellas el hecho y así darle muerte (mortificiren)! Constd l!dtíl

"" Nietzsche leyó la traducción alemana de los <.'1111111.1· 1•11 Gcdichte w11 (,'i11omu u E~q111:ma para 111
l lammcrling, R. (cd .), l lildhurghauscn , 1XCiCl l BN, J·IXJ .
52.:S
29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873
524 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

29 (1041 .he a Schiller: «Usted tiene toda la. razón de que en los personajes del arte=
Historia sin imitación (sin someterse a lo grande), sin piedad (slli ~I ntiguo, así como en la escultura. aparece algo abstracto que sólo puede=
atmósfera de lo vivo), sin necesidad actual - - - su culmen a través de aquello q.ie se llama estilo. También se llega a la-
.ón a través del manierismo, corr.o entre los franceses.»
29 (105]
Niebuhr escribe en 1796 que la literatura alemana se va clara111c111
do, que Schiller y Goethe están peor que muertos. «¿Debe qucd.ir el\ 11.amiento épico y dramático del pasado. Schiller: «El poeta épico nos des-
Voss?» plemente la existencia reposada de las cosas y su efecto según su natu-
Como causa se aduce principalmente «el curso habitual de la 11at111111 I U fin está ya en cada punto del movimiento; por eso no corremos impa-
se ha demostrado universalmente en todos los pueblos». «Me alcg1n WI 1ente hacia una meta, sino que no3 detenemos a cada paso con amor.»
con Baggesen 71 la amargura sobre el almanaque schilleriano de estl~ uii1

29 (106)
Holder/in: «Estarás completamente de acuerdo en que ahora lm. "'Blll\ the: «Es solamente con la inclinación con la que se puede ver todo lo que
más humanos 73 , las almas que la naturaleza parece haber formado w11 hi e la obra de arte, y con la pUra-ffidinación se puede ver también lo que le
ma determinación para la humanidad, son ahora por todas partes h •R m
afortunados, precisamente porque son más raros de lo que han sidli 1111 the: «Es divertido ver, qué es lo que irrita realmente a esta clase de hom-
10 que ellos creen que le irrita a uno. cómo consideran insípida, vacía y vul-
otros tiempos y lugares. Los bárbaros que nos rodean rompen nuest1 ·:1~ m
fuerzas, antes de que ellas puedan llegar a formarse, y sólo la sólido 1• ¡11 a existencia ajena, cómo dirigen sus flechas contra la muralla exterior de
comprensión de este destino puede salvarnos, de manera que al meno.1 1111 ricncia y sin tener la más mínima idea de lo inexpugnable que es la fortale-
mos indignamente. Debemos buscar lo excelente, hacer causa com1111 (\!11 ht que vive el hombre que se considera a sí mismo y a las cosas con serie-
fortalecernos tanto como podamos y curarnos sintiéndolo, y de esk 111011
dremos coger fuerzas; debemos reconocer lo que es burdo, torcido, de/in 111r, 11·
lamente en el dolor, sino en su verdadera naturaleza, en la esencia de s11 n11
su propia imperfección» 74 •
Ul1·eneración por el pasado llega a tal punto, que los griegos toleraron el esti-

29 (107) •srático, junto al estilo libre y grande, con las narices puntiagudas y la sonri-
tarde se convirtió en un refinamiento del gusto. Así es el modo anticuari()I
HOider/in: «También yo sigo buscando a tientas con toda mi buena \ l)hlll ul monumental.
con mis pensamientos y acciones, a esos hombres únicos en el mundo (1(
gos), y soy a menudo tan poco hábil y disparatado en las cosas que ha~'''
porque estoy como una oca con las patas palmeadas en las aguas mo<k111 141
nticuario.- Veneración por aquello de donde venimos o en donde estamos.
paz de echar a volar hacia el cielo griego 75 .>> r santificador de la personalidad - los utensilios ancestrales y las institu-
,es comunales adquieren dignidad y suscitan celosas investigaciones. Lo que
29 (108)7 6 t¡ucño y limitado se ve ennoblecido - mujerilmente - se encuentra lo idí-
Lo más útil sería que todo se repitiese (pitagóricamente): entonces M: 1ld Por todas las partes testimonios de un modo de pensar honrado, fiel, dili-
conocer el pasado y la constelación, para poder reconocer exactarncnll: In 1
tición. Pero nada se repite. tc.
/)años: considerar que todo lo pasado tiene la misma importancia, ninguna
ción con la vida, en cuanto conservador y no creativo, lo vital es infravalo-
29 (109) o en favor de lo que se venera (lo hierático). Falta el juicio, todo el pasado
Se lamenta que el cosmopolitismo haya desaparecido: en la histonil ~111!~1 1hí como una variopinta pieza de caza. Impide la enérgica decisión, paraliza
como un residuo: pero el requisito previo, la piedad universal, el deseo <k í•Y-11 homhre de acción, el cual siempre viola el respeto reverencial. El «anciano»
en todas partes, se ha perdido.
71
Jens Immanuel Baggesen (1764-1826), escritor danés.
72
Niebuhr, op. cit., TI, 24 ss. 1
1.os fragmentos [ 11 O, 111 , 112] corresponden a Goethe, Briefwechsel, op. cit., I, 274, 284,
71
En el msc. «menschlicheren» y no «menschlichen».
74
Carta de 1-lolderlin a su hermano, 4 de junio de 1799. 1 'itas de Ir. ¡;;1rla lk (°111c1hc h Schillr1', 7 de julio de 17% y del 5 de dil:1l!mhre de 1796. Cfr.
1
' Carta de Holdcrlin a su hermano, 1 de enero de 1799.
7
• crr. 29 (110] , 111'1
526 FRA<JMENTOS PÓSTUMOS
29. U 11 7 VI· RANO-OTOÑO DE 1873 52 --::
venerable; de mortuis ni/ nisi bene79 • Las costumbres más antiguas, l;1 s l'C I
etc., se justifican por la antigüedad y ofuscan toda valoración de los vu lor Lo único que no se hace es poner en el drama las máximas pret:ensione s
que acumulan toda la simpatía que les han regalado los griegos. Lo i(llr li se considera el drama como una obra de arte retórica: tal y como es
t!I:
ducido más simpatía es lo más venerable: se venera la gran cantidad d·' ntc en Schiller, no se infravalora la fuerza de la elocuencia y se daja al me -
olvida preguntarse por los motivos de esta simpatía: pereza, egoís111h nuestros actores aprendan a hablar bien, puesto que ellos probatJlement~
dad de pensamiento, etc. prenderán de ninguna manera a declamar algo poético. Por el l::iecho de:
¿Cuánto sufre con esto el pasado? No hay proporción entre la s 1A Ir ul drama musical los efectos supremos de la tragedia, consegui::mos unet..
considera importante una cosa, el otro otra distinta. El pasado se disi\t n más libre en relación con el drama hablado: éste puede ser retó.-ico, dia-
alguno un fragmento es simpático, para el siguiente es frío e indiferl'lll'' • naturalista, debe actuar sobre la moralidad, debe ser schiller-iano. E
se perpetúa lo insignificante de Homburg8 1 es el drama que puede servir de modelo. En el arte supre-
Poco a poco surge una costumbre erudita, el respeto reverencial M1 C.\lll nccesario volver hablar de modo «natural»: pero puesto que ahora tampo-
se sustituye por un furor coleccionista, total confusión de las tarea s 1111111 cn la vida una naturalidad en el lenguaje, se ejercitan entonces los actores.
naturalezas eminentes se pierden en cuestiones bibliográficas, etc. , ,11 Mllll onvención retórica y no se desprecia a los franceses. Hay que re.correr eI
ruina de los vivos, que continuamente son atormentados por un vent•1,il •lt• 1111 o hacia el estilo, no se debe saltar por encima de él: no se podrá eludir el
moho. » hieráticamente condicionado, es decir, una convención. La dirección tea-
<ioethe.
29 [115] 8 º '---
El hombre quiere crear 11
perseverar en lo habitual 11pués de haber salido de la escuela de los franceses, hemos quedado des-
librarse de la miseria r11dos: queríamos ser más naturales, lo hemos llegado a ser también, des-
ntlnnos lo más posible y esencialmente imitando de forma vacilante y arbi-
29 [116] 111 que antes se imitaba escrupulosamente. Está permitido pensar todo lo
quiera, pero, en el fondo, sólo está permitida la opinión pública. S.e ha lle-
Contra la oposición entre lo sentimental y lo ingenuo habría que 0'111·1111 " ser aparentemente libre rompiendo las cadenas de la estricta con._vención
nuestro presente tiene precisamente esa atmósfera gélida, clara y pros1111 •I
hiúndolas por las cuerdas del filisteísmo.
que el mito no se desarrolla, es decir, el aire de lo histórico- mi en t 1w. q11 r «simples y naturales» es la meta suprema y última de la cultura: emtretan-
griegos vivían en la atmósfera crepuscular de lo mítico y sus creacio1a· ·, piiN
rl·mos esforzarnos, obligarnos y formarnos, para que finalmente .-etorne-
podían por contraste ser claras y de contornos precisos: ya que nosol11•·· hu qui1ús a lo simple y a lo bello. Hay una terrible contradicción entre nuestra
mos el crepúsculo en el arte, porque la vida es demasiado luminosa. 1>1) Htlt l'iún de los griegos y nuestra aptitud para seguir su vida y su estilo_ Es casi
con esto, Goethe comprendió la posición del hombre en la naturalc111 , ' 111 aihle mantenerse en uno de los niveles más bajos y humildes del estil o (¡algo
ma naturaleza que le rodea, de una manera más misteriosa, enigmút1r,1 vil
ria tan necesario!), porque el saber de lo superior y mejor es tan m:>odero-
níaca que sus contemporáneos, en cambio encontró un descanso tanto 11111~ t·asi ya no se tiene el valor de poder hacer sólo lo más pequeño. Aquí está
la claridad y en la severa precisión de la obra de arte.
yor peligro de la historia.
29 [117]
191
Schiller usaba la historia en el sentido monumental, no como un hn111hi i punto de partida es el soldado prusiano: aquí hay una verdadera conven-
acción, sino como un dramaturgo que impulsa a la acción, que inc11i1 til nquí hay obligación, seriedad y disciplina, también respecto a la forma.
Quizás nosotros deberíamos poner todas las cosas un escalón más alla 1'111 hn surgido de la necesidad. ¡Alejada desde luego de lo «simple y natural»!
que servía antes la historia, sirve ahora el drama. El presentimiento de ,\'d11!/, titud ante la historia es empírica y, por eso, llena de confianza vital, =no eru-
correcto: el drama hablado debe someter a la historia, para produc11 il 1 1 l'ara algunos es casi mítica. Parte de la disciplina del cuerpo y de la fideli-
que producía originalmente la historia (representada de manera mo11111111111 n1i'is escrupulosa al deber.
Pero el drama histórico no puede ser a ningún precio anticuario; Sh.1~1 ·,p, oct he, entonces, es modélico: el naturalismo impetuoso: poco a poco se
tiene razón al hacer aparecer en escena a los romanos como si fueran 111pl1 · vtcr le en rigurosa dignidad. Como hombre estilizado ha llegado m ás alto
el drama se pone de relieve el hombre poderoso: el drama no es como 111111IO 11ulquier otro alemán. Ahora se es tan limitado como para hacer!~ un re-
tadística, en eso reside su superioridad por encima de los efectos act 11.d1:'i tJ hc y acusarle incluso de envejecer. Que se lea a Eckermann y se preg:unte si
11n11 vez en Alemania ha llegado un hombre tan lejos en la nobleza de la for-
79
80
Dicho proverbial de Chilone, Cfr. Diógenes Laercio, I, 70.
Esquema para HL. 1
l)t illllil de llcinrich VOll K kisl ( 1777-1811) escrito en 181 O, basado en un cpisoaio de la
11·11 d1: los Treinta Aiios.
528 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29 . U 112. VERANO-OTOÑO DE 1873 529

ma. Sin embargo, de ahí a la sencillez y a la grandeza queda todnv 1"


paso, pero nosotros no deberíamos de ninguna manera creer q uc pocl tlie: Madame de Stael «con todas sus buenas maneras se comporta siem-
tar por encima de Goethe, sino que deberíamos siempre, como él, una manera bastante grosera, como una viajera que va a los hiperbóreos,
nuevo. ltisimos y antiguos abetos y encinas, cuyo hierro y ámbar se podían usar
'il muy bien para cosas útiles y ornamentales; entretanto, ella necesita sacar
29 (120) mbras viejas como un regalo de hospitalidad y las armas oxidadas para
Efecto del drama musical sobre la evolución del grupo, de la posii hin /JI rse».
the: «por lo demás me es odioso iodo lo que me instruye solamente, sin
29 (121) lur o vivificar inmediatamente mi actividad».
En Alemania es epidémico el miedo a la convención. Pero antes lW \ll
canee un estilo nacional, es necesaria. Además, se vive en una co11vc1h~' li'l11
dada e incorrecta, como lo demuestra nuestra manera de andar, d1: t'!1 l111 lla: «no puedo menos de creer que el espíritu ingenuo, que muestran en
de conversar. Parece que se busca la convención que requiera la 111i11i111 todas las obras de arte de un cierto período de la Antigüedad, sea el efec-
ción de sí mismo, con la que cada uno pueda ser descuidado. La hi ~ lllll tradición y, por lo tanto también la prueba de su eficacia por medio de
eso, muy peligrosa, porque y ux tapone y compara todas las co11vc111;i1111 Hnza y del ejemplo. Sin embargo, habría que preguntarse qué es lo que se
ello apela al juicio allí donde es la Oúvcx.¡w:; lo que decide todo. pcrar en una época como la actual de una escuela para el arte. Aquellas
Se atraviesa una ciudad alemana - toda convención, comp111 ·1 1il11 lll'Uclas eran centros de educación para alumnos, las modernas deberían
naciones, se muestra en lo negativo: todo es incoloro, negligente. dru r pll t'l'ionales para indisciplinados, y con ello tendrían que demostrar que, a
uno hace lo que quiere, pero no siguiendo un gusto poderoso y nu> Cil 111 la pobreza del genio creativo, se forma de un modo más crítico que ar-
según la comodidad que ya nuestro modo de vestir denuncia co111(1 Jíif u
principal. Además uno no quiere perder tiempo, pues se vive co11 pd ~. 1
ta sólo aquella convención que conviene al perezoso y precipitado ,
Es como en el cristianismo: el protestantismo se precia de q111: !(id l1t•: «Un viejo jardinero de la corte solía decir: la naturaleza se deja forzar
interiorizado: con ello se ha perdido la cosa misma. De este mod11 1 c11 l'I obligar.»
todo se ha interiorizado, pero tampoco se ve ya nada. lw: «¡,Cómo es posible que lo necio, más aún , lo absurdo, se una tan fe-
con el sumo esplendor estético de la música? Esto acontece sólo a través
29 (122) ir; pues éste, incluso sin ser poético, es una especie de poesía y, según su
Antítesis entre la convención y la moda. Esta última ha sido )'IC\ 1'1 111 1, nos eleva por encima del objeto. Pero el alemán es raramente sensible
cundada por el sentido histórico: nace de las necesidades del 11110 1 hwo u11us, porque su filisteísmo sólo le hace estimar las necedades que tienen
dad por sí misma, por encima de todo lo que llama la atcnd1'111 1 ncia de sentimiento o sentidücomún.»
mientras que es «nueva». Los alemanes están casi dispuestos a il Sllli\il
vención propia una convención francesa por pura comodidad y sc 111 llli
tumbre. a Goethe: «Usted, mientras trabaja, está realmente a oscuras, y hay
:ntc dentro de usted; y cuando comienza a reflexionar, su luz interior
29 (123) \llllcd e ilumina los objetos para usted y para los otros.»
¿Es cierto que la falta de estilo pertenece a la esencia de lo :il cniúll
signo de su imperfección? Seguro que sí: lo que es alemán no se hl! 11111
todavía de una manera completamente clara. Esto no se ha (k ap1~• 1111P1 1
/c•r: «Los alemanes sólo son sensibles para lo que es común, racional,
hacia atrás: se debe confiar en la propia fuerza. (liuda delata <<Una mirada a la economía poética del todo»). Goethe: «en
La esencia alemana aun no existe, debe surgir todavía; deh(' ,,.,. 1ilH )' l>orotea, por lo que respecta al material, he seguido por una vez la
brada para que sea visible y sincera ante sí misma. Pero todo 1w1 i111 /c•1111 de los alemanes y ahora están muy satisfechos».
so y violento.

29 (124) 'le' «Nadie ha despreciado más que él la vestimenta material, conoce


Remedio: la utilización schilleriana de la historia. 11 111 vestimenta interior de los hombres en la que todos son iguales. Se
Sus peligros (drásticos, etc.).
Su significado como advertencia, como den11í11 ' Oll lcx los de Ja wrrespon<lencia <le Goethe con Schiller: 11 ,
más aún, pone en gua rdia a nte sí misma.
530 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U 112. VERANO-OTOÑO DE 1873 531

dice que ha representado excelentemente a los romanos: a mí no me k .ctica ya nada de aquella rígida autodisciplina, del imperati categórico y "º
son meramente ingleses de carne y hueso, pero ciertamente son hombre 1tmoralidad consciente. ¡Cuántos p:-ofesores se sentirían ridículos, si tuvie-
mente hombres, y a los que también les cae bien la toga romana.» «El p1 uc hablar de eso! Uno se tranquiliza con tener la cosa: pero también dudo
en una época digna e importante y nos representa con gran serenidad ~u
más aún, su incultura.»
- Ahora yo pregunto si sería alguna vez posible presentar a los rom 1
como alemanes modernos, con levita y con los modales de los literatos, fu1 madura sabiduría de Goethe nos~ puede comprender a saltos; como lo
narios o alféreces. Sería una caricatura: de ello se desprende que no son hom un hombre joven. No hay más que hastío e indiferencia.
Esto pertenece al tema de la historia: procuramos adornarnos poi' 111~!11
épocas y costumbres lejanas: tan pronto como queremos engalanar t:o11 1111 1
vestimentas a los hombres y a las épocas del pasado, los convertimo:; l'11 1111 puede expresar el propio respeto por el soldado alemán sóI () diciendo que
ricatura pueril. sabía lo que cantaba, ni siquiera lo oía»; aquellas canciotll~s de la última
ulemana, aquellas marchas de las anteriores guerras prusii:..:nas son de una
29 (131) ridad burda, y a veces incluso de una empalagosa insulsez, sc:m las heces de
Goethe: «Pero hablando con propiedad, no hay nada más teatral q111i 111 1111 «formación», que ahora ha llegado a ser tan famosa. ¡Sin. duda, se trata
es a la vez un símbolo para los ojos: una acción importante que almk ,1 llllt! de las heces! ¡Pero hubo otro tipo de heces! En todo esto no hay ningún ras-
ción todavía más importante»83 • vcrdadero carácter popular, sino una auténtica afrenta a las palabras «¡can-
popular, melodía popular»! Algo así como la relación que pu~de haber entre
29 (132) tku lista de opinión del «KOlnische Zeitung» y Tirteo. Luter<J diría, «¡Aver-
Se cree que «el alemán vive aislado y busca el honor en desarrolla 1 111 lllc, doncella cultural».
mente su individualidad». Hoy en día yo ya no puedo admitir esto: s111 d1
permite una cierta libertad en la manera de sentir: la manera de m•t I! 1
uniformada y es rígidamente imperativa. Se permanece siempre en d f11r1 1!lcntido histórico del alemán se puso de manifiesto en la tetr1Lpestad de sen-
terno sin un exterior, de este modo el protestantismo cree haber pur ilid111 ntos con los que Goethe evocaba a Erwin von Steinbach 85 : e::n el Fausto, en
cristianismo, volatilizándolo y sacándolo del mundo mediante la 111tc1 ittt //lo del Nibelungo de Wagner, en Lutero, en el soldado alemán, en Grimm.
ción. En lugar de las costumbres, es decir, del traje naturalmente ilCNltHI ntimiento y un presentimiento profundo, husmear huellas e: asi desapareci-
adecuado, está la moda, el traje arbitrariamente puesto que distingur o lo lnterpretar el palimpsesto, más aún, el polimpsesto 86 - ¡es ¡> osible cometer
dividuos e inmediatamente después los vuelve hacer a todos iguaks \Ir os errores!
permite la moda, pero ya no se autoriza una manera diferente de pe11sa1y111
Al contrario, el hombre de la Antigüedad se hubiera reído de la 11111d11 '--.....___
habría aprobado la manera individual de vivir, hasta en la forma de \Tlll lt Programa. 6 de noviembre de 1873.
individuos eran más fuertes y más libres e independientes en todo lo q11l• 111 Libertad de las ciudades - la conditio.
manifestarse en la acción y en la vida. Nuestros individuos son débrk·. ~ Escuelas y costumbres respecto al poder ciudadano.
rosos: el espíritu recalcitrante del individualismo se ha retirado al i11tcrlo1 El maestro absoluto aniquila («cosaco de la formación»).
nifestando aquí y allá sus caprichos; enojado se resiste y esconde. 1 .i li El sentido histórico como veneración, no como un tener e:n cuenta.
de prensa ha sacado a la luz a estos individuos caprichosos: pueden .rlrorn Utilizar al soldado para la preparación de una cultura más seria.
blicar, sin peligro, incluso hasta su pobre e insignificante voto partrrnl.11 1 Potenciar al máximo las consecuencias de la centralización y uniformi-
la vida permanece todo como antes. El Renacimiento muestra cierta111rní dad de las opiniones, para alcanzar su formulación más pLI.ra y para inti-
enfoque, es decir, el retorno a un carácter pagano y fuertemente pers11111i! ,I midar.
también la Edad Media era más libre y más fuerte. La «época mod1•1111i)J 11 La crisis social puede ser resuelta sólo en el marco de la c::iudad, no del
a través de masas de naturaleza homogénea: que sean «cultas» es indrlcrl'lll Estado.
H. Eliminación de la prensa mediante la elocuencia ciudadana.
29 (133) La aniquilación de los grandes partidos políticos uniformadores.
La palabra «virtud» es una palabra que en Alemania suena a antil'1111d¡¡ Localizar el problema religioso.
ha convertido en una palabra rancia y un poco ridícula: tampoco se 11h ~Cl
83
Este fragmento y el anterior: Gocthc, Slwke.1pearl' wul kl'in Ende! 111 , XXX\', ll l·'amoso arquitecto llll'dicval <Jlll~ construyó la catedral de Estrasburgo.
84
En el msc. «altmodisch» y no «alt und doclrn . Ln el msc. «Polypsl'Sl» y 1111 «Myiiopscst» (corregido a lúpiz).
29. U II 2. VERANC-OTOÑO DE 1873 533
532 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
89
Creación de Ja comunidad popular y de sus partidarios (cjc1 las artes oratorias pertenece el arte del silencio». Jean Paul .
máticos).
La llamada historiografía es un pensamiento absurdo: los histmiud111 necesita mucho tiempo para que desaparezca un mundo - pero nada
tivos son personalidades destruidas o indiferentes. tiempo», dice Gibbon.

29 [138) 87
En Ja época de Lichtenberg no se sabía nada de que Jos alemanes felicidad fuese la meta, los animales estarían en lo más alto. Su cinismo
a Ja historia de manera excesiva. Él les atribuye no obstante talcntn pn1 en olvidar: ese es el camino más corto para la felicidad, aunque se trate
toria más elevada. Recientemente toda la formación se funda his11'ill felicidad que no tiene mucho valor.
¿depende de la historia el que a Ja formación alemana en su conjunto 11t' 1
dere tan poco? ,,
La historia como un puro problema cognoscitivo, en el grado 111n ,opcnhauer opina que quizás toda genialidad consiste en el recuerdo exac-
se orienta a la noticia, no a la comprensión, en su sentido más alt<"i 110 1 ranscurso de su propia vida. Si Ja meta fuese el conocimiento puro - ¿se-
percusión sobre la vida. tra época, entonces, la época más genial? ¿Es el máximo conocimiento de
Enorme gasto de medios, sin una praxis fuerte. 11 y cosas signo de grandeza? ¿Es la tarea de toda generación ser juez?
al contrario, que la tarea es más bien hacer algo que los que vienen detrás
29 (139]
La estadística no considera a los grandes personajes que actúan
nario de la historia, sino sólo a los estadistas, al pueblo, etc. ,,
,, lo que es histórico se mide respecto a algo. ¿A qué se ha contrapuesto
29 (140)
¡Con qué facilidad Ja historiografía objetiva se transforma t•n hi ~ tnl epoca?
tendenciosa! Ese es propiamente el malabarismo, ser lo segundo y ¡in 1
mero.
Interioridad.
29 (141] 88 Justo y objetivo.
Educación platónica sin historia. Hartmann. Ilusión destruida.
Prisa progresiva: ¿Adónde nos precipita? Vejez de Ja humanidad.
Fundación de las instituciones modernas. Mitología. ~
El mundo es cada vez más utilitarista. llartmann.
Todo lo que ha unido antiguamente a los hombres se ha mil\ No-histórico.
abstracto. l,os estadios más ingenuos de Ja historia.
Se hacen experimentos para saber si el hombre es bueno o 111 ril1J p1 l)climitación del horizonte.
leza.
Las instituciones se basan en el miedo y la necesidad.
En el fondo, el cosmopolitismo debe propagarse. Plan.
Las limitaciones arbitrarias, Estado, nación, van perdiendo l 1liln 11 No-histórico - histórico.
parecen mucho peores y más crueles. Las contradicciones se a1.1.11d1i'.,i!l Utilidad y perjuicio de la historia. En general.
dio. Consumirse de fiebre. l'túnsito a la descripción de Ja época.
Interioridad.
29 (142] .lusto, objetivo.
Descripción de la paz del mundo no histórico. l111s1ún destruida.
Vejez de la humanidad. Hartmann. Mitología.
Nostalgia por Ja sombra proyectada por la obra de arte: :Snhrc lo no-histórico? Platón.
menos algunas horas de manera no histórica.
l'r k1111 l'aul. J i1nc/11¡/" dN lr~1h1 •1ik, 11. ix, ~ 42, en Siimt!tche Wáke, vol. XI, Weimar,
87 Después de este fragmento en el msc. se incluye el fragmento 2'l 11 1~í1. 1_,, l'Íta ~ig1111.:11tc s1: 1crov.1~ 1a111h1~n en el par. 47.
88
Esquema para HL. h1111c111a para 111
534 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
29. U Il 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 535

9. Medida de lo histórico. Limitación. Dominio.


icción mítica.
10. Cultura alemana. Valor de la historia para ella misma.
Amor y olvido de sí mismo.
Estilo. Modificación nacional.
a vida como problema.
29 (148) recho a madurar.
Él expresa sus cosas siempre de una manera un poco más clara de w1n11 I, a sinceridad y la audacia de la palabra.
piensa. 1ardor del sentimiento de justicia.

29 (149)
Continuación de la zoología. 1) por el hecho de que todo pe:m=manece interior
La estadística demuestra que el hombre es un animal gregario. 2) de que ya nada madura
3) del sentimiento de ser epigo~o
29 (150) 4) estadio de la burla de uno mf-5mo
Certamen de Wartburg: von der Hagen, Minnesinger, II 2 ss., del ario 1 llNI 5) la historia rr.isma se paraliza.- presunta objetividad.
Ludus Paschalis de adventu et interitu Antichristi. Pezü thesaurus Anen/11u11 ransición: entonces uno se entrega de buen grado a la_ idea: no más historia.
Novissimus 2.

29 (151) 91 S<>I
Animal, hombre - histórico, no-histórico. 11formación histórica como formación en general.
Fuerza plástica. a objetividad histórica como justicia.
Fundamento no-histórico Inmadurez.
El Estado como ejemplo. (Olvido del pasado e ilusión del pasado.) Ironía - Vejez de la humanidad.
La historia sirve a la vida, está al servicio de lo no-histórico. roceso del mundo.
goísmo inteligente.
29 (152)
¿Qué quiere decir lo no-histórico? Prúlogo.
La pasión actúa de manera no-histórica. Introducción.
También las grandes metas, sean del hombre o del pueblo. Historia para la vida.
Valoración excesiva - Niebuhr. Leopardi. listoria perjudicial para la vida.
29 (153)
11~71
1. Tema y tesis 1. Histórico, no-histórico y sltp_rahistórico.
2. Monumental La historia al servicio de la vida.
3. Historia para la vida Anticuaria La historia perjudicial para la vida.
{
4. Crítica Lo no-histórico y lo suprahistórico como remedio ::s para la vida dañada
5. Tránsito a la crítica del presente. por la historia.
6. interior
7. presunta justicia, objet 1vid 111I ll~Kl
8. Historia hostil no más maduro. 1.a historia hostil a la vida.
9. para la vida. { Epígonos. 1. produce el peligroso contraste entre interioridc:ad y exterioridad.
10. Proceso del mundo. 2. da la impresión de justicia.
11. Tránsito a los remedia: 3. impide llegar a la madurez y al desarrollo com::::m>leto.
Platón. Ninguna historia. 4. suscita la creencia en la vejez de la humanidad_ y es el advocatus dia-
12. boli.
{Remedios.
13. 5. se presta al servicio del egoísmo inteligente.

29 (154) 11~91
',Conoce mi lector el estado de ánimo en el que vive e-:::. observador? ¿Puede
91 1~id11r:se
de sí mismo, olvidar 111 autor y dejar que entren e- n su alma las mismas
Los fragmentos 29 (151] al 29 [162] son esquemas para HL.
1s que observamos j1111tos'! /,Es1:'1 preparado para ser t. 1rnnsportado desde el
29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 531
536 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

oleaje tranquilo al agitado, sin perder por ello el estado de ánimo (li:I Sobre religión.
dor? ¿Ama el silbido de la tempestad y soporta los arrebatos de la i 1·,1 ~· Filología clásica.
precio? Aún más: ¿es capaz, en medio de todo esto, de no pensar ni u11el11 La ciudad.
en sí mismo? - Pues bien, creo haber oído un sí, y ahora ya no llll! Cllll Esencia de la cultura (Original-)
por más tiempo en hablarle de esa forma. Pueblo y ciencia natural.

29 [160]
Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida

Prólogo. La tribulación de la filosofia.


I. Histórico, no-histórico, suprahistórico. El erudito.
II. La historia al servicio de la vida. El arte.
a) la historia monumental La escuela superior.
b) la anticuaria Estado, guerra, nación.
c) la crítica Social.
III. La historia hostil a la vida. Filología clásica.
a) Produce el peligroso contraste entre interioridad y lJXI Religión.
b) da la impresión de justicia. Ciencia natural.
c) Destruye el instinto e impide la maduración. Leer y escribir, prensa.
Camino hacia la libertad (como epílogo).
d) Implanta la creencia en la vejez de la humanidad .
e) Es utilizada por el egoísmo inteligente.
IV Lo no-histórico y lo suprahistórico como remedios para In vid11 ti !11
por la historia. tón y sus predecesores.

29 (161]
Capítulo sobre la vida y la historia: lo que la ciencia dice sobn
faire. Falta la praxis necesaria para eso, el arte terapéutico.
1
~ciente descripción de los alemanes y de los franceses:
29 (162] m.:s, Europa y la revolución, p. 20692 .
Para la conclusión. mo las líneas divisorias de cada diseño son variables y fl~tantes. Lichten-
De la ironía al cinismo. 1, 206.
Medios de Platón para preservar a la juventud para el Estado.
Schiller - Correccionales.
Necesidad de una ciencia auxiliar - historia aplicada, teoría <k 111 Ciclo de lecciones.
Remedio: lo no-histórico, lo suprahistórico. Elogio del arte y 1h tú rica.
para crear atmósfera. ltmica.
INloria de la poesía.
29 [163]
Proyecto de las «Consideraciones Intempestivas». 1) P~tónicos y Platón.
1873 David Strauss. 2) Aristóteles y los socráticos.
Utilidad e inconvenientes de la historia.
1874 Leer mucho y escribir mucho.
El erudito.
1875 Institutos de bachillerato y universidades.
Cultura de soldados. '1'1 <lfürcs, J. J. von, Europa und die Revolution, Stuttgart, 1821, p. =:206.
1876 El maestro absoluto. 111~ns universitarios i111partidos o programados por Nietzsche er-a la Universidad de
La crisis social. 11 ('Ir 19157, 129, uo¡
538
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 539
Tucídides, v. I.
Líricos. común y clara realidad del día. Y no habría otra tradición que aquella,
Poética de Aristóteles. nsciente, de los caracteres heredados: los hombres vivientes serían, con
Iones, la prueba de que fundamentalmente se convierte en tradición a tra-
291168] ellos; la historia se transmitiría con carne y sangre, y no como un docu-
Romanos y griegos: posición de los romanos frente a la cultura griC!!il amarillento y memoria de papel. Las costumbres de padres y abuelos se-
cío sobre ella. De ellos procede el estilo decorativo de la cultura. ra los niños como el pasado: lo que está lejos, detrás de nosotros, influiría
los contemporáneos apenas como un resto de arquitectura, como un tem-
291169] mo una superstición. Todavía vive de una manera parecida el campesino,
Tres ensayos de Friedrich Nietzsche.
an vivido casi todos los grandes pueblos del pasado. La principal ventaja
mbos es y era que la generación presente no se compara ni se mide tan es-
Homero y la filología clásica. .l osamente, de tal manera que puede permanecer inconsciente del juicio
Sobre verdad y mentira. 11 misma. Tendrá más confianza en sus propias fuerzas, puesto que tales
Los fundamentos del Estado. (Torneo, guerra.) • serán utilizadas solamente para las necesidades reales, no para aquellas
ades imaginarias e inculcadas por la educación, y las fuerzas y las nece-
29 (170] a se corresponden la mayoría de las veces. Esa generación presente estará
3. ida del hastío en mayor medida que un pueblo, más histórico y culto de lo
ucden permitirle sus fuerzas creativas. El hombre, no tan a menudo extra-
Descripción de la confusión caótica en una época mítica. Lo oricnlul hucia metas inalcanzables, ni tan asqueado por lo que ha logrado, alcanza
lego, que es la antítesis del mundo moderno, totalmente histórico, y de su
mienzos de la filosofía como ordenadora de cultos, de los mitos, ella º'!!·• 111
unidad de la religión. ¡.No se debería hacer penitencia, cuando se vive en los preciosos museos
llS las épocas y se dirige la mirada hacia el espectador, comparando siem-

4. prcguntando qué es lo que ha de buscar propiamente en estos lugares? Y


1más temerario se le escapará algún día la maldición: «¡fuera todo el pasa-
Comienzo de una actitud irónica frente a la religión. Nuevo surgimicnl1i !I 1fuego los archivos, las bibliotecas, las galerías de arte! Dejad que el pre-
filosofía. produzca por sí mismo lo que necesita, pues sólo es digno de aquello que
hacer por sí mismo. Que no se atormente momificando aquello que fue
5. etc. Narración. o y necesario en algún momento, en un tiempo lejano, y que deseche el es-
to de los muertos, a fin de que los que viven puedan alegrarse de sus días y
Conclusión: el Estado platónico como Estado suprahelénico, como ul~11 1 acciones». Más aún, si la felicidad, la ausencia de aburrimiento y el bien-
imposible. La filosofía alcanza aquí su cima, como fundadora política (k: 1111 pudiesen ser nuestra solución, entonces estaría permitido alabar al animal,
tado ordenado metafísicamente. 1siempre vive sobre la estrecha línea del presente y come sin tedio ni mal
or, digiere, vuelve a comer, sestea y salta. «Sentir históricamente» quiere de-
29 (171] ber que uno ha nacido para sufrir y que todo nuestro trabajo sólo servirá,
11 mejor de los casos, para conseguir olvidar el sufrimiento. Los semidioses
Griegos y bárbaros.
Primera parte: nacimiento de la tragedia. ron_siempre en el _Qasado, y la generación actual siempre ha sido la~nera­
Segunda parte: la filosofía en la época trágica. bustarda. Raramente sabe ella, cuál es su signo distintivo; pues el pasado
Tercera parte: sobre la cultura decorativa. rodea como un muro ennegrecido y oscurecedor. Sólo las generaciones ve-
r1ts podrán valorar en qué fuimos también nosotros semidioses. Con esto no
29 (172] 94 Uicre decir que exista una deca_dencia continua y que toda grandeza se repita
roporciones cada vez más pequeñas: pero cada época es siempre al mismo
No es de ninguna manera absurdo pensar que la memoria del pasado Sl'/ I C'll po algo que se muere y suspira bajo la caída otoñal de las hojas. Considére-
tre nosotros menor y que el sentido histórico esté adormecido tanlo <.:11111(1 1 nil.!amente la vida individual humana: lo que pierde el adolescente, cuando
estuvo en la acmé culminante de los griegos. Pronto, tras el presente, corm·nn1!1 de: la infancia, es tan insustituible, que él, después de esta pérdida, tendría
la oscuridad: en ella deambulan como sombras grandes y figuras vacilantt:!l qll desear renunciar a la vida como algo indiferente. Y cuando se convierte en
se alargan enormemente, influyendo en nosotros, casi como héroes, no c11111ti h homhre, pierde de nuevo algo inestimable, para perder finalmente, cuando
lt 11 viejo. el último hien, de tal manera que ahora conoce la vida y está pre-
94
Cfr. HL l. do para perderla . Sería un esfuerzo inútil, si de jóvenes quisiésemos con-
h11111· aquello que constituyú la fuerza y la ll.·licidad de la infancia. llay que
540
FRAGMENTOS PÓSTUMOS
29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 541

soportar la pérdida. El recuerdo continúa acumulando mús prnlitl11


cuando sabemos que lo hemos perdido todo, la consoladora 1111Jt•rt
este saber, nuestro último patrimonio. toria que no nos 97 hace, directa o indirectamente, mejores hombres, o
iudadanos, es sólo, según una expresión usada por Bolingbroke en sus
29 (173]9 5 Cltrtas on study and use of hisiory, «a specious and ingenious sort of
Homero y la filología clásica. 24. "
El certamen entre los griegos. 15.
Sobre verdad y mentira. 20.
El Estado griego. 15. teles dice: «Hay dos cosas que suscitan sobre todo en los hombres cui-
Cuatro ensayos. merados y afectuosos: la posesión exclusiva y la rareza de la cosa po-
uc la convierte en cara para su propietario.» El hombre anticuario se
29 (174]96 así del pasado, porque éste es absolutamente individual y único -
Platón. lcndo de que en sí mismo sea insignificante o valioso - , se siente como
Juventud. Peste. e esta pequeña propiedad, en lo que aventaja a todos los hombres. El
Critias. ucño conocimiento, tan pronto como es propiedad de alguien, hace a su
Lo artístico en Platón. ¡dor completamente feliz, por ejemplo, una corrección en un libro impre-
Heracliteo. un manuscrito99 .
Sócrates. El Sócrates platónico.
Viajes. Metas - el ideal práctico.
Pitagóricos - Ideas (concepción menos elevada) , ucdc aplicar también a la historia crítica lo que dice Benjamín Constant:
Dion. ncipio ético de que estamos obligados a decir la verdad, si se tomara de
Academia. El filósofo en el Estado. Sofista. Retórico. ncra aislada y absoluta, haría imposible que existiese cualquier socie-
Arte. 11sta pensar en la propia vida: si tuviéramos que contar en voz alta nues-
Literato - Eros. Dialéctica. 1tdo, ¿quién podría soportarlo? Para poder vivir, hay que tener mucha
Segundo viaje. rura olvidar.
Tercer viaje - Ideal del Estado.
11
Fines de Dion. Otros efectos políticos.
Parménides. Escepticismo que preludia a la teoría , toro: «Si Dios hubiese pensado en la artillería pesada, no habría creado el
Platón, ante todo legislador y reformador, » Olvidar es algo consustancial a toda creación.
en eso nunca un escéptico.
1
29 (175] 11cmos en el último hombre sentado en el reseco desierto del quebradizo
Empédocles. terrestre -
Demócrito.
Pitagóricos: lucha contra los Eleatas, más para protegerse. Dcscr ipO(ll 1
asociación. l'lnlas cosas oculta el hombre dentro de sí que nunca podrá conocer: por
Sócrates. Moral - dialéctico - plebeyo. parlo! antiguo decía «Defiéndame Dios de mí» 10º.

