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LA SOCIEDAD COLECTIVA

2.1.- CONCEPTO

La sociedad colectiva es una forma societaria heredada de la


sociedad general de los mercaderes. Es la primera y más genuina
representación de las sociedades personalistas.

Nace en la edad media y en principio agrupa exclusivamente a


personas ligadas por lazos de sangre. Por ejemplo, los hijos para
continuar la explotación del negocio del padre. Más tarde alcanza a
personas que no comparten el pan, pero sí vínculos de confianza e
interés en común.

La sociedad colectiva es la sociedad general del tráfico mercantil,


Sus normas no sólo se aplican a las sociedades expresamente
constituidas bajo la forma de la colectiva, sino también a las
contraídas tácitamente (sociedades de hecho), a las que no eligen un
tipo o formas concretas (por ejemplo: una comunidad hereditaria que
prosigue indefinidamente la explotación de la empresa del difunto y
que sea catalogada como una sociedad) y a las que no pueden
subsistir bajo la forma elegida (por ejemplo una sociedad anónima
cerrada que supere los veinte socios que señala la ley como
máximo).

No obstante la aplicación de su régimen a las sociedades internas,


llamamos sociedad colectiva a aquella sociedad externa que tiene
por objeto la explotación de una actividad mercantil, bajo una razón
social unificada y en la que los socios responden de modo ilimitado
por las deudas sociales.

Las notas características de la sociedad colectiva son las siguientes:

1.- Normalmente, las sociedades colectivas deberán tener una


actividad mercantil que sea duradera (estable) e incluso permanente.
Las sociedades ocasionales no deberían tener cabida en el tipo de
sociedad colectiva. Sin perjuicio de ello, nuestra LGS ha optado por
señalar que la sociedad colectiva tiene un “plazo fijo de duración
(artículo 267 LGS). Ello obedece a que la ley parece no haber
querido obligar a un régimen de solidaridad tan riguroso a los socios
(responsabilidad solidaria de los socios por las deudas sociales) por
un tiempo indefinido. Considerando que de la sociedad se sale por
fallecimiento, separación, exclusión, o por transferencia de
participaciones (que requiere el consentimiento unánime de los
socios).

Se prevé que, antes del cumplimiento del plazo, los socios puedan
decidir por unanimidad, si continúan o no con la sociedad. Lo del
plazo necesariamente determinado de duración de la sociedad, se
establece además, en beneficio de los acreedores individuales del
socio, cuyo crédito es colocado por ley en igualdad de condiciones,
que los créditos de la sociedad colectiva persona jurídica distinta.
Según el art. 267 LGS la prórroga se “realiza” luego de cumplido con
publicar por tres veces consecutivas el aviso a que se refiere el art.
275 LGS. Aviso que permite que los acreedores de los socios
puedan oponerse a la prórroga. Esto es lo que dice la LGS. Sin
embargo hemos de considerar que de conformidad con el art. 5 de la
LGS se trataría de una modificación estatutaria, que requiere de la
forma de escritura pública y de su inscripción en registros públicos.
Sin embargo, el art. 86 del Reglamento del Registro de Sociedades,
señala que para la inscripción de la prórroga del plazo de duración
de la sociedad no es exigible la presentación de los avisos a que se
refiere el art. 275 de la LGS. Que no es lo mismo que contrariar la ley
diciendo que no es necesario que se publiquen los avisos. Con ello
en la práctica pueden darse supuestos en que la prórroga inscriba
sin que se haya cumplido con publicar los avisos a que se refiere el
art. 275 de la LGS, contrariándose así, en la práctica, lo dispuesto en
el art. 267 LGS. Lo cierto es que para la prórroga de la duración de
una sociedad colectiva, es necesario en adición a los requisitos que
señala el art. 407.1 LGS –acuerdo de prórroga e inscripción en el
registro público del mismo- que el acuerdo de prórroga se publique
por tres veces. De lo contrario el acuerdo sería nulo de conformidad
con el art. 38 LGS por omisión de las formalidades de publicidad
prescritas.

La publicación por tres veces consecutivas del aviso de prórroga de


duración de la sociedad, es para que el acreedor o acreedores de los
socios se opongan a tal prórroga. Según los arts. 274 y 275 LGS el
acreedor de un socio con crédito vencido puede oponerse a la
prórroga dentro de los treinta días de la publicación del último aviso o
dentro de los treinta días de inscrita la prórroga en registros públicos.
Oponerse a la prórroga y el derecho de embargar y percibir lo que
por beneficio o liquidación le corresponde al socio deudor, son las
únicas posibilidades de cobrar su crédito que tiene el acreedor de un
socio colectivo (art. 274 LGS).

Su oposición a la prórroga de la sociedad, no significa en absoluto


que si se declara fundada la oposición de va a resolver el contrato de
sociedad y disolver y liquidar la persona jurídica. Si se declara
fundada la oposición a la prórroga la consecuencia es que la
sociedad deba liquidar la participación del socio deudor en un lapso
no mayor a tres meses. Es decir trae como consecuencia la
disolución del vínculo asociativo sólo respecto del socio que se
excluye de la sociedad (art. 275 LGS).

2.- La sociedad colectiva debe de tener una razón social (Art. 266
LGS).

3.- En la sociedad colectiva, los socios responden solidaria e


ilimitadamente por las deudas sociales frente a terceros. Esta
responsabilidad se impone de manera imperativa por la ley y no
puede ser limitada en el contrato de sociedad o por lo menos, tal
pacto no surte efectos frente a terceros (265 LGS).

