Quien es Ossain:
Todos los Oshas y Orishas tienen un Ossain, como también lo tienen los Odun del
oráculo de Ifá y las circunstancias de la vida. Hay que contar con él para cualquier
consagración, ya que en éstas siempre hay que usar hierbas y plantas. Sus hijos son
llamados Adajunshe.
Ossain u Ozain es el dueño absoluto del monte y de la vegetación que allí se recoge,
cazador célibe y gran conocedor de las propiedades mágicas de las hierbas, por esto es
la energía de la farmacopea. Se refugia en el medio del monte, donde vive solo. Tiene
un solo ojo, una sola pierna, un solo brazo, una oreja grande y una pequeña que es por la
que escucha. Su culto proviene de tierra Takua, Yesá y Òyó.
Los Ossainistas pueden ser de ambos sexos, pero las mujeres deben esperar hasta la
menopausia para recibirlo y participar de sus ceremonias. Es el que custodia los
tambores Batá. Ossain es el que consigue el ashé para Orula. Su nombre completo es
Ossain Aguenegui Aguaddo y Kurí Kurí, aunque también se le conoce como Ossain
Agguchuiye. Gran amigo de Oggún y de Oshosi por la relación de estos con la floresta.
Diloggún en Ossain:
Herramientas de Ossain:
Ofrendas a Ossain:
Caminos de Ossain:
• Ossaín Agé.
• Ossaín Bi.
• Ossaín Ajube.
• Ossaín Beremi.
• Ossaín Oloógun.
• Ossaín Dompé.
• Ossaín Getemá.
• Ossaín Obióta.
• Ossaín Tolá.
• Ossaín Ra.
• Ossaín Fumagé.
• Ossaín Seká.
• Ossaín Oguniké.
• Ossaín Tunesé.
• Ossaín Molé.
• Ossaín Bemarun.
Patakies de Ossain:
Oyá, que tenía conocimientos del mágico güiro que hablaba y predecía el futuro, urdió
el plan para arrebatárselo en compañía de Shangó, quien vigiló la entrada del bosque
mientras Oyá procedía al hurto. Oyá lo embriagó dejándole aguardiente, el cual es muy
gustado por este orisha. Tanto fue lo que bebió que cayó en un manto de hierbas a la
sombra de Iroko, la sagrada Ceiba. Mientras Oyá buscaba el güiro, Ossain se despierta y
al ver a la hermosa mujer y no resistiendo, se le abalanza. Oyá comienza a gritar,
pidiéndole ayuda a Shangó. Al oír la voz de su mujer, Shangó le lanza un rayo a Ossain
que le arranca un brazo; éste trata de correr a una choza en que guardaba todos sus
utensilios de labranza, pero Shangó le tira otro rayo que le alcanza la pierna. En el
momento en que iba a esconderse, Oggún, que pasaba por ahí buscando a su amigo
Ossaín, ve la situación, construye un pararrayo, no sólo para librarse de las piedras de
rayo que Shangó lanzaba a diestro y siniestro, sino para proteger al pobre Ossain, que en
un momento de descuido y por la ira de Shangó, pierde un ojo. Así, escondiéndose en su
mundo de la naturaleza, Ossaín logra proteger su güiro mágico; él y Oggún, que tanto lo
acompaña en sus momentos difíciles y que además gusta de los bosques, se hacen
inseparables amigos y los dos, en perfecta armonía, cuidan de las propiedades
maravillosas de hierbas, árboles, palos y de todo lo verde que vive de la sabia tierra de
este planeta.
El rey, que desde hacía mucho estaba preocupado por las actividades de sus
enemigos políticos, quería preguntar si habría guerra o no en su país, y en
caso de haberla, quién sería el vencedor y cómo podría identificar a los que le
eran leales.
El adivino tiró el ékuele y le dijo al rey que debía ofrendar dos eyelé y oú.
Luego de limpiarlo con las palomas, fue a la torre más alta del palacio y regó
el algodón en pequeños pedazos; finalmente le dijo que no tendría problemas,
porque saldría victorioso de la guerra civil que se avecinaba, pero que debía
fijarse en todos sus súbditos, pues aquellos que tenían algodón en la cabeza le
eran fieles.
De esta manera Obegueño, que así se llamaba el rey, gobernó en aquel país
hasta el día de su muerte.