29 (176) 1
«La tendencia de los hombres a considerar importantes las cosa ~ p1:q anlicuarios dicen: «lo grande es en el fondo lo ordinario y lo común»,
ha producido muchas cosas grandes», dice Lichtenberg. 11 t•llos luchan contra e~nir de lo grande (empequeñeciéndolo todo,
1·(111dolo, mediante la microbiología).

95
1111 ··l 111sc. «uns» y no «zwarn .
96
Proyecto de publicaciones. 1h-111 y S. J. Bolingbroke ( 1678-1751 ), vizconde de Bolingbroke, politico y escritor inglés,
Esquema de temas tratados en su curso sobre los diálogos de Platón que i111p 11h•l /.1•//ers on the S111d1• anti Use of llistory, J. Tourneisen, Basil, 1791 , p. 191.
semestre de de invierno de J871-1872. /\1 i~rlitdt•s, 'fo¡nrn, 11.67 h ?7ss
1'Ir, .!'l I~KJ
542
FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U 11 2. VERANO-:::>TOÑO DE 1873 543

29 (184)
1
Lutero: «Cicerón, hombre sabio y activo, ha hecho y sufrido 11111chn u· posesión de sí mismo, organiza· lo caótico, desechar todo temor fren-
Se ensalza y se denigra la historia según la altura de cada uno: de t'~I ccformación» y ser honestos: exhort~ción al yvw&~ crcxu•Óv, no en el sentido
Mommsen rebaja a. su Cicerón a la altura de los periodistas, Lutero 111 11111 .lmismamiento, sino para saber reamente cuáles son nuestras auténticas
supra) 101 • tdes. A partir de ahí echar a un lacb audazmente lo que es extraño y par-
29 (185) dc sí mismo superarse, no adaptar~ a lo que está fuera de nosotros.
'lt organizar el caos sirven el arte y la religión: esta última aporta amor a
Existe ciertamente la necesidad de relacionarse con los grantlr!S J!n1 mbrcs, el arte amor a la existencia
etc. Relacionarse con los pequeños es cosa de gnomos (ver a cont11111 ~u mús desprecio - - -
29 (186)
Goethe (quien de ahora en adelante no se dedique a un arte o a u 11 c_il llll 1
ndar una tradición, un movimientoprogresivo, plantar los robles para los
Reverencia por el pasado en favor de lo hierático (ver a continu,1r11) 11)
A las artes oratorias pertenece el arte del silencio. encontrar una organización que p05ibilite su existencia a la primera gene-
y luego emprender la formación d!l pueblo. Como una constelación sin
«Se necesita mucho tiempo para que desaparezca un mundo
tiempo.» nHo, sin prisa.
descanso de los trabajadores. La mi1ada tranquila hacia el futuro, sólo po-
29 (187) uando nosotros no nos sintamos ya tan efimeros como una ola.
Para la conclusión . Goethe sobre Niebuhr: «El historiador, no la lm1 n1 hl
objeto verdaderamente valioso.» Algo se espera de eso (ver a cont11111 j11J1(111 1
Schiller alabado por Goethe (ver a continuación). UPI poderes no-históricos se llaman 1)lvido e ilusión. Los suprahistóricos:
religión, compasión, naturaleza, filmofia.
29 (188)
Remedios: 1) ¿Ninguna historia?
2) ¿Negación del fin, caos de átomos?
··I
1prender un oficio, el retorno necesa~io del necesitado de formación en el
3) ¿El interés por el historiador vuelto contra la h1 s l111í 11 lo más pequeño que él idealiza lo más posible. Lucha contra la producción
La mayoría de los historiadores están por debajo dr . 11 ~ ol da de las máquinas y de las fábricfü.
4) Goethe, naturaleza. roducir escarnio y odio contra aquello que ahora se considera «formación»:
5) Cultivar lo suprahistórica y lo no-histórico. Rcli!• ic111 11poniendo a esto una formación má! madura.
sión, arte.
29 (189)
ué pasará con nosotros, replicarán indignados los historiadores: ¿hacia
Niebuhr en defensa de Maquiavelo: «Hay épocas en las que pa1 ¡1 11ii11 va la ciencia histórica, nuestra ciencia famosa, severa, sobria, metódica 102?
hombre debe ser sagrado: otras en las que los hombres pueden y debrn ll<'i 11 le al convento, Ofelia, dice Hamlet; pero si nos preguntamos en qué con-
dos solamente como masa; lo que cuenta es conocer la época.» u 4 ueremos recluir a la ciencia y al estudioso de la historia, ese enigma se lo
29 (190) karú a sí mismo el lector y lo resolveri, en el caso de que sea demasiado im-
nte para seguir el lento desarrollo del autor y prefiera anticipar una próxi-
«El alemán, desde que ha perdido su carácter grande y simple, es p111 111111
onsideración aquí prometida «sobre el erudito» y su absurdo papel en la
leza calumniador y difamador, y todo menos justo: y todavía meno' 1
amar».
·'l'•I dad moderna.
ondusión. Existe una sociedad de hombres con esperanza.
29 (191)
________../
Resultado esperado:
Manifestar carácter en la formación, que no sea una formaci ó n dl'l ,.¡ Los apuros de bfilosofia.
sino orgánica.
De este modo, quizás conseguirán los alemanes lo que consiguicrn11 In l>csde fuera: ciencia natural, historia (ejemplo: instinto que se ha convertido
gos respecto a Oriente - y descubrirán finalmente así lo que es «ak111.11 11 \illl'eplO ).
1)csde dentro: se ha quebrado el valor de vivir una filosofia .
10 1
Cfr. 29 [43).
544 l ·RAGM8NTOS PÓSTUMOS
29. lJ 11 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 545

Las otras ciencias (naturaleza, ilistoria) sólo pueden cxplic:u, !IO íil
si mandan algo, sólo pueden remitir a la utilidad. Toda reli gió n, lti1l11 I
tienen, sin embargo, en alguna parte una sublime aversiá11 a lo llrl/t In religión . Observo un agotamiento, uno se cansa de los símbolos car-
llamativa inutilidad. ¿Por eso tendría que haberse extinguidoº/ 1 11ignificado. Todas las posibilidades de la vida cristiana, las más serias y
dice de la poesía, que es una especie de absurdo. 11ojas, las más ingenuas y las más reflexivas, han sido experimentadas, es
l para la imitación o para hacer otra cosa. Incluso la burla, el cinismo,
La felicidad del hombre se basa en que en alguna p arte cxi sll: p111t1
dad indiscutible, más tosca (por ejemplo, el bien de su familia n 1111 0 !ll1 lldud están desgastados - se ve como una superficie helada en tiempo de
premo), más refinada, como la fe en la Iglesia, etc. En este.; c;1so r , por todas partes el hielo está sucio, roto, sin brillo, con charcos de agua,
cuando se le dice algo en contra. o. Me parece que sólo una abstención discreta y decente es lo convenien-
En la inmensa agitación debería el fil ósofo ser un fren o: ¿puedr 111dm l tantc ella honro a la religión, aur.que sea una religión moribunda. Suavi-
La desconfianza de los investigadores rigurosos frente a to do \ l'll 1'il lll 1egar eso es todo, sólo se debe protestar contra los malos y descuidados
vo. Ver Bagehot 103. 11, sobre todo si se trata de erudit·::>S. - El cristianismo ha de quedar com-
ntc a merced de la historia crítica.
29 [198)
11111
L os apuros de la filosofia. ndo alguna vez me abandono a los deseos con razón pienso que me hu-
A. Las exigencias a los filósofos en la indigencia de nuestra l'.· pnü1i
que nunca. cilitado el terrible esfuerzo de educarme a mi mismo, haber encontrado a
'lofo educador, al que se pudiera obedecer, ¡porque se confia más en él que
B. Los ataques a la filosofia son mayores que nunca.
mismo! Luego, trato de adivinar Jos principios de su educación, por ejem-
C. Y los filósofos más débiles que nunca.
1hrc la formación armónica y parcial: y sus métodos. Sería fatigoso y noso-
lNl umbrados a la comodidad de la educación y a que nos dejen seguir
29 [199)
camino, nos desanimaríamos frecuentemente. - Pero así, sin tales edu-
Hacer de lafilosofla una mera ciencia (como hace Trendcle11h111 '• uno siente a menudo sus fuerzas y sus impulsos espirituales luchando
echar la soga tras el caldero.
ntra otros, en rebeldía. Es cierto que los eruditos creen que no es fácil de-
Nuficientemente a la ciencia: para la ciencia esto es verdad, pero que ellos
29 [200)
·un de sí mismos más de lo necesario, incluso demasiado, también es ver-
¡La lógica desarrollada defectuosamente! Se atrofia con los esl111J ¡; Vco por todas partes lisiados del espíritu: su educación parcial les ha
cos. Zollner también se queja. Elogio de Spir. Y de los ingleses. rt ido en jorobados. ¿Qué quiere decir armónica y parcial? ¿Tendríamos tal
uc tener miedo de la educación parcial? Más bien, la pars tiene que ser sólo
29 [201) trim1 para todas las otras fuerzas, el sol en el sistema. Pero en donde existe
¿Qué naturalezas llegan a ser todavía hoy filosóficas? un fuerza, es necesario utilizar una balanza con contrapesos. Kleist - Fi-
(lc faltaba Schopenhauer).
29 [202)
«Quien ha pensado lo más profundo, ama lo más vivo.» H6lderl111 111 l 1
filósofo lo es ante todo para sí mismo, luego para los otros. No es posible
«Un enigma es el puro brotar. También \\nicamente para sí. Pues como hombre tiene una relación con otros hom-
el canto apenas puede desvelarlo. Pues y si él es filósofo, debe serlo también en estas relaciones. Quiero decir con
como tu comienzas, así permanecerás, lnduso si se aísla completamente de ellos, como un ermitaño, imparte una
por mucho que actúe la necesidad 111za, un ejemplo, y es filósofo también para los otros. Puede comportarse
y el rigor, la mayoría de las veces c1uicra: su ser-filósofo tiene un lado que está vuelto hacia los hombres.
lo puede el nacimiento 1 producto del filósofues su vida (antes que sus obras). Esta es su obra de
y el rayo de luz, que 1hda obra de arte mira por un lado hacia el artista, por el otro a los demás
va al encuentro del recién nacido.» Holderlin. hrcs. · ¿Qué efectos produce el filósofo sobre los no filósofos y sobre otros
fos'l
1 Estado, la sociedad, la religión, etc. Todos pueden preguntar: ¿qué nos ha
o la lilosofia? ¿Qué puede darnos hoy? También la cultura puede preguntar
103
104
Cfr. Bahegot, W. , Der Ursprung der Natione11, Brockha us, Leipzig, 1874111 N, 1
Holderlin, Sócrates und A lcibíades, y Der Rhein.
546 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 547

Pregunta por los efectos de la filosofia sobre la cultura en general .


Descripción de la cultura - como la temperatura y la afinacio11 illll tareas: defender lo moderno contra lo antiguo y conectar lo antiguo con
muchas fuerzas originariamente antagónicas, que ahora entonan u11n 111111,
29 (206)
Las fuerzas más hostiles en la Edad Media se mantienen unida Sobre el plan.
nos a través de la Iglesia: cuando este vínculo se rompe, entonct·s lósofo tiene dos caras: una se vuelve hacia los hombres, mientras que la
unas contra otras. La Reforma definió muchas cosas como ocó~<Xcpri¡:; la podemos ver, pues es él filósofo para sí mismo. En primer lugar consi-
entonces la separación se hizo cada vez mayor. Al final son las fui.:1·z11 1 la relación del filósofo con los otros hombres. Resultado para nuestra
cas las que casi, por sí solas, lo determinan todo aún; a la cabeza el 1)1 con esta relación no sale nada fuera. ¿Por qué no? No son filósofos para sí
litar. Intento del Estado de organizar todo desde sí mismo y de ser d VIII
las fuerzas hostiles. Conceptos de una cultura estatal, contrapuesta u 1t1Ut édico, cúrate a ti mismo!» Nosotros debemos exhortarles.
ra religiosa. Entonces el poder es malo, y quiere lo útil más que cu;ilqu1
cosa. ,,
Nos encontramos en la corriente procedente del deshielo de la hlníl , nosotros hombres de esta época! U na jornada invernal se cierne sobre no-
el deshielo ha comenzado y se ha iniciado un movimiento devastadrn y habitamos en las altas montañas de una manera peligrosa e indigente. Bre-
a alegría y pálido todo resplandor solar que de las montañas desciende
29 (207) osotros. Entonces resuena una música - el caminante se estremece al oírla:
Bajo cualquier circunstancia la revolución: pero depende de la coi d11111 que ve es tan agreste, tan taciturno, tan incoloro, tan falto de esperanza -
humanidad de las próximas generaciones el que su resultado sea la l111rl en medio de todo esto hay una nota de alegría, de una alegría sonora e
otra cosa: 1v11. Pero ya se acercan sigilosas las primeras nieblas de la tarde, el sonido se
la falta de una filosofia ética en las capas sociales cultas ha pe1wl r11uu , el paso del caminante cruje; cruel y mortecino es el rostro de la naturaleza
ralmente de forma más obvia en las incultas, que siempre fueron el t'l ti llfl cae la tarde, la tarde que siempre llega tan pronto y no quiere retirarse.
cador. Allí todo perece. No se ve por ningún lado ningún pensamit·11t1• íHI
grande. Sólo que algún día todo comenzará de nuevo. 1
11 telarañas voladoras del verano de San Martín - Strauss como hombre
29 (208)
No puedo imaginarme a Schopenhauer en una universidad: los csl 111Jrn11
evitarían y él mismo evitaría a los colegas. 1
lus clases trabajadoras consiguen comprender que a través de la formación
29 (209] 11 virtud pueden hoy fácilmente superamos, entonces será nuestro final.
Si pienso en las generaciones fuertes y alegres que han vivido 1
d1<11HI 1eso no sucede, entonces con mayor razón terminarán con nosotros.
ido a parar las fuerzas de la época de la Reforma! - nuestro modo do '\'
parece semejante al letargo invernal en las altas montañas, donde n11 ¡1111i
el sol, donde todo es gris, todas las alegrías conmueven al espectado1 ¡In un cuadro, partir del pintor y del experto en arte - Goethe.
gaz felicidad! ¡Es tan dificil vivir! ¡Y además el recuerdo de los días i.:1ol1\'11I
1111111.
29 (210] o súlo llamamos irracional a aquel que persigue un fin irracional, sino tam-
¡Ah, este breve lapso de tiempo! Al menos queremos tratarlo con ~·111n uq ucl que para'akanzar un fin racional utiliza medios inadecuados y des-
libre albedrío. ¡Para un don tan pequeño no seremos esclavos del donflli lrcionados: es decir, como aquel que quiere vaciar el agua del mar o como el
cosa más extraña es cómo están unidas la representación e imaginat iM1 (1 lspara a los gorriones pero con cartuchos de metralla 107 • La naturaleza está
hombres, ellos nunca perciben la vida como un todo. Tienen miedo dt loti ) de este segundo tipo de insensatez. Tampoco en el ámbito natural más ele-
bras y de las opiniones de sus semejantes - ¡ah!, en dos generacioJH.~\ 1111lllt' 1 quc conocemos, el de los hombres, se muestra más inteligente en la elección
drá ya las opiniones que dominan hoy y quieren esclavizarnos. rm•dios, por extraordinarios que sean sus fines e intenciones. El modo en
29 (2111
Toda filosofia debe poder cumplir aquello que yo exijo, hacer qu"
se concentre -- pero hoy ninguna es capaz de hacerlo.
548 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U II 2. VERANO-OTOÑO DE 1873 549

que ella utiliza los talentos rnás raros para el bien de los hombres es, prn que sólo a éstos entienden y a ellos pertenecen. Los hombres que todavía sa-
ter insensato, tan digno de admiración como es sorprendente el mismo 1 lo que es la necesidad, sentirán también qué puede ser para ellos la sabiduría.
miento de utilizar lo que es raro para el bien de las cosas comunes: puc.." d hl, 1 mayor peligro será si las clases incultas son contagiadas con las heces de la
lo que es común estriba precisamente en potenciar y ensalzar aquello llll :ura actual.
y transformarlo en cosas nuevas e inusuales. Me pregunto por la tck<il i hoy surgiese un Lutero, se levantaría contra los sentimientos repugnantes
filósofo, una de las más raras creaciones producidas en el laboratorio de 'lt• 11 clases opulentas, contra su estupidez y falta de reflexión, que les ciegan
raleza: ¿para qué existe? Para el bien de un pueblo y de una época, qu11.i ~ 1111 el peligro.
para el bien de todos los pueblos y de todas las épocas. ¿Y cómo se 11til1 Dónde buscamos al pueblo!
ese fin? Como el juguete más indiferente, que se deja o se coge, se tir:1 n formación es cada día menor, porque la prisa es mayor.
como si se fuesen a encontrar miles en las calles. ¿No es necesario q lll' 111
bres esperen todavía algo y que trabajen contra la insensatez de la nat111.1I .2 11
sería necesario, si fuese posible! Porque la naturaleza precisamente ill t 1'111 llY que considerar seriamente si existen todavía fundamentos para que naz-
hombres y a través de ellos, y un pueblo en su conjunto muestra aq11dl.1 •.111 ll cultura. ¿La filosofia puede ser utilizada como un fundamento semejante?
dad de la naturaleza, la razón más admirable del fin y la no menos ad1111111I ro nunca lo fue.
sensatez de los medios. No hay duda de que el artista realiza su oh1.1 f1 i confianza en la religión es infinitamente escasa: después de una enorme
otros hombres. A pesar de eso, él sabe que nunca nadie compremk-1.1 llCÍÓn se pueden ver las aguas que vuelven a su cauce.
tanto su obra como él mismo. Sin embargo, el alto grado de conorn1111:HI
amor es necesario, para que surja un grado inferior: ese grado infr11111 , 21
que persigue la naturaleza con la obra de arte, ella derrocha sus mcdui' ' IHI 'llra el comienzo. Por todas las partes hay síntomas de una atrofia de la forma-
zas, y el gasto es mucho mayor que la ganancia. Y, sin embargo, ésta 1· 8 Jl ' de una completa extirpación. (Laissez faire de las ciencias.) La prisa, el re-
quier la proporción natural. Poco gasto, pero una ganancia cien wn·~ 1n . del elemento religioso, las luchas nacionales, la ciencia disolvente y disipa-
ría algo más razonable. Menor esfuerzo, menor placer y conoci111k11hi ' la despreciable economía del dinero y del placer de las clases cultas, su
artista mismo, pero extraordinario incremento del placer y del COIHH irnl\'11 de amor y de magnanimidad. Lo que está cada vez más claro para mí es que
los receptores del arte - eso estaría dispuesto de un modo más vc11t;1 J• •!iO ses eruditas están completamente implicadas en este movimiento. Cada día
diésemos cambiar los papeles: el artista debería ser el hombre más dl\ 1111 ,~ 1 n más de amor y de inteligencia. Todo está al servicio de la inminente bar-
reciben, los espectadores y los oyentes, los hombres más fuertes. La l 11ríll! tanto el arte como la ciencia - ¿Adónde tenemos que mirar? El diluvio
obras de arte debería crecer sólo con la resonancia en el pueblo: lo 1111 N1il!• 11 rsal de la barbarie está a las puertas. Puesto que en realidad no tenemos
velocidad crece con el cuadrado de la distancia. ¿Es algo absurdo d1:tii'1!1 1.1uc defender y todos estamos implicados - ¿Qué se ha de hacer?
arte tenga al principio el efecto más débil y al final el más fuerte? ¿O q111.• ni tenlo de alertar a las fuerzas realmente existentes, aliarse con ellas y domar,
se tome tanto como se da, que causa y efecto sean igualmente fucr!l-•.'I trns haya todavía tiempo, a los estratos sociales desde los que amenaza el
Por eso, parece a menudo que un artista, y sobre todo un filósof1 1 de la barbarie. Solamente se ha de rechazar cualquier alianza con los
casualidad en su época, caminantes dispersos o solitarios rezagados. 11». Ese es el mayor enemigo, porque está obstaculizando la labor de los mé-
Pero cuando descubrimos una relación entre un filósofo y un p111 l1!t1 )' quiere negar la enfermedad mintiendo.
ces percibmos el siguiente fin de la naturaleza, la determinación cid 1il/1

29 [219] Del destino del filósofo.


1. Qué ha sido el filósofo en las distintas épocas. y algo inadecuado que hay que reprochar a la naturaleza: uno se da cuen-
2. Qué debería ser en nuestra época. icndo esta pregunt'a.-¿Para qué existe una obra de arte? ¿Para quién? ¿Para
3. Imagen de la filosofia actual. thlla? ¿Para los otrosbombres? Pero el artista no necesita hacer visible y
4. Por qué él no puede hacer lo que debería según el número J: 111.t1q11 u a otros una imagen que él mismo ve. En todo caso, la felicidad del artis-
una cultura sólida. El filósofo como anacoreta. Schopc11h:111n Íll UN obras, así como su comprensión de ellas, es mayor que la felicidad y la
los esfuerzos de la naturaleza: sin embargo fracasa. rcnsión de cualquier otro. Yo encuentro esta desproporción inadecuada. La
tiene que corresponder al efecto. Esto nunca ocurre en las obras de arte. Es
29 [220] dt1 provocar una gran avalancha para retirar un poco de nieve, matar a gol-
La sabiduría es independiente del saber de la ciencia. un hombre para terminar con la mosca que tiene en su nariz. Así procede
Hoy sólo se puede esperar algo de las clases de los hombres inl c11i]1 '"nlcza. El artista es una prueba contra la teleología.
tos. Hay que rechazar a los estamentos eruditos y cultos. Tamhión u 111
h1t~111c : F. A. l,angc, o¡•. tít,, p. ·102,
550 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 29. U II 2. VERANC-OTOÑO DE 1873 551

Con mayor razón el filósofo. ¿Para quién filosofa? ¿Para si 1111~111 1to de escoger y dejar con vida 1n pequeño número de libros, precisa-
otros? Pero lo primero sería un absurdo derroche de la naturall~Zil , 1 ,quellos que más se lo merecen. Por ello, sería posible que un siglo más
volvería a ser inadecuado. El filósofo no es nunca útil más que pal'U l!tl stra época actual se considerara el período más oscuro del pasado, por-
y no para el pueblo: y para estos pocos la utilidad no es tan grande i!OIU Ua no ha quedado nada. Qué afortunados somos entonces de que poda-
autor mismo. .ocer todavía nuestra época a parú del material sobreabundante que ella
¿Para quién construye un arquitecto? ¿Estará el propósito de l;1 11nt11 nte confia a la prensa escrita: si de hecho, por lo general, tiene buen sen-
el reflejo múltiple y desigual, en la repercusión en muchas almas'/ parse de su objeto, en todo caso es una suerte ocuparse de la época tan
construye para el próximo gran arquitecto. Toda obra de arte pretc111I .ente, de manera que no quede ni:Jguna duda sobre ella. Y tiene sentido
creando y busca a su alrededor almas sensibles y fecundas. Así obra el ll ,o: pues de este modo nosotros mismos aprendemos a conocer muchas co-
La naturaleza procede de un modo incomprensible y torpe. l·I ,1111-1 isamente la mala literatura de una época nos permite hacernos una
el filósofo, lanza su flecha hacia el hormiguero. Quedará clavad;1 t~ 11 l'I nosotros mismos, porque muestra el término medio de la moralidad, etc.,
parte. Ellos no apuntan. La naturaleza no apunta e innumerables vn 'Cli ttl ina en ese momento, por consiguiente no la excepción, sino la regla,
yerra. Artistas y filósofos perecen porque sus flechas no dan en la d111ri 1 los libros realmente buenos de los contemporáneos la mayoría de las
En el ámbito de la cultura la naturaleza actúa con tal despilfa1 lil l 'l 1rtwienen de aquellos que con su época no tienen precisamente nada en
las plantas y las semillas. Su finalidad se cumple de una manera to1 ¡lc ~ 1ino sólo el tiempo. Por eso, tales libros no nos son tan útiles como los
Sacrifica demasiada fuerza para fines sin proporción alguna con dl11 . 1 ru conocernos a nosotros mismos.
se relaciona con sus conocidos y admiradores de la misma manera q 11C' lllt lendo de los malos libros y de los periódicos, quiero ahora probar que en
de artillería con una bandada de gorriones. somos todos chapuceros y que no tenemos ninguna filosofia.
La naturaleza es de utilidad pública, pero no utiliza siempre lo' ml'li
dios y tampoco los más aptos. No hay duda de que quiere ayudar a 11" dfl
el artista y el filósofo: ¡pero qué desproporcionadamente pequeño y til-1 Leer y escribir.
efecto, sobre todo respecto a las causas (el artista y la obra de arll')I !ili PI ~ontra pensar y hablar: ¿qué influencia ejerce sobre ello el leer y el escribir
fo la confusión es especialmente grande: la vía que va de él al objeto, i;ol11
debe ejercer el efecto, es completamente azarosa. Falla innumcrahlt~li y
naturaleza derrocha no por exuberancia, sino por inexperiencia : n d 1unas cosas se convierten sólo en duraderas, cuando se han debilitado:
que si fuese un hombre, no cesaría de encolerizarse contra ella mi~11H1 ,
ntonces les amenaza el peligro de un fin repentino: el cristianismo es de-
29 (224) hoy tan diligentemente, porque se ha convertido en la religión más có-
Odio el saltar por encima este mundo para condenarlo glohali11 hoy tiene perspectivas de inmortalidad, después de haber atraído a su lado
proceden el arte, la religión. - ¡Ah, esta huida la entiendo como 1111 11 N de más larga duración del mundo, la pereza y la comodidad humanas.
quietud del Uno! hién la filosofia tiene hoy su más alta valoración, pues ya no atormenta
¡Ah! Esa falta de amor en estos filósofos, que piensan sólo y 1111111\lll te y les hace la boca agua. Las cosas fuertes y violentas están en peligro
los elegidos y no tienen tanta fe en su sabiduría. Es necesario QUL' l.i li!I :cr de repente, de ser golpeadas y despedazadas por el rayo. Al hombre
como el sol, resplandezca para todo el mundo: y un pálido rayo ddir po 1co de sangre es al que le dan los ataques de apoplejía. Nuestra filosofia
netrar incluso en el alma más humilde. 1cguro que no muere de una apoplejía.
¡Prometer a los hombres una POSESIÓN! La filosofia y la religio11 1~
deseo de una propiedad. 1
nmovedor: una fiesta en plena montaña nevada durante la época invernal.
29 [225)
Me divierte pensar que los hombres se hartarán muy pronto de k1J1; 1 109
los escritores; que el erudito de una generación venidera un día rclfoxi•Hl El camino hacia la libertad. Decimotercera intempestiva .
su testamento y ordene que su cadáver tiene que ser quemado c11 111c1llo tudio de la observación. De la confusión. Del odio. Del desprecio. De los
libros, más aún entre sus propios escritos. Y si los bosques son cada \'CI 111 De la ilustración. De la iluminación. De la lucha por algo. De la paz inte-
casos, ¿no sería ya hora de que se usasen las bibliotecas como p:tpt1l1 dcl sentido de la libertad. Tentativas de construcción. Del ordenamiento
usan los troncos y la maleza? Así como la mayoría de los libros 1l!líJ 1CI'! k11. Del ordenamiento político. De los amigos.
humo y de los vapores de la cabeza: de la misma manera tienen q uc co11
también de nuevo en humo. Por lo demás, creo que una generaciú11 q 11
gusto de encender su estufa con sus bibliotecas, tendrá precisame11to po
552 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

29 [230]
El filósofo.
l. Cap. La moral médica.
2. El exceso de pensamiento es ineficaz. Kleist.
3. Influjo de la filosofia, entonces y ahora.
4. La filosofia popular (Plutarco, Montaigne).
5. Schopenhauer.
30. U II 3.
6. Disputa clerical entre optimismo y pesimismo. OTOÑO DE 1873-INVIERNO DE 1873-1874 1
7. Los tiempos primitivos.
8. Cristianismo y moral. ¿Por qué no se vuelve a la fuer
guos?
9. Los jóvenes maestros y educadores como filósofos. Sobre la utilic.ad y el perjuicio
10. Veneración del naturalismo ético. de la :iistoria.
Operaciones enormes: pero de eso no sale nada.

29 [231] l.
Nunca permitiría que un empleo me robase más de un cuarto dt1 m rebaño pasta delante del hombre: no sabe lo que es el ayer y el hoy, salta
or, come, descansa, digiere, vuelve a saltar y así desde la mañana hasta la
29 (232) y día tras día, en una palabra, até.do a su placer y a su dolor, o sea, a la es-
No valoro desmedidamente la suerte de haber nacido entre lw. cl instante, y por eso no conoce ni el aburrimiento ni el hastío. Al hombre
consideraría la vida quizás con más satisfacción si fuese español 1Ulta duro ver esto, pues él se cree por encima del animal y sin embargo en-
IU felicidad, pues quiere vivir como el animal, ni triste ni hastiado: pero lo
en vano y sin ninguna esperanza.

¡Ah! ¡Qué envidia te tengo!


No sólo porque libre pareces
casi de todo sufrimiento, -
olvidando en un instante
fatiga, daño, inquietud extrema -
¡Más aún, porque nunca te atormenta el tedio!

'lolros suspiramos, porque no podemos liberarnos del pasado y siempre


.os arrastrar con nosotros sus cadenas; mientras que a nosotros nos puede
r que el animal sea feliz, porque no conoce el tedio, inmediatamente olvida
ntinuamente el instante vivido disiparse en la niebla y en la noche. Así se
en el presente, como un número se absorbe en otro número, sin resto, y
Ira en cada momento completa y absolutamente como lo que es, sin ha-
cJia ni disimular intencionadamente. Nosotros, por el contrario, sufri-
os por el oscuro e insoluble resto del pasado y somos completamente
le lo que parecemos ser: de tal manera que nos conmueve, con el senti-
dcl Paraíso perdido, ver al rebaño que pasta o, más cercano y familiar, al

11 '·cuaderno de 250 páginas, de las que se han utilizado sólo 50. Contiene notas para
l'OH fragmentos.
ltr 11du1 dt: 11 L 1

1 5 ~11
555
.\O. lJ 11 .\ . <H<>NO IW NVIERNO DE 1873-1874
554 l • Ri\GMl ~ NTOS l'OSTlJMOS

:1 pregunta, cuya primera resa ya hemos oído, puede ser también


niño que con una ceguera demasiado breve y beatífica j uega l'lll 1c l.11 ,11 1
tada de otra manera distinta:• quizás el resultado será de nuevo un
del pasado y del futuro. ¡Quién querría estorbar su juego y s11c,11 ll1 il"I queremos volver a vivir po1nda vez los diez años. Pero, ¿por qué
Nosotros sabemos ciertamente, que con la palabra «fue» co11tie11 z1l In h s'l Por los motivos de un honP·(supra)histórico, que no ve la salva-
dolor y se inaugura la vida como un imperfectum que nunca sl· 1ca ll11111· el proceso, sino que discierneda hombre y en cada vivencia, en cada
completo: cuando finalmente la muerte trae el ansiado olvido, hale d de tiempo vivido, en cada día, la hora, para qué se vive realmente: de
a la vez el presente y la existencia misma, de este modo imp11111l~ el nera que para él el mundo en momento particular está completo y
aquel conocimiento - que sostiene que la existencia es sola11w111 c il !l su fin. ¡Qué podrían enseñar· diez años, si se vivieran de nuevo, que
haber sido, un eterno imperfectum, una cosa que se contradice a si ml~lll lln podido enseñar los diez aj.sados! Los hombres no-históricos no
ga y se consume. tudo nunca de acuerdo entre ¡;obre si el sentido de su doctrina es la
Por consiguiente debemos meditar sobre el pasado y paden• rli-1 ad o la resignación, la virtud c:Pitencia, pero frente a todas las mane-
tonces el destino de los humanos. A nadie se le ahorrará endurcn•1 . 1tóricas de considerar el pasacs admiten unánimemente la siguiente
reza de este yugo; y si uno se ha endurecido mucho, llegará qu izft!l 11 111 pasado y presente son una y laª cosa, o sea, iguales en toda su varie-
destino humano incluso a causa de aquél no-poder-olvidar, prl·l'i~il!l W ll )' a guisa de tipos imperecederotnipresentes constituyen una estructu-
eso, porque el pasado no puede morir en nosotros y como una ¡.o.1,1 111 <I rmanente de valores inmutablt>ignificado eternamente idéntico. Así
extraña inoculada nos impulsa hacia arriba sin tregua por toda 1:1 C!li.111 cientos de lenguas diferentes .ponden a las mismas necesidades del
que los hombres llaman grande, sorprendente, inmortal, divino. bre, típicamente fijadas, de manie uno que comprendiese estas necesi-
Pero si tenemos que estudiar el pasado, hay que elegir entre d"s forn no podría aprender nada de nie ninguna de las lenguas: así el hom-
tintas de hacerlo, que quiero denominar clara y rotundamente 111od11 /u1 no-histórico ilumina desde dento destino de pueblos y de individuos,
modo no-histórico: que no se piense por eso, que yo haya querido l'ln~\ t ll l lnando clarividentemente el senriginario de los diversos jeroglíficos y
nombre al primero o, menos aún, censurar al otro con el suyo. Esto 1111 lil a poco incluso dejando a un la> cambiantes signos de escritura: pues
ría otra cosa que confundir el modo no-histórico con el modo lm1 (111u1 o podría evitar la saturación ~ sucesión interminable de aconteci-
que sólo puede entenderse como el estado de inmadurez o degrni:i 1\\ 1
modo histórico. El modo no-histórico, por el contrario, es sui ge11N11 )' 1·1 tos!
stc modo de estudiar la historiitre nosotros raro y escandaloso, pues
y es sin duda tan legítimo como el histórico, aunque las épocas y lo-. 111íl' ltl 1entamos precisamente la insaciad en la consideración de los aconteci-
dividualmente, después de hayan sido prisioneros del uno o del otrn, 1ltin ~ tos, y a aquellos pueblos que cc.an viviendo con este insaciable empu-
sólo a uno de ambos modos, y consideran el otro completamente Ílll 11111ph'1 que, como se dice, siempre «pro.t», los llamamos, en un sentido hono-
y, a lo sumo, lo dejan subsistir como algo curiosum; así, por ejem pi". 11111t1 I 1e, pueblos «históricos»; mientr~ despreciamos a los que piensan de
tro presente es completamente extraño e incomprensible el mod o dr 1•'!11-1 era distinta, como, por ejemplo,ibitantes de la India, y solemos dedu-
ción no-histórico y por eso se suele valorar como algo rechazable " 11 ! 111 IU modo de ser del clima cálido •l indolencia general, sobre todo de la
como un poco disparatado. Preguntaos a vosotros mismos, nos (k -.. 1fl11 1 ada «debilidad de la personalid;)mo si vivir y pensar de manera no-
Hume, o a cualquiera de vuestros conocidos, si desean vivir otra ve1 l(11l 11111 itórica tuviese que ser siempre un de degeneración y de estancamiento.
diez o veinte años de su vida. ¡No! Pero los próximos veinte años scr:'111 1111'1 stros eruditos se atormentan polo consiguen tan fácilmente crear una
dicen - toria india: desconfian de los génterarios derivados según un esquema
idental y dudan incluso de ciert:stiones generales, si por4 ejemplo una
«Andfrom the dregs of lije hope to receive, 1011of1a tan potente y desarrollada la filosofia I: µ K1J~a. es anterior o
What the first sprightly running could not give3.» 1terior al budismo: a causa de taletS Yde fracasos se vengan después con
desprecio hacia pueblos tan tests, perezosos y paralizados. Los hom-
Aquellos que responden así, son los hombres históricos; la mirado ,il JIU s históricos no se dan cuenta has1punto son no-históricos y cómo tam-
los empuja hacia el futuro estimula su valor para medirse todavía 111,1~ 11 ~ 111 n su dedicación a la historia no t servicio del conocimiento, sino de la
con la vida, enciende la esperanza de que todavía llegue lo justo, de qui" l.1 ll•I 11. Quizás a su vez los hindúes contl nuestro afán por lo histórico y nues-
dad nos espera al otro lado de la montaña hacia la que dirigimos nues t 11 1·. ¡111 ~ma por los pueblos y hombret>ricos» como un prejuicio occidental,
Pues los hombres históricos creen que el sentido de la existencia estú l' ll 1l /1 incluso como una enfermedad de:nte: «¿no han vivido también todos
so, por eso miran sólo hacia atrás para comprender el presente a la 111 ~ <!e 1 11os hombres de manera no-histórJno nosotros - dirán ellos, también
procesos anteriores y para aprender a desear el futuro con más intcns1d.11J I' qucllos que llamáis sabios? ¿O no flÓn un hombre no-histórico? Por citar