Esto no significa que luego el socio que paga, no tenga derecho de


reclamar a la sociedad el reembolso del pago que efectuó y por
supuesto que lo puede hacer. Claro, siempre y cuando se trate de
una sociedad colectiva que ya tiene personalidad jurídica. (Art. 273,
segundo párrafo). Puede también reclamarle a sus consocios, puesto
que entre ellos responden a prorrata en la medida de sus
participaciones, salvo que el pacto social disponga otra cosa p.e.
responsabilidad a partes iguales o por cabezas (segundo párrafo del
art. 273 LGS). Este reparto de la responsabilidad de las deudas
sociales de los socios entre sí, no es oponible a terceros, aunque
figure en el pacto social (art. 265 LGS).
La responsabilidad de los socios colectivos por las deudas de la
sociedad colectiva no sólo es personal solidaria e ilimitada, sino
también subsidiaria. Así lo establece el primer párrafo del art. 273
LGS. Ahora bien, según el primer párrafo del art. 1186 del Código
Civil en los casos de solidaridad pasiva “el acreedor puede dirigirse
contra cualquiera de los deudores solidarios o contra todos ellos
simultáneamente”. Con lo cual surge la cuestión acerca de cómo se
compatibiliza la solidaridad con la subsidiariedad en el ámbito del
derecho societario. En nuestra doctrina nacional el profesor ELÍAS
LAROZA entiende que mientras que el Código Civil excluye el
beneficio de excusión en el caso de la solidaridad pasiva “La norma
societaria a pesar de ello, mantiene el derecho de excusión a favor
de los socios de la sociedad colectiva, quienes sólo pueden ser
compelidos al pago después de haber realizado la cobranza contra
los bienes de la sociedad que ellos señalen al acreedor”. Se trata de
una opinión muy escueta y que puede dar lugar a un sin número de
interpretaciones, incluida aquella en la que no se puede demandar al
socio (“compelerle al pago”) sin antes haberse cobrado contra los
bienes de la sociedad señalados por el socio. Lo cual implica eliminar
la solidaridad. Preferimos, por ello, quedarnos con la opinión del
maestro GARRIGUES, para quien, es en ejecución de sentencia que
el socio puede oponer la subsidiariedad, en nuestro caso, de
conformidad con el primer párrafo del art. 273 LGS oponiendo, aún
cuando la sociedad esté en liquidación, la excusión del patrimonio
social, indicando los bienes sociales con los cuales el acreedor
puede lograr el pago.

4.- La sociedad colectiva es pues una sociedad personalista. No es


pues, ni asociación ni sociedad de capital.

Es una sociedad personalista que no es lo mismo que de personas.


De personas si lo pensamos un momento, es también la S.A.(está
conformada también por personas). Se trata de una sociedad
personalista en el sentido de “intuito personae”. El carácter
personalista radica precisamente en las calidades personales o
patrimoniales de cada socio para emprender la actividad mercantil.
Las cualidades de cada uno de los socios son las que determinan la
causa de los demás y de cada uno de los socios para constituir y
mantener la sociedad.
5.- Los socios de una colectiva tienen participaciones sociales.
Respecto al contenido de lo que sea participación, nuestra LGS no
regula los aportes de los servicios como aportes de capital.
En este sentido, la participación en la sociedad de los socios
industriales (quienes sólo aportan servicios) no representan partes
alícuotas del capital social. Los aportes de servicios no van al capital
social.

El art. 39 LGS, contenido en el capítulo destinado a las reglas


aplicables a todas las sociedades, establece como regla general, que
la distribución de beneficios se hará en función de los aportes al
capital social; y prohíbe también que el pacto social excluya del
reparto de utilidades a algunos socios. ¿Qué pasa entonces con los
socios meramente industriales?.

En consideración a estos y otros casos, es que el art. 39 LGS, señala


que, el pacto social o el estatuto, pueden fijar otras proporciones u
otras formas distintas de distribución de los beneficios. Por eso es
que es mención obligada del pacto social, conforme al art. 277.6 LGS
“la determinación de la forma cómo se reparten las utilidades o se
soportan las pérdidas”. La forma cómo se reparten las utilidades y se
soportan las pérdidas puede ser por cabezas, es decir en partes
iguales, o en proporción a sus participaciones en la sociedad. A este
respecto recordemos que el art. 271 LGS señala que las
participaciones de los socios constan en la escritura pública de
constitución social (la utilidad de la mención a las participaciones
sociales es en último término importantísima para el reparto de la
cuota de liquidación).

La participación que se asigne a cada socio, no tiene que guardar


necesariamente proporcionalidad con el número de socios, ni con los
aportes realizados al capital social (que puede no existir en la
sociedad colectiva), ni con los servicios que asuman. Las
participaciones sociales se asignan en el pacto social según el
consenso de los socios.

Si nos fijamos, ninguno de los artículos dedicados a la sociedad


colectiva, contiene una exigencia de capital social. Y ya no se diga
de capital mínimo. Así, pues la sociedad colectiva, puede nacer y
funcionar sin un capital:
-Sirviéndose para desarrollar su objeto social, sólo de los servicios
de sus socios.
-Además, tratándose de una sociedad personalista, la garantía de los
acreedores no es precisamente, la cifra de capital social, sino la
persona de los socios, con cuyo patrimonio civil responden solidaria
e ilimitada y subsidiariamente por las deudas sociales.

Ahora bien cuando exista capital social puesto que existan socios
colectivos que aporten además de servicios, dinero, bienes o
derechos suceptibles de valoración económica. Si bien el aporte de
servicios no va al capital social, no se refleja en la cifra de capital
social, no contribuye a conformarlo, a los socios meramente
industriales se les debe otorgar participación en el capital social.

6.- La fundación y constitución de la sociedad colectiva como


sociedad externa, no requiere de elementos distintos de los
generales del contrato de sociedades. Lo que sí una sociedad
colectiva, sólo puede constituirse simultáneamente en un solo acto.
Es decir, que frente a la sociedad anónima que también puede
constituirse en forma sucesiva mediante oferta a terceros contenida
en un programa fundacional elaborado y publicado por los socios
fundadores, la sociedad colectiva sólo puede constituirse en un solo
acto: por fundación simultánea y no por fundación sucesiva.

