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LA IGLESIA EN EL MUNDO
FRANCISCO DE LACUEVA
Fue un capítulo fuerte para mí... Me parece importante tener presente que el hecho de estar separados o
“segregados” no hace referencia a un aspecto físico que nos excuse, excluya o nos permita hacernos a un
lado de las necesidades de las personas. La segregación habla de un grupo de llamados por Dios a salir
del mundo y formar una santa congregación perteneciente a Dios; no un grupo de personas que ignora su
realidad. Recordemos que tenemos una doble ciudadanía, como nacidos de arriba, nuestra ciudadanía
está en los Cielos; pero como habitantes de este mundo,así sea de forma pasajera, hemos de cumplir del
modo más perfecto posible nuestros deberes de ciudadanos, sometiéndonos en todo lo que no
contravenga a la Ley de Dios o a los postulados de la verdad y de la justicia
De otro lado, me llamó mucho la atención el tema de tres instituciones creadas por Dios y su
‘autonomía’. La familia tiene unos derechos inalienables y un área privada donde ninguna de las otras
dos instituciones tiene derecho a inmiscuirse; el Estado está destinado a promover el bien común
temporal mediante la ley y el mantenimiento del orden público, donde la Iglesia no tiene por qué
entrometerse; y la Iglesia tiene la comisión de predicar el Evangelio a todas las gentes y de dar culto a
Dios en la forma que Él ha ordenado, lo cual puede y debe hacer independientemente de todo control
temporal y de toda injerencia por parte del Estado.
Otro aspecto que me impactó fue el relacionado con la libertad. Personalmente he atravesado por mucho
tiempo ese querer que alguien conozca a Dios y se relacione íntimamente con Él (no sé si mis
intenciones sean nobles o justas pero es mi intención de cierta manera) el caso es que hace poco y con
ayuda de esta lectura reforcé el entender que no hay nada mejor que poder Decidir tener una relación
con Cristo y conocer a Nuestro Padre Celestial. Como decía el autor: la voluntariedad y responsabilidad
necesarias del acto de fe son la base primordial de tal libertad, a lo que se añaden los derechos de la
persona humana. Así que gracias a Dios por el libre albedrío.