3
«Y de las heces de la vida esperan recibir lo que la primera y animada carrn:1 11111•1111
darn, en Diálogos sobre la religión Natural, X, trad. Carmen G. Trevijano, Tccnos, ~ i¡¡¡I¡ Jtl
-
" Una de las seis doctrina clásicas del mo. Se considera la más antigua de las doc-
1994. Cfr. 29 [86). t1111as de la India.
556 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 30. U II 3. OTOÑO DE 187)-INVIERNO DE 1873-1874 557

contra vosotros a uno solo de vuestros famosos griegos y no a general llili 1


teras. ¿Y creéis seriamente que alguien, atravesando un milenio de aconll!Clltl Qué es la sabiduría? Lo contrario de la ciencia. 1 Prólogo. ¿Existe hoy una
tos históricos, debería aproximarse con paso firme a la diosa de la ,,illllh ración a la sabiduría? No. 1 Parte central. ¿Es necesaria una aspiración a la
como alguien que no ha tenido experiencia de todos esos acontecimien liif1 1lduría, se trata de una necesidad? - No. Pero quizás pronto será una necesi-
zás vuestra manera actual de practicar y de promover la historia es im h1~l . ¡,Cuándo? Descripción. 1 Epílogo.
mayor razón expresión de la llamada "personalidad débil"; al menos 1108 jiil
que en vuestras personalidades fuertes, en vuestros grandes hombres l11~t(i1 1
se muestra sinceramente poco de aquel típico "sentido histórico", de la "ol· La formación está en contradicción con la naturaleza de un hombre.
vidad histórica", de aquella erudición obligatoria que se manifiesta L'11 l°t l.Cuál sería el resultado, si se deja que la naturaleza se desarrolle libremente
nombres de batallas y espíritus del pueblo: sin embargo ellos no tení:111 11111 si misma, es decir, bajo influjos simplemente casuales? También estaría for-
motivo para esconder estas características, puesto que vivían entre vos11111 da, formada de manera casual, pero según la ilimitada irracionalidad de la
entre nosotros». ,turaleza, entre innumerables ejemplares surgiría un único bello ejemplar. Por
Pero dejemos que protesten los hindúes: serán más sabios que nosot 111 demás, infinitos embriones destruidos, bien por la desunión de sus fuerzas in-
hoy queremos alegrarnos de nuestra ignorancia y corrernos una juL''~"' ·nus, o bien por una influencia exterr.a. Decadencia o por desunión interna
hombres «activos y progresistas». Pues se trata de reflexionar sobre la u 11l1t111 ntras que las fuerzas crecen) o desde fuera, mediante la ausencia de espacio
la historia y ciertamente sobre si hemos ya alcanzado la máxima utilido,/ I, etc.
que se puede conseguir de ella. ¡Viva el prejuicio occidental por lo histi'i1111JI 1 Inclinación de la época por los seres fuertemente unilaterales, porque ellos, al
gamos en cuenta sólo que nosotros, mediante la fe en el progreso, prnp11·;!1f os, manifiestan todavía una fuerza vital de la naturaleza: y ciertamente la
también dentro de ese «prejuicio», por lo menos hacia algún sitio do11d1 iill r:a de la naturaleza es el presupuesto. En el plan de educación no se han de
estuvimos. cr en cuenta las naturalezas débiles; no tendrán demasiada importancia ni
Pero podremos sacar entonces el mayor provecho posible de la hislo11.i a bien ni para mal.
podemos COmprender lo mejor posible lOS perjUiCiOS que ella más 0 f11l'llC l'o ru
infligir. Pues si, como es conocido, toda virtud hipertrófica no sólo purd1· h 171
sufrir al individuo, sino también hacer que perezca, difícilmente pc1jud11 '" Hay dos máximas respecto a la educación: 1) se tiene que reconocer pronto la
dignidad de la historia saber que ella puede también perjudicar, mús :11111 q11 rza de un individuo y luego disponerlo todo para desarrollar esta fuerza a ex-
posible también sufrir y perecer por ella. ¿Habrá que guardarse por elln d11 1 1111s de todas las otras fuerzas menores: de tal manera que la educación se con-
pertrofia de toda virtud? ¿Se debe renunciar a la utilidad de la historia, p111 llll tu precisamente en una guía de aquella fuerza. 2) habría que atraer a todas las
corre el peligro de sufrir por ella, en el caso de que se dé una cierta hipl·11 !Ol! rzas existentes y ponerlas en una relación armónica, por lo tanto hay que re-
la misma? ¿O acaso espoleará a los valientes reconocer que se puede pl·11:1 ar las fuerzas que son más débiles y necesitan de una transfusión, y debilitar
ella y en ella? ¿Finalmente, no es la meta de todo heroísmo encontra1 In fil N que son demasiado fuertes. ¿Qué criterio se debe tener entonces? ¿La felici-
recompensa posible con la muerte? Si uno se decide a hacer lo que q11i1·111 d del individuo? ¿La utilidad que tiene para la comunidad? Los individuos de-
duda de la hipertrofia de la historia, si se niega que la historia sea rcal1111"1i1 rollados parcialmente son más útiles, los armónicamente más felices. De nue-
virtud - con ello se descubrirá hasta dónde y con qué profundidad :-a l'li.'11 11urge inmediatamente esta pregunta: ¿una gran comunidad, un Estado, un
además, si en general uno piensa: pero entretanto queremos deliber:i1 hll~l11 hlo: deben formar especialmente una fuerza parcial o muchas fuerzas? En el
punto la historia (es decir, con el permiso de mis lectores: todas las 1111111 lmcr caso el Estado sólo tolerará la formación parcial de los individuos, si las
ocuparse de la historia) puede también perjudicar. lll'terísticas particulares corresponden a su fin, es decir, educará sólo a una
11• de los individuos según su fuerza, en los otros ya no se fijará en lo fuerte y
30 [3] lo débil, sino que en cualquier caso será desarrollada, por débil que sea origi-
Escribir de manera concisa. Es difícil escribir concisamente, din· Wi!i lm~c. una determinada cualidad. Si busca una armonía, la puede obtener
mann, no todo el mundo es capaz de hacerlo; pues quien escribe dL· 1111¡1 f mprcaedos modos: o bien a través del desarrollo armónico de todos los indi-
más ampulosa, no puede ser tomado tan fácilmente al pie de la let rn . 1\q1!d duns, o bien a través de una armonía de los individuos instruidos de forma par-
escribía a alguien: no tuve tiempo de ser más breve en esta carta, l'l'1'fli1m l11 MI. En el último caso, producirá una especie de temperamento de puras fuerzas
exigencias de un modo de escribir más conciso. dcrnsas y antagónicas, es decir, debe impedir que los fuertes, en su exclusivi-
1 paróal, se dirijan hostilmente unos contra otros y se destruyan recíproca-
30 [4] 11tc', y debe unir a todos a través de una meta común (Iglesia, felicidad del
Sin ningún Pathos. Casi ningún período. Ninguna pregunta. Poc:1 s i1nO 111110, de.).
Todo muy comprimido. Pacífico. Ninguna ironía Ningún clímax . 1\1cnl1!
elemento lógico, pero muy brevemente. F11l·l1t1sl:. « l!l'i~t'llM' il1 1:'.l"11 » v 1111 « i•.t'l!l:11wiirt1gl' ll »
559
JO. u 11 ~'- on>NO l>E 18i3-INVIERNO DE 1873-1874
558 l·RA<iMENTOS POSTUMOS
cjantc! - A menudo se confunden las naturalezas débiles con las armóni-
El último tipo es Atenas, el primero Esparta. El primer tipo es 11111 armonía aparece más bien cuando todo se refiere a un centro, a una fuerza
ficil y artificial, está expuesto la mayoría de las veces a la dl!gc11c1 ·t1c1011 I, no cuando están en juego al mismo tiempo numerosas fuerzas débiles.
de un médico que vigile. hombre estético debe ser el hombre armónico? Ni siquiera es utilizable
En nuestra época todo es confuso y oscuro. El Estado modcrn mente, es plano. Pero Rafael es ün ninguna duda armónico.
más espartano. Sería posible que las fuerzas más grandes y nobks ~e
murieran a causa de atrofias y transfusiones. Pues yo observo que lu
la filosofia misma preparan justamente esto. Ya no son baluartes, porqu
·ué es la elocuencia?
den ya tener ninguna meta propia; es decir, porque ninguna co11111111d1ul acerse comprender? Pero eso lo q.üeren también el pintor, el jeroglífico, el
su esencia en su fin. Así pues, sería preceptiva la fundación de 1111 /ú
cultura, como una especie de refugio de la cultura, en contrapo~id1'Jll acerse comprender con palabras?
dos mentirosos que ahora se llaman así. hay ninguna diferencia respecto a la definición el que sean palabras escri-

30 [8) habladas.
ro en eso se incluyen la poesía y la prosa. Ahora bien, también en la poesía
La felicidad del individuo está subordinada en el Estado al bil'll l\•í!li}U ·tórica, pero la poesía no es una parte de la retórica.
quiere decir eso? No que las minorías son utilizadas para el bien tk 108 m ro hacerse comprender? ¿No es quizás únicamente la llamada al entendi-
Sino que los individuos están subordinados al bien de los individ1111.1 111¡ to'! En la matemática no hay retórica.
bien de los ejemplares superiores. Los individuos superiores son los rl'ctuh xcitar al intelecto y a la voluntad ajenos con palabras?
sean los mejores moralmente, o los más beneficiosos en el sentido 111(1 ro esto lo puede hacer también el borracho, el colérico.
- es decir, los tipos más puros y los que mejoran la humanidad. 1·I fl 11 d
llCerlo con prudencia?
munidad no consiste en la existencia, a toda costa, de un Estado, s111!'1 t'll ro esto lo hace también el que engaña, el mentiroso. ¿Es posible tener en
él puedan vivir y puedan crear los ejemplares superiores. Esta es la 111 dm ta la moralidad en la definición? No hay obligación de disimular.
que surgieron los Estados, sólo que a menudo se tiene una falsa op111111111il acerlo con discreción artística?
que deben ser los ejemplares superiores: frecuentemente se piensa en 11 • ~ l'll ro eso lo hace también el actor y no es un orador (aunque represente el pa-
tadores, las dinastías, etc. Cuando la existencia de un Estado ya 1111 dcl orador es diferente del orador real).
mantener, cuando los grandes individuos ya no puedan vivir en él: nace 'ero el fin no es un fin artístico?
el terrible Estado de la miseria y del pillaje, donde los individuos 111111/)1 olamente el medio? Recordar la arquitectura.
nen a sustituir a los mejores. La tarea del Estado no es que el mayo1 1111111 onseguir con prudencia artística mediante palabras, que alguien piense y
individuos viva en él bien y moralmente: el número no tiene impo1 ta11d ta sobre una cosa como uno quiere.
que en él se pueda llevar una vida bella y buena; y que proporcione la ha ¿Pero pertenece a la definición «conseguir algo»?
cultura. Dicho brevemente: el fin del Estado es la humanidad mús 11ohl }\lo. Incluso si no se alcanza la meta, sigue habiendo retórica.
_ está fuera de él, el Estado es un medio. 1 orador se esfuerza, usando palabras y gestos, con prudencia artística, en
Hoy falta aquello que puede unir a todas las fuerzas parciales: y ítlll r pensar y sentir a su público como él quiere.
cómo todas se enfrentan hostilmente unas contra otras y cómo todas lll N 1\1 ¿l'm> no se pretende lo mismo también en la dialéctica?
nobles están empeñadas en una recíproca y extenuante guerra de tbt 111 ¿Cómo se actúa con las palabras sobre el entendimiento?
Esto debe ser mostrado con el ejemplo de la filosofia: ella destruye. püllj ¿Cómo sobre el sentimiento?
puede ser mantenida por nada dentro de unos límites. El filósofo se ha 11111 ¡,Qué es lo que distingue al orador del que habla con pasión, de quien engaña,
do en un ser dañino para todos. Destruye la felicidad, la virtud, la cult 111.1 . y 1
mente se destruye a sí mismo. - Por el contrario, la filosofia debe ser""'' ,¡/1 1l 1tctor?
En el fondo, el poeta y el orador son una misma cosa. ¿Cuál es la diferencia
de fuerzas que unan, como un médico de la cultura6•
definitiva?
...._ L-) Ku 1 ~vf ¡,l~un arte, una habilidad? No hay duda de que el orador es un artista. ¿Pero
30 [9)7 •I primeros oradores sabían nada del arte? Lo heredaron como una praxis viva.
¡Comienzo! ¡Qué! ¿Desarrollo armónico? Se debe forzar a aquel qur llí.'11 to más importante es: el establecimiento del tema.
lento para la escultura a que componga música, como Cellini que ful' 11hl Luego: la subdivisión, el diseño, la arquitectura.
por su padre una y otra vez a tocar la graciosa cornetilla con su mald1t11 tl!I
- - - ¿hacer del zapatero un sastre? ¡Qué importa la ciencia común l'll 1111 llí --
' Apuntes para las lecciones sobre Retórica. Cfr. KGW II, 4, p. 415. Ver mi edición espa-
111111 F Nietzsche. Escnto.1· .mhrc retórica, trad . Luis Enrique de Santiago Guervós, Trotta, Ma-
6
Cfr. 23 (15].
7
Apuntes para SE.
1,1. 2000.
560 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 30. U II 3. OTOÑO DE 1873-INVIERNO DE 1873-1874 561

Luego: el color, lo ornamental, etc. 3. Disputa clerical.


El orador en contraposición a los hombres de ciencia. 4. Tiempos primitivos.
La aplicación de las estratagemas de la dialéctica al discurso. 5. Falta de grandes modelos morales.
6. El conflicto entre vida y pensamiento es tolerado por todas las partes.
30 (11] 7. Lógica defectuosa.
Un verdadero problema el de la sinceridad y lo artístico: pienso en Ci1Jr11 8. La educación absurda de los estudiantes.
en el principio decorativo de los latinos. 9. La vida de los filósofos y su génesis.
30 (12] La filosofía - ¿puede ser el fundarr.ento de una cultura? Sí - pero hoy ya
Poética. Retórica. Filosofía antigua. Mitología. Estado. no: es demasiado refinada y crítica, ya no se puede uno apoyar en ella. De he-
Ética. cho, la filosofía se ha dejado arrastrar por la corriente de la cultura actual: no
la domina de ninguna manera. En el mejor de los casos se ha convertido en
30 (13] ciencia (Trendelenburg).
Imagen de Schopenhauer. Contraste entre su sabiduría práctica eudemonoló-
Un ensayo sobre los griegos. ¡ica (la sabiduría mundana de épocas demasiado maduras, como en el caso
Estado. Ética. Religión. Filosofía. Poética. Retórica. de España9) y su filosofía más profunda, solamente contemplativa. Condena
el presente desde dos puntos de vista. Yo no veo de momento ninguna otra
30 (14] posibilidad a no ser la inteligencia mundana de Schopenhauer para la praxis,
Cap. I. y la sabiduría para las necesidades más profundas. Quien no quiera vivir en
El presunto día mundial y la destrucción del pesimismo. esta contradicción, deberá luchar por una Physis mejorada (Cultura).
¿De dónde? Inhumanos. No quiero pronunciar la palabra filósofo.
Los hombres modernos idolatran la fuerza.
Descripción de la debilidad omnipresente. 1161
La hostilidad recíproca, porque falta el lazo de unión. ¡,Es sabio el señor Ulrici1°? ¿Forma parte él también de los seguidores de la
Lo atomizado. ihiduría, como uno de sus amantes? No, por desgracia no, y yo no puedo hacer
11, si él no es un sabio. Sería ciertamente muy edificante saber que nosotros los
No mencionar de ninguna manera a Hartmann.
manes poseemos un sabio de Halle, dos 11 sabios de Múnich, etc.: y especial-
30 (15] nte nos dejamos de mala gana a Carriere 12 , el inventor del idealismo realista y
LOS APUROS DE LA FILOSOFÍA 1hierro de madera: si fuese solamente un poco más sabio, nos gustaría valorar-
A. Indigencia de la época, lo que se exige a los filósofos. como un sabio completo. Pues es una vergüenza que la nación no tenga ni si-
l. Prisa. lcra un sabio, sino sólo cinco patronos del pensamiento: y que E. von Hart-
2. No se construye para la eternidad (las casas nuevas). nn pueda hacer notar lo que él sabe: que en este momento no hay filósofos en
3. La religión languidece. lcmania.
4. Moral medicinal. Naturalismo.
5. Lógica debilitada (por la historia y por las ciencias de la 11111111 .il 1171
6. Falta de educadores. 1\fcctos de la filosofía kantiana. Kleist.
7. Complicación inútil y peligrosa de las necesidades, deberes Simplicidad de los antiguos.
8. Terreno volcánico. Sólo debe tener filosofía, aquel que pueda vivir según la filosofía: a fin de que
o no se convierta en palabras (como en Platón, carta 7).
B. Ataques contra la filosofía.
1. Desconfianza de los métodos más rigurosos.
2. La historia quita a los sistemas su validez. ~
3. La Iglesia se ha apoderado de la influencia sobre el pueblo --
., Posible referencia a la traducción que Schopenhauer hizo en 1832 de la obra de Baltasar
4. El Estado exige vivir en el instante. flll'li111, Oráculo manual y arte de prudencia (1647).
111
l lcrmann Ulrici (1806-1884), fue profesor de filosofía.
11
C. Imagen de los filósofos. Fn el msc. «zwei Weise» y no «einen Weisen». Los dos sabios eran probablemente Jo-
1111 l lubcr y MoritzCarricre.
l. Agotado El exceso de pensamiento es ineficaz (Klcisl) , 1
' Moritz Carricrc ( 1!!17- 1895) profesor de la Akademie der Künsten, en Múnich y autor
2. Ellos encuentran el punto en el que comienza el erudito 1 lit/tia Atlas
562 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 30. U 113. OTOÑO DE 1873-INVIERNO DE 1873-1874 563

30 [18] a los alemanes: por lo que parece que ya no cree en el pueblo de los pensadores
1. ¿Qué efecto ha ejercido la filosofía hoy sobre los filósofos? - 1 verosímil - lo que es peor- que ni siquiera crea ya en los cinco patronos del
como todos los otros eruditos, incluso como los políticos. Schopenha11u samiento. Pero sólo aquel que cree en ellos es considerado hoy bienaventura-
una excepción. No se distinguen precisamente por ninguna costumhn Vi por eso Hartmann no está entre los nombres famosos del Reich alemán. Pues
para el dinero. Los cinco pensadores del «Augsburger Allgemeine <Zl·ti l!I! iene espíritu, y sólo a los pobres de espíritu pertenece hoy el «Reich».
Consideremos la vida de los más grandes ejemplos de filósofos, Kant y Si ht1I
hauer - ¿es ésa la vida de los sabios? Queda la ciencia: ellos se enfrc111.111 1211
obra como artistas de circo, de ahí viene el afán de Schopenhauer por d 1·x111 Los profesores de filosofía ya no hacen ejercicios prácticos, ni siquiera la
cómodo ser filósofo: pues nadie pretende nada de ellos. La primera nocln· (I¡:· 1 .puta. La lógica, tal como se enseña, es completamente inútil. Pero los profe-
genes. Ellos se ocupan únicamente de apices: Sócrates exigiría que se v11I\' s son demasiado jóvenes para que puedan ser algo más que aprendices cien-
llevar la filosofía a los hombres; no existe ninguna filosofía popular, 111 .,¡qlll cos: ¿cómo van a ser capaces de educar para la sabiduría?
una mala filosofía popular. Ellos muestran todos los vicios de la époc:i , l1i 1
antes que nada, y escriben sin parar. No se avergüenzan de enseñar, sic11diJ 1 1221
vía tan jóvenes. Virtud, una palabra pasada de moda. ¡Basta acordarse de los jóvenes profeso-
¿Qué influencia de la filosofía se puede rastrear en los alumnos de 111'1 itl dcl Instituto de bachillerato, cuando quisieron deshacerse de los educadores
fos, quiero decir en los hombres cultos? Nos falta la mejor materia de u •I\ rales!
ción, la ética más refinada. El sobrino de Rameau 13 •
Invasión del punto de vista estético en la consideración de la grand1· 1231
vida. ( 'on las ciencias ocurre como con los árboles: uno se puede agarrar solamen-
1recio tronco: no a las ramas superiores, pues se caería y se romperían lama-
30 [19] ht de las veces las ramas. Lo mismo sucede con la teoría del conocimiento.
La palabra filosofía, aplicada a los estudiosos y escritores alemam '· 111
pena en los últimos tiempos: me parece impropia. Quisiera que de alHH 1111i 1241
!ante se evitase y que se hablase sólo, de una manera alemana y vigo1m.1·, H ¡Qué manera de reflexionar, qué intimidad con el alma de la época de Diderot
gestión del pensamiento. Pero quiero contar cómo se me ocurrió esto Federico el Grande! Incluso la Minna von Barnhelm 15 , construida completa-
ntc sobre la lengua francesa de sociedad, es hoy demasiado refinada. Noso-
30 [20] 1 Nomos toscos naturalistas.
Yo soy algo impertinente al hablar de la gestión económica alenrn11.i d1'l I Quisiera que alguien señalara que nos hemos convertido en perfectos jesuitas
samiento (por no decir filosofía) al «pueblo de los pensadores». ¿Dó11dr 11~ n nuestra exaltación del naturalismo ético. Amamos lo natural, como estetas,
pueblo?, preguntará el extranjero. Allí donde viven los cinco pensadi111 mno hombres éticos: pero no existen los hombres éticos. Basta con pensar en
que se ha señalado hace poco, desde una tribuna pública de primer mdrn lcicrmacher.
la quinta esencia de la filosofía alemana del presente: Ulrici, Frohscha 111111i ·1
ber, Carriére, Fichte. Por lo que respecta a este último, es fácil decir :ilp11 hl! 12~1
pues incluso el maligno forzudo de Büchner lo ha hecho: «todos loi. -l11.!11il l.o más importante en la sabiduría es que impide al hombre ser dominado
según ~l señor Fichte hijo, tienen desde el nacimiento un espíritu q11r li el instante. Por eso, la sabiduría no es algo a la medida de los periódicos: su
paña: sólo el señor Fichte no tiene ninguno». Pero respecto a los ol 1i1·. l il 11dón es proporcionar al hombre firmeza frente a los golpes del destino, dar-
hombres, ese amigo fanático de la materia reconocerá solamente 1'1 q111 1 !1 ¡11 nnas para todos los tiempos. La sabiduría es poco nacional.
había algo de fosforescente, algo que el joven Fichte no tiene. Por lo l.1111 (1 1
no tiene espíritu y los otros cuatro son fosforescentes: globalmente: 111~ i 1111 llfll
losofan, o para decirlo en buen alemán, se ocupan de la gestión del pc 11 ~1 11!1 l•1t•1üe a los antiguos, Montaigne es también un naturalista de la ética, pero
Pero desde el extranjero se remiten a ellos, para reconocer que los :ilrn11111 111lamcnte más rico y profundo. Nosotros somos naturalistas sin ideas y, por
mos todavía el pueblo de los pensadores. Hay buenas razones p:t1 ¡1 11il i 1111, con todo conocimiento.
nombrado entre ellos a E. von Hartmann: pues éste posee realmente 111 q11
te hijo hubiese querido tener: ciertamente, gracias a ello, ha podido 111 11 11 11 11271
de una manera verdaderamente poco elegante al pueblo de esos ci nrn lli li 1 .r simpatía por estados primigenios se ha convertido en la afición de nuestro
h·11qH1. ¡Es absurdo q ue una teo ría del origen del hombre pueda ser enseñada
13
Se trata del famoso diálogo de Diderot.
14
En el msc. <mur» y no «mir» . 11 1 '11111cdia famosa di• l .l'ssrng dl' 1767.
564 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 30. U 11 3. OTOÑO DE 873-INVTERNO D-:113 1873-1874 565

casi como si fuera religión! La alegría está en el hecho de que no existe 11¡1d11 h1 1133]
nada eterno e inviolable. Los jesuitas debilitaron y mitiga-on las pretensior::::aes del cristianismo, para
fir mar a pesar de todo su poder. El Jrotestantismo ce> ~enzó con la declaración
301281 r 11diafora de una enorme cantidad de cosas 16 .
Faltan celebridades éticas; decididamente falta la facultad para rew111
Por el contrario, Ja teoría de la fuerza aparece como un fantasma. E1e111pk1 llh IJ4J
dice, Hegel es un mal estilista: el otro, pero es muy rico en giros orig111:ilt•11 1~ 1 <l racián muestra en la experiencia vital una sabid~ría e inteligencia con las
pulares. Pero esto se refiere sólo al material : el estilista no se manifiesta 1nilll1 1 111• hoy no se puede comparar nada Nosotros somos ciertamente los observa-
por utilizar un bonito mármol, sino en cómo lo talla. Lo mismo en lo l'l 1c1 111 t:s microscópicos de lo real, nuestras novelas saben ~er (Balzac, Dickens), na-
Ir sabe exigir ni explicar.
301291
Los filósofos siempre han aspirado a la quietud del alma: hoy a una 11111111· lt 11.\51
absoluta: de tal manera que el hombre está absorto completamente poi •, 11 I" l ,a tendencia hacia la mística es al mismo tiempo ~n nuestros filósofos una
sión, por sus ocupaciones. Ningún filósofo se dejará atrapar por la t11,111i11·11 111d11 de la ética inmediata. En ese campo ya no hay a inguna exigencia, ni exis-
prensa: según Goethe, sólo deberían publicarse semanarios y fascículo ' 11 genios de la bondad o de la com:msión trascender.JLte. Si la imputabilidad se
rn 11sliere a la esencia, los antiguos s(>temas morales se>n absurdos.
30130)
Hay un arte de mantenerse lejos de las cosas, sólo sirviéndose de l.1\ p :11 \61
y de los nombres que se les atribuye: una palabra extranjera a mcnud(l "''" ltn 1 os filósofos quieren huir de la ciencia: son cazado ~ por ella. Se ve cuál es su
extraño Jo que conocemos muy bien por cercanía. Si yo digo sabidu11.1 ' lli 11111 0 débil. Ya no sirve de guía porc,ue ella misma es :sólo ciencia, poco a poco
la sabiduría, siento ciertamente que se trata de algo más familiar y l'l 11 .1 h.i co nvertido en un guardia de fronteras.
yo digo filosofía: pero, como he dicho, tal vez el arte consiste p1n1\,1111i'itl
no dejar que las cosas se nos acerquen demasiado. ¡Hay a menudo L111lt1
vergonzantes en las palabras familiares! Pues, ¡quién no se avergon 1.11 i.i d Introducción.
nirse como sabio o incluso como sabio en ciernes! Pero, ¿y si se del i1111 1 Interioridad.
filósofo? A nadie le resulta difícil: más o menos tan fácil como llC\:1 1·atl11 Objetividad.
título de doctor, sin pensar nunca en la confesión tan arrogante q111 11'•IHI Hartmann.
el título, la de ser un profesor. Por lo tanto, aceptamos que la palah1 .11"''111111 Remedios.
de filósofo se inspira en la vergüenza y en la modestia: ¿o será vcnl.1d 1pl ~ti
zás no exista ningún amor a la sabiduría, y que la palabra extranJl'I .i , 111fi
nos como Ja palabra «doctor», oculte únicamente la falta de con1c1111!11, ri
l'HI
del concepto? A veces es extraordinariamente difícil demostrar 1:1n1 ~ ll'!H111 l' myccto de las «Consideraciones Intempestivas».
una cosa: está tan enmarañada con otras cosas, transpuesta , vclad:1 . 11111 ílllll 1 El filisteo de la cultura.
y debilitada, mientras que los nombres son permanentes y por anad11l1111i tu l Historia.
tores. ¿Lo que nosotros llamamos filosofía es realmente amor a la s:1lt1d11íi11 l. Filósofo.
hay hoy realmente verdaderos amigos de Ja sabiduría? ReemplacL'11111~ ~ i11 111 l. Eruditos.
do la palabra filosofía por amor a la sabiduría: y se verá entonces si 1•l lr1 Arte.
ciden. 11 Maestro.
Religión .
30131) R Estado. Guerra. Nación.
Desconocimiento de Plutarco. Lo que dice Montaignc sohrl· l'I l·l 11111 '.I Prensa.
influyente (según Smiles). ¿Sería posible todavía un nuevo Piula no'' l11ll 1O ( '1encias naturales.
mos dentro de una moralidad naturalista sin estilo; considcr:11llt1\ , 1111 lfl 11 Puehlo. Sociedad
declamatorias a las figuras de la Antigüedad. 12. ( 'omunicaciones
1t l.t:ngua
301321
fl cnst1an1smo ha mostrado formas superiores pno la r1 :111 111.1 '.1 1111 11 11 ::i C'l't 2'11 )0<>1 •1\d1.ll111 .1" "l."'"';" 111d1kn·111l's» 1(·111111• -.111s;1dn pnt lns l'sln1uis para
dido l lnv es 11111v dilfril volvn de lllll'\(1 a la s1mplic1dad dl· los ;111l1p1111 llrn1· lils "º'"' q111, ,1, !11.111 1111·1,1 d1 · l.1lt1111111;tl
31. MP XIII 5.
OTOÑO D E 1873-INVIER\fO D E 1873-18741

La mañana ha pasado y el nediodía


la frente hace arder con su nirada tórrida
sentémonos bajo el cenador
y cantemos canciones a la anistad,
lo que fue de la vida la aurora.:
será para nosotros el crepúsculo
pero al mediodía es sólo un sonido:
decid, el cielo de la mañana
no nos promete más bello bmefício - -

121
ji, 11clcs 2 habla de las fiestas de Atenas, delos bellos y preciosos adornos de
' "'·cuya vista diaria ahuyenta el carácter sombrío. Nosotros los alemanes
l"1 1·mos mucho por este carácter sombrío; Schiller esperaba suscitar una ele-
1i111 moral con la irrupción de la belleza y la grandeza, con la elevación esté-
' Wagner espera, inversamente, que las fuerzas morales de los alemanes se
11 h 111 fin almente también al ámbito del arte, para exigir en este campo serie-
1 ~· dignidad. Entiende el arte de un modo tan severo y riguroso como le es
1'11 1~. sólo así espera experimentar su efecto regocijante. Nosotros nos com-
1L1111 os a propósito de esto de una manera completamente equivocada y an-
11111 al; a los hombres que quieren alegrarse con el arte les ponemos las mayo-
' 111 tcul tades, de tal manera que exigimos de ellos una genialidad moral y una
1111 ll'/.a de carácter. Puesto que a los artistas más dotados se les hace tan dificil
I· 11111ación y deben derrochar todas sus fuerzas en esta lucha, nosotros no-
11: t11s volvemos a ser, inversamente, muy laxos en las exigencias morales hacia
' .111 rns mismos: la comodidad domina en los principios y en nuestra concep-
'" 1k· la vida. Tomando la vida con tanta dejadez, perdemos la verdadera ne-
11l.1 d del arte. Cuando una vida, como la ateniense, no es más que una suce-
111 1k deberes, desafíos, empresas y fatigas, entonces se sabe también honrar y
11 el arte, la fiesta y en general la cultura: para que alegre. Y por eso la de-

1\1p'\111 5. carpeta con nueve folios. Además del ex los preliminares para SE. contiene los
1iU' l1los que los edllml's han il!!rupado haJO el número 31
<"'11 lucidides. 11 ~8.

1'<•71
568
l·RAUMENTOS PÓSTUMOS
\l. MP XIII 5. OTOKIO Dll IKiJ·llVIERNO DE 1873-1874 569
bilidad moral de los alemanes es la causa principal de que l'llo!I llo I
guna cultura. Por cierto: trabajan extraordinariamente, la p11s11 e~ Jll•ll
la diligencia heredada se muestra casi como una fuerza nalund , 111 s cosas sólo llegan a ser duradero, cuando se han debilitado: hasta
nifiesta su debilidad moral! 1 les amenaza el peligro de un final re>entino y violento. La salud se hace
más sólida en la edad madura. Si el <l'istianismo, por ejemplo, es hoy de-
31 (3)3 on tanto celo, y continuará siéndolt durante mucho tiempo de esa ma-
Tendencia de la época por los fuertes caracteres de una p1cz11, Pllllll porq uc se ha convertido en la religió1 más cómoda. Hoy tiene casi pers-
menos manifiestan todavía una fuerza vital: pero antes de que p11rd1i dc inmortalidad, después de habe1 puesto de su parte las cosas más
do algo, debe existir una fuerza. Si hay debilidad, los esfucill" tw ¡1111 s del mundo, la indolencia y la conodidad humanas. De este modo, la
conservación a cualquier precio: en todo caso, ahí no se da 11111g111111 u n11 también tiene precisamente ahora Sl :xnáxima valoración y el mayor nú-
la que se pueda uno alegrar. Comparar con el tísico que trata d11 ul lk defensores: pues ya no atormenta ala gente, sino que muchos se entre-
vida y debe pensar en cada momento en la salud, es decir, en la rn11 Nc1 111 rnn ella y todos pueden abrir su boa sin ningún peligro y seguir parlo-
una época tiene muchas naturalezas de esta especie, termina poi \1111i '' 1 as cosas fuertes y recias están en pfilgro de perecer bruscamente, de ser
za, incluso cuando ésta es hostil y brutal: Napoleón como un l1 p1 dn~ y fulminadas por un rayo. El hombri sanguíneo es presa de la apoplejía.
sano en la carta de Marwitz4. l 111 lllosofia actual no morirá ciertame1te de una apoplejía. Especialmente
que la filosofia se ha convertido en unL disciplina histórica, se ha garantí-
31141 '"' rnrácter inofensivo y con ello la immrtalidad.
Quien conoce la moral antigua, se maravillará de que mucl1.i " 111 rn
tonces fueron consideradas morales, ahora se tratan médicanw1111 il 1
chas molestias del alma y de la mente que entonces eran curad." I'"' . 1 t +- ]6 mientras el filósofo, como sapiente representante de esta asociación,
ahora lo son por el médico, como sucede especialmente con los 111 1 rn 11 puede ser reconocido, ni siquiera creícb, sino que se le considera un char-
calman con el tratamiento de narcóticos y alcalinos. Los an11g 111 1~ 1 1 11. 1omo alguien que promete demasiado. 3) la tendencia más rigurosa de la
más moderados e intencionadamente más sobrios en la vida d1a11.1 1hiJ1l1 •ítllll está a punto de transformarse en 11n sistema relativista, más o menos
nerse y renunciar a muchas cosas, para no perder el dominio sobn· ~l 111 i ido al 7t&v-rwv µhpov &.v&pw7toi;. Esto no puede ser: pues no hay nada
sentencias sobre la moral partían siempre del ejemplo vivo de aq111 111 111~oportable que esos guardias de frontera, que no saben decir otra cosa que
bían vivido de acuerdo con esas sentencias. No sé de qué cxtraii:i s y k ii!í 1 1 ~1· pasa por aquí», «no se puede ir por allÍ», «aquel se ha extraviado», «no
hablan los modernos moralistas: consideran al hombre como un n l ll1VllfW )ll 11u1s nada con una certeza absoluta», etc. Se trata de un terreno completa-
espiritual, parecen tener por indecoroso tratar al hombre en su a1111 g11;1¡I¡ ;.¡ 1111· 1·stéril. - De este modo, ¿habría desaparecido? - El emperador Augusto,
y hablar de sus muchas necesidades, tan imperiosas como vulgarn HI ¡1[111 11d11 era un muchacho, ordenó que se callasen las ranas de su casa de campo
ga tan lejos que se podría creer que el hombre moderno no posn 1ú ~M t¡ 111111• lc molestaba su croar: desde ese momento las ranas se tuvieron que callar,
cuerpo aparente. Creo que los vegetarianos, con su prescripciún d1 1111i]llf 111 11111 dice Suetonio. -
y de una manera más sencilla, han sido más útiles que todos los s1~1l! 11·q 1 r1 llt
listas modernos tomados en su conjunto: cualquier exagcraciú n 111•1111 ¡ 171
portancia. No hay duda de que los futuros educadores volverún a p1 1 ,, 111 S1 los filósofos quisieran soñar hoy en día en una polis, no se trataría cierta-
bién a los hombres una dieta más severa. Se cree que se puede p1 o p111 ,i1 111 1111• de una Platonopolis, sino de una Apragopolis (Ciudad de los holgazanes).
salud a los hombres modernos mediante el aire, el sol, la vivienda . Jo,\ 1.i
incluidos los venenos y estimulantes de la medicina. Pero paren· '11"
prescribe todo lo que es dificil para el hombre: la máxima parccl' s1' 1' 111 ll Para la descripción de la época.
sanos y enfermos de una manera cómoda y agradable. Sin emba1 gn 1·, 111 111111 lfrspecto a la religión observo un cansancio, uno se cansa y se agota final-
te la pequeña y prolongada falta de mesura, es decir, la falta de a111 nd1 '.1 qllii1 l\11111· de los símbolos cargados de significado. Todas las posibilidades de la vida
que finalmente se manifiesta como prisa generalizada y bajo la l( l1111,i d mi 1.i na, las más serias y las más desidiosas, las más cándidas, las más irreflexi-
lentia. Y la s más meditadas, han sido probadas una tras otra, es ya hora de descubrir
1~11 nuevo o hay que volver a caer una y otra vez en el viejo círculo: por eso es
1!111 11 salir del torbellino, después de que él nos ha hecho girar varios siglos. Se
--
' Des pués de este fragme nto en el m sc. se incluye el frag menlo 11 l.laj Vl·r .ipt rrilr
4 1k spués de este fragme nto en el mse. se incl uye el fragmento 3 1 [5a]. Ver a péndi ce.
Federico A ug usto L. vo n M arwitz ( 1777-1837) fue un famoso po lilrco y 1111lo1,11 1 •· lcx to ilegible t:n los manust:ritos.
Lo c ita ta m bién en 10 (6] 1k spués dt: t:stl' Ir •1¡.'lllrnlo l'l1 l'I rns1: se rnduyc el fragmento 11 [8a] Ver a pénd ice. Cfr.
ri 1'0 .ll. SI·
570 FRAGMENTOS PÓSTUMOS

han agotado incluso la burla, el cinismo, la enemistad contra el cristia11I


ve como una superficie de hielo en tiempo de deshielo, cuando por toda• 1
tes el hielo se rompe, está sucio, sin brillo, con charcos de agua, pelwm
parece, entonces, que la única actitud adecuada es una abstención dcl1l ;1d11
fectamente decorosa: con ella honro a la religión, aunque se trate de 1111.1 rl'!ll
moribunda. Mitigar y tranquilizar es nuestra tarea, como con los cnfi:11nn 32. U Il5A. 1
ves sin esperanza; sólo hay que protestar contra los malos y descuidado'.. 11
chapuceros (la mayoría son eruditos). - El cristianismo estará muy p1111il COMIENZO DE 1874-Pll.IMAVERA DE 1874
duro para la historia crítica, es decir, para la disección.