En el pacto social deben contenerse:

1) Las participaciones de cada socio (art. 271 LGS)


2) El régimen de administración y las obligaciones, facultades y
limitaciones de representación y gestión que corresponden a
los administradores (art. 277.1 LGS).
En lo referido al Régimen de administración, el art. 270 LGS
presume un tipo de régimen, salvo pacto en contrario: la
administración de la sociedad corresponde, separada e
individualmente a cada uno de los socios (Administración Plural
Solidaria).
3) Las facultades de control que tienen los socios no
administradores respecto de la administración y la forma y
procedimientos como ejercen los socios el derecho de
información respecto de la marcha social.
4) Las obligaciones del socio para con la sociedad. Es una
especie de reglamentación de la forma como el socio presta
sus aportaciones de servicios a la sociedad.
5) La determinación de las remuneraciones que les corresponden
a los socios. Cuestión lógica dentro de un régimen que
presume que la regla es que la administración de la sociedad
corresponda a cada uno de los socios.
6) Igualmente, deberá incluirse en el pacto obviamente, en caso
de existir- “las limitaciones para el ejercicio de las actividades
ajenas a las de las sociedades”.
Acordémonos que se trata de sociedades personalistas donde
los socios colaboran en la administración o bien directamente,
aportan su trabajo. Con lo cual, no puede extrañar la existencia
de pactos de no competencia. O también puede pactarse que,
el socio desarrolle su actividad, pero, que parte de ella
beneficie a la sociedad. Puede ser que, éste sea el pacto en
contrario al que se refiere el artículo 272 LGS. Así pues se
puede pactar por ejemplo que el socio puede libremente dictar
clases y conferencias, incluso en horario laboral, lo cual
beneficia a su curriculum, pero el importe del pago de las
mismas irá directamente y sin contraprestación al patrimonio de
la sociedad.
7) Las responsabilidades y consecuencias que se deriven para el
socio que utiliza el patrimonio social o use de la firma social
para fines ajenos a la sociedad. Podrían tipificarse estos casos
como supuestos de exclusión de socio.
Sucede que el hecho de que los socios respondan personal e
ilimitadamente, por las deudas sociales, no significa que la
sociedad no tenga un patrimonio separado y afecto solamente
al desarrollo de su objeto social. De ahí que, el artículo 277
LGS se refiere a responsabilidades por un uso del patrimonio
para fines distintos ajenos a la sociedad.
8) La determinación de la forma cómo los socios se repartirán las
utilidades y cómo se soportarán las pérdidas.
9) Los casos de separación o exclusión de los socios y los
procedimientos que deben seguirse a tal efecto. Existe un caso
de exclusión del socio que viene establecido por ley y es
cuando se trata de proteger el derecho del acreedor (artículo
274 y 275). El procedimiento que debería establecerse en el
pacto social es sobre todo el de separación, puesto que el de
exclusión ya viene establecido de alguna manera a grandes
rasgos en el art. 276 LGS.
10) El procedimiento de liquidación y pago de la participación
del socio separado o excluido y el modo de resolver los casos
de desacuerdo.
11) El pacto social también podrá incluir las demás reglas y
procedimientos que a juicio de los socios, sean necesarios y
convenientes, para la organización y funcionamiento de la
sociedad, así como los demás pactos lícitos que deseen
establecer (art. 8 LGS), siempre que tales reglas
procedimientos o pactos no colisionen con los aspectos
sustantivos de esta forma societaria.

2.2.- RAZÓN SOCIAL.-

Según el art. 266 LGS la sociedad colectiva tiene una razón social.
Por ley, obligatoriamente, esta denominación subjetiva debe
integrarse con el nombre de todos los socios o de alguno de ellos,
más la expresión sociedad colectiva o las siglas S.C. Esta exigencia
va unida al hecho de que mientras en la sociedades de capital, el
capital funge de garantía primordial de los acreedores y terceros que
contratan en la sociedad, la posibilidad de que en la sociedad
colectiva, los terceros puedan demandar a los socios, por las
obligaciones sociales, hace que la principal garantía de estos sean
las personas de los socios y su solvencia patrimonial. Por ello, es
importante para los acreedores y terceros, conocer por la mera razón
social, quienes son los socios de la sociedad. En otros casos de
sociedades que también usan razón social pero sin ser de
responsabilidad ilimitada (como el de la sociedad civil de
responsabilidad limitada) podemos decir que el intuito personae, las
cualidades de los socios elemento fundamental, se reproduce desde
su denominación.

Ahora bien, se distingue entre:

A) Denominación subjetiva o razón social.- La razón social está


formada por el nombre de los socios. Corresponde a las sociedades
personalistas (colectivas, comanditarias simples, sociedades civiles
ordinarias y de responsabilidad limitada).
B) Denominaciones objetivas.- (denominación social en sentido
propio o estricto). Formada normalmente por referencias o
actividades económicas, pero también por nombres de fantasía o por
el nombre o apellidos de los socios.

Donde la ley dice razón social, se refiere sólo a denominación


subjetiva.

La denominación social en sentido amplio (objetiva o subjetiva) o


nombre de la sociedad cumple la función de distinguir a la sociedad
como persona jurídica de las demás; de manera que, tiene una
función identificadora. Es el primer signo identificador de su propia
individualidad.

Ahora bien, la denominación social es también un indicio del carácter


externo de la sociedad. Pero, para que la sociedad tenga
personalidad jurídica, no se requiere que la denominación se
manifieste en el tráfico. En este sentido, la publicidad de hecho no es
condición para la obtención de personalidad jurídica. Un conjunto de
personas puede actuar en sociedad, usar un nombre y al no estar
inscritas en registros públicos, tratarse de una sociedad irregular que
no es persona jurídica, y a cuyos socios se les aplica el régimen de
la sociedad colectiva.

Dice el profesor Sánchez Calero que el nombre de la sociedad o


denominación social están constituidos por un conjunto de palabras
con las que con eficacia jurídica, se identifica, individualiza o designa
a cada persona.
La tutela que el ordenamiento jurídico confiere al nombre de la
persona (natural o jurídica) va dirigida al cuidado del interés propio
de esa persona y, al propio tiempo, del interés de la comunidad; esto
es de los terceros en general y por ello, aparece un interés público
en la determinación y fijación según corresponda de la denominación
de toda persona.
La denominación está ligada al derecho subjetivo a la propia
identidad personal y a que sea reconocida la individualidad de la
persona jurídica en el contexto en el cual opere.
Es el nombre de la persona jurídica que ha de servir para
identificarla frente a terceros.
Los socios colectivos desarrollan sus actividades y se obligan en el
mercado bajo una razón social. Ésta sirve para individualizarla y
distinguirla.