3119)
Hay que tener en cuenta también que un montón de filosofía ha sido Vfi 111
¡,Fs todavía cristiano todo lo que se llana por este nombre? O, planteando la
dado, y que ciertamente los hombres están casi saturados. ¡Cuánta filosni'I 1111nta de una manera más detallada y a'. mismo tiempo más inquietante, ¿qué
cada conlleva cada conversación, cada libro de sociedad, cada ciencia 1 1<'11 11 realidad en nuestra vida presente sertodavía cristiano? Y, por el contrario,
innumerables acciones ponen también de relieve que el hombre, el aclu.il IHI 1 \ll' l'S lo que sólo se llama así por costumbre o por temor? ¿Y existe algo que ni
redado una cantidad infinita de filosofía! Los hombres homéricos llllll' .11 lltl'nl se llama ya así y que más bien es d~claradamente no-cristiano? Para res-
esta filosofía heredada. Creo que la humanidad no dejaría de filosola1 .11111q1 111kr primero a la última cuestión, tomo como ejemplo a la ciencia en su tota-
las cátedras se quedaran vacantes. ¡Qué no ha devorado la teología! Cn·n qí! ,l11d ella es actualmente no-cristiana y quiere ser considerada como tal.
devorado toda la ética. Una concepción del mundo semejante a la cnst 1.11111 tl
asumir poco a poco todas las otras éticas, combatirlas, atraerlas, dchl 121
con ellas - más aún, debe aniquilarlas, si es más fuerte y persistente. 1 '1ccrón.
lhnamento.
31110) l lonradez.
Pienso en la primera noche de Diógenes: toda la filosofía antigua Sl: d1r 1 ' ultura decorativa.
hacia la simplicidad de la vida y enseñaba una cierta sobriedad. el rcnwdi11 111 Aprender también hoy de los griegos.
importante contra todas las ideas de revolución social. Desde este puntn d1 ,l .a falta de moral en Cicerón explica su falta de estética (de honradez)?
los pocos filósofos vegetarianos han hecho por los hombres más que tnd1 • fodas las épocas modernas sufren de esta carencia: nuestro estilo oculta.
filósofos modernos; y mientras que los filósofos no tengan el valor de 11.111 l lay que continuar luchando con los griegos como hizo Cicerón.
mar radicalmente su modo de vida y de demostrarlo con su ejemplo, 1H1 l11illil1 11.!opardi.
hecho nada. l .a fortaleza y la honrade::: de su carácter se revelan en su arte. Pero la pureza
,fo ·111 gusto no es tan grande como para que pueda imitar a Demóstenes: aunque
31 111)8 l111t1· por todos los medios de emularlo. (Wagner y Beethoven.) Como artista es
Con las ciencias pasa lo mismo que con los árboles, uno se puede aga 11111 h1111l:sto y nos da todo lo que le gusta. Pero la mayoría de las veces no le gusta lo
al tronco recio y a las ramas inferiores, no a las ramas superiores y a la l lll•il pt1mo, sino lo asiático. Eso era auténticamente romano.
lo contrario uno se cae y la mayoría de las veces se rompen también las 1111ií:! Pienso en una posibilidad civilizadora.
Así sucede con la filosofia: ¡Ay de la juventud que se quiera aferrar a su~ ,,,.1, .. 11
Para la cultura romana era esencial la separación de la «forma»; el «conteni-
¡,,., se oculta o se disimula en la forma. La imitación de una cultura extranjera
1111~umada es fácilmente observable. Pero eso lo han hecho también los griegos.
lrl ll:sultado es una creación nueva. La elocuencia romana existía ya en su máxi-
111.1 1uerza y por eso fue capaz de asimilar lo extraño. En primer lugar lo suntuo-
'' brutal y seductor de la retórica asiática, luego de la de Rodas, finalmente del
11 ll' út1co: por consiguiente, una vuelta a lo que cada vez es más simple.

1
\J 11 S. cuaderno de "SO púgmas. 100 págim1s contienen apuntes preliminares para MA.
Adr111:'ts conlli.:nc a11lll<1Ulllll'S paia SI· y los frag111cntos que se publican aquí.

1~711
K ('f'r 101"11
572
FKAGMENºI OS l'(>S'I UMOS
'2. U 11 51\ COMIFNZO 1)111874 - PKIMAVEKA DE 18-l 57J
32 (31
Epopeya (lengua, génesis de la cultura) Erga de 1lcsíodo. 1
Lírica (además la rítmica) - Fragmentos. •.1'.f//ásoj(Js.
Drama (Estado y arte)- Coéforas, Edipo rey. ibgcncs Lacrcio.
s /)~cx~oxcxL.
Oradores (griegos y romanos)- Demóstenes De corona.
Filósofos (lucha contra la religión) - Fedón. u lengua.
Historiadores (lucha contra lo místico) - Tucídides.
:1
32 [4] Si Goethe es un pintor frustrado, y Schiller un orador frusrab, entonces
Lo griego y lo bárbaro. 'Hncr es un actor frustrado. Él recurn especialmente a la músi::a -
l. El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música.
2. Platón y sus predecesores.
3. (9(
Cicerón y Demóstenes.
Wagner descubrió que el público es1aba formado de dos molos:nrny distin-
to~. uno para el juicio sobre el arte teatral, otro para la música.Lotomó como
Consideraciones intempestivasl. una unidad y explicó los arrebatos de sus inclinaciones como pro;ed~ntes de una
Strauss.
Historia. Óllll'H raíz, es decir, supuso que el efecto era la suma añadida de p>rcones iguales

Leer y escribir. &Ir efectos particulares. De la música se extrae mucha alegría, 11 msmo que del
Voluntariado por un año. MI ll' escénico y del drama.
Wagner. /\hora ha aprendido que una gran act:riz4 perturba este cálcuh - pero al mis-
llHl tiempo se potencia su ideal - ¿qur intensidad alcanzará el efteto, cuando
Institutos de bachillerato y Universidades.
Cristiandad. 11·,ponde a una música igualmente grande, etc.?
Maestros absolutos.
Filósofo. u 11015
Pueblo y cultura. La falta de límites y moderación la rnloraba como natural
Filología clásica. Goethe tampoco dudaba de poder hacer lo que le gustaba. Su gasto y su ca-
El erudito. pacidad iban a la par. Presunción.
Esclavitud de los periódicos. Wagner quería hacer también lo que le impactaba. De sus modelos no com-
p1cndía más que lo que podía imitar. Naturaleza de actor.
32 (5]3 Wagner tiene naturaleza de legislador: abarca con la vista muchas relacio-
1874 Tuc. I Persas. Gorgias. Pro corona. lll:s y no cae prisionero de las pequeñeces, dispone todo a lo grande y no ha
Oradores. Fpos de ser juzgado por los detalles aislados - música, drama, poesía, Estado,
1875 Tuc. II. Trachin. Etica de Arist. Discurso. Drama. 111 te, etc.
1876 Tuc. 3 Antigona. Política de Arist. Discurso. La música no tiene mucho valor, la poesía tampoco, el drama tampoco, el
1877 Lírica. arte escénico es a menudo sólo retórica - pero todo es unitario en conjunto y se
Tuc. 4 Ed A Col. República de PkLt. Discurso. Mitología.
1878 mantiene a una misma altura.
Tuc. 5 Ranas. Leyes. Discurso.
1879 Wagner como pensador consigue el mismo nivel que Wagner como músico y
Tuc. 6 Pájaros. Teofrasto. Carat. Discurso Historiadores poeta.
32161
Obra histórica. ]2 (111
Tragedia. El primer problema de Wagner es: «¿por qué no se produce el efecto, a pesar
Novela corta. de que yo lo siento?» Esto le empuja a una crítica del público, del Estado, de la
Moral y medicina. Sobre la literatura griega. sociedad . Entre el artista y el público establece una relación de sujeto y objeto -
algo completamente ingenuo.
El talento de Wagner es un bosque que crece, no un árbol aislado.
2
Proyecto para la continuación de las Consideraciones intempestivas. Cfr. 26 [20) y c111.1 1
Rohde,
3
19 de marzo de 1874, CO 11 453-455.
4
Elenco de ejercicios, posiblemente para el Piidagogium de Basilea. Wilhelmine Schroder-Devrient ( 1804-1860), cantante alemana.
5
Cfr. WB.
574 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
32. U II 5A. COMIEN~O EE 1874-PRIMAVERA DE~ 74 575
32 (12]
Wagner tiene el sentimiento de la unidad en la diversidad - por eso 1 serenidad de Wagner es el sentiniento de seguridad del ue retorna de los
por un soporte de la cultura. res peligros y excesos a lo lmit:Jdo y hogareño: todos t::>s 11..ombres, con
que trata, son segmentos limita:los:le su propio camino (al 11e10s ya no sien-
da por ellos), por eso puede !t!r sireno y superior, pues piedt.Jugar con to-
32 [13) las dudas y necesidades.
En algunas armonías tiene algo que repugna y agrada, como cuandu La otra cualidad es un gran taent< de actor, que está fuerade;itio y se abre
una llave en una cerradura complicada. ino por otras direcciones distiD.tas:le las habituales, ademál le alta la figura,
En el conjunto Wagner es rítmico y regular, en el detalle es a menudo vri;I voz y la necesaria modestia.
y sin ritmo. Ninguno de nuestros grandes múscos era todavía tan ma mtsico como lo
Wagner se ha acostumbrado a sentir simultáneamente en artes diferrn1i ~ti Wagner a los 28 años.
manera que es completamente insensible para la nueva música: tanto q111 l.1 1 l;n el Tannhduser trata de motivar m un individuo una seri1 de estados extá-
chaza teóricamente. Lo mismo se puede decir de las poesías. De ahí sus 11111o 1111 os: parece creer que sólo en estcs exJeriencias se muestra el lonbre natural.
desavenencias con los contemporáneos. Fn los Maestros cantores y en dgmas partes de sus Nibelun:osretorna al do-
11110 de sí mismo: es más grand~ enesto que no en el aban(ono extático. Le

32114)
nla bien la limitación.
Un hombre que se disciplina medimte su impulso artístico.
Todo arte tiene un grado de retórica. Distinción fundamental enlrl' p11c~ln Se descarga de sus debilidades atribuyéndolas a la época node:rna: creencia
retórica, o arte y retórica.
nnlural en la bondad de la naturaleza,cuando reina librementt
Característico origen de la retórica en Empédocles. Naturaleza inll'r 1111•ili·1 Todo Jo mide por su arte: Estado, sociedad, virtud, pueblo: J en una situación
Actor y orador: en el segundo se presupone el primero. h1~alisfactoria desea que perezca el mllndo.
Naturalismo. Contar con el afecto. Con el gran público. La juventud de Wagner es la de un diletante polifacético, dd que parece que
Enumerar todo aquello por lo que la retórica corresponde al arte no 111tl111I no va a salir nada bueno.
Origen de la prosa artística como eco de la retórica. A menudo he dudado de una manera absurda si Wagner tmía talento musi-
Es muy raro que uno como artista manifieste realmente su suh)<'liFid11il 111hl•I 111
yoría la oculta mediante un estilo y una manera adoptada. Su naturaleza se reparte poco a poco: junto a Siegfried, a Walther, a Tannhiiu-
Arte honesto y arte deshonesto - Distinción fundamental. El lla111.1d11 k•r uparece Sachs-Wotan. Aprende a comprender al varón muy tarde. Tannhiiuser
objetivo es la mayoría de las veces sólo arte deshonesto. La retórica l'~ p1i1 1 ohengrin son creaciones de un hombre joven.
más honesta, porque reconoce el engaño como fin. No quiere de ning1111¡¡ 1111H Abandonó su oficio porque ya no quería servir7•
expresar la subjetividad, sino reflejar un cierto ideal del sujeto, el podrn1~11 li!l!ll
bre de Estado, etc., como se lo imagina el pueblo.
1161
Todo artista comienza de una manera deshonesta, o sea, habland(l 111ffl(1111 Como actor quería imitar al hombre sólo en su aspecto más real y efectivo: en
maestro (Sófocles, la ampulosidad de Esquilo). Con mucha frecucnu.1 ~' dr1 ~I 111 pasión más alta. Pues su naturaleza extremada vio en todos los otros estados
eterno contraste entre conocer y poder hacer: los artistas se ponrn 1 11(¡111 1frhilidades y falsedad. Hay un peligro extraordinario para el artista al pintar las
ces del lado del gusto y permanecen eternamente deshonestos. C1n·11111 Cli •I p11~1ones. Lo embriagador, Jo sensual, lo extático, lo repentino, Ja conmoción a
hombre decorativo de un imperio universal. Se siente como hombr~ 1 11111plhl Inda costa - ¡tendencias terribles!
y triunfo de la naturaleza, de ahí su sentimiento de gloria. Sus actos p11IÍ1iu1
son decoración. Se sirve de todo, ciencias y artes, por su fuerza dcrn1 .1111'1 1 Íll .\21171
ventor del «pathos en sí», de la bella pasión. La cultura como dcco1.11"11'i 11 La música para Beckmesser8 es superlativa: no puede representar a nadie más
oculta.
11p;dcado y maltratado. Se siente mucha compasión, como cuando un jorobado
Tarea: explicar psicológicamente el devenir de una naturaleza sl.!1111·1.1111 ,.., l'Scarnecido.
32 [15) 6
Una cualidad de Wagner: el carácter indomable, la falta de mcsu1o1 , '" 11
los últimos límites de su fuerza, de su sensibilidad .

' Ch 12 14 ~ 1 1111 1 1lil 1kspllL's dl' hahocr participado en las revuelte1s de Dresde de 1849
1
' Cfr. WB. 111vo que hu11 exil1,1do" /.1'11 wh ,
" SL~xt us llL'L k11H' ~"' ' ··~ 111111 dt• l" ~ JlL'1 so•l•llL's de los M11, ·s/m.1· ( '1111/oro'.1, ú pera de Wagne1
576
F R AGMENTOS PÓSTUMOS 32. U 11 5A. C OMIE:r\ZO l>E 1874-PRIMAVER A D E I 871 577
9
32 [18)
1
R ichard Wagner en Bayreuth. uchísimos equívocos consisten ei que el que juzga parte Le u arte p articu-
rte doméstico).
l. Causas del fracaso. La primera de todas lo chocante. Falta dt~ ~ ltll
por Wagner. Difícil, complicado.
2. Doble naturaleza de Wagner.
1
3. sitúa a nte la música como un a11or: p or eso puede, porlearlo así, hablar
Pasión, éxtasis. Peligros.
4. és del alma de diferentes músicos y poner uno junto a otn mtndos comple-
Música y Drama. La coexistencia. 1cnte diversos (Tristán, Maestros cmtores).
5. Lo presuntuoso.
6. Madurez tardía - desarrollo lento.
7. 12~ 1
Wagner como escritor.
8. No hay que ser injusto y no se del-e exigir de un artista tmt.a j)Ureza y tanto
Amigos (suscitan nuevas dudas). 111111erés como los tenía un Lutero, etc. En Bach y en Beeth>vm resplandece,
9. Enemigos (no despiertan ninguna consideración, ningún i111 1· rl l'lll bargo, una naturaleza más pura. El elemento extático m Nagner es fre-
que se lucha).
10. 111cmente violento y no lo suficientemente ingenuo, ademáses ~uesto en esce-
Se explica el elemento extraño: ¿quizás es superado? llll'U iante fuertes contrastes.
Mo 11 11·
32 [19) 12'11
Su retorno a la naturaleza, es decir, a la pasión, es algo sosp:::chDso, porque la
El anhelo por la paz y la fidelidad - a partir de lo indómito y lo il111 1i!
en el Holandés errante. ' 11111 es Jo más efectista. Es falsa la ¡xisibilidad de un arte qrn es pura improvi-
11 111 : respecto a la música alemana eso es sólo un punto de vista ingenuo. La
32 [20) 'lh l.1d orgánica se encuentra en Wagner en el drama, pero poresono penetra en
Wagner es una naturaleza dominante: sólo cuando domina se cm 111 1111 11 11111sica (no sucede a menudo), tampoco en el texto. El texto conserva la im-
elemento, sólo entonces está seguro, es moderado y firme: la inh ilm 11111 i!l 1111 1a de la improvisación (que sólo es algo bueno en los artistas consumados,
impulso lo hace desmesurado, excéntrico, obstinado. 1·11 los principiantes: pero la improvisación engaña siempre y suscita la impre-
11 de riqueza) .
Wagner es un actor nato, pero al mismo tiempo es como Goe lh t'. 1111 11111
sin manos de pintor. Su talento busca y encuentra recursos.
Piénsese ahora en esos impulsos reprimidos actuando conjunt a 111111 1t ll71
1 11 trc música y lenguaje es posible una unión realmente orgánica: en la canción.
32 f21J 1111·11 udo también en todas las escenas. Es un ideal lograr semejante relación de
Es ciertamente posible que Wagner quite a los alemanes el g uslo 1h 1itll\ 1111 1.1 y música: el modelo es la danza coral antigua. Pero la meta se pone a menu-
de las artes particulares aisladamente. Quizás incluso puede surgi r dt 'HI lid 11 1 d1·masiado alta: pues nosotros no tenemos todavía un estilo del movimiento, ni
cia la imagen de una formación unitaria, que no puede ser alcanza d.1 1111'di·1hl ll1poco un rico desarrollo de la orquéstica, como lo tiene nuestra música. Pero
suma de habilidades y conocimientos particulares. 1.,l 1cñir la música al servicio de un apasionamiento naturalista, la disuelve y
11 l1111de, haciéndola más tarde incapaz de resolver la tarea común. No hay duda
32 [221 ljlll' un arte como el de Wagner nos complace en grado sumo y señala incluso
No hay que olvidar: el arte de Wagner habla un lenguaje /('(f/r11/ , 1111 111 posibilidad infinita de desarrollo artístico. Pero ¿y el sentido alemán de la for-
de un lenguaje como el de la música de cámara. Es un di scurso pop11 l11 1 111 li ' ¡< 'on tal que la música no se convierta en mala y no falte la forma! Al servicio
se concibe sin una gran vulgarización incluso de lo más no ble. Til'IH q111 Íl'. I IM gestos de Hans-Sachs Ja música tiene que degenerar (Beckmesser) 11 •
a gran10distancia y tiene que cimentar el caos popular. Po r ejem plo. l.1 1/1/lt
peria/ •
12Hl
9
J l,1y algo de cómico en esto : Wagner no puede convencer a los alemanes de
Escri to en enero de 1874. En carta a M a lwid a de Meyse nbug, 1 1 de kh11 111 ,¡,, 1ff f;I 11 llC lnmen en se rio el teatro. Se quedan fríos y tan anchos - él se acalora como
Nietzsche a prop ósito de sus d ud as acerca d el proyecto de Bayreuth : « N111' \ l1 1• 1;~ pn l lií .. dvación de los a lem anes dependiese de ello. Los alemanes creen hoy que
1
eran demasiado grandes! Como primera cosa, he in tentad o no pensar ya rn "' ""111111 n1
g ustias de allí, y como no lo conseguía, las últimas semanas he pensado rn 1'1111 11 1,1q q 11~ f.
h;11111 ocupaciones más serias y les parece com o una extrava ga ncia divertida
y he examinado atentamente todos los motivos por los que la empresa Sl' 1·s1,i n l11111 1111tl 11110 .tlg111en se dedique 1a n solemnemente a l arte.
los que quizás naufrague.» CO 11 445.
10
Nietzsche hace alusión a la Marcha 1111periol que Wa¡(ner compuso 1·11 1•1 11 1\11 i 1 1' 101,1¡¡.0111sl.1 ~ dt• los A/111 ·1 1111.1 <'1111/on •.1·: l lans .Sachs. maesi ro cantnr. y S1xlo Beckmes
motivo de la celebración de la victoria de Alemania sobre Fra1wia
lll ill' ~ llO l' illllOI y (ºSI11ha111> .¡,. 1.1 ( '11i 1adi; 1
578 FRAGMENTOS l'OSTlJMOS ~79
.12. ll 11 SA. COMll'NlO CE lti' ' ~ l'IUMAVERA 1>1•. 11!74

Wagner no es un reformador, pues hasta ahora lodo ha pe1111unru1I ud posible, y de perpetuarse, pn' as decirlo, mediante adopió1. Aspira-
antes. En Alemania todo el mundo toma en serio sus asuntos, y se lle drl ht legitimidad.
tende que sólo él los toma en serio. tJr1tno no permite otra individual ida:! que no sea la suya y hdesus fieles.
Influjo de la crisis monetaria. r corre un gran peligro, cuando no idlllite a Brahms, etc.: o L les judíos.
Inseguridad general de la situación política.
Duda respecto a la guía prudente de los destinos alemanes.
La época de las exaltaciones artísticas (Liszt, etc.) ha pasado. .gner es un hombre moderno y no ¡uede conseguir valor y oraleza me-
Una nación seria no consiente que se le moleste con frivolidadt• lu fe en Dios. No cree estar en ~as na.nos de un ser bueno, ¡ero cree en sí
nes no lo consienten con las artes teatrales. o. Nadie que crea sólo en sí mismo esya enteramente sincero nte sí mismo.
Lo principal: el significado del arte, como lo entiende Wagnc1, 1111 cn11 cr dejó a un lado todas sus debJidades, cargándolas sobre h.. época y sus
de a nuestras relaciones sociales y laborales. De ahí una aversión i11sl1111lv
lo inapropiado.

32 (291
1.w1
i:I sentido tiránico para lo colosal.
Para un alemán Wagner es demasiado inmodesto; piénsese l'll No hay deferencia o respeto hacia él d. auténtico músico le cotsidera un in-
nuestros generales. 11, alguien ilegítimo.

32 [301
1 .•~1
Wagner como escritor no es fiel a su propia imagen. No compolll 1111 h1 una suerte que Wagner no haya nacido dentro de una clase nás ctlta, como
sigue intuir el conjunto: en lo particular divaga, es oscuro, sin ingenio y ld111ann, y que no haya terminado en la esfera política.
rioridad. Carece de serena arrogancia. Le falta toda gracia y donalll'
agudeza dialéctica.
l·"'I
1 1hombre que se siente capaz de e;;os extraordinarios éxtasis y enajenaciones,
1
32 (311 lllnlmente conserva la modestia, pu~s sólo el que sabe se siente obligado a ella,
¿Cómo consiguió Wagner seguidores? Son cantantes que llegaro11 .i ~( 1 ,·11t usiasta ignorante no conoce límites. Añádase el culto al genio alimentado a
resantes como actores dramáticos y obtuvieron una posibilidad con1plt 1111¡ 1vés de Schopenhauer.
nueva de actuar, quizás con una voz mediocre. Músicos que han apll·11d11.l1
el maestro de la interpretación: que la interpretación debe ser tan genial q¡_¡ 1.n1
12
mine la conciencia de la obra misma. Son músicos de orquesta de ll'.it1'fi ll No se tendría que exasperar ya más a Wagner con el fracaso; se pone dema-
antes se aburrían. Músicos que trataban directamente de embriagar y hn Id /!! llndo furioso.
público, y que aprendieron los efectos coloristas de la orquesta wag11t•11.111U 1
suma, toda clase de descontentos que en todo cambio brusco esperan ¡•.. 111:ii .ni 1381
para sí mismos. Hombres que se entusiasman por todo lo que se llam.i "I" Wagner será hoy sin duda el más ingenuo apreciador de las pequeñas virtudes
so». Hombres que se aburrían con la música anterior y que ahora si1111rn 111 llll 11l1·111anas y sus limitaciones, pues las ve sucumbir y conspira con ellas contra lo
sus nervios se les ponían de punta. Hombres que se dejan arrastrar poi t111:!n 1 ~m· ahora triunfa.
que es temerario y audaz. - Wagner ha podido contar, tanto con el apoyo il(' h
virtuosos como con el de una parte de los compositores; - apenas pued1 11 1 1391
cindir de él los unos o los otros. Literatos con necesidades reformistas p111 11 Wagner no se ha abstenido de meditar sobre las posibilidades políticas: para
ras. Artistas que admiraron el modo de vivir independiente. •11 desgracia también con el rey de Baviera 14, el cual, en primer lugar, no le repre-
m1ló su obra, en segundo lugar, la dejó a medias mediante representaciones pro-
321321' 3 v1~ionales y, en lercer lugar, le creó una fama sumamente impopular, porque se
La «falsa omnipotencia» desarrolla algo «tiránico» en Wagner. El sc1111111 1 11t1ibuyen generalmente a Wagner las extravagancias de este príncipe. De la mis-
to de no tener herederos - hace que trate de dar a su idea de reforma la 111a~i1 ma manera, tuvo que ver desafortunadamente con la Revolución: Wagner perdió
11s poderosos protectores, suscitó miedo y debió aparecer ante los partidos so-
11alistas como un renegado: todo esto sin ninguna ventaja para su arte y sin una
12 En el msc. «bringt» y no «dringt».
13
Fuente: Burckhardt, J., Die Cultur der Renaissance in ltalien. Ein Versuch, ) ·• '"' 14 Luis lI de Baviera (1845-1886), desde 1864 rey de Baviera, fue protector de Wagner y
man , Leipzig, 1869, pp. 7-9 (BN. 162]. nintribuyó de una manera activa a la causa de Bayreuth.
580 FR/\(JMENTOS l'OS'l'UMOS 2. IJ 11 5A COMIENlO Dll874·1'RIMAVERA DE lf4 581

necesidad superior, fue además un signo de poca inteligcnda , pll" ,¡destino del arte en u11 presente cmo el nuestro, toma de IL nligión mori-
dió en absoluto la situación de 1849. una parte de su f'ucu:a. De thí 11alianza entre Wagner J Sd:iopenhauer.
En tercer lugar, ofendió a los judíos, que poseen en la Alc111a11111 •ICllJ presagia que quizás pronto la c..1ltua. sólo exista bajo la fon..a Le sectas ais-
yoría del dinero y de la prensa. Cuando hizo esto, se quedó sin olkio lil en claustros: las cuales renunciará1al mundo circundante. ·La-voluntad de
se vengó. de Schopenhauer logra aquí m e.x>resión artística: ese sorl() Lctuar sin fi-
Sobre si Wagner tuvo razón con la gran confianza que deposito lld, ese éxtasis, esa desesperación, ise tono de dolor y de dse1,, ese acento
se sabrá en un futuro no muy lejano. amor y de fervor. Raramente ur. jmal rayo de sol, pero sí n.ud::l.os mágicos
iws de luces.
32 (40) l,11 f'uerza y la debilidad del arte resien en una posición com> ét:a: es verda-
En sus juicios de valor sobre los grandes músicos usa exprcs10111·s 1 ·umcnte dificil volver desde allí ala viia simple. La mejoría dtloreal ya no es
vigorosas, por ejemplo, llama a Beethoven santo. También es sor p1c11d meta, sino la aniquilación o la negacim ilusoria de lo real. La:Ue-za reside en
describa como un hecho capital la introducción de las palabras c11 l.1 No1 \!111úcter sectario: es una fuerza extrena que exige del hombre Lnadecisión sin
fonía. Suscita desconfianza tanto por sus alabanzas como por sus v1t111Kil11 .md1ciones. - ¿Es cierto que un hombre podrá llegar a ser mejQr I11ediante este
falta la elegancia y la gracia, así como la belleza pura, el reflejo lu1111111rno (1 tll' y mediante la filosofia de Schopenhmer? Seguramente por l~ qte respecta a
alma completamente equilibrada: pero él busca desacreditarlos. Vl'ntcidad. ¡Si solamente, en una época en que la mentira y la convención son
11 uburridas y tan poco interesantes, laveracidad no fuese por el c:>ntrario tan
32141) Hh'rl~sante! ¡Tan divertida! ¡Estéticamente excitante!
Su talento como actor se muestra en que no lo es nunca en la v1d:1 1
Como escritor es retórico, sin fuerza persuasiva. 145115
l ,a fuerza artística ennoblece el impulso indomable y lo restnng(, lo concen-
321421 trn (con el deseo de dar una forma lo mas perfecta posible a esta obra). Ella en-
La interrupción de los grandes períodos rítmicos, la persistenc1<1 1h ~ l.1 noblece toda la naturaleza de Wagner. Siempre se extiende sin ctSar hacia metas
musicales, provocan sin duda la impresión de la infinitud, del mar: ¡w111 W n111~ altas, tan altas que sólo él las puedever: estas metas son cada. vez mejores, y
hubiera querido tildarlos de ley regular, cuando no eran más q uc a 111 I h ' i 1l l1nal también más definidas, y por esomás próximas. De esta manera, el Wag-
primer lugar perseguimos los períodos con ahínco, los buscamos, so1111P d\'.I 111'1 de hoy ya no parece corresponder a!Wagner de Ópera y drania, a.1 socialista:
dados una y otra vez, y finalmente uno se arroja a las olas. En prinw1 l11¡t1if 111 meta anterior parece más alta, pero es sólo más lejana y más indefinida. Su
esforzamos por atrapar los períodos, los buscamos, somos defraud.11111 11rt11al concepción de la existencia, de Alemania, etc., es más pn>funda, aunque
otra vez, finalmente uno se arroja a las olas. 1m1cho más conservadora.

32 [43) U 146)
No se puede saltar el camino que va de la danza hasta la sinfonía lo q111 La simplicidad en la construcción del drama revela al actor.
da no es más que un equivalente naturalista de la pasión real, sin rit11111 . P·
arte no puede sacar provecho alguno de una naturaleza sin estilizar. 1L1y 1) .\21471
en el Tristán de lo más inquietantes, por ejemplo, los momentos explosl\11 Shakespeare y Beethoven, uno junto al otro - el pensamiento más audaz y
na! del segundo acto. Desmesura en la escena de la paliza de los Mae.111111 1 ,, 111ús loco.
res. Wagner siente que tiene respecto a la forma toda la zafiedad de lo .rh lll!tit
que prefiere luchar bajo el estandarte de Hans Sachs, antes que ba.10 l'I d1 1 .\21481
franceses o griegos. Nuestra música alemana (Mozart, Beethoven) ha ad11pllllh Wagner aleja de sí culpa e injusticia - como él siempre crece, se olvida rápi-
como la canción popular, la forma italiana y por eso, con su riqueza de 11111:!\M11 1lamente de la injusticia: al llegar a un nuevo estadio la injusticia le parece ya pe-
namente articuladas, ya no corresponde a la grosería rústica y plebeya queña y cicatrizada. Se puede consolar de todo, como Schopenhauer.

321441 '2 [49)


El arte de Wagner es trascendental y de altos vuelos, ¡qué puede lrncl'I u1i El pasaje de Goethe sobre el hombre presuntuoso está en 27, 507 16 .
nuestra pobre bajeza alemana! Este arte tiene algo de huida de este m1111d11 1 11
niega y no lo transfigura. Por eso, su arte no actúa de un modo directaml'lll1 111! 1

ral, sino indirectamente quietista. Vemos que Wagner sólo se ocupa y se 111111•t. if11 15 Cfr. 32 [15]; 33] 15].
activo en la preparación de una sede para su arte en este mundo: pero ,,q111• 1111 16 Nietzsche cita aquí el volumen 27, página 507 de las Sdmtliche Werke de Goethe. Ver
importan un Tannhiiuser, Lohengrin, Tristán, Siegfried? Sin embargo, CSl' 11•11 1 r.rmbién 32 [10] y [33] 3.
582 FRA<1MENT<>S l'OSTUMOS U. U 11 SA ('OMIENZ_) IX 1 874-l'RIMAVERA I>E 174 S!U

32 (50) 17 . Y así fue siempre (cuando se p~csmdc de la teoría puram<ll. teFormalista de


¿Se puede hablar en Wagner de una magnífica «música en actos con t l!HI arabescos musicales).
Wagner piensa en la imagen de la interioridad que se hace visihlc, el\ 1 Tendríamos de este modo la co:i.trrlicción perfecta: una eprsión comple-
proceso anímico que se intuye como movimiento a eso quiere corrcspon .ente específica y determinada del sntimiento como músic¡-y junto a eso
comprender directamente la voluntad de una manera sumamente schopcnhM drama, una sucesión de expresio:iesle sentimientos comple\L:rrente determi-
riana. Música como imagen de una existencia a través de la sucesión. os o sea, de personajes dramáti10s-, a través de la pal.brL y del movi-
.iento. ¿Cómo pueden coincidir estosdos aspectos? Pues bien.el núsico puede
32 [51) prender los sentimientos del pro;eso del drama mismo y reproducirlos
Peligro de que en los movimientos y acciones del drama se encuenlrl·n 11 • mo música pura (obertura de Corülano 19). Sin embargo, eta [Inagen tiene,
tivos del movimiento de la música, que la música sea guiada. No es ncCl''iíl d tin duda, respecto al drama mismo el sentido de una generaliza:ió1; los motivos
guíe a uno de los dos - en la obra de arte perfecta tenemos el sentimiento d1 J'Olíticos, las razones, todo es deseó.ad~ y sólo habla la necia vcl UE1:ad. En cual-
coexistencia necesaria. 411ier otro sentido la música dramática es música mala.
¿Pero y la ansiada simultaneidad y elparalelismo más riguroo re todo el pro-
32 [52) l'CSO, en el músico y en el drama? En estr punto, la música molesa ai dramaturgo,
Wagner califica de error, en el género artístico de la ópera, que un 1111 ·,/¡; pues necesita tiempo para expresar al~o , a menudo toda una S' injonía para un
expresión, la música, se convierta en fin, y que el fin de la expresión, sin c111h.¡1ill• único sentimiento del drama. ¿Qué hace mientras tanto el dramL? Wagner utiliza
se convierta en medio 18. para ello el diálogo, la palabra en gene1al.
Por lo tanto, la música es considerada por él como un medio de exp1l·s11111 Así pues, se añade una nueva fuerza y una nueva dificultad: el 'enguaje. Éste
muy característico para Jos actores. Hoy se nos pregunta a propósito de 111111 1 habl:. en conceptos. También éstos tie~en sus propias leyes tenpo1ales; en resu-
fonía: ¿si la música es en este caso un medio de expresión, cuál es el fin ? h11 ¡\i ! men:
lo tanto, no puede estar en la música: aquello que es según su esencia nll'dll• d Solamente el mimo expresa el senti-
expresión, debe tener entonces algo que expresar: Wagner cree que es el d11 1111fl miento que le sustenta Cada uno lo expresa m diferentes me-
La música por sí sola la considera un absurdo: surge la pregunta: «¿para q111· 11il Mundo conceptual didas temporales.
to ruido?» Por eso considera la Novena sinfonía de Beethoven como la a11h 111ii Música
obra de Beethoven, porque en ésta, con la intervención de la palabra , d111 il 111 En el drama hablado domina el poder, que necesita el máximo tiempo, el con-
música su sentido, ser medio de expresión. l'Cpto. Por eso con frecuencia la acción se convierte en un reposo plástico de los
Medio y fin - música y drama - teoría más antigua. grupos. Especialmente en la Antigüedad: la quietud plástica e~presa un estado.
Lo general y el ejemplo - música y drama - teoría más reciente. El mimo se define así significativamente a través del drama hablado.
Si esta última es verdadera, entonces de ninguna manera puede lo gcnr 1.il il Pero el músico necesita otros tiempos distintos y propiamente no se le puede
pender del ejemplo, es decir, la música absoluta tiene derecho a existir, y 1a11il1i1~ il prescribir ninguna ley: un sentimiento plasmado en sonidos puede ser largo para
la música del drama debe ser también música absoluta. un músico y corto para otro. ¡Cómo exigir, entonces, que en este caso el lenguaje
Pero esto no es más que un símbolo y una imagen - no es del tod o vrnl iill conceptual y el lenguaje de Jos sonidos vayan de la mano!
que el drama sea sólo un ejemplo de la universalidad de la música: género y t''• I' Sin embargo, el lenguaje mismo contiene un elemento musical. La frase fuer-
cie, ¿pero en qué sentido? Como movimiento de sonidos frente a Jos movi1111rnl1 11 temente sentida tiene una melodía, que es también una imagen del movimiento
de las figuras (para hablar aquí sólo del drama mímico). más infinitamente de la voluntad que Ja acompaña. Esta melodía es artística-
Ahora bien, también Jos movimientos de una figura pueden ser lo m:1s 11111 mente utilizable e interpretable, hasta el infinito.
versal: pues expresan estados interiores, que son mucho más ricos y ma111ml11 La unión de todos estos factores parece imposible: un músico reproducirá.
que los movimientos resultantes en el hombre exterior: por eso nosotros con 11111 estados de ánimo singulares suscitados por el drama y no sabrá qué hacer con Ja
cha frecuencia comprendemos mal un gesto. Además, en todos los gestos h;1y 1111 mayor parte del drama: de ahí sin duda el recitativo y la retórica. El poeta no será
enorme componente de convencionalismo - el hombre completamente l1h11 1 capaz de ayudar al músico y por eso no podrá ayudarse a sí mismo: desea sola-
un fantasma. Pero si no se tiene en cuenta la movilidad de la figura y se hahl.1 d11 mente poetizar aquello que se pueda cantar. De esto tiene, sin embargo, concien-
movimiento del sentimiento, entonces la música debe ser lo más universa l, 11111·11 cia teórica, no conciencia íntima. El actor, sobre todo como cantante, debe hacer
tras que el movimiento del sentimiento de esta y aquella persona debe ser l'I 1•l1 una gran cantidad de cosas que no son dramáticas, abrir Ja boca, etc. ; necesita
mento específico Pero Ja música es precisamente el movimiento del sentinlll 111 11 maneras convencionales. Así pues, todo cambiaría si el actor fuese por una vez y
del músico expresado en sonidos, por consiguiente en todo caso el de un llld l\i al mismo tiempo músico y poeta.