Imponiendo una razón social, la ley persigue que la denominación


ponga de manifiesto, de modo inmediato, quiénes son las personas
que forman parte de la sociedad. De este modo, el tercero está
defendido eficazmente, conociendo desde el primer momento los
alcances de la responsabilidad de los socios, incluidos de aquellos
que sin ser socios, su nombre figura en la razón social. Hasta ese
extremo se protege la confianza del tercero en el tráfico mercantil. Se
trata de una reminiscencia histórica, eso sí, puesto que, con la
aparición y desarrollo de los principios de registros públicos, debió
desaparecer, pero no fue así. Así pues, si en la razón social aparece
el nombre de un tercero no socio éste responde como si fuere socio
colectivo, de conformidad con el art. 266 LGS. Lo que sí el
Reglamento del Registro de sociedades ha tenido el cuidado de
disponer en su art. 84, que es preciso el consentimiento de esta
persona no socia expresado en escritura pública.

Por otro lado, obviamente, el hecho de que se omita el nombre de un


socio de la razón social, no significa que, éste se libere de la
responsabilidad.

En cuanto a denominación, la razón social se rige además de por el


principio de novedad (no se puede adoptar una razón social idéntica
o semejante a la de otra sociedad existente -Art 9 LGS-) por el
principio de veracidad: en este sentido, al consignarse el nombre de
todos o algunos de los socios, se debe buscar transmitir al mercado
la idea más exacta posible de quienes son las personas o socios que
la conforman de forma que el tercero, tenga el pleno conocimiento,
sobre las calidades de quienes son llamados a responder si el
patrimonio de la sociedad es insuficiente. No es necesario el nombre
y apellido del socio, puesto que el pacto social, el contrato, para
controlar, exige la plena identificación de los socios.

Mientras la denominación social es el nombre del sujeto de


derechos, aquel bajo el cual contrae obligaciones y derechos y
celebra actos jurídicos con terceros, el nombre comercial es la
denominación que utiliza el empresario en el ejercicio de su
empresa. La ley de marcas española le define como el “signo o
denominación que sirve para identificar a una persona física o
jurídica en el ejercicio de su actividad empresarial y que distingue su
actividad de las actividades idénticas o similares. Es el nombre con el
que se presenta en el tráfico. Es el nombre del establecimiento.

2.3. Y 2.4.- LA ADMINISTRACIÓN Y LIMITACIONES A LAS


FACULTADES DE ADMINISTRACIÓN EN LA SOCIEDAD
COLECTIVA.

Señala la doctrina que, en la sociedad colectiva, todos los socios son


gestores natos, a menos que, por propia voluntad, renuncien a este
derecho. Así lo refrenda el art. 270 de la LGS: “Salvo régimen
distinto previsto en el pacto social, la administración corresponde,
separada e individualmente, a cada uno de los socios”.

Esto se debe al hecho de que al tener por ley los socios, una
responsabilidad personal, solidaria e ilimitada por las obligaciones
sociales, entonces, obviamente, se reconoce que una gestión
desacertada, abusiva o temeraria de los demás, puede comprometer
sus respectivos patrimonios civiles.

Ahora bien, si leemos el art. 277.1 LGS, éste señala que: “el pacto
social en adición a las materias que contenga conforme a los
previsto en la presente sección, debe incluir reglas relativas a (…) el
régimen de administración y las obligaciones, facultades y
limitaciones de representación y gestión que corresponden a los
administradores”.
Es decir que el art. 277.1 LGS distingue dentro de lo que es
administración o gestión en sentido general, los conceptos de gestión
y representación.

Así, según ya manifestaba tempranamente el profesor SUÁREZ


LLANOS, la administración de la sociedad importa dos conceptos:
gestión y representación.

A) La gestión se relaciona con los aspectos internos de la


sociedad. Se dice que, dentro de la gestión se ubican aquellos
actos que el administrador puede realizar, sin comprometer a la
sociedad frente a terceros ajenos a la empresa: (planificación,
dirección, control, etc.).

B) La representación se orienta en cambio hacia el exterior de la


sociedad. Y el ejercicio de ésta, determina o trae como
resultado, la vinculación de la sociedad con terceros.

El maestro GARRIGUES decía que la gestión era una cuestión de


deber, mientras que la representación era una cuestión de poder.

Ocurre que normalmente el gestor o gerente es también el


representante de la sociedad. Cuando el artículo 270 LGS dice que,
por regla general, la administración de la sociedad colectiva
corresponde separada e individualmente, a cada uno de los socios,
se refiere a la administración o gestión en sentido estricto. Decimos
esto puesto que siempre se ha predicado que el socio de una
colectiva es un gestor nato, pero no que sea un representante nato.

Conforme al art. 277.1 LGS el pacto social debe indicar quienes


representan a la sociedad, debe indicar “las facultades y limitaciones
de representación”. Esto sobre todo para proteger a terceros que
piensen que cualquier socio, por el solo hecho de que su nombre
aparezca en la firma o razón social puede representar válidamente a
la sociedad y obligarla.

Es importante tener en cuenta que si no se señala en los estatutos


quien representa a la sociedad no puede aplicarse el art. 270 LGS.
Sería peligrosísimo para la seguridad del tráfico mercantil aplicar el
art. 147 del Código Civil conforme al cual “cuando son varios los
representantes se presume que lo son indistintamente, salvo que
expresamente se establezca que actuarán de manera conjunta o
sucesiva o que estén específicamente designados para practicar
actos diferentes”.

Las facultades de representación son pues mención obligada del


pacto social, conforme lo señala el art. 277.1 LGS y conforme se
desprende de lo dispuesto en el art. 12 LGS que señala que la
sociedad está obligada hacia aquellos con quienes ha contratado y
frente a terceros de buena fe por los actos de sus representantes
celebrados dentro de los límites de las facultades que les haya
conferido (aunque tales actos comprometan a la sociedad a negocios
u operaciones no comprendidos dentro de su objeto social). Además
debe tenerse en cuenta lo dispuesto por el art. 14 LGS que señala
que el otorgamiento de poderes surte efecto desde su aceptación
expresa o desde que dichas personas ejercen tales poderes y –
señala también- que el otorgamiento, revocación, renuncia o
modificación o sustitución de representantes debe inscribirse en el
registro del lugar del domicilio de la sociedad.

Respecto al tema de la representación, habremos de entender que el


artículo 270 utiliza el término administración como sinónimo de
gestión. Aquí debe regir lo dispuesto por los arts. 12, 13 y 14 LGS,
según los cuales, a la sociedad sólo la obliga frente a terceros, los
actos de sus representantes celebrados dentro de los limites de las
facultades que se les ha conferido y tales representantes y su poder
deben aparecer inscritos en registros. En este caso, primero, al
escribirse el pacto social como prescribe el artículo 277.1 LGS.

Si se omite la referencia a la administración (al régimen de


administración) se aplicará el artículo 270LGS. Pero, no ocurre lo
mismo si se omite en el pacto social lo referido a la representación,
por lo que no resulta de aplicación lo previsto en el art. 147 del
Código Civil. Aquí no se puede aplicar la representación plural como
norma. Ello afectaría la seguridad del tráfico mercantil.

Dice Sánchez Calero que, una vez otorgado el poder de


representación de un socio colectivo, ha de estimarse ilimitado. Pero,
ésta no es la realidad ni jurídica, ni práctica. El art. 277.1LGS se
refiere a facultades y limitaciones de representación. Habrá que
indicar para qué está facultado el administrador: por ejemplo
“celebrar contratos de otorgamiento de créditos, conceder avales” y
sus limitaciones por ejemplo: “necesitando de la aprobación previa
de dos socios más”.

En cuanto a régimen de administración o gestión en sentido estricto,


en el art. 270 LGS se establece una regla general –administración
plural solidaria- que podrá ser matizada en el pacto social de acuerdo
con el art. 277.1. LGS. El artículo 270 LGS concordado con el art.
277.1LGS, da lugar a una gama de posibilidades:
I.- Administración a cargo de los socios.- Es la forma característica
de la sociedad colectiva. Se dice que, el negocio de la sociedad, su
objeto social, es un negocio común y a la vez, de cada socio, quien
no desatiende, no quiere desatenderse de su manejo. Esta
administración, en la práctica y conforme lo permiten los artículos
270 y 277.1 LGS, puede adoptar las siguientes modalidades:

1.1.-Administración individual.- Se encarga a un solo socio el


monopolio de la administración, lo que supone, además la necesidad
de otorgarle todos los poderes propios, para realizar todas las
actividades propias del objeto social. No es realmente un supuesto
típico para esta clase de sociedades, ya que dada su naturaleza
personalista lo común será aprovechar al máximo las condiciones
personales de todos los socios, utilizando si no a todos, por lo menos
a casi todos, en la gestión de las empresas.

1.2.- Administración plural con carácter solidario.- Se encarga la


administración a dos, varios o todos los socios, de tal forma que cada
uno puede realizar por sí mismo, en forma separada e indistinta,
cualquier acto de administración social, sin necesidad del
consentimiento de los demás. Éste sería el supuesto básico del 270
LGS. Ante un supuesto similar, Sánchez Calero recuerda que lo que
dice la Ley española es que “los socios presentes se pongan de
acuerdo para todo contrato que interese a la sociedad”. Lo cual
sugiere, que cuando el socio está solo, y se presente un negocio,
actuará; podrá concluirlo sin contar con los demás. Pero esto no lo
recoge nuestra LGS.

Este tipo de administración, según SANCHEZ CALERO, se rige por


un principio de fondo, una norma fundamental, según la cual: contra
la voluntad de uno de los socios administradores que expresamente
la manifieste (que la exteriorice) no deberá contraerse ninguna
obligación nueva. Pero, esta norma que puede funcionar como una
especie de derecho de veto, tiene sólo efectos internos; en nuestra
opinión aunque se recoja (y sea conveniente recogerla) en el pacto
social.

1.3.- Administración plural con carácter mancomunado.- Se encarga


la administración a dos, varios o todos los socios, en tal forma que,
cada acto concreto de administración, requiere el consentimiento de
todos los demás gestores. El sistema anterior, tiene el problema que
si no existe una mínima coordinación voluntaria de acciones, se
puede incurrir en acciones contradictorias.
Este sistema corregiría este problema y el de excesos en la
administración. Pero, tiene el inconveniente de que su rigidez puede
paralizar la marcha de la sociedad.
De ahí que, lo lógico será pactar un sistema de deliberación para
tomar los acuerdos, por mayoría de presentes.

1.4.- Administración plural con carácter diversificado.- Se distribuye la


administración entre uno, dos, varios o todos los socios, en función
de los sectores de la gestión o en función de las materias. De tal
forma, que los asignados no necesitan del consentimiento de los
demás, para gestionar el área asignada.

II.- Administración a cargo de terceros. No es lo propio de este tipo


social, pero nada impide que, dentro de la libertad de regular el
régimen de administración en el pacto social que concede el art.
277.1 LGS, los socios puedan encomendar la administración a
personas naturales o jurídicas, completamente extrañas a la
sociedad.

III.- Administración mixta.- Sería una combinación de la


administración a cargo de socios y de un tercero. Aquí, los socios se
dejan ayudar por un tercero en la administración de la sociedad.

Bien ¿qué pasa con los socios no gestores?. El artículo 277 de la


LGS, introduce la posibilidad de incluir con el pacto social: “controles
de los socios no administradores, respecto de la administración” y
habla también de un derecho de información. Ocurre que los socios
administren o no a la sociedad, tienen derecho a examinar el estado
de la administración y de la contabilidad. En este sentido, cada uno
de los socios colectivos, podrá hacer con arreglo a los pactos
consignados en la escritura de constitución social, los reclamos que
interesen al bien de la sociedad. Es pertinente pues establecer como
mínimo en el pacto social una rendición de cuentas dentro de los tres
meses siguientes al cierre del ejercicio económico.
2.5.- OBLIGACIONES DE LOS ADMINISTRADORES

Conforme a lo que se entiende por administración y la figura del


administrador, la doctrina ha señalado las siguientes obligaciones de
los administradores:

1.-Activar la inscripción de la sociedad en el registro mercantil.