17
Cfr. WB.
18
Cfr. Wagner, Ópera y drama. «Introducción», op. cit., SSD III , p. 23 1. 19 Obertura de Beethoven, opus 62, escrita en 1807.
584 1:RAGMllNTOS l'(>STUMOS l2. U 11 5A ('(IM ll~N;'.ü 11. 1 874-PR 1MAVERJ\ DE 1174 585

Utiliza gestos, palabras, melodías de Ja lengua, y a eso hay que aílnd11 ,tros hombres: en esto, todavía conin úa idealizando a <<nue~ns hombres» y
los símbolos generalmente aceptados de la expresión musical. Presupone Ull una opinión muy alta de ello-.
ca muy ricamente desarrollada, que ya ha ganado para un sin número d
mientos una expresión fija, reconocible y repetitiva. Mediante estns cill!ll m 1
les recuerda al oyente un estado de ánimo determinado, en el que el 11cto1 \Jna forma peculiar de la ambi:::iónie Wagner era la de cotfroL tarse con los
saberse comprendido. Ahora se ha convertido realmente la música L'll un ndcs del pasado: con Schiller-Goetle, con Beethoven, con la te-<>, con la tra-
de expresión»: por eso, artísticamente está en un grado inferior, pues ya l!il la griega, con Shakespeare, con Bisnarck. Únicamente no o.centró ninguna
misma orgánica. Entonces, el maestro musical será siempre capaz de l'll t 1el ación con el Renacimiento. Pero irnen.tó el espíritu alemán fnnte al latino.
símbolos de la manera más artística: pero puesto que la verdadera coh1:1c1 racterística interesante del espíritu aemán según su propio n.oeelo.
plan están más allá y fuera de la música, ésta no puede ser orgánica. Sin l!lllb111
sería injusto reprochar esto al dramaturgo. Él puede utilizar Ja músll·a 1•~•flH' 1~91
dio en favor del drama, de la misma manera que utiliza la pintura co1110 1111 i!H·ih l Jna especie de Contrarreforma: el runto de vista trascende1te Ita sido suma-
Tal música, pura en sí misma, se ha de comparar con la alegoría pintad.i 11 V(l1I mrntc debilitado, Ja belleza, el arte, el Lmor por Ja existencia hl.n 1ido muy vul-
dero significado no se encuentra en las imágenes, por eso puede ser muy l>t%1 11111ados bajo la influencia del espíritt protestante. Cristianisnoidealizado de
tipo católico.
32 (531
Peligros de Ja música dramática para la música. "2 1601
Peligros del drama musical para el poeta dramático. La lengua elevada a su más vigorosaexpresión - aliteracióL. lo mismo para
Peligros para el cantante. lu orquesta. La claridad de la lengua 10 es el elemento supreno, sino la fuerza
l'lltbriagadora del presentimiento.
32 (541
Todo lo que es grande, sobre todo cuando es nuevo, es peligroso: la 11111\'11 '2161)
de las veces se presenta como si fuese lo único legítimo. - Wagner intenta Ja renovación del arte desde Ja única base ta:lavía existen-
Se debe precisamente pensar qué clase de época es ésta en la que sc ~·.rnri'(i 1 ll\ desde el teatro: aquí realmente se emociona todavía Ja mao. y no se enseña
arte: totalmente desarticulada, jadeante, impía, codiciosa, amorfa, insc¡• 11111 1 1j 1 11ada como en los museos y en Jos conciertos. En realidad es una masa muy tosca,
fundamentos, casi desesperada, sin ingenuidad, completamente consc1i:u11 y volver a dominar Ja teatrocracia se ha demostrado hasta ahora como algo im-
ble, violenta, cobarde. posible. Problema: ¿debe el arte seguir viviendo eternamente de un modo secta-
110 y aislado? ¿Es posible conseguir que llegue a dominar? Aqui radica la impor-
32155) tancia de Wagner: aspira a la tiranía con la ayuda de las masas teatrales. No hay
Como actor Wagner reproduce óptimamente: entra en las almas de (11111 •,11 11inguna duda de que si Wagner hubiese sido italiano habría alcanzado su meta.
extraños. El alemán no tiene ningún respeto por la ópera y siempre Ja considera como algo
un portado y no alemán. Aún más, no toma en serio al teatro mismo en su con-
32 (56)
¡unto.
El arte ha conseguido reunir por una vez todo lo que todavía conserva o1ll'l1
vo entre los alemanes modernos - carácter, saber, todo se reúne. Un eno11111,J )!I ]2 (62)
ten to por afirmarse y por dominar - en una época hostil al arte. Veneno 111!!ll
veneno: todas las excentricidades se dirigen polémicamente contra grandes l 111:1 Guerra.
hostiles al arte. En esto se incluyen elementos religiosos, filosóficos, nostal¡•111 11
lo idílico, se incluye todo, todo. · El vencedor se convierte la mayoría de las veces en estúpido, el vencido en
malvado.
32 (57) La guerra simplifica. Tragedia para los hombres. ¿Cuáles son los efectos so-
Wagner valora la simplicidad de Ja construcción dramática, porque ell.1 1 1 1 bre Ja cultura?
que actúa con más fuerza. Reúne todos los elementos eficaces, en una éprn o1 q1 Efectos indirectos: los convierte en bárbaros y por eso Jos hace más naturales.
a causa de su torpeza necesita medios muy toscos y fuertes. Lo lujoso, lo e11il111 La guerra es un letargo invernal de la cultura.
gador, lo desconcertante, lo grandioso, lo terrible, lo ruidoso, lo feo, lo ext.1111 Efectos directos: ensayo prusiano del voluntariado anual; vincular ciertas fa-
lo nervioso, todo es legítimo. Dimensiones enormes, medios enormes. cilidades del servicio militar a las condiciones culturales.
Lo irregular, Ja pompa y la ornamentación recargada dan la impres1011 d1• 11 Enseñanza sobre Ja vida.
queza y de suntuosidad . Wagner sabe qué es lo que todavía hace efecto ' "hi Acortamiento de la existencia.
5X6
H<AOMENTOS l'OSTIJMOS
;12. IJ ll 5A , COMll'NZ«) 1)11,g74.pl(JMAVEI</\ l>E IHi.. 587
Los griegos eligieron general a
tado. Sófocles 20 , y en camhio, fue 1t1111blé11
11 lo único que q ucda. Pero ind uso~s ta no es capaz de crc:r uL a organiza-
La guerra científica - El individuo y su deber son indiferentes. El oh1 ni siquiera de mantener a ray~ a l~:n úsica teatral importad-.
forme al deber contra la humanidad conflicto asom brosamcn tc i 11s111wU Aquellos que hoy aplauden en el teatJ, se avergonzarán mañnade ello: pues
«Estado» no conduce ninguna guerra, sino el príncipe o el ministro, 1111 tros tenemos nuestro altar doméstüo -Beethoven, Bach-, yi::ntonces pa-
engañar con palabras. el recuerdo.
El sentido del Estado no puede encontrarse en el Estado, aún mc11üii e11 I,
ciedad: se encuentra en los individuos.
La naturaleza se comporta lo mismo que la guerra, es indiferente
lor de los individuos.
l'n~;, Swre k época.

Sé que dentro de no mucho tiempo muchos alemanes sentirán lo 111is11 l .a naturaleza no es buena - dogmacontrapuesto a la opini1n alsa y débil y
yo: la necesidad de vivir libres de política, de lo nacional, de periódu.:o\ p.11 111 secularización.
feccionarse. Ideal de una secta de la cultura. El sentido de la vida no se encuentra en la conservación de Is i1stituciones o
11 su progreso, sino en los individLos. Istos deben ser despedaad1s.
32 f63J Cuando uno asume la tarea de la j1sticia, la existencia le nse"ía su impor-
Considero imposible pasar del estudio de la política a la acción . Pa1.i 1111 ni t1111cia.
clara la espantosa nulidad de todos los partidos, incluidos los partidos l 11ili La vida no se ha de organizar d::: la manera más cómoda posbley soportable,
nales. Deseo vivamente la curación de la política: y la práctica de los 111.1 i 11]1¡ -1110 de una manera severa. De todos modos hay que mantene1firme el sentido
diatos deberes ciudadanos en la comunidad. Mantengo que en Prusia l " 11¡¡)111 111l'la físico.
una constitución representativa: incluso la considero infinitamente dat'1111.1 11 La gran inconsistencia de las cosas 11.os facilita la instrucció1. l'lo hay que ser
cula la fiebre política. Deberían existir sin embargo círculos, como lo f ttl 1111i ir! l11clulgente con nada, se ha de decir la rerdad, aunque resulte cuaquier cosa de
órdenes monásticas, aunque con un contenido más amplio. O como 1.i 1 l,1 ~ LI l·llo.
filósofos en Atenas. Hay que burlarse de la educación que se imparte poi 1111•¡f Nuestra tarea consiste en volver a slllir de todos los oscurantismos y de todas
del Estado. las insuficiencias y no engañarnos sobre la existencia. Pues toda la lrnmanidad ha
""ído hoy en la vulgaridad (naturalmente incluidos los partidrn rdigiosos. Tam-
32 f64J bién los ultramontanos, puesto que ellos defienden deshonestame11te una expre-
Si alguien no está ligado a otro ni por viejas deudas de gratitud, ni poi .i11 sión mítica como verdadera sensupropio, y quieren conservar su poder exterior).
zas, y desea a pesar de todo su ayuda - y este es precisamente nuestro L"'" en El helenismo de Goethe es en primer lugar históricamente falso, y en segundo
tonces tiene que demostrar dos cosas: en primer lugar que su solicitud apo1 I 1 ol lugar demasiado blando y poco viril.
otro una ventaja o que al menos no le va a causar ningún perjuicio, y qul' p11d1 El peligro de la relajación no existe: la justicia es una de las obligaciones más
contar con toda seguridad con su agradecimiento. Si no consigue despc¡.11 l111L1 duras, y la compasión un gran estimulante.
duda sobre esos dos puntos: entonces no tiene ningún motivo para encolc111;11 Si nuestra tarea fuese deslizarse por encima de la vida lo más posible, enton-
si se rechaza su petición. ces habría recetas, sobre todo la de Goethe.
Es hermoso contemplar las cosas, pero es terrible ser las cosas.
32 f65J Asumir en nosotros el sufrimiento voluntario de la veracidad, las heridas perso-
Naturaleza de Wagner. nales.
Su obra de arte. El sufrimiento es el sentido de la existencia.
Lucha contra la época. Las muchas patrañas en las que estamos envueltos, que oscurecen nuestro
La resistencia legítima. propio ser, nos engañan también sobre el sentido de la vida: el mismo valor que se
Intento de un golpe de mano necesita para conocerse a sí mismo, también enseña a considerar la existencia sin
patrañas: y viceversa.
32 f66J
El significado que Wagner atribuye al arte no es alemán. Aquí falta incluso 1111 32 (68)
arte decorativo, falta decencia pública hacia el arte. Es esencialmente erudic1011 11 Metafísica de la cultura.
vulgaridad completa. Aquí y allá se aprecia un deseo aislado por lo bello. La 11111 Se ha de fomentar todo aquello que someta esta vida a un sentido metafisico.
Ya no es posible el elemento religioso en sentido puro, sino transpuesto.
20
¿De dónde procede el empuje hacia la educación, los conocimientos, etc.!
Sófocles fue elegido general («estrategos») en la primavera del 441 a. C. en virtud de ' " '
méritos artísticos y del prestigio que había alcanzado. ¿Ventajas para la lucha por la existencia?
Inmortalidad del genio y del impulso hacia el genio.
-l'RIMAVHRA l>E 18~ 58'1
5KK FRAC'iMENTOS P<">STIJMOS 32 IJ 11 SA. COMll•NZO DI

32 (69)
El significado de Bach y de Handel está en su naturaleza alc111:11111
llccrlo insensible frente a lo naciona, que viaje desde joven.
32 (70) :onoccr a Jos hombres, leer poceo.
Los alemanes no han soportado el fraccionamiento en pcquc1fo No una cultura de salón.
modestos, viles, pero interiormente ricos. Aceptar simplemente el Estado y las ¡bligaciones. O emigrar.
¡Tuvieron que soportar la forma del gran Estado! arrogante, 1111c1 lil!'ll No a la erudición. Ninguna universid..d.
vacío. Tampoco ninguna historia de Ja filoofía; el filósofo debe bisc:r la verdad
ru sí mismo, no para escribir libros.
32 (71)
Cultura alemana2 1• 1741
Admitimos que actualmente hay unageneración muy débil d1taes filósofos
pero una generación mejor no sorortaá la Universidad.
Hasta ahora nadie ha propuesto grandes metas a la cultura alc111.111:i
Peligro del sentido político.
Tenemos una enorme obligación como nación poderosa: ¡ir poi drl.1111rl 1 1751
Filosofla universitaria
absolutamente imposible encerrarse como lo hace un caracol. al servicio de los teólogos
La supremacía política sin la supremacía propiamente humana rn11sl1t11_v de la historia (Trendeleaburg).
cosa más dañina. El filósofo como erudito entre los enditos.
Hay que conseguir que la supremacía política vuelva a ser algo bm 11P. t'i! Ningún modelo.
gon::.arse del propio poder. Usarlo del modo más curativo. No puede tener ningún cargo.
Todos creen que los alemanes pueden descansar en su superiond.id 1111_H1!I Cómo se puede examinar de filosofía a los jóvenes.
intelectual. Su juventud y educación para su profesión.
Tal vez se crea que ahora mismo es el momento para algo difcn.:nll". l'·llti
Estado. Hasta ahora era para el «arte», etc. Esto es un malentendido \\ 1p11il u 1761
so; existen gérmenes para el más excelso desarrollo del hombre. ¡Y dcbl'11 p11 1) No hay en absoluto tantos como el Estado necesita - deahi se despren-
en favor del Estado! ¿Qué es pues un Estado? 1k un empeoramiento, demasiado jóvenes, etc.
La época de los eruditos ha pasado. En su lugar deben encontrarse lll~ ,11lH1il 2) Están incorporados a las instituciones de la erudición.
tes de la verdad 22 . Enorme poder. La única forma de aplicar rectamcnk rl ¡•111 3) Deben dar clase a cada joven que lo desee, y a horas determinadas, y tam-
alemán actual es comprender la enorme obligación que conlleva. Una n·l.q,11,l(l11 h16n en disciplinas determinadas.
de las tareas culturales convierte este poder en la más horrenda tiranía 4) Están cohibidos por la teología.
5) En todo caso por la finalidad del Estado.
6) Tienen que ser eruditos y conocer la historia (y la valoración) de una ciencia.
32 (72)
7) ¿Realmente hay que iniciar en esto a los jóvenes (o corromperlos) antes de
Época.
toda experiencia? ¿Examinarlos?
Aniquilación de la Ilustración. Los jóvenes griegos tenían más experiencia.
8) ¿Pueden verdaderamente decir: seguidme y abandonarlo todo? Esto no
Reconstitución del sentido metafísico de la existencia.
Hostilidad contra el cristianismo, porque descuida la existencia. lo permitirían ni el Estado ni la Universidad.
9) No están en la vida y por eso no tienen experiencia. Hay tantas condicio-
Contra las ideas de la revolución.
- No orientada a lafelicidad: la «verdad», no consiste en un cómodll 11 ¡11\ nes adversas, que el sexo también está realmente mutilado.
so, sino que es heroica y dura. De esto resulta: el desprecio de la jl/osofia.
Dándose cuenta de este desprecio se enfadan y tratan por todos los medios de
Contra la sobrevaloración del Estado, de lo nacional. Jacob Burd h ;11 d1
no conceder ningún valor al verdadero filósofo. Trabajan maliciosamente en su
El incomprendido Schopenhauer.
Sin amor o sólo breve en su amor. rincón, con compañerismo, etc.
Se exceptúan algunos doctos dignos de consideración: pero incluso éstos son
precisamente eruditos y no modelos; sus trabajos históricos los hacen mejor los
~• Sin centrar en el msc.
12 En el texto alemán «Philalethen». Filaletes es el personaje de un Diálogo en Sch11p1·11
hauer: Parerga y Paralipomena, II, cap. XV, par. 174. 2' Sin centrar en msc
590
FRAOMENTOS POSTl!MOS
J2. ll ll 5A . ('0MIFN(.0 DI l 8'/4·PRIMAVl!l{A l>E 1,74 5'>1

filólogos: de este modo la filosofia griega se ha de liberar siempre dl: lu m14f,


del aburrimiento: leed preferiblemente a Laercio, como los antiguos. f791
La fe en un Dios y en un Redrntono es más que un acces(fiornitológico y
Su sueldo tampoco es un verdadero honorario, una remuneral'i<'i11 ho1111 tiene nada que ver con la esencia deJna religión.
sino que se venden bajo condiciones: con lo cual no se trata en realidnd d
bre privilegio por parte del Estado.

32 (77)
1ao12s
Capítulo V. <JLltura alemana.
Para el capítulo IV24 • Todo gran poder contiene una granculpa.
Diferencia con el hombre de Rousseau. Él no quiere la felicidad 111111 Por eso, grandes obligaciones, granles fines.
tampoco la ambiciona para los hombres. No está permitido en absolutc vivirpara sí mismo y dejar wira. los otros.
<Diferencia con el hombre> de Goethe. Él no quiere engañarse soh1ll 1.11 \'hl Es completamente falso decir que hi>y los alemanes se van ¡Pli tzando, mien-
tampoco quiere vivir para sí solo, con un egoísmo noble. trns que antes tenían un modo de ser etético.
Se opone a la época con su veracidad Los alemanes han buscado un idea en su Lutero; la músia aemana, supe-
contra la naturaleza buena rior a todo lo que conocemos en cultura.
contra la Ilustración ¡,Debería cesar la búsqueda porquedlos tienen el poder polí~cd Precisamen-
contra el cristianismo degenerado h' el poder (a causa de su maldad) deb:ría conducirlos hacia alí ce una manera
contra las ideas de la revolución 111o'ls vigorosa que nunca.
contra la sobrevaloración del Estado El alemán debe aplicar su poder a su alta meta cultural.
contra lo histórico Combatir la secularización.
contra la prisa. La lucha contra la Iglesia catolica es un acto de Ilustración néida más eleva-
Restauración del sentido metajlsico. do, y la refuerza desmesuradamente: algo que no era deseable m absoluto. Natu-
Las imágenes distorsionadas del hombre schopenhaueriano ralmente la Iglesia tiene en lo general razón. ¡Ojalá el Estado ylaslglesias se de-
desde el punto de vista de Mefistófeles, sin bondad vorasen recíprocamente!
desde el punto de vista cómodo de Goethe, el atractivo del conorn111111111 La adoración del Estado moderno puede conducir directamente a la destruc-
de lo nuevo y diferente, sin consecuencias. ción de toda cultura.
Ausencia de lo heroico. Conclusión El sentido metafísico de la existencia es también el sentido de toda cultura.
¡A esto se contrapone la tarea de la elegancia y del embellecimiento!
32 (781
¿En qué consisten los sufrimientos de la veracidad?
Se destruye su felicidad terrenal. .'21811
Se debe ser hostil con los hombres a los que se ama. Teleología de Schopenhauer entre los alemanes.
El genio y el sentido de la vida.
Se deben desenmascarar y abandonar las instituciones a las que se l"sl i'1li La veracidad como puente hacia una cultura.
gado por simpatía.
Tales hombres necesitan el arte.
Se tendrá que ser a menudo injusto en la aspiración a la justicia.
Se puede no tratar bien a los individuos y se sufre con ellos.
Con qué frecuencia nuestros sentimientos no son puros, empañados pn1 1 1 32 (821
odio y por el desprecio. Los persas: disparan bien, cabalgan bien, no prestan, no mienten.
A menudo se dará la impresión de proteger a las instituciones y se pa \a1 11
por aliado de cosas despreciables.
32 (831
El sentimiento de la veracidad Los enemigos comunes de la cultura y del sentido metafísico - Ilustración,
puro, impersonal revolución, naturaleza, etc. Por eso van conjuntamente.
no frío y científico Final de la formación ilustrada, que es hostil a la metafísica: y del Renaci-
renunciar siempre a sí mismo miento, que, como Goethe, no conoció bien la Antigüedad.
sin la manía de criticar y sin ser cascarrabias La música está en pleno florecimiento. ¡Beethoven es infinitamente superior
a Goethe!
con conciencia de los sufrimientos que se derivan de ello.
Su sentido fue comprendido por Schopenhauer.
24
Se refiere a SE.
25
Cfr. SE.
.:<192 FKA(iMENTOS Pf>STlJMOS

Problema de la nueva cultura.


Pregunta ¿ésta es nacional?
Lo que los alemanes desean hoy como cultura nacional: fa efe rlllCi
Dubois-Reymond26 .

33. MP XIII 4, 1-5. ENERO-FEBRERO DE 1874 1

1112
Si para Goethe componer poesías era una especie de recurso para una -voca-
ción fallida de pintor, si se puede hablarde los dramas de Schillir como de una
lm:uencia popular transplantada, tambk~n será justo ver en W~ner un talento
originario de actor, que no fue posible sa:isfacer por la vía más drecta y que en-
l'nntró su orientación y salvación recurrimdo a todas las otras artes para llegar
11 un alto ideal de actor.

.H 1213
El público que se sienta en nuestros teatros está preparado de modo muy di-
krcnte y desigual para las distintas artes del teatro; el grado de su saber y de su
Ml'lltir no es el mismo para la música que para el arte dramático, yes distinto tam-
hién para la poesía. Wagner se dio cuenta bien pronto de aquello que tenía efecto
~obre el público y para explicar esos efeclos presupuso que ese pfülico exteriori-
taba siempre sus inclinaciones y aversiones desde lo más íntimo y. por decirlo así,
desde la raíz misma de su ser. Buscó, por consiguiente, las fuentes de los efectos
tras la diversa formación de los individuos, en su núcleo vital. Cuando veía una
úpera suponía, por ejemplo, instintivamente que ningún oyente podía separar su
goce musical del goce del drama y del arte teatral, y que el efecto que produce la
ópera completa era la suma de una cantidad de efectos singulares, a los que cada
arte había contribuido en una proporción completamente igual. Más tarde, una
;ran actriz le trastornó este cálculo, la Schroder-Devrient potencia, mediante su
111terpretación, una música insignificante y una pieza teatral superficial, de ma-
rionetas, hacia un efecto de grandeza trágica; pero inmediatamente se potencia
también el ideal de Wagner, y de nuevo equilibra su cálculo preguntándose qué
altura podrá alcanzar el efecto, cuando fa grandeza de la música y en general
todo el drama correspondan a una actriz semejante.

33 [3)
Lo que Goethe ha dicho de sí mismo, también lo podía decir Wagner de sí.
«Nunca he conocido a un hombre más presuntuoso que yo mismo; y el hecho de
que yo lo diga, muestra ya que es verdad lo que digo. Nunca creí que habría de

1
Mp XIII 4, carpeta con 54 folios. Los fragmentos que se publican aquí corresponden a
los 5 primeros folios del año 1874, enero y febrero.
2
Cfr. WB y 32 (8, 20].
26
' Cfr. 32 [9].
Emil Dubois-Reymond (1818-1896) fisiólogo y filósofo, académico berlinés. Son l.i111o1
sas sus teorías sobre los límites de la ciencia. Cfr. SE 6, KSA 1 390. [59 3]
594 l·l{/\<iMENT!>S l'úS'l'IJMOS n MI' Xlll 4, l.S ENHO-H!HRllRO DE 1874 595

conseguir algo, siempre pensaba que ya lo tenía; me hubiera podido po11 191
cabeza una corona, y hubiese pensado que eso era la cosa mús 11at11r11L' 1 El ritmo y la regularidad se mu(stranen Wagner solamente ei la escala de las
samente por eso, yo era un hombre como los demás, pero por el lwclu-1de111 ·andes dimensiones, en lo particu'ar esa menudo violento y siiritmo.
trataba de estudiar a fondo lo que había logrado por encima de 111i11 ft!l'I
porque intentaba hacerme merecedor de lo que había obtenido s111 11i11gll!\ 11 11016
to, sólo por eso me distinguía de un hombre verdaderamente loco» Del mi Wagner se ha acostumbrado tanto a:entir y a crear simultánramente en artes
modo, tampoco Wagner dudó nunca de poder hacer lo que Je gustaba; 11\11111 fcrentes, que se muestra a menudo totamente insensible e inju~o respecto a las
y su capacidad crecieron juntos. Lo que le causaba fuerte impresión qui:iln t es consideradas aisladamente. En elperíodo de su máximo íigor teórico ha
bién hacerlo él, de sus modelos, en cada escalón, no comprendió nada r11(1ti ll ,egado incluso la legitimidad de esas ares particulares, y de esaépoca proceden
lo que él también podía imitar. · laii muchas desavenencias que tuvo con rus contemporáneos.
33141 3311117
Wagner tiene una naturaleza de legislador. Él otea con una mirada r11u Una cualidad de Wagner es su carácer indomable y la falta ce mesura. Él as-
relaciones y no se deja atrapar por las cosas pequeñas. Ordena todo a gr ,111 1'lil JI l'icnde siempre hasta los últimos escalones de su fuerza, de su sensibilidad, y sólo
la; se le juzgará siempre de una manera equivocada, si se le juzga por 1111d11ull nllí cree estar en plena naturaleza. Su otra cualidad es un talenb extraordinario
tanto en la música como en el drama, o incluso en su concepción del l·s1.itl11 \'t i 1lc actor, inhibido y desviado y que ha de abrirse camino por otias vías distintas
la sociedad . 11 las usuales. Para ser actor le falta la firura, la voz y la contencón necesaria.

33 [51 4 .n 1121s
De sus primeras obras se puede decir que en ellas Ja música no trelll 1111r\.11 La serenidad de Wagner es aquel seatimiento de seguridad de quien retorna
valor, la poesía tampoco, el drama tampoco, el arte escénico es a mer1111l11 •(1i tic los mayores peligros, excesos y éxtasis, y se dirige ahora hacia lo limitado y lo
una retórica naturalista, pero todo forma una unidad y se mantiene a la r11i j1¡¡ familiar. Todos los hombres con los que trata son como segmentos limitados de
altura, y en eso consiste su grandeza. Es posible que Wagner el pensador .1lt,1i11 su propio camino ilimitado (al menos y1 no siente nada más por ellos); por eso,
zase la misma altura que Wagner el músico y el poeta. puede tratar con ellos con serena y benérnla superioridad, ya que todos los sufri-
mientos, las necesidades y las dudas de ellos mismos son, en comparación con los
33161 suyos, juegos extravagantes
El primer problema de Wagner es: ¿por qué no se produce el efecto, l ll1111d
yo lo siento? Esto le empujó a la crítica del público, de Ja sociedad, del 1 st11(h• J3 [131
Su instinto le indujo en primer lugar a presuponer una relación entre s1111·1i Ninguno de nuestros grandes músicos fue a sus veintiocho años un músico
objeto, entre artista y público. Su experiencia le demostró que la rclacron 1h tan malo como él.
graciadamente era completamente diferente, y se convirtió en crítico d1
tiempo. 33 (141
Wagner buscó en el Tannhiiuser motivar una serie de estados extáticos distin-
33171 tos como manifestaciones de un individuo. Creía entonces que sólo en esos esta-
El talento de Wagner es un bosque que crece, no un árbol que crece. S11 111 dos se manifestaba el hombre libre y natural. En los Maestros Cantores y en par-
yor fuerza consiste en sentir la unidad en la diversidad, y ciertamente rul·r .i di tes de sus Nibelungos vuelve voluntariamente al dominio de sí mismo y a la
él, como artista, y en sí mismo, como individuo. Su mirada se dirige por 11.rtll autolimitación. Es más grande en esto que cuando se abandona al éxtasis.
raleza a la relación recíproca de las artes entre sí, a la unión de Estado, ~º' 11
dad y arte. 33 (151
Wagner es un hombre cuya naturaleza moral es disciplinada a través de las
331815 exigencias cada vez más fuertes de su impulso artístico. Su naturaleza se divide
En muchas series de armonías wagnerianas siento algo que se rl·wil( poco a poco como un tronco se va dividiendo en ramas; junto a Tannhiiuser,
agradablemente, como cuando se gira una llave en una cerradura complrL11l,1 Walther, Siegfried, aparecen Sachs y Wotan. Él aprende a conocer al hombre,
Uno se maravilla cómo disminuye poco a poco Ja resistencia. pero lo hace muy tarde. Tannhiiuser y Lohengrin son reflejos de un hombre joven.

6 Cfr. WB y 32 [13].
4
Cfr.32[10]. 7
Cfr. 32 [15] y WB.
5
Cfr. 32 (15] y WB. 8 lbíd.
596 FRMlMENTOS 1•0S'llJMOS

La juventud de Wagner es la de un diletante polifacético, del que no sale 11"


serio. Incluso yo mismo, en los últimos años, he sentido dos o tres veces 111
absurda de si Wagner tendrá realmente talento musical.

33 (16]
Él ha medido con su arte el Estado, la sociedad, la virtud 9, el talcnlo J
pueblos, y en general todo; en estados de insatisfacción deseaba cierta111cnl 34. U II 6. PRIMAVERA-VERANO DE 1874 1
pereciese todo este mundo moderno. Se descarga de sus debilidades, 111111
que las ha reconocido, atribuyéndolas al mundo moderno. Cree en la bondnd d
la naturaleza humana, con la condición de que reine libremente, y atrib11y11 lod
maldad a la servidumbre y la inhibición. Para ser libre también como ,111 i~lt! Schopenhauer como educrlor y maestro de discipina
dejó en Dresde su oficio, pues ya no quería servir más, y utilizó la rcvol111 1ll'111 de los ale manes.
para que no fuera posible que le hicieran director de la orquesta de la co1 ll JRIMAVERA. 1874 .

.'4121
Siegfried, el filósofo en ciernes.

.'4131
Disminución de la religiosidad desde la Antigüedad .
Probablemente dentro de algunos siglos ya no existirá la rdgiosidad de una
manera pura, sino incrustada en otra cosa.
Agotamiento de los símbolos.

.W 141
El hombre de Schopenhauer:
sufriendo voluntariamente
no es indulgente
trágico - pues debe ser injusto aquí y allí, debe herir a los hombres que ama
vive en la verdad- y así actúa sobre los otros como la vida, liberando y pre-
dicando el sentido metafísico de la vida.

34 (5]
¿Qué ha de hacer en la cultura?
Todo afeminamiento de la existencia es combatido por él.
No puede pensar en la elegancia.
Gracias a su veracidad, capta el sentido de la cultura: engendrar una y otra
vez aquellos hombres que comprenden metafísicamente la vida.

34 (6)
¿Cómo se favorece la génesis del genio filosófico? Viajando, con la libertad
respecto a lo que es nacional. No por medio de profesores de filosofía.

1
U TI 6, cuaderno de 236 páginas. La mayor parte dedicado a anotaciones para SE. La
mayoría de los fragmentos aquí publicados tienen relación con SE.

9
En el msc. «Tugend» y no «Jugend». [597]
598 FRA<'iMENTOS PÚSTUMOS '14. lJ 11 íi . l•RIMAVl~A. - VERANO DE 1874 599

34(7) cualquier filósofo y que se saqtc a laluz lo que ha enseñadovedadcramente,


Descripción de la época: para Schopenhauer no tiene ningún sc11l1do el más riguroso sentido de la palalra, y lo que no ha ensóa0: tal conoci-
época no tiene esperanza. Como es veraz establece la naturaleza orig111111i11 iento no es en todo caso apro:Jiadopara hombres que bus:anuna íilosofia
sentido de la vida. No hay ninguna esperanza en una felicidad terrena bnl!lll ra su vida, y no un nuevo sabe1 erudi:o para su memoria: y fo.amente me pa-
que los hombres gracias a esa veracidad admitan que nunca fue posible. l '. 11 e inverosímil que algo así pueca ser :ealmente investigado.
época, el sentido de la vida es siempre el mismo para el individuo. No ildir 1
esperanza respecto a la felicidad: pero puede esperar entender mejor poi ~I m (14)
mo el sentido de la vida. - La purificación de la cultura es para él, solirc h• ¿Cómo se vuelve de nuevo a b quellamarnos vida desde tJesmornentos de
veracidad frente a las necesidades verdaderas, no belleza y esplendor de 111 Vltl 1ublirne aislamiento? ¿Cómo se soporta? Es una sensación corw siuno se acaba-
MC de despertar: y de repente los sueños se desencadenan y se ¡recpitan sobre el
34 (8] alma con cien vueltas y contorsio:ies, c~mo un hervidero de seryiertes: y esa sen-
Schopenhauer se educó a sí mismo contra la época, y luchando 1.:011 l,1 (\lit sación ya vencida por el sueño se camlia en su opuesto, o sea,cono si hubiése-
ciencia que tenía de ella, luchó contra sí mismo. Así aspiraba a regresar 11 ' 11 ni mos acabado de soñar y ahora estuviési:mos despiertos.
cleo, allí donde es un genio y conoce a la humanidad en su fuerza supn 111 i1
desde allí habla de la existencia, como genio y transfigurador del mundo, 1 l'li -'41151
encima del mundo - y proclama su falta de valor, incluso la falta de v:il111 1ld Lo que se llama cultura consiste en las influencias y en las arcimes conjuntas
genio. - Él es ejemplar en el modo en que llega hasta sí mismo y a la vc1 ~1 11 1 del Estado, de los compradores, de los adictos a las formas, de los eruditos. Estas
ciende. Cada uno es en el fondo un genio, en cuanto existe una sola l'l': y pr 111, 1níluencias se han adaptado las unas a las otras y ya no sonhrntiles entre sí.
ta sobre las cosas una mirada completamente nueva. Schopenhauer acr1 ·c11111., 1 <lran ruido y éxito aparente.
naturaleza, procrea con esta nueva mirada. Sólo que la verdadera prueba nunca llega a ser superada: los grandes genios
habitualmente se oponen. Piénsese en Goethe y los eruditos, Wagner y el teatro
34 (9] l!Statal, Schopenhauer y las universidades: es evidente que no ¡e admite que los
Cómo fueron educados los persas: a tirar con el arco y a decir la vcnl.1d grandes hombres son la cima, por la cual existe todo lo demás. ~ Las condicio-
nes para el surgimiento del genio de hecho no han mejorado, sino empeorado.
34 (10] Rechazo general de los hombres originales. Sócrates no hubiese podido llegar a
Plan. los setenta años entre nosotros.
Introducción del capítulo 4. Página2 izquierda.
Luego la descripción de la época. 34 (161
Las tres imágenes. Pero no creo mucho en la completa estabilidad de este mundo moderno. Pue-
La degeneración del hombre schopenhaueriano. den suceder muchas cosas. Por eso, nosotros no queremos ocultar nada, sino de-
Jacob Burckhardt, etc. cir claramente la verdad, mientras que no nos lo impidan, desde nuestra fe en la
metafísica de la cultura. En todo caso, todavía deben suceder y cambiar muchas
341111 cosas en el transcurso de la época. ¿Quizás se ha de encontrar una institución?
Un cierto tipo de estoicismo en los alemanes, por la flema, p. 392, Parcrg11 11 1 - En todo caso primero se han de purificar los conceptos y mejorar muchas ins-
tituciones. La humanidad debe aprender a tratar con más cuidado sus productos
34 (12) más nobles.
En el esse se encuentra la libertad del querer - ¿ llegar a ser cons<.:ic1111 • d
ella? Quizás es una suerte que la mayoría no lleguen a serlo (pues su es.1·1· es 11111y 34 (17)
malo). A los hombres se les hace extremadamente dificil fomentar la originalidad.