2.-Exigir, en su caso, a los socios morosos, la entrega del aporte o
dividendo pasivo.
3.-Inscribir los poderes de representación y toda modificación en
ellos.
4.-Ordenar se lleve los libros de contabilidad y los demás que sean
obligatorios conforme a ley.
5.-Abstenerse de repartir utilidades entre los socios, salvo por
beneficios realmente obtenidos.
6.-Disponer la publicación de avisos respecto a los acuerdos de
reducción del capital.
7.-Presentar los balances y la memoria correspondiente a cada
ejercicio anual, conforme lo establezca el pacto social.
8.-Ordenar lo conveniente para que en la correspondencia de la
sociedad figure la razón social, la sede y los datos relativos a la
inscripción de la sociedad.
9.-Prestar su colaboración a los liquidadores cuando se produce la
liquidación de la sociedad.
10.-Facilitar los elementos necesarios para que los socios puedan
examinar el estado de la administración, la contabilidad y los
documentos de la sociedad, según lo establezca el pacto social.

2.6.- FORMACIÓN DE LA VOLUNTAD SOCIAL

¿Es necesario que los socios no administradores, conformen la


voluntad social fuera del órgano de la administración? Obviamente
sí. La administración (gestión y representación) son las funciones de
los administradores, pero en ellas no se agotan las cuestiones sobre
las que hay que pronunciarse y que se suscitan a lo largo de la vida
de la sociedad.
Así la voluntad social tendrá que pronunciarse acerca de la prórroga
de la duración de la sociedad, de la modificación del pacto social que
incluye los estatutos, de la disolución y liquidación anticipada, de
cualquiera de las llamadas modificaciones estructurales y sociales
(transformación, fusión, escisión, etc.), de la emisión de obligaciones,
resolver sobre la aplicación de utilidades, elegir nuevos
administradores y pronunciarse sobre la gestión social, etc.

Ahora bien, es necesaria la existencia de una junta general o de una


asamblea.

El art. 269 LGS lo único que dice es que:


“Salvo estipulación diferente, los acuerdos de la sociedad se adoptan
por mayoría de votos computados por personas. Si se pacta que la
mayoría se compute por capitales, el pacto social debe establecer el
voto que corresponde al o a los socios industriales. En todo caso en
que un socio tenga más de la mitad de los votos se necesitará
además el voto de otro socio”.

Lo primero que salta a la vista es que la LGS no ha impuesto, ni


prohibido, que la sociedad colectiva cuente con una junta general
como la junta general, órgano, de la sociedad anónima. No es
preciso, pues que las decisiones las tomen los socios en junta en el
sentido de requerirse de una convocatoria, una publicidad, un acto
de instalación, una agenda, una presidencia (arts. 116 y siguientes
de la LGS). La voluntad puede emanar directamente, de los socios,
sin la instalación del órgano junta de por medio. Tampoco la LGS se
ha referido a la necesaria existencia de una asamblea general de
socios, para que de ella emane la voluntad social.

Al respecto, antes de la dación del Reglamento del Registro de


Sociedades, el profesor ELIAS LAROZA señalaba que, ello se debía
(entre otras razones no compartidas con el autor) “a que las
modificaciones al pacto social o al estatuto, los aumentos y
reducciones de capital social y en general, todos los actos
societarios de mayor importancia, pueden realizarse a través de
escrituras públicas en las que intervienen directamente los socios,
sin necesidad de asamblea previa. Sin embargo existen sociedades
colectivas que, por su diferente estructura o mayor número de
socios, pueden requerir de una reglamentación estatutaria para las
asambleas de socios. Nada lo impide. En estos casos el estatuto
debe establecer todas las condiciones respectivas, de conformidad
con lo previsto en la última parte del art. 277”. Adaptando las
opiniones del autor al posterior Reglamento del Registro de
Sociedades esto no será posible ni en los casos de modificaciones al
pacto social, ni en los casos de acuerdo de prórroga del plazo de
duración de la sociedad, ni en los casos de transferencia de
participaciones sociales, ni en los casos de aumentos y reducciones
del capital social, ni en los casos de exclusiones de socios; casos en
los cuales, como veremos a continuación, el Reglamento de
Registros Públicos requiere ya no de asamblea sino de junta general.

En cuanto al régimen de inscripción de las sociedades colectivas el


Reglamento del Registro de Sociedades, contiene una gran
incoherencia al disponer en el art. 83 que, en cuanto a las
inscripciones correspondientes a las sociedades colectivas, son
aplicables las disposiciones del Reglamento aplicables a las
sociedades comerciales de responsabilidad limitada y a las
sociedades civiles en lo que fuera pertinente. Gran incoherencia
puesto que las sociedades comerciales de responsabilidad limitada
son sociedades de capitales y la sociedad colectiva es la sociedad
personalista por excelencia.

Descendiendo al detalle de los casos en los que el Reglamento del


Registro de Sociedades requiere la existencia de Junta General para
que de ella emane la voluntad social, encontramos los siguientes
supuestos:

a) Para los casos de prórroga de duración de la sociedad y


modificación del pacto social, el art. 87 del Reglamento dispone
que la unanimidad que requiere la LGS es de la totalidad de los
socios asistentes a la junta; y que el quórum de asistencia se
computará de acuerdo a lo establecido en el art. 126 de la Ley.
Con lo cual debemos entender que, para inscribir cualquiera de
estos acuerdos, sí es precisa la existencia de una junta general de
la cual haya emanado la voluntad social de prórroga o
modificación.

Pero el problema mayor se suscita por la referencia a que el


quórum de asistencia (para la instalación de la junta) se computará
de acuerdo a lo establecido en el art. 126 de la LGS que es un
artículo propio de juntas generales de sociedades anónimas y que
prevé:

“Para que la Junta apruebe válidamente acuerdos… es necesaria


en primera convocatoria, cuando menos la concurrencia de dos
tercios de las acciones suscritas con derecho a voto. En segunda
convocatoria basta la concurrencia de al menos tres quintas partes
de las acciones partes de las acciones suscritas con derecho a
voto”.

Pero, ¿cómo aplicar esta norma si la sociedad colectiva no tiene


acciones?. La única forma es interpretar el art. 87 del Reglamento
como referido a socios. Con lo cual para que se prorrogue el plazo
de duración de la sociedad colectiva y para que se modifique su
pacto social, es necesaria la instalación de una junta general, que
se instalará en primera convocatoria con la concurrencia dos
tercios del número total de socios, y en segunda convocatoria la
concurrencia de tres quintas partes del número total de socios.

b) Para la autorización de la transmisión de participaciones


sociales por acto inter vivos, también el art. 88 del Reglamento
requiere la existencia de Junta General, cuando dispone:

“Las transferencias de participaciones por acto intervivos se


inscribirán en mérito de escritura pública, en la que intervendrán el
transferente y el adquirente. En ella, se insertará el acta de la junta
de socios en que conste el consentimiento de todos los demás
socios a la transferencia y la aprobación de la modificación del
pacto social, con indicación de la nueva distribución de las
participaciones”.

c) Para que se inscriban los acuerdos de aumentos y reducciones


de capital social, el art. 89 del Reglamento igualmente requiere la
preexistencia de una junta general que adopte tal acuerdo:

“Para que se inscriba el aumento o reducción de capital, la


escritura pública respectiva deberá contener el acta de la junta de
socios que incluya el acuerdo correspondiente así como la
distribución de las participaciones entre los socios”.
d) Otro caso en el que tácitamente se requiere de la existencia de
junta general para la toma del acuerdo, es el de exclusión de
socio. Así según el art. 91 del Reglamento del Registro de
Sociedades:

“La exclusión de socio se inscribe en los casos previstos en el


pacto social, en mérito de escritura pública que contenga el
acuerdo respectivo. Esta inscripción no está sujeta a que se
inscriba, previa o conjuntamente, el acuerdo de reducción de
capital, ni la correspondiente modificación del pacto social con la
nueva distribución de las participaciones.
Para el cómputo del quórum y de la mayoría, no se consideran las
participaciones del socio que ha sido excluido”.

Como luego veremos los términos quórum y mayorías son propios


de la instalación y funcionamiento de las juntas generales. Así
pues el quórum es el número de acciones o de participaciones que
deben encontrarse representadas en junta en la fecha de la
convocatoria para que se instale la junta general. Y las mayorías
son el número de votos computados por acciones o
participaciones, a razón de un voto por acción o participación, para
que se adopte válidamente el acuerdo.

De forma que una materia adicional que debe contemplar el pacto


social, es la forma como se convoca a la junta general para estos
casos.

¿Cómo participan los socios en la formación de la voluntad social?


El art. 269 LGS sólo se ocupa de establecer las normas
fundamentales para la formación de la voluntad social, que nace de
sus socios, reunidos o no en asamblea o junta. Excluyendo el caso
de la modificación del pacto social, en la que según el art. 268 LGS
se requiere la unanimidad, la voluntad social se establece por
mayorías.

Tratándose de una sociedad de personas, la regla general que


establece el art. 269 LGS es que las mayorías se logran por mayoría
de votos computados por cabezas: cada socio un voto. El art. 269
LGS es una norma dispositiva, como lo son la mayoría de normas de
la ley general de sociedades, por lo que el régimen de formación de
la voluntad social puede ser cualquier otro distinto. Así pues, según
ELÍAS LAROZA, los pactos diferentes podrían ser por ejemplo:

-Dar un voto dirimente a uno de los socios en caso de empate.


Puede dárseles este voto dirimente en consideración a que son
administradores, o en consideración a tener mayor cantidad de
capital en la sociedad, o por cualquier otro motivo.
-Optar por un sistema mixto de votación por cabezas y también por
capitales,
- Establecer mayorías calificadas para determinados asuntos.
- Establecer asuntos que deban ser aprobados separadamente por la
mayoría de socios industriales y la mayoría de socios que han
aportado capital,
-Etc.

Los únicos límites que pone la LGS, es que si se opta porque la


mayoría se compute por capitales:
-Debe establecerse el voto que corresponde a los socios industriales
(art. 85 del Reglamento del registro de Sociedades). En este caso si
bien las aportaciones de servicios no van al capital social, no van a la
cifra de capital social, no contribuyen a su conformación, sí se les
debe atribuir a los socios industriales un porcentaje de participación
en el capital social. Esto es lo que quiere decir esta norma.
-En todo caso en que un socio tenga más de la mitad de los votos, se
necesitará del voto de otro socio para tomar el acuerdo.

Estas limitaciones obedecen al carácter personalista de la sociedad,


donde no puede predominar el capital sobre las personas. Y además
porque el legislador no quiere que un solo socio pueda decidir sobre
actos que finalmente, por el sistema de responsabilidad solidaria e
ilimitada, afecten a otros.

2.7.- TÈRMINO DE LA CONDICIÓN DE SOCIO. SEPARACIÓN Y


EXCLUSIÓN DE SOCIOS

Las formas mediante las cuales, un socio puede dejar su condición


de tal, son:

1.-Con la transferencia en vida de todas sus participaciones.-


Según el 271 LGS, ningún socio puede transmitir sus participaciones
sin el consentimiento de los demás. La transmisión ha de hacerse
entonces, previo consentimiento de todos los demás y tener además
la forma de escritura pública.

Entonces, para que un socio transmita en vida sus participaciones,


se requiere del consentimiento de todos los socios, que la
transferencia revista la forma de escritura pública -al ser un acto
modificativo del pacto social- y que la misma se inscriba
obligatoriamente en registros públicos (art. 5 LGS).

Al respecto hay que tener en consideración lo ya señalado por el art.


88 del Reglamento del Registro de Sociedades, conforme al cual:

“Las transferencias de participaciones por acto intervivos se


inscribirán en mérito de escritura pública, en la que intervendrán el
transferente y el adquirente. En ella, se insertará el acta de la junta
de socios en que conste el consentimiento de todos los demás
socios a la transferencia y la aprobación de la modificación del pacto
social, con indicación de la nueva distribución de las participaciones”.

La responsabilidad por las deudas sociales se extiende y se


mantiene hasta las deudas contraídas al momento de la
transferencia de las participaciones.