341131 34 (18)
Estoy lejos de creer que he comprendido correctamente a Schopenhaucr 11111 Que la producción de grandes ejemplares individuales
camente he aprendido a comprenderme a mí mismo un poco mejor a travrs 1 l1 el enorme trabajo y la infatigabilidad de los hombres.
Schopenhauer; por eso le debo la mayor gratitud. Pero por lo general, no nH· p11 Cuesta más superación que inteligencia, - - -
rece que sea tan importante---como hoy se cree- que se investigue con exacl 111111
34 [19)
2
En el msc. «Seite» y no «Siehe». Por lo tanto, si ahora expreso otra vez concisamente lo que fue y es para mí
3
Cita de Parerga y Paralipomena, II, cap. XV, § 177. la filosofia schopenhaueriana como educadora, entonces hago esto en - - -
4. U 11 {! , l'RIMAVl.:M.MERANO DE 1X74 601
600 l;RAGMENTOS P<'>STUMOS

341201 o tan lejos no sólo por la fuerza del iitclccto, sino también ¡or .u natural
Sobre lo que uno ha aprendido en tales momentos de sublime solcd1ot dad y humanidad.
tiene derecho a emplear las mismas expresiones con las que el propl Más bien se da rienda suelta al propio!goísmo, el más ávido,lla~a excesos
hauer expone sus experiencias, las cuales son, y deben seguir sic11d1\ riles 6 , que casi ninguna otra época ha onecido - pero siem¡re ,rotegicl.os
dad sellada; y es todavía más indignante encontrar, en áridos exlr:tl'tOs CIHll la coraza de toda la ciencia moderna, ydispuestos a explicar yL t:.nnsfigurar
cos, más o menos en compendios de historia de la filosoíla , aquellas p11httl osófica y moralmente todo lo que s.Icede
las que no tendrán nunca acceso la vida cotidiana y la mente vulgar, M En general, «transfigurar» hoy es el procedimiento predilectoco1 las cosas
debería valer como regla: que nadie tenga el derecho a expresar sus cxpérlrt ue no son puras. Como el Estado, laguera, el mercado monetari>, 11desigual-
interiores, a no ser que sepa también encontrar su propio lenguaje paríl ~XJ11 ad de los hombres.
las. Pues va contra la decencia, y en el fondo también contra la honc .till11ll
siderar el lenguaje de los espíritus superiores como si no se tratase 11l: Ir 12417
una propiedad, y como si se encontrase abandonado en la calle. Cada instante de la vida quiere decirno1algo, pero nosotros noq uremos es-
cuchar; tenemos miedo, cuando estamos s~los y silenciosos, de qi.e algo nos su-
34121) ~urre al oído - y así odiamos el silencio l nos aturdimos con la 1ida social. El
Puesto que la filosofía schopenhaueriana de nada nos previene l1111l1i hombre evita con todas sus fuerzas el sufiimiento, pero todavía násel sentido
de cubrir con niebla y velar4 esa sorda, despiadada y, más aún, malv:id11 1~0iiil del sufrimiento padecido, poniéndose siempre nuevas metas buscaol vdar lo que
ción primordial de la existencia: nada suscita más el sentimiento estremn 1d queda detrás. Si la pobreza y la desgracia lehacen rebelarse contra el d estino, que
lo sublime que llevarnos al más alto y más puro aire gélido alpino, par.i q11 k arroja precisamente contra esa abrupta costa de la existencia, e\tta lSÍ aquella
damos leer en los trazos primordiales de granito de la naturaleza. Qurl'1111111 111irada profunda que desde el núcleo de su sufrimiento le mira pnguntando:
ta aquí y a quien le tiemblen las rodillas, que baje rápidamente a rcfup1¡11 ~" n>mo si le quisiese decir: ¿no se te ha hecho más fácil comprender la existencia?
molicie de su formación transfiguradora. Bienaventurados los pobres! - Y si los a¡arentemente más afortmados se con-
1
'umen realmente mediante la intranquilidad y la huida de sí mismos, para no ver
34 (22)5 en absoluto la naturaleza malvada de las cosas, por ejemplo del Estado, del tra-
Por eso, en su hostilidad, se enfurecen contra todo aquel que como S1 lr11¡l bajo, o de la propiedad - ¡a quién podríaa provocar envidia!!
hauer conoce sus necesidades y se pone como un tábano en su cerviz; p111 •, 111 q
muestran ademanes y gestos tan groseros y desaforados, que bastante a 1111 1111íl :w 125]
se les cae la máscara de la «elegancia» y de la «bella forma». Pero si Vll'll1 .1 ol Si uno piensa, por ejemplo, en la ley cruel del «trabajo», bajo la cual se con-
él todo un enjambre de tales tábanos, esto significa el fin completo de s11 .,, 111[ sume toda la masa de la humanidad, con contadas excepciones - - -
ra»: pues tan pronto como ya no se contengan y pierdan su autodom11110.111il Así se habla por todas partes con - - -
cial, su poder cesa por entero: porque, en cuanto se ponga al desnudo el dril 1
ble contenido, no podrán ya engañar a nadie más. 34 (26)
Pero todo depende de que ese detestable contenido del hombre a la 1111 d1 Es uno y el mismo el impulso que hace que pobres y oprimidos se rebelen
conciencia - - - contra la opresión y el que hace tan inhumanos al Estado o a los ricos: no quie-
Justamente a este contenido dirigen ahora su mirada esos hombres ver:tn ren de ninguna manera ser utilizados. El Estado teme este modo de sentir y a
través de su cultura quiere erradicarlo todo lo que pueda; el arte estatal debe di-
vertir y seducir. El Estado se parapeta con los hombres «cultos».
34123) Descripción de mi «hombre culto». Se encuentra en todos los estamentos, en
La bondad superior y la humanidad de nuestras almas y la superiorid:rd d todos los grados de instrucción. Tiene deseos profundos de renacer como santo
intelecto moderno. y como genio. Comprensión profunda del sufrimiento común y de las ilusiones.
No es que se crea en esto: pero debe parecer que se cree. Buen olfato para los seres semejantes y los que sufren del mismo modo. Profun-
El propósito de esa pseudocultura se encamina hacia una conclusión l'als.r l 1 da gratitud hacia los escasos redentores.
«forma bella» debe garantizar el «buen contenido»; debe parecer entonces q"' 11
hombre moderno vive contento y feliz consigo mismo, por lo tanto, puesto q111 34 (27)
épocas más antiguas estuvieron muy descontentas consigo mismas, y que h<r lh Toda acción debe ser poco a poco coloreada con la convicción de que nuestra
vida es una expiación: «¡La bendición del trabajo!»: es decir, la dulce costumbre,

4
En el msc. «Verschleiern» y no «Verkleinern». 6 En el msc. «bis zu fíeberhafter» y no «hi n zur frevelhaften».
5 Cfr. SE 5. 7 Cfr. SE 5.
602 Fl<A(iMENTOS l'OS'l'lJMOS H . l.l 11 lí l'ltl~AVl!Rl.-VERANO DE 1874 603

Ja alegría de que se termina algo, y cosas por el estilo. Pero el sr11t Ido Rias y de ciencias. En ti se plan ca el ni gma de la existencia:11a...<ie puede so-
nerse en la vida y no por el placer de vivir, puesto que cada uno hn 1k lonártelo, sólo puedes hacerlo tCI misno. El hombre huye de statarea,. entre-
parado para morir de buena gana al instante. Pero la lección no cst{1 en m dose a las cosas. Si ahora vaelve li mirada, si se mira en u IJiseri~, reco-
manos, y no podemos terminarla a nuestro antojo. entonces la mentira que se da en to~as estas generalidadesYa.110 espera de
s nada más: tan sólo espera que todoslos hombres comprendm <0rrect:amen-
34 (28] la lección de la vida. Él deberá ¡:artici¡ar en el Estado, etc., ptrO in apasiona-
Pero en general: qué vacía y hambrienta tiene que estar un al111;i pl\1 .ento: de fuera nada le puede afectar verdaderamente. Se conv~rt<:para él cada
pueda gustar ese repugnante alimento, que hoy le es arrojado. más en un juego. Presiente que la épcca más feliz es aquella mlcique l<Js pue-
1los son solamente por juego pueblos yEstados, en que los coneiciantes y los
34 (29] cntíficos lo son sólo por juego - con superioridad sobre to<lo elo. Existe la
Realmente resulta bastante indiferente si alguien muestra en esto 1111 Ul!llt música que explica esto: cómo todo puede ser nada más que unj1eg1, en el fondo
mal «gusto»: de hecho, mientras que sólo tenga que ver con el arle l 111i1(1 ll l 11 n1tda más que felicidad. Por eso la. músca es el arte que transfgma, cornpleta-
tadorn, el arte es y sigue siendo una cosa bien despreciable y no es co11re11lrnl mcn te metafisica.
para los hombres que sufren y obran seriamente. Cuando yo oigo '' 11111
escritores de arte proclamar a voces la «forma bella» y la «elegancrn », 1111! ! .14 (33)
ce que estoy oyendo a un indio que grita que quiere ser tatuado o JH1111 i El mundo no puede ser en absoluto mejor que el hombre: pus solamente
aro en la nariz. r)(iste como percepción humana.
34 (30(
~14134)
Los antiguos buscaban Ja felicidad y la verdad - limitémonos a h11 s1i11 p ¿Qué es lo que nosotros podríamos admirar en nosotros rnisilloS, qué es lo
todas las partes en las cosas la no-verdad y la desgracia. que permanece en nosotros como algo firme? Todo es mediocre La verdad fren-
te a nosotros mismos es lo máximo que podemos obtener de nosotros: pues Ja
34 (311 mayoría de los hombres se engañan a sí !Ilismos. Con un cordialdesprecio de no-
Quiere conocerlo todo. sotros mismos podemos alcanzar nuestro punto culminante: veITToscómo lasco-
Se entrega y no se da mucha importancia. sas y Jos productos de tales hombres so11 algo despreciable, y ya no nos dejamos
No quiere ser sólo entretenido, como el hombre de Goethe. embaucar por las masas.
Ya no espera, como el hombre de Rousseau (pues lo que espera es incxp1 l''illil Pesimismo. - Profundidad del desprecio de sí mismo: el cristianismo es de-
no tiene nada que ver con un cambio de las instituciones humanas. No 11111!0 masiado limitado.
ta mucho que los hombres se comporten de un modo o de otro). ¿Por qué Ja destrucción tiene que ser una actividad negativa?N os desembara-
Finalmente lo dice a los hombres y no se lo calla. Repercusión de la vcrm 111.111 zamos de nuestras angustias y tentaciones.
su devenir.
Nuevo ideal del hombre teórico. Participa en el Estado, etc. Sólo por juego 1 t. I 34135)
<es> la más alta posibilidad humana - reducirlo todo a un juego tra s l 1 qiJ Los filósofos antiguos buscaban la felicidad del individuo: desgraciadamente
se encuentra la seriedad. no pudieron encontrarla, porque Ja buscaban. Schopenhauer busca Ja desdicha:
Música - Schopenhauer reconoce su esencia. y es el mayor de los consuelos que no pueda encontrarla realmente, porque la
Sueño, dentro del que se desarrolla la vida despierta. busca: así de distinta es la recompensa de Ja búsqueda.
34 (321
34136)
Schopenhauer nos ha recordado algo que nosotros casi habíamos olv1d.11l11 y Capítulos 3/4. Él es el genio de la veracidad heroica. El capítulo sobre Jos peligros
que en todo caso queríamos olvidar: que la vida del individuo no puede trnr 1 1 demuestra cómo se ha educado a sí mismo. Pero ¿a través de qué lo ha conse-
sentido siendo histórica, desapareciendo en la especie y en las configurarn1111 guido?
grandes y cambiantes de la nación, el Estado y la sociedad, y en las más pvq111 Mediante el empeño por ser veraz.
ñas formaciones de la comunidad y de la familia. Quien sólo es histórico. 110 !i n Es un empeño que descompone y aniquila; pero gracias a él el individuo se hace
comprendido la lección de la vida y tendrá que aprenderla de nuevo. Al ho111l11 c libre y grande. Quizás puede perecer externamente, no internamente.
le gustaría mucho facilitarse las cosas y creer que ha hecho lo suficiente poi 111 Capítulo 4. Schopenhauer como destructor y liberador de su tiempo. Nada mere-
existencia, por el hecho de que se preocupa de los grandes barcos y per111:1111·1 ,, ce más consideración. Todo es mediocre y marchito.
siempre sobre la superficie. No quiere descender a las profundidades. Pero t otl . 1 ~ Capítulo 5. La misma posición respecto a la cultura alemana. El destructor libe-
estas generalidades te alejan de ti mismo, aunque se presenten bajo el nomhH· .r, rador.
\
604 FRAGMENTOS PÓSTUMOS
~
34. U 11 6. PRIMAVElA-VERANO DE 1874 605

Capítulo 6. Continuación de su obra. Por eso es necesaria la educación de un ste estado de ánimo suyo utiliza la cultura secularizada, cuys metas son más
generación defilaletes 8• ¿Cómo se la educa? próximas y no oprimen tanto d indiriduo.
Se ha de establecer el sentido meta:1 sicode la verdadera cultura.Primer principio
34 (37] de la educación.
Todo filósofo es en primer lugar filósofo para sí mismo, y a continuación p La producción del genio es la tare21. práltica.
los otros: no puede evitar en absoluto esta doble relación. Incluso si se aisl;1~1; !l
gurosamente de sus contemporáneos, este aislamiento sería precisamentt 1111" 34 (41)
norma de su filosofia: ésta se convertiría en una teoría pública, en un e.1c111pl Un ideal.
visible. El producto más propio de un filósofo es su vida, es su obra de .11 lt Objeción: es necesario vivir desdoblado. no se encuentra una a:tividad que vin-
como tal retorna tanto hacia aquel que la creó como a los otros hombres. 1 1! cule.
tado, la sociedad, la religión, incluso la agricultura y la jardinería - todo~ pt1 Los más consecuentes se repliegan hacia una meta inferior.
den preguntar: ¿Qué es para mí este filósofo? ¿Qué nos puede dar, en qué 11111~tl Contra eso: el ideal forma parte de un circulo de ideales, cultun.
sernos útil, qué daño nos puede hacer? Esa meta más baja no es una etapa en el camino, sino otro punt~ de vista hostil.
- Lo mismo se pregunta la cultura alemana respecto a Schopenhauc1 Con la grandeza de la imagen hay dos tipos de peligros:
Yo le llamo, también en este importante aspecto, educador de los alc1111111\ 1) se renuncia a la gran meta (cultura extraviada)
Pero para mí ha llegado a estar de hora en hora cada vez más claro, despUl'S d1) !ti 2) se mantiene la meta, pero no se: encuentra la actividad que DOS vincula a ella.
guerra con Francia, hasta qué punto necesitan los alemanes un educado1 r11111 Las naturalezas más débiles sucumten: por eso Schopenhmer es solamente
Schopenhauer: aunque alguien que fuese más perspicaz no hubiese tenido 11n 1 i para los más activos.
dad ciertamente de estas novedosas enseñanzas. «Debemos aprender de los 11.1111 Significado de la cultura extraviada.
ses». ¿Pero el qué? «¡Elegancia!». Esta parece ser la enseñanza que todos los .d1111 Intento de derivar deberes de su conceplo completo.
nes han traído con ellos a casa de aquella guerra. Antes de ella muy rara111l·1111 En momentos particulares se está dentro de ella.
oía esta llamada: aunque había bastantes literatos que miraban con el rahill11 d<I Es necesario encontrar el estadio más bajo sobre el cual podamos mantenernos
ojo celosamente hacia París. La elegancia de Renan, por ejemplo, le quitó l'I '111 11o l realmente firmes, sin vacilar.
en primer lugar a la pluma de Strauss y recientemente a la del teólogo Hausi.illi
34142) 1º
34 (381 Pero eso son recaídas y síntomas de principiantes y de bisoñez filosófica: y
4. Tanto sobre Schopenhauer como educador de los hombres. debe ser posible vivir de manera más viril y constante, sin esas diferencias des-
5. de los alemanes. lumbrantes entre tinieblas y luz, vigilia y sueño: de tal manera que mi mirada fría
6. de los filósofos. y resplandeciente vuelva de la naturaleza de las cosas a mi propia naturaleza, y
retorne allí no como a algo nuevo y distinto, sino sólo como un único ejemplo de
34 (39) poca importancia, que cada vez desaparece más a medida en que se le presta me-
Esta actividad del filósofo no es para sí mismo, pertenece a un ciclo. nos atención. Una vez que este yo se ha desvanecido en nosotros y ya no sufri-
Cultura. Carácter principal. mos, o ya casi no sufrimos como individuos, sino como conciencias vivientes en
La pseudocultura. general, entonces se ha producido también la metamorfosis a la que todo el juego
Admitida al servicio del devenir nunca llega, y ha nacido el hombre al que la naturaleza acude para
del lucro contemplarse como en un espejo.
del Estado.
Bella forma, engañar. 341431
Estado de ánimo fundamental del que procede la verdadera cultura. Comienzo.
Hay que considerar precisamente este problema de una manera más detalla-
34 (401 da: ¿cómo soportó Schopenhauer su época sin hacer nunca ningún intento de ser
Esto es un ideal ante el cual el individuo se siente avergonzado. ¿Cómo Sl' pndli su reformador?
tener con él una relación natural y activa? ¿Cómo se ha de encontra1 l"l 111111 ¿Y no han debilitado su imagen de la vida las debilidades de la época moderna?
no de la educación? Contra l) Él es el destructor que libera. El espíritu libre.
Contra 2) Él se empeña como genio contra la debilidad de la época, y así
8
Se puede ver ParerKa 1 Paralipomrna. 11. cap. XV. ~ 174. Cfr 12 [71] y nola conoce la naturaleza en toda su fuerza.
• C'fr SF Adolf Hausrath ( 1817-1909). lcúlogo alcmún . hcnh10. entre otra ' oh1 a ~. /i,¡¡
Srrau.1.111111/ die· lhl'ologt<' .11 •111cr /1 ·i1 ( 1X76- I X7X, 2 vok) '" Cl1 SI· \ Vi 1 l ·tl
606 FRA<'iMENTOS POSTlJMOS

34 [44J
Último capítulo.
¿Cómo educamos a los filósofos?
¡Aquel que hace de la justicia su bandera!

34 [45]
Odiseo sacrificaba, para que las sombras - - - 35. MP XIII 3. PRIMAVERA-VERANO I>E 1874 1
Ofrezcamos al espíritu de Schopenhauer un sacrificio semejante didc!illl
Philosophia academica delenda est.

34 [46) ~~ [1)
lis se croient profonds et ne sont que creux 11 • Existe una aristocracia ética, en la que nadie puede entrar, sirLo ha nacido ya
en ella y para ella.
34 [47) Merece Ja pena observar cómo se actua en la misma.
(II) capítulo. Se reprocha a la ética de Schopenhauer que no tenga ninguna forma imperati-
Perplejidad de cómo Schopenhauer pudo en general realizarse y exist11 va, incluso que la rechace taxativamente.
Peligros: procedentes de Kant.
Aislamiento. 35 [2)
Clima de la formación alemana. Pero la esfera de la verdad no coincide con la del bien.
Conflicto íntimo: la Trappe 12 y el genio. (En este sentimiento d11 I
limitación está su grandeza, no tiene nada que ver con la q111rn
un conflicto de todas las épocas.) 35 [3)
Ejemplo: Paso de Kant a Schopenhauer en la vida. Se ha de respetar especialmente el sentido de la profundidad, que se manifies-
Superación del erudito. ta con fuerza de una manera dura, vigorosa y exigente: mientras que la mayoría
Superación del romántico. de las veces es visto por los alemanes como nebuloso, blando, etéreo. Los erudi-
Complemento del ideal clásico. tos valientes son una rareza. Pensadores duros y dinámicos son aun más raros en
Desprecio estimulante de su época. Alemania.
(III) capítulo. ¿Ha tenido éxito Schopenhauer?
De dónde puede esperarlo: a) de Ja filosofía, de Ja universidad. 35 [4)
Cap. IV b) conocimiento y corrección de la época Decía Aristipo 2 que la principal utilidad que obtendría de su conocimiento del
Cap. V c) aplicación práctica alemana: génes is di;! mundo sería el poder hablar de una manera libre y franca con todo el mundo, -
genio. Aristón decía - un baño y un discurso que no purifican ni dejan limpio son
algo inútil.
34 [48)
Como escritor: honesto
Sereno 35 [513
Viril (no senil) y no sentimental, no se lamenta. La filosofía
en
apuros.
Provisional e individual.

1
Mp XIII 3, carpeta con 15 folios. Contiene fragmentos de la época de Zaratustra y algu-
nas anotaciones va rias, más los fragmentos publicados aquí.
2
Aristipo de Cirene (435-366 a . C.), fundó la escuela cirenaica y se form ó en el entorno de
Sócrates. Cfr. Diógenes Laercio, 11, 68 .
11 3
«Ellos se creen profundos y no son más que seres vacíos.» Cfr. 29 [197 ss.], 30 [15].
12
Schopenhauer alaba la célebre abadía cisterciense en Normandía fundada en l 1·111
WWV, 11 , cap. 48. [607]
608 FRAOMENTOS POSTlJMOS .15. MI' XIII J. l'RIMAllJRA-VERANO DE 1X71 ~»<

3516)
·río). Su grandeza es cxtraordimtria al haber vuelto a penetrr et el núcleo de I<
Goethe: «Amigos, haced todo siempre con seriedad y amor, ambas · tencia, sin abstracciones eruditas, &n titubeos extenuante y 1in entretener~¡
sientan muy bien al alemán, desfigurado todavía por tantas cosas» 4• manera aburrida en Ja escolás:ica fil:>sófica. Según él, el eslll.<ii:> de los medio·
.ósofos que vienen después de él es s~lo atractivo para ver ón.o llegan sólo a
3517) a posición en donde el pro y el contra erudito, en donde lacadación, la coll·
Es terrible pensar que cuando se habla a los alemanes de falta de cult 11111, dicción, pero nada más, no ha perni tido ante todo vivir. :El distruye la mull·
entienden que se les reprocha falta de elegancia. nización, lo mismo que la fuerza barbarizante de las ciernias despierta una
igencia tan enorme como la que des]>ertó Sócrates. Se ha dvidado lo que era
3518) la religión, como también se ha olvidado la importancia delarle para la vida.
Schopenhauer entre los alemanes. ¿Qué significado tiene su aparil.:1P11 llJ Schopenhauer está en contradicción c1>n todo lo que hoy sec;onsidera cultura:
mente aquí? ¿Qué significa la juventud de Schopenhauer en un pueblo rn él (1\1 Platón estaba en contradicción ron todo lo que entonces en (i-re;ia era cultura.
la filosofia está en trance de desaparecer? ¿Qué sentido tiene la filosoffo 1:1111(1 11 Se proyecta hacia delante.
alemanes?
Schopenhauer podía haber nacido muy bien entre los italianos: mi1 ad 1 ,15112) 8
pardi.
5.
Leopardi: «sólo ella (la idea de belleza) puede suavizar El filósofo como el verdadero anta.gonista de la mundmiza.ción, como el
la dura culpa del destino Jestructor de toda felicidad aparente y seductora y de todo ac¡ uello que prome-
que estérilmente sobre la tierra te una felicidad semejante entre :os hombres, es decir, de los Estildos, de las re-
tanto sufrir nos trae a nosotros hijos de los hombres, voluciones, de las riquezas, de los honores, de las ciencias, de la.s iglesias: este
y es sólo por ella que a las almas nobles lilósofo debe, para nuestra salvación, renacer infinitas veces; n!> basta con su
y no sólo a los corazones vulgares frágil manifestación en la sola persona de Schopenhauer. J>ero él representa
la vida a veces puede aparecer más dulce para todas las épocas venideras una sola cosa: el más significativo educador y
que la muerte» 5 • favorecedor de aquellos hombres. poco numerosos, en los quees innato hasta un
cierto grado ese sentido heroico de la Yeracidad y con él, como su instrumento,
35 (9)
la agudeza y la amplitud de miras. Ciertamente, son todavía posibles muchas
No son quizás muchos los que valoran y perciben como un ideal la im.1p1 11 manifestaciones diferentes de aquel mismo modo de pensar, hostil al mundo e
este hombre schopenhaueriano. intempestivo, manifestaciones populares, más plásticas, más llenas de amor,
más elocuentes - y precisamente no pocas de éstas puede llevar todavía en su
35 [10) 6 seno nuestra época, que se encuentra en el más precipitado e irreflexivo estado
¡Un ideal místico y, además, peligroso! Este hombre schopenhauerianP di de mundanización y al mismo tiempo en los límites de los más terribles peligros
rán los espíritus angustiados y vulgares; ¿qué tiene que ver con nosotros'' para la felicidad del mundo. ¿Quién sería capaz, sin suscitar malentendidos, de
denominar con una sola palabra todo este ciclo todavía posible de manifestacio-
35 [llf nes? Pero de todos modos, yo quiero pronunciar la palabra «cultura» e incluir en
Schopenhauer es sencillo y honesto: no busca frases ni hojas de pan a , Nllili ella todo ese ciclo en devenir. La meta de esta cultura venidera no se encuentra
que dice a un mundo atrofiado por la deshonestidad: «¡mirad, esto es 1111" \ en este mundo, y las más grandes expresiones de las culturas pasadas hacían re-
más el hombre!» ¡Qué fuerza tienen todas sus concepciones! La voluntad lq11 ferencia asimismo a un fin inexpresable: todas ellas fueron enemigas del mundo
nos une con Agustín, Pascal, los hindúes), la negación, la teoría del genio d1~ 1 y del devenir.
especie; en la exposición no muestra ninguna inquietud, sino la clara prolu111li ¿Toda verdadera obra de arte no obliga a una confesión por la que se des-
dad del lago que no se agita o en el que baten levemente sus olas, mientras q111 e! miente el principio de Aristóteles? ¿No es la naturaleza la que imita al arte? ¿No
sol cae sobre él. Schopenhauer es rudo, como Lutero. Hasta ahora es el n111d1 111 balbucea la naturaleza, con la agitación de su devenir, con un lenguaje insufi-
más riguroso de un prosista alemán, ninguno ha tomado tan en serio la lc11¡•11.i 1 ciente y tentativas renovadas, lo que el artista expresa de una manera pura? ¿No
los deberes que ella impone. Cuánta dignidad y grandeza tiene, se pucd1: \11 t anhela ardientemente al artista, para que la redima de su imperfección? Fue
contrario, cuando uno se fija en su imitador Hartmann (él es su verdadero ut!1 «1 Goethe el que lo expresó con profundas y orgullosas palabras: «Ya lo he dicho
a menudo y lo repetiré todavía más veces, que la causa fina/is de las acciones del
4
Cfr. Goethe, «Vier Jahreszeiten, Herbst». en Siimmtliche Werke, op. cit., vol. L p. ~11•1 mundo y de los hombres es la poesía dramática. Pues de lo contrario, todo ello
5
Leopardi, Der herrschende Gedanke. Cfr. 30 [2]. no serviría absolutamente para nada. ¿,Toda cultura no quiere alejar al hombre
6
7
Después de este fragmento en el msc. se incluye el fragmento 35 ( 1Oa]. Ver apénd1tT
SE, KSA I 350, § 3. 8
Cfr. SE 5-6.
610 FRAOMENT<>S POSTUM<>S J5. MI' XIII :1, l'RIMAVI~ A-Vl'RANO DE 1874 611

singular de los choques, empujones y aplastamientos de la corriente his1on ientras que él sólo tenga que ver con e arte como un catada, e:] arte es y se-
no quiere darle a entender que él no sólo es un ser históricamente limitado irá siendo como una cosa vana y despeciable, y no se correSJo:n::lerá con los
también un ser completamente extrahistórico e infinito, con el que comcn1.IH 1uc sufren y actúan seriamente. Cuando hoy oigo a nuestros ecdl ores de arte
cesará toda existencia? No puedo creer que este sea el hombre que con somtt lamar a voces la «bella forma», la ele!Cl.ncia, esto no me sueia ce una mane-
dedicación se arrastra a través de la vida, aprende, calcula, politiza, Ice llhtt muy distinta a cuando oigo grita:- a m indio que quiere ser utaa. do o poner-
procrea hijos y se dispone a morir - esto es sólo una larva de insecto, alHO d un anillo en la nariz. Parece como si resde su última guerra 100 Francia, to-
preciable, efimero y completamente superficial. Vivir así significa sólo snñur u 1os los alemanes hayan traído a casa <leeos similares. Aquellaga<rra fue para
mal sueño. Ahora bien, el filósofo y el artista dirigen algunas palabra .. o1 tHI muchos el primer viaje a la mitad mas el~ante del mundo; y en1mces se presen-
que así sueña, palabras desde el mundo de la vigilia; ¿despertarán esas rmlob ta como algo magnífico la imparcialidad del vencedor, el cual110 desdeña ir a
al agitado durmiente? Es bastante raro: habitualmente tampoco oye nnd¡¡ buscar su «cultura» a casa de los vencidos. Especialmente, a la irte>anía artísti-
esos sonidos que pueda interrumpir su sueño, los entreteje y aumenta la nSCI cn se le incita sin cesar a rivalizar con el 1ecino más culto; la caa a le mana debe
dad y el agobio de su vida. Así pues, hay un tipo de cultura descarriad11 , q111 11cr decorada de manera que se parezca ala francesa, incluso la le niua alemana
favorable al devenir y al mundo, y activamente diligente en encerrar al hn1111l debe asimilar el «buen gusto» mediante una academia fundada 1obre el modelo
de manera muy rigurosa en el ámbito de su existencia histórica. Med1a11h • francés y purificarse de la sospechosa influencia que sobre tila ha ejercido
cultura debe solucionarse precisamente la tarea de liberar las fuerzas esp111l 1i Cioethe. Nuestros teatros han demostradD desde hace tiempo, ro mediante pa-
les de una generación hasta tal punto de que con ellas se pueda llegar 11 ,, 1 !n labras, como las de ese académico berlinés Dubois-Reymond, sino mediante
más útil posible a las instituciones existentes, al Estado, al comercio, a la lplt)~ ¡ hechos, que están animados por un impuls o semejante hacia ese«b11en gusto» y
a la sociedad: pero sólo de esta manera: lo mismo que un arroyo parc1ah11i:¡¡I hacia la elegancia francesa. Incluso se ha inventado ya el eruditoalemán elegan-
desviado con diques y canales para que con poca fuerza ponga en mov111111111 te: ahora hay que esperar a que todo eso, que hasta ahora no qQeria plegarse a
el molino, mientras que toda su fuerza arrastraría consigo el molino. Esa hl11 1 esa ley de la elegancia, la música alemana, la tragedia y la filosofía, sean poco a
ción es al mismo tiempo y todavía más un encadenamiento. Cuando las ¡•1,111.I poco marginadas como algo «no alemám~ o ciertamente, como ¡e dice, «enemi-
fuerzas históricas se arriesgan a hacer el intento y acceden a reconciliarst· 11111 i ¡tos del Reich». La simpatía por el Reich tiene elegancia - ¡Dios bendiga enton-
cultura que fundamentalmente es hostil al mundo, siempre y únicamente t•111icn l·es las dos cosas! - O, para decirlo en alemán, que se lleve el diablo la primera,
den por reconciliación encauzar y desviar el arroyo hacia sus molinos. S1 si 11111 NI ella pretende inocularnos el repugnante concepto de la elegancia. Verdadera-
sigue esto, como lo consigue el Estado moderno, se percibe posteriormrnh • mente, no habría que mover ni un solo dedo por la cultura alemana, si el alemán
esfuerzo más vehemente y elocuente por reivindicar para esta cultura, so1111·t1tl.1 rntendiese por la cultura que todavía le falta, y de la que se debe dotar, nada
debilitada y amiga del mundo, un derecho especial y único, como si sólo rll 1 más que complacencia, o para ser todavía más preciso, un cierto virtuosismo de
ninguna otra pudiese serlo: esta misma cultura, de la que se ha abusado, u11111 • maestro de baile o de tapicero, o aunque, en Jo que se refiere a la lengua, quisie-
lo más alto que puede, porque se reconoce culpable y ha renegado de su csn11 •·í se expresarse según una regla aprobada por una academia y de acuerdo con las
De este modo, el cristianismo, una de las más magníficas manifestaciones y l~xigencias de un manierismo. Sin embargo, la última guerra y la confrontación
presiones de aquella cultura enemiga del mundo, inagotable en sus posihil11f ,11 l1 rnn los franceses apenas parecen haber generado aspiraciones más altas; más
de expresión, ha sido utilizado poco a poco de cien maneras para hacer 11111• • 1 bien parece que forzosamente hoy el alemán quiera eludir las viejas obligaciones
el molino de las fuerzas mundanas y por eso se convirtió hasta en lo prol 111111· impuestas por su extraordinario talento, la severidad y profundidad caracterís-
de sus raíces en hipócrita y embustero; e incluso su último acontecim1c11t11, 1 ticas de su naturaleza; preferiría por una vez revolotear, hacer el mono; preferi-
Reforma alemana, no hubiese sido nada más que una repentina llamarad;1 11 da aprender maneras y artes, mediante las cuales se embellece la vida, no aque-
seguida apagada, si Jos estados mundanos, ante todo el papado y el Estado 111\ llas que la transfiguran e iluminan. El mayor ultraje que se puede hacer al
mán, no hubiesen robado de su incendio nuevas fuerzas y llamas. Si todav1 .1 1111 espíritu alemán es tratarlo como si fuese de cera, de tal manera que se le pudiese
en día los teólogos cristianos se comportan como si la cultura moderna tkl 1 modelar algún día también la elegancia. Y si desgraciadamente es verdad que a
tado tuviese que reconciliarse con el cristianismo, se trata sólo de palabras p111 una buena parte de los alemanes les gusta dejarse amasar y modelar de este
el cristianismo ya no existe más que bajo la forma de esa cultura de Estad11 1, 'I modo, entonces contra ello ha de repetirse hasta que se oiga: junto a vosotros ya
el arte de hoy en día? El arte tiene que justificar precisamente el modo de v1 d.i no habita aquella manera alemana, que ciertamente es dura, áspera y resistente,
moderno, como reflejo de su espíritu mundano marcado por la sobreexcita111111 pero que es un material precioso, sobre el que sólo se permite trabajar a los más
y la prisa, como un medio siempre listo para la distracción y disipación , 111,1111• ~randes artistas, porque únicamente ellos son dignos de él. Lo que tenéis en vo-
table por la variedad de efectos excitantes y picantes, como una tienda de 1 ' P sotros es un material blando y pastoso: haced con él lo que queráis y especial-
cías de todo Oriente y Occidente, dispuesto para satisfacer todos los gusto\. M mente lo que podáis, modelad ridículas marionetas e ídolos nacionales y adop-
gún le apetezca a uno un olor bueno o malo, algo sublime o grosera11w111 tad elegantes posturas de oración ante ellos - aquí también vale el dicho de
rústico, lo griego o lo chino, las tragedias u obscenidades dramatizadas. r 11~;11 Richard Wagner: «el alemán es torpe y desmañado cuando quiere mostrarse
mente es bastante indiferente, si en eso alguien muestra un buen o mal «gust111 lino y elegante; pero es sublime y superior a todo cuando se entusiasma». Y los
612 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 35. MP XIII 3. PRIM'\VERA-VERANO DE 1874 613

elegantes tienen todos los motivos para estar en guardia ante este fuego ulcmrm gusto por lo falso e inauténtico, por lo que está mal imitado, porIatraducción
de otro modo un día podría devorarlos junto a todos sus ídolos y mari1)11C'I de las buenas cosas extranjeras en algo mab autóctono: pero qui :nauseabundo
Pero, para no hablar sólo de los alemanes: con esa pseudocultura a111ig11 dtl es pensar que todas estas enfermedades y debilidades en lo fundlrD!IJtal nunca
mundo y del devenir se ha llegado a un punto que exige, por todas las p111l se curarán, sino que deben ser siempre reca biertas de colorete - -por- medio de
en general, las modas más recientes y el amaneramiento del exterior, i11IL'fllll una cultura de lujo, que la riqueza inh.umana siempre ha difundid::> e11_ tomo a sí
mente el conocimiento más precipitado y el aprovechamiento de lo efi1m:1 ü; m en todas las épocas, para darse la apariencia de humanidad. Um tal cultura se
aun, de lo momentáneo: ¡y nada más! Esa pseudocultura se encarna coml)',l.!1~11 cuelga como un velo sobre el rostro vulgar j bestial de un salvaje 1peti to de exis-
temente en la naturaleza infame del periodista, del esclavo de las tres M rl !I!!• tir: un velo tejido de pseudorreligiones, de pseudoartes, de psedociencias, de
mento, las opiniones9 y las modas; y cuanto más afines un individuo a t'·H (UI pseudofilosofias [+ + +]
tura, tanto más se parecerá al periodista. Así pues, lo más valioso de la lil1m11l
está precisamente en enseñar continuamente la doctrina contraria de trnJv 11 35 (131'º
que es periodístico, para impedir que el hombre tome demasiado en serio 111111 Schopenhauer expresa una vez el principio de que se hace siem~re bien al per-
mento presente y se deje arrastrar por él. Su intención es más bien la de s11 ~ t1 l! manecer detrás de su propia época, c-..iando se ve que la misma e¡tá <>cupada en
al hombre de todos los golpes e imprevistos del destino, y armarlo cont 111 l_1J¡I dar pasos atrás.
sorpresa. De ese modo, ella es la máxima enemiga de esa prisa, de esa p1dt d11
posesión del instante, de esa precipitación que arranca todos los frutos dl'1111 ni 35 (141
do verdes de las ramas, de ese correr a toda velocidad que hoy excava Sllll ••.!i (' f Por eso yo procuro considerar y distingllir dos cosas como raíces lle esta cul-
el rostro de los hombres y tatúa, por así decirlo, todo lo que hacen. Como NI !J1· ¡ tura actual, favorable en su conjunto al tiempo y al devenir: una la abundante
tro de ellos actuase un bebedizo que ya no los dejara respirar tranquilos, .,, 111 orientación de la sociedad hacia las ganancias y la propiedad, otra el egoísmo
chan precipitadamente con premura indecorosa: de tal manera que su 1.!111 inteligente del Estado moderno. Felicidad terrenal: así se llama ell los dos casos
dignidad salta a los ojos de una manera lamentable y ahora se necesita d1 11111,:v el cebo con el que la cultura es atraída a la red; el hombre rico y poderoso, la
una elegancia mentirosa, con la que tiene que ser enmascarada la cnk111111_!1id personalidad libre, el Estado cultural - estas son las promesas qlle deben enga-
de esa indigna prisa. Pues de este modo, esa avidez moderna de la «lwll11 liJi ñar a nuestros contemporáneos. Que se trate aquí de hecho de un engaño, es
ma», como se dice, está unida alfeo contenido del hombre actual: aqucll.i del algo que se apodera inmediatamente de nosotros como una revelación, cuando
ocultar, éste debe ser ocultado. «Ser culto» quiere decir hora: no perm1t 11 qu sólo por un momento descendemos a aquella caverna en la que podemos ver las
note cuan miserable y malo es uno, ambicioso como los animales de prL·s;1 , 111 11 raíces de la cultura auténtica, enemiga del mundo. Los hombres más profundos
ciable en el acumular, egoísta y desvergonzado en el gozar. Y así surge L1 .il1111i¡ han tenido compasión de los animales en todas las épocas, precisamente porque
nable escala jerárquica: cuanto más dinero, tanta más cultura, o cxp11·s¡¡d11 ~li ellos sufren en la vida y no poseen la fuerza de volver hacia ellos mismos el agui-
otra manera: cuanta mayor avidez y salvajismo, tanto más simulación y l111111i jón del sufrimiento y comprender su existencia metafísicamente; contemplar el
Quien quiera afirmar la existencia a toda costa, se tiene que presenta1 111111¡ sufrimiento sin sentido provoca la rebeldía en lo más profundo. Por eso surgió
él mismo fuese el fruto más sabroso y gracioso de ese árbol y como s1 , 1·11 l'.~ 11 en más de un lugar de la tierra la suposición de que las almas de los hombres
ral, la existencia fuese digna de afirmarse; pues, haciendo esto, sedun 11 lo cargados de culpas se meten en estos cuerpos de animales y que ese sufrimiento
otros a una misma fe. Mientras que el rico entiende de las muestras de li,d1d1d1HI sin sentido a primera vista indignante ante la justicia eterna se disuelve cobran-
de las «bellas formas», el pobre tratará de llegar a ser también rico. M u11111 1 do sentido y significado, o sea como pena y expiación. Pero ¿se puede imaginar
ces, cuando yo ponía ante los ojos de alguno la ausencia de una cultu1 n ;1l1 111 una pena más dura que vivir de esta manera, como un animal bajo el hambre y
na, se me objetaba: «pero esa ausencia es ciertamente del todo natural , pu1 11 el deseo, sin llegar a tener ningún conocimiento sobre la vida, ser perseguido
alemanes han sido hasta ahora demasiado pobres: dejad que nuestros L.1111111 por ejemplo a través de los desiertos por el tormento que más roe, como un de-
nos lleguen a ser ricos, ¡entonces tendrán ellos también una cultura!» . 1 .i 11 1 predador que raramente está satisfecho y si lo está es sólo porque la satisfacción
lo menos puede hacer dichoso: esta clase de fe me hace desdichado, poi q 111 IC!I se convierte en dolor en la lucha encarnizada con otros animales, o por la vora-
to que esa cultura alemana, en cuyo futuro se cree aquí - la cultura de l;1 11tp1 cidad y saciedad nauseabundas? Aferrarse a la vida de esta manera tan ciega y
za, la del barniz, la de la simulación amanerada - es la antítesis mús 1111•.td loca, sin ninguna recompensa superior, sin saber quién os ha infligido el castigo
la cultura alemana, en la que yo creo. Ciertamente, quien ha de viv11 1·11l11 lo y por qué, sino al contrario desear esta pena como una felicidad, con la estupi-
alemanes, sufre mucho por el tristemente célebre carácter gris de su v1d.1 y d1 dez de un ansia terrible: esto significa ser un animal; y cuando la naturaleza as-
sensibilidad, por su falta de forma, por la sordidez y el embotamiento, 111•1 ! pira al hombre, siente que lo necesita para redimirse y que en él la existencia
grosería en el trato delicado, más aún, por la envidia y un cierto oculla11111111 0 tiene ante sí un espejo sobre cuyo fondo la vida ya no aparece absurda, sino en
impureza de su carácter; le causa dolor y padecimiento el excesivo aunl\ 11111 t!rl
0
su significado metafisico. Pero, ¿dónde termina el animal, y dónde comienza el

• Fn alemán « MetllllllK<'n » 1
° Cfr Sdw ¡ll'nh.im·r. ;\ ,, Parerga 1· ParalipomC'na. 11, cap. XX .§ 24~
614 FM.AOMEN'IUS POSTlJMOS '5 MI' XIII ,1, PM.IM'\Vl !HA -VH{ANO DE 1874 615

hombre? Mientras que alguien aspire a la felicidad en la vida, todavi11 110 h lo único que quiere realmente es eng~ñarse a sí mismo: no le gusa. <larse cuenta
vantado la mirada por encima del horizonte del animal, únicamente q1m11 del profundo ojo que desde el cora:!:Ón le su sufrimiento le rn:rainquisitivo,
conscientemente lo que el animal busca por ciego impulso eso qu1c1 como si quisiera decir: ¿no te ha hecho nás ligero comprende la existencia?
que todos pasamos la mayor parte de nuestra existencia dentro de la n1111 Aquellos que aparentemente son mü afortunados, que se conamen en la in-
dad, nosotros mismos somos los animales que parecen sufrir sin Sl'llt1d11 tranquilidad y en la huida de sí mismospara no tener que adJLitir la esencia
hay momentos en que las nubes se desgarran y en los que nosotros. flllllll naturalmente mala de las cosas, del Estailo por ejemplo o del !rala.jo, o de la
toda la naturaleza, fluimos hacia el hombre. En esa repentina claridad 11111 propiedad [+ + +]
temblando hacia atrás y a nuestro alrededor: vemos correr a refinados dep
dores y nosotros en medio de ellos. La extraordinaria movilidad de lm ho•!Üt
sobre el gran desierto de la tierra, sus fundaciones de ciudades y Fs1.1dvH, ~11
guerras, su infatigable manera de reunirse y dispersarse, su modo de n 11 l'C'f rt
una a otra parte, de aprender a estafarse mutuamente, su modo de enp,.111.11
pisotearse recíprocamente, su grito en la desgracia, su aullido de plal1·1 111 1
victoria - todo esto es una continuación de la animalidad: como si l'I l11111d1¡
intencionadamente degenerase y se engañara respecto de su carácter llll'I 11lI.ir11
más aún, como si la naturaleza, después de haber anhelado al hombrl' d111
tanto tiempo y haberlo elaborado, ahora retrocediese temblando ante l'I '/ I
firiese volver de nuevo a la inconsciencia del instinto. ¡Ay! Ella neces1t:i 11111;,
miento y tiene horror ante el conocimiento del que tiene realmente neL'l''11L11l
así vacila la llama inquieta de aquí para allá y, por decirlo así, asustad:i 111111 IHI
tarea, y capta primero miles de cosas, antes de captar aquello por lo q1n· 111 ¡¡
turaleza realmente tiene necesidad de conocimiento. Todos sabemos l'll l 11 1w
momentos, que los planes más complicados de nuestra vida no cstú11 lt1 ·1 11 11
más que para huir de nuestra verdadera misión, que a nosotros nos p.11~111
ocultar en cualquier parte nuestra cabeza, como si, de ese modo, nueslrn 1•·!l
ciencia con sus cientos de ojos no nos pudiese atrapar allí, que nosotros 1i1111d
mente regalamos nuestro corazón al Estado o a las ganancias, a Ja cielll 111 Jí 1
vida social, solamente para desembarazarnos de él, que sabemos tamb1t'.·11 11\11
nosotros mismos nos entregamos al pesado trabajo diario de una ma11l·111 111
impetuosa e irreflexiva que lo que sería necesario para vivir - porque 1111• 1·
rece más necesario no llegar a la reflexión. La precipitación es general , p111 q1
cada uno huye de sí mismo, general también es disimular tímidamente l'Sd 111
cipitación, porque uno quiere parecer contento y le gustaría ocultar a los l~ I".
tadores más agudos su miseria, general es la necesidad de nuevos cascalwl1 d
palabras sonoras que colgamos de nuestro cuello para dar a la vida una l'.,111 • ¡,
de ruido festivo. Cada uno conoce por propia experiencia lo repenti11:11111111.
que afloran los recuerdos desagradables de vez en cuando y cómo nos esl111 .1
mos entonces con gestos y palabras vehementes en echarlos fuera de 11111 " 11 !1
espíritu - pero la forma general de nuestra vida deja adivinar que todo ~ 1111
encontramos siempre en semejante situación: ¿Pero qué es Jo que nos i11q1111111
tan a menudo, qué mosquito no nos deja dormir? Los espíritus están a 111H ~1 1 ¡1
alrededor, cada momento de la vida quiere decirnos algo, pero no quere111 m 1 oi
esas voces de espíritus. Cuando estamos solos y en silencio, tenemos m1L·1h1 d
que se nos susurre algo al oído; y por eso odiamos el silencio y nos atunl1111i
con la vida social. El hombre elude con todas sus fuerzas el sufrimiento. ¡11;1l'
más aún Ja interpretación del sufrimiento padecido y poniéndose siempn· 11111~
vas metas busca olvidar Jo queda tras él. Si el pobre y atormentado se 11 '11•!¡1
contra el destino que lo ha arrojado contra esta abrupta costa de la ex1sll 111 111
36. U II 7B. MAYO DE 1874 1

36 [1)2
Introducción a Platón. 1874.
La métrica antigua.
Diógenes Laercio.
Sobre Homero.

36 (2)
1874
Schopenhauer.
El erudito.
1875
Dos Intempestivas.
1876
Una intempestiva.

36 (31
Para leer:
2 Literatura griega.
1 Enciclopedia.
1 Métrica.

1 U II 7, cuaderno de 186 páginas ya señalado, además de los fragmentos del grupo 24 se

encuentran también estos apuntes del grupo 36.


2 Son títulos para los escritos filológicos. Después de este fragmento en el msc. se incluye

el fragmento 36 [la]. Ver apéndice.

[617]
37. U 11 7C. P 11 12A, 220. P 11 12B, 59.58.56.
FINALES DE 1874 1

37 [1]2
ABARTEN degenerare (El hijo respecto al padre)
ABÁ.TZEN depascere (el pasto)
ABBESOLDEN, pagar el sueldo
eine Sache zu grün ABBRECHEN =actuar precipitadamente
er BRICHT sich nichts AB = no renuncia a nada
die Zeit wird den Aberglauben schon ABBRINGEN el tiempo eliminará las su-
persticiones
ABBRÜCHIG (Dat.) =desventajoso
Licht ABDÁ.UBEN (atenuar) la luz
davon lasst sich nichts ABDINGEN no se puede recortar nada
a/les, was man uns ABDRJNGTtodo lo que se quita a la fuerza
Aberglauben und ABDÜNKEL superstición y presunción
einem etwas ABE/LEN (eilends wegnehmen) quitar rápidamente algo a al-
gmen
es gehet gegen den ABEND se acerca la tarde
auf wahrscheinliche Vermuthungen ein ABENTEUER wagen aventurar un
pronóstico sobre la base de conjeturas probables
ABENTEUERND aventureros
euer ganzes ABERWEISES Jahrhundert todo vuestro siglo insensato
in ABFALL und Verachtung kommen caer en desgracia y en desprecio
die Regel muss einen ABBFALL leiden la regla debe sufrir una excepción
nach ihm ABGEFORMT calcado a partir de él
ABGEFÜHRTE und arglistige Kopfe cabezas desviadas y maliciosas
Fehl, ABGANG und Gebrechen falta, pérdida y defecto
ABGÁ.NGJGE Kleider ( abgenutzt) vestidos raídos (desgastados)
er GAB einen Begleiter AB él se separa de un acompañante
das Feuer ABGEHEN lassen dejar que se apague el fuego
uns, denen nichts ABGEHET a nosotros, que no nos falta nada
ABGELEBT Tage días caducos
unser ABGESAGTESTER Feind nuestro enemigo más declarado

1
Apuntes tomados de distintos cuadernos.
2
Estos ap untes están tomados probablemente del dicci onario alemán de los hermanos J. y
W. Grimm, Deulsches Worlerbuch, l , Leipzig, 1854, columnas 11 -1 19.

[619]
620 FRAGMENTOS PÓSTUMOS 37. U 117C.P11 12A, 22). P JI 128, 59.58.56. FINALES O: 1874 621

dir will ich leicht ABGEWINNEN mil - quiero aventajarte fácilmente ein versetztes Pfand ABLÓSEN rescatar una prenda empeñlda
zerlumpt die Segel, Rippen ABGEWITTERTabgewittert las velas dcsarn1p11 die Handgriffe ABMERKEN J.otar las manipulaciones
das, las cuadernas rotas por el temporal den Streit gütlich ABMACHEN arreglar buenamente las diputas
er GEWEWÓHNTE ihn von den Ausschweifungen AB él perdió la costuml11 was aber windfi:illig und wipfellürr, mag man wohl ABHAUE'r está bien que se
de los excesos abatan los árboles caducos y secos
da wird ein Todter geschwind noch ABGESSOSEN ahí duchan todavía rnp1 du kannst dich wohl von dem Schreiben einen Augenblick A&:MÜSSIGEN tú
<lamente a un muerto bien puedes por un momento liberarte de la obligación Je escribir
ABGLIMMEN des Lichtes bei heiteren Abenden debilitamiento progresivo d die Regel aus der Analogie ABNEHMEN inferir la regla dela analogía
la luz en las tardes serenas Bergleute müssen manchen Si:hurf vergebens werfen und viel Schi:ichte AB-
das Glück war mir ABGÜNSTIG la suerte me fue adversa TEUFEN los mineros deben hacer en vano muchas cavidades inútiles y
dass er ihnen nichts ABHABEN konnte que él no ha podido obtener nadad cavar muchos pozos
ellos ich bin nicht in ABREDE, dass no niego que
Spiess ABHAG abziehn =die Belagerung aufgeben retirarse, bajar la lan111 dass ich sie nicht recht gemahüt, sondern allein auf ein Papier schlecht ABGE-
abandonar el asedio RISSEN que yo no lo he pintado bien, sino solamente e1tá mal esbozado
er HÁ.LT gar nichts AB = aus él no soporta nada en absoluto sobre un papel
ich kam mir selbst ABHANDEN llegué a extraviarme a mí mismo einen ABSAGBRIEF wider aile Zeitungsschreiber una carta de rechazo con-
ich HANGE ganz von ihrem Willen AB dependo completamente de su vol u 111 ¡¡d tra todos los que escriben en los periódicos
die Natur macht den Menschen ABHÁNGIG zur Erde, das Gemüth 11·ic• 1·1111 das Glück SAGT ihm AB undwiderstehet ihm la suerte se leresiste y se le en-
schwere Bleiwage nach der Eitelkeit abhiingig la naturaleza hace a los lw111 frenta
bres dependientes de la tierra, el ánimo dependiente de la vanidad co11111 eine Neigung, welche mil ihrem Alter einen starken ABSATZrnachte una incli-
una pesada balanza de plomo. nación que contrastaba fuertemente con su edad
bei ABGEHELLTER Luft en un aire límpido ein glücklicher ABSCHIED aus dieser Welt una despedida dichosa de este
HELFETmir das Marter AB liberarme del martirio mundo
ABHUB (ablatio ciborum) los desperdicios wie leichtfertig hat jener Fürst seinen Dienern das ABGEBROCHEN und AB-
ich lasse mir nichts ABHEUCHELN no me dejo quitar nada con la hipocn·~1i1 GESCHATZET con cuanta ligereza aquel príncipe ha quitado y usurpa-
den Zeugen vor Gericht ABHÓREN escuchar al testigo ante el tribunal do esto a sus siervos
allem Laster ABHOLD enemigo de todo vicio pfui welch ein ABSCHEU, welch ein Schreckbild! ¡Puf! ¡Qué horror, qué espec-
ABKARTEN tramar táculo horrendo!
ABKAUFEN comprar aus der ABSCHILDERUNG, die man mir von ihm, gemacht de la descripción
sich von der Welt ABKEHREN volver las espaldas al mundo que se me ha hecho de él
das Jahr KLINGT AB, der Wind geht über die Stoppeln el año se extingm'. r I ich nehme keinen ABSCHLAG an, keine vorli:iufige Bezahlung no acepto nin-
viento sopla sobre los rastrojos gún descuento, ningún pago previo.
ABGEKLAUBTE Formeln fórmulas rebuscadas jeden Gewaltstreich ABSCHALGEN rechazar todo acto de violencia
als er seines Frostes ein wenig ABGEKOMMEN war cuando él se recupc1ú 1111 worauf kann er wohl sein ABSEHEN richten? (haben) ¿Cuál puede ser el ob-
poco de su congelamiento jeto de sus miradas?
ABKA"F11GE Kranke enfermos sin fuerza seinen Vortheil schnell ABSEHEN discernir rápidamente su ventaja
er will sich keinen Heller von dem Gelde ABKÜRZEN lassen no quiere lJlll' li Tag und Nacht SETZEN so entschieden von einander AB el día y la noche con-
recorten ni un céntimo del dinero trastan netamente
nach ABGELEGTER Reise Tras el viaje cumplido a/te ABGESETZTE Worter viejas palabras en desuso
einen Besuch in der Nachbarschaft ABZULEGEN hacer una visita al vecind:i1111 es SETZTE einen grossen Streit AB ocasiona una gran disputa
einen Brief von Base! ABLASSEN expedir una carta desde Basilea in gewisser ABSICHT, in ABSICHT der Wirkungen con una precisa inten-
das Pferd LÁ.UFT von der Strasse AB el caballo deja la calle ción, en vista del efecto.
ihm den Vortheil, den Preis ABLAUFEN ganarle la ventaja, el premio
du weisst dass bei Licht seine Augen immer mehr ABLEGEN tu sabes que ro11 37121
la luz sus ojos siempre se debilitan más EBENMAASS armonía
A BLEN KEN desviar ECHT (no i:icht) es correcto
a/fer Wein muss erst ABLIEGEN, hevor man ihn trinken kann todo vino dd w EHE es falso: es necesario escribir eh
primero reposar, antes de que se pueda beber mit EHESTER Gelegenheit a la primerísima ocasión
622 l·RAGMENTOS POSTIJMOS 37. U 117C.P11 12A. 220 P 111 2H, 59.5!!.56. FINALES llf- 1874 623

augenfiillig und El N DRÜCK LICH evidente e impresionante Las condiciones no morales de las formas particulares de~ <Jesía, por ejem-
zu wilden und EINÓDEN Orlen en Jugares salvajes y desiertos plo, la impaciencia del oyerte en el drama: lo mismo pa!L las limitaciones
er hat ein grosses Stück am EIS gebrochen ha roto un gran pedazo de hielo intelectuales que son necesarias para todo arte especial.
Para leer: estamos en una épcca cuya cultura se extingueuediante medios
37 [3) culturales.
Importancia de escribir en latín. Keller. Auerbach. Heine. Grimm.
La traducción. Auerbach no es capaz ni de narrar ni de pensar; se limita alingir. Por el con-
Grados y modos de leer. trario, está en su elemento, cuando puede nadar dentro de una errioción afemina-
Sobre los modelos estilísticos. da y charlatana; pero nosotros nonos encontramos a gusto ensu elemento.
Utilidad de las colecciones. Cuando un buen escrito produce efecto hace olvidar que es literario; actúa
Mesura al escribir. como palabra y acción de un amigo; ¿quién quisiera p~er imprimir algo
El hablar y el escuchar. sobre eso?
La proposición lógica. La decadencia de la formación se manifiesta en el empobreciTiliento de la len-
Sobre el ornamento. gua; el alemán de Jos periódicos es ya una x.o~vf¡. Se puede ayudar a la lengua
Colorido general. externamente (siglos II y m d. C.).
Origen de un escrito - Ocurrencias.
Convencer - instruir y otras intenciones. 37151
Artem tegere. La pobreza del lenguaje corresponde a la pobreza de las o~iniones: piénsese
Alegría de la escritura como contrapeso de la lectura. en nuestros periódicos literarios: ¡son escasas las opiniones quedominan el tema!
¿Primero una forma pequeña o grande? Cuando se juzga un libro se cree que es un asunto de puros especialistas; pero
Las proposiciones del conjunto deben ser perceptibles. hoy yo miro más allá.
Los antiguos no escriben bien por naturaleza. Las desventajas ligadas a la unidad de una nación, como a la unidad de una
Sobre las citas (no tienen que turbar el colorido). Iglesia; bendición de la lucha. En la competencia entre naciones, el ser alemán,
Abstenerse de los periódicos (al leer y al escribir). indócil y separatista, se agosta en sí mismo y hacia el exterior se convierte en be-
La simplicidad es lo más dificil y lo último. licoso, sensual, ávido de placer, codicioso.
Hay que poner de relieve en primer lugar lo individual, luego hay que hacl'1 l11 ¡Ay de todos aquellos que aspiran hoy a un bello estilo; sed lo que parecéis y
pedazos. escribid así!
Puntuación, guiones, etc. Cinco años de pitagórica ausencia de lectura.
La conservación de la lengua únicamente está vinculada a un tratamiento .11 Los dictados de Goethe: su ventaja, estar más cerca de la palabra hablada.
tístico. El «estilo bello» es un invento de los retóricos ampulosos.
«¿Por qué uno se debe tomar tantas molestias con el lenguaje?»
3714)3 Es suficiente la claridad, como opina Epicuro. Describir lo que se pierde a cau-
Traducir: pero hacer versos le corrompe a uno la lengua. sa de este principio de la claridad. ¿El hombre, entonces, no es más que lógica?
Nunca tengáis miedo de ser más claros que el autor.
Lo que se «lee entre líneas» debe ser traducido con un abanico de alus10111 3716)
más abierto. Toda relación entre los hombres se basa en el hecho de que uno puede leer en
De vez en cuando se ven demasiado Jos blancos huesos en Aristóteles (:11111 el alma del otro; y el lenguaje común es la expresión en sonidos de un alma co-
cuando Ja delgadez sea conveniente). mún. Cuanto más íntima y delicada es esa relación, tanto más rico se hace el len-
Perspectivas sobre el futuro de Ja lengua; hay tiempo para trabajar en ella :i 111 guaje; que como tal crece con esa alma general o - se marchita. Hablar es, en el
largo de la vida. fondo, preguntar a otro hombre si él tiene la misma alma que yo; las frases más
Terminar con Ja desgraciada idea de una Academia - antiguas me parecen frases interrogativas, y en la acentuación barrunto yo el eco
Nuestros medios y vías para llegar a la cultura son hostiles a la fuerza y .1 l.1 de ese antiquísimo preguntarse del alma a sí misma. ¿Te reconoces a ti mismo?
salud de la cultura. - este sentimiento acompaña a cada frase del hablante; intenta un monólogo y
El problema de la prosa artística; necesaria en una cierta época, como lo 11111 un diálogo consigo mismo. Cuanto menos se reconoce, tanto más enmudece, y en
coque aún conserva la lengua; pero comporta una enorme pérdida . esta forzada mudez su alma se hace más pobre y más pequeña. Si se pudiese obli-
La lucha por la prosa (prosa escrita y hablada). gar a los hombres a callar de ahora en adelante: se les podría transformar en ca-
ballos, focas y vacas; pues uno ve en estos seres lo que significa no poder hablar:
1
Cfr. 29 [163]. tener un alma sorda.
624 l•KAGMF.NTOS POSTlJMOS 37. U 11 7C I' 11 12.A, 220, P 11 12B,) 9.5X .5'1 . FINAl.FS DF 1174 625

Así pues, de hecho, muchos hombres, y de vez en cuando durante cpoons Cll vocabulario; lo mismo de gastada está la enrevesada sintaxis. Porc> tanto, con el
leras, tienen algo en sí de vacas: su alma se repliega sobre sí misma sorda e 111d1 lenguaje hay que comportarse artístictmenle, para escapar del h2tío; de Ja mis-
fcrente. Pueden saltar y pacer y mirarse embobados, lo que tienen en co111ú11 t'• ma manera yo ya no soporto los gires de Mendelssohn; exijo m lenguaje más
sólo un mísero residuo de alma. Consecuentemente, su lenguaje tiene que cm110 vigoroso y estimulante. Hoy ciertamente esmucho más dificil escabir que antes;
brecerse o convertirse en mecánico. Pues no es verdad que la necesidad prod11 uno debe construir su propio lenguaje No ie trata de un deseo su¡erficial, como
el lenguaje, la necesidad del individuo; sino a lo sumo la necesidad de todo 1111 si uno estuviese harto de un traje y qu:sierauna nueva moda. De lecb.o, yo reco-
rebaño, de una tribu, pero para que esta necesidad sea sentida como algo conu'111 nozco muy bien en el carácter obtuso de niestra lengua nuestro arácter germa-
el alma debe ya haber llegado a ser algo más que el individuo, debe viajar, 1¡111• no, que también se ha convertido en obtuso, nuestra individualidad en trance de
encontrarse de nuevo, ante todo querer hablar, antes de que hable; y esta vol11tt desaparecer. La lucha aquí y allá no es más que una rebelión cortra la destruc-
tad no es nada individual. Si nos imaginamos un ser mitológico primigenio, (01 ción de la mejor y más fuerte naturaleza demana, en la que na;otros todavía
cien cabezas, pies y manos, como la forma del hombre primitivo: entonces csl ;c1 creemos. Una teoría del estilo, que imistiese sobre la corrección! lo convencio-
hablaría consigo mismo; y sólo cuando notase que podía hablar consigo 1111-.1111.1 nal, sería Jo último que nosotros necesitaríainos; mientras que pan los otros, por
como con un segundo, tercero, o incluso con cientos de seres, se escindiría en ~"" el contrario, casi ya no es necesaria, puesto que sin quererlo ellos \iven ya en este
partes, Jos individuos, porque sabría que no podría perder completamcnll ~11 ámbito, quiero decir bajo la constricción de lo correcto y de Jo c<Jn.vencional. El
unidad: pues esta unidad no se encuentra en el espacio, como la multiplicidad 1k que quiera prometer todavía un futurn a la lengua alemana, debe engendrar una
esos cien hombres; sino que cuando éstos hablan, se percibe el monstruo m11oli'1 corriente contra nuestro alemán actual. Hay que conformarse con muchas cosas
gico de nuevo completo y uno. desafortunadas y deformadas; la cuestión inmediata y principal está en esforzar-
¿Y en la maravillosa esencia sonora de una lengua resuena entonces real111rn se por insuflar a Ja lengua sangre y energía. Bello y feo son térmiTios que hoy no
te la necesidad como madre de la lengua? ¿No ha surgido todo con placer y l'Xll nos tienen que importar nada, ya no 7uede existir un «buen gusto». Muerte de
berancia, libremente, y con el signo de una profundidad reflexiva? ¿Qué tiene q111 todo afeminamiento y comodidad. Por cmsiguiente: el empobrecimiento y la
ver el hombre que se parece al mono con nuestras lenguas? Un pueblo que pow1 palidez de la lengua es un síntoma de ~ue el alma universal está atrofiada en Ale-
seis casos en su gramática, y cuyo verbo 4 se conjuga de cien formas distintas, 111 mania; mientras que Ja gran uniformidad en las palabras y locuci<Jnes podría pa-
ne un alma plenamente colectiva y exuberante; y el pueblo que creó una lc11v11.1 recer lo contrario, como el equivalente de la unidad política, como la conquista
semejante ha vertido sobre toda la posteridad la plenitud de su alma; en l:po1 ,1 de un alma común. Al menos se podría decir: surge la unidad por medio de una
más tardía las mismas fuerzas adquieren la forma de poetas, músicos, acll111" contracción o de una ampliación; hoy se tendría la primera forlila de unidad.
oradores y profetas; pero como estas fuerzas estaban todavía en la plenitud reh11 Para demostrar que no se tiene la segunda, se puede alegar que nuestros espíritus
san te de Ja primera juventud, engendraron a los forjadores de lengua: éstos f 111 más grandes y más ricos ya no pueden hacerse comprender por sus compatriotas.
ron los hombres más fecundos de todos los tiempos, y se distinguieron por aq111 Sin quererlo se convierten en exiliados. Al mismo tiempo esto sine para probar
llo que en todas las épocas distingue a músicos y artistas: su alma era más grand1 qué escritores y qué artistas corresponden al alma universal actual y son com-
más llena de amor, más colectiva, y se puede decir que habitaba cerca de todo v prendidos por ejemplo, un Strauss, un Auerbach y similares.
no en un único rincón oscuro. En ellos el alma colectiva hablaba consigo mis111 .1
37 (8)
37171 ¿Cómo se puede dar tanta importancia al estilo y a la exposición? Lo único
¿Es útil para un futuro escritor conocer muchas lenguas? O, en general, i.~011 que importa es hacerse comprender. - Admitámoslo: pero no es nada fácil y es
útiles las lenguas extranjeras? ¿Sobre todo para un escritor alemán? Los gricgo ~ algo muy importante. Piénsese en el ser tan complicado que es el hombre: lo in-
dependían de sí mismos y no se preocupaban por las lenguas extranjeras: pero 111 finitamente dificil que es realmente para él expresarse: la mayor parte de los indi-
hacían mucho de la suya. Entre nosotros es al revés: los estudios sobre la lengu.i viduos permanecen precisamente apegados a sí mismos y no pueden salir fuera,
alemana sólo se han introducido poco a poco, y tal y como se llevan a cabo, 111· lo cual no pero esto es una esclavitud. Aprender a hablar y a escribir5 significa
nen en sí algo de erudito y de extranjero. Mucho se ha hecho por enseñar el esl 1 llegar a ser libres: admitamos que no siempre resulta de ello lo mejor, pero es bue-
lo latino, pero en los estudios de alemán se enseña historia de la lengua y de l.1 no que Jo interno se haga visible y que encuentre las palabras y el color adecua-
literatura: y, sin embargo, esta historia tiene sólo sentido como medio auxiliar dr dos. Es bárbaro el que no sabe expresarse, quien parlotea como un esclavo. - «El
un ejercicio práctico. Importa poco o nada poder leer el alemán de los siglos an estilo bello» no es nada más que una nueva jaula, una barbarie con baño de oro.
teriores. Pero es muy importante hacerse un juicio sobre la decadencia de la kn Exijo de un libro una atmósfera de unidad y medida; esto determina la elec-
gua actual y ayudarse para eso del pasado. El léxico y los giros que hoy estún .i ción de las palabras y el tipo y el número de las metáforas el camino y el fin.
disposición de cualquiera, deben de ser considerados y sentidos como desgasta
dos; en realidad el lenguaje es mucho más rico de lo que se podía creer según csll'
4
En el msc. «sein Verbum » y no «seine Verben ». 5
En el msc. «Schrcibenlernen» y no «Schrei benkiinnen».
38. MP XII 5. FINALES DE 1874- 1

38 (1)
Prometeo y su buitre han sido iJlvidados, cuando se aniquiló el viejo mundo
de los dioses olímpicos y su poder.
Prometeo espera ser redimido un día por el hombre.
Él no ha desvelado el secreto a Z:eus, Zeus ha perecido por m hijo.
Los rayos en posesión de Adrastea.
Zeus quiso aniquilar a los hom:>res - con la guerra, la mujer, y Homero su
cantor: en suma, con la cultura griega; ha querido quitar el gusto por la vida a
todos los hombres venideros; ha querido matarlos a través de la imitación y la
envidia hacia los griegos.
Su hijo, para protegerles de este fin, los ha vuelto estúpidos y temerosos de la
muerte, y los llevó a odiar lo helénico; de este modo él destruyó al mismo Zeus.
Comparar la Edad Media con la situación anterior al acto de Prometeo dando a
los hombres el fuego. También este hijo de Zeus quiere destruir a los hombres.
Prometeo les envía en su ayuda a Epimeteo, el cual hace surgir nuevamente a
la viejísima Pandora (la historia y el recuerdo). Y realmente revive la humanidad
y Zeus con ella, este último revive en una fábula dentro del mito. El carácter fa-
buloso de lo heleno seduce a la vida - hasta que, más exactamente conoci-
da, vuelve a apartarse de ella: su fundamento es reconocido como terrible e ini-
mitable. -
(Prometeo ha apartado a los hombres de la visión de la muerte, cada uno se
considera un individuo inmortal y vive realmente como si no fuese un anillo de
la cadena.)
Período de la desconfianza hacia Zeus y su hijo; también hacia Prometeo,
porque él les ha enviado a Epimeteo.
Preparación del caos.
Epimeteo instruye a Prometeo sobre la falta que cometió al crear a los hom-
bres. Prometeo aprueba su propio castigo.
El buitre no quiere devorar más. El hígado de Prometeo había crecido dema-
siado.
Zeus, el hijo y Prometeo hablan entre sí. Zeus libera a Prometeo, tiene que
triturar a los hombres para formar de nuevo, el individuo del futuro. Es el proce-
dimiento con el que se produce una masa, una pasta. Para mitigar los dolores de
la humanidad convertida en amalgama, el hijo otorga como ayuda la música.

1
Mp XII 5, carpeta de dos folios. Una cara sin utilizar.

[627)
li2X liH.AGMENTOS l'OSTUMOS

Por lo tanto: concesión a Prometeo, los hombres pueden resurgir; concc1!10ll


a Zeus y al hijo: Jos hombres deben primero perecer.

38121
Para la forma del conjunto: el buitre habla solo y cuenta: yo soy el bu1t re d
Prometeo y desde ayer soy libre por las más extrañas circunstancias. Cu:111ilo
Zeus me propuso devorar el hígado de Prometeo, quería alejarme, pues est11hu SUPLEMENTOS
celoso de Ganimedes.

38 (3) 3 [50a) 1
Toda religión tiene algo dañino para el hombre. ¡Qué habría sucedido si l'rn Gritar a nuestro tiempo hiperactivo.
meto no hubiese sido astuto en Mecone 2 ! La situación bajo el dominio del h1¡11 «¡Inmolados a las Gracias!»
cuando los sacerdotes lo devoran todo.
4 (2a)2
38 (4) Langensulzbach
«¡Ay, yo, un pájaro de mal agüero, me he convertido en un mito!» En la misma tumba
Conde Hermannsdorf (bávaro)
38 (5) o
Los hombres a causa del cristianismo son muy parecidos a las sombras, co11111 Armansperg
los griegos en el Hades. Beber sangre. (Guerras.) El hermano que, sin embargo, no tiene ninguna indicación
o
38 (6] el teniente Max Franz, décimo batall. de cazadores
Al formar a Jos hombres Prometeo cometió el error de separar en el tiempo 1.i (hermano recibida commiss. Múnich).
fuerza y Ja experiencia del hombre: toda sabiduría tiene algo de la debilidad senil
4 (2b]3
38 (7) Es un bávaro , un soldado raso
Los dioses son estúpidos (el buitre parlotea como un papagayo); cuando Zcu~ a Ja izquierda por la cima,
creó a Aquiles, Helena y Homero, era miope y no conocía a los hombres; el vc1 sobre el prado de la parroquia, a la orilla del bosque,
<ladero resultado no fue Ja aniquilación de los hombres, sino Ja cultura griega utilizado el portafolios (con fotografia)
Sobre ella creó al conquistador del mundo, como hombre y mujer (Alejandro v yelmo sable.
Roma, la ciencia), su hijo Dioniso, el vencedor del mundo (de una manera eslu 4 [2c) 4
pidamente fantástica, la sangre se retira, una sombra fanática del Hades cubre l.i Coronel von Witzleben.
tierra, fundación del Hades sobre la tierra). Los vencedores del mundo asu1m·11
Dirigente en Nancy.
las ideas del conquistador del mundo - y ahora parece que los hombres estú11 (Binding 27 en Nancy)
perdidos. Zeus casi perece con ello, pero también Dioniso, el vencedor. Prometen 28 hacia el Pont a Mousson.
ve cómo toda Ja humanidad ha quedado convertida en una sombra, corrompitb
en lo más profundo, temerosa, malvada. Por compasión les envía a Epimeteo coll 1 Los fragmentos que se traducen a continuación forman parte de los Suplementos (Na-
la seductora Pandora (cultura griega). Ahora, Ja vida entre Jos hombres se coll chtriige) recogidos en el volumen 111, 5/1 de la KGW. Se indica en las notas el cuaderno o la
vierte en algo fantasmal y nauseabundo, una especie de papilla. Prometeo deses carpeta donde se encuentra cada uno de estos fragmentos y la página del volumen de la KGW
pera[+++] La numeración correspondería cronológicamente al grupo y número de fragmento del cuerpo
de los fragmentos. Aquí p. 116. P 115, 215.
2 Jbíd, N 11, 7. Ver carta a Wilhelm Vischer-Bilfinger, 11 de septiembre de 1870, CO ll 156,

n. 99: «Tuvimos que atender numerosos encargos particulares y operaciones de confianza, con
toda clase de trabajos penosos. En el campo de batalla de Worth tuvimos que buscar la tumba
de un alto oficial bávaro, y dimos con ella.»
3 Jbíd., NI 1, 8.
4
2
lbíd., N l 1,9.
Meco ne es una localidad mítica, que se la suele identificar con Sición, en la que Promclt:•'
engañó a los dioses y les robó las mejores partes de las carnes del sacrificio. Cfr. Hesíodn.
[629)
Teogonia, 535 ss.
ti.10 Fl~AflMl!NTOS PÓSTUMOS SUl'LEMENTOS 6JI

412dr 4 (10b) 10
Wendenheim señalar la tumba a través del pastor.
calle todo derecho.
A Ja izquierda hacia Hohenheim. 6 (Cf. 6(1) y nota) 11
¡Infeliz de Eurípides! escarnecido, luchaste contra d p11eblo mucho
6 tiempo y desesperando de ti y de tu esfuerzo, ¡mientras que el plleblo subyugado
4 [3af por tu arte se postró ante ti!
(Dr. Samuely
Vicario Redtenbacher 7 (18a) 12
Una parte hacia Schalons El pleno conocimiento de este conflicto conduce a la risifm trágica del
(Dr. Felix Hecht) mundo. Él lucha heroicamente por algo y sufre al mismo tiempo como mártir de
sus propias consecuencias.
4(4al7
N ancy 8 (14a) 13
Hotel de L'Europe Con este tratado, mi ilusre maestro y amigo, inicio - - -
Hotel de Paris
8 (20a) 14
4 (8a) 8 En este retorno a Ja patria el mito trágico nos hace comprender, al mis-
Wagernagel 1 Ant. Ed. Elect// Symp. mo tiempo, de dónde viene, por qué razón él mismo - - -
Obras del premio [poético 2] Ed. Ed. 11 Ant.
Von Speir Ed. Rey. 8 [84a) 15
Stückelberger Ant El. El objetivo de Ja pare introductoria de este escrito debe ser, por consi-
Matzinger Ed. Rey [Ant. El.] guiente, desanimar y alejar a muchos lectores y atraer a unos pocos - aquellos
Kelterborn [l] Demost.1 Ol. Electr.11 pocos en los que creo. Y conseguiré esto con absoluta certeza si Jos describo y los
Protag. Yi ensalzo en su contraposición con Jos muchos.
2 Mark Hoch Il. 3. Ed. R. llFedón.
3 Speiser [1-2] Symp. Ed. Iph. 11 8 (99a)1 6
Ant. Paus. Todo el mundo es hoy muy celoso de la formación . Mire usted, querido
4 A. Burckhardt Ed. Rey Col. 11 Od. 16 17 18 Crito111 · amigo, con qué irritación nos reprendían aquellos jóvenes cuando apelábamos a
bien -]Múnich 2 Il. 19 su formación. Hoy día se comprende ésta de suyo, no se habla de ella; si un in-
bien ¿ Widmann [3 Il. 15 j cauto nos trae a Ja memoria la posibilidad de que quizás no todo sea formación,
1 . Passasvant ll. 324 lo que se jacta de ser tal, cada uno se siente inmediatamente ofendido in persona,
1 ? Glaser IElectra !liada 3. 4 como si se refiriese sólo y propiamente a él, y como si de alguna manera un se-
creto estuviese en peligro de ser desvelado, el secreto que, a toda costa, hay que

l
conservar. ¿Desvelaremos de qué delicado secreto se trata? - Creo que estoy pi-
4 (10a) 9
sando sus huellas. Hoy nadie cree en su formación y en esto tiene razón. Al mis-
Stedefeldt mo tiempo sabe que también su vecino se encuentra sustancialmente en las mis-
Drasdo mas condiciones y también en esto tiene razón. Entonces, el auténtico vértice de
VTürke muertos la formación que ellos comprenden no se debe revelar ni siquiera a quien está
más cercano: esto produce esta ridícula, afectada complicación, esta preocupa-
Gropius herido
10
Ibíd ., N l 1, 168. El fragmento va precedido en el msc. por un texto que no pertenece a
N ietzsche.
11
Este fragmentos se añadió al fragmento 6 [l] .
12
5
Ibíd., N 1, JO. KGW III 5/1 , 119, U I 2, 195.
13
6
Ibíd., N J 1, 14. Ibíd., p. 120 U I 5, 149.
14
7
Ibíd., N 11, 15. lbíd., U I 5, 52.
15
8
Ibíd., p. 117, N J 1, 159. Ibíd., p. 119, U I 5, 7.
16
9
Ibíd., N J 1, 161. lbíd., U I 5, 22.
Ci]2 l•KAOMENTOS PÓSTIJM<>S
SUPLEMENTOS (¡JJ

dón en las relaciones, por las 4ue siempre hay que temer que el secreto de cslO 17 f8a]24
f(,)rmación se desvele. Pero entones tienen un medio apropiado para consola1 ~"' Leipzig:
los periódicos y Jos periodistas
En casa de Teubner preguntar por el dialogus de Andresen. 25
9114a] 17 Biblioteca: Hesíodo ed. Robinson.
Heinrich, Epiménides de Creta.
Mi filosofia es un platonismo invertido-: cuanto más se mantiene al Literatura sobre Platón.
jado de lo que verdaderamente es, tanto más pura, más bella y mejor es la vidn Ritschl - epígrafe.
La vida en la apariencia es la meta.
¿listo?
9193a]1 8
Volumen del «Philologus» sobre Teognides /1871 11.
Homero 50
17 f8b]2 6
Orígenes de la lírica 50
Con Rohde al picadero.
Sócrates y la tragedia 50
... . Rosenthal-Nirvana
l3 lla]19 ...... antiguo teatro.
Cantina Goethegasse de Frankfurt
Solamente en esta dirección podemos recurrir a la herencia de los J?l"ll' Roscher.
gos, podemos presagiar un ideal de formación frente al cual nuestra actual cultu
ra aparezca como el sueño necio de un joven noblemente dotado, pero bárba rn 17 f9a] 27
mente educado.
Beethoven Sonatas.
Sinfonías.
1316a]2°
Wagner Lohengrin.
El amor por una generación venidera los anima a su heroísmo de m;'i 1 Tristán.
tires.
Maestros cantores.
1317a]2 1
18 f6a]2 8
Si hasta este momento el público auténtico del teatro, a pesar de Shakcs ¡Dios sabe que todo, todo esto es verdadero!
peare, Schiller y Goethe, a los que se pretende conocer - - -
19 f95a]2 9
16135a)22
Después de haber sacrificado suficientes ovejas negras, puedo dirigirme
Milciades que, después de la batalla de Maratón, asedia la isla de Paros a Schopenhauer.
por enemistad rencorosa contra un ciudadano pario.
Milciades en relación con la sacerdotisa Timo (sacerdotisa de Deméter) y tra 19 f224a)3°
ta de entrar por la noche en un templo en el que no puede entrar ningún hombre Se ha dicho y recordado a menudo que toda sociedad humana, que in-
salta el muro, se acerca al santuario, le sobrecoge un pánico terrible, y sale co tentase también sólo por un día ser honesta y verdadera, terminaría bien pronto
rriendo casi fuera de sí. Al saltar nuevamente el recinto se tuerce un pie. Se levan por disolverse y, ya por la noche, con el rostro de la desesperación, ansiaría redi-
ta el asedio.
mirse en la nada - así de artificiosamente ha quedado reducido el mundo social
a un juego de máscaras, de reticencias, representaciones, engaños y desilusiones.
16 f37a]2 3
Tucídides, el gran enemigo de Pericles, responde a la pregunta de si él o
Pericles sería el mejor contendiente: «incluso si lo venciese, negaría haber caído, 24
Ibíd., N 12,4.
alcanzaría su objetivo y persuadiría a todos los que le vieron caer». 25
Andressen, G., Emendationes Tacitii quifertur dialogi de oratoribus, en «Acta societatis
philologiae Lipsiensis», Ritschl, F. (ed.), Leipzig, 1871 , vol. I, pp. 103-182.
26
17
Ibíd ., U 1 4, 55. KGW III, 5/1, p. 126, N 12, 5. Probablemente se trata de apuntes que recuerdan los tiem-
18
Ibíd., U 1 4, 195. pos de estudiante en Leipzig. En junio de 1867 asistieron Nietzsche y Rohde a clases de tiro y
19 de equitación. Entre el 8 y el 23 de agosto hicieron un viaje juntos a la Selva de Bohemia y a la
Ibíd, pp. 120-121, MP XII la, 15.
20 de Baviera. Carta a Gersdorff, 24 de noviembre de 1867, COI 473, n. 554.
Ibíd., p. 121, Mp XII la, 30. 27
21
Ibíd ., Mp/ XII la, 30. KGW III, 5/1, p. 127, N 12, 136.
28
22 Ibíd., p. 128, Mp XII 2a, 6.
Ibíd., p. 125-126, P 118, 151. 29
23 Ibíd., p. 131, P 120,187. Cfr. 19[4].
Ibíd.,p. 126,Pll8, 151. 30
Ibíd., pp. 130-131, PI 20, 131.
6]4 FRAGMENTOS PÓSTUMOS SUPLEMENTOS ti.15