2.- Con su separación o su exclusión.-

La condición de socio, también se pierde por la separación o


exclusión del mismo de la sociedad.
La separación es conceptualmente distinta de la exclusión. La
separación alude a un derecho del socio de apartarse de la sociedad,
cuando se produzcan determinados supuestos previstos, ya sea en
la ley o en el pacto social, y que normalmente se refieren a cambios
estructurales en la sociedad, cambios que afectan a su voluntad
inicial expresada en el pacto social (éste es por ejemplo el supuesto,
de una modificación sustancial del objeto social). En esos supuestos,
el socio tiene el derecho de separarse de la sociedad y exigir el
reintegro de su aporte.
La exclusión en cambio, alude siempre a un acto involuntario que la
sociedad o la ley imponen al socio para desvincularlo. Se trata
normalmente de una sanción por haber incurrido en una de las
causales previstas en la ley o en el estatuto. Decimos que la
exclusión es normalmente, pero no siempre, una sanción impuesta
por la sociedad, puesto que, en el caso de la sociedad colectiva, los
acreedores de un socio, pueden excluir judicialmente a éste, al
momento de la prórroga, independientemente de que se trate de un
socio que haya observado un comportamiento correcto con la
sociedad y sus demás consocios.

La ley no prevé supuestos ni de separación ni de exclusión, sino que


deja que todos sean previstos en el pacto social, art. 277.7 LGS.

Son casos comunes de otorgamiento del derecho de separación:


-La modificación sustancial o cambio del objeto social.
-La transformación de la sociedad en un tipo societario de
responsabilidad diferente.
-El traslado del domicilio de la sociedad al extranjero.
- etc.

Son casos comunes de exclusión, por ejemplo:


-Los casos en que después de constituido en mora, el socio sigue sin
realizar el aporte convenido. En este caso por Ley la sociedad
(cualquiera fuera su forma societaria) puede excluirlo, conforme lo
dispone el art. 22 LGS del libro primero de las reglas aplicables a
todas las sociedades.
-Cuando el socio administrador utiliza el patrimonio social para fines
propios ajenos a la sociedad o comete fraudes en la administración o
en la contabilidad.
-Ésta podría también ser la sanción para el abuso de representación
o también conocido como, abuso de firma del art. 277.3 LGS.
-Cuando el socio se ausenta y requerido en forma legal para que
regrese, no lo hace ni justifica los motivos de su ausencia.
-Cuando un socio asume las funciones de administrador, siendo otro
el designado en el pacto social.
-Cuando realiza actos de competencia desleal contra la sociedad
(violación de secretos industriales por ejemplo).
-Etc.
Según el art. 277.7 LGS, en el pacto deberán señalarse los
supuestos y el procedimiento a seguir en cada caso. Se trata del
procedimiento que debe seguir el socio que desee separarse, puesto
que el art. 276 LGS regula el procedimiento de toma de la decisión
de exclusión de socio.

Así, según el art. 276 LGS, el acuerdo de exclusión se toma por


acuerdo de la mayoría de socios (seria- por ley- un voto por
persona), sin considerar ni la persona ni el voto del socio que se
excluye. El socio tiene 15 días desde que se le comunica su
expulsión, para oponerse judicialmente.

Cuando se trata de una sociedad que tiene sólo dos socios, para
evitar injusticias, la exclusión de uno de los socios, sólo podrá
decidirla directamente, el juez.

Si se declara fundada la exclusión, la pluralidad de socios tendrá seis


meses para restituirse, pasado dicho plazo, sin que se haya
recuperado la sociedad, se disolverá en pleno derecho (art. 4 LGS).

Según el art. 277.8 LGS, el pacto social deberá señalar el


procedimiento de liquidación y pago de la participación del socio
separado o excluido; y el modo de resolver los casos, de desacuerdo
al respecto.

La ley también prevé que la responsabilidad de los socios excluidos


o separados, subsistirá, hasta por las obligaciones sociales
contraídas, hasta el día que concluyen sus relaciones con la
sociedad.

Aunque la ley no lo diga, es preciso la inscripción de la exclusión y la


separación del socio en registros públicos, sino el socio puede
quedar obligado por las deudas sociales frente a terceros de buena
fe.

Al respecto hay que tener en cuenta lo previsto por los arts. 90 y 91


del Reglamento del Registro de Sociedades, conforme a los cuales:

Articulo 90.- Separación de socio


La separación voluntaria del socio, en los casos previstos en el pacto
social, puede inscribirse en mérito de escritura pública sin que sea
necesaria la intervención de la sociedad. Esta inscripción no está
sujeta a que se inscriba, previa o conjuntamente, el acuerdo de
reducción de capital, ni la correspondiente modificación del pacto
social con la nueva distribución de las participaciones.
Para el cómputo del quórum y de la mayoría, en caso de reducción
de capital, no se consideran las participaciones del socio que se ha
separado.

Articulo 91.- Exclusión de socio

La exclusión de socio se inscribe en los casos previstos en el pacto


social, en mérito de escritura pública que contenga el acuerdo
respectivo. Esta inscripción no está sujeta a que se inscriba, previa o
conjuntamente, el acuerdo de reducción de capital, ni la
correspondiente modificación del pacto social con la nueva
distribución de las participaciones.
Para el cómputo del quórum y de la mayoría, no se consideran las
participaciones del socio que ha sido excluido.

3.- Extinción de la calidad de socio por fallecimiento.

El fallecimiento del socio no implica la entrada automática de sus


herederos en la sociedad como sí sucede en las sociedades de
capital (incluso, en las sociedades anónimas cerradas, art. 240 LGS).

Ésta es la regla debido a que el carácter personalista de la sociedad


colectiva, se refleja en un carácter intuito personae de este contrato
de sociedad. En este caso los socios heredan solamente la cuota de
liquidación del causante, según sea su participación en la sociedad, y
tiene derecho a que la sociedad les liquide esta cuota y se las
entregue.

No obstante, la doctrina sostiene que el pacto social puede


establecer una norma distinta y reconocer la calidad de socio a los
herederos de uno de ellos.

Ahora bien, según el art. 276 LGS y 666 del Código Civil, los
herederos responden sólo por las obligaciones contraídas hasta el
día del fallecimiento del causante y hasta el límite de la masa
hereditaria del causante (su cuota de liquidación más el patrimonio
civil del causante).

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