Su columna, una honoraoilidad hecha norma, podría ser construida con 111i11 191316a¡36
ouena base de un material muy frágil: pues tiene tan poco, ciertamente tan poco Antigua norma jurídica alemana, alimentar al lobo como dice Meier
que sostener; únicamente cortinas nebulosas de seriedad vacía y bromas ani:ihlcli, Helmbrecht37 : «¡si quieres seguirme, ara con la reja del arado! fütonces muchos
de manera que ningún arte teatral lleno de engaños bastaría para hacer c11111 gozarán de ti, seguramente gozarán de ti el rico y el pobre, el lo~o y el águila, y
prender qué poco «real» es este mundo que se las da de realista. Este envuelve s11 seguramente todas las criaturas».
danzas de niebla en medio de la naturaleza, que hace crecer y hace morir, y <k su
naturalidad oscura y seria, sin dejarse turbar por ella particularmente: 31 él jlll'J;\ll 21 (7a]3 8
su mentiroso juego de pigmeo sobre el cuerpo de la verdad, como sobre aqud del La ADMV 39 espera poder fomentar el espíritu de competición entre es-
gigante estirado a lo largo y adormecido. critores dotados y seriamente comprometidos, confiándoles una reflexión reno-
Pero si se simplifica solamente el problema: ¿podría todavía vivir un homlu vada y la tarea de encontrar una respuesta a un problema que hoy apasiona a
que de repente se hiciese visible a sí mismo y, como en una vitrina iluminada , l'" cada compañero de arte prometiendo un premio digno - un bono completo del
tuviese en condiciones de percibir los mecanismos más complicados de su Clll'I patronato que le permita acceder a todas las representaciones de Bayreuth -
po, al contorsionarse como lo hacen los gusanos hasta los más impercept1hk' para aquel que sea coronado como vencedor por los miembros del jurado. La
sobresaltos de las fibras nerviosas? Asociación exige que el poema dramático de R. Wagner, El anillo del Nibe/ungo,
sea caracterizado correctamente en todos sus rasgos específicos que tengan que
191248af2 ver con el drama, pensando con ello, sobre todo, en la relación de este poema
Se trata de hacerlo perceptible. con los mitos y las fuentes nórdicas, en la construcción de las formas y en la eco-
Pero a quien tuviese que preguntar por qué la mayoría no consigue oír nad.i nomía del todo y de las partes, en lo específico de la acción dramática y del len-
de esta melodía infinita, podría venir en su ayuda Platón a su manera, explica11 guaje. El ensayo - debe tener 9 pliegos de imprenta como máximo y un mínimo
Jo por qué razón los hombres no oyen la música de las esferas celestes. de 5 - , para poder ser coronado como merecedor de un premio, tiene que so-
bresalir en él un pensamiento profundo y original, claridad de exposición, hasta
tal punto que los compañeros de arte de Bayreuth y en general, toda persona de
191248b13 3
auténtica formación pueda servirse de él como de una exégesis que prepara e
Todos los exiliados juntos. indica el camino.
En esta soledad él encuentra las grandes obras, por ejemplo, la Novena si11/i111111
la profunda visión del mundo.
2213a) 40
los verdaderos artistas
Jahrbuch des Schweizer Alpenclub, 1864, año 1.
los problemas profundos. Piz Morteratsch escalado por tercera vez por Ernst von Gersdorff de Berlín,
con el guía Ambüel y Walther4 1.
191273a¡34
Consideraciones sobre el horizonte de Bayreuth. 22 (3b) 42
Escrito de homenaje. BERGAMO
Lorenzo Lotto, 3 colosales retablos
191312a¡35
Ofendería incluso a los honestos eruditos, que no son susceptibles ex 36
lbíd., p 120, 109.
cepto cuando se les niega a ellos y a su pueblo la formación, 37
Narración compuesta por Wemher der Gartenaere en la segunda mitad del siglo XIII.
formación que ciertamente ninguno conoce, pero a Ja que ninguno echa Cfr. 1 (30].
38 KGW III, 5/1 , pp. 131-132, U I 4, 92. Este fragmento recoge información sobre un con-
de menos, puesto que su estilo de vida - - -
curso en el que Nietzsche formaba parte del jurado. Ver carta a Car! Riedel, después del 27 de
enero de 1873, CO JI 379-380, n.º 291, en la que Nietzsche da detalles de la cuantía del premio
y de la conveniencia de que estuvieran determinados miembros en el jurado, como Hans von
11
Bülow. Ver también 19 [275] .
19
En el msc. se encuentra tachado (KGW Ill 511, p. 130) el siguiente párrafo: «igual que un La Allgemeiner Deutscher Musik Verein.
40
pintor de una antigua escuela alemana que en presencia de la belleza y del fervor más plenos tk KGW III, 511, pp. 133-134, N 13, 12.
41
vida prefería ver sus propios miembros desperezarse y sentía que en ellos seguían viviendo figu Ver carta a GersdorfT del 8 de mayo de 1875, CO III 67, n.º 443. «En el anuario de los
ras y escenas piadosas de generaciones anteriores». Cfr. 19(221 ]. clubes alpinos suizos de 1864 encontré un relato de un viaje por el Piz Morteratsch; al abrir la
12
lbíd ., p. 129, p 120, 117. botella en la cumbre encontraron grabado en la piedra que la tercera vez que aquella montaña
11
lbíd., p. 130, p 120, 119. había sido ascendida lo había sido por un tal "Ernst von GersdorfT de Berlín con los guías Am-
l4 lbíd ., p. 129, p 120, 90. büel y Walter"».
15
lbíd ., p 120, 105. 42
KGW lll, 5/1, pp. 35-136.
SlJl'LEMENTOS ti,\7
ti'\6 FRAOMl!NTOS POSTlJMOS

al Espíritu Santo
1) Diversas obras de Foppa en las iglesias de Brescia: un rico cid o de frescos en
a San Bernardino
2) la antigua sala capitular de San Bernabé
3) a San Bartolomé. ahora tipografia
Otras iglesias: Santa María Mayor. ¡Pinturas!. Digno de atención Franco Francia, Trinidad con santos adorando a San Juan
Santo Tomás. Evangelista.
Academia Carrara, una pequeña Madonna del gran paduano Mantcgna Baptisterio a la izquierda.
La Madonna de Boltraffio es del mismo Leonardo. En la Galería Tosi un auténtico Rafael.
4) Moretto en San Andrea43 • Cristo con los estigmas.
Previtali (sucesor de Bellini) representado sobre todo en su ciudad natal d·•
B<ergamo> 1) en particular el altar del Espíritu Santo. 22 (3d) 45
5) Bellos cuadros en S. Grata, en un convento de monjas. Galería púhl11:íl BRESCIA
Lochis. Rafael, media figura de San Esteban. Santo Domingo.
Foppa Crucifixión verdoso Santa Ágata.
El único cuadrito auténtico de Bramantino. Santa Julia.
Visitar 8 lug;11 t'S San Carlino.
La Misericordia.
2213cl 44 Santa Inés.
BRESCIA Santa Cruz.
Catedral vieja. Retablo: Ascensión de María [Moretto]. La Madonna del Mercado del Lino.
San Bernabé. Savoldo: Adoración de los pastores. Galería Averoldi .
San Clemente. 5 cuadros de Moretto. Galería Tosi.
Santa Eufemia. Moretto. Galería Fenaroli.
San Francisco. 1 M<oretto> Romanino [Altar principal).
San Juan Evangelista. Diversos M <oretto> 1 Romanino. 26 114al46
Santa María Calchera. M<oretto>. ¡Sí, nosotros tuvimos artistas, que la buscaron! Pero nos hemos olvidado
Santa María de las Gracias. 1 M<oretto>. de eso.
Santa María de los Milagros. 1 M<oretto> Madonna con niño.
Santos Nazaro y Celso. 2 M<oretto>, 1 Tiziano. 26 [16al 47
El resto de las iglesias todos M <oretto>. Ni él puede inventarse un vestido, ni diseñar el cuño de una moneda de
S. Afra cf. Baedeker. Tiziano, Tintoretto. oro que guste a todo el mundo.
P. Veronese.
San Pedro en el Monte de los Olivos. M <oretto>. 26 ll9al 48
San Faustino Mayor. [Metafísica del arte]
Galería Tosi. 1 M<oretto> y Moroni.
Colección Fenaroli. 1 Moroni Moretto. 291138a) 49
Bellos retratos. El celo con el que los alemanes de esta época se han dedicado a la histo-
San Faustino descansando. M <oretto>. ria es tan grande y preponderante (cuando se parangona a su celo por la sabidu-
San José. ría, la religión y el arte), que en una buena parte se le hace responsable de lo que
Pinturas murales de Romanino en los alrededores de Brescia. ahora en Alemania se llama «formación», y por eso merece ser altamente estima-
Galería Tosi: Solario (discípulo de Bellini) do o diligentemente puesto bajo acusación, según sea el juicio que se deba emitir
no firmado, sólo una pequeña señal: un monje postrado delante dd sobre el valor mismo de esa formación.
Cristo crucificado.
4
' Alessandro Bonvicino, llamado el Moretto (1498-1554). Ver carta a Gersdorff, 5 de º'
lubrc de 1872, CO JI 334, n.º 258: «Cuando prosiga después mi viaje, creo que iré a Bresc1a
4 ·' KGW TIL 5/1 , pp. 137-138, N 13, 19.
4" Ibíd ., p. 138, U I 5, 138
rara desca nsar también allí; esta es la manera correcta de viajar ¡viajar realmente para reposar '
Allí quiero estudiar la pintura de un verd adero veneciano, el Moretto, y sólo esa: así no me es
4 lbíd .. p. 138, L 1 5. 142.
tmrcaré el es tómago, ni los ojos ni las vacacio nes.»
48 Jbíd .. U 1 5, 143. Tac hado en el manuscrito.
44
KGW 111 , 5/1, pp. 136-137, N 13, 17- 18.
49
lbíd .. u 11 2. 126.
ti)H
FRAGMENTOS POS'llJM(>S

JI 1311Pº
Falta de educadores.
Cultura.

31 1511)5 1
Valor de los filósofos hoy.

31 1811)52 OTROS FRAGMENTOS


Descripción de Schopenhauer. Añadir las teorías hindúes, cuando ln8
hombres - - -
A (1) 1 [1869]
35110a)5 3 Presupuesto del estado de naturaleza mímico, el estar fuera de sí: enton-
Schopenhauer. ces uno se sentirá también fácilmente transferido a otro ser.
Estimular la opinión propia. La diferencia principal es que el intérprete mímico recita para sí: no piensa en
ningún espectador ni oyente.
36 llaf54 El autor épico narra y quiere evocar para sus oyentes lo que élha visto. El lí-
Meditaciones. rico sin oyentes.
Muerte de los reyes. Encantamiento del hombre en su totalidad: creencias que han de ser transfor-
Manfred. madas. De manera distinta en el epos, donde nos sentimos sólo como espectado-
Monodia. res de un acontecimiento extraño.
Procesión. Unidad del individuo que poetiza, danza, recita, canta.
Fragmento. Poder del impulso primaveral. La fe en la transformación del hombre y de los
animales es un presentimiento del drama.

B 1112 [1870]
Memorial de una Universidad del Imperio.
El ritmo.
Le porvenir de nuestra formación .
El poeta.
Platón.
Sobre religión.
Sobre la fisiología de la estética.
Educación helenista.
La mujer griega.
Sobre la pureza del lenguaje.

B (213 [1870]
Homero en el certamen con H esíodo 30.
Un tratado histórico-literario 4 .

1
KGW III , 5/ 1, p. 111. P JI 2, 174. En estos fragmentos, que no figuran en la edición crí-
tica alemana fijad a por Colli y Montinari por haber sido considerados de carácter puramente
fil ológico, seguim os la numeración qu e Giuliano Campioni les ha asignado en su edición italia-
50 na de los fragmentos 2004-2005 (Adelphi, Milán).
lbíd ., p. 139. Mp Xlll 5, 5.
51 2
Ibíd., Mp Xlll 5,9. lbíd., p JI Jh, 228.
52
Ibíd ., MP Xl!l 5, 13. ) lbíd., p. 112, p 11 Jh, 228.
53 4
lbíd., MP Xl!l 3, 13. En el msc. está tachado, «U na apo rtación a la histo ria».
54
lbíd, U ll 7, J. Lista de composiciones de Nietzsche reunid as bajo el título de Medira
ciones.
[639]
640 FRAOMENlOS POSTUMOS OTROS .. RAGMENTOS 641

Texto.
El viernes antes de su cumpleaños(22 de mayo sábado) invitaci~ nde la Seño-
Ak:idamas.
ra von Bülow. Telegrama. Carta de ct.mpleaños.
Forma del certamen. Respuesta e invitación para la próxima semana: llego el sába.<b a las cuatro
lsocronía. de la tarde. En el jardín, Rauberpark, soledad, por la noche se haeído El Señor
Genealogías. Drievent y su estilo. El domingo por la mañana la Señora von Bülov enferma. Yo
Erga.
en el jardín. A mediodía los niños comen. (¿Esto era el 4 o el 8 dej1lio?) Después
Del phi.
nos enteramos que Siegfried había nacido aquella noche. Paso mucho tiempo sin
Cuestión homérica. volver: vacaciones. A la vuelta de Interlaken me encuentro con unacarta de Wag-
ner con una invitación. Del sábado al domingo por la tarde, des¡ués subida al
La Grecia dionisíaca y la apolínea se unifican en los Persas de Esquilo y sun· Pilatus. «Listo el tercer acto de "Siegfried". El sábado el señor y las.eñora Sérow,
sivamente se disgregan en sus partes individuales. Homero - La Grecia apol11w.1 consejero del Estado ruso,/ artículos en el "Journal Petersbourg" obre Berliow.
Sobre el estudio de las fuentes de Laercio D. A petición mía, Wagner toca la escena de Fafner. El domingo ¡orla mañana
viene a buscarme y me da unos manuscritos: los cuentos parisinos,L uego sobre el
c 1115 [1870J Estado y la religión, programas, etc. Le envío poco tiempo despuésa la señor von
Sócrates y el instinto. Büllow el artículo de Lübke sobre los Maestros cantores y Dühri11g: carta de in-
Introducción. El «sereno» neo-helenismo. vitación. Ahora llega la excursión al Pilatus. Luego mando Sempet:' sobre los es-
l. La moral al servicio de la voluntad: imposible el pesimismo. tilos arquitectónicos. Invitación. Envío del tercer acto de Siegfrieá al rey, un se-
2. El idealismo griego, por ejemplo, el impulso sexual idealizado gundo ejemplar a Richter. Tocado muchas veces. Carta con mi artículo sobre la
(concepto de ami stad) personalidad de Homero. Telegrama y carta de la señora von Bül1>w: llegada de
3.
los Brockhaus. Telegrama sobre El oro del Rín.
El fatalismo que desaparece en la belleza.
Representaciones idealistas del pasado E (1)7 (1872]
por ejemplo Tareas de las que soy consciente, primavera 1872. Ciaren> en el lago de
Pitágoras Orfeo Licurgo Ginebra 8
Leyendas homéricas de sello idealista. 1) El porvenir de nuestros centros de formación.
2) Crítica del cristianismo. Purificación de la voluntad a través de la
e 121 (1870J grandeza de la ilusión - explicación de lo ético. ¿Cómo puede lle-
La idea platónica antes de Platón (En la vida instintiva de los antig uo' gar a ser buena la voluntad?
griegos, en la maldición de una estirpe, etc ) Porque puede ser engañada.
Negación del individuo en el culto de Baco. Preparar conferencias:
Historia y filosofía El drama.
O 111 6 [verano de 1869] F 11)9 [¿Verano 1872?]
Richard Wagner. 1869 Ética
Teoría de las catarsis [xil.-&cxpcni;]. En el culto se reconoce por doquier
La víspera del domingo de Pentecostés partí temprano para Lucerna y, que todas las emociones tienden a excederse, y cada cierto tiempo se han de
como tenía tiempo hasta que saliera el barco de vapor, fui un poco indeciso a Tn descargar. De ahí se comprende que existan tantas fiestas. Es sorprendente cómo
bschen. Me quedé de pie ante la casa durante un rato, en silencio, y escuché un los legisladores deben de haberse dado cuenta claramente de esto, por ejemplo,
acorde doloroso repetido continuamente. Invitación a comer, aplazada hasta el también respecto de lo indecente, de lo obsceno, de las ganas de reírse. Si
lunes a causa de mi proyectado viaje a Tellsplatte. Entretanto días alegres con Aristóteles 10 tiene razón, el presupuesto de la tragedia es la culminación de la
Osenbrüggen, Boretius, Exner y la hermana de éstos, en la pensión Imhof ansiedad, del abatimiento y de la participación compasiva (¿sentimentalismo?).
El lunes partí con el barco de vapor de la mañana a Tribschen (desde el
«Rossli» con el coche de caballos). Baronesa von Bülow. Fotografía. Vuelta con
Wagner al Rossli, una invitación muy cordial.
7
KG W III, 5/1 , p. 114, Mp X 4, 5, primavera de 1872.
8
Nietzsche pasó las vacaciones de primavera en Vernex, junto a Montreux, en el lago de
5 Ginebra, desde el 16 al 24 de abril 1872.
Ibíd., pp. 11 2-11 3. P ll 4, 226. 9
6 KGW III, 51 1, p. 11 4, Mp X I 6.
Ibíd ., pp. 113-114. P ll 9b 184-185. 10
Poetica, 1449 b 24-27.
(i4 liKAGM l!NTOS l'f>STlJMOS OTRm FRAGMENTOS 64-

1<'121'' [1872] que grandes hombres sin una ampha y adecuada esfera de acti,idad se desah<>-
Recogida de datos para el suicidio en los griegos. Licurgo 12 se suidd gan en extravagancias. Pero así nuestro pueblo se realiza en extraragcmcias.
para que su constitución fuese aprobada y por eso es admirado. Nil'11l~ En Alemania la actividad política de un pueblo se toma de una manera.
Damasc<eno>. ingenua como algo muy elevado y grande. Se ha olvidado precisa.mente lo que e :s
El aligeramiento de la vida. Cómo las religiones se dedican a esto. Como más simple y ahora se divinizan los instintos más simples, porq11..e no los tienea -
los accesos pesimistas. Como los accesos escépticos de (Horacio, Monta1g110) ¿Es algo tan grande amar a la propia patria y a los padres? Y e> tos no son más
Sobre todo: cuál es el medio que se tiene para liberarse de las preocupac1011cs que los fundamentos de toda política natural. El sentimiento aJi.stocrático del~
Descripción del hombre angustiado. familia, la sensibilidad por el pasado de una generación, como si fuese una uni-
dad que florece ahora en ti - y la idea de que se conviertan en Sil.grados la tierra...
F 131 13 [1872] y todo lo que es tocado por nosotros - ¡personalidad santifican. te! - estos sor:i.
Sannion, maestro del coro de la tragedia en el tiempo que Esquines l'r" los fundamentos. Un sentimiento de unidad casi metafísico y un sentimiento sa-
actor, no había cumplido su obligación de ciudadano por no haber hecho l'l grado - con el deber de que el que santifica también sea protegido y defendido_
servicio militar: a pesar de eso se permitió su intervención 14 . Los puentes a través de los cuales la naturaleza trasciende la diversidad y
El subir y el bajar el tono produce un cambio en el significado; en los habita11 la sucesión de los individuos - Estado, procreación, formación, arte - son todos,,,
les del sudeste asiático há = buscar, há= epidemia, etc. 15 Consecuentemente. d en el fondo, instituciones protectoras para el futuro lejano.
lratamiento musical de la poesía difiere radicalmente. En los griegos las leyes ¡f, La naturaleza ha establecido el placer como signo distiritivo de todo lo
la acentuación tienen que haber influido al principio de manera mucho más l'Ul'I que la mantiene y necesita - incontestables son los placeres supremos, los de la.
te en el significado, más tarde fueron fijadas, y entonces se podía cantar una llll' concepción de la obra de arte y los de la acción noble. Aquí se trata manifiesta-
Jodía cambiando libremente la altura del tono, ya que se comprendía. mente de una procreación, de una meditatio generisfuturi 18 •
En la lectura el tono del sentimiento no está indicado en las letras, sino que Sl
puede solamente adivinar. "Nunca te vendí un caballo", se transforma el signrlr G [2] 19 [otoño 1872]
cado de toda la frase según se acentúe o no una palabra. Chur, 30 de septiembre_
Ver cómo se vuelve una palabra musicalmente expresiva en Tylor 174, aphc11 1. Fama y formación.
a Wagner. La música es un antiquísimo medio para hablar con más claridad: poi 2. Formación que no concierne, de hecho, sólo a la grandeza intelectual -
eso se usa en las relaciones con los dioses. pero siempre son necesarios medios intelectuales.
3. La educación para la formación es educación para la grandeza, es decir,,,
G 111 16 [1872] para aquello que es lo más remoto respecto del hombre común.
Educar a los grandes hombres es la tarea más alta de la humanidad . 4. Educación para la formación es un servicio para la posteridad.
Pero, ¿cómo pueden ser educados? A veces los hijos son, por decirlo as1
las chispas centelleantes que se desprenden de sus padres. Si el carácter inteligihk Splügen 1 de octubre20
es también una verdad, es ciertamente muy importante si a través de la educac1ú11 Los griegos han absorbido toda la cultura existente en los otros pueblos:
son o no dados objetos dignos a la voluntad. Goethe observa (en Klopstock 1 ) nada es más absurdo que atribuirles sólo una cultura autóctona. Llegaron taa
lejos porque supieron lanzar el dardo más allá de donde lo había lanzado otro
11
KGWIIl,5/l,p. 115,MpX/6,69. pueblo. Nada es más digno de admiración que aprender con provecho el arte de
12
Nietzsche dedica al suicidio y a las circunstancias de la muerte de los filósofos el e 1 1 los griegos y obtener el fuego de la antorcha de la grandeza. Pero ellos no apren-
(«Las maneras de morir») de su Geschichte der griechischen Litteratur, en KGW ll/5, pp. J2.l
350. Cfr. carta de Nietzsche a Paul Deussen, principios de mayo de 1868, COI 494-497, n. 5(18
dieron del exterior, sino a través de lo que vivían interiormente. No impulso cog-
13
KGWIII,5/l,p.115,MpX/6, 71. noscitivo, sino impulso vital ideal.
14
El fragmento se encuentra casi literalmente en KGW Il, 5, p. 331, Geschichte der grii'Chi.1 Estamos tan enfrentados a la vida y tan absolutamente consumidos por el
chen Liueratur. Esquines de Atenas (390-314 a. C.) fue uno de los grandes oradores de la época trabajo y por el conocimiento que, simplemente, no comprendemos la filosofía_
famoso por sus enfrentamientos con Demóstenes.
15 socrática de la vida: no se nos ocurre tomar la vida tan en serio. Pero aquellas.
Cfr. Tylor, E. B., Die Arifange der Cu!tur, 2 vols., Leipzig, 1873, vol. I, p. 169. Obra lJUL"
investiga la evolución de la mitología, la religión, la filosofía el arte y las costumbres. filosofías de la vida son también sólo una resonancia del auténtico modo de vivir
16
KGW III, 511, pp. 121-122, U 16,140-141. Cfr. GA X, pp. 81 ss. Giuliano Campioni i.:n griego en el que se cumplía todo su saber, hacer y crear. El hombre era una uni-
su edición de los Frammenti Postumi, vol. III, coloca este fragmento en este periodo justiticún
dolo: «El aparato alemán coloca este apunte entre los fragmentos que pertenecen al grupo 1 ~ 18
Cfr. CV 2.
(julio de 1871 ). El hecho es que en las páginas del cuaderno precedente hay una secuencia dl' 19
KGW III, 511, 122-123, U 16,143. En el volumen alemán señalado este fragmento apa-
páginas en blanco y dos fragmentos pertenecientes a un contexto distinto, y el fragmento qu l' rece situado en el grupo 15 de Fragmentos (julio de 1871 ), sin embargo Nietzsche señala al
viene inmediatamente a continuación se ha fechado en Chur, 30 de septiembre de 1872, inducl' principio del texto fechas concretas de otoño de 1872.
a pensar que deba pertenecer a este periodo». p. 395. 20
Ver carta de Nietzsche a su madre el 1 de octubre de 1872 desde Splügen, CO Il 33, n."
17
Goethe, Dichtung und Wahrheit. 3." parte, XV 257. En esta carta describe Nietzsche el viaje que ha hecho.
'144 fil(t\(lMENTOS P(>STUMOS onws FRA< iM llNTOS M~

dad que se desarrollaha desde si misma. Nuestros hombres son mosaicos. Sólo en ese vasto numlh> que dcjú cuandc era niño, pueda encontrar a un hombre be-
cuando seamos de nuevo unidades comprenderemos los problemas socrútil:OS d nevolente dispuesto a favorecerle arristosamente.
la vida: mientras que ahora somos de manera inconsciente estos problemas. Como ya he observado, él abandonó el campo de la escultura, en el que su
A Sócrates no se le exigió sacrificar a las Gracias, sino al arte: esto es mucho padre trabajaba magistralmente, y se dedicó a un tipo de diseño que no consiguió
El llamamiento se dirige a nosotros. gustarme, porque se dejó contagiar por jóvenes compañeros de un género piado-
Un gran río transcurre de una época a otra, cada uno añade algo nuevo, cadn so y anticuado, y al mismo tiempo !:amado natural-patriótico, pero que no deja
uno ingiere y hace evaporar una cierta cantidad del agua que fluye. No s1emp1 de ser siempre algo rígido y momifüado. Quizás pueda usted contemplar algu-
crece el río: pues algunas épocas añaden poco y destruyen mucho. ¡La pobre nas cosas de sus trabajos y, juzgándolo con indulgencia, contribuir benévola-
miserable existencia humana! Cada uno debe pagar los platos rotos de lo hu111•1 ° mente a que prospere. Por lo demás, no será para usted de ninguna manera una
no, cada uno se esfuerza en el río de la necesidad por aspirar un hálito de v1d.1 carga.
y siempre lo mismo. Sin embargo el solo saber que algunos hombres, au11q111 Le ruego que trasmita mis mejores saludos a la venerable sociedad que se ha
por breves momentos, se sintieron tan felices como si la vida humana fuese u11,1 reunido para estudiar la Antigüedad. Tengo algunas cosillas, que me parecen por
cosa magnífica: saber que algunos la atravesaron con orgullo y estoicismo, olrm lo menos interesantes, que pienso comunicar próximamente; entre tanto sé sacar
con gritos de júbilo, otros con un profundo sentimiento, otros con compas1011 provecho en silencio de sus importantes trabajos.
esto enciende en nosotros, de la manera más fuerte, la vida: y precisamente el v1 Los diseños que me envió hace tiempo también los trato siempre con distin-
vir de la manera más bella sin prestar atención. La grandeza de un hombre nunl .1 ción, cuando examino a menudo mis carpetas; si encuentra algo del mismo tipo
puede ser olvidada: naturaleza de las alturas. que usted crea que me puede agradar, me lo puede mandar. En este momento
tengo un deseo íntimo de ver todavía cuanto pueda muchas flores y capullos del
G 1312 1 [julio 1872] tiempo presente y del pasado.
Carta inédita de Goethe (sello postal Weimar 6 de abril de 1830, 11 Y ahora le pido, aún más cortésmente, transmitir mis mejores saludos a la
abril) condesa Julie von EglotTstein, que actualmente tiene la suerte de disfrutar junto
Dirección: A Monsieur a usted las mayores alegrías de la vida. Y le ruego también que le trasmita mis
Monsieur Kestner mejores deseos al señor Bunsen. A través del canciller von Müller me veo a me-
Conseiller intime de Legation nudo transportado a su entorno, y su narración de su estancia en Roma puede
De S. M. le Roi sólo considerarse como una alabanza a los amigos alemanes que están allí. Con
De la Grand Bretagne y de l'Hannovre esto firmo con mis mejores deseos.
franche a Rome. Suyo afectísimo
J. W. v. Goethe
Tendría que haberle dado las gracias desde hace ya tiempo, mi queridísimo ~
viejo amigo, por diversos significativos envíos y reiteradas cortesías; pero a mis
años las cosas se mueven demasiado deprisa a mi alrededor para que yo pueda
intercambiar debidamente todo afecto con el que está también lejos. En este mo
mento entra en mi habitación un hombre joven y bello que se despide porqul'
parte para Roma, y cuando pienso que pronto atravesará la Porta del Popolo, el
recuerdo de ese lugar revive en mí hasta conmoverme.
Este hombre joven es hijo del escultor actual de la corte, Kaufmann, que em1
gró aquí hace aproximadamente 14 años, se sintió a gusto y trabajó en diversas
cosas para nuestro placer y con nuestra aprobación. Murió prematuramente, y
su hijo va a Roma a vivir con su madre, a la cual le ha quedado una modesta
pensión.
Por la presente sólo quiero presentarle a usted a quien conozco como un jo-
ven bien formado y bien educado, con la esperanza de que lo conozca y que él.

21
KGW lll, 5/1, pp. 124-125, U 16. 147. En la edición alemana se sitúa esta carta también
en el grupo de fragmentos 15 (julio de 1872). Sin embargo se sabe por la carta que le dirige¡¡
Malwida de Meysenbug, 24 de julio de 1872, que Nietzsche conoce a Charlotte Kestner a me
diados de julio de 1872. Cfr. CO 11 316, n. 243. También se pueden leer las carta a Gersdorff. 1
de agosto de 1872, CO ll 323, n.º 248 y a Rohde, de la misma fecha CO 11 324, n.º 249.
FRIEDRICH NIETZSCHE

FRAGMENTOS PÓSTUMOS
Edición dirigida por Diego Sánchez Meca

PLAN COMPLETO DE ESTA EDICIÓN

Volumen l. Fragmentos Póstumos (1869-1874). Traducción, introducción y


notas de Luis E. de Santiago Guervós (Universidad de Málaga), Tecnos, Madrid,
2007 (2." ed., 2010).

Este volumen incluye la «Introducción general» redactada por Diego Sán-


chez Meca y abarca los apuntes y fragmentos preparatorios de El nacimiento de
la tragedia, las Consideraciones intempestivas y los trabajos de la primera época
de Nietzsche como profesor en la Universidad de Basilea. Son los años de su
amistad con Richard Wagner con quien comparte una concepción propiamente
romántica de la música y una declarada veneración por Schopenhauer.

Volumen II. Fragmentos Póstumos (1875-1882). Traducción, introducción y


notas de Manuel Barrios (Universidad de Sevilla) y Jaime Aspiunza (Universi-
dad del País Vasco), Tecnos, Madrid, 2008.

A partir de 1875 Nietzsche empieza el que se conoce como su «período ilus-


trado». Es decir, cuando tiene lugar su distanciamiento de las ideas románticas y
la configuración de su peculiar método genealógico con el que lleva a cabo una
inusual forma de crítica al conjunto de la cultura occidental. Es la época de Hu-
mano, demasiado humano, de Aurora y de La gaya ciencia.

Volumen III. Fragmentos Póstumos (1882-1885). Traducción, introducción y


notas de Diego Sánchez Meca (UNED) y Jesús Conill (Universidad de Valen-
cia), Tecnos, Madrid, 2010.

En este volumen se recogen todos los apuntes, esbozos y materiales tanto


conceptuales como poéticos que Nietzsche elaboró paralelamente a la composi-
ción de los cuatro libros de que consta su Así habló Zaratustra. Parece que su in-
tención fuera escribir una especie de «antievangelio» que, utilizando la figura del
filósofo persa Zaratustra, sirviese como resorte a esa transvaloración de los valo-

(647)
641! l'RMlMENTOS POSTIJMOS

res cristianos que constituye el centro de su mensaje filosófico. Estú ya en ple1111


época de filósofo errante, viajando sin cesar por el centro y el sur de Europa.

Volumen IV, Fragmentos Póstumos (1885-1889). Traducción, introduccio11


notas de Joan B. Llinares (Universidad de Valencia) y Juan L. Vermal (Univel'!ll
dad de las Islas Baleares), Tecnos, Madrid, 2006 (2.ª ed., 2008).
Este cuarto volumen recoge los fragmentos de la época más productiva di;I FRIEDRICH NIETZSCHE
filósofo, cuando escribe sus obras más polémicas (Más allá del bien y del n111/,
Crepúsculo de los ídolos, La genealogía de la moral, El Anticristo, Ecce /lomo) ,, OBRAS COMPLETAS DE NIETZSCHE
cuando ya han tomado forma y articulación las principales ideas y temas dl· '''
pensamiento maduro. Contiene todos los materiales y fragmentos preparatorio Bajo la dirección de Diego Sánchez Meca
para la gran obra La voluntad de poder que nunca llegó a redactar.
Traducciones y notas a cargo de Jaime Aspiunza (Universidad del País Vas-
co), Manuel Barrios Casares (Universidad de Sevilla), Joan B. Llinares (Univer-
sidad de Valencia), Marco Parmeggiani (Universidad de Málaga), Diego Sán-
chez Meca (UNED), Luis E. de Santiago Guervós (Universidad de Málaga) y
Juan Luis Yerma! (Universidad de las Islas Baleares).

PLAN COMPLETO DE ESTA EDICIÓN

Volumen l. Obras de juventud. Introducciones, traducción y notas de Joan B. Lli-


nares, Diego Sanchez Meca y Luis E. de Santiago Guervós, Tecnos, Madrid, 2010.

Esbozos autobiográficos y apuntes filosóficos de juventud ( 1858-1869 ); El naci-


miento de la tragedia; Escritos preparatorios (El drama musical griego, Sócrates y
la tragedia, La visión dionisiaca del mundo); Sobre e/futuro de nuestras institucio-
nes educativas; Cinco prólogos a cinco libros no escritos; Una palabra de año nuevo
al redactor del semanario «En el nuevo Reich»; La fl/osofla en la época trágica de
los griegos; Verdad y mentira en sentido extramoral; Exhortación a los alemanes;
Consideraciones intempestivas 1, JI, JII y IV; La polémica sobre El nacimiento de
la tragedia (con los textos de Erwin Rohde, Ulrich von Wilamowitz-Mollendorf y
Richard Wagner).

Volumen II. Escritos filológicos. En preparación.

Escritos sobre Teognis de M egara; Sobre las fuentes de Diógenes Laercio; Con-
ferencias en la Sociedad Filológica de Leipzig; Homero y la filología clásica; Enci-
clopedia de la filología clásica; Introducción a Edipo Rey de Sófocles; Historia de
la literatura griega; Los filósofos preplatónicos; Introducción al estudio de los Diá-
logos de Platón; Escritos varios sobre lenguaje y retórica; El culto griego a los
dioses; Historia de la literatura griega.

Volumen Ill. Obras de madurez l. En preparación.

Humano, demasiado humano 1 y JI; Aurora; Idilios de Mesina; La gaya ciencia.

[649]
(15() FHA<'IMENT<>S l'OSTUMOS

Volumen IV. Obras de madurez /J. En preparación.

Así habló Zaratustra; Más allá del bien y del mal; Crepúsculo de los ídolo.1 : l ,11
genealogía de la moral; El caso Wagner; Nietzsche contra Wagner; El An//n i1f;1
Ecce horno.

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